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qei claves ] [ qei Química e Industria 16 n.º 586 diciembre 2009-enero 2010 Cuando hayamos navegado todos los mares, recorrido todos los caminos, pinta- do de colores nuestras casas, estampado los recuerdos, iluminado la noche, cu- rado las enfermedades o decorado nuestros cuerpos es, justo entonces, cuando el hidrocarburo, el anticongelante, la pintura, el líquido de revelado, el fluores- cente, los disolventes y el cosmético habrán perdido parte de su naturaleza ori- ginal, contaminado su composición y dejado de importar para nosotros. Pero tam- bién es en ese momento, justo entonces, cuando su segunda vida empieza. Y re- nacen con otro nombre, el de residuos, y a veces con el temible apellido de peligrosos. Cada año se producen en España tres millones de toneladas de desechos con- signados bajo esta etiqueta, que exige un cuidado especial. A ellos también se les aplican las tres R de la gestión de residuos: reducir, reutilizar y reciclar. En cualquier caso, su correcta gestión supone conseguir quitarle ese apellido. Una misión en la que la química juega un papel crucial. | Eugenia Angulo / Divulga

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][ qeiQuímica e Industria 16 n.º 586 diciembre 2009-enero 2010■

Cuando hayamos navegado todos los mares, recorrido todos los caminos, pinta-do de colores nuestras casas, estampado los recuerdos, iluminado la noche, cu-rado las enfermedades o decorado nuestros cuerpos es, justo entonces, cuandoel hidrocarburo, el anticongelante, la pintura, el líquido de revelado, el fluores-cente, los disolventes y el cosmético habrán perdido parte de su naturaleza ori-ginal, contaminado su composición y dejado de importar para nosotros. Pero tam-bién es en ese momento, justo entonces, cuando su segunda vida empieza. Y re-nacen con otro nombre, el de residuos, y a veces con el temible apellido de peligrosos.Cada año se producen en España tres millones de toneladas de desechos con-signados bajo esta etiqueta, que exige un cuidado especial. A ellos también seles aplican las tres R de la gestión de residuos: reducir, reutilizar y reciclar. Encualquier caso, su correcta gestión supone conseguir quitarle ese apellido. Unamisión en la que la química juega un papel crucial. | Eugenia Angulo / Divulga

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Entraba el otoño de 2008 y en el valle de Tamón estaban defiesta. No era una de tantas celebraciones populares quesuelen despedir el verano en toda España; era, más bien, algo

comparable a las alegrías que da el trabajo bien hecho. Por primeravez, una empresa situada en España obtenía el máximo galardónen innovación y mejora en los ámbitos de la seguridad, la salud yel medio ambiente del sector químico europeo: el premio Euro-peo Responsible Care iba para la planta asturiana de DuPont. Elproyecto se enfrentaba a la complicada labor de buscar una segun-da utilidad a los residuos generados en los procesos de fabricacióny, al mismo tiempo, a reducir el uso de materias primas. Bajo estaidea, los trabajadores de DuPont comenzaron a tratar sus aguasresiduales sustituyendo el ácido acético, que consume este pro-ceso, por un efluente de glucosa residual procedente de las labo-res de limpieza de una fábrica local de caramelos, la mundial-mente conocida Chupa Chups. Era una simbiosis tecnológica almás alto nivel en el territorio compartido entre los concejos astu-rianos de Corvera y Carreño, al que el poderoso Consejo de laIndustria Química Europea volvía sus ojos. Pero la simbiosis DuPont-Chupa Chups no es un caso único,

sino el reflejo de una actitud que la industria española, espe-cialmente la química, y las empresas encargadas de la gestióny tratamiento de residuos han tomado para su mejor aprove-chamiento y gestión. En épocas revueltas como ésta, con el

cambio climático amenazando (tras su primer zarpazo: unaumento de temperatura de 0,8 grados centígrados en el pasa-do siglo), una opinión pública más concienciada que nunca,cerca de cuatro millones de desempleados hasta casi rozar el 20%de la población activa y unas dependencias energéticas terribles,como las que el pasado año casi congelan a los ucranianos, lasempresas no se pueden permitir el lujo de no aprovechar has-ta la última gota sus recursos en materias primas, energía, eco-nomía e ideas. En el caso de DuPont, la planta asturiana pre-sentaba un elevado consumo diario de ácido acético (unos 1.000kilogramos diarios), que además se produce mayoritariamentea partir de fuentes no renovables, como el petróleo y el gas natu-ral, y cuyo precio lleva duplicándose regularmente cada añodesde 2003. Por su parte, la glucosa del efluente provenía de fuen-tes renovables, generándose a partir de la hidrólisis enzimáticade cereales, como el maíz y el trigo, utilizados para el procesode producción de la glucosa, ingrediente base para la fabrica-ción de caramelos. Dicho efluente obligaba a la empresa a con-tratar a un gestor autorizado para su tratamiento por la eleva-da concentración orgánica. Los resultados no se hicieron esperar:un ahorro de costes en ambas compañías de unos 335.000 eurosanuales (300.000 euros en suministro de ácido acético paraDuPont y 35.000 euros en costes de tratamiento del producto resi-dual para Chupa Chups).

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■ Tan bajo como sea posible | pág 18

■ La artesanía de lo complejo | pág 21

■ Objetivo: perder el nombre | pág 27

La segunda vidade las sustancias

La química,clave en la gestión y el

tratamiento de los residuosindustriales peligrosos

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Desde el nacimientoPero vayamos por partes. La vida de las sustancias como residuocomienza en el mismo momento en que son calificadas como tal, aun-que contengan aún cierto valor objetivo. “Un residuo es un materialdestinado al abandono: puede ser cualquier cosa que ha perdido elvalor de uso (el poseedor no quiere usarlo) o de cambio (no se pue-de obtener beneficio económico de él), es decir, algo que carece devalor para su poseedor”, explica Ángel Irabien, catedrático de Inge-niería Química de la Universidad de Cantabria. Para que, además, estassustancias u objetos sean calificados como peligrosos tienen quecumplir con una serie de características de peligrosidad recogidas enel Anexo III de la directiva europea 91/689; por ejemplo, ser explosi-vo, inflamable, irritante, tóxico, cancerígeno, corrosivo o infecciosoy así hasta catorce propiedades, todas ellas poco recomendables.Complementariamente, el Catálogo Europeo de Residuos —ahoraLista Europea de Residuos (LER), recogida en España bajo la OrdenMAM/304/2002— “constituye la referencia básica pero extensa paraverificar si un residuo tiene la consideración de peligroso”, añade JuanJosé Rodríguez Jiménez, catedrático de Ingeniería Química de la Uni-versidad Autónoma de Madrid. La lista completa puede consultarseen www.cma.gva.es/areas/residuos/res/CER2002a.htm.Tras poco más de dos siglos de química, la humanidad ha logra-

