Carta a mi juez

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CA RT A A MI J UEZ: CRÍTICA A LA PERSPECTIVA PENAL DICOTÓMICA l. FI CCIÓN Y REALIDAD M ARÍA E UGE lA CARRA co .. Las producciones dramáticas tradicionales y algunos medios de comunicación de masas tienden a perpetuar la idea simple. y simplista, de que hay buenos a un lado y malos al otro[ .. ]. El arte, la literatura. el cine contemporáneo, se esfuer=an por redescubrir la complejidad de los seres, de sus relaciones y experiencias. Estas obras muestras la irrealidad de los discursos en negro y blanco ". LouK HuLSMAN, Sistema penal y seguridad ciudadana, p. 44 La abundancia y co mplejidad de li te rat ura jurídi ca téc ni ca suele su- perar nuestra ca pac id ad físi ca de l ect ura y absorción, lo que perso na lm ente me ll eva a buscar ref ugio te mp oral en alg una obra de fi cc ión. El pr im er paso de dicha "vacac ió n ment a l" co nsiste en la sel ecc ión de algún texto de aque ll a li sta interminable de reco mendaciones y clási cos aún pendientes. Enco ntrar el libro adecuado no es tarea fác il y muc ha s veces predomi- nan las últimas adiciones a la lista (de las que rec uerdo puntualmente el porqué de su presencia). Fue así co mo cayó en mis manos Carta a mi juez de Geo rges Simenon. En un a nota pe ri odísti ca el ac tual Ministro de Educación, Lic. Da ni el Filmus, el og iaba a dicha obra y daba una breve descripción de esta: "El texto es la ca rta de un co ndenado, qu e reconstru ye para su juez el laberinto afec ti vo que lo ll evó a co meter un asesinato" 1 El in exorable dest in o a veces nos depara unas vacac iones muy cerca de casa. En efecto, la nove la es la hi sto ri a de un médi co co ndenado a mu erte por homicidio, la víct im a: su amante. Simenon nos lo prese nta en forma de carta, escrita de de la ce ld a y dirig id a a l j uez que había entend id o en la 1 Diario Cla rín. 6/3/2005. Sociedad.

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CARTA A MI J UEZ: CRÍTICA A LA PERSPECTIVA PENAL DICOTÓMICA

l. FI CCIÓN Y REALIDAD

M ARÍA E UGE lA CARRA co

.. Las producciones dramáticas tradicionales y algunos medios de comunicación de masas tienden a perpetuar la idea simple. y simplista, de que hay buenos a un lado y malos al otro[ .. ].

El arte, la literatura. el cine contemporáneo, se esfuer=an por redescubrir la complejidad de los seres, de sus

relaciones y experiencias. Estas obras muestras la irrealidad de los discursos en negro y blanco ".

LouK HuLSMAN, Sistema penal y seguridad ciudadana, p. 44

La abundanc ia y complejidad de li teratura j uríd ica técnica sue le su­perar nuestra capac idad fís ica de lectura y absorc ión, lo que persona lme nte me lleva a buscar refugio tempora l en a lguna obra de fi cción. El pr imer paso de dicha "vacación menta l" consiste en la se lecc ión de a lgún texto de aquella li sta interminable de recomendaciones y c lás icos aún pendientes . Encontrar el libro adecuado no es tarea fác il y muchas veces predomi­nan las últim as adic iones a la lista (de las que recuerdo puntua lmente e l porqué de su presenc ia). Fue as í como cayó en mis manos Carta a mi juez de Georges Simenon. En una nota period ística e l actua l Mini stro de Educac ión, Lic. Danie l Filmus, e log iaba a dicha obra y daba una breve descripc ión de esta: " El texto es la carta de un condenado, que reconstruye para su j uez el laberinto afecti vo que lo llevó a cometer un asesi nato" 1

• El inexorable dest ino a veces nos depara unas vacaciones muy cerca de casa.

En efecto, la novela es la hi stori a de un médico condenado a muerte por homicidio, la víctim a: su amante. Si menon nos lo presenta e n forma de carta, escrita de de la celda y dirig ida al j uez que había entend ido en la

1 Diario Clarín. 6/3/2005. Sociedad.

236 LECCIONES Y ENSAYOS

causa, redactada con la única finalidad de explicación 2. Se nos presenta

e l relato en primera persona de su vida, las condic ione que propiciaron e l hecho y las consideraciones personales sobre aque l uce o. Por otro lado, y sobre esto voy a explayarme, se hacen varias menciones de lo ocurrido durante e l juicio: el comportamiento de los abogados, de l juez, de los tes­tigos, de los medios y de su propia actuación en é l.

