Ciudad pensamiento crítico y teoría

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LA CIUDAD: PENSAMIENTO CRÍTICO Y TEORÍA

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teorías urbanas

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LA CIUDAD: PENSAMIENTO CRÍTICO Y TEORÍA

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y Fomento de Actividades Académicas

ING. JESÚS ORTIZ GUTIÉRREZSecretario Ejecutivo del Patronato

de Obras e Instalaciones

LIC. ARTURO SALCIDO BELTRÁNDirector de Publicaciones

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I N S T I T U T O P O L I T É C N I C O N A C I O N A L

— M É X I C O —

Jorge Gasca Salas

LA CIUDAD: PENSAMIENTO CRÍTICO Y TEORÍA

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Primera edición: 2005

D.R. © 2005 INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

Dirección de PublicacionesTresguerras 27, 06040, México, DF

ISBN: 970-36-0227-4

Impreso en México / Printed in Mexico

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A mis padres

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ÍNDICE GENERAL

Prólogo ........................................................................................................... 11Introducción.................................................................................................... 15Capítulo 1. Los pensadores de la ciudad........................................................ 23

I. Señalamientos para una comprensión global .................................... 231. Karl Marx ..................................................................................... 242. Max Weber ................................................................................... 303. Le Corbusier ................................................................................. 354. Henri Lefebvre ............................................................................. 405. Manuel Castells ............................................................................ 496. Aldo Rossi .................................................................................... 677. Marino Folin ................................................................................ 738. Christian Topalov ......................................................................... 799. Lewis Mumford ........................................................................... 82

10. Fernand Braudel ........................................................................... 8411. Martin Heidegger ......................................................................... 90

II. Problematización de la “ciudad” y “lo urbano” en general .............. 102III. Tentativa argumental .......................................................................... 105

Capítulo 2. Proceso de reproducción social y ciudad .................................... 109I. Proceso de reproducción social natural ............................................ 111

II. Supuestos y presupuestos para el surgimiento de las primeras ciudades .............................................................................................. 132

1. Condiciones de la existencia sedentaria...................................... 134Condiciones físicas (ambientales)............................................... 135

2. Condiciones tecno-sociales ......................................................... 141III. El campo y la ciudad ......................................................................... 151

Capítulo 3. La ciudad contemporánea: estructura y sistema ......................... 161I. Ordenación del sistema ...................................................................... 161

II. La ciudad y el sistema ........................................................................ 165III. La estructura y la ciudad. Momentos económicos fundamentales ... 174

1. El ciclo de la reproducción social de la riqueza en su función espacio-tiempo ............................................................................. 174

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2. Ciudad y ciclo general de reproducción de la riqueza social ...... 176a) La producción y la ciudad....................................................... 183b) La distribución y la ciudad ..................................................... 186c) El cambio, el consumo y la ciudad ......................................... 189

Epítasis. Alcances de la ciudad contemporánea en la vida social ................. 195Apéndices ....................................................................................................... 207

Apéndice 1. La técnica. Dos formas de acercamiento a su definición:Heidegger y Marx ................................................................ 209

Apéndice 2. A propósito de las Formen de Karl Marx, lo urbano yla ciudad ............................................................................... 227

Recomendaciones ........................................................................................... 253Bibliografía ..................................................................................................... 255Índice de ilustraciones .................................................................................... 261

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PRÓLOGO

La ciudad no puede quedar expuesta tras una definición apriorística con la que seesquematice y fuerce toda explicación de sus fenómenos, sino que es a partir de lasíntesis de ellos como podemos llegar a sus cercanías. Se busca que la argumen-tación se sustente en la visión global de la ciudad bosquejada por autores de pri-mer orden que, al quedar reunidos en un mosaico conceptual, nos marquen losfundamentos para estudiar la problemática urbana contemporánea bajo la idea de“ciudad” como concreción de un todo complejo que cambia a lo largo de la histo-ria y que puede ser estudiada si se vencen las barreras que impone la fragmenta-ción de las ciencias del hombre.

Es posible fundar de manera sólida un acercamiento a los fenómenos de cambiode la materialidad urbana y los fenómenos sociales, si establecemos los supuestoso condiciones lógico-históricos de partida, los cuales vinculados con las catego-rías cultura, civilización y tecnología, nos darán argumentos de peso para expli-car los acontecimientos trans-históricos de larga duración referidos al proceso dereproducción social de la materialidad contemporánea.

Tal materialidad se explica con el análisis de los elementos que intervienen enella como objeto práctico que sale fuera de sí, formando parte de un proceso quedimensiona a escala planetaria la transformación material del mundo como con-secuencia del funcionamiento económico dominante, el “hecho capitalista” comosistema que se da forma en la dinámica estructural dominada tendencialmentepor sus momentos económicos fundamentales (producción, distribución, cambioy consumo) bajo “patrones” o “paradigmas” del espacio social citadino que su-bordina casi toda expresión del sujeto y su materialidad, incluyendo al “campo”,que constituye su periferia social-natural. Al comprender la forma de materializa-ción de la estructura económica capitalista en la ciudad, estaremos en condicio-nes de exponer una argumentación que explique la materialidad contemporáneamanifestada a lo largo y ancho del espacio citadino y se podría sustentar la expli-cación de los fenómenos que resultan de la influencia de todos y cada uno de losmomentos que integran la estructura urbana.

Si colocamos la investigación de la ciudad dentro del ámbito de la planeaciónregional, debería partirse de la relación más cercana entre hombre-naturaleza, la

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cual se refiere necesariamente al vínculo del hombre con la tierra, “fuente detodos los valores de uso”, al estudio de las condiciones cultural-civilizatorias,etnológicas y de las necesidades de humanización de su entorno natural con plenogoce del derecho a la vida urbana. Una vez realizado lo anterior, debería estable-cerse el cuadro de necesidades y capacidades de producción de la ciudad paradesarrollar la comunicación con sus “campos”. En una organización de la econo-mía basada en el “mercado” esto resulta imposible, pues tanto la vida social comosu negación emanan de la ciudad, por lo que el sentido del camino para la inves-tigación queda puesto de cabeza, es decir, invertido como realidad innegable, noquedando más remedio que efectuar la introspección hacia el mundo citadinodramáticamente urbanizado.

Tras esta consideración, se presentan en el capítulo 1 los antecedentes de lo quellamamos aquí señalamientos fundamentales de una “visión global” de la ciudadmantenida por once autores de primer orden, para lo cual se revisaron sus princi-pales obras en las que muestran esta perspectiva. Las concepciones e ideologíasson muy variadas e incluso contrapuestas, lo que llega a colocar el acercamientoen el nivel de una primera “exégesis general”. El supuesto básico es el siguiente:una referencia importante para la explicación citadina contemporánea de marcadodominio económico parte indubitablemente de los señalamientos materialistas deMarx; se encuentra y se enriquece con los puntos de vista de H. Lefebvre, M.Folin, C. Topalov y M. Castells; entrechoca en el camino con el de Le Corbusiery A. Rossi, pero se ve enriquecido por enfoques tan diversos como los de F. Braudel,L. Mumford y la metafísica de M. Heidegger. Esta revisión general parte de unanecesidad de alta trascendencia para nuestro tiempo, que consiste en la revisióncrítica de las teorías que esclarecen y abordan este objeto de estudio y este nivelde comprensión.

En el capítulo 2 se da una visión teórico-histórica de los supuestos, esto es, delas “condiciones que debieron presentarse” para el surgimiento de las primerasciudades, lo cual nos remite a una revisión de la “génesis de las ciudades”, par-tiendo, para tal efecto, de premisas expuestas por Gordon Childe en diversos lu-gares de su obra y de otras aportaciones de alta relevancia que son útiles para laelaboración de un acercamiento a la idea de ciudad y su distinción con el campo.

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Prólogo

En el capítulo 3 se hace uso de la comprensión de la ciudad contemporáneapartiendo de la idea de que ella existe bajo un sistema de vida que se pretendeglobalizador, expansivo y reproductor de modos de vida y formas de habitar quese manifiestan esencial y fundamentalmente en el espacio citadino. Esta argu-mentación parte del ciclo general de la generación de la riqueza social, que tantolos clásicos de la economía como el propio Marx reconocen como sistema que semanifiesta a través de cuatro momentos fundamentales de la reproducción social:la producción, la distribución, el cambio y el consumo. La intención de este trabajoconsiste, en esta parte, en mostrar de qué manera encuentra su expresión físicadentro de la ciudad esta fuerza que subsume o subordina al conjunto de la vidasocial urbana.

El “nudo problemático final” o epítasis es la manifestación del “drama urba-no” abierto a la incertidumbre, sin ser de ninguna manera una conclusión. Laproblemática urbana contemporánea, lejos de quedar explicada invita a las nuevasgeneraciones de investigadores a des-encubrirla explorando vetas aún no trabaja-das por las generaciones de críticos de la ciudad posteriores a la Segunda GuerraMundial, la época del comienzo del caos urbano, muchos de ellos ya fallecidos.

Los apéndices 1 y 2 son en sí mismos dos ensayos que exploran referenciasbásicas para la reflexión de temáticas como la técnica, la tecnología, en las con-cepciones tan diversas pero, en este caso, a la vez tan convergentes como las deHeidegger y Marx. En el apéndice 2, en particular, se presenta el análisis de undocumento fundamental para incursionar en la comprensión de la génesis de laciudad y su periodización histórica: las Formen de Marx, uno de los contadostrabajos en los que se alude explícitamente a la “ciudad”, encontrándose justa-mente allí la importancia de la revisión de dicho documento.

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INTRODUCCIÓN

Reflexión es el valor de convertir en lomás discutible la verdad de los propiosaxiomas y el ámbito de los propios fines.

M. Heidegger, Sendas perdidas

ILa ciudad y lo urbano contienen dentro de sí un atributo que ofrece a la vez unaventaja y una gran dificultad teóricas: tienen la peculiaridad de poder decantarfísicamente la problemática social como diversidad y ofrecen la posibilidad devisualizar los fenómenos sociales en su concreción dentro de los estudios tantoparticulares como generales cuya vigencia se espacializa en un sitio, pero estesitio que aparece como un resultado, representa la manifestación de la problemá-tica compleja de la multiplicidad social constituyéndose así como una síntesis.De aquí parte el problema teórico.

Todo objeto teorizable que sintetiza la multiplicidad de la existencia social,ofrece la posibilidad también múltiple de hacerse asequible, se vuelve sobre sícomo objeto de diversas formas de explicación y por tanto puede ser conocidodesde la perspectiva de buena parte de las ciencias particulares. La ciudad y lourbano renuevan e invitan a la reflexión del punto de partida y al trazo del caminopara su conocimiento, aludiéndose en todo momento a la búsqueda de la diferen-cia entre teoría y realidad. Dicho de otra manera: invitan a la búsqueda de laconcreción social de un todo que se expande y, a su vez, se presume sistema.

Con motivo de la ciudad y lo urbano, se hace notar la necesidad de recurrir auno o más discursos que nos ofrecen la posibilidad de conocer críticamente suexistencia espacio-tempórea y des-encubrir el “sistema de la vida” en su modali-dad y sobrepujamiento de ella como modalidad citadina. Se intenta, pues, exponerel sistema en tanto se plasma como “ciudad”.

El estado actual del desarrollo histórico a escala mundial se abre como unabanico inmenso de posibilidades que aparecen ante nuestros ojos como una “te-diosa apariencia de la diversidad” que, sin embargo, nos invita a dirigir nuestrasmiradas hacia un punto determinado por la investigación científica del acontecersocial: a lo urbano-citadino.

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El estudio de la ciudad y lo urbano no constituyen el análisis de un elementomás de la vida humana sino, en las dimensiones del “mundo de la vida”, una parteesencial en relación con todas sus manifestaciones sujéticas, es decir, de todacreación cultural. Con ello deberá considerarse la distinción de las partes consti-tutivas de la “dualidad” social: lo rural y lo urbano, haciendo la distinción entérminos culturales, entendida aquí la cultura grosso modo como el movimientode la relación estructura-superestructura sociales y todos los fenómenos socialesque de él se desprenden.

La afirmación general de que la ciudad y lo urbano constituyen una parteesencial de las manifestaciones de la vida social, vista ella en esta doble figurarural-urbana, no es correcta desde una perspectiva histórica, pues, por ejemplo, laciudad medieval no fue el centro de esa doble existencia cultural rural-urbana,sino lo fue el campo. De aquí la importancia de la historia dentro de cada procesoestudiado que pretenda formularse.

En el presente trabajo se parte de la noción de proceso de reproducción natu-ral, de las estructuras de los objetos prácticos y de la existencia de la ciudad quese estructura como un conjunto complejo. Además, se destaca la importancia delestudio de los fundamentos de la cultura material como referente y dimensióncontemporánea para la distinción de lo rural y lo urbano, así como la diferencia-ción al interior de cada una de estas partes, sin hipostasiar las causas que danorigen a la producción o creación de cultura.

IILos estudios que han hecho explícita la ciudad y lo urbano como objeto, es decir,que es “teorizable”, no tienen más de cincuenta años, coincidiendo en gran medi-da con el crecimiento caótico de las ciudades y la problemática urbana.

Puede decirse que la vigencia renovada de los estudios de la ciudad y lo urba-no coincide con el crecimiento desmesurado de su problemática. A ello hay queagregar también su refuncionalización desde la segunda posguerra como referentedeterminante de su expresión plasmada o decantada en su espacio correspondiente.De esta manera podría decirse: refuncionalización del sistema económico, refun-cionalización de la ciudad y estudios de la ciudad y lo urbano coinciden en el

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Introducción

tiempo y en el espacio. Ésta parece ser la sustancia etérea que gravita en los estu-dios de la ciudad y lo urbano.

Los estudios de la ciudad y lo urbano correspondientes a las entreguerras (en-tre ellos se encuentran los de Le Corbusier), los que podrían llamarse neoclásicos,corresponden a los proyectos funcionalistas de ciudades que intentaron reordenarla arquitectura y configuración que los viejos urbanistas clásicos (como Hausmann)no pudieron aún lograr en el transcurso del siglo XIX. Los urbanistas clásicos yneoclásicos (de acuerdo con esta denominación provisional) se vieron sujetos aldesarrollo de las tecnologías, tanto de los materiales como de los procedimientosconstructivos solicitados por la necesidad de desarrollo y expansión económica.Así, la disciplina de la proyectación de la ciudad y lo urbano, el “urbanismo”, sedesenvolvió bajo el aura productivista y funcionalista del crecimiento urbanoimperante. De igual modo, los estudios más profundos del acontecer social urba-no se desarrollaron bajo esa “armonía” funcionalista. El llamado urbanismo sevio reducido al constructivismo de la ciudad, y los fenómenos urbanos entraron,entonces, en la perspectiva de la sociología “objetiva” de corte positivista comola weberiana, para referirnos a una de las más desarrolladas.

La aparición de los estudios marxistas de la ciudad y lo urbano surgió como lanecesidad histórica de su crítica. Los estudios fundamentales de esta índole notienen más de treinta años, a lo largo de los cuales han sido pocas las investigacio-nes que han aparecido como verdaderos fundamentos de crítica de la ciudad y lourbano. Entre ellos figuran los trabajos poco ortodoxos de Henri Lefebvre, Elderecho a la ciudad (1968) y La revolución urbana (1970), entre otros; el textoclásico del marxismo estructuralista, La cuestión urbana (1972), de ManuelCastells; un libro en el que se polemiza el papel del Estado tomando como refe-rente el estructuralismo del libro anterior, cuyo título es El marxismo, el Estado yla cuestión urbana (1977) de Jean Lojkine; otro texto clásico es el de ChristianTopalov, La urbanización capitalista (1978); de otro corte es el estudio de Mari-no Folin, La ciudad del capital (1972), en el que se recurre a un estudio materia-lista (clásico) de la arquitectura como los de Leonardo Benévolo, Los orígenes dela urbanística moderna (1967), o los de Paolo Sicca, Historia de la urbanística(1978). Pueden mencionarse entre los estudios marxistas nada ortodoxos, algu-nos trabajos en los que explícitamente se hace referencia a la ciudad y lo urbano,

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estudios como los de Walter Benjamin, París, capital del siglo XIX y La obra delos pasajes (1940). Entre los estudios latinoamericanos aparecen los de RobertoSegre, Las estructuras ambientales de América Latina (1977); de Rafael LópezRangel, Las ciudades latinoamericanas (1989); los estudios polémicos de EmilioPradilla Cobos, Contribución a la crítica de la “teoría urbana” (1974), así como,por otro lado, el libro de Poul Singer, La economía política de la urbanización(1973).

Como se observa, los trabajos que llamamos básicos no tienen más de treintaaños y la mayoría de los citados pertenecen a la década de los setenta. De estopodría pensarse que (de acuerdo con el alto crecimiento de las ciudades desdehace más de dos décadas) estos estudios están rezagados respecto a los cambiosestructurales acontecidos en los últimos diez años en todo el mundo, tanto en lasciudades de países capitalistas (objeto general de este trabajo) como en las “socia-listas” que aún sobreviven. Estas observaciones no intentan más que evidenciar lavigencia e importancia de los estudios de la ciudad y lo urbano para la compren-sión de la problemática no sólo urbana, sino de toda la problemática social engeneral.

IIIEl fenómeno de la ciudad y lo urbano es un fenómeno trans-histórico, es decir,que ha atravesado gran parte de las épocas de la historia, desde la transición delnomadismo (“salvajismo”) hasta la construcción de las primeras aldeas en el co-mienzo de la vida sedentaria, para dar paso a los primeros embriones de ciudad oproto-ciudad del periodo conocido como “barbarie”. El estudio de la ciudadimplica su conocimiento a través de la historia, lo cual nos conduce a laproblematización de los estudios históricos propios de la historiografía y por ellose hace necesario abordarlos a partir de las teorías que hasta nuestro tiempo sehan perfilado como las más enriquecedoras del conocimiento del proceso evolu-tivo de las sociedades. Éstas son, además del llamado “materialismo histórico” deMarx y Engels, la historiografía y los estudios globales de Fernand Braudel.

La ciudad y lo urbano en tanto que objetos teorizables pueden dar motivo alanálisis y crítica general, y por ello ser objeto de estudio de disciplinas como lafilosofía y la historiografía; o particular, y ser así objeto de estudio de, por ejem-

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Introducción

plo, la geografía, la economía, la demografía, la sociología, la antropología, laarqueología, e incluso las ciencias formales como las matemáticas y las disciplinastécnico-artísticas como la arquitectura. Esto trae consigo la multiplicidad de con-ceptos y nociones que pueden figurar en la gran gama de estudios debido a lascategorías que le son propias a cada disciplina científica; pero el despliegue de ca-tegorías no es un brotar infinito irrepetible de terminologías desestructuradas ysin orden alguno. Es, más bien, la aproximación correspondiente al mundo obje-tivo pretendidamente sistematizado cuya legalidad subsume la praxis humana yconvierte al hombre en un elemento más de ese mecanismo. Es esta legalidadsocial, en su modalidad urbana, la que debe analizarse con los recursos emana-dos de la negación de dicha legalidad reificada. No se trata de inventar noúmenossociológicos ni “sistemas teóricos” abstractos de la sociedad, sino de exponereste mecanismo que subsume todas las manifestaciones humanas sin dejar libreel camino para la construcción humana del mundo.

IVUn comienzo posible puede mostrarse un poco al estilo heideggeriano del preguntarpara construir sobre un camino. La pregunta para el inicio no es de ningunamanera la de ¿qué es la ciudad y lo urbano?, sino otra que, al evocarla, inevitable-mente se rompe en sus partes. Ésta es:

¿Cómo es la existencia de la ciudad y lo urbano?

Expresión que se fragmenta en las preguntas:

¿Cuáles son y cómo funcionan los elementos que la constituyen determinan-do o condicionando su existencia social?¿Cómo es posible aprehender teóricamente tales elementos y tal funciona-miento?

La evasión de la primera pregunta no es la evasión a la explicación del objetode estudio del presente trabajo, sino la evasión del esquematismo apriorístico aque pueda conducir una explicación anticipada de lo que pretende explicarse.

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Además, la respuesta definitiva a esta pregunta no se encontrará en el presentetrabajo, puesto que no es la definición del objeto la que se persigue sino la expo-sición de sus cercanías constitutivas. Sin embargo, esto no le resta potencialidadal pensar, más bien lo precisa y verifica.

Inicialmente habrá que anotar una diferencia considerable entre la ciudad y lourbano. La ciudad es un ente que contiene la vida urbana y se tiende en sus límitesprimariamente geográficos a manera de un recipiente contenedor que es a la vezrígido y moldeable (plástico). La ciudad existe como “plano regulador” que esregulado por la vida urbana. Pero lo urbano no se termina en sus “límites”; lavida urbana aparece como una forma de existencia social que se pretende racio-nalizadora y que trae como consecuencia el progreso técnico civilizatorio y vicever-sa. La vida urbana (lo urbano) sobrepasa los límites de la ciudad como consecuenciade los progresos tecnológicos de la comunicación social (semiológicos) y la reor-ganización de los sistemas de las capacidades, necesidades y valores que traenconsigo.

Tendrán que recorrerse con cautela los muros de la ciudad para comprendercon claridad los límites de lo urbano, pues –a decir de Martin Heidegger– el lími-te no es donde una cosa cesa, sino que es, como los griegos ya lo habían notado,es a partir de lo cual la cosa comienza a ser (Sein Wesen Beginnt).

La ciudad como espacio o sitio donde lo urbano bulle y sublima su existencia,es el lugar que concentra los elementos esenciales de una totalidad concreta, puesallí se resguardan las actividades primarias de toda la actividad social: la indus-tria, el comercio, las decisiones sobre el campo, la política, la educación, la ciencia,el arte, la tecnología, la diversión y sucesivamente, todas las manifestaciones cul-turales que hacen alarde del progreso, la civilización y la racionalidad social másdesarrollada de aquella totalidad concreta.

Si damos como ciertas las afirmaciones enunciadas con anterioridad y consi-deramos que efectivamente la ciudad es un lugar en el que se generan los elemen-tos esenciales de una totalidad concreta (avistada como la relación subsuntiva osubordinadora de la ciudad sobre el campo a escala regional y tendencialmentenacional), entonces habrá que emprender el estudio de la ciudad como tal parteesencial a través de la cual se “filtra” la relación urbano-rural. Así, el problemaradica en el intento de desmontar el armazón del mecanismo de tal esencialidad.

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Introducción

Desde el punto de vista teórico las dificultades se presentan al tratar de em-plear formas globales de argumentación que se aproximen a las formas globalesde existencia urbana y su disección, al cual corresponderán las categorías adecua-das a dicha argumentación.

La explicación de la ciudad y lo urbano no es un asunto que incumba es-pecíficamente a la filosofía o a un número predeterminado de ciencias particula-res o parcelarias, sino al conjunto de las disciplinas que se ocupan o puedenocuparse del ser social y sus manifestaciones. Éstas son prácticamente todas lasdisciplinas denominadas “ciencias sociales”. Sin embargo, las ciencias particula-res que de forma directa se vinculan con la ciudad y lo urbano son aquellas en lasque se puede plantear la posibilidad de la argumentación global o, dicho de otramanera, la explicación de la totalidad social ya sea sincrónica o diacrónicamentea lo largo de un espacio que es, a su vez, un espacio histórico.

La ciudad y lo urbano constituyen al conjunto de manifestaciones socialespertenecientes a un determinado sistema de necesidades, capacidades y valoresgenerados por un sistema económico, político y social.

El punto de partida del estudio de la ciudad y lo urbano se construye a partirdel reconocimiento de su existencia en tanto “hecho capitalista” que su existenciagenera. Con ello se comienza con una abstracción que guarda en sí la verdad y elerror. Se pretende la consideración de que los elementos constitutivos de la ciu-dad y lo urbano expuestos en este trabajo sean los que realmente están presentesen todas las ciudades cuyo régimen económico está dominado por el modo deproducción “capitalista”. Es ésta una cualidad que implica mayor dificultad enlos grados de generalización y abstracción que a su vez encuentran su fecundidady benevolencia toda ocasión en que son referidos a cualquier ciudad, cuando éstosson correctos. De esto depende, en buena medida, la verdad de toda argumenta-ción general.

El estudio de “la ciudad” y “lo urbano” contiene una comunidad de elementosque pueden ser aprehendidos bajo recursos teóricos que les son comunes. Algu-nos de ellos son los que en este trabajo se exponen bajo la rúbrica de “ciudad”.Esto no quiere decir, sin embargo, que sean lo mismo, sino que se hace referenciaa la comunidad de caracteres o elementos constitutivos que les son comunes.

La ciudad puede ser y es ya, de hecho, objeto de las ciencias del hombre, delconjunto de las ciencias que por separado emplean sus propias categorías y proce-

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dimientos de estudio y análisis. En buena parte del campo científico, la llamada“teoría marxista” ha influido considerablemente fomentando la reflexión y la crí-tica, sin embargo, la fecundidad de las ciencias particulares padece una patologíaque proviene del “virus” de su tiempo: el positivismo y la fragmentación (parce-lación) científica, de caracteres y atributos de las “ciencias del hombre” contem-poráneas. Carecen de la problematización holística, de la visión global de lasociedad. Parecen tener el mal congénito de la división alienada del trabajo (espe-cialización alienada) en su interior y la vivencia privada de su actividad cognos-citiva propia de la hiperespecialización del régimen productivo.

La hasta hace poco considerada “ciencia de la ciudad”, el urbanismo (la urba-nística), no escapa de ningún modo de la peculiaridad existencial de las cienciasparcelarias (sociología, antropología, geografía, etc.). Por el contrario, se vio re-ducida a la tecnicidad del constructivismo arquitectónico de las necesidades defuncionalidad y expansión mundial de la economía y del mercado.

El estudio de la ciudad y lo urbano desde una perspectiva histórico-social-global comienza con el reconocimiento de un todo dominante (“hecho capitalista”)que se pretende un “todo sistemático”: sistema real/sistema de vida o sistema-mundo. El des-encubrimiento o des-velamiento de la ciudad y lo urbano se iniciacon el des-encubrimiento crítico del funcionamiento económico sistemático, entanto tal, en su existencia urbano-citadina.

No se trata de la búsqueda especulativa de un sistema teórico en tanto sistemade pensamiento que pretenda “bucear” dentro de sí mismo, o algo semejante a laconstrucción de un sistema de la ciencia y de la verdad (Hegel). Se busca la ex-plicación global del “todo funcional” o sistema, que determina y administra laciudad a la manera de “casa grande” de donde se emiten las formas de “socialidad”dominantes, subordinadoras de las demás formas del ser social. Se presenta, pues,la instancia primera del funcionamiento económico-material-citadino de nuestrarealidad.

Por sistema no se debe entender otra cosa, entonces, que el funcionamiento domi-nante, aunque no total, de la dimensión económica como mecanismo que someteal conjunto de esferas de la vida social. Pero la parte del mecanismo que aquíinteresa es la que puede considerarse y ha sido considerada ya como la fundamen-tal, la que promueve su funcionamiento y su re-producción como tal: “la ciudad”.

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CAPÍTULO 1

LOS PENSADORES DE LA CIUDAD

Allí donde el hombre abre su ojo y su oído,desencierra su corazón, se da libremente al pen-samiento y a la consideración de un fin, al cons-truir y al realizar, al solicitar y al dar gracias,se encuentra por doquier conducido ya en lono-oculto, la no-ocultación de este último yaha acontecido tan a menudo como ella e-vocaen las modalidades del develar que le han sidomedidas y asignadas. Cuando el hombre en elinterior de la no-ocultación devela a su mane-ra lo presente, entonces no hace más que res-ponder al llamado de la no-ocultación, allímismo donde la contradice.

M. Heidegger, La pregunta por la técnica

ISeñalamientos para un planteamiento global

En este primer capítulo se presentarán de manera sintética algunos trabajos quepodrían ser considerados como fundamentos valiosos para la investigación y expo-sición de “la ciudad” y “lo urbano”. El fin perseguido consiste en conocer loselementos conceptuales que nos conduzcan al acercamiento o aproximación deaquella entidad social llamada ciudad. El máximo riesgo que puede presentarse yal que será conveniente acoger con cautela, es el de la simplificación o reducciónde los textos originales, pudiendo suceder –quizá– la operación contraria en lostextos no correspondientes a fuentes cuyas aportaciones teóricas no son del todode primera mano.

Al final del capítulo podremos formarnos una idea general que nos orientaráen lo que podríamos llamar acercamiento de conjunto de los “avances teóricospara la aprehensión de la ciudad y lo urbano”. Después presentaremos lo que para

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este trabajo considero el problema de la ciudad y lo urbano situado en el campode la investigación social.

Las aportaciones temáticas señaladas a propósito de cada uno de estos pensa-dores no pretende constituir, de manera alguna, la “totalidad” o la “esencia” deaquéllas. Tampoco los teóricos aludidos son todos los más importantes –pues lalista sería enorme– sino, más bien, los que junto a sus respectivas obras han llega-do a ocupar un papel importante para el desarrollo del pensamiento científicoacerca de la sociedad y los que en el ámbito de la teoría mantienen la visión deconjunto o visión global del objeto de estudio que, como tal, planteamos.

1. Karl Marx

Para ningún estudioso de la ciudad es ya desconocido que Marx (1818-1883) noabordó con toda plenitud el estudio particular de la ciudad en su existencialidadcapitalista, ni temporal (temporaria) ni espacial (espaciaria). Aunque, como sabe-mos, sí estaba dentro del plan general de su obra1 desde la perspectiva de su1 El esbozo marxiano de plan general de su obra fue el siguiente (el listado y el subrayado son del autor):

“Efectuar claramente la división [de nuestros estudios] de manera [que se traten]:1. Las determinaciones abstractas generales que corresponden en mayor o en menor medida a todas

las formas de sociedad, pero en el sentido antes expuesto;2. Las categorías que constituyen la articulación interna de la sociedad burguesa y sobre las cuales

reposan las clases fundamentales. Capital, trabajo asalariado, propiedad territorial. Sus relaciones recí-procas. Ciudad y campo. Las tres grandes clases sociales. Cambio entre ellas. Circulación. Crédito (pri-vado).

3. Síntesis de la sociedad burguesa bajo la forma de Estado. Considerado en relación consigo mismo.Las clases “improductivas”. Impuestos. Deuda Nacional. Crédito público. La población. Las colonias.Emigración.

4. Relaciones internacionales de la producción. División internacional del trabajo. Cambio interna-cional. Exportación e importación. Curso del cambio.

5. El mercado mundial y la crisis”.(Elementos fundamentales para la crítica de la economía política 1857-58, K. Marx, Siglo XXI, V. 1,pp. 29-30, México, 1971).

Véase el ensayo de Karl Korsch “Introducción a El Capital” (en Tres ensayos sobre marxismo, Era,México, 1979), en donde el autor elabora un amplio comentario en el cual analiza críticamente lasmodificaciones al plan general de Marx y lo confronta con la obra escrita de éste. Allí puede observarseel lugar reducido del trabajo escrito por Marx con relación a la totalidad del plan, asimismo, se evidenciaque la contradicción campo-ciudad no es desarrollada (cfr. K. Korsch, op. cit., pp. 56-60).

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crítica de la economía política. Sin embargo, esta labor no la realizó por unasencilla y vital razón: su vida no le alcanzó.

A pesar de ello dejó en sus trabajos grandes aportaciones que si se pudiesensintetizar particularizando su potencialidad global crítica, rendirían grandes frutosen la exposición de la ciudad y lo urbano capitalistas. Esta labor requiere de untrabajo descomunal que tarde o temprano tendrá que ser realizado.

Los indicios de tratamiento particular de esta temática los podemos encontrarexpuestos en dos trabajos elaborados con una separación de poco más de diezaños, el primero de ellos es La ideología alemana (1845-46, en la primera de suscinco partes) y, el segundo, los Elementos fundamentales para la crítica de laeconomía política (Grundrisse, 1857-58), en el gran apartado correspondiente ael capítulo del capital: “Las formaciones que preceden al modo de produccióncapitalista” (Formen), pertenecientes de manera puntual a la acumulación origi-naria de capital (acumulación real).

En rigor, se sabe que La ideología alemana constituye parte de los borradoresde Marx para la elaboración de su principal obra El Capital y de los Grundrisse;2

a esto se debe que existan elementos temáticos comunes en La ideología y losGrundrisse, expuestos de manera incipiente en la primera obra, y de manera desa-rrollada, en la segunda.

Enumeraré algunos rasgos que son comunes en ambas obras y que indicaréoportunamente en nuestro estudio:3

1. Ambas obras tratan el tema de la ciudad y el régimen urbano desde un filón dela historia, es decir, predomina la visión histórica del desarrollo social (en labúsqueda de las “premisas” lógico-sociales elevadas al rango de necesidad deldesarrollo histórico, característica general de la obra de Marx).

2. No desarrolla la “historia real” sino la búsqueda de las premisas que condicio-nan al desarrollo histórico, por ello, Marx nos habla de una ciudad que “aparece”,

2 Recordemos aquella parte del prólogo a la Contribución..., donde Marx señala:“Todo el material se halla ante mí en forma de monografías, escritas en periodos muy distantes entre sí

y destinadas a mi propia comprensión del asunto, pero no a su edición, y cuya elaboración coherentesegún el plan indicado habrá de depender de circunstancias externas”.

3 Cfr. mi ensayo A propósito de las “formen” de Karl Marx, lo urbano y la ciudad, en los anexos de estetrabajo.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

es decir, de un resultado histórico producto de una formación social de la queforma parte y no como algo pre-determinado.

3. En ambos trabajos se muestran desde diferentes ángulos y formas de tratamientotres aspectos centrales:

a) Formaciones económicas precapitalistas. En La ideología se exponen laspremisas lógico históricas generales sin ninguna alusión prehistórica con-creta. En los Grundrisse estas premisas encuentran su figura concreta enlas formaciones económicas a) oriental, b) antigua, c) germana y una cuarta,d) eslava.

b) Génesis y desarrollo de la propiedad.c) Condiciones para la aparición del capital.

4. Las formaciones económicas precapitalistas son presentadas por Marx comoestadios del desarrollo social, “pródromos históricos”, cuya determinación estáregida por las formas de relación de posesión de los elementos (categorías) quecondicionan la pre-existencia de capital. Estos elementos (categorías) son: eltrabajo vivo, el material en bruto, el instrumento de trabajo, los medios desubsistencia y la no-propiedad de la tierra, principalmente. El devenir históricode la relación de estos elementos nos muestra en las Formen la génesis dialéc-tica del capital y con ello las tendencias históricas de la acumulación capitalista.

5. En La ideología, Marx ejerce particular énfasis en la división del trabajo y conello en la lucha de clases, elementos categoriales que en las Formen tienenmenos resonancia en lo que hace referencia a la ciudad del régimen de propie-dad germano, antesala necesaria para la aparición del capital.

6. La pregunta que orienta gran parte de las investigaciones de Marx, en ambostrabajos, podría ser la que él mismo se formuló en las Formen: “¿qué condicio-nes son necesarias para que el trabajador encuentre frente a sí un capital?”4

Estas condiciones (mencionadas en el punto cuatro anterior) están directamenteconectadas con los supuestos de partida que son condiciones históricas delcapital. De acuerdo con Marx:

4 K. Marx, Elementos..., ed. cit., p. 459.

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Los pensadores de la ciudad

a) El trabajo asalariado.b) Separación del trabajo libre con respecto a las condiciones objetivas de

su realización (medio de trabajo y material de trabajo).c) Existencia de un mercado de trabajo.5

Lo antes expuesto es útil para comprender el contexto que acompaña a lasconnotaciones que Marx muestra en La ideología alemana referentes a la temáticade la ciudad. Aquella parte en la que él parece tener en su horizonte a “la ciudad”.La ciudad del régimen de propiedad germano citado y acotado en la llamada EdadMedia que corresponde a la forma de propiedad feudal o por estamentos. Entrelas razones que acompañan a la agudización de tales observaciones están la ma-yor abundancia de fuentes históricas disponibles y la referente a la antesala delrégimen capitalista, esto es, al periodo de acumulación de capital propiamentedicho.

Es posible reconstruir la imagen que Marx contempla a través de la perspec-tiva histórica y que puede ser considerada como argumento fundante de las cerca-nías de una “teoría de la ciudad”. Para ello deben mostrarse los señalamientosadecuados para posteriormente enumerar los elementos constitutivos de la visiónmarxiana de la ciudad en la antesala histórica del capitalismo.

Marx bordea estas cercanías al hablarnos de la “contraposición entre la ciudady el campo” como fenómenos de la totalidad social y no de la visión parcial de laciudad como hecho aislado. Estos lugares discursivos pertenecen a La ideologíaalemana, específicamente al apartado “Intercambio y fuerza productiva” (de la“Base real de la ideología”6 ). Nos dirá Marx:

La ciudad es ya obra de la concentración de la población, de los instrumentos de producción, del capital,del disfrute y las necesidades, al paso que el campo sirve de exponente cabalmente al hecho contrario, alaislamiento y la soledad.7

5 Cfr., op. cit.6 K. Marx, La ideología alemana, Ediciones de Cultura Popular, México, 1974 (consultar específicamente

pp. 55-70).7 Op. cit., p. 56.

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La ciudad evocada es la ciudad capitalista en el pródromo de su génesis. Suscaracterísticas pueden ser enumeradas de la manera siguiente:

1. Concentración de la población.2. Concentración de los instrumentos de producción.3. Concentración del capital.4. Concentración del disfrute.5. Concentración de las necesidades.

Los elementos anteriores son complementados por otros no menos importantes,los cuales Marx vuelve explícitos:

Con la ciudad aparece, al mismo tiempo, la necesidad de la administración, de la policía, de los impuestos,etc., en una palabra, del régimen colectivo y, por tanto, de la política en general.8

Los siguientes elementos son, como vemos:

6. El régimen colectivo.7. La política en general.

Observando ahora la ciudad en la globalidad del proceso histórico, veríamosotros elementos:

La contraposición entre ciudad y campo sólo puede darse dentro de la propiedad privada... La separaciónde la ciudad y el campo puede concebirse también como la separación del capital y la propiedad sobre latierra, como el comienzo de una existencia y un desarrollo del capital independientes de la propiedadterritorial, de una propiedad basada solamente en el trabajo y en el intercambio.9

Por lo anterior, se puede también entender por ciudad a la negación del campoo, en otros términos, a la negación de la propiedad territorial:

8. No-propiedad territorial.

8 Idem, p. 55.9 Idem, p. 56.

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9. Capital vs. trabajo (propiedad del trabajo o de la fuerza de trabajo).10. Intercambio.

Aquí el intercambio es una densificación de elementos en él presentes.

11. Subsunción/subordinación del valor de uso al valor de cambio.12. Flujo de mercancías, incluyendo al trabajo mismo (suponiendo la existen-

cia de un mercado de la fuerza de trabajo).13. Imperio del patrimonio-dinero, o si se quiere, simplemente “Dinero”.

Visto en un proceso de génesis el intercambio toma también otra magnituddesde su generalidad histórica:

Al instituirse el cambio en una clase especial y al extenderse el comercio, por medio de los mercaderes,hasta más allá de la periferia inmediata de la ciudad se opera inmediatamente una acción recíproca entrela producción y el intercambio. Las ciudades se relacionan unas con otras, de una ciudad a otra se llevannuevos instrumentos de trabajo, y la separación entre la producción y el intercambio no tarda en provocaruna división de la producción entre las distintas ciudades y pronto vemos como cada una de ellas tiende aexplotar, predominantemente, una rama industrial. La limitación inicial a una determinada localidad co-mienza a desaparecer, poco a poco.10

Dos elementos más son expuestos:

14. Relación e intercambio de producción entre unas ciudades y otras.15. División del trabajo entre las ciudades.

Finalmente, Marx hace referencia a otro elemento que cae en el dominio de lasupraestructura o cultura inmaterial:

Al entrar en contacto unas ciudades con otras, estas condiciones comunes se desarrollan hasta convertirseen condiciones de clase. Idénticas condiciones, idénticas antítesis, e idénticos intereses tenían necesaria-mente que provocar en todas partes, muy a grandes rasgos, idénticas costumbres.11

10 Idem, pp. 59-60.11 Idem, p. 60.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

El último elemento que cito se refiere a un fenómeno cultural:

16. La “identidad” de costumbres (entre ciudades).

Los elementos o características enumeradas no son el resultado de un desdobla-miento esquemático, sino el resultado de un análisis comparativo de una reflexión.El disertar en torno a la existencia concreta y articulada en su contexto histórico,daría lugar a otro trabajo mucho más específico y seguramente más complejo.Esta enumeración posiblemente contribuya a la puesta en duda de aquellas afir-maciones según las cuales no existe una explicación marxiana de la ciudad. Todoradica en la noción o forma de concepción que se tenga de ésta, pero sin afirmarque exista una “teoría marxiana de la ciudad”.

En la sociedad contemporánea, a diferencia de la realidad histórica de tiemposde Marx, la “indiferencia” de la ciudad hacia el campo parece demandar acucio-samente su teorización.

2. Max Weber

En las siguientes páginas mostraremos con brevedad algunas ideas que encontra-mos en la obra de Max Weber (1864-1920), y no representan sino una minúsculaparte de ésta, su importancia consiste en mostrar formas diversas de aproximaciónal estudio de la ciudad sin dejar de lado la postura ideológica propia de M. Weber,pero no por ello deja de ser de orden central no sólo para la llamada “sociologíaurbana”, sino para toda la sociología, pues constituye uno de los pilares funda-mentales de esta ciencia particular y de las aportaciones conceptuales para la so-ciedad contemporánea.

Considero un gran error de método pre-juiciar a algún autor u obra por supostura ideológica sin conocer su importancia. Weber es uno de estos autores quetienen mucho que decir en la investigación social, por lo que debe ser estudiadocon mucho detenimiento.

Para el sociólogo S. Wright Mills, en la palabra de M. Weber se percibe losiguiente:

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... su voz es la del liberal clásico en un mundo que, en el primer cuarto del siglo, le parecería volcadocontra el liberalismo y, al mismo tiempo, es el más elaborado revisionista del marxismo clásico.12

Y, de acuerdo con Georg Lukács, haciendo referencia a la ubicación históricade la obra de M. Weber:

El problema de la sociología alemana en el periodo del imperialismo de entreguerra consiste en encontraruna teoría para explicar el nacimiento y la naturaleza del capitalismo y “superar” el materialismo históricoen este terreno, mediante una concepción teórica propia.13

Notemos, inicialmente, que ya desde Max Weber existe la preocupación anti-rreduccionista de la ciudad:

Se puede intentar definir “la ciudad” de muy diversos modos. Todas las definiciones tendrán, sin embargo,un elemento común: la ciudad no consiste en uno o en muchos edificios asentados separadamente, sinoque, por el contrario, constituye un hábitat concentrado (o, al menos, relativamente concentrado), una “lo-calidad”. En las ciudades (y no solamente en ellas) las casas están construidas guardando entre sí una granproximidad; en la actualidad se construyen generalmente pared con pared. La representación corriente conla que se asocia hoy la palabra “ciudad” ofrece unas características puramente cuantitativas: la ciudad esuna gran localidad; este criterio no es en sí mismo, falso.14

Puntualizando esta cita tendríamos:

1. La ciudad constituye un hábitat concentrado.

Observamos a lo largo de la idea anterior cómo Weber nos sugiere la posibilidaddiversa de definir la ciudad. Asimismo nos previene de lo que él llama la “repre-sentación corriente” de la ciudad, que la considera bajo características “puramentecuantitativas”.

Entrando en la visión sociológica, rozamos su apreciación de la ciudad segúnla cual:

12 Citado por Carlos Gerhard, nota a la 2a. ed. en español del libro Economía y sociedad, Max Weber,FCE, p. VII, México, 1984.

13 Georg Lukács, El asalto a la razón, Grijalbo, p. 488, México, 1983.14 M. Weber, La ciudad, La Piqueta, España, 1987, p. 3. También en M. Weber, Economía y sociedad, ed.

cit., p. 938, México, 1984.

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Desde el punto de vista sociológico la ciudad equivaldría a una gran concentración de casas colindantes,dispuestas en orden compacto, que forman una aglomeración dotada de una identidad tan amplia que enella no se produce la agrupación ordinaria y específica de la vecindad caracterizada por un conocimientopersonal y recíproco entre sus habitantes. Si nos atenemos a esta definición sólo las grandes localidadesserían ciudades, pero hay que tener en cuenta que el criterio que se utiliza para demarcar el concepto deciudad depende también de condicionamientos culturales, por ello no sería aplicable en este caso a locali-dades que en el pasado poseyeron legalmente el carácter de ciudades.15

Dos son los aspectos que Max Weber expone:

2. Desconocimiento personal y recíproco de sus habitantes (lo que podríamosllamar lazos de a-socialidad).

3. La demarcación del concepto de ciudad depende de condicionamientosculturales:

Si se pretendiese definir la ciudad desde una perspectiva puramente económica sería una aglomeración enla cual la mayor parte de sus habitantes viven de la industria y del comercio y no de la agricultura.16

Obsérvese que, según M. Weber:

4. Industria y comercio son actividades económicas vitales.

Otro factor que habría que tener en cuenta para poder hablar de “ciudad” es la existencia de intercambioscomerciales regulares, y no sólo ocasionales en la localidad, intercambios que constituyan un componenteesencial en los modos de vida de sus habitantes, es decir, que la localidad se caracterice por poseer unmercado.17

Por lo que:

5. La ciudad se caracteriza por poseer un mercado:

Hablaremos de “ciudad”, en el sentido económico, cuando la población residente en una localidad satisfa-ga una parte económicamente sustancial de sus necesidades en el mercado local, gracias sobre todo a los

15 M. Weber, La ciudad, loc. cit.16 Op. cit., p. 56.17 Idem.

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productos que dicha población, y la de los alrededores inmediatos, hayan fabricado o se hayan procuradopara venderlos en el mercado. Toda ciudad, en el sentido que le hemos conferido aquí a esta palabra, es un“lugar de mercado”, es decir, toda ciudad tiene como centro económico del asentamiento un mercado.18

Más adelante Weber enfatizará bajo la perspectiva histórica:

La ciudad en su origen, y sobre todo cuando se distingan formalmente del campo, es normalmente tanto unlugar de mercado como una sede feudal o principesca: posee centros económicos de dos tipos, oicos ymercado, y, con frecuencia además del mercado local se celebran en ella grandes ferias periódicas abiertasa los comerciantes itinerantes. La ciudad es pues, en el sentido que aquí le hemos otorgado a esta palabra,un asentamiento comercial.19

Una característica más podemos extraer de las citas anteriores:

6. La ciudad es un lugar de mercado, un asentamiento comercial.

Esta última es una afirmación categórica con la que culmina una de las ideasprincipales de M. Weber con relación a la ciudad, se le debe considerar sobre todocuando se pretendan revisar los límites de la propia teoría weberiana de la ciudad.

Otros elementos que nos serán de gran utilidad más adelante, son los quehacen referencia a lo que podríamos llamar las bases de la tipología económica; ala participación en la competencia de mercado, esto es, en la ciudad. Con todas lasposibles reservas que la teoría weberiana requiere, pues si seguimos las objecio-nes de G. Lukács:

El problema de los tipos ideales se convierte, con Max Weber, en el problema central de la metodología,Weber considera como la fundamental entre las funciones de la sociología el establecimiento de los “tiposideales” puramente construidos. Sólo partiendo de ellos es posible, según él, el análisis sociológico. Peroeste análisis no suministra una línea de desarrollo, sino simplemente la yuxtaposición de tipos idealescasuísticamente escogidos y ordenados.20

Los habitantes de la ciudad principesca por lo general dependen económicamente –directa o indirecta-mente– del poder adquisitivo de las grandes casas de los príncipes. Lo mismo ocurre con las ciudades en

18 Idem, p. 5.19 Idem.20 G. Lukács, op. cit., p. 494.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

las que el poder adquisitivo de otros grandes consumidores, como los rentistas, determina de modo deci-sivo el nivel de actividad de los comerciantes y de los que ejercen oficios. Estos grandes consumidorespueden ser, pues, de diferentes tipos según la naturaleza y el origen de sus ingresos; pueden ser, porejemplo, funcionarios que gastan sus ingresos legales o ilegales, señores feudales y hombres políticos enel poder que gastan en la ciudad sus rentas territoriales no urbanas, así como ingresos de origen espe-cíficamente político.21

De acuerdo con Weber, los tipos de consumidores se dan según dos linea-mientos:

7. Poder adquisitivo.8. Naturaleza y origen de sus ingresos.

Estos lineamientos son empleados por Max Weber tanto para su explicación delos acontecimientos sociológicos urbanos endógenos (en términos técnicos actualesse diría intraurbanos) y exógenos (interurbanos). En el primer camino, siguiendola lógica weberiana, se les podría llamar tipos ideales de socialidad citadina (segúnsea su legitimación social, de competencia en el mercado); en el segundo caminose configuran distintos tipos de ciudad, según su acción social dominante, como seobservará a lo largo del texto citado,22 por ello nos hablará Weber de ciudad derentistas, ciudad de negociantes y de inversores, ciudad de consumidores, ciudadde pensionistas, ciudad de productores, ciudad comercial, ciudad industrial, etc.

Finalmente, debe conocerse un argumento importante que muestra la idearespecto a una “tipología” de la ciudad moderna de acuerdo con las funcioneseconómicas dominantes.

El crecimiento de la población y del poder adquisitivo proviene –como ha sucedido en Essen o en Bochum–de la instalación de fábricas, de manufacturas y de industrias de trabajo a domicilio que son las queabastecen a territorios exteriores a la ciudad: éste es el tipo moderno de la ciudad.23

21 M. Weber, La ciudad, p. 7.22 Cfr. op. cit.23 Op. cit., p. 8.

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3. Le Corbusier

Le Corbusier (Charles Edouard Jeanneret Gris, 1887-1965) seguirá siendo el arqui-tecto más controvertido del siglo XX. Las razones las podemos encontrar a loancho de sus obras, que por sí mismas nos muestran la importancia y peculiaridadhistórico-ideológica de este “visionario de la ciudad del futuro”.

Lo que aquí interesa destacar son sus puntos de vista globales acerca de laciudad; para ello someteré a una pequeña revisión una de las obras más importan-tes atribuidas a este autor: La carta de Atenas. Aunque esta obra no es del todosuya, pues es el resultado de uno de los Congresos Internacionales de Arquitectu-ra Moderna (CIAM), llevado a cabo en Atenas (de ahí el nombre) durante 1933,en el que se analizaron treinta y tres ciudades.24 Por ello, hablar de La carta deAtenas es evocar a todo el movimiento ideológico y tecnoartístico que lo susten-ta. En esto reside la importancia de La carta bajo la persona de Le Corbusier.

En primer lugar veamos en qué consistían las finalidades de los CIAM:

Las finalidades de los CIAM son: formular el problema arquitectónico contemporáneo; presentar la ideaarquitectónica moderna, hacer penetrar estas ideas en los círculos técnicos, económicos y sociales; velarpor la realización del problema de la arquitectura.25

Efectuar la crítica completa de La carta de Atenas es una tarea necesaria. Sólome limitaré a delinear algunos rasgos de ella.

De la cita anterior podríamos distinguir tres preocupaciones lecorbusianas:

1. Formular el problema arquitectónico contemporáneo.2. Presentar la idea arquitectónica moderna.3. Velar por la realización del problema de la arquitectura.

24 Estas ciudades fueron:Amsterdan, Atenas, Bruselas, Baltimore, Bandung, Budapest, Berlín, Barcelona, Charleroy, Colonia,

Como, Dalat, Detroit, Dessau, Estocolmo, Frankfurt, Ginebra, Génova, La Haya, Los Ángeles, Littoria,Londres, Madrid, Oslo, París, Praga, Roma, Rotterdam, Utrecht, Verona, Varsovia, Zagreb y Zurich.(cfr. Le Corbusier, Principios de urbanismo (La carta de Atenas) Ariel, España, 1975, p. 113).

25 Op. cit., p. 148.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

La reflexión comenzaría con la búsqueda del significado político-ideológicode tales preocupaciones.

Desde una visión general de La carta, contemplamos su constitución tripartita:

1. Generalidades. La ciudad y su región (puntos 1-8).2. Estado actual de las ciudades. Críticas y remedios.

a) Habitación (p. 9-29).b) Esparcimiento (p. 30-40).c) Trabajo (p. 41-50).d) Circulación (p. 51-63). Patrimonio histórico de las ciudades (p. 65-70).

3. Conclusiones. Puntos doctrinales (p. 71-95).26

En la parte 1, “Generalidades. La ciudad y su región”, podemos distinguir ellugar asignado a la ciudad en el contexto regional y, por lo que se observa, no essubestimado sino que su complejidad es reconocida:

La ciudad no es más que una parte del conjunto económico, social y político que constituye la región... Elplan de la ciudad no es más que uno de los elementos de este todo que constituye el plan regional.27

Podríamos decir, según lo anterior:

4. Ciudad: Región. Plan de la ciudad: Plan regional.

El siguiente elemento a ser destacado es la situación topo-geográfica comoincidente en las “constantes psico-biológicas”:

Son las crestas de los montes las que han delimitado las zonas de agrupamiento, donde poco a poco,reunidos por costumbres y usos comunes unos hombres se han constituido en poblaciones. La proporciónde los elementos tierra y agua ya sea que actúe en superficie, contraponiendo las regiones lacustres ofluviales a las extensiones de estepas, ya sea que se exprese en espesura, dando aquí pastos grasos y allá

26 Cfr. op. cit.27 Op. cit., pp. 21-22.

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Los pensadores de la ciudad

landas o desiertos, modela, a su vez, unas actividades mentales que quedarán inscritas en las empresas yhallarán expresión en la casa, en el pueblo o en la ciudad.28

Esto tiene lugar entonces como:

5. Situación topo-geográfica: constantes psico-biológicas.

De igual manera, reconoce el surgimiento de un nuevo tipo de expresión social,el desorden propio de las ciudades y del desarrollo tecnológico:

El advenimiento del maquinismo ha provocado inmensas perturbaciones en el comportamiento de loshombres, en su distribución sobre la tierra y en sus actividades mismas... El caos ha hecho su entrada enlas ciudades.29

6. La ciudad: hacinamiento que hace presa del desorden.

La parte 2, “Estado actual de las ciudades. Críticas y remedios” es, sin dudaalguna, la más controvertible, ya que es allí donde expone los lineamientos quedesarrollan su tesis fundamental según la cual la ciudad debe ser diseñada y consti-tuida según las cuatro funciones vitales del hombre y que la ponen a andar. Dichasfunciones son: i) habitación; ii) esparcimiento; iii) trabajo; y iv) circulación.30

Esta tesis es la que más tendré presente en este trabajo, pues es la más generaly simultáneamente la más específica de las tesis lecorbusianas. Por tanto, podríaquedar anotada como:

7. Cuatro funciones del hombre plasmadas en la ciudad:

a) Habitación.b) Esparcimiento.c) Trabajo.d) Circulación.

28 Idem, p. 25.29 Idem, p. 33.30 Cfr. op. cit., Puntos doctrinales (núm. 77): “Las claves del urbanismo se contienen en las cuatro funcio-

nes siguientes: habitar, trabajar, recrearse (en las horas libres), circular”, p. 119.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Este argumento se vincula con el postulado que, según Le Corbusier, el CIAMde Atenas hizo suyo y que dice:

El sol, la vegetación y el espacio son las tres materias primas del urbanismo.31

Veamos el esquema lecorbusiano:FIGURA 1

En lo que hace referencia al “Patrimonio histórico de las ciudades”, puedenotarse una contradicción en algunos puntos de La carta que son teórica e ideoló-gicamente antagónicos; por una parte, Le Corbusier muestra una imagen “históricoromántica” cuando nos dice:

La historia se halla inscrita en los trazados y en las arquitecturas de las ciudades. Lo que subsiste en losprimeros constituye el hilo conductor, que junto con los textos y documentos gráficos, permite representarlas sucesivas imágenes del pasado.32

Por otra parte, se nos muestra como un ideólogo del modernista, en buenamedida indiferente de valores históricos arquitectónicos muy a pesar de sus sal-vaguardias propositivas:

La utilización de los estilos del pasado, con pretextos estéticos en las nuevas construcciones alzadas en laszonas históricas tienen consecuencias nefastas. El mantenimiento de semejantes usos o la introducción de

31 Le Corbusier, Principios..., p. 42.32 Op. cit., cfr. punto 6, p. 30.

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Los pensadores de la ciudad

tales iniciativas no será tolerado en forma alguna... Copiar servilmente el pasado es condenarse a sí mismoa la mentira.33

Es posible que debido a las ideas mostradas en esta segunda parte, principal-mente, por lo que Henri Lefebvre censura tajantemente a Le Corbusier:

De todos esos innovadores, descubridores del espacio, el menos importante, el menos interesante, el me-nos simpático, es, sin ningún género de duda, Le Corbusier, cuya retórica acusa el carácter autoritario yreaccionario de la sociedad francesa, carácter al que se amoldará plenamente: rigor del ángulo recto y dela linea recta, rigidez de la verticalidad, simbolismo incluido: el sentido del Estado, del orden moralestablecido o por establecer, so pretexto de racionalidad espacial.34

En la parte 3, “Conclusiones. Principios de urbanismo”, Le Corbusier y el CIAMerigen un gran monumento al funcionalismo urbanístico tras su noción de “ciu-dad” y de “urbanismo”:

La ciudad, definida en lo sucesivo como una unidad funcional, deberá crecer armónicamente en cada unade sus partes, disponiendo de los espacios y de las vinculaciones en las que podrán inscribirse,equilibradamente, las etapas de su desarrollo.35

Podríamos tomar nota, también, de los siguientes aspectos:

Es de la más imperiosa necesidad que cada ciudad establezca su programa, promulgando leyes que permi-tan su realización... El programa debe elaborarse a partir de análisis rigurosos. Debe prever las etapas enel espacio y en el tiempo. Debe unir en una fecunda concordancia los recursos naturales del lugar, latopografía del conjunto, los datos económicos, las necesidades sociológicas y valores espirituales.36

Podemos puntualizar los lineamientos lecorbusianos:

8. La ciudad se define como unidad funcional.9. La ciudad debe funcionar conforme a un programa, previendo sus etapas

en el espacio y en el tiempo.