do sintetizar más de 14 millones de moléculas, la mayor parte ine-xistentes en la naturaleza. Muchas de ellas han contribuido sus-tancialmente a alcanzar el bienestar actual, pero también, algunasesconden un lado oscuro con posibles efectos dañinos sobre lasalud y el medio ambiente si no se gestionan bien. Por su variadacomposición y procedencia, una amplia diversidad de estas molé-culas ha sido clasificada como residuos peligrosos: lodos de fondosde tanques derivados del refino de petróleo, disolventes de limpie-za de piezas metálicas, ácidos y bases fuertes, sales sólidas y solu-ciones que contengan cianuros o metales pesados, suspensionesacuosas que contengan pintura o barniz con disolventes orgánicos,residuos de tintas de impresión o algunos medicamentos citotóxi-cos y citostáticos. Las industrias involucradas, como puede estar ima-ginando el lector, son prácticamente todas: minería, agricultura,petroquímica, industria fotográfica, procesos térmicos, industria

energética, construcción, servicios hospitalarios, farmacéuticas,fabricantes de cosméticos... Una extensa lista que puede dar unaidea equivocada de las cantidades a la que éstos hacen referencia. Según datos de la Asociación de Empresas Gestoras de Residuos

y Recursos Especiales (Asegre), que en conjunto se encarga del tra-tamiento de cerca del 70% del total de residuos peligrosos produ-cidos en España, estaríamos hablando de 3.200.000 toneladas anua-les. “Es difícil conocer datos seguros porque las competencias estántransferidas a las comunidades autónomas y, al final, no hay datoscompletamente fiables. El periodo punta fue entre 2006 y 2007 y des-de entonces han disminuido hasta situarse en unos 3 millones detoneladas por año, y pudiendo quedar en 2009 en torno a los 2,25millones de tonela-das”, explica LuisPalomino, secretariogeneral de Asegre.De ellos, entre el 60%y el 70% son genera-dos por la industria,y el resto por activi-dades de servicios,como por ejemplo,residuos peligrososgenerados en lostalleres de automo-ción, entre otras acti-vidades. Estos datosconcuerdan con losque figuran en elPlan Nacional Inte-grado de Residuos(PNIR), que sitúanen cuatro millonesde toneladas los pro-ducidos en el año2006 (aunque elimi-nando el epígrafe de

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El programa Responsible Care (RC), de-

sarrollado e implantado en España

por la Federación Empresarial de la

Industria Química Española (Feique), nació

en 1993 con el objetivo de mejorar las téc-

nicas y prácticas industriales disponibles

en todas las operaciones de la industria quí-

mica española, de acuerdo con el principio

ALARA: As Low As Reasonably Achievable

(Tan bajo como sea razonablemente posi-

ble). Desde entonces, su aplicación ha per-

mitido reducir un 83% los vertidos y un 63%

las emisiones de sustancias contaminantes

al medioambiente, siendo reconocido por

Naciones Unidas por su contribución al de-

sarrollo sostenible. En la actualidad, la in-

dustria química de 53 países aplica progra-

mas semejantes, cientos de empresas dis-

tribuidas a lo largo y ancho del globo que de

manera voluntaria se han sumado a esta ini-

ciativa.

Para lograr estas llamativas disminucio-

nes en las emisiones de contaminantes (bien

a la atmósfera o en forma de vertidos) —83%

en emisiones de óxidos de azufre, 34% en óxi-

dos de nitrógeno, 70% en partículas sólidas,

99% en metales pesados— las empresas se

han tenido que poner manos a la obra. “Estas

cifras son el resultado de una notable mejo-

ra en la eficiencia de los procesos producti-

vos industriales químicos, tanto desde el

punto de vista de ahorro de recursos natu-

rales (energía, agua...) como en la economía

de materias primas. Las aplicaciones en las

plantas de mejoras tecnológicas explican

otra buena parte de estas mejoras medio-

ambientales”, explica Jesús Soriano, res-

ponsable de RC en España.

Estas mejoras tecnológicas son lo que se

ha venido a llamar “nueva ingeniería

ambiental”, que intenta aumentar la efi-

ciencia de los propios procesos químicos,

minimizar la producción de residuos y

aumentar el rendimiento productivo gene-

ral. “No hay otra forma de competir en la

industria química europea y mundial. Es

preciso asumir que la mejora continua de

tecnologías ya mejoradas es un reto cada vez

Tan bajo como sea posible

Ángel Irabien, catedrático de IngenieríaQuímica de la Universidad de Cantabria.

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residuos mineros, queda aproximadamente en 3,2 millones de tone-ladas), de los cuales 222.298 toneladas fueron aceites industrialesusados, que se destinaron fundamentalmente a regeneración (65%)y valorización energética (34%). Por su parte, estudios de Responsible Care —el programa para

la mejora de la seguridad y la protección del medio ambiente en lasempresas químicas, instaurado en 1993 por la Federación Empre-sarial de la Industria Química Española (Feique)— afirman que, debi-do a la modificación de los criterios legales de clasificación de losresiduos peligrosos provocados por los cambios en las listas euro-peas, sus cantidades generadas por tonelada producida se hanincrementado un 5% desde 1993, pero se fijan un ambicioso obje-

tivo para este año 2010: producir 4,89 kilogramos de residuos portonelada de producto, lo que supondría una reducción del 33% ensu serie histórica. Habiendo conseguido unas llamativas reduccio-nes en las emisiones de contaminantes por tonelada producida, des-de que empresas de la industria química comenzaron a adherirseal programa en el año 1993 —un 83% en las emisiones a la atmós-fera de óxidos de azufre, 70% en la de partículas sólidas o una dis-minución del 99% en vertidos de metales pesados—, el objetivo deResponsible Care no deja de parecer realmente viable a pesar de suambición. Para situar todos estos números en sus orígenes geográficos, los

últimos datos actualizados del Ministerio de Medio Ambiente,

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más difícil de superar: aplicación de nuevos

catalizadores, coadyuvantes, avanzados

controles termodinámicos de los procesos,

eficiencia energética, nuevos combusti-

bles…”, apunta Soriano.

