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    CARTAS ROSACRUCES

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    Carta I

    Sabidura Divina

    o intentes estudiar la ms elevada de todas las ciencias si no has decidido deantemano entrar en el sendero de la virtud, porque aquellos que no son

    capaces de sentir la verdad no comprendern mis palabras. nicamente aquellosque entren en el reino de Dios comprendern los misterios divinos, y cada uno de

    ellos aprender la verdad y la sabidura slo en la medida de su capacidad pararecibir en el corazn la luz divina de la verdad. Para aquellos cuya vida consistenicamente en la mera luz de su inteligencia, los misterios divinos de la naturalezano sern comprensibles, porque las palabras que pronuncia la luz no son odas porsus almas; nicamente aquel que abandona su propio yo puede conocer la verdad,porque la verdad slo es posible conocerla en la regin del bien absoluto.

    Todo cuanto existe es producto de la actividad del espritu. La ms elevada detodas las ciencias es aquella por cuyo medio aprende el hombre a conocer el lazo deunin entre la inteligencia espiritual y las formas corpreas. Entre el espritu y lamateria no existen las lneas de separacin marcadas, pues entre ambos extremosse presentan todas las gradaciones posibles.

    Dios es Fuego, emitiendo la Luz ms pura. Esta Luz es Vida, y las gradacionesexistentes entre la Luz y las Tinieblas se hallan fuera de la concepcin humanaCuanto ms nos aproximamos al centro de la Luz, tanta mayor es la fuerza querecibimos, y tanto mayor poder y actividad resultan. El destino del hombre eselevarse hasta aquel centro espiritual de Luz. El hombre primordial era un hijo deaquella Luz. Permaneca en un estado de perfeccin espiritual muchsimo mselevado que en el presente, en que ha descendido a un estado ms materialasumiendo una forma corprea y grosera. Para ascender de nuevo a su altitud

    primera, tiene que volver atrs en el sendero por el cual descendi.Cada uno de los objetos animados de este mundo obtiene su vida y su actividad

    gracias al poder del espritu; los elementos groseros hllanse regidos por los mssutiles, y estos a su vez por otros que lo son todava ms, hasta llegar al poderpuramente espiritual y divino, y de este modo, Dios influye en todo y lo gobiernatodo. En el hombre existe un germen de poder divino, germen que desarrollndose,puede llegar a convertirse en un rbol del cual cuelguen frutos maravillosos. Peroeste germen puede nicamente desenvolverse gracias a la influencia del calor queradia en torno del centro flamgero del gran sol espiritual, y en la medida en quenos aproximamos a la luz, es este calor sentido.

    N

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    Desde el centro o causa suprema y original, radian continuamente poderesactivos, difundindose a travs de las formas que su actividad eterna ha producido,y desde estas formas radian otra vez hacia la causa primera, dando lugar con estoa una cadena ininterrumpida en donde todo es actividad, luz y vida. Habiendo elhombre abandonado la radiante esfera de luz, se ha hecho incapaz de contemplar

    el pensamiento, la voluntad y la actividad del Infinito en su unidad, y en laactualidad tan slo percibe la imagen de Dios en una multiplicidad de imgenesvarias. As es que l contempla a Dios bajo un nmero de aspectos casi infinito,pero el mismo Dios permanece uno. Todas estas imgenes deben recordarle laexaltada situacin que un tiempo ocup y a la reconquista de la misma debentender todos sus esfuerzos. A menos que se esfuerce en elevarse a mayor alturaespiritual, ira sumindose cada vez ms profundamente en la sensualidad, y le serentonces mucho ms difcil el volver a su estado primero.

    Durante nuestra vida terrestre actual nos encontramos rodeados de peligros, ypara defendernos nuestro poder es bien poco. Nuestros cuerpos materiales nos

    mantienen encadenados al reino de lo sensual y un millar de tentaciones se lanzansobre nosotros todos los das. De hecho, sin la reaccin del espritu, la accin delprincipio animal en el hombre rpidamente lo arrastrara al cieno de lasensualidad, en donde su humanidad desaparecera en ltimo resultado. Sinembargo, este contacto con lo sensual es necesario para el hombre, pues leproporciona la fuerza sin la cual no sera capaz de elevarse. El poder de lavoluntad es el que permite al hombre elevarse, y aquel en quien la voluntad hallegado a un tal estado de pureza que es una y la misma con la voluntad de Dios,puede, incluso durante su vida en la tierra, llegar a ser tan espiritual quecontemple y comprenda en su unidad al reino de la inteligencia. Un hombre talpuede llevar a cabo cualquier cosa; porque unido con el Dios universal, todos los

    poderes de la naturaleza son sus propios poderes, y en l se manifestarn laarmona y la unidad del todo. Viviendo en lo eterno, no se halla sujeto a lascondiciones de espacio y de tiempo, porque participa del poder de Dios sobre todoslos elementos y poderes que en los mundos visible e invisible existen, y comparte ygoza de la gloria (conciencia) de lo que es eterno. Dirjanse todos tus esfuerzos aalimentar la tierna planta de virtud que en tu seno crece. Para facilitar sudesarrollo purifica tu Voluntad y no permitas que las ilusiones de la sensualidad ydel tiempo te tienten y te engaen; y cada uno de los pasos que des en el senderoque a la vida eterna conduce, te encontrars con un aire ms puro, con una vidanueva, con una luz ms clara, y a medida que asciendas hacia lo alto aumentar laexpansin de tu horizonte mental.

    La inteligencia sola no conduce a la sabidura. El espritu lo conoce todo, y sinembargo ningn hombre le conoce. La inteligencia sin Dios enloquece, empieza aadorarse a s misma y rechaza la influencia del Espritu Santo. Ah, cun pocosatisfactoria y engaosa es una tal inteligencia sin espiritualidad! Cun prontoperecer! El espritu es la causa de todo, y cun pronto cesar de brillar la luz dela ms brillante de las inteligencias una vez abandonada por los rayos de vida delsol del espritu!

    Para comprender los secretos de la sabidura no basta el especular y el inventar

    teoras acerca de los mismos. Lo que principalmente se necesita es sabidura.Solamente aquel que se conduce sabiamente es en realidad sabio, aunque no haya

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    no posee calificaciones. Es el reconocimiento practico de la verdad absoluta, y estaverdad es slo UNA.

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    Carta IIEl medio prctico para aproximarse a la Luz

    quel que por medio de la gratificacin de los deseos sensuales intenta llenar elvaco que en su alma existe no lo lograr nunca, ni pueden tampoco los

    anhelos que el corazn experimenta hacia la verdad ser satisfechos por laaplicacin de la inteligencia a las cosas externas. El hombre no puede entrar en el

    puente de la paz mientras no ha vencido en su interior todo cuanto es incompatiblecon su ego divino y con sus aspiraciones.

    Para obtener esta victoria debe el hombre tratar de aproximarse a la Luz,obedeciendo la ley de la Luz. El deseo hacia lo sensual y lo externo debe cesar en l,tiene que dirigir su visin espiritual hacia la Luz, y tratar de disipar las nubes quede la misma lo separan. El primer paso, y el necesario, es el tener conciencia de laexistencia del germen divino dentro de uno mismo, para dirigir el poder de laVoluntad hacia aquel centro, para llevar una vida interna y para cumplirestrictamente todos los deberes internos y externos.

    Existe una ley oculta, de la cual se ha hecho mencin con frecuencia en escritosocultos, pero que todava es comprendida tan slo por unos pocos, que dice "Cadauna de las cosas de abajo tiene su contrapartida arriba, y nada existe,absolutamente nada, por insignificante que sea, que no dependa de algo que lecorresponda mucho ms elevado; as es que si el inferior obra, el superiorreacciona sobre l". Segn esta ley, todo deseo, pensamiento o aspiracin, bueno omalo, es seguido inmediatamente de una reaccin correspondiente que procede delo alto. Cuanto ms pura es la voluntad del hombre y menos adulterada por deseosegostas est, tanto ms enrgica ser la reaccin divina.

    En el hombre, el propsito de progresar espiritualmente no depende en manera

    alguna de sus propios esfuerzos, al contrario, cuanto menos intente establecer leyespor s mismo y cuanto ms se somete a la ley universal, tanto ms rpidos sern susprogresos. El hombre no puede en manera alguna poner su Voluntad en juego ensentido diferente del de la Voluntad universal de Dios. Si su voluntad no es idnticaa la voluntad divina, se convierte en una mera perversin de esta ltima y su efectose anula. Slo cuando la voluntad individual del hombre armoniza por completo ycoopera con la voluntad de Dios, se convierte en poderosa y efectiva.

    Adems, en todos los tiempos han existido entidades celestiales o espirituales quehan comunicado con el hombre para transmitirle un conocimiento de verdadesespirituales, o para refrescar su memoria cuando semejantes verdades estaban apunto de olvidarse, y establecer as un fuerte lazo de unin entre el hombre

    A

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    intelectual y el hombre divino. Los hombres que son lo suficientemente purospueden, aun durante esta vida, entrar en comunicacin y conocer a estosmensajeros celestiales, pero pocos son lo suficientemente puros y espirituales paralograrlo. Como quiera que sea, es la Voluntady no la inteligencia, la que debe serpurificada y regenerada, y por lo tanto la mejor de las instrucciones es intil si no

    posee uno la Voluntad para llevarla a la prctica; y como nadie contra su Voluntadpuede ser salvado, el deseo ms ntimo del corazn debe ser el conocer y elpracticar la verdad.

    Aquel cuya Voluntad sea as de buena, lograr el saber y la potencia de la Feverdadera, sin necesidad de ninguna clase de signos externos o de razones lgicaspara convencerle de la verdad de aquello que l sabe que es cierto; nicamente elpretendido sabio del mundo pide semejantes pruebas; porque su corazn hllaselleno de presuncin y su voluntad es mala, y por lo tanto no posee ni conocimientoespiritual ni fe, sin lo cual nada puede saber ms que aquello que viene por mediosexternos; mientras que aquellos cuyas mentes son puras y sin duplicidad, con el

    tiempo adquieren la conciencia de aquellas verdades en las que instintivamentehan credo.

    Todas las ciencias culminan en un punto. Aquel que conoce al Uno, lo conocetodo. Aquel que cree conocer muchas cosas, cree en ilusiones. Cuanto ms teaproximes a este punto (en otras palabras, cuanto ms Intima sea tu unin conDios) tanto ms clara ser tu percepcin de la verdad. Si a aquel punto llegas,encontrars que existen cosas en la naturaleza que trascienden a la imaginacin denuestros filsofos y acerca de las cuales nuestros sabios no se atreven ni a soar.

