Casas Muertas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA. MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTES. UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMÓN RODRÍGUEZ. INSTITUTO DE ESTUDIOS CORPORATIVOS. CONVENIO NÚCLEO ARAURE CHABASQUEN – UNDA - PORTUGUESA Prof. Rafael Montilla. Participantes: Briceño Graciela. Briceño Griseldina. Márquez Leidy . Márquez Norys. 1

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Analisis de la novela casas muertas

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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTES.

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL SIMÓN RODRÍGUEZ.INSTITUTO DE ESTUDIOS CORPORATIVOS.

CONVENIO NÚCLEO ARAURE CHABASQUEN – UNDA - PORTUGUESA

Prof. Rafael Montilla.Participantes:Briceño Graciela.Briceño Griseldina.Márquez Leidy .Márquez Norys.Cordero Evelin.Sección. “O”

Chabasquen; Junio 2004

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ÍNDICE.

pp.

INTRODUCCIÓN .................................................................................... 01

Análisis de la Novela “Casas Muertas”................................................... 02

CONCLUSIONES ................................................................................... 11

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ....................................................... 12

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INTRODUCCIÓN.

Casas Muertas, es una novela escrita por Miguel Otero

Silva, el mejor en narrativa venezolana. Sus novelas se han

traducido a varios idiomas.

La novela narra la historia de un pueblo l lamado Ortiz, del

Estado Guarico. Esta estructurada en doce capítulos con sus

respectivos títulos. Cuenta la historia, del realismo social, que

aborda la descripción de ambientes aldeanos, pobres,

desamparados y sumidos en el abandono, en ella, el mismo autor

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explica que tuvo la suerte de encontrarse con una maestra de

escuela, ya viejecita que refiere las mejores historias.

De tal manera, que la historia narra como un pueblo

desolado por la enfermedad del paludismo, termina en la ruina, y

exterminio de cada uno de sus personajes.

El análisis se realiza sobre la base de la narración o

historia, personajes, ambiente, acciones, entre otros aspectos.

ANÁLISIS DE CASAS MUERTAS.

“Casas Muertas”, es una novela escrita por Miguel Otero

Silva (1908-1985), escritor venezolano. En 1937 publica un

poemario, Agua y cauce, pero su fama l i teraria se debe a una

serie de novelas que van describiendo la historia sociales y

polít icas de Venezuela, en forma de crónica que recorre

ambientes y épocas diversos. Casas muertas, en 1954, lo lanza a

la notoriedad, inscribiéndolo en el realismo social, que aborda la

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descripción de ambientes aldeanos, pobres, desamparados y

sumidos en el abandono.

En 1961 publica Oficina número 1, que continúa la saga

anunciada en la anterior. La dictadura de Marcos Pérez Jiménez

aparece en La muerte de Honorio (1963) y la guerri l la urbana de

la década de 1960, en Cuando quiero l lorar no l loro (1970). Sus

últ imos l ibros se ocupan de personajes históricos, como Lope de

Aguirre que desafió a Felipe II desde la selva amazónica, Lope

de Aguirre, príncipe de la l ibertad (1979); y La piedra que era

Cristo (1984), una obra muy documentada sobre la vida de

Jesucristo.

La novela esta estructurada en doce capítulos, con títulos

señalados de la siguiente manera:

I. Un Entierro.

II. La Rosa de los Llanos.

III. La Srta. Berenice.

IV. La Iglesia y el Río.

V. Parapara de Ortiz.

VI. Pecado Mortal.

VII. Este es el Camino de Palenque.

VIII. El Compadre Feliciano.

IX. Petra Socorro.

X. Entrada y Salida de Aguas.

XI. Hematuria.

XII. Casas Muertas.

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La obra presenta además una narración cícl ica, porque hay

muchos relatos que se entremezclan entre un capítulo y otro.