Y es que la novedad que en su día supu-

sieron los procesos de minimización de

residuos —depuradoras de aguas residua-

les industriales, filtros de mangas y otros

procesos similares para la captura de con-

taminantes, lechos fluidos para secuestro

e inertización de NOx, SO2 y otros conta-

minantes atmosféricos, producto directo

de combustiones— son ya técnicas “con

un claro límite tecnológico muy difícil de

superar”. Pero aún así, se siguen marcan-

do ambiciosos retos de futuro. Es el caso de

la gestión de productos químicos fuera de

las plantas con herramientas específicas

como la tutela de producto (seguridad de

productos químicos peligrosos), el trans-

porte de mercancías peligrosas, la protec-

ción de instalaciones ante actos ilícitos

malintencionados y la mayor apertura al

diálogo entre la industria química y sus

terceros interesados.

“Hay que abandonar posturas dogmáti-

cas, idealistas y doctrinales tan frecuentes

en algunos países de la Unión Europea, por-

que todos queremos lo mejor para nuestro

medio ambiente. Sin embargo, hay quienes

abordamos este reto con los mismos obje-

tivos que las organizaciones autodenomi-

nadas ‘defensoras del medio ambiente’,

pero desde la total y absoluta responsabili-

dad en el mantenimiento de un equilibrio

entre los vectores económico, social y

medioambiental y en el mantenimiento de

nuestra calidad y esperanza de vida. Quien

no lo hace desde este punto de vista tendrá

a la larga notables decepciones en materia

medioambiental”, reitera Soriano. qeiJesús Soriano, responsable de Res-ponsible Care en España.

Planta piloto de electrooxidación de efluentes líquidos desa-rrollada por el equipo del profesor Ángel Irabien.

1993Kilogramos de residuos peligrosos generados por tonelada producida 1993-2007.

Miles de toneladas anuales de residuos peligrosos.

1997 2001 2003 2005 2007

+5%

Objetivo 2010

7,31 3,82 7,80 6,60 5,70 7,66 4,89

9184

203 183

169 229

Producción de residuos peligrosos por la industria química(1993-2007 y objetivo 2010).

La variación de los criterios legales de clasificación de residuos peligrosos, provocada por loscambios de las listas europeas de residuos por las que se rige el Programa, han impedidoobservar de modo homogéneo los datos a lo largo del periodo, ya que en 1998 pasaron a serresiduos peligrosos algunos tipos no considerados anteriormente como tales. Debido a estamodificación de los criterios a lo largo del periodo, los residuos peligrosos generados por tone-lada producida se han incrementado un 5% desde 1993. Para 2010 se ha establecido el obje-tivo de 4,89 kg de residuos peligrosos por tonelada producida, lo que supondría una reduc-ción del 33% en la serie histórica.

feiq

ue

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que corresponden al año 2005, indican que las primeras posicio-nes de la lista están ocupadas por las comunidades de Cataluña yPaís Vasco, con un 26% (correspondiente a 792.000 toneladas) yun 11% (324.000 toneladas), respectivamente, del total produci-do, que ese año ascendió a 3.006.000 toneladas. Teniendo en cuen-ta la potente actividad industrial que existe en dichas zonas, resul-ta lógico que sean estas comunidades las que más residuosproduzcan.

Los residuos ven la luzUna vez producidos, bien como compuestos derivados de los pro-pios procesos de fabricación de la enorme variedad de indus-trias implicadas o bien de actividades secundarias como laslabores de limpieza de tanques y reactores, las verdaderas res-ponsables de su gestión y tratamiento entran en juego: son lasllamadas gestoras autorizadas de residuos peligrosos, que obtie-nen sus licencias por parte de las comunidades autónomas y encuya actividad intervienen prácticamente todas las ramas de laquímica. Es difícil hacer una estimación del número de entida-des de este tipo que operan en el territorio español, pues las haydedicadas exclusivamente al transporte, a la gestión intermediao a la gestión final y, además, las competencias se encuentrantransferidas a las comunidades autónomas, por lo que los núme-ros van bailando entre regiones. Por ejemplo, según datos publi-cados en la web de la Comunidad de Madrid, en esta regiónexisten 16 gestoras autorizadas de peligrosos; 16 empresas auto-rizadas para el transporte, que asumen la titularidad del residuo,y más de un centenar de transportistas autorizados para el trans-porte de residuos peligrosos, aunque no llegan a asumir la titu-laridad del mismo. En realidad, el tratamiento de los residuos peligrosos se ajus-

ta a las mismas pautas básicas que los no peligrosos, con el obli-gado énfasis sobre la seguridad en todas las operaciones, perocon una máxima general: “Desde luego, el objetivo final va siem-pre orientado a la eliminación de las características de peligro-sidad. Sobre esa base, se puede arbitrar desde la recuperaciónde materiales y energía, hasta la conversión de los componen-tes peligrosos en especies que no lo sean o, en última instancia,el almacenamiento controlado en depósitos de seguridad”, argu-menta el profesor Juan José Rodríguez. La traducción de estos principios a la legislación es la Ley

10/1998 de Residuos, que define como gestión la recogida, elalmacenamiento, el transporte, la valorización y la eliminaciónde los residuos, incluyendo, asimismo, la vigilancia de estasactividades y de los lugares de depósito o vertido después de sucierre. “Como puede verse, el alcance del término es amplio, ya

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1993

3,19

Kg de contaminantes vertidos por tonelada producida(DQO, fósforo, nitrógeno y metales pesados).

Fuente: VII Informe Responsible Care 2008 (Feique).

4

3

2

1

01997 2001 2003 2005 2007

1,32

0,730,62 0,52 0,53

-83%

Vertidos contaminantes globales de la industria química (1993-2007).

José Manuel Navarro, director de Recasa.

Vista general de la empresa de tratamiento de residuos Recasa.

Kilogramos de residuos generados por tonelada producida 1993-2007.Miles de toneladas anuales de residuos.

1997 2001 2003 2005 2007

-17%

1993

21,86 18,15 16,90 18,50 16,60 18,04

271

398

437

510491

539

Residuos totales industriales de la industria química (1993-2007).

reca

sare

casa

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que engloba todas las operaciones de manipulación y trata-miento, incluyendo, desde luego, los trámites necesarios parallevarlas a cabo en las condiciones de seguridad exigidas”, expli-ca el catedrático Juan José Rodríguez.

