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Agente y sujeto en la Corte Suprema argentina

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    La circulacin de expedientes y las formas de los expertos legales: agencia y sujeto en la Corte Suprema argentina

    La circulacin de expedientes y las formas de los expertos legales:agencia y sujeto en la Corte Suprema argentina Leticia Barrera*

    Introduccin

    El 19 de diciembre de 2005 me encontraba haciendo trabajo de archivo para mi tesisdoctoral en la biblioteca de la Corte Suprema argentina cuando recib una llamada telefnicade un secretario letrado, en la que me deca que le haban informado que exista o seencontraba en trmite un expediente sobre mi trabajo de investigacin en la oficina deAdministracin General de la Corte. Superada mi sorpresa inicial (al principio no lograbadarme cuenta de qu modo poda estar conectada mi investigacin con cuestionesadministrativas), decid hacer una visita a esta oficina para corroborar esta informacin.En la mesa de entradas, un empleado me confirm que exista una actuacin administrativacaratulada Expediente No. 3737/05 Barrera, Leticia Cornell University Law School s/pasanta a la CSJN, pero que, no obstante, no poda consultar en ese momento porqueestaba listo para ser circulado entre los siete jueces de la Corte Suprema para suconsideracin. Respond que, como nunca haba presentado mi trabajo a la AdministracinGeneral de la Corte, quera saber quin haba hecho tal peticin en mi nombre. Estapersona me contest que, de acuerdo con lo que poda rastrear en los registros electrnicos,una de las oficinas de uno de los jueces haba enviado una carta (el empleado no podadarme ms detalles sobre su contenido) a dicha Administracin para su anlisis; y que laAsesora Jurdica de esta oficina haba concluido que todos los jueces de la Corte debanconsiderar la carta antes de otorgar el consentimiento para mi pedido de pasanta. Tambinme aclar que mi pedido necesitara una mayora de cinco votos (de los siete jueces de laCorte) para que fuera aprobada, como en cualquier otro caso que se somete a consideracindel tribunal.1 Slo un tiempo ms tarde me di cuenta que la carta en cuestin poda ser unade las cartas de presentacin dirigidas a los jueces que haba trado conmigo para hacermi trabajo de campo, cumpliendo con la poltica de Consentimiento Informado seguidapor la Universidad de Cornell. Estas cartas brindaban una descripcin general de lainvestigacin etnogrfica que quera hacer en la Corte, los mtodos que aplicara, mi plande trabajo dentro de la institucin, y, sobre todo, mi compromiso de confidencialidad. En

    Una versin en ingls de este artculo fue publicada en el Journal of Legal Anthropology, Vol. 1 No. 1(2008) pp. 3-24. ISSN 1758-9576 (Print); ISSN 1758-9584 (Online); [DOI:10.4059/jla.2008.2602],www.anthropologies-in-translation.org, @2008 Aequitas Publishing. Traduccin publicada bajo permisoespecial del Journal of Legal Anthropology. La autora agradece a la editora de esa publicacin, Dra.Narmala Halstead, y a Aequitas Publishing por permitir su reproduccin en esta revista. Traduccin de JuanGonzlez Bertomeu con la colaboracin de Leticia Barrera.

    * J.S.D., Cornell University. Profesora de la Universidad de Palermo.1. Esta mayora calificada (5 votos sobre un total de 7 jueces) se explicaba por las dos vacantes generadas

    en la Corte entre Septiembre de 2005 (despus de la renuncia del juez Belluscio) y Diciembre de 2006,cuando se sancion la Ley 26183 (B.O. 18 de Diciembre de 2006) que redujo el nmero de miembros denueve a cinco. No obstante, dado que el nmero de jueces era siete al momento de la sancin, la ley lo fijprovisionalmente en siete y determin que la mayora se conformara con el voto de cuatro.

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    su momento, eleg entregar las cartas en persona en cada uno de los despachos de losjueces, en vez de hacerlo por medio de la Mesa de Entradas de la Corte, de manera de evitarformalidades innecesarias. Pero ms all de cul fuera mi intencin original respecto a cmopresentar mi trabajo a los jueces, el hecho de haber elegido hacerlo por escrito implic, a losojos del cuerpo judicial, que haba presentado una peticin que deba ser analizada y decididade acuerdo con las reglas y mecanismos procesales que regulan la actuacin de la Corte.

    Curiosamente, lo que percib en un comienzo como frenos burocrticos a mi trabajode campo en la institucin, se volvi un canal, una oportunidad, para mi prctica etnogrfica:desde aquella primera visita a la administracin de la Corte, mis movimientos dentro de lainstitucin judicial para seguir el estado de mi expediente se tornaron una especie deimitacin de los movimientos de los litigantes en sus interacciones cotidianas con el aparatojudicial. En este artculo me propongo utilizar ese objeto que emerge en el marco de mi trabajode campo, el expediente, como una herramienta para mirar y hacer pblico el funcionamientode la burocracia2; para buscar en los intersticios de la produccin jurdica con el fin dedescubrir3, y traer a la superficie lo que no resulta discernible a primera vista, por ejemplo,la mirada de la Corte sobre s misma en trminos de divisin del trabajo. Esto, sin embargo,no implica necesariamente suponer que la actividad burocrtica se mueve en terrenosocultos. Por esa razn, la metodologa propuesta es mirar a en vez de a travs de.4

    Los atributos de los funcionarios judiciales, sus relaciones, y las maneras en quedeciden han sido examinados ampliamente por parte de la academia socio-legal, como porejemplo en la literatura de los Estudios Legales Crticos [Critical Legal Studies] y deDerecho y Sociedad [Law and Society]. Sin embargo, algunos de estos anlisis resultan ami entender insuficientes cuando intentan comprobar sus observaciones empricas enrelacin con esquemas preestablecidos de organizaciones judiciales tomados comoideales.5 En este trabajo, alejo el foco de estas perspectivas normativas sobre las prcticasde la decisin judicial y lo acerco a un dispositivo de la burocracia judicial, el expediente,con el fin de estudiar las formas de intervenciones hechas por los sujetos que crean losexpedientes; figuras que son tpicamente percibidas y mostradas como impersonales eintercambiables en la lgica burocrtica. Mi argumento es que existen instancias de laprctica judicial, adems de la decisin judicial (esta ltima considerada como el resultadode un proceso), a travs de las cuales se puede acceder y aprehender el conocimientolegal; instancias que, no obstante, parecen ser el punto ciego de los estudios legales debidoa su peculiar carcter instrumental.6

    Comienzo, entonces, considerando la perspectiva sobre los documentos que da sustentoa este ensayo y el trabajo acadmico sobre el que se apoya. Luego describo las figuras en

    2. Vase, Annelise Riles, The Network Inside Out, Ann Arbor: University of Michigan Press 2000.3. Marie-Andre Jacob, The Match of Relatedness: Bureaucracy, Legitimation and Kinship in Organ

    Transplants, tesis de doctorado (Ithaca, NY: Cornell University 2006) (en archivo con la autora).4. Vase, Jacob, The Match of Relatedness, op. cit.. Vase tambin Eyal Ben-Ari, Caretaking with a

    Pen? Documentation, Classification, and Normal Development in a Japanese Day Care Center,INTERNATIONAL REVIEW OF MODERN SOCIOLOGY 24 (2): 31-48, 32 (1994).

    5. Vase, Mirjan Damaka, The Faces of Justice and State Authority. A Comparative Approach to theLegal Process, New Haven and London: Yale University Press, 1986.

    6. Vase, Leticia Barrera, Performing the Court: Forms and Practices of Legal Knowledge-Making inArgentina, tesis de doctorado (Ithaca, NY; Cornell University, 2009) (en archivo con la autora).

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    las que se centra mi trabajo: los secretarios letrados, y su esquema de divisin del trabajobasado en los puestos formalmente asignados dentro de la estructura judicial. Ms tardeconsidero el modo en que los propios letrados experimentan y actan esa divisin deltrabajo, vinculando esto con el pensamiento de Marilyn Strathern7 sobre las formas atravs de las cuales personas y cosas son objetivizadas desde una lgica basada en elintercambio de commodities, propia de la economa euro-americana. El argumento aqu,es que estas formas se reproducen en los modos en que los sujetos de la burocracia sevuelven visibles al observador externo a travs de los documentos que ellos mismoscrean. Ms adelante, tambin me valgo del anlisis de Strathern sobre la lgica de intercambiode dones en Melanesia para demostrar, por otro lado, la forma en que tales sujetos tambinpueden volverse visibles desde una perspectiva diferente, no como documentos, sinopropiamente como personas. Finalmente, conecto ambas perspectivas a travs del relatoque una secretaria letrada me hiciera de su trabajo en la Corte.

