Celebración de los 25 añosdel

Centro de Educación de Personas AdultasManolo Collado,

en el Parque Alcosa.

Sevilla, 2007

Un buen recuerdo. Y, ¿qué te ha aportado venir al centro de adultos?

Yo recuerdo que hará unos cuatro años asistimos a clase una tarde como todos los días. Ese día lo había pasado muy mal, por circunstancias que no vienen al caso contar ahora. Sin embargo, en vez de quedarme escondida, vine buscando el apoyo de mis amigas.

No bien hube llegado y ellas vieron mi estado de ánimo, decidieron irnos del colegio, nos fuimos a tomar un café, y fue tal el consuelo que ellas me dieron que por mucho tiempo que pase, jamás olvidaré esa tarde ni a mis amigas aunque no volviera a verlas nunca más.

Y aunque parezca que es un recuerdo triste, yo les aseguro que al paso del tiempo creo que fue una de las tardes más felices de mi vida, porque descubrí la verdadera amistad.

El colegio me ha dado: El graduado escolar Corregir faltas de ortografía Saber redactar Expresar mejor mis sentimientos Aprender a callar aunque me cueste Hacer esquemas Resumir textos Historia Matemáticas Dejar por unos momentos pensamientos difíciles Conocer gente Compartir alegrías y penas Vacaciones en muy buena compañía Escuchar, no sólo oír. Vencer dificultades Muy buenas amistades

Inmejorables compañeros Conocer a David Eloy Rodríguez Y por supuesto, unos profesores de aupa.

Mi recuerdo me traslada a años atrás en que conocía una compañera, ella asistía, como yo, por primera vez al centro. Me llamó la atención porque, al revés que yo, es una persona muy sosegada y pensé: “Ésta y yo jamás haremos buenas migas”. Pero, ¡oh, milagro!, resultó que con el paso del tiempo nos volvimos inseparables, quizás porque nos complementábamos, ella me aportaba tranquilidad, y yo a ella, por mi carácter, momentos de risa. Aún hoy, a pesar de que ya no viene al centro por problemas de salud, nos alegramos muchísimo cuando nos vemos y creo que el cariño es mutuo.

Mari Carmen Gamero

Por mi trabajo de jornada partida y excesos de guardias, a través de vecinos y amigos estaba informado de que existía este centro de adultos y me resultaba un bien preciado para la barriada y sus habitantes. .

Ahora que la mi vida ha dado un parón y ya no soy útil en el trabajo, no dejaba de pensar que como barco varado en el puerto, ya estaba todo cumplido, y me rebelaba y vino la luz a convencerme que podía dar más de mí y reencontrar en el colegio viejos proyectos, ideas y vivencias. Aunque llevo

poco tiempo, me hace sentirme útil y además, seguir conversando con personas que me enseñan con sus experiencias y vivencias, que no sabemos nada si no compartimos el saber y el conocimiento con los demás. A esta nueva singladura me uno a los compañeros, voto porque sigamos no 25 años, sino muchos más.

El centro de adultos me ha reportado una nueva experiencia gratificante ya que, a pesar del poco tiempo que llevo en él, ha abierto una nueva etapa en mi personalidad. Estos cuatro días de la semana que asisto a varias materias hace más llevaderos los días y me relaja de problemas y tensiones. Así que las palabras que me aportan estos estudios son para mí: experiencia, nueva etapa, relax.

Tarde de calor septembrina y a las 7, nervioso como colegial primerizo, subí presuroso los escalones que me llevaron hasta la oficina del centro de adultos para recabar información de los cursos, días y horas queme apetecían. Muy amable me atendió la profesora Marisa, y noté buen ambiente y camaradería entre los alumnos y los profesores. Aquí estoy hoy, orgulloso de mi decisión y dispuesto a aprender algo más cada día.

José Luis Vaz Carrera

El colegio me ha aportado mucho: Porque he conseguido el graduado escolar

Porque me ha ayudado a relacionarme y expresarme mejor con los demás.

Porque me ha cambiado el ritmo de vida con esta actividad.

Porque me ha ayudado a demostrar todo lo que puedo aprender y también puedo hacer a los demás.

Porque me he sentido capaz de hacer cosas que nunca me pude imaginar

Porque me ha ayudado a realizarme como persona y también reflexionar, etc

Porque me he sentido querida y apreciada por todos los profesores y todas las compañeras.

Este recuerdo es sobre una salida cultural con una profesora y los inmigrantes para hacer un intercambio cultural con todos los alumnos del centro de adultos, ya fueran extranjeros o no, para poder relacionarnos todos juntos unos con otros.

Elia Díaz VázquezEl centro de adultos me ha ayudado a:

Tener más confianza en mí misma A tener nuevas amistades A valorar más a las personas A ser más solidaria A coger confianza para hablar en público A escribir sin faltas de ortografía A conocer exposiciones y museos que no

conocía

A escuchar cuando me hablan A recordar cosas que tenía olvidadas como

sumar, restar, multiplicar, etc… A tener más memoria.

