Clasificacion de residuos peligrosos en rellenos sanitarios

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Acta Universitaria Universidad de Guanajuato [email protected] ISSN (Versión impresa): 0188-6266 MÉXICO 2003 Héctor F. Duarte Tagles CYTRAR: DETRÁS DE LOS RESIDUOS PELIGROSOS EN SONORA. Acta Universitaria, mayo-agosto, año/vol. 13, número 002 Universidad de Guanajuato Guanajuato, México pp. 14-21

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Acta UniversitariaUniversidad de [email protected] ISSN (Versión impresa): 0188-6266MÉXICO

2003 Héctor F. Duarte Tagles

CYTRAR: DETRÁS DE LOS RESIDUOS PELIGROSOS EN SONORA. Acta Universitaria, mayo-agosto, año/vol. 13, número 002

Universidad de Guanajuato Guanajuato, México

pp. 14-21

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Guanajuato, Gto., México

RESUMEN / ABSTRACT

En 1996 la empresa CYTRAR S.A.de C.V. adquirió los derechos de pro-piedad para operar el único confina-miento controlado de residuos peli-grosos de la región noroeste del país,ubicado al sur de la ciudad deHermosillo. Sin embargo, a dos añosde que iniciara sus labores, y despuésde una controvertida pugna con ungrupo de ciudadanos y miembros deONGs, Cytrar cerró sus puertas en1998 al negársele la renovación de sulicencia de funcionamiento por partede las autoridades mexicanas. Ahorabien, si ya no funciona el confina-miento, ¿qué pasa con los residuospeligrosos que se han generado en laregión desde que Cytrar cerró sus ins-talaciones?

CYTRAR: Detrás de los ResiduosPeligrosos en Sonora.

Héctor F. Duarte Tagles*.

PALABRAS CLAVE: Cytrar; residuos peligrosos; confinamiento controlado; ONGs.

KEYWORDS: Cytrar; hazardous wastes; hazardous-waste landfill; NGOs.

In 1996 the company CYTRAR S.A.de C.V. acquired legal rights andproperty over the only hazardous-waste landfill operating inNorthwestern Mexico, located southof the city of Hermosillo. However,after two years of operation and apublic controversy with a group ofcivilians and NGOs, Cytrar closed in1998 when permission renewal tooperate the hazardous-waste landfillwas denied by the Mexicanauthorities. What is happening withthe hazardous wastes that have beenproduced in that area since Cytrarclosed its facilities?

* Department of Epidemiology,Biostatistics and OccupationalHealth; Faculty of Medicine. McGillUniversity; 1130 Pine Ave. WestH3A 1A3, Montreal, Quebec,Canada. Correo electrónico:[email protected]

ANTECEDENTES

La garantía que ofrece un estado de derecho bajo la ópticaambiental, debe ser el desarrollo armónico de toda la socie-dad en su conjunto. De esta manera las razones que expone

un proyecto con un gran impacto económico, deberá velar a su vezque los impactos al ambiente y a la salud no generen mayorescostos sociales (Morris y Therivel, 2001).

