Coloquio con Cristina Fernández

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Coloquio con Cristina Fernández “Ni una menos” Una hora y cuarenta minutos. Un tiempo insólitamente largo. Tanto duró el coloquio privado entre el Papa Francisco y la Presidenta Argentina Cristina Fernández de Kirchner, recibida el domingo pasado por el Pontífice en el Vaticano. Una mirada sobre América Latina y sobre algunas cuestiones de carácter internacional con particular referencia a la lucha contra la pobreza y el hambre; la explotación de seres humanos y los derechos de la mujer. Así se caracterizó el encuentro que se desarrolló en la Aula Paulo VI en un clima de gran cordialidad. Es la quinta vez que el Papa Bergoglio y Cristina Fernández, se encuentran. Cuatro encuentros tuvieron lugar en el Vaticano y un saludo fue intercambiado durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. “Encontré al Papa sereno, seguro de sí mismo y preocupado por la inmensa tarea que le compete hoy en día a la Iglesia en el mundo. Quedó muy impactado por su viaje a Sarajevo y estaba muy contento de haber visitado una ciudad que ha sufrido tanto por el conflicto sangriento del siglo pasado y que ha vuelto a ser lugar de diálogo y convivencia pacífica. Este mundo de hoy, tan complejo, necesita personas especiales, sostiene Cristina Fernández, Bergoglio no es un líder político, pero está generando cambios que

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Entrevista a la Sra. Presidenta de la Nación, Dra. Cristina Fernández de Kirchner, publicada por el diario "L'Osservatore Romano" del día 10 de junio de 2015

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Coloquio con Cristina Fernández

“Ni una menos”

Una hora y cuarenta minutos. Un tiempo insólitamente largo. Tanto duró el coloquio privado entre el Papa Francisco y la Presidenta Argentina Cristina Fernández de Kirchner, recibida el domingo pasado por el Pontífice en el Vaticano. Una mirada sobre América Latina y sobre algunas cuestiones de carácter internacional con particular referencia a la lucha contra la pobreza y el hambre; la explotación de seres humanos y los derechos de la mujer. Así se caracterizó el encuentro que se desarrolló en la Aula Paulo VI en un clima de gran cordialidad. Es la quinta vez que el Papa Bergoglio y Cristina Fernández, se encuentran. Cuatro encuentros tuvieron lugar en el Vaticano y un saludo fue intercambiado durante la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro. “Encontré al Papa sereno, seguro de sí mismo y preocupado por la inmensa tarea que le compete hoy en día a la Iglesia en el mundo. Quedó muy impactado por su viaje a Sarajevo y estaba muy contento de haber visitado una ciudad que ha sufrido tanto por el conflicto sangriento del siglo pasado y que ha vuelto a ser lugar de diálogo y convivencia pacífica. Este mundo de hoy, tan complejo, necesita personas especiales, sostiene Cristina Fernández, Bergoglio no es un líder político, pero está generando cambios que van más allá, transformaciones de mentalidad. El viento de frescura evangélica del Papa Bergoglio ha llegado a los católicos y a los no católicos y su palabra a favor de la justicia social, así como su estilo que pone el acento mucho más en la persona humana que en las instituciones, traerá un nuevo impulso en esta fase de cambio a nivel global. Francisco es muy latinoamericano, y muy argentino y sus preocupaciones por las formas de exclusión social vienen de lejos. Ciertamente hemos hablado de la contradicción que existe en el mundo entre el desarrollo desenfrenado y las gravísimas condiciones en las cuales vive buena parte de la humanidad. Es mi deseo que, como dice el Papa, en el mundo se pueda pasar de “una cultura del descarte a una cultura del encuentro y de la acogida”.

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La Presidenta Kirchner ha homenajeado al Papa Bergoglio con diversos obsequios muy significativos: ante todo un gran cuadro del Beato Obispo Mártir Oscar Arnulfo Romero, obra del artista argentino Eugenio Cuttica; luego un libro de Alberto Methol-Ferré, autor muy reconocido por Francisco (“Los estados continentales y el Mercosur”) una edición del famoso poema nacional “Martín Fierro”, citado a veces por el Papa en sus discursos. Los regalos incluyeron también dos bajorrelieves para no videntes, en braille, que representan a la Virgen de Luján y al retrato del Papa; unas canastas con productos típicos argentinos y un importante volumen sobre el patrimonio arquitectónico argentino, editado con motivo del Bicentenario. Por su parte, el Papa le donó a la Presidenta la reproducción de un bellísima imagen rusa del siglo XII que representa a la Virgen de la Ternura.