    La esttica de las formas legales

    La ancdota sobre mi expediente suena a un argumento muy conocido en la literaturasociolgica, antropolgica, e incluso jurdica: que la decisin judicial en las culturasoccidentales se materializa en unas prcticas que se asemejan a los modos de operacinde una burocracia profesional y despersonalizada8 prcticas que cientistas sociales hanhallado igualmente centrales en la construccin de conocimiento en otros sistemas, comola contabilidad, las auditoras, las ciencias, e incluso la etnografa.9 Un componenteesencial de la racionalidad enraizada en esas prcticas, fue el surgimiento de documentosescritos que promovieron el nivel de separacin (de los individuos, por un lado, y suspuestos, por el otro; o bien, la separacin de la institucin de la persona) quecaracterizaba a las organizaciones del tipo que Weber describa: Los asuntos deestado estaban aqu personificados en registros escritos que tendan a distanciarlosde los asuntos personales del funcionario y a ofrecer algn tipo de rendicin de cuentas.10Basndose en Weber, Dorothy Smith seala que estas prcticas documentales de hechocoordinan, ordenan, brindan continuidad, monitorean y organizan relaciones entrediferentes segmentos y fases de los cursos de accin organizacionales, otorgndole a lasorganizaciones sus atributos esenciales: formalidad, su carcter de diseo, planificacin

    7. Vase, Marilyn Strathern, The Gender of the Gift. Problems with Women and Problems with Societyin Melanesia, Berkeley, CA: University of California Press, 1988.

    8 Vase, Max Weber, (1968) Bureaucracy, en Max Weber On Charisma and Institution Building:Selected Papers, (Samuel N. Eisenstadt ed.), Chicago; University of Chicago Press, 1968, pp. 66-77.

    9. Vase Kenneth Dauber, Bureaucratizing the Ethnographers Magic, CURRENT ANTHROPOLOGY 36(1): 75-95 (1995); Marilyn Strathern, Audit Cultures: anthropological studies in accountability, ethics, andthe academy (2000); Annelise Riles, Real Time: Unwinding technocratic and anthropological knowledge,AMERICAN ETHNOLOGIST 31 (3) 392-405 (2004); Bill Maurer, Anthropological and Accounting Knowledgein Islamic Banking and Finance. Rethinking Critical Accounts, JOURNAL OF THE ROYAL ANTHROPOLOGICALINSTITUTE (N.S) 8: 645-667 (2002); Barbara Yngvesson y Susan Bibler Coutin, Backed by Papers: UndoingPersons, Histories, and Return, AMERICAN ETHNOLOGIST 33(2):177-190 (2006).

    10. Citado en Jack Goody, The logic of writing and the organization of society, Cambridge: CambridgeUniversity Press, 1986, p. 106.

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    y organizacin.11 Las bases documentales, comenta Smith, objetivizan el conocimiento,la organizacin, y los procesos de toma de decisin, distinguiendo lo que los individuoshacen para s mismos de lo que hacen organizacional o discursivamente, y constituyendopor ello las propiedades de la organizacin formal o de la publicidad o de su discurso queno pueden ser atribuidas a los individuos.12

    El argumento recin expuesto sita al poder judicial como una organizacin formalque define su propsito de universalidad en la construccin y diseminacin de conocimientosobre una base racional,13 sin importar las diferentes formas en las que la autoridad judicialse estructura en las culturas legales euro-americanas. En este marco, la figura del expedienteresume por antonomasia el funcionamiento del aparato judicial. De hecho, los expedientesson objetos cotidianos y tal vez los ms comunes en la vida de un tribunal. Ellos son lasformas que ponen en movimiento la dinmica de trabajo de un tribunal, organizando suactividad. No obstante, esta cualidad de los expedientes, tan de sentido comn, se tomacomo dada, al punto que su estudio resulta marginal en la teora legal.14

    Los expedientes dan cuenta de eventos, registran procedimientos, y dan lugar anumerosas relaciones de conocimiento que operan dentro del aparato legal. Ms an, fijanlos lmites de su propia realidad, es decir de la realidad del saber judicial. Tambin esimportante sealar que en el sistema legal argentino como en todas las culturas jurdicasconstruidas sobre una marcada tradicin de procedimientos legales escritos yusualmente impersonales15 los expedientes obran como dispositivos que fijan los lmitesdel alcance de la actividad judicial. Es decir, la bsqueda de la verdad [legal, o, msespecficamente, judicial]16 se alcanza, cuestiona y negocia slo dentro de las fronterasdel expediente judicial.17

    De modo similar, los procedimientos judiciales sobre prueba de hechos por ejemplo,examen de testigos, dictmenes, y dems procedimientos, son registradosmeticulosamente en el expediente, prctica que de algn modo se asemeja a un registro deoperaciones contables de doble entrada. Esta prctica de documentacin,18 sin embargo,

    11. Dorothy Smith,Textually mediated social organization, INTERNATIONAL SOCIAL SCIENCE JOURNAL36 (1): 59-75 (1984), p. 66.

    12. Ibid., pp. 61-2.13. Vase Weber, op. cit.14. Bruno Latour, La Fabrique du droit. Une ethnographie du Conseil d Etat, Paris: La Decouverte/Poche, p. 83.15. En palabras de Bruno Latour, el expediente es el objeto material en que cada asunto se corporiza:

    Toute affaire, du moins dans nos pays de droit crit, a pour enveloppe corporelle une chemise cartonelie par des elastiques, Latour, op. cit, p. 83.

    16. Al respecto, Carlo Ginzburg diferencia entre verdad histrica y la verdad legal, y las diferentes metodologasque emplean el historiador y el juez, respectivamente, para alcanzar cada una. Carlo Ginzburg, The Judgeand the Historian: marginal notes on a late-twentieth-century miscarriage of justice, London-New York:Verso, 1999.

    17. Vale la pena destacar que algunos de mis interlocutores, defensores de mtodos alternativos desolucin de controversias, ven la figura del expediente judicial, tal como se la concibe en la cultura judiciallocal, como una restriccin para la bsqueda de la verdad. Entrevista, 9 de Noviembre de 2006.

    18. Algunos acadmicos ven en este nfasis en los documentos, tan comn en pases de tradicin civilista,una suerte de fetichismo por los textos. Agradezco a Mariana Valverde esta observacin (comunicacinpersonal, 19 de Junio de 2008). Otros interpretan esa marcada influencia de los textos legales en el proceso de tomade decisin judicial como la expresin de una concepcin del derecho dominantemente positivista. Ginzburg, op. cit.

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    no puede ser tomada slo como la inscripcin de palabras sobre papel. Antes bien, tieneque ver con el compromiso que mis sujetos exhiben hacia el expediente como fuente deautoridad19: desde el punto de vista de los funcionarios judiciales con los que interactu enmi trabajo de campo, los expedientes son los canales de construccin del saber. Esto es,aquello que se considera como saber jurdico es de hecho lo que est en los expedientes;dicho de otro modo, si no est en el expediente, no cuenta como conocimiento.

    Como suger en la introduccin, mi inters actual en el expediente es en gran medidainstrumental. De esta manera, otros modos de analizar las tecnologas de los documentos,por ejemplo, la bsqueda de sus dimensiones normativas,20 estn ms all del alcance deeste artculo. Especficamente, me baso en el expediente, un objeto encontrado del trabajode campo21 para llamar la atencin sobre un efecto particular que el expediente genera enel aparato judicial, esto es, las formas en las que los documentos revelan los sujetos quelos crean. Trabajar con esta dimensin tcnica o instrumental del derecho implica, no sloconvertir las propias herramientas del saber legal en objetos de investigacin, sino tambinusarlos como medios para avanzar en el conocimiento acerca del derecho. Esta estrategiareproduce, en cierta medida, lo que Annelise Riles22 ha denominado literalizacin de lametfora Realista; esto es, el pensamiento Realista sobre la naturaleza instrumental delderecho se vuelve, en s, un instrumento real.23

    Riles ha mencionado que el lado instrumental del derecho es visto habitualmente comono estratgico en la literatura socio-jurdica, dado que para los estudios humanistas delderecho los tecnicismos legales, tales como la administracin [managerialism], elinstrumentalismo legal, los procedimientos, los tecncratas del derecho y las formas delas doctrinas legales, entre otras cuestiones, son demasiado mundanas y profundamentepoco interesantes como para involucrarse en su anlisis.24 En oposicin a esta perspectiva,dicha autora invita a estos acadmicos a redirigir su atencin hacia los instrumentos del

    19. Vase, Jacques Derrida, Mal de Archivo. Una impresin Freudiana, Madrid: Trotta, 1997.20. Adam Reed, Documents Unfolding, en Documents, Artifacts of Modern Knowledge (Annelise Riles,

    ed.), Ann Arbor: University of Michigan Press, 2006, pp.158-77. Vase tambin, Michel Foucault, Disciplineand Punish: The Birth of the Prison (Alan Sheridan, trans.) London: Penguin, 1977.Foucault ha dirigidonuestra atencin hacia el poder discursivo de estos dispositivos [documentos]; los documentos no deberanser vistos simplemente como herramientas; tambin como textos, responsables por producir u objetivizar alos sujetos que los utilizan [ ] Adems, sera posible conectar la tecnologa del documento y los regmenesde observacin y vigilancia que hacen posible la prctica de documentacin. Reed, op. cit. p. 158.

