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La ciudad compacta y diversa frente a la urbanización difusa Salvador Rueda

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La ciudad compacta y diversa frente a la urbanización difusa

Salvador Rueda

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La ciudad compacta y diversa frente a la urbanización difusa

La esencia de la ciudad

La ciudad es, sobre todo, contacto, regulación, intercambio y comunicación. Ésta es la baseepistemológica sobre la que se sostienen, después, el resto de los componentes que acaban porconstituirla. La estructura, la forma de producir la ciudad, el paisaje urbano, su monumentalidad,la movilidad, incluso el mercado..., son aspectos secundarios o parciales en relación con aquelloque es esencial de la ciudad, que es la interacción entre los ciudadanos y sus actividades einstituciones.

En esencia, el contacto, la regulación, el intercambio y la comunicación se encuentran en elmarco de la relación entre personas, colectivos e instituciones (que son los portadores principalesde información de la ciudad) diferentes que se alimentan, regulan y controlan por la transmisiónde información múltiple entre ellos. Es lo que se llama sistema.

Efectivamente, un sistema se entiende formado por elementos y por las interacciones que ponenen relación unos elementos con otros. Cuando un sistema cuenta con organismos vivos se llamaecosistema. En el caso que nos ocupa al sistema le llamamos "ciudad" y dado que el principalcomponente de la ciudad es el hombre (un organismo vivo), queda claro que los sistemasurbanos también son un ecosistema.

De alguna manera los componentes de la ciudad no son independientes los unos de los otros,siendo su capacidad de cambio limitada por el hecho de pertenecer al sistema urbano. Cuando elconjunto de personas e instituciones se relacionan entre sí en el seno de una ciudad, surge ciertaconvergencia de comportamientos, en el sentido de que cada elemento influye sobre las posiblesvariaciones de los otros y, como consecuencia, el número de posibilidades que, a priori podríaparecer más grande, queda más o menos limitado. Dado que cada acción o movimiento dependede la constelación de influencias procedentes de otros, las posibilidades de variación se reduceny la actividad del sistema aparece guiada y regida. La ciudad a pesar de que cambie con eltranscurso del tiempo, conserva alguna propiedad invariable.

Por otra parte, las ciudades son sistemas abiertos, son sistemas que dependen de unaalimentación material, energética (subsistema disipativo) y de información externa paramantener su estructura y pervivencia. Como todos los sistemas abiertos, la ciudad tiene lacapacidad de aprovechar, seleccionar y procesar la información del medio evolucionando haciaestadios más complejos (subsistema autoorganizativo).

A medida que aumenta el número de contactos, intercambios y comunicación y éstos son másdiversos, es decir, a medida que aumenta la complejidad del sistema urbano, es posible que laenergía juegue un papel más reducido en la construcción, mantenimiento y cambios en la propiaciudad, para que sea la información el nexo que utilicen los componentes de la misma. Losasentamientos humanos más simples utilizan poco la información para mantenerse comosistema, como mucho la utilizan para ajustar sus propios procesos. A medida que la ciudadaumenta su complejidad la información pasa a ser el nexo organizador de la ciudad y la energíaes únicamente un medio complementario de ésta.

Si no existen limitaciones materiales ni energéticas, las ciudades acostumbran a aumentar sucomplejidad en el tiempo. Aumentar la complejidad quiere decir aumentar la probabilidad decontacto entre portadores de información, es decir, entre personas e instituciones, en un territorio

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determinado. Este aumento de la probabilidad de contacto se traduce en un aumento de laorganización.

Competitividad, explotación y sostenibilidad de la ciudad difusa actual

La tasa de conversión del entorno en organización es diferente según los sistemas. En lossistemas vivos y en los sistemas naturales, hay un principio, una tendencia que los lleva aaprovecharse al máximo del resultado de consumir energía y desestructurar y simplificar otrossistemas, creando estructura, organización y/o contacto, regulación, intercambio y comunicación.Si usamos la terminología que hace servir la ecología académica podríamos decir que lossistemas vivos tienen tendencia a maximizar la recuperación de entropía en términos deinformación. Esta tendencia, este principio, se manifiesta tanto en la evolución como en lasucesión.

En los ecosistemas urbanos también se produce un aumento de organización del sistema pero sinmaximizar esta recuperación de entropía en términos de información . En otras palabras, elsistema urbano actual, que sigue el modelo anglosajón de ciudad difusa, tiene tendencia aaumentar la complejidad del conjunto de la ciudad -se ha de señalar, sin embargo, que simplificala complejidad de las partes, cuestión muy importante como veremos posteriormente-consumiendo ingentes cantidades de energía y otros recursos naturales como suelo, materiales,etc., sin obtener un aumento de la complejidad equivalente a la cantidad de recursos consumidos.Aquí es adecuado el dicho popular "tirar con pólvora del rey", mientras haya, para obtener muypoco a cambio. Es el principio de la Reina Roja, que declara que se ha de correr todo lo posiblepara mantenerse en el mismo lugar.

Queda claro que los propósitos que guían la construcción de la ciudad actual no tienen comoprioridad el aumento de la complejidad de la ciudad, es decir, aumentar la probabilidad decontactos, intercambios y comunicación -que es, en definitiva, la esencia de la ciudad y la quetendría que guiar su construcción- procurando explotar los sistemas de los que depende sinsobrepasar su capacidad de carga, sino posicionarse mejor que el resto de ciudades en laexplotación de los sistemas ya sean locales o globales. La explotación de los recursos se hace, enla mayoría de los casos, sin tener en cuenta los límites en la capacidad de carga de los sistemas.

El resultado es una ciudad que se difumina en el campo ocupando áreas cada vez más extensas(en ocasiones regiones enteras). Es la ciudad difusa que tiene de todo y mucho pero disperso,separado funcionalmente (la universidad, la industria, la residencia, las áreas comerciales, lasoficinas, etc. se separan físicamente) y segregado socialmente, uniendo las partes a través de unadensa red de carreteras y vías segregadas de transporte privado. Esta forma de proceder,multiplica el consumo del suelo, de energía y materiales.

La explosión urbana que ha padecido la región metropolitana de Barcelona, especialmente desdela década de los setenta, a pesar de que se haya hecho día a día y lo hayamos visto con lanaturalidad de aquello que nos es cotidiano, es de una dimensión considerable. En veinte años,para ser más exactos desde el año 1972 al año 1992, se ha ocupado más suelo en asentamientosurbanos que en los dos mil años anteriores; en concreto, en estas dos décadas se ha destinado,para usos urbanos, la desorbitada cantidad de 26.000 hectáreas, habiéndose ocupado en los dosmil años anteriores nada más 20.000 hectáreas. En términos parecidos han crecido la mayoría demetrópolis españolas, que han visto cómo se multiplicaba el espacio urbano en detrimento de los

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espacios rurales y naturales. En el caso de la metrópoli barcelonesa el ritmo de ocupación delsuelo (eso quiere decir que ya no volverá a tener otro uso) ha sido frenético y continúa siéndolo,en una relación de 7 a 1, si se compara con la evolución de ocupación del espacio hasta la décadade los sesenta.