Recuerdo el día que fuimos a la ribera del Hueznar con los profesores, y cuando llegamos nos dejaron en libertad para que fuésemos a ver todas las cascadas. Yo iba con una compañera buscando la cascada más grande pero la oíamos pero no dábamos con ella. Al rato, cuando faltaba poco para irnos al autobús, vino una compañera y me preguntó, ¿Has visto la cascada grande? Y le dije que no porque no la habíamos encontrado. Y corriéndome llevó a verla y me pude echar una foto. Ahora, casi llegamos tarde al autobús.

Pepi Aragón

Siempre he sido una persona muy nerviosa con muchas inquietudes y ganas de aprender, pero debido a la época que me ha tocado vivir, no puede realizar casi nada de lo que realmente quería.

Mi oportunidad llegó cuando entré en el centro de adultos para sacar el graduado escolar. No sólo empecé a formarme como persona independiente, también realicé uno de mis más escondidos sueños: hacer teatro.

En el centro de adultos se me dio la oportunidad de entrar en el taller de teatro que se organizó. Y junto con mis compañeros formamos un grupo de amistad, ilusión y cariño.

Montamos muchas obras costumbristas, otras dramáticas, etc.… pero lo que recuerdo con más

ilusión y orgullo es que ganamos la Muestra de Teatro que se organizaba entre los centros de adultos, dejando nuestro centro muy alto.

Eso me colmó como persona y alumna. En los años que he pasado en el centro

como alumna: Me he formado como mejor persona porque me

he relacionado con muchas personas de las que he aprendido mucho.

Me he enriquecido culturalmente, he visto museos, teatros, jardines con sus correspondientes historias, he hecho viajes a distintos pueblos para conocer sus historias y costumbres.

He aprendido a comprender un poco el cine y sobre me han hecho sentir pasión por la lectura.

En las actividades lúdicas, en el centro me han enseñado a compartir juegos con mis compañeras y compañeros, a salir de excursión y saber y compartirlo todo con ellos y a saber en un momento dado a organizar una fiesta.

En resumen, el centro de adultos me ha hecho ser yo misma sin limitaciones ni miedos.

Mari González

Muchos de los que vivíamos aquí echábamos algo de menos, estábamos como vacías. Un día ya lejano, en el curso 82-83 hace

veinticinco años, nos enteramos que habían llegado al barrio unos jóvenes profesores, concretamente al colegio Romero de la Quintana y que estos venían a paliar esa carencia que la mayoría de los mi edad suframos. En su busca fuimos muchos y muchas. Nos pusieron hasta una guardería para que pudiéramos dejar allí a nuestros niños y estudiar… cuanto hemos aprendido.

Que maravillados nos quedamos al conocerlos, lo sencillos que eran, su bondad, su ilusión, su desinterés en los económico (al principio ni cobraban). Todos estábamos acostumbrados a los profesores de nuestra niñez, a los de la letra con sangre entra… que equivocados estaban, gracias por enseñarnos que hay otra manera de aprender en la que los alumnos nos sentimos partícipes de las clases, en la que los profesores son unos alumnos más dispuestos a transmitirnos su sabiduría. A cambio nosotros os ofrecemos nuestro cariño la sabiduría en la vida y nuestras caras de felicidad al sentirnos útiles para la sociedad.

Nos habéis enseñado no sólo a leer o a escribir, sino a sentirnos más útiles, a luchar por las injusticias sociales, a respetar, a luchar contra el racismo y la violencia de género, nos habéis transmitido amor por la cultura… aparte de habernos hecho pasar momentos inolvidables juntos que ninguno de los que hoy nos encontramos aquí presentes olvidaremos jamás.

El colegio me ayuda a vivir: Nos realizamos como personas Aprendo a tener seguridad en mí misma

A la expresión sin complejos A no tener miedo a hablar con nadie A tener amistad A abrirme camino en muchas cosas Me siento útil en temas sociales Por descubrir las maravillas de la escritura Por saber respetar y tolerar otras opiniones Por estar abierta a muchos temas que antes

eran tabú Por pasármelo muy bien participando en una

fiesta, poesía, cante, tertulia. Por debatir Ha sido mi otra mitad, la que me faltaba. Tengo ilusión, alegría, me ha hecho suavizar la

pena

Hace muchos años, aquí, en el colegio, conocí a una compañera la cual fue mi amiga. Amiga del alma para siempre. Aunque hoy ya no esté en esta vida, la tendré siempre en mi con razón. Las últimas palabras que me dijo fueron: “Toñi, lo mejor que me ha pasado en mi vida fue ir al colegio de adultos y sacarme el graduado, y conocerte a ti; lo peor, tener que dejar de ir por problemas familiare y ahora me he dado cuenta que luché poco con esos problemas y quiero es volver de nuevo”. Y así lo hice y la recuerdo lo poquito que la vida la dejó”.

Participó en el grupo de teatro, fue para mí la que más disfrutó, y eso lo llevaré siempre conmigo.

Me dejó su gran amistad y lo que me hizo experimentar, que hay que luchar. Allí donde estés, sabrás que nunca te olvidaremos.

Toñi Vidal.

