Carta a schafik

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Página 1 de 6 MEMORIA HISTÓRICA CARTA A SCHAFIK Presento esta carta que dirigí a Schafik Jorge Handal hace 12 años, mientras me encontraba en Europa. Había llegado allá, después de haber participado en el gabinete de gobierno formado luego del Golpe de Estado del 15 de Octubre de 1979, para realizar labores político-diplomáticas, por encargo del FDR/FMLN. Lo hago, bajo mi absoluta responsabilidad, motivado por la importancia que tiene el conocer papeles, largamente guardados, que registran apreciaciones de nuestro proceso. Pienso que en otro momento podría ampliar cuestiones sobre estos mismos asuntos pero por ahora me limito a darla a conocer exactamente como la remití, porque creo que contiene elementos que todavía tendrían alguna importancia para nuestra vida pública futura y también para repasar nuestra siempre olvidada memoria histórica. Antonio Martínez-Uribe Ivry Sur Seine, Francia. 14 de Septiembre de 1992. Estimado Schafik, Aprovecho la oportunidad que se presenta hoy que pasas por esta Europa en guerra para escribirte, pensando que estarás, como siempre, muy ocupado y a lo mejor no tendré la oportunidad de realizar un intercambio directo contigo. Además, hablemos personalmente o no, por escrito mis opiniones e inquietudes las puedo expresar de una manera más clara y precisa, aparte de que si se quiere un papel se puede también releer y guardar. Mientras continuo con mis estudios en ciencia política, sigo con mucho interés los acontecimientos en el país, a la par de que no olvido también el contexto con el cual se concatena nuestra realidad nacional. Vivimos una época de gran trascendencia. Siempre pienso en nuestros compatriotas que le hicieron una guerra sin tregua al enemigo y que, renunciando a todo, incluso a si mismos, entregaron optimistas la vida por la causa, partieron sin sospechar siquiera que cambios tan drásticos y dramáticos pudieran tener espacio en el mundo. Y cuando te digo esto vienen a mi mente de manera especial los de mi grupo y/o generación y no sólo los miembros del partido. Aquellas entrañables amigas y amigos de las diferentes organizaciones: el “Chele” Guillén y Farid (quienes algo alcanzaron a ver), Franco, Tony, Celia Alfaro, Felipe Peña, Andrés Torres, Laura, el “Chele” Lito, la Clarita... y cada vez que uno hace un recuento como este, se da cuenta de que el recurso más preciado del país es su enorme caudal humano y sus virtudes. Pero también pienso en aquellos que, por otra parte, sobrevivieron y han sido también testigos de todo el recorrido histórico de nuestro propio proceso y del proceso mundial desde digamos el triunfo de la revolución cubana, pasando por la guerra de liberación en Argelia, la derrota norteamericana en Viet Nam, el proceso de descolonización en África, la Revolución de los Claveles --de la cual recuerdo tan bien hablaste allá por el 75 en una reunión interna de estudiantes universitarios--, el triunfo de la revolución en Nicaragua, la intervención soviética en Afganistán, el inicio en los 80 de una nueva política imperialista por los Estados Unidos, las nuevas intervenciones y guerras imperialistas en contra de Grenada, Panamá e Irak, el inicio de la “perestroika” en la ex-URSS y el derrumbe estrepitoso del socialismo realmente existente que se produjo después, nuestra participación en el gobierno de Octubre del 79, el desencadenamiento de la guerra, hasta desembocar en todo este nueva etapa de nuestra historia nacional que se abrió

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MEMORIA HISTÓRICA

CARTA A SCHAFIK

Presento esta carta que dirigí a Schafik Jorge Handal hace 12 años, mientras me encontraba en

Europa. Había llegado allá, después de haber participado en el gabinete de gobierno formado

luego del Golpe de Estado del 15 de Octubre de 1979, para realizar labores político-diplomáticas,

por encargo del FDR/FMLN. Lo hago, bajo mi absoluta responsabilidad, motivado por la

importancia que tiene el conocer papeles, largamente guardados, que registran apreciaciones de

nuestro proceso. Pienso que en otro momento podría ampliar cuestiones sobre estos mismos

asuntos pero por ahora me limito a darla a conocer exactamente como la remití, porque creo que

contiene elementos que todavía tendrían alguna importancia para nuestra vida pública futura y

también para repasar nuestra siempre olvidada memoria histórica.

