Carta a Miguel

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Barranquilla, Junio de 2005 Hermano Miguel Ruiz Calle 74A Bis No. 71B -31 Bonanza Santa Fe de Bogota En el alma, centro de nuestras emociones, me alegra tener noticias de usted y los suyos. En el espíritu, centro de la voluntad de Dios, estoy absorto y perplejo al saber como tan rápidamente usted echó al suelo la doctrina que por años aprendió. Aunque usted me envió una carta para solicitar al hermano Rosendo para sus servicios, quiero que sepa que no tengo letra para tratar ese tema, quiero más bien que usted considere mis palabras sobre un tema importante, usted y los suyos. He recibido por parte de diversos hermanos, la información de que usted ya no profesa a Cristo como antes, que usted cambió a una doctrina mundana, permisiva, distinta al evangelio que aprendió usted de nuestro amado pastor Carlos Reyes, y que de igual manera aprendí yo de usted. Soy un discípulo suyo, pues así me considero. Llegue a sus manos porque Dios así lo quiso. Las palabras y enseñanzas que Dios puso en su boca moldearon al hombre que llegó a la iglesia, hasta formar el líder que soy hoy. Siempre fue usted un ejemplo a seguir, la incansable y desinteresada forma de predicar a Cristo fundió un molde

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Page 1: Carta a Miguel

Barranquilla, Junio de 2005

HermanoMiguel RuizCalle 74A Bis No. 71B -31 BonanzaSanta Fe de Bogota

En el alma, centro de nuestras emociones, me alegra tener noticias de usted y los suyos.

En el espíritu, centro de la voluntad de Dios, estoy absorto y perplejo al saber como tan rápidamente usted echó al suelo la doctrina que por años aprendió.

Aunque usted me envió una carta para solicitar al hermano Rosendo para sus servicios, quiero que sepa que no tengo letra para tratar ese tema, quiero más bien que usted considere mis palabras sobre un tema importante, usted y los suyos.

He recibido por parte de diversos hermanos, la información de que usted ya no profesa a Cristo como antes, que usted cambió a una doctrina mundana, permisiva, distinta al evangelio que aprendió usted de nuestro amado pastor Carlos Reyes, y que de igual manera aprendí yo de usted.

Soy un discípulo suyo, pues así me considero. Llegue a sus manos porque Dios así lo quiso. Las palabras y enseñanzas que Dios puso en su boca moldearon al hombre que llegó a la iglesia, hasta formar el líder que soy hoy.

Siempre fue usted un ejemplo a seguir, la incansable y desinteresada forma de predicar a Cristo fundió un molde celestial en uno que otro ministro que hoy lleva un mensaje Santo para salvación de las almas.

No sé que halla a acontecido, pero creo que hay tiempo de volver.

Me contaron de su permicidad en cuanto a la forma de ministrar en el templo, pues usted me enseñó y predicaba aún sobre eso, que el ministro debe ser y comportarse como tal, como un representante de Dios aquí en la tierra.

El vestido es importante, también en ellos nos exige el Señor.

A la mujer Dios le exige que vista decorosamente, con “ropas largas y sueltas” que es como está reseñado en la Carta que nuestro hermano Pablo envió a Timoteo, cuando utiliza la palabra griega KATASTOLE en 1 Timoteo 2:9.

Se que hoy existen diversos criterios sobre la manera de vestir (sobre todo en la mujer) algunos dicen que Dios no se mete en la moda, y lo cierto es que esta afirmación es falsa, pues Dios si se mete en la moda y por eso estableció que el hombre vistiera como hombre y la mujer como mujer.

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En nuestra sociedad el pantalón es una prenda exclusiva para hombres, y que desde la manifestación del movimiento de liberación femenina, la mujer, en un acto de rebeldía desafió a la sociedad de entonces poniéndose pantalones. En un principio la iglesia empezó a predicar en contra de esto, pues es claro que lo que estaba haciendo la mujer era rebelarse a un patrón bíblico. Ella quería con el movimiento feminista obtener igualdades con los hombres y por ello usó el pantalón como bandera de su rebeldía, insignia de su lucha.

