Catalanitzar Espanya
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alfred-perez-de-tudela-molina -
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CATALANIZAR ESPAA
No se asusten. No se trata de abogar por el dominio del cataln sobre el resto de los espaoles; no
se trata de sustituir la hegemona madrilea por la barcelonesa. Adems, dudo que a los catalanes
les interesase. Los catalanes perdieron, hace mucho tiempo, sus ambiciones hegemonistas - ms o
menos desde aquel episodio fulgurante de los almogvares - y desde entonces se han dedicado a su
propio florecimiento, en vez de malgastar energas en subyugar a los dems. Tal vez porque fueron
los primeros, entre los pueblos de Europa, que comprendieron que imperialismo es contrario a
democracia. Hay que temer muy pocas cosas de los catalanes, y la que menos, afanes de seoro.
Lo que aqu sugerimos es cosa muy distinta y ms profunda: que la catalanicidad pase a ser parte
operante del alma espaola, hasta ahora no fecundada por ella: que el hecho cataln no se reduzca
a aquella esquina, sino que se incluya en el resto de la nacin, no para aplastar lo que es genuino
de cada tierra, sino para ensancharlo, potenciarlo y enriquecerlo, hacindolo ms apto para la
nueva situacin que Espaa inicia.
Una de las mayores desgracias que ha sufrido nuestro pas, es lo que ha venido presentndose
como "espritu espaol", apenas impregnado de catalanismo, cuando debera haber sido uno de sus
ingredientes principales. Bien distinto nos hubiera ido, muchas desventuras nos hubisemos
ahorrado, de haber ocurrido as. Pues pudo haber tiempos en que, para ser algo en el mundo, lo
mejor era descabezar moros, cruzar cordilleras o conquistar imperios con una docena de hombres.
Pero esos tiempos han pasado hace muchos siglos, y al empearnos en sujetar el alma espaola a
tales caractersticas, la hemos empequeecido, mutiladola y hacindola poco apta para las nuevas.
circunstancias.
No recuerdo quin dijo, que la nica forma de hacer una nacin moderna de Espaa, era llenar el
pas de suizos o ingleses. Y eso teniendo al lado a los catalanes} Qu ceguera Qu desatino
Catalua ha sido la gran desconocida para el resto de Espaa; desde luego ms desconocida que
Francia, Italia, Inglaterra o la misma Alemania. Se conoce ms la literatura rusa que la catalana, y
nuestro conocimiento de Catalua, est hecho a base de cuatro lugares comunes, todos ellos
errneos cuando no agraviantes. Slo los que, por azares de la vida, hemos tenido la suerte de que
nuestras familias fueran a residir all, pudimos darnos cuenta de las enormes diferencias que hay,
entre lo que se cree en el resto de Espaa que son los catalanes, y lo que son en realidad. Espaa
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no tiene que ir fuera de sus fronteras a buscar virtudes cvicas modernas: las tiene dentro de ella
misma en Catalua, y no me refiero slo a la laboriosidad, al sentido organizador y de empresa, a
la iniciativa. Me refiero a algo ms valioso y raro: a la mezcla de tradicin y modernidad que hace
a los pases a la vez estables y dinmicos, al espritu de cooperacin, sin el que una nacin no pasa
de reino de taifas; al respeto a la intimidad ajena, algo prcticamente desconocido en el resto de
Espaa, y que tal vez sea la cualidad ms preciosa del espritu cataln. Todo ello lo necesita
Espaa, hoy ms que nunca, pues es con esos mimbres con los que se teje autntica democracia.
Sin ellos de poco sirven Constituciones, partidos, urnas.
Catalufia viene adelantndose durante los ltimos siglos al resto de Espaa, y la gran tragedia de
sta ha sido no seguir la direccin que le marcaba la que, a fin de cuentas, era su avanzadilla
europea. Ocurrir otra vez algo parecido? Se construir la nueva democracia espaola con la
colaboracin de los polticos catalanes, o seguir ignorndoseles? Y cuando hablo de polticos
catalanes no me refiero a los de all nacidos, para pasar luego por el filtro de Madrid: me refiero a
los catalanes cien por cien, gentes que nos digan las cosas un poco bruscamente, sin rodeos: que
nos transmitan su sentido comn, su instinto prctico, su conciencia de responsabilidad individual
y colectiva. Algo que estamos necesitando cada vez ms angustiosamente.J
Cuando oigo decir a personas sensibles, inteligentes, que Catalua no puede separarse "porque el
Ejrcito no lo permitira", siento como un puetazo en plena cara. Pero todava estamos con
stas? Todava no hemos prendido?
No. Catalua no puede separarse porque la necesitamos, hoy ms que nunca, y hay que decrselo
cuanto antes, bien alto, sin rubores, sin vergenzas. Necesitamos no slo su industria, su arte, su
organizacin, su modernidad, sino tambin su espritu, su ejemplo, sus lderes, su "seny".
Y espero que ella tambin nos necesite a nosotros, para ser algo ms que un rincn delicioso,
cultivado y pintoresco en el Mediterrneo, y proyectar continentalmente, a travs de Espaa, el
espritu cataln, que todava tiene mucho que decir en esa Europa por hacer.
r
Jos Mara Carrascal
Periodista de ABC" (Madrid)