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Carlos Pellicer en el Instituto Juárez de Tabasco Héctor Valencia Reyes

(Investigador de la Licenciatura de Historia de la UJAT)

Cada vez que leo a Pellicer veo de verdad. Leerlo limpia los ojos, afila

los sentidos, da cuerpo a la realidad. Octavio paz

Sobre Carlos Pellicer se han realizado innumerables trabajos, que abordan diversos aspectos de su vida y de su quehacer poético y cultural. Muchos de esos trabajos se centran en analizar el valor histórico y estético de su poesía, para ubicarnos y hacernos comprender las diversas dimensiones de su creación literaria. En otro nivel, tenemos algunos estudios que nos explican la historia del sujeto, las experiencias, relaciones y actividades sociales y personales, que delinearon la vida y el sentido histórico de Pellicer.

En contraparte, a pesar de que conocemos su vínculo con Vasconcelos, el

trabajo político que realizó en América Latina en su juventud, su anti-imperialismo, admiración a Morelos, Bolívar, Juárez, Martí, Zapata, y el Che Guevara; su participación en el Congreso de la Unión como senador, etc., muy poco se ha

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escrito sobre su pensamiento político, su posición política en momentos históricos concretos del México del siglo XX.

En esa misma línea, también se han elaborado muy pocos trabajos sobre la

influencia que el Poeta de América tuvo sobre los estudiantes, sobre instituciones educativas y culturales concretas. Cuando mucho, se han difundido breves reseñas sobre su trabajo en la creación y conservación de museos: el de Tepoztlán, la Venta, Palenque, el de arqueología de Villahermosa, etc.

Así, en el caso específico de Tabasco, aun no se ha realizado ningún trabajo

que, con detalles y explicaciones concretas, nos haga comprender la relación, el quehacer, influencia y aportaciones de Pellicer a la primera institución de educación superior del estado: el Instituto Juárez.

Por ello, a continuación, ofrezco al lector de este espacio algunos primeros

datos, sobre el vínculo entre Carlos Pellicer y algunos sectores del Instituto Juárez, en el tiempo que va de 1948 a 1958, que corresponde al último periodo histórico del instituto, hasta que se convierte en universidad, precisamente en noviembre de 1958.

Como introducción, cabe puntualizar que la familia Pellicer estuvo vinculada

a la historia del Instituto Juárez durante todo el Porfiriato y la Revolución Mexicana.

Durante el Porfiriato y los primeros años de la Revolución, la familia Pellicer siempre estuvo

vinculada al Instituto Juárez. En el oficio de 1895 aparece la firma de Francisco Pellicer.

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Desde la fundación del IJ en 1879 los Pellicer apoyaron a la institución con recursos económicos; luego, los familiares de Carlos Pellicer Cámara se incorporaron al instituto, como estudiantes, docentes y administrativos de la máxima institución de educación superior de Tabasco. Ese vínculo se pierde a raíz de la Revolución Mexicana; en ese contexto, los Pellicer salen de Tabasco y migran a otros lugares de México.

Y aunque, Carlos Pellicer Cámara regresó a Tabasco en 1919, vino como

representante del gobierno federal a la inauguración de la Escuela Normal Rural. Y luego volvió a regresar en 1943 a la inauguración de la Escuela Tecnológica; su presencia no fue significativa y no mantuvo una relación cultural e intelectual con la comunidad del IJ.

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La prensa local siempre difundió la obra de Carlos Pellicer Cámara; sus poemas y viajes aparecían constantemente en los semanarios, gacetas y periódicos de Tabasco.

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En 1947 Francisco J. Santamaría asumió el cargo de gobernador de Tabasco, en la entidad se inició un proceso de revaloración, estudio y reconstrucción cultural. Como parte del proyecto educativo de Santamaría el Instituto Juárez inició una fase de florecimiento: recibió nuevos apoyos económicos, se reestablecieron los estudios de educación superior con la carrera de Jurisprudencia; se realizó una reestructuración administrativa, pedagógica y jurídica del plantel, se contrató nuevo personal y se fundó la revista Juchimán, etc. En ese proceso, Pellicer logró consolidar y hacer realidad el proyecto del museo de arqueología de Tabasco, en un tiempo relativamente corto, de 1947 a 1952. También, en ese periodo el poeta fortaleció sus lazos con la comunidad del Instituto Juárez.

