Cerro Grande, victoria, Guanajuato

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38 CORREO Sábado 17 de marzo de 2007 EXPRESSO EL DIARIO DEL ESTADO DE GUANAJUATO JESÚS ZARAZÚA RANGEL “Virgencita de los Remedios cúbrenos con tu sagrado manto líbranos de pena y de llanto ruega por nosotros ante Dios que nuestra plegaria es en pos de dicha, paz, amor y libertad que en esta vida haya honestidad y acá desde tu santuario te rezamos éste rosario honrando tu castidad” Mientras el águila vuela surcando los cielos de la Sierra Gorda, el Cerro Grande, guardián y vigía de Victoria, se baña de sol, sí, del mismo sol que hace más de dos mil años se ve- neró por estos lugares, siendo de ese modo la deidad más importante para los pobladores de éste lugar. Unos dicen que fueron Chichimecas bárbaros, de los que tuvieron que ser exterminados para que los españoles y su cruces católicas lograran entrar a la zona más agreste del centro del país, la zona que hoy conocemos como la Sierra Gorda y la cual en sus entrañas guardaba viejas civilizaciones mágicas que ocul- tas entre los árboles y los cerros, adoraban al sol, a la vida, a la madre tierra y a los cuales les ofrecían la vida misma como culto por estar vivos, lo cierto que aún de gente que pertenece a los chichimecas vive y se desarrolla en San Luís de la Paz. Hay quien dice que fueron otomíes, de los mismos que siguen existiendo en Tierra Blanca, de los que en su lengua madre aún cantan dando gracias a la madre tierra por permitir pisar un día más el polvo, a esos que veneran los cuatro elemen- tos que dan la vida, de los que cantan al viento, veneran al fuego, nacen del agua y caminan la tierra, tejiendo ixtle, tren- zando palma y viendo como el sol transita del día a la noche, de la noche al día y se completa el ciclo de la vida, una y otra vez, y que cada año veneran la cruz del Pinal de Zamorano, otro de los guardianes del centro del país y que junto al cerro del Culiacán completan la triangulación de los tres vigías que en ellos encierran historias y magia, tradición y modernidad, que se vuelven contrastantes por guardar en ellos secretos prehispánicos sobre nuestro origen mitológico y por tener en sus cimas (hoy en día) las antenas que representan la mo- dernidad, pero que siguen siendo el punto de comunicación entre los dioses y el hombre, entre los mismos hombres. En ésta comunidad de la Sierra Gorda Guanajuatense, en donde ya no tan fácilmente encontramos la maquinación autómata de la monotonía, en donde algo muy íntimo y secre- to se oculta, se resiste a ser devorado por los cables y las ante- nas, por los coches y las computadoras, en este cerro, lla- mado Cerro Grande desde quién sabe cuándo, aquí, la dua- lidad vida y muerte surge, renace y crece, se ambienta y re- siste la vida, el día y aún el corazón late fuerte con la firme esperanza de encontrar lo perdido, de alcanzar lo inalcan- zable, de vivir la vida. El Cerro Grande representa una diar- quía moderna, en donde las persona que aquí habitan, ve- neran y adoran al sol cada 21 de marzo, y en 1 de septiembre se le rinde culto a la virgen de los Remedios. Comienza el equinoccio de primavera, desde la noche ante- rior, acuden a la cima de este cerro, hacen lumbradas y alrede- dor de ellas las danzas dejan escapar los sonidos del caracol y los tambores que convocan al combate, a la vida. Las man- dolinas combinan sus acordes a las sonajas y éstas a su vez a los tambores de cuero que retumban y el eco regresa, tam- bién las voces de los alabanceros se han sumado a la festivi- dad de la vida, a la víspera del nuevo nacimiento del sol, hoy día en que el sol entrará por en medio de esas dos piedras que forman un triangulo y en el cual el sol dibujará su nueva cara, su rostro nuevo y en que las personas se llenarán de energía, de vitalidad para enfrentar la vida y a la muerte, éste día en que el cerro grande vuelve a rendir culto y homenaje a la deidad más grande de nuestros antepasados, al sol, y que en éstos cerros en donde se ha quedado plasmada la histo- ria en pinturas rupestres que cuentan de los hombres que vivieron ahí, que nos muestran la vida pasada que se desa- rrolló en Cerro Grande y que se conservan hasta nuestros días, aunque descuidadas y desprotegidas, ya que algunos, con cinceles, han desprendido pedazos de las rocas en las que están las pinturas y se las han robado sin que los gobier- nos municipales hagan nada, se están robando el tesoro más preciado de la tierra de los antiguos moradores de éste lugar. Sin embargo, la magia sigue presente en cada línea de las pinturas, en cada trazo que representa un instante de gloria no sólo del pasado sino del futuro. La madrugada sigue y sus minutos cada vez se acercan más a la hora en que el sol se asome por entre esas dos piedras y se convierta en sol nuevo, el lugar huele a copal, las danzas levantan el polvo y el cielo comienza a perder las estrellas, el astro rey tomará posesión de sus tierras y las personas sentirán cómo sus huesos se llenan de luz y energía, la vida ancestral renace sólo el segundo en que el sol renueva su compromiso con la tierra y con la gente que le rinde culto y hace de él, la deidad más importante, ya que de él depende que las cosechas sean buenas, que las crías de los animales de den en buena medida y que la vida sea más placentera, los cantos y alabanzas resurgen entre los peñascos mientras el viento se lleva las voces y el eco las regresa, mientras el fuego ilumina los rostros y la noche desparece vencida por el astro rey, cuando el agua