Un recuerdo en el centro de adultosEn mi memoria tengo muchos recuerdos que me han pasado en el centro de adultos y todos los dejé escritos en unos folios en el curso 2005-2006 que presenté en unas jornadas que programó el Instituto Pablo Freire. Aquél día lo conté sentada en un estrado al lado de mis compañeras, y enfrente había un montón de profesores y alumnos de otros países y regiones de España. Al final, aplaudieron bastante, creo que fue por el ardor y la pasión que puse en mi reivindicación de un centro de adultos propio. Que por cierto seguimos sin tener, siempre de prestado en colegios públicos. Me sentí escuchada, e hizo que me sintiese bien y a gusto. Ah! Se me olvidaba, mi relato se titulaba “Una historia verdadera en el centro de educación de adultos”.

El colegio me ayuda a vivirEstaba viva y me ayudó a seguir viviendo. Me ayudó a vivir porque me sentí protagonista de algo que ni yo misma me sé explicar.

Me dio más vida porque he encontrado grandes compañeras y luchado pequeñas batallas.

Me quedan tres meses para cumplir sesenta años, ¿qué más puedo pedir? Pues que me dé más vida el centro de adultos para seguir viviendo muchos más.

Recordando a una compañeraLola Leal, no sé si tú te acordarás, pero en una de las clases inolvidables que dimos en el taller de

literatura de Marisa, en el curso 1991-92, nos emparejaron a todas para formar un relato corto. Yo ni siquiera había hablado contigo en clases anteriores, si acaso algunas palabras sueltas, pero mira, fuimos pareja para construir ese relato. A mí que siempre he sido muy individual, eso de tener que compartir con alguien y escribirlo en un papel me era muy difícil. Pero lo pasamos en grande, entonces me fijé mejor en ti. Eras una chica muy tímida pero siempre te estabas riendo por nada, con una sonrisa preciosa. Lola, como te he dicho antes, no sé si tú te acordarás, pero te lo recuerdo ahorita mismo que nos vemos, porque, ¡fíjate!, seguimos siendo compañeras después de tantos años.

Carmen Gadea

Cuando entré en el colegio de adultos estaba pasando por una depresión muy grande, no tenía ganas de nada, siempre estaba muy triste.

Un día, una amiga me dijo que por qué no me apuntaba al colegio de adultos que ella estaba y los profesores eran estupendos. Un día me decidí y Cristina me hizo la entrevista en la cual me llevé todo el rato llorando, pero como s8emp`re me ha gustado tanto el colegio y aprender, poco a poco fui superándome. Me ayudaron mucho mis compañeros y profesores que se portaron conmigo estupendamente.

Al poco tiempo, en el mismo colegio leí una nota diciendo si alguien quería apuntarse a un grupo de teatro y la primera en apuntarse fui yo, pues siempre me ha encantado el teatro porque mis

padres, de pequeña, me habían llevado mucho. Y eso fue para mí volver a la vida. Cada día me

encontraba mejor y con más ganas de vivir.- Con mucha ilusión me aprendía los textos y me encantaba cada vez que hacíamos alguna representación, y cuando ganamos la muestra de teatro de Andalucía, para mí fue la ilusión de mi vida, así que de la tristeza pasé a la alegría gracias al colegio de adultos.

El recuerdo que me viene a la memoria es el primer día que vi a mi director de teatro Pepe Ángel. Parecía una persona muy seria pero según lo ibas tratando, vi que era cariñoso y amable. Y voy a contar una anécdota que me pasó con él y con otra compañera que por cierto está aquí, Maribel, a la que tengo también mucho cariño.

Resulta que en una representación que hicimos de cómo “Casarse en siete días” hacía muchísimo frío en el salón. Se me cayeron los zapatos porque no los podía controlar, tenía los pies muertos. La gente se reía creyéndose que era de la obra. Cuando salí de escena, se pusieron los dos a darme friegas en los pies y me los calentaron y es se me ha quedado en la memoria.

Pilar Encina

El colegio me ha ayudado porque,me encuentro más integrada en la comunidad de Parque Alcosa, porque hasta ese momento siempre hacía lo meramente necesario en la calle, como comprar, médico, etc.

He aprendido a mi parecer mucho de mi

profesora Marisa, a la cual aprovecho para agradecérselo.

Se aprende mucho de los compañeros pues compartimos experiencia y eso enriquece.

Me he dado cuenta de la gran labor que presta el colegio al Parque Alcosa. Esto antes lo desconocía.

Y por último, me ha servido para poder sobrellevar la pérdida de mi madre, después de estar con ella ocho años enferma antes de su muerte.

Recuerdo el día que vine al colegio a matricularme. Me atendió Marisa, yo estaba supernerviosa, sólo repetía: “yo tengo muy mala memoria, me pongo nerviosa al leer en público, no sé si podré superar mi timidez…”

Marisa me dijo: “no te preocupes, la mayoría de las personas que vienen aquí se encontraban en tu misma situación y lo han superado”. Hoy soy una de ellas.

Rosalía

“Recuerdos de los primeros días de mi cambio”.

