Clasificación de los contratos según Josserand

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Clasificacin de los contratos segn Josserand Necesidad de las clasificaciones. Las clasificaciones son necesarias, en primer lugar, porque las reglas a aplicar varan segn el tipo de la operacin, y en segundo lugar, por la infinita variedad de los contratos que es por s misma consecuencia del gran principio de la libertad contractual; desde el momento que el legislador da carta blanca a los interesados para el ordenamiento de sus acuerdos, los contratos son susceptibles de revestir los aspectos ms diversos y el intrprete tiene que renunciar a establecer una lista ne varietur, como se haca antes en Roma, como lo hace todava en nuestros das la legislacin de los Soviets ([1]); tiene que contentarse con poner en orden esta multitud y proceder por va de clasificacin. Diferentes clasificaciones. Son numerosas las clasificaciones por la razn de que tambin son mltiples los puntos de vista en que puede uno colocarse para trazarlas. Hay algunas a las que slo dedicaremos unas palabras, porque estn caducadas, son inexactas o carecen de gran inters. 1 Se distinguan, en Roma, los contratos de buena fe y los contratos de derecho estricto. En derecho moderno, la regla es que todas las convenciones deben ser interpretadas y ejecutadas de buena fe (arts. 1134, 3; 1135, 1156 y sigtes.; vanse los ns. 244, 238 y sigtes). Sin embargo, es preciso hacer reservas en lo referente al contrato de seguros (vase N 1380 b), as como tambin respecto al contrato de empresa a precio alzado (vase n 1302), que comportan una interpretacin estricta y una aplicacin literal. 2 Contratos nominados y contratos innominados. Los primeros son aquellos a los que el uso o la ciencia o la ley han dado un nombre y que presentan por ello una individualidad claramente acusada; la venta, el arrendamiento, el mandato y otras operaciones reglamentadas y, por as decirlo, confeccionadas por la ley; los segundos son los acuerdos que, menos prcticos, no han sido individualizados y no han recibido nombres especiales. Son creacin de las partes contratantes, que los han hecho en cierto modo a medida y de acuerdo con su voluntad particular. Esta distincin no presenta ya el inters capital que ofreca en Roma, cuando la voluntad de las partes no surta efecto sino a condicin de ser vaciada en un molde determinado. Todo lo que se puede decir, bajo nuestro rgimen de libertad contractual, es que los contratos innominados, no estando descritos por l ley, son gobernados: a), por las reglas generales, aplicables a todos los contratos (art. 1107, 1); b), por la voluntad de las partes, en la medida en que sta se afirma; c),

subsidiariamente, por las reglas aplicables al contrato nominado ms prximo. 3 Se ha querido distinguir entre contratos principales y contratos accesorios, bastndose a s mismos y existiendo separados los primeros, injertndose los otros en una operacin preexistente (contratos de caucin, de hipoteca). Pero, en realidad, estos supuestos contratos accesorios pueden existir independientemente de todo contrato preexistente: se puede caucionar una obligacin nacida de un delito; son, sin duda, un accesorio, pero una obligacin, no de un contrato. 4 Se oponen los contratos de adquisicin a los contratos de garanta: los primeros son aquellos que hacen entrar en nuestro patrimonio un valor nuevo, con o sin contrapartida: venta, permuta, donacin; los segundos garantizan un elemento de nuestro patrimonio y hacen obra de consolidacin: caucin, contrato hipotecario. Clasificaciones esenciales. Las principales clasificaciones son las siguientes: 1 Contratos sinalagmticos y contratos unilaterales; 2 Contratos a ttulo oneroso y contratos a ttulo gratuito; 3 Contratos de igual a igual (paritarios) y contratos de adhesin (*); 4 Contratos sucesivos y contratos de ejecucin en un solo acto; 5 Contratos individuales y contratos colectivos; 6 Contratos consensuales y contratos formales. Esta enumeracin dista mucho de ser completa y no presenta ningn carcter limitativo. Si nos colocamos en otros puntos de vista, observaremos que ciertos contratos tienen, con relacin a los dems, el carcter de antecontratos (promesas de prstamo, de venta, de hipoteca, con relacin a los contratos de prstamo, de venta, de hipoteca); que el acuerdo se realiza a veces entre presentes y a veces entre ausentes (vanse ns. 51 y sigtes.) ; que la convencin se realiza frecuentemente en consideracin a la personalidad de una de las partes o de ambas (intuitu personae: donacin, mandato, etc.), mientras que ocurre a veces que esta personalidad no desempea, o poco menos, ningn papel (venta al contado, ajuste de un obrero, de un pen del campo) (vanse ns. 74 y sigtes.). Contratos sinalagmticos y contratos unilaterales. (Arts. 1102 y 1103). Resulta de las definiciones dadas por estos dos textos que el contrato sinalagmtico o bilateral, se caracteriza por la reciprocidad de los compromisos que de l se desprenden, por desempear cada una de las ([2]) partes el doble papel de acreedor y de deudor. As,

