Cómo Asumir Su Propia Identidad de Jon Kabat-Zinn

download Cómo Asumir Su Propia Identidad de Jon Kabat-Zinn

of 180

Transcript of Cómo Asumir Su Propia Identidad de Jon Kabat-Zinn

  • rCmo asumir supropia identidad

    9 78840 52

    El autor propone la meditacin

    com o m todo para relajarse y

    combatir el estrs. Para ello ana

    liza el arte de vivir el presente,

    cada instante, con plena concien

    cia. Sin embargo, el aspecto ms

    original de su enfoque es pre

    sentar la meditacin no com o

    prctica espiritual sino com o

    disciplina prctica y cotidiana.

    sta es una gua de relajacin til

    tanto para el meditador experto

    como para el recin iniciado.

    9788401520105

  • 0 A M I C A

    Io i Kabat-Zinn

    rr- ' ?uia 'ara |dqair:r ei oleno o 'locin.ienio

    si misi io.

    . |iputaci de Barcelona I

  • -rfij ein ;! inn H dnmO rnhr.M imlu*

    < f.iti iK *m n ., omiftft y ojifroo ooiisv eo

  • INTRODUCCIN

    Sabe qu? Cuando se llega a ello, dondequiera que vayamos, all estamos. Sea lo que sea lo que acabemos haciendo, eso es lo que hemos acabado haciendo. Sea lo que sea lo que estemos pensando en este momento, eso es lo que hay en nuestra mente. Sea lo que sea lo que nos ha ocurrido, ya ha ocurrido. Lo importante es cmo vamos a manejarlo, es decir, el Y ahora qu?.

    Nos guste o no, el momento presente es lo nico con que podemos trabajar. Sin embargo, vivimos con demasiada facilidad, como si olvidramos de momento que estamos aqu y que estamos en lo que ya estamos. En cada momento nos encontramos en el cruce del aqu y el ahora. Pero cuando nos envuelve la nube del olvido de donde estamos ahora, en ese preciso momento nos perdemos. Entonces el Y ahora qu? se convierte en un verdadero problema.

    Al decir nos perdemos me refiero a que de momento perdemos contacto con nosotros mismos y con la totalidad de nuestras posibilidades. Caemos en una manera robotizada de ver, pensar y hacer. Entonces rompemos el contacto con lo que es ms profundo en nosotros mismos y que nos ofrece tal vez las mayores oportunidades de ser creativos, aprender y crecer. Si no tenemos cuidado, esos momentos nublados pueden ensancharse y convertirse en la mayor parte de nuestra vida.

  • 14 Cmo asumir su propia identidad

    Para estar verdaderamente conectados con donde ya estamos, sea donde sea, hemos de hacer una pausa en nuestra experiencia, una pausa lo bastante larga para asimilar el momento presente; lo bastante larga para realmente sentir, percibir el momento presente, verlo en su totalidad, ser conscientes de l y as llegar a conocerlo y entenderlo mejor. Slo entonces podemos aceptar la verdad de ese momento de nuestra vida, aprender de l y avanzar. En lugar de eso, muchas veces da la impresin de que estamos ocupados con el pasado, con lo que ya ha sucedido, o con el futuro, que an no ha llegado. Buscamos algn otro lugar donde estar, donde esperamos que las cosas sean mejores, ms felices, ms de la manera como deseamos que sean, o como solan ser. Casi todo el tiempo somos slo en parte conscientes de esa tensin, si es que lo somos en lo ms mnimo. Y ms importante an, tambin somos, como mucho, slo conscientes en parte de lo que estamos haciendo exactamente en y con nuestra vida, y de los efectos que tienen nuestros actos y, de modo ms sutil, nuestros pensamientos, en lo que vemos y no vemos, en lo que hacemos y no hacemos.

    Por ejemplo, normalmente suponemos, sin darnos cuenta, que lo que estamos pensando (las ideas y opiniones que albergamos en cualquier momento dado) son la verdad acerca de lo que est all en el mundo y de lo que est aqu en nuestra mente. La mayor parte de las veces, no es as.

    Pagamos un elevado precio por esta suposicin errnea y no analizada, por nuestra ignorancia casi involuntaria de la riqueza de nuestros momentos presentes. Los efectos o repercusiones de esto se van acumulando en silencio, y colorean nuestra vida sin que nos demos cuenta ni seamos capaces de hacer algo al respecto. Es posible que nunca estemos totalmente donde estamos en realidad, que nunca estemos totalmente en contacto con nuestras posibilidades. Nos encerramos en una ficcin personal de que ya sabemos quines somos, de que ya sabemos dnde estamos y hacia dnde vamos, de que ya sabemos lo que est sucediendo, mientras todo el tiempo nos hallamos envueltos en pensamientos, fantasas e impulsos casi todos sobre el pasado y el futuro, sobre lo que deseamos y nos gusta, y sobre lo que tenemos y no

  • Introduccin 15

    nos gusta , que no paran de girar impidindonos ver nuestra direccin y el suelo mismo donde nos encontramos.

    Este libro trata acerca del despertar de esos sueos y de las pesadillas en que suelen convertirse. Ignorar que se est en un sueo es lo que los budistas llaman ignorancia o inconsciencia. Estar en contacto con este no saber se llama presencia mental. El trabajo de despertar de estos sueos es el trabajo de la meditacin, el cultivo sistemtico del estado despierto, de la conciencia del momento presente. Este despertar va de la mano con lo que podramos llamar sabidura, que es una visin ms profunda de la causa, efecto e nterrelacin de las cosas, para dejar de estar atrapados en una realidad de nuestra creacin dictada por los sueos. Si queremos encontrar nuestro camino tendremos que prestar ms atencin al momento presente. ste es el nico que tenemos para vivir, crecer, sentir y cambiar. Habremos de tomar ms conciencia y ms precauciones para protegernos de la Escila y la Caribdis del pasado y el futuro, y del mundo de ensueos que nos ofrecen en lugar de nuestras vidas.

    Cuando hablamos de meditacin, es necesario que sepa que sta no es una actividad rara ni misteriosa, como nuestra cultura popular podra interpretarla. No tiene nada que ver con convertirse en una especie de zombie, vegetal, narcisista absorto en s mismo, contemplador del ombligo, cadete espacial, cultista, devoto, mstico ni filsofo oriental. La meditacin trata, sencillamente, acerca del hecho de ser uno mismo y de conocer algo acerca de quin es esa persona que uno es. Trata acerca de comprender que, guste o no, se est en un camino; a saber, el camino que es la propia vida. La meditacin nos sirve para ver que este camino que llamamos nuestra vida tiene direccin; que est siempre revelndose, desplegndose, momento a momento; y que lo que ocurre ahora, en este momento, influye en lo que sucede a continuacin.

