Cómo afrontar la ola de violencia contra los escolares

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Cómo afrontar la ola de violencia contra los escolares La educación en contextos de alto riesgo social Por Ageleo Justiniano Tucto. Huánuco, Perú. Miembro de la Comunidad de Educadores para la Cultura Científica. Nuestra sociedad se encuentra en constante cambio y con ella la familia. Por tanto, la escuela debe renovarse de manera constante y dar respuesta a las necesidades planteadas desde un plano de libertad, igualdad y respeto entre hombres y mujeres; contribuir en el desarrollo de la persona mediante la pedagogía problémica y emancipadora. La situación se torna compleja si consideramos los efectos del cambio climático, especialmente el incremento de la intensidad de la radiación solar que afecta los neurotransmisores de la persona, alterando su comportamiento; a parte de los factores sociales, políticos, económicos, tecnológicos, etc. Los efectos del contexto social de alto riesgo social donde residen los estudiantes niños(as) y adolescentes, se puede apreciar en los siguientes casos reales que se describe, ocurridos en una institución educativa mixta de nivel secundaria de menores, ubicada en zona urbana, con una población de 1120 estudiantes y 53 servidores entre directivos, docentes, administrativos y auxiliares de educación; se omite la identificación de los estudiantes por tratarse de menores de edad. La estudiante de 14 años de edad, del segundo grado de Secundaria relata entre sollozos “mis padres no me comprenden, mis amigos me invitaron alcohol para olvidar mis sufrimientos, falto al colegio para irme a tomar con ellos, lejos de la ciudad para que no nos encuentren. Ahora no puedo dejar de tomar licor, si no tomo me da desesperación…., ya no aguanto más, he intentado suicidarme para ya no sentirme mal…” ¡ Por favor, ayúdame profesor! Otra estudiante de 16 años y que cursa el cuarto año de secundaria, es reportada por el auxiliar de educación por tener conducta agresiva, con sus compañeras y profesores; en la entrevista con la estudiante, manifiesta “vivo en un mundo de problemas con mis padres, yo nací en la cárcel, mi madre estaba presa porque había matado a otra mujer por celos, mi papá por narcotráfico; al salir se separaron, mi mamá tiene otro compromiso y no puedo estar con ella porque su pareja le maltrata y también a mí, por eso me retiré para vivir sola,

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Cómo afrontar la ola de violencia contra los escolaresLa educación en contextos de alto riesgo social

Por Ageleo Justiniano Tucto. Huánuco, Perú. Miembro de la Comunidad de Educadores para la Cultura Científica.

Nuestra sociedad se encuentra en constante cambio y con ella la familia. Por tanto, la escuela debe renovarse de manera constante y dar respuesta a las necesidades planteadas desde un plano de libertad, igualdad y respeto entre hombres y mujeres; contribuir en el desarrollo de la persona mediante la pedagogía problémica y emancipadora.

La situación se torna compleja si consideramos los efectos del cambio climático, especialmente el incremento de la intensidad de la radiación solar que afecta los neurotransmisores de la persona, alterando su comportamiento; a parte de los factores sociales, políticos, económicos, tecnológicos, etc. Los efectos del contexto social de alto riesgo social donde residen los estudiantes niños(as) y adolescentes, se puede apreciar en los siguientes casos reales que se describe, ocurridos en una institución educativa mixta de nivel secundaria de menores, ubicada en zona urbana, con una población de 1120 estudiantes y 53 servidores entre directivos, docentes, administrativos y auxiliares de educación; se omite la identificación de los estudiantes por tratarse de menores de edad.

La estudiante de 14 años de edad, del segundo grado de Secundaria relata entre sollozos “mis padres no me comprenden, mis amigos me invitaron alcohol para olvidar mis sufrimientos, falto al colegio para irme a tomar con ellos, lejos de la ciudad para que no nos encuentren. Ahora no puedo dejar de tomar licor, si no tomo me da desesperación…., ya no aguanto más, he intentado suicidarme para ya no sentirme mal…” ¡ Por favor, ayúdame profesor!

