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  • La ciudad latinoamericana en el siglo XXI. Globalizacin, neoliberalismo, planeacin. Por Peter BrandLatin American city in the 21st century. By Peter Brand

    Brand, P. (compilador y editor). Medelln: Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Arquitectura, Escuela de Planeacin Urbano-Regional, 2009

    PorHernando Senz Acosta*

    Territorios 22 / Bogot, 2010, pp. 163-167ISSN: 0123-8418ISSNe: 2215-7484

    * Economista y magster en Planificacin y Admi-nistracin del Desarrollo Regional. Correo electr-nico: [email protected].

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    Para citar este artculoSenz Acosta, H. (2010). Resea de: La ciudad latinoamericana en el siglo XXI. Globalizacin, neoliberalismo, planeacin. De Peter Brand (Compilador y Editor), Medelln: Universidad Nacional de Colombia. Facultad de Arquitectura, Escuela de Planeacin Urbano-Regional, 2009. Territorios, 22, pp. 163-167.

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    En un esfuerzo por generar y mantener es-pacios de reflexin sobre el desarrollo urba-no de la ltima dcada en nuestras ciudades latinoamericanas, tuvo lugar en Medelln, durante 2007, el seminario Globalizacin Neoliberal y Planeacin Urbano-regional: Perspectivas para Amrica Latina. Fruto de este evento ha sido esta publicacin, la cual fue compilada y editada por el profe-sor Brand, y est organizada en 4 grandes bloques: Transformaciones globales; Desa-rrollo econmico y ambiental; Espacialidad y vivienda, y Gobierno y planeacin urbana.

    En la introduccin, Peter Brand jus-tifica la utilizacin del trmino ciudad neoliberal para denotar la reestructuracin econmica y la reorganizacin espacial de nuestras ciudades, donde el Estado es re-emplazado por el mercado y la empresa, lo que descarga en los ciudadanos la res-ponsabilidad por su autorregulacin. En ella, la planificacin territorial pierde su finalidad de alcanzar la equidad territorial, pues prima ante todo la necesidad de hacer a la ciudad ms competitiva a nivel global.

    En la primera parte del libro, Carlos A. de Mattos y John Jairo Betancur exponen una serie de argumentos para criticar el actual modelo econmico (de tipo pos-fordista o de acumulacin flexible) y sus impactos en trminos de la evolucin urba-na en Latinoamrica. Mattos menciona que predomina una ciudad reticular, con pe-riurbanizacin ilimitada, policntrica, frag-mentada, pero con una identidad que es funcional para atraer los capitales financie-ros, que en este perodo alcanzan una gran autonoma para elegir el destino geogrfico

    de sus inversiones. Ante este panorama, el papel de la planificacin urbana parece re-ducirse, segn Betancur, a los asuntos de competitividad y gobernanza. Esta impo-tencia puede ser resuelta por medio de una anti-planificacin de tipo contestataria, que trascienda el tratamiento institucional del espacio y la ciudad, para poder articular las contradicciones y desarrollar otra teora y otra prctica.

    La segunda parte del libro aborda el tema del desarrollo econmico y ambiental: mientras que Jorge Lotero seala la ausen-cia de unas efectivas polticas de desarrollo territorial en Colombia, Lus Carlos Agu-delo aborda el concepto de sostenibilidad ecolgica urbana, aplicndolo al problema de abastecimiento de agua de las ciudades colombianas. Por su parte, Roberto Fer-nndez desarrolla una conceptualizacin de la gestin ambiental de las ciudades, con una terminologa especfica que gira sobre lo sistmico.

    Ante la heredada problemtica de la etapa proteccionista, la industria manufac-turera colombiana se ve en la necesidad de recurrir a la subcontratacin y la maquila, basada en la flexibilidad y los bajos costos laborales. Lo anterior, ante las exigencias de una apertura econmica que tiende a reforzar la concentracin geogrfica de las actividades econmicas, lo que ha hecho que, en realidad, sea nulo el impacto que ha tenido la poltica de fortalecimiento de clusters. Ahora bien, se suma a lo anterior la crisis ecolgica y social que origina el mo-delo actual, y la realidad de que se requiere un desarrollo sostenible. Para ello, Agudelo

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    propone el concepto de ecorregin, que, en sntesis, recalca la interdependencia re-gional para el desarrollo metropolitano y la solidaridad regional para lograr la sos-tenibilidad ecolgica urbana, que va ms all de lo econmico y de las posibilidades que existen desde la tcnica para reempla-zar el capital natural, pues a menudo esta posibilidad trae consigo la exclusin de los ms pobres, en particular frente a aquellos recursos que, como el agua, son definidos por el autor como un tipo de capital natural crtico urbano.

    El tema de la espacialidad y la vivienda compone la tercera parte del libro. En esta seccin confluyen los artculos de acad-micas como Ana Clara Torres de Ribeiro, Anlida Rincn, Silvia Arango y Carlos Torres. Se analizan las caractersticas de la ciudad neoliberal, el uso de las normas ur-bansticas, las islas de globalizacin que hay en las ciudades latinoamericanas y el hbitat popular que parece persistir y ser funcional al modelo econmico posfordista.

