Celms El Idealismo Fenomenologico de Husserl

download Celms El Idealismo Fenomenologico de Husserl

of 20

description

Fenomenologia

Transcript of Celms El Idealismo Fenomenologico de Husserl

  • ~

    ,---:-:-- ---. ------~-----------,, .... ~ ... , ,..~-~~-----~::-"""'";>:'-~"-''"" ~: "-:--:-~"-"-:"''~ ...... , .... .,.":'~~--"""''"'"': ~~ ... ,( . ~"-~' :"'_.,.,-:'"' '', .---~-:-:-~---: 7:"'~'-:':''.''''~'~'-.'~p:~~-~:--c:::"':-'"''-''~':'='"-'

  • M;--?-
  • r. ;,'. ' -.-- ----~ ---------------.----..,---~~- -~-----, -:--. -; ----=:;---~-'~~~'S":f"";~----. ) . ' ' r e ... 8 - Prlo~o

    ms alta y la ms rigurosa de todas las ciencias, de satisfacer clas irrenunciables aspiraciones de la humanidad a un cono-cimiento puro :v absolutor (1)

    3. Es este idealismo, que se llama a s mismo trascen-dental, un idealismo trascendental en el sentido que de lapa-labra se ha hecho usual desde Kant?

    Hay que tener presente con todo rigor que nos abstenemos

    .'.~

    ~

    \

    p?r completo de tomar posicin fre~te al mtodo fenom- enol- --~:(._--gtco de Husse:d en cuanto tal. O dtcho de otra manera: nues- ; tra posicin no se refiere al contenido total de la :filosofa de , Husserl, sino tan slo a aquello que constituye en ella su !~ idealismo. _ ,]

    Una investigacin con el sentido que tiene la emprendida

  • 10 Prlogo

    son menOl"eS que las del idealismo espiritualista. T am,poco la negacin del carcter trascendental del idealismo de Husserl significa, pues, un rebajamiento.

    Para conclusin, digamos lo ms importante. Todo lo que eri las Investigaciones lgicas y en las Ideen de Husserl no es afectado por los destinos del idealismo de ste y puede sos-tenerse, aun en el caso de la ms resuelta repulsa de este idea-lismo, constituye un mundo de ideas, ante cuya monumen-ta.ldad de dimensiones y ante cuya maestra. en la ejecucin de los detalles, no puede detenerse sino con asombro y profun-do respeto todo el que sienta un serio inters por la filosofa.

    EL AuToR.. Riga, agostodet9.28.

    Las oh~o.s a que nos :referimos en el curso de la investigacin, son citadas en el lu-gar correspondiente. Del propio Husserl han sido tenidas en cuenta. las siguientes fuentes:

    1. Logische Untersuchungen, II. Aufl., 1913 y 1921. (E'.n esta traclucdri, citadas segn la traduccin espaola. Investigaciones lgicas . .Revista de Occ.idente. Cuatro tomos.) 2. Ideen zu einet: reinen Phiinomenologie und p.hiinomenologischen Philoso-pllie, I, 1913, llamadas simplemente Ideen en. las citas. 3. Lecciones y seminarios en el semestre de verano de :t9zz; seii,ese.de invierno de 192.2-23, semestre de \erano de 1~)23 y semestre de vetan~ de 1925, a todos los cuales hemos asistido personahnente. 4. Los roan uscritos de las lecciones de octuhre-tioYiembre de t -9ni, de 1as lecciones de la segtmda mitad del semestre de b.v'erno de 1923-24 y de lns conferencias dadas por Husserl en Londres en el vernno de i9zz, 5. Declaraciones d.e Hussel'l en conversa-ciones prhadas. 6. El artculo de Huss~rl Pllosophie als si1enge Wissenschalt, Lagos, I.

    Po~ la gran amabilidad con que el Sr. Profesor Doktor Husserlnos ha permitid.o consultar los manuscritos citados y por las muchas sugestiones en las conversaci01ies priYadas, le expresamos tambin, en , ,,te lugar, nuest.co .. ms ntimo agradecimiento.

    --~r ~f ';':\

    -,

    1 : " 1

    ~ ! ! J .{

    1 :! ' ;

    ;:: j

    '~ :~: ~

    '! ! ' -~-Il .l ., : 'i

    l ' \ -_ .::.. .--~ . . --.. 1 .. _ .j. . . ~-:

    PRIMERA PARTE

    EL MTODO FENOMENOLGICO DE HUSSERL

    CAPTULO PRIMERO

    LA DESCRIPCIN EIDTICA

    Introduccin. La. ciencia filosfica fundamer

  • ~A. _-'!.. r~A, ..... f.-z_ .. > ~S'{!fft~,\$8!!*"'3' 4 -::- 0 .... , -.:+::"!". ... . '"'.:":"':""::'""}(~"~-('''""""'m-.--

    i:z Captulo lll

    La reduccin de la conciencia psicolgica .slo significa,. pues, la trasplantacin de una misma vida desde la forma psicolgica a la pura. Tomadas las cosas con rigor, no se redu ce la vida psicolgica plena, sino slo la fvr ma psicolgica de la vida. En la reduccin de la conciencia psicolgica, sufre sta, sin duda, una alteracin, pero solamente la de que se simplifica en conciencia pura, la de que deja de tener signifi-cacin natural (Ideen, 53).

    Anteriormente( 64) fueron mencionadas cuatro formas de vida que se ponen por obra en cuatro orientaciones: 1, en la directa; 2, en la reflejante natural; 3, en la reflejante feno-menolgica, y 4, en la reductiva fenomenolgica. Las dos pri-meras formas de vida fueron opuestas como psicolgicas a las otras dos como fenomenolgicas. Ahora estamos en situacin

    l~ ~f~rmular la siguiente ley esencial, que Husserl considera./ como muy importante: existe en principio la posibilidad del ! trnsito desde las formas de vida psicolgicas a las fenomenooo:/ lgicas y viceversa, es decir, la posibilidad de trocar las ac~' titudes naturales por las fenomenolgicas y viceversa. Hu~L serl menciona esta posibilidad en sus Ideas ( v. 53, pg. 10.4,. y 76, pg. 143). En sus lecciones ha designado el trns#o como un cambio de signo. Los signos de que aqu se trata son, pues, los de la actitud.

    * * *

    Tal como acabamos de exponerla, cabra concebir la re-duccin de la conciencia psicolgica, caso de que fuese justa la idea de Husserl: que la conciencia psicolgica es una forma de hacer trascendente la pura.

    ~.-----.--'-----.-~- --~

    CAPTULO IV

    LA INTERSUBJETIVIDAD FENOMENOLGICA

    Introduccin.

    67. Estamos en uno de los recodos ms radicales de todas nuestras indagaciones, en el trnsito desde la consideracin puramente solipsstica a la intersubjetiva. En este punto se impone esta cuestin: no faltan fuentes para llevar a cabo semejante trnsito?

    Cierto que en las Ideas de Husserl ts el modo de conside-racin solipsstco el dominante. Slo de cuando en cuando se habla de los yos ajenos y de su darse en la experiencia in-troafectiva. No obstante, es menester afirmar con toda deci-sin que la concepcin de la intersubjetividad, que tiene Hus-serl, encuntrase ya en las Ideas en sus lneas principales. Lo . que Husserl ha da do a conocer posterio rmente, en sus lecciones, no ofrece nada en principio nuevo, sino slo en-sayos para seguir avanzando en las direcciones ya empren-didas.

    E,s, por el'lde, plenamente suficiente a nuestros fines, que slo afectan a hi.slneas principales de la :filosofa de Husserl, recoger lo que se encuentra ya en las Ideas, junto con aquellas partes de las lecciones de Husserl citadas al comienzo de nuestro trabajo, que pudieran considerarse como un ulterior desarrollo del mismo tema. Nuestras consideraciones crticas se referirn slo a las lneas principales, mientras que los ulteriores desarrollos de Husserl en sus lecciones menciona-das slo servirn como medios para :fijar_ con ms rigor estas lneas principales.