    En Dios esta la vida toda; fuera de Dios no existe vida alguna, y aquello que

    parece vivir fuera de Dios es meramente una ilusin. Si deseamos saber la verdad,debemos contemplarla a la luz de Dios y no a la luz falsa y engaosa de nuestraespeculacin intelectual. No existe otro camino para llegar al conocimientoperfecto de la verdad que la unin con ella misma, y sin embargo, son bien pocoslos que conocen este sendero. De aquellos que por l transitan, el mundo se burla yre; pero este mundo no conoce la verdad, porque es un mundo de ilusiones llenode desgraciados, ciegos ante la luz de la misma.

    El aprender a callar y a permanecer tranquilo, el permanecer impasible ante larisa del necio, ante el desdn del ignorante y en presencia del desprecio delorgulloso, es la primera seal de que comienza a brillar ya la aurora de la luz de lasabidura. Sin embargo, la verdad, en cuanto ha sido plenamente realizada, escapaz de resistir aun el escrutinio intelectual ms sereno y los ataques de la lgicams potente, slo las inteligencias de aquellos que sienten la verdad, pero quetodava no la perciben, son las que pueden ser trastornadas por la sacudida.Aquellos que conocen y comprenden la verdad, permanecen firmes como una roca.

    Durante tan largo tiempo, como no buscamos ms que la gratificacin denuestros sentidos, o deseamos tan slo la satisfaccin de nuestra curiosidad, no esla verdad lo que buscamos. Para encontrarla tenemos que entrar en el reino deDios, y entonces descender la verdad sobre nuestra inteligencia. No es necesario

    para lograrlo que torturemos nuestro cuerpo o que arruinemos nuestros nervios,pero s es necesario que creamos en ciertas verdades fundamentales, que son

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    instintivamente percibidas por todos aquellos en quienes no esta pervertida lainteligencia. Estas verdades fundamentales son la existencia de un Dios universal(origen de todo bien) y la posibilidad de la inmortalidad del alma humana. Posee elhombre una inteligencia razonadora, y por lo tanto tiene el derecho y la facultadde hacer uso de la misma; lo cual quiere decir que puede emplearla en un sentido

    que est en oposicin con la ley del bien, la cual es la Ley del Amor Divino, la Leydel Orden y de la Armona. No debe l profanar los dones que Dios le ha concedidopor medio de la naturaleza, debe considerar todas las cosas como dones divinos, yconsiderarse l mismo a manera de templo viviente de Dios, y como uninstrumento por medio del cual el divino poder puede manifestarse.

    Un hombre fuera de Dios es cosa inconcebible porque la naturaleza entera,incluyendo al hombre, es sencillamente una mera manifestacin de Dios. Si la luzpenetra en nuestro interior sta no es obra nuestra, el sol es quien nos la concede;pero si nos ocultamos del sol, la luz desaparece. Dios es el sol del espritu; nuestrodeber es permanecer iluminados por sus rayos, gozar de los mismos y llamar a

    otros para que entren en la luz. No existe mal alguno en procurar conocer esta luzintelectualmente si nuestra voluntad hacia ella se dirige, pero si la voluntad esatrada por una luz falsa a la que tomamos equivocadamente por el Sol, caemosnecesariamente en el error.

    Existe una relacin definida y exacta entre la causa de todas las cosas y las cosasque aquella causa ha creado (producido). Puede el hombre, aun en esta vida, llegaral conocimiento de estas relaciones, aprendiendo a conocerse a s mismo. El mundoen el cual vivimos es un mundo de fenmenos (o sea, de ilusiones), puesto queaquello a lo que se acostumbra calificar como "real" aparece as nicamentemientras duran ciertas condiciones o relaciones entre el que percibe y el objeto de

    su percepcin.

    Lo que nosotros percibimos no depende tanto de la cualidad de las cosas queconstituyen los objetos de nuestra percepcin como de las condiciones de nuestropropio organismo. Si nuestra organizacin fuese diferente, cada cosa se nospresentara bajo un aspecto diferente tambin.

    Si hemos aprendido a realizar esta verdad por completo y a distinguir entre loque es real y lo que es meramente ilusorio, podemos entonces entrar en el reino deaquella elevada ciencia asistidos por la luz del espritu divino. Los misterios de quese ocupa esta ciencia exaltada son los siguientes:

    1. El reino interno de la naturaleza.2. El lazo que une al mundo interno espiritual con las formas corpreas

    externas.3. Las relaciones existentes entre el hombre y los seres invisibles.4. Los poderes ocultos en el hombre por medio de los cuales puede obrar sobre

    lo interior en la naturaleza.

    En esta ciencia se hallan contenidos todos los misterios de la naturaleza. Si concorazn puro deseas la verdad, la encontrars; pero si tus intenciones son egostas,

    pon a un lado estas cartas, porque no sers capaz de comprenderlas, ni en tal casote reportarn el menor beneficio. Los misterios de la naturaleza son sagrados, pero

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    no los comprender aquel cuya voluntad es malvada. Pero si el malvado logradescubrir los misterios de la naturaleza, su luz se convertir en un fuegoconsumidor en el interior de su alma, el cual le destruir, y cesara de existir.

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    Carta III

    Verdad absoluta y relativa

    oda la ciencia del mundo se funda en que las cosas son actualmente comoparecen ser, y sin embargo, bien poco es lo que se necesita pensar para

    comprender lo errneo de la suposicin, puesto que la apariencia de las cosas nodepende meramente de lo que son en la actualidad, sino que adems depende de

    nuestra propia organizacin y de la constitucin de nuestras facultadesperceptivas. El mayor de los obstculos que en el camino del progreso encuentra elestudiante de las ciencias ocultas es el haberse desarrollado en l la creenciaerrnea de que las cosas son lo que a l le parecen ser, y a menos que puedaelevarse por encima de esta supersticin y considerar las cosas, no desde el meropunto de vista relativo de su ego limitado, sino desde el infinito y el Absoluto, noser capaz de conocer la verdad absoluta. Antes de que adelantemos ms ennuestras instrucciones respecto al modo prctico de aproximarse a la Luz, sernecesario que imprimas con ms energa en tu mente el carcter ilusorio de todoslos fenmenos externos.

    Todo cuanto el hombre sensual conoce acerca del mundo externo lo haaprendido por medio de las impresiones que llegan a su conciencia a travs de lossentidos. Recibiendo repetida o continuamente semejantes impresiones,comparndolas unas con otras, y tomando aquello que l cree conocer como basepara especulaciones acerca de cosas que no conoce, puede tomar ciertas opinionesreferentes a cosas que trascienden a su poder de percepcin sensual; pero encuanto al carcter verdadero o falso de sus opiniones con respecto a cosas internaso externas puede su opinin ser lo que es nicamente con respecto a l y conrelacin a otros seres que se hallan constituidos lo mismo que l; en cuanto a todoslos dems seres cuyas organizaciones son por completo diferentes de la suya, sus

    argumentos y especulaciones lgicas no encuentran aplicacin, y pueden existir enel universo incalculables millones de seres de organizacin superior o inferior a lanuestra, pero por completo distinta de ella, para quienes el mundo y cada una delas cosas aparezcan bajo un aspecto diferente por completo, y que todo lo veansegn una luz enteramente distinta. Semejantes seres, aun viviendo en el mismomundo en el que nosotros vivimos, pueden no conocer nada, en absoluto, de estemundo que es el nico concebible para nosotros; y podemos nosotros no sabernada intelectualmente acerca de su mundo, al desear de ser este uno e idntico conel nuestro, en el cual vivimos. Para poder lanzar una mirada en su mundonecesitamos de la suficiente energa para arrojar de nosotros todos los errores ypreocupaciones heredados y adquiridos; debemos elevarnos a un nivel superior al

    del yo que se halla atado al mundo sensual por un millar de cadenas, y ocuparmentalmente aquel lugar desde el cual podemos contemplar al mundo bajo un

    T

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    aspecto superior; debemos morir por decirlo as, lo cual quiere decir vivirinconscientes de nuestra propia existencia como seres humanos individuales, hastaque podamos adquirir la conciencia de la vida superior y mirar al mundo desde elplan y el punto de vista de un dios.

    Toda nuestra ciencia moderna es por lo tanto slo ciencia relativa, lo cualequivale a decir que todos nuestros sistemas cientficos ensean nicamente lasrelaciones que existen entre las cosas externas y mutables y una cosa tantransitoria e ilusoria como es el ser humano y que no es en realidad ms que unaaparicin externa originada por una cierta actividad interna, acerca de la cualnada sabe la ciencia externa. Todos estos conocimientos tan alabados yencomiados, son, por lo tanto, nada ms que conocimientos superficiales,refirindose nicamente a uno, quiz, de los aspectos infinitos, por medio de loscuales Dios se manifiesta.

    La ignorancia ilustrada cree que su manera especial de considerar el mundo de

    los fenmenos es la nica verdadera, y se agarra desesperadamente a estasilusiones, que cree que son las nicas realidades, y a aquellos que realizan elcarcter ilusorio de las mismas, los califica de soadores; pero durante tantotiempo como se mantenga adherida a estas ilusiones, no se elevar por encima deellas; continuara siendo una ciencia ilusoria; no ser capaz de realizar el carcterverdadero de la naturaleza, y en vano pedir una ciencia semejante que ledemuestre a Dios, mientras cierre sus ojos y aparte de los mismos la luz eterna.

    No es, despus de todo, en manera alguna, nuestra intencin el pedir que laciencia moderna se coloque en el plano del Absoluto, porque en este caso cesara deser relativa para las cosas externas, y con respecto a las mismas se convertira en

    intil. Se ha admitido que los colores no son realidades existentes por s mismas,sino que cierto nmero de ondulaciones de la luz los originan; pero este hecho noes impedimento, en manera alguna, para la fabricacin de los colores y el empleotil de los mismos. En cuanto a todas las dems ciencias externas, puedenpresentarse argumentos semejantes, y no tienen por objeto las afirmacionesanteriores el desanimar los trabajos de investigacin cientfica puramenteexternos, sino el instruir a aquellos para los que no es suficiente un meroconocimiento superficial y externo, y tambin el moderar si es posible, lapresuncin de todos aquellos que creen saberlo todo, y que, encadenados a susilusiones, pierden de vista lo Eterno y Real, y llegan en su presuncin y vanidadciega hasta el punto de negar su existencia misma.

    Se admitir que no es el cuerpo externo quien ve, oye, huele, razona y piensa,sino que es el hombre interno, y para nosotros invisible, quien desempea estasfunciones por medio de los rganos fsicos. No existe razn para que creamos queeste hombre interno cesa de existir cuando el cuerpo muere; por el contrario, comoveremos despus, el suponer una cosa semejante est en contra de la razn. Pero sieste hombre interno pierde, gracias a la muerte del organismo fsico, el poder derecibir impresiones sensibles del mundo externo, si a consecuencia de la perdidadel cerebro, pierde tambin el poder de pensar cambiarn por completo lasrelaciones mediante las cuales permaneca en el mundo, y las condiciones de su

    existencia sern por completo distintas de las nuestras; su mundo no ser nuestromundo, aunque en el sentido absoluto de la palabra ambos mundos son slo uno.