Es verdad, abundan las obras de no ficción al respecto (que corren con la ventaja de estar documentadas), pero la novela posee una particularidad que le es prop ia y que ni e l c ine ni la televi s ión nos pueden proveer: la vis ión interna de un personaje 3 . El hecho de que no estemos frente a un trabajo científico no implica desecharlo como posible disparador de pre­guntas que puedan derivar en una investigac ión posterior o para ampliar debates que ya han sido abiertos y analiza r la vigencia de éstos respecto a nuestro s istema penal 4

Cuando nos acercamos a una obra, lo hacemos con todo un bagaje in­telectual a cuestas, éste determina en buena medida la lectura que vayamos a hacer de l texto. La elección, por concentrarme en ciertos aspectos que se refieren a l s istema penal y no en otros, es más bien caprichosa y no intenta desmerecer otros pos ibles análisis dentro de los que e l ampli o espect o elegido permite. Es así que voy a centrar mi atención en las críticas más importantes que implíc ita o explíc itamente se le efectúan a l s istema penal y a sus protagoni stas , con énfas is en las agencias jurídicas .

2 Ver Carta a mij uez, Tusquets Editores. Barcelona, 1995, ps. 9. 15, 19, 165 y 2 16. Se hace hincapié en la necesidad de expli cación en co ntraposición con la de j ustificación.

3 En torno a la utilidad de la literatura para tomar di stanci a con respecto a nosotros mismos, ver SCIIW¡\NITZ, Dictrich, La cultura todo lo que hay que saber, Taurus, Buenos Aires. 2003, ps. 404-406. Así: "s i no se conoce a Don Quijote, resulta más fáci l en redarse en luchas contra molinos de viento: si no se ha leído Las brujas de Salem de Arthur Miller. es más probable lkgar a formar parte de una jauría inconsciente que va a la caza de un a presa".

' Cabe dicha aclaración debido a que algunas de las cuestiones sobre las que me voy a referir son analizadas por autores que tienen en miras si stemas pena les y sociedades que difieren en gran medida ele los mode los lat inoamericanos. Sobre la importancia de observar las particul ar idades ele nuestro modelo social en la elaborac ión teórica, ve r ELB ERT. Carlos A. , Manual básico de criminología, Eucleba. Buenos Aires, 200 1, ps. 105 -11 5

MARÍA EUG ENIA CARRASCO

11. EXPROPIACIÓN DE SENTIDO: BUROCRACIA, PROFESIONA LIZACIÓN

Y LENGUAJE

237

"Discúlpeme si le escandali=o. señor j ue=. Tengo derecho a hablar yo también, después de todo.

Y poseo sobre los demás la ventaja de saber de qué estoy hablando ".

SIMENON, Georges, Carta a mi Jue=, p. 129

Por "confiscación de los conft ictos" se entiende el proceso hi stó rico (s iglos XII y XIII) por el cual el Estado asume la protección de los bienes jurídicos, concentrándose en el autor y desplazando al damnificado del ám­bito de relevancia 5 . Es el momento de la formación definitiva del poder punitivo tal cual lo conocemos hoy en día 6 . Tomando como base la falta de protagonismo e insatisfacción de la víctima, surgen durante el último si­glo, di stintos mov imientos que apuntan principal o accesoriamente a cam­bios en este sentido. Las críticas más fuertes provienen de la victimolo­gía 7, rama criminológico-penal sobre cuya independencia epistemológica aún no hay acuerdo 8, y del abolicionismo 9, corriente de pensamiento que propugna una alternativa a la po lítica criminal abogando por la abolición de las penas y los sistemas penales.

Sin embargo, la relación con la novela no se da en lo que respecta a la revalorización de la víctima como vimos por la historia, la víctima

5 Ver ZAFFA RON I, Eugenio R.- A LAGIA. A lejandro- SLOKAR, A lejandro, Manual de de­recho penal. Parte general, Ediar, Buenos Ai res, 2005 , ps. 165-169; ELBERT, Carlos A .,

· Manual básico ... , cit. , p. 90; A NITUA, Gabriel 1. , Historia de los pensamientos criminológi­cos, Editores del Puerto, Buenos Ai res, 2005, ps. 15 y ss.

6 Cfr. ZAFFARON I, Eugenio R., El curso de la criminología, conferencia pronunciada al cierre del Congreso Internac ional ·'La crimino logía del siglo XX I en Am érica Latina··. Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, septiembre de 1999, y publicada en la Rev ista Capítulo Criminológico (Maracaibo, Venezuela) de diciembre de 1999.

