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Historia del Derecho – Plan Nuevo 1º Parcial www.uned-derecho.com - 1 - LECCION 1: LA HISTORIA DEL DERECHO: CONCEPTO, OBJETO Y PROBLEMAS METODOLOGICOS. 9 I. HISTORIA Y DERECHO 9 A) LA HISTORIA Y EL HECHO HISTORICO: 9 B) EL DERECHO EN EL TIEMPO 10 II. EL OBJETO DE LA HISTORIA DEL DERECHO 10 A) DELIMITACION MATERIAL 10 B) DELIMITACION ESPACIAL 10 C) DELIMITACION CRONOLOGICA 11 III. LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA: 11 A) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA HISTORICA 11 B) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA JURIDICA 11 C) LA POLEMICA SUBSIGUIENTE: 11 LECCION 2: LA HISTORIOGRAFIA JURIDICA 14 I. LA HISTORIOGRAFIA ESPAÑOLA HASTA LA ESCUELA HISTORICA 14 II. LA ESCUELA HISTORICA DEL DERECHO 14 A) ORIGENES 14 B) DESARROLLO DE LA ESCUELA 15 III. LA HISTORIOGRAFIA EN LA ESPAÑA CONTEMPORANEA 15 A) SOCIOLOGISMO Y COMPARATIVISMO 15 B) EDUARDO DE HINOJOSA Y SU ESCUELA 15 LECCION 3: LA ESPAÑA PRERROMANA 17 I. EL HOMBRE DEL PALEOLITICO 17 A) FORMAS DE VIDA Y ECONOMIA DE LA GRAN CAZA 17 B) EL MUNDO DEL ESPIRITU 17 II. LA REVOLUCION NEOLÍTICA Y LA EDAD DE LOS METALES 17 A) VIDA ECONOMICA 17 B) SOCIEDAD Y CULTURA 18 III. LA ESPAÑA PRERROMANA DEL ULTIMO MILENIO A.C. 19 A) IBEROS, CELTAS Y COLONIZADORES MEDITERRANEOS 19 B) LOS PUEBLOS DE ESPAÑA. 20 LECCION 4: FUENTES DEL DERECHO Y SOCIEDAD POLITICA 21 I. COSTUMBRE Y LEYES COMO FUENTES DEL DERECHO 21 A) DERECHO CONSUETUDINARIO PATRIARCAL Y MATRIARCAL 21 B) EL DERECHO ESCRITO EN TARTESSOS 21 II. ESTRUCTURA SOCIAL Y POLÍTICA 21 A) LA GENS Y LAS GENTILIDADES 21 B) LOS VINCULOS DE SOLIDARIDAD PUBLICA: PACTOS DE HOSPITALIDAD 22 C) LOS VINCULOS DE SUMISION PERSONAL: CLIENTELA Y DEVOTIO 22 D) REYES Y ASAMBLEAS CIUDADANAS 23 E) COLONIAS FENICIAS Y GRIEGAS 23 LECCION 5: EL PROCESO JURIDICO DE LA ROMANIZACION 25

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LECCION 1: LA HISTORIA DEL DERECHO: CONCEPTO, OBJETO Y PROBLEMAS METODOLOGICOS. 9

I. HISTORIA Y DERECHO 9 A) LA HISTORIA Y EL HECHO HISTORICO: 9 B) EL DERECHO EN EL TIEMPO 10 II. EL OBJETO DE LA HISTORIA DEL DERECHO 10 A) DELIMITACION MATERIAL 10 B) DELIMITACION ESPACIAL 10 C) DELIMITACION CRONOLOGICA 11 III. LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA: 11 A) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA HISTORICA 11 B) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA JURIDICA 11 C) LA POLEMICA SUBSIGUIENTE: 11

LECCION 2: LA HISTORIOGRAFIA JURIDICA 14

I. LA HISTORIOGRAFIA ESPAÑOLA HASTA LA ESCUELA HISTORICA 14 II. LA ESCUELA HISTORICA DEL DERECHO 14 A) ORIGENES 14 B) DESARROLLO DE LA ESCUELA 15 III. LA HISTORIOGRAFIA EN LA ESPAÑA CONTEMPORANEA 15 A) SOCIOLOGISMO Y COMPARATIVISMO 15 B) EDUARDO DE HINOJOSA Y SU ESCUELA 15

LECCION 3: LA ESPAÑA PRERROMANA 17

I. EL HOMBRE DEL PALEOLITICO 17 A) FORMAS DE VIDA Y ECONOMIA DE LA GRAN CAZA 17 B) EL MUNDO DEL ESPIRITU 17 II. LA REVOLUCION NEOLÍTICA Y LA EDAD DE LOS METALES 17 A) VIDA ECONOMICA 17 B) SOCIEDAD Y CULTURA 18 III. LA ESPAÑA PRERROMANA DEL ULTIMO MILENIO A.C. 19 A) IBEROS, CELTAS Y COLONIZADORES MEDITERRANEOS 19 B) LOS PUEBLOS DE ESPAÑA. 20

LECCION 4: FUENTES DEL DERECHO Y SOCIEDAD POLITICA 21

I. COSTUMBRE Y LEYES COMO FUENTES DEL DERECHO 21 A) DERECHO CONSUETUDINARIO PATRIARCAL Y MATRIARCAL 21 B) EL DERECHO ESCRITO EN TARTESSOS 21 II. ESTRUCTURA SOCIAL Y POLÍTICA 21 A) LA GENS Y LAS GENTILIDADES 21 B) LOS VINCULOS DE SOLIDARIDAD PUBLICA: PACTOS DE HOSPITALIDAD 22 C) LOS VINCULOS DE SUMISION PERSONAL: CLIENTELA Y DEVOTIO 22 D) REYES Y ASAMBLEAS CIUDADANAS 23 E) COLONIAS FENICIAS Y GRIEGAS 23

LECCION 5: EL PROCESO JURIDICO DE LA ROMANIZACION 25

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I. DERECHO ROMANO Y DERECHOS INDIGENAS 25 A) LA ROMANIZACIÓN: CONSIDERACIONES GENERALES 25 B) ROMA EN HISPANIA: PACTOS Y DEDITIO 26 II. LAS CONCESIONES GENERALES DEL DERECHO ROMANO 27 A) EL OTORGAMIENTO DE LA LATINIDAD POR VESPASIANO 27 B) LA CONCESIÓN DE LA CIUDADANÍA POR CARACALLA 27 III. DERECHO ROMANO Y DERECHO PROVINCIAL ESPAÑOL 28 A) EL DERECHO ROMANO 28 B) EL DERECHO ROMANO EN HISPANIA 30 C) DERECHO ROMANO VULGAR 31

LECCION 6: ORGANIZACIÓN MUNICIPAL Y PROVINCIAL DE HISPANIA 33

I. EL REGIMEN PROVINCIAL 33 A) PROVINCIAY LEX PROVINTIAE 33 B) DIVISION PROVINCIAL DE HISPANIA 33 C) SISTEMA DE GOBIERNO: MAGISTRADOS Y ASAMBLEAS PROVINCIALES 34 II. EL REGIMEN MUNICIPAL 35 A) CLASES DE CIUDADES 36 B) LEYES DE COLONIAS Y MUNICIPIOS 37 C) EL GOBIERNO LOCAL: MAGISTRADOS Y CURIA MUNICIPAL 37

LECCION 7: ESTRUCTURA ECONÓMICA, SOCIAL Y ADMINISTRATIVA DE HISPANIA 40

I. LA VIDA ECONOMICA 40 A) SECTOR AGROPECUARIO, INDUSTRIA, COMERCIO Y MINERIA 40 2.- INDUSTRIA, COMERCIO Y MINERÍA: 41 B) EXPLOTACIONES AGRARIAS Y ORIGEN DEL REGIMEN SEÑORIAL 43 II. ESTRUCTURA SOCIAL 43 A) CLASES SOCIALES 43 B) LA CRISIS DEL IMPERIO Y SUS REPERCUSIONES: 44

LECCION 8: LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA, LA HACIENDA, EL EJERCITO Y LA IGLESIA 47

I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA 47 A) JURISDICCION ORDINARIA Y JURISDICCIONES ESPECIALES 47 B) LOS DISTRITOS JUDICIALES O CONVENTI JURIDICI 47 II. LA HACIENDA HISPANORROMANA 47 A) LOS ÓRGANOS FINANCIEROS 47 B) LOS INGRESOS DE LA HACIENDA: IMPUESTOS Y SU RECAUDACIÓN 49 III. EL EJERCITO EN HISPANIA 50 A) EN LA ETAPA REPUBLICANA. 50 B) DURANTE EL PRINCIPADO Y EL ALTO IMPERIO. 50 C) ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO HISPANO DURANTE EL BAJO IMPERIO. 50 IV. LA ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA 51

LECCION 9: LOS PUEBLOS GERMANOS. ESTRUCTURA ECONOMICA Y SOCIAL DE LOS VISIGODOS 52

I. LOS PUEBLOS BARBAROS Y SU ASENTAMIENTO EN LA PENINSULA 52 A) LAS INVASIONES: IDIOSINCRASIA JURIDICA DE LOS INVASORES 52

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B) EL ESTABLECIMIENTO DE LOS VISIGODOS: EL REPARTO DE LAS TIERRAS. 53 II. LA ORGANIZACION ECONÓMICA 53 III. LA SOCIEDAD VISIGODA 54 A) GODOS Y ROMANOS 54 B) ESTRUCTURA SOCIAL 55

LECCION 10: LAS FUENTES DEL DERECHO VISIGODO (I) 56

I. EL SISTEMA JURÍDICO DE LA ESPAÑA VISIGODA: FUENTES ROMANAS, DERECHO CONSUETUDINARIO GERMÁNICO Y LEGISLACION VISIGODA 56 II. LAS FUENTES 57 A) LAS LEYES TEODORICIANAS. EL EDICTO DE TEODORICO 57 B) EL CODIGO DE EURICO (CE) 57 C) EL BREVIARIO DE ALARICO (BA) 57 D) EL CÓDIGO DE LEOVIGILDO (CR) 58 E) EL LIBER IUDICIORUM (LI). LA REDACCION DE RECESVINTO. REVISION DE ERVIGIO Y REDACCION VULGATA 58

LECCION 11: LAS FUENTES DEL DERECHO VISIGODO (II) 60

I. LA APLICACIÓN DEL DERECHO EN LA ESPAÑA VISIGODA 60 II. PERSONALIDAD Y TERRITORIALIDAD DE LA LEGISLACION 60 A) LA TESIS DE LA PERSONALIDAD DEL DERECHO 60 B) LA TESIS TERRITORIALISTA 61 III. LAS FUENTES CANÓNICAS: LA HISPANA 62

LECCION 12: MONARQUIA Y ASAMBLEAS POLITICAS 63

I. EL DEBATE SOBRE EL ESTADO VISIGODO: 63 A) CONCEPCIONES QUE LO CONFORMAN. 63 B) TEORÍAS SOBRE LA NATURALEZA DEL ESTADO VISIGODO: LA CUESTION DEL PREFEUDALISMO VISIGODO. 63 II. LA MONARQUÍA 64 A) CARÁCTER DE LA MONARQUIA VISIGODA 64 B) LA ELECCION Y PROCLAMACION DEL REY 64 C) EL PODER REAL 65 III. ASAMBLEAS POLITICAS Y ECLESIASTICAS 65 A) EL SENADO VISIGODO 65 B) LOS CONCILIOS DE TOLEDO 65

LECCION 13: LA ADMINISTRACION DE LA MONARQUIA VISIGODA 67

I. LA ADMINISTRACIÓN CENTRAL 67 A) EL OFICIO PALATINO 67 B) EL AULA REGIA 67 II. LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL: 68 A) PROVINCIAS Y TERRITORIOS VISIGODOS 68 B) LAS AUTORIDADES: DUQUES Y CONDES 68 III. LA ADMINISTRACIÓN LOCAL: CURIA MUNICIPAL, FUNCIONARIOS Y ASAMBLEA DE VECINOS 68 A) LOS MUNICIPIOS 68 B) LA CURIA MUNICIPAL 68

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C) LAS ASAMBLEAS DE VECINOS 69

LECCION 14: LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA, DE LA HACIENDA Y DEL EJERCITO. ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA. 70

I. LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA: JURISDICCIÓN ORDINARIA Y JURISDICCIONES ESPECIALES 70 JURISDICCIONES ESPECIALES 70 II. LA HACIENDA VISIGODA: ORGANOS E IMPUESTOS 70 LA ORGANIZACIÓN FINANCIERA 70 III. EL EJERCITO Y SU ORGANIZACIÓN: EJERCITO POPULAR Y SERVICIO MILITAR. 71 IV. LA IGLESIA VISIGODA 72

LECCION 15: DERECHO, SOCIEDAD, ECONOMIA Y ADMINISTRACION EN AL-ANDALUS 73

I. DE HISPANIA A AL-ANDALUS 73 II. FUENTES DEL DERECHO: 73 A) CARACTERES GENERALES: CORÁN, SUNNA, HADIT, IYMÁ 73 B) LA CIENCIA DEL FIQH 74 III. ESTRUCTURA SOCIAL Y ECONÓMICA 74 IV. EL ESTADO MUSULMÁN 75 V. LA ADMINISTRACIÓN 76 A) ADMINISTRACION CENTRAL 76 B) ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL Y LOCAL 77 VI. ORGANIZACION JUDICIAL 77 VII. LA HACIENDA 78 VIII. LA ORGANIZACIÓN MILITAR 79

LECCION 16: RECONQUISTA, REPOBLACION, REGIMEN SEÑORIAL Y ESTRUCTURA ECONOMICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL. 81

I. EL MARCO POLITICO DE LA RECONQUISTA 81 II. CONSECUENCIAS Y CLASES DE REPOBLACIÓN 82 III. EL RÉGIMEN SEÑORIAL 84 A) PEQUEÑOS PROPIETARIOS LIBRES 84 B) FORMACIÓN DE LOS SEÑORÍOS. 84 C) LAS PRESTACIONES DEL HOMBRE DEL SEÑORIO. 86 C) USOS Y ABUSOS SEÑORIALES. 86

LECCION 17: ESTRUCTURA ECONÓMICA 88

I. ECONOMIA AGRARIA: LA EXPLOTACION DE LA TIERRA, EL PRESTIMONIO AGRARIO Y OTROS CONTRATOS 88 II. MARCO JURIDICO DE LA GANADERIA: LA MESTA Y SU ORGANIZACIÓN 89 A) LA MESTA Y SU ORGANIZACIÓN 90 III. ECONOMIA URBANA Y COMERCIO 90 A) LA REVOLUCION DE LA BAJA EDAD MEDIA. 90 B) FERIAS Y MERCADOS. 90 C) EL CRÉDITO Y LA EXPLOTACION DEL DINERO 91 D) FUENTES JURIDICAS DEL COMERCIO MARITIMO. 92

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LECCION 18: ESTRUCTURA SOCIAL 94

I. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL MEDIEVAL 94 A) LAS CLASES PRIVILEGIADAS: ALTA Y BAJA NOBLEZA. SU CONDICIÓN JURÍDICA 95 B) LOS HOMBES LIBRES E INDEPENDIENTES 96 C) LAS CLASES INFERIORES: COLONOS, SIERVOS Y LIBERTOS 98

LECCION 19: FEUDALISMO Y DERECHO FEUDAL 99

I. EL FEUDALISMO EN LA EUROPA MEDIEVAL 99 A) EL FEUDALISMO CLASICO 99 B) LA REVISION CRITICA: EL PROBLEMA DEL FEUDALISMO CASTELLANO 99 B) ORIGENES DEL FEUDALISMO. TEORIAS 100 II. LAS INSTITUCIONES FEUDALES: 100 A) EL VASALLAJE 100 B) EL BENEFICIO 101 C) EL PACTO FEUDAL Y SUS CONSECUENCIAS POLÍTICAS 101 III. EL DERECHO FEUDAL 102 A) LOS LIBRI FEUDORUM 102 B) EL DERECHO CATALAN 102

LECCION 20: EL DERECHO MEDIEVAL 103

I. NATURALEZA DEL DERECHO MEDIEVAL 103 A) LA TESIS GERMANISTA 103 B) LA REVISION CRITICA 103 II. LOS SISTEMAS JURIDICOS EN LA ESPAÑA ALTOMEDIEVAL 104 A) EL REGIMEN VISIGODO 104 B) EL REGIMEN DE LAS FAZAÑAS. 104 C) EL REGIMEN DE FUEROS: CONCEPTO Y CLASIFICACION 105

LECCION 21: LA RECEPCION DEL DERECHO COMUN 106

I. LA RECEPCION DEL DERECHO COMÚN 106 A) UNUM IMPERIUM, UNUM IUS: EL DERECHO COMUN COMO DERECHO IMPERIAL 106 B) EL DERECHO COMUN ROMANO-CANONICO 106 C) EL TRIUNFO DEL DERECHO COMUN: 107

LECCION 22: EL DERECHO EN LEON Y CASTILLA EN LA EDAD MEDIA 110

I. CARACTERES GENERALES 110 II. LAS AREAS DE LOS FUEROS 110 A) LA CASTILLA CONDAL 110 B) FUEROS DEL REINO DE LEON 110 C) EL FUERO DE LOGROÑO 111 D) FUEROS DE TOLEDO 111 E) LA EXTREMADURA CASTELLANO-LEONESA: EL FUERO DE SEPULVEDA Y EL FUERO DE CUENCA 112 F) CASTILLA LA VIEJA: EL LIBRO DE LOS FUEROS DE CASTILLA Y EL FUERO VIEJO DE CASTILLA 113

LECCION 23: LA CONSOLIDACION DEL DERECHO CASTELLANO 115

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I. LA OBRA LEGISLATIVA DE ALFONSO X 115 A) INTRODUCCION 115 B) EL FUERO REAL 116 C) EL ESPÉCULO 116 D) PLEITOS FOREROS Y PLEITOS DEL REY 116 E) LAS PARTIDAS 117 II. EL ORDENAMIENTO DE ALCALÁ Y EL SISTEMA DE PRELACION DE FUENTES 118 III. LA EXPANSION DEL DERECHO EN VASCONGADAS: ALAVA, GUIPÚZCOA Y VIZCAYA 118 ÁLAVA 118 GUIPÚZCOA 119 VIZCAYA 119

LECCION 24: EL DERECHO EN ARAGON Y NAVARRA 121

I. EL DERECHO DE ARAGÓN Y NAVARRA: EL FUERO DE JACA Y EL DERECHO NOBILIARIO DE SOBRARBE 121 II. EL DESARROLLO DEL DERECHO ARAGONES 122 A) LA PRIMERA ETAPA: SIGLOS XII Y XIII 122 B) LOS FUEROS DE ARAGÓN O CODIGO DE HUESCA. 122 C) DESARROLLO ULTERIOR: LOS FUEROS DE ARAGON COMO SISTEMA JURIDICO PACCIONADO 122 D) LAS OBSERVANCIAS 123 III. EL DESARROLLO DE DERECHO NAVARRO: DEL LOCALISMO JURIDICO AL FUERO GENERAL DE NAVARRA 123

LECCION 25: EL DERECHO EN CATALUÑA, MALLORCA Y VALENCIA 125

III. CATALUÑA: 125 A) CAPITULARES FRANCOS Y CARTAS PUEBLAS 125 B) EL SIGLO XIII: LAS CONSUETUTS DE BARCELONA. LAS CONSUETUDINES ILERDENSES. LAS COSTUMS DE TORTOSA. LAS CONSUETUDINES DE GERONA. 125 II. MALLORCA. CARTAS DE POBLACION. SIGLOS XIII A XV. ORDEN DE PRELACION DE FUENTES. 126 III. VALENCIA: CARTAS PUEBLAS. LA COSTUM. LOS FURS. 127

LECCION 26: LA MONARQUIA MEDIEVAL 129

I. INTRODUCCION: EL DEBATE SOBRE LA MONARQUIA Y EL ESTADO MEDIEVAL 129 II. EL REY Y LOS SUBDITOS 129 A) DESIGNACION: LA SUCESION AL TRONO 129 B) LA ORDENACION DEL REY 129 C) DERECHOS Y DEBERES DE LOS SUBDITOS 130 III. EL REINO Y LAS SUPERESTRUCTURAS: CORONAS E IMPERIO 131 A) EL REINO COMO UNIDAD POLITICA 131 B) LAS CORONAS DE CASTILLA Y ARAGON 131 C) EL IMPERIO CASTELLANO-LEONES 131

LECCION 27: EL PODER REAL 132

I. FUNDAMENTOS Y NATURALEZA DEL PODER REAL 132 II. EL EJERCICIO DEL PODER Y SUS LIMITACIONES 132 A) EL DERECHO DE RESISTENCIA 132 B) LA CONCEPCION PACTISTA 133 C) LOS AGRAVIOS Y SU REPARACION 133

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D) LA FORMULA “OBEDEZCASE PERO NO SE CUMPLA”. 133 III. LA PUGNA EFECTIVA POR EL PODER 134 A) PODER REAL Y PODER SEÑORIAL 134 B) JUNTAS, UNIONES Y HERMANDADES 134 IV. LA DELEGACION DEL PODER REGIO 134 A) CASTILLA Y NAVARRA: VALIDOS Y GOBERNADORES 134 B) ARAGON: PROCURADORES, LUGARTENIENTES Y GOBERNADOR GENERAL 135

LECCION 28: LAS CORTES MEDIEVALES 136

I. EL ORIGEN DE LAS CORTES 136 A) APARICION DE LOS PARLAMENTOS EN EUROPA Y EL PAPEL PRECURSOR DE LA ESPAÑA ALTOMEDIEVAL 136 B) ENTRADA DE LOS BURGUESES EN LA CURIA: ORIGEN DE LAS CORTES. 136 II. NATURALEZA Y COMPETENCIA DE LAS CORTES 137 A) LAS CORTES COMO ORGANO ASESOR O COMO ORGANO DE CONTROL DEL PODER REAL. 137 B) LAS CORTES EN LOS REINOS: COMPETENCIAS. 137 III. COMPOSICIÓN, FUNCIONAMIENTO Y CONCLUSION DE LAS CORTES. 138 A) LA REPRESENTACION DE LOS TRES ESTAMENTOS 138 B) CONSTITUCION DE LAS CORTES. 138 C) DESARROLLO Y ADOPCION DE ACUERDOS: 139 D) LA DIPUTACIÓN DE CORTES 139

LECCION 29: ADMINISTRACIÓN CENTRAL EN LA ESPAÑA MEDIEVAL 140

I. EL OFICIO PÚBLICO: ACCESO AL OFICIO Y CONTROL DE LA GESTIÓN (PESQUISAS, VISITAS, JUICIO DE RESIDENCIA Y PURGA DE TAULA) 140 CONTROL DEL OFICIO PÚBLICO. 141 II. LA ADMINISTRACION CENTRAL: 142 A) LA CORTE Y SUS OFICIALES 142 B) LOS CONSEJOS DE LOS REINOS 143 C) CANCILLERÍAS Y SECRETARIOS REALES 144

LECCION 30: LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL Y LOCAL 147

I. LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL 147 A) EL REGIMEN CONDAL PRIMITIVO 147 B) EL SISTEMA A PARTIR DEL SIGLO XII 148 II. ADMINISTRACIÓN LOCAL 149 A) ORIGENES DEL MUNICIPIO MEDIEVAL 149 B) LA ORGANIZACIÓN MUNICIPAL. 150

LECCION 31: LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. RELACIONES CON LA IGLESIA 153

I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA 153 A) LA JURISDICCION ORDINARIA EN CASTILLA: 153 B) LA JURISDICCION ORDINARIA EN EL REINO DE ARAGON: JUECES LOCALES, TRIBUNAL DE LA CORTE Y JUSTICIA MAYOR 156 C) LA JURISDICCION ORDINARIA DE NAVARRA 157 D) LAS JURISDICCIONES ESPECIALES: LA JURISDICCION SEÑORIAL, LA JURISDICCION ECLESIÁSTICA Y LA JURISDICCION MERCANTIL. 157 II. LA IGLESIA Y EL ESTADO 158 A) DIOCESIS, IGLESIAS PROPIAS Y MONASTERIOS 158

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B) CONCILIARISMO Y CONFLICTOS DE JURISDICCION 159

LECCION 32: LA ADMINISTRACION DE HACIENDA Y EL EJERCITO 161

I. LA HACIENDA 161 A) PATRIMONIO DEL PRINCIPE Y HACIENDA DEL ESTADO 161 B) ORGANOS DE LA ADMINISTRACION FIANACIERA 162 C) CARACTERES GENERALES DEL SISTEMA IMPOSITIVO 163 D) LOS INGRESOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS. LA RECAUDACION DE LOS IMPUESTOS 163 II. EL EJERCITO Y SU ORGANIZACIÓN 164 A) FONSADO Y APELLIDO 165 B) MILICIAS SEÑORIALES Y CONCEJILES 166 C) LAS ORDENES MILITARES 166

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LECCION 1: LA HISTORIA DEL DERECHO: CONCEPTO, OBJETO Y PROBLEMAS METODOLOGICOS.

I. HISTORIA Y DERECHO

A) LA HISTORIA Y EL HECHO HISTORICO:

La palabra historia encierra tres significados esenciales:

?? Los “hechos pasados”

?? Las “operaciones de investigación realizadas por un investigador”

?? El “resultado de dichas operaciones de investigación”, o historiografía.

De esta manera, se puede distinguir entre:

?? Pasado => Historia

?? Teoría de la Historia => “Historiología” (término acuñado por Ortega y Gasset, de escasa aceptación)

?? Investigación histórica => “Historiografía”

1.- La Historia como ciencia

¿Es posible un conocimiento científico de la realidad socio-temporal?

Si consideramos la ciencia como “el conocimiento que nos permite hacer predicciones acertadas y en consecuencia controlar el curso futuro de los acontecimientos”, la Historia no encaja en este esquema.

El historiador no puede repetir el pasado para analizarlo, ha de considerarlo a través de las referencias mas o menos directas.

En efecto, uno de los pilares del método científico, la verificación, no puede ser aplicado a la investigación histórica, ante la imposibilidad de la observación directa de acontecimientos del pasado.

Sin embargo, estos conceptos tampoco resultan plenamente aplicables a numerosas áreas de la moderna investigación científica. Como ejemplo, el núcleo atómico o un agujero negro no son directamente observables.

En definitiva, la supuesta contradicción entre la Historia como ciencia de lo irrepetible o lo singular y las ciencias naturales, no es tal. La paleontología, la geología y la astronomía estarían en este sentido en análoga situación a la investigación histórica.

Por tanto, ¿son suficientes las leyes causales de la ciencia natural para dar cuenta y razón de las acciones humanas? O bien, así como la evolución es una forma específica del dinamismo universal, ¿será la Historia una forma específica de la evolución humana?

Es indudable que el hombre interviene en su propia evolución al transformar su habitat fabricando cosas, y además, lo cual le distingue de cualquier otro ser, herramientas para fabricar otras herramientas.

Por otro lado, que el curso de la historia sea único no quiere decir que los tipos de fenómenos históricos sean irrepetibles. El comportamiento temporal de las sociedades muestra indudablemente regularidad en algunos de sus niveles. El estudio de las instituciones políticas o administrativas presenta categorías mas o menos atemporales (feudalismo, primitivismo, ...) junto a hechos sociales básicos (nacimiento, muerte, matrimonio, ...) o instituciones (monarquía, asambleas, ejército, ...) a las que en todo tiempo y lugar se ha tratado de dar una regulación. La captación de tales realidades iushistóricas solo puede llevarse a cabo con rigor mediante un método adecuado.

2.- El juicio del historiador

El historiador no se limita a la mera trascripción de documentos, sino que ha de transformar tales documentos en conceptos. Esta labor se ve dificultada por aparecer los hechos históricos previamente “valorados” por la mentalidad de la época o de quienes los originaron.

Se podría afirmar que no existe la historia sino a través de la historiografía. ¿Que papel tiene entonces el juicio del historiador?

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El historiador no es un mero cronista que se limita a estudiar y comprender un acontecimiento o proceso histórico. Ha de asumir asimismo un papel de valoración moral, al margen de cualquier posible utilización con intención política o ideológica de la Historia.

La Historia es la memoria colectiva de la Humanidad, y contribuye de forma esencial a la toma de conciencia de la experiencia humana profundizando en los recuerdos. Contribuye a la generación de una “macroconciencia” a través de su “macrorrecuerdo”. Si puede considerarse que la Humanidad ha dejado su etapa de niñez es precisamente gracias a la Historia, es decir, a los historiadores.

B) EL DERECHO EN EL TIEMPO

EL Derecho es un elemento básico y necesario en toda sociedad. Todas las situaciones por las que puede pasar una persona constituyen hechos sociales básicos a los que necesariamente hay que asignar consecuencias jurídicas.

Una posible definición de Derecho es la de convención ejemplar coactiva. Según Ortega y Gasset, los usos, costumbres y normas sociales fueron en su origen opiniones personales o actos individuales que, por su utilidad, fueron imitados por el resto de la comunidad hasta convertirse en usos fuertes. Las mismas leyes pueden considerarse la institucionalización de una conducta u opinión personal ejemplar.

La coactividad del Derecho, por otro lado, no es un elemento constitutivo, sino a lo mas, una propiedad concomitante, ya que antes de toda coacción hay ya un deber de obedecer la norma, que solo es exigible por la fuerza si no se cumple.

Del Vecchio distingue entre “coacción” o fuerza que impone el cumplimiento de la ley y “coercibilidad” o posibilidad de ser aplicado por la fuerza. Además de la normativa jurídica, existen normas sociales derivadas de la moral y de los usos sociales.

Hay que considerar asimismo el concepto de “coacción inmanente” y de “pena inmanente”, que aparece en ciertas sociedades que educan a sus miembros de forma que el conflicto interior desencadenado por el complejo de culpa al infringir una norma les disuade de transgredirla en el futuro.

II. EL OBJETO DE LA HISTORIA DEL DERECHO La complejidad de las relaciones humanas constituye el problema esencial del objeto de la Historia. El historiador pretende establecer cómo y por qué se comportan en el tiempo los grupos humanos tratando de averiguar las causas de tales procesos. Para ello, la Historia del Derecho, como cualquier ciencia histórica, ha de acotar o delimitar su objeto de conocimiento.

A) DELIMITACION MATERIAL

El último intento de relacionar integradamente todos los posible móviles o factores históricos (económicos, jurídicos, religiosos, políticos, ..), la llamada Historia Total, solo consiguió superponer las diversas disciplinas históricas sin mostrar sus conexiones, sin llegar a crear una ciencia total o integral de la Historia.

Por ello es imprescindible la delimitación material del estudio histórico, aunque sea una manera incompleta de estudiar el pasado.

El objeto material de la Historia del Derecho es el factor o elemento de relevancia jurídica (es decir, el Derecho). Este se encuentra no solo en las leyes, costumbres y usos sociales, jurisprudencia y principios generales del Derecho, sino en fuentes indirectas, como el arte, la novela, la poesía, etc.

Hay quien sostiene que el objeto de la Historia del Derecho es el estudio del Derecho no vigente.

Pero es que el historiador puede investigar y reflexionar sobre la legislación actual e incluso sobre leyes futuras, ya que su actividad no se limita al estudio de los hechos del pasado, sino que se caracteriza por la manera en que se acerca a su objeto de conocimiento. El iushistoriador ve los fenómenos como consecuencia, producto o resultado de un proceso histórico, analizando sus causas inmediatas y, en lo posible, extrayendo conclusiones de ello.

La Historia del Derecho, en definitiva, no se agota como ciencia en el objeto del Derecho.

B) DELIMITACION ESPACIAL

La Historia del Derecho ha de delimitar su objeto territorial de estudio. A tal efecto, se entiende como “Derecho español” el creado o aplicado en lo que, a lo largo del tiempo, ha sido territorio español. Se incluye por tal motivo el Derecho Indiano, vigente en la América española desde finales del s. XV hasta el s. XIX.

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En los últimos años ha surgido un creciente interés en el estudio de la Historia del Derecho Europeo.

C) DELIMITACION CRONOLOGICA

A pesar de las limitaciones y la artificiosidad inherente a establecer una periodificación histórica, esta resulta necesaria, y requiere adoptar un criterio lo mas objetivo posible.

Hay acontecimientos que despuntan claramente constituyendo verdaderos goznes históricos que se imponen al historiador del Derecho español. En base a ello, se definen los siguientes periodos:

1. La España prerromana (Iberia), desde las primeras manifestaciones jurídicas hasta la romanización.

2. La romanización de la península (Hispania), iniciada por los romanos en el 218 a.c.

3. El establecimiento de los visigodos en Hispania, constituyendo un reino independiente tras la caída de Roma el año 476.

4. La caída de la monarquía visigoda tras la invasión musulmana, originando la coexistencia de la cultura de los reinos cristianos en el norte con la España musulmana.

5. El descubrimiento de América marca el inicio de la Edad Moderna. Coincide con la aparición de la monarquía centralizada y autoritaria de los Reyes Católicos y el Estado Moderno.

6. La recepción en España del programa político y jurídico de la Revolución francesa, originando la Constitución gaditana de 1812 y el arranque del liberalismo español.

III. LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA: La Historia del Derecho, en cuanto saber fundamentado desde el método científico, se apoya esencialmente en dos prácticas metodológicas: la histórica y la jurídica.

A) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA HISTORICA

La Historia del Derecho fue considerada inicialmente como una especialización de la Historia general. Así, en los diferentes planes de estudio del siglo XIX, algunas disciplinas van precedidas de su correspondiente parte histórica. El RD 2-9-1883 y el RD 14-8-1884, contemplan ya una Historia General del Derecho Español.

En este periodo se gesta la actual disciplina de la Historia del Derecho bajo la influencia de Eduardo de Hinojosa y las corrientes historicistas alemanas.

Parece así que, según los orígenes de esta disciplina, la voluntad del legislador y las corrientes dominantes finiseculares, La Historia del Derecho debería seguir siendo una especialidad de la Historia.

B) LA HISTORIA DEL DERECHO COMO CIENCIA JURIDICA

Desde 1950, con García Gallo, la concepción juridicista dominante trasladó la balanza al otro extremo: la Historia del Derecho debía ser una ciencia jurídica en razón a su objeto de conocimiento (derecho del pasado) y a su método de investigación (técnica jurídica) y exposición (evolución de las instituciones o categorías jurídicas).

Además, siendo sus destinatarios alumnos de una Facultad de Derecho, la dogmática jurídica había de ser predominante. Los defensores del enfoque historicista, sin embargo, hacen hincapié por la misma razón en el fundamentación del estudio dentro de un contexto histórico.

En rigor, si el objeto y método de la Historia de Derecho vienen definidos fundamentalmente por factores jurídicos, esta disciplina debe ser una ciencia jurídica y no histórica.

C) LA POLEMICA SUBSIGUIENTE:

La Historia del Derecho, en cuanto ciencia, posee un objeto y método propios, que pueden determinar la naturaleza histórica, jurídica, social, etc. de la disciplina.

1.- La Historia jurídica como historia de textos

Según D’Ors, Otero y Gilbert (con pocos seguidores), la Historia del Derecho es una historia de textos jurídicos.

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Esta tesis se centra en la interpretación del origen, contenido y finalidad de los textos jurídicos, rechazabdo el estudio de factores extrajurídicos (económicos, sociales, ideológicos, etc). Consciente de las limitaciones de este enfoque, Gilbert amplió el espectro de textos a considerar incluyendo todo aquel que transmitiera información de relevancia jurídica.

2.- La interpretación sincrética y conceptualista

J. Lalinde propuso una tesis sincrética que defiende la naturaleza bifronte de la Historia del Derecho como ciencia histórica ya a la vez como ciencia jurídica.

Propone asimismo una Historia del Derecho considerada como Historia del pensamiento jurídico.

3.- La Historia del Derecho como especialidad de la Historia

Tomás y Valiente propone el retorno a los planteamientos de Hinojosa, y plantea la Historia del Derecho como una especialidad de la Historia.

Realmente, desde un punto de vista historiográfico, no existe la Historia, sino las Historias. Así, la Historia del Derecho podría considerarse una especialidad de la Historia en la medida en que determina un objeto y método específicos respecto a otras disciplinas. Pero en tal caso, mas que considerar tales disciplinas como “especialidades de la Historia”, parece mas apropiado caracterizarlas como disciplinas autónomas.

4.- Historia del Derecho e Historia total

La Historia Total, como combinación de disciplinas de investigación que abarquen el mayor número posible de aspectos de pasado, no pasa de ser una utopía o mera aspiración.

Mas realista es la integración de una determinada parcela histórica en un contexto que le dé sentido y pueda reconocerse a sí misma en sus efectos. Por ello algunos historiadores prefieren hablar de “Historia Integral”

Nuestro conocimiento de la realidad del pasado solo puede ser limitado, ya que solo tenemos acceso a aquellas zonas o estratos del pasado que nos han transmitido diversas fuentes y que han pasado por el prisma del historiador. Por ello se hace necesario afrontar el estudio del pasado por partes.

En consecuencia no existe una “historia General” o “Historia Total”, sino una reconstrucción o aproximación a ella basada en la yuxtaposición cabal de puntos de vista parciales, resultado de las diferentes investigaciones de los historiadores, fragmentadas en sectores o disciplinas varias.

5.- La historia del Derecho como ciencia dual

H. Mitteis, Bader y Conrad concebían la Historia del Derecho como una ciencia dual, que participaba de la ciencia histórica y de la ciencia jurídica. Dicho concepto fue adoptado y matizado en España por Font Rius y Escudero.

Para la Historia del Derecho todo Derecho es histórico, y por tanto inteligible solo si se estudia en su contexto social, económico, ideológico, etc. Por tanto, el objeto de la Historia del Derecho trasciende lo puramente jurídico para considerar las conexiones con el entorno extrajurídico.

Con respecto a la dualidad del método, hay que considerar primeramente el método mixto histórico-jurídico.

Por otro lado, hay que tener en cuenta el criterio de oportunidad o adecuación que determina en cada caso el método mas idóneo para la investigación (dogmática jurídica o método histórico según el objeto concreto de estudio).

No se pueden excluir, sin embargo, otros métodos complementarios como el económico y el sociológico, que complementan los dos anteriores, ampliando el concepto de método de la Historia del Derecho hasta un método mixto, con predominio, eso si, del jurídico y el histórico.

En definitiva lo que distingue al iushistoriador es la consideración del Derecho en su perspectiva histórica.

Ante la pluralidad de métodos a los que el iushistoriador ha de recurrir en su estudio, será necesaria una priorización de los métodos a utilizar en función de la materia objeto de la investigación.

Recapitulando, si se considera ciencia a todo aquel conocimiento que:

1. Ha definido su objeto de conocimiento;

2. Ha establecido un método científico para tal fin;

3. Ha sido aceptada por una parte de la comunidad científica;

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Entonces cabe hablar de una Historia del Derecho considerada como ciencia jurídica, que coexiste con otra Historia del Derecho entendida como ciencia histórica, justo con otras concepciones mixtas y sociológicas de la disciplina.

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LECCION 2: LA HISTORIOGRAFIA JURIDICA

I. LA HISTORIOGRAFIA ESPAÑOLA HASTA LA ESCUELA HISTORICA La Historiografía jurídica versa sobre las obras y autores que se han dedicado a la Historia del Derecho: es la historia de los historiadores del Derecho.

En el S.XVI destacó Francisco de Espinosa, autor de “Observaciones sobre las Leyes de España”, de la que se conserva solo un resumen.

A Lorenzo de Padilla, cronista de Carlos I, se debe la obra “Leyes y fueros de España y anotaciones sobre ellos”, en la que expone y comenta el derecho visigodo (Fuero Juzgo) y castellano.

En el S.XVII sobresalen Lopez Martinez, autor del “Epítome del origen y progreso de los fueros de Aragón” y Juan Lucas Cortés, autor del manuscrito “De los orígenes del Derecho en España”.

En el S. XVIII se funda la Real Academia de la Historia dentro del plan de reforma cultural borbónico. El fraile agustino Enrique Florez, bajo la influencia ilustrada, recopiló las fuentes de la historia eclesiástica en la magna obra “España sagrada”.

Destaca la labor de eruditos y funcionarios como Gaspar Melchor de Jovellanos y Pedro Rodríguez de Campomanes.

A comienzos del S. XIX destaca el sacerdote Juan Antonio Llorente, que intervino en la redacción de la Constitución de Bayona, y autor de la “Historia crítica de la Inquisición en España”, escrita en exilio y publicada en 1822.

Juan Sempere y Guarinos, fiscal de la Chancillería de Granada y liberal afrancesado, escribió asimismo en el exilio su “Historia de las Cortes de España” (1815), así como una primera “Historia del Derecho Español” (1822-1823).

Se considera a Francisco Martínez Marina, Director de la Real Academia de la Historia, el primer historiador del Derecho. Elaboró un Ensayo histórico-crítico sobre la legislación de Alfonso X que sigue siendo hoy día una obra de referencia, así como una “Teoría de las Cortes” que trataba de presentar las Cortes de Cádiz como herederas de las Cortes medievales.

Tomás Muñoz y Romero publicó en 1847 una “Colección de fueros municipales y cartas pueblas”, que es obra obligada de consulta para los estudiosos.

Es obligado reconocer, sin embargo, las deficiencias del método de trabajo seguido por los historiadores del Derecho españoles de los siglos XVIII y XIX que, junto al desconocimiento del trabajo de otros ius-historiadores europeos, se tradujo en la escasas calidad científica de sus trabajos, principalmente por:

A) El escaso rigor al determinar la autenticidad o fiabilidad de los textos y datos utilizados.

B) El predominio de la erudición cuantitativa, sin apenas labor de síntesis.

C) El barroquismo en la argumentación, en detrimento de la sistemática y la claridad en la exposición de resultados.

D) Escaso conocimiento de las aportaciones de la historiografía extranjera.

A finales del S. XIX, Eduardo de Hinojosa incorporará a la Historia del Derecho las técnicas y métodos de la Escuela Histórica del Derecho alemana.

II. LA ESCUELA HISTORICA DEL DERECHO

A) ORIGENES

La Escuela Histórica del Derecho nace en Alemania como reacción al iusnaturalismo racionalista y la subsiguiente codificación del Derecho.

Para la Escuela de Exégesis francesa “el Derecho positivo lo es todo y todo el Derecho positivo está constituido por la ley”. No existen mas principios jurídicos que los del Derecho positivo emanado del legislador.

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La promulgación del Code Civil napoleónico desató la polémica en Europa entre los partidarios a ultranza de la codificación y los detractores de ésta. En Alemania, Savigny (crítico con el movimiento codificador) y Thibaut protagonizaron la discusión.

La Escuela Filosófica de Thibaut, con un plantemiento codificador, pretendía hacer prácticamente tabla rasa del pasado. Frente a este plantamiento, surge la Escuela Histórica del Derecho.

Muchos consideran a Savigny como el fundador de la Escuela Histórica, según la cual el Derecho es la expresión natural del espíritu del pueblo (Volksgeist). La misión del legislador no era la de crear Derecho, sino la buscarlo en el Derecho histórico y proceder a su estudio y sistematización.

B) DESARROLLO DE LA ESCUELA

La Escuela Histórica situó la investigación histórica al servicio de la dogmática jurídica, al punto de convertirse la Historia del Derecho en la ciencia jurídica por excelencia. Sin embargo, no hubo acuerdo sobre la materia prima sobre la que aplicar el método histórico:

?? Un sector de la Escuela Histórica sostenía que la esencia jurídica de la cultura alemana descansaba en el Derecho Romano.

?? Otros defendían que dicha esencia radicaba en el Derecho consuetudinario germánico.

Entre los romanistas o “pandectistas” destacan Niebuhr, Ihering, Mommsen, Gerber y Gustavo Hugo. Contaban con la ventaja de disponer de fuentes jurídicas originales: el “Corpus Iuris Civilis” de Justiniano.

El Barón de Stein, en 1819, respondió recopilando las fuentes jurídicas y literarias germánicas en los “Monumenta Germaniae Historica”. Entre los germanistas destacan asimismo Beseler, Reyscher, Eichorn, Brunner y Karl von Amira, además de Jacob Grimm, con sus “Antigüedades del Derecho Alemán” y sus famosos cuentos.

III. LA HISTORIOGRAFIA EN LA ESPAÑA CONTEMPORANEA

A) SOCIOLOGISMO Y COMPARATIVISMO

Los primeros sociólogos y comparativistas reunían datos procedentes de culturas diferentes para, una vez agrupados en categorías, deducir pautas generales: se trataba de descubrir las causas que explicaban las regularidades jurídicas o institucionales en todo tiempo y lugar.

Como resultado de esta inquietud se crearon Centros y disciplinas de Historia universal jurídica comparada, que estudiaban la evolución de las sociedades antiguas o primitivas. Destacan Augusto Comte (fundador de la sociología), Bachofen, Morgan, etc.

En España la recepción de la sociología y del método comparado aplicado al Derecho se produjo a través del krausismo, con los trabajos de Gumersindo de Azcárate, Adolfo Posada, Eduardo Pérez Puyol y, sobre todo, Joaquín Costa.

Este último criticaba el iusnaturalismo racionalista y consideraba la costumbre como fuente primaria y auténtica de Derecho, exaltando los valores surgidos espontáneamente del pueblo. Alentó la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, que convocaba un premio anual a estudios sobre derecho consuetudinario.

Destacan asimismo las Encuestas propiciadas por el Ateneo de Madrid y remitidas por toda España sobre usos y costumbres en relación con el nacimiento, el matrimonio y la muerte.

B) EDUARDO DE HINOJOSA Y SU ESCUELA

Los primeros en introducir los postulados de Savigny en España fueron Pidal y Montalbán, pero tuvieron escasa difusión.

En 1863, dos años después de la muerte de Savigny, sus discípulos fundaron la Fundación Savigny, proyecto e el que se integró España a instancias del Colegio de Abogados de Barcelona.

Los foralistas adoptaron los argumentos contra la codificación de Savigny en su Escuela Histórica Catalana, prescindiendo de las propuestas relativas al desarrollo de la ciencia histórico-jurídica. Destaca aquí Ramón Martí, J. Permanyer y, especialmente, Manuel Durán y Bas.

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La recepción propiamente científica de la Escuela Histórica del Derecho se produce con Eduardo de Hinojosa, con el que se plasmará en España por vez primera el método histórico-jurídico iniciado por Savigny.

Un RD de 2 de Septiembre de 1883 creó la asignatura de Historia General del Derecho Español como disciplina autónoma en los planes de estudio de la licenciatura de Derecho. En 1887, Hinojosa publica una “Historia General del Derecho Español”.

Entre su importante y novedosa obra destaca “El elemento germánico en el Derecho español”, presentada en el Congreso Internacional de Historia de 1908 en Berlín. Dicha obra da origen a la interpretación germanista predominante en España hasta mediados del S. XX, que atribuye una valoración exagerada a la influencia del derecho consuetudinario visigodo en la formación del Derecho medieval español.

En 1910 se crea el Centro de Estudios Históricos, para cuya sección Histórica se nombra a Hinojosa. De aquí sale la primera generación de discípulos de la llamada Escuela de Hinojosa: Ramos Loscertales, Galo Sánchez y, sobre todo, Claudio Sánchez Albornoz, que fundaría en 1924 el Anuario de Historia del Derecho Español, que sigue siendo hoy el principal órgano de difusión y renovación de los estudios histórico-jurídicos en España.

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LECCION 3: LA ESPAÑA PRERROMANA

I. EL HOMBRE DEL PALEOLITICO

A) FORMAS DE VIDA Y ECONOMIA DE LA GRAN CAZA

El Paleolítico, caracterizado por la forma tosca y rudimentaria de tallar la piedra (hachas, puntas de lanza,..), abarca aproximadamente desde hace 600.000 años hasta hace unos 11.000, cuando aparece el Neolítico con sus nuevas técnicas en el trabajo de la piedra.

Rasgos sociales y económicos:

?? Economía natural: pesca, recolección de frutos y, sobre todo, caza.

?? Nomadismo: seguían a las grandes manadas de animales, lo que limitaba sus pertenencias y, por tanto, el derecho de propiedad individual y colectiva.

?? Falta de límites precisos entre Derecho y religión: el eje del grupo era el sacerdote-mago-chaman, que ejercía de guía espiritual y juez.

La caza constituía el eje económico y religioso central de este periodo. El cazador nómada tiene un sentido concreto de la utilidad, se desplaza con un equipo mínimo y no trata de acumular varios ejemplares de una misma cosa. La caza imitaba una cacería heroica primordial protagonizada por dioses o antepasados míticos, y que el hombre primitivo pintaba en las cuevas como una especie de invocación sagrada.

Mientras abundó la Gran Caza, el hombre paleolítico no se preocupó por la subsistencia ni por almacenar excedentes. Solo una grave crisis, como la paulatina desaparición de los grandes rebaños, pudo llevarle a sustituir las armas de caza por los aperos de labranza. Con ello llega el fin de la era de la Gran Caza.

Se piensa que hace unos 11.000 años en Oriente Medio, acuciado por la falta de alimentos, debida a la migración de diversas especies animales tras un cambio climático, el hombre descubrió la agricultura.

B) EL MUNDO DEL ESPIRITU

Hoy ya no es posible sostener la teoría de la inferioridad intelectual del hombre primitivo. Según diversos antropólogos, “el uso de términos mas o menos abstractos no está en función de capacidades intelectuales, sino de los intereses desigualmente señalados y detallados de cada sociedad”.

Frente al cúmulo de prejuicios existente hacia el índice de inteligencia y capacidad cultural del hombre primitivo, al que se sigue considerando con frecuencia un salvaje, hay que mantener que el hombre primitivo, por el hecho de serlo, no está menos dotado mentalmente que el hombre moderno. Su discurso intelectual es lógico, aunque con premisas distintas a las nuestras. Así, tras la concepción primitiva de que “si caigo enfermo es que la divinidad castiga mi pecado”, está el enunciado correcto y lógico de unos postulados:

a) Dios castiga los pecados enviando enfermedades.

b) Yo he enfermado,

c) Luego, es que he pecado.

En definitiva, ante los sucesos de la vida, el hombre primitivo no se pregunta el cómo, sino quien y por qué. Frecuentemente buscará la explicación en una voluntad sobrenatural actuando.

II. LA REVOLUCION NEOLÍTICA Y LA EDAD DE LOS METALES

A) VIDA ECONOMICA

Las nuevas técnicas para tallar la piedra fueron acompañadas de acontecimientos igualmente importantes como el descubrimiento de la agricultura y la domesticación de los animales.

La agricultura no se hizo necesaria hasta que comenzó a escasear la caza. La domesticación masiva de animales, por su parte, no fue posible hasta que las técnicas de cultivo pasivo no proporcionaron pastos suficientes para ello.

Pero lo más importante de la Revolución Neolítica fueron las consecuencias ideológicas, es decir, la aparición de nuevas asociaciones simbólicas. Frente a la mentalidad derrochadora del cazador que

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abandona los restos del animal, ahora está el agricultor con sentido ahorrativo que planifica con meses de antelación las cosechas y hace cálculo de los frutos. Desde el punto de vista jurídico, será a partir de ese momento cuando comiencen a sentarse las bases de las nuevas concepciones del derecho, especialmente lo relacionado con la propiedad y el comercio. El desarrollo de la escritura propició las primeras leyes escritas.

El Neolítico supuso una nueva organización del trabajo y especialmente un mayor protagonismo de la mujer, no sólo dedicada al cultivo del campo, sino por la aparición de nuevas asociaciones simbólicas e ideológicas despertadas a consecuencia del trabajo agrícola, que asimilaban los símbolos de fertilidad de la tierra a la fertilidad femenina.

B) SOCIEDAD Y CULTURA

El desarrollo cada vez mayor de los núcleos urbanos en torno a las grandes extensiones cultivables (civilizaciones hidráulicas) favorecerá la aparición de organizaciones de carácter complejo sustentadas en la proliferación de cargos administrativos dedicados en buena parte a la gestión del excedente de producción. Una rápida deducción de estas primeras comunidades es la existencia de relaciones comerciales, contratos, de empleo de mano de obra. Comienza en este punto la intervención de la organización política o “Estado” y, por tanto, del desarrollo del “derecho público”. Pero también conllevó el desarrollo de instrumentos de coacción para mantener el orden interno o para extenderlo a otros territorios con la fuerza de las armas.

Elementos del pensamiento jurídico primitivo

En cuanto al pensamiento jurídico, disponemos de bastantes datos para asegurar su indisoluble relación con la religión.

a) La participación con lo sagrado: la imitatio dei.

En el pensamiento primitivo las cosas son reales en la medida en que participan de lo sagrado. Si las cosas son reales en la medida en que participan de lo sagrado, tales cosas o actividades alcanzan dicha consideración no en cuanto a tales cosas o actos en sí, sino en cuanto a que ahora son distintas. Un árbol, un animal o un concepto no son reverenciados en cuanto tales, sino porque son concebidos como algo sagrado que se nos muestra por medio de ellos.

La aplicación jurídica de esta creencia es que la ley será más perfecta, es decir, más justa, en la medida que participe de lo sagrado. Para la mentalidad arcaica la participación con lo sagrado se adquiere por imitación. Un acto no llega a ser real más que en la medida en que imita o repite un modelo o arquetipo previamente establecido. Es decir, la ley es tal en la medida en que participa de lo sagrado, y es sagrada cuando imita o reactualiza la ley revelada por la divinidad.

La actuación de la divinidad, al ser ejemplar, deviene en ley suprema y modelo perfecto para ser imitado o reactualizado en otros planos de la existencia. La ley humana será más perfecta y real cuanto más se acerque o imite a esa ley primordial.

b) El rito cosmogónico como ley primordial.

El rito de creación del universo es la primera ley del cosmos de acuerdo a un rito determinado que, al ser ejecutado por Dios, no puede ser imperfecto. Por tanto, hay que imitarlo para llegar a participar de lo sagrado. Ello significa que si algo no se ajusta al modelo preestablecido, se produce una peligrosa irrupción del caos y, consecuentemente, será prohibido. Cualquier otra fórmula o conducta que no se inspire o ajuste a los modelos prefijados por la divinidad es peligrosa porque conlleva la ruptura con el mundo sagrado de los arquetipos.

Por tanto todo acto legislativo, en cuanto que supone creación de algo, ha de estar inspirado en el rito cosmogónico para que goce de plenos y eficaces resultados. Únicamente así, la ley humana llega a ser una reactualización de la ley primordial y, por tanto, deja de ser propiamente humana para convertirse en sagrada.

La antigüedad de una norma es, para el primitivo, una garantía de primer orden, pues, si había sido aplicada durante años con buen resultado se suponía participe de la sacralidad. La perennidad o vitalidad de una norma demostraba su vinculación mágica con el momento fuerte de los orígenes, que participaba de lo sagrado, es decir, que era digna de ser imitada.

c) La ejemplaridad de los modelos.

El hombre primitivo concibe el universo como una intrincada red mágica que pone en relación cualquier punto o plano con todos los demás. Entre uno y otro plano o nivel existe una isomorfía en cuanto que tales

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redes o planos se configuran a imitación unos de otros. De esta forma el rey gobierna desde el centro de su territorio imitando o reflejando el orden que Dios mantiene.

De ello se deduce que la primitiva concepción del delito fue su consideración como una modalidad de regreso al caos primordial que se equipara al pecado o error ritual, sólo redimible mediante un ceremonial expiatorio o una sanción cuya finalidad era la reintegración del pecador-delincuente con los dioses.

Inversamente, las cualidades más sobresalientes de los individuos eran atribuidas a la mayor o menor participación de cada ser humano con lo sagrado.

Hemos de suponer que en cada grupo humano hubo inicialmente jefes ocasionales para funciones específicas y en cortos periodos de tiempo, de modo que gran parte de los individuos del clan ocupaban la posición de jefe en algún momento. Pudieron existir liderazgos automáticos, esto es, cuando se superaba alguna prueba iniciática en la que se arriesgaba la vida. Pero cuando un individuo desempeñaba una función que era considerada por todos como necesaria para la comunidad, muerto dicho individuo, el vacío funcional creado era ocupado por otra persona, convirtiéndose la función social en institución.

Las leyes pueden ser definidas como la institucionalización de una conducta u opinión personal ejemplar, al igual que las instituciones.

III. LA ESPAÑA PRERROMANA DEL ULTIMO MILENIO A.C.

A) IBEROS, CELTAS Y COLONIZADORES MEDITERRANEOS

En rigor debe utilizarse el nombre de “pueblos ibéricos” y no de “pueblo ibérico”, ya que nunca constituyeron una unidad política o socialmente organizada.

Las sociedades ibéricas se organizaban en tribus agrupadas en torno a familias poderosas lideradas por un régulo, príncipe o jefe militar. Junto a la aristocracia militar y propietaria, convivían campesinos y artesanos vinculados a ésta por lazos de dependencia económica.

La localización de poblados junto a las grandes vegas de los ríos, aptas para el cultivo, apuntan a la agricultura como base de la economía. Las técnicas y aperos traídos por los colonizadores favorecieron cierta prosperidad y crecimiento demográfico. Junto al trigo y la cebada ya existentes, los fenicios y los griegos traen la explotación del olivo y la vid.

Existía gran riqueza ganadera en el sur y en la meseta, sobre todo caballar (imágenes de héroes ecuestres).

La artesanía tuvo un considerable desarrollo por la influencia de fenicios y griegos, especialmente la artesanía textil turdetana, que era famosa por su calidad.

La riqueza minera de la Península Ibérica fue proverbial: oro, plata, cobre y hierro, hasta el punto de que la organización de la producción minera condicionó política y socialmente la vida. Los íberos, por otro lado, fueron hábiles trabajando el metal, como demuestra la adopción por los romanos de la espada ibérica por su calidad y eficacia.

Otra fuente de riqueza fue la pesca de atunes en el estrecho y su conservación en salazón, para su posterior comercialización.

Los celtas se establecen en el centro y norte de la península procedentes de centroeuropa hacia el 1200 a.c., como clanes guerreros organizados gentiliciamente. Existía una fuerte jerarquización social y económica en torno a la función militar.

Desde el S. III a.c. aparecen ya en la Península Ibérica los grandes poblados u “oppida” con cierto grado de desarrollo urbanístico. Son evidentes ya signos de intercambio o fusión entre las culturas ibérica y celta, hasta el punto de que el mundo grecolatino acuñó el término “celtíbero”.

El primer pueblo mediterráneo en aparecer en la península fueron los fenicios hacia el S. VIII a.c., e introdujeron técnicas metalúrgicas, de alfarería, etc., contribuyendo al surgimiento de la cultura tartésica.

Tartessos fue un reino del suroeste peninsular surgido de la síntesis de las culturas autóctonas y la de los colonizadores mediterráneos (griegos y fenicios). Su riqueza estaba en el control de los yacimientos minerales, y su auge se produjo en el S. VII y parte del VI a.c., hasta que los cartagineses arrasaron los asentamientos urbanos de Tartessos.

Durante el S. VI a.c., los foceos (jonios de Asia menor) fundaron colonias en el norte del mediterráneo occidental (Ampurias).

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Posteriormente, los cartagineses comenzaron su expansión por la península fundando diversas colonias. Se ha llegado a pensar que los Barcas pretendían incluso fundar un reino en Hispania independiente de Cartago.

Ni la colonización griega ni la fenicia trasladaron a la península sus instituciones político-administrativas ni su ordenamiento jurídico: se limitaban a fundar factorías con fines económicos y reclutar mercenarios.

B) LOS PUEBLOS DE ESPAÑA.

En el último milenio a.C. la Península Ibérica estaba habitada por multitud de pueblos de procedencia étnica y cultural diversa. A las culturas más propiamente autóctonas hay que añadir sucesivas migraciones de pueblos centroeuropeos (celtas y germanos) y colonizaciones más orientales (griegas y fenicias).

Caro Baroja los clasificó en áreas culturales atendiendo a su ubicación geográfica y características sociales y económicas:

?? Los pueblos del norte (cántabros, vascones, astures, galaicos, etc.) practicaban una economía más rudimentaria (cultivo y recolección) en parte condicionada por las condiciones climáticas y geográficas. Su aislamiento sería decisivo en la tardía romanización de estos pueblos.

?? Los pueblos de la meseta central (celtíberos, carpetanos y oretanos del este, vetones al oeste) practicaban una economía basada en la agricultura y la ganadería, con asentamientos de mayor consideración y un incipiente urbanismo.

En la zona noroccidental se localizaban los vacceos, quienes practicaban una forma de explotación colectivista de la tierra.

Determinados historiadores supusieron que esta forma de explotación era un precedente del colectivismo agrario y que formaba parte de una etapa o estado inicial y primitivo de la evolución del derecho de propiedad en los pueblos antiguos, por cuanto se repartían los frutos del cultivo de la tierra entre todos. Pero no hay base para pensar en ello.

De hecho los textos no afirman que el reparto sea igualitario entre todos los habitantes o que todos tengan que cultivar la tierra; por el contrario, la referencia al castigo de aquellos campesinos que ocultasen la cosecha podían presuponer que no todos los miembros dela tribu eran cultivadores. También es probable que el reaparto no se hiciera entre todos ni por partes iguales. Cabe la posibilidad de que los lotes se adjudicaran a los varones jefes de clanes o familias en proporción al número de miembros. Tampoco sabemos si los frutos se repartían igualmente o en función de criterios de prestigio o poder social. En todo caso, la pena de muerte por la ocultación de frutos demuestra que dicho reparto no era demasiado bien admitido por los campesinos.

Pueblos del área oriental: Varios son los pueblos que habitaron la franja oriental de la Península: cosetanos e indigetes (Tarragona y Ampurdán), jacetanos (Jaca), contestanos (Alicante), bastetanos (Baza), etc. Presentaban una economía más desarrollada a consecuencia del estímulo de la colonización griega, fenicia e itálica.

Los pueblos meridionales. El sur peninsular fue más rico y productivo debido a la cantidad y calidad de los yacimientos de hierro y cobre allí ubicados. Seguramente el legendario imperio de Tartessos regido por Habis, surgió a consecuencia de tales riquezas, situando su capital en la actual desembocadura del Tinto y del Odiel, para controlar y proteger el acceso a los yacimientos a cielo abierto; pero su destrucción terminó por convertirlo en un mito.

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LECCION 4: FUENTES DEL DERECHO Y SOCIEDAD POLITICA

I. COSTUMBRE Y LEYES COMO FUENTES DEL DERECHO

A) DERECHO CONSUETUDINARIO PATRIARCAL Y MATRIARCAL

El problema del matriarcado

Pese a los mitos y leyendas de la antigüedad, no existen datos de los que se deduzca la existencia histórica de algún régimen matriarcal. Básicamente, las sociedades han sido siempre patriarcales, regidas familiar, social y políticamente por hombres.

De la lectura de un texto del geógrafo e historiador grecolatino Estrabón de Amasia, referido a los cántabros, se ha deducido la existencia de un régimen matriarcal entre los pueblos del norte peninsular. Pero una detenida lectura revela lo contrario:

a) Parece ser el padre quien ejerce el derecho a decidir la vida o la muerte de su familia. El texto dice que fue el padre quien ordenó la muerte a toda la familia capturada por los romanos.

b) Además, la simulación del parto por parte del padre (denominada “covada”), es un rito de reconocimiento de la paternidad propio de los pueblos patriarcales por el que se acepta o legitima al recién nacido como miembro de la familia, lo que no sería necesario en un sistema matriarcal.

c) Por otra parte, en estas sociedades es el hombre quien dota a la madre, entendiendo dote como compra de la mujer. En realidad estamos en un régimen matrilineal.

En un régimen matrilineal, es la mujer la que hereda y la que transmite los derechos sucesorios sin que posea una autoridad especialmente relevante. El varón que se despose con ella será quien ejerza la autoridad dentro del grupo familiar. Lo mismo sucede a nivel político, cuando es la mujer la que transmite el derecho a reinar.

En Egipto, por ejemplo, el faraón sólo llega a serlo cuando se casa con la hija del anterior faraón, de modo que la autoridad será ejercida por él y no por la reina. Esta práctica constitutiva de derechos políticos patrimoniales ha fomentado históricamente la endogamia como medio para evitar la entrada de extraños dentro del clan familiar.

La explicación al texto de Estrabón es la justificación ante la intelectualidad romana del papel civilizador de la romanización, a base de presentar a la población indígena como salvaje y primitiva.

B) EL DERECHO ESCRITO EN TARTESSOS

Según la mitología, el primer rey de la Península Ibérica que “sometió a leyes a un pueblo incivilizado” fue Habis. Parece cierto que Tartessos elaboró un importante sistema de leyes, que además era muy antiguo.

El mito de Gárgolis y Habis, en la línea del rito cosmogónico, representa la hazaña ejemplar de un ser sobrenatural o heroico que combate contra el caos o alguna de sus modalidades, para llevar finalmente a cabo su labor civilizadora o cosmizadora. La ley acaba siendo la institucionalización de la hazaña ejemplar.

La imitatio dei es el mecanismo esencial de todos estos ciclos míticos. Los hombres se inspiran en los héroes tratando de emular sus hazañas, de acuerdo con los siguientes pasos básicos:

1. Situación de caos o desorden personificado por un monstruo, dragón o ser injusto (un rey tirano).

2. El dragón-caos intenta aniquilar cualquier intento civilizador.

3. Una divinidad o un héroe consigue enfrentarse y vencer a éste.

4. El vencedor procede a recrear (civilizar, legislar, ...) el mundo.

En definitiva, toda labor legisladora equivale, para el hombre primitivo, a la repetición de una cosmogonía.

II. ESTRUCTURA SOCIAL Y POLÍTICA

A) LA GENS Y LAS GENTILIDADES

La característica más extendida fue la agrupación de los individuos mediante un sistema gentilicio, semejante a una pirámide social.

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La unidad básica era la familia en sentido amplio. La unión de familias con un vínculo consanguíneo da lugar a la cognatio o clan familiar, unidad sin peso en el grupo de las relaciones gentilicias. El conjunto de clanes familiares daba lugar a la gentilitas o agrupación de familias entre las que existe una relación de parentesco, real o ficticia, por cuanto reconocen un antepasado común. En torno a la gentilidad giran todos los actos del sistema gentilicio (dioses, culto, derecho propio, obligación de protección, etc.), conformando cada gentilidad un grupo cerrado e independiente, con capacidad de concertar alianzas y pactos.

La unidad superior era la tribu o gens romana, aunque exactamente no sean lo mismo. La tribu o gens, en cuanto a grupo social formado por varias gentilidades dela zona, tuvo mucha importancia dentro de las relaciones gentilicias, por cuanto parece que sus dirigentes o magistrados tenían una cierta autoridad e intervenían en la realización de actos que implicaban a varias gentilidades. Aunque no sea posible determinar sus competencias, probablemente las gens fuesen las poseedoras del territorio. Parece ser que experimentaron un fortalecimiento progresivo.

Aunque entre los íberos existió una fuerte estructura gentilicia, la generalización de los vínculos de clientela debilitaron los lazos familiares en beneficio de los patronos o jefes militares.

B) LOS VINCULOS DE SOLIDARIDAD PUBLICA: PACTOS DE HOSPITALIDAD

Entre los pueblos primitivos fue una práctica común acoger al extranjero, entendiendo por tal al ajeno a un grupo social. El Hospicio u hospitalidad se concretaba así en la práctica de recibir al extranjero, al huésped y extenderle la protección del grupo.

El instrumento para evitar la guerra y el exterminio consistió en el establecimiento de pactos de hospitalidad por los que dos gentilidades tratan de que exista un trato de igualdad entre los gentiles de ambas o una gentilidad concierta un pacto con un individuo que se acoge a su protección como huésped entrando bajo la protección de los dioses familiares.

Había varias formas de concebir el Hospicio, que implicaba en un principio un acuerdo entre iguales:

?? El hospicio propiamente dicho, que se concreta en recibir al huésped por ser loable a los dioses, y sin más sanción que el propio uso de la institución, y la correspondiente sanción o castigo de la divinidad en caso de contravención. Es probable que fuese usado por los mercaderes para asegurarse protección y libertad de movimientos por un territorio.

?? El Pacto o tratado de hospitalidad formalizado en planchas de metal o arcilla de diversos tamaños y formas, llamadas tesseras. Estas tablillas servían de contraseña, y se partían en dos para que cada parte conservara un trozo, que se exhibía cuando fuera necesario. Presentaban contornos zoomorfos y en su reverso figuraba un escrito referente al pacto en legua ibérica o latina.

Con el paso del tiempo estas relaciones entre individuos y grupos adquirieron una significación de dependencia, resultando de ella una relación jurídica inversa a la vista hasta ahora, por cuanto un grupo pasaba a depender de una persona.

C) LOS VINCULOS DE SUMISION PERSONAL: CLIENTELA Y DEVOTIO

Existían pactos de sumisión personal.

?? La clientela supone un pacto por el que una persona (cliente) se acoge a la protección y sustento de otra (patrono) a cambio de prestarle servicios y fidelidad. El pacto supone la existencia de un juramento vitalicio que sólo se rompe en caso de muerte de alguna de las dos partes o si el patrono infligía un mal trato inmotivado al cliente. Por el contrario, si incumplía el cliente no se rompía la relación.

Este tipo de pactos sirvió para aglutinar a los campesinos bajo la sumisión de los grandes jefes-propietarios; hubo otro tipo de clientela específica de tipo militar que supuso la prestación del servicio armado del cliente a cambio de protección, sustento y armas.

?? En España una forma peculiar de clientela militar se denominó devotio. La devotio ibérica consistió en un pacto de clientela militar acompañado de un juramento ante una divinidad en virtud de la cual el devoto ofrecía su vida a la divinidad en caso de que, en plena batalla, peligrara la del patrono. Por el contrario, la devotio romana era una especie de voto o promesa a los dioses ultratelúricos para aniquilar al enemigo. La finalidad que presentan ambas es completamente distinta, pues en la devotio ibérica se trata de salvar la vida del patrono (hasta el punto de no sobrevivir a éste en caso de fracasar), mientras que en la romana se trata de aniquilar al enemigo.

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En caso de que los devotos se encomendasen a gentes de otras gentilidades, al entrar en clientela quedaban fuera de su propia gentilidad. Por la preponderancia de los lazos de tipo personal, este tipo de relaciones tendía a desintegrar la organización tribal.

La muerte del patrono podía implicar el suicidio de sus devotos, aunque no sabemos si ello era debido a la suposición de que al no haber muerto ellos en la batalla antes que el patrono, la divinidad no había considerado suficientemente valiosas sus vidas.

Los jefes ibéricos solían tener a su lado múltiples devotii que formaban una especie de guardia personal. Las cualidades y el valor que suponían en las personas motivó que muchos jefes romanos se rodearan de soldurii (denominación indígena que los romanos traducen por devotii) en calidad de guardia personal. E incluso fueron utilizados estos pactos por los romanos para disminuir la resistencia indígena.

D) REYES Y ASAMBLEAS CIUDADANAS

Los historiadores romanos de la época califican a los jefes celtíberos de diversa manera: reyes, reyezuelos (regulus), príncipes, etc. Eran entronizados por derecho de sangre o por elección. Por regla general, la realeza era hereditaria, aunque en algunos pueblos era electiva o temporal. Sabemos de los matrimonios entre dinastías, lo que indica el deseo de perpetuar el sistema de sucesión. También sabemos de luchas por acceder al trono.

Tales jefes o reyes gozaban de una aureola de prestigio casi sagrado, dado que se pensaba que sus éxitos eran prueba de que gozaban del favor de los dioses. En ocasiones el monarca, tras ser entronizado, adoptaba el nombre de su pueblo (epónimo).

También sabemos que algunas comunidades eran regidas por una asamblea de hombres libres (concilium), con carácter democrático, donde participaban todos los hombres de la comunidad, o por un consejo de ancianos aristócratas (senado), que en caso de guerra designaba a un jefe militar con poderes especiales.

Una de las consecuencias de la estratificación social en castas de los celtíberos, fue que el mando político de la mayoría de las ciudades o asentamientos estuviera en manos de una aristocracia u oligarquía, que pactó con los romanos su integración en el modelo político-administrativo romano, a cambio de la conservación de sus prerrogativas y propiedades.

E) COLONIAS FENICIAS Y GRIEGAS

Por lo que respecta a los colonizadores mediterráneos en un primer momento tan sólo serán fenicios y griegos los que establezcan colonias en la Península Ibérica.

Fenicios.

Sus colonias se regían por el Derecho de la metrópoli (Tiro), y eran gobernadas por dos magistrados de elección anual (Sufetes) y, por encima de allos, una asamblea de propietarios y comerciantes. Se distinguía entre los establecimientos oficiales y las delegaciones mercantiles privadas.

Griegos.

Sus primeros contactos datan del VIII a.C. asentándose en las zonas costeras o desembocaduras de los ríos. La razón de la colonización griega fue la existencia en la Grecia clásica de una concepción ideal de ciudad (polis) que debía tener un número de habitantes y unas características determinadas, lo que propició la expansión de los colonizadores fuera de la metrópoli. Las colonias griegas también se regían por el Derecho de la metrópoli, podían ser colonias políticas o colonias comerciales, siendo su régimen interno en general el gobierno de un magistrado junto a una asamblea formada por las personas con mayor nivel de riqueza.

Cartagineses

Las colonias cartaginesas también adoptaron la estructura político-administrativa de la metrópoli: dos magistrados o Sufetes de elección anual supervisados por una asamblea de poderosos, que nombraba un jefe o gobernador militar responsable de la seguridad y de dirigir la guerra en caso necesario.

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LECCION 5: EL PROCESO JURIDICO DE LA ROMANIZACION

I. DERECHO ROMANO Y DERECHOS INDIGENAS

A) LA ROMANIZACIÓN: CONSIDERACIONES GENERALES

El desembarco romano en la Península Ibérica el año 218 a.C. supuso el traslado de contingentes militares con la finalidad primordial de combatir a los cartagineses asentados en el territorio, si bien pronto se comprobaría el potencial económico existente, iniciándose una lenta conquista y posterior colonización.

Fases de la conquista:

1. Asentamiento en la costa desde los Pirineos hasta el Ebro, sin traspasarlo.

2. Extensión del territorio conquistado hacia el sur y ocupación de la Bética.

3. Expulsión de los cartagineses e inicio de la verdadera conquista.

4. Penetración hacia el interior, resistencia y guerras celtíbero-lusitanas.

5. Guerra de Sertorio, tras la cual la frontera se trasladó hasta el Duero.

6. Campañas de César asegurando y ampliando las fronteras.

7. Guerras cántabro-astures, con cuyo final se pacificó totalmente el territorio (29 a.C.).

En los siglos que duró la conquista, las características más destacables de todo el proceso fueron las estabilidad en la organización administrativa del territorio y el desarrollo paralelo de la romanización, que presenta una desigual incidencia según el grado de pacificación de los territorios.

