Celebrar y Orar en Las Convivencias

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PAMPLONA COLECCIÓN «CELEBRAR Y OR- u ,- ENRIQUE FRANCO JOSÉ SOPANDO CELEBRAR Y ORAR EN LAS CONVIVENCIAS EDITORIAL CCS Alcalá, 164 / 28028-MADRID

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PAMPLONACOLECCIN CELEBRAR Y OR- u ,-ENRIQUE FRANCO JOS SOPANDOCELEBRAR Y ORAR EN LAS CONVIVENCIASEDITORIAL CCSAlcal, 164 / 28028-MADRID 1990. Editorial CCS. Alcal, 164 / 28028-MADRIDNo est permitida la reproduccin Mal o parcial de este libro, ni su tratamiento informtico, ni la transmisin da ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, por registro u otros mtodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del Copyright.Nihil obstat: Rafael AlfaroPortada: Jos Luis Mena Grabado de portada: Cortesa de la revista ICTY8,Editorial Berit /Madrid ISBN: 84-7043-585-X Depsito Legal: M-44246-1990Fotocomposicin: CLARN Imprime: Comercial MALVAR, S. L. - San Leopoldo, 70 / 28029-MADRIDINTRODUCCIN

Unas palabras desde la experiencia de convivencias: somos un equipo de salesianos que estamos trabajando de lleno en el campo de la evan-gelizacin explcita, sobre todo a travs de convivencias cristianas.

La historia empez har unos dieciocho aos, cuando se nos encomend la animacin de la pastoral vocacional de nuestra provincia religiosa y nos encontramos con que debamos reorientarla. Esto creemos que se habr repetido en muchos otros lugares y en muchas otras personas.

Entonces empezamos a realizar, entre los mejores muchachos o aquellos que lo deseaban, convivencias de tipo vocacional. Fruto de aquel trabajo fueron una serie de convivencias experimentadas y publicadas con un itinerario de fe que llevaba planteamientos vocacionales *.Una de las primeras sensaciones que tuvimos fue que muchos de esos chicos no tenan- deas claras, porque tampoco tenan clara su fe. No nos referimos a una fe enseada y aprendida, que es necesaria, sino que no haban experimentado, de algn modo, esos contenidos de la fe y lo que significaban para el creyente en su vida. La fe no llegaba al corazn y, a travs de l, a su vida de cada da.

El grupo de los que podan aceptar nuestra propuesta, por ms amplia que fuera, era tan reducido que, en ese mismo momento, sentimos la necesidad de alargar nuestra actividad a otros muchos jvenes que estaban dispuestos a plantearse la vida desde la fe o que buscaban con sinceridad. Tambin nos propusimos ser un complemento a la accin educativa y evangelizadora de nuestras casas y obras.

Cfr. E. FRANCO, J. LATORRE, J. L. PLAYA, J. SOPANDO, Convivencias vocacionales. Un camino vocacional, Editorial CCS, Madrid 1985 (agotado); y tambin: E. FRANCO, J. SOPANDO, J. LATORRE, R. SABE, Semana vocacional en torno a las parbolas de Jess, Editorial CCS, Madrid 1990.3Al principio nos reunamos un pequeo resto; el grupo era reducido y pareca que estas nuestras cosas interesaban a unos pocos-pocos. Llegamos a realizar convivencias con seis y nueve jvenes, pero aguantamos y, poco a poco, fue aumentando el nmero de peticiones

para realizar convivencias.

Con el paso del tiempo y viendo las posibilidades y lmites que tenamos, al equipo de pastoral juvenil y vocacional se nos ocurri la feliz idea de estructurar todo lo que estbamos haciendo, y crear un lugar donde pudiramos desarrollar nuestra experiencia de un modo estable.

Soamos con una casa de acogida y de referencia" para todos esos jvenes que habamos ido conociendo y que se haban acercado a nosotros; y esta circunstancia coincidi en unos momentos en que la demanda de ofertas pastorales creca y se precisaban agentes que las

desarrollaran.

Pretendamos crear un centro de espiritualidad juvenil, donde el muchacho/a pudiera acudir y encontrara a unos religiosos salesianos dispuestos a compartir su vida y su fe con ellos. As naci la pequea semilla del Casal Don Bosco, Centro de animacin juvenil, en un lugar cntrico de Barcelona, muy bien comunicado y suficientemente aislado para albergar nuestra experiencia. Adems tena el privilegio de haber

sido visitado por el mismo Don Bosco: Marti-Codolar.El Casal lleva cinco aos de existencia. Ha evolucionado poco a poco, al paso de lo que hemos sabido realizar y hemos sido capaces de responder; siempre hemos tenido como punto de mira las necesidades de evangelizacin y educacin que detectbamos en los jvenes que acudan al centro.

Nuestro grupo se ha consolidado; en estos momentos trabajamos, a

tiempo pleno, dos sacerdotes y, a tiempo parcial, otros hermanos sacerdotes, estudiantes de filosofa y teologa y algunos laicos que nos ayudan en momentos puntuales.

Una de nuestras actividades ha sido y es la de ofrecer un itinerario

de convivencias cristianas que ayuden a madurar como personas y profundizar la fe. La aceptacin de esta experiencia ha sido muy grande, de tal modo que, de octubre a final de mayo, durante todas las semanas del ao, se realizan de dos a tres convivencias, adems de muchos fines de semana. En la actualidad no damos abasto y no podemos responder

a todas las peticiones que se nos hacen.

Pasan por el centro un promedio de dos mil jvenes al ao. Algunos

de ellos repiten sus convivencias cada curso; entre los fieles, los hay

que llevan cinco aos acudiendo a los encuentros.

La edad de los jvenes con los que trabajamos va desde los 13 aos,

4(los que acaban en el curso el octavo de EGB), hasta los 27 (animadores de grupos, jvenes universitarios o aquellos que ya estn en el mundo laboral); con todo, la banda mayoritaria de edad que ha pasado por nuestra casa es la comprendida entre los 14 y 18 aos.

Por ahora hemos conseguido crear un lugar de convivencias, con la ilusin de que pueda convertirse en casa-comunidad de referencia para la juventud que se mueve alrededor de nuestros centros, para los que han participado en la experiencia de unos das de convivencia y para aquellos que se sientan bien entre nosotros.

Las convivencias que ofrecemos van desde un primer nivel de bsqueda (praembula fidei), para los que andan despistados, pero desean algo ms en su vida, hasta los de orientacin vocacional, aquellos que estn buscando el lugar y puesto que han de ocupar en la Iglesia. Todo depende de la madurez y exigencia de los jvenes que acuden y de los planteamientos de vida que se estn haciendo.

En todas ellas intentamos introducir al joven en la experiencia de la oracin. El grado de oracin y celebracin que conseguimos depende mucho de la situacin del grupo y de la acepcin de Jess que posea.

Segn la tipologa de los participantes, puede que nos limitemos a un mnimo de plegaria, como sera dirigirnos al Padre comn con una oracin de accin de gracias o un padrenuestro, hasta pasarnos una semana entera rezando y tratando sobre la oracin: contenidos, experiencia y ejercicios de oracin.

Lo ms normal es encontrar tiempo para estos momentos de oracin:

un rato de oracin, sobre todo por la maana o la noche, la celebracin de la reconciliacin y la eucarista final, que son los tres ncleos que abordaremos en el libro.

Nuestra experiencia se convierte en una magnfica plataforma para observar la juventud; tenemos contacto con muchos jvenes procedentes de ambientes, cultura y estrato social diversos. No es toda la gama de muchachos, ya que slo acuden al Casal aquellos que lo desean y, por tanto, con una cierta preocupacin religiosa.

Un inconveniente, que notamos y est aceptado por todos, es que no trabajamos de un modo constante con un grupo determinado de jvenes. La mayora de ellos pasan por aqu; se es nuestro lmite; su lugar de vida y su ambiente es otro. Es difcil crear referencia personal o institucional. Nuestro trabajo se parece ms al agua del ro que pasa que a la del pantano que se almacena.

En estas pginas no pretendemos informar sobre las convivencias, sino sobre nuestra experiencia de oracin en ellas. Esta oracin va muy

5unida al tipo de muchacho/a al que nos dirigimos y a nuestra experiencia concreta de convivencias.

Ponemos al comienzo un marco que site nuestra actividad evange-lizadora: el joven (sujeto) que acude, tipo de joven con el que convivimos; y el ritmo y metodologa de las convivencias; dnde, cmo, por qu situamos en un determinado lugar la oracin. A la luz de estos puntos, se podr leer y comprender todo lo que exponemos sobre la oracin.

Quien parta de otro tipo de experiencia tendr resultados diversos. Esta es la nuestra que os comunicamos. Esperamos que estas pginas, adaptadas a vuestra situacin, os sirvan y ayuden a contrastar vuestro trabajo y, en todo momento, os animen a seguir trabajando en la construccin del Reino entre los jvenes, que es lo que importa.

Enrique FRANCO, Jos SORANDO Casal Don Basco Marti-Codolar C/. Torell, 8 08032 Barcelona6^ , ' EL CONTEXTO DE LAS CONVIVENCIAS

^CAPITULO PRIMEROEL MARCO DE REFERENCIA DE LAS CONVIVENCIAS

a) Las convivencias cristianas

Tenemos experiencia de grupos que dicen hacer convivencias; en muchos casos no nos identificamos, ni en contenidos ni en mtodos, con lo que estos grupos hacen, aunque usen el mismo nombre. La palabra

convivencia es equvoca.

LAS CONVIVENCIASLa experiencia de las convivencias naci, entre nosotros, como susti-tutivo de los mini-retiros espirituales que se solan hacer en nuestros centros. Estos empezaron a ser contestados por los muchachos como pesados y comecocos, y, poco a poco, dejaron de realizarse en la

casi totalidad de nuestras obras.

El abandono de la antigua prctica no se hizo desde el discernimiento. No se supo exactamente, si se abandonaba porque los muchachos/as iban contra los contenidos, contra lo que significaban, contra la presin que se ejerca, contra el mtodo empleado, contra la masificacin con que se hacan.., o quiz por un poco de todo. En el entretanto no se sustituy por otra prctica que tuviera los mismos objetivos.

Despus de un perodo de abandono, empez, poco a poco, la nueva prctica de las convivencias en la que se pretenda dar una experiencia cristiana fuerte, comunicar los contenidos de la vivencia de fe, pero con un mtodo ms activo y participativo en el que el joven fuera protagonista.

Clarificacin de un nombreLa sociedad, y la juventud con ella, se ha secularizado y ya no tiene la vivencia de la fe de los antiguos movimientos militantes cristianos; es muy otro el ambiente que respiran nuestros jvenes. Volver a construir siempre es difcil y ms despus de una etapa de sequa y abandono.

8Cuando ofrecamos unas convivencias, que para nosotros eran una experiencia de fe: qu entenda el joven al que se le brindaba esta oportunidad? Bajo el nominativo convivencias, se ocultan muchos significados diferentes y equvocos: desde un da de excursin, una salida de varios das, un encuentro de curso, unas colonias, una convivencia tuto-rial para todos...