La ternura, afirma Cristina Kirchner, es una calidad típicamente femenina y cuando las mujeres la llevan a la política este valor cambia la perspectiva de las cosas. Existe una mirada sobre el Ser, sobre la existencia, sobre el mundo, sobre la vida, sobre la experiencia que es propia y es original de las mujeres. Y si hablamos de mujeres, desde México hasta la Patagonia, desde hace algunos años son ya muchas las que ocupan lugares de prestigio. Los vértices del poder en la Región ya no son más un monopolio masculino. Por el contrario, Chile, Brasil, Argentina y Costa Rica tienen Presidentas mujeres y la lista se podría extender en todo el continente.

América Latina es una tierra de mujeres al poder?

Es verdad que existe un récord de “Presidentas”, afirma Cristina Fernández, pero no hay que pensar que la situación se repite en todos los sectores de la sociedad y del poder en general. Creo que aún falta mucho, el poder es prevalentemente un patrimonio masculino. En los medios de comunicación, en las grandes

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empresas, en las instituciones internacionales todavía no existe una paridad de las mujeres al poder. Algunos meses atrás, el Papa dijo durante una Audiencia General: “Porqué se supone que las mujeres deben ganar menos que los hombres? No, ellas tienen el mismo derecho! La disparidad es un escándalo puro”. Tiene razón, las mujeres trabajan en promedio mucho más que los hombres, porque a las tareas familiares agregan las profesionales. Francisco tiene una visión concreta y profunda a la vez del problema de las mujeres como parte fundamental de la sociedad. Concreta, porque entiende bien y lo ha dicho varias veces en su lenguaje muy directo, que los grandes temas son: la autodeterminación de la mujeres, la autonomía de las mujeres, las perspectivas de las mujeres. El rol de las mujeres es fundamental en los países en desarrollo ya que marca el futuro de la familia. En este sentido, todavía debemos superar muchos desafíos en lo que respecta la igualdad entre el hombre y la mujer. Y esto se aplica también a los países desarrollados e industrializados. Es profundo, porque el camino que queda por recorrer es largo, continúa Fernández, y nosotros vivimos en un continente en el cual millones de mujeres siguen siendo víctimas de discriminación y violencia. Hace algunos días atrás, en mi país, miles de personas se reunieron en la plazas de Buenos Aires y de otras ciudades contra la violencia hacia las mujeres, una movilización histórica después de una secuencia de feminicidios que impactaron a todo el país.

El último ha provocado una reacción espontánea, importante y transversal en toda Argentina. El pasado 11 de abril, una joven de 14 años embarazada fue asesinada por su novio de 16 años y enterrada en el jardín de su casa con la ayuda de los padres de él. Luego de haberse dado a conocer la noticia, inició el movimiento “Ni una menos” que le exige a la política la aplicación de la ley contra la violencia de género y se propone promover una cultura de igualdad y respeto. El pedido se difundió velozmente a través de las redes sociales y pasando de boca en boca: políticos, artistas, periodistas y sobre todo miles de ciudadanos adhirieron a la manifestación que colmó las plazas de las mayores ciudades. Había mujeres, pero también miles de hombres de todas las edades y clases sociales, algunos con niños pequeños. Una movilización importante. La

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violencia de género constituye un problema muy grave en toda América Latina. La dimensión del problema es tal que fue la misma OMS a crear el término “violencia de género”, sigue Fernández, para indicar un complejo conjunto de comportamientos dirigidos hacia las mujeres que incluyen violencia doméstica, violencia sexual, violencia psicológica y también mobbing o uso del cuerpo femenino de manera irrespetuosa y descalificadora. Algunas veces, en lo que respecta el cuerpo de una mujer, se puede incluso hablar de una especie de “dictadura estética”, por lo cual una mujer se ve obligada a obedecer a un modelo muy artificial. Y esto provoca frustración.

Según su punto de vista existe aún prejuicios contra las mujeres en el poder?

Le respondo con una pregunta, dice Cristina Fernández, es justo que las mujeres en el poder sean tratadas siempre menospreciándolas y de modo vulgar? Dónde quedó la paridad de género? Una mujer que de algún modo ocupa una posición de poder es juzgada en la mayoría de los casos por su belleza y no su por su competencia en ese rol. Yo misma he sido víctima de feroces ataques mediáticos con algunas tapas muy vulgares en una revista que me han molestado mucho en cuanto mujer. Estos mensajes son degradantes no sólo para quien los recibe, sino también para una entera generación de mujeres que está ocupando espacios en una sociedad mundial demasiadas veces sexista. Hay otro aspecto sobre el cual asumí un compromiso en Argentina, sigue Fernández, de manera detallada y extensa, es decir, el de la “violencia doméstica contra las mujeres” que no se limita a un determinado sistema político o económico. Los datos actuales muestran que la violencia en las relaciones íntimas puede verificarse independientemente de la riqueza y de la clase social.