en la venta, el vendedor es deudor de la cosa vendida y acreedor del precio, mientras que el comprador es deudor del precio y acreedor de la cosa. Existe, por consiguiente, una cierta maraa de relaciones obligatorias que parten de dos puntos opuestos para entrecruzarse y llegar igualmente a los dos polos de la operacin. Por el contrario, el contrato unilateral (que no ha de confundirse con el acto de formacin unilateral, obra de un voluntad nica) no establece obligaciones ms que por un lado, sin reciprocidad. No es que produzca una sola obligacin, pues puede engendrar varias y muy numerosas, sino que todas sern del mismo lado: quien es acreedor no es deudor; quien es deudor no es acreedor. Por tal razn, en el prstamo, el prestamista es acreedor de la restitucin de la suma prestada, mientras que el prestatario es deudor de dicha suma. La venta, la permuta, el alquiler de cosas o de servicios, el mandato retribuido, la sociedad, la suscripcin a un emprstito ([3]), son contratos sinalagmticos; el prstamo, la donacin, el depsito son, en principio, contratos unilaterales. Inters de la distincin. La distincin es frtil en aspectos interesantes de la mayor importancia. 1 En primer lugar un inters de forma relativo a la prueba de los contratos: cuando la operacin est comprobada por documento privado, la redaccin de este escrito, en su condicin de instrumento de prueba, est sometida a reglas diferentes segn el carcter del contrato: la formalidad del original mltiple slo se exige para los contratos sinalagmticos, pues es necesario, en efecto, que cada uno de los acreedores posea la prueba de su derecho, ya que, de no ser as, se rompera la igualdad entre las partes. Ahora bien, en los contratos sinalagmticos, cada una de las partes tiene la condicin de acreedor: ser preciso pues que se extiendan tantos ejemplares cuantas sean las partes que en l intervienen; pero, en los contratos unilaterales, no ocurre lo mismo: el que es deudor no es acreedor; el acreedor nicamente tiene inters en estar provisto de un ttulo escrito; bastar pues que se le entregue un ejemplar nico, que, en compensacin, deber estar revestido, adems de la firma del deudor, de un visto bueno o de un aprobado, menciones que no son obligatorias cuando el contrato es sinalagmtico (vanse los ns. 173 y sigtes.). 2 Inters fiscal. Los actos escritos redactados para comprobar la formalizacin de un contrato sinalagmtico, un arrendamiento, por ejemplo, estn invariablemente sometidos a la formalidad del registro. No ocurre lo mismo, en principio, con los

actos en que consta la formalizacin de un contrato unilateral, cuyo registro no es necesario hasta que son utilizados en justicia o en un acto notarial. 3 Pero los intereses esenciales son, sobre todo, los de fondo: se relacionan con la ejecucin, o ms bien con la inejecucin del contrato. La ejecucin de un contrato unilateral es cosa bastante sencilla, porque una de las partes debe, mientras que la otra es acreedora; hay en ellos un deudor a quien ser demandada la ejecucin y un acreedor que perseguir dicha ejecucin. En el contrato sinalagmtico, la situacin es mucho ms compleja, por razn de la reciprocidad de los compromisos asumidos: el incumplimiento de una de las partes suscita una grave cuestin. Cules sern entonces los derechos de la otra parte? Si, por ejemplo, el comprador no paga el precio, podr el vendedor rehusarle la entrega de la cosa? Y, si ya la ha entregado, no podr exigir la restitucin? Se trata, en suma, de saber en qu medida las obligaciones procedentes de una misma operacin sinalagmtica dependen entre s, en cuanto a su existencia y en cuanto a su ejecucin: se plantea el problema de su interdependencia en trminos generales y se resuelve conforme a la idea de que, en los contratos de este gnero, las obligaciones de las partes hacen de causa recprocamente (vase n 129; sera injusto que uno de los contratantes obtuviese satisfaccin y el otro no; la ejecucin puramente unilateral de un contrato sinalagmtico constituira una injusticia, un contrasentido, porque implicara una ruptura de equilibrio inconciliable con la economa y el espritu de la obligacin. En consecuencia: a) Si una de las partes ejecuta sus obligaciones y la otra se desentiende de las suyas, la primera puede demandar la resolucin del contrato, que restablecer el equilibrio en la nada, por retorno al statu quo ante (vanse ns. 374 y sigtes.); b) Si una de las partes pide a la otra que ejecute sus obligaciones, debe, al mismo tiempo, ofrecer el cumplimiento de las suyas; de no ser as, su contradictor se negar a la ejecucin oponiendo la excepcin llamada non adimpleti contractus; dir: toma y daca; ejecutad por vuestra parte y yo suministrar la prestacin que me podis exigir. Si no se le da satisfaccin, retendr dicha prestacin; por ejemplo, si es vendedor, rehusar la entrega de la cosa mientras el comprador no se ofrezca el precio; har uso de esa manera del derecho de retencin, del que la excepcin non adimpleti contractus no es otra cosa que la realizacin en el orden contractual (vanse los ns. 384 y 1465).