7 Para un panorama general se puede consultar, de AA. VY.. De los delitos y de las víctimas , A d-Hoc, Buenos A ires. 200 l .

K Sobre las difi cultades actuales para considerar a la victimología como una ciencia autónoma, ver NEUMAN. E lías, Victimología, Universidad, 1994. ps. 37-40.

9 Uno de los autores a los que se suele encuadrar dentro de esta corriente de pen­samiento que más hincapié hace en la importancia de la reva lori zación ele la víctim a es Nils Christic - aunque éste se considera a sí mismo más cercano a un minimalismo, ver CIJKISTIF, Nils. Una sensata cantidad de delito, Ed itores del Puerto. Buenos A ires. 2004. ps. 120 y 127: ·' La posición que está cerca de mi corazón podría ll amarse min imali smo"'. Se puede consultar de él "Los conflictos como pertenencia". en De los delitos ... , cit., ps. 159-18 1. Dentro de la misma obra también se puede consultar de Bov1 o, A lberto. ·' La víctima como preocupac ión del abolic ionismo penal"' , ps. 263-279.

23 8 LECCIONES Y ENSAYOS

directa resultó muerta. C reer que e l conflicto só lo es arrebatado a ésta es negarse a observa r la real partic ipac ión de l autor durante e l j uic io (aunque sabernos que durante la etapa de ejecuc ión sí se lo s itúa en e l centro de la historia, a l menos para sufrir la pena) . No só lo se le expro pi a e l confl icto a la víctima, sino que éste es traduc ido por pro fes ionales que encuad ran los hechos dentro de un mode lo de realidad de acuerdo a juic ios de re levanc ia que excluyen los intereses de las partes 10

, lo que e l confl icto signi ficó para e llas y desean comunicar. Queda a cons ideración de l lector eva luar si esto es o no deseable, teniendo en c uenta e l pe ligro que impli ca perder la úni ca oportunidad que nos presenta e l sistema pena l para comprender los hechos previo a que éste lo s implifique burocrática rnente en un blanco o negro, bueno o malo, inocente o culpable. Es extraño que hayamos adoptado un sistema que trata a las personas de una forma ajena a la cotidiana, no so le­mos apli car conceptos tan reductores a l describir la realidad a menos que "debamos" hacerlo .

En e l proceso denominado criminalización primaria, las agenc ias po líticas dec iden qué acc iones son de la incumbenc ia de l s istema penal; luego, las agencias polic ia les, en pleno ejercic io de la se lectiv idad penal propia de la criminalización secundaria, deciden quiénes de toda esa eno r­me gama de personas rea li zando acc iones encuadradas por el programa penal van a pasar a la siguiente etapa 11

: " Es como una cadena sobre la cua l avanza e l imputado; cada uno de los encargados aprieta, po r ende, su respectivo perno, y a l fin a l de la cadena sale terminado e l prod ucto de l sistema: una vez de cada cuatro, un preso" 12

• No quiero decir con esto que la persona no sue la hacer "al go" para pos ic ionarse en una específica situación de vulnerabilidad ante e l s istema de persecuc ión pena l, só lo que el estado de vuln erabilidad preexistente sue le reduc ir cas i a l m ín imo el esfuerzo necesario .

Hay tres cuestiones importantes que influyen en la reproducción y mantenimiento de l estado actual de l sistema pena l: la burocrac ia, la pro­fes ionalizac ión y e l lenguaj e . Sobre estos temas los abo lic ionistas ti enen mucho que decir.

1" Para in fo rm ac ión sobre modelos de comprensión de la realidad y juicios de relevan­

cia, ver GuiHOURG, Ricardo A., La construcción del pensamiento- decisiones metodológi­cas, Ediciones Co lihue, 2004, ps. 57 y ss.

11 Para una breve exp l icación de los procesos de criminalizac ión ver ZAFFARONI, Eugenio R. -ALAGIA, Alejandro- SLOKAR, Alejandro, Manual de derecho ... . cit. , ps. 9 y ss. Para una explicación más detallada, de los mismos autores, ver Derecho penal. Parte gene­red, Ediar. Buenos Aires, 2000 ps. 6 y ss.