Recuerdo el día que llamaron cuatro jóvenes a mi puerta y me invitaron a ir a un centro de adultos donde aprendería muchas cosas y recordaría cosas de mis tiempos de colegiala y tendría nuevas vivencias… que con el tiempo fueron más de las que yo pensaba.

El año pasado fuimos juntos todos los alumnos e inmigrantes a hacer una visita y para enseñarles un poco Sevilla a estas personas. Tuve la oportunidad de hablar con ellos y conocerlos

un poco y a mí, ese día, me queda en el recuerdo como una experiencia muy bonita. Fuimos a las Atarazanas y a la Plaza de la Maestranza y conocimos sitios que a ellos les gustaron mucho. Fue una tarde muy interesante.

Carmen Hinojos

Recuerdo cuando llegaron los profesores con sus atuendos (hippies). El primer día “yo estaba allí” para informarme de las ideas que ellos tenían.

Yo tenía muchas ganas de aprender por aquello años, tenía por entonces obsesión. Mi paso por el cole fue largo, saqué el graduado por pesada, pues mi ortografía no era buena ni lo es en estos momentos, pero bueno, yo creo que quedará así.

Mi paso por el cole fue una etapa en la cual me sentía bien, hacía cosas que no estaba acostumbrada a realizar, tenía más soltura al comunicarme con la gente. De los trabajos que hice me fue muy agradable el de investigación con un profesor de la Facultad de Pedagogía. La investigación era sobre como tener un centro propio. El trabajo le facilitó al profesor su tesis doctoral, a la exposición de la cual fuimos invitados.

Por otro lado también trabajé en la Expo en un proyecto que se hizo en la Asociación Azabel, donde lo pasé muy bien con las compañeras que eran del centro de adultos. A unas las conocía y a otras no, pero fue divertido a pesar del trabajo. Otro proyecto del cole y de la asociación Azabel fue el catering “La copa en casa”. Fundé el Club de Balonmano del que fui monitora y la experiencia magnifica fue la relación con los

niños. Fue maravillosa, en aquellos años dejé el cole porque no tenía tiempo.

Por motivos familiares dejé el deporte y cuando el problema familiar se resolvió, volví de nuevo al cole. Tendría muchas más cosas que contar.

El centro de adultos me a ayuda a vivir porque Me aportó superación Me enseñó a expresarme Puedo tener más relaciones Me aporta diversión y conocimientos Me enseña a valorar las cosas Me ayuda a salir de la monotonía Intento p Superar mi timidez“Una compañera”

Fue hace bastantes años. Tenía una compañera de clase, era muy amable conmigo, quería que siempre me sentara a su lado; si alguien se quería sentar, ella decía que el sitio era para mí. Pasaron los años, ella ya no estaba en el centro, pero cuál sería mi sorpresa que por circunstancias coincidimos en el autobús casi todos los días y poco a poco me fui dando cuenta de que yo le atraía físicamente.

Juani Pérez

Yo llegué a la escuela de adultos gracias a mi

amiga Antonia. Un día, hace cuatro años, nos encontramos después de varios años sin vernos. Ella me contó que estaba en el centro cívico en clase de gimnasia y que iba a ir por la tarde a inscribirse en la escuela de adultos.

Entonces yo le dije que estaba en natación, sevillanas y corte y confección y que me gustaría ir a clase de adultos, que todos los años en setiembre cuando entraba y salía del barrio veía las pancartas anunciando el comienzo de las clases, me daban ganas de ir a inscribirme pero me daba vergüenza y así pasaban los años y nunca iba. Total, que ella me dijo: - Nieves, tú te vienes esta tarde conmigo, que yo

ya estuve una vez en las clases hace varios años y son una gente estupenda, verás cómo te alegras de venir, y yo voy a inscribirme en los talleres.

Cuando llegamos a la escuela, mi amiga me presentó a Cristina y a Marisa, y fue Marisa quién me hizo la entrevista y yo estaba como un flan, pero cuando terminamos estaba muy contenta, pues tenía dos amigas más.

A lo largo de estos cuatro cursos lo he pasado muy bien, tengo muy buenos amigos; de los profesores, que voy a decir, que te reciben siempre con una sonrisa, si tienes un problema casi que te lo resuelven y te dan todo su apoyo.

La verdad es que te cuesta salir de casa a las 6’45, que ya es de noche y vienes pensando: “¿Quién me mandará a mí salir a estas horas de noche y con este frío? Pero cuando llegas a la clase, te alegras de haber venido.

Yo no tengo mucho que contar, pero lo que escucho de otros alumnos, unas veteranas, todo son cosas buenas. Lo que sí me llamo la atención fue la forma de atraer a los alumnos cuando se inició por primera vez, ir de puerta en puerta, y me pesa mucho no haber venido antes.

En navidad los profes se portan como auténticos actores y lo pasan bomba y nosotros mejor todavía.

Yo quiero felicitaros a todos de corazón por estos 25 años y deciros que podéis estar otros 25 haciéndolo tan bien como hasta hoy. GRACIAS.