c) Como habremos ce verlo, el problema llamado de los riesgos no se plantea ms que en los contratos sinalagmticos. Supongamos que la cosa debida, que es, por hiptesis, un cuerpo cierto, perece por caso de fuerza mayor antes de que el deudor la haya entregado al acreedor; este acontecimiento lo libera por imposibilidad de ejecucin: nadie est obligado a lo imposible. Su obligacin queda, pues, extinguida; pero queda por saber, por lo menos en cuanto la tal obligacin se deduca de un contrato sinalagmtico, qu ocurre con la obligacin correspondiente que incumba al acreedor de la prestacin ahora imposible. Qu dar extinguida por contragolpe o sobrevivir aisladamente? El problema as formulado es el de los riesgos, completamente extrao a los contratos unilaterales y que ser examinado ms adelante (vase n 366). Contratos sinalagmticos imperfectos. Las diferencias que separan entre s a los contratos sinalagmticos y a los contratos unilaterales, son bastante numerosas y bastante marcadas para que importe fijar con justaza los trminos de la clasificacin. La cuestin se plantea para toda una categora de operaciones calificadas de contratos sinalagmticos imperfectos; son aquellos que, aun cuando no engendran por s mismos obligaciones ms que de un solo lado, pueden, sin embargo, ser fuerte indirecta y ocasin de obligaciones que nazcan ulterior y consecuentemente por el otro lado, a cargo de la otra parte. De acuerdo con esto, el depsito no establece compromisos iniciales sino a cargo del depositario nicamente, obligado a restituir al primer requerimiento la cosa que le fuera confiada; sin embargo, puede ocurrir que este depositario desembolse dinero en inters del depositante y con ocasin del depsito, a fin de conservar la cosa. Lo vemos, pues, convertido por ellos a su vez en acreedor del depositante, a consecuencia y con ocasin del depsito. La misma situacin puede reproducirse en cuanto al comodato y en cuanto a la prenda. Convendr, pues, tratar estas operaciones como verdaderos contrato sinalagmticos?. Desde hace mucho tiempo, la cuestin no se discute; puede decirse que no existe ya. El derecho ha repudiado, en este punto, la concepcin romana que trataba estos contratos como operaciones sinalagmticas; los autores estn conformes en ver en ellos contratos unilaterales. Y con mucha razn, porque las dos series de obligaciones nacen all sucesivamente, ya que no pueden ser consideradas como sirvindose entre s de contrapartida, de contrapeso. No se puede decir que el depositario se comprometa a restituir la cosa porque el depositante se haya comprometido, por su parte, a indemnizarlo ocasionalmente por sus desembolsos; ambas obligaciones no funcionan recprocamente como causa. Si el depositante se

constituido deudor del depositario, no lo ha hecho a ttulo de contratante, no lo ha hecho en virtud del contrato, sino por razn de un hecho ulterior; ahora bien, segn los trminos mismos del artculo 1102, el contrato no es sinalagmtico ms que cuando los contratantes se obligan recprocamente los unos respecto a los otros (cfr. Los arts. 5 y 6 del proyecto del Cdigo de las obligaciones franco-italiano). Los contratos llamados sinalagmticos imperfectos son, pues, verdaderos contratos unilaterales: las consecuencias de este principio se deducen por s mismas, en funcin de los intereses que presenta la clasificacin (vase n 22). Observacin. Un contrato naturalmente unilateral puede convertirse en sinalagmtico por razn de las clusulas que en l se inserten por las partes. As ocurre que la donacin con cargas impone obligaciones al donatario y responde de esa manera a la definicin del artculo 1102; lo mismo ocurre tambin con el depsito y con el mandato, cuando se fija una retribucin al depositario o al mandatario. Por otra parte, se ha presentado una tesis segn la cual la distincin de los contratos en sinalagmticos y unilaterales puede revestir mayor flexibilidad, por razn de que la ejecucin del acuerdo por una de las partes que cumple una determinada obligacin es susceptible de hacer pasar la operacin de una categora a la otra, aun cuando no existiera contrato sinalagmtico o unilateral por naturaleza y a ttulo definitivo[4]. Es sin duda interesante la idea de un contrato evolutivo, con transformaciones; pero derrumba una construccin jurdica que ha sufrido la prueba de los siglos y de las legislaciones y que descansa en datos a la vez racionales, seguros y equitativos. Contratos a ttulo oneroso y contratos a ttulo gratuito. Los artculos 1105 y 1106 dan de estos tipos de contratos definiciones que suscitan crticas, sobre todo la que se formula en el artculo 1106. de creer a este ltimo texto, si verdaderamente el contrato a ttulo oneroso fuera el que constrie a cada una de las partes a dar o a hacer alguna cosa, esta segunda clasificacin coincidira con la precedente, pues los contratos a ttulo oneroso corresponderan exactamente a las operaciones sinalagmticas, al paso que, por el contrario, los contratos a ttulo gratuito se confundiran con los contratos unilaterales. Ahora bien, esto no es as, pues, por una parte, hay contratos a ttulo oneroso que son, no obstante, unilaterales: as ocurre con el prstamo a inters; y, por otra parte, una liberalidad, como ya lo hemos hecho

