Carmona Ernesto (Editor) - Morir Es La Noticia
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Morir es la Noticia
Los periodistas relatan la historia de sus compaeros
asesinados y/o desaparecidos
62 Autores
Ernesto Carmona Editor
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Introduccin
Autores
Vctor Abudaye
Mara Anglica lvarez
Luis Arns
Ibar Aybar
Andrs Aylwin
Lidia Baltra
Otto Boye Soto
Patricia Bravo
Maura Brescia
Manuel Cabieses Donoso
Leonardo Cceres
Mara Eugenia Camus
Ernesto Carmona
Eliana Cea
Cora Cid
Colectivo de la Escuela de Periodismo de la Universidad ARCIS
Jos Luis Crdova
Osmn Corts
Claudio De Negri
Gladys Daz
Antonio Freire
Jeannette Gallo Vargas
Gustavo Gonzlez
Emilio Guerrero
Sergio Gutirrez Patri
Fulvio Hurtado Rojas
Sara Luz Iturra
Pamela Jiles
Doris Jimnez
Carlos Jorquera
Eduardo Labarca
Jorje Lagos Nilssen
Max Lauli
Rigoberto Len Hinojosa
Sonia Leyton
Mara Vernica Martnez
Olivia Mora
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Ronnie Muoz Martineaux
Catalina Olavarra
Rody Oate
Cristian Opaso
Vctor Osorio
Carlos Joaqun Ossa Swears
Vctor Manuel Reinoso
Elizabeth Reismann
Osvaldo Rivera
Maureen Sariego
Marcia Scantlebury
Luca Seplveda Ruiz
Jorge Soza Egaa
Wilson Tapia Villalobos
Guillermo Torres
Maruja Torres
Hernn Uribe
Carmenluz Valds Rodrguez
Jos Miguel Varas
Oscar Vega
Pablo Vergara
Virginia Vidal
Sergio Villegas
Faride Zern
Oriana Zorrilla.
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Agradecimientos
A todos los familiares y amigos de las victimas
A todos los autores de los trabajos que se publican
A Luca Seplveda, por su perseverante colaboracin
A Lus Ames, por las reproducciones fotogrficas
A Guillermo Torres Gaona
A Georgna Carmona Acevedo
A la Biblioteca Nacional
Al archivo fotogrfico de la revista Punto Final
A Berta Belmar, Directora del Servicio de Registro Civil
A Carmen Garretn
Al Archivo de la Vicaria de la Solidaridad
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Al Colegio de Periodistas
A todos las personas e instituciones que colaboraron
Contenido
Nota del Editor.
I. Periodismo, poltica y derechos humanos
Prensa y reporterismo de los aos 1950/70, por Maura Brescia
Prensa y periodismo poltico en los aos 1960/70, por Hernn Uribe
Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile: Fulgor y muerte de una quimera,
por Doris Jimnez, Catalina Olavarra y Pablo Vergara
Los pueblos que olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo, por Otto Boye
Soto
La libertad de prensa hubiera impedido el crimen de los "detenidos desaparecidos",
por Andrs Aylwin.
II. Periodistas asesinados y/o desaparecidos
Diana Arn Svigiliski: La muerte secreta de una joven y bella periodista, por Mara
Eugenia Camus y Wilson Tapia.
Carlos "Dewet" Bascun Mourgues: Poeta adelantado y ecologista precoz, por
Eliana Cea
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Carlos Berger: Radio El Loa en el aire, 11 de septiembre, por Jos Miguel Varas.
Juan Manuel Bertol Rivas: Bertol, "un periodista a todo dar", por Oriana Zorrilla
y Max Lauli
Mario Eduardo Caldern Tapia: Por aqu pas "El Negro Caldern", por Gladys Daz
y el Colectivo de Estudiantes de la Escuela de Periodismo de ARCIS.
Augusto Carmona Acevedo: El "Pelao", o un desangrado son, por Luca Seplveda
Ruiz
Jos Humberto Carrasco Tapia: Atrapado entre el muro de la impunidad y la
conspiracin del silencio, por Olivia Mora
Daniel Antonio Castro Lpez: Asesinato del corresponsal de Clarn en Temuco, por
Ernesto Carmona
Sergio Contreras: El sacrificio del Garrafa, por Sergio Gutirrez Patri
Luis Eduardo Durn Rivas: El sonriente iluminado de la calle Los Aromos, por
Patricia Bravo
Guillermo Glvez Rivadeneira: Secuestro en La Taberna, por Virginia Vidal, Lidia
Baltra y Ernesto Carmona
Mximo Antonio Gedda Ortiz: El soador que vino del Sur, por Lucia Seplveda
Ruiz
Leonardo Henrichsen: El periodista que film su propia muerte, por Modesto Emilio
Guerrero.
Qu pas con la pelcula? Carta pstuma a Leonardo Henrichsen... 23 aos
despus, por Eduardo Labarca
Charles Edmund Horman Lazar: El americano bueno, por Cristian Opaso
Cristian Montecinos Slaughter: Asesinato por equivocacin, por Cristian Opaso
Archibaldo Morales Villanueva: El periodista que tuvo su propio diario, por Virginia
Vidal, Sara Luz Iturra, y Juan Gabriel Araya
Augusto Olivares Becerra: Morir en La Moneda, por Manuel Cabieses Donoso
Jos Leonardo Prez Hermosilla: Ciego, pero visionario, por Cora Cid Recabarren
Jos Miguel Rivas Rachitoff: De la Plaza Constitucin a Tejas Verdes, por Cora Cid
Recabarren
Jos Toh Gonzlez: Un quijote de mente, pluma y corazn..., por Rody Oate
Ernesto Traubmann Riegelhaupt: "No abandono mi puesto de combate", por
Ernesto Carmona
Ricardo Troncoso Len: Desaparece el corresponsal de VEA en Chilln, por Sara
Luz Iturra
Bernab Yez Olave: Aqu yace..., desangrado en el mar, por Patricia Bravo
III. Estudiantes asesinados y/o desaparecidos
Luis Eduardo Alaniz lvarez: "Cuando al alba nos quiten la vida...", por Sonia Leyton
Jaime Aldoney Vargas: Periodista y constructor civil, por Sara Luz Iturra y
Ernesto Carmona
Jos Hernn Carrasco Vsquez y Ren Julio Toro Trujillo: Dos estudiantes, por
SLI y EC.
Juan Elas Espinoza Parra: Bolero de un sueo frustrado, por Carmenluz Valds
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Arcadia Patricia Flores Prez: La estudiante que se hizo combatiente, por Mara
Anglica lvarez
Rodolfo Jacinto Fuenzalida Fernndez: Fusilan al ex estudiante-piloto, por SLI y
EC
Jos Eduardo Jara Aravena: El martirio de un joven catlico, por Ernesto Carmona
Nenhad Teodorovic Sertc: Ese puo que abrimos suavemente, por Sonia Leyton
El "Nesko" que yo conoc, por Wilson Tapia Villalobos
IV. Periodistas sobrevivientes
"La dictadura mat a periodistas pero no al periodismo", por Guillermo Torres y
Virginia Vidal
La cotidianeidad del abuso, por Luis Arns
V. Profesionales afines al periodismo, desaparecidos y/o asesinados.
Hugo Araya Gonzlez, por Fulvio Hurtado
Mario Roberto Barrios Gallardo, por Jorge Soza Egaa
Carmen Cecilia Bueno Cfuentes, por Pamela Jiles
Oscar Manuel Castro Videla, por Ernesto Carmona
Alfonso Ambrosio Gamboa Paras, por Osmn Corts
Santiago Esteban Nattino Allende, por Vctor Abudaye Soto
Rodrigo Rojas De Negri, por Claudio De Negri
Jaime Ivn Sierra Castillo, por Osmn Corts
Fernando Gabriel Vergara Vargas, por Lucia Seplveda Ruiz
Otros profesionales afines al periodismo asesinados y/o desaparecidos:
Marcos Roberto Albertman Valenzuela
Hctor Manuel Contreras Rojas
Jos Armando Fuentes Segovia
Jos Leopoldo Melo Escanilla
Daro Francisco Miranda Godoy
Francisco Luis Opazo Larran
Jorge Hernn Mller Silva
Abraham Muskatblit
Jos Demstenes Rosier Sampson Ocaranza
ngel Domingo Toledo Carvajal
Jane Vanini
VI. Periodistas fallecidos luego que el golpe militar alterara sus vidas
Alfonso Alcalde Ferrer, por Oscar Vega y Ronnie Muoz Martineaux
Roberto lvarez Miravalles, por Antonio Freire
Luis Carrera Villavicencio, por Virginia Vidal
Flix Alfredo Castro Muoz, por Maureen Sariego
Carmen Correa, por Marcia Scantlebury
Luciano Cruz Astudillo, por Vctor Manuel Reinoso
Mario Daz Barrientos, por Osvaldo Rivera y Carlos Jorquera
Julio Fuentes Molina, por Jeannette Gallo Vargas
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Ral Osvaldo Iturra Falcka, por Jorge Soza Egaa
Julio Lanzarotti, por E.C.
Eugenio Pascual Santos Lira Massi, por Ibar Aybar, Leonardo Cceres y Vctor
Osorio
Jenaro Medina Vera, por Rigoberto Len Hinojosa
Guillermo Montecinos Vsquez, por Gustavo Gonzlez
Luis Muoz Orellana, por Mara Vernica Martnez
Vctor Enrique Federico Opazo Cocio, por Jorge Lagos Nilssen
Carlos Ossa Coo, por Carlos J. Ossa Swears y Manuel Cabieses
Marcela Alicia Otero Lanzarotti, por Lidia Baltra, Maruja Torres y Virginia Vidal
Sergio Renato Pineda Muoz, por Vctor Manuel Reinoso
Mario Planet Rojas, por Faride Zern
Fernando Rivas Snchez, por Elizabeth Reismn
Jaime Flix Vargas Cellis, por Jos Luis Crdova
VII. Trabajadores del sector grfico asesinados y/o desaparecidos
Grficos desaparecidos, por Sergio Villegas
Baltazar Acosta Csped
Rubn Arroyo Padilla
Lenidas Lautaro Bravo Gonzlez
Juan Segundo Cabrera Torrecilla
Aores Alfonso Carreo Daz
Jos Enrique Corvaln Valencia
Vctor Manuel Daz Lpez
Alicia Herrera Bentez
Guillermo Albino Martnez Quejn
Nalvia Rosa Mena Alvarado
Juan Luis Quiones Ibaceta
Moiss Eduardo Mujica Maturana
Sergio Alberto Riveros Villavicencio.