Pero se observa que entre los capitulo hay una narración l ineal,

ya que tiene una secuencia lógica en donde se da introducción,

desarrollo y f inal. Su narrador es omnisciente, porque conoce

todos los personajes, que ha pesar de no intervenir porque esta

fuera de la narración, sin embargo conoce actuación,

sentimientos y emociones de los personajes.

De igual manera, se observa que el t iempo se da en la

historia en pasado y presente. Pasado: “Vinieron muchos curas,

mi hij i ta, pero ninguno soporto esto. Hasta que un domingo de

ramos, montado en un burro como Jesús, l legó el padre Tiendo y

se quedó con nosotros... “(p. 19). Y también presente “Ahora

marchaban sin lágrimas, confundida entre la gente que asistía al

entierro. Había dejado a la espalda, como las dos ult imas casas

y remontaban la leve cuesta que conducía a la entrada del

cementerio” (p. 7)

La acción principal, consiste en la muerte de Sebastián, a

partir de allí, se desencadena toda la acción; muere a

consecuencia del paludismo y la hematuria, enfermedad que

había matado a famil ias enteras y que por esta causa muchos

habitantes abandonaron a Ortiz con todo lo que tenían, quedando

como una aldea abandonada. “La tragedia se produjo durante la

peste Española, al concluir la Guerra de Europa. Sobre aquel,

pobre pueblo l lanero ... murieron muchos Orticeños, cinco por

día, siete por día, quince por día... famil ias enteras, huyeron

despavoridos, dejando la casa, los enseres, las matas del patio,

el perro...” (p. 35)

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Es por ello, que la historia comienza con la muerte de

Sebastián., novio de Carmen Rosa protagonista principal, quien

es descrito como “Alto, moreno, atlético, impulsivo, valiente, y

voluntarioso. “ Si no logro escapar de la muerte Sebastián, joven

como la madrugada, fuerte como el río en el invierno,

voluntarioso como un toro” (p. 6) que muere muy joven a causa

de la hematuria.

Luego, el drama se desarrolla, cuando Carmen Rosa, novia

de Sebastián protagonista principal, que es descrita como ancha

de hombros, cimbreña de cintura, f irme de muslos. Era muy

curiosa, siempre estaba indagando de cómo había l legado el

pueblo Ortiz a destruirse de la manera como ella lo veía. Su

pensamiento era reconstruirlo, levantando sus muros y poblando

cada casa deshabitada., pero, cuenta al f inal con dolor, como

tuvo que abandonarlo a causa de la desolación que quedo del

paludismo y otras enfermedades.

Es Carmen Rosa quien narra la historia del pueblo,

comenzando por lo f loreciente que fue en el pasado, hasta

recordar la ruina a causa de hematuria. Sobre el particular, se

señala

Cuando Ortiz fue f lor de los Llanos y capital del Estado Guarico. Del mar de plantas ásperas, surgían aquí y allá las grandes masas blancas de las tumbas. Había una de más de cinco metros de altura, cuyo tope se alzaba como torres de piedra por encima de la ramazón de cují más crecido. (p. 32) .

También se narran otras acciones como la tragedia de

Carmen Rosa. “ Ya casi no l loraba. La muerte de Sebastián era

sabida por todos, ella misma no la ignoraba... comenzó el l lanto

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para ella. Al principio lucho por impedir que l legara hasta sus

ojos esa l luvia que le estremecía la garganta” (p. 6).

Del mismo modo, se narra la historia de Ortiz, en el cual se

observan dos ambientes: Uno floreciente. “ Esta era la capital del

Guárico, niña. La ciudad más poblada y más l inda de Guárico, la

rosa de los Llanos” (p. 22).

