Colombia historia básica p186a321 dos columnas v040 +++

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1 COLOMBIA HISTORIA FICHAS, SELECCIONES, ARTICULOS ENCARTA COLOMBIA 7.HISTORIA 7.1. Conquista española 7.2. Independencia de España 7.3. Cambios constitucionales 7.4. Pérdida de Panamá 7.5. La II Guerra Mundial y la posguerra 7.6. Una época de violencia 7.7. El Frente Nacional 7.8. Ruptura del Frente Nacional y aumento de la inestabilidad política 7.9 Colombia desde 1990 Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 7 HISTORIA En la sierra Nevada de Santa Marta, frente a las costas del mar Caribe, habitaba una tribu de lengua chibcha que se identificaba con el nombre de tayrona o tairona. Sus descendientes son hoy los grupos kogi e ijca. La etnia de nombre chibcha que habitó la altiplanicie Cundiboyacense con mayor volumen de población y que conformó, junto con los colonizadores españoles, la formación mestiza altiplana fue la muisca. Al lado de otros grupos indígenas que existían en el territorio colombiano con distintos niveles de desarrollo económico, social y cultural, el muisca era el más avanzado en el momento de la conquista española. En el yacimiento de San Agustín, cerca del nacimiento del río Magdalena y de los Andes colombianos, se han encontrado vestigios de una de las más fascinantes y menos estudiadas civilizaciones del hemisferio occidental. Se conoce muy poco de las tribus que realizaron estatuas de piedra, esculturas en relieve, cámaras sepulcrales y santuarios encontrados, así como el momento de mayor esplendor de su cultura. Las estatuas de piedra son generalmente figuras antropomorfas, muchas de ellas con expresiones grotescas. Han sido encontradas en cuevas y sobre montículos, en los que su presencia parece haber tenido un significado ritual. Con frecuencia se localizan figuras en las que una está montada sobre los hombros y espalda de otra. Una estatua particularmente sorprendente, un ave sosteniendo una serpiente en su pico, que posiblemente sea un símbolo de fertilidad, es de apariencia similar al águila devorando una serpiente sobre un nopal, símbolo que para los aztecas implicaba el lugar donde debería fundarse una gran civilización. 7.1 Conquista española Cristóbal Colón En 1492, el navegante de origen genovés Cristóbal Colón navegó hacia el oeste desde España a fin de encontrar una ruta más corta para llegar a las Indias y China. Colón basó sus cálculos de viaje en los textos bíblicos, en especial en los Apócrifos. El 3 de agosto de 1492 salió del puerto de Palos (España), en el primero de una serie de viajes hacia lo que él más tarde llamaría Nuevo Mundo. Photo Researchers, Inc./Library of Congress/Science Source Antes de la llegada de los españoles, los chibchas habitaban una gran área de Colombia, establecidos alrededor de la parte alta del río Magdalena. Eran expertos agricultores de cultura similar a la inca. En 1502, durante su último viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón exploró una parte de la costa del Caribe perteneciente al territorio de

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COLOMBIA

HISTORIA

FICHAS, SELECCIONES, ARTICULOS

ENCARTA COLOMBIA 7.HISTORIA 7.1. Conquista española 7.2. Independencia de España 7.3. Cambios constitucionales 7.4. Pérdida de Panamá 7.5. La II Guerra Mundial y la posguerra 7.6. Una época de violencia 7.7. El Frente Nacional 7.8. Ruptura del Frente Nacional y aumento de la inestabilidad política 7.9 Colombia desde 1990 Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos. 7 HISTORIA En la sierra Nevada de Santa Marta, frente a las costas del mar Caribe, habitaba una tribu de lengua chibcha que se identificaba con el nombre de tayrona o tairona. Sus descendientes son hoy los grupos kogi e ijca. La etnia de nombre chibcha que habitó la altiplanicie Cundiboyacense con mayor volumen de población y que conformó, junto con los colonizadores españoles, la formación mestiza altiplana fue la muisca. Al lado de otros grupos indígenas que existían en el territorio colombiano con distintos niveles de desarrollo económico, social y cultural, el muisca era el más avanzado en el momento de la conquista española. En el yacimiento de San Agustín, cerca del nacimiento del río Magdalena y de los Andes colombianos, se han encontrado vestigios de una de las más fascinantes y menos estudiadas civilizaciones del hemisferio occidental. Se conoce muy poco de las tribus que realizaron estatuas de piedra, esculturas en relieve, cámaras sepulcrales y santuarios

encontrados, así como el momento de mayor esplendor de su cultura. Las estatuas de piedra son generalmente figuras antropomorfas, muchas de ellas con expresiones grotescas. Han sido encontradas en cuevas y sobre montículos, en los que su presencia parece haber tenido un significado ritual. Con frecuencia se localizan figuras en las que una está montada sobre los hombros y espalda de otra. Una estatua particularmente sorprendente, un ave sosteniendo una serpiente en su pico, que posiblemente sea un símbolo de fertilidad, es de apariencia similar al águila devorando una serpiente sobre un nopal, símbolo que para los aztecas implicaba el lugar donde debería fundarse una gran civilización. 7.1 Conquista española

Cristóbal Colón

En 1492, el navegante de origen genovés Cristóbal Colón navegó hacia el oeste desde España a fin de encontrar una ruta más corta para llegar a las Indias y China. Colón basó sus cálculos de viaje en los textos bíblicos, en especial en los Apócrifos. El 3 de agosto de 1492 salió del puerto de Palos (España), en el primero de una serie de viajes hacia lo que él más tarde llamaría Nuevo Mundo. Photo Researchers, Inc./Library of Congress/Science Source Antes de la llegada de los españoles, los chibchas habitaban una gran área de Colombia, establecidos alrededor de la parte alta del río Magdalena. Eran expertos agricultores de cultura similar a la inca. En 1502, durante su último viaje al Nuevo Mundo, Cristóbal Colón exploró una parte de la costa del Caribe perteneciente al territorio de

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los chibchas, que actualmente corresponde a la costa norte de Colombia. Llegaron después un gran número de conquistadores españoles, entre los que cabe mencionar a Rodrigo de Bastidas, Alonso de Ojeda, Pedro de Heredia y Sebastián de Belalcázar, quienes sometieron a los chibchas y fundaron el primer asentamiento europeo permanente en territorio americano en Santa María la Antigua del Darién, en 1510, y posteriormente establecieron los asentamientos de Santa Marta en 1525 y Santafé de Bogotá en 1538. En 1549 se integró el territorio chibcha dentro de la audiencia de Nueva Granada. Entre 1717 y 1739 la audiencia y los territorios que posteriormente formaron los países de Ecuador, Venezuela y Panamá se unieron al virreinato de Nueva Granada. Virreinato de Nueva Granada

NOMBRE VIRREINATO

Antonio de la Pedrosa y Guerrero* 1717-1719

Jorge de Villalonga** 1719-1723

Sebastián de Eslava 1739-1749

José Alonso Pizarro 1749-1753

José Solís y Folch de Cardona 1753-1761

Pedro Messía de la Cerda 1761-1772

Manuel de Guirior 1772-1776

Manuel Antonio Flórez y Angulo 1776-1782

Juan de Torrezar Díaz Pimienta 1782

Antonio Caballero y Góngora 1782-1789

Francisco Gil de Taboada y Lemos 1789

José de Ezpeleta 1789-1797

Pedro Mendinueta 1797-1803

Antonio Amar y Borbón 1803-1810

* Ejerció como virrey en funciones ** En 1723 el virreinato fue disuelto. Sus territorios pasaron a depender de la presidencia del Nuevo Reino hasta su restauración en 1739

La falta de progreso económico y la discriminación social y política contra los ciudadanos del virreinato provocó una intensa hostilidad contra el gobierno español. Inspirados en la Revolución Francesa y en el éxito obtenido por las colonias norteamericanas que consiguieron su independencia de Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, la población de Nueva Granada se unió al movimiento revolucionario para obtener la independencia que acabó con el

Imperio español en América a principios del siglo XIX. El movimiento que mayor relevancia tuvo antes de la Independencia fue la denominada revolución o levantamiento de los comuneros, acaecida en el año 1781 y germen del futuro movimiento de emancipación. 7.2 Independencia de España

Simón Bolívar

Gracias a Simón Bolívar, Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela obtuvieron la independencia del dominio español. Se le conoce como el Libertador. Hulton Deutsch La ausencia de autoridad que se produjo en la América española con la llegada de informaciones sobre la invasión francesa de la península Ibérica (véase Guerra de la Independencia española) dio como resultado el inicio del proceso emancipador en el virreinato de Nueva Granada. La lucha entre fuerzas realistas e independentistas, dirigidas por personajes de la talla de Antonio Nariño y de Francisco de Paula Santander, provocó la derrota de los realistas a lo largo del año 1810, pese a lo cual, la lucha se prolongó durante toda la década. En las luchas que siguieron al movimiento independentista, la figura militar y revolucionaria más sobresaliente fue Simón Bolívar. El 7 de agosto de 1819 su victoria decisiva sobre las fuerzas leales al gobierno de España en la batalla de Boyacá dio como resultado la liberación de la audiencia de Nueva Granada. En diciembre de 1819 se llevó a cabo el Congreso de Angostura en el que se proclamó la creación de la República de la Gran Colombia, formada por lo que anteriormente era la audiencia de Nueva Granada (las actuales repúblicas de Panamá, Venezuela y Ecuador después de lograr su independencia). Después de la liberación de Venezuela, el Congreso de Cúcuta aprobó el 30 de agosto de 1821 una Constitución para la Gran Colombia en la que se establecía una forma republicana de

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gobierno y se elegía a Bolívar como su primer presidente. Sin embargo, la nueva República tuvo una vida corta; en 1831 Nueva Granada (de la que formaba parte Panamá) se convirtió en un Estado independiente y soberano. La historia política del país ha sido desde entonces básicamente un registro de conflictos, muchas veces violentos, entre elementos liberales y conservadores para determinar la política del gobierno. Los asuntos políticos y sociales frecuentemente se han complicado debido a fuertes controversias respecto a las propiedades, la situación legal y los privilegios de la Iglesia católica. 7.3 Cambios constitucionales En la República de la Gran Colombia la esclavitud se abolió en 1851. Una nueva Constitución, adoptada en 1853, garantizaba procesos penales a través de jurados, libertad de prensa y otros derechos civiles, así como la separación de la Iglesia y el Estado. Cinco años después, las provincias se convirtieron en estados federales y la república pasó a denominarse Confederación Granadina. La Guerra Civil comenzó en 1861 entre los liberales (que luchaban por una mayor soberanía para los estados que constituían la República) y los conservadores, que peleaban por un fortalecimiento del gobierno central. En 1863, después de la victoria de los liberales, se adoptó una nueva Constitución en la que se establecía la unión de los estados soberanos en los Estados Unidos de Colombia. De 1880 a 1930 dominaron los conservadores. En 1885 se reprimió una rebelión de los liberales y en 1886 se proclamó una nueva Constitución de carácter centralista, que estableció el nombre actual del país, República de Colombia. La nueva Constitución abolió la soberanía de los estados creada por la Constitución de 1863 y estableció la estructura del país que rigió hasta 1991, cuando se expidió una nueva Constitución. Entre 1899 y 1903, Colombia se debatió en un nuevo enfrentamiento civil conocido como la guerra de los Mil Días. El regreso de los liberales al poder, que tuvo lugar después de las elecciones de 1930,

permitió establecer las reformas constitucionales de 1936, en las que se otorgaba poder al gobierno para reglamentar la propiedad privada de acuerdo a los intereses nacionales, se establecía el derecho a la huelga de los trabajadores, bajo regulación legal, se rompía con la Iglesia católica y se procedía a la secularización de la educación pública. En 1944 se adoptó un nuevo código laboral en el que se garantizaban los salarios mínimos, el pago de vacaciones y días festivos, ayudas en caso de accidentes y enfermedad, y el derecho a organizarse en sindicatos. Véase también Constitucionalismo (colombiano). 7.4 Pérdida de Panamá En 1903 el Senado de Colombia se negó a ratificar el Tratado de Hay-Herrán, el cual establecía el arrendamiento a Estados Unidos de una franja de territorio del istmo de Panamá para construir un canal que lo cruzara y uniera los dos océanos. Comenzó la rebelión en Panamá y las Fuerzas Armadas estadounidenses tuvieron que intervenir para que las tropas colombianas no reprimieran el levantamiento. Estados Unidos reconoció la independencia de Panamá. Las tensas relaciones resultantes entre Colombia y Estados Unidos se resolvieron en 1921 por medio del Tratado Thompson-Urrutia. 7.5 La II Guerra Mundial y la posguerra

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JAVIER OCAMPO LÓPEZ -------------------------------

"HISTORIA BÁSICA DE COLOMBIA" Editorial Plaza & Janes. SCC - Selección Cultura Colombiana

------------------------------- Primera edición: Enero, 1978 Cuarta edición: Junio, 1982 Primera edición en SCC.: Noviembre, 1984 Segunda edición en SCC.: Febrero, 1987 Diseño colección y portada: GERMÁN LEAL C. ©1978-84 Javier Ocampo López ©1978-84 PLAZA & JANES, Editores Colombia Ltda. Calle 23 No. 7-84 Bogotá, Colombia ISBN: 958-14-0015-X Preparación litográfica: Servigraphic Ltda., Bogotá. Impreso en los talleres de Lito Camargo Ltda. Bogotá. Printed in Colombia.

Historia Básica de Colombia

Colombia es posiblemente uno de los países más preocupados de su propia historia. Durante muchos años han surgido grandes historiadores que han escrito obras que constituyen la base de muchas bibliotecas por su extensión. Pero nunca se había escrito una Historia Básica de Colombia, como ahora lo hace el profesor Dr. Javier Ocampo López, con tanto rigor y sobre todo con el extraordinario sentido de síntesis. Nos encontramos ante una obra imprescindible en toda biblioteca particular o pública, donde los estudiantes tanto de bachillerato como universitarios encontrarán cuanto necesitan saber de nuestra historia y en la forma más adecuada para su comprensión y asimilación.

Página 182 Javier Ocampo López, "Historia básica de Colombia"

2. La Revolución de Independencia de Colombia

Colombia en el ciclo histórico de las revoluciones de Occidente La Revolución de Independencia de Colombia está relacionada directamente con la Revolución de Independencia de América y en general con el proceso histórico de la revolución de Occidente en la segunda mitad del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, el cual aceleró los cambios en las estructuras fundamentales de la sociedad: políticas, económicas, sociales, culturales, etc. Cuando una sociedad está en crisis, se presentan tendencias hacia los cambios en las instituciones para el establecimiento de un nuevo sistema. Cuando las crisis culmina en una escisión

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radical, ocurre la revolución, entendida como "un cambio radical que afecta todas las estructuras de la vida en la sociedad". La revolución puede ser total, cuando todos los elementos de la estructura social entran en crisis; o revolución parcial, cuando una de las partes está en crisis; en este último caso, se realiza una revolución política, social, económica, etc. La crisis que produjo el derrumbamiento del imperio español y la independencia de las colonias americanas, tuvo "una gestación revolucionaria" que se aceleró en la segunda mitad del siglo XVIII. Algunas manifestaciones de esa crisis fueron las tensiones sociales y económicas que ocurrieron en el Nuevo Reino de Granada, como también en las demás colonias americanas; algunos ejemplos fueron entre otros: el Movimiento de los Comuneros en 1781, las agitaciones subversivas de 1794 (la publicación de los Derechos del hombre por don Antonio Nariño, los pasquines sediciosos y el ambiente pre-revolucionario), los movimientos sociales del cimarronismo y palenquismo de los negros esclavos, las frecuentes pugnas entre los criollos y los peninsulares y otros. La crisis política se intensificó a raíz de la crisis política de la Corona Española y la invasión napoleónica a España en 1808, en una coyuntura revolucionaria que repercutió en todo el Imperio Español y llevó a una explosión de la crisis en la "revolución política de 1810", cuando los Cabildos del Nuevo Reino de Granada reasumieron el poder, e iniciaron una etapa crítica revolucionaria que culminó en 1819 en la Batalla de Boyacá y se consolidó en la década de "la Gran Colombia" entre 1819 y 1830. Teniendo en cuenta lo anterior, concluimos que "el ciclo revolucionario de la independencia de Colombia", comprende un período de medio siglo, el cual se ubica en el tiempo entre el movimiento de los comuneros de 1781 y la desintegración de la Gran Colombia en 1830. Esta coyuntura histórica de Colombia está

incrustada en el movimiento revolucionario del mundo occidental, la cual se manifestó en diversos lugares y acontecimientos destacando entre ellos: la independencia de los Estados Unidos de América, la Revolución Francesa y las revoluciones de Suiza, Bélgica, Polonia, Italia, España y Portugal y en sus colonias americanas. La revolución de occidente en la coyuntura histórica de la segunda mitad del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, puede ser analizada teniendo en cuenta tres fuerzas históricas o "tendencias" que confluyeron en la crisis revolucionaria: 1. La crisis del antiguo régimen feudal y absolutista. 2. La revolución de las ideas de "la Ilustración". 3. La crisis del sistema colonial mercantilista. El régimen absolutista y feudal de la sociedad tradicional y por ende "el orden señorial" entró en crisis. "El poder absolutista del monarca perdió su fuerza ante el poder del pueblo"; las nuevas ideas de la democracia y el gobierno republicano se enfrentaron a las ideas e instituciones de la monarquía absolutista, característica de los siglos XVI, XVII y XVIII, con expresiones centralizadoras y modernizantes en este último siglo, basadas en el "despotismo ilustrado". Este régimen feudal y absolutista fue atacado por la burguesía europea que estimuló las revoluciones liberales y democráticas y luchó contra "el orden señorial" de la tradición medieval. "La revolución de las ideas de la Ilustración" es otra fuerza histórica de la revolución de occidente que influyó en la independencia de Colombia. La Ilustración o el "iluminismo" se entiende como aquel movimiento cultural e intelectual del siglo XVIII que pretendió dominar con la razón un conjunto de problemas del hombre, alrededor de la libertad, la igualdad y el progreso. A través de ella se consolidó la doctrina política del liberalismo individualizante con sus tesis de libertad y progreso; el utilitarismo, con sus tesis sobre la filosofía del bienestar para las mayorías; y de "la democracia", con sus ideas

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políticas de soberanía popular y del gobierno del pueblo. "La crisis del sistema colonial mercantilista" es una tercera fuerza histórica que influye en la independencia de Colombia y en general de América. La independencia se manifiesta como un "movimiento anticolonialista y de liberación nacional" contra las metrópolis europeas, y para nuestro caso, contra la dependencia colonial de España. En el siglo XIX se presenta la crisis del sistema colonial europeo y la emancipación política de las colonias, las cuales se organizaron en "Estados Nacionales", delineados políticamente a través de las ideas de democracia y gobierno republicano. El movimiento insurreccional de los comuneros de 1781 El siglo XVIII de las reformas y la Ilustración en América es el siglo de las "tensiones sociales" y de los movimientos de masas del mundo rural campesino, llaneros, montoneras, indios, mestizos y negros; es el siglo de los conflictos de masas, movimientos revolucionarios, motines y sublevaciones. Son los movimientos que se han presentado como prolegómenos de los alzamientos nacionalistas del siglo XIX que llevaron a la independencia de las colonias en relación con la metrópoli. Es el siglo de los comuneros del Paraguay, de la rebelión de Cochabamba, los motines del maíz y de los machetes en México, de los agitaciones “mineiras” en el Brasil, de los motines de Cuba, las agitaciones quiteñas, de la revolución comuneras de Túpac Amaru en el Perú y de la revolución de los comuneros de 1781 en el Nuevo Reino de Granada, que inicia el proceso de la revolución de independencia de Colombia. En el Nuevo Reino de Granada se presentó el movimiento comunal de 1781 en el Socorro y en la región oriental del virreinato. Fue un movimiento de las masas granadinas con su voz de protesta para obtener la supresión de los impuestos y un mejoramiento social y económico. El 16 de marzo de 1781 se encendió en la plaza del Socorro el movimiento social de protesta contra

las autoridades coloniales. Una multitud de gentes con palos, piedras y otras armas sencillas se levantó contra el nuevo impuesto de la Armada de Barlovento, que se sumaba al de la alcabala. El movimiento se extendió a Simacota, San Gil, Mogotes, Barichara, Vélez, Chita, Sogamoso y otras regiones del oriente neogranadino. Esta insurrección comunera está en relación con los "movimientos antirreformistas" de Suramérica, los cuales se intensificaron en los años comprendidos entre 1777 y 1781. Un problema económico-social que presentaba el Nuevo Reino de Granada en los finales del siglo XVIII era la decadencia de la producción minera y la crisis fiscal, según la cual, los pocos ingresos que se obtenían eran absorbidos, casi en su totalidad, para los gastos internos de la colonia, y entre ellos, el pago de la burocracia. Esto significa que los recursos fiscales del Nuevo Reino, muy poco beneficiaban a la Corona Española, lo cual hizo necesaria la reforma fiscal. En 1777 fueron enviados tres fiscales españoles a Suramérica con el fin de realizar la reforma fiscal a imagen y semejanza de la que había hecho en México don José de Gálvez. Estos fiscales fueron Francisco Gutiérrez de Piñeres para el Nuevo Reino de Granada, José de Areche para el Perú y Joseph García de León Pizarro para Quito. Estas reformas condujeron a la gran rebelión de los pueblos suramericanos, desde el Alto Perú hasta Venezuela, con dos grandes epicentros: Tungasuca y Socorro y diversos movimientos en la provincia de Tunja, Mérida, La Paz, Cochabamba, Cuzco y otros lugares del área septentrional de Suramérica. El visitador Gutiérrez de Piñeres en el Nuevo Reino de Granada publicó la instrucción de los nuevos impuestos el 12 de octubre de 1780, en la cual se reglamentó la alcabala y el impuesto de la Armada de Barlovento; y en la misma forma, los impuestos de guías y tornaguías, con repercusión en los comerciantes. A los 10 días surgió la rebelión de Simacota y posteriormente en Mogotes y Charalá (17 de diciembre de 1780). Sin embargo, la gran conmoción revolucionaria se inició en "Socorro el 16 de marzo de 1781", cuando el pueblo protestó contra los impuestos. Una cigarrera llamada Manuela Beltrán se encaminó al estanco, donde arrancó y

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rompió el edicto e los impuestos ante la aprobación de la multitud. Se exacerbaron los ánimos y se convocó al cabildo que decidió suspender los odiosos impuestos. El movimiento insurreccional del Socorro se difundió en toda la región y en especial en San Gil, Vélez y muchos pueblos de la provincia de Tunja, una zona de gran densidad demográfica y de características económicas comerciales, minifundistas y con parcelas distribuidas entre los pobladores descendientes de españoles y mestizos en su mayoría. Al pueblo comerciante, agricultor y artesano afectaba sobremanera la política de los nuevos impuestos, los cuales recaían en sus pequeñas compras y ventas. Los comuneros del Nuevo Reino de Granada proclamaron al criollo Juan Francisco Berbeo como general del movimiento insurreccional y a los criollos Salvador Plata, Antonio Monsalve y Francisco Rosillo como capitanes comuneros y decidieron marchar contra Santafé. En este movimiento granadino de masas se reunieron más de 20.000 hombres, la mitad de ellos indígenas, armados de machetes, macanas, picas y demás herramientas del campo. Las autoridades santafereñas acordaron nombrar una comisión negociadora con los comuneros, suspender la reforma tributaria y fortificar la capital. A la comisión negociadora se unió el arzobispo Antonio Caballero y Góngora. En las "Capitulaciones de Zipaquirá" que los comuneros del Nuevo Reino negociaron con la comisión oficial encontramos la defensa de las tradiciones jurídicas de los pueblos, el reclamo por la supresión y rebaja de impuestos, la libertad de cultivo, el libre comercio del tabaco, el mejoramiento de caminos y puentes, el acceso de los americanos a los altos puestos administrativos, la devolución de los resguardos a los indígenas, la devolución de las salinas a los indios, la supresión del cargo de visitador y el destierro de Gutiérrez de Piñeres y otras reformas fiscales, económicas, sociales y eclesiásticas. En dichas Capitulaciones, los

comuneros del Nuevo Reino de Granada, en la misma forma que sus antecesores españoles de Villalar en el siglo XVI, defendieron las tradiciones jurídicas y políticas peninsulares, por las cuales el rey no podía imponer tributos sin consentimiento de los súbditos representados en los cabildos. Las Capitulaciones fueron anuladas al poco tiempo por las autoridades españolas y los dirigentes del movimiento fueron castigados. Uno de los caudillos populares que canalizó las aspiraciones del pueblo granadino comunero, fue el mestizo José Antonio Galán, quien con su empuje revolucionario influyó en los pueblos de Villeta, Guaduas, Honda y Ambalema en el Valle del Magdalena, incitando a los pueblos contra las autoridades, repartiendo al pueblo los fondos de la administración de rentas, imponiendo elevadas multas a los vecinos acomodados contrarios a la rebelión y ofreciendo la libertad a los negros esclavos e incitando a los indios a rebelarse contra el gobierno, con el fin de recobrar las tierras de los resguardos y por el no pago de los tributos. En Villeta y Guaduas repartió las tierras entre los pobres y los bienes de los principales señores, pues según su consigna: "La tierra es para quien la trabaje". En el centro de operaciones en el Valle del Magdalena, José Antonio Galán pretendió realizar una revolución social, incitando a los campesinos a invadir las tierras de las haciendas, amotinarse en las aldeas, asaltar los depósitos de tabaco y adquirir conciencia de una verdadera insurrección. José Antonio Galán canalizó el ambiente de subversión social de los negros palenques y cimarrones que se habían sublevado en las haciendas de Honda, Mariquita, Antioquia y Cauca; la bandera de apoyo que dio a los negros esclavos fue su consigna "se acabó la esclavitud". Como los demás movimientos populares de América, los comuneros demostraron la fuerza vital de los pueblos cuando se levantan por causas justas. Su movimiento fue traicionado y derrotado cuando los comuneros confiados en las Capitulaciones y en las promesas de sus representantes del gobierno colonial, se dispersaron de nuevo a sus parcelas. Las capitulaciones de Zipaquirá fueron anuladas y el movimiento comunero entró en destrucción;

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José Antonio Galán y sus compañeros fueron perseguidos y capturados como bandidos del Reino. La sangre comunera rodó cuando fueron eliminados Galán, Lorenzo Alcantuz, Isidro Molina y Manuel Ortiz para escarmiento de los granadinos sublevados. Aun cuando el movimiento de los comuneros fracasó en el Nuevo Reino, es importante destacar que demostró las debilidades del gobierno español y "abrió el camino a posteriores rebeliones, ya conscientes de la problemática de la emancipación". Este movimiento insurreccional, de esencia reformista económica y social se convirtió en el prolegómeno de la revolución de independencia de Colombia, iniciando un ciclo revolucionario de medio siglo: 1781-1830. El criollismo y la generación precursora de la independencia La generación precursora de la independencia de Colombia, corresponde a los granadinos que nacieron entre 1760 y 1775, con vigencia social entre 1805 y 1820. Son los criollos precursores, educados en un sistema de vigencias y creencias españolas y con un dualismo espiritual entre escolástica e Ilustración. Hombres como Antonio Nariño, Pedro Fermín de Vargas, José Félix de Restrepo, Camilo Torres, Francisco Antonio Zea, Francisco José de Caldas, Joaquín Camacho, Ignacio de Herrera y muchos otros que presentan en su vigencia social su ideario y aspiraciones de emancipación, con los problemas iniciales del planeamiento, organización y realización de la emancipación; en la misma forma, la búsqueda del sistema político más aplicada a la nueva situación. A nivel de Hispanoamérica señalamos la acción de los precursores de la independencia: Francisco Miranda, Mariano Moreno, Manuel Belgrano, el jesuita Juan Pablo de Viscardo, Fray Servando Teresa de Mier, José Cecilio del Valle, Bernardo O'Higgins, Melchor de Talamantes, Francisco Javier de Santa Cruz y Espejo y muchos otros. Las ideas de la generación precursora de la independencia estuvieron

encauzadas a la planeación de una patria grande americana, la organización de la resistencia a los gobiernos europeos y el triunfo definitivo para proclamar la libertad de estos nuevos estados nacionales. Y como gran parte de sus representantes no alcanzaron a ver culminados sus deseos, el problema que tuvieron fue organizar civilmente las nuevas naciones, hacer constituciones políticas, nuevas leyes, y en síntesis, construir los estados nacionales con el modelo del demoliberalismo, diferente del modelo político establecido tradicionalmente de la monarquía y el sistema colonial. La "generación precursora" de la independencia surge del estamento social de "los criollos", comúnmente llamados "españoles americanos", "mancebos de la tierra", o para otros "manchados de la tierra". Los criollos hacían parte del estamento social superior de la colonia, junto con los españoles peninsulares, con quienes rivalizaban en prestigio social y el poder político. El criollo era el hijo directo de los peninsulares, sin ninguna mezcla con otra raza; pero con el pecado para unos o atributo para otros, de haber nacido en América. Era una distinción fundamentalmente "geográfica" basada en la circunstancia de haber nacido en las Indias; hecho negativo que los subordinaba respecto a sus padres, los nacidos en "la Península Ibérica". La rivalidad entre españoles y criollos se hizo muy fuerte en la segunda mitad del siglo XVIII en el Nuevo Reino de Granada, cuando se manifestaron actos de descontento y rebeldía contra los "chapetones". Los criollos defendieron los atributos de la raza y la tierra americana, frente a los conceptos europeos sobre la inferioridad del Nuevo Mundo; manifestaron grandes resentimientos contra la administración española por cuanto no tenían acceso a los cargos públicos importantes. En el Nuevo Reino de Granada la generación precursora luchó por la idea de "libertad" entendida como liberación de la opresión de la dominación española. Don Antonio Nariño (1765-1823), llamado "El Precursor", nacido en Santa Fe de Bogotá, tradujo y publicó la "Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano", la cual tuvo gran repercusión en el Nuevo

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Reino en la última década del siglo XVIII. En su célebre "Ensayo sobre un nuevo plan de administración en el Nuevo Reino de Granada" escrito en 1797, Nariño expresó su interés por el desarrollo económico del país y sobre la necesidad de fomentar la industria y el bienestar de los habitantes. En la primera República Granadina defendió la idea del centralismo político para la organización del estado granadino; en el Congreso de Cúcuta presidió sus sesiones en su etapa inicial; murió en Villa de Leiva en 1823. Otro de los criollos precursores del Nuevo Reino es el hijo de San Gil, don Pedro Fermín de Vargas, colaborador de la Expedición Botánica y autor de los ensayos "Memoria sobre la población del Nuevo Reino de Granada" y "Pensamientos políticos sobre la agricultura, comercio y minas del Virreinato de Santafé". Es el prototipo del precursor aventurero que lo encontramos conspirando en Cuba, Estados Unidos y Madrid; y en la misma forma, enviando memoriales al gobierno británico en solicitud de ayuda para la independencia de Hispanoamérica. Propuso un desarrollo equilibrado de todas las ramas de la actividad económica y el fortalecimiento del desarrollo regional; señaló la necesidad de estimular la inmigración, el mestizaje, las campañas de salud, las reformas agrarias e industriales y el estímulo a la educación fundamental. Otro precursor de la independencia fue el Dr. José Félix de Restrepo, llamado el "Maestro de los precursores granadinos" por su acción docente en las generaciones de finales del siglo XVIII; luchó insistentemente por la abolición de la esclavitud. El Dr. Camilo Torres, nacido en Popayán se convirtió en el ideólogo de la Revolución Granadina de 1810; autor del "Memorial de Agravios" y vocero del movimiento federalista para la conformación política de la primera república. Este ideólogo payanés condenó siempre la arbitrariedad y buscó la descentralización del poder, tanto para evitar la centralización política que siempre mantuvo la Corona española y para imitar a los Estados

Unidos. Los precursores granadinos de la revolución se convirtieron en los ideólogos y organizadores de las primeras formas políticas del nuevo estado nacional. La crisis revolucionaria del imperio español y la independencia de Colombia Una interpretación de la independencia de Colombia y en general de Hispanoamérica, no es posible sin una conexión directa con el ciclo revolucionario de Occidente, y más en forma inmediata, con la coyuntura revolucionaria del imperio español. Cuando las colonias americanas se independizaron, la metrópoli española realizaba su revolución de independencia respecto de la invasión napoleónica en la península. En 1808 se presentó el derrumbe de la monarquía española, afianzada durante tres siglos por las dos grandes casas dinásticas: la Casa de los Austrias en los siglos XVI y XVII, y la Casa de los Borbones en el siglo XVIII. En la primera década del siglo XIX, la política de Napoleón Bonaparte intervino en la Península Ibérica, impulsando la revolución de independencia de España y con ella la emancipación de las colonias españolas en América, la cual se presenta como un hecho de relación, sin el cual no se podría comprender esta última. La visión política de Napoleón Bonaparte se percibe claramente en sus intentos por organizar un bloqueo continental, decretado para arruinar y someter a la Gran Bretaña, el cual no se presentaba posible sin tener bajo su dominio los territorios de la Península Ibérica, considerados como las puertas de penetración del comercio inglés al continente europeo. Su política llevaba además, la decisión de incorporar los vastos imperios coloniales de España y Portugal a su gran Imperio, pues ellos representaban un decisivo factor en la lucha por la hegemonía mundial. Para atraerse el interés de la Corona Española hacia las relaciones internacionales francesas, Bonaparte utilizó el arma diplomática, con la cual obtuvo el permiso para pasar por el territorio español con el fin de ocupar a Portugal; en la misma forma, intervenir en la difícil situación política y familiar

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que vivía la Corona Española, para anexarse el decadente Imperio. En los primeros años del siglo XIX gobernaba en España el rey Carlos IV de la Dinastía de los Borbones, quien por su avanzada edad y carencia de aptitudes, dejó los asuntos del gobierno español a don Manuel Godoy. Las intrigas en la corte española, la deshonestidad y los abusos, crearon un fuerte descontento popular, el cual se agravó con la entrada de las fuerzas francesas con permiso del rey, para invadir a Portugal. Esta situación provocó un motín popular en Aranjuez, que obligó al monarca a despojar a Godoy de sus cargos, y ante la continuación del tumulto y saqueo, a abdicar la corona en su hijo Fernando VII, en quien el pueblo español abrigaba grandes esperanzas de renovación. La crisis de la familia borbónica reflejaba la crisis de España, agravada por los intereses del emperador francés, quien se aprovechó del estado de cosas para dominar el país; por ello convocó a la familia real a una conferencia en Bayona en donde se presentó el proceso de las "abdicaciones monárquicas". Napoleón logró que Fernando VII devolviera la Corona a su padre y que éste se la entregara a él. Desde ese momento la familia real quedó prisionera y Napoleón designó a su hermano José Bonaparte (Pepe Botellas) como "Rey de España e Indias". Ante la invasión napoleónica de España y el derrumbamiento de la monarquía española, el pueblo español entró en su "revolución de independencia" contra el imperialismo francés. Fue el grito popular de "Viva Fernando VII y abajo los franceses", que desde la revolución del 2 de mayo de 1808 se expandió por todas las regiones, avivando el espíritu patriótico-nacionalista de los españoles. Surgieron las juntas regionales autónomas, conservadoras de los derechos de Fernando VII y los núcleos de resistencia al invasor francés. Surgieron diversos grupos políticos ante la crisis revolucionaria: "Los Borbonistas" partidarios de la defensa del muy "deseado" Fernando

VII; los "Tradicionalistas", partidarios del regreso a las antiguas instituciones españolas; los "liberales constitucionalistas", partidarios del establecimiento de una monarquía constitucional para España; y los "afrancesados", sostenedores de la influencia francesa en España. La crisis de la monarquía española se expandió en todo el imperio español, e influyó en el surgimiento de las juntas revolucionarias, declaradas como guardianes de los derechos de Fernando VII hasta su restauración en el trono. El 14 de febrero de 1810 la Regencia de España e Indias envió un comunicado a los americanos: «vuestros destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los virreyes, ni de los gobernadores: están en vuestras manos». Las colonias americanas se enfrentaron a problemas fundamentales como los de la ausencia del monarca legítimo y la invasión francesa en la metrópoli. Los americanos hablaron entonces de "la inexistencia de un gobierno legítimo" y de un vacío de poder político; por ello, organizaron las "Juntas de Gobierno" y hablaron en los "Cabildos abiertos" sobre la soberanía popular o "derecho de los pueblos a la reasunción legal del poder" para definir la verdadera autoridad. Se presentó el "Movimiento Juntista Americano" a imitación de las Juntas de Gobierno de España. Unas juntas fueron partidarias de la soberanía del rey de España en las colonias americanas y acataron las decisiones de la Junta Central, la Regencia del Reino y las Cortes Españolas. Otras juntas fueron "autonomistas", partidarias de una autonomía de los gobiernos provisionales de España y guardadoras de los derechos de Fernando VII. Y por último, otras se manifestaron "independentistas", partidarias de una revolución radical y de la total desvinculación de España, para conformar un gobierno autónomo, independiente y libre, delineado en una democracia republicana. En las diversas posiciones juntistas americanas se definieron claramente dos grupos o partidos: a) Los "realistas o colonialistas", partidarios de la defensa de la monarquía

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absolutista de España y del régimen colonial para América. b) Los "patriotas o independentistas", partidarios de la independencia de las colonias americanas en relación con la metrópoli española. Conformó el partido revolucionario anticolonialista. Tanto en uno como en otro partido se presentaron elementos de diversos grupos sociales de la colonia: criollos revolucionarios y criollos realistas, peninsulares, indígenas, negros y mestizos. Los grupos indígenas, en su mayoría fueron partidarios de la defensa del rey y de las instituciones españolas protectoras de los naturales. Los grupos de negros esclavos se ligaron indistintamente a los realistas o a los patriotas, según el atractivo que se presentara para su interés común de libertad absoluta de la esclavitud. Entre los años de 1808 y 1809 se realizaron movimientos juntistas en las colonias americanas y los juramentos de fidelidad al rey cautivo Fernando VII. El 11 de septiembre de 1808 se realizó en Santa Fe de Bogotá la solemne "Jura de fidelidad" al monarca Fernando VII ante el comisionado Juan José Pando y Sanllorente y se declaró la guerra a Napoleón Bonaparte; esta misma ceremonia se extendió a los demás pueblos del Nuevo Reino de Granada. En dicho año, el símbolo de la defensa americana era el "pendón real" contra las fuerzas invasoras de Napoleón. En 1809 se iniciaron los movimientos de insurrección americana en Charcas, La Paz y Quito. La revolución de Quito realizada el 10 de agosto de 1809 tuvo su influencia en el Nuevo Reino de Granada, pues alrededor de su problema se realizó la junta extraordinaria de Santa Fe de Bogotá el 6 de septiembre de 1809. Los criollos granadinos, encabezados por Camilo Torres fueron partidarios de apoyar a los quiteños y de organizar una junta provincial acorde con España y con las necesidades de la Nueva Granada. Esta junta extraordinaria se disolvió, pero dejó en claro la profunda división

entre los criollos granadinos y las autoridades coloniales. En este ambiente de indecisión política, los criollos granadinos se plantearon la necesidad de participar en el gobierno con igualdad en la representación; asimismo se habló sobre la importancia de formar en estos dominios Cortes generales para el gobierno de las colonias. El 20 de noviembre de 1809, el Dr. Camilo Torres redactó el célebre "Memorial de Agravios", en el cual los criollos defienden el derecho de los españoles americanos a participar en el gobierno, a tener "igualdad de derechos" con todos los súbditos de la corona y a participar en la decisión del propio destino sobre la base de realidades sociales. La Revolución Granadina de 1810 En 1810 se realizaron en la mayor parte de las colonias españolas en América los movimientos políticos revolucionarios en contra de las autoridades españolas representantes del rey Fernando VII. Es el movimiento juntista autonomista conocido con el nombre de "Revolución política de 1810", y que en el Nuevo Reino de Granada se manifestó en los movimientos de Cartagena, Cali, Pamplona, Socorro y Santa Fe de Bogotá. Estos mismos movimientos se realizaron en Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile y México. En las juntas autonomistas de 1810 se produjeron las "Actas de la revolución" o de instalación, en las cuales se proclamó la intención de conservar los dominios americanos para el rey Fernando VII y la decisión política de organizar gobiernos autónomos de los presentados interinamente en España para la conservación de los derechos de la monarquía borbónica. La revolución se hacía a los gobiernos españoles representantes de la monarquía, de los cuales se obtenía la autonomía. La Revolución Granadina de 1810 está alrededor de "la acción de los Cabildos" y de la decidida participación de los criollos. Se presenta un movimiento revolucionario que se inicia en la provincia y culmina en la capital. Este movimiento de los Cabildos se inició en Cartagena el 22 de mayo de 1810, cuando se estableció una Junta de Gobierno en nombre del rey Fernando VII. Se continuó en Cali el 3 de julio de 1810; y en Pamplona, el 4