Hugo Ernesto Vivanco Vega
Oscar Oriando Ramos Garriao
Oscar Arturo Ramos Vivanco
Manuel Guillermo Recabarren Gonzlez
Luis Emilio Recabarren Gonzlez
Manuel Segundo Recabarren Rojas
Uldarico Donaire Corts
Julio Roberto Vega Vega
Jorge Toms Henrquez Gonzlez
Nicols Vivanco Herrera
Jos Vicente Tolosa Vsquez
Juan Aurelio Villarroel Zrate
Manuel De La Cruz Vargas Leiva
Enrique Ruiter Correa Arce
Hernn Quilagayza Oxa
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Nota del Editor
Este libro es un esfuerzo por rescatar la memoria histrica reciente de la
profesin de periodista. Lo inspira el propsito de dejar un registro de cmo fue el
periodismo de los aos '60 / '70 y una semblanza personal de los periodistas y
estudiantes privados de la vida por su manera de pensar. Su contenido tambin
incluye a trabajadores de la comunicacin afines al periodismo, personal obrero de
los talleres grficos, radio operadores y tcnicos de cine y televisin.
VEA (28/9/1973): Muchos periodistas murieron como "extremistas".
El Mercurio (8/11/1973): El "prfugo" Carlos Bascun en realidad estaba
desaparecido y asesinado.
La muerte de estos periodistas no siempre hizo noticia. Once de las veintitrs
personas reseadas integran las listas de ciudadanos detenidos desaparecidos.
Generalmente fueron arrestados sin testigos, se les recluy en una prisin
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clandestina, recibieron una muerte secreta en un lugar desconocido, se respondi
con mentiras y evasivas a los requerimientos de sus familiares y 30 aos despus,
todava no aparecen sus restos. La noticia de sus muertes no se public en los
medios en que trabajaron. Otros asesinatos de periodistas fueron registrados en
la prensa como "enfrentamientos".
Entre las vctimas se encuentran dos periodistas extranjeros, un
norteamericano y un argentino. El primero sufri un fusilamiento clandestino en el
Estadio Nacional; el otro muri reporteando y logr filmar su propio asesinato.
Hubo un crimen pblico en que el arresto se practic de noche en presencia de
familiares, los sicarios sacaron a la vctima a medio vestir y atravesaron la ciudad
bajo toque de queda para darle de inmediato una muerte ejemplarizadora:
cumpliendo rdenes inspiradas en la cruel idea del escarmiento, en la misma noche
del atentado a Augusto Pinochet eligieron entre sus vctimas a Jos Carrasco
Tapia, un periodista que venan espiando y amenazando desde varios meses.
La produccin intelectual de este libro fue un trabajo colectivo. Los 62
autores de las semblanzas hicieron su investigacin con responsabilidad
profesional, aunque nunca se plante una retribucin pecuniaria. Algunos
escribieron desde otros pases y otros continentes. Incluso, uno de los periodistas-
autores es un venezolano argentino que no conoce Chile. No todos los autores
conocieron personalmente a sus personajes. En la primera reunin de 14 personas
que iniciaron este trabajo el 4 de enero de 1996, se coincidi en que exista un
vaco, porque estos colegas, compaeros y amigos, pasaran al olvido. Y alguien -
Mara Eugenia Camus- dijo: "Tambin pudimos ser nosotros". Son los periodistas
sobrevivientes quienes escriben la historia de sus compaeros cados.
"El drama de los detenidos desaparecidos no se habra producido en una
sociedad adecuadamente informada", reflexion don Andrs Aylwin, vastamente
conocido por su compromiso con el tema derechos humanos. En la "situacin lmite
entre el valor de la "verdad" y la funcin periodstica" que Aylwin ve en el delito de
la desaparicin de las personas arrestadas sin testigos y asesinadas en secreto, sin
que la "noticia" aparezca en los medios de prensa, "se burla la verdad, se priva al
detenido y a su familia, de sus recursos judiciales y se priva a la sociedad de su
derecho a la informacin". Muchos de quienes -por su profesin- estaban llamados
a informar a la sociedad, tambin resultaron atrapados por la mquina de
eliminacin secreta de disidentes, perversin creada por mentalidades criminales,
ansiosas en perpetuar su rgimen totalitario de dictadura.
No todo el contenido de este libro es necrolgico. Adems de las semblanzas
de 23 periodistas, 9 estudiantes, 20 trabajadores de la comunicacin, 21
periodistas que fallecieron posteriormente y 28 obreros grficos asesinados, se
publican trabajos sobre el reporterismo de los aos '50 / '60, la prensa y el
periodismo poltico de los '60 / '70, una historia del "ejercicio del periodismo" en
los campos de prisioneros, el "fulgor y muerte de la quimera" que fue la Escuela de
Periodismo de la Universidad de Chile, la vida y el ejercicio profesional de quienes
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sobrevivieron pero no fueron a prisin ni al exilio, y las contribuciones a la
profesin de los "maestros de periodismo" fallecidos en los ltimos 25 aos. En
estas pginas se rescata del olvido el ltimo tercio de siglo de la profesin.
Las imgenes de diarios y revistas utilizadas como ilustraciones fueron
fotografiadas en las colecciones de la Biblioteca Nacional.
Las fotografas e ilustraciones fueron proporcionadas por familiares y amigos
de las vctimas, Luis Arns, la revista Punto Final y otras instituciones y personas.
I. Periodismo, poltica y derechos humanos
Prensa y reporterismo en los aos 1950/70
por Maura Brescia Del Val
Del reportero romntico al periodista ilustrado
Hasta la dcada de los 50, el reportero o "cazanoticias" tiene que pertenecer
a la raza de los sper hroes. Habitualmente, se trata de jvenes provincianos
atrados por la capital: Ramn Cortez, de Quillota; Lenka Franulic y Rene Silva
Espejo, antofagastinos; Mario Carneyro, de Valparaso; Mario Planet, de La Serena.
Santiago es "donde todo pasa". Con una decena de cuadras cntricas en la "city",
los transentes cruzan La Moneda y el Patio de Los Naranjos como si fuera su casa.
El controvertido gobierno de Gabriel Gonzlez Videla, con su tormentosa Ley
Maldita, abre paso al segundo gobierno del general de la "escoba", Carlos Ibez
del Campo, esta vez elegido en las urnas. En su gobierno nace el novedoso tabloide
vespertino Clarn (21/9/1954), bajo el alero protector de La Nacin y del mismo
Presidente, su propietario en sociedad con Daro Saint Marie Soruco (Volpone), ex
director del diario de gobierno. Ms tarde, Volpone le compra su parte al socio
Presidente y lo transforma en matutino. "Yo atraves la plaza de La Constitucin
cargando una "Underwood" hasta la nueva sede del diario, en Alonso Ovalle",
recuerda Mario Gonzlez, uno de los tantos periodistas que Saint Mare se llev
desde La Nacin, "con mquina de escribir y todo". A su primer director, Jos
Dolores Vsquez, le siguen Romn Alegra y Alberto "El Gato" Gamboa.
Clarn lleg a convertirse en el tabloide ms popular y de mayor venta en la
historia del periodismo: 200.000 ejemplares diarios de promedio y 580.000 los
domingos, segn cifras de 1973. Saint Marie, "un periodista, intuitivo, culto y
verdadero estratega poltico" (Alberto Gamboa), habra vendido el diario a la
Unidad Popular en 1972. Segn un trabajo de Carmen Eugenia Bravo, publicado en
La Nacin (29/9/1996), "el periodista Ral Morales lvarez relata la venta, de "El
Clarn" a la Unidad Popular, con la presencia del Presidente Salvador Allende, Daro
Saint Marie y el periodista Abraham Reynold. "A lo mejor me quedo en Chile y saco
otro diario para combatirte y derrocarte", le dijo Volpone a Allende. Y ste le
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respondi: "No, t no hars nada de eso, porque maana mismo te irs de Chile". Al
otro da, se fue a Espaa. El diario existi durante 19 aos, exactamente hasta el
11 de septiembre de 1973.
Las mujeres debutan en la poltica. Mara Teresa del Canto se transforma en
la primera alcaldesa de Santiago, Ins Enrquez es electa diputada y Mara de la
Cruz, lideresa del partido Femenino de inflamante oratoria, resulta electa
senadora con 100.000 votos, primera mayora en Santiago. El fenmeno electoral
hubiera permitido sacar a otros senadores, pero no haba ms candidatos.
Desde Argentina, el nacionalismo populista de Juan Domingo Pern penetra
hacia su par de Chile, el ibaismo. Evita y el General visitan el pas para estrechar
relaciones polticas y conmocionar a los santiaguinos con su circuito cerrado de
televisin. La oposicin, entretanto, se atrinchera en El Debate, un diario de corta
vida. El encono poltico produce la penosa expulsin del Congreso de la primera
senadora chilena, acusada de contrabando.
Esos si que son "golpes"
Tambin es poca de grandes golpes periodsticos y en la competencia por ser
"el primero en dar la noticia", se derrocha dinamismo, inquietud, individualismo y
espritu de superacin. En septiembre de 1951, Jos Pepe Gmez Lpez desentraa
el misterio de la fingida desaparicin de Edgardo Mass y Domiciano Soto, los
protagonistas del recordado Complot de Colliguay, desde las pginas de Las
Noticias de Ultima Hora, el diario fundado por Carlos Becerra.
En esos aos, el oficio se aprende en la prctica. Aunque los periodistas
aparecen por generacin espontnea, la tesis dominante es que nacen y no se hacen.
No se concibe otro periodismo que el informativo. La experiencia ensea a explicar
el qu, el quin, dnde, cundo, cmo, por qu y para qu, los elementos del lead de
la noticia, segn el declogo de la pirmide invertida, tan vigente en la primera
poca universitaria del periodismo. Los reporteros autodidactas se forman en el
da a da de la redaccin, en la sana competencia por informar.
Los muchachos de la prensa son hombres y mujeres jvenes, pero de
fortaleza a toda prueba: bajos sueldos, turnos interminables, conflictos familiares,
desventuras e incomprensiones, amenazas, querellas, encarcelamientos y hasta el
riesgo de muerte, como ahora, matizan su cotidianidad.
Los grandes maestros del periodismo, en un comienzo, se dedican a mltiples
pitutos. Otros, llegan desde las aulas del Pedaggico, la escuela de Artes y Oficios
o el Teatro Experimental de la Chile. Algunos siguen las huellas de John Dos Passos
o Truman Capote, con crudos relatos sacados de la vida real.
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Llenan los cuartos de pensiones del barrio Brasil, de La Chimba, de Dieciocho
o de las calles Catedral y Puente. Frente a las carencias cotidianas despliegan una
mezcla de idealismo y ambicin que los hace irreductibles. Escriben poesa y
cuentos, hacen uno y mil oficios y esperan su oportunidad.
