Claves para el fracaso

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Una experiencia de vida que puede enriquecer la tuya, un testimonio poderoso de como se puede cambiar el fracaso en éxito. Pastor Jorge

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  • 1. Haba aprendido a tocar la guitarra lo suficiente como para acompaar las alabanzas en las reuniones y el pastor me dio lugar para hacerlo; era muy lindo lo que se viva, las reuniones las comenzbamos en la iglesia y una vez que terminaba el culto seguamos en las casas hasta altas horas de la madrugada.Verdaderamente fueron das inolvidables por el calor de familia que podamos experimentar. Haba das en los cuales amanecamos alabando y glorificando el nombre del Seor, disfrutando de su presencia, pareca que retirarnos de la casa donde nos encontrbamos era como salir de la presencia de Dios. Lo que vivamos fuera del templo permaneca en nosotros y al volver al mismo en la siguiente reunin, el fuego en nuestra vida ya estaba encendido, claro era algo especial y particular, pero no todos vivan y practicaban lo que nosotros, y la diferencia se notaba, pero no por eso menosprecibamos a nadie, al contrario, estbamos

2. listos para servir y ayudar a quien pudiramos. El pastor haba notado nuestra entrega y decisin de servir al Seor, y en cada reunin donde haba manifestaciones demonacas nos llamaba para que liberramos a los atormentados, lo ms grandioso de eso era que Dios nos usaba, y a pesar de no tener toda la experiencia, el respaldo a su Palabra siempre estaba presente. Pero algo ocurri, la gracia de Dios se manifestaba sobre mi vida y eso era notorio dentro de la congregacin, al punto que muchos hermanos me buscaban para pedirme consejo u orientacin en sus asuntos; pero yo era bien consiente que no era el pastor y no tena ninguna aspiracin de derrocar a nadie. (Operativo serrucho. . . Le suena?) Mi nico anhelo era servir y era lo que haca junto a mi esposa, buscbamos la presencia de Dios ms all de las cuatro paredes y en esa bsqueda fue que Dios me llen del Espritu Santo, en la cocina de mi casa; no me daba cuenta que nuestro nivel espiritual iba creciendo con la nica direccin del Espritu Santo. Ya nos haban comenzado a ver como que se nos estaba yendo la mano en esa bsqueda, y como nos estbamos convirtiendo en gente demasiado espiritual, provocando en la vida del pastor cierta desconfianza, por que la gente nos segua. Entonces, comenz la persecucin sobre nuestra familia, directas e indirectas que nada tenan que ver con el 3. mensaje que se estaba predicando; pero el pastor no poda negar lo que estaba pasando con nosotros. Fue as que se le ocurri una idea, enviarnos a un anexo, en un lugar que solo los parientes podran llegar, pues era un lugar oculto, un galpn al fondo de un terreno que haba sido usado para estacionamiento. Pero en nosotros no haba ningn apetito de poder, lo nico que queramos era servir, as que aceptamos de buena gana atender ese lugar en el cual no haba gente, solo el galpn vaco; tenamos que empezar de cero, pero Dios estaba con nosotros, y a pesar de la incomodidad que significaba trasladarnos para llegar all, el Espritu Santo comenz a traer gente y comenzamos a crecer; en poco tiempo llegamos a tener 25 personas, algunos rescatados de la muerte con intentos de suicidio, familias restauradas, etc. Esas cosas que solo Dios puede hacer. Qu pas? Lamentablemente los celos haban ganado el corazn del pastor y mientras nosotros estbamos ausentes en algunas reuniones para atender el anexo, desde el plpito hablaba en contra de nosotros y eso era odo por mi hermana de sangre que continuaba congregndose en la iglesia central. Era lgico que su corazn se doliera por esas actitudes, porque ella bien saba de nuestra bsqueda sincera por la presencia de Dios y le haba enseado a mi esposa a orar en intercesin del Espritu, algo que nosotros no conocamos y que indudablemente nos estaba metiendo ms y ms en la vida espiritual. 4. Entonces, cuando regresaba de la reunin y nosotros hacamos lo propio, nos juntbamos para compartir las experiencias que estbamos viviendo, sinceramente no poda entender porque el pastor directamente no nos deca que estbamos haciendo mal y evitarse tanta incomodidad; al final, l era el pastor, y nosotros simples miembros de la iglesia. Fue entonces que tom la decisin y me dije: Si l no viene, voy yo. Y fui hablar con l, pidindole con respeto que, si algo estaba haciendo mal, me lo dijera. Yo quera madurar en lo que fuera necesario, pero l solamente me dijo que continuara adelante con la tarea que me haba encomendado, que estaba todo bien, sin poder argumentar nada de lo que a mis espaldas deca. Lamentablemente no cambi la metodologa y sigui con el sistema de usar el plpito con mensajes dirigidos hacia nosotros, (me hace acordar de Sal cuando persegua a David) es as que se me ocurri una idea: Grabar una reunin, donde pudiera tener ms que un comentario dicho por alguien sobre lo que estaba pasando, (Notarn el tremendo discernimiento y revelacin que tena. . .) y eso hice, lleve un grabador que tena en casa y no era pequeo, era de los primeros aparatos que haban salido para grabar y escuchar msica a cassette, me puse en medio de las