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    As es que en este mismo mundo pueden existir un milln de mundos diferentes,con tal de que exista un milln de seres cuyas constituciones difieran unas de otras;en otras palabras, slo existe una naturaleza, pero puede aparecer quiz bajo unnmero infinito de aspectos. A cada uno de los cambios de nuestra organizacin, elantiguo mundo se nos presenta segn un prisma distinto; a cada muerte entramos

    en un mundo nuevo, aunque no es necesariamente el mundo el que cambia, sinonicamente nuestras relaciones con el mismo las que varan gracias a tal suceso.

    Qu es lo que conoce el mundo acerca de la verdad absoluta? Qu es lo querealmente sabemos? No pueden existir ni sol, ni luna, ni tierra; ni el fuego ni el aireni el agua pueden tener existencia real; todas estas cosas existen con relacin anosotros mismos slo mientras nos hallamos en un cierto estado de concienciadurante el cual creemos que existen; en el reino de los fenmenos la verdadabsoluta no existe; ni siquiera en las matemticas encontramos la verdad absoluta,puesto que todas las reglas matemticas son relativas y se hallan fundadas enciertas suposiciones referentes a la magnitud y a la extensin, las cuales en s

    mismas no poseen ms que un mero carcter fenomnico. Cmbiense los conceptosfundamentales sobre los que nuestras matemticas se apoyan, y el sistema enteronecesitar un cambio completo; lo mismo puede decirse con referencia a nuestrosconceptos de la materia, del movimiento y del espacio. Son estas palabras, pura ysencillamente, expresiones tan slo para indicar ciertos conceptos que acerca decosas inconcebibles hemos formado nosotros; en otras palabras, indican ciertosestados de nuestra conciencia.

    Si miramos un rbol, una imagen se forma en nuestra mente, lo cual equivale adecir que entramos en un cierto estado de conciencia que nos pone en relacin conun fenmeno externo acerca de cuya naturaleza real nada sabemos, pero al cual

    damos el nombre de rbol. Para un ser organizado de un modo distinto porcompleto, puede no ser lo que nosotros llamamos rbol, sino algo enteramentediferente, quizs transparente y sin solidez material; de hecho, a un millar deseres, cuyas constituciones difieran unas de otras, les aparecer bajo mil aspectosdistintos. Podemos nosotros ver en el sol solamente un globo de fuego pero un sercuya facultad comprensiva sea superior podr ver en lo que nosotros llamamos solalgo que para nosotros es indescriptible, porque careciendo de las facultadesnecesarias para describirlo, no nos es concebible.

    El hombre externo guarda una cierta relacin con el mundo externo, y slopuede conocer del mundo esta relacin externa. Algunas personas pueden objetarque debe contentarse con aquellos conocimientos y no intentar en manera algunael profundizar ms. Esto, sin embargo, equivale a privarle de todo progresoulterior y condenarle a permanecer sumido en el error y en la ignorancia, porqueuna ciencia que depende por completo de ilusiones externas no es ms que unaciencia ilusoria. Adems, el aspecto externo de las cosas es la consecuencia de unaactividad interior y a menos que el verdadero carcter de esta actividad interna seconozca, el carcter verdadero del fenmeno externo no ser en realidadcomprendido. Adems, el hombre real e interno, que reside en la forma externa,mantiene ciertas relaciones con la actividad interna del cosmos, las cuales no sonmenos estrictas y definidas que las relaciones existentes entre el hombre externo y

    la naturaleza externa. Y a menos que el hombre conozca las revelaciones que leligan a aquel poder, en otras palabras a Dios, jams comprender su propia

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    naturaleza divina, y nunca alcanzar el verdadero conocimiento de s mismo. Elensear la verdadera relacin que existe entre el hombre y el infinito todo, y elelevarle a aquel plano de existencia exaltado que debe ocupar en la naturaleza, es ytiene que ser el nico y verdadero objeto de la religin verdadera y de la verdaderaciencia. El hecho de que un hombre haya nacido en una cierta casa o en una cierta

    ciudad no indica en manera alguna que tenga que permanecer all durante toda suvida; el hecho de que un hombre permanezca en una condicin fsica, moral ointelectual inferior no impone sobre el la necesidad de permanecer siempre en talestado y que no pueda hacer ningn esfuerzo para elevarse a mayores alturas.

    La ciencia ms elevada que es posible que exista es aquella cuyo objetivo es elms elevado de todos los conocimientos; y no puede existir objeto ms elevado nims digno de ser conocido que la causa universal de todo bien. Dios es, por lotanto, el objeto ms elevado de los conocimientos humanos, y nada podemos saberde El que no sea la manifestacin de su actividad en el interior de nosotros mismos.Obtener el conocimiento del yo equivale a obtener el conocimiento del principio

    divino dentro de nosotros mismos; en otras palabras, un conocimiento de nuestropropio yo, despus de que aquel yo se haya convertido en divino y despertado a laconciencia de su divinidad. Entonces el yo interno y divino reconocer, por decirloas, las relaciones que existen entre s y el divino principio en el universo, si es quepodemos hablar de relaciones existentes entre dos cosas que no son dos, sino queson una misma e idnticas. Para expresarnos con ms correccin, deberamosdecir: el Conocimiento Espiritual de S Mismo tiene lugar cuando Dios reconoce supropia divinidad en el hombre.

    Todo poder, pertenezca al cuerpo, al alma, o al principio inteligente en elhombre, se origina desde el centro, el espritu. A la actividad espiritual se debe que

    el hombre vea, sienta, oiga y perciba con sus sentidos externos. En la mayor partede los hombres esta fuerza espiritual e interna ha despertado slo la potenciaintelectual y hecho entrar en actividad los sentidos exteriores. Pero existenpersonas excepcionales en quienes esta actividad espiritual ha llegado a un gradomucho mayor, y en las cuales se han desenvuelto las facultades ms elevadas ointernas de la percepcin. Semejantes personas pueden en estos casos percibircosas que para las dems son imperceptibles, y poner en ejercicio poderes que noposeen el resto de los mortales. Si los llamados sabios se encuentran con un casoprctico referente a lo anterior, lo consideran como causado por un estadoenfermizo del cuerpo, y lo califican como efecto de una "condicin patolgica";puesto que es un hecho fundado en la experiencia de todos los das que la cienciaexterna y superficial, que nada conoce en absoluto respecto a las leyesfundamentales de la naturaleza, toma continua y equivocadamente las causas comoefectos y los efectos como causas. Con igual razn y con la misma lgica, podranlos carneros de un rebao, si uno de ellos hubiese obtenido la facultad de hablarcomo un hombre, decir de este que estaba enfermo, y ocuparse de su "condicinpatolgica". As es que la sabidura aparece como locura para el loco; al ciego, laluz le resulta tinieblas; la virtud como vicio al vicioso; la verdad como embuste alfalso, y en todo vemos que el hombre no percibe las cosas tal cual son, sino talcomo el las imagina.

    As es que vemos que todo cuanto los hombres acostumbran a llamar bueno omalo, verdadero o falso, til o intil, etc., es, a lo ms, relativo en su sentido. Puede

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    ser as en relacin con uno y ser por completo contrario con respecto a otro, cuyasopiniones, objetivos o aspiraciones son distintos. Es tambin una consecuencianecesaria de este estado de cosas, el que siempre que comienza el lenguaje laconfusin empieza, puesto que diferencindose siempre en algo las diversasconstituciones de los hombres, la manera de concebir las cosas de cada uno de ellos

    es siempre distinta de las concepciones de los otros. Esto que es verdad en loreferente a asuntos ordinarios, se hace todava ms evidente en cuestionesrelacionadas con lo oculto, acerca de las cuales la mayor parte de los hombres sloposeen ideas falsas, y es dudoso si la pronunciacin de una sentencia no dara tanslo origen a disputas y a interpretaciones falsas. Las nicas verdades que sehallan fuera del alcance de toda disputa son las verdades absolutas, y estas nonecesitan ser pronunciadas, pues son evidentes por s mismas; el expresarlas pormedio del lenguaje equivale a decir lo que todo el mundo sabe y que nadie pone entela de juicio; el decir por ejemplo, que Dios es la causa de todo bien, equivalesencillamente a que simbolicemos al origen desconocido de todo bien con lapalabra "Dios".

    Toda verdad relativa refirese nicamente a las personalidades inestables de loshombres y nadie puede conocer la Verdad en el Absoluto, excepto aquel queelevndose por encima de la esfera del yo y del fenmeno llega a la regin de lo

    Real, eterno e inmutable. El hacer esto es en cierto sentido morir para el mundo; olo que es lo mismo, desembarazare por completo de la nocin del yo, el cual es tanslo una ilusin, y llegar a ser uno mismo con lo universal, en cuyo seno ni elmenor sentimiento de separacin existe. Si ests dispuesto a morir as puedespenetrar por la puerta en el santuario de la ciencia oculta; pero si las ilusiones delos mundos exteriores, y sobre todo, si la ilusin de tu propia existencia personal teatrae, en vano buscars el conocimiento de aquello que existe por s mismo, y que

    es por completo independiente de toda relacin con las cosas; que es el eternocentro del cual todo procede y al cual todo vuelve, que es el centro flamgero; el

    Padre, a quien nadie puede acercarse ms que el Hijo, la Luz, la Vida y la VerdadSuprema.

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    Carta IV

    La doctrina secreta

    l fundamento de la entera Doctrina Secreta, fundamento del cual resulta elconocimiento de los ms profundos misterios del universo, es tan sencillo que

    su significacin puede comprenderla un nio, pero en razn de su simplicidad esuniversalmente desdeado y no comprendido por aquellos que anhelan lo complejo

    y las ilusiones. Ama a Dios sobre todas las cosas y al prjimo como a ti mismo. Unconocimiento prctico de esta verdad es todo cuanto se requiere para entrar en eltemplo en donde puede uno obtener la sabidura divina.

    No podemos conocer la causa de todo bien a menos que nos aproximemos a ella;y no podemos aproximarnos a ella, a menos que la amemos y que por nuestroamor seamos a ella atrados. No podemos amarla a no ser que la sintamos, y nopodemos sentirla a menos que exista en nosotros mismos. Para amar al bien,debemos ser nosotros mismos buenos; para amar al bien sobre todas las cosas, elsentimiento de verdad, el de justicia y el de armona deben sobrepasar y absorbera cada uno de los otros sentimientos; debemos cesar de vivir en la esfera del yo,que es la del mal, y empezar a vivir en el seno del elemento divino de la humanidadcomo en un todo; debemos amar aquello que es divino en la humanidad, tantocomo aquello que dentro de nosotros mismos es divino. Si es alcanzado este estadosupremo, en el cual habremos olvidado por completo nuestros egos, el intelectual yel animal, y en el que gracias a nuestro amor a Dios nos habremos convertido enuno mismo con Dios, no existirn entonces secretos ni en los cielos ni en la tierraque sean inaccesibles para nosotros.

