Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

17
CARLOS T. ALONSO La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte El inicio de la producción del escritor cubano Antonio José Ponte parece coincidir puntualmente con el momento en que la caída del muro de Berlín condujo inexorablemente a ese desquicio económico y social que fue bautizado eufemísticamente por la oficialidad del régi- men isleño con el nombre de "Período Especial en Tiempos de Paz". La desaparición de las subvenciones económicas de la Unión Soviética, la merma del comercio con los países del bloque económico bajo su órbita (Consejo de Ayuda Mutua Económica), y las condiciones infraestruc- turales de la economía cubana se combinaron para crear una situación de urgencia nacional en todos los renglones que en poco tiempo llevó a la isla al borde de la ruina. A lo largo de la crisis que experimentó Cuba durante los años 90, la enorme carestía de productos de primer orden hizo pensar en la inminencia de la desaparición del régimen. Aprovechando la terrible coyuntura económica, los elementos más reaccionarios del exilio cubano fomentaron una campaña de información que se esmeró en pormeno- rizar las terribles condiciones materiales en la isla, caracterizándolas como de regresión a un estadio premoderno, cuando no a una nueva edad de piedra. Fuera (e incluso dentro) de la isla se hablaba de un retorno del arado tirado por bueyes; del surgimiento de una economía de subsistencia fundamentada en el trueque; de la "desaparición" de los gatos del país para la satisfacción de las necesidades alimentarias de los residentes urbanos. La avanzada decrepitud de los edificios de La Habana los convertía en cascarones de ruina material, imposibles de ser rehabilitados siquiera como alegorías, como propondría Benjamin, pues a pesar de su estado ruinoso no eran ruinas porque servían de domicilio permanente a la población. Ante la crisis, el gobierno cubano decretó sucesivamente una serie de medidas destinadas a paliar la situación que a su vez arrancaban de la consecución de estrategias económicas muy concretas. La revisión Revista de Estudios Hispánicos 43 (2009)

Transcript of Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

Page 1: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

CARLOS T. ALONSO

La escritura fetichizadora deAntonio José Ponte

El inicio de la producción del escritor cubano Antonio JoséPonte parece coincidir puntualmente con el momento en que la caídadel muro de Berlín condujo inexorablemente a ese desquicio económicoy social que fue bautizado eufemísticamente por la oficialidad del régi-men isleño con el nombre de "Período Especial en Tiempos de Paz". Ladesaparición de las subvenciones económicas de la Unión Soviética, lamerma del comercio con los países del bloque económico bajo su órbita(Consejo de Ayuda Mutua Económica), y las condiciones infraestruc-turales de la economía cubana se combinaron para crear una situaciónde urgencia nacional en todos los renglones que en poco tiempo llevóa la isla al borde de la ruina.

A lo largo de la crisis que experimentó Cuba durante los años90, la enorme carestía de productos de primer orden hizo pensar en lainminencia de la desaparición del régimen. Aprovechando la terriblecoyuntura económica, los elementos más reaccionarios del exilio cubanofomentaron una campaña de información que se esmeró en pormeno-rizar las terribles condiciones materiales en la isla, caracterizándolascomo de regresión a un estadio premoderno, cuando no a una nuevaedad de piedra. Fuera (e incluso dentro) de la isla se hablaba de unretorno del arado tirado por bueyes; del surgimiento de una economíade subsistencia fundamentada en el trueque; de la "desaparición" delos gatos del país para la satisfacción de las necesidades alimentarias delos residentes urbanos. La avanzada decrepitud de los edificios de LaHabana los convertía en cascarones de ruina material, imposibles de serrehabilitados siquiera como alegorías, como propondría Benjamin, puesa pesar de su estado ruinoso no eran ruinas porque servían de domiciliopermanente a la población.

Ante la crisis, el gobierno cubano decretó sucesivamente unaserie de medidas destinadas a paliar la situación que a su vez arrancabande la consecución de estrategias económicas muy concretas. La revisión

Revista de Estudios Hispánicos 43 (2009)

Page 2: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

94 Carlos J. Alonso

más somera de los documentos y pronunciamientos oficiales que in-tentaron definir el cometido económico y social del Período Especialrevela que este tenía dos facetas fundamentales, una interna y otra decara al exterior: la interior se proponía distribuir lo más equitativamenteposible el impacto social de la crisis, y la segunda, la de carácter global,pretendía lograr la inserción del país en la economía mundial allende elantiguo bloque soviético. Ambos propósitos se entendían supeditadosa la preservación de las ganancias socialistas que el régimen había con-quistado durante casi treinta años de lucha y sacrificio, pese a que laapertura al mercado capitalista mundial amenazaría con desquiciarlas.

Pero el doble proyecto que entrañaba el Período Especial—porun lado la distribución igualitaria de la carestía en la sociedad isleña,y por el otro la consecución del alza de la cotización de Cuba comocontexto inversorio, como destino turístico y como marca de circulaciónen el mercado internacional—representaba él mismo una crisis retórica.En una sociedad pretendidamente igualitaria no debía ser necesario elproyecto de distribuir equitativamente una desventaja social, y quizáespecialmente si esta categoría es la carencia. La retórica de la distribu-ción generalizada de la carestía transparentaba las desigualdades socialesque la revolución había institucionalizado durante el período que habíaprecedido a la nueva crisis. Al mismo tiempo, ponía en jaque la retóricadel sacrificio solidario y democrático del pueblo cubano para sobrellevarlas privaciones ocasionadas por el aislamiento producido por el bloqueode la isla mantenido por los Estados Unidos durante largos años.

