CLUB DE PERIODISMO...CLUB DE PERIODISMO AGOSTO 2019 UNIDAD EDUCATIVA BILINGÜE DELTA CALLA AHORA O...

C L U B D E P E R I O D I S M OAGOSTO 2019

UNIDAD EDUCATIVA BILINGÜE DELTA

CA L L A A H O R A O A M A PA R A S I E M P R E

Seguía siendo el mismo parque, los 20 metros de césped y acera son los mismos, yo sentado, ella adentro, las campanas a mi lado derecho esperando a sonar una vez más y gente alrededor de ellos como si fueran invisibles. Había algo diferente, de� nitivamente, iban a ser las once y media y yo no había ido a ningún lado, sino que ellos habían salido de mis recuerdos.

Frente a una puerta y bajo las mil y un hojas de caobas y abedules, un niño de rizos cafés y piel morena y una niña de ojos miel, y, sin darse cuenta, agarrados del meñique, cautelosamente, como si el contacto más mínimo los separara. ¿Seré el único que podía verlos? Ella siempre se hacía notar, pero ahora, parece de otro mundo que nadie la pudiese ver.

–Será como un sueño ¿Te lo imaginas?– Sus miradas perdidas en ese mosaico de vidrio reflejando mil colores mientras ella admiraba su interior, su voz quedaría en él por años, hasta hoy, un día cualquiera de verano, sentado en el banco del parque, esperando a que llegue la hora. –Falta mucho para eso– –Te vestirás mejor que nunca– Se podía notar la esperanza de ese futuro en su tono, el preguntó sobre ella en aquel evento

Bernarda Arcepredestinado –Yo tendré un vestido precioso. Tendré el más lindo de todos––¿Por qué piensas en todo eso ahora?–Ella terminó aquel recuerdo señalando –Van a ser las once y media muy pronto- Y como si mis pensamientos lo predijeran, el reloj marcó su debido tiempo. Esos números me obligaron a salir del pasado y enfocarme en el presente que únicamente los valientes conseguirían.

Serán las doce, y había decidido ir. Entrar por esas puertas y verla, detener esto sin razones triviales más que una egoístamente entendible, de que era yo el de ese recuerdo, no él. Serían las doce y yo seguiría parado, inmóvil, y con la determinación su� ciente para pensar en qué hacer, más no para actuar. Mis manos cerradas en puños y mis pies pegados en esa acera mientras escuchaba risas a lolejos. Inmediatamente vi a mi derecha el reloj, había ocurrido lo más temido por cobardes.Ya eran las doce, y las campanas volvieron a sonar. Las puertas con las que soñé una vez de pequeñocon ella, se abrieron, y, junto a sonrisas familiares, encontré la suya.



CA M I N O S F R AG M E N TA D O S

La lluvia de abril me trae mucha nostalgia porque tu vago recuerdo me viene a la mente y reemplaza a mi sombra. Incesablemente, todos me engañan dicién-dome que no fue mi culpa lo que sucedió y que estas situaciones simplemente “pasan”.

Nadando en mis pensamientos, sinceramente no sé si estoy llegando a la superficie o tocando fondo. Algo anda mal en mi mente. Voces me susurran mil y un, ideas descabelladas de cómo llegar a ti. Gritos ahogados en la noche rogándome que acabe con el incesable dolor y vaya hacia ti. Me dejo perder en el delirio de mis demonios, el dolor me suelta de la mano. Tu recuerdo firma mi sentencia.

Después de tanto, finalmente estoy yendo hacia ti.

Denisse Camacho



S O M B R AS Q U E E N CA D E N A N E L M A R

Te veo, pero con distintos ojos.Te veo, pero con distintas manos.Te veo, pero con distinta sonrisa.Te veo, pero en otros lados.

Te veo detrás de todos mis pensamientos.Te veo a través de todos mis sentimientos.Te veo detrás de mis palabras.Te veo cuando me quedo callada.

Te siento cuando de ti me escapo.Te siento cuando a ti me encadeno.Te siento cuando te rechazo.Te siento cuando me veo un defecto.

No me libro de ti.No me libro de tu caricia con doble tacto.No me libro de tu recuerdo.No me libro de tu sonrisa con doble retrato.

Tampoco me libro de cada pelea;de esa ira que nos envenena.

Ma. Laura Viteri - 10mo. A

Tampoco me libro de mi ingenuidad,ni de tu mente, que con mi vida juega.

No me libro de tu mundo,ni de tus eternas galaxias;todas me envuelven, me mirany me arrojan la culpa.

Nunca te tuve miedo.Nunca te tuve en un altar,aunque tú querías que así sea mi soñar.

“Solo” dejé que me persiga tu sombra,y que me arrastre al fondo del mar,donde nadie nunca me podrá dañar.

Donde nadie nunca me va a tocar,donde nadie nunca me va a amar.