El desarrollo industrial que provocó la instalación y operaciónde la planta de estampado y ensamble de Ford Motor Companyen Hermosillo, Sonora a mediados de los 80´s, hizo imperante lanecesidad de adecuar la infraestructura hasta ese entonces destinadaal manejo de los residuos industriales generados en la región. Alparecer fue una de las condiciones que la empresa trasnacionalimpuso al Gobierno del estado para establecerse en la capital deSonora, ya que el desarrollo industrial había quedado marginadoante la inminente presencia de la agricultura y la ganadería, activi-dades que generaban los mayores ingresos económicos en la región.La aparición de un complejo de industrias satélites, proveedoras deinsumos a la planta Ford, y de otras industrias medianas y peque-ñas que aprovecharon esta inercia, obligó tanto al Gobierno estatal,como a los Gobiernos federal y municipal a invertir recursos paraconstruir y modernizar carreteras, accesos viales y dotar de serviciosa estas nuevas empresas que demandaban mejor infraestructura yfacilidades para sus operaciones, a cambio de ofrecer miles deempleos y generar divisas a la región (Carrillo, 1990). La posiciónde Sonora es estratégica en la geografía del mercado estadounidensey los visionarios de Ford lo sabían, por eso apostaron a instalarseen una región con evidentes atrasos en infraestructura industrial,pero que a la postre sería un hito que impulsara el desarrolloeconómico de la región, mejorando no sólo en el aspecto indus-trial per se, sino que su impacto se reflejaría en toda el área, alcontar con más y mejores carreteras, más electrificación y consuministro estable, abastecimiento de agua potable, drenaje, y engeneral una red de servicios ofrecidos por quienes indirectamentetambién serían beneficiados (Velázquez y Grijalva, 2000).

Recibido: 4 de Noviembre de 2002

Aceptado: 6 de Junio de 2003

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Sin embargo, el impulso a la economía quemarcó este florecimiento industrial en Sonora,se vio constantemente limitado por la falta deun marco legal que permitiera el desarrollo es-perado al ritmo que se requería. Uno de losaspectos en los que se encontraba aún gestándoseno sólo el estado de Sonora, sino el país engeneral, era lo relativo a la reglamentación in-dustrial para el cuidado del medio ambiente.

Historia breve sobre la legislación ambiental

Los primeros esfuerzos del Gobierno federaldatan de 1971 con la promulgación de la LeyFederal para Prevenir y Controlar la Contami-nación Ambiental, la cual para 1974 contabacon dos Reglamentos: para prevenir y controlarla contaminación originada por la emisión dehumos y polvos; y para prevenir y controlar lacontaminación de las aguas. Ese año las indus-trias más grandes que generaban emisiones con-taminantes a la atmósfera, empezaron a instalary a operar los primeros equipos anticonta-minantes, si bien el mayor énfasis de la políticaambiental del Gobierno, fue el de ubicar a lasnuevas plantas industriales a las afueras de loscentros urbanos, como ocurrió con la industriacementera y la del petróleo y derivados (Vizcaí-no, 1975). El 11 de enero de 1982 se publicóen el Diario Oficial de la Federación (DOF) laLey Federal de Protección al Ambiente, dondela Secretaría de Salubridad y Asistencia seguíaasumiendo las responsabilidades administrativasy normativas en materia ambiental. Esta Leycontinuó siendo regulada por los reglamentosprecedentes de la ley que abrogó, hasta que sehicieron modificaciones a los existentes, comoel Reglamento para la prevención y control dela contaminación ambiental originada por laemisión de ruidos, el cual estuvo vigente desdeenero de 1976, hasta su modificación aparecida

en el DOF del 6 de diciembre de 1982. Poste-riormente, y con la entrada en vigor de la LeyGeneral del Equilibrio Ecológico y la Protec-ción al Ambiente (LGEEPA) el 1 de marzo de1988, México inicia la etapa ambiental moder-na, pues se publican los reglamentos que regu-lan la ley en materia de impacto ambiental, enmateria de residuos peligrosos y en materia deprevención y control de la contaminación de laatmósfera1 , además se promulgan las primerasnormas técnicas ecológicas con información es-pecífica sobre límites máximos permisibles decontaminantes y de valores de diseño.