    Si lo que ocurre influye en lo que sucede a continuacin, no es lgico entonces mirar alrededor de tanto en tanto para estar ms en contacto con lo que ocurre ahora, para examinar la orientacin interior y exterior y ver con claridad el camino en que se est en realidad y la direccin a seguir? Si hacemos

  • 16 Cmo asumir su propia identidad

    esto, tal vez nos hallemos en mejor posicin para trazarnos una ruta que sea ms fiel a nuestro ser interior, un camino del alma, un camino con corazn, nuestro camino personal, con mayscula. Si no lo hacemos, el impulso mismo de nuestra inconsciencia en ese momento colorea el momento siguiente. Los das, meses y aos pasan rpidamente inadvertidos, no aprovechados, no valorados.

    Es muy fcil quedarse en una especie de ladera resbaladiza cubierta de niebla que baja directa hacia nuestra tumba; o en la claridad dispersadora de la niebla que suele preceder al momento de la muerte, despertar y comprender que lo que habamos credo todos esos aos acerca de como vivir la propia existencia y lo que tiene de importante eran, en su mejor aspecto, medias verdades no examinadas basadas en el temor y la ignorancia, eran tan slo nuestras ideas limitadoras de la vida, y no la verdad ni la manera como tena que ser nuestra vida.

    Nadie puede hacernos este trabajo de despertar, aunque a veces nuestros familiares y amigos se esfuerzan, desesperados, por llegar hasta nosotros, por ayudarnos a ver con ms claridad o hacer que salgamos de nuestra ceguera. Pero despertar es, en definitiva, algo que slo uno mismo puede hacer. Cuando se llega a ello, dondequiera que ests, all ests. Es la propia vida la que se despliega o desenvuelve.

    Al final de una larga vida dedicada a ensear la presencia mental, Buda, que probablemente tena muchos seguidores que esperaban que l les hiciera ms fcil encontrar sus propios caminos, lo resumi as a sus discpulos: S una luz para ti mismo.

    En mi libro anterior, Full Catastrophe Living, intent hacer accesible el camino de la presencia mental al pblico estadounidense de modo que no pareciera budista o mstico ms que sensato. La presencia mental no es budista, asitica ni mstica en particular. Tiene que ver sobre todo con la atencin y la conciencia, cualidades humanas universales. Pero en nuestra sociedad tendemos a dar por descontadas estas capacidades, y no se nos ocurre desarrollarlas de una forma sistemtica para ponerlas al servicio de la comprensin de uno mismo y la sabidura. La meditacin es el proceso mediante el cual profundizamos atencin y toma de conciencia, refi-

  • Introduccin 17

    nndolas y dndoles una mayor utilidad prctica en nuestra vida.

    Full Catastrophe Living podra considerarse una especie de carta de navegacin, destinada a las personas que sufren dolores fsicos o emocionales o estn debilitadas por los efectos del exceso de estrs. El objetivo all era invitar al lector a que comprendiera, por medio de su propia experiencia de prestar atencin a las cosas que con tanta frecuencia no notamos, que podra haber muy buenos motivos para integrar la presencia mental en el entramado de la propia vida.

    No quiero decir con esto que la presencia mental sea una especie de solucin curalotodo o barata para los problemas de la vida. Muy lejos de eso. No s de ninguna solucin mgica, y la verdad es que tampoco la busco. Una vida plena se pinta a grandes pinceladas. Muchos caminos conducen a la comprensin y sabidura. Cada uno de nosotros tiene diferentes necesidades que satisfacer y aspectos que vale la pena perseguir en el curso de una vida. Hemos de trazar su propia ruta, y sta ha de hallarse en consonancia con aquello a que estamos dispuestos.

    Evidentemente hay que estar dispuesto para la meditacin. Hay que llegar en el momento correcto de la vida, en un momento en que se est dispuesto a escuchar con atencin la propia voz, el propio corazn, la propia respiracin, a estar simplemente presente para y con ellos, sin tener que ir a otra parte ni hacer nada mejor ni diferente. Esto resulta difcil de conseguir.

    Escrib Full Catastrophe Living pensando en las personas que nos enviaban a la clnica para reduccin del estrs del Centro Mdico de la Universidad de Massachusetts. Me sent movido a hacerlo por la notable transformacin de mente y cuerpo de que muchas personas daban fe cuando dejaban de lado el intento de cambiar los graves problemas por los cuales haban llegado all y entraban en un perodo de ocho semanas de intensa disciplina de abrirse y escuchar, que caracteriza la prctica de la presencia mental.

    A semejanza de una carta de navegacin, ese libro tena que proporcionar detalles suficientes para que una persona muy necesitada fuese capaz de trazar su propia ruta con esmero. Tena que dirigirse a las urgentes necesidades de perso-

  • 18 Cmo asumir su propia identidad

    as con graves problemas de salud y dolor crnico, as como a las de aquellas que sufran diferentes tipos de situaciones estresantes. Por estas razones tuve que incluir bastante cantidad de informacin sobre el estrs y la enfermedad, la salud y la curacin, as como detalladas instrucciones acerca de cmo meditar.

    Este libro es diferente. Tiene como objetivo proporcionar un acceso breve y fcil a la esencia de la meditacin de la presencia mental y sus aplicaciones, a personas cuya vida est, o no, dominada por problemas inmediatos de estrs, dolor o enfermedad. Va destinado, en particular, a aqullas personas reacias a los programas estructurados y a aquellas a quienes no les gusta que se les diga lo que han de hacer pero sienten la suficiente curiosidad por saber sobre la presencia mental y su apiicabiIidad para armar las cosas ellas solas, ayudadas por unos pocos consejos y sugerencias ac y all.

    Al mismo tiempo, este libro es ofrecido tambin a aquellas personas que ya practican la meditacin y desean ampliar, profundizar y reforzar su compromiso con una vida de mayor conciencia y percepcin intuitiva. Aqu, en captulos breves, el centro est en el espritu de la presencia mental, tanto en nuestros intentos y prctica formales como en nuestros esfuerzos por aplicarlos a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Cada captulo es una mirada a una cara del diamante multifactico de la presencia mental. Los captulos se relacionan entre s por minsculas rotaciones del cristal. Algunos pueden parecer similares a otros, pero cada faceta es diferente y nica.