De pronto, conocen a ese cronista de El Diario Ilustrado, al redactor de Las
Noticias Grficas, al corresponsal de la UPI, al editor jefe del Reporter ESSO o al
speaker de la radioemisora Huckey, se convierten, entonces, en su alter ego
incondicional y sin derecho a sueldo. Su nica aspiracin es extraer la savia, el
estilo, la estampa, el desplante, el conocimiento, en fin, el tnico vital, de esos
mulos de Humphrey Bogart a tiempo completo...
Nadie puede prescindir de la crnica poltica de Luis Hernndez Parker, cuya
fama de indesmentible cre la frase: "lo dijo HP". Ni resistirse a la deslumbrante
sagacidad reporteril de Lenka Franulic, ni a la locomotora de experiencia y talento
que era Tito Mundt, ni a la simpata del gremialista Juan Emilio Pacull, que refunda
el Crculo de Periodistas de Santiago, es consejero de la Caja de Empleados
Pblicos y Periodistas y primer Presidente del Colegio de Periodistas. Son los
hroes de antao!
Entre el apostolado y la bohemia
Algunos, como Roberto Masn, entran a la UPI como Juniors. Otros, poco ven
el sueldo: Que se cree!... Yo estuve tres aos trabajando gratis, antes de ganarme
el primer peso... me replic Ral Gonzlez Alfaro, el Maraco, maestro en radio
Portales, cuando me atrev a pedir mi paga.
Es el tiempo en que los maestros de periodismo y los reporteros mezclan
aventura, humanidad y bohemia. El periodismo tiene olor y sabor de apostolado, de
misin de hondo contenido social, de causa que da plenitud a la vida. Es el tiempo en
que las posiciones polticas, los credos religiosos y los principios ideolgicos no
dividen al gremio, que se une por la libertad de opinin y la pasin por narrar la
historia de cada da.
Los diarios llenan sus pginas con crnica roja, poltica, espectculos e hpica.
Los periodistas de turno, luego de revisar la tipografa en las "ramas", salen de
madrugada con el ejemplar bajo el brazo, como pancito caliente, mientras las
camionetas repartidoras tiran los fajos de peridicos en las esquinas de la ciudad.
Los tirajes son cortos; la fantstica velocidad de las rotativas no corresponde a la
cantidad de lectores.
Despus del turno en el diario, el camino conduce directa e inevitablemente a
la bohemia noctmbula del Zeppeln de la calle Puente, "El Negro Bueno y el "Far
West". A las copetineras del "Mon Bijoury" del "Tap Room"; a las vedettes del "Bim
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Bam Bum" y del "Picaresque", o, por lo menos, a la trasnochada farandulera de "Il
Bosco". Los bares "El Nacional" y "Black and White" de la Casa Colorada, quedan de
turno para que, a medianoche, cuando cierran los noticieros radiales y las agencias
informativas, se renan los colegas a matar la noche. Otros prefieren los "pooles",
y despus los "flippers", de los bajos del Cine York.
Pero no todo es farndula. En diciembre de 1952, se realiza en Chile el Primer
Congreso Mundial de Periodistas. Participan connotados cronistas y escritores de
Latinoamrica, Estados Unidos, Europa, e incluso Asia y frica. Entre los
asistentes aparecen Camilo Jos Cela y Alberto Moravia.
Un da que hizo historia
El 20 de abril de 1955, con Ernesto Montenegro Nieto como director, se
inauguran los cursos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, la
primera en el pas. Juvenal Hernndez, rector de la Universidad, participa en el
proyecto y sostiene que el periodismo es el agente cultural, econmico y social del
pas. Por esta razn me propuse crear esta escuela de profesionales veraces,
inteligentes y sin prejuicios de ninguna clase. Deba darse en ella una preparacin
responsable, cientfica, poltica, social y sicolgica".
Alejandro Cabrera Ferrada, alumno de ese primer curso, con el tiempo se
convierte en docente de la Escuela y, 40 aos despus, en fundador del grupo Los
Caperusos -Club Abierto de Periodistas Universitarios Sin Ocupacin Segura-,
formado por un centenar de exalumnos que se renen peridicamente a recordar
viejos tiempos, en una camaradera con humor y tcita interdiccin de hablar de
achaques y de la cesanta consuetudinaria. En su libro Vendedores de Sol recuerda
episodios de ese perodo fundacional.
En la dedicatoria, Cabrera Perrada lo dice todo: "a los visionarios periodistas
autodidactas que hicieron verdad, para nuevas generaciones, su tenaz sueo: dar
rango universitario a su noble profesin". La obra es un reportaje a creadores y
protagonistas de los primeros diecisis aos de vida de la primera escuela
universitaria de Chile, 1955-1968. Figuran tambin algunos autodidactas que se
transforman en profesores y maestros de las generaciones venideras.
El primer director es el gentil e ilustrado Ernesto Montenegro; luego, el
brillante dramaturgo, poeta, periodista y orador Santiago del Campo. Siguen
Guillermo Eduardo Feli, redactor poltico y director del matutino La Tercera;
Ramn Cortez Ponce, ex director de La Nacin en tiempos de Gabriel Gonzlez
Videla. Bajo su direccin, el diario de Eleodoro Yez lleg a duplicar el tiraje de El
Mercurio. Sus ex alumnos le brindan homenaje cuarenta aos despus, el 30 de
abril de 1995, al reinstalar su busto en el hall de la nueva Escuela, que ahora
funciona en una ex sede de la DINA/CNI.
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Mas tarde, Mario Planet, viajado corresponsal de las agencias AP, UPI,
International News y revistas de relevancia, como Time y Life, introduce el
concepto del periodismo interpretativo, muy en boga en otras partes del mundo.
Adems de informar que los hechos ocurren, se requiere explicar por qu ocurren.
Para regular la profesin, en 1956 se crea por ley el Colegio de Periodistas de
Chile. La nueva agrupacin elige, por votacin directa de todos los inscritos en los
registros del Crculo de Periodistas de Santiago, el Primer Consejo Nacional; Juan
Emilio Pacull, presidente; Alex Vrela, secretario general; Ramn Cortez, Jenaro
Medina, Francisco Neira, Enrique Pascal, Ral Gallardo, Nicols Velasco y Juan
Honorato, consejeros. A Juan Emilio le suceden importantes profesionales en la
presidencia, entre otros, Rene Silva Espejo, Enrique Sweet, Emilio Filippi, Juan
Campbell y Alfredo Olivares.
Paralelo al Colegio, sigue vigente el Crculo de Periodistas de Santiago,
heredero del antiguo "Crculo de Periodistas y Artistas" de la calle Arturo Prat.
Con el tesn de Pacull y sus colaboradores en la direccin del Crculo, y varios aos
antes de la ley que crea el Colegio, el gremio obtiene el edificio de Amuntegui 51.
Despus de conseguir esa sede en 1955, el incansable Pacull y sus compaeros en la
directiva del Crculo se dan a la tarea de impulsar las leyes del Colegio y de la
Escuela. All en Amuntegui funcionan, desde luego, las oficinas del Crculo y,
adems, las sedes de los consejos Nacional y Metropolitano del Colegio de
Periodistas, la Unin de Reporteros Grficos y Camargrafos, la Asociacin de
Periodistas Jubilados y otras asociaciones gremiales y mutuales de reporteros.
Cuenta, adems, con el teatro Camilo Henrquez (que en 1960 estren La Prgola de
Las Flores), servicio mdico, de bienestar, biblioteca y peluquera, y en el
subterrneo, "La Taberna", que acoge la tertulia de los profesionales de la prensa
nacional.
Los dorados aos '60
Para los '60, los tiempos cambian. Se calienta la guerra fra y adviene el auge
de la llamada "era Kennedy", con el sello del demcrata que es el primer catlico en
acceder a la Casa Blanca. La poltica del "gran garrote" de Theodore Roosevelt
(1901/09), mutada en la del "buen vecino" de Thomas Woodrow Wilson (1913/21),
da paso ahora a la Alianza para el Progreso y al Cuerpo de Paz. Estados Unidos
ofrece algo mejor que un "buen vecino", en consonancias con innovaciones polticas
y sociales controladas, pero est claro que hay ideologas intolerables para
Amrica Latina: lo confirma la invasin de Baha, de Cochinos (Playa Girn) despus
de la Semana Santa del '61. En la nueva Indochina (Vietnam, Laos y Camboya), la
guerra abandonada por los franceses y retomada por Kennedy y Johnson, el
sucesor tras el crimen de Dallas, marcara en Estados Unidos a la generacin de
the golden sixties, "la dcada de los dorados '60".
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Al bajar a La Habana con sus guerrilleros de la Sierra Maestra, la noche del
ao nuevo de 1959, Fidel Castro convierte a Cuba en el primer estado socialista de
Amrica Latina y provoca un remezn irreversible en los pueblos del continente. El
argentino Ernesto "Che" Guevara, convertido en smbolo ideolgico de los jvenes
latinoamericanos, se transforma en leyenda despus de su muerte en la selva
boliviana.
Las agencias internacionales multiplican sus despachos y establecen su
servicio en todas las capitales de Latinoamrica. En un mercado ms bien signado
por la lucha ideolgica que por la demanda real de noticias internacionales, el
monopolio de las agencias norteamericanas Associated Press (AP) y United Press
International (UPI) es amenazado por la britnica Reuter, la agencia francesa AFP,
la ANSA italiana, las alemanas DPA (occidental) y ADK (oriental), la EFE de Espaa,
la sovitica TASS, la china Xinhu, la checa CTK, la cubana Prensa Latina y la talo
latinoamericana Inter Press Service (IPS). Las noticias internacionales tienen hora
de cierre "a cada minuto" en los teletipos.
Con el avance de las comunicaciones, la electrnica y el transporte, Chile
pierde su legendario aislamiento y en Santiago la vida se acelera. El gobierno de
Jorge Alessandri Rodrguez representa el ltimo fulgor de los partidos
tradicionales. El 1958, nace La Libertad, que apoya la primera candidatura del
demcrata cristiano Eduardo Frei Montalva, diario en el que participan Jorge Cash,
Jaime Castillo, Gabriel Valds, Juan de Luigi y Alejandro Magnet. Los seis aos de
Frei Montalva significan un creciente ascenso de la clase media. Se inicia un
proceso de estmulo al agro y a la industria, los sectores medios se inundan de
citronetas, el pollo broiler deja de ser un plato de los domingos y se genera una
profundizacin ms seria de la reforma agraria de macetero iniciada por
Alessandri Rodrguez.
En el periodismo, la imagen del reportero bohemio cede paso a un concepto de
ejercicio profesional colectivo de trabajo en equipo en las fuentes de la noticia.