Los elementos esenciales de la romanización fueron el ejército romano y los colonos. El ejército desempeñó un papel primordial porque los soldados, una vez licenciados, permanecían como veteranos normalmente asentados en colonias, y además por la incorporación paulatina a él de población indígena. Asimismo la emigración de colonos y hombres de negocios supuso el desplazamiento de una población civil, procedente en su mayoría de la Península Itálica, que acudió a explotar los recursos potenciales de las provincias hispánicas, y que intervino de manera activa como factor de difusión de la cultura romana y, consecuentemente, influyó en la romanización.

Junto a estas vertientes de romanización tuvo lugar la romanización jurídica, culminando con la ciudadanía romana (año 212), que supuso la extensión, primero parcial y luego completa, del derecho romano a todos los habitantes de las Hispanias.

El proceso de romanización

El derecho romano era un privilegio. El status civitatis no se imponía por la fuerza, sino que era una concesión beneficiosa. Ser ciudadano romano suponía pertenecer al sustrato dominador, estar libre de la condición de súbdito y disfrutar de una serie de ventajas jurídico-políticas. Los romanos respetaron la constitución política de aquellos pueblos que se sometían a Roma, siempre que ello no perjudicase sus intereses.

Un principio por el que se han regido los pueblos hasta muy avanzada la civilización fue el principio de la personalidad de las leyes según el cual las personas se rigen por el derecho de su propio pueblo. En virtud de ello, entre todos los habitantes de la Península sólo los ciudadanos romanos tenían ciudadanía plena y podían aplicar el Derecho romano a sus relaciones jurídicas. De ahí que la extensión del Derecho romano a la Península fuera peculiar. En primer lugar, la romanización jurídica, en cuanto proceso de integración dentro del ámbito romano, fue gradual y paulatina, no siguiendo el mismo ritmo en todas las regiones. En segundo lugar, porque jurídicamente no supuso aplicación del Derecho romano, tal y como se concebía en Roma, sino que éste influenciado por los Derechos indígenas y evolucionando intensamente, ocasionaría el Derecho romano vulgar.

Etapas en el proceso de romanización jurídica, siguiendo a Torres López:

1. Etapa de pre-romanización desde el 218 a.C. hasta fines del I d.C. (73-74). Lo característico de esta etapa preparatoria es el predominio de los Derechos indignas y la lenta extensión del Derecho romano a través de concesiones particulares de latinidad y ciudadanía y de su aplicación a los romanos residentes en las colonias creadas.

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2. Etapa de territorialización del Derecho romano que se extendería desde fines del siglo I a.C. hasta mediados del III. Con la concesión de latinidad por Vespasiano en el año 73-74 d.C. se inició el proceso de latinización de la Península, que culminaría con la concesión de la ciudadanía por Caracalla.

3. Etapa de consolidación, que comprendería desde mediados del siglo III hasta la caída del Imperio romano de Occidente en el 476. Es la época del Derecho postclásico, cuya caracterización más evidente fue la caída de la jurisprudencia y la vulgarización del Derecho romano de Occidente.

B) ROMA EN HISPANIA: PACTOS Y DEDITIO

Junto a la diferencia temporal en el proceso de romanización (desde el desembarco en Ampurias en el 218 a.c. hasta la pacificación de cántabros y astures el 19 a.c.), hay que señalar una diferente intensidad del asentamiento, o formas de incorporación del territorio:

?? El foedus es un pacto o tratado suscrito entre el pueblo romano y un pueblo aliado, por medio del cual este último se sometía voluntaria y pacíficamente a la autoridad de Roma o, al menos, a la autoridad delas personas que la representaban. Dicho foedus podía ser aequum (de igualdad) o iniquum (de desigualdad). En el primer caso, la ciudad indígena se incorporaba a Roma con carácter de federada y adquiría la condición de libre, lo que significaba que conservaba su soberanía. En el segundo, no se reconocía la soberanía de la ciudad indígena, por lo que debía seguir los dictados de Roma, además de pagar un stipendium o tributo, adquiriendo la consideración de ciudad stipendiaria.

?? Si la ciudad indígena oponía resistencia a la autoridad romana incurría en deditio. Según algunos autores la deditio es una variante contractual, pero la mayor parte de la doctrina considera que predomina en esta relación el carácter de ciudad vencida. Ante estas ciudades Roma tenía como alternativa aniquilarlas, en cuyo caso el territorio pasaba directamente a su poder, o respetarlas, habiendo de pagar un stipendium, por lo que también serían llamadas ciudades estipendiarias.

?? El proceso de incorporación del territorio se completaba con la deductio coloniae (o fundación de una colonia en un terreno donde no existía ningún asentamiento), y con el papel que desempeñaron las bases militares en la romanización.

1.- Ciudadanos, latinos y peregrinos

Para el Derecho romano existen diferentes posiciones jurídicas en función de la relación de los individuos con el mismo.

?? Ciudadanos (civi). Eran los que participaban plenamente del Derecho romano, gozando de plenitud de derechos civiles y políticos (ius civilis). Entre los derechos públicos que comporta esta categoría se cuentan: el derecho de voto en las asambleas populares (ius sufragii); el derecho de acceso a las magistraturas (ius honorum); el derecho a servir en la legión; el derecho a apelar a los comicios centuriados (órganos supremos de la soberanía popular) si un magistrado imponía una pena capital o corporal (provocatio ad populum). Y entre los derechos privados el derecho de comprar y enajenar cosas que estén dentro de comercio (ius comercii); el derecho a contraer matrimonio (ius connubii); el poder realizar testamento (testamenti factio activa); poder ser designado en testamento (testamenti factio pasiva) y la facultad de acudir a los tribunales de justicia (ius actionis).

?? Latinos (latini). Gozaban de una participación parcial en el Derecho romano o semiciudadanía, si bien existían distintas clases de latinos y el grado de participación variaba de unos a otros:

?? Los latini veteres eran los habitantes de las ciudades del Lacio (territorio que rodeaba a Roma). Disfrutaban de los cuatro derechos privados romanos, además del derecho de voto en los comicios por tribus y del derecho a servir como aliados en ejército romano.

?? Los latini coloniarii eran los habitantes de las colonias latinas o de territorios a los que se concedía la latinidad. Participaban de todos los derechos privados de los ciudadanos excepto del ius connubii.

?? Los latini iuniani eran los libertos latinos. Los esclavos liberados, podían ser ciudadanos romanos, si eran liberados por una disposición legal o manumitidos por un procedimiento especial; latinos, si no habían sido manumitidos en forma solemne o habían estado incursos en las prohibiciones de la lex Aelia Senctia; o dediticios, si habían observado mala conducta de esclavos. Los latini iuniani, tenían entre sus derechos la testamenti factio pasiva, si bien debían adquirir la ciudadanía para recibir lo que se les hubiese dejado en testamento.

?? Peregrinos (peregrini). Eran personas alejadas al mundo romano pero que vivían dentro del ámbito de influencia de Roma; súbditos libres del Imperio que no participaban de ninguno de los derechos de los ciudadanos, rigiéndose por el derecho de sus ciudades. Si Roma se lo permitía se regían por su propio

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derecho, pero se les aplicaban algunas disposiciones del derecho romano: el ius gentium, o reglas extraídas del ius civile por ser comunes a todos los pueblos y basarse en principios del derecho natural, al objeto de facilitar las relaciones de Roma con otros pueblos.

Una situación especial era la de los bárbaros (barbari) o extranjeros. Ellos eran sujetos ajenos al derecho romano. También era especial la categoría jurídica de los enemigos (hostes), bajo la que se englobaba a todos aquellos que luchaban contra Roma, a los que se exterminaba o sometía, pasando a ser considerados dediticios. Sólo se les debía respetar la vida.

2.- Concesiones particulares de latinidad y ciudadanía (218 a. C, AL 73-74 d.C.)

A la llegada de los romanos a la Península la mayoría de los hispanos eran considerados peregrinos (Addenda) y sólo se aplicaba el derecho romano a los ciudadanos romanos que se trasladaban a España (comerciantes, soldados y funcionarios que vivían en las colonias recién fundadas o en campamentos militares), y a aquellos a los que se les concedía la ciudadanía y la latinidad en casos especiales como recompensa u honor.

La primera concesión particular de ciudadanía de la que tenemos noticia es del 211 a.C. (Tito Livio), y como ejemplo de concesión colectiva podemos citar el decreto de Cneo Pompeyo Estrabón del año 89 a.C. concediendo la ciudadanía y una serie de recompensas a unos jinetes por su valor en la batalla, es una lex data al ser una concesión unilateral sin rogatio ad populum (sin votación).

En general la guerra civil supuso una ampliación del derecho de ciudadanía en la Península, ya que la constante necesidad de hombres para las tropas supuso la decisión de hacer excepciones a las condiciones legales de la milicia romana. El principio por el cual sólo los ciudadanos podían ser legionarios debió debilitarse para dar entrada a los hispanii con un aceptable nivel de romanización, a quienes, para salvar las apariencias, les era concedida la ciudadanía a su entrada en la legión.

II. LAS CONCESIONES GENERALES DEL DERECHO ROMANO

A) EL OTORGAMIENTO DE LA LATINIDAD POR VESPASIANO

Vespasiano concedió en el 74 el ius latii a todas las ciudades de la Península en gratitud por la fidelidad de sus habitantes en momentos políticos difíciles. Mediante ella los hispanii recibieron la condición de latini colonarii, lo que supuso que muchas ciudades indígenas pudiesen organizarse como municipios romanos (es decir, dotados de los órganos de la constitución romana: curia, senado y magistraturas municipales). La medida también comportaba que quienes hubieran ocupado una magistratura municipal en sus ciudades se convertían, junto a los familiares próximos, en ciudadanos romanos (minus latium) o a partir de Adriano (117-138) también por su pertenencia a la Curia o Senado municipal (maius latium).

En tiempos de Caracalla la mayoría de los indígenas ya habían accedido a la categoría de ciudadano romano mediante la latinidad.

Los resultados variaron por regiones, según el grado de romanización, pues en las ciudades menos romanizadas, dadas sus configuraciones tribales, fue difícil la adopción de la organización municipal romana.

B) LA CONCESIÓN DE LA CIUDADANÍA POR CARACALLA

Otorgó mediante una constitución (Constitutio Antoniniana) a todos los súbditos del imperio romano la ciudadanía, exceptuando a los dediticios.

Fue una medida para todos los súbditos del Imperio, pero que para Hispania supuso la culminación del proceso de romanización ya iniciado tiempo atrás. Con la concesión general de la ciudadanía se logró la territorialización del derecho, es decir, un derecho único para todos los súbditos del territorio.

En torno al verdadero alcance de la disposición de Caracalla, dada la existencia de una restricción que afectaba a los dediticios, hay varias interpretaciones:

1. Algunos historiadores consideran que se estaba exceptuando a los habitantes de las ciudades dediticias, es decir, aquellas ciudades que se sometían a Roma después de luchar contra ella, y que tenía un estatus especial.

2. Otros consideran que los exceptuados eran los dediticos elianos, es decir, aquellos esclavos delincuentes que obtenían la libertad a través de la lex Aelia Senctia y que pasaban a ser latinos dediticios. La ley Aelia Senctia imponía una serie de prohibiciones para la manumisión de esclavos y

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mantenía la condición de dediticios elianos para aquellos libertos que cuando fueron esclavos observaron una mala conducta, una vez manumitidos pasaban a ser latini iuniani (libertos latinos).

3. Los que consideran que los exceptuados eran los bárbaros.

4. Los que consideran que los únicos que se encontraban entonces sometidos y en guerra con Roma eran los judíos.

Desde la concesión de Caracalla desaparecieron las diferencias jurídicas entre todos los hombres libres de la Península.

III. DERECHO ROMANO Y DERECHO PROVINCIAL ESPAÑOL

A) EL DERECHO ROMANO

Etapas: derecho arcaico, clásico, postclásico y justinianeo. Pero hay autores que dividen la etapa arcaica en dos: etapa legendaria (desde la fundación de Roma siglo VIII a.C. hasta la ley de las XII Tablas en el 450 a.C.), y una etapa antigua que se extendería hasta la creación de la Pretura urbana (367 a.C.).

En la Península habrá derecho clásico en pequeña medida, pero fundamentalmente habrá derecho postclásico.

Según dice Gayo en las Instituciones, el derecho del pueblo romano se funda en leyes, senadoconsultos, constituciones de príncipes, edictos y respuestas de los prudentes (jurisprudencia). Los tres elementos constitucionales romanos son: los comicios, senado y magistrados, a los que se añade el Príncipe a partir del principado.

1.- Derecho clásico (ius civile, ius honorarium)

El derecho romano estaba formado por el ius civile y el ius honorarium. Por una parte se da el binomio ius civile-ius gentium, cuando la diferencia de la norma se realiza el ámbito de aplicación, y por otro la combinación de ius civile-ius honorarium, cuando la diferenciación se realiza según la fuente de la norma.

IUS CIVILE

Hay diversas formas o fuentes de producción del derecho:

?? Las leges, en sentido amplio, proceden de los órganos competentes, primero de la República y después del Principado.

?? El ius es producto de la actividad privada de juristas, es decir, la jurisprudencia, en cuanto que esta contaba con el apoyo oficial (público).

El Estado romano no era más que la unión de los distintos ciudadanos (populus romanus), de ahí que los comicios, en cuanto órganos supremos de la soberanía popular, fueran los únicos que podían formular leyes (leges), si bien los magistrados las proponían en virtud de la rogatio. Los comicios servían también para elegir a los magistrados y decidir sobre la paz y la guerra.

Los comicios centuriados y los comicios por tribus tuvieron facultades legislativas

Según la participación de los comicios en la formulación de las leyes debemos distinguir entre:

?? Lex rogata, ley votada directamente por comicios a petición de un magistrado.

?? Lex data promulgada por un magistrado romano en virtud de una autorización previa a los comicios.

Las leyes comiciales tendieron a desaparecer, al perder los comicios su poder en beneficio del senado desde que Adriano le dio poder legislativo, desapareciendo los comicios poco después. Adquirieron así importancia los senadoconsultos, que se erigieron en la fuente principal del Derecho de la etapa final del imperio.

El paso del tiempo hizo que el Senado perdiese facultades a favor del Emperador, aunque sin llegar a desaparecer. Y puesto que una propuesta de senadoconsulto del Emperador (oratio) era aprobada automáticamente por el senado, hacia el siglo II d.C. los senadoconsultos resultaban ser una aprobación de la oratio. De ahí que se empezase a prescindir del formalismo de la consulta. A partir del siglo IV el Senado se convertía únicamente en el lugar donde el Emperador publicaba sus decretos.

El Emperador, hasta el siglo I, había centrado su actividad en el derecho público, extendiéndola mediante la emisión de leges datae. En el siglo II alcanzaría un mayor grado de poder legislativo, ampliando sus poderes al derecho privado.

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El incremento del poder imperial se concretó también en el aumento de las disposiciones con valor legal en varias formas:

1. Edicta: son disposiciones dictadas por el Emperador en su calidad de magistrado romano, en cuanto portador del imperium. No siempre contenían normas jurídicas.

2. Mandata. Órdenes dadas por el Emperador a sus funcionarios esencialmente gobernadores provinciales para la administración provincial. Pese a ser normas de carácter interno, era derecho vinculante para los ciudadanos.

3. Rescripta. Son respuestas dadas por escrito a consultas formuladas al emperador que tenía valor de ley. Si procedían de funcionarios se denominan epistulae.

4. Decreta. Son resoluciones del Emperador sobre litigios sometidos a su conocimiento, bien directamente, bien por apelación. Crean jurisprudencia.

Junto a las leyes, en Ius jugó un papel decisivo a la hora de aplicar el derecho a través de los Responsa o dictámenes que emitían los juristas a petición de las partes o del juez.

Los juristas eran prácticos del derecho, por ello concebían el mismo como una serie de problemas (casus) que tenían que resolver interpretándolos de acuerdo con la razón y la ética.

En principio fueron los pontífices los encargados de interpretar el derecho y así fue hasta la República. En el siglo I los juristas se dividen en dos escuelas: sabinianos (que acabó por imponerse) y los proculeyanos.

Desde Augusto se tendió a elegir a los juristas entre la nobleza senatorial, lo que explica el gran empuje que tuvieron en esta época, máxime porque algunos de ellos estaban autorizados por el Príncipe para dictaminar. Pronto las clases medias volvieron a acceder a los puestos de juristas, entrando desde el siglo II en la administración del imperio. Desde ese momento los juristas formaban cuerpos consultivos para asesorar a los magistrados o jueces, existiendo un Consilium Principis formado por juristas de reconocido prestigio. Casi todos los juristas del siglo II y III eran poderosos funcionarios. Entre ellos destacaron Gayo, Papiniano, Paulo, Ulpiano y Modestino.

A mediados del siglo II comenzaron a producirse cambios en la forma de actuar de los juristas. Se dio una tendencia a la ordenación de materias existentes para emprender una obra de conjunto clara. Desde mediados del s. III la jurisprudencia descayó, apareciendo una serie de juristas anónimos cuyos trabajos hicieron que el derecho romano tendiera a la vulgarización.

IUS HONORARIUM

Completaba el ius civile y era resultado de la actividad jurisdiccional de los magistrados romanos, en especial del pretor urbano. Este derecho tuvo mucha importancia hasta el siglo II.

Los pretores formulaban Decreta para casos concretos y Edicta o bandos, designándose con este nombre cualquier acto notificado por el pretor.

La base de actuación jurisdiccional estaba en el Edicto del pretor, un conjunto de normas publicadas por los pretores y otros magistrados al comienzo de su magistratura anual, en el que se señalaban las orientaciones a seguir y los formularios que se iban a utilizar. El edicto tenía validez de un año y no obligaba a los pretores siguientes en el cargo, que podía dictar un edictum novum, o conservar los criterios de su antecesor.

La práctica de conservar el edicto del predecesor, modificando sólo la parte anticuada e introduciendo lo nuevo, convirtió el edicto en traslaticium. Por ello, en el 130 con Adriano el texto se hizo fijo convirtiéndose en edictum perpetuum, pudiendo modificarlo sólo el príncipe.

2.- Derecho postclasico (leges y iura)

La constitutio antoniniana supuso la implantación de un sistema único de fuentes, el ius civile. También hubo cambios en el sistema de fuentes motivados por la asunción de poderes legislativos por parte del Emperador.

En época tardía del Imperio, las magistraturas y el Senado perdieron su significación debido a la consolidación de las facultades del Emperador, que ahora es nombrado entre los jefes del ejército.

A partir de Diocleciano, los edicta y mandata desaparecen quedando sólo las leges. A pesar de ello, el establecimiento de un nuevo derecho se hacía mediante edictos (leyes edictales) hasta el siglo V, en que se acudió a la pragmática (carta del Emperador) y la adnotatio (respuesta a consultas de particulares al margen del escrito).

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Las fuentes del derecho postclásico son:

Leges. Legislación imperial, que por su abundancia fue recopilada desde Diocleciano para facilitar su manejo y evitar confusiones. Con el tiempo se procedió a la reelaboración y adición a estas recopilaciones, dando lugar a los siguientes textos:

?? Codex Gregorianus: constituciones desde Adriano hasta Diocleciano, por orden cronológico y con finalidad judicial. Compilación de origen privado. Su fuente principal son los rescriptos de derecho privado.

?? Codex Hemogenianus. Recoge las constituciones posteriores al texto anterior hasta principios del siglo IV. También por iniciativa privada.

?? Codex Theodosianus. Promulgado para Oriente por Teodosio II y aceptado para Occidente por Valentiniano III. Es la primera obra de iniciativa oficial. Recoge la legislación imperial desde el 312 hasta el 438, derogando las constituciones anteriores no integradas en él. A través de él conocemos el derecho romano del Bajo Imperio aplicado a España, Francia y Portugal.

Iura. Derecho de los juristas. Su importancia descendió hacia el siglo III al perderse el contacto con la literatura jurídica clásica de los grandes juristas.

Esta pérdida del conocimiento de los juristas clásicos se incrementó hasta sustituir el derecho técnico por el derecho romano vulgar.

Dado que las alegaciones en los juicios de los iura no eran fáciles de comprobar, se adoptaron medidas restrictivas tales como la “ley de Citas” del año 426 de Teodosio II, que delimitaba el número de juristas alegables en juicio: Papiniano, Paulo, Ulpiano, Gayo y Modestino, estableciendo que en caso de discordancias entre estos se optaría por la opinión de la mayoría, y en caso de igualdad prevaleciera Papiniano.

A partir del siglo IV y V se desarrolla en Oriente una serie de escuelas (Constantinopla, Beirut) cuyos profesores se dedicaban a hacer síntesis jurídicas. No hacían nuevos textos sino que comentaban los clásicos, sintetizándolos, yuxtaponiéndolos y comparándolos. De ahí surgen dos colecciones mixtas: “Fragmenta Vaticana” (350-438), y la “Collatio legum Mosaicarum et romanarum” (principios del siglo IV).

Fruto de la escuela de Beirut fue el Codex Justinianeus (534), compilación oficial de leges y iura para determinar el derecho vigente, que se realizó en etapas y que no tuvo repercusiones en la Península hasta el siglo XII.

B) EL DERECHO ROMANO EN HISPANIA

No se conservan en la Península ejemplos de “leyes rogadas”, pero sí de “leyes dadas”; son las leyes de colonias y municipios:

?? Los bronces de Vipasca son dos planchas de Bronce de finales del siglo I y principios del siglo II que regulan la explotación de las minas de Vipasca (sur de Portugal). Vipasca tiene 9 capítulos de un reglamento en el que se determinan los derechos de los locatores (arrendatarios de minas) y algunos servicios mineros, haciéndose referencia a una ley general sobre minas. Al descubrirse tiempo después Vipasca II, se observó que parecía contener una lex metallis dicta, general para todas las minas del imperio.

Entre los senadoconsultos referidos a la Península destacan:

?? En el 171 a.c., se producen quejas por los abusos cometidos por los magistrados de la península. Un senadoconsulto ordenó al pretor Canuleyo que escogiera cinco jueces por cada acusado de extorsión, siendo los Hispanii representados por patronos (por ser peregrinos).

?? El “Bronce de Itálica” que recoge una oratio de Marco Aurelio y Cómodo sobre la disminución del precio de los gladiadores (siglo II). Con esta medida se fijaron precios máximos en los espectáculos y se redujeron los impuestos de los agentes de los gladiadores.

En España tenemos numerosos ejemplos de disposiciones imperiales:

?? Un rescripto imperial procedente de la localidad de Cástulo sobre venta de aceite y la recaudación de lo que correspondería al fisco (la venta de aceite estaba fiscalizada por un auditor: prefecto annonae, que recaudaba cierta cantidad de aceite de cada cosecha para remitirla a Roma). Probablemente el rescripto trataba de la normativa del aceite, precios, multas, etc. Es de la época de Adriano.

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?? Una epístola de Vespasiano a los habitantes de Sábora (Bética) en contestación a un decreto de los decuriones de la ciudad. En ella contestaba que accedía a la petición de traslado a otro lugar de una ciudad por causas económicas, pero no permitía la modificación del precio del arriendo público (el territorio provincial era ager publicus y era arrendado a los colonos por un canon llamado vectigal).

Constituciones en general dirigidas a funcionarios:

?? de Constantino a Severo en el 333 sobre la forma de evitar fraudes en las donaciones.

?? de Constantino a Tiberiano, del 335 sobre el régimen de donaciones esponsalicias cuando fallecía uno de los esposos sin celebrarse matrimonio.

?? de Valentiniano y Valente a Valeriano, del 365, determinado el procedimiento de encarcelación de los reos.

A semejanza de los pretores los gobiernos provinciales romanos formularon edictos perpetuos y también dieron disposiciones singulares o decretos para casos concretos (edicta repentina). El más antiguo en la Península es el “Bronce de Lascuta” en que demuestra que los habitantes de Torre Lascutana estaban sometidos a la esclavitud por parte de una ciudad próxima. El decreto supone, de un lado la manumisión oficial de un grupo de personas declarándoles liberi (no ciudadanos, eran esclavos de una ciudad peregrina) y de otro, un acto de cesión del disfrute de Torre Lascutana y sus campos mediante el pago de un stipendium, lo que la convertía en ciudad estipendiaria.

Para conocer el derecho está el ordenamiento jurídico y también los documentos de aplicación del derecho con distinción de documentos públicos y privados:

Documentos públicos redactados por las autoridades:

?? Destacan, además de los pactos de hospitalidad y patronazgo, la Tabula contrebiensis o bronce de Contrebia, que recoge un pleito entre dos ciudades: Alaún (Alagón) y Salduie (Zaragoza) sobre unas tierras, puesto en manos de los magistrados de Contrebia Beaisca (Botorrita).

Documentos privados redactados por particulares:

?? Destaca la “Fórmula Bética” que contiene una fórmula de una mancipatio fiduciaria de una finca rústica y un esclavo. La mancipatio es un modo derivativo de adquirir la propiedad de la res mancipi (predios en suelo itálico, servidumbres, esclavos, cuadrúpedos) caracterizado porque el comprador pronuncia una fórmula solemne ante el silencio del vendedor. Al llevar el adjetivo de fiduciaria se entiende que estamos ante un negocio jurídico de garantía, basado en la buena fe, por el cual el que ha adquirido la propiedad se obliga a restituirla a quien se la transfirió o a darle cierto destino según una determinada finalidad.

C) DERECHO ROMANO VULGAR

Sólo a partir de la concesión de la latinidad por Vespasiano (73-74) puede detectarse una presencia activa del derecho romano en ella, aunque no es posible hablar de una total incorporación hasta el 212. Así, la romanización jurídica de la península se realizó sobre todo en la época postclásica mediante el derecho romano vulgar.

Parece que en el periodo que va desde Constantino a Justiniano (siglo III-VI), es decir, en el tránsito del período postclásico al justinianeo, todo lo que se realiza en derecho rechaza el derecho romano clásico.

En esta época se produjo una intromisión de los juristas legos en la interpretación del derecho, por haber desaparecido la jurisprudencia clásica. Dicha intromisión hizo que se redactasen unas “Interpretationes” que resumían los textos clásicos y que éstas se divulgasen hasta el punto de que ya en el siglo III todo el derecho tuviese esas características; a este fenómeno se le ha llamado derecho romano vulgar.

El derecho romano vulgar se considera como una manifestación del vulgarismo frente al clásico, dando más importancia a los elementos prácticos y populares frente a la tendencia a imitar el modelo clásico ya olvidado. El derecho romano vulgar es un fenómeno que surge en Roma y se desarrolla en occidente. Sería el derecho práctico en las provincias, motivado por la desaparición de los juristas clásicos y la chancillería imperial.

Los factores que contribuyeron al fenómeno de vulgarización del derecho romano fueron:

?? La concesión de ciudadanía, en el 212, mas que romanizar a los indígenas, supuso la provincialización del Derecho romano, que incorporó el Derecho indígena.

?? Contactos del derecho romano con el germánico y los derechos indígenas.

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?? Las crisis del Bajo Imperio, que produjo un vacío de poder, de forma tal que las provincias y el derecho que en ellas se practicaba fueron adquiriendo entidad propia.

?? La influencia de la Iglesia hizo que el derecho romano se adecuara a sus postulados morales.

?? La desaparición de los juristas expertos en derecho romano clásico y la transformación de estos en meros funcionarios imperiales.

?? La enseñanza del derecho mediante resúmenes de los textos jurídicos.

El derecho vulgar supone un vaciado de contenido de categorías jurídicas clásicas, aunque también su flexibilización, que se manifiesta es el derecho privado que se aplicó en la Península. Es un derecho de la práctica frente al derecho teórico.

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LECCION 6: ORGANIZACIÓN MUNICIPAL Y PROVINCIAL DE HISPANIA

I. EL REGIMEN PROVINCIAL

A) PROVINCIAY LEX PROVINTIAE

Etimológicamente el término provincial proviene de pro-vincere (para vencer) y hace referencia al poder que se extiende desde Roma para administrar y gobernar los territorios vencidos fuera de ella, y más concretamente indica el ámbito geográfico donde un magistrado ejercía su competencia.

La evolución del contenido de este concepto expresa una obligada improvisación, por parte de los romanos, de tareas que no habían sido programadas, como la administración de territorios más allá de la Península Itálica.

Roma consiguió sus primeros territorios tras la primera guerra Púnica, lo que supuso la anexión de Sicilia, Cerdeña y Córcega. Con la segunda guerra Púnica se anexionó la Península Ibérica, y la voluntad de mantenerla bajo su dominio contribuyó a precisar el conjunto y ordenación de las tareas que exigía la administración de estas circunscripciones ultramarinas. Provincia será entonces un espacio limitado geográficamente en el que se reunían una serie de comunidades sometidas a Roma, administradas de forma constante por un magistrado con imperium, enviado anualmente desde la metrópoli, y obligadas al pago regular de un tributo impuesto por el gobierno de Roma.

Será Octavio Augusto al que corresponda el desarrollo de un programa político acorde con la nueva concepción, desplegado en una organización provincial que implicaba ya dos ámbitos diferentes:

?? El de la administración central, constituido por los magistrados y funcionarios cuya misión principal es el mantenimiento de la respectiva provincia bajo la esfera de la dominación romana, garantizando la paz y la estabilidad política como medio de conseguir los recursos de explotación que el derecho de conquista autorizaba.

?? El desarrollo de cada provincia mediante la expansión progresiva del ordenamiento ciudadano romano, y de las instituciones municipales, células básicas en la estructura política del Imperio.

B) DIVISION PROVINCIAL DE HISPANIA

?? Período republicano. El mismo año en que se expulsa definitivamente a los cartagineses de la península (205 a.C.) recibía Publio Escipión del Senado el encargo de ordenar las relaciones de Roma con las comunidades indígenas, en un territorio muy fragmentado desde el punto de vista geográfico, político y social.

La duplicidad de ejércitos que habían empleado en la empresa indujo a Escipión a la división de la Península en dos circunscripciones independientes: la Hispania Citerior y la Hispania Ulterior, cuya línea de demarcación era la frontera natural del Ebro. Esta división fue respetada hasta el 197 a.C. en que el Senado reguló definitivamente la frontera que dividía ambas provincias, estableciendo la delimitación de la competencia del gobernador de cada una de ellas.

La posterior anexión del territorio comprendido entre el Tajo y el Guadiana aconsejó un nuevo replanteamiento de la ordenación peninsular, que se materializó en el envío el 133 a.C. de una comisión de 10 senadores (decem viri) encargada de reorganizar las provincias y de establecer las directrices por las que se desenvolverían sus constituciones político-administrativas según un estatuto escrito o lex provintiae. En ella se establecía la condición jurídica de las ciudades y distritos rurales indígenas, que continuaron organizándose por sus derechos en todos los aspectos no tratados expresamente allí. Esta ley suponía un modo de autoridad reglado por parte de Roma por medio del cual se establecía que la mayor parte de las poblaciones indígenas quedaban bajo la categoría de ciudades estipendiarias.

?? Etapa del Principado y Alto Imperio. A finales de la República la división provincial en dos era ya manifiestamente artificial y por ello en el 27 a.C. Octavio Augusto procedió a una reorganización de las provincias hispánicas, según la cual la Hispania Citerior pasó (añadiéndosele la región de los cántabros) a llamarse Provincia Hispania Citerior Tarraconense, mientras la Hispania Ulterior, al verse también ampliados sus límites, quedó dividida en dos provincias diferentes delimitadas entre si por el río Guadiana: Provincia Hispania Ulterior Baetica, y la Provincia Hispania Ulterior Lusitania. Las capitales quedaron establecidas en Emerita Augusta (Lusitania), Corduba (Bética) y Tarraco (Citerior).

Augusto asignó al Senado para su administración las provincias cuyo grado de romanización hacía innecesaria la presencia de tropas (llamadas por los romanos inermis) pero reservó todas las de nueva

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creación, así como las que contaban con cuerpos permanentes del ejército (las que producían mayor beneficio) para que dependieran directamente del emperador.

La organización provincial durante los siglos I-II fue produciendo bajo control de emperador, una creciente uniformidad en las diferentes provincias como consecuencia de la extensión a las comunidades urbanas del derecho municipal urbano.

?? Desde Augusto hasta Diocleciano la división tripartita de las provincias hispánicas únicamente sufrió un cambio (transitorio) a principios del siglo III (217) en el que el emperador Caracalla creara una nueva provincia formada por las comarcas de galaicos y astures: la Hispania nova Citerior Antoniniana.

?? Bajo Imperio. Desde finales del siglo III Diocleciano y Constantino acometieron una reestructuración radical del Imperio, por la necesidad de proteger el poder central de las veleidades de algunos gobernadores provinciales que habían acumulado en sus manos demasiado poder.

La primera medida de Diocleciano fue la multiplicación del número de provincias, dotadas ahora de menor extensión para reducir así la posibilidad de pronunciamientos y facilitar así un mayor control de su administración. La segunda gran innovación fue la separación total entre poder civil y militar. Los gobernadores fueron clasificados en categorías jerárquicas según la importancia de sus respectivos puestos, y sometidos a un estricto control, no sólo por parte de los órganos superiores de la administración, sino también por elementos de su propio equipo.

Sin romper la unidad, Diocleciano dividió el Imperio en dos partes independientes: Imperio de Occidente e Imperio de Oriente, asociado a otro emperador para el gobierno de la parte oriental.

Cada una delas dos zonas fue dividida en otras dos que recibieron el nombre de prefecturas (Italia y Galias en Occidente) que se dividieron a su vez en diócesis. España pasó a ser una de las diócesis en la que se dividía la prefectura de las Galias.

La diócesis de Hispania quedó dividida en 7 provincias, 5 de ellas peninsulares: la Tarraconense, la Bética, la Lusitania. la Cartaginense, y la Gallaetia; una insular: Balearia, y otra africana: la Mauritania Tingitana.

C) SISTEMA DE GOBIERNO: MAGISTRADOS Y ASAMBLEAS PROVINCIALES

?? En los primeros momentos de dominación romana, el gobierno de la República ordenó que las dos provincias hispanas fueran dirigidas por cónsules generales del ejército provistos de un imperium proconsular especial, a los que el senado encomendó la administración de cada una.

?? A partir del 197 a.C., dividida la Península en 2 partes, el gobierno de cada una fue encomendada a un pretor investido de amplios poderes de gobierno provincial. Pero en determinadas épocas, a causa de las sublevaciones, fue necesario encargar un nuevo gobierno a un cónsul que englobaba ocasionalmente la autoridad de los pretores y que actuaba ayudado por un lugarteniente.

La administración provincial republicana se redujo al aprovechamiento económico de la provincia bajo presupuestos de seguridad; la provisión de que los indígenas satisfacieran el impuesto anual (stipendium); proporcionar al ejército romano tropas auxiliares formadas en las provincias; y hacer observar a la población el cumplimiento de las leyes romanas. Para ello, el pretor de la provincia, como magistrado, reunía las máximas prerrogativas: poder disciplinario (coercitio), facultad de dictar edictos (ius edicendi), jurisdicción civil y criminal (iurisdictio), y mando militar (imperium).

La única limitacion que él mismo se imponía era la publicación de un edicto al acceder al cargo, o conjunto de normas a seguir en el ejercicio de su función, que debía acomodarse a la lex provinciae. En teoría cada gobernador podía publicar su edicto, pero progresivamente fueron manteniendo el de su antecesor, o al menos una parte importante: traslaticia.

La naturaleza absoluta de la autoridad del gobernador no estaba limitada en las provincias, como en Roma, por el veto de un colega (intercessio) o por la acción de los tribunos de la plebe. Con la excepción de los ciudadanos romanos, los habitantes de las provincias no disponían de recursos legales frente a la autoridad del gobierno, aunque fuera injusta, ya que la ejercía sobre un territorio ganado por derecho de conquista. Frecuentemente, a estos magistrados se les renovaba transcurrido su año de gestión dadas las continuas campañas militares que habían de realizarse y por la distancia de Roma.

El equipo de gobierno era reducido y a excepción de los oficiales del ejército provincial, tenía carácter civil y podía ser libremente elegido por el gobernador. En cada circunscripción provincial quedaba agregado al gobernador un cuestor cuya función principal era el control financiero de la caja provincial. El resto del equipo se completaba con funcionarios subalternos como los lictores, scribae, appositores.

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?? La reorganización de Augusto de signo conservador mantenía el papel de los senadores como elementos dirigentes de donde se nutrían los cargos políticos y las funciones públicas de mayor responsabilidad y prestigio, aunque estuviera por encima de ellos la figura del emperador cuya voluntad constituía ley y suprema instancia del Estado.

El segundo estado dirigente de Roma (el orden ecuestre o de los equites) fue también incluido por Augusto en su obra y utilizado en la vida pública como cantera de funcionarios directamente dependientes de su voluntad o intereses, bien como agentes suyos personales, bien en la administración central o en las provincias.

El cuadro administrativo de la alta burocracia destinada al gobierno de las provincias senatoriales contaría en esta etapa como primera instancia con un procónsul elegido por el senado entre los antiguos pretores o cónsules, según la importancia de cada una de ellas. A estos correspondía el gobierno y la administración de la provincia (pero no el mando militar) y tenía subordinado un cuestor encargado de la administración financiera.

Las provincias gobernadas por el Príncipe contaban con el princeps como procónsul, y con un lugarteniente elegido directamente por él. También a él estaban subordinados los legados legionarios, es decir, los comandantes de las ciudades de estacionamiento en la provincia (legati) y otros funcionarios senatoriales como los censores o los delegados judiciales. La administración de las provincias imperiales incluía finalmente una serie de funcionarios sulbalternos civiles y militares, tanto libres como esclavos y libertos del emperador, entre los que estaban los tabularii, dispensatores, etc.

?? Con la reforma de Diocleciano desapareció la distinción entre las provincias senatoriales e imperiales y se estableció la división en Prefecturas y Diócesis, organizándose su régimen bajo un sistema de jerarquía rigurosa. En la Diócesis de las Hispanias, hubo en principio un Comes Hispaniarum (Conde de las Hispanias) representante directo del emperador, quedando después bajo la autoridad de un Vicario de las Hispanias (Vicarius Hispaniarum) que era lugarteniente del prefecto del pretorio. En cada una de las 7 provincias que integraban las Diócesis de las Españas los procónsules o propretores fueron sustituidos por unos gobernadores sin atribuciones militares llamados Praesides que eran nuevos administradores con facultades inspectoras en el ordenamiento financiero y con competencias judiciales.

Durante la época del Principado los habitantes de las ciudades llegaron a tener alguna intervención en su gobierno a través de las Asambleas provinciales o reuniones de representantes de todas las ciudades de la provincia en la capital de la misma. Estas asambleas tuvieron su origen en el culto que se rendía al emperador y, en principio, únicamente se reunían excepcionalmente para esa función, y para administrar los fondos necesarios para el mantenimiento de este mismo culto. Más tarde esas mismas asambleas adquirieron significación política al estableciese en ellas la costumbre de elogiar la labor del gobernador provincial cuando este terminaba su mandato; de dirigir peticiones y reclamaciones al Emperador o al Senado mediante el envío a Roma de un legado, o la de acusar al gobernador por su mala administración o sus abusos de poder. La posibilidad de que los administrados de las provincias mantuvieran “hilo directo” con el Emperador conllevaba una gran inseguridad para los funcionarios provinciales, ya que si no eran adictos a las teorías de la asamblea provincial podían ser segregados de su puesto a instancias de aquella.

Llegaron a constituir un órgano importante en la administración de las provincias y pronto figuró entre sus atribuciones la de promover voto de censura o de aprobación para la labor del gobernador saliente.

También en la etapa del Bajo Imperio adquiere el derecho de dirigirse directamente al emperador sin intervención alguna del gobernador de la provincia, ni de los funcionarios intermedios, con lo cual se afianzaría más su significación administrativa. Al estar formada por los representantes de las ciudades de la provincia, pudieron fiscalizar la labor del gobierno, constituyendo así un eslabón intermedio entre la administración local y provincial.

II. EL REGIMEN MUNICIPAL Cuando los romanos llegaron a la Península se encontraron con que los habitantes del territorio provincial agrupado en una diversidad de comunidades indígenas, constituían un mosaico de estatutos con derechos y obligaciones desiguales, lo que significaba un gran problema. Ello llevaría a orientar la mayor parte del su esfuerzo jurídico y político hacia la creación de ciudades y hacia la difusión de su propio modelo de organización urbana. Por tanto, la administración hispanorromana se fundamentó sobre todo en las ciudades, como unidades territoriales, jurídicas, económicas y religiosas, que constan de un centro urbano circundado de un territorio que le pertenecía.

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A) CLASES DE CIUDADES

?? Los núcleos de población indígena existentes en las provincias hispánicas se relacionaron con Roma a través de diversas formas de vinculación, de las que resultarán diferentes tipos de ciudades, constituyendo el elemento más numeroso del Imperio, al ser los núcleos de población indígena:

1. Las vinculadas mediante la celebración con Roma de un tratado de igualdad (foedus aequum), resultaban ser ciudades libres federadas (federatae). Muy reducidas en número, disfrutaron de los privilegios de quedar fuera de la jurisdicción de los gobernadores provinciales y magistrados romanos; de no estar obligados a pagar tributos ordinarios a Roma, y de conservar derechos propios siempre que esta conservación no perjudicase los intereses romanos.

2. Las vinculadas mediante la celebración con Roma de un tratado desigual (foedus iniquum), resultaban ser ciudades estipendiarias, pagando un stipendium anual, con la obligación de proporcionar tropas auxiliares al ejército romano, y la renuncia de su derecho propio. Son las más numerosas. Generalmente Roma no intervenía en los asuntos internos, pero estaban sometidas a cargas fiscales, no siempre establecidas en función de su capacidad económica.

3. Las ciudades dediticias, que en principio opusieron resistencia a la dominación romana, aunque luego se rindieron sin condiciones. Suponen un tercio del total. El régimen jurídico de estas ciudades y sus habitantes quedaba en manos de Roma, que podía aniquilarlos, esclavizarlos o respetarlos.

4. Hubo también un tipo de ciudades indígenas que se relacionaban con Roma, no por un tratado, sino por un senadoconsulto o una ley, fueron las ciudades libres no federadas que conservaron su propio derecho y estaban exentas de alojar soldados. Su categoría era inferior a las ciudades federadas porque en cualquier momento Roma podía revocar sus privilegios.

?? Núcleos urbanos romanos: pueden ser municipios y colonias, cuya diferencia es escasa, ya que se establece a partir de la diferencia jurídica de sus habitantes: latinos, romanos, peregrinos y extranjeros.

a) Las colonias fueron fundadas de nueva planta para el asentamiento de los ciudadanos de Roma, se regían con arreglo a una ley especial y su constitución político-administrativa se asemejaba a la de Roma, diferenciándose por su origen, no por su funcionamiento. La mayor parte procedía de asentamientos de los ciudadanos desde el siglo I a.C., así como de veteranos legionarios tras su licenciamiento en el territorio provincial. Pero también procedía de población civil proletaria (las llamadas colonias propiamente dichas por estar formadas por colonos de Roma) que mediante estos asentamientos elevaban su status social y económico al convertirse en propietarios agrarios. Ya se tratara de la fundación de una colonia militar o civil, se incluía el reparto de tierras para los asentados.

Para conseguir el terreno necesario para la fundación de una colonia, o bien se subordina el territorio de la población autóctona a los nuevos colonos, o sólo se desgajaba una parte de la antigua comunidad política en beneficio de los nuevos asentados, quedando el resto bajo la organización indígena. La mayoría de los casos la población permanece en el territorio como incolea, es decir, habitantes de la colonia con derechos disminuidos frente a los colonos.

b) Como en el caso de las colonias, la concesión del estatuto municipal a una población conllevaba la promulgación de una ley propia que regulaba su funcionamento. Los municipios podían ser:

?? Municipios romanos: eran antiguas ciudades no romanas a cuyos habitantes se les había honrado con la ciudadanía romana, suponían la existencia previa de una ciudad a la que por concesión especial del pueblo y Senado romano se otorgaba una constitución político-administrativa análoga a la romana.

?? También existían los municipios latinos: grado intermedio entre municipios y colonias romanas y las ciudades peregrinas. Su constitución se basa en una función jurídica consistente en otorgar a una ciudad peregrina el derecho latino como escalón intermedio para alcanzar posteriormente el grado de ciudadanía romana.

Para ser ciudadanos de pleno derecho de cada comunidad es necesario poseer individualmente el mismo derecho que el de la ciudad correspondiente o uno superior. Un ciudadano romano podía ser miembro con pleno derecho de todo tipo de ciudades. Un latino sólo de la ciudad latina y peregrina. Y un peregrino sólo de las ciudades peregrinas, pero no de las romanas ni de las latinas.

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También podían vivir en territorio de una ciudad otros ciudadanos romanos o latinos o peregrinos que no formaban parte de la comunidad: los mercaderes, comerciantes o incolae, que poseyendo residencia fija tenían sus derechos disminuidos con respecto a los ciudadanos de pleno derecho.

En su constitución y organización apenas hay diferencias entre colonias y municipios. A partir del 74, Vespasiano concedió la latinidad a todas las ciudades indígenas de las Hispanias. Los latinos que hubieran cumplido un año en una magistratura municipal tras dejar el cargo eran elevados, con sus parientes próximos, a ciudadanos romanos.

El número de ciudades es escaso y la distancia entre ellas grande. El desarrollo de modelo de organización municipal romano apenas tuvo reflejo en las tierras del norte del Duero ante la concesión de Vespasiano. No así en la Bética, costa de Lusitania, valle del Guadiana, costa mediterránea y parte del valle del Ebro, donde la concesión del ius latii de Vespasiano favoreció ampliamente a la burguesía de las ciudades, que al acceder a los cargos municipales latinos satisficieron una de sus más viejas aspiraciones y constribuyeron a una romanización más amplia e intensa; los mecanismos institucionales del ordenamiento municipal del tipo romano que se desarrollaron en las provincias hispánicas estuvieron inspirados en la constitución política de Roma aunque no fueron su reproducción exacta.

B) LEYES DE COLONIAS Y MUNICIPIOS

?? Ley de Urso (44 a.C.). Es la más antigua, promulgada por Marco Antonio para la colonia de Urso (Osuna), que había sido fundada por César tras su lucha con Pompeyo. Se conservan cuatro tablas de bronce de las 9 que eran. Tratan de diversos temas locales: magistraturas, ingresos, policía, defensa, etc. Se cree que los llamados Bronces de El Rubio, descubiertos tiempo después, podrían formar parte de la ley de Urso.

?? Leyes de Salpensa y Málaga (81-84) concedidas por Domiciano para organizar como municipios latinos ambas ciudades, dando así aplicación a la concesión de la latinidad de Vespasiano. Sólo se conserva un capítulo de cada una, con semejanza entre ellas, lo que hace suponer un modelo común. La ley salpensana regula la adquisición de la ciudadanía por los que desempeñan magistraturas municipales, el juramento de los magistrados, etc, y la ley malacitana recoge el acceso a las magistraturas, la administración del tesoro público, etc.

?? Ley de Irni fue el último hallazgo arqueológico, se encontraron 6 tablas de 10. En ellas se regulan las magistraturas, la jurisdicción, el nombramiento de jueces, etc. Sus coincidencias con las leyes anteriores confirman la existencia de una ley municipal general, la lex Iulia municipalis, obra de Augusto, que sirvió de modelo y fue copiada por los distintos municipios.

C) EL GOBIERNO LOCAL: MAGISTRADOS Y CURIA MUNICIPAL

Las principales instituciones del gobierno municipal fueron: el populus, la curia municipal, y las magistraturas municipales.

?? El populus está formado por los habitantes incluidos en el censo municipal, es decir, los que tienen derechos políticos. Se reunía en comicios para elegir a los magistrados, tras lo cual el populus estaba subordinado a las competencias de la Curia Municipal.

?? Curia municipal o Senatus era una asamblea de ciudadanos constituida como un órgano colegiado formado por cien miembros llamados decuriones. Constituían la máxima autoridad en la vida local, y era como una institución paralela al Senado romano. En el Bajo Imperio, al desaparecer los comicios, la curia se convertiría en el principal órgano del gobierno municipal y también en un cuerpo cerrado al que habrían de pertenecer obligatoriamente los hijos de los curiales y las gentes de determinada fortuna.

?? Magistraturas municipales. Se caracterizan por ser duales, temporales y honoríficas. Los magistrados eran elegidos por los Comicios y se convertían en miembros de pleno derecho de la Curia Municipal. Como los decuriones, habían de aportar la summa honoraria, bien pagando directamente o sufragando espectáculos públicos o juegos. Los principales son:

?? los duoviri iure dicundo (duunviros): dos magistrados municipales con facultades judiciales, que reunían poderes jurisdiccionales y atribuciones coercitivas (imposición de multas), funciones religiosas, defensa militar de la ciudad, etc. Elegidos por un año, tenían la potestad suprema de la ciudad.

?? los duoviri aediles (ediles al ciudado de la ciudad) estaban encargados del mantenimiento de los edificios públicos y vías, el abastecimiento de la ciudad, etc.

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?? A veces se encomendaban las funciones conjuntas de duunviros y ediles a los llamados cuatorviros, ejerciendo dos como duunviros y dos como ediles.

?? Las magistraturas se completaban con los cuestores. Normalmente eran 2, aunque en Hispania aparecieron pocas veces. Se ocupaban de cuestiones contables y estaban a medio camino entre los duunviros y los ediles.

?? El cumplimiento de los servicios dedicados al culto del ámbito municipal era encomendado a los sacerdotes, destacando los seviros augustales, pontífices, augus y haruspices.

Los subalternos eran cargos municipales auxiliares: apparitores, que podían ser scribae, Lictores, Librarii, Accensi, Viatores, etc. Su número era mas elevado en las colonias que en los municipios y formaban asociaciones.

Los candidatos a un cargo municipal debían ser de condición jurídica libre, mayores de edad, no haber sufrido condena ni haber desempeñado ningún oficio de los considerados vergonzantes.

En los siglos I y II municipio y territorio constituían un todo homogéneo sin diferencias sociales, pero a partir del III y la crisis se introduce una clara diferencia entre población urbana y rural. Los terratenientes acabaron por abandonar la ciudad y así evitaban pagar sus impuestos, y llegan a la autarquía. Ante tales dificultades el Estado encargó a los miembros de la curia municipal (curiales, curules o decuriones) la recaudación de los impuestos, que se detraían a los ciudadanos por razón de serlo, y la exigencia de los servicios que debían realizar la ciudad, es decir los munera.

La decadencia municipal culminó en el siglo IV y se caracterizó porque la función del municipio quedó reducida a la recaudación de impuestos para sufragar los gastos del Estado, desaparece la intervención del pueblo en las elecciones para las magistraturas.

Cuando sobre los curiales recayó todo el peso de las cargas municipales y las obligaciones fiscales de la comunidad (respondían con sus propios bienes al impago) el cargo dejó de ser un honor para ser una carga. La consecuencia fue el empobrecimiento de las clases medias y el esfuerzo por sustraerse al nombramiento como curiales, lo que el Estado trató de evitar convirtiendo el cargo en obligatorio y hereditario.

Las dificultades de las ciudades obligaron a la creación de nuevos funcionarios municipales, como el curator (curador) o el defensor civitatis (defensor de la ciudad). El curador se convirtió en el principal magistrado del gobierno municipal desplazando a los antiguos duunviros y ediles, arrogándoles todas sus atribuciones. El defensor de la ciudad comenzó a ser nombrado por el prefecto para evitar la opresión del pueblo y para la defensa de los pobres.

En cuanto organización, las ciudades peregrinas constituyen una variedad de la que se tiene poca información, más allá de la de los grupos sociales que tuvieron mayor contacto con los modelos de organización romana. Se experimentó una gran mimetización que les llevó a emular los mecanismos institucionales que consideraban superiores a los suyos.

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LECCION 7: ESTRUCTURA ECONÓMICA, SOCIAL Y ADMINISTRATIVA DE HISPANIA

I. LA VIDA ECONOMICA Los romanos llegaron a lugares en Hispania con diferente desarrollo económico: próspero en el sur y levante y pobre en el interior y norte, además de las diferencias existentes entre regiones.

A lo largo de la dominación romana la economía hispana se desarrolló mediante la aplicación de formas económicas capitalistas y dentro de ellas, de economía de libre competencia (especialmente durante la República y el Principado). Ello supuso que la Península quedara insertada dentro de la unidad económica mediterránea, con un papel de cierta importancia, y que a partir del siglo III, evoluciona hacia formas de intervensionismo estatal, que se manifestaron en una regulación de precios, en el aumento de los monopolios de explotación y en la centralización de las transacciones mercantiles.

La romanización fue ante todo un proceso de absorción económica en el que los romanos aprovecharon al máximo los recursos económicos, humanos y estratégicos de las provincias hispanas, que eran un conjunto territorial más amplio que cualquiera de los conquistados hasta entonces, al que se proponían someter, sin incorporarlo, para la creación de una gran zona económica dotada de un sistema de seguridad que permitiese la circulación de bienes.

Se distinguen tres etapas en la evolución de la economía:

1. En la que la producción se desarrolla únicamente en función de la necesidad de abastecer el ejercito romano destacado en Hispania.

2. De explotación propiamente dicha. A partir de la aniquilación de Numancia (133 a.C.) el aprovechamiento de recursos se intensificó a fin de compensar la menor producción de algunas provincias romanas de oriente sumidas en guerras.

3. De depresión económica. A partir del siglo III, la Península cayó en la tónica de la depresión general del Imperio. Roma desplegó en la Península una táctica económica orientada para resolver los problemas inmediatos que planteaba una empresa de signo colonialista, dirigida exclusivamente a obtener de las provincias hispanas materias primas y alimentos para ser suministrados a precios módicos a los romanos, al tiempo que constituía un foco de demanda de las manufacturas producidas en la península itálica.

La estructura económica de la España romana dependió esencialmente de sus propias fuentes de riqueza, cuya exposición será aquí estructurada en los sectores de agricultura, ganadería, minería, industria y comercio.

A) SECTOR AGROPECUARIO, INDUSTRIA, COMERCIO Y MINERIA

1.- Agricultura y ganadería:

?? La economía agropecuaria y los productos derivados de la agricultura constituyeron los pilares fundamentales de la explotación económica de la España romana. La tríada mediterránea (cereales, vid y olivo) permitió a España ser abastecedora de cereales en grandes proporciones, y por ello calificada por los romanos como provincia frumentaria, desde la que se exporta trigo a Roma, principalmente desde la Bética y la Tarraconense.

Durante la etapa de dominación romana no hubo grandes cambios en cuanto a productos autónomos, pero si se incrementó la producción debido a los progresos de la técnica agrícola (introducción del arado romano, uso de los abonos o perfeccionamiento de los sistemas de riego).

El dominio del terreno provincial pertenecía al Estado romano, que en nombre del pueblo romano (verdadero propietario), bien lo desplaza a las ciudades conquistadas para que lo siguiera aprovechando (en los casos en que la anexión se hubiera producido de forma pacífica) bien, en los casos de deditio, pasaba a integrar el ager publicus en algunas de sus modalidades más frecuentes, ager compascus, ager colonicus, saltus o fundus.

En las provincias hispánicas la apropiación del suelo por parte del Estado romano se ajustó en la mayoría de los casos al segundo sistema (ager colonicus) que siempre exigía el pago de un canon denominado vectigal al fisco en forma de contribución territorial, en reconocimiento de dominio.

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En el caso de los colonos llegados de Roma para asentarse en el suelo provincial pagaban un canon simbólico a cambio de un aprovechamiento del suelo que se asimilaba más a una propiedad del mismo, sin serlo. Aunque jurídicamente se trataba únicamente de una propiedad de hecho, estos poseedores disfrutaban de una cobertura legal tan amplia respecto a sus posesiones como si se tratara de una verdadera posesión.

Las antiguas comunidades indígenas, una vez desprovistas de suelo quedaron también en la possessio de las tierras que habían sido su propiedad, de manera de habían de pagar al fisco una contribución territorial, viéndose obligados a menudo a tomar sus tierras en arriendo a los otros colonos a los que hubiesen sido asignadas.

Durante la colonización, la roturación y el cultivo de la tierra habían sido realizados directamente por emigrantes, a quienes había correspondido la primera estructuración del sistema de fundi y villae en la zona mediterránea, donde lo predominante fue la pequeña o mediana explotación cultivada por su poseedor con su familia y esclavos. Tenían su centro en la villa, que fue la unidad de explotación más común en el siglo I.

El propietario de fundus (1000-1500 ha), a veces encomendada a un villicus (o procurador) su cuidado. Pero al hacerse más extensos los fundi, por la acumulación de tierras y la escasez de mano de obra, poco a poco se fue recurriendo cada vez más al sistema de ceder el cultivo de los predios mediante simple cesión rescindible en cualquier momento (precarium) o en régimen de aparcería, a arrendatarios libres, por medio de contratos diversos como la precaria o la colonia partiaria.

Los arrendatarios de estas tierras eran en su mayoría campesinos libres que transmitían hereditariamente su condición de precaristas o aparceros a sus hijos con la conformidad de los señores. Aunque su status jurídico era de hombres libres, su situación de hecho era en realidad muy modesta y de dependencia, que fue empeorando progresivamente.

Simultáneamente, hasta la época del Principado la compra y posterior arriendo de fincas rústicas había sido considerada una operación de renta módica pero segura, que permitía la obtención de beneficios independientemente del resultado de las cosechas, por ello pasa a ser uno de los sistemas habituales de inversión de capitales.

?? En cuanto a ganadería la explotación ganadera gozó de ventajas de seguridad política. El abigeato (hurto de ganado) se redujo a proporciones desconocidas y los pastos comunales eran utilizados sin necesidad de escoltas militares, pero la comercialización de la ganadería ofrecía dificultades que el mundo antiguo no pudo superar, por la precariedad de los transportes.

La raza equina es ensalzada por las fuentes, también fue importante el ganado bovino ya que la mayor parte del transporte se realizaba mediante carros tirados por bueyes, pero también era importante la producción de carne, lana y huevos.

2.- Industria, comercio y minería:

?? Durante la etapa de hegemonía romana hubo un gran desarrollo de la industria, fundamentalmente derivada de la transformación manufacturada de productos agropecuarios y orientada preferentemente a mercados extrapeninsulares.

La organización industrial contaba con la existencia de obreros artesanos libres (por cuenta ajena o propia) esclavos o libertos que trabajaban en las ciudades o en los latifundios. Todos avanzaron hacia el emprobrecimiento en el Bajo Imperio, ya que cada vez les eran impuestas más obligaciones por parte del Estado y por las ciudades, en el sentido de obligarles a prestar sesiones de trabajo gratuitas, llegando a darse, igual que en la agricultura, la adscripción al oficio.

Los trabajadores de la industria romana se asociaban en colegios profesionales (collegia) a los que inicialmente se les dio libertad de colegiación, pero que desde el siglo III se transformaron en un instrumento del Estado para regular la vida de sus miembros, imponiéndoles la adscripción al oficio y la hereditabilidad de la profesión, así como el pago de los impuestos propios de sus miembros y los munera.

?? En la España romana se dieron variadas formas de comercio (fijo o ambulante), a partir de la comercialización internacional y también interna de los productos agrarios e industriales. El comercio se vio favorecido por el establecimiento de un sistema de comunicaciones terrestres, fluviales y marítimas en gran escala y por un sistema unitario, para todo el mundo romano, de pesos y medidas.

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El pequeño comercio era gestionado por pequeños comerciantes llamados mercatores y se centraba en el mercado de las ciudades y en las ferias, periódicamente celebradas, existiendo también establecimientos permanentes. Los grandes comerciantes, llamados negotiatiores, solían actuar en las hispanias como agentes de grandes empresas mercantiles romanas, y al igual que en Roma, como los trabajadores industriales, también se agruparon en colegios profesionales, en los que se practicó durante la época de la República la libertad de colegiación pero que en el Bajo Imperio llegaron a convertirse en instrumentos de adscripción y heredetabilidad del oficio.

En un principio hubo libertad económica y monetaria que desplegó formas acabadas de capitalismo, pero fue evolucionando hacia un intervensionismo estatal cada vez mayor.

En el siglo IV hubo un renacimiento en Hispania de las actividades agrarias en detrimento de las que se realizaban preferentemente en los núcleos urbanos e industriales y comerciales.

El régimen económico de la Península varió notablemente durante los seis siglos de dominación romana. Hasta el siglo III la actividad económica aumentó y se fue monetizando (aplicando moneda) en todas las regiones para entrar plenamente en un régimen de economía mundial. Las ciudades constituyeron el centro de una actividad económica de libre competencia orientada al lucro. Hasta el siglo III las principales riquezas fueron la agricultura, la industria y la minería, que proporcionaron una fluida actividad comercial dentro y fuera de la Península. En el Bajo Imperio hubo decadencia general: las ciudades tendieron a independizarse de su entorno, y la economía se ruralizó, centrándose en la activada agraria y bajando el comercio. El Estado intentó solucionar la crisis con medidas coercitivas destinadas a fracasar.

?? Cuando llegaron los romanos ya había en la Península tradición minera, reactivada mediante nuevas técnicas que permitieron una explotación con vistas a la exportación, lo que posibilitó grandes rendimientos, mediante el desarrollo de formas capitalistas y esclavistas que, por otra parte, ocasionaron una destrucción de recursos naturales y humanos sin precedentes.

El subsuelo de Hispania tiene toda clase de metales preciosos y minerales en gran cantidad (oro, plata, hierro, cobre, mercurio, plomo, estaño). El interés por los minerales fue la base de muchas de las guerras (por ejemplo las cántabras). El trazado de las vías romanas en Asturias estuvo en función de las explotaciones mineras y la llamada calzada de la Plata responde a un trazado que probablemente aseguraba el control de las regiones productoras de estaño.

Los yacimientos de mineral y metales preciosos más importantes estaban en Cartagena, Sierra Morena, Riotinto, Asturias, León y Aljustrel (Portugal).

Al ser el Estado romano el verdadero propietario del suelo provincial, las minas se explotaban de acuerdo con este planteamiento (por razón de propiedad y no por monopolio) y por ello se le aplicó el derecho minero general para todo el Imperio.

Durante la República, la propiedad del subsuelo pertenecía generalmente al Estado como parte del ager publicus. A consecuencia de ello la explotación de los yacimientos solía ser arrendada por cinco años a empresas concesionarias (publicani) aunque también existían algunas minas explotadas por particulares en su calidad de poseedores del terreno en que se hallan enclavadas. Se trataba por tanto de un régimen de explotación no excesivamente vigilado por el Estado.

En la primera época del Imperio el Estado romano tomó un interés más directo del control de las zonas de intensa producción minera. Según ese interés las provincias hispanas fueron reagrupadas internacionalmente en el reinado de Augusto (13 a.C.) para facilitar el control administrativo. Así la provincia Citerior fue ampliada hacia el norte con la recién conquistada región asturiana, hacia el sur a costa de la Ulterior, y hacia el oeste a costa de Lusitania para poder englobar dentro de los límites de una sola unidad administrativa (dependiente del Emperador, no del Senado) las zonas de Sierra Morena y del Alantejo portugués, ricas en yacimientos.

Los grandes distritos mineros fueron en esta época explotados bajo un sistema de concesión de arrendamiento a particulares o empresas vigiladas por el Estado, como verdadero propietario. El régimen jurídico de estas explotaciones nos llegó a través de los bronces de Vipasca II, que contiene una lex metallis dicta general para todos los distritos mineros dependientes del Fisco imperial en las distintas provincias del Imperio. Según esta fuente de conocimiento – en impresión de D´Ors – la explotación del yacimiento no era hecha directamente por el emperador, sino que concedía esa facultad al ocupante del terreno quien contraía la obligación de entregar al Fisco imperial la mitad del mineral que extrajera, antes de fundirlo. El emperador ponía al frente de cada distrito a un funcionario (procurator metallis) encargado de organizar la explotación en sus aspectos económicos y técnicos, con amplias competencias político-administrativas y jurisdiccionales.

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En el Bajo Imperio los arrendamientos de minas fueron sometidos a plazos más cortos y los arrendamientos a estrecha vigilancia, quedando la explotación minera mayormente en manos del Estado.

El rendimiento de las minas hispanas fue enorme, al ser empleados sistemas de explotación variados que estuvieron siempre en función de la materia prima. Aunque, desde el punto de vista técnico, el empleo de varias técnicas supuso indudablemente grandes avances que repercutieron en la intensificación de la producción, desde el punto de vista social arrojaron altísimos costes, ya que como característica común las explotaciones se realizaron con una mano de obra autóctona esclavizada o procedente de condenas a trabajos forzados (frecuentemente hasta el siglo IV, cristianos) o legionarios, adscritos al trabajo minero, aunque también era posible la presencia de hombres libres que trabajaban mediante sistema de arrendamiento de servicios (locatio conductio operarum).

B) EXPLOTACIONES AGRARIAS Y ORIGEN DEL REGIMEN SEÑORIAL

La transición de la pequeña y mediana propiedad a la gran propiedad se inició en Italia en el siglo I y desde allí se extendió a las provincias. Consistió básicamente en el movimiento de absorción por el que la pequeña y mediana propiedad fueron englobadas en la propiedad (en Hispania se vio favorecido por la estructura latifundista de la propiedad prerromana) y que se tradujo en la creación de grandes latifundios de tipos diversos (imperiales, de la Iglesia, privados) a cuya formación contribuyeron varias causas, como la disminución de las guerras de conquista del Imperio, que llevó a la reducción de esclavos (el principal instrumento de la explotación) y provocó que muchos pequeños propietarios hubieran de vender sus tierras a propietarios más ricos al no poder explotarlas ni competir, pasando a ser arrendatarios y a cultivar como tales esas mismas tierras que antes habían sido de su plena propiedad.

La generalización del régimen de arrendamiento pactado a largo plazo llegó a generar verdaderos vínculos de clientela entre trabajadores y latifundistas, debido a que una parte, denominada terra dominicata, se explotaba directamente para el beneficiario directo e inmediato del propietario, mientras que otra parte, terra indominicata, se explotaba indirectamente mediante la cesión en formas diversas de arrendamiento, obligando a pagar una renta al propietario y además a realizar prestaciones personales consistentes fundamentalmente en la realización de trabajos de cultivo en la terra dominicata, bajo la vigilancia del villicus o procurator.

En el Bajo Imperio apareció la tendencia a desarrollar entre propietarios y arrendatarios, relaciones más amplias que las meramente económicas, que comenzaron caracterizándose por una amplitud temporal (perpetuidad) de los contratos agrarios que posteriormente derivaría en la adscripción de los arrendatarios a la tierra, o en el establecimiento de relaciones de encomendación y patrocinio. En algunos latifundios se crearon regímenes de gobierno interno que llegaron a ser casi autosuficientes. Pero a pesar de ello, no llegaron a independizarse.

Los dueños de los grandes latifundios, aunque jurídicamente su situación se redujera a una posesión del terreno, fueron acaparando la economía y la administración de estos latifundios y de las gentes que los habitaban, no sólo a efectos comerciales, sino también a efectos tributarios y de administración de justicia, invadiendo con ello el espacio reservado al Estado y estableciendo un sistema de autarquía casi completa. Esto será el sustrato del posterior régimen señorial, al ser un sistema de funcionamiento basado en que la acción del terrateniente (propietario o señor) rebasaba de hecho el ámbito jurídico-privado suplantando de algún modo al Estado al ejercer funciones de naturaleza jurídico-pública.

II. ESTRUCTURA SOCIAL

A) CLASES SOCIALES

El elemento predominante de la población de la Hispania romana continuó siendo la población indígena, en tanto que la emigración de ciudadanos romanos no fue considerable. En el Alto Imperio tiende a fundirse por el avanzado e intenso grado de romanización, dando lugar a la constitución de una sociedad hispanorromana a partir del siglo II, cuyas estructuras fueron el resultado de la diversificación jurídica y económica que afectaba a sus habitantes y de la adaptación a la estructura social romana.

En las provincias hispanas se diferencian dos grandes grupos: libres o ingenuos y esclavos o siervos.

?? En la Roma republicana entre los libres se diferencian dos clases diferentes: patricios (senadores, dueños de grandes propiedades) y plebeyos (con condición jurídica libre, como artesanos y pequeños comerciantes urbanos; y gentes con libertad restringida, como libertos y encomendados) y entre ambas clases los equites (orden ecuestre) formada por ciudadanos acaudalados que en principio podían

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costearse el servicio militar a caballo y que están llamados a convertirse en una clase social dinámica, dedicada preferentemente a actividades mercantiles y a la magistratura.

?? En la etapa del Alto Imperio la sociedad tuvo una notable evolución debido a la fusión de la nobleza senatorial con la de los equites y la asimilación a la misma de los grandes propietarios territoriales, y sobre todo a la formación (desde tiempos de Augusto) de una clase media desarrollada principalmente en las ciudades provinciales que se convertirán en el principal soporte socioeconómica del Principado.

Desde el Imperio la sociedad romana se jerarquizó en un sistema de castas (estratificación social en función del poder económico) que diferencia a los llamados honestiores (senadores, ilustres y especiales) de los humiliores (plebe y semilibres) y de los mediocres (grupo compuesto por sacerdotes, decuriones, militares, negotiatores).

?? En el Bajo Imperio estas diferencias se radicalizaron, aparecen dos grandes grupos antagónicos: honestiores (aristocracia senatorial y burocrática, los grandes propietarios y la burguesía ciudadana) y los humiliores (plebe urbana: artesanos y comerciantes, y rural: pequeños poseedores y colonos).

Esta organización vertebró a grandes rasgos la estructura social de la Península Ibérica donde al ponerse en contacto la población indígena con la clase romana de los equites, también se fusionó con las clases inferiores (cultivadores y plebe urbana y los esclavos de uno y otro pueblo).

Al quedar la península pacificada en tiempos de Augusto los senadores y los equites habían sido ya sustituidos en su influencia por las clases medias, en las que estos se apoyaron firmemente.

En el Bajo Imperio quedó constituida en las provincias hispanas una sociedad formada por dos únicas clases: superior y poderosa (senadores, latifundistas, grandes funcionarios de la administración imperial, que evolucionará hacia la desaparición de los equites) y una clase media urbana (empobrecida y que había perdido ya toda su función rectora) o rural (en la que había disminuido ya el número de los pequeños propietarios).

Por debajo de estas dos capas sociales estaba el pueblo formado por individuos de condición jurídica libre o con libertad restringida por situaciones como la de liberto, cliente, patrocinado o encomendado (situaciones en que frecuentemente incurrieron los colonos y pequeños propietarios a los que se impedía abandonar la tierra que cultivaban) que según habitase la ciudad o el campo constituía la plebe urbana o la plebs rústica.

Por otra parte había también un número considerable de esclavos que no tenían consideración jurídica de persona sino de cosa, siendo objetos del derecho, no sujetos, es decir, estaban bajo la potestad de su dueño (que podía ser un particular, una institución o una ciudad) que ejercía sobre ellos todas las facultades inherentes al derecho de propiedad, pudiendo venderlos o transmitirlos. En la condición de siervo se incurría por haber nacido de padres siervos, por cautiverio de guerra, por la entrega voluntaria del individuo en servidumbre o por pena o deuda en cumplimiento de una obligación contraída. Podían abandonar dicha condición mediante la manumisión, que hacía del siervo un liberto.

Además estaban los grupos de judíos (que desde la constitución de Antonio Caracalla del 212 tuvieron una situación jurídica especial) y los extranjeros (bárbaros) cuyas relaciones con el Imperio se enmarcaban dentro de acuerdos políticos (foedera), establecidos sistemáticamente desde el siglo IV, que les proporcionaban protección jurídica.

B) LA CRISIS DEL IMPERIO Y SUS REPERCUSIONES:

El comienzo de la crisis está a finales del siglo II, una de las consecuencias de la anarquía militar. A partir de este período la organización del Imperio sufriría una crisis que afectaría de manera global a todas las instituciones, al resquebrajarse el sistema o modo de producción esclavista sobre el que se habían asentado.

Las interpretaciones más conocidas de la crisis del Imperio han recurrido para su explicación fundamentalmente a causas de índole social y económica. Rostovzeff consideró que la clase media no fue lo bastante fuerte para sustentar el peso del Estado y cuando los órdenes superiores (senadores y equites) se hicieron cada vez más exclusivos y la sociedad del Imperio se fue separando cada vez más (honestiores y humiliores) surgió un antagonismo que se manifestó en diferencias sociales insalvables, que llegaron a bloquear las estructuras del Imperio.

Walbank situó la causa de la crisis en el hecho de que el crecimiento fabril e industrial no estuvo a la altura del crecimiento demográfico. No hubo progreso técnico acorde con las necesidades, porque la manufactura estuvo en manos de obreros, en su mayoría esclavos, que practicaron técnicas rutinarias, no innovadoras

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(no basadas en la investigación sino en la repetición) que acabaron por empobrecer socialmente tal actividad y encuadrarla entre las vergonzantes. El trabajo quedó relegado en los estratos más bajos de la sociedad por la falta de innovaciones técnicas.

También tradicionalmente la crisis ha sido atribuida a las invasiones de los pueblos bárbaros, que ejercieron sobre la realidad del mundo romano un efecto desestabilizador.

Pero en realidad el desmoronamiento del Imperio se debiò a sus propias contradicciones internas y a la acción sinérgica (suma de efectos individuales) de una serie de concausas que fueron el exponente del declive de una potencia que había dejado paso a otras fuerzas emergentes.

La crisis se inicia en el 301 con la promulgación por Diocleciano del edicto de pretiis rerum venali (edicto del precio máximo de las cosas) que suponía un intento de fijar el precio máximo al que podían venderse las cosas. Igualmente significativo fue el período transcurrido desde el 364 al 410, ocupado por sucesivas invasiones de bárbaros que culminan con el saqueo de Roma por el visigodo Alarico I en el 410.

1.- La adscripción a los oficios

Desde el punto de vista social y jurídico, el significado de crisis se sintetiza en torno al fenómeno de la adscripción de las personas a la tierra, el cargo o el oficio. Al intento de Diocleciano de fijar el precio de las cosas para evitar el desmoronamiento de los precios, siguió el intento de fijar a las personas. Así, los colonos, aparceros y arrendatarios en general quedarían adscritos a la tierra que cultivaban, para asegurar con ello la permanencia en las tierras de mano de obra y la continuidad del cultivo aun en el caso de que fuera transferida. También significaba, por una parte, que las personas al quedar privadas de su libertad de movimiento pasaban a una situación similar a la esclavitud, aunque formalmente participasen del status jurídico de libertad. Por otra parte, significa que al ser el Estado, incapaz de proteger a las pesonas, resultará suplantado por otras instancias intermedias que desempeñan su papel en la relación general que le une con los súbditos.