33 Op. cit., punto 70, p. 108.34 Henri Lefevbre, Espacio y política (1972), Península, España, 1976, p. 122.35 Cfr. Le Corbusier, op. cit., “Punto doctrinal 84”.36 Idem, puntos 86-87.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

En cuanto al “urbanismo” nos dirá:

Las claves del urbanismo se tienen en las cuatro funciones siguientes: habitar, trabajar, recrearse (en lashoras libres), circular... El urbanismo expresa la manera de ser de una época.37

El urbanismo es una ciencia en tres dimensiones y no solamente de dos. Con la intervención del elementoaltura se dará solución a la circulación moderna y al esparcimiento mediante la explotación de los espacioslibres así creados.38

De esta forma, para finalizar:

10. El urbanismo se “define” tetrafuncionalmente (habitar, trabajar, recrearse,circular).

11. El urbanismo es “una ciencia” en tres dimensiones.

4. Henri Lefebvre

Henri Lefebvre es uno de los pensadores de lo urbano que tiene la cualidad de labúsqueda reflexiva de explicaciones acerca de la sociedad contemporánea demanera heterodoxa, es decir, de un pensar antidogmático y crítico dentro de lasposturas marxistas. Su obra tiene la característica principal de buscar un discursoque se abre a la reflexión de aspectos nodales de la ciudad y la vida cotidiana. Portodo ello, se debe ser muy sensato en los adjetivos empleados para mostrar y no“definir” (de una vez por todas) los cuestionamientos e intenciones mantenidasen sus principales textos teóricos. Podríamos referirnos a Lefebvre mediante una alegoría que pretende ser no-reduccionista: si comparamos el pensar lefebvriano respecto del pensar “alemán”de tradición filosófica (Kant, Hegel, Heidegger, etc.) podría asemejarse –el segundo(alemán)– al de aquellos “buzos” de aguas profundas que buscan el origen y losrecursos para la “vivencia humana”, siendo el pensar de Lefebvre como aquel“nadador costero” que prefiere no alejarse de la playa, sin temor a la dentelladadel mar, sin un trazo predeterminado (asistemático) de su ruta y sin miedo de37 Cfr. cita 30.38 Op. cit., punto 82.

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Los pensadores de la ciudad

practicar todos los tipos de nado. Lefebvre nunca se aleja de la “costa” para noperder la visibilidad de la ciudad del puerto, ni tampoco para meterse en altamar;no es un buzo de aguas profundas, pero sí de agua “dulce”; no es un buscador de“recursos”, pero tampoco les huye dejando de ser nadador.

Quizá así no colocamos a Lefebvre en las “zonas” que él no quiso tocar parano perecer ahogado, pero tenemos que construir un “rompeolas” para medir lafuerza de la corriente en la que ambos modos de pensar (el “alemán” y el “fran-cés”) se regodean. ¡El primer grado de dificultad, el reduccionismo, sea así abor-tado!

Henri Lefebvre es un pensador muy “francés”, reflexivamente, y analítico. Ensu discurso él no se incluye dentro de “los filósofos”, pero filosofa. Su filosofardebe distinguirse por la negación de todo sistema filosófico. Éste es indudable-mente el primer paso para el conocimiento de su obra:

Entre los útiles intelectuales de que disponemos, hay uno que no merece ni el desdén ni el privilegio delabsoluto, el del sistema (o más bien subsistema) de significaciones.39

Haciendo referencia al sistema nos dice en otro lugar:

Más bien que un modelo epistemólogico, nosotros preferimos extraer de la lingüística indicacionesmetodológicas. Más que respuestas y dogmatismos, esperamos de ella una forma precisa de cuestionamiento.Más que un corpus, recibimos de ella ciertos instrumentos de investigación y de análisis: las nocionesmencionadas de nivel y de dimensión sobre las cuales volveremos a insistir.40

Sin la comprensión de esta noción, el pensar lefebvriano no sería –en rigor–entendido, se volvería quebradizo. Además, como veremos a continuación, elvínculo de su idea general acerca de la ciudad es inmediato. Veamos:

... sólo con las mayores reservas y precauciones puede considerarse a la Ciudad como un sistema (sistemaúnico) de significaciones y sentidos, y por tanto de valores. En la ciudad como en tantas otras cosas hayvarios sistemas (o si se prefiere, varios subsistemas). Es más, la semiología no agota la realidad prácticae ideológica de la ciudad. La teoría de la ciudad como sistema de significaciones tiende hacia una ideolo-

39 Henri Lefevbre, El derecho a la ciudad (1978), Península, España, 1969, p. 130.40 Cfr. H. Lefebvre, Hacia el cibernantropo, Gedisa, España, 1967, p. 74. Consultar la parte II: “El

contrasistema: Presentación del sistema y crítica del sistema”.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

gía, separa “lo urbano” de su base morfológica de la práctica social, reduciéndolo a una relación“significante-significado”, y extrapolando a partir de significaciones realmente percibidas. Esta teoríaadolece de una gran ingenuidad.41

Esta cita encuentra su antecedente teórico en la anterior y, como observamos,reitera a su paso la puesta en duda del racionalismo filosófico o teórico que puedeacompañar a toda teoría que se pretenda holística o rectora del orden social. Puesdetrás de todo sistema el autor parece ver al “orden” tiránico y despótico de lasociedad:

La noción de sistema recubre a la de estrategia. Ante el análisis crítico, el sistema se revela estrategia, sedevela como decisión (finalidad decidida), proyecciones éstas sobre el terreno de la sociedad en la quetales decisiones estratégicas han sido tomadas.42

El pretendido zócalo epistemológico coincidirá con el zócalo de la sociedad, con la base y el fundamentoinmutable del orden.43

La idea lefebvriana del sistema y su vínculo con la ciudad aparece con todaclaridad y sin ningún género de dudas en La revolución urbana, en donde nosdirá:

... no hay en la ciudad y en el fenómeno urbano un (único) sistema de signos y de significaciones, sino quehay varios a diferentes niveles:

1. El sistema de las modalidades de la vida cotidiana (objetos y productos, signos de cambio, de uso dedesplazamiento, de la mercancía y del mercado. Signos y significaciones del habitar y del hábitat).

2. El sistema de la sociedad urbana en su conjunto (semiología del poder, de la opulencia, de la culturaconsiderada globalmente o en su fragmentación).

3. El sistema del espacio-tiempo urbano particularizado (semiología de los rasgos propios a tal o cualciudad, a su paisaje y a su imagen, a sus habitantes).

Si en el espacio urbano no hubiera, unido a los objetos o a los actos, nada más que un solo sistema, estesistema dirigiría todo, y no podríamos desembarazarnos de él.44

41 H. Lefebvre, El derecho a la ciudad, p. 81.42 Op. cit., p. 40.43 H. Lefebvre, Hacia el cibernantropo, loc. cit.44 H. Lefebvre, La revolución urbana (1970), Alianza, p. 58 (el listado de los puntos es nuestro). Véase

también El derecho..., p. 83, ed. cit.

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Los pensadores de la ciudad

He aquí la buscada visión global de la ciudad y lo urbano lefebvrianos quepodríamos puntualizar del siguiente modo:

1. La noción de sistema encubre a la de estrategia.2. En la “ciudad y lo urbano” no hay un único sistema de signos y significa-

ciones sino varios y a diferentes niveles:

a) Sistema de las modalidades de la vida cotidiana.b) Sistema de la sociedad urbana en su conjunto.c) Sistema del espacio-tiempo particularizado.

Mediante lo anterior nos acercaremos, aún más, a la idea lefebvriana de laciudad:

La ciudad es un objeto espacial que ocupa un lugar y una situación y que debe, por consiguiente, serestudiado en tanto que objeto a través de diferentes técnicas y métodos: económicos, políticos, demográ-ficos, etc. Como tal la ciudad ocupa un espacio específico totalmente distinto del espacio rural. La rela-ción entre esos dos espacios depende de las relaciones de producción, es decir, del sistema de produccióny, a través de éste, de la división del trabajo en el seno de la sociedad.45

De esto se pueden mencionar dos aspectos:

3. La ciudad es un objeto espacial que ocupa un lugar y una situación. Debeser estudiado, por ello, a través de diferentes técnicas y métodos.

4. La relación entre espacio urbano y espacio rural depende del sistema deproducción y, a través de éste, de la división del trabajo en el seno de lasociedad.

Podemos destacar otra idea no menos importante para nuestro estudio:

La ciudad es una obra en el sentido de una obra de arte. El espacio no está únicamente organizado einstituido, sino que también está modelado, configurado por tal o cual grupo de acuerdo con sus exigencias,su ética y su estética, es decir, su ideología. La monumentalidad representa un aspecto esencial de la

45 H. Lefebvre, Espacio y política, ed. cit., pp. 65-66

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ciudad en tanto que obra, pero el horario que siguen los miembros de la colectividad urbana no reviste unaspecto de menor importancia. La ciudad como obra debe ser estudiada bajo esa doble faceta: edificios detoda índole y horario que implican en la vida de los habitantes de las ciudades y de todos los ciudadanosen general.46

La idea anterior puede ser sintetizada en dos aspectos:

5. La ciudad es una “obra” en el sentido de una obra de arte.6. La ciudad como “obra” debe ser estudiada bajo la doble faceta:

a) La monumentalidad (edificios de toda índole).b) El horario (en la vida de los habitantes).

Para comprender la noción de lo urbano en Lefebvre, deberán conocerse sushipótesis 47 sobre lo urbano expuesto en diferentes sitios de su discurso. La partemás sintética y explícita de estas hipótesis la encontramos en La revolución urba-na, en la que nos dirá:

Nuestro punto de partida será una hipótesis: la urbanización completa de la sociedad... Ello implica unadefinición: la llamaremos “sociedad urbana” a aquella que surge de la urbanización completa, hoy todavíavirtual, pero pronto realidad.48

Tenemos un elemento fundamental del discurso lefebvriano de lo urbano:

7. La urbanización completa de la sociedad: la sociedad urbana (hipótesiscentral).

La sociedad urbana para Lefebvre es la sociedad postindustrial, aquella quenace de la industrialización y sucede a ésta. Para él no se trata de una realidad

46 Loc. cit.47 Recordemos que en La revolución urbana (1979), ed. cit. p. 170: “los supuestos de partida tienden a

abandonar la condición y el papel de simple hipótesis para adentrarse en el conocimiento” (loc. cit.). Porello no puede hablarse de hipótesis (sin comillas), aunque el grado de conocimiento no quedó definido.

48 Idem, p. 7.

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Los pensadores de la ciudad

palpable, sino de una tendencia, una orientación, es decir, una virtualidad.49 Aesta reflexión teórica (la de un objeto virtual posible) le llama transducción.50 Enaquella etapa de búsqueda de soluciones de los conflictos postindustriales se pre-sentará la llamada revolución urbana:

... llamaremos “revolución urbana” al conjunto de transformaciones que se producen en la sociedad con-temporánea para marcar el paso desde el periodo en el que predominan los problemas de crecimiento eindustrialización (modelo, planificación, programación) a aquel otro en el que predominará ante todo laproblemática urbana y donde la búsqueda de soluciones y modelos propios a la sociedad urbana pasará aun primer plano.51

Puede decirse lo siguiente:

8. La “revolución urbana” (transducción de la realidad, hecho no aconteci-do aún, es decir, un todavía-no).

En esta exposición de lo urbano se presenta una sucesión histórica de ciudadessegún su “porcentaje de urbanización”:52

FIGURA 2

49 Cfr. op. cit., p. 8.50 Idem, p. 11.51 Idem, pp. 10-11.52 Idem, p. 22.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

En este esquema distinguimos una “fase crítica”,53 la cual es explicada medianteotro esquema:

FIGURA 3

Esto se puede puntualizar diciendo:

9. Sucesión histórica de ciudades: ciudad política, ciudad comercial, ciudadindustrial y punto de inflexión.

Esta sucesión está acompañada de otra no menos importante:

10. Lo rural, lo industrial, lo urbano, se suceden.54

El punto de inflexión queda explicado mediante lo que podríamos denominar“cuadro sincrónico sobre lo urbano”:55

11. Lo “urbano” existe a tres niveles:

53 Idem4, p. 106.54 Idem, p. 85.55 Loc. cit.

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Los pensadores de la ciudad

a) Nivel global social (político) y mental (lógico y estratégico).b) Nivel mixto: la ciudad.c) Nivel privado: el “habitar”.

De aquí podemos pasar a una explicación aún más detallada de los llamadosniveles y dimensiones semiológicas dirigida al análisis de la ciudad:

12. Los “niveles”:

a) la palabra de la ciudad: lo que ocurre en la calle, en las plazas, en losvacíos.

b) la lengua de la ciudad: expresión de discursos, gestos, vestidos, laspalabras y su empleo.

c) el lenguaje urbano: lenguaje de connotaciones (sistema secundario).d) escritura de la ciudad: lo inscrito y prescrito en los muros, el empleo

del tiempo.e) nivel de los semantemas o elementos significantes: líneas derechas o

curvas, grafismos, formas elementales de puertas y ventanas, rincones,ángulos, etcétera.

f) nivel de los morfemas u objetos significantes: muebles, calles, etc.,superobjetos o conjuntos significativos: por ejemplo, la ciudad.56

13. Las “dimensiones”:

a) Dimensión simbólica: los monumentos, los vacíos, las plazas y aveni-das simbolizan el cosmos, el mundo, la sociedad, los intereses.

b) Dimensión paradigmática: oposición dentro y fuera:centro-periferia; integración y no integración social.

c) Dimensión sintagmática: ligazón de elementos, articulación de isotopíasy heterotopías.57

56 Cfr. El derecho..., p. 83.57 Cfr. loc. cit.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

El análisis mostrado hasta el momento, de ninguna manera agota la aportaciónlefebvriana de la ciudad y lo urbano, sólo constituye una aproximación a su vi-sión de conjunto. Tendríamos que continuar con su comprensión del espacio ur-bano, la política, el habitar y el hábitat, la vida cotidiana, etc., que evidentementedesplazan la intención de esta investigación.

Para preparar la coda de este apartado, considero apropiado exponer la con-sistencia innovadora de Lefebvre respecto a El derecho a la ciudad, según el cual:

El derecho a la ciudad no puede concebirse como un simple derecho de visita o retorno a las ciudadestradicionales. Sólo puede formularse como derecho a la vida urbana, transformada, innovada. Poco im-porta que el tejido urbano encierre el campo y lo que subsiste de vida campesina, con el que “lo urbano”,lugar de encuentro, prioridad del valor de uso, inscripción en el espacio de un tiempo promovido al rangode bien supremo entre los bienes, encuentre su fase morfológica, su realización práctico-sensible. Ellosupone una teoría integral de la ciudad y de la sociedad urbana que utilice los recursos de la ciencia y delarte. Únicamente la clase obrera puede convertirse en agente, vehículo o apoyo social de esta realización.58

Podemos terminar esta incursión visualizando el punto inicial de partida:

La profundidad del análisis filosófico va hasta las raíces. La crítica filosófica, que se transforma en críticade la filosofía, se pretende, pues, radical. Pero las raíces tienen su lugar de nacimiento en otro suelo: locotidiano.59

En este “suelo”, el de lo cotidiano, reside a contracorriente lo que él llama“metafilosofía”.60 De aquí la imagen del “nadador costero”.

58 Idem, pp. 138, 139.59 H. Lefebvre, De lo rural a lo urbano (1969), Lotus Mare, Argentina, 1976, p. 9.60 Op. cit., p. 238. Véase también El derecho..., p. 23.

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5. Manuel Castells

IObservaciones generales a su libro La cuestión urbana61

Un análisis serio de La cuestión urbana debió comenzar con la crítica del estruc-turalismo. Esta crítica ya se inició y puede observarse con la finalidad que siguióHenri Lefebvre y Jean Lojkine. Este último lo muestra en la organización temáticade su trabajo El marxismo, el Estado y la cuestión urbana,62 vinculada estrecha-mente al problema del estado y la lucha de clases, es decir, desde la dimensióneminentemente política.

El comienzo del análisis efectuado se desarrolla con la revisión de la fuentede partida de M. Castells: la crítica de Althusser y de su visión estructuralista deMarx, cuya característica principal es la de ser una corriente de pensamiento marxis-ta que busca determinar los elementos constantes, permanentes de un procesosocial histórico adaptándolos a una línea de investigación que por lo regular de-semboca en esquematismo, en clasificaciones y “tipos”, como en el caso del we-berianismo de Castells mantenido en su obra. La cuestión urbana tiene estascaracterísticas, pero también se trata de una obra que compila ideas en relación conun tema particular (lo cual resulta ser un buen atributo); establece un determinado“marco teórico” y, finalmente, lo lleva a la práctica despuntando hacia un análisisempírico de corte estadístico.63 Es ésta una característica de toda la obra. La adap-tación del “marco teórico” a un problema empírico debiera ser, también para estecaso, un problema teórico. El punto de vista de Castells no es así y nos dice porello:

Hay, pues, que abandonar el orden de exposición e incluso el orden de pensamiento, para dar paso a unorden de investigación, a un orden de tareas a realizar...64

61 Manuel Castells, La cuestión urbana (1972), Siglo XXI, México, 1983.62 Jean Lojkine, El marxismo, el Estado y la cuestión urbana (1977), Siglo XXI, México, 1986.63 Recuérdese que con esto critica a Henri Lefebvre por su “desconocimiento” de las estadísticas de países

como China y la URSS, a pesar de que ni él somete a crítica dichas estadísticas.64 M. Castells, op. cit., p. 156.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Con relación a su fuente teórica, nos dirá en su Advertencia final de 1975:

Nuestro trabajo ha sido influido por cierta interpretación de Althusser (más que por los trabajos delpropio Althusser) tendiente a construir un conjunto teórico codificado65 y formalizado antes de ir a lainvestigación concreta, lo cual conduce necesariamente a una yuxtaposición de formalismo y de empirismo,y va a dar por ello a un callejón sin salida.66

Castells, influido por Althusser, efectúa una “ruptura epistemológica”67 con laideología de lo urbano (crítica sociológica de lo urbano) a través de un “procesode trabajo teórico”. Pretende –dice él– un “instrumento de trabajo teórico y deinvestigación científica” (cfr. p. 480), pero también y fundamentalmente, “dadala actual coyuntura teórica” (cfr. p. 8), empírico. De esta manera, para “comunicaralgunas experiencias de trabajo”, teórico se traslada constantemente a los análisisempíricos, en los que encontramos una contradicción sustancial: por una partenos dice que lleva a cabo (a cierto nivel, etc.) “el movimiento completo de unainvestigación” (cfr. p. 7) y por otra su asistematicidad;68 esto puede ponerse enduda justo en el momento de los análisis de “situaciones concretas”, en los cualesaparece el recurso de la estructura urbana y el sistema urbano, así como la “re-producción de la fuerza de trabajo”, etc., categorías economicistas con alto gradode deformación de la crítica de la economía política de Marx.

Para poner en duda esta supuesta asistematicidad, o mejor dicho, sistematismoingenuo, se le puede dar una mirada al esquema general de La cuestión urbana.

En una vista de conjunto, La cuestión urbana consta de las siguientes partesque se podrían destacar de esta manera:

65 Nótese la autocrítica estructuralista.66 Aspecto criticado por J. Lojkine.67 Ésta es una expresión althusseriana que a su vez es retomada del filósofo francés Gastón Bacherald

refiriéndose a la ruptura que Marx hizo con Hegel a través de sus escritos y que lo “diferencian” en unMarx joven (hegeliano) y otro maduro (marxiano). [Cfr. Giovanni Jervis, La cultura del 900, Siglo XXI,p. 124.]

68 Si entendemos sistema en el sentido amplio, como sistema teórico (científico: económico, político,social, ideológico), aparecerá negado por Castells al decir: “Podría verse aquí la ilustración concreta deun sistema teórico acabado y propuesto como modelo, cuando la producción de conocimientos no pasapor la producción de un sistema, sino por la creación de una serie de instrumentos teóricos que no serealizan nunca en la coherencia sino en su fecundidad por el análisis de situaciones concretas” (cfr. p. 9).

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Los pensadores de la ciudad

1. Precaución metodológica (“Advertencia epistemológica”).2. Diagnóstico mundial histórico-contemporáneo de la urbanización (visto

en la “práctica teórica”).a) El capitalismo: desarrollo y dependencia (en este contexto analiza Amé-

rica Latina).b) El socialismo (estudiado de paso, tratando de no dejar huecos teóricos

fundamentales).3. Estudio “materialista” de lo ideológico (expresión “espacial”).4. Estudio “materialista histórico” de todas las expresiones de lo urbano, su

fundamento económico y sus formas de determinación.5. La lucha de clases (mediante sus aparatos de lucha). La política.

a) El Estado (la planificación).b) Los movimientos sociales urbanos.

Surge la pregunta: ¿acaso estos cinco puntos no son la idea, el concepto llevadoa su desarrollo y práctica teóricas, un intento de totalidad, y esta “totalidad” no esun esquema interpretativo del mundo? Y más aún, para conocer una realidadmundial, sea de la índole que sea, no es necesaria ya una interpretación sistemática?

Puede encontrarse en esto una incoherencia sustancial de los argumentos teó-ricos de Manuel Castells. Hace pensar en la revisión seria de su obra teórica, pordemás, fundamental para el estudio de los fenómenos urbanos; ya que es uno delos pocos autores que realiza un esfuerzo de totalización y sistematicidad de lourbano, aunque él afirme lo contrario.

IINotas analíticas de La cuestión urbana. La estructura urbana

En las anotaciones siguientes destacamos aspectos que consideramos importantesen lo que podríamos denominar “trazos de aproximación” a una teoría de la ciu-dad y lo urbano que Castells elaboró en una obra que consideró –creemos– la ideaglobal de la ciudad y que delineó un camino seguido en la elaboración de su obraposterior con una diferencia de tonos y matices que no es objeto de análisis aquí,por lo que, más bien, nos ceñiremos a destacar los elementos centrales de Lacuestión urbana que perfilan la construcción de la visión global de la ciudad.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

1. El debate sobre la teoría del espacio

Castells parte de la relación ineludible de una teoría del espacio con la teoríasocial general, en afirmaciones como las siguientes:

... no hay teoría del espacio al margen de una teoría social general, sea ésta explícita o implícita.69

El espacio urbano está estructurado, o sea, no se organiza al azar, y los procesos sociales que se refieren aél expresan, específicamente, los determinismos de cada tipo y de cada periodo de la organización social.70

Castells comenta la “discusión” sobre el espacio a través del análisis de variosautores y corrientes por ellos representadas, asimismo de espacios urbanos con-cretos. En la base de los análisis espaciales –nos dice él– existen dos principiosesenciales, que destacaremos como ideas o puntualizaciones a la obra de Castells:

a) El principio de interdependencia entre individuos (diferencias complemen-tarias y similitudes suplementarias).

b) El principio de función central.71

De acuerdo con Mc Kenzie –nos dice– “los principales procesos ecológicosson: concentración, centralización, descentralización, circulación y gestión”.72

La escuela neo-ortodoxa de la ecología humana sistematiza sus investigacionesen términos de complejo ecológico o ecosistema. Y el conjunto de la estructuraurbana puede entenderse con la interacción de cuatro elementos de acuerdo conDuncan:

(P) Población(M) Medio ambiente físico o medio físico(T) Tecnología(O) Organización social73

69 Op. cit., p. 142.70 Idem.71 Idem, p. 145.72 Idem, p. 146.73 Idem.

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Los pensadores de la ciudad

En la afirmación siguiente podrá notarse la manera de insertar la crítica ecolo-gista y neo-ecologista bajo una perspectiva más amplia de orientación estructu-ralista-economicista):

Al frente común ideológico del culturalismo y del historicismo conviene oponer un frente teórico queintegre la problemática ecológica de su base materialista en un análisis sociológico; dicho análisis debetener como tema central la acción contradictoria de los agentes sociales (clases sociales), pero debe encon-trar su fundamento en la trama estructural que hace de la problemática de toda sociedad —o sea—, elmodo en que una formación social trabaja la naturaleza y la forma de reparto y de gestión, y por tanto decontradicción que resulta de ello.74

Podemos distinguir en forma conclusiva las tesis fundamentales de La cues-tión urbana con las que puede sintetizarse toda esta obra “teórico-metodológica”:

... confirmación de nuestro punto de partida: no existe teoría específica del espacio, sino simplementedespliegue y especificación de la teoría de la estructura social, de modo que permita explicar las caracte-rísticas de una forma social particular, el espacio, y de su articulación en otras formas y procesos históricosdados.75

c) Inexistencia de una teoría del espacio por encima de la teoría social.

Lo cual puede complementarse con un recurso referido a la dimensión del tiempo:

Recordemos que toda sociedad concreta, y por tanto, toda forma social (el espacio, por ejemplo) puedecomprenderse a partir de la articulación histórica de varios modos de producción.76

d) El espacio como forma social concreta puede ser comprensible como ar-ticulación histórica de varios modos de producción.

A partir de estas tesis centrales se puede observar el despliegue de los recursosconceptuales de Castells con los que construye todo el armazón estructural de suobra. El análisis del espacio77 es para él un estudio de la expresión de la estructura74 Idem, p. 150.75 Idem, p. 152.76 Idem, p. 153.77 Debería leerse “espacio urbano” para ubicarlo dentro de los confines de la obra.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

social, y equivale a investigar los procesos que la determinan desde sus elemen-tos: a) Sistema económico, b) Sistema político y c) Sistema ideológico.78 Por loque podemos destacar:

e) Elementos determinantes del espacio social:

• Sistema económico.• Sistema político.• Sistema ideológico.

A través de estos sistemas se manifiestan combinaciones y prácticas socialesderivadas de ellos. Se emplean para el estudio de los tres sistemas anteriores lassiguientes categorías:

f) Sistema económico (relación entre):

• Fuerza de trabajo.• Medios de producción.• No-trabajo.

que se “combinan” con:

• Relación de propiedad (apropiación del producto).• Apropiación real (proceso técnico del trabajo).

Debido a esto se “genera la dialéctica” entre dos elementos principales y unoderivado: producción, consumo e intercambio. El elemento no-trabajo no tieneexpresión específica, los anteriores sí.

g) Sistema político-institucional, definido por dos relaciones esenciales:

78 Cfr. op. cit., p. 154 (los incisos y el listado son míos).

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Los pensadores de la ciudad

• dominación-regulación.• integración-represión.

El tercer sistema, el ideológico, constituye una complejización que envuelvela dimensión discursiva de la materialidad y del sentido:

... organiza el espacio marcándolo con una red de signos, cuyos significantes se componen de formasespaciales y los significados, de contenido ideológico, cuya eficacia debe medirse por sus efectos sobre elconjunto de la estructura social.79

h) Sistema ideológico:

• Formas espaciales y significados.• Eficacia discursiva del dominio ideológico.

Es posible concluir este apartado con una caracterización que de manerainvoluntaria Castells hace de su propia obra:

Hay, pues, que abandonar el orden de exposición e incluso de pensamiento, para dar paso a un orden deinvestigación, a un orden de tareas a realizar, con el fin de progresar en nuestro estudio.80

Es destacable el desdoblamiento empirista del que padece Castells y que esevidentemente notorio en su obra.

2. Los elementos de la estructura espacial

Esta sección de La cuestión urbana se integra teórica y metodológicamente a unaaplicación de los puntos de partida señalados en el comienzo del libro, destacán-dose las siguientes partes principales:

a) La estructura espacial se compone de cuatro elementos:

79 Idem, p. 155.80 Idem, p. 156.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

• Sistema económico.• Sistema político-institucional.• Sistema ideológico.• Centralidad urbana.

En el análisis particular de cada componente sobresale su constitución internabásica siguiente:

Sistema económico: Su articulación en el espacio/espacialización

— Producción y espacio.— Consumo y espacio.— Intercambio y espacio.

Producción y espacio. Se analiza un ejemplo ilustrativo (producción-espacio)de la “lógica de implantación industrial” en una gran metrópoli (París) estable-ciendo una tipología (clasificación empírica) técnica de empresas representativasy su vínculo directo con su emplazamiento (localización), concluyendo luego conuna “combinación clasificatoria” (cfr. pp. 172-174).

Consumo y espacio. Se efectúa un análisis del consumo-espacio con base en:

• La vivienda. El problema de la vivienda (su “penuria”) se analiza bajola tesis siguiente:

Esta penuria (falta de confort y de equipamientos, superpoblamiento, vetustez,insalubridad, etc.) no es una necesidad ineluctable de los procesos de urbaniza-ción, sino que responde a una relación de oferta y demanda que viene ella mismadeterminada por las condiciones sociales de producción de un buen objeto demercado, es decir, la vivienda.81 Así, se estudia el problema con característicascomo calidad, forma, estatuto social, así como los roles, los niveles y las perte-nencias simbólicas de sus ocupantes.81 Idem, p. 179.

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Los pensadores de la ciudad

• La segregación urbana. Castells explica que la segregación urbana esla tendencia a la organización del espacio en zonas de fuerte homoge-neidad social interna y de fuerte disparidad entre ellas, entendiéndoseesta disparidad no sólo en términos de diferencia, sino de jerarquía.82

La distribución de las residencias en el espacio produce su diferenciación social y específica del paisajeurbano, ya que las características de las viviendas y de su población fundamentan el tipo y el nivel de losequipamientos y de las consiguientes funciones. La distribución de los lugares de residencia sigue las leyes generales de la distribución de los productosy, por tanto, produce reagrupaciones en función de la capacidad social de los sujetos, o sea, en el sistemacapitalista, en función de sus rentas, de su estatuto profesional, del nivel de instrucción, de la pertenenciaétnica, de la fase del ciclo de vida, etc. Se hablará por tanto de una estratificación urbana correspondientea un sistema de estratificación social (o sistema de distribución de los productos entre los individuos y losgrupos)...83

Debe notarse el empleo de la noción estratificación. Parece ser que el marxis-mo (ni el de Poulantzas, ni el de Althusser, ni el de Badiu) no le fue suficiente yrecurrió de manera ecléctica a la teoría weberiana, por eso emplea conceptos como“escala de estratificación”, “estratificación urbana” y “prestigio social” (cfr. pp.204, 205), aunque nos advierte:

La estratificación y la segregación urbanas no son la proyección directa del espacio en el sistema deestratificación, sino un efecto de la distribución del producto entre los sujetos y del producto-vivienda enel espacio, así como de la correspondencia entre estos dos sistemas de distribución. Semejante perspectivaexige, pues, deducir la composición del espacio residencial a partir del estudio de su proceso de produc-ción, tanto a nivel de las formas urbanas como de la repartición entre ellas de los sujetos.84

Los dos puntos anteriores nos muestran los conceptos básicos para realizaruna interpretación castellsiana física de lo urbano, en calidad de hábitat.

• Intercambio y espacio.

El subtítulo de Castells es muy sugerente:

82 Idem, p. 204.83 Idem, pp. 203, 204.84 Idem, p. 207.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

“La circulación intraurbana: hacia una problemática sociológica de los trans-portes.” Se define a los transportes como medios de circulación,85 y se inicia suestudio bajo una tesis:

... un estudio sociológico de los transportes se funda sobre el análisis de las contradicciones entre la lógicainterna de un sistema de circulación y las condiciones históricas de los medios de transporte a través de loscuales debe realizarse.86

En síntesis se puede establecer un punto fundamental de la estructuración delespacio, siguiendo la argumentación de Castells:

b) Espacialización del sistema económico:

• Producción y espacio.• Consumo y espacio.• Intercambio y espacio.

Con lo anterior el autor parte del esquema de los componentes de la estructuraurbana (P, C, I y G) y de subelementos al interior de cada uno de ellos, realizandouna clasificación de los desplazamientos (cfr. p. 231).

Sistema político-institucional: organización institucional del espacio

Así como en el sistema económico es posible determinar una forma de espacia-lización, en la organización institucional del espacio (sistema político-institucional)es también aplicable un modo de legibilidad o interpretación cuyos puntos departida son los siguientes:

De igual forma que existe una lectura económica del espacio urbano, existe una posible lectura del espacioen términos del sistema institucional, a saber, del aparato político-jurídico de la formación social conside-rada (loc. cit.).

85 Idem, p. 203.86 Idem, p. 241.

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Los pensadores de la ciudad

Se plantean así dos problemas:

• La delimitación administrativa del espacio como expresión de la lógicapropia del sistema institucional.

• La eficacia social propia de tal delimitación, la cual una vez suscitada,se articula al conjunto de efectos económicos e ideológicos y a unainfluencia directa sobre los procesos sociales y la lucha política (por ejem-plo, determinan directamente la escena política local en el plano insti-tucional).

Por lo que la organización institucional del espacio no coincide con lo queCastells llama gestión y que es la expresión específica del aparato del Estado en elámbito de una entidad urbana, lo que hace tener en consideración muchos otros datosque superan la organización espacial.87 Castells nos habla de integración, de re-presión, de dominación y de regulación, que emanan del aparato de Estado; deautonomía municipal, jerarquía administrativa de las actividades territoriales, yconcluye:

Al hablar del espacio institucional, no se remite al asentamiento espacial del aparato del Estado (porejemplo la implantación de las diferentes administraciones), sino a los procesos sociales que, partiendodel aparato político-jurídico, estructuran el espacio.88

Por lo que, de acuerdo con lo anterior, es posible afirmar:

c) Espacio institucional:

• Asentamiento espacial del aparato del Estado.• Estructuración del espacio por los procesos sociales, a partir del aparato

político jurídico.

87 Idem, p. 247.88 Idem, p. 249.

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Sistema ideológico: La simbólica urbana

La simbólica urbana, llamada también por Castells sistema ideológico, se ma-nifiesta con la existencia de un significante y un significado mediante el análisisdel espacio urbano (de acuerdo con la lingüística), según lo cual el espacio urbanoes el significante del significado-estructura social;

Se trata aquí —nos dice Castells—, sin embargo, o bien de una referencia al espacio como hecho social (loque remite simplemente al conjunto del análisis estructural del espacio urbano), o bien de mucho más, deuna prioridad concedida al análisis de las formas en la aprehensión del fenómeno urbano.89

Con relación al espacio urbano agrega:

... hay una especificidad que se manifiesta por la expresión, a través de las formas y los ritmos de laestructura urbana, de las corrientes ideológicas producidas por la práctica social. Es a este nivel de la me-diación, por el espacio urbano, de las determinaciones ideológicas generales, donde debe colocarse eltema de la simbólica urbana.90

Léase también la siguiente afirmación sumamente importante de la interpre-tación castellsiana de esta problemática:

Existe simbólica urbana a partir de la utilización de las formas espaciales como emisores, retransmisoresy receptores de las prácticas ideológicas generales. Esto quiere decir que no existe lectura semiológica delespacio que depende de la simple descripción de las formas (tibia huella de la acción social), sino estudiode las expresivas mediaciones a través de las cuales se realizan procesos ideológicos producidos por lasrelaciones sociales en una coyuntura dada.91

Por lo que podemos decir:

d) La simbólica o sistema ideológico está conformado por:

• Significante: espacio urbano.• Significado: estructura espacial.

89 Idem, p. 256.90 Idem, pp. 257, 258.91 Idem, p. 259.

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Los pensadores de la ciudad

A estos elementos se agrega otro que no se encontraba dentro del esquemageneral pero que se muestra como resultante de los anteriores:

La centralidad urbana

En esta temática Castells hace alusión a elementos conceptuales de una importan-cia destacable por el hecho de que en la ciudad como concentración (Marx) taleselementos esclarecen la trascendencia de la vida social en ciudad. Ellos son: fun-ción integradora, centralización de los símbolos, centro comunitario, la ciudadcomo producto, ubicación del centro urbano, centro urbano de intercambio, cen-tro político-institucional (jerarquía), el plano de la ciudad como inconscienteurbano, centro simbólico, centro-medio social; entre los conceptos más significa-tivos. Con esto se cierra una sección fundamental de la obra y se da paso a unasíntesis que brinda un referente fundamental de La cuestión urbana: el sistemaurbano.

e) Centralidad urbana: función integradora.

3. El sistema urbano: del estudio del espacio al análisis de la “ciudad”

a) La delimitación de “lo urbano”

La definición de lo urbano para Castells comienza con la delimitación de la espe-cificidad del espacio de la estructura social y no se diferencia mucho –dice él– dela delimitación de una formación social.92 La delimitación de un espacio y, enconcreto, del espacio urbano implica la idea o las relaciones dentro de una unidadde la estructura social. Más concretamente, la delimitación de “lo urbano” connotauna unidad definida en la instancia ideológica, en la instancia político-jurídica oen la instancia económica.93 De esta manera, nos habla de la unidad en alguno(s)de sus componentes económico/político-jurídico/ideológico:

92 Cfr., p. 278.93 Loc. cit.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

• Lo urbano es unidad en las instancias económica, político-jurídica oideológica:

Lo urbano-unidad ideológica es la posición más generalmente extendida y resumida en las tesis de lacultura urbana y sus variantes... Lo urbano-unidad del aparato político-jurídico ha sido, en efecto, el fundamento de la existencia de “laciudad” en determinadas coyunturas históricas, sea de la polis griega o las ciudades medievales, centradasen el estatuto jurídico de los “burgueses”. ¿Lo urbano-unidad económica? De acuerdo, pero hay que preguntarse, además, si el proceso connota-do corresponde al conjunto del proceso de trabajo o a uno de los elementos, y a cuál (cfr. p. 278).

En el camino de sus conclusiones observamos el planteo de una hipótesisreferida a las sociedades capitalistas avanzadas en relación con la estructuracióndel espacio.

Proponemos la siguiente hipótesis: En las sociedades capitalistas avanzadas, el proceso que estructura elespacio es el referente a la producción simple y ampliada de la fuerza de trabajo; el conjunto de lasprácticas llamadas urbanas connotan la articulación del proceso con el conjunto de la estructura social.94

La idea puede ser puntualizada como sigue:

• La estructuración del espacio en las sociedades capitalistas avanzadases consecuencia del proceso de producción simple y ampliada de lafuerza de trabajo. “Lo urbano” connota la articulación de este procesocon la estructura social.

Castells propone el concepto de sistema urbano para “pensar” las articulacio-nes de las “unidades urbanas” con la estructura social (loc. cit.).

b) El sistema urbano

Por sistema urbano –dice Castells– se entiende la articulación específica de lasinstancias de una estructura social en el interior de una unidad (espacial) de repro-

94 Op. cit., p. 280.

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Los pensadores de la ciudad

ducción de la fuerza de trabajo. Organiza el conjunto de las relaciones ya enun-ciadas entre los elementos de la estructura social (loc. cit.).

• Los elementos del sistema urbano son:

1) Producción (P), consumo (C) e intercambio (I), relación entre P y C2) Gestión (G)3) Simbólica (S)

Se llama gestión a la regulación de las relaciones entre P, C e I en función delas leyes estructurales de la formación social, o sea, en función de la dominaciónde una clase.95

La simbólica –como ya quedó dicho más atrás– expresa la especificación delo ideológico a nivel de las formas espaciales, sin que pueda comprenderse en símismo, sino en su articulación con el conjunto del sistema urbano.96

Con las notas anteriores han sido expuestos algunos de los conceptos, hipóte-sis y tesis más importantes de la parte 3 de La cuestión urbana de Manuel Castells,en nuestra opinión, la parte medular de dicha obra.

IIIObservaciones finales

Si podemos decir que La cuestión urbana constituye un cuerpo teórico-empíricodel fenómeno urbano entendido como intento de una visión holística de dichaproblemática (mundial), también podemos decir que la “Estructura urbana” es sucorazón y cerebro. A decir verdad, no existiría esta obra sin ella y su consecuenteaparato teórico reproductor, el “Sistema urbano”. Podremos observar su trasfon-do estructural dentro de la crítica teórica marxiana, quizá pensada por Castells através de Althusser (et al.) o quizá no, pero que aparece como telón de fondo.

La crítica del estructuralismo (incluyendo el de Althusser) presente en la obrade Castells debe realizarse a contraluz con el marxismo, para lo cual el punto departida debe ser el propio Marx.95 Cfr., p. 281.96 Idem.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

El concepto general de estructura urbana empleado más o menos con esasconnotaciones podemos ubicarlo dentro del contexto general de los Grundrisse yespecíficamente en su “Introducción general”.97

Marx, como conocedor y crítico de la economía política clásica, parte de la pro-ducción como el acto eminentemente distintivo del género humano y de su propiahumanidad (resultado expuesto en los Manuscritos de 1844 y La ideología ale-mana, en su forma inicial) analizando –como dijera él– “rúbricas con que loseconomistas la asocian”. Nos parece de primer orden recordar un pasaje que re-sulta trascendente para nuestro objetivo y que constituye uno de los puntos funda-mentales de la crítica de la economía política; sería correcto decir su punto departida:

La primera idea que se presenta de inmediato es la siguiente:... La producción crea los objetos que responden a las necesidades; la distribución los reparte según leyessociales; el cambio reparte lo ya repartido según las leyes individuales; finalmente, en el consumo elproducto abandona este movimiento social, se convierte directamente en servidor y objeto de la necesidadindividual, a la que satisface en el acto de su disfrute. La producción aparece así como el punto de partida,el consumo como el punto terminal, la distribución y el cambio como el término medio, término que a lavez es doble, ya que la distribución está determinada como momento que parte de los individuos. En la pro-ducción, la persona se objetiviza, en el consumo la cosa se subjetiviza. En la distribución, la sociedadasume la mediación entre la producción y el consumo por medio de determinaciones generales y rectoras;en el cambio, la mediación se opera a través del fortuito carácter determinado del individuo.98

Debe centrarse la atención en las conclusiones de Marx con relación a estasobservaciones de los economistas, pues en ella se localiza una fuente teórica parala crítica del capitalismo como totalidad y un elemento ordenador del discursocrítico de Marx:

Producción, distribución, cambio y consumo forman así un silogismo con todas sus reglas: la producciónes el término universal, la distribución y el cambio son el término particular y el consumo el términosingular con el cual el todo se completa. En esto hay sin duda un encadenamiento, pero es superficial...99

97 Cfr. K. Marx, Elementos..., “Introducción de 1857”, ed. cit.98 Idem, p. 9.99 Loc. cit.

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Los pensadores de la ciudad

La tarea de Marx consistirá en exponer el movimiento económico (es decir,mostrar su comportamiento dialéctico) a este encadenamiento real mostrando suvínculo orgánico:

Los adversarios de los cultores de la economía política —provengan ellos del interior o del exterior de suámbito—, que les reprochan disociar groseramente las conexiones, se colocan en su mismo terreno, o biendebajo de ellos. Nada más común que la acusación de la economía política considera a la produccióndemasiado exclusivamente como un fin en sí. La distribución tendría una importancia similar. Esta acusa-ción está basada precisamente en la idea de los economistas según la cual la distribución está situada allado de la producción, como una esfera autónoma, independiente, o que los momentos no serían concebi-dos en su unidad. Como si esta disociación hubiera pasado no de la realidad a los libros de texto, sino delos libros de texto a la realidad, ¡como si aquí se tratara de la conciliación dialéctica de los conceptos y node la comprensión de las relaciones reales!100

Debe notarse la forma en que Marx sale a la defensa, no de los economistas,sino de la exposición dialéctica de las disociaciones de los momentos generalesabstractos de la economía y la crítica de la economía política como fundamento.

Se observa también cómo Marx recupera, a contracorriente, la consideraciónde los cuatro momentos de la economía o del proceso económico general: produc-ción, distribución, cambio y consumo.

Si esquematizamos, un tanto de manera abrupta, haciendo una “traducción”al lenguaje de Althusser o de Castells, podríamos establecer la conexión generaldel procesor:

P – D – Ca – C

Comparemos ahora los esquemas resultantes (el anterior y el de Castells). Deello obtendremos la siguiente relación:

100 Idem, p. 10.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

FIGURA 4

Se puede notar que en los modelos de Castells, la gestión ocupa un lugaradicional respecto al esquema del modelo (1), lo cual hace pensar que la expresiónespacial de los procesos de gestión merecen una atención especial para La cues-tión urbana, de igual manera la simbólica del modelo (3) y también hace pensarque los procesos gestores no pudieron encuadrarse en el modelo (1). Castellsasigna un papel importante al elemento (G), es decir, a la planificación estatal, suinstitucionalización (espacial) y sus efectos en los movimientos sociales urbanos.Algo similar sucede con el elemento (S) que tampoco se acopla totalmente con elposible modelo recuperado por Marx o, dicho de otra manera, se trata de expre-siones espaciales e ideológicas que mantienen cierta independencia del modelo(1). Éstas podrían ser algunas conjeturas consecuentes con una posible lecturadentro de la óptica estructuralista castellsiano-althusseriana.

Las observaciones anteriores nos conducen a suponer la incompleta compren-sión dialéctica de los momentos generales de la economía interpretados por Castellsy la lectura deformada de los encadenamientos (citados más atrás) expuestos porMarx en la “Introducción general de 1857”. Allí sitúo la dislocación esquemáticafundamental de Castells.

La crítica profunda de la Estructura urbana (parte 3) y de La cuestión urbanade Manuel Castells en general, se inicia con este lugar del discurso crítico de Marx(cfr. Elementos fundamentales para la crítica de la economía política, “Introduc-ción general de 1857”).

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Los pensadores de la ciudad

6. Aldo Rossi

Aldo Rossi es uno de los iniciadores de lo que podríamos denominar las polémi-cas de occidente acerca de la ciudad y lo urbano. Forma parte de la llamada escuelade Venecia cuyos intentos de reformulación teórica de la arquitectura son hoyfundamentales para la comprensión de la ciudad. Junto con L. Benévolo, M. Folin,P. Sicca y C. Aymonino, Rossi forma parte de ese diálogo entablado por los críti-cos italianos de la arquitectura como forma de aproximación al conocimiento dela ciudad y lo urbano, marcando una peculiaridad distinta del diálogo francéssostenido como un intento de reformulación sociológica, económica e inclusofilosófica a partir de teóricos como M. Castells, C. Topalov y H. Lefebvre, entrelos más destacados.

En lo subsiguiente nos introduciremos a los planteamientos rossianos queabrieron el camino para las polémicas iniciadas en la segunda mitad de la décadade los sesenta del siglo XX, y siguen resonando con fuerte intensidad en las preo-cupaciones por explicar el papel de la ciudad en la llamada “condición posmoderna”(Lyotard), su función y, en general, todo aquello que la fundamenta, así como laposibilidad de una o más ciencias que la abarcan.

Para el motivo que nos ocupa, partiremos de un texto de Aldo Rossi publicadoen 1966, La arquitectura de la ciudad,101 en donde se vierten partes cardinales desu concepción. Dejemos que el propio autor nos lo presente:

He dividido este libro en cuatro partes; en la primera me ocupo de los problemas de descripción y clasifi-cación y, por lo tanto, de los problemas tipológicos; en la segunda, de la estructura de la ciudad por partes;en la tercera, de la arquitectura de la ciudad y del locus sobre el que ésta persiste y, por tanto, de la historiaurbana; en la cuarta, en fin, aludo a las principales cuestiones de la dinámica urbana y el problema de lapolítica como elección.102

La parte cuatro –en nuestra opinión– es la menos trabajada. En ella toca, depaso, las fuerzas diversas que se “aplican” –dice él– en la economía, la propiedady renta del suelo, las expropiaciones, el problema de la vivienda, la “dimensión

101 Aldo Rossi, La arquitectura de la ciudad (1966), Gustavo Gili, España, 1979.102 Op. cit., p. 57.

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urbana” y la política como “elección”.103 Lo que parece destacable para nuestrosfines es la consideración rossiana del cambio que determina a la ciudad como“moderna” (explicación de su génesis) bajo tres fases históricas:

a) Fin de la economía doméstica como unidad de producción y de consumodentro de un mismo edificio (ciudad medieval).

b) Progresiva industrialización, provocadora de la separación definitiva en-tre residencia y trabajo, destructora de la relación de vecindad (origen dela city como concentración económica).

c) Desarrollo de los medios de transporte individuales y los destinados efi-cientemente al trabajo.104

La pregunta que parece trazar el camino seguido por Rossi en su investigaciónno es la que quizá nosotros esperamos: ¿qué es la ciudad y lo urbano?, o ¿qué esla urbanización?, sino otra más acotada y por lo tanto más precisa, a saber: ¿cómoestudiar la existencia física de la ciudad bajo la posibilidad de la autonomía de laarquitectura?

Si pretendemos comprender a Rossi con el influjo de las primeras preguntas,cerraremos el camino del diálogo. Si seguimos el camino de la última pregunta,podríamos dar paso al libre pensamiento y a la comprensión discursiva sin signi-ficar esto la aceptación teórica.

La pregunta formulada por Aldo Rossi consta de cuatro elementos que meinteresa destacar, bajo el supuesto de que están en la base del intento de resolu-ción teórica del autor.

Tales elementos son:

a) Noción de “ciudad”.b) La existencia física de la ciudad (premisa innegable).c) Posibilidad de la autonomía de la arquitectura (“ciencia de la ciudad”).d) Enlace de los tres puntos anteriores (todos ellos desde el campo arquitec-

tónico).103 Cfr. op. cit.104 Cfr. op. cit., pp. 227, 228.

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Los pensadores de la ciudad

Con estos cuatro elementos buscaremos, de la manera más ecuánime posible,la comprensión del modo de reflexión rossiano.

Los incisos a, b y c son inseparables, forman una unidad racional primaria yplantean que la autonomía de la arquitectura de la ciudad depende de la noción de“ciudad” de que se parta y, por tanto, la autonomía dependerá o estará enlazadadirectamente con esta noción. Veámoslo en las palabras de Rossi.

La ciudad, objeto de este libro, viene entendida en él como una arquitectura. Hablando de arquitectura noquiero referirme sólo a la imagen visible de la ciudad y el conjunto de su arquitectura, sino más bien a laarquitectura como construcción. Me refiero a la construcción de la ciudad en el tiempo.105

Entendiendo la “ciudad” como arquitectura, y la arquitectura como “construc-ción” en el tiempo, implica que la ciudad desde los orígenes de la civilizacióntiene una intencionalidad estética y de esta manera la arquitectura es connatural a lacivilización y un “hecho permanente universal y necesario”.106 Infiriendo la ideade la ciudad como construcción, nos hace pensar –al estilo de Rossi– que la ciudades un hecho o, dicho en sus términos, es el conjunto de los hechos urbanos. Estoquiere decir que un hecho es parte de un proceso que se ha consumado en su in-mediatez, que tiene un espacio y un tiempo, que en tanto construcción tiene exis-tencia física y una estética individual,107 que en relación con el conjunto de hechosurbanos se constituye en modelo o tipo108 y así es clasificable109 dentro de una“estructura”,110 pero además puede ser portador de un significado colectivo comoen el caso del monumento.

Creo conveniente ilustrar la noción de “ciudad” mantenida por A. Rossi en sutrabajo.

Por arquitectura de la ciudad se puede entender dos aspectos diferentes; en el primer caso es posibleasemejar la ciudad a una gran manufactura, una obra de ingeniería y de arquitectura, más o menos grande,más o menos compleja, que crece en el tiempo; en el segundo caso podemos referirnos a contornos más

105 Op cit., p. 49.106 Idem.107 Cfr. p. 6.108 Cfr. p. 66.109 Cfr. p. 73.110 Cfr. pp. 59-97.

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limitados de la propia ciudad, a hechos urbanos caracterizados por una arquitectura propia y, por ende, poruna forma propia.111

El empleo de la noción de ciudad en Rossi queda aún más clarificada bajo lassiguientes líneas:

La ciudad y la región, la tierra agrícola y los bosques se convierten en una cosa humana porque son uninmenso depósito de fatigas, son obra de nuestras manos; pero en cuanto patria artificial y cosa construidapueden también atestiguar valores, son permanencia y memoria. La ciudad es en su historia. Por ello la relación entre el lugar y los hombres, y la obra de arte que es el hecho último esencialmentedecisivo, que conforma y dirige la evolución según una finalidad estética, nos imponen un modo complejode estudiar la ciudad.112

Puntualizando todas las ideas expuestas, diríamos:

a) La ciudad viene entendida como arquitectura y ésta como construcción.b) La ciudad se construye en el tiempo. Es en su historia.c) La ciudad se puede asemejar a una gran manufactura, una obra de inge-

niería y de arquitectura, por ello, una obra de arte (arquitectura total).d) La ciudad se construye por la totalidad de los hechos urbanos caracteriza-

dos por una arquitectura propia y, por tanto, de una forma propia.e) La ciudad y la región, la tierra agrícola y los bosques se convierten en

cosa humana porque son obra de nuestras manos y como cosa construidapueden atestiguar valores, permanencia y memoria (significado colectivo).

f) La ciudad como construcción es un hecho urbano o, en otros términos, elconjunto de hechos urbanos.

Es más fácil ya entender por qué Rossi recurre a clasificaciones, modelos ytipos. Podemos conocerlas un poco más cercanamente:

Empezaré, pues, por un asunto que abre el camino al problema de la clasificación; es el de la tipología delos edificios y de su relación con la ciudad. Relación que constituye la hipótesis de fondo de este libro y

111 Op. cit., p. 59.112 Idem, p. 64.

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Los pensadores de la ciudad

que analizaré desde varios puntos de vista considerando siempre los edificios como monumentos y partesdel todo que es la ciudad.113

Distingamos el papel tan importante que le asigna a la clasificación tipológica.Si pretendemos encontrar la esencialidad o la argumentación primordial del autoren esta obra, deberíamos explorar con detalle esta región de su discurso.

Podemos decir que el tipo es la idea misma de la arquitectura; lo que está más cerca de su esencia. Y porello, lo que, no obstante cualquier cambio, siempre se ha impuesto “al sentimiento y a la razón”, como elprincipio de la arquitectura y de la ciudad.114

Otra idea que vale destacar en Rossi es la de los elementos primarios, para locual se apoya en la división de la ciudad entre funciones principales: la residencia,las actividades fijas y la circulación.115 Estos elementos primarios participan en laciudad de manera permanente en el tiempo y se identifican a menudo con loshechos que constituyen la ciudad. Observemos su valía.

La unión de estos elementos (primarios) en las áreas en términos de localización y de construcción, dehechos construidos, constituye un conjunto que es la estructura física de la ciudad.116

Al puntualizar el pensamiento de Rossi podemos establecer las siguientes ideas:

g) El tipo de hecho urbano es la idea misma de la arquitectura.h) La unidad se divide en tres funciones principales: la residencia, las activi-

dades fijas y la circulación.i) La unión de los elementos primarios en las áreas constituye un conjunto

que es la estructura física de la ciudad.

Es posible distinguir otro elemento que ocupa buena parte de la atención deRossi y que él reconoce no poder explicar, aunque sí “dar algunas luces”. Se tratadel locus y la memoria colectiva.113 Idem, p. 66.114 Idem, p. 69.115 Idem, p. 130.116 Idem.

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En el curso de este ensayo se ha señalado muchas veces el valor del locus entendiendo con ello aquellarelación singular y sin embargo universal que existe entre cierta situación local y las construcciones queestán en este lugar.117

... quizá no queda más que la afirmación pura y simple del valor de un locus; puesto que esta noción dellugar y del tiempo parece inexpresable racionalmente, aunque comprende una serie de valores que estánfuera y más allá de los sentimientos que experimentamos al captarlos.118

Estas ideas nos dejan entrever un vínculo estrecho con su tratamiento delmonumento como parte constitutiva de los hechos urbanos. Aquí encontramosuno de los mayores aportes de este autor a la comprensión aproximativa de laciudad asequible en su dimensión técnico-artística, arquitectónica.

Me he preguntado varias veces, también en el curso de este ensayo, dónde empieza la individualidad de unhecho urbano; si está en su forma, en su función, en su memoria, o hasta en alguna otra cosa. Entoncespodríamos decir que la individualidad está en el acontecimiento y en el signo que lo ha fijado.119

Tenemos ante nuestra vista un elemento fundamental para la comprensiónrossiana de los –por él llamados– hechos urbanos:

j) La individualidad de los hechos urbanos está en el acontecimiento y enel signo que lo ha fijado.

Estas afirmaciones constituyeron parte de las polémicas en torno a la ciudad yla arquitectura en Italia durante los años sesenta y en la actualidad no dejan dehacer sentir su influencia.

Por último, me permitiré puntualizar ideas que Rossi sostiene en el punto másálgido de su exposición y que constituyen síntesis medulares de éste:

• La ciudad es un hecho material (manufactura, construcción en el tiem-po, historia).

• Las ciudades son el texto de la historia (arqueológica, arquitectónica ymunicipal).

117 Idem, p. 157.118 Idem, p. 158.119 Idem, p. 160.

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Los pensadores de la ciudad

• La ciudad es síntesis de una serie de valores referidos a la imaginacióncolectiva.

• La historia de la ciudad es la historia de la civilización.120

Dos ideas más que se condensan:

k) La ciudad como texto de la historia.l) La historia de la ciudad es la historia de la civilización.

En lo anterior hemos vislumbrado ideas importantes de las obras fundamen-tales de Aldo Rossi sin reducir, de ninguna manera, ésta a aquéllas.