    Esta exploracin del diamante de la presencia mental va dirigida a todo aqul que desea trazarse una ruta hacia una mayor cordura y sabidura en su vida. Lo que se precisa es la disposicin a contemplar en profundidad los momentos presentes, con independencia de lo que contengan, llevados de un espritu de generosidad y amabilidad hacia uno mismo y de receptividad hacia lo que podra ser posible.

    La primera parte explora la base lgica y la informacin previa para despus emprender o profundizar una prctica personal de la presencia mental. Invita al lector a introducir la presencia mental en su vida de numerosas y distintas maneras. La segunda parte explora algunos aspectos elementales

  • Introduccin 19

    de la prctica de la meditacin formal. La prctica formal se refiere a perodos concretos en los cuales detenemos deliberadamente otra actividad y nos entregamos a determinados mtodos de cultivo de la presencia mental y concentracin. La tercera parte explora una gama de aplicaciones y perspectivas de la presencia mental. Ciertos captulos, en las tres partes, acaban con sugerencias explcitas para incorporar a la vida la prctica de la presencia mental, tanto formal como informal. Estas sugerencias llevan el encabezamiento S u g e r en c ia s.

    Este libro contiene instrucciones suficientes para realizar la prctica de la meditacin uno mismo, sin necesidad de emplear otros materiales ni apoyos.

  • P R IM E R A P A R T E

    EL SURGIR DEL MOMENTO PRESENTE

    Solamente amanece el da al cual estamos despiertos.

    H en r y D a v id T h o r e a u , Walden

  • QU ES LA PRESENCIA MENTAL?

    La presencia mental es una antiqusima prctica budista que tiene mucha aplicabilidad en nuestra vida actual. Esta aplicabiIdad no tiene nada que ver con el budismo en s ni con hacerse budista, pero s tiene todo que ver con despertar y vivir en armona con uno mismo y con el mundo; con analizar quines somos; con poner en duda nuestra visin del mundo y nuestro lugar en l, y con desarrollar cierta valoracin de la plenitud de cada momento en que estamos vivos. Por sobre todo, tiene que ver con estar conectados.

    Desde el punto de vista del budismo, nuestro estado de conciencia de vigilia ordinario se considera muy limitado y limitador, ms parecido en muchos aspectos a un sueo prolongado que a un estado de vigilia. La meditacin nos sirve para despertar de ese sueo de automatismo e inconsciencia, hacindonos posible vivir nuestra existencia teniendo acceso a todo el espectro de las posibilidades conscientes e inconscientes. Los sabios, los yoguis y los maestros zen han explorado de manera sistemtica este territorio durante miles de aos; en ese proceso han aprendido algo que tal vez ahora sea profundamente beneficioso en Occidente para contrarrestar nuestra orientacin cultural hacia el control y el sometimiento de la naturaleza, en lugar de aceptar que somos una ntima parte de ella. Esa experiencia colectiva sugiere que mediante la investigacin interior de nuestra naturaleza en

  • 24 Cmo asumir su propia identidad

    cuanto seres y, en particular, de la naturaleza de nuestra mente, con la autoobservacin esmerada y sistemtica, llevaremos una vida de mayor satisfaccin, armona y sabidura. Tambin nos ofrece una visin del mundo que es complementaria a la visin predominante del reduccionismo y el materialismo que en la actualidad domina el pensamiento y las instituciones occidentales. Pero esta visin no es ni especialmente oriental ni mstica. En Nueva Inglaterra, en 1846, Thoreau percibi el mismo problema en nuestro estado mental ordinario y escribi con gran pasin acerca de sus desafortunadas consecuencias.

    La presencia mental ha sido llamada el corazn de la meditacin budista. La presencia mental es bsicamente un concepto sencillo. Su poder reside en cmo se practica y en sus aplicaciones. Presencia mental significa prestar atencin de una determinada manera: de forma deliberada, en el momento presente y sin enjuiciarla. Este tipo de atencin alimenta una mayor conciencia, claridad y aceptacin de la realidad del momento presente. Nos despierta al hecho de que nuestra vida se despliega slo en momentos. Si no estamos totalmente presentes en muchos de estos momentos, no slo podemos perdernos lo que es ms valioso en nuestra vida sino tambin no comprender la riqueza y la profundidad de nuestras posibilidades de crecimiento y transformacin.

    Una conciencia reducida del momento presente es inevitable tambin que nos cree otros problemas, a travs de nuestros actos y comportamientos inconscientes y automticos, que suelen estar impulsados por temores e inseguridades muy arraigados. Estos problemas tienden a acumularse con el tiempo si no son atendidos, y pueden dejarnos estancados y desconectados. Con el tiempo es posible perder confianza en la propia capacidad para redirigir las energas de manera que conduzcan a satisfaccin y felicidad mayores, e incluso tal vez a una salud mejor.

    La presencia mental nos proporciona una ruta sencilla pero eficaz para que salgamos del estancamiento y volvamos a conectar con nuestras sabidura y vitalidad. Es una manera de hacernos cargo de la direccin y calidad de nuestra vida, incluidas las relaciones dentro de la familia, la relacin con el trabajo y con el mundo y planeta, ms amplios, y, lo ms

  • El surgir del momento presente 25

    fundamental, la relacin con nuestro yo en cuanto persona.El ncleo de este camino, que est en la raz del budismo,

    del taosmo y del yoga, y que tambin encontramos en las obras de personas como Emerson, Thoreau y Whitman y en la sabidura de las culturas primitivas, es una valoracin del momento presente, y el cultivo de una relacin ntima con l, prestndole continua atencin, con esmero y discernimiento. Es exactamente lo opuesto a tomarse la vida por descontada.

    La costumbre de no hacer caso de nuestros momentos presentes, en favor de otros que an no han llegado, conduce a una falta de conciencia generalizada de la trama de la vida en que estamos incrustados. Esto incluye, entre otras cosas, una falta de conocimiento y comprensin de nuestra propia mente y de cmo dicha falta influye en nuestros actos y percepciones; lo que limita gravemente nuestra visin del significado de ser una persona y de la mutua conexin que tenemos con el mundo que nos rodea. Ha sido tradicional el dominio por parte de la religin de estos interrogantes fundamentales dentro de un marco espiritual, pero la presencia mental tiene muy poco que ver con la religin, a excepcin de su sentido ms fundamental, ya que es un intento por apreciar y valorar el profundo misterio de estar vivos y de reconocer que nos hallamos vitalmente conectados con todo lo que existe.

    Cuando nos comprometemos a prestar atencin de una manera receptiva, sin caer presas de nuestros gustos y disgustos, opiniones y prejuicios, proyecciones y expectativas, se nos abren nuevas posibilidades y tenemos la oportunidad de liberarnos del cors de la inconsciencia.