Bajo el nuevo esquema ambiental normati-vo, se obligaba a todo proyecto de carácter in-dustrial a obtener la autorización en materiaambiental (artículos 28 y 29 de la Ley original),asimismo establecía que la realización de activi-dades industriales, comerciales o de serviciosconsiderados altamente riesgosos eran de juris-dicción federal, así como lo relativo al manejode materiales y residuos considerados como pe-ligrosos (Capítulos V y VI). Estas disposicionespermanecen vigentes actualmente después de lamodificación a la LGEEPA publicada en elDOF del 13 de diciembre de 1996. En 1993aparecen las normas oficiales mexicanasecológicas, las cuales sustituyen y amplían a lasexistentes normas técnicas ecológicas, con loque se integra de forma completa el marco legalambiental, con una ley federal, reglamentos ynormas, aunados a las leyes ambientales localesaprobadas en diferentes estados del país. EnSonora se publica en el Boletín Oficial del Go-bierno del 3 de enero de 1991, la Ley número217 del Equilibrio Ecológico y la Protección alAmbiente para el estado, la cual es una copiafiel, aunque con ciertas adaptaciones locales, dela LGEEPA de 1988 y aún continúa vigente sinmodificaciones2 .

1 LGEEPA publicada en el DOF el 28 de enero de 1988; Reglamento de la LGEEPA en materia de impacto ambiental publicadaen el DOF el 7 de junio de 1988 (modificado el 30 de mayo de 2000); Reglamentos de la LGEEPA en materia de prevención ycontrol de la contaminación de la atmósfera y en materia de residuos peligrosos, publicados el 25 de noviembre de 1988 en elDOF.

2 Para una consulta más detallada sobre el tema de las leyes y reglamentos en materia ambiental se puede consultar a García y Jaimes(1997).

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Es evidente que el desarrollo económico dela región, influido por los mercados internacio-nales, contribuyó de alguna manera en las trans-formaciones que en materia ambiental sufrieronnuestras leyes. Sin embargo, durante este pro-ceso, debido a los rezagos que padecíamos ennuestra legislación, y por la falta de personaltécnicamente capacitado, muchos aspectos am-bientales técnico-legales no se realizaban por par-te de los particulares ni empresas, ni tampocoeran requeridos por las autoridades, por lo queen muchas ocasiones preferían obviarse trámi-tes, o en “el mejor de los casos”, se emitíansimplemente opiniones discrecionales con carác-ter oficial. Así tenemos por ejemplo, que apesar que ya desde 1982 la Ley Federal deProtección al Ambiente, contemplaba en su ar-tículo 7 la presentación de manifestaciones deimpacto ambiental (MIA) para proyectos que“produjeran contaminación o deterioro ambien-tal, excedieran los límites mínimos previsiblesen los reglamentos y normas respectivas”, locierto es que nunca se promulgaron tales límitesque permitieran identificar cuando una indus-tria estaba contaminando. Por su parte, el re-glamento original de la LGEEPA en materia deimpacto ambiental hacía un intento por clasifi-car las diferentes modalidades de MIA según lacomplejidad de los proyectos, pero en la prácti-ca resultaba una clasificación confusa y ambi-gua, sujeta a la interpretación personal de laautoridad en turno. En Sonora la situación esmás patética, ya que las deficiencias ya supera-das en la modificación de 1996 de la LGEEPA,continúan incluso presentes en la Ley Estatal.Además, hasta la fecha no existe ningún regla-mento de la Ley 217 que indique los procedi-mientos de regulación en ninguna materia.

Con estos antecedentes que nos muestran loaccidentada y reciente que ha sido la evoluciónde la legislación ambiental en nuestro país, ymás particularmente en el estado de Sonora, no

sorprende encontrar casos en los que por sucoyuntura, comprenden también otras áreas quevan mas allá de los límites meramente ambien-tales y tienen por consiguiente, que ser analiza-dos desde otra perspectiva.

El confinamiento de residuospeligrosos Cytrar

En marzo de 1996 la empresa CYTRAR S.A.de C.V. adquirió mediante contrato de compra-venta con la empresa Técnicas Medioambien-tales de México S.A. de C.V., los derechos depropiedad para operar el confinamiento de resi-duos industriales ubicado al sur de la ciudad deHermosillo, en el sitio conocido como “LasVíboras”3 . Dicho confinamiento había sidooperado originalmente por Ford MotorCompany en 1986, para después ser transferidoal Parque Industrial de Hermosillo (en ese en-tonces propiedad del Gobierno del estado), ypor último fue operado por la Promotora In-mobiliaria de Hermosillo, organismo públicodesconcentrado del municipio de Hermosillo,antes de que ésta convocara a la licitación públi-ca que otorgó a la empresa TécnicasMedioambientales de México S.A. de C.V. losderechos de propiedad y manejo del confina-miento4 .

