CIRCULAR 944
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CIRCULAR 944
El viento del Espíritu
nos abre nuevos
horizontes
El logo para la fiesta de la Gratitud mundial es dinámico, creativo como
dinámico y creativo es el Espíritu de Dios
La exhortación apostólica
Evangelii Gaudium es un himno a la alegría que está
naciendo del Espíritu, Quien
anima para llevar el Evangelio de la
alegría a la Comunidad, a las
generaciones jóvenes y a todas las personas con
quienes recorremos una
parte del camino.
Es el Espíritu Quien empuja a la Iglesia, por tanto a todos nosotros, a salir del umbral
de las seguridades, para sumergirnos en el futuro de Dios y hacer fecundo el
anuncio de la Buena Noticia.
El tema de la fiesta está en relación con el
próximo CGXXIII que queremos vivir como
un tiempo carismático donde el Espíritu
Santo es el gran y principal protagonista.
En esta Circular quiero compartir mis sentimientos de gratitud y asombro por las grandes obras que el Espíritu Santo obra
en la Iglesia y en el Instituto.
Es un gracias misionero porque
queremos ser “Iglesia de salida”,
Instituto que reconoce sus
orígenes relacionados con
Mornés, tierra humilde y fecunda
de donde partieron las
primeras misioneras con valor y audacia
radicadas en una fe profunda.
El “viento” del Espíritu
Por simples cálculos humanos ninguno
hubiera imaginado “la nueva primavera” del
Espíritu Santo que estamos viviendo
como Iglesia. “Primavera” que empezó con el
Concilio Vaticano II. La Comunidad
Eclesial ha vivido tiempos de invierno,
de desierto y tiempos de florecimiento con frutos abundantes.
El camino hacia la canonización de Juan Pablo II, de Juan XXIII, la decisión
humilde y valiente de Benedicto XVI de renunciar al ministerio Petrino por amor a la Iglesia, pasando por el testimonio del Papa Francisco, nos llevan a entrar
en esta “nueva primavera”.
El actual Pontífice no está diciendo cosas nuevas o del todo inéditas. Simplemente
está haciendo gestos que hablan claramente al Pueblo de Dios.
Es un hombre libre y franco, va adelante sin temores, infundiendo
valor y audacia evangélica en un mundo donde, sobre todo, las generaciones jóvenes tienen necesidad de
esperanza.
Una de las primeras
afirmaciones del Papa la hizo
refiriéndose a la Iglesia diciendo
que cuando no sale de sí y de sus recintos, se enferma. La
enfermedad está en el replegarse
sobre ella misma, viviendo en la
comodidad y la mundanidad. La
Iglesia pierde entonces la frescura del Evangelio.
Para dar un nuevo impulso a la Iglesia el Papa escribe la Evangelii Gaudium
hablando de la alegría de
evangelizar cuyo primer capítulo se
refiere a la transformación misionera de la
Iglesia.
Este éxodo se inició el día de
Pentecostés y en realidad no se ha detenido porque
el fuego del Espíritu anima la Iglesia y la hace lo que debe ser: una Iglesia que evangeliza, que
anuncia la esperanza y la vida plena a partir de las periferias.
Como Instituto nos insertamos plenamente y con gratitud en el
camino de la Iglesia, en este nuevo Pentecostés que queremos vivir atentas a lo que el Espíritu
Santo nos dice hoy para el futuro
Ser hoy con los
jóvenes casa
que evangelizaEl CG XXIII al cual cada Provincia ha
aportado reflexión y propuestas,
quiere ser una “casa” abierta
que evangeliza, junto con los
jóvenes, a través del testimonio, el
anuncio y el servicio.
El Papa Francisco afirma que solo un joven puede evangelizar otro
joven.
Las palabras del Papa son audaces pero verdaderas y renuevan nuestra confianza en las potencialidades de las nuevas generaciones. La
Iglesia rejuvenece a partir de los jóvenes involucrados en la Comunidad Educativa en el
dinamismo del Amor del Espíritu.
Desde los inicios nuestro Instituto
ha vivido el ardor misionero
expresado en el lema de D.