    Me agrada pensar que la presencia mental es el arte de vivir consciente. No se necesita ser budista ni yogui para practicarla. De hecho, si usted conoce algo del budismo, sabr que el punto ms importante es ser uno mismo y no tratar de ser nada que uno no sea ya. Fundamentalmente, el budismo trata acerca de estar conectado con nuestra naturaleza ms profunda y de dejarla que emane de uno sin impedimentos. Tiene que ver con despertar y ver las cosas como son. En realidad, la palabra buda significa una persona que ha despertado a su propia naturaleza.

    As pues, la presencia mental no entra en contradiccin

  • 26 Cmo asumir su propia identidad

    con ninguna creencia ni tradicin alguna, ni religiosa ni cientfica, ni tampoco trata de vendernos nada; sobre todo, no es un nuevo credo ni una ideologa. Slo es una manera prctica de estar ms en contacto con la plenitud de nuestro ser mediante un proceso sistemti co de autoobservacin, auto- exploracin y actos conscientes. No tiene nada que ver con la frialdad, el anlisis ni la insensibilidad. El tenor general de la prctica de la presencia me ntal es amable, apreciativo y sustentador. Otra manera de expresar este concepto sera de corazn.

    Un alumno dijo una vez: Cuando yo era budista llevaba locos a mis padres y amigos, pero cuando soy buda nadie se molesta en absoluto.

    SENCILLO P E R O NO FCIL

    Si bien puede ser sencillo practicar la presencia mental, no tiene por qu ser fcil. La presencia mental requiere esfuerzo y disciplina por la senci lia razn de que las fuerzas que trabajan en contra de la aten cin, es decir, nuestros habituales inconsciencia y automatismo, son extraordinariamente tenaces. Tienen tal fuerza y estn tan fuera de nuestra conciencia que son necesarios un c ompromiso interior y cierto tipo de trabajo slo para perseverar en los intentos por capturar nuestros momentos en la conciencia y mantener la presencia mental. Pero ste es un trabajo intrnsecamente satisfactorio porque nos conecta con imuchos aspectos de nuestra vida que solemos pasar por alto y no vemos.

    Es tambin un trabajo ilumina dor y liberador. Literalmente nos permite ver con ms claridad y, por lo tanto, comprender con ms profundidad aspectos de nuestra vida que habamos desconectado o que no estbamos dispuestos a mirar. Entre estas cosas se halla el conectar con nuestras emociones profundas, como son la afliccin , la tristeza, las heridas, la rabia y el temor, a las cuales es corriente que quiz permitamos la entrada a la conciencia o no expresemos de forma consciente. La presencia mental tambin nos ayudara a apreciar ciertos sentimientos alegra, paz y felicidad que suelen pasar fugaces e inadvertido s. Es liberadora en el senti

  • El surgir del momento presente 27

    do de que conduce a nuevas maneras de ser dentro de nuestra propia piel y en el mundo, maneras que nos liberan de las rutinas en que caemos con tanta frecuencia. Tambin nos da poder, ya que prestar atencin de este modo abre canales hacia nuestras profundas reservas interiores de creatividad, inteligencia, imaginacin, claridad, determinacin, discernimiento y sabidura.

    En especial tendemos a no darnos cuenta de que estamos pensando todo el tiempo. La incesante corriente de pensamientos que discurre por nuestra mente nos deja muy poco descanso para experimentar el silencio interior. Adems, nos dejamos muy poca libertad para simplemente ser, sin tener que movernos todo el tiempo haciendo cosas. Nuestros actos estn mov/idos por un flujo de pensamientos e impulsos de los ms cotidianos que circulan por la mente como la corriente de un ro, si no de una cascada. Pero tambin con demasiada facilidad nos quedamos atrapados en ese torrente. ste acaba por dirigir nuestra vida. Es capaz de llevarnos a lugares donde tal vez no queremos ir, y de que, a veces, ni siquiera nos demos cuenta de que somos arrastrados.

    Meditar significa que aprendemos a salir de esa corriente, nos sentamos en la orilla, escuchamos y aprendemos de ella y despus usamos sus energas para que nos guen, no para que nos tiranicen. Este proceso no se produce por arte de magia. Hace falta energa. Al trabajo de cultivar nuestra capacidad para estar en el momento presente lo llamamos prctica o prctica de la meditacin.

    pregunta: Cmo puedo deshacer un enredo que est totalmente bajo el plano de mi conciencia?

    fslisargadatta: Estando contigo mismo. [...] Observndote en tu vida diaria con inters alerta; con la intencin de comprender, no de juzgar; con plena aceptacin de lo que sea que surja, porque est ah, alientas a lo profundo que aflore a la superficie y enriquezca tu vida y conciencia con sus energas cautivas. ste es el gran trabajo del conocimiento; elimina los obstculos y libera las energas, mediante la comprensin de la na

  • 28 Cmo asumir su propia identidad

    turaleza de la vida y de la mente. La inteligencia es la puerta hacia la libertad y la atencin alerta es la madre de la inteligencia.

    N i s a r g a d a t t a M a h a r a j

    DETENERSE

    La gente cree que la meditacin es una especie de actividad especial, pero eso no es del todo correcto. La meditacin es la simplicidad misma. A veces decimos en broma: No hagas nada, qudate all sentado. Pero la meditacin no se trata tampoco de limitarse a estar sentado. Es detenerse y estar presente, nada ms. En general, corremos haciendo. Es usted capaz de hacer un alto en su vida, aunque sea por un momento? Podra ser este momento? Qu ocurrira si lo hiciera?

    Una buena manera de detener todo el hacer es cambiar por un momento el modo de ser. Considrese un testigo eterno, intemporal. Limtese a observar este momento, sin tratar de cambiarlo. Qu ocurre? Qu siente? Qu ve? Qu oye?

    Lo extrao en esto de detenerse es que tan pronto se hace, uno est all. Las cosas se vuelven ms sencillas. En cierto modo, es como si uno muriese y el mundo continuara. Si usted muriese, todas sus responsabilidades y obligaciones se evaporaran de inmediato. De alguna manera, los residuos de esas cosas se solucionaran sin usted. Nadie podra encargarse de su programa nico. ste quedara en nada, morira con usted, lo mismo que ha ocurrido con los de todas las personas que han muerto ya. De modo que no hace falta que se preocupe por ello en absoluto.