L A L L U V I A D E A B R I L

La lluvia de abril me trae mucha nostalgia porque me hace pensar más de lo que quiero. Recuerdo como se siente tener la necesidad de protegerse. En ese caso, me cubriría de las gotas que arruinarian mi ropa, zapatos, o peinado que siempre tardo en terminar. Pero en tu caso, el tratar de cubrirme de tus mentiras, es en vano, ya que cuando la verdad ante mis ojos era un simple papel, tu lo destrozaste en mil pedazos.

Te puedo relacionar mucho con la lluvia, cuando siento una gota de agua caer sobre mi hombro, se que debo prepararme para la tormenta. Estoy lista para terminar con esto. En el caso de la lluvia, un techo, en tu caso, aún no lo sé.

Ma. Paula Herrera



D E S E G U N D A C L AS E

Siempre he sido una mentirosa compulsiva. Incontables veces he tratado de cambiar este tedioso defecto, pero, simplemente no lo puedo evitar. El engaño es mi verdad y me brinda una efímera seguridad. Con varias mentiras fácilmente, construí una falsa realidad. Pretendiendo para dejar de pretender. Una fingida felicidad. Un dolor camuflado con la mentira. Esclava de una falsa verdad, me incluí. Y eso es lo peor de todo. Me engañé a mi misma. La realidad a veces se convierte en tu peor enemigo.

Cayendo en el abismo de la superficialidad de una asociación sin valores, se me fue el cerebro por el retrete. Me jodí mentalmente. Quise hablar de esto. Maldita sea. Quise gritarlo. Quería gritar al respecto. Pero todo lo que pude hacer fue susurrar una y otra vez: “estoy bien”. Un luto interno, un alma en sufrimiento en un perverso silencio por los estigmas en esta opresiva sociedad que nos impone estereotipos absurdos. No puedo más. Mi cabeza es un lugar horrible donde estar.

En búsqueda de esa deseable pero inasequible inmunidad que todas ellas poseen, crucé esa delgada línea que siempre supe que no debía de cruzar. Me introduje a un micro mundo que al principio podía elegir cuando entrar y cuando salir.

Denisse CamachoCuando menos lo esperaba, poco a poco, un día común y corriente, me di cuenta que mi querido y odiado dictador me atrapó. El reloj de arena se acabó. La puerta se cerró. La mentira cayó. El control remoto jamás siquiera rozó mis lastimadas manos. El paraíso siempre fue el infierno.

Todavía recuerdo sus miradas. Ojos de crítica. Ojos de decepción. Una loca desesperada por atención. Una maniática arrodillada al culto de una ridiculez. Una posesión diabólica voluntaria. Una masoquista sin autoestima. Una cobarde. Pero que más da. Entendí que la enferma no soy yo. Ellas tienen esa injusta pero codiciable impunidad a este frívolo mundo. Esa que persigo con todo mi ser, pero jamás la atrapo. Siempre cerca, nunca presente.

Malditos espejos distorsionados inundando mi mente. Mi propio reflejo me ahoga del asco. No para la risa infernal de la balanza. Un campo de batalla mental e individual. Me desgarro por dentro, expulso lo que me llena. Un dolor opresivo en el pecho me hace pensar que me voy a morir. Un indescifrable enigma, entre no quiero vivir y no quiero morir, mi vida va en constante caída. Mi infinita pesadilla, donde me pierdo y no me vuelvo a encontrar.

C L U B D E P E R I O D I S M OSEPTIEMBRE 2019


S E B AS

El mundo gira 365 días, tenemos 12 meses, 4 semanas por mes, 7 días en una semana, 24 horas en un día, 60 minutos cada hora y 60 segundos por minuto, pero… ¿aprovechamos cada instante?

Bueno, les quiero contar la historia de quién si la aprovechó.

Su nombre es Sebas, todavía me acuerdo del día exacto en el que lo conocí, ese 23 de noviembre a las siete de la noche, mejor dicho cuarto para las ocho.

Apenas esos ojos pechiches y achinados me miraron por primera vez, quedé hipnotizada y sin aliento, su nariz era muy pequeña y respingada, una melena inigualable, tan sedosa que brillaba al igual que un rayo de sol.

Sebas fue creciendo, y yo con él, los primeros tres años nos costó mucho llevarnos bien, yo era la consentida de la casa pero desde que el llegó, las cosas se alteraron un poco, además de que él armaba todo un caos cada cinco minutos, haciendo de nuestra casa lo que él quería. Sebas, irrespetaba cada regla que me

Denisse Miranda

enseñaron, solía quejarse mucho para salir y de llantos, ay, no hablemos de llantos mejor.

Los siguientes ocho años fueron más tranquilos, viajar juntos a la playa, el cual era nuestro lugar favorito, también nos encantaba tomar la siesta de la tarde y sería injusto de no acordarme de que cada noche que yo tenía miedo, el me acompañaba y no me dejaba sola.

