Comienza El Frente Nacional
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8/6/2019 Comienza El Frente Nacional
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COMIENZA EL FRENTE NACIONAL
Diciembre 1 de 1957
Paz de partidos
La creacin del Frente Nacional permiti superar las diferencias entre partidos, pero al final caus otros
estragos polticos.
Por Eduado Pizarro Leongomez*
El primero de diciembre de 1957, 4.397.090 ciudadanos se volcaron a las urnas en las elecciones ms
concurridas de la historia colombiana, para aprobar o reprobar el plebiscito que dara origen al Frente
Nacional. A favor 4.169.294 votaron y tan slo 206.864 en contra, es decir, un esculido 4,7 por ciento de
los electores se opusieron al novedoso experimento poltico. Ante todo, la derecha doctrinaria
representada por Jorge Leyva y el Partido Comunista.
Ese da era muy especial por diversos motivos. Por una parte, era la primera vez que el sufragio cobijaba a las mujeres.
An cuando el voto femenino haba sido aprobado durante el gobierno del general Gustavo Rojas Pinilla, slo en esta
ocasin memorable pudieron concurrir a las urnas. Por otra parte, tras el perodo de la violencia y los regmenes
militares, se abra la esperanza de volver a la paz y a la democracia. Finalmente se respiraba en el ambiente un clima de
concordia entre los partidos, cuyo sectarismo extremo haba ensangrentado el pas a lo largo de un siglo.
Por ello, no es de extraar que los smbolos de la reconciliacin nacional fueran dos figuras cimeras y polmicas que
marcaron con su impronta buena parte del siglo XX: Laureano Gmez y Alberto Lleras Camargo. Los adversarios de ayer
transformados en los aliados de hoy. El sectarismo extremo e irresponsable de Laureano Gmez trastocado en discursos
a favor de la reconciliacin y la concordia nacionales. Aun cuando los lineamientos bsicos del Frente Nacional fueron
expuestos por primera vez en la famosa carta de Alfonso Lpez Pumarejo dirigida al Directorio Liberal de Antioquia (2 de
marzo de 1956) que defini los postulados bsicos del futuro Frente Nacional (entre otros, una reforma constitucional
para establecer un gabinete de coalicin bipartidista), fueron ante todo la Declaracin de Benidorm (24 de julio de 1956)
y el Pacto de Sitges (20 de julio de 1957) firmados entre Gmez y Lleras los que enmarcaron el proceso de transicin
entre la Junta Militar de Gobierno y el primer gobierno del Frente Nacional.
Del Frente Civil al Frente Nacional
Inicialmente, el frente interpartidista de oposicin al gobierno del general Rojas Pinilla tom la denominacin de Frente
Civil. Nombre que debi cambiarse, a la cada de Rojas el 10 de mayo de 1957, por el de Frente Nacional para despejar la
idea de que se trataba de una coalicin contraria a las Fuerzas Armadas. Sobre todo, desde que se tom la decisin de
juzgar solamente a Rojas -tomado como un chivo expiatorio-, perdonando a su turno al resto de los miembros de la
institucin castrense. Mediante esta decisin se esperaba una total fidelidad de las Fuerzas Armadas a las instituciones
frentenacionalistas. Salvo sectores golpistas aislados, esta fue la conducta de la Junta Militar de Gobierno (Gabriel Pars,
Luis Ordez, Rafael Navas, Deogracias Fonseca y Rubn Piedrahita) que sirvi de puente entre el gobierno militar y la
restauracin institucional.
Por varias razones, Gmez y Lleras consideraron el referendo popular como la va ms idnea para alcanzar la
restauracin de las instituciones civiles. Primero, dada la trascendencia de las cuestiones en juego no bastaba una simple
Asamblea Constituyente para darle un piso suficiente de legitimidad al nuevo rgimen poltico. Segundo, teniendo en
cuenta los duros enfrentamientos entre la fraccin ospinista (que haba coadyuvado a la cada de Laureano) y el
laureanismo (que acusaba a Ospina de connivencia con el gobierno militar), el voto popular permita superar este escollo
insalvable entre las dos fracciones mayoritarias del Partido Conservador que estaban haciendo tambalear la transicindemocrtica. Finalmente, mediante una contundente votacin popular, se buscaba evitar la descalificacin tanto de
sectores militares como civiles adversos a la nueva institucionalidad poltica en cierne.
A pesar de la amplia ratificacin popular del plebiscito, con el correr de los das mltiples voces comenzaron a denunciar
al Frente Nacional como un modelo de "restauracin autoritaria" de las instituciones civiles. A diferencia del pacto ms
incluyente de Punto Fijo, el cual se firm en Venezuela en la misma poca tras el derrocamiento de la dictadura de
Marcos Prez Jimnez, el de Colombia gracias a la alternacin presidencial y la paridad poltica, ser percibido como un
sistema semicerrado, elitista y fuente de exclusiones.