Las motivaciones para acudir a una convivencia podan ser tan diversas, por parte de los participantes, que uno se encontraba con intereses muy difciles de casar. A la palabra convivencias la rebautizamos con el calificativo de "cristianas. El calificativo de cristianasNosotros intentamos darle un significado especfico: unos das de encuentro entre jvenes que quieren reflexionar su vida y su fe a la luz del evangelio, de un modo participativo. La alegra y el sentido de fiesta no, pueden estar ausentes, porque se acepta que son una dimensin importante de la juventud y de la fe cristiana.Este es el sentido que le daremos en este trabajo y ojal encontrramos una palabra ms adecuada que, expresando los mismos contenidos, no estuviera expuesta a tantas comprehensiones diversas.ALGUNAS CONSTANTES DE TODA CONVIVENCIAEn toda convivencia se hayan presentes unas constantes: unas son de orden metodolgico1; otras son de comprensin y aceptacin de las opciones previas que subyacen a todo encuentro. En itinerarios de pastoralSe necesitan unos itinerarios de maduracin en la fe para llegar a cada joven segn el momento en que se encuentra. Esta urgencia la sentimos ms fuerte para los centros escolares, que estn acostumbrados a realizar las actividades por secciones o por cursos enteros. As como a nadie se le ocurre mezclar en clase de matemticas a alumnos de COL)

1 Cfr. E. FRANCO, J. SOPANDO, Convivencias vocacionales. Un camino vocacional, Editorial CCS, Madrid 1985, 7-17.con los del primer ciclo de bsica, porque estn en niveles muy diferentes, al invitar para unas convivencias, no se acta con el mismo rasero;

todava queda una inercia atvica procedente de antiguos comportamientos.

Cuesta mucho aceptar que los niveles de fe son diversos y no coinciden con los alumnos del mismo curso. Si se hacen ofertas libres, se piensa que se estropea y desorganiza la marcha de una seccin. A los mismos alumnos les cuesta acudir con otros compaeros que no son

los de la panda o los del propio curso.

Resulta todava difcil que un centro educativo organice unos das de

convivencia como algo importante y formativo para un grupo de alumnos dentro del programa de un curso, al margen de la dimensin acadmico-escolar. Muchas veces coinciden, en algunos casos, los das de convivencias organizados por el equipo o responsable de pastoral con exmenes, explicaciones importantes en materias fundamentales, hasta con excursiones de la seccin. Tambin es cierto que algunos centros han realizado un planteamiento serio y las organizan dentro de un programa global, de tal modo que, durante ese tiempo, no se adelanta la materia, y, para los alumnos que no acuden a ellas, se declaran das de

repaso y de puesta al da de alguna asignatura.

Debe ser otro el criterio de seleccin para una convivencia cristiana. Cuando los encuentros se realizan en fines de semana, fuera del mbito escolar, tienen otro matiz muy diverso y se aceptan estos criterios

con mayor realismo.

Las convivencias deben realizarse dentro de unos itinerarios de fey de modo gradual. Y ste es nuestro intento. Las convivencias que hemos ido desarrollando y que hemos preparado estn dentro del Proyecto de pastoral juvenil en lnea catecumenal2, teniendo como fondo la persona que se presenta en el Proyecto de formacin humana3. Objetivo de las convivenciasLas convivencias son un momento fuerte en el camino de crecimiento en la fe de los jvenes, que van a disponer de unos das para reflexionarla y profundizarla y, en algunos casos, para intentar recomponerla; son un instrumento de apoyo y ayuda importantes para aquellos que, en la

2 Proyecto de pastoral juvenil en lnea catecumenal, Editorial CCS, Madrid 1984.3 Proyecto de formacin humana, Editorial CCS, Madrid 1988.10brega diaria, trabajan en la evangelizacin y educacin de los chicos y desean ofrecerles esos momentos fuertes, pero quiz no tienen la oportunidad ni el tiempo para prepararlos como quisieran. Ritmo de las convivenciasToda convivencia, adems de estar colocada en un itinerario de fe, tiene un ritmo propio: debe conectar con la vida y los problemas del joven, por eso intentamos que parta de su vida, del conocimiento, lo ms objetivo posible, de s mismo, de la sociedad, de su ambiente y de sus relaciones interpersonales, incluso de aquellas realidades que no quiere plantearse, pero que existen: pobreza, marginacin, pecado...

Este anlisis de la situacin se contrasta con los valores que propone el Evangelio y se confronta con la fe; procuramos que personalicen y vivan lo que reflexionan y unan as la fe a la vida.

Lo que han visto y juzgado deben vivirlo en cristiano desde la dimensin comunitaria (es la fase de socializacin). Todo lo que han experimentado, vivido y reflexionado lo debern concretar en unos compromisos que ayuden a madurar como personas y a caminar como miembros de una comunidad.

No debe faltar nunca la dimensin celebrativa, tanto la sacramental como la ms jovial. La alegra y el gozo es parte importante de la dimensin humana y cristiana; los jvenes han de experimentar, han de convencerse de que ser creyentes es ser profundamente alegres, de que la alegra profunda y la santidad coinciden.

El grupo en las convivenciasEl mtodo que empleamos es participativo, queremos que todos puedan manifestarse con entera libertad: deben aparecer sus problemas e interrogantes, la situacin por la que pasan y sus dificultades, su bsqueda de sentido y los esfuerzos que van realizando, su vivencia de la fe y los esfuerzos que hacen para crecer en ella...; esto limita el nmero de los que pueden realizar a la vez una convivencia.

D El gran grupo: para poder realizar todo esto, se precisa que el grupo no sea muy numeroso (una media de 20 a 35). Si sobrepasa ese nmero, ya no responden del mismo modo y no se llega a ellos con la misma facilidad.

11En el gran grupo se les da en todo momento una gran libertad de manifestar lo que sienten y lo que piensan sobre el tema propuesto o manifestado por ellos. Esto comporta una dificultad, que, aun cuando tengamos los materiales preparados para determinada edad, nunca se sabe

por qu caminos va a proceder la convivencia.

Con los mismos documentos y dinmicas, el grupo puede llevarnos por caminos insospechados y completamente imprevistos, que son los que a l le interesan, desde su situacin en ese momento concreto de su vida. Siempre hay que estar dispuestos a la sorpresa; se requiere una

gran maleabilidad y flexibilidad.

D El pequeo grupo: otro de los momentos para personalizar es el encuentro en pequeo grupo (de seis a ocho); ah es donde pueden hablar y manifestarse con ms confianza y donde mejor pueden aparecer sus preocupaciones e ilusiones, sus esperanzas y realidades. Es el momento de que el animador puede conocer mejor al grupo y ofrecerle toda su experiencia de vida. En el pequeo grupo es donde se prepara parte de la oracin o de la celebracin que se va a realizar.

b) La celebracin y la oracin en las convivencias

Lo que se ha dicho sobre la adecuacin al muchacho debe aplicarse, del mismo modo, a todo lo que hace referencia a la oracin,

UNA ACCIN PASTORAL ADECUADA A CADA TIPOHay que ensear a rezar. Uno de los puntos-clave de toda convivencia es hacer entrar al muchacho/a en el mundo de la oracin:

Para algunos ser ensearles a orar e iniciarles en y con una oracin muy elemental y sencilla; a veces no debern percibir que

estn rezando. Para otros ser interiorizar ciertas motivaciones y actitudes que son propias de la oracin cristiana: accin de gracias, admiracin, reconocimiento, alabanza, sentido del misterio, silencio profundo del ser, docilidad al Espritu, unirse a la oracin de Jess...

12 Para los que ya suelen orar, intentaremos que entren en una morada ms de este castillo interior y que se refleje en su vida y su compromiso: contacto diario con la palabra de Dios; oracin individual y comunitaria personalizada.

A pesar de que invitar a orar no vende entre la mayora de jvenes, con todo se encuentran grupos que, gracias a Dios, poseen una vida espiritual recia de oracin profunda y diaria, con una experiencia de compromiso que ensancha el corazn del apstol. Con estos es fcil y agradable trabajar y orar. Se les ha de tratar personalmente, siguindolos en una direccin espiritual que les ayude al discernimiento de la voluntad de Dios.

Al tratar de la oracin en las convivencias, nos fijamos en la mayora de jvenes con los que hemos realizado los encuentros, celebrado nuestra fe y orado juntos. Son muchachos que buscan, tienen inters, son buenos, tienen un fondo religioso, pero no estn convertidos al evangelio. En unos momentos de su vida buscan y, en otros, pasan. Son la mayora de los chavales de nuestros centros. Queremos proponerles la gran experiencia cristiana de la oracin, pero, a la vez, reciben otras muchas propuestas, muy diversas a la que nosotros les ofrecemos.

Nuestra intencin es llevar al joven a esos niveles ms ntimos de encuentro con Dios-Padre, donde puedan interpelarse por el sentido de la vida, donde se dispongan a realizar la voluntad de Dios y se pregunten:

Seor, qu quieres de m?Los momentos de oracin son el kairs privilegiado donde escucharn esta invitacin y dispondrn su corazn para cumplirla. Y as volvern a la vida de cada da un poco ms profundos, ms dispuestos a dejar que intervenga Dios.

Pero no se les puede dar todo de golpe. Se requiere una sana pedagoga, un autntico camino educativo y oracional, de acuerdo con su fe. Debemos partir de la situacin y del estado en que cada uno se encuentra.

La accin pastoral no puede ser idntica para todos. Ser diferenciada y gradual. Habr, siempre, unos momentos de oracin difusos o explcitos, vlidos para todos. Habr acciones mucho ms explcitas, que slo podr recibir un determinado grupo de jvenes. Se debe encontrar el modo de dar, con tacto, a cada uno lo que exige el momento y grado de desarrollo de su libertad.

No podemos seguir el ao litrgico, que deberemos intentar vivir en nuestras respectivas comunidades y a travs de la Oracin de las Horas. En las convivencias debemos adaptarnos a la temtica que se ha tratado y a la situacin de los chicos.

13MOMENTOS FUERTES DE ORACIN DURANTE LA CONVIVENCIALa celebracin y la oracin son uno de los momentos importantes dentro de la convivencia. Todo lo que se ha vivido y reflexionado ha de celebrarse en Cristo.

Solemos intentar (depender del tipo de joven que acuda) que haya

dos momentos fuertes de oracin en las convivencias de dos das:

D La celebracin de la reconciliacin, al final de la primera jornada antes de la cena.

D La eucarista como acto final del encuentro.

D Tambin solemos poner algn momento ms de oracin. Loms frecuente es que lo hagamos pasada la medianoche, antes de acudir al descanso y en la capilla. Suele ser la evaluacin del da que termina con una oracin sencilla.

En las convivencias de ms das, que suelen durar hasta una semana, a las que acuden jvenes ms decididos en su fe y que buscan su puesto en la Iglesia, siempre solemos realizar la oracin de la mane. ;a y de la tarde, una celebracin de la reconciliacin y, cada dos das, la eucarista. Todo suele estar preparado por ellos mismos en pequeo grupo; esta preparacin se suele convertir en taller-escuela de oracin.