    Si hasta ahora hemos limitado al solas ipse todas las

  • _.,.

    1:14 Captulo IV

    cuestiones tocantes a la conciencia, ha sido por razones met-dicas, a las cuales ya se aludi anteriormente ( 20) con toda brevedad. Ahora se trata de considerar estas razones desde algo ms cerca.

    Ante todo, era ya imposible comenzar desde el primer , ... .. , momento con la intersubjetividad fenomenolgica, simple-mente porque sta es mucho ms complicada y para la inves-tigacin mucho ms difcil que la conciencia individual pura fenomenolgica; pero adems (y este punto es mucho ms importante) porque la limitacin al solas ipse estaba exigida por el ideal del conocimiento absoluto, presente a Husserl.

    Para Husserl, como se pondr de manifiesto en lo que si-gue, el yo ajeno slo es dado en la experiencia introafectiva,

    :' 1 ~ :.\~ . :e: j :\.:: i

    . 1 ,

    pero sta hllase fundada necesariamente en .la percepcin. .. &~ . . ...... , ... ,_;.:.. .. cosas fsicas. As, pues, el yo ajeno no puede existir en ningn . caso con mayor certeza que lo real fsico, que nunca existe, . ,-;; i sino slo con certeza presuntiva (v. supra, 51). Pero todava ~~ :~'::-f ms: la certeza de aqul no puede alcanzar nunca la certeza - >: 1 de lo real fsico, puesto que puede haber errores de introafec- .. :. \\ cin all donde no sean, en modo alguno, errores las percep- dones de cosas fundantes de ellos. . ... l

    Para entender con justeza lo que acabamos de decir, es de . 1 suma importancia lo siguiente: Para las convicciones idealistas . ... , de Husserl, la certeza de lo real fsico slo puede considerarse ___ __ _;_: :;~ -como la certeza de un ser constitudo en la conciencia propia. . .. :";;;.! Mas, segn esto, tampoco la certeza del yo ajeno, yo intra- : ! sentido>> sobre la base de la percepcin propia del cuerpo aje- .;:, ! no, puede ser sino la certeza de un yo representado en la con-ciencia p ropia. Sigue, pues, abierta la cuestin de la certeza de -un yo ajeno, existente en s, es decir, independientemente de la conciencia propia.

    Por el contrario, la conciencia propia resulta favorecida en el senti do de que est dada adecuadamente (o sea, de un modo absolutamente imborrable), y no slo en cua11.to a su esencia,-, sino tambin en cuanto a su existencia.

    Husserl mismo lo formula de la siguiente manera: hay ningn contrasentido en la posibilidad de que toda co:ri;. ciencia ajena, que yo ponga en la experiencia introafectiva, :no sea; pero mi introafeccin y mi conciencia en general est dada

    ~- ~;-n. "--~-.-; ~;~-. - -- .,-....,-.-. _.~, '> ~-~~l

    La intersbietividad lenomeriolgica tt$:1

    originaria y absolutamente, no sLo en cuan'to a la esencia. sino tambin en cuanto a la existencia. (Ideen, 46.)

    Husserl reputa el modo de consideracin solipsstica como un modo de consideracin apo_dctico, y en justa correspon-dencia la actitud y la red~ccin fenomenolgico-solipssticas como una actitud y una reduccin fenomenolgicas apodcti-eas. Ellas son las dominantes en las Ideas.

    Pues bien, al tratar de .superar el modo de consideracin meramente solipsstico, no se puede proced.er arbitrariamente, sino que es necesario existan razones objetivas que fuercen a ello. Hay, pues, que mostrar estas razones. Mas si las hay, han de poder ser mostradas en una determinada conexin de motivacin dentro de la conciencia propia, es decir, en mi pro-pia conciencia, dada a mi absolutamente en esencia y existen-cia, donde han de existir las razones que me fuercen a ir ms all de m mismo.

    Las consideraciones hechas en los captulos precedentes han sido rigorosamente solipssticas, segn acabamos de indi-car. Pero sera absurdo creer que haban agotado toda la esfe-ra del solus ipse.

    .Al solas pse llegamos por medio del regreso fenomenol-gico desde los momentos objetivos hasta nuestros correspon-dientes modos de consideracin propios. Es decir, hemos so-metido a la E'li.O'[~ fenomenolgica los momentos objetivos, para indagar; utilizando stos como hilos conductores feno-menolgicos, los correspondientes modos de conciencia que nos los exhiben en el solus ipse.

    S i hubisemos considerado todas las especies de momentos objetivos, por necesidad habramos llegado retrospectivamen-te a todas las especies de vivencias exhibitorias de momentos objetivos. P ero, por el contrario, llevamos a cabo en la tras-cendencia ms de una simplificacin, por lo cual han quedado tambin sin descubrir varas esferas del solus ipse.

    El mundo real fu tomado en consideTacn al principio como un mero mundq de cosas fsicas. es decir, sin prestar atencin a los seres ]>Squicos que hay en l (v. supra, 47 y siguientes). l?ostel"ormente se mostr que el -mundo pleno~ es psicofsico ( 63 y sigs.) . Pero tampoco estas consideracio-nes han alcanzado sino a la conciencia psicolgica propia, es

    _,.

    ~~ 1

  • 156 Capitulo IV

    decir, al solas pse psicolgico. Po:r consiguiente, tampoc? la reduccin de la conciencia psicolgica tratada. en ellas signifi~ caba sino la reduccin de la conciencia psicolgica propia.

    Pero s tomamos el mundo real tal y como se presenta en la orientacin natural, sin ninguna smplificacin, .entonces. encuntranse tambin en el mundo otros sujetos-yo, con los cuales nos hallamos eventualmente en trato mutuo. Mas en todo caso, en la orientacin natural slo puede tratarse de los yos ajenos psicolgicos.

    Pues bien, estos yos psicolgicos ajenos forman para mi una trascendencia que de propsito ha sido ignorada hasta ahora. Respecto de ellos impnese ahora la cuestin del con-tenido fenomenolgico puro de los modos de conciencia que en la ma les corresponden-y: . la cuestin de la redu.ccin,l~:. . ------''"- cuales ya han sido resueltas respecto de la realidad fsica. Es decir, tenemos que resolver dos cuestiones ataederas a los yos psicolgicos ajenos con que nos encontramos en la orien-tacin natural: 1) Cules son los modos de conciencia mos que me exhiben estos yos ajenos? 2) Qu hay sobre la reduc-cin de los yos ajenos a mi conciencia?

    Anlisis lenotnenolgico de la conciencia de la subjetividad psicolgica ajena.

    68. Empezamos con esta pregunta: En dnde reside .. segn Husserl, la ltima fuente legtima de todo enuncia-do sobre el yo ajeno? Expresada de otra manera: Cul es el estrato primitivo de vivencias exhibitorias del yo ajeno? La respuesta de Husserl puede resumirse de la siguiente manera.

    As como el estrato primitivo de toda conciencia de la rea-lidad fsica es la percepcin sensible (v. supra, 48), de igual suerte el estrato primitivo de toda conciencia de la subjetivi-dad ajena es la experiencia introafectiva fundada en la percep-cin sensible. Trtase de una especie de vivencias con las que es dable tropezar en el solus ipse.

    Al analizarlas, no abandono, pues, en manera alguna, la orientacin solipsstica. Me limito a fijarme en un estrato. de

    c-""7 . ~-~-v. ,-,- - ~ . ~- ~- --r.!~---:--~---~~,....,--~:r,.,. .. _..,-.._ ... ~ -:0:-. ">: ~~~"'

  • a .. --:-??V.-A!~'"', .... ,--:-:: --A- = '':' 'A-".::-".=~~:~--.. - ,,.-.-.. - ... & , H-~ :4?-~- .:..t. ... c..~--,.,.. . .. _. t... ~ ~-:-:~_. _ __ __

    t53 Captulo IV

    la percepcin sensible, est referido a mi cuerpo como el pun-to cero de la orientacin, etc.

