CARTAS A DIOS - Guía didáctica 04

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Las actividades propuestas están pensadas para grupos de pre-confirmación en adelante (desde los 12 años aproximadamente). En esta cuarta sesión se realizarán una serie de actividades relacionadas con las escenas de Catch de Rose. CUARTA SESIÓN GUÍA DIDÁCTICA

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Las actividades propuestas están pensadas para grupos de pre-confirmación en

adelante (desde los 12 años aproximadamente).

En esta cuarta sesión se realizarán una serie de actividades relacionadas con las

escenas de Catch de Rose.

CUARTA SESIÓN

GUÍA DIDÁCTICA

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GUÍA DIDÁCTICA CUARTA SESIÓN

INTRODUCCIÓN Comenzamos viendo las escenas de catch.

https://www.youtube.com/watch?v=5r0uo9fN_Ek

ESCENAS Comentamos las escenas que hemos visto:

¿Qué ocurría en cada lucha? ¿Por qué Rose le contaba esas historias a Óscar? Si tuviéramos que sacar un mensaje de estas historias,

¿cuál sería? ¿Vivimos nosotros algo parecido en nuestras vidas?

RETOS O PROBLEMAS En el Evangelio también aparecen historias o momentos

donde se ven retos:

o Tentaciones: Mt 4, 1-11 o Oración en el huerto: Lc 22, 39-46 o Negación de Pedro: Lc 22, 54-62

CÓMO ENFRENTARSE A LOS RETOS 1º. Leemos y comentamos la historia “Una roca en el

camino”. 2º. Dividimos a los chavales en dos grupos y cada uno leerá

y subrayará lo más importante de dos textos sobre los pasos a seguir para enfrentar retos o problemas.

3º. Se pondrá en común lo trabajado y haremos nuestra propia lista de pasos a seguir.

4º. Plasmaremos lo trabajado en una cartulina.

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ANEXOS

“Una roca en medio del camino”

Me gustaría contarles la historia de un rey que reinó en una época remota. Quiso

saber cómo reaccionarían sus súbditos ante un reto o un obstáculo. Es así que

mandó colocar una roca en medio de un camino. Luego el monarca se dispuso a

ver quién sería capaz de quitar la roca del camino. Llegaron algunos cortesanos y

ricos mercaderes del rey y simplemente contornaron la roca. Muchos de ellos

acusaron abiertamente al rey por no tener despejado el camino, pero ninguno de

ellos hizo nada para quitar la roca.

Luego llegó un campesino cargando un saco de verduras. Al acercarse a la roca, el

campesino puso el saco en el suelo e intentó mover la piedra a un lado del

camino. Después de mucho empuje y esfuerzos, logró mover la piedra. El

campesino volvió a cargar con su saco de verduras y se percató de un bolso tirado

en el camino allí donde había estado la roca. El bolso contenía muchas monedas

de oro y un mensaje del rey que indicaba que este oro sería para aquella persona

que lograra quitar la roca del camino.

En esta historia vemos que el campesino se vio frente al obstáculo o al reto (la

roca en el camino), y no se conformó con contornar el obstáculo, sino que a base

de muchos esfuerzos logró quitar la piedra del camino y esto le llenó de oro. Este

relato puede considerarse un ejemplo típico de cómo un reto puede ofrecer una

oportunidad de mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

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Tentaciones Mt 4, 1-11

01 El Espíritu condujo a Jesús al desierto para que fuera tentado por el

diablo,

02 y después de estar sin comer cuarenta días y cuarenta noches, al

final sintió hambre.

03 Entonces se le acercó el tentador y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan.»

04 Pero Jesús le respondió: «Dice la Escritura: El hombre no vive

solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.»

05 Después el diablo lo llevó a la Ciudad Santa y lo puso en la parte más

alta de la muralla del Templo.

06 Y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, pues la Escritura dice: Dios dará ordenes a sus ángeles y te llevarán en sus manos

para que tus pies no tropiecen en piedra alguna.»

07 Jesús replicó: «Dice también la Escritura: No tentarás al Señor tu

Dios.»

08 A continuación lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todas las naciones del mundo con todas sus grandezas y maravillas.