Otra estudiante de 16 años y que cursa el cuarto año de secundaria, es reportada por el auxiliar de educación por tener conducta agresiva, con sus compañeras y profesores; en la entrevista con la estudiante, manifiesta “vivo en un mundo de problemas con mis padres, yo nací en la cárcel, mi madre estaba presa porque había matado a otra mujer por celos, mi papá por narcotráfico; al salir se separaron, mi mamá tiene otro compromiso y no puedo estar con ella porque su pareja le maltrata y también a mí, por eso me retiré para vivir sola, ahora trabajo y estudio; mi papá no sé donde está, no se acuerda de mi. Siento mucha rabia, de no tener a nadie quien me defienda, quien me ayude cuando sufro, he intentado suicidarme cortándome las venas , sollozando muestra las huellas de las cicatrices en la muñeca izquierda y derecha ……, no es mi intención portarme mal, pero me causa ira que me traten mal por eso reacciono así; pero quiero seguir estudiando, solo necesito que me comprendan y me ayuden.. “

Otra niña de 11 años de edad que estudia el primer grado de secundaria, llorando relata que cuando regresaba del colegio a su casa a las seis de la tarde, fue interceptada en el camino por un grupo de pandilleros que le solicitaron pagar para pasar a su casa, como no tenía dinero para darles, le arrebataron con insultos y golpes sus pertenencias, mochila, cuadernos y demás útiles escolares, quedándose sin nada para estudiar; ahora pide que le cambien de turno de la tarde a la mañana.

A nivel grupal, se tiene el caso de estudiantes de secundaria, de 14 a 17 años de edad, cuatro varones y cinco mujeres de diferentes grados, se reúnen informalmente en la residencia de uno de sus colegas, convienen en libar licor y divertirse bailando. Dos señoritas no llegan a su hogar, se quedan a dormir en el cuarto de sus amigos, generan zozobra en sus padres, quienes al no

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tener el retorno de sus hijas, salen en su búsqueda, desesperados lloran, llaman a la prensa, presentan su denuncia por desaparición ante la policía nacional, indagan interrogando a sus colegas, pero no reciben respuesta; al tercer día son localizadas en la calle por un familiar de las señoritas quien les hace retornar a sus hogares.

Al entrevistar a cada estudiante sobre lo ocurrido, las señoritas manifiestan que no regresaron a sus hogares “por temor al castigo de sus padres”, “además no querían llegar a sus casas porque habían tenido fuerte discusión con sus padres el día anterior, querían olvidarse encontrándose con sus amigos y libando licor”, “no quieren permanecer en sus hogares al no ser comprendidos por sus padres, que solo les gritan y maltratan” “mis padres pelean casi a diario, luego se pagan conmigo”… relatan que pernoctaron en un parque las noches que estaban fuera de casa, junto con otros amigos. Los padres confirmaron tener dificultades para comunicarse con sus hijos, como con sus parejas, manifiestan “mi hija ya no me hace caso, no sé qué hacer..”

Los casos expuestos, que son muestras de una población más amplia, ameritan replantear el enfoque pedagógico para una educación integral, con acción intersectorial, donde el gobierno nacional, regional y local articule recursos y estrategias para enfrentar corporativamente la problemática descrita. Es imperativo abordar la educación tomando como eje la psicopedagogía, en donde obviamente la prioridad emergente es la educación emocional y emancipadora, que mediante actividades formativas y preventivas, fortalezca en el estudiante sus capacidades en resiliencia, sus habilidades sociales, la autonomía, autoestima, toma de decisiones, auto control emocional, convivencia democrática, proyectos de vida, resolución de problemas, emprendimiento; a nivel de los padres implementar el programa de “familias cohesionadas y fuertes”, con una serie de proyectos, actividades y talleres formativos que fortalezca la salud mental de sus integrantes y su liderazgo educativo con sus hijos en un ambiente de amor y comprensión.

En las situaciones donde el estudiante muestra adicción en las conductas de riesgo, a nivel institucional corresponde identificar los casos que requieren derivación al centro de salud para su tratamiento y seguimiento de su recuperación. Para los estudiantes que sufren el maltrato de sus padres quienes también se encuentran con adicciones, es necesario implementar “escuelas aldea” como una tabla de salvación temporal que neutralice el ambiente de riesgo que vive en sus hogares. Abordar desde la escuela la problemática del contexto social de riesgo en que vive el estudiante, implica adoptar una educación transformadora del hombre y la sociedad, mediante la pedagogía problémica y emancipadora, dado que los métodos educativos tradicionales ya no responden a las nuevas realidades que vive nuestra sociedad del conocimiento y la información.