A corto plazo esta situación aseguraba la continuidad de los que explotaban una tierra ajena y evitaba el deterioro de sus condiciones de vida, ya que, en el caso de que se produjera un cambio de manos, el nuevo propietario compraba ya la tierra con la mano de obra adscrita. Pero a medio plazo la adscripción a la tierra generaba irremisiblemente una cosificación creciente de las personas afectas, motivada por la escasez de mano de obra esclava, que provocó el endurecimiento de las condiciones de vida de los adscritos, que pasaron a ser los obligados exclusivos de los trabajos que requería el cultivo de la terra dominicata.

De esta menra, los colonos quedaron adscritos al trabajo de la tierra y al predio mismo que cultivaban y también quedaron adscritos al campo los hombres libres, antiguos poseedores de pequeñas tierras, que se habían visto obligados a cederlas a un latifundista al que con frecuencia se encomendaron a cambio de protección. La condición de no poder abandonar los campos hacía que estos colonos y su descendencia pasara de hecho a una situación de falta del libertad de movimientos muy próxima a la servidumbre, aunque jurídicamente fueran libres.

De igual manera la adscripción al oficio pretendía asegurar la producción en las ciudades y frenar la huida masiva de sus habitantes para establecerse en el medio rural, donde era más fácil esquivar la acción de los recaudadores de impuestos. Frente a esta situación, comerciantes, artesanos y oficiales de cualquier clase de profesión quedaron encerrados en sus propias corporaciones profesionales de forma vitalicia y hereditaria. Como consecuencia de esta situación los sujetos muy frecuentemente tratarían de huir al campo fingiéndose esclavos, fugitivos, o forzando una situación de colonato.

También los cargos municipales se convirtieron en obligatorios e irrenunciables, y dada la dificultad para encontrar cobradores de impuestos, a partir de una medida de Diocleciano y Constantino los componentes de las curias municipales (decuriones) fueron obligados a responder con su propio patrimonio de las cantidades que se les asignaba recaudar. De esta forma, las magistraturas se convirtieron en una carga que obligó a los magistrados a corromperse, a entrar en lazos de clientela, o a huir al campo, siendo ésta otra de las causas de destrucción del Estado. Pero ninguna de estas medidas logró evitar el despoblamiento de las ciudades y el desmoronamiento de las instituciones del municipio, que pasaron de ser la base más sólida de la organización romana, a ser organizaciones de la administración centralizada del Imperio. La ciudad dejó de ser centro político y administrativo de su distrito rural, debido a que su territorio fue independizándose de las autoridades municipales, ya que la participación del pueblo en el nombramiento de los magistrados municipales fue sustituida por un sistema de elección directa, por parte de los senadores de la curia, todo ello dentro de un proceso parecido a los ya descritos.

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2.- El patronato

El desmoronamiento del poder político y la precariedad generalizada propiciaron la aparición con fuerza renovada de la institución prerromana de la clientela, que en la versión del Bajo Imperio se conoció como patronato, patrocinio o encomendación.

Se trata de la creación de un vínculo de dependencia entre un sujeto poderoso y otro menesteroso, por la cual el encomendado o patrocinado entrega al patrón una pequeña propiedad o una renta a cambio de protección y tutela. Ante su generalización, el patronato fue reiteradamente prohibido durante el bajo imperio, sin éxito.

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LECCION 8: LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA, LA HACIENDA, EL EJERCITO Y LA IGLESIA

I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA

A) JURISDICCION ORDINARIA Y JURISDICCIONES ESPECIALES

La organización judicial de las provincias hispanas discurrió por los mismos cauces que la organización administrativa. Así la administración de justicia correspondía al gobernador provincial y a los magistrados de las ciudades. El gobernador provincial actuaba como juez ordinario en cada provincia investido de jurisdicción civil y criminal y normalmente asesorado por un consejo. Con frecuencia el gobernador provincial delegaba sus funciones judiciales en legados que administraban justicia en su nombre (legati iuridici).

Durante la etapa del Imperio, en las provincias imperiales administraban justicia los legados nombrados por el Emperador, cuyas sentencias podían apelarse ante él mismo, mientras que en las provincias senatoriales lo hacían los pretores.

En el Bajo Imperio los gobernadores provinciales siguieron siendo los jueces ordinarios, pudiendo ser apeladas sus sentencias ante el vicario en la diócesis, como juez territorial y representante del prefecto de las Galias y, en última instancia, ante el Emperador.

En las ciudades la administración de justicia correspondía a los magistrados municipales que ejercieron algún tipo de jurisdicción civil y criminal en los municipios, aunque las autoridades romanas intervenían por delegación como jueces locales (pedanei) en los asuntos más importantes. En el Bajo Imperio se institucionalizó en el ámbito local un juez de paz (assertor pacis) para velar por el orden público y el defensor civitatis, cuyo cometido protector implicaba algún tipo de jurisdicción.

Existieron además jurisdicciones especiales como la militar, la mercantil, la financiera, la señorial (por la progresiva sustitución de la administración de justicia por los señores de los grandes dominios) y la eclesiástica (a partir de Constantino)

B) LOS DISTRITOS JUDICIALES O CONVENTI JURIDICI

Desde el siglo I las provincias hispanas quedaron divididas en distritos o circunscripciones administrativas denominadas conventus para una mayor eficacia administrativa. La práctica administrativa resultaba más ágil con la creación de unidades más reducidas, subordinadas a la jurisdicción superior del gobernador residente en la capital de la provincia.

El término conventus debe ser asociado a la práctica de los gobernadores civiles de reunir en determinados días y lugares a la población para impartir justicia, dar a conocer novedades respecto a la administración o para recibir legaciones de cortesía. Estas reuniones quedarían regularmente instituidas en determinadas ciudades dentro de la provincia respectivas, terminando por fijarse los límites correspondientes a cada distrito y por considerar capital a las ciudades donde se habían realizado las reuniones.

Las nuevas circunscripciones recibieron el nombre de conventos jurídicos o unidades administrativas de justicia. Así Hispania Citerior fue dividida en 7 conventos juridicos; la Lusitania en 3; la Bética en 4, etc, tomando cada una el nombre de la capital correspondiente.

El conventus constituyó una realidad institucional a media distancia entre la provincia y la ciudad, que contó con una entidad propia, resultado de la constancia de las relaciones judiciales, económicas y religiosas. Esta institución desaparece con la reforma de Diocleciano, dejando de representar el lazo material y moral entre la provincia y la ciudad que había constituido en el Bajo Imperio.

II. LA HACIENDA HISPANORROMANA

A) LOS ÓRGANOS FINANCIEROS

En Hispania se practicó un reflejo de la política económica general de Roma. La Hacienda provincial dependía en todo momento de la Hacienda romana.

En la etapa republicana la Hacienda romana se fundamentó en los bienes públicos y los ingresos del Estado procedían esencialmente de las tierras que pertenecían al ager públicus explotadas directamente o mediante arrendamientos. Las necesidades del Estado se cubrían mediante entregas extraordinarias - no

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de impuestos - que los ciudadanos aportaban desde la consideración de que esas contribuciones eran un privilegio exclusivo de los ciudadanos romanos (igual que la participación de los beneficios del Estado) y un deber público. Los territorios de las provincias fueron gravados desde el primer momento con tributos y cargas diversas, en principio para reducir las aportaciones de los ciudadanos romanos. Posteriormente este planteamiento republicano acabaría por desvirtuarse y el Estado romano recurrió a gravar sistemáticamente a los ciudadanos romanos con diversas cargas tributarias. En el suelo provincial desde el principio si estuvieron los ciudadanos romanos sujeto a cargas tributarias (esencialmente simbólicas) por entender que como possessores los colonos habían de pagar al Estado un canon por el uso del suelo.

Una vez pacificadas las tierras el Estado reestructuró un territorio que tenía la consideración de ager públicus y como tal sería administrado, y a continuación se analizarían las instituciones indígenas para conocer su grado de aprovechamiento y para otorgarles el modelo impositivo más adecuado.

La división de pueblos y culturas hispanas invalidó desde el primer momento el proyecto de aplicación de un esquema financiero homogéneo. Mientras que las regiones suroccidentales de la Península y los pueblos que las habitaban si poseían las instituciones mínimas para posibilitar el nexo con Roma y su fácil acomodo a la nueva contribución, los pueblos del centro, meseta y sur presentaban, en cambio, los máximos problemas en relación a su adecuación a las pautas financieras romanas al no existir en ellos desarrollo urbano.

El tratamiento regular de las cuestiones financieras en las provincias era competencia del cuestor, funcionario que acompañaba al cónsul o al procónsul, convirtiéndose en el brazo ejecutivo de las tareas económicas dentro de la provincia. El cuestor como jefe del aerario municipal consignaba la distribución del ager públicus a efectos de recabar las rentas por concepto de posesión a los beneficiarios de las parcelas de terreno. Contaba con el apoyo de la legión para mayor seguridad y tramitaba el envío de todo lo recaudado a la caja central (o tesoro público), única en esta época, es decir, al Aerarium Populi Romani o Aerarium Saturni, administrado por el Senado.

En la etapa del Principado y el Alto Imperio el Estado se propuso obtener unas finanzas provinciales más saneadas mediante la restauración de la administración de la Hacienda republicana y la creación de nuevas instituciones a efecto.

A partir del Principado existieron dos cajas o tesoros públicos: el antiguo erario (Aerarium Saturni) del pueblo romano, donde se ingresaban los impuestos que administraba el Senado, y la caja del Emperador o Fisco (Fiscus Caesaris) para canalizar las fuentes financieras de las provincias imperiales. Por otra parte, como intento de reflejar fielmente la realidad económica de las ciudades y de los ciudadanos, se regularizó la confección de los censos, cada 5 años y realizada por el censor.

Con Augusto se llevó a cabo una reforma de la Hacienda dirigida fundamentalmente a ampliar la base impositiva y a unificar financieramente las provincias imponiendo la centralización, tanto en la administración como en el recaudación de los ingresos del Estado.

La hacienda imperial provincial respetó el libre desarrollo de la hacienda municipal, pero organizó su control mediante un acusado y creciente centralismo.

En el Bajo Imperio, el empobrecimiento progresivo de la Hacienda romana motivado porque los gastos eran mayores que los ingresos, hizo que su organización experimentara profundos cambios que alcanzaron a las provincias.

Desde las reformas de Diocleciano, tres órganos centrales organizaron los servicios de Hacienda: el officium; la res privata (que administraba la fortuna privada del Emperador); y el arca de la prefectura pretoria (para la administración de las nuevas rentas privadas). El Estado solía fijar la cantidad que necesitaba recaudar atendiendo únicamente a sus necesidades, sin tener en cuenta las posibilidades económicas de los súbditos.

Diocleciano reformó también otros aspectos fundamentales de la Hacienda: dividió todo el Imperio en unidades impositivas de valor caput y iugum aplicadas cada 5 años para calcular el capital inmobiliario, la naturaleza del terreno, el número de esclavos y colonos que se poseían. También los impuestos indirectos fueron designados con nuevas denominaciones.

Aparecieron también en esta etapa los curatores republicae o agentes imperiales desplazados a los municipios cuyas haciendas presentaban problemas. También se tomaron las mismas medidas contra el patrimonio privado de los decuriones.

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B) LOS INGRESOS DE LA HACIENDA: IMPUESTOS Y SU RECAUDACIÓN

Los impuestos constituían la partida más importante de los ingresos ordinarios del Estado que recaía sobre las provincias del Imperio, y podían ser directos e indirectos. Los principales impuestos directos fueron:

?? Etapa republicana: el stipendium, pagado por los peregrinos por la posesión del suelo. Lo calculaba globalmente el Estado, no siempre según las posibilidades reales de las provincias. La tributación sobre bienes inmuebles era regulada y modificada periódicamente por los gobernadores de las provincias según los resultados de los censos.

?? Etapa imperial:

o Bajo Augusto, se reformó y centralizó la recaudación y administración de tributos. Se establecieron el llamado tributum soli, impuesto real que gravaba fundamentalmente la tierra, y el tributum capiti, impuesto personal que gravaba la riqueza.

o Con Diocleciano (finales del siglo III) se crea un impuesto combinado que grava tanto a las personas como a su actividad: capitatio-iugatio o también capitatio humana , terrena et animalia, en referencia a unidades de tierras, de esclavos y de animales que poseía un sujeto, probablemente porque a los propietarios se les sumaban todos esos elementos contributivos para calcular la cantidad que habían de pagar al Estado. Al mismo tiempo muchos impuestos individuales de la etapa anterior fueron desapareciendo debido a una acusada simplificación por parte del Estado.

Entre los impuestos indirectos están:

?? El portorium, que gravaba el tráfico de mercancías en puntos determinados y que venía a ser un impuesto de aduanas que se cobraba en las fronteras provinciales y en las imperiales,

?? La vicesima libertatis o gravamen del 5% sobre las manumisiones,

?? La vicesima quinta venalium mancipiorum, o gravamen del 5% sobre el precio de venta de los esclavos.

?? La vicesima heretidatium que gravaba con el 5% el valor de las herencias. Al pago de estos dos últimos impuestos, establecido en tiempos de Augusto, estaban obligados los ciudadanos romanos que empezaron así a verse involucrados en el pago de tributos ordinarios.

?? También entre los individuales estaban la centesima rerum venalium, que grababa con el 1% las ventas en pública subasta.

?? La quinta et vicesima venalium gravaba todas las cosas que se vendían.

?? El aurum coronarium que pagaban los decuriones de los municipios cada vez que era nombrado un nuevo emperador.

El Estado romano contaba también con ingresos extraordinarios como los procedentes de las confiscaciones de bienes anejos a determinadas sanciones penales, o de los bienes sin dueño que se atribuían al fisco.

La recaudación de impuestos fue durante la época republicana generalmente arrendada a sociedades capitalistas, cuyos miembros recibían el nombre de publicanos (publicani), nombre que servía para todo aquel que contrataba con el Estado una obra o empresa cualquiera. Durante el Imperio cambió el sistema y se atribuyó primero la cobranza de los impuestos directos a los municipios o a los propios funcionarios del Estado, más tarde todos los impuestos indirectos – excepto el portorium - fueron sustraídos al arrendamiento. La curia municipal se hizo cargo de la recaudación del impuesto territorial dentro del ámbito urbano. Y, en términos generales, todas las recaudaciones comenzaron a hacerse en especie.

Las ciudades indígenas latinas conservaron su primitiva organización financiera hasta convertirse en municipios latinos y romanos. Las ciudades con organización romana gozaban de autonomía, tenían su propio tesoro, recaudaban impuestos y sometían a sus habitantes a prestaciones personales y patrimoniales denominadas munera, que comenzaron a ser exigidos por el Estado al margen de los demás impuestos cuando la crisis económica requirió la aportación de las ciudades.

Los llamados munera sordida (prestaciones vulgares o serviles) no afectaban a los curiales ni a los miembros de los grupos sociales elevados. Existían además munera patrimonii, los munera personales y los munera mixta. Estaba excluidos de ellos los menores de edad y los ancianos, pero en las provincias el arco temporal en que un sujeto se veía obligado a pagar o realizar munera tendió a ampliarse, en aplicación al criterio de que los hispanii debían proporcionar los máximos beneficios al Estado romano.

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III. EL EJERCITO EN HISPANIA

A) EN LA ETAPA REPUBLICANA.

La voluntad de los romanos de permanecer en la Península Ibérica quedó manifestada en el envío de dos propretores para hacerse cargo de las dos circunscripciones administrativas en que quedó dividida: Hispania Citerior e Hispania Ulterior. Estos dos gobernadores fueron provistos de cuerpos del ejército que apoyaron las tareas de administración y la explotación de los territorios conquistados y que estaban constituidos por una legión, formada por los ciudadanos romanos ordenados en cohortes y un contingente variable de jinetes encuadrados en alas. Así, cada ejército pretoriano contaba con un total de unos 12.000 soldados que se incrementaban en cada campaña con elementos indígenas de caballería e infantería ligera, los auxiliares, alistados en orden a los pactos suscritos por Roma con tropas aliadas o conseguidos mediante reclutamiento voluntario, y que eran disueltos al finalizar cada campaña. Los efectivos militares se doblaban si el gobernador era cónsul.

En el 107 se incrementan las tropas proporcionadas a los gobernadores para la gestión de su cargo provincial, siendo muy frecuente que la Península Ibérica mantuviera en su suelo unas fuerzas muy superiores a lo establecido.

Lograda la paz peninsular en tiempos de Augusto, éste replanteó el ejército de ocupación quedando reducido en sus efectivos hasta alcanzar una cifra ya variable durante todo el Alto Imperio.

El ejército en la Península Ibérica durante la República fue un elemento político fundamental cuyo fin era mantener la paz en los territorios bajo dominio romano para permitir su explotación y cumplirla en lo posible. Fue un importante factor de romanización.

El ejército romano nació como una milicia ciudadana. La pertenencia al cuerpo de ciudadanos romanos de pleno derecho conllevaba la obligación de prestar servicio militar en las legiones, y el reclutamiento estaba basado en el censo de bienes, por lo que quedaban excluidos los proletarios (proletarii). Sobre este planteamiento Roma realizó su expansión por el Mediterráneo en la primera mitad del siglo III a.C. y ello repercutirá en la estabilidad social de este cuerpo de ciudadanos-propietarios-soldados debido a su participación en las conquistas. Pero las transformaciones económicas de Roma modificaron la base del ejército al convertirse el servicio en un medio para una vez licenciados, conseguir tierras, con las cuales asentarse como propietarios y asegurar su posterior vida como civil.

Hacia el 90 a.C., ante la falta de efectivos, comenzaron a ser incluidos los indígenas dentro de la estructura militar romana, tratando de hacerles atractiva su pertenencia al ejército concediéndoles privilegios, como por ejemplo conseguir la ciudadanía. Los auxiliares hispanos ocuparon a partir de entonces un lugar imprescindible en los ejércitos romanos, especialmente los del interior de la Península Ibérica. La concesión de la ciudadanía a muchos de ellos los transformó en un importante elemento de romanización, al llegar a sus lugares de origen con la ciudadanía.

La romanización tuvo pues una doble vertiente: la colonización agraria de los soldados veteranos y la inclusión de elementos indígenas en sus cuadros legionarios y auxiliares.

B) DURANTE EL PRINCIPADO Y EL ALTO IMPERIO.

Según Augusto, Roma y las provincias más romanizadas debían quedar protegidas, las fronteras afianzadas por la presencia de un ejército permanente para mantener la paz, para ello los cuerpos militares fronterizos (limitanei) estarían supeditados al emperador. También fue mantenido el principio de un ejército profesional abierto a toda la población libre del Imperio y reclutado mediante voluntariado o enganches (salvo en momentos de excepción) aunque manteniendo la división jurídica entre ciudadanos romanos y peregrinos, mediante su inclusión en cuerpos diferentes.

Aunque las tropas auxiliares (auxilia) seguían adscritas a las legiones, sufrieron un rápido proceso de independización con campamentos propios. El auxiliar recibía (de forma sistemática) una serie de privilegios jurídicos al licenciarse, de los cuales el más importante era la ciudadanía romana para él y para sus hijos, y el reconocimiento como connubium del matrimonio que ya hubiese realizado.

La organización militar de la Península se completaba con una serie de milicias al margen del ejército regular denominadas milicias provinciales o municipales.

C) ORGANIZACIÓN DEL EJÉRCITO HISPANO DURANTE EL BAJO IMPERIO.

Las reformas de Diocleciano y Constantino condujeron a la creación de un limex o frontera del Imperio e hicieron presentes dos grandes tipos de ejército que se complementaban: los limitanei, acantonados en

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lugares fortificados que extendían sus acuartelamientos a lo largo de la línea fronteriza, y los comitatenses, cuerpos movibles que desde las fronteras podían acudir a cualquier punto del interior del Imperio y que estaban a las órdenes de un comes.

Estos cuadros quedarán disueltos con las invasiones bárbaras.

A lo largo del tiempo aparecen en el ejército romano una serie de contingentes proporcionados por tribus aliadas –foederati- que normalmente sólo participaban en las guerras que tenían lugar en los territorios vecinos, pero podían ser llamados para proporcionar contingentes para guerras en frentes alejados. Esto duró hasta fines del siglo IV, en que con la irrupción de los godos en el interior del Imperio se vació de efectivos el ejército romano de Oriente y el emperador Teodosio I hubo de firmar un tratado con los godos, por el cual se les concedió a los bárbaros un lugar de asentamiento dentro de las fronteras del Imperio a cambio de proporcionar contingentes militares a las órdenes de sus propios jefes para ayudar al ejército romano. Este fue el comienzo de los foederati.

IV. LA ORGANIZACIÓN ECLESIÁSTICA Uno de los factores influyentes en la romanización fue el arraigo y difusión del culto imperial y de las instituciones que fueron su corolario.

Las razones de su triunfo fueron su carácter de culto estatal y el apoyo que le prestaron dos clases sociales: la aristocracia municipal (cuyos miembros podían coronar su carrera política con el sacerdocio augustal) y los libertos enriquecidos, que al ser designados servi augustales satisfacían su apetencia de honores y conseguían destacarse de las filas de la plebe. A la práctica del culto se le unió la celebración de juegos y fiestas populares que atraía a la masa urbana. El culto al emperador fue fomentado por los emperadores como medio de cohesión política a través de asambleas populares.

La paulatina cristianización de la Península Ibérica no tropezó con grandes dificultades, sino que se propagó intensamente. A ello ayudó el sistema de vías públicas que facilitó el tránsito y las comunicaciones. Como dificultad tuvo el surgimiento de un considerable número de herejías como el Priscilianismo.

Políticamente, el cristianismo chocaba con los principios religiosos romanos volcados en torno al culto al emperador y en una concepción religiosa centrada en lo jurídico-público. Pero la Iglesia comenzó a poseer una organización de naturaleza jurídica y un derecho (no público) desde los primeros momentos de su fundación. Cuando las comunidades cristianas fueron aumentando, tanto en las ciudades como en el campo, contando con un obispo al frente, constituyen la base de la posterior organización diocesana (dividida en distritos religiosos o diócesis) típica de la Iglesia.

Constantino con los Edictos de Milán (313-314) proclamó el catolicismo como religión oficial del Imperio y reconoció a la Iglesia católica un ámbito de actuación jurídico-público. Con esta medida se deja de perseguir cristianos y se les devuelve el patrimonio confiscado. El patrimonio eclesiástico (basado en donaciones de fieles) comenzó a formarse a gran escala. El emperador buscaba apuntalar la estructura institucional del Imperio, sirviéndose de la organización de la Iglesia y del apoyo y sumisión de sus numerosos súbditos cristianos.

La Iglesia comenzó a poseer una organización de naturaleza jurídica y un derecho (no público) desde los primeros momentos. Las diócesis, a cuyo frente había un obispo, fueron las unidades básicas de organización eclesiástica, y se integraban en provincias religiosas, con una capital cuyo obispo era llamado metropolitano. Este estaba a su vez bajo la primacía del Obispo o Primado de Roma. Las diócesis engloban a las parroquias, en torno a las cuales se agrupan las comunidades cristianas.

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LECCION 9: LOS PUEBLOS GERMANOS. ESTRUCTURA ECONOMICA Y SOCIAL DE LOS VISIGODOS

I. LOS PUEBLOS BARBAROS Y SU ASENTAMIENTO EN LA PENINSULA El sistema jurídico visigodo es el conjunto de instituciones y legislación que se desarrolla en la Península Ibérica entre el siglo V y el VII.

En el 409 entran en Hispania diversos pueblos de origen germánico: suevos, vándalos y alanos.

Los primeros invasores ocuparon la Península a excepción del sector oriental de la Cartaginense y la provincia Tarraconense. El rey visigodo Valia pacta con los romanos en el 418 y forma el foedus, recibiendo tierras en las Galias para asentarse, a cambio de combatir como pueblo federado de Roma, a los enemigos del Imperio ya muy debilitado. Se constituye así el reino visigodo en el sur de Francia con capital en Tolosa.

Los visigodos penetraron en las Hispanias bajo los reinados de Teodorico II y Eurico (453-484) ocupando la Tarraconense y la Lusitania, siendo Eurico el primer rey visigodo de España desde Tolosa, reino que termina con la derrota de Alarico II por los francos en la batalla de Vouillé en el 507.

A mediados del siglo VI Atanagildo traslada la capital de reino de Toledo, quedando la Península en manos de los visigodos, tras diversos enfrentamientos con otros pueblos germanos como los vándalos, que emigraron a Africa, y los suevos.

A) LAS INVASIONES: IDIOSINCRASIA JURIDICA DE LOS INVASORES

Hay que remontarse a los movimientos de los pueblos germánicos en la Europa del siglo III con el asentamiento de los godos en la Dacia y el paso de los francos por la Tarraconense hacia Africa, y el año 376, en el que los visigodos pasan por el Danubio y se asientan dentro del Imperio romano. Se diferencian en la invasión de Italia por los germanos tres momentos diferentes:

?? 402-409: año en que muere Alarico.

?? 409-411: entrando Ataulfo un año más tarde en la Tarraconense.

?? 411 en adelante: desde el foedus del 418 los pueblos germanos dejan de ser errantes para producirse el nacimiento de diversas comunidades políticas asentadas en el suelo hispano en su condición de pueblos aliados al Imperio romano y con la obligación de defenderlo frente a otras invasiones.

1.- Derecho e instituciones en los pueblos germanos: caracteres generales

El derecho germano se constituye como una parte de la cultura de este pueblo, entendiéndose por cultura el conjunto de las pautas de comportamiento social determinadas por las condiciones materiales de su forma de vida enormemente peculiares.

?? Las comunidades de vida germánica estaban constituidas por grupos familiares que componían la llamada Sippe, término que hace referencia tanto a la comunidad de parientes de sangre de una persona, como más específicamente a la organización agnaticia propia de quienes descienden en línea masculina de un tronco común.

Al tratarse de una sociedad basada en la igualdad de sus miembros, la Sippe es una institución de gran importancia para el derecho germánico y con gran peso tanto en el aspecto público como en el privado. En este último, su importancia se refleja en el concepto de propiedad de los bienes raíces, ya que el título sobre los mismos lo ostentaba la Sippe y se necesita el consentimiento de los miembros que la componen para poder enajenarlos. Pero su primacía se ve aún más en el ámbito penal, al ser la Sippe la depositaria del llamado derecho de venganza de sangre, mediante la cual si se producía la muerte de uno de sus miembros, se legitimaba a los restantes para ejercer ese derecho de venganza de sangre y a recibir la indemnización pagada por el culpable, que se distribuía entre todos los miembros de la Sippe. Le pertenecía a ella también facilitaba el auxilio procesal de que el juramento particular se convirtiera en solidario y genealógico, por cuanto ese juramento era reforzado por el de los restantes componentes, convertidos así en cojuradores, institución que perdurará hasta la Edad Media.

?? El esquema social de los germanos se puede definir como uno de los pueblos compuestos en su mayoría por hombres libres, entre los que destaca la clase privilegiada basada en la nobleza de sangre, junto con los hombres libres y semilibres, que si bien eran sujetos de derecho se verán en una relación de dependencia y prestaban servicios a su señor, siendo clase intermedia entre el simple libre y el siervo o esclavo.

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El grupo de esclavos lo integran los que no son sujeto del derecho y que en gran parte está compuesto por los prisioneros de guerra y sus descendientes, exigiéndose una ceremonia especial para su manumisión y obtención de libertad, para pasar a la condición de sujetos de derecho, quedando normalmente vinculado a su señor como semilibre en situación similar al colono romano.

Los hombre libres se agrupan con frecuencia en la clientela o séquito denominado Gefolge o comitatus de los señores poderosos, quienes mantienen o ayudan al cliente a cambio de determinadas prestaciones tanto personales como de auxilio en la guerra.

El cultivo de las propias tierras era general, pero también se dieron principios de cultivo colectivo, existiendo asociaciones agrarias que poseerían en común unas tierras a cuyas parcelas se les da el nombre de Gewanne. La casa, huerto y la parte correspondiente a la parcela componen una unidad económica denominada Hufe.

El derecho germánico está enmarcado en el conjunto de instituciones que constituyen su forma de vida. Y se inspira en los principios de:

?? Colectividad e individualidad. La condición de sujeto del derecho y los derechos subjetivos se adquieren en cuanto se pertenece a una colectividad (Sippe) cuyos intereses prevalecen sobre los individuos.

?? Reciprocidad. Toda relación jurídica, y todo derecho subjetivo se concibe sobre la idea de la reciprocidad de obligaciones y derechos entre los individuos que participan de la relación.

?? Materialidad, simbolismo y publicidad. Todo acto debe materializarse con acciones, símbolos y solemnidades concretas que deben realizarse ante toda la comunidad o Sippe.

Este es un derecho consuetudinario.

Entre los pueblos germánicos fue tradicional la existencia de una Asamblea General de hombres libres a través de la cual el pueblo intervenía en el gobierno, colaborando con el rey en la legislación, en la administración de justicia y en la elección del propio rey. Este órgano político-administrativo aglutinaba a todos los hombres capaces de empuñar las armas y reunía las competencias de dirección de la comunidad política. Se reunían en los plenilunios para debatir los temas esenciales, entre los que destacaba la elección de guía (dux) o monarca.

B) EL ESTABLECIMIENTO DE LOS VISIGODOS: EL REPARTO DE LAS TIERRAS.

La base jurídica del establecimiento de los visigodos en el Imperio Romano se encuentra en el foedus acordado en el 418 entre el rey visigodo Valia y el emperador Honorio, en el que se estableció la ocupación de las tierras de Aquitania por los visigodos y que fue aplicado para las Hispanias en los reinos de Teodorico II, Eurico y Alarico II. El texto, que no se conserva, tiene su origen en el ius hospitalitas romano, que era una práctica muy habitual en el Imperio Romano, para mantener guarnecidas las tierras limítrofes de las provincias, mediante el cual se alojaba a unos guerreros de modo permanente en la casa y tierras de los habitantes romanos en zonas fronterizas. Los soldados alojados recibían en virtud de la hospitalidad que los habitantes estaban obligados a darles, una participación en la casa de éstos, la cual de divide en tercios, un tercio que el propietario elegía, un tercio para el soldado y un tercio quedaba para el dueño.

Según Torres López se dividen tanto los latifundios como los pequeños propietarios, pero García Gallo opina que sólo debieron repartirse los latifundios.

Tampoco hay acuerdo sobre la proporción del reparto. Torres dice que el reparto fue un tercio para los provinciales romanos, dos tercios para los visigodos. La teoría de García Gallo es que el visigodo recibió un tercio de la llamada terra dominicata y dos tercios de terra indominicata.

En cualquiera de los supuestos, las partes correspondientes a los visigodos se denominan sortes gothicae y la de los hispanorromanos tertia romanorum. Esto se ve en la toponimia, por ejemplo: Suertes o Villagodos.

De acuerdo con el ius hospitalitatis debieron compartir y repartir las viviendas y los objetos de labranza de uso en las mismas, y eso llevará a que en algún momento se pusieran en común los esclavos.

II. LA ORGANIZACION ECONÓMICA La estructura económica visigoda se basa en el reparto y división de tierras, la continuidad y desarrollo de las formas de explotación de tierras existentes en el Bajo Imperio, y la conservación de algunos elementos germánicos. Sus ejes centrales son la agricultura y la ganadería.

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1.- La agricultura.

Conviven dos modelos de unidad de explotación clásica, la gran propiedad o latifundio, y la pequeña propieda, esta última muy propiciada en un principio por el reparto de tierras aplicado por el ius hospitalitatis. Esas pequeñas propiedades fueron explotadas directamente por sus dueños.

Predominan las formas de explotación heredadas del Bajo Imperio. La gran propiedad latifundial se divide en dos zonas: terra dominicata y terra indominicata. La primera era explotada directamente por el señor. En ella se situaba al frente a una persona denominada villicus, especie de encargado de organizar la explotación, el cual dividía y coordinaba el trabajo en secciones y estaba auxiliado por diversos capataces que controlaban el rendimiento y labor de los trabajadores. En cuanto a la terra indominicata, se dieron unas formas romanas de contratación agraria, que van desde el arrendamiento rústico hasta el precario. En este modelo de explotación y en la forma de propiedad está el origen de los diversos señoríos que se desarrollarán a lo largo de los siglos venideros: el eclesiástico, laico o particular y los reales.

La riqueza agraria se centra en el cultivo de los cereales, la vid y el olivo, se destaca en la meseta castellana el cultivo de trigo y la cebada, los viñedos abundaron en la zona castellano-manchega y junto con el aceite en la Bética dieron pie a gran profusión de legislación sobre su forma de cultivo, venta, préstamo, etc.

2.- La ganadería y la mineria.

Dada la gran cantidad de legislación que existe debió ser un pilar básico de la economía rural, dedicándose la misma en especial al ganado caballar y a los rebaños de ganado bovino y ovino.

En cuanto a la minería, probablemente perduró el régimen romano, la mano de obra será esclava y en especial aquellos condenados al trabajo en las minas.

3.- El comercio.

Se sabe que existió un comercio de relativa importancia tanto interior como exterior. El exterior se realizó con Africa, Europa y el Oriente mediterráneo. En la Península negociaron los orientales, cuya importancia fue tal que el Liber Iudiciorum le dedica un título completo. La regulación con los comerciantes extranjeros hizo nacer un funcionario: telonarii, que tendría la misión de dirimir los pleitos que se suscitaron entre los mercaderes extranjeros dentro del Estado visigodo.

El comercio se desarrolla tanto mediante grandes empresas mercantiles como con pequeños comerciantes y mercaderes o artesanos. De forma muy abundante los comerciantes eran judíos y en diversos reinados vieron perseguida esta actividad por posturas y leyes antisemitas como las del rey Wamba. El comercio se hacía mediante la celebración de grandes ferias y mercados, que tenían carácter político.

El comercio interior se desarrolla aprovechando la gran infraestructura de vías y comunicaciones heredadas de los romanos y profusamente regulado por Leovigildo.

La economía visigoda fue preferentemente monetaria y se basó en los modelos romanos, tanto en las monedas como en el concepto general monetario. La moneda acuñada por los visigodos fueran los tremises de oro, que eran la tercera parte del solidus romano, que fue la unidad monetaria utilizada desde Leovigildo, sufriendo con el tiempo una pérdida progresiva en su peso. La acuñación de moneda era exclusiva del Estado (un derecho de regalía). La existencia de la moneda y su desarrollo propició la existencia de unos mercados especiales que montaron negocios de cambio y préstamo de dinero. Para evitar los abusos se reguló el interés legal de los préstamos, que se estableció en 12´5% al año, por el rey Eurico, no estando obligado al prestatario a pagar por encima del mismo.

III. LA SOCIEDAD VISIGODA

A) GODOS Y ROMANOS

La sociedad visigoda se formó sobre una mayoría de población hispanorromana (unos 9 millones de habitantes) y una minoría visigoda (unos 250.000), lo que les obligó a convivir con costumbres distintas y diferentes religiones, ya que el pueblo hispanorromano era oficialmente cristiano, y los visigodos no lo fueron hasta la conversión del rey Recaredo en el siglo VI. Esto implica la prohibición de matrimonios mixtos, de ritos religiosos, de enterramientos diferentes y de diferente legislación, hasta la unificación total con el Liber Iudiciorum, y de diferente condición social. El rey visigodo siempre era elegido entre los miembros de una familia visigoda. Hasta Leovigildo se prohiben los matrimonios mixtos.

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B) ESTRUCTURA SOCIAL

Calificación social del reino visigodo:

?? Libres privilegiados o clases elevadas. En este grupo incluimos a la nobleza visigoda de carácter familiar y cerrado. Dentro de esta nobleza de sangre destaca la familia de los Balthos, siendo de ella de donde se elegía la mayoría de los veces a los reyes. Junto con la nobleza hay que incluir a los altos funcionarios, los terratenientes y alto clero. El pertenecer a esta clase social eximía del tormento físico como medio de prueba, y Ervigio estableció un procedimiento especial para juzgar a los funcionarios palatinos (incluyendo los denominados gardingos (miembros del séquito o comitiva, guardia personal del rey) que hubieran sido acusados de alta traición. La composición pecuniaria que debía pagarse por los delitos cometidos contra sus miembros está equiparada a la de los simples libres.

?? Simples libres. En este grupo se incluyen los simples libres económicamente independientes de la ciudad y el campo. Estaba integrado por restos de la Curia romana, pequeños propietarios, artesanos, industriales, mercaderes, etc.

Dentro del grupo destacan por sus características propias todos aquellos simples libres dependientes económicamente de un señor y que en algunos supuestos están unidos a él por lazos de encomendación (relación de clientela de orden jurídico-privado), generándose una situación de semilibertad. Dentro de la encomendación hay que distinguir la personal de la territorial, en que un simple libre se somete al patrocinio de un señor que le proporciona tierras para trabajarlas, y se pone bajo su protección a cambio de determinados servicios. Dentro de los encomendados se distinguen los bucelarios (mercenarios), cuyo servicio consistía en acudir armados al campo de batalla, lo que podría interpretarse como la Gefolge germánica, o comitatus (séquito o compañía del rey formado por hombres libres y armaos, que juraban serle fiel).

En esta categoría está también el colono, que es similar al romano, equiparandose al encomendado territorial pero no pudiendo abandonar la tierra que trabaja, de ahí que su situación se puede calificar de semilibre.

?? Los no libres. Los esclavos alcanzan su condición por nacimiento, prisión de guerra o la comisión de determinados delitos; la situación de servidumbre fue precaria, pues eran objeto y no sujeto de derecho. Hay varios tipos de servidumbre: los siervos de ley llegan a incorporarse a palacio a administrar posesiones del monarca, e incluso poder testimoniar en juicio junto con un hombre libre. También tienen una situación ventajosa los siervos eclesiásticos que trabajaron en los latifundios de la Iglesia, llegando a manejar a veces gran cantidad de fondos. La Iglesia admitió la esclavitud como hecho social que garantizaba un determinado esquema de propiedad y de producción. La condición de esclavo era tal que fueron muy abundantes las fugas y llegaron a crear verdaderos conflictos sociales y económicos a sus dueños.

?? Mención especial merecen los judíos y extranjeros. Los primeros pasaron diferentes etapas: desde la tolerancia más absoluta hasta la prohibición de contraer matrimonios mixtos, la práctica de su religión, etc, o incluso se les restringe diversas prácticas comerciales, obtener esclavos cristianos, etc.

En cuanto a los extranjeros se utiliza el principio de hospitalidad para los mismos prestándoles protección jurídica.

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LECCION 10: LAS FUENTES DEL DERECHO VISIGODO (I)

I. EL SISTEMA JURÍDICO DE LA ESPAÑA VISIGODA: FUENTES ROMANAS, DERECHO CONSUETUDINARIO GERMÁNICO Y LEGISLACION VISIGODA El lento proceso de romanización jurídica de los visigodos plantea varios interrogantes:

1. Grado de aplicación del Derecho romano entre los godos: el texto jurídico mas importante en el S.V fue la promulgación del Codex Theodosianus en el 438: recopilación en 16 libros de leges y iura, a la que emperadores posteriores añadieron disposiciones nuevas (novelas). Tras la caída de Roma el 476 se fue desfasando respecto de la vida real produciendo:

?? Un auge de la vulgarización (provincialización) del Derecho.

?? La necesidad de regular situaciones no previstas por el Derecho romano interpretando, a veces de manera forzada, el Código Teodosiano.

?? La tendencia de los monarcas germanos a promulgar códigos legislativos a imitación de los anteriores emperadores romanos.

Además, en Hispania se recibió la compilación de Justiniano (Digesto y Código) a partir de la conquista del sur de Hispania por el Imperio bizantino entre el 544 y el 622.

Existe constancia documental de que el Derecho Romano soguió aplicándose en el monarquía visigoda por una triple vía:

?? El Código Teodosiano, y después el Breviario de Alarico, se aplicó a la población de origen romano (y, de modo subsidiario, también a los visigodos).

?? Los monarcas visigodos incorporaron en muchos casos a sus Códigos preceptos sacados literalmente del Derecho romano.

2. Grado de pervivencia del Derecho consuetudinario tradicional godo: El que tras la caída de la monarquía visigoda surgiera en España un derecho distinto al conservado en las leyes visigodas, ha hecho suponer a los historiadores la existencia de un derecho popular consuetudinario entre los godos que permaneció latente o reprimido al margen de la legislación oficial y romanizante mantenido por las clases cultas. También se ha supuesto que al ser dicho derecho popular altomedieval muy semejante al de otros pueblos germánicos, tal vez procedería de la influencia germánico del derecho godo popular que sobrevivió durante la España visigoda.

Tradicionalmente se ha pensado que una ley visigoda vino a prohibir la aplicación del derecho consuetudinario. Dicho precepto establece que ante una causa no prevista en las leyes el juez, absteniéndose de conocer sobre el asunto, debe remitirlo al rey para que la resuelva, y además decida la manera en que la sentencia debe insertarse en la legislación.

De hecho, dicho precepto no prohíbe la aplicación de la costumbre. Mas bien parece que la intención es evitar la discrecionalidad de los jueces (abusos de los potentiores) o la desviación de las leyes oficiales del reino. Lo que si se desprende es que si en juicio una de las partes alega una costumbre contra legem, los jueces habrán de aplicar el derecho oficial sin mas trámite.

Algunas de las instituciones o costumbres jurídicas de los antiguos godos sucumbieron ante la influencia del derecho romano, pero otras se adaptaron a los nuevos tiempos. Hay que concluir que, en general, las instituciones tradicionales godas no fueron reprimidas ni combatidas por el Derecho oficial real, sino que fueron asimiladas e integradas en la legislación visigoda.

3. Aplicación de la legislación visigoda a los romanos y repercusión en el Derecho romano: durante la España visigoda hubo dos tradiciones jurídicas: la romana (Código Teodosiano – CTh y Breviario de Alarico - BA) y la visigoda (Código de Eurico -CE, Código Revisado de Leovigildo - CR y Liber Iudiciorum - LI). Existen varias tesis sobre la respectiva aplicación de ambas:

?? Tesis personalista tradicional: los romanos se regían por el CTh y el BA mientras que a los visigodos aplicaba el CE y el CR (principio de la personalidad del Derecho) hasta la unificación jurisdiccional con el LI.

?? Aplicación Territorial del Derecho: una tesis sostiene la derogación sucesiva de Códigos, que se fueron sucediendo y derogando, pero con aplicación en cada momento para ambas poblaciones, mientras otra tesis sostiene la especialidad del Derecho godo, según la cual solo se acudía al

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Derecho Romano en caso de laguna o vacío legal de la legislación visigoda, aplicándose en cualquier caso a toda la población.

?? Tesis mixta: Hasta el CR, los romanos se regían por su Derecho y los godos por su Derecho nacional, con el romano como subsidiario. Desde el DR de Leovigildo, ambas poblaciones se regían por el Derecho real, acudiendo al romano en caso de vacío legal.

II. LAS FUENTES No tenemos pruebas de la existencia de Derecho godo escrito antes del S. V, aunque se conoce algo del Derecho godo del S. IV a través de la Biblia del obispo Ulfinas.

A) LAS LEYES TEODORICIANAS. EL EDICTO DE TEODORICO

El primer rey visigodo del que se tiene constancia de que legisló por escrito fue Teodorico. Promulgó leyes que se referían, al menos, a los repartos de tierras (sortes y tertias), cuestiones de lindes entre propietarios romanos y godos, Derecho procesal, sucesorio y penal visigodo, etc.

Se ha conservado un texto legal autodenominado Edicto de Teodorico, compilación de 155 preceptos breves de Derecho romano vulgar, atribuido según unos al rey ostrogodo Teodorico el Grande (493-526), y según otros al visigodo Teodorico II.

Para el sector mayoritario, se trata de un Edicto decretado por un gobernador provincial o el prefecto del pretorio responsable del territorio ocupado por Teodorico II. El que se hable en tercera persona de los reyes y que se refiera a los visigodos como bárbaros parece confirmar esta hipótesis.

B) EL CODIGO DE EURICO (CE)

Eurico fue el primer rey godo que, como tal, promulgó un corpus o código legislativo. Se han conservado sólo los preceptos 276 a 336 de los aproximadamente 350 que pudo tener. Alvaro D’Ors efectuó una reconstrucción del mismo reuniendo aquellas leyes del LI calificadas como “leyes antiguas” o “leyes antiguas enmendadas”, así como comparando otras fuentes.

El CE fue promulgado cerca del año 480 y su contenido acusa tal grado de romanización que se sospecha fue redactado por juristas romanos.

Respecto al ámbito de vigencia y aplicación del CE actualmente parece existir unanimidad en que no fuera derogado por el Breviario de Alarico (BA) sino por el Código de Leovigildo.

De esta manera, resultaría que, o bien el Código de Eurico se aplicaba a godos y el Breviario de Alarico a los romano, o ambos formaban un ordenamiento jurídico en el que el Código de Eurico era un texto especial y el Breviario de Alarico la legislación general o subsidiaria. Efectivamente, parece que el CE trata de tomar posición respecto de algunas cuestiones que pueden ofrecer duda, y no de hacer una legislación sistemática.

C) EL BREVIARIO DE ALARICO (BA)

Llamado también Breviario de Aniano o Lex Romana Visigothorum, fue aprobado en el 506 en una asamblea presidida por el rey visigodo Alarico II. Es una recopilación de derecho romano (leges y iura) seleccionado fundamentalmente:

?? Entre las leges, algo menos de la mitad de los preceptos del Código Teodosiano, junto con 41 novelas o disposiciones de emperadores posteriores.

?? Entre los iura, el Epítome de Gayo (adaptación romano-vulgar de las Instituciones), y las Sentencias de Paulo.

La mayor parte de las normas van acompañadas de una interpretación (interpretatio) realizada por juristas de la práctica que en muchos casos desconocían el sentido de la norma. Por eso tales interpretaciones son la principal fuente para el estudio del Derecho romano vulgar.

La finalidad del texto obedece al interés de Alarico II dpor demostrar a la población romana que estaba dispuesto a respetar y tutelar su Derecho. Varias teorías han discutido su ámbito de aplicación, afirmándose ya sea su vigencia sólo para romanos o sólo para godos, e, incluso, su carácter subsidiario respecto de la legislación general goda.

En principio la vigencia simultánea del Código de Eurico y el Breviario de Alarico parecerían demostrar que godos y romanos se regían cada uno por su cuerpo legal (personalidad del derecho).

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Se ha planteado la tesis de que el CE y el CR fueron Derecho especial respecto de un Derecho general o supletorio constituido por el BA.

No obstante, ninguna teoría al respecto ha sido unánimemente admitida.

D) EL CÓDIGO DE LEOVIGILDO (CR)

No nos ha llegado ningún ejemplar del Codex Revisus de Leovigildo. Conocemos su existencia porque se menciona en la “Historia de los Godos” de San Isidoro.

La revisión de Leovigildo discurrió en tres niveles:

?? Suprimió normas supérfluas.

?? Corrigió otras normas.

?? Añadió leyes praetermisas (preteridas).

Si el Código de Leovigildo añadió en el 580 un conjunto de leyes preteridas (heredadas) del Código de Eurico es porque esas normas seguían socialmente vigentes desde el año 480, tal vez como derecho de la práctica al margen del Código de Eurico.

A partir del rey Recaredo, todas las leyes recogidas en el Liber Iudiciorum llevan el nombre del rey que las promulgó, por lo tanto se ha supuesto que las que no llevan nombre son anteriores, por tanto pertenecen a Leovigildo. La mayoría llevan el nombre de antiqua o antiqua emmendata porque se refieren a normas sancionadas por Eurico o Leovigildo.

Tenemos una idea aproximada de la labor legislativa de Leovigildo, a través de aquellas antiquae recogidas en el Liber Iudiciorum caracterizadas por:

?? Su estilo moralizante, vocabulario ampuloso y cargado de adverbios,

?? La defensa de los intereses del fisco,

?? La discriminación social en la aplicación de las penas,

?? El interés por los trámites procesales.

E) EL LIBER IUDICIORUM (LI). LA REDACCION DE RECESVINTO. REVISION DE ERVIGIO Y REDACCION VULGATA

Fue promulgado por Recesvinto en el 654, culminando la reforma legislativa inacabada de su padre Chindasvinto. Se aplicó tanto a godos como a hispanorromanos, pero es posible que la unificación jurídica fuera anterior.

Consta de 12 libros de contenido sistemático, añadiendo al CR todas las leyes decretadas por monarcas posteriores. Las leyes del LI se clasifican en:

?? Leyes antiguas (antiquae): de Eurico o Leovigildo.

?? Leyes antiguas enmendadas (antiqua enmendatae): presumiblemente de Eurico, revisadas por Leovigildo.

?? Leyes en que consta el nombre del monarca que las promulgó; de Recaredo y sus sucesores.

Contenido:

?? Libro I: sobre la ley y el legislador.

?? Libro II: organización judicial y derecho procesal.

?? Libro III: esponsales y matrimonio.

?? Libro IV: sucesiones.

?? Libro V: donaciones y compraventas.

?? Libro VI: delitos de sangre, adivinos, etc.

?? Libro VII: delitos de hurto, falsedad, etc.

?? Libro VIII: daños en propiedades.

?? Libro IX: represión en la fuga de los siervos.

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?? Libro X: deslinde de tierras.

?? Libro XI: impericia de médicos, sobre comerciantes, etc.

?? Libro XII: represión de herejías, leyes antijudías, etc.

Fue revisado por Ervigio, en el Concilio de Toledo del 680, añadiendo leyes favorables a la Iglesia, modificando mas de 80 leyes, mejorando así la coherencia del Código, e incorporando 28 leyes contra los judíos. Posteriormente, Egica procedió a otra revisión en el 693..

Circularon copias oficiales pero también versiones vulgares (vulgatae) del Liber. En la Alta Edad Media fue traducido al romance con el nombre de Fuero Juzgo.

Para un sector de la doctrina, con este texto se alcanzó por primera vez la unificación jurídica entre godos y romanos. Para ello mediante la ley 2,1, 10 se prohibiría definitivamente la aplicación del derecho romano (pero podía mantenerse extrajudicialmente si ambas partes estaban de acuerdo).

Respecto al grado de vigencia y aplicación del Liber Lidiciorum se ha mantenido dos posturas: la tesis germanista afirma que tuvo escasa aplicación debido a una excesiva romanización que contribuyó al mantenimiento del derecho germánico. Otra tesis afirma que el Liber Iudiciorum tuvo un amplio grado de aplicación y que no es posible suponer la existencia de un pujante y vital ordenamiento (es decir, un conjunto desarrollado, amplio y homogéneo de normas) consuetudinario, de raíz germánica, imbricado en la sociedad rural (del que no hay prueba) en constante oposición o lucha con la romanizada legislación del Liber. Por el contrario, los documentos de aplicación del derecho demuestran un significativo grado de aplicación y observancia de las leyes del Liber Iudiciorum.

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LECCION 11: LAS FUENTES DEL DERECHO VISIGODO (II)

I. LA APLICACIÓN DEL DERECHO EN LA ESPAÑA VISIGODA Algunos autores (tesis germanista) han afirmado que la legislación contenida en los Códigos visigodos no tuvo un grado de aplicación general entre los godos a causa del alto grado de romanización con que fue redactada. También se ha supuesto que ello fue debido en parte a que las capas populares de la población preferían regirse por un derecho consuetudinario ajeno o prohibido por las leyes visigodas.

Aunque la escasez de documentos de aplicación del derecho en época visigoda tuvo generalización en los resultados de la investigación, el estudio comparado de las fórmulas visigodas, las pizarras y otros documentos de aplicación del derecho demuestran claramente que la legislación visigoda tuvo un alto grado de aceptación.

Se conservan 104 pizarras visigodas utilizadas en esa época como material para escribir sobre ellas contratos y todo tipo de documentos. De ellas pueden sacarse algunas conclusiones. Lo principal es la concordancia de su contenido con el derecho establecido con el Breviario de Alarico o en el Codex Revisus de Leovigildo.

Otra documentación muy importante de esa época son las Fórmulas visigodas. Consta de 45 fórmulas relativas al derecho civil, procesal y canónico que debieron pertenecer a un notario del sur de la Península. Contienen esencialmente derecho vulgar.

¿A qué texto legal se remiten las Fórmulas? Aunque la mayoría de las Fórmulas se mueven en un ambiente de derecho romano coherente con el Breviario de Alarico, otras no encajan en él. Algunas fórmulas se remiten a lo establecido en las leyes, pero no se especifica si son las romanas, las godas o una ley general o supletoria.

Del contenido de las fórmulas no puede apoyarse la existencia de un texto legal diferente para ambas poblaciones de godos o romanos ni la existencia de un único texto general.

El tratamiento que de la manumisión hacen los documentos de aplicación del derecho, prueba que tanto las leyes romanas como las godas eran derecho vivido y aplicado, es decir, que no se observan apenas tensiones entre el derecho escrito, el derecho consuetudinario o el derecho aplicado. La donación visigoda reflejada en la documentación también se ajusta al derecho romano vulgar, básicamente se trata de un acto gratuito e irrevocable que se consigna por escrito para mayor seguridad.

También es coherente con la práctica visigoda la consideración de la dote o la donatio propter nuptias como compra de la mujer o de su virginidad.

En el terreno procesal, varios son los documentos de aplicación del derecho que conservamos, y todos ellos se ajustan en la legislación entonces vigente.

Los documentos de aplicación del derecho demuestra en líneas generales la vigencia y arraigo de los Códigos visigodos y una muy escasa vigencia y aplicación del derecho consuetudinario de origen germánico.

II. PERSONALIDAD Y TERRITORIALIDAD DE LA LEGISLACION En función de la tesis que se adopte (aplicación territorial o bien aplicación personal del derecho) cobran sentido diferentes aspectos vitales sobre la evolución del derecho peninsular tales como la relación entre el derecho romano y derecho godo (es decir, el nivel de romanización del derecho, y en general, de la cultura visigoda), la vitalidad de la costumbre jurídica (y la persistencia o no de una costumbre germánica), el grado de aplicación del Liber Iudiciorum y su perduración en la Alta Edad Media, etc.

A) LA TESIS DE LA PERSONALIDAD DEL DERECHO

La casi totalidad de los autores aceptaban que en los territorios sometidos a los visigodos, estos se regían por su derecho nacional (leyes teodiricianas: Código de Eurico, Codex Revisus de Leovigildo) mientras que la población galo-romana e hispano-romana lo hacían por derecho romano (Codex Theodosianus y Breviario de Alarico II).

La validez de esta tesis se ve cuestionada por la extensión a los “provinciales” (término posiblemente añadido por Leovigildo para incluir a todos sus súbditos) de ciertos preceptos del CE o del CR relativos a las relaciones con extranjeros, así como la referencia expresa a los matrimonios mixtos entre romanos y godos en la antiqua 3,1,1 en la que se deroga una prohibición anterior. Por otro lado, varios cánones conciliares,

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cuyo incumplimiento conllevaba la excomunión, y eran de aplicación tanto para godos como para romanos, se remiten al Derecho romano del BA.

B) LA TESIS TERRITORIALISTA

Tesis de la derogación sucesiva de Códigos

García Gallo planteó una crítica a las tesis de la personalidad del derecho afirmando que toda legislación había sido territorial (aplicable así tanto a godos como a romanos); al Código de Eurico (CE) le habría sucedido el Breviario de Alarico (BA); éste habría sido derogado por el Codex Revisus (CR) a su vez derogado por el Liber Iudiciorum (LI).

La sucesiva derogación de un texto por otro es hoy día insostenible, ya que el CE no pudo ser derogado por el BA si, según S. Isidoro, Leovigildo efectuó su reforma legislativa sobre el texto euriciano, lo cual no tendría sentido de no tener éste vigencia alguna desde hacía 100 años.

Existe asimismo prueba de que Leovigildo no derogó el BA, que coexistió con el CR.

Ciertas cuestiones como la profanación de tumbas, la venta de los propios hijos, la sanción por los intereses usurarios, etc, tienen un tratamiento tan divergente entre el CTh y el BA, por un lado, y el CE y el CR, por otro, que solo pueden explicarse por la existencia de dos tradiciones jurídicas coetáneas y paralelas.

Tesis de la especialidad del Derecho godo.

Debido al debate surgido entre los partidarios y no partidarios de esta teoría han surgido nuevas reflexiones que han aportado nuevas perspectivas al problema partiendo de la coexistencia y territorialidad del derecho godo y romano.

Ultimamente se ha abierto paso la tesis de que las leyes teodoicianas Código de Eurico y Código Revisus fueron un derecho especial surgido de la práctica aplicable a godos y romanos que a su vez se remitían al derecho romano (Codex Theodosianus y Breviario de Alarico), como fuente supletoria o general en caso de laguna legal.

También existen objeciones a esta tesis, en base a que no se explica según ella que los recopiladores del BA mantuvieran varios preceptos tácitamente derogados por ser contradictorios con el CE.

Tesis mixta

Sostiene que la legislación visigoda fue nacional hasta Leovigildo, mientras que el Derecho romano tuvo un valor territorial siendo aplicable a los romanos pero, de modo subsidiario, también a los godos. En resumen:

?? Hasta Leovigildo:

o Leyes visigodas: Derecho especial solo para godos.

o Derecho romano: subsidiario para godos y general para romanos.

?? Desde el CR de Leovigildo:

o Unificación jurídica: leyes visigodas como derecho especial o nuevo para todos, con el derecho romano como ordenamiento supletorio:

Para Godos:

Código de Eurico

Breviario de Alarico (subsidiario)

Para Romanos:

Breviario de Alarico

Desde Leovigildo (580):

Codes Revisus (para todos)

Breviario de Alarico (para todos, pero subsidiario)

Según esta tesis, todos los datos y argumentos manejados encajan perfectamente.

Que el CR de Leovigildo tuvo valor territorial parece indudable, y encaja con su proyecto político de defensa de la integridad territorial y el fortalecimiento de la institución regia, que lleva a algunos a afirmar que fue

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Leovigildo y no Recaredo el creador de la unidad política del reino visigodo. Favoreció la unidad racial (permitiendo matrimonios mixtos) y e intentó la religiosa.

La razón de promulgar el CR también para los romanos pudo también sustentarse en el progresivo desfase del Derecho romano, que produjo un divorcio cada vez mayor entre el BA y las necesidades de la práctica.

Resumen:

a) Personalidad del derecho (diferentes leyes para godos y romanos):

Para godos Para romanos

Código de Eurico (480) Código Teodosiano

Código de Leovigildo (580) Breviario de Alarico

Para ambos (territorialidad)

Liber Iudiciorum (654)

b) Territorialidad del derecho (igual derecho para godos y romanos) mediante textos sucesivos:

?? Código Teodosiano, derogado por

?? Código de Eurico, derogado por

?? Breviario de Alarico, derogado por

?? Código de Leovigildo, derogado por

?? Liber Iudiciorum.

c) Territorialidad del derecho mediante textos complementarios.

?? Leyes visigodas (derecho especial para godos y romanos).

?? Derecho romano (derecho subsidiario).

d) Tesis mixta:

Hasta Leovigildo:

?? Leyes visigodas: derecho especial sólo para godos.

?? Derecho romano: derecho subsidiario para godos y general para romanos.

A partir del Codex Revisus de Leovigildo:

?? Unificación jurídica (las leyes visigodas serán derecho especial o nuevo para todos y el derecho romano queda como ordenamiento supletorio).

III. LAS FUENTES CANÓNICAS: LA HISPANA Las principales fuentes del derecho canónico durante esta etapa fueron los cánones conciliares y las epístolas pontificias. Los cánones conciliares podían llegar a tener valor de ley civil si eran confirmados por el monarca mediante una lex in confirmatione concilii.

Por otra parte, el monarca también podía remitir al concilio un conjunto de disposiciones civiles o tomus regii, para que obtuvieran además la sanción espiritual.

La Hispana fue una redacción del derecho canónico realizada por San Isidoro de Sevilla teniendo a la vista textos de concilios griegos, africanos, galicanos y españoles. A la muerte de San Isidoro, la Hispana fue objeto de varias redacciones, la más difundida se denomina vulgata.

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LECCION 12: MONARQUIA Y ASAMBLEAS POLITICAS

I. EL DEBATE SOBRE EL ESTADO VISIGODO:

A) CONCEPCIONES QUE LO CONFORMAN.

El proceso de formación del Estado visigodo comenzó con el asentamiento del pueblo visigodo al sur de las Galias, en virtud de un pacto (foedus) celebrado en el 418 que, en principio, no otorgaba al rey visigodo poder político sobre la población romana, al menos hasta la etapa de consolidación conocida como Reino Visigodo de Tolosa, iniciado por Eurico, que vinculaba ya como súbditos de este rey a visigodos y romanos.

A mediados del siglo VI se produjo un traslado masivo de visigodos a España. Hasta Leovigildo, la Península estuvo bajo la presencia de tres Estados: visigodo, suevo y bizantino. Sólo tras la expulsión de suevos y bizantinos se puede hablar de un verdadero Estado hispanogodo con elementos germánicos, romanos y canónicos.

Al no modificar los visigodos la estructura político administrativa de las provincias romanas, se dieron en su concepción de Estado dos corrientes políticas llamadas a mezclarse de un lado, la del Estado germánico, de carácter popular y militar, en cuanto a comunidad de armas, la del Estado despótico romano, a cuya cabeza estaba el Emperador. Junto a ello la gran influencia canónica que aparece en la concepción del Estado visigodo, tras la conversión de los reyes visigodos al cristianismo de Recaredo (fines del VI). El Estado resultante tuvo una fuerte tendencia al absolutismo. Un Estado, entendiendo por tal aquel que reúne un elemento territorial (el reino, aquella comunidad asentada en un territorio determinado sometida al poder del Estado que tiene unos intereses propios), un elemento personal (los súbditos, conjunto de hombres libres ligados al Estado y que al principio tiene una intervención activa en la vida del mismo quedando con posterioridad su intervención reducida y limitada a las clases superiores de la población) y unos fines (entre los que destaca el procurar el bien común, defender el territorio contra los enemigos y aplicar el derecho).

El rey, al frente de la monarquía, ejercía el poder político, pudiendo distinguirse entre el monarca y la corona, como se demuestra por la existencia de un patrimonio separado, de forma que a su muerte la corona y su patrimonio pasará a su sucesor en el trono, mientras que el patrimonio privado del monarca se divide entre sus herederos.

Los súbditos de clases elevadas no solo tuvieron una participación activa en la vida del Estado (mas acusada en un primer momento, reduciéndose con el tiempo), sino que contaban con un particular Habeas corpus de los godos.

B) TEORÍAS SOBRE LA NATURALEZA DEL ESTADO VISIGODO: LA CUESTION DEL PREFEUDALISMO VISIGODO.

En los textos aparecen términos como fideles, gardingos, leudes que han sido interpretados de formas distintas por los distintos autores. Así mientras unos consideran que fideles hace referencia a la fidelidad en cuanto a lealtad personal jurada, otros consideran que es simplemente la designación de los súbditos.

Los leudes son para unos personas encomendadas y para otros simples soldados de tropas. Y los gardingos serían magnates del Aula Regia que acompañaban en todo momento al rey a modo de séquito o comitiva, o según otros, su guardia personal. La importancia de la denominación que se les dé es grande, por cuanto que lo que subyace es la determinación del carácter del vínculo que une a los individuos con el Estado (de carácter jurídico-privado: vínculo de encomendación; de carácter jurídico-público: relación general entre rey y súbditos).

Con base a la significación antes descrita surgen diferentes teorías sobre la naturaleza del Estado, sintetizándose dos corrientes:

?? Para un sector de la doctrina, encabezado por Sánchez Albornoz, las comunidades populares germánicas fueron la base de las relaciones de dependencia personal de naturaleza jurídico-privada que encontramos en el Estado visigodo, lo cual podía llegar a replantear la existencia de un verdadero Estado entre los visigodos, ya que para que exista éste mismo es preciso que los vínculos que ligan a los hombres libres con el Estado sean de carácter jurídico-público. Los defensores de esta doctrina no niegan la existencia del Estado visigodo, sino que consideran que se basaba en relaciones clientelares y que tuvo por tanto un carácter prefeudal.

?? Para otro sector (con Torres López entre ellos) los vínculos que encontramos en el Estado visigodo son de naturaleza política y por tanto jurídico-público produciéndose la llamada relación general jurídico-

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pública de súbdito. Así Torres López señaló que es preciso separar los intereses privados de los públicos y que la existencia de un juramento de fidelidad que prestaban los súbditos al monarca cuando éste accedía al trono no desvirtúa el carácter del Estado, ya que si bien en algunos aspectos rigieron las reglas del derecho privado (al persistir la clientela germánica y la propia existencia de un régimen señorial que tiende a debilitar los vínculos jurídico-públicos entre los súbditos y el Estado), nunca existió una relación exclusivamente patrimonial entre el rey y el reino.

II. LA MONARQUÍA

A) CARÁCTER DE LA MONARQUIA VISIGODA

Se trata de una monarquía popular que partiendo de viejas concepciones germánicas tendió al absolutismo por influencia romana, aunque siempre con mitigación aportada por la ideología eclesiástica. De acuerdo con esto, en principio se trató de una monarquía electiva, en la que era la asamblea la que elegía al rey y le otorgaba el poder política, el poder militar y la administración de justicia. Los contactos cada vez más fuertes con Roma y la influencia de la Iglesia irán transformando dicho poder, estableciéndose las condiciones precisas para ser rey en el Concilio VI de Toledo en el 638.

La determinación del sistema de sucesión en la monarquía visigoda ha dado lugar a discrepancias entre la doctrina en torno al carácter de la monarquía visigoda, por cuanto que desde Alarico I hasta Amalarico, los reyes visigodos eran elegidos entre los miembros de una misma familia (la de los Bathos). Por ello hay diferentes teoríass sobre si siempre había sido electiva:

?? Los que consideran que siempre fue electiva (Torres López, Sánchez Albornoz, etc) indican que el hecho de ser elegidos de entre una familia determinada no significa que la monarquía fuera hereditaria.

?? Los que consideran fue a veces electiva (Orlandis) señala que existieron otros procedimientos considerados como legítimos para acceder al trono, como Sumitila y Susenando que lo ocuparon tras un golpe de Estado.

?? Los que considran que nunca fue hereditaria (D´Abadal, Iglesia Ferreiros, etc.) se basan en la existencia de ocupaciones del trono por la fuerza.

Lo cierto es que los intentos de hacer la monarquía hereditaria chocaban con las violentas reacciones de la nobleza.

B) LA ELECCION Y PROCLAMACION DEL REY

Los monarcas debían poseer una serie de requisitos para poder ser elegidos; según el Concilio de Toledo de 638: ser de estirpe goda y buenas costumbres, no pertenecer a pueblos extraños, no ser siervo, ni haber recibido tonsura o hábito monacal, ni pena de decalvación ni alcanzar el trono habiéndose rebelado.

Tulga y Wamba fueron depuestos, de hecho, por causa de la tonsura monacal, aunque el procedimiento mas usual fue el regicidio (“morbo gótico”), hasta el punto que diez monarcas murieron asesinados.

Lo cierto es que el antiguo procedimiento de elección por el que era la asamblea de hombres libres armados quien elegía el rey armas in sonantibus en España fue inviable. El rey pasó a ser elegido por un grupo reducido de magnates y prelados, confirmado posteriormente al pueblo la elección.

Fue en el IV Concilio de Toledo del 633 donde se reglamentó el procedimiento de elección del rey, atribuyendo la capacidad para elegir sucesor a los principales del reino y obispos, hasta que el Concilio VIII de Toledo del 653 dio una nueva regulación atribuyendo la facultad al Aula Regia y a los obispos. El Concilio VIII de Toledo estableció que la elección debía realizarse en Toledo o donde hubiese muerto el monarca anterior.

La proclamación del rey

Una vez elegido el monarca, se producía un juramento doble: el rey juraba defender el reino, gobernar con justicia, guardar la fe católica y proteger a la Iglesia. A continuación el pueblo juraba fidelidad al rey y defender su persona y al reino. Los magnates lo hacían en la misma ceremonia de proclamación real y el resto del pueblo a través de unos delegados, los discussores iuramenti, que recorrían el territorio exigiendo a todos la pronunciación de una fórmula. El juramento era inviolable y su incumplimiento podía llevar a la excomunión (por “anatema”) y la confiscación de bienes, procedimiento éste utilizado con abuso por la familia en el poder contra los rivales.

Tras el juramento se producía la unción del monarca con óleos sagrados y la elevación, siendo llevado el rey a hombros por los guerreros sobre un escudo y luego sustituida por la elevación al trono.

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El rey era jefe supremo de la comunidad política y desde Leovigildo se rodeó de una simbología especial (indumentaria, corona, cetro, manto púrpura, ...), así la utilización de un trono. Leovigildo inició asimismo la acuñación de la moneda y la fundación de ciudades por los monarcas visigodos, facultades hasta entonces reservadas al Imperio.

C) EL PODER REAL

La Iglesia elaboró una teoría acerca del poder real (al que se le atribuyó origen divino) según la cual los reyes son vicarios de dios, y son reyes porque gobiernan rectamente, pues en caso contrario pierden las condiciones precisas para ser rey.

San Isidoro de Sevilla en su “Etimologías” fundamentó esta teoría de legitimación del poder del rey. De ella resulta que el poder del monarca visigodo está limitado tanto por la justicia como por el bien común, el sometimiento a las leyes y la rectitud en la actuación. El rey ha de ser el primero en obedecer las leyes y mantenerse en las doctrinas de la Iglesia.

En la práctica, el término tirano quedó reservado a los rebeldes contra el poder constituido, en lugar del rey que gobierna injustamente.

San Isidoro, en sus Etimologías y Sentencias, defendía que el Estado debía poner su fuerza al servicio de la Iglesia, buscando una simbiosis entre el poder religioso y el secular puestos ambos al fin del Estado. A su muerte, sin embargo, los Concilios toledanos se dedicaron a intervenir en intrigas políticas.

III. ASAMBLEAS POLITICAS Y ECLESIASTICAS

A) EL SENADO VISIGODO

Entre los pueblos germánicos fue tradicional la Asamblea General de Súbditos, formada por hombre libres con capacidad de llevar armas. Intervenía en asuntos religiosos, administraba justicia y elegía a sus caudillos.

Se habla también de una asamblea reducida, el Senatus, consejo del monarca formado por viejos guerreros. Torres López lo asimila al Aula Regia.

Al llegar los godos a la Península, dada la extensión del territorio, era inviable la reunión de todo el pueblo. Sobre la subsistencia o no de las Asambleas germánicas en el Estado hispano-godo, existen varias teorías:

?? Unos rechazan la continuidad de la Asamblea General de Súbditos entre los visigodos.

?? Otros sostienen que pervivieron como un consejo del rey hasta el S. VI. Sánchez-Albornoz considera que la Asamblea fue sustituida por el Aula Regia, aunque podía reunirse en circunstancias excepcionales.

?? Hay quién considera que desaparecieron en un principio, reapareciendo al final del Estado visigodo.

?? Algunos ven parecido entre las Asambleas y el conventus publicus vicinorum, reunión de vecinos para la administración municipal.

B) LOS CONCILIOS DE TOLEDO

Los Concilios de Toledo asistían al rey tanto en las materias de gobierno como en las tareas legislativas. Desde la conversión de Recaredo al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589) la Iglesia asumió un papel importante en el aspecto religioso y moral, al dictar las normas éticas por las cuales se había de regir el poder político. Además es destacable su participación en la actividad legislativa, al solicitar los monarcas de sus concilios su apoyo en el gobierno y la colaboración en las tareas legislativas.

Fue el Concilio IV de Toledo el que “institucionalizó” en palabras de Orlandis, la figura de los Concilios de Toledo sustituyendo a los Concilios provinciales.

Los Concilios de Toledo reunían a todos los obispos de España, y si bien en las primeras reuniones se debatieron preferentemente temas religiosos, la cada vez más activa presencia de los mismos en la vida civil hizo que tras el Concilio VIII (653) se diese entrada en ellos a los miembros del Aula Regia.

Los reyes convocaban las reuniones y daban comienzo a su actividad proponiendo a los asistentes en un mensaje o Tomo Regio que se leía en la sesión de apertura las cuestiones a debatir. El monarca no asiste a las deliberaciones. Los acuerdos que salían de las reuniones recibían el nombre de Decretos conciliares y eran promulgados y firmados por todos los asistentes. Para que dichos acuerdos tuviesen eficacia en derecho era preciso su sanción real mediante una lex in confirmatione concilii.

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Dos corrientes explican la naturaleza jurídica de los Concilios:

?? Sánchez Albornoz considera que la participación de los Concilios de Toledo en la actividad legislativa no supuso que éstos perdiesen su carácter de Asambleas Eclesiásticas pues ni legislaron ni juzgaron.

?? D´Adabal indica que los Concilios de Toledo participaba de una doble naturaleza política y eclesiástica. Pero en realidad era la Asamblea legislativa y a la vez el tribunal superior fiscalizador de la actividad legislativa.

Funciones de los Concilios de Toledo: establecían las condiciones para ser rey y las normas para la elección así como las condiciones a que debía atenerse el poder real. Llegaron a legalizar las usurpaciones al trono y los destronamientos, instaron al cumplimiento del principio de fidelidad, sancionaron las leyes, decisiones reales y aprobaron edictos reales.

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LECCION 13: LA ADMINISTRACION DE LA MONARQUIA VISIGODA

I. LA ADMINISTRACIÓN CENTRAL

A) EL OFICIO PALATINO

En los primeros momentos la Casa real y la organización administrativa se confundían. En torno al rey visigodo existió un grupo de personas denominado “Oficium palatinum” que tenía a la vez funciones públicas y privadas, dándose dentro de él una confusión total entre los cargos privados y los político-administrativos. El Oficium palatinum estaba formado por una serie de condes palatinos (comites palatini) que actuaban como agentes del monarca, por delegación del poder real, y que se encargaban del gobierno de palacio y de la organización de la vida cortesana. La ciudad de Toledo tuvo la consideración de urbs regia a partir de Leovigildo.

?? Comes cubiculorim o cubiculii que tenía a su cargo la cámara real.

?? Comes scanciarum, que se encargaba de las provisiones de palacio.

?? Comes notariorum, encargado del servicio de chancillería.

?? Comes patrimoniorum o patrimonii, encargado de la administración y control de tierras y patrimonio de la corona, y recaudación de impuestos.

?? Comes thesaurorum, encargado del tesoro regio.

?? Comes stabulii, encargado de la caballería.

?? Comes spatariorum o spatarii, a cuyo cargo estaba la guardia real.

?? Comes ciuitatis Toletanae, gobernador y juez responsable de la urbs regia.

