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Cauca, río de oro: espacios extractivos en el suroeste de Antioquia

Trabajo de investigación para optar al título de

Magíster en Estudios Socioespaciales

Autora

Jenni Carolina Perdomo Sánchez

Director

Vladimir Montoya Arango

Universidad de Antioquia

Instituto de Estudios Regionales

2016

Diseño de afiche: Ramiro Ramírez.

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Resumen

Este trabajo de investigación busca comprender desde una perspectiva crítica, la forma en

que se espacializa la minería de oro a gran escala, mediante la producción de espacios

extractivos. Me centro en la forma en que opera el conocimiento científico en la producción

de una nueva naturaleza, para insertarla dentro los circuitos de la economía mundial.

Analizo el papel de la ciencia minera en la producción del Middle Cauca Belt, como parte de

la búsqueda de depósitos de oro con potencial económico alrededor del mundo, a partir de

una perspectiva de larga duración en la que pongo en evidencia el proceso geohistórico que

posiciona actualmente al cinturón como un lugar atractivo para actividades de exploración,

al tiempo que han surgido contra-movimientos que disputan las agendas de futuro previstas

hegemónicamente para el Suroeste de Antioquia.

Palabras clave: espacio, minería a gran escala, extractivismo, ecología política, historia de

la naturaleza - Antioquia, Colombia.

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Agradecimientos

Este trabajo fue posible gracias al apoyo fraternal de Luis Alfonso, Yamid, César, Dorita, Deisy y Hermann, quienes me acogieron y de manera generosa me abrieron las puertas para conocer la cotidianidad campesina y el devenir de la movilización social en el suroeste antioqueño. Gracias al caminar juntos, hoy es otra la que escribe, tanto por los aprendizajes como por las nuevas rutas que se abrieron. Al director del trabajo Vladimir Montoya Arango, por invitarme a participar en el proyecto de Regímenes de Intervención Económica y Conocimientos Expertos en Colombia y confiar en la ruta de trabajo propuesta. Al equipo de la Universidad de los Andes también extiendo mi gratitud, por las jornadas nutridas en los talleres y las sugerencias para la realización de este trabajo. Al profesor Emilio Piazzini, por sus preguntas, acompañamiento, orientación y estímulo; gracias a sus aportes encontré el hilo para la escritura en una perspectiva de larga duración y la forma de acercarme a la construcción de un objeto de estudio. A Camilo Domínguez quien me asesoró en mis disertaciones teóricas y me ofreció su tiempo para salir del nudo en el que me encontraba en la parte inicial. De la misma forma agradezco a Simón por su apoyo en la construcción del anteproyecto y el compartirme de forma generosa bibliografía. A Ramiro, le agradezco infinitamente por su apoyo y acompañamiento incondicional, su amistad sincera es un estímulo constante para el día a día. Como él mismo lo dice, su sello desde el afiche y el ánimo constante permitieron la finalización del escrito. A Dorita y a Marcela, quienes, con sus sonrisas, abrazos y ánimo, hicieron tardes de cansancio más amenas. A la profesora Catalina Toro, a Andrei Cornetta y al profesor Gerardo Damonte, quienes con sus preguntas y sugerencias durante la primera Escuela internacional en medio ambiente de CLACSO, aportaron decisivamente en la escritura de la investigación y me animaron a fortalecer el camino en la ecología política. Al curso-taller Justicia Hídrica, sus profesores y compañeros, extiendo mis agradecimientos, sin duda los debates y nuevos horizontes de investigación imprimieron desde el agua un sello particular al trabajo y al compromiso político en el presente. A Lina también le debo un reconocimiento importante, su interés, preguntas y comentarios fueron un estímulo, así como su lectura de borradores previos. De la misma forma a Roberto y Patricia quienes en su momento se emocionaron con el proyecto y me animaron en el proceso.

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A Meme y Glorita, por su confianza, aliento constante y apoyo permanente se debe no solo la culminación de este trabajo, sino la realización de la maestría y mi estancia en Medellín. A mis grandes amigos Jairo y Luza por creer en mí y a Andrés por las revistas y los debates en la parte temprana del proyecto.

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Tabla de contenido

Capítulo 1. Introducción............................................................................................................ 2 Los primeros pasos ................................................................................................................................ 2 Hacia el problema ................................................................................................................................... 4 La gran minería de oro ......................................................................................................................... 7

Espacios extractivos .......................................................................................................................................... 9 Metodología y estructura del texto ............................................................................................... 16

¿Qué encontrar ahora? .................................................................................................................................. 22

Capítulo 2. En búsqueda del oro: el río Cauca y los ciclos de extracción ............... 25 La extracción de oro ........................................................................................................................... 27 El río Cauca y los ciclos del oro ....................................................................................................... 29 El río Cauca: fuente de oro pero “naturaleza a domesticar” ................................................ 32 Recapitulación ...................................................................................................................................... 35

Capítulo 3. El Conocimiento científico y la minería: una mirada histórico geográfica ..................................................................................................................................... 37

La ciencia como vía para consolidar la actividad minera ..................................................... 38 El cañón del Cauca a través del ojo científico: los científicos al servicio del Estado y las empresas mineras ........................................................................................................................ 41 Conocimiento geográfico y geológico del país .......................................................................... 47 Recapitulación ...................................................................................................................................... 54

Capítulo 4. La promoción del país minero ........................................................................ 56 De la construcción del país minero y la exploración como bisagra de articulación de lo jurídico y la producción de conocimiento ............................................................................. 60 Recapitulación ...................................................................................................................................... 72

Capítulo 5. El despliegue científico: la exploración como práctica minera en la búsqueda del oro ....................................................................................................................... 73

Depósitos de oro en América........................................................................................................... 82 Middle Cauca Belt ................................................................................................................................ 84 De la superficie a las profundidades de la tierra ..................................................................... 96 Rutas de estandarización ................................................................................................................ 100 Recapitulación .................................................................................................................................... 104

Capítulo 6. Política (s) de naturaleza: la lucha entre lo visible y lo invisible .....108 Contra-movimientos ......................................................................................................................... 113

Contra-movimiento jurídico .................................................................................................................... 114 Contra-movimiento en el Middle Cauca Belt .................................................................................... 121

Recapitulación .................................................................................................................................... 130

Capítulo 7. ¿Y usted, qué come: come yuca o come metal?: hacia una justicia espacial .......................................................................................................................................132

Referencias ................................................................................................................................140

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Mapas

Mapa 1. Área de estudio. (Fuente: Proyecto Regímenes de intervención económica y conocimientos expertos en Colombia, 2016). ............................................................................ 5

Mapa 2. Área de estudio en el contexto del ‘Middle Cauca Belt’, modificado y elaborado en el Proyecto Regímenes de intervención económica y conocimientos expertos en Colombia, 2016. [Título original: Principal gold belts and districts in the northern Colombian Andes, showing their ages and gold contents (numbers beneath belt names]. (Fuente: Sillitoe, 2008). .................................................................................................... 6

Mapa 3. Provincia de Antioquia en la República de la Nueva Granada de Carlos Segismundo De Greiff 1971. Holografía de la edición realizada en Paris en 1857. ...... 45

Mapa 4. Mapa geológico de la Gran Colombia [Título original: Karte der verbreitung der geognostischen formationen in Columbie, 1856]. (Fuente: Karsten, 1970?). ............... 49

Mapa 5. Geológico de Colombia. (Fuente: Gómez et al., 2015, p. 10). ................................... 71 Mapa 6. Distribución de depósitos primarios de oro en el mundo y casos de la edad

Cenozoica. (Fuente: https://www.911metallurgist.com/blog/world-gold-deposits-map). .................................................................................................................................................... 79

Mapa 7. Distribución de depósitos primarios de oro en el mundo y casos de la edad Mesozoica. (Fuente: https://www.911metallurgist.com/blog/world-gold-deposits-map). .................................................................................................................................................... 80

Mapa 8. Principales cinturones y depósitos de oro en la cordillera de Norte y Sur América. En cada recuadro se especifica el tipo de yacimiento de oro (nombres abreviados en negro), el contenido de oro expresado en millones de onzas (en rojo), y la edad general (color del cuadro). (Fuente: Sillitoe, 2008, p. 668). ............................................... 83

Mapa 9. Cinturones de depósitos de cobre en los Andes (Sillitoe and Perello, 2005; fuente:http://i0.wp.com/exploringtheearth.com/wpcontent/uploads/2015/04/cu_belts_of_andes1.png) .......................................................................................................................... 84

Mapa 10. Principales cinturones y distritos de oro en los Andes del norte de Colombia. Se muestran las edades y los contenidos de oro (números debajo de los nombres del cinturón). Los números entre paréntesis son los contenidos de oro de placer. (Fuente: Sillitoe, 2008, p. 672) ....................................................................................................................... 86

Mapa 11. Solicitudes y titulos de minerales de oro y sus concentrados. (Fuente: Proyecto Regímenes de intervención económica y conocimientos expertos en Colombia, 2016) ............................................................................................................................................................... 88

Mapa 12. Titulos, aplicaciones avanzadas y aplicaciones sin definición del Proyecto Caramanta. (Fuente: O’prey, 2014, p. 19). ............................................................................... 91

Mapa 13. Geología detallada del CPC Detailed Geology of the CPC and y su área de influencia. (Fuente: O’prey, 2014, p. 33). ................................................................................ 92

Mapa 14. Superficie geológica y resultados del programa de perforación hasta la fecha. (Fuente: O’prey, 2014, p. 37). ...................................................................................................... 93

Mapa 15. Ilustración de una sección representativa de las relaciones de los pórfidos en El Retén. (Fuente: O’prey, 2014, p. 38). ........................................................................................ 94

Mapa 16. Mapa geológico regional que detalla los nombres de las áreas de interés. (Fuente: O’prey, 2014, p. 74). ..................................................................................................... 97

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Mapa 17. Interpretación y compilación geofísica de Caramanta. (Fuente: O’prey, 2014, p. 81). ........................................................................................................................................................ 99

Nota: Las fotografías que no tienen cita son de la autora.

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Figuras

Figura 1. Términos usados en reservas y recursos minerales. .............................................. 75

Figura 2. Esquema de los principales tipos de yacimientos en el Norte y Sur de la cordillera americana. La escala empleada es logarítmica. ............................................. 77

Figura 3. Diapositiva donde se detalla la interrelación entre la producción del conocimiento geológico y las empresas mineras. .............................................................. 82

Figura 4. Ilustración del modelo conceptual de estilos de mineralización. ...................... 95

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Tablas

Tabla 1. ÁREAS CON POTENCIAL MINERAL PARA DEFINIR AREAS DE RESERVA ESTRATÉGICA DEL ESTADO ...................................................................................................... 68

Tabla 2. Características clave de los principales tipos de depósitos de oro en la Cordillera Americana .......................................................................................................................................... 78

Acrónimos

ANM Agencia Nacional Minera. ATAL Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe Au Oro Cu Cobre CHCV Comisión Histórica del Conflicto y sus Victimas CIM Canadian Institute of Mining, Metallurgy and Petroleum CLACSO Consejo latinoamericano de Ciencias Sociales COA Cinturón Occidental Ambiental CPC Clúster pórfido de Caramanta DMI Distrito de Manejo Integrado JORC Joint Ore Reserves Committee MCB Middle Cauca Belt PERC Pan-European Reserves & Resources Reporting Committee PNOM Plan nacional de ordenamiento minero PTO Programa de Trabajos y Obras SAMREC South African Mineral Resource Committee SEG Society of Economic Geologist SIMCO Sistema de Información Minero Colombiano SIN Sistema Nacional de Información Minero SME Society for Mining, Metallurgy & Exploration SNCTI Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. UPA Unidades de Producción Agropecuaria.

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Capítulo 1. Introducción

Los primeros pasos

Cuando cumplí quince años, recibí de regalo una cadenita de oro, de ella colgaba un

pequeño dije y su estuche era un empaque de terciopelo verde, que guardaría durante

muchos años en un cajón. Para la sorpresa de mi familia, los objetos dorados no eran de mi

agrado y menos las cadenas, pues me parecía que dotaban de un aire de princesa que ya

para esa época me resultaba molesto. Mis padres, en cambio, veían en esos hilos de oro un

objeto de prestigio que dotaba de belleza a quien lo lucía... Esta anécdota resonó en mi

cabeza en el momento de escribir este trabajo y me llevó a preguntarme de qué manera yo

misma hago parte de la red de intercambio y uso del oro, cómo este material penetra

nuestra vida cotidiana bajo forma de objeto de lujo, pero también incorporado en aparatos

y dispositivos electrónicos, preguntas que tienen un trasfondo existencial con relación a la

forma en que vivimos, a nuestras prácticas en medio de una sociedad de consumo y a

nuestro devenir ante la crisis ambiental global.

Si bien el oro, en el caso latinoamericano, hace parte de nuestro legado histórico desde la

época prehispánica, sus usos, valoraciones y formas de obtención, han variado de forma

sustancial desde entonces. Con la consolidación del capitalismo, su consumo se incrementó

y, de acuerdo con Suárez (2012), luego de dejar de ser un respaldo del dólar americano, el

oro se convertiría en commodity, con una demanda creciente como insumo para la joyería,

la industria y la tecnología, y como activo monetario y financiero para proteger el capital y

dar seguridad frente a los riesgos tanto a inversionistas privados como públicos. Para el

2012, de acuerdo con este autor, el 49% de la demanda física se empleaba para joyería, el

41% en inversión en barras y monedas, y el 10% en la industria (2012, p. 138).

Este panorama, junto a la ebullición de la movilización en contra de la minería en diferentes

lugares del país y mi ingreso al proyecto “Regímenes de Intervención Económica y

Conocimientos Expertos en Colombia” 1 en el marco de la Maestría en Estudios

Socioespaciales, me llevaría a acercarme a la minería a gran escala dentro de intereses más

amplios por los temas ambientales. En un primer momento, mis preguntas se dirigieron

1 Proyecto financiado en la convocatoria conjunta Universidad de Antioquia y Universidad de los Andes en el área de ciencias sociales en el 2014, formulado por los profesores Vladimir Montoya Arango, Claudia Puerta Silva, Pablo Jaramillo Salazar y Margarita Serje. En este proyecto participé como estudiante de posgrado en formación.

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hacia la comprensión de las transformaciones socioespaciales que producían las empresas

mineras en los lugares donde desarrollaban sus proyectos en la subregión del suroeste

antioqueño en su parte más lejana. Estas preguntas cobraron más sentido durante el

trabajo de campo, al hacerse visibles cambios en las relaciones de poder producto de

procesos geohistóricos específicos. Sin embargo, estos interrogantes en aquél momento

eran todavía demasiado amplios para abordarlo en una investigación de maestría. Sería

entonces gracias a participar en los encuentros convocados por las organizaciones sociales

que empecé a concretar mi forma de abordar el problema y a definir una ruta de entrada

para dar cuenta de mis objetivos, proceso que se completaría con la primera visita a la

oficina de la empresa minera IAMGOLD en el municipio de Caramanta en el año 2014.

Al salir de allí, me pregunté: ¿por qué razones escogerían Colombia –y en particular el

suroeste– para hacer sus inversiones?, ¿cuál era realmente el atractivo de este lugar?, ¿por

qué oro y no otro ‘recurso’?. Con estas preguntas en mente regresé a la formulación de mi

proyecto inicial y observé de nuevo mi planteamiento del problema, en particular el nombre

que se le dio al Cinturón Occidental Ambiental –COA 2 – en respuesta a lo que ellos

identificaron como el Cinturón de Oro de Colombia, reconocido en el mundo minero como

‘Middle Cauca Belt’ –Cinturón de Oro del Cauca–. A partir de allí decidí centrar mi atención

en entender cómo el área de influencia del río Cauca, en su curso por el suroeste

antioqueño, se convirtió en objeto de interés económico y cuáles son los efectos de ello en

las ruralidades que hacen parte de esta región, a partir de la producción de espacios

económicos a los que más tarde llamaría espacios extractivos.

Esta ruta, si bien pareciera estar exenta de sobresaltos y tensiones, mostró luego su carácter

convulsionado y me llevó por un camino lleno de aprendizajes y oportunidades. Es por ello

que mi lugar de enunciación al momento de escribir esta tesis se inscribe dentro de

geografías críticas, lo que el lector podrá percibir en la postura reflexiva frente a la

producción de conocimiento y los ejercicios de poder en los que estamos inmersos desde

la academia, pero también lo advertirá en la esperanza manifiesta frente a nuevos

horizontes de posibilidad que se hacen visibles desde diferentes contra-movimientos

(Bebbington, 2012)3 hacia los cuales defino mi tránsito.

2 El Cinturón Occidental Ambiental es un movimiento regional que nace en el año 2011, con el objetivo de articular y coordinar organizaciones campesinas, indígenas, sociales y ambientales del suroeste antioqueño, que tienen como objetivo la defensa del territorio y el derecho territorial en respuesta al modelo extractivista. 3 En inglés counter-movements como propone Bebbington (2012), integran una red de ecólogos políticos activistas, que situados más allá del ámbito académico, se movilizan para proponer agendas alternativas al extractivismo.

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Hacia el problema

En Colombia, las políticas gubernamentales dirigidas a implementar un régimen de

intervención económica neoliberal se hacen más visibles desde finales de los noventa, con

la inserción de reformas estructurales y la adopción de planes, proyectos y programas que

promueven las directrices establecidas por instituciones como el Fondo Monetario

Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la Organización para la Cooperación y

el Desarrollo Económicos, el Banco Mundial y, en general, el sistema financiero (Toro, 2012,

p. 18). En el año 2001 se implementó la Ley 685 o Código de Minas, a partir de la cual la

actividad minera se convirtió en una actividad de interés general, articulada a otros

procesos extractivos. Producto de ello, en el país, en el periodo comprendido entre 2002 y

2009: “la superficie de las concesiones mineras creció más de cuatro veces […], de 10.500

km² a 47.700 km²” (Bebbington, 2012, citado en Perreault, 2014, p. 19). Esto implica una

transformación profunda en la organización social del país, dado que los lugares titulados

coinciden con los territorios de campesinos, indígenas y afrodescendientes, quienes

mantienen una economía en general basada en la producción agropecuaria, la pesca y la

minería artesanal.

Mi objetivo es analizar la forma en que se espacializa la minería de oro a gran escala,

mediante la producción de espacios extractivos dentro de un régimen de intervención

económico, en el que se busca controlar, ordenar, manejar y explotar la naturaleza humana

y no humana desde formas de hacer y saber específicas. En particular, me interesa mostrar

la manera en que el conocimiento científico opera en la producción de una nueva

naturaleza, para insertarla dentro los circuitos de la economía mundial. Así, analizo cómo a

partir del conocimiento científico se construye el Middle Cauca Belt como parte de la

búsqueda de depósitos de oro con potencial económico alrededor del mundo, en una

perspectiva de larga duración en la que, mediante la reconstrucción de acontecimientos,

pongo en evidencia el proceso geohistórico que posiciona hoy al cinturón como un lugar

atractivo para la ejecución de actividades de exploración.

En el año 2012, distintos portales financieros coincidían en posicionar a Colombia como uno

de los lugares con mayor potencial en el mundo para el desarrollo de proyectos mineros a

gran escala y al Middle Cauca Belt como una de las regiones mineras con mayor crecimiento

en la actividad de exploración en el mundo, a causa de los hallazgos realizados en la primera

década del siglo XXI por parte de grandes empresas mineras. Es justamente este proceso

de búsqueda de lugares mineros y la selección de los mismos lo que llamó mi atención y me

llevó a preguntarme: ¿cómo convertir en visible aquello que yace en el fondo de la tierra (o

que no es aparente a la vista)? Esta pregunta no es menor, pues la exploración constituye

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una de las operaciones más importantes en el ámbito de la actividad minera y en general

de los procesos extractivos. Convertir el subsuelo en una mercancía extraíble y exportable,

como plantea Gavin Bridge, sólo es posible a través de un ejercicio amplio en términos

sociales y políticos, que implica hacer legible el contenido mineralógico, mediante un

conocimiento específico que lo sustente y el establecimiento de formas de propiedad del

subsuelo que hagan posible su apropiación (2007, p.75). A continuación, en el mapa 1.

presento el área de estudio y en el mapa 2. su localización en el MCB.

Mapa 1. Área de estudio. (Fuente: Proyecto Regímenes de intervención económica y

conocimientos expertos en Colombia, 2016).

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Mapa 2. Área de estudio en el contexto del ‘Middle Cauca Belt’, modificado y elaborado

en el Proyecto Regímenes de intervención económica y conocimientos expertos en Colombia, 2016. [Título original: Principal gold belts and districts in the northern

Colombian Andes, showing their ages and gold contents (numbers beneath belt names]. (Fuente: Sillitoe, 2008).

El MCB, como su nombre lo indica, hace referencia a un cinturón –denominación dada en

geología a la unidad espacial en la que se encuentra de forma predominante un tipo de

metal– que incluye varios miles de kilómetros de longitud. En el caso de los cinturones de

oro, su definición se realiza por la presencia de uno o varios tipos de depósitos de oro, uno

de los cuales tiende a predominar (Sillitoe, 2008, p. 663). Este depósito fue registrado por

primera vez en el trabajo de Richard Sillitoe acerca de los principales distritos de oro y

cinturones en el norte y sur de la cordillera americana (2008), a partir de la identificación

de depósitos de pórfidos auríferos4 de intermedia sulfuración epitermal y de pórfidos de

Cu-Au, de gran interés económico, que se extienden en una longitud de 300 km (Sillitoe,

2008, p. 671). El nombre del cinturón deriva del río Cauca y de acuerdo con Sillitoe se

4 Se denomina pórfido a sistemas mineralizados típicamente grandes y siempre en la forma de stockworks (Sillitoe, 2008). Los depósitos de pórfidos están entre los principales repositorios de Au, Cu y Mo y son uno de los principales objetivos en la exploración de minerales en el mundo (Holliday y Cooke, 2007).

7

localiza a lo largo del sistema de fallas Cauca-Romeral (2008, p. 671), ubicación que se

precisa en Colombia Gold Letter: “desde Ibagué en el extremo sur, hasta Medellín en su

extremo norte” (Colombia Gold Letter, 2012, p. 1).5

En este trabajo únicamente me centraré en analizar el cinturón en su curso el por cañón del

río Cauca, en la subregión del suroeste lejano del departamento de Antioquia, en

jurisdicción de los municipios de: Caramanta, La Pintada, Pueblorrico, Támesis, Tarso,

Valparaíso, Jericó, Venecia y Ciudad Bolívar, emplazados en la cordillera occidental y

atravesados por los ríos Cauca y San Juan. Esta zona se caracteriza por un relieve quebrado,

con diversidad socioecosistémica, donde cohabita la pequeña propiedad de la población

campesina que se localiza principalmente en las tierras de cotas de altura medias y altas,

con la mediana y gran propiedad dedicadas a la producción agroindustrial y ganadera,

desarrolladas preferiblemente en la ribera del río Cauca y en las tierras de alturas medias.

Además, la zona de estudio integra tres resguardos indígenas: Bernardino Pachí en

Pueblorrico, Miguel Cértiga Tascón en Támesis y Marcelino Tascón en Valparaíso. En la

actualidad, en dicha área los proyectos mineros de gran escala son: el proyecto Fredonia &

Venecia de Colombia Crest Gold Corp; proyecto Caramanta de Rockcliff Copper

Corporation y el proyecto Quebradona de Minera Quebradona.6 Fuera del área de estudio,

en el MCB se encuentran otros proyectos mineros: 1) en el distrito minero de Marmato está

el proyecto Yarumalito desarrollado por Colombian Mines Corporation y Gran Colombia

Gold también tiene títulos allí; 2) en Buriticá está el proyecto de Continental Gold; 3) el

proyecto Batero-Quinchia de Batero Gold Corp; 4) el proyecto Titiribí de Sun Ward

Resources y, 5) el proyecto La Colosa de Anglo Gold Ashanti.

La gran minería de oro

El cierre del siglo XX trajo para Latinoamérica una oleada de intervenciones económicas,

dentro de las cuales se incluye la gran minería, vista desde el pensamiento crítico

latinoamericano como parte de un modelo de desarrollo extractivo7, descrito como un

patrón de acumulación basado en la explotación de recursos naturales, adoptado tanto por

5 Uno de los aspectos más interesantes del análisis del MCB empieza por su localización. Al ser definido como un cinturón por el tipo de depósitos de oro, los detalles de su extensión aparecen de manera diferencial en comunicaciones mineras de las empresas y el estudio realizado por Mendoza y Ordoñez (2014), quienes lo describen así: “Middle Cauca Belt, is located along the Cauca river axis, from (North) to Marmato (south), in the northern Andes, between Santa Fe de Antioquia – Anza Region, east side of the Western Cordillera, Colombia” (Mendoza y Ordoñez, 2014). Sin embargo, retomo aquí la referencia de Sillitoe quien incluye la región de Cajamarca, Tolima dentro del cinturón. 6 Este proyecto se desarrolla en alianza comercial entre AGA y B2Gold. 7 Dentro de los autores latinoamericanos que analizan críticamente la minería a gran escala sobresales: Svampa y Sola (2010), Delgado (2012), Vittor (2012) y Gandarillas (2012).

8

gobiernos de izquierda8 como de derecha, como estrategia de crecimiento económico. Esta

ruta económica existente desde la colonia, se impone, en palabras de Maristella Svampa

(2012 y 2013), como un nuevo patrón de poder, producto del pasaje del Consenso de

Washington al Consenso de las Commodities, en el marco de un proceso de expansión del

control sobre las materias primas llamado por los economistas “primarización” de la

economía (Cypher, 2009).

Jürgen Schuldt y Alberto Acosta (2006) por su parte, argumentan que este tipo de modelo

no aporta en el desarrollo de los países que lo implementan y al contrario se convierte en

una suerte de “maleficio”9. En esta senda, Machado (2012) plantea el extractivismo como

parte de la lógica imperial colonial que tiene efectos en términos económicos y de manera

más amplia a nivel biopolítico. A su vez, la ecología política10 plantea una crítica directa al

extractivismo, y a partir de esta se analizan las disputas, resistencias y las luchas por el

territorio11 y el agua12 con relación a la minería a gran escala.

En este panorama, mi interés en el marco del proceso de formación en la maestría en

estudios socioespaciales es aportar en la construcción de este campo de conocimiento,

explorando la forma en que la minería de oro a gran escala espacializa la relación entre

conocimiento y poder, haciendo de la naturaleza un objeto específico producido por el

capitalismo actual y de manera más amplia en las corrientes contemporáneas interesadas

en pensar lo económico, a partir de las “relaciones entre lo económico y su objeto”

8 Para Gudynas, el extractivismo adoptado por los gobiernos de izquierda se distingue por el rol activo del Estado a través de programas sociales, razón por la cual denomina a este modelo neoextractivismo progresista. Por otro lado, este autor también analiza el llamado giro biocéntrico (2009) y propone pensar y trabajar en “transiciones” al desarrollo enmarcado en una propuesta de post-extractivismo (Gudynas, 2011). 9 La relación entre recursos y democracia es también analizada en el caso del petróleo por parte de Ross (2012). Mitchell (2011) estudia la relación entre democracia y recursos, teniendo en cuenta la materialidad del petróleo, al observar el proceso de producción y distribución como estrategia analítica para comprender si se abren rutas democráticas o por el contrario hay una disminución. En el caso colombiano, Rudas y Espitia (2013) abordan la relación entre desarrollo regional y minería para evaluar las posibilidades de mejora en la calidad de vida de las poblaciones donde se realizan actividades extractivas. 10 Véanse: Folchi (2004), Alimonda (2011), Toro et al. (2012), Delgado (2010 y 2013), Roa y Navas (2014), Göbel y Ulloa (2014). Machado (2013 y 2014) propone una ‘ecología política de las emociones y los sentimientos como estrategia para comprender la forma en que el neodesarrollismo extractivista perdura hasta el presente. 11 Trabajos recientes como el de (Composto y Navarro, 2014) agrupan experiencias de resistencia y defensa del territorio en América Latina. En Colombia el trabajo de Pulido (2015) se dirige a poner de relieve las alternativas y procesos de movimientos, organizaciones sociales y políticas frente a la minería. 12 La relación entre agua y minería, hace parte de los trabajos emprendidos por la Alianza de Justicia Hídrica-Paraguas, al ser esta actividad una de las formas de acumulación de derechos de agua que genera conflictos por el acceso, el control y la calidad de la misma. Los autores que hacen parte de la alianza buscan poner en escena los conflictos ambientales alrededor del agua y también las resistencias y la búsqueda de alternativas frente a la injusticia social. Ver: Perreault (2014, 2013), Coronel (2013), Hinojosa y Budds (2013).

9

(Mitchell, 2008, p. 1116).

Es importante resaltar que el presente trabajo de investigación se articula con un proyecto

académico más amplio, en el que se busca comprender la forma en que operan los

regímenes de intervención económica, los cuales entiendo como una lógica gubernamental

basada en una racionalidad económica del poder que integra diferentes tecnologías,

estrategias y tácticas mediante la negociación de conocimientos expertos. En este marco,

este trabajo propone abordar la materialización de los regímenes de intervención

económica, a través de la producción de espacios extractivos, desde el caso del Middle

Cauca Belt, el cual propongo comprender como un espacio extractivo en el que la escala de

extracción se define a partir del área de influencia del río Cauca en el suroeste lejano de

Antioquia.

Espacios extractivos

De acuerdo con Perreault (Perreault, 2014a, p.16-18), desde la colonia hasta el presente se

han dado tres cambios con relación a la actividad minera: en primer lugar, se pasó de una

actividad de mano de obra intensiva a una de capital intensivo, pues a diferencia de la época

colonial donde se empleó de manera amplia mano de obra, en la actualidad, a causa del

proceso de mecanización, se restringe la inserción de fuerza humana. En segundo lugar, hay

una dominación del capital transnacional que se observa en el crecimiento de la inversión

extranjera en América Latina desde las décadas de los ochenta y los noventa; y, en tercer

lugar, este autor al igual que Bridge (2009, p.5), destaca su carácter de economía de enclave.

Dentro de estos cambios, considero necesario adicionar un cuarto elemento con relación al

conocimiento, dado que tanto los métodos y las técnicas de extracción como los

instrumentos para la “búsqueda” de depósitos de oro y su construcción como lugares a ser

explotados es cada vez más refinado como resultado del desarrollo de la ciencia y la

tecnología. En este sentido, la pregunta por la forma como el área de influencia del río Cauca

se hace legible como yacimiento de oro, pone en escena la relación entre espacio,

conocimiento y poder, en tanto es a partir del conocimiento científico que es posible

sustentar el despliegue de una intervención económica como el desarrollo de un proyecto

de explotación.

Uno de los autores más importantes para el estudio de dicha relación es Foucault, quien

propone que a partir de los cambios que operaron en el ejercicio del poder durante el siglo

XVIII ingresó la economía como campo y desde allí se despliegaron una serie de

procedimientos, formas de instrumentalización, cálculos, medidas y otra serie de reglas que

permitirían operar y actuar sobre la conducta de los otros. Para Mitchell, sin embargo, la

“economía” es más reciente, producto de una práctica socio-técnica, que ya no se refiere a

10

una forma de ejercer el poder y acumular conocimientos, sino a un objeto de poder y

conocimiento (2008). Esto implica, en el caso especifico de la minería considerar que para

que un proyecto extractivo pueda llevarse a cabo, es necesario definir los elementos que

demuestran la existencia de minerales de interés económico, a través de cálculos, medidas

y técnicas.

Pero, ¿de qué manera se espacializa el pensamiento político-económico?. Rose (1999)

aporta elementos, a partir de lo que denomina espacios gobernables. Para este autor dichos

espacios deben ser comprendidos desde tres elementos: la territorialización del

pensamiento político, la espacialización de la mirada de los gobernadores y la modelización

del espacio de gobierno. El primero, lo delimita al análisis de la manera en que toma forma

la territorialización desde una perspectiva nacional, regional y, en menor escala, en los

hospitales, escuelas, fábricas, entre otros. El segundo, lo aborda a partir de la cartografía

como práctica de representación por parte del gobierno, estrategia que emplea para hacer

visible el espacio del cual es soberano, lo que implica la selección de ciertos caracteres y la

exclusión de otros, así como el levantamiento de información que permite caracterizar las

poblaciones y levantar estadísticas, entre otros; y el tercero, hace alusión a la práctica de

modelar el espacio, que va desde la concepción de la idea, su modelado en el pensamiento

hasta su expresión como práctica de gobierno en el espacio real (Rose, 1999).

De la propuesta de Rose (1999), retengo en particular la dimensión de espacialización de la

mirada de los gobernantes, sin embargo, para el caso específico de la minería, me inspiro

en la categoría de espacios de extracción de Gavin Bridge (2009), quien los define como una

empresa comercial que consiste en la extracción y la monopolización de unos espacios

estratégicos que proporcionan acceso a porciones ricas en minerales del subsuelo. Estos

espacios se caracterizan por su discontinuidad, al ser puntos específicos sobre los cuales se

establece un control soberano, como es el caso de las minas y los pozos petroleros.

Siguiendo a Bridge (2009), en este trabajo haré alusión a espacios extractivos, los cuales

propongo como una red de relaciones sociales que se materializan a partir de prácticas de

explotación, dominación y control de la “riqueza natural del subsuelo (minerales)” y el agua,

los cuales se hacen legibles a partir del despliegue del conocimiento científico, el cual

produce una nueva naturaleza que posibilita el flujo de capital, junto a la formalización de

los derechos de propiedad, en los que se privatiza el espacio vía títulos o contratos de

concesión que fijan las normas de uso y aprovechamiento. De esta manera, los espacios

extractivos, son producto de un despliegue de cálculos, formas de medición y

procedimientos mediante los cuales se gobierna y administra tanto la naturaleza humana,

como la naturaleza no humana. A continuación, esbozaré los referentes teóricos que

empleo para dar forma a esta concepción de los espacios extractivos: 1. Producción de

11

naturaleza, 2. Geografía del capital y, 3. Espacialización de la mirada del gobernador.

De cyborgs y minería aurífera de gran escala

La entrada de la minería de oro a gran escala en el país, abre el horizonte hacia formas de

explotación en las que otras naturalezas, como ensamblajes de infraestructuras, personas

de diversas procedencias, conocimientos científico y objetos emergen; condición que se

abre a partir de la extracción de minerales del subsuelo,13 que van a fluir en redes diversas

hasta convertirse en joyas o ser incorporados en aparatos electrónicos, en el sistema

financiero o tomar la forma de lingotes o monedas de oro que evocan el banco de Tío Rico

Mc Pato.14

La concepción del oro como “producción natural” o “regalo de la naturaleza”, es un punto

de vista que, como señala Bridge (2007), oculta el ejercicio social y político que debe ser

realizado para mercantilizar el subsuelo y convertirlo en un depósito rentable. Este autor

resalta cómo a pesar de no ser el oro, dentro de la perspectiva de la economía política

clásica, un “bien producido”, la posibilidad de transformar el “contenido” del subsuelo en

una mercancía a extraer y exportar reside en la creación y reproducción sobre el tiempo de

una serie de relaciones sociales particulares o lo que llamaría Latour (1987, p. 251; citado

por Mitchell, 2008, p. 1119) “metrología”, como la enorme empresa que a través de

mediciones, modelos, cálculos, pruebas, aparatos tecnológicos, entre otros, permite

“revelar” y objetivar las propiedades (Callon, Méadel y Rabeharisoa, 2002), en este caso,

del contenido mineralógico para que sea un producto transable.

El lugar de interés, debe ser promovido como un área en y a través de la cual el capital

puede fluir, sustentado en el conocimiento científico que establece y hace legible el

contenido mineralógico del subsuelo, además de que legitima las relaciones de propiedad

13 Jaramillo (2013) hace alusión a los derechos de propiedad sobre los minerales y resalta dos elementos importantes: en primer lugar que dentro del ámbito legal estos se definen por su proyección hacia el cielo y hacia el centro de la tierra, lo que en términos técnicos se define como ad coelum (et ad inferos) y, por otro lado, destaca cómo en la actualidad se encuentra difundida la segregación entre los regímenes de posesión superficial y subterráneos y la tendencia del ente soberano a reclamar propiedad sobre este último campo (p. 22-23). 14 Personaje de ficción a partir del cual se realizó una serie animada y varias historietas en las que se narra su historia, la cual retomo por su relación con el oro. Tío Rico creó su fortuna a partir de la búsqueda de oro en minas de Sudáfrica, Estados Unidos, Australia y Canadá, en este último país se volvería millonario y compraría un banco. Esta figura recuerda la fascinación y ambición que encierra la acumulación de este preciado metal en el capitalismo.

12

que permiten su encierro y la apropiación de sus valores mineralógicos (Bridge, 2007, p.

74). Esa extensa labor a la que hace referencia Bridge (2007) implica un proceso de

producción de naturaleza, desde el cual es posible hacer la transferencia de valor de uso a

valor de cambio. Sería Neil Smith (2008 [1984]) quien propondría abordar este tema,

aunque, como él mismo señala, pareciera una paradoja en sí misma. La “naturaleza”,

esbozada dentro del pensamiento occidental moderno como un ámbito separado del ser

humano, sería desde esta óptica aquello que escapa de la posibilidad de ser un producto

social. Sin embargo, la intensificación y agudización de los patrones de acumulación de

capital y el avance del desarrollo económico la transforman en formas no esperadas en las

que se produce naturaleza, al traducir los valores de uso en valores de cambio, con

propósitos de rentabilidad. Esto implica necesariamente que ambas clasificaciones de valor

se mantengan, siendo el de cambio el objetivo final para la producción y la expresión de la

relación cuantitativa a partir de la cual es posible hacer canje por otras mercancías (Smith,

2008 [1984], p. 59-60).

Para Smith, la producción de naturaleza es la base de la producción social del espacio, al ser

un resultado específico del modo de producción adoptado (2008 [1984], p. 7), de allí que el

autor se pregunte en su obra: ¿cómo producimos naturaleza y quién controla esta

producción? (Smith, 2008 [1984], p. 89). Según este autor, con la consolidación del

capitalismo tanto las ideas como las visiones de naturaleza serían establecidas como formas

de dominación, en las que si bien no se da de manera absoluta, es posible observar dos

tipos de concepciones que cobijan tanto el consumo físico como intelectual de la

naturaleza, una concepción externa y otra universal: la primera plantea una naturaleza

externa y la segunda, en contradicción con esta, incluye también a los seres humanos en el

establecimiento de explicaciones en las que se parte de lo general a lo particular como vía

para la construcción de leyes, a partir de las cuales la ciencia aborda lo natural (2008 [1984],

p. 10-13). Este autor hace parte de la corriente del materialismo histórico geográfico que,

como señala Swyngedouw, comprende la naturaleza desde el principio de metabolismo

social:

Los organismos vivos, incluyendo los humanos, necesitan transformar (metabolizar) la

“naturaleza” y a través de esto, tanto humanos y la “naturaleza” son transformados. Esta

transformación metabólica de lo natural (cambio ambiental) es siempre un proceso

histórico y social. Puesto simplemente, en orden a vivir, los humanos transforman el mundo

en el que viven, y esto toma lugar en la interacción con otros; dentro de específicas

“relaciones sociales de producción”. Este metabolismo es necesariamente un proceso

social. Tanto naturaleza como humanos, material y culturalmente, son profundamente

sociales e históricos…” (2010, p. 11)

13

En esta perspectiva, la naturaleza es inherentemente social, es decir, producto histórico que

se construye bajo relaciones sociales particulares. La producción de naturaleza aparece

como una vía para superar las formas dicotómicas en que se aborda la relación entre

naturaleza y sociedad, como parte de la perspectiva que asume la naturaleza como una

construcción social, tanto en términos de lo que se clasifica como natural, como la

experiencia misma de la naturaleza (en y desde nuestros cuerpos) es histórica y

dependiente de prácticas sociales particulares. En esta perspectiva, son tan importantes

las prácticas discursivas como la materialidad de la naturaleza, es decir, la forma en que se

conoce y sus efectos socioecológicos específicos (Braun y Castree, 1998, p. 16).

Neil Smith enfatiza en cómo la ciencia y la tecnología están profundamente implicadas

dentro del desarrollo capitalista, pero como lo señala Castree, hoy también se emplean los

aportes de la sociología de la ciencia, para comprender la manera en que los científicos

alteran la naturaleza para fines específicos que reflejan más que intereses académicos. Así,

en la geografía crítica se considera que los conocimientos de naturaleza, entre los que se

incluyen los científicos, expresan relaciones de poder con efectos materiales que se hacen

visibles en tanto las personas pueden creer y actuar de acuerdo con ellos. El conocimiento,

dentro de esta perspectiva, es un producto social que se configura en contextos

geohistóricos específicos bajo finalidades particulares en términos sociecológicos (Castree,

2001, p. 13-15).

Cyborgs,15 clones y otros personajes que pareciera solo existen en la literatura de ciencia

ficción, también son parte del quehacer científico en laboratorios, donde se rehace la

naturaleza, al igual que sucede, según propongo, con la explotación en la minería, a partir

de la cual se producen nuevas naturalezas que se reflejan en espacios extractivos donde

emergen nuevos arreglos socioecológicos que tienen efectos concretos en la vida cotidiana

de quienes habitan en la ruralidad. Sería a partir de los estudios de la ciencia y la tecnología,

que se abriría el campo para, como señala Latour (2012), anudar la separación que atraviesa

los denominados conocimientos exactos del poder, en otras palabras, la naturaleza y la

cultura, que para el caso del MDB, se relaciona con la forma en que su producción se

inscribe en colectivos y sujetos. Aquí, se enlaza lo político en relación a la naturaleza de dos

maneras: primero en cuanto a la forma en que se construye como objeto y por otro, como

lucha social en medio de relaciones de poder que se desatan para que un conocimiento, en

este caso el científico, se convierta en un régimen de verdad y desde allí se de origen a un

tipo particular de realidad. Sin embargo, como argumenta Latour, el análisis no se reduce a

lo político, sino a la inclusión más amplia en las “comunidades y los objetos” (Latour, 2012,

15 Haraway (1991) trabaja alrededor de los cyborg, combinación de organismos y máquinas, híbridos que dan cuenta de la forma en que la ciencia rehace la naturaleza.