bancos y el grabador al lado, y lamentablemente pas, an con nosotros all, el pastor no predic, habl muy fuera de lugar de 5. nosotros y nuestro vaso se llen. El estaba en la carne y yo tambin, la ignorancia de las cosas espirituales no me permita ver que las armas que estaba usando no eran las que Dios quera que usara y procuraba solucionar el asunto a mi manera (La intencin era correcta, la forma no), sacando a luz las cosas que estaban ocurriendo. Cuando el pastor se enter que le haba grabado la reunin, vino corriendo a mi casa esa misma noche a buscar la cinta, all pudimos hablar y le di a entender que no tena nada con l, que si algo estaba ocurriendo era simplemente porque Dios lo estaba haciendo; pero a pesar de toda explicacin no hubo un acuerdo, solo una aceptacin temporal de los errores que se estaban cometiendo, l ya tena preparado el golpe final. Habamos organizado una campaa con la cual pensbamos alcanzar ms gente, organizamos todo, preparamos todo, pero el primer da de la campaa con invitados y todo, sin previo aviso me desplaz de toda responsabilidad tomando el control de todo; l era el pastor de la iglesia central y por ende tambin del anexo, nada poda hacer, excepto orar y esperar. Fue lo que hicimos, nos encerramos en una pequea oficina que haba en el lugar y nos pusimos a llorar con mi esposa y mi hermana, pues no podamos entender el grado de indiferencia a lo que Dios estaba 6. haciendo, sentimos un profundo dolor en todo nuestro ser; mi esposa fue tomada en intercesin por el Espritu Santo y verdaderamente estaba con dolores de parto como dice la Escritura, en ese momento, Dios le estaba dando palabra a mi esposa, pero era tan intensa la presencia del Espritu que no poda coordinar palabras en castellano y solo hablaba en lenguas. Tom la decisin de retirarme del lugar junto a mi familia y nos dirigimos a la casa del supervisor de la regin para que pudiera orar por mi esposa y ayudarme en algo, ya que no poda entender. Eran las diez de la noche y cuando llegamos a la casa del supervisor me atendi y escuch por unos momentos en la puerta de su casa. Su respuesta fue: Llvala, que se calme y maana hablamos. Qu pena! Yo necesitaba oracin en ese momento, no al otro da. Ese fue mi ltimo da en esa organizacin. No voy a negar que me sent absolutamente desanimado para continuar trabajando en alguna congregacin, pues no caba en mi mente tanta indiferencia al obrar del Espritu Santo. A los dos das, apareci el supervisor por mi casa como para hacerme reflexionar sobre la decisin que haba tomado, pero ya era tarde. No me sacaron a m, fue al Espritu a quien le cerraron las puertas. Porque solo al mes de ste hecho, el lugar que 7. atendamos cerr; no haba quedado nadie y al tiempo lamentablemente el pastor, tambin fue removido de la congregacin.Tercera Clave Para El Fracaso: No tener un mentor. Pasaron los das despus del hecho sin que pudiramos entender porqu no haba quin nos pudiera dar una explicacin; la falta de un mentor (Consejero o gua de una persona: Mentor espiritual) produca en nosotros un tremendo vacio; si algo tenamos en claro, era en quin habamos credo y que era el nico que poda sostenernos. . En esos das hasta las iglesias ms tradicionales estaban avivadas, y entre ellas la Iglesia Reformada. Comenzamos a asistir a una de ellas, por aquel tiempo pastoreada por el Pastor Juan Polanco (Hoy con el Seor) quien a su vez era secretario de la pastoral de la ciudad. Nos sentimos en cierta manera tranquilos y disfrutbamos de un poco de tranquilidad, hasta que me dieron lugar para cantar y dirigir algunas reuniones; estaba todo bien, pero los hermanos de dicha congregacin no tenan mucha experiencia con el mover del Espritu y ese fue el principio del fin. Haba en ese lugar una mujer que era poseda por los espritus malignos que salan de otras personas y luego haba que liberarla a ella. Estos 8. posedos eran dirigidos por el pastor a sta mujer y ella le impona las manos encima y el demonio se pasaba a su cuerpo, despus se oraba por ella y el demonio se iba (Al menos eso creamos), algo no me cerraba, pero Dios sanaba y la gente reciba palabra y oracin; para m, la figura del pastor era la de esa persona que no se equivoca, que sabe mucho, que entiende todo lo que hace, etc. Y ms si sala en televisin como l, porque por aquellos das la pastoral tena un programa de televisin por un canal de aire. Entonces, lo que el pastor deca, para m, era palabra santa. Un buen da se decidi organizar una campaa al estilo Carlos Anacondia; haba msicos, ujieres, etc. Pero al comenzar la reunin se comenzaron a escuchar ciertas discusiones en el templo, yo estaba en la plataforma dirigiendo los cnticos, pero abajo por poco se estaban agarrando a las patadas, porque el snodo (Autoridad de las iglesias Reformadas) haba venido a intervenir la iglesia local por que las prcticas eran absolutamente contrarias a los estatutos de las Iglesias Reformadas. Conclusin, se termin la campaa ese mismo da y lo que qued de la iglesia se dividi. Otra vez en el aire, otra vez sin pastor y sin congregacin, pero haba algo que tanta revuelta no poda apagar, y eso era la sed de Dios y el deseo de servirle, seguamos en casa cantando, compartiendo la palabra y orando.