Para las fechas en que Cytrar inició sus ope-raciones, la legislación ambiental en México yahabía dado pasos significativos, observando unaserie de regulaciones y normas específicas quedeberían cumplir este tipo de proyectos. Portanto, las nuevas disposiciones obligaban al nue-vo confinamiento a obtener la llamada licenciade funcionamiento para poder operar, así comoobservar una serie de requisitos contempladosen el Capítulo III del Reglamento de la LGEEPAen materia de manejo de residuos peligrosos.

Como el sitio donde operaría Cytrar ya ha-bía sido autorizado por diferentes instancias gu-

3 El acceso al sitio se encuentra aproximadamente en el Km 8 de la Carretera Federal Número 15 tramo Hermosillo-Guaymas.4 Técnicas Medioambientales de México S.A. de C.V., es una filial de la empresa de capital español denominada Técnicas

Medioambientales TecMed S.A., y a su vez es propietaria del 100% del capital social de CYTRAR S.A. de C.V., consituída estaúltima en febrero de 1996.

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bernamentales desde 19875 (antes de la entradaen vigor de la LGEEPA), no era legalmentenecesaria la realización de una evaluación deimpacto ambiental del proyecto en cuestión, deconformidad con lo establecido en el artículo28 de la LGEEPA, que en su fracción IV señalaque para “instalaciones de tratamiento, confina-miento o eliminación de residuos peligrosos, asícomo de residuos radiactivos”; “…quienes pre-tenden llevar a cabo alguna de las siguientesobras o actividades, requerirán previamente laautorización en materia de impacto ambientalde la Secretaría…”. Por tanto, teóricamente unsitio que había sido utilizado para la disposiciónfinal de residuos industriales (incluyendo a lospeligrosos), no requería nuevamente de la auto-rización federal para realizar la misma actividad.Alternativamente y por disposición de las auto-ridades, el cumplimiento de los aspectos regla-mentarios y normativos ambientales serían veri-ficados anualmente a través de las licencias defuncionamiento (renovadas como cédulas deoperación).

Sin embargo, la empresa Técnicas Medioam-bientales de México S.A. de C.V., conociendolos antecedentes del deficiente manejo del sitio,solicitó al Centro de Investigación y Desarrollopara el estado de Sonora (CIDESON) la ejecu-ción de una evaluación de impacto ambiental,la cual fue integrada como manifestación deimpacto ambiental (MIA) y terminada de ela-borar en abril de 1994. Dicho documentodebería servir de base a los particulares para laconstrucción y operación del nuevo confina-miento controlado, ya que como herramientade planeación contribuiría a detectar y prever,así como a describir y a evaluar, todos los im-pactos posibles al ambiente (natural y social)que generaría el proyecto; además propondríalas medidas que ayudarían a evitar, o en sudefecto, a mitigar, reducir y controlar los im-

pactos detectados (Canter, 1998). Desafortu-nadamente, como la MIA elaborada nunca fueoficialmente requerida como tal (más bien algu-nos extractos de información fueron de utilidadpara la obtención de la licencia de funciona-miento), ciertos aspectos evaluados no fuerontomados en cuenta en la construcción ni en laoperación del confinamiento. Este punto fueextremadamente crítico en el devenir del pro-yecto, sobre todo porque sirvió como un argu-mento muy fuerte contra el funcionamiento delconfinamiento controlado de residuos peligro-sos por parte de grupos opositores de Cytrar.

¿Por qué cerró Cytrar?