observar, puede estar concebida de modo bilateral: as ocurre en el caso de la donacin con cargas. Es preciso, pues, reconocer la independencia de las dos clasificaciones y es urgente trazar la lnea de separacin entre los contratos a ttulo gratuito (o contratos de beneficencia, art. 1105) y los actos a ttulo oneroso. La tarea, que es de la competencia exclusiva de los jueces del fondo, cuya decisin escapa, en este punto, al control de la Corte de Casacin (vase t. III, n 1253), es difcil, pues el ttulo gratuito y el ttulo oneroso son nociones a la vez complejas y relativas, ya que un mismo acto se presenta como gratuito u oneroso segn las clusulas que lo acompaen, segn que se le considere en cuanto a la forma o en cuanto al fondo y que se trate de oponerlo a esta o a la otra categora de personas, y aun tambin en funcin de la intencin de las partes, que pueden a veces imprimirle, sin modificar una sola de sus clusulas, el sello de ttulo oneroso o bien el de ttulo gratuito. 1 Es que, en efecto, el acto a ttulo gratuito es, por definicin misma, una liberalidad o beneficio; ahora bien, no se concibe liberalidad sin intencin liberal; es preciso, pues, para que un acto sea a ttulo gratuito, que proceda de una intencin de beneficencia, del animus donanti[5]. 2 A esta primera condicin, que es dominante, viene a aadirse una segunda: la intencin liberal no debe permanecer en estado abstracto y terico; no bastara que las partes decoraran un contrato con el nombre de donacin para que existiese verdaderamente donacin; es preciso adems que se rinda efectivamente un servicio, un beneficio por uno de los contratantes al otro; no depende de ellos el cambiar el contenido del frasco ponindole un rtulo mentiroso o inexacto. Vemos aparecer aqu el criterio econmico que, aun cuando relegado al segundo plano por el criterio psicolgico sealado en primer lugar, no deja de presentar verdadera importancia. El acto que responde a esta doble condicin es un acto a ttulo gratuito; de no ser as, se ha de considerar como oneroso; venta, permuta, alquiler, sociedad, transaccin, contratos aleatorios (vase n 1379), etc.[6]. Subdistinciones. Los dos trminos de la distincin distan mucho, por otra parte, de ser simples, presentando una gran complejidad. 1 Los contratos a ttulo gratuito se subdividen en gran nmero de tipos, el ms importante y ms conocido de los cuales es la donacin entre vivos, la cual implica un empobrecimiento del donador y un enriquecimiento correlativo del donatario, y,

por consiguiente, una transferencia de valores de un patrimonio al otro. Pero son numerosos los actos de beneficencia que no responden a esta definicin: comodato, prstamo de consumo sin inters, caucin, depsito gratuito; se ve perfectamente, aqu tambin, un servicio prestado sin retribucin, sin contrapartida y con espritu de beneficencia, y por esta razn, el acto est constituido en el tipo gratuito; pero, por otra parte, no supone disminucin en el patrimonio del bienhechor, que no se empobrece verdaderamente, sino que se limita a prestar sus buenos oficios, y por ello el acto no constituye una donacin. 2 Los actos a ttulo oneroso se presentan tambin bajo aspectos muy diversos, pudiendo, sobre todo, ser conmutativos o aleatorios; conmutativos s, como ocurre ordinariamente, el valor de las prestaciones est fijado definitivamente desde el da del contrato, de manera firme, en forma que se adviertan inmediatamente las ventajas que cada una de las partes saca de la operacin y los sacrificios que acepta en compensacin; aleatorios, cuando las prestaciones o la prestacin debida por uno de los contratantes son susceptibles de ser evaluadas previamente y dependen del azar, de suerte que cada una de las partes tenga probabilidades de ganancia o de prdida y se encuentre expuesta a lo aleatorio (art. 1964). La venta mediante precio firme es un contrato conmutativo; s, por el contrario, afecta el precio la forma de una renta vitalicia que el comprador tiene que pagar al vendedor hasta su muerte, la operacin se convierte en aleatoria: los resultados de ella estn subordinados a la longevidad del rentista, es decir, a un acontecimiento futuro e incierto que imprime al contrato carcter aleatorio. Lo mismo, el juego, la apuesta, el seguro, la clusula de acrecentamiento, entre los adquirentes de un inmueble ([7]), son contratos aleatorios. El inters de esta subdivisin consiste en que, por regla general, los contratos aleatorios son refractarios a la rescisin por causa de lesin; como cada una de las partes acepta el probar su suerte, ninguna de ellas, ocurra lo que ocurra, puede sentirse lesionada. Sin embargo, veremos que no ocurrira lo mismo si la operacin estuviese concebida de tal modo que las probabilidades no se equilibraran y de todas maneras debiera considerarse como lesivo para una de las partes (vanse ns. 1052 y 1384). Inters de la distincin entre los actos a ttulo gratuito y los actos a ttulo oneroso.Este inters presenta aspectos tan numerosos, que es imposible hacer su