Todo este ritmo se realiza con una gran libertad, segn los componentes del grupo a los que se ha de llegar.

c) La Palabra de Dios en las convivencias

Durante toda la convivencia se da mucha importancia a la Palabra de Dios que est presente de un modo constante. Queremos que el joven se confronte con ella y se deje guiar por ella. Es la Buena Noticia a la que Dios nos invita.

UNA PRESENCIA CONSTANTE DE LA PALABRAConsideramos que la Palabra est presente siempre, muchas veces implcitamente, cuando se trabaja con todos los valores humanos y cris-14tianos, aunque no se diga es palabra de Dios.

En otros casos, la hacemos explcita cuando ofrecemos algn fragmento de la misma para meditar y contrastar la propia vida con ella, durante un tiempo de silencio, o bien cuando la proclamamos en cualquiera de las celebraciones.

El que se abre y deja juzgar su vida por la Palabra, est orando en su corazn. El joven que siente en su corazn deseos de ser mejor; de adquirir una personalidad ms firme, como la de Jess, el que siente la necesidad de relacionarse por el amor y es capaz de perdonar; el que busca y quiere dar un sentido de su vida; el que siente cmo repica en su corazn el grito de los necesitados que piden ayuda y servicio; el que vive y desea vivir con mayor profundidad su fe en comunidad..., est orando, porque est siendo dcil al Espritu que mueve su corazn de un modo inenarrable.

EL ENCUENTRO CON LA PALABRA, CAMINO VOCACIONALLa convivencia intenta disponer al joven a la escucha de la Palabra de Dios; la oracin se convierte as en un camino vocacional, puesto que dispone al joven para que responda a la voluntad de Dios que le invita.

En la oracin: se deja uno atrapar por Dios, se escucha su Palabra, se enfrenta a su voluntad, se trae la propia vida, se busca la respuesta ms adecuada, convierte su vida.

A los grupos ms capacitados, que ya llevan un tiempo acudiendo a convivencias y conocemos su itinerario y metas, se les invita a que sigan una lectura meditativa de la Palabra cada da.UN ENCUENTRO CON LA PALABRA TEMTICO Y PROGRESIVOEn las convivencias pretendemos mantener un itinerario progresivo para las diversas edades. Cada convivencia tiene un ncleo temtico:

disposiciones para creer, ser persona; relacionarse con los dems; seguimiento de Cristo, vivir en comunidad; el compromiso; construir la Iglesia; el sentido de la vida; la eleccin vocacional; la oracin cristiana; o tambin temas bblicos para aquellos que lo piden por un inters espe-15cial como son: las bienaventuranzas; las parbolas; la Samaritana; el camino vocacional de los apstoles...

Escogemos el tema que creemos importante para la edad y problemtica de los muchachos que acuden; estos temas se pueden representar de muy diversos modos, de tal manera que, aunque se repitan, son distintos a los odos del que lo recibe. En el fondo, son los temas constantes de la fe.

Ante todo, buscamos un smbolo que hable a la sensibilidad de los

jvenes y que haga referencia al tema tratado. El smbolo debe hablar por s mismo, debe ser suficientemente evocativo para hacerlo hablar, sin otra explicacin que verlo:

unas pisadas y un cayado, para la idea de camino;

unas balanzas, para el tema de los valores;

un puente y las preposiciones, para la relacin con los dems;

una cuerda, para el sentido de vida;

una marioneta, para el ser hombre;

unas cartas, para la vocacin;

un ladrillo y una paleta de albail, para la construccin de la persona y de la Iglesia...

El smbolo propuesto da una continuidad a las diversas actividades, que se realizan, y mantiene la unidad durante todo el encuentro; al ser plurivalente, tanto se puede usar para lo especficamente humano como

para lo religioso.

El smbolo es un lenguaje intuitivo, a cada uno le sugiere elementos

distintos; la suma de todas las aportaciones suele ser muy rica, ms, incluso, de lo que nosotros podemos prever. Con el smbolo tratamos de superar ciertos prejuicios que traen los chicos/as a la convivencia; facilitar la comprensin y personalizacin del encuentro; ayudar a la comprensin de la Palabra de Dios; conseguir una dinmica de la convivencia

ms amena.

Alrededor del tema y del smbolo, se busca la Palabra de Dios que

mejor clarifica el tema que se est tratando. Palabra interpelativa, que llega a al vida del joven y mueve su corazn. La Palabra de Dios siempre es temtica; el smbolo ayuda a comprenderla e interiorizarla.

La reaccin ante ella es muy diversa; para algunos los evangelios no significan nada y es un libro de tantos; otros los combaten por culpa de los prejuicios; y otro grupo los suele aceptar como gua de sus vidas.

Es hacia el final de la convivencia cuando se encuentran explcitamente con esta Palabra, pero, de hecho, ya se han do encontrando con ella, de un modo implcito, a lo largo de todo el encuentro, y el signo ha

16facilitado el camino para el encuentro final; se puede afirmar que, cuando se van a encontrar con la Palabra en la mano, ya llevan una cierta preparacin y camino que facilitan su apertura y disponibilidad a la Palabra, como el footing prepara al atleta.

La dosis de Palabra que van a recibir es adecuada a la media del grupo que viene a la convivencia; nunca han de quedar hartos o aburridos. Con todo, los documentos que se dan contienen mucha ms Palabra y trabajo personal del que se va a realizar. Esta dosis de ms ser como la tarea que se llevan a casa; los que tienen el nimo dispuesto y buscan ms, la realizarn; los dems se olvidarn.

Una de nuestras intenciones es que vayan familiarizndose con la Palabra y estn un tiempo en contacto con ella. El tiempo que se dedica a su reflexin tambin debe ser adecuado a la madurez del grupo. No por dedicar muchas horas al estudio, se aprende ms; hay que evitar siempre que el chico/a quede saturado.

El ideal al que aspiramos para los grupos preparados es, al menos, de una hora de silencio y meditacin, pero, en los grupos que no estn habituados a este tipo de trabajo, ms de media hora les cansa y ya no saben qu hacer.

Para facilitar la interiorizacin de la Palabra, se acompaa de unas pautas de reflexin que ayudan a personalizar y a juzgar los propios comportamientos. Estas pautas son las que, despus, se dialogan en el pequeo grupo donde cada uno puede comunicar cmo se ha sentido durante ese tiempo; cmo ha sido interpelado; a qu se compromete; qu es lo que ms le ha gustado y qu es lo que ms le cuesta; incluso, cuando hay tiempo, nacen, de este trabajo, unas oraciones personales bellas y emotivas que les abren a una oracin personal y espontnea.

17CAPITULO SEGUNDOEL SUJETO ORANTE EN LAS CONVIVENCIAS

a) un ambiente

que no invita a orar

ORAR NO EST DE MODALa situacin orante a la que se ha llegado en la actualidad es est:

Los jvenes no rezan, no quieren rezar o no saben rezar. Slo unos pocos

saben orar. Orar es ir en contra.

Durante un ao, se pregunt a todos los jvenes, que acudan por primera vez a convivencias, qu pensaban sus compaeros de un muchacho/a que se profesara cristiano; se les anim a que respondieran lo que pensaban y sentan con toda espontaneidad.

La mayora de las primeras respuestas y las ms abundantes dejaban bastante mal al creyente. Afirmaciones como stas eran las ms frecuentes: son tontos; beatos; santurrones o curitas; gente triste y aburrida; les han comido el coco; pierden el tiempo; creen en en fbulas y mitos...Es lo que creen y piensan muchos de sus compaeros.

Slo, ai cabo de algn tiempo, los que se sienten realmente creyentes practicantes se inquietan, se sienten molestos y empiezan a insinuar otras posibilidades: son honrados; se puede confiar en ellos; gente que ayuda y sirve a los dems; hombres de fe; es cosa buena y de valor, etc.

Preguntados sobre qu temas no se atreven o no suelen hablar con sus compaeros, aparecen, en primer lugar, el religioso y el de fe.

Ante la pregunta sobre de qu suelen charlar en casa con los familiares, nunca aparece en sus respuestas de un modo significativo lo religioso, salvo en casos contados.

Cierto tipo de educacin que se imparte tampoco facilita ms las cosas:... no se puede olvidar que han aumentado las actitudes racionalistas en la enseanza (...) se exalta la "inteligencia prctica" por encima de otros valores intelectuales con el riesgo de un exagerado pragmatismo'.En muchas familias se ha perdido esa primera educacin a los sacramentos y a la oracin familiar, animada, generalmente, por la madre. En algunos casos, el nico bastin que resiste a la secularizacin son los abuelos; hemos odo repetidamente: en casa rezbamos el rosario o bendecamos la mesa, hasta que se muri la abuela. Otros, la nica catcquesis que han recibido ha sido la catcquesis de la abuela. Muchos jvenes no poseen siquiera los rudimientos de la religiosidad forjados por la familia.

Ser creyente no est de moda en esta ciudad secular, ni es de diseo progresista. Muchos creyentes estn como avergonzados y acobardados de su fe; no se atreven a manifestarla en pblico y prefieren pasar desapercibidos. El ambiente no invita a elevar la mirada hacia Dios y, cuando uno intenta hacerlo, encuentra tantos y tan tupidos velos que se despista como no ande con cuidado y acaba viviendo su fe en el ntimo privado de su conciencia.

No es raro, pues, que, en estas circunstancias, ambientales los jvenes no recen o no sepan rezar.

IMPEDIMENTOS CULTURALES PARA LA ORACINLos jvenes no estn habituados al lenguaje simblico religioso y, por otra parte, usan continuamente un lenguaje y unas manifestaciones simblicas muy cercanas al simbolismo y sentimiento religioso, que no sabemos aprovechar.

Se da un disociacin entre cultura juvenil y mundo religioso, creada por una serie de impedimentos culturales:

El criterio de verdadEntre los estudiantes predominan los estudios cientfico-tcnicos que los impulsan hacia el determinismo y a aceptar slo lo que pueden comprobar con sus sentidos y con su razn a travs del instrumental que poseen.

COMISIN EPISCOPAL DE SEMINARIOS Y UNIVERSIDADES, Pastoral vocacional en la Iglesia de Espaa. Instrumento de trabajo, Edice, Madrid 1988, 32.^Toda la verdad queda reducida a lo que se puede comprobar, expresada en la ecuacin: verdad es igual a propia experiencia. Y Dios, por su propia naturaleza, supera la corta, efmera y mediatizada experiencia humana.

El criterio ticoLa cultura sensual que nos envuelve lleva al joven a la bsqueda de lo que le divierte (diversin que siempre suele ser creada por otros agentes ajenos al que se divierte), y convierte el tiempo libre en el arte del entretenimiento, que impone un vrtigo2 del que ya no se puede salir. Cuando uno de los fines ms perseguidos y buscados es el divertirse y entretenerse, la oracin resulta aburrida y un palo. Los jvenes suelen vivir la afirmacin: Lo bueno es igual a lo que me gusta. Esta es la norma tica. No se dan cuenta de que slo les gusta aquello que se

les impone desde fuera.

El criterio de libertadLa propaganda y la exaltacin absoluta de la libertad han convertido este gran don en el equivalente de hacer lo que me da la gana; algunos, sabiamente, aaden la cortapisa: con tal de no molestar o fastidiar

a otros.

