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37 marzo dos mil once En diciembre de 2010, César Duarte, Gobernador del Esta- do de Chihuahua, anunció que había presentado al Congreso local una serie de iniciativas para reformar el sistema de justi- cia penal, el cual, indicó, tenía mucha porosidad y dificultaba la persecución del delito. En lo que sigue me gustaría presen- tar una breve descripción y análisis de los contenidos de tales iniciativas, sobre todo la de carácter procesal, para determinar sus alcances y entender a qué se refiere el Ejecutivo al hablar de la porosidad del sistema. Las iniciativas alcanzan a cuatro ordenamientos de la legis- lación local, a saber: el Código Penal, el Código de Procedi- mientos Penales, la Ley de Justicia para Adolescentes Infrac- tores y la Ley de Ejecución de Penas. Se propone además la abrogación de la Ley de Protección de Testigos y otros Intervi- nientes en el Proceso. Dado que lo que interesa es tratar de entender a qué se refiere el Gobernador del Estado con la idea de que el sistema procesal de Chihuahua es “poroso” , con- centraré el análisis en los aspectos específicamente procesa- les de la iniciativa, es decir, en el Código de Procedimientos Penales, el cual es el que presumiblemente contiene esos ele- mentos. La propuesta de abrogación completa de la Ley de Protección de Testigos resulta sorprendente, ya que contiene mecanismos que permiten salvaguardar la integridad de los testigos que en el nuevo sistema tienen la obligación de com- parecer personalmente a las audiencias para que sus testimo- nios puedan tener valor. Es importante esclarecer el tema de la llamada porosidad , porque el Gobernador de Chihuahua ha sostenido en diversos foros que la absolución de Sergio Barraza del homicidio de Rubí Fraire se debe precisamente a razones estructurales del sistema. En este orden de ideas, sería correcto sostener que la iniciativa pretende atender a los elementos que permitieron a los jueces absolver a Sergio Barraza del homicidio. En lo que El proceso acusatorio en el estado de Chihuahua y el caso del homicidio de Rubí Fraire Razones para no eliminar al mensajero arlos Ríos Espinosa C Consultor para la reforma procesal penal y profesor titular de asignatura de Derecho Procesal Penal en el CIDE

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En diciembre de 2010, César Duarte, Gobernador del Esta-do de Chihuahua, anunció que había presentado al Congresolocal una serie de iniciativas para reformar el sistema de justi-cia penal, el cual, indicó, tenía mucha porosidad y dificultabala persecución del delito. En lo que sigue me gustaría presen-tar una breve descripción y análisis de los contenidos de talesiniciativas, sobre todo la de carácter procesal, para determinarsus alcances y entender a qué se refiere el Ejecutivo al hablarde la porosidad del sistema.

Las iniciativas alcanzan a cuatro ordenamientos de la legis-lación local, a saber: el Código Penal, el Código de Procedi-mientos Penales, la Ley de Justicia para Adolescentes Infrac-tores y la Ley de Ejecución de Penas. Se propone además laabrogación de la Ley de Protección de Testigos y otros Intervi-nientes en el Proceso. Dado que lo que interesa es tratar deentender a qué se refiere el Gobernador del Estado con la ideade que el sistema procesal de Chihuahua es“poroso” , con-centraré el análisis en los aspectos específicamente procesa-les de la iniciativa, es decir, en el Código de ProcedimientosPenales, el cual es el que presumiblemente contiene esos ele-mentos. La propuesta de abrogación completa de la Ley deProtección de Testigos resulta sorprendente, ya que contienemecanismos que permiten salvaguardar la integridad de lostestigos que en el nuevo sistema tienen la obligación de com-parecer personalmente a las audiencias para que sus testimo-nios puedan tener valor.

Es importante esclarecer el tema de la llamadaporosidad ,porque el Gobernador de Chihuahua ha sostenido en diversosforos que la absolución de Sergio Barraza del homicidio deRubí Fraire se debe precisamente a razones estructurales delsistema. En este orden de ideas, sería correcto sostener quela iniciativa pretende atender a los elementos que permitierona los jueces absolver a Sergio Barraza del homicidio. En lo que

El proceso acusatorio en el estado de Chihuahuay el caso del homicidio de Rubí Fraire

Razones para no eliminar al mensajeroarlos Ríos EspinosaC Consultor para la reforma procesal penal y profesor titularde asignatura de Derecho Procesal Penal en el CIDE

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sigue quisiera aproximarme a esa hipótesis conmás detenimiento para ver si es consistente.