De igual modo, los esfuerzos de insertar la isla en el mercadoglobal pasaban por alto el hecho de que, desde 1959, Cuba había vi-vido del prestigio internacional de su revolución: de su alta cotizacióninternacional como suceso histórico y modelo social tanto para lospaíses en vías de desarrollo como para la intelectualidad occidentalde izquierdas. Las conquistas sociales de la revolución—en particularel alto nivel educacional de la población y la cobertura médicagratuita y generalizada—se ofrecerían ahora al mundo como alicientesadicionales para la inversión económica y el consecuente traslado decapital de manufactura a la isla.

Así pues, con las nuevas iniciativas económicas el régimen bus-caba convertir en mercancía rentable lo que hasta ese momento habíansido facetas de un mito revolucionario, mientras que en el renglóninterno intentaba transmutar la materialidad concreta de la carencia no

Page 3: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 95

compartida equitativamente en una fáhula de la equidad. El quiasmoque conforma la intersección de amhas operaciones representó quizála crisis más radical del Período Especial—la única verdaderamenteinsalvahle aún después de cualquier posihle recuperación económicafutura'.

Las transmutaciones entre lo material y lo intangihle que se ad-vierten en la retórica y las prácticas del Período Especial son sintomáti-cas de lo que fue la estrategia fundamental del período: la somatizaciónde Guha para el consumo de una mirada externa que atraería a la islael capital foráneo deseado. Se ha dicho hasta una saciedad rayana enla sensihlería que Guha ha sido siempre un tropo construido desde lalejanía. Si es así, el Período Especial creó otra Guha, materializándolapara la mirada externa, pero tamhién desarticulando irrevocahlementey para siempre la máquina tropológica de la revolución cuhana. El cos-to social e internacional de las medidas impuestas durante el PeríodoEspecial fue incalculahle. Pero quisiera proponer que en algunos textosde Antonio José Ponte hay un cálculo riguroso de ese costo; quizá elmás preciso y significativo, aunque éste quede más allá de cualquiercontahilidad puntual.

La estrategia que pretendió articular el Período Especial—la fetichización de la materialidad como mercancía—nos recuerdala operación conceptual que detalló Marx en su estudio del sistemacapitalista, y que en su análisis se transparenta en la diferencia entre losconceptos de valor de uso y valor de camhio.

Para Marx, el valor de uso surge fundamentalmente de la mate-rialidad de un hien y de su utilidad para llenar las necesidades de quienlo adquiere^. En este sentido la comprensión marxista de la producciónde hienes partía de la premisa materialista de que la utilidad era el valorprimordial que la justificaha. El valor de camhio es la expresión del valorde esa mercancía ahora relativizado por su inserción en una red de circu-lación y de intercamhio con otras mercancías. La contingencia del valorde camhio—esto es, su determinación por el intercamhio entre lo queahora efectivamente son mercancías—propone que el valor de camhiono es una propiedad intrínseca de la mercancía. La característica com-partida por todas las mercancías que permitía la aparición de una redde intercamhio era el que todas eran producto del trahajo social y, porlo tanto, no equivalente al trahajo que se hahía empeñado en produciruna mercancía en particular. Esta determinación relativa del valor de

Page 4: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

96 Carlos J. Alonso

cambio fue considerada por Marx atinadamente en su momento comouna especie de magia, pues la invisibilidad del trabajo social necesariopara la producción de una mercancía (su valor de cambio) hacía impo-sible su determinación concreta y tangible. Este valor relativo requierepara su expresión un significante universal, de donde surge, tras un actode prestidigitación final, la divisa.

Sin embargo, la desconexión del valor de uso del orden delo material que ya Marx había identificado pero que en su versiónacelerada y frenética caracterizó al capitalismo en su desarrolloposterior—es decir, la creación de demandas perentorias en elsujeto que no surgen de necesidades materiales y que tienen comopropósito multiplicar su ansia adquisitiva para que vaya acompasada con losincrementos en la productividad del sistema—fue la hebra quedeshilvanó el análisis económico marxista del capital y la brechapor donde entraron los varios posmarxismos que definen nuestracontemporaneidad. Deleuze y Guattari han sido quizá quienes hanexplorado con mayor celo en su obra esta cualidad deseante del capita-lismo tardío, y que lo desmarcaron definitivamente del sustrato materialque daba basamento al análisis económico del marxismo ortodoxo.