    Qu es el conocimiento de Dios ms que el conocimiento del bien y del mal?Dios es la causa de todo bien, y el bien es el origen del mal. El mal es la reaccin del

    bien en el mismo sentido en que las tinieblas son la reaccin de la luz. El fuegodivino del cual procede la luz no es causa de la menor oscuridad, pero la luz queradia del centro flamgero no puede llegar a manifestarse sin la presencia de lastinieblas, ni, sin la presencia de la luz, seran las tinieblas conocidas.

    Existen por consiguiente, dos principios: el principio del bien y el principio delmal, brotando ambos de la misma raz, en la cual no existe, como quiera que sea,mal alguno; slo reside en ella el bien absoluto e inconcebible. Es el hombre unproducto de la manifestacin del principio del bien y nicamente en el bien puedeencontrar la felicidad, puesto que la condicin que necesita todo ser para ser felizes el vivir en el elemento al cual su naturaleza pertenece. Aquellos que han nacido

    en el bien sern felices en el bien; aquellos que han nacido para el mal, nadadesearn ms que el mal. Aquellos que han nacido en la luz, buscarn la luz, y los

    E

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    que pertenecen a las tinieblas, slo buscarn las tinieblas. Siendo el hombre un hijode la luz, no ser feliz mientras exista en su naturaleza una sombra de tinieblas. Elhombre cuyo principio fundamental es el bien no encontrar la paz mientras existaen su interior una chispa tan slo de mal.

    El alma del hombre es como un jardn, en el cual existen sembradas un nmerocasi infinito de semillas diferentes. Estas semillas pueden dar origen a plantasbellas y saludables o a plantas deformes y nocivas. El fuego del cual estas plantasreciben el calor necesario para su desarrollo es la voluntad. Si la voluntad esbuena, desarrollar plantas bellas; si es mala, dar lugar a que crezcan plantasdeformes. El principal objeto de la existencia del hombre en esta tierra es lapurificacin de la voluntad y el cultivo de la misma hasta que se convierta en unaenrgica potencia espiritual. El nico medio para purificar la voluntad es la accin,y para lograrlo, todas nuestras acciones tienen que ser buenas, hasta que el obrarbien se convierta en una mera cuestin de costumbre cuando en la voluntad cesetodo deseo hacia el mal.

    De qu provecho sera para ti el conocer intelectualmente los misterios de laTrinidad y el poder hablar sabiamente acerca de los atributos del Logos, si en elaltar de tu corazn no ardiese el fuego del amor divino y si la Luz del Cristo nobrillase en tu templo? Tu inteligencia abandonada por el espritu que da la vida sedesvanecer y perecer, y con ella perecers t, a menos que la llama del amorespiritual arda en tu corazn con la luz de la conciencia eterna. Si no ests enposesin del amor hacia el bien, ms te vale permanecer sumido en la ignorancia,porque as pecars ignorantemente y no sers responsable de tus actos; peroaquellos que la verdad conocen, y que la desprecian a causa de su mala voluntad,son los que sufrirn, puesto que cometen un "pecado imperdonable",

    conscientemente y a sabiendas, el pecado contra la verdad santa y espiritual. Alverdadero Rosacruz, cuyo corazn arde con el fuego del amor divino hacia el bien,la luz de ste iluminar su mente, le inspirar buenos sentimientos y le har llevara efecto buenas acciones. No necesitar de maestro mortal alguno que le ensee laverdad, porque se encontrar penetrado por el espritu de sabidura, que ser suverdadero Maestro.

    Todas las ciencias y artes mundanas son despreciables y pueriles ante laexcelencia de esta sabidura divina. La posesin de la sabidura del mundo no tienevalor permanente; pero la posesin de la sabidura divina es imperecedera yeterna. No puede en manera alguna existir la sabidura divina sin el amor divino,porque la sabidura es la unin del saber espiritual con el amor espiritual, de loque resulta el poder espiritual. Aquel que no conoce el amor divino no conoce aDios, porque Dios es la fuente y el centro flamgero del amor. Y por esto se hadicho que, aunque penetremos todos los misterios, poseamos el entero saber yhagamos obras buenas, si no poseemos amor divino, no sirve de nada, puesto quenicamente por medio del amor podemos conquistar la inmortalidad.

    Qu es el amor? Un poder universal que procede del centro del cual el Universoha sido desenvuelto. En los reinos elemental y animal obra a manera de fuerzaciega de atraccin; en el reino vegetal obtiene los rudimentos de los instintos, que

    en el reino animal se desarrollan por completo; en el reino humano se convierte enpasin, la cual si obra en la direccin debida, hacia su fuente eterna, elevar al

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    hombre hasta un estado divino; pero si es pervertida, lo conducir a la destruccin.En el reino espiritual, es decir en el del hombre regenerado, el amor se transformaen un poder espiritual, consciente y viviente. Para la mayora de los hombres denuestra civilizacin actual el amor no es ms que un sentimiento, y el amorverdaderamente divino y poderoso es casi desconocido entre la humanidad. Aquel

    sentimiento superficial al que los hombres llaman amor es un elementosemianimal, dbil e impotente; pero, sin embargo, lo suficientemente poderosopara guiar o extraviar a la humanidad. Podemos elegir entre amar una cosa o noamarla, pero un amor tan superficial no penetra mas all de los estadossuperficiales del alma del objeto amado. El poseer el amor divino no depende de laeleccin, es un don del espritu que reside en lo interior, es un producto de nuestrapropia evolucin espiritual, y nicamente los que han llegado a aquel estadopueden poseerlo. No es posible que alguien ms que aquel que ha alcanzado esteestado de existencia conozca lo que es este amor espiritual y divino; pero aquel quelo ha obtenido sabe que es un poder omnipenetrante que, brotando del centro delcorazn y penetrando en el corazn de aquello que se ama, evoca a la vida a los

    grmenes de amor all contenidos. A este Amor espiritual, llmale, si te parecemejor, Voluntad espiritual, Vida espiritual, Luz espiritual, pues es todo esto ymucho ms porque todos los poderes espirituales brotan de un solo centro eterno,y culminan por fin otra vez en un poder, a manera del vrtice de una pirmide demuchos lados. A este punto, a este poder, a este centro, a esta luz, a esta vida, a estetodo se le llama Dios, la causa de todo bien, aunque la palabra es un mero vocablosin significacin para aquellos que no estn en posesin de ella, y que ni siquierapueden concebirla, pues ni sienten ni conocen a Dios en sus propios corazones.

    Cmo podemos obtener este poder espiritual de amar, de buena voluntad, deluz y de vida eterna? No podemos amar una cosa a menos que sepamos que es

    buena; no podemos conocer si una cosa es buena o mala sin sentirla; no podemossentirla a menos que nos aproximemos a ella; no podemos aproximarnos a unacosa si no la amamos, y giraramos eternamente en un circulo vicioso sinacercarnos jams a la eterna verdad si no fuera por la influencia continua del SolEspiritual de Verdad, que al centro del corazn humano lanza sus rayos, yatrayndolo instintiva e inconscientemente, transforma el movimiento circular enmovimiento en espiral, arrastrando de este modo, debido a la "Luz de gracia", alos hombres hacia aquel centro, a pesar y en contra de sus propias inclinaciones.

    Se ha dicho que la inclinacin del hombre hacia el mal es ms fuerte que la queexperimenta hacia el bien, y esto es indudablemente cierto, puesto que con elestado presente de la evolucin del hombre, sus actividades y tendencias animalesson todava muy fuertes, mientras que sus principios ms espirituales y elevados nose han desarrollado lo suficiente para poseer la conciencia de s mismos y la fuerzaconsiguiente. Pero mientras las inclinaciones animales del hombre son masenrgicas que sus propios poderes espirituales, la luz eterna y divina que le atraehacia el centro es mucho ms poderosa, y a menos que el hombre se resista alpoder del amor divino, prefiriendo ser absorbido por el mal, ser atrado continuae inconscientemente hacia el centro de amor. Por lo tanto, el hombre, aunque hastacierto punto es vctima indefensa de poderes invisibles, es, sin embargo, hasta elpunto en que hace uso de su razn, un agente libre; pero hasta que su razn es

    perfecta no puede ser por completo libre, y su razn puede nicamente convertirse

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    en perfecta si vibra al unsono y en armona con la Razn Divina (universal). Elhombre por lo tanto slo puede llegar a ser completamente libre obedeciendo la Ley.Slo puede existir una Razn Suprema, una Ley Suprema, una SabiduraSuprema; en otras palabras UN DIOS, porque la palabra Dios significa el puntoculminante de todos los poderes, tanto espirituales como fsicos, que existen en el

    Universo; significa el Centro Unico, del cual todas las cosas, todas las actividades,todos los atributos, facultades, funciones y principios han procedido, y en el cualtodos ellos culminarn por fin. El hombre slo puede esperar la realizacin de suobjeto mientras obre siempre en armona con la ley universal, puesto que la teorauniversalmente reconocida de la supervivencia de los ms aptos, y la verdadabsoluta de que el fuerte es mas fuerte que el dbil, son tan ciertas en el reino delespritu como en el reino de la mecnica. Una gota de agua no puede por suspropios esfuerzos discurrir en sentido contrario al de la corriente en la cual existe,y qu es el hombre, con toda su vanidad y pretensiones de sabidura, ms que unagota en el ocano de la vida universal?

    Para poder obedecer la Ley, necesitamos aprender a conocerla; pero en dndepuede uno esperar aprender la ley pura y la ley adulterada, ms que en el estudiode la naturaleza espiritual y material, o sea en sus aspectos interno y externo? Sloexiste Un Libro, de cuyo estudio necesita el ocultista, y en el cual la totalidad de la

    Doctrina Secreta, con todos los misterios, que conocen nicamente los Iniciados, sehalla contenida. Es un libro que jams ha sufrido falsificaciones ni traduccioneserrneas; es un libro que nunca ha sido objeto de fraudes piadosos ni deinterpretaciones absurdas; es un libro que, sin el menor desembolso, cualquiera yen cualquier lugar puede obtenerlo. Est escrito en un lenguaje que todos puedencomprender importando bien poco cul sea su nacionalidad. El ttulo de este libroes M., que significa: El Macrocosmo y el Microcosmo de la Naturaleza reunidos enun volumen. El poder leer este libro correctamente exige poderlo hacer no slo conel ojo de la inteligencia, sino que es necesario adems leerlo con el ojo del Espritu.Si sus pginas son iluminadas solamente por la fra luz de la luna, por la luz delcerebro, parecern muertas, y aprenderemos nicamente lo que en su superficiefigura impreso; pero si la luz divina del amor ilumina sus pginas radiando delcentro del corazn, comenzarn a vivir y los siete sellos con que algunos de suscaptulos estn sellados, sern rotos, y levantados unos velos tras otros,conoceremos los misterios divinos que el Santuario de la Naturaleza contiene.