B) EL AULA REGIA

Es un organismo cuya creación se atribuye a Leovigildo, del que se dice que copió la organización del Consistorium Principis romano. El Aula regia colaboraba con el rey en el gobierno, la legislación y la administración de justicia (Tribunal de apelaciones) del reino, reuniendo entre sus funciones la de elegir rey y colaborar con él en la preparación de las leyes y, en general, el asesoramiento político, jurídico y militar de modo continuado. El Aula Regia fue el origen de la Curia altomedieval. Sólo fue un órgano asesor por cuanto los reyes no estaban obligados ni a solicitar su parecer, ni aceptar sus dictámenes.

El Aula Regia estaba formada por un núcleo vertebrador, el Palatium Regis. A las reuniones del Aula Regia asistían:

?? los jefes del Palatium Regis,

?? los fideles regis (grandes sin cargo palatino unidos al rey por relaciones personales),

?? los jueces llamados por el rey,

?? los gardingos (miembros del séquito o comitiva real) vinculados con el rey por lazos de dependencia privada (vasallaje).

Los miembros del Aula Regia eran designados por el rey, quien les atribuía los títulos honoríficos. Una vez convocados la asistencia a las reuniones del Aula Regia era una obligación. La pertenencia a ella implicaba el cumplimiento de una serie de deberes: jurar los primeros fidelidad al nuevo rey, tener obligaciones militares especiales y lealtad especial al rey, ostentaba determinados privilegios como ser juzgados por un tribunal especial de iguales (sacerdotes, señores y gardingos) tal y como fue establecido por el Concilio XIII de Toledo, y en general, suponían un estatuto privilegiado que se extendía al derecho de familia (afectaba a la dote), al derecho penal (excluidos de penas corporales), derecho procesal (exención del tormento y posibilidad de utilización del juramento expurgatorio para librarse de ciertas acusaciones).

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II. LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL:

A) PROVINCIAS Y TERRITORIOS VISIGODOS

La base de la organización territorial visigoda fue la romana, aunque no todos los territorios se organizaban de igual modo. El mayor problema fue la coexistencia de instituciones romanas y germánicas y la perduración de instituciones romanas.

Siguiendo a Torres López las divisiones administrativas se agrupan en dos:

?? Provincias ducados: coincidentes con las antiguas provincias romanas, cuyo frente se colocaba a un dux (nombrado de entre los grandes magnates) que tenía atribuciones militares y de administración de justicia, con varios condes (comes) bajo su autoridad.

Se mantenían así las provincias existentes en la época romana: Tarraconense, Cartaginense, Bética, Lusitania, y Gallaecia, a las que se añadió una provincia al sur de las Galias: Narbonense o Septimania.

?? Provincias condados procedentes de los territoria, o terrenos circundantes a las ciudades, que integraban varias fincas rústicas que con el tiempo se independizan de las mismas y a cuyo frente estaba un comes territorii o comes civitatis. Eran por tanto territorios integrados en las provincias-ducados, compuestos por latifundios de la Corona o los particulares.

B) LAS AUTORIDADES: DUQUES Y CONDES

?? El dux detentaba el título de magnifica potestas, ostentando la máxima representación del rey en el territorio y llegando a ser juez de apelación de las sentencias dadas por los condes. Sánchez Albornoz considera que el dux o duquese identificaba con el rector provinciae romano, mientras que Torres López mantiene que éste fue suplantado en sus funciones muy pronto por aquel. García Moreno piensa que la sustitución de una figura por otra no se produjo hasta el reinado de Leovigildo.

?? Sánchez Albornoz identifica el comes territorii con el comes civitatis, con atribuciones militares, fiscales, judiciales y administrativas. García moreno sitúa a éste en un nivel inferior al dux.

?? También se designaban con el nombre de iudices los funcionarios que estaban al frente de los territorios. El iudex era un cargo que se presta a confusión, pues bajo ese término designa con carácter general a cualquier funcionario y no sólo a los que tienen competencia judicial. Estos iudices a veces, eran comites. Los títulos de conde y duque eran concedidos por el monarca en virtud de relaciones personales.

III. LA ADMINISTRACIÓN LOCAL: CURIA MUNICIPAL, FUNCIONARIOS Y ASAMBLEA DE VECINOS La administración local y territorial corrieron paralelas en la etapa de los visigodos.

A) LOS MUNICIPIOS

Surge una polémica centrada en la continuidad de los esquemas romanos, pudiendo diferenciarse tres doctrinas:

?? Los autores que consideran que la causa del a crisis del Bajo Imperio el municipio hispanorromano desaparece a lo largo del siglo VI (Sánchez Albornoz).

?? Los que sostienen que el municipio hispanorromano presenta su continuidad en la etapa visigoda (Pérez Pujol). Según Herculano, se conservaron las instituciones municipales romanas fruto de la actividad de los mozárabes bajo dominación musulmana.

?? Los partidarios de un término medio (Torres López) que indican que se conservaron algunos aspectos del municipio, pero otros desaparecieron.

B) LA CURIA MUNICIPAL

De origen romano, desaparece en la época visigoda, aunque alguna de sus funcione se transformaron y otras desaparecieron, tal como ocurrió por parte de las funciones fiscales tradicionales desempeñadas por la curia que pasaron a los numerarii (funcionarios fiscales con jurisdicción). En la Lex romana Visogothorum se menciona el defensor civitatis y el curator como cargos elegidos entre los curiales por el pueblo.

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El defensor civitatis era elegido por los vecinos entre los que habían ocupado cargos de la curia, pero a partir del reinado de Recaredo pueden ser elegidos por los obispos, lo que es interpretado por los autores como una prueba de la decadencia municipal.

Desde el siglo V perdieron importancia la figura del curator y el defensor civitatis, considerando Sánchez Albornoz ya que en ese momento los reactores provinciae delegaban el gobierno de las ciudades en un iudex y que aparecieron los comites civitatis como funcionarios extraordinarios.

Desde Teodorico II las ciudades de presencia mayoritaria visigoda, el rey era quien designaba al iudex civitatis y al comes civitatis que se erigirían en los nuevos funcionarios de las ciudades, perdiendo importancia el curator mientras que el defensor civitatis añadiría a sus funciones competencias judiciales. El iudex tendría jurisdicción civil y criminal junto con la curia, en las ciudades donde subsistieron.

Los autores que consideran que las curias se extinguieron a fines del siglo VI, suponen que se debió generalizar en las ciudades el gobierno mediante iudices y comites, quedando subordinados a ellos es defensor civitatis y el vicarius.

C) LAS ASAMBLEAS DE VECINOS

En el ámbito municipal se celebran dos tipos de Asambleas: el conventus rusticorum y el conventus publicus vicinorum.

El conventus rusticorum sirvió para designar las reuniones de campesinos en los cruces de caminos para tratar temas de interés comunitario. Su origen estaba en las costumbres germánicas.

Al existir tierras comunes a la vecindad, fue preciso que se convocaran asambleas generales de vecinos de las aldeas, los conventus publicus vicinorum que presentaba un carácter agrario. En ellas se determinan límites, propietarios de tierras, tipos de cultivos, los ganados, aprovechamiento comunal, estimación de daños y la sanción a los delincuentes, etc.

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LECCION 14: LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA, DE LA HACIENDA Y DEL EJERCITO. ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA.

I. LA ADMINISTRACION DE JUSTICIA: JURISDICCIÓN ORDINARIA Y JURISDICCIONES ESPECIALES La administración de la justicia visigoda sufrió una evolución que partiría de su impartición por la propia comunidad, de acuerdo con los criterios de una concepción privada de la justicia hasta llegar a su estabilización, lo que consolidó al monarca como el único con capacidad para administrar justicia. La jurisdicción ordinaria estuvo encabezada por el rey, si bien se pueden establecer diferencias entre la etapa del reino de Tolosa, en que el rey era a la vez juez de primera instancia y de apelación, y un momento posterior en el que se pasó a la concesión de competencias judiciales a funcionarios de la administración territorial y local (dux, comes y iudex), teniendo todos estos cargos competencias judiciales.

La relación que tuvo el iudex con el conde no está del todo clara, dada la aplicación genérica del termino iudex a todo aquel con atribuciones judiciales. En las ciudades sin comes, se le supone capacidad judicial al defensor civitatis.

El tema a discutir sobre la organización judicial es si existió una unidad de jurisdicciones o si eran distintos funcionarios los que administraban justicia a godos y a hispanorromanos, basándose en la figura del thiufadus que mencionan las fuentes.

?? Los que piensan que en un principio había jurisdicciones distintas para godos e hispanorromanos, aunque pronto desapareció la dualidad. Se basan en la consideración de que el thiufadus era el juez de los godos mientras que a los hispanorromanos les administraba justicia el iudex.

?? Los que consideran que la unificación de jurisdicciones se produjo en un momento tardío.

?? Los que creen que no hubo diversidad jurisdiccional en ningún momento (D´Ors) sino que el thiufadus siempre fue un funcionario militar sin competencias judiciales.

JURISDICCIONES ESPECIALES

La legislación visigoda únicamente contemplaba la jurisdicción ordinaria del Estado, aunque en la práctica existieron otras jurisdicciones especiales.

?? La más característica era la militar al existir un derecho militar especial. Los jefes militares estaban facultados para la administración de justicia, llegando a imponer penas especiales para algunos delitos.

?? Otro tipo de jurisdicción fue la señorial, teniendo los grandes propietarios jurisdicción sobre los habitantes de sus tierras.

?? La jurisdicción eclesiástica entendía de la fe, disciplina y negocios civiles de los clérigos, desde una Constitución del 318 reconoció esta jurisdicción, y ordenó que los funcionarios civiles ejecutasen las sentencias provenientes de los tribunales eclesiásticos. El privilegium fori consistía en la facultad de que los clérigos pudiesen acudir a sus obispos para que dictaminase en los asuntos civiles que les concernían, discutiéndose por la doctrina las causas criminales de los mismos. Esta jurisdicción era ejercida también en los casos de los delitos de superstición, idolatría e infanticidio.

Existe el derecho de asilo, que aparece recogida en el Breviario de Alarico. Consistía en la extensión de la protección existente para las Iglesias a los que se cobijaban en el templo, en sus pórticos o jardines circundantes. Para ello era preciso que el que solicitaba el asilo hubiese abandonado las armas previamente. La violación de este derecho llevaba aparejada la pena de muerte.

?? Hay autores que consideran que en la época de los visigodos existió una jurisdicción fiscal a cargo de los numerarii y una jurisdicción mercantil encabezada por los telonarii (jueces especiales, que entendía en los litigios entre extranjeros).

II. LA HACIENDA VISIGODA: ORGANOS E IMPUESTOS

LA ORGANIZACIÓN FINANCIERA

En el Concilio VIII de Toledo se hace distinción entre los patrimonios del Estado y del rey.

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Existe una cierta unanimidad al pensar que la organización financiera se basaba en la hispanorromana, aunque hay autores como Pérez-Prendes, que señalan que aunque se mantuviera el sistema romano, ello no supone que se conservaran los principios que lo sustentaban, señalando así como principios del sistema fiscal visigodo, el principio de economía, el de imposición no agobiante y el de utilidad pública.

García Moreno considera que durante el reino de Tolosa perduró la organización del Bajo Imperio, pero desde Chindasvinto quedó en manos militares (dux).

Otro tema de discusión es sobre el sujeto impositivo. Algunos consideran que los godos estaban exentos del pago, otros que estaban sometidos a iguales cargas tributarias o que las desigualdades se producían por las condiciones sociales. También se duda si las iglesias y monasterios estaban o no exentos.

Como funcionarios fiscales podemos citar:

?? Comes patrimononiorum, jefe de la administración financiera (thesaurus publicus).

?? Tabularii, provinciales o locales, encargados de la contabilidad pública.

?? Numerarii, funcionarios fiscales con jurisdicción en provincias y ciudades.

?? Exactores y susceptores, encargados de la recaudación de los impuestos, sobre todo el tributum.

La separación entre los patrimonios de la Corona, administrado con criterios de utilidad pública, y personal del monarca, se pone de manifiesto en la existencia de un Tesoro Real.

Dentro del apartado de recursos fiscales, gastos e ingresos podían ser tanto ordinarios como extraordinarios. Los gastos ordinarios eran destinados al mantenimiento del ejército y al pago de los funcionarios. Mientras que los extraordinarios eran los destinados a edificaciones, donativos, regalos, donaciones, etc., realizados por los reyes.

Por su parte, los ingresos ordinarios procedían de los dominios fiscales, confiscaciones, impuestos indirectos y directos, regalías como la acuñación de moneda y penas pecuniarias.

La determinación de los impuestos dependía del rey y recaían sobre todo en las clases inferiores. En ocasiones su recaudación llegó a arrendarse a particulares. Hay que distinguir entre impuestos directos e indirectos.

a) Directos: capitatio, procedente de la antigua capitatio iugatio, impuesto personal-territorial, del que estaban excluidos los judíos que pagaban una capitatio especial. Tmabién perduró la antigua collatio lustratis, ahora como solutio auraria.

b) Indirectos: los más importantes gravaban las aduanas y el tránsito, las ventas y la circulación de bienes.

Los ingresos extraordinarios procedían de donaciones y legados al monarca, regalos y botines de guerra.

III. EL EJERCITO Y SU ORGANIZACIÓN: EJERCITO POPULAR Y SERVICIO MILITAR. El ejército visigodo se basaba en la obligación y el derecho a servir en el ejército de todos los hombres con capacidad de llevar armas, es decir, existió una limitación de edad establecida entre los 20 y los 50 años para distinguir entre un ejército permanente, formado por la clase militar y otro para casos de necesidad, que se nutría en virtud del llamamiento realizado ocasionalmente. En este último no era el rey el que convocaba levas a través de unos agentes (compulsores exercitus), que reclutaban soldados por todo el reino.

A este llamamiento debían responder todos los hombres libres y señores, yendo estos últimos acompañado por sus siervos. Pero la práctica habitual fue que se incumpliese el llamamiento, y dada la cantidad de revueltas internas que se produjeron, y los ataques desde el exterior, Wamba promulgó una ley militar en el 673 en la que se ordenaba la movilización de todos los súbditos en un territorio de 100 millas a la redonda de la zona que en se presentase una situación excepcional de peligro, bajo pena de destierro (para obispos y sacerdotes), entrega en servidumbre y confiscación de bienes (para seglares) o destierro y pérdida del patrimonio, puesto que el incumplidor debía reparar los daños producidos por los enemigos. Dado que una de las penas que se imponía era la pérdida del derecho a prestar testimonio, se constató poco tiempo después que más de la mitad de la población no podía testificar en los tribunales con el consiguiente deterioro de la administración de justicia. Esto hizo que la ley de Wamba fuese modificada por Ervigio limitando el número de siervos que debía llevar el señor, e incluyendo a los siervos fiacales en la obligación de acudir a la llamada a las armas.

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Como tipos de soldados las fuentes mencionan a fideles, gardingos, etc. que acompañaban a los grandes señores a la guerra, sustituyéndose en muchas ocasiones el deber de acudir a la llamada. Existían los bucelarii (hombres libres que luchaban al lado de un señor) y los sayones (que pasaban a ser propietarios de las armas que les proporcionaba el señor pero no del botín de guerra). La presencia de soldados privados se debió fundamentalmente a la obligación de los señores de llevar a sus hombres y esclavos a luchar.

Se discute la participación de soldados hispanorromanos en el ejército visigodo. Entre ambas posturas (afirmándose y negándose) hay autores (Sánchez Albornoz) que indican que al principio no participaron, pero que, poco a poco, se fueron incorporando.

La organización militar se basaba en una estructura jerarquizada entre duces, comites, thiufadus acorde con las divisiones del ejército que eran realizados en base a múltiplos de 10, de forma que el decanus era el responsable de una docena de hombres, si bien se cree que con el tiempo formaron unidades territoriales. De entre estas figuras destacan el thiufadus que podían reunir en su persona las condiciones de jefe militar, recaudador y juez.

IV. LA IGLESIA VISIGODA El peso de la Iglesia en la España visigoda fue importante, como demuestra su papel en la legitimación de la monarquía, la designación de los numerarii por los obispos, que podían asimismo denunciar las irregularidades de los funcionarios en su territorio. Ante un juicio injusto podía acudir al obispo para que, junto con el juez, pronunciase nueva sentencia.

La organización de la Iglesia visigoda también se basó en la división provincial bajoimperial romana, constituyendo la unidad básica la diócesis, en cuanto a territorio a cuyo frente se situaba a un obispo que era elegido por el obispo metropolitano si bien cada vez fue mayor la intervención real en la designación. Cada diócesis se dividió en parroquias a cuyo frente había un párroco.

La jerarquía eclesiástica también provenía de tiempos anteriores, apareciendo tan solo algunos cargos nuevos.

Los obispos eran los que organizaban la vida espiritual de su diócesis en sínodos y asambleas provinciales, visitando también las parroquias de la misma. Eran auxiliados por los presbiteros. Tenían autoridad sobre las iglesias que existían en su diócesis, exceptuándose tan solo las llamadas iglesias propias o iglesias levantadas por los señores en sus terrenos, en las que éstos tenían facultades de administración, de control patrimonial, y de presentación al obispo para que eligiese al rector de la misma (antecendente del “derecho de patronato”).

El obispo metropolitano, primado de Toledo, ocupaba un puesto preferente sobre el resto de los obispos.

Con el tiempo se hizo necesaria la existencia de un órgano que aglutinase a los obispos de la misma provincia, surgiendo así los Concilios provinciales, cuya facultad esencial fue la de controlar a los funcionarios civiles y las cuestiones tributarias, siendo también tribunales eclesiásticos, pero, aunque estaba previsto que se reunieran cada dos años, no se logró que se reunieran con regularidad.

Junto a los anteriores también estaban los Concilios generales o nacionales, que se conocen como Concilios de Toledo.

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LECCION 15: DERECHO, SOCIEDAD, ECONOMIA Y ADMINISTRACION EN AL-ANDALUS

I. DE HISPANIA A AL-ANDALUS La monarquía visigoda había entrado en una crisis institucional. Desde la ascensión al trono de Wamba en el 672 las sublevaciones fueron continuas en todo el territorio.

La monarquía visigoda no era firme dados los numerosos enfrentamientos entre su miembros para acceder al trono.

Pocos años antes en Arabia se había iniciado la Hégira por Mahoma, que huye de la Meca hacia Medina predicando su doctrina en el 622, año de inicio de la era musulmana. Se partía de la existencia de una comunidad de creyentes gobernados por Alá (Dios), convirtiéndose el vínculo religioso en político. Los musulmanes estaban obligados a la guerra santa (Yihad) contra el infiel. La posibilidad de que los antiguos propietarios de tierras que iban siendo conquistadas conservasen sus tierras a cambio del pago de un tributo facilitó la rápida expansión de los musulmanes por el norte de África, y que situaran en los límites del territorio visigodo.

Cuando Witiza llegó al trono (finales del siglo VII) el derrumbamiento de la monarquía visigoda era inminente. Al ser elegido rey Don Rodrigo, los partidarios de los hijos de Witiza pidieron ayuda a los musulmanes, asumiendo que se conformarían con el botín y se marcharían.

Tariq ben Ziyad desembarcó en el 711 en la costa española con un ejército berberisco para luchar con las tropas visigodas, que fueron derrotadas en la batalla de Guadalete. Los factores que desencadenaron la presencia musulmana en España fueron dos:

?? Existencia de dos partidos que luchaban entre si por el trono visigodo.

?? El fuerte empuje ideológico musulmán que consideraba esencial la difusión de la fe y la lucha contra el infiel.

La invasión del año 711 supuso la islamización y el sometimiento del territorio, sin enfrentamientos, al conquistar los musulmanes la casi totalidad del mismo ante la rendición de la nobleza goda. Tras la conquista, la península se incorporó a la comunidad política musulmana, cuya base es el precepto religioso de obediencia a la ley y al hombre justo (Imán), que dirige la vida religiosa, social y política.

El asentamiento de los musulmanes en el territorio peninsular se produjo de dos formas:

?? Ocupación militar. Implica que el territorio es propiedad del a comunidad de creyentes a modo de botín de guerra, de ahí que se repartiera en primer lugar entre guerreros combatientes, y que posteriormente ante la presencia de más territorio se hiciera un nuevo reparto de tierras, en virtud del cual, aunque las tierras eran teóricamente de la comunidad islámica, sus antiguos propietarios conservaron la posesión y disfrute. La llegada a la Península supuso que se repartieran los cuatro quintos de lo conquistado entre la élite musulmana, quedando un quinto como propiedad pública de la comunidad. Pero no se repartió toda la península, sino sólo las tierras que pertenecían al antiguo Estado visigodo, permaneciendo el resto en poder de sus antiguos propietarios.

?? Mediante sometimiento por capitulación. Al ser objeto las tierras de una sumisión voluntaria tenían un régimen jurídico especial consistente en el pago de un tributo anual. Esto suponía que el pueblo así sometido conservaba su religión y un amplio grado de autonomía.

II. FUENTES DEL DERECHO:

A) CARACTERES GENERALES: CORÁN, SUNNA, HADIT, IYMÁ

Las características principales del derecho musulmán es la vinculación entre la ley divina y la ley natural. De ahí que la fuente principal del derecho musulmán sea la revelación divina (sari´a). Pero como se ha manifestado de diferentes formas son varias las fuentes.

?? Coran (Al-Korán). Texto escrito revelado a Mahoma cuya décima parte (200 normas) es derecho. Al principio fue la única fuente jurídica, pero al resultar insuficiente fue preciso acudir a otras fuentes que presentan entre si una especie de jerarquía u orden de prelación.

?? Sunna. es la conducta de Mahoma, es decir, lo que dijo el profeta, lo que hizo y lo que consintió (silencio positivo) transmitido oralmente, convirtiéndose en la tradición oral, ya que se rechaza cualquier

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tradición escrita. Se desarrolla mucho, dado que el Corán no pudo regular todos los problemas que surgieron en una sociedad en permanente cambio.

?? Iymá. Es el consentimiento o consenso de la comunidad islámica, esta interpretación comprende el sentir de ciertas personas cercanas al profeta, así como de ciertas ciudades de importancia (La Meca y Medina). Corrientemente se entiende a la opinión de los juristas (alfaquíes). Su importancia se debe a que sanciona la interpretación de las otras fuentes, además de consagrar la costumbre.

?? Quiyas. Es la analogía, a la que es preciso acudir, pues los casos aparecen formulados para situaciones muy concretas. En defecto de norma escrita, oral o sancionada por la comunidad, se acudía al procedimiento deductivo por analogía.

B) LA CIENCIA DEL FIQH

La existencia de tantas fuentes motivó la necesidad de interpretación y la creación de una ciencia jurídica (fiqh) que se ocupase de aplicación y sistematización de los resultados obtenidos, y a ello se dedicaron los alfaquíes. Existieron divergencias sobre cual de las fuentes era más importante y debía ser valorada primordialmente. Esa fue la razón de la aparición de diferentes escuelas.

?? ORTODOXAS formadas por aquellos que admitían la tradición oral o sunníes:

?? Hanafi o escuela de la opinión, cuyo fundador fue Abu Hanifa. Tolerante y abierta, difundiéndose por Turquía y la India.

?? Hanbalí o escuela de la renovación, fundada en el siglo IX por Ahmand B. Hanbal, se mueve en la más pura ortodoxia por lo que se cierra a todo cambio. Crea el “Santo precedente” en cuanto vuelta a las fuentes originarias del Islam, motivo del fundamentalismo actual. Se difunde por Arabia y Siria.

?? Maliki o escuela de la tradición creada por Malik ibn Anas, con raíces en España y norte de África introducida hacia el siglo VIII por el apoyo de los califas.

?? Xafi´i fundada por Ibrahim al Xafei es una escuela sincrética entre la Hanafí y la Maliki abierta a la tradición romano – greco – bizantina.

?? HETERODOXAS: tienen derecho propio. Defendían los derechos del yerno de Mahoma, Alí, a sucederle políticamente. Consideraban que existía un jefe designado o imán descendiente de Mahoma, que contaba con ayuda divina, por lo que su tendencia era derribar los gobiernos existentes para sustituir por regímenes autocráticos dirigidos por el imán. Por ello se llaman xiitas, destacando entre ellas la escuela Zahirí.

Junto a ello la práctica de los tribunales y las consultas del pueblo a los alfaquíes crearon una serie de dictámenes (fatwas), que ante su volumen fueron agrupados en colecciones.

En la península los juristas al principio siguieron las orientaciones del jurista sirio – al-Awra´i- al trasladarse en su mayoría a los principales centros islámicos de Siria para estudiar. Cuando se perdió todo contacto con Siria, sus explicaciones fueron sustituidas por las de Malik, muy similares, aunque más desarrolladas, y parece ser que fue Al-Hakam I quien reconoció oficialmente el rito malekí, sin que ello suponga la impracticabilidad de los otros ritos jurídicos.

Los juristas malekíes se preocuparon de la creación de preceptos acordes a las circunstancias de Al-Andalus.

III. ESTRUCTURA SOCIAL Y ECONÓMICA Estructura social.

En el estado hispano musulmán sería fundamental el logro del equilibrio étnico ya que la invasión supuso la presencia de varias etnias bajo un mismo control político. De un lado estaban los bereberes, mayoritarios en número y ocupando fundamentalmente las montañas. De otro los árabes, menos numerosos pero con mayor nivel económico, que vivían en las ciudades y ocupaban las tierras de regadío que cultivaban los neomusulmanes (hispanos que se convirtieron al Islam: muladíes) y los arrendatarios cristianos libres (mozárabes). Junto a ellos los judíos, que permanecían al margen.

La estructuración social está determinada por el parentesco, etnia y religión. Así se diferencian los árabes, elite dominante, y los bereberes o potencia militar, tratados de inferiores por aquellos que pese a ser más numerosos y procedentes de diferentes tribus que se agrupaban en diferentes clases:

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1. Una clase baja formada por el exarico, arrendatario de tierras a perpetuidad a cambio de una renta fija que era libre y podía enajenar su parcela en cualquier momento. El muladí (los más numerosos) se puede asimilar al encomendado y que era la forma en que los mozárabes describían este estatus.

2. La clase media no existía, ya que sólo por linaje, o entrando en la burocracia militar se accedía a la aristocracia. Lo único que se puede asimilar a una clase media son los juristas o alfaquíes.

3. Clase alta: nobleza y aristocracia de carácter tribal y militar.

Cristianos y judíos (y cualquier religión monoteísta) encontraban su ámbito de protección en el Corán al pertenecer a los llamados “Pueblos del Libro” que si bien estaban excluidos de participar en el poder político, tenían un particular estatus jurídico inferior, pero que gozaban de la protección de la justicia. Podían convertirse en protegidos y a cambio de un tributo conservaban su autonomía.

Al llegar el 1010 podían distinguirse tres etnias o banderías (Taifas): beréber, esclavos y andaluces (englobando a musulmanes árabes y andaluces ibéricos) controlando múltiples territorios o Reinos de Taifas.

Estructura económica

La estructura económica de la España musulmana fue peculiar: el desarrollo del comercio en las ciudades y de la industria manufacturera, lo más característico en el aspecto agrario, la explotación y el régimen de la tierra presentaron elementos visigodos. Hay que resaltar la aparcería (o aprovechamiento a medias) como la forma en que se va a explotar la mayoría de los grandes latifundios. Los cereales, la vid, olivo, árboles frutales y plantas de todo tipo (textiles, aromáticas, exóticas) fueron los cultivos predominantes. En Levante los árabes practicaron un sistema especial de regadío procedente de Mesopotamia que permitió la horticultura y el desarrollo de nuevos cultivos hasta entonces inexistentes en la Península.

Los árabes se asentaron en las llanuras, y los bereberes prefirieron los territorios montañoso de ahí que se desarrollara el pastoreo la ganadería. Lo más destacable de la civilización musulmana en la península fue el grado de desarrollo de las ciudades.

Se desconoce bastante la ganadería andalusí, aunque la cría caballar tuvo gran importancia.

Las explotaciones mineras se centraron en el oro, la plata y el hierro, junto con el cobre, bronce, alumbre y mármol, en menor medida. La sal marina y la sal gema, junto a las manufacturas textiles, de base artesanal, fueron importantes fuentes de ingresos.

La actividad económica por excelencia fue el comercio, que se desarrolla en todas las grandes ciudades y que supuso la adquisición de un nivel considerable de actividad mercantil e industrial. También el comercio exterior estuvo muy evolucionada, en especial con Oriente, existiendo importantes puertos comerciales como el de Almería y una marina mercante desarrollada.

IV. EL ESTADO MUSULMÁN La formación del Estado hispano – árabe presenta varios períodos.

?? Período de iniciación (715-822) en el que comenzó a organizarse el territorio hispano como provincia del Califato Omeya con sede en Damasco, si bien sus dirigentes dependían directamente del gobernador de Ifriquiya (Túnez). En el año 750 fue derrocado el Califa, y la familia omeya se extinguió, excepto uno de sus miembros que desembarcó en el 755 en la península proclamándose emir de Al-Andalus. Intentó estabilizar el régimen , dependiendo de Damasco sólo en lo religioso. Surgió así el Emirato Omeya, en el que se sucederán varios príncipes.

?? Período de transición (822-852) correspondiente al reinado de ´Abd al-Rahman II en el que el emirato estuvo consolidado pero descontento (continúan revueltas sociales), configurándose al-Andalus como un centro de poder independiente.

?? Período de consolidación (852-1010), en el que se fue estableciendo el Califato Omeya en Córdoba por parte de ´Abd al-Rahman III, autoproclamándose Califa, y rompiendo definitivamente los lazos con oriente. Continuó el descontento afianzándose la idea de crear pequeños Estados independientes, no tanto para romper con Damasco, sino para hacer frente a la corriente xiíta que se había extendido por el norte de África y que amenazaba con extenderse entre los beréberes descontentos de la península. Mediante esta autoproclamación se afirmaba la independencia de cualquier autoridad política superior, con lo que logró restablecer la unidad y obtener muchas victorias contra los cristianos cuyos reyes llegaron a reconocer la soberanía del califa, pagando un tributo anual al mismo.

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?? Período de declive (1010-1492). Tras la muerte de al-Mansur, secretario de Estado del califa Hisham II, se colapsó el califato, desmembrándose en pocos años y apareciendo docenas de pequeños estados árabes y beréberes, que llevan el nombre de Reinos de Taifas. Hasta el 1031 aparentemente el poder estaba en manos del califa. En esa fecha el gobierno central perdió el control, y las Marcas se configuraron como unidades políticas. Las luchas entre reinos, y dentro de los propios reinos fueron continuas, motivadas por el gobierno del territorio de la taifa (bandería) predominante sin tener en cuenta a las demás etnias. Ello facilitó el avance de la reconquista, acudiendo las taifas a alianzas con el exterior y solicitando la colaboración de los almorávides en el año 1090 tras la caída de Toledo. La permanencia de los almorávides en la península y sus contactos con las formas de vida autóctonas, debilitaron sus costumbres, y las dificultades económicas produjeron rebeliones que terminaron con el período almorávide en el 1145. Tras un período de confusión denominado segundas taifas, que se extiende hasta 1170, con la conquista de la península por los almohades se convierte al-Andalus en una provincia del imperio magrebí de Marruecos. Las taifas supusieron la creación de una sociedad de Estados descentralizados, sin líneas de demarcación, que se atribuían los gobernantes. Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) se produjeron unas terceras taifas, que, ante el avance de la reconquista cristiana, quedaron reducidas territorial y políticamente al reino nazarí de Granada, reconquistado por los Reyes Católicos en 1492.

El califa era un monarca absoluto y a la vez jefe espiritual, reuniendo en su persona la cualidad de juez en última instancia, superior del ejército, a la vez que regulaba los gasto y acuñaba su propia moneda teniendo como única limitación la propia ley. Aunque los emires eran ya soberanos absolutos, no contaron con la condición de máxima autoridad religiosa. De ahí que el califa hiciera ostentación externa de su poder: se sentaba en un trono portando un cetro, un sello real y un báculo de bambú. El califato era hereditario y como prueba de obediencia, el nuevo califa recibía un juramento de fidelidad de la aristocracia en el momento en que era proclamado en la llamada Ceremonia de Reconocimiento.

Los reinos de taifas estaban basados preferentemente en aspectos militares y en un primer momento los distintos reyes se denominaron hayib para mantener las formas, pero pronto tomaron el nombre de Emir o Sultán (soberano), siendo frecuentes las luchas internas. Ellos salvo la taifa de Córdoba, que se rigió por un Consejo de personalidades.

La presencia de los almorávides en el siglo XI supuso un nuevo régimen instaurándose la ocupación militar del territorio. Se nombró un Walí dependiente del emir marroquí y bajo él se situaron los gobernadores de las ciudades. Por ello las cancillerías quedaron muy limitadas al desviarse las funciones de Marruecos.

El reino nazarí de Granada presentó una serie de peculiaridades: a la cabeza de la comunidad política se situaba el sultán, nombre con el que pasaron a designarse a los reyes granadinos (que han de rendir vasallaje a los reyes castellanos) pero que se rodea del mismo boato y símbolos de exteriorización de sus predecesores del califato.

Este Estado tenía carácter autocrático, al encontrarse todos los asuntos bajo la responsabilidad del califa, o del emir, existiendo la facultad de delegar parte de ese poder (por ejemplo, el caso de al-Mansur, ministro de Hakam II). Los califas hacían ostentación de su poder mediante símbolos, siendo sólo los juristas los que podían imponer un cierto control al poder del mismo.

V. LA ADMINISTRACIÓN

A) ADMINISTRACION CENTRAL

En un primer momento, la mayor parte del territorio pasó a estar gobernado por un Valí (walí), delegado del Califa de Damasco, que se encontraba al frente de la Administración, de la Hacienda, de la Justicia y del Ejército, pero sin que hubiera una organización político – administrativa en sentido estricto. Estos valíes organizaron políticamente la península según el modelo de Damasco desde el 716 pero, dado que los vínculos eran débiles, gozando de mucha autonomía hasta que en el año 756 al-Andalus se proclamó estado independiente, quedando tan sólo un reconocimiento tácito de la autoridad religiosa. A partir de este momento se detectaron cambios esenciales en la administración califal.

Aunque desde el principio la administración se configuró como centralizada con un personal jerarquizado, la idea que dominaría sería la descentralización del poder político, siendo ´Abd al-Rahman II quien inició una reforma administrativa para organizar las instituciones y la economía del país siguiendo el modelo abbasí, concentrando el poder en la figura del Emir y situando bajo él al hayib y al wasir. El emir reunía las mismas cualidades del califa, y por lo tanto era un monarca con tendencia al absolutismo que dependerá religiosamente del califa de Damasco. El reinado de Muhammad I (852-886) supondrá una serie de

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revueltas étnicas, hasta llegar al reinado de ´Abd al-Rahman III, que aportó un toque de estabilidad con la instauración del Califato.

?? La persona más cercana al califa y director del gobierno era el hayib o hachib (chambelán, mayordomo, primer ministro o Secretario de Estado), cuyo cargo era equivalente al del visir existente en Damasco. Sus funciones eran sustituir al príncipe cuando éste delegaba su autoridad en él y ser el jefe directo de la Administración central, militar y provincial. Controlaba la Secretaría de Estado, organizada con personal jerarquizado, y se encargaba de la correspondencia oficial y la administración de la Hacienda pública, manteniendo informado en todo momento al califa.

?? Los visires se encontraban por debajo del hayib, al que rendían cuentas, existiendo uno por cada una de las ramas de la Administración y juntos constituían un consejo.

?? Existe también una especie de Secretaría de Estado o Cancillería (Kitaba) a cuyo frente estaba el jefe de la chancillería califal, cuyas funciones fueron muy numerosas ostentando el cargo de visir. Con Abd al-Rahman III se reestructuró dicha secretaría en cuatro órganos, a cuyo frente se situó un visir. Cada uno de ellos se ocupaba de la correspondencia provincial, la correspondencia fronteriza, la ejecución de los decretos del califa y la atención a las reclamaciones. El correo fue esencial en la España musulmana, de ahí que el jefe de correos también fuese un funcionario importante. Junto a la cancillería, el califa contaba con su propio secretario privado.

Al proclamarse las taifas, dado que el monarca solía llevar el título de Hayib, el siguiente puesto en la Administración era ocupado por el visir.

En el reino nazarí de Granada, por debajo del sultán se encontraba un visir, que hacía las veces de primer ministro, que informaba al soberano de aquellos asuntos que debía saber y aprobar. Este visir, que podía alcanzar la dignidad de “Doble Visir” (con competencia civil y militar), era nombrado por el monarca por tiempo limitado en virtud de sus cualidades personales, no siendo indispensable que permaneciera a la nobleza. El visir actuaba por delegación del monarca o, en aquellos casos en que interviniese él mismo, a sus órdenes, siendo un funcionario de competencias diversas. Era el encargado de la ejecución de lo ordenado por el sultán, del reparto de asuntos a los funcionarios para obtener informes, de la correspondencia y, en ocasiones, de la redacción de los decretos, pudiendo asimismo tener delegadas las funciones militares.

B) ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL Y LOCAL

Los musulmanes aprovecharon el esquema administrativo de la provincia romana, fruto de la división cosntantiniana en diócesis. De ahí que en un principio existiese un gobernador, el qaid al.Kura, equivalente al dux provincial, según la práctica omeya del organizar el tesoro, ejército y administración de justicia, de acuerdo con los límites territoriales.

Durante el Califato se organizaron distritos administrativos o Coras (Kuwar, singular de Kura), que estaban centradas en las ciudades y el territorio circundante, de forma que cada Cora tenía varios distritos o partidos y una capital. Al frente de cada Cora estaba un gobernador o valí que nombraba el califa y a cuyo cargo estaba una secretaría, un servicio fiscal y una caja de reclutamiento, al existir listados con los miembros de la cora que podían acudir a alistarse en momentos de levas. En las ciudades se situaba al Sabih al-medina, figura que proviene del comes civitatis, encargado de la administración y policía urbana, existiendo también un muhtasib, jefe del mercado con jurisdicción. Los no musulmanes tenían una cierta autonomía organizándose en comunidades a cuya cabeza se encontraba un comes encargado de su capitación.

Importantes también fueron las Marcas (Thugur) que eran territorios militares que se establecían en zonas de guerra y que por tanto estaban permanentemente en alerta, para defender zonas más pobladas. Existieron tres Marcas: la superior con capital en Zaragoza, la media con capital en Toledo y la inferior con capital en Mérida. Al frente de las mismas se colocaba a un jefe militar, que gozaba de poder e independencia, lo que supuso en algunas ocasiones que estos gobernadores llegasen a oponer resistencia al gobierno central e incluso en llegasen a declararse independientes. Desaparecerán con los reinos de taifas.

La administración territorial taifa y nazarí giraba en torno a un gobernador (Valí), un jefe militar (Caid) y un agente fiscal (Amil). La administración local fue ejercida en la etapa nazarí por los alcaides y alguaciles, nombrados por el sultán.

VI. ORGANIZACION JUDICIAL La función jurisdiccional pertenece al Califa.

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La jurisdicción ordinaria correspondía a los Cadíes o jueces, nombrados por el soberano y que eran elegidos por ser expertos en Derecho y tener buena conducta, por lo que gozaron de gran prestigio social. Para su designación se tenía en cuenta que el candidato tuviese una serie de comunidades o requisitos, en cuyo número no coinciden totalmente las escuelas, pero que todas consideran básicos cinco: ser musulmán, tener entendimiento, haber llegado a la pubertad, ser varón y hombre libre. Si no se cumplían estos requisitos las sentencias pronunciadas por ellos se consideraban nulas. Respecto a otros como tener conocimiento, integridad moral, etc, las sentencias sólo serían anulables.

Entre sus atribuciones estaban también las funciones religiosas y administrativas. Dentro de los cadíes destaca la figura del Gran cadí de Córdoba, en quien el califa delegaba la facultad jurisdiccional, pero que gozaba de independencia total del mismo, y que era el encargado de delegarla a su vez a los cadíes locales que existía en las capitales de cada cora y grandes Marcas. Entre los distintos cadíes no existía una estructura jerárquica, dado que, en principio no era posibles las apelaciones al autorizar el derecho musulmán tan sólo a los jueces que habían dictado una sentencia.

No existía el principio de “cosa juzgada”, por lo que con el tiempo cualquier litigio podía verse otra vez. Si era importante el principio de “unidad de juez”. Casi todas las escuelas coincidían en subrayar que sólo un juez podía juzgar en un tribunal, pues en caso contrario las sentencias eran nulas.

La especialización de los asuntos hizo que el cadí contase con unos jueces auxiliares encargados de intervenir en las causas menores. Por lo general estaba asistido por una especie de consejo de especialistas en Derecho musulmán (Sura), formado por alfaquíes de las ciudades, que realizaban consultas o dictámenes jurídicos (fatuas) y que generaron una especie de jurisprudencia. La presencia de este consejo era obligatorio según la escuela malequí.

Paralelamente existieron dos magistraturas especiales: el mazalim o juez de las injusticias, que se ocupaba de los casos en que podían existir abusos de poder e injusticias por parte de magistrados, por lo que actuaba de forma subsidiaria y a modo de control administrativo; y el radd, que dictaba sentencias en aquellos asuntos dudosos que le enviaba el cadí.

Subordinados al cadí está el muhtasib (en castellano almotacén) y cuya función principal era la de policía, figura que también se conocía como zabazoque al ser también juez del mercado; la hisba, que de obligación religiosa de practicar el bien se convirtió en una magistratura en cargada de vigilar la conducta de los musulmanes en las transacciones comerciales; el zabalsorta encargado de la policía urbana con facultades penales; y el juez de las herencias encargado de la administración y absorción por el tesoro de aquellos bienes de los que habían muerto sin herederos.

VII. LA HACIENDA La administración financiera estaba centralizada en la provincia contando con sus propios funcionarios, tomados del modelo existente en oriente, de ahí que sólo existiera la figura de los tesoreros.

El tesoro público y el privado del Califa o Tesoro Real eran distintos. Con el privado el califa hacía frente a los gastos de su casa real, además de destinarlos a la creación de instituciones públicas, pensiones a familiares, mecenazgos y gratificaciones. El tesoro del califa se nutría de sus propias rentas y de alguna contribución que hacía el Estado al destinarse alguno de los impuestos a sanearlo.

Existía también el tesoro de la comunidad de creyentes, llamado “bienes de mano muerta”, cuyo administrador era el gran Cadí, y que estaba destinado a conservar las mezquitas, pagar a su personal y a la beneficiencia.

El tesoro público se abastecía de tributos de vasallaje (a los cristianos), impuestos directos e indirectos, y de los grandes ingresos de acuñación de moneda.

Impuestos indirectos

?? El azaque o diezmo – limosna, establecido por Mahoma y que obligaba a todos los musulmanes a entregar la décima parte de los bienes muebles: cosecha, ganado, mercancías... Se cobraba en especies, y más adelante en metálico.

?? El Qati o tasa de capitación (impuesto personal) impuesta a cristianos y judíos.

?? El Jaray o Jarrach, impuesto territorial que pagaban en principio sólo cristianos y judíos, dado que eran los usufructuarios de las tierras incorporadas por capitulación que pronto se extendió a otras situaciones, dado que cuando los cristianos se convertían al Islam continuaban pagándolo, por lo que se extendió a todos los inmuebles.

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Impuestos directos

Fueron permanentes o temporales.

?? Dariba o tasa sobre los ganados y colmenas.

?? Qabala o tasa sobre lo adquirido en los zocos (mercados).

?? Impuesto que gravaba la venta del vino.

Con las taifas la política fiscal se endureció, suprimiendo posteriormente los Almorávides y los Almohades los llamados tributos ilegales., no vinculados con normas religiosas.

Impuestos de la hacienda nazarí:

?? Alacer, diezmo sobre cereales y semillas.

?? Alsira o alfitra, capitación anual sobre propiedades.

?? Almaguana, impuesto extraordinario sobre tierras y bienes raíces.

?? Magrán, derecho de aduanas, y trigual, sobre el pescado desembarcado.

?? Cequi, sobre el atesoramiento de oro y plata.

?? Tarquil, sobre la circulación y venta de seda.

Las situaciones excepcionales de guerra o las expediciones militares produjeron impuestos temporales como la nazila, que sustituía la obligación de dar alojamiento por un pago en metálico; y la taqwiya o impuesto destinado al mantenimiento integral de un soldado.

El cobro de algunos impuestos era arrendado a particulares, que se beneficiaban generosamente.

A partir del S. XII aparecen como recaudadores el amil, el almojarife (almorávides) y los alamines (almohades).

VIII. LA ORGANIZACIÓN MILITAR Al frente del ejército musulmán se encontraba el príncipe como jefe supremo, mandándolo personalmente en múltiples ocasiones. Este ejército estaba formado por jinetes e infantería mandada por un emir, distribuido en unidades de 5.000 hombres, divididos en cinco batallones de 1.000, cada uno dividido en unidades inferiores de veinte hombres. Contaba con una importante marina de guerra, fundada por Abd al-Rahman II, consagrada fundamentalmente a la defensa de las costas mediterráneas.

La composición de este ejército cambió en el largo espacio de tiempo de dominación musulmana, para adaptarlo a las necesidades. Así de ser un ejército formado básicamente por árabes y beréberes en función de su pertenencia a una tribu determinada; durante el emirato la composición se diversificó estando integrado por huestes de mercenarios, voluntarios que acudían al yihad, chiudís sirios y guerreros organizados.

El ejército musulmán fue organizado por al-Hahkam I:

Milicia de mercenarios permanentes organizados en tropas y a cuyo frente estaba el Sabih al-hasham.

Huestes reclutadas de entre los obligados al servicio militar, organizados por tribus y por zonas de la península, destacando los chudís sirios.

Voluntarios que acudían a la guerra santa.

El monarca también organizó una guardia personal para el califa: los mamelucos.

En el 991 Almanzor reestructuró el ejército organizando registros en los que constaban los obligados a los obligados a servir militarmente. También suprimió el vínculo de tribu para el alistamiento favoreciendo un reclutamiento distinto, con lo que se redujo la influencia de la aristocracia árabe, se aumentó el número de reclutados y se evitó el incremento del poder tribal.

Los reinos de taifa supusieron un reforzamiento de los mercenarios en el ejército, y de huestes almorávides primero y almohades después, y en la época nazarí, el ejército volvió a la configuración del califato, destacando la presencia en el mismo de voluntarios beréberes llamados gazules.

Desde el siglo XII existieron monjes – guerreros que habitaban en monasterios fortalezas que se desarrollaron mucho durante la dominación almorávide.

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LECCION 16: RECONQUISTA, REPOBLACION, REGIMEN SEÑORIAL Y ESTRUCTURA ECONOMICA EN LA ESPAÑA MEDIEVAL.

NOTAS ADICIONALES (N A ):

El sistema jurídico de la Edad Media se desarrolla en dos distintos ámbitos políticos hispánicos entre los siglos VIII y XV. Su inicio viene marcado por la llegada de los musulmanes a la Península, en el 711, hecho que supuso el desmantelamiento del Estado visigodo y el desarrollo político especial de los distintos núcleos que confirman la España cristiana frente al poder musulmán, conocido como reconquista y repoblación. Su terminación se fija en 1492 final de la reconquista y el descubrimiento de América, hechos que sitúan el inicio de la Edad Moderna.

El periodo se articula en dos etapas: Alta Edad Media (VIII-XIII) y Baja Edad Media (XIII-XV), siendo el punto de inflexión entre ambas la recepción del derecho común.

CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PERIODO

La evolución de los territorios (reinos) peninsulares que se perfilaron como núcleos políticos y jurídicos de entidad individualizada de los reinos asturleonés, castellano y pirenaicos (que engloban Navarra, Aragón y los condados catalanes).

A resultas de la reconquista se alternaron el modo de producción germánica y el modo de producción feudal, llegando éste a sustituir al primero para acabar imponiéndose. Aunque el feudalismo alcanzará desarrollo pleno más allá de la Edad Media, la reconquista y la repoblación fueron los agentes que propiciaron la transición de un modo de producción a otro. El aparato del Estado (entendiendo por Estado el tejido complejo de instituciones de gobierno que culminaba en la figura del monarca) el derecho y la economía que adaptaron a las características de las sociedad para preservar los intereses de las clases dominantes, es decir, los soldados feudales.

A nivel de estructuras agrarias la reconquista determinó una oposición radical entre norte y sur de la Península. Mientras el norte quedaría fijada una micropropiedad (con origen en las presuras espontáneas efectuadas por los colonos repobladores) y el sur se convirtió en la tierra del latifundista por excelencia.

Por otra parte los fundamentos del avance cristiano y la inmediata repoblación de los territorios ganados por las armas, fue posible gracias a la existencia de unas bases materiales e ideológicas adecuadas, tales como el crecimiento demográfico que empujó a la población del norte peninsular a buscar nuevos asentamientos, o la acuñación de una ideología apropiada que comenzó por la identificación de la reconquista con las ideas de cruzada o guerra santa y recuperación de unos territorios sobre los que se creía tener derechos. A estas bases materiales e ideológicas se sumaría desde finales del siglo VIII la pretensión del pequeño reino asturleonés de restaurar las instituciones de la monarquía visigoda, siguiendo la corriente espiritual neogoticista que despertó en los cristianos del noroeste peninsular la conciencia de una posible continuación del Estado hispanogodo.

El sistema jurídico medieval toma como punto de partida una situación de escaso desarrollo, de economía de subsistencia, natural y ruralizada, caracterizada por la escasez de productos, de comercio, y escasamente monetizada, que experimentaría a partir del siglo XI, una notable expansión económica que modifica el anterior esquema mediante intensificación de la producción artesanal y el crecimiento del intercambio comercial, y con el consiguiente florecimiento de la vida urbana y de las instituciones que sirvieron de marco a este desarrollo.

La instrumentación jurídica de las condiciones materiales de la vida en este amplio periodo de tiempo se realizó sobre una base consuetudinaria expresada en la heterogeneidad normativa que suplió hasta el siglo XI la escasa legislación de aplicación general en los reinos peninsulares. Este derecho se nos da a conocer mediante cartas de población y fueros, así como de la poco frecuente legislación general que va apareciendo al final del período. A partir del siglo XII se formó una corriente jurídica que se expandió desde las universidades el ius commune, que en la Península se tradujo en la aparición de una serie de textos de aplicación general.

La recepción del derecho común fue diferente en los territorios hispánicos: desde la temprana acogida que tuvo en el derecho catalán y valenciano hasta la actitud contradictoria del derecho castellano o la resistencia del territorio navarro.

I. EL MARCO POLITICO DE LA RECONQUISTA El derrumbamiento del Estado hispanogodo, la conquista militar del territorio hispano para los musulmanes y la islamización de la mayor parte del país, crearon en los hispanocristianos un cierto espíritu de resistencia que comenzó a manifestarse en pequeños núcleos de población de los montes cantábricos y de las comarcas pirenaicas que se habían mantenido, de hecho, independientes de las autoridades islámicas.

A partir de la victoria de los astures con Pelayo al frente en el 722 se hizo posible la construcción de un nuevo poder político cristiano que hacia mediados del siglo VIII iniciaría la reconquista del territorio ocupado por el Islam, pretendiendo ser el continuador del reino hispanogodo y restaurando para ello las instituciones de la monarquía visigoda. Los reyes de este primer Estado hispanocristiano, en principio con capital en Oviedo, comenzaron a intitularse reyes de León cuando al avanzar la repoblación se trasladó a esta zona el eje político del Estado, formándose el reino Astur-leonés, que posteriormente en el año 1037, quedó unido al recién constituido reino de Castilla. Estos reyes actualizaron el viejo ideal visigodo de unidad hispánica para lograr la cohesión de todas las fuerzas políticas de la cristiandad peninsular en torno a la llamada idea imperial leonesa.

Por su parte, los vascones de la ciudad y comarca de Pamplona también se sustrajeron a la dominación islámica constituyendo el núcleo originario del reino de Navarra.

Con la intervención militar de los francos en España, a finales del siglo VIII y las comarcas del Pirineo catalán quedaron conquistadas y convertidas en zona de influencia del imperio franco de Carlomagno. Su

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organización administrativa quedó trazada mediante los distritos característicos de los francos, denominados condados, que se englobaron dentro de una región militar fronteriza o Marca Hispánica. Uno de ellos, el Condado de Barcelona, desde fines del siglo IX fue prácticamente independiente del Imperio carolingio, constituyéndose un Estado feudal que llegó a vincular a los demás condados catalanes bajo el principado del conde de Barcelona.

También a principios del siglo IX los habitantes de la comarca de Jaca constituyeron un condado que fue erigido en el 1035 en Reino de Aragón, que en 1137 quedó bajo la potestad de los condes de Barcelona, quienes a partir del 1162 fueron al propio tiempo reyes de Aragón, más tarde reyes de Valencia y Mallorca, cuando estos territorios fueron reconquistados a los musulmanes. Quedó así constituida la Corona de Aragón, integrada por los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, y por el Estado feudal catalán sometidos a la soberanía de un mismo rey, aunque organizados cada uno de ellos según su propia estructura política-constitucional.

En un principio los impulsos del avance cristiano estuvieron motivados por razones empíricas tales como la búsqueda de tierras cultivables por parte de grupos humanos que necesitan expandirse, de forma que las operaciones militares a penas tuvieron otro objeto que apoyar la colonización. La ampliación de las posibilidades de subsistencia estimuló el desarrollo de población e impulsó el esfuerzo colonizador que los focos asturleonés y castellano efectuaron sobre el valle de Duero a mediados del siglo VIII.

De este modo, se constituyeron en el noroeste (núcleo occidental) y en el noreste (núcleo oriental) los Estados de la reconquista, formando en el S. XIII la España de los cinco reinos: León, Castilla, Aragón-Cataluña, Navarra y Portugal, que fueron extendiendo sus territorios a expensas de la España islámica durante un periodo entre el siglo VIII y el XV.

Desde el punto de vista musulmán la guerra era una obligación del Corán (guerra dos veces al año) y hasta el siglo X le fue favorable al Islam, pero el punto de inflexión decisivo de la reconquista es en el siglo XI al producirse la desintegración interna del Estado musulmán de Córdoba y la división en Taifas.

El progreso militar de los cristianos sobre los musulmanes que culminó en el siglo XV fue una situación que se dio en todos aquellos ámbitos de Europa en los que hubo una demanda de tierra no equilibrada con la oferta, y como un aspecto más de la consolidación de la sociedad feudal de Europa.

II. CONSECUENCIAS Y CLASES DE REPOBLACIÓN Desde un punto de vista formal la repoblación consiste –según García Cortazar- en una empresa de dominación del territorio en la que el jefe de la misma -el monarca- contrata con sus colaboradores –las fuerzas sociales del reino- las condiciones de participación en el asentamiento del territorio ganado militarmente.

Desde el núcleo occidental la repoblación en su conjunto se realizó en dos etapas diferentes:

1. Primera etapa de repoblación de la parte septentrional, principalmente los valles del Duero y del Ebro. El valle del Duero, en la meseta castellana, era una “tierra de nadie” devastada y poco poblada. El valle del Ebro estaba, por el contrario, bien poblado y cultivado. Ambas zonas se repoblaron con gentes del norte, mozárabes procedentes del sur y oeste, y francos atraídos a Navarra, Aragón y La Rioja. Esta etapa se prolongó hasta el S. XIII e implicó el desplazamiento del régimen jurídico de los grupos que se trasladaron, así como la creación de nuevas formas jurídicas e instituciones.

2. En los siglos bajomedievales, la repoblación se dirigió al valle del Tajo, el Bajo Ebro, el sur y el levante. Con una población asentada , estos territorios pasaron a manos cristianas sin previa destrucción, estableciéndose pactos con los derrotados para conservar a los cultivadores. Aquí predomina la población mudéjar, con menores consecuencias de orden jurídico.

En cada una de estas etapas se dieron diversas modalidades o tipos de repoblación:

?? La Repoblación oficial, dirigida directamente, a veces en persona, por el rey. Se realizó mediante el otorgamiento de Cartas Pueblas, que recogían los derechos y privilegios del nuevo colectivo. En los primeros años de la reconquista la repoblación oficial fue la que menos trascendencia tuvo, mientras que a partir del siglo XII, la dirección de los monarcas en la empresa repobladora convertiría a la misma en casi exclusivamente oficial alcanzando tan solo el mismo nivel la repoblación dirigida por las órdenes militares y desaparecen casi completamente la repoblación concejil y privada.

?? La Repoblación semi-oficial o señorial, que podía ser monacal, eclesiástica o laica, que estuvo motivada por el encargo que el rey hacía en un momento determinado a cualquier magnate o institución

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y que dio lugar a la formación de grandes dominios señoriales y monacales. En la orla cantábrica y gallega predominó la fórmula de distribución por los monarcas de tierras entre los monasterios e iglesias catedrales, las cuales a su vez las daban a cultivar a colonos y gente libre.

?? La Repoblación privada, protagonizada por hombres libres de cualquier clase social y religión que atraídos por un mayor desahogo económico en las zonas fronterizas, se centraron en las tierras sin dueño.

?? La Repoblación concejil dirigida por los concejos, el amparo del marco legal que les ofrecían sus foros, para ampliar su ámbito jurisdiccional. Entre el Duero y el Sistema Central, la repoblación se realizó por parte de los grandes concejos como Sepúlveda, Avila, Salamanca y Soria dotados de un extenso alfoz (territorios jurisdiccionales dependientes del municipio del que forma parte y al que normalmente circunda), que les permitía dedicarse preferentemente a una actividad ganadera y protegidos por un amplio recinto amurallado para facilitar su defensa. A estos concejos se encomendó la tarea de vigilar los principales pasos montañosos del Sistema Central, para lo que el monarca les otorgaba ordenaciones de asentamiento para todos los que desearan acudir a repoblar esa extremadura (ese extremo del Duero), dando lugar a un tipo de pequeña propiedad libre y comunal, instrumentada mediante repartimiento.

?? La Repoblación de las órdenes militares, a cuyo auxilio recurrieron los monarcas para repoblar los amplios territorios de la mitad sur de la Península.

?? La efectuada por los francos, que se fueron asentando como comerciantes y artesanos a partir del S. IX en los núcleos de población del Camino de Santiago (Aragón, Navarra y algunos lugares de Castilla y León).

Los instrumentos jurídicos de la repoblación fueron esencialmente la presura, el repartimiento y las capitulaciones.

?? En la región del Duero, yerma y devastada por continuos enfrentamientos, se dio un fenómeno de despoblación más o menos intenso según las diferentes interpretaciones. Estas zonas sobre todo en sus extremos castellanos fue repoblada principalmente por particulares y por mozárabes que huyendo de la dominación musulmana se habían asentado en un primer momento en zonas ahora excesivamente pobladas como Galicia, Asturias, Cantabria o Vasconia. Este colectivo ocupó tierras para su cultivo mediante técnicas jurídicas como la presura lo que permitió a sus miembros acceder a la propiedad territorial y convertirse en pequeños propietarios libres, creando una barrera definitiva contra el Islam.

?? El repartimiento fue el instrumento jurídico que ordenó la repoblación cristiana de aquellas zonas en las que ya existía población musulmana. Fue utilizada en Aragón, Andalucía y Levante, y consistía en una distribución ordenada por el rey, según la condición social y los méritos de los conquistadores, de las casas y de las tierras reconquistadas que habían sido abandonadas por los vencidos voluntaria o forzosamente.

?? Como elemento complementario de los repartimientos se presentan las capitulaciones, allí donde se pretendía conservar la población musulmana. Son convenios firmados por las dos partes, formalizados en capítulos, dando forma jurídica a la rendición. Se establecía con los gobernantes árabes en las tierras que pasaban a dominación y gobierno cristiano, pero en las que los musulmanes conservaban su religión, cultura y derecho.

N.A.: En el valle del Tajo se dieron condiciones distintas ya que esa zona se repobló en época más tardía y había allí numerosa población musulmana establecida en sólidos núcleos urbanos frente a unas fuerzas cristianas debilitadas por el esfuerzo repoblador de una gran área. Ello explica que los repobladores cristianos pactaran desde los primeros momentos de su llegada con los derrotados a fin de conseguir su permanencia en el territorio. Aparte, los acuerdos estipulados por los monarcas cristianos entre si sobre las áreas de competencia respectiva por el avance y la renovación experimentada por sus ejércitos, entre cuyos efectivos se contaban las milicias concejiles y, sobre todo, los cuerpos especializados de caballeros de las órdenes militares, convirtieron a estos últimos en beneficiarios de enormes extensiones de tierra para su ocupación situados preferentemente en los valles del Tajo y del Guadiana.

En los territorios de Levante, Andalucía, Murcia y Baleares abiertos a las tropas cristianas como consecuencia de la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y en los que existía una pujante población musulmana, la repoblación fue realizada fundamentalmente por la nobleza y órdenes militares. Las fórmulas repobladoras que se utilizaron fueron el repartimiento en las ciudades y la concesión de extensos donadíos y jurisdicciones.

En el núcleo geográfico oriental la repoblación, hasta el río Llobregat fue dirigida por los reyes francos, y posteriormente por los condes soberanos, y realizadas por gentes que bajaban desde los Pirineos a ocupar tierras de esa zona. Allí fueron los monasterios los que recibieron donaciones de extensos dominios y organizan la repoblación atrayendo cultivadores a sus tierras.

Desde la cuenca del río Llobregat hasta el Ebro predominó la repoblación por gente libre y municipios, aunque en este sector la Iglesia y las órdenes militares ocupaban un importante papel. Además de un amplio derecho de frontera del que disfrutaron allí los núcleos de la extremadura aragonesa, las condiciones existentes impusieron nuevas fórmulas para garantizar el status subordinado de la

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numerosa población mudejar campesina y para consagrar el predominio político de los cristianos desde grandes núcleos urbanos como Tudela, Zaragoza o Tortosa. Esta repoblación se hizo mediante repartimiento.

Tres consecuencias principales del proceso colonizador:

1. Los espacios peninsulares quedaron estructurados preeminentemente por los grandes dominios de los señores (que lograría, englobar buena parte de las pequeñas propiedades),

2. Las gentes establecidas en estas tierras quedaron en situaciones diversas como cultivadores de tierra ajena

3. En los espacios cristianos se fijaría una característica amalgama étnica, cultural y jurídica.

III. EL RÉGIMEN SEÑORIAL

A) PEQUEÑOS PROPIETARIOS LIBRES

La presura, a prisio o scalido, confería a cualquier hombre libre la posibilidad de convertirse en propietario de tanta tierra yerma y despoblada como pudiera poner en cultivo, tras la confirmación real. Los beneficiarios de la presura, en un principio, no tenían más que una dependencia administrativa respecto a los señores (en el caso de que fuera ese territorio objeto de donación posterior) pero no de carácter económico o personal a diferencia de aquellos otros que estuvieran bajo cualquier forma de régimen señorial.

La utilidad de esta forma institucional que sirvió de gran acicate a la repoblación, fue general en todos los territorios de la Península Ibérica (Castilla, León, Galicia, Aragón, Condados catalanes y Navarra) sobre todo en las primeras etapas de la reconquista, hasta el siglo XI, suscribiendo diversas modalidades, aunque por primera vez se encuentra descrita en el Fuero de Logroño.

Desde principios del siglo XI el sistema de presura entró en crisis y los pequeños propietarios libres fueron desapareciendo conforme sus tierras iban siendo incorporadas al proceso generador de señoríos y conforme a su independencia personal iba siendo mermada.

B) FORMACIÓN DE LOS SEÑORÍOS.

Es la organización económica, social y jurídica derivada de las relaciones de dependencia que, ya por razón de persona, ya de la tierra, vinculaba a los habitantes de un gran dominio con el propietario o señor de éste. El propietario o señor de un gran dominio añadía a su derecho dominical sobre la tierra otra serie de derechos que situaban bajo su potestad en diversos aspectos, a los habitantes o cultivadores de los campos, que quedaban vinculados a él por razones de dependencia señorial.

El señorío económico, por tanto, era un conjunto complejo que abarcaba una serie de relaciones de dependencia de un individuo respecto a otro, que afectaba a lo personal, a lo social y a lo jurisdiccional, proyectado al mismo tiempo sobre un territorio, compacto o no, pero unificado conceptualmente por una serie de atribuciones jurisprudenciales que el señor ejercía por delegación real, que llegaban a suplantar, o al menos a interferir, en la relación general rey – súbdito.

Su práctica se generalizó en el llamado núcleo geográfico occidental hispánico a partir del siglo XI, y un poco más tarde pero con más intensidad en el núcleo geográfico oriental.

La formación de los señoríos en la Edad Media tuvo como causa general la reconquista y como causas concretas:

?? la repoblación señorial;

?? las donaciones de tierras del patrimonio regio otorgadas por los reyes a un magnate, iglesia o monasterio;

?? las donaciones de fincas que hacían sus propietarios particulares a una iglesia para la salvación de sus almas, o las simples donaciones de tierras a los grandes para seguir cultivando en régimen de usufructo.

?? el despojo violento de tierras de los pequeños propietarios por parte de los grandes;

?? las entregas como resultado de los préstamos usurarios que frecuentemente obligaban al deudor a satisfacer su débito mediante la entrega de su heredad al latifundista acreedor;

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?? las composiciones o penas pecuniarias (caloñas) debidas por los delincuentes, que a veces eran satisfechas mediante la cesión de tierras; la usurpación de tierras a los pequeños propietarios mediante coacción;

Todas estas causas coadyuvaron a un inexorable proceso de integración de las tierras de pequeños propietarios en el patrimonio de los grandes, quedando perfilado el régimen señorial como base del gran dominio.

Hubo distintos tipos de señorío:

?? En los señoríos reales o tierras de realengo la organización se basaba en que el rey como señor eminente de las tierras, constituía la suprema autoridad tanto pública como privada.

?? Los señoríos eclesiásticos tenían su origen en las roturaciones hechas por los monasterios que, mediante el empleo de colonos y siervos como mano de obra, pudieron alcanzar grandes dimensiones de tierra a consecuencia de la fuerte estructura jerárquica de las órdenes religiosas.

?? Por su parte los señoríos nobiliarios laicos tuvieron su origen en los encargos de colonización que algunos recibieron del rey.

Los tipos de señoríos podían ser, según su naturaleza jurídica:

a) Solariegos, que se basaban en la mera posesión de la tierra y únicamente proporcionaban a los señores el dominio sobre la misma y el derecho a percibir una serie de rentas (rentas de la tierra) de los habitantes.

b) Jurisdiccionales: implicaban además que el señor ejercía, en relación al territorio y a los habitantes del señorío, una serie de funciones que correspondían al rey o a sus oficiales por ser de índole jurídico-público. Estas funciones eran básicamente el cobro de impuestos, la administración de justicia y la llamada a filas. A veces los señoríos no formaban una unidad geográfica, sino que estaban situados en territorios separados.

Tipos especiales de señoríos:

?? Behetrías: se dieron en Castilla, en zonas de repoblación privada. Los pequeños propietarios libres se ofrecían junto con sus tierras en régimen de encomendación territorial a un señor, pagándole un canon por la explotación a cambio de protección. Tenían cierta libertad (elección de patrono de “mar a mar” o bien entre los miembros de un linaje).

?? Honores: En los reinos de la corona de Aragón los señoríos alcanzaron una versión específica, siendo allí llamados honores, mezcla de facultades administrativas y jurisdiccionales sobre un conjunto de tierras y hombres que el rey otorgaba a los nobles para que actuaran en su nombre.

?? Remensas: En Cataluña, los vasallos estaban adscritos a la tierra, pudiendo únicamente salir de tal situación pagando una cantidad o remensa.

N.A.: Las primeras manifestaciones feudales aparecieron en los reinos de León y Castilla en el siglo XI, en forma de donaciones de tierra del rey a los nobles, llamados prestimonios, que pueden ser equiparadas a feudos incompletos y que dieron lugar en esos territorios a una retícula de señoríos, relativamente compacta de la Meseta y Andalucía, y más discontinua y menor en el resto de los reinos.

Las villas y territorios que eran objeto de esas donaciones pasaban a la potestad dominical del donatario, quien bajo las circunstancias podía aplicar las facultades originarias que se le habían concedido sobre el territorio y sus habitantes, a costa de los oficiales públicos. Esta tendencia de suplantación se vio favorecida por las concesiones formales de inmunidad otorgadas por los reyes que los habitaban bajo la jurisdicción efectiva del propietario. Quedaba éste por efecto de la concesión de inmunidad convertido en señor, el territorio en señorío y los habitantes en vasallos.

El señorío se articulaba en torno a una villa, que acogía la residencia del señor y los servicios centrales, así como la iglesia propia, y centralizaba la producción mediante el sistema de terra dominicata y terra indominicata.

La inmunidad constituyó un elemento que hacía perder súbditos al poder real, en cuanto que otorgaba derechos específicos que pertenecían al rey. El señor representaba en su territorio al soberano y en su nombre ejercía, aunque en provecho propio, todas aquellas atribuciones que los habitantes debían al soberano, administraba justicia dentro de sus dominios, imponían el orden. La acción de los funcionarios reales quedaba mediatizada por el derecho de no introito que prohibía su entrada en los territorios señoriales. Las inmunidades redujeron significativamente el ámbito de acción de los monarcas hasta el siglo XIII, en que comenzaron los reyes a retomar la plenitud de sus atribuciones.

En los siglos de la Baja Edad Media se multiplicaron los señoríos y en ellos se tendió a que la propiedad llevase añeja la jurisdicción. Las facultades de los señores se aplicaba llegando al otorgamiento de fueros, a

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la ordenación de la vida municipal de los lugares enclavados en el señorío, además de la administración de justicia. Pero no se llegó a la independencia total de los reyes. Estos mantuvieron una posición suprema sobre los dominios señoriales que se manifestó en su intervención en diferentes esferas de funciones, en administración de justicia en los casos de Corte, en reunir un ejército real y en acuñar moneda.

C) LAS PRESTACIONES DEL HOMBRE DEL SEÑORIO.

A cambio de radicación (obligación de proporcionar espacio para vivir), protección (defensa contra posibles enemigos), y manutención (obligación de proporcionar al conjunto de medios materiales necesarios) los señores recibían de sus vasallos de un beneficio conformado por un conjunto de prestaciones señoriales consistentes en una serie de gravámenes que génericamente se llamaron foros o usos, y que fueron:

?? la renta o censo por el uso de la tierra en reconocimiento del dominio, que recibió nombres diversos pero que puede identificase con el de martiniega o marzazga, que por lo demás, se pagaba en especie, siendo su cuantía variable según las zonas, pero oscilando entre un cuarto y una décima parte de la cosecha.

?? Así mismo los habitantes del señorío satisfacía al señor la gabela llamada fumazga, que se pagaba por encender fuego en cada hogar.

?? Por otra parte, además de contribuir con jornadas de trabajo llamadas sernas, los sometidos al régimen señorial estaban sujetos a una serie de obligaciones personales como la facendera (reparación de caminos y puentes dentro del señorío); la castellaria (reparación de castillos dentro del señorío); la anubda (deber de vigilar la villa y su término para no ser sorprendidos por el enemigo); la mandadería (deber de prestar al señor servicios como mensajeros); el hospedaje (deber de alojar al señor y a sus enviados cuando visitaban los lugares del señorío), y el yantar (deber anejo al hospedaje y que se refería a la obligación de sustentar al señor y a sus enviados).

?? La libertad de acción de los labriegos del gran dominio quedaba limitada por el deber de no abandonar el lugar o de hacerlo sólo en determinadas condiciones.

?? También tenían limitada la libre disposición de sus bienes patrimoniales por la prestación luctuosa o mortuaria.

?? Cuando el colono moría, sus herederos al anunciar esa muerte al señor había de entregarle algún objeto o cantidad llamada nuncio, a modo de último censo que el colono pagaba.

?? También cuando el colono moría sin descendencia, es decir, era mañero, había de pagar la prestación mañería, consistente en la devolución de todos sus bienes al señor (no sólo los que había recibido el colono en prestimonio sino, por extensión, también sus otros bienes). N.A,: Este derecho de reversión total con el tiempo, se amortiguó, quedando reducido a la entrega de una cantidad al señor, por parte del colono estéril para poder transmitir por herencia su derecho de disfrute al predio a sus parientes, a un vecino de la localidad o a quien quisiera.

?? Las mujeres de condición servil o semiservil sometidas a la potestad señorial, no podían contraer matrimonio sin permiso del señor, y compraban a éste su consentimento mediante el pago de una gabela que se llamó ossas o huesas.

Las rentas señoriales solían pagarse en su mayoría en especie, no siendo demasiadas las que se pagaban en dinero. Más que su cantidad eran gravosas porque simbolizaban el dominio señorial. Con el tiempo todas las prestaciones personales tendieron a ser sustituidas por el pago de cantidades fijas que los vasallos habían de satisfacer periódicamente.

C) USOS Y ABUSOS SEÑORIALES.

En la corona de Aragón y sobre todo en Cataluña por influencia de los francos, las prestaciones señoriales tuvieron una manifestación más intensa y específica representada por los seis malos usos. Los primeros síntomas del empeoramiento de las condiciones del campesinado comenzaron a manifestarse a finales del siglo XI, cuando se planteó el problema de retener los predios a los campesinos que querían abandonarlos. A mediados del XI se produjo un cambio trascendental en la vida de este campesino catalano-aragonés, que de ser rústico-libre, en potencia, quedó adscrito a la tierra y se convirtió en siervo. Fue en este período cuando en el predio servil se conjugó la remensa personal con los malos usos. Los seis malos usos fueron:

?? Remensa: precio que el campesino adscrito al predio debía pagar al señor por poder abandonar su tierra. La legislación exigía que el marido y la mujer remensas perteneciesen al mismo señor, y este principio de dependencia era el motivo por el que las mujeres para poder casarse, si ello implicaba un cambio de señor, había de redimirse de esa condición.

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?? Intestia: el derecho del señor de quedarse con la mitad o un tercio de los bienes muebles y del ganado de campesino que moría intestado. Si quedaban hijos el señor recibía la mitad, siendo la otra mitad para ellos, si no quedaban hijos el señor recibía la totalidad.

?? Exorquia: penalización para aquellos que no tuviesen descendientes en la sucesión del predio. En tal caso, el señor tenía derecho a quedarse un tercio de los bienes muebles y del ganado, mientras que los otros dos tercios servían para cubrir gastos del entierro.

?? Cugucia: derecho del señor a la mitad o a la totalidad de los bienes de la mujer adúltera, que compartía, en su caso, con el marido.

?? Arsía o Arsina: indemnización pecuniaria que recibía el señor con motivo de un incendio en la finca que explotaba el campesino, que ascendía a un tercio de los bienes muebles del campesino.