14

p. 20), de manera tal que sea posible establecer una simetría entre el contexto y la

naturaleza de las cosas.

La simetría que propone Latour se expresa en el caso de la minería de manera particular,

con relación al agua, al ser el agente central para la actividad minera en cada una de sus

fases, dado que como lo propone Perreault las geografías del agua y la minería se

constituyen mutuamente (Perreault, 2014b., p. 114). El agua como sujeto adquiere

relevancia en la producción minera al determinar desde sus características decisiones sobre

su administración y gobierno (Budds, 2011, p. 60), los cuales se disputan por su localización

y definiciones de acceso, control y manejo en términos de calidad y cantidad. En el caso de

estudio, el agua constituye el eje en, sobre y desde el cual es posible la actividad minera;

sin embargo, su espacialización concebida desde el conocimiento científico con relación a

las formaciones minerales no tiene unas fronteras definidas, al contrario, estas son fluidas

y dependientes de las decisiones de las empresas, en cuanto a los lugares a explorar, y del

Estado en relación a la entrega de títulos, espacios que se reordenan nuevamente en la fase

de explotación de acuerdo a los resultados de la primera etapa de exploración.

Geografía del capital

Harvey comprende la relación entre espacio y capital desde una perspectiva amplia en la

que considera al espacio no como una derivación de la acumulación del capital, sino como

agente constitutivo del proceso mismo (Harvey, 2012, p. 76), dando una nueva

comprensión a aquello a lo que antes nombraría Lefebvre como la producción social del

espacio, en la que éste es a la vez producto y productor de lo social, lo cual implica

comprenderlo como causa, efecto y razón (Lefebvre, 2013 [1974], p. 57).

El espacio, comprendido como práctica social e histórica, permite analizar la manera como

el capitalismo opera, teniendo en cuenta que el capital produce sus propias geografías, en

tanto es a partir de ellas que emerge su condición de posibilidad para expandirse y permitir

la acumulación. Gracias a la geografía, el capitalismo sobrevive como sistema político y

económico, al lograr responder a sus contradicciones mediante lo que Harvey denomina

como solución espacial (Harvey, 1982, citado en Harvey, 2012, p. 38), dentro de la cual, la

destrucción creativa aparece como una herramienta en la producción de paisajes

geográficos estructurados a partir de relaciones espaciales, configuraciones territoriales

determinadas y redes interconectadas de lugares. La división social del trabajo otorga las

condiciones para los fines de acumulación en un momento histórico determinado, los

15

cuales serán en otro momento reordenados y destruidos para adaptar de nuevo los

procesos de acumulación y dar lugar a un nuevo paisaje geográfico (Harvey, 2012, p. 79).

La escala, entendida como una unidad socioespacial en permanente transformación y

disputa, es central dentro de los análisis de las geografías del capital, en tanto a través de

ellas no sólo fluye el capital, sino que además se reproducen las coreografías del poder

(Swyngedouw, 2010), dando lugar a nuevas jerarquías en las que se despliegan diferentes

ejercicios de poder y lucha, como aquellas que llevan a cabo los movimientos sociales. Será

esta diferenciación y jerarquización entre escalas, lo que Neil Smith denominaría política de

escala, al involucrar no sólo la escala como plataforma para la circulación del capital y

expresión del desarrollo geográfico desigual, sino actividades entre las que se incluyen las

luchas sociales (Brenner, 2001, p. 599). Integrar la escala al abordaje de la gran minería

busca dar cuenta de la manera en que ésta se concibe desde un lugar de enunciación

particular, los contenidos y la forma diferencial en que se materializa.

La espacialización de la mirada del gobernador

La decisión de explotar un yacimiento depende de la información disponible sobre las

características del lugar, las cuales son representadas mediante diferentes herramientas

visuales, como esquemas, tablas, diagramas y en particular mapas, en los que se establecen

las dimensiones, alcances y estimaciones sobre los minerales a extraer. La cartografía es

una herramienta transversal en la producción de espacios extractivos, en tanto los mapas,

como instrumentos de poder, encierran racionalidades de gobierno que permiten visualizar

la proyección de los lugares a explotar. Esto corresponde a lo que Huxley denomina

racionalidades espaciales, las cuales muestran los “espacios” como historias verdaderas,

por lo tanto, “la escritura de historias de ‘espacios’ y ‘poderes’ (en plural) es también el

examen de las lógicas contenidas en ‘estrategias’ y ‘tácticas’ de poder/gobierno que

emplean el espacio para fines particulares” (Foucault 1980, p. 149, citado en Huxley, 2007,

p. 194).

El ingreso de la economía como campo de poder en el siglo XIX implicó, según Rose, la

puesta en marcha de un aparato estadístico mediante el cual sería posible inscribir este

dominio, visualizarlo, tabularlo, modelarlo y establecer cálculos que permitirían también

comparar las economías a nivel nacional (1999, p. 33). En este sentido, los espacios

extractivos, son identificados, localizados y seleccionados mediante producciones

cartográficas en las que se emplea un lenguaje técnico particular, que está estandarizado

tanto por principios cartográficos generales como por normativas escalares, es decir, guías

16

que se producen tanto a nivel nacional como internacional; de este modo, a través del

estudio de los mapas mineros es posible observar una construcción particular del mundo

en términos extractivos, desde los cuales los lugares son objetivados en relación con

“recursos estratégicos”.

Los mapas, como argumenta Harley (2007), redescriben el mundo como ningún otro

documento, en términos de relaciones de poder, prácticas culturales, preferencias y

prioridades, es por ello que al abordar las cartografías mineras es importante identificar

quiénes producen los mapas, pero también quiénes los consumen. En el primer caso, son

múltiples los posibles realizadores de los mapas, sobresaliendo entre ellos: académicos

inscritos en universidades que desarrollan proyectos para la profundización en el estudio

de depósitos de interés económico particular; tesistas que en muchos casos son financiados

por empresas para la realización de posgrados y el desarrollo de investigaciones articuladas

a sus proyectos de inversión; consultores independientes y empresas junior. El consumo de

los mapas es aún más diversificado, incluye a todos los actores previos y también a aquellos

que sienten amenazados sus territorios, sin embargo, la legibilidad e interpretación de los

mapas se ve limitada en su caso por la insuficiente especialización técnica que tienen.

Los mapas son centrales para la puesta en marcha de un espacio extractivo, dado que la

posibilidad de persuadir a los posibles inversionistas depende de la información entregada

en cuanto a la potencialidad del lugar para la extracción. Para ello, se emplean mapas,

gráficos e imágenes, que responden a una intencionalidad particular, en la que se

seleccionan unos atributos y se excluyen otros. En la minería, la elaboración cartográfica se

despliega en general para, en primer lugar, la búsqueda de yacimientos, en escalas variables

donde se localizan los tipos de depósitos según el mineral y sus características de formación

y, en segundo lugar, para la delimitación de un posible espacio de explotación, para lo cual

se realizan diferentes mapeos en la fase de prospección y exploración que detallan en

diferentes escalas el tipo de depósito y su proceso de mineralización.

Metodología y estructura del texto

La construcción de una investigación que involucra épocas diversas y una presentación de

un objeto que no busca ser enciclopédico sino crítico, planteó un reto analítico en términos

de la generación de una propuesta espacio-temporal en la que se pusiera en evidencia la

manera en que se producen los espacios extractivos de la minería del oro y sus escalas de

intervención. Para este fin, formulé dos grupos de preguntas que atienden dos niveles

diferenciados de análisis. El primer grupo reúne los interrogantes: ¿cómo el río es hecho

17

objeto del conocimiento científico en relación con el oro?, ¿cómo se da el proceso de

conversión del río Cauca al Middle Cauca Belt?, ¿por qué se establecen espacios de

extracción aurífera y no de otro “recurso estratégico” ?, ¿cómo se seleccionan los lugares a

explotar y cuáles son las escalas de extracción? El segundo grupo de preguntas lo

direccioné en torno a los efectos socioecológicos de la producción minera: ¿cuáles son las

tensiones que emergen con la implementación de la gran minería en los municipios de

estudio?, ¿cuáles son las posiciones frente a la industria extractiva en los diferentes

escenarios de interés?, ¿cómo se promueve la minería y de qué manera aparecen allí los

habitantes locales?, ¿qué respuestas se construyen frente a la minería aurífera en términos

de los cambios de paisaje que implica?

Estos interrogantes focalizan la mirada en las prácticas espaciales como estrategia para la

comprensión de la actividad minera desde la lógica científico-técnica y las respuestas frente

a su implementación, desde una perspectiva escalar. Para cumplir tanto con los objetivos

propuestos como con los interrogantes planteados, emplee los elementos analíticos de la

etnografía multiescalar y multisituada (Marcus, 1995), como ruta para el estudio de lugares

distantes pero interconectados, en relación con el elemento de interés. En el caso de

estudio, fueron dos los centros en los que lleve a cabo el trabajo: en primer lugar, el

conjunto de los municipios que conforman la subregión de estudio en el suroeste

antioqueño y, en segundo lugar, la ciudad de Medellín.

El primer recorrido en el Suroeste lo realicé en los municipios de Caramanta, Támesis,

Jericó, La Pintada y Venecia, durante una semana, en el mes de agosto del año 2014, con el

objetivo de establecer un panorama general con respecto a la minería y su configuración en

relación con las administraciones locales y las respuestas a nivel local. En este momento

realicé un primer inventario de las empresas mineras de las cuales se tenía conocimiento

en la zona que estaban realizando exploración, así como de las diferentes posiciones frente

a la posibilidad de que realicen proyectos de explotación. Identifiqué, además, las diversas

articulaciones y tensiones alrededor de la “locomotora minera” y las incertidumbres frente

al futuro que produce esta actividad. Esta primera visita enfrentó un reto particular con

relación a las posibilidades de establecer diálogos con los habitantes, quienes estaban

temerosos de la llegada de personas desconocidas, aunque portaran documentación que

los identificara como pertenecientes a la Universidad de Antioquia, dado que en otras

ocasiones representantes de las empresas mineras emplearon el nombre de la universidad

para realizar recorridos y obtener información.

La segunda salida, la realicé durante el mes de noviembre y la primera semana de diciembre

de 2014, donde completé la visita a los municipios restantes del área de estudio y regresé

18

a Támesis y Caramanta. Durante esta estancia participé del “Primer encuentro de

economías indígenas y campesinas en el Suroeste”, que contó con la participación de

personas que hacen parte de los procesos organizativos del Suroeste Antioqueño y también

de otros lugares del país, quienes comparten principios y valores alrededor de la producción

agroecológica, la defensa territorial y la promoción del comercio justo. Además, hice parte

de la Escuela de la sustentabilidad del suroeste antioqueño, realizada en el municipio de

Pueblorrico por parte de CENSAT Agua Viva, con apoyo del COA. Esta escuela se integra al

trabajo que adelanta desde el 2007, Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe -ATAL-,

en la que la apuesta es una pedagogía desde la ecología política, para formar activistas

ambientalistas.16 La participación en esta actividad me permitió acercarme a las narrativas

y las maneras en que se relacionan otros conocimientos científicos con las personas que

habitan estos lugares y la manera en que se tejen las redes de los contra-movimientos. En

este momento también realicé acercamientos con representantes de empresas mineras y

visitas a las oficinas de IAMGOLD en Caramanta,17 esto implicó un análisis de las narrativas

de la empresa, sus estrategias corporativas y protocolos, y un acercamiento a las

tecnologías y técnicas empleadas en las diferentes fases de la operación minera, así como

los minerales y los objetos que hacen parte del mundo minero. Recuerdo, por ejemplo, la

oficina de esta empresa que, si bien contaba con poco espacio, estaba organizada con

estanterías al estilo museístico, donde se exponían rocas, fotografías de los procesos de

responsabilidad social empresarial e imágenes de los proyectos de inversión social de la

empresa, con un énfasis en sus políticas de seguridad las cuales la ratificaban como parte

de la llamada “minería responsable y bien hecha”.

Mi interés en ese momento era propiciar mi participación en otros escenarios de la empresa

y realizar un recorrido por el lugar de exploración, sin embargo, la respuesta negativa

recibida en diferentes momentos, se sustentaba en que no había campamentos para visitar

y que la empresa se encontraba en fase de consolidación de la información. Es por ello, que

la presentación de la forma en que se realiza el trabajo de campo, proviene de las

conversaciones realizadas en las instalaciones de la empresa en la cabecera municipal de

Caramanta e informes producidos y divulgados por la misma corporación.

Estas dos estancias en campo me permitieron observar de manera directa las dificultades

que atraviesan los habitantes con relación al acceso a información concerniente a la entrega

16 Esta información hace parte de la presentación de la Escuela de la Sustentabilidad disponible en el portal web de CENSAT Agua viva. 17 Para este momento IAMGOLD tenía a cargo la continuación de la actividad exploratoria de los títulos obtenidos por Solvista durante el 2011. En el segundo capítulo se hará énfasis en este caso particular donde se podrán observar los cambios en nombres y asociaciones entre empresas para este proyecto en particular.

19

de títulos y solicitudes mineras y la realización de veeduría a las actividades que realizan en

sus territorios, debido a que de manera permanente se llevan a cabo reordenamientos, que

se expresan en la mutación de las empresas, el establecimiento de nuevas alianzas entre las

empresas, la generación de disposiciones normativas y regulaciones en diferentes

escenarios y un hermetismo en relación al acceso a la información minera tanto por parte

del Estado como de las empresas. Esto último se reflejó en las conversaciones y visitas a la

empresa, donde se mantenía estrictamente el protocolo para reuniones y la información se

limitaba a aquella promocionada tanto en los brochures empresariales como en la página

web. Esto me llevó a repensar la manera en que es posible acercarse desde la praxis

antropológica a estos lugares y de qué forma establecer relaciones en el marco de la

producción de conocimiento, teniendo en cuenta, que éste implica la negociación de

posturas. Con esto hago alusión al lugar de enunciación del investigador y desde allí la

relación que se establece con el interlocutor en medio de relaciones de poder, que, en el

caso particular de la minería y el contexto de conflicto armado en el país, reviste diferentes

matices. Así, por ejemplo, en diferentes momentos se buscó acceder a mi posición personal

frente a la extracción y mis vinculaciones políticas, las cuales de acuerdo al interlocutor me

permitirían acceder o quedar vetada frente a cierta información. Aquí, mi lugar como

investigadora del INER y la etiqueta de profesora de cátedra de la Universidad de Antioquia

se convirtieron en la identidad para la movilidad en el ámbito local. Finalmente, en ese

periodo hice recorridos por las veredas donde se realizaron los procesos de responsabilidad

social empresarial, con el objetivo de observar las relaciones entre la empresa y las

“comunidades” y recolectar información sobre la forma en que se configuran los espacios,

lo que implicó registrar datos acerca de las familias que viven en las veredas, la historia del

poblamiento y las perspectivas frente a la extracción. También fue importante observar en

los recorridos las tensiones locales con relación a la tenencia de la tierra y las posiciones de

las élites locales frente a la minería, como parte del interés de examinar las geometrías del

poder a nivel escalar.

Durante el mes de mayo del año 2015 realicé la última visita, dirigida a observar la posición

de las administraciones locales frente al código minero y la conflictividad entre centralismo

y autonomía municipal, así como el estado de avance de las consultas populares y las

opiniones que tienen las administraciones municipales. Debido a que en Medellín en

diversos encuentros mantuve un diálogo directo con representantes de los procesos de

movilización, fue posible profundizar en la comprensión de la forma como en el suroeste

los contra-movimientos plantean otras formas políticas basadas en la autonomía y la

defensa territorial. Mi pertenencia al nodo Justicia Hídrica Medellín, me permitió mantener

la interacción con representantes de los procesos de movilización social, gracias al curso-

taller justicia hídrica realizado en el mes de abril del año 2015, durante tres días, donde

20

participaron representantes del COA, quienes presentaron sus experiencias y participaron

en un proceso de mapeo de los conflictos ambientales y las alternativas planteadas con

relación a estos. Así mismo, durante ese año participé en otras movilizaciones sociales

donde acompañé los procesos organizativos del Suroeste Antioqueño.

La información recolectada la registré en un diario de campo y en diferentes momentos

realicé grabaciones de audio de las entrevistas semi-estructuradas que llevé a cabo en las

administraciones locales y en los encuentros masivos donde se realizaron presentaciones

de temas específicos, con la autorización respectiva de mis interlocutores. En el caso de los

diálogos con la empresa, los cuales clasifico como entrevistas, no realicé grabaciones,

teniendo en cuenta que la información suministrada se limitaba a lo expresado

formalmente en otros medios, como la página web de la empresa. En cuanto a los

encuentros con los campesinos, entendí que la misma forma en que se tejieron las

relaciones y los contenidos de las conversaciones, podían ser registrados a través de mis

notas directas en el diario de campo, teniendo en cuenta incluso la forma en que las

fronteras del campo en muchos casos se tornaron borrosas, dadas las relaciones

establecidas y los posibles apoyos realizados con relación a la sistematización de sus propias

experiencias de trabajo colectivo. De la misma forma, los registros fotográficos sólo los

realicé en circunstancias consentidas.

Además del trabajo de campo, para reconstruir la historia de este cinturón de oro tomé en

cuenta las advertencias de Latour y Woolgar (1995, p. 120) con relación a las dificultades

que enfrenta la reconstrucción histórica, al considerar que “un hecho” se materializa y toma

sus características al quedar desprovisto de temporalidad específica, momento en el cual

se inserta en un corpus teórico, de allí las limitaciones para escribir la historia de un hecho

principalmente en los casos donde “no hay camino”. Esta situación en el caso de estudio

que presento, se convirtió en un reto metodológico en términos de cómo narrar la historia

de producción del MCB, al ser éste un “hecho inserto en un cuerpo teórico” específico. Para

sortear esta dificultad, decidí no sólo emplear el análisis de documentos contemporáneos,

donde aparece el Cinturón, sino a partir de una perspectiva de larga duración, observar la

forma en que el área de influencia del curso medio del río Cauca en Antioquia se convirtió

en objeto de interés en el ámbito internacional y nacional para la minería y cómo se registró

en diferentes momentos históricos información que serviría de sustento a la conformación

de este depósito.

El abordaje histórico geográfico en este trabajo lo realicé teniendo como eje la relación

entre oro, agua y conocimiento, que en términos de la propuesta teórica que empleo, se

traduciría en espacio, conocimiento y poder, por ello el lector encontrará que retomo textos

21

históricos, pero también publicaciones sobre los informes y textos que realizaron científicos

extranjeros en su paso por el país18, a partir del lente puesto en el curso medio del río Cauca,

con relación a la información registrada en cuanto a la geología, el río y el oro y

descripciones específicas sobre los potenciales económicos mineros que se observaban en

la época. Para el momento actual, revisé las siguientes fuentes: páginas web tanto de las

empresas como portales financieros y mineros, portales de universidades –en especial de

Estados Unidos– que tienen el programa de geología económica, libros de texto de geología

relacionados con los depósitos minerales de interés económico, revistas mineras, artículos

científicos, notas de prensa, revistas de opinión y legislación minera. Es importante señalar

que traduje directamente todos los textos publicados en una lengua diferente al español y

retomados para este trabajo.

En las páginas web de las empresas y los portales mineros, identifiqué las razones

subyacentes a la búsqueda de depósitos minerales en el país y el conocimiento del Middle

Cauca Belt. Desde allí pude establecer cómo se impulsó la llegada de empresas mineras, en

particular durante los primeros quince años del nuevo milenio, momento en el que se

incrementó la entrega de títulos para exploración; además identifiqué trabajos de

investigación de posgrado dirigidos a aportar información concreta a empresas mineras

como Anglo Gold Ashanti, para el desarrollo de La Colosa. A partir de esto, indagué en

portales de universidades información relacionada con la articulación entre la investigación

y la industria, insumo para ampliar la comprensión de la manera en que se articula el

conocimiento científico en la producción de espacios extractivos.

En el acercamiento a los libros de texto y los artículos conté con la asesoría de una geóloga,

quien de manera generosa me brindó su acompañamiento y me acercó de manera sencilla

a la comprensión de los depósitos y el “lente geológico” para la producción de espacios

extractivos. El lector verá como en el texto hago referencia a la “ciencia minera”, categoría

que se fue construyendo durante el trabajo de campo y que hace referencia no sólo a la

combinación de conocimientos procedentes de diferentes campos, sino al estatus que se le

da a la práctica minera, para persuadir frente a los parámetros objetivos sobre los que está

cimentada en sus diferentes fases, pero en particular en la etapa exploratoria de la cual

depende la práctica minera en su conjunto.

En el contexto más reciente, documento la legislación minera como parte de las

racionalidades de gobierno que fomentan la construcción de un país minero. A través de

estas normas, en particular el Código de Minas, entendido como política escalar (Bridge,

18 Todas las traducciones de los textos fueron realizadas por la autora.

22

2007) que determina la ruta de articulación del país a la economía mundial, identifiqué los

elementos que dan forma a los espacios extractivos en el país. Normativa que también es

empleada por las mineras como un indicador para la selección de los lugares en los cuales

producir espacios económicos.

¿Qué encontrar ahora?

Luego de este capitulo introductorio, el lector encontrará a partir de una mirada de larga

duración, la forma en que se intersectan conocimiento, espacio y poder en diferentes

momentos históricos, como antecedentes de la producción de espacios extractivos en el

país. En el segundo capítulo titulado: En búsqueda del oro: el río Cauca y los ciclos de

extracción, exploro el papel de los minerales auríferos en la América hispana para la

expansión del modelo de acumulación capitalista como marco para examinar las relaciones

escalares del contexto minero en la Nueva Granada. Luego presento la configuración de la

actividad aurífera y las técnicas empleadas para la extracción, como elemento central para

la comprensión de la producción del espacio. Continuo con la localización de las primeras

referencias de la relación entre el río Cauca y el oro, teniendo como marco temporal los

ciclos del oro y finalizo con el proceso de poblamiento para mostrar la forma en que se

concebía el río en aquella época y el empleo de la técnica como estrategia para

domesticarlo y avanzar en la ruta trazada del progreso, así como las descripciones y

observaciones que se registraron en la época con relación a las características

mineralógicas.

En el capítulo tres que lleva por título: “Conocimiento científico y la minería: una mirada

histórico geográfica”, documento los viajes que realizaron científicos europeos, sus

objetivos y la relación que tuvieron con la minería. Para ello, examino en primer lugar, las

expediciones científicas realizadas en el siglo XVIII bajo el auspicio de la Corona española,

dirigidas a profundizar el conocimiento del inventario de riquezas de las colonias y nuevas

rutas económicas. Posteriormente, documento la relación entre conocimiento y minería en

el siglo XIX a partir de la llegada de científicos extranjeros al país y la forma en que se

empieza a construir desde entonces registros alrededor de los depósitos de oro en las

tierras de influencia del río Cauca, en el área de estudio, a partir de mapas, informes y

artículos dirigidos en particular al público europeo. Finalmente, examino el interés de

convertir en el ámbito regional la minería en el principal renglón económico, mediante el

mejoramiento de los métodos de extracción y la ampliación del conocimiento en relación a

los minerales y las técnicas a emplear en el desarrollo de una empresa de explotación, así

como el debate con relación a la agricultura que para ese momento en la región de estudio

era el principal eje económico.

23

A continuación, en el capitulo 4, titulado: “La promoción del país minero”, abordo la forma

en que durante el siglo XX el conocimiento geológico dirigido a la minería se institucionalizó

y convirtió en objetivo estatal. Presento, los instrumentos, políticas, estrategias,

instituciones y procedimientos, que hacen parte del proceso de promoción del país como

lugar atractivo para la explotación de “recursos” por parte de empresas nacionales y en

particular corporaciones extranjeras. De esta manera, finalmente examino la forma en que

se regula la exploración y en general el conocimiento geológico del país para la entrega de

información a los posibles inversores y la definición de los minerales de interés estratégico

en dirección a configurar una oferta de espacios estratégicos para la explotación y delimitar

su inserción a los circuitos de la economía mundial.

En el capítulo cinco que titulo: “El despliegue científico: la exploración como práctica minera

en la búsqueda del oro”, me centro en la etapa de exploración, al ser la columna vertebral

para la producción de espacios extractivos y el eje desde el cual, se construye el

conocimiento científico alrededor de los depósitos de oro. Examino cómo la naturaleza se

convierte en objeto de conocimiento, teniendo en cuenta los aportes teóricos de la escuela

geográfica anglosajona en relación a la forma en que se manufactura y produce la

naturaleza. En esta sección doy cuenta de las diferentes escalas en las que se buscan

depósitos de oro y hago énfasis en la producción del Middle Cauca Belt como un espacio

extractivo, a partir de la intersección entre ciencia y conocimiento dentro de una política

escalar que configura arreglos socioecológicos particulares, los cuales son tanto la causa

como el producto de transformaciones socioecosistémicas. Finalmente, documento el

“Caramanta project” y el proceso llevado a cabo para ejemplificar el escalamiento de los

espacios extractivos en la zona de estudio.

En el sexto capítulo titulado: “Política-s de naturaleza: la lucha entre lo visible y lo invisible”,

presento en primer lugar, un panorama general de las múltiples posiciones y miradas frente

a la actividad minera en el suroeste lejano, como muestra de las incertidumbres que genera

dicha actividad. A continuación a partir de la propuesta de contra-movimiento de

Bebbington, señalo de manera general, las diferentes contestaciones que se producen en

el país frente a la megaminería de oro, tanto en el ámbito jurídico, como en las instituciones

en las cuales se originan en algunos casos los procedimientos de dominación y en el

suroeste antioqueño, desde las administraciones locales y en particular el Cinturón

Occidental Ambiental como proceso de movilización social, dirigido a reconstituir lo político,

a partir de nuevas agendas en las que la naturaleza se pone en escena19.

19 El lector encontrará un panorama general frente a los contra-movimientos con el propósito de, por un lado, recordar que el ejercicio del poder no sólo conlleva prácticas de dominación sino de emancipación y, por otro, dejar señalada la manera en que el conocimiento académico también se emplea en las luchas y disputas por

24

Finalmente, en el capítulo 7 titulado: ¿Y usted, qué come: come yuca o come metal?: hacia

una justicia espacial, presento las consideraciones finales del presente trabajo de

investigación. Allí hago un recuento general de lo abordado en el trabajo y presento las

implicaciones que tiene la lucha política que se da en los espacios extractivos en relación

con el futuro de quienes habitan el suroeste, así como las implicaciones del fortalecimiento

de la gran minería en un país que transita hacia el escenario del pos-acuerdo, en el marco

de las negociaciones de paz que se realizan en La Habana. Es por ello que hago énfasis en

las demandas que se hacen desde el suroeste para la construcción de una ruta de paz con

relación a los derechos territoriales y las características de los mismos desde la propuesta

de Boaventura de Sousa Santos, que apuntan hacia lo que considero en este caso es un

proceso de justicia espacial.

los territorios. Sin embargo, serán necesarias otras investigaciones para profundizar en el tema mismo de los contra-movimientos.

25

Capítulo 2. En búsqueda del oro: el río

Cauca y los ciclos de extracción

“ Yo soy el río que viaja en las riberas,

árbol o piedra seca

Yo soy el río que viaja en las orillas,

puerta o corazón abierto

Yo soy el río que viaja por los pastos,

flor o rosa cortada

Yo soy el río que viaja por las calles,

tierra o cielo mojado

Yo soy el río que viaja por los montes,

roca o sal quemada

Yo soy el río que viaja por las casas,

mesa o silla colgada

Yo soy el río que viaja dentro de los hombres,

árbol fruta

rosa piedra

mesa corazón

corazón y puerta

retornados”

Heraud, J. (1960)

Esta evocación de Heraud al río, atraviesa la profunda naturaleza humana, aquella que es

capaz de convertir el agua en llanto y al río en mina. Aquí, la poesía cumple el papel de

puente, en la comprensión de la relación sociedad-naturaleza en el marco de las geografías

capitalistas. El río, recuerdo del fluir silencioso de la vida, puede transformarse, ya no en

corazón y puerta retornados, sino en recinto aurífero.

La creación de América como el primer espacio-tiempo de la modernidad, constituyó el

producto y la condición de posibilidad para el establecimiento del capitalismo mundial,

como lo proponen Quijano y Wallerstein (1992, p. 583). Para estos autores, la nueva entidad

geosocial permitió la expansión del volumen geográfico del mundo y el desarrollo de

diversos métodos de control del trabajo y sus productos. Este proceso que tomó lugar a

finales del siglo XV, explica Quijano (2005), transformó las relaciones sociales, de la época,

26

dando lugar a un nuevo patrón de poder, cuyos ejes principales se sustentaron en: 1) la

división de la población del mundo a partir de la idea de raza, es decir, se estableció una

clasificación a partir de una supuesta diferenciación biológica -que no obedece más que a

una diversidad de fenotipos- que permitió sustentar el proceso de dominación entre

colonizadores y colonizados y ubicar a unos y otros en un rango inferior y superior y, 2) la

organización de todas las formas de control del trabajo, sus productos y base material

alrededor del capital y el mercado.

Los dos ejes de aquel nuevo patrón de poder se entrelazan en la medida en que un tipo

específico de control del trabajo se asoció a una raza determinada, así a la vez que se

controlaba el trabajo, se controlaba una raza particular. La clasificación de la población a

través de la idea de raza, permitió operar la diferenciación entre dominadores y dominados,

y hacerla extensiva en consecuencia al espacio social y físico. Frente a la nueva relación que

se estableció entre capital y trabajo, Fernando Coronil recuerda, a partir de los

planteamientos de Lefebvre sobre la naturaleza y su papel como “materia prima” para la

producción de diferentes espacio-tiempos, la importancia de considerar ya no sólo la

división internacional del trabajo sino a su vez la consecuente división de naturaleza,

entendiendo desde esta perspectiva, que son dos dimensiones de un mismo proceso. Para

este autor, centrar la atención exclusivamente en el trabajo, invisibiliza la localización del

trabajo sobre el espacio, la transformación que éste realiza sobre la naturaleza y la forma

en que desde allí se configura a nivel mundial una división global de la naturaleza (1997, p.

29). Asumir la doble dimensión de la configuración espacial, pone en escena el papel de la

tierra en la reproducción del capital. Cada sistema de producción modela y produce su

espacio, no de manera neutra, sino bajo relaciones de poder, saber y hacer. Desde esta

mirada, la configuración espacial que se constituye con la división del trabajo/naturaleza en

relación con el capital, instala jerarquías no sólo en términos de la raza, sino que las amplía

hacia lo cultural, a las formas de conocimiento y a los espacios. A partir de la división

espacial del mundo entre centros y periferias se establecieron jerarquías según las cuáles

aquellos estados localizados en el rango inferior proveían mano de obra gratuita, materias

primas y metales preciosos que servirían de base a los estados centrales para la expansión

y acumulación del capital y el establecimiento de controles sobre la población.

El agua en este proceso fue un elemento central, ya que la conexión con el Atlántico,

permitió tanto el desembarque de la colonia española como la difusión de las “riquezas

mineras”, esenciales para la articulación de América con Europa y el intercambio comercial

con Oriente. El oro y la plata, los principales metales de exportación, constituyeron el eje

de la economía española en América, con centros de explotación como Potosí, la Nueva

27

España y la Nueva Granada,20 ubicada en tercer lugar según la concentración de oro hallada

(West, 1972, p. 12). El oro desempeñó un papel importante en la consolidación del naciente

capitalismo mundial, al constituir el medio de pago de los nuevos centros urbanos y

manufactureros de Europa para la adquisición de materias primas en Oriente (Colmenares,

1988, p. 33-34). Este caracter de de medio de pago permitió, a partir del despojo en el

continente americano, movilizar el capital en la emergente Europa y posicionarla como el

centro en el sistema mundo moderno.

A diferencia de otros procesos de colonización europeos como los de Las Antillas y Brasil,

los españoles se dedicaron a la extracción de metales y sólo tardíamente establecieron una

economía de plantación (Colmenares, 1988, p. 17). La riqueza natural definida en términos

de minerales y tierras, movilizó la conquista hispana y configuró una naturaleza colonizada

que determinaría unas formas específicas de control, manejo y administración de las

producciones naturales y de la naturaleza humana. La naturaleza tropical, desde esta

perspectiva se limitó al carácter de depósito y fue jerarquizada en un rango inferior al de

las economías metropolitanas.

Durante el periodo colonial la extracción de minerales en la América Hispana se centró en

la obtención de oro y plata, mediante el empleo de mano de obra indígena y esclava, a partir

del cual se produjo un proceso de urbanización y reordenamiento que buscaba articular las

zonas mineras a la economía metropolitana. El oro americano, como lo plantea Hermes

Tovar “fluyó primero desde las Antillas, pero muy pronto, a partir de 1500, desde Tierra

Firme, llamada luego Castilla Dorada o Castilla del Oro, en una sangría intensa que se

prolongaría durante seis décadas y continuaría en forma lenta por más de tres siglos” (2013,

p. 130).

La extracción de oro

Nueva España y lo que corresponde hoy a Perú y Potosí, junto con otros centros mineros

cercanos, constituyeron rápidamente en la colonia el eje de la economía. Sin embargo,

anota West que sería la Nueva Granada la más importante en cuanto a producción aurífera

se refería, pero dadas sus condiciones geográficas y la menor concentración de depósitos

de plata no pudo igualar a los primeros (West, 1972, p. 12). La permanente búsqueda del

Dorado en la Nueva Granada fue el impulso movilizador de los conquistadores españoles,

20 En este trabajo retomo la figura administrativa colonial de la Nueva Granada en sentido restringido, al referirme únicamente a los procesos que comprenden la región de lo que hoy es Colombia, aún cuando aquella agrupó también a lo que hoy son Ecuador, Panamá y Venezuela.

28

quienes ante las noticias de oro emprendían nuevas rutas colonizadoras y establecían

centros poblados según la concentración de riqueza encontrada. De acuerdo con West, en

los lugares en los cuales se encontraban metales y un número significativo de indios se

establecían los colonizadores, dejando sin dominio aquellos sitios no poblados. De esta

manera, la minería se convirtió en la impulsadora del comercio colonial, al organizarse

alrededor de ella la agricultura y la ganadería (West, 1972, p. 9).

La extracción aurífera se realizó tanto en depósitos de veta como de aluvión y se llevó a

cabo alrededor de dos ríos principalmente: el Cauca y las zonas altas y medias del río

Magdalena, así como en la costa Pacífica (West, 1972, p. 13). Se distinguen dos periodos de

explotación minera, aunque los trabajos históricos no coinciden exactamente en las fechas

se puede establecer como el primer periodo el comprendido entre 1538 y 1630 y como

segundo periodo el comprendido entre 1680 y 1820 (Poveda, 1988; Colmenares, 1988,

González, 2007). Cada uno de los periodos mineros se asocia a regiones específicas. El

primero se asoció al Cañón del río Cauca desde Cartago hasta Santa Fe de Antioquia, en la

asociación entre la Provincia de Antioquia y la Gobernación de Popayán y Santa Fe, Tunja,

Vélez y Pamplona; mientras que el segundo periodo se asoció al Chocó y, posteriormente,

a la movilización de algunos mineros de Antioquia.

Para German Colmenares uno de los rasgos distintivos de la conquista fue su carácter de

empresa privada más que su carácter de proyecto del Estado español. Esto obedecía a que

la Corona se limitaba a determinar los requisitos para la entrada a nuevos territorios, pero

no entregaba directamente recursos para dicho procedimiento y en su lugar fueron los

comerciantes o las ganancias de las empresas de conquista anteriores las que proveían los

recursos. Así, el resultado de establecer una empresa conquistadora sería una recompensa

al esfuerzo de particulares, quienes se apropiaban de la producción de excedentes de los

pueblos locales (Colmenares, 1988, p. 23-24).

La organización social que se estableció para el control de los excedentes por parte de los

conquistadores españoles fue la encomienda, hasta por lo menos finales del siglo XVI. A

través de ella, se dispuso la entrega de tributos por parte de los pobladores locales, aunque

ello no significó un control directo sobre las tierras, las cuales se repartían a través de lo

que se denominó mercedes de tierra o derechos de estaca. El poder social del encomendero

sobre los pobladores a su cargo no fungió en sentido estricto como puente intermediario

frente a la Corona española, sino que implicó el posicionamiento de agentes particulares

dirigidos a la retención de beneficios económicos. De esta manera, la búsqueda

permanente de recompensas, que derivaba en un control sobre la gente local y los

excedentes, impulsó la creación de un número elevado de ciudades en un periodo de

29

tiempo corto y el incremento de conflictos entre la Corona y los encomenderos por el

control de los tributos, en tanto el proceso significó la privatización sucesiva de los

establecimientos españoles en el territorio (Colmenares, 1988).

Estas formas iniciales de privatización se realizaron de forma fragmentaria, es decir, el título

de ciudades era más una etiqueta, que la expresión directa de una forma de urbanización

expandida. Los “centros urbanos” se concentraron principalmente en el

autoabastecimiento y se enfocaron en el control de los lugares donde se realizaba

explotación minera. Hacia 1584 Gaspar de Rodas estableció las denominadas “ordenanzas

de minas”, con el objetivo de regular la explotación que se realizaba en Zaragoza, la cual,

para ésta época prometía nuevos hallazgos en oro y alta productividad. Las ordenanzas de

minas de acuerdo con Poveda se sustentaban en tres principios fundamentales: primero,

las riquezas del subsuelo y sus derechos correspondían al soberano; segundo, era el

soberano quien concedía zonas limitadas y superficiales a los explotadores y, tercero, los

propietarios de la tierra o los titulares de concesiones agrícolas son inferiores a los derechos

del concesionario minero (1988, p. 210).

El río Cauca y los ciclos del oro

La forma en que se desarrollaron los procesos de búsqueda y establecimiento de nuevos

poblados ante la búsqueda de metales preciosos, nos remite necesariamente a los ríos, el

Cauca, 21 por ejemplo, es mencionado por varios cronistas de la época, quienes lo

designaban en algunos casos como el río grande de Santa Marta según lo reseña22 Restrepo

(1952): “Pedro Cieza de León, soldado de la conquista, dice: [...] Las minas son ricas en el

Río grande [el Cauca], que está una legua desta villa, más que en otras partes, porque si

echan negros, no habrá día que no den cada uno, dos o tres ducados a su amo” (p.28).

El río Cauca era reconocido por su riqueza en oro, razón por la cual era famoso entre los

españoles interesados en el metal. Fray Pedro Simón (citado por Restrepo, 1952, p. 28) con

relación al río y su oro señala: “parecía que la tierra estaba rebosando el oro y que no lo

21 Gómez, a partir de diferentes fuentes, documenta los diversos nombres que tuvo el río Cauca: “Nyllo”,

“Satynira”, “Cogia” y “Corrura”, los cuales se modificaban según los lugares. Con respecto al nombre de Cauca, este autor señala: “Cieza de León, soldado de la conquista y compañero de Badillo y de Fernández dice en su ‘Crónica del Perú’, que ‘por bajo la ciudad de Antiocham, ciento y veinte leguas, poco más o menos, está poblada la ciudad de Mompóx, de la gobernación de Cartagena, donde llaman a este río Cauca; tiene de corrida desde donde nasce hasta entrar en la mar más de cuatrocientas leguas’” (Gómez, 1937, p. 530-531). 22 Gómez señala que el río Cauca se consideraba un brazo del río Magdalena, de allí que cuando se hacía

alusión al Río Grande de Santa Marta se incluyera a los dos (Gómez, 1937, p.532).

30

podía ya sufrir en sus entrañas” (Restrepo, 1952, p. 28). Estas representaciones de la

naturaleza tropical, constituyen para Vicente Restrepo (1952, p. 28) una fuente fidedigna

del estado minero de la época y por tanto verdades irreductibles de los contenidos de oro.

Es interesante observar la forma en que se justifica la extracción como una actividad que

aprovecha la exuberancia natural bajo una metáfora que demostraría un acto compasivo

frente a aquello que rebosa.

La lectura de las representaciones de naturaleza permite articular una comprensión más

amplia frente a la forma en que se materializó la extracción en la Nueva Granada. La

organización socioespacial alrededor de los ríos, los posiciona desde esta época como

depósitos de material, ya sea en su lecho o en el área de influencia en los poblados

circundantes donde se practicaba minería de veta. Es así como a través del conocimiento

de quién detenta el agua, es posible visibilizar unas coreografías de poder que establecen

el acceso, uso y control de la misma (Budds, 2010, p. 40-41).

Los distritos de Anserma y Buriticá, como lo muestra el trabajo de González, presentaban

dificultades más por la abundancia de éste líquido que por su escasez. En estos lugares, las

temporadas de lluvia mantenían las vertientes con un flujo constante y los socavones en

estos periodos eran más vulnerables a inundaciones, de igual forma sucedía con las vegas,

razón por la cual se detenía el proceso de extracción. En las temporadas secas en cambio,

era posible canalizar las aguas y aprovecharlas en el lavado de lo extraído de los socavones

y a su vez aprovechar los minerales que quedaban al descubierto. Desde 1559 hasta 1599,

durante los meses de verano se tuvieron los mayores niveles de producción (González,

2007, p. 26-27). Restrepo (1952) también hace alusión a las temporadas secas como los

momentos idóneos para la extracción, en el caso del río Cauca:

En la Relación del Nuevo Reino de Granada (1559), se menciona: “Las minas de Arma son

generalmente en todos los términos y ríos y quebradas, y las mejores son en los cascajales

que descubre el río Cauca en el verano, que cada pieza saca un castellano y algunas veces

más… Hay minas de oro por toda la tierra de Caramanta, y en ellas poblaciones de indios”

(Restrepo, 1952, p. 28-29).

