Collins, P. (1990) El Pensamiento Feminista en La Matriz de Dominación

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El pensamiento feminista en la matriz de dominación “Black Feminist Thought in the Matrix of Domination” en Patricia Hill Collins, Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness, and the Politics of Empowerment (Boston: Unwin Hyman, 1990), pp. 221–238 El pensamiento del feminismo negro demuestra el poder emergente de las mujeres negras como agentes del conocimiento. Al presentar a las mujeres Afroamericanas como individuos autodefinidos, autosuficientes que confrontan la raza, el género y la opresión de clase, el pensamiento feminista afrocéntrico habla de la importancia de esa opresión, el pensamiento feminista afrocéntrico habla de la importancia que tiene el conocimiento en el empoderamiento de los pueblos oprimidos. Una característica distintiva del pensamiento del feminismo negro es su insistencia en que tanto el cambio en la conciencia de los individuos y de la transformación social de las instituciones políticas y económicas constituyen ingredientes esenciales para el cambio social. El nuevo conocimiento es importante para ambas dimensiones del cambio. El conocimiento es una parte muy importante de las relaciones sociales de dominación y resistencia. Gran parte de la visión del mundo eurocéntrica masculinista fomenta la subordinación de las mujeres negras al objetualizar a las mujeres afroamericanas y reconfigurar nuestras experiencias para ponerlas al servicio de los intereses de la élite de los hombres blancos. Pero, poner las experiencias de las mujeres negras en el centro del análisis ofrece nuevas ideas sobre los conceptos prevalecientes, los paradigmas y epistemologías de esta visión del mundo y de sus críticas afrocéntricas y feministas. Ver el mundo a través del lente conceptual de la simultaneidad de la raza, la clase y la opresión de género, a la vez que de la necesidad de una visión humanista de la comunidad, crea nuevas posibilidades para el empoderamiento de un conocimiento feminista afrocéntrico. Muchas intelectuales feministas negras han pensado mucho sobre el mundo de esta manera porque esta es la forma en que experimentamos el mundo.

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El pensamiento feminista en la matriz de dominación

“Black Feminist Thought in the Matrix of Domination” en Patricia Hill Collins, Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness, and the Politics of Empowerment (Boston: Unwin Hyman, 1990), pp. 221–238

El pensamiento del feminismo negro demuestra el poder emergente de las mujeres negras como agentes del conocimiento. Al presentar a las mujeres Afroamericanas como individuos autodefinidos, autosuficientes que confrontan la raza, el género y la opresión de clase, el pensamiento feminista afrocéntrico habla de la importancia de esa opresión, el pensamiento feminista afrocéntrico habla de la importancia que tiene el conocimiento en el empoderamiento de los pueblos oprimidos. Una característica distintiva del pensamiento del feminismo negro es su insistencia en que tanto el cambio en la conciencia de los individuos y de la transformación social de las instituciones políticas y económicas constituyen ingredientes esenciales para el cambio social. El nuevo conocimiento es importante para ambas dimensiones del cambio.

El conocimiento es una parte muy importante de las relaciones sociales de dominación y resistencia. Gran parte de la visión del mundo eurocéntrica masculinista fomenta la subordinación de las mujeres negras al objetualizar a las mujeres afroamericanas y reconfigurar nuestras experiencias para ponerlas al servicio de los intereses de la élite de los hombres blancos. Pero, poner las experiencias de las mujeres negras en el centro del análisis ofrece nuevas ideas sobre los conceptos prevalecientes, los paradigmas y epistemologías de esta visión del mundo y de sus críticas afrocéntricas y feministas. Ver el mundo a través del lente conceptual de la simultaneidad de la raza, la clase y la opresión de género, a la vez que de la necesidad de una visión humanista de la comunidad, crea nuevas posibilidades para el empoderamiento de un conocimiento feminista afrocéntrico. Muchas intelectuales feministas negras han pensado mucho sobre el mundo de esta manera porque esta es la forma en que experimentamos el mundo.

El pensamiento feminista Afrocéntrico ofrece dos contribuciones significativas hacia la promoción de nuestra comprensión de las conexiones importantes entre el conocimiento, la conciencia y la política de empoderamiento. En primer lugar, el pensamiento del feminismo negro (Black Feminist) fomenta un cambio paradigmático fundamental en la forma en que pensamos acerca de la opresión. Al adoptar un paradigma de la raza, la clase y el género como sistemas de entrelazamiento de la opresión, el pensamiento del feminismo negro (Black Feminist) reconceptualiza las relaciones sociales de dominación y resistencia. En segundo lugar, el pensamiento del feminismo negro aborda debates epistemológicos en curso en la teoría feminista y en la sociología del conocimiento sobre los medios para evaluar la "verdad". El ofrecimiento a los grupos subordinados de nuevos conocimientos sobre sus propias experiencias puede ser emancipador. Pero revelar nuevas formas de conocimiento que permiten a los grupos subordinados definir su propia realidad tiene implicaciones mucho mayores.

Reconceptualizando la raza, la clase y el género como sistemas entrelazados de la opresión

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"Lo que realmente considero radical es tratar de hacer coaliciones con personas que son diferentes a ti", sostiene Barbara Smith. "Siento que es radical el tratamiento de la raza, el sexo, la clase y la identidad sexual todo a un tiempo. Creo que eso es muy radical, ya que nunca se ha hecho antes." El Pensamiento del Feminismo Negro fomenta un cambio paradigmático fundamental que rechaza los enfoques aditivos a la opresión. En lugar de comenzar con el género y la adición de otras variables como la edad, la orientación sexual, la raza, la clase social, la religión, el pensamiento del feminismo negro considera estos sistemas distintivos de opresión como parte de una estructura global de dominación. Con la visualización de las relaciones de dominación de las mujeres negras para cualquier contexto socio-histórico dado como siendo estructuradas a través de un sistema de entrelazamiento de la opresión del género, la raza, y la clase, se amplía el foco de análisis de la mera descripción de las similitudes y diferencias que distinguen a estos sistemas de opresión y se centra más la atención en la forma como se produce la interconexión. Suponiendo que cada sistema necesita de los otros para poder funcionar se crea una postura teórica distinta que estimula el replanteamiento de los conceptos básicos de las ciencias sociales.