    Pero si es as, por qu no pongo slo el cuerpo ajeno como una mera complexjn fsica, sino que pongo tambin un yo cuyo es el cuerpo?

    Sale a la luz aqu una interpretacin sumamente peculiar~ que no puede ser desarrollada en este lugar, por pertenecer al problema especial de la introafeccin.

    Mi cuerpo, dado inmediatamente a men ciertas vivencias, funciona en cuanto cuerpo animado, como cuerpo humano primario, y yo mismo, en cuanto soy el yo que tiene este cuer-po, funciono como ser humano primario. El cuerpo ajeno es interpretado en analoga al mo propio y sirve de ndice de un yo, que aprehende su cuerpo- tan inmediatamente- como yo aprehendo el mo.

    En la experiencia introafectiva hay, pues, una doble ll-tencionalidad, como ya se ha indicado; o ms exactamen-te, una relacin de fundamentacin entre dos intencona-

    ~-'! _.. . .

    --- 1

    l 1

    J i

    j ;

    r -

    lidades. . . . , Una intencin, la fundamentante, me da el cuerpo ajeno

    1 como una cosa fsica .de sta o aquella naturaleza, en parte 1 cumplida originariamente, aunque en este caso no puede trao.. . . 1. tarse. de ~n cum~limie~~o ade.cuad~ (v. su~ra, 5~? Sobre ella ..... ~ ... _t se ed1fica 1a otra 1ntenc10n, la 1nterptetator1a, la que va hasta el , yo ajeno; sta no aprehende como tales los momentos corp- . . - J reos aprehendidos en la primera intencin, sino que los apre- 1 hende como ndices del yo ajeno, o sea, como algo en que el ' yo ajeno se exterioriza .

    . Ciertamente, sera falso hablar en este caso de una suce..: sin temporal. No se quiere decir queJos momentos corpreos ajenos funcionen primero solamente como .corpreos y luego sean aprehendidos como exteriorizaciones corpreas de un yo ajeno en una interpretacin posterior.

    En el caso de un razonamiento por analoga puede haber realmente una sucesin como la dcha, por ejemplo, cuand6 comparamos el sistema nervioso de los anfibios con el .nues~ tro, para inferir la estructura espiritual de esos animales. Pero en el caso de la llamada introafeccin no funciona en modo alguno el cuerpo ajeno como una mera complexin fsica, sino .

    --- -~-~- :.:::. T,.... ,._.,,.,_ .. , ....... ,."''_A ,;,.,.,:,.,,>'~'~"'('+*~m~t(i*~-';

    l.a nter3ubjetividad fenomenolAica 159

    a la vez como un cuerpo humano, es decir, como un cuerpo :fsico animado:

    Si e'n obsequio a la claridad retrocedemos hasta los datos hylticos, p:resntase la situacin de la siguiente manera. El cuerpo ajeno, en cua11.to-complexin fsica, slo puede apare-cer, para m, s yq vivo el material de sensRcin pertinente. Pero l se constituye para m, porque no slo vivo este mate-rial de sensacin, sil1.o que lo aprehendo tambin objetiva-mente y apercibo de este modo un algo trascendente. Esta in-tencin, la que se edifica sobre los datos hylticos y menta el cuerpo ajeno, se desarrolla ntimamente unida con la inten-cin fundada en ella, la que aprehende a la vez dicho cuerpo fsico como cuerpo humano de un yo. N o es, en modo alguno, que el m-aterial -de sensacin inherente por neces1dad a la apa-ricin del yo ajeno sea referido inmediatamente a este yo. In-mediatamente es referido slo a la cosa fsica que apa-rece en la naturaleza-al cuerpo ajeno.

    Las dos intenconalidades expuestas condicionan, pues, dos cosas del lado de lo indicado: el yo ajeno y el cuerpo aje-no. Ambas son aprehendidas en la orientacin natural como referidas la una a la oti:a: el yo de un cuerpo y el cuerpo de .un yo.

    Si llevamos a cabo un anlisis fenomenolgico puro de los atos de experiencia intr oafectiva, no debemos olvidar nunca que los objetos intencionales de estos actos, o sea, los yos aje-nos y sus cuerpos, en cuanto tales, es decir, en cuanto trascen-dencias, estn eliminados. Slo nos interesamos entonces por el contenido inmanente puro de las experiencias introafecti-vas. En stas trope2amos con ciertas estructuras notico-noe-mticas, que cooperan a exhibir los yos ajenos elimi11ados y sus cuerpos y que se encuentran en la relacin de fundamen-tacin descrita en el pargrafo anterior.

    69. Trtase ahora de dirigir , ante todo, nuestro inters a lo que implica la posici11. de los yos a jenos en un respecto in-manente puro. P ara ello no debe olvidarse nunca que las ex-periencias introafectvas, sometidas a la reflexin fenomeno-lgica, son llevadas a cabo en actos de orientacin natural. Los yos puestos en ellas son, pues, yos psicolgicos.

    La experiencia introafectiva me fuerza a poner un ego por

    . '',. ;. ~

    :f

  • , -, ~- t.&Qf(-;:JJ.Wt~A .. ~-,}_.,.~, :'"-*";;:.:. :h.f\.-._.,_:. ~ ,_,.,--.... ..._.< ~- ....... _ .. , .. ,_._.. " \ = ~~~- ........... :---------.. _.-:--~~:-... -----.. ---.. ~-,., --- ~---, .. ~r:---~--- -~---7 -- . . -- -- . ~

    -- 1

    160 Captulo IV

    principio igual en esencia a m, es decir, admitir un yo que l lleva a cabo percepc~ones, actos el~ r~cuerdo, de expectativa, de .1 fantasa, de pensamtento, de sent1m1ento, de voluntad y otras 1 operaciones espirituales anlogas, que est vinculado por su _ cuerpo a un lugar determinado de la naturaleza, que puede J referirse a m introafectivamente, etc., etc. J

    Por medio de la vinculacin del yo ajeno al cuerpo queda includo el yo en mi medio ambiente, as como yo pertenezco j al suyo. Pero trtase de un mismo y nico orden objetivo de ;

    cos~~ simplemente referido a diversos puntos cero de orien- j tacJOn. j

    Las relaciones entre mi yo y los yos ajenos son por prin- ! cipio de otra especie que las existentes entre las cosas mismas - f

    o entre las cosas y yo .. Yo estoy.frente alos .. yos.ajenos ___ (y, __ a ________ j. la inversa, ellos estn frente a m) ~tn las relaciones del yo y el t. Son estas relaciones slo posibles entre los sujetos-yos l como centros de intencionalidades. Abrese aqu una esfera ----!. totalmente nueva, que no tiene anloga en ninguna otra: la -~ de las relaciones de comunidad. . !

    En mi conciencia hay, pues, vivencias que ponen los alter 1 egos. Como consecuencia, constityese para m una nueva unidad, una unidad de muchos egos (y todo esto en conside- _ racin inmanente pura, o sea, independientemente de quedos ) otros y os existan real m en te o de que se trate de meras -il-usio-" --.. --..:.::_J _ nes, alucinaciones o cualesquiera errores). i

    La pluralidad de los sujetos-yos no multiplica en el ntl- -, mero correspondiente los objetos fsicos. Y o pongo los yos j ajenos como unos yos, que tienen el mismo mundo real, con las mismas cosas, idnticamente, que. me es dado tambin a m. Pues bien, slo porque pongo la pluralidad de los yos y a la vez la identidad numrica de las cosas de la naturaleza para todos nosotros, se constituye una comunidad en el mundo, es decir, una comunidad psjcolgica. S cada yo tuviese sus pro pos objetos fsicos, es decir, objetos que fuesen por principio distintos de todos los restantes y no estuviesen con stos el}_, ninguna conexin, no habra posibilidad alguna de una -co~ '' munidad. . .. - ~

    Mi conciencia, en cuanto experiencia introafectiva, encie--: . rra, pues, una dualidad de estratos muy importante y que es

    --- --------------;- .=; - . --- . ;, ... .: - ' '- "''.l ::t\-(,F~J: ;

    Ltt i,;_tersubjetivid,.d fe,;_or>o~nolo~ic 161

    distinta de la.mencionada anteriormente( 68): 1) la colicien-da de la no-identidad, por principio, de mi yo con los altef egos; 2) la conciencia de la identidad numrica, por principio, del mundo real en que nos encontramos. Este mundo est re-ferido en la pe~cepcin_ al cuerpo de cada yo como a su punto cero de orientacin y, por ende, ti'ene para cada yo los modos de aparicin por principio correspondientes a su posicin.