    Si esto es cierto, tal vez entonces no es necesario que haga esa otra llamada por telfono en este momento, aunque usted crea que s. Quiz no necesita leer algo en este momento, ni hacer otro trmite ms. Al tomarse unos momentos para morir deliberadamente a la prisa del tiempo mientras an se est vivo, uno se libera para tener tiempo para el presente. Al

  • El surgir del momento presente 29

    morir ahora de este modo, en realidad se hace ms vivo. Eso es lo que consigue el detenerse. No tiene nada de pasivo. Y cuando decida continuar, es un tipo diferente de continuacin porque se ha detenido. En realidad, el detenerse hace el continuar ms vivo, ms rico, le proporciona ms textura. Sirve para tener en perspectiva todas las cosas por las cuales nos preocupamos y que creemos inadecuadas. Nos da orientacin.

    Sugerencias: Trate de detenerse y tomar conciencia de su respiracin de vez en cuando en el transcurso del da. Puede ser durante cinco minutos, o incluso cinco segundos. Entre en la plena aceptacin del momento presente, de cmo se siente y de qu percibe que ocurre. Durante esos momentos no trate de cambiar nada en absoluto, slo respire y librese. Respire y sea. Muera a tener que conseguir que nada sea diferente en ese momento; en su mente y en su corazn, dse permiso para dejar que ese momento sea tal como es, y permtase ser usted exactamente tal como es. Despus, cuando est preparado, avance en la direccin que su corazn le dicte, y hgalo atento y con resolucin.

    ES ESTO

    Vieta aparecida en el New Yorker. Dos monjes zen con su hbito y la cabeza rapada, uno joven y otro viejo, estn sentados en el suelo sobre sus piernas cruzadas. El joven mira al viejo con expresin algo perpleja mientras ste, vuelto hacia a l, le dice: No ocurre nada a continuacin. Es esto.

    Es verdad. Por lo general, cuando emprendemos algo, lo natural es que esperemos un resultado satisfactorio de nuestros esfuerzos. Deseamos ver resultados, aunque slo sea una sensacin agradable. No se me ocurre otra excepcin que la meditacin. La meditacin es la nica actividad humana intencionada y sistemtica que en el fondo no es intentar mejorar ni llegar a ninguna otra parte, sino slo comprender dnde se est ya. Tal vez su valor reside precisamente en

  • 30 Cmo asumir su propia identidad

    esto. Es posible que todos necesitemos hacer una cosa en nuestra vida simplemente por s misma.

    Pero no sera exacto referirse a la meditacin como hacer. Sera ms acertada describirla como ser. Cuando entendemos ese Es esto, tal entendimiento nos permite olvidar el pasado y el futuro y despertar a lo que somos ahora, en el momento actual.

    Por lo general, las personas no captan esto enseguida. Desean meditar para relajarse, para experimentar un estado especial, para ser mejores, para reducir algn estrs o dolor, para romper viejos hbitos o comportamientos, para ser libres o iluminadas. Todas stas son razones vlidas para emprender la prctica de la meditacin, pero, asimismo, estn cargadas de problemas si se espera que estas cosas sucedan por el mero hecho de que se est haciendo meditacin. Uno queda atrapado en el deseo de tener una experiencia especial o en buscar seales de progreso, y si no se siente algo especial con cierta rapidez, tal vez aparezcan las dudas acerca del camino elegido, o de si se est haciendo bien.

    Esto es razonable en casi todos los dominios del aprendizaje. Por supuesto, ms o menos pronto hay que ver progresos para perseverar en algo. Pero la meditacin es diferente. Desde la perspectiva de la meditacin, cada estado es un estado especial; cada momento, un momento especial.

    Cuando dejamos de desear que ocurra otra cosa en este momento, damos un enorme paso hacia ser capaces de encontrar lo que est aqu ahora. Si esperamos llegar a algn sitio o desarrollarnos de alguna manera, slo podremos avanzar desde donde estamos. A pesar de todos nuestros esfuerzos y expectativas, si no sabemos dnde estamos (conocimiento que procede directamente del cultivo de la presencia mental), slo podremos girar en crculos. As pues, en la prctica

  • El surgir del momento presente 31

    de la meditacin, la mejor manera de llegar a alguna parte es no tratar de llegar a alguna parte.

    Si tu mente no est nublada por las cosas innecesarias, sta es la mejor poca de tu vida.

    W u -M en

    Sugerencias: Trate de recordarse de vez en cuando: Es esto. Vea si hay algo a lo que no sea aplicable. Acurdese de que la aceptacin del momento presente no tiene nada que ver con resignarse ante lo que est sucediendo. Simplemente significa un reconocimiento claro de que lo que est sucediendo est sucediendo. La aceptacin no nos dice lo que hemos de hacer. Lo que ocurre a continuacin, lo que se elige hacer, tiene que proceder de la comprensin de este momento. Tal vez usted intente actuar a partir de un profundo conocimiento del Es esto. Influye eso en la manera como elige proceder o reaccionar? Le es posible contemplar que de un modo muy real ste podra ser en realidad la mejor poca, el mejor momento de su vida? Si as fuese, qu significara para usted?

    CAPTURAR SUS MOMENTOS

    La mejor manera de capturar momentos es prestar atencin. As es como cultivamos la presencia mental. Presencia mental significa estar despierto; significa saber lo que hacemos. Pero cuando comenzamos a centrarnos en lo que hace nuestra mente, por ejemplo, suele ocurrir que rpidamente vuelve a estar inconsciente, en una modalidad piloto automtico de inconsciencia. Estos lapsos de la conciencia suelen estar causados por un remolino de insatisfaccin por lo que estamos viendo o sintiendo en ese momento, del cual surge un deseo de que algo sea diferente, de que las cosas cambien.

    Es muy fcil observar el hbito que tiene la mente de hacernos escapar del momento presente. Trate de mantener centrada la atencin en cualquier objeto, aunque sea por un rato

  • 32 Cmo asumir su propia identidad

    corto. Descubrir que para cultivar la presencia mental tal vez necesite recordarse una y otra vez estar despierto y consciente. Esto lo hacemos recordndonos mirar, sentir, ser. Es as de sencillo, presentarse momento a momento, nutrir la conciencia a lo largo de momentos atemporales, estar aqu, ahora.

    Sugerencias: Trate de preguntarse en este momento: Estoy despierto? Dnde se encuentra mi mente en este momento?

    ACORDARSE DE RESPIRAR

    Va muy bien tener un foco para la atencin, una cadena de ancla que nos sujete al momento presente y que nos sirva de gua para volver a l cuando la mente vague. La respiracin cumple esta finalidad de manera extraordinaria. Puede ser una fiel aliada. Llevando la conciencia a la respiracin, nos recordamos que nos hallamos aqu ahora, de modo que tambin podramos estar totalmente despabilados para cualquier cosa que ocurra.