Antonio Martínez-Uribe

Ivry Sur Seine, Francia.

14 de Septiembre de 1992.

Estimado Schafik,

Aprovecho la oportunidad que se presenta hoy que pasas por esta Europa en guerra para

escribirte, pensando que estarás, como siempre, muy ocupado y a lo mejor no tendré la

oportunidad de realizar un intercambio directo contigo. Además, hablemos personalmente o no,

por escrito mis opiniones e inquietudes las puedo expresar de una manera más clara y precisa, aparte de que si se quiere un papel se puede también releer y guardar.

Mientras continuo con mis estudios en ciencia política, sigo con mucho interés los acontecimientos

en el país, a la par de que no olvido también el contexto con el cual se concatena nuestra realidad

nacional. Vivimos una época de gran trascendencia. Siempre pienso en nuestros compatriotas que

le hicieron una guerra sin tregua al enemigo y que, renunciando a todo, incluso a si mismos,

entregaron optimistas la vida por la causa, partieron sin sospechar siquiera que cambios tan

drásticos y dramáticos pudieran tener espacio en el mundo. Y cuando te digo esto vienen a mi

mente de manera especial los de mi grupo y/o generación y no sólo los miembros del partido.

Aquellas entrañables amigas y amigos de las diferentes organizaciones: el “Chele” Guillén y Farid

(quienes algo alcanzaron a ver), Franco, Tony, Celia Alfaro, Felipe Peña, Andrés Torres, Laura, el

“Chele” Lito, la Clarita... y cada vez que uno hace un recuento como este, se da cuenta de que el recurso más preciado del país es su enorme caudal humano y sus virtudes.

Pero también pienso en aquellos que, por otra parte, sobrevivieron y han sido también testigos de

todo el recorrido histórico de nuestro propio proceso y del proceso mundial desde digamos el

triunfo de la revolución cubana, pasando por la guerra de liberación en Argelia, la derrota

norteamericana en Viet Nam, el proceso de descolonización en África, la Revolución de los Claveles

--de la cual recuerdo tan bien hablaste allá por el 75 en una reunión interna de estudiantes

universitarios--, el triunfo de la revolución en Nicaragua, la intervención soviética en Afganistán, el

inicio en los 80 de una nueva política imperialista por los Estados Unidos, las nuevas

intervenciones y guerras imperialistas en contra de Grenada, Panamá e Irak, el inicio de la

“perestroika” en la ex-URSS y el derrumbe estrepitoso del socialismo realmente existente que se

produjo después, nuestra participación en el gobierno de Octubre del 79, el desencadenamiento de

la guerra, hasta desembocar en todo este nueva etapa de nuestra historia nacional que se abrió

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con la firma de los acuerdos el pasado Enero... tenemos -puesto que yo me sitúo entre uno de

ellos- sin duda, una situación tan privilegiada pero también un enorme reto. Este último podemos

asumirlo o no, mas planteado está. Pero, hemos podido vivir, participar y ver todo estos sucesos tan espectaculares!!

Ciertamente ha sido una cuestión del azar el que, teniendo más o menos el mismo punto de

partida, más o menos la misma disposición, compartiendo más o menos los mismos riesgos , unos

murieran y otros quedáramos con vida. A mí, por ejemplo, talvez cualquiera cosa se me podría

señalar pero menos la de no haber tenido el coraje para asumir las tareas que el partido me

demando cumplir. Y te hablo de todas, desde aparecer en la planilla del FAU para las elecciones de

AGEUS o la de ocupar un cargo en el gabinete de gobierno, salir a cumplir tareas en el exterior,

hasta la de posteriormente regresar al país, siguiendo las decisiones del IV pleno ampliado del 84,

en especial aquella que demandaba que todos los que estábamos en el exterior deberíamos

regresar para hacer nuestra propia experiencia en la guerra, en un momento que no era

precisamente uno de los más alentadores. Cuantos cumplimos este acuerdo? Creo que muy pocos.