Ya cuando Sebas cumplió los trece años, fui notando como su melena era cada vez más opaca, sus ojos, ya casi ni se abrían y ya no solíamos tomar la siesta por las tardes, porque él ya lo hacía todo el día, y cuando íbamos a la playa, se cansaba mucho; pero no puedo olvidar esa sonrisa, esa alegría que me contagiaba cada vez que lo veía, incluso nuestro último día juntos.

Y así fue como hoy estoy aquí contándoles como todos deberíamos ser como Sebas, porque él se fue, pero todo el tiempo que estuvo aquí, me enseñó que cada segundo cuenta y que la vida puede ser larga o corta, pero no es solo el tiempo, es como decidimos vivirla y amar a las personas que nos acompañan en esa aventura.



E L D O L O R M ÁS G R A N D EFiorella Lynch

La muerte, asusta, ¿verdad? Desde hace dos años me falta una persona y me sobra el mundo. Perdí a la persona que más amaba, a mi persona favorita.

Lo más difícil de perder a alguien, no es tener que decir adiós, lo más difícil es tener que aprender a vivir sin ellos.“Ya se te pasará, es cuestión de tiempo” dicen.

La verdad he llegado a la conclusión de que el tiempo no cura nada, solo te enseña a vivir con el dolor. Me enseñó a seguir adelante sin esa mirada, esa que siempre hizo que mi alma tiemble de amor, sin esa sonrisa que con solo verla me cambiaba el día por completo.

Que tonta fui, como no me pude haber dado cuenta, de que estabas frente a mi pero no te veía claramente; y aunque te extrañe infinitamente, se que ya encuentras paz.

Fuiste lo más bello que tuve en mi vida, estuve contigo en todo momento, acudías a mi cuando tenías algún problema, me duele no saber cuándo todo cambió, me duele no saber que hice para que empezaras a evadirme, y lo que más me duele de tu partida es saber que dejé ir a la persona que yo misma traje al mundo.



U N J U E G O P E L I G R O S OMaría Emilia Luna

Veo a mi lado y ahí está, juzgándome, me ve de arriba a abajo. Se precipita a cada cosa que hago, como una eficaz vidente que predice cada uno de mis actos, y sabe como me siento.

Jaque mate a mi identidad, así se siente tenerla a mi lado las 24 horas, me hace dudar, y me hunde en mi pasado. Saber que está ahí me hace retorcer en la cama, manipula mis sueños, noche, tras noche.

Imágenes, imágenes que pasan por mi mente a diario, me recuerdan cómo en ese crucial momento, ella dejó de poseer mi cuerpo.

¿Qué me hará hacer a partir de ahora esa enemiga que vive dentro de mi? Junto a ella cada discusión es una guerra, en la que no hay bandera blanca.

Trae a mi, recuerdos de como agarré ese objeto que se que no debí tocar, y con el que hice lo que no debía hacer. Pero ya está, su manipulación llegó a un límite, y hace que mis decisiones me sean un castigo.

Me veo y sigue viéndome, mis sentimientos se apoderan de mi y ese impulso que me brota, hace que sin darme cuenta, todo mi alrededor esté lleno de vidrios. Ya no está ahí, ya no siento su mirada encima de mi y esos segundos de satisfacción hacen que no note la sangre que corría por mi mano.

Ella ya no me veía, pero seguía estando en mi cabeza, y verme la mano solo hacía que ella tome más control sobre mi.

Sangre, dolor, muerte, esas son las palabras que ella susurraba en mi oído. Muerte, esa en especial no la susurraba, la gritaba, hasta que logró que sea lo único que retumbaba en mi cabeza.

Ya no veía su reflejo a mi lado, pero esas voces me decían que ella seguía ahí, y no tenía entre sus planes marcharse, quizás la que debía marcharse no era ella.

Me susurra mi pasado, y me recuerda que esa sangre que veo en mi palma no se compara a lo que ya había visto. Había empezado a ser parte de un peligroso juego y se veía desde lejos quien estaba ganando.Fue ella quien desapareció cuando decidí llenarme de sangre ajena, pero fue la primera en aparecer cuando mi ropa se bañó de rojo.Esos golpes que sentía cada vez que ella me hablaba, son los que me hacían sentir envenenada completamente por ella, y ese sentimiento me estaba hundiendo.

En ese momento en el cual estaba naufragando, decidí dejar de oír a esta manipuladora. Y aunque yo le tenía mucho amor a mi vida, la muerte pasó a ser mi mejor amante.

C L U B D E P E R I O D I S M OOCTUBRE 2019


YA N O C O N F Í OMaría Paula Herrera

Expectativas de terror y peores realidades. Donde la felicidad visita, pero la tristeza vive. Un mundo de moldes perfectos y sonrisas mentirosas. Desesperación del alma en la que ya no confías. Te deslizas en un mundo de fantasía y te recomiendan tu peor anhelo. Te gritan ante tus ojos: “Debes hacer algo al respecto”, dicen, “Deberías ser como yo”, te dan a entender. ¿Y si no quiero ser así?, ¿Y si soy feliz así? Con el tiempo eso ha cambiado.