enumeracin, ni siquiera incompleta. Los iremos tratando cuando llegue la ocasin, al ir encontrndonos con ellos al adelantar en nuestro camino. Por el momento, nos conformamos con enunciar las ideas directivas a las cuales se reducen la mayor parte. 1 En los contratos de beneficencia, la personalidad de las parte, desempea, con la mayor frecuencia, pero no siempre, un papel esencial; no se hace un regalo, no se presta indiferentemente un servicio que revista forma jurdica al primero que llega: la donacin, sobre todo, se hace intuitu personae. En los actos a ttulo oneroso, tambin, el intuitus personae juega con frecuencia, bien que no siempre, un papel igualmente importante. Es cierto que se dirige uno a determinado arquitecto, a determinado pintor, a este abogado o al otro mdico, y aun a tal empleado o a tal industrial, con preferencia a otro u otros; la oposicin no debe, pues, ser forzada, desde este punto de vista, entre ambos ttulos, sino que es preciso reconocer solamente que ciertos contratos a ttulo oneroso se forman fuera de toda consideracin personal: compras menudas, ajuste de obreros, etc., el contratante se convierte entonces en un simple nmero intercambiable. 2 El que se compromete desinteresadamente y hace el papel de bienhechor, es ms interesante que aquel que pone en prctica la divisa: nada por nada. Tendremos, pues, que ser menos exigentes con respecto a l; su responsabilidad se comprometer con mayor dificultad (vanse los ns. 1365 1411) ([8]). Contratos paritarios (de igual a igual) y contratos de adhesin. En el tipo tradicional y clsico del contrato, se pesan, discuten y establecen en el momento del trato las clusulas y las condiciones, y a esta tarea ambas partes cooperan igual y libremente. Este tipo no ha desaparecido completamente; lo volvemos a encontrar en la venta de inmuebles, en la venta de gneros en un mercado. Se entabla una discusin, ms o menos larga, ms o menos animada; se disputa palmo a palmo el terreno; es posible un regateo; las cosas se hacen con igualdad; no parece que una de las partes imponga su ley a la otra; el contrato es verdaderamente la obra de dos voluntades; se prepara y se termina de igual a igual; se podra calificar de contrato paritario. Al lado de este tipo venerable de contrato, en que triunfa la autonoma de la voluntad, ha hecho su aparicin en el siglo ltimo, y ha tenido una rpida fortuna, otro contrato que excluye toda discusin, todo regateo entre las partes. Se presenta

por una de ellas un proyecto de convencin; se ofrece este hecho al pblico, al primero que llega; cualquiera puede acogerse a l, pero con la condicin de aceptarlo tal cual es: tomarlo o dejarlo. Pertenecen a esta categora la inmensa mayora de los contratos de transporte: no se discute el precio de una expedicin de mercancas o de un billete de ferrocarril; los contratos de seguros, las compras efectuadas en grandes almacenes que tienen precios fijos, establecidos ne varietur; las diferentes empresas, administraciones de ferrocarriles, compaas de seguros, grandes almacenes, estn en condiciones de ofertas permanentes e irreductibles al pblico, al que presentan cliss definitivos: la tcnica de la formacin del contrato se encuentra de ese modo gravemente modificada([9]). En estas condiciones, no es igual la situacin entre las partes que desempean papeles de importancia desigual; una de ellas hace un reglamento, una redaccin por anticipado, emite una tarifa, mientras que la otra se limita a acogerse a ella, a aceptar sus disposiciones sin tener la posibilidad de discutirlas; se limita a dar su adhesin; de ah el nombre de contratos de adhesin, o, ms correctamente, contratos por adhesin. La desproporcin de los papeles es tal, que uno se pregunta si habr verdaderamente contrato y se llega a negar que sea as. El pretendido contrato de adhesin, pura apariencia, cuyo contenido reglamentario rie con su envoltura, no sera para algunos ms que un acto unilateral, porque una de las partes, al emitir una voluntad reglamentaria, impone su decisin a la otra, y sta no desempea en la operacin ms que un papel casi pasivo ([10]). Esta concepcin es generalmente rechazada: los contratos de adhesin son verdaderos contratos; la ley no exige, en ninguna parte, que el acuerdo contractual vaya precedido de una libre discusin, de largos tratos; sobre todo, ningn texto exige que las dos partes tengan una intervencin igual en la gnesis del contrato; todo lo que se pide es que ambos interesados consientan, que exista acuerdo entre ellos al objeto de hacer nacer las obligaciones (art. 1101); poco importa que el terreno para el arreglo haya sido o no preparado por uno de ellos, pues hemos de cuidarnos de confundir los tratos previos con el contrato. No estamos ya en el tiempo en que la estipulacin romana reinaba soberanamente. Ni la igualdad econmica ni la igualdad verbal son condiciones para la validez de los contratos, bastando para dicha validez la igualdad jurdica. La prueba la tenemos en que la donacin, que es, de hecho, obra exclusiva del