?? Firma d´espoli forçada (garantía dotal): gabela que el señor percibía por autorizar al campesino a hipotecar sus tierras en garantía de la dote de su mujer. Por esta prestación el señor acordaba el cobro con el campesino.

La literatura refiere la práctica (no demostrada fehacientemente) en Cataluña de otro mal uso: ius prima nocte o derecho de pernada.

Los seis malos usos fueron abolidos por Fernando el Católico en la Sentencia arbitral de Guadalupe en 1486. La modificación mas importante de la Sentencia fue el estatuto de libertad de los campesinos y la abolición del ius malectractandi o derecho a maltratar.

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LECCION 17: ESTRUCTURA ECONÓMICA

N.A.: EL RÉGIMEN ECONÓMICO DE LAS COMUNIDADES DE ALDEAS

En las zonas primeramente repobladas, los asentamientos de población se realizaron de forma espontánea (o predeterminada únicamente por el lugar de procedencia de los repobladores) mediante unidades de habitabilidad denominadas comunidades de aldea.

Eran estructuras sociales articuladas sobre una base familiar mediante el agrupamiento primario de familias (extensas) cuyos miembros de su familia y a la vez participaban de la explotación, conjuntamente con los miembros de las otras familias con las que compartía asentamiento de los bienes de uso común para todas ellas.

Todas las comunidades de aldea estaban asentadas en una zona determinada formaban una territorio, y se engarzaban, a su vez, en la instancia de poder político representada por la monarquía.

Estas comunidades de aldea fueron el agente principal del modo de producción germánico, caracterizado por que la relación hombre – tierra se organiza de forma natural y directa, no interferida, mezclando dos tipos de propiedad que se complementaban: el familiar y el colectivo. La vida de las comunidades de aldea influyó sobremanera en la creación de instituciones jurídicas adecuadas al modo de producción germánico mientras éste no fue sustituido por el modo de producción feudal, durante este mismo sistema jurídico.

Los agentes causales de la progresiva sustitución del modo de producción germánico por el feudal fueron:

1. La pérdida de independencia de los campesinos libres asentados en comunidades de aldea bajo las autoridades nobiliarias o eclesiásticas, que impondrían diferentes sistemas de cultivo de la tierra propios del régimen señorial y del sistema feudal

2. La ampliación del espacio ocupado por los cristianos y el aumento de la producción agraria que estimuló la aparición de los primeros mercados, fueron causa y ruptura de los antiguos esquemas de la estructura social asentada sobre la existencia de una familia extensa.

3. La emigración por causa de guerra de numerosos campesinos de las células familiares, que supuso una irreversible fragmentación de las mismas.

4. El fortalecimiento de las diferentes sociedades propio de una sociedad que se fue jerarquizando paulatinamente.

I. ECONOMIA AGRARIA: LA EXPLOTACION DE LA TIERRA, EL PRESTIMONIO AGRARIO Y OTROS CONTRATOS La economía es eminentemente agrícola y ganadera de alcance vecinal y escaso nivel de monetización acorde con la poca frecuencia de las transacciones.

A partir del siglo XI la España cristiana va a seguir una evolución económica, social y política, más similar a la del resto de Europa, y el renacimiento económico europeo repercutió en la economía y en las condiciones de vida de los Estados hispanocristianos, que se abrieron a la penetración de nuevas corrientes comerciales. El nuevo movimiento mercantil se desarrolla en los siglos XI y XII y en relación con ello se encuentran las peregrinaciones a Compostela a través del Camino, que se convirtió en ruta comercial y humana de primer orden, a lo largo del cual proliferaron núcleos urbanos. El S. XIV representó una profunda crisis económica y social debida al gran impacto de la epidemia de la peste negra.

En el Reino Astur – Leonés la economía fue en gran parte agraria. El régimen de economía natural triunfó plenamente y el trueque fue la base de las transacciones, siendo la mitad de valor en muchos lugares la oveja y el modio, pues las monedas habían desaparecido prácticamente de la circulación, excepto algunas de plata (romanas, francas y árabes).

?? La ganadería tuvo tanta importancia como la agricultura en la Alta Edad Media, ya que la movilidad del ganado hacía que pudiera ser retirado en caso de ataque musulmán. Además los pastos solían ser comunales para los ganados de un mismo pueblo y los vecinos se agrupaban formando asociaciones y manteniendo entre todos un pastor. El ganado lanar adquirió preferencia en el siglo XII en que se mezcló la raza ovina autóctona con las ovejas merinas procedentes del continente africano. A partir de ese momento grandes rebaños transhumantes circulaban de norte a sur de la Península en busca de los mejores pastos según la estación. Los pastores constituyeron asociaciones gremiales (mestas) que celebraban reuniones periódicas en las que se trataban diferentes cuestiones referentes a la vid pastoril. Pronto recibieron estas mestas grandes beneficios y protección por parte de los reyes y de los señores, muy interesados en favorecer su actividad. Posteriormente en el siglo XIII el rey Alfonso X “el Sabio” reunió bajo su protección a todos los pastores del reino en una asociación nacional que se llamó el Honrado concejo de la Mesta y que adquirió en la Baja Edad Media un papel primordial en la economía castellana.

?? El sector industrial era rudimentario, ya que los artículos indispensables para una población en guerra frecuentemente eran pocos, y los construían por lo general los mismos que habían de utilizarlos. En el siglo X fueron apareciendo personas libres dedicadas a un oficio determinado que vendían en establecimientos fijos o en mercados los productos que fabricaban.

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El desarrollo de la industria y el comercio adquirió una mayor importancia en los territorios de la zona mediterránea. Allí el comercio marítimo catalán se desarrolló notablemente desde finales del siglo XII. En estas zonas proliferaron asociaciones gremiales, con ciertas competencias jurisdiccionales que ejercían en virtud de los privilegios que les concedían los monarcas, sentándose los precedentes de la jurisdicción mercantil.

?? El sistema de explotación agraria del gran dominio fue heredado del Bajo Imperio, es decir, la parte más productiva y menos extensa (terra dominicata) se reserva para la explotación directa del señor y era realizada mediante prestaciones personales de trabajo llamadas sernas, que había de realizar, durante determinados días del año los trabajadores del señorío. La otra parte del señorío, la más extensa (terra indominicata) se dividía en muchas unidades agrarias y se explotaba indirectamente por labriegos a los que el señor permitía hacerlo mediante diversos sistemas de cesión y contratación agraria (que eran los mismos que quedaban obligados a realizar las sernas en la terra dominicata) generando vínculos de dependencia señorial, que obligaban a las prestaciones, usos y gravámenes derivados de la tenencia de un fundo situado en el dominio ajeno. El derecho de disfrute que estos labriegos tenían derivaba, en unos casos de las condiciones de la cesión que les hizo el señor que les convertía en siervos; y otros, del contrato que originó aquella cesión, en cuyo caso eran colonos libres y no siervos.

Las formas más generalizadas de cesión individual de las tierras de un gran dominio derivaban en la Alta Edad Media del precarium romano, que por acción del Derecho Romano vulgar había avanzado hacia la precaria, que fue muy utilizada en la Alta Edad Media cuando fue asimilada al préstamo de uso (aunque siendo onerosa) y el arrendamiento, del que se distinguía por tratarse de una cesión real y no de un contrato consensual. Estas precarias consistían en la cesión del disfrute de una tierra a petición del cesionario y a cambio del pago del censo. Pronto se acostumbró a concederlas por la duración de la vida del concesionario, llegando incluso a hacerse transmisibles hereditariamente.

En León y Castilla la forma más corriente de ceder a labriegos los campos de un gran dominio fue la de una cesión temporal y vitalicia (incluso susceptibles de transmisión hereditaria) llamada prestimonio.

Se dieron otros tipos de contratos agrarios de carácter perpetuo, como:

o el foro o la enfiteusis (arrendamiento a largo plazo enajenables y transmisibles por herencia);

o los contratos de aparcería (explotación a medias, derivado de la colonia partitaria romana);

o los contratos de coplantación (el dueño cedían a un labriego una heredad para que la plantase, divididos los frutos durante un tiempo determinado), muy frecuente en Cataluña;

o el contrato de ad portionem (el dueño cedía la tierra para su plantación y cultivo a un labriego y la edad plantada se dividía después por la mitad entre ambos), muy frecuentemente en el reino asturleonés;

o el contrato ad laborandum (el propietario cedía el disfrute de una tierra a un labriego para que la explotase a cambio del pago de un censo en reconocimiento a su dominio).

o Hubo también contratos agrarios colectivos como las cartas pueblas.

La recolección recibió una especial protección mediante la “paz de la cosecha” que prohibía litigar en estas fechas, y dispensaba del fonsado.

II. MARCO JURIDICO DE LA GANADERIA: LA MESTA Y SU ORGANIZACIÓN La economía medieval descansó fundamentalmente en el sector agropecuario, sobre todo en León y Castilla.

Durante la Edad Media, con la conquista de tierras, desde el siglo XI la ganadería cobró importancia debido a una orografía peninsular, los contrastes climáticos, la abundancia de tierras yermas y la facilidad de los rebaños para ser desplazados.

El ganado equino se desarrolló notablemente por su utilidad en los ejércitos y en las simplificación jurídica y social que reportaba la propiedad del caballo, pero el ganado lanar fue la más abundante en la España cristiana.

Con el avance repoblador, los monasterios e iglesias, los nobles y los caballeros llegaron a convertirse en grandes propietarios de rebaños.

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A) LA MESTA Y SU ORGANIZACIÓN

En la Alta Edad Media existían ya las mestas locales o pequeños campos comunes adonde acudía el ganado a pastar. Con ellas, se desarrollaron unos consorcios de vecinos para vigilar los ganados y organizar la transhumancia desde los pastizales de invierno a los de verano, que se realizaban a través de caminos llamados cañadas, cabañeras o carreratges. De esta organización local surgieron las mestas, que abarcarían mas territorio, de modo que en la segunda mitad del siglo XIII las diferentes mestas locales fueron absorbidas en Castilla por una organización de mayor alcance.

En 1273 Alfonso X “el Sabio” aglutinó las diferentes mestas y fundó el Honrado Concejo de la Mesta, un gremio de pastores y dueños de ganado estante y transhumante de Castilla dotado de organización jurídico–administrativa para regular las condiciones de acceso a los pastos, el régimen de su utilización y la autoridad y control sobre ellos.

La base esencial de la organización de la mesta fueron los hermanos de la Mesta, esto es, cualquier ganadero que pagase el servicio del ganado, impuesto que comenzó siendo extraordinario bajo el nombre de servicio y montazgo y que la Hacienda Real exigía por toda cabeza de ganado a su paso por determinados puestos de peaje establecidos en las cañadas.

Los integrantes del Concejo de la Mesta, reunidos en Asambleas semestrales decidían sobre su organización interna, sobre peticiones al monarca y sobre lo referente a los cargos y oficios por los que se regían. Conforme a sus normas y ordenanzas propias la mesta gozó de una jurisdicción especial, contando con sus jueces (Alcaldes de la Mesta o Alcaldes de uadrilla) y oficiales.

La función de los alcaldes de la mesta consistía en juzgar en primera instancia los pleitos entre los ganaderos. Había también alcaldes en alzada que entendían de las apelaciones contra las sentencias de los anteriores, además de procuradores y recaudadores. Los oficiales que representaban al rey en la mesta eran los alcaldes entregadores y el alcalde entregador mayor o presidente de la mesta junto a un juez letrado de designación real.

III. ECONOMIA URBANA Y COMERCIO

A) LA REVOLUCION DE LA BAJA EDAD MEDIA.

El renacimiento económico europeo repercutió en la España cristiana en la que la supeditación de la economía agraria comenzó a superarse en los siglos XII y XIII hasta el punto de hablar de revolución comercial hacia el siglo XIII.

Aunque la economía agraria y la vida rural continuaron predominando, en los siglos XI y XII se intensificó la actividad comercial. Además del comercio interior existieron relaciones exteriores entre el norte y noreste de la Península con el norte de Europa, Flandes e Inglaterra, también con Francia a través de los Pirineos.

El camino de Santiago tuvo gran importancia ya que con los peregrinos llegó un gran colectivo de comerciantes, cambistas, industriales, posaderos, etc. Para asegurar la circulación de todos estos individuos se concedió una protección especial similar a la concedida a los mercados. Los caminos así protegidos se llamaron caminos reales, y su eficacia se completó con el privilegio que daban los reyes de considerar hombres suyos a aquellas personas naturales, o no, del país que se dedicaban al comercio.

Se desarrolla el comercio exterior, fundamentalmente marítimo y respecto del interior creció el volumen de circulación monetaria haciéndose más abundante el número de mercaderes profesionales.

Los mercaderes eran en principio gentes errantes que se acogieron a los burgos y pequeñas localidades en las que se establecían desde las afueras de los núcleos urbanos o formando barrios separados del general de la población transformando la fisonomía de dichos núcleos urbanos, ya que aunque realizaban gran parte de su actividad en ferias y mercados, la ciudad constituía el centro de gravedad de la expansión económica que generaban.

El desarrollo de la actividad mercantil y artesana en algunas ciudades de la España cristiana como León, Burgos, Santiago o Barcelona originó en ellas en la etapa medieval una economía urbana potenciada fundamentalmente por comerciantes y burgueses.

B) FERIAS Y MERCADOS.

Fueron en la Alta Edad Media los centros fundamentales de los intercambios y de toda la actividad mercantil. Es en los siglos XI y XII cuando adquiere importancia económica y jurídica.

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?? Las ferias eran grandes reuniones de comerciantes que se celebraban una o dos veces al año, durante ocho o quince días, y en ocasiones un mes, a la que acudían los mercaderes que se dedicaban al comercio interregional. Las ferias más antiguas son del siglo XII. La creación de una feria consolidaba el auge comercial de una zona, siendo, en otros casos, el objeto de su creación promover este progreso, especialmente en las regiones recién reconquistadas.

?? Los mercados eran una reunión diaria o semanal y podían transcurrir mediante un comercio permanente o ambulante. El mercado suponía una organización jurídica nacida de la necesidad de que las relaciones mercantiles que en él se realizaba fuesen seguras y estuviesen debidamente protegidas.

Al igual que las ferias los mercados fueron instituciones reales, por ello la concesión a una localidad de la celebración de un mercado o de una feria era prerrogativa del rey que con el tiempo ejercieron también los señores, atribuyéndose derecho y gabelas que gravaban las mercancías traídas a vender al mercado. En el privilegio de concesión de un mercado solía consignarse el día de la semana de su celebración, así como las garantías de que gozaban los mercaderes y las medidas destinadas a asegurar la seguridad de las transacciones.

En León y Castilla las ferias llegaron a ser el centro de toda la actividad comercial, aunque no en los territorios de la Corona de Aragón, donde al ser más fluido el tráfico mercantil fueron menos necesarios, constituyendo allí únicamente centros de actividad mercantil local.

C) EL CRÉDITO Y LA EXPLOTACION DEL DINERO

El desarrollo alcanzado por el comercio, el incipiente espíritu de empresa, y la expansión del mercado producidos en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV) se manifestaron en la España cristiana en el desarrollo de empresas comerciales y de crédito, en la utilización del comercio marítimo y en el perfeccionamiento de las técnicas mercantiles tales como la letra de cambio, la banca y las asociaciones de empresas capitalistas.

Uno de los fenómenos más característicos de la evolución hacia el capitalismo fue la organización del cambio y del crédito. En la España cristiana la iglesia obstaculizó y prohibió el préstamo de dinero con interés, por considerarlo usura, y por entender que todo préstamo de dinero debía ser gratuito. Esto motivó, por una parte, que los prestamistas fuesen principalmente judíos, y por otra, que se siguiera procedimientos, por parte de los prestamistas, que contribuían a aumentar el coste del dinero. Así, pese a la opinión de la iglesia, el dinero continuó siendo caro y el papel del préstamo con interés fue uno de los puntos débiles de la economía.

1.- La letra de cambio, cambistas y banqueros.

La actividad de los mercaderes de la Baja Edad Media se veía dificultada por la diversidad de monedas que se utilizaban para liquidar transacciones. De ahí que las ciudades mercantiles y las grandes ferias a las que acudían comerciantes de diferentes países, hubiese mercaderes que se dedicaban al cambio del dinero (cambistas), reduciendo las monedas de los diferentes países al equivalente normal de las unidades monetarias de la clase y país deseado. En el siglo XII había cambistas en las ciudades de Burgos, Santiago o Barcelona.

La acumulación de beneficios que generaba esta actividad pronto originó que los cambistas no se limitasen al cambio de dinero, sino que recibiesen también depósitos se sus clientes, y dispusieran de los fondos necesarios para hacer préstamos, con lo cual sus mesas o bancos se convirtieron en establecimiento de crédito y los cambistas en banqueros.

Así, los banqueros hicieron su principal negocio del préstamo del dinero, y sus establecimientos se convirtieron en bancos privados que recibían depósitos en monedas, metales y joyas, negociaban con los capitales que se les confiaban y hacían préstamos, es decir, anticipos de dinero efectivo a particulares, al rey o a las ciudades.

La letra de cambio fue usada en España en el siglo XIII (en Barcelona). En sus orígenes, su naturaleza jurídica fue la de un contrato de permuta de unas monedas por otras entre comerciantes, hecho ante notario, que implicaba una cesión de una prenda. En el siglo XIV ya era utilizada no como un contrato de cambio, sino como una orden de pago sobre una plaza de comercio extranjero, en moneda distinta a la moneda de origen. Desde entonces la letra de cambio fue una carta mercantil que servía para saldar cuentas de una plaza a otra en monedas diferentes, según un cálculo de equivalencia de éstas.

2.- Las sociedades mercantiles: compañía y comenda

Desde el siglo XII se constituyeron en España asociaciones de comerciantes, o sociedades mercantiles de carácter capitalista tales como la Compañía, la Commenda y la Sociedad de mar.

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?? La Compañía era una modalidad de sociedad mercantil formada por dos o más mercaderes o negociantes que se unían por un determinado período de tiempo con la finalidad de obtener ganancias en una empresa mercantil, aportando en ella sus respectivos capitales. Esas compañías eran el antecedente de la sociedad colectiva, y no se constituían para realizar una sola operación mercantil. Sus socios podían aportar capital o trabajo.

?? La Commenda, usada también desde el siglo XII, tuvo sus orígenes en un contrato, por el cual un mercader confiaba sus mercancías a otra persona y la facultaba para que las vendiese en un mercado lejano y participase en los beneficios que obtuviesen. Pero en el siglo XIV la commenda era ya una asociación de capital y de trabajo en la que el capitalista confiaba a un mercader o comandatario para que lo invirtiese en una empresa mercantil en el extranjero repartiéndose los beneficios generalmente en la proporción de dos tercios para el capital y un tercio para el trabajo.

?? La sociedad del mar era una asociación bajomedieval que adoptó diversas modalidades, dos o tres personas se asociaban para una determinada operación, siendo partícipes en el negocio según el capital invertido, repartiéndose los beneficios en proporción a la parte aportada. Se extinguía la sociedad al liquidarse las ganancias de la empresa para la cual se constituyó.

D) FUENTES JURIDICAS DEL COMERCIO MARITIMO.

1.- El comercio castellano

A partir del siglo XIII comenzó a desarrollarse el comercio exterior de Castilla y León que debió su impulso principalmente a los marinos castellanos y vascos de la costa cantábrica. Los puntos de arranque del creciente tráfico mercantil marítimo fueron los puertos de la cornisa cantábrica: Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera, Laredo, Santander. También a principios del XIII era bastante activa la vida marítima y comercial de algunos puertos vizcainos como Bermeo, y guipuzcoanos de Guetaria. Así, el norte de la Península Ibérica mantuvo un constante comercio con el norte de Europa, Flandes e Inglaterra, y con Francia a través del Pirineo.

Castellanos y vascos unidos por una misma actividad comercial marítima constituyeron en 1296 la Hermandad de la Marina de Castilla, que agrupó a los puertos de Santander, San Vicente de la Barquera, Laredo, Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, San Sebastián y Fuenterrabía. Esta hermandad constituyó una poderosa liga mercantil que se relacionó comercialmente con Francia, Flandes, la Hansa germánica y con Inglaterra. Su finalidad era asegurar la defensa de sus miembros contra la fiscalidad y contra los marinos ingleses y franceses, así como arbitrar los conflictos que pudiera enfrentarlos.

Aún a principios del siglo XIV el comercio exterior castellano inició una gran expansión al impulso del enorme desarrollo que llegó a adquirir el comercio de exportación de lana de oveja a través de los puertos del Cantábrico. Los comerciantes castellanos y vascos se establecieron en plazas extranjeras, y ya en el siglo XIV tenían sus cónsules para dirimir litigios mercantiles que surgían en ellos.

Los centros comerciales más importantes de la zona norte de los reinos de León y Castilla fueron Burgos y Bilbao.

Los mercaderes de Burgos estaban ya en 1443 organizados como una corporación o universidad de mercaderes, que en 1494 obtuvo de los Reyes Católicos la facultad de convertirse en consulado de comercio. También en Bilbao como puerto que centralizaba las exportaciones de hierro vizcaino, sus comerciantes se agruparon en 1489 en una universidad de mercaderes que en 1511 eran ya Consulado.

Los Consulados son instituciones gremiales con jurisdicción propia que tenían una capacidad normativa y jurisdiccional delimitada pero eficaz, confiriendo al trato mercantil una gran operatividad, que agilizaba los intercambios. Pudieron elaborar sus propias disposiciones, llamadas ordenanzas, para regular su organización y su régimen interno. En ellos la jurisdicción fue ejercida por un prior y varios cónsules (elegidos unos y otros por los comerciantes de la ciudad). Juzgaban en primera instancia todos los litigios de carácter mercantil que se originaban entre los comerciantes. Las sentencias que emitían los consulados podían ser apelados ante la jurisdicción ordinaria. Tenían por tanto una doble dimensión ya que funcionaban como corporaciones profesionales integradas por mercaderes y hombres de mar, y constituían por autorización del poder público, verdaderos tribunales especiales.

2.- El comercio de la Corona de Aragón:

El desarrollo y la formulación de un importante derecho marítimo en el Mediterráneo durante los siglos medievales se halla ligado al desarrollo de un intenso tráfico mercantil en esa zona. En el sigo XIII comenzaron a rivalizar con las grandes repúblicas marítimas italianas de Génova, Pisa o Venecia, los puertos del litoral catalán-levantino de Barcelona, Valencia y Mallorca.

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El comercio de la Corona de Aragón buscó proyección dentro y fuera de la península, tanto en el mundo cristiano como en el musulmán. Un reflejo de esta proyección del tráfico mercantil lo constituye la organización de los Consulados del mar o el seguro marítimo, así como los mecanismos de financiación. Estas instituciones tuvieron implantación mas temprana e intensa en Cataluña y Aragón que en Castilla.

3.- Fuentes del Derecho marítimo: los Roles de Oleron y el Libro del Consulado del Mar.

El Derecho mercantil-marítimo se caracteriza por la universalidad, la autonomía y la brevedad en la resolución de pleitos mercantiles. Los elementos formativos del derecho marítimo son la costumbre, la actuación judicial de los Consulados o tribunales marítimos, que forman una especie de jurisprudencia marítima, así como las ordenanzas de los Consulados.

Las dos áreas fundamentales de la vigencia del derecho marítimo mercantil fueron la mediterránea y la cantábrica.

?? En el Cantábrico no llegó a una compilarse el derecho mercantil-marítimo, pero se desarrolló una actividad judicial de base consuetudinaria, y fue a través de ella como pervivió la costumbre reflejada en las decisiones de los tribunales marítimos. Entre los tribunales destacó el instalado en la isla francesa de Olerón en cuyo ámbito se elaboró en el S. XIII una breve colección de sentencias judiciales de derecho marítimo conocida como los Rôles de Olerón que alcanzó difusión entre los comerciantes de Castilla, donde fue traducido bajo el título de Leyes de Layrón.

La formulación escrita del derecho marítimo catalán cuajaría en una serie de textos redactados, casi todos en el seno del área marítima barcelonesa en los siglos XIII y XIV. En la fijación de este derecho se aprecian dos fases:

?? Una inicial que se materializó en la compilación de uso y costumbres mercantiles del Mediterráneo realizado en la segunda mitad del siglo XIII denominada Costums del Mar.

?? Fase definitiva concluida en la segunda mitad del S. XIV con la prumulgación del Llibre del Consolat del Mar, compilando el texto originario de las Costums del Mar al que se le añadieron las disposiciones oficiales de los monarcas en torno al régimen de los Consulados y a otras cuestiones relativas a la navegación.

La difusión y vigencia del Llibre del Consolat del Mar fue muy amplia por todo el Mediterráneo, como norma reguladora del tráfico mercantil, pero también fue recibido en la zona atlántica, desempeñado un papel de ius commune del mar.

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LECCION 18: ESTRUCTURA SOCIAL

I. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL MEDIEVAL La sociedad medieval fue una sociedad estamental fuertemente jerarquizada y asentada sobre las desigualdades de sus miembros. Estaba ordenada como un cuerpo del que formaban parte los diversos miembros o estamentos.

La estructura social de la España cristiana en esta etapa se caracterizó:

?? Por la supremacía de unas clases privilegiadas, que fundamentaban su situación de privilegio en el linaje y en la dedicación al ejercicio de las armas como actividad propia del género superior; así como la participación en el gobierno del Estado, y en la posesión de patrimonios territoriales.

?? Por el estado de sujeción de unos hombres a otros derivado del sometimiento de vínculos diversos que ligaban a la mayor parte de la población con sus señores, dedicados a la profesión de las armas.

?? Se dio en esta sociedad, en una primera etapa, una gran fluidez entre las diversas clases sociales, debido a la Reconquista y la Repoblación.

?? Era una sociedad jerarquizada que se ordenaba de arriba a abajo, dando a cada grupo o estamento su propia función social. El individuo sólo contaba en cuanto miembro de su grupo y cada grupo quedaba configurado por el derecho y el pensamiento medievales como estamento u orden, o estado.

Dos de estos estamentos eran privilegiados (nobleza y altas dignidades eclesiásticas) y uno era no privilegiado (tercer estado o estado llano). La pertenencia a un estamento traía consigo el disfrute de ciertos privilegios derivados bien de la costumbre, bien reconocidos por los reyes, los señores o las autoridades de el Iglesia, mediante cartas, pactos o fueros.

Evolución general de la población hispano-cristiana:

Fue en principio reducida, tras la conquista musulmana. Creció lentamente con la inmigración de mozárabes y francos.

El norte (Cantábrico y Pirineos) no conquistado recibió gentes del sur, aunque, ante lo escaso y pobre del suelo, muchos permanecieron en Al-Andalus donde se respetaron sus costumbres y creencias. El nordeste, con mejores posibilidades de vida, recibió en cambio importantes migraciones visigodas del sur.

El reino Astur-Leonés al poblar las tierras reconquistadas de la meseta sufrió una notable disminución de población, mitigada solo por la inmigración mozárabe. No paso lo mismo en Cataluña, por no ser territorios abandonados por los visigodos y recibir además migraciones de francos y mozárabes.

En términos generales, la población de la España cristiana aumentó ligeramente los siglos XI y XII, con un crecimiento de villas y ciudades, gracias a la mejoría económica, la menor peligrosidad y frecuencia de campañas militares, y las inmigraciones francas. La población disminuyó drásticamente en el S. XIV por la epidemia de la peste negra.

Elementos sociales:

El elemento social más numeroso fueron los hispanogodos, diferenciándose varios grupos:

?? Los independientes, que permanecieron siempre en las zonas libres de dominación musulmana, ligados a la tradición jurídica visigoda.

?? Los que habiendo permanecido bajo dominio musulmán lo fueron abandonando en diversos impulsos migratorios de creciente importancia en los siglos Xi y XII, incorporándose a núcleos cristianos donde fueron designados con el nombre de mozárabes.

A estos pronto se incorporaron en la España cristiana otros elementos de población, como:

?? los grupos de francos venidos en corrientes migratorias desde al S. IX en que la Marca hispánica se independiza del imperio carolingio. Desde el S. XI, en Cataluña, Aragón y Navarra se llegan a repoblar ciertas ciudades exclusivamente con francos. Además, a lo largo del Camino de Santiago se crean barrios francos en casi todas las ciudades.

?? musulmanes (árabes, bereberes), designados con el nombre de moros, que unas veces emigraron a territorio del norte de la España musulmana aún no reconquistada o al norte de África y otros permanecerían en las ciudades y campos que habitaban anteriormente formando la población mudéjar, sometidos como súbditos a los reyes cristianos que les dispensaban protección.

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?? Además habría bastantes judíos procedentes en su mayor parte de la España islámica, donde habían permanecido casi todas las comunidades hebraicas después de la invasión. Desde el S. XI emigraron a los reinos cristianos por la persecución almorávide, llamando a la España cristiana Sefarad.

Composición de la sociedad:

Tras romperse las bases del sistema social visigodo por la conquista musulmana, perdurando solo los lazos personales, en el S. IX los territorios se reorganizan política y administrativamente, recuperándose las relaciones personales con el rey y la situación de las personas en el régimen administrativo. Aparecen dos factores nuevos: la repoblación y la encomendación o vasallaje:

?? La repoblación llevó a la entrega por el rey a los señores de grandes porciones de territorio con sus habitantes, en régimen señorial

?? La relaciones de encomendación y vasallaje se generalizaron, sustituyéndose la vinculación a la tierra por una vinculación personal.

En los siglos XI y XII aparecen nuevos grupos: los antiguos propietarios libres que no habían caído en la encomendación y los habitantes de las ciudades o burgueses, artesanos y mercaderes que no vivían de la tierra y no estaban sometidos a ningún señor.

La sociedad altomediaval hispano-cristiana se componía de dos grandes grupos de población: hombres libres y los no libres o siervos. Entre los hombre libres, se distingue entre:

?? Maiores o potentiores, es decir, los nobles o estamento militar (caballeros).

?? Minores o infirmiores, los no nobles, organizados en hermandades y cofradías.

En los países de Aragón los tres estamentos eran: el de los mayores (mayors) integrado por barones, obispos, priores de las órdenes militares, abades, condes, etc. El de medianos (mitjans), formado por oficiales de la administración, juristas, médicos, comerciantes, etc y el de los menores (menors), que comprendía lo que en Cataluña se llamó el pueblo menudo, o sea los más humildes de la población urbana y rural (labriegos o payeses).

A) LAS CLASES PRIVILEGIADAS: ALTA Y BAJA NOBLEZA. SU CONDICIÓN JURÍDICA

La nobleza configura el grupo social dominante. Su posición preeminente en la escala social tenía una base material identificada con la posesión de la tierra y con la explotación de los campesinos instalados en ella. Su papel hegemónico quedaba justificado por la importancia de la función de defensa que tenía asignada. En virtud de esa función los nobles ostentaban una serie de privilegios, como la exención fiscal, el que sólo pudieran ser juzgados por sus iguales, o que en caso de daños percibieran indemnizaciones más altas que nos no nobles.

Entre los nobles había ciertas diferencias. Así en el reino asturleonés, conforme se reorganizaba la estructura administrativa, se instauró una clase social de magnates seglares y eclesiásticos, formándose una nobleza de origen burocrático, ligada al monarca por vínculos especiales de fidelidad y dueña de propiedades rústicas que el rey les donaba en recompensa de los servicios. Posiblemente también existió una nobleza de sangre descendiente de los antiguos linajes nobles de la España visigoda y que ocuparía un segundo orden en importancia.

?? A la cabeza del estamento nobiliario se encontraban los magnates (alta nobleza) que poseían extensos dominios territoriales en los cuales disfrutaban de inmunidad. Estos magnates llamados también ricos hombres, con frecuencia detentaban cargos relevantes en la Corte.

?? Por debajo de éstos estaban los infanzones y los hidalgos (baja nobleza). Los infanzones eran nobles de linaje que combatían a caballo (de ahí que también se les llame caballeros infanzones y aunque no tenían ni la potencia económica ni el protagonismo político de los ricos hombres tenían muchos puntos en común con ellos. Fueron numéricamente importantes en Castilla.

Lo que daba cohesión a todos estos grupos nobiliarios era la posesión de unos hábitos de comportamiento y una mentalidad similares. Entre ellos se desarrollan relaciones personales de dependencia que tenían contenidos de carácter militar.

En los países que componían la Corona de Aragón la alta nobleza representaba una minoría numéricamente insignificante, aunque poderosa, sobre la que recayó buena parte del proceso de expansión territorial ya que controló el poder económico y político gracias a las rentas que alcanzaron como recompensa de servicios prestados a la monarquía. En los siglos XI y XII el predominio de la nobleza se

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quebró con en ascenso de la burguesía pero la trayectoria de los magnates catalanes fue diferente de la de los magnates de Aragón.

En Cataluña la alta nobleza estaba integrada por los nobiles rich homes, magnats y barons. Aparte quedaba la pequeña nobleza compuesta por los infanzones o caballeros que llegaron a figurar en Cortes como estamento diferente de los nobles (nobiles y militibus) aunque no existió entre ellos un límite preciso.

La aristocracia aragonesa, al crearse la confederación de reinos a mediados del siglo XII debía de tener un peso específico menor que la catalana, pero consolidó la posición en este periodo. Las causas que lo motivaron fueron, entre otros, que los honores se hicieron hereditarios. Mientras que en Cataluña la monarquía contó con el apoyo de la burguesía en su lucha contra la nobleza, en Aragón los monarcas, faltos de apoyos de la burguesía tuvieron que pactar y transigir repetidas veces con los nobles.La alta nobleza estaba integrada en Aragón por los ricos hombres, mientras que la baja nobleza estaba compuesta por los caballers, milites, donzells, militars y generosos.

El carácter rural de la sociedad aragonesa impidió su evolución posterior hacia formas capitalistas, e hizo de la pequeña nobleza aragonesa una clase inadaptada y perturbadora, víctima de las transformaciones políticas, sociales y económicas. La pequeña nobleza engrosó las filas de funcionarios de la monarquía, formó parte también del clero, e integró casi exclusivamente la milicia de las órdenes militares. Sin embargo la mayoría de sus miembros se dedicó a la explotación de los habitantes del lugar.

Los eclesiásticos, por su parte, también presentaban entre si grandes diferencias. Los grandes dignatarios de la Iglesia procedían familiarmente del grupo de los ricos hombres o de los infanzones eran los arzobispos y obispos. Los abades de los grandes monasterios y los maestres delas órdenes militares se alineaban en las mismas filas que los más poderosos ya que la Iglesia en su conjunto poseía grandes dominios y además participaban de los beneficios del excedente agrícola de los campesinos mediante la recepción del diezmo eclesiástico. En cambio el bajo clero se encontraba más próximo a los sectores populares, aunque a título particular participase de los privilegios propios de su estamento.

B) LOS HOMBES LIBRES E INDEPENDIENTES

1.- Pequeños propietarios rústicos y promoción aristocrática de los villanos.

En España a lo largo de toda la Alta Edad Media un número considerable de hombres libres como consecuencia del proceso repoblador (constituyeron la clase más numerosa de la población) que en los territorios castellano – leoneses eran denominados ingenuos. Carecían de los privilegios de los nobles, pero gozaban de libertad jurídica y económica, y no estaban atados por vínculo alguno de dependencia personal.

Dependían directamente del rey o de algún señor pero sólo en el aspecto jurisdiccional, estando exentos de cargas civiles. Por una parte estaban los campesinos, pequeños propietarios también llamados villanos y por otro los asentados en las ciudades como pequeños comerciantes menestrales o jornaleros, que eran denominados burgueses. Al carecer de privilegios, tenían la condición de pecheros, es decir, los que pagaban pechos y tributos. Itegraban la población rural:

?? Los pequeños propietarios libres, presentes en mayor o menor número en todos los territorios hispanos, amenazados continuamente por la presión de los grandes terratenientes, las malas cosechas, las usurpaciones, etc. Los mas destacados eran los buenos hombres, poseedores de inmuebles propios, pero obligados a pechar.

?? Los cultivadores adscritos a la tierra: eran colonos de miserable condición transmitida de padres a hijos, asimilable a la de los siervos. Al enajenarse la tierra, se transmitía ésta con los hombres que la cultivaban.

?? Los cultivadores no adscritos: habían recibido de los señores tierras en precario, bajo duras condiciones que les podían hacer incurrir en la situación de adscritos.

?? Los encomendados: campesinos que se entregaban voluntariamente con su propiedad a un señor o un monasterio a cambio de protección.

En tierras castellano – leonesas, a partir del siglo X alcanzó gran importancia un grupo que participaba de rasgos comunes con la nobleza: los caballeros villanos. En su origen eran simples labriegos, pequeños propietarios de sus predios que podían costearse un caballo para participar en la guerra en calidad de jinetes, aunque poco a poco, los monarcas fueron concediendo a estos caballeros privilegios que terminaron identificándolos con la pequeña nobleza. Desempeñaron un papel muy importante en la lucha fronteriza, y ofrecían al rey la posibilidad de contar con un ejército potencial del que podía disponer en cualquier momento.

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En el siglo XIII hay un cambio en lo referido al acceso a la nobleza, al actuar la riqueza como un factor determinante para el ascenso social, aparecían así los llamados caballeros de cuantía.

Tanto la caballería como la riqueza constituían los medios de acceso a la nobleza e imprimían a la sociedad un cierto grado de movilidad.

2.- Encomendación y patrocinio: las behetrías

La necesidad de amparo de unos sectores de la población a otros hizo proliferar en la Alta Edad Media las diversas formas de encomendación. La encomendación o patrocinio representa una relación de dependencia personal entre dos hombres libres (uno poderoso y otro menos poderoso) en virtud de la cual uno de ellos entra bajo el patrocinio del otro para obtener defensa y protección a cambio de la prestación de servicios personales, o el pago de unas rentas. Esta figura se desarrolla ampliamente en los primeros tiempos de la reconquista.

La encomendación podía ser personal o territorial, dando lugar a múltiples formas según la condición de los contratantes:

?? Hombres libres sin tierras y sin cultivar las de otros que ofrecían solo su servicio personal.

?? Hombres libres sin tierras propias, pero cultivando las de otros. Pactaban en mejores condiciones al poder pagar la protección con las rentas de su trabajo.

?? Pequeños propietarios que entraban en encomendación para salvar sus bienes.

?? Pequeños propietarios o gentes sin tierras que se ponían bajo la protección de un monasterio o iglesia (oblación). En este caso el desvalido hacía donación de su cuerpo, incurriendo en servidumbre, aunque el usufructo de sus bienes podía conservarlo algún hijo a cambio del pago de un censo.

Los encomendados personales eran los que se comprometían a servir a un señor que les concedía la posibilidad de ocupar un territorio donde poder trabajar. Los encomendados territoriales eran pequeños propietarios que a cambio de protección y defensa entregaban sus tierras a un señor, total o parcialmente, reteniendo únicamente sobre ellas un derecho de disfrute.

Unos y otros reciben el nombre genérico de colonos, collazos o pageses. Estos labriegos dependientes, que constituían el grupo más numeroso de los encomendados, trabajaban en calidad de colonos en tierras ajenas, entregando censos y realizando sernas, habiendo llegado muchos a esa situación de dependencia de hecho (aunque jurídicamente fueran libres) por la inseguridad social y económica en que frecuentemente incurrieron los pequeños propietarios en la Alta Edad Media.

En Aragón fueron mas numerosos que en la meseta los campesinos víctimas de la opresión señorial, sobre todo desde el S. XII.

Entre las diferentes formas de constituirse una encomendación territorial, una muy frecuente en tierras de Galicia, León y Castilla fue las behetrías (o benefactorías), que constituían una relación voluntaria entre dos hombres libres que podían romperse por cualquiera de las partes, conservando el patrocinado todos sus bienes y pudiendo elegir otro patrono (behetrías “de mar a mar” o “de linaje”).

A finales del XIII apareció un texto jurídico breve denominado “Las Devisas” en el que se recogían los derechos y prestaciones que los señores de behetría (llamados deviseros) podían exigir de sus protegidos. El Fuero Viejo de Castilla dedica el título VIII a los derechos señoriales en los lugares de behetría. Asimismo, a mediados del siglo XIV los lugares de behetría fueron inventariados en un texto denominado “Becerro de las Behetrías” o “Libro de las Merindades de Castilla”.

3.- Burgueses y ciudadanos: la formación del patriciado urbano, cofradías y gremios.

Hasta el siglo XI la población era fundamentalmente agrícola, pero desde el siglo XII se incrementará en todas partes la población libre de ciudades y villas, que van a construir dentro del grupo de los ingenuos una clase social surgida al amparo del renacimiento de la vida urbana con características bien definidas: la burguesía. Aunque no se rompió inmediatamente con las estructuras feudales de la sociedad, la aparición de los burgueses puso de relieve la inadecuación de los lazos privados feudales para ordenar las relaciones de los gobernadores con la comunidad. Pero el peso de la burguesía fue escaso en la Península, con excepción de Cataluña y Valencia.

La población de las ciudades creció considerablemente desde el S. X. Y sobre todo el S. XII. Las instituciones municipales protegían a los burgueses de la encomendación y del régimen señorial, y dentro de las murallas todos los hombres eran jurídicamente iguales. Con la formación de sólidos patrimonios

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apareció el patriciado urbano, que constituyó la clase dirigente de la ciudad. Los reyes habían de acudir con frecuencia a la financiación proporcionada por los habitantes de las ciudades.

En las ciudades la práctica de los oficios agrupó a los artesanos en corporaciones profesionales para la defensa de sus intereses comunes y la reglamentación del oficio. Tales corporaciones en las cofradías y los gremios (también llamados universidades), que tuvieron su origen en la Alta Edad Media, aunque se desarrollan fundamentalmente a lo largo del siglo XIV y XV sobre todo en Cataluña.

?? Las cofradías fueron asociaciones similares a los gremios, aunque probablemente anteriores en el tiempo. Se caracterizan por ser asociaciones voluntarias que agrupaban a quienes ejercían un mismo oficio, con finalidades piadosas, de beneficencia, previsión social y socorro mutuo entre los cofrades, unidos bajo la advocación de un santo patrono.

?? Los gremios eran corporaciones profesionales de trabajadores unidos para el perfeccionamiento técnico de oficio y para la defensa de la competencia. Eran asociaciones cerradas, jerarquizadas y forzosas que monopolizaban un determinado oficio, tanto en su aprendizaje como en su práctica. Se constituyen con arreglo a un estatuto escrito – ordenanzas – y eran reconocidos por el municipio de una ciudad, que ejercía su inspección sobre el gremio. A finales de la Edad Media los gremios eran corporaciones con plena competencia en la reglamentación del trabajo, investidos de jurisdicción y facultades de vigilancia sobre la actividad de gremios y elementos esenciales de la vida urbana.

C) LAS CLASES INFERIORES: COLONOS, SIERVOS Y LIBERTOS

Durante la Alta Edad Media una gran masa de población estuvo en situación intermedia entre la libertad y la falta de ella, siendo, por tanto, semilibres.

El grado inferior de la escala social lo ocupaban los siervos que carecían de capacidad jurídica y estaban bajo el dominio de otro que podía disponer de ellos como de cosas. Aunque por influencia del cristianismo la condición de los siervos había mejorado notablemente, fueron muy numerosos.

La necesidad de mano de obra para cultivar la tierra dio lugar a asentamientos de muchos siervos en el campo (siervos rurales) que quedaron pronto adscritos a la tierra y que podían ser vendidos con el predio. A estos se asimilaron los hombres que cultivaban las tierras de otros aceptando las condiciones que imponía el dueño (que les asimilaba a los siervos), los colonos o siervos de la gleba. Sus condiciones de vida debieron ser similares a las de los encomendados territoriales. Por otra parte, existieron los siervos fiscales, reales o eclesiásticos quienes gozaban de condición de vida mejores que las de algunos simples libres.

Se adquiría la condición de siervo por cuatro causas:

?? Nacimiento: la condición de servidumbre era hereditaria.

?? Cautiverio: muy frecuente por causa de las campañas militares.

?? Deudas comunes que solo se podían pagar entregándose en servidumbre al acreedor, o deudas por causa de delitos.

?? Consentimiento voluntario: una espacie de autoventa, como en el caso de la oblación.

La condición de servidumbre tendió a mejorar, en términos generales, en la Alta Edad Media, siendo posible salir de esa situación a través de ciertos mecanismos, como el rescate o la recepción del bautismo que convertían al siervo en liberto.

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LECCION 19: FEUDALISMO Y DERECHO FEUDAL

I. EL FEUDALISMO EN LA EUROPA MEDIEVAL

A) EL FEUDALISMO CLASICO

El feudalismo fue la forma de organización social y política extendida en la Alta Edad Media por toda Europa Occidental, como resultado de un proceso complejo que se fraguó en el reino franco en los siglo VII y XI y que cristalizó en un sistema definido por la asistencia de un poder público débil e incapaz de ofrecer seguridad a los súbditos que ocasionó la proliferación de los vínculos dependencia entre unos hombres y otros, y por la desmembración de la soberanía en beneficio de los poderosos que tendieron a la autonomía en sus tierras.

El feudalismo no representó la desaparición del Estado, sino la creación de un estructura específica del mismo según la cual la relación rey – súbdito no se rompe pero se debilita por la interposición de instancias intermedias que comportan la generalización de los lazos de dependencia personal.

El feudalismo surge por la proliferación de relaciones feudales de tipo personal que se sintetizan en dos instituciones complementarias: el beneficio (cesión de tierras a cambio de prestaciones específicas) y el vasallaje (relación personal entre señor y vasallo por la que aquel protege a éste a cambio de fidelidad y servicios). Se caracteriza por la hegemonía de la clase social con atribuciones militares.

El feudalismo es una realidad histórica compleja con origen en el Bajo Imperio romano y que aflora en la Alta Edad Media, sobre todo en Francia, Alemania, Inglaterra y el reino de Borgoña. En España se proyectó con cierta intensidad en Cataluña por sus vínculos con el imperio carolingio.

B) LA REVISION CRITICA: EL PROBLEMA DEL FEUDALISMO CASTELLANO

Existen dos corrientes principales de interpretación acerca de la naturaleza:

?? Por una parte, la institucional y técnica o restringida, representada por Sánchez Albornoz y García de Valdeavellano, quienes consideraban que para que existiera feudalismo tenían que existir feudos, y que por tanto en España aunque si hubo régimen señorial inmunidades e instituciones feudo-vasalláticas, ello supuso únicamente una concesión parcial de jurisdicción y de poderes públicos. Por consiguiente, no hubo feudalismo propiamente dicho salvo en Cataluña por influencia franca.

?? Por otra parte la concepción socioeconómica, ampliamente defendida por los historiadores de formación marxista, entiende que, por ser el feudalismo un sistema económico – o modo de producción- precapitalista, para hablar de su existencia o inexistencia lo determinante es observar si hay o no relaciones de dependencia en el sistema y en la organización social. Esto equivale a asimilar feudalismo con régimen señorial, y a asegurar que en España si hubo feudalismo desde la época romana hasta el siglo XIX en que fueron abolidas sus principales instituciones.

La cuestión del feudalismo castellano había sido negada por la historiografía clásica desde los siguientes argumentos:

?? Cuando Francia experimentaba las profundas transformaciones que habían de conducir al régimen feudal, en los siglos VIII y IX en España a penas existían territorios cristianos, ni existían un poder real, ni una corte, ni una nobleza consolidada.

?? Las primeras zonas repobladas de la Meseta lo fueron con gente libre, por lo que predominó la pequeña propiedad. La nobleza no había adquirido aún sus grandes dominios y era frecuente que el rey retribuyera sus servicios en dinero sin tener que acudir a las donaciones de las tierras. No de daban, por tanto, los elementos propicios para el desarrollo del feudalismo (nobleza poderosa, gran propiedad, etc).

?? Siglos más tarde, al recibirse los gérmenes del feudalismo, habían surgido ya los obstáculos que en todas partes prepararían la ruina del mismo: el auge de la clase libre, el nacimiento de las municipalidades y la recepción del derecho romano.

?? Únicamente las regiones de Extremadura, Andalucía y Murcia los nobles recibieron grandes territorios y vino a cuajar allí un régimen señorial que ya resultaba extemporáneo para modificar la organización fundamental sobre la que se había asentado la sociedad en León y Castilla.

El término feudo tiene escasa circulación en las fuentes del derecho, y la institución que representaba no se diera en su forma más acabada parece claro que lo más virtual de las estructuras feudales (el régimen

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señorial y las inmunidades) si caló en todos los reinos de la Península. Es evidente que hubo régimen señorial y que el señorío es una institución de estirpe feudal, que representa una desmembración de la soberanía.

Las primeras manifestaciones feudales en los reinos de Castilla y León aparecieron hacia el siglo XI en forma de donaciones de tierras del rey a los nobles (continuando la tradición visigoda con carácter temporal o vitalicio y con carga de servicio militar) llamadas prestimonios, que pueden ser equiparados a feudos incompletos y que dieron lugar en esos territorios a una retícula de señoríos, relativamente compacta en la Meseta y Andalucía, y más discontinuos y menor en el resto del reino. A parte, en los reinos de la Meseta se dio un cierto desarrollo de las inmunidades, pero no se llegó en ningún caso a una independización total respecto de los reyes.

A diferencia de lo ocurrido en Castilla en los territorios catalano-aragoneses (zona de influencia franca) se desarrolló temporalmente el proceso de infeudación, cristalizado en un sistema de características similares al régimen feudal franco.

B) ORIGENES DEL FEUDALISMO. TEORIAS

El origen del feudalismo se encuentra en el Bajo Imperio romano, y afloró en la Edad Media tras la destrucción del aparato estatal, al sustituirse los vínculos jurídico-políticos entre los súbditos y el rey por relaciones de dependencia personal de naturaleza jurídico-privada.

?? La teoría de E. Brunner considera que el feudalismo se origina con la entrega de tierras o feudos in prestimonio por Carlos Martel como recompensa por los servicios de sus caballeros al frenar a los invasores musulmanes en la batalla de Poitiers. A partir de entonces se generalizaría el llamado feudalismo militar franco.

?? A. Dopsch sostiene que la formación de la caballería franca es anterior, retrotrayéndose los orígenes del feudalismo al Bajo Imperio. Posteriormente, Von Schwerin afirmó que aunque hubiera tropas a caballo en el reino franco antes del S. VIII, es entonces cuando se forma una numerosa tropa ecuestre mediante entrega de tierras en beneficio.

?? En España, Sánchez Albornoz señaló la importancia del prefeudalismo visigodo.

II. LAS INSTITUCIONES FEUDALES: Elementos de la relación feudal:

?? Personales: el señor y los vasallos, según la siguiente escala:

1. Emperador y Papa como señores supremos.

2. Los reyes, como vasallos del Papa, del Emperador o de otro rey, y señores a su vez de otros.

3. Duques, condes y jefes militares, vasallos de los anteriores y señores de colonos y siervos.

4. Colonos, que podían ser señores de otros semejantes o inferiores y a su vez vasallos de todos los anteriores.

?? Reales: el feudo o conjunto de bienes que el señor donaba al vasallo en concepto de beneficio para su manutención y servicio a cambio del vasallaje. Podía a su vez subinfeudarse.

El feudo en esencia era la tierra y la propiedad y resultó de la fusión de las dos figuras jurídicas de raigambre en el reino franco: el beneficio (elemento real) y vasallaje (elemento personal). Si bien no se dieron en la Península en toda su extensión si se dieron parcialmente.

A) EL VASALLAJE

Según Valdeavellano el vasallaje era una relación de servicio, amistad y protección pactada entre dos hombres de condición social noble, por la que uno de ellos (el vasallo) vinculaba su persona a otro (el señor) jurándole fidelidad, comprometiéndose a servirle, especialmente en la guerra, y recibiendo del señor sustento, mercedes y dones especiales. El vasallaje fue en sus orígenes una relación de encomendación o patrocinio, pero la índole noble de los servicios armados que los vasallos debían a su señor, pronto dio a la vinculación vasallática su carácter peculiar. El vínculo que así establecía no mermaba la liberad del vasallo, que sólo quedaba obligado a guardar fidelidad al señor, a defenderle con las armas, a seguirle en la guerra y cuando el señor lo requiriese, su servicio, consejo o compañía.

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El pacto o contrato feudal se establecía en la ceremonia del homenaje (que se perfeccionaba con el juramento de fidelidad y el beso) en las que las dos partes (señor y vasallo) se comprometían libremente.

La obligaciones contraídas por el señor eran:

?? Proteger al vasallo militar y judicialmente.

?? Atender a su sustento, en caso de necesidad.

?? No imponerle mas cargas que las acordadas.

Por su parte, el vasallo quedaba obligado a:

?? Prestar al señor auxilio militar y consejo.

?? Entregar una garantía proporcional a la valía del feudo.

?? Guardar fidelidad al señor y prestarle los servicios acordados.

B) EL BENEFICIO

Los señores acostumbraban a recompensar los servicios de sus vasallos cediéndoles tierras en beneficio por el plazo de vida del vasallo primero, y a partir del siglo IX de carácter hereditario, siempre que el heredero fuese vasallo del señor otorgante. Posteriormente se exigió que inmediatamente después de la prestación del homenaje se entregase al vasallo una tierra en beneficio. En los reinos hispánicos resultó habitual la entrega de tierras en tenencia temporal o vitalicia, constituyéndose prestimonios, que a diferencia de los que ocurrió en otras zonas de Europa, en ocasiones fueron concesiones temporales, revocables, nunca objeto de transmisión hereditaria.

El prestimonio comúnmente otorgaba al prestatario el derecho al usufructo, no a la propiedad de la tierra. Podía consistir asimismo en el disfrute de oficios o regalías, que no podían ser cedidas en beneficio.

A partir del S. XI se transformo el beneficio en feudo, institución ésta que reunía ya en sí misma los caracteres del beneficio y el vasallaje.

C) EL PACTO FEUDAL Y SUS CONSECUENCIAS POLÍTICAS

Los vínculos de dependencia personal establecidos de manera voluntaria permiten hablar de pacto feudal o contrato feudal, con la consecuencia principal del fraccionamiento del poder político. Favoreció la formación de una clase guerrera profesional – la nobleza, quedando la propiedad de la tierra fragmentada entre el dominio útil del sujeto que cultivaba la tierra y el dominio eminente del señor. La feudalización de la tierra ocasionó el desarrollo del régimen señorial y la feudalización de los oficios públicos.

1.- Feudalización de la tierra: señoríos y condados feudales

Ya en la monarquía astur-leonesa existía la inmunidad, que permitía al señor percibir tributos, cobrar penas pecuniarias y organizar la defensa de su dominio exigiendo prestaciones militares de sus vasallos.

En Castilla la inmunidad debilitó la relación rey-súbditos al establecerse cotos cerrados o redondos, en los que el señor ejercía el derecho de no entroito, vetando el acceso a sus tierras de los oficiales del rey.

Cataluña sí se organizó desde el S. XI, por influencia del Imperio carolingio, en estado feudal, con los condes transmitiéndose por herencia sus condados. El Conde de Barcelona, en la cúspide, concedía beneficios e inmunidades a otros condes.

2.- Feudalización de los oficios públicos.

Otra consecuencia del sistema feudal fue la concesión por parte de los reyes de oficios y funciones públicas a individuos ligados a ellos por vínculos de vasallaje., adquiriendo los cargos y funciones públicas el carácter de beneficios.

La consideración del oficio público como beneficio facilitó la patrimonialización de los oficios, transformándose en bienes heredables, y la privatización de las funciones públicas.

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III. EL DERECHO FEUDAL

A) LOS LIBRI FEUDORUM

De la recopilación de leyes y capitulares dictados para la Lombardía regulando las relaciones feudales surge el S. XI el Liber Papiensis. La reelaboración sistemática de este libro lleva después a una nueva versión: La Lombarda.

Esta recopilación de derecho feudal será usada en la elaboración de los Libri Feudorum o libros de los feudos, de los que nos han llegado tres versiones:

?? Redacción obertina o Compilatio Antiqua: selección de textos de La Lombarda con unas cartas adicionales del juez Oberto de Orto.

?? Redacción arzidoniana: añadía a la anterior constituciones de Federico I, así como la Summa feudorum de Jacobo de Arzidone.

?? Redacción vulgata o accursiana: añadía a la anterior leyes de Lotario III, Federico I y Enrique IV. Fue la versión usada y citada por el jurista Accursio, y fue la mas divulgada al ser impresa.

B) EL DERECHO CATALAN

El vasallaje de los condes de la Marca Hispanica a los monarcas carolingios propició la recepción del Derecho y las instituciones feudales. La actividad normativa-judicial era realizada por el Conde de Barcelona (mas tarde rey) con su Curia, recopilándose las resoluciones o usualia a instancias de Ramón Berenguer I, y añadiéndose nuevos usos con Alfonso I.

Los usatges pretendían suplir los vacíos y deficiencias del Liber Iudiciorum. Incluyen algunos capitulares dictados por los monarcas francos para la Marca Hispánica. La versión mas divulgada, la vulgata, recibió sanción oficial con Jaime I, como ley aplicable con preferencia al derecho común y al Liber Iudiciorum.

Otras recopilaciones de Derecho catalán:

?? Consuetuts generals de Cathalunya, 20 capítulos sobre tenencia de castillos, herencias, abandono o venta de feudos, etc, elaborados en la segunda mitad del S. XIII.

?? Commemoracions de Pere Albert, asesor de Jaime I, redactó 43 cuestiones prácticas de derecho feudal catalán, mas 9 casos en que el vasallo pierde la tenencia del castillo.

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LECCION 20: EL DERECHO MEDIEVAL

I. NATURALEZA DEL DERECHO MEDIEVAL

A) LA TESIS GERMANISTA

La existencia, en el derecho español altomedieval, de situaciones desconocidas por el Liber Iudiciorum y de cierta similitud con la legislación de los pueblos germánicos, llevó a los historiadores del XIX a plantear la existencia de un derecho consuetudinario godo de origen germánico que había pervivido en estado restringido en ámbitos rurales al margen de la romanizada legislación del Liber.

Se supuso que tras la caída de la monarquía visigoda y el derecho oficial del Liber, la población goda, refugiada en el norte de la Península, había comenzado a aplicar abiertamente dicho derecho popular germánico fijando lo posteriormente escrito en cartas pueblas y fueros municipales.

Se han formulado varias objeciones a estas tesis. Fundamentalmente se basan en la improbabilidad de que una minoría de godos consiguiera mantener un derecho consuetudinario frente al resto de la población visigoda e hispanorromana que aplicaba el Liber o el derecho romano.

Los autores españoles y extranjeros han estudiado el derecho español altomedieval han trabajado preferentemente con la documentación de los siglos XII y XIII, en menor medida del XI y escasamente con la de los siglos VIII-X, debido a la parquedad de las fuentes.

Es, paradójicamente , en estos siglos “mudos” de crisis política y teórico auge del derecho consuetudinario donde se constata una creciente aplicación del Liber y una mínima presencia de “germanismos” en comparación con los siglos XII y XIII.

B) LA REVISION CRITICA

También se ha tratado de explicar la originalidad del ordenamiento jurídico altomedieval en la influencia ejercida por el derecho de los pueblos del norte peninsular sobre los refugiados hispanogodos que luego repoblarían las zonas reconquistadas a los musulmanes. García Gallo sugirió esta hipótesis aunque luego matizó que junto a este factor había que tener en cuenta también el derecho consuetudinario originado por las necesidades de la práctica.

No tenemos apenas noticias de las características de los derechos de los pueblos del norte de la península en torno a los siglos IX-XI. La tesis prerromanista o celtista se basa en la relativa independencia mantenida por estos pueblos frente a los romanos y los visigodos, y a la romanización jurídica representada por el Liber. Por eso extraña, que, pese a la aversión de estos pueblos a los godos, no conste el rechazo de aquellos a que éstos se refugiaran en sus tierras huyendo de los musulmanes. Pero parece probado por la documentación que fueron integrados en la tradición romano – visigoda del Liber.

Una tercera explicación “romanista” considera el derecho altomedieval como una prolongación de la tradición jurídica romano – vulgar, que tras la caída del Imperio Romano, continuó a partir de la monarquía visigoda y después de ella de manera autónoma. Según esta interpretación la legislación del Liber tuvo una aplicación generalizada en el reino visigodo y los desfases entre el derecho oficial y el de la práctica se debieron fundamentalmente al creciente grado de feudalización de la sociedad visigoda, pero no a un divorcio entre la supuesta legislación romanizante y un derecho consuetudinario germánico. Durante la Alta Edad Media, el Liber seguiría aplicándose como un derecho general o subsidiario respecto a los fueros municipales, que sería un derecho especial surgido para dar respuesta a las nuevas necesidades de la práctica.

Esta tesis puede incurrir en un excesivo reduccionismo amparado en la prolija legislación romana que proporciona al investigador precedentes jurídicos de prácticamente cualquier institución medieval.

Parece mas razonable entender el derecho medieval como una evolución de la tradición jurídica visigoda creada en torno al Liber Iudiciorum, que al ir quedándose paulatinemente desfasado originó la aparición de un derecho nuevo.

Para resolver el problema o al menos adoptar un criterio sobre el asunto, es preciso examinar la documentación jurídica de la época.

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II. LOS SISTEMAS JURIDICOS EN LA ESPAÑA ALTOMEDIEVAL

A) EL REGIMEN VISIGODO

Los partidarios de la tesis germanista afirman que la caída de la monarquía visigoda supuso también la desaparición de la maquinaria administrativa que imponía un derecho romanizado (el Liber) ajeno a la realidad jurídica de la mayoría de los habitante de áreas rurales, y con ello, el florecimiento y revitalización del derecho consuetudinario de raíz germánica.

Pero la escasa documentación jurídica procedente del reino astur refleja una aplicación del derecho coherente con el Liber Iudiciorum. Sabemos que la ausencia de ejemplares del Liber y de la crisis política condicionaron decisivamente la posibilidad evolutiva del derecho. Es significativo que muchas de las nuevas prácticas jurídicas nacieron a la sombra de la ley gótica, es decir, para completar, adaptar, matizar o reformar, el Liber. Otras prácticas sin respaldo en la ley goda buscan esa legitimidad invocando una falsa ubicación en el texto. Las menciones expresas a preceptos del Liber sólo aparecen después de la segunda mitad del siglo X, posiblemente acompañando a la entrada de población mozárabe. Hasta ese momento, las referencias a la ley son todas genéricas, unas veces citando de memoria el texto visigodo, otras inspirándose en él, algunas siguiendo colecciones de fórmulas de época visigoda.

Suponemos que ese derecho consuetudinario procede de la tradición jurídica romano – visigoda, es decir, de costumbres romano vulgares y germánicas. Otras pueden atribuirse fácilmente a la influencia de los pueblos del norte de la península.

Pero la mayoría de estos preceptos procedían de la necesaria adaptación del derecho del Liber a una realidad social, que al contrario que en época visigoda, el monarca se veía incapaz de canalizar.

En cualquier caso la presencia del derecho germánico ajeno al Liber es mínima hasta la primera mitad del siglo XI.

¿Qué derecho se aplicaba en el norte peninsular de los siglos VIII-XI? ¿Derecho consuetudinario? Entre los años 718 al 910, no puede hablarse stricto sensu de vigencia procesal del Liber Iudiciorum en el reino astur, sino de costumbres inspiradas en el derecho visigodo, fenómeno originado por la existencia de un derecho consuetudinario anterior, sino por la ausencia de ejemplares del Liber, lo que obligó a aplicar el derecho siguiendo fórmulas de época visigoda o la tradición oral basada en dicho texto legal.

Entre los años 910 y 1017 hay más de 50 citas al Liber, y 7 invocaciones concretas a un precepto. Esta mayor precisión de las citas pueden deberse a la entrada de ejemplares del Liber en el reino Astur-leonés acompañando a la afluencia de población mozárabe. De la documentación entre el 1017 y 1065 hay también referencias concretas al Liber.

Todo ello demuestra la vigencia y extensa aplicación de las leyes del Liber Iudiciorum. Pero además el análisis de la documentación no prueba la existencia de un ordenamiento consuetudinario germánico.

De haber existido tal ordenamiento jurídico los más de tres siglos que van desde el 711 al 1065 habían sido suficientes para que se documentara la existencia de dicho derecho popular.

En Cataluña, la sustitución del poder político godo por el franco o musulmán no supuso la desaparición del Liber. Tanto musulmanes (por motivos religiosos) como francos (por aplicación del principio de personalidad del derecho) permitieron que los hispani continuaron rigiéndose por sus leyes.

Según Hinojosa “el derecho visigodo subsistió como legislación general en todo el territorio de Cataluña hasta fines del siglo XII, al lado de los Usatges (usos consuetudinarios) que los suplían especialmente en lo referente a las relaciones feudales”.

B) EL REGIMEN DE LAS FAZAÑAS.

A las resoluciones jurídicas se las llamó en la Edad Media fazañas. Los jueces sentenciaban ya aplicando el derecho del lugar, inspirándose en la tradición jurídico romano – visigoda, ya siguiendo su propio criterio (juicio o fuero de albedrío).

Las fazañas se caracterizaban por recoger un derecho arcaico formalista y rudimentario, que con el tiempo conformaría el derecho consuetudinario del territorio. En su acepción amplia, dicho conjunto normativo también fue denominado fuero o fueros.

La ausencia de ejemplares del LI o su rechazo expreso por parte de las capas populares, convirtió a los jueces en auténticos creadores del derecho.

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La tradición liga el orígen del fuero o juicio de albedrío a la independencia de Castilla, que llevó al rechazo del Fuero Juzgo de León.

Hay que interpretar el juicio de albedrío de la siguiente manera: el juez ha de aplicar el derecho de la comarca, y en ausencia de norma, actuar con justicia y equidad. El derecho surgido de las fazañas refleja por tanto la costumbre del territorio surgida de la práctica jurídica, bien adaptando a las nuevas necesidades la tradición jurídica del LI, bien creando derecho nuevo.

Frente a los que sostienen que el nombramiento de jueces en Castilla para dictar fazañas se debió a la revitalización de la asamblea judicial de tipo germánico, parece mas bien que el origen del fuero de albedrío y de las fazañas estaría en el arbitrio judicial practicado desde época visigoda al amparo del LI (2, 1, 15). En la Alta Edad Media librar por albedrío sería inicialmente juzgar por arbitraje, sometiéndose a la decisión de “hombres buenos” libremente aceptados por las partes.

Algunas fazañas fueron recogidas en colecciones o añadidos a Cartas de población o a fueros municipales.

C) EL REGIMEN DE FUEROS: CONCEPTO Y CLASIFICACION

El derecho municipal o local de esta etapa nace como un instrumento jurídico para favorecer la repoblación. Se pretende incentivar el asentamiento de poblaciones en zonas fronterizas con los musulmanes otorgando a los pobladores privilegios económicos, sociales y políticos inexistentes en zonas mas seguras.

El contenido de las Cartas Pueblas o Fueros municipales se concede como derecho privilegiado. A las personas acogidas al fuero se les otorgaba el goce de determinadas ventajas (exenciones de trabajo personal, fiscal, concesión de tierras, etc.). Cuando estos documentos tenían por finalidad contribuir a la repoblación solían denominarse Cartas de población o Cartas pueblas.

El contenido de las primeras Cartas Pueblas o Fueros municipales destaca por su simplicidad y brevedad, con grandes lagunas normativas. Ello hace sospechar la existencia de otro derecho paralelo al contenido en la carta de población, que sería el creado a través de la práctica del LI (Fuero Juzgo), y que constituiría el régimen jurídico general, frente al especial o privilegiado de las Cartas Pueblas o Fueros.

Los Fueros municipales son redacciones del Derecho vigente en una localidad o territorio que reúnen normas de origen diverso: la carta puebla, fundaciones, fazañas del lugar, privilegios otorgados a esa localidad por el monarca u otras autoridades, derecho consuetudinario de la comarca, etc.

Algunos fueros, debido al estatuto ventajoso que dispensaban a sus pobladores vecinos, fueron utilizados como modelo para otras localidades reconquistadas, por ejemplo, los Fueros son las surgidas del Fuero de Sepúlveda y Cuenca.

La monarquía, para unificar el derecho dentro de su territorio favoreció la política de concesión de un mismo texto como fuero municipal para varias localidades creando amplias zonas regidas por una normativa semejante, por ejemplo los Fueros de Alcaraz, de Ubeda, etc. son copias casi literales del Fuero de Cuenca.

La opinión mayoritaria es que las Cartas Pueblas o Fueros recogían el derecho consuetudinario de cada zona que el monarca confirmaba por escrito añadiendo diversos privilegios fiscales, penales, procesales, etc. Además, se añadían algunos preceptos penales ya existentes en el LI, pero alternado el reparto de las penas económicas (caloñas) para ceder parte de las mismas a favor del Concejo.

Clasificaciones:

?? Por su extensión: breves (los mas antiguos) y extensos (los mas tardíos)

?? Por quién los otorga: de concesión real, nobiliaria o eclesiástica, o incluso concejil.

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LECCION 21: LA RECEPCION DEL DERECHO COMUN

I. LA RECEPCION DEL DERECHO COMÚN El nacimiento del llamado “Derecho común” aparece relacionado con el complejo cultural al que llamamos Renacimiento, basándose en la legitimidad reconocida al Derecho romano justinianeo. Desde el S. XI, en la formación y concepción del “ius commune” se combinan elementos viejos y nuevos, implantando la validez universal de un derecho que, superando disparidades y diferencias regionalistas de la España de los cinco reinos, utiliza el derecho justinianeo como “lex imperii”, entrecruzando el Derecho romano con el Derecho canónico y el Derecho feudal.

N.A.: El derecho común es un fenómeno de la evolución general de la ciencia jurídica que da contenido a un tipo de derecho específico resultante del cruce del derecho romano justinianeo y derecho canónico (como componentes principales) y el derecho feudal y el derecho mercantil (como componentes secundarios). La denominación derecho común hace referencia al derecho que se desarrolla en los territorios hispánicos entre los siglos XII y XVIII, lo que implica un ámbito cronológico muy amplio que se inicia con la invasión no violenta de una corriente conceptual jurídica, cultural e ideológica procedente de Europa, que será recibida e incorporada con intensidad desigual y en momentos diferentes por las diversas culturas jurídicas de la Península.

Derecho común es traducción del ius commune y acoge la realidad de un mismo derecho para las diferentes comunidades políticas de la Baja Edad Media, que habían servido de base a la expansión del Imperio Romano, es decir, lo que actualmente es Europa Occidental.

Respecto a las causas que originaron este tipo de derecho común se ha dado varias explicaciones historiográficas, pero la más acertada es la que liga el fenómeno con el resurgir que Europa experimentó hacia el siglo XII, con un notable aumento de la población, en la revitalización de la vida agraria y la proliferación de las ciudades y con la intensificación del tráfico de mercancías propiciada por la apertura de grandes rutas comerciales y de personas que también en el siglo XII atravesaban largas distancias desde el norte hacia el sur de Europa por las cruzadas.

De acuerdo con esta explicación, estas causas provocaron cambios importantes en los modos de vida y reclamaron una renovación normativa que supera la dispersión altomedieval que resultaba inoperante para esa diferente realidad. La nueva ciencia jurídica fue proporcionando a corto plazo por el resurgir del derecho clásico, que habiendo pervivido de forma legendaria, sólo podía recrearse a través de su estudio en los textos que de él se habían actualizado en la época de Justiniano.

Por otra parte en esa misma época, también la Iglesia poseía ya su propio derecho generando fundamentalmente por los cánones de los Concilios y por las disposiciones de los Papas, llamadas decretales.

Al derecho justinianeo y al derecho canónico hay que añadir como componentes del derecho común, el derecho feudal lombardo expresado fundamentalmente a través de las influencias de los Libri Feudorum, y algunas fuentes del derecho mercantil, principalmente procedentes de la zona del Mediterráneo, como el Libre del Consolat del Mar.

Las otras obras más destacables para la difusión del derecho común fueron:

?? Exceptiones Petri Legum Romanorum o, lo que es lo mismo, extractos de las leyes romanas hechas por un jurista llamado Pedro. Es una refundición de obras anteriores inspirada en el Código de Justiniano, compuesta por cuatro libros dedicados a temas de derecho penal, procesal y organización judicial, de cuyo autor sólo conocemos el nombre y que se data en el siglo XI.

?? Lo Codi. Es una obra teórico-práctica de origen anónima, redactada probablemente durante el periodo entre 1149-1162. Contiene una exposición general del derecho realizada básicamente mediante una síntesis crítica del derecho justinianeo, escrita en lengua provenzal que pronto se tradujo al castellano, francés, catalán, y latín, por lo que alcanzaría gran difusión.

A) UNUM IMPERIUM, UNUM IUS: EL DERECHO COMUN COMO DERECHO IMPERIAL

Mas allá de nuestras fronteras se estaba gestando desde el S. XI lo que podemos denominar el origen de Europa, partiendo de elementos jurídicos como la obra de Justiniano (Instituciones, Digesto, Código y Novelas), desde 1585 denominada “Corpus Iuris Civilis”, la labor del Derecho Canónico, con Graciano y los decretalistas, y el Derecho feudal y sus influencias germanistas.

En los S. XI y XII Europa responde al Imperio del Islam con “unum imperium, unum ius” utilizando para ello el derecho de una sociedad con una organización jerárquica de poderes inspirada por los principios evangélicos y regida por el Papa y por el Emperador, con la consecuencia de la creación nde un solo Derecho civil.

La idea de restablecer el antiguo Imperio Romano fue patente en los monarcas alemanes, que, a partir de Otón I se consideraban restauradores del Imperio Carolingio y aparecían con el título de emperador de romanos inspirándose en la recreación del derecho romano como único del Imperio, y considerando que debía existir un único derecho para un único imperio: “unum imperium, unum ius”

B) EL DERECHO COMUN ROMANO-CANONICO

1.- El derecho romano: la Escuela de Bolonia y los glosadores

La obra de Justiniano no fue muy difundida ni conocida del S. VI al XI. En este tiempo, las escuelas monacales y episcopales en Italia se centraban en explicar las ciencias y conocimientos (trivium y

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cuatrivium), no ensañando Derecho como materia independiente, sino tan solo incluyendo algunas nociones como parte del estudio de la retórica. Las fuentes para ello eran resúmenes y fragmentos del Codex.

Desde el S. XI, los cambios en Europa con el nacimiento de los grandes núcleos urbanos propiciaron el estudio del Derecho romano en los textos de Justiniano, rescatándose del olvido el Digesto.

La recuperación de la obra justinianea se debe a la Escuela de Bolonia, destacando sus juristas: Irnerio y sus discípulos. Estos iniciaron una nueva forma de estudio del Derecho, otorgándole su propio lugar como saber y ciencia y utilizando para ello el estudio del Digesto.