09 Y le dijo: «Te daré todo esto si te arrodillas y me adoras.»

10 Jesús le dijo: «Aléjate, Satanás, porque dice la Escritura: Adorarás al Señor tu Dios, y a El sólo servirás.»

11 Entonces lo dejó el diablo y se acercaron los ángeles a servirle.

Oración en el huerto Lc 22, 39-46

39 Después Jesús salió y se fue, como era su costumbre, al

monte de los Olivos, y lo siguieron también sus discípulos.

40 Llegados al lugar, les dijo: «Oren para que no caigan en

tentación.»

41 Después se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra, y doblando las rodillas oraba

42 con estas palabras: «Padre, si quieres, aparta de mí esta

copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.»

43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para animarlo.

44 Entró en agonía y oraba con mayor insistencia. Su sudor se

convirtió en gotas de sangre que caían hasta el suelo

45 Después de orar, se levantó y fue hacia donde estaban los

discípulos. Pero los halló dormidos, abatidos por la tristeza.

46 Les dijo: «¿Ustedes duermen? Levántense y oren para que no caigan en tentación.»

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Negación de Pedro Lc 22, 54-62

54 Entonces lo apresaron y lo llevaron a la casa del sumo

sacerdote, donde entraron. Pedro los seguía a distancia.

55 Prendieron un fuego en medio del patio y luego se sentaron alrededor; Pedro también se acercó y se sentó entre ellos.

56 Al verlo sentado a la lumbre, una muchachita de la casa,

después de mirarlo, dijo: «Este también estaba con él»

57 Pero él lo negó diciendo: «Mujer, yo no lo conozco.»

59 Como una hora más tarde, otro afirmaba: «Seguramente éste estaba con él, pues además es galileo.»

60 De nuevo Pedro lo negó diciendo: «Amigo, no sé de qué

hablas.» Todavía estaba hablando cuando un gallo cantó.

61 El Señor se volvió y fijó la mirada en Pedro. Y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: «Antes

de que cante hoy el gallo, me habrás negado tres veces.»

62 Y, saliendo afuera, lloró amargamente.

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Cómo enfrentar los problemas en tu vida

1º: Aceptar y comprender el problema

1. Reconoce el problema. Puede ser tentador mantenerte alejado del asunto que te

esté causando problemas. Sin embargo, evitar el problema no te ayuda a resolverlo.

En vez de ello, acepta que el problema existe y hazte algunas preguntas al respecto.

¿Cuáles son las consecuencias de este problema? ¿Qué implica?

Si no crees que tengas un problema, pero todas las personas te dicen que sí lo tienes, fíjate si es cierto.

Si te cuesta admitir que tienes un problema, es posible que estés en una fase de negación. Por ejemplo, si no quieres aceptar que un familiar cercano esté involucrado en las drogas, es posible que des algunas excusas para respaldar su comportamiento.

Aunque esta fase de negación a veces puede ser útil para proteger tu salud mental, en otros casos puede alejarte del hecho de lidiar con el problema de frente.

De hecho, evitar el problema solo lo exacerba más y no te brinda ningún alivio duradero. Asimismo, seguirá creando un ciclo de estrés para ti, ya que siempre será un peso en tu conciencia.

Con esto en cuenta, a veces puede ser saludable descansar un poco. Si te sientes abrumado y estresado, ¡descansa! Mira un programa de televisión, lee un libro o realiza algún otro pasatiempo que te guste. ¡También podrías simplemente estar en las nubes para dejar que tu mente divague!

2. No conviertas las cosas en un desastre. Esto quiere decir pensar de forma irracional,

como exagerar tu problema al sacarlo de toda proporción. Por ejemplo, podrías creer

que por el hecho de haber desaprobado una clase nunca conseguirás un buen

trabajo. Convertir las cosas en un desastre también significa pensar en el “todo o

nada” (por ejemplo, si no resuelvo este problema, mi vida se habrá acabado).

3. Piensa en el origen del problema. ¿Cuándo fue la primera vez que notaste que tenías

este problema? A veces es posible que no lo notes hasta que haya estado en tu vida

por mucho tiempo. En particular, esto es cierto si tu problema implica a otras

personas (por ejemplo, tu hermana podría haber estado involucrada en las drogas

por mucho tiempo antes de que lo sepas).

Si crees que sabes cuándo comenzó el problema, piensa en los

acontecimientos que sucedían en ese momento. La causa fundamental

podría estar relacionada a esos acontecimientos. Por ejemplo, si tus notas

empezaron a bajar en la escuela después de que tu padre se mudó, tal vez la

estés pasando mal tratando de adecuarte a este cambio.

4. Pon las cosas en perspectiva. Lo más probable es que no sea el fin del mundo: a

pesar de tener este problema, todavía puedes salir adelante. Cada problema tiene

una solución o lo puedes ver de una manera diferente que te muestre que en

realidad no es tanto un problema.

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Por ejemplo, tu problema puede ser que no logras llegar a la escuela a tiempo. Puedes cambiar esto cambiando algunos hábitos o acordando con alguien para movilizarte a la escuela.

Decirte que este no es el fin del mundo no quiere decir que tu problema no sea un problema o que sea insignificante. Solo te ayuda a internalizar que tus problemas no son algo que no puedas superar.

5. Acepta el reto. Puedes considerar tu problema algo negativo o, por el contrario, algo

que te da la oportunidad de mejorar la situación. Por ejemplo, si te va mal en una

clase, puedes considerar esto un gran problema y deprimirte por ello. Sin embargo,

también podrías aceptar el reto. Si desapruebas una materia, te indica que debes

esforzarte más o aprender nuevas estrategias de estudio y de organización para

lograr el éxito. Puedes usar este problema como una oportunidad para aprender ese

tipo de habilidades.

Lidiar con problemas y resolverlos puede volverte más competente y

también puede hacer que sientas más empatía con los demás y sus

problemas.

2º: Expresar que tienes un problema

1. Anótalo. Escribe tu problema con un bolígrafo en un papel. Esto te ayudará a que el

problema se vea más tangible y aumentará tus probabilidades de resolverlo, ya que

estará anotado y frente a tu rostro.

Por ejemplo, si tu problema es que no tienes suficiente dinero, podrías anotarlo. También podrías anotar las implicaciones que ese problema te trae a casa hasta el punto en que te motiva a resolverlo. Una implicación de no tener suficiente dinero podría ser que te estresas mucho y que no puedes disfrutar de las cosas que te gustaría disfrutar.

Si el problema no es algo privado, coloca la lista en algún lugar que veas para que no te olvides de llevarlo a la acción. Por ejemplo, podrías ponerlo en la refrigeradora.

2. Habla sobre el problema. Comparte los detalles relevantes de tu problema con

alguien de confianza, como un amigo, familiar, profesor o padre. Por lo menos puede

ayudarte a aliviar tu estrés. Además, esa persona podría darte un consejo en el que

no habías pensado antes.

Si vas a hablar con alguna otra persona que tenga el mismo problema,

tendrás que tener tacto. Hazle saber que solo quieres aprender para también

poder resolverlo.

3. Acepta tus sentimientos. Tus sentimientos pueden funcionar como una guía que te

haga ver cómo va tu resolución de problemas. Los sentimientos son importantes,

incluso los negativos. Por ejemplo, si te sientes muy frustrado o molesto, en vez de

tratar de ocultar esos sentimientos, reconócelos y analiza su causa. Al encontrar su

origen, también podrías encontrar las soluciones a tu problema.

Está bien que te sientas molesto, enojado o preocupado, siempre y cuando sepas que sentirte así no resolverá el problema. Tendrás que tomar medidas

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para resolver el problema. Aun así, estas emociones pueden ayudarte a darte cuenta de que tienes un problema, así como indicar su causa.

Algunas maneras de tranquilizarte cuando te sientas molesto son concentrarte en tu respiración, contar hasta 10 (o más si es necesario), hablarte con amabilidad (decirte “Todo va a estar bien” o “Toma las cosas con calma”). Sal a caminar, corre o escucha música relajante.

4. Ve a un consejero. Si tu problema implica tu salud mental o bienestar, o tiene un

efecto en ambos, considera recurrir a un profesional de la salud mental y saca una

cita. Estos profesionales pueden ayudarte a lidiar con tus problemas y a resolverlos.

Puedes buscar en línea para encontrar un profesional de la salud mental.