refresca la memoria y florece la palabra en la tierra que desde hace miles de años ha estado aquí, en este mismo sitio, esperando el momento de la insur- gencia, aplaudiendo la lucha y la resistencia y contando al mundo que antes hubo vida y que ahora sigue aquí presente en las imágenes que ilustran y evocan a sus creadores y a las causas que motivaron la creación, a los acontecimientos que alimentaron la imaginación, hoy en día sigue de pie el Cerro Grande, y en sus pinturas rupestres está contada y res- guardad su historia. Los españoles no podían entrar a la zona de la Sierra Gorda, lo intentaron pero siempre fracasaron en su lucha, conocían de la importancia para los nativos de éstos lugares, el cerro llamado Cerro Grande, en el cual se rendía culto al sol, pero los españoles no creían en otro Dios más que en el que fue predicado por Jesucristo, así que de algún modo u otro tenían que buscar la manera de que éste su Dios, también fuera el Dios de los habitantes de aquí. Una mañana en la cima del Cerro Grande apareció una vir- gen de los Remedios, la misma que habían estado utilizando para conquistar a los indios de México en todas las zonas por donde estaban construyendo iglesias. La virgen se apareció y después construyeron una pequeña capilla para su vene- ración. Hoy en día es el santuario más importante del decana- to de la Sierra Gorda Guanajuatense perteneciente a la Diócesis de Querétaro. Desde muy temprano el día primero de septiembre surgen las lonas multicolores formando un arcoiris, la gente desde las cinco de la mañana de aglomera en las inmediaciones de la capilla que ya es insuficiente para los miles de fieles y creyentes que acuden, algunos tienen días caminado y otros han realizado el trayecto desde su lugar de origen ya sea en autobús o en coche propio, pero la modernidad quedó kilóme- tros atrás, aquí no hay señal para el celular, como si la magia del lugar continuara resistiendo a las nuevas tecnologías que la hacen desaparecer, como si la vida misma de defendiera desde el vientre de la madre tierra y no deja que se lleve a cabo el aborto que no sólo cortará una vida, sino toda una historia de lucha y sobrevivencia, una historia de gente real que estuvo y está presente desde hace más de mil años. El Cerro Grande un lugar que huele a pan recién horneado y se escucha como un violín que festeja el canto, la alegría y la vida misma. El Cerro Grande un lugar que nos vuelve a nues- tros orígenes, al vientre, al horno, al barbecho y que en él encontramos juguetes de madera, máscaras y danzas, músi- ca de viento y la devoción, alabanceros y huapangueros. El pequeño templo color rosa se erige firme y fuerte, den- tro de él las personas se persignan, rezan y piden a Dios por la vida, por las cosechas, por sus ganados y por sus hijos, porque todo sea distinto y se termine el sufrimiento, afuera la banda de viento entona corridos, los danzantes reviven el círculo vital, los tanguistas sumergidos en el mito de ofrecer y vender, el comprador en rito de regatear y comprar y ambos inmersos en la batalla de la sobrevivencia, nadie pelea con- tra nadie, sin embargo nadie pelea junto al otro, cada quien por su lado y su creencia. Por la noche habrá música de vara y los habitantes de acercarán a festejar la palabra, cada trovador defenderá su honor y combatirá para ganar más valía mientras la fiesta sigue y se va cerrando en un sólo cír- culo que se abre y se cierra en la frontera de la noche y el día, la vida y la muerte, el sol de los antepasados y el dios de la gente del presente. En la fiesta del Cerro Grande que es magia, mito, tradición cubierta por ritos y purificada por el copal y por el incienso, bendecida por el sacerdote desde la capilla o con bienaventuranzas por parte de los actos pre- hispánicos que aún viven y se manifiestan, que se mezclan y sobreviven de la mano con los actos católicos que hoy en día extienden los brazos para abrazar a a todo aquel que se acerque. El Cerro Grande, vigía y guardián de la Sierra Gorda, san- tuario importante desde hace miles de años hasta nuestros días para la gente que habitamos en la zona noreste de Guanajuato. La zona que se resiste a ser devorada por la modernidad y que en su voz tiene presente el viento, el fuego, el agua y la tierra y en su corazón guarda la cruz de cristo y la bendición de la virgen de los Remedios. El sol ya viene saliendo y pronto cruzará la frontera ya se está fortaleciendo para ésta nueva era y desde aquí va bendiciendo a la Sierra Gorda entera que al Cerro Grande va acudiendo”. El águila desde hace rato está haciendo círculos, sus alas extendidas abrazan al sol y los sonidos que hace retumban en el cerro y se extienden por toda la zona, mientras la vida ahí, abajo, en el Cerro Grande no se detiene y continúa siem- pre hacia delante y en algunos instantes vuelve al pasado que sigue vivo y presente en cada roca en que hay una pintura y el presente se incrusta en las piedras que conforman el pequeño templo rosa y que juntas todas las piedras edifican la identidad de un pueblo milenario. [email protected] TRADICIONES El Cero Grande El Cerro Grande es una comu- nidad del municipio de Victoria, en el noreste de Guanajuato, que ha tenido un papel muy importante en esa zona de la Sierra Gorda, desde épocas prehispánicas hasta nuestros días. * En la piedra se aprecian algunas pinturas rupestres. * De las librerías y cafeterías de la calle Mutanabi, en Bagdad, no quedó nada, al momento de la explosión el cielo se llenó de millones de paginas de libros. Foto AFP