En ese contexto, los sectores del IJ iniciaron un vínculo con el quehacer

académico, literario e intelectual de Pellicer. Cronológicamente, esa relación se manifestó en hechos concretos y fue parte de los siguientes acontecimientos:

En mayo de 1949, mientras se encontraba de vacaciones en Villahermosa, a

petición de su amigo, el director del Instituto Juárez: Belisario Colorado Jr. El poeta decide disertar una serie de conferencias en el Salón de Actos del IJ; en total fueron tres conferencias, una cada viernes; en cada una de ellas Pellicer fue ovacionado, no solo por los miembros del IJ, sino por los diversos sectores sociales de Tabasco, que de distintas partes del estado asistieron a escucharlo. En la revista Juchimán de la época, se escribió: “…el poeta llegó al grado de dejarnos boquiabiertos.”

En julio de 1949, en Villahermosa se difundió la noticia de que Carlos Pellicer estaba siendo propuesto para recibir el premio Nobel de Literatura.

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En 1949, en el Instituto Juárez se leyó, comentó y difundió, en una especie de volante, lo publicado por el Magazine Dominical del periódico nacional: Novedades. Entre otras cuestiones el volante decía:

“De las cálidas tierras de Tabasco, de allí donde el grano de cacao da

un nuevo sentido al agua vienen las raíces musicales de la honda poesía de Carlos Pellicer. De Tabasco, de las aguas verdiazules del Usumacinta, de la selva tropical y violenta, de las calles soleadamente tranquilas de Villahermosa, de los arrebatos del moreno río Grijalva, de allí viene una franca corriente emocional que “a golpes de sangre maya” aflora de las venas y se vuelve poesía”. (AHUJAT. Exp. Sueltos).

Para esa época, en el Instituto Juárez Pellicer cuenta con un grupo de amigos

y discípulos, que lo apoyan y difunden su quehacer poético y cultural; entre ellos podemos señalar a los licenciados Hildo Gómez Castillo, Jorge de la Cerda y Belisario Colorado, el Dr. Lamberto Castellanos y los estudiantes: Francisco J. Gutiérrez Lomasto, Salvador Neme Castillo, Alicia Delaval, etc., todos, vinculados al quehacer académico que se difundía en la revista Juchimán.

De manera recurrente, el poeta Pellicer reconoció y valoró el apoyo de sus amigos. También

reivindicó las creaciones y aportaciones literarias de sus discípulos.

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En 1949, gracias a las gestiones de Pellicer, la organización de sus amigos y discípulos del Instituto Juárez, en los espacios del centro educativo se realiza la exposición de artes plásticas con obras de Posadas, Siqueiros, Orozco, Diego Rivera y otros artistas.

En enero de 1950, en función de las actividades culturales que el poeta quiere

impulsar en el IJ, logra la autorización del gobierno del estado, para transformar el viejo patio del instituto en sitio de descanso para los estudiantes; con la intención de que en él se leyera poesía y se constituyera en un área de conversación e intercambio de ideas.

En 1951, la relación entre Pellicer y el instituto fue paradójica, pues el poeta

no participó activamente en las actividades académicas y culturales de la Asamblea Nacional de la ANUIES realizada en el Instituto Juárez, en los últimos días de abril y los primeros de mayo; sobre todo, no participó en las conferencias de arte, historia y antropología. Y, por otro lado, el 4 de septiembre de 1951, en pleno proceso de reubicación y consolidación del Museo de Antropología, en lo que fueron las instalaciones de la Escuela Tecnológica, Pellicer logra que el instituto le done el monolito prehispánico conocido como: “Cuatro Caras”, que el IJ poseía junto con el Juchimán, para su colección de una sala del Museo.

Cabe señalar que, cuando Pellicer quiso sacar el Juchimán del IJ, un grupo

de egresados y vecinos se lo impidió; algunos estudiantes que vivían cerca del IJ se incorporan a los vecinos, luego el gobierno del Estado y la policía intervinieron, se armó un zafarrancho y, los estudiantes y egresados impidieron que el Juchimán fuera sacado de las instalaciones del IJ.

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Aun así, a pesar del conflicto entre el poeta y los estudiantes, el 7 de marzo

de 1952, ocurre un evento importante en el Instituto Juárez, en el que Pellicer fue la figura central: en el homenaje póstumo que el instituto y el gobierno le hacen al fallecido poeta mexicano Enrique González Martínez. En el acto, el poeta declara que su participación es en señal de luto. Diserta la conferencia: “Obra y personalidad de Enrique González Martínez”.