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de julio, cuando la pamplonesa María Agueda de Villamizar arrebató el bastón de mando al corregidor Juan Bastús y Falla, quien fue reemplazado por una Junta de Gobierno. Posteriormente, el 10 de julio de 1810, "la provincia del Socorro", que desde la segunda mitad del siglo XVIII se había caracterizado por su espíritu revolucionario, reemplazó a su corregidor José Valdés Posada, quien había hecho represión contra algunos criollos socorranos y gentes del pueblo. La revolución política de 1810 culminó en la capital del Nuevo Reino de Granada, Santa Fe de Bogotá, el 20 de julio de 1810. Los criollos organizaron los hechos revolucionarios, en la reunión preparatoria del 19 de julio en el Observatorio Astronómico. El plan que se hizo debía coincidir con la recepción que se hacía al Comisario Regio don Antonio Villavicencio. La reyerta histórica entre los Morales y el español José González Llorente, se realizó el 20 de julio, día de mercado, cuando se movió el pueblo santafereño en su expresión de inconformidad contra los peninsulares y las autoridades virreinales. Significado del 20 de julio de 1810. En el acta de la revolución del 20 de julio de 1810, el pueblo granadino "reasumió la soberanía popular", sin abdicarla en otra persona que en el rey Fernando VII, siempre y cuando viniera a gobernar directamente en el Nuevo Reino de Granada. Se depositó en la junta el supremo gobierno del Reino. En el acta del 26 de julio de 1810, la junta suprema del Reino "se declaró independiente del Consejo de Regencia" y cesaron en su ejercicio todos los funcionarios del antiguo gobierno. Se planteó así en el Nuevo Reino de Granada el "Movimiento autonomista" del gobierno representante de la monarquía, con una independencia total en sus decisiones; conservando, sin embargo, estos dominios para el monarca cautivo Fernando VII. Declaración absoluta de la independencia. El proceso emancipador pasó del movimiento autonomista a la

"declaración absoluta de la independencia", cuando la revolución se radicalizó. Las declaraciones de independencia absoluta se presentaron como una ruptura total con el imperio español. El 11 de noviembre de 1811, la provincia de Cartagena de Indias declaró la independencia absoluta; posteriormente la hicieron también las provincias de Cundinamarca, Antioquia y Tunja. La revolución política de 1810 y la declaración de independencia absoluta, representan el ascenso al poder de los patriotas granadinos, liberados de los tres siglos del coloniaje español. Es la fase política de la revolución, cuando los americanos reasumieron sus derechos e instauraron la soberanía política de los nuevos estados nacionales. Numerosas y diversas ceremonias se hicieron para festejar la revolución de independencia; y en los escritos que profusamente se divulgaron, se endilgaron los errores de España en el coloniaje, los sistemas de opresión, la crisis de la economía colonial, la ignorancia de los pueblos y los derechos para constituir los Estados de acuerdo con las nuevas ideas revolucionarias. Los símbolos de la revolución fueron el gorro frigio y el árbol de la libertad. Los patriotas acostumbraron la siembra del árbol de la libertad principalmente en los años 1813 y 1814. Para justificar la independencia, los patriotas negaron los títulos de conquista aducidos por España para retener sus territorios de ultramar: la donación papal, el señorío universal del emperador español, la propagación de la fe cristiana, el derecho de descubrimiento y la inferioridad natural de los indios; y además, justificaron la independencia como la acción de los pueblos americanos para reasumir sus propios derechos. Un ejemplo de los documentos para justificar la independencia, lo encontramos en el "Catecismo o instrucción popular" del precursor e ideólogo costeño el cura Juan Fernández de Sotomayor. Una de las preocupaciones de los ideólogos de la Revolución de Independencia, y entre ellos, Camilo Torres, José Ignacio de Herrera, Joaquín Camacho, Miguel de Pombo, Antonio Nariño y otros granadinos, fue explicar en sus escritos "la juricidad de

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la independencia". Ante el vacío del poder en la metrópoli por la caída de la monarquía, el pueblo americano reasume la soberanía y se emancipa de la Madre Patria. Es "la tesis pactista" que proclamó el poder supremo del pueblo, en contra del poder unipersonal de los monarcas. Esta tesis del pacto y de la reasunción de la soberanía popular aparece en las actas de la Revolución de 1810 y en las declaraciones de independencia absoluta en las distintas provincias del Nuevo Reino de Granada. En el acta de la revolución del 20 de julio de 1810 se encuentra la siguiente idea sobre la reasunción de la soberanía del pueblo: «...en virtud de "haberse juntado el pueblo en la plaza pública" y proclamado por su diputado el señor regidor don José Acevedo y Gómez para que le propusiese los vocales en quienes "el mismo pueblo iba a depositar el supremo gobierno del pueblo" ...» En este hecho político-jurídico por el cual el pueblo granadino reasume su soberanía y expresa su voluntad de constituir un nuevo gobierno, ante el "vacío de poder" monárquico motivado por la caída de la corona española. Esta idea presenta la afirmación del "pueblo como titular del poder"; un pueblo depositario inicial de la soberanía popular, que ante la crisis política de la metrópoli ha reasumido su soberanía para constituir un nuevo gobierno. La Primera República Granadina o Patria Boba El lustro histórico comprendido entre 1810 y 1816 es conocido con el nombre de la "Primera República Granadina" o "Patria Boba". En nombre de la soberanía del pueblo, los patriotas del Nuevo Reino organizaron el nuevo estado nacional, delineado en una democracia republicana. Este período se destacó entre otros aspectos: a) Por las diversas opiniones para organizar el gobierno central, que llevaron a las provincias al conflicto interno, y en especial, a "la pugna entre el estado de Cundinamarca y las Provincias Unidas del Nuevo Reino". b)

Por el enfrentamiento entre los partidarios de "la idea centralista del estado y la idea federalista" para la organización del Nuevo Reino. c) Por la manifestación del regionalismo, el caudillismo, el constitucionalismo y las divisiones internas que manifiestan "la indecisión política", que caracteriza a los nuevos estados en los años inmediatamente siguientes a la revolución. Estas mismas características se presentaron en otros países hispanoamericanos, y entre ellos, la Primera República Argentina, la Patria Vieja Chilena y la Primera República Venezolana. Una de las teorías políticas para definir la forma del estado en la Nueva Granada fue el Federalismo, mediante la cual se busca solucionar el problema de la "unidad estatal", con el respeto y el reconocimiento de la "autonomía regional soberana". Se presenta un estado en donde la soberanía aparece dividida, pues se reservan para el gobierno general aquellas atribuciones soberanas de carácter general y se distribuyen las otras, de carácter regional y local entre los estados federados. Los dos ideólogos más importantes del Federalismo en la Nueva Granada fueron los próceres Camilo Torres y Miguel de Pombo. El ejemplo fue el sistema político de los Estados Unidos de América, que según los federalistas había llegado al progreso por el camino de la federación. Los federalistas sostuvieron que la autonomía regional institucionalizada en el federalismo estaba muy arraigada en las colonias, pues en ellas se conservaban los derechos locales, los mismos que utilizaron los cabildos para hacer la revolución política de 1810. Hablaron sobre los problemas de la diversidad geográfica, la falta de comunicación de las provincias entre sí, las enormes distancias para ejercer una administración central unitaria y la necesidad de un sistema político que emulara el progreso de las provincias. Las ideas federalistas fueron plasmadas en el "Acta de Federación" de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, un documento jurídico compuesto de 78 artículos, los cuales tienen una base en los artículos de Confederación que suscribieron los trece

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estados de la Unión Americana. Las provincias se consideraron iguales e independientes, conservando su administración interior y la de ciertas rentas; cedían al Congreso las funciones militares para la defensa común, la imposición de contribuciones para la guerra y el manejo de los negocios internacionales. La federación en la Primera República Granadina estimuló el sentimiento autonomista y regionalista y motivó a algunos estados a sancionar sus propias Constituciones, como las de Tunja, Cartagena de Indias, Antioquia y Cundinamarca. Otra de las ideas políticas para estructurar la forma de estado en el Nuevo Reino de Granada fue el Centralismo, definida como la teoría política mediante la cual se parte del supuesto de que la "soberanía es una e indivisible", ejercida en la plenitud de sus facultades por "el poder único central". Esta forma unitaria de gobierno defendida por el Precursor don Antonio Nariño y los ideólogos del estado de Cundinamarca y demás provincias centralistas fue considerada como el único medio para lograr la unidad y el triunfo en la lucha por la independencia. Los centralistas defendieron la necesidad de un estado unitario, con un "ejecutivo fuerte" que preparara a la nación recién independiente para presentar un frente unido a la posible reacción española. Consideraban necesario el aprovechamiento de la experiencia centralista y unitaria que había establecido España en sus colonias; y señalaban como un error, querer imitar a los Estados Unidos, por cuanto su régimen federal nada tenía que ver con los hábitos, costumbres y necesidades de la Nueva Granada. Según los centralistas, las formas federales de los gobiernos, fomentan las rivalidades regionalistas y los egoísmos personales; favorecen el poder de los caudillos regionales; detienen la rapidez y la fuerza de los gobiernos, detienen por todos los medios la unidad del país, necesitado de fortaleza para afrontar la reacción española. Con un estado centralista y un ejecutivo fuerte, se podría

presentar una contraofensiva a la reacción española de la reconquista. Se manifestaron en los patriotas las dos tendencias que también se presentaron en el desenvolvimiento político del siglo XIX en su lucha por alcanzar la consolidación nacional: por una parte, "la unidad y el centralismo de Estado", y por otra, "la descentralización, con el espíritu federativo" y el modelo político de los Estados Unidos. Las pugnas ideológicas para consolidar la Primera República Granadina, llevaron al país a la primera Guerra civil de los granadinos, divididos en centralistas y federalistas en 1812 y 1813. Después de la toma de Santa Fe por Simón Bolívar y el ejército federalista, el Gobierno de Cundinamarca reconoció el gobierno de las Provincias Unidas. La reconquista española Los realistas granadinos, partidarios de la defensa de la monarquía y las instituciones virreinales, propiciaron el regreso al sistema colonial hispánico. Numerosos funcionarios civiles y eclesiásticos peninsulares, e igualmente criollos tradicionalistas y una gran masa popular localizada en las áreas de Santa Marta, Popayán, Pasto y otras regiones granadinas, reaccionaron contra los patriotas y ofrecieron el apoyo a la Corona española en sus esfuerzos de reconquista para restablecer el orden en sus colonias rebeldes. Arrojados los franceses de la península a principios de 1814 y restaurado el monarca Fernando VII en el trono de España, se instituyó de nuevo el absolutismo y se buscó la reintegración del imperio español, tanto en la metrópoli como en sus colonias de ultramar. El movimiento revolucionario de América era para el monarca una simple sublevación de criollos descontentos, estimulados por una revolución liberal contra la legitimidad representada en la Corona. Por ello se consideró necesaria la sumisión absoluta e inmediata de los vasallos americanos y la negación de todo tipo de autonomía o independencia absoluta. En la política española surgió "el militarismo" como forma de reacción contra los revolucionarios americanos y el único

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medio para la restauración de las instituciones españolas. Con el fin de realizar la reconquista de los pueblos americanos se organizó en España la "Expedición Pacificadora" bajo el mando de don Pablo Morillo. El objetivo fue la pacificación y el sometimiento de los pueblos de Venezuela y Nueva Granada, y la ayuda a la defensa del Perú. Acompañaban a Morillo los militares Pascual Enrile y Francisco Morales y un ejército formado por más de 10.000 soldados, el cual salió de Cádiz en febrero de 1815 e inició la reconquista de Venezuela. En julio de 1815, la Expedición Pacificadora arribó a Santa Marta, desde donde se organizó la reconquista de Nueva Granada, la cual se inició con el Sitio de Cartagena, "la ciudad heroica" que resistió 106 días de sitio, con el sufrimiento interno del hambre, la peste y los problemas propios de los pueblos de resistencia. Con la caída de Cartagena, el pacificador Morillo inició la reconquista y el llamado "Régimen del terror". Las expediciones de la reconquista invadieron el país por el Chocó, Antioquia y Cauca, el río Magdalena y por Ocaña. La reacción inicial de los pueblos en favor de los militares pacificadores fue general en los pueblos del Nuevo Reino de Granada. La desilusión ante las luchas fratricidas entre los centralistas y los federalistas, la improvisación e indecisión en el gobierno, el localismo político de las regiones y las aspiraciones caudillistas por el poder, en la denominada Patria Boba, preparó un ambiente propicio a la restauración monárquica y el regreso al sistema colonial. Para la pacificación del país se establecieron tres tribunales: "El Consejo permanente de guerra" que dictaba las sentencias de muerte contra los patriotas; el "Consejo de Purificación" que juzgaba a aquellos insurgentes que en su concepto no fueran merecedores de la pena capital; y la "Junta de secuestros", destinada a embargar los bienes de los comprometidos en el delito de rebeldía.

En el Régimen del Terror pereció la mayor parte de la generación dirigente de la Primera República Granadina, y entre ellos los próceres Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Joaquín Camacho, Jorge Tadeo Lozano, Frutos Joaquín Gutiérrez, Antonio Villavicencio, Antonio Baraya, José Cayetano Vásquez, Liborio Mejía, Policarpa Salavarrieta, Antonia Santos y otros patriotas granadinos. Cada ciudad deploraba la muerte de sus principales hombres y por todas partes se levantaba el patíbulo y se llenaban los calabozos en esa llamada "Época del Terror". La simpatía inicial de los granadinos a la Expedición Pacificadora cambió radicalmente cuando el Régimen del Terror se proyectó implacablemente en los granadinos. Fue cuando surgieron las guerrillas populares y se abrió paso firme para la llegada del Ejército Libertador de Bolívar y Santander y su culminación en la Campaña Libertadora de 1819. La táctica del terror utilizada por don Pablo Morillo y el último virrey Juan Sámano, la cual fue criticada en la misma metrópoli española, llevó al fracaso la pacificación y los intentos de la Corona española por integrar de nuevo el imperio español. La Guerra de Independencia La crisis revolucionaria de la Nueva Granada se proyectó en la Guerra de Independencia, entendida como una "acción guerrera" de las colonias españolas en América, con el fin de defender la independencia e imponer una nueva estructura política para los nuevos estados nacionales. En la guerra americana se enfrentaron los realistas y los patriotas republicanos para hacer valer sus derechos: los primeros, para restablecer el orden en el pueblo insurgente; y los segundos, para triunfar y obtener la independencia absoluta. Para la interpretación de la Guerra de Independencia existen dos tendencias: una que sostiene la idea de que la independencia es una "guerra internacional" entre americanos y europeos. Según esta tesis, la guerra internacional se plantea cuando el Libertador Simón Bolívar declaró "la guerra a muerte" contra los españoles en 1813. La otra tendencia sostiene la idea de la "guerra civil" entre los realistas y

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los patriotas, hermanos en el origen hispánico. Los enfrentamientos guerreros entre realistas y patriotas en la Nueva Granada los encontramos sistemáticamente desde 1811 en la Campaña del Sur, de los vallecaucanos y el ejército de Antonio Baraya contra el gobernador de Popayán. Posteriormente en los años I813 y 1814, en la Campaña del general Antonio Nariño en el Sur, la cual culminó con su derrota en Pasto. En la misma forma, en los enfrentamientos militares entre Cartagena (patriota) y Santa Marta (realista). Más tarde, en las campañas de la Guerra de Independencia contra el ejército expedicionario de Morillo, que organizó el Libertador Simón Bolívar desde Jamaica y Haití, y las cuales culminaron en las campañas de Orinoco, del centro y en la Campaña Libertadora de la Nueva Granada, que con la organización de los ejércitos en Casanare por el granadino general Francisco de Paula Santander y la dirección estratégica del Libertador, culminó en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819. Una generación de militares, habituada a batallar, surgió en Hispanoamérica, con una gran convicción de su decisivo papel en el delineamiento de los nuevos estados nacionales: Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander, Antonio José de Sucre, José Antonio Páez, José María Córdoba, José Prudencio Padilla y muchos otros militares, formados en su mayor parte en la marcha de la guerra. Bajo su dirección se encontraba un ejército patriota compuesto por mestizos, indios, negros y criollos y algunos extranjeros, principalmente ingleses y franceses. El Libertador Simón Bolívar. Es el caudillo militar y el político creador y conductor de un pueblo en busca de su independencia. Su área de influencia político-militar corresponde a los estados nacionales de Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Panamá, en un escenario geográfico desde las Costas del Caribe hasta la altiplanicie peruano-

boliviana y una acción guerrera constante de 15 años. Siempre se ha considerado que los ideales de Bolívar van más allá de su momento histórico, pues su preocupación no fue solamente realizar la ruptura con los vínculos políticos respecto de la Corona española y organizar los nuevos estados nacionales, sino realizar una verdadera revolución social y económica, expresada en sus ideas sobre la abolición de la esclavitud y los privilegios, la protección a los indígenas, la igualdad para todos y la justicia social en la distribución de los bienes. Sus ideas sobre la integración y los pactos de solidaridad continental, respetando las diversidades americanas, plantean su ideario que aún es permanencia (sic, mejor "pertinente") en nuestra contemporaneidad. En su célebre "Carta de Jamaica" escrita en Kingston el 6 de septiembre de I 815, cuando estaba en el exilio, expresa sus ideas de unidad y solidaridad continental y el establecimiento de un gobierno común de Colombia, con la unión de Venezuela, Nueva Granada y Quito. El plan estratégico de Bolívar era libertar primero a Nueva Granada, para luego triunfar en Venezuela y continuar en el sur hasta Quito y Lima. Llevando a la práctica su plan, condujo su ejército por los Andes en la llamada "Campaña Libertadora", que con la ayuda militar y popular de granadinos y venezolanos culminó en la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, con la cual se dio libertad a la Nueva Granada. El 17 de diciembre de 1819 el Congreso de Angostura dictó la ley de la República que creó la República de Colombia con tres departamentos: Venezuela, Cundinamarca y Quito. El plan estratégico del Libertador continuó hacia Venezuela, Quito, Perú y Alto Perú, culminando en las Batallas de Junín y Ayacucho en 1824, en donde fueron derrotados definitivamente los realistas, se consolidó la independencia de Hispanoamérica y surgieron los nuevos estados nacionales. Alrededor de las campañas militares de los patriotas, se formó un "ejército popular" integrado por mestizos, negros e indígenas y los dirigentes criollos. A su paso, las gentes salían de las aldeas y de los campos y se integraban a las tropas republicanas, recibiendo instrucciones en

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la marcha y en la acción. Su mayor simpatía la encontraron los patriotas en los pueblos boyacenses, cuya participación fue decisiva en el triunfo de la Campaña Libertadora de 1819. La Campaña Libertadora de 1819 Fue realizada en un corto período de 77 días, desde el 23 de mayo de 1819, cuando el Libertador Simón Bolívar expuso el plan militar en la Aldea de Setenta ante los jefes del ejército patriota, siguiendo un itinerario militar con numerosos combates en los Llanos de Casanare, la Cordillera de los Andes y las tierras de la antigua Provincia de Tunja, culminando en el Puente de Boyacá. El 26 de mayo de 1819, el Ejército Libertador emprendió la marcha desde Mantecal en Venezuela, con una tropa de 1.300 hombres de infantería y 800 de caballería. El 12 de junio las tropas venezolanas del general Bolívar y las granadinas comandadas por el general Francisco de Paula Santander se reunieron en Tame; y días después se llevó a cabo el primer encuentro entre los patriotas y los realistas en el Trincherón de Paya, el primer triunfo patriota de la Campaña Libertadora. En la junta del Llano de San Miguel se decidió en forma definitiva la operación guerrera por el Páramo de Pisba, el cual fue cruzado por las tropas patriotas en los primeros días de julio, llegando a Socha el 5 del mismo mes. Los patriotas se enfrentaron a los realistas en Gámeza y Tópaga, y desde Corrales de Bonza organizaron el ejército para las batallas decisivas del Pantano de Vargas y el Puente de Boyacá, que llevaron a la culminación de la independencia de la Nueva Granada en 1819. Esta campaña fue posible gracias al apoyo popular de los granadinos y en especial de los campesinos boyacenses, quienes en Socha contribuyeron con sus ropas para el ejército patriota, en uno de los actos de mayor imagen popular; asimismo se destaca la participación

campesina de los pueblos de Tasco y Corrales y otros pueblos que acudieron a alimentar y ayudar a los soldados patriotas y en algunos casos, formaron "Guerrillas patriotas" que colaboraron en el difícil paso de los Andes e impidieron que las tropas realistas que venían de Venezuela se unieran a las realistas de la Nueva Granada para presentar un frente común a los patriotas. El día 25 de julio de 1819, día del apóstol Santiago, patrono de España se realizó la Batalla del Pantano de Vargas. El ejército patriota comandado por el Libertador Simón Bolívar estaba integrado por 2.500 soldados; y el ejército realista comandado por el coronel José María Barreiro estaba compuesto por 3.800 soldados. A las 10 de la mañana las descubiertas de los dos ejércitos tuvieron el primer encuentro en la Cruz de Murcia, pereciendo 40 infantes patriotas; y como los lugares tomados por los patriotas eran desventajosos para el combate, los realistas arrollaron con tenacidad los diferentes frentes, tanto en el Cerro del Picacho, como en el cerro del Cangrejo. Ante la posible derrota, irrumpió con heroicidad el comandante Juan José Rondón y 14 lanceros llaneros, quienes atacaron con furia y cayeron como centellas en el ejército realista, sin dar tiempo a su recuperación. Se destacó la acción de la Legión Británica al mando del coronel Jaime Rook y los "Bravos de Páez". Ante el empuje patriota, las fuerzas realistas hicieron la retirada, con excepción de los Húsares de Fernando VII, quienes presentaron desesperada resistencia. En el Pantano de Vargas perecieron 500 realistas y 140 patriotas; fue el combate bélico más difícil de la Guerra de Independencia. Las sombras de la noche paralizaron la acción que culminaría días después en el Puente de Boyacá. El Ejército Libertador realizó un movimiento estratégico hacia Tunja, con el fin de impedir la unificación de las tropas realistas con Santa Fe de Bogotá. El 5 de agosto el Ejército Libertador llegó a Tunja por el camino de Toca y Chivatá; así quedaron rotas las líneas de comunicación con Santafé. Para alcanzar su objetivo de unidad militar, las tropas realistas comandadas por el coronel Barreiro escogieron la vía por el Páramo de Cómbita y llegaron al pueblo de

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Motavita el 6 de agosto. Ante los dos caminos para seguir a Santafé, o por el camino real de Tunja, o por Chiquinquirá, el coronel Barreiro escogió el primero, pasando por el camino de Samacá hasta el Puente de Boyacá. La Batalla de Boyacá El 7 de agosto de 1819 se realizó la Batalla del Puente de Boyacá. Desde muy temprano el Libertador y su estado mayor observaron desde el Alto de San Lázaro los movimientos del ejército realista, en donde conocieron la selección del camino por el Puente de Boyacá. El ejército patriota estaba conformado por 2.850 combatientes al mando del Libertador Simón Bolívar; la división de Vanguardia compuesta por 1.000 soldados, estaba comandada por el general Francisco de Paula Santander. El ejército realista tenía 2.760 soldados, de los cuales 2.300 eran de infantería; estaban comandados por el coronel José María Barreiro; la división de Vanguardia por el Coronel Francisco Jiménez. El primer encuentro patriota-realista en el campo de Boyacá lo hicieron las Vanguardias en la planicie aledaña a la Casa de Teja y en el camino hacia Samacá, a partir de las dos de la tarde. Los patriotas al descender por el Boquerón del Tobal fueron atacados por los cazadores de la vanguardia realista, iniciándose la batalla y el movimiento de los realistas hacia el Puente de Boyacá en el riachuelo de Teatinos. A las dos y media de la tarde, la vanguardia patriota comandada por el general Santander se enfrentó a la vanguardia realista, teniendo como obstáculo el riachuelo Teatinos o Boyacá; el objetivo inmediato era el Puente de Boyacá: su defensa por los realistas y la búsqueda del paso por los patriotas. A las tres de la tarde la acción militar en la Batalla de Boyacá era intensa en todos los frentes. El comandante Barreiro dio la orden a su división para tomar las posiciones realistas en la planicie que domina el campo de Boyacá, enfrentándose a la división patriota comandada por el general José Antonio Anzoátegui. Desde

ese momento se realizaron dos combates simultáneos: las dos vanguardias en los alrededores del Puente de Boyacá y el grueso de los ejércitos patriota y realista en la planicie hacia el camino de Samacá. Las fuerzas patriotas presentaban unidad y facilidad en las comunicaciones; en cambio las fuerzas realistas estaban incomunicadas y separadas por el riachuelo Teatinos y la vanguardia patriota. En la lucha y el combate intenso se destacó la acción decisiva de las fuerzas del general Anzoátegui en el centro y del general Santander en la vanguardia; y asimismo de los batallones Rifles, Bravos de Páez, la Legión Británica y el batallón Barcelona. Los "Guías de Apure" buscaban un lugar para, vadear el riachuelo Teatinos, el cual obtuvieron a 300 metros más abajo del puente, trepando por la ladera hasta alcanzar las tropas del coronel Jiménez. En la última fase de la Batalla de Boyacá, los soldados del general Anzoátegui presionaron con heroísmo contra las tropas realistas de Barreiro, en un movimiento rápido en el cual entraron los lanceros de Rondón y las milicias de Tunja y del Socorro. Este ataque frontal contra las fuerzas realistas impulsó su desorganización y la fuga masiva, influyendo decisivamente en la derrota realista. Por su parte los "Cazadores" y el batallón "Primero de Línea" comandados por el general Francisco de Paula Santander pasaron triunfalmente el Puente de Boyacá en un movimiento simultáneo con los guías de Apure, quienes después de vadear el Teatinos, subieron las laderas y cayeron sobre las tropas realistas de Jiménez, las cuales fueron dispersadas, huyendo precipitadamente. El coronel Jiménez se rindió y el comandante Barreiro fue apresado por el adolescente boyacense Pedro Pascasio Martínez en las piedras llamadas actualmente "Piedras de Barreiro". En la misma forma fueron tomados prisioneros los demás jefes oficiales y la tropa realista. De acuerdo con el boletín del general Carlos Soublette, en la Batalla de Boyacá perecieron 13 patriotas y entre ellos Fray Miguel Díaz, capellán de vanguardia, además 53 heridos. La repercusión de la Batalla de Boyacá fue valorada por los patriotas americanos quienes recibieron el triunfo como una

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nueva fuerza que aseguraba el dominio de los independentistas en el continente suramericano desde Nueva Granada hasta el Perú, y su combinación con los triunfos sanmartinianos en el Río de la Plata y Chile. La derrota realista en la Nueva Granada en 1819 hizo cerrar filas en el sur para impedir que los revolucionarios triunfaran en el área peruana; asimismo desbordó en España la oposición de los liberales al régimen absolutista de Fernando VII, que precipitó la revolución de Riego y el estancamiento de la política española de la reconquista, la cual facilitó la independencia definitiva de las colonias americanas en relación con la metrópoli. Este triunfo patriota llevó a la culminación de la independencia de Colombia, permitió la organización y consolidación definitiva de la República de Colombia; y facilitó el desarrollo y triunfo para las Campañas de Venezuela, Quito, Perú y Alto Perú, que llevaron a la independencia definitiva de las colonias americanas. Es la batalla victoriosa a partir de la cual se inicia el período nacional, con la consolidación de un nuevo Estado nacional delineado en un sistema democrático, republicano e independiente. Un problema socio-económico en la Guerra de Independencia fue la interrupción de la actividad económica normal y la parálisis de muchas actividades y entre ellas la minería y la agricultura. La escasez de mano de obra, repercutió en la parálisis de las minas, y en la misma forma en la agricultura. El comercio interno sufrió enormemente en las regiones de mayor intensidad en la lucha guerrera; la industria artesanal decayó en la independencia, tanto por la escasez de mano de obra, como por la competencia de los tejidos ingleses mucho más baratos que los granadinos, y cuando se idealizaban los nuevos valores alrededor de la anglo-manía, con la nueva potencia que proyectaba su dominación neocolonial. Para financiar la Guerra de Independencia, el gobierno patriota recurrió a los "préstamos extranjeros", principalmente ingleses,

los cuales se caracterizaron por los elevados intereses y los problemas constantes con los pagos. Varias misiones oficiales obtuvieron los préstamos de los financistas ingleses, señalando entre ellas, las de don Luis López Méndez, quien trajo al país la Legión Británica; y en la misma forma, los empréstitos obtenidos por Francisco Antonio Zea, Manuel Antonio Arrubla y Manuel José Hurtado. Creación de la República de Colombia El 17 de diciembre de 1819, el Congreso de Angostura presidido por el granadino Francisco Antonio Zea aprobó por unanimidad la ley que creó la República de Colombia, un estado nacional integrado por los territorios del antiguo Virreinato del Nuevo Reino de Granada, la antigua Capitanía General de Venezuela y la presidencia de Quito, en una extensión aproximada de dos millones y medio de kms2. Su creación corresponde al ideario y el interés del Libertador Simón Bolívar, quien pensó con gran vehemencia en su futuro próspero. En la "Carta de Jamaica" de 1815 pronosticó la idea de la unión de Venezuela y Nueva Granada en una sola nación con el nombre de "Colombia". El 14 de diciembre de 1819, el Libertador expuso al Congreso de Angostura sus ideas en relación con la unión y la creación de la República de Colombia; así expresó: «La reunión de la Nueva Granada y Venezuela es el objeto único que me he propuesto desde mis primeras armas: es el voto (de) ciudadanos de ambos países, y es la garantía de la libertad de la América del Sur». Después de firmar el acta de la sesión del Congreso de Angostura el 17 de diciembre de 1819, el presidente Francisco Antonio Zea dijo en voz alta: «La República de Colombia queda constituida. ¡Viva la República de Colombia! cuya aclamación fue repetida por el Congreso y por un concurso numeroso presente en la sesión». El 10 de febrero de 1820 se recibió en Nueva Granada el documento oficial sobre la constitución de la República de Colombia. Dos días después el general Santander congregó una asamblea compuesta de prelados eclesiásticos, altas autoridades civiles, para explicar la importancia del acto aprobado en el

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Congreso de Angostura. Fue así como el 12 de febrero de 1820 el general Santander publicó el siguiente decreto: "Estando de acuerdo con las autoridades de la Nueva Granada, tanto civiles y militares como eclesiásticas, publíquese la ley fundamental de la República de Colombia en todos los pueblos y ejércitos de las provincias hasta hoy conocidas con el nombre de Nueva Granada". Quedó para el Congreso de Cúcuta la organización definitiva del nuevo estado nacional integrado y la definición sobre la forma de gobierno y administración. El Congreso Constituyente de Cúcuta La organización de la Gran Colombia en sus estructuras constitucionales, políticas, sociales, económicas y culturales está ligada en sus orígenes con la obra del "Congreso Constituyente de Cúcuta", reunido en la Villa del Rosario de Cúcuta entre el 6 de mayo y el 14 de octubre de 1821. Este Congreso representa la consolidación de la democracia representativa en la República de Colombia y la juridicidad del nuevo estado nacional, alrededor de la Constitución de Cúcuta de 1821. Los antecedentes se encuentran en el Congreso de Angostura de 1819, en donde la ley fundamental que dio legalidad a la República de Colombia convocó al Congreso general para su reunión en la Villa del Rosario de Cúcuta en 1821. Mediante el decreto de convocatoria expedido el 20 de enero de 1820, se determinó el reglamento de elecciones para los diputados, sobre la base de cinco por cada provincia libre. Las elecciones se realizaron en 19 provincias en distintas fechas, en las cuales fueron elegidos 95 diputados. Se escogieron ciudadanos distinguidos por sus méritos, ilustración y amor a la patria: jurisconsultos, letrados, hacendados, miembros del clero y otros. Algunos eran políticos de gran experiencia; y otros, en su mayoría, eran diputados jóvenes y catedráticos que iniciaban su vida pública. Entre los granadinos asistieron: el maestro de la generación precursora Dr. José

Félix de Restrepo, el historiador José Manuel Restrepo, el prócer José María Castillo y Rada, los próceres Dr. Miguel Tobar y Bernardino Tobar, antiguos constituyentes de la Primera República Granadina; y además, jóvenes abogados y letrados, en su mayoría catedráticos, destacando entre ellos a los doctores José Ignacio de Márquez, Vicente Azuero, Francisco Soto, Alejandro Osorio, Diego Fernando Gómez, Sinforoso Mutis, el Pbro. Manuel Campos y otros. Entre los venezolanos estaban personalidades distinguidas como Pedro Gual, Fernando de Peñalver, Miguel Peña. Antonio María Briceño, Monseñor Ramón Ignacio Méndez, Diego Bautista Urbaneja, el obispo de Mérida Rafael Lasso de la Vega (panameño), Luis Ignacio Mendoza, Ignacio Fernández Peña y otras. La instalación de las sesiones del Congreso de Cúcuta tuvo problemas inicialmente por las dificultades en las comunicaciones, el ambiente de guerra en muchos lugares de Colombia y la exigencia legal de la presencia de las dos terceras partes de los diputados elegidos. En esos mismos días falleció el Dr. Juan Germán Roscio, vice-presidente, quien debía instalar el Congreso, por lo cual el Libertador Simón Bolívar nombró como nuevo vice-presidente de la República al general Antonio Nariño, quien había regresado al país después de su largo cautiverio. Nariño dictó el Decreto del 1o. de mayo de 1821 por el cual se señaló la fecha de iniciación del Congreso de Cúcuta y se legalizó el quorum de los 57 diputados presentes, por considerar que ellos hacían la mayoría absoluta. El acto de instalación se realizó el 6 de mayo de 1821 en el Templo parroquial de la Villa del Rosario de Cúcuta, en donde se celebró la misa del Espíritu Santo. Acto seguido los diputados pasaron a la sala destinada para las sesiones del Congreso, en donde el vice-presidente Nariño leyó el discurso inaugural y declaró instalado legítimamente el Congreso general de Colombia como depositario de "la soberanía nacional". Desde un principio el Congreso de Cúcuta fue un modelo de organización y seriedad, con el orden permanente del reglamento interno y el trabajo por comisiones, las cuales fueron cuatro: Constitución y leyes, poderes y peticiones, hacienda y

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asuntos militares. Tanto los proyectos de constitución presentados, como las leyes, tuvieron exposición de motivos y amplios debates en las sesiones, en los cuales se manifestó el respeto a la libertad de expresión y la tolerancia en las opiniones. Se consolidó la idea del encauzamiento nacional hacia la meta de un estado de derecho regido por la Constitución y las leyes y dentro de una democracia republicana. La labor del Congreso de Cúcuta se realizó en un período de cinco meses y ocho días, desde el 6 de mayo hasta el 14 de octubre de 1821. Fueron 201 sesiones plenarias, de las cuales se realizaron 140 ordinarias en las horas de la mañana y 61 extraordinarias en la tarde y la noche. El primer presidente del Congreso fue el Dr. José Félix de Restrepo, el gran ideólogo de la libertad absoluta de los esclavos; y como vice-presidente fue nombrado el venezolano Dr. Fernando de Peñalver. Otros presidentes del Congreso fueron los diputados: Dr. José Ignacio de Márquez (3 veces), Alejandro Osorio (2 veces), Dr. Miguel Peña (2 veces), Dr. Fernando de Peñalver, José Manuel Restrepo y Vicente Azuero. En total, once períodos presidenciales. Colaboraron en la Secretaría del Congreso, los diputados Francisco Soto, Miguel Santamaría y Antonio José Caro. La obra más importante del Congreso fue la aprobación de "la Constitución de Cúcuta de 1821", alrededor de la cual se debatieron numerosas doctrinas políticas y formas de integración para la naciente República de Colombia. Los "centralistas" encabezados por José Manuel Restrepo, Pedro Gual, Fernando de Peñalver, Vicente Azuero, Francisco Soto y otros, defendieron la idea de unidad en un solo cuerpo de Nación para la consolidación de una república unitaria; sostuvieron la necesidad de superar el localismo regional, el caciquismo y la imitación de modelos externos, ajenos a nuestra realidad. En cambio, los "federalistas", encabezados por José Ignacio de Márquez, defendieron la unidad política a través de la Confederación, el respeto a la diversidad geográfica

y los caracteres regionales y la imitación del ejemplo del sistema federativo de los Estados Unidos, como modelo de desarrollo y prosperidad para la Nación. En el Congreso de Cúcuta se presentaron varios proyectos de Constitución para Colombia y entre ellos, el presentado por el vice-presidente Antonio Nariño para la conformación de la "República de los Estados Equinocciales de Colombia", una confederación de siete Estados; el presentado por el Dr. Fernando de Peñalver con la división de Colombia en pequeños departamentos; el presentado por el Dr. Vicente Azuero con una propuesta para la división de la República en departamentos, provincias, círculos y parroquias; y otros. Después de intensos debates, el Congreso de Cúcuta el 12 de julio de 1821, aprobó la "Ley fundamental de la Unión de los pueblos de Colombia", la cual estableció "el sistema centralista" para la integración de la República de Colombia con los departamentos de Venezuela, Cundinamarca y Quito. Esta ley se proyectó luego a la esencia misma de la "Constitución de la República de Colombia", aprobada en la Villa del Rosario de Cúcuta el 30 de agosto de 1821. Los miembros del Congreso eligieron al Libertador Simón Bolívar como presidente de Colombia, quien sancionó la Constitución de Cúcuta el 6 de octubre de 1821; y al General Francisco de Paula Santander como vice-presidente. Ambos se posesionaron solemnemente ante el Congreso de Cúcuta, el 2 de octubre de 1821. La obra legislativa del Congreso de Cúcuta se destacó también por el debate y aprobación de importantes leyes para la consolidación de la independencia, la libertad y la organización del nuevo Estado nacional. Entre ellas destacamos: la ley sobre la libertad de partos, manumisión y abolición del tráfico de esclavos; la extinción del tributo indígena y la distribución de los resguardos, reconociendo a los aborígenes los mismos derechos que a los demás ciudadanos colombianos. El Congreso de Cúcuta se preocupó por la legislación sobre la educación en Colombia: ordenó la apertura de colegios oficiales y casas de educación en todas las provincias; suministró locales con base en los conventos menores que no tuviesen razón de existir por el corto número de

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integrantes; reformó los antiguos planes educativos y los unificó en el territorio nacional; ordenó la fundación de escuelas para las niñas y jóvenes en todos los conventos de religiosas; ordenó la fundación de por lo menos una escuela de primeras letras en todas las ciudades, villas, parroquias y pueblos que tuvieran más de 100 vecinos; ordenó la fundación de las escuelas normales para la formación del magisterio colombiano; ordenó la difusión del método lancasteriano de educación o de enseñanza mutua para todo el territorio colombiano. En el Congreso de Cúcuta se aprobaron las leyes para la libertad de imprenta y demás libertades públicas; la extinción del Tribunal de la Inquisición y numerosas normas para la organización de la Hacienda Nacional. Se estableció la Ley del Impuesto a la Renta, principalmente sobre la propiedad rural y urbana; fomentó el proteccionismo de las industrias nacionales domésticas; eximió de derechos aduaneros para la importación de maquinaria; fomentó la agricultura nacional; y fijó nuevas normas para los impuestos y la moneda, aun cuando se siguió con el mismo sistema monetario español para las relaciones internacionales. Las sesiones del Congreso Constituyente de Cúcuta fueron clausuradas el 14 de octubre de 1821. En sus labores se encuentra la síntesis de la realidad de la Gran Colombia y las fuerzas de la unidad de un gran Estado Nacional que se extendió en un territorio de tres países, y el cual surgió delineado en una democracia republicana y consolidado en un estado de derecho regido por la Constitución y las leyes. La Gran Colombia Las tendencias integracionistas que surgieron en la revolución de independencia, se proyectaron en la consolidación de grandes bloques políticos, con la unión de varios países en una sola nación. Las ideas del Libertador Simón Bolívar sobre los grandes bloques políticos y los planteamientos de los venezolanos y granadinos en el Congreso de Angostura de 1819 y en el Congreso de Cúcuta en 1821, dieron surgimiento al bloque político de la Gran Colombia, con la unión de Venezuela, Nueva Granada y Quito, y posteriormente la

anexión de Panamá en 1821. Este gran Estado nacional tuvo una duración de 11 años, entre 1819 y 1830. La Gran Colombia aparece con el poder político y económico más importante en Suramérica en los años inmediatos a la revolución de independencia. Región de abundancia de recursos naturales y con tierras fértiles en todos los climas. Venezuela apareció como la región de los grandes latifundios y la riqueza agrícola y ganadera; La Nueva Granada se presentaba como la región minera, agrícola e industrial; y Quito, como la zona agrícola con sus cultivos de cacao y la labor artesanal. La departamentalización de Colombia, legalizada en el Congreso de Angostura en 1819, y afirmada en el Congreso de Cúcuta en 1821, permitió fijar normas de gobierno para cada una de las antiguas divisiones administrativas. El centralismo político establecido en Cúcuta integró en una unidad política el gobierno de la Gran Colombia, con perjuicio de la misma integración de los estados. La Gran Colombia se convirtió en una esperanza para el progreso de los países integrantes: Venezuela, Nueva Granada y Quito, unidos en identidad de origen, costumbres, problemas y medio geográfico. Se trata de llegar a la integración regional en un gran bloque político, entendida como un proceso que tiene lugar entre dos o más estados para alcanzar la comunidad de intereses y solución a sus problemas. Se convirtió en el sueño político del Libertador Simón Bolívar, quien pensó que sólo Estados poderosos podrán llegar a tener suficiente poder para deliberar y decidir en la política mundial, y ser sujetos de la historia y no meros objetos maniobrados por las grandes potencias en el concierto mundial de las naciones. De allí su preocupación por la integración de la Gran Colombia y por el Pacto Anfictiónico de Panamá. Alrededor de los esfuerzos de la integración grancoIombiana existen diversos factores geográficos, étnicos, políticos, sociales, económicos y culturales que facilitaron este gran esfuerzo. La Guerra de Independencia enseñó a los venezolanos, granadinos y quiteños que la cooperación es definitiva para llegar a la meta del triunfo de la revolución. Se pensaba asimismo que la unión de países con distinta índole, podía producir viril os saludables de alcance continental. Desde el punto de vista geográfico se encuentra una integración y continuidad en la región septentrional de Suramérica, en un paisaje natural integrado por subregiones comunes: la zona andina, las costas, los llanos y las selvas. Los Andes suramericanos expanden sus ramales orográficos en continuidad desde Ecuador, Nueva Granada y Venezuela, conformando una región caracterizada por los micro-paisajes y los micro-climas, que facilitan a su vez la tendencia a la micro-cultura. La región llanera presenta una continuidad geográfica y humana que integra lo que se ha llamado Llanos colombo-venezolanos. La región del Caribe integra la Costa Atlántica de Venezuela y Nueva Granada; y la Región del Pacífico prolonga la unidad en las costas occidentales de Nueva Granada y Quito. En la dirección del Amazonas y sus afluentes se manifiesta la presencia de las selvas amazónicas que separan la zona