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Texto publicado en "Expresso" sección cultural del diario "Correo" de Guanajuato, el

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38 CORREO Sábado 17 de marzo de 2007 EXPRESSO EL DIARIO DEL ESTADO DE GUANAJUATO

J E S Ú S Z A R A Z Ú A R A N G E L

“Virgencita de los Remedioscúbrenos con tu sagrado manto

líbranos de pena y de llantoruega por nosotros ante Dios

que nuestra plegaria es en posde dicha, paz, amor y libertad

que en esta vida haya honestidady acá desde tu santuariote rezamos éste rosariohonrando tu castidad”

Mientras el águila vuela surcando los cielos de la SierraGorda, el Cerro Grande, guardián y vigía de Victoria, se bañade sol, sí, del mismo sol que hace más de dos mil años se ve-neró por estos lugares, siendo de ese modo la deidad másimportante para los pobladores de éste lugar. Unos dicen quefueron Chichimecas bárbaros, de los que tuvieron que serexterminados para que los españoles y su cruces católicaslograran entrar a la zona más agreste del centro del país, lazona que hoy conocemos como la Sierra Gorda y la cual ensus entrañas guardaba viejas civilizaciones mágicas que ocul-tas entre los árboles y los cerros, adoraban al sol, a la vida,a la madre tierra y a los cuales les ofrecían la vida mismacomo culto por estar vivos, lo cierto que aún de gente quepertenece a los chichimecas vive y se desarrolla en San Luísde la Paz.

Hay quien dice que fueron otomíes, de los mismos que siguenexistiendo en Tierra Blanca, de los que en su lengua madreaún cantan dando gracias a la madre tierra por permitir pisarun día más el polvo, a esos que veneran los cuatro elemen-tos que dan la vida, de los que cantan al viento, veneran alfuego, nacen del agua y caminan la tierra, tejiendo ixtle, tren-zando palma y viendo como el sol transita del día a la noche,de la noche al día y se completa el ciclo de la vida, una y otravez, y que cada año veneran la cruz del Pinal de Zamorano,otro de los guardianes del centro del país y que junto al cerrodel Culiacán completan la triangulación de los tres vigías queen ellos encierran historias y magia, tradición y modernidad,que se vuelven contrastantes por guardar en ellos secretosprehispánicos sobre nuestro origen mitológico y por teneren sus cimas (hoy en día) las antenas que representan la mo-dernidad, pero que siguen siendo el punto de comunicaciónentre los dioses y el hombre, entre los mismos hombres.