En 1998 operó por última vez el confina-miento controlado de residuos peligrososCytrar. A escasos dos años de que la empresaCYTRAR S.A. de C.V. iniciara sus labores enHermosillo, y después de una controvertida pug-na con un grupo de ciudadanos y miembros deorganismos no gubernamentales que iniciara endiciembre de 1997, el confinamiento cerró suspuertas al público al dejar de recibir, procesar ydepositar residuos peligrosos en sus instalacio-nes. En noviembre de ese año le correspondía ala empresa renovar la cédula de operación (oactualizar su licencia de funcionamiento, comoquiera verse) tal como lo venía haciendo los dosaños anteriores6 , sin embargo la petición le fuenegada por la Secretaría del Medio AmbienteRecursos Naturales y Pesca (SEMARNAP) porconducto del Instituto Nacional de Ecología(INE), argumentando que habían incumplidolos puntos previstos en la licencia. Tal como loseñala la norma oficial mexicana NOM-054-ECOL-1993, que establece el procedimiento paradeterminar la incompatibilidad entre dos o másresiduos considerados como peligrosos por la Nor-ma Oficial Mexicana NOM-052-ECOL-19937 ,los residuos biológicos-infecciosos no deben por

5 Los documentos que avalan la autorización del sitio comprenden diferentes fechas de 1987, como los oficios expedidos por laSecretaría de Salud Pública del Estado de Sonora (of. 301 del 29 de enero), la Delegación Estatal de SEDUE (DS.25-EC-156del 22 de septiembre), la Delegación Estatal de la SARH (728.05/02844 del 24 de septiembre) y la Dirección General deAdministración y Control de Sistemas Ecológicos de la SARH (401.04.03.-11266 del 15 de diciembre).

6 Oficios DOO-800/005480 con fecha 11 de noviembre de 1996 y DOO-800/007251 fechado el 19 de noviembre de 1997.7 La cual establece las características de los residuos peligrosos, el listado de los mismos y los límites que hacen a un residuo

peligroso por su toxicidad al ambiente.

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ningún motivo ser depositados en el mismositio que los otros residuos que por sus caracte-rísticas corrosivas, reactivas, explosivas, tóxicas einflamables los hacen peligrosos para el ambien-te y la salud. Sin embargo, la compañía TMWinco8 , acostumbraba a resguardar sus vehícu-los de carga en los patios donde se encuentra elconfinamiento, situación que provocó alarma ypreocupación sobre la posibilidad de que resi-duos biológico-infecciosos estuvieran siendoigualmente confinados en el mismo sitio. Anteel INE el hecho se interpretó como que laempresa utilizaba el confinamiento para transfe-rir residuos biológico-infecciosos sin su autori-zación, ya que en la licencia de funcionamientono se especificaba esa actividad. Como se expli-ca más adelante, esto provocó que aumentara laintensidad de las denuncias de los ciudadanosinconformes con la instalación y operación deCytrar y presionó de alguna forma a las autori-dades para que no les autorizara nuevamente sufuncionamiento.

La tensión social surgida en el conflicto quesuscitó la operación de Cytrar, comprende unaserie de vaivenes legales y políticos que termina-ron con un proyecto ambiental que si bien notuvo el origen más adecuado, su final deja aunmucho más que desear. En la visita que hiciera aHermosillo la entonces titular de la SEMARNAPJulia Carabias Lillo el 3 de julio de 1998, mani-festó que el confinamiento finalmente cerraría,ya que por las irregularidades detectadas, no se lerenovaría la autorización para continuar operan-do (SEMARNAP, 1998). En dicho documentose resaltó la clausura definitiva del confinamientocomo resultado de una auditoría ambiental (artí-culo 38 de la LGEEPA), de la cual se desconocensus resultados hasta la fecha.