12 HuLSMAN, Louk, Sistema penal y seguridad ciudadana. A riel, Barcelona, 1984. p. 49.

MARÍA EUGENIA CARRASCO 239

La s ituación de nuestro personaje, Charles A lavo ine, es la de un bur­gués de profesión liberal (médico), con una intensa neces idad de explicar sus actos. Él ve en su juez a lgui en que, s i no fuera por los avatares de la vida, bien podría haber sido ami go suyo, pero dada la situac ión no só lo esto es impos ible s ino que también lo es cua lquier intento por una re lac ión más cercana y privada en la cua l pueda explayarse s in procedim ientos bu­rocráticos de por medio 13

• Ve en su abogado la causa princ i.pa l de entor­pecimiento para su comunicación mientras su letrado ve en é l un a mo lestia innece aria a su labor 14

. El desi nterés que le produce su propio proceso se ve perfectamente condensado en la siguiente frase: " Ignoro s i los demás acusados son como yo. Por mi parte, a menudo me costó interesarme por mi propio proceso. ¿Se debe esto a que toda aque lla comedia tenía muy poco que ver con la rea lidad?" 15

En lo que respecta a l lenguaj e, éste nos hace notar la diferenc ia de signifi cado que puede tener una pa labra según e l habl ante y e l uso que haga de ésta, como ser la noc ión de "fe lic idad" para un testigo ( la madre de l acusado en este caso) y los señores de l tribunal. Se hace referencia también a la no onto logía de l de lito a l a ludir a la calificac ión de los hechos que las personas que lo rodeaban implementaban, quienes terminaron por impo­nerle inc luso a é l la redefini c ión de sus actos bajo la noción de "crimen".

Se pueden observar claramente a lgunos de los efectos produc idos por la b urocrac ia estata l (extrañamiento de l suj eto, ind ife rencia, re lac ión dis­tante), como por la profesionalizac ión (abogados que utili zan e l leguaje como un elemento de poder, des interés por las opiniones de su c liente, elecc ión de una estrategia que omite hechos considerados importantes por las partes), como por e l lenguaj e (s ignifi cado de las palabras sujeto a con­dic iones personales dentro de un marco general de referenc ia, la no onto­logía de l "crimen" o "de li to").

En la obra Sistema penal y seguridad ciudadana de Louk Hulsman 16,

vamos a encontrar desarro llados estos tres puntos . S i bien este libro está orientado al estud io de la crimina lidad trad ic iona l, las críticas a l sistema

13 S1MENON, Georges, Carta ... , cit. , p. 11 : "Yo sentía un deseo loco de darle los buenos días, de estab lecer con usted un contacto humano. ¿Tan ridícu lo es?" .

1' Ibídem. p. 10: "A l parecer - uno de mis abogados lo afirmó con di sgusto-- yo me

comporté bastante mal durante la mayor parte del proceso. Me sublevaba al oír tantas estu­pideces, dichas con semejante solemnidad".

15 Ibídem, p. 29. 11

' Para una breve descripción de su pensamiento. se puede consultar ELBERT. Carl os A .. Manual básico ... , cit. , p. 100; AN1TUA, Gabri el !. , Historia de los ... , cit.. ps. 432-435 : P EREZ

PINZóN, A. 0 ., " La perspectiva abolicionista", en Curso de Criminología, Temi s.

240 LECCIONES Y ENSAYOS

son enteramente aplicables. La selectividad, las consecuenc ias de una bu­rocrac ia en la cual cada ó rgano trabaja a is ladamente del resto, la dicotomía inocente-culpable como herencia de una mora l maniquea, los filtros de l sistema pena l, la incapacidad de éste para escuchar a las personas impli ­cadas 17

• Podemos re lac ionar el aburrimiento de Charles A lavo ine en su propio proceso con una anécdota personal que este mi smo autor comen­tó en una conferenc ia 18 respecto a unos incidentes que lo tuv ieron como víctima. Éste rea lizó un acercamiento y composic ión privada de l conflicto con los autores, que resultaron ser tres adolescentes, y con sus respecti vas fa milias. Sin embargo, e l proceso no pudo ser detenido y dev ino en juic io oral. Para que les resulte comprensible a todos Hul sman les explicó previ a­mente lo que iba a suceder pero "A pesar de las c ircunstanc ias favorables [ ... ] e llos no entendieron prácticamente nada. Uno de los chicos dijo que había estado nervioso [ ... ] por lo que no fue fa lta de interés. Otro dijo que cas i se queda dormido( ... ]" 19

También se pueden encontrar muchos puntos de conex ión con e l pen­samiento de l docente noruego Nil s Chri stie, especia lmente en lo que res­pecta al lenguaje. Su posic ión sobre la tendenc ia dicotómica y excesiva­mente simplificadora de l derecho penal la podemos observar en la siguiente cita: "¿Son las personas sus actos? [ ... ] ¿Es robar la mayor característica de un ladrón? ¿O es e l ases inato la princ ipal característica de a lguien que haya ases inado? Algunas personas están cerca de ser sus actos [ .. . ]. Pero comúnmente podemos ver que la gente es mul tidimensiona l" 20

.

