Colas y Desabastecimiento Vistos Por Isabel Allende

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15-01-2015 Una revisión del pasado Colas y desabastecimiento vistos por Isabel Allende Eligio Damas Desde los tiempos de finales de la secundaria, allá en la taciturna Cumaná, la de la luz mortecina de los postes y lámparas a lo largo del río Manzanares, que servía para leer cuanto fuese posible, adquirí el vicio de leer novelas en las noches de ocio que eran muchas y el sobrado fastidio que solía asaltar a los muchachos de mi tiempo, sin drogas, internet ni otros medios ahora habituales. Pero no era eso, lo de leer, algo que me distinguiera, sino una pasión compartida con la mayoría de mis compañeros de Liceo, aquél inolvidable “Antonio José de Sucre”. Sólo trato de resaltar que en mi caso, leer novelas era como una especialidad. Y esto fue una preferencia casi extraña, habiendo nacido en una ciudad que como nos dijese un viejo profesor de literatura, a los poetas “el mar pareciera lanzarlos por montones a la orilla de la playa”. Además, estuve en mi niñez rodeado de poetas, en medio de aquellos grupos, siempre molestando, que eran “las peñas” de las cuales mi padre formaba parte. Ya a la edad de los veinte años estuve en la misma situación de simple observador y como asomao, entre aquellos grupos que formaron El Techo de la Ballena. Por esa vieja costumbre, que en buena medida también tiene que ver con la de desentumecerme, o hacer calentamiento, para entrarle a cosas más difíciles, he leído no sé cuántas novelas y cuando leí, hace años, “La casa de los espíritus”, de la chilena Isabel Allende, prima lejana, como decimos los cumaneses, de Salvador Allende Gossens, me sentí atrapado por su manera de narrar y su inventiva que ella, quizás con humildad, califica “recuerdos de familia”. Ahora, terminando diciembre, encontré en mi biblioteca, un ejemplar de su libro “Mi país Inventado”, que leí de un solo tirón, en el cual habla del pueblo chileno, desde la perspectiva de alguien que entró y salió de su país tantas

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Decisivo

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15-01-2015

Una revisin del pasadoColas y desabastecimiento vistos por Isabel Allende

Eligio Damas

Desde los tiempos de finales de la secundaria, all en la taciturna Cuman, la de la luz mortecina de los postes y lmparas a lo largo del ro Manzanares, que serva para leer cuanto fuese posible, adquir el vicio de leer novelas en las noches de ocio que eran muchas y el sobrado fastidio que sola asaltar a los muchachos de mi tiempo, sin drogas, internet ni otros medios ahora habituales. Pero no era eso, lo de leer, algo que me distinguiera, sino una pasin compartida con la mayora de mis compaeros de Liceo, aqul inolvidable Antonio Jos de Sucre. Slo trato de resaltar que en mi caso, leer novelas era como una especialidad. Y esto fue una preferencia casi extraa, habiendo nacido en una ciudad que como nos dijese un viejo profesor de literatura, a los poetas el mar pareciera lanzarlos por montones a la orilla de la playa. Adems, estuve en mi niez rodeado de poetas, en medio de aquellos grupos, siempre molestando, que eran las peas de las cuales mi padre formaba parte. Ya a la edad de los veinte aos estuve en la misma situacin de simple observador y como asomao, entre aquellos grupos que formaron El Techo de la Ballena.

Por esa vieja costumbre, que en buena medida tambin tiene que ver con la de desentumecerme, o hacer calentamiento, para entrarle a cosas ms difciles, he ledo no s cuntas novelas y cuando le, hace aos, La casa de los espritus, de la chilena Isabel Allende, prima lejana, como decimos los cumaneses, de Salvador Allende Gossens, me sent atrapado por su manera de narrar y su inventiva que ella, quizs con humildad, califica recuerdos de familia. Ahora, terminando diciembre, encontr en mi biblioteca, un ejemplar de su libro Mi pas Inventado, que le de un solo tirn, en el cual habla del pueblo chileno, desde la perspectiva de alguien que entr y sali de su pas tantas veces que le cuesta recordar que hay de realidad y qu de invencin en sus confusos recuerdos, sobre todo cuando los compara con los de sus propios hermanos, por lo que habla de un pas inventado, aos despus de sus vivencias.

En este libro encontr, lo que llamar por convencionalismo una pgina, que he optado por reproducir completamente, para que ella sirva al lector para comparar al Chile de Allende, de la Unidad Popular, con la Venezuela de ahora y el chavismo. En este caso, Isabel Allende habla, sin duda y confusin alguna de los tiempos del gobierno de Allende, los cuales le toc vivir siendo suficientemente adulta. Lea amigo este texto, haga sus comparaciones y saque conclusiones:

La Unidad Popular era popular, pero no era unida. Los partidos de la coalicin peleaban como perros por cada morcilla de poder y Allende no slo tena que enfrentar la oposicin de la derecha, sino tambin a los crticos entre sus filas, que exigan ms velocidad y radicalismo.* Los trabajadores se tomaban fbricas y fundos, cansados de esperar la nacionalizacin de las empresas privadas y la extensin de la reforma agraria**. El sabotaje de la derecha, la intervencin norteamericana y los errores del gobierno de Allende provocaron una crisis econmica, poltica y social muy grave. La inflacin lleg a trescientos sesenta por ciento al ao, aunque la oposicin aseguraba que era ms de mil por ciento, es decir, una duea de casa se despertaba sin saber cunto le costara el pan del da. El gobierno fij los precios de los productos bsicos; industriales y agricultores quebraron. Era tal la escasez, que la gente pasaba horas esperando para conseguir un pollo raqutico o una taza de aceite, pero quienes podan pagar compraban lo que queran en el mercado negro. Con su manera modesta de hablar y de comportarse, los chilenos se referan a , aunque sta tuviera tres cuadras de largo, y solan pararse en ella sin saber qu vendan, por pura costumbre. Pronto hubo psicosis de desabastecimiento y apenas se juntaban ms de tres personas, se colocaban automticamente en fila. As adquir cigarrillos, aunque nunca he fumado, y as consegu once tarros de cera incolora para lustrar zapatos y un galn de extracto de soya, que no sospecho para qu se usa. Existan profesionales de las colas, que ganaban propina por guardar el puesto; entiendo que mis hijos redondeaban su mesada de este modo.

Pero luego agrega Para dar una idea de lo que fue el golpe militar, hay que imaginar lo que sentira un norteamericano o un ingls si sus soldados atacaran con armamento de guerra la Casa Blanca o el palacio de Buckingham, provocaran la muerte de millares de ciudadanos, entre ellos el Presidente de EEUU o la reina y el primer ministro britnicos..

Y ms adelante La junta militar aplic la doctrina del capitalismo salvaje, como ha sido llamado el experimento neoliberal, pero ignor que para su funcionamiento equilibrado se requiere de una fuerza laboral en pleno uso de sus derechos. Para acabarimponiendo un capitalismo despiadado, ejercieron una represin brutal:

* Por supuesto, no es sta la misma situacin de las discrepancias en el frente revolucionario venezolano. No hay sntomas de enfrentamientos de peleas por cada morcilla de poder.

**Si bien, en los inicios de Chvez, hubo manifestaciones de este tipo, ahora en la etapa de Maduro, no se confronta, por lo menos de manera significativa, problemas de ese tipo.