Centro de Estudios Corea-Argentina El Centro-Objetivos

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NEWSLETTER English Orientalismos “periféricos” en la narrativa contemporánea argentina: breves notas sobre la novela María Domecq (2007), de Juan Forn. Por Julián Vazeilles (IIGG‐UBA/CONICET) Como es sabido según el clásico estudio de E. Said, el Orientalismo, como amplio campo de la cultura letrada, construye determinadas representaciones acerca de “Oriente”. Sin embargo, su eficacia histórico‐ ideológica ha radicado, más que en erigirse en una suerte de “falsa conciencia” para Oriente, en la fuerza y coherencia interna de dicho conjunto de discursos para la propia autodefinición de Occidente. Ahora bien, América Latina en general y la Argentina en particular, se encuentran o bien excluidas de la órbita occidental como conjunto civilizatorio decididamente diferente (según algunas definiciones geopolíticas, en particular las tesis del choque de civilizaciones de S. P. Huntington), o bien como parte integrante de occidente en una posición marginal o inferior: su periferia o su “patio trasero”. En esta última configuración, América latina se ha “occidentalizado” ‐de manera imperfecta y parcial según la perspectiva metropolitana‐ a partir de una sucesiva superposición y la injerencia de diversos poderes imperiales sobre la región desde los albores de la modernidad. La postulación de la alteridad este‐oeste no ha sido privativa de las culturas letradas metropolitanas (cuyos respectivos Estados‐nación han participado directamente en avanzadas imperiales sobre Asia). En la literatura de nuestro país el orientalismo tiene una presencia, acaso no central, pero sí continúa y persistente, y que se remonta a algunos de los textos fundacionales de Sarmiento y Mansilla. De este modo, este breve texto se propone como un pequeño avance de mi investigación sobre las especificidades de nuestro orientalismo “periférico” en la cultura y la literatura argentina. Dichos orientalismos pueden ser subsidiarios del proceso de occidentalización cultural en América latina pero también pueden ponerlo en cuestión. Me propongo también entonces dar cuenta de algunas inflexiones del diálogo Sur‐sur que se dan cita en el plano simbólico‐cultural (la cultura y la literatura argentina). Partimos del supuesto de que el creciente peso de Asia en el escenario mundial se da no sólo en términos económicos y geopolíticos, sino también en su dimensión simbólico‐cultural, y esta cuestión ha sido relativamente poco abordada por las investigaciones locales contemporáneas. Los recientes cambios históricos en los países del Este asiático implicaron mutaciones en la circulación y consumo de bienes simbólicos que, en un contexto de hibridación y mundialización de la cultura, nos imponen desafíos teóricos y políticos a tener en consideración. En este sentido, ofrecemos aquí un breve avance descriptivo de las construcciones y las disputas por el sentido que se le atribuye a oriente, al Japón en particular, en la novela autobiográfica argentina María Domecq (2007) de Juan Forn. Focalizamos en los puntos de articulación que tienen las dimensiones afectivo‐familiares del universo del narrador con las histórico‐colectivas. Así, encontramos en primer lugar la “historia oficial” de la familia ilustre y patricia de Juan Forn, los Domecq García, y la imaginería sobre el Japón que construyen. Esta última, sorprendentemente, no sería tributaria del eurocentrismo decimonónico presente en el orientalismo de los escritores pertenecientes a la clase dirigente. Por el contrario, se recurre al Japón para realizar una mirada crítica de occidente, tributaria acaso en parte de la inflexión ideológica ocurrida en el centenario argentino de la década de 1910: occidente seguía siendo identificado con los tópicos del orden y del progreso, pero también con prácticas e ideologías que atentaban contra ellos y contra la nación. Juan Forn por expresa decisión personal se apellida “Forn” a secas –que significa “horno” en catalán y connota “una vida de trabajo”‐, Y se despoja del apellido ilustre García Domecq. Ya con este indicio es posible vislumbrar que el narrador toma distancia y cuestiona los valores que dominan el relato familiar. Al mismo tiempo que busca recuperar “ramas podadas” del árbol genealógico oficial de la familia, (distintos familiares que han sido segregados y negados como miembros de la familia nombre de una estricta moral familiar) propone sacar a la luz otros aspectos de la relación de la familia con el Japón y de la cultura japonesa que han sido igualmente excluidos. Así, por ejemplo, realiza una recuperación del socialismo en el este asiático en la segunda mitad del siglo pasado (y que en Japón tuvo una presencia menor), acaso como gesto nostálgico, habida cuenta de que dichos sentidos suelen ser hoy obliterados en el papel que se le asigna al este asiático en el discurso vernáculo sobre la globalización. A continuación, veremos brevemente cómo aparecen estas cuestiones en la trama misma de la novela. Los sucesos de la historia de Madame Butterfly inician el relato de Forn. Lo que comenzó siendo una anécdota de la vida portuaria japonesa, entre 1885 y 1905 devino, luego de una serie de El Centro Actividades Publicaciones Investigaciones Prensa Biblioteca Enlaces Newsletter Contacto

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Articulo de Julián Vazeilles

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  • 25/6/2015 CentrodeEstudiosCoreaArgentinaElCentroObjetivos

    http://www.uba.ar/ceca/newsletters/abril_11/nlnota2.php 1/2

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    Orientalismos perifricos en la narrativa contempornea argentina:breves notas sobre la novela Mara Domecq (2007), de Juan Forn.