Nacen las actuales agrupaciones gremiales, entre ellas, la de los reporteros
policiales, la de Moneda (La Copucha), la de Economa (La Ruca) y la Unin de
Reporteros Grficos. Es un perodo de transicin, en el que los viejos periodistas
estudian con desconfianza el desempeo de las primeras promociones de las
escuelas de Periodismo de la Universidad de Chile, de la Universidad de Concepcin
y de la Universidad Catlica de Santiago.
Entre esos primeros egresados de la Chile destacan, entre otros, Elmo
Cataln, que muere en Bolivia y da su nombre a una brigada socialista; Alejandro
Cabrera, Luis Carrera, Margarita Correa, Atio Glvez, que muere asesinado en
Antofagasta, Mara de la Luz Marmentini, Ernesto Merino, Luis Ochoa, Enrique
Pizarro, Jos Lus Recart, Raquel Cordero, Raquel Correa, primera mujer que
obtiene el Premio Nacional de Periodismo. Varios cientos se desempean en la
prensa, radio, televisin y revistas, mientras otros se defienden en relaciones
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pblicas, docencia, asesoras, fotografa, medios audiovisuales, literatura y
publicidad, entre los mltiples mbitos que abarca el ejercicio de la comunicacin.
En la transicin de los 60 a los 70, a pesar de la desigualdad de los tirajes, el
periodismo refleja los conflictos de la sociedad chilena. Se torna doctrinario y
confrontacional. Nace Televisin Nacional de Chile, se crea Puro Chile, que dirige
Jos Gmez Lpez; las revistas PEC y SEPA, de Marcos Chamudez y Rafael Otero,
respectivamente; y Punto Final, con Manuel Cabieses como su director. Proliferan
las columnas de opinin. En Clarn, las de Volpone (Daro Saint Marie) y Augusto
Olivares; en Las Noticias de Ultima Hora, las de Juan de Luigi y Topn de Siete
(Avelino Urza, ex director de Topase y fino humorista), entre muchos otros.
En junio de 1968, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de
Concepcin, en una represalia de triste recuerdo, se apodera del periodista Hernn
Osses, director de Noticias de la Tarde, y lo abandona semidesnudo en una calle
cntrica. La confrontacin periodstico ideolgica se rebalsaba.
El PDC, sumido en el debate interno de qu fue y pudo ser su revolucin en
libertad, se escinde y surgen, primero el MAPU, Movimiento de Accin Popular
Unitaria, encabezado por el lder juvenil Rodrigo Ambrosio, y luego, la Izquierda
Cristiana. Probablemente, este proceso influy en la derrota del candidato DC,
Radomiro Tomic. La derecha, inserta en los tradicionales partidos Liberal y
Conservador, en el sexenio de Fre Montalva se reagrupa en el partido Nacional
para apoyar sin xito a Jorge Alessandri.
El desarrollo tecnolgico de la poca impacta al periodismo: de la linotipia se
pasa al offset y a las rotativas de gran rapidez de impresin. El transistor
reemplaza a la radio galena., la grabadora a la taquigrafa, el videotape al celuloide,
el televisor al cine...
La dcada de los aos '70
En 1970, Chile se convierte en el primer pas que elige en votacin popular un
gobierno de socialistas y comunista, ms otros sectores minoritarios que integran
la Unidad Popular. Este proceso transforma al pas en un centro mundial de la
noticia.
El suceso se gesta en las dcadas anteriores. La historia poltica ve desfilar,
en ordenada sucesin constitucional, a los gobiernos radicales (1958/1952), al
ibaismo (1952/58), al rgimen liberal conservador de Jorge Alessandri Rodrguez
(1958/64), al demcrata cristiano de Eduardo Frei Montalva (1964/1970), para
desembocar en el triunfo del socialista Salvador Allende.
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En agosto de 1967, el dirigente estudiantil de la universidad Catlica Miguel
ngel Solar provoca estupor en los santiaguinos, al colocar en el "frontis" de la
Casa Central la clebre frase: "El Mercurio Miente".
En la madrugada del 5 de septiembre de 1970, el Ministro del Interior
Patricio Rojas enfrenta las cmaras de televisin y anuncia: "Allende ha ganado".
Los chilenos se dividen entre los que celebran frente al local de la Federacin de
Estudiantes (FECH) en la Alameda y los que sufren una noche de insomnio.
Comienzan las siete semanas ms largas de la historia, hasta el 24 de
octubre, en que el Congreso Pleno designa al Presidente de la Repblica. En el
intertanto es asesinado el comandante en jefe del Ejrcito, general Rene
Schneider. Invaden Santiago cientos de corresponsales, que se instalan
preferentemente en el Hotel Carrera e informan urbi et orbe. La prensa nacional
acenta su polarizacin, que refleja el ambiente ciudadano. Meses ms tarde, el
partido Nacional saca Tribuna, tabloide de estilo sensacionalista y agresivo.
La Unidad Popular abarca un amplio espectro poltico: desde los centristas
partidos Radical y Accin Popular Independiente (API), del senador Rafael Tarud;
el partido de Izquierda Radical (PIR), de Luis Bossay, de posiciones ms cargadas a
la derecha; el MAPU del fallecido Ambrosio Rodrguez, liderado por Oscar
Guillermo Garretn; los partidos Socialista y Comunista, ejes de la alianza; y el
rebelde MIR, de Miguel Enrquez, que apoya la coalicin desde afuera. En el otro
bando, adems del partido Nacional, que englob a liberales y conservadores,
descollan las amenazantes acciones derechistas del grupo Patria y Libertad,
conducido por el abogado Pablo Rodrguez Grez, quien cataloga de "ingenuidad" al
Estatuto de Garantas Constitucionales que exige el PDC para votar en el
parlamento el reconocimiento de la mayora de Salvador Allende.
Das antes del Congreso Pleno, asesinan al general Schneider cerca de su
hogar. El homicidio no cambia los acuerdos del juego constitucional y al medioda
del 24 de octubre el ciudadano Salvador Allende Gossens es proclamado Presidente
de la Repblica, para el perodo comprendido entre el 4 de noviembre de 1970 y el
4 de noviembre de 1976.
En abril de 1971 se realiza una Asamblea Nacional de Periodistas de
Izquierda. Flotan los conflictos de un periodismo que lucha por construir un orden
nuevo, pero que acta dentro de un cuadro tradicional de propiedad y orientacin
de los medios, con su concepto comercial y poltico del servicio pblico de la
informacin.
Durante dos aos, de algn modo se preserva el dilogo entre los actores
polticos de la nacin. En junio de 1972, estalla la crisis: el "telfono rojo" que
comunica al mayoritario PDC con el Gobierno se interrumpe. A partir de octubre
comienza "el paro ms grave del que el pas tiene memoria", como expresa Carlos
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Prat Gonzlez, Comandante en Jefe del Ejrcito, que a raz del conflicto ejerce el
cargo de Ministro del Interior.
Las calles de Santiago exhiben restos humeantes de barricadas, vidrios
destrozados, desperdicios y piedras lanzadas en una batalla que simboliza la honda
divisin entre chilenos. La polarizacin de la prensa nacional convierte a la
informacin en trinchera ideolgica y de descalificacin, con el libelo y la injuria
como estilo. Los rganos que apoyan al Gobierno, Las Noticias de Ultima Hora, El
Siglo, Punto Final, El Clarn, Puro Chile, El Rebelde y Chile Hoy, polemizan con los
medios opositores que los peyorizan llamndolos "la prensa comprometida".
Los sucesos se aceleran, hasta que llega el 29 de junio, el da de 'El Tancazo".
Se decreta estado de emergencia y se establecen cadenas radiales. El poder
judicial y el legislativo, se proponen ilegitimar al gobierno constitucional.
El 4 de septiembre, Allende resume la situacin hablando por radio:
"Enfrentamos una grave conspiracin". Luego adviene el 11 de septiembre de 1973,
martes rojo por la sangre derramada, o negro por lo que significar en el futuro.
Chile cambia para siempre.
El silenciamiento de los rganos de izquierda es medida inmediata. Se detiene
a gran cantidad de periodistas, locutores, escritores, artistas y trabajadores de
los medios de comunicacin.
A partir de ese fatdico da empieza a gestarse este libro. La tragedia de
aquellos periodistas y comunicadores sociales convertidos en vctimas de un
perodo doloroso de la historia de Chile, hoy son sus protagonistas. Intentamos
rescatar estos retazos de la memoria histrica del periodismo chileno para que la
memoria imperecedera de las victimas mantenga encendida la llama de la conciencia
moral en las generaciones venideras.
Maura Brescia Del Val es autora del ensayo La Propaganda. Poltica y la
Opinin Pblica, Mares de Leyenda (investigacin sobre el archipilago Juan
Fernndez), Fembra (cuentos) y La estirpe censurada (novela). Premios Club Zonta,
Andrs Bello (crnica) y Crculo de Periodistas. Fue directora de la Asociacin
Nacional de Mujeres Periodistas (1988-90) y agregada de prensa y cultura en
Brasil (1990-94).
Prensa y periodismo poltico en los aos 1960/70
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por Hernn Uribe
Desde fines de los aos 50, y durante toda la dcada de los '60, Chile vivi un
perodo de auge en las luchas sociales y polticas. El hecho pice de los '50 fue la
derogacin de la llamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia. El proceso
culmin en 1970 con la eleccin de Salvador Allende, el primer socialista elevado a
la Presidencia de la Repblica.
Fueron tiempos histricos en que la lucha social conquist espacios
democrticos en favor de las mayoras; aos en que obreros, empleados y
periodistas de verdad accedan al parlamento. Tiempos muy distantes, lejansimos
del "modelo" de democracia vigente hoy.
En aquel paisaje social signado por el optimismo, porque adems en el pas
regan las libertades pblicas y los derechos de los ciudadanos, se adverta una
gran falencia: la escasez de una prensa, de medios de comunicacin que
representaran los intereses populares en auge. Allende fue electo sin el apoyo de
siquiera una radioemisora. Los peridicos que lo respaldaron (El Siglo, del Partido
Comunista, y Las Noticias de Ultima Hora, influida por el Partido socialista), ms
revistas como Punto Final y publicaciones provinciales, circulaban en una proporcin
menor al 10 por ciento de la tirada de los diarios adversarios. Clarn, un matutino
popular-sensacionalista de circulacin nacional, se empeaba en dividir su simpata
por mitades, entre los candidatos demcrata cristianos y de la izquierda.
Aunque ya es un lugar comn que los medios de comunicacin sirven en la
sociedad como propagadores de la ideologa dominante y refuerzan la estabilidad
del sistema, la dirigencia progresista no tuvo la sapiencia de preocuparse del tema,
con la excepcin del gran esfuerzo que en ese sentido hizo permanentemente el
Partido Comunista.
En la trinchera opuesta, el cuadro era absolutamente diferente. El
empresariado, la aristocracia agropecuaria y sus expresiones polticas, e incluso
corporativas, tuvieron claro que los medios masivos realizan una funcin dirigida a
la conquista de las conciencias, a despecho de que se autoproclamen objetivos...