Antes no lo veía, ahora que me enseñan cómo ocultarlo, no puedo dejar de pensar en ello. Ahora que me enseñan a cambiar lo que nunca quise tocar, deseo hacerlo. Me trasladé de mundo sin siquiera saberlo. La gente a la que admiraba la guardo en un rincón de mi cabeza mientras las nuevas me buscan. Una vez que las encuentro, no las puedo dejar. Cuando logran atraparme, el día se desvanece agarrado de la mano con mi esperanza.

No puedo ser así, perdón, les quiero decir. Pero sé que no me escuchan. No soy la única a la que tienen para atormentar.



F R E N T E A E L L AEmilia McBride

La decisión fue unánime. Bueno, yo era la única votante, no era de esperarse otra cosa. Decidí que mi única opción era regresar al lugar oscuro que habíamos visitado tantas veces últimamente, pero esta vez lo haría sola; sin ella. Me quedaría ahí para siempre y nunca más regresaría. ¿Pero cómo comunicarle mi decisión? Ya no le quise dar más vueltas; entonces, así sin más, la fui a confrontar. Me paré frente a ella y la miré a los ojos, ella hizo exactamente lo mismo. Abrí mis labios y ella me imitó una vez más, pero de los míos salieron sonidos, palabras. De los míos salió un: “ya me cansé de ser tú”.



D I C E N P O R A H ÍDoménica Nuñez Del Arco

“Se ha derramado la última gota de cordura que quedaba dentro de mí. Fui, pero ya no soy. Y todo es su culpa. No es un crimen si fueron ellos los que empezaron… ¿verdad?”

No se callan. Me tienen harto. No son gritos. Es más, la mayoría de veces no logro comprender ni la mitad de lo que murmuran. Precisamente eso es lo que me perturba. Esos malditos susurros me consumen, y no hay absolutamente nada que pueda hacer para detenerlos. Cada voz mata. Me mata. Muere un fragmento de mí. Ayuda. ¿Qué están diciendo? ¿Acaso hablan de mí? ¿Qué saben de mí?

Me atormenta tan solo pensarlo. Pero siempre están detrás de mí, persiguiéndome paso a paso. Da igual la hora del día, del mes o el año. Los odio más de lo que un humano tiene permitido odiar. Sólo se que el sonido de sus voces es suficiente para despertar en mi un instinto que muchos piensan ES sólo ficción. Un deseo que seduce mis sentidos a cometer actos que mis labios no se atreven a pronunciar. A veces me siento a soñar en lo fácil que sería callarlos…Pum.

Claro que nunca lo haría. Soy un hombre bueno, créanme. Voy a la Iglesia por las mañanas, pago mis impuestos regularmente. A veces simplemente me divierto con ideas ridículas. Ja, ja, ja…

Me están escuchando, en este preciso instante, enredándome en palabras incomprensibles. He intentado de manera educada pedirles que, por favor, paren. Me hubiera ido mejor pidiéndole a un político la verdad. Estoy sólo contra ellos. Mi familia está llena de inútiles. No hacen absolutamente nada. Pues, a ellos también los odio.

Mi vida se ha convertido en un remolino insípido. Cada día es igual de miserable. Me siento- ¿Ah? No, no tengo por qué hablar de eso. Dije, me siento- ¡que no quiero hablar de eso! ME SIENTO – ¡ESTÁ BIEN! ¡CÁLLENSE!

No es nada relevante, a decir verdad. No veo a quien le podría parecer interesante el hecho de que haya ido de compras el otro día. Una pistola. Eso. No planeo hacer nada ilegal, por supuesto. Sólo digo, las tasas de crimen en la ciudad han estado sospechosamente altas en los últimos meses y no hace mal estar prevenido ante potenciales intrusos.

Traté de no sucumbir a esos pensamientos. De verdad. Toma todas mis fuerzas no masacrarlos. Pero es que lo hacen tan difícil. Es como si lo quisieran. Como si suplicaran que les vuele la cabeza de una vez por todas… ¿Me quejaba cuando susurraban? ¡Ahora chillan! Sus comentarios indescifrables se han vuelto risas. No, risas suena muy inocente, no planeo darles ese beneficio. Son burlas. Crueles. Crudas. Ruidosas. Malvadas. Taladran mi cerebro y no me puedo escuchar, pensar. Solo quiero un minuto de silencio, nada más. Por favor, por favor, por favor. Estoy agotado. Merecen pudrirse en los rincones más oscuros del infierno. … Perdóname Dios por lo que voy a hacer, pero ambos sabemos quién es la verdadera víctima.…“Se ha derramado la última gota de cordura que quedaba dentro de mí. Fui, pero ya no soy. Y todo es su culpa. No es un crimen si fueron ellos los que empezaron… ¿verdad?”