Casi una generación después de las primeras manifestaciones de rebeldía, las iglesias empezaron a perder la batalla, pues lo que antes objetaron lo fueron aceptando poco a poco, al punto de que hoy en el pulpito no sólo se sube una mujer con pantalón a ministrar a los santos, sino que también son las que mandan en la congregación de los santos.

No tengo nada en contra de la mujer, es un ser hermoso, fue el culmine de la inspiración de Dios. Tengo una que Dios me dio, la cual amo mucho, por medio de ella, Dios me ha dado dos hermosos hijos y soy feliz en mi matrimonio. Pero al caso que me refiero es a que Dios es quien sigue mandando en su iglesia y si en los años 30´s y 40´s se batallo en contra de los pantalones en la mujer, porque era claro que se estaba yendo en contra de Dios. Por mi parte yo siguiere enseñando lo que dice la Biblia, porque o sino hermano, muy pronto los ministros también van a usar faldas, pues la moda apunta hacía ese sentido, y el mundo no puede dirigir los pasos de la iglesia del Señor.

Hermano Miguel, le exhorto a que se vuelva a la senda que usted conoció. Cuando usted salió de la Misión Boston, usted habló de la doctrina, lo cual era un motivo para salir; no se cuales hayan sido sus motivos para salir, pero si Dios le dio una orden, ese mismo Dios le sostendrá, y usted ni yo debemos cambiar, tratando de agradar al hombre para sostener el ministerio o la iglesia. La plata y el oro son del Señor; en su tiempo el paga a cada quien según sus obras.

Ahora estoy triste, pues nunca pensé escribir estas líneas a una persona como usted, quien predicó un mensaje santo por muchos años.

De su esposa recuerdo mucho como la usaba Dios, bueno si es que era Dios, y lo digo porque un día, en medio de la congregación, en un servicio en la calle 72, más precisamente en el parque Suri Salcedo, en el patinodromo, ella en palabra de profecía, habló de la santidad en la forma de vestir. Ese día creí yo que Dios estaba exhortando al hermano Carlos porque según la profecía las hermanas estaban acortando sus faldas y pintando con maquillaje su rostro.

Pregunto, si en ese tiempo la hermana Patricia dijo eso ¿A caso no fue Dios quién habló? ¿Se ha olvidado de esto?, pues ahora ella también ha permitido el mundo en su vida.

Jesús dijo que son pocos los que se salvan, que la puerta era estrecha, que el camino angosto.

Amado, ojalá estas líneas pierdan su valor, si al momento de leerlas se volvieran a Dios, o que todo lo que me contaron de usted sea mentira.

No se enoje conmigo al leer estas líneas, pues no le estoy condenando, solo estoy exhortando al maestro que un día me enseñó algo diferente a lo que muestra hoy.

Siempre recuerdo sus enseñanzas, mi esposa y yo hemos puesto en marcha todo lo que aprendimos de usted y gracias a eso, que Dios le permitió enseñar, contamos con una congregación hermosa en Cristo Jesús.

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Los lideres que hoy se levantan en la congregación están recibiendo la misma enseñanza que recibimos, pues aunque cuando llegue a usted, cuando lideraba las células en la Central de Boston, no era nadie, usted me dio confianza, y ni mi esposa, ni yo podemos olvidar ese momento cuando su mano se levanto a los cielos y exclamo ¡Gloria a Dios, Dios mío estos son !

Yo no sabía lo que pasaba, tenía apenas 6 meses de bautizado y ahora me ponían al frente de una célula. Quiero que sepa que en ese momento, cuando usted exclamó de esa manera, supe que Dios nos había escogido para algo grande, y usted fue uno de los maestros que Dios usó para tallar su imagen en nosotros.

Por último quiero recordarle que dentro de sus aventuras de fe, siempre estuvo el Señor enseñándole a vestir y vivir como todo un siervo de Jesucristo. Recientemente en la radio, escuchaba un mensaje que usted dio sobre Deuteronomio 22:5 en el cual usted hace una defensa de la doctrina de Dios.

Dios abra su entendimiento

Saludos a todos.

F. León M.Servidor al igual que usted de Nuestro Señor JesucristoMail: [email protected]

Hebreos 4:13Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.

1 Pedro 1:24-25Toda carne es como hierba, Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; Mas la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada