Citas de Saturno y la melancolía

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“Pero incluso para el siglo IV el hechizo de esas grandes figuras [Heracles, Ayax, Belerofonte] era lo bastante fuerte para conferir a la idea de la melancolía que ahora se les asociaba una aureola de siniestra sublimidad. Pasó a ser una enfermedad de héroes.” P 40 “Así ocurre también con el abatimiento que se da en la vida cotidiana, pues a menudo estamos en un estado de duelo pero no sabríamos decir por qué, mientas que en otros momentos nos encontramos alegres sin motivo aparente” P50 “El melancólico natural, en cambio, aun estando perfectamente bien poseía un ethos muy especial, que, ya se manifestara de una manera o de otra, le hacía fundamental y permanentemente distinto de los hombres corrientes. Era por así decirlo, normalmente anormal.” P54 “La alta tensión constante de la vida espiritual del melancólico, que tenía su origen en el cuerpo y por lo tanto era independiente de la voluntad, hacía que le fuera tan imposible actuar razonablemente como lo era para el colérico; salvo que en el segundo caso era la precipitación lo que impedía la reflexión serena, y en el primero era la vehemencia” P 58 “El que el melancólico estuviera más expuesto que otros hombres a recordar las cosas a destiempo o demasiado tarde, después de haber tratado de evocarlas sin éxito con un esfuerzo de voluntad, se debía al hecho mismo de que ese conato de la memoria había producido en él imágenes mentales que afectaban con más fuerza a su mente y eran más apremiantes que en otras personas: y esa memoria agitada y llena de cosas, una vez puesta en acción, seguía un curso automático tan imposible de detener como la flecha disparada” P 59 “Si hay algo de verdad en lo que dicen lo poetas y la divinidad es por naturaleza celosa, entonces todos los hombres excepcionales (sobresalientes) por fuerza han de ser desdichados” Aristóteles P 61 “El milagro del hombre genial se conservaba; pero ya no se concebía como una irrupción de fuerzas míticas de la realidad,

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Selección de citas de Saturno y la melancolía, Panofsky

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“Pero incluso para el siglo IV el hechizo de esas grandes figuras [Heracles, Ayax, Belerofonte] era lo bastante fuerte para conferir a la idea de la melancolía que ahora se les asociaba una aureola de siniestra sublimidad. Pasó a ser una enfermedad de héroes.” P 40

“Así ocurre también con el abatimiento que se da en la vida cotidiana, pues a menudo estamos en un estado de duelo pero no sabríamos decir por qué, mientas que en otros momentos nos encontramos alegres sin motivo aparente” P50

“El melancólico natural, en cambio, aun estando perfectamente bien poseía un ethos muy especial, que, ya se manifestara de una manera o de otra, le hacía fundamental y permanentemente distinto de los hombres corrientes. Era por así decirlo, normalmente anormal.” P54

“La alta tensión constante de la vida espiritual del melancólico, que tenía su origen en el cuerpo y por lo tanto era independiente de la voluntad, hacía que le fuera tan imposible actuar razonablemente como lo era para el colérico; salvo que en el segundo caso era la precipitación lo que impedía la reflexión serena, y en el primero era la vehemencia” P 58

“El que el melancólico estuviera más expuesto que otros hombres a recordar las cosas a destiempo o demasiado tarde, después de haber tratado de evocarlas sin éxito con un esfuerzo de voluntad, se debía al hecho mismo de que ese conato de la memoria había producido en él imágenes mentales que afectaban con más fuerza a su mente y eran más apremiantes que en otras personas: y esa memoria agitada y llena de cosas, una vez puesta en acción, seguía un curso automático tan imposible de detener como la flecha disparada” P 59

“Si hay algo de verdad en lo que dicen lo poetas y la divinidad es por naturaleza celosa, entonces todos los hombres excepcionales (sobresalientes) por fuerza han de ser desdichados” Aristóteles P 61

“El milagro del hombre genial se conservaba; pero ya no se concebía como una irrupción de fuerzas míticas de la realidad, sino (quizá con ello haciéndose todavía más milagroso) como la naturaleza a sí misma sobrepujada siguiendo sus propias leyes inmanentes, haciendo del hombre, aunque necesariamente muy pocas veces, un superhombre” P 63

“El furor divino vino a ser visto como una sensibilidad del alma, y la grandeza espiritual de un hombre vino a medirse por su capacidad para experimentar y, por encima de todo, para sufrir” O 63