3º: Encontrar soluciones

1. Averigua acerca del problema. Muchos problemas son muy comunes, por lo que hay

mucha información en línea acerca de ellos. Puedes buscar en periódicos o foros de

discusión. Lo más probable es que ya se haya escrito en línea sobre los problemas

conductuales, financieros, académicos o de cualquier otro tipo de problema que

tengas.

Considera conversar con personas que hayan pasado por algo parecido o que sean especialistas en el tema relacionado a tu problema.

Por ejemplo, si tu problema es académico, conversa con tu profesor al respecto o con otro estudiante que ya haya llevado la materia o curso con el que tienes problemas.

Comprender cómo aparecen los problemas podría ayudarte a enfrentarlos mejor. Volver a concentrar tu atención en resolver el problema te ayudará a disminuir las tendencias emocionales que no son productivas (como la culpa y la ansiedad) que pueden obstaculizar tus habilidades y capacidades para resolver problemas.

2. Busca a un experto. Si tu problema implica algo con lo cual un experto pueda

ayudarte, asegúrate de buscar uno. Por ejemplo, si tu problema es que te consideras

obeso y quieres perder algunos kilos, podrías buscar la ayuda de un nutricionista o un

entrenador personal.

Cuando busques el consejo de alguien, asegúrate de que sea un profesional certificado en su área, lo cual demuestra que tiene las habilidades que necesitas para que te ayude con tu problema en particular.

Hay personas que afirman ser expertas. Si no tienen las credenciales necesarias, lo más probable es que no lo sean.

3. Recurre a otras personas que hayan resuelto tu problema. Piensa en otras personas

que hayan estado en una situación parecida y en la forma en la que resolvieron ese

problema. ¿Podría funcionar de la misma forma para ti? Por ejemplo, si tienes

problemas con el alcoholismo, puedes ir a una reunión de Alcohólicos Anónimos y

hacerte una idea de algunas de las estrategias que las personas sobrias usaron para

permanecer de esa manera.

Pregúntales cómo lidiaron y resolvieron el problema que tú también tienes.

Podrías encontrarte tan atrapado en tu problema que una solución evidente

se te puede escapar, pero podría no escapársele a los demás.

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4. Haz una lluvia de ideas sobre las soluciones. Haz una lista de las posibles soluciones

a tu problema. Piensa en dónde puedes empezar, a quién puedes pedir ayuda y qué

recursos necesitas. Asegúrate de pensar en muchas soluciones y de no juzgarlas

cuando pienses en ellas. Anota todo lo que te venga a la mente y después evalúa si es

una buena o mala solución.

Considera la estructura del problema. Por lo general, un problema no es un solo problema, es decir, tiene consecuencias y tiene un efecto en otras áreas de tu vida. ¿Qué parte del problema crees que debes abordar primero?

Por ejemplo, si tu problema es que nunca sales de vacaciones, los problemas secundarios podrían ser que te es difícil tener días libres en tu trabajo y te es difícil ahorrar para poder pagar unas vacaciones.

Podrías abordar estos problemas secundarios de forma separada. Podrías comer en restaurantes con menos frecuencia a la vez que le dices a tu jefe que estás agotado y si podrías descansar una semana, y al final argumentar diciendo que a la larga serías más productivo si te permitiera recuperar tus energías.

5. Evalúa las soluciones. Hazte preguntas que puedan ayudarte a determinar si debes

usar una estrategia u otra. Pregúntate:

Si la solución, de hecho, resuelve tu problema Cuán eficaz será la solución en cuanto al tiempo y a otros recursos que sean

necesarios Cómo te sentirás al escoger esa solución en lugar de otra Cuáles son los costos y beneficios de la solución Si esta solución ha funcionado para los demás anteriormente

6. Ejecuta tu plan. Una vez que sepas qué es lo que quieres hacer y una vez que hayas

reunido tus recursos, ejecuta tu solución y enfrenta el problema de frente. Si la

primera solución no funciona, usa tu plan B o ve al inicio y prepara uno. Lo

importante es seguir adelante hasta que hayas resuelto el problema con éxito.

A medida que te involucres con tu plan, ¡recompénsate por tus pequeños logros para que tengas más probabilidades de ceñirte a él cuando las cosas se pongan difíciles!

Resístete a la tentación de evitar tus problemas si tus planes no funcionan. Recuerda no convertir las cosas en un desastre, es decir, solo porque una solución no haya resuelto el problema no quiere decir que no exista otro método para resolver el problema.