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septentrional de Suramérica del Brasil, Perú y demás países del sur. Las tres arterias fluviales, el Magdalena, el Orinoco y el Amazonas con sus afluentes, las costas sobre ambos océanos y el Istmo de Panamá que se anexó voluntariamente al grupo bolivariano en 1821 se presentaban geopolíticamente como medios físicos muy propios para la comunicación entre los países y la integración grancolombiana. Además, se consideraba que esta nación grande y poderosa ofrecía abundantes tierras fértiles de todos los climas y ricos recursos minerales del subsuelo. El factor étnico en la conformación del hombre grancolombiano, principalmente venezolano y granadino, está representado por las tres razas que conformaron su etnia: la indígena, la española y la negra; por ello, es un pueblo tri-híbrido o mestizo. Se fue delineando un pueblo mezclado racial y culturalmente, con una admirable adaptación a la zona tórrida y con una marcada afición a la democracia. En Ecuador la mayor parte de la población era indígena, ubicada principal-mente en las serranías. Sin embargo, existía el problema de las comunicaciones entre los pueblos, el cual sirvió como argumento para la defensa del sistema federalista de gobierno para estos países que iniciaban su integración. Desde el punto de vista demográfico se considera que el crecimiento de la población granadina, venezolana y quiteña presentaba una tendencia al aumento acelerado en los finales del siglo XVIII, con una disminución en los años de la Guerra de Independencia. Para la Nueva Granada, el aumento de la población en los finales del coloniaje, está en relación con el progreso económico aparente, en una .de las áreas del mundo, conocidas por la gran producción de oro y tabaco; y asimismo, por el notable incremento urbano en comparación con otras áreas coloniales de América. La Nueva Granada en la Gran Colombia aparecía como una de las regiones sociales de caracteres triétnicos con predominio de mestizos, indígenas y negros, en relación con los blancos (22%); una región colonial en cuya estructura social encontramos la influencia de los sectores medios comerciantes, artesanos e intelectuales; con grupos de negros esclavos en las minas de oro y plata y en las haciendas; una región caracterizada económicamente por la minería, el comercio, la agricultura y la industria artesanal. Venezuela presentaba una característica socioeconómica alrededor del gran latifundio en donde se cultivaban el tabaco, el cacao, el mamey, el índigo, etc. En las grandes haciendas venezolanas, la aristocracia criolla de los "mantuanos" o grandes terratenientes, ordenaba a la gleba los trabajos diarios para los cultivos en los campos. Este tipo de latifundismo es propio de la zona andina venezolana, la sierra, los valles y la región (le Mérida. En

los Llanos venezolanos se fue conformando una estructura socioeconómica alrededor de la ganadería, la industria pecuaria, las dehesas pastoriles y un tipo de nomadismo que facilitaba la propiedad común. Los llaneros venezolanos presentan una gran mezcla racial, con predominio de los "mulatos", quienes conformaron una masa popular que fue decisiva en la independencia; ayudó al español Tomás Boves en su guerra contra los mantuanos patriotas y posteriormente a los ejércitos patriotas de Simón Bolívar, José Antonio Páez y demás militares patriotas en la culminación de la independencia. Otro aspecto importante en la economía venezolana es el comercio interno y externo. Venezuela exportaba productos agrícolas y pecuarios; el comercio se desarrolló intensamente y en ello influyó principalmente la situación costanera en el Atlántico. El monopolio mercantil de las Compañías Guipuscoana y de Barcelona llegó a ser perjudicial, lo cual motivó protestas y reclamos a la Corona española por parte de los venezolanos. Un problema que encontramos en la economía venezolana en la época de la Gran Colombia es el contrabando estimulado por Inglaterra y Francia, las potencias europeas enemigas de España. Venezuela aparece en las primeras décadas del siglo XIX como uno de los países de Suramérica más prósperos económicamente. La antigua presidencia de Quito se caracterizaba por ser una región de gran predominio indígena en la población y un pequeño grupo de la aristocracia criolla, dominante social y económicamente. La economía predominante era la agrícola y artesanal. Era una región de artesanías populares y de gran desarrollo principalmente de la industria doméstica. En los mercados quiteños predominaron los trabajos de mantas, esteras de juncos, sombreros de caña brava y de jipijapa y las famosas pinturas y tejidos de cuero hechos en forma artística; y en la misma forma, la industria artística de la madera. Se cultivaba el cacao, principalmente en el área de Guayaquil. Quito era la zona de los conventos, las bellas iglesias y de la muy conocida escuela quiteña en la escultura y talla de madera con motivos religiosos. Los datos según los censos y los cálculos estadísticos para 1825, son los siguientes: Total de la población en 1825 Nueva Granada: 1.327.000 habitantes. Mestizos, mulatos y negros: 43% Indígenas: 35% Blancos: 22% Venezuela: 800.000 habitantes. Mestizos, mulatos y negros: 59% Blancos: 26% Indígenas: 15% Ecuador: 550.000 habitantes. Indígenas: 90% Blancos: 6% Negros: 4%

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Total de la población en la Gran Colombia: 2.677.000 habitantes. De acuerdo con los datos del primer censo oficial de Colombia celebrado en 1825, las provincias de mayor población en la Nueva Granada fueron Santafé, Tunja, Socorro, Cartagena, Antioquia y Popayán. Los antecedentes históricos también influyeron en la integración grancolombiana. El virreinato del Nuevo Reino de Granada en sus creaciones oficiales de 1717 y 1739 fue integrado con los territorios de Venezuela, Nueva Granada y Quito en una sola entidad político-administrativa. Sin embargo los múltiples problemas_ para el gobierno de un estado extenso, llevaron a la emancipación de Venezuela en 1742; esta región fue elevada a la categoría de Capitanía General en 1777. Las relaciones político-administrativas fueron más directas entre el Virreinato del Nuevo Reino y la presidencia de Quito. Después de la reconquista española, cuando el pacificador Pablo Morillo eliminó el grupo dirigente de la Nueva Granada, los venezolanos y granadinos se unieron en la Campaña Libertadora de 1819, que culminó en la Batalla de Boyacá y en la Independencia absoluta de la Nueva Granada. La fuerza militar conductora de la libertad se proyectó a la independencia de Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia, con estrecha colaboración de venezolanos, granadinos, quiteños y peruanos. Esta experiencia de lucha común en la independencia, facilitó la fuerza política integradora que culminó en la Gran Colombia. El sistema político que se estableció en la Gran Colombia afrontó diversos problemas políticos, constitucionales y socio-económicos. Entre ellos señalamos: La pugna entre el militarismo y el civilismo, las luchas personalistas de caudillos (bolivarianos y santanderistas); la fiebre constitucionalista (Constitución de Cúcuta, Constitución Boliviana y los intentos de cambios constitucionales en la Convención de Ocaña en 1828); las rebeliones militares de Páez, Córdoba, Padilla y Urdaneta. Además de ello, se presentó el problema económico para el sostenimiento de un gran ejército colombiano, con las consecuentes rebeliones de la tropa en las campañas del sur. La nueva República de Colombia integrada entró en crisis económica en la década de los veinte del siglo XIX y se vio obligada a recurrir a los empréstitos ingleses. La falta de víveres y el escaso medio circulante aparecen entre los grandes problemas de la descomposición grancolombiana. Muchos pueblos granadinos, venezolanos y quiteños se lamentaban de la escasez de víveres y del triste estado económico; y en especial, del alza vertiginosa de los precios de los artículos de primera necesidad. Y mientras los problemas administrativos y económicos se presentaban internamente en la Gran

Colombia, los Estados del Sur esperaban el apoyo de los nuevos estados libres. Por ello, el gobierno colombiano se interesó en la organización y ayuda a la independencia de Quito, Perú y Alto Perú, cuyos esfuerzos culminaron en las Campañas del Sur y en las batallas de Bomboná, Pichincha, Junín y Ayacucho, consolidando así la independencia de Hispanoamérica. Francisco de Paula Santander y el civilismo colombiano Uno de los ideólogos del civilismo colombiano, como expresión de un pueblo que sigue los lineamientos de un "Estado de Derecho", regido por la Constitución y las leyes, y estructurado alrededor del demoliberalismo, fue el general Francisco de Paula Santander (1792-1840), llamado "El hombre de las leyes", quien se destaca por su pensamiento y acción hacia la organización de la victoria y la consolidación nacional. Como vicepresidente de Colombia, el general Santander administró la Gran Colombia, el estado integrado de mayor poder en Hispanoamérica en la década de los veinte en el siglo XIX. Santander administró los recursos necesarios que permitieron los grandes triunfos del ejército patriota en Ecuador, Perú y Bolivia; organizó la Hacienda Pública, las relaciones exteriores; y en síntesis, fue el vicepresidente Santander, quien con sus ideas y acción señaló el camino civilista de Colombia hacia la consolidación nacional. Los civilistas colombianos de la Gran Colombia enfocaron sus ideales hacia el fortalecimiento de un estado republicano, democrático, legalista y libre. Un estado organizado a través de la Constitución y las leyes y defendido por un grupo de hombres con una conciencia legalista y civilista, contra el autoritarismo militar. El respeto a la Constitución y las leyes y la defensa de un estado de derecho, delineó el estilo civilista de los colombianos en el panorama político de Hispanoamérica. La élite civilista granadina se enfrentó a las ideas del Libertador expresadas en la Constitución Boliviana, en la cual se planteó la presidencia vitalicia, el poder moral y la necesidad de un hábil despotismo o autoritarismo para poder establecer el orden en una sociedad tumultuaria y díscola como la americana. En la Convención de Ocaña en 1828, los civilistas granadinos se manifestaron partidarios de las instituciones demoliberales, con la más perfecta división de los poderes, y sin presidentes vitalicios. Desintegración de la Gran Colombia. Desde la aprobación de la Constitución de Cúcuta en 1821, algunos grupos venezolanos reprocharon el excesivo centralismo y la poca atención a los problemas de los departamentos; consideraron asimismo, que el gobierno del vice-presidente Santander era absorbente. En 1826 ocurrió la llamada Cosiata o rebelión del general Páez en Valencia, la cual se presenta como la ocasión que desencadenó la disolución de la Gran Colombia. Algunas municipalidades venezolanas se declararon independientes del gobierno de Bogotá y pidieron la reforma de la Constitución de Cúcuta y el establecimiento de un gobierno federalista. El problema de la

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separación venezolana se agudizó en la Convención de Ocaña en 1828, cuando se enfrentaron las dos tendencias político-administrativas federalistas y centralistas y los partidos bolivariano y santanderista. Ante el desacuerdo político, la Convención de Ocaña se disolvió; y por su parte, el Libertador asumió el poder supremo el 27 de agosto de 1828, convirtiéndose en dictador con el título de Libertador-Presidente. La Constitución Boliviana, de carácter vitalicio presidencial, elaborada por el Libertador para la nueva república de Bolivia, aparece como uno de los puntos principales en las divergencias grancolombianas. Después de la Convención de Ocaña y de la Conspiración septembrina en 1828, las tensiones políticas se intensificaron y las fuerzas separatistas de los venezolanos se hicieron realidad, estimuladas por el general José Antonio Páez y los militares y nacionalistas venezolanos. Otros problemas surgieron en el Perú y Ecuador y se presentaron levantamientos granadinos como el que hizo el general José María Córdoba en Antioquia. Se manifestaba una época de anarquía, caos político y la vigencia cada vez más intransigente de la disgregación de la Gran Colombia. La situación política difícil en los años finales de la Gran Colombia están relacionadas también con la crisis económica, en un país con superioridad de gastos y pocos ingresos al fisco nacional. El 13 de mayo de 1830, Quito se separó de la Gran Colombia y en la misma forma las demás provincias de Ecuador. En septiembre de 1830, el Congreso de Valencia en Venezuela aprobó la nueva constitución y eligió a José Antonio Páez como el primer presidente de la República de Venezuela. Por su parte, en Ecuador fue elegido el general Juan José Flórez como su primer presidente. El 17 de diciembre de 1830 murió en Santa Marta el Libertador Simón Bolívar, el mismo año de la desintegración de la Gran Colombia, su sueño político. Del gran bloque surgieron los estados nacionales de Venezuela, Nueva Granada y Ecuador.

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IV

La consolidación nacional siglos XIX y XX

1.La consolidación nacional de Colombia. El siglo XIX Después de la revolución de independencia, Colombia y los demás países hispanoamericanos entraron en tina etapa de Consolidación Nacional, con tendencias hacia el fortalecimiento de un Estado Nación para lograr la unidad y la identidad de propósitos nacionales, en áreas de tradiciones regionales con identidad provincial. En la época colonial hispánica existió la unidad de las colonias españolas alrededor de la metrópoli, en el proceso de consolidación del imperio español de ultra-mar. Sin embargo, esta unidad colonial era aparente, pues España fomentó un tipo de organización político-administrativa: centrífuga, subordinada y radial, por la cual cada colonia tenía una relación directa con la metrópoli y ninguna relación con las demás colonias ;americanas; con ello se estimuló la insularidad de las colonias y el aislamiento regional. Al desvertebrarse el imperio español de ultramar como consecuencia de la revolución de independencia de las colonias americanas, desapareció el eje político común que las unía, la metrópoli española, y surgieron los estados nacionales independientes entre sí. Como consecuencia del vacío político creado por la desaparición de la autoridad de la metrópoli, toda América Española tendió hacia la división de los territorios en pequeñas soberanías, siguiendo las grandes divisiones administrativas coloniales. Así surgieron los Estados Nacionales de Hispanoamérica, con una tendencia política mediante la cual el estado precede a la nación y se convierte en fuerza fundamental para llegar a la unidad. En el siglo XIX se fortaleció en Hispanoamérica el nacionalismo regionalista como una constante histórica en la consolidación de los estados nacionales. En el área de la Gran Colombia, después de su desintegración definitiva en 1830, surgieron los estados nacionales de Nueva Granada, Venezuela y Ecuador, manifestándose

los esfuerzos políticos de cada uno de estos estados por alcanzar su propia integración nacional. En la consolidación nacional de Colombia en el siglo XIX se presentaron diversas tendencias político-administrativas, que llevaron a fortalecer en unas etapas el centralismo político y en otras el federalismo. El régimen centralista se consolidó en el Estado de la Nueva Granada en un ciclo comprendido entre 1832 y 1858. La Convención Nacional de 1831 expidió la ley fundamental que dio surgimiento al nuevo estado de la Nueva Granada, integrado por las provincias del centro de la Gran Colombia, en el territorio del antiguo virreinato del Nuevo Reino de Granada. En 1832 se sancionó la Constitución de la Nueva Granada, de carácter centralista, en un territorio integrado por las provincias de Bogotá, Tunja, Socorro, Vélez, Pamplona, Magdalena, Cartagena, Panamá, Veraguas, Antioquia, Neiva, Popayán, Pasto y Barbacoas. La Constitución de 1832, sancionada por el vice-presidente José María Obando introdujo el régimen centralista en la Nueva Granada, con un ejecutivo débil, un período presidencial de cuatro años, un régimen de provincias regido por los gobernadores y un Congreso bicameral. Diez años después, esta Constitución fue reemplazada por la Constitución de 1843, de carácter centralista y autoritaria. Una década después, fue sancionada la Constitución política de 1853, de carácter centro-federal, la cual dio importancia al gobierno de las provincias y los municipios, estableció la separación entre la iglesia y el Estado, el sufragio universal directo y secreto y el nombramiento de gobernadores de provincia por voto popular. En el régimen centralista de la Nueva Granada se realizaron los períodos presidenciales del general Francisco de Paula Santander (1832-1837), José Ignacio de Márquez (1837-1841), Pedro Alcántara Herrán (1841-1845), Tomás Cipriano de Mosquera (1845-1849), José Hilario López (1849-1852), José María Obando, y otros que gobernaron en condición de vice-presidentes. La Constitución de 1853 inició un proceso nacional hacia el Régimen federalista, al otorgar una especie de autonomía a las provincias. Algunas se dieron su propia constitución política y se fueron convirtiendo en estados federales, como fueron los casos de Panamá, Antioquia, Bolívar, Cauca, Magdalena, Boyacá, Cundinamarca y Santander. Estos estados federales quedaron sujetos al gobierno de la Nueva Granada en los asuntos relacionados con el crédito nacional, ejército y marina, relaciones exteriores y otros. El régimen del federalismo se estableció definitivamente en 1858, cuando se creó la Confederación Granadina, una república federal que duró hasta 1863, integrada con los estados de Antioquia, Bolívar, Boyacá, Cauca, Cundinamarca, Magdalena, Panamá y Santander; posteriormente en 1861 se creó el estado del Tolima.

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La Constitución política de 1863 organizó en forma definitiva un estado federal con el nombre de Estados Unidos de Colombia, cuya vigencia va hasta 1886. La' Constitución de Rionegro estableció un gobierno federal, en el cual los estados eran entidades políticas autónomas, con legislación propia y regidas por gobernadores elegidos por voto popular. El poder legislativo era bicameral con senadores y representantes de cada estado soberano. El presidente era elegido para un período de dos años. Esta Constitución consagró todas las libertades en absoluto; por ello se llama radical; y a los años comprendidos entre 1863 y 1886, el período del radicalismo en Colombia. El período histórico del radicalismo representa la máxima proyección del liberalismo en el siglo XIX, con sus impulsos revolucionarios de libertad absoluta, justicia humanitaria, fortalecimiento del poder civil, defensa del sistema federalista para Colombia, separación entre la Iglesia y el Estado, la laicización de la educación pública, el librecambismo, la descentralización de rentas y los gastos públicos, la abolición de los fueros, la abolición de la esclavitud y la defensa de las libertades de pensamiento, imprenta, culto religioso, expresión y cátedra. En este período se realizaron los períodos presidenciales del general Tomás Cipriano de Mosquera, Manuel Murillo Toro, general Santos A costa, general Santos Gutiérrez, Salvador Camacho Roldán, Santiago Pérez, Eustorgio Salgar, Aquileo Parra, Julián Trujillo, Sergio Camargo, Rafael Núñez, Francisco Javier Zaldúa, José Eusebio Oiálora y otros en condición de designados. El ciclo del Radicalismo corresponde a los años de las generaciones romántica y radical, llamadas también "cultas", por su interés por la educación y la cultura. Es el período de la Historia de Colombia cuando se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otros aspectos iniciales del desarrollo industrial y tecnológico. Sin embargo, este ciclo histórico presenta también los caracteres de la inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y el enfrentamiento político continuo, en un país dividido entre conservadores y liberales, quienes se enfrentaron en las guerras civiles, en su lucha apasionada y fanática por la obtención del liderato y el poder. En el siglo XIX se presentaron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales, manifestadas en conflictos violentos. Contra el federalismo y las libertades absolutas de los radicales, se enfrentó el Movimiento de la Regeneración en las dos últimas décadas del siglo XIX, el cual unió a los conservadores y liberales moderados alrededor de las ideas del orden y el progreso en aquella búsqueda del bienestar y el desarrollo para la sociedad. II movimiento de la Regeneración defendió el orden, la centralización política y la descentralización administrativa a través de

la Constitución política de 1886, que creó la República de Colombia. La Constitución política de 1886, la meta de la Regeneración, fue sancionada el 6 de agosto de 1886, siguiendo los lineamientos de sus ideólogos Miguel Antonio Caro y Rafael Núñez. En ella se dispuso que con el fin de afianzar la unidad nacional, la nación colombiana se reconstituía en República unitaria. Se estableció el principio de la centralización política y la descentralización administrativa; se suprimieron los estados federales y aparecieron los departamentos, regidos por gobernantes nombrados por el ejecutivo nacional. Se conservó la división del poder en los tres ramos: ejecutivo, legislativo y judicial. El período presidencial se extendió a seis años; el poder legislativo con dos cámaras: la del Senado y la de Representantes; el poder judicial se organizó con una Corte Suprema compuesta de jueces vitalicios, durante su buen manejo. Se establecieron las buenas relaciones entre la Iglesia Católica y el Estado colombiano; y se ordenó que la educación pública debe ser organizada y dirigida en concordancia con la religión católica. En la hegemonía de la Regeneración en las últimas décadas del siglo XIX destacamos los períodos presidenciales del Dr. Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, Manuel Antonio Sanclemente, José Manuel Marroquín y otros en su condición de designados o vice-presidentes de Colombia. Los enfrentamientos entre los radicales y la Regeneración fueron característicos de los últimos años del siglo XIX, hasta cuando los conservadores y los liberales lucharon en la Guerra de los Mil Días entre 1899 y 1902. En esta guerra, la última del siglo XIX, los colombianos encontraron una lección permanente, pues el país quedó casi destruido y en quiebra sus valores fundamentales. Ideologías y partidos políticos en Colombia Desde el siglo XVIII se fueron delineando en Colombia y en general en Hispanoamérica, dos mentalidades: la tradicionalista y la liberal. Ellas conforman las actitudes, ideas y sentimientos de los grupos que formaron los dos partidos políticos más importantes de Colombia desde el siglo XIX: El partido conservador y el partido liberal. En la Primera República Granadina o Patria Boba se enfrentaron centralistas y federalistas con sus planteamientos para la organización político-administrativa de la Nueva Granada. Después de la Independencia se presentaron partidos personalistas o caudillistas, alrededor de las divergencias entre Bolívar y Santander; fueron los bolivarianos y los santanderistas que se enfrentaron en los últimos años de la Gran Colombia. En la Nueva Granada se presentaron también dos grupos parlamentarios: los ministeriales o casacas y los antiministeriales o liberales. Los partidos políticos conservador y liberal surgieron propiamente en los mediados del siglo XIX, cuando la situación de la nación presentaba muchos problemas sociales, y en

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diversos lugares del país se fundaban las "sociedades democráticas", con la participación decisiva de los artesanos. El 4 de octubre de 1849 los tradicionalistas presenta-ron en el periódico La civilización, la declaración política del que entonces se llamó partido conservador, documento redactado por Mariano Ospina Rodríguez y José Eusebio Caro. A su vez, los liberales presentaron en El Aviso, un programa político que dio origen al partido liberal colombiano, el cual fue redactado por Ezequiel Rojas, con algunas ideas de Vicente Azuero, quien ya había fallecido años antes. El conservatismo se perfeccionó en su ideario con la asimilación de las ideas del tradicionalismo europeo. Fueron conocidas las obras de Jaime Balmes, Juan Donoso Cortés, José de Maistre y otros representantes de la neoescolástica y el tradicionalismo ultramontano. El conservatismo considera que el orden es la base fundamental para mantener la estabilidad de la sociedad: orden político, orden social, orden familiar, etc. Considera que la moral es la esencia de la sociedad, y la religión, un elemento indispensable para el Estado; por ello considera importante la unidad entre la Iglesia y el Estado, la cual se manifiesta en su lucha por mantener el Concordato. El conservatismo defiende el legado español, como símbolo de la tradición; y en la misma forma, la labor de la Iglesia católica en la formación de los colombianos. Los conservadores colombianos consideran que los cambios en la sociedad se presentan por reformas y evolución, no en forma de anquilosamiento estático, sino de empuje vital, conservando las permanencias que llevan al progreso de la sociedad, eliminando las contingencias que se oponen al desarrollo y absorbiendo los cambios fundamentales en las ideas y nuevas estructuras que llevan al progreso y bienestar de la colectividad. La ideología liberal tiene sus orígenes en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando las ideas del enciclopedismo y la ilustración estimularon las ideas de libertad y soberanía popular. Sus fuentes ideológicas fueron transmitidas a través de las obras de Bentham, Tracy, Condillac, los románticos, socialistas utópicos y positivistas. Los liberales leyeron las obras de Victor Hugo, Lamartine, Alejandro Durnas, Luis Blanc y otros. El liberalismo colombiano es la expresión política de una concepción individualista del mundo, la cual parte del concepto del valor absoluto de la persona humana; es por ello una ideología antropocéntrica. La libertad se entiende como el medio de hacer valer los atributos esenciales de la persona. En el siglo XIX, el liberalismo planteó su interés en aumentar y difundir al máximo el bienestar humano, e inculcar en las gentes un gran respeto por la libertad de los ciudadanos. Los liberales defendieron la separación entre la Iglesia y el Estado, defendieron las libertades de religión, expresión e imprenta; y en general,

las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos. Como consecuencia del caudillismo y el gamonalismo en el siglo XIX, los partidos políticos se formaron alrededor de los jefes y los grupos políticos, quienes tenían gran influencia en los días de elecciones. Estas eran frecuentes, si tenemos en cuenta que Colombia figura entre los países que más realizó elecciones en el siglo XIX en Hispanoamérica. Los partidos políticos en el siglo XIX presentan tendencias al fraccionamiento en pequeños sub-grupos, alrededor de los intereses de los caudillos nacionales o regionales. En los finales del siglo XIX, el hombre colombiano nacía vinculado por tradición familiar a uno de los partidos políticos: el conservador o el liberal, circunstancia que llevó a la ideologización política de los colombianos. El fanatismo se recrudeció en los años de transición entre los siglos XIX y XX, cuando se enfrentaron en la Guerra de los Mil Días: el enfrentamiento de dos repúblicas políticas: la conservadora y la liberal; y dos estilos de vida en la forma de pensamiento. Sociedad, economía y cultura colombiana en el siglo XIX El desenvolvimiento de la sociedad colombiana en el siglo de la consolidación nacional presenta diversas etapas, problemas, intereses de los grupos sociales, movimientos de población, etc., que señalan la dinámica histórica de la sociedad, después de la revolución de independencia. El movimiento demográfico de Colombia en el siglo XIX indica en su evolución, las siguientes cifras de población: Año Población colombiana Crecimiento del anual respecto censo Total nacional del censo anterior (%) (1) 1825 1.223.598 (a) 1825 1.327.000 Habitantes. 1835 1.686.038 (b) 1843 1.955.264 1,9 1851 2.243.054 1,7 1870 2.391.984 Habitantes. 1871 2.951.111 1,4 1905 4.143.032 Habitantes. 1912 5.072.604 (c) 1,4 1918 5.855.077 2,2 1938 8.701.816 2.0 1951 11.548.172 2,2 1964 17.842.420 3,2 1973 22.915.229 3,0 1985 29.265.499 2,3 1993 35.886.280 2,2 (1) Fuente: Bushnell, David, “Colombia, una nación a pesar de sí misma – De los tiempos precolombinos a nuestros días”, © 1993 by the Regents of the University of California, Ed. Planeta, 2ª. Ed., 1996, página 391.

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(a) Este primer censo, realizado durante el período grancolombiano, presenta cómputos definitivamente bajos y es poco útil para compararlos con los de censos posteriores. (b) No se calculó la tasa de incremento, por la razón indicada en la nota a. (c) Panamá queda excluido. Fuentes: Departamento Administrativo Nacional de Estadística, “Colombia estadística”, Bogotá, 1991, p. 36; “El País”, Cali; 1º. De julio de 1994. En la segunda mitad del siglo XIX encontramos un ascenso vertiginoso de la población colombiana, a pesar de la inestabilidad político-social en unos años de frecuentes guerras civiles y sin un movimiento inmigratorio de población, como el que ocurrió en los países del cono sur. La imagen de Colombia era la de un país esencialmente rural, con actividades económicas predominantemente agrícolas y mineras. En la dinámica de la sociedad colombiana en el siglo XIX encontramos la lucha, defensa de los intereses y la búsqueda de la solución a los problemas de los diversos sectores de la sociedad, y en especial de los negros esclavos, indígenas, sectores medios (comerciantes y artesanos) y otros. Los negros esclavos lucharon en el siglo XIX por alcanzar en forma definitiva la abolición de la esclavitud en Colombia, en un movimiento social que tiene antecedentes en las tensiones sociales de los cimarrones y pueblos de palenques en la segunda mitad del siglo XVIII. Los esfuerzos para la abolición de la esclavitud realizados por don Juan del Corral en Antioquia, las polémicas ideológicas en los Congresos expresadas por el Maestro José Félix de Restrepo y otros ideólogos antiesclavistas, y los esfuerzos del Libertador Simón Bolívar por la abolición de la esclavitud, culminaron en las leyes de libertad de partos y manumisión de los esclavos en el Congreso de Cúcuta en 1821; y en la abolición definitiva de la esclavitud en Colombia en 1851 en la presidencia del general José Hilario López. Los indígenas colombianos en el siglo XIX lucharon por la tierra y defendieron la integridad de los resguardos. En las medidas oficiales aparece en algunos casos, el respeto a la integridad comunitaria de los resguardos: disposiciones de los años 1820, 1832 y 1890. En otros casos, las medidas oficiales permitieron la repartición de las tierras de los resguardos entre las familias indígenas, permitiendo así la propiedad privada: disposiciones de 1821 y 1850. La ley del 11 de octubre de 1821 estableció la igualdad del indígena colombiano, con todos los derechos y deberes de los demás ciudadanos libres y se hizo la repartición de tierras de los resguardos entre las familias indígenas. La lucha de los indígenas por la integridad de los resguardos culminó en la ley básica 89 de 1890, mediante la cual se reguló la organización interna de los resguardos y se adoptó la conservación de

sus formas tradicionales: cabildos indígenas, elección de caciques-alcaldes, adjudicación de parcelas y otros. En los mediados del siglo XIX aparecieron los grupos de presión de comerciantes y artesanos en sus luchas librecambistas y proteccionistas. Los comerciantes defendieron el librecambismo y la reforma tributaria con la supresión de los impuestos coloniales, como obstáculos para el libre desarrollo del comercio. Los artesanos lucharon por el proteccionismo a la industria nacional; a su alrededor se conformaron las sociedades democráticas con sus ideas de progreso y difusión social en las comunidades locales. También surgieron las llamadas sociedades populares organizadas por los jesuitas para ayuda y protección de los gremios de trabajadores. Además, se organizaron las escuelas republicanas entre los grupos dirigentes de la Nueva Granada, las cuales se destacaron por su anti-colonialismo, anti-hispanismo y anti-clericalismo. En los grupos dirigentes de la sociedad colombiana en el siglo XIX, se fue creando una nueva mentalidad colectiva con tendencias hacia lo financiero, comercial y terrateniente. Algunos consideraron indispensable facilitar el desarrollo comercial, eliminar el régimen fiscal y tributario; y ante el agotamiento de las minas y la libertad de los esclavos, sustituir los metales preciosos por productos agrícolas, y entre éstos: el tabaco, la quina y el café. Algunos sectores superiores de la sociedad estimularon un tipo de contra-revolución en Colombia y defendieron la continuidad de las estructuras socio-económicas que venían desde la época colonial, y en especial, la estructura de la tierra. La colonización antioqueña en el occidente colombiano Uno de los movimientos internos de población de mayor significación en Colombia en el siglo XIX, fue la colonización antioqueña en el occidente colombiano, que llevó al poblamiento del sur de Antioquia, Caldas, Risaralda, Quindío, Norte del Tolima, Norte del Valle del Cauca, Chocó y otras regiones de Colombia. En los finales del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX, los antioqueños se desplazaron a las tierras baldías al sur de Antioquia que habían sido dadas en concesiones a terratenientes por parte de la Corona Española en la época colonial. Su consigna fue construir vías de comunicación que unieran a Antioquia con el resto del país; desmontar los bosques inaprovechados de esas tierras montañosas, hasta entonces baldías, abriéndolas a la economía nacional como nuevas fuentes de riqueza; y apropiarse las tierras baldías en calidad de cultivadores y nuevos propietarios. Otras causas merecen destacarse en el proceso de la colonización antioqueña: la fiebre del caucherismo que lanzó hacia el sur un número considerable de buscadores de caucho del género Castilloa; la guaquería, estimulada por la existencia de grandes riquezas en las tumbas de los indígenas quimbayas; el negocio de la cría de cerdos; las guerras civiles y el cultivo del café que se fomentó principalmente desde finales del siglo XIX.

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Algunos factores socio-económicos son considerados entre las fuerzas iniciales de empuje, que llevaron a los antioqueños a emigrar hacia el sur, destacando entre ellos: la decadencia de la minería y la agricultura en Antioquia; el crecimiento demográfico de la población antioqueña y el estado miserable de grandes núcleos de población; y en la misma forma, la presión de los comerciantes antioqueños, colonizadores y constructores de caminos. Un movimiento de población en el occidente colombiano, con intereses económico-sociales se realizó en el siglo XIX por gentes trabajadoras que desmontaron selvas y fundaron pueblos en la cordillera andina. En una primera etapa llegaron hasta los Altos de Sonsón, Abejorral y Aguadas, en las tierras de la Concesión Villegas, en las cuales surgieron estos primeros pueblos de la colonización antioqueña en las dos primeras décadas del siglo XIX. Una segunda etapa se realizó en la primera mitad del siglo XIX, cuando los colonos antioqueños invadieron las tierras de la Concesión Aranzazu, en las cuales surgieron los pueblos de Salamina, Pácora, Aranzazu, Neira, Manizales y Santa Rosa de Cabal. La tercera etapa se realizó en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se colonizó el Quindío, con el estímulo de la búsqueda de las guacas quimbayas, el caucherismo, la cría de cerdos, las guerras civiles y el cultivo del café; así surgieron las ciudades de Pereira, Armenia, Calarcá, Circacia, Montenegro, Caicedonia y Sevilla. Una cuarta etapa en los finales del siglo XIX desplazó la colonización antioqueña hacia el norte del Tolima, Valle, Chocó y las áreas de los ríos Sinú y San Jorge. El proceso de colonización se continuó en el siglo XX hacia el Golfo de Urabá y los Llanos Orientales. Con la colonización antioqueña surgió una nueva mentalidad y un grupo social emprendedor en el Occidente colombiano, que con el hacha y el machete desmontó selvas, ocupó tierras, fundó ciudades en la cordillera andina y se acostumbró al trabajo y al desarrollo para una sociedad progresista. Un nuevo eje económico agrícola e industrial se desplazó hacia el occidente colombiano, que estimuló el desarrollo de algunas ciudades como Medellín, Cali, Pereira, Armenia, Manizales y otras de Antioquia, Caldas, Quindío, Risaralda y Valle del Cauca. Estado y cambios de la estructura económica La estructura económica de Colombia en el siglo XIX presenta tendencias al fortalecimiento del liberalismo económico con el estímulo a la libre empresa, el libre comercio y la racionalización económica del Estado. La revolución industrial, el rápido crecimiento de la tecnología y el máximo auge del capitalismo industrial se expandieron en el mundo. Una gran potencia mundial, la Gran Bretaña, se convirtió en el gran centro de la expansión económica, tecnológica y de poder mundial; era el imperio de poderío naval, industrial y financiero.

Su influencia fue decisiva en la independencia de los países hispanoamericanos, apoyando a los precursores y libertadores, reconociendo la independencia de los nuevos países, colaborando con tropas y armas, y en especial, facilitando los préstamos para la financiación de las guerras de independencia y la organización de los nuevos estados nacionales. Desde de la Guerra de Independencia, la economía colombiana entró en decadencia y gran crisis. La escasez de mano de obra repercutió en la paralización de las minas, en un país por esencia minero en la época colonial. En la misma forma decayó la industria artesanal, tanto por la escasez de mano de obra, como por la competencia de los tejidos ingleses mucho más baratos que los granadinos, en unos años de verdadera anglomanía. La agricultura aparece como la actividad importante de Colombia en el siglo XIX, cuando ya se pensaba que la riqueza de los pueblos se encuentra en la cantidad y calidad de sus recursos naturales. El principal producto agrícola era el tabaco, que era a su vez, el principal producto agrícola de exportación; su decadencia ya aparece en las dos últimas décadas del siglo XIX, Otros productos agrícolas de importancia en el siglo XIX fueron la quina, el añil y el algodón. En las dos últimas décadas del siglo XIX, el país ya se destacó por la producción del café, el producto agrícola que se convirtió desde entonces en el principal monocultivo de Colombia. La agricultura y la minería eran la base de la economía colombiana. El comercio colombiano en el siglo XIX sufrió también enormemente en la Guerra de Independencia, tanto en lo interno por las dificultades en las comunicaciones, como en lo externo, en sus relaciones con el mercado mundial. Para buscar soluciones a los problemas de las comunicaciones, los gobiernos colombianos reconocieron la importancia vital del transporte, principalmente fluvial. Se elaboraron planes para el transporte en los ríos Magdalena, Atrato y Orinoco y se hicieron varias concesiones a extranjeros, y entre ellos a Juan Bernardo Elbers en el río Magdalena. Los problemas de la Guerra de Independencia y la organización del nuevo Estado Nacional hicieron necesarios los préstamos extranjeros para la financiación de la guerra y el estímulo a la producción minera y agrícola. Estos préstamos fueron hechos principalmente a los financistas ingleses en términos altamente onerosos para el país, lo cual dio surgimiento a los agudos problemas con los pagos y los elevados intereses. La deuda de independencia y la expansión excesiva de las importaciones se tienen en cuenta en las causas de la crisis financiera que contribuyó a la inestabilidad política general de Colombia en el siglo XIX. Las misiones colombianas enviadas a la Gran Bretaña para la consecución de los empréstitos y la motivación a los financistas para invertir sus capitales en las minas de oro y plata, fueron dirigidas por Luis López Méndez, quien introdujo la Legión Británica que actuó en la Campaña Libertadora de 1819; mencionamos además, los empréstitos obtenidos por don Francisco Antonio Zea, Manuel Antonio Arrubla y Manuel José Hurtado.