De la re lac ión autor-víctima a la de autor-Estado y de ésta a la de profes iona les (pri vados o de l Estado) - profes ionales de l Estado . La ma­quinaria pena l se apodera de los conft icto exc luyendo a su protagoni stas: ¿es pos ible en a lguna medida su re inserción o ésta implica necesari amente un cambio de sistema? 21

, ¿podría ayudar la fi loso fía analítica 22 a d iso lver

17 Estos y otros temas son ana lizados en dicho libro, e l aná lisis de cada uno de e llos lamentab lemente sobrepasa las pretensiones de es te art ículo. Específicamente sobre ex­prop iación de l confl icto: "El s istema penal roba e l conflicto a las personas directamente impli cadas en é l", p. 7 1.

IK Me refiero a 1-l ULSMAN, Louk, A!ternalivas a lajuslicia penal, traducción de Alberto Bovino, edición di g ita l en www.derechopenal.com.m:

1 ~ Ibídem. 211 Ci·IRISTIE, N il s, Una sensata ... , cit. , p. 76. 21 Sosteniendo que una rei nserción de la víc tima implicaría un cambio de s istema pue­

de verse ZAFFA RONI, Eugenio R., El curso de la ... , cit. Así: ··si algún día se: volvie ra a meter a la víct ima en un escenari o penal, dejaría de ser pena l y pasaría a ser otra cosa'·.

22 Se llamajilosojia analilica o análisisfilos~(ico al "conjun to de tendencias de filo­solla del lenguaje, resu ltado de l g iro lingüísti co producido en las primeras décadas del s.

MA RÍ A EUGEN IA CARRASCO 24 1

algunos problemas que aquejan al derecho penal y a la criminología? ¿Es posible mantener un ~enguaje científi co hac iendo inte ligibles las conse­.cuencias de la utilización de éste a los actores socia les no profes ionales? Estas y otras preguntas quedarán pendientes.

Muchas de las críticas provenientes de teóricos extranjeros se amol­dan perfectamente a los sistemas latinoamericanos, pero a la hora de dar respuestas la efi cac ia de éstas va a depender de no obviar la rea lidad, co­rremos con la desventaja de que ésta no suele acomodarse a las pretensio­nes teóricas: "El debate de teorías será siempre enriquecedor pero, cuando poco y nada se ha hecho en la realidad con lo mínimo que se po ee, estas teorías sólo perm iten ahondar frustrac iones [ ... ] la rea lidad ensucia todas las cosas ... " 23

.

111. LA ETIQUETA DE "LOCO" COMO REAFIRM ACIÓN

DE LOS PARÁMETROS SOCIALES

''Yo me obstiné en demostrar que obré con premeditación. con pleno conocimiento de causa[ .. /

Y usted acabará por entenderlo, a menos que. como algunos de mis colegas a quienes humillaba

verme en el banquillo, prefiera suponer que estoy loco. loco de remate o un poco loco, en cualquier caso

irresponsable o con una responsabilidad atenuada ". S IMENO . Georges, Carta .... cit. , p. 18

"[ .. ]para lapa= de su espíritu más aún que de su conciencia[ .. ] por el honor del mundo burgués al que unos y otros pertenecemos.

Mis colegas lwbieranfirmado al momento. con ambas manos. ese certificado de alienación mental cuya

legitimidad, todavía hoy, se empeñan en establecer y que arreglaría tantas cosas ··.

Ibídem. p. 166

Se nos permi te observar e l desarro llo de la historia desde los ojos del protagonista. Éste abandonó a su esposa e hij as, huyó con su amante a quien so lía golpear y continuó go lpeando y luego la ases inó premedi tada-

XX, que como característica común sostienen que los problemas fi losóf1cos consisicn en confusiones conceptuales, deri vadas de un mal uso del lenguaje ordinario y que su so lución cons iste en una clarificación del sentido de los enunciados cuando se ap li can a áreas como la ciencia, la metaf1sica, la religión. la éti ca, el arte. etc.'·. Extraído de l Diccionario deji/o­sojia Herde1; Herder, Barcelona, 1996.