La actividad minera en el río Cauca se llevó a cabo en las dos provincias de Antioquia y

Popayán. En el caso de Antioquia,23 las primeras fundaciones según reseña Poveda, se

instauraron en la vecindad de los centros mineros con el propósito de controlarlos. Es el

23 “La provincia de Antioquia durante la colonia incluía la mayor parte de la cuenca del Bajo Cauca.

Comprendía la zona ‘entre los dos ríos’ Magdalena y Cauca desde las cercanías del Arma hasta la confluencia del Cauca y el Nechí. También incluía un trozo indefinido de territorio al Oeste del Cauca, que iba más allá de la cima de la Cordillera Occidental” (West, 1972, p. 31).

31

caso de Antioquia, Santa Fe y Caramanta (Poveda, 1988, p. 209). De la gobernación de

Popayán, Cartago y Anserma fueron los centros de minas más importantes, allí se

establecieron fundiciones y más tarde en Cartago se estableció una Caja Real, que

perduraría hasta mediados del siglo XVII (West, 1972, p. 18).

La minería que se desarrolló fue tanto de aluvión como de veta. En el caso de Antioquia, la

fuente principal de oro, según Poveda, eran tanto los lechos como las orillas de los ríos y

quebradas, al igual que suelos que tenían origen aluvial (Poveda, 1988, p. 209). El principal

centro minero en la Provincia de Antioquia fue Buriticá, entre 1550 y 1580 (Poveda, 1988,

p. 211), donde al igual que en Frontino también se realizó minería de veta. La fundación de

la Villa de Santa Fe en 1546 se realizó para controlar este centro minero y como lo relata

Restrepo para 1550 ya se habían exportado esclavos negros para trabajar junto a los indios

en la extracción y hacia 1576 se construyó un acueducto que recogía agua para las minas,

lo que permitió aumentar la obtención de oro. Sin embargo, hacia 1590 la producción entró

en fase de descenso por dos razones: 1) el descenso del oro ubicado en la parte superficial

y la dificultad para extraerlo de la profundidad debido a la inundación permanente y, 2) la

disminución de los indígenas empleados en las minas y la escasez de esclavos negros (1952,

p. 32- 33).

La producción minera si bien se estableció alrededor de los ríos, se dio de manera

fragmentaria, es decir, se configuró mediante diferentes centros, los cuales eran

abastecidos por núcleos urbanos que proveían los alimentos y elementos indispensables

para el mantenimiento de las explotaciones, pero difícilmente se realizaron procesos de

integración entre los diferentes lugares de explotación. Esta forma de organización social a

través de distritos mineros dispersos que, de acuerdo a la concentración de minerales

encontrados y las técnicas disponibles, entraban en auge o decadencia, expresa un

escalamiento particular, en el que se modifica la jerarquía de importancia según la

concentración de minerales existente y las técnicas disponibles.

El gobernador de Antioquia, Gaspar de Rodas, estableció hacia 1576 un nuevo centro

minero, Cáceres, “colocada a comienzos del período colonial en una elevada colina distante

una legua de la orilla derecha del Cauca y tres leguas río arriba del puerto del Espíritu Santo”

(Restrepo, 1952, p. 35). Posteriormente, en 1580 Gaspar de Rodas emprendió una

expedición y fundó el distrito minero de Zaragoza. Ambos lugares se convirtieron en los

principales distritos mineros de la provincia, teniendo en cuenta que al finalizar el siglo XVI

pueblos mineros como Arma y Caramanta agotaron sus placeres, razón por la cual se

redujeron hasta perder importancia (Palacios y Safford, 2005, p. 77).

32

La crisis del primer ciclo minero tiene relación con la escala y las técnicas empleadas para la

extracción del oro. La explotación se realizaba de manera superficial, atendiendo en el caso

de la minería de veta a las herramientas disponibles para ello y los conocimientos de

quienes realizaban el proceso. De allí que una vez los minerales se agotaban, la opción era

buscar nuevos lugares. Colmenares explica esto como producto de problemas estructurales

en la organización de la producción, en tanto no había una relación directa entre el

incremento de la productividad y la implementación de nuevas tecnologías, por lo cual la

posibilidad de mantener la extracción constante dependía del hallazgo de yacimientos

superficiales y el incremento en la mano de obra (Colmenares, 1988, p. 36). Sería entonces

el agotamiento de los minerales a nivel superficial lo que llevó a la búsqueda de nuevos

sitios de explotación hacia el Chocó, dando vida al llamado segundo ciclo minero.

En los años que separan la terminación del primer ciclo minero con relación al segundo, en

palabras de Colmenares, prácticamente se disolvieron los distritos mineros del siglo XVI,

entre ellos Caramanta (1988). En Antioquia, la crisis de la extracción aurífera basada en la

mano de obra esclava desembocó posiblemente en la diseminación de la minería

independiente, conocida como mazamorreo (Poveda, 1988, p. 211), la cual se fortaleció en

Santa Rosa, Belmira y Rionegro. En el siglo XVIII, Antioquia aumentó la producción por

encima de Chocó y Popayán, convirtiéndose para finales de dicho siglo en el principal

productor de oro en Hispanoamérica.

El río Cauca: fuente de oro pero “naturaleza a domesticar”

A inicios del siglo XIX los distritos mineros existentes en el siglo XVI estaban desaparecidos,

la provincia de Antioquia, como lo relata el profesor Juan Carlos Vélez, se caracterizaba por

su fragmentación, debido a la inexistencia de caminos, su relieve y sus ríos caudalosos. En

el paisaje antioqueño sobresalía el aislamiento, las poblaciones existentes tenían poca

conexión y tanto viajeros como geógrafos en la primera mitad del siglo XIX coincidían en

señalar el encierro de Medellín. Uno de los lugares que ponía en evidencia ese aislamiento

era la zona comprendida entre la parte alta de la cordillera Occidental y el río Cauca, de la

cual solamente quedaban los rastros de la antigua Caramanta. El abandono de estos lugares

una vez el oro acabó, determinó su rumbo los siguientes años, los cuales, según Vélez,

convirtieron esta zona en una selva, abandonada y vista más bien como un espacio marginal

y periférico (2002, p. 7-8).

El río Cauca, con su particular movimiento, se presentaba feroz y temible ante quienes lejos

de sus riberas observaban su flujo. Desde la noción de progreso que alimentaba el

33

imaginario de la época, la fragmentación de la provincia de Antioquia imponía límites al

espíritu económico que buscaba la consolidación de la misma. Frente a la idea de

articulación, como lo relata Vélez, la geografía se imponía: la selva, el relieve con la

cordillera occidental y el río Cauca cercaban la posible integración. El río, en palabras de

este autor, aparecía como una frontera cultural y natural que imponía límites a la expansión

de colonos. Hasta el decenio de 1830 pocas personas se atrevieron a avanzar sobre la ribera

occidental del curso medio del río Cauca en la provincia de Antioquia, a pesar de la

necesidad de tierra. “La razón: en la banda occidental del río se encontraba ‘una inmensa’,

‘solitaria’ y ‘peligrosa selva’, carente de importancia inmediata para colonos y

comerciantes” (Vélez, 2002, p. 9).

El río concluye Vélez (2002) representaba una naturaleza sin domesticar, salvaje e indómita

donde residían las tinieblas e imperaba lo desconocido, aquello que constituía el envés de

lo civilizado, pero a la vez una promesa para la domesticación, la civilización y el progreso.

Sus aguas torrentes, escondían el oro que se presentaba como la fórmula para la redención

económica. Para Uribe, Echeverri y Kastos (2007 [1856]), el río Cauca era el más caudaloso,

pero en las temporadas secas dejaba al descubierto su brillo, al emerger el oro que según

estos autores se debía a la confluencia del Cauca con las arenas del río San Juan:

Como prueba de este aserto, aseguramos que del punto en que el San-Juan entra al Cauca

para arriba hay notable pobreza en las playas. En el mes de enero de 1820 un comerciante

de menor cuantía de Antioquia, cambió por su sola cuenta 10 libras de oro sacadas del

Cauca, es justo suponer que los comerciantes ricos cambiarían muchísimo. (Uribe et al.,

(2007 [1856], p. 72)

Friedrich Von Schenck, alemán que recorrió en el año de 1880 los poblados de la vertiente

occidental del río Cauca en Antioquia, donde éste se encañona y se torna difícil para la

navegación, describió llegando a Caramanta, área en la que el río se encuentra a 650

metros, lo siguiente:

Desde el Paso de Caramanta se observan los “Farallones de Cristal de Caramanta”, rocas de

sienita, allí se torna apacible, es navegable de nuevo, en “este último lugar hasta Cáceres la

navegación es difícil, y en partes imposible por los rápidos y bancos de arena” (Von Schenck,

1953, p. 26).

La poca navegabilidad del río era una constante observación frente a la posibilidad de

aprovecharlo en términos económicos, tanto como fuente de oro como posible ruta de

navegación. Vergara (1892), en su texto de geografía de Colombia da cuenta de la forma en

34

que se concebía el río en relación a lo económico y al interés de aprovecharlo, reconociendo

su riqueza en oro:

Y estrechuras increíbles sí existen con demasiada frecuencia por desgracia, especialmente

hacia Marmato y sobre todo frente a Ituango, por lo cual no sin enorme gasto se podría

mejorar, jamás componer, esta hoy inútil corriente de 1,100 ms. cbs. que por lo mismo

rueda en vano sobre lecho de oro: á 770 leguas sube el área que ella directamente riega en

esta su porción central. (Vergara, 1892, CCCXXIV).

La posibilidad de dominar el río y expandir la frontera dependía de la capacidad humana

para intervenir y dominar una naturaleza salvaje que imponía sus propios ritmos

sacrificando el progreso. La técnica, vista como la vía para el control de la naturaleza, se

impondría a través de la construcción24 de caminos que buscaban interconectar y sacar del

aislamiento a la provincia, además como manera de alcanzar aquellos confines que se

encontraban a la espera de ser insertos al dominio humano. Entre la vertiente alta de la

cordillera occidental y el río Cauca en la provincia de Antioquia, los caminos serían la vía

para dominar aquella naturaleza feroz y establecer la ruta hacia el progreso económico,

representando la posibilidad de terminar con la estrechez y el encierro impuestos por el

relieve, la selva y los ríos. De esta manera, la construcción de caminos, hizo legible la salida

hacia nuevos lugares e instauró la posibilidad de convertirlos en habitables.

En esta zona se establecieron dos caminos: el de Caramanta y el de Riosucio. El primero fue

producto de la concesión que entregó el estado a Juan Uribe Mondragón, Juan Santamaría

y Gabriel Echeverri, comerciantes que hacían parte de la élite de Medellín, la cual permitió

la fundación de la Nuevacaramanta, Valparaíso y Támesis. Esta ruta tenía gran importancia

por su conectividad con centros mineros como Marmato, Supía, Riosucio y Cartago. El

segundo también buscaba llegar al Estado del Cauca, sin embargo, esta ruta tuvo diferentes

problemas para su construcción y no tuvo la importancia esperada para Antioquia, aún así,

a partir de ella se promovió la fundación de Jardín. (Vélez, 2002, p. 23-29).

La concesión de tierras entregadas para la construcción del camino de Caramanta, hacía

parte del área que durante el siglo XVI había constituido un centro minero; también era

24 Los puentes constituyeron otra infraestructura importante durante el siglo XIX, en tanto representaban una

actividad importante para el desarrollo de la ingeniería local y la posibilidad de domesticar la geografía nacional, que particularmente en Antioquia, se mostraba accidentada, difícil y llena de obstáculos para el progreso. Uno de los ingenieros de la época que construyó varios puentes colgantes sobre el río Cauca fue José María Villa, quien erigió el puente entre Yarumal e Ituango en un punto conocido como El Paso de Pescadero; el de Occidente entre Santafé de Antioquia y Sopetrán; en la vía que conduce de Fredonia a Jericó: el Puente Iglesias y entre Santa Bárbara y Valparaíso: el de La Pintada (Bravo, 2011, p. 196).

35

reconocida por las sepulturas de indígenas que contenían oro, idea que constató Gabriel

Echeverri quien, como relata Vélez, cuando recibió las tierras hacia 1830, se sorprendió al

observar que:

Los terrenos adquiridos no solamente eran “feraces” y propios para establecer diversos

cultivos, sino que en ellos se encontraba, además, una riqueza minera importante,

representada por la cantidad de sepulturas indígenas y de diversas fuentes de minerales. La

razón que explica la abundancia de “ricos minerales” en esta zona es de tipo geológico. Para

Teodomiro Llanos, la “preciosa” red de filones de oro y plata que había allí era extensión de

los filones que se encontraban en los distritos vecinos de Marmato, Supía y Riosucio. (2002,

p. 79)

Cuando Von Schenck realizó este viaje, describió los pueblos de la vertiente occidental del

Cauca, señalando su reciente conformación y por tal razón la poca tierra cultivada. La

presencia de selva, para él constituía una huella de un proceso de poblamiento reciente.

Von Schenck con relación al río y la minería, destacó en los poblados de Jericó, en el área

de influencia del río Docato, la existencia de minas de oro. En Valparaíso señaló el

mazamorreo como la única ocupación en época de verano y destacó a la región del río

Marmato como una potencia para la explotación:

En las vertientes de estas montañas que dan sobre el río Cauca, existe una muy

activa minería de oro y plata, especialmente en la región del Arquía que forma la

frontera, y en la muy pendiente pared de las montañas de Marmato (más o menos

1.200 metros sobre el río Cauca), y en los alrededores de Riosucio. Las minas de Marmato

tienen fama desde tiempos muy antiguos, y todavía hoy se encuentra entre las más ricas de

Colombia (Von Schenck, 1953, p. 28).

La minería, fue la actividad que de acuerdo con Vélez, permitiría la activación económica de las

tierras entregadas. Se realizaba minería de aluvión en los ríos Cauca y San Juan, así como en sus

afluentes y, minería de veta en Nueva Caramanta y Valparaíso. Pero como señala el autor, el

funcionamiento de las minas de filón tardó varios años para entrar en plena producción y, si bien

fue importante, para una zona dedicada en particular a la agricultura, ésta resultaba marginal en

comparación con otros centros mineros como Titiribí o Segovia (2002).

Recapitulación

En este capítulo presenté la relación entre el río y el oro desde una perspectiva de larga

duración. Localicé el papel del oro en la emergente división espacial del mundo entre

centros y periferias, jerarquía que implicó para los espacios localizados en el rango inferior,

36

ser proveedores de materias primas y metales preciosos a aquellos categorizados como

centrales, situación que en la economía colonial española posicionó a centros como Potosí

y la Nueva España en los primeros lugares en cuanto a la exportación de oro y plata y relegó

a la Nueva Granada al tercer lugar.

En segundo lugar, reseñé los antecedentes entre la minería de oro y la región localizada

entre la parte alta de la cordillera occidental y el río Cauca, área donde se fundarían en el

siglo XIX los pueblos que hacen parte del área de estudio. Relato, teniendo como referente

espacio-temporal los dos ciclos del oro (el primero de 1538 a 1630 y el segundo, de 1680-

1820) y los ríos Cauca y San Juan, el papel de la técnica para la fundación de centros mineros.

Aquí hago énfasis en el primer ciclo del oro, momento en el que se fundó Caramanta como

lugar para la extracción y su posterior desaparación a partir de la crisis que se dio en este

periodo.

En tercer lugar, mostré cómo en el siglo XIX, el área donde se localizó el distrito de

Caramanta, tomó importancia debido a la construcción del camino de Caramanta como

parte de las iniciativas de conectividad entre Medellín y las regiones aledañas. Destaco la

forma en que esas tierras eran concebidas como periféricas y marginales, y el río Cauca

como salvaje e indómito, para mostrar cómo fue considerada la técnica como el eje del

conocimiento a través de la cual sería posible domesticar y fundar nuevos espacios que en

este caso se presentaban como “civilizados” y en dirección hacia el progreso. Finalmente,

hago énfasis en las descripciones que se hacían del río Cauca con relación a su riqueza en

oro y el reconocimiento de que esta característica obedecía a la continuidad con Supía y

Marmato, los cuales se encontraban vigentes para la extracción de oro en aquél momento.

37

Capítulo 3. El Conocimiento científico y la

minería: una mirada histórico geográfica25

Hacia el siglo XVIII la Corona española preocupada por explorar nuevos lugares de

extracción para ampliar la explotación en la Nueva Granada, impulsó la realización de

expediciones científicas, las cuales constituían la estrategia para ampliar el conocimiento

de los territorios en los cuales poseía dominio y para identificar otras producciones

naturales que pudieran insertarse al mercado (Torres y Salazar, 2002, p. 73). A comienzos

de dicho siglo, extranjeros de diferentes nacionalidades realizaron viajes encaminados a

ampliar el conocimiento en botánica, historia natural y geografía. Con relación a la minería

en particular, por solicitud del arzobispo-virrey Antonio Caballero y Góngora llegaron hacia

1788 ocho ingenieros alemanes con el objetivo de mejorar las técnicas de extracción de oro,

éstos serían, según Gabriel Poveda Ramos (citado en Bravo, 2011, p. 54) los primeros

ingenieros en la provincia de Antioquia.

Cimentados en la ciencia bajo el movimiento ilustrado, las expediciones y los viajes para

explorar las colonias se convirtieron en el principal móvil para identificar las riquezas

naturales y desde allí buscar formas de explotación basadas en principios científicos, los

cuales otorgaban un carácter racional que se esperaba posibilitara el aumento de las

cantidades de minerales a extraer. La ciencia desde este momento se configuró como el

vehículo legítimo para perfeccionar las técnicas de extracción de riquezas. Los distritos

mineros que fueron configurados inicialmente siguiendo el conocimiento indígena, dado

que la tecnología empleada en la minería durante el siglo XVI no tuvo mayores cambios con

relación a periodos anteriores,26 darían un nuevo lugar al papel del conocimiento científico

en el control, manejo y ordenamiento de la naturaleza. La posibilidad de realizar una

extracción eficiente y ampliar la oferta de productos naturales, se consideraba que radicaba

25 Dado que aquí se abordan de manera general sucesos del siglo XVIII y XIX, épocas en las cuales se reordena la figura administrativa (el paso de Virreinato de la Nueva Granada al sueño de Bolívar de la Gran Colombia y su posterior desintegración en 1830), haré referencia únicamente a los lugares que coinciden con lo que hoy es el Estado-nación colombiano. 26 En el caso de la minería de aluvión los cambios que introdujeron los españoles se restringieron a “la utilización de herramientas más perfeccionadas. En vez de la barra de madera, se incorporó la barra de hierro de punta acerada, aunque para trabajos más livianos preferían utilizar una pieza plana de hierro acerado, en forma de gubia, dotada de una manija de madera, herramienta que continúa en uso. En sustitución de las bateas de lavado fabricadas de barro, se adoptaron vasijas de madera, y los dos trozos de corteza utilizados para la remoción de la grava, se cambiaron por utensilios de madera fina en forma de cuchara” (Nisser, 1990 [1834], p. 23). De acuerdo con Colmenares, serían los africanos, encargados de las cuadrillas quienes podrían haber aportado elementos significativos (1988, p. 35).

38

en la aplicación de principios científicos que permitieran mediante el control de la

naturaleza, dominar los grupos sociales existentes en los territorios y, por tanto,

incrementar el poder económico y político (Borja, 2006, p. 134).

Uno de los proyectos más importantes de esta época avalado por la Corona Española, fue

la expedición botánica,27 la cual tenía entre sus objetivos identificar y caracterizar la riqueza

natural del territorio. José Celestino Mutis, quien direccionó este trabajo, realizó aportes

técnicos a la minería en Pamplona, mucho antes de ser aceptada su propuesta de

investigación. Allí introdujo la técnica de amalgamación, además, ejerció como director de

Minas del Virreinato y desde allí motivó la llegada de Juan José D’Elhuyar, químico y

mineralogista español que trabajó a su lado. La influencia de Mutis y su legado no sólo se

situó en la botánica sino en la minería, desde la cual se iniciaría la formación en ingeniería

en el país, gracias a él y a sus colaboradores, quienes serían docentes en épocas posteriores

(Álvarez, 1994, p. 21). La minería sería el vehículo desde entonces para el conocimiento

ingenieril y su promoción en el país.

A finales del siglo XVIII otro viajero científico, Alexander Von Humboldt, realizó un recorrido

por América, el cual permitió promocionar la región e incentivar la llegada posterior de

otros científicos. Humboldt, quien tuvo formación en minería y experiencia en el tema

gracias a sus visitas y trabajos en diferentes lugares de Europa (Navarrete y Suárez, 2012, p.

166), se interesó ampliamente por la minería en México y en Perú. En la Nueva Granada,

con la información de los libros de la Casa de la Moneda (Torres y Salazar, 2002, p. 77),

estableció los valores de la producción de oro, a partir de la división del país en tres

regiones: Chocó, Barbacoas y la parte meridional del Valle del Cauca y la provincia de

Antioquia. Sin embargo, Restrepo (1952, p. 191) replicó los valores dados en Antioquia, al

considerarlos inexactos por simplificarlos en más de un cincuenta por ciento de lo que

señala este autor era el valor real.

La ciencia como vía para consolidar la actividad minera

A lo largo del siglo XIX llegaron científicos extranjeros al país, algunos motivados por la

solicitud del gobierno para fomentar el espíritu científico en el país, unos más para

articularse a empresas mineras localizadas en los centros más importantes como Antioquia,

27 Para el momento en que se aprobó la expedición botánica bajo la etapa borbónica, Antioquia atravesaba por un proceso de intensos cambios. González (2007) señala que, en el siglo XVIII, en su segunda mitad y los primeros quince años del siglo XIX, se produjo una etapa de transformaciones en todos los órdenes sociales, al pasar del periodo colonial a comienzos del republicanismo.

39

Marmato y Mariquita, y otros tantos para realizar investigaciones independientes en

geología. Lo común en los tres casos, es la relación directa entre el conocimiento científico

y la minería, puesto que el objetivo era producir nueva información que permitiera dar

cuenta de posibles productos a explotar, mediante el inventario geográfico y geológico.

Información que se disponía para las arenas científicas y desde allí circulaba para otros

posibles interesados.

A principios del siglo XIX, con el movimiento independista, ya no sería la Corona la que daría

el aval a los viajes científicos, sino que sería el naciente gobierno criollo. Las primeras

relaciones económicas con Inglaterra sin intermediación de la Corona, se dieron en el marco

de la búsqueda de fondos para el proyecto de independencia, a partir de los intereses

económicos que Gran Bretaña tenia sobre México y Nueva Granada, los cuales a finales del

siglo XVIII y hasta 1820 serían los principales productores de plata y oro. Durante este último

año, el vicepresidente Francisco Antonio Zea estableció un acuerdo con Herring, Grahan &

Powells en torno a una deuda contraída, la cual fue respaldada con las minas del país; desde

allí se daría la entrega de las minas de Supía, Marmato, Quinchía y Riosucio a los ingleses y

desde ese momento llegarían ingenieros de minas para implementar nuevas técnicas

dirigidas a aumentar la productividad (Gärtner, 2005, p. 146).

Durante el encargo de la presidencia por parte de Santander, éste le pidió a Francisco

Antonio Zea establecer una escuela de minería (Álvarez, 1994, p. 24-25). De allí surgió la ley

que en 1823 estableció la aprobación de una misión científica (Restrepo, 1952; Torres y

Salazar, 2002), en cabeza de Mariano Eduardo de Ribero, director de la división de geología

y franceses como Jean Baptiste Boussingault, quien tenía a cargo el área de química y se

desempeñaría junto a Justin Maria Goudot, James Bordón y Francois-Desiré Roulin,

fisiólogos (Torres y Salazar, 2002, p. 141). La importancia de este decreto radica en el

estatus que se buscaba darle a la minería en el país, ya no solo mediante la técnica empírica

sino a través de la integración de la ciencia como la vía para consolidar un área que para la

época era considerada próspera y con mucho futuro. En este mismo sentido, Restrepo

destaca, a partir del análisis de los principios del decreto, como éstos logran dar sentido al

papel de la minería en la Nueva Granada e incentivan la explotación desde las ciencias

naturales, las cuales constituyen la ruta para impedir que los metales preciosos y en general

los minerales existentes en el país se mantengan encubiertos (1952, p. 214).

La argumentación de Restrepo (1952) empieza a esbozar la manera en que se inserta y

relaciona el conocimiento científico y la minería, ya no sólo a partir del inventario, sino de

la integración de nuevas técnicas que permitan la extracción. Serían los principios

científicos, los que permitirían descifrar aquello que yace oculto y sacarlo a la luz para dar

40

prosperidad a los pueblos. Esta operación de traer a la luz aquello que yace oculto mediante

la ciencia, es una expresión de lo que significa ésta como faro iluminador de la conciencia;

así la posibilidad de insertar métodos e innovaciones desde Europa, constituía una

preocupación para la élite criolla, que buscaba legitimar la inversión extranjera y el anhelo

de insertar los parámetros ilustrados. La vinculación de metalurgistas europeos articulaba

un doble interés, por un lado, lo relacionado con la técnica y el mejoramiento de procesos

de extracción y de otro lado, dada la crisis que atravesaba la minería, se buscaba dar mayor

credibilidad para la obtención de crédito externo (Gärtner, 2005).

La minería se consideraba para esta época una actividad central para la prosperidad de

Antioquia, la cual, como lo plantea Restrepo (1952, p. 202), corresponde a una vocación

establecida por mandato divino, considerando que la naturaleza fue creada para el sustento

del ser humano; así activar la minería como empresa económica correspondería al curso

normal de la historia, no hacerlo al contrario acarrearía perjuicios. En términos económicos,

en la élite ilustrada ya se podía evidenciar una tendencia a considerar la minería como la

actividad productiva que mayores réditos produciría. En este argumento subyacía la idea

en torno a que cada pueblo simplemente requería para alcanzar el progreso, el examen de

sus fuentes de riqueza, es decir, las ‘dotes’ que la naturaleza les proveía. Uribe et. al., así lo

nombraban:

Querer dar en esta provincia la preferencia a los trabajos agrícolas sobre los mineros, es

desconocer enteramente su verdadera situación. La Providencia al derramar oro en toda su

superficie, i al depositarlo en las entrañas de sus cordilleras, la hizo predestinada a ser

minera como el único medio de llenar su misión. […] los antioqueños no deben tener la

ridícula pretensión por ahora, de enriquecerse con la esportacion de frutos, cuando el oro

de sus veneros es el solo artículo que pueden sacar de sus montañas i esportar por sus

veredas. Déjese a la provincia de Antioquia una misión puramente agrícola, i sus pueblos

medianamente florecientes hoi, caerán al momento porque el suelo rechaza tal pretensión

(Uribe et al., 2007 [1856], p. 92-93).

Personas prestantes de la época, como José Manuel Restrepo (2007, [1809]), consideraban

que las técnicas empleadas resultaban insuficientes para la actividad extractiva, de allí la

necesidad de implementar innovaciones tecnológicas que permitieran renovar la

producción e incentivar la explotación por parte de capitalistas extranjeros. Las nuevas

tecnologías y técnicas que se esperaban poder introducir correspondían al manejo europeo

de la minería, en tanto éste respondía a parámetros científicos coherentes con los

requerimientos del mercado: profundizar la extracción, minimizar los tiempos y aumentar

los niveles de producción para incrementar las ganancias por exportación. En esta senda,

era entonces el conocimiento científico la vía para el establecimiento de formas de

41

explotación eficaces, a partir de las cuales se consideraba era posible expandir los

rendimientos mediante la aplicación de métodos y técnicas novedosas; sin embargo, dado

que para la época no se contaba con expertos locales,28 se incentivó la llegada de científicos

extranjeros.

El Estado nación, en pleno proceso de formación, articuló también el conocimiento

científico a su proceso de intervención en el control del territorio, los recursos y la

población, como parte del objetivo de alcanzar el progreso; no es extraño entonces, como

afirma Margarita Serje, que en el campo político se desempeñaran geógrafos, que a partir

de su trabajo académico apoyaron “la creación de una imagen fundacional de la nación, así

como de su territorio y de sus habitantes, y, por otra parte, imprimieron en la gestión del

Estado las urgencias de esta mirada” (Serje, 2011, p. 115).

El cañón del Cauca a través del ojo científico: los científicos al servicio del

Estado y las empresas mineras

La misión científica se mantuvo desde 1823 hasta 1829 y dejó un legado importante en

relación con la minería, la geología y la química. Posteriormente, varios de los profesores

traídos terminaron articulados a las casas inglesas, que en respaldo a sus préstamos recibían

títulos de minas. Este es el caso de Boussingault, quien fuera de la escuela, se desempeñó

primero como comisario hacia 1825, con el objetivo de mediar entre los intereses del Estado

frente a la Colombia Mining Company; en 1827, ejerció como superintendente de esta

compañía, a la par que sostenía un contrato con el Estado, el cual lo delegó para realizar un

inventario de las minas estatales, con este fin se dirigió hacia Antioquia en 1825 (Gärtner,

2005, p. 162). El ingeniero francés realizó descripciones geológicas de Marmato, haciendo

énfasis en relación con el oro, en el tipo de formación, su localización, y la filiación de los

terrenos de Marmato con la provincia de Antioquia. En esta última realizó un recorrido por

varios centros mineros y surcó el río Cauca en su tramo navegable (Robledo, 1920, p. 9). En

Antioquia visitó las minas de Buriticá y describió la relación entre oro y río:

Los numerosos trabajos de Buriticá y sus alrededores se practican en la roca que he descrito,

28 Hasta finales del siglo XVIII no existía lo que hoy conocemos como educación primaria, la formación estaba

a cargo de los padres o preceptores en el hogar. Hacia los doce años, momento de ingreso a la Universidad, era necesario pertenecer a la llamada “república de blancos”, es decir, había que demostrar «limpieza de sangre» y que en la familia no se habían desempeñado oficios manuales. De esta manera, quienes se formaban en alguna de las facultades existentes –filosofia, teología, medicina o derecho– se identificaban con la élite, aunque esta no era estrictamente la composición del estudiantado, pues era frecuente encontrar en sus filas a hijos de criollos o blancos pobres” (Borja, 2006, p. 131).

42

la cual se diferencia sensiblemente de la sienita porfídica. Allí se explotan en galerías

pequeñas y también a cielo abierto una multitud de venas de arcillas amarillas que encierra

sulfuros metálicos, paco y oro, y aunque se halla muy diseminado es necesario reconocer.

Cuando pasan las lluvias vense por dondequiera las mujeres lavando las arenas. He

observado que donde los arroyos arrastran oro no se implora la caridad a nadie; el pobre

pide su limosna al río (Robledo, 1920, p. 10).

En general, frente a la provincia de Antioquia, Boussingault destacó su riqueza en oro,

incluso Nisser (1990 [1834], p. 16) retoma una comunicación que hizo este científico a

Humboldt, la cual aparece con fecha de abril de 1826 y fue publicada en 1827 en el volumen

35 de Nouvelles annales de voyáges, donde señala que la provincia es una de las regiones

con mayor riqueza aurífera en el mundo, afirmación que se sustenta no solo en los

porcentajes extraídos sino en la cantidad presente en la formación de pórfido sienítico.

Boussingault también realizó experimentos con relación al oro nativo, su objetivo era

estudiar la composición del oro argentífero. Para ello recopiló muestras de oro de Supía,

Quiebralomo y Marmato en el cañón del río Cauca y realizó un estudio amplio de las

técnicas empleadas en estas minas, dando cuenta de los métodos de separación más

efectivos y los procedimientos a mejorar para aumentar la extracción.

Además de los científicos que vinieron en el marco de la misión científica, llegaron al país

desde 1824 algunos ingenieros de minas con el objetivo de desarrollar trabajos en minería

particularmente en Antioquia y Marmato. Ellos fueron Eduardo Walker, Karl Ulrich

Hausswolf, Carlos Segismundo de Greiff, Tyrrel Moore, Pedro Nisser, Carlos Degenhardt,

Enrique Haeusler, Carlos Greiffenstein, entre otros. Marmato, como parte del área de

influencia del río Cauca, se convirtió en el epicentro de extranjeros en el país hacia la

primera mitad del siglo XIX. Allí se concentraron ingenieros de diversas procedencias

interesados en la explotación minera. Dentro de los intereses de estos ingenieros, además

de experimentar nuevos rumbos, estuvo el promocionar lo que consideraban una riqueza

minera con gran potencial para negocios importantes y el establecimiento de nuevas rutas

comerciales. En sus textos se evidencia el interés de demostrar mediante perfiles

geológicos, experimentos de la calidad del oro, cuantificación de la producción y

caracterizaciones geográficas, las razones por las cuales Antioquia y los centros mineros

localizados en el cañón del río Cauca eran lugares atractivos para la explotación.

Segismundo de Greiff (1955a. [1852]) llegó incluso a afirmar que la Nueva Granada, gracias

a su ubicación estratégica y contenidos minerales, podía llegar a competir con centros como

Australia y California, pero esto sólo sería posible, en sus palabras:

[...] en descuajar los inmensos y feraces terrenos, que se extienden con todo el brillo de una

lozanía imperial hacia los márgenes de ambos Océanos: tan pronto, como la poderosa e

43

irresistible voluntad propia de nuestra época se proceda a la empresa que ha de confundir

las olas de ambos mares: esta tierra privilegiada y dotada de todos los dones de la

naturaleza, será el punto giratorio del movimiento industrial del mundo entero (De Greiff,

1955a. [1852]). p. 57).

El retraso en la economía minera, según este ingeniero, obedecía a dos razones: la primera,

la imposibilidad de introducir los adelantos científicos de Europa por la dificultad para

interactuar en términos intelectuales y la segunda, la imposibilidad de introducir los

inventos mecánicos ya existentes en Europa. Para este ingeniero la minería constituía una

ciencia y por tanto, para su acertado manejo se requiere la aplicación metódica de

principios racionales y la utilización de técnicas y herramientas novedosas. Los minerales

desde su concepción, constituyen un reino particular de la naturaleza, del cual en el caso

de Antioquia se han extraído más de diez mil libras que van a circular a los mercados

transatránticos (De Greiff, 1852b, p. 62).

Para la primera mitad del siglo XIX, de acuerdo con las narraciones de estos ingenieros, la

minería no gozaba de buen prestigio, esto a causa de los fracasos de empresas mineras

tanto en México como en la Nueva Granada. En el caso de esta última, Segismundo de Greiff

(1852a, p. 63) atribuye las causas de las pérdidas a tres razones: la falta de experiencia en

relación con las condiciones locales, la falta de organización de las empresas y el interés

particular de especular en la bolsa, que significó un descuido de las minas propiamente

dichas, llevando a su ruina. Frente a ello, proponía el ingeniero, era necesario un

conocimiento adecuado de las características del país y el reconocimiento de sus depósitos

minerales. En el caso de la Nueva Granada resalta cómo sus cordilleras se encuentran

atravesadas por filones de oro, al igual que las corrientes de agua, tanto los arroyos como

los ríos más caudalosos guardan depósitos auríferos; estas características debían constituir

noticia importante para todos aquellos interesados en beneficiarse de la minería,

considerando que no se encontrarían condiciones iguales en ninguna otra parte del mundo

(De Greiff, 1852a, p. 68-70).

El trabajo de Segismundo de Greiff esperaba convertirse en una hoja de ruta que

promoviera la inversión en el país, relato que no se distancia del realizado por Pedro Nisser,

ingeniero sueco, quien publicó su trabajo por primera vez en inglés en el año 1834, con el

objetivo de generar credibilidad a nivel internacional que permitiera promover la inversión

extranjera. Su narración se centraba en Marmato, lugar que permitía mostrar los

argumentos que quería desarrollar Nisser frente a la riqueza en oro de estas tierras y su

posible aprovechamiento a través de nuevas inversiones que promovieran la innovación

tecnológica y así la extracción de los metales preciosos desde la profundidad de las entrañas

de la tierra. Para Nisser, las ventajas de un centro minero como Marmato no eran

44

aprovechadas, en tanto los rendimientos eran insuficientes para la concentración de

minerales que existían allí, los cuales incluso describía como inagotables (Nisser, 1990

[1834], p. 13).

El registro de este ingeniero tiene un énfasis particular en los ríos navegables, los cuales

durante el siglo XIX eran centrales para la comunicación, ante la inexistencia de vías. En su

trabajo, Nisser incluye la cartografía de los ríos navegables entre la costa y la provincia de

Antioquia, diferenciando las ventajas del río Magdalena frente al Cauca, “el primero de los

cuales sirve de medio de transporte a las mercaderías, en una travesía de cinco días, hasta

la ciudad de Medellín, capital de la provincia. Por el río Cauca, dicho recorrido tomaría

nueve días” (Nisser, 1990 [1834], p. 15). La característica de poca navegabilidad del río, lo

marginaba como ruta de tránsito y lo posicionaba como frontera para la expansión marítima

y el flujo comercial de mercancías, pero poseía un atractivo diferente, era un reservorio de

oro que brillaba como oportunidad para quienes buscaran ampliar su economía. El Cauca,

señala Nisser, es un río de particular belleza en toda el área que recorre: “un ramal de los

Andes corre por la región occidental del río Cauca, cuyo curso va de sur a norte […] El ramal

del Cauca no tiene gran altitud, pero los materiales que lo constituyeron ofrecen notable

atractivo […] abunda el oro” (Nisser, 1990 [1834], p. 62).

Los trabajos de los ingenieros en Marmato tuvieron efectos diferentes, la creación de

herramientas y la implementación de nuevas técnicas modificaron sustancialmente el modo

de extracción de minerales, al incrementar los niveles y de manera directa los rendimientos.

La ampliación implicó una profundización en el suelo, dado que como ellos señalaban, la

forma en que se realizaba tradicionalmente, cobijaba sólo de manera superficial las

“producciones naturales”. En particular, el ingeniero Tyrrel Moore29 construyó e introdujo

herramientas como el molino de amalgamación, bocartes, máquinas hidráulicas, trapiches

de fuerza hidráulica y hornos de fundición e hizo subir “champanes por el Cauca” (Torres y

Salazar, 2002, p. 145), los cuales se emplearon a nivel regional en otros centros mineros

dedicados no sólo a la minería aurífera sino a la extracción de plata.

A nivel técnico la producción no se limitó a la materialización de nuevas formas de

extracción, también se concentró en la producción de informes escritos, en los cuales se

incluía información sobre la población, los recursos y los territorios. Aquí fueron

importantes los mapas como mecanismo de poder en los que, mediante la representación,

se procedía a nombrar, ordenar, jerarquizar y producir nuevos espacios. Las concepciones

científicas ilustradas en las cuales se amparaban las descripciones y lecturas de los

29 Tyrrel Moore llegó al país para trabajar en las minas de Marmato con la Sociedad de Minas de Antioquia,

creada hacia 1828 (Torres y Salazar, 2002, p. 145).

45

extranjeros, guardaba de manera subyacente una mirada económica en la que se buscaba

bosquejar los posibles nuevos lugares de explotación y actualizar la información de los que

aún se encontraban vigentes (ver mapa 4). De esta manera, el mapeo se convirtió en un

recurso de dominación, al expresar mediante la representación una forma particular de

concebir el mundo.

Mapa 3. Provincia de Antioquia en la República de la Nueva Granada de Carlos Segismundo De Greiff 1971. Holografía de la edición realizada en Paris en 1857.

46

Harley hace alusión a la relación entre mapas, conocimiento y poder, para señalar

justamente que éstos no están exentos de valores, por el contrario, a partir de los signos,

el contenido seleccionado y los estilos de representación a partir de los cuales se persuade

hacia ciertos tipos de relaciones sociales (2001, p. 53). En este sentido, cobra vigencia el

planteamiento de Margarita Serje en cuanto a la imposición del orden colonial en América,

el cual, según la autora, se dio mediante el saber cartográfico en tanto “el mapa representó

el punto de partida y el modelo para la apropiación colonial del territorio” (Serje, 2011, p.

90). El mapa, desde la producción científica, se convirtió en una herramienta para la

producción en esta época de distritos mineros, en los que mediante la movilización del

“reconocimiento de características geográficas y geológicas” se estableció un ejercicio de

prospección y reconocimiento, en el que se interrelacionan dos procesos: la producción de

conocimiento y el poder, en tanto aparece la pregunta: a quiénes se busca entregar los

datos recogidos y entonces de qué manera se articula la ciencia con la economía, cómo se

produce una naturaleza en la que se expresa una forma particular de ver. Es entonces a

través de la producción de mapas que podía ser posible mostrar en Europa las expresiones

de la naturaleza tropical exuberante que aguarda con reservas, la inversión de capitales

extranjeros, en tanto “el mapa no sólo representa el territorio, lo produce” (Montoya, 2007,

p. 167), asignando nuevos valores y entramados que subyacen a unas concepciones

específicas que son impuestas en reemplazo de la realidad, para legitimar una forma de

apropiación específica de la naturaleza no humana.