Dos meses después, a partir del 12 de mayo, Pellicer inicia un ciclo de

conferencias en el IJ, que titula: “Poesía y poetas tabasqueños”; la primera conferencia que dictó se centró en la vida y obra del Dr. José María Gurría Urgell. El 19 de mayo se realizó la segunda conferencia con el título de “La obra de Ramón Galguera Noverola”. El 26 de mayo se llevó a cabo la última conferencia, en ella el maestro Pellicer analizó la obra de Tomás Díaz Bartlett.

En el contexto de las conferencias, en Tabasco se revaloró el trabajo de

Pellicer como poeta, su aportación a la cultura mexicana, su interés por difundirla y la importancia histórica de sus esfuerzos por transmitir la identidad de lo tabasqueño en su quehacer poético. En ese momento, los lazos entre el poeta y el instituto se fortalecieron, la institución le dedicó la portada de la revista Juchimán en los números de mayo y junio; con ello Pellicer inició un vínculo editorial con la revista, empezó a colaborar con ella.

En la dinámica de esta relación, el 28 de enero de 1953, a iniciativa de Pellicer

y un grupo de seguidores de él, en el Instituto Juárez se inician las conmemoraciones del “1er. Centenario de José Martí”. Durante este año, Pellicer publica varios trabajos en los órganos de difusión del IJ, en abril: Una estela maya del siglo VIII; en mayo: Dos palabras sobre la Venta; en octubre: Noche en el agua. En julio participó como jurado del concurso: La mejor apología de Hidalgo; y al interior del instituto se reflexionó sobre la labor del poeta en América Latina y las influencias de Bolívar en su trabajo.

En el año de 1954, a partir del 19 de noviembre, Pellicer dicta una serie de

conferencias sobre poesía en el IJ, en ellas propone que el instituto elabore un programa cultural anual; los temas que abordó en las conferencias fueron los siguientes: “El fenómeno de Sor Juana”, “Javier Villarrutia y la poesía”, “La ola de los ganados y los mieses de Leopoldo Lugones” y “Fray de León y San Juan de la Cruz”.

Por estas fechas el instituto se encontraba en una transición coyuntural en

su historia, pues en la dirección del plantel no se había consolidado ningún proyecto concreto, con continuidad administrativa, por ello, entre 1952 y 1958 ocupan la dirección cuatro diferentes personas. Esta transición coincide con la administración de un nuevo gobernador del estado: el Lic. Manuel Bartlett Bautista. En ese tiempo, entre 1954 y 1955, el instituto se ve envuelto en los conflictos que se dan en Tabasco entre el gobernador y varios sectores sociales, que obligan al gobernador a renunciar a su cargo.

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En dicha transición, en el IJ se realizaron menos eventos culturales, Pellicer

dejó de colaborar de manera intensa con la institución; pero no pierde la relación que tiene con los editores de la revista Juchimán y sigue comprometido con la administración del Museo de Antropología.

En ese proceso, en 1954, en el contexto de la celebración del 75 aniversario

de la fundación del instituto, declarado por el gobierno local: “El año del Instituto Juárez”. Pellicer compone su Poema al Instituto Juárez, que lee el primero de enero. Durante este año, sigue colaborando con la revista Juchimán.

En el Centenario de la Fundación del Instituto Juárez de Tabasco, en los eventos políticos, académicos y culturales, los Pellicer volvieron a tener un papel coyuntural en el Instituto Juárez, ya que el licenciado César Pellicer fue el encargado de pronunciar el discurso inaugural de los eventos ante la comunidad

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El poeta Pellicer realizó un esfuerzo enorme, para llegar a Villahermosa el 1 de enero de 1954 y

poder leer su poema dedicado al Centenario de la Fundación del Instituto Juárez.

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del IJ, la sociedad y el gobernador del Estado: Lic. Manuel Bartlett Bautista; y como ya dije, Carlos Pellicer elaboró para esa fecha el Poema al Instituto Juárez.

Archivo digital de Héctor Valencia

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Fragmentos del discurso del Lic. César Pellicer y del Poema al Instituto Juárez, que fueron

publicados por primera vez por el Rumbo Nuevo en enero de 1954.

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En 1955, el 14 de febrero Pellicer dicta la conferencia: “Historia del pueblo griego”, en el aula Francisco J. Santamaría del IJ; en el evento participó el Dr. Daniel Gurría Urgell, que públicamente felicitó al poeta y discutió con él sobre el tema.

