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    CARPIZO: UN SISTEMA FEDERAL DE GOBIERNO QUE HAGA VIABLE Y EFICAZ AL ESTADO FEDERAL

    MEXICANO

    Germn cisneros Faras*

    suMario: I. Introduccin. II. Primera parte. Base dogmtica. III. Se-gunda parte. Base orgnica. IV. Conclusiones. V. Bibliografa.

    I. introDuccin

    La teora poltica contempornea muestra de nueva cuenta la sospecha de que en algunos casos de manera intencional y en otros sin proponr-selo el Estado federal se comporta como Estado unitario, o al menos, tenga una tendencia a encaminarse hacia el unitarismo, la centraliza-cin o el estatismo, aspecto denunciado por Carr de Malberg.1 Esta cir-cunstancia, de manera inversa, tambin se presenta en algunos Estados unitarios de Amrica Latina al construir puentes e instituciones jurdicas favorables a un federalismo que no existe en sus Constituciones.

    Cmo hacer, entonces, para que el entramado constitucional que cir-cunda a un Estado federal lo presente como tal, y no como una mera entelequia jurdica, abstracta, etrea o casi metafsica? Cmo construir una institucin complementaria, adyacente al concepto Estado federal, que sin desdibujarlo como concepto, nos permita entenderlo? e incluso cmo hacer para que el Estado federal sea viable y eficaz y que no per-mita estar sujeto a los vaivenes o inclinaciones polticas del momento?

    La respuesta a esos cuestionamientos nos la proporciona Jorge Carpi-zo en varios de sus trabajos e investigaciones constitucionales que, desde

    * Doctor en derecho por la UNAM; miembro del Sistema Nacional de Investi-gadores; miembro regular de la Academia Mexicana de Ciencias, profesor-investi-gador de la Universidad Autnoma de Nuevo Len, catedrtico en el Programa de Doctorado en Derecho, FACDYC, UANL.

    1 Carr de Malberg, R., Teora general del Estado, Mxico, Fondo de Cultura Eco-nmica, 1998, p. 126.

    Este libro forma parte del acervo de la Biblioteca Jurdica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM www.juridicas.unam.mx http://biblio.juridicas.unam.mx

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    nuestra perspectiva, encierran la idea de establecer un sistema federal de gobierno que haga posible al Estado federal mexicano. Su propuesta de amarrar la parte abstracta, genrica del concepto Estado federal se sustenta en dos bases metodolgicas: dogmtica y orgnica. La primera tiene la tarea de preparar los hilos conceptuales que permitan tejer la ur-dimbre doctrinal buscada por el autor, para que sirva de vestido o forma al contenido de la segunda; as, la base orgnica tiene la encomienda de construir los instrumentos institucionales que hagan posible percibir al Estado federal mexicano como viable y eficaz.

    No est por dems insistir que hasta la fecha, no existe un acuerdo unnime sobre qu es el Estado; sin embargo, es quiz la palabra ms usada para gobernar a los pueblos, a travs de sus Constituciones.

    En el caso del Estado federal mexicano ha corrido la misma suerte del concepto genrico de Estado no encontramos las caractersticas bsicas de dicho concepto, que, aun cuando se encuentre en un pre-cepto constitucional, lo anterior no nos da garanta de que tal concepto sea aplicado en la realidad que gobierna. Esta incertidumbre conceptual fue observada por Jorge Carpizo. Conviene por tanto realizar algunos deslindes conceptuales sobre este tema para entender la propuesta que aqu se menciona.

    El desarrollo del concepto del Estado es fascinante y es increble, nos dice Clemente Valds: unos han tratado de clasificar al Estado usando el trmino como sinnimo de poder poltico o simplemente de forma de gobierno segn que la organizacin gubernamental sea federal o centra-lizada; otros lo clasifican para distinguir si el gobierno se presenta como monrquico o como republicano, es decir segn se llame de una o de otra manera, y otros ms, recurren a lo que decan los antiguos griegos sobre sus asociaciones.