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Cómo enfrentar retos

1º: Enfrentar el problema

1. Acepta que este reto está sucediendo. Mucha gente desestima los retos que aparecen en

su camino. Se convencen de que el problema es más pequeño de lo que realmente es o de

que ni siquiera existe. Necesitas reconocer cuando empiezas a pensar de esta manera porque

lo que dicen es cierto: el primer paso para superar un problema es admitir que tienes uno.

Esta parte de la ecuación no es divertida. Aceptar que este reto es real y que

vas a tener que lidiar con él puede ser muy atemorizante. Si sientes temor de

lo que este reto puede significar para ti, recuerda: hasta este momento de tu

vida has podido enfrentar cada reto con el que te has topado y has

sobrevivido. No hay razón para pensar que este caso será diferente.

2. Actúa. Es importante empezar a hacer algo lo más pronto posible ante cualquier reto que

enfrentes. Cada momento de inacción se vuelve una acción en sí. Al no hacer nada, estás

haciendo algo. Y ese algo probablemente no esté ayudando a solucionar la situación. Los

problemas por lo general se multiplican cuando se dejan solos, como los conejos. Mientras

más pronto enfrentes el reto, más fácil será de superar.

3. Evalúa los hechos. Entonces, ¿estás listo para empezar a afrontar este reto? ¡Excelente! El

mejor lugar para empezar es evaluar los hechos. ¿Qué es lo que realmente sabes sobre lo que

está sucediendo? ¿Estás seguro de que entiendes la situación? No lidies solo con lo que

piensas que es tu problema; la complicación real podría ser algo que ni siquiera sabías que era

un problema. Tómate un poco de tiempo para asegurarte de que entiendes la situación de la

manera más completa posible.

Esto usualmente significa que vas a tener que hablar con algunas personas, aunque con quiénes dependerá de tu situación. ¿Estás teniendo problemas en la escuela? Habla con tu profesor. ¿Tienes problemas en el trabajo? Habla con tu jefe o con un compañero de trabajo. ¿Tienes problemas en tu relación? Habla con tu pareja. ¿Tienes problemas de salud? Habla con tu doctor. Ya entiendes la idea.

4. Considera lo que tienes. Ahora que sabes con qué estás lidiando, debes pensar en qué

herramientas y recursos tienes a tu disposición para enfrentar este reto. La importancia de

cada recurso dependerá de tu problema, pero hay muchas cosas que puedes considerar.

Piensa en tus fortalezas, en la gente que puede ayudarte y en cualquier recurso físico que

puedas tener (como el dinero). También debes pensar en las áreas en las que tienes

debilidades. Esto te permitirá planificar por adelantado para poder compensar o cuando

menos estar preparado en las áreas en las que algo podría salir mal. Sé realista con las cosas

buenas y malas que puedes ofrecerle a esta situación: en este caso el optimismo fantástico no

es tu amigo.

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5. Busca más información. Ahora que sabes cuáles son los hechos de la situación y lo que

tienes disponible, puedes empezar a buscar información que pueda ayudarte. Averigua más

sobre el reto que estás enfrentando. Habla con personas que hayan enfrentado el mismo

reto. Mientras más sepas sobre los hechos, situaciones similares y las experiencias de los

demás, más fácil será tomar decisiones inteligentes cuando enfrentes tus propios retos.

También evitará que te sientas solo.

Por ejemplo, digamos que estás enfrentando un problema laboral; te van a evaluar y estás preocupado de que tu desempeño haya sido deficiente. Ahora, ve a Google y busca evaluaciones de desempeño. Aprenderás sobre el proceso y leerás sobre las experiencias de otras personas. Puedes aprender sobre lo que puedes hacer para mejorar tus posibilidades de mantener tu empleo si tu evaluación arroja un mal resultado.

6. Considera todas las posibilidades. Cuando uno está preocupado, tiende a ver solo algunas

soluciones para un problema. Quizá veas tu situación como “hago esto o hago el otro”. Sin

embargo, esto raras veces es una visión certera de la situación y pensar de esta manera puede

perjudicar tu proceso de toma de decisiones. Pon en tela de juicio tus ideas sobre lo que es

necesario para resolver la situación y cuáles son tus opciones reales. Busca los caminos entre

aquellos que ya tienes firmemente marcados en tu mente. Quizá descubras que a la larga es

mejor un punto medio o un desvío completo, incluso si no coincide con lo que pensabas que

sería la situación.