    En conexin con la identidad numrica del mundo real hllase tambin la identidad numrica de los mundos ideales o de los sistemas de idealidades correspondientes al mundo real.

    70. As, pues, segn Husserl, la posicin primitiva de los yos ajenos llvase a cabo en la experiencia introafectiva, cuyo COt1!ep4o gep_eral hemos bosquejado con toda brevedad. En el anlisis fenomenolgico de esta experiencia no debe pro-nunciarse ningn juicio sobre la existencia o inexistencia real de los yos ajenos puestos. Las vivencias que los. ponen exis-ten, sin duda alguna, y esto basta a la reflexin fenomeno-lgica.

    Ahora bien, es indudable que el yo que pone en la orien-tacin natural los yos ajenos, distingue por s mismo entre las introafecciones verdaderas y los errores de introafeccin. Hay que dar cuenta, pues, de esta distincin.

    -N o cabe duda de que hay errores de introafeccin. Cada cual lo sabe por su propia experiencia personal; basta, por lo dems, aludir a las llamadas personificaciones que en tan gran medida practican los nios y los pueblos en estado de naturaleza. Por qu no son mantenidas posteriormente?

    La experiencia ntroafectiva est sometida al criterio gene-ral de toda experiencia trascendente: al pdncipio de la concor-dancia universal (cfr. supra, 51).

    Por ende, la posicin d e los yos ajenos contenida en la experiencia introafectva no puede aspirar nunca ms que a una certeza presuntiva, como sucede a toda posicin moti-vada en la empira trascendente, es decir, lo puesto slo vale, suponiendo que el curso ulterior de la experiencia no apor-te motivos racionales ms fuertes, los cuales hagan ma-nifiesto que la posicin primitiva debe borrarse en la nue-va conexin ms amplia (Ideen, 1.58, ya citado; su-

    11

  • ::~:~~:'>~,{~"o/"'~""""'"""'""""'""'"'""" ': .~"""'"'""''~-.,-..,-~c~-~-~-----~--c..,-~:."-~-~-:--:- ---- , --:----: .. -.-----;r--- ... -~-- -------;_ ~-~

    ----- ---~ - -----.\.=- - ::_, .. 7_;.,~~:z:[email protected]

    162 Captulo IV

    pra, :51). Ahora comprendemos aquella exprexin de Hus-.. serl que dice que con la posibilidad y la realidad de los yos ajenos slo se puede operar en una crtica puramente empri-ca (no apodctica).

    .. Mas la afirmacin de que l a existencia de los yos psicol:-gcos ajenos nunca tiene ms que un valor de certeza emprico~ no quiere decir an que se trate de una mera apariencia.

    El mundo real es, en general, contingente (v. supra, $7). es decir, slo existe con certeza emprica. Pero en tanto hay estas y aquellas experiencias exhibitorias ele este mundo, tiene tambin este mundo el y o que vive estas experiencias.

    Lo mismo vale para los yos ajenos. En tanto hay estas y aquellas experiencias introafectvas, hay tambin estos y aquellos y os ajenos exhibind()se -~11. ella$. ,As _C()lll.()_ e~~-i-~p()sible vivir estas y aquellas motivaciones de la percepcin sen-sible, sin poner el mundo correspondiente a ellas, de igual modo es imposible tener estas y aquellas motivaciones-de la --.. experiencia intr0afectiva, sin poner los yos ajenos. As como el mundo existe de un modo meramente fctico, igual existen en l fcticamente los yos ajenos. Ambas cosas con necesidaa fctica.

    Y a anteriormente ( 68) comenzamos el problema de la introafeccn con esta pregunta: en dnde reside la ltima fuente legtima-de todos los -enunciados sobre.eLyo.ajenoL

    La respuesta dada ya en los pargrafos anteriores puede-resumirse de la siguiente manera: Todos los enunciados sobre el yo ajeno estn, en ltimo trmino, motivados en la propia experiencia introafectiva, universalmente concordante. En el yo propio existen, pues, razones que le dan motivo para ir ms all de s mismo, llegando a la posicin de yos ajenos. Lo que esto signifique con ms detalle se mostrar a con ti- nuacin.

    La intersubjetividad que se encuentra en Husserl slo puede fundamentarse por medio de la hiptesis metafsica de- una armona preestablecida.

    71. As como la percepcin de cosas nos da motivo para llegar a la posicin necesaria de las cosas, de igual suerte nos da motivo la experiencia introafectiva para llegar a la inelu-dible posicin de los yos ajenos, justamente como los yos aje-

    :. Ji !

    --

    !

    '..:'' -:

    La intersubjetividad le.nomenol"gica 163

    nos ligados al mundo de las cos~s fsicas, o sea psicolgicos. Y as como las cosas puestas perceptivamente nunca existe:ti ms qe con certeza presuntiva, tampoco existen ms que con certeza presuntiva los yos ajenos puestos introafectiva-mente. Tal ha sido el resultado de nuestras precedentes consi-deraciones sobre la intersubjetividad, segn la concepcin de Husserl.

    Pero con l no se ha a lcanzado todava, ni mucho menos, la intersubjetividad en el verdader o sentido de la palabr a, es decir, como inter subjetividad de los ~ujetos existentes en sb o independientemente unos de otros. Los yos ajenos slo fun-cionan hasta ahora como los yos conscientes en el yo propio. Slo nos hemos ocupado, en efecto, con el anlisis fenomeno-lgico-de la conciencia propia de los y os ajenos. Los yos aje-nos como una trascendencia, su reductibilidad o no-reductibi-lidad a la conciencia propia, todo esto permaneci completa-mente apartado de nuestra consideracin, como en toda refle-xin fenomenolgica pura.

    Tampoco reconociendo a los yos ajenos una existencia bien fundada empricamente (o sea, con certeza meramente presuntiva) se ha enunciado todava nada sobre su existencia en s, sino que slo se ha afirmado su existencia en el mun-do real. Tambin se diputan las cosas fsicas por existentes en el mundo, caso de que satisfagan al criterio de la universal concordancia de la experiencia, mient ras que el mundo mis-mo es considerado por Husserl como una mera constitucin intencional. Todo lo que hasta aqu se ha dicho sobre la in-tersubjetividad slo alcanza, en rigor, a la intersubjetividad segn es representad~ en el solus pse (cfr. supra, 67).

    Ahora planteamos esta cuestin: sobre la base de los ras-gos principales de la filosofa de Husserl ya dilucidados has-ta aqu, cmo se puede llegar a la intersubjetividad en el sentido propio del trmino, es decir, a la intersubjetividad de S\tjetos

  • "'~-''""'''- '.""''~'-.,-- , .. , .. ,, M:,:: r ,,,,.,,,,, 'COC'C''T;'.C' ' ..... ," '"''~-~-.. - ; .~.w,-.,,.,,.,0:
  • :--.< d":"! _~_:,-.-:~':: :-'~':/f ::>::':-:f.~. : ;,;, .... :;;; ez:;:;;;;, -.-.. ~: '""'"'"' ' , . ._,_. .. ':'-. -., -~-----.-..--. --. -.--..A....,-*--- ~ -"'""""'"~ . 00

    166 Capitule> IV

    la conciencia y nicamente como una relacin mutua entre los momentos constituidos intencionalmente. Es decir, resul- ta claro que para Husserl esta conciencia ha de valer como una conexin de ser, cerrada para s, como una conexin de ser absoluto en la que nada Pt1ede penetrar ni de la que nada . puede escapar (Ideen, 49, pg. 93). .