7. Marino Folin

El distintivo primordial de Marino Folin es el tratamiento de “la ciudad” porencima de los puntos de vista arquitectónicos. Se ubica en la perspectiva de lacrítica de la economía política marxiana reflexionando en las modalidades quepara él mejor caracterizan y pueden explicar este complejo ente llamado “ciudad”.

Una parte de la idea inicial sostenida por Folin podría ser formulada bajo laidea de que la ciudad que existe bajo el dominio del capital valorizándose, se rigebajo sus leyes y es, por tanto, la ciudad del capital.121

M. Folin podría ser ubicado en el ala extrema de la polémica italiana deredefinición de la arquitectura, con el intento de darle bases a través de su com-prensión de los Grundrisse y de El Capital, buscando el “sustrato material sobreel que se fundamenta la arquitectura”.122 El ala opuesta de esta redefinición larepresenta A. Rossi, él es el verdadero interlocutor de Folin, las notas que antece-den, así lo demuestran. La polaridad del diálogo es delimitada biplanarmente porFolin:

120 Idem, pp. 167-169.121 En lo que sigue me basaré en su trabajo de 1972: La ciudad del capital (cfr., Marino Folin, La ciudad

del capital y otros escritos, Gustavo Gili, México, 1977.122 Cfr. op. cit., p. 27.

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i) En un caso, con el objeto de reivindicar autonomía para la arquitectura, se ve constreñida a reducirlaa sus términos más abstractos (y en tales términos es donde se hace referencia a una técnica que sepresume neutral, si no por el uso que de ella se hace, sí ciertamente por su estructura formal); y

ii) En otro caso, para remitir la arquitectura a sus condiciones materiales, la priva de cualquier margen deautonomía, reduciéndola absolutamente a aquellas únicas condiciones que se evidencian como exi-gencias del capital en función anticíclica y antiobrera.123

El inicio de la argumentación foliana se funda sobre una hipótesis de primer orden:

La posibilidad de la existencia de la ciudad, el plano sobre el cual la ciudad queda construida como tal, seplantea totalmente en el interior de las condiciones materiales de la producción, es decir, aquellas condi-ciones definidas por la producción históricamente dominante.124

Es necesario aclarar que Folin considera a la ciudad como una modalidadparticular del “espacio físico capitalista”, por tanto, es esta última categorizaciónlo que sirve como obertura de su discurso. Es en tal sentido que escribe:

Por ciudad entendemos el resultado de la utilización capitalista del espacio físico: esto es, sin ninguna otraadjetivación, “naturaleza histórica”. Así, aquella definición que habíamos dado inicialmente de arquitec-tura, como “construcción del espacio físico”, sin ninguna otra distinción, es ciertamente abstracción. Sinembargo, tal abstracción llega a ser verdadera sólo durante este periodo histórico, dominado por el modode producción basado en el capital por el cual toda operación de apropiación/producción, y por lo tanto detransformación/construcción, resulta mediatizada y posible por la relación de mercado.125

La idea anterior queda completada y clarificada mediante otra idea centralestructurando lo que marca las orientaciones argumentales de Folin. Ésta es:

La ciudad se define como utilización capitalista del espacio físico y el término “utilización” tiende a sig-nificar que el modo de producción y la reproducción de sí mismo, un espacio físico estructurado de formadiversa en el tiempo, con distintas configuraciones, que en esta “utilización” se presenta como “natural”.En este sentido decíamos que el capital “utiliza” la ciudad y el campo formados históricamente.126

123 Loc. cit. (los incisos son del autor).124 Op. cit., p. 30.125 Idem, p. 31.126 Idem, p. 32.

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Los pensadores de la ciudad

Hasta este punto del discurso foliniano podemos distinguir sin lugar a dudassu reflexión a través de hipótesis fundantes. Lo que sigue es el auxilio que eldiscurso marxiano (de los Grundrisse y El Capital) le concede para darle cuerpoa las inquietudes o iniciativas expresadas en forma de hipótesis.

Con referencia a lo ya mostrado, podremos puntualizar:

a) Para hablar de forma correcta de autonomía de la arquitectura es unacondición centrar la investigación en el sustrato material sobre el que sefundamenta y la lucha de clases.

b) La existencia de la ciudad se plantea totalmente en el interior de las con-diciones materiales de la producción; dada históricamente.

c) Por ciudad se puede entender el resultado de la utilización capitalista delespacio físico.

d) El capital “utiliza” la ciudad y el campo constituidos de manera histórica.

Cabe hacer notar que Folin no puede simpatizar con la distinción biplanar –siasí la pudiésemos llamar– del uso del espacio físico (ciudad-campo) y se inclina areferirse a ella como resultado de la concentración y dispersión en el territorio delos medios de producción y la fuerza de trabajo.127 Esta parece ser la idea másglobal que sostiene para diferenciar el uso del espacio físico dominado por elcapital. Al señalar esta diferenciación pone de manifiesto su postura radical quemás que abrir su discurso a la exégesis estructura-superestructura, lo cierra al do-minio de cierta postura de la crítica de la economía política que exacerba el domi-nio de la estructura económica a todo tipo de manifestación social. Ésta es una delas características que oscurecen cierta luminosidad singular del discurso foliniano.Veamos:

... no se trata de contemplar el espacio físico —en sus diversas configuraciones o conformaciones— comolugar en que se da la transformación de la fuerza de trabajo o lugar en que se dan los procesos de circulación;esto es, lugar de los procesos de creación o realización de la plusvalía. El problema por el contrario, consisteen considerar el espacio físico, no como un bien dado en el cual redescubrir el valor de uso, sino como unrecurso del cual —en sus partes o elementos constituyentes— habrá de considerarse el modo en que entraa formar parte del proceso de creación o realización de la plusvalía.128

127 Cfr. op. cit., p. 61.128 Loc. cit.

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Puede notarse su punto de vista en el que expresa que habrá de considerarse:

e) El modo en que el espacio físico entra a formar parte del proceso decreación o realización de la plusvalía.

Veamos también la exposición de la hipótesis central:

El problema, pues, no consiste en contraponer la ciudad al territorio, o, lo que viene a ser igual, limitarsea considerar la ciudad como lugar de concentración, y el territorio como lugar de dispersión, correspon-diendo a aquella la transformación de la fuerza de trabajo y a éste los medios de producción.

El problema consiste en considerar cuáles son las formas que asumen en el espacio la concentración yla dispersión en los medios de producción y de la fuerza de trabajo y avanzar en este punto una hipótesis:supongamos que la permanencia de la forma de ciudad, forma particular que asume la concentración(relativa) de los medios de producción y de la fuerza de trabajo, es contradictoria y no se aplica tanto poralgunas contradiciones específicas del modo de producción basada en el capital, como por la constataciónde momentos históricamente distintos a fases distintas del proceso de producción y reproducción en elcapital social (capital fijo).129

Por tanto, podemos señalar una línea-fundamento que, de acuerdo con Folin,cualifica y define lo que son el campo y la ciudad:

f) El problema del espacio físico consiste en considerar cuáles son las for-mas que asumen la concentración y dispersión de los medios de produc-ción y de la fuerza de trabajo.

Este último punto sería la clave para que se puedan distinguir los procesosque caracterizan la ciudad y el campo. En él se condensarían las líneas para talinvestigación.

Ahora bien, debemos conocer los ejes desde los cuales M. Folin establecepara la exploración de la ciudad. Éstos quedan trazados a partir de los rasgossiguientes:

g) La ciudad es mercancía y, como tal, es un producto (resultado de produc-tos) cuya salida final es el cambio y posee un valor de uso específico. Por

129 Op. cit., p. 6.

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Los pensadores de la ciudad

ello es portadora de valor que se le ha incorporado, de un valor de uso ytiene la característica de ser un producto para el cambio.130

h) La ciudad es concentración de medios de producción y fuerza de trabajo.Está ya conformada por el modo de producción capitalista. Pero asimismo,es concentración de productos.

A esta anotación Folin aclara:

Estos elementos o partes hacen referencia ciertamente a los diversos usos que la ciudad debe asumir en elinterior de este modo de producción, en una subdivisión funcional de la misma. Sin embargo, dicha sub-división funcional está siempre representada por manufacturados físicos, precisamente productos quellegan a ser posibles merced a aquellas funciones.131

Podemos observar también su posible idea referente a su diferenciación delespacio físico de la ciudad:

El hecho de que la ciudad quede construida como producto condiciona, asimismo, que quede fijado elmodo en que es utilizada (es decir, la condición y el límite para que tenga lugar una relación social). Eneste sentido, el hecho de que la ciudad sea un producto para el cambio significa que se utiliza en tanto que,y sólo si es, objeto de cambio, lo que quiere decir que para que sea “utilizada” la ciudad debe ser cambiadacomo mercancía por dinero.132

Distinguimos dos elementos importantes más:

i) La ciudad como producto condiciona la fijación del modo en que es utili-zada.

j) La ciudad, en tanto que producto para el cambio, es utilizada en la medi-da en que es cambiada como mercancía por dinero.

La otra consideración hace referencia a la ciudad como capital fijo que poseeun uso que es función del proceso de producción, relacionado por ello –nos diráFolin– con la producción material. Para él este uso constituye la condición mate-130 Idem, p. 33.131 Idem, p. 35.132 Idem, p. 37.

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rial de la arquitectura, en el sentido de que es la “demanda”, la “necesidad”expresada por el modo de producción capitalista.133

El siguiente elemento entra en la consideración de la producción total de lasociedad, que –de acuerdo con Folin– se subdivide en “dos grandes sectores”, elde los medios de producción y el de los medios de consumo. El primero guardarelación con el “consumo productivo”, y el segundo con el “consumo individualde la clase capitalista y de la clase obrera”. De aquí una de sus principales tesis:

k) La ciudad en relación con el consumo productivo constituye un capitalfijo.134

Desde este punto de vista se desprende otro punto no menos importante quese refiere al funcionamiento de la ciudad:

La ciudad, pues, es capital fijo; en tanto que es inmediatamente máquina para cada proceso de produc-ción... no es sólo una parte de la ciudad la que se presenta bajo esta forma de “máquina”, sino que,progresivamente, la ciudad en su totalidad funciona, en algún aspecto de tal funcionamiento, como “má-quina”. Esto tiene lugar con el proceso evolutivo del modo de producción basado en el capital.135

l) La ciudad en su totalidad “funciona”, en algún aspecto de operacionalidad,como máquina. Esto tiene lugar con el proceso evolutivo del modo deproducción capitalista en tanto tal.

Por último, sería posible destacar la referencia de aquel otro sector en el cualse integra la ciudad: el del “consumo individual”.

[La ciudad] en calidad de producto para el consumo, aparece “fijada”, y en este sentido, el consumo quede ella se hace es social —si bien, tiene lugar individualmente.

Ahora bien, este producto se da al consumo social (individual), en este su carácter precisamente social,aparece cada vez más como medio de subsistencia socialmente necesario para la reproducción de la fuerzade trabajo, en la medida en que es tendencia del capital extender las relaciones de producción existentes.136

133 Cfr., loc. cit.134 Idem, p. 38.135 Idem.136 Idem, p. 48.

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Los pensadores de la ciudad

Tenemos así el último punto:

m) La ciudad como producto para el consumo social (individual) aparececada vez más como medio de subsistencia socialmente necesaria para lareproducción de la fuerza de trabajo.

Podríamos dejar hasta aquí este entresacamiento de las ideas de M. Folin.

8. Christian Topalov

Christian Topalov forma parte de la llamada escuela francesa de sociología ytambién de los teóricos de la ciudad y lo urbano más destacados en todo el mun-do. Desde la crítica de la economía política se propone plantear tesis que impul-sen la investigación del proceso de crecimiento y desarrollo de las ciudadesentendido esto como urbanización capitalista.

Topalov expone tesis fundamentales de sus investigaciones en su texto Laurbanización capitalista137 a partir de la afirmación de que la ciudad capitalistaestá en crisis, con no pocas razones para tal afirmación: subempleo, carencia deviviendas y equipamientos colectivos, polución, opresión en todos los aspectosde la vida cotidiana, etc.138 Considera que junto con esta crisis existe una contra-dicción general de la urbanización capitalista a la que nos referiremos, no sinantes conocer la tesis fundamental de Topalov que dice lo siguiente:

La ciudad constituye una forma de socialización capitalista de las fuerzas productivas. Ella misma es elresultado de la división social del trabajo y es una forma desarrollada de la cooperación entre unidades deproducción. En otros términos, para el capital el valor de uso de la ciudad reside en el hecho de que es unafuerza productiva, porque concentra las condiciones generales de la producción capitalista. Estas condi-ciones generales a su vez son condiciones de la producción y de la circulación del capital y de la producciónde la fuerza de trabajo. Son además, el resultado del sistema espacial de los procesos de producción, decirculación, de consumo; procesos que cuentan con soportes físicos, es decir, objetos materiales incorpo-rados al suelo (los inmobiliarios).

137 Christian Topalov, La urbanización capitalista (1978), Edicol, México, 1979.138 Op. cit., p. 13.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Este sistema espacial constituye un valor de uso específico, diferenciado del valor de uso de cada unade sus partes consideradas separadamente; es un valor de uso complejo que nace del sistema espacial, dela articulación en el espacio de valores de uso elementales.

Llamaré a esos valores de uso complejo, efectos útiles de aglomeración.139

Obsérvese el denso entramado conceptual del que parte Topalov. Entramadoque a lo largo de su obra desarrolló de manera incompleta y no como él lo prometie-ra. En ella le dedicó su atención en mayor grado al sistema público de manteni-miento de la fuerza de trabajo, al consumo (privado) de mercancías, y al sectorinmobiliario.140 No obstante, analizaremos este entramado en sus partes.

a) La ciudad constituye una forma de socialización capitalista de las fuerzasproductivas.

b) La ciudad es el resultado de la división del trabajo y es una forma desarro-llada de la cooperación entre unidades de producción.

c) Para el capital el valor de uso de la ciudad reside en que es una fuerzaproductiva porque concentra las condiciones generales de la produccióncapitalista.

d) Las condiciones generales son:

• Condiciones de producción y circulación del capital, de la fuerza detrabajo.

• El resultado del sistema espacial de los procesos de producción, circu-lación, de consumo; procesos que cuentan con soportes físicos (objetosmateriales incorporados al suelo: los inmobiliarios).

e) El sistema espacial (surgido) es un valor de uso complejo, que nace de laarticulación en el espacio de valores de uso elementales.

Este sistema espacializado de elementos constituye para Topalov el primertérmino de la contradicción en la urbanización capitalista y nos aclara:

139 Idem, p. 20.140 Cfr., op. cit.

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Los pensadores de la ciudad

Efectivamente hay contradicción, puesto que cada uno de los elementos del sistema que constituye laciudad es un proceso autónomo, el cual tiene como base un objeto inmobiliario que es un producto y quecircula de modo independiente de los otros.

Porque los medios de producción son privados, porque las relaciones de producción son capitalistas,los valores de uso complejo, urbano, están formados por un proceso ciego, sin sujeto, es decir, el movi-miento de búsqueda de la ganancia privada de cada polo autónomo de acumulación.141

De esta contradicción se percibe la idea de la urbanización capitalista queconsiste en un conjunto de procesos:

Por tanto, la urbanización capitalista es, ante todo, una multitud de procesos privados de apropiación deespacio. Y cada uno de estos está determinado por las propias reglas de valoración de cada capital particu-lar, de cada fracción del capital. En consecuencia, la reproducción misma de esas condiciones generales,urbanas, de la producción capitalista se transforma en un problema. No se la puede garantizar. De ahí, lacontradicción entre el movimiento de socialización capitalista de las fuerzas productivas y las relacionesde reproducción capitalista. Esta contradicción es la fundamental, expresada en el espacio de ese modo deproducción, pues va a producir históricamente formas siempre nuevas de socialización.142

En estas observaciones reside la idea fundamental de Topalov respecto al pro-blema de la urbanización capitalista. Aparecen los recursos teóricos que desarro-llará y que nos indican un lugar de inicio para nuestro estudio. Al puntualizar estasegunda parte podríamos establecer las siguientes ideas:

f) La urbanización capitalista es contradictoria puesto que cada uno de loselementos del sistema que constituye la ciudad es un proceso autónomoque tiene como base un objeto inmobiliario (es producto y circula demanera independiente).

g) La urbanización capitalista es, ante todo, una multitud de procesos priva-dos de apropiación del espacio. Y cada uno de éstos está determinado porlas propias reglas de valorización de cada capital particular.

Con lo anterior quedan expuestos con brevedad los lineamientos generalespropuestos por Topalov para referirse al problema urbano.

141 Idem.142 Idem.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

9. Lewis Mumford

El acercamiento a la obra de Lewis Mumford es de gran valía para el estudio ycomprensión de la ciudad y, en general, de las elaboraciones culturales que laacompañan y la crean. En su obra La ciudad en la historia (1961), según explica,realiza una ampliación y reemplazo que en su otra obra, La cultura de las ciuda-des, no llevó a cabo. Manifiesta lo que podríamos denominar una práctica teóri-ca, pues mantiene cierta idea de la ciudad basada en sus formas y funciones quenos acercan a su historia física guardando un estrecho vínculo con el comporta-miento social, con lo que nos manifiesta en un amplio sentido, el ser de la socie-dad constituyéndose como formas del ser. Esto tiene un gran significado cuandoestudia a la ciudad en el ámbito que conocemos como antropológico. Hace alardede una gran capacidad hermenéutica puesta a la disposición de las “escrituras”físicas plasmadas a lo largo y ancho de los elementos que destacan funcionesimportantes en todo el conjunto urbano:

A partir de sus orígenes, la ciudad puede ser descrita como una estructura equipada especialmente paraalmacenar y transmitir los bienes de la civilización, suficientemente condensada para proporcionar lacantidad máxima de facilidades en un espacio mínimo, pero capaz también de un ensanche estructural quele permita encontrar lugar para las nuevas necesidades y las formas más complejas para una sociedad encrecimiento y su legado social acumulativo.143

Esta idea es la que sostiene para explicar la función primordial de la ciudad en suorigen en cualquier parte del mundo. Mas lo que me interesa destacar en Mumfordpara este trabajo es, además, la relación entre actividades y funciones de la ciu-dad. De esto Mumford nos dice mucho en su obra desde su planteamiento inicial:

Al hacer un cómputo de las actividades de la ciudad, se debe distinguir entre otros aspectos, a saber, lasfunciones humanas comunes, que se cumplen en todas partes, pero que a veces resultan muy ayudadas yenriquecidas por la constitución de la ciudad, y las funciones urbanas especiales, productos de los víncu-los históricos y de su singular estructura compleja, las cuales sólo se cumplen dentro de la ciudad. A fin deconservar con más nitidez en la memoria esta forma de actividades, las resumiré en los términos de movi-lización, mezcla y exaltación. Pero de estos procesos y funciones surge una capacidad superior para lacooperación y se ensancha la zona de la comunicación y la comunión emotivas; y de estos elementos

143 Lewis Mumford, La ciudad en la historia (1961), Infinito, Argentina, 1966, p. 34.

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nacen nuevos objetivos, que ya no están asociados a las necesidades originales que dieron lugar al naci-miento de la ciudad.144

Al puntualizar las ideas anteriores, logramos tener referencias importantespara destacar elementos que nos auxilian en la aproximación a la esferaantropológica de la ciudad para vincularla con su totalidad. Los puntos denotadospodrían ser:

a) La ciudad en su génesis tiene una función acumulativa.b) En las actividades de la ciudad se pueden distinguir dos aspectos:

• funciones urbanas comunes• funciones urbanas especiales

c) Las funciones urbanas especiales pueden a su vez distinguirse por su acti-vidad:

• movilización• mezcla• exaltación

Podemos también identificar otra función importante para Mumford, la dematerializar. Veamos:

La ciudad desempeña [una] función importante que ya he descrito en otra parte, a saber, la función dematerializar [...] lo vemos palmariamente al hacer una recorrida por la ciudad; pues los edificios hablan yactúan, no menos que la gente que habita en ellos; y a través de las estructuras físicas de la ciudad,acontecimientos del pasado, decisiones tomadas largo tiempo atrás, valores formulados y alcanzados,permanecen vivos y ejercen una influencia.145

d) La ciudad desempeña la función de materializar.

144 Op. cit., p. 121.145 Idem, p. 143.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Es necesario precisar la idea de materialización, pues en Mumford aparecede manera ambivalente. Esta idea de materialización establece una polémica conToynbee, quien sostiene que no existe una relación uniformemente favorable en-tre el creciente dominio ejercido por el hombre sobre su medio físico, con unacreciente complejidad de aparatos técnicos y la calidad de la cultura humana, conlo cual se provoca una desmaterialización progresiva mediante disminución devolúmenes y pesos o simplificando diseños o funcionamientos, proceso denomi-nado eterialización:

El ritmo de vida en las ciudades parece estar constituido por una alteración entre materialización yeterialización. La estructura concreta independizándose debido a una creación humana, adquiere un signi-ficado simbólico, uniendo al conocedor con lo conocido; en tanto que las imágenes subjetivas, idea eintuiciones, sólo en partes formados en su expresión original, asumen igualmente atributos materiales, enestructuras visibles, cuyo tamaño, posición, complejidad, organización y forma estética extienden la su-perficie del significado y el valor, inexpresables de otro modo. El diseño urbano es, así, el punto culmi-nante de un proceso socialmente adecuado de materialización.146

Como vemos, Mumford pone gran énfasis en los elementos formales de laciudad ligándolos al proceso de desarrollo social civilizatorio, sobre el cual ha-blaremos en otro momento. Sólo destacaré un último elemento:

e) El ritmo de vida en las ciudades parece estar constituido por una alteraciónentre materialización y eterialización.

10. Fernand Braudel

No podemos más que reafirmar el valor incalculable que guarda este autor y suobra en dirección específica de lo que señala el estudio de la ciudad en sus dife-rentes planos de existencia y su vínculo insoslayable del movimiento general de

146 Idem.

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Los pensadores de la ciudad

la sociedad en su historia. La obra de Braudel147 se extiende como una verdaderamina que debe ser explotada en todos los órdenes y campos de investigaciónrelacionados con las ciencias humanas o ciencias del hombre.

Considerado como el historiógrafo más importante de este siglo que investigay da un tratamiento –no marxista– de la existencia histórica del llamado Capi-talismo, debe ser sin duda alguna una fuente de nuevas interpretaciones acordescon las inquietudes cognoscitivas de nuestro tiempo que, antes que llamarlo de laposguerra, lo llamaríamos de la posguerra fría, ignorante de la frialdad de la guerraque sucede a todo reacomodo estructural planetario profundo del capitalismo cuyasfanfarrias resuenan triunfantes en todas las esquinas del mundo.

F. Braudel es, literalmente, una mina aún sin explotar. En esa mina se encuen-tran, como vetas, el tema de la vivienda y las ciudades que junto con el dinero, lademografía, la alimentación, las técnicas, y el vestido, forman parte de lo queBraudel llamó “trabajosa ensambladura de discursos parahistóricos”.148 Temáti-cas que intentan construir la “historia íntegra de los hombres contemplada desdecierto punto de vista” y que obedecen a la preocupación braudeliana de describirlas estructuras de lo cotidiano efectuando una “expedición de descubridores” pues,“como es sabido, en los libros de historia tradicional, el hombre ni come ni bebe”,149

de ahí las preguntas ¿qué es lo que comen? (los hombres), ¿cómo visten?, ¿dóndese alojan?150

En la obra de Braudel encontramos desarrolladas algunas investigaciones alas que Marx hizo referencia pero que por decisión propia no llevó a cabo por nointeresarle escribir la historia real. Recordemos:

147 Los textos de F. Braudel que nos sirven de referencia son: El mediterráneo y el mundo y mediterráneoen la época de Felipe II [1a. ed. franc., 1949; 2a. ed. franc., 1966], FCE, 2a. ed., Esp. Méx., 1976 (2 t);Civilizacion material, economía y capitalismo (1a. ed. franc., 1979; ed. esp., 1984), Alianza Editorial (3t), España, 1984; La dinámica del capitalismo (1a. ed. franc., 1985; 1a. ed. esp., 1986) FCE, México,1986, y Las civilizaciones actuales (1966), Tecnos, España, 1970.

148 F. Braudel, Civilización material..., ed. cit., p. 5.149 F. Braudel, La dinámica..., ed. cit., p. 18.150 Loc. cit.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

La premisa de toda historia humana es, naturalmente, la existencia de individuos humanos vivientes.i) El primer estado de hecho comparable es, por tanto, la organización corpórea de estos individuos y

como consecuencia de ello, su comportamiento hacia el resto de la naturaleza. No podemos exami-nar aquí, naturalmente, ni la contextura física de los hombres mismos ni las condiciones naturalescon que los hombres se encuentran: geológicas, las orohidrográficas, las climáticas y las de otrotipo.

ii) Toda historiografía tiene necesariamente que partir de estos fundamentos naturales y de la modifi-cación que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres.

[En las notas al margen de su texto —según nos dice el editor— aclara:]a) Producción de medios de vida.b) Estas condiciones no sólo influyen decisivamente sobre la organización originaria de los hombres

—o sea sus diferencias raciales—, sino también sobre todo su desarrollo o no-desarrollo ulteriorhasta el día de hoy.151

Es posible distinguir la relevancia de estos señalamientos de Marx y su co-nexión con las ideas de Braudel llevadas a cabo un siglo después, cuando esta rutaes explorada por un investigador no marxista desarrollando tópicos que aparecen–por lo ya dicho– como temas parahistóricos.

El tema de la “ciudad” es descrita por Braudel en dos lugares de la triparticiónhistórica del mundo, que como nos dice él, está integrada a “ras del suelo” por lavida material o civilización material; por la civilización económica o vida econó-mica; y por una “capa alta” delineada por lo que él entiende como capitalismo.152

Desde luego, no podemos detenernos aquí a la revisión pormenorizada de la obrade Braudel, sino de entender las consideraciones generales que abren su discursoy lo fundamentan. De este modo podemos ubicar el tema de “la ciudad” en elcorpus general de la obra de este gran historiógrafo. Nos interesa destacar la ubi-cación por el propio Braudel de esta temática en las dos primeras capas de suestratificación historiográfica, es decir, en el plano de la civilización material y enaquel otro plano de la civilización económica (juegos del intercambio). En pala-bras de Braudel:

La verdad es que las monedas y las ciudades participan a la vez de la cotidianidad inmemorial y de la másreciente modernidad [...] las ciudades existen desde la prehistoria. Se trata de estructuras multisecularesque forman parte de la vida más común. Pero son asimismo multiplicadores capaces de adaptarse al cam-

151 K. Marx, La ideología..., ed. cit., p. 19.152 Cfr., F. Braudel, Civilización material..., La dinámica..., eds. cits.

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Los pensadores de la ciudad

bio, de ayudarle poderosamente. Podríamos afirmar que las ciudades y la moneda fabricaron la moderni-dad; pero también siguiendo la regla de reciprocidad tan cara para Georges Gurvitch, que la modernidad,la masa en movimiento de la vida de los hombres, impulsó la expansión de la moneda y construyó lacreciente tiranía de las ciudades. Ciudades y monedas son, al mismo tiempo, motores e indicadores, pro-vocan y señalan el cambio. Y también son su consecuencia.153

Visualizamos estos dos planos en los que no solamente puede ser ubicada la ciu-dad en la obra de Braudel sino que ellos mismos podrían ser identificados en laexistencia concreta de ella. Aunque ésa es la idea fundamental, también la “ciu-dad” está presente en la capa más alta, en el capitalismo, o más concreta en lo queBraudel llama economía-mundo y que ubica en la “fase de dominaciones nacio-nales”:154

Hay por tanto, dos fases: la de creaciones y dominaciones urbanas y la de creaciones y dominaciones“nacionales”.155

La primera fase es la de las ciudades-estado y la segunda de las ciudades que“aportan la fuerza irresistible de un mercado nacional”,156 sin olvidar que su estu-dio historiográfico abarca los siglos XV al XVIII.

Mediante los aportes de Braudel, tenemos más herramientas tanto históricascomo teóricas para poder explicar con más coherencia aquellas ideas en las que sedice, por ejemplo, que “las estructuras sobreviven a las funciones y finalidadesque inicialmente las moldearon”157 (L. Mumford), o bien, que “su pasado jalona,por así decirlo, nuestras ciudades”158 (H. Lefebvre), ya que, en palabras de Braudel:

... una “casa” dondequiera que se encuentre, dura y expresa las lentitudes de las civilizaciones, de lasculturas, obstinadas en conservar, en mantener, en repetir.159

153 F. Braudel, La dinámica..., pp. 21,22.154 Cfr. F. Braudel, “El tiempo del mundo” en La dinámica... (pp. 85-127).155 Idem, p. 103.156 Loc. cit.157 L. Mumford, La ciudad en la historia, ed. cit., p. 125.158 H. L., De lo rural..., ed. cit., p. 20.159 F. Braudel, Civilización material..., t. 1, p. 223.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Obtenemos de estos aportes la noción de civilización material para el estudiode la ciudad en lo que podríamos denominar su inmediatez histórica (realidadóntica) o, dicho de otra manera, su materialidad histórica o existencia física /espaciaria trans-histórica. Reafirmamos la idea de la trans-historicidad materialde la ciudad con esta otra idea de la larga duración de sus fenómenos materiales.Asimismo, invita a la reconsideración del concepto “civilización”, en la que seimplica la consideración tecnológica de “progreso” y “desarrollo”. Quedan abier-tas las puertas de esta gran “mina”.

Para mostrar brevemente la noción braudeliana de “ciudad”, hace falta identi-ficar su punto de partida, el cual encontramos expuesto en la esfera económica ala que él hace referencia de manera concisa en la idea siguiente:

Esté donde esté, una ciudad implica un cierto número de realidades y de procesos, con evidentes regula-ridades. No hay ciudad sin división obligada del trabajo y no hay división del trabajo un poco elaboradasin la intervención de una ciudad. No hay ciudad sin mercado y no hay mercados regionales o nacionales sinciudades [...] no hay intercambios lejanos sin ciudades.160

En la esfera política también muestra un señalamiento:

Tampoco hay ciudades sin poder a la vez protector y coercitivo, sea cual sea la forma de ese poder, sea cualsea el grupo social que lo encarna.161

Observemos una tercera idea referente a las ciudades, el referido a la relaciónindispensable entre campo-ciudad:

... por encima de rasgos muy diversos, originales, hablan todas obligatoriamente un mismo lenguaje fun-damental: el diálogo ininterrumpido con los campos, primera necesidad de la vida cotidiana; el abasteci-miento de hombres, tan indispensable como el agua para la rueda del molino; la actitud distante de lasciudades, su voluntad de distinguirse de los demás, su situación obligatoria en el centro de las ideas de co-municaciones más o menos lejanas; su articulación respecto arrabales y a las demás ciudades. Pues unaciudad jamás se presenta sin el acompañamiento de otras ciudades. Unas ocupan un lugar preeminente,otras cumplen una función de siervas o incluso esclavas pero están íntimamente relacionadas, forman unajerarquía, tanto en Europa como en China, o cualquier otra parte.162

160 Op. cit., p. 420.161 Idem.162 Idem.

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Los pensadores de la ciudad

Por último, destacaré esta otra idea que ubica a la ciudad en la dimensiónhistórico-cultural:

Otro rasgo común a todas las ciudades y que, sin embargo, se encuentra en el origen de las profundasdiferencias de fisonomía, es que éstas son siempre producto de sus civilizaciones.163

Con las observaciones anteriores deseamos destacar, entre otras cosas, queBraudel desarrolla esta temática tanto en su obra El Mediterráneo... como enCivilización material..., y que en ambas obras se establecen los referentes his-toriográfico-económicos fundamentales para la comprensión de nuestro tiempo ypara los fines de nuestra investigación.

Tomando en consideración el conciso recuento sobre la ciudad en Braudel,pueden ser destacadas las siguientes líneas:

a) Las ciudades pertenecen biplanarmente a la civilización material y a lacivilización económica y viceversa, el plano de la civilización material yel de la civilización económica están presentes en la ciudad, la constituyen.

b) Un centro económico (vista la relación internacional de una ciudad conotras) constituido como economía-mundo ocupa un espacio geográficodeterminado y representado por una ciudad dominante (metrópoli).

c) Hay dos fases: la de creaciones y dominaciones urbanas (ciudades estado)y la de creaciones y dominaciones nacionales (economías-mundo: metró-polis).

En la dimensión antes referida nos dirá:

d) No hay ciudad sin división del trabajo y no hay división del trabajo unpoco elaborada sin la intervención de una ciudad.

e) No hay ciudad sin mercado.f) No hay mercados regionales o naciones sin ciudades.g) No hay apertura del mundo, no hay intercambios lejanos sin ciudades.h) No hay ciudades sin poder a la vez protector y coercitivo.i) Las ciudades hablan todas ellas un lenguaje fundamental:

163 Idem, p. 443.

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• El diálogo ininterrumpido con los campos.• Abastecimiento de hombres.• Su voluntad de distinguirse de las demás.• Su situación con el centro de comunicaciones más o menos lejanas.• Su articulación con respecto a las demás ciudades.

j) Una ciudad jamás se presenta sin el acompañamiento de otras ciudades.Forman una jerarquía.

k) Un rasgo común a todas las ciudades es que éstas son siempre productode sus civilizaciones.

Así podríamos dejar este breve acercamiento a la noción de “ciudad” en Braudelsin –evidentemente– dar por concluida la labor, ni adelantar resultados, más aúncuando no se han abordado a fondo los temas centrales de esta estratificaciónhistoriográfica amalgamada por él.

11. Martin Heidegger

El pensamiento filosófico de Heidegger (1889-1975), en relación con nuestrotema, es completamente distinto en su método y en su forma de referirse a laproblemática urbana o citadina. Aquí no se trata ni en lo más mínimo de “abarcarsu obra” o su pensamiento, sólo se tocarán, como astillas, dos trabajos que más omenos de manera explícita se vinculan con los temas expuestos en este acerca-miento. Estos trabajos son: “Construir, habitar, pensar” y “La pregunta por latécnica”. Para comprender globalmente la noción de “ciudad” o “lo urbano” tendríaque revisarse minuciosamente su obra extrayendo a manera de síntesis las “bases”conceptuales para tal objeto. Esto queda completamente fuera de la presente labor.

Al vincular las ideas de Heidegger expuestas en los trabajos citados, con latemática aquí tratada, es necesario partir de algunos “supuestos” que auxilien enel trazo de un camino:

a) La ciudad y lo urbano tienen existencia espaciaria (física). Por tanto,existen como espacios, lugares, sitios, etc., creados por el ser social.

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Los pensadores de la ciudad

b) La ciudad y lo urbano tienen existencia temporaria. Por ello “hacen his-toria”.

c) La ciudad y lo urbano como creaciones sociales son obras del producir ydel construir bajo, o a través de la técnica.

d) La función social de la ciudad y lo urbano es el habitar. La finalidad deéste es la sociedad humana.

Antes de analizar el sitio del discurso heideggeriano buscado, valdrá el es-fuerzo de hacer notar características de gran relevancia para la buena compren-sión de este complejo pensador alemán.

Tendremos que iniciar con una característica al parecer164 fundamental enHeidegger: su soledad provinciana, aquella fuerza primigenia que –nos dice él–“no nos aisla, sino que arroja la existencia humana total en la extensa vecindad detodas las cosas”.165 Esta característica constituye un emplazamiento existencialheideggeriano y presupone una visión clarificada del vínculo contradictorio ciu-dad-campo. Nos dice Heidegger:

Mi trabajo se asemeja al del joven campesino cuando sube la pendiente remolcando el trineo de montañay luego la dirige a su cortijo en peligroso descenso; al del pastor [que] con su andar lentamente meditabun-do arrea su ganado pendiente arriba; al del campesino cuando dispone en forma adecuada las innumera-bles tablillas para su techo. Allí arraiga su inmediata pertenencia a los campesinos.

Al hombre de la ciudad una estadía en el campo, como se dice, a lo más lo “estimula”. Pero la totalidadde mi trabajo está sostenida y guiada por el mundo de estas montañas y sus campesinos.166

Esta soledad provinciana se puede interpretar como no-ciudad, como la nega-ción de la “mancha urbana”, del ajetreo de la ciudad moderna y de su modo de164 Esta característica de la individualidad heideggeriana llega a alcanzar la posibilidad de orden político

en la dimensión justamente indicada por Bolívar Echeverría: “Tal vez el lugar originario de la coinciden-cia entre Heidegger y el movimiento nazi estuvo en la resistencia insensata de ambos en respetar lairreversibilidad del flujo temporal [...] Él mismo explica su actitud como una toma de posición dentrodel enfrentamiento entre la Alemania moderna y diletante de la ciudad y la Alemania arcaica y profunda delcampo” (cfr. Bolívar Echeverría, “Heidegger y el ultranazismo”, suplemento de La Jornada Semanal,núm. 13, septiembre, 1989, p. 34).

165 Martín Heidegger, “¿Por qué permanecemos en la provincia?” (1934), revista Espacios, núm. 6, UAP,Puebla, Méx., 1975, p. 50. En su ensayo Bolívar nos da la traducción: “echa” al pensador “en medio dela lejana cercanía de la esencia de todas las cosas” (cfr. Bolívar Echeverría, loc. cit., nota 164).

166 Heidegger, loc. cit.

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vida. Esta negación hace de Heidegger un portador de una especie de “odio fun-damental”167 hacia la ciudad y lo convierte, efectivamente, en “filósofo de campa-nario”.168

Dichas observaciones no pueden constituirse sino como límites que se abren ha-cia la reflexión, como prevención más que como censura, su intención radica en laclarificación más que en la obsolescencia, en el inicio más que en la conclusión.Por ello se busca la introspección objetiva de la ciudad y lo urbano en Heidegger.Una tarea que requiere de la diferenciación discursiva y la puesta en trayectoriade los sitios precisos que aluden explícita o implícitamente nuestro objeto deexposición.

En la explicación del objeto que nos atañe, Heidegger no es ambiguo, por elcontrario, es tajante y reacio:

El mundo de la ciudad está a punto de sucumbir a una falsa creencia corruptora. Una impertinencia muyruidosa, muy activa y muy delicada parece, a menudo, preocuparse por el mundo y la existencia delcampesino. Pero con ello se niega precisamente lo que ahora sólo hace falta: mantener la distancia de laexistencia campesina; abandonarla —ahora más que nunca— a su propia ley; ¡fuera las manos!, para noarrastrarla en una falsa habladuría de literatos sobre lo popular y el amor a la tierra. El campesino ni quiereni necesita en ningún caso esta exagerada amabilidad ciudadana.169

En lo anterior encontramos aquello que podríamos entender como el sentirheideggeriano de enfrentamiento ciudad-campo, su “toma de posición” (B. Eche-verría).

Bajo los cuatro supuestos antes puntualizados podremos enlazar la valía y lafundamental importancia de las anotaciones sobre Heidegger que ahora mostraré.

Heidegger nos dice en su “Construir, habitar, pensar”:170

La verdadera crisis de habitación se remonta más allá del pasado de guerras mundiales y sus destruccio-nes, más allá del problema de la sobrepoblación, más allá del obrero y la industria. La verdadera crisis de

167 Bolívar Echeverría, loc. cit., p. 34.168 Bolívar Echeverría, notas de clase: curso Filosofía y Economía, Facultad de FyL, UNAM, 1988.169 Heidegger, “¿Por qué permanecemos...”, ed. cit., p. 50.170 M. Heidegger, “Construir, habitar, pensar” (1954), revista Aporte (CUDECH), núms. 8-9, mayo/junio,

1983, pp. 15-25, trad. Dulce María Granja.

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la habitación reside en que los mortales están prestos siempre para buscar el ser de la habitación, cuandoles falta primero aprender a habitar.171

Aquí saltan a la vista elementos distintos: la crisis de la habitación, “losmortales”, el ser de la habitación y, propiamente, el habitar. De el primer puntoes en el que menos se discurre, no sucede así con los otros tres.

Debe ponerse énfasis en el uso peculiar del idioma alemán en Heidegger y enlas no pocas dificultades y modos de traducción al español de palabras e ideas quedenotan situaciones y formas de pensar poco o nada acostumbradas en la lengua yculturas hispanohablantes.172 Es necesario recordar esto en el cuerpo del presenteargumento debido a que constituye una cualidad inherente e imprescindible de lafilosofía heideggeriana que se hace presente cuando encontramos dadas formasverbales a los sustantivos o entreguionamientos cualificadores que enfatizan ac-ciones trascendentes. Por todo ello, cuando en su ensayo leemos habitación (ensingular) y habitar debemos entender en ambos casos el modo de habitar, demorar y no el alojamiento o construcción habitada (habitación en el uso corrientede nuestro idioma).

El ensayo citado nos muestra una reflexión sobre el habitar y el construir,fuera del dominio de la arquitectura y la técnica. Lo lleva hasta su punto de partida:el dominio al que pertenece todo lo que es,173 con lo que comienza aquello que élllama “preguntar”:

• ¿Qué es la habitación?• ¿Cómo el construir toma parte en la habitación?• ¿Quién nos proporciona la regla o la medida con la cual podemos medir

tanto el ser del construir como el ser del habitar?174

La caracterización de la pregunta que interroga por el ser, siguiendo el hilo conductor de la estructuraformal de la pregunta en cuanto tal, ha puesto en claro que esta pregunta es una pregunta sui géneris, de talsuerte que ya al hacerla en la debida forma, y no se diga al contestarla, requiere de una serie de considera-

171 Op. cit., p. 23.172 Cfr., op. cit. (N. del T.).173 Cfr., op. cit., p. 15.174 Idem.

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ciones fundamentales. Pero lo señalado de la pregunta que interroga por el ser únicamente saldrá a luz porcompleto cuando estén suficientemente acotados su función, su mira y sus motivos.175

Con estas ideas del propio Heidegger podemos comprender el nivel o la posi-bilidad (el poder) de extensión del pensar el habitar y el construir expuestos en sutrabajo. La forma de proceder del discurso heideggeriano comienza con la persecu-ción de la pregunta a través del lenguaje, esto es, del “hablar del habla”. La re-flexión pretende una concepción acerca de lo que es el habla en general. La validezo utilidad de la reflexión heideggeriana sienta sus bases en su generalidad, en supoder de abarcamiento, cuya vigencia teórica se hace presente. En esto radica lacientificidad de todo pensar:

Lo general, lo que vale para toda cosa, se llama la esencia. Representar lo general, lo valedero universal,tal es, según el juicio dominante, el rasgo fundamental del pensar.176

El conjunto de afirmaciones heideggerianas anteriores son quizá una formamuy abrupta de introducirnos de lleno a sus reflexiones, sin embargo, para nuestrotrabajo se hace necesario y facilita la comprensión discursiva.

* * *

La conexión entre el construir y el habitar es encontrada por Heidegger mediantesu “peregrinar” en el viejo idioma alemán. Pongamos atención a los significados,pues las palabras alemanas frente al idioma español resultan gráficamente ajenas:

La palabra “construir”, en el viejo alemán es Buan y significa habitar, es decir: morar, residir, permanecer.Hemos pues perdido la significación propia del verbo “bauen” –que usualmente significa construir– asaber, habitar, morar.177

Bajo este antecedente se encuentra una triple significación:

175 M. Heidegger, Ser y tiempo (1927), FCE, p. 8, México, 1988.176 M. Heidegger, “El habla” (1959), Espacios, núm. 6, UAP, Puebla, México, 1985, p. 59.177 M. Heidegger, “Construir...”, p. 16.

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• Bauen es, propiamente, habitar.• Habitar es la manera como los mortales existen sobre la tierra.• Bauen, en el sentido de habitar se despliega en:

— Un bauen que presta sus cuidados al crecimiento.— Un bauen que edifica construcciones.178

Es a través de este triple significado como Heidegger nos da su definición,que para él será la definición del habitar:

Habitar, estar puesto en seguridad, quiere decir: permanecer resguardado (eingefreidet) dentro de eso quenos es familiar (in das Frye) es decir, dentro de eso que es libre (in das Freie) y que protege a toda cosa en suser. El rasgo fundamental de la habitación es precisamente esa protección que penetra a la habitación en todasu extensión, lo cual nos manifiesta que la condición humana radica a la habitación en el sentido de laresidencia de los mortales sobre la tierra. Pero este “sobre la tierra” quiere decir también un “bajo elcielo”. El uno y el otro significa además de esto un “morar frente a las divinidades”, e implica “pertenecera la comunidad de los hombres”. Estas cuatro realidades: la tierra, el cielo, las divinidades y los mortales,forman un todo a partir de una Unidad Original.179

Pero además existe una aclaración importante que puede formar parte de laargumentación pro-ecologista o pro-natura. Nos dice:

Los mortales moran cuando salvan la tierra.Salvar (retten) no es sólo arrancar el peligro; es, propiamente, liberar una cosa, es decir, restituirla a su

propio ser. Salvar la tierra no es un simple sacar provecho de ella, no es un agotarla. Quien salva la tierrano se convierte en el amo ni hace de ella un súbdito. De esto a una explotación total no hay sino un paso.180

Como último término consideremos su observación:

Habitar es siempre morar o residir entre las cosas.El morar entre las cosas viene a añadirse simplemente como un quinto término a los cuatro modos de

cuidado de los que hablamos. Por el contrario, el habitar entre las cosas es la única manera en la que lacuádruple forma de habitar en el Quatriparti se realiza, cada vez, como unidad.181

178 Loc. cit.179 Op. cit., p. 17.180 Idem.181 Idem, p. 18.

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Podemos sintetizar aún más estas ideas heideggerianas a manera de puntualización:

a) Habitar es estar en seguridad. Es resguardo en lo que “nos es familiar”, enaquello que es libre y protege a toda cosa en su ser.

b) Habitar, en todo residir o morar de los mortales sobre la tierra manifiestala raíz de la condición humana.

c) Habitar es siempre morar o residir entre las cosas.d) El habitar, esto es, la habitación como cuidado y contemplación, preserva

la cuaterna, el Quatriparti: la tierra, el cielo, las divinidades y la comuni-dad de los hombres (los mortales).

e) El morar entre las cosas es el quinto término, el determinante para que lacuádruple forma de habitar en el Quatriparti se realice como unidad.

f) Morar es salvar la tierra, arrancarla del peligro, liberándola, restituyéndolaa su propio ser.

Así podrían quedar sintetizadas las ideas de Heidegger en torno al habitar.Veamos de inmediato cómo se manifiesta el vínculo con el espacio.

Este vínculo con el espacio comienza con la reflexión implícita de que unaconstrucción, cualquiera que ésta sea, es una cosa y que en tanto tal, existe comolugar; el lugar instala un sitio: la construcción.182 Luego entonces para compren-der esta idea debemos conocer su noción de cosa, de lugar, de instalar y de sitio.

Para Heidegger una cosa es un lugar en tanto que reúne la cuaterna (elQuatriparti) de tal manera que le concede un lugar. Se constituye así en una cosade un espacio particular.183 Sólo lo que en sí es un lugar (Ort) –nos dirá Heidegger–es capaz de conceder un sitio.184 En este contexto manifiesta su idea de espacio,por lo que me detendré en este concepto lo suficiente denotando la interpretaciónheideggeriana para apreciar su ponderación.

Las cosas que de cierta manera son lugares, otorgan y conceden, por sí mismas, espacios (Raum). Lavieja significación de esta palabra Raum nos lo aclara. Se llama Raum, Rum a una plaza o equipo rendidolibre gracias al establecimiento de colonos. Un espacio (Raum) es algo establecido, instalado, algo vuelto

182 Cfr. op. cit., p. 20.183 Idem, p. 20.184 Idem.

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libre hacia el interior de un cierto límite, en griego perdz... El espacio es, esencialmente, lo que ha sido“instalado”, es dotado, siempre, de un sitio (gestattet) y de esta manera insertado (Gefügt),185 es decir:reunido gracias a un lugar.186

De lo anterior Heidegger afirma que: “los espacios reciben sus seres de loslugares y no del espacio”.187

Podríamos averiguar aún más sobre la idea de espacio en Heiddeger y surelación más o menos detallada con la de lugar. Esto resulta de orden central paranuestra clara comprensión.

Un lugar, en cuanto cosa –según Heidegger–, pone en sitio un espacio reu-niendo el Quatriparti. El espacio instalado por la cosa encierra una variedad desitios alejados o próximos a la cosa; estos sitios pueden ser considerados simple-mente como colocaciones o situaciones entre las cuales subsiste una distanciamensurable: en griego, nos dice Heidegger, stadion. La distancia, como stadiones –nos dice él– lo mismo que, en latín, un spatium, un intervalo:

La proximidad o alejamiento entre las cosas y el hombre pueden transformarse de simples distancias aalejamientos de un espacio... Del espacio —entendido como simple intervalo— pueden desprenderse lasextensiones siguiendo simplemente la longitud, la altura y la profundidad.188

Esta diversidad de las tres dimensiones Heidegger le llamará (en latín) extensio,una extensión. Gracias al spatium (distancia o intervalo) y a la extensio (exten-sión) se hace posible el medir las cosas y los espacios introducidos por ellos.189

Observamos así la reflexión heideggeriana respecto a lo que él llamó espacioparticular (cfr., c. 80), la otra idea sobre el espacio pone de manifiesto su relacióncon el hombre y alude una reflexión que en su ensayo no es efectuada y quepodría ser buscada en el resto de su obra. Trataremos de extraerla enseguida:

Los espacios que recorremos diariamente son “instalados” o establecidos por los lugares, con lo que el seres fundado sobre cosas del género construcción.

185 En las notas de la traducción nos comentan: Gefügt: estructurar, encajar, ensamblar, insertar, agregar,juntar (cfr. op. cit., p. 25).

186 Idem, p. 19.187 Idem, p. 20.188 Idem.189 Idem.

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Veamos su labor postergada:Si tomamos en consideración estas referencias entre el lugar y los espacios y entre los espacios y el

espacio, obtendremos un punto de partida para reflexionar sobre la relación que une al hombre y al espa-cio.190

Con lo anterior se dan indicios para una afirmación importante y –en aparien-cia– no metafísica, más bien nos muestra un rasgo humanista básico según el cualel espacio no se encuentra frente al hombre sino que forma parte de él: no se danlos hombres y además el espacio. Por lo tanto afirma:

El espacio no se encuentra frente al hombre. No es ni una experiencia exterior ni una experiencia interior...Si yo me dirijo a la salida de esta sala es porque ya, de alguna forma, soy en ella; pues yo no podríadirigirme ni siquiera a ella si estuviese hecho de otra forma que siendo en ella, que existiendo en ella.191

Toda la exposición anterior sobre el espacio no la podremos situar en unareflexión sobre El espacio visto en su generalidad más abstracta, es decir, sobretodo el espacio, más bien hace referencia al espacio particular habitado, y conello al espacio humano. La conclusión es la siguiente:

La referencia del hombre a los lugares, y por los lugares a los espacios, reside en la habitación. La relaciónentre el hombre y el espacio no es otra cosa que la habitación pensada en su ser.192

Tratemos de puntualizar las ideas en torno a los lugares y al espacio, desde laperspectiva de Heidegger:

g) Una construcción es una cosa, pero no todas las cosas son lugares.h) Una cosa es un lugar en tanto que reúne el Quatriparti (cosa de un espa-

cio particular): instala un sitio.i) Sólo lo que es en sí un lugar es capaz de conceder un sitio.j) El espacio es, esencialmente, lo que ha sido instalado (algo vuelto libre

hacia el interior de cierto límite), dotado siempre de un sitio y de estamanera estructurado.

190 Idem.191 Idem, p. 21.192 Idem.

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k) Los espacios reciben su ser de los lugares y no del espacio.l) El espacio instalado por la cosa encierra una variedad de sitios alejados o

próximos a ella: situaciones (colocaciones), generando una distancia [en grie-go stadion, en latín spatium (un intervalo)]; y una extensión (en latínextensio).

m) La relación entre el hombre y el espacio no es otra cosa que la habitaciónpensada en su ser.

n) La referencia del hombre a los lugares, y por los lugares a los espacios,reside en la habitación.

Resta a continuación mostrar la elucidación heideggeriana sobre el construir,aquello que más atrás él denominó un bauen que edifica construcciones (cfr., c.75). Pondré énfasis en dos aspectos destacables. El primero se referirá al vínculodel construir con el habitar y el segundo al construir con el producir. Veamos, enbreve, el primero:

Construir, es en su ser, hacer habitar. Realizar el ser del construir es edificar lugares por la unión deespacios. Es solamente cuando podemos habitar que podemos construir.193

La afirmación anterior, ante todo lo expuesto sobre Heidegger es ya evidente.Así también se entiende que construir es edificar los lugares, fundar y ensamblarespacios, en este ensamblaje –como dice él– el espacio como spatium y comoextensio, entra de forma necesaria en el ensamblaje que las construcciones “ha-cen” de las cosas.194

Con toda precisión podemos observar la particularidad del tratamiento queHeidegger nos da en su ensayo del espacio y la tangencialidad del tratamiento delespacio (total) en su generalidad más abstracta. Dice él:

El construir jamás da forma al Espacio, ni mediata ni inmediatamente. Sin embargo, el construir dado queproduce cosas como lugares, está más próximo al ser de los espacios y al origen del Espacio que toda lageometría y las matemáticas.195

193 Idem, p. 22.194 Idem.195 Idem.

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Tal afirmación deja pendiente para otra ocasión su reflexión.Finalmente pasemos a aquella relación del construir-producir. Notaremos que

esta relación junto con la del construir-pensar, están en su ensayo –de acuerdo conla lógica del discurso heideggeriano– incompletas, él no quiso desarrollarlas, suincompletitud así lo demuestra. Para vislumbrar el acercamiento al construir-pro-ducir mencionado, debemos realizar un esfuerzo mayor teniendo presente en cadamomento su trabajo “La pregunta por la técnica”. Distinguimos la esencia de latécnica “griegamente pensada”196 (por Heidegger) de la esencia de la técnica “mo-derna” y de ese modo debemos vincular esta última con su pregunta final delensayo “Construir...”, que dice:

¿Qué es la habitación en nuestra época que nos hace reflexionar en ella?197

Notaremos en qué consiste este inacabamiento:

Ordinariamente entendemos por producción una actividad en la que las operaciones son seguidas de unresultado: la construcción acabada. La producción (Hervorbringen) representada de este modo expresaríaalgo, sin duda alguna, exacto. Pero sin embargo no alcanza el ser del producir, el cual es conducir ycolocar (ein Herbringen..., das vorbringt).198

Pongamos atención a su pensar “griegamente”:

Producir se dice en griego tijto.199 La raíz tej200 de ese verbo se encuentra también en la palabra téjne,201 latécnica. Esta palabra no significa para los griegos ni arte, ni oficio, sino más bien: hacer aparecer algunacosa, de una u otra manera, enmedio de las cosas presentes. Los griegos pensaban la téjne, la producción,a partir del “hacer aparecer”. Sin embargo la producción que construye no estaría caracterizada de formaapropiada si la pensáramos únicamente en el sentido original de la téjne griega como un “hacer aparecer”que coloca una cosa producida como cosa presente, entre las cosas ya presentes.202

El trabajo en Heidegger, al parecer, se quedó sin hacer.Puntualicemos dos aspectos más, antes de terminar:

196 Cfr. “La técnica. Dos formas de acercamiento a su definición: Heidegger y Marx”, en los anexos de estetexto.

197 Op. cit., p. 22.198 Idem..

199 [tijto].200 [tej].201 [téjne].202 M. Heidegger, “Construir...”, ed. cit., p. 22.

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ñ) Construir es, en su ser, hacer habitar. Sólo el poder habitar abre el poderconstruir.

o) El construir jamás da forma al espacio ni mediata ni inmediatamente.

* * *

A pesar de este inacabamiento del ensayo de Heidegger podemos ver nosotrosla gran relación que tiene el construir con el producir y éste, como le llama él, con latéjne, la técnica. Pues si en el construir como producir y lo fundante de todoproducir radica en el “hacer aparecer”, es decir, en el develar, entonces encontra-mos la conexión fundamental del construir y el habitar con la técnica precisamen-te en esa dimensión heideggeriana del develar:

... en el develar se funda todo producir. Pero éste reúne en sí las cuatro modalidades del dejar-venir —lacausalidad— y las rige. A su dominio pertenencen fines y medios, pertenece lo instrumental. Esto valecomo rasgo fundamental de la técnica.203

De esta forma pondríamos aún más interés en la comprensión heideggerianade la técnica en tanto que “moderna” o, de acuerdo con la distinción de Heidegger,la esencia de la técnica. El develamiento de esta última aparece como un develar“provocante”, como un “interpelar” “conminante” de la naturaleza como “fondofijo acumulado” denominado “alemanamente” (bajo iniciativa personal de Hei-degger) lo “Ge-stell”:204

Ge-stell significa lo que reúne (Versammelnde) de aquel interpelar (Stellen) que interpela al hombre, esdecir, que lo provoca a develar lo real como “fondo fijo acumulado”, según la modalidad del conminar.Ge-stell significa la modalidad del develar que impera en la esencia de la técnica moderna y que no es ensí mismo nada técnico.205

Si enlazamos lo Ge-stell de Heidegger como develar de la esencia de la técnicamoderna con el construir y el habitar, encontraremos también las modalidades de203 M. Heidegger, “La pregunta por la técnica” (1954), revista Espacios, núm. 3 (pp. 54-68), Puebla,

México, p. 57.204 Cfr. op. cit., p. 61.205 Idem.

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su develamiento. En tanto que “destino del develar” encontramos –como diríaHeidegger– el peligro,206 mas el peligro no es la técnica –nos aclara–, “no hayningún demonio de la técnica”, ni del construir ni del habitar –diríamos–, “pero síel misterio de su esencia”.207 Observemos el entretejimiento que aparece antenosotros si conectamos un ensayo con otro, encontraríamos la posible respuesta yel posible acabamiento del “sin embargo” heideggeriano (cfr. c. 202, cap.1) de su“Construir, habitar, pensar”.