    Sin esta luz divina del amor es intil intentar penetrar en las tinieblas en dondelos ms profundos misterios permanecen. Aquellos que estudian la naturaleza conla mera luz externa de los sentidos, nada conocern de ella ms que su mscaraexterior, en vano pedirn que se les enseen los misterios que nicamente con laluz del espritu pueden ser contemplados, porque la luz del espritu ha brilladoeternamente en las tinieblas, pero las tinieblas no la comprendieron.

    En dnde podemos esperar encontrar esta luz del espritu, mas que en elinterior de nosotros mismos? El hombre nada puede conocer excepto aquello queya dentro de s mismo existe. No puede ver, or ni percibir cosa alguna externa;puede nicamente contemplar las imgenes y experimentar las sensaciones a queden lugar los objetos exteriores en su conciencia. Todo cuanto pertenece al

    hombre, excepto su forma externa, es un eptome, una imagen, una contraparte deluniverso. El hombre es el Microcosmo de la naturaleza, y en l se halla contenido,

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    germinalmente o en un estado mas o menos desarrollado, todo cuanto lanaturaleza contiene. En l residen Dios, Cristo y el Espritu Santo. En l laTrinidad se halla contenida, as como los elementos de los reinos mineral, vegetal,animal y espiritual; l contiene el Cielo, el Infierno y el Purgatorio; todo en l sehalla contenido, porque es la imagen de Dios, y Dios es la causa de cada una de las

    cosas que existen, y nada existe que no sea una manifestacin de Dios, y acerca delo cual pueda dejar de decirse en cierto sentido que sea Dios o la sustancia de Dios.

    La totalidad del universo y todo cuanto el mismo contiene es la manifestacinexterior de aquella Causa o Poder interno, al cual los hombres llaman "Dios".Para estudiar las manifestaciones externas de aquel poder tenemos que estudiar lasimpresiones que producen en el interior de nosotros mismos. Nada podemosconocer, sea lo que sea, fuera de lo que existe dentro de nosotros mismos, y por lotanto, aun el estudio de la naturaleza externa no es ni puede ser nada ms que elestudio del yo, o en otras palabras, el estudio de las sensaciones internas que causasexternas han originado dentro de nosotros mismos. No puede el hombre

    positivamente y en manera alguna conocer nada excepto aquello que ve, siente opercibe en el interior de s mismo; todos sus llamados conocimientos acerca de lascosas exteriores son meras especulaciones y suposiciones o, todo lo ms, verdades

    relativas.

    Si no es posible que el hombre conozca nada respecto a las cosas externas,excepto aquello que ve, siente o percibe dentro de s mismo, cmo es posible quepueda saber nada en lo referente a las cosas internas como no sean susmanifestaciones en su propio interior? Todos aquellos que buscan un Dios externo,mientras que niegan a Dios en sus corazones, le buscarn en vano; todos aquellosque adoran a un rey desconocido de la creacin, mientras ahogan al rey recin

    nacido en la cuna de sus propios corazones, adoran una mera ilusin. Si deseamosconocer a Dios y obtener la Sabidura Divina, tenemos que estudiar la actividad delDivino Principio en el interior de nuestros corazones, escuchar su voz con el odode la inteligencia y leer sus palabras con la luz de su amor divino, porque el nicoDios acerca del cual puede el hombre conocer algo es su propio Dios personal, unoe idntico con el Dios del Universo. En otras palabras, es el Dios universalentrando en relacin con el hombre, en el mismo hombre, y alcanzandopersonalidad por medio del organismo que llamamos hombre; y as es como Diosse convierte en hombre, y el hombre se transforma en Dios, convirtindose de estemodo el hombre en un Dios, cuando obtiene el conocimiento perfecto de su propioego divino, o en otras palabras, cuando Dios se ha hecho consciente de s mismo yha logrado en el hombre el conocimiento de s mismo.

    No puede, por lo tanto, existir Sabidura Divina sin el conocimiento del propioyo Divino de uno mismo, y aquel que ha encontrado su propio ego divino se haconvertido en sabio. No vayan nuestros especuladores cientficos y teolgicos a sertan presumidos como para figurarse que han encontrado a su propio y divino ego.Si lo hubiesen encontrado estaran en posesin de poderes divinos, a los que llamanlos hombres "sobrenaturales", porque han llegado a ser casi desconocidos entre lahumanidad. Si los hombres hubiesen encontrado sus propios egos divinos, nonecesitaran ni ms predicadores ni ms doctores, ni ms libros, ni ms

    instrucciones que su propio Dios interno; pero la sabidura de nuestros sabios no esde Dios; procede de libros y fuentes externas y falibles. Aquel sentimiento del ego

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    que los hombres experimentan en s mismos, y al cual llaman su propio yo, no es eldel ego divino, es el de su yo animal o intelectual, en el que su conciencia se hallaconcentrada, y en cada hombre existen un gran nmero de variedades de estosegos o yoes. Estos perecern todos, y tienen que desaparecer antes de que el yo

    Divino, que es universal y omnipresente, pueda entrar en existencia en el hombre.

    Los hombres no conocen a sus propios yoes, animal y semianimal; de otra manera,su aparicin les llenara de horror. Los nombres de la ambicin principal demuchos hombres, son envidia o codicia, sibaritismo o dinero, etc. Estos son lospoderes o0 dioses que gobiernan a los hombres y a las mujeres, y a los cuales loshombres se agarran, a los cuales abrazan y acarician, y a los cuales considerancomo sus propios yoes. Estos yoes o egos asumen en cada alma de hombre unaforma que corresponde a su carcter, porque cada carcter corresponde a unaforma o la produce. Pero estos yoes son ilusorios. Carecen de vida propia, y sealimentan del principio de vida en el hombre; viven gracias a su voluntad, yperecen con la vida del cuerpo o inmediatamente despus. Lo que en el hombre esinmortal, aquello que ha existido siempre y que para siempre existir, es el

    Espritu Divino, y slo aquellos elementos del hombre que son perfectos y puros, yque se han unido con el espritu, continuarn viviendo en l y por medio de l.

    Este ego divino no experimenta el sentimiento de separacin que domina anuestros yoes inferiores, es universal como el espacio, no establece distincinalguna entre s mismo y cualquier otro de los seres humanos, se ve a s mismo, y sereconoce l mismo en todos los dems seres, vive y siente en otros, pero no muerecon los otros, porque siendo ya perfecto, no requiere ya mas transformaciones.Este es el Dios o Brahm, a quien nicamente puede conocer el que se ha convertidoen divino, es el Cristo que jams puede ser comprendido por elAntecristo, que llevasobre su frente el signo de la Bestia, que simboliza el Intelectualismo sin

    Espiritualidad o la ciencia sin amor divino. Este Dios puede ser conocidonicamente por medio del poder de la Fe verdadera, la cual significa sabiduraespiritual, la cual penetra hasta el centro ardiente de amor que en el propiocorazn de uno existe. Este es el centro de Amor, de Vida y de Luz, el origen detodos los poderes; en l se hallan contenidos todos los grmenes y misterios, fuentede la revelacin divina; y si encuentras t la luz que desde aquel centro radia, nonecesitars ms enseanzas, pues habrs encontrado la vida eterna y la verdadabsoluta.

    El gran error de nuestra poca intelectual es el que crean los hombres poderllegar al conocimiento de la verdad por mera especulacin intelectual, cientfica,filosfica o teolgica y con slo el raciocinio. Esto es falso por completo, porque sibien un conocimiento de la teora oculta debe preceder a la prctica, sin embargo,si la verdad de una cosa no es confirmada, experimentada y realizada por medio dela prctica, un mero conocimiento de la teora no sirve de nada. De qu le servira un hombre el hablar mucho acerca del amor y el repetir a manera de papagayolo que ha odo, si no siente en su corazn el poder divino del amor? De qu leservir a uno el hablar sabiamente acerca de la sabidura mientras no sea l sabio?Nadie puede llegar a ser un buen artista, msico, soldado u hombre poltico conslo leer libros; el poder no es obtenido por la mera especulacin, sino que requiereprctica. Para conocer el bien, tenemos que pensar y obrar el bien; para

    experimentar la sabidura, tenemos que ser sabios. Un amor que no encuentraexpresin alguna en acciones, no obtiene fuerza; una caridad que slo en nuestra

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    imaginacin existe, permanecer siempre imaginaria, a menos que sea expresadapor medio de actos. Siempre que tiene lugar una accin, una reaccin es laconsecuencia. Por lo tanto, la prctica de buenas acciones robustecer nuestroamor al bien, y en donde tal amor exista, se manifestar en forma de accionesbuenas.

    Aquel que obra mal porque no sabe cmo obrar bien es digno de compasin;pero aquel que sabe cmo obrar bien, y que intelectualmente est convencido deque debe obrar as y sin embargo obra mal, es digno de condena. Es, por lo tanto,peligroso para los hombres el recibir instruccin, en lo que a la vida superior serefiere, durante tan largo tiempo como su voluntad sea mala, puesto que despusde saber distinguir entre el bien y el mal, si a pesar de esto escogen el sendero delmal, su responsabilidad es todava mucho mayor. Estas cartas no hubieran sido

    jams escritas si no se hubiese esperado que al menos algunos de los lectores no selimitaran a comprender intelectualmente su contenido, sino que entraran en elcamino prctico, cuya puerta es el conocimiento del yo, que conduce por fin a la

    unin con Dios, y cuya consecuencia primera es el reconocimiento del principio delaFraternidad Universal de la Humanidad.

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    Carta V

    Los adeptos

    n la contestacin a mi carta ltima, has manifestado la opinin de que elexponente de espiritualidad (significando intelectualidad y moralidad

    combinadas) exigido por nuestro sistema de filosofa es en exceso elevado para queel hombre pueda alcanzarlo, y dudas t si alguien ha llegado alguna vez a l.

    Permite que te diga que muchos de aquellos a quienes la Iglesia cristiana llamasantos, y otros muchos que no han pertenecido jams a aquella Iglesia y a quienesse acostumbra llamar "paganos", han obtenido aquel estado, y por lo tanto hanalcanzado poderes espirituales que les han permitido llevar a cabo cosas bienextraordinarias, llamadas milagros.