La UNICEF divide en 6 los tipos de violencia infantil:Maltrato físico, maltrato psicológico, abuso sexual, negligencia o abandono, abuso fetal, traslado ilícito (trata).Algunas formas para detectar si un niño vive en un hogar violento son las siguientes: conducta violenta, baja autoestima (o depresión), signos de negligencia (como carencia de higiene), dolores de cabeza o de estómago, lesiones inexplicables, entre otros. La psicóloga Carmen Rosa Patrón sostiene que “los efectos (a corto plazo) también se reflejan en el rendimiento escolar. A veces, también se presentan otros trastornos psicológicos, como aneurismas o neurosis”.

A nivel de las instituciones educativas, a parte de la aplicación de la pedagogía problémica y emancipadora, considero que se debe monitorear si se cumple con la implementación delo

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establecido en el Decreto Supremo Nª 010-2012-ED, Reglamento de Ley 29719, Ley que promueve la convivencia sin violencia en las instituciones educativas;asimismo, considero urgente la constitución de un equipo técnico multisectorial para intervenir en la prevención, vigilancia y control del flagelo que afecta a los/las niños/niñas y adolescentes escolares del país.

Respecto a otras acciones complementarias, concuerdo con las propuestas por la Defensoría del Pueblo y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, publicadas en el diario el Espectador (2015) al tratar sobre la problemática de los niños/niñas y adolescentes, entre otras las siguientes:

Análisis criminal conjunto para la identificación de las diferentes formas de violencia y organizaciones delincuenciales que están detrás del maltrato a niños, niñas y adolescentes, pasando por los delitos sexuales, el ataque a la vida e integridad de los menores, la trata de personas dentro y fuera del país, así como la instrumentalización para la comisión de hurtos y extorsiones, entre otras modalidades.

Disposición de líneas telefónicas gratuitas de alcance nacional a través de las diferentes instituciones concernidas para recibir, tramitar y resolver las denuncias de los ciudadanos frente al maltrato y la violencia infantil.

Fortalecimiento de los programas de promoción de derechos y deberes, a través de las escuelas de padres con el apoyo del sector educativo, para que la sociedad asuma un papel de corresponsabilidad en el cuidado y protección de niños, niñas y adolescentes.

Convocatoria de una sala de crisis interinstitucional para atender con prioridad los casos más apremiantes en relación con este flagelo.

Fortalecimiento de la presencia policial en escuelas y colegios públicos y privados para enfatizar en la pedagogía preventiva, a fin de alejar a los estudiantes del delito y de ambientes ajenos al entorno escolar.

Coordinación entre las autoridades, así como los alcaldes y gobernadores del país para impulsar programas encaminados a promover el buen uso del tiempo libre.

Vinculación de procuradores judiciales penales y procuradores de familia para priorizar las investigaciones en aquellos casos donde figuren como víctimas los niños, niñas y adolescentes.

Rendición de cuentas a alcaldes y gobernadores sobre las políticas de infancia y adolescencia, facultandoal Ministerio Público a adoptar las determinaciones que correspondan, incluyendo los procesos disciplinarios a que haya lugar.

Énfasis en la prevención de los delitos, los mecanismos de denuncia para garantizar el acceso a la justicia de las víctimas y el acierto en las líneas de investigación, así como la capacidad de respuesta para intervenir con un enfoque interinstitucional en los lugares con mayor vulnerabilidad.

Vinculación de los medios de comunicación como multiplicadores de los mensajes de prevención y corresponsabilidad en la defensa de niños, niñas y adolescentes.

Referencias bibliográficas:

http://www.elespectador.com/noticias/politica/anuncian-medidas-enfrentar-violencia-contra-los-ninos-articulo-543390; recuperado el 16/09/2015.

https://cuestionessociales.wordpress.com/2013/06/09/la-violencia-familiar-y-su-efecto-en-los-hijos/, recuperado el 16/09/2015.

http://www.oei.es/divulgacioncientifica/?La-educacion-en-contextos-de-alto&utm_content=buffer9a850&utm_medium=social&utm_source=facebook.com&utm_campaign=buffer, recuperado el 16/09/2015.