La iniciativa, desde un punto de vista estricta-mente procesal, toca distintos puntos que fun-damentalmente se relacionan con la aplicación

de medidas cautelares y de la prisión preventivaen particular, que es al parecer el sitio en el que,de acuerdo con el Gobernador, se da la mayorporosidad.

La primera modificación se da en el artículo4°, ello con el objeto de eliminar el criterio deinterpretación restrictiva de aquellos actos quecoarten la libertad personal, incluso cautelar-mente. Frente a este punto cabe indicar que elprincipio de excepcionalidad en la aplicación demedidas cautelares es algo que ahora está in-corporado al orden constitucional mexicano. Elartículo 19 constitucional prevé justamente quelas medidas cautelares son excepcionales y de-ben ser proporcionales a los fines que requierenresguardar. Lo que resulta preocupante de estamodificación es que el criterio restrictivo del ar-tículo 4 alcanza también a las exclusiones pro-batorias. No es adecuado que se elimine ese cri-terio restrictivo, justamente porque favorece queel material probatorio ingrese al debate.

Debe tenerse en cuenta que la interpretaciónrestrictiva de este artículo, por lo que hace a lalibertad personal, se ve muy acotada por otrasdisposiciones del Código adjetivo del Estado, fun-damentalmente por aquella que establece quepara determinados tipos de delitos, procederá laprisión preventiva de manera oficiosa (artículo173, párrafo segundo). Eso ya de por sí restringeel criterio de interpretación restrictiva que el ar-tículo establece.

Se hacen ajustes a la definición de justiciarestaurativa que no se relacionan en absolutocon la multicitadaporosidad , y otros ajustes alas formas de notificaciones que tampoco impac-tan en ese tema.

Reitero que el lugar en el que se da el verda-dero cambio es en la aplicación de medidas cau-telares. El Código de Procedimientos Penales delestado, al igual que otros instrumentos procesa-les de carácter acusatorio, es un modelo de uso

de estándares, es decir, establece criterios derazonabilidad para poder dar respuesta a las si-tuaciones específicas que se presenten en larealidad.

Respecto del tema de medidas cautelares,

esos criterios de racionalidad se encontrabanvinculados con la llamada necesidad de caute-la, es decir, con el grado de riesgo que el imputa-do representa para la integridad del proceso, dela víctima, o la posibilidad de afectación a la co-munidad.1 La necesidad de vincular las medidascautelares con esos estándares se justifica por-que, de lo contrario, los fines que se persiguencon su aplicación dejarían de ser procesales yse convertirían en formas de pena anticipada.Estudiosos del sistema penal, como el DoctorGuillermo Zepeda, han podido documentar queel sistema tradicional vigente en México es pre-cisamente lo que hace.2 El sistema se convierteasí en un sistema injusto, costoso e ineficiente.

A partir de las reformas que se empezaron yaa concretar en enero de 2010 en el Estado deChihuahua, y que contradicen el modelo acus-atorio, se ha empezado a desdibujar el modelode estándares originalmente establecido, para ensu lugar introducir reglas fijas de procedenciade prisión preventiva y de medidas cautelares quepor lo general son más rígidas y no se adecuan a

las especificidades de cada uno de los casos.1 BOUZZONE, Gustavo A. ha llamado la atención sobre la nece-

sidad de que en la dogmática procesal se desarrolle unateoría general de las medidas de coerción (cautelares), si-milar a la que existe en el derecho penal sustantivo y quecon los años se ha convertido en la conocidateoría del delito. La razón de esta necesidad se justifica porque enAmérica Latina es común que este tema se regule de talmanera que se termina por pulverizar el principio de pre-sunción de inocencia. De acuerdo con este autor, paraevaluar la procedencia de una medida de coerción se ten-dría que determinar, primero, si la medida está prevista enla ley; segundo, si el órgano que la determina escompe-

tente para hacerlo; si la medida esnecesaria ; si es idóneay, finalmente, si esproporcional . No se cumple con talesestándares si mecánicamente se tasa la procedencia delas medidas. VerLa nulla coactio sine lege como pauta detrabajo en el proceso penal. En Baigún, David et al. “Estu-dios sobre justicia penal. Homenaje al Profesor Julio B.J.Maier.” Ediciones del Puerto, Buenos Aires, 2005, pp. 244 yss.