La esencia de la técnica es ambigua en un sentido extremo. Tal ambigüedad nos dirige hacia el secreto detodo develamiento, es decir, a la verdad. Por un lado, lo Ge-stell provoca a entrar en el movimiento furiosodel conminar, que bloquea toda visión sobre la producción del develamento y así hace peligrar desde susfundamentos la relación con la esencia de la verdad. Por otra parte, lo Ge-stell se produce en lo queconcede y que determina el hombre a persistir en su ser —inexperimentado aún pero experto quizá en elfuturo—, el que es mantenido a velar sobre la esencia de la verdad. Así aparece el amanecer de lo quesalva.208

En esta ambigüedad de la esencia de la técnica –entendida ahora como lahemos mostrado en Heidegger– como duplicidad extrema, encontramos la posi-bilidad de lo que salva y su “elevación en nuestro horizonte”;209 encontramos laposibilidad de que lo que salva impere en todo construir, habitar, pensar comodominio del arte bajo las sabias palabras de Hölderlin:

“En poeta habita el hombre sobre esta tierra”

IIProblematización de la “ciudad” y “lo urbano” en general

En el presente apartado de este acercamiento, no me refiero a la ciudad y lo urbanoen su existencia real (factum), sino a la problemática de su aprehensión teórica.Esto no quiere decir, de manera alguna, que se evada la realidad que envuelve atales objetos, sino que se problematiza, se pone en tela de juicio la existencia de206 Idem, p. 64.207 Idem.208 Idem, p. 67.209 Idem, p. 66.

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una explicitación o argumentación global de aquel ente llamado “ciudad” y suelemento fenoménico “lo urbano” en el o los discursos que inciden sobre él, asícomo para identificar un posible locus básico dentro del discurso crítico.

La “topografía discursiva” –si de esta manera es posible llamarle– del presen-te capítulo es una muestra-referente de la todavía insuficiente visión de conjuntoque ha acompañado a la explicación de la problemática urbana. Una vez conoci-do este referente, daremos paso a la interpretación de la realidad citadina detallandoposteriormente algunos elementos que faciliten su estudio general. Contribuyen-do a esta finalidad, en todas las páginas anteriores quedan reunidos lineamientos,ejes de investigación, tesis, modos de explicación y formas de discurso que tienenante sí un objeto teorizable que, de suyo, es un complejo explicativo. Se cuentacon un gran cúmulo de material a manera de “antología categorial” o “compila-ción conceptual”, que si no fuera lo fundamental de la teoría que la aborda, sí loes para este acercamiento. Si se toma en consideración que la parte conceptualreunida en este capítulo es solamente una muestra de la gran cantidad de intentosde investigación, se enfatiza, por lo menos, la importancia de los lineamientos es-bozados durante décadas por los estudiosos de “la ciudad” y “lo urbano” de lasmás variadas posturas ideológicas y teóricas ya expuestas antes, abarcando másde un siglo (desde la segunda mitad del siglo XIX, hasta nuestros días) con postu-ras críticas todas ellas, en sus formas más diversas.

De esta manera, quedan expuestos los ejes que –desde mi punto de vista– sehan constituido como ejes argumentales que abren los discursos de esta temáticaparticular. Con base en ellos, pero sin dejar de tener presentes otros estudios quetambién han podido ser revisados, formularé lo que podría considerar –para esteacercamiento– la problematización de la “ciudad” y “lo urbano” de acuerdo conlos siguientes aspectos:

1. La exposición que los aborda no construye, ni integra enlazando esta temáticageneral de la sociedad humana, devenida en sociedad capitalista e histo-riografiable diacrónica y sincrónicamente como relación hombre-naturalezaen su relación espacio-tiempo ininterrumpidos (historia material e inmate-rial). Es posible elaborar un comienzo básico a partir de la teoría de Marx;aunque como quedó dicho en páginas anteriores, no la aborda explícitamente.

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A pesar de ello tiene una presencia negativa, no-explícita. Asimismo, el trata-miento historiográfico braudeliano, por ejemplo, no es propiamente unateorización, sí muestra una gran cantidad de elementos historiográficos queseñalan un posible acoplamiento discursivo. Esta carencia ha traído conse-cuencias nefastas que llegan a la mistificación e incluso al repudio de una“teoría de la ciudad”. Pero en verdad, ¿quién o qué marca la aprobación deuna “teoría de la ciudad” o la teoría de cualquier objeto teorizable?

2. El punto anterior, que se erige como grado de generalización sumamente ampliopara el estudio social-histórico, se vincula con aquello que podríamos llamarconstrucción humana del mundo. Construcción que, como tal, implica la mo-dificación o trans-formación del estado natural del mundo (trans-formación dela naturaleza / trans-naturalización) a imagen y semejanza del ser social domi-nante e implica, por tanto, una configuración material e inmaterial de estemundo que se establece como histórico. Se modifica su existencia física asícomo la existencia material e inmaterial de los individuos o sociedades que lohabitan. Esta trans-naturalización sugiere su consideración como desarrollohistórico que a su vez se establece como particularmente histórico y nos hacepensar en las categorías para su explicación, las cuales han sido ya emplea-das en discursos muy diversos pero sin establecer mayor acoplamiento con eltema de la ciudad. Me refiero a las categorías de cultura y civilización; sindejar de lado todo el complejo instrumental que hace posible tal argumenta-ción, esto es, la técnica y la tecnología. Formándose otro bloque conceptual notratado en el corpus general de la temática que nos ocupa.

3. En el plano de la reproducción capitalista propiamente dicho no existe unavinculación –salvo los estudios de M. Castells expuestos anteriormente– entrelas aportaciones de Marx a la teoría general de la sociedad económica y laespacialización física de la estructura capitalista en sus encadenamientos eco-nómicos (producción, distribución, cambio, consumo). Los estudios (varios deellos ya citados), interrumpen abruptamente o no abordan el paso de la exis-tencia económica a su materialización, ni menos aún a la conducción alienantede la sociedad por esta estructura ni a su vida material y espiritual plasmadaen la ciudad.

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4. La configuración social-capitalista y su “manifestación general-particulari-zada” en el espacio-tiempo (manifestación física) no ha sido develada en latotalidad del proceso que ocupa. Quizá sean la lingüística y la semiología lasdisciplinas científicas que ya han comenzado su exégesis, pero por la fragmen-tación disciplinaria que les es inherente no han mostrado convincentementesus aportes interpretativos en lo referente a la estructura económica y la cons-trucción ideológica de su presencia física. Tal existencia física ha entrado “portradición” en el urbanismo o la urbanística, dominio de las disciplinas técni-cas o tecno-artísticas como la arquitectura. Dicha pertenencia física refrendapermanentemente la polémica tecno-artística (cfr. Aldo Rossi y Marino Folin)y deberá ser estudiada en la articulación del proceso general antes menciona-do: allí radica el problema.

5. Ha sido insuficientemente tratado el papel generatriz que ocupa la ciudad y lourbano en las sociedades de nuestro tiempo como receptora y generadora delfenómeno de la alienación material capitalista de la vida cotidiana. Esto signi-ficaría vislumbrar la producción del espacio-tiempo no sólo de la ciudad sinoen la ciudad, dentro y tendencialmente fuera de este proceso. Y, por tanto,dirigir la mirada a la posibilidad citadina y urbana de la trans-naturalizaciónpolítico-social: al señalamiento espacio-tiempo de su génesis cotidiana.

IIITentativa argumental

Daremos paso a la formulación de hipótesis, sin entenderlas como “solucionespreliminares” del problema, pues seguramente pasen más décadas y la esperada“solución” no llegue, sino como una entre muchas posibles explicaciones o argu-mentaciones que señalen parte de los intersticios dejados por aquellos grandespensadores de la ciudad que han dedicado parte de su vida o su vida misma a estainagotable labor.

Podemos establecer este acercamiento bajo la rectoría de los soportes siguien-tes:

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1. Toda construcción discursiva que se proponga explicar a la ciudad y a lo urba-no deberá partir de los principios básicos que se levantan sobre toda expresiónde lo humano. A saber:

a) Relación hombre-naturaleza.b) Proceso de reproducción social.c) Relación cultura-civilización.d) Mediación de la tecnología/complejo tecnológico.

2. La desmistificación histórica de la ciudad se inicia con la exposición de lasfunciones trans-históricas que la han acompañado durante siglos y que sonacordes con la necesidad de su existencia espacio-tiempo planetaria existentede manera epocal, tomando en consideración el “encadenamiento lógico-histó-rico” de la esfera económica (producción, distribución cambio y consumo), asícomo las demás funciones fundamentales: política y “cultural” (término, esteúltimo, que deberá reconsiderarse).

3. La visión global de la ciudad y del capitalismo como sistema que se concretizaen ella, la podemos encontrar en un sitio particular de los Grundrisse de K.Marx referente a los encadenamientos lógico históricos expresados en la socie-dad capitalista producción, distribución, cambio y consumo (P, D, Ca, C), toca-dos ya por M. Castells en La cuestión urbana de manera poco clara en lo que serefiere a su ubicación y vinculación precisa con el corpus general del que for-ma parte. Estos encadenamientos nos clarifican la producción y re-produccióndel capitalismo como sistema que se totaliza mediata e inmediatamente en sudimensión espacio-tiempo, sometiendo a su dinámica presumible de totalizaciónininterrumpida a todas las formas de vida social.

4. Una explicación posible del “mundo” físico de la ciudad puede ser logradamediante la exposición del dominio rutinario del sistema económico en cuantotal, que se reproduce en el espacio físico imponiendo sus leyes (encadenamien-tos sistematizantes) y moldeándolo en contraposición con la vida política de lasociedad engranada como “maquinaria” tecnológico-histórica. Esta presencia

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Los pensadores de la ciudad

dominante es aprehensible y explicable a través de las alienación humana enlas diferentes esferas humanas, no sólo de la dimensión semiótica (imágenes,sonidos, olores, tactibilidad, capacidad gustativa, etc.) sino de todos los órdenesde la vida humana, constituyendo en verdad la epítasis o nudo problemáticofinal del proceso estructural citadino.

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CAPÍTULO 2

PROCESO DE REPRODUCCIÓN SOCIAL Y CIUDAD

El hombre se hizo siempre de todo material: devillas señoriales o barrio marginal. Toda épo-ca fue pieza de un rompecabezas para subir lacuesta del gran reino animal, con una manonegra y otra blanca mortal.

S. Rodríguez, El Mayor

El primer plano en el que puede situarse un acercamiento a la ciudad correspondea las condiciones que posibilitan su existencia social, a su posibilidad en o de laproducción de la socialidad. Este primer plano de posibilidad corresponde a laspremisas o supuestos históricos que el desarrollo humano ha mantenido en surelación con la naturaleza y hace referencia a lo que Marx ha llamado metabolis-mo entre hombre y naturaleza.1 En este plano de relación y existencia social-natural no existe propiamente la ciudad como suplemento diferenciable del campo,pues se alude a los elementos simples y abstractos que han existido de maneraindependiente de una época histórica particular. Se trata de las condiciones ele-mentales que deben ser cumplidas hoy y en todo tiempo social de la existenciahumana: el plano de la producción de valores de uso.2

En un segundo plano, podemos hacer referencia a la ciudad propiamente di-cha en la misma medida en que podemos afirmar que el comportamiento delhombre con la naturaleza ya no se concretiza en un proceso natural sino en unproceso artificial. Es un proceso artificial o se constituye como un proceso dereproducción social no-natural porque el conjunto de las necesidades sociales sesatisfacen gracias a un conjunto de medios o instrumentos de subsistencia produ-1 Véase K. Marx, El Capital (cap. v. “El proceso de trabajo”), Siglo XXI, vol. 1, p. 215. Véase también el

trabajo de Bolívar Echeverría, “La forma natural de la reproducción social”, en la revista CuadernosPolíticos, núm. 41 (pp. 33-46) y “Comentario dos: sobre el “punto de partida” de “El Capital”, revistaInvestigación económica, núm. 4, octubre-diciembre, 1977, FE-UNAM.

2 K. Marx, op. cit., p. 223.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

cido de acuerdo con condicionantes naturales pero no sujetos a éstos. Los mediosde trabajo general no sólo constituyen complejos instrumentales técnicos sinocomo –siguiendo a Marx– locus standi (lugar donde estar): La tierra misma.3 Enesta consideración global podemos incorporar a todas las ciudades pre-capitalis-tas y, como vemos, el nivel de generalidad y abstracción sigue siendo aún muygrande. Con este grado de generalidad podemos introducirnos a una comprensiónde la ciudad en las Formen4 a los trabajos de Braudel5 y a las consideraciones deG. Sjoberg basadas en los estudios históricos de Gordon Childe.6

Un tercer plano teórico bajo el cual podemos acercarnos a la ciudad en unmodo de generalidad menor, es el de la ciudad capitalista. Dentro de la considera-ción más general –podríamos decir mejor– histórica global, este tercer plano estambién parte de la segunda forma de existencia del proceso de reproducciónsocial, correspondiente a su forma no-natural o artificial. Existencia en la cual laciudad somete a su dinámica de reproducción capitalista no sólo a la inmensamayoría de sus sujetos sociales y forma de apropiación de la naturaleza que ocupa,sino a toda su naturaleza circundante incluyendo de forma tendencial a los camposque constituyen su hinterland, así como al resto de la naturaleza en el sentidoempleado por Heidegger como Ge-stell.

Esta trilogía señalada antes corresponde, sin lugar a dudas, a la ordenacióntripartita de “niveles de organización humana” de que nos habla Gideon Sjoberg:

1. la sociedad primitiva;2. la sociedad civilizada preindustrial o sociedad “feudal”; y3. la sociedad industrial.7

En F. Braudel existe también la presencia de un “esquema tripartito”:

3 Idem, p. 219.4 Véanse Apéndices de este acercamiento.5 Citados en el cap. 1.6 Gideon Sjoberg, “El origen y evolución de las ciudades” (1965), Selecciones de Scientific American, H.

Blume. Cfr. V. Gordon Childe, Los orígenes de las civilizaciones (1936), FCE, México, 1980.7 G. Sjoberg, op. cit., p. 17.

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Proceso de reproducción social y ciudad

1. civilización material;2. civilización económica; y3. capitalismo.8

De la misma forma, en Marx existe una tripartición como, en efecto, es posibleobservar en su obra de acuerdo con las importantes aportaciones de BolívarEcheverría.9 Esta tripartición consiste en la consideración siguiente:

1. la “forma natural” de la reproducción social;2. la forma mercantil-simple donde “rige” la fórmula M-D-M: “esquema de

un sueño”; y3. la forma mercantil-capitalista, donde domina la fórmula D-M-D’: fórmula

del capital.

Con estas demarcaciones sería posible elaborar un acercamiento, en primerainstancia, histórico-genético a la ciudad.

IProceso de reproducción social natural

La importancia conceptual del proceso de reproducción social natural es tal queen ella podemos encontrar un fundamento no sólo para el estudio de lo rural y lourbano, sino de toda la problemática social en tanto se comporta estrictamentecomo natural. Es natural porque el individuo construye o produce su propia vidagracias a la naturaleza, por medio de ella, y dentro de ella. Se vincula de maneradirecta a su entorno en un proceso de conjunción, en el que se establece un determi-nado metabolismo natural10 entre hombre y naturaleza. Esta temática nos trasladahistoriográficamente a un periodo pre-histórico y pre-urbano. Su importancia ra-dica en que, mediante su concepto, podemos discurrir en las condiciones que

8 Cfr. c. 1.9 Del material magnetofónico grabado en el curso Capitalismo, historia y teoría, impartido en la DEP de

la FE-UNAM, octubre de 1989, Bolívar Echeverría, El discurso crítico de Marx, Era, México, 1986.10K. Marx, El Capital, loc. cit., supra.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

debieron existir necesariamente para el aparecimiento de ciudades y en la bús-queda de las respuestas a las preguntas cómo, cuándo, dónde y por qué surgenéstas.

La explicación del metabolismo hombre-naturaleza en su etapa inicial, la en-contramos en Marx cuando parte de las premisas siguientes:

1. Existencia de individuos humanos vivientes, en condiciones de podervivir, esto es, condiciones de existencia humana. Y –recordando a Hegel–nos dice: condiciones geológicas, hidrográficas, etc. Los cuerpos humanos,necesidad, trabajo (glosa marginal de K. Marx).11

2. Producción de la vida material misma. Producción de los medios indis-pensables para la satisfacción de sus necesidades. Esta nueva necesidadde producción de medios o instrumentos constituye el primer hecho histó-rico.

3. Producción de la vida humana ajena o procreación (relación entre hom-bre y mujer, entre padres e hijos, la familia): relación natural.

4. Producción de la vida humana propia en el trabajo a través de la coopera-ción de diversos individuos cualesquiera que sean sus condiciones, decualquier modo y para cualquier fin: relación social.12

1Estas cuatro premisas o aspectos del metabolismo natural constituyen las relacio-nes históricas originarias e iniciales básicas del proceso de reproducción social.

Las dos premisas iniciales hacen referencia propiamente a una misma cosa,denominada por Marx la naturaleza como cuerpo inorgánico del hombre:

La universalidad del hombre se manifiesta en la práctica cabalmente en la universalidad con que conviertetoda la naturaleza en su cuerpo inorgánico, tanto en cuanto es 1) un medio de vida directo, como encuanto es 2) la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgá-nico del hombre; es decir, la naturaleza en cuanto no es ella el cuerpo humano. Decir que el hombre vivede la naturaleza significa que la naturaleza es su cuerpo, con el que debe mantenerse en proceso constante,para no morir. El que la vida física y espiritual del hombre se halla entrelazada con la naturaleza no tiene

11K. Marx, La ideología..., ed. cit., pp. 19, 28-32.12Idem.

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Proceso de reproducción social y ciudad

otro sentido que el de la naturaleza se halla entrelazada consigo misma, pues el hombre es parte de lanaturaleza.13

De esta manera, la naturaleza como cuerpo inorgánico del hombre es la fuentede todos los valores de uso, la fuente de toda riqueza14 y, por tanto, un valor deuso general o global. El hombre sólo realiza este metabolismo por medio de unaactividad cuya finalidad es la apropiación de lo natural para la satisfacción de lasnecesidades humanas: el proceso de trabajo; proceso dirigido y apuntado en laproducción y consumo de valores de uso.

La naturaleza se nos presenta, en tal metabolismo, bajo los aspectos siguientes:

a) Medio de vida directo (Manuscritos de 1844) y fuente de valores de usoo valor de uso general (Crítica del programa...).

• Materia (Manuscritos de 1844) o materia prima (El Capital).• Instrumento de su actividad vital (Manuscritos...) o medio de trabajo

(El Capital).• Objeto de trabajo (Manuscritos, El Capital).• Producto (El Capital).

Tenemos ante nosotros las consideraciones conceptuales elementales para com-prender teóricamente las dos premisas de partida, a saber: las condiciones deexistencia y la producción de medios e instrumentos para que tal existencia selleve a cabo. Es éste el plano de la prehistoria o historia natural (Gordon Childe);de la transformación del mono en hombre o salvajismo (Engels); de la sociedadprimitiva, sociedad preindustrial o preliteraria (G. Sjoberg); y el de valores de uso(K. Marx). En este umbral podría ser ubicada la comunidad oriental o asiáticacomo “unidad indiferente de campo y ciudad” (“Formen”, Grundrisse). Es, ensíntesis, el plano de la “forma natural” de la reproducción social (Bolívar Eche-verría).13K. Marx, “Manuscritos de 1844”; en Obras fundamentales de Marx y Engels, t. 1, FCE, México, 1982

(trad. Wenceslao Roses).14 Recordemos la “Crítica del programa de Gotha” (postulado 1) en el que Marx, refutando la afirmación:

“El trabajo es la fuente de toda riqueza y de toda cultura”, nos muestra esta idea.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Es conveniente detenernos un poco en la consideración exégesis del procesode reproducción social en cuanto metabolismo social-natural. Para tal motivorecurriré al siguiente esquema:

La idea fundamental es la siguiente: partimos de la premisa según la cual el sujetosocial o la comunidad social (S) se encuentra frente a la naturaleza (N) y en rela-ción directa con ella enfrentando en un proceso metabólico o simbiótico de trans-formación o conversión de ella como cuerpo inorgánico, proceso en el que semanifiesta su universalidad (supra). La naturaleza (N) es un medio de vida direc-to (valor de uso global) y constituye las condiciones de existencia humana(geológicas, hidrográficas, etc.). Es ella (N) la fuente de todo objeto de trabajo, oproducción (Ot), instrumento de trabajo o producción (It) y la materia prima parala elaboración de los objetos práctico de la sociedad (Op). Es gracias al proceso detrabajo (actividad vital) como el sujeto social ejerce una determinada acción (a)sobre el medio natural, gracias al empleo de una reacción favorable (r) del medio15B. Echeverría, “Comentario dos...” (cfr. nota 1, supra), p. 239. En el esquema original no aparece el

cuadro de los instrumentos de trabajo como mediación sujeto-objeto.

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Proceso de reproducción social y ciudad

natural en un proceso que, como queda dicho, es dual; trabajo o producción (t) yconsumo o disfrute (d). Tal acción y reacción tiene como finalidad (telos) la pro-ducción de un objeto práctico social (Op) que mientras se encuentra en la fase dela producción es un producto (P) accidental provocado de la naturaleza y sólocuando es consumible y entra en la fase del disfrute, entonces se constituye comoobjeto práctico dotado de un valor de uso general o bien (B). Así, fase productiva(SN-OIP) y fase consuntiva (SN-OIB) quedan integradas en el proceso de repro-ducción social natural y son éstas las que lo constituyen directamente como tal.

2Las siguientes dos premisas (3 y 4) entran en la consideración de la producción dela vida social misma. La primera de ellas, la producción de la vida humana ajenao procreación, es –de acuerdo con Marx– la más natural de las relaciones entreuno y otro ser humano y constituye el vínculo más estrecho con la naturaleza entanto que humana es, podríamos decir, la escala de humanización de la naturalezahumana:

En esta relación natural entre los sexos, vemos que la relación entre el hombre y la naturaleza es directa-mente su relación con el ser humano, como la relación entre el ser humano es directamente con la natura-leza, su propio destino natural.16

La segunda de estas últimas dos premisas hace referencia a la producciónhumana social, producción de vida social –dicho en una palabra– producción dela socialidad en el trabajo comunitario:

La socialidad misma de éste [sujeto social] existe como materia con la que él, como totalización deindividuos sociales, construye su identidad y la identidad diferencial de sus miembros. El ser sujeto, lasujetidad, consiste así en la capacidad de constituir la concreción de la socialidad.17

Considerando la socialidad como materia podemos tocar este punto del acer-camiento sin abandonar la temática, más bien observaremos el final como su

16 K. Marx, Manuscritos..., ed. cit., p. 616.17 B. Echeverría, La “forma natural...”, loc. cit., p. 32.

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comienzo, arribando a sus premisas de partida como su final: el proceso de trabajo.Veamos lo que nos dice Marx en relación con esto.

La apropiación real a través del proceso de trabajo ocurre bajo supuestos, los cuales no son ellos mismosproducto del trabajo, sino que aparecen como los supuestos naturales o divinos de éste. Contando siemprecon esta misma relación fundamental como base, esta forma puede realizarse de maneras muy diversas.18

Los “supuestos” a los que hace referencia Marx son los siguientes:

a) Surgimiento de una entidad comunitaria resultante de un proceso natural.La familia devenida tribu, entidad comunitaria tribal (entidad comunita-ria natural), no como resultado sino como “supuesto de apropiación co-lectiva (temporaria) del suelo y de su utilización”.

b) Vida pastoril: el nomadismo (búsqueda de un ámbito natural especial-mente fértil).

c) La colectividad tribal o la horda es el primer supuesto para la apropia-ción de las condiciones objetivas y de la actividad de alta reproducción yobjetivación.

d) La tierra es el gran “laboratorio”, el arsenal tanto de medios de trabajocomo del material de trabajo.

e) La propiedad de la entidad comunitaria es una propiedad colectiva o,mejor dicho, posesión colectiva.19

Estos supuestos no son más que la confirmación de las premisas de partidaque sustentan el proceso de reproducción social natural en cuanto tal, al cualtendremos que agregar, siguiendo a Marx, una quinta consideración particular-mente humana o que particulariza a la socialidad humana, ésta es la conciencia engeneral como conciencia práctica: el lenguaje (el discurso).20 En la forma deconciencia práctica, el lenguaje es el discurso de una determinada forma de nece-sidad, así como expresión de una forma correspondiente de consumo inmediatos.Se manifiesta como el discurso de la sociedad natural y de la producción y repro-18 K. Marx, Elementos... (“Formen”), ed. cit., p. 434.19 Loc. cit.20 Cfr. K. Marx, Ideología..., p. 31.

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Proceso de reproducción social y ciudad

ducción metabólica de esta naturalidad social, es lo que podemos llamar discursode los valores de uso. Junto a este discurso social natural nace también la expre-sión del desconocimiento de la naturaleza y de su dependencia. Tiene la forma deldiscurso dependiente de la naturaleza o del no-dominio de ella, en el que el sujetose manifiesta “extrañado” de un poder omnipotente supra-humano (religión na-tural).

3El grado de generalidad empleado mediante las consideraciones teóricas anterio-res, se dirige hacia la concreción de aquel grado de abstracción a través de recursosteóricos que por decenios han formado parte del discurso histórico-antropológicopero que no han sido estructurados aún en la argumentación global de la ciudad.

Hago referencia a las nociones de cultura, civilización y tecnología, términosque, para buscar la propiedad de su uso, quizá tengan que ponerse como plurali-dades mundiales si se quieren emplear para esclarecer la heterogeneidad del desa-rrollo social a lo largo y ancho del mundo.

Si buscamos reunir un conjunto de usos y significaciones de los términoscultura y civilización, el mejor recaudo que resulta importante en ese intento yque guarda una enorme relevancia es el efectuado por Braudel.21 Su valía radicaen la exposición historiográfica acerca del mundo; esto quiere decir que en suinvestigación sigue lineamientos teóricos que no discute con profundidad y que,sin embargo, en ellos radica la importancia del detenimiento que le brindamos.

Respecto al origen de los términos cultura y civilización nos dice Braudel:

Cultura y civilización nacen en Francia en el mismo momento. Cultura, cuya vida anterior es larga (yaCicerón hablaba de cultura mentis) no toma en realidad su sentido peculiar de cultura intelectual hasta lamitad del siglo XVIII. Que yo sepa, civilización aparece por primera vez en una obra impresa en 1766. Eltérmino no había sido sin duda empleado antes. Nace en todo caso, con mucho retraso sobre el verbocivilizar, y el adjetivo civilizado, que se remonta al siglo XVI y XVII. En realidad, fue necesario inventar,fabricar por entero el sustantivo civilización. Designa, desde un principio, un ideal profano de progresointelectual, técnico, moral y social.22

21 Cfr. Fernand Braudel: “Gramática de las civilizaciones”, en Las civilizaciones actuales (1966), Tecnos,España, 1970; “Aportación de la historia de las civilizaciones”, en La historia y las ciencias sociales(1968), Alianza, España, 1989; y desde luego: Civilización material..., cit. cap. 1.

22 F. Braudel, La historia..., p. 135; cfr. Las civilizaciones..., p. 13.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Algo similar ocurre con “tecnología”, término aún no definido en los siglosXVII y XVIII (véase apéndice 1).

Muy a pesar de los usos dados a los términos cultura y civilización, Braudelnos da una idea fundamental para nuestras anotaciones. Aludiendo a Marcel Maussrefiere “una definición fácilmente utilizable para la observación y suficientementeemancipada de todos los juicios de valor”, lo cual resultaría un poco difícil decreer, sin embargo, debe destacarse:

Una civilización es, en primer lugar, un espacio, un “área de cultura”, como dicen los antropólogos, unalojamiento. Imagínese en el interior de una localización, más o menos amplia pero nunca muy reducida,una masa muy diversa de “bienes”, de rasgos culturales: tanto la forma, el material o los tejados de lascasas como un determinado arte de emplumar las flechas, un dialecto o un grupo de dialectos, unas aficionesculinarias particulares, una técnica peculiar, una manera de creer, una manera de amar, o también la brúju-la, el papel, la prensa de impresor. El agrupamiento regular, la frecuencia de ciertos rasgos y la ubicuidadde éstos en un área precisa constituyen los primeros síntomas de una coherencia cultural. Si a esta cohe-rencia en el espacio se añade una permanencia en el tiempo, llamo civilización o cultura al conjunto, al“total” del repertorio. Este total constituye la forma de civilización así reconocida.23

A pesar de esta definición, la comprensión que Braudel tiene de Marx es muydudosa. En Marx es perceptible la dicotomía espíritu y naturaleza (Geist undNatur); empleándose el término “cultura” para el primer caso (p. ej. Herder) y“civilización” para el segundo (p. ej. Marx y Engels). Desde esa distinción Braudelinterpreta a Marx parcializando su pensamiento y lo descontextualiza de su obra,pues en realidad dice:

La sociedad tiene hoy demasiada civilización (es decir), demasiados medios de subsistencia, demasiadocomercio.24

Braudel no cita toda la idea perteneciente al Manifiesto (ed. 1848), que aespacio seguido dice:

Las fuerzas productivas de que dispone [la sociedad] no sirven ya al desarrollo de la civilización burguesay de las relaciones de producción burguesa; por el contrario resultan demasiado poderosas para estasrelaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan23 F. Braudel, La historia..., p. 74.24 Idem, p. 138.

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Proceso de reproducción social y ciudad

este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de lapropiedad burguesa.25

En efecto, observamos la consideración dual de infraestructura (fuerzas pro-ductivas) y supraestructura (relaciones de producción), pero no queda claro queMarx y Engels reduzcan su apreciación de “civilización” a la infraestructura sinoque, más bien, la refieren al “desarrollo de la civilización burguesa”, al procesode esta dualidad que concretiza a la sociedad como “burguesa”. En algunos párrafosantes del citado, Marx y Engels nos dicen en el Manifiesto:

Merced al rápido perfeccionamiento de los instrumentos de producción y al constante progreso de losmedios de comunicación, la burguesía arrastra a la corriente de la civilización a todas las naciones, hastaa las más bárbaras... Obliga a todas las naciones, si no quieren sucumbir, a adoptar el modo burgués deproducción, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacerse burguesas. En una pala-bra se forja un mundo a su imagen y semejanza.26

Como vemos, la noción “civilización” no aparece explicada por completo,pero no es ambigua, hace referencia a la “corriente de arrastre” gracias al desarro-llo de las fuerzas productivas (instrumento de producción, medios de comunica-ción: tecnología..., en fin, infraestructura), las que por su importancia constituyenel sistema óseo y muscular de toda producción.27

Ahora bien, preguntemos: ¿qué diferencia o relación existirá entre cultura ycivilización y qué papel juega la tecnología? ¿De qué manera concretizan el pro-ceso de reproducción social?

Las preguntas anteriores están cargadas de intención y precisan el caminohacia las respuestas. La primera de ellas implica una afirmación fundamental: nopuede existir una definición plena de ninguno de los tres conceptos por separado sinel vínculo de unos con los otros; no puede existir una aproximación teorética de“civilización” sin la presencia de la “cultura” que la particulariza, ni tampocopuede existir una “cultura” sin un determinado grado de civilización promovidopor el complejo técnico de fuerzas productivas (medios o instrumentos de produc-25 K. Marx, Manifiesto del partido comunista (trad. de la versión alemana de 1848), Cártago, México,

1982, p. 132.26 Idem, p. 31.27 K. Marx, El Capital, loc. cit., p. 208.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

ción) que lo posibiliten. Este estrecho vínculo es lo que concretiza el proceso dereproducción social en los términos antes expuestos.

La precisión de estas afirmaciones la hallamos potencialmente en dos ideasde Marx:

1. El modo como los hombres producen sus medios de vida depende, ante todo, de la naturaleza misma delos medios de vida con que se encuentran y tratan de reproducir. Este modo de producción no debeconsiderarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, másbien, un determinado modo de vida de los mismos. Tal y como los individuos manifiestan su vida, asíson. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con elmodo cómo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales deproducción.28

2. Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino cómo, con qué medios de trabajo sehace. Los medios de trabajo no sólo son escalas graduadas que señalan el desarrollo alcanzado por lafuerza de trabajo humana, sino también indicadores de las relaciones sociales bajo las cuales se efectúaese trabajo.29

Partimos de la idea siguiente: tanto “cultura” como “civilización” constituyenel ser de un complejo social diferenciable de otros. Esta diferenciabilidad dependeo está en función de las condiciones materiales de su producción, las cuales deter-minan el proceso de reproducción de su vida social.

Con las categorías sociales cultura, civilización y técnica (o tecnología), suce-de lo mismo que con las categorías físicas espacio, tiempo, materia y movimiento.Constituyen el punto de partida, porque tienen la virtud de ser lo fundamental, elorden primario de lo que se llama lo concreto, la síntesis que es a la vez resultadoy punto de partida. Es indisoluble el todo gracias a las partes. De la misma maneraque el elemento vital agua (H2O) es gracias a esta composición y deja de serlo sise considera cada elemento por separado, asimismo estas categorías primigeniaspueden ser separadas sólo en la abstracción, en el pensamiento enajenado de larealidad, subsumido a la no-realidad.

Esta subsunción a la no-realidad se lleva a cabo cuando el significado se ex-presa como:

28 K. Marx, La ideología..., pp. 19, 20.29 K. Marx, El Capital, loc. cit.

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Proceso de reproducción social y ciudad

• La cultura es el modo de ser de un conjunto social determinado en el espacio yen el tiempo histórico. Es una forma peculiar de hacer aparecer el ser social deuna entidad global que puede manifestarse singularmente. Es, por tanto, unfenómeno (apariencia).

• La civilización estaría constituida por el nivel de dominio tecnológico y técni-co del entorno físico y social, del nivel de “convivencia” de unos individuoscon otros (lazos de la “socialidad”) y del nivel, por tanto, de control del aparatoproductivo, etcétera.

• La tecnología la constituyen todos los medios o instrumentos creados por elhombre que hacen posible el progreso y desarrollo de su conjunto social.

Situados en esta visión subordinada y acrítica, no existiría ningún problema;tampoco objetaríamos la afirmación según la cual “la civilización nace o aparececon la ciudad” (cfr. p. ej. G. Sjoberg, F. Braudel, A. Rossi e incluso Engels en Elorigen de la familia... que retoma de L. H. Morgan). Y así, la categoría “cultura”quedaría “bien aplicada” a los pueblos “atrasados” más o menos pequeños quedependen en buena medida de sus condiciones materiales “naturales” (uso co-rriente en la antropología estructural y funcionalista: por ejemplo, Levi Strauss yB. Malinowski30), y la categoría “civilización” es bien aplicada cuando se hacereferencia a los pueblos que se han constituido como ciudades y que han tenidoun “considerable desarrollo o progreso tecnológico”.

A este tipo de afirmaciones (incluidas las de Spengler, Herder, A. Weber, Tylor,etc.)31 tendríamos que preguntar: ¿Acaso antes del aparecimiento de las ciudadesy con él de la civilización, o viceversa, no existe ya un determinado grado de ci-vilización y de cultura? ¿No es este grado o nivel la expresión de un proceso dedesarrollo cultural y civilizatorio? ¿Acaso a estas alturas del desarrollo científicose niega el movimiento (dialéctica) del proceso civilizatorio y se es partidario dela civilización como “generación espontánea”? Esto sería ya inconcebible.

30 Cfr. Bronislaw Malinowski, Una teoría científica de la cultura, Editorial Sudamericana, Argentina,1976.

31 Tendríamos que considerar —además de sus trabajos ya citados— “los apuntes” correspondientes a lasponencias del curso Esbozo para una teoría marxista de la cultura, expuestos del 19 al 22 de marzo de1983 en la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía, UNAM.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

De la primera idea de Marx (cfr. c. 29) tenemos una “dualidad”: de una partela existencia social como modo de vida (modo de manifestar la vida) y de otro lavida misma. Esto significa de una parte el modo de ser y de otra el ser. Se pone enjuego de manera abstracta la “dualidad” de forma y contenido, de esencia y apa-riencia de un lado, y de otro la intención de Marx que consistiría en teorizar laexistencia vital general humana. La clave está en la negación de esta “dualidad”cuando se afirma:

Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son.

Con esta afirmación se echa por tierra también la “dualidad” de “cultura”(modo de ser) y “civilización” (ser). El matiz establece una negación cuandoafirma:

Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como el modo cómoproducen.

El “con lo que producen” de la frase constituye todo el complejo técnico demedios e instrumentos de producción (técnica y tecnología) y “el modo cómoproducen” constituye el modo de entablar su relación con la naturaleza (con suscondiciones materiales) gracias a este “proceso metabólico” o “proceso de repro-ducción social”.

Como vemos, el proceso de reproducción social constituye la esencia o ladeterminabilidad fundamental de toda elaboración cultural y, por tanto, de todoproceso civilizatorio en el que la técnica y la tecnología conforman el “esqueletoy sistema muscular” de tal proceso.

De la segunda idea de Marx (cfr. c. 30) nos forjamos un criterio evaluativo ycualificador:

Lo que diferencia unas épocas de otras no es lo que se hace, sino cómo, con qué medios de trabajo se hace.

Con esta afirmación se da un argumento contra las implicaciones funcionalistasque caen en la ahistoricidad. Dado que existen “funciones” que se manifiestan alo largo de la historia y precisamente su historicidad no depende de tal o cual

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Proceso de reproducción social y ciudad

función sino del modo y del instrumento que las vuelve posibles, pero que deter-mina también –como afirma Marx en la segunda parte de su idea– el nivel o gradode cultura y civilización:

Los medios de trabajo no sólo son escalas graduadas que señalan el desarrollo alcanzado por la fuerza detrabajo humana, sino también indicadores de las relaciones sociales bajo las cuales efectúa su trabajo.

Observemos la importancia central de que consta la técnica y la tecnología,forman la “escala graduada” de lo que podríamos llamar el nivel o grado dehumanización de la sociedad (historicidad espacio-tiempo del proceso de repro-ducción social).

Este nivel o grado de humanización de la reproducción social es el que cuali-fica y da forma a la cultura y civilización en su historicidad espacio-tiempo. Sicontinuamos la analogía de Marx diríamos:

El proceso de reproducción social es el funcionamiento “orgánico” metabólicoentre el ser social y su entorno natural. El sistema óseo (esqueleto) y muscular deeste todo orgánico lo constituye “la técnica y la tecnología”. La cultura y la civi-lización constituyen la epidermis y –a su vez– la personalidad que dan identidada este todo orgánico o sujeto social.

Proceso de reproducción social, cultura y civilización, y técnica y tecnología,forman una unidad teórica que funda los cimientos de un aparato conceptual paranuestro estudio.

4Dadas las consideraciones antepuestas, nos detendremos un poco en las cincopremisas del proceso de reproducción social a partir de las ideas de Marx, tocan-do de manera enfática un aspecto central para nosotros, a saber: la producción dela materialidad. Esto implica un análisis del objeto práctico o bien dentro delproceso reproductivo en tanto que “natural” y de su función comunicativa o ac-ción discursiva.

Bolívar Echeverría, en diferentes trabajos, ha puesto de manifiesto el doblecarácter del proceso de reproducción social: de una parte político y de otra físico.Es político porque el sujeto social necesita producir en sociedad y no de manera

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aislada su propia socialidad, la cual tiene como “materia”. Materia que ya no es“natural” sino que constituye la sujetidad de este sujeto social que “construye suidentidad y la identidad diferencial de sus miembros” (cfr. c. 17). Pero es tambiénfísico porque es gracias a la transformación del medio natural como modifica lascondiciones materiales con las que se enfrenta y las moldea de acuerdo con suproyecto de socialidad, acorde con un sistema de necesidades de consumo y uncorrespondiente sistema de capacidades de producción.32

Lo que a nosotros nos interesa saber para nuestro estudio particular consistiríaen los aspectos siguientes:

Primero conocer la estructura del objeto práctico (producto material) para, ensegundo lugar, conocer su papel como elemento discursivo o comunicativo dentrodel proceso de reproducción social (producto u obra significativos). Con ellotendríamos elementos para un análisis de la trans-historicidad de toda materiali-dad social y así lograr el develamiento de lo que se nos presenta como “misterio”en el tratamiento teórico de la ciudad, de aquel elemento que “jalona” hacia elpasado (H. Lefebvre). Para tal motivo debemos partir de la plasmación en el objetopráctico de la reproducción política y la reproducción física de este proceso social.

Ya Marx señaló que la distinción del hombre con los demás animales consisteen su socialidad: el hombre es un animal político cuya distinción estriba en queademás produce sus medios de vida. Esta producción que aparece como producciónsocial-natural tiene como “thelos” la satisfacción de necesidades humanas (ins-trumento y objeto práctico como valores de uso) comunitarias. Mas esta intencio-nalidad meramente física (natural) se ve refuncionalizada por una intencionalidadpolítica (social-natural) cuyo objeto requiere de un sujeto libre o en proceso deautoconstituirse como tal tanto en la fase productiva como consuntiva.33 La enti-dad comunitaria global encuentra sus lazos de socialidad en esta doble fase produc-ción-consumo directos (P-C) mediada por el objeto práctico. Por ello la estructuradel objeto práctico es un doble estrato tal y como nos los explica B. Echeverría enel esquema siguiente:

32 Cfr. Bolívar Echeverría, “La forma natural...”, p. 38.33 Idem, p. 40.

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En este (primer) estrato apenas imaginable, puesto que sólo existe ya como trascendido, el objeto seríanaturaleza transformada según un conjunto de capacidades y necesidades instintivas del sujeto. En elsegundo nivel, en el cual el primer estrato se encuentra en tanto que formado o refuncionalizado, el objetoes la entidad que posibilita esa reproducción física o animal del sujeto y los individuos sociales, pero loque ella tiene de sustrato de reproducción “política” o intersujetiva de uno y otros.35

La estructura biplanar del objeto práctico aparece también con una doble formacomo consecuencia de la politicidad del objeto práctico en la tensión entre pro-ducción (intención de forma) y consumo (expectativa de forma), a ello se debeque de un lado aparezca como producto y de otra como bien respectivamente.36

Si puede entenderse la libertad como “conciencia de la necesidad” es doble-mente válido concebir la libertad como una necesidad de la conciencia. Concien-cia que en este estado de libertad es capaz de crear (imaginar creativamente) nuevasnecesidades y, entendida así, la libertad es la necesidad abierta. Es el sujeto socialcon necesidades de consumo y, por tanto, de producción abiertas, infinitas. Limi-tadas sobremanera por el progreso técnico cultural-civilizatorio al que pertenecen;es este progreso el que determina o condiciona el grado de desarrollo de las capa-cidades de producción y consumo de este sujeto social.34 Idem.35 Idem.36 Idem.

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Bajo la primera idea de libertad el sujeto social consciente de sus necesidadesintenta satisfacerla con una entre muchas formas posibles del objeto práctico (ex-pectativa de formas) pero ésta se ve determinada por el campo instrumental ocomplejo técnico al que pertenece el proceso productivo-consuntivo que en bue-na medida intenta tal satisfacción formal (intención de forma). Esto constituye, loque podemos llamar, el primer plano de la relación producción-consumo.

Como referencia incluiré una idea de M. Heidegger según la cual: donde sesiguen fines, se aplican medios; donde domina lo instrumental, allí reina la causa-lidad. La cuádruple causalidad:

Desde hace siglos, la filosofía enseña que habría cuatro causas:1. La causa materialis (hile), lo material, la materia, de la cual por ejemplo se fabrica una copa de

plata.2. La causa formalis (eidos), la forma, en la que entra lo material.3. La causa finalis (thelos), el fin: por ejemplo, el sacrificio, por lo cual se determina la forma y la

materia necesaria para la copa.4. La causa efficiens (logos), que efectúa el efecto, la copa real acabada: el orfebre. La relación del

orfebre que ella y la manera como lo hace entra en juego y aparezca en la producción de la copasacrificial.37

Observemos que aquí se trata del despliegue de la generalidad del objeto prác-tico. Marx se encarga de desdoblar su mistificación capitalista señalando su vínculocon los momentos económicos fundamentales:

La producción es también inmediatamente consumo. Doble consumo, subjetivo y objetivo: el individuoque al producir desarrolla sus capacidades, las gasta también, las consume en el acto de la producción,exactamente como la producción natural es un consumo de fuerzas vitales. En segundo lugar consumo delos medios de producción que se emplean y se usan, y que se disuelven en parte (como, por ejemplo, en lacombustión) en los elementos generales. Consumo, igualmente, de la materia prima que no conserva suforma ni su constitución natural sino que más aún se consume. Por lo tanto, el acto mismo de producciónes también en todos sus momentos un acto de comsumo.38

37 M. Heidegger, “La pregunta...”, ed. cit.38 K. Marx, Elementos..., ed. cit., p. 10.

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Partiendo del análisis de Heidegger, nos damos cuenta que no nos permitehacer una distinción real global como la de Marx, más bien nos muestra momen-tos y elementos constitutivos singulares abstractos importantes. Para reflexionaren esta diferencia pondremos como referencia las ideas de Marx.

El sujeto social en calidad de miembro de una entidad comunitaria globalnecesita de un valor de uso determinado (bien). Como valor de uso para el consumoel sujeto social “solicita” una forma determinada del objeto práctico. Este objetopráctico en tanto que dotado de valor de uso requiere le sea asignada una formacuya función es la de ser un bien, el valor de uso cuya forma es socialmentenecesaria es entonces la “conciencia de la necesidad” socialmente aceptada. Laforma así asignada es una forma funcional social-natural inmediata. Se trata deuna forma para el uso y disfrute sociales. El consumo de esta forma es al mismotiempo una forma de la socialidad. Esta forma de la socialidad es lo que determinala funcionalidad de la forma y es esta última, en tanto valor de uso, un objetopráctico posible, deseable y por tanto imaginable (modificable).

Marx se ha encargado de explicar la relación mediadora entre producción yconsumo, del jalonamiento de la otra hacia sí misma.39 En esta relación observa-mos una vez más la importancia dominante de la fase productiva y con ella la“asignación” de formas del objeto práctico. Es la fase de la cuádruple causalidadde que nos habla Heidegger, donde domina un determinado campo técnico y tec-nológico gracias al cual es posible todo “hacer aparecer” (develar).

Entre más directa es la relación producción-consumo, más directa es laco-incidencia entre forma funcional socialmente necesaria del objeto práctico“solicitado” y forma funcional técnicamente “asignada”. El develamiento de ladoble formalidad como coincidencia se realiza gracias a los momentos siguientes:

a) La trans-formación de las condiciones de existencia (modificación físicade la naturaleza).

b) Con-formación de un complejo técnico y tecnológico particularmente ne-cesario.

39 Cfr. op. cit. (véase particularmente la Introducción...).

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c) Obtención de “porciones de naturaleza” transformables: objetos de trabajoo materia prima (para Heidegger: causa materialis o hyle).

d) Con-formación del objeto práctico (para Heidegger: causa formalis oeidos).

e) Con-formación por y de la conciencia del objeto productor (para Heideg-ger: causa efficiens o logos).

f) Con-formación de los instrumentos para el consumo, mismos que lo posi-bilitan: modo de consumo.

g) Con-formación del consumo y a la vez consumo formal (para Heidegger:causa finalis o thelos). Es este momento el que marca la co-incidencia dela forma deseable “solicitada” y la forma posible “asignada” (expectativae intención de forma respectivamente: B.E.).

h) Trans-formación del ciclo socio-natural (dualidad proceso de reproducciónsocial: físico y político) productivo-consuntivo en el cual el objeto se sub-jetiviza y renueva la conciencia del sujeto social haciendo posible unanueva “solicitud” de forma, permitiendo la continuidad evolutiva de exi-gencia del objeto práctico.

En el primer momento el sujeto social humaniza la naturaleza. Acondicionasu forma según su capacidad de volverla “inorgánica”, la propia naturaleza pasa atener una forma social-natural constituyendo así lo que denominaremos condicio-nes ambientales social-naturales. En el segundo momento el sujeto social producela posibilidad, fabrica el medio o instrumento gracias al cual la posibilidad sehace real, esta realidad es a su vez la posibilidad de formas que el objeto prácticopuede “adquirir”:

La duración de un instrumento o conjunto particular de instrumentos asegura la continuidad en el tiempode la producción y el consumo de una determinada clase de objetos prácticos.40

Este complejo tecnológico dador y posibilitador de nuevas formas, organizadoespacial y temporalmente, es el campo instrumental de la sociedad.41 La propia

40 B. Echeverría, “La forma natural...”, p. 41.41 Idem.

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forma del objeto instrumental responde a la forma que el objeto práctico “solicita”en este ciclo productivo para asegurar la reproducción social física y política. Elcampo instrumental es de forma definitiva el productor fundamental de dichareproducción, de ahí que sea el “sistema óseo y muscular” de la sociedad y “laforma más acabada del objeto social”.42 En el cuarto y quinto momentos se efec-túa el dejar venir y hacer aparecer (develar: Heidegger) del objeto práctico, sucedeel momento técnico por excelencia. Se trata de lo técnico como poiesis (cuartomomento) y como episteme (quinto momento) de acuerdo con la caracterizacióninstrumental de la técnica en Heidegger.43 El cuarto momento es poiético porque“pro-duce” un objeto práctico poseedor de un orden técnico-estético y el quintomomento epistémico porque el objeto práctico devela el discurso (significación)que el sujeto social ha expresado en él. Con esto entramos enteramente en ladimensión semiótico-estética del objeto práctico.

En la forma del objeto, el sujeto de la producción ha cifrado, sobre la sustancia del mismo (sobre elalimento que hay en un comestible, el resguardo que ofrece un espacio habitable, la ayuda que da unservicio, etc.), una intención transformativa que el sujeto consumidor descifra al absorver adecuadamenteesa sustancia... Producir y consumir objetos es producir y consumir significaciones. Producir es comuni-car (mitteilen), proponer a otro un valor de uso de la naturaleza; consumir es interpretar (auslegen), vali-dar ese valor de uso encontrado por otro.44

Es la esfera de las significaciones, esta esfera de la comunicación-interpreta-ción discursiva del objeto práctico puede ser puesta sexafuncionalmente en elproceso de producción-consumo de significaciones de acuerdo con el siguienteesquema:

Seis funciones fundamentales intrínsecas del objeto práctico:

• Propositiva (comunicante)• Asuntiva (interpretante)• Fática (contacto)• Significadora (referente)

42 Idem.43 Cfr. M. Heidgger, “La pregunta...”44 B. Echeverría, loc. cit., p. 42.

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• Metasignificadora (código)• Estética (mensaje)

El eje horizontal constituye lo que podemos denominar eje estructural in-tersujetivo en que se ubicaría aquello que más atrás hemos denominado formafuncional socialmente necesaria y que constituye la comunicación mínima indis-pensable para que el sujeto se reproduzca socialmente (física y políticamente) enla relación P-C de significaciones que el objeto práctico sostiene y permite (“thelosautotransformativo del sujeto”) en tal “contacto”. El eje vertical constituye lo quepodríamos llamar eje supraestructural intersujetivo y expresa la “conciencia prác-tica: el lenguaje” (la quinta de nuestras premisas) intrínseco a todo producto hu-mano como tal para sí; en él ubicaremos el jalonamiento de formas del objetopráctico: 1) La forma inmediata (forma estructural) socialmente posible (técnica-

45 Idem. En este lugar B. Echeverría nos remite a R. Jakobson y su trabajo “Closing statement: linguisticsand poetics”, en Style and Lenguage, Wiley, Nueva York, 1960, pp. 353 y ss. como fuente original deesta esquematización.

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mente posible) en la que se inserta “un contenido o significado” y una “expresióno significante”46 (función significadora: referente); 2) la forma deseable, creati-vamente posible (octavo momento de la producción-consumo) en la que se “soli-cita” renovadoramente una nueva forma gracias al consumo de la forma anterior;esta modificación de la conciencia consuntiva de significado es, por ello, unmetasignificar (función metasignificadora: código).

El esquema que viene a continuación nos muestra los elementos y momentosdel proceso práctico de comunicación-interpretación, que para los motivos deeste acercamiento puede quedar explicado de la manera siguiente:

FIGURA 8El proceso práctico de comunicación/interpretación47

46 B. Echeverría, loc. cit.47 Idem.

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El comunicante (C) y el interpretante (I): productor y consumidor de formas ysignificaciones son el principio y el fin del proceso de reproducción social mismoque tiene a la naturaleza como escenario y fuente natural de toda forma (Rx:referente exterior a C e I). El comunicante C en calidad de productor es el dadordirecto de formas, mismas que moldea gracias a la transformación del referentenatural (Rx) devenido en el conjunto de objetos de trabajo y medios técnicos, loscuales constituyen un determinado código (Kc) preobjetivado e impreso en elobjeto práctico portador del mensaje o intención transformativa (M) emitida de Ca I, co-habitantes de un determinado espacio físico o territorio común a ambos(Ct: contacto físico –animal– protosignificativo) que al ser modificada de su esta-do espontáneo en que se encuentra, convierte en un hecho el mensaje y la inten-ción de C. Los lazos de socialidad (K) son los que hacen posible la significacióno simbolización simultáneamente “significadora sobre el contacto y apropiativasobre el referente”. La significación (S) técnicamente “pro-ducida” por el código(Kc), confecciona doblemente –por lo que queda dicho líneas atrás– el objetopráctico: “da forma al “contacto” (sustancia de ésta) volviéndolo expresión (e:significante) de un contenido (c, significado) y constituye el estrato sémico delobjeto social”.48 El interpretante (I), quien inicialmente jugó un papel “contem-plativo”, consume o usa a su manera (mediante su propio Kd) el objeto sémicoapropiándose de ello el referente (Rn).

Nos hemos detenido momentáneamente en algunos lineamientos que funda-mentan la aprehensión de la materialidad social-natural. Con ellos y gracias aellos es posible fundar una argumentación de las pre-condiciones (premisas, su-puestos y presupuestos) para la aparición de ciudades. Una elucidación somera delas condiciones para tal surgimiento, es lo que ocupará nuestra atención en laspáginas siguientes.

IISupuestos y presupuestos para el surgimiento de las primeras ciudades

Aunque la arqueología hasta nuestros días ha tenido considerables avances tantoen sus hallazgos como en sus métodos de análisis cronológico e interpretación48 Idem.

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etnológica y antropológica no ha podido enlazarse con las disciplinas científicasque pueden contribuir al estudio de las ciudades de manera global mediante unfundamento teórico sólido, si esto hubiese ocurrido, no existiría tanta vaguedaden los argumentos históricos en la llamada sociología, la historia, la antropología,la economía, el llamado “urbanismo”, etc. La dificultad más grande que enfrenta laarqueología es la carencia de lo que podríamos llamar materiales trans-históricosy objetos técnicos de perdurabilidad tales que pudiesen dar lugar a la afirmación,negación, o elaboración de nuevas hipótesis que clarifiquen el proceso de génesisy desaparición de las ciudades cualquiera que sea su origen. Esta carencia en lamayoría de los casos, no será, por desgracia, jamás completada; menos aún si sele agrega la gran influencia positivista en sus métodos de comprobación histórica.No podemos más que intentar reordenar datos y categorías que posibiliten el en-lace teórico general que sirva de argumentación histórica en nuestra labor.

Desde luego no realizaremos una especulación de la facticidad de las formasposibles en que nacieron las primeras ciudades, pues este empeño sería demasiadoinfructuoso y carente de sentido por falta de datos científicos de tipo arqueológicosobre los cuales fundamentarse. El esfuerzo está dirigido al enlace de esta gamafactual incierta a supuestos y presupuestos lógico-históricos e histórico-naturalesdel proceso de reproducción social sin los cuales el aparecimiento de una ciudaden su origen ancestral sería objetivamente imposible.

Debemos distinguir entre un aparecimiento de ciudades de orden natural yotro de orden no-natural. El primero manifiesta la continuidad inmediata del procesode reproducción social natural cuyos cambios cualitativos son producto de con-diciones históricas que pudieron seguir los caminos a vías genéticas como conse-cuencia de:

• El desarrollo social-natural de la entidad comunitaria global (tribu ogens); y

• la unión de distintas tribus para un fin común y de un desarrollo socialnatural considerable.

El segundo pudo darse en la conquista de un pueblo por otro, o bien, por unadisposición de orden político. Este último camino presupone la existencia de un

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conjunto de condiciones económico-sociales y tecnológicas bastante desarrolla-das, no-naturales, y situándose en un plano claramente historiografiable.

Centremos la atención en el primer orden de aparición.

1. Condiciones de la existencia sedentaria

La vida humana se mueve entre dos polos: elmovimiento y el asentamiento.

L. Mumford, La ciudad en la historia

El supuesto general fundamental de la aparición social-natural de la ciudad es lavida sedentaria. Esta forma de vida surge como la superación o negación socialhistórica del nomadismo, de la búsqueda temporaria de los medios de vida nece-sarios para la subsistencia humana directamente dependiente de la naturaleza. Lavida sedentaria tiene como presupuesto un conjunto de elementos condicionanteso determinantes natural-históricos que permitieron que tal forma de existenciasocial fuese posible, a los cuales podemos llamar globalmente condiciones deexistencia sedentaria.