En 1970, y al margen de la televisin que era universitaria y estatal, los
campos de la prensa escrita y de la radiodifusin estaban dominados por diez
grupos cuasi monoplicos:
1. El Mercurio/Lord Cochrane
2. Empresa Editora Zig Zag
3. Radio Minera
4. Radio Portales
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5. Consorcio Periodstico de Chile. COPESA
6. Compaa Chilena de Comunicaciones
7. Emisora Presidente Balmaceda
8. Sociedad Periodstica del Sur, SOPESUR
9. Sociedad Nacional de Agricultura
10. Radioemisoras Unidas
Naturalmente, esos diez consorcios respondan a un nmero igual de clanes
econmicos significativos en el control de la industria, el sistema bancario y, en
general, de las finanzas del pas. Si radio Balmaceda perteneca al magnate Yarur y
radio Portados al empresario Hirmas, cabezas de un crtel de fbricas textiles,
otras radioemisoras representaban corporativamente a potentados mineros o
agrcolas.
Desde el ngulo especficamente comunicacional, el ms poderoso pareca ser
El Mercurio/Lord Cochrane, con 9 diarios a lo largo de Chile (hoy edita 15), y junto
con Zig Zag ejercan en la prctica el monopolio del negocio revistero nacional. A su
vez, El Mercurio, SOPESUR y COPESA controlaban el 80 por ciento de la
produccin nacional de diarios, con una tirada superior a los 500 mil ejemplares.
Ese gigantesco aparato publicitario confeccion y difundi, por iniciativa
norteamericana, la bien denominada Campaa del Terror que se puso en marcha en
las elecciones presidenciales de 1964. Despus del golpe militar del '73 se supo
cmo la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) invent, financi,
prest asistencia tcnica y pag a periodistas para que mintieran descaradamente.
El episodio se repetira durante los tres aos del gobierno allendista.
Para las elecciones presidenciales de 1970 se frustr el orquestado empeo
publicitario contra la coalicin de la Unidad Popular, pero aquellos medios volvieron
a colocarse a las rdenes de la CA para impedir que Allende asumiera el poder. En
el perodo de septiembre a noviembre de 1970, entre la eleccin presidencial y la
transmisin del mando, la extrema derecha procur -con la pasividad demcrata
cristiana- el llamado "golpe legal", consistente en que el Congreso Nacional
designara presidente a Jorge Alessandri Rodrguez, segundo en los comicios.
Una vez elegido Salvador Allende, el presidente de Estados Unidos, Richard
Nixon, se apresur a advertir: La eleccin de un presidente socialista puede tener
profundas implicaciones no slo para su pueblo, sino tambin para el sistema
interamericano. La legitimidad de este gobierno no est cuestionaba, pero su
ideologa puede influir en sus acciones. De estas afirmaciones se deduca: a) Un
adelanto del "gobierno mundial" que hoy quiere practicar Washington con
la dictacin de leyes extraterritoriales; b) No se puede "pensar" ms que como
capitalista; y c) No puede existir otro sistema que no sea el capitalista. Allende y
la Unidad Popular rechazaron enrgicamente tales pretensiones de pontificar
sobre el destino de Chile, mientras las palabras de Nixon coincidan con el nuevo
plan de provocar un golpe militar mediante el secuestro del comandante en jefe del
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Ejrcito, general Rene Schneider. De fuente norteamericana, se sabe que la CIA
entreg incluso armas a quienes terminaron asesinando al general Schneider. La
prensa anti allendista estaba tan comprometida en el complot, que propag,
desconcertada, la falacia incongruente de un "infiltrado socialista" entre los
criminales.
Etapa de guerra psicolgica
Instalado el gobierno de Salvador Allende, se agudiz de manera intensa la
lucha ideolgica, como efecto de los cambios estructurales considerados un
trnsito hacia el socialismo, de la real participacin de las masas en las decisiones y
del terror/pnico de la oligarqua financiera de perder parte de sus privilegios.
Junto con las manifestaciones poltico partidarias en el parlamento y otras
instancias, la expresin ms tenaz y eficiente de aquella guerra psicolgica fueron
los medios de comunicacin masiva.
El sabotaje econmico, el desabastecimiento deliberado por los productores y
un virtual bloqueo financiero internacional, acompaaron una renovada campaa
publicitaria ahora perfectamente planificada y provista de abundantes dlares. Los
temas en ese campo fueron, entre otros, entregar al pblico la sensacin de
desgobierno, descrdito de las autoridades (en primer trmino, del Presidente),
fomento de la violencia, difusin de inexistentes amenazas a los poderes legislativo
y judicial y, la mentira mayor, una carencia de libertad de prensa en Chile.
Resulta increble que todava haya gente que sigue repitiendo esas
paparruchadas, a 23 aos del golpe y despus que el Senado de Estados unidos
dej claro en 1974 que todo fue inventado para crear las condiciones del
derrocamiento de Allende. El informe "Covert Action in Chile" (*), emitido por el
comit presidido por Frank Church e integrado por otros diez senadores, seala
con meridiana claridad que la CIA soborn (lase, compr) a ejecutivos y
periodistas de El Mercurio; que fund publicaciones como el diario Tribuna, la
revista Sepa, entre otras; y que en los hechos infiltr a lo menos la mitad del
mundo periodstico entre 1970-73.
La infiltracin del periodismo fue comenzada muchos aos antes por la CIA.
En su investigacin de documentos secretos recientemente desclasificados por el
gobierno norteamericano (Soberanos e Intervenidos), Joan E. Garcs concluye que
en junio de 1964 la CIA produca 24 informativos radiales diarios en Santiago y
provincias, 26 programas de "debate" por semana y subsidiaba a "medios de
informacin afines".
En referencia directa a la accin de la CIA en 1970-73, el "Informe Church"
apunta, por ejemplo:
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- "Inclua un grupo de apoyo periodstico que suministraba artculos sobre
poltica, editoriales y noticias para colocar en la prensa y en la radio".
- "Otro de los proyectos proporcionaba fondos para fichas (nombre
eufemstico de agentes) individuales en la prensa".
- "Otras fichas, empleados todos de El Mercurio, permitan que la Estacin
CIA publicara ms de un editorial al da basado en sus orientaciones"
- "La campaa de propaganda tena varios componentes. Las predicciones del
colapso econmico con Allende eran reproducidas por peridicos europeos y
latinoamericanos en artculos originales de la CIA".
- "El Mercurio fue uno de los principales canales de propaganda en 1970-73,
como lo haba sido en las elecciones de 1970 y en el perodo anterior a la posesin
de Allende" (4/11/70).
Circulacin de diarios pro
gobierno ao 1972
Diario Ejemplares
Clarn 220.000
El Siglo 29.000
Puro Chile 25.000
La Nacin 21.000
ltima Hora 17.000
Total 312.000
Circulacin de diarios de
oposicin ao 1972 *
La tercera 820.0
00
El mercurio 126.0
00
Las ultimas noticias 81.00
0
La segunda 55.00
0
Tribuna 40.00
0
La prensa 29.00
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0
Total 541.0
00
Ahora bien, ni las fichas ni los empresarios de la noticia hicieron su labor gratis, pese a que supona la defensa de sus intereses. El Informe Church
proporciona algunas cifras aprobadas por el Comit 40 (*) para las operaciones
ilegales en Chile. He aqu algo del reparto de dlares:
1970
marzo 25: El Comit aprueba 125.000 dlares para "operacin de
descrdito de la Unidad Popular".
Junio 87: Se acuerdan 300.000 dlares adicionales.
septiembre 9: Se aprueban 700.000 dlares para El Mercurio.
1972
abril 11: Otros 965.000 dlares para El Mercurio.
Entre 1965 y 1973 -asegura el Comit Church- se gastaron en Chile 12
millones 300 mil dlares solamente en el "rubro prensa".
Libertad/Libertinaje
Durante la etapa de preparacin del golpe, hubo en Chile irrestricta libertad
de prensa y de expresin y, desde luego, no se elabor una nueva legislacin sobre
el tema. La supuesta opresin del periodismo fue una ficcin que se estrellaba
contra la realidad, pero igualmente proclamada como "verdad" por El Mercurio, Las
Ultimas Noticias, La Segunda, La Tercera, Tribuna (creadas con fondos CIA) y,
ms sibilinamente, por La Prensa.
Todos estos diarios de oposicin al gobierno de la poca tenan una tirada
aproximada de 540.000 ejemplares, a los que debe agregarse el efecto
multiplicador de tres lectores por peridico. Los medios que respaldaban al
gobierno de Salvador Allende se haban incrementado con el matutino
gubernamental La Nacin, el nuevo diario Puro Chile y con Clarn, que haba
abandonado su dicotoma. Con todo, agregados El Siglo y Las Noticias de Ultima
Hora, la tirada total se acercaba slo a los 350.000 ejemplares.
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Sin embargo, la correlacin de fuerza comunicacional vari ms en el campo
de la radiodifusin, rea en que los sectores populares llegaron a controlar 40
radioemisoras contra 115 de la oposicin. Entre las 40 radios proclives al gobierno
constitucional se registra, por primera vez, la propiedad de partidos polticos y
organizaciones sociales. Por ejemplo, el Partido Socialista adquiri la radio
Corporacin; el Partido Comunista, la radio Magallanes; la Central nica de
Trabajadores (CUT), sac al aire la radio Lus Emilio Recabarren; el Movimiento de
Izquierda Revolucionaria (MIR) adquiri una estacin local denominada entonces
radio Nacional; y el partido Radical tuvo la emisora Del Pacfico.
En estos trminos debera adicionarse al gobierno 11 peridicos provinciales,
alrededor de un centenar de revistas, particularmente las de Editorial Quimant,
empresa editora del estado, y los canales de televisin estatal y de la Universidad
de Chile.
Como sea, en esos tiempos de libertad de expresin la oposicin conservadora
practic el periodismo ms inmoral que haya conocido Chile, plagado de mentiras
fabulosas, de insultos acompaados de lenguaje soez y, por cierto, orientado a
objetivos carentes de tica, como la ruptura del orden constitucional. Esa prensa
impuso un estilo que cay de lleno en el libertinaje y que, lamentablemente, fue
imitado parcialmente por los peridicos progresistas, donde algunos incluso
procuraron superar al adversario en el reemplazo de los argumentos por los
insultos, las palabras gruesas o el lenguaje delictual.
Al terminar la dictadura de Pinochet, el Colegio de Periodistas procur hacer
un balance de la actitud de la prensa en el perodo pregolpe. La conclusin bsica
fue que unos y otros cometieron el error de incrementar una suerte de caos
nacional que habra coadyuvado a la ruptura de la institucionalidad.