Desde la ciencia geológica e ingenieril, la idea que subyace al ejercicio de mapear es la

concepción de una naturaleza externa, en la que el ser humano siguiendo las leyes

“naturales” la interviene mediante la extracción de sus “producciones”, dispuestas para el

servicio de la humanidad. Estas concepciones que entrecruzan valores cristianos en torno a

lo natural e ideas económicas, dirigen el saber hacia el esbozo de paisajes, ríos y regiones

en perspectiva de potenciales lugares de explotación. Es importante detenerse en esta

concepción de “producciones naturales”, en tanto nos da una idea de la forma en que se

concebía la naturaleza para la época en el marco del saber científico como forma de

conocimiento. Desde allí la naturaleza como esfera diferente al ser humano, poseía unas

cualidades intrínsecas que le otorgaban según su composición un destino específico. El ser

humano entonces se limita a aprovechar las “bondades” y los “regalos” que las entrañas de

la tierra producen, lo cual responde al rumbo “natural”, pero además a la concepción de la

existencia de unas “leyes universales”, que tan sólo deben ser descubiertas por los

científicos para emplearlas en el porvenir de los pueblos. Así, por ejemplo, Vicente Restrepo

en su objetivo de promover la inversión extranjera en el país, hace alusión a la ausencia de

un conocimiento geológico en relación a los pasos o normas fijas que se deben seguir para

la explotación minera, pero ante eso propone la realización de estudios detallados que

47

permitan descubrir las leyes que deben operar en cada situación particular (Restrepo, 1952,

p. 256).

La elaboración local de cartografía como parte del proceso de consolidación del naciente

Estado-nación sirvió para esbozar y planear estrategias de manejo territorial específicas. La

Comisión Corográfica, por ejemplo, retomó la elaboración que realizó Moore (Torres y

Salazar, 2002, p. 145) para la realización de mapas, los cuales se dirigían a ampliar el

conocimiento geográfico y dar a conocer las “producciones naturales” existentes en el país,

es decir, los metales preciosos que emanaban de las entrañas de la tierra. Las publicaciones

desde este punto de vista, se limitaban entonces a describir las características “naturales”

y sus atributos referidos a metales preciosos. Los informes detallaban lo que consideraban

era un sello particular de la Nueva Granada, sus bondades naturales y amplia diversidad de

minerales. M. A. Moulle, en informe que presentó en París en octubre de 1887, plantea:

Antioquia es indudablemente uno de los países del globo donde se encuentran en mayor

abundancia yacimientos auríferos de toda clase. Si con sus inmensas riquezas naturales no

ha llamado hasta el presente la atención de Europa, esto ha dependido principalmente de

su posición en el centro de Colombia, nación que, hasta los últimos años era, por decirlo así,

completamente desconocida del público europeo. Después de un viaje de estudios de

muchos meses en Antioquia, creemos poder decir que sus yacimientos auríferos, salvo

algunas excepciones, han sido apenas explorados superficialmente (effleurés) y

que, desde el punto de vista de la grande industria minera, puede considerarse que aún

están vírgenes (Restrepo, 1952, p. 73).

Los propósitos que movilizaron la llegada de expertos internacionales en relación con la

idea de progreso y la búsqueda de expansión del capital, permitió a éstos recopilar

información sobre las características geológicas y la geografía, información que se

convertiría en pieza clave para la producción de informes y documentación científica que

darían publicidad al país en particular con relación al potencial minero.

Conocimiento geográfico y geológico del país

El trabajo de Von Humboldt en América dio a conocer los países en los cuales realizó sus

investigaciones: Venezuela, Colombia y Ecuador y motivó a científicos europeos a llevar a

cabo investigaciones independientes en los mismos (Alert, 1999, p. 144). Las observaciones

de Humboldt publicadas en sus textos, estimularon el interés de geógrafos y geólogos por

viajar a América; para aquel momento, como lo propone Margarita Serje, la imagen que se

48

impuso de la América tropical, la posicionaba como representante del mundo natural,

evidencia de una

[...] naturaleza primigenia. Esta naturaleza, desconocida, es, sin embargo, cornucopia de la

abundancia, pues en ella se encuentra una profusión de tierras desposeídas y deshabitadas:

de “vastas soledades” pobladas de una fauna y una flora inusitadas, llenas de riquezas

minerales. Todo en ello en espera de ser debidamente explotado, de ser convertido en oro:

América es así una frontera imperial. Se halla, como sus habitantes, congelada en el tiempo,

en el pasado, en “estado de naturaleza” (Serje, 2011, p. 88).

En la segunda mitad del siglo XIX, científicos como Alfred Hettner, Wilhelm Reiss, Alphonse

Stübel y Hermann Karsten, realizaron viajes y observaciones en diferentes lugares de

Colombia y se convirtieron en precursores importantes tanto de la geografía como de la

geología en el país. Uno de ellos, el botánico y geólogo alemán Karsten, en su viaje por

América del sur recorrió Venezuela, Colombia y Ecuador entre 1844 y 1856 y hacia 1886

publicó Géologie de L’ancienne Colombie Bolivarienne: Vénézuela, Nouvelle-Grenade et

Ecuador, en este trabajo reseñó apartes importantes con relación al río Cauca y Antioquia

a partir de la descripción que hace de las cordilleras que recorren el país. En sus

observaciones sobre las características de éstas, hace alusión en particular a la riqueza

aurífera del cerro Caramanta:

Aproximadamente […] Este valle se divide en dos cuencas hidrográficas por una rama que

forma la división de las aguas, por 5° 20’ de latitud Norte, se divide, en el Cerro Caramanta

(3100 m de altitud), de ricas montañas metalíferas de las Cordilleras Orientales, y se dirige

al Oeste (Karsten, 1886, p. 34).

Además, Karsten elaboró cartografía de la geología de la región, entre la que se encuentra el mapa

geológico de la Gran Colombia:

49

Mapa 4. Mapa geológico de la Gran Colombia [Título original: Karte der verbreitung der

geognostischen formationen in Columbie, 1856]. (Fuente: Karsten, 1970?).

El interés de recorrer el cañón del río Cauca se dio particularmente por el reconocimiento

de Marmato como lugar minero por excelencia. Friedrich Von Schenk, quien visitó varias

minas cercanas a Medellín en su ruta hacia Marmato, se interesó por los pueblos de la

vertiente occidental del Cauca y en su texto describió las características que se rumoraban

del carácter de la gente que allí vivía. Frente a la minería, de los pueblos de esta zona

destacó a Valparaíso como lugar donde se practicaba el mazamorreo y más ampliamente

minería de oro y plata:

Las vertientes de estas montañas que dan sobre el río Cauca, existe una muy activa minería

de oro y plata, especialmente en la región del Arquía que forma la frontera, y en la muy

pendiente pared de las montañas de Marmato (más o menos 1.200 metros sobre el río

Cauca), y en los alrededores de Riosucio. Las minas de Marmato tienen fama desde tiempos

muy antiguos, y todavía hoy se encuentra entre las más ricas de Colombia (Von Schenck,

1953, p. 28).

50

El trabajo de Von Schenk y los demás científicos de la época, que produjeron

documentación sobre la geografía, la geología y los territorios, fue apreciado por aquellos

gobiernos interesados en ampliar las fronteras económicas y visualizar nuevas inversiones

(Santos, 1953, p. 2), en tanto proporcionaban información valiosa para el establecimiento

de nuevas empresas económicas, las cuales requerían tener un conocimiento sólido del

contexto local. Así por ejemplo, Robert White no sólo se dedicó a publicar sobre geología,

también produjo un texto acerca de las “razas aborígenes” (White, 1884), haciendo énfasis

particularmente en su forma de trabajar el oro, los artefactos empleados y la riqueza de las

piezas, las cuales se pueden contemplar a través de “guacas”. Éstas constituyen indicios del

trabajo indígena con el oro y señales para la búsqueda o ampliación de lugares a explotar.

En este siglo se mantuvieron los viajes de numerosos científicos con el mismo propósito,

como lo señalan De La Espriella y Espinosa (1997, p. 507): recopilar información de los

lugares visitados, sistematizarlos y analizarlos en Europa, para más tarde generar

publicaciones. La audicencia a la cual se dirigía era europea, situación que permite

comprender de acuerdo a estos autores por qué la información recopilada sobre Colombia

en el siglo XIX es posible encontrarla de manera más sencilla en Europa que en el país. Sin

embargo, la producción escrita a nivel geográfico no se limitó a lo elaborado por los

extranjeros, algunos pensadores locales escribieron diferentes textos30 en los que buscaban

ahondar en el conocimiento del país y mostrar de manera detallada las producciones de la

naturaleza. De acuerdo con González (2007), el interés de los ilustrados, tanto integrantes

del gobierno como de la élite criolla, era generar una moderna industria en la que se

articulara el pensamiento científico. De allí que una de las concepciones pilares fuera el

reconocimiento geográfico, desde la mirada de sus contenidos aprovechables para a partir

de ellos establecer parámetros de ordenamiento y control.

Desde esta mirada, el progreso de una sociedad dependía de las características geográficas

a las cuales estuviera sometido, esto significa que tanto el clima como la geología eran

modeladores de la sociedad y, por tanto, el futuro y el progreso se sujetan a las condiciones

del medio existentes. De allí que la geología se convirtiera en una ciencia importante para

la comprensión de la estructura del suelo y sus contenidos, conocimiento esencial para

30 Tomás Cipriano de Mosquera escribió el Compendio de geografía general política, física y especial de los

Estados Unidos de Colombia y tres opúsculos geográficos: Memoria sobre la geografía física y política de la Nueva Granada (1852), Compendio de geografía general de los Estados Unidos de Colombia (1866) y Diccionario geográfico. Asimismo se encuentran el Diccionario geográfico de los Estados Unidos de Colombia, de Joaquín Esguerra (1879); Geografía física y política de los Estados Unidos de Colombia, de Felipe Pérez (año); Geografía general del Estado de Antioquia en Colombia, de Manuel Uribe Ángel (1885); Nueva Geografía de Colombia, de Francisco Javier Vergara y Velasco (1888); Tratado completo de geografía universal, de Federico Lleras (1874) y el Compendio Histórico del descubrimiento y colonización de la Nueva Granada en el siglo XVI, de Joaquín Acosta (1848).

51

establecer las actividades económicas. Esta concepción que es conocida como

determinismo geográfico, era transversal al pensamiento geográfico y podía encontrarse

en los informes y publicaciones de la época:

El estudio de las grandes rocas ó grandes masas minerales caracteriza un país, da la clave de

las diferencias que se observan en las naciones y permite inducciones útiles tanto al político

como al militar, al comerciante como al estadista: las naciones reciben y conservan el sello

que les imprime el suelo en que viven; sus formas físicas y sus aptitudes morales dependen

en mucho de las riquezas naturales del territorio que ocupan: pocos ejemplos bastan para

demostrar estas verdades (Vergara, 1892, p. CDXLVIII).

En el caso de Antioquia, los poblados localizados en el margen occidental del río Cauca eran

descritos de manera tal que se pudiera dar cuenta de las personas que vivían allí, las

características geográficas y de la mano de la geología, el potencial minero con el que

contaban. Así, se resalta la situación de Caramanta, Valparaíso y Támesis como pueblos con

riqueza minera, pero con limitadas explotaciones a causa posiblemente de la insuficiencia

de capitales y conocimiento (Uribe, 2004 [1885], p. 461).

La “riqueza” en oro era una verdad irrefutable para la época, sólo era necesario describir

de manera detallada las formaciones geológicas que conformaban las diferentes regiones,

para ello, se especifican el tipo de filones y las principales minas. Para Manuel Uribe (2004

[1885], p. 461), Nuevacaramanta era el pueblo con mayor número de filones de oro y otros

minerales, pero reseña que para la época solamente estaban en funcionamiento las minas

de Yarumalito, La Soledad, Papayal y La Condesa como las más importantes, pero de manera

profética, señala: “no dudamos, sin embargo, que llegará un día en que la ciencia desarrolle

la industria minera, y entonces el distrito de Nuevacaramanta será conocido por su

importancia en lo relativo a metales preciosos” (Uribe, 2004 [1885], p. 461). Valparaíso,

también es destacado por Uribe (2004 [1885], p. 467), para quien la vecindad con las minas

de Marmato y Supía constituían la prueba irrefutable de la riqueza aurífera en la zona.

Tomás Cipriano de Mosquera, quien fue un destacado geógrafo, resalta en sus relatos la

cuenca del río Cauca, como uno de los lugares donde se localizan las minas de oro con mayor

riqueza (De Mosquera, 1852, p. 12) y en sus montañas “filones y betas” (De Mosquera,

1852, p. 59). Sería él quien como presidente designaría a Agustín Codazzi como el encargado

de realizar la Comisión Corográfica, la cual, como empresa científica, era ambiciosa en

términos de recopilar información sistemática que permitiera esbozar la idea naciente de

nación, que en medio de transformaciones permanentes parecía diluirse. El papel del

conocimiento experto en este proceso, como vehículo de gobierno para unificar territorios

y crear una identidad, era uno de los ejes principales de la comisión, al igual que la búsqueda

52

de legitimidad y sustento de la visión que deseaban las élites de la época en torno a la

geografía del país desde la mirada de los viajeros europeos, como lo propone Serje (2011,

p. 116). Sin embargo, no sólo se buscaba posicionar la visión europea en relación a la lectura

geográfica, sino la promoción de la inversión extranjera. Vicente Restrepo, en su libro sobre

las minas de oro y plata en Colombia, retoma las afirmaciones de José Manuel Restrepo

para quien la inversión de capitales tanto internos como extranjeros obtendrían rentas

importantes, al encontrarse el oro en abundancia y no requerir conocimientos sofisticados

para su procesamiento, aunque sí inteligencia para coordinar la extracción subterránea, de

la cual se pueden obtener mayores rendimientos si se realiza por parte de extranjeros

(Restrepo, 1952, p. 24).

El tipo de conocimiento que se esperaba poseer para la época con relación al manejo de

minas, se relacionaba con el dominio de técnicas y la posibilidad de implementar

innovaciones en las formas de extracción, de allí que el papel de la ingeniería de minas

resultara fundamental en términos de requerir los fundamentos prácticos para la

extracción. El conocimiento de las características del suelo y en general de la geografía tenía

un papel preponderante por parte de los intelectuales locales, por esto no es extraño que

Vicente Restrepo resuma en tres aspectos los requerimientos para el mejoramiento de la

actividad minera en la provincia de Antioquia: en primer lugar, la modernización de los

métodos de beneficio, en segundo lugar, la finalización de la construcción del ferrocarril y

por último, el mantenimiento y mejoramiento continuo del Colegio de Minas con el

propósito de capacitar ingenieros expertos que puedan direccionar de manera eficaz las

diversas explotaciones en el país (Restrepo, 1952, p. 62).

Para finales del siglo XIX el espíritu de la élite económica proclive a la modernización,

impulsó la creación de escuelas de ingeniería que respondieran de manera eficaz a los

requerimientos técnicos de la construcción de caminos, puentes, el ferrocarril y por

supuesto del desarrollo de nuevas técnicas y herramientas para la actividad minera. Con

estos ideales se creó en 1874 la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Antioquia y años

más tarde, en 1887 se abrió la Escuela de Minas con la promesa de la estela modernizadora

a partir de la ciencia. Aquí, se inició una nueva fase en la relación entre economía y ciencia,

hasta este momento el conocimiento científico en términos de la ampliación de la técnica

se restringía a los aportes de extranjeros desde la óptica de la aplicación específica de

conocimientos, pero desde este momento se esperaba contar con profesionales locales,

preparados en concordancia con los requerimientos de la élite empresarial de la época. Ya

la búsqueda no giraba en torno a impulsar la llegada de expertos para trabajar bajo el

mando de locales sino incentivar la inversión extranjera.

53

El trabajo de Vicente Restrepo es muy ilustrador en este sentido, él brindó una serie de

recomendaciones para la ejecución de un proyecto minero, de las cuales dependería su

éxito. Lo primero que debe tenerse en cuenta es contar con información detallada acerca

de la composición de los depósitos minerales, esto significa acercarse en detalle al

conocimiento de las “leyes naturales” que definen las características de las concentraciones

de los metales, observar su composición y cambios en diferentes profundidades. Restrepo

fue formado en química, geología y mineralogía y abrió en Medellín en 1850 un laboratorio

químico, razón por la cual sus consideraciones se amplían de manera detallada al análisis

del mineral en sí mismo, su extensión y cantidad en el lugar de interés. Restrepo de esta

manera formulaba los aspectos que hacen parte de lo que se considera hoy parte de la

etapa de prospección y exploración, de las cuales se esperaba obtener los datos suficientes

para determinar si un lugar es atractivo para la explotación, al incluir la información

financiera respecto a los costos totales de extracción y las ganancias que de allí puedan

derivar. El éxito de una empresa minera, resalta Restrepo, depende de la cantidad de

conocimiento que se imprima en esta fase, aún en centros mineros de reconocimiento es

necesario hacerlo para aumentar las probabilidades de beneficio (Restrepo, 1952, p. 256).

En el caso del país, Restrepo hace énfasis en otras ventajas para invertir y es la

disponibilidad de mano de obra, con capacidades físicas e inteligencia para desempeñarse

en la minería, pero que no demandan salarios significativos. Su capacidad de aprendizaje es

notoria, al punto que la dirección de empresas puede realizarse por parte de locales, tras

aprender de extranjeros los principios de aplicación científica para la industria (Restrepo,

1952, p. 259). No será hasta que se implanten los grandes capitales y los métodos y técnicas

de la explotación se refinen que no será posible que le llegue a Colombia la prosperidad, en

palabras de Restrepo, quien cierra su apartado con una pregunta para el futuro en términos

de cuándo será que le llegue al país su momento de auge minero:

¿Será cuando se pongan de nuevo en laboreo las afamadas minas del Darién; cuando

poderosos monitores remuevan las capas de los aluviones del Chocó, o cuando se lleguen a

extraer, por medio de costosas máquinas, los depósitos de oro de incalculable riqueza que

guardan en sus lechos los ríos Atrato, San-Juan, Nechí, Porce, Cauca y sus numerosos

afluentes? Este problema lo resolverá el porvenir, quizá no muy tarde, pues la historia nos

demuestra que los pueblos encuentran generalmente a su alcance los elementos que

necesitan para el desarrollo de su progreso y el desenvolvimiento de su riqueza, cuando

éstos son necesarios (Restrepo, 1952, p. 215).

En el siglo XIX se mantuvo una continuidad en el establecimiento de una economía basada

en la exportación de las producciones naturales. Si bien el oro fue uno de los principales

productos, la demanda y las fluctuaciones en los precios en el ámbito internacional

54

determinaron el establecimiento de la materia prima a exportar o la implementación de

cultivos como el tabaco. La idea de una “vocación natural” sustentó las bases de una

economía aurífera que se fortalecía con los ciclos de bonanza y de repente perdía

importancia con las variaciones del mercado (Ceballos, 2006, p. 188).

A mediados del siglo XIX, como lo sustenta Vélez, la minería en la región antioqueña era el

eje central, articulado a las áreas del norte, oriente y occidente, pero en la región del

suroeste, lo que denomina este autor la parte meridional, se diferenciaba por ser un centro

agropecuario, producto de una transformación lenta en la que se combinó la tenencia de la

tierra en grandes haciendas ganaderas y alrededor la concentración de pequeñas unidades

familiares dedicadas a la agricultura, así la ruta económica en esta zona, combinó la

explotación minera de forma marginal, dado que nunca alcanzó los niveles de la época

colonial, junto a la ganadería concentrada en haciendas y la economía familiar basada en la

agricultura de autoconsumo de forma mayoritaria. Este panorama como propone este

autor, marcó un debate a nivel regional en relación a la dirección de la economía

antioqueña, si sería agropecuaria o minera, debate que tenía en el centro la definición de

la forma en que se conseguiría el “progreso” en Antioquia y como protagonistas a Vicente

Restrepo, Manuel Uribe Ángel y Teodomiro Llano (Vélez, 2002, p. 94-95).

Recapitulación

En este capítulo abordé la forma en que se promovió la llegada de científicos extranjeros,

primero bajo el auspicio de la Corona española con el objetivo de mejorar el conocimiento

sobre las riquezas naturales en sus colonias y establecer nuevas técnicas para el

mejoramiento de la extracción del oro. Un segundo momento en el que se incentiva la

llegada de científicos europeos, como parte del proceso de formación del Estado-nación,

dirigido a fomentar el espíritu científico en el país, que derivó posteriormente en la

inserción de varios de ellos en empresas localizadas en los centros mineros de la época en

Antioquia, Marmato y Mariquita y otros más que viajaron como parte de un proyecto

académico, en el que de igual forma se realizaba inventario de las características

geográficas, geológicas y el genio de sus gentes, información que circularía en el ámbito

científico a través de informes y artículos dirigidos al público europeo, pero que también

serviría de base para aquellos interesados en desarrollar nuevas rutas económicas en el sur

del continente americano.

En los relatos, producciones gráficas y documentos se registró la “riqueza en oro del río

Cauca”, el potencial minero y las posibilidades de emprender explotaciones exitosas, pero

55

solamente si se transformaban los métodos de extracción y se lograba articular el

conocimiento científico para disminuir la incertidumbre y los riesgos que implicaba la

empresa minera. Para finales del siglo XIX, se resaltó también la importancia del ferrocarril

y el fortalecimiento del Colegio de Minas como posibilidad para educar ingenieros

colombianos capaces de tomar la dirección de las posibles rutas extractivas en el país.

Técnica, capital y academia, serían los ejes a trabajar para las élites económicas interesadas

en promover la inversión extranjera en la minería, dado que además para ese momento ya

había sido registrado el depósito de oro en la región de estudio, que años más tarde

promocionaría la producción de espacios extractivos.

A finales del siglo XIX se daría el primer debate con relación a la ruta económica a seguir, si

agricultura o minería, inclinándose la balanza de acuerdo a los intereses en juego. Quienes

promocionaron la minería, veían en ella la senda del progreso como parte de la ruta natural

y la posibilidad de obtener grandes rendimientos, pero solo si se lograba la inversión de

capital extranjero, la mejora en las técnicas e instrumentos de extracción, que para aquella

época se consideraba era posible al aplicar los adelantos de la ciencia europea.

56

Capítulo 4. La promoción del país minero

A finales del siglo XIX, según reseña Espinosa (1989), las grandes expediciones científicas

dirigidas por extranjeros habían terminado y sus obras se publicarían en francés o alemán

con poca difusión en el ámbito nacional, situación que incidió negativamente en el

desarrollo del conocimiento científico del país. Sin embargo, para esta época ya había

colombianos formados en Europa y Estados Unidos, como Vicente Restrepo y Tulio Ospina,

quienes serían los impulsadores de la geología colombiana (Espinosa, 1989, p. 133). Para

estos científicos colombianos, era una preocupación la consolidación de empresas de

extracción, las cuales serían exitosas en tanto se contará con un plan de trabajo específico,

en el que se esbozaran de manera metódica los diferentes pasos a seguir, de los cuales

dependería el éxito o fracaso del proyecto. Vicente Restrepo (1952) señalaba la importancia

de obtener información previa suficiente con relación al tipo de metales, la concentración,

el tipo de suelo y las características generales del lugar donde se realizaría la intervención

minera. Esta planeación y diseño de la actividad minera anunció lo que sería unos años más

tarde un procedimiento complejo estructurado en diferentes fases, con el propósito de

disminuir las posibles pérdidas económicas.

Como hemos visto hasta aquí, la existencia de mineral aurífero en el país se documentó

ampliamente durante el siglo XIX por extranjeros y

nacionales, pero sería en el siglo XX cuando se

convertiría en objetivo estatal registrar la información

sobre las minas existentes. Para este momento se

creó el Ministerio de Industria, en el que funcionaría

una Sección Técnica que se encargaría de crear la

primera publicación seriada para asuntos mineros, el

Boletín de Minas y Petróleos que sería reemplazado

hacia 1950 por el Boletín de Petróleos y el Boletín de

Minas. De forma paralela a la Sección Técnica,

funcionó la primera institución de investigaciones

geológicas, llamada Comisión Científica Nacional 31

(Espinosa, 1989, p. 134), encargada de construir el primer mapa geológico del país, el cual

permitiría, además, entregar información a aquellos Estados interesados en las minas del

país y en tomar decisiones gubernamentales para su explotación (Posada, 1918, p. 77).

Carlos Lleras Codazzi, quien haría parte de la Comisión Científica Nacional, elaboró una

31 La imagen que aparece en el costado izquierdo del texto es tomada del folleto del material de Cartografía geológica y minería en Colombia (1980?).

57

caracterización de lo que llamó las regiones mineras. En ella, hace énfasis en lo que

considera es una relación directa “natural” entre la estructura geológica y la distribución de

las minas, pues de la primera dependería la producción del mineral (Lleras, 1926, p. 30). En

dicha clasificación, para el caso de Antioquia, registró32 como pórfidos y silenitas metalíferos

a las rocas eruptivas del fin del periodo Cretáceo, que se distinguen por la presencia en gran

cantidad de anfíbol:

Granitos en Andes y Bolívar; sienitas en Remedios, Angostura y Frontino; pórfidos sieníticos

en Caramanta (ramificación de la gran masa porfídica de Marmato), Buriticá, Titiribí, Pácora

y Sonsón; traquitas y andesitas en Manizales y Pensilvania y dioritas en San Vicente,

Barbosa, Amalfi, Anorí, Cáceres, Santa Rosa, Valparaíso, Jardín, etc. […] Con aquellas

erupciones recientes están relacionadas las más importantes de nuestras minas (Lleras,

1926, p. 40-41).

En esta clasificación dos aspectos son relevantes para el caso de estudio: por un lado, la

correlación entre Caramanta y Marmato como partes de una misma ‘masa porfídica’ y por

otro, la conformación de una región minera de oro, que en términos de proyectos de

explotación implica una ampliación en la escala, al pasar del distrito minero individual que

se explotaba durante el siglo XIX de manera dispersa, a la producción de unidades espaciales

mayores, en las que es posible unir varios centros mineros. Esto sin embargo, haría parte

del escenario científico, en la zona, la minería de aluvión y de veta, se mantuvo en lugares

particulares, siendo la producción marginal en comparación con otros centros mineros de

la región, en los cuales la principal actividad sería la minería, a diferencia del suroeste lejano,

subregión en la que se consolidó la producción agropecuaria. Es por ello, que el cambio de

unidad no se hará nítido hasta años más tarde cuando se inserte la categoría de cinturón

para nombrar la asociación geológica entre formaciones minerales afines, así que este

trabajo de Lleras junto al de Boussingault constituirían el precedente de la asociación que

años más tarde se agruparía bajo el nombre de Middle Cauca Belt.

De fondo, aquí hay un cambio en la concepción frente a la cantidad de oro disponible. Hasta

mediados del siglo XIX se consideró que su existencia era ilimitada, en tanto se partía de la

idea de abundancia permanente; sin embargo, durante los inicios del siglo XX, el objetivo

era colectar la mayor cantidad de información posible con relación a los depósitos de oro.

Así, el conocimiento científico se dirigió a profundizar en el inventario de la existencia de

minas en el país, y ya no sólo refinar los métodos de extracción; esto, entendiendo que los

32 Durante el siglo XIX Joaquín Acosta realizó una traducción de las memorias de Boussingault y Roulin en sus viajes por Colombia (1849), en esta obra en la parte introductoria se registró la syenita como una roca presente en la provincia de Antioquia y de pórfidos en diversas regiones del territorio granadino (En Boussingault y Roulin, 1849)

58

depósitos no son inagotables, que además cada uno tiene cantidades diferenciales y que

será el estudio detallado de los lugares de interés lo que permitirá producir espacios a

explotar e ingresarlos en los circuitos del flujo de capital.

Para ello es necesario codificar los lugares e inscribirlos en un lenguaje específico que

permita traducirlos hacia lo que se quiere mostrar. Este proceso no se estableció de manera

inmediata, sino a través de la adopción de procedimientos, técnicas y métodos cuya historia

se inscribe en la trayectoria de la “ciencia minera”, articulada a las dinámicas del mercado

y el mundo empresarial. Sería en la década de los años cuarenta, de acuerdo con Espinosa,

que se buscaría fortalecer a nivel gubernamental la explotación de recursos mineros y,

también en ese momento, petroleros. Para este momento se creó el Ministerio de Minas y

Petróleos, encargado de trazar políticas para la explotación minera y petrolera y, en

particular, encargado de explorar en busqueda de “nuevos recursos”. También, se

constituiría el Servicio Geológico Nacional, que reemplazaría la Comisión Científica y tendría

como objetivo realizar el mapa geológico del país, establecer el potencial minero

identificado hasta la fecha y establecer la ruta para la búsqueda de nuevos depósitos. El

Instituto, adscrito al Ministerio, inició sus labores con las áreas de estratigrafía,

paleontología, petrografía, geología económica, ingeniería geológica, biblioteca y museo.

En ese momento también se creó el Instituto de Fomento Industrial que tuvo dentro de sus

propósitos fortalecer el sector minero (Espinosa, 1989, p. 135).

Entre 1963 y 1968 funcionó el Inventario Minero, encargado de establecer la “riqueza del

país”, en el cual sólo se llevó a cabo una cartografía sistemática por falta de estudios básicos.

En 1969 se estableció la ley 20, que estableció disposiciones sobre las minas y los

hidrocarburos, también se conformó el Instituto Nacional de Investigaciones Geológicas

Mineras –INGEOMINAS–, a partir de la fusión del Servicio Geológico Nacional, el Inventario

Minero y el Laboratorio Químico Nacional. Esta institución tendría como meta la realización

del mapa geológico del país, la identificación de recursos minerales conocidos y la

exploración de nuevos depósitos (Espinosa, 1989, p. 136).

En los setenta el gobierno colombiano iniciaría un proceso de licitación para la explotación

de carbón que haría posible en la mitad de los años ochenta la exportación de carbón del

Cerrejón (Poveda, 2005; citado por Fierro, 2012). En esta década, con el gobierno de

Virgilio Barco iniciaría en el país un programa de apertura económica, en el marco del cual,

se promulgó el Decreto-Ley 2655 de 1988 para la expedición del Código de Minas, el cual,

buscaría mantener el impulso de la exploración y estimular la inversión en dicha actividad.

Para ello, la minería fue declarada como “de utilidad pública o interés social” (artículo 7),

facilitando las expropiaciones de bienes y derechos para su desarrollo. En esta norma se

59

definió la diferencia entre pequeña, mediana y gran minería, a partir del volumen o tonelaje

de materiales extraídos en un periodo de tiempo específico y el tipo de técnica empleada,

minería a cielo abierto o subterránea. Con relación a la extracción de oro, que se clasifica

en la norma dentro de los “metales y piedras preciosas”, la minería a cielo abierto se define

por una producción mayor de 1.500.000 metros cúbicos por año; en minería subterránea,

mayor de 200.000 toneladas por año.

En los años noventa, durante el gobierno de César Gaviria se concretaría el proceso de

liberalización económica y se promovería “la necesidad de mejorar el clima de inversión en

el tema minero” (Fierro, 2012, p. 36). Con la Constitución Política que empezaría a regir en

1991 se estableció que es el Estado el dueño del subsuelo y de los recursos naturales no

renovables y como tal, es el que interviene en la explotación de los recursos naturales y en

el uso del suelo (Artículo 34).

Como se reseña en el Plan Colombia País Minero: Plan Nacional para el Desarrollo Minero.

Una visión al año 2019 (UPME, 2006), en 1994 se crearía la Unidad de Planeación Minero

Energética la cual, mediante Decreto 255 de 2004, fue reestructurada con el objetivo de

planear “en forma integral, indicativa y permanente el desarrollo y aprovechamiento de los

recursos mineros del país” (Ministerio de Minas y Energía, 2016, p. 14). En 1997, con el

fortalecimiento de la definición del papel del Estado en relación con la minería, se formuló

el documento CONPES: “Estrategias para el fortalecimiento del Sector Minero Colombiano”,

que definió orientaciones para conseguir:

Un cambio estructural a largo plazo que solucione los problemas detectados, y que permita

el desarrollo de la industria minera del país como herramienta de desarrollo regional y

fuente de financiación para este desarrollo”, así como a que las empresas del sector logren

“una penetración creciente en los mercados internacionales, la ampliación de la demanda

interna y la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos (Citado en

UPME, 2006, p. 14).

En este mismo año, se estableció un Convenio entre el Ministerio de Minas y Energía y el

Canadian Energy Research Institute (CERI) para la construcción de legislación en el sector

minero (Fierro, 2012), lo que sería más tarde la ley 685 de 2001 (Vélez y Ruíz, 2015). De

acuerdo con Fierro (2012) la Contraloría General de la República realizó un análisis de las

implicaciones para Colombia de convenios de este tipo y alertó en particular frente a la

“salida de información geocientífica y medioambiental cuyo potencial de conocimiento se

pierde para el país” (Fierro, 2012, p. 37).

60

De la construcción del país minero y la exploración como bisagra de

articulación de lo jurídico y la producción de conocimiento

“Nuestro negocio es encontrar algo y venderlo”, señala Hans Rasmussen en una entrevista

dada a Stockhouse33 acerca del potencial del Middle Cauca Belt y los proyectos que allí se

desarrollan. Al finalizar el siglo XX, como Rasmussen, muchos otros empresarios mineros

llegaron al país con el objetivo de emprender nuevas rutas de extracción de oro a gran

escala, ante la noticia de la existencia de “pórfidos de oro” y potenciales lugares de

explotación.

La búsqueda de inversión extranjera en el país es producto de un amplio proyecto de

construcción de imagen y difusión de Colombia como país minero, lo cual implicó el

desarrollo de una estrategia ampliada por parte del gobierno, así como el fortalecimiento

de las políticas y las garantías para las empresas extranjeras. En este marco se inserta la

política de promoción minera, que se encuentra en el portal del Ministerio de Minas y

Energía, en la cual se destacan los elementos que posicionan al país como un buen sitio para

invertir:

La ubicación estratégica en la mejor esquina de América, grandes y múltiples ciudades

desarrolladas, buen tamaño del mercado, un destacado capital humano y la oferta

académica en las áreas de la geología y la ingeniería de minas. Por lo anterior, es claro que

la minería se presenta como una excelente opción para lograr que el país se posicione como

uno de los tres mayores captadores de recursos para la inversión minera en América Latina

(Ministerio de Minas y Energía, s. f., p. 7).

De esta manera se divulga la forma en que el Estado ofrece garantías legislativas,

económicas, de seguridad e incluso de posibilidades de expansión rápida en las inversiones,

entre otras; las cuales resultan de gran interés para el capital internacional, por sus ventajas

comparativas frente a otros países. En el año 2011, en el marco del nuevo programa de

gobierno de Juan Manuel Santos, con el Plan de Desarrollo 2010-2014, denominado

“Prosperidad Para Todos”, se estableció el sector minero-energético como una de las áreas

prioritarias para impulsar el crecimiento económico en el país y como una de las

“locomotoras de crecimiento”, 34 junto a la innovación, la producción agropecuaria, la

vivienda y la infraestructura (Departamento Nacional de Planeación, 2011, p. 65). Por ello,

33 Recuperada de http://www.stockhouse.com/opinion/independent-reports/2012/06/08/stockhouse-movers-shakers-%C2%A0probing-for-gold-porphy. Para el 2012, Hans Rasmussen era presidente y consejero delegado de Colombia Crest Gold Corp. 34 Dentro del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 se denomina locomotora a aquel sector que se espera

avance rápido en comparación con otros en el ámbito económico (Departamento Nacional de Planeación, 2011, p. 66).

61

durante su primer periodo, se llevó a cabo una reestructuración organizativa y legislativa

de las instituciones que hasta ese momento tenían a cargo la administración de la actividad

minera: se creó la Agencia Nacional de Minería –ANM–, adscrita al Ministerio de Minas y

Energía, cuyo objeto es administrar integralmente los recursos minerales de propiedad del

Estado; además se modificó la naturaleza jurídica del antiguo Instituto Colombiano de

Geología y Minería (Ingeominas), que pasó de ser establecimiento público a Instituto

Científico y Técnico con el nombre Servicio Geológico Colombiano adscrito al Ministerio de

Minas y Energía y parte del Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SNCTI).

Además, como parte del objetivo de contar con un conocimiento del subsuelo en términos

geológico, geoquímico y geofísico, desde este plan, se trazó como objetivo del Ministerio

de Minas y Energía consolidar el Sistema Nacional de Información Minero (SIN), dirigido a

proveer la información relacionada con reservas, producción, mercado laboral y

conocimiento del subsuelo (Departamento Nacional de Planeación, 2011, p. 291). Esta

última reforma, evidencia en particular el interés del gobierno de hacer legible el

“contenido mineralógico” del subsuelo, mediante el sustento de estudios científicos que

permitan, por un lado, hacer estimaciones sobre el posible flujo de capital a proyectar y en

ese sentido, generar legitimidad frente a capitalistas nacionales y extranjeros para que se

motiven a invertir.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana se promulgó el Código de Minas, Ley 685, que

serviría como plataforma para el gobierno siguiente de Álvaro Uribe Vélez, quien con su

programa político mantuvo la senda de promocionar la inversión extranjera en minería, la

explotación de hidrocarburos y los proyectos agroindustriales. El carácter de Código de la

Ley 685,35 le convierte en “ley de leyes”, al regularse desde allí toda la actividad minera en

el país. En este código, al declararse la minería como de “utilidad pública e interés social”,

como asunto nacional, es el Estado, en calidad de dueño de los recursos del subsuelo y de

los recursos no renovables (Constitución Política de Colombia 1991, artículo 332), el

encargado de regular y coordinar las actividades mineras.

Este posicionamiento de la actividad minera como un asunto nacional tiene efectos

diferenciales sobre el futuro de la naturaleza humana y no humana en el país, al abrir “la

puerta a una transformación sustantiva de la estructura de propiedad en Colombia,

pasando de una nación de “Señores de la Tierra a una de Señores de las Minas” (Cardona,

2012, p. 12). Desde la declaración de utilidad pública se establece un proceso de

35 En el año 2010 se promovió la Ley 1382, la cual buscaba reformar el Código de Minas; sin embargo, mediante la Sentencia C-366 del 2011, la Corte la declaró inexequible por omitir el proceso de Consulta Previa a los grupos que podían ser afectados por los cambios y determinó diferir los efectos del fallo durante dos años. En la actualidad no se encuentra vigente (Corte Constitucional República de Colombia, 2011, mayo 11).

62

privatización propio de la ideología neoliberal, pero que de manera más amplia se remonta

a los orígenes del capitalismo, como plantea Bridge refiriéndose al proceso de cerramiento

de las “naturalezas públicas” y su apropiación como medios de producción, proceso que

como recuerda este autor fue categorizado por Marx como “acumulación primitiva”

(Bridge, 2007, p. 74). Este giro hacia la industria extractiva se materializa en el país mediante

la adopción de planes, proyectos y programas bajo la ideología del neoliberalismo y el

desarrollo. Desde la década de los noventa, se ejecutaron una serie de reformas

estructurales, en las que el Estado se convierte en promotor y fiscal de la inversión

extranjera, mediante su intervención a través del “monopolio de la violencia y sus

definiciones de legalidad” (Harvey, 2004, p. 113). La premisa es que será el sector privado

el que se encargue del desarrollo de la minería en el país, el cual según la política minera

sería la única fuerza capaz para cumplir ese objetivo (Ministerio de Minas y Energía, 2016,

p. 15).

Sólo a partir del año 2002 empezó a manifestarse en Colombia un gran interés por la

contratación de áreas para exploración y explotación de oro. Este hecho parece coincidir

tanto con el inicio de un periodo de incrementos en el precio internacional de este metal,

como con la realización de importantes cambios en la normatividad e institucionalidad del

sector. Esta última circunstancia puede haber sido percibida por los inversionistas como

indicativa de mayor estabilidad y transparencia en las reglas de juego (Ministerio de Minas

y Energía, 2016, p. 45).

Para la puesta en marcha de ésta política, el papel del conocimiento científico es

fundamental, a través de la integración de ciertas acciones y formas de hacer y saber

específicas, bajo el objetivo de gobernar los territorios, la población y los “recursos”.

Ejemplo de ello, es la ley minera, que constituye un tratado de conocimiento en términos

jurídicos con relación a la regulación de la propiedad, las servidumbres y, de forma

específica, sobre las características propias de un tipo de economía que agrupa diferentes

formas de extracción, procedimientos, pasos y estándares regulados por normas que van

más allá del ámbito nacional, así como la gestión ambiental y su regulación desde una

gobernanza que amplifica la escala.

El Código de Minas, como parte de un ejercicio de planeación en el que se busca establecer

una ruta para el ordenamiento y el control de los “recursos estratégicos” de la nación,

regula de manera más amplia el futuro de diversos actores, entre los que se incluyen de

manera desigual los mineros artesanales, los municipios, los campesinos, los indígenas y en

general los grupos que mantienen una economía dirigida a la reproducción familiar, que

justamente están localizados en los sitios de interés para el desarrollo de proyectos de

explotación.

63

La ley establece un ordenamiento del suelo y el subsuelo, en el que el primero queda

supeditado al segundo, según la presencia de minerales, en otras palabras, podría decirse

que la vida sobre la superficie queda en suspenso de acuerdo con la posibilidad de

establecer proyectos promisorios para el flujo de capital. Aquello que es invisible se

desdobla en una operación de control de la propiedad que adquiere profundidad, pero qué

tanto y de qué manera excavar depende de prácticas como la prospección y la

exploración,36 a partir de las cuales es posible definir qué espacio se puede convertir en

extractivo, mediante la declaración de “yacimiento descubierto”, así:

Se entiende que un yacimiento ha sido técnicamente descubierto cuando, con la aplicación

de los principios, reglas y métodos propios de la geología y la ingeniería de minas, se ha

establecido la existencia de una formación o depósito que contiene reservas probadas de

uno o varios minerales, de interés económico. (Congreso de Colombia, 2001, artículo 8).