2 ZEPEDALECUONA, Guillermo,Los mitos de la prisión preventi-va en México , Open Society Justice Initiative, Mexico, 2005.

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Esta orientación legislativa esuna tendencia de desconfianza ha-cia los jueces y a los otros operado-res del sistema. Como si el legisla-dor, al establecer criterios tasadose inflexibles, pudiera resolver conmayor atingencia los problemas. Sise hace una exploración empíricade ese presupuesto se puede cons-tar que por lo general lleva a solu-ciones que resultan en injusticiasy a una falta de adecuación de lassituaciones concretas.3

Es evidente que los funcionariosdel sistema tienen que estar mejorentrenados para usar facultades dis-crecionales, pero la solución de sumal uso no puede estar en su eliminación. Esono resuelve el problema.

Siguiendo con esta orientación, en esta se-gunda iniciativa de reforma al sistema se modifi-ca el artículo 172 para redefinir el concepto deriesgo para la sociedad . En la fracción VI se inclu-ye una lista de supuestos que sirven para deter-minar el riesgo para la sociedad. Algunos de ellosson muy razonables como la existencia de pro-cesos pendientes; otros sencillamente rompenla lógica de la necesidad de cautela, por ejem-

plo, la existencia de acuerdos reparatorios quese hayan concretado. Lo que en realidad se estáhaciendo es criminalizar las salidas alternas, ex-tendiendo el concepto de reincidencia a la exis-tencia previa de acuerdos reparatorios. Faltaríaexplicar si con ello realmente se ataca un ries-go, porque el vínculo causal entre la existenciade un acuerdo y la producción de un riesgo, seantoja bastante débil.

Esta misma línea sigue la propuesta de refor-ma al artículo 173 que se refiere a la prisión pre-

ventiva. Igualmente se elimina el criterio de apli-cación restrictiva y se añade un punto en la frac-ción V que resulta muy cuestionable y que con-cierne a que el imputado tenga antecedentes

policiacos. ¿En qué consiste tenerantecedentes policiacos? Es una hi-pótesis tan amplia que verdadera-mente pone en riesgo a las liberta-des ciudadanas. Haber sido multa-do puede ser considerado un ante-cedente policiaco.

También se propone modificareste artículo para que la tentativapunible de delito grave también seaconsiderada como grave. Nada nue-vo a este respecto, existe ya un cri-terio de la Corte que así lo autoriza.4

Pero lo que sí resulta cuestionablees la propuesta de que cualquier in-cumplimiento de cualquier medidacautelar impuesta, diversa a la pri-

sión preventiva, el juez ordenará de plano su sus-titución por esta última. Ya se había modificadoeste artículo el 30 de enero de 2010 para preverjustamente eso, ahora se vuelve a modificarpara incluir la expresión “cualquiera de las me-didas cautelares impuestas”. Ese proveído ten-drá como consecuencia que en ciertas condi-ciones se den situaciones de franca despropor-cionalidad.

En el artículo 197 se plantea que no procede-rán los acuerdos reparatorios por homicidios im-

prudenciales en supuestos específicos que pre-vé el legislador. Esta modificación merece el mis-mo comentario que ya hicimos con anterioridad.Restringir las posibilidades de evaluación y derespuesta de los operadores no parece ser la res-puesta adecuada a malas decisiones que se hanadoptado en el pasado. En lugar de ello habríaque propiciar mecanismos de monitoreo de lasdecisiones que adopten los operadores, de ma-nera que las autoridades puedan articularuna política pública consistente con las mejo-res soluciones que puede ofrecer el sistema dejusticia.

En el artículo 201 se prohíbe la procedenciade la suspensión del proceso a prueba en losdelitos patrimoniales cometidos con violenciasobre las personas. Igualmente, la tendencia es

los funcionariosdel sistema

tienen que estarmejor entrena-dos para usarfacultades dis-crecionales,

pero la soluciónde su mal uso

no puedeestar en sueliminación

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3 ZEPEDALECUONA, Guillermo,¿Cuánto cuesta la prisión sincondena? Costos económicos y sociales de la prisión pre-ventiva en México. Open Society Justice Initiative, Mexico,2009.