Si te está costando observar una situación y encontrar una ruta alternativa,

una de las maneras más fáciles de obtener ideas es hablar con alguien en

quien confías. Haz que te den consejos. Sin embargo, si estás solo, observa tu

meta principal (la cosa que estás tratando de alcanzar). Un problema la está

bloqueando y está evitando que llegues a ella, ¿no es así? Ahora mira la

verdadera función de la meta. ¿Hay otra manera de obtener el mismo

resultado? Esto te puede abrir una nueva ruta.

7. Comunícate, comunícate, comunícate. Si el reto que estás enfrentado involucra a otra

gente de cualquier manera, entonces gran parte de tu reto puede resolverse hablando con

otras personas. La mayoría de nuestros problemas aparecen porque no nos comunicamos de

la manera en que deberíamos.

Un ejemplo: digamos que estás teniendo problemas en la escuela. Habla con tu profesor o con el consejero de tu escuela. No importa cuál sea el problema, es probable que uno de ellos te pueda dar consejos útiles. Quizá pienses que se molestarán contigo, que te juzgarán o que empeorarán las cosas, pero es poco probable que sea el caso. Es muy difícil que les digas algo que les sorprenda y tienen mucha más experiencia manejando el problema, por lo que probablemente tendrán buenas ideas para compartir contigo.

8. Busca un mentor. Cuando enfrentes un reto, algo que puedes hacer para realmente

transformar tu experiencia de la situación es buscar un mentor. Este puede ser una persona,

un sitio web, un libro, cualquier cosa que te pueda dar consejos sobre tu situación específica y

que pueda inspirarte a afrontarla como un campeón. Tener un mentor puede hacer que la

experiencia sea más positiva y puede ayudarte a cambiar cómo experimentas lo que te está

sucediendo.

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Por ejemplo, si estás teniendo problemas con un amigo, habla con tu hermana mayor. Ella probablemente haya tenido problemas similares en algún punto de su vida, así que podrá darte consejos. También podrá apoyarte y consolarte.

9. Sigue intentado hasta que halles una solución. La clave final para lidiar con los retos de tu

vida es seguir intentado. Tienes que ser persistente. Si no eres persistente, no tendrás éxito

en las cosas que intentes. No es recomendable que intentes el mismo enfoque una y otra vez,

pero no desistas de encontrar una solución. Todos los retos pueden superarse y todas las

soluciones pueden mejorarse, siempre y cuando mantengas tu mente abierta.

A veces la solución para un reto es aceptar lo inevitable. Digamos que tu reto

es que te han diagnosticado una enfermedad crónica. No debes seguir

luchando para deshacerte de la enfermedad. La realidad es que

probablemente la tendrás por siempre. Sin embargo, la solución en este caso

es encontrar un sentido de comunidad e identidad con las otras personas

que comparten tu situación y aprender a aceptar y a apreciar las cosas

buenas que tienes en tu vida.

2º: Cambiar tus percepciones

1. Reconoce que esto también pasará. Tienes este reto increíble frente a ti, ahora necesitas

enfrentarlo. ¿Cómo lidias, cómo afrontas cuando te sucede esta cosa terrible? Es muy

importante recordar que el tiempo pasa y las cosas cambian. Siempre. La única constante es

que el sol saldrá cada mañana. No importa con qué estés lidiando, sin importar lo terrible o

permanente que se sienta, debes recordar que no te sentirás así por siempre. Tu reto no

estará ahí para siempre. Una nueva realidad tomará forma y encontrarás la manera de seguir

viviendo. Solo sigue diciéndote a ti mismo: esto también pasará.

2. Recuérdate a ti mismo de las cosas buenas en tu vida. Cuando nos suceden las cosas malas

o cuando estamos estresados, solemos olvidar todas las cosas maravillosas que existen en

nuestras vidas. No importa cuán terrible parezca la situación, el mundo realmente es un lugar

maravilloso. Ten en cuenta todas las cosas buenas en tu vida. Dedícale tiempo a disfrutar de

ellas y dile a las personas que te aman cuánto las amas tú. Esto no solo te mantendrá cuerdo

durante este momento difícil, también podría ayudarte a encontrar una manera de enfrentar

tu problema.