Pero, muchas veces, lo que me da la gana indica slo lo ms cmodo, lo ms fcil, lo ms agradable. Una libertad as concebida es de lo ms manejable. Existen muchos intereses para que contine siendo

tan manipulable.Desde una opcin vital asi, nunca entran ganas de rezar.

La necesidad de tiempoW L.a iibw*...--A los anteriores criterios se aade otro factor cultural: se exige formacin, curriculum, capacidad, preparacin; y eso exige mucho tiempo. Muchos jvenes caen: o en el perder tiempo, sin saber qu hacer

2 ALFONSO LPEZ QUINTAS, Vrtigo y xtasis. Bases para una vida creativa. Proyecto lderes II, Asociacin para el Progreso de las Ciencias, Madrid 1987.buscando diversiones que los entretengan; o en la actitud del tiempo con pretensiones, los que tienen toda su vida programada: clases, ingls, tenis, informtica, club, gimnasio, ballet, cursillos, viajes, salir con

los amigos, msica... Siempre falta tiempo.

Partiendo de estas posturas, nunca hay tiempo para la oracin, porque la oracin es algo personal que no entretiene y requiere esfuerzo, o no se puede uno perder en cosas tan intiles y gratuitas como la oracin. Se cae en la adoracin de Dionisios o de Cronos. La publicidad sobre la oracinLa oracin tiene una mala prensa, no ha sabido buscarse un buen asesor de imagen. Las estampas orantes que reciben los jvenes, no son,

precisamente, animadoras3.La publicidad gratuita que hacen los mass-media es deprimente.

A travs de ella se va formando la conciencia de muchos de los no-iniciados de un modo subliminal4. La nica visin pblica que algunos

reciben es ridicula y burlona.

b) Tipos de jvenes orantes

Entre todo este mundo juvenil, se pueden encontrar desde muchachos/as que hacen oracin diaria y meditan los evangelios hasta los que confiesan que nunca han rezado. Y es verdad, no saben ni las frmulas mnimas de la oracin cristiana y, ahora, ni el Padrenuestro, que difcilmente aprendern, puesto que lo han cambiado.

El ambiente sociocultural les forja un modo de ser religioso, que se

hace constitutivo e inherente a su persona.

3 Cuando en un film aparece un momento de oracin (siempre que no sea una pelcula religiosa seria, que no hay muchas) suele tratarse de un modo burdo y grotesco, para hacer rer, ms bien llorar. Aparece el sacerdote u obispo gordinfln y sensual; el predicador con su Biblia fuera de su ambiente, si es que no est borracho perdido; o la familia del oeste americano a punto de bendecir la mesa y donde el chico bueno, casualmente invitado, no tiene idea de lo que es rezar, pero, al final, ser el salvador deseado.4 ALFONSO LPEZ QUINTAS, El secuestro del lenguaje. Tcticas de manipulacin del hombre, Proyecto lderes I. Asociacin para el Progreso de las Ciencias, Madrid 1987.21Nos permitimos unas clasificaciones tipolgicas, sacadas de nuestra experiencia en convivencias, que nos ayudan a clarificar el abanico de los jvenes ante la oracin.

POR SUS INTERESES EN LA VIDAEsta masa de jvenes se puede clasificar en tres grandes grupos segn el objetivo de vida que han escogido:

El joven de la satisfaccinEs el joven del vrtigo por la diversin, por el entretenimiento, por el pasarlo bien; el que, al acabar una diversin, precisa otra y otra y otra;

es la extroversin como sistema de vida. Acepta al trabajo como medio para conseguir los medios que le permiten gozar.

El joven de la realizacinEs el joven que ha comprendido la necesidad del esfuerzo, del trabajo para la realizacin de sus objetivos, y es capaz de someterse a una fuerte disciplina y a un plan de vida duro, con tal de conseguirlos; pero el punto de mira es siempre l y lo que llama su autorrealizacin. El joven de la donacinEs el joven que acepta que la felicidad se consigue en la entrega, y es capaz de perder su vida para ganarla; su finalidad no es la autorrealizacin, aunque no la desprecia, porque sabe y cree que sta le llega

a travs del servicio.

Entre los tres tipos se encuentran jvenes que se confiesan creyentes y rezadores. Pero su oracin ser muy distinta; slo los del ltimo grupo son capaces, como Mara, de ponerse ante Dios y aceptar en sus

vidas la voluntad del Padre.

Los que no oran habitualmente, sobre todo los del primero y segundo grupo, suelen justificar su actitud desde su postura personal o echando la culpa a la institucin religiosa: es que me aburro; no siento nada;

es un palo inaguantable; tengo otras cosas que hacer, estoy muy ocu-22pado; es de viejos; rezar es de tiempos pasados; es que mis padres no practican.

Partiendo de su modo de ser y de la experiencia de oracin que han realizado hasta que la abandonaron, se ha de concluir que, en muchas de sus afirmaciones, tienen razn; as lo sienten y no han tenido una experiencia contraria que equilibre y sirva de contraste.

Se ha hecho muy poco por llegar a ellos y educarlos en la oracin. No basta con afirmar que deben estar mejor formados, que no estn suficientemente catequizados, que, en este estado de nimo, no pueden vivir la oracin cristiana y la liturgia.

Por otra parte, buscamos un mayor acercamiento y adaptacin de la oracin cristiana al mundo juvenil; la Iglesia nos lo exige. No se puede convertir la oracin en algo restringido a un gueto para iniciados", donde las generaciones nuevas se hallen completamente ausentes.

Aunque no toda la culpa es de nuestras formas de orar, muchas celebraciones fras y sin participacin, donde todo se lo come el cura, con ritmos rutinarios, tristes y aburridos, realizadas para cumplir y sin sentido comunitario, han acabado por alejar a la juventud de las iglesias y de la vida espiritual. Urge recuperar a los jvenes para la oracin.Debemos preguntarnos cmo acercarnos ms y mejor al mundo juvenil y, si es preciso, sin temor al riesgo. Don Bosco afirmaba que era capaz de llegar hasta la temeridad con tal de ganar el alma de un joven5.

POR LA SITUACIN DE LOS JVENES ANTE LA ORACINLa experiencia de convivencias indica que no todos los muchachos se sitan igual ante la oracin. Podemos clasificarlos en tres tipos diversos de orantes, en los que un tipo siempre queda incluido en el siguiente.

Los que no rezan casi nuncaSon los que no sienten la necesidad de orar; o bien tienen tanto trabajo que ni siquiera se lo plantean.

5 En lo que se refiere al bien de la juventud en peligro o sirve para ganar almas para Dios, yo me lanzo hasta la temeridad, Memorias Biogrficas de San Juan Bosco, XIV, 564, Editorial CCS, Madrid 1987.23Algunos conservan una cierta fe, se califican como creyentes no practicantes. En algunos momentos determinados, frente alguna necesidad o situacin lmite, cuando no ven salida posible a sus problemas.., son capaces de dirigirse al Dios-solucinalo-todo como el nico recurso que les queda.

Los que oran espordicamenteNo suelen rezar personalmente, pero s lo hacen cuando el ambiente les acompaa: porque oran los compaeros; porque participan con un grupo que lo hace con ocasin de una boda o de un bautismo; durante el curso en alguna celebracin colegial... y, naturalmente, en las situaciones en que oran los anteriores.

Una motivacin constante para rezar no la poseen. La urgencia de hacerlo est ms en el ambiente y circunstancia que les rodea que en ellos mismos. En algunos momentos puntuales, en que el ambiente los acompaa suavemente, son capaces de sacar todo su ser de hijos, que llevan dentro. Aparece un nuevo tipo de practicante que es el practicante colegial, acude a misa el da de la semana en que se celebra la eucarista en su colegio o seccin, pero no se le ocurre hacerlo en los das festivos, en que no est en el colegio.

Los de oracin constante y habitualSon los que rezan, lo hacen cada da y suelen participar en las celebraciones comunitarias de su iglesia local o de la comunidad cristiana

a la que pertenecen.

Su oracin podr ser muy diversa, desde una oracin muy tradicional y vocal (como aprendieron), hasta los que se han habituado a un constante contacto con la Palabra de Dios y a la meditacin.

No es un grupo numeroso. Es un grupo protegido y profundo dentro del ambiente de secularizacin en que se mueven.

24c) Para orar y ensear a orar

Al hablar de todos estos tipos de muchachos, estamos pensando en muchachos reales y concretos: en sus caras, en sus nombres, en sus situaciones, en sus preguntas, en sus modos de vivir y solucionarse la vida.

Las dificultades no han de abatirnos ni hacernos llevar las manos a la cabeza para decir: dnde vamos a parar?

La actitud que debemos adoptar es la del maestro, al que cada curso le llega un grupo de muchachos/as ignorantes; no por eso se desespera; su misin es educar, ensear, capacitar.

Al encontrarse con tanto joven ignorante, insensible ante Dios, la fe, la oracin..., debe convertir al creyente y apstol en maestro, capaz de educar y conducir hacia otros horizontes. Al encontrarse, en medio de este ambiente, con autnticas perlas, uno debe dar gracias a Dios y aprender la obra realizada por el Espritu en ellos. Es una labor hermosa.UNA ACCIN PASTORAL ADECUADA A CADA TIPOA pesar de que invitar hoy a orar no vende, con todo se encuentran grupos de jvenes que, gracias a Dios, poseen una vida espiritual recia de oracin profunda y diaria, con una experiencia de compromiso que ensancha el corazn del apstol. Con stos es fcil y agradable trabajar y orar. Se los ha de tratar personalmente, siguindolos en una direccin espiritual que los ayude al discernimiento de la voluntad de Dios.

Al tratar de la oracin en convivencias, nos fijamos, sobre todo, en esa otra categora de jvenes, que no estn acostumbrados a una vida espiritual y cristiana (no se excluye a los del anterior grupo).

Son muchachos que buscan, tienen inters, son buenos, tienen un fondo religioso, pero no estn convertidos a! evangelio. En unos momentos de su vida buscan y en otros pasan. Son la mayora de los chavales de nuestros centros, y a ellos queremos proponerles la gran experiencia cristiana de la oracin, pero, a la vez, reciben otras muchas propuestas, muy diversas de las que nosotros les ofrecemos.

De los que acuden a las convivencias, se encuentran muchachos pertenecientes a cualquiera de los tipos anteriores, desde los que la oracin est ausente de sus vidas, hasta los de una vida espiritual que sirve de ejemplo y estmulo.

25La accin pastoral no puede ser idntica para todos. Ser diferenciada y gradual. Habr siempre unos momentos de oracin difusos o explcitos, vlidos para todos.

Habr otras acciones mucho ms explcitas, que slo podrn recibir un determinado grupo de jvenes. Se debe encontrar el modo de dar, con mucho tacto, a cada uno lo que exige el momento y grado del desarrollo de su libertad. Quisiramos llegar al corazn del joven con la persona de Jess y con su evangelio.