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4 Tesis: 1ª./J. 18/2001.○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○

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a considerar que el legislador puede dar mejoressoluciones que aquellos que operan con el casoconcreto. Es razonable que se establezcan crite-rios para la procedencia de salidas alternas demanera que no se afecte el interés público o quese propicie la percepción de impunidad, sin em-bargo, tasar las soluciones tiene los inconvenien-tes que se han señalado previamente.

Se prevén también, en el artículo 286, respon-sabilidades administrativas para el MinisterioPúblico que no cierre oportunamente la investi-gación. Se entiende que ello sea así, sin embar-go, la hipótesis en realidad ya se encuentra cu-bierta, sobre todo si se toma en cuenta que laley de responsabilidades del Estado ya prevé unahipótesis más general que subsume a este tipode conductas en supuestos de responsabilidadadministrativa (artículo 27 de la Ley de Respon-sabilidades de los Servidores Públicos del Esta-do de Chihuahua). Lo que en verdad hace faltaes un monitoreo efectivo que permita desentra-ñar las razones por las que los agentes del Mi-nisterio Público no están cerrando en tiempo lasinvestigaciones. No todo se puede resolver conreformas a la ley.

En el artículo 342 se pretende abrogar laLeyde Protección de Testigos . Si bien no puede decir-se que no requiera revisión, es de suma impor-

tancia para la operación del proceso penal acus-atorio; ello porque en este sistema la fuente deprueba tiene que comparecer para que la infor-mación pueda ser utilizada. Se tienen que esta-blecer mecanismos de protección que operen adiferentes niveles, algunos evidentemente co-rresponden a las autoridades de procuración dejusticia, sin embargo, hay otros que versan so-bre la forma en que los testigos declaran en lasala de audiencias (distorsión de la voz, circuitocerrado, entre otros mecanismos), o bien formasde protección que deben ser efectivamente pre-vistas, cambios de domicilio o de ciudad, entreotras. No es suficiente con abrogar la ley.

En el artículo 364 se obliga a incorporar ladeclaración que el imputado rindió ante el Mi-nisterio Público cuando en el juicio éste ejerzasu derecho a permanecer en silencio o biencuando declare. El Código ya de por sí estable-

cía que cuando el imputado guardara silencioen el juicio, si éste hubiere declarado ante elMinisterio Público, dicha declaración podría serintroducida por lectura. Ahora, la modificaciónintroducida consiste en establecer que se intro-ducirá por lectura tal declaración con indepen-dencia de si el imputado declara o no. Eso inevi-tablemente revive el tradicional principio de in-mediatez procesal que ha sido establecido porjurisprudencia firme. El tema es que no resuelveel problema.

A lo largo de muchos años se ha venido criti-cando el criterio jurisprudencial que estableceel principio de inmediatez, no sólo porque fomen-ta prácticas de tortura y otros abusos, sino tam-bién porque no incentiva investigaciones profe-sionales de la policía y subsidia a un sistema deprocuración ineficiente. El Código de Chihuahuapermite introducir declaraciones anteriores parahacer resaltar contradicciones, en ese sentidoincentiva la confrontación y la depuración de lainformación. Sería preocupante que con la nue-va disposición se genere una práctica que privi-legie y sobre dimensione el peso probatorio delas declaraciones rendidas ante el MinisterioPúblico en la fase de investigación, en la quepor definición no puede haber una adecuadadefensa.

Uno de los grandes objetivos de la reformaconstitucional de 18 junio de 2008 fue justamen-te tratar de ir más allá de un sistema en el queno se da un efectivo debate contradictorio y enel que no hay una adecuada depuración de laprueba. El tema es que no se condene a las per-sonas con actas que los funcionarios ministe-riales levantan sobre la base de declaracionesque los imputados y otros testigos prestan sinun verdadero control horizontal por parte de ladefensa y ante un tercero imparcial.