Primera salida En primer lugar y dependiendo de las cantidades, los residuos serecogen en el productor, normalmente una instalación industrial,y se transportan, bien directamente a las plantas de tratamientoo, en caso de ser pequeñas cantidades, a centros de transferenciaen los que se agrupan hasta conseguir cargas completas que ya pue-den ser enviados a las plantas. “La mayor parte de los residuos quese generan en España se tratan en este país; sólo algunas peque-ñas cantidades se envían al extranjero, en caso de que aquí no exis-ta tratamiento. Pero éstas son cantidades muy pequeñas, no lle-gando ni al 0,2% del total gestionado”, comenta el secretariogeneral de Asegre, Luis Palomino. Normalmente, las propias gestoras se encargan del transporte

o lo subcontratan a empresas especializadas. Éste se realiza porcarretera y debe cumplir todo lo relativo a transporte de mer-cancías peligrosas y alguna que otra circunstancia adicional. Porejemplo, los productores no están autorizados a mezclar residuos,pues las operaciones de mezcla podrían aumentar su peligrosidad,

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Una gestora de residuos podría ser

como un médico que no puede de-

rivar sus pacientes al especialista

pues él es experto en todas las enfermeda-

des conocidas, todas las tiene que detectar

y de todas tiene que saber el tratamiento.

La enorme variedad de tipos de residuos y

su muy diferente procedencia, hacen que

cada uno de ellos tenga que tomar un ca-

mino determinado, convirtiendo la tarea

de su gestión y tratamiento, especialmen-

te en el caso de los peligrosos, en una com-

pleja labor en la que casi todas las ramas de

la química tienen algo que decir. Toma de

muestras, caracterización con técnicas ana-

líticas, tratamientos físicos, químicos o bio-

lógicos, estabilización-solidificación, trata-

mientos de aguas… Son muchas labores

para grandes volúmenes de residuos que tie-

nen que llevarse a cabo con la eficacia ne-

cesaria para que el negocio funcione y sea

rentable.

Pero, además, también puede ser uno

de esos oficios que se hacen a base de las

horas, el estudio, el cuidado y el esfuerzo del

artesano. “Creo que decidí dedicarme a esto

porque no venía maleado previamente”,

comenta José Manuel Navarro, director téc-

nico de Recasa (Recuperaciones Ecológicas

Castellanas S.A.), una gestora autorizada

de residuos que se encuentra en la comu-

nidad de Castilla-La Mancha, en la provin-

cia de Toledo, a unos 40 kilómetros de

Madrid. Con 25 personas en plantilla, tra-

baja desde 1998 en cuatro unidades funda-

mentales bastante representativas del tra-

tamiento general que puede llevarse a cabo

con los denominados residuos peligrosos:

decantación-centrifugación (hidrocarburos,

mezclas y emulsiones oleosas, taladrinas,

aceites lubricantes, líquidos de freno, etcé-

tera); tratamiento físico-químico (para el

tratamiento de aguas residuales, álcalis y

ácidos agotados, aguas de limpieza, sal-

mueras, etcétera); estabilización-solidifica-

ción inertización (en el caso de lodos de

depuradoras, lodos de pintura o barnices,

fangos biológicos, cosméticos, medica-

mentos caducados, tierras contaminadas,

entre otros resididos), y en último lugar,

tratamiento final de aguas (procedentes de

la actividad de las otras líneas internas de

tratamiento, y externas, como por ejem-

plo, de la industria agroalimentaria, far-

macéutica, etcétera).

“Cada año recibimos entre 80.000 y

100.000 toneladas de residuos —unas 20 o

30 entradas diarias—, de las cuales alrede-

dor del 50% representan aguas o lodos para

el tratamiento físico-químico, un 25% resi-

duos hidrocarbonados, y el resto se repar-

te entre estabilización-solidificación y

corrientes internas derivadas de las otras

líneas de tratamiento”, explica Navarro.

Para que éstos lleguen a la planta, las mues-

tras enviadas previamente tienen que supe-

rar unos ciertos parámetros de aceptación:

punto de inflamación superior a 55ºC, exen-

tos de PCB, concentración de cloro orgáni-

co inferior a 4.000 ppm, concentración de

cromo hexavalente inferior a 10 ppm...

Y sólo un ejemplo de la complejidad a la

que hacíamos referencia: por sí mismo, el

tratamiento de hidrocarburos produce, a

partir de técnicas de centrifugación y decan-

tación, distintas fracciones de muy diversa

naturaleza (la fase de hidrocarburo recicla-

do asimilable a un fuel BIA, lodos, aguas de

alta o baja carga...) cada una de las cuales

conecta y alimenta al resto de las unidades

de la planta: lodos de hidrocarburos desti-

nados a la unidad de estabilización-solidi-

ficación, aguas oleosas para tratamiento

físico-químico, mezclas transferidas a la

unidad de deshidratación, fracciones acuo-

sas para tratamiento final mediante depu-

ración biológica o tortas filtro-prensa que

pasarán a dormir en vertederos controlados.

En definitiva, casi toda la química, en 25.000

metros cuadrados. qei

La artesanía de lo complejo

Bidones de residuos dipuestos para su tratamiento.4

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pero la legislación sí permite al gestor que lo haga después dehaber llevado a cabo los correspondientes análisis cualitativos quedeterminen su composición. Sería el caso, por ejemplo, de la mez-cla de aceites usados de distintos productores en una misma cis-terna para ser transportados a una planta de tratamiento.En todas las fases en las que un residuo entra en cualquiera de

estas dos instalaciones, el primer paso fundamental y del quedependerán los posteriores, es caracterizar el residuo, es decir,realizar análisis cualitativos y cuantitativos para saber exactamentequé es y qué contiene y, en función de los resultados, diseñar el tra-tamiento a seguir casi como un “traje a medida” de sus caracte-rísticas. Por supuesto, las técnicas analíticas también dependen deltipo de residuo y de lo que se esté buscando: cromatografía de gases(ECD) para PCB, analizadores Penski-Martens para la medida delpunto de inflamación; analizadores específicos de haluros, comolos AOX-TOX (Absorbable Organic Halide/Total Organic Halide)para la determinación, por ejemplo, de cloro orgánico; espectros-copía de absorción atómica para metales en disolución; análisis rápi-dos mediante colorimetría para caracterizar cromo VI y cianuros;medidas de poder calorífico o pruebas rápidas, como medidas depH... “En función del flujo de entrada, la determinación o los aná-lisis han de ser rápidos, porque no puedes tener esperando a unacisterna varias horas. Tratamos de ser lo más rápidos sin menos-cabo de cumplir con los protocolos”, explica José Manuel Nava-rro, director técnico de la empresa de tratamiento de residuos peli-grosos Recasa (Recuperaciones Ecológicas Castellanas, S.A.), situadaen la frontera entre las comunidades de Castilla la Mancha y Madridy en funcionamiento desde el año 1998.Para la comprobación de los procesos y la caracterización de los

residuos que vayan a ser eliminados, como ocurre, por ejemplo, enel caso de aguas finales que, tras ser descontaminadas, pasan a servertidas a un colector, existen otra serie de técnicas analíticas com-plementarias específicas: cromatografía de gases con detector FIDpara análisis de compuestos orgánicos volátiles; DBO (demandabiológica de oxígeno) y DQO (demanda química de oxígeno) paraanálisis de aguas características de entrada y de salida o cromato-grafía de gases/detector de masas para la detección de contaminantesespecíficos. “La aplicación de las nuevas directivas y reglamentacionesva a hacer que las necesidades sean cada vez mayores, pues cada vez

se van a controlar más ciertos grupos de compuestos, como los pes-ticidas, y ya no se tratará de analizar porcentajes, sino que el nivelde determinación que se alcanzará será del orden de ppb (partes porbillón) o ppt (partes por trillón)”, continúa Navarro.