Al crecimiento de suelo ocupado con asentamientos urbanos, que es causa de la destrucción departes crecientes de suelo agrícola o forestal, se añade el efecto desestructurador que sobre estosecosistemas provoca la compartimentación del territorio por la red de carreteras para eltransporte motorizado. La insularidad que la malla genera en el mosaico vivo periférico es causade su simplificación y degradación.

La obsolescencia cada vez más rápida de las mercancías, incluyendo los productos del mercadodel suelo, es una de las características sobre la que se sustenta el actual modelo de crecimiento.

Además de la creciente ocupación del suelo urbano y del impacto que proyecta la red demovilidad horizontal, la huella que deja cada una de las ciudades para mantener o aumentar lacomplejidad de su organización y estructura, es cada día más grande. Algunas requieren unasuperficie cien veces superior a la suya propia para el suministro de los productos alimentarios, ymadera y para el intercambio de gases. Si a este territorio dependiente le vamos restando sueloplano, fértil e intercambiador de gases, fruto de la expansión creciente de la ciudad (como yahemos dicho, muchas ciudades han ocupado más territorio en 20 años que en los 2000 añosanteriores), se intuye, más todavía, los límites que el suelo tiene como un recurso escaso. Con lamisma intuición nos podríamos aproximar a los límites que tiene la atmósfera y sistemasrelacionados, como es el océano, para mantener el clima conocido, el grosor de la capa de ozono,la disminución de los radicales oxidantes, etc., o también a los límites fijados por la existenciaescasa de los recursos naturales.

Antes, las dimensiones de los problemas urbanos permitían resolverlos, en gran parte, conmedidas locales. Hoy, en un contexto de internacionalización de la economía y decompetitividad entre los sistemas urbanos, explica, en parte, que la dimensión y lascaracterísticas de los problemas sean también globales y, en consecuencia, se habrá de tener encuenta la globalidad para resolverlos. Esta es la causa por la que han sido los forosinternacionales con dimensión planetaria o continental los que hayan puesto las bases paraabordar los problemas de la ciudad en el momento presente y procurar su permanencia en eltiempo garantizando el futuro. La sostenibilidad de la ciudad no está garantizada y sucrecimiento actual es claramente insostenible.

Dilución e inestabilidad de la ciudad difusa

En el apartado anterior se han destacado tres aspectos fundamentales para la sostenibilidadrelacionados con los problemas causados para la ciudad difusa:

• El consumo de suelo.

• El consumo de materiales y energía provocados tanto por la planificación de los usos delsuelo, como por los medios de transporte, y la dinámica de consumo que tiende a hacerlotodo obsoleto en un tiempo récord.

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• La tendencia a explotar y desestructurar los sistemas del entorno más allá de su capacidadde carga.

Estos tres aspectos explican una parte de la insostenibilidad de los modelos de crecimientoactual, en concreto, aquella parte relacionada con el impacto que la ciudad proyecta en el entornomás o menos inmediato. Si nos preguntamos ahora cuáles son los problemas que la ciudad difusadibuja en su interior, cuáles son las condiciones de vida y de habitabilidad de la ciudad actualpodremos abordar la otra parte de la sostenibilidad, la que hace referencia a la organizacióninterna de la ciudad.

En primer lugar, es necesario profundizar un poco más, en la complejidad y su implantación entodo el territorio urbano. Se comprueba que la ciudad difusa actual tiene cierta tendencia a diluirla complejidad en la mayor parte de su territorio. Las diversas funciones de la ciudad(universidad, residencia, industria, comercio, etc) se separan físicamente, dando lugar a ampliosespacios ciudadanos con funciones urbanas limitadas, en muchas ocasiones monofuncionales. Enestos lugares la vida de la ciudad se empobrece porque los obreros nada más contactan con losobreros en los polígonos industriales, los estudiantes con sus homólogos en los camposuniversitarios, los oficinistas con oficinistas en los polígonos de oficinas en la nueva periferia yse podría hacer extensiva la homogeneización y la funcionalidad reducida a todas las partes de laciudad, sean zonas residenciales o de tiempo libre, zonas comerciales o culturales. El espacio seespecializa y el contacto, la regulación, el intercambio y la comunicación entre personas,actividades e instituciones diferentes, que como hemos dicho constituye la esencia de la ciudad,se va empobreciendo, sin interrupción, por todo el territorio urbano, hasta al extremo depreguntarnos si estamos delante de la construcción de la ciudad o por el contrario nosencontramos delante de un fenómeno que la destruye por dilución. La construcción de las nuevaspartes de la conurbación ya se conciben de manera homogénea y la heterogeneidad de la ciudadcompacta construida se va reduciendo, siendo también la homogeneidad lo que predomina.

Dicho esto, cualquiera podría preguntarse si la ciudad difusa tiene vocación de reducir elcontacto, la regulación, el intercambio y la comunicación. La respuesta es no. Su competitividaddepende íntimamente de la complejidad. El caso es que la complejidad no se hace depender delespacio y la proximidad que proporciona la multifuncionalidad en un espacio reducido, sesustituye por medios mecánicos o de telecomunicación: el coche, el teléfono, la radio, la TV,etc., permiten separar físicamente las funciones de la ciudad a base de consumir energía,materiales y otros recursos naturales. Con la tecnología actual, en teoría, podríamos realizar lamayor parte de los contactos, intercambios, y comunicaciones sin necesidad del contactopersonal cara a cara. Resulta, sin embargo, que diversos estudios sobre la materia demuestranque en lugar de disminuir los contactos personales, las nuevas tecnologías son generadoras,contrariamente, de un número de contactos cara a cara todavía más grande que sin la existenciade éstos. Por tanto, la supuesta desvinculación del espacio en el momento de construir la ciudadse salda, necesariamente, con un número de viajes motorizados mucho más grande, viajes quetienen que recorrer cada vez más distancia a más velocidad. La generalización de esta forma deproceder satura la red de movilidad y a la factura energética se ha de añadir también la factura detiempo; en Europa el último año 1995, la factura que se pagó a causa de la congestión de la redalcanzó los 18 billones de pesetas de pérdidas.

La ciudad difusa se asienta en unos pilares falsos, o dicho de otro modo, insostenibles; sesostiene a base de un creciente coste de recursos y de tiempo y es razonable pensar que peligrasu continuidad de futuro en el instante preciso que algunos de los recursos manifiesten su

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limitación.

En los nuevos territorios urbanos, el barrio se transforma exclusivamente en zona residencial. Acausa de la separación física de las funciones en la ciudad, el espacio de uso cotidiano seexpande a una escala de kilómetros supeditados al coche. El barrio deja de ser un lugar socialpara convertirse simplemente en un lugar de exclusión (de otros usos, de gente con rentadiferente, etc.). La casa, en estas condiciones, se convierte en el centro del universo suburbano,en el centro de operaciones que alarga su brazos, en forma de estrella, varios kilómetros a laredonda. El individualismo se acentúa y el núcleo familiar se convierte en la institución afectivacasi única.