Quisiera detenerme un poco más en este pun-to, porque es precisamente aquí en dónde alparecer muchos plantean que el Sistema de Jus-ticia Penal de Chihuahua es poroso. Se cita alefecto el caso —trágico en más de un sentido—del asesinato de la adolescente Rubí Fraire. Eneste caso, se critica el hecho de que no se admi-tieron las confesiones que el imputado espontá-

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neamente dio a diversos policías, tanto ministe-riales como municipales. El tema es que, deacuerdo con el texto constitucional, tanto el re-formado como el anterior a 2008, las confesio-nes rendidas sin la asistencia del defensor, y anteel Ministerio Público o el juez, no tienen valorprobatorio alguno. Se puede en este sentido con-cluir que no es éste el elemento que genera po-rosidad en el sistema de Chihuahua, pues suorigen es constitucional.

En el apartado que sigue quisiera referirme alo que ocurrió en ese caso y tratar de identificarqué fue lo que generó lo que en mi concepto esun error judicial. Por ahora debe señalarse queel contenido de la iniciativa de reforma al Códi-go de Chihuahua se vincula muy poco, sí es queen realidad se vincula, con las características delcaso Rubí Fraire.

Interludio sobre el Caso de Rubí Fraire

Si se hace un análisis de los registros de vi-deo del juicio oral 11/10 que se siguió contraSergio Barraza por el homicidio de Rubí Fraire,se puede llegar a la conclusión de que los juzga-dores aplicaron incorrectamente el derechoe hicieron una motivación muy pobre del mate-rial probatorio que tuvieron a la vista durante el

juicio.Es verdad que la investigación del caso dejó

mucho que desear y que la presentación de losmedios de prueba que los agentes del MinisterioPúblico hicieron ante el Tribunal no fue para nadaconsistente. El caso estaba débil de entrada poruna deficiente investigación.5

Me voy a referir al caudal probatorio que espe-cíficamente se relaciona con el hecho atribuidoa Sergio Barraza. Hay otra información de con-texto que también es importante considerar, peroque no se vincula directamente con la conductaatribuida al imputado.6

Fundamentalmente, los fiscales presentaronlos testimonios del padrastro del imputado, Ra-fael Gómez Rojas, que concurrió ante la policíamunicipal para hacer de su conocimiento quesu hijastro, Sergio Barraza, le dijo que había dadomuerte a su concubina por haberla encontradocon un hombre teniendo relaciones sexuales.Cuando fue interrogado en el juicio, Gómez Ro-jas, dio un relato muy desarticulado de lo ocurri-do. Insistía frecuentemente que no recordaba loque había sucedido y los fiscales tuvieron mu-chas dificultades para que rindiera un testimo-nio mínimamente coherente. Acertó a decir loque Barraza le había dicho y que la policía muni-cipal lo arrestó por treinta y seis horas. No preci-só la fecha en que esto ocurrió, ni siquiera elaño. Poca fuerza probatoria tiene este testimo-

nio, aunque su contenido puede tener valor in-diciario a la luz de otros elementos de prueba.Se presentó también el testimonio de los dos

policías municipales —Gabriel Ataide Gamerosy Juan Manuel Arguije— los cuales entrevista-ron a Barraza y lo arrestaron. Fundamentalmen-te narraron que habían entrevistado al imputa-do, que éste les había dicho que había matado agolpes a su concubina, lo llevaron a la casa don-de supuestamente habían ocurrido los hechos yal entrar no encontraron huellas de violencia, niel cuerpo, ni nada que soportara la confesión deBarraza. Indicaron también que el imputado es-taba drogado y lo arrestaron por treinta y seishoras. Nunca precisaron los motivos del arresto.El valor probatorio de estos testimonios es muybajo y evidentemente no puede contar como con-fesión. De las acciones de estos policías se des-prende que no están entrenados para operar conel nuevo sistema de justicia y pusieron en riesgola investigación de los hechos. Sorprende que elMinisterio Público los haya presentado comotestigos.

5 No se localizó a todos los testigos que presenciaron losdichos de Barraza sobre el crimen que había cometido; nose hizo una inspección de laVan en la que Barraza presu-miblemente transportó el cuerpo y se violaron, por parte dela policía municipal, los protocolos para el levantamientode evidencia, entre otros defectos de la investigación.

○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 6 Me refiero a las declaraciones de Marisela Escobedo, Ale-

jandro Fraire y a la de las vecinas de Rubí Fraire. Esa infor-mación es importante porque permite observar como Ser-gio Barraza aisló completamente a Rubí Marisol del mun-do exterior, lo que le permitió ejercer sobre ella un controltotal. Barraza ejerció violencia psicológica y patrimonialsobre Rubí a lo largo de toda la relación.