Esa deduccin nos parece profundamente equivocada y tiene origen,
seguramente, en la circunstancia que los analistas observaron un tanto
mecnicamente los contenidos de aquellas dos trincheras polticas. Es decir, no
consideraron el asunto desde un punto de vista tico, pues uno de esos
combatientes quera mantener lo que se haba ganado democrticamente en las
urnas, en tanto que el otro bando persegua lo que cualquiera poda adivinar: un pas
sin libertades y teido por el rojo sangre de millares de muertos con violencia.
Operacin silencio
El silenciamiento de la prensa comenz en la maana misma del 11 de
septiembre de 1973, cuando el Bando N 1 orden cerrar a los peridicos y decret
la mudez para las radios, so pena de represalias fsicas que siempre se cumplieron.
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Mucha gente estaba comprometida con el golpe militar y uno de ellos fue el
entonces presidente del Colegio de Periodistas, Carlos Seplveda Vergara, quien
pas a dirigir el primer diario de los golpistas, La Patria, reemplazado despus por
El Cronista, dos sustitutos de corta vida de La Nacin. En la vergenza de esa
aventura, Seplveda fue acompaado por otros consejeros.
Sin plantearse una competencia macabra, puede afirmarse que los
periodistas, proporcionalmente, fueron terriblemente perseguidos por la tirana. La
Federacin Latinoamericana de Periodistas (FELAP) registraba en 1976 una cifra
de 20 periodistas y comunicadores asesinados o desaparecidos. En los aos
siguientes la nmina se increment con nuevos asesinatos, entre ellos el homicidio
de Jos Carrasco, ocurrido el 8 de septiembre de 1986, todava impune, como los
dems crmenes. En el balance de los agravios se cuenta el medio centenar de
periodistas convertidos en prisioneros de guerra, alrededor de 500 exiliados y un
millar de desempleados.
La censura, el trmino de las libertades pblicas y la violacin de todos los
derechos humanos, enmarcaron la creacin de una prensa uniformada que por ms
de tres lustros difundi la mentira oficial de cada da. Pasaran muchos aos antes
que pudiera emerger una prensa opositora, aunque sujeta a la arbitrariedad,
incluida la clausura y la amenaza permanente.
Conformar ese modelo de prensa fue fcil, pues slo permanecieron los
medios que respaldaron el golpe, en tanto que los otros desaparecieron junto con la
apropiacin de sus bienes, y simultneamente con la proscripcin de los partidos
polticos, de los sindicatos, de las organizaciones sociales y hasta de los colegios
profesionales, aunque varios tambin propiciaron la ruptura institucional.
Robo de la maquinaria
La supresin de cualquier expresin opositora y el inmovilismo social
impuestos a sangre y fuego se unieron a una medida cuyas secuelas permanecen: el
saqueo y un gigantesco robo de los bienes de las vctimas, iniciado con el hurto de
los objetos materiales pertenecientes al presidente Allende.
Partidos polticos, sindicatos y personas naturales fueron despojados de 111
propiedades, lase bienes inmuebles, y de una cantidad imprecisa de bienes
muebles. Los robos recrudecieron al aparecer la siniestra Direccin Nacional de
Inteligencia (DINA). Cuando en 1991 se procur sistematizar la magnitud del botn
para efectos de eventuales devoluciones o indemnizaciones, se registr a 23
personas naturales o jurdicas robadas.
Calculado con valores de 1973, este gigantesco botn del golpismo asciende a
20.200 millones de pesos. Mas, cuntos asesinados no pudieron reclamar sus
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automviles u otros bienes? Cuntos saqueos, como el del ex Congreso Nacional,
no han podido ser aclarados?
Todos los partidos de la Unidad Popular, ms la Democracia Cristiana, fueron
robados y en muchas ocasiones la exaccin correspondi a recintos o instalaciones
de medios de comunicacin.
Junto con la clausura, El Siglo, Puro Chile, Las Noticias de Ultima Hora, Punto
Final y otros medios, perdieron simultneamente sus bienes. Al Partido Socialista
se le quit radio Corporacin y la infraestructura de su cadena nacional,
instalaciones que pasaron al Ejrcito y despus, a la emisora oficial de la dictadura,
la nueva radio Nacional.
De igual manera se procedi con las imprentas del Partido Comunista, con 40
radios clausuradas y con las propiedades e imprentas de la empresa editora de
Clarn. Ninguno de estos robos ha sido reparado hasta hoy. Los disidentes no
tienen expresin.
Todo lo reseado constituye un fundamento para afirmar que hoy, terminando
el ao 1996, no existe todava en Chile una autntica libertad de expresin y de
informacin, carencia acentuada por la concentracin de la propiedad y de los
contenidos de los rganos informativos, rasgo que impide el pluralismo.
Contrariamente a lo que ocurra en la segunda mitad de los '60 y en los tres
aos de la Unidad Popular, los disidentes del modelo ideolgico de dominacin
imperante no tienen voz. Una mayora de la poblacin est impedida de expresarse
en la comunicacin masiva, mientras tribunales militares refuerzan la limitacin de
la libertad informativa al juzgar en tiempos de paz a periodistas y medios.
Los periodistas, que de algn modo sobrevivieron a la tirana ms sangrienta
de la historia de Chile, y sobre todo las generaciones de jvenes informadores,
estn llamados a luchar por restablecer aqu el derecho del pueblo a ser informado
veraz y oportunamente.
Notas:
* El documento, cuyo nombre se traduce como "Accin Encubierta, en Chile",
fue publicado en Bogot, Colombia, 1976, edicin de Carlos Valencia, con el ttulo
"La CIA: 10 Aos contra Chile".
* Fuente: Oficina de Informacin y Radio difusin de la Presidencia de la
Repblica (OER). Reproducido en Chile Hoy, N 14, semana del 7 al 13 de julio de
1972.
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* El comit estaba integrado por el Asistente del Presidente para Seguridad;
el Subsecretario de Estado, el Secretario Adjunto de Defensa, el Director del
Estado Mayor Conjunto y, naturalmente, el Director de la CIA.
Hernn Uribe es profesor de la Universidad de La Repblica, subdirector de
la revista Punto Final y presidente de la Comisin Latinoamericana Investigadora
de Atentados a Periodistas (CIAP-FELAP), autor de cuatro libros y de 30 ensayos,
dirigente del Consejo Nacional del Colegio de Periodistas en seis perodos.
Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile: Fulgor y muerte de una quimera
por Doris Jimnez, en colaboracin con Catalina Olavarra y Pablo Vergara
"Aunque los pasos toquen mil
aos este sitio,
no borrarn la sangre
de los que aqu cayeron.
Y no se extinguir
la hora en que caste
aunque miles de voces
crucen este silencio..."
Pablo Neruda.
Por el barrio Plaza Italia, en Belgrado 10, funciona la actual Escuela de
Periodismo de la Universidad de Chile. Sobre uno de los muros del local, en una
placa de cobre, el poema de Neruda parece resumir el destino del sueo que hace
44 aos el gremio de los periodistas logr concretar: dar rango universitario a su
profesin.
En Belgrado 10, ex cuartel general de la DINA y el CNI, signada por el
tecnicismo de "carrera terminal", la Escuela de Periodismo de la Universidad de
Chile, la primera creada en el pas, espera el anuncio oficial de su cierre definitivo
entre rumores y desmentidos.
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Se gesta una quimera
Es en los albores del siglo XX cuando el "periodismo" comienza a visualizarse
como un "discurso" autnomo, que remite a su estudio y sistematizacin. En 1908,
se crea en Columbia (Missouri) la primera escuela, y ya al trmino de la Gran
Guerra, existen, en Estados Unidos y Europa, ms de 60 escuelas universitarias o
departamentos dedicados a la enseanza de la disciplina.
Entre las dcadas del treinta y cuarenta, la idea germina en Amrica Latina.
El 27 de abril de 1954, en la ciudad argentina de La Plata, abre sus puertas la
primera escuela de periodismo del continente. La siguen Brasil, Mxico, Cuba,
Ecuador, Venezuela y Guatemala.
En Chile se vive un turbulento clima. Gabriel Gonzlez Videla enva a la
ilegalidad a su ex aliado, el Partido Comunista. La efervescencia poltica se traduce
en intensa actividad gremial. En el sector de la prensa se lucha por concretar dos
aspiraciones: crear el Colegio de la orden, para reglamentar la profesin, y fundar
una escuela de periodismo que otorgue grado universitario a la actividad.
Ambas propuestas se presentan, en 1948, en el Congreso de Periodistas de
Arica y en el Primer Congreso Mundial de Periodistas, que se realiza en Santiago en
diciembre de 1952.
El periodista nace o se hace?
Hasta entonces, el periodismo se nutre de escritores, abogados, polticos o
de aquellos que se forman en el trabajo prctico de redacciones y talleres. Un halo
de aventura y bohemia se desprende de la profesin.
La prensa santiaguina recoge la virulenta polmica que desata la iniciativa de
crear una escuela universitaria. Muchos profesionales consideran una atrocidad que
el periodismo pueda ensearse. Lo que determina a un buen periodista son las
condiciones naturales del individuo, su estilo y "olfato periodstico'. (*)
"...Algunos viejos profesionales -responde Ernesto Montenegro en las Ultimas Noticias del 31 de agosto de 1953- dicen que la idea de convertir en periodistas a todos los que aspiren a serlo es absurda, pues el buen periodista es el que se ha formado en la libre competencia, por el saludable proceso de eliminacin de los incapaces..."
"una escuela universitaria tiene otros objetivos. En tal escuela se puede afinar el instrumento capital del periodista, que es la pluma; o para hablar con mayor propiedad, su capacidad, la precisin y eficacia que debe tener el estilo
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periodstico. No hay exageracin en decir que la mitad del vocabulario es de uso incorrecto y la otra mitad enteramente innecesarias..."
Una Escuela de Periodismo bien programada une la formacin tcnica con la
intelectual. La inteligencia del periodista, robustecida con un bagaje de
conocimientos "...le habilita para juzgar con ms certeza y para criticar con ms justicia..." Tambin permite acceder a una formacin tica. "...El alto periodismo debe ser una escuela de integridad moral, de respeto por la verdad, de urbanidad y tolerancia bien entendida..."
El sueo hecho realidad
La controversia, que se prolonga hasta hoy, no desanima a la directiva del
Crculo de Periodistas de Santiago, que encabezada por su presidente, Juan Emilio
Pacull, logra adherir al proyecto al rector de la Universidad de Chile, Juvenal
Hernndez, y consigue en la Comisin de Legislacin y Justicia de la Cmara de
Diputados, los cuatro millones de pesos necesarios para concretarlo.