Bosco:”Da mihi animas cetera
tolle” y es significativo que a los 100 años de la
muerte de Sor Valesse la Provincia
Argentina haya propuesto un
tema tan apropiado para el
tiempo que estamos viviendo
Nosotras no escondemos las dificultades
que experimentamos en algunas partes
del mundo por la violencia y la guerra, la
falta de vocaciones y el crecimiento de la
edad de las Hermanas.
Pero estas dificultades no apagan la
esperanza porque no está fundada sobre
razones humanas, sino sobre la
fecundidad del Espíritu y la vitalidad
carismática que son una luz en nuestro
camino.
Deseo vivamente participaros mi deseo profundo que el Instituto
permanezca misionero con el mismo aliento de los orígenes. En Mornés todas las Hnas. querían ser misioneras y la primera era M. Mazzarello que
deseaba ir a América.
Estoy segura que hoy el
Señor sigue llamando
muchas FMA a estar
disponibles para un envío
misionero a tantas partes
del mundo que están
esperando el carisma
salesiano
¿Por qué las peticiones para ser misioneras son tan pocas? Las estoy
esperando todos los días.
La celebración del bicentenario del nacimiento de D.
Bosco nos recuerda “reavivar el fuego”.
Os invito a estar atentas a la voz de Jesús que llama, a
hacer discernimiento con la Provincial y a ser
generosas.
“La dimensión misionera -elemento
esencial de la identidad del Instituto
y expresión de su universalidad – está presente en nuestra historia desde sus
inicios” (C.75)
… nos hace fecundas
La auténtica fecundidad de nuestra vida y de la misión que se nos ha confiado encuentra su
fundamento en la disponibilidad para escuchar la voz del
Espíritu Santo que cada día nos habla, nos
transforma, nos impulsa a ir a las raíces del carisma
para ser profecía, para dar nuevo impulso a nuestra interioridad a
nuestro quehacer cotidiano.
Una vida que cae en el estatismo,
en el inmobilismo en el “siempre se ha hecho así”, en una preocupación exagerada por los
espacios personales de autonomía y
distensión, puede llevar a una crisis
de identidad.
Estoy segura que el Espíritu Santo está disponible para
ayudarnos, para sostenernos como personas y como
Comunidad, para “ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza”
Idealmente estamos de acuerdo
que este es el camino, pero, hay una condición que lo hace posible: la
relación con Dios en el Espíritu, entre nosotras, con los jóvenes, con la gente, como se
daba en la Comunidad de Mornés y de
Valdocco. Siempre queda un trecho
nuevo del camino para recorrer.
Sostengámonos con Amor y alegría.
En un contexto social en el cual – como dice el Papa Francisco – predomina “la cultura del descarte” en la que el ser
humano es considerado como un bien de consumo, donde se ha desarrollado la
“globalización de la indiferencia”, estamos llamadas a reconocer con
responsabilidad la “mística” del vivir juntas en un clima donde nos
encontramos y nos sostenemos recíprocamente, donde cada gesto de
ternura se transforma en una verdadera experiencia de fraternidad.
Si pudiéramos seguir este camino,
sería una cosa buena, liberadora,
generadora de esperanza. Estas expresiones las encuentro en sintonía con la
realidad donde a menudo se anhela respirar “aire de casa” donde nos encontremos a
gusto.
La “casa” no es simplemente un edificio donde
vivimos, sino un espacio de identidad
donde vibra el dinamismo de
relaciones sinceras, donde se da el paso de la desilusión a la
esperanza, donde los simples gestos
cotidianos transforman el
corazón de quien los da gratuitamente y de quien los recibe
con humildad.
Sabemos que cada una de nosotras crece como persona a través de las relaciones. Este es un
encuentro entre personas, entre misterios que se llaman a un Amor recíproco sin condiciones. El Amor es una fuerza espiritual que favorece el
encuentro en plenitud con Dios hasta el punto de formar un solo corazón y una sola alma. (C.49)
Cuando vivimos la mística del
acercarnos a los otros con el interés de buscar su bien, alargamos nuestra interioridad para
recibir los más bellos regalos del Señor,
entonces se ilumina la fe para
reconocerlo, toma nuevo vigor el
compromiso de ser misioneras de la Palabra con los
jóvenes.