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Posteriormente se ofreció el tes-timonio de dos policías ministeria-les, Luis Armando Robledo y RaúlMora Moreno. Ambos policías refie-ren que Barraza les indicó que ha-bía golpeado a Rubí y la había priva-do de la vida. A esas manifestacio-nes no puede dárseles el valor deconfesión y tampoco valor probato-rio, sin embargo, la fuerza probato-ria del hecho de que el policía RaúlMora Moreno haya encontrado losrestos de Rubí sobre la base de información queespontáneamente le proporcionó el imputado,habiendo sido advertido del derecho que le asis-tía a guardar silencio y a ser asistido por un abo-gado, claramente puede ser utilizado en el razo-

namiento judicial.Los peritos que posteriormente intervinieronpara el levantamiento de los restos y en los estu-dios que de ellos se hicieron fueron Liliana Do-rantes Ortega (Perito en antropología forense);Alberto Peña Rodríguez (Arqueólogo), Alma RosaPadilla Hernández (Perito médico) y César Da-niel Muñoz Rivas (Biólogo genetista).

Gracias a la intervención de estos expertospudo determinarse que los restos eran en efectode un ser humano, se trataba de 39 restos óseos

con huellas de calcinación, lo que denota la in-tención de deshacerse de ellos. Tuvo que hacer-se una separación de toneladas de basura y dehuesos de cerdo, así como de bolsas de grasaque habían caído encima de los restos de RubíMarisol. Sólo pudo obtenerse el 19 por ciento delcuerpo, es decir, 39 de los 206 huesos que tieneel cuerpo humano. No obstante, se pudo deter-minar que la persona cuyos restos se encontra-ron había fallecido en un lapso de tiempo de seismeses a un año (Cronotanato diagnóstico), y quetales restos pertenecían a Rubí Fraire, ello se hizocomparando los restos de tejido encontrado conun análisis de la mucosa oral de la hija de Rubí.No pudo determinarse la causa de la muertedebido a que la mayor parte del cuerpo se per-dió. El basurero en el que fueron encontradoslos restos está lleno de fauna (perros, ratas y otros

animales), la cual muy probable-mente destruyó el resto del cuerpo.

Se presentó el testimonio de unadolescente llamado Ángel Vallesque manifestó que a fines de agos-

to de 2008, posteriormente dijo queel 20 de agosto, Barraza le dijo a él ya otras dos personas (Angie y Mar-celino)7 que había matado a bala-zos a su esposa y a otra persona por-que los encontró en la cama. Se hizo

notar que las últimas personas que vieron a Rubíla vieron el día 29 de agosto, incluso se dijo en laacusación se habló de que el delito se cometióentre el 27 y el 30 de agosto.8

Finalmente, lo que corona a este caso es ladeclaración que Sergio Barraza dio al concluir eldebate de juicio oral que se siguió en su contra.Después de que la ofendida Marisela Escobedotomara la palabra y dijera lo que el crimen le ha-bía provocado, se le permitió a Barraza el dere-cho a la última palabra, ocasión que aprovechópara pedir perdón a la Señora Escobedo por eldaño tan grande y para decirle que en aquel tiem-po él no conocía a dios.

Es sorprendente verificar la manera en quelos jueces valoraron los hechos de este caso. Enla sentencia, hacen un análisis de todo el mate-rial probatorio que se desahogó en la audienciade juicio oral de manera individual y, en todoslos casos, concluyen que no es suficiente paraacreditar la responsabilidad del imputado en elhecho. Extrañamente, exigen la prueba directay jamás hacen un esfuerzo por utilizar la pruebaindiciaria,9 a pesar de que están plenamente au-

El material pro-batorio que fuepresentado en

contra de Barra-

za ciertamenteno era tancontundente

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7 Nunca se explicó por qué estas personas no fueron convo-cadas al juicio, a pesar de que su testimonio era crucialpara determinar los alcances de lo dicho por Barraza enesa ocasión.8 Se tendría que haber determinado si el hecho de que esteadolescente no haya podido precisar la fecha exacta enque Barraza hizo estas manifestaciones es suficiente paradescartar por completo su testimonio. Ese análisis no serealizó. En todo caso debe tomarse en cuenta que el ado-lescente había sido amenazado por Barraza y que el hechode que no tuviera clara conciencia de la fecha en que Ba-rraza les dijo que había matado a su concubina, no esdeterminante para determinar su falsedad.