La finalidad fundamental que persiguió la oficialidad del régi-men cubano en el plano internacional para enfrentarse a la situacióneconómica de la isla consistió en la proyección de Cuba al mercadomundial como valor de uso: como un cuerpo ávido de penetración porel capital extranjero y como ámbito privilegiado para la consecucióndel deleite intensamente material y corporal por una clientela turísticaforánea. Cuba fue transformada de este modo en un engendro: enun valor de uso aparentemente capaz de suspender continua eindefinidamente su conversión en valor de cambio. O lo que es máscorrecto—y esta precisión es importante—en un valor de cambio cuyafetichización consistía precisamente en pasar por simple valor de usomaterial y carnal. Esta transformación tropológica que surgía de laconsecución de una estrategia económica determinó radicalmente lapromoción y el consumo de la isla durante el Período Especial tantodentro como fuera de Cuba.

El icono primordial del Período Especial, el que parecía com-pendiar en sí la reducción de la imagen de la isla a lo intrínsecamen-te material fue la prostitución que pareció arropar de la noche a lamañana a Cuba. En la transacción somática de la prostitución—exentapor lo general de proxenetas y por lo tanto de las mediaciones visibles

Page 5: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 97

del mercado—parecía concentrarse la materialidad a la que habíaquedado reducida la economía cubana durante el período. El comerciocarnal, con su trueque de prestaciones sexuales por divisa, resumía la es-trategia económica estatal en tanto conjugaba un valor de uso elementalcon la abstracción más quintaesenciada del valor de cambio: el dinero.

Con similar prurito de documentación somática, gran parte dela literatura producida en la isla durante el Período Especial, de la quelas novelas del "Ciclo de Centro Habana" de Pedro Juan Cutiérrez—Trilogía sucia de La Habana, El Rey de La Habana, Animal tropical.El insaciable hombre araña y Carne de perro—son quizá la expresiónmás depurada, se hizo eco textual de esta performance de la somatiza-ción de la isla, de la presunción de haber ésta revertido al nivel de lapura materialidad y del consumo perentorio. En la conjunción de latemática textual de la producción novelesca de Gutiérrez y su produccióny distribución editorial—textos publicados casi en su totalidad enEspaña—se aprecia hasta qué punto obras como estas constituyeron lacontrapartida literaria de las proyecciones económicas internacionalesdel Período Especial. A primera vista, las circunstancias que se repre-sentan en las novelas de Cutiérrez parecerían ser las menos idóneas paraatraer la atención del capital extranjero a Cuba, sea este inversionistao turístico. Pero la aparente disyunción entre representación literaria yestrategia económica es sólo epidérmica y encubre la relación de equiva-lencia que guardan, ya que ambas somatizan la isla, cada una a su mane-ra, y situándola en el ámbito de una fantasía de materialidad primigenia"previa" a su valoración relativa en el mercado. Esther Whitfield, quienmás lúcidamente ha estudiado la producción literaria y cultural delPeríodo Especial, asevera que en la obra de Cutiérrez "representationanticipates reception", y concluye sobre ella lo siguiente:

[T]he special period is crucial to Gutiérrez s fiction not only as back-drop but also as a series of images and expectations generated by itsforeign readers. The texts' focus on Centro Habana as habitat engagesreaders' urge to experience Cuba intimately, an urge intensified duringthe post-Soviet period and motivated by a complex and often contra-dictory blend of desire, distrust, and cynicism. In this period, Cubaaroused a desire in tourists and readers alike to see and know a Cubathat the Cold War had kept off limits and, at the same time, a distrustof the official rhetoric that would obscure the sensual and personaldimensions of this place under a shroud of propagandistic optimism.Sympathy with voices perceived as dissenting and morbid fascination

Page 6: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

98 Carlos J. Alonso

with the decline of socialisms grand dream combined to invent a rosterof interests, a roster on which sex and filth, as markers of intimate andparadoxically uncontaminated experience, figure highly. That sex tour-ism features prominently in Gutierrez's texts, and that Tropical Animalrecounts foreign fashion photographers' penchant for "garbage anddebris" (27) implies that his casting of Centro Habana as habitat is at-tuned to the interests newly aroused in readers. (109)

Asimismo, en la poética de la producción artística y plásticaque imperó en la época del Período Especial, juega un papel similar lareactivación de elementos identificados con la presencia negra en la isla(la santería, el palo monte, etc.) o con cierto primitivismo que ya habíacomenzado a finales de los años 80, que se amplifica durante el Período,y que se conjuga en diversos registros que perviven hoy día^

El interés que animará lo que resta de este ensayo es explorar lamanera en que se inscribe la obra de Antonio José Ponte en esta singularcoyuntura retórico-ideológica. Al declarar esta intención soy conscientedel posible despropósito que ella entraña. El crítico e historiador RafaelRojas ya ha dado la voz de alarma contra la identificación tout courtde la obra de Ponte con la circunstancia histórica del período especial.En la reseña de la obra de Ponte Un arte de hacer ruinas aparecida enMéxico en 2005, Rojas argumenta lo siguiente:

Es cierto, la literatura de Antonio José Ponte puede ser leída comoun testimonio formidable de la última y prolongada decadenciacubana. Pero definir una obra tan refinada, cosmopolita y crítica comoliteratura del Período Especial—es el principal argumento del prólogode Esther Whitfield—resulta inapropiado por partida doble, ya quearraiga en su inmediatez histórica una obra que debería leerse desdelos tiempos del estilo, que son más prolongados que los de la política,y acredita el mañoso eufemismo período especial en tiempos de pazdentro del campo de los estudios literarios. Definir de esa manera lanarrativa de Ponte, por no hablar de la poesía y el ensayo, es empobre-cer, simultáneamente, la literatura y la historia de Cuba, suscribiendola terminología del poder. (253-54)'*