    21. Reed, op. cit. , p. 158. Vase, tambin Annelise Riles, Property as Legal Knowledge: Means and Ends,JOURNAL OF THE ROYAL ANTHROPOLOGICAL INSTITUTE, (N.S.) 10:775-795 (2004). Mi descripcin delexpediente como un objeto encontrado del trabajo de campo busca destacar el giro inesperado de misolicitud de investigacin, que, al convertirse en un expediente, pas a ser mi dispositivo, mi propia herramientaanaltica y mi punto de entrada, de acceso, a las prcticas de formacin del saber de mis sujetos. Estehallazgo, sin embargo, no resulta novedoso: los documentos, como objetos de la modernidad, son losdispositivos sobresalientes que los etngrafos estn obligados a encontrar en diferentes contextos modernosde trabajos de campo, como el derecho, la ciencia, las artes, la religin, activismo, e instituciones demercado (Riles 2006a: 4). Ms an, lo inesperado e impredecible es una caracterstica esencial al trabajo decampo. Agradezco a uno de los evaluadores annimos del Journal of Legal Anthropology por esta observacin.

    22. Vase Annelise Riles, A New Agenda for the Cultural Study of Law: Taking on the technicalities,BUFFALO LAW REVIEW 53: 973-1033 (2005).

    23. Ibid., p.1009.24. Ibid., 976.

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    razonamiento y el saber jurdico, con el fin de convertirlos en objetos de investigacinhumanstica. De hecho, es precisamente la cualidad de sentido comn de la cosa lo quehace del amor del abogado por las herramientas un punto que, para un etngrafo, esapropiado para entrar [al analsis del] derecho y a las instituciones contemporneas. 25

    Consecuentemente, lejos de presuponer que las personas se amparan en la apora de laindiferencia burocrtica, este artculo demostrar que una mirada a las prcticasdocumentales de la Corte permite un retrato ms diferenciado de las relaciones entre lossujetos de burocracia judicial y los documentos que ellos crean. Estas relaciones, sinembargo, son accesibles etnogrficamente dependiendo de las formas en que las mismasse presentan en el anlisis de las prcticas documentales de la institucin.26 En otraspalabras, el efecto esttico de los expedientes puede presentar versiones diferentes de lasmismas relaciones. Esto significa que incluso las personas, sus acciones y relacionespueden ser entendidas como un efecto 27 de los expedientes.28

    Al encuentro del conocimiento legal: los secretarios letrados

    Como se sabe, adems de los siete jueces o ministros que hoy componen la Corte,existen varios abogados y abogadas que trabajan para el tribunal. Los mismos puedendesempearse como secretarios o prosecretarios letrados en la vocala de un juez, o bien,como secretarios letrados o prosecretarios letrados en una de las ocho secretaras judicialesde la Corte, cada una de las cuales es dirigida por un secretario de Corte y se especializaen una rama diferente del derecho.29

    Ambos tipos de secretarios son funcionarios judiciales, lo que es indicativo de suimportancia en la jerarqua del tribunal. De hecho, desde un primer momento variossecretarios letrados me hicieron notar que tienen el rango equivalente de jueces deprimera instancia30 , y que los secretarios de la Corte son comparables a los jueces de

    25. Riles, Introduction. Making Sense of the Means: Private Governance and the Legal Technologies ofCollateral, en Collateral Knowledge: Legal Reason in the Global Financial Markets Collateral Knowledge(en prensa, 2009).

    26. Vase, Strathern, The Gender of the Gift (1988); Property, Substance and Effect: AnthropologicalEssays on Persons and Things, London & New Brunswick, NJ: The Athlone Press, 1999.

    27. Riles, The Network Inside Out, p. 68.28. Vase, Latour, op. cit.29. La Secretara N 1 se especializa en temas de Derecho Comercial, marcas, patentes y cuestiones de

    competencia (excepto competencia penal); la Secretara N 2 entiende en causas de Derecho Civil y de lade la Seguridad Social; la Secretara N 3, en cuestiones de Derecho Penal; la Secretara N 4 se encarga deasuntos de Derecho Administrativo; la Secretara N 6 se especializa en Derecho Laboral; la Secretara N7en asuntos relacionados con Derecho Bancario, Aduanero y Tributario; y la Secretara N8, lleva a adelantelos juicios de competencia originaria. Por su parte, la Secretara N 5, que ha estado inactiva durante variosaos, fue relanzada en el ao 2006 como la que entiende en asuntos de trascendencia institucional o quesean de inters pblico (conf. Corte Suprema de Justicia de la Nacin, Acordada N18 del 18 de Mayo de2006). Esto quiere decir que esta Secretara no se especializa en una rama del derecho en particular, sinoque entiende en casos que a criterio de los jueces del tribunal o de su presidente se consideren trascendenteso relevantes para la opinin pblica, como ser la anulacin de las leyes de impunidad o la contaminacin dela cuenca Matanza-Riachuelo, por citar algunos ejemplos. Tambin existe una Secretara de Jurisprudencia(sin nmero); en la actualidad la nica a cargo de una mujer.

    30. Artculo 102 bis, Reglamento para la Justicia Nacional.

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    cmara31. Esta equivalencia de la figura de los secretarios con la de los jueces se materializa,en la prctica, en sus salarios, aunque lo que parece ser ms importante para las prcticascotidianas de la Corte es el capital simblico32 que estos expertos legales adquieren atravs de la asociacin de sus figuras con las de los juecesconocimiento, estatus,autoridad, rango dentro del escalafn judicial, son los rasgos visibles que diferencian a lossecretarios del resto del personal judicial.33

    Sin perjuicio de ello, la descripcin que sigue de uno de mis entrevistados, una exsecretaria de Corte que fue luego designada como jueza de cmara, sobre las razonesque la llevaron a convertirse en jueza, da cuenta, en trminos reales, de la diferenciaexistente entre jueces y secretarios, no obstante la asimilacin positiva entre ambasfiguras:

    Ciertamente, en la Corte gozaba del mismo estatus que gozo ahora comojueza, y ganaba el mismo salario que gano ahora; pero luego de tantos aosen la Corte llega un momento en el que ya no quers escribir para otrapersona; quers tener tu propia jurisdiccin Ac, en la cmara, sos vos,la jueza, quien tiene autoridad para decidir, ac vos firms tu propia decisin,mientras que en la Corte es otro [el juez] el que decide; no importa quevos mismo hayas escrito la decisin; lo que en definitiva importa es quinla firma.34

    El nmero de secretarios y prosecretarios letrados de la Corte ha ido aumentadogradualmente. Esto es particularmente as en el caso de los ltimos aos.35 En 1990, laampliacin de los miembros de la Corte de cinco a nueve promovida por el entoncespresidente Carlos Menem (1989-1999) tambin increment notablemente el nmero desecretarios letrados: de aproximadamente treinta en los 80 a ms de 150 hacia mediadosde los 90.36 Algunos secretarios con quienes interactu durante mi trabajo de campo (deagosto de 2005 a marzo de 2007) estimaron en doscientos su nmero real.37

    31. Artculo 88, Reglamento para la Justicia Nacional.32. Vase, Pierre Bourdieu, The Force of Law: Toward a Sociology of the Juridical Field, HASTINGS

    LAW REVIEW 38:805-53 (1987).33. Por ejemplo, de los dos ascensores de uso exclusivo que hay en el Palacio de Tribunales, uno est

    destinado para funcionarios judiciales (el otro est asignado para uso de los jueces de la Corte Suprema).34. Entrevista, 10 de Diciembre de 2006.35. La Corte Suprema fue establecida en el ao 1863; y el primer cargo de secretario data del ao 1865.

    Vase, Miguel Danelin y Claudio Ramos Feijoo, Secretarias Judiciales de la Corte Suprema de Justicia dela Nacin, LA LEY Sec. Doctrina (B): 1218-1225 (1990).

    36. Horacio Verbitsky, Hacer la Corte, Buenos Aires: Editorial Planeta, 1993, p.75; Gretchen Helmke,Courts under Constraints: Judges, Generals and Presidents in Argentina. Cambridge: Cambridge UniversityPress, 2005, p. 179.

    37. Sabelli arriba a un nmero similar entre secretarios y prosecretarios letrados, diferenciando entre losabogados y abogadas que trabajan para los jueces, quienes lo hacen en las secretaras, y dems abogadosy abogadas que, ocupando un cargo de letrado, realizan otro tipo de funciones (por ejemplo, en labiblioteca de la Corte, en la oficina de Derecho Comparado, en la asesora jurdica de la AdministracinGeneral, etc.) Hector E. Sabelli Cmo trabaja la Corte, JURISPRUDENCIA ARGENTINA, Suplemento (I): 3-11 (2007), p. 8, n. 25.