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La realidad económica que se advierte en Colombia en la primera mitad del siglo XIX indica la continuidad de la economía de subsistencia y el aislamiento regional, iniciándose un limitado mercado interno y una apertura a la economía librecambista, que condujo a estos países a su relación con el mundo occidental y, en la misma forma, a entrar en las nuevas órbitas económicas neocoloniales. En el ciclo de la llamada "Contra-revolución" entre 1830 y 1850 se manifestó en Colombia el Proteccionismo con apoyo a la incipiente industria nacional de tipo artesanal y en contra de la libre importación. En los mediados del siglo XIX se realizaron grandes cambios en la economía colombiana, en la que se ha llamado Revolución socio-económica de 1850 en sus esfuerzos por una liberación de la estructura económica colonial. Contra los impuestos coloniales se hizo la Reforma Tributaria de 1850 y se organizó la Hacienda Nacional. Se fomentó la descentralización administrativa para fortalecer las provincias; se defendió el proteccionismo contra los intereses de los librecambistas; se hizo la reforma monetaria; se dio la libertad de tabaco, convirtiendo su industria en la más importante del país. Entre las reformas sociales se abolió la esclavitud en forma definitiva en Colombia y se dieron medidas gubernamentales para la protección de los indígenas. La Reforma Agraria de 1850, aunque de carácter débil, atacó la conformación de los latifundios y realizó la desamortización de los bienes de manos muertas, en contra de las propiedades eclesiásticas. Se hizo la abolición del Mayorazgo; se suprimieron los diezmos y se hizo la abolición del Patronato, que llevó a la separación entre la Iglesia y el Estado. La crisis económica de Colombia se acentuó en la segunda mitad del siglo XIX, en unos años de inestabilidad política, guerras civiles y de una verdadera parálisis económica. Las emisiones cuantiosas de papel moneda para atender los gastos de las guerras civiles, introdujeron la inflación como tendencia económica en las décadas de transición entre los siglos XIX y XX. La inflación encareció las importaciones y estimuló la especulación, la cual favoreció a los comerciantes. En las últimas décadas del siglo XIX, apareció en Colombia un auge significativo en la construcción de obras públicas, principalmente carreteras y ferrocarriles. Fueron los años de la Economía de Transición, en tina época de inestabilidad política, cuando Colombia se preparaba para entrar a la revolución industrial y tecnológica para su desarrollo en el siglo XX. La educación colombiana en el siglo XIX Los cambios culturales en el siglo XIX plantearon la urgencia de organizar la educación formal para las mayorías y la necesidad de llegar a la meta de una

educación universal, libre y obligatoria. Se hacía necesaria asimismo, la formación de ciudadanos libres en Estados democráticos y necesitados de unidad en sus respectivas naciones. La educación se consideraba entonces, como una fuente necesaria para fomentar la unidad nacional, la cohesión natural de los hombres que tienen un pasado común, y la formación de ciudadanos conocedores de sus derechos y obligaciones. En los primeros años de la vida nacional del Estado colombiano, en el período de la Gran Colombia, el estadista Francisco de Paula Santander se preocupó por estimular una filosofía de la educación civilista para la consolidación de la nacionalidad. La introducción del lancasterianismo en la educación, el benthamismo político, la organización de las primeras escuelas normales, la oficialización de las escuelas y la introducción de nuevos métodos de enseñanza, se convirtieron en las bases de la preocupación educativa de los nuevos gobiernos. Se consideraba indispensable la popularización de la educación para organizar democráticamente el nuevo estado nacional. La ley del 18 de marzo de 1826 organizó y reglamentó la educación en Colombia en todos los niveles, estableciéndose la formación de los maestros, los métodos de enseñanza, la carrera del magisterio y la oficialización de la escuela lancasteriana. En 1842 aparecieron las escuelas normales fundadas en cada capital de provincia, con el objeto de formar los maestros para la educación primaria y los directores para las escuelas elementales y superiores. Mariano Ospina Rodríguez en su plan de estudios de 1842, planteó la necesidad de orientar la educación hacia lo práctico y lo útil; consideraba fundamental para el país, la orientación de la juventud hacia las ciencias prácticas, las cuales llevarían a la formación de los ciudadanos capaces de fomentar industrias, impulsar el desarrollo y acrecentar la riqueza nacional. Un nuevo movimiento renovador de la educación colombiana apareció en la Década de los Setenta en el siglo XIX, alrededor de un grupo de ideólogos de la educación y entre ellos, el pedagogo Dámaso Zapata. En 1870 se organizaron las escuelas normales para la formación de los maestros, en todas las capitales de los estados federales. Se introdujeron en Colombia los métodos de enseñaza de Pestalozzi, uno de los representantes más destacados del naturalismo en la educación. Estos métodos se basaban en la actividad de los alumnos por medio de la inducción: de lo simple a lo complejo y de lo concreto a lo abstracto. La reforma educativa consideró indispensable la formación del magisterio, teniendo en cuenta que los educadores deben convertirse en el modelo de hombres que la sociedad debe imitar. La herencia republicana del siglo XIX y la transición al mundo contemporáneo Las décadas de la transición entre los siglos XIX y XX presentan en Colombia la decadencia política y económico-social de un estado nacional, que como los demás de

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Hispanoamérica, surgió con una fuerza histórica de optimismo nacionalista después de la independencia. Las generaciones colombianas pensaron que el cambio de la sociedad colonial a la sociedad republicana e independiente se realizaría con las ideas y la práctica de la democracia, el libre juego de los partidos políticos, las ideas de libertad, igualdad, fraternidad y soberanía popular y una estructura económica con el fortalecimiento de la libre empresa y el libre comercio. El demoliberalismo se presentó como la ideología de acción, el sistema de avanzada y la meta del progreso para el futuro de Colombia y en general de los países hispanoamericanos. Con el triunfo de la democracia republicana sobre el régimen colonial español, el país entró en una primera etapa de desarrollo por el camino de la integración grancolombiana. El sueño bolivariano se convirtió en una realidad en la Década de los Veinte en el siglo XIX (1819-1830), cuando se conformó la Gran Colombia, un estado nacional unitario, integrado por los antiguos territorios del virreinato de la Nueva Granda, la Capitanía General de Venezuela, la presidencia de Quito, y además, el territorio de Panamá. El optimismo nacionalista que proyectó la integración grancolombiana en el nuevo estado nacional, repercutió en su política económica y cultural en los años culminantes de su vigencia. Sin embargo, un lustro después de su conformación, se manifestaron las fuerzas desintegradoras que llevaron a la frustración nacional y a la disolución definitiva de la Gran Colombia en 1830. La consolidación de la Nueva Granada (1830-1850) imprimió en la historia nacional un ciclo contrarrevolucionario con tendencias al restablecimiento del orden señorial y a la influencia de los grupos tradicionales, terratenientes, militares, clérigos y letrados en las decisiones del poder y en la vida económica, social, religiosa y cultural. Aun cuando no se presentaron cambios profundos en la estructura de la sociedad, encontramos enfrentamientos entre los librecambistas y los proteccionistas, los terratenientes y los partidarios de los cambios agrarios, los esclavistas y los anti-esclavistas, etc. Desde el punto de vista externo, el país entró en la órbita económica inglesa, que buscó llenar el vacío colonial dejado por España después de los tres siglos de dominación. La influencia inglesa en la economía y en la cultura, y en la misma forma, la influencia cultural francesa penetraron en el estilo de vida, ideas, actitudes, educación y costumbres de los colombianos en el siglo XIX. La revolución socio-económica de 1850 contra el orden colonial que aún subsistía a pesar de las fuerzas político-militares de cambio en la revolución de independencia, introdujo en el país la tendencia hacia un nuevo cambio revolucionario, en el llamado ciclo de las reformas liberales, del radicalismo y la federación (1850-1886). La

élite dirigente colombiana del medio siglo XIX consideró importante la liberación del orden colonial, la separación entre la Iglesia y el Estado, las reformas en la propiedad de la tierra, la desamortización de los bienes eclesiásticos, la libertad de los esclavos, la eliminación de los impuestos y monopolios con antecedentes coloniales, el establecimiento del sistema federativo y el impulso a la vida educativa y cultural. El surgimiento de los partidos políticos conservador y liberal, canalizó la problemática nacional hacia la ideologización política en el pueblo colombiano, en aquella búsqueda de un sistema de ideas para transformar la sociedad hacia un modelo ideal delineado por el orden y la tradición conservadora o por las libertades. Este enfrentamiento entre las libertades y la tradición para presentar soluciones a los problemas constitucionales, económicos, sociales y educativos, introdujo en el país un nuevo ambiente de guerras civiles, cambios constitucionales y problemas internos diversos en los estados federales. El ciclo del radicalismo presentó una tendencia hacia las libertades y el federalismo; su culminación fue la Constitución de Rionegro de 1863. Es el período de la Historia de Colombia cuando se inicia la era de los ferrocarriles, el telégrafo, la organización de los bancos comerciales y otros aspectos iniciales del desarrollo tecnológico. En la misma forma, corresponde a los años de vigencia de las generaciones romántica y radical, llamadas también "cultas", las cuales se interesaron por el progreso de la cultura y la educación. Sin embargo, este ciclo también presenta los caracteres de la inestabilidad político-económica, con una débil economía en su estructura de base y el continuo enfrentamiento político en un país dividido entre conservadores y liberales, quienes se enfrentaron en las guerras civiles en su lucha apasionada por el poder y el liderazgo. La segunda mitad del siglo XIX refleja la decadencia del sentimiento de optimismo nacionalista que la independencia inculcó a los colombianos. Nuevas fuerzas disgregadoras de la unidad nacional se formaron al rededor del regionalismo, el caudillismo y el gamonalismo, las guerras partidistas, las luchas entre los estados federales, la anarquía, la inflación, la decadencia económica y demás síntomas que permiten conocer aquellas fuerzas profundas internas en la decadencia de una sociedad que anheló la solución de sus problemas con el modelo de democracia republicana instaurado después de la revolución de independencia. Los hombres representativos de las generaciones colombianas que enrutaron el futuro de Colombia en las últimas décadas del siglo XIX y primeros años del XX, meditaron sobre los problemas nacionales y la posición del país en relación con los demás estados nacionales de América y el mundo. Algunos reflexionaron en forma pesimista sobre el desenvolvimiento histórico de Colombia en el siglo XIX a partir de la revolución de independencia, y en los problemas de un país tradicional que despierta a la modernización con el estigma latente de los patrones coloniales y a muchos años para alcanzar el progreso de la sociedad industrial. Meditaron sobre la supervivencia de la estructura colonial en la economía y la sociedad, en donde

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caudillos y gamonales, literatos, filólogos, periodistas e hispanistas se transmitían el mando político con estilo civilista y legalista, entrando en las disputas fanáticas de los partidos tradicionales que lucharon por el poder desde la segunda mitad del siglo XIX. El optimismo de las primeras décadas del siglo XIX y el pesimismo de la decadencia en los últimos años del siglo del nacionalismo, los señaló el político cartagenero Rafael Núñez, el ideólogo de la Regeneración, quien en su obra "La reforma política de Colombia" escribió lo siguiente: "Nosotros desde temprano adquirimos la persuasión de que estábamos predestinados a fundar las mejores instituciones del mundo; instituciones que serían un modelo para los demás pueblos, comenzando por los del mismo origen. Esta persuasión aumentó singularmente allí por los años 1849 y 1850, hasta el punto de convertirse en una especie de idiosincrasia nacional. Esta frase poco modesta 'Estado de la vanguardia de las Repúblicas Hispanoamericanas', era en esa época el verbo cotidiano de nuestros artículos de periódico y de nuestros discursos. A veces la frase era aún menos molesta, por ser más absoluta. Europa era una aglomeración de mendigos tiranizados y explotados por los déspotas, mientras que nosotros marchábamos triunfalmente de progreso en progreso, conducida por la mano protectora de la libertad...” Considera Núñez que el optimismo inicial de los países recién independientes, cambió hacia el pesimismo, ante el caos y la anarquía de la sociedad. La decadencia económica, la inestabilidad constitucional, el caudillismo, las pugnas político-ideológicas y las guerras civiles introdujeron la crisis y el desorden en la sociedad. En el siglo XIX se presentaron 52 guerras civiles en las diversas regiones colombianas, algunas de ellas generales y la mayor parte provinciales, manifestadas en conflictos violentos. En el sólo período que comprende desde 1864 hasta 1885 se registraron en Colombia dos grandes guerras civiles (una de dos años), ocho revoluciones, un golpe de estado y trastornos internos en los Estados Federales. Desde cuando Colombia inició su vida política, "la regla general ha sido la guerra civil, la excepción ha sido el orden público" —escribió Rafael Núñez. En los años de vida independiente, a partir de la disolución de la Gran Colombia, se expidieron cinco constituciones políticas: la de 1832, medianamente central; la de 1843, rígidamente autoritaria; la de 1851, casi federal y con grandes reformas; las de 1858 y 1863, que imprimieron la descentralización, reconociendo la soberanía de los Estados federa-dos como principio fundamental de la organización política. Debemos tener en cuenta que Núñez fue el inspirador de la Constitución política de 1886, la cual aún rige en Colombia, con las reformas posteriores que se hicieron, justificadas por el

progreso a que se quieren llevar las instituciones de acuerdo con los intereses de cada momento histórico. Las ideas de pesimismo ante el caos y la anarquía de Colombia que expresaron en sus escritos los ideólogos de las generaciones romántica, radical y clásica, y entre ellos, Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, José María Samper, Miguel Samper, Salvador Camacho Roldán y otros, están en relación con las tendencias históricas a finales del siglo XIX, y en especial con las luchas políticas y el impacto de los cambios económicos y sociales en una sociedad tradicional. El país político no estaba capacitado para recibir la modernización que se extendía en el mundo con el progreso tecnológico y económico de la revolución industrial. Desde el punto de vista político, las tres últimas décadas del siglo XIX presentan el problema del choque entre el Radicalismo y la Regeneración. Contra las libertades y el federalismo de los radicales, se enfrentó el movimiento de la Regeneración que unió a los tradicionalistas, liberales moderados y positivistas spencerianos, alrededor de la idea del orden y el progreso, en aquella búsqueda del bienestar y el desarrollo para la sociedad. El centro del problema político convergió en la constitución política para el delineamiento del estado federal o centralista. Contra la Constitución de Rionegro, defendida por los liberales radicales, surgió el movimiento de la Regeneración en las últimas décadas del siglo XIX, hasta cuando los conservadores y los liberales lucharon en la Guerra de los Mil Días (1899-1902). En esta guerra, la última del siglo XIX, los colombianos encontraron una lección permanente, pues el país quedó casi destruido y sus valores fundamentales en quiebra. Desde el punto de vista socio-económico, los últimos años del siglo XIX presentan a Colombia como un país esencialmente rural, con una población aproximada de tres millones de habitantes, y en difícil situación económica, llegando en algunos casos, a una verdadera parálisis económica. Las emisiones cuantiosas de papel moneda para atender los gastos de las guerras civiles, introdujeron la inflación como tendencia económica en las décadas de la transición entre los siglos XIX y XX. La inflación encareció las importaciones y estimuló la especulación, la cual favoreció a los comerciantes, quienes la aprovecharon para amasar los nuevos capitales. En las dos últimas décadas del siglo XIX, el país presentó tendencias a la producción de café, el producto agrícola que se convirtió desde entonces en el principal monocultivo de Colombia. Tenemos en cuenta, que la agricultura y la minería eran la base fundamental de la economía colombiana. El comercio exterior se realizaba a través del intercambio de materias primas por productos manufacturados. El país aparece con un auge significativo en la construcción de obras públicas, principalmente carreteras y ferrocarriles. Son los años de la economía de transición, en una época de inestabilidad política, cuando Colombia se preparaba para

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entrar a la revolución industrial y tecnológica para su desarrollo en el siglo XX. Uno de los factores externos que Colombia tuvo que afrontar en los finales del siglo XIX y primeras décadas del XX, en la misma forma que otros países latinoamericanos, fue la expansión de los capitales europeos y norteamericanos; estos últimos principalmente. En las postrimerías del siglo XIX, Estados Unidos entró con fuerza en el reparto del mundo no occidental, que antes había sido de la órbita de Europa Occidental; y su expansión llegó a Latinoamérica, pues es la parte del mundo más cercana geográfica e históricamente a su órbita natural. Su fuerza expansiva irrumpió con la llamada Política del garrote, la cual se hizo sentir en Colombia en 1903, cuando un grupo de rebeldes panameños enarboló la bandera de la independencia y libertad, frente al centralismo de la República de Colombia, que no había negociado con la rapidez posible con Estados Unidos, la soberanía de la franja de terreno por la cual debía pasar el Canal de Panamá. Sumados otros problemas que esgrimieron los revolucionarios panameños, el levantamiento se presentó el 3 de noviembre de 1903, protegido por los barcos norteamericanos de guerra, cuyo gobierno reconoció inmediatamente la independencia de Panamá y firmó el tratado de arrendamiento de la zona del canal a perpetuidad, enarbolando la bandera norteamericana, desde entonces y hasta 1979. Fue la misma política que siguió Estados Unidos en Cuba, Puerto Rico y Santo Domingo; y la misma que sostuvo las dictaduras tropicales de Centroamérica y el Caribe, para justificar su expansión imperialista en estas áreas. La transición de Colombia al mundo contemporáneo está alrededor de tres generaciones de colombianos que lucharon por establecer su propia vigencia social: la generación clásica o regeneradora (1835-1850 con vigencia entre 1880 y 1895); la generación pragmática o costumbrista (1850-1865 con vigencia entre 1895 y 1910); y la generación republicana o modernista (1865-1880 con vigencia social entre 1910 y 1925). La generación clásica o regeneradora corresponde a personajes de la altura intelectual de Miguel Antonio Caro, Rufino J. Cuervo, Epifanio Mejía, Ricardo Silva, Rafael Reyes, Jorge Holguín, Felipe Pérez, César Conto, José María Quijano y otros. Fue una generación que se enfrentó drásticamente a los "radicales" y buscó la Regeneración y el orden ante la anarquía. Se interesó por el renacimiento de las formas clásicas, las cuales le imprimieron un estilo clásico grecorromano. En sus tendencias generales, fue una generación tradicionalista, protectora del catolicismo, el hispanismo y el orden político, la cual se unió al pensamiento político del "regenerador" Rafael Núñez, con quien se conformó la Constitución política de 1886, actualmente vigente con

algunas reformas, y de la cual surgió la República de Colombia contemporánea. Los hombres de la generación clásica se dedicaron con especial preferencia a las humanidades y mostraron su interés hacia los estudios lingüísticos, literarios y filosóficos. Las ciencias del hombre tuvieron a la filología como su eje de investigación, pues de ella partió la reflexión sobre el hombre y el mundo. El nombre que recibió Colombia desde España fue el de La Atenas Suramericana, denominación que se debe a don Marcelino Menéndez y Pelayo, gran admirador de los filólogos colombianos y en especial de Caro y Cuervo. Con esta generación, se afirmó la idea de que el colombiano es letrado e intelectualista por tradición. Al clasicismo de la regeneración se opuso la generación pragmática o costumbrista, entre quienes destacaron los siguientes colombianos: Rafael Uribe Uribe, Tomás Carrasquilla, Baldomero Sanín Cano, Marco Fidel Suárez, Antonio José Restrepo, Rafael María Carrasquilla, Carlos Martínez Silva, Pedro Nel Ospina, José María Vargas Vila, Pedro Morales Pino, Eduardo Posada, Ramón González Valencia y otros. Fue una generación, que contraria a la clásica o regeneradora, buscó el cambio de lo clásico, por lo nacional y práctico. En la evolución histórica literaria, pertenece al grupo costumbrista y a las nuevas formas del realismo americano. Los colombianos de la generación pragmática nacieron en un ambiente de política radical, en donde los individuos se adscribían en forma fanática al conservatismo o al liberalismo; por ello, los pragmáticos fueron grandes polemistas. Sus luchas políticas incubaron la guerra civil más grande en los finales del siglo XIX: la Guerra de los Mil Días, que enfrentó dos ejércitos políticos en lucha ideológica conservadora y liberal, con un intenso fanatismo. Es la generación decimonónica que hace el puente entre los siglos XIX y XX, de la consolidación nacional a la modernización. El maestro Baldomero Sanín Cano de la generación pragmática, aparece como el guía y formador de la generación modernista o republicana, entre quienes se destacaron los siguientes colombianos: José Asunción Silva, Guillermo Valencia, Carlos Arturo Torres, Antonio Gómez Restrepo, Carlos E. Restrepo, Julio Flórez, Alfredo Vásquez Cobo, Laureano García Ortiz, Eduardo Rodríguez Piñeres, Clímaco Soto Borda, Maximiliano Grillo, Miguel Abadía Méndez y otros. Esta generación se destacó por sus esfuerzos para alcanzar la unidad nacional contra la anarquía de las guerras civiles y los enfrentamientos políticos; y la modernización contra el atraso colonial. En la misma forma, aparece como la inspiradora de un universalismo contra el regionalismo de los costumbristas. El colombiano modernista de principios del siglo XX se interesó por el cosmopolitanismo y el diletantismo; estudió más las ideas y planteamientos de los filósofos, críticos, literatos y artistas europeos y norteamericanos y la estética universal, que su propio mundo circundante. Baldomero Sanín Cano escribía con gran propiedad sobre los filósofos y críticos europeos; con sus traducciones de obras y ensayos de la literatura europea y

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universal en general, transmitió a los modernistas el mensaje del mundo que se preparaba para el advenimiento del nuevo siglo. Guillermo Valencia se interesa por la temática universal, en donde aparecen los paisajes de Arabia, los lánguidos camellos, Palemón el estilita y los valores eternos de la belleza. Andrés Santamaría el pintor bogotano de los primeros años del siglo XX, aparece como el retratista expresionista, con claros tintes europeos; era uno de aquellos intelectuales que visitaban a su patria "de paso", pues vivían en Europa entre París y Bruselas. Eran asimismo los años cuando Epifanio Garay, Ricardo Acevedo Bernal, Francisco Cano y otros artistas, hacían una pintura academicista relacionada con la pintura académica europea, principalmente la francesa. En los años de transición se destacan dos ideólogos colombianos en el plano universal: Carlos Arturo Torres y Baldomero Sanín Cano. Torres es el ensayista colombiano a nivel latinoamericano, quien con su obra Idola Fori hizo una de las mejores contribuciones al ensayismo latinoamericano de reflexión sobre la problemática política, social e ideológica de Colombia en el panorama literario americano. Baldomero Sanín Cano es el maestro cosmopolita que enseña el universalismo a los modernistas colombianos; él hizo conocer con expectativa, las tendencias europeas en la crítica, la novela, la poesía y el teatro; Renán, Taine, Rimbaud, Baudelaire, Verlaine, Nietzche, Barrés y otros escritores europeos, fueron analizados por Sanín Cano y proyectados en la formación de los modernistas, sus alumnos y en especial José Asunción Silva y Guillermo Valencia. El cosmopolitanismo de los modernistas ha sido interpretado como la evasión a una realidad sociohistórica y como un ataque frontal al pragmatismo costumbrista y regionalista colombiano y latinoamericano. Los escritores imitaron a Europa y buscaron los nuevos modelos en los diversos pueblos del mundo; y en la misma forma, buscaron la belleza de la forma en la poesía y en la prosa. El mundo aparecía a los modernistas, con el fulgor de lo bello, lo universal y lo exótico; por ello se interesaron por los desiertos, las cigüeñas, los perfumes orientales, los cisnes, los ermitaños, las huríes, etc. El musicalismo de las formas hizo perder la esencia del pensamiento. 2. Colombia en el mundo contemporáneo Las primeras décadas del siglo XX anunciaron en Colombia el despertar hacia la modernización, en una sociedad con el estigma latente de las estructuras coloniales y con un futuro inmediato de auge económico, después de la Primera Guerra Mundial y la afluencia de los capitales norteamericanos a esta área de Latinoamérica. Estos cambios se advertían en una sociedad aún decimonónica, cuya vida social y

económica giraba en torno a un sistema de vigencias, creencias, tradiciones y usos transmitidos desde los siglos del coloniaje; en donde las instituciones señoriales, el caudillismo, el gamonalismo, la comunidad local, la religión, la economía proteccionista y librecambista, abarcan la mayor parte de las actividades humanas y relaciones sociales. En un país civilista y legalista, orgulloso de su tradición intelectual, e ideologizado políticamente entre los dos partidos: el liberal y el conservador. La sociedad tradicional que entraba al siglo XX era agraria y señorial, centralizada alrededor de la hacienda y el comercio, con antecedentes en el estilo de vida que se forjó el Nuevo Reino de Granada a partir del siglo XVII, desde cuando se fortalecieron la vida rural y las estructuras agrarias señoriales. Después de la revolución de independencia, Colombia entró en contacto con el capitalismo expansivo de Inglaterra, llevando como atracción económica, la minería y la producción de materias primas, principal-mente tabaco, bananos y café. En las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX, entraron a funcionar los intereses internacionales alrededor del Canal de Panamá, el petróleo y el café, los cuales cambiaron el eje de la órbita colonial de Inglaterra en el siglo XIX, a Estados Unidos en el siglo XX. Los intereses de las generaciones que entraron en vigencia en los años iniciales del siglo XX, buscaron impulsar la modernización, entendida como el logro de una sociedad moderna e industrial, con las características estructurales e institucionales de las naciones desarrolladas del mundo occidental. Sin embargo, la realidad colombiana presentaba los problemas de la heterogeneidad geográfica y étnico-cultural y las grandes distancias entre los dos sectores sociales: el arcaico o tradicional y el industrial o moderno. El tradicional se manifiesta reflejado en una estructura sólida apenas de la etapa colonial y con resistencia a los impulsos transformadores. El moderno o industrial busca acelerar el ritmo de desarrollo y propiciar el cambio de la estructura rural hacia el tipo de la sociedad industrial. El aceleramiento del cambio que presentan las tres primeras décadas del siglo XX, que llevan a buscar la transformación de la sociedad tradicional en sociedad industrial, se manifiesta en forma brusca. Fue un cambio fuerte, que como expresó el estadista Alberto Lleras Camargo, "trajo consigo el desequilibrio entre ciertas estructuras pobrísimas y arcaicas de la sociedad y la afluente riqueza de otras". La mayor tendencia del despertar hacia la modernización la presenta Colombia en la Década de los Veinte, conocida con el nombre de los años de la "Danza de los Millones". Aparecen nuevas actitudes y los medios iniciales para el desarrollo y la modernización del país, expresados en los cambios radicales en la composición de la población activa, en la producción, la tecnología, la urbanización y el ascenso de los sectores populares en la vida nacional. El cambio del país tradicional y rural se acelera vertiginosamente hacia el país predominantemente urbano y con rasgos acentuados de modernización e industrialización.

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Existen algunos factores externos que influyeron en los nuevos acontecimientos colombianos en los años iniciales de la modernización: La Primera Guerra Mundial que trajo consigo la decadencia del orden tradicional europeo y la ola revolucionaria del siglo XX; el despertar de las masas populares proletarias y agrarias, las cuales dejaron de ser el conjunto pasivo característico del siglo XIX, para convertirse en una colosal palanca revolucionaria que actuó por acción y por presión, y cuyo empuje se hizo presente en la revolución mexicana de 1910, en la revolución rusa de 1917 y en las concentraciones masivas del populismo contemporáneo. Tenemos en cuenta asimismo, la revolución del movimiento obrero que cambió las viejas estructuras gremiales por las organizaciones sindicales modernas; las tendencias a la disolución de las ideologías decimonónicas y el surgimiento de nuevas ideologías alrededor del socialismo y el comunismo; los movimientos europeos en busca de las grandes reformas sociales; y en América Latina, el surgimiento de un nacionalismo interno anti-imperialista y a la defensiva, contra imperialismo agresivo y expansionista. Son los años del pesimismo mundial, cuando la imagen de una Europa en crisis, hizo pensar en la vitalidad y esperanza futura de los países latinoamericanos. Uno de los factores que Colombia tiene para enfrentar, al igual que otras naciones latinoamericanas y el grupo mayoritario de países subdesarrollados, coloniales o neocoloniales desde el punto de vista de la dependencia económica, es la expansión de los capitales europeos y especialmente norteamericanos, a partir de la segunda mitad del siglo XIX y en las primeras décadas del XX. Es importante tener en cuenta que el capitalismo europeo tuvo necesidad de expandirse, como consecuencia de la búsqueda de soluciones a sus problemas socio-económicos internos producidos por el vertiginoso ascenso del nivel de vida metropolitano y por la solución encontrada en la vía del imperialismo económico en el mundo colonial o neocolonial. Los políticos ingleses opinaban que los problemas de la Gran Bretaña llegarían a su completa solución con el dominio de extensos territorios y pueblos. Con el fin de encontrar nuevos mercados y colocar nuevos productos de las fábricas y las minas. En las postrimerías del siglo XIX, Estados Unidos entró con fuerza en el reparto del mundo no occidental, que antes había sido de la órbita de Europa Occidental y su expansión llegó a Latinoamérica, pues es la parte del mundo más allegada histórica o geográficamente a su órbita natural. Su fuerza expansiva irrumpió con la llamada "Política del garrote" que se hizo sentir en Colombia en 1903, cuando un grupo de rebeldes panameños enarboló la bandera de la independencia y la libertad frente al centralismo de la República de Colombia que no había cedido con la rapidez posible, la

soberanía de la franja de terreno por la que pasase el Canal de Panamá a los Estados Unidos, sumados a otros problemas que esgrimieron los revolucionarios panameños contra el unitarismo y problemática colombiana, se presento el levantamiento del 3 de noviembre de 1903 y protegidos por los barcos de guerra norteamericanos, cuyo gobierno reconoció la independencia pocos días después y firmó con Panamá un tratado de arrendamiento a perpetuidad de la zona del canal, que desde entonces enarboló la bandera norteamericana. Fue la misma política que siguió en Puerto Rico, en Cuba con la enmienda Platt, y en la intervención norteamericana en Santo Domingo y que sostuvo además las dictaduras de Centroamérica, y el Caribe para justificar su expansión en estas áreas. Los países desarrollados de Europa y Norteamérica necesitaban nuevos mercados para sus productos y urgían de materias primas para fortalecer su industria. Precisamente, los países latinoamericanos, africanos y asiáticos y oceánicos ofrecían el mejor campo. Se consideraba necesario robustecer el mercado mundial, como beneficio de los pueblos altamente tecnificados en el aspecto económico y como medio para llevar la "Comunidad" del mundo moderno a los países subdesarrollados. Estos se convertirían en mono-productores y monocultivadores: estaño en Bolivia, salitre y cobre en Chile, petróleo en Venezuela, frutas en Centroamérica, azúcar en Cuba, carne en Argentina. Para Colombia se escogió el café por su alta calidad, suavidad y productividad; así mismo el Brasil su país hermano en la producción de grano rojo. La dependencia económica de Colombia alrededor del café ha sido una de las tendencias predominantes en el presente siglo XX. El grano rojo presenta alrededor del 70% de las exportaciones, con precios sujetos a violentas fluctuaciones a corto plazo, dirigidas desde Nueva York. Alberto Lleras Camargo en su mensaje presidencial al Congreso en 1962, expresó la situación de Colombia, que es la misma que este país ha presentado en el siglo XX: "La verdad es que nuestra economía sigue dependiendo en una forma de los precios cafeteros; y que está todavía muy lejano el momento en que, por el proceso industrial, por la sustitución de importaciones, por el fomento de exportaciones nuevas, podamos librarnos de esa dependencia". Al monocultivo del café en Colombia debemos sumar el interés norteamericano por la exportación del petróleo y las minas de oro, plata y platino; en la misma forma el interés del capital privado por hacer sus inversiones en esta área del Caribe y de los empréstitos oficiales para ayudar al fortalecimiento de la infraestructura del país. Si el mundo occidental se presentaba desgastado y en crisis después de la Primera Guerra Mundial, la imagen de una América Latina fuerte y vigorosa aparecía con las mejores condiciones para recibir el impacto del progreso y ayudar al robustecimiento del mercado mundial.

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La hegemonía conservadora y la concordia nacional Desde el punto de vista político, las tres primeras décadas del siglo XX presentaban la imagen de Colombia ante América y el mundo, como uno de los países de mayor estabilidad política delineada en la llamada "Concordia Nacional" y la estructura centralista transmitida por la Constitución de 1886. La Regeneración instauró en Colombia la República Conservadora (1886-1930), la cual después de la Guerra de los Mil Días en el gobierno de José Manuel Marroquín llevó al poder al general Rafael Reyes, quien con su lema "Me-nos política y más administración" gobernó desde 1904 hasta 1909 en el llamado "Quinquenio de Reyes". En su programa de restauración nacional, Rafael Reyes fomentó la paz nacional, el mejoramiento de la economía nacional y el saneamiento de las finanzas públicas. Reyes impulsó las obras públicas, especialmente las carreteras y los ferrocarriles. Los caminos coloniales se fueron convirtiendo en carreteras, precisamente en una época cuando se importaron los primeros automóviles. En el Quinquenio se imprimió una idea económica con tendencia a la "modernización de Colombia", infundiendo una conciencia nacional sobre los recursos óptimos y el futuro próspero del país. El proteccionismo económico de Reyes estimuló la industria nacional; se facilitó la creación de nuevas industrias, algunas de las cuales fueron subvencionadas para su mejor desarrollo. Reyes se preocupó también por el arreglo definitivo de la deuda externa. Con el fin de hacer un cambio en la división administrativa de Colombia, el general Reyes auspició la creación de nuevos departamentos, organizó modernamente las fuerzas militares y fundó la Escuela Militar; y en la misma forma, fomentó la instrucción pública y procuró remediar la situación fiscal del país. Reyes se convirtió en el dictador cuando disolvió el Congreso Nacional y prorrogó su período presidencial, lo cual fue motivo de inconformidad política y de un movimiento nacional contra la dictadura. La oposición aglutinó al liberalismo y al grupo conservador, y encauzó un movimiento estudiantil llamado de los "Trecemarcistas", quienes se opusieron a los tratados de Colombia con Estados Unidos y Panamá y a la dictadura de los Reyes que había cerrado el Congreso el cual fue sustituido por una Asamblea Constitucional y Legislativa, había suprimido el Consejo de Estado, elevado a diez años el período presidencial y suprimido la vice-presidencia. Una campaña contra la dictadura fue iniciada por los doctores Nicolás Esguerra, José Vicente Concha y Miguel Abadía Mendez y culminó el 13 de marzo cuando los estudiantes universitarios del pueblo bogotano hicieron manifestaciones públicas de descontento arengados por el joven Enrique Olaya Herrera quien iniciaba su vida política. Esta campaña llevó a la renuncia del general Rafael Reyes y al encargo del mando político

al general Jorge Holguín. El Congreso reemplazó oficialmente a Reyes en la presidencia por el general Ramón González Valencia quien terminó el período hasta 1910. El Movimiento estudiantil que intervino en la caída de la dictadura de Reyes vibraba alrededor de las ideas de José Martí, quien desde Cuba transmitía la fuerza nacionalista de "Nuestra América"; Rubén Darío, quien desde Nicaragua estimuló el movimiento literario del modernismo como una rebelión de los intelectuales americanos contra la tradición considerada negativa para el progreso de estos pueblos; y José Enrique Rodó ensayista uruguayo, quien con su obra Ariel publicada en 1900, inició la inquietud de la juventud americana en el siglo XX que manifestaba su esperanza y entusiasmo para el nuevo siglo. El arielismo se proyectó como la expresión auténtica de Hispanoamérica frente al mundo pragmático anglosajón. Ariel es el espíritu propio de nuestra América, la expresión de su realidad y de su esencia espiritualista diferente a la esencia pragmática de Calibán o sea Estados Unidos. El arielismo transmitió la tendencia del nacionalismo cultural a la joven generación del centenario, cuyos exponentes se encontraban en plena juventud cuando estas ideas se expandieron por Hispanoamérica. Las nuevas situaciones políticas de Colombia después de la dictadura de Reyes, llevaron a la reforma constitucional de 1910, la cual introdujo algunas modificaciones a la Constitución de 1886 y entre ellas: la elección directa del presidente de la República para períodos de 4 años, no siendo reelegido para el período inmediato; el Decreto del Congreso para reunirse por el derecho propio cada año en sesiones ordinarias; se suprimió la pena de muerte; se prohibió toda emisión de papel moneda de curso forzoso; se confió la guarda de la Constitución a la Corte Suprema de Justicia; se restablecieron las Asambleas Departamentales; y se estableció el principio de la inaplicabilidad de las leyes contrarias a la Constitución. En la década de los diez del presente siglo XX apareció el movimiento político del Republicanismo, el cual llevó a la presidencia de la República al doctor Carlos E. Restrepo, quien la ejerció entre 1910 y 1914. El Republicanismo planteó la integración del espíritu conciliatorio de los partidos tradicionales en uno nuevo al cual llamaría Partido republicano, y el cual se presentó como la síntesis de los dos partidos tradicionales con un nuevo espíritu conciliatorio de paz y unidad. Esta unión republicana congregó a los políticos más notables de la época y a intelectuales de la altura de Carlos Arturo Torres y Guillermo Camacho Carrizosa. Una alocución del presidente Carlos E. Restrepo en 1914, refleja el ciclo de la estabilización conservadora: una paz y una concordia que acrecientan los intereses públicos y privados; el orden público sin ninguna perturbación; y del aumento paulatino de las rentas del Estado para la mejor estabilidad económica del país. En el período comprendido entre 1914 y 1918 gobernó el presidente José Vicente Concha, demócrata enemigo del militarismo, partidario de la descentralización administrativa y la autonomía municipal. En este cuatrienio de la crisis mundial el comercio exterior de Colombia fue afectado

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considerablemente, influyendo en la economía interna. Se estimularon las relaciones internacionales con la aprobación de tratados fronterizos con Ecuador y Venezuela. Una visión de su gobierno la encontramos en una frase que escribió Concha al escritor Fernando Vega: "No lastimé el derecho de ninguna persona, ni de ningún partido observé neutralidad absoluta en los debates eleccionarios, y como quizás ninguno en Colombia; mantuve relaciones decentes con todos los pueblos del mundo; no comprometí a la República en ninguna empresa riesgosa para su salud y su honor. Y devolví el patrimonio moral intacto. A mí no se me podría juzgar por los ladrillos nuevos que puse, sino por las ruinas tremendas que evité". El presidente Marco Fidel Suárez ejerció su período entre 1918 y 1921 en unos años iniciales de la post-guerra, cuando el interés norteamericano se proyectó a los países latinoamericanos. Suárez fomentó las relaciones internacionales principalmente con Estados Unidos, considerando como "Respice Polum" o estrella polar para los latinoamericanos; le correspondió enfrentar el problema del tratado Urrutia Thompson y en especial, las correcciones introducidas en el Senado americano, que fueron motivo de intensos debates en Colombia y que influyeron en la renuncia de la presidencia que hizo Suárez en 1921. Se preocupó por el sistema de comunicaciones y el fomento de las obras públicas. Fue reemplazado en el gobierno por el designado Jorge Holguín, quien culminó el período reglamentario hasta 1922. El presidente Pedro Nel Ospina realizó su obra presidencial en el período comprendido entre 1922 y 1926, precisamente en los años del auge y la prosperidad económica de Colombia; en estos años se inició la explotación de petróleo en gran escala, se otorgó las concesiones a las compañías norteamericanas; el café alcanzó excelentes precios en el mercado internacional y se impulsó la producción industrial. Fueron los años cuando Colombia recibió los 25 millones de dólares como indemnización por la pérdida de Panamá y se recibieron los grandes empréstitos norteamericanos para la construcción de carreteras y ferrocarriles, acueductos, etc. Se organizaron las finanzas del Estado colombiano, se recibieron misiones como la Kemmerer para organización del sistema bancario, Contraloría general, Banco de la República y otros organismos fiscales y económicos. En este cuatrienio de la prosperidad económica se estimularon las inversiones públicas y privadas. El último presidente de hegemonía conservadora fue el doctor Miguel Abadía Méndez (1926-1930) a quien le correspondió la gran depresión y crisis económica de 1929 y las tensiones sociales que explotaron en los problemas de la zona bananera, las huelgas en los puertos del Río Magdalena y en las zonas petroleras. La aparente

prosperidad económica que se manifestó en el estímulo a las obras públicas y las vías de comunicación, hizo crisis cuando surgió la disminución de la producción agrícola, la escasez de víveres, la subida vertiginosa de los precios y el desempleo, que en conjunto, llevaron a la agitación social y a las medidas represivas del "Orden Público". El movimiento estudiantil de 1929 apareció con fuerzas políticas y estimuló fuertes ataques al gobierno conservador. En los disturbios del 8 y 9 de junio, en una pedrea al palacio presidencial resultó muerto un estudiante, hecho que repercutió en la crisis política y se convirtió anualmente en fechas conmemorativas del estudiantado colombiano. La división conservadora entre los candidatos Guillermo Valencia y Alfredo Vásquez Cobo llevó a la caída del partido conservador y al triunfo del partido liberal alrededor del movimiento de "La concentración nacional" encabezado por Enrique Olaya Herrera. Crecimiento de la población y danza de los millones El crecimiento de la población colombiana presenta una tendencia al aumento acelerado en las décadas de transición en los siglos XIX y XX, a pesar de las guerras civiles y el alto índice de mortalidad. La evolución demográfica presenta las siguientes cifras: Año Población 1870 2'391.984 habitantes. 1905 4'143.032 habitantes. 1918 5'855.077 habitantes. 1928 7'212.200 habitantes. Año Población colombiana Crecimiento del anual respecto censo Total nacional del censo anterior (%) (1) 1825 1.223.598 (a) 1825 1.327.000 Habitantes. 1835 1.686.038 (b) 1843 1.955.264 1,9 1851 2.243.054 1,7 1870 2.391.984 Habitantes. 1871 2.951.111 1,4 1905 4.143.032 Habitantes. 1912 5.072.604 (c) 1,4 1918 5.855.077 habitantes 2,2 1928 7.212.200 habitantes 1938 8.701.816 2.0 1951 11.548.172 2,2 1964 17.842.420 3,2 1973 22.915.229 3,0 1985 29.265.499 2,3 1993 35.886.280 2,2 (1) Fuente: Bushnell, David, “Colombia, una nación a pesar de sí misma – De los tiempos precolombinos a nuestros días”, © 1993 by the Regents of the University of California, Ed. Planeta, 2ª. Ed., 1996, páginas 391 y 393.