El colegio me ha ayudado a Sentirme mejor Hacer muchos amigos Tener que salir de casa Participar con los compañeros Compartir la palabra Tener ideas nuevas Quitar los miedos Tener un mundo propio Vivir la tarde de otra forma.

Nieves

Me impactóMe impactaron gratamente varias cosas: una de

ellas es ver a mis profesores enseñar a sumar y restar a alumnos con edades bastante avanzadas.

También me impactó la asamblea de evaluación de fin de curso en la que intervinieron varios compañeros. Algunos hablaron de la creación y participación en teatros, en coros de canto, etc. Pero lo que más me impactó (y me emocioné) fue con la intervención de varios alumnos, uno de ellos llamado Ignacio, y otra señora con una edad bastante avanzada. El primero, por una causa que desconozco, no vocalizaba bien; la segunda, debido a su edad, hubo que arrimarle un papel con letras más grandes para facilitarle su lectura. El hecho de hacerlo en presencia de un buen nutrido grupo de personas me hizo pensar que esta es una de las enseñanzas más bonitas que se da en la escuela de adultos, y es su razón de ser.

Recuerdos hacia mi profesor y amigo PepeTenía la necesidad de explicar el por qué una

persona como yo, que parte de mi vida la había dedicado a luchar y ser solidario por las causas más injustas, me estaba transformando en ser más conservador e insolidario. Me costó mucho el tratar de explicar este cambio pues una emoción difícil de contener me embargaba y a la vez me preguntaba en mi interior “¿cómo voy a convencer a otra persona con argumentos que ni yo mismo estoy convencido?” La persona que me escuchaba me miró a los ojos y me dijo: “No tienes el por qué arrepentirte de nada, pues esta sociedad a veces no hace tomar decisiones que no van en consonancia con nuestra forma de ser, lo importante es volver a ser tú mismo”. Un fuerte abrazo lleno de emoción puso fin a este emocionante diálogo.

El colegio me ha ayudado a :El colegio me ha ayudado a superar mi complejo

de no saber cómo iba a superar el traume de no saber estar en una clase para aprender, puesto que nunca, a excepción de tres meses que estuve en un colegio público con nueve años, había estado en ningún colegio.

Las primeras clases fueron un verdadero caos mental, pues un torbellino de ideas abarrotaba mi cerebro, pero era incapaz de plasmar nada sobre la hoja que tenía delante de mí. Pero ¡ oh, milagro!, unas clases amenas y sencillas y dadas por unos maravillosos profesores que saben adaptarse a nuestros conocimientos y situaciones me abrieron la mente con una facilidad que yo nunca imaginé. Y por fin, aquella “hoja en blanco” que comentaba el escritor Pedro Salinas, la fui rellenando con frases y recuerdos que ni yo mismo daba crédito.

En poco tiempo, aunque torpemente, fui capaz de escribir unas cuantas hojas en un libro, sin olvidar unas cuantas de poesías escritas en unas cuartillas, con la aprobación de nuestro monitor y poeta David Eloy Rodríguez.

Joaquín

Hace 25 años me encontré con el centro de adultos. Fue un día de mayo. Mi marido ya estaba sacándose el graduado y se organizó una excursión. Se empeñó en que fuera con él. Dejé a los niños con mi suegra y fui. Me presentó a los profesores que me parecieron gente muy abierta. Pasé un día muy divertido, jugamos a la gallinita ciega, al pañuelito, comimos en el campo, conocí a otras compañeras, y desde entonces, estoy en

contacto con el centro y con el mismo marido y 25 años más.

El centro de adultos me ha enseñado a : Ser despierta, segura A seguir caminando A contagiarme con los demás A hablar en público A recitar poesía A hacer teatro A perder la timidez A respetar la opinión de los demás A conversar A participar en mesas para debatir A sacar el título de aerobic A tener un empresa de catering A trabajar en la Expo A tener amigas A estar orgullosa de lo aprendido A rellenar una solicitud A pertenecer a la tertulia literaria A recitar en la Feria del Libro

En definitiva, a ser yo misma.

Maribel Cruces

La situación o el momento de estos recuerdos me hizo revivir el pasado doblemente. Fue en un encuentro intercultural que veníamos trabajando con las compañeras y profesores y el tema a tratar era la emigración. En una mesa redonda, se exponía como se sentían ellos al venir a España y si se sentían acogidos. En esa mesa había alumnas, entre ellas yo, que en su día también fuimos emigrantes y compartíamos miedos y experiencias. Yo conté que me levantaba para trabajar a las 5 de la mañana y que dejaba a mi bebe con 4 meses en una cunita solita entre mi entrada al trabajo y la salida de mi marido del suyo, hasta que llegaba a casa. Transcurría como una hora u hora y media que a mí me parecía una eternidad. Me iba llorando con la incertidumbre y con la pena de que en ese tiempo le pasara a mi niña algo grave. Me vinieron esos recuerdos tan potentes a mi memoria, que lo estaba sufriendo y viviendo, me embargaba tanta tristeza que no pude continuar ese trozo de mi vida. Salimos todos llorando, los profesores, las personas y yo. Una de mis profesoras me dijo con lágrimas en los ojos: “Esa historia tuya no la conocía, con la de años que hace que te conozco”

Maribel Cruces

Un momento muy feliz en el colegio

La primera fiesta, que fue navidad, se vistieron los cinco profesores de angelitos. Lo pasamos muy bien en aquella fiesta tan maravillosa que nos “jartamos” de reír. En aquella fiesta rifaron un pavo y fue un cachondeo con el pavo.