    Por Julin Vazeilles (IIGGUBA/CONICET)

    Como es sabido segn el clsico estudio de E. Said, el Orientalismo, comoamplio campo de la cultura letrada, construye determinadasrepresentaciones acerca de Oriente. Sin embargo, su eficacia histricoideolgica ha radicado, ms que en erigirse en una suerte de falsaconciencia para Oriente, en la fuerza y coherencia interna de dichoconjunto de discursos para la propia autodefinicin de Occidente. Ahora

    bien, Amrica Latina en general y la Argentina en particular, se encuentran o bien excluidas de larbita occidental como conjunto civilizatorio decididamente diferente (segn algunas definicionesgeopolticas, en particular las tesis del choque de civilizaciones de S. P. Huntington), o bien comoparte integrante de occidente en una posicin marginal o inferior: su periferia o su patio trasero.En esta ltima configuracin, Amrica latina se ha occidentalizado de manera imperfecta yparcial segn la perspectiva metropolitana a partir de una sucesiva superposicin y la injerencia dediversos poderes imperiales sobre la regin desde los albores de la modernidad.La postulacin de la alteridad esteoeste no ha sido privativa de las culturas letradasmetropolitanas (cuyos respectivos Estadosnacin han participado directamente en avanzadasimperiales sobre Asia). En la literatura de nuestro pas el orientalismo tiene una presencia, acaso nocentral, pero s contina y persistente, y que se remonta a algunos de los textos fundacionales deSarmiento y Mansilla. De este modo, este breve texto se propone como un pequeo avance de miinvestigacin sobre las especificidades de nuestro orientalismo perifrico en la cultura y laliteratura argentina. Dichos orientalismos pueden ser subsidiarios del proceso de occidentalizacincultural en Amrica latina pero tambin pueden ponerlo en cuestin. Me propongo tambinentonces dar cuenta de algunas inflexiones del dilogo Sursur que se dan cita en el planosimblicocultural (la cultura y la literatura argentina). Partimos del supuesto de que el crecientepeso de Asia en el escenario mundial se da no slo en trminos econmicos y geopolticos, sinotambin en su dimensin simblicocultural, y esta cuestin ha sido relativamente poco abordadapor las investigaciones locales contemporneas. Los recientes cambios histricos en los pases delEste asitico implicaron mutaciones en la circulacin y consumo de bienes simblicos que, en uncontexto de hibridacin y mundializacin de la cultura, nos imponen desafos tericos y polticos atener en consideracin. En este sentido, ofrecemos aqu un breve avance descriptivo de lasconstrucciones y las disputas por el sentido que se le atribuye a oriente, al Japn en particular, enla novela autobiogrfica argentina Mara Domecq (2007) de Juan Forn. Focalizamos en los puntos dearticulacin que tienen las dimensiones afectivofamiliares del universo del narrador con lashistricocolectivas. As, encontramos en primer lugar la historia oficial de la familia ilustre ypatricia de Juan Forn, los Domecq Garca, y la imaginera sobre el Japn que construyen. Estaltima, sorprendentemente, no sera tributaria del eurocentrismo decimonnico presente en elorientalismo de los escritores pertenecientes a la clase dirigente. Por el contrario, se recurre alJapn para realizar una mirada crtica de occidente, tributaria acaso en parte de la inflexinideolgica ocurrida en el centenario argentino de la dcada de 1910: occidente segua siendoidentificado con los tpicos del orden y del progreso, pero tambin con prcticas e ideologas queatentaban contra ellos y contra la nacin.Juan Forn por expresa decisin personal se apellida Forn a secas que significa horno en catalny connota una vida de trabajo, Y se despoja del apellido ilustre Garca Domecq. Ya con esteindicio es posible vislumbrar que el narrador toma distancia y cuestiona los valores que dominan elrelato familiar. Al mismo tiempo que busca recuperar ramas podadas del rbol genealgico oficialde la familia, (distintos familiares que han sido segregados y negados como miembros de la familianombre de una estricta moral familiar) propone sacar a la luz otros aspectos de la relacin de lafamilia con el Japn y de la cultura japonesa que han sido igualmente excluidos. As, por ejemplo,realiza una recuperacin del socialismo en el este asitico en la segunda mitad del siglo pasado (yque en Japn tuvo una presencia menor), acaso como gesto nostlgico, habida cuenta de que dichossentidos suelen ser hoy obliterados en el papel que se le asigna al este asitico en el discursovernculo sobre la globalizacin.A continuacin, veremos brevemente cmo aparecen estas cuestiones en la trama misma de lanovela. Los sucesos de la historia de Madame Butterfly inician el relato de Forn. Lo que comenzsiendo una ancdota de la vida portuaria japonesa, entre 1885 y 1905 devino, luego de una serie de