La glosa fue su método de trabajo, que consistía en la exégesis textual de los párrafos comentados: explicaban y fijaban el alcance de cada término, los glosaban, los analizaban, los aclaraban y relacionaban con otros conceptos. Suponía realizar un esfuerzo comprensivo del texto leído, tanto en su literalidad como en su contexto, es decir, se trataba de llegar al espíritu del escrito o mens legis inspiradora de cada precepto. Partiendo de ese principio metodológico, los glosadores trataban de llegar a la construcción sistematiza de dogmas jurídicos armónicos y lógicos entre si.

Estos estudios, junto con los del Derecho canónico, fueron esenciales para la difusión del Derecho común: los sucesores de aquellos juristas, como los comentaristas Accurzio o Bartolo de Sassoferrato, lo extenderían posteriormente por toda Europa.

2.- El derecho canónico: Graciano y los decretalistas

Junto con el derecho romano y el Digesto, el derecho canónico representa el otro pilar fundamentalmente de la recepción del derecho común.

En el S. XI, el Papa Gregorio VII impulsó la unidad del derecho de la Iglesia, encaminada a elaborar un derecho canónico de ámbito universal dictado desde Roma. El Derecho canónico nuevo y unificado debía construirse bajo la dirección del papa y sobre la base de las resoluciones y respuestas pontificias, mas que sobre cánones conciliares. El monje Graciano, en Bolonia, realizó entre 1140-1142 una obra conocida como el Decreto de Graciano que en realidad se titulaba Concordia discordantium canonum para sistematizar y ordenar los texto canónicos contradictorios. Graciano acertó al separar la teología del derecho canónico. Al igual que habían hecho los glosadores con la obra de Justiniano, el Decreto fue comentado y estudiado por los llamados “decretistas”, juristas-teólogos especializados en el estudio del Decreto de Graciano.

Las “Decretales” fueron las respuestas dadas por los papas a cuestiones de contenido jurídico planteadas por los particulares. Dada su importancia, el papa Gregorio IX encargó a Raimundo de Peñafort la elaboración del Liber Decretalium o Decretales de Gregorio IX, promulgado en 1234. Mas tarde Bonifacio VIII encargó una nueva recopilación: el Librus sextus, que se uniría a las Decretales de Gregorio IX. Clemente V añadiría después las Clementinas, o Liber Septimus.

El Decreto de Graciano y las Decretales de Gregorio IX serán estudiadas y cometidas la primera por los denominados decretistas y la segunda por los decretalistas y constituirían las fuentes más directas por la formación del Corpus Iuris Canonici, así como para la elaboración en el siglo XX del Código de Derecho Canónico.

Como tercer elemento del Derecho común hay que destacar el Derecho feudal, con su fuente principal en los Libri feudorum, en especial la redacción reelaborada por Accursio.

C) EL TRIUNFO DEL DERECHO COMUN:

1.- Los comentaristas

Desde el S. XIII, a los juristas que siguen la labor de los glosadores se les conoce como comentaristas. Su técnica en la elaboración de comentaria recibió el nombre de “mos italicus”, al desarrollarse sobre todo en las Universidades del norte de Italia, aunque se ampliase en Francia.

Los comentaristas elaboran la ciencia jurídica profundizando sobre problemas concretos surgidos de la práctica, considerando los textos romanos fundamentales, pero no intocables, siendo instrumentos de los que servirse para resolver equitativamente casos prácticos.

El comentarista mas importante fue Bartolo de Sassoferrato, que planteó la vigencia del derecho municipal o “ius municipale” dentro de un sistema jurídico mas amplio, basado en el Derecho romano, que sería el derecho común o subsidiario. Su principal discípulo fue Baldo de Ubaldis.

En los siglos XV y XVI se desarrolló en Francia una escuela de romanistas más influenciados por preocupaciones filológicas y humanistas, que elaboró el derecho con una orientación distinta conocida como

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“mos gallicus”, acercándose a las fuentes y reconstruyendo las instituciones. Los principales cultivadores del mos gallicus fueron Andrés Alciato y Cujacio. N.A.: Ius commune y ius propium.

En España el fenómeno de la recepción afectó rápida e intensamente a los reinos hispánicos desde el siglo XII en que aparecieron las primeras manifestaciones en Cataluña. En un primer momento los reyes vieron con buenos ojos todo lo que procedía de una misma base conceptual y teórica que justificaba el aumento de poder en sus manos, es decir, el derecho romano, que posteriormente rechazarían ya que al proceder del Emperador recortaba sus competencias. Los reyes hispánicos por un lado fomentaron el estudio universitario y se rodearon de juristas en sus cortes, pero por otra parte defendieron la vigencia preferente de las normas de su derecho propio.

En Castilla será reiterada la prohibición de utilizar para la resolución de los pleitos los textos legales diferentes a los nacionales y sólo en un momento tardío, a mediados del siglo XIV, en el ordenamiento de Alcalá, Alfonso XI fijaría un orden de prelación de fuentes en el que el derecho común figuraría como derecho supletorio al que se podía recurrir en caso de que resultasen insuficientes el derecho real y el derecho local. Pero tras las sucesivas contradicciones todavía a principios del XVI, la ley primero de las leyes de Toro de 1505 reiteraba la prohibición de aplicar el derecho común.

Cataluña fue el país hispánico donde más rápidamente se realizó la admisión del derecho común a través de los Usatges siendo anterior o contemporáneo a los estudios realizados en Bolonia, y ello fue debido a una mayor proximidad geográfica de los centros neurálgicos de irradiación del derecho común. A las cortes de Barcelona de 1251 sería prohibida la alegación a los textos del derecho común. Pero en el siglo XV si se acepta como derecho supletorio.

En Aragón se mantuvo un equilibrio entre el antiguo y el nuevo derecho. A pesar de algunas prohibiciones el derecho común penetró de forma indirecta y se propagó a través de las decisiones judiciales y de la literatura jurídica.

En el reino de Valencia ya desde la reconquista del rey aragonés Jaime I en el siglo XIII fueron acogidos algunos de los principios del derecho común, quedando incorporados al ordenamiento jurídico con el que se dotó desde el principio. Allí sería, por tanto, la misma legislación real la encargada de difundir unos principios jurídicos inspirados directamente en el derecho común, es por ello que los texto valencianos sean los más romanizados de la Península, pero el 1250 el mismo rey especificaba que tanto abogados como jueces habían de basar sus actuaciones en el Fuero de Valencia y no directamente en los principios del derecho canónico.

En Navarra, la penetración del derecho común fue escasa, tardía, y sólo efectiva en aspectos concretos. En 1576 en una disposición adoptada en las Cortes de Pamplona se estableció un orden de prelación de fuentes que sólo permitía la entrada en juego del derecho común en los casos de laguna legal y tras acotar, el derecho real y el derecho local de Navarra.

En Mallorca a finales del siglo XIII se estableció un orden de prelación de fuentes que daba prioridad a la costumbre como fuente del derecho, que admitía como derecho supletorio la posibilidad de acudir al derecho común, aunque con prioridad a favor de los preceptos canónicos, respecto a los principios civiles.

2.- El proceso de difusión: el papel de las universidades

Factores que contribuyeron a la propagación del Derecho Común en España y otros países:

?? Las nuevas circunstancias sociales: creación de núcleos urbanos populosos por toda Europa, integrados por artesanos y mercaderes. En España se manifiesta en Cataluña y Compostela. El florecimiento del ocio, la actividad intelectual y el tráfico de moneda y mercancías requiere en las ciudades un derecho mas elaborado. Esto lleva a la difusión de un Derecho común basado en el romano. Navarra, el País Vasco y Aragón se resistieron a este proceso, que cundió en Cataluña y Compostela.

?? El factor eclesiástico: la Iglesia acumula gran poder, e incorpora una administración fuerte y centralizada, fundada en el Derecho canónico, muy influido por el Derecho romano, y que conforma la otra vertiente del Derecho común. Destaca el poder e influencia de los tribunales eclesiásticos y el hecho de que los juristas que estudian y difunden el Derecho romano en las Universidades son clérigos.

?? Reforzamiento de las monarquías: desde el S. XIII, crece el poder real y se va rodeando del aparato burocrático necesario para reforzar la Administración estatal, siguiéndose los principios del Derecho romano, que daban mayor estabilidad al monarca.

?? La tradición romana: incluso en el Alta Edad Media, el Derecho romano-visigodo mantuvo su vigencia a través de la pervivencia del Liber Iudiciorum.

Junto con estos factores, la labor mas importante en la propagación del derecho común fue la desarrollada por la Universidades, especialmente la de Bolonia, de creación privada (por contraposición a las de fundación eclesiástica o real, como París y Oxford).

Cada Universidad funcionaba autónomamente, según sus propios estatutos, generalmente aprobados por el papa, pero compartían un mismo método y enseñanza del Derecho, impartiéndose la enseñanza en latín.

Solo se enseñaba y cultivaba el Derecho romano-canónico, no estudiándose el “ius propium” o Derecho local o territorial vigente hasta bien entrada la Edad Moderna. El Corpus Iuris Civilis y el Corpus Iuris Canonici eran los únicos textos de estudio. El método era mediante “lectiones”, que consistían en el comentario de un texto legal.

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También se acudía a las “repetitiones” o “relectiones”, ejercicios académicos extraordinarios y solemnes, así como a las “disputationes” o debates entre los doctores de la Universidad en torno a un texto o caso práctico.

Este método se difundió por las Universidades que iban naciendo, como Salamanca (1218), Valladolid (1293), Alcalá de Henares (1293) y, mas tarde, Valencia, Granada, Zaragoza, etc. Paralelamente, en Francia, por las de Montpellier, Orleans o Toulouse.

En 1369 Gil de Albornoz fundó en Bolonia el Colegio de San Clemente para estudiantes españoles, de gran influencia para los juristas españoles.

Con el tiempo, la recepción del Derecho común a través de estos juristas formados en las Universidades se extendió al estudio y elaboración del Derecho de cada reino o Estado. Los juristas así formados ocuparían altos cargos en los consejos de los reyes o en los tribunales de justicia. Muchos monarcas propiciaron la difusión de estas enseñanzas al reforzarles en su poder y sentar las bases del modelo de Administración central que culminaría en el Estado Moderno.

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LECCION 22: EL DERECHO EN LEON Y CASTILLA EN LA EDAD MEDIA

I. CARACTERES GENERALES Concebida la Carta Puebla o el Fuero municipal como una forma de vertebrar jurídicamente el espacio, y, concretamente de regular las relaciones jurídicas entre los habitantes de un Concejo y de éste con el exterior, encontramos dos modelos de fueros municipales altomedievales:

?? Intervencionista: predominante en los territorios del norte del Duero, caracterizado porque el Concejo es administrado por el señor del territorio o por un agente suyo (merinus) y en el que sus habitantes carecen apenas de facultades administrativas o políticas. Es el caso de fueros de realengo como el de León, o de abadengo, como el de Sahagún.

?? Castellano: nacido en zonas fronterizas de la Extremadura, caracterizado por la capacidad de autogobierno que se concede al Concejo (es decir, a los repobladores) el cual nombraba anualmente a los jueces y alcaldes. Con la concesión este tipo de fueros se trataba de estimular o incentivar la repoblación de las zonas fronterizas. El merinus o el dominus villae sólo representan los intereses del palatium y ven muy limitada su influencia en la vida municipal. Su actuación prácticamente se reduce a recibir las prestaciones económicas y personales debidas al señor y a velar por el cumplimiento del fonsado: fueros de Sepúlveda, Logroño, Cuenca, etc.

II. LAS AREAS DE LOS FUEROS

A) LA CASTILLA CONDAL

El Fuero de Castrojeriz del año 974 es el primer fuero castellano y único conservado de la época condal. Concedido por el conde García Fernández, consiste básicamente en una exención de malos foros, es decir, de prestaciones personales y económicas, privilegios penales y procesales, para atraer repobladores.

Se hace mención expresa del homicidio, equiparando la indemnización por la muerte de un villano a la de un noble, y asignando una quinta parte de la caloña o pena pecuniaria al Concejo.

B) FUEROS DEL REINO DE LEON

Fuero de León

Nace de la necesidad de completar y adaptar el Liber Iudiciorum visigodo. Fue promulgado por Alfonso V en 1017 convirtiéndose en un complemento a la legislación general del Reino contemplada en el Liber.

Los 48 preceptos del Fuero de León pueden clasificarse así:

1. Preceptos del Fuero de León que regulan situaciones no previstas en el Liber: para estimular la repoblación, atender a las necesidades militares, establecer garantías personales frente a la arbitrariedad de los funcionarios, favorecer la economía, ,atender nuevas situaciones tributarias, etc.

2. Preceptos que restablecen leyes del Liber: El Concejo había sustituido al monarca y a sus altos funcionario a la hora de nombrar jueces locales, ya fuera por la desaparición de la administración visigoda o por una interpretación laxa del Liber Iudiciorum que autoriza a nombrar jueces consensio voluntatis. El precepto 19 restituye la prerrogativa real para la designación de todos los jueces.

3. Preceptos que modifican leyes del Liber: para favorecer la repoblación, se suavizaron algunas penas.

4. Preceptos que regulan aspectos en abierta oposición al Liber: bien por la debilidad del poder político frente a las facultades de autotutela del grupo familiar, o a las necesidades de mano de obra para combatir a los musulmanes y repoblar tierras.

La pervivencia de la tradición jurídica del Liber Iudiciorum como derecho general del reino de León explica el que varios códices latinos y romanceados del Fuero de León nos han sido transmitidos formando un corpus junto con el texto visigodo.

Hay que destacar el hecho de que los fueros peninsulares anteriores a los demandados fueros de francos no contienen a penas ningún elemento jurídico supuestamente germánico que no pueda documentarse en el Liber (incluyendo aquellas prácticas cuya represión legal demuestran su existencia; la responsabilidad colectiva, la trascendencia penal, la prenda extrajudicial, el rapto prematrimonial, etc.). Contrariamente la

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aparición de instituciones netamente germánicas irrumpen claramente coincidiendo con los fueros de francos y, en general con el desarrollo cultural, económico y social desde finales del XI.

Ello permite suponer que los germanismos jurídicos que aparecen en esta época no son de origen godo sino franco.

Los fueros de Sahagún

El texto que nos ha llegado en la actualidad consiste en una reelaboración de varios Fueros concedidos a Sahagún en épocas distintas:

?? Sobre el año 1085 Alfonso VI concedió fuero a los colonos que poblaban las tierras dependientes del monasterio de Sahagún. De aquí proceden los preceptos mas ventajosos: exención del fonsado, etc. Esta versión es la que pudo extender el monarca a otrras localidades: Oviedo, Avilés, etc.

?? En 110, el abad del Monasterio, a la muerte de Alfonso VI, añade otros preceptos claramente feudales.

?? Como el fuero era gravoso para los colonos en beneficio del monasterio, las tensiones entre los campesinos y el abad del monasterio derivaron en sucesivas revueltas antiseñoriales que concluyeron con un nuevo fuero que confirmó Alfonso VII a mediados del XII.

C) EL FUERO DE LOGROÑO

Fue otorgado por Alfonso VI en 1095 a la población de Logroño. A lo largo del camino de Santiago se establecieron poblaciones de francos que vivían de las actividades comerciales generales en torno a la peregrinación (venta de mercancías y hospedaje) que los monarcas estimulaban mediante la concesión de normativas muy ventajosas.

Llama la atención la simplicidad y el reducido número de preceptos del Fuero de Logroño, que presupone la existencia de un Derecho general basado en la tradición del LI. Los Preceptos del texto logroñes se agrupan en dos categorías:

?? Preceptos forales que estimulan la repoblación: exenciones personales o tributarias; exención de las pruebas del hierro candente, caldaria, pesquisa o lid; garantías a los pobladores frente a los abusos de los sayones: un ejemplo es el precepto del fuero de Logroño (también concedido a Sepúlveda) que faculta matar impunemente a los agentes del rey, que entraran en la casa de un vecino exigiendo prestaciones no contempladas en el texto foral.

?? Excepciones al régimen general del LI con fines repobladores: se sustituyen algunas penas corporales por penas pecuniarias, y en general estas se dividen por mitades para una serie de delitos, asignando una mitad al Concejo, con objeto de aumentar los recursos económicos de las nuevas pueblas.

El éxito del fuero de Logroño hizo que se extendiera a otras localidades de Navarra, Burgos, Santander, País Vasco.

D) FUEROS DE TOLEDO

La toma de Toledo por Alfonso VI el 25 de mayo de 1085 llevó consigo la consolidación de los territorios y repoblaciones entre la línea defensiva del Duero y los pasos del Sistema Central. Desde Toledo podía reorganizarse la actividad bélica y repobladora hacia el sur con la seguridad de estar apoyado por una retaguardia sólida. Alfonso VI había tomado a los musulmanes importantes ciudades próximas al Duero, en los alrededores de la Cordillera Central o en la zona del Tajo.

La política repobladora de Alfonso VI había consistido en mantener en lo posible la estructura económica, social y administrativa de los lugares reconquistados. La razón fundamental se deriva de la escasez demográfica del reino y de la necesidad de contar con la adhesión sin reservas de los núcleos mozárabes, es decir, de los cristianos que habitaban territorios bajo dominio musulmán.

La incorporación de Toledo en 1085 añadió un factor nuevo a la política repobladora, por primera vez caía en poder de los cristianos una gran ciudad musulmana con parte de su población mozárabe (cristiana) a la que por motivos políticos y contractuales, había de respetárseles su organización administrativa e instituciones jurídicas y políticas, su derecho, religión y propiedades. Alfonso VI concedió el gobierno de Toledo al conde mozárabe Sisnando Davidiz, y no consideró oportuna la repoblación masiva de la ciudad. Pero pronto hubo tensiones con los musulmanes, castellanos, francos y mozárabes. Para aliviar estas tensiones es otorgado en 1101 un fuero o carta a los mozárabes siguiendo el ejemplo de otro fuero concedido a los castellanos que poblaron Toledo.

Alfonso VI otorgó dos textos forales a Toledo:

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?? Fuero o Carta de los Castellanos de 1101 concedido a los castellanos que repoblaron Toledo.

?? Fuero o carta a los mozárabes el 19 de marzo de 1101 en que concedía a los mozárabes, entre otras cosas, el derecho de regirse por el Fuero juzgo excepto en materia penal en cuyo caso aplicaría la Carta de los Castellanos.

Toledo ocupaba un lugar privilegiado en el dispositivo estratégico de las rutas y comunicaciones entre norte y sur de la península. Este hecho, junto a la existencia de una mayoría de población mozárabe reafirmó a la monarquía en su decisión de mantener Toledo en el realengo, y además sin conceder tantas facultades de autogobierno como en otros Concejos castellanos.

La política repobladora de Alfonso VII se vio limitada por la necesidad de asegurar la frontera. Ante la necesidad de población hubo que recurrir a la nobleza, y a las órdenes militares para que organizaran la reconquista y la repoblación a cambio de la cesión de tierras y privilegios. Esto configurará una particular distribución del territorio castellano – manchego, que quedará prácticamente en manos de los señoríos nobiliarios y maestrazgos en prejuicio del poder concejil y del realengo.

Fueros otorgados por Alfonso XII en Toledo:

?? 19 de mayo de 1128 se concede a los clérigos de la ciudad un Fuero.

?? 24 de abril de 1136 a los francos de Toledo un privilegio de confirmación de sus Fueros.

?? 18 de junio de 1136 privilegio confirmando a la catedral y al arzobispo Raimundo los fueros que tenían concedidos por Alfonso VI.

?? 25 de marzo de 1155 se confirma el fuero de los mozárabes haciéndolo extensivo a todo el Concejo.

En una fecha cercana a 1166 son recopilados los Fueros de Toledo refundiéndose los fueros mozárabes y castellanos.

E) LA EXTREMADURA CASTELLANO-LEONESA: EL FUERO DE SEPULVEDA Y EL FUERO DE CUENCA

El fuero de Sepúlveda

Con cedido por Alfonso VI en 1076, representa el fuero de frontera. Allí se ofrecen numerosos privilegios, exenciones tributarias, etc. a quienes se arriesguen a repoblar y defender los márgenes del Duero, que en ese momento, constituían la frontera con los musulmanes.

Es el primer fuero en donde aparece explicitada la capacidad autonormativa del Concejo. El rey renuncia a nombrar a juez, máxima autoridad de la Villa, que será nombrado por elección popular anual por todos los habitantes del Concejo. Los demás cargos municipales serán designados entre vecinos de la Villa.

Los vecinos de Sepúlveda estaban exentos de diversos impuestos y el rey cedió al Concejo algunos derechos económicos. Se conceden asimismo privilegios de inmunidad a los fugitivos de la justicia para favorecer la repoblación. Se garantiza la inmunidad jurisdiccional y fiscal facultando para matar a cualquier agente del rey (sayón o merino) que entrase en Sepúlveda exigiendo tales prestaciones, con la única indemnización de una piel de conejo.

El Fuero de Sepúlveda fue ampliado mediante sucesivos privilegios, adquiriendo fama por su contenido ventajoso y extendiéndose a otras poblaciones.

El fuero de Cuenca

Es el origen de una extensa familia foral, como .

El fuero de Cuenca es el más extenso y fue otorgado por Alfonso VIII en torno a 1190. Dadas la similitudes con el Fuero de Teruel, se discute cual fue redactado en primer lugar, dando lugar a una importante familia de Fueros basados en este modelo y otorgados a otras localidades hacia el sur en pleno proceso de repoblación: Alarcón, Consuegra, Alcaraz, Andújar, Ubeda, etc.

La parte más antigua del fuero es de fines del siglo XI, reinando Alfonso VI, y contiene el típico derecho castellano de frontera: exenciones tributaria y personales, reparto de las caloñas con el Concejo, etc.

Cuenca gozaba de notable autonomía, con jueces y alcaldes de elección popular anual. El representante del rey o Señor de la Villa se limitaba a velar por los intereses del fisco regio y por el cumplimiento del servicio militar o fonsado.

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F) CASTILLA LA VIEJA: EL LIBRO DE LOS FUEROS DE CASTILLA Y EL FUERO VIEJO DE CASTILLA

En paralelo a los fueros locales, en Castilla se fue desarrollando un derecho territorial emanado de las fazañas o sentencias dictadas por el tribunal de la corte del rey, que con el tiempo acabaron siendo sintetizadas y convertidas en norma o principio jurídico.

El primer texto legal de derecho territorial castellano que conservamos data del S. XIII: el Libro de los Fueros de Castilla.

Libro de los Fueros de Castilla:

recopilación de normas realizada entre la conquista de Sevilla en 1248 y la entronización de Alfonso X en 1252. Carece de sistemática, integrando sin técnica alguna numerosos preceptos (mas de 300) de diversa procedencia: fundamentalmente las fazañas, además de preceptos procedentes de Fueros locales bastante dispares.

Muestra la mecánica de las alzadas municipales desde la óptica de un tribunal superior, por lo que es probable que fuera elaborado por y para el Tribunal de Alcaldes de Corte. Es una recopilación en la que predomina el derecho regio (privilegios y fazañas) de aplicación municipal o burguesa.

Paralelamente, se fue desarrollando un Derecho nobiliario que se fue fijando por escrito en colecciones privadas, como el Fuero de Albedrío, u oficiales, como las Cortes de Nájera.

Las tradiciones jurídicas nobiliaria y burguesa se refundirían en 1272-1273 en el Fuero Viejo de Castilla en su versión primigenia.

El Fuero Viejo de Castilla:

El estudio del Fuero Viejo de Castilla demuestra que, aún recogiendo derecho nobiliario o señorial, integra también preceptos de derecho local y legislación regia.

Esto se manifiesta esencialmente en los siguientes aspectos

?? El Fuero viejo de Castilla contiene derecho territorial: preceptos dirigidos a “todo omne”, “omne cualquiera”, otros referidos al estatuto del comerciante, normas relativas a la población judía, de exclusiva jurisdicción real, etc.

?? El Fuero Viejo de Castilla no recopila derecho antiregio: era un derecho respetado y aplicado por el rey, y evidencia en su texto la preocupación por reforzar la autoridad regia: exclusiva y suprema autoridad en materia de justicia, acuñación de moneda, prestación del servicio militar, etc. No obstante, recoge asimismo derecho señorial o nobiliario, al ser heredero de dos tradiciones jurídicas distintas: la nobiliaria y la municipal.

?? La confirmación de los Fueros de Castilla en 1272-1273 por Alfonso X: el Fuero Viejo de Castilla fue autorizado oficialmente por Alfonso X en las Cortes de Burgos de 1272 y refundido en Marzo de 1273 en Almagro, de acuerdo con los siguientes datos:

1. Así lo afirma la Crónica de Alfonso X.

2. También lo afirma el propio prólogo al Fuero Viejo de Castilla.

3. En el fuero Viejo de Castilla no hay ninguna ley posterior a Alfonso X. De haber sido un texto privado, debería contener añadidos de juristas posteriores. Por el contrario, al ser oficial requería la intervención del monarca para su modificación.

4. Un texto de las Devisas se remite a una cuestión solo regulada en el Fuero Viejo de Castilla.

5. El Ordenamiento de Alcalá se remite varias veces de forma general a los fueros de Castilla y mas concretamente a un fuero de albedrío.

6. Durante el reinado de Pedro I, según el citado prólogo al FVC, se redactó de nuevo el Fuero para reorganizar de modo sistemático sus leyes, pero sin añadir ni actualizar ninguna, siendo la nuevo versión confirmada por el rey. Ello implica que el FVC era un Derecho vigente y consolidado.

Dicha versión sistematizada del FVC parece ser consecuencia del orden de prelación de fuentes establecido en el Ordenamiento de Alcalá. Sin embargo, el FVC, basado en fazañas y precedentes judiciales, tenía sus días contados frente a la política centralista y unificadora del monarca que buscaba un único derecho para todos los reinos y territorios de la Corona de Castilla.

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LECCION 23: LA CONSOLIDACION DEL DERECHO CASTELLANO

I. LA OBRA LEGISLATIVA DE ALFONSO X

A) INTRODUCCION

En los S. XI y XII aparecen en Castilla los primeros signos de recepción del Derecho común. En el S. XIII ya se había desarrollado el método de los glosadores y comienzan los comentaristas.

En Castilla este proceso lo llevó a cabo sobre todo Alfonso X, rodeándose de juristas formados en Bolonia y otras universidades. En su reinado se duplicó la extensión del reino y se llevó a cabo una unificación política y territorial. Utilizó fueros preexistentes como el Fuero Juzgo, versión romance del Liber Iudiciorum y dado como fuero a numerosas poblaciones incorporadas a Castilla durante el S. XIII.

El Fuero Juzgo es un texto no uniforme, que pretendía no solo traducir, sino también adaptar el LI a los nuevos territorios.

Además de conservar fueros antiguos, Alfonso X inició su propia vía elaborando la mayor obra legislativa de la Historia del Derecho español. Dejó para la historia obras tan importantes como El Fuero Real, El Espéculo y Las Siete Partidas, imprescindibles para conocer nuestro Derecho, con gran influencia del ius commune.

Existe polémica en torno a la autoría de Las Partidas, siendo García Gallo quién cuestiona con mas argumentos la autoría de Alfonso X. N.A.: La época de Alfonso X fue conflictiva en todos los órdenes, y en ella se pusieron de manifiesto algunos de los síntomas que posteriormente irían a confluir en la crisis del siglo XIV. Desde el punto de vista demográfico, el esfuerzo colonizador exigido por la incorporación de gran parte de Andalucía durante el reinado de su padre Fernando III “el Santo”, repercutió de manera notoria en la disminución de la población. En las crónicas y documentos reflejan dificultades económicas (alteraciones monetarias, subidas de precios, empobrecimiento general) en gran parte motivadas por el fecho del Imperio.

El reinado de Alfonso X conoció grandes fracasos en política interior y exterior.

Durante este reinado se sitúa el inicio del enfrentamiento entre nobleza y monarquía como fuerzas contrapuestas. Las revueltas nobiliarias motivadas por el malestar de los nobles por los fueros y cartas pueblas que el rey concedía en algunas localidades cercanas a los dominios de los poderosos. El mayor problema fue el descontento originado en la nobleza a raíz de la sucesión del monarca, que llevó a un enfrentamiento entre padre e hijo (apoyado por la nobleza descontenta). El hijo fue finalmente proclamado rey de Castilla en 1284 a la muerte de Alfonso X con el nombre de Sancho IV.

La política legislativa de Alfonso X (rey de Castilla –León entre 1252 –1284) constituye el acontecimiento más interesante de la Historia del Derecho Español. Se divide en dos grupos: obras mayores: Fuero Real y Código de las Siete Partidas; obras menores: Setenario, el Espéculo, las leyes de la Mesta, las leyes de los Adelantados Mayores, el ordenamiento de Tafurerías, Ordenamiento de las Cortes como las de Valladolidad (1258), Zamora (1274).

?? Leyes de los Adelantados Mayores, posiblemente del año 1255, determinan las atribuciones en el ordenamiento judicial de estos oficiales.

?? El ordenamiento de las Cortes de Valladolid, de 1258 fue una normativa dirigida a los alcaldes para regular el ordenamiento de los juicios.

?? El ordenamiento de Tafurerías, de 1727 regulaba el ordenamiento de las casas de juegos y jugadores para evitar trampas, disputas y robos. Fue realizada por el jurisconsulto Roldán a iniciativa del rey ya que así recababa para las arcas reales parte de los beneficios que se generaban a causa del juego y de los delitos que en su entorno pudieran producirse.

?? El ordenamiento de las Cortes de Zamora, de 1274 acotaban par ala jurisdicción real una serie de causas llamados casos de Corte, que en adelante únicamente podrán ser juzgados por los tribunales y los jueces reales, lo que supuso un recorte de competencias sin precedentes para la jurisdicción señorial y eclesiástica.

?? Las leyes de la Mesta, en 1278 para resolver los numerosos litigios que surgían entre los ganaderos transhumantes y los agricultores por el paso del ganado. La promulgación de este texto significó el paso decisivo en el apoyo incondicional que la corona prestó a los intereses ganaderos frente a los agrícolas.

?? El Espéculo, o espejo de las leyes es una obra cronológicamente anterior de las “Partidas”. Incluye un tipo de derecho imperial. La elaboración de esta obra legislativa estuvo en relación con el fecho del Imperio o pretensión que el monarca castellano mantuvo al trono imperial.

?? El Setenario no es una obra legislativa propiamente dicha, ya que se compone de temas, no estrictamente jurídicos y si religiosos, filosóficos, astrología, etc. Fue concebido por Fernando III y compuesto según su mandato por Alfonso X, para que fuese guía de su propia conducta. Guarda una estrecha correlación en su estructura con las Partidas.

La controversia que provocó entre sus contemporáneos la legislación alfonsina suscitó la necesidad de su interpretación por parte de los aplicadores del derecho, quedando reservada la facultad interpretativa de las leyes a los jueces reales, en virtud de la competencia conferida al rey en el Fuero Real al suplir con su opinión (o estilo) las lagunas de la legislación. Dichas opiniones fueron recopiladas en dos diferentes colecciones: la Leyes Nuevas y las Leyes de Estilo.

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B) EL FUERO REAL

El Fuero Real fue el primero de los Códigos realizados bajo el reinado de Alfonso X el Sabio y fue conocido con el nombre de Fuero de las Leyes, Fuero del Libro y Fuero de Castilla.

Nació como un intento unificador del derecho local y fue promulgado a la vez que el texto del Espéculo en 1255. Con respecto al ámbito de aplicación, no fue general para todo el territorio castellano, sino que fue concedido por Alfonso X como fuero municipal, primeramente como Fuero del Libro a Aguilar de Campoo y Sahagun.

Con un prólogo semejante al del Espéculo y Las Partidas, está dividido en cuatro libros, con una sistemática semejante a las Decretales: el primero trata de materia religiosa, derecho público, administración de justicia y derecho civil; el segundo de la administración de justicia; el tercero de derecho matrimonial y sucesorio; y el cuarto de derecho penal (delitos y penas) y derecho procesal.

Parece que el texto nació con la intención de ser una ley general para el reino, pero la resistencia de los fueros propios de las distintas localidades hizo desistir al monarca. Al encontrar dificultades en su aplicación, hubo de acudirse a concesiones particulares.

García Gallo sostiene que el Fuero Real no era el Fuero del Libro, sino el Espéculo, que sería inicialmente una obra legal que, al entrar en crisis en su aplicación, motivó el encargo del Fuero Real. N.A.: En cuanto a las fuentes hay diferencias historiográficas. Para Martínez Marina el Fuero Real es comprensivo de las leyes más importantes de los fueros municipales, a los que estaba destinado a sustituir. Galo Sánchez mantuvo que era un texto cuyos autores no tuvieron en cuenta los fueros municipales exceptuando el Fuero de Soria al que considera que el Fuero Real debe una quinta parte.

Para Lacoste, en cambio el Fuero Real es una derivación del Fuero Juzgo. Martínez Díez pone de manifiesto que se trata de un texto relacionado con el Fuero Juzgo, el Fuero de Cuenca, y las Decretales, que siguen un plan de distribución análogo a estas últimas.

C) EL ESPÉCULO

Es un texto jurídico contemporáneo del anterior, denominado “espeio del derecho”, de ahí su nombre. Fue promulgado por Alfonso X junto con el Fuero Real.

Está compuesto por un prólogo semejante al del Fuero Real y al de las Partidas y cinco libros: sobre la ley y cuestiones relativas a la fe, el 1º; sobre el Derecho real, el 2º, coincidiendo con la 2ª Partida; sobre los deberes para con el rey, el 3º, también contenidos en la 2ª Partida; sobre cuestiones judiciales y procesales, el 4º y el 5º, coincidiendo con la 3ª Partida.

Parece una obra incompleta elaborada en 1255; su no-conclusión se atribuye al “fecho del imperio”: al pretender Alfonso X la corona imperial, necesitaba un proyecto jurídico mas ambicioso, abandonando el Espéculo en beneficio de las Partidas.

Para García Gallo el Espéculo fue la primera obra legal de Alfonso X, aunque fuera luego desplazado por el Fuero Real en el sentido de texto legal, y quedara como nuevo elemento esencial de doctrina jurídica y sería reelaborado y transformado en las Partidas tras la muerte de Alfonso X.

D) PLEITOS FOREROS Y PLEITOS DEL REY

Alfonso XIII intentó la unificación jurídica del reino. Ante la oposición de los partidarios de los viejos fueros, en las Cortes de Zamora el rey cedió, acordándose que los pleitos foreros se resolvieran según los antiguos fueros municipales y por sus propios jueces sin intromisión de los alcaldes de Corte. Se establecieron asimismo los casos de Corte, reservados al tribunal del rey. Aparecen así dos tipos de pleitos:

?? Pleitos foreros: juzgados conforme al Derecho municipal de cada lugar, tanto en primera instancia como en apelación.

?? Pleitos del rey: “casos de Corte” que solo pueden ser juzgados por el rey y sus jueces: delitos de muerte segura, mujer violada, casa quemada, traición, etc. Cuando los jueces municipales acudían al rey ante la ausencia de norma aplicable a un caso concreto en el fuero municipal, el monarca dictaba preceptos que serían después recopilados en las Leyes Nuevas.

La distinción en la práctica entre estos dos tipos de pleitos se recoge en las Leyes de Estilo, que reúnen casos ejemplares de jurisprudencia del tribunal de la Corte. Son una colección de 525 sentencias redactadas a principios del siglo XIV por iniciativa privada y de autor desconocido. Contiene los usos o estilos adoptados por la corte de los reyes de Castilla. Representa mediante una serie de interpretaciones, aclaraciones y advertencias, la aplicación práctica del Fuero Real en los tribunales reales.

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E) LAS PARTIDAS

1.- La obra: importancia y contenido.

Las Siete Partidas constituye el texto básico de la legislación de Alfonso X. Su nombre se debe al número de libros que lo componen. Trata de sustituir el viejo derecho local de los fueros municipales por un nuevo derecho de carácter territorial, con gran influencia del derecho romano justinianeo y el derecho canónico.

En cuanto a fecha de elaboración de las Partidas Galo Sánchez distingue dos redacciones: una comenzada en 1256 y concluida en 1263; y una segunda finalizada en 1265. En su distribución siguen al Digesto y las Decretales.

También se conoce con certeza el lugar donde se redactó aunque la mayoría se inclina por Sevilla, también se apunta a Murcia o Salamanca.

Descripción de su contenido.

?? Partida I. Versa sobre materias canónicas, y derecho eclesiástico. Sus fuentes son las Decretales y el Decreto de Graciano. Contienen XXV títulos que tratan de los poderes del papa y los obispos, al régimen de los bienes de la Iglesia, diezmos, herencias de clérigos.

?? Partida II. Dedicada al derecho público. Sus XXXI títulos tratan de los poderes de los emperadores y reyes del derecho sucesorio de los mismos, así como del derecho de guerra y del arte militar. Su origen está basado en el Libri Feudorum y también concuerda con los libros segundo y tercero del Espéculo.

?? Partida III. Su contenido trata sobre la organización judicial y el procedimiento. Se compone de XXXII títulos en los que trata desde el concepto de justicia al derecho notarial, siendo también sus fuentes el Libri Feudorum y las Decretales.

?? Partida IV. Su contenido es derecho civil con XXVII títulos que incluye desde la regulación de matrimonio a las relaciones paternofiliales. Sus fuentes son la Summae de Odofredo de Dernariis y Monaldo, y el Libri Feudorum.

?? Partida V. Versa sobre las obligaciones y contratos, así como derecho mercantil, en XV títulos siguiendo las mismas fuentes que el anterior.

?? Partida VI. Dedicada al derecho sucesorio. En XIX títulos contempla tanto la sucesión testamentaria como la ab intestato. Es encuadrable en el derecho romano canónico.

?? Partida VII. Dedicada al derecho penal y procesal con XXXVII títulos que van desde el adulterio al incesto, pasando por, duelos, robos y hurtos y diferentes tipos de perdones.

Las fuentes de las partidas se puede agrupar en:

1. Las procedentes del Derecho romano: Corpus Iuris Civilis, Glosa de Acursio y Summae de Azón y Odofredo de Dernariis.

2. Las procedentes de Derecho canónico medieval: Decreto de Graciano, Decretales del Gregorio IX, Summae de San Raimundo de Penyafor.

3. Otras: derecho feudal de los Libri Feudorum, derecho castellano y leonés, como el Fuero Juzgo, derecho catalán y marítimo, como las Leyes de Lairón, y otras obras no jurídicas (filosóficas o teológicas).

Desde su promulgación en la práctica en 1348, con el Ordenamiento de Alcalá, la influencia de las Partidas fue esencial en la penetración del Derecho común y en al unificación jurídica de Castilla, extendiéndose su influjo a Portugal y Aragón, así como diversos territorios de Europa y América, siendo traducidas al gallego, portugués, catalán e inglés.

2.- Tesis sobre su autoría

Un tema a discutir es la autoría del texto, ya que se rechaza totalmente que el autor material fuera el rey.

La tesis mas aceptada sobre el origen de la redacción de las Partidas está basada en el “fecho del imperio”. El Rey encargó un texto legislativo universal ligado al Imperio que esperaba gobernar, recogiendo los principios del Derecho común.

García Gallo ha cuestionado esta tesis, resaltando la importancia en el texto de las atribuciones del Rey frente a las del Emperador, así como la gran cantidad de legislación particular de Castilla, y el hecho de que fueran redactadas en castellano y no en latín. Afirma que las Partidas son una obra reelaborada partiendo del Espéculo con posterioridad a Alfonso X.

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De los juristas que pueden citarse como autores de las Partidas partiendo del Espéculo solo se puede tomar como seguro a Jacobo de las Leyes.

Se discute si las Partidas llegaron a ser promulgadas por Alfonso X, siendo probable que no tuvieran fuerza legal en su reinado, aunque desde que se promulgara como derecho supletorio en el Ordenamiento de Alcalá, el texto de las Partidas es el mas importante y trascendente de nuestro ordenamiento jurídico..

II. EL ORDENAMIENTO DE ALCALÁ Y EL SISTEMA DE PRELACION DE FUENTES Se denomina así a un conjunto de leyes de carácter territorial promulgado por Alfonso XI en las Cortes celebradas en Alcalá de Henares, en 1348.

Se trata de 131 leyes en 32 títulos llamadas a alcanzar gran importancia en la Historia del Derecho castellano, debido a haber fijado por primera vez el orden de prelación de fuentes jurídicas aplicables en su época. Además, eliminan usos y costumbres contrarios al Derecho, se regula el procedimiento civil, derecho civil, de obligaciones, la administración de justicia, así como la derogación de las cartas reales.

En el título XXVIII de dicho ordenamiento será donde quede establecido por Castilla el siguiente orden de prelación de fuentes jurídicas:

1°. Las leyes contenidas en aquel Ordenamiento.

2°. El Fuero municipal de cada localidad, con algunas limitaciones (ha de estar confirmado por el monarca). Y en su defecto, como derecho supletorio el Fuero Juzgo, aunque no se menciona como fuero local.

3°. Las Partidas, sobre las que se ordena una revisión.

Se trata de una forma de poner orden a la situación creada desde las Cortes de Zamora (1274). Este orden estará vigente hasta el siglo XIX y la codificación, habiendo quedado ratificado tanto por las leyes de Toro de 1505, como por las diversas recopilaciones.

Fuentes utilizadas en la elaboración del OA:

?? Pseudo-ordenamiento de Nájera (1 título con 58 leyes), atribuido a Alfonso VII.

?? Peticiones de Cortes, Ordenamiento de Villarreal, Ordenamiento de Burgos, Fuero de Albedrío, etc.

III. LA EXPANSION DEL DERECHO EN VASCONGADAS: ALAVA, GUIPÚZCOA Y VIZCAYA Los territorios vascos se incorporan a la corona castellana entre los siglos XIII y XIV momento en que el derecho castellano pasa a aplicarse en dichos territorios, bien directa o bien supletoriamente.

Para su gobierno, el rey castellano nombraba un Adelantado o Merino mayor en Alava y Guipúzcoa, y un Prestamero mayor en Vizcaya. Posteriormente estos cometidos serían encomendados a los Corregidores. Las villas y poblaciones se agrupaban en Hermandades para defender sus intereses, representadas por la Junta General de la Hermandad, que elaboraban Ordenanzas y Cuadernos de Hermandad. Se elaboraba así un derecho consuetudinario. N.A.: Tras un periodo de alternancia entre reyes navarros y castellanos, los tres territorios pasaron desde fechas muy tempranas a estar sometidas a los reyes de León y Castilla. Así, Vizcaya estuvo pronto bajo dominación castellana, llamándose desde el siglo XII Señorío de Vizcaya, si bien, la incorporación definitiva y la subsiguiente intitulación de “Señores de Vizcaya” a reyes castellanos no se produjo hasta el reinado de Juan I, en el siglo XIV. Guipúzcoa en el siglo XIII había reconocido por rey a Alfonso VIII de Castilla, que a su vez conquistó tiempo después el condado de Álava que quedó incorporado en 1332. pero la incorporación no supuso la supresión de una serie de peculiaridades jurídicas, entre las que destaca el predominio de un derecho de base consuetudinaria que tenderá a plasmarse por escrito, y la existencia de dos órganos fundamentales: las Hermandades y las Juntas que se encargarán de la legitimación de estos territorios.

ÁLAVA

Los derechos y fueros municipales de Alava se deben al monarca navarro Sancho en Sabio, que otorgó el Fuero de La Guardia, basado en el Fuero de Logroño. Alava se incorpora a Castilla en 1200. Alfonso X otorga concesiones del Fuero Real y posteriormente se introduce el orden de prelación de fuentes del OA.

Fuentes jurídicas importantes de esta etapa:

?? Privilegio de contrato de 1332. por el que las tierras que poseía la cofradía de Arriaga, agrupación de hidalgos del señorío de Álava, pasaron a ser tierras realengas de la Corona de Castilla, a cambio de que se les respetasen sus derechos y de una serie de privilegios como la exención de impuestos.

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?? El privilegio o Fuero de Ayala de 1373. recoge el derecho consuetudinario de la tierra de Ayala, a iniciativa de Fernán Pérez de Ayala, señor de la tierra. Cuando en 1463 se incorpore a la Hermandad de Álava, conservará su derecho. En 1487 sus habitantes se someten a las leyes castellanas, conservando sólo algunas de las leyes de dicho fuero.

?? Las ordenanzas de la Hermandad de 1417. Vitoria, Treviño y Salvatierra se unen para luchar contra los malhechores, y posteriormente se incorporan nuevos territorios. Esta Hermandad redactó unas ordenanzas en 1417, cuyos 37 capítulos eran fundamentalmente punitivos, pero la Hermandad no prosperó. A esta le sucedió otra promovida por el rey en 1457 de contenido eminentemente procesal y penal, revisada en 1463, fecha en la que la Hermandad recibía jurisdicción para delitos graves. Sus competencias se irán ampliando hasta comprender la casi totalidad de los aspectos públicos de Álava. El resultado fue una reforma de 60 capítulos aprobada por los procuradores de la Hermandad General; las ordenanzas fueron sancionadas sucesivamente por los reyes castellanos. En 1476 se incorpora a la Santa Hermandad Castellana.

GUIPÚZCOA

En este territorio predomina el derecho local, incluso tras su incorporación en 1200 a la corona castellana. Existió una dualidad de frentes: por un lado el fuero de San Sebastián en muchas localidades costeras, mientras que en la zona fronteriza se otorgaría fundamentalmente el Fuero de Vitoria.

Desde 1348 las normas castellanas estuvieron vigentes en Guipúzcoa, pero la característica principal de este territorio es la pervivencia del derecho foral como un derecho consuetudinario de arraigada tradición.

A fines de siglo XIV surgió una Hermandad que contó con el apoyo real y agrupó a todas las villas de la provincia. En 1397, unos Cuadernos y Ordenanzas de la Hermandad, sancionados por el rey, que contenían aspectos procesales, penales y judiciales cuyas modificaciones de 1457, 1463 y 1482 constituyesen un régimen foral independiente y completo. El apoyo real a la Hermandad por su importancia como garante de la seguridad del territorio consolidó la práctica del desvío de competencia hacia estos órganos de población. Todo ello contribuyó a la creación de un derecho propio, apoyado por los reyes castellanos.

VIZCAYA

Incorporado a Castilla en 1379, de forma pactada, las característica principal del territorio fue la dispersión de su población, con tres zonas: Vizcaya (la costa hacia el río Nervión); las Encartaciones (desde el río Nervión hasta Santurce, incorporadas en el siglo XIII) y el Duranguesado (valle de Ibaizábal, donado por Alfonso VIII al señor de Vizcaya).

Dentro de Vizcaya, la dispersión de la población es tal que recibe el nombre de tierra llana y el derecho es eminentemente consuetudinario, siendo usual que los vecinos se reúnan en el atrio de la iglesia a debatir, de ahí que sus comunidades se denominases anteiglesias, destacando la presencia de juicios de albedrío. En 1342 estas costumbres se recogen en un Cuaderno. Son pocas normas penales hasta que la Junta General de Vizcaya reúna este derecho en el Fuero General de Vizcaya o Fuero Viejo de Vizcaya de 1452 confirmado por le rey en 1454, y con una segunda redacción en 1526 debido ala escasez de normas y a la gran cantidad de interpretaciones para ellas. Se juró en Vizcaya, en las Encartaciones y en el Duranguesado, debiendo asimismo los reyes de Castilla jurar el Fuero Viejo de Vizcaya para ser reconocidos como señores de Vizcaya.

Las ciudades (villas) no aparecen hasta el siglo XII y su derecho se concretó en fueros que se concedían privadamente para sus pobladores (como la hidalguía que los convertía en infanzones) con base en los Fueros de Logroño y de Jaca.

La parte occidental de Vizcaya (Encartaciones) que tenía un régimen privilegiado, contaba con un fuero (del siglo XIV) reelaborado en 1503 (Fuero de las Encartaciones) que recogía su derecho consuetudinario.

La existencia de una Hermandad en Vizcaya supuso la creación de unas Ordenanzas de la Hermandad de 1394 que fueron poco eficaces en la eliminación de los conflictos. De ahí que el corregidor Garci López de Chinchilla, redactó unas ordenanzas nuevas (Ordenanzas de Chinchilla), fundamentalmente penales, en 1484, que concedía extraordinarios poderes al corregidor. Las protestas de los señores de la tierra llana hicieron que Chinchilla redactase unas nuevas ordenanzas en 1487, en que distinguía radicalmente entre la situación de las villas y de la tierra llana o anteiglesias, prohibiéndose a algunos acudir a las Juntas de éstos, con lo que así se reforzaba el control real.

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LECCION 24: EL DERECHO EN ARAGON Y NAVARRA

I. EL DERECHO DE ARAGÓN Y NAVARRA: EL FUERO DE JACA Y EL DERECHO NOBILIARIO DE SOBRARBE Aragón y Navarra convivieron juntos hasta el S. XII. A la muerte de Alfonso el Batallador en 1134 se produce la división de ambos reinos, con Aragón orientado a Cataluña y Navarra bajo infuencia francesa.

Las lineas de formación y desarrollo del Derecho aragonés serían:

?? Un núcleo de derecho consuetidinario con reminiscencias prerromanas y germánicas.

?? La actividad legislativa de los monarcas, desde Sancho Ramírez (Fuero de Jaca), y las Iuditia o fazañas (sentencias).

?? La extensión del Derecho aragonés a los territorios navarros durante la unión temporal de Navarra y Aragón.

?? La comarca de Sobrarbe genera un derecho de caracter nobiliario y militar.

?? Finalmente, el proceso de recopilación. N.A.: Tras su separación de Navarra, Aragón quedó unido desde mediados del XII a Cataluña bajo un mismo rey, aunque fuesen reinos independientes y conservase cada uno su propio derecho. De ahí que el derecho común se recibiera pronto en el derecho aragonés de la mano de los juristas que rodeaban a Jaime I. En Aragón Jaime I vetó en el propio Código de Huesca la utilización de cualquiera otra ley no contenida en el mismo declarando como supletorio el sentido natural, o equidad. Esta será la vía de penetración del derecho común en el territorio aragonés, al estar los jueces encargados de aplicar este sentido natural profundamente influenciado por el derecho común.

Como derecho local en Aragón destaca el Fuero de Daroca (otorgado por el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV en 1142, confirmando los fueros antes existentes) así como dos redacciones de fueros extensos que son el Fuero de Alfambra y el Fuero de Teruel, que se ha fechado en 1176.

El Fuero de Teruel, escrito en latín, aunque pronto traducido, fue modelo de una serie de fueros logrando gran difusión.

1.- El fuero de Jaca

Es un fuero burgués con notorias ventajas jurídicas para los pobladores, lo que potenció el crecimiento de esa ciudad y el florecimiento económico del territorio. Fue concedido en 1063 por Sánchez Ramírez, con finalidad repobladora, y posteriormente ampliado y confirmado por Ramiro II en 1134 y por Alfonso II en 1187, desarrollándose entre los siglos XII y XIV. Dado que los pobladores eran francos, su derecho será el que más predomine en el Fuero de Jaca.

El fuero concede a Jaca el privilegio de ser ciudad, se le exime de los malos fueros y se facilita un derecho igulitario y un clima de libertad. Todo ello atrajo a numerosos artesanos, magnates, mercaderes, etc., que se asentaron también en los burgos o barrios de Estella, a la que Sancho Ramírez otorgó un fuero similar al de Jaca.

La dispersión de su población a otras localidades, ocasionó la extensión del Fuero de Jaca a las mismas, siendo utilizado como modelo que genera numerosos fueros (en Navarra, País Vasco, Rioja, Valle del Ebro, etc.).

En 1187 Alfonso II confirmó y adicionó el Fuero de Jaca. Desde finales del S. XII los jurisconsultos llevaron a cabo diversas recopilaciones de este Derecho:

?? Redacción aragonesa del S. XIII: realizada en Jaca, es la recopilación romanceada mas antigua. Sus preceptos forales sufrieron adaptaciones al aplicarse en Huesca.

?? Redacción aruñense: posterior a la Compilación de Huesca de 1247. Inicia el paso a las recopilaciones sistemáticas y añade 21 capítulos.

2.- El Derecho nobiliario de Sobrarbe.

Es un derecho de caracter nobiliario y militar. Mayer afirma que existió una redacción de Derecho privativo de los infanzones de la comarca de Sobrarbe, confirmada por el rey Sancho Ramírez en 1084. Se trata de un Derecho nobiliario que no afectó a un territorio concreto, sino a una clase: la de los infanzones, y que convivió con el derecho de burgueses y campasinos.

El Derecho de Sobrarbe fue dado a la localidad de Alquézar en el S. XI, y a Barbastro por Pedro I en 1100. En el S. XII se otorga a veces como Fuero de Sobrarbe y otras como Fuero de Infanzones de Aragón.

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En 1119 fue dado a Zaragoza, legitimando a sus habitantes a tomarse la justicia por su mano. No conocemos en texto original del Fuero de Sobrarbe, pero algunos de sus preceptos están recogidos en el Fuero de Tudela de 1117 concedido por Alfonso el Batallador.

N.A.: Tradicionalmente se hablaba de unos legendarios Fueros de Sobrarbe establecidos por los caballeros que comenzaron la reconquista en el territorio aragonés. Desestimada esa hipótesis, bajo la expresión Fueros de Sobrarbe se entiende un derecho de carácter privilegiado que contienen inmunidades y privilegios concedidos a los infanzones, que se extendió por todo el territorio aragonés, y que en mayor o menor medida se refleja en los siguientes textos:

?? Fuero de Alquézar. Originario de Sáncho Ramírez (1069) vigente hasta que en 1114 Alfonso I “el Batallador” concediera a esa ciudad un fuero nuevo.

?? Privilegio de los veinte. Concedido por Alfonso I “el Batallador” en Zaragoza, lleva este nombre porque eran veinte personas las que debían jurarlo y hacerlo cumplir.

?? Fuero de Calatayud. Otorgado por Alfonso I “el Batallador” (1131) a partir de los privilegios, concedidos en el año 1120 a la ciudad recién conquistada.

II. EL DESARROLLO DEL DERECHO ARAGONES

A) LA PRIMERA ETAPA: SIGLOS XII Y XIII

En esta etapa se aprecia tanto la difusión del derecho propio por su extensión territorial como el influjo del derecho castellano.

Así, el Fuero de Zaragoza se difundió profusamente en la segunda mitad del S. XII, llegando a Cataluña y Valencia.

Sobre la territorialización del Derecho aragonés, la mayoría de los autores sostienen que se basó en el Fuero de Jaca, mientras otros sostienen que predominó el ordenamiento jurídico nobiliario o militar de Sobrarbe.

Pese a la posible actitud de rechazo del derecho aragonés al derecho común, éste sí se fue adentrando en aquel, aunque en un proceso de implantación mas lento que en Castilla:

?? Las redacciones de fueros extensos y las redacciones privadas de derecho aragonés aprovecharon elementos del “ius commune”, al estar sus redactores formados en él.

?? La formulación romanizada de los derechos aragoneses por Vidal de Canellas ocasiona el rechazo de parte de la nobleza aragonesa al final del reinado de Jaime I.

?? A partir de Jaime II, se introduce el “ius commune” mediante fueros y actos de corte, las Observancias de los tribunales y la literatura jurídica.

B) LOS FUEROS DE ARAGÓN O CODIGO DE HUESCA.

El derecho aragonés medieval se encontraba disperso, con la consiguiente inseguridad derivada de la utilización en juicio de distintas compilaciones privadas. Por ello, tras una serie de intentos recopiadores por iniciativa privada, en el siglo XIII Jaime I ordenó su recopilación en un texto oficial relativo a derecho privado, penal y procesal, que había de ser el único texto legal vigente, surgiendo así los fueros de Aragón o Código de Huesca de 1247, que recogían esencialmente el derecho tradicional alto-aragonés, pero a la luz del derecho común.

El Código de Huesca se nos presenta como aprobado en las Cortes de 1247 en dos versiones: Compilatio maior y Compilatio minor. La primera se conserva tanto en latín como en versiones romance. Se la segunda hay once ediciones impresas, pero ningún manuscrito de la época de Jaime I.

Ambas obras se atribuyen al obispo de Huesca, Vidal de Canellas, jurista formado en Bolonia. Dividió ambas obras en nueve libros, siguiendo el Código justiniáneo, siendo sancionadas por el rey como texto legal oficial. El rechazo de los nobles aragoneses por la influencia patente del Derecho común llevó a retirar la Maior y quedarse con la Minor, que siguió evolucionando (pasaría en 1300 de 9 libros a 8, al refundirse el II y el III).

C) DESARROLLO ULTERIOR: LOS FUEROS DE ARAGON COMO SISTEMA JURIDICO PACCIONADO

Al Código de Huesca se le fueron añadiendo otros fueros o leyes dictadas en las Cortes, así como las disposiciones de gobierno o actos de Corte, con lo que llega a constar de 12 libros: 8 del Código de Huesca original y 4 con las adiciones señaladas. Todo ello constituiría ya lo que serían los Fueros de Aragón.

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Esta legislación es fruto de un sistema jurídico pactista entre el rey de Aragón y la nobleza. Ante la presión de los nobles, recelosos de influencias “extranjeras”, se añade a los Fueros de Aragón el de Ejea y el Privilegio General de 1283, consagrando la figura del Justicia Mayor de Aragón, como juez que intercede entre el rey y la nobleza. Por el Privilegio General, el rey se compromete a respetar los fueros, costumbres y privilegios del reino.

D) LAS OBSERVANCIAS

Son las interpretaciones que los juristas aragoneses hacen de las normas, en uso de la facultad que se les había concedido de acudir a la equidad y al sentido natural basadas en el derecho común armonizado con el derecho consuetudinario aragonés, acudiendo asimismo a criterios romano-canónicos en aplicación de dicho “sentido natural”. Dichas interpretaciones se denomina “obsevancias” para dar a entender que son puestas en prácticas u observadas.

Existen varias colecciones de observancias; las de Martín de Segarra; Pérez de Salamora; Jiménez de Ayerbe; Pelegrino de Anzano, etc. siendo la más importante la de Jaime del Hospital (realizada entre 1361-1398) que sistematizó las observancias referidas a cada título de los Fueros de Aragón y planteó cuestiones jurídicas sobre ellos. El autor tiene muy en cuenta el derecho romano-canónico, que resulta así incorporado al derecho aragonés como observancia.

En 1428, Alfonso V de Aragón ordenó al jurista Martín Díez de Aux que realizase unas Observancias recogiendo usos y actos de Corte, así como parte de la obra de Jaime del Hospital, y se publicó en 1437. Contenía 875 Observancias en 8 libros redactadas en latín. Obtuvo mucha difusión, no redactándose ninguna otra observancia con posteridad. N.A.: Con esta obra se puede establecer en el derecho aragonés el siguiente orden de prelación de fuentes.

1) Derecho local consuetudinario, que siempre prevalece en Aragón sobre el general del reino.

2) Derecho general del reino:

a) Fueros y Actos de Cortes posteriores a las Observancias de Díez de Aux.

b) Fueros y actos de Cortes anteriores a las Observancias de Díez de Aux y posteriores al Código de Huesca.

c) Código de Huesca.

3) Sentido natural o equidad.

Características del derecho aragonés:

?? El derecho local prevalece sobre el territorio.

?? La legislación emanada de las Cortes sólo puede ser derogada por normas provenientes de Cortes posteriores, dado el carácter práctico de su constitución histórica y que las Observancias prevalecen sobre los Fueros y las leyes de Cortes anteriores a ellas, pero no sobre las posteriores.

III. EL DESARROLLO DE DERECHO NAVARRO: DEL LOCALISMO JURIDICO AL FUERO GENERAL DE NAVARRA Los derechos navarro y aragonés se presentan estrechamente unidos debido que hasta el año 1035 los territorios occidentales del reino de Navarra no se independizaron para formar el núcleo de lo que posteriormente sería el reino de Aragón, separado definitivamente de la tutela de Navarra en 1134.

En la Edad Media Navarra contaba con una sólida base jurídica tradicional y oral, pudiéndose hablar de textos de derecho local tan importantes como:

?? Fuero de Estella. Concedido por Sancho IV en 1164. Presenta influencias del Fuero de Jaca. Fue concedido a muchas localidades navarras y guipuzcoanas.

?? Fuero de Tudela. Otorgado por Alfonso I “el Batallador” en 1117 y basado en el derecho de Sobrarbe. Su redacción extensa es obra de su autor anónimo del siglo XIII, con más de 300 capítulos coincide en algunas de sus disposiciones con el Fuero General de Navarra.

?? Fueros de Novenera. La Novenera es una comarca, formada por Artajona, Mendigorría, Lárraga y Miranda de Arga, que recibió este nombre por estar exentos sus territorios del pago de la novena parte del diezmo eclesiástico, debida al rey. Los Fueros, originarios del S. XII, se dividen en 317 capítulos y refunden las costumbres y usos de estas localidades

?? Fuero de Viguera y Val de Funes. Recopilación privada de textos atribuidos a Alfonso I “el Batallador”, es un texto muy extenso, y de amplia vigencia afín a los fueros de Novenera y similar al Fuero General de Navarra.

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En Navarra los monarcas estaban obligados a jurar el derecho tradicional comprometiéndose a mejorarlo y no a empeorarlo. El derecho navarro estuvo muy influenciado por el derecho común, si bien con una formulación autóctona y mas alejada de la de las universidades. Al llegar al trono Teobaldo I (de origen francés), y debido a las disensiones existentes con la nobleza (defensora de los fueros), ordenó que en 1238 que los fueros navarros se redactasen por escrito procediendo, después, a jurarlos.

Para ello se nombró una comisión de diez ricos-hombres, 20 caballeros y 10 clérigos que con el obispo, el monarca y su consejo debía redactar por escrito los fueros. Surgió así el Fuero Antiguo de Navarra, formado tan sólo por 12 artículos a los que se añadieron durante el siglo XIV una serie de preceptos. Este fue el origen del posterior Fuero General de Navarra, que sería objeto de cuatro redacciones sucesivas de autores desconocidos.

Está compuesto por seis libros en romance, con jurisprudencia, anotaciones de juristas, parte de algunos fueros, disposiciones reales y fazañas. En él se recoge el derecho tradicional navarro, y trata de la monarquía y la nobleza, de la organización judicial del procedimiento, del status social, del derecho privado y penal, así como de normas de orden interno. Destaca la concepción de que es el pueblo el que cede sus derechos al rey, y de que las leyes son anteriores a los reyes.

Entre sus fuentes está un Fuero Antiguo de España, originario de Aragón, así como colecciones de fazañas.

En el primer Amejoramiento del Fuero General de Navarra se aprobó en 1330 bajo el reinado de Felipe III de Navarra, contando con el acuerdo de las Cortes al haber intervenido los estamentos en su redacción. Comprende un total de 34 capítulos sobre Derecho de famila y sucesiones que fueron agregados al Fuero General de Navarra.

El segundo amejoramiento se hizo en 1418 bajo el reinado de Carlos III de Navarra, resultando catorce capítulos realizados por el rey con la autorización de los estamentos; pero parece que vulneraba los derechos del Reino, de ahí que no se incorporara al Fuero General de Navarra.

La creación del Fuero General no supuso para Navarra la desaparición de los derechos locales, que siguieron reelaborándose, ocasionando gran confusión. De hecho el propio Fuero de Navarra, fue objeto de concesiones particulares a ciertas localidades durante el siglo XV extendiéndose por todo el territorio. Tras la incorporación de Navarra a Castilla en 1512, su derecho sufrió un cambio importante, ya que aunque se mantuvo, jurando los reyes mejorarlo y cumplirlo, sólo el Fuero General de Navarra y algunas ordenanzas posteriores a 1512 serían tomadas en cuenta a efectos de recopilaciones posteriores.

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LECCION 25: EL DERECHO EN CATALUÑA, MALLORCA Y VALENCIA

III. CATALUÑA:

A) CAPITULARES FRANCOS Y CARTAS PUEBLAS

Tras la invasión musulmana y la caída de la monarquía visigoda, Cataluña (la Marca Hispánica) pasó a la órbita de los reyes francos, que respetaron la normativa propia de los hispani (el Liber y los usos consuetudinarios). Pero por encima estaban las normas de los reyes francos (capitulares). Con la independización de los condes catalanes del Imperio Carolingio, los condes de Barcelona iniciaron una política de repoblación mediante concesiones de exenciones y privilegios en cartas pueblas que pueden ser: cartas agrarias, cartas de franquicias y exenciones y fueros breves.

La independización del Imperio Carolingio supuso el inicio de las manifestaciones legislativas catalanas cuya concreción e manifiesta en los Usatges, obra atribuida al Conde de Barcelona, Ramón Berenguer I “el Viejo”, que se construye sobre un núcleo de 130 primeros capítulos que trataban de dar respuesta a aquellas cuestiones que el Liber era incapaz de responder, pero sin suponer su derogación. La obra se finaliza a mediados del XIII (reedición vulgata) siendo el número total de capítulos 174 con gran éxito, ya que aunque se trate de un derecho dirigido a Barcelona se aplicó en todos los condados catalanes, bien directa o bien supletoriamente. Tuvo una aplicación indefinida, por cuanto fue completado e incluido en las recopilaciones generales posteriores.

En Cataluña desde antiguo se concede importancia a la costumbre. Las costumbres catalanas fueron objeto de redacciones escritas, dado que era preciso regular muchas situaciones feudales que no tenían cabida en los Usatges. La redacción de las mismas se realizó por iniciativa privada y su importancia deriva de su ámbito territorial, al ser estas costumbres feudales las únicas que tuvieron alcance general:

?? Las costumbres de Catalunya. Son una obra anónima de carácter privado de mediados del siglo XIII, que contiene normas de derecho feudal común, dado que su fuente principal son los Libri Feudorum.

?? Las Conmemoracions de Pere Albert son más extensas que las anteriores y se dedican a regular las relaciones feudales entre los señores y vasallos y se divide en dos partes: las Costumes entre senyors y vassalls y los Casos. Datan de mediados del siglo XIII y se cree que son obra de Pere Albert.

Las Costumes de Catalunya y las Conmemoracions de Pere Albert lograron gran difusión traduciéndose pronto al catalán. Por ello fueron pronto sancionadas en las Cortes de Monzón de 1470, durante el reinado de Juan II de Aragón.

B) EL SIGLO XIII: LAS CONSUETUTS DE BARCELONA. LAS CONSUETUDINES ILERDENSES. LAS COSTUMS DE TORTOSA. LAS CONSUETUDINES DE GERONA.

En esta época, el rey y las Cortes eran los órganos que producían el Derecho en Cataluña, predominando un espíritu pactista.

El Conde de Barcelona creaba Derecho mediante las Constitucions, nombre que recibía también la legislación de las Cortes desde Jaime I. Las Cortes solicitaban asimismo reparación de agavios o greuges, y establecían las condiciones de los donativos al rey en los Capitols de la proferta. Las peticiones de los estamentos sancionadas por el monarca se llamaban Capitols de Cort, así como Actes de Cort las disposiciones reales dadas fuera de las Cortes, pero elevadas al rango de acuerdos de Cortes.

Desde 1298, las Constitucions fueron interpretadas por un Consejo formado por 4 ricos-hombres, 4 caballeros y 4 ciudadanos, asesorado por juristas, que acudía a la fórmula “obedézcase pero no se cumpla” para toda disposición real contraria al Derecho catalán.

El derecho común se recibió tempranamente en Cataluña. Por diferentes factores, por un lado la existencia de estudiantes catalanes en las universidades europeas, y la pronta creación de universidades en el propio territorio en las que se formarían juristas que ocuparían importantes puestos en la magistratura. Por otro lado, la difusión de formularios notariales italianos, debidas a las relaciones mercantiles con el Mediterráneo.

Por otra parte, ante la necesidad de un complemento a las disposiciones reales y de Cortes será el ius commune el que asuma dicho papel.

En Cataluña el derecho común arraigó con más fuerza que en otros territorios pese a haber sido prohibido oficialmente por Jaime I en 1251.

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Será en 1407 cuando se dé totalmente su aceptación y se convierta en fuente de derecho catalán.

Cuando en las Cortes de Barcelona de 1251 Jaime I prohibió las leyes romanas, visigodas y canónicas, permitió tan sólo el uso de los Usatges y de las Costums, decretándose que en defecto de la norma aplicable se debía acudir al sentido natural del juzgador. Esta medida, que en realidad fue una forma de desvincularse de los poderes imperiales y eclesiásticos, supuso en la práctica la recepción del ius commune, siendo aceptada de buen grado ya que afianzaba el poder condal en Cataluña, al conferir a los condes de Barcelona la facultad de dar leyes.

Entre todas estas disposiciones existía un orden de prelación implícito por cuanto se consideraba que por encima de cualquier norma estaban las constitucións, dado su carácter de leyes pactadas. Pero el orden expreso no se producirá hasta las Cortes de Barcelona de 1599, en las que Felipe II determinó que en primer lugar se aplicarían los derechos locales, escritos o no; en su defecto el derecho territorial (Usatges, Constitucions, Capítols)¸ en tercer lugar, el derecho canónico, y por último, el derecho civil, entendiendo por tal el derecho común con su correspondiente interpretación de los glosadores y comentaristas.

El derecho local en Cataluña se reelaboró a la luz del derecho común recibiendo en algunos casos sanción oficial. Destacan los siguiente textos:

a) Costumbres de Lérida (Consuetudines ilerdenses), compilación de derecho hecha en 1228 por Guillem Botet, cónsul de la ciudad y por tanto texto privado. Es básicamente una ordenación de las normas de la ciudad de cara a su aplicación por los tribunales. El texto está formado por tres libros que recogen la carta puebla leridana y los privilegios concedidos, las antiguas costumbres escritas y las costumbres aún no escritas. La obra no obtuvo legislación oficial pero su influencia se detecta en todo el Valle del Ebro. Además fue texto supletorio de algunas cartas pueblas de localidades del norte de Valencia.

b) Costumbres de Perpiñán (Consuetudines Perpiniani). Jaime I aprobó este texto desconociéndose la fecha de dicha aprobación. En ellas se prohibe la utilización de los Usatges y las leyes góticas como derecho supletorio ordenándose la aplicación del derecho común.

c) Costumbres de Tortosa (Llibre de las Costums de Tortosa). La ciudad tenía una originaria carta puebla, además de una serie de costumbres. Los señores de la ciudad pretendían la aplicación de los Usatges con preferencia a esa carta puebla y ello generó un conflicto con los vecinos de la ciudad, que terminó con una concordia por la que dos notarios de la ciudad redactaron por escrito las costumbres de Tortosa, alterando el orden de prelación para dar preferencia a las costumbres frente a los Usatges.

Este texto fue aprobado oficialmente hacia 1279, siendo una de las redacciones más extensas de derecho local catalán similar al Código de Valencia y muy romanizado. Declaraba como derecho supletorio los Usatges y en segundo lugar el derecho común.

d) Derecho local barcelonés, o Consuetuts de Barcelona, que tuvo gran difusión por toda Cataluña, y que viene determinado por dos textos:

?? Recognoverunt Próceres. Privilegio concedido por Pedro el Grande en 1284 para ordenar la ciudad, con 116 capítulos de influencia visigoda que recoge el derecho antiguo, junto con nuevas ordenanzas.

?? Ordinacións de Sanctacilia (Consuetuts de la ciudad de Barcelona). Se discute a cerca de su carácter y época de redacción. Parece que recogía una grupo de ordenanzas relativas a servidumbres de fincas en la ciudad, con fecha en el siglo XIV, redactadas por un práctico del Derecho llamado Sanctacilia.

e) Consuetudines de Gerona. Gerona era sede episcopal de origen franco, exenta del control de los Condes de Barcelona, con un prestigioso tribunal en temas feudades. Compilada en 1439 por Tomás Mieres contiene disposiciones referentes al régimen feudal del norte de Cataluña.

II. MALLORCA. CARTAS DE POBLACION. SIGLOS XIII A XV. ORDEN DE PRELACION DE FUENTES. Fue reconquistada en 1228-1229 por señores catalanes, por lo que el derecho que se extendió por ese territorio fue fundamentalmente derecho feudal catalán, fuertemente influenciado por el derecho común.

De 1230 data la Carta de población o franqueza dada por Jaime I a Mallorca, en la que se establecía un derecho general para toda la isla, y se concedían importantes ventajas a los pobladores, esencialmente la abolición de prestaciones señoriales y exenciones de títulos. Esta carta se trasladó a Ibiza en 1235, y a

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Menorca en 1301. Lo más característico de la misma, que contiene una remisión a los Usatges en materia penal, es que esa remisión pronto se transformó en una remisión al derecho común.

En Mallorca, al igual que Valencia, a falta de un derecho tradicional de carácter local, hay que añadir la ausencia de Cortes, de ahí que el derecho mallorquín, de base exclusivamente en la legislación del monarca (Privilegios, Pragmáticas y Franquicias), en la costumbre no escrita y en la instauración de un estilo o práctica de los Tribunales que se recopila en 1344 por el gobernador de la isla Arnaldo de Aril.

Al gobernarse las islas Baleares por un representante del soberano, los gobernadores presentaban una cierta actividad normativa. Junto a él está el Gran i General Consell, asamblea popular representativa de Mallorca, formada por las personas más importantes de la isla, cuyas disposiciones (Ordinacions) debía aplicar el gobernador para convertirlas en leyes.

De las recopilaciones normativas destaca:

?? En 1270 Pedro Torrella reúne las franquezas y privilegios de Mallorca.

?? Liber regnum, que en el siglo XIV recopila privilegios reales.

?? El Llibre de Sant Pere, del siglo XV que recopila privilegios de los reyes de Mallorca, conteniendo disposiciones del Libro del Consulado del Mar.

?? El Sumari e repertorio de los francheses e privilegis de Malloca, de Tesu Valenti.

?? El Llibre de Corts Generals, de 1501, que recoge privilegios, ordiancións y textos de Cortes que afectan a Mallorca.

El derecho común tiene carácter supletorio, siendo reconocido dicho carácter en el Privilegio de Jaime II de 1299, con lo que el orden de prelación de fuentes es el siguiente:

1. Derecho baleárico: costumbres y privilegios.

2. Usatges.

3. Derecho común.

Pedro IV de Aragón en 1365 trató de frenar el empuje del derecho común en Mallorca, declarando como derecho supletorio las Constituciones, los privilegios y los Usatges. Alfonso V en 1439 vuelve a atribuir al derecho común carácter supletorio, esta vez con preferencia a los Usatges.

III. VALENCIA: CARTAS PUEBLAS. LA COSTUM. LOS FURS. La incorporación de Valencia al resto de los reinos cristianos reconquistados fue tardía, pero culminó en el siglo XIII. Ello hizo que en el territorio valenciano no existiera un derecho tradicional al igual que ocurría en los otros reinos.