Pero en definitiva lo que me ha quedado es toda una acumulación de experiencia muy rica y muy

variada. Sólo te digo que hasta ahora no he visitado, sino que he vivido, y todo por que en nuestro

país explotó el conflicto, por periodos más o menos largos, en Panamá, Madrid, París, Moscú,

Managua, Budapest, Estocolmo,.. pero también, aunque quizás con un poco de más angustia y

temblor en el corazón, en las lomas y vaguadas del Cicaguite, la Montañona, Guazapa, Copán... Es

decir, haciendo a un lado la falsa modestia, nadie me va a venir a contar porque yo también he

vivido en su momento los agrios debates con la gente del bloque y las ligas, los inicios de las

reformas en el entonces campo socialista, conozco las penurias morales y materiales que vive la

gente en este mundo desarrollado como también las guindas a que nos obligó tal o cual operativo

de la FAES. Esto es un poco mi balance personal. ¿Es no acaso un privilegio el poder estar vivo para contarlo? Con seguridad que si pero está por ver que es lo que hacemos de aquí en adelante.

Sabremos renovarnos? Sabremos vernos con nitidez suficiente en el espejo de la experiencia

soviética, sandinista, argelina y cubana? ¿Lograremos aprender de la enseñanza generosa de la

maestra vida, asimilarla, comprenderla y traducirla en línea política acertada que nos conduzca al

fin al cómo saber hacer las nueva sociedad? O será necesario esperar a que llegue el Karl Marx de nuestro tiempo o el Cristo del año 2000 para que nos expliquen de nuevo y mejor su proyecto?

La historia ha hablado c laro. Ella no está dando palos y también lecciones que deberían dejar

avergonzados a los mejores analistas de izquierda y derecha, los más encumbrados académicos,

los más prestigiosos centros de investigación, los servicios de inteligencia más intrépidos y

experimentados. La inmensa mayoría de ellos fue incapaz tan siquiera de prever una tan sola

tendencia de las fuerzas políticas y sociales que luego desatarían la crisis y si alguno de ellos lo

advirtió prefirió seguramente refugiarse en la cómoda posición del silencio o no divulgarlo

arguyendo razones políticas. Una vez dijiste que las cosas habría que llamarlas por su nombre,

pues bien ahora te digo: nuestros intelectuales demostraron ser muy buenos propagandistas pero

a costa de sacrificar el análisis científico verdadero. Abunda, tú lo sabes, la literatura de este tipo,

la retórica tan propia de nuestra América Latina. Aquellos intelectuales que sobre todo desde los

60 tuvieron mucha lucidez y coraje para revelar los resultados de sus análisis, es decir que

pensaban no sólo con cabeza propia sino que además lo hicieron a tiempo, no fueron tomados en

cuenta. ¿Porqué? ahora es fácil hablar, cualquiera se llena la boca con explicaciones acerca de, por ejemplo, la razones por las cuales el socialismo real se cayó.

Pero, en cuanto a la acumulación de experiencia, creo que por ahora lo importante para mí no es

hacer referencia a la mía sino que a la tuya, sin ninguna duda muy diferente y mucho más rica y

privilegiada que la de muchos. Tú has hecho un recorrido mucho más largo en el tiempo y vivido

situaciones sin par. Baste señalar el haber estado presente en todas las reuniones del proceso de

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negociación, excepto en una, participando en sus decisiones. Todo esto aparte también de tener

acceso a informaciones desconocidas no digamos para la gente humilde, común y corriente de

nuestro pueblo laborioso e intuitivo sino que para gente como yo que, queramos o no,

pertenecemos a un circulo más reducido. ¿Pero, has tenido tiempo para hacer un balance acerca

del lugar en que después de todo este difícil proceso, se encuentra no el proceso mismo, aunque

esto también es importante, sino tú en lo personal como dirigente político? Te digo esto porque

me parece algo insoslayable, sobre todo en consideración al momento que desde aquí logro percibir que atraviesa el país y el mundo.

He conversado, después de la firma de los acuerdos, con diferentes gentes cuyas opiniones son

representativas del sentir y pensar del “jet-set” de la llamada comunidad internacional y en

particular del vinculado a los “organismos internacionales” y me han expresado, entre otras cosas,

y sin siquiera preguntarlo, una muy buena opinión acerca de tu persona. Tal es el caso de, por

ejemplo P. Texier, ex–ONUSAL, a quien conocía, junto a R. Matarolo, desde cuando el partido me

mandó a París en 1982; J.M. Rodés, catalán de los buenos que ha participado en la onda de la

Policía Nacional Civil y otros que han estado más o menos involucrados en el proceso

centroamericano y que tú conoces. En una palabra, al final, una de las cuestiones que quedan a

favor de las fuerzas revolucionarias y democráticas es el contar con un dirigente como tú que goza

de una buena reputación y credibilidad nacional e internacional. Esto es así muy a pesar de que

cierta prensa extranjera se preocupó mucho por encumbrar a otros como los estrategas del

proceso. En fin, por estas y otras razones, constato ahora que te has convertido en una verdadera institución nacional le cuadre o no a fulano o a sutana.