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(a) Este primer censo, realizado durante el período grancolombiano, presenta cómputos definitivamente bajos y es poco útil para compararlos con los de censos posteriores. (b) No se calculó la tasa de incremento, por la razón indicada en la nota a. (c) Panamá queda excluido. Fuentes: Departamento Administrativo Nacional de Estadística, “Colombia estadística”, Bogotá, 1991, p. 36; “El País”, Cali; 1º. De julio de 1994. 1993 37´422.791 habitantes Áreas rurales: 29 % Áreas urbanas: 71 % Lo anterior nos indica que en un ciclo demográfico de medio siglo la población colombiana se duplicó, en un ritmo de crecimiento acelerado y en un proceso natural, pues no influyó la inmigración de población, como en los países suramericanos, del cono sur. El crecimiento de la población colombiana se proyectó en el proceso de urbanización y el surgimiento de las ciudades populosas. En los mediados del siglo XIX, las ciudades más importantes de Colombia eran:

En 1851 En 1870 Bogotá (29.000 habitantes), 29.649 40.833 Socorro (15.000 habitantes), Medellín (14.000 habitantes), 13.755 29.765 Cali (12.000 habitantes), 11.848 12.743 Barranquilla 6.114 11.595 San Gil, Bucaramanga, 10.008 11.255 Cartagena, 9.896 8.603 Pamplona, Quibdó, Tunja y Pasto. En 1912 las ciudades más importantes eran: En 1912 En 1928 Bogotá (121.000 habitantes), 121.257 235.421 Medellín (71.000 habitantes), 71.004 120.044 Barranquilla (49.000 habitantes), 48.907 139.974 Cartagena (36.000 habitantes), 36.632 92.491 Manizales (35.000 habitantes), Pasto (28.000 habitantes), Cali (28.000 habitantes), 27.747 122.847 Pamplona y Palmira. Bucaramanga 19.735 44.083 Ciudades más pobladas (DANE, Censo 1993) Bogotá 5´484.244 habitantes 6.314.305 Cali 1´666.468 habitantes 1.783.546 Medellín 1´603.009 habitantes 1.698.777 Barranquilla 993.759 habitantes 1.021.683

Bucaramanga 464.583 Cartagena 661.830 Fuentes: Departamento Administrativo Nacional de Estadística, “Colombia estadística”, Bogotá, 1991, p. 36; “El País”, Cali; 1º. De julio de 1994. Fuentes: William Paul McGreevey, “Historia económica de Colombia”, 1845-1930, Bogotá, Tercer Mundo, 1975, 113; «Colombian Census of 1985», “Colombia Today”, vol. 21, No. 8, 1986. “El País”, Cali, 1º. De julio de 199 En las décadas de la transición entre los siglos XIX y XX la ciudad de Bogotá se convirtió en uno de los centros intelectuales más importantes de Hispanoamérica. Diversidad de periódicos, revistas literarias y obras de notables escritores fueron editadas; y en la misma forma florecieron las tertulias literarias, que en Colombia tienen raíces desde la segunda mitad del siglo XVIII. En la década de los veinte Bogotá recibió un gran estímulo en la modernización; aparece el tranvía eléctrico y las calles se fueron adaptando para el nuevo transporte con los primeros automóviles; tanto Bogotá como otras ciudades de Colombia recibieron el alumbrado eléctrico, el servicio de teléfonos, el alcantarillado, y el acueducto con instalaciones modernas. Desde el punto de vista social, las décadas iniciales del siglo XX presentan los caracteres de una sociedad decimonónica con raigambres coloniales. La mayor parte de la población (80%), estaba compuesta por campesinos pobres y minifundistas o jornaleros y desocupados de las aldeas y ciudades colombianas en su mayor parte, población analfabeta y desposeída. Los sectores medios adquirieron posición y papel en la sociedad colombiana como consecuencia del fortalecimiento en la industria, la burocratización y la racionalización del Estado. Los grupos sociales superiores, representados en los comerciantes, industriales, el proceso de industrialización y modernización del país fortaleció así la burguesía nacional rectora del cambio, la cual afirmó una conciencia nacionalista e impulsó el despertar colombiano hacia la modernización. Las nuevas generaciones se presentaban para el gran cambio social de Colombia, pues su idea era modernizar el país para imprimirle un rango dentro del resto de las naciones latinoamericanas; fomentar la industrialización, la tecnología en todos los órdenes y el urbanismo para infundir el despegue desarrollista de Colombia en el panorama moderno de América Latina y el mundo. El desarrollo económico de Colombia en las tres primeras décadas del siglo XX, señala los dos ciclos iniciales en el aceleramiento del desarrollo nacional. El primero comprendido entre 1915 y 1925 marca una tendencia acelerada hacia el desarrollo del país, con repercusiones de la primera guerra mundial, la cual hizo impacto económico en América Latina. El segundo ciclo está delimitado en el quinquenio 1925-1929 que es el lapso del desarrollo en el cual Colombia llegó al nivel más alto en la economía de la primera mitad del siglo XX.

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En el ciclo del desarrollo (1925-1929), Colombia presenta una gran afluencia del capital externo, especialmente norteamericano. Colombia recibió los millones de dólares por la indemnización ante la pérdida del Canal de Panamá y fue favorecida con los empréstitos de Estados Unidos para la construcción de nuevas carreteras, ferrocarriles, pavimentos, acueductos, etc. Se inició la explotación del petróleo, dado en concesiones a compañías norteamericanas multinacionales; el café alcanzó precios excelentes en el mercado internacional; la inversión de capitales nacionales impulsó la producción industrial. En los años de “La danza de los millones”, Colombia gozó de los beneficios de la prosperidad económica mundial y de la afluencia de capitales internacionales. Los recursos internos con los cuales se contó durante este período permitieron alcanzar un nivel alto de in-versión pública en capital social básico, lo cual estimuló a su vez un volumen todavía mayor de inversiones privadas. Las disponibilidades de los recursos permitieron a la política económica del gobierno el establecimiento de algunos servicios básicos los cuales impulsaron la integración económica de la nación, el crecimiento de la población urbana y el desarrollo industrial. Las inversiones favorecieron principalmente los transportes y vías de comunicación, las obras públicas municipales y la vivienda. En este período del quinquenio del desarrollo se organizaron las finanzas del Estado; el sistema bancario recibió misiones especiales de ayuda extranjera para su organización y planeación; y se estimuló tanto la inversión pública, como la privada y en la misma forma las actividades industriales, el transporte y las de servicios. El tono de vida próspera que imprimió en los colombianos la década de los veinte lo describió Fabio Lozano Torrijos en una publicación de la época "El progreso, ola avasalladora y generosamente solícita, ha arribado a Colombia; sin saludarnos casi, ha traspasado la puerta, ha penetrado en los salones de recibo y parece resuelto a irse hasta el fondo de la habitación". Colombia entró así a la era tecnológica de la industrialización mundial. El problema fue la falta de preparación de los colombianos para recibir la alta tecnología en la producción mayorista de tejidos, alimentos, bebidas, productos químicos, industrias metálicas básicas, industria del tabaco, derivados del petróleo y del carbón, maquinarias y equipos de alto nivel técnico, etc. Sin embargo, como la tecnificación necesitaba de los adelantos europeos y norteamericanos, la industrialización colombiana tuvo que hacer las compras de equipos, auspiciar la inmigración de los técnicos extranjeros y entrenar a los técnicos nacionales.

Los años de “La danza de los millones" aparecen con la imagen del trabajo intenso en las obras públicas y en las inversiones financieras en todos los órdenes. Un ejemplo en la época lo presenta la construcción de las carreteras: en 1911 Colombia tenía 587 Km. en carreteras, cifra que pasó en 1922 a 3.437 Kms. y en 1930 a 5.743 Kms. 1962 32.840 km, de los cuales 2.300 pavimentados. 1998 107.000 km, 13.200 pavimentados. Desde el punto de vista de la producción, la primera mitad del siglo XX presenta tendencias en la producción de café y la explotación del petróleo. El café se convirtió en el monocultivo colombiano y en el principal producto de exportación, llegada al 70% de las ventas al exterior en los mediados del siglo XX, con precios sujetos a violentas fluctuaciones a corto plazo entre 1923 y 1928. El área sembrada de café pasó de 183.000 a 360.000 hectáreas. 1960 892.547 hectáreas cultivadas, 578.041 toneladas de producción, equivalentes a 5´937.749 sacos y a una exportación por valor de $2´124.492. Las inversiones norteamericanas se proyectaron en la producción del petróleo, que pasó de 2.000 barriles en 1922 a más de 20 millones de barriles en 1929. Las inversiones directas de los capitales norteamericanos en la producción del petróleo colombiano pasaron de 4 millones de dólares en 1913 a cerca de 280. millones de dólares en 1929. En la misma forma se incrementó la exportación y producción del banano, que entre 1925 y 1929 presentó el 6% de la exportación total. Las exportaciones colombianas tuvieron también un aumento considerable en el decenio de 1909 a 1919. Colombia exportó aproximadamente 300 millones de dólares; para comparación, en el siguiente decenio (1920-1930), la exportación pasó a 1.110 millones de dólares. Las nuevas ideologías políticas y las conmociones sociales de los veinte En la década de los Veinte entraron nuevas ideologías políticas en el ambiente contemporáneo de Colombia y principalmente el socialismo y el comunismo, movimientos que denunciaron la creciente insatisfacción social y económica del país. A sus aspiraciones que integró el movimiento estudiantil de la "Generación de los nuevos", que trabajó por los ideales de la reforma universitaria, mejoramiento social, defensa nacional, nacionalización efectiva de los petróleos, la conservación de la integridad del patrimonio nacional y el estímulo al fortalecimiento de los lazos de unión de los pueblos hispanoamericanos. En 1919 nació el partido socialista en Colombia, el cual inició lucha por la representación de los trabajadores en los cuerpos legislativos e insistió en la socialización, el mutualismo y la educación. Una tradición anterior de los esfuerzos por

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introducir el socialismo en Colombia, la encontramos desde mediados del siglo XIX, cuando se tomaron las fuentes del socialismo utópico en las obras de Luis Blanc y se transmitió su influencia a las sociedades democráticas de artesanos. El partido socialista, desde un principio estuvo liga-do al partido liberal colombiano; precisamente, cuan-do la Convención Liberal se proclamó vagamente social en 1922, apoyó la candidatura presidencial del caudillo Benjamín Herrera. En 1926 se fundó el partido socialista revolucionario (P.S.R.), el cual adhirió a la Internacional en 1928; entre los principales ideólogos mencionamos a Ignacio Torres Giraldo, Raúl Mahecha y María Cano. A ellos les correspondió la agitación socialista en la región minada de Remedios y Segovia, Valle del Cauca, Caldas, Santander, Boyacá, Magdalena y Atlántico, logrando una fuerte movilización popular. Entre los ideólogos marxistas de las décadas de las conmociones sociales, destacamos a Ignacio Torres Giraldo (1893-1968), dirigente de la Confederación Obrera Nacional y el Partido socialista revolucionario en la década de los veinte. Escribió algunas obras de carácter histórico y político sobre las luchas populares en Colombia; por ello, se le ha considerado el primer historiador marxista de Colombia. Entre sus obras, destacamos las siguientes: Los Inconformes (Historia de las rebeldías de las masas colombianas); Síntesis de la historia política de Colombia; La cuestión sindical de Colombia; La cuestión indígena y otras. En los "Inconformes", Torres Giraldo se interesa por el estudio del papel de las masas colombianas en el desarrollo histórico: La insurrección de los comuneros, las masas en la independencia, las luchas sociales en el siglo XIX, los problemas del imperialismo en el siglo XX y el despertar de la clase proletaria. Entre las pioneras del socialismo en Colombia señalamos la personalidad de María Cano (1887-1967) la mujer rebelde de las décadas de la agitación obrera. Fue la primera agitadora colombiana contra el imperialismo norteamericana yen especial contra la United Fruit Company, la Tropical Oil Company y la Colombian Mining and Exploration Company. En el ambiente de industrialización que volvió al país a partir de 1925 María Cano con sus dotes de oradora de masas, luchó por la organización de sindicatos. confederaciones obreras y por el fortalecimiento del socialismo colombiano. Se recuerdan sus arengas revolucionarias las cuales hacían un efecto electrizante en las masas populares; en ellas se dirigió contra la represión y por el respeto a las libertades democráticas; asimismo, hizo defensa de la estabilidad en el trabajo, la jornada de ocho horas, el derecho a la sindicalización, el fuero sindical, las prestaciones sociales, etc. Recorrió el país en sus diversas regiones; la encontramos como agitadora entre los mineros de Segovia y Remedios y en el altiplano cundiboyacense. En 1926, el Tercer Congreso Obrero Colombiano la eligió

como "La Flor Naciona 1 del Trabajo"; debido a sus agitaciones políticas revolucionarias estuvo en prisión varios años. Otro de los ideólogos del socialismo fue Raúl Eduardo Mahecha, oriundo del Tolima, quien fue el dirigente más próximo a los trabajadores del río Magdalena y el organizador de las luchas obreras contra las compañías norteamericanas. En Barrancabermeja editó el periódico "Vanguardia Obrera", el cual estuvo al servicio del partido socialista revolucionario y de las luchas de los trabajadores. Destacamos su participación en la huelga petrolera de Barrancabermeja, la cual se extendió a lo largo del río Magdalena desde Puerto Berrío y La Dorada hasta Barranquilla. El proceso inicial de la industrialización en la década de los veinte repercutió en los conflictos laborales yen el surgimiento del sindicalismo en Colombia. Inicialmente surgió un tipo de sindicalismo artesanal y regional, localizado en las ciudades y como señal de protesta surgió la huelga en la historia de las masas obreras colombianas. El 2 de enero de 1918 se hizo la huelga de los transportadores al Puerto de Barranquilla en petición de aumento de los salarios; en 1919 hicieron huelga los carreteros y portuarios de Cartagena; posterior-mente apareció la huelga de los zapateros de Medellín y Bucaramanga y la huelga de los sastres. La mayor tendencia de las protestas de trabajadores y obreros la encontramos entre los transportadores fluviales y ferroviarios. En el país fueron muy conocidas las huelgas de los ferroviarios de La Dorada, Girardot, y Cali. Estos últimos recibieron el apoyo de los braceros de Buenaventura en 1926. Las primeras organizaciones campesinas aparecieron en Colombia desde 1917 y 1918 en dos centros de agitación rural: en las plantaciones bananeras de la zona de Santa Marta, en donde se formaron sindicatos con tendencias anarcosindicalistas; y en las plantaciones de café del Valle Bajo del río Bogotá. Estas organizaciones explotaron en las huelgas de 1918 y 1925, las cuales estremecieron a la entonces "Nación de la Concordia Nacional"; y en la huelga de los trabajadores bananeros de la United Fruit Company, quienes en 1928 reclamaron mejores salarios y condiciones de vivienda, motivados por el alza vertiginosa del costo de la vida, provocado por el monopolio de los almacenes de la Compañía. Declarado comunista el movimiento, el ejército intervino en favor de los intereses de la compañía norteamericana, siendo masacrados trabajadores de la zona bananera, al pie de la Sierra Nevada de Santa Marta. La masacre de las bananeras de 1928 desató la indignación del país y en especial de los trabajadores y estudiantes, la denuncia que hizo en el Congreso el líder Jorge Eliécer Gaitán inició un movimiento político-social que tuvo grandes repercusiones en las décadas de los treinta y los cuarenta del presente siglo. Las agitaciones de los grupos indígenas contra los intereses de los hacendados auspiciadores de la desintegración de las parcialidades indígenas se hizo también presente en las primeras décadas del siglo XIX. En los años comprendidos entre 1914 y 1918 se presentó la agitación y la movilización de los indígenas del Cauca por Manuel Quintín Lame (1883-1967), un indio del grupo de los paeces, quien desde 1910 había sido

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nombrado por los indios como su jefe, representante y defensor general de los cabildos indígenas de Pitayó, Jambaló, Toribio, Puracé, Poblazón, Calibío, Pangiguando y algunos otros. La lucha de Manuel Quintín Lame, defensor del indígena colombiano, se motivó en la necesidad de amparar al indio contra la expropiación permanente de las tierras de parcialidad por parte de los colonos, hacendados y empresarios rurales expansionistas y contra la condición humillante de semiesclavitud en que vivían los indios Terrasqueros o sea los indios sin tierra que cultivan parcelas dentro de las haciendas debiendo pagar terraje, o sea el arriendo, en forma de días para el patrón. El pensamiento de Manuel Quintín Lame desarrolla principalmente estas ideas: la raza indígena ha despertado de su sueño y empieza a defenderse; los indios deben conocer a su enemigo el blanco y no deben creer en su amistad ni tampoco en la del mestizo; la tierra pertenece a los indígenas, aunque, "los ricos la hayan robado por la violencia". Avisorando el futuro de las reivindicaciones indígenas, Quintín Lame expresó lo siguiente:

"Una columna formará un puñado de indígenas el día de mañana, para reivindicar sus derechos, como reivindicó Dios la humanidad, es decir, la rescató de la tiranía del demonio; así rescatará la raza indígena sus derechos en Colombia y quedará el blanco de arrendatario del indígena, de esos indígenas que duermen allá en el pensamiento de Dios, motivo al odio y a la mala administración de justicia y envidia del blanco contra el indígena".

La hegemonía liberal y las conmociones socio-económicas de los treinta En 1930 se instaura el partido liberal en el poder político colombiano, en una hegemonía que tuvo una duración de 16 años con los siguientes períodos presidenciales: Enrique Olaya Herrera (1930-1934), Alfonso López Pumarejo (1934-1938), Eduardo Santos (1938-1942), Alfonso López Pumarejo (1942-1945), Alberto Lleras Camargo (1945-1946). Un nuevo ambiente y sistema de ideas imprimió el partido liberal en los años de su hegemonía política. Formados en el espíritu y doctrina del liberalismo, los hombres que subieron al poder son expresantes de un sistema de ideas que se manifestó en el ciclo 1850-1886, conocido con el nombre de la "Revolución socio-económica del Cincuenta", o de las grandes reformas liberales de la federación, la laicización, la anticolonia económica y la liberación definitiva de los esclavos. Corresponde a la misma coyuntura histórica que se

manifestó en México con Benito Juárez y la Reforma; y en Argentina con la política de Domingo Faustino Sarmiento. El liberalismo colombiano que llegó al poder en la década de los treinta, postula un profundo respeto a los derechos humanos a las libertades de empresa, expresión y religión y al sistema demoliberal de la democracia representativa. Es la expresión política de una concepción individualista del mundo, la cual parte del concepto del valor absoluto de la persona humana. Esta ideología tiene interés en aumentar y difundir al máximo el bienestar humano, o inculcar en las gentes un gran respeto por la libertad individual de los ciudadanos. En el siglo XIX los liberales se inclinaron siempre por el anticlericalismo; atacaron los privilegios de la Iglesia y del Clero; defendieron la libertad de religión, la libertad de expresión y de imprenta y, en general, las garantías para el cumplimiento de los derechos humanos. En Colombia, como en los demás países de América Latina, los liberales han sido partidarios del sistema federativo. El sistema de ideas liberales que entró en Colombia en la década de los treinta, presenta cambios sustanciales que delimitan esta ideología dentro de la corriente del Neoliberalismo, liberándose así del carácter filosófico y romántico del siglo XIX. Su interés por los problemas sociales, lo presentan como el abanderado de las reformas sociales: legislación obrera, asistencia pública, reforma agraria, protección del obrero y el campesino, etc. Un neoliberalismo atento a acudir a la solución de los problemas reales; a los problemas tanto de las masas, como de la modernización. Un neoliberalismo que considera beneficiosa la distribución de la renta en el plano social; que considera necesarias las reformas agrarias para los países con estructuras rígidas en la propiedad; que considera necesario un tipo de intervención estatal para que estimule "el desarrollo nacional", pues el desarrollo de las sociedades conduce inevitablemente a la libertad. La década de los treinta presenta en Colombia un panorama de conmociones sociales que dejan apreciar la entrada en escena de los sectores populares, y la preocupación de las élites neoliberales por la solución de algunos problemas nacionales. Desde el punto de vista económico, existen varios factores que le imprimen a esta época un estilo de vida de conmociones sociales que la diferencian de la década de los Veinte. Un factor económico que influyó notablemente fue la depresión económica de 1929 y las tensiones sociales a partir de la masacre de las bananeras en 1928. El auge de la situación económica de la "Danza de los millones" en Colombia, empezó a agravarse desde 1928, cuando se limitaron los empréstitos externos a los departamentos y municipios y alcanzó un extremo de gravedad cuando en 1929 cayeron los precios de los valores de Wall Street. Fue la gran depresión mundial del 29, violenta, profunda, universal, que desencadenó una crisis mundial en el sistema. La gran depresión produjo la baja vertiginosa de los precios, en un mundo cuando la economía agrícola presentaba grandes síntomas de estancamiento y de depresión, la cual afectó a la

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industria y estimuló la devaluación que influyó en todos los sectores de la población. Los valores cayeron en Wall Street y de allí se generalizó un pánico que hizo derrumbar a los bancos en todas partes, devaluar las monedas de todos los países, introducir la crisis en la producción industrial. En Colombia, como en los demás países de América Latina, la gran depresión del 29 influyó en un ciclo de estancamiento económico el cual ha sido delimitado entre 1930 y 1944. Los precios del café en el mercado internacional descendieron vertiginosamente; se suspendieron repentinamente los capitales extranjeros en Colombia, la mayoría de los cuales se fugaron al exterior, se acentúa aceleradamente la disminución de las exportaciones e importaciones cayendo vertiginosamente. Se inicia con gran fuerza en el país un proteccionismo nacional, con tendencias a fomentar el desarrollo de la industria colombiana con capitales nacionales para hacer de ella la base de los estímulos desarrollistas. Se imprimió pues, un desarrollo de Colombia hacia adentro, con fundamento en el mercado nacional y la expansión de la demanda interna. Las siguientes cifras nos señalan los índices de importaciones y exportaciones en millones de dólares: Año Importaciones Exportaciones 1928 162.4 132.5 1930 70.4 104.2 1932 34.3 67.1 1923 64,5 58,8 1928 158,9 130,8 1930 68,0 109,5 1932 32,7 66,9 1935 67,1 80,1 1940 84,6 95,8 1945 160,5 140,5 1950 364,7 395,6 1960 518,6 464,6 1970 843,0 741,7 1975 1494,7 1498,0 1980 4662,6 4255,0 1985 4130,7 3916,8 1990 5588,4 7139,0 1995 13853,1 10223,3 1996 13683,6 10604,6 1997 15377,7 11528,7 FUENTE: Banco de la República, “Principales indicadores económicos 1923-1997”, Bogotá, Diciembre de 1998. Exportaciones a valor FOB, incluyen oro. Importaciones a valor CIA. Se presenta un apreciable descenso en las importaciones el cual redujo el ritmo del desarrollo económico del país y estimuló el proteccionismo económico con grandes proyecciones para la industria nacional.

La gran depresión hizo cesar la afluencia de los capitales extranjeros, privados y de los empréstitos que estimularon el desarrollo de la infraestructura de la década de los veinte; pero su impacto se manifestó en el desarrollo interno de la industria nacional, la cual se fortaleció en los tejidos, alimentos, bebidas y cementos. Sin embargo la escasa capacidad productiva de la industria colombiana no permitió una gran diversificación de la producción para sustituir las exportaciones en la medida que fue posible hacerlo en otros países latinoamericanos. El estímulo para el desarrollo de la industria nacional, el cual introdujo en el país un "desarrollo hacia adentro", con fundamentos en el mercado nacional y en la expansión de la demanda interna, generó una conciencia nacionalista alrededor del proteccionismo económico. Se fortaleció así la burguesía nacional decidida ahora a proteger el mercado interno contra los monopolios comerciales extranjeros y dispuesta a colaborar en reformas socio-económicas en un país que ya mostraba tendencias hacia la modernización. En el proceso interno en Colombia las gentes comenzaron su emigración de los campos a las ciudades en busca de comodidades lo cual influyó en el aceleramiento del ritmo de organización; se incrementó el proletariado colombiano y se engrandeció el poder de la burguesía nacional. Desde el punto de vista social, algunos factores influyeron en las conmociones sociales de la década de los treinta. En 1928 se intensificaron en Colombia las luchas laborales que llevaron al choque entre el gobierno y los trabajadores de la United Fruit Company, quienes reclamaban mejores salarios y condiciones de vida; declarando comunista el movimiento, el gobierno defendió los intereses de la compañía norteamericana, en este acontecimiento que ha sido llamado La masacre de las bananeras, el cual canalizó la crisis al régimen conservador y un movimiento populista de reivindicación social. En el plano ideológico entraron en escena los movimientos políticos radicales y en especial el socialismo y el comunismo, los cuales denunciaron la creciente insatisfacción con el sistema social y económico. A sus aspiraciones se integró el movimiento estudiantil, que trabajó por los ideales de la reforma estudiantil, universitaria, el mejoramiento social, la defensa nacional contra los imperialismos y la unidad hispanoamericana. Desde el punto de vista político, los dirigentes liberales consideraron que ante la división conservadora, el liberalismo se preparaba para llegar al poder después de la regeneración y la hegemonía conservadora. El candidato escogido fue el doctor Enrique Olaya Herrera quien había desempeñado la Embajada de Colombia en Estados Unidos durante ocho años. El 22 de enero de 1930 fue inscrita la candidatura de Olaya Herrera por un grupo de amigos liberales y conservadores republicanos en Puerto Berrío. Dos días después el candidato liberal hizo su entrada triunfal en Bogotá en donde fue recibido en forma delirante. Su triunfo llegó el 9 de febrero de 1930 cuando en las elecciones obtuvo un volumen de 369.962 votos, contra los 240.284 votos por Guillermo Valencia y 213.417 votos por el

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conservador Alfredo Vásquez Cobo. El período presidencial del Dr. Enrique Olaya Herrera corresponde al cuatrienio 1930-1934, con el cual se inició la hegemonía liberal en las décadas de los treinta y cuarenta hasta 1946. El gobierno de Olaya Herrera fue recibido en un ambiente de optimismo, después de pesimismo nacional que introdujo la gran depresión de 1929. Le correspondió orientar a Colombia hacia una política de "Concentración Nacional", dentro del reformismo moderado; en la misma forma inició en Colombia en el siglo XX la política económica del proteccionismo económico después de la crisis del 29. La política de Concentración nacional de Enrique Olaya Herrera tiene antecedentes en el movimiento del republicanismo de Carlos E. Restrepo, con el cual colaboró Olaya en la década de los diez del presente siglo. Estos movimientos plantearon la integración de un espíritu conciliatorio de paz y unidad entre los partidos políticos. El cuatrienio de la Concentración nacional inició el ciclo del proteccionismo nacional, con el cual se fomentó el desarrollo de la industria con capitales nacionales para hacer de ella la base de los estímulos desarrollistas. Se imprimió un desarrollo hacia adentro, con fundamento en el mercado nacional y la expansión de la demanda interna. Se presentó en descenso apreciable de las importaciones y un gran estímulo a la industria nacional. Olaya Herrera se interesó por los problemas sociales, dio especial interés a la protección al obrero y al campesino; estableció la jornada de ocho horas, la inembargabilidad de algunos salarios, la jubilación de empleados y obreros ferroviarios, las vacaciones remuneradas para los empleados nacionales, la protección a la infancia y al surgimiento de los sindicatos gremiales. Su gobierno se preocupó por extender la educación nueva para la formación de las nuevas generaciones y organizó la defensa nacional contra las pretensiones del Perú. A su gobierno le correspondió el conflicto con el Perú, el cual se convirtió en uno de los problemas más sobresalientes de las relaciones internacionales en la década de los treinta. Después del enfrentamiento bélico en 1932 y de la intervención de la Liga de las Naciones, se formó el protocolo del Río de Janeiro, por el cual el Perú reconoció expresamente la soberanía colombiana en el Puerto de Leticia a orillas del río Ama-zonas. El presidente Olaya Herrera culminó su mandato presidencial en 1934 y continuó su vida pública como ministro de Relaciones Exteriores y por último fue nombrado embajador de Colombia en la Santa Sede, en cuyo desempeño del cargo falleció el 18 de febrero de 1937; como exponente destacado de la generación del Centenario legó a los colombianos su espíritu conciliador y de la concentración nacional para la unión de los partidos políticos.

El nacionalismo desarrollista de la década de los treinta lo encauzó con gran empuje el presidente Alfonso López Pumarejo, uno de los representantes de la burguesía industrial colombiana, quien durante su administración entre 1934 y 1938 llevó a cabo la política denominada “La revolución en marcha” con una tarea definida de liquidar la colonia y acelerar al país hacia la modernización. En la convención nacional del liberalismo en 1935, el presidente López expresó lo siguiente:

"Hay que reconstruir la estructura económica del país sobre las bases más sólidas y democráticas... y demoler la economía colonial. que establecieron los españoles y que la república en sus primeros tiempos ha venido consolidando".

Alfonso López Pumarejo estimuló vigorosamente las reformas sociales especialmente en beneficio de los campesinos. Criticó las oligarquías partidistas, designándolas como culpables del retraso del país. "Colombia —dijo el presidente— ha tenido oligarquías liberales y conservadoras que se han acusado recíprocamente de retardar el progreso patrio". Precisamente para estimular una nueva política, ya no acusatoria, sino de empuje, se propuso modificar la situación, principalmente la agraria. Y para estimular el avance económico-social López se propuso modificar la situación que delineó en un interesante memorandum al país, al cual expresó que "El régimen actual de propiedad raíz es inseguro para el propietario, perjudicial para el trabajador e inconveniente para el Estado". Todo su interés lo manifestó hacia el establecimiento de la función social de la propiedad porque según su concepto, "la propiedad tal como la entiende el gobierno, no se basa únicamente en el título inscrito, sino que tiene fundamento en la función social que desempeña y la posesión que consiste en la explotación económica de la tierra por medio de hechos positivos de aquellos a que sólo da derecho el dominio como la plantación en sementeras, la ocupación en ganados, la construcción de edificios, los cercamientos y otros de igual significación". De gran importancia fueron las leyes expedidas sobre tierras baldías; la obtención del derecho de ocupar un terreno baldío, con la condición que se cultiva; la limitación de grandes propiedades incultas realmente aprovechables, lo cual en su hondo significado llevó a la disolución de las grandes haciendas, la mayor parte sin cultivo, que aún subsistían desde la colonia. Estas reformas agrarias, aun cuando no totales, influyeron considerablemente en la conformación de la Nueva Colombia que se buscaba, y bajo su inspiración se realizaron algunas de las planeadas por la reforma social agraria que llevó a cabo el Frente Nacional. La política reformista de Alfonso López Pumarejo estimuló también cambios en beneficio de las masas urbanas al tratar de elevar las condiciones de vida y de trabajo de los obreros, organizar la asistencia pública y permitir la unión de los trabajadores con la creación de la Confederación de Trabajadores de Colombia —CTC— en 1936. En su mensaje al Congreso de 1937, el presidente López Pumarejo expresó:

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"La organización de los obreros y campesinos es una defensa instintiva de sus intereses; pero ni el patrón de la fábrica o el dueño de la hacienda la juzgan una ofensa a sus derechos, la lucha quedará empeñada. El sindicato está protegido por la ley como un instrumento de reivindicación pacífica, y la huelga como el procedimiento legal para obtener mejores condiciones de vida... El hecho de la sindicalización y el hecho de la huelga, es decir, la organización de los obreros, entran a formar parte del nuevo equipo que el hombre de Estado tiene que manejar, bien o mal, pero sin prescindir de ninguno de sus elementos".

Otras reformas que se hicieron en la presidencia de López en su plan de modernizar a Colombia, fueron las siguientes: La reforma constitucional, la reforma tributaria, la reforma universitaria, la reforma judicial, y la reforma de la política internacional de Colombia. La reforma tributaria de López hizo más justa y democrática la distribución de los impuestos sobre la renta y complementarios. Fue una época de reformismo que coincidió con el ambiente que reinaba en América Latina y en Europa y esta en relación con la época del New Deal Roosevelt en Estados Unidos, del régimen radical de Irigoyen en Argentina, de Gabriel Terra en Uruguay de la Alianza Liberal de Getulio Vargas en el Brasil. En el Perú surgió el APRA (Alianza Popular Revolucionaria), encabezada por Víctor Raúl Haya de la Torre, que se enfrentó a la cerrada oligarquía y pretendió encabezar una revolución de carácter continental, alrededor de los ideales de una nueva "Indoamérica". Es la fuerza del nacionalismo latinoamericano que encauza las nuevas fuerzas sociales y se enfrenta a los viejos patrones políticos. López llevó al poder a los jóvenes de la época, entre ellos a Alberto Lleras Camargo, Carlos Lozano y Lozano, Darío Echandía, Alfonso Palacios Rudas y Carlos Lleras Restrepo. Al terminar su primera administración, el Dr. López en su mensaje al Congreso de 1938, expresó lo siguiente sobre su propio gobierno:

"De este régimen se podrá decir que causó daños a la nación o que le reportó beneficios, pero difícilmente que no significa alteración alguna, que fue un pesado discurrir de días sin acontecimientos, un espacio de tiempo sin importancia... En cuatro años ha modificado para bien o para mal, la organización de la república, sus instituciones y sus leyes; se han provocado deslizamientos en la jerarquía de las ideas; se ha cambiado el criterio social de clases enteras; se han iniciado obras ambiciosas, se han realizado otras, y al final de ellos hay quienes aseguran que el gobierno destruyó la república y otros que ha creado un orden nuevo".

Aun cuando algunas de sus reformas no se llevaron a cabo plenamente, el hecho fue que sus planteamientos hicieron temblar a las élites plutocráticas y sirvieron de canalización a las conmociones sociales que ya se habían despertado desde la década de los veinte. Una población marginal con los múltiples problemas urbanos, creció alrededor de cuatro ciudades, entonces con más de 100 mil habitantes cada una, Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, y alrededor de otras que se iniciaban en el proceso de industrialización. Una masa insatisfecha, motivada por las reformas paliativas del presidente López, lacrada con el problema de desempleo, la miseria, y con actividades cada vez más crecientes hacia la obtención de un cambio radical. El distanciamiento entre las masas populares y las clases altas y medias se profundizó con las reformas liberales. Estas habían atacado a los latifundistas, a los comerciantes importadores insatisfechos por las tarifas proteccionistas; al clero por las reformas educativas de carácter anticlerical y a la misma burguesía atacada por la misma reforma tributaria. Contribuyó además la oposición del partido conservador, con ideas contrarias a las del neoliberalismo y partidario de sostener el orden ya establecido por la legalidad. A ellos se unió el problema del campo ocasionado por la fuerza, la invasión de tierras, persecuciones políticas y otros acontecimientos sociales que fueron agrietando la estructura de la sociedad. Las luchas agrarias iniciadas en la década de los veinte, no disminuyeron con el ascenso del liberalismo al poder; por el contrario, aumentaron las confrontaciones entre peones y propietarios, principalmente en las zonas cafeteras del Tolima, las grandes haciendas del Valle del Cauca y Santander. Algunos conflictos indígenas se presentaron en la Sierra Nevada de Santa Marta, en el norte del Cauca y el sur del Tolima; en la misma forma una sangrienta agitación se presentó en los departamentos de Santander y Boyacá. El partido conservador tuvo que soportar la represión de las fuerzas políticas, en la que entonces se llamaba "Violencia Liberal", con la quema de pueblos enteros, la deportación de la población de un sitio a otros y los actos violentos perpetrados por los liberales y conservadores en espíritu de venganza partidista. Alfonso López Pumarejo, a pesar de ser el caudillo de la burguesía industrial, se convirtió en líder de las masas populares, las cuales se hicieron lopistas incondicionalmente. El caudillo a pesar de sus reformas, recibió también el espaldarazo de la burguesía industrial, la cual intervino para el retorno a la "Gran Pausa" del presidente Eduardo Santos, en la cual se frenó el estilo reformista de la administración anterior y se implantó la moderación política en busca de la paz y la concordia nacional. Desde el punto de vista constitucional destacamos la Reforma Constitucional de 1936 en el cuatrienio de López Pumarejo, la cual instituyó el sufragio universal directo para la elección de Concejeros Municipales, diputado a las asambleas departamentales, representantes al Concejo y presidente de la República. Esta reforma estatuyó la función social de la

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propiedad, declaró que el trabajo es una obligación social que gozará de la especial protección del Estado. Organizó el intervencionismo de Estado por medio de las leyes, en la explotación de las industrias, con el objeto de racionalizar la producción, distribución y consumo de riquezas; garantizó el derecho de huelga salvo en los servicios públicos; consagró la libertad de enseñanza, de conciencia y la inviolabilidad de la correspondencia y declaró que la asistencia pública es función del Estado. =========================== Colombia y la guerra civil española EL TIEMPO, Bogotá, jueves 17 de julio de 1986, página 5-A.- Por GERARDO MOLINA La guerra civil española sobrevino en una hora infausta para la evolución colombiana. Aquella le dio alas a los que se oponían al proceso renovador que se adelantaba entre nosotros desde 1934. Esa oposición no fue solo de tipo intelectual y político, sino que recurrió a los métodos insurreccionales. En junio de 1936 fue un hecho la conspiración dirigida por el General (r) Amadeo Rodríguez, con el beneplácito de elementos civiles del conservatismo. ¿Qué era lo que estaba ocurriendo hace 50 años en Colombia? López Pumarejo había iniciado la ejecución de un plan que buscaba, entre otras cosas, asentar sobre bases estables la industrialización, lo cual exigía fortalecer los rasgos nacionalistas y antifeudales, acentuar el carácter laico del Estado y su condición intervencionista y de promotor del desarrollo; se buscaba también darle a la propiedad y a la educación otro sentido y reconocerles sus derechos a las clases subalternas. Quienes con el arrebato propio de la juventud apoyábamos esos cambios, nos sentíamos respaldados por lo que acontecía en muchas partes: los avances del socialismo en Francia y la España republicana; los procedimientos a veces poco ortodoxos de Roosevelt para conjurar la crisis mundial; la radicalización de la Revolución Mexicana bajo el liderazgo de Lázaro Cárdenas; el ejemplo del Perú donde el aprismo vivía sus mejores momentos, todo esto inflaba las velas del gobierno de López y el entusiasmo de sus seguidores. Pronto vimos que lo que había era una polarización de opiniones. La resistencia a las innovaciones fue más vigorosa de lo que esperábamos: la reacción que se formó fue desde los reductos más tradicionales de la Iglesia hasta los grupos del conservatismo envenenados por los bacilos que diseminaban Mussolini y Hitler; pasando por los núcleos

tibios del liberalismo y de la derecha de cariz republicano, a cuyo entender con las reformas se estaba caminando demasiado aprisa. Es de suponer entonces el júbilo con que estos medios recibieron la noticia de que un general hasta entonces desconocido, francisco Franco, se levantaba a la cabeza de las tropas moras contra las frágiles instituciones de la joven república española. Los signos de la contra-revolución entre nosotros abundaban. En la «Prevención terminante» dirigida en 1936 por los obispos al Ejecutivo y Legislativo, se hablaba de la "obra demoledora" perpetrada por la reforma constitucional de ese año. Los preocupaban especialmente las consecuencias que traería la supresión del artículo de la Carta según la cual la enseñanza sería organizada y dirigida en concordancia con la Religión Católica. Por eso no se sentían inhibidos para mencionarla posibilidad de una "educación laica y atea". La insurrección del general Franco estaba presente en las meditaciones de nuestros hombres de derecha. Laureano Gómez en discurso pronunciado en abril de 1937, cuando ya estaba aprobada la reforma constitucional, cargó contra ésta, por considerar "que constituye la obra más nefasta que ha padecido la República". Y agregaba: "Grandísima parte de lo que significa (la Constitución de 1886) como cultura civil, conciencia jurídica del Estado, garantía de la libertad, protección del derecho, defensa y amparo de la dignidad de la persona humana, fue destruido y borrado por manos irreverentes y toscas sin que el torticero empeño tuviera la menor justificación en la conveniencia de los colombianos, ni consultara la equidad ni lo aconsejara la experiencia ni en forma alguna representara adelanto, sino retroceso y descenso". Luego entró Gómez a combatir al gobierno por su política educacionista, sin que faltara la adhesión a la campaña antisemita de Hitler. Según, el orador, el daño mayor que está causando va dirigido contra la juventud, por parte de quienes, incapaces de simular una cultura racionalista, "han importado al país elementos hebreos, repudiados y expulsados del otro lado de los mares, a quienes se ha confiado la obra sacrílega de destruir las convicciones del alma nacional, sustituyéndolas por las vagas ideologías sensibleras y universalistas con que el judaísmo disfraza a través del orbe su espantosa sed de dominio y su odio al espíritu cristiano". Lo que Gómez dijo contra los judíos se expresó poco después contra los intelectuales españoles que empezaron a llegar a Colombia, política generosa en la que tuvo tanta participación el doctor Eduardo Santos. Fue esta inmigración una de las consecuencias positivas que trajo para nosotros la guerra desatada por Franco, pues gracias a ella pudimos contar con la

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contribución, nunca suficientemente agradecida, de don Urbano González De la Calle, Luis de Zulueta, Antonio García Banús, Pablo Vila, José María Ots, Capdequi, Mercedes Rodrigo, Antonio Trías y tantos otros. En cuanto a la guerra española, don Laureano Gómez la enfocó como era de prever: "No se escapan al ilustrado auditorio todas las deducciones que en nuestra patria pueden hacerse de la tremenda lección de España. El gobierno está adelantando idéntica labor a la que ocasionó la funesta ruina de la Madre Patria. Parece exagerado pero es tristemente exacto que se están preparando los asesinos, los incendiarios, los salteadores del futuro. No hay que engañarse sobre el porvenir, ni creer que en nuestro suelo las mismas simientes no han de producir análogos frutos de maldición". Otro vocero de la reacción, Silvio Villegas, en artículo periodístico recogido en su libro de 1937 "No hay enemigos a la derecha", afirmó que el conservatismo se hallaba dividido en dos bandos: uno de carácter democrático, deseoso de comportarse civilmente, y otro que ya no creía en esos procedimientos, por lo cual ahora intervienen en él, como elemento inédito, las brigadas de choque. Villegas saludó con alegría la aventura militarista de Franco, porque ante el fracaso de Maura y Gil Robles, "y ante los avances medrosos del comunismo", todos los elementos civiles de la derecha se sometieron al jefe de los legionarios de Marruecos, convencidos de que ya nada había qué hacer. La recepción cálida que el doctor Laureano Gómez y sus seguidores les daban a los emisarios de Franco, indicaba que el conflicto de España y su desenlace habían entrado a formar parte de la política colombiana. Lo que aquí vino poco después esa guerra que solemos llamarla violencia, tuvo evidente relación con lo acontecido en la Península. ======================= ENCARTA: 7.5 La II Guerra Mundial y la posguerra Durante la II Guerra Mundial Colombia rompió relaciones diplomáticas en 1941 con Japón, Alemania e Italia, y en 1942 con el gobierno de la Francia ocupada. En 1943 el Senado colombiano declaró la guerra a Alemania y en junio de 1945 firmó los estatutos de la Organización de las Naciones

Unidas, convirtiéndose en uno de los 51 miembros fundadores. Durante la época de posguerra se vivió una de las crisis políticas más severas, como resultado directo de la profundización de los antagonismos entre las facciones liberal y conservadora. El asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, dirigente del Partido Liberal, el 9 de abril de 1948 en Bogotá, desencadenó un levantamiento nacional en contra del gobierno conservador conocido como el Bogotazo, en el que murieron cerca de 1.500 personas y 20.000 más resultaron heridas. En ese momento se estaba desarrollando en Bogotá la IX Conferencia Internacional de los Estados Americanos, que también se vio afectada por la rebelión. No obstante, la Conferencia se realizó con éxito y se terminó el borrador de los estatutos de la Organización de Estados Americanos, que Colombia firmó el 30 de abril de 1950. Con la ayuda del Ejército el gobierno controló la rebelión y se acordó incluir un número igual de liberales y conservadores en el gabinete. Sin embargo, durante los siguientes meses la tensión y la violencia fueron cada vez más persistentes. Los miembros liberales del gobierno cesaron en sus cargos después de que se promulgara un decreto gubernamental prohibiendo manifestaciones y marchas, y el Partido Liberal retiró a su candidato de las elecciones presidenciales de 1949, culpando al gobierno de violar la ley electoral. Como resultado de esta situación, el candidato conservador Laureano Gómez ganó las elecciones de noviembre sin enfrentarse a ninguna oposición. La toma de poder se llevó a cabo en agosto de 1950.