La ciudad, mientras tanto, se va vaciando de contenido, las relaciones vecinales, la regulación decomportamientos por conocimiento y afectividad, la identidad con el espacio, las probabilidadesde contacto que ofrece el espacio público, etc. se van diluyendo. Los barrios, que son el terrenode juego donde se hace cotidiana la esencia de la ciudad, se eclipsan. La ciudad en estascondiciones deja de ser ciudad y se convierte en asentamiento urbano donde el contacto, elintercambio y la comunicación es patrimonio, sobre todo, de las redes que le quitan a la calle elsentido que hasta ahora tenía como espacio público. Lo importante en la ciudad difusa son lasredes. Si vamos en coche o contactamos a través de los medios de comunicación, el espaciopúblico no es relevante, la ciudad tampoco. El espacio público, la ciudad cobra su máximosentido si vamos andando.

La combinación entre la dispersión que impone la ciudad difusa y la necesidad de contactarpersonalmente da como resultado un uso masivo de los medios de locomoción motorizados, enespecial el coche que todo lo invade. La red de movilidad se satura y los intentos para liberarlade la congestión con más kilómetros de red, desembocan en un aumento de la congestión y de lasvariables que están relacionadas; en efecto, en la ciudad difusa aumenta, necesariamente, laemisión de gases a la atmósfera, la superficie expuesta a niveles de ruido inadmisibles, el númerode accidentes, el número de horas laborales perdidas, la desestructuración de los sistemas ruralesy naturales periféricos. Es especial la congestión en el centro, provocando un estrés ambientalque no es compatible con el uso del espacio público para el contacto y la comunicación. El cochees el responsable principal de la degradación de la calidad ambiental del espacio público y de laciudad, provocando que la calidad de vida de los ciudadanos se reduzca hasta el punto deconsiderar la circulación y sus efectos como los principales problemas de vivir en ella. Enconsecuencia, el tráfico masivo de automóviles, que ocupa gran parte del espacio público, ataca ala esencia de la ciudad y predispone al ciudadano a creer que la ciudad se ha hecho insoportable.No parece muy razonable esta manera de proceder.

Tampoco tiene mucho sentido, como decíamos anteriormente, el despilfarro energético que elsistema de transporte actual genera, en especial cuando se instala la congestión, así como lairracionalidad que representa el dotarse de medios mecánicos para hacer trayectos en el menortiempo posible y conseguir, gradualmente, los resultados contrarios. La velocidad media deltransporte en superficie, en nuestras ciudades, es cada día menor. El tráfico masivo de vehículosse revela actualmente como el mayor generador de disfunciones del sistema urbano. En estosmomentos, el deterioro del medio ambiente urbano es, en gran parte, consecuencia del uso"asfixiante" de los vehículos privados.

Lo mismo que ocurre con la segregación espacial se produce con la población en relación a sunivel adquisitivo y socio-profesional. La planificación funcionalista y el mercado van creandoespacios "exclusivos" según los niveles de renta, creando de nuevo un "puzzle" territorial,

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desconectando el tejido social y diluyendo el sentido que tiene la ciudad como una civis.

Si a esto le sumamos que el funcionalismo espacial permite el contacto entre iguales(universitarios con universitarios, trabajadores con trabajadores, residentes con un cierto nivelsocio-cultural con sus iguales, etc.), la riqueza de los contactos se va perdiendo paulatinamente.En nuestras ciudades el ciudadano ha aumentado el número de contactos, pero estos contactosson cada vez más débiles, al contrario de lo que sucede en núcleos o en ciudades condimensiones reducidas donde los contactos son menores en número pero más intensos.

Las reglas de juego, aplicadas desde siempre por la propia comunidad para la convivenciacolectiva, que no deja de ser la aplicación de las Reglas del Estado de Derecho con reguladoresafectivos de vecindad, disminuyen su papel regulador. El papel de la comunidad para regular laconducta va perdiendo peso específico para que sea el propio Estado el que se ocupe.

A medida que la comunidad del barrio abandona su papel de regulación, la estabilidad social seresiente, ya que ésta se sustenta en la existencia de circuitos recurrentes reguladores y éstos seproducen cuando en el mismo territorio conviven personas de diferente condición y actividadesdiversas, y cuando la calle se llena de personas con objetivos diferentes que contactan y secomunican dominando el espacio público.

La ejecución del modelo funcionalista revela profundas disfunciones no resueltas y de este modolos espacios con una función predominante quedan desiertos y sin vida en períodos temporalesdeterminados (ciertas horas del día, vacaciones, etc.). Otros espacios, por ejemplo el centro oalgunas periferias ven como su población envejece al mismo tiempo que se degrada el parqueedificado y el espacio público. La degradación física es precursora de la ocupación de estas áreasurbanas por personas con pocos recursos y, en ocasiones, marginales con pocas posibilidades decrecer indivual y colectivamente.

La concentración de ciudadanos con estas características en barrios determinados tanto en elcentro como en la periferia puede crear graves problemas de inestabilidad, de violencia einseguridad, de actividades marginales y delictivas, y, en ocasiones, de desobediencia civil.Cuando esto pasa, es fácil que la calle esté dominada por grupos con intereses no regulados porel Estado de Derecho y los derechos democráticos se resientan.

Enseñanzas que para la sostenibilidad ofrece el modelo de ciudad compacta y diversamediterránea.

Cualquier intervención sobre la ciudad ya sea para rehabilitarla o para construirla de nuevo esintencionada. Urbanistas como Cerdá, Howard, Geddes, Le Corbusier y otros han sidoimpulsores de modelos de ciudad con la finalidad de reducir las disfunciones de la ciudad de sutiempo. Por ejemplo, la ciudad que proyectó Cerdá contenía todos los detalles de un análisisprevio que tenía como finalidad resolver las disfunciones de la Barcelona preindustrial y las de lanueva Barcelona que acogía una creciente población que venía del campo.

Los problemas de higiene, de movilidad y de igualdad de aquella época se han transformado ennuestra ciudad de hoy, al mismo tiempo que se han añadido otros. Hasta que las disfunciones nohan sido evidentes, alcanzando un tamaño suficiente con escenarios de futuro inciertos yamenazadores, no se han puesto en funcionamiento los mecanismos para intentar contrarrestarlos problemas actuales.

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En un contexto de internacionalización de la economía y de competitividad entre los sistemasurbanos, la explosión urbana de las últimas décadas y la compartimentación del territorioprovocada por la red de movilidad, la separación de funciones y la degradación urbanaprovocada por la congestión y el estrés ambiental, la pérdida de estabilidad y cohesión socialderivadas de la separación espacial de grupos segregados socialmente según su renta, el consumoy despilfarro del suelo, energía y recursos naturales, la explotación sin límites de los ecosistemaslocales, regionales y globales para mantener la organización y la complejidad de la ciudad, son,como hemos podido comprobar, algunas de las disfunciones en la ciudad actual, claramentediferentes a las conocidas anteriormente.