Las nociones feministas afrocéntricas de la familia reflejan este proceso de reconceptualización. Las experiencias de las mujeres negras como bloodmothers (madres de sangre), othermothers (otras madres) y community othermothers (otras madres de la comunidad) revelan que la norma mítica de una pareja heterosexual casada, la familia nuclear con una esposa que no trabaja y un marido que percibe un "salario familiar" está lejos de ser natural, universal y preferida, pero en cambio está profundamente arraigada en las formaciones específicas de raza y de clase. Situar a las mujeres afro-americanas en el centro del análisis no sólo revela información muy necesaria sobre las experiencias de las mujeres negras sino también cuestiones relacionadas con las perspectivas masculinistas eurocéntricas en la familia.

Las experiencias de las mujeres negras y el pensamiento feminista afrocéntrico que las rearticulan también impugnan las definiciones predominantes de la comunidad. Las acciones de las mujeres negras en la lucha o la supervivencia del grupo sugieren una visión de la comunidad que se opone a la que permanece en la cultura dominante. La definición de comunidad implícita en el modelo de mercado ve a la comunidad como arbitraria y frágil, estructurada fundamentalmente por la competencia y la dominación. En contraste, los modelos afrocéntricos de comunidad acentúan las conexiones, el cuidado y la responsabilidad personal. Como trabajadoras de la cultura las mujeres afroamericanas han rechazado la ideología de la dominación generalizada promovida por el grupo dominante con el fin de conservar las conceptualizaciones afrocéntricas de la comunidad. Por tener negado el acceso a las tribunas, las mujeres negras no han podido dedicar tiempo a teorizar sobre conceptualizaciones alternativas de la comunidad. En cambio, a través de acciones cotidianas las mujeres afroamericanas han creado comunidades alternativas que empoderan.

Esta visión de la comunidad sostenida por mujeres afro-americanas junto con los hombres afro-americanos se refiere a la cuestión más amplia de la reconceptualización del poder. El tipo de poder de las mujeres negras discutido aquí se parece a las teorías feministas de poder que hacen hincapié en la energía y en la comunidad. Sin embargo, a diferencia de este cuerpo de literatura

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cuya celebración del poder de las mujeres es frecuentemente acompañada por una falta de atención a la importancia del poder como dominación, las experiencias de las mujeres negras como madres, community othermothers (otras madres de la comunidad), educadoras, líderes religiosas, el sindicato del centro de mujeres, y líderes de la comunidad parecen sugerir que el poder como energía puede ser fomentado por los actos creativos de resistencia.

Las esferas de influencia creadas y sostenidas por las mujeres afroamericanas no están destinadas únicamente a proporcionar un respiro de situaciones de opresión o un retiro de sus efectos. Más bien, estas esferas de influencia de las mujeres negras constituyen potenciales santuarios donde se nutren individualmente las mujeres y hombres negros para hacer frente a las instituciones sociales opresivas. El poder desde esta perspectiva es un poder creativo utilizado para el bien de la comunidad, ya sea que la comunidad sea conceptualiza como una familia, la comunidad de la iglesia, o la próxima generación de niños de la comunidad. Al hacer más fuerte a la comunidad, las mujeres afroamericanas pueden empoderarse, y esa misma comunidad pueden servir como una fuente de apoyo cuando las mujeres negras se encuentran la opresión de la raza, el género y de la clase. . . .

Los enfoques que asumen que la raza, el género y la clase están interconectados tienen aplicaciones prácticas inmediatas. Por ejemplo, las mujeres afroamericanas siguen siendo insuficientemente protegidas por el Título VII del Acta de Derechos Civiles de 1964. El propósito principal de la ley es erradicar todos los aspectos de la discriminación. Pero el tratamiento judicial de las demandas por discriminación en el empleo de las mujeres negras ha alentado a las mujeres negras para identificar la raza o el sexo como la denominada discriminación primaria. “Para resolver las desigualdades que enfrentan las mujeres negras”, aconseja Scarborough, “los tribunales deben primero conceptualizarlas correctamente como 'mujeres negras', una clasificación distinta protegida por el Título VII”. Ese cambio, de las categorías protegidas a las clases de personas protegidas cuyo título VII de reclamaciones pueden ser basadas en más de dos discriminaciones, podría contribuir a cambiar toda la base de iniciativas importantes contra la discriminación actual.

El replanteamiento de fenómenos tales como el rápido crecimiento de los hogares encabezados por mujeres en las comunidades afroamericanas también se beneficiaría de un análisis inclusivo de la raza, la clase y el género. Los estudios de caso de las mujeres negras cabezas de familia deben estar atentos a los patrones comunitarios y los mercados de trabajo locales racialmente segmentados, a los cambios en las economías políticas locales específicas de una ciudad o región dada, y la ideología racial y de género establecida en un lugar determinado. Este enfoque podría llegar a deconstruir los análisis masculinistas, eurocéntricos, que implícitamente se basan en el control de las imágenes de la matriarca o el bienestar de la madre como guía de las premisas conceptuales. . . . El pensamiento del feminismo negro que rearticula experiencias de este tipo fomenta una mejor comprensión teórica de cómo la raza, el género y la opresión de clase son parte de un solo sistema creado históricamente.