Antes de entrar a la consideración de estos elementos debemos dar claridad ala relación entre agricultura y sedentarismo no como sinónimos –de la manera enque suele hacerse– sino como una relación diferencialmente unívoca. Puesto queel sedentarismo presupone la existencia de la agricultura, no existe una homologíaen la relación agricultura-sedentarismo: la agricultura arcaica no era sinónimo devida sedentaria, ya que una entidad comunitaria podía emplear la tierra duranteuno o varios ciclos agrícolas obteniendo sólo de manera temporal los beneficiosde la cosecha viendo frecuentemente abatida la cantidad y calidad del cultivo de-bido a la disminución de la fertilidad de la tierra ocupada para ello (erosionada),por lo que era necesario buscar otras tierras fértiles que pudiesen ofrecer un nue-vo inicio al ciclo de cultivo.49 De aquí que sea doblemente necesario señalar elpapel determinante que jugó el suelo aluvial renovado periódicamente por el ciclo

49 Gordon Childe, Los orígenes de la civilización (1936), FCE, p. 92.

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natural benefactor para tal forma de vida social sedentaria como supuesto y de laagricultura como presupuesto.

Vida sedentaria es, entonces, negación de nomadismo. Pero nomadismo nosólo es vagabundeo sino todo aquello que configura esa acción. Nomadismo esprincipio y final de una acción comunitaria productiva como proceso o desarrollo.El desarrollo de éste estuvo matizado por un conjunto de actividades huma-no-genéticas que configuraron lentamente, pero cada vez más, la no-naturalidaddel sujeto social. Tales actividades vistas en su inmediatez precedente al seden-tarismo –y como presupuestos de éste– son precondiciones técnico-sociales sinlas cuales los asentamientos permanentes no serían posibles, a saber:

• cultivo y recolección de plantas;• domesticación de animales;• cría de ganado; y la ya existente• caza y pesca.

A estas actividades les llamaré pre-sedentarias.Lejos de entrar a la discusión de qué actividad precedió a la siguiente, nos

acercaremos al conjunto de pre-supuestos de la vida sedentaria.

Condiciones físicas (ambientales)

Estas condiciones para la existencia social son producto de determinantes natura-les que no sólo se imponen al sujeto social dominándolo y emplazándolo en unsitio óptimo para su reproducción social sino que, una vez acontecido esto, laentidad social prefigurada establece determinados nexos metabólicos vitalesdefiniéndose un diálogo ininterrumpido en el que paulatinamente deja de some-terse a la naturaleza y más bien ejerce su influencia sobre ella con un efecto inci-piente que la trans-naturaliza técnicamente a su voluntad.

El llamado determinismo de civilización50 puede ser comprendido por el con-junto de supuestos primarios de culturas-civilizaciones arcaicas sujetas o someti-das de manera natural por los elementos físico-geográficos vitales tales como:50 Pierre Gourou, cit. por F. Braudel, Civilización material..., p. 78.

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• Clima. En el periodo neolítico el clima óptimo debió ser cálido o templado, deinviernos suaves, benévolo para el sujeto social y todo un complejo vital ani-mal coexistente de las circunscripciones humanas; propicio también para elcrecimiento natural de frutos y plantas. Estas condiciones climáticas sólo fue-ron posibles en las zonas ecuatoriales, tropicales o subtropicales comprendidasaproximadamente entre los paralelos 50º de latitud norte y sur, zona planetariaperimetral sobre la cual han aparecido los asentamientos urbanos más antiguosde la historia de las ciudades (Catal Höyük, Ur, Eridu, Uruk, Biblos; Chilca,Chavin, Cuicuilco, Tlatilco, La Venta; Heliópolis, Tebas, Menfis, Micenas,Agrigento, Delos; Micronesia; Nueva Guinea; etc.). Esta faja planetaria fuebeneficiada por lo que los paleoclimatólogos llaman optimum climaticum en elcual prevalece:

— Una temperatura no menor de los 0 oC cuyo promedio oscilaría entre los 20y los 25 oC.

— Un grado de humedad y precipitación tales que permitieron a la naturalezabrindar sus frutos durante buena parte del año y al hombre dar oportunida-des de realizar sus actividades presedentarias a lo largo del día y a través delas estaciones del año.

— La presión atmosférica no ha sido uniforme en la historia de las ciudades.Si bien, pudiera pensarse que las ciudades arcaicas se ubicaban a presionesaltas más o menos correspondientes a las del nivel del mar, no ha sido demanera homogénea, ésta ha variado modificándose por la altitud del terre-no de asentamiento de las protociudades, muchas de las cuales se han ubi-cado a veces muy por encima de la cota de los 1 000 metros, lo cual noshace considerar el elemento topográfico cuya importancia aparece juntocon el uso de los ríos y lagos de las tierras altas.

— El viento es el otro elemento vital del clima que ofrece sus bondades cons-tantemente para el buen término del ciclo vital climático del tiempo neolítico,con él se trasladaban corrientes de aire y en muchas ocasiones grandes can-tidades de partículas de suelo que revitalizaban la fertilidad de la tierraempleada en la agricultura y recolección preurbana.

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• Suelo. Además de la importancia característica de esta franja climática físi-co-geográfica correspondiente, en lo que a suelo se refiere, el suelo aluvial es desuma importancia para la vida sedentaria, ya que éste aseguraba la continuidady la periodicidad de los ciclos agrícolas de manera ininterrumpida en condicio-nes normales de vida natural, daba lugar a la organización anticipada de laentidad global en su conjunto para la producción agrícola que gracias a estetipo de suelo fértil hacía posible la especialización y evolución de las activida-des presedentarias de cultivo y recolección de plantas, domesticación de ani-males, cría de ganado, caza y pesca.

• Hidrografía. El agua es otro elemento vital sin el cual la vida animal no seríaposible. La ubicación de los primeros asentamientos protourbanos estuvo deter-minada por la existencia de agua potable, es decir, no del agua en general en laque se haría referencia también al agua salada de mares y océanos principal-mente, puesto que es la que más abunda en el planeta, sino del agua apta paraser bebida por el hombre y demás animales; en otras palabras: el agua dulce. Lareproducción social sedentaria sólo sería posible en la antigüedad, junto a ríos ylagos de agua dulce. Todas las ciudades arcaicas conocidas son prueba de ello.Una vez acontecido el asentamiento y elegido su clima óptimo, el ciclo de éste,junto al ciclo hidrológico, no sólo evocan una “lógica hídrica”, sino que marcanlos movimientos o actividades de la reproducción social temporaria establecien-do un verdadero calendario de la reproducción social-vital. Los ríos constituíanun medio de transportación natural gravitacional del agua desde las colinas yguardaban una gran posibilidad de enriquecimiento y fertilización de los suelosaluviales que corrientes abajo esperaban pacientes la disminución del gradientede velocidad (al disminuir tres veces la velocidad de una corriente disminuye demanera cuadrática –esto es, nueve veces– el tamaño de las partículas acarrea-das por ésta);51 eran fundamentalmente importantes las inundaciones de losabanicos aluviales o deltas de las llanuras que resultaban de una corriente flu-vial al abandonar las montañas y penetrar en una planicie o valle amplio, des-embocando en un lago o en un océano. La topografía sin duda alguna jugó un

51 Richard M. Pearl, Geología, CECSA.

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papel central en el emplazamiento de asentamientos protourbanos debido a latransportación de materiales e instrumentos de producción aprovechándose laspendientes y las aguas tranquilas de valles, planicies óptimas para la habita-ción, la caza y la pesca, la recolección y más tarde la agricultura.

• Flora. El supuesto de existencia de un régimen agrícola en la vida sedentaria,tiene a la recolección y consumo humano de las llamadas plantas de civili-zación52 encontradas de manera silvestre53 (virgen) en el espacio natural y encantidades suficientemente abundantes para que el sujeto social fuese capaz deobservar su ciclo de crecimiento y “someterlas” técnicamente a su voluntad.Gordon Childe refiriéndose al trigo nos dice:

Los puñados de estas semillas, esparcidos sobre el sedimento húmedo de la avenida del Nilo, vendrían aser los ancestros directos de todos los cereales cultivados. Y la irrigación natural sería el prototipo detodos los sistemas de cultivo.54

En todo el mundo, estas plantas silvestres pasarían a ser los soportes funda-mentales de grandes culturas-civilizaciones una vez establecido el régimen agrí-cola. Con relación a esto nos dirá F. Braudel:

... en todos los casos, la agricultura ha optado, se ha visto obligada a optar, desde un principio, por unadeterminada planta, y con posterioridad se ha visto obligada a estructurarse en función de esa antiguaelección prioritaria, de la que todo, o casi todo había de depender. Tres plantas han gozado de un éxito im-portante: el trigo, el arroz y el maíz; aún hoy siguen disputándose las tierras de labor del mundo entero.55

Respecto a la planta del maíz Richard S. Macneish afirmó en 1964 que de acuerdocon las excavaciones efectuadas en los lechos lacustres sobre los que se edificabala Ciudad de México, se descubrió –tras largas investigaciones– que desde haceunos 80 mil años existe una forma de maíz silvestre y que es perfectamente posi-

52 M. Sorre, idem.53 Gordon Childe, op. cit., p. 95.54 Idem.55 F. Braudel, Civilización..., p. 78.

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ble que el maíz descienda de sí mismo56 y no es sino por el año 3000 a.n.e. en queel maíz aparece cultivado.57 También nos proporciona el dato según el cual en elValle de Tehuacán, Puebla, aparece la planta de maíz ya cultivada hacia el año5000 a.n.e.58 Estos datos no hacen más que confirmar lo anterior.

• Fauna. El otro supuesto de la vida sedentaria es la ganadería. Pero ésta tienecomo pre-supuesto, a su vez, la domesticación de animales. La supervivenciadel sujeto social como tal, esto es, como animal politikon, tiene como supuestofundamental la cohabitación del espacio físico con los demás animales en for-ma simbiótica; esto se olvida constantemente pero constituye una condicióncentral del diálogo ininterrumpido entre hombre-naturaleza, sin la cual el equi-librio ecológico no sería posible.

Gordon Childe menciona dos formas probables de domesticación de anima-les. La primera idea es la siguiente:

Una vez almacenados los granos, el agricultor pudo tolerar que los musmones o los bueyes muertos dehambre invadieran sus parcelas cultivadas. Éstos estarían demasiado débiles para huir, demasiado flacospara que valiera la pena matarlos para servir de alimento. En lugar de eso, el hombre pudo estudiar sushábitos, ahuyentar a los leones y lobos que podían devorarlos y, tal vez, incluso ofrecerles alguna cantidadde grano que sobrara de sus provisiones. Las bestias, por su parte, deben haber crecido mansamente y seacostumbraron a la proximidad del hombre.59

La segunda idea dice:

Los cazadores actuales y, sin duda, también en los tiempos prehistóricos, han estado acostumbrados atener favoritos entre los cachorros de los animales salvajes, con propósitos rituales o por simple diversión[...] En las condiciones de desecación incipiente, el agricultor tuvo oportunidad de agregar a su familia nosólo cachorros aislados, sino restos de rebaños o manadas completas, comprendiendo animales de ambossexos y de todas las edades. Si se dio cuenta entonces de la ventaja de tener un grupo de estas bestiasmedio mansas rondando en la cercanía de su vivienda, como una reserva de caza que podía coger confacilidad, pudo encontrarse en la vía de la domesticación.60

56 Richard S. Macneich, “Los orígenes de la civilización en el Nuevo Mundo” (nov. 1964), en La ciudad,su origen e impacto en el hombre. Selecciones de Scientific American, H. Blume (cfr. supra, c. 6), p. 69.

57 Op. cit., p. 71.58 Idem, p. 75.59 G. Childe, op. cit., p. 99.60 Idem.

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La primera idea nos hace pensar en la existencia de una economía agrícolaprecedente a la domesticación de animales. La agricultura bien sea permanente(sedentaria) o temporaria (semi-nómada) proporciona cierto excedente, el cualpodría proporcionársele a las bestias salvajes hambrientas; esto también nos su-giere la dramática idea de la escasez de alimento silvestre.

La segunda idea da cabida a pensar en la posibilidad de domesticación animalsimultáneamente a la caza y recolección. Lo cual señalaría otro camino históricoen la relación agricultura y ganadería: la domesticación de animales y posterior-mente la ganadería, precederían históricamente a la agricultura para después se-guir –posiblemente– un camino mixto:

Cualquiera que haya sido su origen, la cría de ganado dio al hombre control sobre su propio abastecimien-to alimenticio, tal como lo hizo también la agricultura. En la agricultura mixta, la ganadería asumió unafunción equiparable a la del cultivo, dentro de la economía productora de alimentos.61

Como se observa, no existe sólo un camino seguido en la aparición de larelación ganadería-agricultura sedentarias, pero una vez aparecidas, ambas cons-tituyeron un fuerte nexo entre éstas y el espacio físico elegido en la edificación delas protociudades peculiares a cada una de las porciones del territorio planetarioapto para ello. La domesticación de animales y la posterior actividad ganaderaconsolidó la “economía productora de alimentos” (supra) mediante el empleo dela leche, la carne, el huevo de gallina o de “guajolota” y las pieles de cerdo, cabra,ganado vacuno y bovino, así como las pieles de leopardo, de llama y alpaca apro-vechadas para la fabricación de prendas y ornamentos.

Todo este conjunto de condicionantes fueron fundamentales para los prime-ros asentamientos sociales sedentarios protourbanos que con el tiempo irían apren-diendo a vivir en climas muchas veces más rigurosos y a no depender del todo deestas condicionantes naturales. Para lograrse esto tuvieron que transcurrir milenios.

61 Idem, p. 103.

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Proceso de reproducción social y ciudad

2. Condiciones tecno-sociales

La misma ciudad moderna, pese a todo su ace-ro y todo su vidrio, es aún, en lo esencial, unaestructura pegada a la tierra, propia de la Edadde Piedra.

L. Mumford, La ciudad en la historia

La vida sedentaria es a la vez que un punto de partida del proceso genético deciudades prefiguradas como tales y supuesto central fundamental de éstas, tam-bién es un punto de llegada de conglomerados sociales precedentes. Antes de lasprotociudades estuvieron –según L. Mumford–: el caserío, el santuario, la cavernay el montículo.62 La vida sedentaria tiene, por tanto, también como presupuesto alos distintos modos o formas precedentes para organizarse o instalarse en el terri-torio, distintos modos o formas de habitar el espacio físico. Quiere decir esto quela vida sedentaria protourbana no es la aparición repentina de una forma de orga-nizar la vida sino supuesto de la continuidad emergente (por milenios) de formasarcaicas de reproducción de la vida social desarrolladas y transformadas peculiar-mente de manera acorde con las condiciones específicas del medio natural o me-jor dicho, social-natural con que entró en contacto. Suponemos que algunas formasde vida o funciones protourbanas existían prefiguradas en la vida aldeana de latribu o tribus que poco a poco producían su propio progreso social. Respecto aesta idea nos dice Mumford:

Con todo, la estructura embrionaria de la ciudad ya existía en la aldea. Tanto la casa como el altar, lacisterna, la vida pública y el ágora —que no era aún un mercado especializado— se configuraron inicial-mente en la aldea. Se trataba de invenciones y definiciones orgánicas que aguardaban su ulterior desarro-llo en la estructura más compleja de la ciudad. Lo que es válido para la estructura general de la aldea,también lo es para las instituciones. Los comienzos de la moral organizada, del gobierno, del derecho y lajusticia existía en el Consejo de Ancianos de la aldea.63

62 Mumford, La ciudad..., ed. cit., p. 11.63 Idem, p. 28.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Esto confirma en buena medida lo dicho más arriba, lo cual tendremos queverificar, no sin antes recordar también algunas ideas de Marx enumeradas en elcapítulo precedente (cfr. c. 7, cap.1), según las cuales la ciudad es ya obra de:

1. Concentración de la población.2. Concentración de los instrumentos de producción.3. Concentración del capital.4. Concentración del disfrute.5. Concentración de las necesidades.

Tiene que ser establecida la diferencia fundamental entre ciudad y proto-ciudad,dicho en otros términos, entre ciudad y génesis de ésta. La ciudad es –como dijeraMarx– una obra o producto y, la génesis de la misma, es su proceso de conforma-ción. Aunque históricamente se hace referencia a dos momentos distintos, tendre-mos presente el resultado, sobre todo, fijando la atención en los puntos 2 y 3 antesseñalados.

El nexo fundamental o, si se quiere, el puente que une a la ciudad como procesocon su génesis es la aparición –primero– y la concentración –después– de capital enuna porción del territorio. Pero no se trata del capital en general, sino del capitalnatural en particular; pues es éste el que da muestras de la existencia de la ciudadpropiamente dicha. Podríamos precisar esta inquietud bajo el auspicio de una pre-gunta que responderemos con las ideas del propio Marx, a saber: ¿qué es el capi-tal natural y en general cuáles son las condiciones para que el trabajador encuentrefrente a sí un capital?

El capital natural estaba formado por la vivienda, las herramientas de oficioy la clientela tradicional hereditaria, se trataba de un capital irrealizable debido alincipiente intercambio y de la escasa circulación, heredándose de padres a hijos.

No era —nos dice Marx— como en los tiempos modernos, un capital tasable en dinero, en el que tanto daque invierta en tales o cuales cosas, sino un capital directamente entrelazado con el trabajo determinado yconcreto de su poseedor e inseparable de él; era, por tanto, en este sentido un capital estable.64

64 K. Marx, La ideología..., p. 59.

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Proceso de reproducción social y ciudad

La respuesta a la segunda parte de la pregunta la encontramos en las Formen,donde Marx dice:

En la fórmula del capital en la cual el trabajo vivo se comporta con el material en bruto, tanto con elinstrumento, como también en los medios de subsistencia requeridos durante el trabajo tratándolos comono-propiedad, de manera negativa, d’abord está implicada la no-propiedad de la tierra, es negado aquelestado en el cual el individuo que trabaja se comporta con la tierra como con algo propio, esto es, quetrabaja, que produce, como propietario del suelo. La propiedad del suelo implica potencialmente tanto lapropiedad del material en bruto como la del instrumento originario, la tierra misma, como también la delos frutos espontáneos de ésta. Puesto esto en su forma más originaria, significa comportarse con la tierracomo propietario, encontrar en ella material en bruto como algo disponible, también instrumento y mediosde subsistencia no creados por el trabajo sino por la tierra misma.65

Entre esta “forma originaria” y aquella “no propiedad de la tierra”, se pone enjuego una parte fundamental de la distinción entre génesis de la ciudad y la ciudadpropiamente dicha. Al hablarnos Marx, en el contexto de las Formen, de una “for-ma más originaria”, nos hace referencia a las formas de propiedad asiáticas, lascuales podrían corresponder a lo que hemos venido llamando protociudades, puestoque nos dice:

La historia asiática es una especie de unidad indiferente de ciudad y campo (en este caso las ciudadesverdaderamente grandes deben ser consideradas meramente como campamento señorial, como superfetaciónsobre la estructura propiamente económica).66

Si mi apreciación es correcta, podemos hincar un elemento sólido sobre lasbases de la argumentación que antecede.

Tendremos que analizar cómo y por qué se da el paso de comunidades tribalesa las protociudades iniciales, para lo cual haremos uso de las cinco premisas ex-puestas al inicio del capítulo observando el emplazamianto y posibilidad de trans-formación física tecno-histórica.

La aldea, que antecede históricamente de manera significativa a la pro-tociudad,67 estaba integrada por un conglomerado de familias que –de acuerdo

65 K. Marx, Elementos..., p. 480.66 Idem.67 Cfr. op. cit. de Marx, Mumford, Childe.

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con L. Mumford– oscilaba entre una docena y unas setenta, cada una con su pro-pia vivienda,68 su propio dios doméstico, su propio altar, su parcela propia paralos entierros de manera particular o en algún cementerio colectivo.69 De ningunamanera deberá caerse en los argumentos cuantitativos, únicamente se intenta aludira sus implicaciones sociales; éstas han de prefigurarse a partir de la vida sedenta-ria una vez que se efectuó la elección cultural-civilizatoria.

La vida sedentaria cerca de los ríos y los lagos presupone la instalación de unsitio habitable, la construcción o producción de un lugar para el resguardo socialo, en otras palabras, la estructuración de un espacio para la vida aldeana. En estoHeidegger tiene toda la razón cuando nos dice que el bauen de la habitación es eledificar construcciones, el ponerse en seguridad, y el habitar es el morar entre lascosas teniendo la habitación como cuidado y contemplación (preservando el Qua-triparti: la tierra, el cielo, las divinidades y la comunidad de los mortales); peromorar –nos dice– es salvar la tierra, arrancarla del peligro, liberándola, restituyén-dola a su propio ser (cfr. c. 180, cap.1). El suelo protourbano tuvo que ser cons-truido, el espacio estructurado mediante la excavación de canales, el drenaje depantanos, la construcción de diques y plataformas que resguardan a la colectividadde las fuertes inundaciones. Esto tiene también como presupuesto la labor dedesmonte realizada por la comunidad entera para edificar el hábitat aldeano. Tantolos protosumerios como –en Mesoamérica– los protonahuatlacos tuvieron queestructurar el espacio haciéndolo habitable junto a ríos y lagos. Respecto a estoapunta G. Childe:

No fue dios (–según el génesis–) sino los protosumerios quienes crearon la tierra... El terreno sobre el cualse erigieron las grandes ciudades de Babilonia, tuvo que ser, literalmente, creado.70

Esta enorme labor tiene como presupuesto el trabajo colectivo; se requería deuna división del trabajo más allá de la división meramente sexual. Esta divisiónque Marx llama “natural”71 presupone, a su vez, la reproducción sexual de la vidamisma de los individuos: la multiplicación de la población. Este elemento es68 Cfr. K. Marx, F. Engels, La ideología..., pp. 29-30 (nota marginal).69 L. Mumford, op. cit., p. 27.70 G. Childe, op. cit., p. 134.71 Cfr. K. Marx, F. Engels, op. cit., p. 32.

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importante en la medida que nos señala, en primer lugar, la dificultad que tendríauna vida nómada muy numerosa en relación con el cuidado de niños y ancianos,y en segundo lugar porque, una vez en un asentamiento permanente, trae comoconsecuencia la densificación humana del suelo habitado que se traduce en con-centración de la población, concentración –por tanto– de las necesidades de pro-ducción y consumo (tal como lo señala Marx, supra). Se trata, pues, de una granhazaña colectiva, de una división colectiva del trabajo o división natural de éste.

La división colectiva del trabajo o división natural, coexistía con la propiedadcolectiva del suelo habitado y cultivado, “propiedad” es aquí posesión colectiva,valor de uso colectivo. Posesión o valor de uso del suelo incluía también “mate-rial en bruto disponible, intrumento de trabajo y medios de subsistencia no creadospor el trabajo, sino por la tierra misma” (K. Marx, cfr. c. 66).

El incremento de las necesidades de consumo supone, al mismo tiempo, unincremento de las capacidades de producción, o viceversa (indicar con precisiónen qué sentido –único– se daba esta relación sería muy arriesgado, antidialéctico yquizá hasta absurdo), supone también la adecuación del instrumento de trabajo alas nuevas necesidades de producción.

Para bocetar algunas necesidades protourbanas podrían traerse a colación lassugerencias de L. Mumford y de Le Corbusier. Mumford nos señala que las acti-vidades citadinas tienen un conjunto de funciones humanas comunes que se cum-plen en todas partes, ayudadas y enriquecidas, a veces, por la ciudad (cfr. cap.1, c.144), y Le Corbusier nos habla de una tetrafuncionalidad urbana (recordar que serefiere al hombre en general y a la ciudad “moderna” en particular): habitar, tra-bajar, circular y recrearse “en las horas libres” (cfr. cap.1, c. 30). Cuán absurdoresultaría aquí atisbar la forma en que se “recreaban” los sujetos sociales en lasprotociudades (el término “recrearse” aparece en Le Corbusier como “divertirse”o “distraerse” en el tiempo de ocio, esto significa en términos de funcionalidad“moderna” capitalista, “matar el tiempo libre”). Las sugerencias de Mumford sonmucho menos nefastas y mucho más útiles para el estudio del estadio históricoque venimos analizando.

a) En primer término, el paso de la vida aldeana a la protociudad debiótener una expresión social manifestada en el territorio (cambio de las

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

condiciones objetivas). Además de lo señalado antes, la estructura físicaaldeana pasó al de la protociudad gracias al terreno desmontado genera-ciones atrás y al trabajo de acondicionamiento o habilitación física para lahabitación y trabajo agrícola, se desarrolló y apareció:

• un crecimiento natural de expansión o ensanchamiento del espacio ins-talado, o

• debieron irse fundando “colonias” cercanas que darían paso a formasde asentamientos nuevos y acordes con las también nuevas funcionesque el espacio físico requería.

Ambas formas posibles –ya señaladas por G. Childe–72 de aparición genéticade las protociudades presupone un hinterland o entorno territorial como fondooriginario de producción73 (hay que acotar que en estas protociudades o forma-ciones económico-sociales originarias, la contradicción campo-ciudad aún no exis-te). La posible elección de una de estas dos formas de aparición en términos degeneralización histórica resultaría exageradamente unilateral aunque su posibili-dad sea muy grande, entre otras.

b) El trabajo productivo en la comunidad protourbana aparece como divi-sión del trabajo, cuya división se da de manera todavía natural y presu-pone la producción y reproducción social en y del medio físico. En lasviviendas las mujeres, los ancianos y los niños (regidos por el ciclo hi-drológico al igual que los demás integrantes de la comunidad, en mayor oen menor medida de acuerdo con su grado de desarrollo y control técnicode la conducción y uso de agua de ríos y lagos) estaban a cargo de acti-vidades simples y del manejo de instrumentos de uso sencillo como laazada, picos, raspadores, etc., que podrían ser empleados en la agricultu-ra doméstica o de pequeña escala en la recolección de frutos naturales;para la ganadería fabricaban recipientes para la ordeña de las hembras(vasijas de barro, entre otras) o cestos fabricados de fibras o tejidos vegeta-

72 G. Childe, op. cit., p. 141.73 K. Marx, Elementos..., p. 453.

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les. Obra de la mujer pudo ser también el mejoramiento del vestido median-te el uso de pieles curtidas y confeccionadas de mejor manera que lasfabricadas –quizá– con tejidos vegetales. Los ancianos pudieron ser quie-nes se encargaron de la manutención de la vivienda y sus cercanías, edi-ficada con antelación por los hombres más jóvenes. Los niños pudieronser útiles en el cuidado del ganado y de los animales domésticos másallegados a las viviendas humanas.

En las actividades de producción de alimentos los sujetos productores, el tra-bajador agrícola, en primer término, tuvo que mejorar (y ésta era una condiciónpara que el aumento de población se diera) sus técnicas de cultivo e instrumentosde trabajo; el riego mediante acueductos, el uso del arado, el empleo de animales detiro (como en Asia Menor en tiempos urbanos) o terrazas agrícolas para el apro-vechamiento máximo del agua de temporal y el suelo montañoso (como en Amé-rica del Sur); en algunos sitios la azada cedió su lugar al arado. En el trabajoganadero se aprendió a aprovechar al máximo la carne, la leche, las pieles y semejoraron los usos del estiercol, este último no sólo como fertilizante sino comoingrediente aglutinante de ladrillos arcillosos en los primeros tiempos de la vidasedentaria. También se requerían hombres que se dedicasen a la edificación deviviendas o, por lo menos, de sus viviendas familiares, así como de los espaciosde uso colectivo como calles, templos o cementerios (también en esta categoríaentrarían los acueductos, diques, cloacas, etc.).

c) Los materiales empleados, tanto los objetos de trabajo como los instrumen-tos o medios de trabajo, jugaron un papel fundamental para la edificacióny estructuración del espacio físico protourbano. Ante todo por la mayorpermanencia y estabilidad del resguardo de la comunidad por el uso másduradero de viviendas elaboradas con argamasa arcillosa o barro con jun-cos o carrizos, o mejor aún, por la invención del ladrillo fabricado conuna masa de barro mezclado con paja o por el uso de ensambles rocososcon argamasa (como en Mesoamérica) o sin ella (como en Sudamérica).Poco a poco se fueron extendiendo los usos de materiales duraderos ha-cia otras estructuras que moldearían el espacio protourbano. De ahí laafirmación de Mumford:

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En realidad, la domesticación de plantas y animales, la domesticación del hombre y la domesticación delpaisaje natural fueron partes de un mismo proceso.74

d) La construcción de caminos hacia el interior y hacia el exterior de las aglome-raciones colectivas fue primordial para el proceso de intercambio de bienesproducidos, tanto en la comunicación interna del asentamiento (jugando elpapel de verdaderas vías de intercambio del discurso comunitario) comoen la externa (relacionándose con las comunidades vecinas, las cualestambién podrían brindar objetos de intercambio incluyéndose, quizá, loshombres y las mujeres). En la medida que estas relaciones externas sepresentaron, se aceleró aún más el proceso social de las comunidadescitadas; el uso doméstico de los animales de carga y de los hombres mis-mos modificaría las dimensiones, los materiales con que los caminos erantransitados y las velocidades posibles, así como el empleo de los caminosy calles no sólo como (al estilo lecorbusiano) lugares para la circulaciónsino, según H. Lefebvre, como lugares de encuentro.75

e) La vida sedentaria trae consigo la observación detenida de la naturaleza.El morar entre las cosas, más aún, mediante un instrumento de trabajo,aunque éste sea la mano o los órganos de los sentidos, significa habitarcon ellas preservando sus cuidados y observando de forma cuidadosa suscambios. Los asentamientos sedentarios protourbanos sientan las basespara el análisis introspectivo de la naturaleza. La no-movilidad habita-cional, el no-traslado –por supuesto– de las condiciones objetivas trajoconsigo la observación del ciclo hidrológico y climático, el levante y po-niente solar, y la “movilidad” de las estrellas en el firmamento. Lo ante-rior cimentó las primeras observaciones astronómicas y variacionesaritméticas de tales fenómenos (calendario); la construcción de diques,canales, cloacas, surcos de tierra (roturación), habitaciones de ladrillo,escurrimiento del agua fluvial y pluvial, trazo de caminos, etc., trajo consi-go las nociones elementales de la geometría y la arquitectura; combinada

74 L. Mumford, op. cit., p. 25.75 H. Lefebvre, La revolución urbana, ed. cit., p. 26.

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esta labor con la de los procedimientos y técnicas constructivas o edifi-catorias, así como las bases de la técnica y las artes constructivas (fabrica-ción de ollas y vasijas de barro, tejidos y objetos decorativos). En general,trajo consigo el nacimiento de disciplinas del pensar ordenado y estructu-rado bajo generalizaciones especulativas, esto es, del pensamiento espe-culativo y de las llamadas –posteriormente– ciencias y disciplinastecno-artísticas y espirituales.

Apareció la necesidad de dar orden formal y material al hábitat ocupado gra-cias a la observación y plasmación colectiva de ésta en aquél. Cada cultura-civi-lización representó la plasmación colectiva de proyectos, formas y modos de ser(de vivir la reproducción social) de la relación, adaptación y diálogo con la natu-raleza elegida: con frecuencia observamos, y con grata sorpresa, que pobladosenteros son la continuidad del material natural trans-formado y trans-figurado enedificios o casas habitados, son porciones de naturaleza humanizada y casi, po-dría decirse, desdoblamientos naturales. Las techumbres inclinadas hechas demateriales vegetales y los muros, mezcla de porción de tierra (arcilla y barro) ydesplante al cielo (vegetación, árboles locales y hasta estiércol) entraban en ar-monía cada vez más con formas regulares vertical y horizontalmente. Las terrazasamericanas, las chinampas y en general la roturación del suelo fértil constituye-ron un verdadero discurso colectivo de los valores de uso, una verdadera obramonumental del discurso protourbano social-natural. Todo este conjunto mate-rial, toda esta expresión social de la materialidad es lo que podríamos denominarcon certeza –para emplear los términos de F. Braudel– civilización material ocultura material.

El vestido dejó de ser mero recubrimiento corporal y se convirtió de manerapaulatina en parte de la estética y lenguaje comunicativo (como en los pueblosde Mesoamérica y Sudamérica, por ejemplo, mayas y nazcas). El uso ornamental desemillas y pieles –primero– y de piedras preciosas –después– (piedras como laobsidiana, lapislázuli, amatista, malaquita, turquesa, gema, concha de cauris, en-tre otras), jugó un papel estético novedoso y de larga duración hasta nuestros días,al grado tal que las conchas de cauris, cuya forma asemejaba la vulva femenina y

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“aseguraba la fecundidad”, se convirtieron en talismán, llegando a emplearse comosustituto de la moneda en varias partes de África.76

f) Al interior de la comunidad aldeana la organización social colectiva cediópaulatinamente el camino a las formas más desarrolladas que requería lacomunidad ampliada de la protociudad. Y el Consejo de Ancianos teníaque ceder también el lugar a otras formas más complejas y más dinámi-cas (aunque mucho más nefastas en términos de socialización) que lasancestrales formas aldeanas. Ya no serían los ancianos sino gente menosvieja que conociera y denominara el manejo de técnicas necesarias parala organización y el control pacífico o represivo de la producción y repro-ducción colectiva (organización de construcción y mantenimiento de ca-minos, casas, ganadería, agricultura, etc.). Con la génesis de la ciudad,aparece al mismo tiempo la del régimen colectivo y de la política y, portanto, del Estado:

La división del trabajo lleva aparejada, además, la contradicción entre el interés del individuo concreto ode una determinada familia y el interés común de todos los individuos relacionados entre sí [...], la divi-sión del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo de cómo mientras los hombres viven en una sociedadnatural, mientras se da, por tanto, una separación entre el interés particular y el interés común, mientras lasactividades, por consiguiente, no aparecen divididas voluntariamente, sino por modo natural, los actos pro-pios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil que lo sojuzga, en vez de ser él quien losdomine.77

g) El otro elemento que nos señala la existencia de la protociudad es el lugardel intercambio, el incipiente mercado; aquel sitio en el que el excedente deproducción o plusproducto era llevado para que el productor de determi-nado producto intercambiase éste por otro de su utilidad. Esto sólo fueposible cuando las diferentes ramas de la producción se vieron desarro-lladas por la división natural del trabajo. La vida sedentaria mejoró alprosperar con ella la economía primaria de bienes naturales (agricultura yganadería) y la industria artesanal y de bienes suntuarios. Max Weber

76 G. Childe, op. cit., p. 141.77 K. Marx, F. Engels, La ideología..., p. 34.

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señalaba que la ciudad en su origen, y sobre todo cuando se distingueformalmente del campo, es un lugar de mercado (cfr. cap.1, c. 19) y Marxde igual modo alude a esta función económica:

Las ciudades propiamente dichas surgen junto a [las] aldeas sólo en aquel punto que es particularmentefavorable para el comercio con el exterior o allí donde el gobernante y sus sátrapas intercambian susingresos (plusproducto) por trabajo, gastan esos ingresos como labours-funds.78

Debe mencionarse que se hace referencia a las comunidades orientales.Con mucha frecuencia leemos o escuchamos decir que la condición funda-

mental para la aparición de la ciudad es la existencia de un excedente de produc-ción,79 de la existencia de un plusproducto. Pero ¿qué significó en este estadiohistórico la existencia de un excedente de producción o plusproducto? ¿Ha segui-do siendo ésta una característica general de la distinción de ciudades?

IIIEl campo y la ciudad

Hemos arribado al pródromo de la distinción entre el campo y la ciudad, entre lorural y lo urbano. Desde luego su explicación no la fundaremos en criterios cuan-titativos como se estila por lo general, ya sea por eludir discusiones teóricas ypolíticas o por incapacidad analítica; sin embargo, tocaremos de paso algunos desus aspectos destacables.

Estos criterios cuantitativos han inundado el mundo de la investigación cien-tífica y política al grado de que han sido aceptados oficialmente por la Organiza-ción de las Naciones Unidas, quien estima como poblaciones urbanas a aquellas

78 K. Marx, Elementos..., p. 436.79 Gideon Sjoberg señala, p. e.:

“Para que surgieran las ciudades hacían falta dos factores, además del progreso tecnológico [...] Unode ellos era la existencia de un tipo de organización social particular por medio de la cual pudierarecogerse, almacenarse, y distribuirse el excedente producido por el avance técnico [...] El segundofactor era un medio ambiente geográfico favorable” (cfr. op. cit.).

Para él la organización social se gesta gracias a su resultado y no a la inversa, el resultado se generagracias a la organización social. Desde la perspectiva esbozada, vemos qué tan corto es el alcance deSjoberg y qué tan invertido es su punto de partida.

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que cuentan con 2 500 habitantes.80 En Estados Unidos existe una determinacióncuantitativa según la cual se emplea la noción de zona urbana, conteniendo ordi-nariamente varios lugares urbanos (un lugar urbano: 2 500 hab.). En el censo depoblación de 1960 se registraron 5 445 zonas urbanas en las que había 125 millo-nes de habitantes.81 Si dividimos esta cifra entre la anterior nos da un númeropromedio de 22 957, muy por arriba de la proporción de 2 500 habitantes.

El mismo F. Braudel cae en la tentación de partir de un criterio cuantitativo,aunque su visión histórica lo traiciona y hace flexible su determinación a partir dela época histórica y el lugar de que se trata; por supuesto, también aceptará que noes sólo cuestión de número. Veamos lo que nos dice:

Para que las cosas estuvieran claras, necesitamos disponer de un límite mínimo evidente, indiscutible, quefijase el comienzo de la vida urbana. Sobre ese punto nadie está, nadie puede estar de acuerdo. Máxime,teniendo en cuenta que semejante límite cambia con el tiempo.82

Desde luego, la perspectiva historiográfica de Braudel es mucho más consis-tente y mucho más fundamentada que los dos casos anteriores. Debemos presen-tar la idea completa con el fin de conocer la tentativa de Braudel.

Para la estadística francesa, una ciudad es una aglomeración de por lo menos 2 000 habitantes (aún enla actualidad), es decir del tamaño del Varzy hacia 1 700. Para las estadísticas inglesas, la cifra se eleva a5 000 [...], en Alemania, a finales de la Edad Media, había 3 000 localidades con el título de ciudad.Ahora bien, tenían una población media de 400 individuos. El umbral habitual de la vida urbana se sitúa,por tanto, muy debajo del tamaño de Varzy, en el caso de Francia y seguramente en el de todo Occidente.83

Tras exponer la necesidad que tiene la historia urbana de ampliar estos “lími-tes mínimos”, pasa a presentar su idea central:

[...] lo importante sería poder evaluar la masa total de los sistemas urbanos, su peso global, descender, portanto, a su límite inferior, a la articulación entre ciudades y campos. Nos serían más útiles cifras de conjunto

80 ONU.81 Edwin S. Mills, Economía urbana, Diana (1975), p. 24.82 F. Braudel, Civilización..., p. 420.83 Idem, p. 421.

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que las particulares: colocar en un platillo de la balanza todas las ciudades y, en otro, toda la población delimperio, o de la nación, o de la región económica, y calcular la relación entre los dos pesos, lo queconstituye un procedimiento bastante seguro de calibrar ciertas estructuras económicas y sociales delespacio observado.84

Esto es lo que nosotros bien podríamos llamar promedio histórico global ur-bano de occidente. Las ideas cuantitativas de trasfondo histórico suenan –quizá–como el canto de las sirenas homéricas, sin duda alguna interesantes pero mate-máticamente distintas. Su conclusión cuantitativamente reflexiva, es igualmenteinquietante:

Faltaría saber, para interpretar la gama de estas cifras, en qué punto (¿quizá hacia el 10%?) la urbanizaciónde una población alcanza un primer nivel de eficacia. Posiblemente haya otro umbral significativo, alrede-dor del 50%, del 40% o incluso por debajo.85

Sea cual sea, el criterio cuantitativo será siempre insuficiente, ya que no ex-plica qué es lo rural y qué es lo urbano.

El campo y la ciudad: distinción entre lo rural y lo urbano

Algunas claves más para la explicación de esta distinción quedarían expuestasbajo tres aspectos de primer orden:

La separación de ciudad y campo puede concebirse también como:

• la separación del capital y la propiedad sobre la tierra;• como el comienzo de una existencia y de un desarrollo del capital inde-

pendientes de la propiedad territorial;• de una propiedad basada solamente en el trabajo y en el intercambio.86

a) El proceso que siguió la separación del capital (capital “natural”) y la pro-piedad sobre la tierra está fundado en la división del trabajo. Puesto que con el84 Idem, p. 422.85 Idem.86 Cfr. K. Marx, La ideología..., p. 56.

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incremento de la población se presupone el incremento y diversificación de lasnecesidades de consumo, también se presupone el incremento en la eficienciareal de la productividad del trabajo. Esta última requirió, por una parte, del desa-rrollo de los medios de producción y, por otra, del incremento, diversificación yespecialización de las ramas de la producción (primero) y separación en sectoresque colaboran en tales o cuales trabajos (después).

En las Formen (cfr. Grundrisse) Marx presenta la manera en que la propiedadcolectiva o, como aclara él, la posesión colectiva de la tierra, del material, elinstrumento y el producto del trabajo (condiciones objetivas de la producción) sevan transformando en las distintas etapas de las formaciones económico-socialesen las cuales se pasa de la posesión colectiva de estas condiciones objetivas, a lapropiedad privada del instrumento de trabajo y de su producto (con la simultáneapérdida del poder sobre la tierra), hasta la pérdida completa de estas condicionesobjetivas para ser únicamente dueños potenciales de su fuerza de trabajo.87 Estosólo ocurre con el desarrollo social de la división del trabajo junto con el desarrollode la propiedad privada mobiliaria y más tarde la inmobiliaria.

Nos dirá Marx:

Las diferentes fases del desarrollo de la división del trabajo son otras tantas formas distintas de la pro-piedad.88

Lentamente se fueron separando las distintas ramas de la producción. Por unlado la producción agrícola cuyo objeto de trabajo es la tierra generó a sus traba-jadores y sus propietarios (de objetos e instrumentos de trabajo); y por otro ladola industria paulatinamente diversificada y asentada en un espacio distinto al delcultivo de la tierra. Esta producción diversificada trajo consigo simultáneamentela diversificación de las condiciones de producción, de la distribución y controlde espacio físico.

La rama de la industria, paulatinamente diversificada, requería de un espaciofísico distinto del espacio agrícola. Al separarse cada vez más estas ramas de laproducción, se separaron también sus espacios instalados y resguardadores de sus

87 Cfr. K. Marx, Elementos... (Formen).88 K. Marx, La ideología..., p. 20.

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Proceso de reproducción social y ciudad

propias condiciones objetivas de trabajo (objetos en instrumentos de trabajo). Aldepurarse el medio técnico se depuró también su resguardo e instalación, al mul-tiplicarse éstos, se multiplicó también la necesidad de su aglutinamiento.

Se parte de la situación siguiente: para que la satisfacción de las necesidadesde la población se efectúe, se requiere que el producto elaborado se transforme enbien en la menor distancia-tiempo posible; esto se logra mejor en la medida que elproducto (bien) se encuentra más cerca de la población o –dicho en una palabra–dentro de ella. Las distintas ramas de la industria o manufactura tienen la granvirtud de instalarse allí donde el grueso de la población habita, esto significa lacohabitación de las condiciones objetivas de la producción con el hábitat social;estas condiciones objetivas pueden transladarse de un sitio a otro. En la produc-ción agrícola no existe en general esta posibilidad, la tierra laborable es cada vezmenos abundante. De aquí la diferenciación del uso y propiedad de las condicio-nes objetivas de la producción: tierra cultivable aquí, suelo habitacional, indus-tria (capital natural), más allá. Dispersión territorial aquí, concentración de capitalallá. Finalmente campo aquí, ciudad allá.

b) Una vez diferenciado el sitio del territorio de la reproducción social comositio de la producción y reproducción de la vida agrícola o campirana y sitio de laproducción y reproducción social de la vida no-agrícola o urbana, basada estaúltima en la manufactura artesanal o industrial, se gesta progresivamente la espe-cialización en y de la producción física del espacio como espacio agrícola y espaciode la manufactura, la industria y la concentración de la vivienda. En otras pala-bras, se da la división del trabajo, especializada, progresiva y globalmente, delterritorio de la reproducción social en su conjunto. Esto se da al mismo tiempoque la distinción entre trabajo manual y trabajo intelectual, entre la clase quedirige y controla la productividad del trabajo y la clase que realiza ese trabajo.

La concentración del capital “natural” en el sitio de su producción y reproduc-ción social gestora dejó ver paulatinamente las ventajas de sus funciones:

• Encontró allí espacio físico para su existencia al lado de sus propieta-rios-poseedores directos.

• Encontró la fuerza humana necesaria para ponerlo en movimientore-creándolo o creándolo si no existía.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

• Encontró el sitio adecuado para el consumo de los bienes producidos,es decir, del grueso de la población cuantitativamente mayoritaria delterritorio de la reproducción social en su conjunto, ahorrando elespacio-tiempo de conversión de los productos en bienes.

• Encontró la funcionalidad y eficiencia comunitaria de obras (bienes) deconsumo colectivo como caminos, puentes, canales, acueductos, etc.,así como la vivienda misma.

• Incrementó las posibilidades de la reproducción misma, de sus necesi-dades y de las formas de consumo en y del espacio territorial.

• La modificación física del territorio se tradujo en la modificación de suuso social y de las relaciones sociales en su uso. El consumo de losbienes colectivos es a su vez producción y consumo de la socialidad.

• En general aumentó las posibilidades de su propia reproducción (repro-ducción del capital).

La concentración de la población en el territorio (ciudad) dinamizó y translucióla ventaja del disfrute colectivo a diferencia de la vida dispersa y casi a-temporalde la población en el territorio (campo).

La diferenciación entre la ciudad y el campo presupone su distinción económi-ca: capital vs. tierra, y con ello su separación progresiva. Entretejimiento y dife-renciación progresiva del espacio-tiempo de la reproducción social.

c) La existencia de un plusproducto tiene ante sí un conjunto de presupuestosfundamentales para la existencia de la ciudad.

Desde un punto de vista global, hablar de plusproducto o excedente de pro-ducción significa de un lado –en el campo– la autosuficiencia en la producción debienes para la alimentación primaria en esto que podríamos denominar el “dis-curso de la producción natural”, y del otro –en la ciudad– la necesidad de impor-tar del campo este conjunto de bienes y el traslado de una parte de aquellos bienesproducidos en la ciudad en esto otro que podríamos denominar el “discurso dediversificación material” o “discurso de la producción secundaria”. Este inter-cambio de bienes producidos tiene un sitio del territorio por el cual circulan lasmercancías con las máximas ventajas económicas –esto es, bajo una lógica econó-

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Proceso de reproducción social y ciudad

mica–, donde el ciclo de la producción-distribución-cambio-consumo se lleva acabo, en el mínimo de espacio-tiempo y donde se reparte cuantitativamente la ciu-dad cuya sede central se va metamorfoseando poco a poco en mercado. La exis-tencia de un discurso del excedente constituye un fenómeno de larga duración,una duración que se ha conservado por milenios, estableciendo la peculiaridad dela cultura que ya F. Braudel llamó “diálogo ininterrupido entre la ciudad y suscampos” como primera necesidad de la vida cotidiana.89

Desde el punto de vista urbano individual endógeno (intraurbano) la existen-cia de un plusproducto significó la especialización en determinadas ramas de laproducción y el desarrollo tecnológico de los medios de producción, instrumen-tos de trabajo y todas aquellas condiciones de la producción que requirieronmodificarse para la generación incrementada del excedente social. Al crecer lapoblación y la diversificación de la producción, todos y cada uno de los producto-res requirieron intercambiar sus plusproductos para satisfacer las necesidades dela colectividad hechas suyas, acelerándose celularmente la dinámica mercantil ysolicitando asimismo la especialización funcional del territorio urbano para cum-plir con las necesidades de intercambio permanente (en los mercados) o periódica(en las ferias).

Hablar de plusproducto o excedente de producción es hablar de la necesidadde su intercambio y hablar de intercambio es mencionar el cambio de manos demercancías entre la ciudad y sus campos, entre los pobladores de la ciudad y másaún entre las ciudades y los campos más o menos alejados. También se evoca elsitio del intercambio permanente que es por excelencia el mercado y aquel sitiodel territorio temporario destinado al intercambio interurbano-rural en las ferias.Este incremento de la actividad económica presupone el incremento tecnológicoen la funcionalidad y utilidad, por tanto, de los medios de comunicación, la cons-trucción de caminos “interurbanos”, la construcción de sitios de administracióneconómica y política, construcción de avenidas para la circulación de los mediosde transporte de carga fueran estos animales o vehículos con ruedas (según elprogreso técnico-cultural).

89 Cfr. c. 162, cap. 1.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

d) Podemos concluir esta aproximación distintiva bajo las siguientes ideas:

• El campo aparece como el sitio del territorio en el que vida económica yhabitación (en sentido amplio) se satisfacen bajo el fenómeno de largaduración del diálogo hombre-naturaleza; en el que la relación hombre-na-turaleza se da de manera directa o cuasi directa, por lo que podemos decirque es el sitio en el que el hombre habita con la naturaleza encontrándoseen su inmediatez. Hombre-habitación-naturaleza existen o por lo menostienden a la constitución de un metabolismo natural como un cuerpo orgá-nico: el territorio se transnaturaliza (se transforma) técnicamente a ima-gen y semejanza de la civilización y cultura humana, esto es, se debeconsiderar –en efecto– como regla graduada: se humaniza.

En la ciudad la relación hombre-naturaleza aparece mediada por unthelos cuyo efecto es la cohabitación colectiva de una porción territorialmultiforme. Ya no es el diálogo entre hombre-naturaleza sino el discursode la diversificación material de la socialidad, del discurso de la cohabi-tación concentrada y de la existencia indiferente de la fertilidad (potencia-lidad) y productividad del territorio. En la ciudad la tierra sufre la mutaciónde ser potencia productiva de bienes primarios, en “mero intervalo habita-ble”; esto último sin vida concentrada es un absurdo. De esta manera, laciudad es el olvido de la tierra como fuente de valores de uso primarios;su uso se ha metamorfoseado en sitio de la vida social o –mejor quizá– dela vida privada.

La ciudad aparece como territorio metamórfico cuya “espiritualidad”es la socialidad, esto es –paradójicamente– la construcción social del territo-rio (esta construcción colectiva alude flagrantemente al régimen colectivo,a la vida política: la construcción política del espacio social como la nuevanaturaleza).

• El campo se presenta como palimpsesto del discurso natural de los valo-res de uso, como el sitio de la sujetidad producción-consumo directos.Los productores son al mismo tiempo consumidores directos de esta pro-ducción. Aquí el momento de la producción y el momento del consumo

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Proceso de reproducción social y ciudad

no aparecen o casi no aparecen mediados, por lo que los productos prima-rios son consumidos in situ. El discurso de la producción es al mismotiempo el discurso del consumo. Asimismo, uso habitacional de la tierra yproducción-consumo de los productos de ésta son condiciones de existen-cia mutua.

La ciudad se denuncia cada vez más (según su progreso técnico-econó-mico y político) como el discurso paradójico de la “socialidad” no-naturalde los valores de cambio, esto es, como el discurso mercantil de los bienes deconsumo. Productores y consumidores se encuentran mediados por el cam-bio de manos en el mercado, se trata del consumo anónimo de la produc-ción anónima. El momento de la producción y consumo se encuentranmediados y penetrados por los momentos de la distribución y el cambio(circulación política de las mercancías). La ciudad es el lugar de los inter-cambios, es, en la medida que se desarrolla, el lugar del discurso mercan-til, del discurso de los propietarios, privados y de la vida privada (anónima);por ello es potencialmente un sitio de la indiferencia social en la medidaen que esta sociedad se mercantifica. La tierra, el suelo ya no es la fuentedirecta de la producción, sino sitio funcional de la producción secundaria,es el lugar sobre el cual la producción se realiza.

• Debe también hacerse notar que en los tiempos ancestrales de las ciudades,el fenómeno distintivo entre lo urbano y la ciudad era prácticamente inexis-tente. En lo que se ha dicho hasta aquí, se ha empleado indiferentementela noción de “lo urbano” y la “ciudad”, esto se debe a que en sus orígenesarcaicos prácticamente no existía una distinción entre ellos. La causa deella aparece en la medida del desarrollo de los medios de comunicación ypropagación de las formas de uso y consumo de la materialidad técnica-mente más desarrollada, existía también su forma de existencia urbana.Aparece de nuevo la consideración de la noción cultura-civilización entérminos territoriales en tanto que urbana-citadina bajo las ideas antedi-chas. La distinción problemática se presenta en tiempos recientes en quepueden existir culturas-civilizaciones rurales (campesinas) con formas deuso-consumo de la materialidad y la socialidad inducidas desde la ciudad.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Tal fenómeno tiene como medio fundamental de transmisión al desarrollode los medios de comunicación y de las ideas, hábitos y formas de vidaproducidos en las ciudades y recibidos en las poblaciones rurales de loscampos circundantes. Esto es más evidente en la medida en que el progre-so técnico alcanza niveles más altos.

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CAPÍTULO 3

LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA: ESTRUCTURA Y SISTEMA

Sigue siendo dudoso que se pueda hablar de so-ciedad complicada en sentido estricto, y que lacomplicación no sea en cambio una apariencia,una parte del velo que oculta el modo de funcio-nar el mecanismo social y los sacrificios que im-pone. En todo caso, se puede sospechar que noes complicada la cosa en sí, sino más bien quelos sujetos, investidos de su función cognoscitivapor la división de funciones propias de la socie-dad basada en la división del trabajo, se limitana tal punto a las actividades particulares y téc-nico-prácticas, que encuentran obstruido el ca-mino para la construcción del todo.

T. Adorno, La sociedad: Lecciones de sociología

IOrdenación del sistema

La organización del funcionamiento capitalista de una ciudad puede ser com-prendida una vez ordenados los elementos que configuran o determinan de mane-ra múltiple todos los fenómenos urbanos. Esta idea del orden de funcionamientono es algo que deba inventarse (bajo la apariencia de un “esquema” o “modelo”teóricos) sino que se des-encubre o des-vela como consecuencia del análisis de lareproductibilidad histórico-social mediante su crítica concreta. Para pretenderesta última, se hace necesario conocer los momentos más comunes, por tanto, atodas las formas de existencia capitalista y esto irremediablemente requiere de unesfuerzo de abstracción teórica que irrumpa en este intento crítico.

Una investigación profunda de la realidad social –no sólo urbana– de un terri-torio, debe considerar forzosamente la comprensión de la historia real del pro-yecto de país al que pertenece o bien, a su prefiguración. Esto significaría develar

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

el proyecto de humanización del territorio acontecido históricamente, lo cualimplica realizar estudios geográfico-ambientales, económicos, antropológicos,sociológicos, arquitectónico-arqueológicos y de todas aquellas disciplinas huma-nas que inciden fundamentalmente sobre la comprensión del desarrollo socialhistórico.1

Para emprender estudios de esta magnitud existirían diversos grados de análisis,primero abstractos de amplitud teórico-epistemológica (aprehensión global de latotalidad) y después de amplitud territorial-espaciaria (regiones –ciudades y cam-pos– y su red constitutiva). Un elemento fundamental de esta última, se estableceal considerar las particularidades culturales y sus determinaciones regionales, pre-sentándose un hecho polémico:

–La organización-estructuración urbana y sus estudios (la llamada “planifica-ción urbana”) parte de las ciudades hacia el resto de sus regiones o,

–Se vuelve “interregional” partiendo del territorio nacional hacia las ciudades.

Es más racional y humano iniciar la organización de la riqueza social comotal, llámese ésta “interregional” o “interurbana”, recurriendo al estudio científico,y no sólo político ni técnico, de las diferentes regiones del país, así como con lacaracterización crítica de la regionalización continental a la que pertenece tal país.

Si se inicia la investigación en ese último sentido, es decir, con la segundaorientación, el problema se agudiza con la forma de abordaje teórico del análisisy caracterización de las regiones diversas del país estudiado, para lo cual tieneextrema importancia la cuestión étnico-cultural de los grupos humanos tanto ru-rales como urbanos, entendiendo lo cultural en su acepción amplia, como quedóexpuesto en la nota aclaratoria del capítulo 2, dicho sea de paso, como civiliza-ción material y no-material (espiritual). Entendido así el análisis, se partiría de la1 Recordemos una idea importantísima de Marx, según la cual:

“... toda historiografía tiene que partir necesariamente de los fundamentos naturales y de la modifica-ción que experimentan en el curso de la historia por la acción de los hombres... Estas condiciones nosólo influyen decisivamente sobre la organización originaria de los hombres —o sea sus diferenciasraciales—, sino también sobre todo su desarrollo o no-desarrollo ulterior, hasta el día de hoy”.

(K. Marx, La ideología..., p. 19). Al parecer uno de los pocos investigadores serios no-marxistas denuestro tiempo que siguió al pie de la letra esta idea fue F. Braudel, la “arquitectura” de sus grandesobras así lo comprueban (cfr. cap. 1, apartado sobre F. Braudel).

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

investigación de las culturas desarrolladas en las regiones diversas o por lo menosde aquellos elementos que inciden sobre éstas y que determinan o condicionan sudesarrollo, continuando tal sentido del análisis hacia las ciudades para, posterior-mente, emprender el “viaje de regreso”.

Este viaje de regreso citado quedará enriquecido por todos los resultados dela investigación completando enormemente el proceso de organización racional oplanificación general, teniendo como punto de partida, en este momento, el “de-sarrollo del desarrollo”, esto es, lo que sirve como indicador general, parámetro yejemplo a la vez: las ciudades, su red urbana y el “equilibrio” entre ellas. Buscandola homogeneización del desarrollo social que es la meta final y estratégica de laplanificación regional. Y sólo en este sentido puedan tener coherencia las políti-cas descentralizadoras y desconcentradoras del crecimiento económico y urbano.

Recordemos algunas frases que ilustran este intento:

Cuando consideramos un país dado desde el punto de vista económico-político comenzamos por su pobla-ción, la división de ésta en clases, la ciudad, el campo, el mar, las diferente ramas de la producción, laexportación y la importación, la producción y el consumo anuales, los precios de las mercancías, etc.

Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo; así, por ejemplo, en laeconomía, por la población que es la base, y el sujeto del acto social de la producción en su conjunto. Sinembargo, si se examina con atención, esto se revela como falso...

...Si comenzara, pues, por la población, tendría una representación caótica del conjunto, y precisandocada vez más, llegaría analíticamente a conceptos cada vez más simples; de lo concreto representadollegaría a abstracciones cada vez más sutiles hasta alcanzar las determinaciones más simples. Llegando aeste punto, habría que reemprender el viaje de retorno hasta dar de nuevo con la población, pero esta vezno tendría una representación caótica de un conjunto sino una rica totalidad con múltiples determinacio-nes y relaciones.2

Debe distinguirse que en este sentido del análisis radica justamente el regresoal que hago referencia y parte de las categorías concretas “asentadas” en las ciu-dades, determinando y regulando el crecimiento regional. Este método es, sinduda, complejo pero sumamente radical y crítico, ya que marca el regreso y elsentido humanista de la historia real y concreta del desarrollo cultural étnico-regional y heteroregional-nacional. Con esto se señala un camino de la investiga-

2 K. Marx, Elementos..., pp. 20-21.

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ción para la planificación y organización territorial económica y política en senti-do amplio supra-étnico y post-capitalista. Implica también una labor más allá delo científico y más cerca de lo político. Marca la unidad de lo científico con lopolítico; es, finalmente, una unidad de la ciencia con la política y verdadera socia-lización del saber científico. Requiere, en conclusión, del trabajo multidisciplinariode las diversas ciencias del hombre bajo un fin común: la humanización del terri-torio y la construcción humana del mundo.

Este camino indicado será siempre el más adecuado pero también el más utó-pico. Aunque, y aquí su relevancia, deberá ser siempre buscado cuando se preten-da verdadero rigor de organización y racionalización (planificación) política ysocial del territorio.

En el estado de cosas actual surgido como consecuencia del reordenamiento yrefuncionalización territorial del capitalismo mundial hegemónico y dominante,el método de análisis crítico, o sea, de la crítica radical al capitalismo, no va delanálisis regional supra-étnico hacia la ciudad como proyecto de humanización,sino de la ciudad hacia las regiones como proyecto de apropiación capitalista delterritorio. En la mayoría de los casos debe entenderse el estudio regional comoinstrumento y, en última instancia de expansión, dominio y apropiación urbanadel territorio-nación, en donde las ciudades constituyen las “cabezas del dragón”que se expande mundialmente y juegan un papel central en el crecimiento yrevitalización del mercado capitalista constituyéndose como cerebros pero, a lavez, tentáculos de la “inflamación” urbana del territorio.

Se genera, pues, un viraje completo en el método de investigación del discursoexplicativo del fenómeno urbano: en general se parte de la exposición del funcio-namiento estructural en el interior de sus ciudades centrales reproductoras de susestructuras y reconfiguradoras de éstas y su relación con sus entornos regionales alo largo y ancho del territorio. Para el análisis crítico del fenómeno urbano domi-nante se plantea el camino inverso de lo que podríamos llamar una planificacióncrítica: de la estructura (configuración), funcionamiento (modo) y sentido (finali-dad) de la ciudad como elemento central general capitalista hacia el diálogo consus regiones. Pondremos atención en el monólogo de la ciudad como patologíaegocéntrica del capitalismo teniendo como síntoma fundamental la “autoestima”

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

hipervalorizada; estudiaremos la ciudad en sí y por sí misma (para emplear lostérminos de Hegel).

Aunque la existencia real de los elementos que constituyen determinantementela ciudad es una existencia global o que se globaliza hacia toda la extensión delterritorio, hoy más que nunca controlado por cada nación o país con sus diferentesproyectos impuestos políticamente y bajo peculiaridades socio-culturales, comofenómeno “interurbano”, dicho de manera técnica, se puede hacer una abstracciónconsiderable y de suma importancia dirigiendo el “bisturí anatómico” al “cuerpode la ciudad” para efectuar las disecciones correspondientes.

Para analizar el entorno de la ciudad contemporánea predominante, tendre-mos presentes cuatro momentos teóricos necesarios.

1. La relación abstracta entre procesos económicos generales y su determi-nación o condicionamiento de la expresión física (espacio-temporaria).Argumentación teórica respecto a su existencia como estructura y sistemasubordinador.

2. El funcionamiento, mecanismo y articulación de los procesos físicos (es-pacio-temporarios) con los procesos económicos capitalistas de produc-ción del espacio citadino.

3. Subsunción real y formal del proceso de reproducción social (espacio-temporarios) al sistema capitalista.

4. La posibilidad de producción y reproducción de la socialidad dentro de laestructura y sistema capitalista.

IILa ciudad y el sistema

La ciudad es el sitio en el que el capitalismo se realiza como sistema. Es allídonde se expresa la vigencia del proceso de reproducción social capitalista encuanto tal. En la ciudad se manifiesta lo contemporáneo del capitalismo comotodo complejo que se sistematiza con un fin reproductivo, adquiriendo este últimosu modo económico dominante de existencia social a través de procesos legitima-

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

dores de la materialidad del espacio como lugares de instalación de una vigenciasupratemporal aparente.

La ciudad deviene sistema en la medida que la economía establece sus redes ylas tiende sobre una parte del territorio con fines reproductivos, introyectandodeterminados mecanismos que lo vuelven funcional para sí. La funcionalidad deuna ciudad es la vara con que se mide la eficiencia del sistema en cuanto expre-sión territorial y autocontrol de la totalidad social (parcializada) subsumida a estemecanismo.

Proyecto social y proyección territorial encuentran en la ciudad la entidadperfecta para su unificación. Y cada proyecto hegemónico encuentra en cada ciu-dad el cuerpo territorial optimizable para hacerse presente. Se podría decir queuna ciudad es una cabeza del dragón en la cual éste manifiesta su dominio. Elcorazón lo constituye la capital política del cuerpo territorial global de cada na-ción o país.3

El mecanismo económico como sistema que se totaliza es siempre una ten-dencia que encuentra su vida material en la ciudad. Se corporaliza como intentode absorción y dominación de historia cultural material e ideológica sobrevivienteen cada territorio social expuesto a su dinámica como modo de producción yreproducción de la vida social; así, como sistema, se estructura en la ciudad mani-festándose de manera doble: de una parte subsume realmente toda organizacióndel espacio físico y de otra subsume formalmente las manifestaciones culturales delespacio físico edificado.

Por sistema no se entiende determinado “modelo” construido a priori, sacadode la cabeza o de los libros, sino que es la propia existencia del capitalismo comototalidad manifestada de manera contradictoria y, por ello, ininteligible –en apa-riencia– en la medida que su estructura se corporaliza bien sea económica, políticao físicamente a través de la plasmación en el territorio de los momentos reproduc-tivos de sus leyes y dinámica capitalista concreta propiamente dichas.

La teoría de la sociedad como sistema [la economía como sistema] sólo surge allí donde la sociedad es yade por sí sistema en el que ella no sólo está bastante diferenciada sino donde la diferenciación conduce a

3 Puede recordarse un antiguo proverbio oriental que dice:“Si quieres matar al dragón de cien cabezas ataca al corazón, así las cabezas caerán solas.”

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una dependencia universal y a la autonomía respecto de esa dependencia y concatenación, y donde, portanto, la realidad, la propia sociedad, se constituye como un todo articulado. En este sentido el capitalismoes el primer sistema.4

Los fenómenos sociales aparentemente aislados, casuales y productos del azar,sean económicos, ideológicos, físicos (material-específicos o espacial-territoria-les) o políticos están sujetos a leyes en la misma medida en que forman parte delsistema, y se constituyen como sistema según sea su existencia objetiva indepen-diente del sujeto social, creando así su propia naturaleza (naturaleza capitalista).

... el movimiento social como un todo, desarrollado y puesto en práctica por la actividad consciente y larealización de los fines particulares de los individuos se transforma en algo independiente de estos mismosindividuos, cuando la mutua relación social de los individuos se convierte en un poder autónomo sobre el in-dividuo que aparece como una fuerza natural, casual o de otra índole.5

De esta forma se señalan, en buena parte, los fenómenos sociales ininteligi-bles, en apariencia, que ocurren en la ciudad como manifestación de la existenciadel sistema capitalista como tal, pero se deberá poner énfasis en algunos puntosque clarifiquen tales observaciones.

1El sistema como tal, encuentra su existencia social-material al mismo tiempo quese generaliza como producto final y resultado de la hegemonía política y económicade un determinado proyecto perteneciente, a su vez, al grupo o sector dominante,el cual será más eficiente y funcional según sea la forma que la fuerza productiva(base técnica) organice y estructure su base material y la someta a dicho fin, o sea,la subsuma materialmente a dicho fin. La realización del todo económico en tantosistema de vida, es siempre la concreción histórica o plasmación de un proyecto4 K. Kosík, Dialéctica de lo concreto, México, Grijalbo, p. 107, 1976.5 K. Marx, Elementos..., citado por K. Kosík (op. cit., p. 106). Puede recordarse también la aceptación por

Marx de un sistema de la economía burguesa. Refiriéndose a su obra El Capital, escribe:“La obra de que se trata en primer lugar es crítica de las categorías económicas o, if you like, el

sistema de la economía burguesa expuesto críticamente. Es al mismo tiempo exposición del sistema y,mediante la exposición, crítica del mismo.”

Carta de Marx a Lassalle, del 22 de febrero de 1858 (citado por Bolívar Echeverría en El discursocrítico..., p. 38). Cfr., también, Introducción general..., Siglo XXI (Colección Pasado y Presente), p. 84.

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de sociedad hegemónico entre muchos otros posibles;6 es el resultado de la luchapor imponer diversos proyectos incluso divergentes. Esto presupone un enfrenta-miento entre capitalismo-anticapitalismo:

a) • La lucha por el poder hegemónico de grupos o sectores dominantes autóc-tonos nacionales, que pueden llegar a tener un papel diferenciable o identi-ficable en la edificación de algún punto, zona de la ciudad o región a la quepertenecen. Esto se manifiesta más según sea su participación en la co-mercialización y valorización del suelo urbano, también en la forma con-creta y real de participación en el control político (según se trate de un controlmás o menos “democrático” o despótico).

• La inserción de grupos monopolistas, es decir, del capital internacional ex-tranjero que participan en la lucha por el control político del país en cuestióny que con frecuencia tienen su forma peculiar, identificable internacional-mente, de uso del suelo urbano mundial.

b) La lucha de las clases subalternas que intentan llegar al control político consi-guiendo volver menos despótica y brutal la dominación, “democratizando”parte de las políticas de edificación del espacio físico de tal o cual ciudad yconsiguiendo, a lo más, crear espacios urbanos alternativos de expresión “con-tracultural”, pero muchas veces subsumidos formalmente al funcionamientogeneral del aparato de control ideológico.

c) Los resultados finales generales son –hoy, sin duda alguna– más que evidentes:el proyecto capitalista dominante, una vez puesto en marcha, subsume ten-dencialmente la generalidad del territorio citadino en que se instala la dinámicadel sistema totalizándose material e ideológicamente bajo particularidadesculturales y mediante el producto general del desarrollo social: “la cienciaaplicada” (Marx), toda la base técnica y tecnológica al servicio del capital.

2El capitalismo como sistema es una tendencia que se totaliza en contradicciónconsigo misma. Tendencia que es también –y, como tal, gracias a que es– una con-tradicción:6 Cfr. Herbert Marcuse, El hombre unidimensional, Artemisa, México, 1985, p. 26.

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a) Se afirma como sistema en la medida que construye su base material y latiende sobre todo el territorio en el cual se instala erigiéndose físicamentebajo sus leyes y su dinámica perpetrando todo el proceso de reproducciónsocial en tanto se encuentra como objeto subsumido a las condiciones detrabajo y producción material e ideológica del capital, es decir, como pro-ceso de reproducción social sistemático por cuanto produce y reproducelas estructuras y supraestructuras que soportan multidimensionalmenteel mecanismo y armazón, sometiendo, a su vez, al sujeto social en estaotra dimensión de la existencia social que podría denominarse temporeidadlaboral-pseudoconcreta,7 en la cual el sujeto social “vende su humani-dad” o la somete, sin venderla, al cambio mercantil del mercado capita-lista quedando a expensas de la dinámica impuesta por éste.

En este plano es donde se inscribe perfectamente el mundo material y la esté-tica arquitectónica (ad hoc con éste) propuesta por Le Corbusier, a saber:

• El urbanismo expresa la forma de ser de una época tetrafuncionalmente:habitar, trabajar, recrearse (“en las horas libres”) y circular.

• La ciudad se define como unidad funcional.• Es de las más imperiosa necesidad que la ciudad establezca su progra-

ma promulgando leyes que permitan su realización, previendo sus eta-pas en el espacio y en el tiempo, uniendo con fecunda concordancia losrecursos naturales del lugar: la topografía del conjunto, los datos eco-nómicos, las necesidades sociológicas, los valores espirituales.8

7 Sobre el origen de esta denominación deben considerarse las observaciones de Bolívar Echeverría segúnlas cuales existiría una doble temporalidad del proceso de reproducción social: 1) una perteneciente altiempo ordinario en la cual el sujeto social vende su fuerza de trabajo y 2) otra perteneciente al tiempoextraordinario, que es el tiempo de la política, la fiesta, la festividad religiosa, etc.; o sea el tiempo en elque el sujeto se puede reunir para hacer política [Notas de clase]. Asimismo, el término pseudoconcreciónse opone a otro: concreción. El primero perteneciente a la vida enajenada de la cotidianeidad capitalista:el nivel de la práctica utilitaria, o bien, de la praxis fragmentaria de los individuos. El segundo es lavisión concreta de la realidad desmistificada, de la liberación del “objeto” (cfr. K. Kosík, Dialéctica...,ed. cit.).

8 Le Corbusier, La carta de Atenas, (cfr. cap. 1 de este trabajo).

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En este mismo nivel ha de ser leído el pensamiento de esta gran personalidadde la crítica capitalista de las sociedades contemporáneas, Henri Lefebvre, quien–como ya vimos– advirtió:

Ante el análisis crítico del sistema se revela estrategia, se devela como decisión (finalidad decidida),proyecciones éstas sobre el terreno de la sociedad en la que tales decisiones estratégicas han sido tomadas.9

Este plano es el de la rotunda enajenación capitalista general o global de lasociedad como un todo, es lo que le da el ser-allí al capitalismo en tanto aparien-cia, “ambiente”, “atmósfera”, “espíritu”, etc., y esencia generales.

En conclusión, podríamos retomar las palabras de K. Kosík respecto a la rela-ción hombre-sistema:

El hombre no es definido como es de por sí, sino en relación con el sistema. El problema originario noconsiste en saber qué es el hombre, sino en determinar cómo es el hombre, a fin de que el sistema derelaciones económicas pueda ponerse en marcha y funcionar como un mecanismo.10

b) Se niega como sistema porque es el resultado de la lucha por la imposiciónde diversos proyectos posibles, pero además y sobre todo, porque es unatendencia que acomete con tal ímpetu que concede funcionalidad a todo elproceso de reproducción social material e ideológicamente, creando lascondiciones técnicas y tecnológicas para la humanización del mundo (evi-dentemente el espacio físico forma parte de esta dinámica), dando lugar alpaso de la realidad objetual (pseudoconcreta) propia de esta época irracio-nal por antonomasia, hacia otra realidad objetiva (concreta) tendencialmentemás humana y racional constituyendo el claro-oscuro epocal del mundosocial. Este fenómeno de nuestro tiempo da lugar a los procesos de legiti-mación y relegitimación constantes del capitalismo como sistema en as-censo y no podría ser de otra manera si es que no quiere perecer comovíctima de su propia creación. Por otra parte, y en tanto que tendencia,señala también la parte no realizada; aquella otra parte no sometida aún alinflujo devastador que, en buena medida, no es que “resista” a los embates

9 H. Lefebvre, (cfr. c. 42, cap. I).10 K. Kosík, Dialéctica..., p. 10.

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del sistema sino que éste es insuficiente (incompleto) en tanto tal, comopara absorber por completo la realización de la vida social no-incorporadao bien “insuficientemente” enajenada. Este hecho se observa con más cla-ridad en tanto más nos acercamos al desarrollo desigual de manera endógenay exógena a un proyecto de nación o país, cuando damos una mirada analí-tica al desarrollo desigual entre naciones, más aún cuando nos acercamosal diálogo entre ciudades y campos y logramos distinguir la subsunción delcampo a la ciudad, manifestación ésta de un proceso doble: inserción cul-tural (material e inmaterial) del campo en la ciudad (genéticamente hablan-do) y expansión de la vida citadina (urbana) en el territorio rural (campo).Este proceso –debo insistir– es más claro en la misma proporción en que lafuerza productiva (base técnica y tecnológica aplicada) no ha logrado edificarel mundo material capitalista a su servicio. En una palabra: en tanto elcapitalismo es menos “desarrollado”, como en los países “tercermundistas”,la estructura material económico-política es menos “eficiente” y “funcio-nal” y el todo expansivo se vuelve un sistema fracasante, motivo de discursoy por-venir.

3La afirmación formulada anteriormente según la cual la ciudad es el sitio en el queel todo económico se realiza como sistema; donde se expresa la vigencia delproceso de reproducción social capitalista en cuanto tal, encuentra sus anteceden-tes y su fundamento en las ideas de Marx, que podemos enumerar como sigue:

La ciudad es:

a) Concentración de la poblaciónb) Concentración de los instrumentos de producciónc) Concentración del capitald) Concentración del disfrutee) Concentración de las necesidadesf) La política en general (el régimen colectivo): administración, policía, im-

puestos, etcétera.

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⎟⎠⎞

⎜⎝⎛

529

⎟⎠⎞

⎜⎝⎛

529

í

8

Δ í

í

Δí

g) La propiedad basada sólo en el trabajo y en el intercambio. Lo cual implica:

• flujo de mercancías incluyendo al trabajo mismo como fuerza produc-tiva,

• la existencia de un mercado,• el imperio del patrimonio-dinero y• la subsunción del valor de uso al valor de cambio.11

Debemos enfatizar que gracias a estos supuestos y condiciones, es como elciclo de la reproducción de la riqueza capitalista se instala y optimiza el territorioestructurando el espacio físico volviéndolo funcional para culminar de manerainmediata su mecanismo de producción, distribución, cambio y consumo (P, D,Ca, C). Esta eficiencia funcional se incrementará de manera proporcional inversaal tiempo de duración del ciclo terminal, esto es, cuando la fórmula general delcapital (D-M-D‘) se cumple en el menor tiempo posible y la plusvalía se acre-cienta al máximo. Expresado en términos matemáticos se podría decir:

Lim ————— =t->o t o

Donde: — =

En tanto que la mediación física (D, Ca) se acorta más y, por tanto, se aproxi-man los puntos terminales (P, C) del ciclo económico, las leyes del capitalismo secumplen y se realizan dando lugar a su perfeccionamiento completándose cadavez más como un sistema mejor regulado. Esta tendencia será verificada una yotra vez tanto en el espacio tridimensional como en el tiempo social y es en estas

11 K. Marx, La ideología..., ed. cit.

es la tasa de plusvalía y t es el tiempo de la duración total del ciclo de rotación delcapital global.

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dimensiones (las dimensiones de la existencia humana concreta) en las que semanifiesta la duración del ciclo reproductivo cuyo lugar de máxima eficiencia yfuncionalidad es la ciudad. La ciudad, como lugar capitalista, es cortedad del cicloreproductivo de la riqueza económica porque ella misma es concentración de:

• La producción. En ella se concentra la producción no en sí misma sinopara sí misma y sólo gracias a que los otros momentos (D, Ca, C) selocalizan ventajosamente también allí, sin olvidar la gran fortuna detener un mercado de fuerza de trabajo abundante.

• La distribución. Regulada gracias a leyes políticas generales que enúltima instancia incrementan la eficacia del ciclo reproductivo y, portanto, legitiman permanentemente su vigencia.

• El cambio. Gracias a que la ciudad o una buena parte de ella funcionade manera dominante como lugar o sitio de inter-cambio.

• El consumo. Puesto que en ella se encuentra la población, allí se con-centran también las necesidades (tanto su variedad como su invención)del consumo como de su satisfacción cuantitativa y cualitativamente.

4La ciudad deviene en sistema en la medida que el capitalismo se cierne sobre el te-rritorio con fines de reproducción; esto se realiza gracias a la estructuración delespacio social (tetradimensional) por la estructuración económica, primaria ydominantemente, materializada en las estructuras mismas de la edificación de laciudad como ente orgánico funcional.

El hacer referencias a la materialización de la estructura económica no significaque la estructuración del espacio tenga una configuración completamente defini-da a priori, tal y como lo podría estar la estructura económica, pues, en rigor, nisiquiera ésta lo está. Materializar la estructura económica no es edificar siempreuna materialidad social-histórica pantográfica, sino someter la edificación de lasociedad a las leyes de aquella sólo como tendencia dominante; la estructuracióndel territorio social no es la copia fiel, la expresión de la estructura económica,sino la construcción de la materialidad social bajo las leyes de tal estructura do-minante que requiere someter a todas y cada una de las manifestaciones sociales

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dominadas en forma tendencial. La estructuración económica del sistema capita-lista no es la edificación material de la eficiencia optimizable de ésta sometida alas leyes de aquélla; es la construcción del zócalo social sobre el cual deben girar losdemás elementos periféricos, es y seguirá siendo una tendencia dominante, si esque el sujeto social no quiere perder la búsqueda de la humanización del mundo.

5El proceso de reproducción social es siempre más rico y más complejo que laestructuración del sistema capitalista superimpuesto y en él habita siempre el prin-cipio de esperanza para la construcción humana del mundo, la vida material y lavida espiritual o intelectual abrigan en esta riqueza la posibilidad múltiple de surealización.

Se puede decir, por lo tanto, y de acuerdo con Karel Kosík:

El romántico desprecio del sistema y de la abstracción olvida que el problema del hombre, de su libertady concreción radica siempre en la relación entre el hombre y el sistema. El hombre existe siempre dentrodel sistema, y como parte integrante de él es reducido a determinados aspectos (funciones) o apariencias(unilaterales y cosificadas) de su existencia. Pero, al mismo tiempo, es siempre más que el sistema y —comohombre— no puede ser reducido a él. La existencia del hombre concreto se extiende en el espacio com-prendido entre su irreductibilidad al sistema o la posibilidad de superarlo, y su inserción de hecho o sufuncionamiento práctico en un sistema de circunstancias y relaciones históricas.12

IIILa estructura y la ciudad. Momentos económicos fundamentales

1. El ciclo de la reproducción social de la riqueza en su función espacio-tiempo

La temática expuesta en este capítulo es, sin duda alguna, fundamental en tantoque juega el papel central de toda argumentación general o global del funciona-miento capitalista como entidad urbana. Es en esta exposición de procesos dondese corre el riesgo de la esquematización o reducción no-dialéctica no sólo delfuncionamiento estructural capitalista sino –y esto es lo más delicado– del re-duccionismo teórico del hombre al sistema. El reduccionismo real del hombre al12 Idem, p. 115.

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sistema es el proceso de la enajenación o alienación capitalista, un proceso queconvierte al sujeto social en “objeto-capital” y “ser funcional” en tanto que capi-talista enajenado o, diríamos, subsumido culturalmente (en esferas casi totales) alsistema capitalista.

Hablar de “estructura urbana” es hablar de un funcionamiento interno de fe-nómenos urbanos vinculados de manera dialéctica con el exterior, del funciona-miento fundamental de la organización del sistema capitalista; es hablar del centrocapitalista como mecanismo globalizador que subsume en gran medida toda ma-nifestación humana.

La organización de la estructura urbana como generadora de los fenómenossociales en su existencia espaciaria delimitada como territorio urbano, ha sidorealmente poco estudiada. La forma global de estos estudios pertenecen a ManuelCastells en su libro La cuestión urbana.

Nosotros realizaremos un acercamiento que permita destacar la importancia quetiene la identificación de la problemática económico-urbana desde los elemetosque componen el ciclo general de toda actividad social compleja y que constitu-yen momentos abstractos que, por ello mismo, se expresan de manera compleja.

A estas alturas del desarrollo capitalista como organismo omnipresente de lavida social contemporánea, se da como una rotunda certeza que este régimenatraviesa todas las esferas de la vida humana. Esta aceptación no haría más quereforzar la idea según la cual existe en todos los niveles tanto de la imaginacióncomo de la vida objetiva. Al existir en forma global general, existe también, portanto, en todas las formas concretas de su reproductibilidad. Por ello haremosreferencia a esta forma de existencia global general re-conociendo la forma de suexistencia a modo de un sistema estructurado para su reproductibilidad.

Por sistema estructurado se entiende al modo en que el capitalismo se hacepresente como globalidad económica que se plasma y se materializa como pro-yecto de reproducción de riqueza a todo el conjunto social, a toda la sociedad ensu conjunto, considerando en ella al espacio-tiempo de la reproducción social.

Para M. Castells pensar el espacio es analizarlo como expresión de la estruc-tura social integrada por los elementos del sistema económico (producción, con-sumo, intercambio y gestión), el sistema político y el sistema ideológico (cfr.caps. 1, 5 de este acercamiento).

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Para H. Lefebvre el capitalismo se define como el modo de producción en elque domina la economía política y en el que existe una estructura social subordi-nada a lo económico. Este último, como elemento dominante, se integra paraformar, de manera compleja, la estructura económica del capitalismo.13 La es-tructura social está determinada por las relaciones de producción elaboradas comorelaciones de propiedad codificadas; de un lado –según H. Lefebvre– la burguesía(comercial, industrial, y bancaria) y de otro, de manera heterogénea, los campesi-nos y el proletariado, comprendiéndose así numerosas clases, fracciones de clasey capas sociales. La estructura económica –establece Lefebvre en coincidenciacon Marx– consiste, ante todo, en la existencia de sectores de la producción queel análisis separa en sector I y II –nosotros agregaríamos también el sector III–,siendo el primero el que permite notables superganancias y el segundo el queanima las grandes inversiones condicionantes de las coyunturas económicas almismo tiempo que la comprometen y amenazan.14

Centraremos la atención en los niveles más altos de generalidad para los cua-les se manifiestan, en la abstracción, las características comunes de las sociedadescapitalistas contemporáneas y para las que el capitalismo se gesta y funciona comosistema estructurado que totaliza y difunde sus dominios en las dimensiones de lavida social (tetrafuncionalmente) cultural-material. Para ello nos basaremos enla idea central retomada por Marx de los momentos económicos fundamentales(P, D, Ca, C) de las sociedades capitalistas que estructuran de manera sistemáticala producción y reproducción de su existencia (cfr. “Introducción general de 1857”,Grundrisse).

2. Ciudad y ciclo general de reproducción de la riqueza social

Una ciudad capitalista es la concentración, en mayor o menor grado, de las leyeseconómicas vigentes en el proceso de reproducción de la riqueza social y, en estaforma, de los momentos del ciclo reproductivo coexistentes unos con otros. Laciudad es el lugar, el sitio del territorio, en el que los momentos del ciclo

13 Cfr. H. Lefebvre, et al. Estructuralismo y marxismo, Grijalbo (Colección 70), núm. 88, pp. 9-39: “For-ma, función y estructura en El Capital”, México, 1970.

14 Idem, p. 34.

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reproductivo capitalista como tal para sí, se expresan de manera dominante odébil según sea su grado de desarrollo dentro del universo capitalista urbano,siendo diferenciables unos de otros y modificando o influyendo en la dinámica decambio del espacio físico de la sociedad.

Las ideas que de aquí pueden desprenderse son las siguientes:

a) Los momentos generales (P, D, Ca, C) del ciclo reproductivo son insepa-rables y, por tanto, coexisten atribuyendo cualidades al espacio físicocitadino sobre el cual se erigen.

b) El espacio físico citadino en el que se expresa el ciclo reproductivo esdiferenciable en la misma medida en que es diferenciable también cadamomento del ciclo general.

c) La diferenciabilidad del espacio físico debida al emplazamiento citadinode los momentos del ciclo de la generación de la riqueza social puedeexpresar la dominación y, con ello, la subsunción de uno o unos momen-tos respecto de otros.

d) La configuración física del espacio citadino puede expresar la subsunciónsocial a los momentos del ciclo de reproducción de la riqueza, pero lavida material y espiritual de la sociedad no se reduce a ellos.

1La producción crea los objetos que respondena las necesidades; la distribución los repartesegún leyes sociales; el cambio reparte lo yarepartido según las necesidades individuales;finalmente, en el consumo el producto abando-na este movimiento social, se convierte direc-tamente en servidor y objeto de la necesidadindividual, a la que satisface en el acto del dis-frute.

K. Marx, Introducción de 1857.

La necesidad de la existencia de los momentos reproductivos generales (P, D, Ca,C) hacen de sí una necesidad funcional, cualidad primaria y fundamental del ca-pitalismo y le otorgan su –ser ahí– como sistema.

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En el grado actual del desarrollo de la civilización material capitalista resulta-ría necio dudar de la existencia funcional de los momentos reproductivos quehacen del ciclo de producción de riqueza un todo orgánico. Lo que no resultanecio es considerar a tales momentos del ciclo como agentes modeladores delespacio físico citadino. De esta evidencia se desprende una idea básica y centralpara la aprehensión teórica de la ciudad contemporánea desde un punto de vistafísico-económico:

La ciudad es la coexistencia de los momentos reproductivos generales delcapitalismo como sistema (P, D, Ca, C), sin que coexistencia sea forzosamenteexistencia adyacente de unos momentos respecto de otros sino, también, posibili-dad de existencia simultánea en un sitio determinado del territorio citadino. Laciudad es totalidad reproductiva respecto de sí misma y no fragmentación de unoo varios momentos del ciclo económico solamente; se trata de una unidad y no deuna disociación.

a) Ciudad, consumo y producciónLa ciudad es concentración de la población, de las necesidades y del disfrute

(esto es, del consumo) y, por ello, es concentración de la producción. El consumoes el móvil de la producción pero el proceso inverso también existe, la produc-ción crea el consumo y es móvil de éste.15

La ciudad es un hecho histórico, un resultado del devenir histórico y así unaconsecuencia de la vida colectiva de individuos que coexisten en condicioneshistóricas. La ciudad es ella misma materialidad histórica que se consume (nece-sidad y disfrute) y producción histórica de tal materialidad.

Las necesidades de consumo crean objetiva y subjetivamente los objetos de laproducción. El consumo en y de la ciudad crea objetiva y subjetivamente losobjetos de la producción en y de ésta, se constituye como impulso y como finali-dad.16

Los objetos creados en y de la ciudad en la producción son objetos (incluyendoa la ciudad misma) determinados que deben ser consumidos de manera determi-nada, es decir, no casual ni azarosa. La producción de objetos en y de la ciudad no15 Cfr. K. Marx, Introducción..., pp. 40-44.16 Idem.

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genera solamente el consumo de ellos sino también su modo de consumo, mol-deando así la cultura del consumidor citadino.17

La idea conclusiva –siguiendo a Marx– sería la siguiente:El individuo produce un objeto en y de la ciudad y, consumiéndolo, retorna a

sí mismo, pero como individuo productivo que se reproduce a sí mismo en y porla ciudad.

b) Ciudad, distribución y producciónEntendida la distribución como el principio de acuerdo con el cual la masa de la

riqueza social es repartida entre los miembros de la sociedad, debe entendersetambién que la sociedad, vista globalmente, distribuye fundamentalmente trabajosy disfrutes con base en tales principios distributivos y de acuerdo con los cualesacontece el proceso de circulación de bienes. Pudiendo ser estos principios, nonecesariamente económicos sino religiosos, políticos, o de cualquier otro ordenconsecuente con el juego de fuerzas que en la sociedad se impone sobre los otrosmiembros. La sociedad posee así, un sistema, una institución distributiva.18

La relación entre producción y distribución es directa. Sólo pueden ser distri-buidos los resultados de la producción (Marx). La distribución es ella misma unproducto de la producción objetiva y formalmente puesto que el modo determina-do de participación en la producción determina las formas particulares de la dis-tribución, la forma bajo la cual se participa en la distribución.19

Hablar de producción y distribución es señalar las instituciones que emplazadasdentro del territorio citadino establecen el diálogo económico para la relación fun-cional de tales momentos. Por una parte, de las edificaciones administrativas re-guladoras de la producción y de sus vínculos con los demás momentos del cicloreproductivo y, por otra, las instituciones públicas y privadas que velan por la re-partición o distribución pública y privada de los bienes producidos.

La separación física de las instituciones regidoras de la producción (los cen-tros de producción) y las instituciones gobernadoras de la distribución es mera

17 Idem.18 Bolívar Echeverría, notas del curso Capitalismo, historia y teoría, impartido en la DEP de la FE, UNAM,

1989.19 K. Marx, Introducción..., p. 45.

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autonomía aparencial, es mera ilusión física de la “neutralidad política” de lasinstituciones regidoras de la distribución en el reparto de la riqueza social.

De esta forma, vista superficialmente, separada la distribución de la produc-ción, aquélla aparece como distribución de los resultados de ésta. Pero –nos diceMarx–, antes de ser distribución de los productos, ella es:

• Distribución de los instrumentos de producción.• Distribución de los miembros de la sociedad entre las distintas ramas de

la producción (subsunción de los individuos a determinadas relacionesde producción).20

Entendida analíticamente, la distribución aparece en el territorio de la ciudadde manera múltiple como:

• Sitio de distribución de los medios de producción.• Sitios en los cuales los medios de distribución son instalados (lugares

de la producción).• Sitios donde la decisión de tal distribución es tomada (pública y privada).• Distribución de los miembros de la sociedad en los sitios de las diferen-

tes ramas de la producción y en los lugares que pueden no ser los mis-mos de la producción.

• Distribución de los centros decisorios de la distribución de los miem-bros de la sociedad (públicos y privados).

• Distribución de las instituciones legisladoras de la distribución de lariqueza social.

Vistos de esta manera, los lugares de la producción y la distribución no nece-sariamente pueden estar reunidos, pero tampoco su separación es obligada.

c) Ciudad, cambio y producciónEl cambio ocupa un papel central en la configuración física del territorio cita-

dino no sólo como mediación, sino cada vez más (en la medida en que la ciudad20 Loc. cit.

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ocupa la función, en su territorio dominante o tan sólo en alguna parte) como unaesfera especializada:

El cambio es un momento mediador entre la producción y la distribución que ella determina, por un lado,y el consumo por el otro, y en tanto que el propio consumo aparece también como un momento de laproducción, es evidente que el cambio está incluido en la producción como uno de sus momentos.21

El cambio es, pues, una función central en el mecanismo de corrimiento demanos de los elementos de la riqueza en tanto que circulación de mercancíasdentro del territorio citadino.22 En esta forma, la función circulatoria como momen-to determinado del cambio, o también como el cambio considerado en su totali-dad (Marx), constituye un elemento del ciclo reproductivo que genera formas delespacio físico citadino cuya finalidad y función es clara y especializada:

• Cambio de actividades y capacidades de producción.• Suministro del producto acabado.• Consumo directo in situ.23

Estas actividades son generatrices de tantas otras expresiones derivadas,causales o casuísticas todas ellas:

• Circulación por el territorio citadino exógeno de los campos circundanteshacia la ciudad, implicando:

— Uso colectivo de medios de circulación y de las vías que lo posibilitan.— Uso privado de medios de circulación y de tales vías.— Transportación de productos de los diferentes sectores de la produc-

ción hacia las ciudades usando vías y medios de transportación adhoc con las características de los productos.

• Circulación por el territorio citadino de manera endógena hacia los cen-tros de consumo, implicando:

21 Idem, p. 49.22 B. Echeverría, loc. cit.23 Cfr. K. Marx, op. cit., p. 49.

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— Uso colectivo de los medios de circulación o transportación y delespacio físico citadino que posibilita esta función.

— Uso privado del transporte y de las vías públicas.

• Uso del suelo citadino para el inter-cambio de manera especializada detal o cual sitio, implicando una conversión de grandes zonas del territoriode la ciudad en cuestión en gran mercado para el cumplimiento de estafunción (esto dependerá de las leyes que rigen la dinámica de cada ciu-dad).

El resultado al que llegamos no es que la producción, la distribución, el cambio y el consumo sean idén-ticos, sino que constituyen las articulaciones de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad.24

Esta conclusión es válida también para el estudio físico del territorio citadino,constituyéndose la ciudad como una tendencia real hacia esa unidad. La validezde tal afirmación se funda, por una parte, en que todos y cada uno de los momen-tos del ciclo reproductivo de la riqueza capitalista está presente en la dinámica delas ciudades en mayor o en menor medida; y, por otra, esta mayor o menor medidaes la vara con la que se mide lo que podríamos llamar el grado de eficienciacapitalista determinado por la funcionalidad de la ciudad como unidad, la cualmarca su existencia como sistema. Tal existencia depende, a su vez, del desarro-llo de las fuerzas productivas capitalistas y, en tanto, del empleo de la técnica y latecnología para fines reproductivos cultural-civilizatorios de la sociedad en suconjunto. Si esto se contempla dentro del desarrollo desigual del capitalismo demanera global, aparecen como una tendencia general que se cierne sobre las ciu-dades como un haz de luz que crepusculiza la opacidad nebulosa de la vida urbana.

2Intentemos analizar el ciclo reproductivo de la riqueza capitalista abstrayendocada momento respecto de los otros.

24 Loc. cit.

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a) La producción y la ciudad

Individuos que producen en sociedad, o sea laproducción de los individuos socialmente de-terminada: éste es naturalmente el punto departida.25

Podemos decir que la ciudad es un producto colectivo, un producto global dehombres que producen en sociedad. Es un producto general por excelencia reali-zado en condiciones históricas.

La ciudad como producto es históricamente un fenómeno concreto y trae, porello, implicaciones diversas:

• La ciudad aparece a distintos niveles de materialidad (nivel general,particular y específico). De esta manera:

• La ciudad es una totalidad interiormente diferenciable.• Al hablar de la ciudad, se está hablando de la ciudad en un estadio

histórico determinado.• Si no existe la ciudad en general, tampoco existe la ciudad como

producto cultural global.• La ciudad es la manifestación más cabal de la construcción colectiva

del mundo, un mundo histórico en el que la materialidad histórica: laciudad, es naturaleza transformada (objeto) y que el productor socialtemporiza en humanidad histórica (sujeto).

• La transformación de la naturaleza como naturaleza social (ciudad) noes posible sin la tecnología y la técnica como instrumento de tal trans-formación.

Haciendo referencia a este nivel de existencia general de la ciudad podemosacercarnos a los diferentes tópicos con los cuales frecuentemente se le asocia:

La posibilidad de la existencia de la ciudad, el plano sobre el cual la ciudad queda construida como tal, seplantea en el interior de las condiciones materiales de la producción, es decir, aquellas condiciones defi-nidas por la producción históricamente dominante.26

25 Op. cit., p. 33.26 Cfr. Marino Folin, c. 124, cap. 1.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Esta idea de Folin está directamente vinculada con otra de Marx referente alas condiciones generales de toda producción y que implica:

• Las condiciones sin las cuales no es posible la producción.• Las condiciones que hacen avanzar en mayor o en menor medida a la

producción.27

De lo anterior tendríamos distintos aspectos relacionados con la ciudad y lascondiciones generales de la producción:

• La ciudad es el lugar del territorio sin el cual la producción capitalista encuanto tal no sería posible.

Esta afirmación es válida porque la ciudad es el lugar óptimo de resguardo delas condiciones de existencia contemporáneas: concentración de la población, de losmedios de producción, del capital, de las necesidades de consumo, del disfrute,de la política, de la propiedad basada en el trabajo y en el intercambio, etc. Portanto, la ciudad es lo que podríamos llamar el ambiente natural del capitalismo,aquí se encuentra la mina social, económica e histórica para su existencia. Capi-talismo y ciudad parecen formar la perfecta simbiosis civilizatoria del devenirhistórico como humanización del mundo. Por tanto, la ciudad es el hábitat idealdel capitalismo y el mecanismo central de donde emana su dinámica social. Paraque tal dinámica sea posible, la ciudad en su conjunto debe recibir en su senotodos los circuitos que hacen de su funcionamiento un “mecanismo”. Gracias aesto en el cuerpo de la ciudad habita parasitariamente el capital imponiendo susleyes de reproductibilidad técnica, política y económica. Todos los circuitos delcomplejo material citadino deberán ser conectados para un único fin: la funcio-nalidad del mecanismo de reproducción de la riqueza capitalista en todos y cadauno de los momentos de su ciclo reproductor (P, D, Ca, C) para la generación devalor.

La ciudad es por excelencia el sitio del territorio donde se reúnen las condicio-nes generales de la producción capitalista en cuanto tal, porque la densidad de po-blación ahorra el gasto para la funcionalidad de las zonas de emplazamiento de27 Idem, p. 36.

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centros productivos, de asentamiento del poder político decisorio de la distribu-ción de la riqueza social y de la circulación territorial de los bienes producidos,porque con esta concentración se aumenta el grado de eficiencia de uso del suelo(para el ciclo reproductivo) y para el gasto técnico de transporte y construcción devías para ello. La ciudad en su conjunto ocupa este papel porque en ella y por ellapueden ser conectados todos los circuitos económicos-materiales a la dinámicaeconómica.

• Cuando hablamos de eficiencia o grados de eficiencia estamos cayendo delleno en las “condiciones que hacen avanzar en mayor o en menor medida a laproducción” (Marx) y esto incide en el grado de organización de los elementosmateriales de la ciudad que incrementan su funcionalidad para fines de producciónde riqueza social. En este segundo orden se incluye la lógica de implantación parala producción (acopio de la producción del sector 1 y organización productiva delos sectores 2 y 3); así como el emplazamiento de las instituciones directriceseconómicas y políticas; los mecanismos de circulación de productos (bienes) detoda índole incluyendo los sujetos sociales; y la distribución territorial de loscentros de distribución y consumo tanto de productos como del espacio citadinomismo.

Aludir a la ciudad como medio de producción, capital fijo o como mercancía(cfr. M. Folin, c. 135, cap. 1), es aludir a un grado de generalidad sumamenteabstracto que en último de los casos apunta hacia la existencia de la ciudad comomecanismo o lógica capitalista materializada en el territorio social edificado deforma particular para fines reproductivos o devenido históricamente estimulandotales fines (thelos).

Este thelos encuentra su fundamento teórico-ideológico en las palabras delmayor arquitecto-urbanista del siglo XX, Le Corbusier, quien a manera de con-signa, hace décadas decía (La carta de Atenas, cfr. c. 36, cap. 1):

Es de la más imperiosa necesidad que cada ciudad establezca su programa, promulgando leyes que permi-tan su realización... Debe prever las etapas en el espacio y en el tiempo, debe unir en una fecunda concor-dancia los recursos naturales del lugar, la topografía del conjunto, los datos económicos, las necesidadessociológicas y los valores espirituales.

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Agregando la tetrafuncionalidad de la ciudad (habitar, trabajar, recrearse ycircular) a su programa de actividades, pueden observarse, bajo todo el panoramaanterior, lo utilitarias que resultan ser las ideas lecorbusianas para la legalidadeconómica y qué acertado es llamarle a este ideólogo argelino-francés: “padre delfuncionalismo urbano capitalista”.

Dicho sea de paso en este capítulo, la tetrafuncionalidad lecorbusiana es lapuesta en evidencia del reducto de vida al cual queda sometido el ser social con-temporáneo cuando queda subsumido a la dinámica reproductiva de sus leyesvigentes, haciendo de sí un “hombre unidimensional” (Marcuse), un hombre ena-jenado a la vida económica, “homo oeconomicus” (K. Kosík) y reducido al sistema.

Hemos hecho referencia así, al nivel más abstracto y general de existenciaeconómica de la ciudad como una tendencia real unitaria, al nivel que H. Lefebvredenomina superobjeto.28

b) La distribución y la ciudad

El principio distributivo real plasmado en el territorio e instalado en la vida materialde la ciudad es el resultado de la lucha por la imposición de proyectos distributivosdiversos de índole política y económica fundamentalmente (no olvidando el ordenreligioso entre otros, por ejemplo). Aquí entramos a un terreno teórico sumamenteimportante pues tocamos la médula decisoria del dominio y regimiento del cambiomaterial de las ciudades, lo que pudiéramos llamar la materialización resultantede la lucha de clases. Elucidar en torno a esta temática fundamental desbordaríalos marcos de este acercamiento, pero dentro de éstos, podríamos señalar tresaspectos consecuentes de tal problemática.

• Las luchas internas de los grupos hegemónicos capitalistas se manifiestancomo una gama de edificaciones de toda índole que legitiman al sistema al mismotiempo que a su propia presencia dentro del cuerpo de la ciudad, esta lucha inter-na con frecuencia es “ocultada” con el antifaz de la competencia pero en realidaddesempeña un papel central en la valorización del suelo urbano de la ciudad,siendo siempre su presencia particular y parcial. Su emplazamiento no es de nin-28 Cfr. H. Lefebvre, De lo rural a lo urbano, p. 55.

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

gún modo casual ni azaroso sino que obedece a las reglas de valorización delsuelo citadino geoeconómicamente diferenciado, condicionado con frecuencia atales implantaciones. Este acontecimiento es importante en lo que podríamos deno-minar el fenómeno de tipificación zonal del suelo citadino y que consiste en la“representación” de tal o cual lugar de la ciudad por una o varias edificacionesurbanas.

• El resultado de la lucha de las clases subordinadas al control distributivo seda generalmente frente al Estado y sus instituciones como mediadoras en la con-frontación general. Es muy poco frecuente el enfrentamiento entre las clases sub-alternas y los grupos económicos hegemónicos, a menos que éstos afecten el hábitatsocial de aquéllas, siendo más bien una lucha por la preservación ecológica o delmantenimiento físico del ambiente urbano. La lucha más álgida generalizable escon el Estado y sus instituciones, e incide hacia la mayor apertura “democrática”de las disposiciones de control administrativo y operante en la transformaciónmaterial de la ciudad o parte de ella. Estas luchas son el colchón sobre el cual setienden las disposiciones políticas del Estado y se materializan en el hábitat socialsubalterno otorgándole mayor funcionalidad, legitimándolas como resultado “de-mocrático” y relegitimándose a sí mismo como “benefactor” de tal materialidad.

La materialidad citadina de estas luchas puede aparecer como la edificaciónde centros de beneficio “popular” (recreativos, administrativos, de salud, etc.)como centros de desarrollo social subsidiados por el Estado y administrados poréste o por las propias clases subalternas (autogestión). Estos fenómenos se pre-sentan de diferentes formas en las diferentes ciudades, pero con mayor frecuenciala materialización de la lucha en el territorio citadino se expresa como instalacióno mejoramiento de las condiciones del hábitat social (o como en la sociologíafrancesa se les denomina equipamientos colectivos: calles, parques, vías de co-municación, servicios de agua potable y saneamiento, etc.).

Otro fenómeno no generalizable es el de la “toma de tierras”, o sea, la luchapor la distribución de los grupos sociales en algunas porciones del territoriocitadino, ampliándose así la “periferia” social territorial de la ciudad. Tal proble-mática acontece con frecuencia en las ciudades de los países de menor desarrollo.

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• La puesta en marcha del proyecto de distribución está a cargo de todo elaparato del Estado, el cual pone a su disposición el sitio o sitios que mejor leconvienen para la administración institucional de la riqueza reivindicándose unay otra vez poniendo la técnica y la arquitectura a su servicio, legitimando su ima-gen rectora gracias a la edificación y ordenamiento funcional del espacio citadinoelegido para cumplir con estas funciones.

La presencia del aparato distributivo institucional –si así pudiese denominár-sele– puede aparecer en la materialidad citadina de diferentes formas. Entre ellas:

— Como el auspicio o autocompromiso en la construcción de edificios querealzan la imagen o el espíritu de progreso capitalista ensalzando a todoel orden social oficializado y apoyado por todo el bloque económico he-gemónico, poniendo a su servicio diversas zonas de la ciudad.

— Modificación funcional del máximo nivel de agregación (La ciudad: L.Benévolo) en el trazado de calles, vías de circulación, andadores, pasajescomerciales, etc.; adecuando unidades completas o zonas prioritarias dela ciudad en aquel compromiso legitimador.

— Construyendo edificios, vías de acceso, abriendo espacios, etc., que posibi-litan la instalación de las sedes administrativas y de gobierno. Esta opera-ción materializadora puede ser efectuada de manera concentrada odistribuida en el territorio citadino en aras de una supuesta desconcen-tración.

— Pueden también instalarse “centros de atención a la comunidad” como dádi-vas estatales para el bien público repartidas en el complejo habitacionalde la población citadina constituyendo, en muchas ocasiones –lo quepodríamos denominar–, microcentros urbanos de servicio público, peroque muchas veces fungen como centros de vigilancia del “orden” o deinformación comunitaria de centro social.

— Asimismo pueden instalarse, bajo el auspicio institucional, la construcciónde parques y jardines que configuran de manera importante la estructu-ración de la ciudad y con frecuencia revitalizan la presencia institucionalen ésta, sobre todo cuando se trata de móviles políticos parlamentarios oelectorales.

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

— Mediante la construcción de monumentos se conectan entre sí arquitec-tura (arte), ideología dominante (historia oficial), funcionalidad espaciaria(planeación urbana parcial) y subordinación social (control político). Estoes lo que realmente constituye buena parte de aquello que A. Rossi deno-mina memoria histórica (cfr. Aldo Rossi, cap. 1).

c) El cambio, el consumo y la ciudad

La ciudad en el nivel de superobjeto (Lefebvre) es, por excelencia –desde el puntode vista del cambio–, un hipermercado en el más amplio sentido del término:mercado de fuerza de trabajo, mercado del suelo urbano, mercado de toda gamade productos, etc. La ciudad es la porción del territorio que cumple con la funcióngeneral de lugar de inter-cambio (mercado), centro de distribución mercantil ylugar donde se realiza la circulación de productos (función circulatoria).

La ciudad, en tanto que función de cambio y función circulatoria, es la por-ción territorial donde confluye toda la gama de productos de los tres sectores de laproducción, es el lugar donde circula toda la producción social mercantil y es, porantonomasia, la casa del capitalismo.

La ciudad, como lugar de intercambio, debe ordenar y estructurar su territoriopara cumplir mejor con esa función:

• Debe destinar zonas de su cuerpo territorial al “abasto” de la entidadglobal, esto es, a la llegada desde el exterior de los productos comple-mentarios de otras ciudades y campos.

• Emplaza y erige los sitios de cambio endógenos a todo lo largo y anchode su extensión geográfica distribuyendo las mercancías consumiblespor la sociedad especializando tales sitios y estructurando la materiali-dad citadina.

• Como momento especializado concede funcionalidad al espacio urbanocitadino contribuyendo a su repetición cíclica, atribuyendo dinamismoen el uso del suelo citadino. Este hecho es un “ahorro particular genera-lizado” que “maximiza” el espacio y el tiempo de la reproducción delciclo de valorización.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

La ciudad como lugar de flujo de productos (bienes), servicios y sujetos so-ciales, además de cumplir con las funciones correspondientes señaladas antes,cumple con lo que podríamos llamar supuestos citadinos de funcionalidad circu-latoria. A saber:

• Distribución adecuada de los centros de consumo conforme a la densi-dad de población y distribución geográfica de ésta.

• Existencia de las vías de acceso apropiadas. Para que éstas sean funcio-nales deben contar con superficies de rodamiento óptimas para dejarpasar con fluidez los transportes (mercantiles de uso colectivo y privado,etc.), teniendo dimensiones adecuadas y sincronía en el tránsito vehi-cular, cobertura de la totalidad del territorio citadino absorbiendo demanera completa el aforo calculado para las horas de máximo flujo(vehículos por minuto), entre otras cosas.

• Cobertura de la máxima demanda de transporte público en su dimen-sión espacio-tiempo.

• Si a los centros de producción se les concibe también como centros decambio (mercancía dinero cambiada por mercancía fuerza de trabajo)entonces el fenómeno se hace complejo y las redes circulatorias ad-quieren también nuevas demandas de uso material. Otro tanto ocurre alsumársele la visita (uso) a los centros de consumo colectivo (centroscomerciales) y privado (uso habitacional del suelo).

Si ahora vemos a la ciudad de manera contraria a como la hemos venidoabstrayendo, si vemos su generalidad particularizada funcionalmente, observare-mos su papel de complejo de distribución: cambio y consumo simultáneamente.La finalidad de esta caracterización no hace otra cosa que estar ad hoc con unfenómeno fundamental de la materialidad de nuestro tiempo, la de un fenómenoque produce y reproduce la “civilización”, el “auge” legitimador ideológico (sobretodo) y coloca en un pedestal a este modo de producción, modo de cambio ymodo de consumo simultáneamente. En esto consiste la importancia primaria y fun-damental de esta evidenciación, aquí radica quizá su trascendentalidad teórica,ya que estos complejos comerciales o mercantiles son, de suyo:

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

• Distribución. Porque su disgregación estratégica contribuye a la reparti-ción no sólo de productos (bienes) sino a la del “espíritu mercantilista”,y de nuevos modos de consumo (consumismo), a la reutilización mer-cantil absorbente de la demanda consuntiva materializada en imágenes,modas, sonidos, sabores, olores, etc., que es posible recibir y adquirirbajo la forma del intercambio o de la promesa de pago (el crédito).

• Funcional-alienantes. A través del uso del suelo se adquieren imágenesarquitectónicas alienantes del sujeto social cuya estructuración monumen-tal pone, a través de la técnica, la naturaleza transformada a los pies delcapital; estructura del entorno físico a sus funciones, y las propias funcio-nes del entorno giran respecto de él; estructura su propia configuraciónfísico arquitectónica bajo el mandato estratégico del comerciante con-temporáneo: “el que no enseña, no vende”; instala adaptando y acondi-cionando de manera espaciaria lugares de compra de productos yservicios (el cambio propiamente dicho), y lugares para el consumo.Establecen su propio programa interno conectado en paralelo con el dela ciudad en su conjunto.

• Moda. Entendida no sólo como un fenómeno ideológico superestructuralque se inserta en la metafísica social, sino un verdadero fenómeno dealienación material espacio-temporario que envuelve todo el complejocomercial consuntivo, “ambientalizando” tecnológicamente arquitecturay publicidad (cualitativa y cuantitativamente); superexplotando de formavisual el consumo sexual femenino (el pansexualismo freudiano nunca an-tes en la historia tecnológica había tenido tanto éxito como en nuestrotiempo). No podemos olvidar que por moda, el fenómeno no se limitaal vestido o al arreglo corporal individual del sujeto social, sino a toda lavida material de la sociedad capitalista; podría decirse que la moda esla legitimación material (reivindicación) sincrónica de la civilizaciónhistórica dominante, esto significa su tipificación.

• Cambio. En este tipo de complejos comerciales se suministra la mayordiversidad de productos que actualizan la curiosidad consuntiva del ha-bitante citadino a través de las más sofisticadas técnicas de exhibiciónmercantil en las que aparadores, catálogos, espacios estructurados y pre-

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sentadores (vendedores), forman un todo sincrónico que otorga com-placencia y poder de convencimiento consuntivo: la alienación de lanecesidad y la necesidad alienada al complejo estructurado.

• Consumo. En estos complejos comerciales el individuo social puedegastar sus energías residuales, sobrevivientes aún después de la salidade los centros de trabajo. Estos complejos comerciales, dentro del ho-rario de la actividad social, cumplen el papel de centros de plusconsumo(resaca consuntiva) en los que se gasta el plus de salario cotidiano; ydentro del calendario social ocupan el papel de sitios alternativos deuso material de la ciudad. En la temporeidad social ocupan esta dupli-cidad funcional convergente y diferenciable. Tienen en común el sersitios de gasto del tiempo social extraordinario (es decir, el de la fiesta,el uso espaciario, el consumo suntuario, etc.)29 cotidiano (horario) yextracotidiano (festivo).

Es evidente que el aspecto fenoménico del consumo en y de la ciudad no se dasólo en estos centros de intercambio y complejos consuntivos; rebasa enteramentesus marcos generando en ello fases de consumo dentro y fuera de la legalidadeconómica. El influjo de lo que podríamos denominar legalidad consuntiva abar-ca todos los rincones de la vivencia territorial citadina, pero ésta no queda some-tida completamente a aquella. Tal incompletitud articula procesos no-económicosque configuran otro tipo de fenómeno del consumo material urbano que, por quedarfuera de este dominio, proyectan fuerzas y acontecimientos diversos que requie-ren de otro tratamiento distinto al de este acercamiento.

Antes de terminar con este apartado debe señalarse que el aspecto fenoménicodel cambio se traslada a todos los centros locales que, como los complejos men-cionados, sintetizan de manera delimitada el proceso de intercambio sobre granparte de los rincones sociales de la ciudad. Cuando estos sitios no toman esaforma, se muestran bajo la apariencia de “mercados” o sitios itinerantes de inter-cambio, si bien no tienen la figura de “ambulantaje” o lumpencentros pendencie-ros, como en gran cantidad de países de bajo desarrollo se hacen cada vez másfrecuentes.29 Bolívar Echeverría, notas...

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La ciudad contemporánea: estructura y sistema

3Es posible que en una ciudad domine uno o varios momentos del ciclo general deproducción de riqueza. Cuando esto ocurre, la ciudad adquiere una función espe-cializada dentro del conglomerado general de ciudades –o, si se quiere, sistemade ciudades– que entretejen la red urbana del territorio de un país o región sub-continental, continental o mundial. Cuando esto ocurre pasa a formar parte de loque se conoce como división internacional del trabajo, pero atendiendo al mo-mento dominante del ciclo, y desde un punto de vista físico, podría denominárseleespecialización funcional del territorio.