Se comprueba, pues, que los conflictos no son únicamente internos al sistema urbano, ya que losproblemas han traspasado sus límites impactando sobre los ecosistemas locales, regionales yglobales, y dejando atrás, en ocasiones, su capacidad de carga y su viabilidad en el tiempo. Elmodelo urbano, los criterios y objetivos que se escojan han de buscar, pues, la obtención de unaciudad sostenible social, económica y ambientalmente, reduciendo las disfunciones de la ciudadexistente y evitando las disfunciones potenciales en la ciudad de futura construcción.

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El modelo que, en principio, se acomoda mejor a los propósitos mencionados, con los ajustesnecesarios, es el que ha mostrado ese tipo de ciudad mediterránea compacta y densa concontinuidad formal, multifuncional, heterogénea y diversa en toda su extensión. Es un modeloque permite concebir un aumento de la complejidad de sus partes internas que es la base paraobtener una vida social cohesionada y una plataforma económica competitiva, al mismo tiempoque se ahorra suelo, energía y recursos materiales, y se preservan los sistemas agrícolas ynaturales.

Este modelo puede encajar, perfectamente, con el primer objetivo de la ciudad que es aumentarlas probabilidades de contacto, intercambio y comunicación entre los diversos (personas,actividades, asociaciones e instituciones) sin comprometer la calidad de vida urbana y lacapacidad de carga de los ecosistemas periféricos, regionales y mundiales.

Dicho esto, el modelo de ordenación del territorio que se propone es el mantenimiento de unacierta estructura y un nivel de explotación sostenible de los sistemas no urbanos (rurales ynaturales) y una ciudad compacta y diversa en todas sus partes en los sistemas urbanos.

Analicemos, pues, por qué la ciudad mediterránea puede llegar a ser un modelo de ciudadsostenible.

a) Estabilidad y aumento de la complejidad en todo el territorio urbano.

Como hemos visto, se puede establecer el grado de organización de un territorio así como supotencialidad de intercambio de información, en parte, sabiendo la cantidad de portadores deinformación (personas con titulación, renta, oficios,... actividades e instituciones) diferentes quese dan cita en un espacio concreto. Su evolución en el tiempo nos permitiría saber, también, si laorganización aumenta o disminuye y en qué partes de la ciudad lo hace.

El número y variedad de portadores de información en un territorio limitado, supongamos quenos referimos a un barrio, nos permite aproximarnos a algunas de sus disfunciones potenciales,así como a los elementos que le confieren estabilidad, ya que nos da idea de quién ocupa elespacio y la probabilidad de intercambios y relaciones entre los componentes con informacióndentro del barrio.

Las partes constituyentes de la ciudad difusa son, como hemos dicho, homogéneas con unavariedad de portadores de información muy limitada: estudiantes en el campus, obreros en lospolígonos industriales, personas de unas características similares en cuanto a rentas,titulaciones,... en urbanizaciones, o en polígonos residenciales, etc. Las funciones que sedesarrollan en estos espacios son también muy limitadas. Los espacios con una funciónpredominante quedan desiertos y sin vida en períodos temporales amplios (muchas horas duranteel día, los fines de semana, en vacaciones, etc.) al mismo tiempo que la separación física de losespacios provoca una segregación social dado que reúne en áreas diferentes atributos semejantes.La segregación social se produce sobretodo por el nivel de renta, y se pueden añadir luego otrascaracterísticas étnicas, religiosas, etc. La ciudad difusa es generadora de inestabilidad sobre todocuando a la reunión de los iguales en espacios separados, se añade que los flujos de energía(recursos económicos, humanos, etc.) para mantener la estructura y el orden son débiles. En estascondiciones la organización se descompensa.

Aunque en nuestras ciudades no se llega a los extremos de inestabilidad social que padecen las

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"banlieres" de algunas ciudades francesas o los barrios periféricos de muchas ciudadesamericanas, se aprecia en algunas periferias y partes del centro de nuestras ciudades un aumentode la inestabilidad social, que se manifiesta en forma de inseguridad, delincuencia ymarginación. En todos los casos se constata una baja diversidad de rentas, de titulaciones, deprofesiones, en la red asociativa, en la variedad de actividades económicas, etc.

Contrariamente, en la ciudad compacta donde el número de portadores de información diferenteses elevado en número y diversidad, estos problemas se reducen. De hecho, como ya se haexplicitado, aumentar la diversidad es impregnar de ciudad proporcionadora de oportunidades,intercambiadora de información, controladora del futuro, porque genera estabilidad en la porciónde territorio de que se trate. Los sistemas compuestos de partes heterogéneas contienen máscircuitos recurrentes reguladores. La mezcla de gente y actividades diversas en un mismoespacio, como podemos comprobar en el Ensanche de Cerdá de Barcelona, por ejemplo, dondediferentes rentas, oficios, titulaciones, actividades, instituciones, asociaciones, etc., viven en unmismo edificio o en áreas próximas es la garantía de pervivencia de estos sistemas porqueproporciona estabilidad, cohesión social y madurez.

Una mayor diversidad de usos en un barrio o en un territorio concreto, es decir, una mixticidad yuna densidad mayores de la residencia, los servicios y las actividades económicas, losequipamientos, etc. proporcionan el contexto adecuado para que aumenten los intercambios deinformación y, en consecuencia, se creen los canales de flujo energético sustentadores de laorganización compleja. En éste mismo sentido, se manifiesta un aumento de la diversidad de lared asociativa.

Otro aspecto de la estabilidad, en este caso económica, está relacionado con la diversidad de lasactividades económicas que se ubican en un territorio concreto. La proximidad entre lasactividades económicas, y también la proximidad a otras actividades de investigación,formación, residencia, etc., son generadoras de creatividad porque ponen en contacto a suscomplementarios. Para poder mezclar las actividades industriales han de cumplir unos requisitosde compatibilidad. Los nuevos procesos productivos y la introducción de tecnologías limpias hande permitir pensar en la inclusión de las actividades industriales en la ciudad compacta sin creardisfunciones manifiestas.

b) Proximidad y ahorro de recursos

La movilidad horizontal es hoy la que provoca un mayor consumo energético que se disipará enforma de calor y en contaminantes atmosféricos, es también la que provoca un mayor consumode suelo y la causante de una mayor simplificación de los sistemas naturales.

La expansión urbana, fomentada o permitida desde el planeamiento urbanístico y territorial ybasada en las infraestructuras de transporte, es la causa principal de la entropía proyectada en elentorno.

A igualdad de condicionantes físicos que caracterizan a un determinado fenómeno demovimiento, la energía requerida para desplazar un móvil crece necesariamente con la distanciay con la velocidad. El incremento de la velocidad del transporte sólo puede alcanzarse conmayores consumos de energía, y también de los diversos materiales utilizados en la construcciónde vehículos e infraestructuras.

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A través de la expansión de la ciudad y a través también de la especialización funcional -grandesespacios dedicados a una única actividad- se incrementan las distancias que se tienen querecorrer, las velocidades para consumir el mismo tiempo de viaje y, en consecuencia, la energíaconsumida para conseguir cualquier contacto o intercambio. Esta dinámica refuerza nuevasoleadas de motorización y nuevos retrocesos de la capacidad autónoma para desplazarse. Enefecto, la segregación espacial de las funciones cotidianas en la ciudad, aumenta las distanciasrelativas entre ellas, impone el uso del vehículo privado e invalida el resto de los medios detransporte. Por contra, la ciudad compacta ofrece una mayor diversidad de medios de transporte,todos ellos con un menor consumo energético.

La resolución de los conflictos del transporte que genera la ciudad difusa, únicamente se puedeabordar aumentando la infraestructura para restituir la velocidad perdida o para resolver lasaturación de la red. Esto representa ocupar más espacio, consumir más energía y másmateriales, para acabar haciendo, diariamente, lo mismo. Este proceso que es dinámico, escomplementario y, generalmente, el precursor de nuevos asentamientos urbanos dispersos que seencargan de hacer insuficiente cualquier ampliación de la red, porque desplazarán el problema dela congestión y las variables que le acompañan (contaminación atmosférica, ruido,contaminación del paisaje, mayor consumo de energía, de espacio y tiempo), a superficies cadavez mayores.

En la ciudad compacta, las soluciones a un aumento de los intercambios como resultado de unmayor número de contactos físicos, es posible idearlos en sentido contrario al que viene obligadoel modelo disperso. El número de viajes a pie, todavía el más utilizado en la ciudad compacta sepuede aumentar incrementando la calidad urbana, mejorando el diseño de la vía incluidas laspartes más pequeñas (aceras, vados permanentes, uso de materiales nobles como la piedra, etc.),mejorando los itinerarios peatonales y el mosaico de plazas y zonas verdes (no es necesario quesean grandes plazas, ni grandes parques; pequeña plazas y perspectivas con puntos de verdeentrelazados es suficiente), aumentando la diversidad de actividades en las plantas bajas demanera concatenada, etc. Crecerá, todavía más, el número de viajeros a pie, cuando se liberen devehículos privados amplias zonas de la ciudad de la ocupación actual, que someten a la mayorparte del espacio público a niveles de ruido, de contaminación atmosférica y visual y riesgo deaccidentes, cuando menos innecesarios. El transporte público puede ser racionalizado yconseguir, con voluntad de hacer un servicio eficiente que atienda a la práctica totalidad de laciudad compacta, a un coste entrópico menor que el derivado de una movilidad equivalente entransporte privado. Un transporte público eficiente (en superficie) obliga a reducir el número deautomóviles que circulen y liberar de tráfico privado la mayor parte de las vías. Esto no quieredecir que se prohiba el uso del vehículo privado en la ciudad; se le ha de dar, no obstante, otropapel con un peso específico menor.

La calidad ambiental, que es uno de los componentes básicos de la calidad de vida, aumentasustancialmente, ya que la ciudad mediterránea liberada del transporte privado permite mejorarel paisaje urbano y el espacio público, al mismo tiempo que se reduce el estrés ambiental.

La ciudad compacta, al contrario que la ciudad difusa, puede aumentar, con un menor consumoenergético y de espacio, el número potencial de contactos o dicho de otra manera, puedeaumentar la complejidad de la ciudad disminuyendo el número de vehículos que circulen porella.

Las alternativas de transporte en la ciudad compacta son el medio que permite, para un consumoenergético menor respecto a la ciudad dispersa, obtener una mayor complejidad del sistema que,

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en términos de información, implica hacer más próximos los entes del sistema urbano conrelación potencial y poder acceder a los intercambios con medios de menor consumo energéticoy un menor impacto sobre los sistemas naturales.

Por otra parte, la separación espacial de funciones, de manera similar al problema que padecenlos transportes públicos, complica la red de servicios técnicos para suministrar a losasentamientos urbanos dispersos, gas, agua, alcantarillado, teléfono, electricidad y ahora fibraóptica. Los servicios soterrados son prisioneros de un derroche exagerado, pues los espaciosurbanizados se han implantado sin orden ni concierto. Los servicios al aire libre, además delimpacto visual, son consumidores de franjas espaciales inmensas, aunque no lo parezca. Porejemplo, la red de alto voltaje (66.000 voltios) en la Región Metropolitana de Barcelona ocupa100 kilómetros cuadrados, espacio equivalente a todo el municipio de Barcelona.

En la ciudad compacta es factible ordenar el desorden, pues la proximidad y la mayorregularidad formal de las piezas urbanas lo facilitan. Aunque actualmente el desarrollo de lasgalerías de servicios es limitado, se debería hacer un esfuerzo de consenso entre las compañíasde servicios y la administración para habilitarlas en la totalidad del territorio construido. Ademásde la facilidad de poner orden, la ciudad compacta permite "eliminar" del territorio esta telarañade cables aéreos y sus impactos. En otro orden de cosas, el acceso a las redes de serviciostelemáticos debería ser un derecho de todos los ciudadanos, como uno de los derechos básicosque ofrece la ciudad cuando se hace uso del principio de equidad.

c) La ciudad compacta aprovecha mejor los recursos para mantener y hacer más complejala ciudad.

En la ciudad difusa, a la vez que se diluyen y se simplifican sus partes internas, el consumoenergético y de recursos es mayor. Podríamos decir que la energía que se necesita para manteneruna organización poco compleja en las diferentes áreas urbanas de la ciudad difusa es elevada.Usando la terminología de la ecología académica, significa que no se maximiza la recuperaciónde entropía en términos de información.

En la ciudad compacta, por contra, con la misma energía que se pueda consumir en un áreadeterminada de la ciudad difusa, la organización que mantiene es significativamente mayor. Laeficacia energética del modelo de ciudad compacta es, en consecuencia, mejor que la eficaciaenergética de la ciudad difusa.

Si relacionamos la diversidad (H) con la energía consumida (E) a través del cociente E/H, suaumento o disminución, en el espacio referenciado, puede convertirse en una función que sirvepara saber la eficiencia energética del sistema, aparte de su grado de organización. La esencia dela organización sería el flujo diferente por unidad de información adquirida o conservada.

El aumento de H da idea de una mayor proximidad, porque concentra en el espacio unidades decaracterísticas diferentes. Las hace más próximas y, en consecuencia, se reducen las distanciasfísicas de los portadores de información. El tiempo para que contacten los diversos se acorta y laenergía dedicada a la movilidad será sustancialmente más pequeña. Hoy, la actividad queconsume más energía en la ciudad es el transporte mecanizado, en consecuencia la reducción dela distancia y la velocidad para mantener el mismo número de contactos y de intercambiossignifica reducir sustancialmente la energía consumida por el sistema.

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Por otra parte, la inestabilidad que genera la ciudad dispersa, la ha de contrarrestar con unamayor aportación de energía y de recursos, ya que los circuitos de regulación se han de crearexpresamente, cosa que no sucede en la ciudad compacta y diversa. Como ya se ha comentado,los sistemas compuestos por partes heterogéneas comprenden más circuitos recurrentesreguladores. El hecho de que las partes constituyentes de la ciudad dispersa sean máshomogéneas, obliga a ocupar un espacio significativo más grande que la ciudad compacta ydiversa para obtener un valor de H similar.