El colegio me ayuda a vivir.En el colegio se aprende mucho como leer y

escribir y matemáticas. Cada año que pasa se aprenden más cosas. Estos profesores que tenemos nos enseñan muy bien, son maravillosos. Cada año que pasa estoy más contento, porque se aprende mucho. Me alegro mucho de haber venido al centro de adultos

Antonio Belloso

El colegio me ayuda a vivir sencillamente por muchas cosas. Cuando entro por la puerta, parece que dejas las cosas un poquito apartadas, sencillamente guardadas en el alma. Por eso me vine al colegio, quería hacer algo que no había podido hacer antes.

Pepi Romero.

Cuando empezó el colegio mi marido no quería que viniera, pero ahora está muy contenta porque me ve que estoy superándome en todo, en aprender, mejorando la educación. Además me lo paso muy bien.

Antonia García

El día de la fiesta de navidad lo pasé muy bien con las actuaciones, me gustó muchísimo. Más tarde rifaron una cesta. Como faltaron algunas personas tuvieron que sacar varios números hasta que por fin sacaron el mío. Me dio mucha alegría, porque hacía mucho tiempo que no me tocaba nada. La cesta se la regalé a una amiga que quedó viuda con tres niños. Se puso muy contenta, pero yo muchísimo más, sentí mucha satisfacción, me hizo muy feliz ver

a los chiquillos contentos. El año pasado mi marido me dijo que por qué no

me apuntaba al colegio de adultos. Le dije que bueno, que a lo mejor me apuntaba. Después de pensarlo, me decidí y mi marido me acompañó. Estando en la puerta había una señora que me dijo “puedes pasar y apuntarte”, pero no dije nada y me fui corriendo. Mi marido me dijo: “¡chiquilla!”. Me paré y me dijo: “apúntate, no seas tonta”. Me convenció, volví, entré en el cole, me hizo la entrevista José Antonio y me dijo: “en octubre empezaremos”. Cuando empezó el primer día, lo pasé un poco mal, porque no sabía lo que iba a encontrar. Día a día fui conociendo a mis compañeras y comprobé que son todas muy agradables y cariñosas, son mis chicas favoritas. Con el tiempo fui sintiéndome cómoda y contenta. Me siento a gusto y muy feliz.

Los lunes, martes y jueves estoy con José, y miércoles con Marisa, con sus chistes, sus risas y su simpatía. El colegio me ayudó a superar la muerte de mi madre, ya no soy la misma de los primeros días, al día de hoy en el colegio estoy muy contenta. ¡Ojalá no lo quiten, porque el ratito que pasamos todas las tardes son como una risoterapia, creo que a todas nos ayuda a vivir con alegría. Un besito para todas mis compis, que son estupendas.

María Robledo

El colegio me ayuda a vivir. El motivo de venir al colegio ahora te lo voy a contar. Yo estaba en una empresa trabajando veinte años y me dejaron. Para mí fue la muerte, yo no lo esperaba porque yo no

había dado motivo ninguno, fue un despido improcedente. La empresa se llamaba Aeroman, pero por un cambio de contrata se partió el contrato. Yo lo denuncié y gané el juicio y me pagó el fondo de garantía, fue poquito dinero. Me dieron otro trabajo pero yo no estaba a gusto y me vine y me di de baja hasta ahora.

Mi marido me dijo: “apúntate al centro de adultos” y vine y me apunté hasta ahora. Llevo desde el año 1991. Cada día estoy más contenta, porque los profesores son estupendos y mis compañeras también. He aprendido mucho.

Carmen Fernández del Valle.

Un momento muy feliz en el colegio. Para mí el día que no se me olvida es uno de la fiesta de la navidad, cuando yo vi al profesor vestido de Arancha Sánchez Vicario jugando al tenis, es cuando más me he reído. Aparte de muchas cosas más como las salidas. Para mí uno de los mejores días fue cuando fuimos a ver un yacimiento arqueológico a Puente Genil

El colegio me ayuda a vivir. Estoy mejor con las amigas como todas las

compañeras, para no caer en depresión. He aprendido a contar hasta 10 para no enfadarme. También me ha ayudado a rellenar un cheque por mí misma, a enterarme mejor cuando leo un libro. Me ayudan las compañeras y el colegio en general en los malos momentos, como los que tengo ahora. Con el colegio he visto el monasterio de la Cartuja y el de San Isidoro del Campo.