Hay una categora de muchacho, que es el despistado; ha llegado a la convivencia, est dispuesto, pero nunca se haba encontrado en una circunstancia parecida. Quiere, pero no sabe y se nota que no se maneja. Este requiere un trato personal; un breve dilogo con l puede facilitar mucho las cosas, sobre todo en el momento de la reconciliacin,

EL ENTORNO DE ESTA ORACINNo debemos caer en el error de creer que slo son oracin esos momentos celebrativos que disponemos en toda convivencia. La oracin, como dilogo del joven con Dios, va mucho ms all.

Toda la convivencia debe ser una oracin latente. Todo lo que se haga (reflexin, silencios, juegos, tcnicas y dinmicas, montajes, puestas en comn...) debe desvelar la gran invitacin que hace Dios al hombre y abrir el joven a Dios, aunque sea a travs de una leve respuesta.

En algunos casos, ser slo rasgar los velos que impiden ver, romper las gafas de los prejuicios que impiden mirar este esfuerzo se convierte en una lucha agnica con Dios que les llama. En aquellos que estn ms dispuestos, su corazn va resonando al comps de lo que se hace, como sucedi con los discpulos de Emas (Le 24, 32).

Pero todo esto debe convertirse en una oracin explcita, en unos momentos concretos de oracin y celebracin.

Debe ser una oracin en libertad. Se nos presenta una contradiccin que hemos de resolver:

por una parte, la necesidad de orar en libertad; a nadie se le puede obligar a ir a Dios;

por otra, la necesidad de una educacin. Si nunca oyen y experimentan la oracin, cmo va a aprender y aceptarla?

Ya se da la libertad para acudir a la convivencia; por tanto se sobreentiende que aceptan su ritmo y su propuesta. Pero la experiencia nos ha demostrado que no es as: acuden jvenes no bautizados; otros que no

26han participado en los sacramentos desde hace muchos aos; otros acuden por diversos motivos: desde librarse de las clases o acompaar a los amigos, hasta los que intentan una bsqueda sincera o quieren acercarse ms a Cristo.En todos los casos, intentamos respetar al mximo la libertad de participacin en los sacramentos.DONDE SIEMPRE EST PRESENTE LA PALABRAEn toda convivencia est presente la Palabra de Dios. Implcitamente, cuando se trabaja sobre los valores humanos y cristianos, aunque no se diga es palabra de Dios.Se hace explcita cuando se intenta familiarizar, meditar y contrastar la vida de cada da con ella. El que se abre y deja juzgar su vida desde la Palabra, est orando en su corazn. A los grupos ms capacitados, se les invita a que sigan una lectura meditativa de la Palabra cada da.La convivencia intenta disponer al joven a la escucha de la Palabra de Dios; la oracin se convierte as en un camino vocacional, puesto que dispone al joven para que responda a la voluntad de Dios que le invita.En la oracin: se deja uno atrapar por Dios, se escucha su Palabra, se enfrenta a su voluntad, se trae la propia vida, se busca la respuesta ms adecuada.CREAR LAS DISPOSICIONES ADECUADASPara conseguir todo esto, se han de crearlas disposiciones ms adecuadas. Algunos de estos consejos pueden parecer innecesarios, pero la experiencia nos ha demostrado que el ms pequeo detalle puede resultar importante para un joven concreto. Crear disposiciones ambientalesQue la oracin sea una continuacin de la convivencia, que no haya rotura y separacin con lo que se ha trabajado hasta entonces y lo que vendr; que sea lo ms cercana posible a su sensibilidad juvenil y festiva; que ayude tambin al fervor y a cambiar ciertos prejuicios que se arrastran; que se pueda participar y el ritmo sea adecuado, sin quitar la espontaneidad y el gozo.La capilla o sala debe ser acogedora y que invite a la reflexin (no a la distraccin) y a la celebracin; los smbolos presentes sean cercanos a su sensibilidad.

Crear disposiciones personalesQue cada uno de los participantes tenga la suficiente calma y relax para la oracin. A veces, es conveniente preceder la oracin de alguna actividad que vaya conduciendo hacia la celebracin; no conviene ponerla despus de momentos de tensin o de gran actividad. Que cada uno, una vez calmado, se sienta delante de Alguien y en espera de algo.

Crear disposiciones grupalesQue haya ambiente de silencio y seriedad; que no haya atropellos y juegos o charla tonta en la capilla; que no entren comiendo o masticando chicle. Donde hay una masa, cualquier novedad no prevista puede romper el ambiente que se ha estado creando hasta el momento.

Es muy til que en la capilla o donde se vaya a rezar, haya alguien que los reciba e invite a adquirir actitudes de oracin, mientras suena una msica suave y relajante; que haya suficiente claridad y que, lo que se haga, sea tan evidente que se eviten las preguntas y comentarios innecesarios entre vecinos.

28II. LA CELEBRACIN DE LA EUCARISTA

CAPITULO TERCEROLA EUCARISTA CON JVENES

a) cuestiones previas

a la celebracin de la Eucarista

EUCARISTA PARA TODOS?La Eucarista se considera como fons et culmen de la vida cristiana y, por otra parte, no todos los que vienen a convivencias estn preparados para participar en la eucarista.Deben acudir todos a la misa, puesto que han acudido librementea convivencias? Diversidad de sacramentalizacin entre los jvenesLa realidad de los jvenes, que asisten a convivencias, es que nos encontramos con que: unos pocos no han sido bautizados y otros no han hecho la primera comunin (esta categora ha do aumentando sucesivamente); bastantes llevan aos sin participar en las prcticas religiosas (misa, confesin, oracin diaria); algunos han abandonado la prctica sacramental y de oracin juntamente con su familia; los hay que se estn debatiendo en dudas y problemas de fe y ponen todo en la picota mientras duran esas etapas negras de maduracin y crecimiento; los hay que vienen verdes: no han tenido formacin religiosa ni en la familia, ni en el colegio donde se han educado, ni en la parroquia a la que nunca se han acercado; otro grupito suele cumplir con la prctica religiosa y la considera propia de su ser cristiano y hasta dice que la necesita. Toda esta amalgama puede coincidir en el mismo encuentro.

Cmo ofrecer a este abanico tan amplio el sacramento de la eucarista? No podemos ofrecerla a todos indistintamente, ni hacer de ella una celebracin donde slo puede acudir una lite de iniciados. La eucarista, adems de Culmen, es Fons de la vida cristiana; es participando en ella como se alimenta el creyente.

Partiendo de esta diversificacin de personas, procuramos que todas las celebraciones que realizamos sean por el tiempo, ritmo y contenido,

30adems de celebracin del sacramento, una buena catcquesis, impregnada de sana pedagoga sacramental.

A medida que encontramos muchachos/as, que han sido perseverantes en los encuentros y llevan aos de convivencias, de catecumenado en grupos..., ya resulta natural el que se les pueda invitar a todos a una eucarista y la encuentran como la cosa ms natural; hasta te preguntan cundo la haremos? a ver si puedo quedarme!

Diversas formas de participarSi el grupo est muy poco preparado y no entra, no s hace la eucarista y se sustituye por un momento de oracin (una celebracin light, como comentamos en broma entre nosotros).

Procuramos que sea una oracin en la que se abran a dimensiones de la persona tales como la admiracin, la gratitud, la sorpresa, el sentido de trascendencia... Algn participante en este tipo de oracin ni se entera que ha estado rezando.

Si el grupo lo encontramos dispuesto, y acepta de buen grado, se realiza la eucarista. La dificultad viene cuando nos enfrentamos, con ese claroscuro, con ese intermedio que no se sabe muy bien dnde clasificarlo y cuesta decidirse. En estos casos se propone la eucarista.

Invitamos a realizar un discernimiento personal y dejamos entera libertad para participar.

Vamos a celebrar la eucarista, que es un momento fuerte de encuentro con Cristo (se hace ver que es sntesis de lo tratado en el tema del encuentro). Cristo es ejemplo para todos y la fuerza que necesitamos.

Algunos de vosotros no estis acostumbrados a participar en ella, incluso se os hace pesada. Tranquilos! Con toda libertad podis ausentaros; no acudis, si as os lo pide vuestra conciencia. Ah tenis la sala, podis escuchar msica y leer.

Otros puede que deseen sumarse hoy a nuestra celebracin y participar en la misma; es un signo de solidaridad y de respeto o que desean entender un poco ms el sentido de nuestras vidas. Animo! y que participen con la misma libertad.

Para los que se ausentan, tenemos una salita preparada a propsito donde hay una serie de libros, cmics y un aparato de msica, revistas, juegos de mesa y est lo suficientemente aislada para que no molesten si charlan o hacen ruido.

En algunos casos hacemos la primera parte de la misa, que es ms catequtica y mistaggica, comn para todos; la invitacin a salir se re-31serva para la segunda parte. En otros, hacemos dos celebraciones paralelas: la eucarista para los que la aceptan, y esa otra celebracin para los que no quieren asistir, si el grupo merece la pena. Con estos ltimos, si se les nota con inters, se entabla un dilogo sobre el sentido de la fe, de la oracin, de la prctica sacramental, etc. Si se llega a esta situacin resulta un dilogo agradabilsimo y duro a la vez, en el que se pueden contrastar las dificultades que presentan, y aclarar muchos prejuicios que imposibilitan el acercamiento a lo religioso.

Nos hemos encontrado con todo tipo de sorpresas, desde que no salga nadie y se queden todos, hasta quedarse uno y celebrar la misa con una minora; pero ahora ya no se puede hablar de sorpresa, porque la experiencia nos ha dado ese olfato con el que, a medida que ha ido discurriendo la convivencia, ya se da uno cuenta de cmo respira el grupo. Ahora ya podemos prever, sin muchos errores, el tipo de respuesta que van a dar y preparar las diversas posibilidades de oracin. Generalmente a los que se van a ausentar, ya se los ha descubierto durante el encuentro.

Siempre hay alguno que se queda y participa con todos los que se profesan creyentes practicantes. En este caso, al llegar la comunin se vuelve a realizar una monicin para que nadie se sienta obligado a comulgar.

Nos queda un temor: somos duros o blandos? acertamos con esta prctica? Se dan opiniones para todos los gustos.

Poco a poco, a medida que se ha ido perfilando mejor el tipo de joven que acude a las convivencias cristianas y que sabe de antemano la oferta que se le hace y no busca otras intenciones, es menor el problema.

La situacin que contemplamos provoca en nosotros un interrogante que no tenemos resuelto; indica que algo no corre, en la prctica sacramental actual de estos jvenes, y es la descompensacin que se da, al aumentar la edad de los participantes, entre asistencia a la eucarista y participacin en ella y el sacramento de la reconciliacin: es normal? Se camina hacia otro tipo de prctica sacramental? Es una nueva sensibilidad menos mojigata, como alguno nos ha dicho? Es un simple aflojar la tensin espiritual de los creyentes? Es prdida del sentido de pecado?

OTROS ENTORNOSCuando se quedan en la eucarista los que la aceptan de corazn o los que permanecen abiertos a ella, el grado de comunicacin y la at-32msfera que se crea es muy superior a la que se ha conseguido durante el resto del encuentro en que estaban todos.