Sin embargo, si con las anteriores declaracio-nes se pensaba que el conflicto iba a terminar,las autoridades estaban muy equivocadas. Lasdeclaraciones en torno al eventual cierre de

Cytrar solo comprometieron a las autoridadespara cumplirles sobre todo a quienes con granvehemencia se habían esforzado por impedirque Cytrar funcionara. La empresa españolaTecMed♣ por su parte, viendo afectados sus inte-reses, promovió una controversia internacionalrelativa a los Acuerdos de Promoción y Protec-ción Recíproca de Inversiones firmada entre losgobiernos de España y México, la cual continúapendiente de resolverse. Mientras tanto, el con-finamiento de residuos peligrosos se encuentraabandonado y sin clausurar, por lo que bajo esascircunstancias el problema ambiental es latente ysus efectos podrán manifestarse en el largo plazosi estas condiciones persisten.

Los alcances del problema

El problema alcanzó dimensiones internacio-nales debido a la intervención de algunos ciuda-danos inconformes. La llamada “AcademiaSonorense de Derechos Humanos” presidida porDomingo Gutiérrez, presentó en dos ocasionesdenuncias ante la Comisión para la CooperaciónAmbiental (CCA) con sede en Montreal, Cana-dá, organismo internacional derivado del Acuer-do para la Cooperación Ambiental de Américadel Norte (ACAAN)9 . En su primera peticióncon fecha de registro del 11 de agosto de 199810 ,los inconformes argumentaban principalmenteque la Autoridad Mexicana (SEMARNAP) nohabía cumplido con aplicar lo que marcaba laNorma Oficial Mexicana NOM-055-ECOL-1993, en lo concerniente a la distancia mínimaa la que debe estar situado un confinamientocontrolado para residuos peligrosos, excepto delos radiactivos. Asimismo, señaló que en Cytrarse depositó ilegalmente escoria contaminada conplomo en 1997, la cual tuvo su origen en losEE.UU., por lo que debería ser extraída yregresada a ese país (artículo 153 de laLGEEPA). Finalmente, la denuncia hacía alu-sión a que el confinamiento sería reubicado peroque las autoridades no habían informado opor-

8 Empresa filial de Técnicas Medioambientales de México, S.A. de C.V. dedicada al servicio de recolección y tratamiento deresiduos biológicos-infecciosos.

9 El ACAAN complementa las disposiciones ambientales del Tratado de Libre Comercio para América del Norte (TLCAN).10 Enviada originalmente el 23 de julio de 1998, registrada mediante Oficio SEM-98-005.

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tunamente a la ciudadanía sobre el hecho. Delas tres peticiones presentadas ante la CCA, nun-ca se presentaron pruebas de la segunda ni terce-ra petición, mientras que para la primera, enrelación a la distancia mínima, la SEMARNAPargumentó que la norma que aplicaba para laselección de sitios destinados a confinamientos,más no así para la operación de los mismos, fuepublicada con posterioridad al establecimientode Cytrar, por lo que no se podía aplicarretroactivamente en perjuicio de la empresa.Además, la misma Norma Oficial MexicanaNOM-055-ECOL-1993, establece la posibili-dad de exceptuar algunas disposiciones por otrasmedidas técnicamente equivalentes. Por estasrazones, no se hizo necesario establecer un expe-diente de hechos para el presente caso11 . Sinembargo, en una posterior intervención del 14de febrero del 200112 , Domingo Gutiérrez pre-senta una serie de documentos presuntamenteprobatorios de la ilegal procedencia de la escoriacontaminada con plomo, la cual había sido larazón inicial que movilizó a varios ciudadanos amanifestarse en contra de Cytrar desde finalesde 1997. En ellos también se exponen, entreotros, argumentos acusando a SEMARNAP depermitir la operación del confinamiento sin laautorización ambiental que establecía la Ley envigor en ese entonces. Si SEMARNAP se de-fendió manifestando que la presentación de unaMIA no era necesaria, entonces ¿por qué seelaboró una y por qué no se atendió todo loque ella contenía?, sostenían los quejosos. Pesea la fuerte campaña proselitista en contra delconfinamiento, los peticionarios nunca pudie-ron demostrar la falla de Cytrar en este punto.Sin embargo, ante el silencio de las autoridades,y ante la negativa de la empresa de abrir suspuertas para aclarar ciertos aspectos técnicos deldiseño del confinamiento y del manejo de losresiduos, se generaron sospechas entre muchossectores de la sociedad local que de alguna ma-nera tuvieron impacto en la decisión final queocasionó el cierre de Cytrar.