La Matriz de Dominación

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Los modelos aditivos de opresión están firmemente arraigados en una u otra dicotomía del pensamiento masculinista eurocéntrico. Uno debe ser uno u otro, negro o blanco, en tales sistemas de pensamiento -las personas de una identidad racial y étnica ambigua batallan constantemente con preguntas como: "¿Cuáles son sus, de cualquier forma?" Este énfasis en la cuantificación y categorización se produce en conjunción con la creencia de que debe ser clasificado en una u otra categoría. La búsqueda de certezas de este tipo requiere que un lado de la dicotomía sea privilegiado mientras el otro es denigrado. El privilegio llega a ser definido en relación con la desventaja.

La sustitución de modelos aditivos de opresión por otros entrelazados crea posibilidades para nuevos paradigmas. La importancia de ver a la raza, la clase y el género como sistemas de entrecruzamiento de la opresión es que este enfoque fomenta un cambio paradigmático para pensar de forma inclusiva sobre otras formas de opresión, como la edad, la orientación sexual, la religión y el origen étnico. La raza, la clase y el género representan los tres sistemas de opresión que afectan más fuertemente a las mujeres afroamericanas. Pero estos sistemas y las condiciones económicas, políticas e ideológicas que los apoyan pueden no ser las opresiones más fundamentales, y ciertamente afectarán a muchos más grupos que a las mujeres negras. Otras personas de color, los judíos, los pobres, las mujeres blancas, y los gays y lesbianas han tenido todas las justificaciones ideológicas similares ofrecidas para su subordinación. Todas las categorías de personas etiquetadas como otros han sido comparadas entre sí, con los animales y con la naturaleza.

Poner a las mujeres afroamericanas y otros grupos excluidos, en el centro del análisis abre posibilidades para las dos posturas conceptuales, una en la cual todos los grupos tienen diferentes cantidades de penalizaciones y privilegios en un sistema creado históricamente. En este sistema, por ejemplo, las mujeres blancas son penalizadas por su condición de género, pero son privilegiadas por su raza. Dependiendo del contexto, un individuo puede ser un opresor, un miembro de un grupo oprimido, o simultáneamente opresor y oprimido.

La adhesión a ambas posturas conceptuales no significa que la opresión de la raza, la clase y el género son intercambiables. Por ejemplo, mientras que la opresión de la raza, la clase y el género funciona en el nivel de la estructura social de las instituciones, la opresión de género parece tener mejor capacidad para incorporar el poder básico de lo erótico y de inmiscuirse en las relaciones personales a través de la dinámica familiar y en la conciencia individual. Esto puede ser porque la opresión racial ha fomentado históricamente a comunidades concretas entre los afroamericanos y otros grupos étnico/raciales. Estas comunidades han estimulado culturas de resistencia. Mientras estas comunidades segregan a los negros de los blancos, proporcionan al mismo tiempo barreras contra-institucionales que los grupos subordinados, tales como los afroamericanos, usan para resistir las ideas y las instituciones de los grupos dominantes. La clase social puede estar estructurada de manera similar. Tradicionalmente conceptualizada como una relación de individuos empleados con sus empleadores, la clase social puede ser mejor vista como una relación de las comunidades con economías políticas capitalistas. Por otra parte, existe una superposición significativa entre la opresión racial y de clase social cuando las vemos a través del

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objetivo colectivo de la familia y la comunidad. Las estructuras comunitarias existentes proporcionan una línea principal de resistencia contra la opresión racial y de clase. Pero debido a que el género afecta transversalmente estas estructuras, encuentra bases institucionales menos comparables para fomentar la resistencia.

Adoptar las dos posturas conceptuales nos mueve desde sistemas separados, aditivos, y nos aproxima a la opresión y hacia lo que ahora veo como la cuestión más fundamental de las relaciones sociales de dominación. La raza, la clase y el género constituyen ejes de opresión que caracterizan las experiencias de las mujeres negras dentro de una matriz más generalizada de dominación. Otros grupos se encuentran con diferentes dimensiones de la matriz, como la orientación sexual, la religión, la edad, pero la relación global, y los tipos de activismo que genera, es de dominación.

Bell hooks califica esta matriz una "política de dominación" y describe la forma en que opera a lo largo de ejes interrelacionados de la raza, la clase y la opresión de género. Esta política de dominación

se refiere al terreno ideológico que comparten, que es la creencia en la dominación, y la creencia en las nociones de superior e inferior, que son componentes de todos estos sistemas. Para mí es como una casa, comparten el fundamento, pero la base es la creencia ideológica en torno a la cual las nociones de dominación se construyen.

Johnella Butler afirma que los nuevos métodos de fortalecimiento de este nuevo paradigma podrían ser "no jerárquicos" y podrían "negar la primacía a cualquier raza, clase, género o etnia, exigiendo en su lugar el reconocimiento de su interacción matricial." Raza, clase y género pueden no ser los sistemas más fundamentales e importantes de la opresión, pero son los que han afectado más profundamente a las mujeres afroamericanas. Una dimensión importante del pensamiento del Feminismo Negro (Black Feminist) es su potencial para revelar información acerca de las relaciones sociales de dominación organizadas a lo largo de otros ejes como la religión, la etnia, la orientación sexual y la edad. Por lo tanto, la investigación sobre las experiencias particulares de las mujeres negras promete revelar mucho sobre el proceso más universal de dominación.