En este acontecimiento material de reproducción de la riqueza se pone demanifiesto el juego de fuerzas económicas y el desbalanceo entre ellas que, comoparte de su lucha hegemónica, obedece también a las condiciones materiales (am-bientales) que ofrece o favorece la ciudad en cuestión debido a su implantaciónindustrial (producción), política (distribución), comercial (inter-cambio) o turís-tica (consumo suntuario).

Tal predominio “desbalanceado” del ciclo puede ser resultante de fuerzas di-rigidas como:

a) Políticas de desarrollo o crecimiento económico especializadas e inductoras.b) La explotación de recursos naturales propios al sitio del emplazamiento

urbano.c) Imposición de un grupo hegemónico de orden económico específico.d) Consecuencia del desarrollo social histórico cultural.

Este fenómeno urbano, como inductor, es lo que en los términos de la pla-neación económica urbanística se conoce como “polo de desarrollo” y no es másque una modalidad de la dinámica del ciclo reproductor de la riqueza social bajola forma de función superimpuesta o resultante del juego de fuerzas participantes.La especialización funcional citadina no significa –de ningún modo– el abandonodel ciclo económico completo, ni tampoco la desaparición de la materialidad delresto de las funciones del conjunto orgánico (ciudad), sino de un fenómeno quepodemos denominar subsunción funcional de la materialidad económica, el cual

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

viene acompañado del surgimiento parcial del ciclo económico y la ocultaciónaparente de el o los demás momentos de reproducción de la riqueza.

En este ocultamiento-desocultamiento se expresan las transformaciones delterritorio urbano fundamentales en la instalación-estructuración del espacio físi-co citadino, se adecuan todas las vías y canales del hábitat social al telos global dela ciudad. Hecho tal que trasciende, a su vez, todos los órdenes de la vida socialen sus dimensiones fundamentales espacio-tiempo-significatividad.

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EPÍTASIS

ALCANCES DE LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA EN LA VIDA SOCIAL

Con la ciudad ocurre lo mismo que con todas las cosassometidas a un proceso irresistible de mezcla y conta-minación: pierden su expresión esencial y lo ambiguopasa a ocupar el lugar de lo auténtico. Las grandesciudades, cuyo poder incomparablemente apacigua-dor y estimulante encierra al creador en un recinto depaz, y, con la visión del horizonte, también logra qui-tarle la conciencia de las fuerzas elementales siempreen vela, aparecen penetradas e invadidas por el cam-po en todas partes. No por el paisaje sino por aquelloque la naturaleza libre tiene de más amargo: la tierralaborable, las carreteras, el cielo nocturno no cubier-to ya por el temblor del velo rojizo. La inseguridad,incluso de las zonas animadas, sume por completo alhabitante de la ciudad en esa situación opaca y abso-lutamente aterradora en la que, bajo las inclemenciasde la llanura desierta, se ve obligado a enfrentarse alos engendros de la arquitectura urbana.

Walter Benjamin, Dirección única

1El drama social material de la civilización contemporánea es el drama de la ciu-dad, el drama de su totalización. Este último consiste en la tendencia expansivageneral de la ciudad a escala planetaria, siendo tal globalización la expresiónfenoménica de la urbanización y ocultamiento de su esencialidad histórica: el usoparasitario del territorio social. Es fenoménico porque en su manifestación seexpresa el claroscuro de los modos de uso del territorio habitable proyectados enmúltiples formas de la cultura capitalista contemporánea:

a) Multiplicidad de formas de expresión culturales singularmente materiali-zadas en el uso del territorio urbano ante todo en su arquitectura monu-mental.

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• particularidad generalizada como unidad de uso-función del trazo yestructuración del espacio urbano capitalista. Las funciones que particula-rizan al capitalismo como sistema (P, D, Ca, C) se generalizan mun-dialmente y uniformizan (“ahorran”) a las ciudades, usos y costumbres.

b) El territorio nacional generalizado (inter-nacional) se ordena configurando redesurbanas para su utilización completa. La inter-comunicación es el productotecnológico y mecanismo de funcionamiento espacio-tiempo del cuerpoplanetario de la ciudad y lo urbano (sistema circulatorio). Inter-comu-nicarse es establecer el diálogo ininterrumpido entre ciudades y camposcomo flujo continuo de modo de producción, distribución cambio y consu-mo, así como producción y reproducción de cultura material-civilizatoria:

• Flujo constante de productos y sujetos sociales hacia la concentracióndel disfrute, etc. (las ciudades). Adquisición de modos de ser (existenciasocial material y espiritual) urbanos y diversificación de las costumbresy cultura citadinas en general mediante la fusión cultural étnica de lossujetos que arriban a los conglomerados sociales diversificando, a suvez, su problemática. Tal complejo fenoménico constituye, por ejem-plo, parte de la llamada campesinización de las ciudades.

• Flujo ininterrumpido de imágenes a distancia (productos audio-televi-sivos), formas y modos de consumo. Flujo de productos tecnológicosque modifican el uso y consumo del territorio rural. Este último comoespacio territorial interurbano es mero reservorio de las ciudades y sucarretera hacia la ciudad, es mero andador urbano o urbano-rural. Esurbano-rural porque vuelve híbrido su modo de uso-consumo territorialmaterial con edificación (instalación), estructuración, funcionalizacióndel espacio-tiempo social y modo de socialización de la materialidad aimagen y semejanza citadinas. Este otro complejo fenoménico consti-tuye parte de la llamada urbanización del campo.

Además de la diversificación funcional del territorio a escala planetaria (su espe-cialización inter-nacional) se gesta intra-nacionalmente su eficienticidad territorial

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Alcances de la ciudad contemporánea en la vida social

aprovechando condiciones ambientales topogeográficas, climáticas, étnico-civi-lizatorias, etc., con el único fin de “aprovechar las riquezas naturales regionales”y explotarlas “racionalmente” (“planeación regional”) en “beneficio social”, esto es,como “incremento de la riqueza social regional o global nacional”; a todo esto seagrega una secuela de formas físicas del espacio regional condicionadas o deter-minadas política y económicamente, teledirigidas desde los centros políticos asen-tados en las concentraciones urbanas de las ciudades. La región es la forma omodo particular de uso de una porción del territorio nacional capitalista engrana-do al mecanismo general del cuerpo territorial. Su configuración es la adaptaciónparticular edificatoria del espacio físico a los mecanismos de reproducción deriqueza capitalista e instala un determinado complejo tecnológico para fines re-productivos y en esta forma se re-produce generando el desarrollo regional pro-ducido por esta tendencia a su servicio.

c) En el diálogo de ciudades y campos se expresa la tendencia general de sub-sunción del campo a la ciudad. Es una tendencia porque gracias a que hayzonas o regiones del planeta menos desarrolladas tecnológica y económi-camente que otras, existen ciudades que no logran “someter a su volun-tad” a sus campos, lo que significa que no han logrado industrializarlosni urbanizarlos, ni sus políticas han sido del todo impuestas, presentándoseasí, lo que podríamos denominar, una subsunción diferencial; algo que quiereser pero no es de manera completa en el espacio físico supranacional.

Por otra parte es subsunción del campo a la ciudad porque su organicidadresponde, está programada y configurada gracias a las disposiciones políticas yeconómico-tecnológicas de ésta. El “programa” campirano funciona gracias a suconexión con el mecanismo de la ciudad y hasta puede ser parte de él. Físicamenteel campo es un apéndice de la ciudad, su patio trasero. Atendiendo a la industria-lización, la del campo es la puesta en el suelo del aparato tecnológico productivocuyo fin es la explotación artificial de la riqueza natural (social-natural) territorialy, por tanto, se convierte en extensión periférica de la relación fenoménica indus-trialización-urbanización. Atendiendo a la urbanización, el campo es funciona-lización tecnológica del suelo (instalación, construcción y adaptación del espaciofísico) para la habitación capitalista y reproducción de la riqueza social.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Es también subsunción porque la vida campirana está decidida o dirigida po-lítica y económicamente desde la ciudad. El campo “obedece” a las necesidadesde la ciudad y responde a lo que constantemente está solicitando ésta. El aparatotecnológico instalado en el campo para la producción y distribución de productosagrícolas no es una necesidad de sí mismo, sino necesidad de la ciudad, pues sóloen esta medida “justifica” una instalación tecnológica, justifica tal o cual organi-zación social para producir y su programa de funcionamiento.

El hecho más dramático de este diálogo enfrentado entre ciudades y camposconsiste en un proceso paradójico: con la subsunción completa (física, económica,política, etc.) del campo a la ciudad, la terminación de su oposición será completa;esto significa su desaparición, por lo que la contradicción campo-ciudad desapa-recerá con la desaparición del campo.

2Entendida la ciudad como mercancía-producto global, ella cumple con esa dupli-cidad que el capitalismo le confiere a toda la producción mercantil. Por un lado esvalor y por otro es valor de uso. En tanto que posee valor es producto para elcambio y tras esta forma de comportamiento estructura todo un complejo feno-ménico derivado: el territorio de la ciudad es un producto vendible o comprablede acuerdo con las leyes zonales de valorización del suelo conforme a una dife-renciabilidad estratégica de valorización del espacio físico estructurado o edificadoconforme a un proyecto de valorización funcional del espacio material edificable.

Lo que hemos denominado diferenciabilidad del espacio físico citadino es lamanifestación material (resultante) de un complejo de fuerzas sociales económi-cas que al mismo tiempo que usan el suelo, lo cambian como bien, en tanto queespacio físico habitable o como parte de las condiciones generales para la pro-ducción.

El territorio citadino en calidad de bien obedece a reglas y cumple con requi-sitos sociales para el uso:

a) Como valor, puede ser comprado de acuerdo con la posibilidad de seradquirido como una porción de terreno que será diferente en precio entanto sea diferente la ubicación de éste a lo largo de la configuración

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Alcances de la ciudad contemporánea en la vida social

zonal de la ciudad de acuerdo con condiciones topográficas, microclimá-ticas, económico-comerciales (industriales, financieras, etc.), políticas o–dicho en términos weberianos– de prestigio social.

Dada esta diferencia de poder adquisitivo del suelo citadino, apareceante nosotros lo que podríamos denominar una diferenciabilidad adqui-sitiva del suelo urbano conforme a las distintas formas de posibilidadeconómica de los distintos grupos hegemónicos (política y económica-mente) traducidos a posibilidades de compra de suelo y espacio edificado.Aquí se devela ante nuestros ojos un problema teórico sumamente im-portante:

Si nos sujetamos de manera ortodoxa y dogmática a la teoría marxistano distinguiríamos más de tres posibilidades de diferenciabilidad del espa-cio físico, de acuerdo con las tres clases sociales existentes los burgueses(industriales, usureros, banqueros, etc.), los terratenientes (industrializa-dores del campo, etc.) y los proletarios. La ciudad edificada sería clara-mente diferenciable social y materialmente, sin embargo, la posiblediferenciación no es tan simple, puesto que aquí intervienen múltipleselementos de la hegemonía político económica de la sociedad, siendonecesario recurrir a conceptos más flexibles pero no por ello menos críti-cos. En esta parte del discurso la teoría weberiana tiene mucho que decir-nos en lo referente a la estratificación social en términos de “competencia”,“lucha por el mercado”, o “búsqueda del prestigio social”, etc. La estrati-ficación política, económica y social es la ilustración argumental de laestratificación material –si se permite la expresión– de la ciudad, hechoque nos induce al develamiento de la diferenciabilidad del territoriocitadino y con ello a la diferenciabilidad de buena parte de los usos delsuelo urbano.

b) A propósito de un posible aporte de Marx-Weber a la comprensión de laciudad, tenemos la idea del prestigio social. Dicho concepto consistiría enla aprehensión de un fenómeno transhistórico que ha acompañado a ladesigualdad social y a la lucha de clases y que consistiría, grosso modo,en la exaltación ideológica, política, religiosa o económica de los indivi-duos que tienen el control o la dirección de esos órdenes estableciéndose

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lo que podríamos llamar niveles de poder. Tal exaltación es el culto ego-céntrico del poder, autovalorización del poder ideológico y material en elque el prestigio social no es sólo de orden subjetivo sino que tambiénabarca la vida, la cultura y su civilización material. En la vida socialmoderna la exaltación de esta estratificación del poder material y ladiferenciabilidad del prestigio social se rige bajo el siguiente apotegma:dime dónde vives y te diré quién eres.

No es posible dejar de mencionar a la legitimación como un conceptoweberiano que es ilustrativo de la materialidad social, sobre todo cuando nosacercamos a la argumentación crítica de la –podríamos decir– arquitectu-ra oficialista o que se oficializa de manera institucional en los diferentesgrupos de poder que deben materializar su dominio ideológico, político oeconómico, oficializando materialmente a su vez las diferentes zonas delterritorio citadino poniendo a sus órdenes la tecnología y estructurando lahistoria (oficial), la funcionalidad material y la estética (arquitectura).

El camino hacia el estudio de la materialidad concreta se vislumbra mejor traslas consideraciones bocetadas y se preparan algunas otras formas de acercamientoa los llamados niveles de agregación máximos (la ciudad en sí) y mínimos (uni-dad de habitación y la casa) (L. Benévolo); asimismo, no se hace otra cosa queconducir irremediablemente a lo que podríamos denominar: crítica de la mate-rialidad concreta. Es crítica porque pregunta radicalmente por la esencia, sentidoy apariencia de la funcionalidad y develamiento de la existencia social-materialde los objetos prácticos en sus distintos niveles de expresión; singular (todo tipo deobjetos separados del conjunto: un monumento, una mercancía, una casa, etc.),particular (una unidad de habitación) o global (la ciudad en general). Es concretaporque en ella confluyen funcionalmente necesidades de la reproducción socialcapitalista y tantas otras que calladamente retrotraen funciones arcaicas trans-históricas potencialmente presentes en los objetos prácticos. Podríamos formularpreguntas que conduzcan hacia el develamiento de la –podríamos decir– esencia-lidad social material:

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• Del nivel singular (la habitación): ¿Por qué reina la forma mercantilrectangular de los mínimos elementos funcionales (sala de estar, come-dor, baño y w.c, cocina, dormitorio)? ¿Qué papel desempeña la arqui-tectura doméstica en la reproducción de la individualidad hacia la familiay de ésta hacia la socialidad exterior? ¿Es posible otra organización delespacio habitable supracapitalista y cómo se prefiguraría críticamente?

• Del nivel particular: ¿Cuál es el papel de la calle en la socialidad mate-rial y de qué manera la vía pavimentada niega esta posibilidad? ¿Cómotendría que ser ésta (la calle) para articular materialidad social y materia-lidad técnica (automóviles, etc., vs. socialidad). ¿Cómo debe organizarseel nivel mínimo de agregación (unidad de habitación) para generarhabitación y vida social? ¿Cómo se articulan o deben articularse arqui-tectura colectiva (la llamada arquitectura del paisaje), esteticidad do-méstica contemporánea y funcionalidad material para generar un estadode bienestar material y psicológico?

• Del nivel general: ¿Contribuye la arquitectura (estructuración del espacio)de la ciudad a la creación de lazos de socialidad mediante la promociónoperante de uso y consumo de su espacio material edificado? ¿De quémanera la ciudad confirma o niega la socialidad de sus habitantes en-samblando funcionalidad técnica y humanización social? Etcétera.

Vida material (habitación y hábitat social) y ciclo de reproducción de la riquezacapitalista se estructuran para dar forma concreta al espacio citadino. Tetrafuncio-nalidad estructural capitalista (P, D, Ca, C) y tetrafuncionalidad social capitalista(habitar, trabajar, circular y recrearse –LeCorbusier–) se entretejen configuradasy configuradoras del territorio citadino para dar paso y continuidad a la vida ma-terial de la sociedad: historia material y cotidianeidad tienen lugar en este sitio deldiscurso crítico, el orden del discurso estructural da paso a la crítica de la socialidaden cuanto vida material intersujética.

3La comprensión de la socialidad material citadina contemporánea comienza conel análisis de la funcionalidad social en su modalidad funcional-capitalista. Es el

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develamiento del programa de funcionalidad impuesto estructuralmente por ladinámica particular de la ciudad acorde con su ciclo reproductivo –del cual LeCorbusier es el más ferviente “diseñador” de nuestro tiempo (cfr. cap. 1, c. 36).Asimismo es develamiento del mecanismo de la ciudad como máquina (aludiendoa M. Folin, cfr. cap. 1).

A la funcionalidad espaciaria de la ciudad se intercala, o mejor, se incorporasimultáneamente un orden temporario del programa de la reproducción social. Elesquema lecorbusiano es claramente ilustrativo: “la jornada solar de 24 horas,ritmo de la actividad de los hombres” (cfr. cap. 1, c. 31).

La funcionalidad capitalista de la materialidad social o de la socialidad material,se configura con lo que podríamos denominar espaciareidad estructural, de unaparte, y por la temporeidad estructural, de otra. Por espaciareidad estructural en-tendemos al espacio físico construido para la reproducción social en la que laestructura capitalista es dominante, es ama y señora de la funcionalidad material.Por temporeidad estructural entendemos al tiempo de la reproducción social enque las relaciones intersujéticas se encuentran subsumidas a la reproducción de lariqueza capitalista en cuanto tal (reproducción del valor). En este espacio y eneste tiempo el sujeto es o se comporta como sujeto estructural (homo oeconomicus:Karel Kosík) subsumido al sistema.

El programa de la socialidad urbana citadina se rige por la puesta en el espa-cio y en el tiempo del sistema-estructura capitalista y del sujeto social en estamaterialidad.

Reproducción social capitalista y vida material se unifican desdoblándose enel horario cotidiano diferenciable como:

a) socialidad ordinaria o cotidiana (estructural) yb) socialidad extraordinaria (metaestructural).

a) Durante la socialidad ordinaria (estructural) el hombre reproduce su vidasocial subsumido al complejo material tecnológico-estético en cuya operatividadel espacio y el tiempo estructurales se subjetivizan en el individuo operando deci-sivamente todo su discurso sobre su conciencia y su objetividad generándose todala gama compleja de fenómenos semióticos urbanos como:

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Alcances de la ciudad contemporánea en la vida social

• Alienación del sujeto al funcionamiento de las edificaciones-estructuras: ubi-cación, distancia, desplazamiento interedificatorio, etcétera.

• Sometimiento a los horarios de funcionalidad ordinaria (cotidiana) de lasedificaciones estructurales (fábricas, oficinas, bancos, carreteras y vías decirculación vehicular primaria) y para-estructurales (unidades habitacionales,parques, andadores, transportes, escuelas, etc., y todo aquello que facilite lareproducción de la riqueza capitalista). En todos estos lugares el sujeto so-cial deja de ser sujeto y se convierte en objeto de movilidad y víctima de lafuncionalidad por la funcionalidad.

• No puede dejarse de mencionar la alienación del hombre al automóvil. Talalienación se presenta de varias formas:

–Reducción material (física) del espacio citadino, la calle, hasta un míni-mo necesario o a veces indispensable para la circulación humana sobrelíneas de desplazamiento hasta puntos determinados, las esquinas. Taltrayectoria no es otra cosa que la vivencia lineal del espacio circulatoriocitadino haciendo del hombre, en el más estricto sentido del término, unhombre unidimensional. El sujeto en circulación (por la llamada vía pú-blica) cede la inmensa mayoría del espacio circulatorio a la máquina, alautomóvil.

–El uso capitalista del automóvil, como tal, vuelve a la transportación,cada vez más, en un asunto de vida privada, individual. Esto hace delespacio de transportación una solicitación constante y creciente de ope-ratividad (mejor superficie de rodamiento y mayor longitud depavimentación, etc.) tecnológica, convirtiendo a la ciudad de manera cre-ciente en una inmensa red de circulación que niega constantemente elespacio natural o social natural, se vuelve un ente contra-natura, aun sinconsiderar los estragos ecológicos que el motor de combustión internacausa al ambiente social).

–El sujeto social se subsume a la máquina automotriz de dos maneras:

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

i) Se somete a su espacio y a su tiempo (calles, viaductos, semáforos,etcétera).

ii) Se somete al sentimiento de necesidad y a la necesidad misma delautomóvil para poder ser un habitante citadino. Para este último eltiempo corre deprisa por el pavimento, además la ciudad en tantoque producto social global para el consumo produce la necesidadespaciaria para su consumo y produce también –y esto es lo funda-mental– el modo de ser consumida. Causas y efectos se materializancomo entelequias de la fascinación de nuestro tiempo.

–Con el automóvil se manifiesta la forma tecnológica doméstica de lavalorización, el uso irracional (privado) del territorio citadino y la subor-dinación objetiva y subjetiva coetánea del hombre a la máquina.

• El discurso de la materialidad citadina es el discurso materializado de lavalorización fetichista:

–Rigurosidad del ángulo recto y verticalidad edificatoria, forma y exis-tencia material se unifican en la producción de valor.

–Espacio estructural y circulación material es “libertad” consuntiva. Li-bertad visual electora del consumo: si la ciudad en general existe comoproducto, como máquina, como mercancía o como mercado, tambiénexiste como anuncio comercial publicitario (afiche, luz, sombra, color eimagen). La ciudad es un anuncio en el más amplio sentido del término,es el anuncio de nuestra época.

–Propaganda mercantil y mercado-tecnia tienen a la ciudad como su me-dio y su fin, es su stand, aparador y pasaje comercial.

–La ciudad es el sitio de exhibición global en el aparador más grande delconglomerado social.

• La ciudad es cosificación del sujeto social porque:

–Traslada al sujeto a un segundo plano de materialidad circulatoria.

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Alcances de la ciudad contemporánea en la vida social

–Edifica construcciones sobre la capacidad consuntiva y de valor de usomaterial, pisoteando su uso social espiritual, esto es, indiferentementede las capacidades y necesidades de uso-consumo sociales infravalorandosu desarrollo espiritual-cultural.

–Utiliza el pansexualismo para explotar el cuerpo e imagen femeninaspara el consumo irracional mercantil de la totalidad social.

–Edifica y estructura “monumentalmente” arquitecturas ajenas a los valoresculturales-civilizatorios despreciativos de la etnicidad y riqueza socialespiritual.

–Instala de manera superimpuesta figuras de la dominación, a través detoda clase de monumentos y edificaciones indiferentes de la desigualdadsocial.

–Domina irracionalmente la naturaleza, fuente de toda vida y riqueza social.–Somete de manera irracional a la generación de vida social en sus camposperiféricos, etcétera.

b) Durante la socialidad extraordinaria (potencialmente metaestructural) elsujeto tiene la posibilidad y, por tanto, puede “optar” por la utilización del espa-cio y el tiempo estructurales sometido (pues no tiene otra alternativa consciente)inercialmente a su dinámica y las transnaturaliza prefigurando, lo que podríamosdenominar, la relatividad material del espacio-tiempo de la socialidad (afirma-ción-negación crítica de la civilización material humana).

Gracias a que el sujeto social conoce y reconoce cotidianamente el espacioestructural, gracias a que ilusoria y alienadamente lo hace suyo (lo habita: Hei-degger), lo vive de manera temporaria y resguarda, junto con él, la posibilidad deusarlo alternativamente.

Vivir cotidianamente el espacio-tiempo estructurales, es existencializar su or-dinariedad gestando las bases para una posibilidad diferente de re-utilización.Esto se perfila, por un lado, como la búsqueda alienada de la amplia gama de fi-guras del uso/consumo espacio-tiempo pero, por otro lado, abre el abanico de lasformas posibles des-alienadas de este uso/consumo. El primero es diversidad co-tidiana de la vida ordinaria, en cuanto al segundo, es utopía y esperanza.

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A P É N D I C E S

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APÉNDICE 1

LA TÉCNICA. DOS FORMAS DE ACERCAMIENTO A SU DEFINICIÓN:HEIDEGGER Y MARX

Para este acercamiento acudimos a dos pensadores del problema de la técnica: aMartin Heidegger y a Karl Marx. Recurrimos a su pensamiento mediante la con-sulta de, fundamentalmente, dos de los trabajos que aportan elementos importan-tes para la comprensión de los conceptos de técnica y tecnología que queremosrevisar: “La pregunta por la técnica” y El Capital (capítulo 13). Se debe mencio-nar la importancia de recurrir a las fuentes originales que forman parte de lasobras de estos dos autores pertenecientes a nuestra época, la época moderna. Laagudeza de las apreciaciones en ambos autores no se puede pasar por alto, muy apesar de que quien escribe se sitúe en algún lugar recóndito de las concepcionesdiversas de la ideología, la ciencia y la filosofía, todas ellas con alguna manifesta-ción e implicación política.

I. A propósito de “La pregunta por la técnica”, de Martin Heidegger

Preguntamos por la técnica si preguntamos loque ella es [...] Preguntamos por la técnica ydeseamos así preparar una libre relación conella. Libre es la relación si abre nuestra exis-tencia a la esencia de la técnica.1

En este apartado seguiremos el camino inverso al que siguió Heidegger en suartículo. Mostraremos sus resultados y después nos trasladaremos a su desarrollo.

Para Heidegger existe diferencia entre la técnica tal y como los griegos la en-tendían y la técnica moderna. Debido a esto, sería necesario pensar la técnica, enprimer lugar, acercándose al sentido de los griegos (por ello tendría que pensarsela técnica en su origen y connotación griega de la palabra); y en segundo lugar,pensar la técnica moderna.

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1 M. Heidegger, “La pregunta...”, p. 54.

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1. La técnica en su connotación griega es un pro-ducir. “En el develar se fundatodo producir”. “Sólo allí donde tal develar sucede, acontece lo verdadero”.Por ello –nos dice Heidegger– “La técnica es un modo del develar”.2

2. La técnica moderna es también un develar. “El develar importante de la técnicamoderna es un provocar que le plantea a la naturaleza la exigencia de liberarenergía que, como tal, puede ser extraída y acumulada”.

3. La técnica como pro-ducir: la tejne.

La palabra [técnica] proviene de la lengua griega. Tejnikón mienta lo que pertenece a la tejne.3

La significación de la palabra tejne de los griegos debe ser considerada –nosdice Heidegger– desde dos aspectos: como póiesis y como episteme.

La tejne como póiesis es un pro-ducir. Es un hacer y poder artesanales, perotambién es un arte elevado, es decir, es un hacer en las bellas artes.

La tejne como episteme es un develar. Tejne y episteme son nombres para elconocimiento en el sentido más amplio. El conocer –nos dice Heidegger– da aper-tura. Como que abre, es un develar:

Lo develante de la tejne no reside así de ningún modo en el hacer y en el manipular, ni tampoco en elaplicar medios, sino en el mencionado develar. En tanto esto último, pero no como confección; es la tejneun pro-ducir.

Así nos conducimos pues a la indicación de lo que la palabra tejne dice y cómo los griegos definen loque ella nombra, en la misma conexión que se abrió para nosotros cuando perseguimos la pregunta acercade lo que sea en verdad lo instrumental como tal.4

Veamos cómo Heidegger pasa del pensamiento lógico-deductivo al análisisde la técnica, a través del camino del lenguaje hasta llegar al sentido del instru-mentum, o sea, hasta conseguir la definición instrumental de la técnica. Nos dice:

2 M. Heidegger, idem, p. 57.3 loc. cit.4 Idem.

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Apéndice 1

La técnica no es lo mismo que la esencia de la técnica..., la esencia de la técnica en absoluto y en modoalguno es algo técnico. Si respondemos a ella —a la esencia de la técnica—, entonces podemos experi-mentar lo técnico en su limitación (cf. p. 54).

De la diferenciación entre técnica y esencia de la técnica pasa Heidegger a ladefinición “técnica” de la técnica.

Todo el mundo conoce —nos dice Heidegger— los dos enunciados que responden a nuestra pregunta.Uno dice: la técnica es un medio para un fin. El otro dice: la técnica es un hacer del ser humano... A ello,a lo que la técnica es, pertenece la fabricación y la utilización mismas, pertenecen las necesidades y losfines a los que ellas sirven. El conjunto de estos dispositivos es la técnica. Ella misma es un dispositivo;dicho en términos latinos es un instrumentum (loc. cit).

A esta definición Heidegger la llama definición instrumental y antropológicade la técnica. Esta “definición” bastaría para establecer una noción pragmática de“investigación científica”. Pero de ninguna manera se aproximaría (ni le preocu-paría aproximarse) a algo fundamental. Para esto es necesario introducirse a laesencia del problema.

¿Quién querría negar —nos dice Heidegger— que —la definición— es correcta? Ella se guía notoriamen-te por lo que se tiene ante los ojos cuando se habla de la técnica. La definición instrumental de la técnicaes incluso tan intranquilizadoramente correcta que también resulta atinada todavía para la técnica moder-na, de la que por lo demás se afirma con cierto derecho que es, frente a la vieja técnica artesanal algocompletamente diferente y por ende nuevo (idem).

Para la definición de la técnica moderna, la definición anterior en tanto queconcepto general, sería indudablemente correcta, incluso para las corrientes ma-terialistas.

... también la técnica moderna es un medio para fines. Por eso la representación instrumental de la técnicadetermina todo esfuerzo por colocar al hombre en una relación correcta con la técnica. Todo reside enmanipular adecuadamente a la técnica como medio. Se pretende como se ha dicho, “tener espiritualizadaen las manos” a la técnica. Se pretende ser su maestro. El pretender-ser-su maestro se torna más insistentecuanto más la técnica amenaza con escapar del dominio del hombre (idem, p. 55).

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Hasta aquí hemos seguido a Heidegger en la definición de técnica; que es encierta forma trivial pero que corresponde a la realidad aparencial trivial de loverdadero.

De los autores citados en la bibliografía de este trabajo, Heidegger es el únicoque de forma explícita expone el significado de técnica y el único que en ellamuestra con suma claridad lo que aquí he llamado definición trivial (pues la defi-nición completa es sumamente extensa), equivalente a la definición instrumentalde Heidegger.

Seguir a Heidegger en su preguntar por la técnica, nos conduce a preguntar–ahora– por la esencia de la técnica. Esto es el non plus ultra de este trabajo,puesto que “la esencia de la técnica no es algo técnico”:

Porque la esencia de la técnica no es algo técnico, por ello la reflexión esencial sobre la técnica y laexplicación decisiva respecto de ella tienen lugar en un dominio que, por un lado, está emparentado conla esencia de la técnica y, por el otro, le sea no obstante fundamentalmente diferente... Semejante dominioes el arte...5

Aunque el preguntar –de Heidegger– por la esencia de la técnica nos conduceal arte y es de suma importancia elucidar sobre ello, lo dejaremos para otra ocasiónpuesto que sería motivo de un trabajo diferente, realizado en otro momento y conotros fines. El seguimiento de Heidegger nos pondría en el camino de la conside-ración esencial de la técnica con el arte, el arte con la producción, la produccióncon la construcción, la construcción con la habitación, la habitación con el arte(arquitectura), etc. Valdría aquí preguntar al estilo de Heidegger: ¿No todo pro-ducir humano en tanto que esencialmente técnico, lleva en sí mismo una grancarga estética? Y en este sentido, ¿no es muy sugerente, afirmar como DieterJähnig, la historia del mundo (como pro-ducción humana): es la historia del arte?

* * *Muy a pesar de la lejanía de la técnica con su esencia, según la reflexión deHeidegger, puede realizarse una rápida aproximación a su pensar en torno a ella.Ha quedado expuesta la correcta definición instrumental de la técnica.

5 Idem, p. 68.

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Apéndice 1

La correcta definición instrumental de la técnica no nos muestra todavía su esencia. Para llegar a ella o almenos permanecer en su cercanía tenemos que buscar lo verdadero a través de lo correcto.6

Esto hace suponer que lo correcto no es aún lo verdadero, lo correcto determinasiempre, en lo que está ante nosotros, algo justo. La determinación no requiereempero, para ser correcta, develar de ningún modo en su esencia lo que está antenosotros: “sólo allí donde tal develación sucede, acontece lo verdadero”.7 Porello, la definición correcta de la técnica conduce a su esencia o por lo menosayuda a permanecer en su cercanía, y de esta manera debe preguntarse –diceHeidegger– “¿Qué es lo instrumental mismo? ¿Adónde pertenecen cosas talescomo un medio o un fin?” (loc. cit.).

Por lo que –según el proceder de Heidegger–:

El medio conduce al efecto, el efecto conduce a la causa, la causa conduce a sucuádruple causalidad [1. La causa materialis, lo material; 2. La causa formalis,la forma; 3. La causa finalis, el fin: 4. La causa efficiens, el efecto], la cuádruplecausalidad a la incertidumbre causal, la incertidumbre causal conduce a la causagriegamente pensada, la causa griegamente pensada conduce a la cuádruplecausalidad griegamente pensada (modificada por el logos) [1) el hyle; 2) el eidos;3) el telos; 4) el logos (considerar reflexivamente)], la cuádruple causalidadgriegamente pensada (modificada por el logos) conduce al adeudar, el adeudarconduce al aitia (dejar venir), la aitia (dejar venir) conduce a la póiesis [pro-ducción (a la cual pertenece también la physis –el abrirse por sí solo–)], y, final-mente, el pro-ducir “descansa y vibra” en el develar [alétheia (para los griegos),veritas (para los romanos) y verdad (para nosotros)].

Esta revisión del pensar griego conduce a Heidegger al develar, es decir, alhorizonte de la verdad:

¿Hacia dónde nos hemos extraviado? Preguntamos por la técnica y ahora hemos sido colocados ante laaletheia, ante el develar. ¿Qué tiene que hacer la esencia de la técnica con el develar?8

6 M. Heidegger, “La pregunta...”, p. 55.7 Idem.8 Ibid, p. 57.

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La respuesta a esta pregunta es el fundamento que guía este documento im-portantísimo, es la cercanía con la esencia de la técnica de Heidegger:

Respuesta: todo. Pues en el develar se funda todo producir. Pero este reúne en sí las cuatro modalidadesdel dejar-venir —la causalidad— y las rige. A su dominio pertenecen fines y medios, pertenece lo ins-trumental. Esto vale como rasgo fundamental de la técnica. Si preguntamos paso a paso por lo que es latécnica representada como medio, entonces llegamos al develar. En él descansa la posibilidad de todaelaboración productiva.9

Esta aproximación al pensar la técnica de Heidegger nos muestra la todavíaincierta esencia de la técnica, sin embargo, señala una parte esencial de la aproxi-mación a la definición de técnica en general, es decir, instrumental.

Hasta aquí, creemos haber entresacado algunas bases sobre las cuales descan-san los límites de una noción básica de lo que buscamos. Hemos acudido a unapresentación casi descriptiva y analítica de los conceptos aproximativos y a sulimitación. En lo que continúa abordaremos otra noción general de la técnicadesde una concepción considerablemente diferente: la del propio Marx.

II. A propósito del capítulo 13 de El Capital: “Maquinaria y gran industria”

Aunque Marx no definió de manera explícita el concepto de técnica y tecnologíaen el capítulo 13 de El Capital (lo abreviaré C.13), sí fue muy claro en el modo deemplear estos términos, como se verá más adelante.

En este apartado no pretendemos hacer explícita la esencia de la técnica y latecnología, más bien sentaremos ciertas bases para abordar esta esencia comoacercamiento a ella. En lo que sigue podrán observarse algunas imprecisiones devarios autores (incluyendo al propio Engels) en torno al empleo de los conceptosde “técnica” y “tecnología”, pero además con ayuda de ellos nos acercaremos aanalizar el problema de la esencia de la técnica y la tecnología modernas. Paranuestro propósito, considero necesario iniciar con el acercamiento a la definiciónde técnica y continuar con el acercamiento a la definición de tecnología.

9 Ibid.

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Apéndice 1

1. El concepto de “técnica” en el capítulo 13 de El Capital de Marx

Una distinción de los elementos constitutivos y considerados por Marx en el aná-lisis de la maquinaria y la gran industria que pueden guiar nuestra intención sonlos siguientes:

a) la máquina y la herramienta,b) la fábrica,c) el trabajador y el trabajo, yd) el producto.

Al identificar estos elementos y situarlos en un plano general de análisis, po-drían distinguirse tres componentes básicos del fenómeno técnico:

a) Máquina-herramienta,b) trabajo yc) producto.

Ambas formas siguen siendo expresiones simples de lo técnico; pero éste encalidad de dimensión técnica es lo que tiene que ser definido. Se debe recordar, asu vez, que los elementos anteriores forman parte integrante de la producción, yésta no es más que el inicio del ciclo del capital, que culmina con el consumo.Este ciclo consta en su generalidad de cuatro elementos o momentos fundamenta-les de la reproducción capitalista, éstos son la producción, la distribución, el cam-bio (circulación) y el consumo.10

Aunque la técnica (y la tecnología) se pone de manifiesto en estos cuatromomentos fundamentales del ciclo de la reproducción de la riqueza, es en el pri-mero, es decir, en la producción, donde impera su dominio y donde nace y sereproduce su esencia. Es en él en el que nos detendremos.

La co-presencia de la producción y de la técnica en la dimensionalidad espa-cio-tiempo en su modalidad capitalista moderna se efectúa en la fábrica y la granindustria. En el caso más simple de la expresión moderna de la producción, la fá-10 Cfr. Introducción general..., Grundrisse, ed. cit.

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brica constituye la forma más elemental de sus condiciones constitutivas. La pro-ducción existe en la fábrica como tal producción, no sólo como resultado sinocomo proceso, en el que simultáneamente se ponen en movimiento tanto a unamáquina y como al obrero que la pone en marcha mediante el trabajo. Éste, a suvez, no existe como resultado sino, de igual manera, como proceso. En la produc-ción existe, pues, proceso de producción en tanto existe el proceso de trabajo quela efectúa. Estos dos elementos nos guiarán en nuestras consideraciones.

A continuación mostraremos algunos lugares del texto de Marx en el quepodremos destacar las ideas que nos servirán como referentes básicos.

Cita 1. Un rasgo de toda la producción capitalista, en tanto no se trata sólo de proceso de trabajo, sino a lavez de proceso de valorización del capital, es que no es el obrero quien emplea la condición de trabajo,sino, a la inversa, la condición de trabajo al obrero. Pero sólo con la maquinaria ese trastocamiento ad-quiere una realidad técnicamente tangible. Mediante su transformación en autómata, el medio de trabajose enfrenta al obrero, durante el proceso de trabajo, como capital, como trabajo inanimado que domina ysucciona la fuerza de trabajo viva.11

Más adelante nos dice Marx:

Cita 2. La subordinación técnica del obrero a la marcha uniforme del medio de trabajo* y la composiciónpeculiar del cuerpo de trabajo, integrado por individuos de uno u otro sexo y pertenecientes a diversosniveles de edad, crean una disciplina cuartelaria que se desenvuelve hasta constituir un régimen fabril...12

En las líneas anteriores Marx nos habla de un “trastocamiento –que sólo conla maquinaria– adquiere una realidad técnicamente tangible”. ¿Por qué en lugarde decir técnicamente tangible no nos dijo “tecnológicamente” tangible? La res-puesta se encuentra inmediatamente conectada con mi subrayado de la cita ante-rior cuando Marx nos evidencia una “subordinación técnica del obrero a la marchauniforme del medio de trabajo”.

Antes de revisar este aspecto, consultaremos otras ideas en las que Marx tocade paso la significación de la técnica.

En relación con la fábrica nos dice Marx:

11 K. Marx, El capital, t. I, cap. 13, ed. cit., p. 516.12 Cf. C. 13, p. 517… *El subrayado es nuestro.

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Apéndice 1

Cita 3. ... en la fábrica —esto es, en el taller fundado en el empleo de maquinaria— reaparece siempre lacooperación simple, y ante todo, por cierto (prescindimos del obrero), como conglomeración espacial demáquinas de trabajo similares y que operan simultáneamente. Así, por ejemplo, una fábrica textil estáconstituida por la yuxtaposición de muchas máquinas de coser en el mismo local de trabajo. Pero existeaquí una unidad técnica,* puesto que las numerosas máquinas de trabajos similares reciben su impulso,simultánea y uniformemente, del latido de un primer motor colectivo, y lo reciben por medio de un meca-nismo de transmisión que también le es común, en parte, ya que sólo está ligado a cada una de las máqui-nas-herramientas por ramificaciones particulares que de él derivan.13

En relación con el trabajo y la maquinaria nos dice Marx:

Cita 4. La maquinaria, con algunas excepciones que habremos de citar más adelante, sólo funciona enmanos del trabajo directamente socializado o colectivo. El carácter cooperativo del proceso de trabajo,pues, se convierte en una necesidad técnica dictada por la naturaleza misma del medio de trabajo.14

Por último, consideremos otra afirmación de Marx:

Cita 5. ... el régimen fabril ha conquistado cierta amplitud de existencia y determinado grado de madurez;no bien, ante todo, su propio fundamento técnico, la maquinaria misma, es a su vez producido por máqui-nas...15

* * *

Como podrá observarse, cuando Marx emplea la palabra técnica, hace referenciaa la relación de dos elementos centrales: la maquinaria (medio de trabajo) y eltrabajo.

Al observar estas cinco citas podemos dar las siguientes ideas:Con la maquinaria –en tanto fábrica unidad técnica– opera una subordinación

técnica del obrero a la marcha uniforme del medio de trabajo. Sólo con la maqui-naria se produce un trastocamiento que adquiere una realidad técnicamente tangi-ble en la cual no es el obrero quien emplea la condición de trabajo, sino, a lainversa, la condición de trabajo al obrero. El fundamento técnico del régimenfabril lo constituye la maquinaria misma.

13 Cf. op. cit., p. 461. El subrayado es nuestro.14 Loc. cit., p. 470.15 Loc. cit., p. 549.

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Podemos decir que la maquinaria es el fundamento técnico de lo técnico. Sinembargo, lo técnico no existe sólo como su fundamento, es decir, como maquina-ria, sino es mucho más que eso. El obrero en tanto es subordinado (subsumido) a“la marcha uniforme del medio de trabajo” (la maquinaria), pasa a formar partede lo técnico. De esta manera el obrero se convierte en un apéndice técnico de lotécnico; pero como tal apéndice es, por ello, también un elemento técnico.

Como Heidegger, podríamos preguntar: ¿Pero, qué es lo técnico?Para nuestro acercamiento a la definición de técnica, preguntaremos a Hei-

degger por su definición instrumental –que denomina “correcta”– de la técnica.Diríamos entonces: ¿Es correcta la definición “correcta” de Heidegger?

No podemos dejar de tener presente que Heidegger establece una diferencia entrela técnica y la esencia de la técnica, y que ambas guardan una distancia considera-ble entre el mundo griego y el mundo moderno. Pero, en definitiva, su definicióninstrumental es “correcta” para ambas edades cuando es planteada como un me-dio para un fin, como un hacer del ser humano y como un instrumentum.

Volviendo a lo técnico en Marx, según el breve resumen, podemos probar queen efecto la técnica en su más amplio sentido es un instrumentum. Pues la máquinano es un instrumentum del obrero, sino, a la inversa, el obrero es un instrumentumde ésta. Ambos se constituyen como instrumentum, como medios. Se dice que latécnica es un hacer del ser humano, la afirmación es correcta como hacer delobrero ya que su hacer es consigo mismo, un medio para que la máquina funcione,por ello es algo técnico. Pero lo humano del hacer del obrero queda subordinado(subsumido) a la máquina, a la técnica; y por ello es inhumano, es la enajenacióndel hombre a la máquina. A esto podría llamársele la enajenación técnica delhombre.

Nos hace falta considerar un elemento de la denominada definición “correcta”de la técnica: el fin, el thelos, la finalidad. ¿Dónde queda esta finalidad en larelación instrumental (técnica) del hombre (en este caso en su existencia concretade obrero) con la máquina?

La finalidad del obrero no es otra que la “finalidad de la máquina”. La finali-dad del obrero como instrumentum de la máquina, es el de ella como medio (ins-trumentum –a su vez–): la producción. Esta producción no es la producción engeneral sino la producción capitalista. Por lo que la finalidad de la técnica como

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Apéndice 1

técnica capitalista es la producción capitalista, la acumulación de riqueza bajo laacumulación del capital como existencia del valor y plusvalor, etc. Aquí es dondepodemos encontrar la esencia de la técnica “moderna”.

La subordinación del obrero a la máquina es, por lo tanto, subordinación desus fines; los cuales no pueden ser otros que los de hacer funcionar a aquélla. Elfuncionar de ambos constituye el principio (el comienzo) de los fines de lo técnicoen cuanto instrumentum para su realización final como producción. Entonces,observamos que los fines del obrero al producir no son los productos, sino elproducir de la máquina. Aquí subyace el fetichismo capitalista y aquí subyacetambién el fetichismo de la técnica.

Es posible establecer ciertos rasgos que contribuyen a la definición del con-cepto de técnica comentando la relación de la técnica moderna con la tejne de losgriegos. Páginas atrás revisamos la doble existencia de la técnica a través de laconcepción griega de la tejne: como póiesis y como episteme. Si analizamos elsignificado de estas palabras con relación a la técnica actual (“moderna”) enton-ces nos daríamos cuenta que ésta conserva el elemento de la póiesis griega, pero–a su vez– se mantiene solamente en el dominio de una de las dos acepciones dela connotación griega, a saber: en el hacer y en el poder artesanales, pues como“arte elevado” y como “episteme”, forma parte la “tecnología”.

El empleo del término técnica en Marx es muy claro. En él no hace referenciaal “hacer y poder” no artesanales, sino fabriles. Las capacidades en las “arteselevadas” y “epistémicas” del obrero no le son necesarias a la máquina. Respectoa esto nos dice Marx:

Cita 6. La escisión entre las potencias intelectuales del proceso de producción y el trabajo manual, asícomo la transformación de las mismas en poderes del capital sobre el trabajo, se consuma, como yaindicáramos, en la gran industria, erigida sobre el fundamento de la maquinaria. La habilidad detallistadel obrero mecánico individual, privado de contenido, desaparece como cosa accesoria e insignificanteante la ciencia, ante las descomunales fuerzas naturales y el trabajo masivo social que están corporificadosen el sistema fundado en las máquinas y que forman, con éste, el poder del “patrón” (master).16

Podemos decir, entonces, que la técnica (en el sentido en que Marx emplea estetérmino, es decir, como técnica capitalista) es todo lo instrumental-inmediato que16 Op. cit., p. 516.

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en la producción se requiere para que esta última sea efectuada. A lo instrumen-tal-inmediato pertenecen las máquinas (máquinas-herramienta), los obreros, laciencia –en calidad de máquinas facturadas y puestas aquí y ahora en la produc-ción–, y todo aquello que interviene en el proceso de producción y proceso detrabajo en forma directa. La técnica es, pues, el aquí y ahora del proceso deproducción. Es la existencia material inmediata de los instrumentos de la produc-ción. Por todo esto, la técnica capitalista es básicamente un hecho poiético, y noun hecho epistémico.

2. El concepto de “tecnología” en Marx (C. 13)

La revisión de este concepto nos conduce a un punto, en mayor o en menor medi-da, polémico, ya que implica una diferencia de matices entre el pensamiento deEngels y el del propio Marx. Veamos cómo hace referencia Marx a la tecnología:

Cita 7. El principio de la gran industria —esto es, el de disolver en sí y para sí a todo proceso de produc-ción en sus elementos constitutivos y, ante todo, el hacerlo sin tener en cuenta para nada a la mano huma-na— creó la ciencia modernísima de la tecnología. Las figuras petrificadas, abigarradas y al parecerinconexas del proceso social de producción, se resolvieron, según el efecto útil perseguido, en aplicacio-nes planificadas de manera consciente y sistemáticamente particularizadas de las ciencias naturales. Latecnología descubrió asimismo esas pocas grandes formas fundamentales del movimiento bajo las cualestranscurre necesariamente, pese a la gran variedad de los instrumentos empleados, toda la actividad pro-ductiva del cuerpo humano, exactamente al igual que la mecánica no deja que la mayor complicación de lamaquinaria le haga perder de vista la reiteración constante de las potencias mecánicas simples. La indus-tria moderna nunca considera ni trata como definitiva la forma existente de un proceso de producción. Subase técnica, por consiguiente es revolucionaria, mientras que todos los modos de producción anterioreseran esencialmente conservadores. La industria moderna, mediante la maquinaria, los procesos químicosy otros procedimientos, revoluciona constantemente, con el fundamento técnico de la producción, las fun-ciones de los obreros y las combinaciones sociales del proceso laboral...17

En la cita anterior podrá notarse sin duda alguna la gran diferencia que Marxotorga a la consideración de la tecnología y la técnica. Mientras que la primera esconnotada como “ciencia modernísima”, la segunda es connotada en la “formaexistente de un proceso de producción” cambiante.

17 Op. cit., pp. 592, 593.

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Apéndice 1

Podemos decir que la técnica constituye la composición orgánica del capital(constante: maquinaria, materia prima, etc.; y variable: invertida en fuerza detrabajo), mientras que la tecnología es externa de esta composición. En estos tér-minos entonces la tecnología es la “conciencia desde fuera”.

¿Qué deja entrever Marx cuando nos dice al comienzo de la cita anterior “Elprincipio de la gran industria... creó la ciencia modernísima de la tecnología”?Esta afirmación tiene como telón de fondo a la ciencia referida al principio de lagran industria en tanto que génesis de la misma. Por ello la connotación de “Elprincipio de la gran industria...” es una connotación histórica; de ahí el porquéMarx dice “... creó la ciencia modernísima de la tecnología”. Lo que aquí interesaes ver cómo Marx concibe el origen de la “ciencia modernísima de la tecnología”.

En otra obra Marx escribe en relación con este origen:

Cita 8. ... Beckmann llamó tecnología al conocimiento de las artesanías, manufacturas y fábricas, en1772... La tecnología en su sentido estricto comenzó con Reaumur y Shaw. El primero dio cuenta [de susestudios] a la Academia de Ciencias y ésta le permitió desarrollar todos sus planes, y lo apoyó con muchosinvestigadores experimentados. Véase su obra: Descriptions des Arts et des Metiers, faites ou approuvéespar Mwssieurs de I’Academie Royale des Sciences. Avec figures en tailledouce. Grossfolio, París, princi-pios de 1761 (7-92).18

Como información adicional a la citada por Marx, podremos considerar la queEnrique Dussel nos presenta en el estudio preliminar a los Extractos... ya citados.

La tecnología teórica —nos dice Dussel— se cultivó en el siglo XVIII en Alemania (Kameralwissenschaf-tlichen Lehre) primeramente en Halle, después en Goettingen. Aquí enseñaba J. Beckmann desde 1766como profesor de filosofía, en las materias matemáticas, física e historia natural; desde 1804 dictó cátedraen Frankfurt en agronomía, tecnología, etc., siendo a quien se atribuye la creación del concepto “tecnolo-gía”. Su alumno en Tübingen fue U. H. M. Poppe. Beckmann adoptó la posición materialista de la Ilustra-ción; distinguió el arte de la tecnología y a ésta de la artesanía. Puede decirse que fundó la primera escuelaalemana de tecnología, que Poppe divulgó, y que J. Karmarsch continuó.19

En los renglones anteriores puede observarse el origen del término “tecnolo-gía”. A lo largo de las citas anteriores este término está asociado con el sentido de18 K. Marx, Cuadernos tecnológico-historicos: Cuaderno XXVII, B56 (Londres, 1851); publicado por la

Universidad Autónoma de Puebla, p. 87.19 Op. cit., p. 19.

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conocimiento, conciencia, teoría y ciencia. Esto parece coincidir, ciertamente,con lo que se ha venido comentando.

Por un lado había dicho que la técnica estaba inmersa en el ámbito de lapóiesis como “hacer y poder fabriles (o artesanales)”, y que la parte de la póiesis,en tanto que “hacer y poder para el arte elevado”, junto con la episteme (la otraparte de la doble significación de la tejne) quedaban fuera de ella (de la técnica).Donde ellas quedan insertas es precisamente en la tecnología.

Por eso diríamos que la tecnología es un hacer y un poder para el arte elevadoy las bellas artes, en su acepción de póiesis; y un conocer algo, una ciencia, en suacepción de episteme. Notemos que por este camino (que no es del materialismodialéctico de Marx) nos conducimos –sin embargo– a los resultados de Marx peroen su sentido formal abstracto (metafísico). Esta manera de proceder es correctasi se observa su limitación y la superamos.

Podemos acercarnos de otra manera a la significación de tecnología si la pen-samos, siguiendo a Heidegger, desde su sentido griego:

La palabra tecnología es una palabra compuesta formada de dos palabras oraíces griegas. Una de ellas (la tejne) ha sido comentada ya en su significación; laotra es logos, que en griego –nos dice Heidegger– quiere decir “considerar reflexi-vamente”.20 De esta manera entonces la palabra tecnología adquiere una connota-ción aún más teórica de lo que ya tenía según su sentido de episteme. Puededecirse así que tecnología es un “conocer reflexivo para hacer y poder –hacer–para el arte elevado y las bellas artes”. No debe escaparse el detalle importante deque la palabra tecnología no fue inventada por los griegos sino por los alemanes(eso sí, con términos griegos), quienes le insertaron una connotación que ya habíaperdido: la adopción de episteme (al parecer ya extinta o en proceso de extinción)fue remplazada por el logos, acorde –incluso históricamente (aprox. 1772)– conel surgimiento de las ciencias particulares y –por supuesto–, de la invención demáquinas.

Las reflexiones anteriores no hacen más que reafirmar las significaciones queda Marx al término en su sentido real. De algún modo nos hemos dirigido ya a lacercanía de la definición de la tecnología.

20 M. Heidegger, “La pregunta...”, p. 56.

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Apéndice 1

Entre la técnica y la tecnología existe la ciencia como mediación. Esto quieredecir que si en la tecnología la ciencia (es decir, la episteme y el logos) no estápresente, en tanto que “conocimiento para-la-producción”, la tecnología no estal, es simplemente una máquina, es algo técnico. Este conocimiento para-la-producción no está en el obrero, pues éste es –como ya vimos– sólo un instrumento,es algo técnico, sólo existe técnicamente dentro del proceso de trabajo y de pro-ducción. Por eso lo que llamamos aquí conocimiento para-la-producción es algoexterior al proceso de producción y de trabajo.

Este elemento externo (exógeno) existe materialmente con el trabajo intelec-tual, en los intelectuales, por ello cuando Marx hace referencia a la división deltrabajo nos dice.

Cita 9. En la medida en que la división del trabajo reaparece en la fábrica automática, se trata, ante todo, dela distribución de obreros entre las máquinas especializadas... El grupo articulado de la manufactura esdesplazado por la conexión entre el obrero principal y unos pocos ayudantes. La división esencial es laque existe entre los obreros que están ocupados efectivamente en las máquinas-herramientas... y los sim-ples peones de estos obreros mecánicos...–póngase atención a lo siguiente–... junto a estas clases principa-les figura un personal numéricamente carente de importancia, ocupado en el control de toda la maquinariay en su reparación constante, como ingenieros, mecánicos, carpinteros, etcétera. Se trata de una clasesuperior de obreros, en parte educada científicamente,* en parte de índole artesanal, al margen del círculode los obreros fabriles y sólo agregada a ellos. Esta división es puramente tecnológica.21*

En el subrayado final de la cita anterior se contiene un elemento eminente-mente polémico, pues –como se dice en la nota de pie de página de la obra deMarx (cfr. p. 513)– Engels cambió la expresión “puramente tecnológica” de Marxpor “puramente técnica” en las ediciones 3a. y 4a. de El Capital.22 ¿Cuál de lasdos expresiones es la correcta, la de Marx o la de Engels?

Cuando Marx dice que “esta división es puramente tecnológica”, es porqueevidencia que esta “división” obedece a una determinación externa, que es pla-neada, organizada desde fuera y califica, “prestigia” (en términos de M. Weber) alobrero, pero que finalmente no le quita su existencia real de obrero. En esta formaMarx considera también lo potencial de los obreros en tanto que potencias inte-21 Op. cit., pp. 512, 513. *El subrayado es nuestro.22 Se debe saber que la edición traducida por Siglo XXI es la última edición alemana publicada en vida de

Marx, la segunda, obviamente revisada por él.

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lectuales coexistentes y concretas, lo que cada obrero es y hace de acuerdo con loque sabe. En este sentido el obrero de acuerdo con lo que sabe hacer es un cono-cimiento para-la-producción.

Al afirmar Engels que la división es “puramente técnica”, en realidad –comovimos antes– sólo hace referencia a la póiesis, al hacer, más no al logos o a laepisteme que los “ingenieros” o la “clase de obreros, en parte educados científica-mente” en mayor o en menor grado portan. La división “puramente técnica” tieneque ver solamente con el obrar, con el hacer, por eso es algo poiético. El diferentehacer, no es lo mismo que el diferente saber hacer. Y como en el proceso de pro-ducción capitalista el saber hacer del obrero no es sólo entelequia sino hacer,pues de lo contrario el obrero no sería parte del proceso de producción (su fuerzade trabajo no sería comprada, es decir, no sería “contratado”), luego entonces laafirmación de Engels de que “la división [del trabajo] es puramente técnica” esimprecisa en tanto que no es completa (no contempla lo que el obrero sabe ypuede hacer) y por ello no es verdadera; pero es correcta en tanto que pone a losobreros como lo que son en el proceso de producción capitalista: instrumentos ypor ello existen en él bajo la misma rasante, es decir, su existencia real de obreros.

Se ha llegado al momento de la distinción de lo técnico y lo tecnológico,concretada en un ejemplo.

¿Cómo sería la distinción de la técnica y la tecnología en una máquina suma-mente sofisticada (“moderna”)?

Una máquina, por muy sofisticada que sea, en el momento de entrar en elproceso productivo y de trabajo (dominio de la tejne como póiesis) es ya algotécnico; se constituye como medio, como instrumentum; no así cuando es motivo depreocupación científica, en este momento, la máquina es ciencia en aplicación,es decir, la máquina no es un medio sino la materialización de un fin científico,por ello es un producto científico; sólo así, la máquina es tecnología.