    Por consiguiente, si se admite por una parte, como hace Husserl, que no es posible que los yos ajenos caigan den-tro de la intuicin inmediata del yo propio, sino slo que ven-gan a presencia en una experiencia introafectva, fundada en la percepcin de los cuerpos ajenos, y si se admite, por otra parte, como acontece igualmente en Husserl, que la percepcin de los cuerpos ajenos, que fundamenta esta experiencia in-troa,(e!=tiya, n..o se pr()d:tl

  • ----------. --------------- - - - ------ ---: ~:'-"._~-.-~!. . ~-:': -.

    ~;;. :~~

    ,;_;:,

    G ,.~ J. .e, ...... ,-:-:--~--. ;_.-v _ y:--: -.~---; - --- ::,..- "" .

    168 Capitulo IV

    gico ajeno es, por principio, no idntico con el propio, no es posible que aquel se simpli:fique en el yo puro propio, sino que es menester, o que se disuelva por completo, es decir, qe se le considere como mera constitucin intencional del ' yo propio; o que se smpli:fique en la conciencia pura ajena.lius~ serl slo puede emprender este ltimo camino, puesto que admite el "ser en s>~ de los yos ajenos. Pero entoncd, de dnde se saca la conciencia ajena pura, si la experiencia in-troafectiva empieza por presentar tan slo la conciencia ajena psicolgica? !

    La conciencia pura fenomenolgica slo se abre ~n la orientacin fenomenolgica. Por ende, es necesario extender esta orientacin a los yos ajenos. Pero entonces slo 'puede tratarse de-una -orientacin-- o----reflexin---fenomenolg.ie&-- in-troafectivamente descubierta. Este es el camino que Husserl ha tratado de emprender en sus lecciones del semestre de in-vierno de 1923~24~ El resultado fu lle:gar al concpto de na orientacin o reflexin fenomenolgica intersubjetiva, la cual~ partiendo de la intersubjetividad psicolgica, deba abrir la intersubjetividad pura fenomenolgica, ejercitando la i1tox:1 fenomenolgica, no slo sobre las trascendencias de los actos de la conciencia propia, sino tambin sobre las trascendencias de los actos de los yos ajenos, introafectvamente descubiertos. Dejemos intactos los difdleir problemas qu:-e--tnreda- plantear el cabal y consecuente desarrollo de la idea de esta orienta-cin fenomenolgica intersubjetiva.

    Una cosa es clara: que Husserl no puede concebir la re-duccin del yo psicolgico ajeno de otra suerte que como una reduccin meramente de aquella forma psicolgica de la con:. ciencia ajena, que le es atrbuda por el yo propio, sin que su 4CSer en s" pueda ser afectado por ello (pues en otro caso ha;.: b r a que defender el solipssmo).

    ":>

    111 J

    ~_:_ ._: ~-;_J,i .,,

    . -,~

  • 'J_It' 5t , __ o; _;::, *?:- -~Y":- o:po:: vcc;_.,-. ~ : .------ ----.------.--....-..,....._------...._._ ---~-- - - -- -

    170 Captulo IV

    otros (v. supra, 72), todas las relaciones posibles entre ellos slo son posibles como relaciones intencionalmente tenidas, y, adems, como tenidas en las intenciones introafectivas.

    Ahora bien, si todo trato entre los yos puros depende de la posibilidad de la experiencia introafectiva, sta depende a . suvez de la presencia de los cuerpos ajenos en el mundo fsi-co dado al yo propio; caso de que no hubiese los cuerpos aje-nos, ya no existira ningn motivo bastante para llegar a la posicin de los yos ajenos, ni tampoco posibilidad alguna de un trato con estos yos.

    La experiencia introafectiva, justamente en cuanto es la experiencia fundada en la percepcin de los cuerpos ajenos, que funcionan como partes integrantes del mundo circundan-te del yo propio, esta experiencia slo es posibl~. e;n_ ta.DtQ.~apa.recen en relacin mutua dos yo~ in~~;P~;~d~s. Comprndese, por ende, que, tratndose de dos yos puros, el ser de los unos para los otros . slo es posible en cuanto se presentan en la. torma de la animalidad (v. Ideen, 53).

    El mundo alcanzado de hecho a cada momento en las ex-periencias actuales en este momento, mundo que puede ser diverso para diversos sujetos, debe distinguirse rigorosamen-te del mundo como posibilidad de experimentar, motivada. en la percepcin actual en el momento (v. supra, 54). Con respecto a los distint9s y os dice, pues, Husserl:. Aunque -d - . hecho no se hallen, ni puedan hallarse todos con todos en la relacin de la introafeccin, de la mutua comprensin, como, por ejemplo, no nos hallamos nosotros con los espri.,. tus acaso vivientes en los lejanos mundos estelares, existen, empero, consideradas en principio, posibilidades eidticas de instauracin de una comprensin mutua, o sea, posibilidades tambin de que los mundos de experiencia se fundan, por medio de conexiones de experiencia actual, en un solo mundo intersubjetivo, el correlato del unitario mundo de los espri-tus (de la ampliacin universal de la comunidad humana). . (Ideen, 48.)

    75. La clausura absoluta de los sujetos puros fenomeno.;. lgicos debe concebirse n.o slo de tal suerte que ningn mb:-mento pueda salir de un sujeto y entrar en otro, sino tambin de tal manera que entre los sujetos no pueda existir ningn

    , - __ ,_r_.--._.- - - - --- , . - - - -

    .::

    ) -~

    ... . _. ... -..... ...... -~o ---... - -:~~,-- .. , -, -e.. "'" ..... ------ & .. ,...53 -e

    f/ J.\

    ._. ... 1 el :

    i ::)

    -~- !

    i !

    \

    i ----~1

    l

    1 '' 1

    \' ;\

    LtJ intersubjetividad le(I.Omenolgica 171

    influjo mutuo, pues para ste se necesitara de una base sus-tancial, lo que significara la renuncia al carcter absoluto de los sujetos puros justamente como unidades de conciencia absolutas (cfr. supra, 72). En . suma, los sujetos puros feno-menolgicos merecen en. el plen0 sentido de la palabra el nombre de mnadas, como en efecto han sido llamados con frecuencia por Husserl mismo en sus lecciones. La carencia

    . de puertas y ventanas de estas mnadas resalta en Husserl con ms rigor an que antao en Leibnitz, pues Husserl, si-guiendo su mtodo fenomenolgico, insiste con toda energa en integrar en estas mnadas momentos inmanentes, e in-manentes a la conciencia, y en negarles toda sustancialidad, mientras que la base sustancial necesaria para el influjo mu-tuo _de.las mnadas tendra que ser trascendente a la concien-cia, no ciertamente como una trascendencia delante de la con-ciencia, pero s como una trascendencia detrs de la con-ciencia.

    Las mnadas, extraas en su absoluta clausura a todo in-flujo mutuo, slo pueden entrar en trato,., representndose introafectivamente las unas a las otras (como ya se ha mos-trado en el pargrafo anterior).

    O como Husserl mismo lo ha formulado en sus lecciones de octubre-noviembre de 1910: La posible introafeccin es el espejarse,. cada mnada en cada una de las dems, y la posi-bilidad de este espejarse depende de la posibilidad de una cons-titucin concordante de naturaleza espacio-temporal, de un ndice para las correspondientes constituciones cognoscitivas que alcance e invada a todos los yos.

    Esta ltima posibilidad, es decir, la posibilidad de una constitucin concorda~te de naturaleza espacio-temporal en mnadas absolutamente cerradas e independientes unas de otras, depende de la posibilidad de una armona preestable-cida (v. supra, 72).

    Slo con ayuda de la hiptesis metafsica de una armona preestablecida logra Husserl su monadologa fenomenolgica. Pero sta no es en el sentido propio del trmino u n a supera-cin del solpsismo, sino slo una ampliacin aei solipsismo monista hasta convertirlo en el solipsismo pluralista.