No entiendas que estoy tratando de hacerte un halago o una adulación, sencillamente no forma

parte de mi manera de ser, además ya podrás establecer luego que no se trata de eso. Se trata

más bien, a partir de la confianza que estimo existe entre nosotros, de aprovechar esta

oportunidad no para hacerte un punteo de la situación internacional o abrumarte a preguntas -

cosas que bien podrían también hacerse- sino que para hacer algo que yo considero es hoy más

oportuno: señalarte que todo lo anterior hace caer sobre tus propias espaldas una enorme

responsabilidad, cuestión que a su vez tiene que ver con la dirección del proceso. No eres ningún

líder acabado o vencido, tampoco se trata de que seas ortodoxo o heterodoxo, joven o viejo, sino

de estar o no extraordinariamente lúcido en cuanto a las circunstancias del momento que te ha

tocado vivir. Se trata de estar consciente de en qué medida nuestro papel personal cuenta.

Permíteme decirte, con el mayor respeto, que la reputación que te has ganado en estos círculos de

poder no se debe, a mi juicio, al hecho de que seas secretario general del PCS o miembro de la CG

del FMLN o a que ostentes el grado de comandante o de dirigente comunista, sino más bien al

reconocimiento de tus cualidades y al comportamiento polític o que has tenido durante todos estos

años. El tener uno u otro cargo no hace sino que añadir más envergadura a la responsabilidad

individual. Algo parecido a lo que pasaba con el enorme prestigio que alcanzó otro imprescindible,

Guillermo Ungo, que se deriva de su propio peso como persona y hombre político, por su

clarividencia, su capacidad para medir la dosis exacta de modestia, intransigencia y de, incluso,

buen humor en el momento oportuno y porque supo además situarse por encima de su propio

partido sin renunciar a él, porque gozaba de credibilidad frente a las derechas y las izquierdas y en

fin porque con todo y sus defectos la atinaba y no por ser socialdemócrata o socialista democrático

como a él le gustaba definirse. En estos casos son los líderes los que prestigian a sus partidos y

sus causas y no al revés y no deberíamos equivocarnos en eso. Es decir, una vez más se constata

que no es el habito el que hace al monje y también que los individuos -y no necesariamente los

partidos o clases a los que puedan pertenecer-, en ciertas y muy particulares circunstancias de la

historia, deben jugar y juegan un papel determinante para que los procesos políticos avancen o retrocedan en una u otra dirección.

No se trata entonces de hacer actos de profesión de fe a tal credo o ideología o de alardear con

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aplomo sobre la fidelidad a los principios. No, porque sencillamente esta fórmula no ha funcionado

ni en la política ni tampoco en la religión que es algo mucho más íntimo o profundo si se quiere.

Se trata más bien de meterse y comprometerse en serio, con toda nuestra inteligencia, energía,

experiencia, capacidad de concentración y creatividad, en el gran proyecto por la conquista de una

sociedad en permanente proceso de democratización y cambio, nueva, donde cada día impere más

y más el respeto a los derechos humanos e individuales, la justicia social, política y económica y la

tan llevada y traída democracia. Se trata más bien de aplicar aquella tan vieja enseñanza que dice

que las acciones hablan mucho más fuerte que las palabras. ¿No te parece que es esto lo

determinante? Yo pienso que sí, y es tan válida para el tercer mundo como para el primero, donde

todavía aún se está muy lejos de vivir una sociedad justa y democrática a plenitud. Como le decía

a Logan en una carta reciente, aquí se vive todavía en el reino de la necesidad.