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nó para localizar el cuerpo. Algunos comentaris-tas han señalado que en aplicación de la doctri-na de fruto del árbol envenenado esa informa-ción también tendría que haberse excluido, eltema es que ni siquiera se hizo una discusiónsobre la exclusión de prueba ilícita en la audien-cia intermedia, ni una declaración expresa denulidad respecto de esa información probatoria,lo cual es un requisito que establece el artículo79 del Código de Procedimientos del Estado. Laúnica manera legítima que se reconoce paraexcluir la prueba es si es resultadodirectodirectodirectodirectodirecto deun hecho ilícito.12 En el caso que nos ocupa noes lo que ocurrió.

El punto central es que el policía ministerialfue testigo de que Sergio Barraza sabía el lugaren el que estaban los restos de Rubí MarisolFraire; de hecho, no fue sino hasta que el impu-tado dio esa información que fue posible locali-zar —el 18 de junio de 2009— los restos de laadolescente.

Si se procede a una lectura conjunta del artí-culo 124, fracción II, del CPP de Chihuahua, conel último párrafo de ese mismo numeral, se pue-de advertir que la policía está facultada para ha-cer la prevención respecto al derecho a guardarsilencio y sobre la consecuencia que puede se-guirse en caso de que el imputado siga hablan-

do. Este artículo no tendría ninguna eficacianormativa si se interpretara en el sentido de quenada de lo dicho por el imputado sin la asisten-cia del defensor tiene valor. Barraza fue adverti-do por el policía Mora Moreno y, aún así, decidióproporcionar la información. Eso convierte alpolicía en un testigo perfectamente válido parareportar lo que pudo percibir por sus sentidos,esto es, que Barraza sabía dónde estaba el cuer-po. Esa información no debe ser excluida deldebate ni de la deliberación para la motivaciónde la prueba.

A manera de conclusión

Me parece que al analizar los hechos del casoRubí Fraire puede concluirse que no fue la es-tructura del Código Procesal Penal del Estado lo

que produjo el error que se cometió en este caso.Lo que el Gobernador del Estado llama la porosi-dad del sistema se refiere más a las reglas de laprisión preventiva que a las reglas de nulidad delproceso, las cuales quedan intocadas en su ini-ciativa, salvo la que se refiere, paradójicamente,al criterio de restricción de exclusión probatoriaprevisto en el artículo 4°.

Son todavía muchos los ajustes que se debenrealizar en la implementación del sistema de jus-ticia procesal penal en Chihuahua y en el restodel país. El caso Rubí Fraire hace palpables lasdeficiencias que tiene la policía municipal delEstado y el conjunto de problemas que todavíaes posible apreciar en la dirección de las investi-gaciones y en la presentación de las pruebas antelos tribunales. También es posible observar lasnecesidades de capacitación que tienen los jue-ces para la valoración de la prueba en un siste-ma acusatorio.

No obstante, no puede dejarse de reconocerque, como acertadamente lo ha dicho ErnestoCanales, el nuevo sistema procesal nos permitever los problemas. Pone a todos en vitrina. El es-crutinio público es esencial para la democrati-zación del sistema de justicia y el nuevo procesopenal que se está implementando en el país jus-tamente lo fomenta.

Detener la implementación del sistema o,peor aún, querer revivir el viejo modelo procesal,no solucionará la enorme agenda pendiente paravolver más eficaz a la policía en la obtención depruebas y en la investigación de los delitos engeneral. El proceso acusatorio en el caso Rubínos mandó un mensaje muy claro. No hay quematar al mensajero.

12 Para una interesante síntesis de la doctrina de exclusiónde prueba ilícita derivada véase María Francisca ZapataGarcía,La prueba ilícita . Ed. LexisNexis, Santiago de Chile,2004, pp. 27 y ss. De acuerdo con la doctrina prevaleciente,la exclusión de la prueba derivada de un acto ilícito sólodebe proceder cuando el acto derivado es efecto directode aquél. En el caso que nos ocupa los policías ministeria-les advirtieron al imputado que podía guardar silencio yno lo hizo. La información puede, en consecuencia, serusada.

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