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El presidente Eduardo Santos ejerció su período entre 1938 y 1942, el cual ha sido llamado de la Gran Pausa por su carácter contrarrevolucionario en la relación con la llamada revolución en marcha. La reforma socio-económica se estableció precisamente en unos años de crisis mundial y crisis económica después de la caída de los precios del café. El presidente Santos se distinguió por su estímulo a la cultura nacional, aprovechando el aporte de científicos y profesores de España, Francia y Alemania quienes colaboraron en la organización de instituciones de alta investigación científica como el Instituto Etnológico Nacional. Se preocupó por la creación de instituciones de servicio público como el Instituto de Crédito Territorial para el mejoramiento de la vivienda campesina, el Instituto de Fomento Municipal para ayuda a las obras municipales y el Instituto de Fomento Industrial para ayuda a la industria básica y de transformación de materias primas.

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Al gobierno de la "Gran Pausa" sucedió la segunda administración presidencial de Alfonso López Puma-rejo (1942-1945) en un período de crisis económica mundial y nacional y fuerte oposición de los sectores políticos y económicos partidarios unos de las reformas revolucionarias de la primera administración López, y otros de la contrarrevolución antireformista. La crisis política llevó a la renuncia del presidente López en 1945 y la sucesión presidencial de Alberto Lleras Camargo (1945-1946); ante la división del liberalismo alrededor de los candidatos Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán, ocurrió el mismo fenómeno político de 1930 cuando subió al poder el liberalismo. El candidato conservador Mariano Ospina Pérez con su plataforma de Unión Nacional ganó las elecciones de 1946 instaurando de nuevo la hegemonía conservadora en Colombia. Colombia y el nacionalismo de la post-guerra mundial La Segunda Guerra Mundial influyó considerable-mente en los acontecimientos contemporáneos en el mundo occidental y oriental. Un nuevo espíritu invadió el ambiente después de la conflagración mundial; se habló del triunfo de los ejércitos de la libertad sobre el totalitarismo y el despotismo; de la paz, el desarme, la soberanía nacional, la seguridad social y el derecho de los pueblos a su autodeterminación; y sobre la necesidad de fortalecer el Nacionalismo. Se consideró importante planificar todos los actos y programas de los estados, como medio de seguridad para el mejor desarrollo futuro de las naciones. La post-guerra estimuló las independencias nacionales en las colonias asiáticas y africanas; y el colonialismo sucedió el neocolonialismo. Esta nueva tendencia llevó a la búsqueda de comunidad de intereses con los países del Tercer Mundo, con la consigna mundial de independencia económica. La política mundial en la "Guerra fría" dividió al mundo en dos órbitas y dos ideologías: el capitalismo alrededor de los Estados Unidos; y el comunismo, alrededor de la Unión Soviética. Se inició así la guerra de las presiones, calculada entre las dos potencias que buscan hegemonía y se presionó a los pueblos con conflictos internos, a pedir la intervención extranjera. La guerra fría impulsó una desmesurada carrera hacia el armamentismo y el militarismo. El nuevo nacionalismo de la post-guerra se expandió en América Latina e influyó en los populismos en Argentina, Brasil, Bolivia y Perú y en los movimientos políticos de gran motivación popular como el de Jorge Eliécer Gaitán en Colombia. En la década de los cuarenta, Gaitán denunció en las plazas públicas la miseria de los obreros y las formas inhumanas del trato a los trabajadores en los campos; y en la misma forma, los problemas de la desnutrición, el analfabetismo, la prostitución y otros problemas colombianos.

El nacionalismo de la post-guerra en Colombia está relacionado en la vida económica con un período de bonanza cafetera entre los años de 1945 y 1954. El precio del café, el principal producto colombiano de exportación, ascendió vertiginosamente en el mercado mundial, con índices que van de 100 a 236. El producto bruto por habitante en Colombia aumentó en una tasa anual de 3.9% según los cálculos de la CEPAL. La inversión elevó su coeficiente a un promedio de un 20%, fortaleciendo la industria nacional. En esos años se fortaleció el desarrollo económico, con descuido del desarrollo social. El nivel de vida era bajo en los sectores obreros y campesinos y el costo de la vida aumentó vertiginosamente. ======================== ENCARTA: 7.6 Una época de violencia Entre la elección de Laureano Gómez y su toma de poder, la lucha política había entrado en una nueva fase. Varios grupos guerrilleros, entre los que destacaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC, comunista) actuaban en numerosas áreas rurales y urbanas del país. En respuesta, el gobierno declaró el estado de sitio y suspendió las sesiones del Congreso en 1950. Poco después de la toma de poder de Gómez, una convención del Partido Liberal declaró al gobierno ilegal, acusándolo de suprimir la libertad de expresión, de prensa y de reunión, y prometió continuar con el boicoteo de las elecciones. En febrero de 1953 el Partido Conservador propuso una nueva Constitución cuyas consideraciones habrían impuesto en Colombia un régimen totalitario al estilo del de España bajo el mando de Francisco Franco. Los liberales y los conservadores moderados se opusieron severamente a este proyecto constitucional, y en junio de 1953, cuando una junta militar derrocó al gobierno de Gómez, ambas facciones dieron su aprobación al golpe de Estado. Se nombró al general Gustavo Rojas Pinilla como presidente provisional, con el apoyo de una Asamblea Nacional Constituyente. En 1954 ocurrió un suceso que fue determinante para Rojas, cuando las fuerzas militares agredieron a la multitud reunida en la plaza de toros Santamaría, en Bogotá, por no vivar al presidente. Aquí comenzó el deterioro de su gestión. La Asamblea lo reeligió para un cuatrienio que empezaría en 1958, pero la tensión fue creciendo hasta el punto de que diversos sectores sociales (en especial empresarios, partidos

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políticos y estudiantes) presionaron para forzar la salida del dictador. La movilización culminó el 10 de mayo de 1957 con la renuncia de Rojas Pinilla en favor de una Junta Militar, que dirigió el país mientras los líderes de los partidos liberal y conservador (en particular Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez) avanzaban pactos de paz que culminaron con la instauración del Frente Nacional a partir de 1958. Durante 16 años se intercambiarían el poder presidencial, empezando con un presidente liberal y culminando con un conservador, y se establecería la plena paridad en todos los cargos públicos. El Pacto de Sitges (nombrado así porque fue en esta ciudad española donde se firmó) se aprobó en un plebiscito el 1 de diciembre de 1957. ======================== La hegemonía conservadora Aprovechando la división electoral del liberalismo, el conservatismo subió al poder en 1946, e instauró su hegemonía hasta el 13 de junio de 1953 cuando se estableció el gobierno militar. Es la presidencia de los conservadores: Mariano Ospina Pérez: 1946-1950. Laureano Gómez: 1950-1951. Roberto Urdaneta Arbeláez: 1951-1953. El presidente Mariano Ospina Pérez inició su gobierno con una política de Unión Nacional, con la participación del liberalismo. Realizó grandes obras en beneficio de los campesinos, principalmente cafeteros y brindó apoyo decisivo a la industria nacional, en una época de gran expansión económica de la post-guerra mundial. Le correspondió afrontar El Bogotazo y la violencia en unos años difíciles en el desenvolvimiento contemporáneo de Colombia. El Dr. Laureano Gómez realizó su gobierno entre 1950 y 1951. Impulsó la industria, el comercio y las finanzas, buscando para el país un nacionalismo económico para el despegue del desarrollo nacional. Parte de su gobierno fue encargado al designado Dr. Roberto Urdaneta Arbeláez entre los años 1951 y 1953, a quien también le correspondió el impulso del desarrollo económico de los cincuenta. El desarrollo económico de Colombia en gran progreso en el ciclo de la post-guerra mundial, está relacionado con las grandes conmociones sociales del medio siglo y la expansión de la violencia después del Bogotazo. El 9 de abril de 1948, el líder político Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado en Bogotá, en lo que se ha llamado "El

Bogotazo", cuando las masas enloquecidas irrumpieron en las calles de la capital y de otras ciudades del país en su afán de destrucción. La confusión nacional no llegó a la total anarquía, por la energía del presidente Mariano Ospina Pérez, al tomar con sentido patriótico las riendas del orden en el país. La tensión social y política que se generalizó en el país, introdujo varias olas de violencia entre los años de 1949 y 1953 y en general en la década de los cincuenta. Se organizaron las guerrillas de los Llanos y numerosos grupos de resistencia en el Tolima, Caldas, Valle, Boyacá, Cundinamarca, Santanderes y otras regiones. La intensidad de la violencia se reflejó en los cambios profundos que experimentó la sociedad colombiana, principalmente en las áreas rurales, intensificando la emigración de los campos a las ciudades. En la violencia las instituciones fundamentales se desquiciaron, ocurrieron cambios en las pautas de tenencia de la tierra, y se manifestó la crisis nacional, en una de las etapas más difíciles de la historia contemporánea de Colombia. La población colombiana aumentó vertiginosamente en los años del medio siglo veinte, como lo reflejan las siguientes estadísticas: Año Población colombiana. 1938 8.701.816 Habitantes. 1951 11.548.172 Habitantes. 1964 17.484.508 Habitantes. 1993 37´422.791 Habitantes Los cambios se presentaron también en la distribución de la población urbana y la población rural, presentando la tendencia a la migración de las gentes de los campos a las ciudades, según las siguientes estadísticas: Año Población rural Población urbana 1938 69% 31% 1951 60% 40% 1964 48% 52% 1993 29% 71% La dictadura militar El 13 de junio de 1953 las Fuerzas Armadas se rebelaron contra el orden político establecido y llevaron al poder al Teniente general Gustavo Rojas Finilla, quien gobernó en la dictadura militar entre 1953 y 1957. El ascenso de los militares está relacionado a nivel americano con la tendencia militarista de la Guerra Fría y la ola de golpes militares y gobiernos dictatoriales en América Latina. La intención de concordia y paz a los colombianos sirvió de palanca para el ascenso de los militares al poder, en una Nación que siempre ha considerado la no intervención del ejército en la política como norma democrática. La dictadura inició una campaña pacifista alrededor de las ideas de paz, justicia y libertad para todos. Se estableció un tipo de militarismo

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reformista, a través del cual se promovió el desarrollo económico y las reformas sociales y se adoptó una posición tradicionalista en su estrecha alianza con el ejército y la Iglesia. La idea fue la de superar aquella noche negra de la violencia y buscar una solución populista a los diversos problemas sociales. Cuando los postulados del reformismo militar se paralizaron y se reinició una segunda ola de violencia e inseguridad, con su correspondiente crisis institucional y pesimismo en la mentalidad colectiva de los colombianos, los dirigentes políticos de ambos partidos reaccionaron y organizaron un paro nacional que culminó el 10 de mayo de 1957, con la caída del Régimen y el establecimiento de la Junta Militar. La caída de Rojas Pinilla corresponde en el plano continental a la fuerza libertaria que penetró en Latinoamérica en la década de los cincuenta, con la esperanza de fijar nuevos rumbos en la política latinoamericana. Es el lustro de la caída de los dictadores Juan Domingo Perón en Argentina, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela, Manuel Odría en el Perú, Rafael Leonidas Trujillo en la República Dominicana y otros. ======================== ENCARTA: 7.7 El Frente Nacional A finales de 1958 el candidato liberal Alberto Lleras fue reelegido presidente (lo había sido ya entre 1945 y 1946). La coalición liberal-conservadora trajo cierta estabilidad a Colombia durante la década de 1960. La coalición tenía la mayoría en ambas cámaras del Congreso, pero rara vez podía ganar las dos terceras partes requeridas en ambas para llevar adelante proyectos legislativos. Por ello, el gobierno frecuentemente caía en periodos de inactividad. El presidente Guillermo León Valencia, candidato conservador elegido en 1962, declaró el estado de sitio el año siguiente con el fin de vencer el desacuerdo político. Bajo el mando del presidente Carlos Lleras Restrepo, candidato liberal que sucedió a Valencia en 1966, se continuó gobernando mediante decretos. En las elecciones de 1970 el Frente Nacional derrotó a la oposición del anterior dictador Rojas Pinilla y se eligió a Misael Pastrana Borrero como presidente. ======================== El Frente Nacional El lo. de diciembre de 1957 el pueblo colombiano aprobó el plebiscito que institucionalizó el gobierno bipartidista, con la alternación de los dos partidos tradicionales, conservador y liberal, en el gobierno, durante un período

de 16 años a partir de 1958. Se estableció un sistema bipartidista de gobierno y un tipo de democracia controlada para la búsqueda del orden, la paz y la institucionalización nacional. El Frente Nacional se inauguró en 1958 con el cuatrienio del presidente Alberto Lleras Camargo (1958-1962), en un gobierno que se propuso establecer el orden en una sociedad en crisis. Una política rígida de austeridad en el gasto público, estabilidad monetaria y una planeación rigurosa del país se convirtieron en las metas más importantes de su administración. El cuatrienio del presidente conservador Dr. Guillermo León Valencia entre 1962 y 1966, se enfrentó al problema de la pacificación del país, después de la violencia. Una conciencia de cambio y transformación urgente fue característica de este período, que afrontó además los problemas económicos de la devaluación de la moneda y del alto costo de la vida. El último cuatrienio de la década de los sesenta está representado por el gobierno del Dr. Carlos Lleras Restrepo en los años entre 1966 y 1970. Su gobierno consideró fundamental el desarrollo económico y social, como política fundamental para establecer "el orden en la casa". Sus ideas sobre la tecnificación para el progreso de Colombia, la organización de las finanzas, el saneamiento de la administración pública, el estímulo a las inversiones de capital extranjero, el establecimiento de una política de independencia económica de las grandes potencias, estimulando la industrialización de Colombia y la integración con otros países latinoamericanos, fueron plasmadas las acciones gubernamentales en este cuatrienio. Lleras Restrepo defendió con vehemencia la reforma social agraria, las leyes laborales como estímulo para los trabajadores, el incremento del cooperativismo, la integración popular, la acción comunal, las organizaciones campesinas y el intervencionismo estatal. El nacionalismo desarrollista que estableció Carlos Lleras Restrepo en su gobierno, estimuló la reforma social agraria y la producción agrícola; reglamentó las operaciones del capital extranjero mediante rígidos controles cambiarios y el estímulo a los capitales nacionales. Se realizó la Reforma Constitucional de 1968, que constituyó un verdadero "Estado para el desarrollo", con un reforzamiento de la autoridad presidencial. La década de los sesenta (1960-1970), comúnmente denominada Década del desarrollo, presenta un grado de relación que integra el desarrollo histórico de Colombia con América Latina y el mundo. La tendencia general fue la búsqueda del desarrollo, entendido como progreso social y económico. Es la década de la "coexistencia pacífica", que llevó a los Estados Unidos y a la Unión Soviética a regular y contener su rivalidad, y dio surgimiento en el mundo a otras potencias, importantes en la política mundial: Europa occidental, China y Japón. Para América Latina, la Alianza para el progreso, estimulada por John F. Kennedy, imprimió una nueva faceta en las relaciones interamericanas. Se revitalizó la doctrina de la ayuda y de los préstamos para estimular el desarrollo de estos países.

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Un acontecimiento que influyó en la década de los sesenta en la política internacional y latinoamericana, fue la revolución cubana que introdujo una fuerza revolucionaria de dimensión continental. Y en la misma forma, el "aggiornamiento de la Iglesia católica" y su firme decisión de comprometerse en la lucha para el desarrollo social de los pueblos latinoamericanos y del tercer mundo. Un nacionalismo revolucionario cristiano surgió como necesidad de compromiso de la Iglesia para los cambios sociales urgentes en América Latina. Desde el punto de vista demográfico, la década de los sesenta presenta uno de los mayores ritmos de crecimiento de la población colombiana, con tendencia a duplicarse cada 22 años. Este crecimiento acelerado de la población marcha paralelo con su proceso de urbanización. Si en 1938 Colombia tenía cuatro ciudades (Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla) con más de 100.000 habitantes; este número ascendió en 1964 a 16 ciudades, con una ciudad como Bogotá que ascendió a casi dos millones de habitantes. La población urbana aumentó en 1970 al 55%. Desde el punto de vista económico, la década de los sesenta presenta un ritmo moderado de desarrollo, en el cual influyeron entre otros factores, el descenso en los precios del café y la baja en las exportaciones de los productos básicos. A ello tenemos en cuenta además, el crecimiento moderado de la industria y los problemas sociales que se acentuaron en dicha década. El producto interno bruto aumentó en 1970 a un 7.0%, si se compara con el 5% anual durante el período comprendido entre 1950 y 1967. El ingreso per cápita fue en 1968 de 299 $US. dólares, muy bajo si lo comparamos con el de Venezuela (803 $US) y Argentina (609 $UJS) en ese mismo año. Las exportaciones de café tuvieron un crecimiento muy moderado y las del petróleo cayeron considerablemente; sin embargo, no ocurrió lo mismo en las exportaciones no tradicionales (algodón, azúcar, tabaco, plátanos, textiles, ganado, etc.). La crisis económica que sacudió al país en la década de los sesenta, se percibió en el ascenso vertiginoso del costo de la vida y en la devaluación de la moneda. Esta crisis fue afrontada en la política del Frente Nacional, con las grandes reformas sociales y los planteamientos de una política de nacionalismo desarrollista para el progreso de Colombia. Los cambios sociales y económicos en la coyuntura sociopolítica del medio siglo y en la década de los sesenta, se proyectaron en las nuevas generaciones colombianas de "La violencia", con su estilo vital de inconformismo y reformismo social; unas generaciones que recibieron las influencias ideológicas del existencialismo, el marxismo, el neopositivismo y el estructuralismo para la reflexión de los problemas propios de Colombia y América Latina.

Una literatura de la violencia como expresión de la problemática colombiana en el medio siglo, se hizo presente en el país, a través de novelas, cuentos y ensayos. Obras como "El Cristo de espaldas" de Eduardo Caballero Calderón, y cuentos de Manuel Mejía Vallejo, Gonzalo Arango y otros representantes de las nuevas generaciones, surgieron alrededor de la temática cruda de la violencia. Manifestaciones artísticas en la pintura y la escultura y nuevas corrientes filosófico-literarias como el nadaísmo se hicieron vigentes en los grupos de artistas y escritores nuevos, quienes reflexionaron sobre la razón de ser, la problemática y el destino de Colombia. En estas décadas de cambios y problemas socio-económicos surgió un grupo de científicos sociales, con intereses hacia el estudio y análisis de los problemas de Colombia, con nuevos métodos empíricos para la investigación de campos en las áreas rurales, barrios yen los grupos sociales, a través de cuestionarios y entrevistas. Se presentan nuevos estudios sociológicos, económicos y psicológicos para analizar los problemas colombianos en unas décadas del desarrollo y las conmociones sociales.

======================== ENCARTA: 7.8 Ruptura del Frente Nacional y aumento de la inestabilidad política Cuando la coalición llegó a su fin en 1974, se eligió como presidente al liberal Alfonso López Michelsen, aunque se concedieron ciertos cargos del gabinete a los conservadores. El alto nivel de desempleo persistió y se produjeron incidentes a causa del descontento de trabajadores y estudiantes, así como la actividad aislada de grupos guerrilleros. En 1978, en unas elecciones caracterizadas por el bajo número de votantes, otro liberal, Julio César Turbay Ayala, ganó la presidencia por un margen muy estrecho; posteriormente llamó a cinco conservadores para que participaran en su gabinete. Hacia el año 1979, los insurgentes izquierdistas habían adquirido más fuerza conforme el Ejército fracasaba en sus intentos por vencerlos. Un año después, un grupo guerrillero ocupó la embajada dominicana en Bogotá durante 61 días, reteniendo a numerosos diplomáticos extranjeros como rehenes. El candidato conservador, Belisario Betancur, anterior ministro de Trabajo, ganó las elecciones presidenciales de 1982, estableciendo una ley de amnistía que afectó a numerosos guerrilleros; en mayo de 1984 se anunció la tregua acordada entre el gobierno y los grupos rebeldes. Ese mismo mes, Betancur tomó medidas enérgicas contra el floreciente tráfico de drogas en el país.

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Sin embargo, durante 1985 las organizaciones guerrilleras recuperaron su fuerza y la lucha contra el narcotráfico fue perdiendo su ímpetu inicial conforme los traficantes de drogas y los rebeldes unían sus fuerzas en varias regiones. En noviembre de ese año las tropas del gobierno y la guerrilla se enfrentaron en un violento combate después de que grupos guerrilleros tomaran el Palacio de Justicia en Bogotá e hicieran rehenes a docenas de personas. Al final del sitio habían muerto un centenar de personas, entre las que se encontraba el presidente de la Corte Suprema y otros diez magistrados. Para añadir aún más dramatismo a la situación del país, a finales de ese mes una avenida de lodo volcánico del Nevado del Ruiz provocó la muerte y la desaparición de 25.000 personas. Los liberales ganaron las elecciones de 1986 y Virgilio Barco Vargas, su máximo dirigente, se convirtió en presidente el 7 de agosto. En agosto de 1989, respondiendo a la ola de asesinatos en los que estaban implicados los cárteles de la cocaína de Colombia, el gobierno arrestó a más de 10.000 personas y confiscó las propiedades de presuntos traficantes de drogas.

==================================== En la década de los setenta en el siglo XX se realizaron los siguientes cuatrienios presidenciales: Dr. Misael Pastrana Borrero: 1970-1974. Dr. Alfonso López Michelsen: 1974-1978. Dr. Julio César Turbay Ayala: 1978-1982. Para el cuatrienio 1982-1986 en la década de los ochenta fue elegido el conservador Dr. Belisario Betancur Cuartas. Los grandes cambios hacia la Modernización que presenta Colombia en el ciclo de medio siglo entre 1920 y la década de los ochenta, nos lleva a reflexionar sobre su aceleramiento, profundidad y grandes proyecciones, en relación con el desenvolvimiento histórico de los siglos anteriores. Apreciamos sin embargo, una interrelación profunda y real con los cambios que se vienen realizando en Colombia desde la segunda mitad del siglo XVIII, con la introducción del pensamiento ilustrado; con las conmociones políticas que culmina-ron en el ciclo de la revolución de independencia (1810-1830); con las conmociones socio-económicas de la revolución económica de 1850 y en el ciclo histórico del desarrollo contemporáneo que se impulsó en el presente siglo del desarrollo. Las décadas de los setenta y los ochenta

corresponden al presente histórico de nuestra contemporaneidad y su estudio será motivo de las investigaciones de los futuros historiadores; son parte de nuestra Colombia de hoy que mira hacia el futuro, con esperanzas para alcanzar la meta del bienestar, el progreso y el desarrollo, hacia la modernización, ahora cuando nos encontramos en los umbrales del siglo XXI que se avecina.

FIN DE “HISTORIA BASICA DE COLOMBIA” (página 307)

======================= ENCARTA: 7.9 Colombia desde 1990 Después de una violenta campaña en la que fueron asesinados tres candidatos presidenciales, César Gaviria Trujillo, líder del Partido Liberal, fue elegido en mayo de 1990. Gaviria apoyó una nueva Constitución, en vigor desde julio de 1991, que introdujo reformas de fondo, entre las cuales destacan el reconocimiento de la descentralización y la autonomía municipal y departamental; la elevación de territorios nacionales vastos, poco poblados y con menor desarrollo económico (intendencias y comisarías) a la calidad de departamentos; el reconocimiento de la multiculturalidad, la plurietnicidad y los derechos autonómicos de indígenas y negros; el reconocimiento de igualdad para todas las religiones y cultos; la primacía de los derechos civiles sobre los religiosos (matrimonio y divorcio); la vigilancia permanente al ordenamiento constitucional (Corte Constitucional) y el derecho del individuo a reclamar sus derechos y recibir pronta respuesta (derecho de tutela). Gaviria, además, levantó el estado de sitio y ofreció amnistía a los traficantes de drogas que se entregaran voluntariamente. La situación mejoró con esas políticas, pero el comercio de cocaína, junto con la actividad guerrillera, siguieron causando problemas al país, y en 1992 el gobierno declaró el estado de emergencia con el fin de controlar la situación. En 1993, Pablo Escobar, cabeza del cártel de Medellín, murió a manos de las fuerzas de seguridad del Estado en un tiroteo que siguió al intento por capturarlo.

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Ernesto Samper En junio de 1994, Ernesto Samper venció en las elecciones a la presidencia de Colombia, derrotando al conservador Andrés Pastrana. En los comicios celebrados cuatro años más tarde, este último logró la victoria al superar en la segunda vuelta al candidato liberal Horacio Serpa. Sygma/J.B. Russell Durante el año 1994 se produjeron diversos acontecimientos relevantes: en marzo se celebraron elecciones legislativas en las que los liberales lograron vencer a los candidatos conservadores por un amplio margen; algo distinto sucedió en las elecciones presidenciales de junio, en las que Ernesto Samper Pizano, del Partido Liberal, venció por menos de 30.000 votos de diferencia. En el mismo mes, cientos de personas, especialmente indígenas paeces, murieron por la avalancha del río Páez (departamentos de Huila y Cauca), derivada de un sismo de 6,8 grados en la escala de Richter.

Samper y la paz

En esta grabación se puede escuchar a Ernesto Samper, presidente de Colombia desde 1994 hasta 1998, aludiendo a una de las más apremiantes necesidades de su país en los tiempos recientes: la pacificación nacional. Cortesía de Gordon Skene Sound Collection. Reservados todos los derechos. La presidencia de Samper estuvo empañada desde su inicio por la acusación hecha por el candidato derrotado de que la campaña de los liberales había sido financiada por el narcotráfico colombiano (concretamente por el cártel de Cali), basándose en informaciones periodísticas procedentes de un diario de Miami. Además, continuó la actividad guerrillera de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional, ELN (de orientación castrista), y resurgieron los grupos paramilitares, lo que supuso un estancamiento en el proceso de paz que se había iniciado en la década anterior. A lo largo de 1995 y 1996, la situación política en Colombia mantuvo la misma situación crítica: nuevas revelaciones acerca de la supuesta financiación ilegal de la campaña de Samper (lo que provocó un gran número de dimisiones y detenciones de altos cargos y el enfrentamiento con el gobierno de Estados Unidos), e incremento de la delincuencia común y organizada, así como de la violencia política. Por otro lado, los grupos guerrilleros desarrollaron una estrategia basada en el avance hacia las ciudades a partir de las áreas rurales en las que tienen asentadas sus bases, con el fin de crear una sensación aún mayor de quiebra de la autoridad estatal. Prueba de fuerza de la guerrilla, en especial las FARC, fue la retención de varias decenas de soldados durante los años 1997 y 1998, con las subsiguientes entregas a misiones internacionales acompañadas de gestos propagandísticos para sus proyectos. A comienzos del año 1998 murió el máximo líder del ELN, el sacerdote Manuel Pérez, en el momento mismo en que este grupo adelantaba conversaciones con una misión colombiana respaldada por observadores de otros países, con el fin de llegar a acuerdos para respetar el Derecho internacional humanitario bajo una situación de guerra. Hasta 1998 el saliente presidente Samper fracasó en varios intentos por lograr acuerdos de paz con las guerrillas y no consiguió impedir el ascenso de las organizaciones paramilitares de extrema derecha. Además, se vio sometido a la presión internacional (especialmente

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de Estados Unidos) por su débil lucha contra el narcotráfico y la incapacidad para hacer justicia y hacer efectiva la defensa de los derechos humanos. Pese a todo, la economía colombiana mantuvo su ritmo de recuperación, puesto de manifiesto en su notable índice de crecimiento, en la contención de la inflación y en la continua afluencia de capitales exteriores atraídos por el incremento en la explotación de los yacimientos petrolíferos, muy numerosos en la región oriental del país. Colombia avanza, pese a todo, en un proceso de modernización económica y política (más difícil, sin embargo) que está ampliando los canales de participación con las consiguientes reformas en las instituciones. Las fuerzas sociales que presionan por el logro de la paz, la convivencia y la equidad tienen cada día más fuerza y mejor organización. El clima de violencia política, que se fue extendiendo por distintas zonas del país a lo largo de 1997, hizo que amplios sectores políticos e intelectuales pactaran un plan de pacificación con la guerrilla. Este plan, que se hizo público en febrero en 1998, fue respaldado por el ex presidente de gobierno español Felipe González. En mayo de ese mismo año se celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en las que se produjo un empate virtual entre Horacio Serpa, el candidato liberal, y Andrés Pastrana, el dirigente social conservador que encabezaba una coalición denominada Gran Alianza para el Cambio. La independiente Noemí Sanín, que quedó en tercer lugar, se convirtió, de hecho, en árbitro de la situación.

Andrés Pastrana

Miembro del Partido Social Conservador y alcalde electo de Santafé de Bogotá en 1988, el político colombiano Andrés Pastrana logró la victoria como candidato de la coalición Gran Alianza para el Cambio (que incluía a su propio partido) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de junio de 1998. Inauguró su cargo el 7 de agosto siguiente, momento que recoge esta fotografía. Su padre, Misael Pastrana Borrero, fue asimismo presidente de la República. AFP/Pedro Ugarte La segunda vuelta, que tuvo lugar el día 21 de junio y estuvo caracterizada por el elevado índice de participación (hasta un 59% del electorado acudió a votar), dio la victoria de Pastrana, que se comprometió a negociar de forma inmediata con la guerrilla el final de la violencia y a llevar a cabo una profunda reforma de las instituciones del Estado. La profunda crisis que afecta a Colombia desde hace varias décadas motivó al presidente electo a actuar con la mayor diligencia y contundencia posibles, uno de sus compromisos en la campaña electoral. Otro de sus compromisos con la ciudadanía fue alcanzar un acuerdo de paz duradero con los principales grupos guerrilleros del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y el Ejército de Liberación Nacional. Los contactos, iniciados en el mes de julio, se prolongaron a lo largo de 1998 y durante 1999. Pastrana intervino de manera directa en los mismos, entrevistándose en varias ocasiones con el principal dirigente de las FARC, Manuel Marulanda, conocido por el

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sobrenombre de Tirofijo. Las negociaciones fueron interrumpidas y reanudadas debido a los desacuerdos existentes entre las partes y a la complejidad que entrañaba poner fin a un conflicto que se prolongaba desde hacía casi cinco décadas. Mientras, a finales del mes de enero de 1999, se produjo un fuerte movimiento sísmico en el centro-oeste del país que provocó cerca de 1.000 muertos, 3.000 heridos y 400.000 damnificados, además de cuantiosos daños materiales. Afectó fundamentalmente a los departamentos de Quindío y Risaralda, destruyendo buena parte de sus aldeas y ciudades; sus respectivas cabeceras, Armenia y Pereira, quedaron prácticamente devastadas. El 2 de mayo de 1999, el presidente Pastrana llegó a un acuerdo con Manuel Marulanda (Tirofijo) para que cuatro días más tarde dieran comienzo las negociaciones de paz entre el Estado y las FARC, la más numerosa y antigua guerrilla del país. Pero, dos meses después, las FARC dieron muestras ineludibles de no tener prisa en establecer un diálogo inmediato y reiterado, al tiempo que reafirmaron su intención de no aceptar un alto el fuego; de hecho, el día 11 de ese mes de julio atacaron 17 localidades y llegaron a amenazar incluso la ciudad de Santafé de Bogotá. En febrero de 2000, como parte de las negociaciones de paz, una delegación conjunta del gobierno colombiano y de las FARC realizó una gira por Europa para informarse sobre otros modelos de desarrollo económico y social. La delegación recorrió Suecia, Noruega, Italia, Suiza y España. En estos países, representantes de gobierno y guerrilla se entrevistaron con políticos, sindicatos, empresarios, académicos y miembros de organizaciones internacionales de diversa índole. Otro de los objetivos de la gira fue obtener la confianza de la comunidad internacional que Colombia necesitaba para conseguir el apoyo financiero de la Unión Europea (UE) y poder llevar adelante el llamado Plan Colombia, diseñado por Pastrana con el objeto de eliminar el cultivo de coca del país y mejorar las condiciones económicas y sociales de la población. La puesta en marcha del Plan Colombia fue una de las causas aducidas por las FARC en noviembre de 2000 para romper las negociaciones de paz auspiciadas por el

gobierno de Pastrana; el grupo guerrillero argumentó que la aplicación del Plan posibilitaría la intervención de Estados Unidos en territorio colombiano, dado que la contribución estadounidense para dicho proyecto se destinaría principalmente a usos militares (fumigación de cultivos ilícitos y destrucción de laboratorios clandestinos). Pastrana y Tirofijo se reunieron en San Vicente del Caguán (Caquetá) en febrero de 2001 y acordaron desbloquear y retomar las conversaciones y el proceso de paz. Pero éste se vio nuevamente roto durante los primeros meses del año 2002. En el transcurso de ese año 2002, en medio de un clima de creciente tensión potenciado por el incremento de la violencia y de las hostilidades entre la guerrilla y el Ejército, se celebraron elecciones parlamentarias y presidenciales. Ambas manifestaron el progresivo desgaste de los dos partidos tradicionales. Los comicios legislativos, que tuvieron lugar el 10 de marzo, se caracterizaron por la notable fragmentación del voto: el Partido Liberal obtuvo 54 escaños, el Partido Conservador logró 21, y numerosas formaciones políticas consiguieron representación en la Cámara.

Álvaro Uribe En la imagen, el político colombiano Álvaro Uribe durante un acto celebrado el 21 de marzo de 2002 en el transcurso de la campaña electoral que desarrolló para concurrir a las elecciones presidenciales que habrían de celebrarse el 26 de mayo siguiente. Uribe venció en aquellos comicios y accedió a la presidencia de la República el 7 de agosto de ese año. Corbis/AFP

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En las presidenciales, desarrolladas el 26 de mayo en primera vuelta (que a la postre resultó suficiente), la victoria fue para Álvaro Uribe, disidente del Partido Liberal que concurrió como independiente y recibió el respaldo del 53% de los votos gracias a un discurso de centro-derecha basado en su compromiso de acabar con el problema de la guerrilla. El siguiente candidato más votado fue el liberal Horacio Serpa (31,7% de los sufragios). Uribe se convirtió así en presidente electo de Colombia, y tomó posesión del cargo el siguiente 7 de agosto. Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005. © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.

-------------------------------------- “HISTORIA BÁSICA DE COLOMBIA”

Bibliografía básica (páginas 307 a 308)

Colombia en el siglo XIX Bejarano, Jesús Antonio, El siglo XIX en Colombia (visto por historiadores norteamericanos). Bogotá, Editorial La Carreta, 1979. Jaramillo Uribe, Jaime, El pensamiento colombiano en el siglo XIX. Bogotá, Editorial Temis, 1968. Jaramillo Uribe, Jaime y otros, Manual de Historia de Colombia. Tomo II, Siglo XIX. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1979. Mc. Greevery, William Paul, Historia económica de Colombia (1845-1930). Bogotá, Tercer Mundo, 1972. Melo, Jorge Orlando, Orígenes de los partidos políticos en Colombia. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1978. Biblioteca Básica No. 32. Molina, Gerardo, Las ideas liberales en Colombia (1848-1914). Bogotá, Universidad Nacional, 1970. Parsons, James, La colonización antioqueña en el occidente colombiano. Bogotá, Banco de la República. Pombo, Manuel Antonio y Guerra, José J., Constituciones de Colombia. 4 tomos. Bogotá, Ministerio de Educación. Safford, Frank, Aspectos del siglo XIX en Colombia. Medellín, Hombre Nuevo, 1977. Ospina Vásquez, Luis, Industria y protección en Colombia. Medellín, 1955. Colombia en el siglo XX

Bergquist, Charles, Café y conflicto en Colombia, 1886-1910. Medellín, FAES, 1981. Bushnell, David, Eduardo Santos y la política del buen vecino. Bogotá, El Ancora Editores, 1984. Fluharty, Vernon Lee, La danza de los millones (Régimen militar y revolución social en Colombia 1930-1956). Bogotá, El Ancora Editores, 198I. Jaramillo Uribe, Jaime y otros, Colombia hoy. Bogotá, Siglo XXI, 1978. Jaramillo Uribe, Jaime y otros, Manual de historia de Colombia. Tomo III, Siglo XX. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1979. Leal Buitrago, Francisco, Análisis histórico del desarrollo político nacional: 1930-1970. Bogotá, Tercer Mundo, 1973. Martz, John, Colombia: Un estudio de política contemporánea. Bogotá, Universidad Nacional, 1969. Martínez Delgado, Luis, Panamá: Su separación de Colombia. Bogotá, Editorial Lerner, 1972. Mesa, Darío, Historia contemporánea de Colombia. Bogotá, Edit. La Carreta, 1975. Ocampo, José Fernando, Colombia Siglo XX(1886-1934). Bogotá, Tercer Mundo, 1980. Ocampo López, Javier, Las ideologías en la historia contemporánea de Colombia. México, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras, I972. Oquist, Paul, Violencia, conflicto y política en Colombia, Bogotá, Instituto de Estudios Colombianos, 1978. Palacios, Marco, El café en Colombia (1850-1970). Una historia económica, social y política. Bogotá, Editorial Presencia, I979. Restrepo Piedrahíta, Carlos, 25 años de evolución política constitucional (I950-1975). Bogotá, Universidad Externado de Colombia, 1976. Tirado Mejía, Álvaro, Aspectos políticos del primer gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-1938). Bogotá, Procultura, 1981. Tovar Pinzón, Hermes, El movimiento campesino en Colombia. Bogotá, Ediciones Libres, 1975.