El mircoles 28 de mayo de 1952, el artculo 212 de la ley No. 10.345,
autoriza la creacin de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Dos
aos ms tarde, en 1956, se funda el Colegio de la orden.
Integrada a la Facultad de Filosofa y Educacin, el 20 de abril de 1955, en un
local provisional de San Antonio 265, la Escuela de Periodismo, bajo la direccin de
Ernesto Montenegro, recibe a su primer contingente de estudiantes.
Esa maana, cuarenta alumnos -25 hombres y 15 mujeres- cuyas edades
fluctan entre 18 y 40 aos, escuchan emocionados su primera clase de
Introduccin al Periodismo, en la que Ramn Cortez Ponce explica las
caractersticas del trabajo reporteril. Entre ellos, figura Elmo Cataln Avils, que
a fines de los 60 es asesinado en los sucesos de la guerrilla boliviana.
La Escuela se consolida
En ese primer perodo, el programa de estudios se orienta hacia materias
instrumentales de la profesin y se apoya en charlas, visitas y actividades
prcticas. El traslado, en 1954, a la Escuela de Economa, incentiva la expectativa
de un local propio. Jos Luis Recart, que preside el recin formado centro de
alumnos, se entrevista con la dama venezolana Clara Rosa Otero, que representa en
Chile a la Fundacin Henrique Otero Vizcarrondo, creada en honor de su padre,
editor del diario El Nacional de Caracas.
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Doa Clara Rosa dona 16 millones de pesos, la tercera parte de los 48 millones
del costo total de la obra, que la Sociedad Constructora de Establecimientos
Educacionales, se encarga de levantar en una superficie de 1800 m2 del barrio
uoa, bajo la supervisin del arquitecto Jorge Costaval.
Al lado del Pedaggico, en la calle Los Aromos, el 26 de abril de 1954, se
instala la "primera piedra", en cuyo interior, el rector Juan Gmez Millas, deposita
un tubo de bronce con una copia del acta constitutiva.
La Nacin resea al da siguiente, las palabras de la seora Clara Rosa Otero:
"... Es para m motivo de honda satisfaccin el que se me haya brindado la
oportunidad de rendir, a la memoria de mi padre, el mejor homenaje al donar, en su
nombre, a la Universidad de Chile, el edificio de la Escuela de Periodismo...".
En el local de "Los Aromos"
El 30 de octubre de 1956, Santiago del Campo, director subrogante, recibe
oficialmente a los 120 alumnos que se incorporan al nuevo plantel: "...porque
sabemos que el periodismo es no slo una profesin, sino una ciencia, un arte y un
destino, porque la prensa entraa una responsabilidad social y una actitud moral.
Por todo eso estamos hoy aqu reunidos, en medio de esta construccin joven, junto
a la juventud que habr de tomar maana el pulso de las noticias y el ritmo del
pensamiento y de la conciencia de la patria. Seoras y seores, gracias por estar
asistiendo como padrinos y "testigos en el bautismo de este nio de cemento y
cristales que es la Escuela de Periodismo de la U. de Chile..."
Ese mismo ao egresa la primera promocin: once de los cuarenta alumnos que
ingresaron a primer ao logran terminar; resta an "un hueso duro de roer":
obtener de la Universidad, el reconocimiento del ttulo profesional. Slo en 1961, el
reglamento 5.453 fija las normas de titulacin.
A Montenegro suceden en el cargo Santiago del Campo, Guillermo Feli y
Ramn Cortz. Su aporte fortalece la profesin y enfatiza la formacin de buenos
reporteros: fotografa, cine, radio y televisin se incorporan a la malla curricular.
Caracteriza a este perodo la fuerte unin entre la Escuela y las
organizaciones gremiales. El ao 1957, el Crculo de Periodistas acepta como socios
cooperadores a los alumnos de segundo, tercero y cuarto ao, permitindoles hacer
uso de algunos de los servicios sin pagar cuotas. El propsito es que los estudiantes
se vinculen con las organizaciones de la profesin.
Tanto el Colegio como el Crculo auspician foros en los que participan alumnos
y periodistas colegiados. El 13 de octubre de 1959, se inicia -con el apoyo de todos
los medios- la Semana Periodstica. La actividad central es la "mesa redonda" en
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que los "viejos periodistas", junto a la nueva generacin, debaten los mtodos de
enseanza y el futuro de la profesin. El baile y la eleccin de la reina clausuran
estos siete das de fiesta del periodismo nacional.
De los sesenta al golpe militar
Con la repentina muerte de Ramn Cortez, se inicia la dcada de Mario Planet.
El recuerdo de los "sesenta" remite al "sueo del hombre feliz". Los jvenes exigen
el cambio de la historia; su consigna es participacin.
Las transformaciones polticas y la polarizacin ideolgica que signan al pas
se reflejan en la Universidad. En 1971 la Comisin de Reforma de la Escuela, seala,
que el proceso se inspira "...en el propsito de superar las condiciones sociales y culturales negativas que vive actualmente el pas..."
La Escuela se convierte en Departamento de Ciencias y Tcnicas de la
Comunicacin y se integra a la Facultad de Ciencias Sociales, cuyo decanato asume
Mario Planet.
Bajo el lema: "Dar voz a los sin voz", se crea en agosto del '72, en el local de
Los Aromos, la Escuela Vespertina para Trabajadores. Alumnos del ltimo ao se
hacen cargo de las ctedras: los anima el propsito de guiar la labor de extensin
del Departamento hacia sectores que no tienen acceso a los medios de
comunicacin. Esta actividad se mantiene hasta Julio de 1973.
Juan Rojo de la Rosa dirige el Departamento hasta el 11 de septiembre del
'75, da en que se hace cargo de la Facultad, y de toda la sede Oriente, el
uniformado "fiscal coordinador" Gustavo Reyes Romn, quien destituye al Director
y designa en su lugar a Gonzalo Bertrn. "...Como casi todos los directores de la Facultad -recuerda Juan Rojo- fui destituido y sometido a sumario. Luego de ser aprobada mi rendicin de cuentas, volv a la Escuela a retirar mis objetos personales. En la puerta fui interpelado por Manfredo Mayol -que acompaaba al nuevo Director- y que por la fuerza intent negarme el ingreso al plantel..."
De "Los Aromos" al cuartel de la DINA
El paso de Bertrn como director inicia una nueva etapa, que se afianza con su
sucesor, el ingeniero civil Enrique Eduardo Latorre Gaete, profesor de periodismo
cientfico desde 1974. Chile vive, bajo la dictadura multar, tiempos de dolor y
miedo. La Universidad y la Escuela, como el resto del pas, son vctimas de
represin y arbitrariedad. Para Pinochet, el Campus Macul resulta un foco
subversivo, y decide aislar todas las carreras que no se vinculan con pedagoga.
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En 1981, se ordena a la Escuela de Periodismo desalojar su local y trasladarse
a Diagonal Paraguay 253 (al poco tiempo el Colegio se transforma en Asociacin
Gremial) "...Nuestro traslado fue en condiciones muy singulares, que incluso estn
por escrito, cuenta el profesor Latorre: El compromiso era por un ao, a lo sumo
dos. Nos iban a edificar una escuela en La Placa que est frente al Hospital de La
Catlica. Luego, cambi el rector, despus se vendi La Placa y todo qued en nada,
como han quedado muchas cosas en la Universidad..."
"Al regreso de vacaciones en 1981 -recuerda Rubn Andino, alumno del ltimo ao- nos enteramos del traslado. El local, una Torre de 5 pisos, es una verdadera ratonera en que nos ahogan con bombas lacrimgenas ante cualquier manifestacin. Creo que el cambio consigue disgregar a Periodismo del resto de la Universidad..."
En 1986, en el perodo de Mara Eugenia Oyarzn, con un sahumerio de
iniciacin, se confina a la Escuela al ex cuartel general del "Mamo Contreras", que
despus hereda la CNI. La pintura y el remozo no logran ocultar el horror que fluye
de Belgrado 10. (*)
La donacin: una comedia de equivocaciones
El retorno a la democracia revive el entusiasmo. En el marco de la celebracin
de los 40 aos de la Escuela, Sergio Prenafeta Yenkins, director en esa poca,
recibe la solicitud de los ex alumnos de iniciar alguna gestin para recuperar el
antiguo local, que se traspas a la Universidad Metropolitana. La aspiracin es
crear en l un Museo del Periodismo.
"...Hice varias gestiones, todas paralelas -cuenta Prenafeta-. Inicialmente, trat de encontrar informacin exacta, ya que los archivos de la Escuela no dicen nada al respecto. Me dirig a la direccin de arquitectura de la Universidad, donde existe un catastro total de los bienes que tiene y ha tenido la entidad. No hay informacin.
"En entrevista con la Sra. Caffarena, la abogado que llevaba los asuntos de la Fundacin, me enter que manejaba otros asuntos, no los referidos a Periodismo. Ella me orient hacia otra persona, el abogado que supuestamente particip en estos asuntos, pero l haba muerto y su bufete termin.
"Me dirig a la divisin jurdica de la. Universidad, pues exista la idea de que esa casa haba sido donada a la Chile. All hay un ordenamiento muy preciso, pero no existe escritura pblica de la donacin, nunca hubo escritura. Incluso buscamos en el Conservador de Bienes Races de Santiago los aos en que ms o menos pudo haber sido hecho este documento. Nunca se encontr nada, no existe, ni por el tem de Universidad de Chile, ni de Escuela de Periodismo, ni por fundacin
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extranjera. Ahora, no puedo entrar a suponer que se quem esas cosas cuando hubo cambios en la Universidad; no me cabe.
"Ese fue el triste episodio de lo que yo llamara "una comedia de equivocaciones. No existe ningn documento legal. Que la donacin existi, s, porque sali en los diarios, pero eso no est registrado en parte alguna. Por lo tanto, no podamos reclamarle a la Universidad Metropolitana, que hered esto como una suerte de presente griego y decirles: "Seores, aqu hubo un error, tienen que devolver el local"
De la "toma" a la desesperanza
Con frecuencia nos preguntamos el por qu del "nihilismo" de los jvenes de
hoy. En este texto de Pablo Vergara, Presidente de Centro y participante en la
"toma" de 1994, tal vez hay ms de una razn:
"Los cuarenta y tantos aos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de
Chile se notan. Algo as como un cansancio, un aletargamiento. Confusin, estafa,
desilusin; adjetivos todos que algo de verdad tienen. Lo cierto es que las
generaciones que salgan de esa escuela durante la presente dcada no guardarn
un recuerdo amoroso de su paso por la Universidad. El antiguo cario se desdibuja
y da paso al odio, al querer olvidarse. Los culpables? En orden alfabtico, suman
varas pginas. Nosotros mismos incluidos.