Según el Código de Minas,37 la actividad de prospección no requiere un trámite jurídico ante

el Estado, al ser una actividad “libre”, 38 que sólo requiere “en los casos donde exista

propiedad privada […] ‘dar aviso previo al dueño, poseedor, tenedor o administrador,

directamente o a través del alcalde” (Congreso de Colombia, 2001, artículo 39). Esto se

define así, en tanto se considera que no es una actividad que tenga mayor impacto, al

restringirse a la superficie con el objetivo de “investigar la existencia de minerales

delimitando zonas prometedoras y [dado que] sus métodos consisten, entre otros, en la

identificación de afloramientos, la cartografía geológica, los estudios geofísicos y

geoquímicos y la investigación superficial, en áreas no sujetas a derechos exclusivos. De la

prospección se excluyen los métodos del subsuelo” (Congreso de Colombia, 2001, artículo

40).

La adquisición de derechos para la exploración del subsuelo, se establece a partir del título

minero,39 que consiste en un contrato de concesión minera que debe inscribirse en el

36 De acuerdo con el código minero, las etapas de la actividad minera en orden cronológico son: prospección, exploración, explotación y cierre. 37 El Código de Minas, como máxima ley en esta materia, puede ser comprendida en términos de Bridge como una tecnología de poder del Estado, que opera a través de la entrega de licencias, títulos, servidumbres, en la que a partir de la definición del subsuelo como un terreno de regulación se facilita la afirmación de los derechos de propiedad y se otorga datos al mercado (Bridge, 2007, p. 78). 38 Según el artículo 39 se exime únicamente “los territorios definidos como zonas mineras para minorías étnicas”. 39Adquirido el título el concesionario deberá “a. constituir una póliza de garantía que ampare el cumplimiento de las obligaciones mineras y ambientales, el pago de las multas y la caducidad del contrato, y mantenerla vigente durante el término de duración de éste y tres años más. b. Pagar el canon superficiario durante las etapas de exploración y, construcción y montaje. y c. Adelantar las labores de exploración según lo establecido en las guías minero ambientales” (Ministerio de Minas y Energía, 2012, p. 9).

64

Registro Minero Nacional y mediante el cual es posible llevar a cabo la exploración para la

definición de un depósito mineral:

El contrato de concesión minera es el que se celebra entre el Estado y un particular para

efectuar, por cuenta y riesgo de este, los estudios, trabajos y obras de exploración de

minerales de propiedad estatal que puedan encontrarse dentro de una zona determinada y

para explotarlos en los términos y condiciones establecidos en este Código. Este contrato

es distinto al de obra pública y al de concesión de servicio público. El contrato de concesión

comprende dentro de su objeto las fases de exploración técnica, explotación económica,

beneficio de los minerales por cuenta y riesgo del concesionario y el cierre o abandono de

los trabajos y obras correspondientes (Congreso de Colombia, 2001, artículo 45).

La exploración, según se define en el artículo 78, abarca los trabajos y obras por parte del

concesionario, por métodos del subsuelo, encaminados a establecer la existencia y

localización del o los minerales que se integran en el contrato, “la geometría del depósito o

depósitos dentro del área de la concesión, en cantidad y calidad económicamente

explotables, la viabilidad técnica de extraerlos y el impacto que sobre el medio ambiente y

el entorno social puedan causar estos trabajos y obras” (Congreso de Colombia, 2001). La

duración de la etapa de exploración es de tres años, que se contabilizan a partir de la fecha

de inscripción del contrato (Congreso de Colombia, 2001, artículo 71). Una vez se termina

esta fase, inicia el nuevo ciclo correspondiente a la construcción e instalación de

infraestructura y el montaje necesarios para la extracción,40 la cual cobija también un

periodo de tres años.41 La duración de la explotación está limitada por el tiempo de la

concesión “descontando los períodos de exploración, construcción y montaje, con sus

prórrogas” (Congreso de Colombia, 2001, artículo 73).

La exploración como práctica es delimitada en el Código mediante la asignación y limitación

de las técnicas a emplear, así como sus especificaciones: “Los estudios, trabajos y obras

propios de la exploración se ejecutarán con estricta aplicación de los criterios y reglas de

orden técnico, propios de las ciencias y prácticas de la geología y la ingeniería de minas, así

como con las normas y guías adoptadas por el Gobierno” (Congreso de Colombia, 2001,

40 Una vez finalizada la etapa de exploración, es necesario obtener la licencia ambiental requerida para dar inicio a las etapas de construcción, montaje y exploración. Además, se debe presentar para la aprobación de la autoridad minera, el Programa de Trabajos y Obras (PTO) a desarrollar durante las etapas de construcción y montaje y explotación (Ministerio de Minas y Energía, 2012, p. 9.) 41 Sin embargo, “el concesionario, sin perjuicio de su obligación de iniciar oportunamente la explotación definitiva, podrá realizar, en forma anticipada, la extracción, beneficio, transporte y comercialización de los minerales en la cantidad y calidad que le permitan la infraestructura y montajes provisionales o incipientes de que disponga. Para el efecto dará aviso previo y escrito a la autoridad concedente, de acuerdo con un Programa de Obras y Trabajos de la explotación provisional y anticipada” (Congreso de Colombia, 2001, artículo 72).

65

artículo 79). Dichas normas y guías son las indicadas para direccionar los trabajos y obras

de la actividad exploratoria para “establecer y calcular técnicamente las reservas del

mineral o minerales, la ubicación y características de los depósitos o yacimientos, la

elaboración detallada del plan minero por ejecutarse, los medios y métodos de explotación,

y la escala y duración factibles de la producción esperada” (Congreso de Colombia, 2001,

artículo 80).

Como parte del proceso de regulación y estandarización, el concesionario está obligado una

vez se establece la concesión, “a adelantar la exploración de acuerdo con los términos de

referencia y guías mineras42 que para el efecto elaborará la autoridad minera” (Congreso

de Colombia, 2001, artículo 81), así:

Al finalizar el período de exploración se deberá presentar la delimitación definitiva de la

zona del área contratada que va a quedar vinculada a los trabajos y obras de explotación,

más las obras estrictamente necesarias para el beneficio, transporte interno, servicios de

apoyo y obras de carácter ambiental para lo cual se deberán tener en cuenta los valores,

ubicación y cálculo de las reservas existentes al igual que la producción esperada indicados

en el Plan de Trabajos y Obras de explotación elaborado de acuerdo con el artículo 84 de

este Código. Con oportunidad de esta delimitación, el concesionario estará obligado a

devolver, en lotes contiguos o discontinuos, las partes del área que no serán ocupadas por

los trabajos y obras mencionados. El área retenida deberá estar constituida por una

extensión continua. En todo caso, no se permitirá retener áreas en el contrato de concesión

que no sean económicamente explotables. El interesado, por razones de seguridad, podrá

establecer una franja de terreno circundante de los lugares en los que se desarrollen los

trabajos y de las zonas ocupadas por las instalaciones y obras (Congreso de Colombia, 2001,

artículo 82).

La ley es clara en señalar que es a través de conocimiento técnico específico que será posible

sustentar el área del terreno de interés: “En la identificación y delimitación del área objeto

de la propuesta y del contrato, serán de obligatoria aplicación los principios, criterios y

reglas técnicas propias de la ingeniería, geología y la topografía, aceptadas y divulgadas

oficialmente” (Congreso de Colombia, 2001, artículo 66), las normas técnicas también son

estandarizadas y delimitadas por el Estado, como lo señala el artículo 67:

42 El Ministerio de Minas y Energía junto al Ministerio del Medio Ambiente elaboraron tres guías minero-ambientales, las cuales contienen los términos de referencia para las actividades de exploración, explotación (a cielo abierto y subterránea), beneficio y transformaciones de minerales, las cuales pueden ser consultadas en el portal web del Sistema de Información Minero Colombiano-SIMCO, disponible en: http://www.simco.gov.co/

66

Normas técnicas oficiales. El Gobierno Nacional por medio de decreto, establecerá, en

forma detallada, los requisitos y especificaciones de orden técnico minero que deban

atenderse en la elaboración de los documentos, planos, croquis y reportes relacionados con

la determinación y localización del área objeto de la propuesta y del contrato de concesión,

así como en los documentos e informes técnicos que se deban rendir. Ningún funcionario o

autoridad podrá exigir en materia minera a los interesados la aplicación de principios,

criterios y reglas técnicas distintas o adicionales a las adoptadas por el Gobierno (Congreso

de Colombia, 2001, artículo 67).

Mediante la Resolución Número 40600 del 27 de mayo de 2015, se especifican las “Normas

Técnicas Oficiales - Especificaciones Técnicas para la Presentación de Planos y Mapas

aplicados a la Minería”, a partir de los cuales se unifican los criterios y la terminología para

la regulación de la actividad minera con relación al Programa de Trabajos y Obras.

La proyección del país como minero le exige al Estado contar con un conocimiento acerca

de sus “recursos minerales” tanto en el suelo como en el subsuelo, aspecto que se hace

explícito en el Código de Minas a partir del artículo 1, donde se menciona la promoción de

la actividad de exploración tanto por el Estado como por privados. En el artículo 42, se habla

propiamente de una “investigación del subsuelo”, los alcances de dicha tarea y la asignación

de las instituciones encargadas de compilar la información:

Es de interés público que el Estado, a través del Instituto de Investigación e Información

Geocientífica Minero Ambiental y Nuclear, Ingeominas, o de centros de educación superior

y de investigación científica y tecnológica, adelanten trabajos de investigación regional y

global del subsuelo, con el objeto de obtener, completar y profundizar el conocimiento del

potencial del país en los recursos mineros del suelo y del subsuelo. Los resultados de dichos

estudios deben formar parte del Sistema Nacional de Información Minera y del Servicio de

Información Geocientífica de Ingeominas. Estos estudios serán compatibles con los de

prospección superficial que adelanten los particulares y podrán efectuarse inclusive en

áreas objeto de propuestas, contratos y de títulos mineros de propiedad privada. Tales

trabajos serán en todo caso, coordinados por el Ingeominas o la entidad estatal del orden

nacional que haga sus veces (Congreso de Colombia, 2001, artículo 42).

La investigación del subsuelo a partir de esta normativa se organizaría alrededor de tres

ejes: 1. La delimitación de los minerales estratégicos, 2. Áreas con potencial minera para

convertirse en reserva del Estado y 3. La construcción del mapa geológico del país. El primer

eje tiene como antecedente principal el estudio realizado por el Servicio Geológico

Colombiano, durante el año 2011, titulado “Áreas con potencial mineral para definir áreas

de reserva estratégica del Estado”, a partir del cual se definió:

67

El análisis efectuado muestra que Colombia posee un importante potencial para el hallazgo

de oro, PGE, cobre, hierro, coltan, fosfato, potasio, magnesio, uranio y carbón metalúrgico.

Para hacer realidad esta perspectiva, se requiere de un programa de exploración,

fundamentado en el conocimiento integral de los 4 factores anteriormente mencionados

que incluya la caracterización de los depósitos. Este programa debe iniciarse con un

levantamiento geofísico apropiado (Magnetometría y Gama - espectometría), seguido por

una exploración geológica y geoquímica sistemática a escala de mayor detalle y la

actualización del Inventario Minero Nacional, para definir blancos de exploración que

incentiven a los inversionistas privados interesados en el aprovechamiento de los recursos

minerales […] (Ministerio de Minas y Energía, 2012, enero 30).

Este párrafo muestra dos aspectos importantes, por un lado, los minerales de interés

estratégico y por otro, de manera general, lineamientos para realizar un programa de

exploración, para ello señala que es necesario construir una ruta a partir de la aplicación de

conocimiento técnico por áreas particulares. Más adelante en la resolución se detalla con

relación a estos dos temas, que la determinación de los minerales de interés estratégico,

permite promover la industria extractiva “bajo un concepto de aprovechamiento racional,

técnico y responsable de los recursos minerales de propiedad estatal, atraer inversión

nacional y extranjera e incentivar la economía nacional y el desarrollo regional” (Ministerio

de Minas y Energía, 2012, enero 30). La minería, se advierte en esta resolución, es uno de

los pilares del crecimiento económico y su expansión al contexto mundial está sujeta a las

posibilidades del Estado para promocionar la práctica, a partir del conocimiento

geocientífico y la disponibilidad de escalas adecuadas a los requerimientos de los

interesados en el subsuelo del país (Ministerio de Minas y Energía, 2012, enero 30).

La información suministrada por este documento sentaría las bases para la expedición de

la Resolución Número 180241 del 24 de febrero de 2012, “Por la cual se declaran y delimitan

unas Áreas Estratégicas Mineras y se adoptan otras determinaciones” por parte del

Ministerio de Minas y Energía, a partir del estudio titulado, AREAS CON POTENCIAL

MINERAL PARA DEFINIR AREAS DE RESERVA ESTRATÉGICA DEL ESTADO, elaborado por el

Servicio Geológico Colombiano (antiguo INGEOMINAS), que establece:

Delimitar y declarar como áreas estratégicas mineras, para los minerales determinados

como estratégicos en la Resolución No. 18 0102 del 30 de enero de 2012 del Ministerio de

Minas y Energía, un área total de 2.900.947.78 Has, referidas en 313 bloques o polígonos

según se establece en el documento denominado “AREAS CON POTENCIAL MINERAL PARA

DEFINIR AREAS DE RESERVA ESTRATÉGICA DEL ESTADO” (Ministerio de Minas y Energía,

2012, febrero 24, artículo primero).

Las áreas estratégicas comprenden lugares libres, es decir, que no se han sido entregados

68

en concesión y que cuentan con potencial para la explotación minera. Dichas zonas, se

espera sean entregadas por el Estado a los interesados, mediante contrato de concesión

especial, con términos de referencia estipulados por la autoridad minera y

contraprestaciones diferentes a las regalías. (Artículo 108, Ley 1450 de 2011). Los bloques43

se encuentran localizados en los departamentos de Antioquia, Bolívar, Caldas, Cauca, Cesar,

Chocó, Huila, La Guajira, Nariño, Norte de Santander, Putumayo, Quindío, Risaralda, Tolima

y Valle del Cauca, los cuales se propone sean considerados como zonas de reserva minera

estratégica. A continuación, presento los bloques localizados en el área de estudio:

Tabla 1. ÁREAS CON POTENCIAL MINERAL PARA DEFINIR AREAS DE RESERVA ESTRATÉGICA DEL ESTADO

43 Este estudio clasifica las áreas de acuerdo al conocimiento geológico, geoquímico y geofísico disponible de cada una de ellas, en tres tipos, sin que tenga una relación con menor o mayor potencial minero. Las áreas tipo I son aquellas de las cuales se tiene un conocimiento aceptable de los elementos de interés; áreas tipo II, aquellas donde el conocimiento en los tres temas es inferior y por tanto, es prioritario realizar trabajos para aumentar su conocimiento; y áreas tipo III corresponden a aquellas con bajo conocimiento geológico, geoquímico y geofísico pero por sus características se considera tienen potencial en minerales estratégicos (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014, p. 11).

BLOQUE ÁREA (Ha) DEPARTAMENTO MUNICIPIO

167 242,9478 ANTIOQUIA,CALDAS CARAMANTA, SUPIA

169 812,6920 CALDAS, ANTIOQUIA RIOSUCIO, CARAMANTA

174 363,1884 ANTIOQUIA TAMESIS

175 27.588,6259 ANTIOQUIA, CHOCO,

RISARALDA

ANDES, BAGADO,

PUEBLO RICO

179 3.175,2783 ANTIOQUIA JARDIN, TÁMESIS

185 185,6889 ANTIOQUIA TÁMESIS

188 1.048,4470 ANTIOQUIA JERICÓ

193 12.860,2987 ANTIOQUIA; CHOCO ANDES, BETANIA,

CIUDAD BOLIVAR; EL

CARMEN DE ATRATO

272 35.455,0823 ANTIOQUIA SALGAR, CONCORDIA,

PUERTO TARSO, CIUDAD

BOLIVAR, PUEBLO RICO,

HISPANIA, JERICÓ,

ANDES

273 195, 7196 ANTIOQUIA TARSO

274 331,0434 ANTIOQUIA FREDONIA, JERICÓ

309 9.763,1292 ANTIOQUIA;CALDAS FREDONIA, LA PINTADA,

SANTA BARBARA,

TÁMESIS, VALPARAISO;

69

Adaptación del cuadro de “Áreas seleccionadas”, Resolución No. 18 0102 del 30 de enero de 2012 del

Ministerio de Minas y Energía. (Aquí solamente incluyo la información relevante para el área de estudio).

Además de las áreas identificadas por el SGC, la Agencia Nacional Minera (ANM) estableció

otras zonas y mediante la Resolución 0045 de junio 20 de 2012, estableció que: “en

Colombia se tienen identificados 515 polígonos, en 20’471.143,7088 hectáreas, que

corresponden aproximadamente al 17,93% del territorio nacional, con potencial de

albergar minerales estratégicos, sobre los cuales le corresponde al SGC obtener la

información geocientífica necesaria para realizar la oferta pública” (Ministerio de Minas y

Energía, UPME, 2014, p. 13). Dicha información aparece registrada en el PNOM, elaborado

durante el año 2014, con el objetivo de integrar la información geográfica con relación al

potencial minero44 en el país y desde allí aportar en la resolución de conflictos asociados a

la actividad minera, bajo la salvedad de ampararse en un plano indicativo, más no definitivo,

dado que por:

Las características propias de la actividad minera, del proceso de descubrimiento

acumulativo de información sobre la presencia de minerales, del cambio tecnológico en

exploración y explotación e ingeniería ambiental, por la escasa cartografía existente a

escalas adecuadas y los cambios en la rentabilidad relativa de diferentes actividades

económicas, resultaría temerario definir, a priori, las regiones de la geografía nacional en las

que se puede o no se puede hacer minería, salvo en pocos casos expresamente excluidos

por las leyes colombianas. Por este motivo, el Plan Nacional de Ordenamiento Minero se

ubica en el terreno de lo indicativo; no pretende definir áreas en las que se puede o no se

puede hacer minería, sino que busca establecer condiciones y generar alertas tempranas

para que la actividad minera se realice de manera social, técnica y ambientalmente

responsable (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014, p. 4).

44 Potencial minero es definido en el PNOM como “las características geológicas, inherentes a ciertas rocas, cuyos minerales formadores son de interés económico. El conocimiento del potencial mineral de Colombia es el primer elemento a considerar para proyectar un desarrollo ordenado de la actividad en el país; es por ello que durante los últimos años se han realizado ingentes esfuerzos para mejorar el nivel de dicho conocimiento de manera gradual, lo que ha permitido un progreso importante en la generación de información básica a escala nacional. No obstante lo anterior, en las escalas regional y local aún se carece de información suficiente para determinar con precisión las zonas para albergar yacimientos de uno u otro mineral. Lo anterior constituye uno de los principales argumentos del por qué el PNOM debe ubicarse en el terreno de lo indicativo pues con el nivel de información y a las escalas disponibles resultaría improcedente señalar o descartar, a priori, zonas para el desarrollo de la actividad minera” (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014, p. 8).

AGUADAS

310 822, 2986 ANTIOQUIA; CALDAS LA PINTADA,

VALPARAISO; AGUADAS

311 418,0916 ANTIOQUIA VALPARAISO

70

En relación con el oro, se destaca en el PNOM (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014)

que el país no cuenta con información consolidada sobre el potencial de este mineral, pero

resalta que es posible identificar un potencial, a partir de la selección de las áreas

estratégicas mineras. En dicho estudio se establecieron con relación a minerales auríferos

“93 sub-áreas con mayor potencial, que cubren una superficie de 10.522.866 hectáreas, que

corresponden aproximadamente al 9,22% del territorio nacional, y de las cuales, según la

clasificación definida en el referido estudio, 3.632.600 hectáreas son de tipo I y 6.890.257

hectáreas son de tipo II” (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014, p. 16).

Para el año 2015 con el objetivo vigente desde la fundación de la Comisión Científica

Nacional con relación a aumentar el conocimiento geológico del país, se publicó

“Compilando la geología de Colombia. Una visión a 2015”, trabajo que, de acuerdo con

Gómez y Almanza, es producto de un proceso que desde el 2004 se consolidó sin

interrupción por parte del Servicio Geológico Colombiano (antiguo INGEOMINAS) (2015, p.

7). Este mapa como documento científico y pedagógico es definido de la siguiente manera:

[documento] en el que se muestra sobre un mapa topográfico la distribución de las rocas,

los materiales superficiales no consolidados y las estructuras que los deforman. En la

representación de estos rasgos se utilizan colores y tramados para indicar la edad y la

composición de los materiales, y se adicionan símbolos para mostrar la distribución espacial

de las estructuras (p. ej. fallas y pliegues). Además del conocimiento del terreno en un punto

preciso, el mapa geológico permite deducir la distribución de los materiales a profundidad

a partir de la información superficial. En otras palabras, un mapa geológico es una

representación de la geología de un área que tiene un profundo efecto sobre muchos

aspectos, desde la forma como evoluciona el paisaje hasta el tipo de vegetación que mejor

crece sobre los materiales geológicos, desde la disponibilidad de agua subterránea hasta la

presencia de minerales útiles […] desde el punto de vista académico, es un documento

fundamental ya que a partir de la información de un mapa geológico se puede interpretar

la evolución de la Tierra (Gómez et al., 2015, p. 10).

Con la publicación del mapa geológico (ver mapa 7), el país sigue avanzando en la ruta de

profundizar en el conocimiento geológico del país, tarea que, como mostré anteriormente,

es transversal a la promoción de Colombia como país minero y relevante en particular para

la geología económica, al permitir documentar mayor información, teniendo en cuenta,

como me lo relató una geóloga, que dadas las condiciones sociales y de conflicto armado

en el país, la posibilidad de contar con datos y cartografía detallada ha sido posible hasta

épocas recientes, situación que diferencia al país de otros lugares donde se cuenta con

información actualizada de la geografía nacional en su totalidad (Comunicación personal).

71

Mapa 5. Geológico de Colombia. (Fuente: Gómez et al., 2015, p. 10).

72

Recapitulación

El nuevo siglo trajo consigo la creación de la Comisión Científica Nacional con el objetivo de

profundizar en el conocimiento geológico del país, a partir de la construcción del mapa

geológico nacional. Esta ruta científica dirigida por colombianos, dio lugar a clasificaciones

sobre las regiones mineras, dentro de las cuales se incluyó la denominada masa porfídica

de Marmato, que incluía el área de los pueblos del suroeste, en particular Caramanta. Como

lo señalé, el comienzo de siglo trajo consigo un cambio en la concepción frente a la cantidad

de oro disponible, dado que hasta mediados del siglo XIX se consideró que su existencia era

ilimitada, en tanto se partía de la idea de abundancia permanente; sin embargo, en los

inicios del siglo XX, se tenía conocimiento de proyectos fracasados, razón por la cual, se

buscó aumentar la información disponible con relación a los depósitos de oro, para ello se

conformaron diversas instituciones públicas a lo largo de esta época.

En el siglo XXI se fortaleció la política de promoción minera en el país, que se concretó en

la entrega de garantías jurídicas, económicas, de seguridad e incluso de posibilidades de

expansión rápida en las inversiones, entre otras; las cuales resultan de gran interés para el

capital internacional, por sus ventajas comparativas frente a otros países. Este proceso se

estructuró de manera paulatina desde la década de los noventa, con las reformas

estructurales neoliberales y la implementación sucesiva en los gobiernos posteriores de

nuevos elementos, hasta llegar a la Ley 685, Código de Minas, mediante la cual se estableció

la minería como una actividad de interés nacional, lo que implica en términos de propiedad

la posibilidad del despojo de derechos en términos administrativos a los municipios y de

manera más amplia la expropiación a los pueblos que habitan los lugares geoestratégicos

para la minería. Como mostré esto obedece a la diferenciación de la propiedad entre el

suelo y el subsuelo, siendo el último apropiado por parte del Estado mediante la obtención

de rentas.

En terminos generales abordé la forma en que el Estado realiza investigación del subsuelo

alrededor de tres ejes: 1. La delimitación de los minerales estratégicos, 2. Áreas con

potencial minero para convertirse en reserva del Estado y 3. La construcción del mapa

geológico del país. Finalmente, examiné la exploración como práctica práctica científica, a

partir de la cual se hacen posibles los espacios extractivos y la definición de las escalas de

intervención.

73

Capítulo 5. El despliegue científico: la

exploración como práctica minera en la

búsqueda del oro

¿Dónde está el oro? y ¿cuáles lugares tienen el potencial de convertirse en una mina?, son

algunas de las preguntas guía para el Estado, los inversionistas y las empresas mineras que

buscan consolidar sitios para la explotación, cuestionamientos frente a los cuales se articula

la ciencia, en tanto, la minería es definida por sus promotores como una actividad científica

que requiere el concurso de diferentes ramas del saber, las cuales se encaminan a ofrecer

conocimiento útil para la industria, mediante el desarrollo de etapas sucesivas en las que

la exploración constituye la columna vertebral, al depender de ella el éxito de la explotación.

Es por ello, que aquí me centraré en esta etapa, desde donde es posible comprender la

forma en que la naturaleza se construye como objeto de conocimiento y los efectos que

esto tiene en términos socioecológicos, abordaje que como señalan Braun y Wainwright,

nos sitúa en las arenas complejas del poder y la política, en cuanto al hablar de una

“naturaleza” con cierto grado de certeza, determina formas de acción específicas respecto

de otras posibilidades y por otro lado, los conceptos mediante los cuales conocemos la

naturaleza están imbricados con las clases de naturaleza que producimos, esto significa de

acuerdo con ellos, que la forma en que la naturaleza se constituye como objeto de

conocimiento tiene efectos concretos, en términos sociales y ecológicos (2001, p. 41).

La búsqueda permanente de nuevos circuitos económicos, basados en el “descubrimiento”

de depósitos de oro alrededor del mundo, ocupa la atención de la investigación de la

“ciencia minera”,45 como práctica dirigida a establecer y brindar información alrededor de

los tipos de depósitos y las concentraciones. El propósito es definirlos, clasificarlos y

comprender la forma en que se producen, para ello se han establecido una serie de

modelos, en los que se busca representar de la manera más “fidedigna” y en su complejidad

los procesos que dan lugar a un tipo de formación particular. El ejercicio de modelar es

central en la construcción del objeto, en este caso de un depósito de oro, el cual depende

de la “identificación” de las características que ordenan los criterios que lo definen en sí

mismo como tal.

Dentro de la “ciencia minera”, los minerales son considerados “productos naturales” que

de acuerdo a sus características, se convierten en atractivos para el mercado. De allí, la

45 Agrupo de esta manera las diferentes ramas del saber que se articulan para el desarrollo de la actividad minera como son la geología económica, la geofísica, la geología química y la ingeniería.

74

importancia de identificarlos, clasificarlos y extraerlos. El oro, dentro de esta visión, es

considerado como uno de los metales de mayor demanda, gracias a sus “cualidades” como

metal no oxidable, indestructible y escaso, como lo señala la Anglo Gold Ashanti en una

publicación que desarrolló para Colombia, titulada El oro: Todo lo que debe saber en 10

preguntas:46

EL ORO ES UN ELEMENTO QUÍMICO, con un número atómico y un lugar en la tabla periódica.

Es un metal precioso que tiene como característica más visible su brillo, su maleabilidad y

su ductilidad. El oro no se oxida, no se descompone ni sufre corrosiones. No le pasa nada

con el aire, el polvo u otros factores, como sí les puede suceder a otros metales. Solo es

soluble en cianuro, agua regia (mezcla de ácido nítrico y ácido clorhídrico), y se amalgama

con el mercurio. Tiene dentro de sus propiedades una conductividad eléctrica muy alta, lo

que significa que es un metal en el que la corriente fluye muy fácilmente (Anglo Gold

Ashanti, 2014, p. 17).

El oro es considerado, como lo plantea Bridge, “el resultado de procesos geológicos e

hidrotermales no replicables por la sociedad” (2007, p. 74). Concepción que responde a dos

formas específicas de significar lo “natural” dentro de la ciencia, clasificadas como

naturaleza externa y naturaleza universal (Smith, 2008 [1984]; Castree, 2001, p. 6-7). La

primera, sitúa por fuera a la sociedad como entorno a ser controlado y en la segunda, se

consideran las características naturales como generales más que particulares. Ambas

concepciones guardan en común, como señala Castree, la creencia de que la naturaleza se

puede conocer “en sí misma”, en tanto se asume que los “hechos” de la naturaleza “hablan

por sí mismos” (2001, p. 8). De manera más amplia esto se incorpora en los discursos

mineros, cuando se sustenta que la ruta extractiva es la adecuada por responder al curso

“natural” de la historia.

Uno de los principios de la exploración minera es que los depósitos de oro se encuentran

distribuidos en múltiples tipos de depósitos y escenarios, pero no todos son de interés,

únicamente aquellos que tienen un carácter de commodity47 (Robert et al., 2007, p. 691).

De allí que en el cruce entre geología y economía se diferencie entre “reservas minerales”

y “recursos minerales”. Las primeras hacen referencia a concentraciones minerales de

interés económico que pueden ser extraídas durante la fase de evaluación, y los segundos

46 Diseñada de acuerdo con el presidente en Colombia, con el objetivo “de que el lector aprenda todo sobre el oro, su importancia, su historia y su valor, pero también que conozca y comprenda el trabajo profesional, responsable y bien hecho que la minería legal y una empresa como la nuestra puede hacer” (Anglo Gold Ashanti, 2014, p. 13). 47 Las commodity son definidas como materias primas o bienes primarios que se pueden consumir dentro de la economía en la que se producen, y también exportar e importar. Se clasifican en: metales (oro, níquel, cobre, zinc y plata), de carácter energético (gas natural, petróleo y carbón) y alimentos (soya, maíz y trigo).

75

cobijan aquellos depósitos que no han sido identificados y que hacen parte de distritos no

identificados o “descubiertos” (Jensen y Bateman, 1981, p. 3) como se presenta en la

siguiente figura:

Recursos potenciales = Condicionales + Hipóteticos + Especulativos

Figura 1. Términos usados en reservas y recursos minerales. Traducida y modificada de Jensen y Bateman (1981, p. 4).

El interés de encontrar nuevos lugares con potencial económico, constituye uno de los ejes

de la “ciencia minera”, la cual comprende, además, de acuerdo con Jensen y Bateman, todo

lo relacionado con la incertidumbre que encierra el ciclo minero, los costos de las diferentes

etapas y los requerimientos ambientales (1981, p. 4). Cada uno de estos ítems cobra vida

en momentos diferentes, según la etapa de la actividad minera y la posibilidad de disminuir

posibles pérdidas y al contrario aumentar las probabilidades de éxito y rentabilidad para los

inversionistas. De esta manera, los investigadores se centran en la búsqueda de nuevas

técnicas y herramientas que permitan dentro de su concepción, mejorar las prácticas de

exploración.

De acuerdo con la guía del ABC Minero del Ministerio de Minas y Energía (2012), previo a la

etapa de exploración, se realiza una actividad de prospección, que busca definir de manera

general la existencia de minerales en un lugar específico, para ello, se recopila la

información existente con relación al tipo de depósito y los datos geológicos del área de

interés, mediante cartografías, fotografías aéreas e imágenes satelitales. Aquí, también se

incluyen las actividades en campo, como estrategia de verificación, momento en el que a

76

través de la visualización de las características del terreno, se busca confirmar la presencia

de procesos de mineralización48. El informe que se presenta en esta fase como parte de los

trabajos en terreno, registra información de los posibles prospectos a explorar en

profundidad. En este momento, se levantan mapas, donde se localizan las aguas y se hacen

esquemas de las rocas; como lo señaló una geóloga a quien entrevisté, “lo más importante

en campo es la cartografía y modelar, hacer de la forma más detallada y completa la

descripción de la roca y del lugar, de tal manera que otra persona pueda llegar al sitio con

la información entregada (Entrevista a geóloga, 2016). Aquí, los mapas y los esquemas se

consideran copias exactas de la realidad, a partir de las cuales es posible tomar decisiones

y definir la posible realización de un plan de exploración. Como parte de la práctica de

visualización, en este momento también se emplean fotografías tanto superficiales como

aéreas, datos satelitales, mapeos y análisis geoquímicos como parte del registro de los

lugares visitados, desde los cuales es posible cuantificar, comparar y principalmente

delimitar.

Ya en la etapa de exploración, de acuerdo con Robert et al. (2007), el objetivo es definir las

huellas de los depósitos de oro e integrar diferentes técnicas desde la geología para su

identificación y detección (p. 691). A diferencia de la prospección según el lenguaje técnico

ésta implica un “mayor impacto ambiental”, dado que en esta etapa se realizan

perforaciones dirigidas a aportar más información para la definición del depósito minero,

desde la realización de estudios en geofísica, geoquímica e hidrogeología, que implica

movimientos de tierra, sondeos y despliegue de maquinaria y personal.

Para el desarrollo de la actividad de exploración, el conocimiento geológico se especializa

en la comprensión de los depósitos de oro, a través de la construcción de modelos, en los

que se integra la información proveniente de las condiciones, las edades en las cuales se

formaron y los procesos de mineralización, características que dan lugar a clasificaciones y

tipologías diferentes. La investigación en esta especialidad se direcciona en tres sentidos,

de acuerdo con Robert et al.: 1. Mejorar el entendimiento de algunos modelos, 2. Definir

nuevos tipos o subtipos de depósitos y 3. La introducción de nuevos términos (2007, p. 692).

Así, de acuerdo con la clasificación adoptada, se construyen modelos de los depósitos en

los que se integran técnicas de exploración geológica para aportar en la identificación de

los mismos:

48 La definición de la ruta tanto de prospección como de exploración depende de las características del lugar, en los casos en los que no se ha realizado extracción previa y por el contrario se considera que es un terreno “virgen” con potencial económico por los indicios de mineralización identificados, se denomina proyecto Greenfield, categoría que también se otorga por el riesgo que encierra en términos de capital, en las áreas donde se han hecho trabajos previamente y descubierto depósitos de oro se conocen como proyectos brownfield.

77

Figura 2. Esquema de los principales tipos de yacimientos en el Norte y Sur de la cordillera americana. La escala empleada es logarítmica. (Fuente: Sillitoe, 2008, p. 664).

En este esquema se presentan los modelos de tipos de depósitos de interés económico,

nótese que se señala el empleo de una escala logarítmica, lo que significa que la

profundidad mostrada no corresponde a la cantidad real sino a una proporción menor, esto

facilita la representación, pero deja por fuera características y asociaciones ecosistémicas

presentes en el suelo. Esta representación permite acercarse a la forma en que se modela

el subsuelo y las variables que se emplean para persuadir acerca de la existencia de

formaciones minerales de interés económico, pero, además, la operación gráfica que se

visualiza en este esquema, refleja el proceso en el que el:

[...] científico es entonces arrastrado hacia “construcciones” más metafóricas que reales,

hacia “espacios de configuración” de los que el espacio sensible, en definitiva, no es sino un

mísero ejemplo. El papel de las matemáticas en la física contemporánea sobrepasa pues

notablemente la simple descripción geométrica. El matematismo no es ya descriptivo, sino

formativo. La ciencia de la realidad no se conforma ya con el cómo fenomenológico: ella

busca el porqué matemático (Bachelard, 2000 [1948], p. 7-8).

78

Tabla 2. Características clave de los principales tipos de depósitos de oro en la Cordillera Americana

Fuente: Sillitoe, 2008, p. 665.

El mundo aparece, así como una fuente de riqueza sobre la cual se despliega el

conocimiento para la identificación de lugares con potencial, pero dicha búsqueda se

simplifica en la medida en que el científico cuente con una ruta para la identificación, la cual

en este caso depende de los modelos que se elaboran para las formaciones minerales que

son de interés económico, de acuerdo a ello se construyen geografías mineras que se

transforman de acuerdo al objeto de interés. La localización de depósitos alrededor del

mundo y sus cartografías, dan cuenta de las geografías mineras en diferentes escalas

espacio-temporales, así es posible mapear por tipo de depósito a nivel mundial, en escala

continental, a nivel regional, los cuales varían también según la cronología empleada:

79

Mapa 6. Distribución de depósitos primarios de oro en el mundo y casos de la edad Cenozoica. (Fuente: https://www.911metallurgist.com/blog/world-gold-deposits-map).

En este mapa se presentan lugares de interés a nivel global, pero nótese que se hace

referencia a una cronología particular con relación al Cenozoico y algunos depósitos más

viejos que el terciario. Colombia aparece en esta representación con yacimientos de oro, a

diferencia del mapa siguiente, donde no se resaltan depósitos primarios:

80

Mapa 7. Distribución de depósitos primarios de oro en el mundo y casos de la edad

Mesozoica. (Fuente: https://www.911metallurgist.com/blog/world-gold-deposits-map).

Estos mapas expresan una economía del poder, en la que el mundo es visualizado en

términos de “recursos estratégicos”. En ese sentido estas cartografías permiten en palabras

de Jean-Michel Brabant descodificar la práctica espacial que está inmersa en una lógica

económico-política extractiva, en la que se fragmentan, limitan y ordenan los lugares en

función de la producción de espacios extractivos. Aquí emergen interrogantes acerca de

quiénes o qué empresas serán las que pueden llevar a cabo la explotación, qué

reconfiguraciones del poder se ejercen al agudizar el desarrollo geográfico desigual y cómo

a través del conocimiento/práctica espacial es posible tener información sobre la forma en

que el espacio se inserta en la conflictividad social (Brabant, 2007 [1977], p. 26-27), en tanto

la práctica minera permite revelar la política escalar que integra el conocimiento científico

en dirección al mercado de las commodities.

81

La identificación de lugares con potencial para extraer oro es uno de los principales

objetivos de las empresas mineras, pero no todas desarrollan los proyectos de extracción.

La industria minera como lo señala Torres “tiene dos etapas: la primera, de riesgo minero,

y la segunda, de negocio minero” (2015, p. 277). La fase de riesgo minero, comprende las

actividades de exploración para delimitar la cantidad y la calidad, así como el estudio de

factibilidad de explotación, posible a partir de estudios y trabajos técnicos realizados de

manera sucesiva (Torres, 2015).

En la fase de riesgo, intervienen diferentes actores entre los que se incluye el Estado,

académicos, consultores independientes y empresas. Dentro de la academia se establecen

grupos y proyectos de investigación en asocio con grandes empresas mineras para el

estudio de depósitos de interés económico,49 se realizan publicaciones especializadas que

buscan integrar el conocimiento científico con la industria (Ver figura 3), se financian tesis

en maestrías y doctorados, al ser un conocimiento aplicado a la minería. En cuanto a las

empresas, las que de manera frecuente se dedican a la exploración son las que se

denominan “junior”, aunque también las grandes mineras o empresas mineras “senior”

también se pueden encargar de ello.

Se puede sintetizar del trabajo de Torres, que las “mineras junior” de manera general se

distinguen por dos características: 1. Se centran en especial en actividades de exploración50

y 2. La financiación proviene por lo regular del mercado de capitales. Su especialización les

permite realizar el proceso de exploración con menores costos, de allí que una de las

estrategias de las grandes compañías, sea comprar proyectos identificados por empresas

junior o absorberlos para el desarrollo de proyectos de explotación (Torres, 2015).

49 Un ejemplo de asociación es el proyecto Bristol, que es una colaboración entre la Universidad de Bristol y la compañía minera BHP Billiton. Se puede consultar información acerca de este proyecto en el portal web: http://bristolpcd.org/About_Us.html. La Universidad British Columbia tiene un proyecto de investigación sobre la metalogenia de oro en Colombia, a partir de dos casos: el Middle Cauca belt, Antioquia/Caldas and the California-Vetas distrito de oro en Santander, en la siguiente dirección es posible profundizar sobre el proyecto: http://www.mdru.ubc.ca/home/research/colombia/index.php, que cuenta con la financiación de Anglo American Exploration Ltd., Anglogold Ashanti Ltd., Barrick Gold Corp., Eco Oro Minerals Corp. (Greystar Resources Ltd.), Sunward Resources Ltd., Teck Resources Ltd. and AUX Colombia Lta. (Formerly Ventana Gold Corp.). La Sociedad de Geólogos económicos tiene una publicación que se titula “Wealth Creation in the Minerals Industry: Integrating Science, Business and education. (SEG, 2006) 50 Las empresas tipo junior se pueden clasificar en dos tipos según el riesgo técnico: 1. Junior en exploración Greenfield, hace alusión a proyectos frente a los cuales existen indicios de mineralización pero el territorio no cuenta con ninguna actividad de exploración y 2. Junior en exploración Brownfield, en estos proyectos el área de interés ya ha sido trabajada y se han identificado depósitos minerales (Bendezú, 2014).

82

Figura 3. Diapositiva donde se detalla la interrelación entre la producción del

conocimiento geológico y las empresas mineras. (Fuente: Vidal, 2013).

Depósitos de oro en América

Uno de los geólogos más importantes en el mundo minero es Richard Sillitoe, quien se

dedica a la investigación en geología económica y es consultor para empresas mineras. Este

autor en el 2008, en una publicación de la Sociedad de Geólogos Económicos, presentó los

“principales cinturones y distritos de oro en la cordillera de Norte y Sur América”:

83

Mapa 8. Principales cinturones y depósitos de oro en la cordillera de Norte y Sur América. En cada recuadro se especifica el tipo de yacimiento de oro (nombres

abreviados en negro), el contenido de oro expresado en millones de onzas (en rojo), y la edad general (color del cuadro). (Fuente: Sillitoe, 2008, p. 668).