Al hacer las eucaristas temticas, al ser los jvenes diversos cada vez y acudir para un encuentro concreto, la misa propia de cada convivencia la solemos repetir una y otra vez, adaptndola lo ms posible al grupo presente.

Intentamos no caer en la simple repeticin ni en la rutina. Para conseguirlo procuramos hacer algunas de sus partes ms participativas, que son de las que vamos a hablar. Para la plegaria eucarstica empleamos la segunda con aclamaciones, o alguna de las que permiten mayor participacin de la asamblea.

En torno a la PalabraLa eucarista no es nunca la que toca segn el ciclo litrgico. Es siempre de tipo temtico y las lecturas suelen hacer referencia al tema tratado durante el encuentro. En muchas ocasiones las lecturas propuestas son las mismas que se han tratado durante el tiempo de silencio y reflexin, que son proclamadas en el contexto litrgico.

Aunque suelen traer consigo la biblia (o el nuevo testamento), los textos que se tratan de modo explcito estn fotocopiados, para que todos tengan la misma traduccin.

El texto fotocopiado, que se les entrega, permite un trabajo previo ms activo. Los jvenes destacan los puntos que creen ms oportunos, los subrayan; se divide el texto en bloques con preguntas aclaratorias, que ayuden a personalizar; se les invita a una oracin escrita, etc.

Como han trabajado el texto de la Palabra que se les propone, les resulta ms fcil encontrar lo que se les pide en el momento oportuno durante la celebracin de la Palabra.

En torno a los cantosLos cantos no siempre son conocidos por los diversos grupos. Tenemos un pequeo cantoral con los ms oportunos para las celebraciones, pero siempre debemos adaptarnos a los que conocen.

Si tenemos ocasin y el tiempo no nos gana la partida (que ya es difcil), solemos hacer un ensayo previo; en ese caso se pueden cantar los ms apropiados para la celebracin.

En algunos grupos hay buenos msicos, capaces de acompaar con sus instrumentos los cantos y les encanta hacerlo.

93 En torno a la capillaLa capilla es juvenil en su conjunto (altar, sagrario, crucifijo, estatuas...), tiene forma cuadrada y con una gran versatilidad en los bancos segn el nmero de participantes.

La versatilidad la dan una serie de cubos (que sirven de bancos); esto permite que se ensanche o estreche, segn las necesidades y el nmero de los que acuden. As siempre se tiene una capilla a la medida de la comunidad que se rene. Todos estos detalles un grupo los prepara

con anterioridad.

Siempre nos situamos en crculo, alrededor del altar, dejando un amplio espacio entre el altar y los asistentes, que pueda ser visto y visualizado desde cualquier ngulo (para el smbolo, las ofrendas, el acto penitencial...).La misma capilla posee un sistema de proyeccin que no estorba y una amplia cartelera, a modo de retablo en la que suele figurar algn cartel, pster o affiche realizados durante el encuentro, que hacen alusin al tema tratado. En el momento oportuno, el animador har que hablen los retablos expuestos.

La sala-capilla posee unos focos con luz graduable, que permiten destacar, durante la celebracin, el lugar o el signo que se quiere: la cartelera, el altar, la Virgen, el Cristo, el sagrario, la Palabra, el centro de la capilla. Ayudan a crear el tono apropiado para cada momento: alegra, meditacin, canto, reflexin, silencio...

b) La eucarista

1. PREPARACIN DE LA EUCARISTAResulta fcil la preparacin cuando el tema se ha trabajado durante la convivencia en grupos y se ha dialogado con el animador.

D Preparacin en gruposSolemos repartir las siguientes tareas (depende del nmero de grupos que haya):

preparacin del altar y de los smbolos;

acto penitencial;

34 oracin de los fieles;

accin de gracias;

preparacin de las ofrendas;

buscar y ensayar los cantos;

proclamacin de la Palabra.

No quiere decir que, en todas las misas, se den todos estos pasos. Si ha habido, por ejemplo, la celebracin de la reconciliacin el da anterior, se suprime el acto penitencial. Si son mayores y han participado bien durante el encuentro, se deja ms a la espontaneidad y comunicacin de cada uno (por ejemplo, la oracin de los fieles).

Preferimos que muchos de los momentos ms participativos, como la oracin de los fieles o la accin de gracias, estn siempre detalladamente preparados, para que no haya embrollos o un no saber qu hacer;

despus se da oportunidad para que otros participen espontneamente, si lo desean.

Conviene que todo est ledo previamente para que no se trabuquen y den el tono que la oracin requiere. Para interiorizar, es importante que se lea bien y con sentido. Hay que evitar siempre la excesiva espontaneidad, que lleva a situaciones como empezar una oracin y, a la mitad, no acordarse; repeticiones y muletillas, frases inconexas..., lo que provoca risas, que se pueden evitar.

D Seguiremos un ejemploPara ir viendo las diversas partes de la eucarista y tal como las preparamos, lo haremos, metodolgicamente, a travs de una de las que solemos celebrar: La vida como camino; "Abrahn, modelo de caminante y padre de los creyentes. Los objetivos del encuentro quedan sobreentendidos en la misma expresin del ttulo. Suele celebrarse con chicos/as de 14 aos.

D Preparacin de la capillaUn grupo se ha encargado de preparar la capilla que, como se ha dicho, es muy verstil; debe acomodarse segn el nmero de los que participan. El grupo tambin ha tenido en cuenta la localizacin de las ofrendas, el pan y el vino, las velas y las flores, el cirio pascual.

En este encuentro de Abrahn, se les invita a llevar a la capilla el folleto personal de la convivencia, cuyo plato fuerte es la historia de Abrahn, con todos los materiales que han reflexionado, sus notas personales y un bolgrafo.

Delante del altar, y delante de los asistentes, suele haber alguno de los signos y smbolos empleados durante la convivencia, que han marcado y recordado la constante del tema tratado:

una larga cuerda, que es smbolo del camino realizado, colocada a lo largo del centro de la capilla y alrededor de ella;

un cuchillo grande, que se emple en el mimo del sacrificio de

Isaac;

el cayado, con el que apareca Abrahn y caminaba por el desierto,

algunos de los smbolos (pecado) de la celebracin penitencial

(mscara, marioneta...); cffana de cfarrfos, que se emple en la gimkana que representaba el camino de cualquier creyente de hoy.

Puede que, as explicado, parezca un montaje muy barroco; pero todos ellos son signos que hablan a los chicos, porque los han usado durante el encuentro y se han familiarizado con ellos. No hay por qu usarlos todos, lo importante es que usen aquellos signos (aunque sean pocos)

que han experimentado.

Cuando estn todos en la capilla, el sacerdote se reviste para presidir la eucarista. En algunos casos, sobre todo en los primeros encuentros, el acto de revestirse del sacerdote lo hace en pblico, mientras explica el significado histrico y actual de cada uno de sus gestos y prendas: el alba, la capucha y la estola de color...

2. INTRODUCCIN: Para traer la vida.Despus de la seal de la cruz y el saludo, el sacerdote o un animador presenta los signos que estn en el centro de la capilla, mientras invita a los participantes a recordar en qu momento del encuentro aparecieron y qu significan para la propia vida.

El tono que se adopta es el de quienes estn narrando lo que se ha

hecho durante esos das.

celebrante: Hemos realizado nuestra convivencia; en ella hemos reflexionado cmo la vida cristiana es un camino que debemos

andar.Abrahn ha sido para nosotros un gran modelo. Vamos a explicarle a Jess, al empezar esta eucarista, cmo ha sido el encuentro, recordando cundo han aparecido estos signos y qu pueden significar en el camino de fe.

36CLos que quieren apando).-moderados por el animador van parti-El animador, o el sacerdote, completa y hace alguna aclaracin. (El sacerdote va interviniendo como dirigindose a Cristo y relatndole lo que se ha hecho durante el encuentro).D Aparecen comentarios como los siguientes:

* Cuerda: smbolo del camino; de nuestro camino; del camino realizado por tantos creyentes; del camino de la Iglesia.

Sus curvas y nudos significan las dificultades, los tropiezos (se presenta alguna de las dificultades que han aparecido).

* Cuchillo: el sacrificio de Abrahn; el amor de Dios; nuestros sacrificios; las cosas de las que nos hemos de desprender; (se pueden citar algunas de ellas).

* Cayado: el caminante, la ayuda, el cansancio, el no desfallecer, largo camino, defensa.

* Diana: una prueba del recorrido de la gimkana; en el camino hay que fijarse una meta, un objetivo; no basta con querer para acertar; se precisa entrenamiento y ejercicio; el que quiere algo, algo debe arriesgar.

* Mscara y marioneta: dos de los signos que aparecieron en la celebracin penitencial; algunos de nuestros pecados: la hipocresa, la mentira y la doble cara. El manipular, el dejarnos arrastrar, el realizar las cosas sin pensar y sin alma.

D Todas esas cosas las van diciendo los jvenes. Segn la edad y madurez, habr ms participacin y profundidad. El animador hace sus comentarios, completando lo que falta (de vez en cuando se dirige a Cristo que preside la capilla, ya que hacemos el gesto de explicrselo a El). Son momentos que ayudan a realizar la sntesis de todo lo realizado y disponen el corazn y la mente desde todo lo que se ha hecho, para llevarlo a la eucarista.

Si se hace el acto penitencial, porque no hubo ocasin de celebrar la penitencia el da anterior, o porque las circunstancias no lo aconsejaron, se emplea una frmula parecida a la que se explica para la celebracin de la reconciliacin (cfr p.83).373. PROCLAMACIN DE LA PALABRA:Dispuestos a escuchar y responder.El contacto con la Palabra de Dios durante todo el encuentro ha sido muy abundante. En algunos casos, se han pasado un tiempo considerable con los textos propuestos. Han trabajado durante tres cuartos de hora los textos que narran la vida de Abrahn y una hora en pequeo grupo con un animador.

D Recordando la vida y vocacin de AbrahnEl primer encuentro con la Palabra siempre se realiza a base del texto que ellos han trabajado y al que se ha hecho constante referencia durante la convivencia; trata sobre la vida y vocacin de Abrahn; es una seleccin de versculos de los captulos 12, 13, 15, 17, 18, 21, 22 y 23'. Los versculos que ms les han gustado.

Los versculos por los que se han sentido ms interpelados.

La palabra que ms les cuesta vivir y se les hacer ms difcil, y por qu.

La palabra que creen que es ms urgente realizar en la vida y en la sociedad, aunque les cueste.

Si el grupo es maduro, se puede aadir un breve comentario dando razn de su sentimiento y vivencia.

Se les deja intervenir cuantas veces quieran. La frase ha de ser corta (suele ser un versculo). No importa que otros repitan la misma, significa que a varios les ha gustado.

Mientras los compaeros van rezando sus citas, se invita a los dems a que vayan interiorizando lo que se dice, se pregunten por qu le ha gustado a su compaero, y qu les quiere decir Dios Padre a travs de ellos.El sacerdote que preside va haciendo, cuando los cree conveniente, sus comentarios, que ayudan a aclarar el significado, a personalizar y tambin para marcar el ritmo.

Las frases que se repiten con ms frecuencia son:

Sal de tu tierra.

Har de t un gran pueblo.