En ésta comunidad de la Sierra Gorda Guanajuatense, endonde ya no tan fácilmente encontramos la maquinaciónautómata de la monotonía, en donde algo muy íntimo y secre-to se oculta, se resiste a ser devorado por los cables y las ante-nas, por los coches y las computadoras, en este cerro, lla-mado Cerro Grande desde quién sabe cuándo, aquí, la dua-lidad vida y muerte surge, renace y crece, se ambienta y re-siste la vida, el día y aún el corazón late fuerte con la firmeesperanza de encontrar lo perdido, de alcanzar lo inalcan-zable, de vivir la vida. El Cerro Grande representa una diar-quía moderna, en donde las persona que aquí habitan, ve-neran y adoran al sol cada 21 de marzo, y en 1 de septiembrese le rinde culto a la virgen de los Remedios.

Comienza el equinoccio de primavera, desde la noche ante-rior, acuden a la cima de este cerro, hacen lumbradas y alrede-dor de ellas las danzas dejan escapar los sonidos del caracoly los tambores que convocan al combate, a la vida. Las man-dolinas combinan sus acordes a las sonajas y éstas a su veza los tambores de cuero que retumban y el eco regresa, tam-bién las voces de los alabanceros se han sumado a la festivi-dad de la vida, a la víspera del nuevo nacimiento del sol, hoydía en que el sol entrará por en medio de esas dos piedrasque forman un triangulo y en el cual el sol dibujará su nuevacara, su rostro nuevo y en que las personas se llenarán deenergía, de vitalidad para enfrentar la vida y a la muerte, éstedía en que el cerro grande vuelve a rendir culto y homenajea la deidad más grande de nuestros antepasados, al sol, y queen éstos cerros en donde se ha quedado plasmada la histo-

ria en pinturas rupestres que cuentan de los hombres quevivieron ahí, que nos muestran la vida pasada que se desa-rrolló en Cerro Grande y que se conservan hasta nuestrosdías, aunque descuidadas y desprotegidas, ya que algunos,con cinceles, han desprendido pedazos de las rocas en lasque están las pinturas y se las han robado sin que los gobier-nos municipales hagan nada, se están robando el tesoro máspreciado de la tierra de los antiguos moradores de éste lugar.Sin embargo, la magia sigue presente en cada línea de laspinturas, en cada trazo que representa un instante de gloriano sólo del pasado sino del futuro.

La madrugada sigue y sus minutos cada vez se acercan mása la hora en que el sol se asome por entre esas dos piedras yse convierta en sol nuevo, el lugar huele a copal, las danzaslevantan el polvo y el cielo comienza a perder las estrellas,el astro rey tomará posesión de sus tierras y las personassentirán cómo sus huesos se llenan de luz y energía, la vidaancestral renace sólo el segundo en que el sol renueva sucompromiso con la tierra y con la gente que le rinde culto yhace de él, la deidad más importante, ya que de él dependeque las cosechas sean buenas, que las crías de los animalesde den en buena medida y que la vida sea más placentera,los cantos y alabanzas resurgen entre los peñascos mientrasel viento se lleva las voces y el eco las regresa, mientras elfuego ilumina los rostros y la noche desparece vencida porel astro rey, cuando el agua refresca la memoria y florece lapalabra en la tierra que desde hace miles de años ha estadoaquí, en este mismo sitio, esperando el momento de la insur-gencia, aplaudiendo la lucha y la resistencia y contando almundo que antes hubo vida y que ahora sigue aquí presenteen las imágenes que ilustran y evocan a sus creadores y a lascausas que motivaron la creación, a los acontecimientos quealimentaron la imaginación, hoy en día sigue de pie el CerroGrande, y en sus pinturas rupestres está contada y res-guardad su historia.

Los españoles no podían entrar a la zona de la Sierra Gorda,lo intentaron pero siempre fracasaron en su lucha, conocíande la importancia para los nativos de éstos lugares, el cerrollamado Cerro Grande, en el cual se rendía culto al sol, perolos españoles no creían en otro Dios más que en el que fuepredicado por Jesucristo, así que de algún modo u otro teníanque buscar la manera de que éste su Dios, también fuera elDios de los habitantes de aquí.