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    El perodo posterior a la ampliacin de la Corte (la llamada Corte Menemista) ha sidofuertemente criticado;38 aunque estas crticas se han enfocado en los aspectos msnormativos y polticos del funcionamiento del tribunal y de sus decisiones. La ampliacintambin ha afectado en cierta medida el modo en que los funcionarios judiciales percibeny actan su socializacin. Como surge de los relatos de varios de mis entrevistados, enparticular de quienes ingresaron a la Corte a mediados de los 70, las percepciones sobrela Corte como sitio en el que la gente se conoce entre s dominaban el terreno; [] cadaMinistro tena slo uno o dos secretarios, me explic un secretario letrado. Otra secretarialetrada, apelando a una metfora de parentesco, record a la Corte previa a la ampliacincomo una familia: cada maana los jueces pasaban por las oficinas de los secretariospara corroborar que todo estuviera bien, y para preguntar si necesitbamos algo ramoscomo una pequea familia con la ampliacin de la Corte, esto se nos fue de las manos...De manera destacable, y desde otra perspectiva, clave para reforzar esa idea de parentescosugerida por esa secretaria, el relato de otra secretaria letrada, ms joven, recurre tambina la metfora familiar en estos trminos: Ellos [los secretarios de mayor antigedad]hablan de la Corte de 5 como una Corte de elite39 , como la mejor Corte de la historia,no slo por las capacidades intelectuales de sus miembros que de hecho eran mejoressino por el tamao de la Corte; era una Corte pequea y todos se conocan entre s. ()Aunque el menemismo cambi dramticamente las cosas para peor en la Corte, tambinla hizo un lugar ms accesible. 40

    38. Vase, por ejemplo, Rul Baglini, ngel DAmbrosio y otros, Juicio a la Corte. Buenos Aires: n.p., 1993;Verbitsky, op. cit.; Eduardo Oteiza, La Corte Suprema: Entre la justicia sin poltica y la poltica sin Justicia, LaPlata: Editora Platense S.R.L. ,1993; Alejandro Carri, La Corte Suprema y su independencia, Buenos Aires:Abeledo-Perrot, 1996; Roberto Gargarella, In search of a Democratic Justice-What Courts Should Not Do:Argentina 1983-2002, Jonhatan Miller, A Tipology of Legal Transplants, Democratization and the Judiciary:the accountability function of courts in new democracies (Siri Gloppen y otros, eds.), London: Frank Cass,2004; A Typology of Legal Transplants: Using Sociology, Legal History and Argentine Examples to Explain theTransplant Process, AMERICAN JOURNAL OF COMPARATIVE LAW 51:839-885 (2003); Helmke, op. cit.

    39. Ana Kunz ha trabajado el perfil social de los miembros de la Corte Suprema argentina entre los aos1930 y 1983, indagando en aspectos tales como el lugar de nacimiento de los jueces, dnde recibieron suformacin jurdica, sus orgenes sociales; estableciendo una relacin entre estos ltimos y sus actitudesfrente a cuestiones tales como la religin; y entre dichos orgenes y el tipo de gobierno (democrtico odictadura militar) durante el cual fueron designados. Esta autora se ha centrado tambin en las ideologasde los jueces, sus reas de especializacin, en derecho pblico o privado, sus actividades de investigacin, ysu participacin en la actividad acadmica y/o poltica. De acuerdo a los resultados de su investigacin, Kunzconcluye que, durante ese perodo, casi la mitad de los jueces de la Corte pertenecan a los estratos socialesms altos (patriciado y estrato superior) en tiempo de gobiernos democrticos; en cambio, cuando el poderera ejercido por dictaduras militares, la participacin de aquellos estratos sociales se elevaba a dos tercios.Destaca adems esta autora la relevancia de la actividad docente universitaria de los jueces de la Corte,que contribuy a otorgarles prestigio frente a sectores sociales que perciban la actividad acadmica comogarante de autoridad, ayudando, de ese modo, a forjar una imagen de la Corte como una institucin deelite. Ana Kunz, Los Magistrados de la Corte Suprema de la Nacin (1930-1983), Buenos Aires: Instituto deInvestigaciones Jurdicas y Sociales Ambrosio L. Rioja, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Universidad deBuenos Aires (1989), pp. 10, 30.

    40. Una podra preguntarse entonces, teniendo en cuenta el trabajo de Kunz citado en la nota anterior,si es que la ampliacin de la Corte (jueces y funcionarios) ha abierto en efecto las puertas del tribunal haciaestratos sociales inferiores.

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    La circulacin de expedientes y las formas de los expertos legales: agencia y sujeto en la Corte Suprema argentina

    Roles

    La divisin mencionada entre vocalas y secretaras con la que me encontr al leer lagua judicial, y que luego fui recogiendo a travs de las narraciones de mis sujetos deestudio, traza una divisin del trabajo dentro de la Corte basada de la visin que tienen lossecretarios de su trabajo en trminos de creatividad, instrumentalidad y agencia. Estadivisin del trabajo es encarnada de manera notable en el movimiento de expedientesdentro de la institucin judicial. En su mayor parte, los expedientes de la Corte Supremason creados sobre los textos de las apelaciones de las decisiones de jueces inferiores, obien sobre demandas que son iniciadas directamente ante la Corte. Pero adems, hayexpedientes sobre cualquier otra cuestin burocrtica, administrativa, relativa al quehacercotidiano de la Corte, tales como administracin de personal, pago de salarios,procedimientos internos, y organizacin y ejecucin del presupuesto. Dejando a un lado eldato emprico de si un expediente trata un asunto burocrtico o una causa judicial, lasactuaciones se circulan en ltima instancia a los jueces para su decisin. Ms an, en lamayora de los casos, y dependiendo del tipo de apelacin en cuestin, ellas sonconsideradas previamente en alguna de las secretaras judiciales, conforme al rea particulardel derecho con el que el caso se relacione.41 Como ejemplo, los casos de amparos iniciadospor los ahorristas en dlares contra el corralito durante la crisis econmica de 2001-2002 fueron enviados a la secretara que trata cuestiones impositivas y bancarias para undictamen legal antes de ponerse en circulacin entre los jueces. Mi expediente, catalogadocomo una cuestin administrativa desde el comienzo, fue remitido directamente a laAdministracin General de la Corte para su anlisis, y posteriormente enviado a los juecespara su decisin.

    En este marco, las vocalas (las oficinas de los jueces) son presentadas de maneraconsistente como un mbito donde es posible la creatividad, mientras que las secretarasjudiciales son los instrumentos a travs de los cuales se pone en conocimiento de losjueces los precedentes de la Corte en casos similares. Como me explicara un secretario:el rol de la secretara es slo tcnico; por ende, el deber del personal de la secretara esofrecer a los jueces todas las posibilidades disponibles para ayudarlos a tomar una decisinen un caso nuevo. Ms an, la oposicin entre creatividad (vocalas) e instrumentalidad(secretaras) en la que se asienta el relato de los secretarios letrados entrevistados, evocauna imagen muy fuerte de las secretaras como los guardianes de la jurisprudencia de laCorte, y de quienes estn a cargo de las secretaras (los secretarios de la Corte) comomeros ejecutores, responsables de la circulacin de expedientes, que asisten a los juecesen este procedimiento. Un secretario de Corte es un asistente; quien da rdenes es otro,

    41. Aqu me refiero, bsicamente, a la distincin entre recursos extraordinarios concedidos y los recursosde queja, en funcin del circuito interno de cada uno: mientras en el primer caso, el expediente se envadirectamente a las vocalas para proyectar (es decir para su estudio y redaccin de un proyecto desentencia), en el segundo supuesto, es la secretara del rea pertinente la que estudia primero el expedientey elabora un proyecto de sentencia, que luego ser circulado entre todas las vocalas. No obstante, lacostumbre tambin ha determinado que tratndose de actuaciones que son competencia de determinadassecretarias (por ejemplo, la de derecho administrativo o de derecho pblico), el trmite de los recursosextraordinarios y de queja sea similar.

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    el juez, me coment uno de los letrados, destacando de este modo la brecha existenteentre jueces y secretarios letrados a la que la jueza, ex-secretaria, se refera.

    En contraste, los datos muestran que quienes trabajan en relacin directa con losjueces en sus vocalas no parecen tan sujetos a los precedentes de la Corte como lo estnlos abogados y las abogadas que se desempean en las secretaras. De hecho, en lasvocalas, vos pods elegir, como me explic una secretaria letrada, haciendo hincapien esta idea de creatividad, entendida como la posibilidad de crear derecho nuevo, dejandode lado los precedentes.42 En un sentido similar, otra secretaria letrada destac: vos podscrear la decisin con el Ministro. Al respecto, en el curso de una entrevista, una letradame explic cmo haba tenido que modificar sus prcticas discursivas de acuerdo con lospuestos que haba ocupado en la Corte. Primero haba sido designada como secretarialetrada en una secretara; y luego trabaj como letrada de un juez, en una vocala.