Por lo visto hasta ahora, parece que la planificación del territorio que se basara en acciones quedisminuyeran el valor del cociente E/H permitiría corregir, en parte, las disfunciones del sistemaactual y hacer flexible algunas de las variables que hoy más condicionan el funcionamiento delecosistema urbano y del entorno. Su lógica interna incluye: el aumento de la complejidad enespacios relativamente reducidos; la disminución en la ocupación del suelo realizando lasmismas funciones; la reducción del tiempo para contactar entre los diversos; la reducción deenergía consumida para mantener y hacer más complejo el sistema; y ,por último, reducir lainestabilidad porque proporciona un mayor número de circuitos reguladores recurrentes.

Alguien podría entender que se está proponiendo la creación de ciudades tan densas ycondensadas como las ciudades correspondientes a la primera época de la era industrial. Sería unerror. No se trata de resolver los nuevos conflictos para ir a caer en los conflictos antiguos.Ildefons Cerdà y después otros ya crearon los instrumentos para afrontar los conflictos derivadosde la higiene y la salubridad, de lo privado y lo colectivo, del silencio y el bullicio, de la equidady la reducción de la injusticia en relación al espacio, entre otros. Se trataría de compaginar lasmejores fórmulas que redujeran los conflictos nuevos sin olvidar las correspondientes parareducir los conflictos antiguos. El Ensanche de Barcelona es un ejemplo de fragmento de ciudadcompacta y diversa, a la que para reducir las disfunciones que genera le sobran cosas y le faltanotras. No obstante, es un buen punto de partida teórico para aquellas ciudades que estancreciendo ya que nos aproxima a un nuevo modelo de ordenación del espacio, ciertamentediferente al modelo que proporciona la ciudad difusa actual. Alguien podría pensar que es unapropuesta con una fuerte carga de nostalgia, pero no creemos que sea así; si el modelo de ciudadsostenible que estamos proponiendo se sustenta en un aumento de la diversidad en espaciosurbanos relativamente reducidos (por ejemplo barrios) y en una tendencia a reducir el cocienteE/H, entonces el ensanche de Barcelona es un buen ejemplo. En efecto, el distrito central deBarcelona, además de haber permanecido lleno de vida desde su construcción, constituye hoy elespacio urbano con mayor densidad de los que se dan cita en Cataluña, y seguramente con unade las relaciones E/H más reducidas; aunque ello no quiera decir que no se pueda reducir muchomás.

Además la relación entre H y E nos da idea también, tal como se pone de manifiesto en elpróximo apartado, de la capacidad competitiva de un espacio respecto al resto. La capacidadcompetitiva del Ensanche es también mayor que la capacidad que tienen la mayor parte de losespacios cercanos que compiten por los mismos recursos. Esto es lógico que sea así porque elEnsanche posee una densidad de información mayor que el resto de espacios más o menospróximos.

Afirmar que la ciudad mediterránea compacta y diversa, multifuncional y heterogénea puedeconstituir un modelo con una buena base para dirigirse hacia la sostenibilidad, no invalida laproposición de otros modelos urbanos que también puedan conseguirlo. Podría pensarse en laconfiguración de una red de nucleos urbanos de tamaño medio o incluso de una red más extensade núcleos urbanos de tamaño reducido, todos ellos bien adaptados al aprovechamiento

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sostenible de los recursos locales. Estas configuraciones se han desarrollado durante siglos en lageografía española. Los núcleos urbanos (aldeas) gallegos o asturianos, los pueblos andaluces olas ciudades de tipo medio castellanas o extremeñas, etc. se han mantenido en el tiempocontando para su supervivencia con los excedentes que les proporcionaban los sistemas rurales ynaturales del entorno. No obstante, se trataría de analizar cuáles son los factores que hoy podrían,después de los cambios sufridos en estos últimos cincuenta años, constituir la base de susostenibilidad.

En la red de aldeas y pueblos de tamaño reducido el valor H es, como se puede suponer, tambiénreducido y mientras el valor E ha dependido mayormente de los aportes energéticos del sol y losrecursos locales, el cociente E/H se ha mantenido también en unos valores relativamente bajos.En el momento en que el consumo de E aumenta sin tener en cuenta el aumento deautoorganización, los valores del cociente van aumentando y la sostenibilidad que antes seasentaba en los excedentes de los recursos locales, ahora pasa a depender de recursos másalejados de ámbito regional o incluso global. Ello suele ir acompañado de una desfiguración delterritorio que, al no depender de los recursos locales ocupa, con más asentamientos urbanos,sistemas agrarios y naturales que antes eran parte de su sustento. Esto supone, a su vez, que ladependencia de recursos externos sea mayor, lo que nos lleva a un círculo vicioso que se alejacada vez más de la eficiencia del cociente antes indicado, que bajo la lógica de la sostenibilidaddebería tener tendencia a la reducción. Lo mismo podriamos decir de los núcleos urbanos mediosque se han caracterizado por su compacidad y continuidad formal hasta hace unos decenios y quehan visto como se rompían los límites más o menos visibles de la ciudad para ocupar espacioscada vez mayores en una lógica similar a la apuntada anteriormente.

Por otra parte, el cociente E/H nos informa también sobre la dimensión máxima aconsejable dela ciudad. La ciudad como proyecto razonable de convivencia empezaría a ver limitado su interéspor el crecimiento cuando aumenta E/H, es decir, cuando se requieren gastos energéticos cadavez más elevados para obtener aumentos de diversidad cada vez menores.

d) Competitividad, explotación y sostenibilidad de la ciudad compacta y diversa

El principio de Margalef que postula que en los sistemas la parte con menos información, enrelación con la velocidad con que aumenta o se "produce" entropía, alimenta a la parte que ya secaracterizaba por una mayor densidad de información, implica que el mantenimiento y/oaumento de la complejidad de un espacio por un sistema se desarrolla a costa de disminuir ysimplificar otros espacios. Hay un flujo neto de materiales, energía e información desde elespacio menos maduro (menos complejo) al espacio más maduro (que tiene más complejidad).Como decíamos es un principio similar a los correspondientes a la leyes de Ohm y otras, donde acada fuerza le corresponde un flujo, es decir, a un potencial eléctrico le corresponde unacorriente eléctrica, etc. En el caso que nos ocupa la complejidad (la densidad de información)sería la fuerza y el flujo estaría constituido por el tránsito de materia, energía e información quepasa de un ecosistema menos maduro a un espacio más complejo. Es lo que se llama explotaciónde un espacio sobre otro.

El flujo se ha de entender en el contexto de creación o reducción de estructura, que permite a laestructura más organizada recuperar una parte de la información relacionada con el procesodisipativo periférico que es el que proporciona la energía necesaria para el cambio.