donador y cuyas condiciones no podra discutir el beneficiado, es, no obstante, un contrato, segn opinin unnime([11]). Inters de la distincin. No se puede decir que no sea interesante el distinguir entre contratos de igual a igual y contratos de adhesin: 1 las clusulas de estos ltimos no se imponen con la misma evidencia que las de los primeros, pues, con gran frecuencia, estn como ahogadas en un reglamento del que el cliente de la empresa viajero, asegurado, obrero, empleado no ha tenido efectivamente conocimiento alguno y ha aceptado confiadamente a ojos cerrados. En estas condiciones, corresponde al juez averiguar si esta o la otra clusula litigiosa ha sido verdaderamente aceptada por las partes o si su insercin en el reglamento compacto y misterioso, en una maraa tipogrfica de lectura difcil, no constituye un cepo para cada uno de ellos. En esta ltima eventualidad, estimamos que el tribunal tiene el poder de descartar la autoridad de dichas clusulas, sobre todo si no se armonizan con las clusulas esenciales que constituyen la trama misma de la operacin y que han sido conocidas por los interesados y aceptadas, por ellos ([12]). En lo que concierne al contrato de seguro, la ley ha tomado precauciones a favor del suscritor ([13]). 2 La interpretacin de las clusulas de un contrato de adhesin no obedece necesariamente a las reglas que el legislador ha trazado para la interpretacin de los contratos en general; sobre todo, parece difcil y sera poco equitativo aplicar aqu el artculo 1162, segn el cual, en la duda, la convencin oscura se interpreta en contra del acreedor y a favor del deudor; parece ms justo hacer soportar las consecuencias de la ambigedad de la clusula al que es su autor, al redactor del documento (vase n 241 ([14]). Contratos sucesivos o ms bien de ejecucin sucesiva y contratos de ejecucin instantnea. Los contratos de la primera categora se ejecutan por medio de prestaciones sucesivas y continuas, mientras que los de la segunda, los ms frecuentes, se realizan de una vez, globalmente. El arrendamiento, el contrato de trabajo, el contrato de seguro, la cuenta corriente, el mercado de suministros (concesiones de alumbrado, de distribucin de agua, etc.), son de la primera especie;

la venta al contado, o a trmino si el precio es pagadero en su totalidad de una sola vez, entra en la segunda especie: mientras que la ejecucin de un arrendamiento de cosas o de servicios, de un seguro, de una cuenta corrientes, etc., es, por as decirlo, una creacin continua, la de una venta al contado se liquida de un solo golpe. Esta clasificacin presenta diversos aspectos interesantes que aparecern mejor a continuacin. 1 En el caso en que, en un contrato sinalagmtico, una de las partes falte a su compromiso, la otra puede pedir la disolucin del contrato (vanse n 23 y n 374); ahora bien, mientras que, en los contratos de ejecucin instantnea, esta disolucin es retroactiva, ocurre algo muy distinto, a nuestro juicio, en las convenciones de ejecucin sucesiva; no se trata ya de resolucin, sino solamente de invalidacin; por ejemplo, el arrendamiento no desaparece ms que para el porvenir, sin efecto retroactivo (vanse los ns. 394 y 1238). 2 La cuestin de los riesgos tiene distinto desenlace segn que el contrato sea de ejecucin instantnea o sucesiva: en esta ltima eventualidad, la imposibilidad de ejecucin, al liberar a una de las partes, libera por la misma razn necesariamente a la otra u otras, porque las obligaciones recprocas se sirven de rplica en todo momento; nacen a cada instante y la ley de la causalidad funciona permanentemente. Por ello, el arrendamiento no sobrevive a la prdida de la cosa; no podemos imaginarnos el goce de una casa que no existe ya (vase n 1239). Pero en los contratos sinalagmticos de ejecucin instantnea, la cuestin de los riesgos no se resuelve tan sencillamente, tan rudamente, sino que han de establecerse distinciones y ocurre que una de las partes queda liberada mientras que la otra contina obligada (vanse los ns. 366 y sigtes.). 3 Cuando la ejecucin de un contrato se escalona en el tiempo, los cambios sobrevenidos en l orden econmico rompen el equilibrio previsto y establecido por las partes en cuanto a sus prestaciones respectivas; puede entonces plantearse la cuestin de saber si ese desequilibrio econmico no debe llevar consigo la revisin, la modificacin del contrato (vase n 404); este problema resulta evidentemente extrao a los acuerdos que se ejecutan inmediata e instantneamente. 4 El requerimiento del deudor es intil cuando la inejecutada es una obligacin continua (vase n 621). Contratos individuales y contratos colectivos. La determinacin de la configuracin jurdica del contrato colectivo, creacin del derecho moderno, presenta serias dificultades. Ciertamente, un contrato no se convierte en colectivo por la sola razn de que