    La respiracin nos ayuda a capturar nuestros momentos. Es sorprendente que no haya ms personas que sepan esto. Al fin y al cabo, la respiracin est siempre ah, en nuestras mismas narices. Sera lgico pensar que, aunque fuera por casualidad, podramos haber descubierto su utilidad en uno u otro momento. Hasta tenemos la expresin: No tengo un momento ni para respirar (o para recuperar el aliento), expresin que nos insina que los momentos y la respiracin podran estar relacionados de un modo interesante.

    Para usar la respiracin de manera que nutra la presencia mental, limtese a sintonizarla a su sensacin, a la sensacin del aire que entra en su cuerpo y a la sensacin del aire que sale de su cuerpo. Eso es todo. Sentir la respiracin; respirar y saber que se est respirando. Lo cual no significa una respiracin profunda ni un obligarse a respirar, ni tratar de sentir

  • El surgir del momento presente 33

    algo especial, ni preguntarse si se est haciendo correctamente. Tampoco significa pensar en la respiracin. Es limitarse a advertir el aire que entra y el aire que sale.

    Esto no tiene por qu durar mucho rato cada vez. Usar la respiracin para que nos vuelva al momento presente no lleva tiempo, slo se precisa un cambio de atencin. Pero nos esperan grandes aventuras si nos tomamos un rato para unir los momentos, respiracin a respiracin, momento a momento.

    Sugerencias: Trate de acompaar una inspiracin completa, el aire que entra, una espiracin completa, el aire que sale, dejando su mente abierta y libre slo para ese momento; slo para esa respiracin. Abandone toda dea de llegar a alguna parte o de que suceda cualquier cosa. Slo vuelva a centrarse en la respiracin cuando la mente vague, uniendo momentos de presencia mental, respiracin tras respiracin. Prubelo de vez en cuando mientras lee este libro.

    Kabir pregunta: Dime, alumno, qu es Dios?Es el aliento dentro del aliento.

    Kab ir

    PRCTICA, PRCTICA, PRCTICA*' I

    Va bien perseverar. Cuando se ofrece amistad a la respiracin se ve de inmediato que la inconsciencia est en todas partes. La respiracin nos ensea que la inconsciencia va no slo con el territorio sino que es el territorio. Esto lo hace ensendonos, una y otra vez, que no resulta nada fcil acompaar a la respiracin aunque uno quiera. Muchas cosas se entrometen, nos llevan a la fuerza, nos impiden concentrarnos. Vemos que, con los aos, la mente se ha atestado de maletas y trastos viejos, de basura acumulada. El saber esto es un gran paso en la direccin correcta.

  • 34 Cmo asumir su propia identidad

    PRCTICA NO QUIERE DECIR ENSAYO

    Para explicar el cultivo de la presencia mental empleamos la palabra prctica, pero no en el sentido usual de un ensayo que se repite para perfeccionar, de modo que la actuacin o la competicin resulte lo mejor posible.

    La prctica de la presencia mental significa que nos comprometemos de lleno a estar presente en cada momento. No existe actuacin alguna. Slo hay este momento. No tratamos de mejorar ni de llegar a otra cosa. No vamos tras intuiciones ni visiones especiales. Tampoco nos obligamos a no ser crticos, ni a estar serenos y relajados. Y, desde luego, no alentamos la conciencia de nosotros mismos ni nos entregamos a la preocupacin por nosotros mismos. Lo que hacemos es ms bien invitarnos a conectar con este momento con plena conciencia, con la intencin de encarnar, de la mejor manera posible, una orientacin de serenidad, presencia mental y ecuanimidad aqu y en este mismo momento.

    Como es lgico, con la prctica continuada y el tipo correcto de esfuerzo firme pero suave, la serenidad, la presencia mental y la ecuanimidad se desarrollan y profundizan solas, nacidas de la entrega a la quietud y la observacin. Por supuesto que llegan las comprensiones y las intuiciones, y las profundas experiencias de quietud y alegra. Pero sera incorrecto decir que practicamos para que ocurran estas experiencias o que tener muchas es mejor que tener pocas.

    El espritu de la presencia mental es practicarla por s misma, y limitarse a tomar cada momento tal como viene, agradable o desagradable, bueno o malo, bonito o feo, y entonces trabajar con eso porque eso es lo que est presente ahora, ms que hacer prctica, sera mejor decir que la prctica nos hace, o que la vida misma se transforma en nuestra maestra de meditacin y en nuestra gua.

  • El surgir del momento presente 35

    NO ES NECESARIO UN ESFUERZO ESPECIAL PARA PRACTICAR

    Los dos aos que Henry David Thoreau vivi en Walden Pond fueron, sobre todo, un experimento personal de presencia mental. Eligi arriesgar su vida con el fin de deleitarse en la maravilla y simplicidad de los momentos presentes. Pero no es necesario hacer un esfuerzo especial ni ir a sitio especial alguno para practicar la presencia mental. Basta con concederse un poco de tiempo en la vida para la quietud y lo que llamamos hacer, y entonces sintonizar con la respiracin.

    Toda Walden Pond est en el aire que respiramos. El milagro de las cambiantes estaciones est en el aire que respiramos; nuestros padres y nuestros hijos estn en el aire que respiramos; nuestro cuerpo y nuestra mente estn en el aire que respiramos. La respiracin es la corriente que conecta el cuerpo y la mente, que nos conecta con nuestros padres y con nuestros hijos, que conecta nuestro cuerpo con el cuerpo del mundo exterior. Es la corriente de la vida. Lo nico que hay en el riachuelo son peces dorados. Todo lo que necesitamos para verlos con claridad es la lente de la conciencia.

    El tiempo no es otra cosa que el riachuelo donde voy a pescar. All bebo; pero mientras bebo, veo el arenoso fondo y me doy cuenta de lo poco profundo que es el riachuelo. Su delgada corriente pasa, pero la eternidad permanece. Me gustara beber ms profundo; pescar en el cielo, cuyo fondo est guijarroso de estrellas.

    T h o r e a u , Walden

    En la eternidad hay en efecto algo verdadero y sublime. Y ese algo se manifiesta en momentos, lugares y ocasiones que estn aqu y ahora.Dios mismo se encuentra en el momento presente, y en ninguna poca ser ms real y sublime.

    T h o r e a u , Walden

  • 36 Cmo asumir su propia identidad

    DESPERTAR

    Emprender la prctica de la meditacin formal, dedicndole un tiempo cada da, no significa que uno no vaya a pensar nunca ms, ni que no pueda salir o hacer cosas. Slo significa que se tienen ms probabilidades de saber lo que se hace porque uno se detiene un momento y observa, escucha, comprende.