Múltiples niveles de dominación

Además de ser estructurado en ejes como la raza, el género y la clase social, la matriz de dominación se estructura en varios niveles. Las personas experimentan y se resisten a la opresión en tres niveles: el nivel de la biografía personal, el nivel de grupo o comunidad del contexto cultural creado por la raza, la clase y el género, y el nivel sistémico de las instituciones sociales. El pensamiento del feminismo negro (Black feminist) enfatiza los tres niveles como sitios de dominación y como sitios potenciales de resistencia.

Cada individuo tiene una biografía personal única compuesta de experiencias concretas, los valores, motivaciones y emociones. No hay dos personas que ocupen el mismo espacio social, por

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lo que no hay dos biografías idénticas. Las relaciones humanas pueden ser de liberación y empoderamiento, como es el caso de las relaciones amorosas de las mujeres negras heterosexuales, o el poder de la maternidad en las familias y comunidades afro-americanas. Las relaciones humanas también pueden ser limitantes y opresivas. Las situaciones de violencia doméstica y el abuso y opresión de la mujer, o casos en los que la opresión internalizada de imágenes dominantes en la crianza de las mujeres negras, representan la dominación en el plano personal. La misma situación puede parecer muy diferente en función de la conciencia con que uno pueda interpretarlo.

Este nivel de la conciencia individual es un área fundamental en el nuevo conocimiento para poder generar un cambio. En la visión tradicional se asume que el poder como dominación opera de arriba hacia abajo, por la fuerza y el control de las víctimas que no están dispuestas a plegarse a la voluntad de los superiores más poderosos. Sin embargo, estas descripciones no tienen en cuenta las cuestiones relativas a porqué, por ejemplo, las mujeres mantienen relaciones con hombres abusivos, incluso con una amplia oportunidad para irse o porqué los esclavos no matan a sus amos con más frecuencia. La buena disposición de la víctima o su connivencia en su propia victimización se pasa por alto. Asimismo, no tienen en cuenta la resistencia sostenida por las víctimas, aun cuando las posibilidades de victoria parecen remotas. Al hacer hincapié en el poder de la auto-determinación y la necesidad de una mente libre, el pensamiento del feminismo negro habla de la importancia de que las pensadoras afroamericanas sitúen la conciencia como una esfera de libertad. Las intelectuales negras se dan cuenta de que la dominación no sólo opera mediante la estructuración de poder de arriba hacia abajo, sino anexando al mismo tiempo la fuente de la energía de los de abajo para sus propios fines. En sus esfuerzos por rearticular el punto de vista de las mujeres afro-americanas como grupo, las pensadoras del feminismo negro ofrecen a cada mujer afro-americana las herramientas conceptuales para resistir la opresión.

El contexto cultural formado por aquellas experiencias e ideas que son compartidas con otros miembros de un grupo o comunidad, las cuales dan sentido a las biografías individuales, constituye un segundo nivel en el que se experimenta la dominación y la resistencia. Cada biografía individual se basa en la superposición de varios contextos culturales - por ejemplo, los grupos definidos por la raza, la clase social, la edad, el género, la religión y la orientación sexual. El componente cultural contribuye, entre otras cosas, los conceptos utilizados en pensar y actuar, la validación del grupo de la interpretación individual de los conceptos, los "modelos mentales" que se utilizan en la adquisición de conocimientos y los estándares usados, a evaluar el comportamiento y el pensamiento individual. Los contextos culturales más cohesionados son aquellos con instituciones sociales, ubicaciones geográficas e historias identificables. Para las mujeres negras las comunidades afroamericanas han proporcionado la ubicación para el punto de vista del grupo afrocéntrico que resiste.

Los saberes sometidos, como la cultura de las mujeres negras de la resistencia, se desarrollan en contextos culturales controladas por los grupos oprimidos. Los grupos dominantes tienen por objeto sustituir el conocimiento subyugado con su propio pensamiento especializado porque se dan cuenta de que obtener el control de esta dimensión de la vida de los grupos subordinados

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simplifica el control. Aunque los esfuerzos por influir en esta dimensión de las experiencias de un grupo oprimido puede ser un éxito parcial, este nivel es más difícil de controlar de lo que los grupos dominantes nos quieren hacer creer. Por ejemplo, respetar los estándares externos derivados de la belleza lleva a que a muchas mujeres afroamericanas no les guste su color de piel o la textura del cabello. Del mismo modo, la internalización de la ideología eurocéntrica de género lleva a algunos hombres negros a abusar de las mujeres negras. Estos son los casos de éxito de la infusión del pensamiento especializado del grupo dominante en el contexto cultural cotidiano de los afroamericanos. Pero la existencia de larga data de la cultura de resistencia de las mujeres negras, expresada a través de relaciones de las mujeres negras entre sí, el blues tradicional de las mujeres negras, y las voces de las escritoras afroamericanas contemporáneas, todos dan testimonio de la dificultad de eliminar el contexto cultural como un sitio fundamental de la resistencia.

La dominación también se experimentó y se resistió en el tercer nivel de las instituciones sociales controladas por el grupo dominante, a saber, las escuelas, las iglesias, los medios de comunicación y otras organizaciones formales. Estas instituciones exponen a las personas al pensamiento especializado que representa el punto de vista y los intereses del grupo dominante. Si bien estas instituciones ofrecen la promesa de alfabetización y otras habilidades que pueden ser utilizados para el empoderamiento individual y la transformación social, requieren simultáneamente docilidad y pasividad. Estas instituciones nos han hecho creer que la teoría de las élites constituye la totalidad de la teoría. La existencia de de pensadoras afro-americanas como Maria Stewart, Sojourner Truth, Zora Neale Hurston y Fannie Lou Hamer, que, aunque excluidas o marginadas dentro de estas instituciones, continuaron produciendo efectivamente las teorías que se oponen a esta visión hegemónica. Por otra parte, el resurgimiento reciente del pensamiento del Feminismo Negro dentro de estas instituciones, el caso de la efusión del pensamiento feminista contemporáneo Negro en la historia y la literatura, confronta directamente el pensamiento la masculinista eurocéntrico que impregna estas instituciones.

