Carta al tiempo

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Carta al tiempo Author(s): Alicia Acosta Source: Letras Femeninas, Vol. 25, No. 1/2 (PRIMAVERA-OTOÑO 1999), pp. 270-271 Published by: Asociacion Internacional de Literatura y Cultura Femenina Hispanica Stable URL: http://www.jstor.org/stable/23021377 . Accessed: 15/06/2014 04:26 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp . JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact [email protected]. . Asociacion Internacional de Literatura y Cultura Femenina Hispanica is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to Letras Femeninas. http://www.jstor.org This content downloaded from 195.78.109.162 on Sun, 15 Jun 2014 04:26:29 AM All use subject to JSTOR Terms and Conditions

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Carta al tiempoAuthor(s): Alicia AcostaSource: Letras Femeninas, Vol. 25, No. 1/2 (PRIMAVERA-OTOÑO 1999), pp. 270-271Published by: Asociacion Internacional de Literatura y Cultura Femenina HispanicaStable URL: http://www.jstor.org/stable/23021377 .

Accessed: 15/06/2014 04:26

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Letras Femeninas, Volumen XXV, Nos. 1-2 (1999)

Carta al tiempo

Alicia Acosta Mexico

Lugar: el horizonte infinito.

Fecha: un instante en la eternidad.

Mi caro amigo: Aunque has estado junto a mf desde siempre, ignoro si eres longevo o eternamente joven ya que no te veo ni te escucho; sin

embargo, a pesar de ser invisible, tu huella si es visible; tampoco se si

eres eterno o simplemente pasajero, s61o se que el privilegio de tu nobleza no son las manecillas de un reloj; aunque me he puesto a pensar ^que

pasarfa si las horas en un arranque de locura escaparan de la caratula y

desajustaran tu engranaje? . . . creo adivinarlo: continuarfas la marcha

aunque fuera cojeando, porque a ti ;nada te detiene! Y en tu incansable

paso voy contigo por la senda de la vida, siempre de prisa, sin pausa ni

punto de reposo. Juntos acumulamos auroras, cielos estrellados, o con

relampagos y tormenta; noches con filos de punal y luna enamorada; y

por supuesto . . . anos jmuchos anos! que hoy son silencio a la interperie

en la caratula del Universo.

Me asomo a la ventana de la memoria para rescatar los pasos de mi

ninez, que ascendfan con voracidad por tus cornisas y veo perderse sus

huellas en la distancia, a la luz de una estrella que ilumina el laberinto del

desamparo.

Despues, en calidad de fantasma, veo transitar mi adolescencia con

rafces marchitas de inocencia. Entonces mi paso era alocado, jmas veloz

que veloz! pretendiendo ganarte la carrera porque me urgfa llegar a . . .

no se donde. Casi enseguida aparece el camino florido de la juventud, donde para mf, cada piedra era un fragmento de luna y en mi diccionario

no aparecfan las palabras imposible, cansancio, aburrimiento, tristeza,

pesimismo; en cambio, se multiplicaban los suenos y las esperanzas, el

optimismo, y la alegrfa asf como el deseo de beberme de un solo trago el

mundo; y no me vas a negar que en todo esto fuiste mi complice, al encontrarme perdida en el "Aleph" de Borges, donde pude tocar la

soledad, acariciar las tinieblas, mirar el silencio con ojos de distancia y escudrinar la entrana de la sombra para envolverme en la magia del

misterio. Y ya en la madurez, cuando cada una de tus estaciones nos deslumbra

y la niebla opaca los espejos, empece a aprovecharme de ti, a sacarte

jugo y . . . jen que forma! Alargando los dfas y volviendo elasticas las

horas; instantes, segundos y minutos que antes me pareci'an

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Narrativa 271

insignificantes, cobraron un valor incalculable; y te confieso que me volvf egofsta al no permitir que nadie me robara un apice de lo que de ti me pertenecia. Reinvente ciclos fechados ayer y recicle suenos de

primavera. Vivir asf me resulto un acto magni'fico que quise representar

lo mejor posible para acercarme un poco a tu anhelo de identificacion con el infinito. He pensado mucho en esas personas insensatas que dicen

malgastarte y peor aun en las que alardean haberte matado; a lo que

seguramente tu diras que quienes se malgastan y se matan son ellas, que

solo son punto de partida o referenda que marca h'mites.

Despues de estas aiioranzas, te preguntaras por que se me ocurrio

escribirte esta carta y jclaro que te lo voy a decir! ya que a estas alturas

de mi largo recorrido en tu companfa, es el principal motivo de ella:

^.podnamos aminorar el paso que . . . prisa tienes?

Dos mujeres salidas de texto

Ximena Rubio del Valle

Chile - Mexico

Una tarde sin viento, resolvi caminar por la orilla opuesta del

acantilado, allf donde las olas se escuchan como susurro proximo y

comienzan a crecer los pinos. De pronto, entre murmullo y murmullo,

nacio una neblina densa y encontre frente a mf dos puertas de roble macizo: una tallada con figuras de l'conos, la otra con curvas barrocas.

Abri la primera y me encontre con Ana, palida, aterida, bella. Me miro con ojos quebrados y ausentes. Su cabello negro se le enredaba en el

cuello como cadena. "Quisiera hablar. Necesito hablar confidencialmente con alguien", susurro. No se dirigio a mf, lo dijo, simplemente. Con la mano izquierda abri la segunda puerta: encontre a Emma, vestida con

traje de terciopelo y seda. Vf su falda rasgada y los zapatos de charol con

hebillas doradas al frente, opacos, gastados. Enfebrecida me miro con cautela. Parecio querer llorar, pero me dijo: "^Conoce a Berta? ^,Sabe donde esta Berta?"

Entonces vio a Ana que en medio de la niebla de brazos de largas ramas de pinos—que rompfan la atmosfera y parecfan acercarsenos—se

vei'a minuscula y majestuosa. "Necesito hablar confidencialmente con

alguien", la 01 susurrar otra vez, y Emma repitio como un eco: "Necesito hablar confidencialmente con alguien". Luego extendi6 sus manos y toco

el rostro de Ana. Recorrio la frente, los p6mulos, la nariz, roded la barbilla;

como si lo hiciera una ciega, pero a la vez segufa los movimientos con la

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