Llegando a la madurez“Por supuesto, la mejor forma de enfocar el problema de los resi-duos consiste en minimizar la producción de los mismos en origenpero, además, sobre los residuos generados se deben aplicar, en lamedida de lo factible, soluciones que permitan su reutilización,reciclado o valorización, tanto material, como energética”, explica

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Lingotes de aluminio reciclado.Luis Palomino, secretario de Asegre

CCAA Valorización1 Valoriz. energética Eliminación

Andalucía 280 100 840

Aragón 3 * 31

Asturias 51 0 1.391

Baleares >0 4 20

Canarias 109 10 13

Cantabria 7 * 1.004

Castilla-La Mancha 0 0 60

Castilla y León 217 18 110

Cataluña 1.213 5 587

Comunidad Valenciana 99 15 45

Extremadura 4 * 3

Galicia 232 25 116

Madrid 74 30 110

Murcia 46 42 60

Navarra 3 * 40

País Vasco 305 20 273

La Rioja 135 1 6

Ceuta * * *

Melilla * 1 1

Total España 2.747 207 4.7101 Excepto valorización energética * Sin datos

Capacidad de tratamientode residuos peligrosos (mt/año)

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Juan José Rodríguez. Hemos entrado en el corazón del tratamien-to del residuo donde, una vez caracterizado, se decide el camino queseguirá, teniendo en cuenta dos objetivos principales: intentar redu-cir su peligrosidad y extraer la mayor cantidad posible de recursoen el camino, es decir, tratar de devolver las sustancias a su prime-ra vida. Y esto no es nada nuevo. “En todos los procesos industria-les, y en el de la química por supuesto también, se ha trabajado muyduramente desde hace décadas para reducir todos los subproduc-tos y residuos que se iban produciendo, dando prioridad a poder-los reutilizar y revalorizar”, afirma Laura Castrillo, directora deAsuntos Industriales de Feique.

En el año 1998, la legislación española estableció, y así lo ha vuel-to a establecer la nueva Directiva Marco de Residuos —que en estosmomentos está en periodo de transposición a nivel español— lajerarquía en el tratamiento de los residuos, distinguiendo los siguien-tes niveles: prevención, reutilización (que la nueva directiva marcollama “preparación para la reutilización”), reciclaje, valorización yeliminación. “Esto supone que los residuos se intentan aprovecharlo máximo posible, por ejemplo, mediante la destilación de aceitesusados en los que un cierto porcentaje se regenera para volver a serutilizado como lubricante”, explica Palomino.La prevención, es decir, intentar producir menos residuos, es

siempre la primera medida a aplicar cuando se trata de cortardesde la raíz los posibles efectos negativos de las sustancias sobrela salud y el medio ambiente. Este paso corre a cargo de los pro-ductores y existen distintas iniciativas en marcha. Por ejemplo, elprograma Responsible Care de la industria química, comentadoanteriormente, ha conseguido reducciones muy llamativas en lasemisiones de contaminantes a la atmósfera o a nivel de vertidos.“Estas cifras son el resultado de una notable mejora en la eficien-cia de los procesos productivos industriales químicos, tanto des-de el punto de vista de ahorro de recursos naturales (energía,agua, etcétera) como en la economía de materias primas. La apli-cación en las plantas de las mejoras tecnológicas, como el uso denuevos catalizadores, coadyuvantes, avanzados controles termo-dinámicos de los procesos, eficiencia energética, nuevos com-bustibles… explican otra buena parte de estas mejoras medio-ambientales”, aclara Jesús Soriano, responsable de este programa,instaurado por Feique. En el segundo escalón de la jerarquía se encuentran las operaciones

de preparación para la reutilización, que consisten básicamente entratamientos de objetos, por ejemplo, bidones de almacenamientocontaminados por sustancias que han sido calificadas como residuospeligrosos. En este caso, los bidones se descontaminan y vuelven aponerse en el mercado para seguir cumpliendo su función original. Continuando la bajada, en el tercer nivel, se pasa a las opera-

ciones de reciclaje, que buscan que el residuo sirva a una finali-dad útil al sustituir a otros materiales como materias primas secun-darias. Es el caso, por ejemplo, de la destilación de disolventes, deaceites usados, de la recuperación de plásticos de envases, de larecuperación de metales, de metales en tierras contaminadas, dehidrocarburos... Estas operaciones buscan la separación y purifi-cación del residuo en las fases que interesen, pero en los últimostiempos también se busca que sean tratamientos que aporten uncierto valor añadido. Es el ejemplo de los valiosos disolventes pro-cedentes de la industria farmacéutica, en los que tras la destila-ción se pueden reformular y devolver al mismo productor limpiosde contaminación e incluso mejorados.En los aceites usados, las operaciones de reutilización son nor-

malmente destilaciones fraccionadas: dependiendo del tipo de pro-ceso se obtienen entre tres y cuatro fracciones de distintos hidro-carburos; por ejemplo, desde un gasóleo ligero, que sería la partemenos pesada de la columna a una fase intermedia del aceite queluego va a destilarse para su regeneración y una o dos fases máspesadas que podrían ser desde un fuel ligero hasta un alquitránpara ser utilizado en telas asfálticas. Puede decirse que éstos sonlos procesos más químicos, pero también los hay más próximosa la física como la descontaminación de envases usados en fito-sanitarios o la trituración de plásticos para su envío, por ejemplo,a empresas de grafiado.

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Mario García Tapia, responsable del laboratorio de Recasa.

Desmontaje de trasnformadores con PCB en la empresa Gemasur.

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Pero siempre hay un modelo especial por su importancia, y en elcaso del escalón del reciclaje destaca el tratamiento de hidrocarbu-ros. Estos proceden normalmente de fondos de tanques, residuosde buques, contenedores de refinerías, bidones, camiones cisterna...Aquí, el tratamiento aplicado suele consistir en la separación de lasfases acuosas y oleosas por centrifugación. Por este procedimiento,aunque no se obtengan fueles de primera calidad, sí que presentanun poder calorífico apreciable. Por su parte, la fase acuosa disminuyesu concentración en hidrocarburos y posteriormente se introduceen las líneas de tratamiento de aguas residuales previas al vertido.