    En el primer caso, tena que dirigir mis memorandos y opiniones legales a laCorte en pleno, a todos los jueces Escriba mis memos a la Corte comoinstitucin; mientras que en el segundo caso, los escriba slo para miMinistro Tena que escribir como si fuera l Escriba slo para m [elMinistro].

    Sin embargo, el esquema de creatividad versus instrumentalidad que mis sujetos deestudio recrean en sus relatos no es tan rgido como podra sugerir. Por el contrario,dicho esquema deja espacio para variaciones sutiles e importantes sobre los roles que lossujetos describen; en particular, aquellos desarrollados por los letrados en las secretaras.Por ejemplo, una letrada en una secretara, cuya descripcin de su trabajo se apoyfuertemente en la idea de las secretaras como meros cuerpos tcnicos, me coment quea pesar del hecho de que ella no trabajaba para un juez en particular, haba sido llamadadirectamente por los jueces en varias ocasiones debido a su conocimiento especializadoen una serie de sub-reas del derecho (muy tcnicas, sin implicaciones polticas). Volvera retomar este punto ms adelante.

    En la misma lnea, quien diriga una de las secretaras judiciales me mencion, conmucho orgullo, que su supervisin de la circulacin del expediente no era un procedimientomeramente burocrtico; por el contrario, en algunos casos su intervencin se convertaen una herramienta significativa para alcanzar una decisin mayoritaria. Con similar orgullode su trabajo, un letrado de una secretara me coment acerca del proyecto de una decisinque l acababa de redactar (referida a una cuestin de derechos fundamentales, como meaclarara oportunamente):

    42. Como es sabido, y ha sido abordado extensamente por la academia local la organizacin del poderjudicial federal en Argentina se inspir en la de los Estados Unidos, y la facultad de los tribunales locales dedeclarar la inconstitucionalidad de las normas ha sido reconocida en la jurisprudencia de la Corte Supremaargentina como implcita en la Constitucin Nacional, imitando, de esta forma el desarrollo y tradicin de ladoctrina del control o revisin judicial difuso de los actos de gobierno seguida en aquel pas. No obstante, adiferencia de lo que sucede en los Estados Unidos, los tribunales locales no siguen la doctrina del precedente(stare decisis). En otras palabras, en Argentina, los tribunales inferiores no estn obligados a seguir losprecedentes de la Corte Suprema, aunque en la prctica suelen hacerlo.

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    Letrado: escrib esa opinin basndome en mis creencias filosficas. Me apoyfuertemente en el derecho natural, y el fundamento de la decisin cita argumentosdel derecho natural. Podra no haberlo hecho, pero lo hice.Yo: entonces, por qu lo hizo?Letrado: porque tena que ser coherente conmigo mismo; porque la Corte se havalido previamente del derecho natural, y tambin haba una larga tradicin quepreceda mi propia precomprensin. No puedo poner mis creencias personalesslo porque quiero hacerlo. Respaldo mis opiniones en miles de autores y en lajurisprudencia de la Corte que emplea argumentos similares.

    Como sugiere la descripcin anterior, la divisin binaria entre vocalas y secretaras sevale de un discurso que al mismo tiempo promueve y niega la autonoma de los agenteshumanos. En las vocalas, la agencia del sujeto es reconocida por la posibilidad (quetienen los letrados) de dejar a un lado los precedentes, y de crear derecho. Agencia ycreatividad, por ende, aparecen como cuestiones idnticas; implcita en esta asociacin,est la suposicin de que agencia como creatividad est unida a la voluntad o intencindel sujeto.43

    Por el contrario, en el caso de las secretaras, el discurso de mis sujetos est elaboradosobre una forma de agencia que rechaza la autonoma de los individuos al enfatizar el roltcnico e instrumental de sus profesionales, quienes llegan a valorar los lmites a su agenciaen pos de la funcin de documentar o de ser la voz de los precedentes de la Corte que ellosidentifican con ese rol. Adems, en el contexto de las prcticas que he observado dentrode la Corte, este desplazamiento de agencia que tiene lugar en las secretaras vuelve laatencin sobre el compromiso de los secretarios de conformar su trabajo a un modeloideal de prctica judicial, en el que los funcionarios judiciales son vistos como piezas deuna maquinaria (judicial), como meros operadores del derecho,44 como los denominageneralmente la literatura en la tradicin civilista.

    En este sentido, los lmites a la agencia del individuo que surgen de las perspectivas delos abogados sobre su trabajo podran interpretarse tambin como una herramienta retricapara presentar dicho trabajo a la luz de una racionalidad burocrtica, la que ubica laactividad de estos sujetos en trminos racionales y objetivos. En otras palabras, tomandoprestados trminos de Strathern: ellos [los funcionarios judiciales] presentan una versinde s mismos tal como les gustara ser vistos.45 Una ancdota contada por un abogado deuna secretara muestra cmo esta modalidad de agencia est firmemente enraizada en laconciencia y prcticas sociales de los funcionarios judiciales46: en una oportunidad, un

    43. Vase, Strathern, Property, Substance and Effect (1999), p.17; James Leach Modes of Creativity,en Transactions and Creations: Property Debates and the Stimulus of Melanesia (Erich Hirsch y MarilynStrathern eds.), New York, Oxford: Berghahn Books 2004, p. 152.

    44. Vase, John Henry Merryman, The Civil Law Tradition: An Introduction to the Legal Systems ofWestern Europe and Latin America. 2nd ed., Stanford, Calif.: Stanford University Press, 1985.

    45. Strathern, Property, Substance and Effect (1999), p.19.46. Sally Engle Merry y Donald Brenneis, Introduction, en Law & Empire in the Pacific, Fiji and HawaiI

    (Sally Engle Merry y Donald Brenneis eds.) Santa Fe, NM: School of American Research Press, 2004, pp. 3-34.

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    borrador que contena un memorndum y un proyecto de sentencia sobre un caso fueenviado de vuelta a la secretara donde haba sido redactado porque contena la opinin dequien estaba a cargo de la secretara, en vez de la opinin de la Corte.

    Ms an, una puede encontrar analogas entre esta modalidad de agencia en la que losabogados se ven a s mismos como instrumentos y mediadores y lo que Miyazaki hadenominado en su estudio de una comunidad de practicantes religiosos en Fidji, suspensinde agencia.47 De acuerdo con Miyazaki, una manera de comprender esta suspensin deagencia es verla como el acto estratgico por antonomasia de manipulacin retrica.48Aunque, cabe destacar, este autor est lejos de apoyar las conceptualizaciones de dichasuspensin como puramente estratgicas por ejemplo, cuando se usa como una excusapara la agencia humana,49 o como una herramienta para controlar riesgos. 50

    Los sujetos como documentos

    En la organizacin interna de la burocracia judicial, las personas son fcilmenteidentificadas por los cargos que ocupan dentro de la institucin. Como anticip, unalectura cuidadosa de la Gua Judicial de la Corte Suprema fue valiosa en este sentido. Lagente est listada en orden alfabtico de acuerdo con las funciones que se les asignadentro de la institucin, lo que me ayud a bocetar un esquema sobre la divisin de trabajodentro de la institucin y a orientar mi investigacin.

    Mi encuentro con los funcionarios judiciales oper en gran medida sobre la base dereferencias de sus colegas o bien, los fui encontrando en la nomenclatura judicial debidoa los puestos que ocupaban, y a las funciones que en teora desempeaban en el aparatojudicial, por caso, que los secretarios letrados estudian las causas, escriben memorandosy redactan los proyectos de sentencia, y los jueces deciden sobre la base de las opinionesde los letrados. Lo que subyace a esta mirada, promovida por las descripciones queanteceden de los letrados acerca de su trabajo en la Corte, es la nocin de que personas ycosas son intercambiables. Esto es, los sujetos de las prcticas judiciales pueden seraprehendidos a travs de los textos y documentos que ellos mismos crean. En otraspalabras, las personas son objetivizadas por las cosas que producen.51 Desde estaperspectiva, los sujetos de las prcticas judiciales son narrados, descriptos y entendidos atravs de sus intervenciones en el proceso judicial, el que, como mencion en la seccinprevia, tiene lugar dentro de los lmites del expediente. Consecuentemente, la creatividady la instrumentalidad son categoras que podran operar tanto para personas como para el

    47. Lo trascendente de los rituales religiosos no es el propsito de quienes los practican de vivenciar entesque resultan inaccesibles desde sus puntos de vista, sino los lmites impuestos, al menos transitoriamente, asus capacidades de dar cuenta de tales eventos, y an de actuar. Hirokazu Miyazaki, Faith and itsFulfillment: Agency, Exchange, and the Fijian Aesthetics of Completion, AMERICAN ETHNOLOGIST 27, no.1 (2000): 31-51, p. 32.