Por otra parte, la objeción de Rojas tiene el peligro de desmarcar laproducción literaria cubana durante el Período Especial de sus circuns-tancias históricas concretas y de afianzar un entendimiento de lo lite-rario como fenómeno autónomo que ya ha sido superado. No hay querecelar del uso de la etiqueta "Período Especial" porque haya sido esta

Page 7: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 99

eufemisticamente creada por el régimen cubano. Puede que no haya una"literatura del Período Especial" como tal; pero me parece sostenibleque hay una producción literaria que, precisamente en su condiciónde producción, se enmarca en la circunstancia histórica del PeríodoEspecial. Dicho de otro modo, no creo que haya que ir a la literatura abuscar representaciones más o menos miméticas de las circunstanciasque atravesó la isla durante la época que nos ocupa, sino las huellas quepueda haber en la literatura de una lógica de producción y consumo dela literatura que surgieron a partir de esas circunstancias.

Sería muy tentador argüir que la obra de Ponte no obedece alos mecanismos ideológicos que he descrito anteriormente; que esta halogrado crear un espacio fuera de las dinámicas interiores y exterioresque conformaron al Período Especial. Pero las resonancias heroicasde tal concepción de lo literario terminarían reificando el quehacerde la literatura, impidiéndonos ver las continuidades de todo tipoque deben existir entre lo literario como producción discursiva y lasdiversas prácticas discursivas del entorno social que la produce. Por elcontrario, quisiera argüir que la obra de Ponte se inscribe cabalmenteen sus circunstancias, pero que su manera de articularlas constituye unapropuesta alterna que no intenta prescindir del repertorio tropológicocon el cual lidia, reconociendo así sus ataduras inevitables al ámbitodiscursivo de su momento'.

Creo encontrar la clave de esa propuesta en la conjunción deuna colección de fragmentos provenientes de algunas de sus obrasque conforman entre ellos un entramado complementario. Ya desdesus títulos—y decididamente también en su materia narrativa—lostextos resumen las coordenadas fundamentales del Período Especial: lainterior en Las comidas profundas, que trata de la carestía en la cotidiani-dad habanera y nacional, y la apertura y proyección al exterior, en la queesa nacionalidad se proyecta horizontalmente a lo global en Cuentos detodas partes del Imperio. El tercer título. La f esta vigilada, recapitula ensu construcción oximórica la austera supervisión estatal de la desparpa-jada somatización de Cuba que caracterizó al período. La complemen-tariedad que me propongo subrayar intentará vincular estas obras entresí más allá de las evidentes diferencias que existen entre ellas.

Si la tropología del Período Especial se fundó en la afirmaciónde la materialidad intrínseca de la isla—su producción como simplevalor de uso—en la obra de Ponte se advierte un giro significativo que

Page 8: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

100 Carlos J. Alonso

pone en entredicho esa operación somatizadora sin por eso pretenderhaherla cancelado o superado. A eso me refiero cuando afirmaba an-tes que la escritura de Ponte no está animada por una afirmación deexcepción ni por un reclamo utópico que la coloque al margen de lascircunstancias. La estrategia de Ponte es otra: su móvil es revelar que laproyección de la isla como valor de uso escamotea el verdadero propósi-to a que ésta obedece, esto es, su inserción como valor de camhio excep-cional en la economía glohal y la disposición de la isla a ser consumidapara la satisfacción de un gozo inmediato. Si la prostitución, el turismo(ora tradicional, ora sexual), las "espectaculares" ruinas de la Hahana yla carestía constituían todos ellos elementos que pretendían suhrayar ladisponibilidad de la isla para un consumo intrínsecamente material ysomático. Ponte las tornará en vez en dispositivos que conducen a unafetichización empedernida y acendrada.

En Las comidas profundas. Ponte se enfrenta a la escasez genera-lizada de productos alimentarios que experimentó la pohlación isleñadurante el Período Especial, y que llegó a producir sonados aconteci-mientos e intentos de timo escandalosos. Ponte discute un notorio casohahanero de venta clandestina de pan con bistec cuya "carne" hahía sidoconfeccionada con frazada de piso adohada y luego frita:

Dentro del pan había un bistec no muy grueso envuelto en huevo y panrallado. El trabajo de la policía consiguió a la larga unir dos historias,aquélla en que un cargamento de frazadas desaparecía y la de una bandade contrabandistas de carne. Todo fue descubierto: cada frazada eracortada en cuatro partes y esos fragmentos se llevaban a tanques llenosde jugo de limón. Allí se maceraban durante algunos días. El limóntrabajaba la fibra hasta que diera igual músculo o tela. Luego venía elmomento de cubrir lo falso: se pasaba por huevo batido y pan rallado,se freía en grasa donde antes se cocinara carne verdadera. Y este trasuntode sabor a carne (todo sabor parece ser trasunto) era lo que finalmenteconvencía, el toque maestro de los falsificadores. (29)