"El problema tal vez se inicie al momento de leer en el diario que la
universidad de Chile imparte Periodismo. La oferta de la Universidad es ma: lo que
la Universidad hace por concretar esa oferta es otra cosa. Una verdad
desalentadora que ha motivado paros, tomas y firmas de acuerdos. El ltimo de
ellos, en noviembre de 1994, con el decano Mario Orellana, en una facultad a un
paso de ser tomada por todos sus estudiantes, en solidaridad con los futuros
periodistas.
"Las esperanzas suelen ser vanas: no hubo cambio de profesores, no hubo plan
de desarrollo, no hubo edificio para la nueva escuela en Macul (y la vuelta, al fin, a
la tierra prometida donde Periodismo, all por los sesenta, fue lo que debera ser).
Ni siquiera vimos a un periodista en la Direccin: un neurlogo se afanaba en
entender los pro y los contra de tener una Escuela de Periodismo. Ni siquiera un
borrn histrico: las autoridades dieron vuelta en la hoja del acuerdo un frasco de
tinta y no se acordaron ms de sus promesas, como no fuera para echarle una
manito de pintura a los ya desvencijados muros o deshacerse de una alfombra que
les molestaba en sus bodegas, apisonndola en el suelo de Belgrado.
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Tinta, papel y optimismo...?
"La, pregunta es cuestin de tiempo: interesa este cuento? Y si es as, le
interesa a quienes debe interesarle? Las autoridades universitarias slo se han
esmerado en rasgar vestiduras cada vez que Periodismo sale por los diarios:
preocupacin a la vista de quien desee mirarla. Pero sus intenciones se agotan ah:
jams Lavados, jams Orellana, jams nadie. A estas alturas, ya debiramos
saberlo.
"Mientras se escribe esto, desde Casa Central llegan los eternos rumores: la
carrera se cierra el prximo ao y slo habr ingreso de alumnos va Bachillerato.
"Carrera terminada", es el tecnicismo. Tarda demostracin de sinceridad, en
realidad. Autoridades a las que jams les interes el papel (n) que estaban
haciendo en el mbito de las comunicaciones decidiendo cortar la vocacin de
quienes desean estudiar periodismo. Autoridades de una universidad casi
democrtica decidiendo por quienes debieran, al menos, estar enterados de las
alternativas en la mesa. Carrera terminal. La universidad reciclando a los cientos
de licenciados que mantiene en sus aulas para tratar de hacer un "producto" ms
rentable como si el futuro slo fueran las tecnologas y la diversificacin, la
preparacin de cuadros profesionales por hornadas. El computador -y esa Internet
con que se lavan la boca- encima del pensamiento, de la tica.
"Hasta es posible que no cierren la carrera y que todo sea un rumor. Sin
embargo, tarde o temprano ocurrir: las pocas actuales ms que duras son
confusas; el Estado hace lo posible por autodestruirse y una Universidad nacional
opta por colocarse al margen de las necesidades de su gente, prestndole su
bandera a exportadores de frutas, isapres y fondos de pensiones. El futuro no es
negro, pero al menos complicado. Cuando una universidad renuncia a pensar su
sociedad, acaso es hora de bajar la cortina por un rato".
Fuentes:
CARRIL TORRES, Hermgenes; SOTO CASALT, Pedro: "Treinta Aos de la
Escuela de Periodismo"; Seminario de Tesis, Escuela de Periodismo, Universidad de
Chile. Profesores guas: Luis Ochoa Ballesteros, Myriam Orellana Santana.
Santiago, 1984.
CABRERA FERRADA, Alejandro: "Vendedores de Sol", Pays Ltda. Santiago,
1994.
Notas:
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* Propper, Eugene; Branch, Taylor: "Labyrinth", Penguin Books Ltda. N.Y.,
Estados Unidos, 1985, p. 459.
* Existe la propuesta de poner a esta calle el nombre de Jos Carrasco Tapia.
Doria Jimnez, periodista de la Universidad de Chile, trabaj en Canal 15
hasta septiembre de 1975. Exiliada en Argentina y Venezuela, regres a Chile en
1993.
Catalina Olavarra y Pablo Vergara son egresados de Periodismo de la
Universidad de Chile.
"Los pueblos que olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo"
por Otto Boye Soto
"Quiere con rescate del terrible enemigo
recuperar el cuerpo de su hijo,
y con augustas exequias honrarlo".
Viaje nocturno de Priamo Constantino Kavafis
"Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar los restos del general
Miranda que han quedado perdidos en la huesa comn de la prisin (*) en que expir
este gran mrtir de la libertad americana. La Repblica los guardara con todo el
honor que le es debido en este sitio que les ha sido destinado por Decreto del
Presidente de ella, general don Joaqun Crespo, fechado el 2S de enero de 1895".
Descubr este texto en Caracas, el 19 de septiembre de 1995, en ocasin de
presentar al Presidente Rafael Caldera mis credenciales como embajador de Chile
ante el gobierno de Venezuela.
Despus de la ceremonia de rigor en el palacio presidencial de Miraflores,
concurr, como se acostumbra en este acogedor pas, al solemne Panten, donde se
encuentra la tumba de Simn Bolvar, el gran libertador de varias patrias
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latinoamericanas, acompaado de la de otros insignes personajes venezolanos. En
una ceremonia muy formal, deposit una corona de flores en ese lugar. Ah tuve una
experiencia, vinculada al contenido de este libro, y que ahora quiero relatar.
Durante los escasos minutos que dispuse para contemplar el solemne recinto,
observ a la derecha del fretro de Bolvar una enorme tumba de mrmol, parecida
a un altar, que estaba semi-abierta y ostensiblemente vaca. Su lpida se
encontraba algo levantada, deliberadamente indicando la ausencia de su ocupante.
Intrigado, comprob que era el lugar destinado al homenaje, recuerdo y descanso
de los restos de Francisco de Miranda, otras de las clebres figuras de la
independencia latinoamericana. A cierta distancia divis un texto explicativo
grabado en la piedra, y aunque, dadas las circunstancias, slo pude leerlo
rpidamente, me caus un profundo impacto. Pens en la situacin planteada en
todo el mundo con las personas que desaparecen sin dejar huellas de sus restos
mortales. Y, luego, sobrecogido por la emocin, evoqu a nuestros detenidos-
desaparecidos. En aquellos instantes de recogimiento me dije a m mismo: los
chilenos no podemos ni debemos olvidarlos, porque fueron, son y por siempre sern
compatriotas nuestros, hijos de la misma tierra y de la misma nacin. Poco tiempo
despus encontr la ocasin de transcribir el texto. Medit sobre los detalles de
estas notables expresiones: casi un siglo despus de la desaparicin del General
Francisco de Miranda, en 1895, otro general, don Joaqun Crespo, a la sazn
presidente de Venezuela, habla por su nacin y declara que ella "llora por el dolor
de no haber podido hallar los restos del general Miranda". Y otro siglo ms tarde,
en el tiempo presente, del modo ms solemne que es dable imaginar, precisamente
al lado de la tumba de su Libertador Simn Bolvar, Venezuela recuerda y llora a un
gran "desaparecido", cuyos restos no pudieron ser encontrados.
Esto impresiona a cualquiera, estoy seguro; pero debe conmover mucho ms a
un chileno que sabe que en su pas, por hechos trgicos y siniestros, todava no
completamente aclarados, desaparecieron centenares de compatriotas suyos y que,
an habiendo aparecido despus los restos mortales de algunos de ellos, ocultos en
verdaderas tumbas clandestinas, muchos, con alta probabilidad, jams sern
hallados. Los que saben dnde estn se irn generalmente a la tumba -y
presumiblemente al infierno-, guardando obstinadamente el secreto. Ante la
pregunta de Dios: "Can, que has hecho de tu hermano?", responden: "Yo de mi
hermano no s nada". Igual que hace 2.500 aos.
Pero la inmensa mayora de los chilenos, podremos olvidarlos? Podr la
nacin chilena como tal, la sociedad en su conjunto, conducirse como si nada
hubiera pasado? Pienso que no. Y no slo eso. Creo, adems, que tenemos la
responsabilidad de hacer los mayores esfuerzos para recordar a cada uno de ellos
y las circunstancia de su desaparicin.
S que hay muchos chilenos, la mayora de ellos de buena fe, que plantean el
olvido como solucin. En su hora, vieron o consideraron el tema de lejos, tuvieron la
suerte de no tener ni conocer victimas dentro de sus familias y simplemente
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decidieron ignorarlo, porque no lo sintieron en carne propia. Otros, quizs con muy
mala conciencia -y siempre con escasa generosidad, altura y coraje-, postulan
igualmente el olvido para no tener que responder por lo que pensaron, hicieron o
dejaron de hacer en este drama. Unos por pensar que el asunto no los toca y que,
por eso mismo, les resulta abstracto, y los otros claramente interesados en eludir
sus responsabilidades.
Juntos suelen dar el mismo argumento: "el recuerdo de los detenidos
desaparecidos pone en peligro la reconciliacin nacional porque reabre las heridas
abiertas en un pasado cada vez ms lejano".
Creo que los primeros hacen este alegato con desaprensin, pero sin maldad,
mientras que los segundos abusan de una idea-fuerza, la reconciliacin, que en la
prctica rechazan. La respuesta, por eso, no se dirige a estos ltimos. Lo har
entonces para los primeros, recurriendo a otra experiencia.
La viv en el sur de Alemania, en uno de los mltiples campos de concentracin
establecidos por los nazis durante el gobierno de Hitler, el de Dachau, muy cercano
a Munich. Al trmino del sobrecogedor recorrido y del agobio espiritual que
produce la visin de tanto horror, se lee la siguiente reflexin: "Los pueblos que
olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo".
De esto se trata. El olvido de nuestro pasado, en verdad de todo nuestro
pasado, con sus luces y sus sombras, generara una amenaza mayor para nuestro
futuro que el camino del anlisis y el recuerdo sistemtico de todo lo vivido. Es
preferible asumir algn dolor y conmover nuestras conciencias, que apagar la luz y
vivir y moverse en la oscuridad. No en vano se lee en uno de los evangelios que la
libertad ms profunda depende de la verdad ("la verdad os har libres" dice Jess,
segn el evangelista Juan).
No tengo duda alguna: a medida que vaya pasando el tiempo y vayan
extinguindose por muerte natural, con castigo terrenal o sin l, los hechores de
tantos crmenes horrendos, Chile tambin llorar con fuerza creciente el dolor de
no haber podido encontrar los restos de sus hijos desaparecidos y les rendir
homenaje permanente y digno. No podrn ni debern ser olvidados, porque fueron
victimas de cegueras fanticas, de odios ideolgicos, de crueldades incalificables,
que nunca ms debern repetirse en nuestra tierra.
Al igual que otros pueblos que, sin ningn espritu de venganza, se niegan a
olvidar -los judos ante el holocausto