Las fuerzas revolucionarias en el mundo han demostrado, suficientemente que se puede tomar el

poder y hacer la revolución, pero no han demostrado aún su capacidad para construir esa sociedad

nueva, superior al capitalismo, socialista. Los dirigentes soviéticos no atinaron en esto durante 70

años en el poder, teniendo recursos inmensos y abundantes. Tuvieron en sus manos no el anhelo

sino que sobre todo la posibilidad material, la riqueza para materializar la utopía. Porque el

socialismo es posible si se cuentan con suficientes recursos propios y además un cierto nivel de

desarrollo. Es por esto seguramente que Marx sostenía que sería posible allá donde el capitalismo

estaba más adelantado. ¡Quizás la gran derrota comenzó cuando algún dirigente pensó resolver

los graves problemas de la economía socialista con el financiamiento del gran capital imperialista!

Y entonces debemos preguntarnos: ¿Es posible el socialismo para un país pobre y sin recursos? Y

si es posible de qué modelo de socialismo estamos hablando? Creo que al menos debería de

comprenderse que el socialismo verdadero, su economía, no se construye sobre la base de la

ayuda exterior ni en dependencia de las grandes inversiones capitalistas extranjeras. O si se puede habría entonces que demostrarlo.

Aquella otra vieja enseñanza de que son las masas las que hacen la historia tiene ahora un sentido

muy relativo puesto que es cierto que, digamos más bien, los pueblos contribuyen a constituir la

historia, pero no son ellos los que la escriben o interpretan, ni tampoco los que dirigen los

procesos. Esto último es competencia exclusiva de los grupos dirigentes. Pero no basta que exista

un buen dirigente o un grupo reducido capaz y esclarecido. Se necesitan además muchos,

muchísimos hombres y mujeres valientes y lúcidas para construir la democracia. Los pueblos

llegada la hora de los "quiubos" lo que hacen es, sí es necesario, levantarse para cobrar la factura

a sus dirigentes, poco importa que estos se definan de derecha, centro o izquierda o de que no se

definan. Y, como lo hemos podido ver, lo hacen de una manera implacable, pero incluso en una situación como ésta, otros líderes son los que toman las riendas de la situación.

Así han sido los procesos sociales. En muchos momentos son grandiosos pero también en otros

son miserables y es esto lo que hemos podido contemplar ahora en esta historia reciente: E.

Honecker, entregado por el gobierno ruso, está preso y enfermo en la Alemania Occidental; T.

Jivkov acaba de ser condenado por corrupción en Bulgaria; Pinochet continua a la cabeza de las

fuerzas armadas en Chile cohabitando con un proceso cuyo carácter democrático nadie pone en

duda; dicen que J. Savimbi muy pronto será, por la vía electoral, el próximo presidente de Angola.

No obstante el fin de la historia aún no ha arribado. Estoy absolutamente convencido de que los

líderes y grupos dirigentes del desaparecido campo socialista y no las masas, cargan con una

enorme responsabilidad porque las cosas hayan tenido este o aquel desenlace. De la misma

manera creo que, en perspectiva, la dirección que tomen los acontecimientos en el país depende

en su gran parte del papel de todo su liderazgo político. Pero claro el peso de algunos líderes será

mucho más decisorio que el de otros. De acá mi inquietud de aprovechar para escribirte estas

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líneas.

Por otra parte, en un país como el nuestro no podemos permitirnos el lujo de descomponer

nuestras propias fuerzas y el evitarlo también es responsabilidad de sus líderes. La cuestión de las

relaciones con el UDN, te lo digo con igual franqueza que me preoc upa mucho más que la

situación al interior del F5. Además, no me parece la práctica, tantas veces utilizada, de, con fines

partidarios, desprestigiar a aquellos que aún a pesar de todo, siguen estando del mismo bando. Tú

mismo has dicho siempre que lo que divide a los partidos son las líneas políticas, los enfoques, lo

demás no cuenta. Por allá en una ciudad sueca lejana y perdida se me acercaron la otra vez

hablándome de no sé qué tipo de intereses personales que no sé quién siempre ha tenido...

Debería de tenerse cuidado con eso. Se trata de estar a favor de propuestas políticas y no en

contra o a favor de uno u otro dirigente. ¿Es que alguien a estas alturas está exento de culpa para

tirar la primera piedra? ¿Quién, qué organización, cuál dirigente político conquistó el derecho de

poseer toda la verdad?