Por otro lado, el grupo de ciudadanosinconformes, en su afán por lograr la atenciónde las autoridades y de los medios de comunica-ción, así como el apoyo del resto de la ciudada-nía, en múltiples ocasiones manifestaron verbal-mente y por escrito que el confinamiento estabaprovocando la contaminación del suelo, de laatmósfera y del agua subterránea, lo que genera-ría en breve un grave perjuicio a la salud de loshabitantes de Hermosillo. Estos argumentosprovocaron muchas y muy variadas reaccionesen la población. Si ante las instancias legalesdonde se presentaron dichos argumentos nuncaprocedieron por carecer de evidencias suficientesque los respaldaran, lo cierto es que fue lo quehizo que muchas personas que en un principiohabían decidido permanecer al margen de esteconflicto, se adhirieran al movimiento en con-tra del confinamiento con el fin de “salvar laintegridad de sus familias y la salud de sushijos”. De cualquier manera, la decisión yaestaba tomada, y los días de Cytrar estabancontados. Así como lo señaló la determinaciónde la CCA para el caso SEM-01-001/Cytrar II,“la autoridad ambiental [SEMARNAP] negó aCytrar la renovación de su autorización de ope-ración sin que el confinamiento hubiese alcan-zado su capacidad instalada, no por habersecomprobado que existan daños o incumplimien-to por parte de la empresa, sino en respuesta alas preocupaciones de la ciudadanía”13 .

Consecuencias ambientales y pasos a seguir

Ahora bien, si ya no funciona el confina-miento controlado, ¿a dónde van a parar todosesos residuos peligrosos que se han generado enla región desde que Cytrar cerró sus instalacio-nes? Es triste y más preocupante ver que eldestino final de muchos de ellos (en particularlos derivados de uso doméstico y comercial)son los terrenos baldíos de la ciudad, los costa-dos de brechas y caminos vecinales de pocaafluencia; otros más son depositados clandesti-

11 Se puede consultar la página electrónica de la CCA para conocer los requisitos para la presentación de peticiones ciudadanas(http://www.cec.org).

12 Número de Petición SEM-01-001 Cytrar II13 Oficio A14/SEM/01-001/07/14(1)(2) con fecha 24 de abril de 2001

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namente en rellenos sanitarios o son vertidos almar, o cuando se trata de una menor cantidadson dispuestos por el drenaje doméstico o sim-plemente son abandonados en los patios o co-cheras de casas habitación y talleres. Cabe en-tonces preguntarse si el cierre del confinamientofue la mejor solución. Al no existir un lugaradecuado para la disposición final de residuospeligrosos, aumentará el número de personasexpuestas a estos contaminantes, y por conse-cuencia, también aumenta el riesgo de que sepresenten problemas de salud derivados de di-cha exposición. Si bien es cierto que las canti-dades de residuos peligrosos no controlados quese encuentren diseminados por la ciudad seránpequeñas en comparación a los volúmenes quese manejarían en un confinamiento, esto lejosde disminuir el problema lo complica. Debidoa que una gran parte de la población no estáconsciente del problema, no tomará las medidasnecesarias para evitar el contacto o disminuir laexposición, por lo que aumentará el número devías de absorción de contaminantes para estaspersonas expuestas, pudiendo entrar al cuerpohumano por ingestión directa e indirecta, porinhalación y a través de la piel. Además, perso-nas más susceptibles como los niños y personascon cierto tipo de discapacidad estarán en riesgomayor de contacto (Rodricks, 1992).