C O R TA N D O M E N T I R AS Viviana Febres Cordero

Tijeras que cortan papel. Tijeras que cortan la piel. Tijeras que cortan el corazón. Tijeras que cortan la vida. A medida que cortan mi historia y mi pasado, mi entorno se va derrumbando y me castiga. Me castiga viendo al mundo caer mientras yo me refugio dentro de una burbuja sin poder hacer nada. Me castiga porque cuando todo está muerto y acabado, la burbuja se rompe dejándome caer, permitiéndome observar todo lo que a mi alrededor se desmoronó hace unos segundos frente a mis ojos. Me castiga y me aplasta, y me hunde, y me entierra tan abajo que no llego ver la luz. Me castiga y me duele. Me castiga y me mata.

Y así no más, me encuentro sola. Busco por todas partes y no encuentro nada. Todo lo que construí con mentiras y engaños desapareció. Lo único que veo es algo que no veo. Doy unos pasos para acercarme. Doy otros cuantos y me acerco más. Me

acerco. Y cuando estoy lo suficientemente cerca como para ver bien, me veo a mi con una sonrisa que no miente. Pero, si yo estoy aquí, ¿cómo también estoy allá?Mis ojos se cruzan conmigo y veo que ella no es exactamente como yo. A diferencia de mi, ella está feliz y yo acabada. Estamos solas las dos. No aguanto más y debido a la extraña confianza que me da, me tiro a llorar en sus brazos. Lloro y me duermo. Finalmente, algo de paz.

Despierto y aunque todo sigue destruido, ahora estoy dispuesta a recoger cada pedazo y juntarlos como se debe para que no se vuelvan a caer nunca más. Y por primera vez en mucho tiempo, estoy realmente feliz. Gracias tijeras por cortar el papel que no me dejaba ver, por cortar mi falsa piel, por cortar mi frío corazón, pero te agradezco especialmente por cortar a mi anterior vida y alejarla de mi, dándome oportunidad a crear una nueva.



L A O T R A CA R A D E L T I E M P ONicole Muñoz

¿Acaso hay algo más real que el tiempo?¿Más peligroso que el tiempo?

¿Y más engañoso que el tiempo?Pues si lo hay, no lo conozco Y si no lo conozco, no existe.

Pues del mal y del bien conozco cada detalle.

Conocí el bien con cada beso,Y descubrí el mal en mí, cuando se fue,Y sin que lo llamen, el tiempo apareció

como invitado no deseado;Y la conciencia, enemiga del tiempo,

Llegó cuando ya era tarde, Cuando ya había hecho el daño y no podía

repararlo.

Pero ¿fui realmente yo quien hizo todo el daño?

¿O fue el tiempo que llegó equivocado?Fue el error y mal tiempo del tiempo,Y los brazos de alguien equivocado.

En sus mismos brazos conocí el tiempo,

O al menos creí que lo hice,Hasta que llegó la conciencia

y me dijo lo contrario. ¿cómo creerle a la conciencia sobre los engaños del tiempo?

no podía saberlo todo.

Descubrí tarde que mi enemigo nunca fue la conciencia,

sino el supuesto tiempo con el daño que me causó.

Mi dependencia a la conciencia hizo parecer tan real al tiempo,

O al menos yo quería que lo fuera.Pero al final con lágrimas y remordimientos,

Después de tantas batallas e indirectas,Supe que la única cosa más real que el tiempo,

Eras tú, siempre túMas yo se que no

es el fin de esta guerraNo es el fin de esta historia

No es el fin de la magiaNo es el fin del amor

No es el fin de nosotrosPues nosotros somos el amor

y la magia en el aireNosotros somos la vida en cada uno

Nosotros somos la canción más linda y eterna

Nosotros somos las peleasque nos separan

Nosotros somos másque el tiempo y la guerra

Somos un mundo Somos uno solo

Somos más que un te amoSomos más que las palabras Somos más que las mentiras Somos más que cada unoSomos más que esta vida.



E L S I L E N C I O D E L R U I D ODenisse Camacho

Bienvenidos a mi mundo paralelo. Un lugar donde las leyes de física están suspendidas. Donde lo que sube no necesariamente baja. Y lo que baja no necesariamente sube. Un cosmos que me tiene como única habitante. Cautiva de mis infinitos pensamientos, me ahogo. Todas las ventanas están abiertas, pero no hay aire fresco. Sobreviviendo en mi interna prisión, viendo al mundo desde las ventanas de Alcatraz con una infernal vista a San Francisco. Una invisible realidad donde se ve todo el exterior.

El tiempo corre en círculos, salta de vez en cuando, fluye para adelante y especialmen-te, para atrás. El pasado me sigue y me rompo en mil pedazos. Un cristal roto que no vale nada. Compungida por todas esas veces en las que callé. Tengo tantas cosas por decir, pero el infinito nudo en mi gargan-ta no se desenreda. Mis demonios firman mi sentencia; me ahorcan, me queman y lenta-mente me desvanecen.