Resistiendo la matriz de dominación

La dominación opera seduciendo, presionando o forzando a las mujeres afroamericanas y los miembros de los grupos subordinados a sustituir formas individuales y culturales de conocimiento con el pensamiento especializado del grupo dominante. En consecuencia, sugiere Audre Lorde, "el verdadero foco del cambio revolucionario no son simplemente las situaciones opresivas de las que tratamos de escapar, sino esa parte del opresor que se siembra en lo profundo de cada uno de nosotros". O como Toni Cade Bambara afirma sucintamente: "la revolución comienza con uno mismo(self), en uno mismo (self)."

Los supuestos de Lorde y Bambara plantean un problema importante para las intelectuales feministas negras y para todos los estudiosos y activistas que trabajan para el cambio social. Aunque la mayoría de las personas tienen poca dificultad para identificar su propia victimización dentro de algún sistema importante de la opresión -ya sea por la raza, la clase social, la religión, la capacidad física, la orientación sexual, la etnia, la edad o el género- comúnmente fallan en ver

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como sus pensamientos y acciones sustentan la subordinación de la otra persona. Así, las feministas blancas sistemáticamente señalan con confianza su opresión como mujeres, pero se resisten a ver las ventajas que le proporciona su privilegio de tener la piel blanca. Los afro-americanos que ostentan análisis elocuentes de racismo a menudo persisten en considerar a las mujeres blancas pobres como símbolos del poder blanco. Las apreciaciones de la izquierda radical no son mucho mejores. "Si la gente de color y las mujeres solo pudieran ver sus verdaderos intereses de clase", en su opinión, "la solidaridad de clase podría eliminar el racismo y el sexismo". En esencia, cada grupo identifica la opresión con la que se siente más cómodo como fundamental y clasifica todas las demás como de menor importancia. La opresión está llena de tales contradicciones debido a que estos enfoques no reconocen que una matriz de dominación contiene pocas víctimas u opresores puros. Cada individuo deriva cantidades variables de penalización y privilegio de los múltiples sistemas de opresión que configuran la vida de cada persona.

Un enfoque más amplio subraya la naturaleza entrelazada de las opresiones que se estructuran en varios niveles, desde lo individual a la estructura social, y que son parte de una matriz más grande de dominación. La adhesión a este modelo inclusivo ofrece el espacio conceptual necesario a cada individuo para ver que él o ella es a la vez miembro de varios grupos dominantes y miembro de varios grupos subordinados. Cambiar el análisis para investigar cómo la matriz de dominación está estructurada a lo largo de ciertos ejes - raza, género y clase siendo los ejes de investigación para las mujeres afroamericanas - revela que los diferentes sistemas de opresión pueden depender en grados variables de los mecanismos sistémicos versus los mecanismos interpersonales de dominación.

El empoderamiento implica rechazar las dimensiones de conocimiento, ya sea personal, cultural o institucional, que perpetúan la objetualización y la deshumanización. Las mujeres afroamericanas y otras personas de los grupos subordinados nos empoderamos cuando entendemos y utilizamos aquellas dimensiones de nuestra individualidad, del grupo y formas del conocimiento académico que fomentan nuestra humanidad como sujetos plenamente humanos. Este es el caso cuando las mujeres negras valoran nuestras propias definiciones, participan en la tradición activista de las mujeres negras, invocan una epistemología feminista afrocéntrica como elemento central de nuestra visión del mundo, y ver las habilidades adquiridas en las escuelas como parte de una educación centrada en el desarrollo comunitario Negro. C. Wright Mills identifica esta epistemología holística como la "imaginación sociológica" e identifica su tarea y su promesa como una forma de conocimiento que permite a las personas comprender las relaciones entre la historia y la biografía dentro de una sociedad. La utilización del propio punto de vista en el ejercicio de la imaginación sociológica puede empoderar al individuo. "Mi mayor concentración de energía está disponible para mí", Audre Lorde sostiene, "sólo cuando puedo integrar todas las partes de lo que soy, de forma abierta, permitiendo que la energía proveniente de fuentes específicas de mi vida fluyan de un lado a otro libremente a través de todas mis maneras de ser (selves) diferentes, sin la restricción de una definición impuesta externamente".

Las mujeres negras como agentes de conocimiento

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Vivir la vida como una mujer afroamericana es un requisito previo necesario para la producción de pensamiento feminista Negro porque dentro de las comunidades de mujeres negras el pensamiento es validado y producido en relación con un particular conjunto de condiciones epistemológicas materiales e históricas. Las mujeres afroamericanas que se adhieren a la idea de que las afirmaciones sobre las mujeres negras deben ser justificadas por el sentido que las mujeres negras le otorgamos a nuestras propias experiencias y quienes anclan nuestras reivindicaciones de conocimiento en una epistemología feminista afrocéntrica han producido una rica tradición de pensamiento feminista Negro.