--------------------- Indice temático (páginas 309 a 312)

Pág. Introducción 9

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I EL MUNDO INDÍGENA 1. Los orígenes de los indígenas colombianos 13 El paleondígena colombiano 17 La etapa arcaica o mesoindígena 19 2. La etapa formativa o agrícola 20 El formativo incipiente u "hortícola" 21 El formativo medio. La agricultura del maíz 22 El formativo tardío o superior. Los cacicazgos 23 La cultura de San Agustín, 23 La cultura de Tumaco 24 Las jerarquías sociales. Comunidad compuesta 26 La cultura Quimbaya 26 La cultura Calima 27 La cultura Zenú 28 La cultura del Bajo San Jorge 29 La cultura Tairona 29 3. Sociedad y cultura Chibcha o Muisca 30 4. Fin del mundo indígena y sus supervivencias 34 Bibliografía básica 43 II EL MUNDO COLONIAL HISPÁNICO 1. El siglo de la Conquista española 47 El descubrimiento del territorio colombiano 49 Las gobernaciones de Urabá y Veragua 52 Vasco Núñez de Balboa y el descubrimiento del Pacífico 53 Las gobernaciones de Castilla de Oro, Santa Marta, Cartagena y San Juan 55 La Conquista del interior del país 56 Los nombres de Nuevo Reino de Granada y Colombia 62 La sociedad española de la Conquista 63 Las mentalidades y los ideales españoles 65 El Adelantado y la hueste indiana en la Conquista 67 La hueste indiana: Jerarquía y cuerpo expedicionario 71 Los documentos jurídicos de la conquista 72 La institución del Requerimiento y los títulos de la Conquista 73 La toma de posesión y la fundación española de las primeras ciudades 76 Fundación de las ciudades en la época colonial 79 La resistencia indígena y la visión de los vencidos 81 2. Sociedad y economía nacional en el Nuevo Reino de Granada 86 Los grupos étnicos y culturales 86 Evolución demográfica 87 La trata de negros 89 El mestizaje etno-cultural 90 Los estamentos y estratos sociales 92 Las instituciones de la denominación colonial. La encomienda 100 La mita en el Nuevo Reino de Granada 102 Los resguardos indígenas en el Nuevo Reino de Granada 105 La economía colonial 107 La propiedad territorial en el Nuevo Reino 114 Estructura política colonial. El Nuevo Reino de Granada 119

La Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá (1550-1564) 123 La Presidencia del Nuevo Reino de Granada 125 El Virreinato del Nuevo Reino de Granada 126 El Cabildo municipal en el Nuevo Reino de Granada 129 Las relaciones exteriores 133 4. La Iglesia y la cultura colonial 135 La Iglesia en el Nuevo Reino de Granada 135 La cultura y la educación colonial 141 El arte y las letras en la Colonia 144 Bibliografía básica. Siglos XVI y XVII 145 III ILUSTRACIÓN Y REVOLUCIÓN 1.El siglo de la Ilustración en el Nuevo Reino de Granada 149 La Ilustración. Siglo XVIII 149 Situación política y socio-económica en la Ilustración 156 Ciencia e Ilustración en el Nuevo Reino de Granada. La Expedición Botánica 156 Educación y cultura en la Ilustración neogranadina 163 El periodismo, la biblioteca y las tertulias literarias 165 Las nuevas teorías políticas en la "Ilustración" I68 Ilustración y libertad en el Nuevo Reino de Granada 176 2.La revolución de Independencia de Colombia 182 Colombia en el ciclo histórico de las revoluciones de Occidente I82 El movimiento insurreccional de los Comuneros de1781 185 El criollo y la generación precursora de la Independencia 189 La crisis revolucionaria del Imperio español y la Independencia de Colombia 193 La revolución granadina de 1810 197 Declaración absoluta de la Independencia 199 La primera República Granadina o Patria Boba 201 La reconquista española 204 La guerra de Independencia 207 El Libertador Simón Bolívar. Su ideario 208 La Campaña Libertadora de I819 209 La Batalla de Boyacá 212 Creación de la República de Colombia 2I5 El Congreso constituyente de Cúcuta 2I7 La Gran Colombia 222 Francisco de Paula Santander y el civilismo colombiano 229 Desintegración de la Gran Colombia 230 Bibliografía básica La Ilustración en el Nuevo Reino de Granada 231 La Revolución de Independencia de Colombia 232 IV LA CONSOLIDACIÓN NACIONAL SIGLOS XIX Y XX 1. La consolidación nacional de Colombia. Siglo XIX 235 Tendencias del siglo XIX en Colombia 235

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Ideologías y partidos políticos en Colombia 240 Sociedad, economía y cultura colombiana en el siglo XIX 243 La colonización antioqueña en el siglo XIX 246 Estado y cambios de la estructura económica 248 La educación colombiana en el siglo XIX 251 La herencia republicana en el siglo XIX y la transición al mundo contemporáneo 253 Las generaciones colombianas en la transición 261 2.Colombia en el mundo contemporáneo. Siglo XX 264 Colombia hacia la modernización 264 La hegemonía conservadora y la concordia nacional 269 Crecimiento de la población y Danza de los Millones 275 Las nuevas ideologías políticas y las conmociones sociales de los veinte 280 Las agitaciones de los grupos indígenas. Manuel Quintín Lame 283 La hegemonía liberal y las conmociones socio-económicas de los treinta 284 Colombia y el nacionalismo de la post-guerra mundial 297 La hegemonía conservadora 299 El Bogotazo y la Violencia 300 La dictadura militar 301 El Frente Nacional 302 La década de los sesenta 303 Bibliografía básica 307 Colombia en el siglo XIX 307 Colombia en el siglo XX 308 Escaneados Encarta Otros artículos de interés Interpretaciones marxistas, materialistas, etc. Jefes de Estado de Colombia

NOMBRE JEFATURA

Junta Suprema (José Miguel Pey) 1810-1811

Jorge Tadeo Lozano 1811

Antonio Nariño 1811-1812

Camilo Torres 1812-1813

Manuel Bernardo Álvarez 1813-1814

Triunvirato 1814-1815

Antonio de Villavicencio 1815

Manuel Rodríguez Torices 1815

José Miguel Pey 1815

Camilo Torres 1815-1816

José Fernández Madrid 1816

Custodio García 1816

Liborio Mejía 1816

Simón Bolívar 1819-1830

Francisco de Paula Santander1 1819-1826

Domingo Caicedo 1830

Joaquín Mosquera 1830

Rafael Urdaneta 1830-1831

Domingo Caicedo 1831

Francisco de Paula Santander 1832-1837

José Ignacio de Márquez 1837-1841

Juan de Dios Aranzazu 1841

Pedro Alcántara Herrán 1841-1845

Tomás Cipriano Mosquera 1845-1849

José Hilario López 1849-1853

José María Obando 1853-1854

José María Melo 1854

José Obaldía 1854-1855

Manuel María Mallarino 1855-1857

Mariano Ospina Rodríguez 1857-1861

Bartolomé Calvo 1861

Tomás Cipriano Mosquera 1861-1864

Juan Agustín Uricoechea 1864

Manuel Murillo Toro 1864-1866

José María Rojas Garrido 1866

Tomás Cipriano Mosquera 1866-1867

Santos Acosta 1867-1868

Santos Gutiérrez 1868-1870

Eustorgio Salgar 1870-1872

Manuel Murillo Toro 1872-1874

Santiago Pérez 1874-1876

Aquileo Parra 1876-1878

Julián Trujillo 1878-1880

Rafael Núñez 1880-1882

Clímaco Calderón 1882

Francisco Javier Zaldúa 1882

José Eusebio Otálora 1882-1884

Ezequiel Hurtado 1884

Rafael Núñez 1884-1886

J. M. Campo Serrano 1886-1887

Eliseo Payán 1887

Rafael Núñez 1887-1888

Carlos Holguín 1888-1892

Miguel Antonio Caro 1892-1896

G. Q. Calderón 1896

Miguel Antonio Caro 1896-1898

José Manuel Marroquín 1898

Manuel Antonio Sanclemente 1898-1900

José Manuel Marroquín 1900-1904

Rafael Reyes Prieto 1904-1909

Jorge Holguín 1909

Ramón González Valencia 1909-1910

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Carlos Emilio Restrepo 1910-1914

José Vicente Concha 1914-1918

Marco Fidel Suárez 1918-1921

Jorge Holguín 1921-1922

Pedro Nel Ospina 1922-1926

Miguel Abadía Méndez 1926-1930

Enrique Olaya Herrera 1930-1934

Alfonso López Pumarejo 1934-1938

Eduardo Santos 1938-1942

Alfonso López Pumarejo 1942-1945

Alberto Lleras Camargo 1945-1946

Mariano Ospina Pérez 1946-1950

Laureano Gómez 1950-1951

Roberto Urdaneta Arbeláez 1951-1953

Gustavo Rojas Pinilla 1953-1957

Junta Militar 1957-1958

Alberto Lleras Camargo 1958-1962

Guillermo León Valencia 1962-1966

Carlos Lleras Restrepo 1966-1970

Misael Pastrana Borrero 1970-1974

Alfonso López Michelsen 1974-1978

Julio César Turbay Ayala 1978-1982

Belisario Betancur 1982-1986

Virgilio Barco 1986-1990

César Gaviria 1990-1994

Ernesto Samper 1994-1998

Andrés Pastrana 1998-2002

Álvaro Uribe 2002-

1 Vicepresidente, asumió el poder ejecutivo en ausencia de Bolívar

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CRONOLOGÍA DEL SIGLO XX

1899. Se inicia la Guerra de los Mil Días en al que los liberales confrontan al gobierno constitucional hegemónico de la Regeneración. Los generales Rafael Uribe Uribe y Benjamín Herrera comandan a los rebeldes; se libran 218 batallas entre las que se destacan, por cruentas, las de Peralonso y Palonegro. Los tratados de Neerlandia y Chinácota, ratificados en el buque estadounidense Wisconsin, dan fin a la guerra civil que inauguró el siglo XX en Colombia y dejó 100.000 muertos.

1903. El 3 de noviembre Panamá se separa de Colombia apoyada por Estados Unidos. 1904. El General Rafael Reyes asume el poder; se proclama dictador el 13 de diciembre tras suspender la vigencia de la Constitución. 1906. Se atenta contra la vida del general Reyes y los agresores son fusilados. Es depuesto por un movimiento popular, bipartidista y estudiantil, el 13 de marzo de 1909. 1910. El Presidente Carlos E. Restrepo preconiza la unidad republicana. 1911. Se funda el diario El Tiempo por Alfonso Villegas R. el 30 de enero. 1914. Colombia reconoce la soberanía de Panamá mediante el tratado Urrutia-Thompson y Estados Unidos indemniza al país con US$ 25 millones girados hasta 1925. El 15 de octubre es asesinado en Bogotá el abogado y dirigente liberal Rafael Uribe Uribe. 1919. El 5 de diciembre se constituye por ley el primer servicio comercial de aviación del mundo con la fundación de la empresa SCADTA con capital estatal y alemán, origen de Avianca. El primer vuelo de itinerario se realiza entre Barranquilla y Girardot el 19 de octubre de 1920. 1921. La Tropical Oil Company inicia explotación petrolífera en Barrancabermeja, sobre terrenos de la Concesión de Mares. 1922. Ampliación sustancial de la infraestructura económica del país en el gobierno conservador de Pedro Nel Ospina. Misiones alemanas e inglesas apoyan el desarrollo fiscal del Estado y la educación pública.

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1923. Se crea el Banco de la República. 1924. Primer accidente aéreo en el país; en un hidroavión de SCADTA mueren Ernesto Cortisoz, quien era presidente de la compañía y cuatro alemanes. 1926. María Cano, Raúl Mahecha e Ignacio Torres fundan en noviembre el Partido Socialista Revolucionario, primer partido de izquierda. La fuerza pública provoca víctimas entre los trabajadores en huelga de la Tropical Oil en Barrancabermeja. 1928. Los trabajadores de la empresa bananera estadounidense United Fruit Company entran en huelga. El 5 y 6 de diciembre el ejército desata una masacre contra el movimiento que había sido declarado comunista. Indignación en el país; el senador liberal Jorge Eliécer Gaitán hace la denuncia del hecho en el Congreso. 1930. Termina la hegemonía conservadora de 44 años en el poder con el triunfo de Enrique Olaya Herrera. Comienza la hegemonía liberal que se prolonga hasta 1946. 1931. Creada la Caja de Crédito Agrario, Industrial y Minero. 1932. El Presidente Franklin Delano Roosevelt de Estados Unidos es recibido en Cartagena por el Presidente Enrique Olaya. Después de repetidos desafueros de las tropas peruanas en Putumayo y Amazonas, éstas ocupan el puerto fluvial de Leticia. Una eficaz acción militar al mando del General Alfredo Vásquez Cobo recuperó el trapecio amazónico. 1934. El Presidente Alfonso López Pumarejo desarrolla una vigorosa acción de modernización del país. Reforma constitucional, universitaria, tributaria y judicial. 1940. Inauguración de las transmisiones de la Radiodifusora Nacional de Colombia. Creación del Salón Anual de Artistas Colombianos. 1944. En su segundo período presidencial, Alfonso López Pumarejo es apresado en Pasto por una rebelión militar liderada por

Diógenes Gil. En pocas horas se solucionó la crisis. 1945. Nueva reforma de la Constitución. El presidente López Pumarejo renuncia aduciendo problemas de salud. 1946. El Partido Liberal va dividido a las elecciones y las pierde. El presidente conservador Mariano Ospina Pérez asume el poder. Venezuela, Ecuador y Colombia conforman la Flota Mercante Grancolombiana. 1948. El 9 de abril es asesinado el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán. El violento estallido de inconformidad popular conocido como "El Bogotazo" perdura por varios días en medio de la perplejidad de los delegados extranjeros a la Novena Conferencia Panamericana reunida en Bogotá. En algunas ciudades se conforman juntas revolucionarias que reemplazaron temporalmente a las autoridades. El cuerpo policial se encuentra dividido. Acuerdo entre los partidos tradicionales para superar políticamente la crisis.

1949. La violencia social y política se difunde a través del país. Exterminio de campesinos liberales de las provincias genera un masivo éxodo hacia las ciudades principales. El liberalismo no participa en las elecciones y resulta electo presidente Laureano Gómez. 1950. Colombia, como parte de las fuerzas de la ONU, participa en la Guerra de Corea. Continúa la violencia. 1953. El 13 de junio el General Gustavo Rojas Pinilla derroca al presidente electo con el respaldo tácito de diversos sectores políticos y sociales. El gobierno de facto, populista y

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reformista, busca el desarrollo económico y social. Se crea la Siderúrgica de Paz del Río. 1954. Se instaura el voto femenino. El 8 y 9 de junio se reprimen violentamente manifestaciones estudiantiles en Bogotá y resultan muertos varios estudiantes, entre ellos Uriel Gutiérrez. Las guerrillas liberales campesinas se hacen fuertes en varias partes del centro y sur del país ante el acoso del ejército. Regresa el Batallón Colombia de la Guerra de Corea: 131 muertos, 69 desaparecidos y 448 heridos de un contingente enviado de 4.300 hombres. Se hacen las primeras transmisiones de televisión. 1956. Explota en Cali un arsenal transportado por un convoy militar; destruida parte de la ciudad, con un saldo de más de 2.000 víctimas entre muertos y heridos. Colombia participa en los Juegos Olímpicos de Melbourne, Australia. El 24 de julio se efectúa el Pacto de Benidorm, en España, entre Laureano Gómez, por el Partido Conservador, y Alberto Lleras, por el Partido Liberal, para buscar el regreso de la democracia. 1957. El 10 de mayo hay un paro nacional que depone al gobierno de facto. El poder es transmitido a una junta militar que realiza él tránsito hacia la democracia. El 1° de diciembre se lleva a cabo el plebiscito nacional que consagra un régimen bipartidista paritario, alternando la presidencia; se inicia el período del Frente Nacional de democracia controlada para la búsqueda de la normalidad institucional.

1958. Parte de la guerrilla liberal se incorpora a la vida civil en virtud del armisticio gubernamental; otra parte del movimiento subversivo deriva en resistencia armada Campesina de corte marxista,

conformando las FARC. Algunas facciones toman el camino del bandolerismo delincuencial. Elecciones populares para cuerpos colegiados. El 7 de agosto se posesiona el presidente Alberto Lleras Camargo. Luz Marina Zuluaga es elegida Miss Universo en Long Beach el 25 de julio. 1964. Surge el ELN en Santander imitando el modelo revolucionario foquista probado en Cuba. Fundada la CSTC, organización sindical marxista. 1966. Cae el 15 de febrero, en combates con el ejército en Santander, el cura guerrillero Camilo Torres Restrepo. Sube a la presidencia Carlos Lleras Restrepo. 1967. Grave intoxicación masiva en Chiquinquirá, Boyacá, por consumo de folidol mezclado con harina de panadería: 78 muertos, sobre todo niños. Nace el EPL. Exterminio contra indios cuivas en La Rubiela, Arauca, protagonizado por colonos. Álvaro Mejía gana la Maratón de San Silvestre la noche del 31 de diciembre en Brasil. 1968. En agosto el Papa Pablo VI visita Colombia para instalar el Congreso Eucarístico Internacional. El 11 de diciembre el Congreso aprueba la reforma constitucional caracterizada por el reforzamiento del poder del Ejecutivo; se institucionaliza la planeación económica como parte integrante del funcionamiento del Estado y el Estado de Sitio como instrumento de control político y social. 1969. Los presidentes de Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia suscriben el Acuerdo de Cartagena que originó el Pacto Andino. 1970. En medio de acusaciones de fraude electoral por parte de la Anapo, gana las elecciones para presidente el conservador Misael Pastrana Borrero; algunos dirigentes pasan a la clandestinidad y dan origen al M-19. 1971 1972 1973. Se incendia la torre de Avianca en Bogotá, el edificio más alto de Colombia con 40 pisos. El 31 de diciembre Víctor Mora vence en la Maratón de San Silvestre. Aprobada la Ley de Reforma Agraria que crea el INCORA.

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1974. El M-19 roba de la Quinta de Bolívar en Bogotá la espada del Libertador Simón Bolívar el 17 de enero. En el sitio de Quebradablanca, el 28 de junio, una avalancha cae sobre la carretera que une Villavicencio con Bogotá y deja más de 200 muertos e incomunicados por carretera los Llanos Orientales; grandes pérdidas económicas. Sube a la presidencia Alfonso López Michelsen. Nace el movimiento subversivo ADO. 1975. El 16 de enero muere Gustavo Rojas Pinilla. Se hace oficial el descubrimiento de Ciudad Perdida; gran complejo arquitectónico habitacional y ceremonial de los antiguos tayronas en la Sierra Nevada de Santa Marta. 1977. El 14 de septiembre se convoca a un paro cívico nacional. Actos de insurrección en varias ciudades del país que desembocan en decenas de muertos y heridos por graves desórdenes callejeros. 1978. Asesinado, por el grupo subversivo ADO, el ex ministro Rafael Pardo Buelvas. El 6 de septiembre el gobierno expide un severo estatuto jurídico para preservar la seguridad del Estado. El M-19 sustrae por un túnel, en la noche del 31 de diciembre, 5.700 armas de diversos calibres almacenadas en el Cantón Norte, sede militar del Ejército en Usaquén. 1979. El 17 de febrero, el M-19 realiza un asalto a la Embajada de la República Dominicana en Bogotá y toma como rehenes a un grupo de 17 embajadores, siendo presidente Julio César Turbay Ayala; tras dos meses de negociaciones salieron los guerrilleros y sus rehenes hacia Cuba.

1980. La actividad exploratoria ubica en Arauca el pozo petrolero de Caño Limón con gigantescas reservas. 1981. Hundido por la Armada Nacional el buque Karina que traía 500 toneladas de armas para el M-19. 1982. Gana las elecciones el conservador Belisario Betancur C. Levantamiento del Estado de Sitio que regía a la Nación desde hacía varios años y amnistía parcial del

gobierno de Turbay para los alzados en armas. El gobierno interviene el grupo Grancolombiano por manipulaciones financieras corruptas; afectados más de 65.000 ahorradores y cuentahabientes. Sobreviene crisis en el sector financiero. El escritor colombiano Gabriel García Márquez se hace merecedor, el 21 de octubre, del Premio Nobel de Literatura de la academia sueca. El gobierno de Betancur decreta una nueva amnistía amplia para los alzados en armas y convoca la Comisión de Paz para llevar a cabo las negociaciones.

1983. En Huila, Colombia, se reúnen por primera vez la Comisión de Paz y las FARC el 31 de enero. El 31 de marzo un fuerte terremoto destruye gran parte de la ciudad de Popayán; mueren 200 personas y quedan heridas 2.000. En abril, un accidente de aviación cobra la vida del líder del M-19, Jaime Báteman Cayón, en Panamá. Secuestro de Jaime Betancur, hermano del presidente, por miembros del EPL. El 27 de noviembre un jumbo 747 de Avianca se estrella en el aeropuerto de Barajas, en Madrid, dejando un saldo de 183 víctimas.

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Catedral de Popayán. Destruida por el sismo de marzo de 1983

1984. El 30 de abril, Rodrigo Lara Bonilla, ministro de justicia, es asesinado por sicarios del narcotráfico.. El presidente Betancur da vía libre a la extradición de nacionales y el gobierno implanta el Estado de Sitio. Cese al fuego entre el Ejército y las FARC. Cese al fuego entre el gobierno y el M-19; accidentada desmovilización en El Hobo, Huila y Corinto, Cauca. 1985. Se lanza a la contienda política la Unión Patriótica. El 28 de agosto es asesinado Iván Marino Ospina del M-19. El 6 de noviembre, a las 11:40 de la mañana, un comando de cerca de 30 miembros del M-19

ocupa el Palacio de justicia en Bogotá, tomando como rehenes a los magistrados; el gobierno de Betancur Cuartas opta por la recuperación militar. El saldo de víctimas del hecho es de 95 muertos entre magistrados, guerrilleros, miembros del Ejército, la Policía y fuerzas de seguridad, además de numerosos civiles que se encontraban en el edificio en el momento de la toma. Los incendios producidos no pudieron ser controlados por los bomberos. Con este hecho fracasa el proceso de paz al suspenderse los diálogos y las treguas pactadas. El 13 de noviembre la actividad volcánica del Nevado del Ruiz provoca una avalancha de fango que sepulta la población tolimense de Armero y otras, causando la muerte de aproximadamente 25.000 personas, y el arrasamiento de extensos cultivos y fincas ganaderas. El mundo expresa rápidamente su solidaridad con el pueblo colombiano.

Palacio de Justicia, Bogotá. Durante la Torna por parte del M-19.

1986. Virgilio Barco es electo presidente con la más alta votación (4.214.510 votos) en la historia electoral del país. El papa Juan Pablo II visita el territorio colombiano entre el 10 y el 7 de julio; preside masivos actos religiosos en Bogotá,

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Medellín, Chiquinquirá, Tumaco, Popayán, Pereira, Chinchiná, la zona de Armero, Cartagena y Barranquilla. Durante este año son asesinados por el narcotráfico el magistrado de la Corte Suprema de Justicia, Hernando Baquero Borda, el 31 de julio; en septiembre 17, el periodista Raúl Echavarría; en noviembre 17, el Coronel Jaime Ramírez Gómez, director de la Policía antinarcóticos; y Guillermo Cano, director de El Espectador, el 17 de diciembre. Exterminio sistemático de los miembros de la Unión Patriótica en todo el territorio nacional. 1987. El 13 de enero los narcotraficantes atentan sin éxito, en Budapest, contra la vida del ex ministro de justicia, Enrique Parejo González. Capturado y extraditado a Estados Unidos el narcotraficante Carlos Lehder. Héctor Abad Gómez y Leonardo Betancur, catedráticos universitarios y defensores de los derechos humanos, son asesinados en Medellín. El 11 de octubre es baleado por sicarios del narcotráfico el ex candidato presidencial por la Unión Patriótica, Jaime Pardo Leal, en el municipio de La Mesa, Cundinamarca. Estalla el escándalo financiero de la Caja Vocacional; Monseñor Abraham Gaitán Mahecha desafía a las autoridades. Atentado contra el General Maza Márquez, director del DAS. El 30 de diciembre Jorge Luis Ochoa es puesto en libertad por orden de un juez corrupto.

1988. El 25 de enero es asesinado por los narcotraficantes el procurador general de la Nación, Carlos Mauro Hoyos. En marzo 4, son asesinados por grupos paramilitares al margen de la ley, 22 trabajadores de fincas bananeras en Urabá. Primera elección popular de alcaldes el 13 de marzo. Son asesinados más de 30 candidatos de la UP a alcaldías. Paramilitares al servicio del narcotráfico asesinan a 38 campesinos en La Mejor Esquina, Córdoba. El conservador Álvaro Gómez Hurtado es secuestrado por el M-19 el 29 de mayo; tras su liberación se genera un proceso de paz entre el gobierno y esa agrupación subversiva. Los comisionistas de bolsa, Juan Ricardo Escobar, Guillermo Uribe Holguín y Julio Acosta Bonilla, defraudan a sus clientes y huyen del país. El 11 de noviembre fueron masacrados 43 campesinos en Segovia, Antioquia, por paramilitares. 1989. En la Rochela, Magdalena Medio, los paramilitares asesinan a 11 miembros de una comisión judicial. Se anuncia el descubrimiento de una vacuna sintética contra el paludismo desarrollada por el equipo del científico Manuel Elkin Patarroyo. En marzo es asesinado José Antequera, ideólogo de la UP, y herido el político liberal Ernesto Samper en el Puente Aéreo de Bogotá. El 19 de agosto es asesinado el candidato presidencial Luis Carlos Galán Sarmiento, durante una manifestación política en Soacha. Se rompe el Pacto Mundial Cafetero, con graves consecuencias para la economía nacional. El 2 de septiembre son dinamitadas las instalaciones del diario El Espectador y el 16 de octubre las del periódico Vanguardia Liberal en Bucaramanga. El 29 de octubre es asesinado en Bogotá el periodista Jorge Enrique Pulido, y el I ° de noviembre la magistrada María Elena Espinosa, en Medellín. El 27 de noviembre, el HK-1803 de Avianca, con 111 personas a bordo, en viaje Bogotá-Cali, estalla en pleno vuelo a causa de una bomba del narcotráfico. El 6 de diciembre, un bus-bomba estalla frente a las instalaciones del Departamento Administrativo de Seguridad -DAS- en Bogotá, dejando 75 muertos, cerca de 1.000 heridos y pérdidas económicas incalculables. El 15 de diciembre un operativo de la Policía y el Ejército permite dar de baja al narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha, cabecilla del Cartel de Medellín. 1990. El 9 de marzo se incorpora a la vida civil y a la contienda política democrática el M-19. Caen abatidos los candidatos presidenciales Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro León-Gómez.

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La selección colombiana de fútbol, bajo la orientación del profesor Maturana, participa en el Mundial de Fútbol de Italia. El 7 de agosto se posesiona como presidente César Gaviria Trujillo. El 9 de diciembre los colombianos van a las urnas para elegir los miembros de la Asamblea Nacional Constituyente. El 18 de diciembre, se entrega Fabio Ochoa del Cartel de Medellín.

1991. El 5 de febrero se instala la Asamblea Nacional Constituyente para formular una nueva Constitución. El 29 de abril el narcotráfico asesina al exministro de justicia Enrique Low Murtra. El 19 de junio se entrega el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar Gaviria. La Asamblea Nacional Constituyente proclama, el 4 de julio. la nueva Constitución Política de Colombia. 1992. Primeros gobernadores elegidos por votación popular. El 3 de marzo el gobierno decreta la emergencia del sector eléctrico; se inicia el racionamiento de electricidad en todo el territorio nacional. Se suspenden los diálogos de paz entre el gobierno y la Coordinadora Guerrillera, que se estaban adelantando en México, a raíz del asesinato del exministro Argelino Durán. Designado como primer fiscal general de la Nación Gustavo de Greiff. John Major, primer ministro inglés, visita Cusiana. El 21 de julio, Pablo Escobar Gaviria se fuga de la cárcel "de máxima seguridad" de Envigado. El 23 de julio se declara el Estado de Conmoción Interna para evitar la excarcelación de 600 narcoterroristas. El 5 de agosto la atleta Ximena Restrepo logra una medalla de bronce en los 400 metros planos en las Olimpiadas de Barcelona. El 8 de septiembre el boxeador colombiano Rubén Darío "El Huracán" Palacio vence en Londres al británico Collin McMillan y gana el título de campeón mundial peso pluma de la OMB. El 15 de octubre se inaugura la exposición de grandes esculturas de Fernando Botero en

los Campos Elíseos de París. El 20 de noviembre, el Gobierno y la Santa Sede firman un nuevo Concordato. El Congreso aprueba la ley que establece el divorcio civil en Colombia y la Ley Antisecuestro. 1993. Se liquida la Empresa de Ferrocarriles Nacionales de Colombia. El 14 de febrero, la selección juvenil de fútbol empata con Brasil a dos tantos y obtiene el título de campeón suramericano. El 2 de abril, se levanta completamente el racionamiento de energía eléctrica en todo el país. El 15 de abril, estalla carro bomba en el sector del Chicó en Bogotá; saldo de 8 muertos y 232 heridos. El 12 de mayo, fue aprobada por las dos cámaras legislativas una ley que reglamenta los mecanismos de participación ciudadana. La Procuraduría General de la Nación abrió pliego de cargos contra altos funcionarios y exfuncionarios del Estado por donación irregular de $9.360 millones a la Fundación Colfuturo. El ° de julio, el Ministerio de Educación dispone la obligatoriedad de la educación sexual en los establecimientos escolares. El 25 de agosto fue otorgada la Cruz de Boyacá al escritor Álvaro Mutis en sus setenta años. El 5 de septiembre Colombia logró la clasificación directa al Mundial de Fútbol, al derrotar a Argentina cinco goles por cero, en el estadio Monumental de River. en Buenos Aires. El 15 de septiembre el ciclista colombiano Álvaro Mejía del equipo Motorola, ganó la Vuelta a Cataluña en su versión No. 73. El 24 de octubre se realizó el Censo Nacional de Población y Vivienda. El 28 de octubre Colombia reanuda relaciones diplomáticas con Cuba, interrumpidas durante doce años. El 6 de noviembre, Colombia y Chile suscriben un acuerdo de libre comercio en Bogotá, que regirá a partir de enero de 1994. El 25 de noviembre, el Senado aprobó un proyecto de Ley que eliminó las comisiones de ética del Senado y Cámara. El 7 de diciembre, la Corte Constitucional mantuvo firmes las penas de 60 años de prisión que fija la Ley Antisecuestro. El 14 de diciembre son aprobadas en el senado la Ley de Orden Público, la Reforma de la Seguridad Social, la Ley Agraria. El 16 de diciembre, el Congreso aprobó la creación del Ministerio del Medio Ambiente. 1994. El 18 de enero, la Procuraduría inició investigaciones para determinar irregularidades por la presencia de 120 militares norteamericanos en Juanchaco, autorizados por el presidente, sin el permiso del Congreso. El 13 de marzo se realizaron las elecciones para el Congreso con una

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abstención del 70%. El 27 de marzo, el presidente César Gaviria Trujillo ganó la elección para Secretario General de la O.E.A. El 13 de abril es aprobada por el Congreso la Ley de Seguridad Social que permite el ingreso del sector privado al régimen pensional; destituido el general Jesús Armando Arias Cabrales por responsabilidad en los hechos de la toma del Palacio de Justicia en 1985. El 15 de abril se inicia la telefonía celular en Colombia y el gobierno recibe $900.000 millones por este concepto. El 1° de mayo, el gobierno decreta conmoción interior y emergencia judicial para evitar la excarcelación de 724 personas detenidas y sindicadas de delitos de narcotráfico, terrorismo y secuestro. El 18 de mayo, la Corte Constitucional despenalizó la dosis personal de droga. El 20 de mayo, el científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo recibe el Premio Príncipe de Asturias de manos del Rey Juan Carlos de España. El 20 de mayo, la colombiana Carolina Gómez Correa es elegida virreina universal de la belleza en Manila, Filipinas. El 6 de junio, un temblor con epicentro en Toribío, Cauca, estremece el suroriente del territorio nacional. El 12 de junio se instala la IV Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en Cartagena. El 13 de junio se firma en Cartagena el Acuerdo del G-3, entre Colombia, Venezuela y México. El 19 de junio Ernesto Samper Pizano fue elegido en segunda ronda, presidente de la República, con una ventaja de más de 126.000 votos sobre su contendor Andrés Pastrana Arango y como vicepresidente el ex ministro Humberto de la Calle Lombana. El 26 de junio, la selección Colombiana de Fútbol gana su tercer partido en el Campeonato Mundial ante suiza, 2 goles por 0; sin embargo es eliminada. El 30 de junio es condenado a 30 años de prisión el responsable del secuestro de la periodista Diana Turbay; 150 integrantes del frente "Francisco Garnica" de la Coordinadora Guerrillera entregaron sus armas al gobierno nacional en Cañaveral, Bolívar. El 2 de julio Andrés Escobar, defensa centro de la Selección Colombiana de Fútbol, fue asesinado de seis disparos. El 14 de julio el veedor del tesoro, Jorge García Hurtado, anuncia que los gastos de las campañas presidenciales de Ernesto Samper y Andrés Pastrana, rebasaron los $4.000 millones que la ley permite. El 7 de

Agosto se posesionó el presidente Ernesto Samper Pizano; planteó la implementación de la Red de Solidaridad para apoyar a 12 millones de colombianos pobres con $3,7 billones de pesos. El 9 de Agosto Manuel Cepeda, abogado quindiano de 64 años, único senador comunista, fue asesinado. El 12 de Agosto fueron retirados 88 uniformados de la Policía de Cali por vinculación con el narcotráfico. El 16 de Agosto la Fiscalía no encontró pruebas suficientes para abrir investigación formal en el asunto de los narcocasetes que implicaban ofrecimiento de dinero del Cartel de Cali a las campañas presidenciales. El 19 de agosto, en el quinto aniversario del asesinato de Luis Carlos Galán, su viuda, Gloria Pachón, envió carta al fiscal reclamando explicaciones concretas sobre el magnicidio. El 5 de Septiembre el gobierno ratifica (o rectifica?, pendiente verificar este dato) su propósito de fabricar 105.000 fusiles Galil en el país, mediante contrato con una firma israelí, después de afrontar un agudo debate en el Congreso. El 11 de septiembre un incendio en el Parque de los Nevados arrasó con 200 hectáreas de páramo. El 26 de septiembre el Consejo Nacional Electoral invalidó la votación de 213 municipios por trasteo de votos. El ex director de la DEA en Colombia Joe Toft se refirió a nuestro país, tildándolo de "narcodemocracia". El 27 de septiembre murió el ex presidente liberal Carlos Lleras Restrepo. El 3 de Octubre el gobierno anunció que se revisaría el desempeño de la DEA en Colombia. El 7 de octubre el Ministro de Justicia anunció la construcción de seis nuevas cárceles con dineros privados. El 13 de octubre sucede un Paro en el sector educativo que afectó a siete millones de alumnos; los profesores exigen nivelación de sus salarios. El 17 de octubre ocurre el robo al Banco de la República de Valledupar; los ladrones se llevaron $24.000 millones de pesos. En octubre 26 surge un fuerte rechazo del gobierno y la opinión pública contra el "narcoproyecto" que pretendía favorecer el enriquecimiento ilícito y el testaferrato. El 28 de octubre varios ex congresistas son expulsados del Partido Liberal por corruptos. El domingo 31 de octubre, los resultados de las elecciones para gobernadores, alcaldes, asambleas, consejos y juntas administradoras locales del domingo 30, demostraron la preferencia del electorado por los movimientos cívicos o independientes. El 2 de noviembre una emboscada de la guerrilla contra un bus escolar dejó un saldo de dos estudiantes asesinados y varios heridos en el Cauca; también murieron 11 policías que repelieron el ataque. El 4 de noviembre se entregó Jaime Bonilla, cerebro

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del robo de Valledupar. El 22 de noviembre Colombia ocupa el tercer lugar de los IV Juegos Iberoamericanos en Mar del Plata, Argentina. El Procurador solicitó la suspensión de las aspersiones con glifosato argumentando daños ambientales. El 3 de diciembre Colombia ocupó el tercer lugar de la medallería de los Juegos Suramericanos de Atletismo en Venezuela. El 7 de diciembre, el gobierno, los empresarios y las centrales obreras llegaron a un acuerdo sobre el nuevo salario mínimo en el marco del Pacto Social de salarios, productividad y precios. El 12 de diciembre, el presidente viajó a Estados Unidos a la Cumbre de las Américas cuyo tema principal fue el mercado común americano para el año 2005. El 16 de diciembre el gobierno anuncia un ambicioso plan de reforma agraria para beneficiar a 70 mil familias. El congreso aprobó la Ley de Televisión que permite los canales privados y amplía las opciones a los canales regionales. 1995. Los nuevos alcaldes y gobernadores tomaron posesión de sus cargos el 1° de enero. El 5 de enero el Fiscal y el Ministro de Justicia pusieron en tela de juicio la política de sometimiento. La Fiscalía comenzó a nombrar 308 nuevos fiscales locales y 12 fiscales sin rostro para despachar 400 mil expedientes judiciales represados en los juzgados penales municipales. El 11 de enero la niña Erika Delgado fue la única sobreviviente de 53 pasajeros que llevaba un avión de Intercontinental que cayó en María la Baja, Bolívar. Se terminó el paro cívico del Putumayo que duró 22 días. El 14 de enero el gobierno nacional decide invertir 12,6 billones de pesos para ampliar la cobertura de salud a 12 millones de colombianos. El 19 de enero un sismo de seis grados en la escala Ritcher, y con epicentro en Tauramena -Casanare-, sacudió el territorio nacional y cobró siete muertos, 41 heridos y 3.120 damnificados en el país. El 21 de enero ocurre un temblor en Boyacá. El 27 de enero se conoció que el delito del secuestro se incrementó un 35% durante 1994. El gobierno lanza el Programa de Desarrollo Alternativo que invertirá US$300 millones de dólares para luchar contra los cultivos ilícitos. El 31 de enero el canciller Rodrigo Pardo y el Ministro de Defensa Fernando Botero viajaron a Washington a conjurar la posible desertificación de Colombia por el gobierno de Clinton. El 3 de febrero la educación

privada no se comprometió con el Pacto Social y elevó sus tarifas por encima del 18%. El 9 de febrero tiembla nuevamente en el país con epicentro en el municipio de Riofrío, Valle, y tuvo una intensidad de 6,4 grados Ritcher; quedando 36 muertos. 280 heridos y 3.700 damnificados. En febrero 15 ocurren incendios forestales en la Sabana de Bogotá y 37 municipios de ocho departamentos por el intenso verano y la acción de los pirómanos. El 26 de febrero la guerrilla colombiana atacó una base militar venezolana en el estado de Apure y asesinó a ocho infantes de marina, además de robar lanchas y numeroso armamento. El 1° de marzo el gobierno de Clinton certificó de manera condicionada a Colombia y el gobierno nacional rechazó esta certificación "a medias"; Colombia no perdería los aportes de US$ 16 millones para combatir directamente los narcocultivos. El 2 de marzo es capturado en Cali Jorge Rodríguez Orejuela, hermano de los jefes del cartel de Cali. El 14 de marzo las fuerzas armadas venezolanas cometieron graves atropellos en la expulsión de 200 familias colombianas que vivían en la Serranía de Perijá. El 22 de marzo los gremios se quejan ante el gobierno de las altas tasas de interés que pueden afectar la productividad y el Pacto Social. El 28 de mayo algunos documentos hallados por el bloque de búsqueda en Cali señalarían a Santiago Medina, tesorero de la campaña presidencial de Samper, como destinatario de contribuciones con dineros del narcotráfico. El 4 de abril es limitado el fuero militar por decisión de la Corte Constitucional al suspender la participación de militares en servicio activo en los consejos de guerra. El 7 de abril un nuevo Parque Natural es delimitado en San Andrés por el Ministerio del Medio Ambiente. En abril 9 de realiza en Bogotá el IV Festival de Música Contemporánea. El 14 de abril son decomisadas en Yumbo, Valle del Cauca 3.000 toneladas de carbonato de sodio a presuntos narcotraficantes. En abril 15 ECOPETROL reporta pérdidas por $50.000 millones por robo de gasolina en la Costa Atlántica, El 20 de abril es capturado el ex senador y ex embajador Eduardo Mestre Sarmiento por el delito de enriquecimiento ilícito. Abril 22, triunfan los equipos masculino y femenino en el Noveno Campeonato Suramericano Prejuvenil de Golf. En Abril 29 abre sus puertas al público la Octava Feria Internacional del Libro. El 4 de mayo es aprobado en el Congreso el Plan de Desarrollo de Samper para favorecer a 12 millones de colombianos de bajos recursos. El 5 de Mayo Manuel Elkin Patarroyo y el vicepresidente Alberto de la Calle entregaron en Ginebra, Suiza,

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la vacuna contra la malaria aprobada por la OMS. El 8 de mayo el gobierno ofrece un paquete de ayuda a los caficultores por valor de $193.000 millones. El 25 de mayo termina paro de maestros tras acuerdo entre el gobierno y FECODE para establecer un aumento del 26% a los salarios. El 1° de junio Antanas Mockus expidió por decreto el Plan de Desarrollo para Bogotá. sin el concurso del Concejo. El 8 de junio, el contralor, David Turbay Turbay y el procurador, Orlando Vásquez Velásquez son implicados en el "expediente 8.000". El 9 de junio es capturado, en Cali, por el bloque de búsqueda Gilberto Rodríguez Orejuela, quien tiene cuatro procesos penales pendientes: dos por enriquecimiento ilícito y dos por tráfico de estupefacientes. El 21 de junio el Congreso aprobó e proyecto de ley que convierte el Ministerio de Gobierno en Ministerio del Interior. 1996. 1997. 1998. 1999. 2000. 2001. 2002. 2003. 2004. 2005. 2006.