Hacia el final de la vidaUna vez reciclados, descontaminados o reformulados parcialmen-te, los residuos peligrosos poco más pueden ofrecer. Prácticamen-te exprimidos, les queda la última opción de poder ser utilizados comocombustibles, fundamentalmente en estado líquido, en el cuartoescalón de la jerarquía de su gestión. Se trata de las operacionesde valorización, fundamentalmente energética, en la que se apro-vechan sus poderes caloríficos en instalaciones de combustióncomo sustitución de los combustibles convencionales, por ejem-plo, en cementeras o yeseras. Pero no se puede alargar más

lo inevitable. La eliminaciónconstituye el último paso en lajerarquía de tratamiento de resi-duos, una vez se ha conseguidoreducir su peligrosidad. Es loque ocurre, por ejemplo, con lasaguas de tratamiento de super-ficies metálicas que pueden serácidos o bases con metales pesa-dos. En este caso, el procedi-miento consiste en la neutrali-zación de la solución por la quetambién se favorece la precipi-tación de los metales pesados.Tras ser filtrada, se obtiene unatorta de filtración con una con-centración de metales pesadosbastante alta cuyo único desti-

no es ser transportado a depósitos de seguridad para residuos,vertederos de sustancias peligrosas o no, dependiendo de la con-centración del residuo. De todas las operaciones contempladas porla legislación europea y aplicada por la española —por ejemplo lainyección en profundidad (inyección de residuos bombeables enpozos, minas de sal, fallas geológicas naturales...) o el embalsesuperficial (vertido de residuos líquidos o lodos en pozos, estan-ques o lagunas)— las únicas realmente aplicadas en el Estado espa-ñol son la incineración y el depósito en vertedero.Sobre el papel, la segunda vida de las sustancias acaba aquí:

reconvertidas en materias primas secundarias, combustibles alter-nativos, reactivos de nuevos procesos de producción o, en el peorde los casos, durmientes en vertederos controlados. Sin embar-go, en ocasiones, algunas escapan de la cadena y pueden bioacu-mularse en las cadenas tróficas, es decir, incorporarse en la bio-masa de distintos agentes biológicos, lo que abre las puertas aterminar en el agua que bebemos, en los alimentos que ingerimoso en el aire que respiramos. Acontecimientos como el vertido delPrestige, Aznalcóllar o la existencia de vertederos ilegales suelenser minoritarios y cada vez más controlados y castigados por la legis-lación, pero cuando el mal ya está hecho tenemos la suerte de con-tar con unos insospechados amigos.

Limpieza bacteriana “Existen ya un buen número de soluciones tecnológicas para hacerfrente a problemas de distintas características, en función de lanaturaleza de los contaminantes y de las condiciones del medio.Por ejemplo, para la descontaminación de suelos, se utiliza des-de el arrastre con aire y el lavado, pasando por la electrorreme-diación y la oxidación química, hasta la biorremediación, en susdistintas versiones. La ciencia proporciona hoy día una amplia gamade posibilidades”, explica Juan José Rodríguez Jiménez, catedrá-tico de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Madrid.Aunque los microorganismos suelen arrastrar una pésima repu-

tación, asociada a enfermedades o plagas, observando con másdetalle puede verse que las bacterias “malas”, aquellas con propie-dades patógenas, son una clara minoría en comparación con las bene-ficiosas; de hecho, su importancia es tal, que todo el funcionamientode la biosfera depende absolutamente de su funcionamiento. “La Tie-rra es un planeta microbiano, si hubiera una guerra atómica o un

cataclismo y desaparecieran todos los mamí-feros, incluyendo el hombre, seguiría exis-tiendo una enorme diversidad de vida, vidamicrobiana, que sobreviviría en todo tipo decondiciones”, afirma rotundo Víctor deLorenzo, jefe del grupo de MicrobiologíaMedioambiental Molecular del Centro Nacio-nal de Biotecnología (CNB). Y es que losmicroorganismos son los pequeños grandestrabajadores del planeta —reciclan conta-minantes, generan oxígeno— es decir, sos-tienen la vida sobre la Tierra, aunque la eti-queta de microbio evoque más problemasque soluciones.En el CNB se dedican desde hace muchos

años a aprovechar una propiedad especialque los microorganismos poseen de formanatural: su capacidad para degradar con-taminantes. “Intentamos entender este pro-

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Juan José Rodríguez, cate-drático de Ingeniería Quí-mica de la UAM.

Víctor de Lorenzo, del Centro Nacional de Biotec-nología. Arriba, detección de esterosa en sueloscontaminados; abajo, Pseudomona putida.

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cnb

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ceso para conseguir modificarlo de manera que sea más eficaz. Paraello, utilizamos sobre todo técnicas que proceden de la biologíamolecular, de la ingeniería genética y de las técnicas molecularesmás avanzadas”, explica De Lorenzo. En contra de lo que pudie-ra parecer a simple vista, trabajar con microorganismos tiene cier-tas ventajas de tamaño pues multiplican su volumen cada 20minutos, por lo que si se parte de un experimento a pequeña esca-la, digamos unos tres centímetros cúbicos, y si encuentra algointeresante, se puede escalar fácilmente la producción hasta elorden de toneladas.Por otra parte, cuando se habla de contaminantes suelen incluir-

se muchas y diferentes familias de compuestos dentro del mismosaco, pero no todos provocan los mismos efectos. “Los que másme preocupan, porque creo que son realmente los más peligro-sos, son los que proceden de la gran industria química: com-puestos orgánicos, compuestos clorados, metales pesados y otrotipo de moléculas que han sido inventadas por el hombre y queno existían anteriormente a la química de síntesis, que se inicióen el siglo XIX”, añade Victor de Lorenzo. Y aquí, trabajar conmicroorganismos tiene algunas ventajas, como su capacidad deevolucionar rápidamente para reconocer y degradar esas sustan-cias que no están presentes en la naturaleza. Para contribuir a remediar estos problemas de contaminación

medioambiental, los microorganismos, dirigidos por la biotec-nología, pueden hacer diversas cosas que comienzan con la pre-vención, sustituyendo rutas de producción contaminantes porotras que produzcan los mismos resultados pero con menor car-ga nociva. “En los microorganismos se encuentran multitud de acti-vidades biológicas que, una vez estudiadas y programadas de for-ma racional, dan lugar a los mismos productos pero a través deprocesos mucho más amigables con el medio ambiente. Por ejem-plo, en los últimos años ya existe la posibilidad de producir nue-vas generaciones de polímeros, los bioplásticos, completamentebiodegradables y que conservan las mismas propiedades intere-santes de los plásticos tradicionales pero que, cuando acaban enel medio ambiente, no dan lugar a los mismos problemas”. Tradicionalmente, la presencia o ausencia de ciertos com-