Entonces estas son algunas de mis inquietudes y opiniones, hay muchas otras tantas cosas más

de que hablar. Ahora me ha parecido oportuno plantearte cuestiones relacionadas con un

problema muy poco estudiado: el liderazgo político. A mí no me extraña que te encuentres en el

lugar en que te encuentras, sencillamente te lo has ganado. Por el contrario creo que todavía

puedes y debes dar mucho más de ti mismo al avance del proceso. Creo también que al mismo

tiempo tienes, como todo dirigente, un límite determinado por los otros factores no controlables

que también inciden en la arena política y por el tiempo. Por eso hay que saber jugar cada vez

mejor y también trabajar por garantizar la continuidad del proceso, cuestión extraordinariamente

difícil. Aquí me falta información y reconozco que no estoy al tanto de todo, pero siempre trato de mantenerme al corriente de como se mueven los principales actores políticos y sociales.

Debo decirte, para no dejar la duda de que te he mencionado sólo una parte, de que también el

factor A. Cristiani goza de una importante credibilidad, pero claro, no así su partido. Es el mismo

fenómeno, sólo que en este caso referido a un líder de la derecha y más exactamente de la

oligarquía. Esto tampoco debería sorprendernos ó asustarnos, puesto que ya Quique Álvarez nos

demostró que alguien de su clase puede como individuo llegar incluso mucho más lejos si está en

serio interesado en la causa de la justicia social y económica, la democracia y en un verdadero y avanzado Estado de Derecho para El Salvador.

De cara al Congreso del partido, que entiendo se ha pospuesto para fines de este año, creo que

este problema del liderazgo debería de abordarse en serio, constituye un problema que no se debe

dejar de lado y que tiene que ver mucho con el futuro del partido y del proceso. En esto también

hay mucha experiencia acumulada. Gorbachov, por ejemplo, a mi juicio, fue un dirigente que

también fue seleccionado de dedo por parte del aparato del partido. No fue él por sí mismo, como

debería de ser con un líder auténtico, quien se abrió campo con sus ideas en el medio de la

sociedad soviética. Fueron los círculos de poder del partido los que, ya claros de la necesidad

urgente de las reformas, consideraron que su juventud, su carisma, su talento era el que se

necesitaba para impulsar el nuevo programa del partido, que se expresaba en “la perestroika”.

Para ello se pensó incluso en el papel que podría jugar su mujer, Raisa, académica, muy diferente

de las feas, iletradas e impresentables antiguas primeras damas. Como este proyecto estaba

orientado a la venta en el exterior consideraron que la imagen de Gorby resultaría atractiva y

digerible para occidente. Gorby, ya elevado por el PCUS a la nube imperial, se envaneció y dejó

fascinar por el trato que calculadamente le dieron los grandes círculos de poder principalmente del

gran capital europeo y estadounidense. Este problema del papel de Gorbachov, un líder

prefabricado, más la crisis tan grave que se producía al interior del partido y de la URSS, que

incluso los mismos círculos imperialistas desconocían que fuera tan profunda, fue lo que produjo el

desenlace que ya todos conocemos. De aquí que el problema de la renovación de la dirección que

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tengo también entendido se va a realizar en el Congreso sea algo bastante delicado.

Envié una carta a la CP informando sobre el estado de mis estudios. Estoy trabajando sobre los

problemas de la transición a la democracia y la cooperación internacional y en este cuadro quiero

ir a El Salvador tan pronto como tenga la plata para el financiamiento del viaje. Mí programa

académico en Barcelona prácticamente lo he terminado pero no saldré adelante con este propósito

sino que hasta el fin de junio del 93, entonces es que desearía regresar definitivamente al país. Pienso que será un buen momento.

En fin tú sabes que esta lucha es sobre todo por la búsqueda de la verdad y yo desde hace un rato

la busco por todos lados y no solamente en el reducido círculo de mis más allegados o entre los

que piensan como yo. Ahora tiendo a huir de aquellos que siempre me dicen lo que yo quiero oír o

hablan como que si ningún cambio hubiera tenido lugar o bien como si la guerra en el país hubiera servido para nada.

Por otra parte, es cierto que lo mejor, como alguien ya lo dijo, es que cada quien arroje su propio

brillo, que se construya una grande alianza, que se encare la gran tarea de aglutinar tantos vigores dispersos, que formemos todos un haz de energía ecuménica...

Te deseo muy buena salud y bastante coraje, lo mismo para todos aquellos compañeros y

compañeras del partido, del frente y del resto de organizaciones políticas y sociales, que dando lo

mejor de sí, ahora se fajan inspirados por el único interés de que el proceso avance en la dirección adecuada.

Con el abrazo de siempre,

Esteban