    Como ya lo mencionaba Peter Brand en la introduccin, asistimos a un escenario donde la ciudad neoliberal hace prevalecer el discurso de la competitividad como estra-tegia para el crecimiento econmico, y una supuesta promesa para la redistribucin. En trminos espaciales, por el contrario, persis-te la tugurizacin, la elitizacin y la periur-banizacin. Para Torres de Ribeiro, con el modelo neofordista las sociedades perifri-cas ven la instauracin en su espacio urbano de un vrtice modernizador que agrega ms fragmentacin y en el que las nuevas formas de movilidad social van aparejadas

    con nuevas formas de marginalizacin y una fragilidad de las polticas pblicas para objetivar la integracin social. La memoria y la cultura de los lugares pueden ser una alternativa para avanzar en la construccin de una urbanidad cuya principal caracte-rstica sea lo democrtico y la generosidad.

    Precisamente en el sentido de un urba-nismo ms democrtico, el anlisis del uso de la norma urbana por parte de Anlida Rincn nos recuerda que existen conflictos urbanos que involucran al Estado con los pobladores de un determinado territorio. Los usos urbanos son arena poltica en la cual se despliegan estrategias y tcticas, tra-zadas por una pluralidad de racionalidades que conviven tensamente. Es ah, segn ella, que surge el poder normativo que se impone a travs de agentes reguladores, quienes, a su vez, administran un cuerpo de normas que, a travs de recursos en algunos casos argumentativos, en otros violentos , buscan evadir, mutar, tramitar y controlar el conflicto.

    Por su parte, Silvia Arango denuncia cmo en la fase actual de acumulacin los intereses inmobiliarios pretenden desarro-llar un tipo de planeacin sujeta a la espe-culacin urbana, lo que mina de una vez su intencin pluralista. La implantacin de ciudadelas de negocios y de una arquitec-tura que responda a las necesidades de los yuppies implica un escenario donde la auto-segregacin de los triunfadores o el lugar de los cosmopolitas flotantes genera lo que se denomina como islas de globa-lizacin: un intento por crear un mundo globalizado independiente del contexto

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    general de la ciudad. Sin embargo, para Arango las evidencias muestran que tarde o temprano estas zonas se volvern barrios con muchos de los rasgos predominantes de la ciudad donde se ubican.

    Por ltimo, Carlos Torres aborda el tema del hbitat popular y, lejos de una apologa sin sentido, afirma que esta for-ma de auto-provisin de unas condiciones mnimas de habitabilidad es una pieza clave del modelo de desarrollo latinoamericano, razn por la cual se requiere del diseo de una poltica pblica de mejoramiento ba-rrial cada vez ms slida, que sirva para sal-dar la deuda social que tiene el Estado con la poblacin excluida. La urbanizacin de nuestras ciudades no trajo la erradicacin de la pobreza; por el contrario, en la actual fase de globalizacin ha trado ms segre-gacin, concentracin y desequilibrio. De la mano de una efectiva descentralizacin y del fortalecimiento de los procesos de participacin ciudadana, Torres considera posible avanzar en la superacin de una visin econmica de la planificacin, im-perante en la actualidad.

    La cuarta y ltima parte del libro abor-da el tema del gobierno y la planificacin urbana. En ella se aprecia, en primer lugar, una crtica a la planificacin en tanto ins-trumento para favorecer los intereses del capital transnacional, no slo en una poca de libre mercado como la actual, sino en la etapa anterior de intervencionismo estatal. Esta visin pesimista y bastante fuerte im-plica, para Emilio Pradilla, que la planea-cin sea entendida como poltica pblica, es decir, que se constituya en una prctica

    democrtica y participativa. Eso significa el fin del urbanista como actor protagnico y la puesta en marcha de una planeacin-proceso, entendida como revisin constan-te de la relacin entre polticas y realidad.

    Por su parte, Daro Restrepo muestra cmo, a pesar de ciertos esfuerzos, segui-mos con un poder econmico y poltico privado y estatal concentrado social y terri-torialmente. Por ello, reclama la necesidad de involucrar la equidad como criterio en la ejecucin de los presupuestos territoriales. Ello, sumado a reformas como la unifica-cin de los diferentes tipos de financiamien-to de las regiones, la descentralizacin de la fiscalidad, el fortalecimiento de la auto-noma fiscal local y la proliferacin a nivel territorial de planes y presupuestos parti-cipativos, puede permitir la generacin de oportunidades para la autodeterminacin. As, por ejemplo, para superar ese modelo de capitalismo de enclave se requiere de la conformacin de un mercado interno, independiente de potencias externas, que garantice posibilidades de desarrollo y au-tonoma a las regiones.

    Por ltimo, y para concluir el libro, se presenta un artculo esperanzador para el cambio que se reclama a lo largo del tex-to, el cual se resume en un urbanismo ms democrtico para las ciudades latinoame-ricanas. Un referente normativo de gran vala como la Ley 388 de 1997 es presen-tado por Samuel Jaramillo, quin rechaza aquellas proposiciones que hablan del fin de la planeacin. Esta ley busca, ante to-do, propender por una redistribucin de la riqueza, teniendo como ejes la funcin

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    pblica del urbanismo y la funcin social de la propiedad. La introduccin de instru-mentos de gestin del suelo, de diferentes niveles de operacin de las decisiones de planeacin y la elaboracin de los planes de ordenamiento territorial son ejemplos

    de esta cobertura jurdica que tiene la Ley, la cual, indudablemente, requiere de una decidida voluntad poltica que le permita ser la oportunidad de cambio en la prctica de la planeacin territorial.