Tradicionalmente, esas mujeres eran cantantes de blues, poetas, narradoras, autobiógrafas y oradoras validadas por las mujeres negras de la vida cotidiana como expertas en el punto de vista de las mujeres negras. Sólo unas pocas e inusuales académicas feministas afroamericanas han sido capaces de impugnar las epistemologías eurocéntricas masculinistas y aceptar expresamente una epistemología feminista Afrocéntrica. Consideremos la descripción de Alice Walker, de Zora Neal Hurston:

En mi mente, Zora Neale Hurston, Billie Holiday y Bessie Smith forman una especie de trinidad profana. Zora pertenece en la tradición de las mujeres negras cantantes, más que entre los "literatos". . . . Al igual que Billie y Jessie siguió su propio camino, creía en sus propios dioses que persiguen sus propios sueños, y se negó a separarse de la gente del "común".

Zora Neal Hurston es una excepción antes de 1950, pocas mujeres afroamericanas obtuvieron títulos avanzados y la mayoría de aquellas que no cumplieron con las epistemologías eurocéntricas masculinistas. Aunque estas mujeres trabajaban en nombre de las mujeres negras, lo hicieron dentro de los límites de la raza dominante y la opresión de género. Las mujeres negras académicas estaban en capacidad de ver la exclusión de las mujeres afro-americanas en el discurso académico y el contenido temático de su trabajo refleja a menudo su interés por examinar el punto de vista de las mujeres negras. Sin embargo, su situación precaria en las instituciones académicas las llevó a adherirse a las epistemologías eurocéntricas masculinistas para que su trabajo pudiera ser aceptado como académico. Como resultado, mientras que produjeron pensamiento feminista Negro, aquellas mujeres afroamericanas con más probabilidades de obtener las credenciales académicas tenían con frecuencia menos posibilidades de generar un pensamiento feminista Negro que utilizara una epistemología feminista Afrocéntrica.

Existe una tensión permanente para las mujeres negras como agentes del conocimiento, una tensión arraigada en las exigencias a veces contradictorias del afrocentrismo (Afrocentricity) y el feminismo. Aquellas mujeres negras que son feministas son críticas respecto a cómo la cultura Negra y muchas de sus tradiciones oprimen a las mujeres. Por ejemplo, las fuertes creencias pronatalistas en las comunidades afroamericanas que fomentan tempranamente la maternidad entre las adolescentes, la falta de auto-realización que puede acompañar a la doble jornada de trabajo remunerado y el trabajo en el hogar, y el abuso emocional y físico que muchas mujeres negras experimentan de sus padres, amantes y maridos, todas reflejan las prácticas a las que se

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oponen las mujeres afro-americanas que son feministas. Sin embargo, estas mismas mujeres pueden tener un deseo paralelo, como miembros de un grupo racial oprimido, de afirmar el valor de esa misma cultura y tradiciones. De esta forma, las matronas negras aparecen en la literatura de las mujeres negras, las contribuciones económicas de las mujeres negras a las familias son elogiadas, y existe un extraño silencio en relación a la violencia doméstica.

A medida que más mujeres afroamericanas obtienen grados avanzados, el rango de las investigaciones feministas Negras está expandiendo. Un número creciente académicas afroamericanas están optando explícitamente por fundamentar su trabajo en las experiencias de las mujeres negras, y, al hacerlo, implícitamente, se adhieren a una epistemología feminista Afrocéntrica. En lugar de estar restringidas por estos dos enfoques y su estatus marginal, estas mujeres hacen uso creativo de su doble situación de extrañamiento-pertenencia (outsider-within) y producen un innovador pensamiento feminista Afrocéntrico. Las dificultades que enfrentan estas mujeres se encuentran menos en demostrar que ellas han dominado las epistemologías masculinas blancas que en la resistencia a la naturaleza hegemónica de estos patrones de pensamiento con el fin de ver, valorar, y usar las formas alternativas feministas afrocéntricas de conocimiento existentes.

Al establecer la legitimidad de sus pretensiones de conocimiento, las académicas negras que quieren desarrollar el pensamiento feminista Afrocéntrico pueden encontrar con frecuencia normas contradictorias en los tres grupos clave. En primer lugar, el pensamiento feminista Negro debe ser validado por las mujeres afroamericanas comunes y corrientes que, en palabras de Hannah Nelson, constituyen su feminidad "en un mundo donde entre más saludables estés, más desquiciado te hacen parecer". Para ser creíble a los ojos de este grupo, las académicas deben ser los defensoras personales de su materia, ser responsables por las consecuencias de su trabajo, han vivido o experimentado su materia de alguna manera, y estar dispuestas a entrar en diálogo acerca de sus hallazgos con la gente ordinaria, del común. En segundo lugar, el pensamiento feminista Negro también debe ser aceptado por la comunidad de las académicas negras. Estas académicas dan una importancia mayor o menor a la rearticulación del punto de vista de la mujer Negra con el uso de una epistemología feminista Afrocéntrica. Tercero, el pensamiento feminista Afrocéntrico en el mundo académico debe estar preparado para hacer frente a los cuestionamientos políticos y epistemológicos eurocéntricos masculinistas.

El dilema que enfrentan las académicas negras comprometidas en la creación de un pensamiento feminista Negro es que una afirmación de conocimiento (a knowledge claim) que cumpla con los criterios de idoneidad para un grupo y de esta manera se considere que es una afirmación de conocimiento aceptable puede no ser traducible a los términos de un grupo diferente. Utilizando el ejemplo del Negro Inglés (Black English), June Jordan se ilustra la dificultad de moverse entre epistemologías:

No se puede “traducir” instancias de Inglés Estándar preocupado con la abstracción o sin nada/nadie evidentemente vivos dentro del Negro Inglés. Eso sería deformar el lenguaje en usos antitéticos de la perspectiva que guía su comunidad de usuarios. Más

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bien debemos, en primer lugar, cambiar las oraciones en inglés estándar, ellas mismas, en ideas consistentes con las hipótesis centradas en la persona del Negro Inglés (Black English).