Una eterna hipócrita, siempre iluminando las tinieblas con su sonrisa. Fotos de segundos donde se pretende la felicidad; pero nadie sabrá la verdad. Una incomprensible sole-dad en una multitud donde nadie lo nota. Viví de ilusiones y morí de realidades. Mi

mundo protector me cuida de la vulnerabili-dad. Ese aterrador sentimiento que solo tú provocas en mí. Mis cicatrices enterradas, pero no sanadas. Son parte de mí, son mi siniestra sombra.

Te quedaste el tiempo suficiente para volver-te inolvidable y no estarás conmigo ni hoy, ni mañana, ni después. Lo siento, pero mi corazón no pierde memoria. Presa de un amor inexistente. Tú te fuiste y yo no consi-go irme. Fuimos débiles, incapaces destina-dos al adiós. Un dulce que me dejó un sabor amargo. Una historia a medias. Esa historia que empezó y no acabó. Poseíste mi mente. El silencio en la noche me habla todo el tiempo de ti. No paro de pensarte. ¿Por qué es tan difícil olvidarte?

En un punto de no retorno, me empeñé en olvidarte, en no pensarte, en odiarte. Me empeñé en respirar sin ti, pero tu respiración llenaba mis pulmones y ahora me falta el aire. Hay tanto orgullo que no hablamos, fuiste mi perdición, mi excepción, mi rendi-ción, esa persona de la cual todos me advir-tieron, pero caí y a pesar de mis ineptos intentos, no me libero. Estuvimos tan cerca de la línea de meta. Nunca la cruzamos.



C U A N D O D E J E D E S E R YOMaría Paula Herrera

Voy sin prisa a mi destino. Sé que llegaré temprano, lo he hecho las ultimas dos semanas. Las otras, siempre llegué algunos minutos tarde. Como de costumbre, el señor alegre, de ropas gastadas y solitario de la esquina, me saluda. Lo envidio. Quisiera también sentirme así y ser capaz de dejar lo malo en el olvido. Es una persona agradable a la vista. Grabo su sonrisa en mi memoria y la imito. Ahora, camino sonriente y sin prisa.

Luego de una cuadra, una señora notablemente enamorada, baila al caminar. La cola de su largo vestido vuela tras de ella, y repentinamente, tropieza. Estoy por ayudarla, pero me detengo al verla reírse y reincorporarse. Continua su alegre baile. Sigo mi camino sonriente y empiezo a bailar. Poco a poco comienzo a sentirme mejor. Qué alegre estoy, pienso momentos después.

Me detengo y giro en mis talones. Frente a mí está la dichosa cafetería. La misma que he aprendido a odiar. Entro y tomo el mismo asiento de siempre, en el fondo, escondida de la gente. Justo a tiempo, la puerta se

abre. Marcos y Amalia entran como cada semana, con sus brazos enlazados y caminando en sintonía, como si sus piernas estuviesen conectadas. Se sientan tres mesas frente a mí. La sonrisa cae, un señor se interpone en mi vista. Me acomodo de una forma que me permita observar a Amalia, o como sea que se llame. Yo elegí llamarla Amalia porque el nombre le queda a la perfección. Su brazo se extiende para alcanzar el rostro de Marcos y lo empieza a acariciar. Alzo mi brazo al igual que ella e imagino un rostro al que pueda sentir. A mi lado, un hombre se ríe con una manera muy contagiosa y llena de felicidad. Qué bonita risa. Lo imito por unos segundos hasta darme cuenta que la gente me está observando. Vuelvo a prestarle atención a Amalia. Ella tiene el tipo de vida que me gustaría tener. Se acerca a Marcos poco a poco apoyándose en la mesa, yo también lo hago.

Así como todas las semanas, no puedo dejar de imaginar lo que se sentiría ser Amalia. Tal vez si sigo tratando, algún día dejaré de ser yo.

C L U B D E P E R I O D I S M ODICIEMBRE 2019


5 S E N T I D O S Y 1 A B R A Z O D E L A S O L E D A DViviana Febres Cordero

Las heridas que más duelen son las que hacen que tus ojos derramen sangre, creando ríos que van creciendo cada vez más y que recorren a través de tus rosadas mejillas para desembocar en el mar de lágrimas que solo te hace recordar el sufrimiento que ha causado.

Llorar duele más que la causa de tu llanto. Llorar significa derrota, importancia, soledad. Pero lo peor es lo que viene después: la sequía. El hecho de que las nubes en tus ojos ya no lluevan, es cuando sabes que has caído más bajo que las gotas que penetraban a través de la tierra. Ese es el momento en el que tus sentidos desaparecen. En el que tus labios dejan de saborear los besos del Sol. En el que tus oídos dejan de escuchar el canto de la solitaria Luna, en el que tus manos dejan de sentir las caricias del aire, en el que tú nariz deja de presenciar el aroma de su cuerpo, en el que tu mirada deja de bailar con las inalcanzables estrellas.