1 Cfr. FRANCO-SORANDO, Convivencias vocacionales. Documentacin y servicio 44, Editorial CCS, Madrid 1985, 54-58.38 March como le haba dicho el Seor.

Toda esta tierra te dar.

Tu descendencia ser como las estrellas del cielo.

No haya rias entre nosotros, pues somos parientes.

Si t vas a tu derecha, yo ir hacia la izquierda.

Tu descendencia vivir como extranjera en tierra ajena.

Har una Alianza contigo.

Cmo ser todo esto, pues no tengo hijos.

Dios puso a prueba a Abrahn.

Ahora s que temes a Dios, pues no te has reservado ni a tu propio hijo.

Algunas de estas frases se proclaman varias veces. El tiempo dado a este resonar de la Palabra meditada durante la convivencia puede ser ms o menos largo segn los grupos, pero nunca debe hacerse pesado; despus de un tiempo adecuado, la asamblea participa con un canto o un salmo apropiado, como respuesta y s decidido a la invitacin que el Seor le ha hecho sentir.

D D/os sigue llamandoA continuacin, el sacerdote proclama el evangelio. En este caso es Mt 4,18-22: la llamada a Pedro, Andrs, Santiago y Juan que estaban pescando, junto al mar de Galilea.

El comentario se hace preguntando sobre el parecido de esta lectura con todo lo realizado. Suelen aparecer datos similares a stos:

La invitacin a realizar un camino concreto: Abrahn, apstoles.

Llamada de Dios-llamada de Jess.

Para realizar una misin (una meta): un pueblo-pescadores de hombres.

El tener que dejar todo lo que estaban haciendo y empezar otro tipo de vida: sal de tu tierra-dejaron redes, barca, padres.

D Representacin del textoEl sacerdote comenta, en forma de homila, estos contenidos. Nosotros lo hacemos as:

sacerdote: se acerca a algunos (cinco o seis) y les invita a que se pongan a la cola y le sigan. Va haciendo un camino, siguiendo la cuerda que est en el suelo. Y les pregunta: Es fcil seguirme?39Los muchachos/as, que le siguen, responden que s, porque no les ha costado nada.

sacerdote: Seguirme a m es fcil. Y si fuera Cristo quien os invita a realizar el camino con l y a seguirle? Qu responderais? Algunos (casi siempre es la mayora, por no decir la totalidad), dicen que s, que estn dispuestos.

Se les hace reflexionar ms, preguntando:

Toda la vida, para siempre?Entonces suelen ser ms precavidos, con respuestas como:

Depende.

Segn qu sea.

Segn para qu.

sacerdote: les indica, a continuacin, que no es una hiptesis eso

de: si les llamara Jess.

Hoy les est invitando, su llamada es real. Cada uno debe descubrir el camino concreto que se le invita a recorrer, (hace una pequea referencia a los diversos caminos vocacionales en la Iglesia: matrimonio, vida religiosa, sacerdocio, misiones).

4. ORACIN DE LOS FIELES: Nuestro corazn quiere a todos.Es el momento de pedir y realizar la oracin de los fieles. Si no tienen costumbre y les cuesta la comunicacin, es mejor que las diversas peticiones las lleven preparadas por escrito. Antes de la eucarista, ha habido un tiempo de preparacin; tambin se puede dar a cada grupo una o dos intenciones, que llevarn por escrito.

El hecho de distribuir la oracin y dar unas intenciones ofrece la posibilidad de intervenir educativamente para que tengan, al menos algunas, un carcter universal, que no se repitan las mismas intenciones;

que no estn todas centradas en ellos mismos; que pidan por la Iglesia;

por las necesidades del mundo; por los ms pobres y necesitados; por los compaeros que no han podido acudir a la convivencia; por el fruto de la convivencia; y el camino y el sentido de vida, temas meditados durante dos das.

Despus se da libertad para que vayan interviniendo los que deseen,

de modo breve.

Si son mayores y estn acostumbrados, toda esta preparacin no es

necesaria. El sacerdote, o un animador, puede sugerir alguna. 405. LAS OFRENDAS: Lo mejor es para t. Seor.D Presento lo mejor que soyA travs de las cosas que usan habitualmente o de algunos de los smbolos de que disponen en la casa de convivencias, realizan las ofrendas. Estas han sido preparadas previamente: lo que van a decir y lo que van a ofrecer. Uno de los animadores est al tanto de todo para que no se cuele algn gazapo. Se presentan sus gustos e intereses, aquello que ms quieren. No debe faltar la del pan y el vino!

Mientras un compaero muestra la ofrenda y la presenta al sacerdote, otro compaero lee el sentido de la ofrenda. Siempre debe ser reflejo del interior y de las mejores disposiciones de la persona.

D Ofrecemos el pan y el vinoEn otros casos slo hacemos la ofrenda del pan y el vino con una monicin parecida a sta:

Cuando Jess se iba a despedir de sus apstoles, hizo el gesto que vamos a realizar nosotros ahora. Escogi los elementos ms sencillos y que estaban en cualquier mesa donde los parientes o los amigos se reunan: pan y vino (y los muestra). El iba a entregarse, a darse completamente hasta la muerte por nosotros. En ese momento, hizo la fraccin del pan y recomend que lo repitiramos.

Cada vez que lo repetimos, reanudamos nuestro compromiso de ser como l, de llegar hasta el extremo al que l lleg. Puede parecemos difcil y que nos falta la fuerza; pero no temamos, Jess se compromete a hacerse presente en medio de nosotros por y en el pan y el vino.

Se les recomienda, en un minuto de silencio, que cada cual piense en algo de su persona, lo mejor, que puede ofrecer sobre el altar, y que, desde su corazn, lo ponga sobre el altar.

El sacerdote, al hacer la ofrenda, tiene en cuenta el gesto que han hecho y ofrece tambin las personas de los presentes, que desean seguir a Jess.

D La encuesta: es lo que sentimosEn casi todos los encuentros, como en ste del camino, que estamos presentando, se ha realizado, previamente, una encuesta de tipo voca-41

cional, en que muestran el tipo de camino al que se sienten llamados dentro de la Iglesia. Esta encuesta se recoge en el momento de las

ofrendas.

La encuesta contiene su ilusin, su entusiasmo personal, sus actitudes ante la vida, el camino concreto al que aspiran. Es el resumen de lo mejor de su persona. Cada uno la deposita sobre el altar, queriendo representar todo su ser y hasta dnde est dispuesto a llegar.

De estas tres posibilidades de ofrendas, nunca solemos dejar la segunda y la tercera. La primera depender del tiempo del que se dispone, de la posibilidad de preparacin que ha habido; y del equilibrio en la celebracin para no hacerla excesivamente barroca y larga.

6. PLEGARIA EUCARISTICA: Nos has hecho tanto bien, Seor!Los chicos siempre encuentran motivos para pedir; las necesidades son inagotables y las ven con claridad. No suelen estar tan educados a la accin de gracias. Han recibido tantos dones, viven en medio de tanta gracia que no se dan ni cuenta, como uno no se lo haga ver.

Por eso reservamos un momento de la eucarista para que recuerden todos los motivos que tienen en esta vida para dar gracias. Un momento antes del prefacio, se les invita a que den gracias a Dios Padre.

celebrante: Son muchos los dones que hemos recibido en nuestra vida; no reparamos en ellos y los poseemos como algo

natural y rutinario. Vamos a nombrarlos, aun los ms mnimos, y a dar gracias al

Padre por tanto bien del que podemos gozar.

Cada uno puede ir proclamando aquellas cosas por las que

debemos dar gracias.Es conveniente que haya algo preparado para romper el fuego; no conviene alargar el silencio que suele brotar ante una invitacin a participar.

Entre las ms comunes suelen aparecer:

gracias por la vida;

gracias por la salud;

gracias por poder comer cada da;

gracias por el techo y el vestido;

gracias por no pasar necesidad;

42La mayora suelen ser cosas que a ellos les gustan y les van. Se insiste y hacen el paso a una mayor libertad de espritu:

gracias por la familia;

gracias por los padres que nos quieren;

gracias por la amistad;

gracias por tener amigos;

gracias por poder estudiar;

gracias por la alegra;

gracias por la naturaleza;

gracias por los ojos y por los odos;

gracias por la msica.

Se les sigue insistiendo para que encuentren ms motivos de accin de gracias y ya empiezan a aparecer algunos ms espirituales y otros ms curiosos que, en el fondo, denotan la finura espiritual del joven:

gracias por las convivencias;

gracias por poder celebrar esta eucarista;

gracias por estos das;

gracias por haber conocido ms y mejor a los compaeros;

gracias por poder rezar;

gracias por la educacin recibida.

El celebrante puede intervenir de vez en cuando educativamente, siempre para ayudar a interiorizar las motivaciones que se expresan.

Su intervencin ser correctora" de alguna expresin, que gramaticalmente es muy distinta a lo que el chico quiere decir, como: gracias por el hambre cuando lo que quiere expresar es, por no tener hambre y poder comer.

Otras veces, ser un intervencin orientadora que d el justo sentido cristiano, que el muchacho no posee, como el que da gracias: porque tenemos de todo y no nos falta el dinero, o porque puedo usar ropa de marca.

En ese caso habr que hacer ver que el dinero, la ropa, hasta los pequeos goces que nos puede dar un capricho no son malos, son bienes del Seor, pero damos gracias, tambin,, por no abusar de ellos; por darnos cuenta y ser sensibles a los males, a la pobreza, a las necesidades....En ocasiones, si hay alguno ms sensible y se ha creado el clima adecuado, aparecen motivos ms litrgicos:gracias por la Virgen;43 gracias por Don Bosco; gracias por Cristo;

gracias porque nos ha salvado;

gracias porque se hizo como nosotros;

gracias por estar aqu reunidos y poder celebrar esta misa.

El sacerdote usa estas motivaciones para enganchar" con el prefacio. Si no aparecen, deber hacerlas presentes, para que comprendan mejor el sentido de la accin de gracias.

Solemos emplear una de las anforas de nios en que ellos pueden intervenir o alguna otra, con aclamaciones en los momentos-claves.7. COMPROMISOS Y RECUERDO: Para cambiar la vida.D El compromiso personal de los ms jvenesToda convivencia tiende a que cada uno mejore su vida e intente comprometerse ms en el camino de Cristo. Despus de la comunin y antes de la oracin final, hacemos el rito de los compromisos. Todos buscan aquello que van a intentar cumplir en el futuro y que han ido viendo a lo largo del encuentro, sobre todo en la reunin del pequeo grupo.

Se les dan unos consejos de lo que debe ser un compromiso:

que sea concreto y prctico,

que sea evaluable, que lo puedan realizar,

para un perodo no muy largo de tiempo.

