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Cirqus

Pilar Parralejo

 

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Capítulo 1¿Comprometidos?

Miraba su reflejo en el espejo mientras con las manos acariciaba suscaderas para eliminar las arrugas del vestido. Llevaba la mirada de susmanos a sus ojos buscando en ellos algo que la tranquilizase, su padrenunca había hecho algo sí, él era un importante hombre de negocios peroamás vendería a su hija a cambio de un contrato.

Estaba con sus amigas cuando el teléfono empezó a sonar. —¡Papá! —exclamó Soul feliz— ¡hace días que no hablamos!

Se puso en pie y salió al balcón desde el que podía verse el lago con elteléfono en la mano, no esperaba la llamada de su padre pero siempre lealegraba mucho hablar con él.

 —¿Estás con las chicas en el lago? —preguntó el padre, a lo que ellarespondió con un sonido mudo, algo que hacía desde pequeña— necesitoque te reúnas con nosotros esta tarde, a las 7 en el hotel.

 —¿Ocurre algo? —preguntó ella un tanto asustada, su padre nunca lehabía citado en un hotel.

 —No, es solo que hay alguien que quiero que conozcas… —dijo untanto dubitativo, Henry sabía que si le decía para lo que era formaría un

escándalo o peor aún, le haría quedar mal delante de sus futuros socios— ven elegante, ¿de acuerdo?

 —Está bien…La muchacha entró, arrastrando la puerta corredera tras de sí, volvió a

su asiento y dejó el teléfono sobre la mesa mirándolo con el ceño fruncido.Gertrud, Melissa y Juno la miraron fijamente, aquella expresión no

era normal en ella, ella nunca parecía preocupada o inquieta por algo,llevaba una vida tranquila, lejos de preocupaciones, pero a pesar deparecerle una expresión extraña no le preguntaron qué le pasaba. Cuando

eran pequeñas acordaron no meterse ninguna en los asuntos de las otras, siocurría algo y ellas querían contarlo podrían hacerlo con total libertad perolas otras no indagarían en el asunto y así les iba genial, nunca pelearon,nunca se discutieron y nunca se enfadaron.

Soul miraba el reloj continuamente bajo la atenta mirada de susamigas.

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 —Chicas he de irme, tengo una cita con mi padre… —Nos vemos mañana… ¿en tu casa? —preguntó Gertrud. —¡Por supuesto! —exclamó con una muy bien fingida sonrisa— 

además si llegáis temprano os contaré lo que he hecho con mi padre. —Me das envidia, mi padre nunca me lleva a sitios de lujo... siempre

es algún amigo de mi hermano quien lo hace. —No te quejes Juno, los amigos de tu hermano están para

comérselos… —rieron las otras chicas.Mientras ellas hablaban de los amigos del hermano de Juno Soul

cogió su bolso y salió de la casita con dirección a su coche.¿A quién querría su padre que conociera?Soul odiaba esas reuniones aburridas en las que solo hablaban de

negocios, que si la empresa va bien, que si el inversor, que si…

Llegó a su pequeño apartamento y tras deshacerse de la ropa se metióen la ducha. Le quedaba una hora y si quería llegar a tiempo debía darseprisa.

Envuelta en la toalla color melocotón sacó del armario un vestidocorto negro de tela caída, la parte de la falda quedaba en dos niveles con unpequeño volante en el bajo, la apertura de la parte más larga le llegabahasta medio muslo, algo que le daba un toque sexy además de serio,pretendía dejar su pelo suelto y mojado para que se secara mientras llegaba

pero al mirarse en el espejo no terminó de convencerle, agarró lastenacillas y onduló ligeramente las puntas, algo que sin querer combinó ala perfección con su vestido, puso brillo en sus labios y un poco de rímel ycorrió al coche para ir a su cita.

Tenía la cómoda calidez de un cuerpo femenino rodeándole cuando elteléfono empezó a sonar.

Erik llevaba horas en esa habitación de hotel acompañado por aquellamodelo, normalmente solo era sexo una o dos veces, nunca pasaba la noche

con la chica en cuestión, pero Kalisha era demasiado intensa como paradejarla ir esa noche, apartó con cuidado a la modelo y sin cubrirse siquierase acercó su pantalón, pantalón que había lanzado desde la cama cuandoella empezó a besarle el abdomen. Del bolsillo sacó el teléfono móvil y sesorprendió al ver en la pantalla el número de su padre.

 —¿Papá? —preguntó extrañado.

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 —Perdona que te moleste, ¿estás… acompañado? —preguntó, a loque el chico asintió con un sonido nasal— lo siento, pero necesito que tearregles y te reúnas conmigo en el hotel, a las 7.

 —¿Pasa algo? —preguntó el joven un tanto preocupado. —No, es solo que quiero que conozcas a alguien —explicó. —Está bien, allí estaré —dijo antes de colgar.

Revisó la hora en el reloj de su muñeca, se sonrió de forma perversa alver que le daba tiempo de uno rápido antes de ir a casa a vestirse, se metióbajo las sábanas y se arrastró hasta los muslos de la modelo, empezó conpequeños mordisquitos mientras iba subiendo.

 —Ahora no Erik —dijo sentándose de pronto—creo que… —se pusoen pie y corrió al baño.

 —¿Qué pasa? —preguntó extrañado por esa actitud.

 —No…si, maldita sea… —replicó molesta—lo siento pero nopodemos repetir, no ahora… —dijo con fastidio.

 —Que rabia… —murmuró mientras cogía su ropa interior— queríauno antes de irme… ¿nos vemos la semana que viene? —preguntó con lavoz ahogada mientras se ponía la camiseta.

Llegó a su apartamento en tiempo record. Se dio una ducha rápida, sepeinó, se perfumó y se vistió, cogió las llaves de su coche y tras revisar elmóvil para que no hubiera molestos cambios de última hora se marchó.

El matrimonio Bedford y el matrimonio Brown esperaban a susrespectivos hijos en el elegante salón del hotel, las mujeres a los lados desus maridos, una frente a la otra, vestidas ambas de rojo, como si hubieranacordado qué color vestir antes de la cita, los hombres vestían ambos conelegantes trajes negros y camisas blancas, la corbata del padre de Erikhacía juego con el traje de su mujer, en cambio la corbata del otro hombreera azul cielo, el color favorito de su hija.

El reloj del salón tocó las siete y justo en ese momento entró Soul,

elegantemente vestida para la ocasión. —Buenas tardes —dijo educada, asintiendo en plan saludo a losamigos de sus padres.

 —Hija… —dijo el padre orgulloso de ver lo hermosa que llegaba suúnica hija.

Justo cuando Soul se acomodaba en la silla al lado de su madre Erik

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hacía entrada en el salón, él también saludó elegantemente, haciendo quesus padres se sintieran contentos por su actitud.

Después de las pertinentes presentaciones empezaron a cenar, Soulignoraba por completo la presencia del chico, solo con verlo, con ver susonrisa ya sabía qué tipo de hombre era y no le agradaba lo más mínimo,de modo que se centró en sus padres, en la mujer de rojo y en su marido.

De pronto el teléfono de Erik empezó a sonar, éste sin pensarlo se giróen la silla y respondió.

 —¡Mirena! Dios, cuanto tiempo, extraño a mis gemelas de silicona— dijo sin pensar, provocando que su madre se ruborizase de inmediato.

Lo último que esperaban que pasase, pasó, Erik mostraba su ladosalvaje en medio de una cena de compromiso, mostraba su lado mujeriego

frente a quien sería su futura esposa.Soul se sonrió al comprobar que no se equivocaba con sus

pensamientos, lo miró con cierto desprecio y continuó comiendo como sinada pasase.

La señora Brown no sabía cómo disculparse por la actitud de su hijo,algo que al parecer sólo le importaba a ella.

Terminaba el segundo plato cuando los padres de los dos jóvenesdecidieron confesar el motivo de su reunión.

 —Soul, hija, a partir de hoy él es tu prometido —dijo el padreseñalando al guapo joven que se sentaba frente a ella.

Soul pensó que era una broma y empezó a reír pero su madre negabacon la cabeza para asegurarle de que era cierto, los dos hombres tenían unserio negocio entre manos y la manera más segura de llevar a cabo elcontrato era casando a sus hijos con un acuerdo muy bien redactado.

 —En breve habrá que buscar la fecha de la boda —dijo el señorBrown.

 —En efecto, como habíamos acordado… no debe ser mucho después

de 6 meses…Los hombres hablaban de la boda como si ellos no estuvieran ahí.Erik no se lo creía, no creía que sus padres quisieran casarle, y menos

con alguien como ella una estirada y repipi niña rica.

De repente la muchacha se puso en pie y tras un breve saludo en el

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que ignoró al dueño de sus futuras pesadillas salió del salón tan deprisacomo pudo, atravesando el vestíbulo del hotel a plena carrera.

 —No vayas a pensar que vas a casarte conmigo, ¿me oyes? —dijoErik sujetando su brazo para frenarla en medio de la calle.

 —Casarme contigo… ¿estás loco? Antes muerta, ¿me oyes? —Soulrepitió la misma expresión que él con el mismo tono.

 —Eso, antes muerto, además estás muy lejos de ser mi estilo dechica… —dijo soltando su brazo con fuerza.

 —Mejor, porque tú sí que no eres mi estilo… —hizo un desplante y sealejó de allí molesta por la encerrona de su padre, dejando al joven con lapalabra en la boca.

Llegó de nuevo a su apartamento, apartamento del que no debía haber

salido. Se acercó al dormitorio para quitarse la ropa cuando encontró sureflejo en el espejo. Pasó sus manos por el vestido recordando las palabrasde su padre. No podía creer que aquello fuera cierto.

Dejó caer el vestido desde sus hombros hasta sus pies y se dejó caercontra la cama, aquello debía ser algún tipo de pesadilla.

Tan pronto como Soul se marchó de allí Erik volvió a entrar,necesitaba aclarar a sus padres que ellos no iban a casarse.

 —Siento mucho esto hijo pero aquí ganamos los dos —le dijo el señor

Brown bajo la atenta mirada de los Bedford— tu sentarás la cabeza, algoque necesitas con urgencia y nosotros sellamos nuestro acuerdo.

 —Vosotros podéis firmar lo que queráis pero yo no pienso casarme, ymucho menos con esa… —el padre de Soul esperaba que dijera algo maldicho para salir de allí dejando de lado el acuerdo— con esa adorableseñorita —sonrió cortésmente mientras por dentro le hervía la sangre.

 —Si no lo haces te desheredo y a partir de este mismo instante tustarjetas están canceladas, tu coche confiscado y tu piso embargado… ¿quédecides?

Erik resopló con fastidio y salió de allí más enfadado aún.

Al llegar a su piso lo miró todo detenidamente, no usaba ni la mitadde lo que había a su alrededor, ni los cuadros, ni las figuras de los muebles,ni la mesa…

Entró en la habitación y miró el armario, donde había docenas de

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trajes, zapatos… —Bueno, supongo que puedo hacer un sacrificio, solo tengo que

molestarla para que se vaya ella…, asíganamos todos…Se quitó el traje y lo colgó en una percha detrás de la puerta para que

la limpiadora lo llevase a la lavandería.Se estiró en la cama y miró la mano dónde según su padre habría una

alianza. —Ni hablar, me niego a llevar esposas —dijo refiriéndose al anillo.

 

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Capítulo 2¿Por qué te cruzas en mi camino?

Hacía días de la reunión con sus padres y los Brown y no había vueltoa hablar con ellos, no quería escuchar nada acerca de una boda, y muchomenos con aquel… tipo.

Hacía días que no veía a sus amigas y necesitaba despejarse,necesitaba desahogarse con alguien de modo que las citó en la cafetería desiempre, un sitio donde pasaban horas y horas todas las semanas. Se vistiócon un vaquero ajustado, se puso una camiseta un tanto más corta de lohabitual y después de peinarse con una coleta alta cogió su bolso y semarchó.

Todo era como siempre, el mismo sitio, la misma gente y ellas, perohabía una diferencia, su compromiso, esa decisión que sus padres habíantomado por ella para su propio beneficio.

 —Madre mía Soul, pareces un muerto viviente… —le dijo Melissatan pronto como la vio.

Soul había cubierto sus ojos con unas gafas de sol enormes, pero alentrar en el local tuvo que quitárselas.

 —Yo…chicas sentaros, tengo algo importante que contaros…

Las tres amigas se sentaron en las tres sillas sobrantes de aquellamesa circular dónde siempre se sentaban, el camarero se acercó a ellas conla sonrisa amable de siempre y anotó la orden.

 —¿Qué pasa? —preguntó Juno mirándola. —Mis padres me han…me… —ni siquiera sabía cómo decirlo—me

han comprometido con… —¿Que tus padres qué? —preguntaron exaltadas, de todas las noticias

que pudiera darles esa era la más sorprendente de todas. —Si… —dijo con pesar— el tipo es un cretino, en medio de la

reunión se puso a insinuarse con alguien por teléfono… —No me lo puedo creer, ¿con una tía? —preguntó Gertrud a lo que

ella asintió.Les contó con detalle cómo era él, físicamente al menos, les contó lo

guapo que era, el color de su pelo y de sus ojos, su altura, les contó elbonito tono de voz…

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De pronto, cuando menos se lo esperaba apareció un tipo que leresultó tremendamente familiar, necesitaba asegurarse de que no era quienella pensaba y lo miró descaradamente, llamando la atención de susamigas, que desviaron la mirada hacia aquel atractivo joven que comprabacafé.

Cuando Erik se giró sintiendo la mirada de alguien en su espalda elladisimuló, llevando la mirada hacia los coches del exterior a través de loscristales de la ventana, tapó su rostro como pudo con un periódico para queél no la viera.

Erik la identificó de inmediato y sonrió juguetón, pensando en unmodo de molestarla pero el hecho de que se estuviera cubriendo era señalde que no quería que la viera así que… ¿por qué no hacerlo delante detodas aquellas personas?

 —Vaya vaya… a quien tenemos aquí… —dijo acercándose de maneraseductora—pero si es mi bella prometida… —añadió para molestarlaagachándose en el suelo con intención de besar su mano.

 —Oh… —fingió ella, haciendo un gesto con una mano a modosaludo, fingiendo que no le había visto.

 —¿Y que hace mi futura mujercita con estas bellezas? ¿Sois amigasde mi prometida? —preguntó a las chicas que le miraban completamenteembobadas.

No podían creer que los Bedford comprometieran a su hija con

semejante hombre, la descripción de Soul se había quedado muy corta. —Supongo que las bellezas se juntan entre si… aunque gana mi

mujercita —Erik tenía que aguantarse la risa, Soul había pasado de estarcolorada a estar morada. Se acercó lentamente a su cara y besó su mejillade una manera dulce— ella es la más guapa de todas —añadió.

Ella ya estaba harta de su presencia, de sus palabras y de suatrevimiento, ellos no se conocían como para que anduviera con esasconfianzas, se puso en pie y tiró de él hasta la calle, empujándolo confuerza para apartarlo lo más rápido que pudo.

 —Deja de decir eso, ¿de acuerdo? —dijo limpiándose con la mano elbeso que él había puesto en su mejilla— Yo no soy tu prometida, no piensocasarme contigo aunque la vida me fuera en ello, ¿me oyes? —gritóllamando la atención de todos tanto en el local como en la calle.

 —Pero mi vida, yo te amo —dijo agachándose y abrazándose a suvientre, intentando contener la risa para que todos pensasen lo peor de ella

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 —te quiero tanto que no sé qué sería de mí sin ti… —continuó.Soul se dio cuenta de que todos la miraban sintiéndose mal por el

pobre chico que estaba siendo plantado. —Te odio —afirmó entre dientes soltándose del agarre del chico y

entrando en el local completamente ruborizada. —Por favor mi amor, no seas cruel conmigo… —gritó él desde la

calle conteniendo una carcajada.Erik la miró a través del cristal y se alejó de allí haciéndole una

mueca de burla. —Es…es… Soul, no seas tonta, es guapísimo, ¡cásate con él o lo hago

yo! —gritó Juno en medio de un ataque. —Tiene razón Juno, es guapísimo y además parece divertido —dijo

Gertrud golpeando con una mano el hombro de Soul, que parecía irritada al

límite. —Os acordáis de… —empezó a decir la recién comprometida para

desviar el tema de la conversación. —¿De Leander? —dijo Juno— Supéralo Soul, él está en Italia y de

eso hace ya un tiempo. —Pero yo… —Si…si… túle quieres, le recuerdas como si hubiera sido ayer… pero

de eso hace mucho, ya no eres una niña y ese chico… —Yo no soporto a ese chico, es… no, no lo soporto —sus amigas,

habían conseguido molestarla del todo.Se puso en pie y después de saludar al camarero salió con dirección a

casa se sus padres, no soportaba la idea de que su padre la vendiera por unnegocio, y la vendiera a semejante individuo. Nunca nadie le hizo pasaruna vergüenza parecida.

Entró en la casa de sus padres con su llave, caminó por el anchopasillo hasta el salón, dónde estaba su padre sentado en un extremo delsofá con una pierna sobre la otra y mirando por encima de las gafas el

diario que tenía entre las manos.Sin decir una palabra se sentó el en sillón frente a él y cruzó losbrazos sobre su pecho.

 —Lo sé —dijo el hombre llevando de nuevo la mirada a su columnafavorita— pero por más o menos que te guste no va a cambiar nada, así queno repliques.

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 —Pero papá…Henry siguió los mismos pasos que el señor Brown, la amenazó con

quitarle las tarjetas y, aunque ella no era una chica derrochadora si supadre la dejaba sin dinero no tendría qué hacer, se encontraba entre laespada y la pared, pero eso podría arreglarlo, molestaría al engreído deErik hasta que cansado la dejase, así ganarían todos.

Harta de ese día se marchó a casa, deteniéndose un rato en el parqueque había de camino.

Ese día el recién comprometido tuvo que anular su cita con Eloise,una actriz bastante reconocida con la que habitualmente tenía encuentros, apesar de ser un mujeriego empedernido y de importarle un bledo lo quecualquiera opinase de él debía un respeto a su padre y a sus decisiones, por

mejor o peor que le pareciesen. Llevaba rato caminando por la casa sinsaber qué hacer y decidió pasear.

Caminaba por las calles viendo a parejas, la pareja de adolescentesque caminaban de la mano mientras hablaban de tonterías, la pareja deancianos que se agarraba del brazo después de toda una vida juntos, lapareja que llevaba a su bebé en el carrito…

A Erik no le importaba casarse, pero de hacerlo quería que fuera conalguien especial para él, no una completa desconocida a la que no

soportaba.Para su mala suerte allí estaba ella, entrando en el parque, atravesando

la entrada con su espalda perfectamente recta, con su bolsito colgando delhombro derecho y caminando despacio.

Pasó deprisa por detrás de ella para que no le viera y caminó a todaprisa hasta su casa. Quizás llevaba toda una vida cruzándose con ella peroahora que ella no era una desconocida y ahora que estaba obligado acasarse ahora no le gustaba encontrarse con ella ni por accidente.

Pasaron días y como por cosa del destino se encontraban una y otravez, cruzando la calle, en el parque, en la cola del supermercado…

Soul decidió que no iba a amargarse la existencia por culpa de ladecisión de sus padres, hasta que la fecha de la boda fuera un hecho ella selimitaría a pasarlo bien.

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Juno celebraba su cumpleaños en un pub que habían reservado para lafiesta. Ella siempre daba fiestas especiales, fiestas que no podrían olvidarnunca, una de las veces todo el mundo debía ir vestido de troglodita, al añosiguiente todos debían ir vestidos de niño pequeño pero ese año decidióhacer algo para burlarse de manera cariñosa de su amiga, todos debían irvestidos de novios, ellas con traje blanco y ellos con traje de novios.

Al principio Soul se enfadó, pensó que Juno quería burlarse de supatética situación, enamorada de uno y casándose sin amor por la fuerzacon otro… pero después de hablarlo con Gertrud llegó a la conclusión deque sería divertido.

Buscó en tiendas de vestidos de novia el traje que mejor le quedaba yel que quedaba un poco más acorde con la situación. Eligió un vestido

sencillo y normal con una falda adicional, el vestido podría pasar por unvestido de fiesta, pero al añadirle la falda quedaba algo espectacular.

El día del cumpleaños se arregló perfectamente, se peinó con unmoño, se maquilló de manera sutil y se vistió con su vestido de novia endos piezas.

La limusina la dejó en la puerta del pub, dónde estaban todos vestidospara la ocasión.

Bebían, bailaban, reían y sin esperarlo ahí estaba él, frente a ella, suhermoso prometido vestido de novio. Soul no sabía dónde esconderse, nosabía cómo hacer para que Erik no la viera, lo último que quería era hablarcon él, pero fue tarde, tan pronto como se dirigió a los baños Erik bloqueóla puerta. Todos salvo las tres amigas miraban a la pareja sin saber de quése conocían.

 —¿Huyendo? —preguntó él. —¿Cómo? ¿Huyendo? ¿De ti? ¡Ja! No me hagas reír —disimuló ella. —¡Claro! Huías porque sabes que trae mala suerte ver a la novia

vestida de blanco antes de la boda… —molestó. —Ya… si fuera eso me habría puesto delante de ti tan pronto comohas entrado por esa puerta —señaló— además señorito Brown, te olvidasde que yo no pienso casarme contigo —sonrió con satisfacción, como sihubiera ganado una pelea.

 —Me pregunto cómo lo harás para sobrevivir sin tarjetas, sin coche y

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sin… —¿Tu como sabes eso? —preguntó molesta a lo que él sonrió con

autosuficiencia, sabiendo cuanto la estaba incordiando.No lo soportaba, no soportaba a ese chico, podría ser el hombre más

hermoso sobre la faz de la tierra, que seguramente lo era, pero no losoportaba.

Se giró y fue hacia la cumpleañera para advertirle de que se iba, nopodía estar en el mismo local con él.

Al salir Erik fue tras ella, aún no había terminado de molestarla. —Amor, ¿te vas sin despedirte? —ella no respondió— dame un beso

por lo menos, ¿no? —ella siguió sin responder— no importa, aunque teacercases no dejaría que me besases, no me gustas, no me gustarías niaunque fueras la última mujer del mundo.

Mientras él hablaba Soul apretaba los puños y los dientes,conteniéndose de malgastar una pizca de saliva con ese chico.

 —Se supone que todas las mujeres están hermosas vestidas deblanco… eso es porque quien inventó la frase no te había visto —rió,provocando que un par de chicos que tomaban el aire fuera del local rierana carcajadas.

Soul ya estaba harta, la limusina que debía llevarla no terminaba dellegar y estaba cansada de esperar fuera con ese atuendo. Llevó sus manosa los botones de la falda y comenzó a aflojarla, la dejó caer al suelo bajo la

atónita mirada de los tres chicos y sin mediar palabra comenzó a caminarcontorneándose bajo ese ceñido vestido blanco que realzaba a la perfeccióntodas sus curvas.

 —¿Te has fijado? —dijo uno de los chicos al otro—está… está… —No sigas, yo también la he visto…creo que es amiga de Juno…

luego le pediré su teléfono.Erik se quedó asombrado por el atrevimiento de su prometida, podía

negarlo cuanto quisiera pero Soul era muy hermosa, llevó una mano a lafalda y la recogió del suelo mientras la veía empequeñecer por la distancia.

Aquellos chicos empezaron a hablar de lo sexy que se veía con ese vestidoajustado y, aunque pensaba que no debía permitir que hablasen de ella secontuvo de defenderla, realmente le interesaba quitársela de encima cuantoantes, aunque no pudiera negar lo hermosa que era.

Entró en el local con la falda en la mano. Juno corrió hacia élpreguntándose qué había pasado para que llevase parte del vestido de Soul

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en las manos. —La limusina no llegaba —explicó— llévasela, la ha dejado en la

calle.Colocó la prenda entre las manos de la cumpleañera y, como con un

cambio de chip empezó a flirtear con todas las chicas del local. 

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Capítulo 3¿Qué haces tú aquí?

El señor Bedford empezaba a sentirse mal por su hija, a pesar denecesitar el contrato con Brown se sentía mal casándola con undesconocido.

En dos días debía hacer un viaje junto al matrimonio Brown ypensando en cómo anular ese enlace para complacer a su hija se le ocurrióque quizás podrían conocerse un poco mejor a miles de kilómetros de casa,dónde no tuvieran como huir.

 —Gerald, se me ha ocurrido una idea fantástica para los chicos —dijoemocionado tan pronto como el señor Brown descolgó— llevemos a loschicos.

 —¿A los chicos? —preguntó dubitativo—¡claro! Es una ideaestupenda, de esa manera tendrán que conocerse quieran o no…pero hayque avisarles ya… el viaje es en dos días…

 —Por supuesto, yo llamo a Soul en cuanto terminemos laconversación.

Los dos hombres hablaron de sus planes y de sus negocios durante unrato, ultimando los detalles del vuelo y de más. Uno de los dos debíamodificar su vuelo, no podían arriesgarse a que los chicos se encontrasen

en el aeropuerto y se negasen a ir, de modo que decidieron que uno loadelantaría y el otro lo retrasaría.

Después de un par de llamadas y con los cambios en su viaje decidióllamar a su hija.

 —Soul prepara tus maletas, en dos días iremos de viaje —dijo tanpronto como ella descolgó.

 —¿Iremos los tres? —preguntó con cierto recelo, lo último que queríaera encontrarse de nuevo con ese tipo.

 —¡Claro, los tres! —exclamó él. —¿En dos días? Entonces ¡he de darme prisa! —dijo ella feliz,

ignorante de lo que su padre había pensado.Hacía un par de años que no viajaban juntos, siempre hacían viajes

largos, visitaban sitios exóticos…

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Gerald, el padre de Erik hizo las mismas llamadas, solo que él iba aretrasar su vuelo. Llamó a su secretaria para que ella contactase con Erik,haciéndole ver que eran asuntos de negocios y no de placer, a esto nunca seresistía, sabía que el día que faltase su padre debería responsabilizarse élde todas sus empresas, tanto si le gustaba como si no.

Acababa de cerrar la cremallera de la maleta cuando sonó el timbre, elchofer de su padre venía a recogerla para llevarla al aeropuerto, avisó porel interfono para que esperase un par de minutos más, terminó demaquillarse y bajó a toda prisa por la escalera de emergencia, escalera porla que nunca pasaba nadie.

El hombre, de unos 50 años esperaba pacientemente a la hija de suefe, chica a la que adoraba desde que empezó a trabajar para los Bedford

siendo ella un bebé, la había visto crecer, su primer día de colegio, tener suprimer novio…

Mientras él metía la maleta en el maletero ella se acomodaba en elasiento trasero.

 —Va muy bonita hoy, señorita Bedford —dijo el chofer mientrasarrancaba el coche.

 —Muchas gracias Gordon, hace tiempo que no nos vemos, ¿qué talsus hijos? —preguntó ella.

 —Oh, ellos están muy bien, gracias por preguntar —dijo el hombre.

Cerca de una hora después llegaron al aeropuerto, allí esperaban suspadres, elegantemente vestidos, esperándola.

Después de muchas horas aterrizaron en el aeropuerto de destino, unapequeña isla del Mediterráneo llamada Ibiza, era primavera y el aire cálidoinvitaba a tomar el sol con menos ropa de abrigo.

Nunca habían estado en Ibiza, a pesar de que sus padres teníannegocios allí.

Al entrar en el hotel se quedaron maravillados, la recepción eragrande y espaciosa, con hileras de asientos a la derecha y la recepción alfondo.

Soul cogió la llave de su habitación y sacó del carrito del botones sumaleta.

 —Soul, cariño, eso es su trabajo —dijo Sofía, la madre de Soul

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mientras miraba al botones. —¿Sabes? —murmuró rebuscando algo en su bolso— esta es tu

propina, no te preocupes, la maleta la subo yo, ¿dónde está el ascensor? — miró a su alrededor esperando encontrarlos por sí misma.

 —Los tiene a la izquierda, en esa pared —señaló el muchacho, a loque ella respondió con una sonrisa radiante.

 —Nos vemos luego ¿vale? —preguntó a sus padres mientras se ibaalejando hacia los ascensores.

 —Chica loca —murmuró la madre mirando cómo se alejaba.

Erik no había preparado gran cosa para el viaje, unos trajes, un par depantalones vaqueros, un par de camisetas que le gustaban mucho y cosasbásicas.

Cuando llegó la hora cogió su equipaje y se dirigió al aeropuerto.

El avión aterrizó varias horas después, él había cambiado el asientopara no estar cerca de sus padres, él prefería ir un poco más a su aire, poderdecirles cosas a las azafatas o a alguna chica mona que hubiese en lasclases de pasajeros.

Erik siempre fue muy especial con las mujeres, las mujeres de clasesocial altas no le gustaban lo más mínimo, todas extremadamenterecatadas, todas rectas y serias, eso no resultaba divertido para él, nunca

tenían aventuras o cosas interesantes que contar, a él le atraían y mucho lasclases media y baja, no para casarse, él nunca llegaría a casarse con esaschicas, pero en cuestiones intimas eran mucho más locas y divertidas, másdescaradas, desenfrenadas y desvergonzadas, eso es ideal para cualquierhombre sexualmente activo como lo era Erik.

Para su mala suerte en ese vuelo, lo más cerca de su tipo de chicaideal era una pareja de gemelas de unos 18 años que volaban en primeraclase junto a una señora que parecía más una maruja de peluquería que unaseñora con mayúsculas, su pelo rizado de color zanahoria, su exceso de

maquillaje y esos zapatos…Las niñas sí que eran monas, y de haber sido un poco más… próximasa su edad no hubiera dudado en ofrecerles…

Llegaron al hotel y el mismo botones que había atendido a losBedford se acercó con su carrito de maletas, como si hubieran seguido un

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mismo patrón Erik cogió de recepción la llave de su habitación y se acercóal carrito a por su maleta, él no preguntó dónde estaban los ascensores,eran muchos y muy variados los hoteles que había visitado en los últimosaños, “visto uno vistos todos” se dijo, dejó al muchacho una buena propinay tras un ligero golpe en el hombro a modo de saludo se dirigió a loselevadores.

 —Me pregunto cómo reaccionará —dijo Gerald viendo como su hijose alejaba.

 —Ella es una chica, no debería importarle…

Cuando el ascensor se detuvo caminó por el pasillo con unpresentimiento extraño, algo que no podía explicar, se acercó a la puerta17ST, abrió la cerradura con la tarjeta y entró.

Caminó por el pasillo hasta el interior de la enorme suite, no era comolas otras en las que había estado, no era un enorme apartamento lleno delujo pero era una habitación preciosa. Toda la pared frontal era de cristal,con cortinas automáticas que se abrían o se cerraban en función de la luzexterior, en el centro una cama enorme, a la izquierda había un escritoriode madera blanca veteada con un sillón de ejecutivo a juego, a la derechahabía una puerta que daba al baño, baño que tenía la luz encendida.

Se acercó a la puerta para mirar al interior y encontró a una chicaduchándose.

 —No me puedo creer que mis padres me regalen semejante cuerpo — se dijo con una sonrisa radiante.

No podía imaginar quién era la morena que estaba desnuda en laducha de su habitación.

Soul terminó su ducha y se envolvió en una toalla pequeña mientras sesecaba un poco el pelo con otra toalla, salió del baño para ir al armario apor algo de ropa de su maleta cuando encontró en la cama sentado a Erik.

 —¿Pero qué? —dijeron al unísono.

 —¿Qué haces tú aquí? —preguntó él notablemente sorprendido. —La pregunta es ¿qué haces tú aquí?…es evidente que yo he llegadoprimero… —de pronto se dio cuenta de su atuendo—maldita sea… — murmuró corriendo como una posesa a por el grueso albornoz— ¡te quierofuera de mi habitación! —gritó.

 —No bonita, te quiero yo fuera de la mía, me han dado mi llave en

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recepción. —¿Tu llave? ¿Bromeas? ¡Largo!.

Erik llevó su mano al bolsillo trasero del que sacó su llave, se laenseñó con chulería a escasos 10 centímetros de la cara.

 —Mi llave… señorita… insoportable. —¿Insoportable? ¿Yo? ¡JA! ¿Insoportable? ¡Ahora veremos!

Se acercó echa una fiera hasta el armario y de la maleta sacó algo deropa, ropa que la misma ira le hizo ponerse sin pensar en él. Dejó caer elalbornoz al suelo, se quitó la toalla quedando completamente desnuda antela mirada de su recién prometido y empezó a vestirse.

 —¡Vamos! —exclamó haciendo un gesto con las manos— oh y llevatus cosas, no vas a quedarte en mi cuarto.

 —Veremos a ver quién se va… lleva tú también las tuyas porque deesta habitación no me van a sacar… —advirtió.

 —¡Muy bien! —exclamó ella. —Muy bien… —respondió él.

Ambos caminaban por el pasillo golpeando un brazo con el otro paraadelantarse, sin duda se trataba de un muy grave error y en recepcióntendrían que responder por ello.

Esperaban al ascensor empujándose como dos niños pequeños,lanzándose miradas envenenadas.

A pesar de que había gente esperando a ser atendida ellos se metierontras el mostrador, mostrando una falta de educación impropia de ellos,sacaron de ella a una de las chicas del hotel y empezaron a hablarle los dosa la vez, pidiendo explicaciones, pidiendo que sacasen al otro de su cuarto,pidiendo que el hotel se responsabilizase por esa metedura de pata.

 —Chicos tranquilos, ¿de acuerdo? —pidió molesta la recepcionista,aquel espectáculo no se había dado jamás en ese hotel— esto ha sido unacuerdo especial entre vuestros padres y el hotel, si queréis una solución os

sugiero que habléis con ellos y con el director pero esta escena no puedevolver a repetirse si no queréis ser echados a la calle, ningún miembro VIPse comporta como vosotros. No hay más habitaciones disponibles así quesi no os gusta podéis buscar otro hotel.

Ellos se miraron un par de segundos y se apartaron de allíavergonzados.

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 —No me puedo creer la vergüenza que me has hecho pasar —dijo ellacompletamente ofendida.

 —¿Perdona? —rió por no abofetearla— esta escena la has empezadotú en la habitación, ¿recuerdas?

 —¿Que la he empezado yo? —aún estaban en recepción y Soul habíaempezado a elevar notablemente el tono de voz.

Uno de los guardas de la entrada entró por la puerta rotatoria y seacercó hasta ellos. Sin mediar palabra agarró sus brazos y los empujó haciala salida.

 —Está bien, me callo, me callo —replicó ella, dando un codazo a suprometido.

Erik la sujetó del brazo y sin decir nada más para no llamar más laatención tiró de ella hasta los ascensores, sus padres tendrían que

explicarles qué era esa encerrona, tendrían que explicarles el motivo queles había llevado a encerrar a dos personas que no se soportan en la mismahabitación.

 

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Capítulo 4Fingiendo llevarse bien

Cuando el ascensor llegó a la planta 16 Erik comenzó a tirar de nuevodel brazo de su prometida, ella se detuvo tirando de su propio brazo, no erauna niña pequeña a la que arrastran por la fuerza.

 —Puedo caminar, ¿sabes? —le dijo con odio. —Pues camina, necesito que nos aclaren esto cuanto antes.

Seguían caminando por ese enmoquetado pasillo circular arrastrandosus maletas, a medida que se acercaban a la suite que compartían los dosmatrimonios iban aminorando el paso.

 —¿Sabes? Olvídalo —dijo ella—no tenemos que compartir la camapero…

 —¿Tienes miedo de papi? —preguntó Erik con tono burlón. —No, evidentemente, es solo que ellos han creído que esto era lo

mejor para nosotros —admitió. —Tienes razón —dijo él—pero ni de broma te pienses que vas a

dormir conmigo, antes… —¿Antes qué, listillo? ¿No creerás que me gustas? No me hagas reír,

para mí, si el odio tiene un nombre se llama Erik Brown. —Bien —respondió.

 —Bien —terminó ella.Caminaron de vuelta a la habitación para dejar las maletas que

arrastraban.Justo al entrar sonaba el teléfono de la habitación, la recepcionista les

avisaba de que sus padres les esperaban para cenar.Soul se acercó a su maleta y sacó de allí un bonito vestido de gala, lo

dejó bien extendido sobre la cama y volvió a la maleta para sacar supequeño joyero para buscar unos pendientes y un collar que quedase auego, Erik la miraba desde el marco de la puerta de entrada, debía

ducharse y ella estaba allí.

Erik se había duchado infinidad de veces con otras chicas en eldormitorio, incluso con ellas dentro de la ducha, pero esa chica no legustaba y no quería hacerlo con ella allí.

 —¿No te vas? —preguntó él.

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 —Maldito idiota, ¿crees que voy bien vestida así? —preguntóhaciendo un gesto con sus manos como mostrándole su atuendo.

 —He de ducharme… —aclaró. —Pues dúchate, ¿qué crees, que voy a ir a verte desnudo? ¿O que voy

a violarte? No me hagas reír —hizo una mueca con su cara para indicarburla.

No podía creerlo, cuanto más trataba con ella menos la soportaba, aunasí en medio de la habitación se quitó la ropa por completo y caminó haciael baño bajo la sorprendida mirada de ella, que se había ruborizadonotoriamente ante su atrevimiento.

Soul llegó primera al restaurante, elegantemente vestida con suvestido gris perla y sus zapatos a juego, se había hecho un recogido rápido

y sencillo y se había maquillado ligeramente antes de bajar.Caminó elegantemente hasta la mesa dónde esperaban sus padres y los

del maldito hombre que había dejado en su habitación. Todos ellos selevantaron a modo de saludo para sentarse junto a ella cuando ésta hizo elgesto de sentarse.

 —Estás preciosa, hija —dijo Sofía acariciando el brazo de su hija. —¿Y Erik? —preguntó Glenda. —Oh, su hijo se ha quedado en la habitación, estaba dándose una

ducha y me ha pedido que me adelantase para no haceros esperar —decoró

la verdad de un modo que daba a los 4 mayores cierta esperanza de quetodo saliera bien.

Esperaban que montasen un escándalo en el hotel y que subieran a suhabitación para exigir que los cambiasen de habitación, pero no habíanpedido nada y eso les hizo sentirse un poco más tranquilos, sobre todo a losBedford, que empezaban a preocuparse por la situación de un compromisoobligado.

Gerald estaba encantado con Soul, le parecía una chica educada yelegante, era hermosa y, aunque fuera unos años menor que su hijo hacía

muy buena pareja.

Pasó media hora hasta que el recién comprometido hizo su apariciónen el salón del restaurante, vestido con un traje que parecía haber elegidoadrede, gris perla de tela brillante, casi del mismo tono que el vestido deella.

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Se acercó a la mesa con una sonrisa radiante y, después de los saludospertinentes se sentó.

Estaban con el segundo plato cuando Erik golpeó sin querer el pie desu prometida, fue un golpe sutil, pero ella no estaba dispuesta a permitir nisiquiera eso, echó el pié hacia adelante y lo llevó hacia atrás con fuerza,golpeando bajo la mesa la pierna de su pareja. El rostro de Erik se torció enuna mueca de dolor, algo de lo que Sofía se dio cuenta.

 —¿Estás bien, querido? —preguntó al ver que él se llevaba una manoa la pierna.

 —Está bien —sonrió Soul.Ahora era el turno de Erik, no iba a hacerle daño, pero iba a hacer que

se arrepintiese de haberle golpeado. Bajo la mesa las rodillas de los dos se

daban ligeros toques que poco a poco aumentaban de intensidad, ella se losdaba a él para que se apartase, él se los daba a ella para molestarla pero depronto se le ocurrió la mejor de las ideas, llevó una mano bajo el mantel yacarició el muslo de su prometida por debajo del vestido.

Tan pronto como sintió su mano apartó la pierna horrorizada ¿le habíatocado? ¿Se había atrevido a meter la mano, su asquerosa mano bajo suvestido? Le miró, dedicándole una mirada de odio total, estabacompletamente molesta por lo que acababa de hacer pero cuando menos loesperó Erik repitió la hazaña, yendo un poco más lejos esta vez, calculó y

en un segundo metió su mano izquierda entre las piernas de ella, apretandosuavemente la piel de su medio muslo. De inmediato Soul se puso en pie,tosiendo para pasar lo que se le había quedado atorado con ese gesto de él,Erik se reía a carcajadas, cualquier mujer se habría sentido excitada conese gesto pero ella era demasiado inocente.

 —Lo siento pero no me siento bien, me voy a… voy a la habitación — dijo apretando los dientes para no tirar todo lo de la mesa sobre esepervertido que se había atrevido a tocarla.

 —¿Te encuentras bien? —preguntó su padre un tanto preocupado, a lo

que ella asintió con una sonrisa y un asentimiento. —¿Necesitas que te acompañe? —preguntó Erik, echando más leña alfuego.

Soul se marchó de allí resoplando, limpiando disimuladamente al sitiodonde las cálidas manos de él se habían posado sobre sus muslos.

No esperó al ascensor, se quitó los zapatos de tacón y subió por la

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escalera de emergencia.

Cuando la cena terminó Erik decidió salir, quería conocer la isla porla noche, quería conocer aquella pequeña ciudad llena de fiesta y luces.

Respetando lo que sus padres decidieron con respecto a su matrimonioforzado no se acostaría con ninguna mujer, pero el trato no impedía quepudiera disfrutar viéndolas ligeras de ropa y borrachas.

Caminó por una calle y por otra, procurando no alejarse mucho de lazona del hotel.

Soul no estaba dispuesta a pasar la noche entera encerrada en esahabitación, de modo que se puso algo cómodo y decidió pasear por la zonade las piscinas, en el borde del mar, con la luna y las estrellas de fondo,

con la brisa marina acariciando su rostro. —Leander… —suspiró— ¿será éste el mismo mar que baña tu cuerpo

en verano?No podía negarlo, se acordaba demasiado de él, tanto como para no

haber tenido novio desde que su padre decidió llevárselo a Italia.Estaba tan absorta en sus pensamientos, en su recuerdo de su primer

amor que pasaron un par de horas sin que ella se percatase.

Erik había bebido un par de copas, pero la continua insistencia de

aquellas chicas hacían de un momento agradable una completa tortura, asíque decidió volver y continuar molestando al incordio que tenía en suhabitación, una completa molestia vestida de chica.

Al entrar por la puerta giratoria, a través de los cristales de la derechavio en la piscina una silueta femenina, una chica cuyo cuerpo podría serenvidiado por cualquiera así que no dudó un minuto en salir a flirtear conaquella hermosura a la que aún no había visto la cara.

 —Preciosa, ¿estás sola? —preguntó una voz masculina detrás de ella.Soul se giró lentamente, haciendo que él se sintiera aún más deseosopor ver su cara. Erik no la había reconocido con aquella ropa, cuando ellase giró y le vio empezó a reír.

 —¿Tú? —preguntó Erik sorprendido. —Tú no tienes remedio, ¿no? Ligas con cualquiera… ¿tan guapo te

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crees? —preguntó poniéndose en pie para marcharse de allí. —No seas tan prepotente, así nunca te querrá nadie —dijo él dándole

la espalda un tanto avergonzado por las palabras de su odiosa prometida. —Mientras no lo hagas tu está bien, además, yo tengo a alguien que

me quiere, no necesito a nadie más. —¿Ah si? ¿La señorita tiene a un pobre tonto enamorado de ella?

Dime señorita Bedford, ¿es tonto o ciego? —dijo burlón. —Mira Erik —por primera vez le llamaba por su nombre— ni se te

ocurra siquiera mencionar a Leander, ¿me oyes? Estás muy lejos de valersiquiera la mitad de lo que él vale, o de importarme la mitad de lo que meimporta aquel árbol —señaló hacia ninguna parte.

Erik rió sabiéndola ofendida, se giró y empezó a caminar dejándolacon la palabra en la boca.

 —¡Eh, hablo contigo! —exclamó ella llamándole la atención, peroErik ni se inmutó, continuó caminando hasta la habitación.

Al entrar decidió molestarla aún más, cerró la puerta con el cerrojo.

Cansada de pasear sola y con el disgusto de haberse encontrado con elmás desagradable de los hombres decidió subir a la habitación, fingiría queErik no estaba en la habitación y tendría una noche tranquila y relajada,ignorando cualquier cosa que dijera o que hiciera.

Cuando llegó a la habitación probó de entrar con su llave pero ésta noabría, sabiendo que Erik estaba en el cuarto llamó una y otra vez. Él estabadentro, sentado en el borde de la cama, mirando hacia la puerta riéndosecomo un loco ante la insistencia de su prometida pero no le abrió.

Sabía que era algo de él el que su llave no abriese y, que la dejase enel pasillo en medio de la noche le molestaba mucho más que cualquiera delas cosas que pudiera hacerle, ese día habían volado miles de kilómetros,casi no había podido descansar, en parte por su culpa y en parte por elJetLag, y verse en el pasillo sin poder entrar siquiera a descansar le

resultaba cruel. No quería molestar a sus padres con sus cosas así que sesentó en la puerta de la habitación y esperó a que el desalmado de suprometido le abriera.

A través de las cámaras de vigilancia la vieron en el pasillo y alguiendel personal del hotel se acercó para decirle que no podía estar en el pasilloasí que Soul no tuvo más remedio que salir a la piscina con la excusa de

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Capítulo 5Viviréis juntos

La marcha de Soul fue súbita e inesperada, Henry pensó lo peor, por lanoche se marchó durante la cena diciendo que se encontraba mal y por lamañana su hija se había marchado del hotel, de la isla y del país. Ellaamás había actuado por si sola, siempre había consultado con sus padres

cualquier cosa que fuera a hacer.Erik inventó que Soul no sabía si se había dejado el gas de la casa

abierto, ni siquiera pensó que el edificio dónde ella vivía tenían seguridad,sólo tenía que haber llamado al guardia de su edificio para que él entrasecon su propia llave y comprobase por su cuenta el estado del apartamento.