intervengan en l un gran nmero de individuos; contina siendo individual, por muy plural que sea el nmero de las partes, desde el momento en que cada una de ellas deba dar su consentimiento para quedar obligada: una venta consentida por varios copropietarios, una particin entre herederos, son, incontestablemente, dos contratos individuales y plurales. Adems, un contrato no se convierte necesariamente en colectivo por la nica razn de responder a intereses colectivos y de ser obra de una colectividad; es preciso tener en cuenta el poder de unificacin del concepto de la personalidad moral: la convencin celebrada entre dos asociaciones, dos sociedades, dos municipios o dos Estados, es una convencin individual celebrada entre dos personas morales; los que la firman, obran como representantes, regularmente apoderados y calificados para ello. Para que la operacin se convierta verdaderamente en colectiva, es preciso que ligue a una colectividad, abstraccin hecha del consentimiento individual dado directamente o por procurador de cada uno de los miembros de esta colectividad; solamente en este caso, se ve que una voluntad colectiva contrarresta y ahoga las voluntades individuales, que no estn obedecidas: los interesados que hayan dicho no o que nada hayan dicho, se encuentran en la misma situacin que si hubieran dicho s; quedan ligados a su pesar y sin su intervencin. 1 Las asociaciones sindicales de propietarios de bienes races pueden constituirse, al objeto de realizar trabajos de utilidad comn, sin la unanimidad de los interesados: aqu, la ley se contenta con la voluntad emitida por cierta mayora; los opositores, mal que les pese, quedan implicados en la asociacin y en los trabajos que realiza ([15]). 2 La convencin colectiva de trabajo es un arreglo hecho entre representantes de intereses patronales y representantes de intereses obreros, para determinar las condiciones del trabajo (importe del salario, duracin y reparto del trabajo, etc.); esta convencin contiene un reglamento, una ley corporativa, sobre la cual debern estar modelados los contratos individuales de trabajo, bajo pena de ciertas sanciones, sobre todo la de nulidad de los contratos irregulares, no conformes al tipo colectivo. Ahora bien, este tipo colectivo se impone, no slo a quienes firmaron la carta constitutita, no slo a cuantos formaban parte de las organizaciones, de las agrupaciones, en el momento de la firma del protocolo colectivo, sino tambin a los

miembros de la agrupacin adhirieron despus a este protocolo, como a los de los sindicatos profesionales que entraran ulteriormente en las agrupaciones entre las cuales se celebr el acuerdo ([16]). Resulta de estos textos sobre todo del art. 31 k, que la convencin de trabajo se impone tambin a quien no tom parte en ella; especie de ley contractual al mismo tiempo que de antecontrato, liga las voluntades que no se adhirieron a ella de ninguna manera; es una convencin colectiva, y tambin, en nuestra opinin, un contrato colectivo, porque hace nacer obligaciones a cargo de los patronos y de los obreros a quienes se aplica, pero su alcance es particularmente intenso, y ha sido aumentada en notables proporciones en virtud de la ley de 24 de junio de 1936 y la de 23 de diciembre de 1946. la Convencin colectiva que debe ser aprobada por los Poderes Pblicos rige inmediatamente a la hora actual todas las empresas de la profesin. Es directamente general, mientras que en el sistema anterior, no se extenda normalmente al conjunto de los miembros de la profesin. Las voluntades individuales estn aqu ostensiblemente encadenadas, a la vez y en primer lugar por las voluntades colectivas, despus, adems, por la autoridad gubernamental; su autonoma de otros tiempos ya no es ms que un recuerdo; ha quedado reemplazada por una doble servidumbre ([17]). Contratos consensuales y contratos formales. En principio, los contratos se perfeccionan por el acuerdo de las voluntades y prescindiendo de toda exigencia de forma. Nuestro derecho francs no es un derecho formalista. Salvo las dificultades de prueba, una venta verbal tiene el mismo valor que una venta celebrada ante notario. Excepcionalmente, la ley somete ciertos contratos a la observacin de formas determinadas: 1 A veces, el acuerdo de las partes debe revestir la forma notarial; se dice entonces que el contrato es solemne; entran en esta categora, por ejemplo, la donacin entre vivos (art. 931); el contrato de matrimonio (art. 1394, 1) y el contrato hipotecario (art. 2127). 2 En otros casos, exige la ley y considera suficiente la redaccin de un escrito o documento privado (venta de un navo, de un barco de navegacin interior, de una aeronave, etc. (vase el n 152 bis). 3 Ciertos contratos no existen sino cuando se ha efectuado la tradicin, la entrega