En el encuentro del camino, que es el primer encuentro que hacemos con los ms jvenes, se les propone un carnet de identidad cristiana en el que figura su nombre; en el centro, su firma y los siguientes compromisos:

acudir a misa los domingos con la comunidad cristiana,

entrar a formar parte de un grupo de fe,

ver menos la tele y estudiar ms (tiempo:...), intentar llevar ms la paz a casa y evitar las discordias,

videar (revisar) cada da por la noche la marcha de la jornada,

rezar todos los das durante unos minutos (tiempo:...).El animador lee estos compromisos y explica lo que significan. A continuacin, se les invita a escoger unos de ellos escribiendo el compromiso que escogen en el carnet; se insiste en que sea uno, porque hay muchachos que, entusiasmados por el encuentro, escogeran ms de uno

44y hasta todos. Cuando son muchas las obligaciones que se imponen, no se cumple ninguna.

Manifestacin del compromiso: se hace el gesto de hacer pblico el compromiso. Mientras estn todos sentados se invita al que quiera a que diga cul es su propsito. Una vez manifestado, todos los que han escogido el mismo se ponen de pie. El celebrante o el animador hacen algn comentario apropiado despus de cada uno de los compromisos manifestados. Se procede as con cada uno de los compromisos.

D El compromiso personal de los mayoresCuando decimos mayores, no nos referimos a la edad, sino a la madurez. A los que conocemos y creemos que son capaces de responsabilizarse seriamente de su vida espiritual y de fe, se les da plena libertad. Tienen suficientes datos para conocer qu es lo que les interesa cambiar y mejorar: han realizado un examen de conciencia o un autotest; se han cotejado con la Palabra de Dios; han juzgado su vida durante el encuentro de grupo. Para los muchachos que ya llevan tiempo acudiendo a las convivencias, si conocen vida espiritual y dialogan personalmente con uno de nosotros, el compromiso suele ser comunicado y seguido en la direccin espiritual.

Tambin les damos un compromiso de grupo. Siempre ponemos el mismo: lectura meditada del evangelio durante unos minutos cada da. Despus se reza la oracin final.

D Entrega del recuerdoAntes de la bendicin, se reparte el recuerdo de la convivencia. Entregamos una postal de Cristo resucitado con los brazos abiertos en seal de acogida y de envo. Se les pide que escriban en ella el compromiso adquirido. En el dorso consta la direccin del Casal Don Bosco, por si quieren ponerse en comunicacin con nosotros, y se les invita a que la pongan en algn lugar visible que les recuerde la convivencia y el compromiso adquirido.

En todas las convivencias, solemos entregar un recuerdo. Esta postal de Cristo suele ser el ms frecuente y se da en las primeras etapas. Para los encuentros temticos y concretos, que duran una semana (bienaventuranzas, parbolas, agua, la Samaritana, la construccin, la oracin...) se preparan algunos recuerdos a propsito, como el medalln del pez (con la inscripcin del ijzs), un libreto de oraciones, la coleccin de bienaventuranzas, un recipiente con semillas, una cuerda, un crucifijo...

45CAPITULO CUARTOLEVADURA EN LA MASA

a) cuestiones previas

a la celebracin de la eucarista

SOMOS FERMENTOEsta eucarista la hemos celebrado siempre en medio de una semana de convivencias que tienen como tema Las Parbolas de Jess, en un marco incomparable: el Montseny.El cuarto da de la semana se dedica a la parbola de la levadura.La situacin que viven muchos muchachos que asisten al encuentro no les anima a una prctica religiosa y a una vivencia de su fe alegre y testimonial. Muchos viven su fe de un modo vergonzante o miedoso, porque les da la sensacin de que son pocos.

En algunos ambientes, sienten en su carne cmo se burlan y hacen mofa de su fe. Todo esto les desanima o, al menos, les acobarda.

Con la parbola de la levadura se pretende que interioricen la idea y el sentimiento de que la fe es algo que asume la persona y no puede ser una conveniencia social o una costumbre. La fe da alas y, aunque sientan el tambaleo del rbol, que es sacudido por la tempestad, no han de temer porque saben que tienen alas.

La funcin del creyente en la sociedad es la de la levadura, que es poca cosa y pequea, pero es capaz de transformar toda la masa. As se ha de transformar la sociedad, animndola desde su interior, de un modo dinmico, sin vergenza y sin miedos de que somos pocos o valemos menos.

UN TRABAJO PREVIO DURANTE TODO EL DALa eucarista es el colofn y va muy unida al trabajo y a la reflexin que se ha realizado durante toda la jornada.

Amasar panDurante la maana han dedicado un tiempo a amasar pan (harina,

46agua, sal, aceite, levadura). Si no se ha realizado nunca este ejercicio de amasar pan, es muy importante que se realicen antes unas cuantas prcticas y se investigue cmo se amasa y cuece el pan, para evitar todos los inconvenientes del que se mete en una faena que no conoce.

A todos se les entrega una parte proporcional de harina con la que harn su pan; a alguno se le encomienda que haga pan cimo sin levadura (que se utilizar para la eucarista). Al terminar el ejercicio se pone el pan en bandejas y se tapan con un pao blanco que favorezca la fermentacin.

Jugar con la vidaUna vez finalizado el trabajo de amasar el pan, se deja descansar la masa, mientras se realizan dinmicas de tipo social, en las que experimentan la fuerza y manipulacin de las fuerzas que actan sobre cada uno de ellos y sobre la comunidad humana. Durante la dinmica, han experimentado cmo se han dejado arastrar por estos poderes y han prescindido completamente de todos los valores evanglicos, que han estado meditando y que haban escogido como objetivo de sus vidas.

En otro momento del da, una vez crecida la masa, cada uno se va turnando para cocer su pan.

Se guarda una parte de cada una de las fases (harina suelta, masa sin levadura, masa fermentada sin cocer...), para ser utilizada durante la eucarista.

Todo este pan realizado y cocido se presentar en la eucarista, que se celebra a final de la jornada antes de la cena. Entre la eucarista y la cena se consumir todo el pan amasado.

b) La eucarista

1. PREPARACIN DE LA EUCARISTATodo el trabajo de la jornada ha sido una preparacin para la eucarista. Ante el altar figura una mesa con:

el pan que se ha realizado,

la masa fermentada, pero sin cocer,

un plato con harina suelta,

un poco de masa mal amasada (como gachas);

el cliz y una jarra con vino.

47Las diversas formas de masa que aqu se exponen sirven de signos para pedir perdn y presentacin de ofrendas.

El grupo que se responsabiliza de esta parte debe prepararlo bien y estar atento, porque cada smbolo y oracin tienen una intencionalidad diferente. En el momento de las ofrendas, presentamos uno de los ejemplos que se han usado.

2. INTRODUCCIN: La mesa est servida.Se van reuniendo todos en torno al altar. La mayora van comentando en voz baja la diversidad de panes e indicando cul es el suyo y cmo lo han realizado...

CANTO: So/s la semilla que ha de crecer, (CRJ, p. 149).

SALUDO DEL CELEBRANTE: Habis estado amasando pan. Ah tenis el fruto de vuestro trabajo (seala la mesa donde se hallan los panes). Habis visto y reflexionado cmo acta un poco de levadura sobre la masa: la transforma, le da sabor, le hace crecer..., sin ser distinta del pan; la transforma desde dentro. As hemos de actuar los creyentes en nuestra sociedad. Asi acta Jess en nosotros. Que la fuerza transformante de Jesucristo y de su Espritu est siempre con vosotros.

3. PROCLAMACIN DE LA PALABRANo solemos hacer las peticiones de perdn, porque hemos celebrado la reconciliacin el da anterior. 1.a LECTURA: 1 Cor 5, 6-9. 2.a LECTURA: Mt 13, 31-33. COMENTARIO A LAS PARBOLAS: El presidente pregunta si alguien quiere explicar lo que dice la parbola y qu puede significar en la vida de fe. Suelen manifestar cosas como stas:que somos poca cosa; que bien empleado se puede hacer mucho; que es posible cambiar una masa; que el trabajo de la levadura es dar sabor; que la masa, aunque sea ms grande, no se impone.Despus de unas cuantas intervenciones de los muchachos, se hace hablar a los smbolos que estn delante.48Los panes se han transformado:unos han crecido y aumentado su volumen; el sabor tambin es diferente; unos estn mejor cocidos que otros; tienen diversa blandura y textura; los panes cimos no han crecido.

La diferencia entre ellos ha sido slo un poco de levadura:casi insignificante, comparada con toda la masa de harina: ha necesitado su tiempo para la transformacin de la masa.

SIGNIFICADO DEL PAN CIMODespus de una serie de convivencias, hemos sentido la necesidad de explicar el significado del pan cimo en la misa, ya que mezclaban diversas deas y se quedaban con que era un pan de poco valor. Lo solemos hacer en el momento que resulte ms oportuno (por ejemplo, mientras estaban amasando el pan, o ahora).Al final del comentario a la parbola, introducimos este gesto: el celebrante toma con ambas manos un pan fermentado y un pan cimo y, mientras eleva la mano que sostiene el pan cimo, dice:

El creyente ha de estar siempre pronto y listo para caminar sin miedo tras Jess. Despus alza la del pan fermentado, y aade:

Y dispuesto a transformar el ambiente desde dentro, sin desanimarse, sin sentirse pequeo o poca cosa, porque sabe que est con l Jess.

APLICACIN A LA VIDACuando se han agotado las sugerencias, se lee la propia vida de fe a la luz de la Palabra y de lo vivido: la levadura es la fe; un poco de ella es capaz de transformar una vida entera; el creyente puede ser minora en la sociedad; trabaja desde dentro y la transforma; los creyentes nunca sern la totalidad; deben actuar constantemente sin desnimarse, sin acobardarse; no se puede ser impaciente y querer ver los frutos inmediatamente; se requiere su tiempo y un trabajo previo de preparacin; a veces uno preferira ser masa, ya que parece un papel ms cmodo; sin embargo, Jess quiere para todos un papel activo; el creyente debe saber cul es el papel que debe realizar en cuanto creyente, y no pretender otro tipo de rol; Jess actu como levadura: pareca poca cosa, su primer grupo pareca formado por discpulos sin relevancia; dos mil aos despus ha impregnado toda la sociedad.

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En este momento, se pueden ver otras influencias que ha tenido aquella primera levadura en el arte, en el derecho, en la historia, en la topografa, en la moral...

4. ORACIN DE LOS FIELES Y OFRENDA:Para pedir y dar gracias a travs del pan.En la mesa, que hay junto al altar, se dispone de todos los elementos sealados; con ellos se va a realizar la siguiente oracin (puede ser sta u otra que se haya preparado por grupos), mientras se muestra cada uno de los smbolos a los participantes:D Harina suelta: Somos conscientes de que nos has dado muchas cualidades y nos has regalado la fe, pero nos hemos parecido a esta harina suelta, que no hemos querido o sabido amasar y trabajar.

todos; Perdn, Seor, perdn.D Masa sin cocer: Esta masa est sin cocer; la obra no est terminada. Muchas veces nos da miedo llegar hasta el final de la invitacin de Jess y hasta las ltimas consecuencias. Que esta eucarista nos ayude a decir un s/' a Jess, sin miedo.

todos: El Seor es mi fuerza, mi roca y salvacinD Pan fermentado: Te ofrecemos este pan que ha sido transformado por el fermento. Te pedimos por la Iglesia, para que sea levadura de cambio para nuestro mundo y capaz de hacerlo ms humano y ms cristiano.

todos: Somos en la tierra semilla d