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Balance agridulce
Un poco ms de cuatro dcadas han transcurrido desde el inicio del Frente Nacional. Ya existe, por tanto, una
perspectiva histrica suficiente para evaluar este experimento poltico sin las pasiones del pasado. El balance es
agridulce. Hubo tantos logros significativos, como desastres manifiestos.
Los logros ms importantes fueron, a mi modo de ver, tres. En primer trmino, se logr desactivar la tradicin de los
"odios heredados", la cultura sectaria que haban alimentado los dos partidos tradicionales mediante la movilizacin
pasional de sus simpatizantes. Las guerras civiles seran ya cosa del pasado. En segundo trmino, la estabilidad
institucional que gener el Frente Nacional fue decisiva para evitar que Colombia cayera como el resto del continente y
con muy pocas excepciones (Mxico, Costa Rica y Venezuela), en la ola de regmenes militares que asolaron al
continente en estos aos. Finalmente, el Frente Nacional permiti mantener la estabilidad macroeconmica del pas,
que se constituy en uno de los mayores logros de la sociedad colombiana a lo largo de buena parte del siglo XX.
En contraste con estos logros, los efectos negativos fueron tambin protuberantes. Al menos dos han sido sealados con
insistencia por los analistas de este perodo histrico. De un lado, la fragmentacin extrema de los partidos
tradicionales, ya que la competencia interpartidista se transform en una dura competencia intrapartidista dado que
cada partido tena garantizado, con independencia de su peso electoral real, 50 por ciento de cargos de elecciones
populares.
Las fracciones organizadas comienzan a dar paso a facciones personalistas, a la total indisciplina parlamentaria y a la
ingobernabilidad democrtica. Esta situacin se vea agravada por la parlisis parlamentaria, pues, segn el texto del
plebiscito, las iniciativas gubernamentales requeran para su aprobacin del voto favorable de las dos terceras partes en
la Cmara y en el Senado. La respuesta no se har esperar. Ante la dificultad de conformar mayoras parlamentarias, los
gobiernos del Frente Nacional y el pacto burocrtico bipartidista posterior, mantendrn al pas en estado de sitio
permanente para poder eludir el desorden parlamentario y gobernar por decreto.
Por otro lado, la exclusin de los partidos y movimientos distintos al bipartidismo generar un "sentimiento de
exclusin", cuyo impacto ser muy negativo. Por una parte, arrojar a las filas del naciente movimiento guerrillero
posrevolucin cubana a toda una generacin de jvenes radicales. Igualmente, esta exclusin dar origen a toda una
suerte de movimientos polticos, tales como la Alianza Nacional Popular y el Movimiento Revolucionario Liberal, que van
a constituir fuertes movimientos de oposicin en contra de las instituciones del Frente Nacional.
Constituy realmente el Frente Nacional un "sistema cerrado" como ha planteado la izquierda para explicar (y, enocasiones, justificar) la emergencia de una oposicin extraparlamentaria e, incluso, armada? Esta tesis ha sido
duramente cuestionada por prestigiosos historiadores como Malcolm Deas y Daniel Pcaut. Colombia sostienen era, a
pesar de las restricciones del Frente Nacional, uno de los sistemas polticos ms abiertos de Amrica Latina en una poca
dominada por gobiernos militares. Incluso, afirman, muchos militantes de la izquierda radical e, incluso, del Partido
Comunista, pudieron acceder al Congreso envueltos en las banderas del Partido Liberal. El caso ms notable fue el de
Juan de la Cruz Varela, el destacado lder agrario de la conflictiva regin del Sumapaz, quien accedi a la Cmara de
Representantes en la lista de Alfonso Lpez Michelsen. Probablemente, la "percepcin de cerramiento" fue superior al
grado real de cerramiento del sistema poltico. Este punto todava es objeto de discusin en la historiografa colombiana.
En conclusin:El balance del Frente Nacional hubiera sido, probablemente, muy positivo si hubiese sido desmontado
en las fechas previstas. Pero las cpulas bipartidistas decidieron en mala hora, a fines de los aos 60, prolongar el pacto
burocrtico mediante un pargrafo en el artculo 120 de la Constitucin Nacional, el cual exiga darle una participacin
adecuada y equitativa al segundo partido en votos tras cada eleccin. Fue un desastre. Lo bueno del Frente Nacional (en
particular, la superacin de los "odios heredados" y la recuperacin de las instituciones civiles) ya se haba alcanzado.
Con este pargrafo nefasto se prolong, por el contrario, todo lo negativo que arrastraba el Frente Nacional: la
burocratizacin clientelista de los partidos tradicionales, el debilitamiento de la competencia interpartidista y, sobre
todo, el sentimiento de exclusin de la oposicin poltica.
Hubo que esperar hasta la imposicin del esquema gobierno-oposicin bajo el gobierno de Virgilio Barco en 1986 y,
sobre todo, a la Constitucin de 1991, para poder llevar a cabo el desmonte final del Frente Nacional. Una eternidad.
*Profesor del Instituto de Estudios Polticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia.
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