Al comentar el caso, el autor despliega una intención universalizadoraque inserta la situación de la isla en unas coordenadas históricas y me-tafóricas que trascienden la circunstancia exclusivamente cuhana:

La historia se repite en cualquier país en depresión económica. La deses-peración hace que se multipliquen las metáforas. La pobreza abunda enardides, toda la imaginación puede malgastarse en remiendos. Chuletasde arroz con patatas fritas, calamares fritos sin calamares, buñuelos

Page 9: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 101

de crisantemos al ron: nombres sacados de un recetario barcelonés dela Cuerra Civil. Crema de chocolate sin crema, sin huevos y casi sinchocolate: de un recetario francés de 1871, año de guerra en París.Achicoria tostada por café en Alemania, después del bloqueo de 1806contra las islas británicas. O la advertencia que leyera Eugenio Món-tale en los restaurantes más serios de Londres durante 1948: "en estosdulces (casi siempre se referían a pequeñas torres cilindricas gelatinosasque temblequeaban al paso de ómnibus) no hay ni leche, ni azúcar, niverdadera harina". (30)

El desplazamiento a lo universal es uno de los índices de la estrategiaprincipal del autor al considerar la escasez material que caracterizó alPeríodo Especial. Porque el eje articulador de Las comidas profundases la repetida constatación—y en diversos momentos históricos—dela capacidad metafórica a que da pie la carestía y en la que esta últimase transmuta. Las escenas aparentemente inconexas que constituyen ellibro se entrelazan firmemente cuando se advierte que todas ellas esce-nifican, cada una a su manera, la capacidad generativa de la escasez'̂ .Ese arco enfrenta al lector con la renuncia de Carlos V a probar la pinapor miedo a no poder degustarla otra vez en el futuro; con un versoseñalado del Espejo de paciencia de Silvestre de Balbuena ("De aquellashicoteas de Masabo / Que no las tengo y siempre las alabo".); con lasexcentricidades culinarias de la cubana Marquesa de Mont-Roig; conla nominalización literaria de los alimentos racionados en VirginiaWoolf. En su discusión de cada una de estas viñetas, lo que resalta Pon-te es la fuga metafórica que estas representan: la ebullición metafóricasustitutiva que tiene como punto de partida la carencia. Ponte rehusameticulosamente incidir en la representación material de la escasez,subrayando en vez la acendrada metaforización que ella genera^. Elhambre no se describe en el texto como un apetito corporal que con-dena al hambriento a la insatisfacción de necesidades primarias sinoque se define por la operación sustitutiva y fetichizadora que desata enél. Claramente, Las comidas profundas es precisamente el resultado deesa operación sustitutiva: el libro está enmarcado por dos escenas quetranscurren ante una mesa de comer vacía. En la primera el texto dice:"Escribo sobre la mesa de comer. La mesa está cubierta con un mantelde hule, el hule con dibujos de comidas: frutas y carne asada y copas ybotellas, todo lo que no tengo" (7). La última constituye el contenidoíntegro del capítulo final del volumen, que dice solamente: "Una mesaen La Habana . . .", y que va seguido inmediatamente de una página

Page 10: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

102 Carlos J. Alonso

en blanco (45). Entre esas dos escenas ha transcurrido el libro, perotambién ha desaparecido la presencia material de su autor. La página enblanco recalca tanto esa desaparición como las posibilidades ilimitadasde la transmutación metaforizadora que surgirá para colmar ese espaciovacío de escriturad

Idéntico proceder se transparenta en la interpretación que ofrecePonte del icono más visible de la somatización de la isla que caracterizóal Período Especial, la jinetera o jinetero habaneros. En su ensayo "Lafiesta vigilada" Ponte lleva a cabo una extensa meditación sobre estafigura que resalta lo que él considera ser su carácter excepcional. ParaPonte la transacción entre la prostituta cubana y su cliente tiene unanaturaleza anómala por su carácter dilatado e ineficiente; el hecho deque, luego de consumado el acto sexual, y con suprema indiferencia deltiempo que podría aprovechar con mayor rentabilidad, la prostituta serequeda:

Proxenetas no demasiado estrictos descalificarían el trabajo de aquellospupilos. )Qué hacían perdiendo el tiempo en preámbulos y antesalas,demorando el minuto de tomar uno de los ascensores? En país devas-tado por una guerra no ocurrida, tales seres confundían necesidades ycaprichos. [. . .]

Aparentaban placer para darlo, como es requisito en el oficio desdeBabilonia. Pero iban a más, hasta simular afecto personal y un interésrelativamente secundario por la plata.

Sorprendían, pues, a sus clientes con otro modo de entender las tarifas.Se quedaban después de recoger lo convenido, cuando ya no corría eltaxímetro. [. . .]

« ¿Y ahora a qué esperan?», preguntaba la clientela después de compla-cida.

Putas y putos un tanto metafísicos, la mayor parte daba poca importan-cia a las contundencias corporales. Decanos del oficio, se hallaban yapor encima del sexo. Y ofrecían, sobre todo, tiempo a sus clientes.

Pedían que se les contestara con una invitación al viaje. Daban historiaa cambio de geografía.