Aunque fue Jaime I quien inició la conquista de Valencia pronto centró su atención en Mallorca dejando que los nobles aragoneses se ocuparan d la repoblación de las tierras valencianas, volviendo a retomar el dominio una vez conquistada Mallorca.

La forma en que se realizó la reconquista valenciana repercutió en la organización jurídica y en el derecho resultante.

Etapas de la reconquista valenciana:

1. Etapa castellonense (1225-1237). La repoblación de la zona de Castellón fue eminentemente privada, y por ello los instrumentos utilizados para repoblar fueron las cartas de población y privilegios. Los pobladores fundamentalmente aragoneses llevaron su propio derecho a los nuevos territorios. No se puede hablar de un derecho valenciano propiamente dicho, ya que se repuebla allí con fueros de otras localidades (Sepúlveda… ). Junto a este derecho, el derecho musulmán se mantuvo (aplicándose entre los moriscos hasta el siglo XVII) e incluso se llegó a autorizar la aplicación del Fuero Juzgo en alguna localidad.

2. Etapa valenciana (1237-1238). En la zona de Valencia la repoblación tuvo carácter nobiliario.

3. Repoblación del sur del Júcar (1238-1245). En 1238, al incorporarse la ciudad de Valencia fue el rey quien dirigió la recuperación y organización del resto del territorio conquistado.

Tras la conquista de Jaime I, mediante la concesión en 1240 de una serie de disposiciones, se aglutinó todo el derecho en el Código de Jaime I, también llamado Costums, Consuetudines y Fueros de don Jaime. A esta obra inicial se le añaden disposiciones en 1250 y en 1261, siendo conocida en 1261 con el nombre

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de Furs de Valencia. Este texto contiene una regulación variada que abarca aspectos que van desde la organización de la ciudad hasta disposiciones civiles, penales, procesales y mercantiles.

En la redacción del Código de Jaime I intervinieron un grupo de religiosos, de nobles aragoneses, catalanes y algunos valencianos, hablándose de la presencia en la comisión de Vidal de Cañellas, a quien se atribuye la autoría del texto. El texto fue utilizado por Jaime I para uniformar y territorializar el derecho en la zona valenciana, al concederlo como fuero a múltiples localidades.

Respecto de las fuentes utilizadas en su redacción hay influencia aragonesa y catalana, así como relación con las Consuetudines Ilerdenses y las Costums de Tortosa. Y una influencia romano – canónica, especialmente de Lo Codi, del Decreto de Graciano y de las Decretales y de los Libri Feudorum, adoptando la sistemática del Código Justinianeo.

Las Furs se reformaron en 1271, resultando unos nuevos fueros elaborados con la participación de los estamentos reunidos en Cortes.

Desde 1283 se celebran de forma continuada Cortes valencianas, participandop en la elaboración de normas del reino: Furs y Actes de Cort, consideradas paccionadas si existía contraprestación económica. Junto a ello, los reyes dan Pragmáticas, que no podían ir en contra del Derecho paccionado.

La recepción del derecho común en Valencia fue rápida e intensa. En caso de laguna se acudía al sentido natural o equidad, por lo que aunque en 1250 y 1270 Jaime I prohibió la alegación en los juicios de derecho romano-canónico, una vía de penetración del mismo sería ese “sentido natural”. Pedro I reiteró tal prohibición en 1283 y Pedro II en 1338. Pero las prohibiciones no fueron efectivas en parte porque en 1264 se estableció que los prohombres de la ciudad podría interpretar los Furs acudiendo al “sentido natural” o equidad. Jaime II (1309.1316) ordenó que el derecho común tuviese carácter supletorio, pero solo cuando los Furs no ofrecieran alternativa.

El orden de prelación de fuentes en Valencia queda así:

1. Derechos locales.

2. Derechos territoriales: Furs y Actes de Cort.

3. Privilegios, legislación real y de virreyes.

4. Sentido natural o equidad.

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LECCION 26: LA MONARQUIA MEDIEVAL

I. INTRODUCCION: EL DEBATE SOBRE LA MONARQUIA Y EL ESTADO MEDIEVAL Las monarquías medievales de Europa se formaron y consolidaron como instituciones políticas en la misma etapa en la que el sistema feudal alcanzaba en occidente su máximo esplendor y las relaciones feudales afectaban a la práctica totalidad de las relaciones jurídico–públicas y jurídico-privadas.

Al suplantar los señores feudales al monarca en muchas de sus funciones dentro de sus señoríos y también fuera de ellos (al convertirse en partícipes activos del poder político) algunos historiadores han cuestionado la existencia de un verdadero Estado en la Alta Edad Media por entender que el feudalismo fue una realidad disolvente de la idea misma de Estado y que no puedan darse ambas entidades en un mismo plano.

Otros historiadores entienden que las relaciones jurídico – privadas y jurídico – públicas que vertebraron la vida en los feudos y señoríos no llegaron a suplantar por completo al Estado y que la relación general rey – súbditos (de naturaleza jurídico – pública) no se llegó a cortar por completo; aunque sí a debilitarse.

Esta polémica doctrinal se planteó a principios del siglo XIX, y en ella intervinieron principalmente institucionalistas alemanes, como Möser, Von Maurer, Mitteis y Von Bellow. Hoy en día se considera que aunque la feudalización de la constitución política altomedieval sustrajo parcelas a la acción directa del poder público, las estructuras feudalizantes y las relaciones de dependencia no llegaron a determinar la eliminación de la idea de un Estado orientado a la realización de fines de utilización pública.

A pesar de la pluralidad de Estados de la península se reconoce en ellos un modelo común, o al menos similar.

El primer elemento común de los Estados medievales es la Corona como institución abstracta que separa la ubicación del poder soberano de las personas que ostentan este poder soberano en cada momento determinado, como encarnación superior del poder político, es decir, de los reyes.

II. EL REY Y LOS SUBDITOS

A) DESIGNACION: LA SUCESION AL TRONO

En principio todas las monarquías peninsulares no fueron ya electivas sino hereditarias, variando según los reinos y las épocas los mecanismos que se utilizaban para la entronización del rey. Pero en todos los reinos el criterio electivo fue sustituido por el hereditario.

?? En el reino Astur-Leonés la sucesión al trono se inspiró en la monarquía visigoda, con mezcla de elementos electivos y hereditarios.

?? En la Corona de Castilla se aplicó desde su origen el sistema sucesorio, fijándose el orden de sucesión definitivamente en Las Partidas. En 1388 se creó el título de Príncipe de Asturias para el que había de suceder al trono.

?? En el reino de Navarra el regimen sucesorio contenía elementos electivos y hereditarios, procediendo la elección en ausencia de descendientes del rey. El heredero del trono recibió el título de Príncipe de Viana desde 1423.

?? En Aragón no hubo normas fijas hasta el advenimiento de los Condes de Barcelona, siendo la sucesión resuelta de acuerdo con el Derecho consuetudinario: el rey designaba sucesor en su testamento con la aprobación de los Magnates.

?? En los Condados Catalanes, a la sucesión del Conde de Barcelona se aplicaba el Derecho feudal, en general hereditario con exclusión de la mujer.

B) LA ORDENACION DEL REY

?? En el reino Astur-Leonés se practicaba la aclamación del rey, hasta que la monarquía se hizo hereditaria y se sustituyó la aclamación por la unción solemne y la coronación ante la asamblea de nobles y clérigos. La unción se sustituyó al final por un juramento.

?? En Castilla, el rey, antes de subir al trono, juraba ejercer con rectitud y el reino a su vez le juraba obediencia a través de las Cortes. La aclamación se sustituyó por la unción solemne y la coronación ante nobles y clérigos, ceremonias que acabaron usándose solo cuando se quería resaltar la legitimidad del sucesor.

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?? En Aragón desde el S. XIII se exige al monarca que jure los Fueros en la coronación. Hasta Jaime I, el rey podía ser ungido por el Papa en Roma, a partir de este rey se coronaba él mismo.

?? En Navarra el futuro rey observaba un ritual solemne, velando las armas y jurando guardar los Fueros navarros, mejorarlos y no empeorarlos, tras lo cual los barones juraban defender a su rey. Finalmente era ungido por el obispo.

Principales facultades y atribuciones reales:

1. Legislativas: en principio a través de las Cortes, recurriendo cada vez mas a las pragmáticas.

2. Judiciales: en persona o a través de sus jueces. La justicia del rey constituyó la última instancia en los Casos de Corte, cada vez mas numerosos.

3. Ejecutivas: dirigía el gobierno y la Administración.

4. Militares: mando supremo del ejército, declarar la guerra y firmar la paz.

5. Financieras: era jefe de las finanzas del Estado, con derechos como las regalías, que en ocasiones cedía a los señores.

6. Religiosas: el poder real en este sentido retrocedió tras la reforma gregoriana.

C) DERECHOS Y DEBERES DE LOS SUBDITOS

El vínculo o relación general rey-súbdito se articulaba en orno a una serie de derechos y obligaciones recíprocas cuya descripción debe ir precedida por la determinación de las diversas categorías de súbditos: súbditos naturales, súbditos no naturales y vasallos.

La condición universal de todos los hombres en la Edad Media era ser súbditos de un príncipe, lo que es ya un lazo de sentido público. El ser súbdito natural significaba estar vinculado a una tierra y a quien la gobierna. La noción de naturaleza desplazó la noción más restringida de vasallaje, y al mismo tiempo, la condición de natural resultaba preeminente frente a la de vasallo. En todos los reinos la condición de natural se adquiría en la Alta Edad Media por dos vías: la del nacimiento y la de resistencia estable, variando los criterios (amplios o estrictos) en cada reino.

En Castilla se siguieron hasta el siglo XIII criterios amplios, es decir, se podía conseguir esa condición por vasallaje, por crianza, por pertenecer a la caballería, por casamiento, por herencia, por bautismo, por manumisión, o por residencia de 10 años.

En Cataluña había criterios por restringidos. En Aragón se consideraba que los hijos de naturales nacidos fuera también lo eran si residían en el reino, pero sólo mientras permaneciera en él. En Navarra sólo era considerado natural el hijo de naturales y el hijo de extranjeros no le bastaba con haber nacido en el reino. La condición de natural tenía mucho que ver con la capacitación para la ocupación de cargos.

La de súbdito no natural era una categoría jurídica que acogía a las numerosas gentes de origen extranjero. No se usaba siempre como antitético al de natural, ya que podían existir distintos reinos bajo una misma corona, y por ello hacer súbditos no naturales no extranjeros. En la Península la situación jurídica de los no naturales y de los extranjeros se zanjó, cuando era numerosos, con la creación de estatutos particulares. En la corona de Aragón las condiciones de naturaleza y extranjería se definían con referencia al marco de cada reino y no al conjunto de ellos.

Las obligaciones que impone un vínculo de naturaleza a los súbditos son:

1. El deber de consejo que los obliga a acudir a la llamada del rey para darle su consejo en los temas que éste les consulte.

2. El deber de contribuir con prestaciones económicas a los gastos del Estado.

3. El deber de defender con las armas el territorio cuando es amenazado, que se concreta en la obligación de la prestación militar.

La condición de súbdito natural podía quedar suspendida cuando éste incurría en la ira regia (era expulsado por el rey de su reino por haber cometido alguna infracción u omisión de las obligaciones que tenía para con él).

El rey tenía la obligación genérica de administrar justicia y gobernar, lo que se reflejaba en un haz de competencias básicamente dirigido a: la administración de justicia, moneda (derecho exclusivo del rey para acuñar), Fonsadera (derecho exclusivo del rey para percibir las rentas necesarias para el mantenimiento de la Casa Real).

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Los súbditos podían desnaturalizarse abandonando temporalmente el rey cuando el rey cometía algún abuso contra ellos o desatendía sus obligaciones.

III. EL REINO Y LAS SUPERESTRUCTURAS: CORONAS E IMPERIO

A) EL REINO COMO UNIDAD POLITICA

La sociedad hispano-cristiana entre los S. XI y XIII se fue asentando sobre territorios constantemente ampliados por la reconquista y la repoblación. Sobre éstos se forman los Reinos, como estructuras de poder político homogéneas, indivisas y autónomas. Los reinos podían haber sido obtenidos por abolengo (sucesión) o ganados por conquista, adquisicón o designación.

Las Coronas son unidades políticas mas amplias y contralizadas, y se forman por la integración de reinos que mantienen su identidad específica.

B) LAS CORONAS DE CASTILLA Y ARAGON

La Corona de Castilla se forma por la unión de diversos reinos y entidades políticas.

?? Reino Astur (718-911): su origen está en la población de pastores montañeses descendientes de los suevos, que se oponen a los musulmanes y se expanden hacia el sur ante la necesidad de tierras.

?? Reino de León (911-1037 y 1157-1230): originado por el crecimiento y posterior partición del reino astur, al que acabó absorbiendo. Incorporó numerosa población mozárabe, se organizó al modo visigodo y cristalizó en el llamado “Imperio Leonés”, del que se desgajaron los condados de Castilla y Portugal.

?? Condado y reino de Castilla. El Conde Fenán González se independiza en el S. X del reino astur-leonés, pasando el condado, ya hereditario, a Navarra. Sancho II de Navarra dejó Castilla como reino a su hijo Fernando, que acabaría logrando una primera unión de los reinos de Castilla y León.

?? Corona de Castilla: La unión definitiva de Castilla y León se produce a partir de 1230, con Fernando III, fusionándose las instituciones. Predominó Castilla en el proceso, por la gran expansión territorial al anexionarse Vascongadas, Toledo, Andalucía y Murcia.

?? Corona de Aragón: fue resultado de la unión de diversas entidades político-administrativas que no se fusionaron, conservando su identidad y características:

o Condado y reino de Aragón que se unió al principado de Cataluña por matrimonio en 1134.

o Principado de Cataluña, que inició su independencia del imperio carolingio a finales del S. IX.

o Reino de Mallorca, formado por Jaime I tras conquistarlo a los musulmanes.

o Reino de Valencia, conquistado por Jaime I a los musulmanes en 1239.

o Territorios italianos que fue incorporando la Corona de Aragón: Reino de Sicila en el S. XIII, Ducados de Atenas y Neopatria, así como la isla de Cerdeña, en el S. XIV y el Reino de Nápoles, conquistado por Fernando V en el S. XV.

?? Reino de Navarra: formado en origen por los vascones y los montañeses de Pamplona, que se enfrentaron a los musulmanes con ayuda de los francos. Alcanzó su máxima expansión el S. XI con Sancho III.

?? Reino de Portugal: inicialmente condado del reino astur-leonés, inicia su independencia con Alfonso VI siendo reconocido como reino con Alfonso VII. En el S. XIV inicia su expansión altántica.

C) EL IMPERIO CASTELLANO-LEONES

El primer monarca hispanocristiano que se autoproclamó “Emperador” o “Rey de Reyes” fue el rey astur Alfonso III en el S. X, ostentando asimismo el título sus sucesores, ya reyes de León.

Se ha supuesto que con tal título los reyes astures, leoneses y castellanos buscaban afirmar su supremacía, o establecer un contrapeso al Imperio Carolingio, o al Califato de Córdoba. Parece mas bien que el título de imperator, adoptado por Alfonso VI tras la conquista de Toledo, fue utilizado con sentido mas genérico que jurídico.

Se trató en cualquier caso de una idea efimera que perdió fuerza desde el S. XII, en que la “España de los Cinco Reinos” no daba lugar a la hegemonía de uno de ellos.

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LECCION 27: EL PODER REAL

I. FUNDAMENTOS Y NATURALEZA DEL PODER REAL En la teoría política medieval la monarquía es la forma obligada y suprema de gobierno. Conectada con la tradición romana y germánica, y encajando también en la ideología de la Iglesia católica, la monarquía medieval, como institución se apoya en una concepción teocéntrica del poder político. El mundo era un todo regido por Dios y los Estados eran entes políticos particulares, parte del reino universal cristiano.

De acuerdo con esto, los monarcas medievales no fueron dueños del poder que ostentaban, ya que éste dimanaba de Dios y ellos tan solo lo ejercáin por su encargo. Dentro de este esquema la potestad del monarca entrañaba dos vertientes: una, la del ejercicio de la función regia o poder político que desempeñaba sin ser su dueño; y otra, la patrimonial que se añadía a la anterior como un poder dominical o potestad señorial que el monarca podía poseer en los señoríos que le pertenecían no por título de soberanía, sino como propiedad privada, en los que como cualquier otro señor percibirá las rentas y las prestaciones sociales de sus habitantes.

De esta concepción se deriva asimismo que la monarquía medieval no fue absoluta, sino que estuvo sujeta a limitaciones impuestos por el deber de ejercer el poder con rectitud en bien de la comunidad y no en provecho propio, por las normas morales y religiosas; por el derecho y la costumbre del país que protegía y por los intereses generales del reino y de los súbditos.

II. EL EJERCICIO DEL PODER Y SUS LIMITACIONES Limitaciones al poder real de acuerdo con el Derecho medieval de Castilla, Navarra y Aragón:

?? Limitaciones genéricas, contenidad en el ordenamiento jurídico y que se traducían en costumbres, leyes y privilegios generales, locales o de clase, continuamente confirmados.

?? Limitaciones específicas derivadas del juego de derechos y deberes recíprocos entre el rey y el reino, expresados en el contrapoder de las Cortes.

?? Limitaciones técnicas, o mecanismos por los que los úbditos podían imponer al monarca el reconocimiento de los derechos que él se comprometía a respetar: sobrecarta en Navarra, pase foral en Guipuzcoa, el contrafuero, el reparo de agravios o el derecho de resistencia. También estaban los prodcedimientos contra los abusos de los oficiales reales, como el juicio de residencia, la purga de taula, la visita o la pesquisa.

A pesar de las importantes limitaciones los poderes del rey eran muy amplios. Era el jefe del ejército, recaía en él la potestad legislativa, administraba justicia, y era la cabeza visible de la embrionaria administración del Estado y por ello nombraba a los oficiales públicos. Además poseía una serie de bienes privativos: las regalías.

A) EL DERECHO DE RESISTENCIA

Ante los posibles abusos de poder del rey, que pudieran hacerle incurrir en tiranía, o gobernar injustamente, la doctrina bajomedieval de S. Isidoro de Sevilla y Juan de Salisbury reconocía el derecho de resistencia, que justificaba que el rey tirano pudiera ser depuesto o incluso muerto.

El rey podía incurrir en tiranía por:

?? Realizar actos injustos desconociendo los derechos de los súbditos o no practicándolos.

?? Faltando a la justicia negando a una persona lo que le correspondía en virtud de una relación de derechos y obligaciones.

Así, acusar al rey de exigir pechos indebidos, condenar sin previo juicio, nombrar oficiales a quién no podía serlo, etc., implicaba denunciar el incumplimiento del pacto con el reino al excederse el rey en sus atribuciones.

Como ejemplos de contestación a los abusos reales: en Aragón las “Uniones” aristocráticas se sublevaron repetidamente en el S. XII contra Pedro III y Pedro IV y en Castilla se alzaron los nobles contra Alfonso X por no guardar sus fueros, así como contra Pedro I, Juan II y Enrique IV.

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B) LA CONCEPCION PACTISTA

La convicción de que eran deberes del monarca regir el reino confirme a derecho, respetar el ordenamiento jurídico de los súbditos fue evolucionando hasta concretarse en la interpretación de que el poder del rey se fundamentaba en el compromiso que aceptaba al ser investido el rey con la potestad real de cumplir las leyes y costumbres del reino, mientras que el pueblo, por su parte, se comprometía a guardar al monarca fidelidad y acatamiento. De esta manera se entendió que el poder real se encontraba su fundamento en el compromiso o pacto contraído entre el rey y el pueblo.

La monarquía como forma de gobierno resultaba así ser un pacto entre el rey y el pueblo, que derivaba del juramento que prestaba el monarca de regir con justicia el reino, guardando sus leyes y costumbres, y del asentamiento de los estamentos de la población a someterse al poder real. De acuerdo con esta idea de monarquía pactista la sujeción de los súbditos al poder real era el resultado de un pacto (o contrato) tácito que supeditaba al rey el acatamiento de las leyes del reino, y que daba la posibilidad al pueblo de resistirse a los mandatos de un rey que las incumpliera.

Esta concepción contractual de la monarquía estuvo más presente que en Castilla en Navarra, en Cataluña y Aragón, así como en Vascongadas, donde el poder de los reyes estuvo de hecho limitado por las normas morales impuestas por la Iglesia, por el derecho, y por la costumbre del país que protegía los intereses generales del pueblo y de los súbditos del reino. Allí el rey antes de ser investido con la potestad regia se comprometía a cumplir las leyes y costumbres del reino y el pueblo a guardarle fidelidad.

El principio contractual se manifiesta en Aragón desde Jaime I, con la concesión de carácter hereditario a los dominios señoriales y la conversión del Justicia Mayor en instancia intermedia entre el Rey y la nobleza. En 1283, Pedro III otorgó el Privilegio de Aragón, roconociendo jurisdicción a favor de las Cortes y reforzando las garantías procesales de contrafuero.

C) LOS AGRAVIOS Y SU REPARACION

El rey estaba obligado a respetar el ordenamiento jurídico vigente, de modo que sus mandatos contrarios a tal ordenamiento constituían una lesión, agravio, greuge o contrafuero. La subsiguiente reclamación para la reparación de los derechos subjetivos de los súbditos se denominaba reparo de agravios.

Contrafuero o agravio era la infracción de cualquier disposición de Derecho que lesionase la constitución del reino, fuera cometida por el rey o por sus oficiales o tribunales.

Los agravios mas comunes eran las llamadas “cartas desaforadas” (provisión de oficios, imposición de nuevos tributos, ...), que revestían especial gravedad cuando vulneraban el Derecho producido en las Cortes o los derechos de los municipios.

La denuncia del contrafuero debía realizarse ante las Cortes o su Diputación, o el Justicia Mayor de Aragón.

El reparo de agravios, consistente en la anulación de la disposición vulneradora, fue un procedimiento mas eficaz en Navarra, Cataluña y Aragón que en Castilla. En Navarra era exigido ante las Cortes, donde se hacía efectivo. En Aragón, desde el S. XIII fue competencia del Justicia Mayor, convirtiéndose en juez intermedio entre el rey y el reino, y pudiendo juzgar dentro o fuera de las Cortes. En Cataluña estimaba los agravios un tribunal especial de jueces de agravios nombrados por el rey y por las Cortes.

Lo mas habitual era que el rey anulase la disposición que había ocasionado el agravio dictando otra disposición reparadora que anulaba la primera y adquiría el rango de ley principal del reino.

D) LA FORMULA “OBEDEZCASE PERO NO SE CUMPLA”.

El autoritarismo real se manifestaba principalmente en la preeminencia de las pragmáticas sobre las leyes de Cortes, por un lado, y en la validez de las disposiciones del rey o de sus oficiales contrarias a los derechos vigentes, por otro.

En Castilla se admitió desde las Cortes de Briviesca en 1387 que la norma dictada por el rey o sus funcionarios que fuera lesiva de los derechos de un individuo o del reino en general, debía dejarse en suspenso, según el principio “obedézcase, pero no se cumpla”. De esta forma, la norma había de acatarse como mandato real que era, pero no cumplirse en la práctica en tanto no se subsanase lo que se consideraba un vicio intrínseco.

En Castilla se consideraba que la disposición así afectada era anulable, pero si el rey, conocido el asunto, insistía en su cumplimiento, los súbditos habían de cumplirla. En Cataluña se consideraba que una ley del rey o sus funcionarios que fuera contraria al Derecho catalán era nula sin mas. En caso de duda, decidía la Audiencia de Barcelona.

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La eficacia de esta práctica fue escasa, siendo mas efectiva en la legislación de las Indias, donde fue frecuentemente utilizada.

III. LA PUGNA EFECTIVA POR EL PODER

A) PODER REAL Y PODER SEÑORIAL

El proceso de señorialización mermaba los poderes del monarca, siendo frenado desde la recepción del Derecho Común. El avance imparable de la monarquía provocaba que la nobleza se considerara justificada para sublevarse con objeto de defender su estátus, amparada en la tradición jurídica y política.

En España esta situación se tradujo en un juego de apoyo/oposición mutuos entre nobleza y monarquía. Al final la corona acometió abiertamente una política de reducción de los señoríos fomentada por reiteradas peticiones de las Cortes, cuyas manifestaciones principales fueron:

?? La reducción de las concesiones.

?? La incorporación al realengo de territorios de régimen señorial por matrimonio o herencia.

?? Medidas legislativas en contra de las enajenaciones del patrimonio de la corona.

Esta política no fue siempre observada por los monarcas. En Castilla, Enrique II, Juan II y Enrique IV hicieron importantes enajenaciones a costa del realengo. Los Reyes Católicos llevaron una política ambigua en este aspecto, con el refuerzo de la jurisdicción real respetando simultáneamente los bienes de la nobleza. En Aragón el rey llevó a cabo este proceso gracias al apoyo de las ciudades.

B) JUNTAS, UNIONES Y HERMANDADES

En la Edad Media fueron frecuentes en toda Europa los fenómenos asociativos de tipo religioso, profesional, etc., como las cofradías y los gremios, que acabaron teniendo una jurisdicción especial que, aunque menor, era efectiva, soebre todo en el ámbito local.

Juntas, Uniones y Hermandades fueron las instituciones asociativas mas representativas. Fueron mas efímeras y débiles en Castilla que en Aragón y Navarra, pero en todos los reinos asumieron funciones jurídico-públicas.

?? Las Juntas eran asociaciones de municipios características de Aragón y Navarra. Eran presisidas por un sobrejuntero y tenían jurisdicción sobre el territorio global de los municipios.

?? Las Uniones fueron asociaciones de ciudades y nobles unidos para la defensa de intereses comunes. Especialmente importantes en Aragón desde el S. XIII, cuando Jaime I reconoce a la Unión Aragonesa importantes privilegios políticos.

?? Las Hermandades fueron uniones de villas y lugares castellanos para la persecución de delincuentes y el mantenimiento del orden público, que fueron asumiendo desde el S. XIII crecientes competencias judiciales, gubernativas, administrativas, fiscales y reglamentarias.

En los reinos de la Corona de Aragón, por su organización marcadamente feudal, las Uniones, Ligas y Hermandades lograron en ocasiones presionar al rey en defensa de sus fueros.

IV. LA DELEGACION DEL PODER REGIO

A) CASTILLA Y NAVARRA: VALIDOS Y GOBERNADORES

Al rey correspondía el ejercicio del gobierno, aunque podía delegar el poder temporalmente en otras personas.

La delegación del poder podía producirse por ausencia del rey del territorio, por una situación de minoría de edad o por la simple cesión de las tareas de gobierno a un Valido o Privado.

Tal régimen de valimiento, en que el Valido llega a ejercer un verdadero monopolio del poder, adueñándose de la voluntad del rey, es característico de etapas posteriores, pero ya en la Baja Edad Media se manifestó puntualmente en Castilla en los S. XIV y XV.

En León y Castilla actuaba como gobernador en caso de ausencia real el primogénito del rey, la reina, algún pariente próximo o un magnate. Los delegados del poder real actuaban como representantes personales del rey y estaban investidos de amplias competencias.

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En Navarra, ante las frecuentes ausencias del rey, podía actuar como regente el Alferez del reino, el Senescal de Navarra, un magnate o Gobernador General, o bien un Lugarteniente o Virrey, con competencias mas reducidas y concretas que en Castilla.

B) ARAGON: PROCURADORES, LUGARTENIENTES Y GOBERNADOR GENERAL

En la Corona de Aragón la delegación del ejercicio del poder se hizo necesaria a partir del siglo XIII, dada la imposibilidad de que el rey estuviera en todos los reinos que la componían. Desde principios del siglo XIV las delegaciones del poder real en la Corona aragonesa quedaron unificadas en la persona del Procurador General, del Gobernador General y del Lugarteniente o Virrey:

?? El Procurador General tenía amplias competencias y jurisdicción en los territorios donde el rey residía con mas frecuencia, mientras que los territorios mas alejados eran confiados a Lugartenientes o Virreyes.

?? El Virrey era nombrado discrecinalmente por el rey y ostentaba en su ausencia la plenitud de la potestad regia: jurisdicción civil y criminal, mero y mixto imperio.

?? Junto al Virrey, como segunda autoridad del gobierno delegado, surgió la figura del Gobernador General, representando la jurisdicción ordinaria cercana al pueblo y canalizando la lucha contra el rey y su representante, el virrey.

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LECCION 28: LAS CORTES MEDIEVALES

I. EL ORIGEN DE LAS CORTES

A) APARICION DE LOS PARLAMENTOS EN EUROPA Y EL PAPEL PRECURSOR DE LA ESPAÑA ALTOMEDIEVAL

En España, F. Martínez Marina, diputado liberal de las Cortes de Cádiz de 1812, siguiendo la tendencia Europea en este sentido, trató de emparentar éstas en su obra “Teoría de las Cortes” con las antiguas Cortes medievales de León y Castilla. El objeto era afirmar la legitimidad de las Cortes, cuestionada por los sectores mas conservadores.

En los Paises medievales de la Europa occidental, el rey gobernaba con la ayuda de una Curia o asamblea de nobles y prelados. Esta podía ser Curia ordinaria, compuesta por un nº reducido de personas, o bien Curia extraordinaria o plena, formada por un nº mas amplio y convocada para decidir asuntos extraordinarios (sucesión, declaración de guerra, ...).

Desde el S. XII, se incorporaron los ciudadanos burgueses a la Curia plena extraordinaria, pasando esta a denominarse Estados Generales en Francia, Dietas en Alemania, Parlamento en Inglaterra y Cortes en España.

Ya en 1188 Alfonso IX de León convocó una asamblea con asistencia de nobles, prelados y ciudadanos, lo que asigna a España un papel precursor en la convocatoria de las Cortes.

B) ENTRADA DE LOS BURGUESES EN LA CURIA: ORIGEN DE LAS CORTES.

Las Cortes medievales tuvieron su origen en la Curia Regia (organismo heredero del Aula Regia de los visigodos), que constituyó una asamblea que colaboró con el soberano asesorándole en todos los asuntos importantes de gobierno y la administración del reino. La Curia Regia evolucionó dando lugar a dos instituciones: Consejos y Cortes.

Los miembros que formaron la Curia Regia (también llamada Concilium, Curia o Cortes) fueron: algunos familiares del rey, altos funcionarios de palacio, los altos dignatarios llamados por el rey, los nobles, los personajes destacados por cualquier razón, los prelados y altos dignatarios eclesiásticos. La Curia podía ser permanente u ordinaria (a la que asistían los más próximos al rey) o podía ser Curia Plena, también llamada extraordinaria, pregonada y convocada con antelación suficiente para que todos los llamados pudiesen acudir.

Los llamados a la Curia Plena Extraordinaria estaban obligados a acudir en virtud del deber de consejo que todos los súbditos deben a su rey, quien, en cambio, no estaba obligado a llamar a ningún súbdito en particular. Los convocados pertenecían, en principio, a los estamentos privilegiados (nobleza y clero) pero pronto el monarca comenzó a convocar a los habitantes de los pujantes núcleos urbanos que se habían ido formando.

El motivo por el que comenzaron a participar en las Cortes los miembros del tercer estamento y la burguesía de las ciudades y villas del reino ha sido controvertido por algunos historiadores.

Sánchez Albornoz indicó como causa principal de la incorporación de los burgueses a las tareas de la Curia Plena, la reacción de las villas y ciudades contra los abusos de la monarquía en materia de acuñaciones de moneda. La denominada quiebra de la moneda (se producía cuando el monarca acuñaba monedas de idéntico valor nominal de las anteriores pero con menor cantidad de oro y plata) era un recurso muy utilizado para hacer frente a sus apuros económicos, pero con graves consecuencias sobre la vida económica de los núcleos urbanos. Así los burgueses darían recursos económicos a la Hacienda Real a cambio de que las acuñaciones se efectuaran ateniéndose a determinadas reglas y de que la aleación de la moneda sólo se alterase cada siete años. Es lo que se denominaba compra de la moneda, que a su vez será el origen del tributo de la moneda forera, que se pagaría a los monarcas cada siete años.

O´Callaghan puso de relieve que la intervención de las Cortes en cuestiones financieras no fue significativa hasta el siglo XIII, insistiendo en el papel judicial desempeñado por la nueva institución desde sus orígenes y en la importancia del reconocimiento de los ciudadanos de su derecho a hacer peticiones.

Para García de Valdeavellano lo más importante es relacionar el asentamiento definitivo de la institución de las Cortes con la pujanza social y económica de las ciudades, que a cambio de sus recursos, el rey les permitía a través de sus representantes participar en los órganos de gobierno.

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Cuando los representantes de las ciudades formaron parte de las Cortes, a ello correspondería, además de asesorar al monarca, aprobar la entrega de las cantidades que el rey pedía con carácter extraordinario, en un principio, pero que acabaron muchas veces convirtiéndose en impuestos ordinarios como fue el caso de la moneda forera y alcabala.

II. NATURALEZA Y COMPETENCIA DE LAS CORTES

A) LAS CORTES COMO ORGANO ASESOR O COMO ORGANO DE CONTROL DEL PODER REAL.

La naturaleza de las Cortes es discutible, principalmente en las Cortes de Castilla, en cuanto a si fue una asamblea que controló y limitó el poder real, o si fue un órgano consultivo del monarca.

Hay tres posiciones doctrinales:

?? Martínez Marina, para quien las Cortes medievales castellanas legislaron junto al monarca y fueron representativas.

?? Colmeiro, para quien las Cortes medievales castellanas no pasaron de ser un mero órgano consultivo.

?? Pérez-Prendes que considera que las Cortes sólo pueden entenderse a la luz del deber de consejo de los vasallos al rey, y niega que los asistentes a las Cortes, salvo los ciudadanos burgueses, fueran representantes de sus respectivos estamentos, rechazando también la idea de que tuvieran las Cortes competencias legislativas.

Estas Cortes entendieron de asuntos de interés general, pero sus competencias concretas no fueron nunca reconocidas de modo explícito. Su ámbito de acción se proyectó en lo fundamental en tres puntos:

? ? concesión de subsidio económico extraordinario o servicio.

? ? reparos de agravios.

? ? Intervención en la actividad legislativa.

Además participación en las funciones de gobierno aconsejando al monarca sobre como defender la justicia y la paz, asistían al juramento del rey o del heredero y tuvieron atribuciones judiciales, religiosas y militares.

B) LAS CORTES EN LOS REINOS: COMPETENCIAS.

Las atribuciones de las Cortes castellano-leonesas, conjuntas desde el S. XIV, fueron amplias:

? ? Confirmaban al heredero al trono, prestaban juramento al monarca y lo recibían de él.

? ? No tenían entidad legislativa, pero si intervenían en las tareas legislativas, ya que el rey aprovechaba las reuniones de Cortes, para promulgar de manera solemne normas que eran dadas a conocer a los miembros de las Cortes, quienes las difundían posteriormente en sus lugares de procedencia, una vez disuelta la asamblea. A este respecto podían aparecer dos tipos de redacciones:

?? Los cuadernos de Peticiones (o solicitudes que los procuradores hacían al monarca, y a las que éste contestaba, o no, peor sin que tuviera valor de ley ni la solicitud ni la respuesta, aunque a veces incorporan leyes).

?? Cuadernos de Leyes también llamados Ordenamientos de Cortes que eran leyes promulgadas por el rey.

? ? No mantivieron el principio de representar los intereses del reino, dado el caracter centralista de la monarquía castellana.

? ? Aprobaban las prestaciones de servicios e impuestos que satisfacían las ciudades mediante el sistema de repartimiento.

? ? Podían asumir funciones judiciales y gubernativas.

Las Cortes medievales representaban al reino, lo que significa que si varios reinos se integraban en una Corona, cada uno de ellos conservaba su propia asamblea de Cortes. Este fue el principio seguido en la Corona de Aragón, donde las Cortes, que comenzaron a reunirse mas tarde que las castellanas, se componían de alta nobleza, baja nobleza, alto clero y estado llano.

Las Cortes en Aragón, donde el pactismo era determinante, constituyeron una limitación esencial a la actuación unilateral del rey. Tuvieron competencias legislativas, como la elaboración de Fueros o Actos de Corte, y se ocuparon de la resolución de las causas sobre agravios cometidos por el rey, presentadas por

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el Justicia Mayor. Confirmaban al heredero y recibían del rey el juramento de respeto al Derecho y los privilegios del reino. Las Cortes habían de aprobar la imposición de nuevos tributos.

En Cataluña las Cortes se componían de: grupo eclesiástico, grupo militar, grupo popular o real. Tenían importantes competencias legislativas. Las disposiciones dadas por las Cortes, sólo pueden ser revocadas por ellas y no por disposición del rey. La legislación de las Cortes podía ser:

? ? Constitucions, para aprobar la actividad de los Condes.

? ? Capitols de Cort, o peticiones de los estamentos sancionadas por el monarca.

? ? Actos de Cort, disposiciones del monarca dadas fuera de las Cortes pero elevadas al rango de acuerdos de Cortes, por petición real o de los brazos de las Cortes.

? ? Peticiones de reparación de greuges, así como Capitols de la Proferta o condiciones a los donativos que otorgaban al rey.

? ? En general, se llamaba Procés de Cort a las resoluciones aprobadas en Cortes.

En Navarra también las Cortes tienen competencias legislativas a través de la elaboración de amejoramientos o ampliaciones al Fuero General de Navarra. Atendían asimismo a la reparación de agravios cometidos por el rey o sus oficiales, y podían actuar como tribunal.

En Valencia Jaime I introdujo el pactismo con el juramento en Cortes de sus fueros y costumbres. Desde 1283 comenzaron a celbrarse Cortes en Valencia, que participaban en la elaboración de normas:

? ? Furs, por acuerdo del rey con los estamentos.

? ? Actes de Cort si se producían a instancias de un estamento y eran luego aprobadas por el rey.

Desde al S. XIV las normas dictadas por el rey (pragmáticas, o reales provisiones) resultan habituales y desplazan a las leyes surgidas de las Cortes.

III. COMPOSICIÓN, FUNCIONAMIENTO Y CONCLUSION DE LAS CORTES.

A) LA REPRESENTACION DE LOS TRES ESTAMENTOS

La composición de Cortes no fue uniforme en todos los reinos. Mientras que en Castilla, Navarra, Valencia, Cataluña, las componían tres brazos (nobiliario, eclesiástico y estado llano), en Aragón el brazo nobiliario se presentaba dividido en alta nobleza (ricos-hombres) y baja nobleza (caballeros) de lo que resultaban cuatro brazos componentes de las Cortes.

? ? El estado nobiliario estaba compuesto por ricos hombres y caballeros que el rey convocaba, en base al poderío militar y económico que representaban. En Castilla desde el S. XIV asiste la baja nobleza ocasionalmente.

? ? El estado eclesiástico lo componían: obispos, abades, priores y maestres de órdenes militares que eran convocados. Su intervención en Cortes aportó autoridad moral a la asamblea. Su presencia tendió a ser cada vez mas restringida.

? ? El estado llano, tercer estado o estado ciudadano, era el formado por los procuradores de las ciudades. Su número era predominante en las asambleas de Cortes y constituía un único estamento representativo pues participaba en Cortes con representantes, procuradores, síndicos o diputados, generalmente en número de dos por villa o ciudad. Los Concejos concedían a los procuradores unos poderes tasados que contenían instrucciones concretas. Tras su elección los procuradores quedaban constituidos en portavoces de las respectivas ciudades sobre los asuntos propuestos en la convocatoria.

El número de ciudades con voto en Corte fue disminuyendo ostensiblemente a lo largo de la Edad Media en todos los reinos.

B) CONSTITUCION DE LAS CORTES.

El rey convocaba y presidía las Cortes, aunque en ellas a veces no participaron todos los estamentos del reino. En Castilla a medida que avanzaba la Edad Media la tendencia fue hacia la asistencia exclusiva de los procuradores de las ciudades, declinando la concurrencia de los otros dos brazos.

La convocatoria a Cortes la hacía el rey mediante cartas a los convocados (nobles, eclesiásticos y concejos de las ciudades) señalándose en ellos fecha y lugar de reunión, así como los asuntos que el monarca

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proponía para su deliberación. El rey pretendía convovar cuando lo necesitaba, pero el reino pretendía sujetar las convocatorias a una periodicidad.

C) DESARROLLO Y ADOPCION DE ACUERDOS:

La sesión comenzaba con un razonamineto de rey hecho por él o leido por otro en su nombre.

Cada estamento funcionaba representado por un por un promovedor que formulaba las iniciativas y los acuerdos de su grupo. Los estados deliberaban por separado, y podían proponer acuerdos a petición de un solo brazo, aunque finalmente todos se reunían con el rey procediendo a la votación de los acuerdos. Las deliberaciones de los Cortes se centraban en las demandas del rey y en las separaciones de los agravios que solicitaban los procuradores, aunque también se dirigían al rey las peticiones sobre los asuntos de interés general para el reino. A continuación el monarca promulgaba las leyes acordadas y clausuraba y disolvía las Cortes.

D) LA DIPUTACIÓN DE CORTES

La Diputación de Cortes era un órgano derivado de las Cortes que actuaba entre la celebración de unas Cortes y las siguientes. Representaba al reino cuando éstas no estaban reunidas. Compuesta por un reducido número de miembros elegidos antes de disolverse las Cortes, las misiones principales de esta delegación consistían en velar por la recaudación de los impuestos votados y fiscalizar el cumplimiento de los acuerdos aprobados. Con el tiempo llegó a convertirse en un órgano permanente encargado de la defensa de los intereses del reino.

En Aragón aparece como órgano permanente en 1412 y constaba de 8 miembros, 2 por brazo. Velaba por la observancia de los Fueros, daba cuenta de los contrafueros en las próximas Cortes y administraba las Generalidades o rentas del reino. Tenía fuerza armada a su costa para la protección de los caminos.

En Cataluña, origen de la institución, se instituyó la Diputación General de Cataluña en 1359 como permanente, con la función de recaudar los impuestos de aduana y sobre tejidos, defender lo aprobado en Cortes y proteger el comercio y la economía catalana. Constaba de 18 diputados opr brazo elegidos por el rey. Tuvo una importancia extraordinaria al asumir en ocasiones la representación política integral del reino, y se denominó Generalitat de Cataluña.

En Valencia se instituyó la Diputació del regne en 1419 a semejanza de la catalana, aunque menos importante.

En Castilla no se llegó a formar este organismo hasta la Edad Moderna.

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LECCION 29: ADMINISTRACIÓN CENTRAL EN LA ESPAÑA MEDIEVAL

I. EL OFICIO PÚBLICO: ACCESO AL OFICIO Y CONTROL DE LA GESTIÓN (PESQUISAS, VISITAS, JUICIO DE RESIDENCIA Y PURGA DE TAULA) Partiendo de la teoría del origen divino del poder real, se considera que las funciones del monarca son gobernar, legislar y administrar justicia, así como organizar el entramado institucional de figuras que deben auxiliarse en dicha labor.

El rey era quien nombraba directamente a los oficiales en los que delegaba parte de sus funciones, siendo el nombramiento, en principio, una concesión que terminó convirtiéndose en una regalía. La designación se basaba con frecuencia en la relación de amistad, de confianza y a veces de parentesco entre rey y oficial, si bien se acudió a menudo a la concesión de oficios por interés público. Pero acabó por imponerse la necesidad de conocimiento técnico en las personas encargadas del desempeño de las funciones públicas.

“Oficial” designa a aquellos que desempeñaban un “oficio” aplicándose tanto a los oficiales del rey, como a los del concejo y a los del señor.

El oficial era un servidor real que accedía a su cargo, en los primeros tiempos, con carácter revocable y temporal, si bien la característica general fue la de ir hacia la fijación y la patrimonialización de los oficios desarrollada fundamentalmente en los reinados de Juan I y Enrique IV en Castilla. Fueron los Reyes Católicos los que intentaron tras las Cortes de Toledo de 1480 emprender una serie de reformas que saneasen la administración pero sin éxito.

Tipos de oficios:

?? oficios “a término”: establecidos temporalmente.

?? oficios “de por vida”: tenían la duración de la vida del oficial.

?? oficios concedidos “por juro de heredad”: eran transmisibles hereditariamente, pudiendo revocarlos únicamente el rey.

?? los oficios ad beneplacitum regis eran intemporales pero podía revocarlos el rey cuando estimase conveniente.

Los modos de acceso al oficio público eran mediante compra; a través de cartas expectativas (por las que el rey concedía un oficio, antes que quedase vacante creando una expectativa de derecho); por arrendamiento, es decir, accediendo al ejercicio del cargo a cambio de una renta.

El candidato debía reunir ciertos requisitos físicos y morales para el desempeño del cargo público. Entre los primeros, el oficial había de contar con una determinada edad (más de 20 años), sexo (hombres), no padecer, enfermedad ni defectos físicos. Entre los segundos habían de profesar la fe católica, si bien los religiosos eran considerados en las fuentes como incapaces (lo que en la práctica no se cumplía). Otros requisitos fueron de tipo económico y social, tales como poseer bienes o pertenecer a la nobleza para ocupar determinados cargos cercanos al rey, fundamentalmente los de la Casa Real. También existieron algunas limitaciones jurídicas y causas de incapacidad permanente para desempeñar un cargo, así como causas de incapacidad temporal (como poseer varios oficios o estar en servidumbre). Por último, aunque no siempre se les exigía, los oficiales debían estar cualificados técnicamente para el desempeño de sus cargos, siendo éste un requisito implantado con carácter general en la Edad Moderna.

Una vez designado el sujeto para desempeñar un oficio determinado debían prestar juramento de fidelidad al monarca, de respeto al orden jurídico y de justo cumplimiento de su misión, y a veces, debía garantizar su gestión con la entrega de una fianza. A continuación, se le entregaba el nombramiento por escrito, expedido por la Chancillería, y tomaba posesión de cargo.

El desempeño de un oficio suponía una serie de derechos que se concretaban en el cobro de una retribución y en gozar de una cierta inmunidad pero también comportaba una serie de obligaciones tales como residir en el lugar de desempeño de su función, cumplir con su tarea y obedecer al soberano en todos los momentos.

La extinción del oficio podía darse por la edad o al fallecimiento del oficial, pero también al transcurso del plazo para el que se dotó el oficio; a la remoción del rey; a la enajenación, venta o renuncia a favor de un tercero, o la muerte del monarca otorgante.

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CONTROL DEL OFICIO PÚBLICO.

La vinculación del oficial al rey generaba una doble responsabilidad ante el rey y los terceros implicados (los administrados). Para exigir responsabilidades se establecieron mecanismos de control que podían realizase mientras se estaba desempeñando el cargo o cuando éste llegaba a su término.

El control del oficio, mientras se estaba desempeñando el cargo, se realizaba mediante oficiales ordinarios, o incluso por el propio rey, aunque los más usual fue el nombramiento de oficiales extraordinarios que se encargaban de la supervisión, tales como:

1. Pesquisidores: tenían amplias facultades (no se limitaban a informar). Podían actuar de oficio o a instancia de parte.

2. Veedores: creados tras las Cortes de Alcalá de Henares de 1345 para investigar la actuación de los oficiales de la administración de justicia, contaban con amplias facultades, como la disciplinaria o la de poder sustituir al oficial infractor. Si el veedor actuaba de oficio se le encargaba él mismo de vigilancia hasta que se esclareciese su responsabilidad.

3. Visitadores: aparecen en las Cortes de Toro de 1371 como figuras encargadas de comprobar la actividad de adelantados, y diversos oficiales. Ostentaron fundamentalmente facultades disciplinarias y judiciales. Cada año informaba de su labor.

Las tres figuras eran semejantes, la mayor diferencia entre ellas es que el pesquisidor tenía en teoría una competencia más amplia, mientras que el veedor y visitador realizaba una labor meramente de fiscalización. En última instancia actuaba el monarca.

Al final del desempeño de un oficio, todos los oficiales estaban obligados a rendir cuentas de su actuación, fundamentalmente los que ostentaban funciones económicas y judiciales. A esos efectos se estableció en Castilla el juicio de residencia y en Aragón la purga de taula.

El juicio de residencia era un proceso de revisión de la actuación de algunos oficiales reales a su cese, mediante el que se depuraba las responsabilidades. En principio sólo se aplicaba a los jueces al estar revestidos de jurisdicción y como tal lo recogen las Partidas. Se trataba de un mecanismo que suponía que el oficial cesante debía permanecer al término de su cargo residenciando durante un plazo de 50 días, plazo que se redujo en las Cortes de Toledo en 1480 a 30 días, en el que su sucesor podía investigar sus actuaciones.

La purga de Taula era un procedimiento similar al juicio de residencia, por cuanto que se trataba de un juicio para exigir responsabilidades a los oficiales reales, pero que se realiza a instancia de parte. Este procedimiento se originó en 1283, siendo su inicial denominación “tener taula” (mantener ficticiamente la actividad a los efectos de exigir responsabilidades) y no aparecen con el nombre de purga hasta el siglo XVI (purga = tener).

Se utilizaba en los casos de negligencia, fraude, incumplimiento de lo establecido en Cortes, en general contra cualquier acto ilícito realizado durante el desempeño del cargo por un oficial, que supusieran un peligro a un tercero. La condena suponía la inhabilitación para el desempeño de cualquier otro oficio real, y mientras duraba el procedimiento cautelar el oficial era suspendido en su oficio. En caso de absolución el oficial perjudicado tenía la posibilidad de emprender acciones contra el que había iniciado el procedimiento, recuperando su oficio.

Este procedimiento era realizado por unos jueces especiales, los jueces de taula, elegidos y pagados por el rey (aunque los sometidos a taula eran quienes costeaban los gastos procedimentales con la cantidad que al acceder al cargo habían depositado en concepto de fianza), convirtiéndose a partir de 1311 en un órgano colegiado formado por un caballero, un ciudadano, y un jurista que se reunían un día fijo cada tres años. Podía apelarse al rey.

En Cataluña cuatro eran los procedimientos para exigir responsabilidades. La purga de Taula, la visita, el procedimiento de Greuges o agravios y el procedimiento de contrafuero. Los dos primeros persiguen la vulneración de las leyes fundamentales del principado, interviniendo en el caso de agravios unos jueces especiales en las Cortes, declarando la Audiencia en caso de existencia de contrafuero la anticonstitucionalidad de la norma.

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II. LA ADMINISTRACION CENTRAL:

A) LA CORTE Y SUS OFICIALES

El rey detentaba la función administrativa pero no la ejercía personalmente. Partiendo de la tradición visigoda el monarca aparecía rodeado de un grupo de personas cercanas que formaban su palatium o Corte. Este palatium, establecido por Alfonso II en el siglo IX estaba integrado por miembros de la familia real, magnates y dignidades eclesiásticas, miembros de su propio séquito, miembros de la Administración (oficiales) más importantes (notarios, Alférez Mayor) y los miembros del servicio personal del rey.

Según Valdeavellano la estructura del primer Palatium fue:

?? Consejeros del rey, grandes señores y dignidades eclesiásticas estrechamente relacionados por vínculos privados.

?? Oficiales palatinos con cargo en el servicio personal del rey o de la administración.

?? Condes palatinos.

?? Señores territoriales, laicos y seglares, de paso en la Corte.

?? Séquito o comitiva del monarca.

A partir del siglo XI el término Palatium se sustituyó por el de Curia Regia o Corte. Curia se aplica indistintamente a dos tipos de reuniones: las habituales de los miembros de la Corte que rodeaba al rey o Curia ordinaria, y aquellas en las que además el rey convocaba expresamente a prelados o magnates del reino para tratar asuntos graves o Curia extraordinaria o Curia plena. De la Curia extraordinaria surgieron las Cortes, mientras que de la ordinaria derivaron los Consejos en los distintos reinos.

Las Curias ordinarias de los distintos reinos presentaban una estructura similar en León y Castilla, Aragón y Navarra. Se configuraban todas como un consejo del príncipe, con amplias competencias, dado que el monarca solía solicitar asesoramiento para todas las cuestiones importantes; designación de oficiales, treguas, paces, declaraciones de guerra, repoblaciones de territorio y concesiones forales, siendo también tribunas de justicia regio, que entendía de los casos que le eran sometidos, así como de las atribuciones de los tribunales inferiores.

Por su parte la Casa del Rey se empieza a configurar como órgano ejecutivo del monarca, en el que ya se distinguen su esfera privada y pública. Participan los miembros de la familia reral, especialmente la reina y el infante heredero.

Hay que destacar el caracter itinerante de la Corte, que no tuvo resifdencia fija en ninguna ciudad.

Los oficiales de la Corte.

A) Oficiales públicos

Las funciones de los oficiales de la Casa del rey que podían ser de carácter público (alférez) o privado (mayordomo o senescal).

Las figura del Alférez procede del conde de los espaderos visigodo recibiendo diversos nombres. Se encontraba al frente de la milicia y guardia del rey, llevando su enseña y guiando al ejército en combate cuando el rey estaba ausente. Al llegar a la Baja Edad Media, en Aragón se convirtió en un simple porta-estandarte, al igual que en Castilla al ser sustituido por el Condestable, que desde 1382 con Juan II manda la hueste real y tiene a los mariscales a sus órdenes. Por otro lado, el Guarda mayor del cuerpo del rey asume la protección del monarca y el Justicia o Alguacil mayor asumirán funciones policiales y judiciales.

El Condestable acabrá seindo la figura mas importante de la monarquía, pronto ocupado por los Condes de Haro. Junto al mando del ehército, tenía jurisdicción civil y criminal sobre los militares, nombraba a los oficiales y tasaba los precios de mantenimiento del ejército. Para los contingentes navales aparece en 1254 el oficio de Almirante Mayor de la Mar, que sería al final Almirante Mayor de Castilla, también con jurisdicción civil y criminal sobre los efectivos navales.

B) Oficiales privados

El Mayordomo se encontraba al frente de la Casa del Rey, de la que era el primer oficial, al dirigir todos los servicios de la misma. En la corona de Aragón el nombre era el de Senescal y dirigía también las campañas militares. En la Corona de Aragón se convertiría en uno de los grandes oficiales de la Corte.

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En la Alta Edad Media funcionaban toda una serie de oficiales palatinos que desempeñaban funciones privadas, algunos de los cuales se encontraba bajo las órdenes del Mayordomo:

?? El Capellán mayor o primiclerus, a cargo de la capilla. Existen también el limosnero mayor y el confesor del rey.

?? El Camarero, encargado del aposento del príncipe, que en la Corona de Aragón, recibió el orden de Camarlengo ocupándose no sólo de sus estancias sino de todo lo referente en su persona. Bajo el Camarlengo se encontraban los boticarios, médicos reales, escribanos reales, etc.

?? El Tesorero, procedente del conde de los tesoreros, custodiaban el tesoro regio hasta la Baja Edad Media en las que sus funciones pasaron a otro oficial.

?? El Copero mayor o scanciarius a cargo de la copa del rey y su bodega o el Maestresala, encargado del servicio de la mesa del monarca.

?? El Despensero a cargo de la despensa del palacio.

?? El Aposentador o posadero mayor que velaba del hospedaje del rey y de la corte en los desplazamientos.

?? El Caballerizo mayor procedente del conde de los establos visigodos, fue el jefe de las caballerías reales.

?? Otros oficiales fueron los miembros de la guardia palatina, los monteros, el halconero, los sayones, mensajeros, etc.

Durante la Baja Edad Media se incrementó considerablemente el número de oficios, pudiéndose distinguir entre oficiales mayores, ocupados por las altas dignidades de la Corte, la alta nobleza (que se erigen en colaboradores del rey a cambio del privilegio que ello supuso y de alguna merced real) y los oficiales inferiores fundamentalmente letrados o juristas (alcaldes, oidores, escribanos, etc.) que cobraban una soldada, además de poder percibir cantidades por cada actuación, exenciones de tributos o gratificaciones, si el rey lo consideraba oportuno.

Durante el siglo XIII se trató de delimitar las funciones de los oficiales ocupándose de ellos las Partidas y varias Ordenanzas de Corte de la Corte de Aragón.

B) LOS CONSEJOS DE LOS REINOS

De la Curia ordinaria derivaron los Consejos en los distintos reinos peninsulares: en Castilla el consejo real; en Aragón y Navarra, los Consejos de Aragón y Navarra. La estructura de todos estos consejos fue similar si bien en Aragón el origen del Consejo será el apoyo de los nobles al rey, y en Cataluña será mayor la influencia de las ciudades en el Consejo que la de la nobleza.

Una de las obligaciones del vasallo era el deber de consejo. El auxilium atque consilium, o deber de auxiliar militarmente y asesorar al señor utilizando en la Alta Edad Media como fundamentalmente en la obligación de acudir a la llamada del señor. Con la recepción del derecho común se potenció el deber de consejo debido a que va a prestar una fundamentación ética, moral y social al principio de soberanía, contribuyendo con ello a solidificar las bases sobre las que se asienta el poder real. Ello supondrá la consolidación del deber de consejo hasta la categoría de principio político, esencial en la administración moderna.

La transformación de la Curia en Consejo fue progresiva se operó en los siglo XII – XIV y se debió fundamentalmente a la entrada de juristas o letrados en ella, y a esa potenciación cada vez mayor del deber de consejo.

El consejo de constituye así como órgano de carácter consultivo formado por los miembros de palacio que continuamente se encuentran junto al príncipe y cuyo objetivo es asesorarle sobre los asuntos concernientes al poder público; llegando a ser tribunal de justicia. Van a ser los órganos preparatorio de los asuntos para que el monarca obtenga diversos puntos de vista con los que poder actuar y tomar una decisión.

El consejo en sus orígenes, estaba formada por nobles, prelados y ciudadanos, teniendo todavía carácter representativo, pero poco a poco pasa a ser un órgano administrativo en el que prevaleció el interés público. El punto de inflexión entre un tipo de consejo y otro puede establecerse en las Cortes de Toledo de 1484, donde se estructuró el sistema de gobierno.

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1.- El consejo de Castilla.

En Castilla Juan I organizó el Consejo Real y le dio una planta fija en las Cortes de Valladolid de 1385 en que se estableció que debía estar formado por cuatro prelados, cuatro caballeros y cuatro ciudadanos o burgueses. Este consejo no sólo tenía carácter consultivo sino que entendía de todo lo que fuera la administración de justicia (de la que entendía la Audiencia), mercedes, gracias y perdones de delitos, que se reservaba al propio rey. En esas mismas Cortes se estableció que los acuerdos debían tomarse por mayoría y se recordaba el secreto de lo acontecido en las deliberaciones.

En las Cortes de Briviesca de 1387 se ordenó la entrada en el Consejo Real de cuatro doctores o letrados, iniciándose el camino hacia la especialización jurídica definitiva del Consejo. También se reguló la actuación del Consejo y llegó a repartir las competencias entre el consejo y el rey, al reservarse éste la resolución de ciertos asuntos.

La estructura del Consejo varió en distintas ocasiones. Durante el reinado de Enrique III, las ordenanzas de 1406 reguló el funcionamiento de este Consejo y su régimen interno estableciendo un quórum de asistencia, detallando el procedimiento de actuación e indicando los oficiales de que estaba compuesto. De tiempos de Juan II es una ordenanza de 1442 que reproducía el ordenamiento anterior, y que reducía el número de consejeros, que se había ampliado de forma desproporcionada (en 1426 más de 65 consejeros), a seis caballeros, cuatro doctores en leyes y dos prelados. En 1459 Enrique IV dio otra ordenanza tratando de regular el Consejo, pues al parecer no se reuniría, dando mayor importancia a la presencia en el mismo de letrados, pero esta ordenanza quedó sin efecto debido a las alteraciones políticas del reinado. Por último, en las Cortes de Madrigal de 1476 se remodeló de nuevo el organismo que quedó compuesto por un prelado, dos caballeros, seis letrados, dictaminándose que debía funcionar permanentemente.

Con los Reyes Católicos se reorganiza el Consejo Real de Castilla. Las Cortes de Toledo de 1480 marcaron un punto de inflexión en la trayectoria del Consejo Real de Castilla y que hasta entonces habían desempeñado únicamente las funciones de órgano asesor y ejecutivo de gobierno y a partir de ellas se convirtió en un núcleo competencial más tecnificado con facultades jurisdiccionales. En ellas se determinó su organización estableciéndose que el Consejo se ocuparía de la mayoría de los temas administrativos, contando con una fuerte presencia de técnicos en derecho. Para ello se dividió en una serie de salas que se ocupaban de las cuestiones internacionales, de justicia, de hermandades, de Aragón, Cataluña, Valencia y Sicilia. Con ello se convirtió el Consejo en elemento básico de gobierno de la monarquía, coincidiendo su auge con la decadencia de las Cortes, máxime por tener importantes funciones de justicia estando capacitado para traer a su conocimiento cualquier causa civil o criminar, además de ser competente en las apelaciones.

2.- Los consejos de Aragón y Navarra.

En Aragón en el siglo XIV se distinguían de la Curia Regia un consejo personal del rey que estaba formado por militares y oficiales de la Corte, y un segundo consejo más numeroso de carácter asesor. Desde el XIV el Consejo Real de Aragón se unificó y funcionó de forma permanente, siendo su presidente el canciller, deliberaba sobre el gobierno y administración y que fue tribunal de justicia en última instancia durante el reinado de algunos reyes.

J. A. Escudero considera que no es más que el precedente del Consejo de Aragón, creado por Fernando el Católico en 1494 ya que la reforma del monarca había sido de tal magnitud que se puede hablar de dos instituciones distintas. Según la reforma en una sala aparte del Consejo de Castilla se reunían los caballeros de Aragón, Valencia, Cataluña y Sicilia a deliberar, señalándose la estructura y funciones del Consejo e imponiéndole la obligatoriedad de que todos sus miembros fueran letrados.

En Navarra no hubo dos órganos diferentes, pero se podía distinguir entre la Corte y el Tribunal de Justicia. En general hay un tribunal para las causas más graves que también actuaba de asesor y Consejo Real. En el siglo XV apareció un consejo que se encargaba de las apelaciones.

En Cataluña, a finales del siglo XIV apareció una Audiencia i Conseyl, formada por el canciller, el vicecanciller, jueces y letrados.

C) CANCILLERÍAS Y SECRETARIOS REALES

La cancillería se configura como un organismo burocrático y técnico a cuyo frente existen una serie de oficiales, además del canciller, notarios y escribanos, y cuya función básica es la de redactar los documentos reales, autentificarlos, registrarlos y expedirlos a los interesados.

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1.- La Cancillería castellana.

La cancillería en los reinos de Castilla y León uno de los organismos más importantes de la administración central.

Desde el reinado de Doña Urraca (siglo XII) se empezó a organizar la cancillería terminándose en el siglo XIII. Pero Alfonso VII la reorganizó situando al frente a un canciller y a su lado un notario. Con Alfonso X se volvió a reorganizar debido a su sustitución del latín por la lengua romance como lengua oficial, lo que le llevó a la utilización de formularios por los que redactar los documentos.

El canciller mayor era quien se encontraba al frente de una cancillería siendo responsable de su funcionamiento. Era una especie de responsable de los oficiales que se encontraban bajo él. Junto a él aparecería el canciller de la Poridad, que era el oficial que e ocupaba de las cartas de la poridad (cartas secretas destinadas a la actividad de gobierno que iban selladas con el sello de la poridad o secreto). Esta actividad ocasionó una cancillería paralela directamente vinculada al monarca pero las funciones de ambos eran las mismas.

Como oficiales superiores dependientes del canciller se encontraban los notarios mayores y los escribanos. Los notarios mayores eran los verdaderos artífices de la actividad de la cancillería ya que mandaban escribir los documentos, controlaban, sellaban y registraban los mismos. También tuvieron competencias judiciales en materia económico – administrativa. Eran designados por el rey existiendo también los notarios de la poridad. Los escribanos que al principio solían ser eclesiásticos al estar los documentos escritos en latín, con el tiempo se fueron configurando como oficiales. Eran quienes redactaban los documentos, los anotaban en los registros, etc, realizando de forma material las actividades.

Se diferencian los escribanos de cámara Real (que dependían directamente del rey perteneciendo a su secretaría) y los escribanos de la chancillería dependientes de la Cancillería. Estos escribanos de cámara fueron creados por Alfonso X a modo de secretarios particulares y eran los responsables dela redacción de las cartas de la poridad. También existe el escribano de la poridad que guardaba dicho sello.

2.- Las Cancillerías aragonesa y navarra.

Al principio la cancillería estaba más valorada en cuanto a dignidad en Aragón ya que el Canciller era una figura esencial que además presidía el Consejo Real.

Dado que el cargo de canciller lo ocupaba un doctor en leyes, habitualmente reunía la condición de obispo o arzobispo. Con carácter general sus facultades se centraban en aquellos aspectos concernientes a los documentos reales, pero también nombraba a los oficiales de la cancillería, llegando a estar facultado para designar a otros funcionarios de la administración.

A mediados del siglo XIV la cancillería de Aragón se estructuró existiendo por debajo del canciller a vicecanciller por cada uno de los estados de la Corona, que le sustituía en caso de necesidad, llegando a firmar por él. Si reunía la condición de eclesiástico, debía de tener una dignidad inferior a la del canciller.

En Cataluña los escribanos pueden ser: de mandamiento, por encargo del rey; ayudantes de escribanos, si ayudan a los anteriores; escribanos secretarios o notarios, encargados de los documentos secretos.

Junto a ellos hay que citar al protonotario que conservaba y custodiaba los sellos y al regente de la cancillería que eran quien la dirigía a diario. Los documentos los escribían los 12 escribanos de mandamiento, que eran ayudados por los escribanos de registro. Por último existieron selladores y mensajeros de maja, que eran los agentes ejecutivos del la cancillería.

La Cancillería navarra se organizó desde fines del S. XII a semejanza de la castellana, sindo el de Canciller un título honorífico que recaía en la alta nobleza o el clero, realizando el trabajo efectivo el personal auxiliar de la cancillería.

3.- Los Secretarios del rey

Eran aquellos oficiales que estaban vinculados directamente al rey y que gozaban de su confianza plena.

Escribano de cámara y secretario eran cargos distintos hasta que el siglo XV se convierten en análogos. Los secretarios eran pues escribanos de cámara especiales que estaban relacionados con el rey en forma especial, en virtud de la confianza que el monarca les había depositado, llegado a convertirse en asesores directos del mismo.

Escudero establece como época en la que pasaron de ser colaboradores a desempeñar un puesto político – administrativo el reinado de Juan II, un mayor desarrollo se establece durante el reinado de Enrique IV, tendiéndose a la estructuración del cargo pero sin especializarse.

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Los secretarios aparecen caracterizados como oficiales públicos de la Casa y Corte del Rey, ocupando el puesto más cercano a él, caracterizándose frente a otras figuras similares por encontrarse al servicio personal del rey y gozar de su confianza. El oficio proporcionó a los secretarios promoción social y estima de sus congéneres aunque no todos tuvieron la misma preparación, existiendo algunos que procedieron del mundo de las letras. Los rasgos que los caracterizan y que se les exigían eran: lealtad, fidelidad, suficiencia, guarda del secreto y limpieza. El oficio se remuneraba en función del número de cargos que el secretario desempeñase, además de percibir donaciones de los monarcas.

Bermejo ha indicado que no debió existir limitación en el número de secretarios, ni reglas sobre la duración del cargo. Sus competencias no fueron nunca fijadas por escrito y aunque con carácter general se centraban en despachar con el rey y librar su documentación, además de refrendar, no fue infrecuente que actuasen como embajadores de los reyes.

Durante el reinado de los Reyes Católicos, la importancia del secretario del rey como figura de la corte se acrecentó al ampliarse su esfera de competencias, interviniendo en todos los asuntos concernientes al gobierno y administración, considerándose en las Cortes de Madrigal de 1476 la no existencia de limitación de documentos controlados por los secretarios. Ello supuso una especulación y una potenciación de la figura.

También en Navarra, los secretarios estaban muy vinculados al rey, perteneciendo usualmente al Consejo.

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LECCION 30: LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL Y LOCAL

I. LA ADMINISTRACIÓN TERRITORIAL La estructura administrativa territorial, en términos generales, estuvo inspirada en la organización hispano-goda y en la administración del imperio carolingio.

Existen dos tipos esenciales de territorio: de realengo, dependiente de la Corona, y de señorío, dependiente de los señores. Características generales de la ordenación territorial:

?? Las demarcaciones territoriales presentan una gran diversidad, a menudo delimitadas mediante criterios más arbitrarios que racionales, que explican la falta de unidades territoriales, que explican la falta de unidades territoriales que abarquen todo el ámbito del reino, y que la aparición de una nueva demarcación no suponga la desaparición de aquella a la que había de sustituir, significando únicamente su superposición y coexistencia.

?? Se da una tendencia generalizada en todos los reinos peninsulares hacia la unificación de la ordenación del territorio en la Baja Edad Media.

?? La red básica de control espacial aún se asienta en la Baja Edad Media sobre la participación de la nobleza, que implica en ella la conservación de sus intereses particulares de grupo.

A) EL REGIMEN CONDAL PRIMITIVO

Los primeros esquemas de organización territorial en los núcleos políticos de la reconquista se redujeron a la creación de pequeños distritos militares a cuyo frente quedaban magnates y señores respecto a los cuales el monarca es (menos en Castilla) un primus inter pares. El proceso de territorialización en todos los reinos fue confuso debido a la existencia de señoríos que tenían su propia organización ya que con frecuencia el nombre de las demarcaciones territoriales no respondía sino al distrito encomendado a un funcionario determinado.

Hasta el S. XII el territorio de la España cristiana se ordenó mediante Condados (comitatus) de extensión variable, con diversas particularidades:

1. En Galicia Alfonso III dividió el reino en varias Tenencias o Condados menores. Eran demarcaciones estratégicas fronterizas, que a finales del S. XII tendieron ya a concentrarse en pocas manos, apareciendo entonces un Merino general antecedente del Marino mayor de Galicia del S. XIII.

2. En Asturias –León aparecieron pronto las mandaciones de límites inseguros, coincidentes o no con comarcas naturales. Sus encargados (mandans) actuaban en nombre del rey con títulos variables como juez, potestad, etc. Posteriormente se empezó a hablar de condes que podían regir dos distritos a la vez, o compartir uno solo con otro conde. El término conde suponía una dignidad personal superior, aunque no ligada siempre al gobierno de un condado.

3. Castilla fue en origen un condado al sur del reino astur-leonés, con numerosas fortalezas. El Conde Fernan González se independizó de León y unificó los diversos condados que se constiturían en reino en 1035. Según Valdeavellano en Castilla no hubo demarcaciones bien delimitadas, pero el Conde de Castilla si tenía sus agentes en cada zona (jueces y vicarios). Una vez convertido en reino su evolución sería similar a la del reino astur – leonés. A fines del S. XIII el rey de Castilla era ya rey de Toledo, de la Extremadura castellana, de Nájera y de Castilla.

4. En los núcleos del Pirineo oriental, la influencia del Imperio Carolingio y sus esquemas feudales explican la temprana organización del territorio en condados. Allí los condes tenían delegados (vicarios y bayles) pero no se delimitaron claramente distritos en cada condado. En Aragón y Navarra las demarcaciones encomendadas a los magnates fueron conocidas como honores y su gobierno conferido en beneficio.

Jueces, potestades y condes, estaban encargados de la defensa y orden público, pero también eran administradores y recaudadores de tributos; dirigían la repoblación y dictaban ordenamientos. Actuaban como agentes de un poder público muy débil. Su función no se transmitía por herencia aunque el rey aceptaba excepciones.

Los gobernadores de distrito iban nombrando sus propios agentes ejecutivos: vicarios, merinos menores, sayones y adelantados de la frontera. Desde finales del siglo X solían aparecer con el nombre de maiorinus (merinos) y eran quienes de hecho ejercían poderes otorgados a los condes y potestades. El rey tenía sus

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propios merinos en los dominios que se reservaba y al tiempo que los distritos inicialmente confiados a notables iban escapando del control real y su administración se convertía en un beneficio, tenencia u honor.

B) EL SISTEMA A PARTIR DEL SIGLO XII

1.- Castilla y Navarra: tenencias, merindades y adelantamientos

A partir del siglo XII la organización territorial se hizo más compleja en todos los reinos hispánicos debido al ritmo de la reconquista, a la afirmación de las monarquías, de aumento de los señoríos inmunes que se iban sustituyendo a la acción real.

En Castilla en la Baja Edad Media, el territorio seguía ordenado en los Condados o Tenencias, a cuyo frente el rey situaba como tenente a un noble. La Tenencia era una concesión del rey a un magnate (en principio revocable, pero de hecho, en la mayoría de los casos, hereditable) sobre unas determinadas tierras o lugares de especial valor estratégico para ejercer funciones gubernativas y jurídico –públicas (como percibir las rentas que correspondían al rey en concepto de tributos).

Antes del siglo XII habían aparecido en Castilla y en Navarra otras circunscripciones territoriales menores que las anteriores llamadas Merindades, a cuyo frente aparecía un merino. Esta figura experimentó un importante incremento de funciones que condujo a que el merino se convirtiera en oficial público. Los merinos de los dominios regios de una misma zona fueron puestas bajo el control general de un merino mayor. En el siglo XIII, concretamente en el reinado de Fernando III, se configuró el merino mayor como oficio de la administración territorial y el solar comprendido por los reinos de León, Castilla y Galicia (unidos por la corona), al que posteriormente se añadió Murcia, quedó ordenado en cuatro grandes circunscripciones territoriales o distritos y al frente de cada uno se encontraba un merino mayor

Alfonso X comenzó a poner al frente de los territorios reconquistados o Adelantamientos un adelantado de la frontera y posteriormente un adelantado mayor. Los adelantados mayores fueron delegados del rey que rigieron los distritos fronterizos con amplias competencias gubernativas, judiciales, militares y económicas. En principio sustituyeron a los merinos mayores, aunque no siempre fue así, sino que se dio una actuación simultánea de ambos.

Sus competencias son deslindables si se aprecia la diferencia existente entre las dos vertientes que contiene la función judicial: la de juzgar propiamente dicha desempeñada por los que juzgan, y la de “facer justicia de fecho” que materializa la acción de juzgar desempeñada por los oficiales que actúan por su mandato.Las funciones de ambos oficiales no se confunden puesto que mientras que los adelantados ejercían competencias judiciales propiamente dichas. Los merinos se limitaban a materializar los efectos de esas sentencias dentro del contenido de “facer justicia de fecho”.

Esta organización territorial se alteró pronto al ser sustituidos los adelantados por los alcaldes mayores y por los corregidores. La nueva organización, que comenzó a ser implantada desde el siglo XIV, tuvo carácter político y grandes repercusiones ya que suponía la posibilidad de administrar el territorio con criterios centralizadores que favorecían los intereses de la Corona.