<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<< (c) 1972 SELECCIONES del Reader´s Digest México, S.A. de C.V., México 15, D.F. • HISTORIA Período precolombino: Al llegar los conquistadores españoles en el siglo xv, el actual territorio colombiano estaba

habitado por numerosas tribus indígenas, sobre todo en la región andina. El grupo Chibcha habitó las regiones altas, y el Caribe las costeras. Los muiscas, o chibchas, ocupaban las altiplanicies de Bogotá, Nemocón, Ubaté, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso, en donde establecieron una cultura relativamente alta, la mayor en América después de los mayas, aztecas e incas, aunque muy inferior a ellas en el aspecto .material, pero muy avanzada políticamente. Sebastián de Belalcázar, procedente del Perú, y Nicolás de Federman, procedente de Venezuela, fueron empujando las tribus indias, algunas de las cuales sobreviven hoy en las cabeceras del Putumayo, en el valle de Sibundoy. A la familia caribe pertenecen los muzos y panches, que ocuparon territorios actuales de Santander, Boyacá y Cundinamarca; los quimbayas y pancuras en la Cordillera Central; los pijaos, en Tolima y Caldas; los calimas, en el valle; los motilones, en la Sierra de Perijá, Santander; los chocoes en la tierra del mismo nombre y en Antioquia; los sinúes, en las sabanas de Bolívar. Al sur, en Tierradentro, los paeces y los guambianos, de grupo cultural diferente. En la Guajira sobreviven los arawak, relativamente muy asimilados a la civilización, y los chimilas, en la vertiente meridional de la Sierra Nevada. En las estribaciones del macizo colombiano vivió la llamada cultura de San Agustín, que probablemente había desaparecido ya a la llegada de los conquistadores, después de dejar una huella de alta civilización artística, sin ningún testimonio cierto sobre su origen. En Tierradentro, hoya del río Páez, existió otra cultura, ahora desaparecida, que parece tener afinidad con la agustiniana, y es ahora objeto de intensos estudios de los especialistas. Conquista y Colonia: En la conquista y colonización del actual territorio colombiano se destacan los nombres de Rodrigo de Bastidas, Alonso de Ojeda, Sebastián de Belalcázar, Gonzalo Jiménez de Quesada, Jorge Robledo, Pascual de Andagoya, Vasco Núñez de Balboa, Pedro de Heredia y otros, incluyendo alemanes, que explotaron a los indios y la tierra, pero fundaron las primeras ciudades y dejaron las

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bases de lo que fue luego el país. La gran fundación española se debe al licenciado Jiménez de Quesada, en la sede del Zipa de Bacará, el 6 de agosto de 1538, y es hoy la capital colombiana. La primera ciudad fundada en el territorio fue Santa María la Antigua del Darién (1510). Las luchas y rivalidades de los conquistadores españoles siguen hasta mediados del siglo XVI, pero entre tanto dejan fundaciones como Santa Marta (Rodrigo de Bastidas, 1525), Cartagena (Pedro de Heredia, 1533), Popayán (Sebastián de Belalcázar, 1536), Cali (el mismo Belalcázar, 1536), Antioquia (Jorge Robledo 1541), Tunja (Gonzalo Suárez Rondón, 1539 ). En abril de 1550 se estableció en Bogotá el Tribunal de la Real Audiencia, que no dio resultados satisfactorios. La Corona creó entonces la Presidencia del Nuevo reino de Granada, dependiente del Virreinato del Perú. Empieza entonces (1564) un sistema de gobierno político en los territorios denominados hoy Atlántico, Bolívar, Boyacá, Cundinamarca, Magdalena, Santanderes, Tolima y Panamá. Después se extendió a la antigua provincia de Antioquia y a las que hoy forman Venezuela. Los actuales departamentos-de Nariño, Cauca y Valle pertenecían a la Presidencia de Quito. El virreinato se estableció definitivamente en 1739, con don Sebastián de Eslava como primer virrey. Ese mismo año se realiza el ataque del marino Eduardo Vernon contra Portobelo, consecuencia de la rivalidad mercantil entre España e Inglaterra. Luego siguieron varios ataques contra Cartagena, que le ganaron el título de Ciudad Heroica. La época colonial fue generalmente apacible y provinciana. Ya en sus postrimerías, en los últimos años del siglo XVIII , aparecen los gérmenes de la independencia, la insurrección de los Comuneros y la versión que don Antonio Nariño hizo de los Derechos del Hombre, introduciendo en la colonia española el espíritu libertario de la revolución francesa. Comenzando el siglo XIX visitan el país

sabios europeos, como Humboldt y Bonpland. Funciona también por entonces la Expedición Botánica, con José Celestino Mutis, y se funda el Observatorio Astronómico Nacional, con Francisco José de Caldas. La Independencia: La crisis política española y la invasión napoleónica precipitaron los factores de disolución que ya operaban en Colombia y decidieron finalmente los hechos del 20 de julio de 1810. El pueblo depuso entonces al virrey, don Antonio Amar y Borbón, aunque sin desconocer en ese momento la autoridad de Fernando VII, prisionero entonces de Napoleón en Bayona. Comenzó así la guerra de independencia, que había de durar hasta 1819, cuando se funda la Gran Colombia. Es la épica colombiana, con Bolívar, enfrentado al poderío español, que envía al Pacificador Pablo Morillo al frente de 10.000 hombres. Dieron su vida, en el campo de batalla o en el cadalso, los hombres más ilustres de la época, Camilo Torres, Francisco José de Caldas, Liborio .Mejía, Custodio García Rovira, Policarpo Salavarrieta. El 7 de agosto de 1819 marca el triunfo de las tropas libertadoras que provenían de los Llanos de Venezuela y después de cruzar los Andes derrotan al ejército español que comandaba el brigadier general José María Barreiro, en el Puente de Boyacá. Los gobernadores españoles de las provincias abandonaron sus capitales, empezando por el propio virrey, Juan Sámano. A consecuencia de la batalla de Boyacá quedaron libres en pocos días las provincias de la Nueva Granada, a saber: Santa Fe, Tunja, Socorro, Pamplona, Neiva, Mariquita, Antioquia, Chocó y gran parte de Popayán. La República: Bolívar propuso el nombre de Colombia para reparar "la injusticia que se ha hecho a un gran hombre, Colón". El nombre perduró, aunque no el que insinuaba para la capital, Las Casas. En la mañana del 17 de diciembre de 1819 aprobó el Congreso la constitución de la República de Colombia. Bolívar fue elegido presidente y vicepresidente Francisco Antonio Zea. En 1833 sucede Francisco de Paula Santander en la presidencia

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y realiza la tarea de unificación política y administrativa, si bien ya había desaparecido el sueño bolivariano de la Gran Colombia, reemplazada por la Nueva Granada, después de separarse Venezuela y Ecuador. A esta época corresponde el nacimiento de los partidos históricos, el Liberal y el Conservador, que han subsistido hasta ahora, como antes habían surgido las tendencias Unitarias y Federalistas, defendidas alternativamente por ambos partidos. En 1845 llega al poder el general Tomás Cipriano de Mosquera. La caída de Luis Felipe del trono francés en 1848 tuvo repercusiones políticas en todo el mundo y no podía dejar de influir en la juventud granadina. Otra vez Francia influye en la historia colombiana y para reemplazar a Mosquera, conservador entonces, lanza el liberalismo al general José Hilario López. No tuvo ningún candidato la mayoría necesaria, y López fue elegido por el Congreso, en medio de una crisis política que continuó durante su gobierno, con la cuestión religiosa, la expulsión de los jesuitas, la formación de las Sociedades democráticas liberales y finalmente la guerra civil. En mayo de 1858 se promulga la Confederación Granadina, bajo la administración de Mariano Ospina Rodríguez, que había sido elegido por votación popular en competencia con los candidatos Manuel Murillo Toro y Tomás Cipriano de Mosquera. Ospina hizo un gabinete exclusivamente conservador. El general Mosquera, ahora liberal, organiza la rebelión contra el gobierno y estalla de nuevo la guerra civil. Triunfante en 1861, se titula Mosquera Presidente Provisorio y Supremo Director de la Guerra y convocó una convención como medida para reorganizar el Gobierno. Se realizó en Rionegro (1863) donde se redactó una Constitución liberal romántica y federalista, que tuvo corta vida, para los Estados Unidos de Colombia, como se llamó oficialmente. Ejerció el poder el mismo Mosquera y luego Manuel Murillo Toro, con otros liberales elegidos por un bienio, de

acuerdo con la ley. Murillo hizo una administración ejemplar. En mayo de 1866 volvió a tocarle el turno a Mosquera, contra quien se organizó de nuevo la oposición conservadora y de los radicales liberales. Se creó un conflicto grave entre el Ejecutivo y el Congreso que desembocó en la prisión de Mosquera y su juicio ante el Senado. En 1884 es elegido presidente Rafael Núñez bajo cuya administración se redactó la Constitución de 1886 que, con diversas reformas, es la que rige todavía, después de derrotado el federalismo. Una ley de 1887 unificó la legislación nacional, dividida antes en los varios Estados y se adoptaron varios Códigos con vigencia en todo el país. Ese mismo año nació el Himno Nacional, cuya letra es del mismo Núñez y la música del maestro italiano, residente en Colombia, Oreste Sindici. Al abandonar Núñez el poder lo asume el primer Designado Carlos Holguín, que realiza un gobierno rígidamente conservador. lo que causó la división del mismo partido en 1890, entre "nacionalistas" e “históricos". En 1899 estalló otra revuelta civil. En julio de 1900 un golpe del partido conservador “histórico” proclama presidente a José Manuel Marroquín desconociendo al presidente San Clemente. Durante su administración se realiza la separación de Panamá, ratificada por la ley 14 de 1914, ya originada en una rebelión militar provocada por los Estados Unidos. En 1904 vuelve a dividirse el partido conservador para el período que debía comenzar el 7 de agosto. Un Gran Consejo Electoral declaró Presidente al general Rafael Reyes, quien realizó el llamado Quinquenio, una administración enérgica y autoritaria, que empezó con colaboradores de ambos partidos y terminó en gobierno personal. La unión llamada Republicana, de liberales y conservadores, contra la dictadura, fue un verdadero partido político, que no sobrevivió pero ejerció un influjo saludable en la civilización política posterior del país. En 1910 ese movimiento llevó al poder a Carlos E. Restrepo, en cuya administración los conservadores republicanos volvieron otra vez a su antiguo partido. El sucesor de Restrepo fue un conservador, José Vicente Concha, a quien

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sucedió el jefe de la unión conservadora, Marco Fidel Suárez. Para suceder a Suárez probó su suerte el partido liberal lanzando candidato a su jefe, el general Benjamín Herrera. Triunfó el candidato conservador, general Pedro Nel Ospina, quien hizo una administración progresista y aún trató de obtener la colaboración de los liberales. Los sucedió un jurista, Miguel Abadía Méndez, en una votación en que no tomaron parte los liberales. Abadía había formado parte del grupo "histórico" y trató de renovar la tendencia a la unión nacional y a la colaboración de los partidos en el gobierno. Ya en 1929 empezaron a manifestarse síntomas de una gran transformación política, que con la división conservadora, de tiempo atrás, preparaba el advenimiento del partido liberal. Las elecciones del 9 de febrero de 1930, realizadas en paz y libertad relativas, produjeron el ascenso al poder del primer presidente liberal en el siglo, Enrique Olaya Herrera. El nuevo presidente basó su administración políticamente en lo que llamó "concentración nacional” o sea una reacción contra las viejas contiendas de los partidos. En su administración tuvo que hacer frente a un grave conflicto, originado en la invasión de tropas peruanas al territorio colombiano de Leticia (1 setiembre de 1932). Ante la Liga de las Naciones, Perú abandonó la pretensión de que eran civiles sublevados en Leticia y reconoció que eran fuerzas regulares apoyadas por el Gobierno. Se rompieron las relaciones entre Colombia y Perú. En medio de una aguda crisis fiscal, en pocas semanas los colombianos recogieron más de diez millones de pesos, una suma considerable en la época, para hacer frente a la corta guerra, coronada por Tarapacá y Güepí. Las hostilidades fueron suspendidas mediante gestiones diplomáticas. Sucede a Olaya el jefe del partido liberal, Alfonso López Pumarejo, quien inicia su administración en nombre de un "partido liberal demócrata" con "el ensanchamiento de la base de la

República", para renovar las instituciones de un país más desarrollado y complejo de lo que había sido hasta entonces. Realiza la reforma tributarias con fuerte oposición de algunos grupos económicos e implanta la cédula de ciudadanía como instrumento de identificación y de ejercicio de derechos políticos; funda la Ciudad Universitaria y realiza una administración homogéneamente liberal. Es sucedido en 1938 por el candidato liberal Eduardo Santos, con abstención de los conservadores, como había sido también la de López. En su administración estalla la II Guerra Mundial, el gobierno suspende relaciones con las potencias del Eje (Alemania, 1talia, Japón) y forma parte de la política de solidaridad continental. En las elecciones siguientes se presentaron dos candidatos liberales, de nuevo Alfonso López y en competencia Carlos Arango Vélez, lanzado por un sector minoritario de tendencia conservatizante. En 1942 subió por segunda vez a la presidencia López Pumarejo en medio del conflicto mundial. En 1945, Colombia toma parte en la Conferencia de Chapultepec, en solidaridad con los Estados Unidos; ingresa a la Organización de las Naciones Unidas y a sus organismos. En julio de 1944, López había sido apresado por un grupo de militares en Pasto; síntoma de un germen de descomposición política que culminó con la renuncia del presidente, el 19 de julio de 1945. El Congreso nombró Designado a Alberto Lleras Camargo, quien ejerció la presidencia por el resto del período. Lleras logró la colaboración de conservadores en su gabinete. La división del partido liberal, que ya se gestaba desde antes, llegó a su apogeo en la campaña presidencial para mayo de 1946. Se presentaron dos candidatos liberales irreconciliables, Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán. El partido conservador unido lanzó la candidatura de Mariano Ospina Pérez, quien obtuvo la mayoría sobre cada uno de los liberales, pero con una minoría de 5 a 7 sobre el total de votos liberales. En la administración Ospina se realizó la Conferencia Panamericana de marzo de 1948, durante la cual, el 9 de abril, fue asesinado el jefe liberal, Jorge Eliécer Gaitán, suceso que promovió uno de los

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episodios más graves de la vida nacional e hizo famoso en el mundo el vocablo "Bogotazo". Fueron innumerables los muertos de aquellos días e incontables los daños materiales. Restablecido el orden, mediante el respaldo de los liberales al gobierno legítimo de Ospina, se formó un gabinete mixto y se continuó el gobierno bajo estado de sitio. Esta circunstancia, y el deterioro de las relaciones entre el Gobierno y el liberalismo, determinaron las elecciones siguientes sin las libertades constitucionales y con la abstención del liberalismo. Fue elegido sólo con votos conservadores el jefe conservador, Laureano Gómez, quien tomó posesión ante la Corte, por no estar reunido el Congreso. A raíz de la renovación del Congreso en 1951, el presidente Gómez abandona el poder por motivos de salud y toma posesión Roberto Urdaneta Arbeláez, nombrado Designado por un Congreso formado sólo por conservadores. El 6 de setiembre de 1952, grupos de exaltados, de confuso origen, incendiaron las instalaciones de los periódicos liberales, "El Espectador" y "El Tiempo", de la Dirección Liberal y las residencias de los jefes liberales. Continuaban en el país movimientos aislados de guerrillas, que luchaban contra la denegación de derechos, y los grupos armados oficiales, que los perseguían. En esa situación se presentó también otra profunda división conservadora entre los partidarios de Gómez y los partidarios de Ospina, "laureanistas" y "ospinistas", como han seguido denominándose. La crisis culminó con el derrocamiento del presidente Gómez, horas después de posesionarse de nuevo, por un golpe militar dirigido por el general Gustavo Rojas Pinilla (junio de 1953). El golpe militar fue respaldado por los liberales y la mayoría de conservadores con la esperanza de que fuera una transición hacia la legalidad. Antes de un año, la administración se había orientado hacia el gobierno personal, lo que provocó la rebelión de los estudiantes, duramente

reprimidos, y finalmente la formación de un Frente Nacional, con elementos de ambos partidos, para derrocar la dictadura militar, que se logró el 10 de mayo de 1957. Rojas fue reemplazado interinamente por una Junta Militar. El expresidente Lleras y el expresidente Gómez acuerdan el Pacto de Sitges para dar base a un acuerdo de los partidos, que culmina en otras conversaciones políticas. El resultado final es el compromiso de una reforma constitucional que garantiza la alternación de los partidos en el poder y la paridad en los puestos de responsabilidad política, por un lapso de 16 años. Es el meollo de da Constitución vigente. El 4 de mayo de 1958 es elegido presidente Alberto Lleras, a quien corresponde la tarea de pacificación política y convivencia de los partidos. El 1 de enero de 1959 se levanta el estado de sitio, vigente durante más de 12 años. El 20 de noviembre de 1959 fallece el Londres él expresidente Alfonso López, y el 13 de julio de 1965 el expresidente Laureano Gómez, los dos jefes más prestigiosos de los partidos tradicionales. El 6 de mayo de 1962 fue elegido, dentro de las normas de alternación, Guillermo León Valencia, en representación del conservatismo, que también lanzó candidato a Jorge Leyva, con menos del 20 por 100 del total de votos. En su administración se presentaron varias divisiones políticas en ambos partidos, que entrabaron su tarea política, sobre todo el partido Alianza Nacional Popular (ANAPO) integrado por antiguos partidarios de Rojas Pinilla. El partido liberal tuvo también un grupo de izquierda, el MRL (Movimiento Revolucionario Liberal), que acabó por integrarse posteriormente al liberalismo tradicional. El 7 de agosto de 1966, entró a ejercer la presidencia, también como candidato de alternación, el jefe liberal, Carlos Lleras Restrepo, elegido con cerca de dos millones de votos contra 700.000 del candidato de Anapo, lanzado como liberal para conformarse al mandato constitucional. Poco después de su posesión, se reunieron en Bogotá los presidentes de Chile y Venezuela, con delegados de Perú y Ecuador, con el resultado de la Declaración de Bogotá, origen del llamado

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Grupo Andino, de integración regional, preparatorio de ALALC, tarea que ha sido central en la administración Lleras. El Gobierno ha presentado varios proyectos de reforma constitucional, entre ellos una serie de pasos previos a la instalación plena de la democracia representativa y proporcional al finalizar los 16 años previstos por la Constitución vigente y que expiran en 1974. La mala situación de la balanza de pagos, que venía empeorándose desde antes, condujo a dificultades económicas que el presidente Lleras ha atacado con severidad fiscal y suspendiendo la -libre convertibilidad del peso, enfrentándose en cierto momento al Fondo Monetario Internacional. Para la segunda mitad de 1968, se preparaba en Bogotá la reunión del XXXIX Congreso Eucarístico Internacional. En el campo político, la administración de Lleras había logrado la unión de su partido y gobernaba con una coalición, por el lado conservador apoyado por el expresidente Mariano Ospina Pérez y en vísperas de la campaña presidencial para designar a quien debe reemplazarlo en 1970. Con fecha 18 Marzo 1968, se hizo público el triunfo gubernamental obtenido en las elecciones, en las que el 70 por 100 de los sufragios fueron emitidos a favor del Frente Nacional. En el mes de agosto llegó Su Santidad Pablo VI a Bogotá para asistir a la clausura del Congreso Eucarístico Internacional. El 8 de junio dimitió el presidente Lleras Restrepo y con él su gobierno; la decisión obedeció a un proyecto de reforma constitucional que fue rechazado por el Senado, que se negó a aceptar la renuncia del presidente. La confusa situación política se aclaró un tanto, días más tarde, al aprobarse dos enmiendas constitucionales sobre la congelación del número de parlamentarios y garantías en cuanto a la formación representativa auténtica de los sectores políticos del país dentro del Gobierno. Lleras aceptó continuar en la Presidencia del país. Superada esta crisis política, el

presidente Lleras hizo posteriormente algunos cambios en su Gabinete: el ministro Misael Pastrana, de la cartera de Gobierno, o Interior, fue nombrado embajador en Washington y reemplazado por Carlos Augusto Noriega. Unos meses después Noriega fue a su vez reemplazado por Douglas Botero Boshell, que desempeñaba la cartera de Comunicaciones. Pastrana es uno de los candidatos a la presidencia, junto con Belisario Betancur, lanzado el 17 de mayo de 1969 por diversos grupos de ambos partidos. En la cancillería colabora el antiguo director del MRL (Movimiento Revolucionario Liberal), o izquierda liberal, Alfonso López Michelsen, desde la unión del liberalismo alrededor de Lleras. La tarea internacional más destacada del gobierno en 1969 fue la formación del Grupo Andino, que se realizó en mayo de 1969 en Cartagena, sin la inclusión final de Venezuela. En junio de 1969 el presidente Lleras visitó al presidente Nixon, por invitación oficial del gobierno. En 19 de abril de 1970 se celebraron elecciones presidenciales en las que resultó triunfador, por una mayoría de 61.710 votos, Misael Pastrana. El Gobierno hubo de declarar el estado de sitio el 22 de abril de 1970 ante los incidentes provocados por los partidarios del candidato derrotado, Gustavo Rojas Pinilla. El 16 de mayo de 1970 se levantó el estado de sitio, una vez restablecida la tranquilidad. El 7 de agosto Pastrana Borrero tomó posesión de la presidencia. El 16 de noviembre se produce una mini crisis ministerial al dimitir el ministro del Gobierno, Joaquín Vallejo. En junio de 1971 se fundó la Alianza Nacional Popular (ANAPO) por el expresidente Rojas Pinilla, con lo que se rompe el equilibrio tradicional entre los dos partidos clásicos, liberal y conservador. >>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>> SALVAT ENCICLOPEDIA SALVAT DICCIONARIO (c) 1972 Salvat Editories, S.A., Barcelona

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Minas de Colombia durante la colonización española (grabado del s.

XVII, Biblioteca Nacional, París).

HISTORIA

Período colonial. Antes de llegar los españoles, el territorio de la actual Colombia estaba ocupado por varios pueblo en diverso grado de civilización. Los chibchas en las mesetas orientales, eran los más importantes, con un gobierno central y conocimientos de astronomía, agricultura y alfarería. Más atrasados estaban los caribes, que habitaban en las zonas litorales, los quechuas, los quimbayas y los chocós, andaquíes y araucos. Alonso de Ojeda fue quien primero arribó a sus costas (1499), de nuevo visitadas por Rodrigo de Bastidas y Juan de la Cosa (1502). En 1510 se fundó Darién, a la que siguieron Santa Marta (1525) y Cartagena (1533). En busca de las fabulosas riquezas de Eldorado partieron expediciones al interior del país. Destacó la de Gonzalo Jiménez de Quesada, que remontó el río Magdalena, venció a los chibchas, fundó Santa Fe de Bogotá (1538) y dio al conjunto del territorio el nombre de Nueva Granada. Éste, dividido en cuatro gobernaciones (Santa Fe, Santa Marta, Cartagena y Popayán), se incorporó al virreinato del Perú. Para su gobierno fue creada (1550) una Audiencia. La Iglesia, establecida muy pronto (1534, obispado de Cartagena), contribuyó con su labor de enseñanza religiosa y cultural a consolidar el asentamiento español. La explotación de la colonia, pobre en

metales precios, tuvo como base la agricultura. La mano de obra utilizada fue la población india, mediante el sistema de encomienda, y los esclavos negros, establecidos principalmente en la costa septentrional. En 1718 se creó el virreinato de Nueva Granada, con capital en Bogotá, reconocido definitivamente en 1740. Comprendía, además de la actual Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela. Durante el período virreinal se tuvo que hacer frente a ataques ingleses, holandeses y franceses y ocurrieron también los primeros intentos de sublevación. En 1780 estalló la insurrección de los comuneros, descontentos por el aumento de impuestos, que fue reprimida por el virrey Antonio Flórez. El espíritu revolucionario francés penetró en el país al traducir Antonio Nariño "Los derechos del hombre" (1794). La invasión napoleónica de la metrópoli favoreció los intentos de independencia, imposibles de frenar pese a las concesiones efectuadas por la Corona (derecho de representación en Cortes, otorgación de títulos de nobleza). En julio de 1810 se celebró una junta revolucionaria y en diciembre del mismo año tuvo lugar en Bogotá el primer Congreso independiente, terminado con la división entre centralistas y federales. La lucha entre ambos favoreció a los realistas, que desde Popayán y Santa Marta iniciaron la ofensiva, a las órdenes del general Morillo, y se adueñaron de Cartagena y Bogotá (1815). Pero poco después el ejército revolucionario, mandado por Bolívar, consiguió finalmente vencer en Boyacá (1819), Carabobo (1821) y Pichincha (1822). Independencia. La victoria de Boyacá permitió a los patriotas celebrar un congreso en Angostura (1819), que proclamó la unión de Nueva Granada y Venezuela en la República de la Gran Colombia, luego agrandada con las incorporaciones de Ecuador y Panamá, y de la cual Bolívar fue nombrado primer presidente (1821). Los congresos de 1823 y 1826, celebrados en Bogotá, dictaron normas para la organización del Estado, inspiradas por Bolívar y Santander. Fue propósito de Bolívar la unión de los Estados hispanoamericanos, para lo cual convocó un Congreso continental en Panamá (1825), pero su iniciativa no tuvo éxito. Los intentos separatistas, inspirados por Santander (Colombia) y Páez (Venezuela),

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desembocaron en guerra civil. En 1829 se disgregó la Gran Colombia y en 1830 Bolívar renunció a la presidencia. Francisco de Paula Santander, presidente (1832-37) de la recién creada República de Nueva Granada, tuvo que imponer su autoridad para conseguir frenar el espíritu de rebelión. En 1834 estalló una nueva guerra civil, a consecuencia de la supresión de los conventos de menores. En 1841 obtuvieron el poder los moderados con Pedro Alcántara Herrán. Su mandato se caracterizó por la relajación de las tensiones internas, lo que permitió atender al progreso cultural y material, continuado con su sucesor, Tomás Cipriano de Mosquera. Se compilaron leyes (Recopilación Granadina) y se trazaron los primeros ferrocarriles. En 1849 alcanzó el poder el liberal José Hilario López, cuyas medidas radicales (expulsión de los jesuitas, abolición de la esclavitud en 1851, sufragio universal y supresión de la pena de muerte por motivos políticos) provocaron la reacción conservadora. El general Obando, con el apoyo de la fracción moderada del partido liberal, obtuvo en 1853 la presidencia, aunque fue desbancado un año después por el general Melo, que se erigió en dictador. Contra éste se sublevaron los conservadores, que consiguieron instalar en el poder a Ospina Rodríguez (1857). El partido conservador, favorable hasta entonces a una república unitaria, se orientó hacia la solución federalista, reconocida en la Constitución de 1858 con el nombre de Confederación Granadina (rebautizada en 1863 con el de Estados Unidos de Colombia). Mosquera, elegido nuevamente en 1861, intentó rehacer la Gran Colombia de Bolívar, pero fracasó en la guerra contra Ecuador y acabó derrocado (1867) por el general Santos Acosta. Comenzó entonces un nuevo período liberal en el que remitieron los desórdenes. Salgar (1870-72) reformó la enseñanza primaria, promulgó un código de comercio y fundó el Banco de Bogotá. Durante la presidencia de Aquileo Parra (1876-78) volvieron los desórdenes civiles, que llevaron al poder a Rafael Núñez (1880), quien consiguió de España el reconocimiento de la independencia de Colombia. Núñez

evolucionó hacia la derecha y gobernó en sus últimos años como dictador, apoyado en la Iglesia (firma del Concordato en 1883) y los latifundistas. En 1886 se promulgó una nueva Constitución, que restableció la organización unitaria de la República de Colombia. A la muerte de Núñez (1894), los liberales se sublevaron y el país se vio envuelto en otra guerra civil (1899-1902), ruinosa para su economía. En 1903, gobernando José Manuel Marroquín, Panamá se separó de la República. El movimiento secesionista fue apoyado por los EE.UU., interesados en establecer su influencia en la zona del istmo. El gobierno de Rafael Reyes (1904-09) señaló la recuperación de Colombia. Modificó la Constitución, ampliando a 10 años el mandato presidencial y concluyó el ferrocarril de los Andes a Bogotá, aunque su gestión dictatorial provocó el descontento en toda la nación, que se levantó contra él cuando intentó que el Congreso aprobara la independencia de Panamá. En 1910 se reformó de nuevo la Constitución y se redujo el período presidencial a cuatro años. En 1914 Colombia reconoció la independencia de Panamá a cambio de una indemnización de 25 millones de pesos otorgada por EE.UU. Hasta 1930 se sucedieron presidentes conservadores, entre los que destacó Nel Ospina (1922-26), fundador del Banco de la República. El país gozó en este período de una situación de estabilidad política y social y pudo iniciar el proceso de industrialización con la ayuda económica de EE.UU. El proceso se vio frenado bruscamente por la gran crisis económica de 1929. En 1930 triunfó en las elecciones el partido liberal, con Olaya Herrera, gracias a la división de los conservadores. Sucedieron a Herrera Alfonso López (1934-38) y Eduardo Santos (1938-42), quien evitó la intervención del país en la segunda Guerra Mundial. Época contemporánea. En 1942 fue nuevamente elegido presidente Alfonso López, que adoptó una política social favorable a las clases populares, lo que provocó fuertes reticencias en los sectores conservadores del país; un pronunciamiento militar le derrocó en 1945. Fue designado para sucederle Alberto Lleras Camargo (1945-46). En el interior del partido liberal comenzó a desarrollarse una tendencia izquierdista, dirigida por Jorge E. Gaitán. En las elecciones de 1946 los liberales se

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presentaron divididos, lo que dio el triunfo a los conservadores; asumió la presidencia Mariano Ospina Pérez. En 1948, mientras se estaba celebrando la IX Conferencia Panamericana de Bogotá, el asesinato de Gaitán provocó una revuelta popular que, al irse extendiendo por el país, condujo a un estado general de anarquía, y fue reprimida duramente por las fuerzas del orden. En las elecciones de 1950, celebradas en difíciles condiciones de estabilidad, triunfó el conservador Laureano Gómez, sin que el partido liberal interviniese en las mismas. Gómez instituyó un régimen dictatorial que reprimió con dureza a la oposición, originando una guerra civil, para algunos historiadores la más sangrienta de la historia de Colombia. Muchos liberales, para huir de la represión, se vieron obligados a marchar a las montañas, donde constituyeron bandas armadas que incrementaron el ya tradicional bandolerismo colombiano. En junio de 1953 Gómez fue depuesto por un golpe militar y asumió el poder el general Gustavo Rojas Pinilla, que imitó los métodos dictatoriales de su predecesor, y continuó el estado de lucha civil en el país; posteriormente, apoyado por los católicos y los conservadores moderados, quiso instaurar un régimen autoritario, y en 1957 se hizo reelegir por una asamblea nombrada por él mismo. Conservadores y liberales, puestos de acuerdo mediante el Pacto de Sitges, establecieron una tregua valedera para 12 años, según la cual se turnarían en el poder por períodos de 4 años. El ejército destituyó a Rojas Pinilla y asumió provisionalmente el gobierno de la nación. Alberto Lleras Camargo, candidato única apoyado por los dos partidos, fue elegido presidente en agosto de 1958 y formó un gabinete integrado por liberales y conservadores en igual número. En 1962 fue sustituido por el conservador Guillermo León Valencia y en mayo de 1966 el liberal Carlos Lleras Restrepo fue elegido presidente en una votación en la que se abstuvo el 65 % del censo electoral. El sistema turnante establecido por el Pacto de Sitges no había conseguido recuperar la completa estabilidad para el país, sacudido por

el auge creciente de las guerrillas de tipo castrista (sobre todo a partir de 1962) y la extensión de la agitación universitaria a otros sectores de la sociedad, como el clero. La indiferencia mostrada por la población en las elecciones de 1966 fue hábilmente recogida por Gustavo Rojas Pinilla, con un programa fuertemente influido por el integralismo brasileño y el justicialismo peronista, pese a lo cual fue derrotado. por escaso margen (70.000 votos), en las elecciones presidenciales de 1970, frente al candidato del Frente Nacional, Misael Pastrana Borrero. Colombia mostró durante estos años repetidas veces su hostilidad hacia el régimen revolucionario de Cuba, al cual acusa de apoyar y fomentar los movimientos guerrilleros que actúan en el país. Entre éstos destacó el encabezado por el sacerdote Camilo Torres y denominado Frente Unido, que se disolvió en febrero de 1966, tras la muerte en combate de aquél. En las elecciones de abril de 1974 fue elegido presidente el candidato del partido liberal. Alfonso López Michelsen, que obtuvo casi el 50 % de los votos frente a su oponente más directo, el conservador Álvaro Gómez Hurtado, que logró el 33 % de ellos.

Bogotá. Avenida Jiménez de Quesada. ---- PRESIDENTES DE COLOMBIA ----- República de Gran Colombia Simón Bolívar 1819-1826 Francisco de Paula Santander 1826-1830 Simón Bolívar Joaquín Mosquera Domingo Caicedo 1830-1831 Rafael Urdaneta 1831-1832 José María Obando República de Nueva Granada 1832 José 1gnacio de Márquez 1832-1837 Francisco de Paula Santander

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1837-1841 José Ignacio de Márquez 1841-1845 Pedro Alcántara Herrán 1845-1849 Tomás Cipriano de Mosquera 1849.1853 José Hilario López 1853-1854 José María Obando José María Melo 1854 /Tomás Herrera 1854-1855 José de Obaldia 1855-1857 Manuel María Mallarino Confederación Granadina 1857-1861 Mariano Ospina Rodríguez 1861 Bartolomé Calvo Estados Unidos de Colombia 1861-1864 Tomás Cipriano de Mosquera 1864 Juan Antonio Uricoechea 1864-1866 Manuel Murillo Toro 1866 José M. Rojas Garrido 1866-1867 Tomás Cipriano de Mosquera 1867.1868 Santos Acosta 1868-1870 Santos Gutiérrez 1870-1872 Eustorgio Salgar 1872-1874 Manuel Murillo Toro 1874-1876 Santiago Pérez 1876-1878 Aquileo Parra 1878-1880 Julián Trujillo 1880-1882 Rafael Núñez 1882 Clímaco Calderón Francisco J. Zaldúa 1882-1884 José Eusebio Otálora 1884 Ezequiel Hurtado 1884-1886 Rafael Núñez República de Colombia 1886-1887 José María Campo Serrano 1887 Eliseo Payán 1887-1888 Rafael Núñez 1888-1892 Carlos Holguín 1892-1898 Miguel Antonio Caro 1898 Guillermo Quintero Calderón José Manuel Marroquín 1898-1900 Manuel Antonio Sanclemente 1900-1904 José Manuel Marroquín 1904-1909 Rafael Reyes 1909 Jorge Holguín 1909-1910 Ramón González Valencia 1910-1914 Carlos E. Restrepo 1914-1918 José Vicente Concha 1918-1921 Marco Fidel Suárez 1921-1922 Jorge Holguín 1922-1926 Pedro Nel Ospina 1926-1930 Miguel Abadía Méndez 1930-1934 Enrique Olaya Herrera 1934-1938 Alfonso López 1938-1942 Eduardo Santos 1942-1945 Alfonso López 1945-1946 Alberto Lleras Camargo 1946-1950 Mariano Ospina Pérez 1950-1953 Laureano Gómez 1951-1953 Roberto Urdaneta Arbeláez 1953-1957 Gustavo Rojas Pinilla

1957-1958 Junta Militar 1958-1962 Alberto Lleras Camargo 1962-1966 Guillermo León Valencia 1966-1970 Carlos Lleras Restrepo 1970-1974 Misael Pastrana Borrero 1974 Alfonso López Michelsen

CANDIDATOS PRESIDENCIALES AÑO Votos obtenidos

Miguel Abadía Méndez (C) 1926 370.492 Otros 1926 431 Enrique Olaya Herrera (L) 1930 369.934 Guillermo Valencia (C) 1930 240.360 Alfredo Vásquez Cobo (C) 1930 213.583 Otros 1930 577 Alfonso López Pumarejo (L) 1934 938.808 Otros 1934 3401 Eduardo Santos (L) 1938 511.947 Otros 1938 1573 Alfonso López Pumarejo (L) 1942 673.169 Carlos Arango Vélez (L-C) 1942 474.637 Mariano Ospina Pérez (C) 1946 565.939 Gabriel Turbay (L) 1946 441.199 Jorge Eliécer Gaitán (L) 1946 358.957 Laureano Gómez (C) 1950 1.140.122 Otros 1950 23 Gustavo Rojas Pinilla, Junta Militar 1953 - Alberto Lleras Camargo (L) 1958 2.482.948 Jorge Leyva (C) 1958 614.861 Otros 1958 290 Guillermo León Valencia (C) 1962 1.633.873 Alfonso López Michelsen (L) 1962 624.863 Jorge Leyva (C) 1962 308.814 Gustavo Rojas Pinilla (C - ANAPO) 1962 54.557 Otros 1962 494 Carlos Lleras Restrepo (L) 1966 1.881.502 José Jaramillo Giraldo (L) 1966 741.203 Otros 1966 589 Misael Pastrana Borrero (C) 1970 1.625.025 Gustavo Rojas Pinilla (C - ANAPO) 1970 1.561.468 Belisario Betancur C. (C) 1970 471.350 Evaristo Sourdis (C) 1970 336.286 Alfonso López Michelsen (L) 1974 2.929.719 Álvaro Gómez Hurtado (C) 1974 1.634.879 María Eugenia Rojas (ANAPO) 1974 492.166 Otros candidatos 1974 142.778 Julio César Turbay Ayala (L) 1978 2.503.681 Belisario Betancur C. (C) 1978 2.366.620 Otros candidatos 1978 187.624 Belisario Betancur C. (C) 1982 3.189.587 Alfonso López Michelsen (L) 1982 2.797.786 Luis Carlos Galán (L) 1982 746.024 Otros candidatos 1982 83.368 Virgilio Barco 1986 4.214.510

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Álvaro Gómez Hurtado (C) 1986 2.588.050 Jaime Pardo Leal (Unión Patriótica) 1986 328.752 Otros candidatos 1986 90.506 Cesar GAVIRIA 1990 2.891.808 César Gaviria T. (L) 1990 2.834.118 Álvaro Gómez Hurtado (C) 1990 1.401.128 Antonio Navarro Wolff (M-19) 1990 739.320 Rodrigo Lloreda (C) 1990 702.043 Ernesto SAMPER (L) 1994 3733336 Ernesto SAMPER (L) 1994 2.581.193 Andres PASTRANA (C) 1994 2.562.481 Otros candidatos 1994 378.091 Antonio Navarro Wolff (M-19) 1994 217.067 Andres PASTRANA 1998 2a vuelta 1998 6.114.752 HORACIO SERPA en 1998 2a vuelta (L) 1998 5.658.518 ÁLVARO URIBE VELEZ (L) 2002 5.862.655 HORACIO SERPA URIBE (L) 2002 3.524.779 ÁLVARO URIBE VELEZ (L) 2006 7.363.297 Carlos GAVIRIA (POLO DEMOCRATICO) 2006 2.608.914 HORACIO SERPA URIBE (L) 2006 1.458.200 Antanas MOCKUS C (Independiente) 2006 146.540 Enrique PAREJO (L – Independiente) 2006 44.536 Álvaro LEYVA D. (se retiró) (c – Independ) 2006 21.999 Carlos RINCON B (Independiente) 2006 20.446

Páginas 400 a 402. 986.1 B87 Ej.2 (1) Fuente: Bushnell, David, “Colombia, una nación a pesar de sí misma – De los tiempos precolombinos a nuestros días”, © 1993 by the Regents of the University of California, Ed. Planeta, 2ª. Ed., 1996, páginas 400 a 402.

----- 50 días que cambiaron la historia de Colombia

Sumario

1. 29 de julio de 1525. Fundación de Santa Marta 2. 9 de abril de 1550. Establecimiento de la Real Audiencia 3. 16 de marzo de 1621. La ejecución de Benkos Biojó 4. 9 de marzo de 1687. El fin del mundo en la Colonia 5. 16 de marzo de 1781. Estalla la revuelta Comunera 6. 29 de abril de 1783. Comienza la Expedición Botánica 7. 9 de febrero de 1791. Circula el 'Papel Periódico' 8. 15 de diciembre de 1793. Se publica 'Los derechos del hombre' 9. 20 de Julio de 1810. El grito de Independencia 10. 11 de noviembre de 1811. Cartagena proclama su Independencia 11. 10 de mayo de 1814. La batalla de Pasto 12. 7 de agosto de 1819. Batalla de Boyacá 13. 3 de octubre de 1821. Constitución de Cúcuta 14. de julio de 1847. Nace el librecambio. 15. 15 de enero de 1850. Se inicia la Comisión Corográfica

16. 1 de enero de 1852. Termina la esclavitud 17. 28 de enero de 1855. Inauguración del ferrocarril de Panamá 18. 4 de febrero de 1863. La Convención de Rionegro 19. 14 de abril de 1865. La resurrección del café 20. 8 de junio de 1867. Sale a la venta 'María' 21. 22 de septiembre de 1867. Creación de la Universidad Nacional 22. 4 de agosto de 1886. Firma de la Constitución del 86 23. 15 de julio de 1893. Se inaugura el muelle Puerto Colombia 24. 26 de mayo de 1900. La batalla de Palonegro 25. 3 de noviembre de 1903. Panamá se separa de Colombia 26. 19 de septiembre de 1908.Arranca la gran industria 27. 21 de noviembre de 1915. Estreno de la primera gran película 28. 5 de diciembre de 1919. Nace “Scadta” 29. 23 de julio de 1923. Nace la Banca Central 30. 25 de noviembre de 1924. Aparece 'La Vorágine' 31. 6 de diciembre de 1928. Masacre de las bananeras 32. 5 de septiembre de 1929. Empieza a emitir la `HJN' 33. 9 de febrero de 1930. Elección de Enrique Olaya Herrera 34. 1 de septiembre de 1932. Colombia expulsa a los peruanos de Tarapacá 35. 1 de febrero de 1935. La primera mujer entra a la universidad 36. 5 de agosto de 1936. La Revolución en Marcha 37. 12 de octubre de 1940. Primer Salón Nacional de Artistas 38. 9 de abril de 1948. Asesinado Jorge E. Gaitán 39. 13 de junio de 1953. Sube Rojas Pinilla 40. 13 de junio de 1954. Aparece la televisión 41. 3 de marzo de 1957. Llegaron los computadores 42. 1 de diciembre de 1957. Comienza el Frente Nacional 43. 27 de mayo de 1964. Nacen las "FARC" 44. 15 de septiembre de 1965. Llegad control natal 45. 5 de junio de 1967. Es lanzada "Cien años de soledad" en Buenos Aires 46. 2 de diciembre de 1981. Aparece el "MAS" 47. 30 de abril de 1984. Asesinado Lara Bonilla 48. 6 de noviembre de 1985.Toma del Palacio de Justicia 49. 4 de julio de 1991. Constitución Política 50. 2 de diciembre de 1993. El señor de las drogas Asesoría histórica: Fabio Zambrano P. Investigación Gráfica: Guillermo Vera Colaboración: Jorge Cote, Isabela Restrepo, Andrés Ramírez, Marcela Estrada MAYO 21 , 2004 Revista "Semana"