puestos en el medio se ha determinado mediante tecnologías dequímica analítica: un químico iba a un ecosistema contaminado,cogía una muestra, la llevaba al laboratorio y se analizaba. Peroen los últimos años, el laboratorio de De Lorenzo y otros en el mun-do, han conseguido programar microorganismos para que cuan-do se encuentren con ciertas moléculas, envíen una señal lumi-nosa que alerte a los humanos: los biosensores. Estosmicroorganismos tienen la ventaja de que mandan una señal dedetección sin necesidad de un equipo excesivamente sofisticado,es decir, la construcción de las bacterias es sofisticada —se reali-za con técnicas de ingeniería genética utilizando genes que codi-fican proteínas responsables de la emisión de luz y que proceden,por ejemplo, de medusas o de microorganismos de los fondosabisales—, pero una vez que se tiene el producto final, las bacte-rias se pueden añadir directamente sobre el suelo, dispersarse yemitir luz en caso de que se encuentren con el compuesto para elque han sido programadas. El grupo de De Lorenzo ya ha encontrado una proyección muy

interesante de esta aplicación en el campo de la detección deexplosivos. Se trata de una proteína, la Xyl-R, procedente de unabacteria del suelo, capaz de reconocer nitrotoluenos, indicadoresde la presencia de explosivos como el TNT. “Hemos desarrollado

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bacterias que, cuando se dispersan en un suelo donde hay algúntipo de residuos explosivos enterrados, somos capaces en muchoscasos de detectar su presencia, porque las bacterias emiten luz.Éste es un ejemplo muy dramático, pero hay muchos otros en losque sencillamente se pueden detectar compuestos contaminan-tes, menos peligrosos lógicamente que los explosivos, utilizandoeste tipo de tecnologías”. Lo que se ha llamado biorremediación, es decir, la actuación

sobre sitios contaminados utilizando agentes biológicos como vehí-culos de descontaminación, es la tercera intervención que, tras laprevención y la detección, pueden hacer los microorganismos porel hombre. En este caso, la idea no es tanto llevar una planta de tra-tamiento, sino intentar inventar algún tipo de procedimiento porel cual se programe un microorganismo para que vaya a un suelocontaminado y allí, in situ, sea capaz de ejercer una actividad cata-lítica que elimine la toxicidad de los compuestos o que los degra-de por completo. “Literalmente, los microorganismos se comenlos compuestos contaminantes. Cuando decimos comer no es queabran la boca y se los coman, sino que son capaces de degradarlos

porque tienen actividades metabólicas que utilizan compuestosque para nosotros son contaminantes y que ellos pueden conver-tir en su propia biomasa. Pero remediar no es lo mismo que solu-cionar, y el objetivo es más bien disminuir la gravedad del asuntoy llegar a una situación menos mala”, explica De Lorenzo.

Hambre de vertidosAún se recuerdan las imágenes de pájaros con alas negras, playasenfermas, miles de voluntarios que parecían astronautas salvo porlas manchas negras de sus trajes... aquel invierno gallego del Pres-tige. Los vertidos de petróleo en los mares y las costas son, por suimpacto en múltiples direcciones, un caso especialmente compli-cado de la contaminación de ecosistemas. A pesar de que la degra-dación de este compuesto por bacterias es un proceso completa-mente natural —sin que el hombre haga nada especial, el petróleovertido en los mares encuentra bacterias nativas, endógenas, queson capaces de degradarlo—, esto ocurre a velocidades muy bajas,por lo que el reto de los científicos es ayudar a estos microorganis-mos que están ya en el sitio a que hagan su metabolismo de formamucho más rápida. Hacer que emerjan y que vengan con hambre. “En el caso de la remediación de derrames de petróleo la estra-

tegia más útil no es tanto ir allí y añadir una bacteria que haya sidoprogramada en laboratorio, sino acomodar el lugar para que emer-jan bacterias nativas que trabajen”, aclara De Lorenzo. Normal-mente, el cuello de botella más limitante para la degradación del

petróleo es la falta de fósforo y de nitrógeno. Como el petróleo esun compuesto muy carbonado, los microorganismos tienen carbonode sobra pero no tienen los otros compuestos que consiguen. Porlo tanto, un procedimiento muy útil “es añadir a las manchas depetróleo un exceso de nitrógeno y fósforo, a veces en formas orgá-nicas, y esto consigue que la mezcla sea más fácilmente biodegra-dable por bacterias que ya están allí”, concluye Víctor de Lorenzo.

Época de cambiosMientras las tecnologías de descontaminación de ecosistemas for-man un área industrial todavía muy joven —en el caso de la des-contaminación de suelos, hasta 2005 no se elaboró la primera legis-lación, el Real Decreto 9-2005 sobre actividades potencialmentecontaminadoras de suelos y obligaciones del causante—, la gestiónde residuos, peligrosos o no, es ya un sector industrial maduro. Trascasi doce años desde la ley más consolidada, la de 1998, el sectorestá bastante arraigado y estabilizado, aunque la actual crisis eco-nómica también está pasando por aquí. “Si bien la producciónindustrial cayó en el primer semestre del año del orden del 20%, lagestión de los residuos ha bajado un 28% en ese mismo periodo”,explica desde Asegre su secretario general, Luis Palomino. Dehecho, el descenso en la gestión de algunos residuos es significa-tivo, como es el caso de los PCB (policlorobifenilos), con una baja-da del 71% en este periodo. “En estos momentos no sólo no faltacapacidad de tratamiento sino que hay un exceso muy grande, decasi la tercera parte”, continúa.A la denostada crisis que está alterando un poco la estabilidad del

sector, en estos momentos se unen los cambios de legislación. Comoya se ha mencionado, nos encontramos en pleno periodo de trans-posición a los Estados europeos de la nueva Directiva Marco deResiduos, que regula todo el panorama de su gestión, incluyendo lade los peligrosos. “En este momento rige la Ley 10/98; a finales delpasado año se aprobó el Plan Nacional Integrado de Residuos ytenemos hasta noviembre o diciembre del año que viene para trans-poner la nueva Directiva Marco de Residuos. Ésta es una de las dis-cusiones que están ahora encima de la mesa con la redefinición deconceptos como reutilización o valorización”, indica Laura Castri-llo, directora de Asuntos Industriales de Feique. En principio, estanueva legislación no implicará grandes cambios para el caso de losresiduos peligrosos, sino que se centra más en fijar objetivos paralos urbanos o los derivados de la construcción y demolición. Sinembargo, hay dos conceptos de interés en el caso español: los lla-mados criterios de fin de residuo y el concepto de subproducto. El primero establece los parámetros y los criterios para decidir