    Si examinas la historia de las vidas de los santos, encontrars en ellas una grancantidad de cosas grotescas, fabulosas y falsas, puesto que aquellos que escriben lasleyendas conocen bien poco o nada acerca de las leyes misteriosas de la naturaleza;ellos han registrado fenmenos que han tenido lugar, o que por lo menos se creeque han sucedido; pero no pueden ellos explicar las causas que les han dadoorigen, y han inventado las explicaciones que les han parecido ms probables ocrebles, segn su manera de pensar. Pero entre todos estos escombros,encontrars una gran parte de verdad, lo cual viene a demostrar que aun la mismainteligencia de personas sin ilustracin puede ser iluminada por la sabiduradivina, si aquellas personas viven pura y santamente. Vers cmo en muchasocasiones, frailes y monjas, pobres e ignorantes, y segn el mundo, sin instruccin,alcanzaron una sabidura tal, siendo consultados por papas y reyes en asuntosimportantes, y cmo muchos de ellos lograron el poder de abandonar sus cuerposfsicos para visitar lugares distantes en sus cuerpos espirituales, formados por lasustancia del pensamiento, y llegaron hasta a aparecer en forma material en

    puntos remotos. Las ocurrencias de esta especie han sido tan numerosas que, sileemos sus relaciones, cesarn de parecer extraordinarias, y ser de todo puntoinnecesario el mencionar estos casos, puesto que todos ellos son ya bien conocidos.En la Vida de Santa Catalina de Sena en la de San Francisco Javier y en muchosotros libros encontrars la descripcin de semejantes incidentes. La historiaprofana rebosa tambin de narraciones referentes a hombres y mujeresextraordinarios, y me limitar a recordarte la historia de Juana de Arco, queposey dones espirituales, y la de Jacobo Boheme, el zapatero ignorante, al cual lasabidura divina iluminaba.

    Dudamos de si puede existir nada ms absurdo que el intentar argir y disputar

    acerca de semejantes cosas con un escptico o materialista que niega que seanposibles. El intentarlo equivaldra a disputar acerca de la existencia de la luz con

    E

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    un ciego de nacimiento, ni puede ningn tribunal de ciegos fallar acerca de si la luzexiste o no existe. Sin embargo, ha existido y todava existe, y podemos darles a losciegos una idea de la misma, pero no podemos probrsela cientficamente, durantetanto tiempo como permanezcan ciegos a la razn y a la lgica.

    En muchos puntos del mundo han sido las gentes degradadas hasta un punto talpor la "civilizacin moderna" que ha llegado a ser para ellos completamenteincomprensible el que una persona pueda verificar acto alguno, sea el que fuera,excepto con el objeto de ganar dinero, obtener comodidades o por aficin al lujo; elnico mvil de su vida es el hacerse ricos, comer, beber, dormir y volver a comer, ygozar de todo el confort de la vida externa. Sin embargo, semejantes personas noson felices; viven en un estado de fiebre y excitacin continuas, corriendo siempretras de sombras que desaparecen en cuanto se acercan, o que crean deseos msviolentos hacia otras sombras, si son asimiladas y absorbidas.

    Pero afortunadamente, existen todava otros en quienes la centella divina de

    espiritualidad no ha sido velada por la humareda del materialismo, y algunosexisten en quienes esta centella se ha convertido en una llama, gracias al soplo delEspritu Santo, emitiendo una luz que ilumina sus inteligencias y que hasta penetrasus cuerpos fsicos de un modo tal que aun un observador superficial puede verque el carcter de estas personas es extraordinario.

    Personas semejantes existen en distintas partes del mundo, y constituyen unaFraternidad, cuya existencia es conocida slo por muy pocos, ni es de desear quecualesquiera detalles acerca de esta Fraternidad sean conocidos pblicamente,puesto que semejantes noticias no haran ms que excitar la envidia y la clera delignorante y del malvado y poner en actividad una fuerza que ningn dao causara

    a los Adeptos, pero s a aquellas voluntades perversas que contra los Adeptos selevantaran.

    Sin embargo, como t deseas conocer la verdad, no por curiosidad frvola, sinopor el deseo de seguir el camino de la misma, me es permitido darte las noticiassiguientes1:

    Los Hermanos de quienes hablamos, viven desconocidos para el mundo; lahistoria nada sabe acerca de los mismos, y sin embargo, son ellos los ms grandesde entre toda la humanidad. Los monumentos que en honor de los conquistadoresdel mundo han sido erigidos se habrn convertido en polvo; reinos y tronos habrndesaparecido, pero estos elegidos vivirn todava. Llegar un tiempo en el que elmundo quedar convencido de la indignidad de las ilusiones externas, y empezara estimar slo aquello que es digno de ser apreciado; entonces ser conocida laexistencia de los Hermanos y se apreciar su sabidura. Los nombres de losgrandes de la tierra estn escritos en el polvo, los nombres de estos Hijos de la Luzinscritos estn en el Templo de la Eternidad. Yo te har conocer a estos Hermanos,y podrs t convertirte en uno de ellos.

    1 La carta original de donde se ha extractado lo que sigue, fue escrita por Karl von

    Eckhartshaussen, en Munich, el ao 1792.

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    Estos Hermanos estn iniciados en los misterios de la religin, pero no vayas acomprenderme mal, ni a suponer que pertenecen ellos a alguna sociedad secretaexterior, como las que acostumbran a profanar lo que es sagrado, por laverificacin de ceremonias externas, y cuyos miembros se llaman a si mismosIniciados. No! nicamente el espritu de Dios es quien puede iniciar al hombre en

    la Sabidura Divina e iluminar su inteligencia. nicamente el hombre puede guiaral hombre al altar donde arde el fuego divino, el segundo debe llegar a l por smismo; si desea ser iniciado, debe por s mismo hacerse digno de obtener donesespirituales, l mismo debe beber en la fuente, que para todos existe, y de la cualnadie es excluido ms que aquellos que a s mismos se excluyan.

    Mientras los ateos, materialistas y escpticos de nuestra civilizacin modernafalsean la palabra "filosofa", con objeto de preconizar como sabidura divina laselucubraciones de sus propios cerebros, estos Hermanos viven tranquilamente bajola influencia de una luz ms elevada, y construyen un templo para el eternoespritu, un templo que continuar existiendo despus de que ms de un mundo

    haya perecido. Su trabajo consiste en cultivar los poderes del alma; ni el torbellinodel mundo externo ni sus ilusiones les afectan; leen las letras vivientes de Dios en ellibro misterioso de la naturaleza; ellos reconocen y gozan de las armonas divinasdel universo. Mientras los sabios del mundo procuran reducir a su propio nivelintelectual y moral todo lo que es sagrado y exaltado, estos Hermanos se elevan alplano de la luz divina y encuentran en l todo cuanto en la naturaleza es bueno,verdadero y bello. Son ellos los que no se limitan a creer meramente, sino queconocen la verdad por contemplacin espiritual o Fe, y sus obras hllense enarmona con su Fe, porque ellos obran bien por amor al bien y porque saben ques el bien.

    No creen que pueda un hombre convertirse en un verdadero cristiano por lamera profesin de una cierta creencia, o por unirse a una Iglesia cristiana en elsentido literal de la palabra. Convertirse en un verdadero cristiano significaconvertirse en un Cristo, elevarse por encima de la esfera de la personalidad eincluir y poseer en el seno del yo propio y divino de uno mismo todo cuanto existeen los cielos o sobre la tierra. Es un estado que se halla fuera de la concepcin deaquel que no lo ha alcanzado; significa una condicin en la cual uno es actual yconscientemente un templo en donde la Trinidad Divina, con todo su poder, reside.nicamente en esta luz o principio al cual nosotros llamamos Cristo, y al cual otrasnaciones conocen con otros nombres, podemos encontrar nosotros la verdad. Entraen aquella luz, y aprenders a conocer a los Hermanos que en la misma viven. Enaquel santuario residen todos los poderes y los llamados medios sobrenaturales,por cuyo medio la humanidad puede recibir la energa necesaria para que quederestablecido el lazo, en la actualidad quebrantado, que en pocas remotas una alhombre con la fuente divina de la cual procede. Si los hombres conociesen tan slola dignidad de sus propias almas y las posibilidades de los poderes que latentes enlas mismas permanecen, el deseo tan slo de encontrar sus propios egos les llenarade temor respetuoso.

    Slo existe un Dios, una verdad, una ciencia y un camino para llegar a ella; aeste camino se le da el nombre de religin, y por lo tanto, slo existe una religin

    prctica, aunque existan mil teoras diferentes. Todo cuanto se necesita paraobtener un conocimiento de Dios est contenido en la naturaleza. Todas cuantas

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    verdades la religin de verdad puede ensear han existido desde el principio delmundo y existirn hasta que el mundo concluya. En todas y cada una de lasnaciones de este planeta ha brillado siempre la luz en las tinieblas, a pesar de quelas tinieblas no la han comprendido. En algunos puntos esta luz ha sido muybrillante, en otros menos, en proporcin a la facultad receptiva del pueblo y a la

    pureza de su voluntad. Siempre que ha encontrado una receptividad grande haaparecido con gran resplandor y ha sido percibida en un estado mayor deconcentracin segn la capacidad de los hombres para percibirla. La verdad esuniversal y no puede ser monopolizada por hombre alguno, ni por ningunacolectividad de hombres; los misterios ms augustos de la religin, tales como laTrinidad, la cada o diferenciacin de la mnada humana, su Redencin por amor,etc., se encuentran tanto en los antiguos sistemas religiosos como en los modernos.El conocimiento de los mismos es el conocimiento del universo; en otras palabras,es la Ciencia Universal, una ciencia que es infinitamente superior a todas lasciencias materiales del mundo, cada una de las cuales entra todo lo ms en algndetalle nfimo de la existencia, pero que deja a las grandes verdades universales, en

    las que toda existencia se funda, fuera de consideracin, y hasta trata quizsemejantes conocimientos con desprecio, porque sus ojos estn cerrados a la luz delespritu.

    Las cosas externas pueden ser examinadas con la luz externa; las especulacionesintelectuales requieren la luz de la inteligencia, pero la luz del espritu esindispensable para la percepcin de las verdades espirituales, y una luz intelectualsin la iluminacin espiritual conducir a los hombres al error. Aquellos que deseenconocer verdades espirituales, deben buscar la luz en el interior de s mismos, y noesperar que la obtendrn por ninguna especie de formas o ceremonias externas;nicamente, cuando dentro de s mismos hayan encontrado a Cristo, sern dignos

    del nombre de cristiano2.

    Esta era la religin prctica, la ciencia y el saber de los sabios antiguos largotiempo antes de que la palabra cristianismo fuese conocida; era tambin la religin

    prctica de los primitivos cristianos, que eran gentes iluminadas espiritualmente yverdaderos seguidores de Cristo. Slo a medida que el cristianismo se hizo populary, por consiguiente, comprendi errneamente el sistema de religin, lasinterpretaciones falsas han suplantado a las verdaderas doctrinas, y los smbolossagrados han perdido su significacin verdadera. Organizaciones eclesisticas ysociedades secretas se han apropiado las formas y alegoras exteriores; fraudeseclesisticos y misticismo han usurpado el trono de la religin y de la verdad. Loshombres han destronado a Dios, y se han colocado ellos mismos en el trono. Laciencia de semejantes hombres no es sabidura; sus experiencias prcticas hllanselimitadas por sus sensaciones corpreas; su lgica hllase fundada en argumentosque son fundamentalmente falsos, jams han conocido ellos las relacionesexistentes entre el Infinito Espritu y el hombre finito; ellos se arrogan poderesdivinos, que no poseen, induciendo as a los hombres a que busquen en ellos la luz,la cual puede nicamente encontrarse en el interior de uno mismo; ellos engaan alhombre con esperanzas falsas, y aletargndolo en una falsa seguridad, lo conducena la perdicin.