Es como si estuvieras en el espacio: completamente perdida y sola. En un lugar en donde el norte, sur, este u oeste no existen y donde todos tus sueños quedaron lejos en el planeta al que alguna vez llamaste hogar. Ahora simplemente te ves a ti misma en un estado de inmensa desesperación. En donde el oxígeno no existe y te hace sentir el vacío que ahora llena tus pulmones. Y cuando te fijas, toda tu vida has pensado que mientras sigas inhalando aire estás viva... pero luego, te das cuenta que cada vez que respiras mueres.

Y es ese el momento en el que me he dado cuenta que el calor en el que antes se acurrucaba mi cuerpo, me ha abandonado, dejándole espacio a la fría soledad para que me abrace y nos hagamos compañía mientras lloramos juntas nuestras penas en silencio, no vaya a ser que el ruido de las lágrimas al caer nos termine separando a nosotras dos también, como lo hizo unas cuantas veces en el pasado.



F E L I Z M E N T E I N F E L I ZNicole Muñoz

Tristes ojos pardos miran fijamente al espejo, el reloj marca las seis y él aún no llega.

¿Por qué no llega? ¿Por qué está tarde? ¿Por qué no se molesta en siquiera contestar al menos uno de los mil mensajes?

Qué vieja se ha vuelto la costumbre de esperar a alguien que nunca aparece. Que innecesario martirio para aquel corazón tan puro y lindo.

Ella se arregla y se pinta, creyendo ser una niña grande, se pone guapa y se ilusiona pensando que así, él estará más orgulloso y querrá verla con más ganas.

Un vestido amarillo de ensueños y una diadema azul que te hace pensar en el cielo; piensa qué hombre no querría estar con ella y no sabe porque el único que realmente quiere que esté, es siempre el que se aleja.

¿Será esta la primera vez que sabrá aquella niña lo que es ser olvidada? pues no hay otra explicación coherente para la tardanza de aquel que aclama ser inocente.

Pobre dulce niña, tiene tanto para dar pero está tan perdida.

Hay que cuidarla y darle mucho más amor, porque lo merece, no vaya a ser que en un futuro lo espere de alguien más y sea de un hombre que solo se aproveche.

Pero la vida siempre da vueltas querida niña, nunca dejes que el mundo de los grandes te aflija. Sigue vistiéndote de gala y sintiéndote linda, pues el amor más grande de tu vida, solo te lo puedes dar tú misma.



U N A M O R E S P E C I A LEmilia Mcbride

Lo conozco desde el día en que nací. Era tan, pero tan lindo. Recuerdo su hermosa piel mestiza, sus cabellos dorados, y sus ojos negros. Esa risa que me alegraba cada día, y ese amor que iba regando por todas partes, enamorando a todos quienes lo conocían con su encanto.

No voy a negarlo, lo recuerdo con el más profundo e inmenso cariño, y el solo pensar en él, me hace sentir en casa. Un día cualquiera de verano, cuando éramos muy pequeñitos, alguien muy malo se me lo llevó. Lo maltrató. Abusó de él. Y al final, me lo devolvió, pisoteado y destrozado. Ese es el primer recuerdo doloroso que tengo; pero después de esto, vi a tantos que intentaron acabarlo, que hicieron caso omiso a mis súplicas, e invadieron su privacidad y tiraron al suelo su dignidad. Unos querían aprovecharse de sus riquezas, de tanto que poseía, otros, simplemente querían dominarlo para sentirse poderosos. Lo fueron destruyendo poco a poco, su piel iba perdiendo su brillo, y sus ojos cansados delataban todo lo que sentía; había pasado por tanto, pero nunca se dio por vencido. Lo vi caer tantas veces, derrumbarse, sufrir. Y yo sufrí con él. Lo vi arrastrarse, pelear por su vida, y llorar. Y yo lloré con él. Pero también lo vi levantarse, recuperarse, y sonreír. Y yo sonreí con él. Lo vi triunfar, soñar, y volar. Y yo volé con él.

Cada vez que lo veía en el suelo, pensaba que nunca se podría levantar; pero le extendía mi mano, la agarraba bien fuerte,

se sacudía el polvo de sus rodillas, y seguía adelante, como si nada hubiera pasado.

Lo admiro como a nadie. Me ha enseñado tantas cosas. La franqueza, la valentía, la autenticidad, el orgullo. Imposible haberlas aprendido sin él. Vivimos juntos, lo vi crecer junto a mí. Por altos y bajos, siempre estábamos el uno para el otro. Pero nada de esto pensé ese día. Ese día, estaba desesperada por separarme de él. Ese día moría por conocer algo más fuera de él, sin valorar lo que ya tenía. Qué tonta fui, nunca debí haberme alejado. Dicen que nunca valoramos realmente lo que tenemos hasta que lo perdemos. Hipótesis comprobada. Hoy, 10 de agosto del 2052, son ya treinta años desde que me fui, treinta años de soledad, treinta años de pena, treinta años de arrepentimiento. Y lo extraño más que nunca. Hoy, daría lo que fuera, por verlo una vez más. Por oler su perfume de rosas y café, por perderme una vez más en sus ojos, por pedirle que me comparta una banana más, por ver una vez más a sus tortugas, monos y papagayos, por bañarme una vez más en sus piscinas, por disfrutar con él una última vez los rayos del sol abrasando nuestra piel, y el viento acariciándonos suavemente, por reírme una vez más con él, por finalmente confesarle mi amor.