    El mundo real y los mundos ideales correspondientes a l

    j.

  • . .... : : ~- : ~ ::

    172 Capitulo IV

    son reducidos por Husserl, en su total contenido, .a cada-una de las mnadas, es decir, son considerados por l como las meras constituciones intencionales de cada conciencia feno~ menolgica individual. La comunidad fenomenolgica de los yos no es una comunidad en el sentido propio del trmino;. ningn yo necesita de los dems, ni para su propia existen-ca, ni para la constitucin del mundo. Cada una de las m-nadas es, pues, autosuficiente en todos los respectos. En lugar de una reciproca dependencia de los miembros, sin la cual apenas cabe concebir una comunidad, tenemos en la co-munidad fenomenolgica de Husserl una multitud de yos ah- . solutamente autosuficientes, es decir, en lugar de un nico so-las ipse, una multitud de ellos. El trnsito desde un solus ipse aislado a una multitud de ellos ._.no es, p_ues, una s.uperacin del solipsismo, sino, como ya se ha dicho, una ampliacin del solipsismo monista en el pluralista.

    El idealismo fenomenolgico de Husserl no es una [J.losof como ciencia rigoross..

    76. Anteriormente( 65) se ha mostrado ya 'que Husserl nos deja por completo en la estacada en uno de los puntos msimportantes.de -su'idealismo-en -el -problema-dela -Jrela-cn de la conciencia pura con la psicolgica.

    Igualmente han puesto en claro nuestras consideraciones anteriores ( 59-60) sobre la argumentacin idealista de Hus-serl, que es imposible considerar como convincente esta argu-mentacin. Pero all an no habamos tropezado con aquellas dificultades que slo se revelaron en toda su dureza al pasar de la oTientacn solipsista a la intersubjetiva. Al dar este paso el idealismo de Husserl se ha encontrado ante esta al;;. ternativa: o permanecer hundido en el solipsistno, o pedir auxilio a la hiptesis metafsCJi de la armona preestablec da, que no es una tesis rigorosamente cientfica. Las enor"' mes dificultades con que se tropieza cuando se concede est tesis han sido sealadas ya muchas veces en la filosofa-~ Aqu sanos permitido exponer tan slo y con toda brevedad la posicin de Kant frente a la tesis de la armona preesta..:

    :.,~-~~-..t;~l '?" ""! .- ::,"-:-:;.::~_-~

    .1 1

    p~ .;:: :!:~

    "

    ~:. ':"\ :-'\

    t1 ~

    ~~ .::

    ''1 . .. : T - 1

    ' 1

    La intersubjetividad lenornen:olg_ica tn

    blecida, lo cual puede ~ontribur, e:1;1- nuestro entender, a acla-rar la posicin de Husserl. Las ideas de Kant nense en este punto del modo ms estrecho con sus consideraciones sobre el antagonismo de la sensibildJld y el entendimiento.

    Como es sabido, la anttesis de la sensibilidad y el enten-dimiento pertenece a las teoras ms--fundamentales de Kant. Sin duda resultan de ella ~uy grandes dificultades para el

  • :t74 Csptulo JV

    mismas el sello de su procedencia de la se~sibilidad o del en-tendimiento.

    As se haba expresado ya Kant en su disertacin del ao t77o, De mundi, etc.( 7), y la misma idea repite con admirable consecuencia posteriormente. Sobre la base de la ms profunda anttesis entre la sensibilidad y el entendimien~ to est edificada la Crtica de la razn pura, cuyas dos edicio-nes (de 1781 y de 1787) contienen el mismo ataque contra la concepcin de I.eibnitz-Wolff (v. Crtica de la razn pura~ traduccin espaola de M. G. :Morente, tomo I, pg. 155, Madrid, Surez). Con igual denuedo se dirigen contra esta concepcin las siguientes obras de Kant: Ueber eine Entdec-kung, etc., de 1790 (v. I. Abscbn., edicin de la .Academia de Ciencias de Prusia; -VIII,-,218-.z.zo);-.Antbropologie,"de--1798 -------+--( 7) y el trabajo sobre los Progresos de la metafsica desde Leibnitz y W olff, redactado en todo caso despus de 1791 (v.la edicin de Kirckmann, Bd. I., pgs. 119-120). ,

    Kant mismo lleg a tener conciencia del abismo que de aquel modo se haba abierto entre la sensibilidad y el enten. dimiento. Todava en la Introduccin a la Crtica de la ra-zn pura escribe que la sensibilidad y el entendimiento quiz se originen en una raz comn, pero desconocida para nos-otros. (Traduccin Morente, tomo 1, pg. 112.) En su clebre frase: los conceptos sin: intuiciones son vacos; .. l"Bs intuicion-es ---~ sin conceptos ciegos (ibdem, tomo 1, pg. t75) exige para la posibilidad del conocimiento la unin de ambas facultades: cognoscitivas. Pero Kant no ha podido mostrar cmo habr(:l que concebir en ltimo trmino esta unin, segn se revela claramente en la insu:6.ciencia de su solucin al problema del esquematismo de los conceptos puros del entendimiento. Este problema re:6.rese, empero, solamente a los conceptos puros del entendimiento, y, por ende, a las leyes generales d la naturaleza, a aqullas sin las cuales la naturaleza sera sencillamente imposible. Mas en la consideracin de las leyes. particulares de la naturaleza, que son meramente contingen tes, vise Kant obligado a hablar de la armona. El resultado-fu, pues, que Kant, que tan ardorosamente combate la armo;.; na leibnitziana entre las mnadas (la misma armona que tambin l haba admitido en los comienzos de su :6.losofar)

    --.-~.... ~ ....... ,:c;: 'f'Zh'?5:::"7-::-,~-":""7.'~"':--

    La intersubi"tividad iellomenolgica . ------. t75

    ttivo que introducir en lugar de ella otra armona, a saber, la armona o concqrd~ncia entre 1~ sensibilidad y el entendi-miento.

    Leemos en la Crtica. de lfl razn pura: ... Podra haber, en rigor, fenmenos de tal ndole que el entendimiento no los encontrase conformes a las condiciones de su unidad, y todo yaciese sumido en confusin y desorden, de tal suerte que, por ejemplo, en la serie sucesiva de los fenmenos no se ofre-ciese nada que pusiese en nuestra mano una regla de sntesis, y respondiese, por tanto, al concepto de causa y efecto, de tal modo, que este concepto sera totalmente vaco, nulo y sin Sig-nificacin. En los Metapb. Anfangsgrnde der Naturwis-senscba.ft (de 1786) dice Kant que refugiarse en la armona preestablecida, para explicar esta extra.a concordancia de los fenmenos con las leyes del entendimiento>>, es un medio de salvacin que resulta mucho peor que el mal que con l se trata de remediar y que con l no se puede remediar realmente en nada)) (v. la nota al Vorrede, edicin de la Academia,476) .

    La armona es rechazada aqu porque Kant cree haber probado, en su clebre deduccin de los conceptos puros del entendimiento, que los fenmenos suponen ya, en auanto ta-les, la sntesis categorial, y por eso tienen que concordar de-un modo necesario con el entendimiento. Pero esto slo haba sido probado.con respecto a la naturaleza en cuanto a sus le-yes generales. (Tampoco aqu logr Kant, se.gn ya se ha in-dicado, resolver definitivamente el problema.) Pero es con-tingente, hasta donde podemos vislumbrar, que el orden de la naturaleza, en cuanto a sus leyes particulares, a pesar de toda la multiplicidad y heterogeneidad, al menos posibles, de ellas,. que sobrepujan nuestra capacidad de comprensin, se ajustan realmente a ellas,)) (Crtica. del Juicio, Introduccin, VI, tra-duccin Moren te, tomo I, Madrid, Surez.) Por eso se ve Kant forzado a hablar aqu de un feliz acaso favorecedor de nues-tro designio (ibdem, Introduccin, V).