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El poder de explotación de un espacio (P) sobre otro es una función de su informaciónorganizada y su consumo de energía. En otras palabras, podríamos decir que es una función delas probabilidades de contacto entre los portadores de información que tiene un espaciodeterminado y la energía que consume. Entre dos espacios que interactúan, donde el poder deexplotación de un espacio (P1) es mayor que el poder de explotación de otro (P2), parece que elflujo neto de materiales y/o de energía y/o de información irá en la dirección de mantener oaumentar la complejidad de P1 y de simplificar o reducir la complejidad de P2.

De hecho, la competitividad de una ciudad está basada en su capacidad de explotación y, enconsecuencia, está basada en su complejidad y al mismo tiempo en su capacidad de consumirenergía. Cada ciudad tiene su estrategia para mantenerse y tener un mayor poder de explotaciónen relación a las otras ciudades que compiten por los mismos recursos. La tendencia de laconurbación actual, entre los dos factores citados (la complejidad y la energía), escoge laenergía, es decir, sigue una estrategia ligada a la cantidad, al consumo de ingentes cantidades desuelo, de energía y de materiales, entendiendo que las unidades de información que entran ensistemas mayores gozan de ventajas. Ahora bien, esta estrategia se ha mostrado globalmenteinsostenible, e incluso en ocasiones también lo es localmente cuando la estrategia del aumentocuantitativo ocasiona deterioros tales en su entorno que repercuten en pérdidas de calidad internaque merman su competitividad y sus posibles aumentos de diversidad y ganancias de estructura.

La estrategia de aumentar la complejidad, sin necesidad de aumentar substancialmente elconsumo de materiales, suelo y energía es la alternativa al actual modelo, que basa sucompetitividad en aumentar la periferia disipativa. La misma competitividad, o mayor, se puedeconseguir aumentando la información organizada de los núcleos actuales sin necesidad dedespilfarrar más espacio, y haciendo más eficiente la organización y los procesos de consumoenergético. En la estrategia de aumentar la complejidad de los ecosistemas urbanos se ha de teneren cuenta que la adición de una cantidad similar de información en dos sistemas diferentesenriquece más a aquellos sistemas que, para empezar, ya tenían más información, puesto que lasinformaciones no se suman sino que se multiplican.

Esta es una estrategia que marca un posible camino en la competencia entre sistemas urbanos,una competencia que, en este caso, tendría como un factor implicado a la entropía.

e) Calidad urbana y calidad de vida

Resolver los problemas en el seno de la ciudad supone mejorar la habitabilidad y con ella, lacalidad de vida. La calidad de vida de los ciudadanos depende de factores sociales y económicosy también de las condiciones ambientales y físico-espaciales. El trazado de las ciudades y suestética, las pautas en el uso de la tierra, la densidad de la población y de la edificación, laexistencia de los equipamientos básicos y un acceso fácil a los servicios públicos y al resto deactividades propias de los sistemas urbanos tienen una importancia capital para la habitabilidadde los asentamientos urbanos. Por lo tanto, para que se cubran las necesidades y aspiraciones delos ciudadanos respecto a la habitabilidad de los barrios y la ciudad entera es aconsejable que seoriente el diseño, la gestión y el mantenimiento de los sistemas urbanos de modo que se protejala salud pública, se fomente el contacto, el intercambio y la comunicación, se fomente laseguridad, se promueva la estabilidad y la cohesión social, se promueva la diversidad y lasidentidades culturales, y se preserven adecuadamente los barrios, los espacios públicos yedificios con significado histórico y cultural.

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La ciudad compacta mira hacia dentro; también hacia afuera, pero su sostenibilidad ha depermitir que su interior cumpla con los requisitos adecuados para su habitabilidad y la mejora dela calidad de vida urbana. Los espacios verdes, los equipamientos, los servicios y los transportespúblicos han de ser accesibles, han de estar a una distancia-tiempo mínima para vencer ladistancia psicológica que todos tenemos y que, de lo contrario, no facilita su uso.

La esencia de la ciudad es el contacto personal. La ciudad es, en consecuencia y sobre todo, de lapersona que va a pie, puesto que facilita el contacto entre personas. Los viajes a pie, en bicicletao en transporte público son los medios que pueden reducir drásticamente el estrés ambientalprovocado por los vehículos, lo cual potenciará el contacto y la comunicación en el espaciopúblico. A la vez que se reduce el estrés ambiental se puede mejorar, en nuestras ciudades, elpaisaje urbano, ya sea en la vía pública como en las fachadas del parque edificado, generando unentorno propicio y de calidad.

La mejora de la calidad ambiental incide de manera precisa en varios de los aspectos queconforman la calidad de vida de nuestros ciudadanos, en primer lugar sobre el estrés ambiental yen concreto sobre la contaminación atmosférica, el ruido, la contaminación visual y la seguridadviaria; en segundo lugar permite aumentar las relaciones interpersonales, pues la calle (pasear) seconvierte en un lugar idóneo para el contacto, el ocio y el tiempo libre para todos los ciudadanossin importar su edad ni condición. El espacio público de calidad se revela también como unescenario para el desarrollo de diversos acontecimientos de participación social.

En estos momentos, quien más o quien menos, acepta la reutilización y el reciclaje de los bienesde consumo utilizados, con el fin de frenar el actual despilfarro de recursos. Es necesarioemprender el mismo camino para parar el actual despilfarro de suelo, de materiales y de energíaque provoca el actual modelo de ciudad difusa, reciclando, rehabilitando y recuperando la ciudadexistente. A los esfuerzos realizados, sobre todo en los centros urbanos, se han de añadir nuevasenergías para coser y recoser las periferias dispersas, delimitando de manera clara y precisa lafrontera entre el campo y la ciudad. La explotación de los sistemas no ha de sobrepasar, enningún caso, la capacidad de carga de los sistemas periféricos, pues, son la garantía de futuro dela propia ciudad.

Reciclar la ciudad, recuperarla para conseguir unas mejores condiciones de habitabilidadproporciona una relación número de empleos/inversión mayor que otras actuaciones millonarias,que obtienen una relación magra en puestos de trabajo. Esta relación aumenta cuando intervienenlos trabajos de artesanía. Este tipo de trabajos proporcionan una ruptura con la homogeneidad yla monotonía que producen las construcciones en serie puesto que son empleos pocomecanizados.

El reciclaje del tejido urbano y el recosido de los pedazos desgarrados de la periferia es necesarioque sea lento con el fin de encajar e interrelacionar los distintos componentes que han deconfigurar la nueva-vieja ciudad en una flecha temporal dirigida al aumento de la complejidad.La diversidad de componentes va desde los usos y funciones distintos que ocupan el espacio,hasta la variedad de las fachadas y los espacios construidos. En efecto, la mediocridad estética yla baja calidad del paisaje de la mayor parte de las realizaciones urbanas actuales no provocan enel ciudadano la necesaria apropiación del espacio cotidiano, tan conveniente para su estima yconservación.