Victoria Ropero

Hola, os voy a contar el mejor día que he pasado en el colegio. Yo tenía una amiga aquí, que un día hablando, de estas veces que se habla, le dije que tenía muchas ganas de ir al colegio. Mis padres me tuvieron que quitar del mismo cuando yo tenía 12 años por culpa del dinero. Mi hermano menor sí pudo disfrutar de esa época. Mi amiga me comentó que ella asistía a un colegio de adultos, que hablaría con el director para que yo pudiera asistir a las clases. Existía un inconveniente, yo vivía lejos del barrio y el colegio era sólo para sus vecinos, aunque el director fue muy amable y no se opuso a mi asistencia. Me volví lo9ca de alegría pues me gusta mucho el colegio. He tenido mucha suerte con todas mis compañeras y los profesores. Me han dicho más de una vez que me cambie al turno siguiente más tarde y yo he dicho que no pues prefiero no aprender más y estar con todas mis compañeras.

El colegio me ayuda a vivir. Me ayuda a relacionarme con las personas, a hacer amigas pues me llevo bien con todas las compañeras. Yo antes de acudir al colegio estaba mal de los nervios y desde que vengo estoy mejor. También me obliga a andar por las tardes.

Pilar Trigo

Un momento feliz en el colegio. Yo soy Mercedes y recuerdo un día que nuestra profesora Marisa me dijo que le había dicho José Antonia que tenía unas cuantas mujeres en su clase que tienen unas manos con la repostería muy buenas, y eso me hizo feliz.

El colegio ha modificado en cierto modo mi tiempo libre, dándome ilusión al adquie4rir una mejor formación, algo que necesitamos todas las

que vamos a la clase. Creo que esto es importante. Mercedes Martín

Un momento muy feliz en el colegio. Una de las fiestas que navidad que hicimos en la clase de una peluquería, la peluquería de Raquel Mosquera. Ese día lo pasamos divinamente. Y el día que pasé más apuro fue en una presentación de un libro. La profesora me obligó a leer unas palabras en público y yo eso no lo había hecho nunca, pero cuando terminé me sentí muy bien. El colegio me obliga a vivir. A mí me ha cambiado muchísimo, porque antes salía muy poco y en cambio ahora salgo mucho más, tengo más amigas y hablo más con ellas. Ya sólo el hecho de ir al colegio ya eso es muchísimo para mí, porque además de aprender a leer y escribir y a hacer cuentas que además me gustan bastante, hacemos salidas de vez en cuando al cine, a las excursiones… en fin, muchas cosas.

Mercedes García

Un momento muy feliz en el colegio. Cuando fuimos todas a ver una película “Habana Club” y lo pasamos muy bien, nos reímos mucho todas las compañeras. El colegio me ayuda a vivir. Me da vida y aprendo porque cuando era pequeña no pude ir, así que empecé el colegio hace seis años. Al principio estaba muy nerviosa porque era difícil, las matemáticas me salían bien, lo peor era escribir. Pero ya estoy más tranquila porque aunque sigue siendo difícil, me lo paso muy bien. En el colegio vamos al teatro, al cine y nos dan charlas de diferentes temas que me

entretienen y me hacen pensar en otras cosas. En el colegio conocí a otras compañeras con las que también me río mucho. Por todo eso y lo que aprendo, pienso que el colegio me ayuda a vivir.

Juana Machado

¿Por qué vine al centro de adultos?

Me enteré del colegio de adultos por un coche que iba anunciándolo, que iba a haber clase de adultos en el Parque Alcosa, y por eso vine yo.

María Leiva

Yo estaba con mi vecina y me comentó que ella se había sacado el Graduado y yo vine a enterarme y me quedé, porque me gusta mucho.

Loli Barrios

Yo comenté con mi hija que en el colegio que ella había hecho las prácticas hace veinte años, daban clase de adultos. Me animé a venir y estoy contenta de haber venido pues lo que sé me lo enseñó mi marido.

Carmen González Marín

Yo tenía muchas ganas de ir al colegio porque no sabía nada y me lo dijo una amiga. De lo cual estoy muy contenta porque he aprendido mucho. Marisa es muy buena profesora.

Manuela Ropero

La primera vez que vine al colegio fue hace cuatro años. Una amiga me lo dijo y cada día estoy más contenta, cada día me gusta más.

María Osuna

Yo estaba en un colegio y lo cerraron. Me enteré que en el Parque Alcosa se daban clases de adultos y vine para acá y estoy muy contenta.

Ana Castillo

YO me enteré porque mi vecina Socorro me lo dijo, si yo quería ir al colegio, que ella ya iba al colegio de adultos. Y a mí me parecía bien porque yo quería ir para aprender.

Antonia

Mi hija estuvo en el colegio y fue la que me aconsejó porque se casó mi hijo y estaba muy triste. Y vine al colegio y estoy muy contenta.

Carmen Carmona.

Mi hija me dijo que si quería ir al colegio y le dije que sí porque pasaba muchas horas al día sola. Cogía el coche en Eduardo Dato y me venía al cole.

María Soto

Yo pasaba en el autobús y me fije en la fachada de la piscina y vi un cartel que ponía el nombre del colegio y me acerqué y aquí estoy, llevo dos cursos.