Otro que narra la decadencia del pueblo “... hacia atrás era

diferente. Los jóvenes de ojos hundidos piernas l lagadas

envidiaban a los viejos el haber sido jóvenes alguna vez” (p. 22)

Se cuenta la historia de la señorita Berenice, maestra del

pueblo, solterona, que quiso mucho a Carmen Rosa, era su

preferida por lo curioso que era. Otros de los personajes que

hacen historia aunque de forma secundaria son:

Doña Carmelita, era la madre de Carmen Rosa, una mujer

buena, que sintió la misma tristeza de su hija por la muerte de

Sebastián. Sin embargo, sufría al doble, por él muerto y por su

hija. Tenía una bodega, en la cual atendía a los habitantes del

pueblo.

Doña Carmelita, con el mohín de niño asustado que la vejes no había logrado borrar, l lorando tanto por Sebastián muerto, como por el dolor que sobre Carmen Rosa pesaba, sintiéndose infinitamente pequeña y miserable por no haber podido evitarle a la hija aquel infortunio (p. 8).

Martica: Era la hermana de Carmen Rosa, estaba preñada,

sentía fatiga en el momento del entierro de Sebastián. Cuando

era pequeña le temía a todo. “Le tenía miedo al ruido bronco

del golpe, le tenía miedo a las horribles quimeras de las

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aldabas, y a los dueños de la casa cuando la casa tuvo

dueños y los fantasmas ... “ (p. 30).

Coronel Cubil los: Jefe civi l del pueblo, la máxima autoridad.

Olegario: era empleado de Doña Carmelita y estaba

enamorado de Carmen Rosa.

Cura Pernía: Mulato, yaracuyano, en su espíritu ardía una fe

inquebrantable por su religión. Fundo tres sociedades en el

pueblo de Ortiz para tratar de no ver morir también a su

iglesia. “ ... Solamente esa fe y esos pantalones lograron

sostenerlo tanto años en medio de aquellos escombros, sin

lamentarse de su destino, sin pedir traslado .. sino la de

presenciar impotente la desintegración de aquellos caseríos

l laneros...” (p. 40).

Epifanio: era el de la bodega, gruñón y de pocas palabras.

Otros personajes referenciales son: Celestino, Doctor Vargas,

el compadre Feliciano, el Ital iano, el negro Guereguere,

Joaquín Crespo, Juan de Dios, Petra Socorro, Ramón Rondón

y Sargento Romero.

En cuanto a las formas del lenguaje y recursos l i terarios, la

novela presenta riqueza de los mismos.

1. Entre las formas expresivas se aprecia:

Narración: “

El combate entre los masones y el cura paraba en un

armisticio todos los años, el 30 de agosto, día de Santa

Rosa. Por algo era ella la patrona del pueblo, la más

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primorosa patrona de todos los pueblos del Llano. Ese

día el Sr. Cartaya, olvidaba su grado 33 para tocar la

f lauta montado en el alto coro de la iglesia, mezclando

sus notas afi ladas con las del bronco corazón del

órgano y con la voz de barítono napolitano del padre

Franceschinis..” (p. 23).

Dialogo. Entre Carmen Rosa y Sebastián.

C= ¡Cuándo regresa a Parapara !

S= Ahora mismo estoy saliendo para Parapara de Ortiz –

contestó Sebastián en el mismo tono seco – vine a decirle adiós.

(p. 64)

Descripción.

El patio era diferente después de la muerte de Sebastián.

Las lagrimas habían retornado a los ojos de Carmen Rosa

y la si lueta altanera del tamarindo l legaba difuminada,

como cuando la enturbiaba el aguacero. Aquel tamarindo,

de duro tronco, era el árbol más viejo del patio y también

el más recio. Ella creyó, que Sebastián era invulnerable

como el Tamarindo, que jamás el viento de la muerte

lograría derribarlo. Y ahora no acertaba a comprender ...”

(p. 11).

2. Estilos de Lenguaje:

Coloquial: dialogo en un autobús.

- ¿ que espanto de pueblo!. Esta habitado por fantasmas.

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- y el de sincero rostro redondo: ¡ Y las casas!, más duelen

las casas. Parece una ciudad saqueada por una horda.