Sillitoe señala que, en América, desde el norte en Alaska hasta el sur en la Patagonia, se

encuentran los depósitos de oro de mayor importancia económica en el mundo. Con base

en ese criterio localiza los depósitos que contienen ≥10 Moz e identifica 22 cinturones y

cinco depósitos aislados. Dentro de la clasificación que emplea este autor para los depósitos

de oro, señala que las concentraciones de oro en América corresponden a ocho tipos

diferentes, de los cuales los pórfidos, los depósitos albergados en sedimentos y depósitos

epitermales de alta sulfuración son los económicamente más importantes. En geología se

define un cinturón como la unidad espacial en la que se encuentra de forma predominante

un tipo de metal, en el caso de los cinturones de oro, su definición se realiza por la presencia

de uno o varios tipos de depósitos de oro, uno de los cuales tiende a predominar (2008).

En el siguiente mapa, se puede observar otra escala de los cinturones con relación al cobre

y los minerales asociados, en los Andes entre los que está el oro:

84

Mapa 9. Cinturones de depósitos de cobre en los Andes (Sillitoe and Perello, 2005; fuente:http://i0.wp.com/exploringtheearth.com/wpcontent/uploads/2015/04/cu_belts

_of_andes1.png)

Middle Cauca Belt

Anglo Gold Ashanti, como lo promociona en su página web, llevó a cabo en el periodo 2004-

2008, la fase de exploración en 8,2 millones de Ha y como resultado de esto definió

quinientos lugares de interés, a partir de la identificación de anomalías geológicas, de los

cuales avanzarían a un proceso de definición los espacios que comprenden La Colosa y

85

Gramalote. El primero, identificado en el 2006 y ubicado en el Middle Cauca Belt se convirtió

en el espacio extractivo más importante para la época, al tener un recurso inferido de 26,8

Moz, condición que promocionaría a nivel mundial el Cauca medio. Colombia Gold Letter,

una de las publicaciones especializadas en temas mineros, durante el año 2012 (p. 1) señaló

al Middle Cauca Belt como uno de los cinturones más prolíficos, considerando las cifras en

onzas extraídas en los cinco años anteriores, que oscilaban en 46.9 Moz y las posibilidades

para identificar más depósitos con la posibilidad de realizar minería a cielo abierto.

Entre el 2011 y el 2012, con los “hallazgos” en el Middle Cauca Belt, el país se posicionó

como un lugar atractivo para la inversión extranjera en relación con la explotación de oro.

Como reseña Burton, para el 2011, el Banco Mundial en el informe Doing Business Report,

detalló diferentes rankings en los que Colombia clasificó como tercero en relación al país

más amigable para el desarrollo de negocios, el primero en proteger a los inversionistas y

quinto a nivel mundial (Burton, 2011).

El Instituto Fraser de Canada, elabora uno de los informes con mayor prestigio a nivel

mundial sobre el estado de la inversión minera, a partir del sondeo a compañías alrededor

del mundo y el registro del “Índice de Potencial Político”, que mide qué tan atractivas son

las políticas para un gerente de exploración; en el 2011 Colombia llegó a ocupar el puesto

40 entre 72 países, y el tercer lugar como el país más atractivo en América Latina (detrás de

Chile que ocupa el puesto 7 en todo el mundo y México) (Burton, 2011).

La Colosa, uno de los proyectos con los que se dio a conocer el país, según lo reseña Gil-

Rodríguez (2010) sería por primera vez localizada en el Middle Cauca Belt, por el geólogo

Richard Sillitoe en el año 2008, a partir de la identificación de depósitos de pórfidos

auríferos, epitermales de sulfuración intermedia y pórfidos de Cu-Au de gran interés

económico, que se extienden en una longitud de 300 Kms (Sillitoe, 2008). En el país, este

autor propone la existencia de tres cinturones: Choco Belt, Segovia Belt y Middle Cauca Belt,

los cuales toman su nombre del lugar donde se localizan como se muestra en el siguiente

mapa:

86

Mapa 10. Principales cinturones y distritos de oro en los Andes del norte de Colombia. Se muestran las edades y los contenidos de oro (números debajo de los nombres del cinturón). Los números entre paréntesis son los contenidos de oro de placer. (Fuente:

Sillitoe, 2008, p. 672)

87

Sillitoe, localiza el cinturón a lo largo del sistema de fallas Cauca-Romeral (2008, p. 671),

ubicación que se precisa en Colombia Gold Letter: “desde Ibagué en el extremo sur, hasta

Medellín en su extremo norte” (2012, p. 1). Mendoza y Ordoñez, localizan el MCB a lo largo

del eje del río Cauca, desde el norte y lo limitan hasta Marmato (en el sur) (2014, p. 1). El

nombre dado al cinturón deriva del río Cauca, alrededor del cual se extiende y localiza.

Será con el MCB que se impulse la minería aurífera en el área de influencia del río Cauca,

teniendo en cuenta, que es una región dedicada a la producción agropecuaria y la actividad

minera tanto de veta como de aluvión es realizada de manera marginal. La asociación entre

el río y el oro, no es fortuita, el legado histórico durante el periodo colonial y la actividad

minera, durante el siglo XIX con el proceso de poblamiento en los poblados de la vertiente

occidental, recogido por los científicos extranjeros de la época, hacen parte de los registros

considerados por las empresas para promocionar la zona. En este sentido, la asociación

entre agua y oro es doble, por un lado, responde al reconocimiento de la riqueza aurífera

del área de influencia del río Cauca y a que la actividad minera requiere agua en todas sus

fases, tanto en términos de la génesis de los depósitos de oro como en su proceso de

beneficio y extracción.

El Middle Cauca Belt es atractivo para futuros inversiones mineras, en particular por su

“contenido” en depósitos de pórfidos auríferos. Según Gil-Rodríguez (2010, p 3), los

sistemas de pórfidos auríferos son depósitos poco comunes, que se encuentran también en

el norte de Chile y en algunos prospectos en el occidente de los Estados Unidos (Gil-

Rodriguez, 2010, p 3). Su estudio se remonta a la década de los sesenta, momento desde el

cual se empezó a construir el modelo como estrategia para el refinamiento de las técnicas

de exploración; éstas dependen directamente de los patrones espacio-temporales a partir

de los cuales consideran es posible la génesis de formaciones minerales, desde allí se

estandarizan nuevas técnicas que se dirigen a ‘encontrar’ estas características en otros

lugares y continuar con la utilización de una serie de herramientas como el mapeo,

plataformas para procesar información, el desarrollo de aparatos estadísticos, pruebas de

laboratorio y toda una serie de procedimientos que están sujetos al modelo específico que

se construye.

A partir del trabajo de campo y la pregunta por las empresas que operan en la región y su

contraste con la información de las empresas en sus portales de internet, es posible

establecer que las corporaciones radicadas en el área de estudio con títulos vigentes para

minería aurífera son los siguientes: “proyecto Fredonia & Venecia” de Colombia Crest Gold

Corp, “proyecto Caramanta” de Rockcliff Copper Corporation y “proyecto Quebradona” de

Minera Quebradona (asociación comercial entre Anglo Gold Ashanti y B2Gold). En el área

88

restante del MCB se encuentran: “La Colosa” de Anglo Gold Ashanti, “Distrito minero de

Marmato”, donde opera la mina Yarumalito de Colombian Mines Corporation y la empresa

Medoro Resources, “proyecto Buriticá” de Continental Gold, “proyecto Batero-Quinchia”

de Batero Gold Corp, “proyecto Titiribi” de Sun Ward Resources, “proyecto Quinchia Gold”

de Seafield Resources y “La Mina/Garrucha” de Bellhaven Copper & Gold Inc.

De acuerdo a información suministrada por Catastro minero 51 con relación a las solicitudes

y títulos mineros vigentes en el área de estudio hasta mayo de 2015, se construyó el

siguiente mapa (Mapa 11), a partir del cual es posible observar en términos de subregión el

área que se proyecta para la actividad minera. En total52 las solicitudes mineras para

explotación de oro equivalen al 54.47% del territorio y 31,30% del área de estudio tiene

títulos vigentes para este mineral y sus concentrados (ver tablas), esto significa que de hacer

efectivas las solicitudes el 85,77% se destinaría a la actividad minera para oro.

Mapa 11. Solicitudes y titulos de minerales de oro y sus concentrados. (Fuente:

Proyecto Regímenes de intervención económica y conocimientos expertos en Colombia, 2016)

51 En los anexos se incluyen las tablas con información sobre las solicitudes y títulos vigentes. 52 De acuerdo con la información de Catastro minero se calcula que el 11,23% del área de estudio corresponde

a solicitudes para minerales diferentes a oro y 6,01% está titulada.

89

Frente a la entrega de concesiones y títulos, Bebbington plantea que estos constituyen

mapas de incertidumbre y riesgo, tanto percibido como real, y dado que no se consulta a

los habitantes que viven en la superficie, la entrega de concesiones es anuncio de la llegada

de extraños y foráneos, quienes aparecen interesados en comprar tierras, negociar

derechos de caminos o realizar actividades de prospección o exploración. Es en este sentido

que las geografías de las concesiones se convierten en geografías de los cambios

inesperados en mercados de tierras y en los actores que se mueven a través y dentro de

espacios particulares (Bebbington, 2012).

Rockcliff Copper Corporation (antes Solvista)

Como forma de ejemplificar el escalamiento de los espacios extractivos, me concentraré en

el proyecto Caramanta de Rockcliff Copper Corporation (antes Solvista),53 a partir del cual

es posible comprender las prácticas que dan forma a los espacios extractivos y cómo éstos

producen nuevas relaciones sociales a partir de las cuales, emergen articulaciones, disputas

y conflictos. Me baso en particular, en el informe técnico elaborado por O’prey (2014) como

parte de la solicitud por parte de Toronto Venture Exchange54, con el objetivo de dar cuenta

por un lado de las características de contenido de los reportes técnicos elaborados a partir

53 Durante el trabajo de campo, una de las mayores dificultades para establecer procesos de veeduría ambiental y seguimiento a las operaciones mineras, tanto por parte de las Alcaldías Municipales como por parte de las organizaciones sociales, es el cambio de nombre de las corporaciones, lo cual obedece a fusiones de capital, asociaciones con otras empresas para compartir el capital en riesgo, venta de acciones para mantener la liquidez, entre otras estrategias financieras. En el caso de la Solvista, esto se hace tangible en la historia de conformación de la empresa y la forma en que funciona en la actualidad. Los títulos de la concesión fueron adquiridos en primer lugar por Bullet Holding Corporation (“Bullet”), sus subsidiarias y filiales, a excepción de las aplicaciones OG2-08133 y OG2-081611, producto de un acuerdo de asociación entre Norvista Resources Corporation (“Norvista”) y Bullet, el 9 de junio de 2010, que originó la creación de Solvista (O’prey, 2014, p. 15-16). El 17 de marzo del año 2014, Solvista anunció un acuerdo con IAMGOLD que se sostuvo hasta el 11 de septiembre del 2015, cuando Solvista recibió la notificación por parte de esta compañía sobre la terminación de la opción de acuerdo sobre el proyecto Caramanta durante el 2015, debido a que no obtuvo los permisos para ‘perforar’ en el principal ‘descubrimiento’ en el área del Retén. El 19 de julio del año 2010 Solvista Gold Corporation fue constituida mediante escritura en la Provincia de Ontario, Solvista Colombia se incorporó el 10 de agosto de 2010 y Solvista Guadalupe fue constituida el 7 de noviembre de 2012. Solvista Colombia posee el 100 % del proyecto de Caramanta y Solvista Guadalupe posee el 100 % del proyecto Guadalupe. El 21 de octubre de 2015, la Corporación cambió su nombre de Solvista Gold Corporation a Rockcliff Copper Corporation (Rockcliff Copper Corporation, 2015, p. 5). A la fecha de escritura de este trabajo la empresa tiene suspendidas sus actividades de exploración con el objetivo de preservar su liquidez (Rockcliff Copper Corporation, 2016, p. 13). 54Como parte de las políticas implementadas en el mercado de valores para asegurar la veracidad de la información y la existencia de los espacios extractivos, se solicitan de forma periódica informes los cuales se rigen por protocolos específicos según el lugar inscripción de la inversión. En este caso la empresa está inscrita en la Bolsa de Valores de Canadá que hace parte del grupo TMX, que se adhiere a los parámetros del Instrumento Nacional IC 143 del CIM.

90

de estándares específicos y en general los elementos desde los que se modelan los espacios

extractivos. Antes de empezar, es importante señalar que el acceso a dicho informe fue

posible a través de la plataforma SEDAR-Sistema de recuperación y análisis de documentos

electrónicos 55 sitio oficial creado por los administradores de Valores Canadienses, que

permite visualizar las redes de conocimiento que se configuran desde el mercado como

forma de minimizar el riesgo que implican este tipo de inversiones.

Escalas de extracción- las prácticas localizadas

Este espacio de extracción se localiza en los municipios de Caramanta, Támesis y Valparaíso:

cubre un área de 11,000 Ha y está ubicado dentro de un bloque rectangular que se extiende

aproximadamente 21 Km en dirección norte-sur y aproximadamente 15 Km en una dirección

este-oeste, incluyendo las concesiones bajo aplicación [...] Está constituido por 21 títulos

que consisten en: nueve acuerdos de concesión [...] que cubren un total de 6.761 hectáreas,

que incluyen un contrato por un total de 78 hectáreas, en proceso de devolución al Estado;

(ii) dos contratos de concesión por un total de 3.018 hectáreas y en proceso de ser

registradas en el Registro Nacional de Minería; (iii) un acuerdo de concesión por un total de

174 Ha, firmado por Solvista Colombia y pendiente de la firma de la autoridad minera antes

de ser enviado para su inscripción en el Registro Nacional de Minería; (iv) siete aplicaciones

avanzadas para contratos de concesión por un total de 1.222 ha, todas con estudios técnicos

terminados; y (v) dos aplicaciones indefinidas para contratos de concesión que siguen

esperando la determinación de su área adjudicable por la autoridad minera. Estas parcelas

constituyen dos grandes bloques contiguos con algunos pequeños bloques separados, al

noreste (O’prey, 2014, p. 15).

La Corporación, con el nombre de Solvista, adquirió los títulos en el año 2010 (Ver mapa 12)

e inició los trabajos de exploración durante el 2011.56 Para este momento la cartografía

disponible en el país por parte de INGEOMINAS, ahora Servicio Geológico Nacional, era

1:1.000.000 (O’prey, 2014, p. 30). Dada la amplitud de la escala, la empresa desarrolló un

mapeo detallado que le permitiría delimitar los depósitos y profundizar en el conocimiento

de los mismos. Para ello, llevó a cabo un trabajo de campo, en el que excavaron 305 huecos

y a partir de ellos identificaron lugares de interés, lo que permitió delimitar un nuevo

conjunto denominado “Clúster pórfido de Caramanta”-CPC-, sobre una longitud de

55 Véase http://www.sedar.com/homepage_en.htm 56 De acuerdo con O’prey, en el año 2008 el primer tenedor de los títulos, Bullet, llevó a cabo un proyecto de exploración de reconocimiento de estilo (2014, p. 26).

91

aproximadamente 3 kilómetros, nombrados de sur a norte como El Retén, El Corral, Ajiaco

Sur, Malabrigo y la Casa Verde (O’prey, 2014, p. 30-31).

Mapa 12. Titulos, aplicaciones avanzadas y aplicaciones sin definición del Proyecto Caramanta. (Fuente: O’prey, 2014, p. 19).

A partir de esta información se produjo un mapa, en el que se esboza una nueva escala: el

Clúster pórfido de Caramanta –CPC–, donde se expresa la formación mineral de interés

económico (Ver mapa 13). Mediante esta representación la escala se hace más específica y

se va delimitando, a partir de la exaltación de ciertos atributos, otra naturaleza, por donde

se espera hacer posible el flujo de capital (O’prey, 2014, p. 34):

92

Mapa 13. Geología detallada del CPC Detailed Geology of the CPC and y su área de

influencia. (Fuente: O’prey, 2014, p. 33).

Los nombres empleados en este mapa, muestran una combinación de la toponomia local

combinada con la clasificación de los depósitos. En este mapa se detallan jerarquías con

93

relación a los tipos de formación, así al interior del CPC, hay escalas más pequeñas que se

definen a partir de la práctica exploratoria, en la que se seleccionan lugares promisorios,

que dan cuenta de diferencias espaciales en la mineralogía de los pórfidos, en la parte sur

de la zona del Proyecto Caramanta que integra El Retén, El Corral, Ajiaco Sur, Malabrigo y

Casa Verde (O’prey, 2014, p. 34):

Mapa 14. Superficie geológica y resultados del programa de perforación hasta la fecha. (Fuente: O’prey, 2014, p. 37).

De cada uno de los lugares de interés es necesario construir un nuevo modelo, donde se

94

detalle la formación mineral, en este caso, registrar las diferencias entre los depósitos de

pórfidos en aras de delimitar la escala de extracción (Ver mapa 14). A continuación,

muestro el esquema del modelo de pórfido en El Retén (Ver mapa 15), uno de los lugares

de interés, donde se muestra la forma en que se define el paisaje del subsuelo desde las

formaciones minerales, en una escala que implica grandes profundidades y conformaciones

diversas que son diferenciadas a que a través de los colores y las formas:

Mapa 15. Ilustración de una sección representativa de las relaciones de los pórfidos en El Retén. (Fuente: O’prey, 2014, p. 38).

95

Este modelo de pórfidos auríferos en el CPC les lleva a concluir que los depósitos de pórfidos

de cobre +/- oro localizados allí, presentan diferencias y similitudes con otras formaciones

en el mundo, pero de manera más específica con yacimientos en el Middle Cauca Belt, como

La Mina de Bellhaven Copper and Gold y Quinchía - Batero Gold Corp. Con estas

características el equipo de trabajo, define una nueva clasificación de los tipos de depósitos

según los perfiles de cada uno de los lugares de interés en el CPC.

Los nuevos depósitos caracterizados y clasificados son llevados a modelos, donde se

describen las características de formación mineral en el subsuelo que posibilitan la inversión

de capital para su extracción. En el modelo siguiente (Figura 4), es posible observar de

manera gráfica la representación de la “nueva naturaleza identificada”, es decir, el

prospecto del espacio del proyecto Caramanta para la explotación de depósitos de pórfidos

de Cu-Au y depósitos epitermales de oro-plata (O’prey, 2014, p. 68):

Figura 4. Ilustración del modelo conceptual de estilos de mineralización. (Fuente: O’prey, 2014, p. 72)

96

Esta representación del “contenido mineralógico” del subsuelo involucra diferentes escalas

de extracción, de acuerdo al tipo de mineralización y sus formaciones, información que

sustenta la realización de una actividad de explotación. Es posible observar cómo estos

esquemas y mapas expresan en términos de Harley un “sistema de significado”, donde se

expresa un orden social, es decir que los mapas no solo reproducen una realidad

topográfica, sino que también la interpretan (2001, p. 45).

De la superficie a las profundidades de la tierra

La cartografía que muestro a continuación presenta una escala diferente. En el apartado

anterior mostré a través de los mapas y las representaciones de la geología de la zona, el

proceso de producción de naturaleza que es posible observar a partir del modelado de

mapas, en los que se integran espacio-tiempos diversos y la elaboración de modelos

conceptuales que servirán de sustento para el desarrollo del proyecto de explotación. Así,

pasamos de observar el subsuelo a ver a continuación las prácticas que desde la superficie

se movilizaron para establecer el prospecto de interés.

La etapa de exploración hasta febrero de 2014, de acuerdo al reporte técnico involucró: la

exploración a través de toda la propiedad, inicialmente, para completar una prospección

regional y un mapeo geológico, la realización de muestreos de sedimentos fluviales y

estudios geofísicos aéreos, dirigidos a identificar anomalías o áreas de interés, que serían

priorizadas y clasificadas en orden de preferencia. Se realizó un muestreo detallado de suelo

en algunas de estas áreas y dentro de la zona principal -CPC- se finalizó la excavación de

zanjas, de la mano de una prospección y un mapeo más detallados (Ver mapa 15), así como

la realización de 9.165,8 m de perforación diamantina en 32 pozos de perforación que

fueron testeados en cinco objetivos separados (O’prey, 2014, p. 73).

O’prey señala que la estrategia de prospección empleada por la compañía para la

identificación de lugares de interés fue la más adecuada dadas las características del lugar

en cuanto a vegetación y “debido a la mejor exposición del afloramiento en y alrededor de

los ríos y arroyos y el hecho de que las cuencas de drenaje tienden a ser de tamaño

restringido (O’prey, 2014, p. 73). Estas observaciones son de interés para comprender la

manera en que a nivel local se llevan a cabo las operaciones mineras.

97

Mapa 16. Mapa geológico regional que detalla los nombres de las áreas de interés. (Fuente: O’prey, 2014, p. 74).

En esta fase de la actividad minera, se involucran de manera informal los conocimientos

locales, con relación a las características de los lugares que constituyen indicadores para los

geólogos en cuanto a áreas de interés económico. Durante el trabajo de campo, fue habitual

escuchar narraciones alrededor de la forma en que se llevan a cabo estos recorridos, la

forma en que llega el personal de la empresa, en muchos casos de manera clandestina sin

98

notificar a los campesinos, pero también en otros donde se establece un contacto, mediado

por intereses para la detección de lugares de interés:

Ellos tomaron muestras, ellos me dijeron, a mí me dijeron, yo como en ese tiempo era el

presidente de la Junta de Acción Comunal, entonces preguntaron por unos yacimientos,

pues que si uno veía como algo que viera de nacimientos de agua, minerales y todo eso,

entonces aquí hay un nacimiento de agua salada y otras que no sabemos qué es, entonces

vinieron y sacaron las muestras. Esa es la quebrada del Salado y de otras quebraditas

pequeñas, fueron y tomaron las muestras, por cierto ellos les pusieron nombres a eso y nos

dijeron no, les vamos a poner los nombres de ustedes para poder identificar y nosotros

vamos a venir para explicarle qué encontramos en esas aguas, tomaron la muestra del agua

salada y de los nacimientos. Nos fuimos de ahí andando y recorriendo esto y lo otro, por

otra parte de la quebrada cuando vi que salió otro buchecito dentro del mismo cauce y es

un agua que sabe a óxido cerquita donde está la otra, una es salada y la otra sabe a óxido,

eso les llamó la atención y también llevaron muestras. Y cómo les parece que de eso nunca

se reportaron, y los Geominas hicieron ese muestreo de aquí para abajo pero tampoco nos

lo reportaron hasta que llegó la minera Solvista (Entrevista a campesino del municipio de

Támesis, 2014).

Es frecuente escuchar relatos acerca de la llegada de profesionales, que hacen recorridos

por las quebradas, las marcan, toman fotos y luego se van sin tener información precisa de

su procedencia. En otros, como lo muestra el fragmento de entrevista anterior también se

delimitan los lugares de interés, con el aporte del conocimiento de quienes habitan en estos

lugares, pero tampoco se recibe retroalimentación, situación que mantiene a los

pobladores con zozobra frente al destino de la información recolectada.

La identificación de lugares de interés conecta personas, artefactos y conocimientos en

diferentes escalas. Ejemplo de ello, es el estudio geofísico que realizó la empresa (Ver mapa

19). En primer lugar, contrató una empresa de geofísica de Ontario, Canadá, MPX Geofisica

Limitada de Markham, para completar un estudio regional en helicóptero combinado con

sondeos radiométricos y magnéticos, en áreas de interés de los títulos mineros:

MPX instaló los instrumentos geofísicos en un helicóptero Bell Long Ranger (HK 4181)

alquilado temporalmente por Helifly Colombia en Medellín. El sondeo fue realizado desde

una base de operaciones establecida en La Pintada, del 25 de noviembre al 1 de diciembre

de 2010. La línea de vuelo se orientó en una dirección de 090°, en intervalos de 200 m. Las

líneas de unión fueron trasladadas a intervalos de 1.650 m, perpendiculares a las líneas de

vuelo [...] La adquisición de datos geofísicos implicó el uso de GPS, un sistema de

espectrómetro de rayos gamma multi-canal, y un magnetómetro de alta sensibilidad

(O’prey, 2014, p. 76).

99

Mapa 17. Interpretación y compilación geofísica de Caramanta. (Fuente: O’prey, 2014, p. 81).

Esta práctica orientada desde la geofísica, permite observar el despliegue de técnicas,

herramientas y conocimientos que se emplean de manera multiescalar y pone en escena,

en palabras de Barry (2006) ensamblajes tecnológicos, que detonan las fronteras

administrativas. La movilización de objetos, técnicas y personas se hace visible también en

la manera en que se llevaron a cabo las perforaciones:

Solvista ha completado dos programas de perforación con contratistas independientes. El

contratista de perforación inicial era una empresa local colombiana ‘Smart Drilling’, que

utiliza hasta dos máquinas portátiles para completar 8,279.8 m. Un segundo contrato más

corto, utilizando también una máquina portátil, fue completado por ‘Major Drilling’ para un

total de 886 m (O’prey, 2014, p. 82).

100

Esta fotografía muestra uno de los lugares de perforación, allí se observa el campamento construido donde

se cubre el taladro empleado. (Fuente: O’prey , 2014, p. 83).

Rutas de estandarización

La minería es una actividad caracterizada en el mundo del mercado como una empresa de

alto riesgo, al concentrar probabilidades elevadas de pérdidas de capital y fracaso de los

proyectos; ante ello, y con el objetivo de disminuir sus rasgos especulativos, se emplea el

conocimiento científico como garantía de objetividad y sustento de las posibilidades reales

de obtener rendimientos económicos. La forma en que opera el conocimiento se regula no

sólo por los parámetros propios de la disciplina científica en la que se inserta (estudios

geológicos, geofísicos, geoquímicos, metalurgia), sino por códigos y normas que emergen

como estrategia para garantizar a los inversionistas que la información entregada es

verídica, de esta manera se busca blindar el capital y hacer legibles los procedimientos y

pasos a seguir bajo el eslogan de “buenas prácticas”.

Este proceso de estandarización dentro de espacios extractivos en los que se dirige el

destino de los “recursos” y por ende los lugares en los que se encuentran contenidos,

101

siguiendo a Barry, permite hacer la información comparable entre diferentes lugares y

gobernar la vida económica y política, al ordenar las cualidades de objetos o prácticas

dentro de criterios comunes (2006). Esto se expresa en el establecimiento de regulaciones

internacionales que parten de determinaciones financieras para ofrecer garantías dentro

de las bolsas de valores, desde las cuales se regulan en forma escalar las prácticas mineras

de dos maneras en particular: 1. La estandarización conecta una serie de agentes a nivel

global entre los que incluyen los científicos como “personas cualificadas”, las corporaciones

(bajo sus diferentes modalidades), el sistema financiero, laboratorios, empresas

especializadas en operaciones mineras, enlazadas bajo la definición de criterios

establecidos por el Instituto Canadiense de Minería, Metalurgia y Petróleo –CIM–, la

Comisión mixta de reservas minerales –JORC– de Australia, la Sociedad para Minería,

Metalurgia y Exploración –SME– de EE.UU, el Comité de Recursos Minerales de Sudáfrica –

SAMREC– y el Comité Paneuropeo de Reservas y Recursos de Información –PERC– de

Europa, entre los más importantes. Cada corporación, de acuerdo a la bolsa de valores en

la que reporte, debe suscribirse al código correspondiente y a ajustarse a las “buenas

prácticas” y la responsabilidad social y ambiental, regidas también por las guías mineras

locales, como en el caso de Colombia mediante la guía minero-ambiental.

Rockcliff Copper Corporation, que tiene su sede en Canadá, reporta en esta bolsa de valores

y se acoge a los estándares del instrumento nacional IC 143 del CIM. Ésta unifica lo

concerniente a los procedimientos en las operaciones y las prácticas a realizar en cada una

de las fases, así como la forma en que se reportan los hallazgos y los resultados. De acuerdo

con esta norma, un reporte técnico donde se divulgue información científica sobre un

proyecto minero57 debe cumplir con alguno de los siguientes requisitos: 1. Estar basado en

información preparada o supervisada por una persona cualificada, o 2. Ser aprobado por

una persona cualificada. Para ello, el informe debe registrar el nombre de la persona,

anexar una declaración que indique si la persona cualificada verificó los datos, incluyendo

los de muestreo y las demás pruebas que se requieran en el proceso, una descripción de

cómo se verificaron los datos y cualquier limitación sobre el proceso de verificación; y una

57 Barry hace énfasis frente a las diferencias escalares en las zonas de estandarización y destaca dentro de ellas, la “existencia de zonas metrológicas que son específicas a las corporaciones o los estados-nación” (2006, p. 246), esto incide directamente, por ejemplo, en los referentes para la difusión del conocimiento acerca de las reservas y sus estimaciones, situación que en el ámbito regional se refleja en la relación que establecen las empresas con las administraciones locales como lo señala un funcionario: “el proceso que ellos tienen de las actividades técnicas netamente es información privada, ellos la consideran privada que aunque yo la considero público porque los recursos son de todos y están en nuestro municipio, pero lo que es concentración de mineral, tipo de mineral, a qué profundidad, como todos los resultados de sus procesos no los evidencian a la comunidad, ni mucho menos al municipio. Ellos a vos te mandan: esto hicimos en el tema social con la escuela, con la junta de acción comunal, el proyecto productivo, eso está bien, pero que información técnica no, ellos no revelan ese tipo de información” (Entrevista funcionario Alcaldía de Caramanta, 2014).

102

explicación de cualquier falta de verificación de los datos. Una persona cualificada es

aquella que:

(A) es un ingeniero o geocientífico con un título universitario, o acreditación equivalente, en

un área de ciencias de la tierra, o ingeniería, relacionada con la exploración mineral o la

minería; (B) tiene al menos cinco años de experiencia en exploración minera, explotación

de minas u operación, o la evaluación de proyectos mineros, o cualquier combinación de

éstos, que es relevante para su título profesional o área de práctica; (C) tiene experiencia

en relación con la materia objeto del proyecto de mineral y el informe técnico; (D) está en

buena posición con una asociación profesional; y (E) en el caso de una asociación profesional

en una jurisdicción extranjera, que tiene una designación de miembros es necesario (i) un

puesto de responsabilidad donde aplique juicios independientes; y (ii) se requiere A. una

evaluación por pares confidencial donde se indique el carácter del individuo, con relación al

juicio profesional, la experiencia y aptitud ética; o B. una recomendación para la adhesión

por parte de al menos dos pares, donde se demuestre suficiencia o experiencia en el campo

de la exploración minera o la minería (The Ontario Securities Comission, 2011).

La empresa además reporta en sus informes que emplea una Industria Standard QA/QC,

que consiste en un programa de estándares certificados, en cada una de sus fases. Emplear

esta codificación implica no sólo que la empresa identifique el depósito mineral, sino que

certifique sus “buenas prácticas”, así la posibilidad de hacer que fluya el capital por el lugar

con potencial en el subsuelo, requiere el despliegue de una serie de relaciones sociales en

las que ya no sólo hay técnicos especialistas produciendo conocimiento, sino que este debe

articularse a normas que van más allá del ámbito académico y se insertan en las

regulaciones políticas de la actividad minera. La demostración del “contenido mineralógico”

depende así, no sólo de las características de interés económico del material, sino del

despliegue instrumental estandarizado que lo certifique.

Un programa estándar de industria QA-QC adecuada para la etapa de exploración ha sido

aplicado durante todo este trabajo. Scott Wilson estuvo de acuerdo con esta declaración,

después de su visita en octubre de 2012 [...] realizada con el objetivo de revisar los

procedimientos de registro, recogida de muestras y preparación. Desde la adquisición de la

propiedad, los programas de muestreo y ensayos de Solvista han sido controlados por una

aplicación sistemática de estándares certificados, junto con la realización de duplicados de

campo y de laboratorio. El uso de laboratorios de preparación y ensayo de carácter

internacional e independientes añade seguridad adicional a los resultados del ensayo y que

estos sean representativos de la mineralización encontrada en la propiedad. [...] Durante

2012 y 2013 Solvista desarrolló su propia base de datos para toda la información geológica,

incluyendo pozos de perforación y los resultados del ensayo resultantes. En febrero de 2014,

Solvista realizó una auditoría estándar de la base de datos mediante la selección de

103

aproximadamente el 5%, o 238 intervalos de muestra aleatoria de los 4.726 intervalos en la

base de datos de perforación para su validación... (O’prey, 2014, p. 107).

En cuanto a la estandarización con relación a la “responsabilidad social y ambiental”, ésta

hace parte, como lo propone Barry, de las prácticas de “cualificación”, en las que se busca

incorporar a las “comunidades” y demostrar a otros que han sido articuladas (2006, p. 247).

Como parte de los títulos de Caramanta, en la etapa de exploración realizada por IAMGOLD

se direccionó el componente de responsabilidad social empresarial, cimentado en la

entrega de paquetes productivos y asesoría, entrega de apoyos económicos para la

realización de eventos por parte de las Juntas de Acción Comunal, entre otros, así como la

visita periódica del equipo social, conformado por una trabajadora social y un auxiliar de

apoyo proveniente de la zona.

Durante una entrevista con la trabajadora social del equipo de IAMGOLD, quien tenía a

cargo la coordinación de los programas de responsabilidad social empresarial, me señaló

que el objetivo de la empresa es identificar y fortalecer las condiciones locales, con el

objetivo de propiciar la permanencia de los campesinos y el mantenimiento de sus

economías, mediante la entrega de semillas, abonos y el acompañamiento técnico para el

cultivo de plantas locales. De esta manera la empresa fomenta las economías campesinas,

planteamiento que se inscribe dentro de los códigos internacionales adoptados por las

corporaciones como parte de la inscripción en lo que denominan una “minería bien hecha”,

que cumple con altos estándares en el relacionamiento con las comunidades:

[Los de Iam Gold] Ellos sí vienen mucho, inclusive hace como dos años nos dieron un

proyecto a los que quisiéramos, como ellos mantienen pues muy buena relación con Barro

Blanco, todo. Nos dieron café, semillas de café, nos dieron abono a los que quisiéramos pues

meternos. En el último recibimiento que hicieron cogieron casi treinta familias, nos dieron

de a bulto de abono, de a dos bultos y pues la gente: si no nos están haciendo un mal y nos

están colaborando, la gente como usted sabe le echa mano a lo que llegue, bienvenido sea

(Entrevista a campesino habitante vereda de Caramanta, 2014).

Y no, ellos lo que quieren es que pues que mucha, mucha de la gente, y que sí pa' este año

van a sacar más personal que quieran trabajar pero, ellos lo que quieren es que trabajen 20

días con ellos pero que no se vayan ni de la región, ni abandonen las "tierritas", ni las vayan

a vender. Ellos están !muy! en contra de que vendan los terrenos. Ellos sí me dijeron, sí me

dijeron -yo conversaba mucho con esa gente-: “yo quiero que los hijos suyos se queden acá,

que los hijos suyos estudien y bien terminen el bachillerato, hagan una técnica, nosotros

sabemos para qué; mire que Diego tiene muchas ganas de aprender a manejar carro”...

(Entrevista campesino del municipio de Caramanta, 2014).

104

Yo quiero que, ojalá todas las personas de por acá estuvieran laborando allí en la empresa,

no tuviéramos que contratar personal de otras comunidades sino de la misma vereda. Pero

no, es que por acá no hay forma de mano de obra, todos tenemos el pedacito, y hay mucha

gente ya, ya de edad, de edad, es que por acá la juventud es nada ya (Entrevista a campesino

del municipio de Támesis, 2014).

La definición estatal de minería responsable en Colombia según el PNOM, es aquella que se

rige por parámetros de seguridad industrial, viabilidad técnica y en particular, la aplicación

de estrategias de mitigación, bajo un principio de jerarquía en el que se busca prevenir

impactos y corregir aquellos que se presenten (Ministerio de Minas y Energía, UPME, 2014,

p. 6-7). Con el establecimiento del Código de Minas también se diferencia entre la “buena”

y la “mala minería”, diferenciando aquella que está bajo el control de la normatividad del

Estado, es decir, regularizada, de la denominada ilegal.

La ruta establecida por la modernización ecológica es la encargada de resolver la paradoja

entre crecimiento económico y conservación de los “recursos naturales” a través de la

ciencia y la tecnología, que también se emplea para persuadir y generar legitimidad entre

las comunidades localizadas en el área de influencia de los proyectos, tal como me lo

describieron en una entrevista:

Hace más de un año yo creo que nos llevaron a ver. En estos diitas llevaron otra delegación

a que les vean el trabajo, pues como por taparle la boca a los que están diciendo: que es

que van a acabar con todo, entonces esta gente lleva seis, ocho personas a que vean el

trabajo que hacen. Les muestran cómo van haciendo los caminos, qué es lo que hacen, vean

estas máquinas trabajan así y así, ellos no pueden contaminar las aguas, es que todo el

mundo dice que ellos van a acabar con las aguas, no, más esa gente trabajan muy bien

trabajado me parece a mí (Etrevista a presidente JAC vereda de Caramanta, 2014).

Recapitulación

En el mundo financiero el oro se distingue por su carácter de “primario”, es decir, que no necesita un proceso de transformación complejo para su inserción en el mercado; sin embargo, como lo mostré a lo largo del capítulo, la movilización del conocimiento científico a partir de prácticas como el mapeo, los sondeos, la toma de muestras, fotografías y registros en diferentes niveles, permiten edificar infraestructuras extractivas, técnicas y procedimientos dirigidos hacia ello, como lo señala Mitchell (2008) los proyectos que forman la economía implican la economía; la economía no está fuera, lo que representa la economía de algún otro lugar. Está atrapado en estos proyectos. El éxito de la economía, al

105

igual que toda la ciencia, se mide en la medida en que ayuda a hacer de los lugares del mundo más amplio en el que sus hechos pueden sobrevivir.

El proceso de espacialización se da mediante la producción de naturaleza, en tanto es

necesario en primer lugar dotar al subsuelo de valores de cambio, para que sea posible la

reproducción del capital, esta operación implica uniformar mediante la agrupación de

caracteres, pero qué se incluye y qué se deja por fuera, es justamente una de las preguntas

centrales frente a la definición de la minería a gran escala como actividad sustantiva frente

al futuro de los pueblos que habitan en los espacios extractivos.

La nueva escala geológica representada en mapas, constituye una “naturaleza”, en la que

se resaltan sus “atributos” en términos de procesos geológicos y desde allí se define la ruta

para extraer los minerales, en tanto, producciones naturales. Esto es importante, en cuanto

a que desde allí se desdobla una concepción “naturalista del devenir humano”, en términos

de la determinación de actividades económicas según la “vocación”. Este planteamiento

lleva implícito la idea de un “orden natural” que fija las reglas para el establecimiento de

determinada ruta económica. Pero dicho orden es producto de una concepción específica

del río, la cual se restringe a una mirada instrumental en la que se observa éste como un

elemento biofísico, que guarda en su recorrido “recursos naturales”. El concepto de

“recurso” en este caso, reviste una economización de lo que se ha dado en llamar natural,

en cuanto ámbito diferenciado del ser humano, pero, la característica de “natural” es dada

tanto por el conocimiento científico como lego, en cuanto a la ausencia de mediación

humana, como lo propone Mastrangelo (2009, p. 344), concepción que se expresa en la

definición de la actividad minera por parte de la Unidad de Planeación Minero Energética:

La industria minera es un negocio que se basa en agregarle valor económico a los recursos

del subsuelo, mediante una serie de actividades que se inician con el proceso de extracción

del material mineralizado, continúan con los de beneficio del mineral o su transformación

en un producto derivado y su comercialización (UPME, 2006, p. 13).

Siguiendo a Bridge, un espacio extractivo sería aquél donde se espera que el capital fluya

en y a través de él, a partir de la mediación de un conocimiento específico, que haría

inteligible el contenido del subsuelo. Esta operación pone de relieve el proceso en el que

se pasa de valor de uso a valor de cambio, en una transacción en la que se mercantiliza la

naturaleza no humana para hacerla parte de la ruta del capital. Desde esta perspectiva el

Middle Cauca Belt lo comprendo como un espacio extractivo que dota de nuevas

características al río y lo establece como eje alrededor del cual es posible proyectar la

extracción de oro.

106

Los depósitos minerales, como objeto espacial y estadístico, que pueden ser “conocidos”,

cuantificados y explotados, constituyen el centro de la práctica minera, en la que se integra

el conocimiento científico para la dirección de fines particulares, en este caso, la

producción de espacios extractivos. Para ello, es central el ejercicio de modelación, como

instrumento de delimitación y legibilidad de los minerales presentes en el subsuelo; así por

ejemplo, es posible visualizar el Middle Cauca Belt como espacio extractivo, en el que se

registran procesos espacio-temporales que escapan a la intervención humana; es por ello

que el cinturón, dentro del conocimiento geológico minero, no es algo que exista de

manera independiente de los mapas, las técnicas y las prácticas que lo hacen disponible a

formas de cálculo económico y político (Braun & Wainwright, 2001, p. 52).

Los espacios extractivos son posibles a través de la acción de conocimientos científicos que

permiten convertir el subsuelo en una mercancía extraíble y exportable, como lo plantea

Gavin Bridge, esto sólo es posible a través de un ejercicio amplio en términos sociales y

políticos, que implica hacer legible el “contenido mineralógico”, mediante un conocimiento

específico que lo sustente y el establecimiento de formas de propiedad del subsuelo que

hagan posible su apropiación (Bridge, 2007, p.75). La forma en que los minerales se hacen

“visibles” parte de un ensamblaje de conocimientos desde los que se establecen

estandarizaciones, leyes, clasificaciones y tipologías que permiten sustentar la posibilidad

de convertir un lugar en un yacimiento minero.