    Thoreau vio esto con ms claridad que nunca en Walden Pond. Su conclusin fue: Slo amanece el da al cual estamos despiertos. Si queremos captar la realidad de nuestra vida mientras la tenemos, necesitaremos despertar a nuestros momentos. De otra manera, das enteros, e incluso toda la vida, nos pasarn inadvertidos.

    Una manera prctica de hacer esto es mirar a los dems y preguntarnos si los vemos en realidad o slo vemos lo que pensamos de ellos. A veces nuestros pensamientos actan como gafas de ensueo. Cuando las tenemos puestas vemos nios de ensueo, marido de ensueo, esposa de ensueo, trabajo de ensueo, colegas de ensueo, compaeros de ensueo, amigos de ensueo. Podemos vivir en un presente de ensueo durante un futuro de ensueo. Sin darnos cuenta, lo coloreamos todo, a todo le damos efecto. Si bien las cosas pueden cambiar en el sueo y dar la ilusoria impresin de que son reales y ntidas, siguen siendo un sueo en el que estamos atrapados. Pero si nos quitamos las gafas, podra ser, slo podra ser, que visemos con algo ms de precisin lo que realmente est all.

    Para hacer esto, Thoreau sinti la necesidad de emprender un retiro solitario durante un tiempo prolongado (estuvo dos aos y dos meses en Walden Pond). Fui al bosque porque deseaba vivir pausadamente, encontrarme slo con las esenciales realidades de la vida, y ver si yo lograba aprender lo que l tena que ensear, y no descubrir, a la hora de mi muerte, que no haba vivido.

  • El surgir del momento presente 37

    Su conviccin ms profunda: Influir en la calidad del da, sa es la ms suprema de las artes. [...] Jams he conocido a un hombre que estuviera totalmente despierto. Cmo poda mirarlo a la cara?

    Sugerencias: Pregntese de vez en cuando: Estoy despierto en este momento?

    Interior mo, escchame, el espritu supremo, el Maestro, est cerca,despierta, despierta!

    Corre a sus pies...en este momento est junto a tu cabeza.Has dormido durante millones y millones de aos.Qu te parece si despiertas esta maana?

    K abir

    NO COMPLICARLO

    Si decide comenzar a meditar, no hay necesidad alguna de que lo comente con otras personas ni tampoco que explique por qu quiere hacerlo ni lo que la meditacin va a hacer por usted. En realidad, sa es la mejor manera de desperdiciar la energa y el entusiasmo para la prctica, y de frustrar los esfuerzos, ya que as no ganarn impulso. Es mejor meditar sin anunciarlo.

    Cada vez que sienta un fuerte impulso de hablar sobre la meditacin y de lo formidable que es, o de las maravillas que le est haciendo, o que no le est haciendo, a usted, o desee convencer a alguien de lo bien que le ra practicarla, considrelo un pensamiento ms y medite otro poco. El impulso pasar y todo el mundo estar mejor, sobre todo usted.

  • 38 Cmo asumir su propia identidad

    NO ES POSIBLE DETENER LAS OLAS PERO S APRENDER A REMONTARLAS

    Segn la opinin general, la meditacin es una manera de dejar fuera las presiones del mundo o de la propia mente, pero sa no es una impresin exacta. La meditacin no es dejar las cosas fuera ni excluirlas. Es ver las cosas con claridad y colocarse deliberadamente en una relacin distinta con ellas.

    Las personas que acuden a nuestra clnica aprenden enseguida que el estrs forma parte inevitable de la vida. Si bien es cierto que podemos aprender, tomando decisiones inteligentes, a que las cosas no empeoren, hay muchos aspectos en la vida sobre los cuales tenemos poco control o ninguno. El estrs forma parte de la vida, parte del ser humano, es intrnseco a lo condicin humana en s. Pero eso no significa que debamos ser vctimas ante las fuerzas mayores de nuestra vida. Podemos aprender a trabajar con ellas, a comprenderlas, a encontrarles sentido, a hacer opciones importantes y a usar sus energas para crecer en fortaleza, sabidura y compasin. En el ncleo de toda prctica de meditacin hay una disposicin a abrazar y trabajar con lo que es.

    Una manera de imaginar cmo funciona la presencia mental es considerar la mente como la superficie de un lago o del mar. Siempre hay olas en el agua. A veces son grandes, a veces pequeas, y en ocasiones casi imperceptibles. Las olas se producen al agitarse el agua movida por los vientos, que van y vienen, y varan en direccin e intensidad, igual como hacen los vientos del estrs y el cambio en nuestra vida, que forman ol as en nuestra mente.

    Las persogas que no entienden la meditacin creen que es una espec ie de manipulacin interior especial que como algo mgico dejar fuera esas olas para que la superficie de la mente permanezca lisa, en paz y calma. Pero as como no podemos poner una placa de cristal sobre el agua para cal

  • El surgir del momento presente 39

    mar las olas, tampoco nos es posible suprimir de forma artificial las olas de la mente, y no es demasiado inteligente intentarlo. Eso slo producira ms tensin y lucha interiores, no calma, lo cual no quiere decir que esa calma sea inalcanzable. Significa slo que no se puede alcanzar mediante los errneos intentos de suprimir la natural actividad de la mente.

    A travs de la meditacin es posible encontrar refugio de gran parte de los vientos que agitan la mente. Tal vez con el tiempo muera una buena parte de la turbulencia por falta de alimento continuado. Pero, en ltimo trmino, los vientos de la vida y de la mente van a soplar, con independencia de lo que hagamos. La meditacin tiene que ver con saber algo sobre esto y cmo trabajar con ello.

    El espritu de la prctica de la presencia mental fue captado hermosamente en un pster de un yogui setentn, Swami Satchitananda, con su luenga barba blanca y holgadas ropas, montado en una tabla de surf sobre las olas de una playa hawaiana. El pie de la ilustracin rezaba: No es posible detener las olas, pero s se puede aprender a remontarlas.

    PUEDE MEDITAR CUALQUIERA?

    Me hacen mucho esta pregunta. Una vez me la hizo con algo de timidez un recepcionista, mientras yo esperaba el ascensor. Tengo la impresin de que quienes me preguntan esto lo hacen porque creen que tal vez todas las personas son capaces de meditar excepto ellas. Desean ser tranquilizadas asegurndoles que no estn solas, que hay al menos unas cuantas personas ms con las que se pueden identificar, aquellas almas desventuradas que nacieron con la incapacidad de meditar. Pero no es tan sencillo.

