Caso Jokin.-segun Psiquiatra

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  • JOKIN

    Los problemas haban comenzado el ao anterior, en septiembre de 2003, y concluyen, desgraciadamente, aproximadamente un ao despus, en septiembre de 2004. Se inician con un episodio ocurrido en el instituto. Jokin tiene una gastroenteritis y ello ocasiona que se ensuciara la ropa. Parte de sus compaeros aprovechan este hecho para realizar una burla sistemtica a Jokin, denominndole con expresiones que hacen referencia a las heces. A lo largo del curso estas actuaciones irn remitiendo y se restablecer cierta normalidad para Jokin.

    El verano siguiente, llega a casa de Jokin una carta de los responsables de una colonia en la que acababa de pasar unos das junto con otros compaeros. En dicha carta, advertan a los padres de que Jokin haba sido sorprendido en compaa de otros fumando porros. Como los compaeros de Jokin haban interceptado esas mismas cartas, sus familias desconocan an este episodio. Posteriormente sus compaeros considerarn que ha sido Jokin quien les ha delatado, y le acusan de chivato, una imputacin con resonancias siniestras en el contexto en que se profiere, y que ser un impedimento para denunciar lo que pas despus. El nuevo curso comienza con prcticas continuadas de agresiones a Jokin, entre clase y clase, mediante injurias referidas a los episodios anteriores, golpes y vejaciones por parte de un grupo de ocho compaeros. El da 15 de septiembre, en la clase de Jokin se lleva a cabo la celebracin burlesca de cumplirse un ao del episodio de la gastroenteritis.

    Entre otras cosas, rodean a Jokin en la clase con montones de rollos de papel higinico. Cuando entr la profesora pregunt quin los haba arrojado; alguien acusa a Jokin, y la docente les ordena a l y a otros que los recojan. Este ser el ltimo da que Jokin acuda a clase.

    Pasados dos das, los responsables del instituto se aperciben de la ausencia de Jokin y llama a su casa. Los acontecimientos se aceleran. Los padres preguntan a Jokin por su ausencia de clase y ste les comenta que algunos compaeros le pegan e insultan y que por eso no ha ido al colegio. Los responsables del instituto dicen a los padres que van a investigar lo ocurrido, y les citan. Los padres acuden a la cita con profesores y padres de los alumnos que han agredido a Jokin, y expresan su queja por lo acaecido con su hijo. Jokin no fue citado.

    Esa misma tarde, Jokin se comunica por 'chat' con una amiguita de clase. Es una conversacin en la que hablan de las agresiones sufridas por l, y donde expresa su impotencia ante lo que le ocurre: Yo no puedo darles, porque luego ser peor. Tambin bromean distendidamente sobre cuestiones propias de adolescentes en lo que parece una conversacin banal. Pero Jokin va intercalando en esa conversacin una serie de comentarios de orden muy diferente. Le dice a su amiguita: Adis, reina ma, ya no pinto nada aqu, mi vida es una ruleta que da vueltas perdiendo el control, cuando me marche, reina ma, no me olvidar de ti. Refirindose a la clase de religin, dice: Habr que morirse para saber, Me voy a tirar por la muralla a ver qu pasa despus

  • de morir, ya te visitar si 'palmo'. Y otra ms: Prefiero morir como un cobarde que vivir cobardemente. Despus de esa conversacin, Jokin se acost en la habitacin que comparta con su hermano. En algn momento durante la noche se levant, mont en su bicicleta y fue hasta la muralla, desde donde se precipit.

    De la secuencia de los acontecimientos podemos concluir que stos tuvieron un carcter profundamente traumtico para Jokin. Fue objeto de denigracin moral y de exclusin. Los insultos y vejaciones que sufri alcanzaron a lo ms profundo de su ser, y debieron de producir un efecto devastador en su subjetividad de adolescente.

    Jokin se encontr aislado, no alcanz a establecer mediaciones que le habran podido ayudar a salir de esa situacin, ya que tampoco existi ninguna intervencin que llegara a restituirle en su dignidad como sujeto. Nada vino en su ayuda para restablecer el vnculo con su entorno. Se producir as una fractura en su funcionamiento psquico habitual. Jokin quedar representado ante los otros por las palabras de la injuria, que llegarn a desplazar a las propias, a las que le representaban y le constituan. Es la va para que se efecte un proceso de borrado de su particularidad, para que se abra el camino fatal de la identificacin con esa posicin de 'resto' en su comunidad, de su sentimiento de total impotencia. Es lo que causar su vergenza de vivir en ese nuevo orden del mundo, en el lugar que le hacen ocupar y que resulta inaceptable para l. Su respuesta ser desengancharse de todo ello mediante su decisin final.

    En su desenlace trgico, sin embargo, no podemos dejar de encontrar, ms all de su imposibilidad para haber hallado otra respuesta, ms all de su inmensa desgracia, un rasgo de honor en su negativa a vivir en la indignidad. Y la evocacin que nos suscita como pregunta sobre la existencia.

    En el juicio en primera instancia, en el Juzgado de Menores de San Sebastian, la juez consider que s haban existido malos tratos pero que no haba habido daos psquicos, es decir, traumatismo. Y sugiri en su sentencia que, puesto que no se conoca el pasado de Jokin, pudiera haber existido una patologa previa que explicara lo ocurrido.

    Posteriormente, en el juicio de apelacin, como perito psiquiatra, tuve ocasin de declarar que, en ausencia de indicios que demostraran lo contrario, Jokin, su memoria, tena derecho a la presuncin de salud mental. Y tambin que consideraba que los malos tratos constituyeron un traumatismo que le produjo un dao psquico. El Tribunal de la Audiencia de Gipuzkoa revoc la anterior sentencia y asumi este criterio. La sentencia, que conden a los menores imputados, advierte de que con ciertas actitudes de su entorno (...) se 'desresponsabiliza' a los menores agresores del desmantelamiento emocional al que condujeron a Jokin con su conducta vejatoria(...). Vemos as a los tribunales de justicia tratando de suplir las funciones de formacin moral que, segn consideran, no se ejercieron en el mbito de los menores condenados. Ello no deja de interrogarnos sobre el alcance de estas actuaciones en nuestra sociedad, de las que son evidentemente expresiones sintomticas, y el efecto indeseado de judicializacin de los conflictos juveniles.

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  • La tendencia a reducir o eliminar la responsabilidad de los menores imputados por las agresiones ha tenido una gran difusin en medios de comunicacin y diferentes mbitos de la sociedad. Su argumento ha sido la afirmacin de que el suicidio de Jokin slo puede explicarse por que padeciera previamente alguna grave enfermedad mental y que, por tanto, las agresiones hubieran sido banales peleas de muchachos. Este argumento es doblemente perverso: hace recaer la falta sobre la vctima y, adems, supone que si se tratara de un enfermo no habra responsabilidad por los malos tratos. Tambin se ha esgrimido el argumento de que la familia y los defensores de Jokin deformaban los hechos.

    En estos meses han aparecido numerosos artculos en la prensa sobre el caso de Jokin. Todos ellos insistan, de diversas maneras, en la necesidad de realizar la educacin de los jvenes en la tolerancia y el respeto a los dems, para evitar que se repitan hechos tan lamentables. Proponan charlas, cursos, seminarios sobre valores cvicos y humanos en general. Es decir, promocin de ideales. No recuerdo ningn artculo, aunque quiz haya habido alguno, que observara que un solo acto, en su debido momento, podra haber logrado que las cosas hubieran sucedido de otro modo. diariovasco.com 14/02/06 IAKI VIAR ECHEVARRA

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