Entre 1956 y 1957, Pellicer se involucra en las actividades académicas y

culturales de instituto con pláticas, conferencias y la exposición pictórica de Diego Rivera realizada en 1956. En 1957 los estudiantes siguen difundiendo su obra, en la prensa local y en el programa de radio del instituto: “Juventud y Patria”, en el que sus titulares Rodolfo Montiel y Carlos Ovidio Cruz, de manera recurrente, leyeron a Pellicer y transmitieron a los radioescuchas su obra literaria.

En 1958, antes que el instituto se transforme en universidad, el Poeta de

América inició una nueva relación con la comunidad del instituto, en el contexto de la campaña electoral para gobernador realizada por Carlos Alberto Madrazo Becerra. En ese proceso Pellicer participó en la edición de la revista “Universidad”, la impulsa y colabora en ella, junto con Antonio Ocampo, Manuel Casao, Alicia Delaval, Agenor González Valencia, Daniel Gurria, Jorge de la Cerda, Hildo Gómez Castillo, Manuel Antonio Romero, etc.

En la revista “Universidad” Pellicer publicó trabajos de análisis estéticos

sobre la obra de Diego Rivera, Frida Kahlo y otros pintores; publicó poemas y difundió las piezas arqueológicas de Tabasco.

Pellicer fue parte del grupo que fundó la revista UNIVERSIDAD en 1958 en el IJ.

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En julio del mismo 58, en un magno evento, el Instituto Juárez rinde homenaje

a los tabasqueños que han sobresalido en diversos ámbitos, en un nivel local, nacional e internacional; entre ellos a: Francisco J. Santamaría, Andrés Idearte, Rafael Domínguez, Regino Hernández Llergo, José María y Daniel Gurría Urgell, José Gorostiza, Rosendo Taracena, Esperanza Iris, y desde luego, Carlos Pellicer.

Al fundarse la universidad, el 20 de noviembre de 1958, la dinámica de la

institución cambia radicalmente, en los nuevos procesos y realidades históricas que experimentan los universitarios, Pellicer va a seguir teniendo un lugar coyuntural, hasta el día de su muerte. Lo cual es motivo de otra indagación.

En síntesis, en el devenir cultural del Instituto Juárez de Tabasco, de 1948 a

1958, el Poeta de América Carlos Pellicer Cámara tuvo un papel coyuntural, por sus constantes conferencias, pláticas y reuniones con alumnos y personal docente; su participación en la difusión del saber es innegable, como muestra están las revistas Juchimán y Universidad; su actividad museográfica y su aportación en la formación de los jóvenes tabasqueños, sirvió para renovar el quehacer cultural de toda una generación. Y desde luego, que sus andares por las calles y espacios de Villahermosa, por las rancherías y comunidades de Tabasco

Fragmento de un artículo publicado por Pellicer en la revista UNIVERSIDAD del Instituto Juárez de Tabasco; entre otros, también publicó sobre la obra de Diego Rivera

y la cultura maya.

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le sirvieron para reencontrarse con Tabasco y, para revitalizar su expresión estética en su poesía.

Así, por lo expuesto y teniendo conciencia que Pellicer es uno de los

personajes e intelectuales históricos de Tabasco que más ha sido estudiado, me parece urgente que empecemos por apoyar los esfuerzos serios de investigación, que pretenden hacernos comprender la importancia histórica del “Poeta de América” aquí con nosotros, con Tabasco, de su relación con los abuelos y padres de los jóvenes que hoy quieren conocer al poeta, al pensador, al luchador social y humanista que fue Pellicer.

Al mismo tiempo, habría que exigir que se dejen de gastar recursos

económicos y humanos, en la realización de eventos y trabajos superficiales, de poca calidad y que nos comunican solo generalidades ambiguas de la vida de Pellicer. La propuesta ideal, es que las instituciones culturales de Tabasco, puedan elaborar y llevar a la práctica un programa anual de conocimiento y difusión de la vida y la obra de Pellicer en escuelas, casas de la cultura, plazas públicas, etc.

Con el objetivo, no solo de rendirle una reivindicación al máximo poeta de

Tabasco; sino también, con el propósito de que Pellicer siga aquí con nosotros y contribuyendo con su creatividad, imaginación, compromiso social y estética, en la formación de las nuevas generaciones. Que este pequeño trabajo sirva para seguir conservándolo en nuestra memoria.