Merodeaban hoteles ya que no podían hacer lo mismo con embajadasy consulados. [ . . .] ¿Qué significaba una transacción efectuada con

Page 11: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 103

billetes cuando se la comparaba con esa otra donde trocaban tiempopor espacio? [...]

Apostaban por la belleza, que es otro nombre de la fiesta. [...]

Una cerveza, una canción, un perfume, cualquier hermosura deslizanteconstituiría símbolo poderoso. Ellos entendían los hoteles como rudi-mentos de la vida posible. Peleaban por encontrar salida hacia otro sitiodonde una vida de hotel no resultara excepción tan alta. Y, mientrasla retórica oficial afirmaba que el país mantenía incólume sus cotas dedignidad, la nueva prostitución iba a encargarse de que no resultarandesatendidas las expectativas de belleza.

Su orgullo de clan consistiría en defender una dosis impres-cindible de belleza. Jineteras y jineteros eran los únicos estetas de lo quegubernamentalmente titularán «Período Especial En Tiempo De Paz».(73-75)

En la apreciación que hace el autor de la prostitución habaneradurante el Período Especial, la transacción prostituida guarda apenas untrasunto de su ascendencia carnal. La prostituta habanera según Ponteofrece mucho más que sexo: regala tiempo, conversación, regodeo. Enla parsimonia y dilación de la jinetera Ponte advierte una voluntadmetafísica y estetizante que la aparta decididamente de la corporalidadcon la cual trafica y del contrato económico que debía regir su relacióncon el cliente. Si en Las comidas profundas el hambre y la escasez serepresentan como dispositivos de metaforización, apartándolas de sudimensión radicalmente material y física, en La f esta vigilada la pros-titución igualmente es anulada como transacción sexual y elevada aexperiencia estética.

Los cinco relatos que componen los Cuentos de todas partes delLmperio guardan una conexión estrecha con esta estratagema de refe-tichización de la materialidad que sirve de móvil retórico tanto a Lascomidas profundas como a La f esta vigilada. El imperio al que pareceríahacer alusión el título de la colección podría referirse, en primer lugar,a la diaspora cubana, al hecho de que los contornos de la nacionali-dad han sido desdibujados por las sucesivas oleadas migratorias, perotambién por los viajes de estudio a Rusia o al antiguo bloque soviético,las intervenciones internacionales del ejército cubano, etc. Los cuen-tos, dice el autor en su prólogo, "Vienen de una carnicería del Barrio

Page 12: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

104 Carlos J. Alonso

Chino, de la corte de Isabel II de Inglaterra, de un baño de mujeres enun aeropuerto, de la nieve de Rusia, de una extraña ciudad bajo tierra. . . De todas partes del Imperio" (7). Sin embargo, esta presunciónde heterogeneidad y expansividad territorial que parece avalada porel prólogo pierde fuerza cuando el lector se percata de que todos loscuentos de la colección tienen a Cuba como marco narrativo aunquenarren anécdotas de experiencias en el extranjero, y que sus narradoresviven en la isla o han regresado a ella. Este imperio es internacional oglobal sólo en la medida que sus narradores incorporan lugares distantesen sus respectivos cuentos. Como apunta el narrador sobre el barberoparlanchín de "El verano en una barbería", "porque como toda historiadel Ronco, esta podía empezar en una selva de África y, más tarde omás temprano, involucraría a gente de aquí" (74). Así pues, lo globalen el libro no reside fuera del ámbito insular, sino que se constituyedesde dentro, poniendo en entredicho la proyección transnacional queparecería animarlo a primera vista. Cuentos de todas partes del imperionos plantea así una versión alterna de la relación entre Cuba y el ámbitoglobal que constituía el móvil de la política económica internacional delPeríodo Especial. La inserción somatizada de Cuba en el mercado globalpresumía el desvelar lo que había estado oculto e inaccesible, poniendola ínsula de ese modo a la disposición de una mirada foránea presun-tamente codiciosa. El libro de Ponte toma como un hecho que Cubadesde siempre ya se había apropiado del mundo en su incorporación delafuera en las mitologías que ha construido sobre sí misma, anticipandoe incapacitando así la "novedosa" mirada externa que pretendía atraerhacia la isla el desiderátum económico del Período Especial.

En uno de los cuentos del libro, "Un arte de hacer ruinas".Ponte ausculta las ruinas de La Habana, quizá la instancia más refrac-taria a cualquier mitificación de la abyecta materialidad de la situacióncubana durante el Período Especial. Se pensaría que los cascaronesderruidos de la ciudad capital no podrían insertarse prósperamente enun circuito de consumo cara al exterior. Pero la realidad fue otra. Si lasplayas y los cuerpos cubanos (como escenarios y útiles de una mismamise-en-scène) se pusieron a la disposición de un consumo turístico,las ruinas de La Habana fueron consumidas a su vez por una suerte devoyeurismo intelectual externo. El conjunto arquitectónico conformadopor los inmuebles arruinados de la capital se tornó en motivo de lo quepodría denominarse una arqueología urbanística de la nostalgia que

Page 13: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 105

produjo innumerables—y costosos—álhumes fotográficos de la ciudadacompañados de sus respectivos textos analíticos y leyendas a pie defoto.' Ana María Dopico ha descrito magistralmente esta circunstanciaen términos que concuerdan con nuestros planteamientos:

Havana has become synonymous with the photograph in the last sevenyears, and the journey there seems to demand a photographic eye, aninstrumental lens, an archaeological instinct. The gaze of the lens inHavana has accompanied the eye of the market, reflecting the fash-ionable status and historical exceptionalism of the city as living ruin,and the allure of a scarcity still set apart from the flawed and norma-tive narratives of development, democratization, or global economicintegration. With every photon of nostalgic, alluring, or forebodinglight emanating from the romantic ruins of a picturesquely suspendedHavana, with every cracked and peeling wall, every voluptuous bodyor wrinkled face, we are reminded that this photographic bounty is notmerely an aesthetic rediscovery or the latest fashionable migration ofthe image market. (451)'°

O como sentencia Ponte en una de sus varias meditaciones sohre lasruinas hahaneras: "Sólo alguien venido de fuera del país era capazde interesarse en aquella decadencia" {La ßesta 167). En efecto, lacircunstancia que según Ponte vuelve insólitas a las ruinas de LaHahana—y a la que regresa una y otra vez—es el escándalo ético deser consideradas como tal por la mirada foránea cuando son domiciliopermanente de la pohlación ("What Am I").

"Un arte de hacer ruinas" plantea el acceso del protagonista auna Hahana subterránea que se va conformado a partir del progresivoderrumhamiento de la ciudad real: los muros de los edificios aparecenahajo—en la ciudad suhterránea—cuando sus homólogos superiores sederrumhan. La ciudad soterrada se va construyendo a medida que lasparedes y plafones de los edificios reales van cayendo por los suelos. Al-gunos han querido ver en el cuento una representación nostálgica de laciudad, de La Hahana que se guarda en la memoria. Pero la recreaciónde la ciudad suhterránea como un proceso supeditado al progresivoderrumhamiento de la ciudad material no apoya esa interpretación.La Hahana de la memoria nostálgica—aquella en que se apoya laconcepción foránea de las ruinas—es una imago que, como tal, resideen la intemporalidad y la stasis. La versión imaginaria de la ciudadque propone Ponte está toda ella atravesada por la temporalidad y el

Page 14: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

106 Carlos J. Alonso

transcurso, lo cual la proyecta a un futuro histórico. Por el contrario,lo que se representa en "Un arte de hacer ruinas" es la inserción de esamaterialidad primordial en la historia, poniendo en jaque precisamentela visión nostálgica de La Habana que sirve de telón de fondo a la apro-piación voyeurista de la ciudad.

La expansión global del capital es un hecho histórico, y preten-der que hay un espacio intocado por ese proceso es una utopía. Por esomi intención al discutir en este ensayo algunos fragmentos de la obrade Ponte no ha sido delimitar un espacio de excepción para ella desdeel cual valorarla como pura negatividad o como territorio de resistencia.La proyección de la isla como valor de uso material—que no fue sinootra manera de pergeñar la entrada de la isla en el mercado global ypor tanto una estrategia para la creación de un valor de cambio—empobrece las posibilidades de negociar con ese mercado, pareceríaproponer Ponte. Las comidas profundas. Cuentos de todas partes del im-perio, y La fiesta vigilada se conjugan para cuestionar la somatizaciónretórica de la isla que practicaron tanto la oficialidad del régimen comoalgunos sectores del exilio cubano durante el Período Especial. A esediscurso la obra de Ponte responde con una fetichización exuberantede los tropos fundamentales de esa retórica que afirma la necesidad deesa negociación, pero en términos que no reduzcan irremediablementesu potencial creador.

COLUMBIA UNIVERSITY

NOTAS

' Aunque hay unanimidad en que la situación económica de la isla ha mejorado, elPeríodo Especial tiene visos de extenderse indefinidamente. En unas declaracionesvertidas en Granma en julio del 2007, el presidente Fidel Castro aseveró:

Los pelos se me pusieron de punta cuando hace pocos días un distingui-do burócrata exclamó por televisión que ahora que el período especial seacabó enviaremos cada año más y más delegaciones para tal y más cualactividad. ¿De dónde habrá salido ese bárbaro?, me dije. Tal vez sea unadonación que nos envía Sancho Panza desde su ínsula de Barataría. EnCuba se alivió el período especial; pero el mundo ha caído en períodomuy especial, que está por ver cómo sale de él.

Page 15: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

La escritura fetichizadora de Antonio José Ponte 107

^ Resumo aquí de manera superficial los conceptos de valor de uso y valor de cambiocomo se discuten en los capítulos 1 al 4 del primer volumen de El capital.

^ Me refiero, por ejemplo, a la obra de artistas como Belkis Ayllón, José Bedia, RubénTorres Llorca, Alicia Leal y Marta María Pérez.