Las “vacaciones” terminaron y todos volvieron a casa un par de díasantes de lo previsto.

Sofía y Glenda llamaron a Soul tan pronto como el avión aterrizó, unapensando que estaba enferma, otra sospechando que había pasado algoentre ella y su hijo. Soul no iba a tratar de manera maleducada a la señoraBrown, ella era una mujer amable y no tenía la culpa de que su hijo fuerade esa manera.

 —Soul querida, perdona que te haya citado aquí —le dijo tan prontocomo se acercó a la elegante mesa dónde estaba sentada.

 —No importa señora Brown, lamento haberme marchado de aquelmodo —se disculpó la joven.

 —Pasó algo con mi hijo, ¿no es así? —preguntó directa, sin rodeos. —No señora —mintió— es solo que no sabía si había cerrado bien

todas las ventanas de casa —inventó una excusa, la misma que le habíadicho a su madre un par de horas antes.

Lamentablemente el motivo no era el mismo que había dicho su hijo y

con eso sospechó aún más que la causa de su marcha inesperada fuera Erik.Pasaron cerca de una hora hablando sobre los estudios, sueños y

deseos de la joven, a Glenda cada vez le gustaba más esa chica, era todo loque ella era de joven, elegante, hermosa y soñadora, pero por mucho que legustase su hijo era un patán, para ella y para cualquier chica de su clase.

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Había pasado más de una semana del regreso de sus padres cuandoHenry decidió darle la noticia, habían decidido entre él y Gerald probar conalgo antes de darse por vencidos con el compromiso de sus hijos, algo queo triunfaba rotundamente o fracasaba estrepitosamente.

Erik y Soul deberían empezar a vivir juntos, quisieran o no durante almenos 1 mes, si después de ese tiempo se llevaban bien continuaríanadelante con la boda, si después de ese mes uno de los dos o los dosdecidían que estaban hartos se cancelaría el contrato y volverían a serlibres de nuevo para hacer con sus vidas lo que les viniera en gana.

Pidió a su hija que fuera a casa para poder decírselo y se preparó parasu respuesta.

 —¡Papá! —exclamó ignorante de lo que le venía encima— ¡meencanta que me llames!

 —Hola hija, siéntate, tengo algo que contarte —pidió completamenteserio, a lo que la chica obedeció sin rechistar— Hija vas a empezar a vivircon Erik —Henry no soportaba la bomba por más tiempo.

 —¿Qué? —preguntó la muchacha— ¿estás de broma? —¿De broma? No hija, es algo que hemos decidido el señor Brown y

yo. Será una prueba de un mes, sólo un mes. —Pero papá, yo no quiero vivir en el mismo piso que él, yo ya tengo

mi piso… —replicó molesta. —Por eso él va a mudarse al tuyo. Erik está tan de acuerdo como tu…

pero si después del mes, o incluso antes no os lleváis bien…anularemos elcontrato…

Esa última frase hizo que se le abriera el cielo, le haría la vidaimposible para que se largase con el rabo entre las piernas, no iba apermitir que Erik Brown viviera en su casa más de un mes, y mucho menossabiendo que solo había una cama y que tendrían que compartirla.

Para Soul los días pasaron demasiado deprisa, no soportaba la idea detener una cuenta atrás, pero le quedaba una esperanza… “Cuanto antes

llegue, antes pasa”.

El día acordado, a la hora acordada esperaba sentada en el sofá, habíahecho una copia de las llaves para su odioso y temporal prometido, habíacomprado un juego de toallas nuevo y le había hecho espacio en el armario.

Erik se retrasaba, habían quedado a las 12 y eran más de la 1. Soul

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esperó sin replicar, no iba a dejarse vencer por él así que no decía nadaaunque le hirviese la sangre bajo la piel. Estuvo sin probar bocado poresperarle pero Pasaban de las 3 y Erik no aparecía. En su interior deseabaque él no llegase nunca, que sus padres se hubieran retractado en el últimomomento.

Por fin, a las 6 de la tarde Erik hizo su aparición, cuando menos loesperaba.

Erik supuso que, como la chica educada que era esperaría que él fuerapuntual y llegaría puntualmente 6 horas después, esperando encontrarlacompletamente fuera de sí.

 —Pero vaya, a quien tenemos aquí… —saludó asqueada. —¿Has esperado mucho por mí, princesa? —preguntó él aun sabiendo

que si.

 —No me llames así, y esperaba… esperaba que te hubieras muertopor el camino, que te hubiera caído un rayo, una cornisa o que te hubieraatropellado un camión —respondió sonriente—pero desgraciadamenteestás aquí…

Erik la miraba sorprendido, la última respuesta que esperaba era laque aquella delicada chica le acababa de dar, al final iba a resultar un pocomás rebelde de lo que pensó en un principio.

 —Por cierto… desgraciadamente sólo hay una cama —le miró concara de consecuencia.

 —¿Y dónde vas a dormir tú? —preguntó curioso, a lo que ella secruzó de brazos sin decir nada—Oh… ¿quieres que durmamos juntos? — bromeó.

 —Esta es mi casa, eres tu quien debe pensar dónde dormir… —Debemos vivir juntos durante un mes… —empezó a explicar él— 

tienes una cama de más de dos metros de ancho…yo creo que la podemoscompartir, podemos…

 —¿Compartirla? ¿Y dormir contigo? ¿Estás loco? —Debe ser… ¿tu usas la cama entera? —preguntó él haciendo un

gesto con sus manos como haciéndola ver que ella solo tenía cierto ancho yque la cama le quedaba enorme. —Es mi cama y no quiero hombres en ella. —aclaró ruborizada— 

Vamos, te enseñaré dónde poner tus cosas.Era impensable que ella dejase dormir a ese tipo en su cama, y mucho

menos compartirla con él, ella sólo había dormido con Leander y no

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pensaba hacerlo con nadie más que no fuera él.

El apartamento era espacioso, con decoración minimalista y muyluminoso, sólo tenía 3 estancias, salón—cocina, dormitorio y baño, peroella vivía sola desde hacía 2 años y no necesitaba nada más grande.

Caminó detrás de ella hasta el baño, dónde ella le mostró un par deestantes para poner sus cosas, le llevó a la cocina, dónde le enseñó dóndeestaban todas las cosas, además había hecho un hueco en la nevera por si élquería poner sus cosas.

 —Te has tomado mucha molestia para no quererme aquí… —A eso se le llama cortesía, no me gustas, y no lo harías aunque

fueras el último hombre sobre la tierra, en mi casa no eres bienvenido, losabes, pero ya que vas a estar aquí lo menos es que estés al menos medio

cómodo —explicó ella caminando hacia el dormitorio.Dentro del dormitorio había una pequeña estancia sin puertas que

daba al baño, un cubículo cuadrado casi tan grande como una habitaciónque ella utilizaba de vestidor. En él había percheros, cajones, un asientopequeño, estanterías y un par de espejos, uno frente al otro.

 —He vaciado toda esa parte, puedes deshacer tu maleta y poner turopa ahí —dijo señalando un gran hueco al lado de su ropa— hay 6 cajonespero yo tengo demasiada ropa así que he podido vaciar solo 2 —explicaba.

En un momento que se dio la vuelta para colocar un par de zapatos

que se habían movido de sitio Erik se acercó a los cajones y abrió elprimero, en él había lencería perfectamente ordenada, sujetadores en laderecha, tangas en el centro y bragas en la parte de la izquierda, de no serporque eran de esa chica se habría vuelto loco deseando verla en el cuerpode algunos de sus muchos ligues, pero se trataba de Soul, la rica, súpereducada y súper guay señorita Bedford. Justo en ese momento se le ocurrióalgo, metió la mano en el cajón y tiró de una de las prendas.

 —Bonita lencería —dijo Erik con un sujetador rosa en las manos. —¿Perdona? —Soul tiró de la prenda y la metió de nuevo en el cajón

con el ceño fruncido— no toques mis cosas, ¿vale? Tu cajón es el de abajo. —¿Cómo es la que llevas ahora? —preguntó atrevido asomándose porel cuello de la camiseta de ella.

Bajo la enorme camiseta que llevaba había aquel precioso cuerpo quehabía visto en la ducha y en la habitación del hotel de Ibiza, un torsocompletamente desnudo. Erik quería provocarla para que le echase, a él le

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hacía la misma gracia estar en su casa como a ella que estuviera él, pero noesperaba aquello.

 —Pero… —preguntó espantada cubriéndose con los brazos, aquelpervertido se había atrevido a mirar bajo su camiseta, acababa de ver suspechos completamente desnudos, los colores subieron a sus mejillas tandeprisa que creía que la cara iba a empezar a arderle.

Salió del vestidor directamente a la ventana del salón, tocándose lacara y asegurándose de que la camiseta estaba bien puesta, tapando lo quetenía que tapar.

Erik se quedó en la habitación completamente helado, no esperaba queella no llevase nada bajo la camiseta y tampoco su reacción, ¿se habíaavergonzado? Pero si en el hotel se quitó el albornoz delante de él,entonces iba completamente desnuda.

El resto de la tarde no se dirigieron la palabra, ella seguía molesta conél y él… quizás un poco avergonzado por…

La empleada preparó la cena junto a Soul mientras Erik la miraba através del reflejo de un jarrón de cristal. Eso también era algo nuevo paraél, su padre, el señor Bedford tenía hasta un chofer que le llevaba a todaspartes, seguramente tendría a alguien que le leería el periódico por lasmañanas, en cambio su hija preparaba sin problema aparente la cena juntocon su empleada.

Antes de que la sirvienta se marchase prepararon la mesa para losrecién prometidos.

Soul se sentó a la mesa y tosió a modo de aviso, no iba a dirigirle lapalabra a ese molesto y depravado pervertido.

Por la noche Erik esperaba que le avisase para ir a dormir, noimportaba si tenía que dormir en una esquina, pero ella entró en eldormitorio y él se quedó sentado en el sofá, maldiciéndola por haberse idoa dormir a su enorme cama y dejarlo ahí, sin espacio dónde descansar. El

sofá era grande pero él no cabía estirado del todo, además era incómodopara dormir en él toda una noche, o dos o un mes.Esperó durante un rato a que ella se durmiera y entró en la habitación

en completo silencio. Como supuso ella dormía en la parte de la izquierda,ocupando el mínimo espacio y el resto de la cama estaba vacío. Sinpensarlo cerró la puerta y se acostó en la parte de la derecha, ella no se

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había dado cuenta de modo que esa noche la pasaría con ella en aqueltremendamente cómodo colchón.

 —¡Maldito pervertido! —relataba ella mientras se desplazaba sobre elcolchón.

Se quedó atravesada en la cama y empezó a empujarle con los piespara tirarle fuera de la cama.

Erik iba rotando sobre el colchón inconscientemente, pero cuando sedio cuenta de donde estaba, y de quien eran las piernas que le empujabanagarró los pies con fuerza y la trajo hacia él, rodeándola con fuerza con susbrazos y sus piernas para que no se pudiera mover.

 —Solo quiero dormir un rato Soul, estate quieta y déjame dormir, ¿deacuerdo? —preguntó él sin soltarla, de hacerlo empezaría de nuevo a

empujarle y ya estaba en el borde de aquella enorme cama.Por mucho que lo intentase estaba atrapada entre los brazos de aquel

chico, le resultaba cómodo y cálido pero no quería estar así, se movíaviolentamente, pero mientras más lo intentaba más se ajustaba al cuerpo deél, notando en la parte baja de su espalda algo que no quería notar, y menosde él.

No podía moverse así que se rindió, total, él solo podía hacer eso, nopodía intentar nada más con ella porque no se gustaban en absoluto.

Por la mañana él la rodeaba con dulzura con sus brazos y ella teníauna de sus manos en la cintura de él y una pierna rodeando una pierna deél, estaban cara a cara, ella apoyada sobre su brazo y él sobre la almohada.De no ser porque se odiaban aquel habría sido el despertar másmaravilloso, pero Soul abrió los ojos y tras analizar la situación un par desegundos reaccionó, le empujó tan fuerte que Erik cayó contra el suelo,llevándosela con él. Para peor mala suerte de ella él despertó con ciertaparte de su cuerpo un tanto rígida y sin querer, al apartarse lo notó en suspiernas, ruborizándose por completo.

 —¡Maldito pervertido! ¿Qué intentabas hacerme? —preguntóavergonzada y escandalizada señalando la parte abultada del pantalón. —Tranquila amorcito —dijo él levantándose del suelo—eso es la

naturaleza, no es que me atraigas, ni mucho menos, antes… —¿Antes? —preguntó enfadada. —Creo que antes preferiría ser abstinente —respondió metiéndose en

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el baño y cerrando la puerta tras de sí, dejándola en el suelo resoplando porlo ocurrido.

Pasaron días en los que peleaban por todo, en cambio otros días(aunque muy pocas veces) parecían llevarse cada vez mejor, incluso rarasveces reían juntos.

 

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Capítulo 6¡Pervertido!

Habían empezado a vivir solos pero hacían vidas independientes,apenas hablaban, no se daban explicaciones de cuando entraban o cuandosalían.

Como cada día desde que vivían solos Erik entraba y salía sin darexplicaciones y por ende ella hacía lo mismo.

Era sábado por la noche Erik hacía rato que se había marchado y Soulhabía quedado con las chicas en el pub de siempre, un local decorado enrojo y negro que daba un aspecto íntimo, siempre se sentaban en la mesadel fondo y hablaban de sus cosas, a veces las chicas tonteaban con loschicos guapos que entraban.

Se vistió con un vestido negro ajustado, con unos bonitos zapatos detacón, planchó su pelo y se maquilló como siempre.

Aparcó su coche cerca de allí y mientras se acercaba un par de chicosle bloquearon el paso.

 —Hola bonita —dijeron acercándose a Soul para ligar con ella. —Hola… —respondió dubitativa pero con una sonrisa.

 —¿Quieres acompañarnos al pub de la esquina? Podemos invitarte auna copa, o a dos —sonrieron.

Ambos eran bastante guapos y de casualidad ella iba a ese mismolocal así que no le importó, además sus amigas se volverían locas siaparecía con ellos.

Se disponían a cruzar la calle cuando una mano sujetó la de ellafrenándola en seco, los muchachos se giraron para ver qué era lo que lepasaba cuando vieron a un tipo sujetando la mano de la chica que iba a

acompañarles esa noche. —Perdona pero está con nosotros… —dijeron los chicos antes incluso

de que Soul viera de quién se trataba. —Me temo que no… ella es mi prometida —dijo Erik, erizando la

piel de la muchacha con su tono de voz— si queréis chicas buscad a otra,ella es mía —advirtió.

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No es que la quisiera, ni tan siquiera le gustaba, pero si debían casarsedebían respetarse, lo último que quería era que la vieran jugando con otrosy luego fuera él el perjudicado “Tu mujer te engaña”.

 —No soy de tu propiedad señorito Brown, creo que soy libre dedivertirme con quien quiera —dijo ella con intención de molestarle.

 —Eso, suéltala, sea tu prometida o no ella está con nosotros.Erik no dijo nada más, la levantó por la cintura y se la colgó en un

hombro como si de un saco de patatas se tratase y empezó a alejarse de allígritase lo que gritase.

La metió en su coche por la fuerza y se alejó de allí sin mediarpalabra.

 —Erik déjame bajar —pedía completamente fuera de sí, si él podía

ligar con quien quisiera ella también debía de ser libre para hacerlo y, quequisiera tomar una copa o dos con un par de extraños no quería decir nada

 — ¡Erik! —gritó esta vez— he dicho que me dejes bajar.El moreno había conducido tan deprisa como pudo para alejarse de

allí pero diez minutos después tocó parar en un semáforo, parada que Soulaprovechó de inmediato. Bajó del coche sin decir una palabra y corrió endirección contraria, pensando que él iba a correr tras ella. Cuando elsemáforo volvió a ponerse en verde el coche arrancó de nuevo perdiéndoseen la lejanía.

Soul caminó en dirección al pub, aunque Erik se la hubiera llevado deallí aún la esperaban sus amigas, pensó en llamarlas pero al mirar susmanos recordó haber dejado el bolso en el coche.

Estaba agotada de tanto caminar y esos zapatos no estaban hechospara ello de modo que se sentó en el borde de la carretera esperando que élvolviera a por ella pero no lo hizo.

Al llegar a casa estaba tan furiosa que podía haberlo matado ydescuartizado sin darse cuenta, Erik estaba en medio de su relajante duchamatutina cuando ella entró en el baño.

 —Maldito hijo de… —¿Puedes salir? —interrumpió él sin mirarla. —¡Me dejaste en la carretera! —gritó.

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 —Tú te bajaste del coche, yo no te eché, te fuiste porque tú quisiste…ahora, ¿puedes salir? —preguntó de nuevo.

 —No, no puedo salir, esta es mi casa, este es mi baño y esa es miducha.

Sin darle tiempo a decir nada más Erik abrió la ducha y la obligó aentrar en ella estando él completamente desnudo.

 —Esta es tu agua —dijo molesto— y este tu jabón —añadió vertiendola botella de gel sobre su cabeza.

Los ojos de Soul parecían querer salirse de sus orbitas, abrió la puertade la ducha, completamente empapada, con la cabeza goteando gel conaroma masculino y maldiciendo entre dientes.

 —Te odio —le dijo apretando los dientes—te odio tanto que…De pronto se le ocurrió una maldad, se quitó los zapatos ahí mismo y

salió del baño en busca de la llave de paso del agua. Erik no habíaterminado de aclararse, aún tenía el cuerpo lleno de espuma cuando el aguadejó de salir del grifo.

 —Maldita loca —dijo saliendo de la ducha en busca de esa chica— ¿qué le has hecho al agua? —preguntó zarandeando sus hombros.

 —¿Yo? —rió ante la estampa, ella completamente empapada, con lacabeza llena de jabón y él completamente empapado y lleno de espuma.

 —No te rías… te he preguntado por el agua —lo dijo tan serio queSoul no pudo evitar empezar a reír a carcajadas, definitivamente había

logrado su propósito.Erik resoplaba molesto, mientras ella reía completamente fuera de sí.Por si fuera poco mientras él volvía al baño pisó una de las gotas de

abón que había goteado del pelo de ella y resbaló, cayendo al sueloruidosamente, Soul corrió inconscientemente para ver si estaba bien y traspisar el mismo charco de jabón resbaló y cayó sobre él. En ese mismomomento Erik tuvo reflejos suficientes como para sujetarla y que no legolpease directamente pero la fortuna o la mala suerte, dependiendo delpunto de vista hicieron que las manos del moreno terminasen en los pechos

de ella, que lo miraba nuevamente con los ojos desorbitados.Esta vez era él quien reía a carcajadas por ver su cara, apretóligeramente con los dedos como masajeándolos.

 —¡Maldito pervertido! —gritó apartándose, completamenteruborizada.

 —¿Pervertido? Has sido tu quien se ha lanzado sobre mí, la pervertida

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eres tu. —Quería ver que no te hubieras hecho daño… —explicó cubriéndose

con los brazos como si pudiera verla desnuda bajo el vestido— has sido tuquien me ha tocado, ¡pervertido! —exclamó nuevamente.

 —Esto es ser pervertido, amorcito.Llevó la mano a la toalla con la que se cubría y se la quitó, quedando

completamente desnudo en el suelo al lado de ella.Soul gritó como si hubiera intentado hacerle algo, se levantó

completamente escandalizada y fue corriendo a la habitación, entreresbalones que amenazaban hacerla caer nuevamente.

Erik se cubrió nuevamente y, siguiendo las huellas del suelo localizóla llave del agua para poder terminar de ducharse.

Mientras él se duchaba ella permanecía agachada de una formapintoresca en una esquina del dormitorio, de cara a la pared, con las manosseguía cubriéndose la parte frontal, intentando quitar esa sensación de suspechos, nadie antes los había tocado de ese modo y mucho menos apretadode esa manera tan… sacudió la cabeza enérgicamente para quitar esasideas de su cabeza.

Cuando él salió del baño ella seguía ahí, como queriendo ocultarse en

aquella esquina, sin mediar palabra Erik se acercó a ella, metió una manoen el hueco que había dejado entre sus hombros y la pared y tiró de una desus manos hasta llevarla al baño.

 —¡No!, ¿qué me vas a hacer? —gimoteaba avergonzada. —Vamos dúchate —pidió— vas a llenarlo todo de agua y jabón.

Ella volvió a agacharse en el suelo dándole la espalda pero Erik noestaba dispuesto a soportar sus niñerías, volvió a ponerla en pie y la metióen la ducha, pero ella no hacía nada así que importándole poco mojarse laropa abrió el grifo y empezó a frotar su pelo para quitarle el jabón mientras

ella lloriqueaba molesta por lo que estaba haciendo. —¡Déjame! Lo puedo hacer yo… —empujó a su prometido haciaatrás y se giró para darle la espalda.

 —Con el vestido no podrás quitarte el jabón como es debido —llevólas manos a la cremallera y sin preguntar bajó el vestido de ella dejándolaen ropa interior— así mucho mejor —añadió saliendo de la ducha como si

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acabase de hacer lo más natural del mundo.

Después de aquella ducha tan extraña se estiró en la cama, estabaavergonzada por lo que había pasado.

Erik estaba sentado en la mesa, esperando para que su prometidadesayunase con él, pero en vista de que no salía del dormitorio entró abuscarla, ella, tan pronto como le vio se estiró boca abajo y cubrió sucabeza con la almohada.

 —Sal a desayunar —pidió con tono serio. —Come tu, no me necesitas ahí para poder hacerlo tu —respondió

ella con la voz ahogada por la almohada. —Soul, he dicho que salgas a desayunar, has vuelto caminando y

necesitas reponer fuerzas —insistió.

 —¿Que vine caminando dices? —preguntó descubriéndose paramirarlo de frente— ¿recuerdas a mis dos amigos? Les llamé por teléfono yvinieron a buscarme —mintió.

 —Claro… —rió, él sabía que su bolso se había quedado en el coche,de hecho ahí seguía—aunque te lo pasases genial con aquellos chicos hasde desayunar, no quiero que tus padres me acusen de matarte de hambre,así que si no quieres salir tu…

 —¿Qué me vas a hacer? —Voy a ir a por ti —respondió de inmediato acercándose a su lado de

la cama.Casi instantáneamente Soul se arrastró al borde de y poniéndose en

pie de un salto corrió al salón.

Pasaron varios días hasta que Soul se atrevió a hablar de nuevo con él,llevaba días sin su teléfono. Él tiró de ella hasta el aparcamiento y abrió lapuerta del coche.

 —¿Dónde me llevas? —preguntó ella sin atreverse a entrar en él. —No te llevo a ningún lado, amorcito, ahí está tu bolso, con el móvil

con el que llamaste a tus amiguitos la otra noche… —rió. —Idiota… —murmuró, estiró la mano y tiró del bolso— no habrásmirado dentro, ¿verdad? —preguntó.

 —No creo que me interesase lo que pudiera haber ahí dentro, a menosque llevases juguetes sexuales —dijo para ruborizarla— ¿los llevas?

Soul no respondió, corrió a las escaleras de emergencia y subió a su

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piso.

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Capítulo 7Dulces… quemados

Viendo que se llevaban bien o al menos no tan mal como cabríaesperar tanto los Bedford como los Brown decidieron aumentar el periodode convivencia de uno a tres meses con lo que aunque se negasen deberíancumplirlo, así que cada día nuevo era un día menos de sufrir y un díamenos de tortura.

Como siempre, Soul salía con sus amigas, El hecho de que Erikllevase en su casa 3 semanas no iba a hacer la diferencia. Dejó una nota enla pantalla de tv (“No volveré hasta pasadas las 8, no toques mis cosas o losabré. Te odio”) y se marchó.

Las chicas eran una muy buena terapia para ella, aunque de pequeñasacordaron no preguntar cosas personales Soul necesitaba contarles todo loque vivía desde que aquel tipo había entrado en su vida, desde que habíapasado de ser una chica soltera sin novio a tener un perfecto desconocidocomo prometido.

Llegó a casa de Gertrud, un bonito y espacioso loft en el que vivía consu hermana mayor y se sentó en el sofá mientras esperaban al resto.

 —Se te ve bien —le dijo su amiga— ya no te ves como los primeros

días, ¿te estás acostumbrando? —No, no puedo acostumbrarme a que invada mi casa, mis cosas, mi

intimidad, pero no es tan difícil como pensaba que sería… —admitió. —¿Puedo preguntarte una cosa? —la duda le corroía, llevaban 3

semanas viviendo juntos pero no les había contado dónde o como dormía,Soul asintió mientras daba un sorbo de té— Solo tienes una cama, ¿dormísuntos?

De pronto Soul empezó a toser, esa pregunta le pilló por sorpresa, leavergonzaba tanto reconocer que dormían juntos que no había dicho nada

al respecto. —¿Estás bien? —preguntó Gertrud conteniendo la sonrisa, sabía que

había dado en el clavo con esa pregunta. —Lo estoy —dijo con la voz extraña. —Dormís juntos, ¿no es así? —Soul respondió asintiendo con la

cabeza mientras se cubría la cara con el bolso— ¿os habéis visto desnudos?

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 —Por favor Gertie…no sigas… —pidió completamente ruborizada.Por suerte para ella en ese momento sonó el timbre, Juno y Melissa

venían con unas bolsas llenas de ingredientes. Varios días antes hablaronde hacer dulces una vez a la semana, cada vez en casa de una de ellas y esedía tocaba en casa de Gertrud.

Entraron escandalosas en la cocina, esa era la primera vez que iban acocinar y estaban felices de hacerlo. Sacaron recipientes, cubiertos, libroscon las recetas que querían preparar y se pusieron manos a la obra, serecogieron el pelo en una coleta, se enfundaron un delantal de un colordiferente cada una, se pusieron unos guantes para no manchar sus uñas yempezaron, una batía huevos, otra pesaba la harina, otra mezclabaingredientes y la otra miraba de qué manera poner a funcionar el horno.

Todo iba sobre ruedas, salvo porque la masa quedó con grumos de

harina y con los huevos habían ido algunas cascaras todo había quedadoperfecto, los moldes de los bizcochitos eran de silicona así que aún seríamás fácil desmoldar cuando la campanita del horno les avisase.

Salieron al salón mientras la masa subía cuando de pronto la alarmade incendios empezó a empaparlo todo de agua, de la cocina salían unasllamaradas enormes el humo negro pronto empezó a llenarlo todoimpidiendo que respirasen.

Los bomberos tardaron un par de minutos en llegar. Por suerte solohabía sido el horno y un par de muebles de alrededor, pero toda la casaquedó completamente empapada, sofás, camas, alfombras…

Cuando Erik llegó a casa lo primero que hizo fue dirigirse al baño, leencantaba cuando no estaba ella porque tenía la casa para él solo, podíahacer lo que quisiera sin tener que rendir cuentas a la quejica de suprometida, aunque a veces también debía reconocer que le gustaba que leregañase, le gustaba verla molesta cuando usaba por ejemplo su toalla, o

cuando usaba su esponja.Se dio una relajante ducha con los chorros a presión del panel dehidromasaje, y la ducha en forma de lluvia y después de secarse y vestirsellamó a Cole, su amigo de la infancia para que viniera a pasar la tarde conél.

 —No sabía que te habías mudado, no me dijiste nada el jueves… —le

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dijo Cole.Erik y Cole quedaban a menudo, normalmente no hablaban mucho o

no estaban mucho rato juntos, un café o una cerveza rápida y en seguidavolvía cada uno a lo que estuviera haciendo.

 —Bueno…te lo he dicho ahora… —le dijo medio obligado— este essu apartamento, mi padre me obligó a venir yo para que la señorita no setomase la molestia de empaquetar sus cosas —dijo con fastidio,recordando el día que su padre le obligó a preparar una o dos maletas paramudarse con Soul.

 —¿Qué tal es la convivencia? Tu no eres de pasar mucho tiempo conuna mujer, de hecho creo que nunca has estado más de un día con ninguna

 —rió ante la idea de ver a su amigo (“El gran casanova” como él lellamaba) obligado a permanecer junto a una chica.

 —Vivir con ella es una tortura, se queja continuamente…Cole rió pero internamente compadecía a la pobre muchacha, Erik

tenía una personalidad un tanto complicada.El anfitrión decidió enseñar el apartamento a su amigo, le llevó a la

cocina, le llevó al dormitorio, al baño… Soul no tenía fotografías porningún sitio, ni cuadros, ni posters, las paredes estaban desnudas, con algúnvinilo que decoraba la estancia.

Después de la visita al hogar de la muchacha sacó de la nevera un parde cervezas y se sentaron en el sofá, frente a la tv, televisión en la que aún

estaba enganchada la nota que Soul le había dejado.Erik se puso en pie dejando el mando sobre la mesilla y despegó la

nota, algo en ella le hizo sonreír sin saber por qué y sin decir nada la dejósobre la mesa, al lado del mando.

 —Dime Cole, ¿quieres ver algo? —preguntó, a lo que su amigo seencogió de hombros sin poder apartar la mirada de aquella nota que habíaarrancado una sonrisa a su amigo—bien pues… veamos qué tiene miamorcito por aquí… —esa palabra que para cualquier persona sería todauna muestra de cariño en su boca era algo despectivo, una palabra con la

que se burlaba de su compromiso impuesto.Mientras Erik rebuscaba en los armarios en busca de algún DVD Colealargó la mano y leyó aquella nota “No volveré hasta pasadas las 8, notoques mis cosas o lo sabré. Te odio”, no entendió que era lo que le habíahecho reír, te odio no es algo que alguien quisiera oír…

 —Oh si… acabo de encontrar un tesoro —dijo poniéndose en pie con

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una caja de cartón en las manos—DVD’s secretos de mi querida Soul,DVD’s que escondía… —rió.

Antes de que Cole se diera cuenta ya estaba Erik sentado a su lado conlos pies sobre la mesita.

Justo al presionar el botón de play empezó a reproducirse, en el videose escuchaba a Juno hablar con una chica increíblemente sexy que estabade espaldas, embutida en un vestido de tubo rojo. De pronto la chica delvestido rojo se giró con un bonito antifaz de lentejuelas rojas y empezó areír.

 —¡Joe ven! —gritó la chica del video, algo que estremeció a los dosmuchachos que miraban a la pantalla completamente embobados— Estechico, amiga Juno —decía notablemente borracha—éste chico… ¡estáenamorado de ti! —rió de nuevo con esa sonrisa encantadora antes de besar

en la mejilla al muchacho. —Ella es… —preguntó Cole, a lo que Erik asintió sin dejar de mirar

la pantalla.Erik se puso en pie y cambió de disco, en este salía una niña pequeña

rodeada de otros niños, salía una tarta enorme y de nuevo la niña soplandolas velas de la tarta, luego se veía un grupo de personas hablando en corroy a lo lejos, en un enorme patio se veían el grupo de niños y a Soul, estavez sin máscaras jugando con ellos como si se divirtiera como nunca,corría alrededor de un tobogán mientras los niños la perseguían.

 —Parece encantadora… —murmuró el amigo del prometido. —Lo parece pero no lo es… —respondió, de nuevo sin poder apartar

la mirada de la pantalla.En la caja había un cd metido en una bolsa de papel negra, algo que

llamó la atención de Erik. Sin pensarlo dos veces se puso en pie y cambióel disco. Esta vez estaban viendo un DVD con la grabación de la últimanochevieja. Los 40 minutos de grabación eran un imán para los ojos de losdos, ninguno era capaz de mirar a ningún otro sitio.

Cole empezó a sentirse extraño, no conocía a Soul, nunca la había

visto, pero le gustaba, le gustaba la sonrisa de aquella chica, su mirada, elmodo como se movía...

De pronto sonaron las llaves en la puerta y Erik corrió a sacar aqueldisco para cambiarlo por otro, corrió al sofá y se sentó al lado de su amigo.

 —Estás aquí… —dijo él sin interés.

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 —Si, ha pasado algo en casa de Gertrud… —se justificó por llegarantes—oh tenemos visita… —miró a Cole, que la miraba tímidamente.

Su prometido no respondió, hizo caso omiso a la presencia de la chica. —Hola Soul, soy Cole Owen, el amigo del bastardo de tu prometido

 — se auto—presentó sonriendo, tendiéndole una mano como saludomientras Erik se quejaba por lo que había dicho.

La forma de presentarse le gustó y le devolvió el saludo de la mismaforma amable.

 —Encantada de conocerte Cole —sonrió amablemente— soy SoulBedford, la prometida del bastardo de tu amigo —Erik se puso en pie paraenfrentarlos pero ellos reían y lo ignoraron por completo, algo que lemolestó y le llevó a sentarse de nuevo— Mejor os dejo solos, me voy a micuarto —sonrió al chico.

 —Querrás decir nuestro cuarto, amorcito… —dijo molesto llevándosela lata de cerveza a la boca.

 —Idiota… —murmuró antes de irse.

Mientras los chicos disfrutaban de su reunión en el salón ella tomóuna ducha, necesitaba quitarse de la piel y del pelo el olor del humo delincidente de la cocina. Se vistió con un pantalón de deporte gris vigoréhasta las rodillas, una camiseta de tirantes blanca con espalda de nadadoray unas deportivas blancas, recogió su pelo aún mojado en una coleta alta y

salió a la cocina para coger algo de la nevera.Sin poderlo disimular Cole se la quedó mirando, algo de lo que Erik

se dio cuenta. —¿Nos espías? —preguntó alzando la voz pero sin mirar. —Si, claro, como si tuvierais mucho que ver… —se defendió

mientras caminaba de vuelta a su habitación con un botellín de agua en lasmanos.

 —Veíamos el video de la fiesta de…Soul corrió a ver que video era el que estaban viendo, de entre todos

ellos había uno que le avergonzaba especialmente, en una de las fiestas deJuno Soul iba muy bebida y decidió hacer un striptease a los amigos de susamigas, no terminó de quitarse la ropa, pero se quedó en ropa interior trasuna cortina, algo que hacía que pareciera que estaba desnuda.

Corrió a buscar entre los DVD’s para llevarse el que no quería quevieran.

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 —Llegas tarde… —rió Erik sabiendo de qué manera molestarla.Cole estaba ruborizado y no era capaz de mirarla, ni siquiera la

conocía y ya había visto esa faceta de ella. —No iba desnuda, ¿vale? —aclaró al ver que Erik levantaba la mano

con el disco entre sus dedos. —No ibas ataviada —rió, a lo que ella bufó quitándole el disco de las

manos. —Te odio ¿sabes? —le dijo, algo que su mirada aclaraba bien—te

odio tanto… —murmuró mientras se alejaba. —Yo también a ti, amor —gritó él.

Al entrar en la habitación encontró un modo de enfadarle, Erik era unser despreciable y le iba a hacer pagar que la molestase continuamente.Con cuidado de no hacer ruido arrastró un pesado mueble que tenía cerca

de la puerta y la bloqueó para que él no pudiera entrar en el dormitorio esanoche.

Después de un rato Cole decidió dejar sola a la pareja, llevaba más de4 horas en su casa y, aunque Erik insistía en que se quedase un rato más éldebía marcharse.

Erik se sentó un rato en el sofá, no quería verla de inmediato, de modoque esperó hasta que creyó que estaría dormida pero creía mal, ellaesperaba por su reacción al descubrir que esa noche dormiría en el sofá.

Se acercó a la maneta de la puerta, la giró y para su sorpresa la puertano abrió, algo que provocó la risa de Soul dentro de la habitación, volvió atratar de abrir la puerta mientras ella carcajeaba como una loca.

 —Soul abre la puerta —ordenó molesto pero ella no respondió—abrela puerta o la tiro abajo…

 —Si se te ocurre golpear la puerta una sola vez llamaré a la policía yles diré que me quieres golpear —amenazó, esta vez con un tono serio.

 —¿Estás loca? Te odio como a nadie pero ¿por qué iba a golpearte? —preguntó irritado—esto no es más que la tontería de una niña malcriada

que tiene ganas de tocar… —¿De tocar qué Erik? —Déjame entrar, la mitad de esa cama es mía… —Soul ya no

respondió— vamos, ábreme… lo siento, ¿vale? Siento haber visto tusdiscos… —se disculpó sin sentirlo de verdad, pero ella no respondió.

Después de mucho insistir recibió su castigo, se estiró en el sofá

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esperando que el cansancio pudiera con él.

Pasadas un par de horas Soul se sentía mal por hacerle dormir en elsofá, recordó un par de veces que se quedó dormida ahí y se levantódestrozada, aunque le odiase no se sentiría a gusto al día siguiente si noabría la habitación. Se acercó hasta el sofá y le pidió que fuera a la cama,él se dio la vuelta molesto, pero tan pronto como la muchacha se metió enla habitación él se puso en pié y se dirigió al lado derecho de la cama,donde dormía desde hacía tres semanas.

Tardó varios días en volver a hablar a Soul, pero no por estar enfadadosino porque en el hotel de Ibiza, cuando él la dejó en el pasillo no tuvo elcorazón de buscarla para que no durmiera fuera y se sentía avergonzado

por ello. Lo extraño es que esos días Soul estuvo un poco más amable quede costumbre y no solo no pelearon sino que le hizo ver a ese casanova queno todas las niñas ricas eran como él creía.

 

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Capítulo 8Falso acercamiento

Erik no hablaba con ella, no sabía el motivo pero sin hablar no sediscutían de modo que era perfecto, así solamente tenía que esperar queterminase el plazo nuevo para que él se largase de su casa y después de esotodos en paz.

Seguían compartiendo la cama, seguían comiendo juntos cuandocoincidían en casa y a veces veían juntos alguna película de las que Soulponía por la noche. Y así pasaron los días.

Uno de los días en los que Soul salió se encontró con Cole, era extrañopero había conectado con ese chico casi desde el primer momento. En sucasa no hablaron pero en su encuentro accidental Soul invitó al amigo desu prometido a tomar un café.

Caminaron uno al lado del otro haciéndose preguntas inofensivas,edad, dónde nació, gustos (colores, comidas favoritas, animales favoritos)… sin querer sabían más uno del otro sin ser nada que Erik y ella, que nosabían nada uno del otro, salvo el nombre.

 —¿Cómo te tomaste el compromiso? —preguntó Cole mientras sellevaba el borde de la taza de café a los labios.

 —Fatal, evidentemente, yo no quiero casarme con él, no me gusta, nolo soporto, aunque hay días que nos reímos juntos…ahora no me habla…

 —Si, me ha contado sobre eso, al parecer se siente un pocoavergonzado por cerrarte la puerta en el hotel…

 —¡JA! ¿Y se avergüenza ahora? ¿es una broma? —preguntó ofendida —es igual… pero dime, ¿cómo os conocisteis? Él y tu…

 —Somos diferentes, si… —admitió— verás, ambos íbamos al mismocolegio, entonces mis padres pertenecían a la élite, manejaban cantidadesde dinero realmente ofensivas, pero con los años hicieron las cosas mal y

quedaron en bancarrota. Erik en el colegio siempre fue un poco especial,no era tan guapo como ahora, de hecho todas lo tenían como un chicohorroroso y se metían con él.

 —Oh, ahora entiendo porque es tan… —¿Casanova? —rió— ¡¡él es El gran Casanova!!

Ambos rieron por la broma de Cole.

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Soul se sentía terriblemente cómoda con ese chico al queprácticamente acababa de conocer, sentía que podía confiarle su vida encualquier momento y él no le defraudaría.

En medio de su café, cuando más interesante estaba su conversaciónllamaron las chicas para recordarle que ese día tocaba cocinar lospastelitos en su casa. Después del incendio en casa de Gertrud volvieron aintentarlo en casa de Melissa.

Sin pensarlo le invitó a que le acompañase a comprar los ingredientes,le explicó lo ocurrido el día que se conocieron y le contó que ese díaprobarían de no quemar su casa, Cole se sentía igual de cómodo con ellapor lo que aceptó encantado.

Paseaban por el centro comercial casi como un matrimonio,

decidiendo qué y que no comprar, comparaban precios, comprobaban queentre los ingredientes no fueran demasiados venenos y fueron a casa.

Erik estaba terminando de ducharse cuando escuchó a alguien llegar,reconoció de inmediato la voz de su amigo junto con la de su prometida ysalió de la ducha como un rayo, se vistió lo más deprisa que pudo casi sinsecarse y salió para ver qué hacían esos dos juntos.

Ambos estaban en la cocina sacando unas cuantas cosas de unasbolsas reciclables, y reían de algo que él no terminaba de entender.

 —¿Cole? —preguntó fingiendo sorpresa.

 —Ok hola Erik —sonrió amigable— no pienses nada raro —dijo alver el modo como les miraba—ella iba a…bueno…

 —Iba con mis amigas… —sonrió ella tocando la espalda de su nuevoamigo.

 —Iba con sus amigas y nos hemos encontrado, hemos pasado lamañana tomando un café.

 —Tres cafés —aclaró ella interrumpiéndole de nuevo agrandando susonrisa.

 —Hemos pasado la mañana tomando tres cafés —matizó

exageradamente la palabra “tres”— y luego hemos ido a compraringredientes para algo que va a hacer con sus amigas.Erik no dijo nada, se apoyó en el marco de la puerta y los miró como

buscando algo que les delatase de algo malo que hubieran hecho, nosoportaba a su prometida, pero menos aún soportaría el hecho de que suamigo, al que intuía le gustaba Soul, se enredase con ella.

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Después de doblar y guardar las bolsas vacías Cole invitó a Erik acomer fuera, hacía días que no salían y necesitaba dejar de pensar en ellacomiendo con su amigo.

El reloj marcó las 4 y, como si estuvieran cronometradas llegaron laschicas. Ellas se encargaban de los delantales, de los guantes y de losmoldes.

 —¿Y tu prometido? —preguntó Juno. —Oh… él ha salido a comer con un amigo… —Un amigo… ¿guapo? —preguntó Gertrud con tono juguetón. —Pues si, Cole es muy guapo… —admitió.

Casi tan pronto como terminó de decir eso, como por arte de magiaaparecieron los dos chicos en la puerta, algo que ruborizó a Soul ante la

idea de que hubieran escuchado lo que decía pero ellos o fingieron muybien o realmente no escucharon nada.

Erik miró a su prometida vestida con el delantal naranja y no pudoevitar ponerse a reír.

 —¿De qué te ríes? —le preguntó frunciendo el ceño. —De ti… estás ridícula vestida con eso… —por fin, después de

varios días se dignaba a dirigirle la palabra. —Pues yo creo que está muy mona —dijo Juno lanzándose a los

brazos de su amiga.

 —Yo también lo creo —sonrió Cole, algo que molestó un poco a suamigo.

Mientras ellas lo preparaban todo para empezar a hacer los dulces losdos chicos se fueron al salón. Erik miraba hacia la cocina continuamente,parecía divertido lo que estaban haciendo las chicas hasta que su amigo lesugirió ir con ellas.

Sin decir una palabra entraron y se sentaron en los taburetes de la isla,en el lado contrario del que estaban ellas, a lo que Soul se sonrió.

Cole miraba a su nueva amiga intentando que no se notase lo queempezaba a sentir por ella pero Erik se dio cuenta y a pesar de no querernada con Soul tampoco quería que lo tuviera su amigo.

 —La morena del pelo liso es guapa, ¿no? —le dijo al oído mientrasCole separaba los moldes de magdalenas.

 —Bueno…todas lo son pero Soul… —con él no quería fingir más,

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habían sido amigos toda la vida y cada uno sabía los secretos del otro. —¿Soul? ¿Bromeas? Es una pesada, es creída, presumida y… —Mírala Erik… —hizo que el prometido la mirase—esa sonrisa…es

gentil, no todas las chicas de su edad… —¿De su edad? —Erik no sabía nada de ella, ni su edad, ni sus

gustos… —¿No sabes su edad? —preguntó asombrado, era imposible que no lo

supiera pero éste negó con la cabeza sin dejar de mirarla— Tiene 21 años.Erik analizó entonces algunas cosas, que se ruborizase cuando se

quitaba la camisa, la escena que le formó cuando notó la dureza bajo supantalón la primera mañana que despertaron juntos… ¿podría ser que ellafuera virgen? ¿Podría ser que el tipo con el que salió, ese tal Leander nohubiera llegado a nada con ella?

 —Erik, no te quedes ahí sin hacer nada… —pidió Soul— tú tambiénvas a comer, ¿no? ¡Ven! —hizo un gesto con la mano señalando a su lado.

El moreno no pudo evitarlo, aunque no quisiera nada con ella debíareconocer que empezaba a resultarle agradable. La muchacha cogió undelantal extra de la bolsa y se lo puso a él, cogió las varillas, cogió un bolcon la mezcla que estaba haciendo y lo colocó entre sus manos.

 —¡Bátelo! —sonrió mientras iba añadiendo la harina poco a poco.Las chicas los miraban embobadas, realmente era una pena que se

llevasen tan mal, hacían una pareja muy tierna.

Erik era tan experto en eso como en coger moscas con palillos chinos,cuando batía parte del líquido se vertía por el borde, Soul sujetó su manopara enseñarle a hacerlo sin derramar nada más pero al pisar una de lasenormes manchas de mezcla del suelo resbaló, Erik la cogió en el aireantes de que tocase el suelo. Juno aulló de forma graciosa para provocarque todos rieran.

 —Gracias —le dijo ella poniéndose en pie con los colores ardiendo ensus mejillas.

 —No, no importa —dijo con naturalidad llevando de nuevo las manos

a los utensilios.

Juno empezó a hacer tonterías con la masa sobre el mármol de lacocina intentando darle forma de caracol o formas de nubes. Reían con lamasa cuando Soul, feliz por estar todos tan bien sin enfado ninguno, metióel dedo en la masa con intención de manchar la nariz de Cole, que miraba

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todo serio mientras separaba los moldes para hornear lo que habían hecho. —Tshh —dijo Erik bloqueando su mano con suavidad— a él no le

toques —no sabía por qué le molestaba tanto que se llevase tan bien conCole.

 —No iba a hacerle daño —le dijo llevando el dedo al delantal paralimpiarlo— lo siento.

En ese momento la hizo sentir mal, ella no quería molestar a su amigopero ese no era el sentido de la frase de su prometido.

Mientras la masa se horneaba salieron al salón. Como era de esperarseErik y Soul se transformaron en otras personas, de nuevo parecían distantesy enfadados, cuando uno decía algo el otro le miraba de reojo sin decir unapalabra y viceversa.

Juno se puso en pie y, con total confianza encendió la música, estiró lamano y puso de pie a Cole, que al principio se mostraba un poco reacio alas insistencias de la rubia, Gertrud siguió poniéndose en pie y arrastrandoa Erik con ella, algo que arrancó una sonrisa de Soul, que se puso en pie yse abrazó a Melissa para bailar.

Melo, como le llamaban sus amigas empezó a provocar a Eriktoqueteando provocativa a Soul, que se ofrecía al juego de su amiga.Siempre que las chicas querían a algún chico en algún pub siempre jugabana esos juegos que, sin saber por qué provocaba en exceso a los hombres.

Melissa se rozaba con Soul sin llegar a nada ofensivo o algopervertido, Erik miraba con disimulo, tal como Melissa quería estabaentrando en su juego, ésta vez no quería al hombre para ella misma sinopara su amiga, para esa chica tonta que seguía enamorada de su primer yúnico amor.

 —¡Cambio de parejas! —gritó Juno, que pretendía que Soul y lapareja de Gertrud bailasen juntos— ¡yo también quiero de eso Melo! — exclamó tirando de Soul para apartarla de su ahora pareja.

Juno soltó a Cole y se agarró al cuello de Erik tan pronto como Gertie

le soltó, provocando que Soul y Cole se acercaran para formar unasonriente pareja de baile.

Poco a poco Erik se molestaba por ver a su amigo con su prometida,ambos reían y hablaban sin que nadie más pudiera enterarse por elvolumen de la música.

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repitió ofendido a lo que ella ya no respondió, solo señaló la puerta paraque se largase de una buena vez.

Estaba tan enfadado con ella que esa noche no podría soportar dormircon ella en la misma cama, tiró del cobertor, cogió uno de los almohadonesy se fue al sofá, no quería verla, no quería tenerla durmiendo a su lado.

Esta vez Soul no iba a pedirle que fuera a la cama, estaba molesta conél por insinuar que atrapaba a su amigo, esa noche podía quedarse a dormiren el sofá, se destrozase o no la espalda en él, cerró la puerta de un golpe yse estiró sobre la cama a meditar sobre esa discusión, ¿qué era lo que lepasaba? ¿Por qué en la cocina estaban tan bien pero luego tenía que derivaren eso?

 

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Capítulo 9El primer beso

Llegó el día de la fiesta de cumpleaños de Melissa, ella no celebrabasus cumpleaños como Juno, ella reunía a unos cuantos amigos en su casa ylo celebraban cenando, escuchando música o con algún karaoke, pero eseaño la fiesta sería en el salón de uno de los edificios más emblemáticos dela ciudad, en la parte más alta del rascacielos había un localcompletamente vacío que el padre de alquiló para que lo celebrase por todolo alto

Aunque Soul no quisiera debía ir con Erik, él era su prometidoquisiera o no y no podía hacer ese desplante a su amiga.

Necesitaba ir a comprarse un vestido, todos los que tenía ya los habíausado con anterioridad en una fiesta u otra. Se levantó y después devestirse desayunó y se marchó, por suerte para ella su odioso prometido sehabía marchado antes así que no tenía que dar explicaciones, explicacionesque siempre daba a pesar de no soportar su cercanía.

Entró en una tienda y miró en los percheros en busca de su vestidoperfecto pero en esa tienda no lo encontraba. Caminó por la calle hasta la

siguiente tienda, en esta seguro que lo encontraba, sus dos últimos vestidoslos había comprado ahí.

Cuando entró las empleadas le sonrieron ampliamente acercándose aella para saludarle.

 —¡Señorita Bedford! —dijeron al unísono. —¡Hola chicas! —saludó feliz, le encantaba cuando las empleadas

eran tan amables, hacía que gastar dinero no fuera tan doloroso— vengo apor un vestido.

 —¿De qué color lo quiere? —preguntó una de las chicas, la tienda la

tenían distribuida en colores. —Rojo… ¿me quedaría bien? —preguntó. —¡A usted todo le queda bien! —halagó la chica.

De pronto de una de las cabinas del probador salió Erik vestido con unbonito traje, sin querer sus ojos se encontraron sin poder apartar la vistauno del otro.

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 —¿Se conocen? —preguntó la más mayor de las empleadas— no escomún que coincidan en nuestras tiendas dos personas de su clase.

 —No, no le conozco —dijo ella—enseñadme los vestidos del colorque esté más alejado de…

 —Pues está de suerte, es el rojo…Las tres chicas se dirigieron a la zona roja y empezaron con el

muestrario, Soul se probaba uno, luego otro y otro pero no era capaz deconcentrarse en cómo le quedaban, podrían haberle dado un saco de patatasque no se habría dado cuenta. De pronto sacudió la cabeza como paraquitarse a su prometido de los pensamientos ¿para qué era el traje? ¿Seríapara el cumpleaños de la noche?

Al fin encontró el vestido perfecto, largo hasta la rodilla, cortedesnivelado, tirantes anchos, escote llamativo, un solo volante en el

dobladillo de abajo, y un corte en uno de sus muslos, ese era su vestidoperfecto.

Después de pagar y de dejar una propina a las chicas por su pacienciasalió del local con la bolsa en la que llevaba el vestido. No miró a sualrededor, solo caminó de vuelta a casa hasta que alguien tosió de manerallamativa para llamar su atención. Cuando Soul miró encontró al morenoapoyado de forma sensual en un coche gris que supuso debía ser suyo, élllevaba gafas de sol y la camisa blanca ligeramente desabotonada. Como sino hubiera visto a nadie se giró y comenzó a caminar de nuevo, ésta vez

con el paso más acelerado. —¿Puede saberse dónde vas tan deprisa? —preguntó deteniéndola de

un brazo. —No creo que sea de tu incumbencia Erik —dijo tirando de su brazo

para soltarse. —Vamos, si vas a casa te llevo —le dijo con aires de superioridad. —No, gracias, he quedado —mintió alejándose de él.

Erik sabía que le había molestado dos días atrás con el tema de Cole,pero según él, ella debía reconocer que su actitud con su amigo era extraña,

se llevaba demasiado bien con alguien a quien hacía poco que conocía.

Cuando Soul llegó a casa Erik la esperaba apoyado en el marco de lapuerta, no se había creído que hubiera quedado con alguien. Ella pasó porsu lado sin mirarle, con un par de bolsas en sus manos.

Al entrar en la habitación Erik lo hizo tras ella, sabía que seguía

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molesta con él y que la siguiera no le iba a gustar, pero debía preguntarle. —¿No habías quedado? —le preguntó mirando la ropa del vestidor

mientras disimulaba. —Juno, ¿te apetece comer fuera? —preguntó con el teléfono en la

mano— ¿cómo? ¿Cole? —preguntó mirando a su prometido nombrando asu amigo para molestarle— ya te contaré después, pero no puedo ir conErik, él está ocupado —mintió para excusarse de ir sin él— en media horaestoy lista, espérame dónde siempre —pidió antes de colgar.

 —¿Qué pasa con Cole? —preguntó saliendo del vestidor, a lo que ellano respondió— no estoy ocupado, puedo ir a comer con vosotras —añadió,pero ella no respondió.

Soul estaba molesta por haberle dicho que parecía estar en celo,estaba molesta con él por su carácter variable, por estar bien en un rato y

mal al siguiente, estaba molesta por tener que casarse con él y por tenerque vivir con él, pero también estaba molesta consigo misma por empezara acostumbrarse a vivir en su compañía a todas horas, por esperarle en lascomidas o esperarle para ir a dormir, o incluso molesta por pensar a vecesque Erik era atractivo.

Tal y como dijo en un rato estuvo lista, se vistió con ropa deportiva,leggings grises por las rodillas, camiseta mal recortada en cuello y brazosy un top ajustado debajo, deportivas azules y su pelo recogido en una

coleta. Erik la esperaba para salir, ella no le había dicho que si, perotampoco que no.

 —¿Dónde vamos a comer? —preguntó él justo cuando salían por lapuerta.

 —¿Vamos? Yo no sé dónde comerás tú, yo comeré con mi amiga. —Yo voy contigo… —sus verdaderas intenciones no eran estar con

ella, era asegurarse de que no se veía con Cole. —No, conmigo no vienes… —respondió irritada. —Entonces tú tampoco vas —amenazó.

Lo último que quería era discutir con él, no quería entrar en su juego yterminarlo con palabras desagradables así que sin pensarlo entró de nuevoen casa y llamó a su amiga para decirle que no iba a poder ir a comer conella e indicarle que se verían a la noche, en la fiesta de cumpleaños deMelissa.

Se sentó en la silla, al lado de la mesa y esperó para ver lo que se

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suponía debían comer, ya que no podía ir con su amiga debía tener pensadoqué iban a comer...

Dieron las 4 de la tarde y como era evidente Erik no había preparadonada así que se quedaron sin comer, uno por culpa del otro y viceversa.

Cuando llegó la noche habían seguido sin decirse una sola palabra, nisiquiera se miraban.

Entraron en la habitación para vestirse, Erik se vistió con el traje queella había visto en la tienda y ella con el vestido rojo que tan bien lequedaba, onduló su pelo con las tenacillas, se maquilló tan sutilmentecomo siempre y se acercó a la puerta para esperar a Erik, ambos estabaninvitados, de modo que se suponía que debían ir juntos.

 —Vas muy elegante —le dijo él haciéndole un cumplido, algo que lehizo pensar en su atuendo.

La muchacha miró su vestido y se dio cuenta de que iba vestida parauna gala, para una reunión seria, no para una reunión de amigos dónde seiba a pasarlo bien.

 —¿Sabes? Ve tu primero —pidió amable— nos encontramos allí,¿quieres?

 —¿No quieres ir conmigo? —preguntó el moreno. —No es eso Erik, quiero…necesito… —no sabía qué excusa ponerle

para lo que pretendía hacer—por favor… —pidió.Él se marchó sin decir nada, no quería ir solo a una fiesta donde

prácticamente el 90% de las personas eran extrañas así que llamó a suamigo, amigo que a última hora decidió no ir. La falta de apetencia no erauna excusa para el moreno, se presentó en casa de su amigo y tras obligarlea ponerse algo arrastró con él hasta la fiesta.

Allí debía estar ya Soul y sin querer ambos estaban impacientes porverla.

Los dos amigos se presentaron en la fiesta. Éste estaba incómodo porla situación, él no era de clase alta y no sabía nada acerca de los ricos deahora, como se divertían, de que cosas hablaban… el único rico queconocía bien era Cole y éste era un rico extraño.

Al entrar en el salón lo primero en lo que los ojos de los dos chicos sefijaron fue en Soul, llevaba la ropa más sexy que hubieran imaginado,

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llevaba unos pantalones ajustados de color blanco, una camisacompletamente desabotonada de color negro y un sujetador de color blancocon brillantes, llevaba el pelo recogido en una coleta alta, iba maquillada,pulseras, zapatos de tacón de color negro y una cadena de brillos alrededorde su cintura. Aunque muchas chicas vestían de forma similar ningunallamaba la atención como ella, se la veía tan hermosa, tan sencilla a pesarde su dinero, tan…

Erik no podía quitar sus ojos de ella, jamás hubiera pensado verlavestida de ese modo.

La fiesta transcurría despacio, a pesar de las risas de muchos y de lasbromas de otros muchos, Cole se sentía fuera de lugar, incluso Erik lopasaba aparentemente bien con una pareja de chicas que coqueteaban con

él sin saber de quién era prometido. —¿Te aburres? —le preguntó ella viendo que llevaba rato con el

mismo vaso en las manos. —No… —no podía decirle que no podía dejar de mirarla. —¿Te apetece salir al balcón? Estaremos solos… —sonrió, ella sabía

que no conocía a nadie y sabía con solo verlo que se sentía incómodo alextremo.

El muchacho sonrió y ella se agarró a su brazo para salir donde lespudiera dar el aire.

El balcón era muy ancho, tenía unas bonitas tumbonas de ratán conunos colchones encima, se acercaron hasta ellas y se sentaron ahíolvidándose de la fiesta.

Erik llevaba rato sin ver ni a su prometida ni a su amigo y sin quererempezó a sentirse incómodo imaginándolos juntos, los buscó por todo elsalón entre las más de 50 personas que había pero ni había rastro de ellosni nadie sabía nada. De pronto al fondo vio una cortina moverse y seacercó, deteniéndose antes de abrir la puerta al escuchar unas voces que

venían de fuera. —¿Seguís sin llevaros bien? —preguntó Cole sin saber que Erikescuchaba tras la puerta.

 —No sé… es engreído, tiene el ego por las nubes, es un mujeriego…¿has visto como miraba a las rubias del fondo? No lo soporto.

 —Pero es guapo… ¿no te parece al menos atractivo? —preguntó Cole.

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pudiera sino porque lo que estaba sintiendo en ese momento era más fuerteque ella. Erik metió una mano bajo la camiseta de ella y acarició con layema de sus dedos su delgada cintura, algo que le volvía aún más loco, supiel era suave y sedosa. Casi por instinto Soul llevó las manos bajo lacamiseta de él, acariciando la piel de su espalda mientras levantaba lacamiseta para quitársela. Sin entender muy bien el por qué se besaban lohacían como si fuera a terminarse el mundo, como si esa fuera la últimavez que pudieran hacerlo.

Entre el silencio del salón empezó a sonar un móvil rompiendo lamagia del momento, era Henry, quería avisar a su hija de que al díasiguiente tendrían una cena en el hotel y que debían ir juntos.

La magia del momento se había esfumado, devolviéndoles a la

realidad, a una realidad en la que no se soportaban, una realidad en la queharían todo cuanto estuviera en sus manos para no casarse, una realidad…en la que se atraían cada vez más sin quererlo.

 —¿Quieres continuar dónde lo hemos dejado? —preguntó él deseandoque dijera que si.

 —No Erik, yo… —no sabía cómo decirle que no quería despertarsentimientos en ella—mañana tenemos una cena con tus padres y los míosen el hotel…tenemos que ir juntos… —cambió de tema mirando hacia elsuelo.

 —Soul… —quería preguntarle si le gustaba aunque fuera un pocopero no se atrevió— ¿qué te pondrás? —cambió de tema sabiendo que siinsistía sería peor para él.

 —El vestido azul… —dijo desganada— creo que me voy a la cama — añadió poniéndose en pie—apaga la tele cuando… —él asintió sin mirarla,¿cómo iba a mirarla ahora? ¿cómo iba a poder dormir tranquilo después deeso?

Ambos pasaron la noche despiertos, nerviosos y sin saber qué hacer oqué pensar.

 

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Capítulo 10¿No soy nadie?

Después de una noche sin dormir por lo que había ocurrido esa nochetenían miedo incluso de dirigirse la palabra el uno al otro por la mañana.

Cuando llegó la empleada Soul se levantó de inmediato fingiendodesperezarse, no quería que Erik supiera lo nerviosa que había estado porsu culpa, lo inquieta que estaba por su presencia.

Al salir del dormitorio lo encontró doblando el cobertor para llevarlode vuelta a la cama.

 —Buenos días Erik —saludó ella camino de la cocina pero él norespondió.

Cuando la escuchó tuvo que ignorarla, estaba completamenteenfadado consigo mismo por haberla besado, no entendía qué le habíapasado, por qué su instinto le empujaba cada vez más hacia esa chica a laque no soportaba.

Había pasado toda la noche pensando en cómo disculparse por esebeso, beso que ella devolvía con la misma intensidad, ¿acaso ella tambiénse sentía igual?

No quería enfrentarla, no quería verla por si volvía ese instinto

imparable que le empujaba a besarla como un loco, no quería que ocurrieralo que temía, empezar a sentir algo por ella. Se vistió y sin decir unapalabra se marchó.

Soul no entendía qué le pasaba ahora, quizás se sentía avergonzadopor lo que hicieron pero ambos eran culpables y con no volver a repetirlonunca más podría quedar en el olvido, además habían bebido en la fiesta,seguro que ese impulso fue fruto del alcohol, de no razonar con claridad,seguro que él imaginó que era una de las chicas con las que salía y ella

pensó en Leander, ¿verdad?

No sabía dónde había ido él, y sinceramente no le importaba lo másmínimo, llamó a las chicas y quedó con ellas para comer, esta vez en unrestaurante en el que había un camarero súper guapo que les encantaba.

Se arregló, se vistió con una falda y una camisa semi—abierta, se dejó

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el pelo suelto y se marchó. —Que mala cara tienes —le dijo Melissa— ¿pasó algo cuando

llegasteis a casa? —¿Cómo? ¡No! —mintió—es solo que no he dormido muy bien… —¿Qué pasó en la fiesta? Estuvisteis desaparecidos tú y Cole, Erik os

buscó como un loco… —dijo Juno— de no saber que no os soportáiscualquiera pensaría que estaba loco de los celos imaginando cosas…

 —Bobadas… —se defendió—no quiere que me acerque a su amigoporque cree que estoy en celo, cree que le voy a intoxicar con mis niñeríasy no sé qué cosas más… —explicó completamente seria.

 —¿Eso te dijo? ¿Que estabas en celo? —sin poderlo evitar las tresamigas empezaron a reír, sacando los colores de Soul, que permanecíaseria.

El camarero que les gustaba llegó sonriente, Camille, su compañera semoría por atender una de las mesas de él en la que habían dos chicosguapísimos. Nick le dijo que no al principio pero al final cedió y lacamarera atendió la mesa donde esos dos hermosos chicos esperaban a seratendidos.

Cole miraba a Erik de manera acusatoria, sabía que pasaba algo, desdeque se habían encontrado evitaba continuamente hablar de su prometida,

cuando por algún motivo Cole la mencionaba Erik cambiaba de tema a lavelocidad de la luz, lo último que quería era que su amigo se enterase deque se habían besado.

Camille miró a su compañero con una expresión de felicidad en lacara y éste se rió sonoramente, llamando la atención de las chicas quemiraron en busca de la chica que había hecho reír a su camarero.

 —¡Erik! —gritó Gertrud— ¡Cole! —sonrió al ver a los dos chicossentados a varias mesas de distancia, el segundo les dirigió una sonrisa

encantadora, en cambio Erik no esperaba encontrarse allí a su prometida yeso le incomodó aún más— sentaos con nosotras! —pidió, algo queMelissa y Juno apoyaron.

Los chicos se levantaron y se acercaron a la mesa de las chicas, dóndeel camarero acomodó un par de sillas más. De pronto Soul se puso en piecon repentina urgencia por marcharse de allí.

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apetece serlo —mintió. —Pues muy bien… —respondió ella calmada y con un tono de voz

suave, como si admitiera que ella era la causante de su mal humor y leimportase un bledo.

Salió del dormitorio cuando él soltó su brazo y corrió a la nevera a porun botellín de agua fresca.

Erik se puso detrás de ella haciendo que ella se girase para tenerlo defrente. Colocó una mano al lado de su cabeza, apoyada en la puerta delcongelador de la nevera, bloqueándola, la otra mano la estiró despacio,provocando que ella pensase que iba a besarla. Tragó saliva y esperó queterminara de acercarse.

 —¿Por qué tragas saliva? ¿Crees que voy a besarte otra vez? —riódestapando uno de los botellines y bebiendo mientras se apartaba.

 —Claro que no, idiota —dijo empujándole antes de volver a lahabitación avergonzada por haber esperado un beso.

 —La primera vez fue un accidente, la segunda sería un error —gritóél para que ella lo escuchase bien desde el dormitorio.

Cuando llegó la noche Henry llamó a su hija para recordarle su cita.

Erik la esperaba en la entrada aún no había visto cómo se suponía queiría a la cena.

En un principio iba a ponerse un bonito vestido azul que había en suvestidor, pero en el último momento decidió ponerse el vestido rojo quehabía elegido para la fiesta de cumpleaños de Melissa, a pesar de tener elpelo liso se lo planchó, algo que hacía que quedase mucho mejor, dibujóuna fina raya negra en cada uno de sus ojos, pintó sus labios con un tonorojo como el del vestido y se perfumó ligeramente.

Al salir del cuarto Erik no pudo evitar sentirse inquieto, queríanegarlo, quería negarlo de verdad, pero cada vez le resultaba másatrayente, incluso empezaba a gustarle discutir con ella.

Subieron al coche gris que llevaba él la mañana anterior y sedirigieron al hotel, dónde el aparcacoches ayudó a Soul con la puerta y aErik con la tarea de aparcar.

Al entrar, en el vestíbulo estaba Kalisha, una de las muchas chicas de

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Erik. Tan pronto como se vieron se acercaron uno al otro. —¡Te he extrañado! —preguntó la modelo rodeándolo con una

sensualidad innata— ¿Ella quién es? —señaló con los ojos alzando unaceja.

 —¿Ella? Ella no es nadie, solo alguien que le gusta a mis padres, no ledes importancia —dijo de un modo que molestó en extremo a Soul.

Erik rodeó a la modelo atrayéndola contra su cuerpo mientras besabasu mejilla de un modo que ruborizó a la morena.

 —He esperado tu llamada hace mucho… —le dijo ella haciendo unpuchero.

 —Si mis planes salen como quiero te llamaré pronto, muy pronto, séuna niña buena y espérame, ¿de acuerdo? —le dijo mirando de reojo a suprometida que miraba en otra dirección completamente irritada con la

situación.Soul esperó paciente a que su prometido terminase el ritual de

apareamiento que estaba llevando con aquella chica de piernasinterminables.

Cuando por fin se despidió de Kalisha se acercó a su prometida, ypuso una mano en su cintura para fingir llevarse bien.

 —No me toques —dijo Soul molesta, apartándose de él como si lediera asco.

 —Vamos, no seas así, hay que fingir que nos llevamos bien —Si, pero sin tocar, ¿me oyes? Sin tocar…

El moreno alzó las manos en son de paz mientras se dirigían alrestaurante en el que sus padres les esperaban.

La cena pasó tranquila, los mayores se limitaban a hablar de negociosmientras él se limitaba a observarla, de todas las veces que la había vistomolesta ésta era la primera vez que la veía tan seria, incluso el maquillajede su cara parecía apagado. Ella solo miraba a sus padres y a su plato,

extrañamente se levantó dos veces para ir al baño y las dos veces tardó enexceso.Sin querer se dio cuenta de que esta vez se había pasado con el tema

de Kalisha, debía haberse comportado, debía haberla saludado y no montarel numerito para molestar a su prometida, alguien que, aunque no legustara había accedido a demasiadas cosas por él, debía haberle dicho

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quién era Soul, no menospreciarla al nivel de ser alguien sin valor salvopara sus padres.

Viéndola tan extraña se sintió mal por ella y decidió volver a casaantes del postre, no quería seguir sintiéndose así por más rato. Se puso enpie, la puso en pie y se marchó de allí con ella, fingiendo que todo iba bien.

Mientras esperaban al aparcacoches Erik trató de hablar con ella, tratóde empezar una conversación amable pero cuando empezaba a hablar lamorena se daba la vuelta para no tenerlo de frente.

Durante el camino a casa Soul tampoco habló, se limitaba a mirar porsu ventanilla ignorando por completo que alguien condujese el coche.

Cuando el ascensor se detuvo no esperó a que él saliese corrió haciasu casa, hacia el único lugar que se sentía a gusto, a pesar de tener al peor

de los hombres con ella. Cerró la puerta de un golpe dejando a Erik fuera,éste sacó las llaves y abrió molesto por ese acto.

 —¿Puede saberse qué te pasa? —preguntó. —¿No soy nadie? —devolvió molesta la pregunta, soltando el bolso

en el colgador de la entrada. —¿Preferías que le dijera que estamos enamorados y que nos vamos a

casar? —dijo para molestarla aunque sincero. —¿Sabes qué? Vete con tu amiguita, a jugar a los médicos o a lo que

quieras —atacó en medio de un repentino ataque de celos.

 —¿A los médicos? Eres demasiado inocente Soul —rió— con esachica no jugaría a los médicos, jugaría a los cocineros, lamería cualquierparte de su cuerpo para ver si necesita algún tipo de aderezo —aquello fueaún peor, eso aún la enfureció más.

Se acercó de nuevo al colgador, descolgó el bolso de un tirón y volvióa ponerse el abrigo, no estaba dispuesta a pasar más tiempo con ese tipobajo el mismo techo.

 —Vamos Soul, ¿dónde vas? —dijo él sujetando su mano para que nosiguiese avanzando.

 —¡Suéltame! —gritó girándose para encararlo de frente.La rabia y los repentinos celos habían llenado sus ojos de lágrimas,algo de lo que Erik se dio cuenta.

 —¿Estás llorando? —preguntó ante la obviedad—Vamos Soul, hasido una broma…

 —¡He dicho que me sueltes! —la castaña hizo una torsión de muñeca,

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al tirar logró zafarse del agarre de su prometido forzoso y empezó acaminar por el pasillo para tomar el ascensor.

Erik entró un momento para coger su chaqueta, del cenicero, cogió lasllaves del coche y corrió tras ella.

 —Vamos —dijo agarrando nuevamente su brazo, tirando de ella hacialas escaleras— te voy a llevar a un sitio que no sabe nadie más.

 —No, ¡Erik suéltame! —estaba extremadamente molesta por culpa delo que le había dicho acerca de la modelo.

 —He dicho que vamos —dijo firme con un tono autoritario, estiró unbrazo y la rodeó con firmeza por la cintura— he dicho que vamos y vamos,¿me oyes?

Tenía un secreto que desconocían tanto su familia como sus amigos,tenía algo que no había confesado a nadie, que no había mostrado a nadie y

que por primera vez iba a confesar.

 

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Capítulo 11Cirque du la Lumiere

Condujeron durante toda la noche en silencio, Soul no abrió la boca niuna sola vez para preguntar dónde la llevaba, se apoyó contra el asiento ymiró por la ventana sin decir nada.

Al fin llegaron dónde Erik quería llegar, era más de medio día. Soulpasó toda la noche despierta pero llegó profundamente dormida,acomodada de un modo extraño en el asiento delantero sin reclinar.

Entró con el coche hasta un amplio descampado, a la izquierda habíamultitud de caravanas, a la derecha varios coches entre los que aparcó.

Miró a su prometida arrepintiéndose por un momento de haberlallevado hasta allí, nadie de sus conocidos sabían de su secreto y contárseloa ella significaba que quizás ella confundiera simpatía con amor. Llevó unamano tras su cuello y tras reclinar un poco el asiento la acomodó haciaatrás, bajó sus pies para dejarla sentada y acaricio sus irresistibles muslossin poder evitarlo, después de saberla algo más cómoda se estiró en suasiento para descansar.

No podía dormir, saber que iba a contar su secreto le ponía nervioso y,

antes de que ella despertara decidió regresar y no contarle nada, colocó elasiento en la posición correcta y ajustó el cinturón de seguridad cuandoella despertó.

 —¿Dónde estamos? —preguntó con los ojos entrecerrados por el sol. —No importa, vamos a volver… —respondió sin saber qué responder. —Has conducido toda la noche, nadie sabe que estamos aquí ¿y me

dices que no importa? Al menos déjame ir a esa cafetería un segundo, llevohoras sin estirar las piernas y sin ir al baño.

Erik no pudo negarse, ella tenía razón, había ido a su lado toda la

noche sin quejarse ni una sola vez a pesar de habérsela llevado por lafuerza.

Al bajar del coche y empezar a caminar Soul vio a lo lejos las carpasde un circo. Su mirada se iluminó de una manera que Erik no pudo evitarsentir algo de emoción al ver su cara.

 —Erik… ¡hay un circo! —exclamó tan feliz como si fuera una niña

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pequeña—es… ¡es un circo de verdad! Nunca he estado en uno, mis padresnunca han tenido tiempo…

 —¿Te gustan los circos? —preguntó extrañado. —¡Claro!, ¡¿a quién no le gustan?! ¿Podemos ir antes de volver? Por

favor… —pidió, sorprendiéndolo de su nueva actitud. —Yo… primero vamos a la cafetería, comamos algo…

Algo dentro de él le empujaba a contárselo, a contarle la verdad sobreese circo.

Se sentaron en una mesa al lado de la ventana uno frente al otro. Erikquería disculparse por lo de la noche anterior, por lo que desencadenó estarahora en otro lugar después de haber conducido toda la noche y toda lamañana pero temía volver a molestarla, ahora por su mirada parecía feliz y

no quería arruinar su alegría.Soul miraba a través de los cristales la carpa de tela brillante que

ondeaba ligeramente con la brisa matutina, no podía evitar sentirse un pocofeliz por haberse molestado con él esa noche, de no haberlo hecho noestarían ahí y quizás, vería por primera vez un circo por dentro gracias a suenfado.

 —Ve al baño antes de irnos, no quiero que tengas que aguantar cuandoestemos en carretera.

 —No me vas a dejar aquí, ¿verdad? —preguntó juguetona

 —¿Bromeas? —sonrió ante la tentación de asustarla con lo queacababa de decir—ve… —instintivamente le guiñó un ojo, algo que sólohacía a las chicas que le gustaban, pero afortunadamente ella no se diocuenta.

Cuando Soul salió del baño Erik se sintió un poco mal por ella, desdela noche anterior llevaba el vestido rojo y esos zapatos de tacón con los quehabía ido a la cena con sus padres, ella no se quejaba pero él sabía que ledebían doler los pies así que antes de ir al circo le propuso ir a comprar

algo más cómodo, al principio ella se mostró un poco reacia, no le gustabasu prometido como para ir de compras con él pero qué demonios, ya sehabía salido de su tónica diaria, estaba con él en una ciudad extraña acentenares de kilómetros de casa, con él, con el mismo chico que habíaprometido llevarla al circo por primera vez en su vida aunque no hubierafunción.

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 —¿Qué ropa vas a comprar? —preguntó él mirándola de arriba abajo. —No seas pervertido —rió sin querer imaginando lo que debía estar

pensando. —Hace calor, la playa está cerca de aquí, ¿quieres que después de ver

el circo vayamos a ver el mar? —¿Y parecer una pareja tomando el sol, románticamente estirados en

la arena? Creo que aún no estoy preparada para fingir de ese modo… —rió — compraré ropa de deporte, es la más cómoda cuando no vas a ningún

sitio en particularErik cada vez se sorprendía más con ella, normalmente las niñas ricas

quieren ir siempre a la última, vestidas con lo más caro, maquilladas comomuñecas peinadas a la perfección pero Soul no era lo que él había pensado,ella era mucho más sencilla de lo que aparentó la primera vez que se

vieron. —¿Qué miras? —le preguntó ruborizada, Erik miraba al vacío pero

parecía que le miraba el trasero. —¿Cómo? Oh nada realmente, solo pensaba…

Compraron la ropa y aunque Erik le propuso cambiarse en el probadorde la tienda ella prefirió hacerlo en el coche, en el incómodo y estrechoasiento trasero del coche, algo que nuevamente le sorprendió.

 —Vigila que nadie me vea ¿vale? —pidió confiando en él.

 —¿Y si miro yo? —rió— es broma, pero creo que deberías haberlohecho en la tienda, Soul.

 —No importa, tú no mires, ¿vale? —pidió de nuevo mientras sequitaba el vestido.

Para su mala suerte la cremallera del vestido se le enredó en el pelo ycuanto más hacía por quitársela más se enredaba, iba medio desnuda ytenía prisa por vestirse pero era imposible liberarse de ese enredo.

Muerta de la vergüenza decidió pedir ayuda a su prometido, no sabíacómo iba a pedírselo sin que él se riera de ella pero era eso o ir por ahí con

un vestido decorando su peinado.Erik entró en el coche conteniendo la risa, aquella escena sí que eragraciosa, ver a la señorita Bedford en ese apuro. Soul estaba nerviosa, leponía completamente histérica quedarse atrapada en una prenda o que lacremallera de algún pantalón se quedase atrancada y no bajase.

El moreno puso las manos en sus caderas y la deslizó hacia adelante

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sobre el asiento, tiró de sus hombros y la medio estiró sobre su regazo paratener más fácil la tarea de liberarla de la cremallera.

Soul lo miraba atentamente desde abajo, miraba el cuidado con el queacariciaba su pelo, el cuidado con el que sus dedos peleaban con aquellaprenda y sin querer empezó a ponerse nerviosa, sin querer empezó agustarle que él estuviera ahí.

 —Deberías ir así, esa ropa interior te queda de vértigo. —Gracias por el cumplido señor pervertido pero para algo se inventó

la ropa —dijo cubriéndose como podía con la bolsa en la que había la ropanueva.

 —Ya está… procura ir con más cuidado la próxima vez —bromeó— vamos, vístete, vayamos a ver el circo.

 —Gracias, si no te odiase como lo hago te daría un beso —sonrió.

 —Si no te odiase como te odio te castigaría por decir eso, te obligaríaa que me besases aunque no quisieras —sonrió girándose para no verla, nosabía lo que le estaba pasando con ella pero empezaba a ponerle nervioso,sin querer empezaba a gustarle que ella estuviera ahí.

Tenía tantas ganas de ir hasta las instalaciones del circo que se vistióen un abrir y cerrar de ojos.

Las telas de la carpa mayor eran de rayas doradas y rojas, con un

espectacular cartel en el que ponía en extrañas letras “Cirque du laLumiere” (El circo de la luz), a medida que se acercaban Soul podíadistinguir mejor aquel circo. La altura de las carpas era increíble, el grosorde las cuerdas que la fijaban al suelo…

 —Es increíble Erik ¡me encanta! —exclamó con una sonrisa radiantecolgándose de su brazo.

 —Soul este… —¡Hombre Erik! —interrumpió una de las trapecistas que salía de

dentro de la carpa más grande.

 —Mulana… —dijo en un murmullo extraño soltando a Soul de subrazo.Soul los miró sin entender de qué podían conocerse, aunque no le

extrañó, él era un casanova y aquella chica era hermosísima. La muchachaera rubia con el pelo largo y ondulado, en su cara tenía formas dibujadas ennegro y dorado, algo que resaltaba el azul de sus ojos y el rojo de sus

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labios, vestía un maillot ajustado hasta los pies, resaltando su atléticafigura.

 —Hace mucho que no sé de ti… —le dijo la rubia sin apartar lamirada de Soul.

 —Soul… —empezó a decir Erik. —Voy al coche… —dijo ella, de pronto se sintió celosa y no sabía

cómo reaccionar ante esa situación. —No te vayas… —le dijo apresurado agarrando con fuerza su brazo

 — Mulana ella es mi prometida —explicó.La rubia pensó que se trataba de una excusa, pensó que aquella

muchacha que acompañaba a Erik era alguien que le acompañaba para queno se acercase más a él, sonrió como si se creyera que era su prometida yse apartó de ellos.

La morena se sintió un tanto extraña por la situación, aquella era laprimera vez que Erik sujetaba su brazo, la primera vez que la presentabacomo su prometida pero lo peor, la primera vez que se alegraba por ello.

Entraron en la carpa principal sin que él la soltase ni un segundo, seadentraron pisando la enorme lona blanca que hacía de suelo. Soul casi nopodía creerse que de verdad estuvieran ahí, en el interior del circo.

 —Es increíble… —murmuraba con los ojos inundados por la emoción — Nos atraparán si nos ven aquí dentro —dijo deteniéndose y soltándose

de la mano de él. —Soul el circo es mío —dijo de pronto con total seguridad.

Un par de años atrás, jugando al póker con unos rusos ganó unafortuna, cuando esos rusos quisieron la revancha apostaron el circo, ungolpe de suerte hizo que Erik ganase también la última mano y con ella“Cirque du la Lumiere” y eso era algo que había ocultado a todos, a sufamilia, a sus conocidos y a su mejor amigo.

 —Tuyo… —lo miró como si no se creyese nada. —¡Vamos! —estiró el brazo y agarró la mano de ella con firmeza.

Frente a los padres de ellos fingían todo lo posible para que losnegocios fueran bien, pero nunca se habían agarrado de las manos porvoluntad propia y el contacto de la mano del uno en la del otro hizo que sepusieran nerviosos, algo que resultaba una tontería, ambos habían estadocon otras personas y habían hecho eso antes, el contacto de sus manos nodebía incomodarles… Erik tiró de ella para ponerla a su lado y soltó su

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agarre.Pasearon por las instalaciones, le mostró las carpas, las taquillas, le

mostró la zona que habilitaban como aparcamiento y la zona dónde teníanlas caravanas, desgraciadamente para él todos dormían, siempre, despuésde una dura noche de trabajo, por la mañana dormían todos. Erik hubieraquerido que actuasen para ella en su primera visita a un circo pero tuvieronque volver sin que ella lo viese.

Soul no podía sentirse más feliz en ese momento, ella ni siquierapensó en ver una actuación, sólo con entrar en un circo, con poder haberlovisto de cerca, con poder entrar como lo hizo, se sentía tan feliz queaccedió a la invitación que Erik le había hecho horas atrás de ir al mar.

No estaba dispuesta a quitarse la ropa, además aún no era verano y

cuando el sol se ocultaba tras la línea del horizonte el clima empezaba arefrescar poco a poco.

Paseaban por la orilla de la playa sin decir nada, las olas rompían elsus tobillos y hundían sus pies en la arena.

 —Gracias —dijo ella casi en un susurro. —¿Gracias? ¿Por qué? —Por hoy…por tratarme bien, por ayudarme, por… —¿Por llevarte a un circo? Soul yo no sabía que nunca habías estado

en ninguno, yo solo quería contarte un secreto que nadie más sabe…

 —No importa el motivo pero me has traído a uno…De pronto estiró los brazos y le abrazó rodeándolo por la cintura

agradeciéndole otra vez por ese día que le había regalado.

 

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Capítulo 12Solo ha sido…

Llevaban horas conduciendo y Erik estaba realmente agotado por lafalta de sueño, Soul se ofreció para llevar el coche de vuelta pero él senegaba a dejarla conducir, no porque no se fiase de ella sino porque él eraquien había decidido llevarla hasta allí y él era quien quería llevarla devuelta.

Soul empezaba confiar en él pero verlo cansado hacía que se sintieramal de modo que le obligó a pararse en el siguiente pueblo, utilizó laexcusa de que necesitaba ir al baño cuando en verdad lo que necesitaba eraun hotel dónde su prometido pudiera descansar unas horas.

 —No necesito dormir, Soul, de verdad… —Sé que no me soportas Erik, pero hazlo por mí, quiero que

descanses… además yo también necesito descansar en una cama…Si se lo pedía así no podía resistirse así que en el primer pueblo

buscaron un hotel.

La habitación era bastante pequeña y la cama debía ser como poco lamitad de la que compartían en casa de Soul. Sin pensarlo se sentaron en lacama y se dejaron caer de espaldas, quedando medio estirados en la cama.

Aunque Erik lo negase estaba realmente agotado y tan pronto como se dejócaer hacia atrás se quedó dormido, ni siquiera se había acomodado paradormir.

Soul le quitó los zapatos y como pudo lo estiró en la cama para queestuviera cómodo pero él rotó sobre su lado derecho y la rodeó con susbrazos. En ese momento no sabía si quedarse entre sus brazos o apartarsede él, realmente no quería que le gustase pero poco a poco iba dejándoleentrar, aunque no quisiera su corazón estaba olvidando el amor que habíasentido por Leander y ese espacio vacío se estaba llenando con aquel

moreno que la hacía enfadar hasta el extremo pero que también la podíahacer reír y sentir como ese día.

 —Me quedaré así, pero no me voy a enamorar de ti… —susurró,sabiendo que él no la escuchaba.

Se apoyó sobre su pecho y se abrazó a él con fuerza.

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Estaba amaneciendo cuando la puerta de la habitación de abrió de ungolpe haciendo que se despertase de un sobresalto.

Cuando Erik se despertó estaban abrazados sobre el colchón, él larodeaba con sus brazos y ella tenía la cabeza apoyada en su pecho con lasmanos en su cintura, la sintió ahí unos minutos hasta que su instinto lepedía más, su yo interior ya no se conformaba solo con eso, la dejó concuidado sobre el colchón y fue a buscar el desayuno.

La puerta no abría tan suave como cabría esperar así que tuvo quedarle un golpe con el pie pese a que ella se despertase.

 —Buenos días amorcito —dijo con una sonrisa mientras soltaba lacaja con los bollos y el cartón con los vasos de café sobre el escritorio— debías estar cansada… has roncado exageradamente —bromeó.

 —Nunca antes me habías dicho que roncase, en cambio tu… —sedefendió— ¿es el desayuno? —preguntó a lo que él asintió con la cabeza— ¿dónde has dejado a mi prometido? —preguntó juguetona sentándose en lacama.

 —¿Por qué? ¿No te gusta más así? —preguntó Erik ofreciéndole unbollo que ella mordió mientras asentía mirándolo.

Poco después de su desayuno volvían a la carretera, aún quedabanvarias horas para llegar. A ratos Soul le miraba y sonreía, otros ratos era él

quien la miraba haciéndola sentir nerviosa, impaciente sin saber por qué. —¿Me contarás algún día por qué tienes un circo? —preguntó

mientras miraba por la ventanilla. —Quizás, si al final no podemos librarnos del matrimonio… quizás. —¿Y no me lo contarías como amiga? —realmente estaba curiosa con

ese tema. —Tú no eres mi amiga, amorcito —aclaró, realmente no mentía,

aunque a veces se llevasen bien ellos no eran amigos.Soul no dijo nada más en un rato, no le ofendió que le dijera que no

eran amigos, era la verdad, pero realmente quería saber.

Llevaban dos días fuera de casa, las chicas sabían que se habían idountos y querían celebrarlo, querían celebrar que se habían besado y que se

habían ido juntos, aquello era señal de que se llevaban mejor y queríanfelicitarles por su acercamiento.

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Comentaron su propuesta a Henry, el padre de Soul y éste les dejó lallave del piso de su hija para que pudieran organizarles la fiesta sorpresa.

Llenaron la casa de globos de colores, compraron bebidas, compraronun pastel de celebración y esperaron en el apartamento hasta que llegaran,algo que según Henry sería a la noche.

Estaba anocheciendo cuando entraban en el parking del edificio deSoul, ella llevaba rato muerta de ganas por preguntarle acerca de aquellachica del circo, no era que ella le interesase realmente, pero algo dentro deella necesitaba saber acerca de la relación que tenían ella y su prometido,era evidente que se conocían aquel saludo que le había dirigido, el modo enque le preguntó por ella…

Se aflojó en cinturón de seguridad y empezó a hablar.

 —¿Puedo preguntarte algo? —le dijo mientras él bajaba del coche. —Pregúntame lo que quieras amorcito…pero si no me interesa no

respondo… —respondió. —Has tenido una aventura con esa trapecista, ¿verdad? —rió. —¿Tienes celos? —preguntó juguetón él mientras sujetaba la puerta y

la ayudaba a salir. —¿Celos? No digas tonterías… responde, ¿has tenido una aventura

con ella? —dijo desviando la vista sin querer a los tres botones de lacamisa que tenía sin abrochar, botones que dejaban parte de su pecho al

descubierto. —¿Sólo una? —rió— ¿Acaso quieres que tengamos una aventura? — 

preguntó bloqueándola contra el coche. —¿Estás loco? ¡No! ¡Apártate! —exclamó inesperadamente celosa

colocando las manos sobre su pecho para empujarlo. —¿Que me…?

Él ya no quiso aguantarse más, estaba loco por ese cuerpo y fingir locontrario hacía que perdiera la razón, llevó una mano tras su cuello y seacercó para besarla pero ella escapó por debajo de sus brazos corriendo

hacia la escalera de emergencia para huir de lo que sentía cerca de él.

No había alcanzado el segundo piso cuando Erik le dio alcancebloqueándola en los primeros escalones.

 —¿Dónde crees que vas? —preguntó tan excitado como un león queacaba de acorralar a su presa.

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 —A casa Erik, voy a casa… —Soul no podía creer la tentación queresultaba tenerlo delante con la camisa entreabierta y su boca dejando ir unaliento dulzón.

Tiró de ella contra su pecho y la besó con fuerza y con necesidad,necesitaba besar esa boca, hacía dos meses que la conocía y dos quecompartía casa con ella, la había visto desnuda sin haber podido hacer nadacon ella pero ya no podía más, además, si los planes de sus padres iban enadelante pronto sería su mujer y todo el juego habría terminado, después dela boda debería comportarse aunque no quisiera.

Ni siquiera quería esperar a llegar arriba, la estiró sobre los escalonesy empezó a meter las manos bajo las prendas.

Soul no podía creer cuanto le estaba gustando ese juego con él, nopodía creer que entre dos personas que no se soportaban pudiera existir esa

conexión, esa pasión. Le hizo rotar sobre sí mismo y se sentó sobre élbesándole sin poder parar, terminó de desabotonar su camisa y la deslizópor sus hombros dejando sus manos atrapadas detrás.

 —No sabes cuánto te… —intentaba decir él entre los labios de ella.De pronto ella dejó ir una sonrisa traviesa, se puso en pie y corrió

escaleras arriba dejándolo ahí, medio desnudo en las escaleras deemergencia.

 —Corre porque cuando te atrape… —de todas las chicas con las quehabía estado ninguna le había hecho correr tras ella y debía reconocer que

eso aún le provocaba más.

Soul entró dispuesta a jugar con él, iba a darle lo que quería porqueella lo quería de igual modo pero no se lo iba a poner fácil, ella no eracomo esas chicas con las que se había acostado, con ella no sería tansencillo.

Al abrir la puerta estaban tanto las chicas como Cole sentados en elsofá. Debía reconocer que era toda una sorpresa encontrarlos allí y aunqueen un principio pensó que no podían ser más inoportunos rápidamente les

indicó qué hacer y apagó la luz para esperar que él llegase.

Al llegar al apartamento Soul había dejado la puerta abierta, se loestaba poniendo fácil, algo que interpretó como que ella lo quería tantocomo él.

Entró con sigilo, mirando cuidadosamente, había oscurecido y Soul no

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había encendido las luces, algo que aún le excitaba más.En medio de la oscuridad sonó una risilla

 —Te atraparé —amenazó.De pronto tropezó con alguien, con un cuerpo masculino que le dejó

helado ¿Soul esperaba a alguien?Cuando las luces se encendieron Erik suspiró aliviado mientras todos

reían, su prometida estaba al fondo, mirándolo con cara de consecuencia,con un hombro levantado, en ese momento supo que ella sabía tanto comoél.

 —¿Podéis perdonarnos? Vamos a cambiarnos de ropa —dijoacercándose a ella para coger su mano.

 —Querrás decir que se cambie ella, tú ya vas sin camisa… —bromeóJuno.

 —Esta mañana tropecé y vertí el café encima suyo, antes de subir ledije que se la quitara pronto para poder lavar la mancha… —Soul mintiópara excusarle.

 —Ya… —Las chicas rieron ante la excusa tan mala que había puesto.

Al entrar en el dormitorio Erik cerró la puerta y se acercó a ella, no leimportaba quien o quienes esperaban fuera, metió la mano bajo su pelo,con la otra la atrajo hacia él y la besó de nuevo.

La llevó contra la pared de la derecha, la sujetó por el trasero y rodeó

su cintura con las piernas de ella y metió las manos bajo su camiseta paraacariciar su piel.

 —No Erik, no… —pidió entre besos— espera a que se vayan. —No puedo esperar más, Soul. —Pues inténtalo, date una ducha fría… —rió abrazándolo con fuerza

 —La noche es muy larga, cuando se vayan… —Soul se apartó para poderlotener de frente mientras con sus piernas seguía rodeándolo— continuaremos cuando se vayan, ¿vale?

 —Te voy a dejar ir porque no quiero que sepan que… —bajó la

mirada de sus labios a su pecho, que respiraba agitado—pero prepárateporque luego no vas a poder huir… —amenazó con una sonrisa,abrazándola con fuerza.

 —¿Qué te hace pensar que querré huir? —respondió seductoramientras se apartaba de él.

Se cambiaron como Erik había dicho y salieron del dormitorio

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fingiendo que no pasaba nada pero Gertrud notó que algo pasaba, notó queesos dos estaban demasiado tensos y después de un par de horas decidiópresionar a los otros para marcharse, ni siquiera recogieron las cosas de lamesa.

Tan pronto como los “invitados” se marcharon corrieron a lahabitación con urgencia, Erik ni podía ni quería esperar más, ahora estabansolos y quería terminar lo que habían dejado a medias en la escalera deemergencia.

La noche pasó despacio, jugaron entre las sábanas hasta que el solempezó a entrar por la enorme ventana.

Ambos estaban abrazados, ella cubierta con la sábana y él rodeándolacon su pierna. La miraba buscando ahora algo que no le gustase, ella habíaresultado ser todo lo contrario de lo que pensó, había resultado ser todo loque le gustaba de una chica, había resultado ser su chica ideal, aunque loquisiera negar. Soul lo miraba sin terminar de entender qué era lo que legustaba de él, sin terminar de entender por qué quería tenerlo cercacontinuamente, sin entender por qué se ponía celosa pensando en que otrachica le hubiera tocado.

 —No creas que me gustas o que estoy enamorado de ti, solo ha sido

sexo, ¿me oyes? —no quería reconocer primero que le gustaba. —Lo sé, sé que solo he sido… tu juguetito de una noche —su propia

afirmación le dolió en el alma, se sintió profundamente herida pero fingió —ahora ya no hace falta que finjas interés, ya has tenido lo que querías…

 —No he fingido interés, eres mi prometida y me interesas, aunque noquiera casarme contigo o aunque no me gustes —él sabía que había algo, sile gustaba, al menos en cierto modo, no como para declararse enamoradoni como para casarse pero si le gustaba, o al menos empezaba a hacerlo…

 —Tu tampoco me gustas y como es obvio jamás querré casarme

contigo, pero he de reconocer que han sido unos días geniales —reconoció,algo que también hirió los sentimientos del moreno. —¿Geniales? ¿Bromeas? Han sido los mejores de nuestra…

“relación” —dijo frunciendo el ceño, a lo que ella asintió.Ahora venía lo difícil, intentar mantener las distancias, intentar que lo

ocurrido no volviera a repetirse, intentar que sus sentimientos no siguieran

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creciendo como lo estaban haciendo.

 

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Capítulo 13La llegada de Leander

Habían pasado tres días de su noche loca, había amanecido pero aúnestaban en la cama, mirándose sonrientes, cada uno en un extremo de lacama cuando de pronto el teléfono de Soul empezó a sonar.

 —¡Mamá! —exclamó sorprendida, su madre nunca le llamó tantemprano por la mañana, u menos aún desde que estaba con Erik.

 —Cariño… Leander llega hoy, llega a las 10 —dijo su madre— ¿porqué no vas a recibirle?

Sofía sabía que su hija no quería casarse con ese chico, Erik,empezaban a llevarse bien, hacía muchos días que no había vuelto aquejarse acerca de esa boda, pero quizás la llegada de su amor de toda lavida haría que Henry pensase sobre anular la boda y dejar a su hija serfeliz.

 —¿Leander? —preguntó sorprendida, de pronto sintió algo extraño,una confusión que no podía explicar, Leander fue el mejor novio de lahistoria, empezaron a salir con 14 años y lo dejaron cuando Lucius decidióvolver a Italia, entonces ambos tenían 19 años y Leander le prometióvolver por ella, pero ahora, ella, con 21 años tenía un prometido y…— losiento mamá, te llamo luego, ¿de acuerdo?

Erik la miraba desde la cama, sin saber por qué ese nombre y el modoen que lo había pronunciado le hicieron temer por el futuro que deseabacada vez más con ella.

Soul se dejó caer sobre la cama con una terrible confusión, ¿qué iba ahacer ahora?

 —Leander… ¿quién es Leander? —preguntó intentando parecerdesinteresado, sabiendo de sobras de quién se trataba.

 —Supongo que mi ex novio. —¿Supones? —ahora sí que estaba celoso, celoso y aterrado.

 —Supongo porque en verdad jamás lo dejamos, cuando él se marchóprometió volver por mi…

 —Y ha vuelto… —afirmó, a lo que ella asintió con expresiónsoñadora.

¿Y ahora qué iba a hacer? Ambos eran demasiado diferentes, amboseran dos polos opuestos, ella educada, fina y sutil y él grosero,

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independiente e irrespetuoso. Ahora estaba completamente convencido deque le gustaba, estaba convencido de que quería casarse con ella, noimportaba si tenía que enamorarse de ella después de casarse, no leimportaba, pero no quería perderla, había jugado mucho como para saberquién valía la pena y quien no…

Estaban desayunando cuando Soul se dio cuenta de cómo le mirabaErik, supuso que él nunca creyó que ella tuviera a alguien que la amase,supuso que ahora estaba retorciéndose de la envidia al ver que uno de losdos sí que era amado por otra persona que no solo quería jugar, pero sinsaber por qué también se sentía un poco mal pensando cómo debía ser notener a nadie a su lado.

En verdad él la miraba intentando convencerse de que era lo mejor,

que ella se fuera con su novio, si ella volvía con su Leander él podríavolver a casa, y podría volver a lo de antes, volver a…

Soul estaba tan emocionada que corrió a vestirse, de nuevo Erik lamiraba desde la cama mientras ella elegía que ponerse en el vestidor.

Sacó un pantalón vaquero, unas sandalias de cuña, una camiseta detirantes ancha y se vistió delante de Erik sin importarle que la vieradesnuda.

 —¿Estás feliz? —le preguntó intentando que sonase lo más natural

posible. —¡Claro! Hace 3 años que no le veo, con 19 años su padre se lo llevó

a Italia, llevábamos juntos desde los 14 años… —Es mucho tiempo… —Te dije que tenía a alguien… —ella misma se interrumpió— 

supongo que comeréfuera… —él no respondió, llevó la mirada hasta laventana y se mordió el labio inferior para no pedirle que no fuera.

Casi tan pronto como terminó de vestirse se acercó a él, besórápidamente su mejilla y corrió hacia la puerta, dejando a su prometido

completamente solo.

Llegó al aeropuerto totalmente nerviosa sin saber que el moreno lahabía seguido.

Algo dentro de él le empujaba a ver cómo era ese chico que habíasalido con su prometida, quería ver la reacción de ella al verle, quería

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comprobar si aún se querían…

De pronto de la puerta de llegada empezó a salir gente y de entre todaslas persona había una que sobresalía por encima de las demás, un chico de1,85 más o menos guapísimo que iba acompañado por una chica igual dehermosa que él. De pronto el muchacho se detuvo en seco y la chica corrióhacia Soul y la abrazó mientras lloraban.

 —¡Hermanita! —exclamaba la chica mientras el chico y Soul semiraban fijamente.

 —Estás… —le dijo él acercándose despacio—he muerto por vertedesde que me fui…

Erik los observaba desde la multitud, no quería que ella se enterase deque estaba ahí pero necesitaba saber qué hacían.

De pronto el muchacho se acercó a Soul y la abrazó de un modo quesin saber por qué hirió a Erik, ya no cabía duda él era Leander, ese chicoque había salido con su prometida, pero lo peor, aún estaba enamorado deella, por como la miraba, por como la había abrazado y la expresión de sucara al rodearla con sus largos brazos…

Sin querer ver más se marchó de allí, ya no podía seguircontemplando como la chica de la que se estaba enamorando estaba en losbrazos de su verdadero dueño.

En lugar de ir a casa llamó a Cole, no iba a decirle lo que había pasadocon Soul, no quería mencionarle un novio, ex—novio o lo que fueraLeander.

Pocos minutos después de ellos salió Lucius, el padre de Leander, éltambién se detuvo frente a Soul.

 —Vaya, estos tres años te han sentado muy bien, estás muy hermosa —se acercó y la abrazó— me alegro de verte, Soul.

 —Yo también me alegro de veros… —sonrió.

 —¿Comes con nosotros? —preguntó el hombre.De pronto Erik invadió la mente de la muchacha y sin saber muy bienpor qué rechazó la invitación con su ex—novio.

 —Hoy tenía una cita… —mintió mirando a Leander que estabamucho más guapo que antes de irse— podemos vernos mañana —sugirió— hoy debéis estar cansados del viaje…

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Tan pronto como se despidieron corrió a casa.Entró apresurada con una necesidad extraña por encontrarse con Erik,

pero éste no estaba, tampoco había nota alguna.

En vista de que no llegaba decidió llamar a Cole, por extraño quepareciera ella no tenía el número de su prometido, no se soportaban y noveía por qué tendría ella que tener su número.

 —¡Cole! —exclamó feliz por oírle— ¿Has visto a Erik? —preguntóimpaciente.

Erik sabía que era ella y le hizo un gesto a su amigo para que negaseque le hubiera visto.

 —No… —mintió— ¿ha pasado algo?

 —No… es solo que estoy sola en casa y no sabía dónde ha ido… — explicó— ¿puedes darme su número?

Cole miró a su amigo para preguntarle con la mirada si podía darle sunúmero y el moreno asintió.

Tan pronto como cortó la llamada con Cole llamó a su prometido. —¡Erik! —exclamó con cierta felicidad por oírlo. —¿Qué quieres Soul? ¿Te ha rechazado tu novio? —preguntó celoso

al imaginar que estaba con él, sin querer también Cole se enteró de lo que

pasaba. —¿Qué? ¡No!, solo he ido a recibirlo al aeropuerto… ¿quieres comer

conmigo? —preguntó. —No Soul, no quiero… —respondió, si la tenía de frente antes de que

se le pasara el disgusto seguramente terminaría discutiendoacaloradamente con ella y no quería discutir, menos aun cuando llevabantan pocos días llevándose realmente bien.

Antes de que a ella le diera tiempo de decir algo al respecto Erik cortóla llamada y apagó el teléfono para evitar que siguiera insistiendo.

Pasaron muchas horas hasta que Erik se decidiera a ir a casa, aún sesentía extraño por la llegada de ese tipo, Leander. Aún tenía grabada en lasretinas la imagen de su expresión al abrazarla. Debía ser más joven que él,quizás de la edad de Soul.

Al entrar en el parking aún estuvo un rato en el coche, pensaba como

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enfrentarla si empezaba a hablar de ese chico.

Cuando entró en casa Soul dormía apoyada en el respaldo del sofá,con la cabeza apoyada sobre su propio brazo. Se sentó a su lado y la miróunos minutos antes de irse a la habitación.

Estaba en la cama sintiendo el enorme vacío a su lado y no pudoevitar la necesidad de ir por ella al sofá.

Se acercó a su prometida y tras apagar todas las luces, en medio de laoscuridad metió una mano bajo sus piernas y la otra la atrajo hacia él. Soulestiró un brazo y rodeó su cuello sin saber qué hacía.

 —Erik yo… —balbuceó en sueños, algo que aceleróel corazón delmoreno… ¿estaba soñando con él?

Se acercó a la cama pero en lugar de dejarla en el lado derecho que era

donde ella dormía lo hizo a su lado para que durmiera con él, después dedejarla apagó la luz y se estiró a su lado, trayéndola contra sí, necesitabaaprovechar, tenerla ahí tanto tiempo como fuera que iban a estar juntos,sabía que si Leander lo intentaba se quedaría con ella y, aunque ella legustase como lo hacía ella ya le había dejado claro que no le gustaba y queno se casaría con él.

Por la mañana Soul despertó sola en la cama, estaba en el lado de suprometido pero él no estaba. Por un momento creyó que lo extrañaba y que

inconscientemente había ido a su lado de la cama, pero tenía la agradablesensación de haber sido abrazada. Supuso que debía estar ocupado y quepor eso se marchó temprano así que decidió no llamarle para nomolestarle.

Ese día, a pesar de la tristeza por no haber podido ver a su prometidoestaba bastante feliz, ese día tenía una cita con los Thompson, Lucius,Nayla y por supuesto Leander.

A pesar de ser importantes en su vida y de no haberlos visto en mucho

tiempo se vistió normal, nada de ropa elegante, un vaquero ajustado, unacamiseta, unos zapatos de tacón, se peinó con una coleta alta y fue a sucita.

Aunque hiciera tres años que no hablaban seguía habiendo esaconfianza entre ellos, Nayla seguía llamándola hermanita, Lucius la trataba

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como a una más en casa pero Leander… él tenía que contener esos tresaños en los que la había necesitado tanto como el aire, tenía que contenersede besarla como si fuera a terminarse el mundo, de abrazarla como si lavida le fuera en ello, y tenía que contenerse sobre todo porque no sabía silos sentimientos de Soul seguían siendo los mismos que eran.

Entraron en el restaurante dónde las amigas de Soul se enteraron delbeso con Erik, Soul miró detenidamente todas las mesas en busca de suprometido pero por suerte para ella no había ni rastro de Erik, en esemomento no sabría cómo lidiar con ello.

Reían naturalmente, se contaban sus aventuras pero Soul ocultabacontinuamente la existencia de su prometido, no quería herir a Leander conalgo que no iba a darse, ella no iba a casarse con Erik así que mencionar su

compromiso estaba de más.Iban por el segundo plato cuando entró Cole, Justo en el momento en

el que se encontraron las miradas de los dos Soul como por acto reflejo sepuso en pie empujando con las piernas la silla en la que estaba sentada.

 —Soul… —murmuró al verla acompañada por aquella gente, casi porinstinto supo a qué novio se refería Erik.

 —¡Cole! —exclamó por sorpresa, si se enteraba Cole también lo haríaErik y ella tampoco quería que Erik supiera de su reunión con Leander y sufamilia.

 —Buenas tardes —sonrió Cole de manera cortés acercándose a suamiga.

 —No le digas a Erik —susurró al oído mientras le daba dos besoscomo saludo.

Ambos se miraron a los ojos fijamente antes de que él decidiera ir asu mesa.

Lucius creyó que se trataba del novio de Soul y le invitó a sentarse enla mesa con ellos a pesar de saber de sobras cómo se sentía su hijo conrespecto a Soul.

En el transcurso de la comida quedó más que claro que ellos no eranpareja, algo con lo que Leander quedó bastante satisfecho.

Cuando Soul llegó a casa empezó a sentirse mal con respecto a ocultara su prometido que había comido con la familia de su ex y con Cole,

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alguien con quien Erik no quería que se viera. Al llegar Erik ya era entradala noche y no quiso contárselo por miedo a discutir de modo que lomantuvo en silencio.

Ocultarle algo así le hacía sentir mal, era como estar engañándole conotro se giró un par de veces para hablar con él pero al llamarle él norespondía. Sin querer las lágrimas empezaron a mojar la almohada, teníademasiados remordimientos, ella no era así, ella nunca había mentido enalgo así…

Por la mañana Erik se levantó primero pero ella no tardó en seguirle. —¿No me vas a preguntar qué hice ayer? —preguntó. —Sé lo que hiciste Soul… —respondió sin mirarla. —Te lo ha contado Cole, ¿no es así? Ha sido él quien te ha dicho que

comimos juntos con Leander y su familia, ¿no es así? —sin querer lo dejóir todo de una vez.

 —¿Cómo? —preguntó él en un medio grito, frunciendo el ceño, yaempezaban otra vez los malditos celos—no ha sido Cole…pero ya veo loleal que es… —dijo irritado—espero que lo pasarais bien…

Por culpa de sus irrefrenables ganas de confesarse había metido aCole por medio.

Erik no quería verla, se sentía demasiado irritado, demasiado celoso,demasiado dolido por lo que empezaba a sentir de modo que se marchó,

ese día no iba a comer con ella, ese día no quería tener que cruzar palabracon ella y la mejor manera era salir.

 

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Capítulo 14Primera noche sin ti

De nuevo empezaba la misma tónica entre ellos no mediabanpalabras, ni siquiera se miraban, ella no le hablaba por miedo a losreproches, Erik no le hablaba por que se sentía traicionado, traicionado porel regreso de Leander, traicionado por esos sentimientos que le empujabancada vez con más fuerza hacia ella, esos sentimientos que él creía nocorrespondidos.

Después de un desayuno en completo silencio Erik se marchaba sindecir una palabra y no volvía hasta la noche, Soul no sabía dónde o conquién pasaba los días y tampoco podía llamarle para pedirle explicaciones,no era ético dado a que ella se había reunido un par de ocasiones con losThompson a sus espaldas.

Sus días podrían resumirse en una sola frase, desayunaba y sinatreverse a mirarla por miedo a flaquear ante sus propios deseos, salía delapartamento deseando que ella le detuviera pero no lo hacía. Bajaba alaparcamiento, permanecía en el coche hasta que el aburrimientoamenazaba con consumirle y luego conducía hasta la mansión de lospadres, dónde pasaba el día encerrado en su antiguo cuarto, casi no comía

al medio día, casi no cenaba por la noche y cuando el agotamiento hacíaacto de presencia volvía a casa, con ella, sin decir una palabra se acostaba asu lado deseando poder abrazarla hasta el amanecer.

Aquel día algo cambiaría en ambos, algo haría que pensasen en elpunto en el que estaba su relación y si ese era el punto donde debíandejarlo todo o intentar continuar por encima de todo lo demás.

Por la mañana se levantaron y desayunaron, él se fue primero y ella lo

hizo después, Erik fue a casa de sus padres y Soul con Leander.

 —He extrañado tanto estar contigo… —dijo Leander acariciando sumejilla.

 —Yo también te extrañé, necesité tanto un abrazo, necesité tanto detus besos… —respondió ella.

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 —Pero ya no me extrañarás más… a partir de ahora no volveré aalejarme de ti, a partir de ahora podremos estar juntos para siempre, comotanto nos prometimos —la rodeó con sus brazos.

Soul se sentía terriblemente confundida, había amado a Leander todasu vida, se separaron forzosamente pero aun así le había seguidoqueriendo, ahora, aunque su corazón quería estar con su gran amor sumente, sus deseos más ocultos querían estar con el otro, con ese otro que lehacía enfadar, con ese otro que le hacía sufrir, con ese otro que la hacíafeliz solo con estar ahí, a su lado por las noches.

 —¿Quieres ir a algún sitio? —preguntó ella intentando cambiar detema.

 —Quiero ir a tu apartamento, sé que ya no vives con tus padres…estaría bien ver dónde vives —sonrió.

Soul estaba un tanto confundida, no sabía si llevarle allí o no, Erik nopasaba los días en casa y supuso que ese día no sería diferente así queaccedió.

Subieron al coche de Leander y éste condujo por donde ella le guiaba.

En el aparcamiento no estaba el coche del moreno y aunque en partese alegró por que no tuviera que ver a Leander por otra parte se entristeciópor no verlo.

Al entrar en el apartamento el muchacho alababa todo a su alrededor,la puerta de la entrada, el bonito perchero dónde Soul dejó el bolso, elenorme salón…

Del dormitorio solo le mostró la puerta con la excusa de tener tododesordenado, ni quería que viese las cosas de Erik ni quería que entrase ensu habitación, en esa habitación en la que solo entraban ellos dos.

 —Y esta es la cocina —concluyó.En ese momento entró Erik, aquel día no quería que ella se encontrase

con su novio, aquel día la quería sólo para él, quería que pasaran el día

untos pero la encontró en la cocina en compañía de ese ladrón que venía arobársela, ella le había servido un vaso de zumo y mientras él lo bebía ellalo miraba con una sonrisa.

 —¿Tenemos invitados? —preguntó sorprendiéndola. —¡Oh Erik!… —exclamó feliz pero fingiendo que no le importaba

que estuviera ahí—Te presento a Leander… —dijo con una sonrisa, a lo

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que él no respondió. —¿Y él es…? —preguntó Leander analizando al moreno y analizando

el modo en que la miraba. —Es…él no es nadie, solo es alguien que le gusta a mis padres —dijo

mirándolo con una sonrisa, devolviéndole aquella frase que dijo él enaquella ocasión, no tenía intención de ofenderle, de hacerle sentir mal, sóloquería jugar con él, provocar en él una sonrisa cuando recordase lo quevino después de aquel día, después de aquella frase.

Erik se puso furioso con aquella afirmación, ahora sabía lo que debíahaber sentido ella cuando él dijo aquello a Kalisha, con la única diferenciade que a él le gustaba ella y aquel día estaba seguro de que ella no sentíanada por él y solo era orgullo.

Sin saber muy bien cómo actuar con aquella pareja en la cocina nopudo más que marcharse con el orgullo herido, con el corazón roto y conlos nervios destrozados.

 —¿Alguien que le gusta a tus padres? —preguntó Leander entredientes, no entendía como alguien que le gustaba a sus padres podía entrary salir de su casa como si viviera allí.

 —En verdad es mi prometido —explicó ella—sus padres y los míostienen pendiente una fusión y quieren asegurarse de que todo irá bien connuestro matrimonio pero como es obvio yo no…no… no quiero casarme

con él —dudó antes de decirle esa afirmación— sólo lo conozco hace pocomás de dos meses.

 —Pero… no importa —se moría por preguntarle si le gustaba y deverdad dudó si preguntárselo o no, pero él no era de los que se guardabannada— te gusta ese tipo, ¿no?

 —¿Gustarme? ¡No! ¡Ni loca! —exclamó ella de inmediatomintiéndole para no herir sus sentimientos— Pero a menos que nuestrospadres o Erik cancelen la boda no podré librarme —dijo fingiendo fastidio.

Leander entendió de inmediato su expresión, podían haber pasado 3

años como 30, aún sabía leer en sus expresiones cuando algo le gustaba,cuando algo le hacía sentir mal, cuando mentía por no aceptar lo quesentía, y esta vez no iba a ser menos, aunque fingió, y lo hizo muy bien…pudo leer en su cara la verdad.

Por la reacción del prometido de Soul supo que estaba enamorado deella pero estaba dispuesto a pelear, antes de que él llegase Soul siempre fue

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suya, sus ojos solo podían verlo a él e iba a asegurarse de que seguiríasiendo así.

Cuando llegó la hora de comer Leander tuvo que marcharse, tenía unacita con su padre y su hermana.

 —¿Quieres venir con nosotros? ¿Vas a comer sola? —preguntódeseoso de llevarla con él.

 —No Lei, esperaré a mi prometido —respondió sincera—deberíacomer con él… —sonrió.

 —Está bien… pero el próximo día no te dejaré ir, y menos por él… —¡Gracias! Di a tu padre que aún recuerdo su promesa de cocinarme

tortitas para comer y cenar. —Pero eso fue…

 —Con 5 años… pero aun lo recuerdo —rió— ¡el próximo día obligaréa Lucius Thompson a cocinarme tortitas para comer!

 —Se lo diré —rió— me voy —dijo besando su mejilla.

Erik estaba en el coche debatiéndose entre subir y echar a Leander desu casa o si marcharse de allí y no volver pero poco después apareció aquelchico, se subió en un coche rojo y desapareció, iba solo así que dedujo quesu prometida estaba sola en casa.

 —¡Erik! —exclamó recibiéndole con una sonrisa pero él no respondió

 — ¿pasa algo? —preguntó —Pasa, claro que pasa, pasa que no quiero que traigas a otros hombres

a casa —gritó completamente fuera de si —Resulta que esta no es tu casa Erik, resulta que te mudaste conmigo

a MI apartamento, por la fuerza, y creo que puedo traer a MI casa a quienyo quiera… —resolvió molesta.

 —Supongo entonces que no soy bienvenido en TU casa… — respondió.

Aquello dejó sin palabras a la muchacha, su intención no era insinuar

eso, nuevamente Erik estaba malinterpretando la situación.Después de esa discusión decidió marcharse, no quería quedarse allí yseguir haciéndose daño.

Cuando llegó la noche Soul se sentó en el sofá y esperó a que élllegase, necesitaba aclararle los malos entendidos que habían tenido,

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necesitaba decirle que lo que le había dicho a Leander había sido unabroma, necesitaba decirle que él pertenecía a esa casa, que él no era uninvitado más sino su prometido, necesitaba decirle que no quería quefaltase tantas horas, que necesitaba verle allí, pero las horas pasaban y Erikno llegaba.

La noche siguió avanzando sin que ella supiera nada, esa estabasiendo la primera noche sin él.

Después de esa discusión Erik subió a su coche y condujo sin rumbo,huyendo como un loco de lo que sentía cerca de esa chica. Subió a suapartamento, a ese apartamento por el que tantas chicas habían pasado peropor el que ninguna sola había dejado un recuerdo especial.

 —¿Será este mi castigo por haber jugado con tantas chicas? —se

preguntó mientras se sentaba en el borde de su cama, miró hacia atráscontemplando el lado vacío de ésta, un lado que quizás nunca rellenaríaalguien a quien amase de verdad—Soul… —susurró dejándose caer deespaldas sobre el colchón. Cubrió sus ojos con su brazo derecho mientrasintentaba olvidar esa maldita pelea.

Las horas avanzaron una tras otra y la necesidad por verla ibahaciéndose aún más presente en él. Marcó su número continuamente sinatreverse a llamarla, ¿Cómo iba a disculparse? Como iba a decirle que…

De pronto su número apareció en la pantalla, eran más de las 3 y Soul

estaba despierta, ¿acaso ella también le extrañaba? ¿Acaso ella tambiénquería verle?

Estaba sumido en sus pensamientos cuando el móvil dejó de sonar, unpar de minutos después sonó un mensaje que le avisaba de un mensaje devoz en el contestador.

 —Erik es tarde, ¿no vas a venir a dormir? Llevo horas esperándote…siento lo que ha pasado el día de hoy siento todo lo que te he dicho… — cada pocas palabras hacía una pausa, como si no supiera cómo continuar,qué decirle— Son más de las tres… si me haces dormir en el sofápor

esperarte toda la noche no vuelvas… —pretendía que sonase animado,como la broma que era pero sonó más a reproche.Ése fue el primero de muchos mensajes, ella pasó la noche llamándole

continuamente y él pasó la noche comprobando una y otra vez elcontestador, le encantaba comprobar como ella pensaba en él hasta elextremo de llamarle cada media hora hasta el amanecer.

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Capítulo 15Buscando a Erik

Erik y Soul llevaban días sin verse, después de la escena de la pelea enla que se sintió terriblemente humillado Erik no tenía ganas de enfrentarlade nuevo, de modo que se marchó para recapacitar, necesitaba poner enorden sus prioridades, sus necesidades, sus deseos.

Esos días en los que no se vieron habrían sido felices al principio,cuando a duras penas soportaban verse, dejar de ver a su odioso prometidode pronto hubiera sido un sueño… pero ahora resultaba extraño, no dejabade pensar en él, no podía siquiera encontrarse con Leander para evitarhablar solo de Erik.

El aburrimiento parecía querer apoderarse de ella continuamente asíque a veces hablaba con las chicas. Ese día no tenía ganas de hablar conellas, y además debía una explicación a Cole por lo ocurrido en elrestaurante días atrás.

 —¡Cole! —sonrió al entrar en la cafetería dónde siempre quedaba conlas chicas.

 —¿Y Erik? —Preguntó sin saber lo ocurrido. —Pensaba que habría ido contigo… hace días que se fue… —era

extraño que no hubiera avisado a su amigo. —Supongo que estará en casa de sus padres… hasta donde sé estaba

incómodo con la llegada de tu novio. —Leander no es mi novio… —respondió de inmediato—cuando

teníamos 19 años él se fue a Italia y no volvimos a saber uno del otro hastaque volvió… —explicó.

Se sentía un poco violenta cuando mencionaban que Leander era sunovio, a pesar de quererlo como le quería ninguno de los dos habíamencionado nada acerca de su relación.

Pasaron horas hablando, estaban a punto de comer cuando el teléfonode Soul empezó a sonar.

 —¿Señor Brown? —preguntó extrañada por la llamada— ¿ha pasadoalgo? —sin querer sus propios pensamientos la asustaron.

 —Ah hola Soul, no, no ha pasado nada, no te preocupes —sonrió— ¿Has visto a mi hijo? Hace días que no lo localizo… —preguntó el padre

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de Erik con tono preocupado. —No… yo creí que estaría en vuestra casa… —respondió preocupada.

Sin decir una sola palabra más soltó el teléfono sobre la mesa eignorando por completo la presencia de Cole corrió en busca de su coche,si Erik estaba desaparecido debía buscarlo, debía buscarlo dondequiera queestuviera.

No sabía dónde ir, el primer sitio donde se le ocurrió fue suapartamento, ese apartamento donde vivían juntos desde hacía dos mesespero allí no había ido, probablemente no había vuelto desde el día queLeander fue a su casa, fue a casa de sus padres, quienes no sabían nadaacerca de la supuesta desaparición de Erik, sin saber muy bien donde másir fue al apartamento que tenía su prometido, donde vivía antes de mudarse

con ella pero allí tampoco estaba. De pronto se le ocurrió un sitio donde ir.

Condujo toda la tarde y llegada la madrugada llegó al emplazamientodel circo, sabía que estaría allí. Algo dentro de ella le decía que él estaríaallí, si no quería que le encontrasen ese era el sitio que todos salvo elladesconocían.

Bajó del coche y caminó por el suelo de arena llenándose sin quererlos zapatos de piedrecillas que le hacían pararse continuamente. Pasó lazona de aparcamientos, y llegó a la zona de las caravanas, deseaba llegar a

la carpa para encontrarse con él.De nuevo una piedrecilla le hizo detenerse para sacarla de su zapato.

Entre las caravanas se escuchaba una voz que le resultaba familiar, una vozque había escuchado alguna vez en alguna parte y curiosa como nunca sedetuvo a escuchar

 —Erik, te quiero —decía aquella voz, algo que hizo que Soul secubriera la boca completamente impactada.

 —Mulana eres muy, muy hermosa… podrías tener a cualquier tipo,¿por qué yo? —respondió él.

Soul no quiso escuchar más, acababa de encontrar a su prometido,acababa de encontrar a su prometido con esa trapecista con la que habíatenido más de una aventura. Corrió hasta el coche y ahogó su llanto para nollorar por él, Erik acababa de romperle el corazón sin saberlo.

No sabía que hacer, no sabía si arrancar el coche y huir o si buscarlepara decirle que sus padres le buscaban y luego marcharse. Sus

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sentimientos empezaban a ser dolorosamente fuertes, Erik seguíamostrándole esa actitud extraña, llevaba días sin ir a casa y escuchar comole decía a otra chica que era hermosa le hizo temer lo peor, que terminaseretozando con ella en cualquiera de esas caravanas…

Había amanecido y no quería enfrentarlo de modo que decidiómarcharse, si había huido era porque no quería que le encontrasen así queella iba a fingir no saber dónde estaba y seguiría su vida adelante.

Después de ver a Soul con su novio en la cocina de su apartamentosupo que él estaba de más y, el modo en el que le presentó fue la pruebaclara de que no lo quería en su vida, ni siquiera planeaba recoger sus cosas,

salió del apartamento sin intención alguna de volver, pasó esa noche en suapartamento y la mañana siguiente se fue con su circo que, por suerte, aúniba a estar en esa ciudad una semana y media más.

Mulana había estado unos días tranquila, contorneándose delante de élintentando provocarle como logró hacerlo varias ocasiones tiempo atrás,pero tan pronto como Erik dijo que volvía cuando el circo cambiase deciudad Mulana comenzó a presionar, a hacerse notar cada vez más.

Una de las mañanas, después de una agotadora función y cada vez más

cerca del regreso del moreno la trapecista le mandó llamar a su caravana,necesitaba hablar con él sobre algo importante así que él no lo pensó, paraél era trabajo y no dudó lo contrario, al llegar la rubia le arrinconó contrasu caravana para confesar todo lo que pensaba, para confesar que le quería,pero Erik no estaba dispuesto a entrar en su juego de modo que después derechazarla se dirigió a su coche.

Cuando llegó al aparcamiento para dormir en su coche se dio cuentade que al lado del suyo estaba el coche de su prometida, justo en el

momento en el que ella arrancó el motor, llamó a la ventanilla y ella abriómirándolo de manera acusadora.La opción de seguir su vida adelante le pareció la mejor opción, de

modo que arrancó el coche para marcharse de allí entes de ser vista peroalguien llamó a la ventanilla, al mirar ahí estaba él, Erik, su prometido, esechico que sacaba lo peor y lo mejor de ella, paró el motor y salió del coche

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para tenerlo de frente. —Te has marchado y tu padre no te localizaba… —reprochó. —Le llamé ayer por la tarde… —explicó sintiéndose feliz al verla. —Si estás bien entonces me voy, me he marchado tan deprisa por tu

culpa que no he avisado a Leander —dijo intentando molestarle por lo quehabía oído con Mulana tras la caravana.

Ni siquiera sentía lo que decía, en ese momento Leander ni siquieraformaba parte de sus pensamientos, en ese momento, cuando Gerald le dijoque Erik no estaba lo único en lo que podía pensar era en encontrarlo sanoy salvo.

 —¿Dormirás aquí? —preguntó el moreno. —¿Aquí? ¿Bromeas? No Erik, me voy a casa, no respondías las

llamadas de tus padres y solo quería comprobar que estás bien, pero veo

que estás divinamente así que me voy.Cuando Soul se dio la vuelta Erik la abrazó por la espalda, apoyando

la barbilla en su hombro. —No te vayas, quédate conmigo… —su petición sonaba casi a ruego.

No esperaba esa reacción de él, ¿que no se fuera? ¿Que se quedara conél? ¿Que la abrazase de ese modo delante de cualquiera que estuvieramirando? ¿Acaso él sentía igual que ella?

De pronto él la giró y tiró de ella hasta su coche, abrió la puerta y laobligó a entrar en el asiento trasero, donde se metió después de ella.

 —¿Qué pretendes? —preguntó la morena fingiendo estar molesta. —No pretendo nada amorcito, tengo que dormir un poco y quiero que

estés conmigo —explicó con toda sinceridad— te he extrañado muchoestos días —esa última parte hizo que Soul tuviera que coger aire, unremolino de sensaciones hicieron que se marease por momentos.

 —¿Que me has…? —preguntó tímida. —Llevamos más de dos meses juntos, cariño, es normal, ¿no?

Esa última parte la devolvió al suelo, ¿solo la extrañaba por eso? ¿Porhaber estado más de dos meses viviendo juntos? Ahora se sentía ridícula

por haber pensado que él pudiera sentir igual que ella, sin responder unasola palabra se deslizó por el asiento y abrió la puerta contraria. —¿Dónde vas? —preguntó Erik tirando de ella con tanta fuerza que la

sentó sobre su regazo, algo que la hizo ruborizar— ahora si que estásatrapada —rió abrazándose a ella y apoyando la cabeza en su pecho.

 —Me iré cuando te despiertes, ahora déjame bajar… —dijo ella

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bajando de sus piernas y sentándose en el asiento, a su lado. —Es un poco estrecho pero déjame ponerme así —pidió apoyando la

cabeza sobre su regazo.De manera inconsciente Soul acariciaba su pelo cariñosamente, algo

que a él le encantaba.

Poco a poco ella también se durmió, con una mano en su pelo y la otraen su pecho.

Era más de medio día cuando los rayos del sol alcanzarondirectamente la cara del moreno haciendo que arrugase los parpados paraprotegerse de la luz, al girarse encontró a su prometida ahí, en el mismositio dónde le había dejado, no se había ido y eso le hizo inmensamente

feliz, feliz como no había logrado serlo en esos días en los que todo lerecordaba que ella tenía a otro en su corazón y quizás también en su cama,pero ahora, en ese preciso instante estaba ahí, con él.

Se sentó despacio para no despertarla y tiró de ella con cuidado paraapoyarla del mismo modo que había estado él.

Mientras la miraba iba acariciando su pelo, enredando sus dedos en él,viendo sus labios debía contenerse por besarla como deseaba hacer desdela última vez que lo hicieron.

 —¿Me he dormido? —preguntó incorporándose súbitamente.

 —Me empujaste a un lado y te acomodaste en el asiento… —bromeóél con un gracioso puchero.

 —Lo siento… —se disculpó— debería volver a casa… nadie sabedónde estoy ni siquiera que me marché…

 —No te vayas Soul… quédate conmigo, quédate solo unos días luegovolveremos y podemos hacer lo que decidas que hagamos, si quieresincluso puedo irme de tu casa, puedo hablar con tus padres y anular el…

 —¡Cállate Erik!, no digas tonterías… —interrumpió—no he dichoque te quiera fuera de mi casa…ni al principio, cuando me invadiste… ni

siquiera entonces insinuéque te fueras… ¡no quiero que te vayas! — confesó—pero no me puedo quedar… no quiero dormir así, en el coche, ymenos aún estar sin ducharme… —se excusó… no quería estar tan cercade él por miedo a que su corazón confundiera gustar con enamorarse.

 —Amorcito hay hoteles…podemos quedarnos en uno… —pidió conesa sonrisa que le resultaba tan terriblemente seductora.

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 —Está bien… —aceptó— pero dormiremos en habitacionesseparadas.

 —¿Qué? No, entonces yo prefiero quedarme en el coche —rió, nopodía negar lo feliz que se sentía.

Era extraño pero el hecho de estar lejos de todo les hacía sentirseseguro el uno con el otro, aunque seguían sin querer reconocer que segustaban. Haber vuelto a dormir juntos les hizo sentir bien y de buenhumor olvidando que días atrás habían tenido sus diferencias.

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Capítulo 16Un beso sincero

Llevaba unas horas allí pero no fue capaz de separarse ni un momentode su prometido, cuando él se distraía ella se apartaba para moverse por sucuenta aunque solo fuera un rato pero en cuanto él detectaba que ella noestaba allí la buscaba, importándole poco ponerse a gritar frente a todospara llamar su atención.

Erik fue por todo el circo presentándole a todo el mundo, a lostrapecistas, a los malabaristas, a los contorsionistas, a los…

Cuando llegó la hora de la cena la gente del circo les invitó a su mesa,una mesa enorme que improvisaban en la zona de las caravanas, llenabantodo de platos, vasos y de más y cenaban al aire libre. Soul rechazó lainvitación, acababa de conocerles y, a pesar de la invitación rechazó comercon ellos. Parecía una gran familia y se moría por sentarse con ellos peroesa noche decidió cenar en la cafetería desde la que vio la primera vezaquel circo.

En un momento en el que Erik se distrajo hablando con uno de loshombres ella se marchó en busca de su cena, no quería que el hecho de quehubiera rechazado aquella invitación fuera un impedimento para él.

 —¿Te ibas sin mí? —le susurró al oído cuando le dio alcance. —¡Erik! Me has asustado… —sonrió al verle—cena con ellos… yo lo

haré en la cafetería… —¿Tu sola? Ni hablar, donde vayas quiero estar contigo… no porque

me gustes ni nada de eso sino porque ahora eres mi rehén y no vas a poderescapar… —disimuló.

Sentados en la cafetería Soul miraba a las carpas, esa noche no habíafunción, desgraciadamente para ella, era la segunda vez que iba donde ese

circo y a su vez era la segunda vez que no podía ver una función, por cortaque fuera.

El sol ya se había ido del todo y las carpas se encendieron, dándole unaspecto aún más emocionante, casi no podía creer que le gustase tanto.

Iban en silencio, uno al lado del otro de vuelta a la zona de las

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caravanas, donde estaba todo el personal cuando al moreno se le ocurrióalgo, se desvió y sujetándola por la cintura la llevó hasta la carpa principal.

 —¿Quieres probar el trapecio? —le preguntó deteniéndose. —¿El trapecio? Podría caerme —respondió ella muerta de ganas por

subir. —Han, afianza la red, vamos a subir… —pidió al joven que había por

allí.El hermano de Mulana estaba allí, recogiendo unos aros de las chicas

que practicaban malabares. —Si señor —sonrió el muchacho, tiró de la cuerda de la red para

tensarla y se quedó ahí, mirándolos.Se suponía que iban a casarse pero actuaban de manera vergonzosa,

como una pareja de adolescentes que no se atreven a dar un paso más

aunque ambos lo desean

Erik se sentó en la barra y la sentó encima de él. —Está la red, pero sujétate, sujétate fuerte —colocó las manos de ella

en su cintura y cuando la supo bien segura procedió— ¿Preparada? —ellaasintió nerviosa.

Erik empujó con los pies y el trapecio avanzó como un enormecolumpio con la pareja sobre él, al retroceder Soul soltó un gritito deemoción y se ajustó más contra el cuerpo de su prometido, el moreno tomó

impulso y avanzaron de nuevo, provocando que ella riera por las cosquillasque la adrenalina provocaba en su estómago, al retroceder no lo pensó yaflojó el abrazo sintiendo la emoción, la sensación de estar volando. Depronto, sin saber cómo estaba cayendo hacia el vacío mientras oía a Erikgritar su nombre a cámara lenta.

Un par de segundos después el moreno aterrizó en la red, junto a ella. —¿Estás bien? — preguntó preocupado mirándola en todos lados para

comprobar que estuviera bien. —¿Estoy bien? —preguntó ella mirándolo confundida.

 —Has caído en la red, ¿te has hecho daño? —No… me he asustado pero no me duele nada.Erik la abrazó con fuerza para calmar el susto que ambos se habían

llevado.

Una vez en el suelo Soul quería volver a subir, algo que su prometido

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le negó en el acto. —Vamos a dormir, mañana, si se me ha pasado el susto volvemos a

intentarlo —le dijo tirando de su brazo.Soul estaba como loca, esa era la primera vez que había tocado algo

de un circo, esa era la primera vez en su vida que hacía algo “peligroso”.

Al llegar al hotel, un lujoso e importante hotel de la costa lesofrecieron una suite en el ático, un bonito apartamento con doshabitaciones pero a pesar de que ella le dijo que dormirían en habitacionesseparadas en el último momento pidió una suite con una enorme cama parados.

Las vistas eran impresionantes, podía verse toda la cúpula de estrellas

que conformaban el cielo nocturno, al fondo, en el horizonte podíandivisarse, las pequeñas lucecillas de los barcos que se acercaban a puerto.

 —Bonitas vistas —dijo el moreno colocándose en pie al lado de ella,frente a la pared de cristal.

 —Son increíbles… pero te odio —dijo mirándole a lo que él fruncióel ceño— si, te odio porque las cosas más bonitas que veo últimamentesiempre son en tu compañía.

 —¿Y eso es malo? —preguntó curioso. —Es malo Erik, se supone que te odio, se supone que no soporto estar

cerca de ti pero al final termino disfrutando más que nunca… —explicósincera.

Erik no respondió, sonrió sutilmente y devolvió la mirada alhorizonte, saboreando detenidamente lo que Soul acababa de decirle.

Como cabía esperar la cama era increíblemente cómoda además degrande, Erik se sentó en el borde del colchón y miró a su prometidaesperando a que ella le mirase para poder invitarla a dormir a su lado peroen vista de que ella estaba absorta pensando en Dios sabe qué terminó

yendo a por ella, la rodeó por la cintura como en la mañana, apoyando labarbilla en su hombro, de no fingir odiarse podrían haber pasado por lapareja más enamorada del mundo ahí, abrazados frente a la ventana, a laluz de la luna con el mar y las estrellas de fondo…

Poco a poco Erik tiró de ella hasta tocar el colchón con las piernas. —Ayer condujo toda la noche, señorita Bedford, ahora se merece un

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buen y reparador descanso —dijo volteándola en el círculo de sus brazospara tenerla de frente.

 —¿Sabe señor Brown que suena a proposición indecente? —bromeó. —En otro momento quizás no hubiera dudado en la propuesta que

menciona señorita, pero hoy merece descansar —aclaró— te he extrañadode verdad.

 —Yo a ti no… —mintió— es más, estoy furiosa contigo —rió a pesarde estar diciéndolo en serio—al menos debiste hacerme una llamada… heestado 4 días sin saber de ti.

 —Si te hubiera llamado no me habrías dejado la docena de mensajesque me dejaste… —rió.

La liberó para buscar su teléfono en el bolsillo trasero de su pantalóny empezó a buscar los mensajes.

 —¿Sabes cuantas veces los he oído? ¡He llegado a memorizarlos! —No te creo… creo que ni siquiera debes conservarlos. —No te lo voy a enseñar, hoy debes dormir, pero mañana… mañana

te los recitaré uno a uno. —Me los recitarás todos… —amenazó con el dedo en su pecho—Voy

a ducharme… ¡¿no vayas a mirar eh?! —bromeó. —No me tientes…

Mientras ella se duchaba Erik hacía fotos con su móvil a las vistas deaquella habitación, después de la de Ibiza podría haber sido su mejor

habitación de hotel. Además esas fotos siempre le recordarían al día en quesu prometida condujo cientos de kilómetros para buscarle.

Cuando Soul se despertó estaba sola en la habitación, el lado quedebía ocupar Erik durante la noche estaba vacío, algo que por un momentole hizo sentirse celosa, Mulana estaba relativamente cerca, a quizás un parde kilómetros del hotel, ella le había confesado la mañana anterior que lequería y quizás no había podido resistirse a sus encantos, se cubrió con lasábana y presionó el botón del mando de la mesilla para que la cortina se

abriese y dejase entrar toda la luz del día.

Buscó a Erik en el baño deseando que sus miedos no se estuvierancumpliendo pero el moreno no estaba, ni en el baño ni en la habitación. Depronto sonó su móvil, se había marchado sin él, dejándolo conscientementepara ella en la habitación.

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Por un momento pensó en si cogerlo o no, había varios motivos porlos que no debía ni acercarse pero algo en su interior le dijo que podía serimportante.

 —Teléfono de Erik Brown, ¿dígame? —Pareces mi secretaria, amorcito —rió— ¿no te han enseñado que no

se tocan las cosas ajenas? —bromeó. —¿Erik? ¿Dónde estás? ¿Por qué llamas a tu móvil? —Te llamo a ti…supongo que te has dado cuenta de que no tienes

ropa… —después de esa afirmación Soul buscó su ropa pero no laencontró.

 —¿Qué has hecho con ella? —que la hubiera dejado sin ropa era lopeor que le podía hacer.

 —Necesito tus tallas.

 —¿Mis tallas? —preguntó extrañada— ¿para qué quieres saber mistallas Erik?

 —Tu dímelas… —insistió.Después de terminar la llamada Soul se sentó en la cama pensando

qué hacer, sin ropa y seguramente sin coche, porque al hotel habían ido conel de Erik.

Pasó más de una hora, Soul no había podido salir ni a desayunar porculpa de no tener la ropa que Erik le había robado, tampoco había podido

llamarle porque su teléfono estaba en la habitación, lo único que podíahacer era mirar el mar desde el enorme ventanal.

Cuando Erik entró en la habitación ella seguía ahí, en pie, frente alcristal, cubierta con la sábana.

 —Dios mío… —exclamó casi en un susurro al verla, en ese mismomomento fue que se dio cuenta de cuanto le gustaba aquella chica.

Se acercó con sumo cuidado a la mesilla donde estaba el móvil yempezó a hacerle fotos sin que ella se percatase de su presencia.

 —Eres hermosa —le dijo al oído causándole un sobresalto.

 —Erik… —le dijo apretando los dientes con ganas de golpearle—sime vuelves a asustar así… —con las manos se aseguró de estarcubriéndose entera, no quería que la viera desnuda, no al menos otra vez— donde has estado? Dormiste… —sus ojos se desviaron a la cama yencontró en ella al menos una docena de bolsas.

 —Quería comprarte algo… —se justificó acercándose hasta la cama

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y sentándose en el borde— ¿por qué no miras qué es?Las bolsas estaban repletas de ropa, ropa de deporte como a ella le

gustaba, ropa juvenil normal, como vestía de manera informal y ropaelegante, había decenas de prendas que como si hubiera adivinado susgustos le encantaba.

Mientras ella miraba completamente feliz la ropa de las bolsas Erikempezó a recitar los mensajes que había dejado ella en su contestador.

 —Erik, ¿por qué no vuelves? ¿Dónde estás? Lamento de verdad lo queha pasado, no quería decir que fuera mi casa, cuando nos casemos será delos dos… —empezó a recitar mientras ella lo miraba atónita— Erik sonmás de las 4 de la mañana, no me has dicho nada y estoy preocupada…

 —De verdad… —dijo ella casi sin voz, de verdad había memorizadoaquellos mensajes, casi podía sentir en sus palabras lo que sintió cuando se

los dejaba en el contestador.Se acercó a él emocionada sin decir nada más y le besó en los labios

sin pensar en lo que hacía, solo dejándose llevar, dejando que ese cúmulode sentimientos aflorasen sin restricciones, Erik la abrazó con fuerzaconteniéndose de lo que deseaba hacer.

 —Gracias —dijo abrazándose a su cabeza, cabeza que el morenoapoyaba en su estómago.

 —Gracias… ¿por la ropa? —preguntó ajustando su abrazo, Soul erabastante delgada y él, con sus largos brazos la rodeaba por completo.

 —Por todo… aunque lo habrás oído mil veces y, aunque preferiría nodecirlo…contigo todo es de otro color…contigo…

Erik aflojó el abrazo y la apartó ligeramente para ponerse en pie, susojos buscaron desesperadamente los de ella, llevó las manos a sus mejillasy la besó como nunca había besado a nadie, con el corazón, repleto desentimientos que no podía descifrar, completamente deseoso de que ellasintiera alguna vez lo que sentía él.

 

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Capítulo 17¿Te gusto?

Al llegar al emplazamiento del circo Mulana se dio cuenta de que algoen ellos se veía distinto, como si se hubieran quitado un enorme peso deencima y a duras penas podía contener la ira que le producía ver a Soul allado de Erik con esa sonrisa radiante.

Los niños del circo estaban practicando en la carpa cuando uno deellos se acercó a Soul para enseñarle a pasar los aros, ésta pidió permiso asu prometido con la mirada, estaba loca por aprender algo y él no pudonegárselo, asintió con una sonrisa otorgándole permiso para lo que ellaquisiera.

Para él había sido un negocio, pero verla a ella con la emoción con laque lo miraba todo, la ilusión con la que quería aprender, hizo que sealegrase de haberla llevado hasta allí la primera vez, que se alegrase dehaberle contado lo que no había contado a nadie, incluso se sentíaemocionado como un niño contagiado por ella.

Mientras ella iba con los niños Erik atendió un par de cosas que elencargado necesitaba informarle, cosas nuevas que debían comprar,

personal nuevo para nuevas funciones....

Se pasaban los aros poco a poco, Soul no tenía ni idea de cómomanejarlos pero ponía todo su esfuerzo en ello, estiraba las manos paracogerlos en el aire, los lanzaba con cuidado… Mulana estabacompletamente irritada por tenerla allí, la veía tan dulce, tan inocente y taninsegura que empezó a odiarla como nunca había odiado a nadie, fingióque se le escapaba uno para dar directamente a su contrincante en la cara,la odiaba y se lo iba a dejar saber con golpes.

 —¡Auch! —se quejó, casi de inmediato supo que había sido la rubia yla miró.

 —Ups, perdona, se me ha escapado, lo siento…El golpe había sido bastante fuerte y del borde de la ceja empezó a

deslizarse una gota de sangre que bordeó su cara en un par de segundos,algo de lo que no le avisó.

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Pronto llegó la madre de dos de los niños para que descansaran ycuando vio que Soul sangraba se la llevó de inmediato.

 —Pobre…debe doler… —le dijo mirándole la herida— no es muygrande pero las heridas en esa parte duelen mucho y se inflaman.

 —No pasa nada, ha sido un accidente… —No te toques —le dijo apartándole la mano que inconscientemente

iba al corte— te he puesto un punto adhesivo, cuida de no mojarlo enexceso en unos días.

 —¿Eres médico? —preguntó curiosa. —No…pero cuando se trabaja en el circo se ven heridas todos los días

y una aprende por la experiencia… —sonrió— ahora ve con tu prometidoy descansa un poco —pidió.

Por mucho que buscó no encontró al moreno de modo que fue hasta elcoche para descansar ahí.

Cuando llegó Erik Mulana se acercó a él seductora como siempre,contorneándose en busca de lo que ella creía suyo, colocó una mano en supecho, bajo la solapa de la camisa y le dijo que su prometida se habíavuelto a casa, le dijo que Soul había decidido dejarle y que se había vuelto,Erik fingió que no la creía pero aun así la buscó como un loco hasta queuno de los niños tiró de él hasta la caravana donde Telly había curado su

herida. —Telly, has visto a mi… —Ella ha ido a buscarte… ¿no la has visto? —preguntó la

improvisada enfermera— Le han golpeado con uno de los aros y estabasangrando.

 —¿Que la han golpeado? ¿Mulana? —casi de inmediato imaginóquien había sido— Dime, ¿dónde está? ¿Ha sido mucho?

 —Supongo que si no os habéis encontrado habrá ido al coche…perono te preocupes, solo ha sido un cortecillo… —sonrió al verlo tan

preocupado.Casi sin dejarla terminar corrió en busca de su coche, aunque por lamañana se habían besado de aquella manera las palabras de la trapecista lehicieron temer por un momento que se hubiera marchado de verdad.

En el aparcamiento no encontraba el coche de su prometida y empezóa asustarse.

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 —Te dije que se había ido… —rió la rubia detrás de él. —Ella no me dejaría así, Mulana, no es necesario que sigas

intentándolo —le dijo fingiendo entereza, fingiendo que no le preocupabadónde estuviera.

Al fondo, bajo un árbol enorme se divisaba un coche, al que Erik seacercó despacio para no demostrar a la trapecista que sus palabrasrealmente le habían asustado.

Soul estaba apoyada en el asiento reclinado, con la ventanilla bajada,dejando entrar la brisa.

El moreno metió la mano y acarició su pelo, algo que provocó unasonrisa en ella, tenía los ojos cerrados pero sabía que era él, él le devolvióla sonrisa y suspiró tranquilo sabiendo que su chica aún estaba con él.

Dio la vuelta al coche y después de darle una mirada envenenada a la

rubia subió en el asiento de copiloto. —Me han dicho que te has herido, ¿es mucho? ¿te duele? ¿necesitas

medicinas? —Yo no tomo medicinas Erik, son venenos químicos —sonrió— no

ha sido nada, uno de los aros se ha escapado y me ha golpeado la cara peroni me duele, ¿ves? —dijo llevándose la mano a la herida.

 —Es un alivio, imagínate la cara que pondría tu padre si te devuelvolesionada… —bromeó

 —No me devuelves, vuelvo, no me has traído tu… —rió pícara.

 —No importa, pero eres mi rehén. —Tu rehén… víctima de los negocios de mis padres… ¡que divertido!

 —rió— Pero aunque tu vida es mucho más divertida estás más o menos enla misma situación, preso en la cárcel de mi piso y victima igual que yo…

Erik la miró sin decir una palabra, al principio puede que fuera así,pero ya no lo veía de esa manera, ahora estaba a gusto con su nueva vida,aunque tuviera que contenerse como nunca lo había hecho, o aunquetuviera que lidiar con que ella estuviera enamorada de su novio.

La hora de comer había llegado y en vista de que la pareja seguía en elcoche Mulana decidió ir a molestarles, mientras estuviera esa chica ahí noiba a dejarla tranquila, Erik era suyo y había sido suyo mucho antes de quela conociera así que no le iba a poner las cosas fáciles.

Se acercó al coche y viendo que ambos estaban con los asientosreclinados y los ojos cerrados golpeó bruscamente la chapa del coche para

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hacer ruido.Soul se sobresaltó por el estruendo y al ver que era la rubia salió del

coche, Erik parecía estar durmiendo y no quería molestarle. —Es la hora de comer, todos están esperándole. —No voy a comer con vosotros, Mulana, estoy con mi prometida, ¿no

lo ves? —dijo Erik desde el coche sin abrir los ojos— no creo que a losdemás les importe. Soul, vuelve al coche, comamos fuera —pidió.

 —Lo siento —se disculpó la morena entrando de nuevo en el coche allado de él.

Erik colocó de nuevo los asientos en su posición inicial y arrancó elmotor para que ella condujese.

Mulana los miraba con rabia contenida, odiaba de verdad a esaintrusa, odiaba que lo hubiera hechizado con sus encantos.

El restaurante era magnifico, en el salón debían haber al menos unaveintena se mesas, todas iguales, perfectamente decoradas con mantelesgranates y blancos, con las servilletas dobladas de un modo especial…

Tan pronto como entraron Soul eligió mesa, una de las que habíacerca de la entrada, al lado de la ventana, ventana desde la que se veía elmar, la sonrisa se instaló en su cara, todo lo contrario de Erik, que no eracapaz de articular palabra.

Pidieron una delicatesen, el menú especial del chef y degustaron el

manjar lentamente, disfrutando de la comodidad y de la compañía.

Después de comer Erik no quería regresar, al menos no de inmediatono quería encontrarse con la trapecista, no quería reconocer que se habíaasustado con su broma pesada.

Cuando subieron al coche él bloqueó la mano que giraba la llave delcontacto para que no arrancase el motor, pero no dijo ni una palabra, solose quedó ahí, sujetando su mano.

 —Quieres… ¿quieres pasear? Podemos ir a algún sitio, podemos… — 

decía Soul nerviosa. —¿Te irías sin mí? —preguntó serio, la mentira de Mulana aún lerondaba en la cabeza, aún dudaba de si ella se iría o no sin él.

 —¿A casa? ¿Te refieres a si volvería sin ti a casa? —él asintió— No,no volvería sin ti ¿por qué debería hacerlo?

 —Volvamos al circo, quiero que veas la primera función —pidió de

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pronto, un poco más confiado.Odiaba que los demás se metieran en sus asuntos, odiaba que la gente

opinase sobre sus relaciones, odiaba las mentiras pero lo que más odiabaera ese miedo que nunca antes había sentido por alguien, el miedo a que sefuera y le dejase, el miedo de que hubiera aparecido otro y él quedase ensegundo plano, como segunda opción.

Había anochecido mucho más despacio de lo que Soul quería pero alfin llegó la hora de la primera función. Ellos estaban sentados entre elpúblico siendo dos espectadores más.

Las luces se apagaron y la música empezó a sonar, justo en elmomento en el que se encendió una pequeña luz el fondo el trapecioempezó a subir con alguien colgando. Otro par de luces enfocaron al

trapecista, que se columpiaba elegantemente, Soul llevó una mano a larodilla de su prometido, estaba emocionada, muy, muy emocionada,aquello era magia, solo eran dos cuerdas y una barra transversal peroMulana hacía de aquello un espectáculo mágico, Erik llevó su mano a la deella y la agarró con fuerza.

La trapecista se descolgaba, quedando sujeta solo por un pie, rotabasobre sí misma, volvía a subir… sus largas piernas se abrían y cerrabanenroscándose, los brazos del maillot llevaban plumas y éstas se movían ala vez que ella, cambiando de color según la iluminación.

 —¿Te gusta? —preguntó el moreno a su prometida, que tenía los ojosllenos de lágrimas.

 —¿Que si me gusta? Me encanta Erik… ¡es mágico! —respondió conuna sonrisa radiante.

La función continuaba y la morena se emocionaba cada vez más. Unchico muy musculado apareció de la nada con una falda hawaiana, unmaquillaje extraño por todo el cuerpo y unas mazas con fuego en losextremos, las movía tan deprisa que con la poca iluminación parecíanestrellas fugaces enroscándose, las lanzaba por los aires, las hacía rotar

casi a la altura del suelo…

Las dos horas y media que duraba aquel espectáculo pasaron volandopara ella, había quedado tan absorta, tan alucinada que incluso cuando lagente ya se había marchado ellos aún seguían ahí, sentados en sus sitios,mirando hacia donde minutos antes había habido un espectáculo lleno de

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luces, colores y magia.

Al llegar al hotel Soul estaba completamente feliz, estaba feliz porhaber estado en el circo, por haber podido disfrutar de aquella funciónespectacular, por el regalo tan grande que Erik le había regalado.

Antes de subir a la habitación Erik había llamado al servicio dehabitaciones para que les subieran algo de cenar.

Soul Entró después de su prometido y sin pensarlo corrió paraabrazarlo.

 —¡Gracias! Un millón de gracias Erik… —le dijo hundiendo la caraen su hombro.

 —No me las des…tu eres quien vino a buscarme… —respondióabrazándola de igual manera.

 —¿Por qué lo haces todo tan especial? —preguntó sin pensar, casiconfesando lo que le hacía sentir.

 —Dime… —no sabía cómo preguntarle lo que pensaba sin parecer unadolescente— ¿Soul te gusto? —dijo de repente.

 —¿Co… cómo? —se apartó de él a la velocidad de la luz con loscolores en sus mejillas.

 —Que si te gusto…Por suerte para ella justo en ese momento llamaron sonoramente a la

puerta, su cena esperaba en el pasillo.

El camarero entró y no pudo evitar fijarse en la chica, se la notabanerviosa y le miraba como agradeciéndole el ser tan inoportuno, todo locontrario que el moreno, él le miraba con los brazos cruzados sobre elpecho, como reprochando que le hubiera interrumpido. Dispuso los platossobre la mesa, llenó sus copas y esperó a que se sentaran para marcharse.

Sentados en la mesa Soul evitaba continuamente la mirada de suprometido, que aguardaba impaciente por una respuesta, pero ella no iba aresponderle, al menos no iba a hacerlo primero, ella no iba a reconocer que

le gustaba, él era un jugador, se había acostado con demasiadas chicas yestaba demasiado acostumbrado a enamorarlas con sus encantos, pero ellano iba a ceder, ella no iba a decirle que se sentía terriblemente atraídahacia él, no iba a reconocer que le resultaba irresistible hasta el extremo deno poder pensar en nada más, no iba a reconocerlo hasta que él no lohiciera primero.

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 —Voy a darme una ducha —murmuró tan pronto como terminó lacena, casi estaba huyendo de él.

 —Está bien, pero no tardes, quiero terminar la conversación quehemos dejado a medias.

 —¿Qué conversación Erik? —disimuló notablemente nerviosaevadiendo su mirada.

 —Olvídalo… ¿ten cuidado vale? Voy a tomar el aire, estaréen laterraza…

Al final del pasillo donde se distribuían las habitaciones del hotelhabía una terraza, una enorme y muy amplia terraza con bancos a los lados.

Pasó allí más de una hora, sentado en uno de aquellos asientos demetal y madera, disfrutando de la fresca brisa marina, pensando en cual

sería realmente su respuesta, de verdad le inquietaba, de verdad queríasaber si le gustaba pero no estaba dispuesto a decirlo él primero parasonsacar la respuesta.

Cuando volvió a la habitación había pasado más rato del que quería yla encontró estirada en la cama, aparentemente dormida, boca abajo,cubierta con la sábana. Se sentó en el borde de la cama, mirando hacia laventana, deseando que todo fuera un poco más fácil, pero de momentodebía conformarse así, habían empezado muy mal y poco a poco se volvían

inseparables.Después de un suspiro se puso en pie, se quitó la ropa y se estiró al

lado de su prometida.

 

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Capítulo 18No te vayas

Al poco de meterse en la cama sonó el teléfono de Erik, Cole llevabados días sin tener noticias de ella, quería hablar con ella para saber siestaba bien por cómo se había marchado, si había encontrado a Erik bien osi ocurría algo.

 —¿Cole? Maldita sea, ¿sabes qué hora es? —dijo molesto. —Lo siento, aquí no son más de las 10…lo siento… —se disculpó— 

Soul… ¿puedo hablar con ella?Erik se giró para mirarla y la encontró sentada a su lado, como si

esperase la llamada. Estiró el brazo dubitativo y le ofreció el teléfono, sinpensarlo ella lo cogió y empezó a hablar con él como si nada. Sin poderlocontrolar empezó de nuevo con sus celos extraños, viendo como hablabantan amigablemente tuvo que marcharse de la habitación.

Después de vestirse estiró la mano y cogió la llave del coche y semarchó al emplazamiento del circo lejos de ella y de sus repentinas ganasde pelear.

Al llegar a las instalaciones esperó apoyado en su coche a queterminasen la última función.

Mulana se había quitado el maquillaje e iba hacia su caravana cuandola llamó.

 —¿Habéis terminado ya? —preguntó, haciendo que la rubia sedetuviera.

 —Oh Erik, ¿estás aquí? —dijo emocionada al ver que estaba solo— ¿y…?

 —Está en el hotel, supongo que estará dormida…Eso le dio una idea, si venía solo quizás podría embaucarlo como

hacía antes…

 —Me duele un poco la espalda, ¿puedes mirar? Quizás tenga algúnmorado o algo… —dijo bajándose un poco el maillot para que mirase suespalda desnuda.

 —No tienes nada, ¿te duele mucho? —preguntó preocupado. —Me duele más el cuello por aquí —señaló por debajo de su oreja,

acariciando su propia piel de manera seductora, algo que Erik ignoró,

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apartó su mano y rodeó con cuidado su cara para que la luz le diera en elcuello, quería comprobar que tampoco ahí había morados.

Pese a que pudiera parecer que no le importaban los demás Erik sepreocupaba en exceso por ellos, cuando se enfermaban, cuando se hacíandaño… en ese momento ni siquiera sospechó de las intenciones de Mulana,sólo quería asegurarse de que estaba bien, de que no se había hecho daño.

Cuando cortaron la llamada Erik no estaba en la habitación, se levantóy salió a buscarlo a la terraza pero no había ni rastro de él. Al mirar a lamesilla donde se suponía debía estar la llave del coche ésta no estaba ysupo en seguida que habría huido al circo, como la vez anterior.

Eran más de las 3 de la mañana y no podía ir a pie de modo que llamó

a un taxi para que le llevase hasta allí.

Caminó por el aparcamiento dónde tal y como imaginó estaba sucoche, no entendía que le había hecho marcharse de esa manera, si hubierasido por esa llamada sólo tenía que no haberle pasado el teléfono… Sinquerer recordó un par de días atrás, cuando llegó y escuchó a Mulana y aErik tras una de las caravanas, sin saber por qué empezó a correr,necesitaba asegurarse de que no estaban juntos, necesitaba asegurarse deque Erik no estaba con esa chica que, declaradamente estaba enamorada de

él.De pronto se detuvo al ver a Erik en una de las “calles” que se hacían

entre las hileras de caravanas, él estaba de espaldas, hablando con alguiencuando de pronto unos brazos femeninos rodearon su cuello, Mulana mirópor encima del hombro y tan pronto como vio a Soul con un movimientorápido besó a su prometido. Aquello dejó sin aliento a la morena, que nosabía si correr hacia él y golpearle o si huir de allí y nunca más volver.

Cuando la trapecista se apartó sonrió de una manera extraña, llena desatisfacción y odio, algo que obligó al moreno a mirar hacia atrás y allí

estaba ella, su prometida, con los ojos desorbitados con notable actituddubitativa.

Tiempo atrás, cuando Erik recién había adquirido el circo la trapecistay él tuvieron algún que otro encuentro, pasaban la noche juntos en lacaravana de ella y luego él se iba, pero con el tiempo Erik dejó de prestarle

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atención y ahora todas las atenciones eran para esa chica que decía ser suprometida que, aunque tenía buen cuerpo no tenía fuerza suficiente nicomo para mantenerse a sí misma colgando en el trapecio.

Sin pensarlo corrió hacia ella y sujetó su mano para impedir que sealejase.

 —Suéltame Erik, ¡no me toques! —tiró para soltarse de su agarre. —No es lo que crees, ¿vale? —le dijo, él no quería ese beso y ella

debía saberlo. —No es lo que creo…lo que creo es que os estabais besando… ¿acaso

me estás diciendo que tengo mal la vista? ¿Soy ciega? ¿Padezco dealucinaciones?

 —No es eso, ha sido ella, yo no quería yo…

 —Olvídalo ¿quieres? Me vuelvo al hotel… no, mejor me vuelvo acasa, me vuelvo sin ti —gritó molesta.

Soul estaba completamente dolida pero más que por ese beso quesegún él no deseaba estaba dolida por su reacción, por esa reacción como sino hubiera pasado nada, como si ese beso hubiera sido tan natural comobeber agua, Erik solo había apartado a Mulana sin formar el espectáculoque una persona ofendida hubiera formado.

Al llegar al hotel Erik lo hizo detrás de ella y al entrar en la habitación

volvió a sujetar su mano para que no se alejase. —Suéltame… —pidió. —No te voy a soltar Soul, no quiero que te vayas… —No, claro que no amorcito… —asqueada, utilizó en él la misma

palabra con la que él se dirigía a ella constantemente— quieres que estéaquí para que vea tus confesiones con la trapecista, para que vea loscoqueteos que se trae contigo o para que vea como os besáis en medio de lanoche cuando se supone que yo duermo a dos kilómetros de distancia, eseso, ¿no Erik?

El muchacho se quedó sin palabras, no podía replicar nada porque ellatenía razón, desde que estaba en el circo había tenido que lidiar conMulana desde el principio, que la golpease con los aros de losmalabaristas, que golpease su coche para asustarla, que le besase delantede ella…

 —Está bien…vete, puedes irte… —autorizó.

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 —¿Puedo irme? ¿Algo me lo impedía? Si estaba aquí no era porquetú me lo pidieras ¿sabes? Si estaba aquí era porque me gusta el circo…pero pensándolo bien… en casa tengo a Leander, seguro que él me esperaimpaciente, seguro que él no se va con otra a la mínima… seguro que él…

Erik ya no aguantaba más, llevó sus manos a sus mejillas y la trajohasta su boca para besarla.

 —Seguro que Leander nunca te ha besado así… — le dijo besándolacomo nunca la habían besado, con una pasión contagiosa, con unas ganas yun deseo incapaces de dejarla indiferente.

Soul le apartó bruscamente, con el ceño fruncido, ¿estaba loco? ¿Sebesaba con una y luego con otra? ¿Habría besado a alguien más como labesó a ella?

Se acercó a la silla donde tenía su bolso y sin pensarlo se marchó.

Bajó a las cocheras del hotel, arrancó su coche y se alejó de allí de vuelta acasa con el corazón a punto de salírsele.

Había conducido más de 200km y las palabras de Erik pidiéndole queno se fuera no dejaban de golpear una y otra vez en su cabeza, el beso conla trapecista, el beso que le había dado... no podía irse y dejar vía libre aaquella buscona, no podía dejar que Erik hiciese lo que le viniera en gana,debía respetarla y respetar su futuro matrimonio.

Al llegar de vuelta al hotel ya era la hora de desayunar, pensaba quesu aún prometido debía estar en el circo, seguramente con aquella fulana,pero al entrar en la habitación lo encontró sentado en una silla, con loscodos apoyados sobre sus rodillas y la cara entre sus manos, la cama estabaperfectamente estirada, como si no hubiera dormido en ella.

Soltó el bolso sobre la mesa al lado de él, mientras él la mirabasorprendido, se metió en el baño y se dio una ducha como si nada hubierapasado.

Ambos se sentían avergonzados, ella por no saber actuar ensituaciones así y él por pedirle que se quedase después de lo que habíavisto.

 —Desayunemos —Soul tiró de la mano de él con actitud fría, no iba adecirle más de lo necesario, su misión ahora era mantener su reputación yno dejar que ese tipo la pisotease yendo con cualquiera.

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Llevaba, dos días en el hotel pero era la primera vez que veían elsalón restaurante. Extrañamente para un hotel de lujo tenían carta y bufetelibre, una especie de escaparate repleto de comida, zumos, todo tipo deleches (de almendras, de avena, de soja, de vaca…), frutas, bollos…

Aquello también era nuevo para ella y desgraciadamente en esemomento también vivía esa primera vez con él.

Erik se sentó en la mesa, no iba a desayunar, no se sentía bien con ellay con su actitud, no se sentía bien consigo mismo.

 —¿No vas a comer? —preguntó ella, olvidándose por momentos quedebía estar enfadada con él, Erik respondió negando con la cabeza— toma

 — dijo ella ofreciéndole lo que se había preparado para ella y levantándosea por otro desayuno igual.

Al volver a la mesa él seguía sin probar bocado.

 —¿Puede saberse que te pasa? —preguntó un tanto molesta con esaactitud.

 —Soul lo siento, siento lo que ha pasado…ese beso… —¿El que me has dado a mí? ¿O el que le has dado a la hermosa

Mulana? —El de ella, claro… yo no quería, ella me dijo… —No te excuses no quiero hablar de ello ¿vale? No quiero —cortó.

No quería escuchar excusas, no quería tener que escuchar como latrapecista le había embaucado y como había terminado enredado en sus

redes.Terminó su desayuno y se puso en pie, molesta porque él no había

querido desayunar.

Quedaban dos días para que el circo desmontase y cambiase deciudad, quedaban dos días en los que Soul tendría que soportarpacientemente a la pegajosa de Mulana y al mujeriego de su prometido.

 

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Capítulo 19Ella es mi prometida

Erik estuvo todo el día serio, no quiso comer nada al medio díatampoco y Soul empezaba a preocuparse por esa actitud.

Cuando llegó la noche todos los circenses insistieron en que cenasencon ellos, dispusieron las cosas en la mesa como siempre hacían ydistribuyeron los asientos.

En la mesa se sentaban cerca de 30 personas entre adultos y niños y aellos no les dejaron sentarse juntos.

Estaban reunidos en la mesa enorme donde Erik seguía sin comercuando uno de los niños se acercó a Soul para darle un trozo de pan, ellaabrazó al pequeño y besó tiernamente su mejilla como agradecimiento.

Mulana la miraba asqueada, se suponía que era una consentida ymalcriada niña rica, toda esa falsa actuación estaba de más. Esos días laacusó con sus compañeros un par de veces por hacer las cosas mal, o pordistraer a los niños pero siempre debía controlarse por Erik, pero ahora élestaba distante y aparentemente molesto con ella, al igual que ella por elbeso de la pasada madrugada, pensó que seguramente habrían discutido y

ahora se odiaban.Cuando Soul abrazó al niño la rubia no dudó ni un instante en acusarla

delante de todos. —Eso, eso es lo que hace esa chica, ¿lo veis? Viene con su carita de

santurrona y los encandila a todos, incluso con el dueño lo intenta, Diossabe qué métodos esté utilizando para lograrlo.

 —¿Cómo? —preguntó Soul incrédula —Si… eso, ahora vas de inocente pero bien que te has metido en los

pantalones del dueño, ¿qué pretendías? ¿Quieres embaucarlo? ¿es su

dinero? ¿es… qué es? —Mulana mide tus palabras —dijo Erik de pronto poniéndose en pie

con tono molesto— ella es mi prometida y la futura dueña de esto, despuésde la boda todo lo mío será de ella, incluyendo esto —señaló con las manostodo a su alrededor— y si quiere despedirte por entrometerte en asuntosque no te conciernen no me temblará el pulso para hacerlo —amenazó sin

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dudarlo ni un instante, para sorpresa de todos. —Lo que sea —replicó la rubia, notablemente molesta por la recién

adquirida actitud de él.El niño, que aún estaba con Soul se dio la vuelta para correr con sus

amigos cuando se cayó, haciéndose daño en una rodilla. Sin pensarlo lamorena corrió para levantar al pequeño del suelo.

 —No te preocupes —dijo la madre del pequeño, que venía a ver queno se hubiera hecho daño— Mulana ha estado enamorada de él desde quelo vio la primera vez, pero él jamás la ha correspondido, han tenido susencuentros, eso lo saben todos pero él no la quiere.

 —Yo… —Soul no entendía por qué esa mujer le estaba contando eso,¿habría notado que estaban distantes?

A solo un par de días de marcharse de allí Mulana convenció al restode que Soul actuase en la última función, había practicado con los arospero su intención era que hiciera el ridículo delante de todo el público.Aunque Soul se negó rotundamente todos allí empezaron a imaginar cómosería su actuación, sobre todo Mulana, que ya había maquinado su plan.

Después de recoger la mesa Soul subió a su coche y se marchó de allí,dejó el coche en el aparcamiento del hotel y salió a pasear, necesitabadespejar un poco sus ideas, necesitaba descansar de su prometido y

necesitaba buscar cómo excusarse para no actuar en ninguna función, erade locos imaginarla a ella lanzando aros torpemente.

La entrada del hotel daba al paseo marítimo, un paseo amplio yluminoso que daba a la playa. Caminó en una dirección, luego en la otra, sesentó en uno de los bancos de piedra que perfilaban el paseo y cuando secansó de estar allí subió a la habitación, ya era muy tarde y empezaba aarreciar.

Al entrar en la habitación Erik estaba apoyado en la pared, encorvado

hacia adelante con una mano en su frente. —¿Es… estás bien? —le preguntó ella extrañada pero Erik norespondió— ¿Erik estás bien? ¿No me asustes quieres?

Tan pronto como se acercó a él se desplomó sobre ella cayendo losdos en el suelo.

 —¿Erik estás bien? —preguntó sofocada debajo de él.

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Erik llevaba todo el día sin comer y estaba mareado.Cuando tenía 14 años le gustaba una chica de su instituto, una niña

que no quería saber nada de él, él, como acto de rebeldía dejó de comerdurante un par de días pero el hambre hizo que se olvidase se ella yterminó comiendo, ahora, 11 años después repetía lo mismo, Soul estabamolesta por su beso con la trapecista y su propio subconsciente habíacerrado su estómago, impidiendo que pudiera comer.

Como pudo salió de debajo de él, arrastrándose hasta liberarse porcompleto, se puso en pie tirando de él hasta la cama y lo estiró en ella.

 —Voy a llamar al médico del hotel…esto no es normal… —dijo conla voz temblorosa.

 —No llames, solo quédate conmigo —le dijo con los ojos cerrados

sujetando su muñeca para que no se apartase de él. —Pero no estás bien, te has desmayado… —Solo quédate conmigo, te prometo que estoy bien…

Era más de media noche y Soul seguía sentada a su lado, sujetando sumano con fuerza mientras él permanecía con los ojos cerrados.

 —Voy…voy a buscar algo de comer, tengo hambre… —le dijo, algoque no pudo negarle.

Soltó su mano con cuidado y salió de la habitación tranquilamente.Justo cuando cerró la puerta corrió por los pasillos como una demente,

llamó al ascensor pero no podía esperar así que buscó las escaleras deemergencia y bajó piso por piso hasta llegar a recepción. Tan pronto comopidió un médico le llevaron a una salita donde había un hombre con unabata sentado en un escritorio. Desesperada por que atendiera a suprometido le contó atropelladamente los síntomas, el médico no dioimportancia a lo que le contaba, solo le dijo que pidiera una sopa en lacocina y que le obligase a tomarla y así hizo, pidió un caldo en la cocina ycuando se lo sirvieron fue con el carrito hasta la habitación.

 —Has tardado un siglo… —dijo él con la cara cubierta por un brazo,

seguía estirado en el mismo lugar dónde ella le había dejado.Sin decir una palabra dejó el carro al lado de la cama y se sentó allado de él para obligarle a sentarse.

 —¿Qué es eso, Soul? —preguntó mirándola. —Es tu cena, solo te voy a dar dos opciones, o te comes eso o me

voy…

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 —No puedo comer…mi… mi estómago se cierra cuando me deprimo —explicó sincero.

 —¿Y por qué estás deprimido? ¿Es por mi culpa? ¿Estás deprimidopor mí? —preguntó escandalizada.

 —Siento mucho lo que está pasando… que discutamos aquítambién… yo no quiero discutir más, no quiero hacerlo… —explicaba conun hilo de voz, estaba mareado y casi no podía hablar.

Soul lo sentó en la cama y empezó a llevar pequeñas cucharadas decaldo hasta su boca, él obedecía sin apartar la mirada de ella.

Cuando terminó dejó las cosas de nuevo en el carrito y lo apartó de lacama.

Erik no podía dejar de mirarla, le encantaba observarla y hacerlocuando estaba pendiente de él era lo mejor.

Se acercó de nuevo a él y empezó a desabotonarle la camisacompletamente ruborizada.

 —No es por rechazarte cariño pero no puedo… —se lamentó, a duraspenas podía mantenerse sentado, era imposible que pudiera hacer lo quepensaba que quería.

 —No seas idiota Erik… no quiero nada contigo —rió— no puedesdormir con unos vaqueros y una camisa, sólo quiero que estés cómodo paraque puedas descansar…

Por un momento se sintió avergonzado, evidentemente ella no quería

nada con él, pero en ese momento deseó tanto que ella sintiese igual que alverla ruborizada y desabotonando su camisa su imaginación se desbordó.

Cuando le estiró en la cama se sentó a su lado, como si quisieravigilarlo durante la noche para que no empeorase pero él la trajo hacia él yla obligó a permanecer a su lado, como si con eso pudiera recuperarse.

El sueño les venció y terminaron durmiendo abrazados bajo lassábanas.

Por la mañana Erik despertó con ella entre sus brazos, con su cabeza

en su pecho y con una pierna entre las suyas, tenerla así arrancó de suslabios una sonrisa, le encantaba despertar así con una chica, y más con ella,la única chica por la que había sentido algo de verdad y la única con la quese complicaba la vida.

Se puso en pie apartándola con cuidado, se sentía completamenterecuperado, aquella cena que le había obligado a comer abrió su apetito de

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una forma feroz, estaba cargado de energía y hambriento —¿Estás bien? —preguntó al ver lo ágil que se ponía en pie. —Claro que si amorcito, mi mujer me atendió como una enfermera

particular, ¿cómo no iba a estarlo? —respondió sonriente. —No soy tu mujer —murmuró mirándole de reojo conteniendo una

sonrisa. —Gracias. —¿Por qué? —preguntó ella. —Por no haberte ido, por quedarte conmigo, por cenar con aquella

gente, por…por estar toda la noche a mi lado, por atenderme…porpreocuparte por mi…

 —¿Qué te hace pensar que estaba preocupada por ti Erik? —disimuló,era más que evidente que estaba preocupada, nadie que no está preocupado

va a buscar al médico como ella lo hizo, nadie que no está preocupadoatiende a la otra persona como ella lo hizo y eso Erik lo sabía.

Él no iba a responderle, tiró de ella contra si y la abrazó, obligándolecon una mano a que ella también le rodease con los brazos.

Después de llenar el estómago fueron hasta el circo, Soul habíadecidido acceder a la petición de la trapecista, no se iba a dejar vencer porella y mucho menos a ser ridiculizada como Mulana pretendía.

Fue hasta la carpa, todos dormían y podía practicar ella sola sin que

nadie le golpease. Se acercó dónde Han ponía los aros de los niños yempezó a lanzarlos en el aire con fuerza. Definitivamente era demasiadotorpe para ello, le resultaba imposible manejar dos aros a la vez.

 —Olvidalo… no podrás con una actuación —le dijo Erik, él no queríaverla humillada en público.

 —No… sé lo que piensas pero no, podré con esta actuación, suspensamientos negativos no me afectan, pero tus pensamientos positivos meserían de gran ayuda… —explicó.

 —No me malinterpretes amorcito, no solo tienes mi apoyo sino que

me encantaría que callases de un solo golpe todas esas bocas que hablanmal de ti. —¿Que hablan mal de mi, dices? —preguntó dejando caer en el suelo

todos los aros y acercándose a él para que le diera una explicación. —Creen que no lo conseguirás, que serás un hazmerreir, tienes tus

propios admiradores, de toda esta gente mucha te admira de verdad, entre

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las que me incluyo —aclaró antes de sujetarla por las caderas y besar sumejilla.

Ella sonrió sin querer, saber que tenía su apoyo era increíble y lellenaba aún más de confianza.

Ahora sólo quedaba esperar a que llegase la noche siguiente, la nochede la última función y la última noche de ese circo en esa ciudad.

 

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Capítulo 20Iluminado por un circo

Al fin llegó la noche en la que tenía que actuar Soul, los nervios sehacían cada vez mayores, sobre todo cuando miraba el reloj, ese reloj quemarcaba el momento exacto de exponerse en público.

Telly la llevó a la caravana de maquillaje dónde la vistieron con unmaillot dorado que se le metía ligeramente por el trasero y le pintaron unahermosa mariposa de purpurina rosa y amarilla en la cara, le colocaronenormes pestañas postizas, unas bonitas mangas con plumas, una colaparecida a la de los vestidos de novia repletas también de plumas yrecogieron su larga melena oscura en un moño alto que decoraron conmariposas. Estaba completamente radiante pero continuamente tenía queestar llevándose las manos a la parte baja del traje para poder sacárselo.

Petriev, el encargado de los malabaristas se acercaba a ella y, de vezen cuando metía la mano bajo la cola y le colocaba bien el maillot. Él eraun hombre de 40 años que no aparentaba más de 30, rubio, alto, muyatractivo y el marido de Yaline, una de las contorsionistas.

Erik no podía apartar la mirada de ella, aunque lo intentase con todassus fuerzas continuamente había una fuerza que arrastraba a ella su mirada,

le ponía enfermo que aquel hombre se acercase a ella, que tocase su traserocon la excusa de poner bien el traje.

 —¿Estás celoso? —preguntó Yaline al ver que resoplaba cuandoPetriev se acercaba a ella.

 —Para estar celoso hay que estar enamorado y yo…yo no… —Erik nopodía negar lo que sentía por ella, aunque quisiera ya no podía, perotampoco quería admitirlo.

 —Lo estás, claro que estás enamorado, y perdidamente además, loestás igual que ella de ti…

 —¿Soul?... ¿cómo lo sabes? ¿Te lo ha dicho ella? —No hace falta Erik, los que conocemos el amor sabemos

reconocerlo —le dijo golpeando su hombro antes de apartarse de él ydejarle con la gran duda.

Yaline se había casado dos veces antes de hacerlo con Petriev, antesconfundió gustar con amor. Solo una mirada de Petriev bastó para saber lo

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trapecio.Bailaba, saltaba, se encogía y se estiraba sin dejar de mover aquella

cinta que cada vez era más corta.

Poco a poco la cinta fue quemándose hasta que por fin se consumió.El equipo de iluminación parecía tener calculado lo que iba a ocurrir

y, dieron por hecho que Soul no sabría qué hacer al terminar así que en elmomento preciso, con el último destello de luz al extremo de la varita losfocos se apagaron, dando por finalizada la función.

El público había quedado tan maravillado por esa actuación que sepusieron en pie y aplaudieron sonoramente aquella actuación.

Cuando las luces se encendieron Soul buscó con la mirada a su

prometido, necesitaba saber qué le había parecido.Justo cuando los ojos de ella se encontraron con los suyos fue cuando

se dio cuenta, Soul no solo le gustaba, la amaba, estaba completamenteenamorado de ella y había necesitado una función de circo para ver la luz.

Después de que el resto de circenses salieran a saludar y a despedirsede su público hasta el año siguiente la morena corrió para encontrarse consu prometido que misteriosamente había desaparecido.

Erik estaba fuera de la carpa principal, intentando calmar los nervios

que darse cuenta de aquello le había provocado. —¡Estás aquí! —exclamó con una sonrisa, él solo pudo mirarla

embobado—Has visto mi… —Ni siquiera la dejó terminar, llevó susmanos a sus mejillas y la besó dulcemente.

 —Ha sido increíble… la mejor actuación que he visto… —le dijomirándola a los ojos con su cara entre las manos.

 —¡Erik! —exclamó feliz abrazándolo, que le dijera que le habíagustado era mucho mejor que la ovación recibida por el público—temíaque me regañaras por el fuego…

De pronto salió Mulana hecha una furia… que hubiera hundido sufunción era imperdonable, ella era la estrella donde quiera que fueran yhabía atraído todos los ojos dejándola en ridículo. Por si fuera poco suactuación había sido brillante, daba la sensación de haber hecho eso toda suvida.

 —¡Maldita seas! —dijo a voz en grito, empujándola con fuerza

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delante del dueño—quien demonios te crees para… —Erik sujetó su brazoy la empujó hacia atrás.

 —Te dije que te controlaras, no pienso tolerar esa actitud y menos conella, Mulana ella es la dueña, tu solo una empleada.

 —¿Una empleada? No decías eso cuando te metías una y otra vezentre mis piernas —con esa afirmación miró a Soul, sabía que eso lahundiría, estaba enamorada de él, eso era evidente y ella no iba a dejar quese fuera con él tan alegremente.

Erik se quedó helado, no esperaba que dijera eso, pero menos aún quelo gritase delante de todos, delante del público que salía de la carpa,delante de los circenses que se acercaban a ver qué era aquel griterío... Sinresponder nada agarró el brazo de su prometida y tiró de ella.

 —¿Dónde vas? ¡No he terminado contigo! —alargó un brazo y tiró del

moño de Soul tirándola al suelo de espaldas— no pensabas dejarme con lapalabra en la boca, ¿verdad?

El moreno ya estaba harto de la trapecista, y aquello ya pasaba decastaño a oscuro sin pensarlo estiró la mano y le dio un sonoro bofetón, yale había advertido demasiadas veces, se agachó, recogió a su prometida delsuelo.

 —Te dije que te controlaras Mulana… tus celos no tienen cabida y tusagresiones solo provocan mi ira —le dijo mirándola con odio— Petrievluego te traigo el traje —dijo marchándose de allí sin decir una sola

palabra más con su prometida entre sus brazos.La afirmación de la trapecista “cuando te metías entre mis piernas” no

dejaba de repetirse en la cabeza de la morena, era horrible pensar que esosdos hubieran estado juntos, que él hubiera disfrutado con otra mujer…

Al llegar al hotel Erik empezó a quitarle la ropa, no de manerapervertida, solo quería que se viera como siempre, aunque el traje lequedaba especialmente bien verla vestida de esa manera le recordaba eltrato que le había dado la rubia y se sentía mal por ella.

 —Mi ropa… —No te preocupes, voy a llevar el traje y le pido a Petriev tu ropa — se sentía avergonzado por lo que Mulana había gritado delante de todos,algo que dejaba a su prometida a la altura del betún, algo que le convertía aél en una mala persona que engaña a su mujer… y encima estaba esebofetón.

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 —No importa lo que ha dicho…aquello… no importa, pero deberíasdisculparte.

 —No voy a disculparme Soul, no creo haber hecho algo por lo que metenga que disculpar.

 —La has abofeteado delante de todos. —Y ella te ha empujado, te ha tirado al suelo, ha dicho delante de

todos que me acosté con ella, te ha humillado Soul… no merece que lepida disculpas —le dijo con su cara entre las manos.

La morena estaba desnuda casi por completo, sólo vestía la ropainterior que llevaba bajo el maillot pero no le estaba importando, él no lamiraba con lascivia sino con ternura, estiró los brazos y rodeó su cuello, legustaba la sensación de sentirse protegida por él y con eso no necesitabamás.

Cuando le soltó Erik se agachó al suelo y se puso en pie con el trajeque había usado en la función, hizo un gesto como para avisarle de que ibaa devolverlo

 —Ten cuidado, ¿vale? —pidió mirándolo directo a los ojos. —Tranquila cariño, volveré en un rato —respondió acariciando su

barbilla con la yema de los dedos.Ella asintió tímidamente y él besó su frente antes de marcharse.Debía pedir disculpas por el espectáculo que habían formado tras la

función y debía despedirse de ellos, seguramente los vería pronto, era

imposible que tardase más de 3 meses en verles pero aun así debía hacerlo.

Mientras su prometido iba al circo ella se dio una ducha y se sentócerca de la vidriera para ver el mar desde arriba una vez más. Esa nocheno brillaban la luna ni las estrellas, esa noche las nubes lo cubrían todo y elmar golpeaba la orilla con fuerza una ola tras otra, pero eso también erahermoso de ver.

Aquellos días habían sido extraños, llenos de momentos en los que ledeseó, momentos en los que le odió, momentos en los que se preocupó por

él…definitivamente le esperaba una vida divertida si no cancelaban laboda…

Cuando Erik llegó de vuelta Soul se había dormido en la silla frente ala ventana, tenía las piernas encogidas con los pies sobre el asiento, susbrazos rodeando las rodillas y la cara apoyada en sus brazos.

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 —No deberías dormir así —le susurró antes de llevarla a la cama. —¿Salimos ya? —preguntó medio dormida refiriéndose al viaje de

vuelta a casa. —Durmamos un poco antes… —la estiró en la cama y se estiró con

ella.

Miraba la curva de sus caderas y no podía detener lo que sentía, eraverdad, estaba enamorado de ella y la deseaba, la deseaba mil veces másque cuando aquella noche se acostaron, esta vez no era solo algo pasional,ahora era amor, amor de verdad, de ese que golpea con fuerza y que jamáspuede olvidarse.

Ella estaba dormida pero a él no le importó que no sintiera suscaricias, rozó la curva de su cuello con la yema de los dedos, posó los

labios dónde los dedos habían recorrido un rato antes, no quería sexo, éstay por primera vez solo quería sentirla, quería disfrutar lo que sentía alnotar su piel bajo sus manos.

 —Erik… —susurró en un suspiro, en sueños, algo que marcó unasonrisa en los labios del moreno—Erik te… —añadió, algo que continuócon una palabra que no entendió

 —¿Me qué? —preguntó impaciente, ¿qué era lo que quería decirle?¿Quizás lo que se moría por oír? Pero ya no dijo más.

Definitivamente era amor, nunca antes había sentido algo parecido,

nunca antes había deseado que alguien le dijera lo que se moría por oír enlos labios de su prometida.

Se estiró acurrucándola contra sí y la abrazó hasta dormirse, en unashoras regresarían a casa y quizás la magia que habían vivido esos días seesfumaría trayendo de nuevo peleas y enfados que amenazarían consepararlos, lo peor es que ahora sí sabía que era amor, ahora si sabía lo querealmente sentía su corazón, y cada pelea le dolería aún más que antes.

 

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Capítulo 21¿Embarazo?

 Después de un largo pero ameno viaje de vuelta tocaba retomar larutina, la rutina que habían adquirido desde que tuvieron que empezar avivir juntos.

Lo primero que hizo Soul tan pronto como llegó a casa fue llamar a sumóvil, móvil que sabía que tenía Cole y de nuevo Erik empezó con suscelos… ¿Cómo era posible que tuviera esa facilidad para acercarse a loschicos? ¿Por qué Cole también estaba siempre dispuesto para ella? ¿Acasoa él también le gustaba?

Erik decidió un plan, quería dejarle claro a su amigo que Soul era suyade modo que decidió invitarle a comer en casa.

 —¿Por qué no preparamos algo de comer e invitamos a Cole y a laschicas? —preguntó.

 —Creí que no podía acercarme a él porque parecía estar en celo… — sonrió pícara para molestarlo.

 —Vamos Soul, solo quiero ser amable… además no me has hechomucho caso con lo de no acercarte a Cole…

 —Bueno… ¡está bien! —dijo feliz.

Entró corriendo en la habitación y llamó a sus amigas, que estabancomo locas por saber cómo lo había pasado con su prometido. Se estiró enla cama disfrutando de nuevo de la comodidad de su habitación. Erik lamiraba desde el marco de la puerta sin terminar de creerse que realmenteestuviera enamorado de ella, ella hizo un gesto con la mano y señaló allado suyo para que se sentase con ella, sin querer evitarlo se acercó y sesentó a su lado dejándose caer de espaldas a su lado.

Soul le miraba, era extraño pensar que al principio le odiaba y saberque ahora le gustaba como lo hacía.

 —He estado pensando en una broma… —empezó a decir —¿En una broma? —Soul no pensaba que su prometido fuera de

bromas… —Si… tus amigas siempre están preguntando o haciendo por

nuestra… “relación” —hizo el gesto de las comillas con los dedos— podemos gastarles una broma y decirles que estás embarazada… ¿te

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imaginas la cara que pondrían? —Erik no pensó en la broma comoorientada a las chicas sino a Cole.

 —Podría ser divertido verlas divagar acerca de cuándo pudo ser… — rió— me parece bien —aceptó.

Como por casualidad las amigas de Soul llegaron junto a Cole, alparecer se habían encontrado en la calle, de camino al apartamento de losficticios futuros papás, Cole llevaba cuidadosamente guardado el móvilque la morena dejó olvidado en la cafetería el día que desapareció en buscade Erik. Las chicas llevaban flores en un exagerado jarrón rojo.

Cuando los 4 invitados entraron en el apartamento Erik y Soul semiraron de manera cómplice y sonrieron ante la broma que pretendían

gastarles. El moreno guiñó un ojo a su prometida y esta sonrió ruborizada,algo de lo que las chicas se dieron cuenta.

 —Uuuh —dijo Juno al ver cómo se miraban—lo habéis pasado bien,supongo…

 —Tenías que ver las vistas que habían desde la habitación del hotel,era increíble, y por la noche…

 —No creo que por la noche disfrutaseis mucho de las vistas…o si… —los miró con ojos de pervertida, algo que ruborizó a la morena que corrió

a sentarse a la mesa para evitar esos comentarios.

Cole miraba a Erik intentando adivinar sus pensamientos,aparentemente odiaba a su prometida pero el modo con que la miraba noera de alguien que odiaba a alguien.

En boca de alguien en medio de la conversación salió el nombre deLeander, nombre que ponía los pelos de punta a Erik, de pronto, sin quererrecordó ese abrazo que le había dado a Soul en el aeropuerto, la expresiónde su cara y de sus ojos cuando se miraban, la manera en la que se acercó aella y la rodeó con sus brazos. Ahora de nuevo sentía esos horribles celos

que le torturaban, de nuevo recordaba las palabras de Soul “yo ya tengo aalguien que me quiere…”. Ella no había hecho mucho caso de loscomentarios, respondía como si Leander fuera una persona más, no alguienespecial en su vida, alguien a quien amaba y a quien había extrañado portres años.

Para cortar aquella conversación que lejos de atraerle le horrorizaba

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metió una mano bajo la mesa y tocó la rodilla de su prometida, ella sellevó la mano a la boca casi de inmediato, fingiendo que le estaba sentandomal la comida.

La reacción fue la esperada, el moreno intentaba contener la risa, laschicas indudablemente pensaban por un solo gesto que Soul estabaembarazada.

 —Dime Soul… —empezó Gertrud— ¿habéis pensado cuantos hijostendréis?

 —¿Hijos? ¿Qué te hace pensar que tendremos hijos? —sonrió. —No sé… intuición… —rió acompañada por las otras chicas.

Cole miraba a Erik con seriedad, a pesar de que ellos estabancomprometidos a él le gustaba Soul, le gustaba de verdad, le gustaba desdeque la vio por primera vez en el vídeo que le había puesto, le gustaba cada

vez más y, cuando se encontraban por suerte o por cosa del destino cuandoErik no estaba presente se cercioraba cada vez más de que le gustaba. Eriken cambio la miraba con satisfacción, sabiéndose vencedor en un juego enel que Cole no tenía cabida.

Después de la comida, cuando todos se fueron Soul se fue a lahabitación y se estiró en la cama, de nuevo empezaban esos mareosextraños que llevaba días ignorando, la comida le producía sensacionesextrañas en el estómago y prefirió estirarse un poco.

Pasó el resto del día y toda la noche durmiendo, algo que extrañó a suprometido. No pensó que fuera nada extraño, sólo se le ocurrió que debíaser agotamiento por el viaje, por los días con el circo y/o quizás por laalimentación.

Cuando Soul se despertó su prometido aún parecía estar durmiendo,estaba en su lado de la cama respirando pausadamente, lo miró duranteunos minutos sonriendo sin saber por qué.

 —¿Te gusto? —murmuró él con una sonrisa sin abrir los ojos, sabíaque le estaba mirando y eso le hacía feliz. —Pensaba que dormías… —respondió ruborizándose— hoy le diré

que no prepare nada para desayunar, al menos para mí… —¿No tienes hambre? —preguntó mirándola con el ceño fruncido —No es eso… es que cuando como algo me siento extraña, me dan

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como nauseas… —de pronto la idea de qué podía ser la asustó.

Hacía un mes y medio que se habían acostado y se sentía extraña,mareada, con náuseas y debilidad, el mes anterior no le vino el periodo yese mes tampoco le venía.

Siempre le habían gustado los niños, siempre había querido sercuidadora en una guardería, pero no quería tener un hijo y menos con Erik,le gustaba, le gustaba tanto que ya no sabría cómo negarlo si le volvía apreguntar, pero no quería tener un niño cuyo padre fuera un mujeriegocompulsivo.

Salió de la cama de un salto con esos horribles pensamientoscruzándose por su mente una y otra vez, la idea de ser madre de un hijo de

ese hombre que le había robado el corazón tanto a ella como a sabercuántas chicas más era impensable…

Estaba en la cocina preparándose algo ligero para comer mientras élse sentaba detrás de ella para observarla, quería jugar a ponerla nerviosa, aque se ruborizase como lo hacía cuando sabía que la miraba…

De pronto Soul sintió un mareo extraño y se dejó caer contra el suelo. —¿Estás bien? —preguntó preocupado corriendo a ver qué le pasaba.

Él creyó que lo del día anterior se le pasaría después de dormir

tantísimas horas pero verla así de nuevo no era algo normal. —Si, es solo que me he mareado, no importa… —dijo poniéndose en

pie completamente pálida.Erik recordó todo lo que había oído de los embarazos y no dudó en

preguntarle. —El periodo… —preguntó un tanto asustado— ¿cuándo tiene que

venirte? —Debía haberme venido hace dos semanas, el mes pasado tampoco…

 —respondió preocupada.

 —Maldita sea… —Agarró con fuerza su muñeca y corrió con ella alcoche.Ser padre… eso era algo que el moreno jamás se había planteado,

cuando se encontraba con alguno de sus conocidos paseando con un carritode bebé él jamás se sintió celoso o con intención de ser padre, con 25 añosno era ni de lejos uno de sus objetivos.

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Condujo a toda velocidad, esquivando coches a diestro y siniestro, sesaltaba los semáforos en rojo como si de la peor de las emergencias setratase y al llegar al hospital ni siquiera preguntó, se metió con ella por unapuerta y pidió escandalosamente que alguien la atendiera.

Soul no sabía dónde esconder su cara, Erik se estaba comportandocomo un auténtico loco y la estaba avergonzando como jamás lo habíahecho nadie.

 —Caballero no puede estar aquí… —le dijo una enfermeraponiéndose frente a él para impedirle que siguiera avanzando.

 —Quiero que miréis a mi mujer, se encuentra mal y no le ha venido elperiodo —ahí iba de nuevo, avergonzándola delante de todo el mundo.

 —Su mujer va a tener que esperar fuera como todo el mundo.

Resignado tiró de nuevo de su prometida hacia la sala de espera peroantes de alcanzar las sillas Soul volvió a marearse y a caerse al suelo. Enese momento salían dos enfermeros que corrieron a auxiliarla, la sentaronen una silla de ruedas y la metieron para adentro, no iban a hacerla esperarcomo se suponía.

La metieron tras unas cortinas y empezaron con las pruebas y laspreguntas.

 —¿Nombre, apellido y edad? —preguntó un chico con una batamirándole las uñas y el interior de los párpados.

 —Soul Bedford… 21 años —respondió tímida. —¿Ha tenido desórdenes alimenticios?, ¿Ha estado mucho rato al

sol?, ¿Relaciones sexuales sin protección…? —No, no y… —el día que ella y Erik tuvieron su noche no se

preocupó en si usaba protección— ¿no? —preguntó con cara deconsecuencia.

 —Vamos a hacerle unos análisis de sangre, unos electros y algunacosilla más, en unos minutos tenemos los resultados —dijo el médico, a loque ella asintió.

Erik esperaba fuera, caminando nerviosamente por la sala de esperacompletamente ansioso por los resultados, ¿y si estaba embarazada? ¿Quéiba a pasar si los resultados decían que iban a ser padres? O lo peor… ¿quépasaba si Soul estaba enferma de algo? Aquello fue lo peor que pudopensar, se puso tan nervioso que empezó a hiperventilar y tuvo que

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sentarse.

Después de un rato en el que Soul tuvo que estar estiradacompletamente llegó el médico con la carpeta metálica en las manos.

 —Bien Señorita Bedford… ya tenemos sus resultados —dijosentándose a su lado en la camilla, con total confianza—tiene una anemiasevera, necesita mucho hierro…

 —¿Estoy embarazada? —interrumpió, necesitaba saber la respuesta ynecesitaba que fuera negativa.

 —No señorita Bedford, no podría estarlo aunque quisiera, con estaanemia no sería sano, ni para usted ni para el feto… —respondió el chico alo que ella suspiró aliviada— supongo por su reacción que… ¿se sientealiviada por la respuesta?

 —¡Por supuesto! Imagínese, ¡sólo tengo 21 años! —dijo ella. —He visto casos peores, créame… hace un mes tratés una niña de 13

años que esperaba gemelos… pero esto es confidencial, no vaya a decirnada ¿eh? —le dijo bromeando—Una anemia como la suya no es cosa debroma…debe asegurarse de tomar mucho hierro… tome estas pastillas ysaque estas otras en la farmacia —le dijo tendiéndole una mano con unsobre blanco— ya puede irse —sonrió ayudándola a ponerse en pie— quiero que se haga seguimientos semanalmente hasta que hayadesaparecido por completo la carencia de hierro, ¿de acuerdo? —preguntó,

a lo que ella asintió.Soul caminó por el pasillo de cortinas y salió a un pasillo que daba a

la sala de espera.Al salir Erik esperaba sentado completamente fuera de sí, moviendo

las piernas frenéticamente. Verlo tan nervioso le hizo alegrarse por noestar en estado, supuso que él no querría tener hijos, y menos con ella.

Se acercó a él despacio y se puso delante sin decir nada.Cuando él la vio no pudo más que abrazarla con fuerza, casi no podía

articular palabra, el miedo de que ella pudiera estar enferma le tenía

aterrado. —¿Estás bien? Dime que estás bien… —pidió casi en un ruego, algoque le hizo alegrarse por que se preocupara por ella.

 —Estoy bien Erik, me estás ahogando —le dijo con una sonrisa,empujándolo un poco hacia atrás para que aflojase el abrazo— tengoanemia —explicó—necesito hierro…

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 —¿Es solo eso? ¿De verdad es solo eso? —preguntó cogiendo el sobrede sus manos.

 —Tener anemia es algo serio, pero dime, ¿creías que estabaembarazada? —preguntó con una sonrisa— tranquilo señor Brown, nopienso tener hijos con usted —afirmó, algo que sin querer hirió lossentimientos del moreno.

 —Si, supongo que nunca tendremos a un pequeño Soul o a unapequeña Erika —afirmó un tanto dolido—Pero ahora, pequeñasinvergüenza vayamos a casa, si me vuelves a dar un susto así…

Se puso en pie y la levantó en brazos para volver al coche un pocomás aliviado.

Al llegar a casa Erik la obligó a estirarse mientras él iba a por las

medicinas que le habían prescrito.Por el camino, como por cosa del destino continuamente veía a

parejas llevando bebés, o a mujeres embarazadas… El susto de Soul ¿habíadespertado su instinto paternal? ¿De pronto quería ser padre?

Quizás ahora no, pero después de la boda propondría a su ya mujertener un bebé, un pequeño o pequeña que se pareciera a ella, un pequeño opequeña que sacase sus mejores sonrisas, una persona pequeñita que lesllamase papá y mamá.

 

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Capítulo 22Cancela la boda

Hacía sólo dos días que había vuelto cuando Leander supo que habíaregresado, se enteró un poco por casualidad, su hermana se habíaencontrado con las chicas y ellas le contaron sobre su viaje y su regreso.

Desde que habían vuelto de Italia no había podido disfrutar de Soulcomo debía, sabía que estaba prometida pero en teoría ella no quería a suprometido, al menos eso entendió cuando se encontraron por última vez.Decidió llamarla y quedar con ella para salir.

No podía creer que se hubiera olvidado de Leander, estaba tan a gustocon Erik, que ni siquiera se le había pasado por la cabeza su ex—novio,aun así quedó con él, se sentía feliz también por verle, Leander siempre fueese alguien especial en su vida y por tener a Erik no iba a hacerle a un lado,por mucho que se casase no iba a olvidarle o a dejar de sentirse felizcuando éste quisiera verle y quizás tardaría tiempo en dejar de pensar enlo que había sentido toda la vida por él.

Para no herir los sentimientos de su prometido le dijo que iba aencontrarse con Nayla, algo que era una verdad a medias.

Se vistió tan natural como siempre y corrió a encontrarse con el chico

de su infancia, ese que de no haber desaparecido sería todo en su vida. —¿Cómo lo has pasado? —preguntó Leander amable y cariñoso—sé

que tuviste que ir obligada… —su hermana le contó una mentira piadosa,que Soul había tenido que ir con Erik a una reunión importante.

 —Bueno… bien, supongo ya sabes que yo siempre encuentro conquépasarlo bien…

 —Si… —respondió él acariciando su pelo—es una de las cosas queme encanta de ti… —murmuró.

Leander siempre le había gustado, siempre conseguía ponerla nerviosa

con una mirada, con una caricia, ahora no producía esos sentimientos enella pero aún le gustaba su compañía, aún miraba sus labios y pensaba encuanto quería besarlos, aún pensaba en esos abrazos que solo él le daba,esos que la hacían sentir segura y protegida…

Salieron a pasear como siempre hicieron y cuando llevaban cerca de

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una hora juntos Leander no quiso evitar llevar su mano a la de ella, leencantaba ir con ella ahí, al final de su brazo, con los dedos entrelazadospero cuando su mano alcanzó la de ella Soul se apartó.

 —¿Ocurre algo? —preguntó extrañado. —Yo…es solo que tengo que ser fiel a Erik…no puedo dejar que me

vean en actitud cariñosa con otro chico…ya sabes… —se justificó de algoque había hecho inconscientemente.

 —Vayamos a mi casa… así podremos estar solos y no tendrás quepreocuparte por su reputación —deseaba poder abrazarla, poder besarla ysi en la calle no podía ser lo haría en su casa, con la intimidad de suhabitación, esa habitación donde estuvieron juntos por primera vez.

 —Lei…yo… —no sabía cómo rechazarle, como decirle que no queríair a su casa, no quería flaquear ante los recuerdos que compartía con él y

terminar traicionando a su prometido. —Soul… no importa, ¿te llevo a casa? —preguntó fingiendo buen

humor a lo que ella asintió.Puesto que no podía salirse con la suya la llevó a casa, a esa casa que

compartía con otro tipo.

Leander había estado hablando tiempo atrás con su padre sobre Soul,sobre sus sentimientos… y, aunque Lucius también la quería en su familiasupuso al ver a Cole con ella en el restaurante que había alguien más en su

vida, pensaba que por mucho que quisiera a su hijo no podría esperarletanto tiempo así que intentó quitarle de la cabeza la idea de estar con ella.

Llevaba días pensándolo y la quería, la quería incluso más que cuandose separaron, esos tres años hicieron de Soul una necesidad irremplazableen su vida, la quería tanto que estaba dispuesto a pedirle a su prometidoque la dejase libre, que cancelase la boda, además también estaban lossentimientos de ella, ella repetía incansable que no quería casarse y ella nopodía cancelar la boda, de modo que Erik era la solución así que sin

pensarlo demasiado le llamó y le citó para hablar con él.Estaba en medio de una ducha cuando el teléfono empezó a sonar peropor muy deprisa que quisiera quitarse el jabón no iba a darle tiempo deresponder de manera que dejó que sonase y con suerte saltase elcontestador.

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Cuando salió de la ducha, ya vestido y perfumado llamó alcontestador para escuchar su mensaje pero se encontró una de las sorpresasmás desagradables de su vida, Leander le había citado en una cafeteríacercana en una hora, mencionaba la urgencia de hablar sobre Soul y,aunque no quisiera debía ir, Erik no era de ese tipo de personas que dejan aotros esperando por su inapetencia así que esperó un rato y fue aencontrarse con su indeseable cita.

Al entrar en la cafetería el novio de Soul estaba sentado en una de lasmesas alejado de la ventana, quería evitar que alguien que conociera a Erikle contase a su prometida con quien se había visto.

 —Leander, ¿no? —preguntó fingiendo no estar seguro de su nombre. —Y tu… Erik Brown, ¿cierto? —respondió su contrincante.

Ambos se miraban de manera acusatoria sin decidirse a empezar ahablar, pero Leander llevaba muchos días conteniéndose de citarse con élde modo que fue al grano, sin rodeos ni prejuicios.

 —Erik, quiero que canceles la boda con Soul —le dijo de pronto— estoy dispuesto a pagarte lo que sea si es necesario.

 —¿Para eso me has citado? —preguntó el futuro marido, sospechandopara lo que era esa reunión secreta.

 —Ella me quiere y no me parece justo para ti… además quierocasarme con ella, yo la amo.

 —¿Qué te hace pensar que yo no la quiero? —preguntó molesto— meda igual si os queréis o no —dijo poniéndose en pie para marcharse, yahabía oído suficiente— esta boda no es decisión mía, es cosa de sus padresy los míos. Pídeselo a ella porque yo no voy a cancelar lo nuestro.

 —Te llamaré por la noche para que me digas qué has decidido —dijoLeander de forma apresurada al ver que se alejaba de la mesa.

Sin decir nada más salió de la cafetería para ir a casa. Tenía elcorazón a mil por hora, ¿que cancelase la boda? ¿Pero estaba loco? ¿Que laamaba? De haberlo hecho no se habría largado a Italia, habría peleado por

su amor y él… él no tendría que haberla conocido y ahora no estaríasufriendo por si ella cancelaba la boda, al fin y al cabo aún no habíaconfesado nada ninguno de los dos.

Caminó durante horas sin saber cómo reaccionar, si la llamada de esetipo le había cogido por sorpresa la petición había resultado toda una

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bomba, que dejara a Soul? No, eso ya era imposible, ahora ya no teníaremedio la quería, la amaba y él no iba a apartarla de su lado por muchoque el mundo entero se opusiera.

Al llegar a casa Soul estaba cambiándose de ropa, acababa de llegarde estar con las chicas y se desvestía para ponerse algo cómodo, ya notenía intención de volver a salir.

La miraba desde la puerta sin atreverse a entrar, ahora era el momentode dejarle un poco de espacio, de alejarse poco a poco de ella, estabaseguro de que si Leander le proponía dejarle e irse con él Soul no dudaría yle dejaría solo.

 —¿No te vas a cambiar? —preguntó ella con una sonrisa, aún estabaen ropa interior y verla así le hizo sentir mal.

 —No, voy a salir… —dijo dándose la vuelta para marcharse.Lo sentía, lo sentía de verdad pero esa noche no podía dormir con ella,

necesitaba alejarse, necesitaba fortalecerse, mentalizarse para lo peor ytenerla cerca le recordaba la petición de Leander.

 —Hey, ¿dónde vas? —preguntó corriendo tras él y abrazándose a subrazo— Erik ¿dónde vas? —repitió.

 —Me apetece dormir en mi apartamento hoy… así también tendrás tuintimidad y la cama para ti sola —sonrió forzosamente.

 —¿Puedo ir contigo? Nunca me has enseñado el apartamento dónde

vivías antes de estar aquí… —preguntó con repentinas ganas de ver suapartamento— espera, ¡voy contigo! No te vayas sin mi ¿eh? —dijosimpática mientras corría de vuelta al dormitorio para vestirse.

Erik condujo en silencio pensando en qué hacer si Soul le dejaba, seestaba acostumbrando demasiado a vivir con ella y ahora iban juntos a suapartamento, dónde seguramente la recordaría en un futuro yendo de unaestancia a otra.

Al abrir la puerta Erik, completamente resignado hizo un gesto con lamano invitándola a entrar pero ella no lo hizo, se quedó en la entradamirándolo.

 —¿Puedo saber qué pasa? —si pensaba que no se iba a dar cuentaestaba equivocado.

 —Nada, ¿qué iba a pasar? —preguntó mirándola fijamente a los ojos.

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 —Si no me dices que pasa me voy… —amenazó, pensando queconseguiría su propósito.

 —¿Necesitas las llaves del coche o volverás andando? —preguntómetiéndose la mano en el bolsillo para darle la llave del coche.

Soul se enfadó con su respuesta, se suponía que debían tenerseconfianza, ellos iban a casarse y él se negaba a decirle lo que le ocurría.Sin decirle más se dio la vuelta y se marchó, pisando el suelo con fuerza,como si fuera una niña pequeña en medio de una pataleta.

Caminaba por la calle intentando pensar con qué le había podidomolestar, pero desde la mañana no se habían visto, al principio salió conLeander, luego con las chicas y luego comió con sus padres. De pronto sedetuvo mirando hacia el vacío.

 —¿Me va a dejar? —se preguntó con el corazón acelerado— No,

¡ahora no puede dejarme! —exclamó casi en grito mientras la gente lamiraba como si estuviera loca—si quería dejarme que lo hubiera hecho alprincipio, cuando no nos soportábamos no ahora que…ahora que… — seguía sin querer reconocer que se había enamorado de él.

Se giró y empezó a caminar con dirección al apartamento de Erik, noiba a permitir que terminase así, al menos iba a obligarle a que le dijera losmotivos por los que le dejaba.

Cuando Erik abrió la puerta y la vio ahí respirando agitadamente

como si hubiera vuelto corriendo no pudo evitar abrazarla con fuerza. —Quiero que me digas por qué vas a dejarme —le dijo ella intentando

contener las lágrimas mientras le empujaba para librarse de su abrazo. —¿Dejarte? —la separó y la miró a los ojos— Soul no voy a dejarte,

no si no me lo pides. La muchacha se abrazó a él aliviada. —¿Me vas a decir por qué estás así? —Está bien pero pasa, no te quedes fuera.

Mientras le enseñaba el lujoso apartamento pensaba en una excusa, no

quería mencionarle a Leander ni la petición que le había hecho.

No tenía mucho para ofrecerle, desde que vivía con ella solo habíaestado una vez y lo único que pudo ofrecerle fue alcohol o un poco de café.

Se sentaron en el sofá mientras esperaban a que se enfriase un poco.

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Aquel apartamento debía ser al menos el doble que el de ella, tenía lasparedes empapeladas con papeles que hacían formas aterciopeladas, lascortinas eran oscuras dándole un aspecto íntimo, el sofá era de piel marrónoscuro y la alfombra era rectangular, de pelo blanco.

Aunque no quisiera su cabeza empezó a imaginar dónde habría hechoel amor con aquellas chicas y empezó a ponerse celosa.

 —Dime Erik, ¿has traído a muchas chicas aquí? —preguntó fingiendoque no le importaba.

 —¿Quién sabe…? nunca he llevado la cuenta… —respondió, sabíaque eso iba a molestarla, aun así no iba a mentirle, no iba a ocultarle laverdad para quedar bien.

 —Yo… yo no voy a ser una más… —le dijo insinuándole que aunqueestuvieran juntos en ese sofá no iban a acostarse.

 —Tu no podrías ser una más… —a pesar de cuanto quería repetir lode aquella vez decidió molestarla— ellas están hechas para el pecado, tu,amorcito, eres demasiado casta… —rió

 —¿Casta? —preguntó casi en grito— ¿Casta? ¿Es esto ser casta? — preguntó agarrando sus manos, poniéndolas sobre sus pechos y lanzándoseencima suyo.

Erik no pudo evitar ponerse a reír, la psicología inversa funcionaba ala perfección con esa niña, sabía que tocando el punto clave ella actuaríaexactamente al contrario de lo que él dijera.

Levantó la cara para acercarse a ella y la besó, algo que ella deseabadesde que se besaron por última vez en sus “vacaciones”.

Como la vez anterior un teléfono les interrumpió, pero esta vez Erikno iba a dejarlo sonar, sabía quién era y sabía que respuesta darle.

Se incorporó con ella pegada a sus labios y la apartó como si ledoliera hacerlo.

 —Un segundo cariño, en seguida estoy contigo otra vez —le susurróal oído.

Se acercó al teléfono que había dejado sobre la mesa y descolgó. —¿Lo has pensado? Dime una cantidad —dijo la voz al otro lado delteléfono.

 —Lo siento Leander pero no, ni necesito estímulos —dijorefiriéndose al dinero— ni necesito pensar nada, te lo dije esta mañana. Novuelvas a llamarme, por favor.

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Soul lo miraba con el rostro desencajado, ¿Erik y Leander hablandopor teléfono? ¿Qué tenía que pensar? ¿Era por eso por lo que estabaextraño?

 —Erik… —no sabía que decirle, el corazón le iba a mil por hora y nosabía cómo preguntarle de qué hablaban.

 —No es nada, no te preocupes, son solo cosas de chicos… ¿volvemosa casa? —preguntó con extraño buen humor.

Por la mañana se sintió vulnerable, pero estando con ella no habíanada que pudiera hacerle dudar, iba a casarse con ella y estabacompletamente seguro de que ella no cancelaría la boda.

Se acercó a su prometida, que le miraba con el ceño fruncido y conuna sonrisa en los labios la cogió en brazos para volver a su hogar.

 

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sabía que por la mañana se había encontrado con alguien y temía que esealguien fuera Leander, temía que estuviera así porque le hubiera propuestolo mismo que le propuso a él días antes, pero tampoco se atrevía apreguntar por miedo a que ella decidiera hacer caso a su novio y le dejase.

Se sentaron a comer pero ella solo movía la comida con el tenedor, sinprobar bocado.

 —¿Puede saberse que te pasa? —preguntó él bloqueando su mano porencima de la mesa para que no siguiera removiendo la comida.

 —Erik…esta noche he de ir a cenar a casa de Leander… —¿Qué? —no podía creerlo, ¿iba a casa de ese tipo a cenar? —Estamos invitados los dos, Nayla quiere conocerte pero… no sé…

iré yo sola, no quiero incomodarte con invitaciones extrañas. —Soul… iré, si quieres que vaya contigo… iré —Erik se mostraba

reacio, lo último que quería era ir a casa del novio de su prometida, pero siiba se aseguraba de que no pasaba nada entre ellos.

Completamente feliz por el ofrecimiento se levantó dejando caersobre el plato los cubiertos y abrazó a su prometido con fuerza besandodespués su mejilla como agradecimiento por ofrecerse.

Se sentó en su sitio y sin dejar de sonreír o de mirar a su prometidoterminó de comer.

Se acercaba la noche y Erik se arrepentía cada vez más de haber

aceptado la invitación, tener que sentarse en la mesa de la familia de esetipo seguro que debía ser una tortura, con todos mirándole acusadoramentepor meterse entre ellos dos…

Se vistieron elegantemente, él con un traje de lino gris y ella con unvestido del mismo color pero de tela brillante, recogió su melena en unmoño suelto y tras agarrarse a su brazo salieron de casa con dirección a lacasa de los Thompson.

La entrada era mucho más lujosa de lo que imaginó, una puerta de

forja y cristal con decoraciones doradas, una amplia escalera de mármolblanco y al llegar al piso una puerta de madera de color haya. —No estés nervioso Erik, estás conmigo —le dijo con voz melosa

para tranquilizarle—los Thompson son geniales, te tratarán bien…Después de la frase de aliento colocó el brazo alrededor del de él para

que pareciera lo que eran, una pareja, llamó a la puerta y esperaron a que

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alguien les abriera.

Tan pronto como Nayla abrió la puerta se fijó en Erik, había tenido unflechazo total y absoluto, sus ojos, su boca… Jamás había visto a unhombre más apuesto que ese que acompañaba a su amiga y en ese mismomomento ni siquiera sabía cómo actuar.

 —Adelante… pasad —dijo nerviosa, nunca se había puesto así por unhombre a pesar de haber salido con varios.

 —Erik, ella es Nayla, la hermana de Leander, Nay, él es miprometido, Erik Brown.

 —Encantada —dijo con la voz temblorosa. —Lo mismo digo, encantado de conocerte —dijo tendiendo una mano

sin soltar a su prometida.

Al entrar Lucius estaba en pie, con un documento en las manos, algoque necesitaba revisar detenidamente antes de sentarse a la mesa.

Tan pronto como el padre de Leander vio como Soul miraba a Eriksupo que su hijo no tenía nada que hacer con ella, se podía ver a kilómetrosde distancia que ella estaba enamorada de ese chico, podía verse akilómetros de distancia que no iba a dejarle, al menos no voluntariamentey por la forma en la que él sujetaba la mano que ella tenía en su brazopodía verse a kilómetros de distancia que el amor de ella era plenamente

correspondido.

Después de los pertinentes saludos se sentaron a comer, a pesar de queLeander estaba empeñado en que se sentasen separados Soul insistía ensentarse al lado de su prometido, le gustaba notar su pierna cerca de lasuya.

 —Dime Erik… —empezó Lucius con total naturalidad, hablando conél como si le conociera de toda la vida— tus padres son los dueños de lacorporación McM, ¿cierto? —Erik asintió en respuesta—yo trabajo como

gerente en el edificio 3, les vendí mi parte hace 7 años… —explicó. —No lo sabía…entonces usted es el Thompson que heredó la fábricade Italia de mi abuelo…

Por curioso que resultase las familias de Erik y Leander teníanbastante que ver, al menos en la parte de economía de las dos familias.

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 —¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan seria? —preguntó el moreno contono suave.

 —Nayla…me… Nayla me ha pedido una cita contigo —soltó degolpe.

 —¿Qué? —gritó Erik frenando en seco—Supongo que le has dichoque no… —añadió molesto.

 —Le he dicho que te lo preguntaría… —lo miró tímidamente,sabiendo que le había molestado.

 —¿Estás loca? No pienso ir a una cita con nadie… —gritó. —Erik es solo un rato…no tienes que hacer nada con ella…solo tomar

unas copas… —¿Y luego qué Soul? ¿Llevarla a casa y hacerle el amor? —preguntó

colérico.

 —¿Qué? ¡No! Erik no…solo… —¿hacerle el amor? Eso era más de loque había pensado… y más de lo que estaría dispuesta a soportar, inclusode Nayla quien para ella era como su hermana.

 —No voy a ir a una cita con nadie, es más, ni siquiera pienso salircontigo de nuevo, ¿para qué, para esto? ¿para que cuando te apetezca meprepares citas con tus amigas?

Soul no volvió a responder, la parte de acostarse con Nayla la habíadejado en Shock, no podía imaginar a Erik besando a nadie como la habíabesado a ella, ni abrazando a nadie como lo hizo a ella…

Al entrar en casa Erik fue directo a la habitación pero ella no fuecapaz de caminar a ninguna parte y se quedó ahí, sentada en el suelo de laentrada, pensando en lo que le había dicho a Nayla, conseguirle una citacon su prometido… debía estar loca por aceptar algo que ni siquiera podíasoportar.

Llevaba rato sentada ahí, sin siquiera reaccionar Erik estaba sentadoen la cama molesto por que hubiera aceptado semejante propuesta, ¿quesaliera en una cita con la hermana de su novio? definitivamente Soul debía

estar tan loca como Nayla.Pasó una hora ahí sentado y Soul no parecía haberse movido de laentrada, de modo que fue a buscarla. Ahora estaba con la cabeza entre susrodillas llorando y aquello le indignó aún más.

 —¿Puede saberse qué te pasa ahora? —preguntó con tono áspero. —Que yo no quería proponerte algo así, ¿vale? Que yo no quiero que

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salgas con ninguna otra, que… —se veía a sí misma interrumpida por loshipidos—que yo… olvídalo ¿vale?

 —Y si no querías ¿por qué no se lo has dicho? ¿eres tonta? ¿No ledices que no para que no sufra ella pero lo haces tú? —le parecía unafaceta tierna, que no quisiera hacer sufrir a los demás aunque para ellotuviera que sacrificarse ella, pero debía entender que así no sería felizamás, debía hacerle entender que a veces la propia felicidad se consigue

pasando por encima de otros—y no solo tú, Soul, pretendías usarme a mípara hacer feliz a esa chica… y ¿dónde quedan mis sentimientos? ¿dóndequeda lo que yo pienso?

 —Olvidalo ya ¿quieres? ¡ya he tenido suficiente! Lo siento, ¿vale?Siento no haberle dicho que no, siento habértelo dicho.

 —Ahora que lo has entendido vamos a dormir… no puedo dormir si

no estás en la cama conmigo —sonrió tierno.Pese a lo molesta que estaba Soul con la respuesta de su prometido se

puso en pie y caminó con él hasta el dormitorio.El moreno se sentó en el borde de la cama analizando con una sonrisa

una de las frases de su prometida “No quiero que salgas con ninguna otra”,se moría por saber el significado de esa frase, necesitaba saber si era lo queél creía pero ese no era el momento de preguntarle, aún respirabainterrumpida por los hipidos del berrinche de minutos atrás y no queríaescuchar su respuesta mientras lloraba.

Cuando se estiró en la cama él lo hizo a su lado y, como últimamentela trajo contra su cuerpo y la abrazó para poder dormir.

Ahora venía lo peor para Soul, admitir a Nayla que no quería que suprometido saliera con ella, ni con ella ni con nadie, pero… ¿cómodemonios iba a confesárselo a nadie si ni siquiera ella misma era capaz deadmitírselo a sí misma?

Dejó que Erik la rodease con sus brazos y se durmió deseando novolver a dormir sola jamás, no volver a dormir sin él ni una sola noche del

resto de su vida.

 

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Capítulo 24Fuguémonos

Al principio, cuando discutían o uno se sentía mal por culpa del otrono se dirigían la palabra durante unos días, ahora, después de discutiraclaraban sus diferencias y eso terminaba uniéndolos cada vez más, él ledecía lo que pensaba, aunque le molestase y ella hacía lo mismo, cuandotenía dudas le preguntaba y cuando algo no le gustaba se lo decía peroambos mantenían en secreto el estar enamorado del otro.

Para aquel día ninguno tenía nada que hacer, ninguno había quedadocon nadie y ninguno había pensado nada para pasar el día.

Cuando Erik se levantó eran solo las 6 de la mañana pero se le ocurrióalgo interesante, abrió las cortinas dejando pasar la luz y despertó a suprometida, que dormía profundamente con la cabeza metida bajo laalmohada.

 —Vamos perezosa, levanta… —susurró. —Erik no… —dijo mirando el reloj—son solo las 6… —replicó,

metiendo de nuevo la cabeza bajo la almohada. —No…no…no… —le dijo destapándola— vamos levanta, vamos a ir

a un sitio.

 —¿A un sitio? Erik son solo las 6 déjame dormir un ratito más…Él sonrió al verla arrugarse de nuevo en la cama, se dejó caer encima

y empezó a hacerle cosquillas, ella reía y se retorcía bajo las sábanaspidiendo entre risas y gritos que se detuviera pero a él le encantaba su risade manera que hasta que no se sentó no paró.

 —Ahora dime, ¿dónde demonios vamos a las 6 de la mañana? — preguntó seria con los ojos entrecerrados por la luz.

 —A la playa, vamos a la playa —respondióEl mar les quedaba bastante lejos, debían conducir durante al menos 4

horas hasta llegar pero ese día le apetecía, le apetecía ir con ella hasta lacosta.

 —¿Quieres que parezcamos una pareja de enamorados más? — siempre que había ido a la playa estaba todo repleto de parejas deenamorados, de parejas con bebés…

 —Lo somos, ¿no? —sonrió, a lo que ella alzó una ceja—nos vamos a

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a terminar el mundo.Soul se quitó la ropa sin pensar, quedándose solo con el diminuto

bikini de rayas azules y blancas, Erik hizo lo mismo, se quitó la ropa y ladejó caer sobre la de ella, agarró su mano y se metieron en la extrañapiscina.

El agua estaba templada por el calor del sol pero con la ligera brisaera más que agradable.

 —Dime, ¿te gusta? —preguntó acercándose a ella en el agua. —¡Me encanta! —exclamó colgándose de su cuello en un abrazo.

Podían fingir entre ellos que no se querían, podían herirse y decirseque no se gustaban o que no querían casarse pero cualquiera que los vierapodría darse cuenta de que era solo palabrería, cuando sus pieles serozaban ambos suspiraban, cuando sus ojos se encontraban ambos sonreían

de la misma manera…Pasaban las horas y ellos seguían ahí, disfrutando del agua,

disfrutando del calor, del sol y de su compañía… —¿Cómo has encontrado este sitio? ¿has traído antes a alguna otra

chica? —preguntó curiosa por saber. —¡Claro! —mintió— he traído a varias —rió al ver su expresión— 

¿celosa? —sabía que lo estaba por el modo en que ella se había apartado,pero le encantaba molestarla.

 —¿Celosa? ¿yo? No, no lo estoy, ¿por qué debería estarlo? —caminó

hasta la arena huyendo de sus ganas de golpearlo ¿había llevado a otraschicas al mismo lugar? ¿había disfrutado con otras chicas de esa magia?

 —No seas tonta —la bloqueó rodeando su cintura por la espalda— cuando me desperté me moría por pasar un día a solas contigo y estuvebuscando el sitio ideal, me llevó un buen rato encontrar éste lugar en losmapas, ¿sabes?

 —Entonces… —Si, eres la primera con la que vengo a éste lugar, y tendrás que

portarte bien si quieres ser la única y que de ahora en adelante vengamos

más veces —dio una palmada en su trasero antes de correr de nuevo haciael agua. —¡Hey! —exclamó fingiendo enfado por lo que había hecho pero

realmente feliz por saberse la única con la que él se había bañado en eseagua.

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Poco a poco fue subiendo la marea y pronto todo estaba lleno de agua,entonces decidieron marcharse, habían pasado allí más de 8 horas al sol,sin comer nada, sin beber y sin descansar.

 —De vuelta conduzco yo… —pidió ella quitándole las llaves de lasmanos.

 —No, es mi coche y lo llevo yo —replicó. —Erik —empezó a decir seria—llevamos 4 meses juntos siempre

hemos ido en tu coche, siempre lo has conducido tú, siempre quieres llevartu el mando pero ¿y yo? ¿En qué lugar me deja eso? Parezco más tumascota que tu prometida…

Soul tenía razón, hizo un gesto con las manos para indicarle quehiciera lo que quisiera, casi instantáneamente subió al asiento delconductor, se lo ajustó a sus medidas, ajustó los espejos y arrancó el motor

a la espera de que su futuro marido subiera en el asiento de copiloto.

Erik estaba agotado y a ratos apoyaba la cabeza en la puerta parapoder dormir. Mientras, Soul pensó en una travesura, llevó el coche alarcén para que la distracción no derivase en algo grave y llevó el dedo albotón de bajar la ventanilla, Erik tenía la mano apoyada en el cristal ycuando ella presionaba el botón para subir o bajar la ventanilla él se movíacon ella, con la cara pegada al cristal.

Casi no podía parar de reír, gravaba con el móvil su travesura para

poder enseñársela más tarde pero Erik la escuchó reír y se despertó. —¿Qué pasa? —preguntó, algo que aún la hizo reír más. —Nada Erik, es que eres tan gracioso… —decía con la mano en el

estómago. —¿Gracioso? ¿Qué me has hecho? —bajó la visera para mirarse en el

espejo pero no tenía nada— dime mocosa, ¿qué me has hecho? —éltampoco podía contener la risa sin saber de qué reían.

 —Cuando lleguemos te lo enseño… no te duermas, no me dejes sola —pidió.

Al fin llegaron a casa después de ese día mágico, ambos se habíancomportado con naturalidad, sin presiones, haciendo lo que realmentequerían hacer sin pensar en terceros, existiendo en ese momento sólo ellosdos, probablemente ese sería un día que no olvidarían.

Después de una relajante ducha cenaron un sándwich que Erik preparó

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y se sentaron en el sofá.

El moreno la miraba fijamente, algo que la ponía nerviosa. —¿Qué? —preguntó tímida. —¿No recuerdas algo que has de enseñarme? —recordó

Soul sonrió y se levantó para ir a por el teléfono, al llegar estaba tancansada que ni lo sacó del bolso, corrió al sofá y se dejó caer en él al ladode su prometido.

Erik le dio al botón de reproducir video y se vio a si mismo con lacabeza bajando y subiendo con la ventanilla, escuchaba a Soul reír comouna desquiciada.

 —Así que de esto te reías, ¿no? Te diviertes haciéndome cosas… —denuevo la muchacha se reía sin poder parar, parecía tan serio que verlo

mirándose a sí mismo en el video era increíblemente gracioso. —Me gusta tu risa —dijo de pronto sin mirarla, sin apartar la mirada

del video.El pulso de Soul se disparó y dejó de reír, ¿qué iba a hacer ahora? Su

cabeza le pedía que se callase pero su corazón le empujaba a decirle que élle gustaba entero, le empujaba a decirle que le quería.

 —Erik… —tenía las palabras “te quiero” a punto de salir, pero tanpronto como sus ojos se encontraron no se atrevió a decirlas—Estoycansada… —cambió de tema para que él no notase sus nervios—voy a la

cama… —añadió poniéndose en pie casi de un salto. —Está bien, vayamos a dormir… yo también estoy cansado —se

levantó, se acercó a ella y la rodeó por la cintura para ir juntos a lahabitación.

Llevaban 3 horas en la cama cuando el teléfono de Erik empezó asonar, se levantó deprisa para que Soul no se despertase y después defruncir el ceño al ver el número respondió.

 —Erik… —dijo alterada y con la voz temblorosa la persona al otro

lado de la línea. —Mulana… ¿qué pasa? —dijo él sorprendido por su llamada, para nodespertar a su prometida salió al salón, pero ya era tarde.

Tan pronto como ella escuchó el nombre de la trapecista en boca de suprometido y a esas horas de la noche abrió los ojos de par en par pero singirarse, ¿qué quería ahora? ¿Iba a confesarse de nuevo?

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Erik ni lo pensó, se vistió, se acercó a ella y después de darle un besoen la frente se fue sin decirle nada, creyendo que ella estaríaprofundamente dormida. Dejó una nota con intención de llamarle tanpronto como amaneciera para contarle lo ocurrido.

Han, el hermano de Mulana estaba practicando con el trapecio, éltambién quería ser trapecista y se manejaba bastante bien, pero perdió elequilibrio y la red no estaba bien amarrada, cuando cayó la red no soportósu peso y chocó contra el suelo rompiéndose un brazo, la clavícula y un parde costillas. La llamada de la rubia no era para otra cosa más que paraavisarle del estado en el que había quedado su hermano tras la caída.

Eran más de las 3 cuando Erik se marchó sin dudarlo después de lallamada de la trapecista y, aunque no quería, las lágrimas empezaron a

brotar sin cesar, aún no le había dicho que le quería, que estaba enamoradade él, y él tampoco había dado ningún paso hacia ella, era como si los dosfueran hacia el mismo futuro pero ambos por separado, ahora, con solo unallamada de teléfono la dejaba, se iba con otra… ¿quizás se había cansadoya de esa situación? ¿Se habría cansado ya de estar con una chica a la queno quería? ¿Quizás prefería acostarse con la trapecista que compartir unavida con ella?

Cuando amaneció el teléfono empezó a sonar pero a pesar de lasinsistencias Soul no iba a responder su llamada, prefería no escucharle

antes que oír su voz diciéndole que le dejaba por la despampananteMulana.

Fingió que no había ocurrido nada, se levantó, se duchó, se vistió ysalió con las chicas como casi todas las mañanas.

Ese día iba a ser diferente porque en lugar de comer con su prometidocitaría a su encantador ex—novio para que la acompañase. No pretendíacomer con él en la calle o en ningún restaurante de la zona, ese día Erik lehabía hecho daño con o sin intención y no iba a pensar en él (o intentaría

no hacerlo) de modo que irían a comer a su apartamento.

Al entrar en el piso de Soul Leander notó que su prometido no estaba,la notaba extraña y sabía que era por él pero no iba a preguntarle.Sospechaba que esos dos se querían, no cariño de amigos sino amor, que suprometido la quisiera no le importaba pero que ella desarrollase esos

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mismos sentimientos por otro le volvía loco de los celos.Estaban sentados en la mesa, con miradas fugaces y sonrisas tímidas.

En un arrebato le preguntó a Soul si le quería, ella sin pensar le respondióque si, y le quería de verdad, pero ya no como antes.

 —Fuguémonos esta noche Soul, solos tu y yo —pidió de pronto. —¿Fugarnos? ¿Fugarnos dónde Lei? —preguntó sorprendida. —A Italia, vayámonos, mi padre tiene una casa en la Toscana,

simplemente vayámonos juntos, tu y yo, como debimos hacer hace muchotiempo.

Por un momento Soul dudó, realmente quería a Erik, le quería deverdad, pero él se fue con otra en medio de la noche sin decir una solapalabra y estaba tan dolida que ni siquiera lo pensó, al fin y al caboLeander era… era todo lo que había necesitado hasta que llego el señor

Brown con su encanto, su sonrisa, su cuerpo y sus ojos…

Si Erik se había ido con Mulana tardaría al menos 2 días en volver demodo que preparó la maleta y llamó a Cole para despedirse.

 —¿Sabe Erik que te vas? —le preguntó de forma acusatoria, él estabaenamorado de ella y saber que se iba con otro tipo le enfurecía.

 —No, él no sabe nada —respondió seria— Él se fue en medio de lanoche sin decir una palabra después de la llamada de una mujer y novolvió, no creo tener que darle explicaciones después de eso.

 —¿Que se fue dices? —preguntó extrañado. —Se fue en medio de la noche y sin decir nada Cole…

Cole se quedó extrañado, no entendía esa actitud de su amigo, nosabía por qué después de 4 meses la dejaría para irse con otra… él sabíaque su amigo estaba enamorado de ella, aunque no lo quisiera admitir.

 —¿Cuantos días vas? ¿Dónde vas? Somos amigos, deberías decírmeloal menos, ¿no? —preguntó.

 —No sé cuánto tiempo me voy, quizás no vuelva… ¿dónde? Preferiríaque no lo supieras, lo siento.

Se puso en pie sin decir nada más y se fue después de darle un beso enla mejilla.Despedirse de Cole le resultaba doloroso, Erik era el nexo entre ellos

y ahora que se iba perdería la amistad que en tan poco tiempo habíalogrado con él, pero su decisión estaba tomada y despedirse de él era algoque tenía que hacer.

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Al llegar a casa miró la ropa de Erik en el vestidor, arrepintiéndosepor momentos de lo que estaba a punto de hacer, se acercó al lado de lacama de su prometido y acarició la almohada despacio, dejando rodar unalágrima por su mejilla.

 —Tendrías que haberme dejado antes…ahora… ahora ¿qué voy ahacer sin ti? —justo al terminar esa frase se dio cuenta de lo que temía,ella pensaba que era cariño, que le quería tanto porque la convivencia habíahecho que desarrollase sentimientos por él, pero no sabía que era amor— Oh no… —dijo con expresión de horror llevándose una mano al pecho,estaba enamorada profunda y perdidamente de Erik y acababa de darsecuenta de ello.

Caminó nerviosa por la habitación cuando de pronto empezó a sonar

su teléfono, era él, era Erik quien llamaba. Miró la pantalla con el corazónacelerado. ¿Qué iba a decirle? ¿Cómo iba a pedirle que no le dejara?¿Cómo…? sin querer llegó a su mente el recuerdo de Mulana confesándoseentre las caravanas, llegó a su mente aquella maldita frase que jamáspodría olvidar “cuando te metías entre mis piernas”.

El teléfono seguía sonando, como si tuviera prisa en decirle lo quecreía que iba a decirle (que no se fuera), apagó el teléfono y lo lanzó sobrela cama.

Ahora sólo quedaba esperar a que diera la hora, a que el reloj marcaselas 6 para dejar todo ese sufrimiento atrás, para olvidarse de todo loocurrido los últimos meses y de empezar de nuevo. Intentaría ser feliz sinErik, y lo intentaría de verdad.

 

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Capítulo 25¿Te vas?

Tan pronto como Soul se marchó de la cafetería Cole llamó a Erik,que tomó el camino de vuelta casi instantáneamente.

Estaba en el hospital cuando su amigo le llamó acusándole de infiel. —¿Pero qué dices Cole? No estoy con una mujer… —Te fuiste en medio de la noche cuando una chica te llamó, ¿no es

así? —preguntó molesto, a lo que Erik respondió con un sonido nasal— pues debiste llevarla contigo o al menos informarla, Soul se va, su aviónsale mañana y…

 —¿Cómo que se va? ¿Que se va donde Cole? —empezaba a asustarseimaginando con quien.

 —No sé dónde se va, pero sé con quién…se va con… —No lo digas, ahora mismo voy para allá, detenla, si puedes

detenla… —Ya lo intenté… pero no me hizo caso —respondió.

Tan pronto como cortaron la llamada Erik buscó a Mulana paradecirle que se iba, pidió que tratasen a Han sin miedo a lo que pudieracostar, él se encargaba de la factura del hospital ascendiera a lo que

ascendiera.Salió del hospital tan deprisa como un rayo y subió al coche para

volver a casa.

Llevaba más de 6 horas en el coche y empezaba a oscurecer, si corríaun poco más quizás llegaría a tiempo para detenerla, solo debía pisar másfuerte el acelerador.

Para su mala suerte la carretera estaba cortada, había habido unaccidente y la policía tenía la zona acordonada.

 —Por dios, ¿y ahora qué? —preguntó desesperado mirando por laventanilla.

 —Disculpe caballero —dijo una policía uniformada que se acercabaal coche—no puede pasar, ha habido un accidente…

 —¿Están todos bien? ¿Hay heridos graves? —preguntó curioso. —No —respondió la mujer— alguien conducía con exceso de

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velocidad, como el que traía usted —sonrió— y ha atropellado a unamanada de reses que cruzaban.

 —Por favor señorita… mi esposa está de parto y quiero estar presentecuando nazca mi hijo —mintió para indicarle lo desesperado que estaba.

 —Supongo que podrá ver a su esposa más tarde —sonrió— pero no lepuedo dejar pasar hasta que no llegue el juez.

Su mala suerte recién empezaba, el juez no iba a llegar hasta al menoslas 5 de la mañana y para ese entonces Soul debía estar yendo alaeropuerto.

Llamó a su móvil un centenar de veces pero ella tenía el teléfonoapagado.

Soul salió de la cafetería después de haber hablado con Cole y fue a

casa con un nudo en la garganta, marcharse significaba renunciar a suprometido pero era eso o verse humillada cada vez que una mujer llamasea su número. Él había jugado con demasiadas chicas y no se veía con ganasde compartirlo con ninguna otra.

Lloró sobre la cama hasta que se durmió pero en un par de horas suteléfono empezó a sonar, y lo hizo una y otra vez, Erik parecía no cansarsede llamarla pero ella no iba a descolgar, no estaba dispuesta a ser plantadapor teléfono así que lo apagó.

Dieron las 6 y era hora de partir, Leander seguramente la esperaba enel aeropuerto, se vistió, dejó el móvil sobre la cama y se marchó.

Por suerte para el moreno el Juez llegó mucho antes de lo previsto yse reanudó la circulación.

Cuando Erik llegó a casa Soul no estaba, no había respondido a ni unasola de sus llamadas, no había dejado ninguna nota. Entró en el dormitoriocon el corazón encogido, deseando con todo su ser que ella estuviera bajo

las sábanas, tal y como la dejó antes de irse pero no, lo único que habíasobre la cama era el teléfono con la batería a un lado. —¿Te has ido de verdad? —preguntó al aire tomando el aparato entre

sus manos.Se dejó caer de espaldas sobre el colchón, ¿qué iba a hacer ahora? Él

se había marchado sin decirle nada para no preocuparla con el estado de

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 —¿Es por él? Soul te has acostado con… —¿Qué? —Preguntó escandalizada—Erik y yo no… —¿cómo iba a

decirle que se habían besado apasionadamente en más de una ocasión y quehabían pasado una maravillosa e inesperada noche de “¿amor?”?

 —No importa —intuía algo pero iba a confiar en sus palabras— puedes dormir en el cuarto de Nayla, está al lado del mío… Dime, ¿teapetece ir al mercado de flores y verduras mañana? —sin pensarlo aceptó.

Al contrario de lo que pensaba aquellos días fueron fantásticos, conLeander casi no se había acordado de la traición de Erik, habían ido a uncentenar de sitios, habían recogido flores, habían remojado sus pies en unafuente sin importar qué opinase la gente y, después de mucho tiempohabían ido de la mano.

Para ella lo de Erik terminó (al menos eso quería creer), ni siquierahabía hecho por encontrarla y con Leander podría olvidarle si se loproponía.

Los tres primeros días Erik los pasó encerrado en casa, en elapartamento que había compartido con ella, no respondía el teléfono y notenía ánimos para nada, quizás ella estaría disfrutando de su romance conLeander sin el impedimento que resultaba un prometido indeseable ymolesto.

Después de su autocompadecimiento, después de cansarse de verse asi mismo deprimido por una mujer decidió levantar cabeza, la buscaría, labuscaría por medio mundo si hacía falta pero necesitaba que ella le dijeraque se había terminado, necesitaba la confirmación de ella para poderseguir adelante.

Buscó durante días en las casas de sus amigas, en la casa de suspadres, buscó por todos los hoteles y de pronto recibió un mensaje con unafoto, Leander quería dejarle claro que el corazón de Soul era de él,

mientras paseaban por el pueblo Leander pidió a un hombre que les hicierauna foto juntos, Soul llevaba una flor amarilla en el pelo y una expresiónde felicidad que le destrozó el alma, ¿de verdad era feliz con ese tipo? ¿deverdad el tiempo que compartieron no significó nada para ella?

Aquella foto le hizo abrir los ojos, aquella foto le decía más de lo que

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quería ver así que llamó a las chicas para despedirse de ellas, rompiendocon Soul también rompía con las cosas que compartía con ella, su cama, suapartamento, sus amigas.

 —¿Puede saberse por qué abandonas? —preguntó Juno enfadada. —Mirad —Erik buscó la foto que Leander le había mandado—eso me

lo envió él, ese tipo, Leander… quería demostrarme que había ganado, queella era feliz… su expresión… —dijo fingiendo entereza.

 —La verdad es que no esperaba esto de él —dijo Gertrud— ¿dóndeestá tomada la foto? ¿Dónde están? —preguntó.

Mientras ellos hablaban Melissa se envió la foto a su móvil, creía quepodría encontrar el lugar donde se había tomado la foto.

 —No te rindas aún, espera un par de días, mi padre tiene un amigodetective —dijo Melissa—te aseguro que encontraremos dónde está y

cuando lo hagamos señor Brown… —tocó su hombro con un dedo, comoadvirtiéndole— irás a por ella, irás a por ella y la traerás de vuelta.

 —Yo… —de verdad quería rendirse, ahora más que nunca temía queella le dejase de forma “oficial”.

Después de recoger sus cosas del apartamento de Soul fue a su casa,se sentó en el sofá y esperó a que se hiciera de noche para ir a dormir, denuevo empezaba a deprimirle la idea de que le dejase.

Reclinó el sofá hacia atrás y con la oscuridad del apartamento y su

casi ex—prometida en el pensamiento terminó dormido.

Por la mañana le despertó el tintineo de su móvil, mucho antes de loque pensaba, el detective que Melissa había mencionado había localizadoel posible paradero de Soul así que quedaron en el mismo sitio del díaanterior para darle todos los datos que aquel hombre había recopilado.

 —La foto está hecha en la Toscana, en Italia… —dijo poniéndole elsobre sobre la mesa.

 —Maldito hijo de…

 —Si… —interrumpió Melissa—lo es…igual que Gertie yo tampocoesperaba eso de Leander… pero quizás, a las malas puedes ponerte un pocoen su situación… fueron novios durante muchos años, y…

 —Sé la historia Melissa, perdona que sea tan grosero… —interrumpióamablemente para no escuchar la historia de cuanto se amaban.

 —Esta es la dirección… —estiró la mano sobre la mesa con un papel

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Capítulo 26Cara a cara

El avión llegó algo más tarde del medio día, normalmente dormía enel avión para que los viajes le pasasen antes pero esta vez estaba tannervioso que ni siquiera pudo mantener los ojos cerrados por más de unminuto.

En las puertas del aeropuerto había una hilera de taxis, no tenía ni ideade dónde estaba la dirección que Melissa le había dado así que supuso quela mejor opción sería tomar un taxi.

Se acercó al primero pero 4 coches más allá el conductor empezó ahacerle señas como si le conociera de algo.

 —Disculpe —le dijo al del primer taxi cerrando la puerta para ir alque tan insistentemente le llamaba.

 —No es italiano ¿verdad? —le preguntó en su idioma. —No… ¿cómo lo ha sabido? —preguntó con una sonrisa confusa. —Su cara… por las caras es fácil intuir de donde son… pero dígame,

¿dónde vamos? —A esta dirección —tendió la mano ofreciéndole el papelito. —Oh… —canturreó el simpático conductor—vamos a la villa del

amor…

Por cómo lo dijo Erik sintió un escalofrío que le recorrió la espalda,villa del amor… definitivamente Leander sabía lo que hacía…

El taxista le dejó al principio de un camino de arena bordeado conmuros de piedra, al otro lado de los muros habían jardines muy cuidados,repletos de flores, definitivamente era un lugar digno de visitar, pero él noquería ver casas con jardines, él quería encontrarla a ella, a su prometida, aesa chica que le había robado el corazón y que pensaba que la había dejadopor otra.

Siguió su camino a pie hasta el número que había anotado en el papelde Melissa pero esa era la única casa que había con aspecto de abandonado,definitivamente había sido un viaje absurdo, tenía tantas ganas deencontrarla que aquella fue la peor de las decepciones. Caminó de vueltacon un sentimiento extraño y al llegar de nuevo a la carretera que lellevaría al pueblo decidió caminar un poco más por aquel camino de flores

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y arena, quería buscarla una vez más antes de rendirse.

De pronto su corazón se detuvo, ahí estaba ella, no le veía la caraporque la llevaba cubierta con un sombrero pero sabía que era ella, vestíacon una falda amarilla y una blusa blanca que él le compró cuandoestuvieron en sus “vacaciones”. Se acercó a la puerta de hierro y se apoyóen ella para mirarla antes de saludarla.

Le encantaba tomar el sol, y hacerlo en la Toscana era de lo mejor. —Veo que lo estás pasando bien —dijo un hombre frente a ella, que

estaba en el columpio. Miró a quien le hablaba por debajo del sombrero depaja en el que había puesto algunas flores.

Él estaba apoyado en la puerta de reja pero el sol le daba de frente y

no lo reconoció. —El clima es estupendo, me encanta —dijo sin saber a quién le decía

eso. —¿Sabes lo preocupado que estaba? —preguntó él intentando ocultar

la emoción por verla y fingir disgusto. —Tu… —dijo reconociendo de inmediato su voz.

Verlo ahí, con la camisa entreabierta, y con su pelo negro brillandocon el sol hizo que sintiese un mareo.

 —¿No vas a responder? ¿No me vas a invitar a entrar? —preguntó

disimulando su preocupación por ser rechazado. —Te fuiste con otra… yo simplemente hice lo mismo —se defendió

sin que él le hubiera atacado. —No me fui con otra Soul, jamás me iría con otra que no fueras tu…

 —admitió sin pensar que era una confesión—Han se cayó del trapecio y serompió un par de huesos, no te dije nada por no preocuparte, te llamé unmillón de veces para explicártelo pero jamás respondiste…

 —Te fuiste en medio de la noche sin decirme nada… —¿Y qué podía decirte? Estabas cansada y dormías plácidamente, se

me partía el alma pensar en despertarte para darte una mala noticia, meimportas demasiado, eres demasiado importante en mi vida y lo último quequiero es que estés mal…

Soul no podía decir nada, estaba tan impresionada por lo que leacababa de decir que no podía articular palabra, además, los 10 días sinverle hicieron que de pronto su corazón palpitase desbocado, que le

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temblasen las piernas por su presencia y que aún le pareciera más guapo.Se acercó a él para abrir la verja mirándolo directamente a los ojos, a esosojos que tanto le gustaban.

Tan pronto como ella abrió él la tomó entre sus brazos. —¿Sabes lo preocupado que estaba? —le susurró al oído— pensaba

que te había pasado algo, que alguien te había hecho algo, que me habíasdejado —omitió que sabía con quien se había marchado.

El corazón de la chica se aceleró aún más al oír sus palabras,golpeando su pecho con fuerza.

Erik llevó la mano bajo su mentón y alzó su cara para poder besar sufrente.

 —¿Puede saberse qué haces aquí? Esto es una propiedad privada — dijo Leander saliendo de la casa secándose las manos con un trapo.

 —Solo he venido a por mi mujer —respondió el moreno llevando unamano a la cintura de ella para atraerla contra sí.

 —¿Tu mujer? No me hagas reír, ella no es nada tuyo. —En papel quizás no, aún, pero su corazón es tan mío como suyo mi

corazón, la quiero, ya te lo dije, y me importa un bledo si lo pones en duda.Soul miró hacia arriba para encontrarse con sus ojos, ¿Erik había

venido a por ella? ¿Había volado miles de kilómetros para llevarla devuelta? ¿Su mujer? ¿La quería?

 —¿Bromeas? —Leander se acercó a la chica, la agarró por el brazo y

tiró de ella para llevarla adentro. —Estaré aquí fuera toda la noche Soul, esperaré por ti hasta que se

levante el sol, si crees que me quieres como yo te quiero, si crees quepuedes quererme como deseo que lo hagas vuelve a casa conmigo mañanapor la mañana, te juro que te haré la chica más feliz, que nunca jamásvolverás a creer que me he ido con otra, te juro que te amaré aún más de loque te amo ahora.

Mientras Leander tiraba de ella, ella no podía apartar los ojos de suprometido. Verle ahí, cuando menos lo esperaba y aquellas palabras…

hicieron que de pronto todo lo que sentía por él se despertase de golpe,multiplicándose por diez a cada segundo que pasaba. —Leander, suéltame —dijo deteniéndose— tiene razón —murmuró

mirando al suelo. —¿Qué? —preguntó él, ofendido por sus actos y por los de Erik. —Que tiene razón, mi corazón es suyo, le quiero, le odio pero le

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quiero —dijo mirando al vacío.Erik la miraba desde la puerta de hierro, con una sonrisa que le era

completamente irresistible, ahora si estaba segura, estaba segura de quenunca había sentido algo parecido, segura de que nunca podría sentir igualy segura de que todo lo que quería era ese moreno con el que sus padres lacomprometieron por la fuerza pero que nunca podría dejar de amar.

 —Soul, ¿recuerdas la promesa del árbol? Prometimos que nunca nossepararíamos, ¿recuerdas nuestro primer beso? Después de mirarnosdurante más de una hora nos atrevimos a dar el paso, ¿recuerdas la primeravez que paseamos cogidos de la mano? —dijo Leander con la voz rota—aél lo conoces de hace 4 meses, a mi…me conoces desde siempre y te amodesde siempre, ¿recuerdas nuestra dolorosa separación? Lloré durante díaspor haberte dejado…Soul no me dejes, no me dejes solo… —pidió

dejándose caer de rodillas para suplicarle.Aunque no quisiera a él también le quería, hasta que llegó Erik nunca

había podido querer a otro y esa petición la ponía entre la espada y lapared, ¿se quedaba con quien fue el amor de su vida o se quedaba con suprometido y el dueño de su corazón?

 —No te vayas, te lo ruego, quédate conmigo.Soul, completamente confundida corrió alejándose de la casa y

dejando allí a los dos chicos.

Aquel era su castigo por no dejar claros sus sentimientos delante deambos, aquel era su castigo por fingir que seguía queriendo a Leandercuando jamás podría dejar de querer a Erik, aquel era su castigo por nogritar que se detuvieran y la dejaran a ella elegir.

Tomó el primer autobús que pasó por su lado con intención de alejarsede ellos, con intención de ir dondequiera que fuera que no estuvieran ellosy el autobús le llevó a la costa, algo que siempre la relajaba.

Paseó por el paseo marítimo y cuando estuvo cansada se sentó en unode los bancos frente al mar.

Los chicos se miraron de manera acusatoria, si ninguno se hubieracomportado como lo hizo ella no habría huido, pero ninguno dijo nada,Erik corrió por el camino hasta la carretera, iba a buscarla y lo másimportante a encontrarla, dondequiera que estuviera, no había volado hastaItalia para perderla después de encontrarla.

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Cogió el primer autobús, no sabía dónde le llevaría ni si estaba yendoen la dirección correcta pero algo en su interior le decía que iba bien.

El autobús le dejó en una plaza redonda que olía a salitre, si ahí estabael mar seguro que la encontraría.

Las calles eran estrechas y adoquinadas, con fachadas de piedra. Enuna de las calles había un grupo de mujeres que lo miraban como si de undulce se tratase, estaba en Italia, era normal pero aquello era unaoportunidad de acercarse aún más a su prometida, les preguntó por el mar yéstas le indicaron dónde estaba.

Pasadas tres horas Erik por fin dio con ella, no sabía dónde estabanpero Soul estaba allí, y con eso no necesitaba más.

 —Preciosas vistas —dijo sentándose al lado de su prometida, mirando

como el sol se ocultaba tras la línea del horizonte, no la miró, no le dijonada más, solo acercó su mano a la de ella y entrelazó los dedos.

Soul lo miró con el corazón acelerado, el contacto de sus manos hacíaque su corazón galopase como un caballo desbocado.

Permanecieron en silencio durante unos minutos, sin decir nada. —Erik ¿por qué te gusto? —comenzó a decir ella, rompiendo el

hermoso silencio que compartían. —Porque lo que me haces sentir. Nunca nadie había conseguido que

quisiera matarla y abrazarla a la vez —rió— y porque tú también me

quieres, aunque no lo sepas o ese tipo te confunda. —Sí que lo sé Erik, y él podía confundir mi cabeza pero no mi

corazón, ya no puede confundirme… solo estoy huyendo. —¿Huyendo? —preguntó mirándola a los ojos directamente. —Huyo porque te quiero demasiado y hasta ahora he tenido miedo de

que mis sentimientos no fueran correspondidos.Erik se puso en pie y tiró de ella para poder abrazarla. Aquel era el

momento que había deseado, aquel era el momento que deseó desde quesupo que la amaba, el momento en el que ella le dijera que le quería.

Los minutos pasaron sin que ninguno de los dos quisiera separarse delotro.

Caminaron agarrados de las manos, con los dedos entrelazados. —Gracias —dijo ella, deteniéndose un momento—hoy… hoy es mi

cumpleaños —dijo ella con los ojos brillantes.

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 —¿Hoy? —Erik miró el calendario de su reloj—¿Bromeas? Hoy es micumpleaños…

 —¿Tu cumpleaños? No Erik, ¡es el mío! —dijo con el ceño fruncido. —¿Cumples… cumples el mismo día que yo?

Soul lo miraba creyendo que intentaba engañarle pero Erik teníarazón, ambos cumplían por casualidad el mismo día.

Justo en ese momento se le ocurrió algo para celebrarlo pero primerodebían volver, no quería pasar ni un minuto más lejos de casa.

Después de ir a por su maleta fueron al aeropuerto esperando que suvuelo saliera cuanto antes.

Leander se quedó solo, en el mismo sitio donde estaba cuando ella se

fue dejándolos a él y a su prometido, no había sido capaz de moverseaunque ella viniera a por su maleta. Sabía que había hecho mal enllevársela, sabía que había hecho mal en enviarle esa foto a Erik pero él deverdad la amaba y por amor a veces se cometen locuras.

La noche se hizo oscura sobre la casa de la Toscana y Leander, con unnudo que oprimía su garganta se dio por vencido, entró en esa casa quehabía compartido con el amor de su vida durante 10 maravillosos días yfue hasta la habitación de ella, quizás habría dejado una nota, quizás…

La había perdido, ahora ya no le cabía duda, su guapo prometido se la

había llevado con unas palabras que incluso él habría creído… Ahora soloquedaba tragarse todo su amor y desear no volver a verla, no podría vivirsabiendo que es feliz y que esa felicidad no podría habérsela dado él.

 

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Capítulo 27Jamás te separes de mí

De vuelta en casa Soul se sentía tímida, por fin habían logradoconfesar sus sentimientos pero ahora se sentía avergonzada, le avergonzabaque tuvieran que dormir en la misma cama, avergonzada por tener quecomer con él, se ruborizaba cuando sus ojos se encontraban.

Al entrar en casa la sensación fue completamente diferente a la deantes, ahora su amor era correspondido…

 —Erik… —dijo mirando el vestidor completamente horrorizada. —No podía estar aquí si me habías dejado… me llevélas cosas de

vuelta a mi apartamento… —explicándole el porqué de ese vacío. —Quiero que traigas tus cosas de vuelta —ordenó, algo que arrancó

una sonrisa al moreno.Erik agarró su mano y la llevó hasta el coche, si iba a ir a por sus

cosas quería que ella fuera con él, ahora ya no estaba dispuesto a separarsede ella ni un solo momento.

Al entrar el piso estaba en penumbra, las cortinas estaban cerradasimpidiendo que la luz pasase a través de ellas, Soul se sujetó a su brazopara no tropezar con nada pero el roce de su piel despertó a la fiera que

Erik llevaba dentro, la cogió en brazos y la llevó a la cama, esa cama dondecierta noche tantas veces la quiso tener.

La dejó con cuidado y sin encender las luces llevó su boca a la de ella,la empujó hacia atrás con cuidado dejándose caer sobre ella.

 —Erik para… —pedía entre besos, a duras penas podía parar ellamisma.

 —¿Qué pasa? ¿No quieres? —preguntó apartándose a un lado. —No es que no quiera, es solo que no puedo ahora… —señaló su

vientre con la mirada— espera un par de días… —rió.

 —Lo siento, debí preguntar… —¡No! —rió—no tienes que preguntar… he deseado demasiado que

hicieras eso —dijo un poco avergonzada antes de lanzarse donde estaba élpara abrazarle y besarle de nuevo

Aunque tuviera que contenerse eso era lo mejor que había hecho enesa habitación, contenerse por amor, besar por amor, abrazar y acariciar

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por amor, tener a una mujer en su cama por amor…

Después de cargar las cosas en el coche y de llevarlas de vuelta alapartamento de Soul decidió salir, necesitaba comprar una cosa importantey, aunque ella quería ir donde fuera él Erik no le dejó, aquello iba a ser unregalo de cumpleaños. Un regalo de cumpleaños para los dos.

Pasó fuera de casa cerca de 4 horas pero volvió con algo que, si sentíacomo él le encantaría.

Entró con un enorme ramo de rosas en las manos, con un sobre y unapequeña cajita en uno de sus bolsillos.

Soul lo miró desde la puerta de la habitación a punto de ponerse allorar.

 —¿Te gustan? —preguntó agachándose para besarla a lo que ellaasintió tímida—ven…

Erik llevó el ramo de flores hasta la mesa, cogió su mano y la llevóhasta el sofá. Dejó el sobre sobre la mesa y se agachó frente a ella con lacajita entre las manos.

 —Señorita Soul Bedford, estoy completamente loco por usted, alprincipio la odiaba pero luego todo ese odio se convirtió en amor y ahorano soy capaz de vivir sin usted —Soul se llevó las manos a la cara, estabacompletamente ruborizada—no te tapes, tonta, que quiero ver tu cara… — 

rió él apartando sus manos para poder verla— ¿Quieres casarte conmigo?Y no por el compromiso impuesto sino porque me quieres.

 —Señor Brown… —de nuevo se cubrió la cara, no podía creer lo queestaba pasando—cuando entró en mi vida todo se puso del revés, me hacíasentir molesta, irritada, confusa… poco a poco empecéa volvermedependiente de sus provocaciones, de sus molestias… luego, tras analizarlosupe que esa dependencia era amor —sonrió—supe que era amor laprimera noche que pasé sin ti… ¿que si quiero casarme contigo? ¡Quiero,claro que quiero!, tendría que estar loca para no querer, pero sobre todo

quiero pasar el resto de mi vida contigo porque mi corazón lo tienes tú, y siun día te alejas… moriré —dijo mirándole a los ojos con expresión defelicidad.

 —Eso, señorita Bedford, es lo más bonito que nadie me ha dichonunca —dijo colocando el anillo en el dedo correspondiente.

 —Eso espero… —rió antes de besarlo—pero dime… ¿qué hay en el

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sobre?Erik cogió el sobre de la mesa y se lo dio para que viera.Dentro había 6 billetes de avión, la reserva de 5 habitaciones de hotel

y cita para una boda, cuando ella miró sin entender nada Erik tocó el anillode su mano.

 —Tendremos una boda secreta —sonrió—una boda secreta este fin desemana…

 —¿Es… este fin de semana? —preguntó sorprendida. —Si, una boda, quiero que nos casemos en Las Vegas antes de que

nuestros padres decidan una fecha por fin, algo rápido y divertido, connuestros amigos, sin tener que guardar apariencias.

De pronto le pareció una idea maravillosa, casarse en secreto junto asus amigos en la ciudad de las luces…

Estaba tan emocionada que llamó a sus amigas para que fueran a casa.

Melissa llevaba tres días en ascuas, había dado a Erik la direccióndonde quizás podría estar pero aún no sabía nada, ni de él ni de su amiga lafugitiva. Al recibir la llamada de Soul no lo pensó, dejó lo que estabahaciendo y fue hasta su casa, quería matarla por el mal trago que les habíahecho pasar, quería…

Cuando Erik abrió la puerta Melissa se quedó mirándole fijamente, alprincipio seria, esperaba que después de todo le llamase con alguna noticia

pero no pudo contener la sonrisa de felicidad al verle a él sonreír, sinpensarlo se acercó y le abrazó amigablemente.

 —Me alegro de que la encontraras… —le dijo cuándo se apartó. —No habría sido posible sin ti… —respondió él.

Soul les escuchaba hablar y salió del dormitorio para ver de quéhablaban pero tan pronto como la vio su amiga corrieron una hacia la otrapara abrazarse.

 —Te odio Soul, te odio de verdad…te fuiste sin despedirte… ¿sabeslo preocupados que hemos estado por ti? ¿sabes cómo estaba él? —señaló

al moreno que sonreía desde la entrada. —Yo… lo siento, simplemente no lo pensé. —Si vuelves a irte como lo hiciste da por finalizada nuestra amistad

 —amenazó.

Soul se había quitado el anillo para darles la noticia a todos juntos,

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las reservas para el hotel y se lo tendió a las chicas que le arrancaron elsobre de las manos.

Aquella noche estaban tan impacientes planeándolo todo que pasaronla noche sentados en el sofá debatiendo sobre qué debía ser primero si elcasino o la boda, debatiendo si primero compraban un vestido o si iban ano sé dónde…

Cuando amaneció estaban todos durmiendo, Erik y Soul lo hacían enun rincón del sofá, dos de las chicas habían ido a la cama y Gertrud dormíaapoyada en Cole.

Después de unas horas, cuando la sirvienta llegó Erik los despertó atodos, no sabía cuándo se habían dormido pero era hora de levantarse.

Desayunaron todos juntos y cuando Erik y Soul se quedaron solos éstedecidió que debían informar a sus padres de su decisión, hizo que sevistiera sin decirle dónde iban.

 —¿Dónde vamos Erik? —preguntó cuándo éste arrancó el coche. —Vamos a decir a nuestros padres que nos queremos para que puedan

preparar la boda como ellos quieran —sonrió imaginando lo que pasaría enun par de noches.

 —Me da un poco de vergüenza… —admitió— te rechacé tanto alprincipio que me da vergüenza admitir que estoy loca por ti.

 —No seas tonta, yo estoy en la misma situación —llevó la mano hastasu muslo y entrelazó los dedos con los de ella—pero lo mío es un poco másgrave…mis padres saben que he sido…

 —¿Un mujeriego empedernido? —rió— ¿eso se acabó, verdad, GranCasanova? —preguntó seria— jamás me engañarás con otra por muyatractiva que sea, ¿verdad?

Erik llevó el coche a un lado de la calle y paró el motor. —Escuchame bien Soul —empezó a decir serio—desde que empezó

nuestro compromiso, desde el mismo día de nuestra primera reunión jamás

he pensado en otra, lo de Kalisha fue para molestarte y lo que hayas visto uoído con Mulana…es un amor no correspondido… si en el futuro aparecenmás chicas con las que…ya sabes… solo olvídalo porque lo mejor que hapodido pasarme es que nuestros padres nos comprometieran, lo mejor queme podía pasar es pelear contigo, enfadarme contigo, bromear contigo, yenamorarme de ti… Soul te quiero y no quiero que pienses jamás que

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pueda haber otra porque te juro que jamás nadie me ha hecho sentir nadaparecido a lo que me haces sentir tú.

Escuchar lo que su prometido le decía y el modo en que lo hacía hizoque empezase a llorar emocionada por sus palabras.

Erik la llevó hasta su pecho para poder abrazarla, era sincero, eracompletamente sincero pero había obviado un detalle, su terrible miedo aque ella pudiera dejarle en un futuro, si se cansaba de él o si Leanderintentaba confundirla de nuevo.

Al entrar en casa de los Bedford lo hicieron de la mano en la que ellallevaba el anillo.

Henry estaba sentado en su sitio de siempre con el periódico sobre laspiernas, al verlos llegar juntos y de la mano una sonrisa se instaló en su

cara. Eso era señal de que se llevaban bien. —Papá… —sonrió—nosotros… —Un segundo cariño —dijo Erik en el oído de su prometida para que

le dejase hablar—Señor Bedford…quiero pedirle su permiso para casarmecon su hija.

El hombre se puso en pie con los ojos abiertos de par en par. —¡Lo sabía! —rió exageradamente— ¡sabía que terminaríais así! — 

gritó feliz abrazando a su hija— ¿Permiso? —rió de nuevo—por supuestoque tienes mi permiso… ya estáis comprometidos, ¡es genial que encima

estéis enamorados! —Papá… —Henry estaba tan feliz que se movía por el salón

bailoteando mientras marcaba el teléfono de su mujer, que estaba en elsalón de belleza con sus amigas.

Cuando Sofía llegó a casa le dieron la noticia a ella también y, aunqueno le gustaba la idea de que Erik hubiera sido tan mujeriego se alegró porsu hija, se la veía feliz y en ningún momento soltó la mano de suprometido.

Ahora tocaba dar la noticia en casa de él, Glenda y Gerard no estaban,habían ido de compras por lo que tuvieron que esperarles un rato.Erik aprovechó para llevarla a la que había sido su habitación.

 —¿Esto son grullas? —preguntó Soul mirando un enorme jarrón decristal repleto de figuritas de origami.

 —Una vez, hace mucho tiempo hice mil grullas de papel para que mi

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aspecto mejorase y así poder encontrar el amor —Y te fue bien… ¿cómo pagamos a la grulla por cumplir el deseo? — 

preguntó ella graciosa. —No separándonos nunca, jamás te separes de mi —llevó las manos a

su cintura y la trajo hacia él— te quiero demasiado —llevó sus labios a losde ella y la besó con pasión.

Glenda sabía que estaban en la habitación y entró sin avisar, noesperaba encontrarlos besándose.

 —Mamá —dijo Erik sin apartarse de su prometida. —¿Querías hablar con nosotros? —preguntó mirando a Soul que se

había ruborizado como si hicieran algo vergonzoso.Después de contarles que se querían y que querían casarse y después

de que empezasen a debatir sobre la fecha de la boda a pareja de

enamorados se fue a casa, en unas horas tenían un vuelo que tomar.

 

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Capítulo 28Boda secreta

El avión salía en una hora y los 6 amigos se encontraron en elaeropuerto como habían acordado, Gertrud estaba más nerviosa incluso quela misma novia, a ratos sujetaba una bolsa de papel para no hiperventilar,algo que hacía que todos rieran exageradamente.

Erik había cogido asientos exclusivos, algo que Soul no entendía, setrataba del mismo avión y llegarían exactamente al mismo tiempo que elresto de pasajeros, incluso al mismo tiempo que las maletas delcompartimento de carga, era absurdo pagar más por lo mismo.

Horas después ya estaban en Las Vegas, una limusina les recogió en elaeropuerto y les llevó hasta allí, las chicas gritaban emocionadas mientrasSoul se sentía cada vez más impaciente.

No sería la boda que siempre soñó, ni sería el chico con el que creyóque se casaría, ni sería en el lugar que siempre pensó que sería, ni estaríansus padres como siempre soñó que estarían pero era la mejor boda que ibaa tener, con el mejor chico que podía existir, con las mejores amigas yCole, alguien que se había convertido en pocos meses en alguienimportante.

La habitación era espectacular, desde la parte más alta del edificiosiempre se podía ver mucho más y esa era la habitación que Erik habíaelegido para ellos.

 —¿Estás nerviosa? —le preguntó al ver como no dejaba de llevarse lamano al pecho.

 —Un poco… —sonrió tímida.Erik se acercó a ella, agarró sus manos y se rodeó con ellas para poder

abrazarla.

 —Si no quieres… podemos pasar solo el fin de semana, no quieroobligarte.

 —¿Estás loco? Estoy nerviosa porque deseo que llegue ya el momentode ser la señora Brown… estoy tan impaciente que ¡pagaría con mi vidapor que llegase ya la hora!

 —Sé paciente, no pagues con tu vida, ¡no quiero quedarme solo! — 

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bromeó.Habían dejado la puerta abierta esperando que el botones subiera las

maletas pero éste se equivocó y las dejó en la habitación de Cole, trespuertas antes.

Cole cogió las maletas y las llevó hasta su habitación sin pensar queles encontraría en actitud cariñosa. Por un momento contempló a lamorena, que tenía los brazos alrededor de su prometido, por un momentosintió la tristeza de perder el amor pero pronto recordó que cuando ellallegó a su vida ya estaba con Erik y que Erik era el que estaba destinado ahacerla feliz. Sin querer interrumpirlos dio un paso atrás con intención dedejarlos solos.

 —¿Cole? —preguntó el moreno cuando él se dio la vuelta para nomolestar— ¿nos espiabas? —bromeó.

 —Vamos Erik, no seas así… — Soul corrió y se colgó del cuello de suamigo haciendo que éste soltase las maletas en el suelo— no hagas caso albastardo de tu amigo —le dijo al oído besando su mejilla a lo que Colesonrió, aquello fue lo primero que se dijeron cuando se conocieron— ¿porqué traes tú las maletas? —preguntó al separarse de él.

 —El botones pensó que os quedaríais en la habitación donde mequedo yo…

De pronto se escuchó ruido en el pasillo, las chicas habían compradoun montón de serpentina, confeti, bebidas… querían celebrar por todo lo

alto que su amiga se casaba y no les importaba gritarlo por los pasillos,llamando la atención de todo el mundo. Al llegar a la puerta del dormitorioJuno se colgó del cuello de Cole.

 —¿Qué haremos ahora sin ti? —dijo mirando a su amiga—Ya nopodremos divertirnos con los chicos de los pubs…

 —Chicas, yo no me voy a morir, sólo me voy a casar, además, noperdéis a una amiga, ganáis a dos amigos, Erik y Cole…

 —¡Tienes razón, tienes razón! —admitió besando la mejilla de Cole — ¿quieres tomar algo con nosotras en la discoteca del edificio de al lado?

 —preguntó Juno a lo que él asintió. —Perdona… ¿no veníais a celebrar que nos casamos? —preguntóSoul fingiendo estar molesta por el desplante.

 —Ups… es verdad, ¿posponemos la discoteca para mañana? — preguntó a Cole, que asintió riendo como si esa chica estuviera loca.

Aquella noche la fiesta estaba asegurada y la amnesia por la mañana

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probablemente también.

Por la mañana Erik y Soul estaban en la cama completamentedesnudos sin recordar nada de lo sucedido, Melissa, que era la únicasensata dormía plácidamente en su cama ignorante de lo que pasaba doscuartos más allá. Juno… ella dormía entre dos chicos que no conocía yGertrud también estaba en su cama, abrazada a alguien que… ¿no conocía?

Cuando Cole se despertó no sabía ni donde estaba, miró la habitaciónsin recordar siquiera que estaba en Las Vegas, definitivamente se tratabade una ciudad de vicios y excesos que volvía locas a las personas, se quitóla sábana que le cubría la cara y se encontró a Gertrud sentada a su ladocon las manos sobre la boca.

 —¿Que…? —preguntó confuso. Gertrud se cubrió los ojos con una

mano y señaló con la otra a cierta parte—Oh mierda… —dijo cubriéndosea la velocidad de la luz— ¿hemos…?

 —No lo sé, yo estaba igual… no recuerdo nada —dijo lamentándose. —¿Tan malo fue que ni te acuerdas? —rió para restarle importancia. —No me acuses, tampoco tú lo recuerdas… —cubrió su cara por la

vergüenza.Esa no era la primera vez que Gertrud se despertaba con un

desconocido pero si era la primera vez que lo hacía Cole, él había tenidovarias novias, pero nunca se había despertado con una chica sin recordar lo

que había ocurrido esa noche. —Cole…te importa si… —¿Lo mantenemos en secreto? —preguntó— no te preocupes Gertie,

de todas maneras no recordamos nada así que poco hay nada que contar — sonrió acariciando el brazo de la muchacha de manera amigable.

Poco a poco fueron bajando a la cafetería, los novios lo hicieronprimero, seguidos por Melissa, luego por Juno y por último por Gertrud yCole.

Ambos estaban tan extraños que los demás sospecharon casi deinmediato que algo pasaba.La fiesta había sido todo un desmadre, en un momento de la fiesta

aparecieron los dos chicos que habían despertado con Juno y empezaron abesarse con ella, Melissa no quería entrar en el juego por mucho que Junoinsistiera y, cuando supo que había bebido demasiado decidió ir a su cuarto

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pero Cole y Gertrud, cuando empezaron a no poder hablar con normalidadempezaron a besarse y poco después se fueron tambaleantes a la habitaciónde ella.

 —¿Habéis dormido bien? —preguntó Erik a su amigo, que no dejabade mirar los platos.

 —Si… supongo —respondió éste mirando a Soul un tantoavergonzado.

 —Gertie… bebiste hasta casi perder la razón, espero que no tedesmayaras antes de llegar a la cama… —le dijo ahora a la compañera decama de su amigo.

 —Llegué bien, gracias…pero dime Erik… —ella no estaba dispuestaa ser humillada sola, iba a arrastrar a Erik con ella— tuve que marcharmeantes de tiempo porque a alguien le estorbaba la ropa —sonrió

recordándole que empezó a desnudarse en medio de la habitación sinimportarle quien más había— espero que guardases el pajarito para cuandose fueran todos —le dijo sacándole la lengua en plan burla.

 —Touché —le dijo con una reverencia, algo que provocó la risa detodos.

Después del acalorado desayuno fueron a pasear por allí, visitaroncasinos, visitaron el lugar donde sería la boda y por último fueron acomprar, las chicas eran capaces de convertir sus tarjetas de crédito en unmillón de bolsas en cuestión de minutos.

Y así la tarde pasó en un abrir y cerrar de ojos. La boda sería a las 10de la noche y ya eran las 8.

Estaban en el restaurante cuando Soul se puso en pie, estaba tannerviosa que no era capaz de comer, Gertrud ni siquiera había sido capazde bajar, ambas se encerraron en la habitación.

Mientras el resto terminaba de cenar ella hablaban de la fiesta de lanoche anterior, del descaro de Juno con aquellos chicos.

 —Me tienes que contar que pasó entre Cole y tú… —pidió con lasonrisa en los labios. —No lo sé Soul, cuando me desperté estaba ahí… estábamos

desnudos… pensaba que era un extraño pero cuando de destapó la cara eraél…

 —¿Te gusta?

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 —¿Cole? No, por favor, ¿por qué iba a gustarme? —Gertrud se puso ala defensiva, algo que siempre hacía para negar lo obvio.

 —Vale vale… —rió Soul mirando el reloj.Ya había pasado una hora y debían ir a su cita, una cita en la que

entrarían siendo solteros y saldrían estando casados.

Las chicas habían comprado un vestido blanco para Soul, un vestidolo suficientemente normal como para que si sus padres lo veían nosospechasen de modo que se vistió, se maquilló y salió al pasillo, donde laesperaban todos.

Erik no podía dejar de mirarla, incluso iba de blanco a su boda. —¿Por qué me miras así? —preguntó nerviosa. —Porque estás preciosa —respondió él.

Ella se ruborizó, sólo hacía tres días que estaban así pero cada vez quele decía algo así la volvía más loca.

Al fin llegaron al lugar dónde sería la boda, en la puerta habían un parde parejas más esperando así que aún tuvieron que esperar un poco.

Al entrar en la sala dos chicas se acercaron a ellos para acompañarlosal altar, todo estaba decorado con lucecillas blancas que daban a laceremonia un aspecto íntimo. El tipo que los iba a casar no iba vestido deElvis como cabría esperar de una boda en Las Vegas, por el contrario iba

vestido de traje normal, serio, elegante.Les hizo firmar en un libro de registros, les entregó una caja de

alianzas para que escogieran las que más les gustaran y después de laspreguntas de rigor los declaró marido y mujer.

Por muy pintoresca que pareciera la escena ya estaban casados, alsalir a la calle las chicas se volvieron locas gritando y silbando paracelebrar el enlace de su amiga.

Erik se acercó a su ahora mujer y la levantó en el aire, al bajarla la

besó en los labios como si el mundo fuera a terminarse, algo que causó losabucheos de las chicas que miraban coloradas la forma como Erik labesaba.

 —¡Erik la vas a gastar! —decía Juno entre risas.Soul hacía un gesto con la mano para que se callasen así que estas

obedecieron y empezaron a caminar hacia el hotel.

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Cada vez que Cole y Gertrud cruzaban miradas se sentíanavergonzados por lo que había pasado la noche anterior. Y pensaban que lopeor estaba por llegar, al llegar al hotel Soul propuso otra fiesta, esta vezpara celebrar que ya estaba casada.

Como la noche anterior subieron con bebidas y con extras para comer. —Yo no quiero beber hoy… —dijo Gertrud completamente

ruborizada. —Vamos Gertie, seguro que no fue para tanto, seguro que lo

disfrutasteis, no seas tan cerrada —decía la rubia. Juno le restabaimportancia a las cosas que realmente no tenían importancia.

 —Yo tampoco beberé —dijo Cole poniéndose en pie— subiré un ratoa la azotea y luego iré a dormir —añadió antes de salir.

Cole llevaba más de una hora completamente solo en la azoteaobservando el arcoíris de colores de la fuente.

 —Es bonito —dijo una voz detrás de él— ¿estás solo?Una desconocida le había visto subir y al ver que no bajaba decidió

subir a hacer compañía a aquel chico. —Es bonito pero prefiero la oscuridad que me permita ver las

estrellas —dijo sin mirarla. —Eres romántico… a los chicos no les suele gustar ver las estrellas.

Me llamo Clarissa. —Cole —respondió serio.

En vista de que no bajaba Gertrud decidió subir para hablar con élacerca de lo ocurrido, no es que fueran amigos de toda la vida pero noquería que esa relación de amistad que empezaba a hacerse cada vez másfuerte entre los 6 terminase enfriándose por culpa de lo que había ocurridoentre ellos.

Al entrar en la terraza no veía nada, ni veía a Cole, ni dónde ponía lospies.

 —¿Estás aquí? —preguntó ella con los ojos abiertos de par en paresperando ver algo. —¡Gertie, amor! —dijo él con intención de quitarse de encima a esa

chica que entablaba conversación con un desconocido en medio de la noche — llevo más de una hora esperándote, ¿el bebé está bien? —sin pensar en

lo que hacía sujetó su cara con las dos manos y la besó como si realmente

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fuera su mujer, Gertrud estaba sin palabras— Lo siento Clarissa pero mimujer me necesita, encantado de conocerte.

La morena estaba completamente impactada con lo que acababa depasar, ¿bebé? ¿Su mujer? Cole tiraba de ella hasta la habitación dondetenía intención de explicarle que quería quitarse de encima a esa chica peroal entrar en la habitación Gertrud era la que debería explicar después, tanpronto como sus ojos se encontraron se abalanzó sobre él y le besó.

Hacía más de tres meses que se conocían y desde el principio Gertrudempezó a desarrollar sentimientos por él, quizás no fuera amor, pero leatraía como nunca lo había hecho nadie.

En ese momento Cole no quiso pensar, si ya se habían acostado nosería raro que repitieran, al menos ahora estaba consciente pero ¿qué eraesa sensación? Un escalofrío extraño recorría su abdomen cada vez que

notaba las manos de la muchacha acariciando su piel, cada vez que… ¿legustaba?

Gertrud no se creía estar haciendo eso y menos por instinto, pero colele estaba devolviendo cada beso, cada caricia…

La primera noche de casados fue increíble, Erik le dejó claro con cadacaricia y con cada beso que estaba loco por ella pero los juegos bajo lassábanas fueron lo mejor, aquella fue la segunda noche que estuvieronuntos y no podían negar cuanto se gustaban.

Se durmieron al amanecer, cuando el negro del cielo daba paso alnaranja que luego sería azul. Ni siquiera cerraron las cortinas para que noles molestase la luz.

Solo quedaba un día más, un día para disfrutar plenamente uno delotro, un día para disfrutar con sus amigos como si fuese el fin del mundoun día para no tener que fingir pues, al llegar de vuelta sus padres nodebían enterarse de su boda secreta.

 

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Capítulo 29Extraño regreso

Su viaje de boda/Luna de miel estaba a punto de culminar ya soloquedaban un par de horas para tomar el avión de regreso a casa.

Estaban con las maletas en la puerta del hotel esperando a la limusinay Soul recordó que Han estaba en el hospital. Se contuvo durante un rato depreguntarle a Erik si podían ir a verle pero delante de sus amigos no queríadecir nada, sabía que Erik mantenía en secreto el tema del circo y no queríadescubrirlo.

Agarró por las solapas de la camisa a su ya marido y se apartó con élcon disimulo, Erik la levantó y se rodeó con sus piernas mientras la besaba,algo que hizo resoplar a las chicas, de nuevo estaban en esa actitudacaramelada delante de todos.

 —Podemos… —le susurró mirándole a sus bonitos ojos—podemos ira ver a Han…

 —Cariño pero estará Mulana, no quiero que os veáis ya sabes que teodia, no quiero que te diga…

 —No me importa ella… quiero verle a él y si ella me dice algo… tetengo a ti —sonrió seductora— y tengo esto —le enseñó la sortija de sudedo.

 —Muy buen argumento señorita… señora Brown —la abrazó confuerza, le encantaba lo que habían hecho, le encantaba que estuvierancasados.

Debía reconocer que él también quería saber del estado del muchachoasí que informó a sus amigos sobre los cambios de planes y mientras unosvolvían a casa con las maletas de Soul y Erik los recién casados iban hastala ciudad dónde Han se recuperaba de sus huesos rotos.

Al entrar en el hospital Petriev y Yaline firmaban el alta del

muchacho en el mostrador del pasillo, a pesar de tener varios huesos rotosno era necesario que permaneciera en el hospital por más tiempo así quemientras Erik se entretenía hablando con ellos Soul se escurrió por detrásde su marido para ir a la habitación.

Mulana se giró al ver que alguien entraba y al verla se puso en pie demanera ofensiva, no sabía qué hacía ahí pero no le gustaba tener que volver

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a verla. —Vengo a… —llevó la mirada de la rubia al muchacho que la miraba

sonriente— ¿Cómo te encuentras? —preguntó amable— ¿te duele mucho? —acercó los dedos a la escayola que inmovilizaba su brazo.

 —No es nada, si ya casi no me duele…Cuando Soul acercó las manos a su hermano pudo ver el anillo en su

dedo e inmediatamente supo que había ocurrido, que su Erik se habíacasado con ella.

 —Practicaba con el trapecio cuando se cayó, la red no estaba bienafianzada y no soportó su peso… —explicó sin mirar a la ahora señoraBrown.

 —Menos mal que la red frenó un poco el golpe, Han… —le dijo condulzura, con la dulzura que merece un enfermo.

 —Esto… Soul, ven fuera, quiero hablar contigo —la morena se quedóhelada ante la petición de la rubia, pero obedeció, tan pronto como éstasalió ella lo hizo detrás—veo que al final os habéis casado… —Mulanamiró de nuevo la mano con el anillo—supongo que debo felicitarte…

 —¿Gracias? —preguntó dudosa, esperando una agresión de cualquiertipo.

 —No me des las gracias, es solo cortesía —respondió desagradable— pero voy a advertirte una cosa, sabes que me gusta Erik así que si teseparas de él más de lo necesario no dudaré en aprovechar la situación y

pelear por estar donde estás tú ahora… —Gracias por el aviso, Mulana, te aseguro que lo tomaré en cuenta. —Más te vale, no soy de las personas que no cumple con su palabra

 —amenazó.En ese momento llegó Erik con el malabarista y su mujer, los tres

miraron a las dos chicas que hablaban extrañamente calmadas fuera de lahabitación. El recién casado no quería que hubiera una pelea entre ellas asíque cogió la mano de su mujer y tiró de ella hasta el cuarto dónde Yalineguardó las 4 cosas del muchacho en una pequeña maleta que llevaron el

primer día y, cuando todo estuvo listo se marcharon de allí.Soul se sentía bien por haber podido hablar con la rubia en un tono untanto más suave que las veces anteriores, no era su amiga y jamás querríaserlo, mucho menos con la amenaza que le había dicho, pero al menosMulana no había tomado la boda de ellos tan mal como esperó que lotomase si llegaba a enterarse.

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La visita a Han fue realmente breve, Erik comprobó a conciencia queno les faltase de nada y cuando todo estuvo en orden volvieron a casa.

Ésta vez Soul se encargó de los billetes, no quería pagar por asientosexclusivos por llegar al mismo tiempo que los de clases inferiores, demodo que pidió asientos en clase turista, para Erik seguro que sería todauna experiencia.

Tan pronto como el moreno vio que los asientos estaban pegados unosa los otros empezó a resoplar.

A su lado se sentaba una chica que no aparentaba más de 15 años quelo miraba con disimulo y se sonreía.

 —Eres muy guapo —dijo la chica de repente— ¿tienes novia?

Soul empezó a reír mirando por la ventanilla, sabía que Erik ibamolesto por culpa de los asientos que había elegido y tener a esa niñaintentando ligar con él era la gota que colmaba el vaso. Erik la veía reír ydecidió jugar un poco.

 —¿Novia? No… ¿por qué? ¿quieres jugar? —preguntó golpeando consuavidad y disimulo el brazo de su mujer.

 —¿Jugar? ¿a qué quieres jugar conmigo? —preguntó la niña con untoque seductor.

 —¿Quieres que vayamos al baño? Podemos…ya sabes… —propuso

sin rodeos.Soul no pudo contener más la risa y empezó a reír a carcajadas,

llamando la atención de muchas personas que empezaron a sonreír con ellasin saber por qué lo hacían.

 —Te está tomando el pelo —le dijo a la niña, que completamentedesvergonzada estaba dispuesta a ir al baño con un desconocido muchomayor que ella— está casado —añadió levantando la mano de él dóndellevaba el anillo.

 —No seas envidiosa que yo lo he visto primero —respondió la niña

con chulería— ¿bueno vamos o qué? —le preguntó poniéndose en pie. —¿Que lo has visto primero? —la risa se convirtió en un ataque quearrastró también a Erik, que se reía a carcajadas sin poder parar.

 —Mira… —dijo el recién casado intentando contenerse lo que podía — ¿ves allí delante? Hay chicos que creo serán de tu edad, yo, como te ha

dicho mi mujer estoy casado, muy felizmente casado —levantó la mano de

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ella con el anillo que hacía juego con el suyo—y creo que voy a ir al baño,pero porque mi amorcito es tan irresistible que unas horas sin…ya sabes…es una tortura… —le dijo a la niña para avergonzarla, algo que consiguióel efecto contrario.

 —¿Puedo mirar al menos? —el moreno se quedó helado, ¿qué clasede depravados tenía como padres?—no tengo la edad que pensáis… — añadió con una sonrisa— quizás sea incluso mayor que tu —señaló a Soul,que la miraba completamente rígida, sin expresión, pensando exactamenteigual que su marido.

 —No, gracias pero no… —respondió Erik girando la cara con los ojosabiertos de par en par con expresión incrédula.

El viaje estaba resultando algo inolvidable, desde que salieron de casasiendo solteros hasta que llegasen 3 días después… pero el viaje aún no

había terminado.Cuando el avión aterrizó la niña que se sentaba al lado de Erik siguió

insistiendo en mirar mientras ellos… pero en ese momento fue Soul quienla frenó, aquello ya estaba pasando de castaño a oscuro y lo que empezócomo una broma estaba terminando siendo algo demasiado extraño.

Camino a casa el moreno decidió caminar en lugar de ir en coche,pasó una mano por su espalda hasta la cintura y la atrajo contra sí. Hastadespués de la boda oficial debían esconder los anillos y fingir que lo de Las

Vegas no había ocurrido, debían ocultar a todos que se habían casado ensecreto tanto por los negocios de sus padres como por las apariencias queéstos debían mantener, no podían manchar la reputación de los Brown y lade los Bedford con una boda secreta, pero tener que ocultar esa boda noimpedía que pudieran mostrar su amor en la calle.

Llegando a casa había una niña pequeña con 2 gatitos en una caja decartón, los acariciaba mientras lloraba. Soul sintió lástima por ella y seacercó a preguntar qué le ocurría.

 —¿Qué te ocurre, pequeña? —preguntó agachándose frente a ella. —Estos son los hijitos de mi gatita, pero mi papá no me los deja tenery me obliga a dejarlos en la calle.

 —Oh por favor, pero eso ¡es horrible! —exclamó espantada mirando asu marido.

 —No te preocupes, pequeña, nosotros nos quedamos con ellos —dijo

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Erik agachándose también frente a la niña—pero tienes que prometer quevendrás a verlos… —sonrió, algo que hizo sonreír también a la pequeña,que tenía la cara empapada en lágrimas.

Ésta tendió las manos con la pequeña cajita y se marchó de allí feliz,sabiendo que sus gatitos iban a estar con esas personas tan amables.

 —Eres increíble Erik… es increíble cómo tienes esa facilidad dehacer que el género femenino se sienta bien contigo… ¡incluso una niña!

 —exclamó. —Pero a mí solo me interesa que una persona esté bien conmigo, el

resto del mundo me da igual —se acercó a ella y le dio un cálido beso en lamejilla con la caja entre las manos.

Al entrar en el apartamento Erik dejó a los dos gatitos en el suelo y se

quedó mirándolos. De casualidad uno era negro y otro blanco, uno hembray el otro macho.

Los dos animalitos se quedaron en el suelo al lado de los zapatos deél, que sonreía al ver a las cositas diminutas temer por su nuevo hogar.

Ya era casi de noche cuando llegaron a casa pero debían ir decompras, la decisión de quedarse con los dos gatitos que aquella niña debíaabandonar les obligaba a comprar cosas para que estuvieran cómodos, Soulpreparó uno de sus bolsos y los metió dentro para no dejarlos solitos en su

primer día con ellos.Entraron en el centro comercial y fueron con el carro hasta la sección

de animales. Erik, empezó a echar de todo en el carro, piensos, juguetes,cestos para que durmieran.

 —Erik… —rió al ver lo entusiasmado que estaba— sólo son dos… — señaló lo del carro.

 —Si, pero quiero que estén bien, no importa si hay de más, así tienenpara elegir…

Ver como el moreno cogía esto y aquello para que los gatitos

estuvieran cómodos le hizo imaginar por un momento cómo sería si enlugar de dos animalitos fuera un bebé, su bebé.

Definitivamente había sido una vuelta a casa de lo más… extraña.

En casa era hora de relajarse, pasaron más de 2 horas armando todo lo

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que habían comprado, preparando las arenas, buscando un rincón dóndeponerles la comida y el agua, buscando dónde ponerles la camita para quedurmieran.

 —Me encanta verte tan entusiasmado… —murmuró sin intención deque le oyese.

 —A mí me encantas tu —se levantó y fue hacia ella—y si esto lohago por ellos… imagina qué haría por ti.

Era irresistible, completa y rotundamente irresistible, ese hombre era,sin lugar a dudas, el mejor que pudiera haber, el mejor que pudieraencontrar y al único al que podría querer como lo hacía.

Cansados como lo estaban por todo lo ocurrido en los últimos díassolo necesitaron estirarse en la enorme cama para terminar dormidos en

solo un par de minutos.

 

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Capítulo 30Vestido de novia

Unos días después de su boda secreta, con todo mucho más tranquilopensó que era el momento de buscar un vestido, los padres de amboshabían elegido fecha y ésta sería exactamente en un mes, de modo que yadebían empezar con los preparativos.

Tanto la señora Bedford como la señora Brown decidieron prepararlotodo ellas mismas, Soul debía de encargarse únicamente de la lista deregalos y del vestido, algo no tan sencillo como podía parecer.

Cualquiera elegiría regalos para su casa, lavavajillas, nevera, undormitorio… pero Soul tenía su apartamento perfectamente equipadodesde hacía dos años, desde hacía dos años tenía un apartamento y uncoche de modo que no necesitaba nada más.

Con respecto al vestido… Melissa, Gertrud y Juno decidieron que elvestido de Soul lo comprarían ellas como regalo de bodas, pero sería unasorpresa, ninguno de ellos dos sabría nada de él, ni el largo, ni el tipo defalda ni nada hasta la fecha de la boda oficial.

Erik llevaba varios días ocupado con un asunto de su padre, y apenaspodían verse. Por culpa de las conferencias internacionales llegaba a casa a

horas extrañas. —¿Has llegado? —preguntó la morena al ver como Erik se ponía el

pijama. —Son las 4 de la mañana… vuelve a dormirte —le dijo besando su

frente— además, veo que estás bien acompañada —sonrió al ver como losdos gatitos salían de debajo de las sábanas.

 —No es esta la compañía que yo quiero —estiró los brazos y seagarró del cuello de su marido— te quiero a ti.

 —Pues tengo noticias, amorcito… la última conferencia fue a las 2,

terminé la documentación con mi padre y ya estoy completamentedisponible para ti… —ajustó el abrazo— ahora duérmete…

Tan pronto como amaneció llamaron a la puerta, no era momento dedormir, era momento de ir de compras, o al menos así lo habían decididolas chicas, Soul corrió a la puerta para ver qué era lo que pasaba, nunca

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nadie había llamado a su puerta de esa manera. —¿Todavía estás así? Corre, ve y vístete… —dijo Juno

escandalosamente, entrando en el apartamento como si estuviera en su casa — tenemos que ir de compras.

 —¿Erik duerme? —susurró Melissa entrando de puntillas, como si noquisiera hacer ruido.

El moreno también se había despertado con el estruendo pero fingióque dormía para saber de qué hablaban, le encantaba fisgonear tras lapuerta, le encantaba cuando las chicas le preguntaban por cosas personalesy su mujer se ruborizaba.

 —Voy a vestirme… —dijo entrando en la habitación.Las chicas corrieron detrás y saltaron sobre la cama para molestar a

Erik, que seguía fingiendo dormir…

Le hacían cosquillas, le destapaban para tirarle del pelo de las piernasy de los brazos.

 —Oye Soul, voy a tener que pedir a tus padres que me consigan unoasí… —dijo Juno— tu marido está…

De pronto Erik agarró a la rubia por los hombros y rotó sobre la camaquedando encima de ella.

 —Si quieres… también tengo para ti… —sugirió con una sonrisaencantadora— Gertie, Melo, venid, ¡¡tengo para todas!! —rió.

Las chicas ni lo pensaron, saltaron sobre la cama y se pusieron cada

una a un lado de Juno para tener al moreno más cerca.Soul reía desde el vestidor, Erik era realmente encantador y que se

llevase tan bien con esa panda de locas la hacía realmente feliz, ademássabía que podía confiar plenamente en ellas, sabía que jamás ninguna sesobrepasaría con él, por muy necesitadas que estuvieran de amor.

 —Amorcito, ¿no quieres también tú? —preguntó juguetóndevolviendo las cosquillas a esas tres.

 —¿Que si quiero? ¡Por supuesto que quiero!, pero después, cuandoestemos solos y pueda hacerte todo lo que he soñado esta noche que te

hacía —rió avergonzada por lo que acababa de decir.Las chicas abuchearon ante el atrevimiento. —No tienes vergüenza Soul… ¿pero qué te ha hecho? —preguntó

Melissa tirando se ella fuera de la habitación—te la robamos…tedejaremos verla antes de la cena en el pub de siempre…

 —Trae a Cole —pidió Gertrud con las mejillas rosadas, algo que de

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nuevo hizo que las chicas abucheasen.

Llevaban horas de tienda en tienda, querían el vestido perfecto, unoque fuera un sueño para cualquiera que lo viera.

Después de toda la tarde yendo de un lugar a otro llevaron a la novia auna tienda de novias en el que habían apartado tres vestidos, como el restode la tarde cubrieron los ojos de la novia para que no viera nada y lehicieron ponerse un vestido y otro y otro, jugaban a probárselos entreellas y a fotografiarse con ellos como si fueran ellas las protagonistas desu boda.

Al probarse el último traje decidieron que no debían mirar más, aquelquedaba perfecto para su boda, aquel vestido era el más bonito que habían

visto y el que mejor le quedaba. Tomaron las medidas perfectas para Souly se marcharon de allí.

La morena estaba totalmente intrigada, aunque esa boda ya no eraalgo por lo que estar ansiosa quería saber cómo sería, quería saber cómoiría vestido su marido, el vestido que las chicas le habían comprado, queríasaber cómo sería todo lo que su madre y la madre de Erik habíanpreparado.

Antes de la cena fueron al pub de siempre, donde les esperaban losdos chicos, al entrar Soul no pudo evitar buscarlo con la mirada y ahíestaba él, mirándola con su sonrisa perfecta.

 —Hola guapas, ¿tenéis novio? —preguntó guiñando un ojo a sumujer.

 —¿Novio? —preguntó ella— no, novio no, ¿por qué?, ¿acaso quieresugar conmigo?

Instantáneamente aceptó el juego, se puso en pie y la rodeó por lacintura, llevó sus labios a su cuello y lo besó seductoramente.

 —Quiero más que jugar contigo, mucho, mucho más —susurró aloído, sacándole los colores. —Hey hey, amiguito, yo la he visto primero —dijo Cole poniéndose

en pie para separarlos, quería hacer sufrir un poco a su amigo. —No tan deprisa amigo —dijo Gertrud tomando el brazo del joven— 

tú te quedas conmigo —rió.

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Extrañamente desde su encuentro en el hotel de Las Vegas el cerco desu amistad se hizo mucho más estrecho, tanto como para que ambosdudasen de si era amor o solo sexo.

Erik metió las manos bajo la camiseta de su mujer y rodeó con losdedos el contorno de su cintura, algo que hizo a Soul reírse por lascosquillas.

 —¿Necesitáis una cama? —preguntaron Melissa y Juno a Soul, que sebesaba apasionadamente con su “nuevo” ligue.

 —Creo que si —dijo bromeando— estoy agotada —dijo apartándose,quitándose los zapatos y sentándose en el sillón mientras se secaba con losdedos el borde de los labios.

Erik la miraba como si fuera comestible, la deseaba, de eso no habíaduda y lo hacía de tal manera que cualquiera podría notarlo a metros de

distancia. —Ya tenemos el vestido —dijeron las chicas. —¿El vestido? Me muero por verlo —dijo él rodeando los hombros de

su chica. —Ella no lo ha visto, es una sorpresa así que tampoco puede contarte

cómo es… —respondió Melissa.La morena las miraba con una sonrisa, sabía que habrían elegido el

más bonito y el que mejor les quedase.

Al fin estaban en casa, al fin el agotador día de búsqueda de vestidohabía concluido y al entrar por la puerta Erik no pudo contener las ganas debesarla de nuevo, llevó sus manos a sus mejillas y la acercó a su boca.

 —Te amo, señora Brown —le dijo antes de fundirse en un beso con sumujer.

La levantó en brazos, hecho que ella aprovechó para deshacersenuevamente de los zapatos y fueron al dormitorio.

 —Voy a ducharme, no te duermas sola, quiero que durmamos juntos —advirtió señalando con un dedo, algo que la hizo reír.

 —Está bien, pero no tardes, estoy muy cansada… —sonriórecostándose de lado mientras él entraba en el cuarto de baño.Los gatitos treparon a la cama clavando sus afiladas garras en el

cobertor y, tan pronto como se dieron cuenta de que estaba estiradacorrieron a acurrucarse con ella.

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Cuando Erik salió de la ducha, al salir a la habitación la encontróestirada, con los dos animalitos enroscados sobre ella, tan pronto como lavio supo que estaba dormida, se sentó a su lado y acarició su mejilla y supelo, mirándola sin cansarse de hacerlo, quizás no supo cómo se habíaenamorado de ella pero con cada día que pasaba a su lado sabía que jamáspodría dejar de amarla, que jamás podría dejar que se separase de él.

 —Algún día dormirás así, exactamente del mismo modo pero con unbebé sobre tu pecho… —susurró antes de besar su frente.

Acarició a los dos gatitos y se acurrucó con ellos.

Los días pasaron despacio, no tenían prisa por hacer oficial lo suyo,no tenían prisa en que todos los vieran como un matrimonio, a pesar de queellos deseaban de verdad no tener que esconder las alianzas de sus manos.

 

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Capítulo 31Una gran boda

A pesar de estar casada con hacía un mes esa mañana se levantónerviosa, era la primera vez que dormía en casa de sus padres en 3 años, yera, después de su matrimonio sorpresa la primera vez que dormía sin él.Se arrugó bajo las sábanas deseando que pasara el rato, quería verlo, yquería hacerlo ya, no sabía si él tendría las mismas ganas de verla que lasque tenía ella pero no le importaba.

Puso los pies en el suelo y se levantó despacio, apartó las cortinasdejando entrar la luz en el dormitorio y abrió las ventanas de par en par.

De pronto empezó a sonar su teléfono, era Erik, conocía la melodíaque había puesto para su número, la felicidad inundó todo su cuerpo, corrióa la cama y sacó el teléfono de debajo de la almohada.

 —¡Erik! —exclamó feliz. —Buenos días mi vida, no he podido dormir nada, me muero por verte

 —dijo sacándola de su primera duda matutina.Soul emitió un sonido de felicidad y se dejó caer contra el colchón.

 —Yo también me muero por verte, quiero que pase ya el tiempo,quiero poder volver a casa contigo, quiero…

 —Yo solo te quiero a ti… todo lo demás no importa —interrumpió él,

causándole mariposas en el estómago con esa afirmación.Justo en ese momento entró Henry en la habitación, su hija estaba

sentada en la cama, con las piernas cruzadas y una expresión de felicidadque lo decía todo, la miró sin que ella se diera cuenta y se sintió feliz,amás en toda su vida había visto esa expresión en ella. Puede que al

principio esa boda fuera una encerrona, asuntos de negocios, pero no cabíaduda de que ellos habían aprendido a amarse desde lo peor, empezaronodiándose, viendo solo lo más malo de cada uno y de eso fue de lo que seenamoraron.

Pronto entró Sofía, quería ayudar a su hija a calmar los nervios de suboda, pero encontró al padre mirándola y tampoco ella pudo evitar ponerseal lado de Henry para observarla.

 —Ha crecido tanto y tan deprisa… —susurró a su marido. —Pero ha crecido bien y hermosa, mírala Sofía, mira que feliz está,

aunque las cosas en un futuro se torciesen jamás me arrepentiré de esto,

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solo por ver como está ahora. —No se torcerá, ese chico la quiere de verdad. —La quiere —repitió con un suspiro.

La muchacha reía sin saber que sus padres la miraban desde la puertarecordando con melancolía cuando era pequeña, se dejó caer de espaldascontra la cama y empezó a decir a su marido cuanto le quería, las ganasque tenía de volver a casa junto a él y a sus dos niños, de pronto miró haciala puerta y se sobresaltó, no esperaba que sus padres hubieran escuchado suconversación con Erik, se despidió apresuradamente de él y, con loscolores en las mejillas corrió hacia sus padres.

 —Os quiero tanto… —dijo ajustándose entre ellos. —Nosotros también a ti, hija… —dijo el emocionado padre…

La sirvienta llamó a la puerta sin saber que les interrumpía, llevaba

una enorme bolsa de tela gris con cremallera en la que estaba el vestidoque las chicas le habían comprado. Cuando ésta se dio la vuelta para dejara la familia con su intimidad Soul corrió tras ella tirando de la bolsa, semoría por ver cómo era el vestido, ese vestido que sus amigas no le habíandejado ver.

Estiró la bolsa sobre la cama y al bajar la cremallera encontró que eltraje era precioso, mucho más de lo que imaginó. Quitó la percha y corriócon él frente al espejo para verse con él aunque fuera sobrepuesto.

 —Es precioso, hija —dijo la madre acercándose— ¿estás nerviosa? — 

preguntó. —No… ¡si!, lo estoy, ¡estoy al borde de un ataque mamá! —rió

exagerada, colgándose del cuello de su madre. —Desde hoy serás una mujer casada… —Si…ya… —puso cara de consecuencia, había mantenido oculta su

boda secreta, había mantenido oculto durante todo un mes que ya era unamujer casada y la afirmación de su madre solo la hizo reír.

 —Deberíais vestiros, en una hora debemos estar en… —dijo el padreinterrumpiendo a su mujer y a su hija

 —Ya…ya… —dijo Soul devolviendo el vestido a su bolsa…

La boda no sería en una iglesia ni en ningún edificio religioso, seríaen un enorme salón donde se celebraban bodas grandes. A un lado delpasillo habían pequeñas salas dónde se preparaban los novios y al otro elgran salón, una sala perfectamente decorada, con mesas y sillas vestidas

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con telas de color crema y marrón claro, en el medio una alfombra de colorblanco que llegaba desde la puerta hasta el altar.

Al llegar al edificio en el que sería la boda Los Bedford fuerondirectamente a la sala en la que su hija tendría que vestirse, sala en la queesperaban las tres amigas completamente impacientes.

 —¿Aún estás así? —regañó Juno— pensaba que vendrías vestida. —No, es que veréis…he debido engordar… el vestido no me entra — 

bromeó alterando a las muchachas que echaron de la sala al Henry paradesnudarla acto seguido.

 —El vestido te va a entrar aunque sea por la fuerza —relató, algo quela hizo reír a carcajadas.

La sala de Erik era justo la de al lado, las risas llamaron su atención y

se acercó a la puerta para escucharlas reír, sabía que era ella, que era sumujer la que reía de aquella manera y se sentía cada vez más impacientepor verla, Cole aún no había llegado y se encontraba solo en esa sala,esperando como un loco que la ceremonia diera comienzo.

Estaba sentada en la salita a la espera de que la llamasen, las chicashabían ido al salón para esperar allí. De pronto la puerta se abrió y Leanderentró cerrando tras de sí. No dijo nada, solo la miró con la respiración entrecortada, como si hubiera llegado hasta allí corriendo.

 —¡Lei! —exclamó poniéndose en pie para tenerlo de frente. —Soul… —le dijo mirándola con lágrimas en los ojos— no te cases

con él, te lo ruego no te cases —pidió agachándose y abrazándose a suspiernas.

 —Lo siento en el alma, lo siento de verdad pero… aquel viaje nosseparó demasiado, pasédemasiado tiempo sin ti, cuando me enteré de micompromiso seguía cegada por ti, pero poco a poco se fue abriendo huecoen mi mente y luego en mi corazón…

 —Pero tú me querías… —replicó.

 —Y te quiero Lei, te quiero tanto que mataría por ti, pero no es amor,ya no lo es —se agachó y tomó su cara entre las manos—ahora lo amo a él,a Erik, el único por el que he sentido lo que siento… quiero ser feliz con élLei —dijo secándole las lágrimas con las manos— y quiero que tú lo seastambién.

 —Pero yo…

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 —Por favor… —pidió mirándole a los ojos.Leander se puso en pie conteniéndose de seguir llorando y estiró una

mano para ponerla en pie. Sin decir nada más sujetó la cara de lamuchacha entre las manos y plantó un cariñoso beso en su mejilla.

Salió de allí con los puños apretados, ella tenía razón ella debía serfeliz, ella había sido dejada atrás tiempo atrás y no podía pretender que lesiguiera queriendo, no al menos como una vez lo hizo.

Erik estaba terminando de anudarse la pajarita cuando vio pasar delargo a Leander con una expresión de dolor, por un momento se alegró deno ser él quien estuviera en su situación, pero sin pensarlo le llamó, algoque Leander ignoró; el moreno no lo pensó y corrió tras él.

 —Te he llamado —le dijo cuando le dio alcance.

 —¿Quieres regodearte? ¿Demostrarme que has ganado? —No, quiero darte las gracias —dijo, algo que hizo que Leander le

mirase directamente a los ojos con notable sorpresa—si… quiero darte lasgracias por quererla como la quieres y por estar a su lado como lo vas aestar.

 —¿Qué te hace pensar que quiero volver a verla? ¿Crees que me haceilusión saber que va a ser feliz con otro?

 —Leander… Sois amigos desde pequeños, sois casi una familia,aunque no estéis juntos…y no quiero que ella sienta que os pierde por estar

conmigo… además, si la quieres como dices serás feliz sabiendo que ellalo es también.

Leander lo miró con cara de pocos amigos y se alejó de allí sin decirnada más, había perdido, Erik tenía razón, si la amaba como decía debíaentender que su felicidad no era él sino el chico con el que iba a casarse.

La música empezó a sonar dando el aviso de que la ceremonia iba adar comienzo y, tras escuchar un par de golpes en la puerta salió, no podíaevitar las horribles ganas de verla, a su mujer, a esa muchacha que le traía

completamente loco, cerró la puerta al salir y entró en el salón.Las decenas de invitados se quedaron en silencio y la luz se atenuóhasta que llegó al altar para darle paso a ella.

Dos golpes en la puerta le indicaron que debía salir. Estaba casadahacía un mes pero era inevitable lo que le estaba pasando, estabacompletamente nerviosa, estaba aterrada, impaciente, se moría por verlo al

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final de la pasarela.Se puso en pie y se dirigió a la puerta mirándose por última vez en el

espejo y salió de la salita. —Eres una de las novias más hermosas que han pasado por aquí — 

dijo la asistente. —Gracias… —sonrió Soul con la voz temblorosa. —Y la más nerviosa —rió— adelante, pasa por aquí —señaló.

La futura esposa (oficial) cruzó el pasillo comprobando que su vestidoestaba bien, que los guantes estaban bien puestos… Se detuvo por unsegundo frente a la puerta, quería verlo, quería verlo de verdad pero queríadisfrutar a su vez de ese momento, de ese momento en el que todos veríancomo Erik Brown la desposaba, quería sentir ese beso de recién casadosfrente a todos, quería que todo lo que vivía en esos minutos quedase

grabado para siempre en su memoria.Cruzó la puerta y llevó los pies a la alfombra, Henry se acercó a ella y

tendió el brazo para que se sujetase, aquel quizás debía ser el momentomás triste para todo padre, el momento en el que entrega a su hija a otrohombre, pero él estaba feliz, sabía quién era Erik, lo que sentía por su hijay lo mejor, lo que ella sentía por él, aquel no era un momento triste enabsoluto sino un momento feliz, una firma de dos contratos que secumplirían, el contrato de negocios de los Bedford con los Brown y elcontrato de vida de Erik y Soul.

Caminaron el padre y la hija hasta la mitad de la alfombra, dónde Erikles esperaba impaciente.

La sonrisa de Soul al ver a su marido esperándola no podíadescifrarse, felicidad era poco, llevaba tantas horas sin verle que casi nopodía contener las ganas de colgarse en su cuello en un abrazo.

 —Por favor cuida de ella —dijo Henry tendiendo la mano de su hijahacia su yerno.

 —Descuida, la protegeré con mi vida —respondió tomando entre lassuyas la mano de su casi oficial esposa. Pinchó con un dedo la cintura de su

mujer para hacerla reír y se dirigió con ella al altar.El tipo que iba a casarlos vestía un traje blanco muy elegante, dio lavuelta a la mesa y se colocó frente a ellos para empezar con las preguntasde rigor.

 —Señor Erik Brown, ¿quiere a Soul Bedford como esposa, en la saludy en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y promete amarla y serle

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fiel todos los días de su vida hasta que la muerte los separe? —Sobre todo serle fiel… —murmuró ella, haciendo que el hombre

riera. —Si, quiero, ¡claro que quiero! —respondió Erik. —Señorita Soul Bedford ¿quiere a Erik Brown como esposo, en la

salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y promete amarlo yserle fiel todos los días de su vida hasta que la muerte los separe?

Soul se puso seria y se quedó en silencio, negó despacio con la cabeza,llamando con ese gesto la atención de su marido, que sabía que algotramaba. De pronto se giró y empezó a correr hacia la entrada del salón,dejando a todos horrorizados por presenciar la fuga de la novia. Antes dellegar a la entrada se detuvo, girándose para mirarlo.

 —¿Que si quiero? ¡Claro que quiero! —exclamó, empezando a reír,

contagiando a todos, incluyendo a su marido. —¡Es broma! —dijo mirando a los Brown y a sus padres que se

habían quedado petrificados ante la idea de verla huir como tantas vecesquiso al principio— quiero, ¡claro que quiero, y querría otras mil vecesmás! —Erik se colocó al final de la alfombra y abrió los brazos para queella corriera hacia él y así lo hizo, corrió y saltó colgándose de su cuello enun abrazo que los hizo suspirar a todos.

El juez los declaró marido y mujer entre las incontenibles risas que labroma de la muchacha había causado y les dio permiso para besarse.

Aquella que pretendía ser una boda seria y aburrida fue de lo másentretenida, continuamente llamaban a Soul para felicitarle por el sustoque les había dado a todos, continuamente los felicitaban y le deseaban unavida plena, continuamente se regalaban amor en forma de besos y cariciassin importar que todos les mirasen, se querían y no pretendían ocultarlo.

Cuando la fiesta terminó se despidieron de todos, los últimos enmarcharse fueron los nuevamente recién casados, ellos esperaron hasta que

el salón estuviera vacío para abrazarse una última vez. —¿Ésta o la primera? —preguntó Erik, refiriéndose a cual le gustabamás.

 —Las dos, las dos han sido contigo… —rió.Erik la levantó en brazos, pretendiendo que le rodease la cintura con

las piernas pero el vestido no le dejaba mucho margen para separarlas de

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modo que simplemente la abrazó. —¿La señora Brown quiere ir a casa? —preguntó dejándola en el

suelo. —La señora Brown quiere, ¿quiere ir a casa el señor Brown? — 

preguntó ella moviendo los hombros adelante y atrás de forma infantil. —¡Contigo al fin del mundo! —exclamó.

Sujetó su mano y corrieron a la salida, a por el coche, coche que laschicas se habían encargado de decorar para la ocasión, latas vacíasenganchadas con cuerdas al parachoques, lazos y flores a los lados y unbonito cartel de “Recién casados” en la parte de atrás.

Por fin en casa Erik levantó a su nuevamente mujer en volandas, justocomo se supone debe hacer un marido con su mujer cuando entran en su

nueva casa. —Te prometo que nuestra vida será como un circo —le susurró al

oído. —¿Con altos, bajos y caídas? —bromeó ella. —No, cariño, con todo lleno de luz, magia y color. —¿Más aún? —sonrió feliz. —Claro que si…

Justo después de entrar empujó la puerta con el pie y, tras un ligerogolpe se cerró, dejando como único sonido la sonrisa de la “recién casada”

que se alejaba de la entrada, seguramente hacia el dormitorio.

¡FIN! 

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¿Y qué pasó después?

Después de un mes Soul volvió a sentirse mal, Erik volvió a pensarque estaba embarazada, esta vez con la ilusión de ser padre junto a ellapero de nuevo era la anemia.

Erik decidió que no podía haber una tercera falsa alarma, decidió quela próxima vez esa chica le haría padre.

Cole y Gertie se dieron una oportunidad, nada serio (o eso creíanellos).

Juno…bueno… ella nunca fue muy normal de manera que siguióllevando la vida de locos que había llevado hasta el momento.

Nayla se enamoró otras tantas veces, pero eso es lo que pasa cuandose es una persona enamoradiza…

Leander… a pesar del miedo que Erik había tenido de perder a Soulinvitó varias veces a su enemigo declarado a comer a casa, hasta el puntode terminar llevándose tremendamente bien.

Erik contó a Lei sobre su circo y le contó sobre la obsesión de Mulana

por él, llevándole a tal curiosidad que se moría por conocerla. Y así,Leander terminó siendo el acosador de la trapecista, algo que a la rubia noparecía desagradarle en absoluto.

Han se recuperó de su caída y volvió a intentarlo una y otra vez hastaconvertirse en el gran trapecista que siempre quiso ser.

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Table of Contents

Capítulo 1 ¿Comprometidos?

Capítulo 2 ¿Por qué te cruzas en mi camino?Capítulo 3 ¿Qué haces tú aquí?Capítulo 4 Fingiendo llevarse bienCapítulo 5 Viviréis juntosCapítulo 6 ¡Pervertido!Capítulo 7 Dulces… quemadosCapítulo 8 Falso acercamientoCapítulo 9 El primer besoCapítulo 10 ¿No soy nadie?