Antonia Moreno

Yo estuve en una fiesta en el parque donde había alumnas del colegio queme dijeron: “Ven al colegio, que se pasa muy bien escribiendo y se aprende mucho”. Fue hace veinte años. Me lo contó Mª José Santiago

Gracia Migens

Un día sentí la necesidad de ir al colegio de adultos pues mis hijos me animaron porque yo cuando era chica nunca fui. Los poco que sé es porque me gusta. Hoy estoy muy contenta.

Socorro.

Vine al colegio hace cuatro años. Había venido antes, lo dejé por problemas, ahora estoy contenta y no quiero dejarlo. Espero venir todos los días y aprender aunque me cueste mucho.

Rosario Hurtado.

Fui un día a la piscina y allí me encontré a una vecina del barrio y me comentó que estaba en el colegio de adultos, así que no lo pensé y fui a hacerme la matrícula. Desde entonces hace tres cursos que acudo, y estoy muy contenta y agradecida.

Herminia

Recuerdo de una persona

Yo conocí a una amiga en el colegio que hacía mucho tiempo que no la veía. La volví a ver en el colegio de adultos después de mucho tiempo y cuando la vi me dio mucha alegría. Ahora nos venimos juntas al colegio y lo pasamos muy bien. Es mi amiga Loli.

Ana Castillo

Yo me encontré muy bien cuando le conté a Marisa un problema que tenía y me quedé muy relajada y empecé a ver las cosas de otra manera.

Antonia Moreno

Yo vine al colegio por equivocación. Africa del grupo de Pepe no sabía nada de leer y escribir y yo vine con ella y me lo pasaba muy bien.

Inés

Yo recuerdo cuando vino Nati para darnos clase porque Marisa no estaba y a mí me encantó porque nos explicaba las cosas muy bien. Y después me enteré que era una vieja alumna y yo pensé: “Qué bien si yo supiera como ella”, y ¿por qué no?

Juana Sánchez Vargas

Conocí a Dolores en el colegio, una mujer que se ganó la confianza de todos los compañeros por su alegría. Se daba a querer, por eso la recuerdo. Es una mujer sencilla que sabía convivir con los demás. Se picaba con una compañera porque cantaban las dos muy bien.

Manuel Moscoso

Manolo Collado es un hombre que no le da importancia a su inteligencia porque a pesar de sus estudios es un hombre que se pone a la altura de los demás. Es un hombre sencillo, el no se da importancia para nada.

Manuel Moscoso

Yo hace unos diez años conocí a una chica en la gimnasia. Después con el tiempo fue ya la que se quedó para enseñarnos. Esa chica se llama Maribel. Cuando entré en el colegio la he vuelto a ver precisamente aquí.

Carmen González Marín

Yo fui a una visita al ayuntamiento y el autobús me dejó en tierra. Entonces me encontré con Isabel y las dos nos fuimos a la visita del ayuntamiento. Nos encontramos con ellas y nos vinimos con todas en el autobús.

Antonia

Yo me acuerdo el primer año que pasé aquí la fiesta de Navidad, que una compañera se chocó y Marisa la llevó al centro de salud. Esta compañera se llama Isabel. Consuelo

Yo tenía muchas ganas de venir al colegio pero me daba vergüenza. Pensándolo bien me decidía a venir y me alegro de haberlo hecho, porque así he aprendido muchas cosas que no sabía. Todo esto se lo debo a mi marido, el me animó y me acompañó el primer día al colegio. Consuelo

Recuerdo cuando llevaba a mis hermanas al colegio pòrque mi madre llegaba tarde de trabajar en el Pabellón de Chile.

María Soto

No olvido las palabras de Jesús y su compañero, tan útiles y con tanta fe. Me llenaron de satisfacción. Nunca me arrepentiré de haber asistido a ese paseo.

María Reyes.

Hace 25 años vine por primera vez al colegio. Me acuerdo que tenía una compañera que se llamaba Manoli. Y se reía conmigo cada vez porque cada vez que Charo decía: “coma”, yo decía: “¡pues come!”.

Gracia Núñez

Yo conocí a Julia aquí en clase, donde me dejaba impresionada como hacía las tareas tan pronto y tan bien con sus 83 años que tiene. Con su edad es una belleza de mujer. Se llama Julia.

Gracia Migens

Yo me lo paso bien en el colegio, estoy a gusto con las compañeras porque me aportan mucha amistad y afecto.

Amelia Bobillo

Yo recuerdo a tres compañeras con las que pasé muy buenos momentos y nos reíamos mucho. Nos ayudábamos con las tareas. También éramos vecinas, nos veníamos juntas y nos íbamos juntas. Se llaman Isabel y Dolores.

Manuela Ropero

Yo tuve una experiencia muy bonita con dos compañeras el año pasado en el centro cívico. Maribel contaba cuentos e interpretaba muy bien. Victoria decía trabalenguas. Tuve una experiencia maravillosa.

Herminia

Yo conocía a una profesora que estaba en este centro que se llama Charo que ya no está aquí. Era

muy buena persona igual que las que tenemos en este momento. Me llamó la atención de ella su amabilidad con los alumnos, pues era muy atenta con todos nosotros.

Socorro