de la cosa entre las partes; as ocurre con el prstamo de consumo, prstamo de uso, depsito y prenda. Siendo esta exigencia, como veremos, puramente arbitraria, ya que nada se opondra racionalmente a que tales acuerdos se perfeccionaran por el solo cambio de consentimientos, se debe considerar que estos contratos estn sometidos a condiciones particulares de forma que entran en la familia de los contratos formales (vase n 154).

[1] Vase la comunicacin del barn NOLDE, a la Sociedad de legislacin comparada, en el Boletn de esta sociedad, 1923, pg. 231. [2] (*) Nos parece que la traduccin de igual a igual es la que ms exactamente refleja la expresin usada por el autor de gr a gr. Pero creemos que no hay inconveniente en utilizar la denominacin que ms adelante, en el n 32, emplea el propio autor, de contratos paritarios, sin que este trmino exprese con exactitud la naturaleza de estos contratos, frente a los de adhesin para marcar esa contraposicin, encontramos en un autor italiano (MESSINEO, Dottrina generale del contratto, 3 ed., Milano, 1948, Cap. VIII, ns. 14 y 15), la denominacin de contratos paritticos. No hay entre ambas voces una diferencia apreciable, y s slo de construccin por su origen latino y griego respectivamente. [3] Tribunal civil, Sena, 17 de octubre de 1928, D. P., 1929, 2, 141, con nota de SAVATIER. [4] Sic, ROGER HOUIN, Tesis, 1937. [5] POTHIER, Trait des obligations, n 12. [6] Vase, sobre estos diferentes puntos, L. JOSSERAND, Les mobiles, ns. 254 y sigtes., y en el t. III, los ns. 1253 y sigtes. [7] Vase J. CHOL, tesis, Lyon, 1933.

[8] Cfr., en cuanto al depsito, los arts. 1927 y 1928-2; en cuanto al mandato, art. 1992. [9] Vase EDMOND SALL, Levolution technique du contrat, 1930. [10] HAURIOU, Principes du droit public, pg. 206, Sic, DUGUIT, Trait de droit constitutionel, 3 ed., t. L, pg. 371; HAURIOU nota en S., 1908, 3, 17; cfr. SALEILLES, La declaration de volont, art. 133, ns. 89 y 90. [11] RIPERT, La regle morale, ns. 55 y sigtes.; PAUL ESMEIN, n 122. [12] Pars, 15 de marzo de 1922, Rev. Trim., 1922, pg 896; crf. Civ., 31 de julio de 1930, y la nota de F. GNY, S., 1931, 1, 281; Tribunal de paz de Burdeos, 19 de agosto de 1931, D. H., 1931, 584. [13] Ley de 13 de junio de 1930, arts. 5 3, 8 1, 9, ltimo apartado; vase el n 1380 e. [14] Sobre los contratos de adhesin, vase, adems del libro citado de RIPERT, SALEILLES, La dclaration de volont, art. 133, ns. 89 y 90; HAURIOU, Prncipes de droit public, 2 ed., pg. 206; DEREUX, De lnterprtation des actes juridiques privs, y en la Rev. Irim, de 1910, pg. 503, De la nature juridique des contrats d` adhesin; L`volution technique du contrat, pgs. 35 y sigtes., y ls tesis de DOLLAT, 1905 y GOUNOT, 1909. [15] Ley de 21 de junio de 1865, modificada por la ley del 22 de diciembre de 1888, art. 5; Ley de 5 de agosto de 1911; Decreto de 21 de diciembre de 1926; cfr., Ley de 22 de julio de 1912, sobre el saneamiento de caminos privados, art. 3; D. L, de 14 de junio de 1938, sobre el saneamiento de islotes insalubres, y sobre la reconstitucin de la propiedad rural, el D. L., de 30 de octubre de 1935; vase tambin el t. I, n 1441.

[16] Ley de 25 de marzo de 1919; 31 de diciembre de 1936; 4 de marzo de 1938 y Ley de 23 de diciembre de 1946; Cdigo del trabajo, arts. 31 y 32 del Tt. II, lib. I. [17] Contra el carcter contractual de las convenciones colectivas del trabajo, vase DUGUIT, ob. Cit., pgs. 411 y sigtes. Cons. Las tesis de BARTHLEMY RAYNAUD, 1901; NAST, 1907; ROUAST, 1909; BRETHE, 1921.