23 EUMA • Elías. Victimología , cit.. nota 8, p. 34.

242 LECCIONES Y ENSAYOS

mente. Dicho de esta forma no nos quedan tantas ganas de ser compren­sivos, ¿no? Justamente esta reacción es la que e l protagonista ve re fl ejada en sus antiguos amigos y colegas (con excepc ión de su esposa, quien en ningún momento le reprocha nada). Tiene que estar loco, porque s i no lo está, entonces cualquiera de nosotros, bajo c ie t1as condiciones, podría ha­cer lo mismo que é l.

No estamos ·ante un caso de criminalización conforme a estereot ipo, sino frente a uno por comportamiento grotesco o trágico, o sea de un caso en e l que la persona, partiendo de un bajo estado de vulnerabilidad, hace un tremendo esfuerzo por ser captada por e l s istema pena l (acto por parte de un actor no estereot ipado realizado con bruteza particular o pato lógica). Esto hace que algunas reflexiones que se puedan extrae r de l texto no sean acordes a los típicos casos que enfrenta la justicia, un médico que mata por asfix ia con sus propias manos a su amante y hace lo impos ible para que se lo dec lare culpable es un personaj e más cercano a la fi cc ión 24 . S in embargo, nos plantea un buen ejerc icio para ponernos en la pi el de l otro y ver cuánto estamos dispuestos a tolerar s in sentir la neces idad de señalarlo como " loco".

Las razones que da para su actuación pueden no ser sufi c ientes para justificarlo o excusarlo, pero se extrae de ellas una interesante y severa crítica a la condición burguesa, de la que cada lector sabrá hasta dónde ha­cerse cargo. Casos como éste, en donde una persona "norm al" realiza actos que no son propios de su ro l, desco locan de forma tal que, presc indien­do de la profundizac ión necesaria, se sue len hacer juic ios dudosos, como que la persona s iempre estuvo loca (posteriormente se descubren todos los "síntomas" que presentaba y que fueron desatendidos) o que tuvo un epi­sodio de locura ( la opción más tranquilizante). Aceptar que la persona es mentalmente equilibrada y sus actos conforman parte de aq ue ll os que una persona " normal" puede llegar a realizar es un poco más difíc il de aceptar. Como vemos, la dicotomía vuelve a aparecer en forma de sano-insano, como si los parámetros fuesen completamente objet ivos y pudieran obv iar la riqueza de las vivencias humanas.

Es la finalidad del libro, o al menos de la carta según el personaje principal , relatar cómo se fue formando en él la decisión (o cómo fue sien­do determinado a ella). Resumirla en pocas palabras es un gesto un tanto irrespetuoso con la historia y es atentar contra la complejidad del asunto, tal como se criticaba anteriormente. Sólo a modo de ejemplificación voy a transcribir en las propias palabras de Alavoine e l momento crítico de quie-

" Aunque podemos encontrar ciertas similitudes con casos ocurridos incluso en la Argentina, como puede ser el caso " Barreda" .

MARÍA EUGENIA CARRASCO 243

bre: " Durante mios y años viví sin darme cuenta. Hacía escrupulosamente, lo mejor que podía, todo lo que me habían dicho que hiciese. Sin tratar de saber la razón, s in tratar de comprender" 25

. La pasividad con la que había conducido su vida le produjo una explosión emocional difícil de contro lar, que se vio canalizada en la relación con su amante . Dicho en estas pala­bras, quizá ahora nos sea menos incómodo relacionarnos con el personaje: "C uando un acto se vuelve a situar en su entorno próximo y lejano y en su significación para el autor, es muy difícil , y parece injusto, señalar a un culpable para que cargue, él solo, con una situación que generalmente le trasciende" 26 .

IV. D ETERMINACIÓN DE LA PENA : EL ROL DE LOS MEDIOS DE COMUN ICACIÓN

"Le cayeron veinte aFíos encima. la pena máxima ... Y eso porque, entre sumario y proceso [. . .]

se cometieron otros dos crímenes semejantes en el barrio[. . .] lo que desencadenó una campaFía de la prensa.

Los periódicos hablaron de una ola de crímenes, de un grave peligro social, de la necesidad de una represión rigurosa.

!'file el toro joven el que pagó{ . .]. Ahí tenemos a alguien[. . .] a quien ya no podrán hacerle discursos sobre la Sociedad

con mayúsculas, ni sobre la Justicia. Les aborrece a lodos ustedes ". StM ENON, Gcorges. Carta , cit , p. 178.