^ Rojas añade:

Acreditar la frase "Periodo Especial" como un nombre de época ocomo la calificación del último tramo de la historia contemporánea deCuba no sólo significa admitir que esa etapa, así llamada, marcadecisivamente la producción cultural de la Isla—tal y como lo hicieron,en su momento, la Edad de Plata rusa, la belle époque francesa o elAmerican Renaissance en Estados Unidos—sino algo más grave: fecharexcesivamente la producción literaria de la Isla, subordinar la dialécticade la tradición a las caprichosas periodizaciones históricas del Estado. Laliteratura de Ponte sería, en todo caso, no una literatura de, sino contraesa mascarada del tiempo, llamada Período Especial, que pretendeatribuir un sentido coyuntural o provisorio a lo que, en verdad, es ellentísimo derrumbe de un régimen. (253)

' Ver el sugestivo ensayo de Reinaldo Laddaga sobre Ponte en el que la obra de esteúltimo se estudia en su relación con los nuevos medios de comunicación.

'' Disiento, por tanto, de la apreciación de José Quiroga sobre el texto: "Las comidas pro-fundas is striking in that it makes no attempt to disguise a socioeconomic and politicalsituation by metaphorical means" (133). Aunque Ponte no esconde las circunstanciascon la metáfora, las fetichiza recalcando su capacidad metaforizadora.

^ Como señala de Maeseneer, en Las comidas profundas Ponte "no habla obsesivamentedel hambre, un vocablo que apenas aparece en el textos. Ponte no se detiene en des-cribir la búsqueda desesperada de lo comestible [...] Tampoco opta por indagar en lasensaciones corporales o psicológicas que provoca el hambre hasta el punto de suscitarespejismos de comidas abundantes y comilonas" (441-42).

* Alvarez Borland relaciona la página en blanco con una "renuncia" a la metaforizaciónque marcaría un distanciamiento de Ponte de la poética origenista de Lezama Lima.Pero esa renuncia sólo sería tal suponiendo de entrada que hay un vínculo estrechoentre la poética del grupo Orígenes y la obra de Ponte. A mi ver, la poética sustitutivade Ponte surge específicamente como respuesta a las estrategias retórico-ideológicasdel régimen cubano durante el Período Especial.

' Ver la sección titulada "Havana: 1994" en el libro de Quiroga (97-113).

'° Whitfield, a su vez, propone: "Perpetuating the romantic fantasy and borrowingthe nostalgic temporality ofthe 'ruins of time' are the 'ruins' represented in the global

Page 16: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora

108 Carlos J. Alonso

cultural industries—principally music, film, and photography produced either whollyor partly outside Cuba and spearheaded by the vastly successful Buena Vista SocialClub" (133). Ver además el ensayo de Bruno sobre el desarrollo museístico de la HabanaVieja durante el Período Especial.

OBRAS CITADAS

Alvarez Borland, Isabel. "Figuras de la carencia en Antonio José Ponte". Hispania 90.3(2007): 443-52.

Benjamin, Walter. The Origin of German Tragic Drama. Trad. John Osborne. NewYork: Verso, 1998.

Bruno, Giuliana. "Havana: Memoirs of Material Culture'. Journal of Visual Culture2.3 (2003): 303-24.

Castro, Fidel. "Autocrítica de Cuba. Reflexiones del Presidente Fidel Castro". GranmaInternacional. 11 julio 2007. <http://www.granma.cu/espanol/2007/julio/mierl l/refexiones.html>.

Deleuze, Cilles y Félix Guattari. LAnti-Oedipe: Capitalisme et schizophrénie. Paris:Minuit, 1980.

Dopico, Ana María. "Picturing Havana: History, Vision, and the Scramble for Cuba".Nepantla 3 (2002): 451-93.

Laddaga, Reinaldo. "La intimidad mediada: apuntes a partir de un libro de AntonioJosé Ponte". Hispanic Review 75.A (2007): 331-48.

Maeseneer, Rita de. "Los contextos culinarios en Las comidas profundas de AntonioJosé Ponte". Revista de Estudios Hispánicos A\ (octubre 2007): 441-56.

Marx, Karl. Capital: A Critique of Political Economy.No\ 1. Ed. Frederick Engels. Trad.Samuel More & Edward Aveling. New York: International P, 1975.

Quiroga, José. Cuban Palimpsests. Minneapolis: U of Minnesota P, 2005.Ponte, Antonio José. Las comidas profundas. Angers, Francia: Editions Deleatur,

1997.. Cuentos de todas partes del imperio. Angers, Francia: Éditions Deleatur,

2000.. Laflesta vigilada. Barcelona: Anagrama, 2007.. "What Am I Doing Here?" Cuba on the Verge: An Island in Transition. Ed.

Terry McCoy. Boston: Bulfinch V, 2003. 14-16.Rodriguez, Néstor E. "Un arte de hacer ruinas: entrevista con el escritor cubano Antonio

José Ponte". Revista Iberoamericana 68.198 (enero-marzo 2002): 179-86.. "Una ciudad para Antonio José Ponte". Letralia. Tierra de Letras 8.104 (2004).

5 enero 2004. <http://www.letraua.com/104/ensayo02.htm>.Rojas, Rafael. "Partes del Imperio". Reseña de Un arte de hacer ruinas, de Antonio José

Ponte. Encuentro 39 (invierno 2005-06): 251-53.Whitfield, Esther. Cuban Currency: The Dollar and "SpecialPeriod"Fiction. Minneapolis:

UofMinnesotaP, 2008.

Page 17: Carlos Alonso Escritura Fetichizadora