    48. Ibid, p. 42.49. Michael Herzfeld, Cultural Intimacy: Social Poetics in the Nation-state, New York and London:

    Routledge, 1997.50. Webb Keane, The Value of Words and the Meaning of Things in Eastern Indonesian Exchange,

    MAN (n.s.) 29(3):605-629 (1994).51. Vase, Strathern, The Gender of the Gift (1988)

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    trabajo que ellas realizan, entendiendo que las personas pueden identificarse con los textosque las mismas producen. Este punto es ilustrado por Alain Pottage que, elaborando suargumento sobre la analoga etnogrfica de Strathern, afirma: Las cosas [en una economabasada en los commodities] son transmitidas como fuerzas independientes en el mundo, yla agencia de las personas se distingue o es revelada por medio de sus intervenciones eno modificaciones de esas fuerzas. La agencia de las personas es por ende entendida entrminos de un discurso sobre trabajo o productividad, de manera que las relacionespersonales resultan reificadas en la composicin de cosas. 52

    Segn el punto de vista de Strathern, la objetivizacin puede entenderse como lamanera en la que las personas y las cosas se construyen en tanto poseyendo un valor, estoes, como objetos de las miradas subjetivas de la gente o de su creacin. 53 De acuerdocon Strathern, la objetivizacin se vuelve una base de la comparacin entre dos economasla economa euro-americana basada en los commodities, por un lado, y la economa deintercambio de dones de Milanesia, por otro bajo la suposicin de que esta comparacinacta como un dispositivo que habilita percepciones simultneas de procesos similares ydiferentes en cada una.54 Como explica Pottage, lo que ambiciona Strathern es construiruna contraparte anloga al dominio cultural euro-americano, una perspectiva desde la cuallas presuposiciones y contextos de ese dominio puedan hacerse visibles.

    Si tomamos a los smbolos como los mecanismos a travs de los cuales la gente da aconocer el mundo (lo objetiviza), estos mecanismos en s mismos pueden o no ser unafuente explcita de sus prcticas de conocimiento. La lgica occidental basada en elintercambio de bienes conduce a una bsqueda del conocimiento sobre las cosas (y de laspersonas como cosas); mientras que la lgica de intercambio de dones, que se observaentre los melanesios los lleva a presentarse a s mismos como personas (y presentar lascosas como personas). Es que mientras una de estas lgicas hace una prctica explcitadel aprehender la naturaleza o el carcter (convencin) de los objetos, y la otra, lo hacede sus capacidades o poderes animados (invencin). Si denomino entonces a estas prcticasde reificacin y de personificacin, en el primer caso, es que la gente hace que los objetosaparezcan como cosas, y en el segundo, como personas.55

    Interpretar un rol

    La descripcin que propone Strathern acerca de estos dos modelos de objetivizacinde personas y cosas en las economas basadas en el intercambio de commodities y dedones, respectivamente, ayuda a elaborar las diferentes perspectivas desde las que lossujetos de las prcticas burocrticas pueden ser vistos y se vuelven cognoscibles. Sinembargo, esta yuxtaposicin de las formas de objetivizacin sealada por Strathern y lasformas en las que se presentan los sujetos de la burocracia judicial, no implica la afirmacin

    52. Alain Pottage, Persons and things: an ethnographic analogy, ECONOMY AND SOCIETY 30 (1):112-138 (2001), p.114.

    53. Strathern, The Gender of the Gift (1988) p176.54. Ibid.55. Strathern, The Gender of the Gift (1988), pp. 176-7.

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    sobre una correlacin o influencia directa; ms bien es simplemente un ejercicio de reflexinsobre las prcticas legales a travs de la cualidad apropiada de las formas.56

    De acuerdo con esto, como indiqu antes, los sujetos de las prcticas documentalesde la Corte son esencialmente considerados a travs de sus propias intervenciones en losexpedientes. La persona, por ende, es aprehendida en la prctica del papeleo, esto es, laprctica de crear el expediente judicial. Sin perjuicio de esto, una puede encontrar tambin,siguiendo las ideas de Strathern sobre cmo opera la objetivizacin en una economabasada en el intercambio de dones, una forma paralela en la cual los expedientes tornanvisibles a los sujetos de esas prcticas documentales, no slo como objetos o cosas, sinocomo relaciones y personas. En otras palabras, si las personas pueden adoptar las formasde las cosas que producen, como se indic anteriormente, tambin pueden presentarse yconsiderarse como personas, esto es, como posiciones desde las cuales los individuos seperciben entre s57. Como lo seal anteriormente, estas relaciones se vuelven visibles pormedio de una prctica tan rutinaria y de sentido comn dentro de la Corte, como lo es lacirculacin de expedientes.

    Bajo la lgica del intercambio de dones, sostiene Strathern, se crean relacionesespecficas a travs de la separacin de las personas; y es a travs de estas relacionesque las personas son definidas unas respecto de las otras;58 pero las relaciones sonpersonificadas en la separacin de las personas al punto de que estas ltimas(continan) (de esa manera) teniendo un efecto unas sobre las otras.59 Los dones,explica esta autora, reifican u objetivizan las capacidades y poderes contenidos enlas personas / relaciones. Las relaciones son provistas de un efecto, en anticipacino en conmemoracin de su activacin, aunque la efectividad de las relacionesdepende de la forma en la que aparecen ciertos objetos.60

    No intento comparar los expedientes de la Corte con los objetos de valor de los Hagenersen Melanesia; tampoco la circulacin de expedientes con los rituales de intercambio dedones. Sin embargo, en un sentido, esta analoga puede funcionar: se refiere a un efectoesttico similar. El expediente, al igual que el recurso del que se hace entrega en el don,contiene la potencialidad de revelar y realizar las capacidades personales. Me refiero aqua las relaciones que la circulacin de expedientes pone de manifiesto, de un modo que lasoculta de la mirada externa. Para desarrollar este punto quisiera volver a la ancdota delcomienzo sobre mi expediente.

    Luego de intentar durante varios meses lograr acceder formalmente a la Corte, meencontr con unos cuantos papeles en mi mano [mi expediente], en el ltimo de los cualesse me autorizaba para llevar adelante una investigacin normal en la biblioteca de la

    56. Vase, Strathern, Property, Substance and Effect (1999).57. Ibid., p. 15.58. Puede pensarse en este argumento de Strathern teniendo en miras la relacin que se establece

    entre quien entrega el don y quien lo recibe, relacin que ella considera paradigmtica en este punto: esen cada uno distinguindose a s mismo respecto de su contrapartecon el objeto de llevar adelante latransaccinque la relacin entre ambos se torna visible. Cada uno acta teniendo en mente al otro(Strathern 1999:16).

    59. Ibid.60. Ibid.

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    Corte. Es decir, el expediente que tanto me haba intrigado durante meses estaba compuestonicamente de once pginas o fojas, cuatro de las cuales estaban conformadas por lacarta de presentacin que haba dirigido al Presidente de la Corte y su traduccin alespaol. El resto del expediente contena: el breve texto de la decisin de la Corte sobremi peticin y las comunicaciones oficiales dirigidas a mi directora de tesis, y al decanopara estudiantes de postgrado de la Facultad de Derecho de Cornell notificndoles taldecisin; un escrito que present solicitando ver el expediente; otra decisin que hacalugar a mi solicitud; y por ltimo, una notificacin dirigida esta vez a m, informndomeque me concedan vista del expediente. A pesar de esto, cuando pregunt al empleado queme entreg una copia del expediente sobre el fundamento de la decisin, ste me respondique, como en todos los otros casos, el documento que contena el razonamiento era slopara circulacin interna, y que, insisti, yo no poda ver.61

    Por lo tanto, ms all de cmo se inician los expedientes y las razones que losmotivan,62 las prcticas de los actores involucrados en la creacin de documentosparecen converger en una accin en particular: la prctica de circulacin de los expedientes.Esta prctica a su vez se manifiesta en distintas dimensiones: materialmente, en el transportecotidiano de los carritos que van saturados de expedientes por los pasillos del Palacio deTribunales, un ritual con mucho poder esttico ; y virtualmente, en el seguimiento de losregistros electrnicos. Ambos rituales le otorgan regularidad a la prctica de circulacinde los expedientes, un fenmeno comn a cualquier organizacin burocrtica, dando aconocer sus documentos y sujetos. Adems de esto, la circulacin material de losexpedientes dentro de la institucin produce una efervescencia de textualidad que semanifiesta a travs de resoluciones, opiniones legales, memorandos, informes, simplespases, y hasta conclusiones; documentos que van siendo adjuntados (uno debajo delotro, como si fueran diferentes capas,) siguiendo el orden de circulacin de unexpediente determinado al punto que mis sujetos suelen medir el tamao delexpediente por su espesor. De este modo, si hay varias opiniones acerca de uncaso, probablemente todas ellas sern incluidas en el expediente a travs de susrespectivos memos y proyectos (de sentencia). 63 Aunque, como me confi un letradode una secretara, cuanto mejor est escrito un memorndum desde el inicio, ms

    61. Esta posicin puede comprenderse mejor quizs si se la compara con la del litigante cuyo recursoextraordinario ante la Corte resulta inadmisible en virtud de la aplicacin del artculo 280 del Cdigo deProcedimiento Civil y Comercial. En aquellos casos en los que la Corte decide abrir el recurso extraordinarioo la queja, es probable que los fundamentos de la decisin del tribunal generalmente desarrollados en elmemorndum o nota de secretara que circula junto al expedientesean reproducidos, y por lo tantodados a conocer, en la sentencia.