Pero ahora, acostado en esta cama de hospital, es ya demasiado tarde. No habrá un último adiós. Pero si pudiera decirle algo, sería un te amo, porque siempre te amé Ecuador.



Bernarda ArceEstuvimos juntos lo suficiente para descubrir que tus sentimientos se perdieron con el pasar de los años. Después de tanto tiempo aprendí que se habían ido completamente, y que desde el inicio de esto a lo que un día llamamos vida, nunca fue más que un intento de ser feliz, según las normas de los demás.

Nos conocimos en una etapa diferente de mi existencia. Yo había aprendido lo que el amor necesitaba para existir. Tu llegaste a mi vida con una sonrisa, ciertos cumplidos que reflejaban desesperación, y una propuesta que sonaba real en aquellos días.

¿Y si te soy honesta? Los dos buscamos lo mismo esa tarde, una razón con la cual terminar con más preguntas triviales, pero de alguna manera cruciales para las conversaciones del día a día. Si te fuera honesta, te dijera que yo tampoco tuve ese sentimiento vital para una relación por tanto tiempo. Y si te fuera honesta diría que no te extraño, pero si a la persona que algún día me hiciste creer que eras.

Al terminar no hubo lágrimas, solo una conclusión: que el amor no siempre es parte de un “nosotros”. Tu agarrándome la mano, la cual estaba fría, y yo con una pregunta a la que ahora tengo respuesta.

¿Y si me fueras honesto? Probablemente me hubieras dicho desde un principio que no buscabas algo conmigo, sino con la sociedad y una idea errónea de lo que es paz interior. Si me fueras honesto me dirías que un “nosotros” sin sentimientos estaba predestinado a ocupar tres años de mi vida. Y si me fueras honesto, bueno, no me hubieras buscado esa tarde para darme halagos huecos, sino que una cruda realidad.

Ese día fue como cualquier otro. Mi familia, dándome consejos de como pasar aquellos momentos denominados oscuros, y yo, pensando en como romper en llanto con el recuerdo de tus ojos opacos. Pero ¿Y si somos honestos?

Bueno, el mundo sabría que aquí no gana nadie. Ni tu, ni yo, ni ellos, ni la verdad de un sentimiento, sino la realidad de una imagen, la del “amor”.

Y S I T E S OY H O N E S TA ?

?

C L U B D E P E R I O D I S M OENERO 2020


María Emilia LunaEn mi vida conocí a una ladrona, pero no se confundan con el hecho de que la llame así, porque es la mujer que más admiro.

Nuestra historia es un poco extraña, siempre me quiso junto a ella, no se cansaba de mi.

Cuando me veía me ofrecía dulces para que me vaya con ella, y me llenaba de comida hasta que yo ya no podía.

Me manipulaba, pues cada vez que yo empezaba a descubrir la verdad sobre ella, y sobre la vida, ella la pintaba completamente, y dejaba de ser gris.

En fin, yo crecí, y la verdad ya no era tan fácil de pintar, pues ya no la veía gris, si no negra y sin un poco de luz.

Con cada año a esta ladrona se le hacía más difícil engañarme, y finalmente, fue encarcelada.

Yo la llamo ladrona pero realmente nunca cometió un delito tan grave, y yo sostengo que fue encarcelada injustamente. Pues creo que a pesar de la manipulación, y los dulces, ella es la última persona que se merece vivir algo así.

La iba a visitar a la cárcel, me contaba como sentía, que en cada celda había una gota de muerte, y que cada día veía como se iban

llenando de nuevas personas completamente vacías de compasión.

Me comentaba que la comida era asquerosa, pero que los guardias encargados de ella y de su cuidado, si la trataban bien. En cada visita, me decía, que la situación estaba mejorando y que pronto estaría fuera.

Ella y su manipulación, se presentaban una vez más, viéndole la cara a una pequeña inocente, crédula, e ingenua. Yo le creía su verdad pintada con luz, pero ahora que puedo pensar con la mente y no con el corazón, puedo notar que era más que claro en ese momento que las cosas terminarían de la peor manera.

No voy a seguir alargando las cosas, porque esta historia no debe ser triste, pues agradezco que al menos pude conocerla y estar a su lado durante ese momento, y que los guardias de blanco me dejaban entrar fácilmente.

Yo amé a esa ladrona, y la sigo amando, ya que sé que mi abuela luchó hasta el final por escapar y que no merecía estar ahí, pues su único robo fue mi completa admiración. A la que le robaron realmente, fue a ella, pues al final no pudo contra la realidad de ese lugar, pero ese lugar si pudo con ella.

C O M P L I C E

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