    2 En alemn un Cristo, significa un cristiano , y tambin uno que es una encarnacin del principio

    Cristo; ambas palabras son idnticas y ninguna diferencia se hace entre uncristiano y un Cristo.

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    Un tal estado de cosas es la consecuencia necesaria del poder exterior que las

    modernas iglesias han alcanzado. Demuestra la historia que segn una iglesia haaumentado en poder externo, ha disminuido su poder interno. Ya no puede decirpor ms tiempo: "No poseo ni oro ni plata", y tampoco a los enfermos "Levntate

    y anda".

    A menos que a los antiguos sistemas se les infunda una nueva vida, sudecadencia es segura. Su disolucin es slo en exceso aparente en el desarrollouniversal de las perniciosas supersticiones del materialismo, escepticismo ylibertinaje. No puede a la religin infundrsele una vida nueva, dando fuerza alpoder externo y autoridad material al clero; debe serle infundida en su centromismo. El poder central que da vida a todas las cosas y que a todas las pone enmovimiento, es el Amor, y slo estando penetrada por el amor su religin puedeser fuerte y duradera; una religin fundada en el amor universal de la humanidadcontendra los elementos de una religin universal.

    A menos que el principio de amor sea prcticamente reconocido por la Iglesia nose desarrollar en su seno Cristo alguno, ni adeptos ni guas espiritualesverdaderos, y los poderes espirituales que los clrigos pretenden poseer existirntan slo en su imaginacin. Cese el clero de distintas denominaciones de excitar elespritu de intolerancia, desista de invitar al pueblo a la guerra y a la sangre, adisputas y querellas. Reconozcan que todos los hombres, pertenezcan a la nacinque pertenezcan, y profesen la religin que profesen, tienen un solo origen comn,y que un solo destino colectivo es el que les espera, y que todos ellos sonfundamentalmente uno, diferencindose meramente en sus condiciones externas.Entonces, cuando se piense ms en el inters de la humanidad que en los intereses

    temporales de las iglesias, entonces la verdadera iglesia recobrar su poderinterno; entonces se encontrarn de nuevo en la Iglesia adeptos, Cristos y santos,otra vez se obtendrn dones espirituales, y hechos milagrosos se llevarn a cabo,los cuales sern ms a propsito para convencer a la humanidad que todas lasespeculaciones teolgicas acerca de que ms all del reino sensible de la ilusinmaterial, existe un poder ms elevado, universal y divino, y que, a aquellos queestn en posesin del mismo, adems de darles derecho de llamarse a s mismosdivinos, les hace realmente divinos y les permite llevar a efecto actos divinos.

    La verdadera religin consiste en el reconocimiento de Dios, pero Dios no puedeser reconocido ms que por medio de su manifestacin, y aunque toda lanaturaleza es una manifestacin de Dios, sin embargo, el grado ms alto de estamanifestacin es la divinidad en el hambre. El hacer a todos los hombres divinos esel objetivo final de la religin, y el reconocer a la Divinidad universal (Cristo) entodos es el medio para lograr aquel fin. El reconocimiento de Dios significa elreconocimiento del universal principio de amor divino. Aquel que reconozcaplenamente este principio, no meramente en la teora sino en la prctica, le sernabiertos sus sentidos internos, y su mente ser iluminada por la SabiduraEspiritual y Divina. Cuando todos los hombres hayan llegado a aquel estado,entonces la luz divina del espirito iluminar al mundo y ser reconocida del mismomodo que la luz del sol es universalmente vista. Entonces el saber sustituir a la

    opinin, la fe a la nueva creencia, y el amor universal dominar en lugar del amorpersonal. Entonces sern reconocidas en la naturaleza y en el hombre la majestad

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    del Dios universal y la armona de sus leyes. Y en las joyas que adornan al tronodel Eterno, joyas que conocen los Adeptos, se ver resplandecer la Luz delEspritu.

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    Carta VI

    Experiencias personales

    xisten en la naturaleza misterios innumerables que desea el hombre descubrir.La creencia de que existen ciertas sociedades en posesin de secretos

    determinados que podran, si quisiesen, comunicar a otras personas que no hanllegado al grado de desarrollo espiritual de los que las constituyen es una creencia

    errnea. El hombre que cree que el verdadero saber puede ser obtenido por mediode favores, en lugar de por desarrollo espiritual, cesa de esforzarse en lograr supropia evolucin y se une a sociedades secretas o a iglesias, esperando con elloobtener algo que no se merece; pero siempre el final es para l un desencanto.

    En el verano de 1787, estando yo sentado en uno de los bancos de los jardinescercanos al castillo de Burg en Munich, y pensando profundamente acerca de loanterior, vi a un extranjero de aspecto digno e imponente, bien vestido, sin lamenor clase de pretensiones, pasendose por una de las calles del jardn. Algohaba en l que atrajo mi atencin; quizs fue la tranquilidad suprema de su almaque se reflejaba en sus ojos. Su cabello era gris, pero su mirada era tan bondadosaque, cuando pas por delante de m, instintivamente llev la mano al sombrero,saludndome l tambin de un modo muy amable. Me sent impulsado a seguirle ya hablarle, pero no teniendo la menor excusa para hacerlo, me contuve, y elextranjero desapareci.

    Al da siguiente, y poco ms o menos a la misma hora, volv al mismo sitio,esperando encontrar de nuevo al extranjero. Estaba all, sentado en un banco yleyendo un libro; no me atrev a interrumpirle. Pase durante un rato por el

    jardn, y cuando volv el extranjero ya no estaba. Sin embargo, haba dejadoencima del banco un libro pequeo, que me apresur a coger, esperando poder

    tener la oportunidad de devolvrselo, y con ello una ocasin para conocerle. Mirel libro, pero no pude leerlo, pues estaba escrito en caracteres caldeos. Slo unabreve sentencia, que figuraba en la pgina del ttulo, estaba escrita en latn, la cualpude leer, y deca: "Aquel que se levanta temprano en busca de la sabidura, notendr que ir muy lejos para encontrarla, porque la encontrar sentada frente a supuerta". Los caracteres en que estaba impreso el libro eran muy hermosos, de unrojo muy brillante, y la encuadernacin del libro era de un azul magnfico.

    El papel era finsimo, blanco, y pareca emitir todos los colores del arco iris, amanera del ncar. Un olor exquisito penetraba cada una de las hojas de aquellibro, y tena tambin un cierre de oro.

    E

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    Durante tres das consecutivos fui a aquel lugar a las doce, con la esperanza deencontrar all al extranjero, pero fue en vano. Por fin hice la descripcin delpersonaje a uno de los guardas, y logr saber que se le vea con frecuencia a lascuatro de la maana paseando por la orilla del Isar, cerca de una pequea cascada,en un sitio llamado Prater. Fui all al da siguiente, y qued sorprendido al verle

    leer otro libro pequeo parecido al que yo haba encontrado. Me acerqu a l yofrec devolverle el libro, explicndole cmo haba llegado a mis manos, pero merog que lo aceptase en su nombre, y que lo considerase como un regalo de unamigo desconocido. Le dije que no poda leer su contenido, excepto el primer versode la pgina primera, a lo cual contest que todo cuanto deca el libro se refera alo que aquella sentencia expresaba. Entonces le ped que me explicase el contenidodel libro.

    Paseamos un rato por la orilla, y el extranjero me dijo muchas cosasimportantes acerca de las leyes de la naturaleza. Haba viajado mucho y posea unverdadero tesoro de experiencias.

    Cuando el sol comenz a salir, dijo: "Voy a hacerle ver a usted algo curioso".Sac entonces del bolsillo un frasco pequeo y verti en el agua unas pocas gotasdel lquido que contena e inmediatamente las aguas del ro comenzaron a brillarcon todos los colores del arco iris, hasta una distancia de ms de treinta pies de laorilla. Algunos trabajadores de las inmediaciones se acercaron y se admiraron delfenmeno. Uno de ellos estaba enfermo de reumatismo. El extranjero le dio algndinero y ciertos consejos, y le dijo que si los segua, en tres das estara bueno. Elobrero le dio las gracias; pero el extranjero le contest: "No me des a m lasgracias, dalas al poder omnipotente del bien".

    Entramos en la ciudad, y el extranjero me dej, citndome para el da siguiente,pero sin decirme ni su nombre ni el lugar de su residencia. Le encontr de nuevo alda siguiente, y supe por l cosas de un gnero tal que sobrepasaron por completotodo cuanto poda figurarme. Hablamos acerca de los misterios de la naturaleza, ysiempre que l hablaba de la magnitud y grandeza de la creacin, pareca estarpenetrado de un fuego sobrenatural.

    Me senta algo confuso y deprimido ante su sabidura superior, y memaravillaba el pensar cmo poda haber adquirido sus conocimientos. Elextranjero leyendo mis pensamientos, dijo

    Veo que no acaba de decidirse usted respecto a la especie de ser humano en laque clasificarme; pero yo le aseguro a usted que no pertenezco a ninguna sociedadsecreta, aunque los secretos de todas las sociedades semejantes son bien conocidospor m. Ahora tengo varias cosas que hacer; pero maana le dar msexplicaciones.

    Tiene V. negocios? exclam yo Desempea V. algn cargo pblico?

    Querido amigo contest el extranjero, el que es bueno siempre encuentra enqu ocuparse, y el hacer el bien es el ms alto empleo que puede desempear el

    hombre y al cual puede aspirar.

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    Con esto me dej, y no le vi ms durante cuatro das; pero al quinto me llam pormi nombre, a las cuatro de la maana, por la ventana de mi cuarto, y me invit adar un paseo con l. Me levant, me vest, y salimos. Me dijo entonces algunascosas acerca de su vida pasada, y entre ellas, que cuando tena veinticinco aoshaba trabado conocimiento con un extranjero que le haba enseado muchas cosas

    y regalado un manuscrito que contena enseanzas notables. Me ense estemanuscrito, y lo lemos juntos. Lo siguiente constituyen algunos extractos delmismo.

    Nuevas Ruinas descubiertas del Templo de Salomn: "As como la imagen de unobjeto puede ser vista en el agua, del mismo modo los corazones de los hombrespueden ser vistos por el sabio; Dios te bendice, hijo mo, y te permite publicar loque yo digo, para que con ello las gentes puedan recibir beneficios".