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Lamentablemente, a pesar de la magnitud y la gravedad de este fenómeno, en la mayoría de los países no se reconoce a la violencia contra las mujeres como una violación de los derechos humanos, de modo que no se implementan estrategias adecuadas para contrarrestarla. Nosotros les estamos brindando una alternativa a las mujeres víctimas de este fenómeno, es decir, un trabajo que les permita pensar y redefinir los límites de su propia existencia. Hemos creado una ley orgánica del Estado, la ley número 26.485 de protección y prevención del fenómeno. En definitiva suponemos que una mujer que no trabaja no es una mujer libre, ni siquiera de la violencia doméstica, porque a pesar del sufrimiento, se sentirá menos segura de elegir dejar esa casa donde reina la violencia. Un país que no favorece el trabajo para las mujeres es un país que no se preocupa por el desarrollo económico y político de la sociedad, es de míopes no favorecer la participación femenina en el mundo del trabajo. Aquí vuelvo a las respuestas macro, la política tiene el deber de desarrollar políticas estatales que puedan dar respuestas. Nosotros lo hicimos. Desde este punto de vista, nuestro país es el más sano.

El papa Francisco dijo que “ no se puede ignorar el sufrimiento de las familias afectadas por la desocupación y por los efectos de la crisis económica. No puede hacerlo la Iglesia, ni tampoco los gobiernos, ni los empresarios, ni “los planificadores del bienestar que consideran a los afectos y a la generación como una variable secundaria”. Usted qué piensa al respecto?

Tiene razón, sostiene Cristina Fernández, en América del Sur, en particular, estamos viviendo el final del modelo económico neoliberal, fundado en la reducción de la presencia del Estado como elemento causal del proceso de desarrollo nacional. Los gobiernos de la Región que han sido elegidos reflejan un reconocimiento de la

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necesidad de otorgarle al Estado un rol estratégico para la definición de las políticas públicas. Y al mismo tiempo, se trata de la convicción que la distribución de la renta tiene que ser percibida como motor de desarrollo. Esto no excluye al compromiso por la estabilidad macroeconómica, la prudencia fiscal y las reformas macroeconómicas que progresivamente se están implementando en América del Sur. Pero es necesario poner al centro de las políticas a las familias, las personas, las mujeres, los ancianos. Hay quienes, para sostener lo anacronístico del tema “bien común”, invocan a la “sociedad líquida” postmoderna, donde todos tienen un modo propio de entender al bien, muy a menudo en antítesis respecto a otras miradas: esto es lo que hace imposible individuar metas compartidas, por lo cual uno se conformaría con reglas mínimas que garanticen la tolerancia recíproca, renunciando así a todo interés por el “bien común”. Pienso que la expresión “cultura del descarte” de Papa Bergoglio, que yo comparto, sea la imagen que mejor describe los tiempos que nos tocan vivir. A propósito, quisiera recordar, una situación que hemos vivido los argentinos y que nos avergonzaba mucho. Años atrás, cuando yo todavía no había asumido, nuestros ancianos tuvieron que organizarse y salir a las calles para acceder al derecho a la jubilación. Durante mese la plaza que rodea el Congreso estaba repletas de ancianos a quienes se les había quitado la jubilación y una incansable mujer de la sociedad civil, sin ningún partido político que la sostuviera, Norma Plaa, organizó la protesta. Esas manifestaciones eran un cachetada para todos nosotros. Como también lo era la otra cara de la misma moneda, es decir, el desempleo juvenil. Entonces, cuando los ancianos la pasan mal y los jóvenes no tienen futuro hay algo que no anda. Y éste es el hilo conductor de toda mi acción de gobierno: la justicia social. El Pacto generacional es uno de los valores fundamentales para hacer el bien. Un bien que llega a la gente también a través de la política.

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Hablaron de Argentina?

Le conté al Santo Padre acerca de la finalización de la reestructuración del Santuario de Luján, que es el Santuario Mariano más importante del país, ubicado a pocos quilómetros de Buenos Aires. Él se mostró muy curioso y quiso saber todos los detalles. Se hizo un chequeo general de la estructura con la reestructuración del techo y de los vidrios de la Basílica.

Silvina PérezL’Osservatore Romano 10.06.2015