    Justamente este feliz acaso es el que obliga a Kant a ha-blar de una armona preestablecida entre la sensibilidad y el entendimiento. Encontramos un pasaje muy interesante ' en. el escrito Ueber eine Entdeckung, etc., de 1790 (v. las dos l-timas divisiones): Por lo que se re:6.ere a esta armona entre

  • ---~~-~~---~--- ---- ------- -~----- ------ -~------~ ---T ----: --------. i'l

    --~--.-,..,..._ .~ ..... -... ~-.,.....,~: ........ ..,... ~,.-~-":"""'"'-.....--:-:.~~7!-_-~.,.,.-~"'"'-::.-... -;- :~ ''*:~:r~:~_:'-.'5-.c - -~ - %rr

    176 Captulo IV

    el entendimiento y la sensibilidad, en cuanto hace posibles a. priori conocimientos de leyes generales de la naturaleza, la Crtica ha indicado como razn de ella la de que sin ella no es posible experiencia alguna, ni, por ende, seran recibidos por nosotros en la unidad de la conciencia, ni entraran en la ex-periencia, ni, en suma, existiran para nosotros los objetos (porque stos son conformes, en cuanto a su intuicin, a las condiciones formales de nuestra sensibilidad, en cuanto al enlace de lo mltiple, a los principios de la coordinacin en una conciencia, ambas cosas como condicin de la posibilidad de un conocimiento de ellos) . Pero no pudimos indicar nin-guna razn por la cual tengamos justamente una sensibilidad ele tal ndole y un entendimiento de tal naturaleza, que por su unin resulte posible una experiencia; ni tampoco una por la cual ambas fuentes del conocimiento, en lo dems -comple-tamente heterogneas, concuerden, sin embargo, en la posibi-lidad de un conocimiento emprico en general, pero principal-mente (como sobre ello llamar la atencin la Crtica del juicio) en 11\ posibilidad de una experiencia de la naturaleza bajo las mltiples leyes particulares y meramente empricas de ella, sobre las cuales nada nos ensea a priori el entendi-miento, y adems concuerden tan bien como si la naturaleza

    11 :_!,~

    ' , ,

    '

    l :.' l

    . - ~:::.: - ~ . ... l

    :: !

    ~- .

    estuviese de propsito hecha a la medida de nuestra facultad de comprensin; esto no pudimos explicarlo (ni puede hacerlo . .. , tampoco nadie) ... As, bien pudiera ser la Crtica. de la razn ---..:-=-::.:._-+ pura la verdadera apologa de Leibnitz contra sus propios : partidarios, que le ensalzan con alabanzas no honrosas preci-samente.

    Las anteriores consideraciones sobre el concepto de armo-na en Kant ponen de relieve que tampoco l pudo prescindir en definitiva de este ccncepto. Sin embargo, este concepto des--empea en l un papel totalmente distinto del que desempea en Husserl. La diferencia puede tomarse por dos lados: 1, mientras que la armona preestablecida tiene que ser supuesta por Husserl como una concordancia entre las mnadas, Kant slo estima admisible una armona como concordancia e:ntre la sensibilidad y el entendimiento. Slo en sus comienzos, en el perodo dogmtico de su filosofar, admiti tambin l, se~ sn se ha dicho, la armona como armona entre mnadas, .

    L a intersubjetividad l enornenol!ic3. 177

    para. abandonarla ms tarde en el perodo crtico, pero no sin llamarla en su esci:ito sobre los Progresos de 'la metafsica des-de Lebnitz y W olff, redactado en todo caso despus de 1791, -la ms mar&.villosa ficcin que la filosofa haya imaginado nunca (v. ed. Kirchmann, Bd. I. pg.126); 2, la armona sig-ni6.ca en K ant una .con~ordanda entre esferas de la concien-cia misma, es decir, refirese a algo inmanente a la conciencia misma y, por ende, inmediatamente comprobable, o, para .decirlo as, a un hecho primitivo en la constitucin de la con-ciencia misma, a saber, el feliz acaso antes mencionado. En Husserl, por el contrario, la armona significa una con-cordancia entre la inmanencia de un yo y las inmanencias de los otros yos absolutamente trascendentes a este yo. En este caso no puede hablarse de una comprobabilidad inme-diata, pues ningn yo puede cerciorarse de la existencia de los otros, si no es con ayuda de la hiptesis de la armona preestablecida. O expresado de otra manera: M ientras que en Kant el con cepto d e armona se refiere a lo que se encuentra innegablemente en la conciencia misma, en Husserl es r eferi-do a la relacin intersubjetiva, en que los otros yos slo pul! .den ser descubiertos por medio de la hiptesis de la armona _preestablecida.

    * * *

    76 a. Tres son las cuestiones a que an.te todo ha de poder .dar respuesta suficiente cualquier sistema idealista. Enlama-nera de dar esta r espuesta puede medirse el valor terico del .sistema entero. Estas cuestiones son:

    I. Cmo cabe concebir aquella conciencia a la que es re-.dud do el mundo?

    II. Cmo cab~ justificar la reduccin del mundo a la conciencia?

    III. Cmo cabe concebir la relacin de la conciencie. .constituyente del mundo con la conciencia que se encuentra .en el mundo?

    Husserl resuelve la primera cuestin reduciendo a la con-ciencia pura fenomenolgica. Pero sta aparece en l como una multitud de sujetos individuales absolutamente encer:ra-

  • , ... l.f. ...... ,,., ,, \ . ;, : ~t1 '.~ . . ~t; ~.:

    178 Captulo IV

    ' 1

    :;,~ . "' ... :~

    , ~ .:,!

    ~-

    1 .~ 1 : 1

    1

    est dado inmediatamente, mientras que los yos ajenos slo pueden descubrirse con ayuda de una inferencia deductiva, a la cual sirve de pra.emssa. ma.ior el principio de la armona preestablecida y de pra.emissae minores los datos de la ntro-afeccin, como creemos haberlo mostrado convincentemente (vase supra, 71-72). Pero nadie osar considerar el prin-cipio de la armona preestablecida entre las mnadas como un principio rigorosam.ente cientfico. Pertenece, antes bien,. al nmero de esos principios de la fe :filosfica, sin los cua- , les no ha podido salir adelante ningn sistema :filosfico, al 1 menos hasta ahora, y que pueden aspirar, a lo .sumo, a cierto 1

    ' 1

    grado de probabilidad. Pero, adems, el grado de probabilidad ' i del principio de la armona parece ser muy escaso. : !

    Tampoco ha podido dar Husserlalas dos ltimascues- ---:. tiones una respuesta que pueda considerarse como rigorosa- l mente cientfica (v. supra, S9-60 y 65). . : !

    Por lo tanto, es menester decir, con toda resolucin, que es. :; ( imposible al idealismo fenomenolgico de Husserl dar satis- = 1 faccin al postulado, por l mismo establecido, de ser una fi- .. ] losofa como ciencia rigorosa. Nueva prueba de que niuno . 1 solo de aquellos :filsofos que postulan el conocimiento abso- :: luto ha podido alcanzarlo por su parte, y de que en :filosofa,. \ donde se trata de las ltimas respuestas a las ltimas pre- . : ! guntas, hay que ser modesto en cierto grad, justmente a ... ...:.;~:~- ! -causa de la dificultad de dichas preguntas. '. i

    Pero esto no significa que carezca de importancia el ideal 1 de una filosofa como ciencia rigorosa, puesto de relieve por Husserl con admirable vigor . . Como ideal, como idea regula .. tva para la investigacin filosfica, tiene su valor; pero slo como ideal. En la medida en que se acercan a l pueden ser valorados teorticamente los sistemas filosficos. Pero parece imposible que lo alcancen. Lo cual no significa, sin embargo~ rebajar la filosofa frente a las ciencias especiales.