    Filiam Vitis (Hijo de la Vid): "Uno de los Hermanos me ha enseado el senderohacia los misterios de la naturaleza; pero las ilusiones que flotan a los lados del

    camino han llamado mi atencin durante largo tiempo, y durante el mismo hepermanecido detenido; pero por fin me convenc de la inutilidad de semejantesilusiones, y he abierto mi corazn de nuevo a los clidos rayos dispensadores devida del amor divino, del gran sol espiritual. Entonces es cuando he reconocido laverdad de que la posesin de la sabidura divina sobrepasa la posesin de todo lodems; y que aquello a lo cual los hombres llaman saber, es nada, y que nada es elhombre a menos que se convierta en un instrumento de la sabidura divina. Ladivina sabidura es desconocida para el sabio del mundo; pero algunas personasexisten que la conocen. Ocanos existen en el pas en el cual viven los sabios y aquelque constituye la residencia de los hijos del error, y hasta que los hombres hayanacostumbrado sus ojos a la radiacin de la luz divina no ser descubierta la regin

    en la que aquellos viven. En su pas es donde el templo de la sabidura existe, en elcual hay una inscripcin que dice Este templo es sagrado, por la contemplacin delas divinas manifestaciones de Dios en la naturaleza. Sin verdad no existesabidura, ni verdad sin bondad. La bondad se encuentra raras veces en el mundo,y por lo tanto, as las verdades como la llamada sabidura del mundo no son confrecuencia ms que locuras.

    "Estamos nosotros libres de preocupaciones, y con los brazos abiertos recibimosa cada uno de los que a nosotros vienen y que llevan en s mismas el sello de ladivinidad. A nadie preguntamos si es cristiano, pagano o judo; todo cuantoexigimos de un hombre es que se mantenga fiel a su humanidad. El amor es el lazode unin entre nosotros, y nuestro trabajo es en pro del bien de la humanidad. Pornuestras obras nos conocemos unos a otros, y aquel que goza de la ms elevadasabidura es el que obtiene el grado ms elevado. Ningn hombre puede recibirms de lo que merece. El amor divino y la ciencia, a cada uno se dan en proporcina su capacidad para amar y saber. La fraternidad de los sabios es unin para laeternidad en lo absoluto, y la luz del sol de la verdad eterna ilumina su templo. Laluz del sol calienta el cristal en el cual penetra; si se le separa de la luz, se enfra.Del mismo modo, la mente del hombre penetrada por el amor divino obtienesabidura; pero si se aparta de la verdad, la sabidura se desvanece. Las sociedadessecretas y sectarias han perdido la verdad, y la sabidura ha desaparecido de entre

    las mismas. No aman ellas al hombre ms que en proporcin a como pertenece a supartido y sirve para sus intereses sectarios; ellas emplean smbolos y formas cuya

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    significacin no comprenden. De hijos de la luz se han convertido en hijos de lastinieblas, el templo de Salomn que sus antepasados estaban construyendo, estahora destruido y no existe en l piedra sobre piedra; la mayor confusin reinaahora en sus doctrinas. Las columnas del templo han cado, y el lugar que ocupabael santuario lo ocupan serpientes venenosas. Si deseas saber si lo que yo digo es o

    no la verdad, empua la antorcha de la razn y entra en las tinieblas; contemplalas acciones de las sociedades sectarias cometidas durante el pasado y el presente, yslo vers egosmo, supersticin, crueldad y asesinato.

    "El nmero de seres humanos que viven sumidos en las tinieblas es de millones,pero el nmero de los sabios es muy corto. Viven ellos en diferentes partes delmundo, a gran distancia unos de otros, y sin embargo se hallan inseparablementeunidos en el espritu. Hablan ellos diferentes lenguas, y sin embargo, cada uno deellos entiende a los otros, porque la lengua del sabio es espiritual. Son ellos quienesse oponen a las tinieblas, y ninguno que est mal dispuesto puede aproximarse a suluz, pues sus tinieblas mismas lo destruirn. Para los hombres son ellos

    desconocidos, y sin embargo, da llegar en que la obra que ha necesitado algunossiglos para ser llevada a cabo por los malvados, ser en un momento destruida porellos como por un impulso del dedo de Dios.

    "No busques la luz en las tinieblas, ni en los corazones de los malvados lasabidura; si te acercas a la verdadera luz la conocers, porque iluminar tualma."

    Estas notas son algunos extractos del manuscrito. Contena muchas noticiasacerca de los Hermanos de la Cruz y de la Rosa de Oro. No me est permitidodecir todo cuanto aprend en el mismo; pero en resumen, del manuscrito se

    desprende que los verdaderos rosacruces son una sociedad espiritual por completo,y que nada tienen que ver absolutamente con cualquiera de las sociedades secretasconocidas en el mundo. La verdad es que no se les puede considerar como unasociedad en el sentido aceptado de la palabra, puesto que no constituyen unacorporacin organizada, ni tienen leyes, ni reglas, ni ceremonias, ni cargos, nireuniones, ni ninguna de las muchas formas que configuran la vida de lassociedades secretas. Es un cierto grado de sabidura, cuya obtencin es lo que hacede un hombre un rosacruz, y el que llega a aquella sabidura, es un iniciado ya. les entonces un rosacruz, porque comprende prcticamente el misterio de la rosa yde la cruz. Este misterio se refiere a la ley de la evolucin de la Vida, y suconocimiento prctico no puede ser comprendido slo por medios tericos,especulativos o intelectuales. Intil es el meditar acerca de cuestiones msticas quese hallan ms all de nuestro horizonte mental; intil es el intentar penetrar en losmisterios espirituales antes de que nos hayamos espiritualizado. El conocimientoprctico, supone prctica, y slo puede ser adquirido por medio de la prctica.Para obtener poder espiritual es necesario practicar las virtudes espirituales de Fe,Esperanza y Caridad; la nica manera de llegar a ser sabio es cumplir durante lavida con los deberes de uno mismo. El amar a Dios en toda la humanidad,cumpliendo con el deber, constituye la sabidura humana suprema, y de stanicamente puede brotar la Sabidura Divina. A medida que en los hombres elamor y la inteligencia aumentan, la fuerza del poder espiritual que a sus corazones

    eleva en energa aumenta tambin, y sus horizontes mentales se ensanchan. Lentay casi imperceptiblemente brense los sentidos internos, y los hombres van

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    adquiriendo mayor capacidad receptiva, y cada paso hacia lo alto concede a lavisin ms ancho campo.

    Dignas de lstima son aquellas sectas y sociedades que intentan obtener elconocimiento de las verdades espirituales por medio de la especulacin filosfica

    sin la prctica de la verdad. Intiles son las ceremonias si slo se celebranexteriormente, sin comprender su significado oculto. Una ceremonia externa notiene significacin alguna, a menos que sea la expresin de un proceso interno queest teniendo lugar en el alma; de no ser as, la ceremonia es tan slo una ilusin yuna vergenza. Si el procedimiento interno se verifica, el significado del smboloexterno ser comprendido fcilmente. El hecho de que la significacin de lossmbolos no sea comprendida, y que se haya convertido en origen de disputas ydiferencia de opiniones entre las distintas sectas demuestra la prdida del poderinterno y que todas aquellas sectas nicamente poseen la forma muerta exterior.

    La base en que la religin de sectas y sociedades secretas se funda es el amor y la

    admiracin egosta del yo. Si bien algunas personas generosas y antiegostaspueden encontrarse entre las sectas y las sociedades secretas, sin embargo, elverdadero sectario slo espera obtener beneficios para s mismo. Para s mismo ypor su propia salvacin es slo por lo que ruega y reza, y si lleva a cabo algunabuena accin es con el objeto de obtener algn premio.

    Por lo tanto, vemos al cristianismo dividido en algunos centenares de sociedades,sectas y religiones diferentes, muchas de las cuales se odian y procuranperjudicarse unas a otras, mirndose mutuamente con desprecio. Y vemos al clerode todos los pases tratando de obtener poder poltico y de promover sus interesesegostas o el inters egosta de su Iglesia. Han perdido de vista al Dios Universal de

    la Humanidad, y han colocado al dios del yo en su lugar. Pretenden ellos estar enposesin de poderes divinos que no tienen, y sea cual fuere el poder que poseen, loemplean para obtener beneficios materiales para su Iglesia.

    As vemos que el divino principio de verdad es prostituido todos los das y atodas horas en las iglesias, que son tan slo mercados para los que las ocupan. Eltemplo del alma hllase todava ocupado por mercaderes, y de l permanecetodava excluido el espritu de Cristo.

    Cristo, la Luz Universal del Logos Manifestado, la Vida y la Verdad, est entodas partes y no puede ser encerrado ni en una Iglesia ni en una Sociedad Secreta.Su Iglesia es el Universo, y sus altares el corazn de cada ser humano en el cual suluz es admitida. El seguidor verdadero de Cristo no conoce yo alguno, y no sabe loque es un deseo egosta. No se preocupa por el bienestar de ms iglesias que por elde aquella que es lo suficientemente ancha para contener a la humanidad entera,sin tener en cuenta ni diferencias ni opiniones. Se preocupa muy poco de susalvacin personal, y mucho menos espera obtenerla a costa de otra persona.Sintindose l mismo sumido en el amor inmortal, sabe que l es ya inmortal enaquel principio; sabiendo que su ego individual tiene sus races en la concienciaeterna de Dios, bien poco se preocupa de aquel yo personalque no es ms que unailusin hija del contacto del espritu eterno con la materia. El verdadero seguidor

    de la Luz no posee ms voluntad, pensamiento o deseo que aquello que el EsprituUniversal quiere, piensa o desea por medio de l. Poner el yo de uno en situacin

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    receptiva para la luz divina, ejecutar lo que su voluntad indica, y convertirse as enun instrumento por medio del cual pueda Dios manifestar su divino poder sobre latierra es el nico medio de obtener la ciencia espiritual y de convertirse en un

    Hermano de la Cruz y de la Rosa de Oro.

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    Carta VII

    Los hermanos

    o que sigue a continuacin son extractos de una carta (oculta) escrita a K. vonEckhartshaussen. La carta es de 1801, y carece de firma.

    Para satisfacer tu deseo de obtener noticias acerca del Circulo Interno de losHermanos, te comunicamos lo siguiente: no preguntes quines son las personas quehan escrito estas cartas; luzca el valor de los escritos por sus propios mritos.Considera el espritu con el que estn escritas y no meramente las palabras en ellascontenidas. No nos mueve motivo egosta alguno; es la luz que dentro de nosotrosexiste lo que nos instiga a obrar. Es esta luz interna la que nos impulsa a escribirte,y nuestras credenciales son las verdades que poseemos, que sern fcilmentereconocidas por todos aquellos para quienes la verdad es todo. Te lascomunicaremos en la medida en que seas capaz de recibirlas, y ests en libertad deaceptar o de no acept