Las ciudades con voto en Cortes se erigieron como unidades de ordenación territoriales eficaces y manejables. Con sus corregidores podían elegir a los procuradores que las representaban en las reuniones de Cortes sin contar con los alcaldes de su tierra, lo que fue anulado paulatinamente la funcionalidad de todas y cada una de las ordenaciones del territorio que hasta entonces habían sido operativas en favor del eje urbano y de los oficiales que la corona destacaba en ese ámbito.

En el reino de Navarra la administración territorial siguió articulada principalmente por Merindades. Sus corcunscripciones administrativas fueron:

?? Merindades, 5 desde el S. XV, con un Merino al frente de cada una nombrado por el rey.

?? Valles y Bayliazgos. El Valle era una confederación de aldeas y villas bajo la autoridad de uno o varios Bayles menores a las órdenes del Merino.

?? Prebostazgos y Almirantazgos, circunscripciones inferiores a las anteriores. El Preboste o Almirante tenía competencias semejantes a las del Bayle.

?? Señoríos laicos y eclesiásticos.

2.- Corona de Aragón: juntas, veguerías, baylías y justiciazgo

Tampoco en la Corona de Aragón la administración territorial fue uniforme. En la Alta Edad Media el territorio se dividía en pequeños Honores o Tenencias vitalicias entregadas por el rey a gentes de confianza, apareciendo posteriormente los Merinatos.

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En Aragón, en la Baja Edad Media, las circunscripciones territoriales eran las Honores, las Gobernaciones, las Universidades (municipios), y las Merindades (circunscripciones fiscales). Además los municipios se asociaron para defender el orden público constituyendo juntas con jurisdicción sobre el territorio global de los municipios confederados. La dirección de las juntas estuvo a cargo del sobrejuntero como autoridad de esa circunscripción territorial. Hubo también merinos con funciones análogas a las que en Cataluña tenían los bayles.

La diversidad de los reinos que formaban la Corona de Aragón y la dispersión geográfica de sus territorios impuso que el monarca designara en ellos unos representantes suyos investidos de amplias facultades, sobre todo en el orden judicial, denominados genéricamente procuradores, y procuradores generales o lugartenientes cuando eran el alter ego del monarca.

En Cataluña la articulación y administración del territorio descansó durante mucho tiempo en las estructuras feudales del comienzo, centradas en la existencia de 14 ó 15 condados, algunos de ellos sin conde propio o teniéndolo durante etapas muy cortas. La subdivisión en vizcondados es confusa, aunque par algunos las castellanías tuvieran durante un tiempo un carácter de distrito ya que los castlanes administraban en nombre del monarca en la que se integraban varias parroquias. Algo parecido debió de ocurrir con los batlles o bayles, en principio simples administradores de zona por encargo de los condes y señores, que en el siglo XII se afianzan ya como oficiales públicos, jueces locales y agentes fiscales, y en general defensores de las regalías del patrimonio real.

Tras la independización del imperio carolingio en el S. XII, en Cataluña aparecen como nuevas demarcaciones territoriales las Baylías. Se produjo en torno a los Bayles una acumulación de competencias locales, lo que permite considerarlos algo mas que meros oficiales territoriales propiamente dichos, acumulando funciones de policía, paz pública, jefatura de tropas, represión de crímenes y recaudación de tributos. La función administrativa propiamente dicha corresponde a las vegerías desde el siglo XII, y a sus titulares los vegueres. Por encima de los Bayles estaba el Bayle general.

Cataluña, Valencia y Mallorca ya formaban en la Baja Edad Media tres Baylías a cuyo frente se encontraban, en cada una, un bayle general que, como administrador del monarca y alto magistrado territorial, recibía de él por delegación toda clase de poderes. Sometidos a éstos existía en cada lugar un bayle local (competencias delegadas del bayle general) que añadían a las funciones del antiguo veguer otras de tipo administrativo y financiero.

En Valencia, el territorio quedó dividido en distritos o gobernaciones formados sobre la base de una circunscripción territorial denominada Justiciazgo (que fueron en el siglo XIII doce, y cuatro en el XIV). Al frente de cada uno había un justicia cuya autoridad se proyectaba a cuestiones judiciales, de orden público y de recaudación de impuestos. Además, los jurados junto con las parroquias elegían al bayle, que tenía competencias administrativas pero no jurisdiccionales.

El reino de Mallorca constituyó una Gobernación o Lugartenencia. Existieron en esa época dos veguers, competentes uno en la ciudad y otro en el resto de la isla, con jurisdicción civil y criminal, pudiendo apelarse sus sentencias ante el Gobernador. Además, existía un Bayle con competencias ambiguas.

II. ADMINISTRACIÓN LOCAL

A) ORIGENES DEL MUNICIPIO MEDIEVAL

Según Valdeavellano en Castilla y León, el desarrollo de los municipios como instituciones locales de gobierno fue extraordinario en los siglos XI y XII. Los municipios se configuraban como entidades de derecho público con jurisdicción y autonomía, constituidas por el concepto local y regidas y administradas por sus propios magistrados y oficiales.

Según algunos, su origen está en el municipio romano y visigodo, o que provienen del conventus publicus vicinorum o el concilium visigodo. Otros sostienen que surgen producto de las especiales circunstancias de los S. XI y XII, o bien que su germen está en el concilium o concejo altomedieval o asambleas vecinales expresión de la cohesión existente entre los miembros de la comunidad rural que tomaba decisiones sobre aspectos que interesaban a la colectividad. Por encima de estas asambleas estaban los condes en cuyo distrito se ubicaba en el poblado.

El regimen municipal castellano no fue uniforme, diferenciándose los modelos del Fuero de León, Fuero de Cuenca, Fuero Juzgo y Fuero Real, que tenderán a su unficación en la Baja Edad Media, perdiendo autonomía en beneficio de la autoridad real.

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Los elementos integrantes del municipio son su población y su territorio. En un principio la población municipal se caracterizaba por la igualdad entre sus miembros, con un regimen jurídico privilegiado respecto a los que habitaban bajo el regimen señorial. Posteriormente se va estratificando la población en:

?? Nobles hidalgos y caballeros, exentos de pagar impuestos, intentan acaparar el gobierno municipal.

?? Caballería de alarde, que accedía a los privilegios de los caballeros a través del servicio militar.

?? Pecheros: la generalidad de los vecinos, que pagaban los impuestos.

?? Excusados y paniaguados: no pagaban impuestos por depender de un señor.

?? Moros y judíos: vivían en barrios separados, pagando tributos a cambio de la protección municipal.

En el territorio del municipio cabía diferenciar:

1. El casco urbano, dividido en barrios, parroquias o collaciones.

2. Las tierras de cultivo de propiedad individual y las tierras comunales.

3. El alfoz o territorio en torno al municipio de amplitud variable, sobre el que éste ejercía su jurisdicción, dividido a su vez en sexmos.

Tipos de municipio: de señorío, sometidos a un señor que gobierna con el concejo, o de realengo, bajo la autoridad real.

En la Alta Edad Media los municipios castellanos tenían por órgano de gobierno el Concejo abierto o asamblea de todos los vecinos. Acordaba ordenanzas, elegía cargos municipales, fijaba las reglas del mercado y el aprovechamiento de los bienes comunales.

Los cargos de la administración concejil fueron muy variados:

?? La magistratura más importante que emanaba de la asamblea era el Iudex, cabeza visible del concejo y elegido por éste, cuyas funciones era la convocatoria y presidencia de la asamblea y la dirección de la hueste local. Gozaban de soldada y exención de la anubda.

?? Por debajo estaban los alcaldes, con la misión de juzgar, que actuaban colegiadamente. De elección anual por el Concilium, gozaban de soldada y exención de la anubda.

?? Los jurados eran funcionarios judiciales con funciones económicas, que en algunos municipios representaban a los vecinos de los barrios.

?? sayones, pregoneros, almotacenes, fieles, escribanos, alguaciles, andadores, portazgueros, etc.: eran funcionarios menores. La elección de estos cargos solía ser por un año, aunque había en este aspecto diferencias entre la organización concejil en tierras de señorío y en tierras de realengo.

El delegado del poder regio en las ciudades era el señor de la villa, cargo que solía ser concedido a personas de las altas capas de la nobleza y que era la principal autoridad del lugar, pudiendo estar auxiliado por un merino. Las funciones militares solían desempeñarlas un alcaide que se hallaba al frente de la fortaleza de la villa. En ocasiones existían los alcaldes del rey o pesquisidores (para hacer averiguaciones). Los asistentes reales tenían funciones parecidas a las del corregidor posterior. En algunas ciudades existió el cargo de Gobernador, semejante al asistente real.

Las villas y ciudades de Castilla y León fueron escenarios en los siglos XI-XII de una lucha por la conquista del poder político en los municipios entre los representantes del poder real integrados en el palacio (palatium), y los del concilium, que aspiraban a lograr una autonomía de gobierno. A medida que ganaba importancia la asamblea de vecinos del concejo se iba desdibujando la importancia de los representantes del poder real.

En términos generales las atribuciones del municipio en la Baja Edad Media fueron: promover todo lo concerniente al bien público del lugar; elaborar ordenanzas de gobierno y de policía; ejercer ciertas funciones jurisdiccionales en determinadas esferas; llamar al apellido y levantar huestes.

B) LA ORGANIZACIÓN MUNICIPAL.

1.- Castilla. El regimiento y la fiscalización del Monarca: corregidores, asistentes y gobernadores

La organización municipal castellana de la Baja Edad Media debido a la progresiva complejidad que fue adquiriendo el municipio como institución, asistió a la sustitución del concejo abierto por un concejo cerrado que absorbió definitivamente las competencias de aquel y se hizo representar por una corporación llamada

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cabildo o ayuntamiento cuyo control fue objeto de las competencias de los monarcas, de los nobles y de las propias oligarquías urbanas.

A lo largo de la Baja Edad Media se produjo en las ciudades españolas de cierta importancia la sustitución del concejo general de vecinos o concejo abierto por el concejo cerrado (o reducido) que representaba a la comunidad de vecinos. Estaba formado por una junta de magistrados (iudex y alcaldes) y por algunos hombres elegidos por los vecinos y entendía de los asuntos ordinarios de gobierno y la administración de la ciudad, contando con alguna actividad de tipo judicial. En las ciudades castellano –leonesas a partir del XIV surgieron los regimientos o forma específica de concejo cerrado de carácter representativo, formado por un número variable de regidores o consellers.

La relativa autonomía de que disfrutaban los municipios castellanos de realengo desde principios del XI no impidió que el fiscal tratara de fiscalizarlos para beneficiarse de la economía de muchos de ellos a través del señor de la ciudad, del merino y de los jueces – alcaldes del rey. Así a mediados del XIV los municipios castellanos habían quedado intervenidos por la acción de los monarcas con la consiguiente destrucción de la autonomía municipal, en aras de la centralización. Alfonso XI ordenó en 1345 la sustitución la sustitución del concejo abierto por juntas nombradas directamente por él y denominados regimientos, compuestas por regidores nombrados por el propio rey (aunque a veces las ciudades podían proponerlos), quienes a su vez, elegían los cargos del concejo. Aseguró además el rey su control sobre el regimiento mediante el nombramiento de tres tipos de oficiales que los fiscalizaba: corregidores, en el siglo XIV los asistentes, gobernadores.

La figura del corregidor nació con Alfonso XI, se consolidó con Enrique III, en el tránsito del XIV al XV y quedó definitivamente institucionalizado con los Reyes Católicos, elegido entre las personas de clase media con preparación jurídica. Destinados en principio a corregir las deficiencias, las funciones de los corregidores fueron esencialmente judiciales, actuando como jueces ordinarios en determinadas causas, y sobre todo (simultáneamente) como jueces de alzada en las apelaciones delas sentencias de los alcaldes ordinarios. A parte, en el ámbito municipal, el corregidor participaba con voz y voto en las reuniones del concejo ejercitando a menudo ordenanzas, cuidando el orden público y ocupándose de los problemas de abastecimiento y de la hacienda municipal.

El asistente real fue una figura creada en las Cortes de Valladolid de 1447. su naturaleza fue análoga a la del corregidor, aunque en el ámbito de sus competencias era más limitado. Actuaba en la vida concejil como portavoz y defensor de los intereses del monarca, al que informaba de todo lo que acontecía en la vida del municipio.

La figura del gobernador se muestra como un conjunto institucional ambiguo. Fue creada en el reinado de Enrique IV para solventar una coyuntura conflictiva, pero tuvo una vigencia efímera ya que desapareció al ser sus funciones absorbidas por los corregidores a finales del XV. La tarea principal de los gobernadores fue defender y garantizar el orden público.

2.- Cataluña, Valencia y Mallorca: los Consells

El régimen municipal aragonés fue similar al castellano. Ya desarrollado en el siglo XII, difundió sus elementos fundamentales a Cataluña y a Valencia. Su característica principal en este sistema jurídico fue que estuvo a cargo de los oficiales del rey y de autoridades populares. En general los municipios aragoneses existieron además de los oficiales aportellados, los jurados encargados de supervisar la actividad económica.

A partir del siglo XIII cuando los municipios aragoneses derivan hacia una mayor complejidad, estos jurados comenzaron a hacerse aconsejar por un cuerpo restringido de consejeros denominado consell, mientras que el concejo, o asamblea general, se reunía sólo en casos extraordinarios, una vez al año para elegir oficiales de manera que sus atribuciones originarias pronto quedaron absorbidas por el consell.

En Aragón los jueces municipales eran los zalmedinas que ejercían sus funciones asistidos por la curia municipal y que a partir del siglo XIII eran nombrados por el rey a propuesta de la ciudad y después directamente.

De igual manera en los tres territorios de la Corona de Aragón la antiguo asamblea de vecinos fue sustituida por un consell sin que llegara a desaparecer aquella que perdió virtualmente su importancia de concejo abierto. Esas asambleas podían ser muy numerosas en las grandes ciudades, como en Barcelona, donde fue llamada Consell de Cent (consejo del ciento) en alusión al número de componentes. En estos consejos estaban representados todos los estamentos.

En Valencia el consell quedó establecido a raíz de la conquista de Jaime I de Aragón, siendo su función principal la de asesorar a los consejeros locales llamados allí jurats. Administraba justicia el bayle local con

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el concurso de los potentados de la ciudad, y ostentando un ámbito jurisdiccional que se puede confundir con el del veguer.

En Mallorca existieron desde mediados del XIII el Gran i General Consell, compuesto por los jurats dela ciudad y el consell compuesto por los representantes de la por la población no urbana. Además había diversos consells parroquiales a los que acudían los jurados de cada villa. La fundación judicial corría a cargo del veguer del rey, asesorado por la asamblea de consellers de la ciudad.

En Cataluña, en la cúspide del municipio medieval se hallaba el bayle o battle y el veguer (en las ciudades con cabeza de veguería) que se perfila como jefe del municipio sin perder su carácter originario de funcionario real o señorial, asegurando la dependencia del lugar o de sus órganos populares a este poder superior del que es representante o delegado. En realidad las autoridades municipales de la ciudad (consellers, jurats, consols) reunirse con su autorización y bajo su presidencia. El bayle, o el veguer sancionaban los acuerdos y cuidaban de su ejecución.

Las autoridades municipales eran en principio elegidas por el vecindario, pero pronto su designación pasó a ser potestad de los salientes del cargo por medio de compromisarios. En el siglo XIV se fue introduciendo el sistema de insaculación, en las grandes ciudades sobre todo, y la elección popular fue perdiendo terreno para dejar más atribuciones en este sentido al soberano y a sus oficiales.

3.- Aragón y navarra

La administración municipal aragonesa no era uniforme:

Existían por un lado Universidades o concejos a cuyo frente estaba una ciudad gobernada por un Consistorio de jurados, elegidos por insaculación, incluido el Zalmedina, magistrado local con prerrogativas gubernativas y judiciales que hacía las veces de jefe político y judicial del concejo.

Por otro lado había asociaciones de villas y ciudades de realengo, mas extensas que los concejos y bajo parocinio de una ciudad principal. Zaragora gozaba de un régimen especial como capital del reino. El principal funcionario de la administración local era el Zalmendina, que estaba investido de jurisdicción sobre una población y un territorio determinado y administraba personalmente justicia como juez ordinario, rodeado de una curia o tribunal.

En Navarra la administración municipal fue semejante a la castellana, con peculiaridades:

1. Población: muchas localidades importantes conservaron numeros población musulmana, que conservaban sus bienes, derecho y religión a cambio de un tributo y residir extramuros. Los aparceros musulmanes cambiaron al señor musulman por el cristiano. Por otro lado, los francos formaron grupo aparte sin mezclarse con los navarros. Eran mercaderes y artesanos con fueros propios o derechos de francos.

2. Las instituciones concejiles fueron semejantes a las castellanas, asociándose las poblaciones pequeñas para formar la villa como unidad administrativa.

3. La capital, Pamplona, se componía de 4 burgos diferenciados, cada uno con sus alcaldes, jurados, etc.

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LECCION 31: LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. RELACIONES CON LA IGLESIA

I. LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA La administración de justicia en la Alta Edad Media en un primer momento presenta dos órdenes de actuación junto a la acción pública, aparece la acción punitiva de los particulares y utilización de la venganza privada. Los primeros años de la reconquista prevalece la venganza privada, donde lo esencial es la autoayuda como forma de actuación, ya que la monarquía era incapaz de asegurar el orden. Será a partir del siglo XI – XII cuando prevalezca la justicia pública.

La justicia en la primera época medieval se entendía como reparadora de la paz perturbada, pues se consideraba que existía un cierto orden jurídico que se englobaría genéricamente bajo el término de paz. Justicia y mantenimiento de la paz iban unidas, de forma que quien quebrantaba la paz dejaba de estar bajo la protección de la justicia. Para lograr una eficaz garantía de seguridad, se acudió a la creación de las paces especiales. Ciertas zonas, actos, cosas o personas como pueden ser la vivienda del rey , el camino, las iglesias, mercados, etc. estaban protegidos por una paz esencial, hablándose así de la paz del mercado, paz del camino, etc.

Los jueces altomedievales no tenían una preparación jurídica, sino que eran jueces legos que procedían del pueblo, en ocasiones se encontraban con ausencia de normas, por lo que tuvieron que “crear” un derecho a partir de la costumbre. Así ocurrió en Castilla donde los jueces dictaban sentencias (fazañas) en virtud de su albedrío dando lugar al juicio de albedrío y utilizándose esas sentencias como derecho de referencia para pleitos posteriores.

La organización judicial de la Baja Edad Media presentaba las siguientes características:

1. El rey era la fuente de jurisdicción. Uno de sus deberes primordiales es dar coherencia a sus súbditos. Pero en esta etapa el rey hubo de delegar en instituciones diversas y en funcionarios parte de esa facultad para que la ejercieran en su nombre.

2. Sin organización específica, la función judicial formaba parte de las funciones de índole gubernativa o administrativa, pero en la Baja Edad Media tuvo lugar sus institucionalización mediante la creación de órganos judiciales y mediante la progresiva implantación de jueces técnicos.

3. las numerosas jurisdicciones especiales, reflejo de la fragmentación jurisdiccional medieval y reducto de privilegios, quedaron en esta etapa aun sin desaparecer, limitadas y ordenadas, dentro del organigrama general de la justicia real.

A) LA JURISDICCION ORDINARIA EN CASTILLA:

1.- Etapa altomedieval: curia y concilium

La Curia regia

El organismo jurisdiccional para la administración de justicia fue la Curia Regia, que presidía el mismo rey, o el Conde en Cataluña. En los distintos territorios presenta características similares por cuanto actuaba tanto en primera instancia como tribunal de apelación, además de ser el único tribunal competente para intervenir en los pleitos entre nobles, delitos más graves y causas civiles importantes. De igual manera, en Cataluña el Conde de impartía justicia rodeado de boni homines.

Desde el siglo XI la organización se perfeccionó en todos los reinos. Así aparecen en la Curia Regia de León y Castilla los jueces palatinos (iudices palatinii), normalmente clérigos y monjes que sólo se ocupaban de algunos asuntos que directamente les atribuía el rey. En Aragón aparece el juez de palacio (iudex Palatii) y en Navarra el justicia de Curia (iudices curiae). Desde el S. XII existe en todas las ciudades o villas importantes un juez llamado iudex, iustitia o alcalde, nombrado por el rey y con jurisdicción sobre un territorio determinado. Estos son los inicios de la tecnificación de la administración de justicia y de la casi completa asunción de la función judicial por parte de los jueces, dado que era fruto de una evolución de los jueces de prueba, presentes en la asamblea vecinal o tribunal condal, cuya finalidad esencial era dirigir la prueba y valorarla a los efectos de la sentencia.

La jurisdicción ordinaria era ejercida asimismo por los oficiales reales locales o territoriales y por las autoridades municipales.

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La asamblea vecinal o concilium.

En los territorios reales cabía la posibilidad de que el rey convocase una asamblea vecinal de hombres libres dirigida por alguien que él designase (normalmente el conde, imperante o potestade, que actuaba como delegado real y quien a su vez podía nombrar delegados). Esta asamblea vecinal administraba justicia en los territorios era un tribunal de carácter popular. En esta asamblea judicial o concilium se dirimían las causas, bien contando con la participación de todos, bien mediante jueces elegidos. Estas reuniones se realizaba normalmente a la puerta de la iglesia, del mercado o en el campo. Para los casos de pleitos entre personas que pertenecían a dos territorios la reunión se hacía en un lugar limítrofe llamado Medianedo.

No existió jerarquía entre la Curia Regia y el concilium ya que ambos tenían las mismas funciones y el procedimiento utilizado era idéntico para ambas instituciones: un procedimiento público y oral, en el que intervenían algunos miembros de la asamblea, llamados boni homines, en la determinación de las pruebas a realizar y en valorar los resultados de las mismas.

Cuando la vida local empezó a tener mayor relieve, ante el desinterés de los habitantes por participar en la asamblea, los condes dejaron de asistir a la misma, y los reyes se encargaron de nombrar jueces en las principales ciudades y villas, para sustituirlos en las asambleas. Los jueces de prueba también fueron sustituidos por unos alcaldes de carácter asesor que elegían los vecinos. Jueces y alcaldes pasarán a ser los primeros responsables de la administración local.

2.- Institucionalización de la justicia y Tribunal de la Corte.

La organización castellana en la Baja Edad Media tuvo su origen en el siglo XIII y se desarrolló a lo largo de los dos siglos siguientes. El monarca al consolidar su poder, desarrolló una política centralizadora también en el terreno de la administración de la justicia. Se instituyeron unos órganos judiciales, únicamente dependientes del rey, y se generó un aparato judicial preparado para aplicar un derecho cada vez más tecnificado. Se irán creando unos cuadros de oficiales cada vez más complejos.

En las ciudades y villas, por su parte, se encargaban de la administración de justicia en un principio los alcaldes de fuero, que fueron desplazados a partir del S. XIII por delegados regios: alcaldes de salario y, posteriormente, veedores o pesquisidores y corregidores.

En las Cortes de Zamora de 1274 Alfonso X organizó la administración de justicia, creando su estructura orgánica funcional. Estableció un tribunal de Corte compuesto por 23 jueces oficiales llamados alcaldes de Corte que actuaban por delegación entendiendo de los llamados casos de Corte, es decir, de aquellas causas que por su naturaleza quedaban exclusivamente reservadas a la comparecencia del Tribunal de la Corte. Esas 23 alcaldías, que se repartirían los asuntos de Castilla, León y Extremadura fueron dotadas con elementos auxiliares como escribanos, monteros, porteros, etc.

Las Partidas establecen una reserva se supuestos en favor de la jurisdicción real, estableciando incluso los distintos tipos de jueces: ordinarios, nombrados por el rey; delegados, nombrados por quien tiene la facultad delegada por el rey; arbitros, nombrados por las partes.

En las Cortes de Zamora se distingue entre:

?? Pleitos foreros: a resolver por las instancias locales.

?? Pleitos del rey: incluyen por un lado los Casos de Corte, reservados al rey y sus jueces, con aplicación del Derecho real, y por otro todos los demás supuestos que deberían ser resuletos tanto en primera instancia por el tribunal local como en apelación por el Tribunal de la Corte, de acuerdo con el fuero local en cuestión.

Ante el rechazo por la aplicación del Fuero Real en tierras de fuerte tradición local, quedó éste reservado para su aplicación en la Corte, llevando a la producción de las Leyes Nuevas y las Leyes de Estilo. Según García Gallo, el Derecho derogado por la reacción popular no fue el Fuero Real, sino el Espéculo.

La justicia real fue consolidándose paulatinamente, aumentando sus facultades de actuación. Como jurisdicción intermedia, los adelantados y merinos eran jueces de apelación de las sentencias dadas por los jueces locales, hasta que en el S. XIV pierden sus facultades judiciales.

3.- Chancillerías y Audiencias

A lo largo del siglo XIV ese Tribunal de la Corte, que se llamaría finalmente Audiencia, fue reorganizado en varias ocasiones y poco a poco acentuó su vinculación y su independencia respecto a otro organismo bien distinto como era la Chancillería. Entre ambas instituciones en origen diferentes, se establecería una relación jerárquica de subordinación a favor de la chancillería.

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El carácter de la Audiencia como organismo auxiliar de la chancillería queda patente en detalles como que tanto alcaldes de corte como escribanos cobrasen sus soldadas en la chancillería, o que las sentencias habían de ser autentificadas con el sello de la poridad (o del secreto) custodiado en la chancillería de Toledo. Esto motivó que pese a su condición de jueces reales los alcaldes hubieran de dejar de acompañar al rey en sus desplazamientos y se establecieran de manera fija y permanente allí donde el sello se encontraba, en la chancillería, también que el tribunal del rey fuera designado con demasiada frecuencia como chancillería, pero también como Audiencia, ya que ambos nombres hacen referencia a un cuerpo colegiado de jueces, estable y dependiente del monarca.

Los orígenes de la Audiencia han sido fijados por una parte de la doctrina, en unas cortes reunidas en Toro en 1371, durante el reinado de Enrique II, pero otros lo remontan años atrás, y sostienen que su nombre obedece no al hecho de “oír y escuchar pleitos”, sino a la imitación del modelo romano –canónico de la Audientia episcopal.

La Audiencia fue el órgano supremo dela administración de justicia integrado, según las Cortes en las que fueron por primera vez regulado por 7 oidores (3 eclesiásticos y juristas) que se reunían tres veces por semana para administrar justicia. Orgánicamente estaban presididos por un gobernador o presidente, nombrado por el rey, con funciones fundamentalmente representativas. Los oidores eran los jueces delegados (no ordinarios) que actuaban individualmente (como los alcaldes de Corte); a su cargo estaba la aplicación del derecho y solían ser licenciados en leyes. La Audiencia se divide en salas: la de hidalgos (para asuntos de nobles), la de Vizcaya (para la población de esos territorios), etc. Contaba con otros oficiales como secretarios, relatores, preceptores y alguaciles. Juan II la reorganizó aumentando los oidores a 10 (que luego se incrementarían a 16) y creando la figura del procurador fiscal, encargado de oficio de las denuncias y de la acusación.

La Audiencia tiene caracter primero itinerante, luego fija (en Segovia) y de nuevo itinerante, hasta fijarse finalmente en Valladolid. Se dividía en tres salas, dos encargadas de los Casos de Corte y de las suplicaciones civiles y otra de las suplicaciones y apelaciones penales.

A este alto tribunal al que judicialmente correspondía la apelación en material civil y criminal de los órganos jurisdiccionales inferiores y en primera instancia los casos de Corte se le concedió sede en 1442 en Valladolid, recibiendo a fines del XV de los Reyes Católicos una reforma de sus primeras ordenanzas, que habían de prestarle configuración fija y asentamiento definitivo. Los mismos monarcas establecieron en 1494 otra Audiencia y Chancillería en Ciudad Real, que había de ser trasladada a Granada en 1505 en virtud de un criterio de distribución geográfica que facilitaría el acceso a esa función desde todos los puntos de la Península. A partir de entonces la Audiencia de Valladolid, atendería las alzadas de pleitos procedentes del norte del Tajo, mientras que la de Granada se hacía cargo del sur del Tajo. Se creó asimismo una Audiencia en Santiago de Compostela con competencia en Galicia, pero sin constituírse Chancillería.

Las competencias de Audiencias y Chancillerías resultaron recortadas respecto a las primitivas, al limitar las facultades de los oidores a la justicia civil, excluyendo la criminal, que quedaba preservada al entendimiento de unos Alcaldes de Corte específicos, llamados por ello alcaldes del crimen. La Audiencia fue el máximo tribunal de apelación de la justicia del rey, aunque a partir de finales del siglo XV, con la reorganización de los Reyes Católicos en las Cortes de Toledo, la última instancia sería el Consejo Real de Castilla.

La organización judicial institucionalizada en las Cortes de Zamora de 1274 y perfeccionada en las Cortes de Valladolid, de 1307 aparte de los alcaldes oficiales del rey residentes en la corte (alcaldes ordinarios) estableció los alcaldes de alzada, que con precedentes en los Adelantados mayores y en número de tres, entendían las apelaciones contra las sentencias delos alcaldes ordinarios en sus respectivas demarcaciones, materializando las instancias intermedias. Fueron órganos unipersonales que actuaban subordinados al rey aunque estaban integrados en la Audiencia y perdieron importancia al constituirse éste como institución integradora de todo el organigrama de la administración de justicia.

Otros tipos de jueces fueron los alcaldes de los hijosdalgo dedicados a resolver litigios entre personas con un status jurídico privilegiado. Lo que en principio una magistratura única, pronto se desdobló en dos, actuando cada uno de los alcaldes la mitad del año por turno. Representan estos alcaldes de hijosdalgo una fórmula transaccional entre el poder nobiliario y monárquico en el terreno judicial.

El juez de suplicaciones actuaba en caso de suplica o instancia jurisdiccional que remitía al supremo juicio del monarca la revisión de sentencias dictadas por los jueces o incluso por el mismo rey.

Desde el reinado de Juan II, tras la incorporación a Castilla del Señorío de Vizcaya quedó establecido como órgano unipersonal el juez de Vizcaya, que dirimían las causas de los vizcaínos oyendo asimismo sus apelaciones. También en 1351 surgió un tipo de juez especial para entender en pleitos habidos en la sede

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regia y en el distrito circundante de cinco leguas llamado alcalde del rastro cuya designación (en número de dos) resolvía la ausencia de alcaldes en el ámbito próximo al rey cuando la corte era itinerante y la chancillería (donde permanecían los alcaldes) se habían ubicado en un lugar fijo.

La vertiente material de la administración de justicia corría a cargo de los justicias, que auxiliaban en su tarea a los alcaldes. El justicia era por tanto el encargado del mantenimiento del orden y de la ejecución de las órdenes del juez. En la Corte aparece primero como alguacil, pasando al final a denominarse Justicia mayor. Tenía funciones de policía y de ejecución de sentencias, contando con alguaciles menores a sus órdenes.

B) LA JURISDICCION ORDINARIA EN EL REINO DE ARAGON: JUECES LOCALES, TRIBUNAL DE LA CORTE Y JUSTICIA MAYOR

Jurisdicción ordinaria inferior en la Corona de Aragón:

?? El Justicia en Valencia tiene un carácter local, y está auxiliado por notario, escribano, asesor y sayón. Llegaron a existir dos, uno con jurisdicción criminal y otro civil, con competencias hasta 100 millas marinas de la costa. El Corte, por otro lado, es un juez local real o señorial de carácter extraordinario que actuó en Valencia, Cataluña y Mallorca.

?? La figura local en Aragón es el Zalmedina, en cuya designación intervenían los concejos, aunque los reyes terminaron vendiendo el cargo. Existió además el sobrejuntero, órgano ejecutivo de las sentencias de jueces y tribunales.

?? El Veguer en Cataluña es mas bien un juez de distrito, nombrado por el rey al frente de la veguería. Tiene jurisdicción en mero y mixto imperio, civil y criminal, además de mantener el orden público. Por encima suyo existirá el sobreveguer, que entenderá de las apelaciones de las sentencias de aquel. Por su parte el Bayle, aunque con competencias mas de tipo económico, tiene jurisdicción sobre su propio personal, manumisiones, pleitos civiles y criminales de esclavos y libertos y cierta jurisdicción marítima.

La jurisdicción ordinaria superior la detenta la Curia Regia, que se organizó como Tribunal de la Corte desde el S. XIII. A partir de este siglo existió una Audiencia que actuaba como Tribunal de la Corte en Cataluña y Aragón, regulada primero por el Ordenamiento de Huesca de 1286 y después en las Ordinacions de 1344. En el S. XIV se crea una Audiencia en cada territorio de la Corona. Junto a las Audiencias estaban el Procurador general, que se erige en juez de apelaciones, y el Gobernador general o juez ordinario, como delegados del rey.

En Aragón la figura del justicia mayor representa una pieza clave de la constitución aragonesa. En su origen fue un funcionario encargado de ejecutar las órdenes del juez y de hacer cumplir su mandato, pero su papel se interpretó cada vez más ampliamente dentro del reino de Aragón, donde se le acabaría considerando un personaje mítico y legendario, intérprete de los fueros y juez de los contrafueros, que podía invocar el proceso de reparo de agravios.

A partir del siglo XII tuvo jurisdicción propia y competencias judiciales propiamente dichas, como quedó definido en las Corte de Egea en 1265, en que la oligarquía logró de Jaime I el acuerdo de que ese funcionario fuese siempre designado de entre los caballeros como juez intermedio para juzgar los pleitos habidos entre el rey y la nobleza y de entre los propios nobles para defender, frente al poder real, las libertades aragonesas. Posteriormente se acrecentaron sus competencias cuando el rey aceptó la capacidad de estos jueces para oír causas en la primera instancia a cualquier lugar del reino y para revisar en apelación las sentencias de jueces locales. En el Privilegio de la Unión de 1287 la nobleza aún lograría que sólo tras la sentencia del Justicia mayor de Aragón, pudieran ser impuestas por el rey determinadas penas a los nobles aragoneses. A mediados del siglo XIV aumentaron los poderes del Justicia mayor, al convertirse en intérprete del derecho aragonés y en el máximo juez de contrafuero. Así el Justicia mayor irá asumiendo facultades del juez intermedio entre le rey y los súbditos cuando se den controversias entre ambos.

El Justicia mayor era nombrado por el rey y actuaba auxiliado por dos lugartenientes, pero sólo podía ser controlado, removido y juzgado por las Cortes mismas. Contaba con personal auxiliar: seis notarios y algunos “vergueros” encargados de la ejecución. N.A.: Pérez-Prendes analizó cinco procesos forales aragoneses que constituyen el contenido fundamental de la actuación del Justicia Mayor de Aragón. Estos procesos estuvieron en realidad dirigidos a configurar sentencias interlocutorias (es decir, únicamente resolutorias de las fases previas de un proceso que preparan, ayudan y facilitan el cumplimiento de la justicia), aunque no tenían nada que ver con la sentencia definitiva que correspondía al juez que juzgaba.

Los mal llamados “procesos” forales aragoneses son :

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1. El proceso de firmas de derecho, consistente en la facultad del Justicia de tomar prendas, en calidad de fianzas, pero sin llevar implícita la decisión sobre el fondo del asunto.

2. El proceso de manifestación, como acción encaminada por el Justicia a garantizar la integridad de los sujetos y de los bienes inmuebles involucrados en un proceso.

3. El proceso de aprehensión o defensa de una situación que normalmente consistió en la custodia de bienes inmuebles encaminada a mantener un orden determinado, en tanto el tema principal se resolvía.

4. El proceso de inventario o acto por el que el Justicia se ocupa de los bienes muebles involucrados en un proceso.

5. El proceso de emparamiento, o embargo de aquellos bienes que pudieran resultar afectados con alguna responsabilidad y que el eventual deudor pudiera tratar de separar dolosamente de su patrimonio para mantenerlos alejados del ámbito del acreedor.

C) LA JURISDICCION ORDINARIA DE NAVARRA

La Cort o Curia actuó en Navarra como Tribunal de la Corte, con competencia en pleitos concernientes a la nobleza o del rey con la nobleza. En el S. XI aparecen unos jueces específicos llamados justicia de curia (iudices curiae). A finales del S. XIV aparecen al frente de dicho Tribunal cuatro alcaldes de corte, cuatro notarios y personal auxiliar. Existió una Cort general para los asuntos mas graves,encargándose dese el S. XV el Consejo Real de las apelaciones.

La jurisdicción ordinaria era detentada en las villas por los alcaldes municipales, pudiendo apelarse sus sentencias ante los alcaldes mayores o de mercado, ubicados en las ciudades mas importantes.

Por su parte, el Procurador general, cargo desempeñado por un clérigo, representaba los intereses del monarca y del reino.

D) LAS JURISDICCIONES ESPECIALES: LA JURISDICCION SEÑORIAL, LA JURISDICCION ECLESIÁSTICA Y LA JURISDICCION MERCANTIL.

La justicia pública, real o justicia del príncipe es la forma ordinaria de reestablecer el orden roto. Pero junto a la jurisdicción ordinaria del Estado aparecerán las jurisdicciones especiales que en esta época serán, esencialmente, la jurisdicción señorial y eclesiástica.

La jurisdicción señorial

Procedía de los privilegios de inmunidad concedidos por el rey a los señores, mediante los que se prohibía la entrada en los territorios del señorío a los oficiales regios. En virtud del mismo los señores administraron justicia que tenía un marcado carácter privado. Pero no todos los señoríos gozaron de inmunidad jurisdiccional, además de que el rey se reservó el conocimiento de los delitos más graves y notorios, así como las apelaciones. La administración señorial de justicia la ejercían los señores, igual que lo hacía el rey en las tierras de realengo, rodeados de una asamblea de personas del señorío. Con la consolidación del régimen señorial los titulares de los dominios pudieron nombrar a los jueces de los diversos núcleos de población que integraban sus señoríos y a los sometidos a su jurisdicción. De las sentencias de esos jueces se podía apelar al señor o al corregidor señorial, y de las instancias intermedias, ante la chancillería correspondiente. El alcance de la jurisdicción señorial fue variable según territorios y épocas, permaneciendo sometida a la supervisión del monarca. En Castilla los reyes reservaron para su jurisdicción el conocimiento de los casos de Corte, pero en Aragón, los señores lograron la plenitud jurídica, es decir, el llamado mero y mixto imperio, lo que equivalía a entender en cualquier tipo de cuestiones civiles y criminales. La organización de los municipios señoriales era similar a la de los municipios de realengo, con la diferencia de que en aquellos la elección de los cargos de la administración municipal (jueces, alcaldes, fundos, etc.) era supervisada o directamente realizada por el señor.

La jurisdicción eclesiástica

Corría paralela a la anterior, y estaba administrada por los órganos de la Iglesia, básicamente el obispo o su sustituto el arcediano. De sus sentencias cabía apelación al obispo metropolitano o arzobispo, y de las de éste al Primado y en última instancia al papa, ante el tribunal de la Rota.

Sus competencias se extendían a toda cuestión que afectara a la fe católica, y desde el siglo X, también a las cuestiones civiles directamente relacionadas con la religión, como el matrimonio y algunos delitos como la herejía, la hechicería, y la usura. También era de su competencia el privilegio del fuero (privilegium fori), en virtud del cual intervenía en las causas civiles y criminales en las que estuviese implicado un eclesiástico, privilegio que se extendió también a la servidumbre del mismo o a sus familiares. Pero en los casos penales, sólo tenía facultad de imponer penas espirituales y si el delito también era sancionable civilmente (como la herejía), una vez sentenciado pasaba a la justicia ordinaria.

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En la Baja Edad Media la expansión y el arraigo de esta jurisdicción especial fue contenida por la monarquía que se oponía a ceder partes de su poder jurisdiccional. Desde el principio de este periodo la corona acotó y restringió la justicia común eclesiástica reduciéndola y sometiéndola a la jurisdicción ordinaria.

El otro principio sobre el que se sustentaba la jurisdicción eclesiástica era el derecho de asilo, perfectamente configurado desde el siglo XIII, y también limitdo sistemáticamente por la realeza (no alcanzando a cualquier persona ni a cualquier delito), aunque no llegara a desaparecer.

Los problemas de la herejía en Europa dieron lugar a la aparición de la Inquisición o Santo Oficio para la defensa de la fe católica y para inquirir y castigar los casos de herejía, encargandose la tarea a los dominicos, que utilizaban un procedimiento inquisitivo (de ahí el nombre). En Aragón y Cataluña la Inquisición penetró mas fácilmente, mientras que en Castilla no quedó constituido el Santo Oficio hasta 1478 . En Castilla, pese a ser un tribunal eclesiástico, estuvo sometida esta jurisdicción al inquisidor general, nombrado por el poder real con la aprobación del papa. Esta nueva inquesición fue introducida por los Reyas Católicos en Aragón, creándose el Consejo de la Suprema y General Inquisición, con el Inquisidor general a la cabeza. Pronto hubo tribunales inquisitoriales en todo el territorio.

La jurisdicción del libro

Algunos autores la consideran una jurisdicción especial o extraordinaria. El Juicio del Libro, realizado por los eclesiásticos de León, consistía en resolver pleitos de acuerdo con el contenido de un ejemplar del Liber Iudiciorum. Según Sanchez-Albornoz, dicha práctica perduró en León durante la Baja Edad Media.

La jurisdicción municipal

También gozó de cierta autonomía aunque no fuese ilimitada o totalmente independiente de la autoridad real, dependiendo del reino, y del momento histórico. Fue a partir del siglo XIII cuando aparece un juez en cada ciudad que recibió distintos nombres: juez, justicia, alcalde, zalmedina (Aragón), veguer y batlle (Cataluña) con jurisdicción sobre los habitantes y sobre su territorio. Dicho Juez era nombrado en principìo por el rey, hasta que el municipio adquiere importancia, siendo entonces designado por el Concejo Municipal. Aparecen así en Castilla y Aragón tribunales municipales que juzgan de acuerdo con el foro de la localidad.

La jurisdicción mercantil.

Desde mediados del XIII apareció en los territorios de la Corona de Aragón una jurisdicción especial para asuntos mercantiles, distinta de la ordinaria, desempeñada por bayles y veguers. A finales del siglo XIII surgieron en Valencia, Barcelona y Mallorca unos tribunales mercantiles llamados consulados que confiaban la resolución de los litigios comerciales en sus propios jueces denominados cónsules de mercaderes. En un principio esta jurisdicción amparaba a los profesionales de las empresas marítimas, pero con el tiempo alcanzó a todos los mercaderes en general, y con ello el derecho marítimo quedaría encadenado al derecho mercantil. La característica principal del proceso mercantil fue su urgencia y brevedad. Las sentencias de los cónsules podían apelarse ante un juez de apelaciones de la jurisdicción ordinaria, ante quien comparecerían tanto las partes como el juez que había emitido la primera sentencia.

La jurisdicción universitaria.

Las universidades tuvieron su origen en gremios y corporaciones en las que se integraban maestros y estudiantes. En cada universidad había un juzgado propio para asuntos referentes a los miembros de la comunidad universitaria. La justicia universitaria trataba de impedir que la ordinaria alcanzase a ninguno de los estudiantes ejercitando el derecho de non introito, que impedía la intromisión de cualquier funcionario judicial en el recinto de la universidad.

Otras jurisdicciones

Así mismo, la organización militar, la Mesta, las Hermandades, etc. constituirán corporaciones dotadas de facultades jurisdiccionales más o menos amplias, conferidas en etapas anteriores y que en esta época se reduciría su ámbito de actuación cediendo parte de sus competencias a la jurisdicción real.

II. LA IGLESIA Y EL ESTADO

A) DIOCESIS, IGLESIAS PROPIAS Y MONASTERIOS

La invasión musulmana supuso para la Iglesia quedar dividida en dos: la de los núcleos de resistencia en el norte, y las iglesias mozárabes en los territorios musulmanes. La primera se irá reorganizando con la reconquista. La segunda mantendrá la disciplina visigoda y sus ritos litúrgicos que se conocen como ritos mozárabes.

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Al principio fue preciso que los temas eclesiásticos quedasen subsumidos en los generales del estado sin distinción. Esta asunción de temas espirituales llegó hasta el punto de que la misma Curia regia será la que toma las decisiones en materia eclesiástica: nombramiento de obispos, diócesis, iglesias, clero, etc. Fruto de esta unión surgirá el regalismo o derecho del monarca a intervenir en aquellos problemas de la Iglesia relacionados con el estado que puedan suponer un conflicto entre ambos, como puede ser la elección de los obispos, en la que desde tiempos visigodos habían venido interviniendo proponiendo candidatos. Con Alfonso VIII de Castilla se establece la inviolabilidad de los bienes de la Iglesia y se extiende el privilegio del fuero eclesiástico a todos los clérigos del arzobispado.

Con el avance de la reconquista del territorio se va restableciendo el sistema organizativo eclesiástico visigodo consistente en dividir el territorio en diócesis a cuya cabeza figuraba un obispo, que es la autoridad ordinaria. En el Concilio de Coyanza de 1055 se restauró el sistema visigodo de forma oficial, al disponerse que se aplicaron las disposiciones canónicas aprobadas en los concilios visigodos. Este concilio tomó muy importantes medidas, entre ellas la reafirmación de la jurisdicción episcopal, decretar la independencia del clero, la necesidad de la reforma monástica y la corrección de los desórdenes morales.

Desde el Concilio de Letrán en 1139 los obispos habían de ser elegidos por los cabildos, con la aprobación del monarca. En Castilla desde mediados del S. XIII los reyes proponían a Roma los prelados electos. En Aragón, a partir de Jaime I el nombramiento fue potestativo de los papas. Con los Reyes Católicos, hobo diversos incidentes debido a nombramientos papales.

Al conquistar Toledo las tropas cristianas en 1085 se intentó volver a establecer el cargo de Primado de Toledo, frente a los deseos de otras sedes como Tarragona o Santiago. También se restauraron las iglesias metropolitanas, pero la unidad básica va a ser la parroquia, cuya influencia fue decisiva en la vida diaria de la comunidad. La agrupación de parroquias genera un arciprestazgo y la de estos un arcedianato. La unión de arcedianatos dará como resultado una diócesis. El arcediano era el ejecutor de las decisiones del obispo, y en muchas ocasiones sería su sucesor.

El régimen señorial favorecerá la difusión de un fenómeno que se iniciará en la España visigoda: las iglesias propias, iglesias erigidas por los señores en sus territorios y en los que ellos ejercían las funciones de los obispos. Este sistema logró gran difusión debido al avance repoblador llegando a aparecer monasterios familiares.

Los centros más importantes van a ser los monasterios, que albergarán monjes, los cuales vivían fundamentalmente dedicados al trabajo y la oración. Los monasterios fueron importantes centros repobladores, además de estructuras agrarias y centros donde florecía la cultura. Tal es así que los monasterios aumentaron paulatinamente y de forma alarmante, surgiendo a partir del siglo XI la reforma de Cluny, apoyada por el rey y que introdujo influencias feudales, y la del Cister, como movimiento de reacción a la estructura señorial que se había adoptado en los monasterios.

Un elemento esencial será el culto a Santiago, que ayudó a difundir las nuevas ideas europeas, además de potenciar un intercambio y las influencias ideológicas entre personas. El Camino de Santiago va a ser conocido en todo el territorio, atrayendo peregrinos gracias a la seguridasd de sus vías, protegidas por la paz del camino.

Conforme nos acercamos a los siglos X-XI son cada vez mayores los contactos con Roma propiciados por la llegada a la península de los monjes de Cluny que difunden la reforma de Gregorio VII, que sustituyó los ritos visigodos por los romanos. La reforma gregoriana también incidió en las iglesias propias, limitando las atribuciones del señor al derecho de patronato o nombramiento del clérigo o párroco de la iglesia.

B) CONCILIARISMO Y CONFLICTOS DE JURISDICCION

El Concilarismo pretendía situar el Concilio por encima del Papa, como suprema autoridad de la Iglesia. Su reconicimiento en el Concilio de Constanza en 1414 originó una profunda confisión que culminó con el gran Cisma de Occidente (1378-1417) y la existencia simultánea de varios pontífices. Los reyes de Aragón reconocieron, por ejemplo, al Papa de Avignon, mientras el resto de la península permanecía fiel a Roma.

Tras la vuelta a la unidad del pontífice, y ante la relajación moral que favorecía la difusión de la herejía, se hizo necesaria una reforma en profundidad del clero regular y secular, iniciada en España por el císter y continuada por Cisneros.

La Iglesia en la Baja Edad Media sufrió una crisis moral. Por lo que se refiere a las relaciones Iglesia –Estado, la idea de supremacía eclesiástica no fue incorporada íntegramente. En Castilla los reyes interceptaron las bulas pontificias permitiendo sólo las que no perjudicaban al Estado y se beneficiaron de los ingresos que éstas reportaban. Se prihibió así la circulación de determinadas bulas pontificias, y se limitó la jurisdicción eclesiástica mediante los recursos de fuerza o apelaciones al rey. También fue objeto de

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disputa la designación de los obispos y la jurisdicción eclesiástica en si misma y los bienes de la Iglesia, cuya acumulación fue obstaculizada sin éxito por parte del Estado.

En Aragón las relaciones con la Iglesia atravesaron momentos difíciles debido, por un lado, a la infeudación del reino a la Santa Sede por Pedro II, y la negativa de su hijo Jaime II a reconocerla, y por otro a la intervención aragonesa en Italia. Jaime II restauró los lazos con la Iglesia, que vivió así en el S. XIII su mejor momento en Aragón, con figuras como S. Raimundo de Peñafort o S. Raimundo Lulio.

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LECCION 32: LA ADMINISTRACION DE HACIENDA Y EL EJERCITO

I. LA HACIENDA

A) PATRIMONIO DEL PRINCIPE Y HACIENDA DEL ESTADO

La Hacienda en la Alta Edad Media tenía como característica que los ingresos eran privados por cuanto procedían de los territorios de la Corona. Desaparece la distinción entre bienes públicos de la corona y privados del rey de los visigodos, lo cual puede deberse que al menguar las necesidades quedan reducidos a los gastos personales del rey. Además los recursos que procedían de los dominios fiscales no iban a parar en muchas ocasiones a la Hacienda dada la confusión de patrimonio de la corona y del rey. Solo al final de la etapa aparecerá el concepto de ingresos públicos. Hay que destacar la intensa dilapidación del patrimonio real por causa de donaciones a nobles y eclesiásticos, así como del coste del aprovisionamiento del ejército, muchas veces por cuenta del rey.

Conforme aumentaron las necesidades del Estado la organización financiera fue haciéndose más compleja

El patrimonio del príncipe está formado por los dominios fiscales, territorios que son propiedad de la Corona y las regalías, que fueron ganando en importancia con el tiempo.

Los habitantes de los dominios fiscales, es decir, los moradores de los territorios de realengo pagaban una renta anual por el uso y disfrute de la tierra propiedad del rey, al igual que ocurría con cualquier otro señor. Esta renta en Castilla –León se llamó foro desde el siglo XI y en Aragón treudo. Su pago se realizaba en especie y solía ser una cuota de la cosecha (un décimo en Castilla, una novena parte en Aragón). Estas rentas, junto con otras más, pueden asimilarse a los impuestos directos, si consideramos que además de la renta de la tierra, los dominios territoriales proporcionaban otras rentas, dado que el rey era el señor de las tierras: fumazga (por encender el hogar), nuncio o luctuosa, mañería, ossas, castellaje, hospedaje y yantar.

Las principales regalías en cuanto a derechos del rey a determinados bienes fueron:

?? De bienes vacantes o facultad del rey de ocupar los bienes abandonados por sus dueños, así como las tierras yermas. Toda región abandonada o territorio yermo era del soberano.

?? El montazgo de Castilla, forestatge de Cataluña, que se pagaba por uso y aprovechamiento de montes del territorio. Si bien el rey podía cederla a los señores que las cobraban en sus señoríos. Y el herbazgo que se pagaba por el aprovechamiento de los prados.

Los ganados transhumantes que atravesaban la Península en invierno y en verano, normalmente tenían que satisfacer el montazgo y el herbazgo que en los dominios reales era un ingreso más de la Hacienda. En León y Castilla tuvo carácter de impuesto de tránsito, convirtiéndose en el siglo XIV en un impuesto ordinario denominado servicio y montazgo. En Aragón el tributo se llamaba carneraje y herbaje.

En Castilla y Navarra también se percibía la assadura, derecho de escoger una res del ganado transhumante, si bien esa gabela se sustituye por el pago de una cantidad.

?? La regalía de moneda fue la más importante. Los recursos procedentes de esta regalía se obtenían por la diferencia entre el valor nominal de la moneda y el valor del metal en que estaba acuñada. En principio no se acudió a ella, pero el tiempo fue potenciándola como recurso, derivando de la misma un impuesto en la Baja Edad Media: la moneda forera en Castilla y el monedaje en Aragón y Navarra que se pagaba para evitar la práctica real de “quebrar la moneda” o atribuirle un valor nominal inferior a su valor real.

?? La regalía de minas consistía en la obtención de una renta por la explotación de las mismas. Los reyes solían acudir al arrendamiento de la explotación minera, debiendo pasar dos tercios de lo extraido al rey.

?? La regalía de salinas: antes del siglo XII las Salinas podían estar en manos de particulares (llamados alvareros) que cobraban una gabela, alvara (recibo) por la venta de sal. Desde Alfonso VII esta gabela se convirtió en regalía al reservarse al rey, siendo administrada la renta por los alvareros que cobraban el tributo, y entregaban a los compradores un alvara o albalá recibo que acredita haber pagado el impuesto. Desde Alfonso VIII se arrendaba las salinas a cambio del pago anual de una suma concertada organizando en el siglo XIV Alfonso XI esta actividad como un verdadero monopolio.

En Castilla, desde los reinados de Sancho IV y Enrique II, debido a las donaciones realizadas por este monarca a los magnates del reino (llamadas mercedes enriqueñas), el patrimonio real se vio disminuido,

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hasta el punto que los Reyes Católicos llegaron a anular muchas de estas donaciones e incorporaron a la Corona los maestrazgos de las órdenes militares de Santiago, Calatrava y Alcántara.

B) ORGANOS DE LA ADMINISTRACION FIANACIERA

Con carácter general, la administración de las regaías y rentas provenientes de los dominios fiscales corría cargo de un Mayordomo directamente encomendado por el rey, en quien delegaba sus funciones de administración. Este mayordomo pertenecía a la Corte, y esta auxiliado por un Tesorero real, figura que sustituyó al almojarife en el reinado de Alfonso XI, pero pronto será un oficial real el que administre los bienes del rey, recibiendo diferentes nombres: mayordomo, merino (León y Castilla), batlle (Cataluña), preboste (Navarra), quienes en muchos casos atendían también a la recaudación. Excepto en León y Castilla (donde será el conde del territorio) fueron los oficiales ordinarios los que entendieron de la recaudación, si bien frecuentemente se acudía al arrendamiento, sobre todo en el caso de los impuestos indirectos.

La organización de administración financiera en la Baja Edad Media se cifró principalmente en Castilla en la institucionalización de las figuras del Tesorero Mayor y de los contadores mayores, como oficiales económicos-fiscales que representan dos grados de evolución consecutivas en el proceso de constitución de una organización hacendística acorde con las exigencias bajomedievales.

El Tesorero mayor fue un cargo subordinado al Mayordomo (por tanto se insertaba en la administración doméstica de la Casa Real y de la Hacienda regia, dándose en él la confluencia entre lo público y lo privado, característica de la Hacienda medieval, pero pronto sería desplazado por el Contador mayor. A mediados del siglo XIV los textos legales castellanos hacen referencia a los contadores y a los contadores mayores como encargados de la gestión de la Hacienda regia, vinculados únicamente al rey y responsables de “tomar las cuentas”. Con Juan II, el Mayordomo queda ya reducido a la administración de la Casa Real.

Ya en el siglo XV existía la Contaduría mayor de Hacienda con dos altos oficiales al frente (Contadores mayores) que se ocupaban de todo lo relativo a la exención de impuestos y, en general de lo concerniente a la administración de recursos del reino. Este organismo recibió desde 1433 sucesivas ordenanzas. Las competencias principales de los Contadores mayores era organizar la recaudación de tributos; elaborar un rudimentario presupuesto; arrendar el cobro de algunos tributos; asumir la jefatura de los oficiales fiscales confiriéndoles los poderes necesarios para actuar; asentar en sus libros todos los pagos que tuviera que realizar al fisco real; tomar alardes periódicamente (exhibiciones públicas de los contingentes militares).

Junto a esta organización existió la Contaduría mayor de Cuentas, compuesta por contadores mayores que venían a ser el organismo encargado de tomar las cuentas a todos aquellos que hubieran administrado dinero real, liquidando las presentadas por los oficiales del fisco y ajustado las correspondientes a deudores de la Hacienda pública. Fue por tanto un órgano de control cuya actuación dependia de la Contaduría de Hacienda, de la que recibía los documentos para proceder a la fiscalización de las operaciones. Fue creada en 1437 con Juan II y reorganizada por los Reyes Católicos. Entre sus principales competencias específicas, estaba la custodia del tesoro real, la devolución o cancelación de fianzas de garantía dadas por los oficiales fiscales y la contratación de obras y suministros mediante subastas.

Los contadores mayores tenían atribuciones judiciales para juzgar asuntos concernientes, a las rentas reales y a sus recaudaciones, disponiendo de un eficaz aparato auxiliar, del que formaban parte sus lugartenientes y una serie de contadores menores.

En la corona de Aragón las funciones del mayordomo y del procurador real, a cuyo cargo corría la gestión de las finanzas, se refundieron en 1283 en un alto oficial: maestre racional, con facultades de control de ingresos y gastos que anotaba en los libros correspondientes. Todos los oficiales que manejaban caudales debían, pues, rendirle cuentas. Junto a él y bajo su dependencia actuaban el procurador, el tesorero (encargado de ingresos y gastos y de la custodia del tesoro) y el escribano de ración (encargado del pago de salarios) que completaban la base de la estructura hacendística de la Corona.

En Cataluña y Valencia fue el bayle general quien recaudaba las rentas, como representante del tesorero, ostentando facultades jurisdiccionales en las causas que afectaban al patrimonio del monarca.

En Navarra la Hacienda fue gestionada por la Cámara de los comptos, institución que se establece en Pamplona compuesta por oidores y notarios. Esta organización tuvo supremas facultades del ordenamiento fiscal: exigió la redición de metas a los reacaudadors de rentas, veló por la adecuada exacción de los derechos del rey, y dio su parecer en las cuestiones relativas a la política impositiva o de concesión de franquicias. Así mismo ostentó atribuciones judiciales, sustanciándose en ella los pleitos de esta índole. Con Carlos III el Noble se creó el cargo de procurador patrimonial, al cargo de la administración y control del patrimonio real.

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C) CARACTERES GENERALES DEL SISTEMA IMPOSITIVO

Sólo debían tributar los libres, siervos y semilibres de carácter rural, que son los pecheros. Los nobles y clérigos estaban exentos de tributar, pero pagan algunas contribuciones extraordinarias. Junto a ellos están los excusados o paniaguados, personas a las que se extiende la exención tributaria de los señores por vivir con ellos. Los caballeros villanos estuvieron exentos de ciertos impuestos, así como los terrenos de reciente colonización, ya que la exención fiscal se utilizó como estímulo para la repoblación.

El impuesto se confunde con el resto de las rentas que los súbditos deben satisfacer por razón del reconocimiento del dominio, siendo así una imposición mas dentro del señorío.

Los impuestos predominantes fueron los indirectos, sobretodo los que gravan la circulación de la riqueza, acudiéndose frecuentemente a la imposición extraordinaria. En líneas generales los impuestos perdieron la característica básica de sufragar las necesidades del Estado con bienes de particulares confundiéndose con las rentas señoriales que deben satisfacer al señor del territorio donde vive.

Los reyes acudieron con frecuencia a enajenaciones de recursos en favor de nobles, iglesias y monasterios.

D) LOS INGRESOS ORDINARIOS Y EXTRAORDINARIOS. LA RECAUDACION DE LOS IMPUESTOS

Los recursos de la Hacienda real fuero de dos tipos: ordinarios y extraordinarios, si bien algunos de estos últimos acabaron teniendo caracter ordinario en la Baja Edad Media. Los concejos castellanos tuvieron en general un poder contributivo mayor al de los leoneses.

Los recursos ordinarios fueron los siguientes:

?? Las contribuciones o impuestos ordinarios, que se implantaban para satisfacer las cargas del Reino. Como impuestos podemos consignar dos: entrada y salida de mercancías (aduanas) y tránsito, tráfico y venta de las mismas (tráfico). A veces se vendían a señores o municipios.

?? El impuesto de aduanas tenía distintos nombres dependiendo de dónde se pagaba (puertos marítimos, puertos secos o aduanas interiores, puentes, puertas de ciudades, etc.). En León y Castilla, todas las mercancías que procedían de los puertos del mar del norte y nordeste pagaban un décimo de su valor (llamados después diezmos del mar y diezmos de los puertos), existiendo también los llamados puertos secos, aduanas establecidas entre los distintos reinos, por las que las mercancías que entraban debían pagar un derecho de paso o peaje, cuyo cobro asumieron las Cortes al ser responsables de recaudar los subsidios para el rey, con lo que se convirtió en un ingreso de la Diputación General o del reino. En Navarra también tenía esta consideración de peaje. En el período bajomedieval con la incorporación de Andalucía a Castilla se asumió un impuesto árabe, el almojarifazgo, que gravaba la importación de mercancías.

?? El impuesto sobre el tráfico y venta de mercancías fue diferente si gravaba a mercancías para mercados, a personas o a ganados. Fue conocido genéricamente como pedaticum, pedagium y peagem, pero estrictamente era el impuesto de tránsito de las personas. Si se debía a pasar por un puente recibía el nombre de ponticum o pontazgo. Si era pagado por cruzar los ríos en embarcaciones barcaje. Si gravaba el paso de mercancías en carros se designaba como rotaticum y rodas y si gravaba el paso de animales passaticum y passagium.

Durante la reconquista perduró el teloneum romano, tributo que gravaba el tránsito de las mercancías que se llevaban al mercado para su venta y la propia venta. En León y Castilla fue llamado también portazgo. En Aragón, Cataluña, Navarra se llamó leuda y lezda. Y desde el siglo XI aparece la maquila, impuesto por la venta de cebada en el mercado de León.

En las zonas musulmanas se pagaba un tributo llamado al-qabala (la gabela) que gravaba todas las transacciones que se hacían en los zocos, en una cantidad proporcional al valor de venta. Este impuesto sirvió desde el siglo XII de modelo a seguir en Castilla y León, estableciéndose la alcabala, que Alfonso XI generalizó a todo el territorio, terminándose por considerarse permanente en tiempos de Enrique II o Juan II, y transformándose desde el siglo XV en recurso ordinario.

Como tributos personales, directos o capitaciones, los musulmanes y judíos en suelo cristiano pagaban sus correspondientes tributos.

?? Las caloñas o penas pecuniarias. Son la parte de la composición que pagaban los delincuentes que pasaba a las arcas reales o del concejo.

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?? Las redenciones de servicios o pago por no realizar los servicios que se estaba obligado a prestar: la fonsadera en León y Castilla, para eximirse del servicio militar; fossataria; yantar; cena (en Aragón y Navarra).

?? El sello en cuanto derechos y tasas por la expedición de documentos de la chancillería regia y la autenticación por el sello real.

?? Las tercias reales, desde el siglo XIII donación de los pontífices a los monarcas para la utilización de un tercio del diezmo eclesiástico para gastos de guerra.

Los recursos extraordinarios fueron:

?? Las confiscaciones de los bienes de los que incurrían en ira regia y de los que se rebelaban contra el monarca, bienes que frecuentemente eran cedidos a monasterios o a nobles fieles al soberano.

?? El quinto del botín recurso de influencia islámica, consistente en la obligación de dar al rey la quinta parte de los botines adquiridos..

?? Las parias, tributos que pagaban los reyes de Taifas en reconocimiento de la autoridad cristiana a cambio de no ser atacados. Con Fernando I y Alfonso VI se ingresaron elevadas sumas por este concepto. Con Alfonso XI, debido a la periodicidad de su exacción, puede considerarse casi como impuesto ordinario.

?? Los subsidios concedidos por las Cortes, voluntariamente o a petición del rey. Fueron el recurso extraordinario por excelencia en la Baja Edad Media. Dado que atendían gastos extraordinarios, tenían una denominación variada según su destino.

?? Los impuestos extraordinarios. En León y Castilla se iniciaron en el siglo XI por Alfonso VI, para sufragar la guerra contra los almorávides. Alfonso VI también acudió a un impuesto extraordinario, que fue llamado petitio, que consistió en solicitar a los súbditos los recursos necesarios para hacer frente a circunstancias excepcionales. Esta petición se convirtió en un hábito, de forma que se hacía anualmente a mediado del siglo XII bajo el nombre de petitum. En el siglo XIII se arbitró un nuevo tributo denominado pedido o servicio, que en principio se solicitaba a las Cortes, y que llegó a convertirse en usual. Para la recaudación habitualmente se acudía a la sisa o reducción en los pesos y medidas de ciertos productos a favor de la recaudación del servicio.

?? Otros ingresos. Desde el siglo XIV se acudió a los préstamos, ya de los príncipes, ya de las propias Cortes. En Aragón estos préstamos recibían el nombre de profierta y eran emitidos por las Cortes. Los Reyes Católicos se vieron obligados a enajenar algunas rentas reales a un 10% de la suma prestada. Estos censos que gravaban las rentas de la Corona, recibieron el nombre de juros, y eran una especie de deuda pública que terminó convirtiéndose en una gravosa carga.

Con respecto a la recaudación de los impuestos, los funcionarios encargados de la administración territorial (merinos y sayones en Castilla, merinos, bayles y prebostes en Aragón Cataluña y Navarra) eran los encargados de la percepción de los recursos, siempre que los ingresos no hubieran sido cedidos o vendidos a un señor, ya que frecuentemente los señores percibían en sus territorios algunos impuestos públicos.

En la Baja Edad Media fueron oficiales fiscales los encargados de la recuadación, llamados así recaudadores o “cogedores”. Para los impueston indirectos se acudía al arrendamiento a terceros del cobro. Los abusos originados por este sistema llevaron a su sustitución por el sistema de encabezamiento, por el que los municipios se comprometían a pagar las catidades, repercutiéndolas despues entre los vecinos empadronados por igual.

En Aragón las Cortes realizaban el cobro del subsidio por brazos o estamentos, que asu vez repercutían el impuesto en sus miembros por hogares.

II. EL EJERCITO Y SU ORGANIZACIÓN La reconquista supuso le necesidad frecuente de contingentes militares. El monarca era quien dirigía y convocaba al ejército, del que era el mando supremo.

Las características del ejército en esta etapa son: que no era un cuerpo armado de forma permanente, excepto la milicia real o mesnada de hombres que acompañaba al rey. En el siglo XI surgen las guarniciones en los castillos, encargadas de velar y vigilar los mismos, con ayuda de mercenarios. Así pues, los soldados se reclutaban para la ocasión.

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A fines de la Baja Edad Media un importante eslabón de la cadena militar lo formaron las Ordenes militares, que reunían la doble condición de institución religiosa y militar. Al desaparecer las milicias señoriales y concejiles manteniéndose las mercenarias junto con el reclutamiento forzoso, se sentaron las bases del ejército moderno, que siguió contando con la aportación de la nobleza y de las órdenes militares.

La estructura del ejército en la Baja Edad Media estaba formada por tropas a caballo (nobleza) y tropas de a pie o infantería (clases sociales inferiores). Los habitantes de las ciudades no pertenecientes a la nobleza (villanos), pero con capacidad económica para costear caballo y armas conformaron la caballería villana. Esta institución permitía al rey contar con un ejército potencial presto a acudir a su llamada. Los caballeros villanos mediante este sistema tenían la posibilidad de acceder a la nobleza aunque fuera a su escalón inferior, lo que entre otros privilegios confería la exención del pago de tributos.

Los oficiales militares más relevantes eran: Almirante (oficial creado en tiempo de Fernando III para mantener la defensa y la expansión marítima, y que representa la máxima autoridad naval; se trata de una figura paralela a la del Adelantado, y por tanto, tiene atribuciones judiciales); capitán del mar (ligado al Almirante); Condestable (supremo jefe del ejército de tierra, que actúa en sustitución del rey. También administra justicia) y Mariscal. En Aragón la marina llegó a formar una de las flotas mas poderosas del Mediterraneo.

A) FONSADO Y APELLIDO

Desde el siglo X en el reino astur-leonés las grandes campañas bélicas (fossato o fonsado) se conocen indiferentemente con las denominaciones de Fonsado o Hueste, sin ser la misma cosa. El fonsado era en origen un expedición bélica importante, mientras que la hueste era de menor importancia. Con el tiempo el término hueste se aplicó con caracter general al grupo de gentes armadas. El apellido designaba el llamamiento a los vecinos de una localidad para que acudiesen a la defensa, o bien a realizar un ataque por sorpresa.

Era el monarca quien hacía la movilización de todos los obligados a combatir para una expedición militar o hueste y era además quien lo conducía. En principio, todos los súbditos estaban obligados por el llamamiento del rey, aunque con el tiempo en algunos fueros se establecen excepciones o se reduce el número de convocados. Por otro lado, el ejército en la Edad Media presentó una importante faceta social, ya que pasó de estar formado por nobles a aquel que tuviese un caballo.

La convocatoria se realiza por todo el territorio al toque de cuerno y bocina. En León y Castilla, los responsables de los territorios también eran los responsables del reclutamiento, organizando la hueste que se unía al Fonsado del rey.

El reclutamiento dependía de las acciones militares a emprender. Así junto a la hueste, expedición para realizar conquistas o para defender la frontera aparece la cabalgada, expedición destructiva para debilitar al enemigo y capturar botines; y la corredura, acción rápida y de pocos combatientes. El apellido, nombre con el que se designa con carácter la llamada a las armas, era también una acción militar local de defensa o ataque realizada con pocos efectivos. Como acciones complementarias fueron importantes la vigilancia como forma de alertar al territorio de un ataque, y la castellaria, como forma de mantener y construir fortalezas.

El ejército estaba compuesto por las mesnadas del rey, las huestes de los señoríos, y las tropas reclutadas, que desde el siglo XI constituían las milicias de los concejos, agregándose casi al final del período altomedieval las Ordenes militares.

La hueste real la formaban los vasallos directos del rey (tropas reclutadas en el territorio de realengo y su guardia personal), mientras que la hueste señorial y concejil se formaba con gentes reclutadas en los territorios señoriales. A finales de la Alta Edad Media, un importante eslabón de la cadena militar lo forman las Ordenes Militares, con si doble condición de institución religiosa y militar.

No existió una jerarquización de mandos, ni se estructuró el ejército en cuerpos y unidades. Lo mandaba el rey o, en su lugar el Condestable (Senescal, en Cataluña), quedando al cargo de las tropas reclutadas los condes o los señores, y, posteriormente los alféreces de los concejos, en el caso de las milicias concejiles.

Con el tiempo se paga una cantidad para eximirse de la prestación militar: la fonsadera, cantidad que empezó siendo una sanción impuesta al que no acudía a la llamada. El acudir a esta exención monetaria pudo estar motivado por la necesidad de dinero para alimentar a los soldados. Cada vez fue mayor el número de exentos, hasta el punto de llegar a anular la obligación de servir en el servicio militar, que quedó reducida a los caballeros. Este sistema entró en declive en los siglos XII-XIII.

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B) MILICIAS SEÑORIALES Y CONCEJILES

A las tropas reclutadas por el rey en la Baja Edad Media se unían las movilizadas por los señores en sus dominios, las milicias señoriales, y las reclutadas por los concejos (milicias concejiles), que organizadas frecuentemente en Hermandades combatían con su propia organización y enseñas, sin fundirse con la hueste real. Pero pese a la colaboración de las milicias señoriales y municipales, las crecientes necesidades bélicas y las numerosas personas que por unas u otras razones quedaban exentas de prestar servicio militar determinaron el recurso a tropas mercenarias de carácter permanente. Las milicias concejiles eran convocadas en Cataluña mediante una llamada o somaten.

Existía diferencia entre:

?? Las milicias señoriales, formadas por habitantes de lso señoríos que marchaban a la guerra por la doble llamada del señor y del rey.

?? Las milicias vasalláticas, formadas por grupos de guerreros profesionalizados por el servicio de las armas en relación de vasallaje, como las mesnadas vasalláticas del Cid.

La estructuración de las milicias concejiles, por otro lado, se produjo en paralelo al desarrollo de los municipios de Castilla y León a partir del S. XI.

Durante el reinado de los Reyes Católicos, se sustituyeron las milicias señoriales y concejiles por tropas mercenarias y efectivos reclutados en los territorios de realengo, mediante levas forzosas.

C) LAS ORDENES MILITARES

El nacimiento de las órdenes militares se produjo en Palestina a raíz de las peregrinaciones a los santos lugares y la cruzada para conquistar Jerusalén. Desde allí se extenderán a Europa llegando a España y estableciéndose en Aragón, Navarra, León y Castilla con la finalidad de ayudar en la reconquista del territorio al infiel. A partir del siglo XII se fundarán en la Península unas órdenes de carácter nacional: en Castilla, la Orden de Calatrava, fundada por monjes del Cister, y en León, la de Alcántara, ambas con carácter fuertemente militar, para la defensa de fortificaciones. Tiempo después se estableció en el noroeste la orden de Santiago para la protección de los peregrinos que iban al sepulcro del Apóstol.

Hubo dos Ordenes en la Corona de Aragón de menor entidad: la de San Jorge de Alfama y la de Montesa (que surgió para sustituir a la desaparecida Orden del Temple).

Compuestas por monjes guerreros cuyo régimen de vida eran las armas y la vida religiosa, las órdenes militares eran organizaciones armadas que irrumpieron en España a raíz de la reconquista para unir sus huestes a las de los monarcas en la lucha contra el Islam. Se vieron favorecidas por donaciones de los monarcas y de los fieles. Su espíritu caballeresco propició que la nobleza se incorporara a ellas aportando cuantiosos bienes.

Al frente de cada orden existía un Maestre, con jurisdicción y mando militar, un Comendador mayor, un Prior y una serie de comendadores menores que se encargaban de la dirección de los territorios que les habían sido encomendados. Hay que destacar su independencia dentro del ejército, al que se incorporaban con determinados contingentes de caballeros (un tercio).

Cuando las órdenes militares aumentaron su poder y sus señoríos (llamados maestrazgos) era el maestre de la Orden quien ejercía una autoridad señorial sobre sus diferentes estados, ubicados mayoritariamente en el sur de la península.

Los Reyes Católicos asumieron el mando supremo de las Ordenes militares, al dejar de proveer los maestrazgos cuando vacaban.