    62. Como mencion anteriormente, los expedientes en la Corte Suprema son por lo general iniciados apartir de los escritos de los recursos (recurso extraordinario o recurso de queja) que se interponen contra lassentencias de las cmaras de apelaciones; o bien a partir de las demandas interpuestas directamente antela Corte en materia de competencia originaria. Asimismo, los expedientes pueden originarse a partir decualquier asunto administrativo o burocrtico que se presente, como en el caso de mi pedido para llevaradelante un trabajo de investigacin en la Corte, a partir de una peticin de un organismo o rea o de lapersona (individuo) interesado.

    63. Estos escritos (o documentos, para ser consecuente con la terminologa empleada en este artculo) enrealidad no estn materialmente incorporados al cuerpo del expediente, sino que van adjuntos en unacarpeta de cartn amarillo que circula junto con el mismo.

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    rpido ser adoptada una decisin, queriendo decir que probablemente un memorndumexhaustivo difcilmente sea cuestionado.

    Como mencion anteriormente, el movimiento de expedientes por parte de los litigantes,sus representantes, y terceros en general, puede rastrearse a travs de los registroselectrnicos de la Corte,64 lo que hace posible, como sucedi en mi propio caso, seguir elestado de una causa en particular. Sin embargo, en ese proceso de rastrear el estado desu propio un expediente, una accede a una versin del mismo que contiene slo susextremos, sus partes finales. O bien, continuando con la analoga de las fojas delexpediente como capas que se superponen, una puede decir que slo accede a lascapas iniciales (la cartula, el texto del recurso o la demanda ante la Corte), y final (unsimple pase que se d a conocer, una decisin interlocutoria o definitiva en el caso). Lodems queda fuera de la vista. En otras palabras, toda la esfera argumentativa permaneceoculta a la observadora externa.

    No pretendo descubrir en este ensayo la estructura conceptual de las decisiones de laCorte articuladas a partir de la aparente bifurcacin de sus prcticas discursivas;65como tampoco busco develar el significado y las polticas que subyacen a estosdocumentos.66 Ms bien, al destacar aqu los documentos que las prcticas burocrticasesconden, busco analizar el modo en que ellas hacen visibles las personas y relacionesdentro de los contornos del aparato judicial. Desde esta perspectiva, puede sealarseentonces que el conjunto de argumentos, opiniones, conclusiones, e incluso el relato delos hechos generalmente contenidos en el memorndum que acompaa el proyecto desentencia en un caso, son relevantes no tanto como el fundamento de una decisin quepuede o no ser accesible a la mirada ajena, sino como las formas en las cuales las personasse conocen y se constituyen como personas a la vista de las otras.67 Esta es la percepcinque tuve en un primer momento ante la negativa de un empleado de la administracingeneral de la Corte de permitirme, cuando tom vista del expediente, acceder a losdocumentos que contenan el fundamento de la decisin recada en el mismo, sobre labase de que dichos documentos eran slo para circulacin interna.

    Ms tarde, esta idea acerca de los sujetos de la burocracia judicial que se manifiestanno ya en la forma de los documentos que crean sino en s mismos como personas, cobrmayor fuerza a partir de las propias descripciones que estos sujetos hacan de la circulacinde expedientes dentro de la Corte. Por ejemplo, una de mis entrevistadas, una secretarialetrada de un juez me explic que los memorandos adjuntos en los expedientes eran algoescrito para nosotros, entendiendo por nosotros quienes estudian el caso y escribenlas opiniones judiciales. Continuando con su relato, seal: el caso debe ser estudiado, yel memo refleja ese estudio; es para persuadir a otra gente, la gente que va a leer el

    64. Por Acordada CSJN No. 35, del 11 de Diciembre de 2003, se estableci la publicacin de la circulacinde los expedientes de la Corte.

    65. Mitchel de S.-O. l.E., Judicial Deliberations: A Comparative Analysis of Judicial Transparency andLegitimacy, Oxford: Oxford University Press, 2005.

    66. Annelise Riles, [Deadlines]: Removing the Brackets on Politics in Bureaucratic and AnthropologicalAnalysis, en Documents: Artifacts of Modern Knowledge (Annelise Riles ed.), Ann Arbor: University ofMichigan Press, pp. 71-92.

    67. Strathern, The Gender of the Gift, (1988) 275.

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    expediente [] sin el memo, nada es convincente (El memo) es como un dilogo, dadoque la deliberacin se da la mayor parte del tiempo por escrito. De hecho, el memo sepercibe como el espacio que posibilita la discusin, dado que los argumentos y contra-argumentos se esgrimen y agotan all, ajenos al escrutinio pblico.68 Pero de un modoms importante, como describo ms adelante, es a travs de esta prctica burocrtica tanhabitual como es el escribir, modificar, y hasta descartar estos memorandos, que lossujetos que crean estos documentos salen a la luz.

    En las secretaras, los memorandos (o notas de secretara) son generalmente inicialados,una prctica que no slo permite la identificacin a travs de la presencia fsica de las inicialesdel autor en el en el documento69, sino que, de acuerdo con algunos letrados, tambin evidenciael nivel de deferencia que los secretarios de Corte otorgan a las capacidades profesionales delos letrados que integran su secretara. En una de las secretaras, por ejemplo, una abogadaque haba trabajado anteriormente como letrada en la oficina de un juez me confes que estaprctica de inicialar sus memos, novedosa para ella, de hecho la ayudaba a sobreponersea la sensacin de haber sido perjudicada por su traslado de una vocala a una secretara.Inicialmente, sent como una suerte de devaluacin poltica, sostuvo, y me explic quepara ella, trabajar como secretaria de un juez de la Corte, implicaba ciertas ventajas operativas:si necesitas algo, es ms probable que lo obtengas ms rpido si trabajas para un juez queen cualquier otro lugar de la Corte. Sin embargo, me dijo que se haba dado cuenta quetrabajar en una secretara era bueno porque ya no sos una persona annima. Me comentadems que como letrada de un juez sola trabajar en equipo, y que los borradores desentencias que escriba para el juez eran un esfuerzo colectivo ms que un trabajo individual.A diferencia de esto, en una secretara tens que firmar (escribir tus iniciales en) tu trabajopara que sea identificado y criticado por otros. Desde su perspectiva, este acto deidentificacin la haca ganar el reconocimiento de sus colegas y el respeto como expertaen su rea del derecho; incluso elogian mi manera de escribir, me coment orgullosa.

    En este contexto, el nombre (las iniciales) del autor del documento (por caso, elsecretario letrado) puede llegar a cumplir las mismas funciones indicativas y descriptivasde los nombres propios.70 Sin embargo, el hecho de que los nombres de los letrados

    68. Vase, supra nota 61.69. Mario Biagioli, Documents of Documents: Scientists Names and Scientific Claims, en Documents:

    Artifacts of Modern Knowledge (Annelise Riles ed.), Ann Arbor: University of Michigan Press, 2006, pp. 127-157.70. Vase, Biagioli, op. cit. , p. 138. Vase, tambin, Foucault, op. cit.. Biagioli remarca el punto de vista

    de Foucault acerca de las funciones que cumple el nombre del autor, relacionndolas con las funciones delos nombres propios. Teniendo en mente entonces esta asociacin foucaultiana entre nombre propio ynombre del autor, quisiera extenderla a la situacin que compone un memorndum, a la luz de los efectosque produce este documento y que una ha observado durante el trabajo de campo. Como recuerdaBiagioli, Foucault encuentra en los nombres propios funciones indicativas y descriptivas, aunque los mismospueden actuar tambin como una etiqueta que no se refiere a ninguna persona en particular y todavaconstituir un cierto cuerpo de textos que integra un conjunto unificado. Biagioli, op. cit., p. 138.. En lostrminos de Foucault, estas mltiples funciones que puede cumplir el nombre del autor, reflejan diferenteslgicas operacionales en diferentes regmenes de campos y disciplinas. Sin embargo, en contraposicin conla afirmacin emprica de Foucault acerca de que el mtodo cientfico haba suplantado el nombre delautor como la entidad que diferencia los textos cientficos de otras clases de trabajos, Biagioli sostiene queel nombre del cientfico siempre ha sido crucial [] el nombre del autor puede haberse vuelto banal enla ciencia moderna, pero su rol es ms importante que nunca Biagioli, op. cit,, p. 140.