A pesar de lo indeseables que resultan losresiduos peligrosos, estos seguirán generándoseinevitablemente (LaGrega et al., 1994). Losconfinamientos de residuos peligrosos son quizáun mal necesario en tanto no exista la tecnolo-gía de “cero emisión” que no genere contami-nantes o residuos. Esto se antoja improbable almenos a la luz de lo que marcan las teoríascientíficas prevalecientes, ya que contraviene a lallamada segunda ley de la termodinámica, queen pocas palabras nos dice que no hay proceso100% eficiente.

En Sonora después de que Cytrar quedó pú-blicamente estigmatizado, ¿volverá a construirsey a operar otro confinamiento para residuospeligrosos en el estado? Para poder pensar en

esta posibilidad, se hará necesario un cambio deactitud no sólo de la población respecto a laconceptualización de los residuos peligrosos(muchos de ellos tan familiares como los pro-ductos de limpieza para el hogar), sino tambiénen la forma en que las autoridades de todos losniveles intervienen en el proceso de toma dedecisión. Tradicionalmente se ha utilizado unametodología “cerrada” para la ubicación de si-tios de confinamiento de residuos peligrosos.Ésta se caracteriza por basar sus argumentos enaspectos meramente técnicos. Tomando la ex-periencia de algunos sitios de confinamiento enCanadá, Kuhn y Ballard (1998) proponen unaaproximación metodológica más horizontal, queinvolucre al ciudadano afectado en la toma dedecisiones desde un inicio. Esta metodologíallamada “abierta” por sus autores, basa su apli-cación en el concepto de distribución de riesgo.De esta manera, a pesar de que una planta detratamiento de residuos peligrosos y un sitiopara su confinamiento pueden traer beneficioseconómicos para una comunidad, el hecho deasumir el riesgo que conlleva este tipo de pro-yectos de manera desproporcionada con respec-to a otros lugares, se interpreta socialmentecomo una injusticia.

A nivel industrial, se deberá tender a mini-mizar la generación de residuos, implementandotecnología que favorezca el reciclaje y los proce-sos de producción limpia, ya que la sociedad, encualquier lugar del mundo, tiene una percep-ción muy negativa de los residuos peligrosos,sobre todo los de origen industrial. La mayoríade la gente se niega a aceptar tener residuosindustriales cerca de sus domicilios o colonias(fenómeno conocido como NIMBY14 ), auncuando comúnmente en sus mismas casas esposible encontrar residuos peligrosos que ellosmismos generan. Por lo tanto, de poco valorresultará cualquier evaluación del riesgo al am-biente y a la salud de sitios destinados al confi-namiento de residuos peligrosos, si no se consi-dera en la toma de decisiones la forma en que elriesgo es percibido por la comunidad afectada.

14 Not in my backyard, por sus siglas en inglés, que significa “no en mi patio trasero”

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El temor que genera un proyecto industrial conel que no se está familiarizado, contribuye aaumentar de manera considerable el valor delriesgo percibido (Nicholson, 2000).

Después de la lección del caso Cytrar, elnuevo proyecto, en caso de existir, deberá con-templar además una cobertura de servicio másorientado a la región y no a todo el país, ya quedifícilmente la sociedad sonorense aceptaría queen su territorio se confinen residuos peligrososque no genera.

REFERENCIAS

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♣ En virtud de los últimos acontecimientos que relacionan directa-mente a la problemática que abordo, es pertinente hacer lasiguiente aclaración: El pasado 31 de mayo de 2003, el tribunalinternacional encargado de resolver la queja interpuesta por laempresa TecMed contra el gobierno de México por presuntasviolaciones al Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca deInversiones México-España, emitió un laudo arbitral condenan-do al gobierno mexicano a pagar un total de 5.5 millones depesos más intereses a la empresa española.

Addendum del autor