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    transcripciones literarias, en la gran pera italiana homnima. Este asunto traba relacin con su vidafamiliar cuando un historiador le sugiere a Forn que su bisabuelo, el almirante Manuel DomecqGarca, prcer del bronce familiar pudo haber inspirado al protagonista occidental de MadameButterfly (pues haba permanecido en el Japn varios aos en una misin militar). El indicio conducea miembros excluidos de la genealoga oficicial familia: un hijo japons del marino. Forn publica unanota en el suplemento cultural que dirige sobre este asunto y luego sufre un coma pancretico,desencadenado por un colapso fsico y mental al que contribuyen una intensa ambicin y la presinde los estimulantes mayores de la poca del menemismo: el xito y los estupefacientes de diversandole. En pleno proceso de recuperacin, se le aparece una mujer que ley su nota y le cuentaque ella tambin es bisnieta del almirante y nieta de "la loca del altillo" otra rama silenciada, eneste caso porque esta hija del hombre de la Armada era "retrasada". La aparicin de Mara Domecqquien padece lupus moviliza el examen de lo que se daba por sentado y la bsqueda de lossecretos en la familia del narrador. Y entre Mara Domecq y Juan Forn no solo surge un espacio deconfesiones mutuas y contencin sino tambin un intenso vnculo amoroso que orilla lo incestuoso son primos no demasiado lejanos. Se trata de una relacin que resulta ser breve un par de mesesy potencialmente provocadora para la familia, aunque la viven de forma muy ntima, sin darla aconocer ni generar rupturas. Sin embargo, este desafo tcito se vincula con el rechazo de Forn alos puntos nodales del relato familiar oficial. Mara Domecq desciende de una rama silenciada de lagenealoga ilustre, y es ella quien lidera en la iniciativa de encontrar a Noboru Yukoi,perteneciente a la otra rama podada de la familia. Noburu cruz personalmente el mundo en losaos cincuenta para encontrarse con su padre, el almirante Manuel Garca Domecq. La hija delalmirante, y a la sazn su media hermana, lo dej literalmente en la calle, un portazo fue lo nicoque recibi Noburu de la casona de Palermo Chico que ocupaba la familia.El repaso por la historia familiar no solo los lleva a desmitificar la figura de almirante y encontrarsu vinculacin con los eventos de la semana trgica. A mismo tiempo, disputa el credo orientalistafamiliar surgido de la relacin del Almirante con el Japn. La casona familiar de Palermo chico tenauna habitacin destinada exclusivamente a acopiar y exhibir japoneras, una variedad de objetosdecorativos y de condecoraciones. Sin embargo, el sentido atribuido a su culto estaba lejos deexaltar el exotismo de lo japons, exotismo que suele ser consubstancial a la mirada etnocntrica yestereotpica de muchos orientalistas europeos: Manuel Garca Domecq reniega de la visin europeaque crea que aquel pas de hombres con abanicos que vivan en casas de papel no pasara nuncade ser una simple chocarrera La caricatura, la crtica alegre de los escritores europeos nunca seha detenido a estudiar a fondo el espritu de esta civilizacin. Tambin se encarga de desautorizarunos de los pocos anlisis que existan entonces sobre la organizacin militar japonesa [que]define a la infantera nipona como endeble.En otros pasajes de la novela se exalta tambin el espritu de autosacrificio de los nipones y susentido de la disciplina. Esto ltimo en conjuncin con lo milenario de sus tradiciones y su moralmilitar redunda en una celebracin del orden, acaso como respuesta a otro emergente de lamodernidad: la vida urbana, la desestabilizacin de los valores tradicionales vinculada al auge de laeconoma monetarizada, las masas amenazantes, la cuestin social y la lucha de clases. De estemodo, con la restitucin de la rama podada del rbol genealgico no solo se repone lo bastardoexcluido por una moral familiar estricta, paralelamente se controvierte el recurso a Oriente comoteraputica espiritual para los males modernos occidentales. Y esto ltimo a partir de la inclusinde otros aspectos de la vida japonesa que no tendran lugar de expresin en el marcointerpretativo del culto familiar del Japn. Luego de la revolucin sovitica, y ms an en el mundoposterior a la segunda guerra mundial, entre otros impulsos transformadores en Asia, unpanasiatismo rojo estaba a la orden del da. Para entonces, prcticamente las dos terceras partesde la poblacin del planeta vivan en pases con regmenes socialistas y una gran mayora deaquellos residan en el continente asitico considerando el componente asitico de Rusia y de lasotras repblicas soviticas. Dentro de esa ola iniciada luego de la revolucin de Octubre, en elminoritario grupo de comunistas japoneses se cuentan la ex mousm del almirante Yae Bano y suhijo Noburu Yokoi.