    Aristteles clasificaba los gobiernos de las distintas organizaciones so-ciales de su tiempo, en monarqua y democracia y, entre ellas, la aristo-cracia como el gobierno de los mejores. Frente a estas formas puras (todas las cuales se refieren a formas de gobierno) se presentan sus respec-tivas degeneraciones: tirana, demagogia y oligarqua.2 En este apartado debemos tomar en cuenta las opiniones de Polibio3 y de Norberto Bob-bio, respectivamente, en la respuesta a las preguntas de quin gobierna y de cmo se gobierna. Con la respuesta a la primera pregunta Polibio

    2 Valds, Clemente, La invencin del Estado, Mxico, Ediciones Coyoacn, 2010, pp. 65-67.

    3 Polibio, Historias, trad. de Manuel Balasch Recort, Madrid, Gredos, 2008, li-bro VI.

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    confirma la teora tradicional de las formas de gobierno; con la segunda precisa en un esquema completo, si bien rgido, la teora de los ciclos (o, para usar la misma palabra griega, de anaciclosis); con la tercera dentro del cmo, presenta por primera vez de manera completa la teora del gobierno mixto. De estas tres tesis, la primera representa el uso sistemtico de la teora de las formas de gobierno, la segunda el histo-riogrfico, la tercera el axiolgico. Dicho de otro modo: con sus diversas tesis, Polibio establece definitivamente la sistematizacin clsica de las formas de gobierno.4

    Efectivamente, necesitamos saber, a pesar de tener un concepto nor-mativo constitucional de Estado, cul es la forma de gobierno que la realidad presenta para dicho Estado, y no tan solo la articulacin consti-tucional en que se presenta. Sobre este tema debemos recordar que en el mundo contemporneo es frecuente que las nuevas Constituciones incor-poren como nuevo derecho fundamental, el derecho al buen gobierno o el derecho a la buena administracin. Esta toma de conciencia del buen gobierno o de la buena administracin pone de relieve que el centro de la accin de gobierno o de la accin administrativa es la persona, sus dere-chos y libertades.5 Esos aspectos esenciales para el ser humano no se en-cuentran aislados del mundo o de la realidad en la que vivimos. No estn in vitro, en una cpsula espacial, en un mundo etreo. Viven y se multipli-can o mueren en la constante comunicacin que tenemos con otros hombres, con instituciones sociales, y, en el gran apartado estructural de un Estado moderno, segn sus actuales denominaciones.

    La excesiva abstraccin y sus valores principales, con que suele defi-nirse el concepto Estado, en cualquiera de sus presentaciones modernas: Estado federal, unitario, confederado, autonmico, etctera, obstaculiza los procesos constitucionales de innovacin, dinamismo o, en su caso, un dilogo eficaz con la realidad social.

    Esta problemtica los obstculos tericos del concepto Estado no es nueva en la teora poltica y mucho menos, en la teora constitucional. Los primeros pasos sobre este tema fueron dados por autores alemanes y romanos con el propsito de focalizar el problema. Efectivamente, lo hi-cieron, pero dejaron peligrosas oquedades metodolgicas en su caminar, en su ofrecimiento de un buen gobierno o de una buena administracin.

    4 Bobbio, Norberto, La teora de las formas de gobierno en la historia del pensamiento poltico, trad. de Jos F. Fernndez Santilln, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 2010, p. 45.

    5 Rodrguez-Arana Muoz, J., El buen gobierno y la buena administracin de institucio-nes pblicas, Navarra-Espaa, Aranzadi, 2006, p. 11.

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    Si tales disputas conceptuales se quedasen en la teora, sin trascender en los hechos, no dejaran de ser una de tantas disputas intelectuales. El problema resulta en que cada da el concepto de Estado segn sus ma-nifestaciones particulares en el mundo y el encuentro o prctica de sus valores, se desdibuja peligrosamente, sin que haya una tesis central o pro-puesta terica para sujetar tales conceptos y desmesuras conceptuales. As, se sabe, de manera cabal, que el concepto de Estado expreso en una Constitucin no est sujeto a un orden jurdico determinado, habiendo en consecuencia mixturas, confusiones, peligrosos trasvases tericos en-tre ellos que aniquilan su primigenia idea conceptual.

    El estudio integral del Estado y del ordenamiento jurdico, nos dice Bobbio, es relativamente reciente. Mientras existen varios estudios parti-culares sobre la naturaleza de la norma jurdica, no existe ningn estudio completo sobre todos los problemas que implica la existencia de un or-denamiento jurdico. Lo que hasta ahora conocemos respecto a la teora estatalista de derecho, es que es un producto histrico de la formacin de los grandes Estados que surgieron de la disolucin de la sociedad me-dieval. Para Bobbio, la presencia de Santi Romano, con su propuesta de la institucionalizacin del derecho fue una reaccin contra el esta-talismo, abanderado por Hans Kelsen. De eso, doctrinalmente no hay duda, pero, en el enfrentamiento de estas dos teoras se crearon vacos peligrosos que no permitieron la movilidad del concepto Estado, consti-tuyndolo, sin proponrselo, en una mera entelequia lgica, carente de horizontes prcticos.