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    aparezcan en los documentos que ellos redactan cumple un rol relativamente menor enrelacin al efecto individualizador de estos documentos en su crculo burocrtico dentrode la Corte. Como algunos secretarios letrados me mencionaron, ellos son capaces deidentificar quin escribi un determinado memorndum en casos vinculados con suespecialidad (por ejemplo, derecho pblico, derecho bancario) incluso cuando no constaen el documento la identidad del autor. Existe mucha gente aqu en la Corte, pero nosconocemos entre todos, fue la manera en que una letrada me explic su habilidad paraidentificar a los autores de memos y de proyectos de sentencias annimos que llegan parasu anlisis.

    En otras palabras, ms all de si un documento especfico lleva o no el nombre de suautor, el saber burocrtico adquirido a travs de las tareas de construccin de rutinas yespecializacin a partir del trabajo de oficina cotidiano y de largo plazo,71 provee la basepara la identificacin y el reconocimiento de las personas. En este contexto, la autora deun documento, si es reivindicada por el sujeto que lo ha creado, no implica un ejercicio deun derecho de propiedad intelectual del trabajo individual o de una obra en particular.Antes bien, se vuelve un modo de hacer visibles las capacidades personales, y que lasmismas sean reconocidas entre colegas.

    Una relatora me resumi este efecto de reconocimiento en trminos de confianza yexpectativas. Como me dijo, el hecho de que ella supiera quin haba escrito un memo enun caso que le llegaba para anlisis ejerca una influencia sobre su nivel de confianza en elanlisis y la solucin legal que esa persona propona en el documento. Conozco a lapersona, me dijo, s cmo trabaja, cmo piensa, y qu tan serio y confiable puede sersu trabajo [] Si confo en ella, lo ms probable es que est de acuerdo con su opininlegal respecto de las cuestiones discutidas en el caso. Si no comparto su opinin, estoysegura de que lleg a esa conclusin porque vio cosas que probablemente escaparon a mivista en la primera lectura.

    Juntando las piezas

    En este punto, me gustara retornar a la descripcin que hizo uno de mis interlocutores,una secretaria letrada, de su trabajo en una de las secretaras judiciales de la Corte. Comome explic, su rol en la Corte consista en brindar una opinin experta en una serie de sub-reas del derecho muy especficas y tcnicas; sin implicaciones polticas, afirm acercade sus funciones, enfatizando este ltimo punto para dejar en claro que ella se mantienelejos de cualquier influencia externa (cualquiera que esta fuera) que, segn su entender,pudiera comprometer su juicio. Por ejemplo, no se rene con los abogados o las partes deun caso para escuchar informalmente sus argumentos, una prctica usual en la Corteargentina:72 no los necesito [escuchar los argumentos de las partes] para llegar a unadecisin en un caso Leo cada pgina del expediente; leo todo lo que est escrito all; ylo que no lo est no va a hacerme cambiar de opinin. De la misma forma, si tuviera que

    71. Vase, Damaka, op. cit., 1986.72. Hoy regulada por Acordada de la CSJN N0. 7/1994 que prohbe recibir y escuchar a una de las partes

    si no estn todas las partes presentes.

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    La circulacin de expedientes y las formas de los expertos legales: agencia y sujeto en la Corte Suprema argentina

    elegir entre su puesto en la secretara y uno en la vocala de un juez, decidira, segn medijo, mantener su posicin actual dado que le resultara difcil mantener el expertise alcanzadosi trabajara en una vocala: los letrados de los jueces tienen que ser ms verstiles, mecoment. Desde el punto de vista de esta letrada, las reuniones de los relatores con laspartes, o incluso la posibilidad de tener que abandonar su mbito de especializacin sonpercibidas como un falla del conocimiento 73 una falla de su propio saber y de suespecial rol de tcnica legal. En otras palabras, estas circunstancias representaran unadesviacin de las prcticas burocrticas apropiadas,74 esto es, de un modo de toma dedecisin racional y objetivo.

    Mientras me describa sus obligaciones profesionales, esta letrada insista con la ideade que ella slo daba asesoramiento legal y tcnico, que redactaba proyectos de sentenciasen temas tcnico-jurdicos y que slo discuta cuestiones de carcter tcnico en losmemorandos que escriba para la Corte; incluso se vea y defina a s misma como unatcnica. De esta forma, esta letrada se describe a s misma a travs de sus intervencionesen el proceso de toma de decisiones judiciales; es decir, a travs de los documentos queella produce. Desde esta perspectiva, estos documentos constituyen el medio a travs delcual el conocimiento de esta letrada se exterioriza y puede ser aprehendido. En otraspalabras, ella se vuelve cognoscible en trminos de su trabajo o productividad dentro de laburocracia judicial.

    Sin embargo, como indiqu anteriormente, otra manera en la que se vuelven visibleslos sujetos que participan en este rgimen de prcticas documentales, es no ya en la formade los documentos (cosas) que ellos crean, sino como personas en s. En este sentido, losexpedientes escenifican una relacin entre los participantes de estas prcticas documentalesa travs de las cuales se desarrollan y realizan las capacidades personales. Desde estaperspectiva, que la prctica de la toma de decisin judicial mantiene alejada de la miradaexterna, cada participante es diferenciado como una persona particular, y aprehendido ensus capacidades especficas.

    Este efecto de individualizacin75 tiene lugar a travs de todo el circuito que losexpedientes recorren dentro de la Corte. O para ponerlo en otras palabras, la circulacinde expedientes, como una suerte de ceremonia de intercambio, provee el contexto ovehculo para este despliegue constitutivo de capacidades. 76 Desde este lugar, la ancdotacontada por la misma secretaria letrada acerca del pedido de los jueces de su asesoramientocomo experta (mencionado tambin anteriormente), se vuelve aun ms significativa.Ellos [los jueces] me han escuchado, han confiado en m, afirm al recordar aquelepisodio.

    73. Riles, Real Time: Unwinding technocratic and anthropological knowledge (2004) p.396.74. Ibid.75. Vase, Strathern, The Gender of the Gift, (1988).76. Pottage, op. cit. (2001), 114.

  • Revista Jurdica de la Universidad de Palermo

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    77. Por ejemplo, Mara Jos Sarrabayrrouse Oliveira describe a la justicia penal argentina como uncuerpo de doble cara: por un lado, una institucin moderna, un aparato burocrtico regido por reglasuniversales y generales; y, por el otro, un mundo de relaciones personales, dominado por el clientelismo, elstatus y la jerarqua. Siguiendo a Roberto Da Matta (1989) esta autora sostiene que estos dos sistemasel de las leyes y el de las relaciones personales aparentemente contradictorios operan sin embargo en unarelacin de reflexividad recproca, ya que se alimentan y complementan el uno con el otro. Maria JosSarrabayrrouse Oliveira, La Justicia Penal y los universos coexistentes. Reglas universales y relacionespersonales, en Burocracias y Violencia, Estudios de Antropologa Jurdica (Sofa Tiscornia ed.), BuenosAires: Facultad de Filosofa y Letras 2004, pp. 203-41, 232. La autora, en su anlisis, ubica en primer planolas diferentes formas de las relaciones de parentesco que ella detecta dentro del fuero penal, objeto de suinvestigacin: Sin embargo, esta categora [la familia judicial] no tiene un nico significado, la acepcin vacambiando de acuerdo al contexto de enunciacin y al actor que la utilice. Ibid,, 211-2. En mi opinin,asumir el parentesco como una categora envolvente, dominante, implica un riesgo para el propio esfuerzoanaltico: al intentar echar luz sobre las relaciones de parentescosea que ste se encuentre determinadopor lazos biolgicos; o sea ficticio, fabricado por medio de prcticas sociales; o bien, sea simblico, representadoen la metfora de la familia judicialel anlisis toma al parentesco como dado, convirtindolo en casi lanica lgica que rige el funcionamiento de la institucin judicial. De esta forma, la justicia local es representadacomo la imagen distorsionada de lo que el sistema judicial debera ser.

    Conclusin

    Al construir en este ensayo sobre el pensamiento de Strathern acerca de las formasque activan las personas y cosas en dos dominios sociales tan distintos como Euro-Amrica y Melanesia, he intentado llamar la atencin sobre las simplificaciones que subyacena las representaciones radicales de las prcticas de los funcionarios judiciales. A mientender, estas prcticas ni son totalmente subjetivas ni discrecionales, como lo indican,por ejemplo estudios sobre la justicia argentina,77 ni absolutamente mecnicas o desapegadasemocionalmente, como suelen representarse desde una concepcin de la decisin judicialcomo un mero acto de interpretacin normativa. Por el contrario, estas prcticas exigenque los investigadores y las investigadoras se comprometan en su estudio con herramientasanalticas apropiadas. Estas herramientas pueden dar lugar a formas diferentes deconocimiento de los sujetos de estas prcticas, contribuyendo a dejar atrs las dicotomasmoderno/pre-moderno, objetivo/subjetivo, estable/errtico, a las que generalmente se reduceel comportamiento de los burcratas. En este sentido, los propios expedientes de laburocracia ofrecen un espacio analtico desde el cual la academia socio-jurdica puedeorientar su investigacin.