El conocimiento científico desempeña entonces un papel central en dos sentidos: por un

lado, permite la incorporación de nuevos lugares a los circuitos de la economía mundial y

por otro, mediante la ampliación de técnicas y herramientas, facilita el desarrollo de la

empresa minera en el terreno. La forma en que se “dispone” el oro, sus asociaciones y

concentraciones cumple un papel central en la producción social del espacio. La búsqueda

de depósitos mineros se realiza a escala global, de allí que una empresa pueda poseer

proyectos en lugares distantes como África y Colombia y diseminar su inversión a su vez en

diferentes lugares al interior de los países. La actividad minera, en este sentido, genera

escalas diferenciadas con relación al tipo de depósitos, los títulos, las concesiones de aguas

e incluso la expansión y contracción permanente mediante la fusión con otras empresas e

inversionistas. Es sobre el espacio que los proyectos de extracción se hacen posibles, al ser

la expresión de un ejercicio de poder que se hace soberano sobre los intereses de quienes

previamente habitan allí, a partir de leyes estatales -como el Código de Minas- que implican

la privatización del mismo. Este será el marco de lo que Lefebvre llamaría “la trinidad

capitalista: tierra-capital-trabajo”, que requiere para su concreción un espacio institucional

triple: “en primer lugar, global o mantenido como tal, el de la soberanía, donde se

despliegan las coacciones, por tanto espacio fetichizado, reductor de las diferencias; en

107

segundo lugar, fragmentado, separador, disyuntivo, con el propósito de controlarlas y

negociarlas; y por último, jerarquizado, que ubica los lugares despreciables y los nobles, los

prohibidos y los soberanos” (Lefebvre, 2013 [1974], p. 319).

En síntesis, la construcción del Middle Cauca Belt como producto histórico, permite

recordar que los “hallazgos” son hechos construidos, producto de la movilización de

prácticas inscritas en paradigmas y no “descubrimientos” fortuitos, discurso que se

convierte en régimen de verdad como parte de la afirmación de la ciencia y la tecnología

como los vehículos para conocer y actuar en el mundo. El río como espacio extractivo hace

posible la ampliación del proceso de acumulación, mediante la puesta en marcha de

modelos que otorgan el grado de legitimidad para convertirlo en un espacio de inversión.

La demostración de la existencia de “mercancías”, en este caso, oro, requiere el despliegue

de un proceso técnico, desde los conocimientos científicos en el que:

El espacio es colonizado por formas parceladas, medibles, cuantificables y vendibles [...] este

espacio abstracto se aleja de la complejidad de la realidad social y se presenta, bajo

discursos pretendidamente clarificadores y coherentes, como producto acabado y aislado,

lo que se hace que se muestre desgajado de los procesos de producción y con ellos de las

relaciones de producción, dominación y explotación (Martínez, 2013, p. 15)

La inserción de un lugar como espacio extractivo es tanto una causa de cambio ecológico

como un producto de la forma en que se establecen las relaciones y las prácticas con la

naturaleza (Heynen et al. 2007, p. 11). Desde esta perspectiva, las relaciones que emergen

entre los socioecosistemas, se pueden considerar como nuevas naturalezas producidas a

partir de la intensificación y profundización de los procesos de acumulación del capital.

108

Capítulo 6. Política (s) de naturaleza: la

lucha entre lo visible y lo invisible

La minería de oro a gran escala en los municipios del suroeste localizados en el Middle Cauca

Belt, propició una multiplicidad de reacciones, a través de las cuales es posible trazar la

genealogía de las geometrías del poder en la zona y las formas de sujeción del campesinado

a la expansión del mercado. Si bien me centraré en particular en las respuestas de aquellos

que de acuerdo con Bebbington (2012) son parte de contra-movimientos frente a las

economías extractivas desde una panóramica general, es importante dar cuenta de la

diversidad de posiciones y miradas en torno a la gran minería en particular, dado que a

partir de ello se han establecido diferenciaciones e incluso jerarquías que expresan un

escalamiento en las relaciones de poder y por tanto complejizan la disputa entre las

diferentes agendas de futuro dispuestas para la subregión.

Estas respuestas múltiples abarcan posiciones que van desde la aceptación y promoción de

la actividad minera a la negación de la misma y, en el intersticio, un abanico de posibilidades

que se despliegan a partir de la consideración de las características de la técnica empleada

y las posibilidades de inserción a la misma, los beneficios temporales que genera en

términos de oferta laboral y las transformaciones que puede generar a nivel

socioecosistémico. En el área de estudio es posible encontrar un abanico de posiciones que

están lejos de ser estables y que, al contrario, fluctúan de manera permanente de acuerdo

a los ritmos y temporalidades de la actividad minera. En palabras de Bebbington (2012, p.

1157), éstas posiciones son: “incertidumbres acerca de las posibilidades tanto de la

desposesión como de la oportunidad”, tal y como queda reflejado en la afirmación de un

propietario de un local comercial en la cabecera de Caramanta:

Es decir, esas opiniones son divididas, uno pues que está en estos negocios, escucha tanto

comentario, que el uno está a favor y el otro está en contra… Bueno, entonces eso es muy

difícil, es decir, a mí me favorece como comerciante, pero al pueblo no. ¿Qué es lo

negativo?: 1. Las tierras, 2. La prostitución, 3. El robo; es decir, eso se crea un problema

social tremendo, pero aquí en el negocio es bueno, eso aquí llega una quincena y todo el

mundo compra empanaditas, el almacén se mueve, la fruta se mueve… Entonces tiene sus

pro y tiene sus contras. Aunque para mí, el 80% está en contra de eso, porque mire no más

la mera manifestación que hubo el domingo, eso es prueba de que no están de acuerdo

(Entrevista a propietario de local comercial en la cabecera municipal de Caramanta, 2014).

109

La fluctuación depende también de las garantías que se ofrezcan en el día a día, aquí es

importante considerar el contexto más amplio del campo colombiano, en términos de la

incertidumbre permanente que se maneja en la actividad agropecuaria y las dificultades

que tienen los campesinos para obtener los ingresos suficientes que permitan reproducir

su economía familiar. En ese sentido, la actividad minera es promocionada como una

oportunidad para obtener ingresos y estabilidad de manera sencilla y directa; motivación

que se evalúa a partir de la forma en que operan los ritmos económicos, los cuales en el

caso del campesino dependen de la cosecha y su venta, según la estacionalidad de ésta y

los procesos de transformación que deba realizar en el caso de la producción panelera. Es

por ello que la posibilidad de recibir un ingreso estable modifica de manera sustancial la

situación cotidiana; aquí quiero resaltar que en medio de una economía de subsistencia, el

espacio-tiempo que fabrica el capital se diferencia de la forma en que se vive por parte de

los campesinos, de allí que la definición del futuro implique unas temporalidades que se

distancian de los ritmos de éste y que incide en la forma en que se toman las decisiones con

respecto a la aceptación de los proyectos que proporciona la empresa desde su oferta de

responsabilidad social empresarial:

Por aquí están [la empresa minera] y uno no puede decir que es un trabajo bueno o que es

un trabajo malo porque por el momento no hace nada, antes da mucho empleo, muy bien

pago, hay mucha gente metida allá en eso trabajando. No se sabe más adelante… Es que

ese es el cuento, es como la sobrevivencia y ya, y como que así vivimos todo mundo, así sea

en una ciudad pues bueno ya pasé este año, esperemos que viene el otro. [Con la

explotación] Pues como dicen que a tantos años, entonces uno como que no tiene esa

preocupación, vivimos todo el mundo es como el hoy… (Entrevista a mujer campesina del

municipio de Caramanta, 2014).

A partir del extracto de esta entrevista se pone en evidencia la pregunta por el después,

¿qué pasará?, ¿cuál será el panorama al finalizar la extracción?, elementos que para los

campesinos ubicados en las inmediaciones del lugar de exploración de la minera Rockcliff

Copper Corporation, antes SOLVISTA, parecieran no ser objeto de preocupación. Sin

embargo, en el fondo la decisión aparente es no precipitarse a establecer conclusiones, al

estar la actividad minera en una fase de total indeterminación, es decir, al encontrarse la

empresa todavía en exploración, se mantiene en reserva el destino frente a cuáles serán los

lugares donde se realizará la explotación y de qué manera. Desde esa perspectiva, la

posición para una buena parte de la población, es esperar y entre tanto aprovechar los

beneficios que trae la inversión extranjera en el corto plazo.

El escenario post-extracción todavía aparece como lejano, al mantenerse la esperanza de

impedir el establecimiento de proyectos extractivos y, en los casos en los cuales se

110

encuentra más avanzada la actividad minera, que ésta no se realice en sus lugares de

residencia. Sin embargo, hay familias que ante la incertidumbre preferirían negociar sus

tierras y buscar un nuevo futuro en otro lugar.

La diversidad de respuestas pone al descubierto la gran minería como un tema álgido en

términos de decisión frente al futuro y la forma en que se desea vivir, esto significa que va

más allá de la opinión inmediata frente al ejercicio de una actividad, sino que se amplía al

cuestionamiento de la posibilidad de reproducir la existencia bajo el actual modo de

producción y crear formas de vida en las que primen valoraciones y relaciones entre la

sociedad y el ecosistema que no estén mediadas por la acumulación de capital. Sin

embargo, estos elementos que son subrayados por quienes no ven en la minería la

posibilidad de crecer económicamente y tampoco una alternativa para su vida, se

diferencian de aquellos que consideran la explotación mineral como la vía para alcanzar el

desarrollo.

Estos cuestionamientos se reflejan en la cotidianidad del suroeste, cuando en

conversaciones acerca de la minería convergen personas con posiciones diferenciadas.

Quien está de acuerdo esgrime como argumento en su defensa la dependencia que la

sociedad actual tiene de los minerales, los cuales se emplean como insumo para otros

artefactos o en la construcción. En este mismo sentido, Espi y Moreno (2010, p. 21)

destacan la búsqueda de depósitos minerales como la alternativa para suplir la alta

demanda de la sociedad del siglo XXI.

Las prácticas discursivas promovidas desde el gobierno frente a la clasificación de los

diferentes tipos de minería que se ejecutan, hacen parte del imaginario colectivo entre

quienes respaldan la locomotora minero-energética, al destacar de ésta las buenas

prácticas ambientales a diferencia de la denominada minería ilegal, que se considera nociva

al no seguir las regulaciones que exige el Estado. Estos discursos gubernamentales se

expresan de manera sutil en algunas ocasiones, sobretodo en aquellos donde pareciera

existir una crítica frente a la posibilidad de convertir sus territorios en una mina, en los

cuales se señala que es necesario proteger los “recursos”, bajo la perspectiva de la

sostenibilidad: “Pero esa biodiversidad la están explotando mejor otras naciones. A

nosotros aún nos falta mucho para conocerla y aprovecharla sin hacerle daño. Es por ello

que requerimos investigación intensa y sensibilizar a nuestros ciudadanos sobre la

protección y explotación sostenible de este recurso tan importante que nos hace

privilegiados” (Vásquez, 2014).

111

En el suroeste, quienes refutan estos argumentos son descritos como “ecológicos”, etiqueta

que se emplea para designar un grupo de personas que se destaca por su crítica directa a la

actividad minera, además, para quienes utilizan esta expresión, aquellos ecológicos están

impidiendo el desarrollo de la subregión, argumento que se promueve desde la óptica de la

responsabilidad social empresarial. Los campesinos y sus familias, cuando son etiquetados

como ecológicos, son señalados de no inscribirse en los proyectos productivos o de hacer

críticas a los mismos, lo que los convierte en detractores del bien general, el cual se alinea

con las regalías que podría dejar la gran minería.

A los ecológicos sí que no les gusta para nada [la minería]… pero, yo pienso que uno no se

puede negar completamente sino que lo que hay que hacer es una minería bien hecha,

responsable y que tengan control desde la administración, como sucedió por ejemplo, en El

Conde, donde sancionaron una minera porque estaban talando para construir un helipuerto

y no estaban cumpliendo. Pero, es necesaria, eso es lo único que ahora mueve la economía.

El alcalde y todos los integrantes de la administración, le apuestan a una minería

responsable que brinde empleo. Es que la gente se queja y estas mineras están haciendo

proyectos, ellos tienen procesos productivos, están apoyando las escuelas… Antes decían:

pero es que vienen, explotan y no dejan nada. Y ahora, que también están dejando, se

quejan. Yo me pregunto si, por ejemplo, a uno de estos ecológicos, les dieran un lingote de

oro, ¿no lo recibirían?... [risas] ¿A quién no le gusta el oro?... A mí me gusta el toreo y es

parecido. Son sólo unos toros y, como decía César Rincón, es que ellos nacieron para eso

(Entrevista a funcionario de la Alcaldía de Caramanta, 2014).

En este apartado también aparece otra concepción que se mantiene vigente con relación al

oro, que hace parte del conocimiento científico y es la naturalización de éste como

mercancía aprovechable para el progreso de la sociedad. Esta idea que no es nueva, sino

que puede rastrearse desde el siglo XIX,58 ubica las posiciones divergentes, en términos de

queja y reproduce una tendencia en el país hacia la focalización en el sector minero.

La multiplicidad de posiciones refleja unas movilidades particulares a partir de la inclusión

y la exclusión de la minería como actividad en el corto y largo plazo, que dan cuenta de unas

geografías que se van configurando a partir de la jerarquización que se establece por el

respaldo o la negación de la misma. Así, es posible observar como a nivel municipal se

plantean diferencias por la adherencia a uno u otro grupo, pero también se realiza la

clasificación por sectores y veredas, en el mismo sentido es posible establecer una

diferenciación por municipio.

58 En el capítulo 1 muestro como justamente se considera desde el siglo XIX el oro como un regalo de la naturaleza que debe ser aprovechado para el progreso de la sociedad, en tanto no hacerlo sería negarse a la posibilidad de obtener riqueza.

112

La amplitud que despliega el tema minero, explica la diversidad de posiciones que se

presentan frente a la misma, pero es importante tener en cuenta cuál posición y cuáles

argumentos se convierten en la “verdad” al imponerse al resto y cómo desde allí se

producen naturalezas que responden a prácticas derivadas de ellas. En últimas aquí también

opera un proceso de selección, producto de una forma de gobernar en la que una porción

de la población, que denomino en este trabajo como campesina, es dirigida como lo

proponen Rodríguez y Giorgi a unas vidas precarizadas, teniendo en cuenta que la:

Gubernamentalidad implica, además de la producción de individuos sociales legibles y de

condiciones de vida para la población, la construcción de un orden normativo de lo humano

que, en la contracara del proceso, reduce a distintas minorías sociales (que a veces son

mayoría numérica) a la condición de residuos, vidas precarizadas y desechables convertidas

en blanco de violencia, persecución, eliminación o simple abandono (2007, p. 30).

El gobierno de la vida implica entonces hacer recortes, clasificaciones, establecer jerarquías

y desde allí ordenar en palabras de Rodríguez y Giorgi (2007, p. 30-31) la humanidad y la

no-humanidad de sujetos y grupos, implica delimitar su localización en relación con la ley,

su nivel de exposición a la violencia soberana y su ubicación en las redes de protección

social, que como lo plantean estos autores son cada vez más precarias al insertarse en una

era neoliberal. Desde esta perspectiva, el campesinado es inserto dentro de un discurso y

unas prácticas agenciadas desde el Estado y puestas en situación por las empresas mineras,

con relación a la propuesta de un futuro compartido, de una inserción de las economías

locales en las nuevas naturalezas que se materializan en los espacios extractivos.

Es importante recordar que el capitalismo, como lo plantea Guattari (2005), opera bajo el

movimiento de desterritorialización, tanto en sus versiones monetarias y financieras como

en el momento actual. De acuerdo con este autor, el capitalismo siempre ha desplazado

territorialidades otras y formaciones del lugar, las cuales son reterritorializadas bajo la

estela de los centros hegemónicos de poder. La diferencia frente a otros momentos

históricos radica en la habilidad del capital para enlazar todos los ámbitos de la vida,

condición que no sólo se despliega hoy, sino a través del cual es posible su existencia.

De acuerdo con Barroso, quien retoma a Deleuze,

No pasamos a una individuación superior si no somos forzados a ello, si no somos afectados

por el exterior, si no hay nada que nos selecciona y eleva. Nueva selección es el devenir. En

este sentido, la selección y la desterritorialización coinciden nuevamente. Sólo cuando la

113

desterritorialización tiene lugar procedemos a nuevas conjunciones, nuevas composiciones,

a la reforma de la composición creando su línea de fuga (Barroso, 2006, p. 237).

En el caso del suroeste, a partir de los procesos de desterritorialización/reterritorialización

que produce el capital, emergen respuestas que van en la búsqueda de un nuevo devenir,

respuestas ciudadanas de movilización, las cuales ponen en evidencia las tensiones con las

lógicas hegemónicas del capital, en las que emerge éste en palabras de Perreault y Martin

no sólo como fuerza destructora sino como fuerza productiva de nuevas subjetividades, a

partir de las cuales se reconfiguran las relaciones sociales, que pueden abrir oportunidades

para negociar las fuerzas de dominación y despojo (2005, p. 198).

Contra-movimientos

Bebbington en el marco de una ecología política del subsuelo, propone un planteamiento

renovado en relación a la forma de abordar la relación entre recursos y democracia, la cual

es desde la teoría de la maldición de los recursos vista en términos pesimistas. Este autor,

en una vía diferente, plantea observar las posibilidades de un contra-movimiento que

emerge desde una multiplicidad de lugares, en los que se incluyen las instituciones desde

las cuales se originan en algunos casos los procedimientos de dominación. Desde allí señala

la existencia de activistas ‘‘ecólogos políticos del subsuelo”, quienes plantean agendas con

futuros alternativos y producen conocimientos sobre formas en las cuales el ambiente es

politizado (Bebbington, 2012, p. 1152). Esta producción es amplia, incluye como lo señala

el autor, tesis académicas, artículos, escuelas de formación, periódicos y también portales

de cartografía sobre las actividades mineras, los cuales buscan hacer accesible la

información referente a los títulos y las concesiones mineras.59

En esta perspectiva, los ecólogos políticos se extienden más allá del ámbito académico,

creando redes activistas que reconstituyen el escenario político y plantean formas

renovadas para la construcción del futuro. En Colombia, Bebbington (2012) ejemplifica el

59 Es el caso del portal web “Tierra minada”, que concentra información geográfica de: “Títulos Mineros y las Solicitudes de Títulos Mineros tramitadas ante el Instituto Colombiano de Geología y Minería-INGEOMINAS para todo el territorio nacional. Esta iniciativa se plantea como una herramienta de educación y concienciación frente a esta locomotora fuera de control que amenaza los derechos territoriales y laborales de pueblos campesinos, afrodescendientes e indígenas en Colombia. Esta locomotora también es una clara amenaza frente a los diferentes esfuerzos de conservación encabezados por Parques Nacionales Naturales de Colombia, las Corporaciones Autónomas Regionales y de Desarrollo Sostenible, Organizaciones No Gubernamentales y de iniciativas lideradas desde el accionar de la sociedad civil, como es el caso de la Red de Reservas de la Sociedad Civil, entre muchas otras. Esta página pone a disposición del público en general la información para su consulta a través de la web mediante el uso del programa Google Earth”. Véase: https://sites.google.com/site/tierraminada/home

114

caso de la Corte Constitucional como una institución que dentro del ámbito legal ejerce un

papel importante en contra de la minería a gran escala, a partir de la restitución de derechos

de los pueblos afectados por ésta. Su argumento se basa en la Sentencia T-1045 de 2010, a

través de la cual la Corte estableció la realización de consulta previa en el corregimiento de

La Toma, municipio de Suárez, Cauca, a favor de un grupo afrodescendiente (Corte

Constitucional República de Colombia, 2010, diciembre 14). Otra sentencia importante con

relación a la actividad extractiva es la T-769/09 en la que se decidió la suspensión de las

actividades de exploración y explotación y la realización de consulta previa y el estudio de

impacto ambiental en el área del denominado proyecto Mandé Norte (Corte Constitucional

República de Colombia, 2009, octubre 29). El reconocimiento de la Corte como activista,

también se señala en el trabajo de César Rodríguez y Diana Rodríguez, para quienes la Corte

Constitucional constituye un ejemplo de activismo judicial, al mantener un enfoque de

derechos que cuenta con un núcleo mínimo que garantiza el bienestar material de los

grupos afectados (2015, p. 31). El activismo judicial de acuerdo con Rodríguez y Rodríguez

se puede entender de diversas maneras, en este caso siguiendo a los autores, se plantea

teniendo en cuenta los siguientes elementos: 1. Con relación al objeto: las sentencias

judiciales estructurales que se ocupan de los derechos económicos, sociales y culturales, 2.

Los derechos reconocidos por los tribunales, 3. Las medidas que los tribunales ordenan para

hacer efectivos los derechos y 4. El seguimiento de las medidas adoptadas. La

caracterización desde los derechos, las medidas y el seguimiento permite también

diferenciar entre los grados y la variedad del activismo judicial (Rodríguez y Rodríguez,

2015).

En el país, el viraje hacia una agenda extractiva ha configurado contra-movimientos al

interior del Estado, de manera multiescalar, en tanto hacen parte de esferas amplias como

la Corte Constitucional, administraciones a nivel departamental y municipal, centros de

estudios jurídicos y sociales, organizaciones no gubernamentales y consultorios jurídicos de

universidades diversas en el país, quienes desde sus posibilidades y rango de acción aportan

en la restitución de derechos a los grupos sociales más vulnerables y contribuyen en la

exigencia de las consultas locales como mecanismo no sólo de participación sino de

determinación para la construcción de los futuros desde una escala local.

Contra-movimiento jurídico

Si bien desde la década de los noventa el país ingresó en la era neoliberal a partir de la

implementación de reformas estructurales, hay un proceso diferencial en la manera en que

115

los diferentes espacios económicos del país, incluyendo las diferentes ruralidades en

relación con las ciudades, se articulan a la economía mundial. Las alianzas entre diferentes

intereses económicos y políticos en el ámbito local y regional, la condición de conflicto

armado en el país y las luchas por la tenencia de la tierra, dan cuenta de la permanente

tensión y de los diferentes elementos en juego ante la puesta en marcha de una agenda de

futuro centrada en el extractivismo.

La respuesta estatal frente a las tensiones permanentes en relación a la formalización de la

industria extractiva, ha sido generar una normatividad fuerte, que permita blindar su

racionalidad económico-política, ejemplo de ello es el Código de Minas, que puede ser

comprendido en términos de Bridge como una “codificación escalar particular” (2007, p.

79), que se dirige a articular el país en la economía global. Para ello, construye un aparato

jurídico, en el que se normatiza el acceso y la propiedad a la tierra, eje central del conflicto

en Colombia, y se busca proporcionar garantías para la inversión del capital extranjero,

mediante incentivos financieros, condiciones de seguridad y también entrega de

información. Justamente, una de las tensiones que ha generado el código minero es la

forma en que busca limitar la toma de decisiones de los diferentes entes territoriales frente

al destino económico de los municipios.

En el artículo 37 del Código de Minas se establece que ninguna autoridad regional, seccional

o local podrá restringir la minería:

Prohibición legal Reglamentado por el Decreto Nacional 934 de 2013, Reglamentado por el

Decreto Nacional 2691 de 2014, Con excepción de las facultades de las autoridades

nacionales y regionales que se señalan en los artículos 34 y 35 anteriores, ninguna autoridad

regional, seccional o local podrá establecer zonas del territorio que queden permanente o

transitoriamente excluidas de la minería. Esta prohibición comprende los planes de

ordenamiento territorial de que trata el siguiente artículo (Congreso de Colombia, 2001,

artículo 37).

Esta norma pone en relieve una tensión que tiene un origen estructural en la Constitución

Política de Colombia. De acuerdo con Correa, el ordenamiento territorial establecido en la

Constitución no está definido en términos de sistema y por lo tanto carece de una “ausencia

de criterios para la distribución de competencias. […] Al final no se supo exactamente quién

haría qué y en consecuencia se dejó en manos del legislador la fijación de las competencias

de las entidades territoriales” (Correa, 1996, p. 19).

Correa, en su análisis del Título XI de la Constitución de Colombia, referido a la organización

territorial, muestra cómo antes del proceso de la Constituyente de 1991 el país se había

volcado a un proceso de descentralización motivado por los cambios neoliberales. Sin

116

embargo, este proceso de definición de la forma del Estado, como argumenta este autor,

tuvo un resultado ambiguo para la Constitución de 1991, al definirse en el artículo 1 que

“Colombia es unitaria; empero, la respuesta sólo la dará la realidad, pues existen normas a

lo largo del articulado de la Constitución que dejan un margen de maniobra en cualquiera

de los dos sentidos. En otras palabras, el desarrollo legislativo y la interpretación

constitucional serán los campos de batalla en el que se librará la lucha entre lo federal y lo

unitario” (Correa, 1996, p. 15). Para este autor, sería la realidad futura la que permitiría

establecer hacia dónde apuntaría la forma del Estado colombiano.

Aunque en los artículos 1º y 287 de la Carta se predica la autonomía de las entidades

territoriales en los campos político, administrativo y fiscal, la tensión entre la unidad y la

descentralización inserta en la Constitución, constituye una herramienta jurídica para los

municipios; en ese sentido, en septiembre del año 2012, en Támesis, mediante el Acuerdo

009, el Honorable Concejo Municipal prohibió la exploración y explotación minera de

metales: “Declaratoria Protección Especial. Declárese la Totalidad del Territorio del

Municipio de Támesis del Departamento de Antioquia, como Zona de Protección Especial

por las consideraciones expuestas y prohíbase la exploración y explotación minera de

metales en éste” (Concejo Municipal de Támesis, 2012, artículo 4).

La articulación de administraciones locales y el anuncio de medidas restrictivas para la

minería en los municipios, encendió las alertas del gobierno nacional y llevó a que éste

expidiera el Decreto Nacional 934 de 2013, mediante el cual se reglamenta el artículo 37

del Código de Minas. Este artículo fue demandado y ello dio origen a las Sentencias: C-

891/02 (Corte Constitucional República de Colombia, 2002, octubre 22), C-395/12 (Corte

Constitucional República de Colombia, 2012, mayo 30) y C-123/14 (Corte Constitucional

República de Colombia, 2014, marzo 5); en esta última se expresan los siguientes problemas

jurídicos:

El primero consistente en determinar si una prohibición absoluta que consagre la ley para

que los concejos municipales y distritales excluyan zonas de su territorio de la realización

de actividades de exploración y explotación minera, prohibición que a su vez implica la

imposibilidad de que los planes de ordenamiento territorial consagren restricciones en ese

sentido, resulta una limitación desproporcionada de la competencia para la regulación de

los usos del suelo dentro del territorio del municipio, reconocida a los consejos

municipales y distritales en los artículos 311 y 313 numeral 7 de la Constitución. Exceso o

desproporción que, de acuerdo con la accionante, se presentaría en tanto el artículo 37

del Código de Minas obvia los principios de coordinación y concurrencia en el ejercicio de

competencias derivada del principio de autonomía territorial, de acuero con el artículo

288 de la Constitución.

117

La segunda, que obliga a establecer si la imposibilidad de que los municipios determinen

zonas de exclusión de la actividad minera implica el incumplimiento del deber de proteger

el patrimonio cultural de la Nación, así como del deber de proteger el ambiente en los

territorios municipales y distritales (Corte Constitucional República de Colombia, 2014,

marzo 5).

Frente a esto, finalmente la Corte resolvió declarar exequible el artículo 37 de la Ley 685

de 2001, consideró que era factible establecer una armonización entre los entes locales

y nacionales, mediante los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad de

los que dispone el artículo 288 de la Constitución Política. En ese sentido, definió que las

autoridades del orden nacional deben establecer acuerdos con las autoridades

territoriales en relación con los principios para la protección de un ambiente sano, en

particular las cuencas hídricas, el desarrollo económico, social y cultural de las

comunidades y la salubridad de la población (Corte Constitucional República de

Colombia, 2014, marzo 5).

La decisión adoptada por la Corte generó revuelo entre muchos sectores, en particular

con las posibilidades para establecer la coordinación entre los diferentes entes, dicha

sospecha se vio ratificada con el Decreto 2691 del 23 de diciembre del 2014, mediante

el cual el gobierno reglamentó el artículo 37 y estableció una ruta para responder ante

lo establecido por la Corte, de la siguiente manera:

Por el cual se reglamenta el artículo 37 de la Ley 685 de 2001 y se definen los mecanismos

para acordar con las autoridades territoriales las medidas necesarias para la protección del

ambiente sano, y en especial, de sus cuencas hídricas, el desarrollo económico, social,

cultural de sus comunidades y la salubridad de la población, en desarrollo del proceso de

autorización de actividades de exploración y explotación minera (Santos, 2014).

La forma en que el Estado definió el procedimiento para resolver la tensión, es una

expresión más de las asimétricas relaciones políticas en el neoliberalismo (Tickell, 2002,

p. 386; citado por Perreault y Martin, 2005, p. 197). El decreto no cumple con los

principios de coordinación que señala la Corte, en relación con lo definido en la

Constitución y por el contrario, restringe una vez más las posibilidades de los municipios

de ejercer sus funciones frente al ordenamiento del territorio. Esto significa que en

apariencia se reconoce la responsabilidad que tienen los municipios de ordenar el suelo,

sin embargo, en realidad son despojados de su autoridad. Adicionalmente, se dispone

en este decreto que en el término de noventa días las administraciones municipales

deberían presentar solicitudes de protección, con el sustento de documentación

118

científico-técnica, situación que resulta de difícil cumplimiento dada las condiciones de

los municipios afectados, los cuales son clasificados en categoría quinta y sexta y no

cuentan con la liquidez financiera para realizar los estudios solicitados.

Investigadores de la organización no gubernamental Dejusticia establecieron una demanda

en contra del Decreto 2691 del 23 de diciembre del 2014, en el mes de marzo de 2015, en

la que retoman varios artículos de la Constitución para demostrar la inconstitucionalidad

del decreto (Dejusticia, 2015). A ésta se sumarían dos demandas más, una por parte de ILSA

(2015) y otra por el Foro Nacional por Colombia, la Red Nacional de Mujeres y

Conciudadanía (Foro Nacional por Colombia, s. f.). Las tres fueron rechazadas por la Corte.

Por su parte, la Clínica Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario

solicitó la suspensión provisional del decreto (Semana Sostenible, 2015), bajo el argumento

de que el Decreto 2691 desconoce el principio de autonomía de las autoridades

territoriales, al subordinarlos a las decisiones del Ministerio de Minas y Energía en relación

con la protección de cuencas hídricas por actividades mineras, lo que derivó en la siguiente

decisión:

El Consejo de Estado en Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, RESUELVE

DECRETAR la suspensión provisional del Decreto 2691 del 23 de Diciembre de 2014

expedido por el Presidente de la República, “Por el cual se reglamenta el artículo 37 de la

Ley 685 de 2001 y se definen los mecanismos para acordar con las autoridades territoriales

las medidas necesarias para la protección del ambiente sano, y en especial, de sus cuencas

hídricas, el desarrollo económico, social, cultural de sus comunidades y la salubridad de la

población, en desarrollo del proceso de autorización de actividades de exploración y

explotación minera” (Consejo de Estado, 2015, 25 de junio).

Cinco estudiantes de derecho y una profesora de la Universidad de Antioquia interpusieron

una demanda al artículo 37 del Código de Minas, producto de un trabajo de doce meses en

el que, como lo detalla Sánchez (2016), realizaron dos cosas en particular: 1. Identificar las

competencias entre la nación y las autoridades territoriales en relación con la actividad

minera, y 2. Estudiaron en detalle las demandas de inconstitucionalidad realizadas

previamente en relación al mismo artículo. La demanda fue aceptada por la Corte y con el

concepto de aprobación de la Procuraduría, el Tribunal declaró inconstitucional el artículo

(El Espectador, 2016, 25 de mayo).60 El fallo de la Corte abre un nuevo rumbo para los

municipios y los procesos de movilización política en términos de las decisiones sobre el

60 Para la fecha de escritura de este trabajo está pendiente el texto de la sentencia.

119

ordenamiento territorial del suelo y la posibilidad de definir de manera autónoma el futuro

de los municipios:

Ninguno de ellos supera los 25 años y algunos son oriundos de regiones en las que las

organizaciones de base se han opuesto en los últimos años al desarrollo de ciertos proyectos

mineros, por considerarlos contrarios a su vocación económica y cultural. En otras palabras,

conocen de primera mano el conflicto territorial que existe entre comunidades y

multinacionales, y la impotencia de alcaldes, concejales y líderes al no tener mayor margen

de acción (Sánchez, 2016).

Si bien, para el momento de elaboración de este trabajo la sentencia de la Corte no se ha

hecho pública, el debate en la agenda pública se encuentra en plena efervescencia, puesto

que los intereses de los sectores que promueven la minería a gran escala en el país ven

amenazados sus intereses, dado que además de esta decisión, la Corte, como lo titula un

artículo en el diario El Espectador :“Corte Constitucional frena en seco la locomotora

minera” (El Espectador, 2016, 11 de junio), a partir de la publicación el día 9 de junio del

año 2016 de la sentencia T-766 de 2015, dejó sin valor y efecto las Resoluciones Número

180241, 0045 de 2012 y la Resolución 429 de 2013, emitidas por el Ministerio de Minas y

Energía y la Agencia Nacional de Minería, a través de las cuales se establecieron las áreas

estratégicas mineras en 20 departamentos del país, delimitadas en 516 bloques. Este fallo

se da en respuesta a la acción de tutela interpuesta por el Centro de Estudios para la Justicia

social “Tierra Digna” en asocio con 16 consejos comunitarios y el Foro Interétnico

Solidaridad Chocó, con el objetivo de recibir el amparo a los derechos de consulta previa, al

territorio, y a la diversidad étnica y cultural afectados (Corte Constitucional República de

Colombia, 2015, diciembre 16).

Por su parte, se hace cada vez más evidente la fuerza de los contra-movimientos en el país

con las consultas populares61 como mecanismo para garantizar la toma de decisiones por

parte de los pueblos que ven vulnerados sus derechos con el avance de la inversión de

capital extranjero:

Los acuerdos municipales del suroeste y la consulta popular de Piedras Tolima han

planteado esa discusión entre la misma estructura del Estado y sus funciones, la discusión

entre autonomía de las entidades territoriales y la centralidad del Estado donde el mismo

Estado que es declarado un Estado Social de Derecho no reconoce a los municipios como un

referente fundamental para la construcción de esa democracia en este país, cierto. Estamos

61 En el año 2013, en el municipio de Piedras, en el departamento de Tolima en Colombia, se realizó una consulta popular en contra del proyecto minero La Colosa de Anglo Gold Ashanti. Esta iniciativa se suma a las realizadas en años anteriores en países como Perú, Argentina y Guatemala (Martínez, 2014).

120

en el tema entonces, de cómo podemos llegar a esos acuerdos entre autoridades locales, y

autoridades centrales para la toma de decisiones.

[...] La consulta popular lo que plantea es que la comunidad es la que debe decidir, y ¿cómo

decide? O sea, acá se plantea una acción política, hacer una relación política nueva para el

suroeste porque nosotros hablamos de política y decidimos quiénes son los que nos van a

representar en esa política, lo hacemos mediante votación, y votamos por personas. La

consulta popular plantea votar por una decisión. O sea que aquí estaríamos construyendo

un nuevo paradigma de relaciones políticas en el suroeste, porque ya vamos a entender que

la política trasciende más allá de lo partidista y lo podemos encontrar en esos mecanismos

de participación. La consulta popular se somete a votación ¿a partir de qué? de una

pregunta, y la gente si sí o no... (Presentación realizada durante el Encuentro Economías

Indígenas y Campesinas, Caramanta, 2014).

En el suroeste, es el municipio de Pueblorrico el que avanza con mayor fortaleza hacia la

realización de la consulta popular a partir de la conformación del COA. La consulta en este

caso se plantea mediante la declaración del agua, la vida y el territorio como derechos

fundamentales, en concordancia con la Constitución Política y mediante la afirmación de la

autonomía de los pueblos para la toma de decisión frente al futuro, producto del

establecimiento de lo que dieron en llamar mandatos populares:

Primera propuesta: vamos a declarar a las empresas mineras, a aquellos actores aliados, a

ellos que están en nuestros municipios, actores no gratos, es una acción simbólica pero es

una forma de decirle a ellos que no los

queremos. Segunda propuesta: como el

gobierno nos está intimidando a alcaldías y

concejos de decirle no a la minería, entonces

vamos a atacar lo que ellos utilizan para hacer

minería, vamos a prohibir el uso de sustancias

tóxicas como el cianuro y el mercurio. Les

vamos a atacar su tecnología, la discusión se

tiene que seguir dando. Tercera propuesta:

consulta popular por la vida, el agua y el

territorio. Esos tres puntos los consideramos

mandatos populares porque es algo que hemos

construido como grupos organizados, es una

propuesta que vamos a integrar al Concejo y

Alcaldía municipal. Y ¿cómo la estamos

legitimando? Hicimos una campaña de

recolección de firmas, tenemos cerca de

quinientas firmas que van a legitimar este

121

mandato popular. Y el mandato popular no lo vamos a encontrar en ninguna ley, es una

construcción propia de nosotros, de exigir una propuesta nuestra, una propuesta por la vida.

Y hacia eso le hemos estado apuntando (Presentación realizada durante el Encuentro

Economías Indígenas y Campesinas, Caramanta, 2014).

Contra-movimiento en el Middle Cauca Belt

La promoción del Middle Cauca Belt como lugar atractivo para la inversión extranjera y la

entrega de títulos mineros a grandes compañías, puso en tensión la permanencia y los

proyectos de futuro de quienes habitan estos territorios, en particular de campesinos e

indígenas quienes dependen de la agricultura para la reproducción de la economía familiar.

Como respuesta a ello emergió un contra-movimiento, en el que se articulan organizaciones

de base popular, activistas, académicos, funcionarios de administraciones locales,

concejales y organizaciones no gubernamentales, los cuales han avanzado en la

construcción de estrategias y rutas políticas alternativas que buscan no sólo para frenar el

avance de la minería a gran escala sino también construir una agenda de movilización social

basada en la justicia social y ambiental que permita la permanencia y la vida digna en los

territorios.

Desde las administraciones locales

Los esquemas de ordenamiento territorial, son el instrumento dispuesto por la Ley 388 de

1997 para que las administraciones municipales determinen y zonifiquen los usos del suelo.

Son por lo tanto un dispositivo de poder. En esta operación de ordenación del territorio, se

distribuye la población y los recursos, se establecen límites, fronteras, se determinan zonas

de conservación y de riesgos y, de manera más amplia, podemos decir que se produce un

proceso de selección basado en conocimiento científico mediante el cual se produce el

espacio.

Con la aparición de la minería se produce una transformación en la forma en que se emplea

el esquema de ordenamiento territorial, así como en la racionalidad desde la cual se

producen estos espacios. La coyuntura del auge minero en los municipios del suroeste

lejano, como parte del Middle Cauca Belt, pone en tensión el proyecto de futuro establecido

por las administraciones locales,62 dado que casi siempre ponen como ejes económicos

62 A excepción del municipio de Jericó, donde se evidenció durante el trabajo de campo una acogida especial por parte de la administración local y una promoción de la minería a gran escala como ruta central para la

122

principales giran alrededor de potenciar la agricultura, la producción agropecuaria y el

turismo, mientras que la minería se concibe como una actividad a realizar de manera

restrictiva en lugares específicos y no como eje central de la economía. Esta posición de las

administraciones municipales incorporada en los esquemas de ordenamiento territorial

coincide con las organizaciones de base que ven en la práctica minera una ruta hacia la

agudización de las condiciones de vulnerabilidad y el aumento de la incertidumbre frente al

futuro.

Frente a este panorama, en los municipios de Támesis y Pueblorrico desde la administración

local,63 se consolidó una crítica a la gran minería y un posicionamiento frente a la misma,

en la que se articuló el derecho al agua, a la vida y al territorio, como la ruta para establecer

el proyecto a futuro. En el municipio de Caramanta la posición de la administración no fue

de rechazo total de la minería, sino que promocionaba la “minería bien hecha”, sin

embargo, al interior de la Alcaldía, por parte del área ambiental, existía un

contramovimiento, que desempeñó un papel importante para la articulación con los otros

municipios en una escala más amplia para el establecimiento de rutas de acción.

Si bien para la fecha de realización del trabajo de campo durante el año 2014, la posibilidad

de actualizar los esquemas de ordenamiento territorial era todavía un proceso difícil de

concretar a causa de la falta de recursos económicos en las administraciones municipales,

se decidió avanzar en el establecimiento de las razones por las cuales la gran minería no era

considerada una ruta viable para la economía local. También se buscó articular argumentos

científico-técnicos en los esquemas de ordenamiento locales, a pesar de la tensión y la

prohibición expresada en el Código de Minas:

La norma del EOT es una ley, igual que la ley del Código de Minas, entonces que cómo…

exigen al municipio que se ordene su territorio teniendo en cuenta esas condiciones, pero

entra como a tergiversarse la información porque entonces si usted dentro del EOT tiene

unas restricciones, pues por el Código de Minas digamos que se pierde esa condición,

entonces ha sido un proceso también de mucha discusión entre las comunidades pero cabe

resaltar que ese tema de la figura del EOT también puede restringir un poco la actividad,

quedando inmersos dentro de ese EOT algunas zonas de protección64 y algunas estrategias

de conservación como la del río Cauca. Porque digamos, la Cuchilla Jardín - Támesis que es

economía. En Támesis, Caramanta, Pueblorrico, es mayor el número de funcionarios como ecólogos políticos que buscan frenar el avance de la minería a gran escala en sus municipios. En Tarso, Valparaíso y Venecia, durante las entrevistas evidencié falta de información y articulación frente al tema al interior de las administraciones. 63 Esto se dio durante los periodos de gobierno 2012-2015. 64 En la zona de estudio, como áreas protegidas están el Distrito de Manejo Integrado –DMI– Cuchilla Jardín-

Támesis, el DMI Las Nubes - La Trocha - La Capota, y la Reserva de Recursos Naturales del río Cauca.