… y renueva la alegría del anuncio
Valdocco y Mornés son emblema de una “casa” de puertas siempre abiertas
que permite salir para ir a las periferias, lugar teológico que permite discernir los signos del Espíritu, que lleva a reconocer las expectativas, a veces silenciosas, de los jóvenes. La
puerta abierta acoge también aquellos que quieren entrar en busca de ser
escuchados y de acompañamiento para encontrarle sentido a la vida.
En este tiempo de sincera gratitud entre nosotras FMA, nos da
mucha alegría renovar nuestra
opción de ser hoy “Mornés que sale” en la línea de la
Evangelii Gaudium, con la
pasión del “Da mihi animas
cetera tolle”
Con la fuerza del Espíritu podemos encontrar una cultura alternativa, encontrar
los jóvenes más pobres no solo como desafío sino como portadores de valores. La
cultura juvenil es una periferia muy interesante que nos espera siempre.
¿Creemos que también nosotras podemos ser evangelizadas por ellos?
A menudo hemos hablado de
conversión al Amor. La Evangelii
Gaudium nos orienta a la conversión
pastoral de la cual la Iglesia y el Instituto tiene
necesidad en este tiempo de cambio
de época.
Se necesita “salir de la propia comodidad y
tener el valor de llegar a todas las
periferias que tienen necesidad
de la luz del Evangelio”. Todos estamos llamados a este nuevo “salir
misionero”. Se trata de “una conversión pastoral y
misionera, que no pueden dejar las
cosas como están”.
Trabajar mucho es importante porque el Reino de Dios está sufriendo “dolores
de parto”, pero es necesario mirar cómo, con quién y por quién
trabajamos. No estamos llamadas a una pastoral de conservación, manteniendo con vida estructuras y Obras sino a una conversión pastoral que es otra cosa.
Urge, por tanto, un testimonio personal y comunitario, apasionarnos para que el
Reino de Dios sea visible, profético. Recordemos cómo D. Bosco insistía en
que los jóvenes “no solo fueran amados sino que se sintieran amados”.
Preguntémonos: ¿qué puesto ocupan los jóvenes más necesitados en nuestro
corazón y en nuestras realidades educativas?.
Un aspecto importante para nosotras FMA es emprender esta conversión con el estilo
de María. Mirándola a Ella creeremos en la fuerza
revolucionaria de la ternura y del afecto.
Este aspecto nos caracteriza y nos
hace conscientes que debemos vivir con
alegría “la dimensión materna” y
generadora de la cual María es modelo. Os invito a agradecer su presencia en nuestra vida y hacerlo con un
corazón lleno de Amor. “La alegría del Evangelio brota de un
corazón pobre que sabe maravillarse por
las obras de Dios, como el corazón de la
Virgen”.
El futuro nace siempre de las raíces, mientras más profundas mayor es el dinamismo de
crecimiento en cualquier estación de la vida. Este es un modo
de prepararnos al bicentenario del
nacimiento de D. Bosco que hacía “consistir la
santidad en estar siempre alegres”.
Se trata de una alegría profunda porque, como decía Madre Mazzarello a las primeras misioneras de A. L., “es una alegría que nace de una relación profunda con Jesús, de una vida heróica en el cotidiano, animada de fraterna sencillez, del ardor en anunciar la buena noticia del Evangelio”.
Este es el terreno fértil que ha dado ricos frutos de santidad: La Beata Laura
Vicuña, el Beato Ceferino Namuncurá y el Beato Artémides Zatti.
En este tiempo privilegiado quiero pediros con corazón de Madre un don:
“Estar abiertas a la novedad del Espíritu, para que en nuestro
corazón y en nuestras
Comunidades pueda brotar “el agua viva”
del carisma, la alegría de pertenecer
a nuestra Familia Religiosa y la
fecundidad misionera del anuncio a los
jóvenes más necesitados”.
¿No es quizás esta
la puerta que
introducirá, en el
futuro, a las
jóvenes
generaciones y
suscitará nuevas
vocaciones para la
Iglesia, para
nuestro Instituto y
para la Familia
salesiana?
María, mujer de la alegría y la fiesta,
mujer del primer paso en salida misionera
hacia la prima Isabel y hacia cada hijo e hija que Jesús le confía, sea para nosotras
modelo de apertura misionera. Siempre nosotras tendremos de las “Isabeles” que
esperan nuestra llegada para compartir alegría y fiesta con el corazón del Magnificat