Por otra parte la ciudad es suministradora de servicios de salud, de cultura, de educación, de ocioy servicios deportivos. La diversidad y calidad de los equipamientos en una área urbana, por

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ejemplo un barrio, es una de las razones de peso y también una garantía para la permanencia depersonas con atributos distintos (renta, titulación, etc.). Del mismo modo la diversidad y calidadde los equipamientos y servicios tiene un poder de atracción de gente diversa incluso en aquellosbarrios que por un motivo u otro hubieran entrado en crisis. Un plan de equipamientos yservicios de calidad constituye una de las piezas fundamentales en los procesos de recuperaciónde los barrios vulnerables.

Pero los equipamientos necesitan llenarse de actividad. En los barrios de ciudades compactas ydiversas, que se han ido haciendo lentamente, han proliferado en la medida que aumentaba sucomplejidad, en cantidad y diversidad el número de asociaciones y organizaciones nogubernamentales que son, en definitiva, las que llenan de contenido los equipamientos yservicios culturales, de educación, de ocio, deportivos o sociales. Los grupos y asociaciones sinafán de lucro son parte del alma de la ciudad, y suministradores, por otra parte, de estabilidad ycohesión social.

En aquellas porciones de la ciudad que se han hecho lentamente y de manera ininterrumpida, sinperturbaciones importantes, consolidando y renovando las estructuras que las soportan, han idoaumentado la diversidad de sus componentes y, en consecuencia, han ido aumentando losdepósitos de información organizada proporcionadora de estabilidad, cohesión social yoportunidades, en detrimento de un aumento excesivo de nueva estructura soportada en underroche de recursos. En términos de calidad de vida, esto representa que aumente la seguridadciudadana, otro de los aspectos destacados que conforman el concepto de calidad de vida.

Por otro lado, el proceso de rehabilitación y recuperación del parque edificado representa unamejora de las condiciones de habitabilidad y en consecuencia, de calidad de vida. Muchos de losedificios a rehabilitar son construcciones del siglo pasado sin las condiciones de habitabilidadrequeridas en el momento actual; no obstante, muchos de ellos tienen, por contra, unasdimensiones (superficie y volumen) que no tienen las construcciones modernas.

El parque edificado requiere pues, de la calidad mencionada. El diseño de cualquier edificio, noimporta la función que éste tenga, se ha de pensar de modo que sus materiales seanpreferentemente de origen próximo, reutilizables y/o reciclables al final de su vida útil; y que elaislamiento energético y acústico, los componentes bioclimáticos y la captación de energíaprocedente del sol proporcionen el confort y la energía necesaria para el funcionamiento de laestructura y la de sus habitantes; y, por último, que su diseño permita un contacto mayor encantidad y calidad entre los portadores de información, incluyendo las nuevas tecnologías decomunicación, como es la fibra óptica y los puntos de conexión suficientes. Los edificiosresidenciales deberían diseñarse teniendo en cuenta, también, la dicotomía necesaria privacidad-espacios comunes. La superficie para lograrlo es, evidentemente, mayor que la superficie de los"habitáculos" que hoy se construyen; ahora bien, si a este aumento de superficie en la vivienda,se le añade también un espacio urbano cotidiano que contemple espacio suficiente para darrespuesta a la dicotomía soledad-colectividad, es posible que se reduzcan sustancialmente lasnecesidades vitales de poseer una segunda residencia. Las proporciones de espacios verdes detamaño diferente-espacio público generador de gran actividad, han de buscar el cumplimiento dela citada dicotomía.

En relación al consumo de recursos parece razonable revisar los procesos de producción debienes, su distribución y consumo. Como dicen Quim Larrea y Juli Capella (1996) "por primeravez en la historia tenemos la sensación de que producir más no es sinónimo de progreso. Irvomitando más y más objetos en el planeta no supone vivir mejor, sino tal vez ir esquilmando

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algo irrecuperable".

Parece que las soluciones deben modificar radicalmente los objetos del futuro, muchos de ellostodavía desconocidos. En la misma línea que hemos fundamentado para aproximarnos a laciudad sostenible, donde el esfuerzo debe centrarse en aumentar el contenido de informaciónorganizada y menos en el despilfarro de recursos, parece que podría avanzarse en este mismosentido "evolucionando hacia la desmaterialización del objeto. Parece sin sentido, pero no lo es:objetos inmateriales", tal como dicen los autores arriba citados: "la gente no quiere coches, sinodesplazarse; la gente no necesita sillas, sino sentarse; no compra un aparato de televisión, sinoque quiere poder ver imágenes. Nadie quiere grifos, sino agua. Éste es el verdadero dilema, elauténtico reto de diseñadores e industriales, discurrir hacia un ideal mundo inmaterial pero plenode servicios".

Hoy ya se ha iniciado el proceso aunque los objetos del futuro, aún teniendo cualidades mássostenibles, todavía se piensan alejados del dilema antes planteado. Como ha dicho el diseñadorDieter Rams, entramos en la era del "menos pero mejor". Según Quim Larrea y Juli Capella(1996) en los próximos quince años los objetos tendrán las siguientes características: menores,ligeros, perdurables, reparables, desmontables, autoportantes, degradables, eficientes, multiusos,reciclables, reciclados, reutilizables, compartidos y afectivos, y debería añadirse no tóxicos nipeligrosos.

La producción de bienes de consumo es probable que deba acomodarse a las características delos nuevos objetos, lo que implica que la industria tendrá que adoptar, necesariamente, medidasde producción limpia, es decir, prácticas y procesos con un menor consumo de materiales encantidad y peligrosidad y una menor generación de flujos residuales en todos los medios(atmósfera, agua, suelo). La inocuidad de la industria es la única garantía que puede permitir suimplantación en casi todas las partes de la ciudad.

La distribución de los bienes de consumo no puede fomentar la proliferación de centros dedistribución al por menor fuera de la ciudad, pues ello representa diluirla en la periferia,fomentando el modelo anglosajón de ciudad difusa. Del mismo modo, no es convenientedesplazar los servicios ciudadanos fuera de la ciudad.

Para finalizar, tan solo añadir que las ciudades de nuestro país tienen, la mayoría, muchas másposibilidades de convertirse, con los retoques necesarios, en futuras ciudades sostenibles,entendiendo que nuestras ciudades, que hoy constituyen uno de los patrimonios y capitales fijosmás importantes de nuestro acerbo, están mucho más cercanas al modelo aquí dibujado quecualquiera de las conurbaciones difusas del modelo anglosajón; modelo éste que han seguido lamayor parte de nuestras ciudades de un tiempo a esta parte olvidando y diluyendo el modelocompacto y diverso multifuncional y heterogeneo que hemos venido a denominar mediterráneo.

Quizá sea por esto que la ciudad mediterránea constituye hoy un modelo que va cobrandoadeptos en todo el mundo, cuando antes había sido denostadas por casi todos. A ver si nos va apasar con nuestras ciudades lo mismo que nos ocurrió con la dieta mediterránea, que llegó a sermenospreciada para descubrir, luego, que era excelente.

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Bibliografía

Larrea, Q. y Capella, J. (1996) "¿Cómo serán los objetos del futuro?" (El País, 5 de febrero.)