123

un distrito tiene una zonificación ambiental, es decir, un uso del suelo entre lo que está,

pues lo que yo he conocido ahí es que hay una zona de oferta de bienes y servicios

ambientales, hay una zona con potencial de ofrecer bienes y servicios ambientales, hay una

zona que es de transición, es decir, donde hay algunas actividades industriales que se

pueden desarrollar con algunas restricciones y prohibiciones, entre esas el tema de la

minería, entonces se dice que en la Cuchilla Jardín - Támesis después de los 2.700 metros

no puede haber minería en cielo abierto, tiene que ser por socavón, con unas condiciones

específicas y toda la cosa. Que en la zona de producción de bienes y servicios ambientales

pues no puede haber ninguna actividad industrial, no solo minería sino agricultura,

ganadería extensiva, uso de agroquímicos y toda la cosa (Entrevista a funcionario Alcaldía

de Caramanta, 2014).

A pesar de considerarse como posibilidad, también hay un alto grado de escepticismo, dado

que las áreas de protección son establecidas por parte de las corporaciones ambientales

regionales, las cuales cuentan con poca legitimidad en los municipios, en particular con

relación al control frente a la minería. El temor deriva de las posibilidades reales de la

declaración de protección para restringir el avance de las corporaciones, al estar abierta la

eventualidad de declarar “sustracción de área” en la zona de protección y darle vía libre a

la minería a pesar de no estar zonificado para estos usos:

Y que también pues que mucha gente ha tenido sus discrepancias con esas figuras de áreas

de protección porque digamos que son decretadas por las corporaciones autónomas, pero

que esas corporaciones autónomas dentro de sus quehaceres, digamos que una es la

Cuchilla, hay algunas zonas en donde es posible aunque dentro de la zonificación ambiental

que te acabo de comentar dicen la actividad industrial está prohibida pero ahí le dan una

opción de que hagan una solicitud por ejemplo de sustracción de área, es decir, dentro de

esa zona donde hay una actividad prohibida, pues la empresa solicita una sustracción de

área, es decir, de una pequeña porción de ese terreno para desarrollar actividad, entonces

¿cuál es la finalidad de la zona de protección? Entonces ahí sí hay como muchas diferencias

en torno a ese tema, pero que cabe resaltar que quede inmersa dentro del EOT va a ser

también una herramienta que facilite controlar un poco, restringir un poco la actividad

industrial (Entrevista a funcionario Alcaldía de Caramanta, 2014).

Ejemplo de la ambivalencia de estas figuras de protección puede ser lo sucedido con el

Proyecto Caramanta, que constituye una expresión más de las paradojas del desarrollo65 y

las tensiones entre la normatividad regional y la nacional. En el año 2011, momento en que

la empresa emprendió la solicitud de permisos a las autoridades ambientales, ésta recibió

65 Las áreas protegidas y en general la conservación como producto del desarrollo, posee en sí mismo un carácter paradójico, al insertarse en la dupla de crecimiento económico-protección de los recursos.

124

la notificación de la creación de un Distrito de Manejo Integrado (DMI); al traslaparse con

parte de la concesión entregada a la empresa, así lo describen en un informe del año 2014:

Corantioquia, ha designado un DMI, que permite la realización de exploración y otras

actividades mineras, pero concluye que la actividad minera a gran escala de cielo abierto no

es compatible con la zonificación ambiental vigente. La Compañía ha recibido

asesoramiento jurídico con relación a esta designación del DMI y las restricciones y

prohibiciones relacionadas con ella, estableciendo que éstas no tienen fuerza legal, al ser

definidas después de la expedición y el registro de algunas concesiones mineras de la

Compañía y en ese sentido, la designación no puede aplicarse retroactivamente. Además,

el proceso de declaración no se completó de acuerdo con los requisitos de la legislación

colombiana en relación a los estudios detallados para su expedición en colaboración con el

Ministerio de Minas y Energía. La Compañía ha completado estudios ambientales

significativos y no ha encontrado ningún problema de importancia ambiental en el ámbito

de los objetivos perforados. Aunque existen alternativas legales para determinar

jurídicamente si las actividades mineras son compatibles dentro de un DMI, la Compañía ha

solicitado el retiro de la designación de DMI en el área de la concesión minera para evitar

cualquier restricción y gastos, y para facilitar cualquier actividad minera futura. Esta petición

está siendo evaluada por la autoridad ambiental regional. La compañía también señala que

cualquier licencia ambiental para una futura operación minera debería ser asignada por la

autoridad ambiental nacional –el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible–,

que es superior a la autoridad ambiental regional y puede revocar cualquier decisión

tomada por ellos. En septiembre de 2013, la Compañía anunció que había sido informada

por Corantioquia que una exploración más amplia dentro del DMI no podía ser completada,

hasta que la solicitud de remoción de la figura por parte de la empresa fuera considerada.

Sin embargo, en octubre de 2013, la Compañía recibió una comunicación de Corantioquia,

en la que se definía la posibilidad de llevar a cabo la exploración dentro del DMI antes del

cambio de la figura, bajo la previa presentación de un plan de gestión ambiental, el cual está

preparando la Compañía en el momento actual con el objetivo de presentarlo en el primer

trimestre de 2014. La Compañía continúa trabajando con todas las autoridades a nivel

municipal, regional y nacional para garantizar que se respeten los derechos que adquirió

por parte del gobierno de Colombia mediante la concesión minera (O’prey, 2014, p. 17)

La complejidad del ámbito jurídico, en términos de posibilidades para contrarrestar la

llegada de las empresas mineras a los municipios y para responder ante las restricciones

impuestas por el artículo 37 del Código de Minas, propició la realización de foros,

encuentros regionales de concejales y la participación en eventos regionales y nacionales,

por parte de los funcionarios activistas y los concejales. A nivel local, con el

acompañamiento de organizaciones no gubernamentales como CENSAT, CONCIUDADANÍA,

Penca de Sábila y La Ceiba, se realizaron foros temáticos para dialogar en torno a los

impactos de la minería y explorar las posibilidades jurídicas para hacer frente a ello desde

125

los municipios:

Logramos avanzar en muchas cosas con los grupos organizados más que todo en los

determinantes ambientales, que es en lo que la gente más tiene preocupación y ha habido

una participación de la comunidad y de algunas ONG como CONCIUDADANÍA, CENSAT, que

es de Bogotá, y otras organizaciones que apoyan el proceso para posteriormente que esas

propuestas queden inmersas dentro de la actualización del EOT que el próximo año se va a

poner licitación para que una empresa venga y haga la actualización (Entrevista a concejal

del municipio de Támesis, 2014).

Dado que la gran minería es una actividad que agudiza las condiciones de vulnerabilidad y

que de acuerdo a la Ley 1523 de 2012 los municipios deben contar con una política integral

para la gestión del riesgo que integra la construcción del Plan municipal para la gestión del

riesgo, en articulación con los EOT, los municipios avanzan en la definición de las amenazas

y las vulnerabilides, dentro de las cuales la gran minería es uno de los aspectos que incide

en las geografías del riesgo. En este marco, la Universidad Eafit acompañó a los municipios

en la identificación de los escenarios de riesgo como medida para limitar la escalada minera:

Pero teniendo en cuenta esas cosas que se han hecho porque además de que la comunidad

está preocupada por ese tema ambiental, es que lo que nos han planteado desde algunas

universidades como la EAFIT que de los EOT, ellos plantean que digamos algunas zonas de

amenaza y riesgo, por movimientos en masa, por torrenciales, toda la cosa, pueden ser

declaradas como zonas de protección, donde la actividad industrial tiene que ser mínima,

por sus condiciones, entonces que también hay un tramo fuerte de identificar esas zonas,

las comunidades que son las que siempre han conocido para que el que venga a actualizar

el EOT: es que nosotros logramos identificar esto, esto y esto, queremos que con los

estudios técnicos de profesionales afines se consolide esa información, que son las

comunidades las que siempre han estado en los territorios, saben dónde ha habido procesos

de erosión, de deslizamientos, de movimientos en masa, de torrenciales y toda la cosa,

entonces que con geólogos y con los funcionarios afines se remitan a esa zona y hagan una

evaluación si realmente… teniendo en cuenta el conocimiento de la comunidad y lo mismo

en torno al tema ambiental, que también sería importante (Entrevista a concejal del

municipio de Támesis, 2014).

En esta senda se continuó con la identificación de los impactos ambientales en dos niveles:

por un lado, con relación a los efectos de la actividad exploratoria y por otro, frente a los

posibles impactos posteriores en caso de convertirse en proyecto de explotación. En el

primer caso se identifican los impactos de la construcción de caminos y la afectación de las

perforaciones en los acuíferos, en el segundo caso se hace énfasis en el uso del agua para

la actividad minera y su despojo por contaminación:

126

Se ha evidenciado en algunas zonas el tema de perforación de acuíferos, o sea, de aguas

subterráneas que también se han visto afectadas. Que son impactos que realmente no se

muestran como debe ser y que entonces pues eso es lo que habría que empezar a hacer de

manera constante. Aunque dentro de sus sistemas de tratamiento que ellos utilizan para las

plataformas son digámoslo así… Ellos utilizan dos cosas: trampas de grasa y sedimentadores,

y tienen un sistema de recirculación constante del agua, pero que dentro de esa

recirculación constante [...] hay Impactos ambientales cuando usted ve la fuente o la

quebrada contaminada, pero hay otros impactos que son evidentes como, por ejemplo, el

alto consumo del recurso hídrico. Estamos hablando que una plataforma de exploración

gasta 1.2, 1.5 litros por segundo de agua ¿Cuántos segundos tiene un minuto? ¿Cuántos

minutos tiene una hora? Y ellos trabajan día y noche. Estamos haciendo un cálculo promedio

de 45, 60 metros cúbicos de agua diarios, lo que consume una familia en un mes, inclusive

en mucho más tiempo. Entonces que esos impactos que son evidentes pues que

necesariamente habría que mostrarlos y evidenciarlos dentro de los impactos ambientales

(Entrevista a funcionario Alcaldía de Caramanta, 2014)

La veeduría ciudadana es otra de las estrategias de organización y resistencia empleadas en

los casos donde hay empresas explorando, como en los municipios de Valparaiso, Támesis

y Caramanta. En ese caso los funcionarios delegados del área ambiental municipal, realizan

visitas de monitoreo, en algunos casos en compañía de las organizaciones locales, quienes

de manera permanente hacen seguimiento mediante recorridos y visitas a los lugares de

operación. En caso de encontrar inconsistencias e infracciones, la administración local

notifica a la corporación ambiental encargada. Producto de esta labor, la empresa

Caramanta Conde Mine fue sancionada durante el 2012 por Corantioquia, por la denuncia

que se hizo por parte de las organizaciones locales y la administración municipal frente a su

presencia y “uso de los recursos sin permiso en zona declarada como Distrito de Manejo

Integrado Cuchilla Jardín Támesis” (El Colombiano, 2014), situación que se repetiría durante

el año 2014, cuando fue sancionada nuevamente por Corantioquia por infracciones

ambientales.

Del Middle Cauca Belt al Cinturón Occidental Ambiental

Estas acciones colectivas que emergieron como respuesta a la incertidumbre y las tensiones

que generan los espacios extractivos, se articulan en el Cinturón Occidental Ambiental –

COA–, que deriva su nombre en contraposición de lo que identificaron como el “Cinturón

de Oro de Colombia”. El COA, de acuerdo con la definición de sus integrantes, es un proceso

de articulación y coordinación de organizaciones campesinas, indígenas, ambientales y

sociales del suroeste de Antioquia, dirigido a la defensa y protección del territorio y el

derecho territorial.

127

“La llegada de la minería” como se nombra en general el proceso de radicación de

corporaciones mineras en el suroeste antioqueño, se convirtió en el motor central para

agrupar a los habitantes y conformar organizaciones, que permitieran hacer resistencia e

impedir la extracción de minerales, al ir en contravía de los intereses locales. Es así como,

en el año de 1997, como lo reseña el periódico Calle 30 (2015), que también hace parte de

la articulación que promueve el COA, se estableció la Corporación Cerrotusa, con

integrantes de los municipios de Jardín, Jericó, Fredonia, Caramanta, Venecia y Valparaíso.

Entre los años 2002 y 2004, alrededor de la autonomía alimentaria, el fortalecimiento de la

economía campesina y la promoción de la agroecología como eje transversal para la

construcción de socioecosistemas alternativos, se conformaron la Asociación Agropecuaria

de Caramanta ASAP, la Asociación de Productores Indígenas y Campesinos ASPROINCA de

Ríosucio- Caldas, la Asociación de Familias Campesinas Biabuma de Támesis y los

Resguardos Indígenas del suroeste, las cuales, empezaron a coordinar acciones de

incidencia política a nivel municipal como regional, mediante la realización de foros,

encuentros y movilizaciones, en las que se divulgaba la resistencia frente a la expansión de

la actividad extractiva a gran escala y la defensa del agua como común (Periódico Calle 30

2015)

En el 2008 se realizó el Foro social minero en el municipio de Támesis, allí se reunieron

diferentes sectores y organizaciones sociales del país, alcaldes, concejales y colectivos

locales (Periódico Calle 30, 2015). En ese mismo año, se realizó la primera movilización en

ese municipio para frenar la instalación de la empresa Anglo Gold Ashanti, circunstancia

que permitió activar nuevos relacionamientos entre organizaciones locales de la subregión

y generar sinergias para la movilización.

Para el año 2011, se convocó el segundo Foro minero en el municipio de Jericó, con la

coordinación de lo que se llamaría “Organización Foro minero de Jericó y Asociación de

Profesionales y Amigos de Jericó”. Tras el encuentro, representantes de los colectivos

participantes se reunieron para establecer estrategias a nivel regional y conformar una

organización más amplia para la defensa del territorio, idea que se concretaría en el Foro:

¿Agua o Minería?, realizado en el corregimiento de San Pablo, del municipio de Támesis,

Al día siguiente del foro, 24 de Julio, nos reuníamos en Támesis representantes de los

municipios de Jericó, Asociación Asap de Caramanta, Asociación Biabuma y otros grupos del

municipio de Támesis, con el acompañamiento de organizaciones amigas como Censat Agua

Viva, Comunidad del Páramo El Almorzadero (Santander), Grupo Semillas. De esta reunión

Surge el Cinturón Occidental Ambiental COA (Periódico Calle 30, 2015).

128

Para el COA el conflicto emerge con la minería a gran escala, pero se amplia de manera más

general a las intervenciones económicas, a partir de las cuales se espera fluya la inversión

de capital tanto nacional como extranjero con la producción agroindustrial y la

infraestructura, ampliando el panorama del conflicto ante las múltiples formas de despojo

a las que son y pueden ser sometidos los grupos más vulnerables de la región. En el centro

está una lucha política que implica una disputa por el espacio, la lucha frente a los espacios

extractivos producidos desde el capital y de forma dialéctica la contra-respuesta que integra

espacios existentes, producidos desde las espacialidades campesinas e indígenas y prácticas

de re-significación en las que se integra el conocimiento jurídico, ambiental y del

patrimonio, para contra-argumentar la diseminación de la escalada neoliberal. Esta

integración de conocimientos desde el saber científico en interrelación con los

conocimientos campesinos e indígenas, se direcciona a reconstituir lo político desde una

ruta puesta en los comunes, en palabras de Latour (2013).

Encuentro Regional de Economías indígenas y campesinas en Caramanta, 2014.

La política de los comunes presente en la agenda del COA, reivindica formas organizativas

basadas en principios de solidaridad e igualdad en relación al acceso, apropiación y

transformación de los territorios, el agua, los espacios (Swyngedouw, 2013, p.11), proceso

que se incorpora a luchas sociales desatadas en diferentes lugares tanto en el país como en

129

Latinoamérica alrededor de las formas en el que capitalismo coloniza la vida cotidiana

mediante procesos de acumulación por desposesión que agudizan el despojo y

aniquilamiento de múltiples formas de vida.

En este marco el COA, como contra-movimiento ante el extractivismo, partió en primer

lugar de una ruta hacia la definición del territorio, como estrategia para la construcción de

una agenda política alternativa de resistencia y el fortalecimiento de las formas de vida

locales, hasta llegar a definir la ruta de “Suroeste: territorio sagrado para la vida: como

espacio de construcción colectiva sagrado para la vida, en el cual se tejen relaciones

sociales, culturales políticas y ambientales, generando identidades compartidas,

constituyendo nuestro patrimonio social, ambiental y cultural mediante estrategias de

acción regional” (Comunicación personal en la Universidad de Antioquia, 2016). Esta

definición de territorio emerge como un proceso en el que se busca generar diálogos entre

campesinos, indígenas, organizaciones sociales y diferentes sectores entre los que se

incluye la academia.

Las relaciones ambientales para la definición de territorio del COA parten del

reconocimiento de las características comunes que tienen los poblados localizados en el

área de influencia del río Cauca,

De topografías quebradas y muy montañosas, con vertientes húmedas, cálidas y frías, con

áreas de bosques secundarios, sub-andinos y alto-andinos, de alta biodiversidad y

exuberantes paisajes que dan origen a una importante estrella hidrográfica, con una serie

de actividades socioeconómicas similares, sustentadas principalmente por economías de

subsistencia o campesina, ligada a la producción cafetera (COA, 2013).

Y lo que denominan la herencia cultural, de los pueblos Embera Chamí que habitan en la

zona, quienes se integraron al COA con el objetivo de participar en la coordinación de

acciones para la defensa territorial y la generación de diálogos entre los pueblos, que

propicien la construcción intercultural mediante el reconocimiento de la diversidad de

formas de vivir que existen en la subregión. En la actualidad, participan los resguardos

indígenas: Karmata Rua del municipio de Jardín, Marcelino Tascón de Valparaíso,

Bernandino Panchí de Pueblorrico, Miguel Cértiga Tascón de Támesis y Hermeregildo

Chakiama de Ciudad Bolívar, junto a los cuales se realizan acciones colectivas, procesos de

educación popular, cabildos abiertos, foros públicos, incidencia en planes territoriales y

sectoriales municipales, seguimientos técnicos a las acciones de las empresas en su fase

exploratoria, denuncias ante las autoridades ambientales y medios de comunicación,

instauración de veedurías ciudadanas, sensibilización a comunidades de base,

movilizaciones, comunicados de prensa , visibilización de conflictos y la construcción de

130

mandatos populares.

Las geografías del COA que se expresan a través del agua, el territorio y la vida, ponen en

escena una agenda de futuro a partir del reconocimiento de formas de vida otras, que se

tejen desde las prácticas agrícolas –sujetas a temporalidades definidas por los ciclos

ecológicos–, cosmovisiones indígenas y también urbanas, así como la permanencia de

diferentes organizaciones sociales y el reconocimiento del legado histórico ambiental, como

estrategia para la producción de nuevas subjetividades dirigidas a la resistencia. En ese

sentido, la movilización implica, como lo propone el autor Porto Gonçalves, la consideración

en algún grado de un nuevo orden: “la realidad es constituida no sólo por lo que es, más

también, por lo que puede ser y por alguna razón está impedido de ser” (Porto Gonçalves,

2004: 270)

Los contra-movimientos, en una lucha por el espacio, plantean una reconstitución de lo

político desde las agendas de futuro locales y en particular desde una política de la

naturaleza, como la denomina Latour (2013, p. 18), en la que se busca poner la “naturaleza”

en la agenda pública, proponer el fortalecimiento de economías locales autónomas y la

construcción de alternativas al sistema de producción capitalista, integrar los planes de vida

a los instrumentos de ordenamiento territorial y preservar lo que denominan el patrimonio

ambiental y cultural como formas de vida visibles. En palabras de Swyngedouw, lo que está

en juego es la ruta hacia una “comunización” (2013, p. 14) en un horizonte de expectativa

en el que se plantea permanece la posibilidad de reconstituir lo político, desde formas

creativas y emancipadoras del vivir y el ser en socioecosistemas diversos.

Recapitulación

En este capítulo reseñé de manera general las múltiples respuestas frente a la minería con

el objetivo de evidenciar la complejidad de la lucha política que esta detona y los

reordenamientos en las relaciones de poder a nivel escalar. Las posiciones van desde la

aceptación y promoción de la actividad minera a la negación de la misma y, en el intersticio,

un abanico de posibilidades que dan cuenta de la incertidumbre que encierra la posibilidad

de llevar a cabo la explotación, los efectos sociecosistémicos que genera y la técnica de

extracción a emplear. A partir de allí, me centré en los contra-movimientos, inspirada en

Bebbington, para dar cuenta del escalamiento de las tensiones tanto a nivel estatal, como

en el ámbito local y regional. Hago énfasis en particular en lo que denomino contra-

movimiento jurídico, donde se integran en una red activistas ambientales que desde el

ámbito legal realizan acciones para frenar la locomotora minera, en particular con lo que

131

dictamina el artículo 37 del Código de Minas que limita la autonomía de los municipios para

ordenar su territorio y desde allí la posición de la Corte en diferentes momentos, que

implicó inicialmente una exigencia de armonización entre los entes locales y nacionales,

mediante los principios de coordinación, concurrencia y subsidiariedad hasta la declaración

reciente de inconstitucionalidad. La última decisión que reseño de este tribunal es la

Sentencia T-766 de 2015 mediante la cual se deja sin valor y efecto las áreas estratégicas

mineras definidas por el Estado.

La entrega de títulos y el número elevado de solicitudes para minería aurífera a gran escala

en el Middle Cauca Belt como espacio extractivo derivó en la emergencia de un contra-

movimiento integrado por administraciones locales y el COA. Las primeras han apelado a la

emisión de acuerdos desde el concejo municipal para la salvaguarda de los territorios y un

proceso de patrimonialización que les permita argumentar las razones por las cuales la gran

minería constituye una amenaza, y el COA, como proceso de movilización social, busca

reconstituir lo político, a partir de la puesta es escena de una política de naturaleza, como

lo propone Latour, en la que se busca establecer nuevas políticas y procesos de

participación basadas en procesos de justicia ambiental donde la apuesta es por los

comunes y el establecimiento de nuevas formas de relación socioecosistémica; desde lo

que propone este movimiento es un diálogo intercultural entre campesinos, indígenas y

sectores movilizados por el agua, la vida y el territorio en lo que han dado en designar:

“Suroeste: territorio sagrado para la vida”. Los contra-movimientos, en una lucha por el

espacio, plantean una reconstitución de lo político desde las agendas de futuro locales.

132

Capítulo 7. ¿Y usted, qué come: come yuca

o come metal?: hacia una justicia espacial

La pregunta con la que abro este capítulo es un extracto de una conversación con un

campesino, que ha sido testigo del despojo de tierras y teme el futuro ante la llegada de la

minería a gran escala. Sus muchos años de vida, lo autorizan para narrar la historia del

campo, de manera encarnada, desde sus memorias y las imágenes que lo habitan, recuerdo

de un pasado que ya no vendrá y un futuro que se torna inclemente para aquellos que

labran la tierra. Como él lo señala:

Llegaría la “mafia” y la compra de tierras, ellos empezaron a recoger todo, ellos llegaban y

tumbaban las casas y le echaban ganado a todo, esa finca de allá, acabó con tres máquinas

de caña y café y cacao y todo... y ¿ahora?, llegan las multinacionales y ¿a dónde vamos a

parar?, si aquí hacen una protesta por una cosa de esas y se van con el ejercito para ahondar

represalias porque esa gente está apoyada por el mismo gobierno, ¿entonces qué hace uno

ahí?, muy duro pa’ uno pelear contra el Estado, pero es que ahí si es como digo yo, si uno

fuera a acabar con una persona que viene a producir comida, pero vienen es a acabar con

la tierra... entonces, ¿cómo va a estar uno de acuerdo con eso?, cuando vienen a acabar con

el campo, con todo, pa’ sacar minerales, que esos no se comen (Entrevista campesino del

municipio de Támesis, 2014).

Este fragmento pone de relieve una tensión territorial que parte del imperativo de elegir

entre un porvenir agrícola o minero. Como mostré, dicha tensión también se dio en la

segunda mitad del siglo XIX en tierras antioqueñas, donde personajes de la época

movilizados por intereses particulares, defenderían la elección de una u otra orientación

económica del territorio. La forma en que se organizó la tenencia de la tierra en el suroeste,

desde finales de aquel siglo hasta el presente, combina la economía campesina, localizada

en particular en las tierras de cotas de altura medias y altas, junto a la mediana y la gran

propiedad, que se organizaría alrededor del río Cauca, para la producción ganadera y en

épocas más recientes la construcción de parcelaciones y el establecimiento de cultivos

agroindustriales de cítricos, y en las zonas altas, plantaciones forestales y áreas de

protección. Esta diversidad en la tenencia de la tierra, muestra la complejidad de los

paisajes de la superficie y lo que está en juego con el avance en la entrega de títulos dirigidos

a explotar estos espacios.

133

En este trabajo me centré en comprender la forma en que aquello que yace invisible en el

subsuelo, se hace legible a partir del conocimiento científico y se materializa en espacios

extractivos como el Middle Cauca Belt. Este cinturón deriva su nombre del río Cauca, a

través del cual se localiza y extiende. Por sus características geológicas, en el MCB grandes

compañías mineras realizan proyectos de exploración y esperan extraer oro, mediante

técnicas de cielo abierto y extracción subterránea.

La llegada de las empresas mineras al país es producto, por un lado, de un proceso paulatino

de construcción de imagen del ‘país minero’ a partir de la implementación de políticas,

condiciones de seguridad y competitividad para las empresas y por otro, de la posibilidad

de desarrollar proyectos de explotación, lo cual depende de un amplio “trabajo

metrológico” (Callon et. al., 2002, p. 199), que garantice y permita revelar el potencial del

contenido mineralógico. La posibilidad de ingresar un lugar a los circuitos de la economía

mundial requiere el despliegue de redes sociales y políticas amplias, que posibilitan la

mercantilización del subsuelo. Bridge (2007), resalta cómo a pesar de no ser el oro, dentro

de la perspectiva de la economía política clásica, un “bien producido”, la posibilidad de

transformar el “contenido” del subsuelo en una mercancía a extraer y exportar reside en la

creación y reproducción sobre el tiempo de una serie de relaciones sociales particulares.

Esa extensa labor implica un proceso de producción de naturaleza, desde el cual es posible

hacer la transferencia de valor de uso a valor de cambio.

La producción de naturaleza realizada en este caso, a partir del conocimiento científico, se

basa en una concepción del mundo, en el que lo no-humano, está por fuera de la sociedad

y sujeto al dominio de ésta, la naturaleza es desde esta óptica la materia prima a partir de

la cual es posible construir el futuro deseado, cimentado desde imaginarios sobre el deber

ser que obedecen a concepciones específicas sobre el progreso en el siglo XIX o sobre el

desarrollo desde el siglo XX. Crecer económicamente implica seguir una ruta determinada

modelada por la ciencia y la tecnología, desde la cual es posible rehacer y producir nuevas

naturalezas, que insertas como mercancías posibilitan la acumulación. Será justamente esta

transformación entre el valor de uso de la naturaleza por un valor de cambio, el que de

acuerdo con Neil Smith será el centro de la producción de nuevas naturalezas, con formas

que ya no hacen parte del entramado de la ciencia-ficción sino de la cotidianidad de los

laboratorios y los paisajes.

Para reconstruir la historia de este cinturón tomé en cuenta las advertencias de Latour y

Woolgar (1995, p. 120) con relación a las dificultades que enfrenta la reconstrucción

histórica, al considerar que “un hecho” se materializa y toma sus características al quedar

desprovisto de temporalidad específica. Esta situación, se convirtió en un reto

134

metodológico en términos de cómo narrar la historia de producción del MCB, al ser éste un

“hecho inserto en un cuerpo teórico” específico. Para sortear esta dificultad, analicé desde

una perspectiva de larga duración, la forma en que el curso medio del río Cauca en

Antioquia se convirtió en objeto de interés en el ámbito internacional y nacional para la

minería y cómo se registró en diferentes momentos históricos información que serviría de

sustento a la conformación de este depósito.

Como mostré, el Cañón del río Cauca era reconocido como una fuente de oro durante la

época colonial, la extracción aurífera se realizó tanto en depósitos de veta como de aluvión

y se llevó a cabo alrededor de dos ríos principalmente: el Cauca y las zonas altas y medias

del río Magdalena, así como en la costa Pacífica (West, 1972, p. 13). El primer ciclo minero

comprendido entre 1538 y 1630, se asoció al Cañón del río Cauca desde Cartago hasta Santa

Fe de Antioquia, en la asociación entre la Provincia de Antioquia y la Gobernación de

Popayán y Santa Fe, Tunja, Vélez y Pamplona. En el caso de Antioquia,66 las primeras

fundaciones según reseña Poveda, se instauraron en la vecindad de los centros mineros con

el propósito de controlarlos. Es el caso de Antioquia, Santa Fe y Caramanta (Poveda, 1988,

p. 209), sin embargo, al finalizar el siglo XVI pueblos mineros como Arma y Caramanta

agotaron sus placeres, razón por la cual se redujeron hasta perder importancia (Palacios y

Safford, 2005, p. 77).

A inicios del siglo XIX los distritos mineros existentes en el siglo XVI estaban desaparecidos,

la provincia de Antioquia, como lo relata el profesor Juan Carlos Vélez, se caracterizaba por

su fragmentación, debido a la inexistencia de caminos, su relieve y sus ríos caudalosos. El

Cauca, en especial, por su poca navegabilidad limitaba la posibilidad de aprovecharlo en

términos económicos y sería, a través de la construcción de caminos que se daría el

poblamiento en la zona que constituye hoy el suroeste lejano.

La zona de la Concesión Echeverry para la construcción del camino de Caramanta, hacía

parte del área que durante el siglo XVI había constituido un centro minero, era reconocida

por su riqueza en oro. Las explicaciones para ello, como señalé, se otorgaban a la

conectividad con centros mineros Marmato y Supía, en el reconocimiento de lo que se

consideraba en ese momento “una red de filones”. Esto constituye un antecedente frente

a las construcciones posteriores que se harían desde el discurso científico frente al río como

eje de intervención, al concentrar diferentes espacios de interés aurífero.

66 “La provincia de Antioquia durante la colonia incluía la mayor parte de la cuenca del Bajo Cauca.

Comprendía la zona ‘entre los dos ríos’ Magdalena y Cauca desde las cercanías del Arma hasta la confluencia del Cauca y el Nechí. También incluía un trozo indefinido de territorio al Oeste del Cauca, que iba más allá de la cima de la Cordillera Occidental” (West, 1972, p. 31).

135

A lo largo del siglo XIX llegaron científicos extranjeros al país, algunos motivados por la

solicitud del gobierno para fomentar el espíritu científico en el país, unos más para

articularse a empresas mineras localizadas en los centros más importantes como Antioquia,

Marmato y Mariquita, y otros tantos para realizar investigaciones independientes en

geología. Lo común en los tres casos, es la relación directa entre el conocimiento científico

y la minería, puesto que el objetivo era producir nueva información que permitiera dar

cuenta de posibles productos a explotar, mediante el inventario geográfico y geológico.

Información que se disponía para las arenas científicas y desde allí circulaba para otros

posibles interesados. Las descripciones que hicieron los científicos que recorrieron la zona

de estudio, coincidían en destacar su riqueza aurífera, en particular, Boussingault, reseñó la

formación de pórfido sienítico.

A comienzos del siglo XX en el país se daría un cambio en la concepción con relación a los

depósitos de oro, ya no era importante solamente refinar los métodos de extracción,

también era necesario definir una ruta que mediante una serie de pasos permitiera

disminuir el riesgo de la empresa minera, a partir de un conocimiento amplio de los

depósitos, así quien estuviera interesado en explotar un lugar, debía documentar la mayor

cantidad de información posible. Carlos Lleras Codazzi, quien haría parte de la Comisión

Científica Nacional, elaboró una caracterización de lo que llamó las regiones mineras. En

ella, hace énfasis en lo que considera es una relación directa “natural” entre la estructura

geológica y la distribución de las minas, pues de la primera dependería la producción del

mineral (Lleras, 1926, p. 30). En dicha clasificación, para el caso de Antioquia, registró

pórfidos y silenitas metalíferos, descritos años atrás por Boussingault.

Durante el siglo XX el suroeste antioqueño se consolidó como una región dedicada a la

producción agropecuaria, solo en tramos dispersos en el área de influencia del curso medio

del río Cauca, se mantendría la minería de aluvión y veta, con poco reconocimiento a nivel

regional. En este siglo, la promoción del conocimiento científico para profundizar en el

inventario de la existencia de minas en el país y en consolidar un mapa geológico, derivó a

nivel institucional durante en la creación de diferentes entidades encargadas de direccionar

el conocimiento geológico del país, pero sería con las reformas estructurales neoliberales

en la década de los noventa que se convertiría la minería en una ruta económica como parte

de la promoción de la industria extractiva. La entrega de títulos se impulsaría en el siglo XXI

y se fortalecería con la implementación del Código de Minas, en el que se concibe la minería

como una actividad de interés general. Esta determinación abriría la posibilidad de

expropiar tierras y así un cambio sustancial en la estructura de tenencia de la tierra en la

que se privilegia la explotación.

136

El propósito de concentrar la atención en la construcción de un objeto científico como

fundamento para la producción de naturaleza, abriría la ruta para estudiar la materialidad

de las intervenciones mediante espacios extractivos que entiendo como una red de

relaciones sociales que se materializan a partir de prácticas de explotación, dominación y

control de la “riqueza natural del subsuelo (minerales)” y el agua, los cuales se hacen

legibles a partir del despliegue del conocimiento científico, el cual produce una nueva

naturaleza que posibilita el flujo de capital, junto a la formalización de los derechos de

propiedad, en los que se privatiza el espacio vía títulos o contratos de concesión que fijan

las normas de uso y aprovechamiento.

Los cinturones de oro como espacios extractivos, expresan escalas de la extracción,

integradas a su vez en ámbitos nacionales, regionales, continentales y mundiales. De esta

forma, es posible observar una política de escala de los espacios extractivos que cambia el

panorama para las redes activistas y las concepciones frente a la división internacional del

capital, el trabajo y la naturaleza. Es por ello, que tomar en serio la dialéctica del espacio

me lleva a reseñar de manera general, las diferentes posturas que emergen con relación a

la gran minería y considerar la configuración simultánea de contra-movimientos como los

propone Bebbington, los cuales, emergen desde una multiplicidad de lugares, en los que se

incluyen las instituciones en las que generalmente se originan los procedimientos de

dominación. Estos contra-movimientos están integrados en palabras de este autor por

“ecólogos políticos del subsuelo”, quienes plantean agendas alternativas y producen

conocimientos desde una nueva política de la naturaleza sustentada en el agua, la vida y el

territorio de manera amplia y desde el activismo judicial, el mantenimiento de un núcleo de

derechos que busca garantizar el bienestar de los grupos afectados, que coinciden con los

sectores más vulnerables de la sociedad como son los campesinos, indígenas y

afrodescendientes, quienes habitan las ruralidades en el país.

Las geografías desde los procesos de movilización social en el suroeste, reivindican agendas

de futuro, en las que formas de existencia otras, tejidas desde la actividad agrícola, las

cosmovisiones indígenas, urbanas e incluso el conocimiento científico, puedan permanecer

y permitir la reproducción de nuevas subjetividades que resistan a la expansión del capital

y la monopolización del agua, los territorios y la vida misma.

A lo largo del texto mostré como la declaración de la minería como actividad de interés

general posibilita el proceso de expropiación, esto implica un proceso de privatización y

despojo tanto de la tierra como del agua, es decir del espacio mismo, situación que supone

el aumento de la conflictividad en varios niveles: 1) Por el acceso, el control y administración

137

de los comunes, 2) por la definición de las políticas expresadas en términos de la

normatividad minera que prescribe una serie de reglas que desconocen las espacialidades

existentes en los lugares atractivos para la exploración, o que cuentan ya con títulos y desde

allí, las tensiones que emergen también entre la definición unitaria del Estado y la

descentralización, expresada esta última en la autonomía de los municipios para la

ejecución del ordenamiento territorial en sus jurisdicciones, 3) La definición de la autoridad

para el establecimiento del contenido de las normas y, 4) Lucha política por las definiciones

de futuro y los principios bajo los cuales se plantea la forma de ser y estar en el mundo(s).

Esta lucha política a causa de los espacios extractivos de la megaminería de oro, constituye

un tema álgido en Colombia, en momentos donde la paz constituye una promesa para un

nuevo país y el posconflicto visita todos los rincones de la cotidianidad67. La construcción

de paz involucra una transformación profunda en la sociedad, en aras de dar solución a las

causas del conflicto, las cuales no solo son diversas, también contienen diferentes

dimensiones que dependen de factores económicos, políticos e históricos. Involucra

también como lo señaló Boaventura de Sousa Santos en el discurso de cierre en la

Conferencia de CLACSO, realizada en Medellín en el año 2015, preguntarse por el tipo de

derechos que requiere, teniendo en cuenta que estos no pueden restringirse a la

concepción eurocentrada de los mismos, sino ampliarse desde un diálogo intercultural,

hacia un pluralismo jurídico en el que se reconozcan las diferentes ontologías existentes, a

partir de las cuales se establecen formas de ser y estar en el mundo.

Es este uno de los aspectos a considerar con relación al pos-acuerdo y la gran minería. Es

por ello, que para quienes habitan el campo, en particular para los campesinos que no son

considerados sujetos de derechos, la construcción de un país en paz no es posible si no se

construyen políticas que afiancen la permanencia de los pueblos en sus territorios bajo

condiciones dignas. Como me lo planteó un campesino:

Uno cree que el desplazado es solamente cuando un grupo armado, cualquier grupo armado

y también del Estado, o como sea, usted tiene que desocupar, lo hacen ir. Tipos de

desplazamiento hay muchos y aquí se ha venido dando eso, un tipo de desplazamiento que

es armado, desplazamiento psicológico y el desplazamiento económico, a uno le van

cerrando las vías, no hay plata para los caminos, no hay recursos, los impuestos son muy

caros y todos se van, dan una cantidad de cosas y de formas que uno dice no esto invivible

yo aquí no puede vivir, me voy, pero ya uno va a ver el programa a ver cómo es la situación

67 En el mes de octubre del año 2012 se estableció una mesa de conversaciones entre el gobierno nacional y las Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia-Ejercito del PueblO- o FARC-EP, para la terminación del conflicto y la construcción de paz en el país.

138

y es un programa que está montado... (Entrevista campesino del municipio de Támesis,

2014).

Por su parte, en los discursos de las empresas mineras y sus programas de responsabilidad

social empresarial, se manifiesta no una exclusión del campesino, sino una inclusión que

resulta aún más desafiante, dado que dentro del lenguaje que emplean y las prácticas para

obtener legitimidad a nivel local, proyectan futuros en los que prometen la incorporación

de quienes habitan estos territorios y la posibilidad de abrir nuevos horizontes económicos

una vez finalizado el proceso de extracción, bajo formas precarizadas en las que las

posibilidades de decisión real sobre el curso de la vida son aniquiladas. Discursos que

ratifica el presidente Santos cuando en diferentes escenarios políticos, señala que será

justamente la locomotora minero-energética la que financiará la paz. Es en este panorama,

que cobran sentido las cifras de solicitudes y títulos mineros en términos de actividad

económica para los municipios en los que existen múltiples formas de tenencia de la tierra

y donde las condiciones para los sectores más vulnerables son cada vez más precarias.

Los contra-movimientos como lo mostré transforman el ámbito jurídico a partir del

reconocimiento del agua, la vida y el territorio como Sagrado para la Vida, principios que si

bien parecieran estar ya insertos en la Carta constitucional, contienen elementos culturales

que buscan reconstituir lo político hacia el reconocimiento de otras formas de ser y estar

en el mundo. Esta propuesta además, hace parte de lo que De Sousa Santos califica como

iniciativas de paz que deberían ser renocidas en el camino que recorre hoy el país, dado que

la propuesta de reconocer el Suroeste como territorio sagrado para la vida, es fruto de un

diálogo intercultural en el que campesinos, indígenas y personas que habitan en las

cabeceras de los municipios, se han sentado para proponer alternativas y su

reconocimiento como sujetos de derecho en la construcción del futuro, en el marco de la

justicia social y ambiental.

Los derechos que ponen en escena los contra-movimientos tensionan las formas juridicas

convencionales y transitan hacia lo que Boaventura de Sousa Santos denomina derechos

contra-hegemónicos (2015) en los que se reconoce el carácter de no universalidad de los

mismos y la necesidad de dotar los nuevos derechos de contenidos diferenciales, en este

caso los derechos que emergen por el agua, la vida y el territorio. De esta manera, es posible

observar lo que señalaría Lefebvre (Lefebvre, 2013 [1974]) con relación a la dialéctica de la

producción social del espacio, la cual no se restringe a un ámbito opresivo, sino contiene al

contrario un carácter emancipador. Los contra-movimientos al proponer nuevos derechos

y su real vinculación a la toma de decisiones, se dirigen hacia una justicia espacial en la que

buscan transformar las relaciones de poder y dar origen a nuevas geografías.

139

Será justamente la recomposición de lo político hacia formas donde se reconozcan las

espacialidades existentes y las emergentes donde será posible empezar a pensar

posibilidades para la paz, las cuales parten del reconocimiento de la existencia ya no de un

único mundo, sino de múltiples mundos, que exigen también repensar, entre otros aspectos

lo que señaló De Sousa Santos: la paz debe ser anticapitalista.

140

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