La incidencia de los medios de comunicación en e l funcionamiento del sistema penal está tocado muy superficialmente en la novela, só lo se hace mención con relación al compañero de celda de Alavoine, e l Toro. Se le había prometido a éste una condena menor por haber confesado - bajo pres ión-, pero una ca mpaña de prensa desatada por hechos s imilares rea­li zados por personas de su mi sma edad influyó de forma tal que éste reci­biera la pena máx ima.

Es un tema de plena actualidad, basta mirar hac ia la hi storia recien­te de nuestro Código Penal y sus constantes reformas 27

. En la lógica de la prevención general negat iva, la inseguridad subjetiva 28 es a limentada

25 StME ON, Georges, Carta ... , cit. en nota 2, p. 88. 2'' 1-l uLSMA , Louk. Alternativas ... , cit. en nota 10, p. 62 .

27 "Durante los últimos dos años, se aprobó, en proporci ón, la mayor cantidad de retor­mas al Código Penal desde su creación . El apuro de los leg isladores ante la presión pública por la falta de seguridad hizo que se consagraran algunas incongruencias graves como que se castigue más un robo que una tentativa de homicidio'' , Diario La Nac ión. 30/4/2005.

2" Se hace una distinción entre inseguridad objeti va y subjetiva ya que no sue le haber

una correspondencia exacta entre e ll as. La inseguridad objetiva consiste en la cant idad

244 LECCIONES Y ENSAYOS

por los medios de comunicación y la ilusión sobre la eficacia de la pena como medio di suasorio lleva a las agencias políticas a elevar los mínimos y máximos de las escalas penales y a las agencias judiciales a imponer penas irracionales " A unas pocas personas poco hábiles, que resultan cargando con todo e l mal socia l" 29

. Se hace sufrir deliberadamente a una persona esperando que esto sirva de ejemp lo e intimide y di suada a otras.

Los medi os de comunicación no menci onan lo reprobable que resulta la utilización de individuos por parte del Estado (los procesados y conde­nados siguen siendo individuos, cabe ac larar) para cumplir con fines ajenos a e llos y propios de un ente que decide obviar las invest igaciones teóricas y resultados prácticos de aque ll a po lítica que adopta. Tampoco es pos ibl e info rmarnos a través de los medi os sobre el func ionamiento de l sistema penal , la se lectividad de éste, e l leve efecto di suasorio que posee la pena en forma s graves de criminalidad, la lógica de aum ento s in fin a la que lleva y demás críticas que recaen sobre dicha teoría Jo_ Tal como advierte Guibourg: " Dentro de esta línea de pensamiento, no sería contrad ictorio con la prevenc ión general transmitir por te lev is ión e l modo como los con­denados son lentam ente fritos en acei te" J I_

Y. LIBERTAD CU ANTITATIVA: DÍGAME CUÁN LIBRE FUI

Y CUÁN LIBRE SERÉ SR . JUEZ

'' /-labia un hombre que no podía obrar de orra manera y eso es rodo ". SIMENON, Gcorges, Carla ... , cit. , p. 128 .

No deseo introducirme de lleno en la eterna di puta libre a lbedrío­determini smo, no es por esa razón por la que selecc ioné la frase con la que

de hechos " del ictivos" y cantidad y ca lidad de respuestas que se producen en un espacio determinado . La inseguridad subjetiva es el '· temor, incertidumbre, el miedo al otro o el sentimiento de fragilidad que producen tanto los hechos reales como otros múltiples facto­res dificiles de mensurar'' (B1 'DER, Alberto. Policía y ladrones, Capita l Intelectual. Buenos Aires. 2004, p. 15).

l? ZAFFARONI. Eugenio R. - ALAGIA, Alejandro - SLOKAR, Alejand ro . . \!anual de dere­cho ... , cit. nota 5 p. 41.

Jo Para un desarrollo de las críticas a la prevención genera l negativa ver ZAFFARO:-J I. Eugen io R. - A LAGIA, Alejandro - SLOKAR, A lejandro, Derecho penal. Parte general. Ediar. Buenos Aires. 2000. ps. 54 y ss.

JJ G u i BOURG, Ricardo A .. Provocaciones en torno del derecho. Eudeba. Buenos A ires. 2002. ps. 125- 126.

MARÍA EUGENIA CARRASCO 245

comienza este apartado 32. Mi intención es recalcar el papel que nos hace

jugar esta novela: e l de jueces. Desde esta perspectiva vamos a entender a la palabra " libertad" en un sentido restringido 33 , que es e l que manejan el derecho civil y el derecho penal. Éste la entiende como " La posibilidad lógica, y no la probabilidad empírica, de elegir un curso de acción" 34

.