Aunque ambas visiones del mundo comparten un vocabulario común, las ideas mismas desafían la traducción directa.

Para las mujeres negras que son agentes del conocimiento, la marginalidad que acompaña la condición de extrañamiento-pertenencia (outsider-within status) puede ser la fuente de frustración y creatividad. En un intento por minimizar las diferencias entre el contexto cultural de las comunidades afro-americanas y las expectativas de las instituciones sociales, algunas mujeres dicotomizan su comportamiento y se convierten en dos personas diferentes. Con el tiempo, el esfuerzo de hacer esto puede ser enorme. Otras rechazan su contexto cultural y trabajan en contra de sus propios intereses mediante la aplicación del pensamiento especializado del grupo dominante. Aún otros se las arreglan para vivir en ambos contextos, pero haciéndolo críticamente, utilizando su perspectiva de extrañamiento-pertenencia como fuente de conocimientos e ideas. Pero para los extraños (outsider) esto puede tener un costo personal considerable. "Al final se trata de ti", observa Lorraine Hansberry, "lo que te hace excepcional, si tú estás en todo, es, inevitablemente, que debes también hacerlo tú solo."

Una vez que las académicas feministas negras se enfrentan a la idea de que, en determinadas dimensiones del punto de vista de las mujeres negras, puede ser inútil para tratar de traducir las ideas de una epistemología feminista Afrocéntrica en una estructura masculinista eurocéntrica, surgen entonces otras opciones. En lugar de tratar de descubrir las afirmaciones de conocimiento universales que puedan soportar la traducción de una epistemología a otra (al menos, inicialmente), las intelectuales negras podrían encontrar esfuerzos para rearticular un punto de vista de las mujeres negras especialmente fructífera. La rearticulación del punto de vista de las mujeres negras reconfigura lo concreto y revela las dimensiones humanas más universales de la vida cotidiana de las mujeres negras. "Yo cito todo mi trabajo", señala Nikki Giovanni, "porque creo que la poesía, o cualquier escrito, no es sino un reflejo del momento. Lo universal viene de lo particular." Bell hooks mantiene, "mi objetivo como una pensadora y teórica feminista es tomar esa abstracción y articularla en un lenguaje que la hace accesible -no menos compleja o rigurosa -, sino simplemente más accesible." Existe la complejidad, la interpretación sigue siendo el desafío no resuelto de las mujeres negras intelectuales.

Conocimiento situado, conocimiento subyugado, y perspectivas parciales

"Mi vida parece ser una revelación creciente de la huella íntima de la lucha universal", afirma June Jordan:

Usted comienza con su familia y los chicos del barrio, y después de abrir los ojos a lo que usted llama a su gente, le lleva a la reforma agraria del Negro Inglés en Angola, le lleva de vuelta a su cama donde se miente a sí mismo, preguntándose si usted merece

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estar en paz, o confiando o deseando o dejándolo a la libertad de su propio corazón inquebrantable. Y la escala se reduce al uso de una cabeza: su propia jaula interior.

Lorraine Hansberry expresa una idea similar: "Yo creo que una de las ideas más sólidas en escritura dramática es que el fin de crear lo universal, tiene que prestar gran atención a la universalidad concreta, creo, se desprende de la identidad verdadera de lo que es". Las ideas de Jordania y Hansberry respecto a que la lucha universal y la verdad pueden usar una fisonomía íntima, particularista, sugieren una nueva postura epistemológica respecto a cómo negociamos las pretensiones de conocimiento en competencia e identificamos la "verdad".

El contexto en el que las ideas de las mujeres afroamericanas son asuntos nutridos o suprimidos. Comprender el contenido y la epistemología de las ideas de las mujeres negras como un conocimiento especializado requiere atender al contexto en el que surgen las ideas. Si bien es producido por individuos, el pensamiento del Feminismo Negro como conocimiento situado está incrustado en las comunidades en las cuales las mujeres afroamericanas nos encontramos.

El punto de vista de las mujeres negras y aquellos otros grupos oprimidos no sólo está impregnado en un contexto, pero existe en una situación caracterizada por la dominación. Porque las ideas de las mujeres negras han sido suprimidas, esta supresión ha estimulado a las mujeres afroamericanas a crear un conocimiento que faculta a las personas a resistir a la dominación. Así, el pensamiento feminista Afrocéntrico representa un conocimiento subyugado. El punto de vista de mujeres negras puede proporcionar una posición privilegiada desde la cual ver la matriz de dominación, ya que, en principio, el pensamiento feminista Negro como pensamiento especializado tiene menos posibilidades que el conocimiento especializado producido por los grupos dominantes para negar la conexión entre las ideas y los privilegios adquiridos por sus creadores. Sin embargo, el pensamiento del Feminismo Negro como conocimiento subyugado no está exento del análisis crítico, ya que el sometimiento no es fundamento para una epistemología.

A pesar del poder potencial de las mujeres afroamericanas para revelar nuevos conocimientos sobre la matriz de dominación, el punto de vista de las mujeres negras es sólo un ángulo de visión. Por lo tanto el pensamiento del feminismo Negro representa una perspectiva parcial. La matriz global de dominación acoge múltiples grupos, cada uno con diferentes experiencias con penalizaciones y privilegios que producen en correspondencia perspectivas parciales, conocimientos situados y, para los grupos subordinados claramente identificables, saberes subyugados. Ningún grupo tiene un ángulo de visión completo. Ningún grupo posee la teoría o metodología que le permita descubrir la absoluta "verdad" o, peor aún, proclamar sus teorías y metodologías como la norma universal de evaluación de las experiencias de los otros grupos. Dado que los grupos no están en igualdad de poder para hacer oír su voz, los grupos dominantes tienen un gran interés en la supresión de los conocimientos producidos por los grupos subordinados. Dada la existencia de múltiples y competitivas demandas del conocimiento de "la verdad", producida por los grupos con perspectivas parciales, ¿qué enfoque epistemológico ofrece la mejor promesa?