Las personas a veces tienen dificultades viendo las cosas buenas en su vida.

No permitas que esto te suceda. ¿No tienes una pareja sentimental? Pues sí

tienes amigos y familiares. ¿No tienes muchos amigos o familiares? Estás vivo

y tienes la maravillosa oportunidad de ir al mundo a hacer amigos y a tener

experiencias. Siempre hay una experiencia increíble esperando que la tomes.

3. Siempre debes ser flexible. Sin importar el reto que estás enfrentando, ser flexible te será

de gran ayuda para enfrentarlo. Imagínate a ti mismo como un árbol que ha caído en un río.

Puedes intentar ir contra la corriente, pero lucharás en vano y te golpearás contra todas las

rocas del camino. Si en vez de eso te dejas llevar por la corriente y sigues cada dirección que

el río desea que tomes, te deslizarás suavemente hasta que llegues a un lugar de descanso.

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4. Busca significado en tu vida. Cuando tengas una meta o encuentres algún tipo de

significado mayor en tu vida, descubrirás que es más fácil enfrentar cualquier reto. Esto se

debe a que te da algo más por lo cual esforzarte, desear o simplemente que te hace sentirte

inspirado y feliz. Hay muchas maneras de logar esto. Puedes trazar una meta, como por

ejemplo comprar una casa en cinco años. Algunos se vuelven más religiosos y encuentran

consuelo en su comunidad religiosa. Otros se vuelven voluntarios y encuentran fuerza en

ayudar a los demás. Busca algo que funcione para ti.

Buscar significado si no tienes uno puede ser difícil. La mejor manera de

hacerlo, al igual que con la mayoría de cosas en la vida, es intentarlo. Cuando

encuentres lo correcto para ti, lo sabrás. Tan solo mantente abierto a la

mayor cantidad de posibilidades que puedas y permítete ir a lugares y probar

cosas.

5. Permítete ser retado. Manejar el estrés requiere de práctica. Si enfrentas más retos, te

será más fácil manejarlos. Cuando te proteges demasiado y siempre tomas la salida fácil en tu

vida para evitar los retos, nunca te demostrarás a ti mismo que puedes enfrentarlos. Permite

que los retos sucedan. Toma riesgos que tengan recompensas prometedoras. Descubrirás que

puedes hacer más de lo que crees.

Es un poco como aprender a montar bicicleta: tienes que subir a ella y quizá

termines con algunos raspones y moretones mientras aprendes a mantener

tu equilibrio, pero cada vaivén te enseñará algo sobre permanecer erguido.

Si cada vez que te mueves en vaivén te bajas de la bicicleta y te alejas de ella

por un par de años, nunca aprenderás.

6. Agradece los retos que tienes. Cuando enfrentes retos en tu vida, agradécelos. Cada reto

que enfrentes te enseñará más sobre ti mismo. Se volverá parte de quien eres… y esa es una

persona increíble. Eres único y maravilloso y tus retos te han vuelto así. Quizá estés luchando

ahora, pero recuerda incluso mientras estés preocupado y sintiéndote mal, que ese reto te va

a volver una mejor persona.

7. Cree en ti mismo. Lo más importante que puedes hacer para enfrentar cualquier reto es

creer en ti mismo. Si dudas de ti mismo, flaquearás y tomarás malas decisiones. ¡Lo que

quieres es tomar buenas decisiones! Si no crees en ti mismo también puedes transformar

poderosamente lo que obtienes de esta experiencia. O crees en ti mismo, obtienes algo

bueno y aprendes… o no crees en ti mismo y esta experiencia es negativa porque la ves como

un fracaso de tu parte. ¿Cuál experiencia prefieres?

A veces, la vida ha sido tan poco amable que uno realmente no desea creer

en sí mismo. Por favor, no permitas que tus experiencias reduzcan tu espíritu

maravilloso. Eres tan fuerte. ¡Mira todas las cosas que has superado hasta

ahora! Sabemos que puedes enfrentar este reto y hacerlo con gracia.

Creemos en ti y estamos muy orgullosos de la persona que eres. Solo sigue

intentándolo y no te olvides de ser genial.