Só lo resta hacer nuestro juicio valorativo respecto de los motivos que nuestro personaje principal esgrime: ¿cuánta libertad le vamos a asignar a su toma de decisión? ¿cuán grave va a resultar nuestro reproche? Si nos pusiéramos realmente en su lugar; hubiésemos hecho lo mismo (no sería­mos más nosotros sino que seríamos él). Dada la dificultad de este ejercicio hipotético, ¿cuán cercano a su lugar estamos di spuestos a situarnos? "A ninguno de los homicidas reconocemos e l derecho de matar[ .. .]. Pero, aun dentro de la desaprobación , juzgamos que a lgunos motivos se parecen más que otros a la situación que habíamos descrito como fa lta de libertad" 35

.

No en vano la novela recalca el rol del juez. Se busca una proxim idad que permita la explicación del hecho, no a fin de conseguir una exculpa­ción o una atenuación de la pena, sino en miras de un mínimo de compren­sión. Pero en la novela, la fria ldad del sistema hace esto impos ible, e l juez aparece como una figura presente pero di stante, humana pero inmersa en un s istema que la mecaniza. Y va a ser él, en definitiva, quien va a juzgar la cantidad de li bertad que le as igna al imputado, con toda la subjetiv idad que eso implica. Va a ser él quien va a dec idir, dentro del marco de referencia normativo, hasta qué punto toma en cuenta los motivos que a éste le per­mitan expresar. La discusión en este punto es extremadamente interesante, es en esta etapa va lorativa donde se ve con mayor claridad e l ejercicio de poder por parte de las agencias judiciales.

Es bastante paradójico que una menor libertad en un sentido (en el que venimos hablando, como condición para la justificación del castigo) implique una mayor libertad física (menor pena privativa de libertad) y

32 Lo que no implica descartar la posibilidad de una renovada di scusión académica sobre este di lema dentro del marco de las ciencias sociales. Para ver referencias bibli ográ­ficas sobre el actual debate se puéde consultar el programa de la materi a Delerminismo y Liberlad en las Ciencias Sociales que se dicta en la Universidad Complutense de Mad rid en http://www.ucm.es/ info/Psi/dep/ 187/asignatura determinismo.htm. En la Uni versidad de Chi le, en el marco del programa de doctorado en filosof1a con mención en epistemología de las ciencias socia les, tenemos la as ignatura Detenninismo y Libre Albedrío en la expli­cación sociológica: Durkheim, Schut:: y Luhmann.

33 Sobre los diferentes usos que damos a dicha palabra, ver G JBOURG. Ri cardo A .. Provocaciones ... . cit. en nota 27. ps. 78-82, 136-140.

H Ibídem, p. 80. 35 Ibídem, p. 79.

246 LECCIO ES Y ENSAYOS

viceversa . Es importante nunca pasar el umbral de " locura", allí ambas van tenebrosamente de la mano (¿cómo darle libertad fís ica a quien no es libremente responsable?).

VI. R EFLEXIONES FINALES

¿Qué se pretende al seña lar las falencias del funcionamiento de l siste­ma penal? ¿Se intenta propugnar un abolicionismo? No, las críticas que se desprenden del análisis de la novela no apuntan a esto, carecería de sentido hacer críticas específicas s i lo que vamos a hacer e c uestionar directa-' mente la base. En los años ochenta, especialmente en otras sociedades, los postulados abolicionistas tenían una mayor chance de ser considerados viables en la práctica . Debido a circunstancias hi stórico, socia les y po líticas, estas teorías que en el plano racional demuestran una brillantez intachable no encuentran aún en la sociedad e l caldo de cultivo adecuado ( lo que no ignifica que haya que obviar los señalamientos certeros sobre los cuales,

dadas las condiciones, podemos actuar en lo inmediato). Como disparador de preguntas estos teóricos nos invitan a la reflexión.

El caso que presenta la novela es un caso extremo, un homicidio. Esto convierte en necesaria una mayor ejercitación de nuestra capacidad de comprensión. El límite que alcancemos es una cuestión per onal : ju tificar, excusar, tolerar o condenar. Cuestión de grados.

Se suele hacer la distinción entre aspiraciones y tendencias, mientras gran parte de la sociedad va para un lado (con alguno teóricos de la mano que ayudan a que se sientan mejor), aun quedan otros que consideran posi­ble aplacar c iertas tendencias autodestructivas teniendo en mira principios más e levados. El estudio de la criminología crítica tanto como de las pos­turas minimalistas y abolicionistas nos irven, como diría un e critor, para seguir caminando ...

VII. BI BLIOGRAFÍA

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