    Estas proceden dogmticamente, es decir, hacen inten-cionada o inconscientemente, ciertos supuestos, sin los . cuales

    es sencillamente imposible todo trabajo cientfico. Pero. si se : ;procede crticamente, es decir, si .se: quiere : arrojar tambin: claridad sobre los supuestos de todo conocimiento en 1~eneral,. pronto se ve uno engolfado 'en la -filosofa, con -sus . ltim::os: ,

    i i

    1

    1

    . .-.i,s}*lt~ , .. C.y,C,.4\1j"'-.~ :~-~~~;.t~~i~~

    .. ------~-- -------------- ----~~--,.-7 ... .:,,::: ,_-... --~~":"";"""':~:::r:--~~-,,~~~~-,:-:~~-5':~~~:-:,~-=-.. , .. ~--

    La. inter.subjetividad feno;.,enolgica 179

    problemas, es decir, resulta entonces ne~itable la aludida fe filosfica.

    Ofrecense a la filosofa ciertas posibilidades de solucin, las cuales han. sido descubiertas y desarrolladas en los gran-des sistem~s filosficos . . Pero con toda probabilidad permane-cer eternamente oculta aqulla de 'estas posibilidades que sea la nica verdadera.

    Las posibilidades de solucin no son creaciones arbitra-rias, antes bien, slo se descubren a una profunda reflexin filosfica. Tampoco hay una infinidad de semejantes posibili-dades; el milenario trabajo filosfico de la humanidad slo ha podido sealar hasta ahora unas pocas, las cuales estn desarrolladas, como se ha dicho, en los grandes sistemas filo-sficos, tipos de la visin filosfica del mundo en. su origi-nalidad.

    El que se decide por una determinada de estas posibilida-des no puede dar una justificacin puramente cognoscitiva de ella. Todo acto de decisin a favor de determinados princi-pios o sistemas filosficos debe ser considerado como un acto de ele filosfica, la cual no hay que equiparar, como se com-prende, con la fe religiosa. En semejante decisin pueden des-empear tambin un gran papel momentos subjetivos.

    Tambin el idealismo fenomenolgico de Husserl tiene por base, como ya se ha mostrado, una fe filosfica anloga. Y con esto queda dada la respuesta a la segunda de las cues-tiones capitales formuladas en el prlogo de nuestro trabajo.

  • . e - '>'~c-c-cc:"='''''"'''' -~'~"''~:o::T , . .,,,_"""""'~.~-, ""' """"'''--- ---..,.,. e--~-- -,---. -.. ---,-----~----~- < .. ' . +' . ,._ '"~ j

    l10 Capitula IV -------

    pera haber mostrado, que ello es posible sin renunciar, en ge-neral, a todo lo fenomenolgico.

    Ser el resultado una filosofa idealista o realista? Esto puede quedar aqu indeciso.

    FIN

    lN.DICE

    Pts.

    PRLOGO.......................................................... 1

    JlRIMERA PARTE

    EL l>:I:,TODO FENOMENOLG-ICO DE HUSSERL

    CAPTULO PRIMERO.-LA DESCRIPCIN EID,TICA: Introduccin, La ciencia liloslica fundamenta.], el mtodo lenotneno-

    lgico y la filosofa. fenomenolgica. . .................... , , .. .. La. fenomenologa como ciencia descriptiva .. ........ ....... , . , E;l ser real y el ser i.deal y su conocimiento respectivo .. .... Lafenomenologia como un intuitivismo de. principio .......

    CAP. !l.-LA ACTITUD FENOMENOLGICA: La esfera propia de la lenomenologia ............... : ., El emple'o metdico de la primera persona ........ . La conc:ien~R l' los objetos de conciencia. La reflexin .. ....... La actitud 'directa: ...................... La estructura de la conciencia refleja . ..................... La reflexin _natural)' la reflecxin fenomenolgica .............. L~s di'!ersos conceptO$ de lo puro11 ~ ~ , ~ _ . Husserl y Descartes .. . , .. ................ El problema de la posibilidad de la reflexin. La percepcin inma-

    1:1. 121 1.5 .29

    i!~ 41 4.2 45 46 49 .56 .58

    nente ..... ... , ,..... . ....................... .5.9

    CA.P. III.-LA REFLEXIN FENOMENOLGICA Y LA REDUC-CIN FENOMENOLGICA.!

    Planteamiento del problema.................................... 68 Eliminacione_s reflexivas y eliminaciones reductivas................ 69 La fun,damental no coincidencia de las eferas de reflexin y ~e reduc-

    cin .................... 72 Las consecuencias ms importantes . . . . . . . . . . . . 77

    ! l!: 1'

    ~ : ; ,.

    [! ~ ~

    1 '

  • ~~~w-":7~-',._~,--,.,----~

    lndlce

    CAP. IV,-LOS RASGOS FUNDAMENTALES DE LA ESTRUC-TURA DE LA CONCIENCIA PURA:

    .e15

    Pgs.

    El concepto fenomenolgico de vivencia.,,, ... ,.................. 79 Los componrSEGUNDA P.ARTE

    LOS PROBLEMAS REDUCTIVOS DE LA FENOMENOLOGA DE HUSSERL

    CAPtTULO PRJMERO,-LA REDUCCIN FENOMENOLGICA DEL MUNDO FSICO:

    lntroducein,.,,., .. , ~ .... ,., .... ,,.,,,,. 109 El anlisis lenomenolico de la conciencia del mundo fsico ..... . , 110 La ar8umenta.ein idealista de Husserl y apreciacin de ella.,...... 12Z

    CAP. 11.-EL PROBLEMA DE LA REDUCCIN DE LOS MUN-DOS IDEALES ....... , , .......................... t4o

    CAP, III.-LA CONCIENCIA PSICOLGICA PROPIA Y STJ RE-DUCCIN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 145

    La idea de la conciencia psicolgica. , , . , , , , , .. , , . . . . . . 146 La constitucin de la conciencia psicolgica propia . ............ , 149 Reduccin de la conciencia psicolgica propia .. , ...... , . , , , . 1lh

    C.AP. IV.-LA INTERSUBJETIVIDAD FENOMENOLGICA: Introduccin ...................... ,.................... . . 153 Anlisis fenomenolgico de la conciencia de la subjetividad pskolgi-

    ca ajena. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 156 La reduccin de los sujeto psicolgicos ajenos ............. ,...... 167 La monadologa. fenomenolgica de Husserl es un solipsistno plura-

    lista.................................................... 169 El idealismo fenomenolgico de Husserl no e.< una filosofia como ~ien-

    ci a t:igorosax. .................... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17 Z

    -:-:.~.~-~--- .. .;.,;;;. ~-.-,_~' ~""-"";"., , ., _., ...... ~ -.. - .""""-~ .... _- *'-- :r ~

    Z14 In dice

    Pgg,

    CAP. V.-LqS PROBLEMAS CONSTITUTIVOS DE LA FENO-MENOLOGA DE HUSSERL:

    Introduccin .. ..... , ............ , ................ , ...... . El problema de la constituci;, de las objetividades de la conciencia,, Los estratos de la objetividad . .... ; ..... , ... , , , .. , . , ... , . . . . . , El problema de la constitucin de la misma conciencia pura , El idealismo fenomenolgico de Husserl como filosofa de la vida-..

    Husserl y Bergson . ....... , , ...... , .......... , ...... El destino inmanente. Ls idea teolgica de Husserl .......... .... , Idea de un historismo inmanente .. , ............................

    CAP. VI.-EL IDE.ALISMO FENOMENOLGICO DE HUSSERL COMO METAFSICA ESPIRITUALISTA:

    180 181 183 187 -'

    190 193 19.5

    Introduccin .. , ....... , ...................... , . . . . . . . . . . . 197 A-lgunos rasgos esenciales del idealismo trascendental.. . . . . . . . . . . . 198 El carcter no-trascendental del idealismo fenomenolgico de Husserl. ZOO La metafsica espiritualista de Huss~d .......... , ......... ,.,.... 201 Conclusin...................... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . zo6

    ;;

    J

    ! 1

    ,

    ! f

    ' '

    ( : ~:

    l l i :,.

    11 1'\ ~~-