Una mañana en la cima del Cerro Grande apareció una vir-gen de los Remedios, la misma que habían estado utilizandopara conquistar a los indios de México en todas las zonas pordonde estaban construyendo iglesias. La virgen se aparecióy después construyeron una pequeña capilla para su vene-ración. Hoy en día es el santuario más importante del decana-to de la Sierra Gorda Guanajuatense perteneciente a laDiócesis de Querétaro.

Desde muy temprano el día primero de septiembre surgenlas lonas multicolores formando un arcoiris, la gente desdelas cinco de la mañana de aglomera en las inmediaciones dela capilla que ya es insuficiente para los miles de fieles ycreyentes que acuden, algunos tienen días caminado y otroshan realizado el trayecto desde su lugar de origen ya sea enautobús o en coche propio, pero la modernidad quedó kilóme-tros atrás, aquí no hay señal para el celular, como si la magiadel lugar continuara resistiendo a las nuevas tecnologías quela hacen desaparecer, como si la vida misma de defendieradesde el vientre de la madre tierra y no deja que se lleve acabo el aborto que no sólo cortará una vida, sino toda unahistoria de lucha y sobrevivencia, una historia de gente realque estuvo y está presente desde hace más de mil años. ElCerro Grande un lugar que huele a pan recién horneado y seescucha como un violín que festeja el canto, la alegría y lavida misma. El Cerro Grande un lugar que nos vuelve a nues-tros orígenes, al vientre, al horno, al barbecho y que en élencontramos juguetes de madera, máscaras y danzas, músi-ca de viento y la devoción, alabanceros y huapangueros.

El pequeño templo color rosa se erige firme y fuerte, den-tro de él las personas se persignan, rezan y piden a Dios porla vida, por las cosechas, por sus ganados y por sus hijos,porque todo sea distinto y se termine el sufrimiento, afuerala banda de viento entona corridos, los danzantes reviven elcírculo vital, los tanguistas sumergidos en el mito de ofrecery vender, el comprador en rito de regatear y comprar y ambosinmersos en la batalla de la sobrevivencia, nadie pelea con-tra nadie, sin embargo nadie pelea junto al otro, cada quienpor su lado y su creencia. Por la noche habrá música de varay los habitantes de acercarán a festejar la palabra, cadatrovador defenderá su honor y combatirá para ganar másvalía mientras la fiesta sigue y se va cerrando en un sólo cír-culo que se abre y se cierra en la frontera de la noche y eldía, la vida y la muerte, el sol de los antepasados y el dios dela gente del presente. En la fiesta del Cerro Grande que esmagia, mito, tradición cubierta por ritos y purificada por elcopal y por el incienso, bendecida por el sacerdote desde la

capilla o con bienaventuranzas por parte de los actos pre-hispánicos que aún viven y se manifiestan, que se mezclany sobreviven de la mano con los actos católicos que hoy endía extienden los brazos para abrazar a a todo aquel que seacerque.

El Cerro Grande, vigía y guardián de la Sierra Gorda, san-tuario importante desde hace miles de años hasta nuestrosdías para la gente que habitamos en la zona noreste deGuanajuato. La zona que se resiste a ser devorada por lamodernidad y que en su voz tiene presente el viento, el fuego,el agua y la tierra y en su corazón guarda la cruz de cristo yla bendición de la virgen de los Remedios.

“El sol ya viene saliendoy pronto cruzará la frontera

ya se está fortaleciendo para ésta nueva era

y desde aquí va bendiciendo a la Sierra Gorda entera

que al Cerro Grande va acudiendo”.

El águila desde hace rato está haciendo círculos, sus alasextendidas abrazan al sol y los sonidos que hace retumbanen el cerro y se extienden por toda la zona, mientras la vidaahí, abajo, en el Cerro Grande no se detiene y continúa siem-pre hacia delante y en algunos instantes vuelve al pasado quesigue vivo y presente en cada roca en que hay una pintura yel presente se incrusta en las piedras que conforman elpequeño templo rosa y que juntas todas las piedras edificanla identidad de un pueblo milenario.

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El Cero GrandeEl Cerro Grande es una comu-nidad del municipio de Victoria,en el noreste de Guanajuato,que ha tenido un papel muyimportante en esa zona de laSierra Gorda, desde épocasprehispánicas hasta nuestrosdías.

*En la piedra se aprecian algunas pinturas rupestres.

*De las librerías y cafeterías de la calle Mutanabi, enBagdad, no quedó nada, al momento de la explosión el cielo

se llenó de millones de paginas de libros. Foto AFP