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Diálogo y empatía

El pensamiento social y político occidental contiene dos posibles métodos para la determinación de la "verdad". La primera, que se refleja en la ciencia positivista, ha afirmado durante mucho tiempo que existen verdades absolutas y que la tarea del trabajo académico es el desarrollo de objetivos, herramientas imparciales de la ciencia para medir estas verdades. . . . El relativismo, el segundo enfoque, se ha remitido como la antítesis de e inevitable resultado del rechazo de una ciencia positivista. Desde una perspectiva relativista todos los grupos producen pensamiento especializado y el pensamiento de cada grupo es igualmente válido. Ningún grupo puede pretender tener una mejor interpretación de la "verdad" que otro. En cierto sentido, el relativismo representa lo opuesto a la ideología de la objetividad científica. Como posturas epistemológicas, ambas, la ciencia positivista y el relativismo minimizan la importancia de la situación específica para influir en las afirmaciones del conocimiento de un grupo, las desigualdades de poder entre los grupos que producen saberes subyugados, y las fortalezas y limitaciones del punto de vista parcial.

La existencia del pensamiento feminista Negro sugiere otra alternativa a las normas aparentemente objetivas de la ciencia y de las argumentaciones del relativismo respecto a que los grupos con pretensiones de conocimiento que compiten son iguales. . . . Esta aproximación al pensamiento feminista Afrocéntrico permite a las mujeres afroamericanas traer el punto de vista de las mujeres Negras a mayores diálogos epistemológicos sobre la naturaleza de la matriz de dominación. Con el tiempo estos diálogos nos pueden llevar a un punto en el que, afirma Elsa Barkley Brown, "todas las personas pueden aprender a centrarse en otra experiencia, validarla, y juzgarla por sus propias normas, sin necesidad de la comparación o la necesidad de adoptar ese marco como propio". En estos diálogos, "uno no necesita " descentrar " a nadie a fin de centrar otra persona, uno sólo tiene que constantemente, apropiadamente, ‘girar al centro’."

Esas ideas son validadas como verdaderas por las mujeres afroamericanas, los hombres afroamericanos, las lesbianas latinas, las mujeres estadounidenses de origen asiático, los hombres puertorriqueños y otros grupos con puntos de vista distintivos, con cada grupo utilizando los enfoques epistemológicos que se desarrollan desde su punto de vista único, de esta manera llegan convertirse en la mayoría de las verdades "objetivas". Cada grupo habla desde su propio punto de vista y comparte su propia, conocimiento parcial situada. Pero debido a que cada grupo percibe su propia verdad como parcial, su conocimiento es inconcluso. Cada grupo se vuelve más capaz de considerar los puntos de vista de otros grupos sin renunciar a la singularidad de su propio punto de vista o suprimir las perspectivas parciales de otros grupos. "Lo que siempre se necesita en la apreciación del arte, o la vida", afirma Alice Walker, "es la perspectiva más amplia. Conexiones realizadas, o al menos intentadas, que antes no existían, el esfuerzo para incluir en la propia mirada al mundo variado la hilo, el hilo conductor a través de una inmensa diversidad". La parcialidad y no la universalidad es la condición de ser escuchado, los individuos y los grupos que transmiten sus afirmaciones de conocimiento sin ser dueños de su posición se consideran menos creíbles que aquellos quienes lo son.

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El diálogo es fundamental para el éxito de esta aproximación epistemológica, el tipo de diálogo existente a lo largo de la tradición de llamada y respuesta Afrocéntrica por medio de la cual la dinámica del poder es fluida, cada uno tiene una voz, pero cada uno debe escuchar y responder a otras voces con el fin de permitirles permanecer en la comunidad. Compartir una causa común fomenta el diálogo y anima a los grupos a superar sus diferencias. . . .

Las mujeres afroamericanas han sido victimizadas por la opresión de clase, de raza, de género. Pero presentar a las mujeres negras únicamente como pasivas, desafortunadas receptoras de la discriminación racial y el abuso sexual elimina la noción de que las mujeres negras podemos trabajar activamente para cambiar nuestras circunstancias y lograr cambios en nuestras vidas. Del mismo modo, la presentación de las mujeres afro-americanas sólo como figuras heroicas que fácilmente se involucran en la resistencia a la opresión en todos los frentes minimiza los costes reales de la opresión y puede fomentar la percepción de que las mujeres negras no necesitan ayuda porque nosotras podemos "hacerlo" ("take it.").

El énfasis del pensamiento del Feminismo Negro en la interacción permanente entre la opresión y el activismo de las mujeres negras presenta la matriz de dominación como respuesta a la agencia humana. Dicho enfoque ve el mundo como un lugar dinámico en el que el objetivo no es simplemente sobrevivir o encajar en o hacer frente a, sino que se convierte en un lugar donde nos sentimos con propiedad y responsabilidad. La existencia del pensamiento feminista Afrocéntrico sugiere que siempre hay elección, y el poder de actuar, no importa cuán desoladora nos pueda parecer la situación. Ver el mundo como uno en la realización plantea la cuestión de la responsabilidad individual para lograr un cambio. También muestra que, si bien el empoderamiento individual es clave, sólo la acción colectiva se puede generar efectivamente una transformación social duradera de las instituciones políticas y económicas.