en qué momento del proceso de tratamiento un compuesto dejade ser residuo para volver a ser útil y poder ser aprovechado porotra empresa, asimilándolo a una materia prima. En la situaciónactual, en ninguno de los pasos del tratamiento que recibe —bienpara reducir su peligrosidad o para acondicionarlo física o quími-camente y ser puesto a disposición del mercado— esa sustanciadeja de ser residuo. “De los residuos de aparatos eléctricos y elec-trónicos, que tras recibir un tratamiento físico al final se descom-ponen en una serie de fracciones: chatarras férricas, aluminio,vidrio y cobre, de elevada pureza y calidad. Paradójicamente en nin-gún momento ese cobre deja de ser considerado como residuo apesar de su elevada pureza”, explica Palomino. Para evitar estassituaciones y aprovechar mejor los recursos materiales de los resi-duos, el Instituto de Prospectiva Tecnológica de Sevilla, que depen-de de la Comisión Europea, está en estos momentos determinan-

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Tratamiento de residuos peligrosos en las intalaciones de Recasa

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do estos criterios para la determinación del fin de la fase como resi-duo. De momento, ya hay propuestas de criterios para hacerlo conchatarras férricas y aluminio, y se va a empezar a trabajar tambiénpara papel, caucho y cobre. Por otro lado, el concepto de subproducto engloba aquellos resi-

duos que se generan en un proceso de fabricación del cual no sonobjeto principal pero que pueden ser aprovechados por otra insta-lación industrial sin grandes modificaciones o sin modificacionesdistintas a lo que establezca la práctica industrial. “Éste es un con-cepto ambiguo que la aplicación de la legislación tiene que pulirmediante el establecimiento de unos criterios mínimos para todoel territorio español, que puedan ser desarrollados y concretadospor las comunidades autónomas”, añade Palomino. Un ejemplopodría ser un proceso industrial en el cual se genera ácido sulfúri-co no muy puro, pero que otras instalaciones pueden utilizar direc-

tamente, introduciéndolo en su proceso productivo. “Las grandescantidades de subproducto ya se están gestionando en estos momen-tos, porque tampoco es un concepto del todo nuevo y la gran indus-tria que lo produce ya se ha encargado de que sea consideradocomo tal”, concluye Palomino. Por lo tanto, nos encontramos en un periodo de cambios en el

que el ciclo de las sustancias, su segunda vida, está cambiando,abriendo puertas que ya no conducen a los mismos caminos tran-sitados de siempre. Desde la reducción de su cantidad en el naci-miento, pasando por la dura y exigente jerarquía en el tratamientoque los exprime y consigue mostrarlos irreconocibles, hasta lasnuevas legislaciones que les cambiarán el nombre para volver a serlo que un día fueron, las sustancias ya se pueden permitir volver anavegar los mares, recorrer todos los caminos, y soñar que su segun-da vida, sigue siendo la primera. qei

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Desde que en 2005 la Comisión Eu-

ropea trazó una estrategia para la

prevención y clasificación de los

residuos, la misión del Instituto de Pros-

pectiva Tecnológica (IPTS), uno de los siete

institutos de investigación del Centro Común

de Investigación de la Comisión Europea,

cuya sede se encuentra en Sevilla, ha con-

sistido básicamente en proporcionar apoyo

científico y técnico para estudiar diferentes

residuos y saber si éstos pueden descatalo-

garse, es decir, perder su nombre y volver a

convertirse en sustancias anónimas y útiles.

El primer paso a seguir, según Elena Rodrí-

guez, física y ambientóloga, y Peter Eder,

químico, ambos del

IPTS, es asegurarse

de que el residuo en

cuestión cumple

cuatro criterios es-

tablecidos en el ar-

tículo 6 de la Direc-

tiva y pase al grupo

EoW (End of Waste

o fin del residuo):

que la sustancia se

use corrientemen-

te para un fin de-

terminado; que

exista una deman-

da para esta sustancia; que la sustancia

reúna unos requisitos técnicos para ese fin

determinado, y que su uso no cause im-

pactos adversos sobre el medio ambiente o

la salud pública.

La función de Eder y Rodríguez es reali-

zar estudios con expertos sobre diferentes

materiales y verificar que se cumplan las

cuatro condiciones. “Tenemos grupos de

trabajo con expertos, nos reunimos y pre-

paramos papeles de discusión. Les pedi-

mos que nos ayuden a encontrar los crite-

rios más apropiados”, apunta Eder. Los

informes entonces son enviados a Bruselas

y allí es donde se toman las decisiones polí-

ticas. “A este proceso lo llamamos comito-

logía”. Se hace una propuesta y los Estados

miembros se reúnen y votan; si hay apoyo

la Comisión Europea decide. En la actuali-

dad la Comisión trabaja sobre cinco tipos de

residuos: chatarra de aluminio, cobre, ace-

ro, papel y vidrio. “Ya hemos terminado las

propuestas técnicas sobre chatarra de hie-

rro, acero y alumi-

nio y ahora empieza

el proceso político

de tomar decisiones.

Se espera que en

2010 haya una deci-

sión sobre estos pro-

ductos”, puntualiza

Eder.

El hecho de que a

un producto se le

descatalogue como

residuo no significa

que vaya a tomar

otro camino dife-

rente al que toma-

ba en el pasado. Es

más que nada pape-

leo —explica Rodrí-

guez—. “Para que

un producto deje de

ser residuo, primero

tiene que tener una

calidad definida y alta; eso significa que ha

tenido que pasar por procesos de reciclaje.

Si un residuo deja de serlo, lo único que

cambiará es que no se le aplicará la nor-

mativa de residuos, por lo que se puede

facilitar su reciclaje”. Si el residuo tiene una

buena calidad deja de serlo, pero eso en

principio no cambia los procesos de reci-

claje. En el caso de la chatarra del acero, por

ejemplo, será utilizada para hacer acero

nuevo, de manera semejante al proceso

actual. Lo único que cambiará cuando

entren en vigor los criterios de descatalo-

gación de residuos es que tendrá un nuevo

estatus. Leticia Fernández / Divulga. qei

Objetivo: perder el nombre

Elena Rodríguez,del IPTS.

Sede del Institu-to de Prospecti-va Tecnológica.

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