- Y el mulato corpulento, estudiante de medicina: una horda

de anofeles. El paludismo las destruyó. (p. 88)

Literario: “ Y ... ahora no acertaba a comprender

exactamente como había sucedido todo aquello, como el

pecho fuerte y el espíritu indócil se hallaban anclados

bajo la t ierra y el gemelote del cementerio, al igual que

los cuerpos enclenques y las almas mansas de tantos

otros”. (p. 13).

Técnico: “ .. No les quedo a ninguno de los dos la menor

duda cuando el enfermo vertió en el peltre blanco de la

bacinil la, un l iquido rosado, color de la pulpa del

cundeamor, color de la carne del novil lo. Sebastián , se

quedo mirando fi jamente la orina rosa y exclamo con

atónito y atormentado acento¡ Hematuria! ... “ (p. 133)

3. Recursos Literarios:

Comparación o símil: “Le ponía a latir el corazón

locamente como el corazón de los conejos” (p. 35); Tu

padre era un hombre recto como el tronco del tamarindo.

(P. 33); Su piel quemaba a quienes la tocaban, como las

piedras de un fogón encendido. (p. 36

Metáfora: La rosa de los l lanos. (p. 142); Pálida f lor de

tiza (p. 142)

Exageración: Este pueblo se nos va a caer encima. (p.

143).

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Onomatopeyas: El canturreo de las letanías, la música

del viejo órgano” (p. 45); Estallar de pasodobles en las

tardes de toros coleados. (p. 21).

Humanización: Una osa triste que saltaba torpemente. (p.

142); Bajaban bandadas de sombras a posarse sobre el

armazón rota de la casa vecina” (p. 143)

Imágenes:

- El bucare f lorecido que moteaba de grama en el anchuroso

verdor del cafetal. (Visual; p. 34).

- Oía cantar un arrendajo entre las hojas de guayabo. (Audit iva;

p- 142)

- Su piel quemaba ...( Tácti l ; p. 36).

- Siempre olorosa a jabón y a agua del río. (olfativa; p. 36).

- era zambull irse un día, no en las angostas aguas tranquilas ..

(sinestesia, p. 48).

Muestras de folklore:

¡Honor y gloria a t i

Dios de la gloria!

¡Amor por siempre a t i ,

Dios del Amor. (p. 62).

Cantando Pericote:

Crespo salió a perseguirlo

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Con muchísima ambición,

Pensando que era melao

Se le volvió papelón. (p. 63).

CONCLUSIONES.

La historia de Casas Muertas empieza con la muerte e

Sebastián, novio de Carmen Rosa, muchacha del pueblo de Ortiz

a quien se niega ver morir al pueblo también. En esta historia,

Miguel Otero Silva narra en forma muy amena la historia del

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pueblo de Ortiz, del Estado Guarico, donde sus pobladores

sufren las penurias por la enfermedad del paludismo.

Aquí, el autor magistralmente plantea la historia para esa

época del país, donde existe grandes calamidades, comenzando

por la falta de los servicios, y con ellos las enfermedades

endémicas. Carmen Rosa y Sebastián , los dos protagonistas

principales no ven culminado su amor a causa de ello. Allí, se

narra la historia de un Pueblo f loreciente y su decadencia.

En el elato se observa la crit ica que hace el autor a los

gobiernos dictatoriales para esa época, en cuanto al abandono y

la desidia de los mismos para proporcionar bienestar a los

ciudadanos.

Es así, que la historia termina cuando uno de sus

principales habitantes, Carmen Rosa deseosa de luchar por esas

tierras también se da por vencida y al f inal se marcha del

pueblo .

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS.

De Roa, R (1999). Castellano . (5 t a Edic). Caracas: Editorial Vega.

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Enciclopedia de Venezuela (1976). Literatura. Tomo IX . España: Editorial Bello.

Otero, S (1974). Casas Muertas . Barcelona: Circulo de Lectores.

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