La máquina que existe como tecnología (como producto científico o resultadocientífico) es una potencia, que tiene la posibilidad de ser instrumento, o sea, algoútil, algo técnico. Lo potencial es lo que tiene posibilidad de ser (es una tenden-cia) pero aún no es. De la misma forma que una bomba atómica científicamenteproducida en su inicio (¡forzosamente! –no puede ser de otra manera–) no es tal

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Apéndice 1

bomba en tanto que no estalla, sólo existe en potencia, es decir, en posibilidad deestallar.

Una máquina sofisticada que es introducida a una fábrica de productos infini-tamente más simples que aquélla, será un elemento tecnológico potencial, mientrasno sea usada como medio e instrumento para la producción; cuando esto ocurra,esa potencia será realizada: pasará de su estado tecnológico a un estado técnico.

Ahora puede comprenderse más detenidamente el significado de lo que Marxnos dice en torno a una historia crítica de la tecnología. Con relación a ello nosmuestra la importancia de la historia de la tecnología, y muchísimo más, la im-portancia de su crítica.

La tecnología pone al descubierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, elproceso de producción inmediato de su existencia...

De aquí el porqué Marx le confirió una importancia fundamental ante todo asu historia “crítica”. A él no le interesó ni la episteme ni el logos de la tecnologíaen sí mismos a través de la historia, sino algo muy diferente: su crítica. A travésde ella se devela el proceso inmediato de su existencia, el de su enajenación, pero,sobre todo, la posibilidad de salir de ella.23

23 De esta forma cobra mayor relevancia la afirmación: “... la dificultad intrínseca para la construcción dela Historia Crítica de la Tecnología estriba, precisamente, en que la tecnología es el fundamento materialdel todo social que se desarrolla, de donde su crítica es la premisa de la crítica global de la sociedad,incluida la crítica de la economía” [cfr. Jorge Veraza, Carlos Marx y la técnica. Desde la perspectiva dela vida, revista Crítica de la Economía Política, núms. 22/23 (pp. 49-170), p. 63].

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APÉNDICE 2

A PROPÓSITO DE LAS FORMEN1 DE KARL MARX,LO URBANO Y LA CIUDAD

I. Caracterización general

Las Formen constituyen una referencia de fundamental importancia para el estu-dio de la ciudad. En esta parte de los estudios de Marx se expone con rigor cien-tífico su método de exposición dialéctico, los elementos para la crítica de laeconomía política mostrando la realidad como totalidad ininterrumpida y, en ello,se da pauta para el estudio de los elementos teóricos que constituyen los puntos departida para la investigación de la ciudad y su génesis, motivo que en primerainstancia nos interesa.

Es en el texto de las Formen, al igual que en la Ideología alemana, dondeMarx expone las bases para la elaboración de una aproximación histórica delorigen de la ciudad.

Las Formen pertenece al voluminoso estudio de Marx conocido como losGrundrisse,2 y representa una parte minúscula (comparada en su extensión con elresto del cuerpo teórico del trabajo) en su magnitud, más no así en su significa-ción y sustancialidad de análisis. Si pudiera darse una rápida hojeada a la temáticade los Grundrisse, se observaría que las Formen constituyen parte de la última yextensa división temática de los Grundrisse. Podrían considerarse tres grandesapartados:

1. La Introducción, a la que pertenecen las consideraciones críticas de los “momen-tos de la producción, consumo, distribución, cambio (circulación)” y el métodode la economía política.

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1 K. Marx: Formen die der kapitalistischen produktion Vorhergehen (cfr. Elementos fundamentales parala crítica de la economía política 1857-1858, México, Siglo XXI, 1971. Véase también en Formacioneseconómicas precapitalistas, Siglo XXI (Colección Pasado y Presente), México, 1986).

2 K. Marx: Grundrisse...

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2. El Capítulo del dinero. En donde se analiza de forma temática la importanciadel oro y la plata y la relación M-D, D-M.

3. El Capítulo del capital. Se analiza “el dinero como capital”, “el proceso deproducción como contenido del capital”, “el proceso de valorización del capi-tal”, “la plusvalía”, “la desvalorización del capital”, “la acumulación específicadel capital [transformación de plusvalor (rédito) en capital]”, “acumulaciónoriginaria del capital (acumulación real)”, “circulación del capital y circula-ción del dinero”, “el capital que rinde ganancias. Transformación de la plusvalíaen beneficio”, entre otros elementos fundamentales.

Las Formen constituyen parte del cuerpo argumental del punto 3 anterior co-rrespondiente al “Capítulo del capital” y de forma específica al análisis crítico desu génesis: a la “acumulación originaria del capital” (acumulación real). De estemodo, las Formen pueden ser ubicadas grosso modo en esta parte del lugar deldiscurso crítico de Marx, lo cual facilitará su comprensión.

El propio Marx caracteriza su trabajo del siguiente modo: se trata de unaexposición “[...] acerca del proceso que precede a la formación de la relación decapital o a la acumulación originaria”3 (Karl Marx, Grundrisse, p. 433).

II. Método de exposición

En el texto de las Formen, Marx discurre en lo que en la Introducción de 1857había expuesto: “La anatomía del hombre esclarece al mono”, aquello a lo que H.Lefebvre llama el método progresivo-regresivo4 y que J. P. Sartre “aplaude” en suCrítica de la razón dialéctica (cfr. “Cuestiones de método”). Marx parte del prin-cipio de que lo complejo ayuda a esclarecer lo simple como algo devenido. Va dela exposición de las categorías simples a las más concretas, trasladándose delanálisis del capitalismo a la crítica de su génesis, pero con la visión agudizada porla disección de lo complejo hacía los momentos de lo simple, hasta seguir su

3 El subrayado es mío.4 H. Lefebvre, De lo rural a lo urbano, Lotus Mare, p. 17.

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Apéndice 2

trayectoria y llegar a los elementos de lo complejo describiendo un discurso enespiral que encierra los supuestos que restituyen la imagen de la crítica del capita-lismo. En relación con esto nos dice Marx:

... nuestro método pone de manifiesto los puntos en que tiene que introducirse el análisis histórico, en loscuales la economía burguesa como mera forma histórica del proceso de producción apunta más allá de símisma a los precedentes modos de producción históricos. Para analizar las leyes de la economía burguesano es necesario, pues, escribir la historia real de las relaciones de producción. Pero la correcta concepcióny deducción de las mismas, en cuanto relaciones originadas históricamente conduce siempre a primerasecuaciones —como los números empíricos por ejemplo en las ciencias naturales— que apuntan a unpasado que yace por detrás de este sistema. Tales indicios, conjuntamente con la concepción certera delpresente,* brindan también la clave para la comprensión del pasado; [...] Este análisis correcto llevaasimismo a los puntos en los cuales [se prefigura] el movimiento naciente al futuro, se insinúa la aboliciónde la forma presente de las relaciones de producción.5*

De esta manera, la principal preocupación de Marx es exponer los elementosy los momentos fundamentales que dan origen a lo que propiamente se le llamacapital, partiendo de las categorías que definen a éste y exponiendo sus “condi-ciones antediluvianas” (Grundrisse, p. 420). Por ello nos dice Marx:

Las condiciones y supuestos del origen, de la génesis del capital, suponen que el capital aún no es, sinoque tan sólo llega a ser; desaparecen, pues, con el capital real, con el capital que pone él mismo, partiendode su realidad, las condiciones de su realización.6

En esto se construye el punto de partida (método lógico) de las Formen, entorno a los “supuestos históricos” cuya dialéctica construye el camino argumentaldel texto. Marx nos dice más aún en torno a éstos:

... precisamente en cuanto tales supuestos históricos pertenecen al pasado y por tanto a la historia de suformación, pero de ningún modo a su historia contemporánea, es decir, no pertenecen al sistema real delmodo de producción dominado por el capital.7

El método “progresivo-regresivo” –como lo llama H. Lefebvre– nos haceaparecer distintas etapas o estadios del desarrollo histórico de la humanidad, que5 K. Marx, Grundrisse..., Siglo XXI, p. 422. *El subrayado es nuestro.6 Idem, pp. 420, 421.7 Idem, p. 420.

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–por ello– constituyen un desarrollo multilineal pero fundamental y necesario enel desarrollo de las formaciones económico sociales precapitalistas que siguen alrégimen tribal o de comunalismo primitivo. Estas etapas o estadios fundamenta-les son –según Marx–: el oriental, el antiguo, el germánico y el eslavo. Su defini-ción con respecto del modo de producción al que el capital sirve de “supuesto”:

... han quedado a la zaga —nos dice Marx— “como pródromos históricos8 de su devenir, al igual que losprocesos a través de los cuales la Tierra pasó de mar fluente de fuego y vapores a su forma actual, se sitúanallende su existencia como Tierra.9

Marx parte de los supuestos que nos definen la existencia de capital, éstos son:

• El trabajo asalariado.• Separación del trabajo libre con respecto a las condiciones objetivas

de su realización (medio de trabajo y material de trabajo).• Existencia de un mercado de trabajo.

Con base en estos supuestos teóricos, Marx discurre en los momentos lógi-cos-históricos necesarios que debieron presentarse en el desarrollo de las forma-ciones económico-sociales.

En el cuerpo argumental del trabajo de las Formen pueden distinguirse tresgrandes partes fundamentales:

• Formaciones económicas precapitalistas [visión de conjunto] (pp. 51-62).10

• Génesis y desarrollo de la propiedad [de la tierra y el suelo] (idem, pp. 62-77).

• Condiciones para la aparición del capital (idem, pp. 76-97).

8 El subrayado es nuestro.9 Idem, p. 221.10 K. Marx, (estudio introductorio de E. Hobsbaum), Formaciones económicas precapitalistas, Siglo XXI

(Colección Pasado y Presente).

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Apéndice 2

III. En torno a lo urbano y la ciudad

1. Las formaciones económicas precapitalistas (visión de conjunto)

Las formaciones económicas precapitalistas son presentadas por Marx como es-tadios del desarrollo social (pródromos históricos), cuya determinación está regidapor las formas de relación de posesión de los elementos (categorías) que determinanla pre-existencia de un capital. Estas categorías son: el trabajo vivo, el material enbruto, el instrumento de trabajo, los medios de subsistencia y la no-propiedad de latierra. La dialéctica histórica de la relación de estos elementos nos muestra, en lasFormen, la dialéctica de la génesis del capital y con ello los lineamientos de laacumulación capitalista.

Las consideraciones teórico-metodológicas de la génesis del capital y el capitalpropiamente dicho son válidas también para el estudio del origen o génesis de laciudad capitalista, esto es, la ciudad precapitalista y de la ciudad capitalista pro-piamente dicha. Estas consideraciones a la vez que fundan un punto de partidateórico que se devela de la crítica marxista, se orienta y guía con los conceptos ycon el método expresado en la fuente categorial, definiendo los elementos funda-mentales que dan origen a la ciudad, y los lineamientos para la crítica teórica de laciudad capitalista. Las dificultades para lograr dicha finalidad son múltiples, enprimer lugar porque Marx no hizo explícita una teoría de la ciudad ni de sugénesis, y en segundo lugar porque esta no-explicitación implica una labor deexégesis con un carácter negativo y crítico. Esto significa que por lo menos debentenerse nociones del método marxista para vislumbrar el trabajo no realizado.

Para hacer referencia inicial y globalmente a las Formen en torno a la ciudad,debe decirse que las ciudades “aparecen” o “surgen” no como un fin histórico ensí mismo, sino como una expresión, como un resultado social-histórico. Este re-sultado es una consecuencia de un determinado modo de producir no solamentelos medios de subsistencia sino la existencia misma. El producir los medios desubsistencia encierra un hecho económico-social y es –en efecto como afirmaMarx– este hecho económico-social la primera premisa para hacer historia. Enesta premisa no se desvincula a la ciudad de ningún hecho económico, sino por elcontrario se fundamenta.

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En los pasajes de las Formen en los que Marx hace referencia a la ciudad, lapresenta como algo que aparece, es también un supuesto histórico, pero que esla expresión de otros supuestos que determinan las relaciones sociales, éstos sonlos supuestos económicos. Así puede ser concebido el estudio materialista de laciudad, orientado fundamentalmente por los fenómenos económicos, pero en unanálisis global de la ciudad deben incluirse los elementos tanto materiales comoinmateriales, esto se logra al incorporar tanto los elementos de cultura materialcomo los elementos de cultura inmaterial. Aquí se inserta el estudio de la ciudaden las consideraciones teóricas en torno a la relación hombre-naturaleza, lo cualde manera forzosa contempla el momento mediador de carácter instrumental deesta relación: la tecnología (las fuerzas productivas). Los elementos que incluyenun análisis más o menos riguroso de la ciudad y su proceso de génesis, contem-plan los diversos estadios tecnológicos por los cuales pasa determinada forma decomunidad, las condiciones geológicas, topográficas y geopolíticas que condi-cionan los diversos grados de desarrollo y unas formas de relación social.

Marx no hace explícita la historia real de la humanidad, sino que devela lasleyes que conducen la existencia del capitalismo e, implícitamente, sus formas deciudad y las de su génesis.

En las Formen Marx nos presenta algunas formas de ciudad como expresiónde sus determinaciones económicas y que no tienen un carácter económico sinopolítico, como en el caso de aquellas ciudades que se forman por reunión y pormutuo acuerdo, cuyas determinantes son más bien supraestructurales (políticas).Éstos son finalmente casos excepcionales que “pueden” presentarse, es decir, sonposibilidades o alternativas históricas.

a) Siguiendo los lineamientos de Marx, la ciudad como posibilidad inmediatareal se presenta o aparece bajo algunos supuestos: la existencia de una entidadcomunitaria o colectividad tribal, la cual ha encontrado condiciones externas –detipo climáticas, geográficas, físicas, etc.– óptimas para su reproducción, ade-más de la existencia de mayor o menor grado de propiedad y de relación polí-tica que establece una forma de estado y de gobierno “más o menos despótico”.Marx atribuye a esta formación económica la posibilidad de constituirse comociudad en tanto que el “gobierno despótico” “flota por las pequeñas comunidades”

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Apéndice 2

en donde el comercio es favorable y es posible el intercambio de un excedentede producción o plusproducto por trabajo. Es aquí donde pueden visualizarselas primeras formaciones urbanas que se constituyen como ciudades (asiáticas)cuya historia –dice Marx–:

... es una unidad indiferente de ciudad y campo (en este caso las ciudades verdaderamente grandes debenser consideradas meramente como campamento señorial, como excrescencia superimpuesta a la estructurapropiamente económica) (loc. cit., p. 60).

b) Una segunda forma de la ciudad aparece con la existencia de la entidad comu-nitaria cuya actividad económica es más activa. La mayor actividad dependeráde su desarrollo cultural físico, tecnológico y con ello la mejor organizaciónactiva para la producción de su vida en una determinada concentración humanacomo régimen urbano, condicionado por los elementos supuestos. En esta fasedel desarrollo la ciudad se presenta o aparece como Zentrum o sede ya desarro-llada. En ella, por tanto, la tierra aparece como territorio de la ciudad. Existe lanecesidad común de la guerra y es ésta una empresa coligadora de la comunidad.En esta nueva necesidad del desarrollo histórico social se presenta la concen-tración de viviendas en la ciudad como forma de relación social, en la queexiste ya en forma más desarrollada la propiedad y cuyo carácter comúnaparece como unidad negativa, como forma de posesión hacia afuera enrelación con las tribus dominadas. La ciudad se presenta como concentra-ción, con el campo como territorio. Éste es el caso de las ciudades antiguas.Por ello Marx nos dice:

En el mundo antiguo, la ciudad con sus tierras colindantes es el todo económico... La historia antiguaclásica es historia urbana, pero con ciudades basadas sobre la propiedad de la tierra y la agricultura(loc. cit.).

Claro está que lo que aquí nos define un estadio histórico de la ciudad es laforma de propiedad en relación directa con la comunidad, o sea, a la existenciasocial de la propiedad históricamente dada.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

c) Un tercer estadio principal de desarrollo histórico de la ciudad precapitalistaque se expone a través de las Formen es aquel que aparece con el régimen depropiedad germano, régimen que predominó a lo largo de la Edad Media, cuyofundamento económico-social es el campo:

... La Edad Media (época germana)11 surge de la tierra como sede de la historia [historia], cuyo desarrolloposterior se convierte luego en una contraposición entre la ciudad y campo... (op. cit., p. 60).

La particularidad histórica de esta forma de existencia económico-social y,por tanto, de “ciudad” es el aislamiento en el campo, la disgregación en la tierrade “sujetos autónomos”. Esta existencia social es una negación de la ciudad, puesésta presupone ya de por sí una “concentración”. Nos dice Marx:

Como resultado de la concentración* en la ciudad la comunidad como tal posee una existencia económi-ca; la mera existencia de la ciudad como tal es diferente de la mera pluralidad de casas independientes. Eneste caso el todo no consiste en sus partes. Es una especie de organismo autónomo (loc. cit.).

A renglón seguido Marx expone algunas manifestaciones superestructuralesque en los germanos se derivaron tanto de la forma de propiedad como su conse-cuente forma de comunidad:

Entre los germanos, entre quienes los cabeza de familia se establecen en los bosques, separados por gran-des distancias, la comunidad solamente existe, considerada sólo externamente, en virtud de cada acto dereunión de sus miembros, aun cuando su unidad existente en sí [misma] está puesta en la ascendencia, lalengua, el pasado y la historia comunes, etc. En consecuencia la comunidad aparece como una reunión, nocomo una unión, como acuerdo entre sujetos autónomos que son los propietarios de la tierra, no comounidad. Por ello la comunidad no existe in fact como Estado, como entidad estatal, tal como entre losantiguos, porque no existe como ciudad* (loc. cit.).

A este estadio histórico es al que Marx dedica mayor atención y extensión desu trabajo, precisamente porque es en él donde la acumulación originaria se de-sarrolla y evoluciona hacia el capitalismo; la misma atención dedica en la Ideolo-gía alemana en la temática homóloga (a ello volveré más adelante).

11 El subrayado es nuestro.

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Apéndice 2

2. Génesis y desarrollo de la propiedad (de la tierra y el suelo)

En esta parte vale la pena detenerse a reflexionar en torno al espacio. Sin dudaalguna es fundamental para la consideración de la existencia espacial de la ciu-dad en tanto que existencia en mayor o menor grado de la propiedad colectiva ocomunitaria de la tierra, o si se quiere, del suelo. Sólo que así, estas denominacionesson sumamente imprecisas y abstractas por ser demasiado generales, puesto queen sí mismas usadas como categorías no definen su existencia social. Cabe men-cionar inicialmente que en el contexto de las Formen, las categorías, la tierra y elsuelo poseen una dualidad, un significado y un significante. El significado esinseparable de la existencia histórico-social de la propiedad y con ella del régi-men comunitario que de ahí se establece. En tanto que el significante de ambasdefiniciones nos denota el sentido histórico de la propiedad, su tendencia. CuandoMarx nos habla de la tierra, esta expresión connota la existencia de la comunidadmás o menos rural de la propiedad, y cuando Marx nos habla del suelo entoncesla connotación ahora aparece como propiedad más o menos urbana. No ocurre lomismo cuando empleamos la denominación espacio, puesto que ésta en sí mismatiene un significado y un significante abstracto, filosófico; es una generalizaciónmeramente teórica.

La noción de espacio sólo es útil es su sentido actual del término, pero bajociertas aclaraciones:

a) La utilización del concepto espacio es meramente una abstracción, cuyosentido es de este modo filosófico-especulativa y posee lo que puede lla-marse una dimensión matemática o supraterrestre (astronómica).

b) El espacio sólo tiene un sentido concreto en tanto que es considerado comoaquello que ha sido instalado por un lugar, pero por un lugar que, como tal,es donde se “admite” y se “instala” un sitio mediante una construcción. Unaconstrucción es para sí, sólo como existencia de una determinada forma omodo de producir.12 Pero este producir es una condición y una necesidadhumana y por tanto histórico-social.

12 Vale la pena elogiar las apreciaciones reflexivas de M. Heidegger en torno al “construir” y al “habitar”(elogio que de manera callada realiza Henri Lefebvre en El derecho a la ciudad cuando toca la noción de“espacio”). Pues cuando nos interesa la reflexión de la ciudad, es necesario pensarla y aprehenderla en

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c) Sólo con lo dicho cobra sentido la noción de espacio y se erige la re-flexión de Heidegger según la cual: “La referencia del hombre a los luga-res, y por los lugares a los espacios, reside en la habitación.13 La relaciónentre el hombre y el espacio no es otra cosa que la habitación pensada ensu ser”.14

Con lo anterior se señalan algunos indicios de revisión de la materialidad detodo producir, construir y establecer lugares a modo de situar espacios. Puedenconcluirse estas aclaraciones diciendo con Heidegger: “Habitar es pues, en todoslos casos, el fin que preside a toda construcción. Entre habitar y construir se da larelación de fin a medio”.15

La definición de la noción de los conceptos anteriores no hace más que prepa-rar el camino para la crítica de las condiciones de existencia histórica de las for-mas de habitar que de manera esencial Marx señaló. Tendremos que recurrir a unextracto que se reproduce in extenso, pues es de importancia fundamental paranuestro objeto de estudio (la ciudad y su génesis) y parece estar aún olvidado –enverdad– a lo que él llamó la crítica roedora de los ratones:

todos sus momentos, incluso en aquellos cuyas abstracciones se vuelven fundamentales para la defini-ción de lo concreto.

Según M. Heidegger: “El espacio es, esencialmente, lo que ha sido “instalado”, establecido, lo que hasido introducido en su límite. Lo que ha sido “instalado” es dotado, siempre, de un sitio (getattet) y deesta manera estructurado [armado, insertado, ensamblado], es decir, reunido gracias a un lugar...” (M.Heidegger, “Construir...”, ed. cit., supra, p. 19).

Véase la importancia de la diferenciación entre lugar y espacio y, asimismo, la existencia concreta deambos, cuyo ser no es ni uno ni otro en sí mismos, sino el construir en tanto que producir y a la inversa,el producir en tanto que construir. [En esto reside la clave de la crítica y superación al propio Heidegger].Puede observarse aún más la reflexión de Heidegger: “El ser de las cosas en tanto que lugares es dondereside la referencia del lugar y del espacio. Ahí también en el ser de las cosas, en tanto que lugares, residela relación de lugar para el hombre que se detiene en él” (idem, p. 20). Así pues, este “detenerse en él” es larelación fin-medio, esto es, el habitar.

13 La habitación, ni aquí —ni mucho menos en la existencia real— se reduce a la habitación como viviendasino que es, más bién, un habitar. “Habitar es —nos dice Heidegger— siempre un morar o residir entrelas cosas. La habitación como cuidado y contemplación preserva el Quatriparti [cielo, tierra, divinidadesy mortales] es aquello en donde los mortales moran: las cosas” (idem, p. 18).

14 Loc. cit., p. 21.15 Op. cit., p. 15.

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Apéndice 2

Construcción de viviendas.* De suyo se comprende que, entre los salvajes cada una tiene su propia caver-na o choza, como los nómadas ocupa cada uno su tienda aparte. Y el desarrollo ulterior de la propiedadprivada viene a hacer aún más necesaria esta economía doméstica separada. Entre los pueblos agrícolas, laeconomía doméstica común es tan imposible como el cultivo en común de la tierra. La construcción deciudades representó un gran progreso. Sin embargo, en todos los periodos anteriores, la supresión de laeconomía aparte inseparable de la abolición de la propiedad privada, resultaba imposible, entre otra cosasporque no se daban las condiciones materiales para ello. La implantación de una economía domésticacolectiva, presupone el desarrollo de la maquinaria de la explotación de fuerzas naturales y de muchasotras fuerzas productivas, por ejemplo de las conducciones de agua, de la iluminación por gas, de lacalefacción a vapor, etc., así como de la supresión [de la contradicción] de la ciudad y el campo. Sin estascondiciones la economía colectiva no representaría de por sí una nueva fuerza de producción, carecería detoda base material, descansaría sobre un fundamento puramente teórico; es decir, sería una quimera y sereduciría, en la práctica, a una economía de tipo conventual. Lo que podía llegar a conseguirse se revela enla agrupación en ciudades y en la construcción de casas comunes para determinados fines concretos(prisiones, cuarteles, etc.). Que la supresión de la economía aparte no puede separarse de la supresiónde la familia, es algo evidente por sí mismo. (Nota de Marx y Engels) (La ideología alemana, Ediciones deCultura Popular, pp. 29, 30).

La cita anterior nos muestra un supuesto fundamental para el habitar del hom-bre en su desarrollo histórico, esto es la construcción de viviendas. Condiciónindispensable de toda época histórica y –como ya vimos– de todo producir entanto que construir en el amplio sentido del término. Lo anterior es una síntesisdensificada, condensada no sólo del resguardo, o la morada del hombre indivi-dual como propietario particular, sino expresa la particularidad de la propiedaden relación con su existencia social y la función que en ella representa dichasocialidad en la creación de ciudades como concentración de viviendas y activi-dades económico-políticas que definen y determinan la existencia rural y urbanaasí como su contradicción. Deberá observarse la relación de fin a medio de todohabitar como objeto del construir.

Pasaremos al estudio de las formas de propiedad de las Formen:

a) En esta segunda parte las formaciones económicas precapitalistas son tra-tadas como existencia subjetiva-objetiva de la propiedad, al comportamiento delindividuo “frente a las condiciones de la producción”.

* El subrayado es nuestro.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Debe mencionarse dicho tratamiento, pues en él no queda duda de que Marxno es reduccionista ni invalida la existencia subjetiva del individuo histórico me-diante la economía , sino que es a través de ella como logra mostrar su ser.

En la formación económica asiática los presupuestos son más bien naturalesy tienen una existencia doble (de aquí el carácter central de la forma de propiedaddel hombre con respecto a las condiciones naturales de la producción):

• Su existencia como miembro de una entidad comunitaria (es decir, la tribu).• El comportamiento con el suelo como con algo que es suyo por intermedio

de la entidad comunitaria, como frente a una propiedad territorial colecti-va que, al mismo tiempo, es posesión individual.16

Lo anterior hace suponer que en esta formación económica la habitación es a lavez comunitaria (tribal) e individual, o sea, se cuenta con la presencia y organiza-ción comunitaria del suelo y la tierra –cuyo carácter es eminentemente agrícoladebido al desarrollo de la fuerza productiva hasta entonces alcanzado– y con ellono sólo de la producción comunitaria de sus medios de vida sino de sus formas devida: de un modo de habitar comunitario, que a su vez, cada individuo posee nocomo propiedad particular sino como valor de uso.

La propiedad tribal presupone la existencia de una gran masa de tierra sin cultivar, la división del trabajo sehalla todavía muy poco desarrollada y no es más que la extensión de la división natural del trabajo existen-te en el seno familiar.17

Aquí ya nos debimos percatar de que la ciudad, desarrollada como tal, aún noexiste, sino que se trata de la existencia comunitaria de vida y habitación in-diferentemente rural y urbana. La contradicción propiamente dicha entre ciudad ycampo aún no se presenta.

b) Una segunda forma de propiedad en las Formen es aquella en la que el hom-bre ya no es poseedor sino dueño de una porción de tierra y de suelo, como conse-cuencia de la modificación de las condiciones objetivas, ya sea endógena, por el16 Cfr. K. Marx, Las formaciones..., p. 70.17 K. Marx, La ideología..., p. 21.

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Apéndice 2

desarrollo de las fuerzas productivas y los productores en la creación de pluspro-ducto la aldea se vuelve ciudad, ya sea exógena, cuando la insuficiencia de tierras“hace necesaria la colonización y ésta hace necesaria la guerra de conquista”. Elresultado es la posesión de esclavos, “la ampliación del ager publicus” y todoaquello propone la disolución de las formas de posesión anteriores, “de tal modola conservación de la antigua comunidad implica la destrucción de las condicio-nes en que se basa, se convierte en su opuesto”. Y por ello nos dice Marx:

Donde se da ya separación de los miembros de la comunidad como propietarios privados con respecto así mismos como comunidad urbana* y como propietario de territorio urbano*, se hacen presentes tam-bién condiciones a través de las cuales el individuo puede perder su propiedad, es decir, se da la doblerelación que lo hace ciudadano de igual nivel, miembro de la entidad comunitaria, y lo hace propietario.18

Aquí el régimen de propiedad es un régimen urbano de propietarios particula-res, que se sustenta en el campo “como su taller”, o sea, como territorio; basadoen la esclavitud. Alcanza su clímax con la sociedad griega y romana. Logra laforma de ciudad desarrollada en las polis griegas y su consecuente ciudad roma-na. Lo importante aquí (en las Formen) no es la forma de aparecer la ciudad enuno u otro lugar, sino las leyes en las que se sustenta dicha aparición. En la articu-lación de ambas cosas radica la definición teórica y conceptual de lo urbano, y ellugar donde esto se realiza (la ciudad) en la que los propietarios privados efec-túan la esclavitud.

En torno a la presente caracterización histórica Marx nos dice en La ideologíaque la ciudad puede aparecer como resultado de la fusión de diversas tribus cuyorégimen de propiedad es la antigua propiedad comunal y estatal y cuya unión seda “mediante acuerdo voluntario o por conquista y en la que sigue existiendoesclavitud” (La ideología, p. 21).

En La ideología, Marx considera un elemento más que en las Formen no estápresente, pues al referirse a la ciudad nos habla de la categoría de división detrabajo. Su importancia es sin duda alguna vital para nuestro análisis. Nos dice:“La división del trabajo aparece ya, aquí, más desarrollada. Nos encontramos conla contradicción entre la ciudad y el campo y, más tarde, con la contradicciónentre estados que representan, de una y otra parte, los intereses de la vida urbana18 Op. cit., p. 73. *El subrayado es nuestro.

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y los de la vida rural, y, dentro de las mismas ciudades, con la contradicción entreindustria y comercio marítimo. La relación de clases entre ciudadanos y esclavosha adquirido ya su pleno desarrollo” (La ideología, pp. 21, 22).

En el pasaje anterior tiene –además– particular importancia la “contradicciónentre estados”, pero más aún porque “representan de una y otra parte los interesesde la vida urbana y los de la vida rural”. ¿Cuál es su significación? ¿Acaso existían“estados urbanos” y “estados rurales”? ¿Acaso la existencia misma del “estado”no presupone la existencia de vida y actividad urbanas? En relación con el desa-rrollo histórico anterior, podríamos pensar que se trata más bien de una alusión aldesarrollo desigual de los pueblos debido al “desarrollo desigual y combinado”en tanto que estados más o menos apegados a la “tierra” y por tanto a la “vidarural”.

c) El tercer estadio del desarrollo de la propiedad es el germano. Este periodoes al que Marx dedicó mayor atención en su estudio. Entre las razones que locondujeron a esta atención pudieran encontrarse, entre otras, la mayor abundan-cia de fuentes históricas disponibles y ante todo porque se trata del periodo deacumulación de capital propiamente dicho. Es decir, se trata de la “antesala delrégimen económico capitalista”.

En la subdivisión de las Formen propuesta más atrás, este tercer estadio histó-rico es presentado por Marx con más detenimiento y analizado “en microscopio”como respuesta a la siguiente pregunta: “¿Qué condiciones son necesarias paraque el trabajador encuentre frente a sí un capital?” Esta tercera subdivisión de lasegunda “parte” propuesta, prepara otro momento del análisis de las Formen, a saber:las condiciones para que un trabajador encuentre frente a sí un capital19 y a laque pasaré después de algunas consideraciones más.

Este régimen de propiedad germano –más atrás citado y acotado por Marx enel periodo histórico de la Edad Media– corresponde a la “forma de propiedadfeudal o por estamentos” abordada con mayor abundancia en La ideología, carac-terizándolo de la siguiente forma:

19 Cfr., ed. cit., pp. 78-96.

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Apéndice 2

Así como la antigüedad partía de la ciudad y de su pequeña demarcación, la Edad Media tenía como puntode partida el campo. Este punto de arranque* distinto hallábase condicionado por la población con que seencontró la Edad Media: una población escasa, diseminada en grandes áreas y a la que los conquistadoresno aportaron gran incremento.20

Puede observarse la noción implícita de “ciudad” y “campo” como referenteo “punto de arranque” que suplirá (en tanto que punto de partida teórico) a los“presupuestos” y “supuestos” históricos de las Formen. Sólo que en La ideologíaaparecen como “conocidos”, esto es, como datos históricos bien documentados ydefinidos, pero metodológicamente siguen apareciendo como pródromos históri-cos que fundamentan y referencian el análisis crítico de la historia.

El traslado de la actividad económica y la vida cultural –históricamente ha-blando– de la ciudad al campo y de la antigüedad al feudalismo, respectivamente,lo explica Marx de la siguiente manera:

Los últimos siglos del Imperio Romano decadente y la conquista por los propios bárbaros destruyeron unagran cantidad de fuerzas productivas; la agricultura veíase postrada, la industria languideció por falta demercados, el comercio cayó en el sopor o se vio violentamente interrumpido y la población urbana decreció.Estos factores preexistentes y el modo de organización de la conquista por ellos condicionado hicieronque se desarrollara, bajo la influencia de la estructura del ejército germánico, la propiedad feudal.21

Bajo estas consideraciones y con la consecuente contraposición entre el campocon respecto a la ciudad, se presenta una diferenciación en la organización feudalde la propiedad. Por un lado, la organización feudal de la propiedad territorial enel campo, jerarquizada y, en relación con ello, “las mesnadas armadas, daban a lanobleza el poder sobre los siervos”, la relación así establecida constituía una nuevaforma de asociación de dominación hacia los productores directos. Por otro lado,correspondía en las ciudades la “propiedad corporativa”, o sea, la organizaciónfeudal del artesanado. “Aquí –nos dice Marx– la propiedad estribaba, fundamen-talmente, en el trabajo de cada uno.”22 Este trabajo de cada uno es la génesismisma de una de las condiciones para la existencia de acumulación de capital: eltrabajo libre.20 K. Marx, La ideología..., p. 23. *El subrayado es nuestro.21 Loc. cit.22 K. Marx, La ideología..., p. 23. El subrayado es nuestro.

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Marx nos expone de forma sintética la existencia estructural-económica delas ciudades feudales. En el siguiente pasaje podremos observar una de las máslúcidas y por tanto ilustrativas imágenes teóricas de esta temática histórica. Veamos.

La necesidad* de asociarse para hacer frente a la nobleza rapaz asociada; la exigencia de disponer de lugaresde venta comunes en una época cuando el industrial era al propio tiempo comerciante: la creciente compe-tencia de los siervos que huían de la gleba y afluían en tropel a las ciudades prósperas y florecientes, y laorganización feudal de todo el país hicieron surgir los pequeños capitales* de los artesanos sueltos, reuni-dos poco a poco por el ahorro, y la estabilidad del número de éstos en medio de una creciente poblaciónhicieron que se desarrollara la relación entre oficiales y aprendices, engendrando en las ciudades unajerarquía semejante a la que imperaba en el campo.23

Obsérvese aquí la imagen presentada por Marx de la Edad Media y las formasde propiedad feudal en la que aparecen los hilos estructurales de la totalidad, quenos son útiles para comprender el tejido urbano y rural que nos interesa –particu-larmente– para comprender la existencia sustancial y fundamental de las ciuda-des feudales medievales. Otro esfuerzo aún se necesitaría para articular la estructuraeconómico-social y su existencia física. Pero aquí las bases están echadas.

Terminaremos este pasaje con una precisión de Marx respecto de la relación yarticulación de ambas formas generales de propiedad feudal.

Por tanto —nos dice Marx concluyendo esta caracterización general—, la época feudal, la forma funda-mental de la propiedad era la de la propiedad territorial con el trabajo de los siervos a ella vinculados, deuna parte, y de otra el trabajo propio con un pequeño capital que dominaba el trabajo de los oficiales de losgremios. La estructuración de ambos factores hallábase determinada por las condiciones limitadas de laproducción, por el escaso y rudimentario cultivo de la tierra y por la industria artesanal. La división deltrabajo se desarrolló muy poco, en el periodo floreciente del feudalismo. Todo país llevaba en su entrañala contradicción entre la ciudad y el campo;* es cierto que la estructuración de los estamentos se hallabamuy ramificada y patente, pero fuera de la separación entre príncipes, nobleza, clero y campesinos, en elcampo,* y maestros, oficiales y aprendices, y muy pronto la plebe de los jornaleros, en la ciudad,* noencontramos ninguna otra división importante.24

Aparece aquí una clarificación que es a la vez fuente fundamental para cualquierestudio –“sociológico”, “antropológico”, “económico”, e incluso “arquitectónico”,23 Op. cit., p. 24. *El subrayado es nuestro. La importancia de la categoría necesidad no surge solamente de

la voluntad de la comunidad social, sino que es una consecuencia social histórica.24 Idem, pp. 24, 25. *El subrayado es nuestro.

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Apéndice 2

etc.– de la cultura (material e inmaterial) medieval. Introducirnos en las caracteri-zaciones anteriores es de facto entrar en la temática de la tercera y última parte denuestra propuesta de subdivisión de las Formen que se incluye en la introspec-ción de la génesis del capital o acumulación originaria y que nos da pauta para lacomprensión y estadio histórico de la ciudad.

3. Condiciones de la aparición del capital

Una tercera parte de las Formen constituye el comienzo y culminación de la cir-cularidad argumental del cuerpo de esta obra. Compone la región central de la ex-posición de este importantísimo trabajo y a ella dedicó Marx casi la mitad de suextensión. Las dos partes anteriores (ya comentadas) pasarían a formar parte deuna disertación dialéctica crítico-analítica de los supuestos y presupuestos histó-ricos que necesariamente conducen a la última parte, la aparición de capital,acumulación originaria y génesis del capital.

El texto de las Formen en su primer parágrafo, comienza así:

Si un supuesto del trabajo asalariado y una de las condiciones históricas del capital es el trabajo libre yel cambio de este trabajo libre por dinero a fin de reproducir y valorizar el dinero, a fin de ser consumidopor el dinero como valor de uso para el dinero, del mismo modo otro supuesto es la separación del trabajolibre con respecto a las condiciones objetivas de su realización —con respecto al medio de trabajo y almaterial de trabajo...25

Los elementos presentes son los siguientes:

a) Condiciones históricas del capital [preocupación y argumentación de las“dos” primeras partes].

b) Trabajo asalariado [conclusión de la “tercera” parte en torno al desarrollohistórico del trabajo libre].

c) Trabajo libre [condición precapitalista (feudal) del trabajo (“régimen ur-bano”)].

d) Cambio del trabajo libre por dinero [es decir, existencia de un mercadode trabajo].

25 K. Marx, Formaciones..., p. 51.

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e) Separación del trabajo libre con respecto a las condiciones objetivas (me-dio de trabajo y material de trabajo) de su realización [esto es, abolición(histórica) de las formaciones económicas precapitalistas].

La anterior descomposición (análisis) no tiene otro objeto que el de “diseccionar”la estructura del argumento marxiano en las Formen para aprehender su “hiloconductor” y asimismo verificar el cerramiento discursivo de su comienzo y desu fin.

Los supuestos y presupuestos26 de las formaciones económicas precapitalistas–partes 1 y 2 de las Formen– forman, a su vez, los supuestos como presupuestosteóricos reales de las condiciones para la aparición del capital y constituyen elinstrumental teórico del argumento fundamental de éstas. A Marx le interesa expo-ner –dicho grosso modo– primeramente la transformación de “trabajo libre” en“trabajo asalariado” en su necesidad histórica; enseguida diserta en torno a laexistencia del “dinero” y su dimensión histórica con relación al “trabajo libre”como “valor de cambio” y como “valor de uso” para sí mismo. Y por ello y conello exponer de manera dialéctica sus momentos analíticos de existencia histórica enla generación o acumulación originaria de capital. A lo anterior deben agregarsedos consideraciones importantes: la “comunidad”, o el “régimen comunitario” pre-valeciente en determinado estadio del desarrollo histórico, es un elemento quepara Marx no deja de estar presente en todos sus argumentos y de igual manerapuede hablarse de otro elemento también central en todo el texto, este es la propie-dad. Ambos elementos forman el “escenario histórico” donde se exhiben las trans-formaciones sociales y bajo las cuales el individuo existe objetiva y subjetivamente;el sentimiento de comunidad está íntimamente entrelazado con el sentimiento depropiedad y la existencia objetiva de ambas a su vez es resultado real de las formasde existencia del trabajo y la consecuente producción. Nos dice Marx:

Lo que nos interesa aquí en primer lugar es esto: el proceso de disolución que transforma a una masa deindividuos de una nación, etc., en trabajadores asalariados [dinámei] (en individuos obligados al trabajo

26 En torno a esto nos dice Marx: “Se trabaja primero a partir de un cierto fundamento —primero natural,luego supuesto histórico—. Pero luego este fundamento o supuesto mismo es eliminado o puesto comoun presupuesto que ha de desaparecer y que se ha vuelto demasiado estrecho para el despliegue de lamasa humana en progreso” (op. cit., p. 76).

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Apéndice 2

y a la venta de trabajo sólo a través de su carencia de propiedad), supone, por el otro lado, no que lasfuentes de ingreso y, en parte, las condiciones de propiedad de estos individuos existentes hasta ese mo-mento han desaparecido, sino, a la inversa, pues sólo su utilización ha cambiado, que la índole de suexistencia se ha transformado, que han pasado a otras manos como fondo libre o también que han quedadoen parte en las mismas manos.27

Estos procesos de disolución disuelven y trastocan las relaciones de produc-ción en las que predomina el valor de uso y con ello trastoca también las formasde existencia comunitaria y las convierte en relaciones de lucro y así el valor decambio y la producción del mismo –como apuntara Marx–:

... tiene como presupuesto el predominio por parte de la otra forma: por consiguiente, en todas estasformas predominan las contribuciones en especie y los servicios en especie sobre los pagos en dinero y lasprestaciones en dinero.28

Puede notarse el papel que juega el dinero en la forma originaria del capitaly cuya existencia pertenece a la “prehistoria” de la economía burguesa. A ellohace referencia Marx de la manera siguiente:

La forma originaria de capital no ocurre, como se piensa, porque el capital acumula medios de subsisten-cia e instrumentos de trabajo y materias primas o, en suma, porque acumule las condiciones objetivas dela producción separada del suelo y ya fundidas con el trabajo humano. El capital no crea las condicionesobjetivas del trabajo. Sino que su formación originaria ocurre simplemente en tanto, a través del procesohistórico de disolución del antiguo modo de producción, el valor existente como patrimonio-dinero ad-quiere, por un lado, la capacidad de comprar las condiciones objetivas del trabajo, por el otro, la decambiarles a los trabajadores liberados el trabajo vivo por dinero.29

Lo citado antes implica ya una actividad productiva más activa y más desa-rrollada como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas y asimismodel comercio. Este gran periodo se venía gestando a lo largo de la Edad Media, deforma paulatina hasta ocurrir los cambios que más adelante marcarían las pecu-liaridades de su época histórica: el predominio del valor de cambio sobre el valorde uso impone el flujo e intercambio de mercancías, así como de las actividades

27 Op. cit., p. 83.28 Idem, p. 86.29 Idem, p. 89.

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comerciales en tanto que trabajo y mercado (incluso del trabajo mismo), y laexistencia misma de un mercado implica los lugares aptos para dichas activida-des y el flujo del dinero necesario para tal intercambio. Aquellos lugares hacensuponer la existencia de su carácter más bien urbano de tipo artesanal.

Con relación al dinero y a lo urbano aquí nos dice Marx:

Esta acción del dinero –en el desarrollo del valor de cambio– sólo era posible bajo el supuesto de la actividadartesanal urbana, la cual no estaba basada sobre el capital y el trabajo asalariado, sino sobre la organiza-ción del trabajo en corporaciones, etc.30

Si comparamos las observaciones anteriores con las citadas en la segunda partede este ensayo con referencia a La ideología... notaremos la minuciosidad conque en las Formen desmenuza estos procesos históricos con el movimiento de lascategorías tratadas, pero podrán notarse diferencias considerables en lo referentea la ciudad, pues en aquélla –aunque con argumentos teóricos sólidos pero agi-gantados– nos muestra con más luminosidad la imagen y la dinámica de la ciudadde la baja Edad Media, en su transición al capitalismo (fase de acumulación) y enésta nos plantea los elementos y sus momentos que los componen.

Dinero y valor de cambio son las “mancuernas” prehistóricas del capital, cuyaexistencia es la metamorfosis de un determinado estado de las relaciones de pro-ducción y la estructura económico-social, condicionantes directos de un procesode formación del mencionado capital:

La única acumulación presupuesta en la génesis del capital es la del patrimonio dinero, que consideradoen y por sí mismo es enteramente improductivo, en tanto sólo surge la circulación y sólo a ella pertenece.El capital forma rápidamente un mercado interno a través de la aniquilación de toda la industria campesinaaccesoria y así hila y teje para todos, a todos viste, etc., en suma otorga la forma de valores de cambio atodas las mercancías antes creadas como valores de uso inmediato, un proceso que se deriva por sí mismode la separación de los trabajadores con respecto al suelo y a la propiedad (aun cuando sea la forma servil) delas condiciones de producción.31

En este lugar, cuando Marx dice “las condiciones de producción”, se refiere alo que podríamos llamar: espacio productivo (bajo las precauciones antes comen-30 Idem, p. 63.31 Idem, p. 93.

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Apéndice 2

tadas) y a su existencia histórica concreta, existencia que funge como mediacióny articulación entre economía (estructura económica) y forma material de existenciaurbana –si aquí situamos socialmente dicha existencia histórica– o en otros tér-minos diríamos el sustrato económico de la habitación urbana, en tanto que exis-tencia social de la ciudad como tal.

Nada más estúpido entonces —enfatiza Marx— que concebir esta formación originaria del capital comosi éste hubiera acumulado y creado las condiciones objetivas de la producción —medios de subsistencia,material en bruto, instrumentos— y las hubiera brindado a los trabajadores despojados de ellas. Más bien,el patrimonio-dinero ayudó en parte a despojar de estas condiciones a las fuerzas de trabajo de los indivi-duos capaces de trabajar y en parte de este proceso avanzó sin él. Una vez que esta formación originariahubo alcanzado un cierto nivel, el patrimonio-dinero pudo colocarse como intermediario entre las condi-ciones objetivas de la vida así liberadas y las fuerzas de trabajo vivas, liberadas, pero también aisladas yvacantes y pudo comprar así la una con las otras.32

Véase la importancia que tiene el elemento patrimonio-dinero –y su importanciaen el valor de cambio– como generador de acumulación originaria de capital y deahí su trascendencia para la comprensión no sólo estructural sino superestructuraldel “régimen urbano” y con éste, el de la ciudad. Esta afirmación está sustentadaen la conclusión marxiana del “epílogo” de las Formen donde nos dice:

De tal modo, resulta claro incluso para los economistas que el dinero no es algo tangible, sino que lamisma cosa puede ser subsumida* ya bajo la determinación del capital, ya bajo otra determinacióncontrapuesta y que de acuerdo con esto es o no es capital. Es, entonces, manifiestamente una relación ysólo puede ser una relación de producción.33

Bajo este mismo contexto teórico del “epílogo” de las Formen, Marx no olvidani deja de lado la existencia humana de las personalidades que intervienen en elproceso de generación de capital; aquí radica la potencialidad del discurso críticomarxiano en torno a la esencialidad de las formas de existencia de capital. Veamosfinalmente una de las conclusiones fundamentales de Marx:

La producción de capitalistas y trabajadores asalariados es entonces un producto fundamental del proce-so de valorización del capital. La economía usual, que sólo tiene en vista las cosas producidas, se olvida

32 Idem, p. 89.33 Idem, p. 95. *El subrayado es nuestro.

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de esto por completo. En cuanto en este proceso el trabajo objetivado es puesto al mismo tiempo como no-objetividad del trabajador, como objetividad de una subjetividad contrapuesta al trabajador, como propiedadde una voluntad ajena a él, el capital es al mismo tiempo necesariamente el capitalista y la idea de algunossocialistas de que necesitamos el capital, pero no los capitalistas, es enteramente falsa. En el concepto delcapital está puesto que las condiciones objetivas del trabajo —y éstas son el propio producto del capital—asumen frente a éste una personalidad o, lo que es lo mismo, que sean puestas como propiedad de unapersonalidad ajena. En el concepto del capital está contenido el capitalista.34

Con estas consideraciones Marx cierra el círculo argumental de su discurso.En él se pone en marcha el método según el cual la anatomía del capital esclarecea la anatomía precapitalista y arriba al principio, al punto de arranque, esclarecidoen sus momentos fundamentales correspondientes.

Conclusión

Para terminar recurriremos a los “lugares” del discurso de Marx donde bordea de ma-nera explícita la cercanía de un intento de definición general de la ciudad (donde,ante todo, su preocupación principal parece ser el análisis del surgimiento de la“contraposición” entre la ciudad y el campo como totalidad y no la visión parcelariade la ciudad –visión que en su unilateralidad deja de ser dialéctica–). Estos luga-res discursivos pertenecen a La ideología, y específicamente al apartado titulado“Intercambio y fuerza productiva”. Aquí Marx alude implícita o explícitamente atodos los elementos de las Formen hasta aquí identificados. Bajo la definiciónanterior de todos ellos la imagen del concepto de ciudad quedará ya desplegada.Nos dice Marx:

La ciudad es ya obra de la concentración de la población, de los instrumentos de producción, del capital,del disfrute y de las necesidades, al paso que el campo sirve de exponente al hecho contrario, al aislamien-to y la soledad (La ideología..., p. 56).

Es indudable que la ciudad evocada es la ciudad capitalista, en el pródromode su génesis, cuyos elementos que la componen son los siguientes:

34 Idem, p. 94.

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Apéndice 2

1. Concentración de población.2. Concentración de los instrumentos de producción.3. Concentración del capital.4. Concentración del disfrute.5. Concentración de las necesidades.

Los elementos anteriores son complementados con otros que de ninguna ma-nera son menos importantes y los cuales Marx hace explícitos.

Con la ciudad aparece, al mismo tiempo, la necesidad de la administración, de la policía, de los impuestos,etc., en una palabra, del régimen colectivo y, por tanto, de la política en general” (idem, p. 55).

6. La política (el régimen colectivo).

Por política se entiende aquí la vida en colectividad, es decir, la vida en ciudad.Aquella forma de vida tras la que se establecen formas generales de vida social(proyectos colectivos), tomas de decisión colectiva y consenso.

Observando ahora la ciudad en la totalidad del proceso histórico son distin-guibles otros elementos:

La contraposición entre ciudad y campo sólo puede darse dentro de la propiedad privada...La separación de la ciudad y el campo puede concebirse también como la separación del capital y la

propiedad sobre la tierra, como el comienzo de una existencia y de un desarrollo del capital independien-tes de la propiedad territorial, de una propiedad basada solamente en el trabajo y en el intercambio” (idem,p. 56).

Por lo anterior, puede también entenderse por “ciudad” a la negación del campoo, en otros términos, negación de propiedad territorial:

7. No-propiedad territorial.

y, por tanto:

8. Propiedad del trabajo, o mejor dicho, de la fuerza de trabajo.9. Intercambio.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

Aquí intercambio es una densificación de elementos en él presentes:

10. Subsunción del valor de uso al valor de cambio.11. Flujo de mercancías (incluyendo al trabajo mismo). Existencia de un mer-

cado de trabajo.12. Imperio del patrimonio-dinero, o si se quiere simplemente dinero.

Visto en su proceso de génesis, el intercambio toma también otra magnituddesde su generalidad histórica:

Al constituirse el cambio de una clase especial y al extenderse el comercio, por medio de los mercaderes,hasta más allá de la periferia inmediata de la ciudad, se opera inmediatamente una acción recíproca entrela producción y el intercambio. Las ciudades se relacionan unas con otras, de una ciudad a otra se llevannuevos instrumentos de trabajo, y la separación entre la producción y el intercambio no tarda en provocaruna nueva división de la producción entre las distintas ciudades, y pronto vemos cómo cada una de ellastiende a explotar, predominantemente, una rama industrial. La limitación inicial a una determinada loca-lidad comienza a desaparecer, poco a poco (idem, pp. 60, 61).

Dos elementos más están presentes:

13. Relación e intercambio de producción entre una ciudades con otras.14. División del trabajo entre unas otras y otras ciudades.

Y por último, habrá que considerar otro elemento que cae en el dominio de lasuperestructura y la cultura inmaterial:

Al entrar en contacto unas ciudades con otras, estas condiciones comunes se desarrollaron hasta conver-tirse en condiciones de clase. Idénticas condiciones, idénticas antítesis, e idénticos intereses tenían nece-sariamente que provocar en todas partes, muy a grandes rasgos, idénticas costumbres” (idem, p. 60).

El elemento citado es un fenómeno de la cultura inmaterial:

15. Identidad de costumbres –entre ciudades–.

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Apéndice 2

Los elementos hasta aquí enumerados componen un conjunto de característicasbásicas para un primer acercamiento a la comprensión histórico-económica de lagénesis de la ciudad; son resultado de un análisis comparativo entre dos obras“clave” para la comprensión del tema que abordamos. El disertar en torno a laexistencia concreta y articulada de la ciudad en su contexto histórico, sería motivode un trabajo mucho más complejo y más específico, sin embargo, el objeto deesta enumeración es –además– la puesta en duda de aquellas afirmaciones segúnlas cuales no existe una definición marxiana de la ciudad. Nos inclinamos a pen-sar lo contrario, sin que por ello se pretenda afirmar que exista una “teoría marxianade la ciudad”, dado el carácter abierto de sus puntos de vista sobre la problemá-tica social y lo incompatible que resulta con respecto a la concepción crítica deMarx.

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RECOMENDACIONES

Para analizar los alcances de este acercamiento general es necesario tomar encuenta las anotaciones que siguen:

1. Las observaciones críticas a los autores expuestos en el capítulo 1 se entenderánde manera completa si se revisan específicamente los textos citados. La finalidadque se persigue consiste en la búsqueda del legado que enriquece la visióngeneral de la ciudad y lo urbano, y de ninguna manera la crítica detallada deautor alguno. Esto último está lejos de haberse buscado.

No deberá olvidarse nunca que en el presente trabajo se pretende estructurarla perspectiva global de la ciudad mediante un discurso que considere las cate-gorías, figuras teóricas e ideas básicas que funden sólidos puntos de partidapara la investigación de la temática urbana.

2. La exposición del capítulo 2 obedece a mi comprensión del método seguidopor Marx en los trabajos comentados (La ideología alemana y las Formen),pudiéndose hacer más comprensible si se revisa el apéndice 2 en su parte co-rrespondiente a la metodología.

3. El uso de la palabra dialéctica no corresponde al de ninguna fórmula mágica,adopta, más bien, la connotación de movimiento. Ya que el movimiento nopuede concebirse por sí sólo sino en relación con la materia, el espacio y eltiempo, la dialéctica no puede ser independiente de las categorías sociales a lascuales se refiere. Dicho en una palabra, la dialéctica es aquí un adjetivo y nuncaun sustantivo.

4. La reincidencia en las ideas de Heidegger no es de ningún modo alarde deeclecticismo; con ellas se busca enriquecer la exposición general descompo-niendo en sus partes los elementos que a veces tienen la apariencia de comple-jos o son, de suyo, complejos.

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La ciudad: pensamiento crítico y teoría

5. En la mayor parte de esta tesis, al referirme a lo urbano, hago mención deaquellos fenómenos sociales que acontecen dentro de los límites de la ciudad,sin que por ello quiera decirse que sean lo mismo, pues lo urbano sobrepasa enmucho los “muros” de la ciudad.

6. La noción de espacio se refiere aquí al sitio en tanto que lugar socialmentehabitable, es decir, se hace referencia al espacio-histórico-social y nunca a elespacio general y abstracto, por lo cual expreso mi amplia coincidencia conHeidegger al tocar el nexo indisoluble de construir (pro-ducir) y habitar.

7. El apéndice 1 es una ilustración de las nociones técnica y tecnología, no haciendomás que complementar al capítulo 2.

8. Los fenómenos urbano-citadinos vinculados con lo político, la política, los lla-mados movimientos sociales urbanos, la estética, entre otros, se tratarán en untrabajo posterior dedicado a la creación del espacio social en la vida cotidianade las ciudades contemporáneas. En este acercamiento no fue posible, dada laintención de reconocimiento general.

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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES

1. La jornada solar de 24 horas ...................................................................... 382. Sucesión histórica de ciudades según el porcentaje de poblamiento

urbano mundial .......................................................................................... 453. Fases históricas de la vida urbana según la relación

industrialización-urbanización ................................................................... 464. Representación esquemática de estructura y sistema urbano .................... 665. La estructura del proceso de reproducción social ...................................... 1146. La estructura del objeto práctico ................................................................ 1257. Las funciones consuntivas de la comunicación/interpretación ................. 1308. El proceso práctico de comunicación/interpretación ................................. 131

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Impreso en los Talleres Gráficos de laDirección de Publicaciones delInstituto Politécnico Nacional

Tresguerras 27, Centro Histórico, México, DF Enero de 2005. Edición: 1000 ejemplares

CUIDADO EDITORIAL: Felipe Mardones PonsCORRECCIÓN: Felipe Mardones Pons y

Carmen Sánchez CrespoFORMACIÓN: Armando Acosta Alavez

DISEÑO DE PORTADA: Laura VarelaSUPERVISIÓN: Manuel Toral Azuela

PROCESOS EDITORIALES: Manuel Gutiérrez OropezaPRODUCCIÓN: Martha Varela Michel

DIVISIÓN EDITORIAL: Jesús Espinosa MoralesDIRECTOR: Arturo Salcido Beltrán