    Pensar que uno es incapaz de meditar es algo as como pensar que se es incapaz de apretar el botn del ascensor o de doblar el codo cuando ste no est lesionado, o que se es

  • incapaz de respirar, o de concentrarse o relajarse. Casi todo el mundo es capaz de respirar con facilidad. Y, dadas las circunstancias adecuadas, prcticamente cualquiera es capaz de concentrarse, cualquiera puede relajarse.

    Pero la gente suele confundir meditacin con relajacin o con algn otro estado especial que hay que conseguir o sentir. Cuando la persona lo intenta una o dos veces y no llega a ninguna parte o no siente nada especial, entonces piensa que es una de aquellas personas que no pueden hacerlo.

    40 Cmo asumir su propia identidad __ ___________________

    La meditacin no tiene nada que ver con sentirse de una cierta manera. Es sentir la manera en que uno se siente. No se trata de vaciar ni aquietar la mente, aunque la quietud s se profundiza en la meditacin y se puede cultivar de una manera sistemtica. Pero, por encima de todo, la meditacin consiste en dejar que la mente sea como es y en saber algo sobre cmo est en ese momento. No es llegar a algn otro lugar, sino permitirse estar donde uno ya est. Si no se comprende esto, se llegar a pensar que uno es constitucionalmente incapaz de meditar. Pero eso es slo pensar ms y, en este caso, es pensar de una manera equivocada.

    Es verdad que la meditacin requiere energa y el compromiso a perseverar. Pero entonces, no sera ms correcto decir No persevero en lugar de decir No puedo? Cualquiera puede sentarse y observar su respiracin u observar su mente. Y no es necesario estar sentado. Se puede hacer caminando, de pie, recostado, parado en un pie, corriendo o bandose. Pero para quedarse as aunque sean cinco minutos es necesaria la intencionalidad. Para hacerla parte de la propia vida se requiere disciplina. As pues, cuando alguien dice que no puede meditar, lo que quiere decir en realidad es que no se toma tiempo para ella, o que cuando lo intenta no le gusta lo que ocurre. No es lo que busca o espera. No satisface sus expectativas. Entonces, tal vez debera intentarlo de nuevo, esta vez olvidndose de sus expectativas y limitndose a observar.

  • El surgir del momento presente 41

    ELOGIO AL NO HACER

    Si uno se sienta a meditar, aunque sea por un rato, se ser un tiempo de no hacer. Es muy importante no creer que no hacer es sinnimo de no hacer nada. No podran ser ms diferentes. Aqu importan la conciencia y la intencin. De hecho, son claves.

    Superficialmente, parece como si hubiese dos tipos de no hacer; uno implicara no hacer trabajo exterior alguno y el otro hacer lo que podramos llamar una actividad sin esfuerzo. En ltimo trmino llegamos a ver que ambas cosas son la misma. La experiencia interior es lo que cuenta aqu. Lo que con frecuencia llamamos meditacin formal supone hacerse deliberadamente un tiempo para detener toda actividad externa y cultivar la quietud, sin otro orden del da que estar presente en cada momento. No hacer nada. Tal vez esos momentos de no hacer son el mayor regalo que podemos hacernos.

    Thoreau sola sentarse a su puerta durante horas y slo se dedicaba a mirar y a escuchar a medida que el sol avanzaba por el cielo y luces y sombras cambiaban de manera casi imperceptible.

    Haba veces en que no poda permitirme sacrificar la perfeccin del momento presente a ningn trabajo, ya fuera intelectual o manual. Me gusta tener amplios mrgenes en mi vida. A veces, una maana de verano, habindome dado mi acostumbrado bao, me sentaba delante de mi soleada puerta desde la salida del sol hasta el medioda, extasiado, entre pinos, nogales y zumaques, en la ininterrumpida soledad y quietud, mientras los pjaros cantaban o revoloteaban silenciosos por la casa, hasta que el sol que caa en mi ventana de poniente o el ruido del carruaje de algn viajero en la distante carretera me recordaba el paso del tiempo. Crec en esas estaciones como el maz por la noche, y esto era mucho mejor que lo que habra sido cualquier trabajo manual. No eran ratos sustrados de mi vida sino mucho ms y por encima de lo que tengo habitualmente. Comprend lo que quieren decir los orientales cuan

  • 42 Cmo asumir su fjropia identidad

    do hablan de contemplacin y de abandonar los trabajos. La mayor parte del tiempo no me importaba la manera como transcurran las horas. El da avanzaba como para iluminar algn trabajo mo; era de maana y, oh maravilla, ya es el atardecer, y nada memorable se ha realizado. En lugar de cantar, como los pjaros, sonrea silencioso ante mi incesante buena suerte. As como el gorrin tiene su trino, as yo, sentado en el nogal delante de mi puerta, tena mi risa o mi gorgeo ahogado que l poda escuchar salir de mi nido.

    T h o r e a u , Walden

    Sugerencias: Reconozca la belleza del momento presente en su prctica diaria de meditacin, si la tiene. Si se levanta temprano, salga y mire (una mirada sostenida, atenta) las estrellas, la luna y la luz del amanecer cuando aparezca. Sienta el aire, el fro, el calor (una sensacin sostenida, atenta). Dse cuenta de que el mundo que lo rodea est durmiendo. Cuando vea las estrellas recuerde que en el tiempo est mirando millones de aos atrs. El pasado se halla presente aqu y ahora.

    Despus vaya a meditar sentado o echado. Que este o cualquier otro momento en que practique sea su tiempo para olvidar todo hacer, para entrar en la modalidad de ser, en la que simplemente mora en la quietud y presencia mental, atento al desenvolverse momento a momento del presente, sin aadir nada, sin quitar nada, afirmando Es esto.

    LA PARADOJA DEL NO HACER

    El sabor y la alegra pura del no hacer son difciles de captar porque nuestra cultura da mucho valor al hacer y al progreso. Incluso nuestro ocio tiende a ser ocupado e inconsciente. La alegra del no hacer se basa en que no es necesario que ocurra nada ms para que este momento sea completo. La sabidura que hay en ello y la ecuanimidad que resulta de ello residen en saber que algo ms ocurrir.

  • El surgir del momento presente 43

    Cuando Thoreau dice era de maana y, oh maravilla, ya es el atardecer, y nada memorable se ha realizado es como ondear una bandera roja ante un toro para las personas orientadas a hacer cosas y al progreso. Pero quin puede decir que sus comprensiones de una maana pasada delante de su puerta son menos memorables o tienen menos mrito que toda una existencia de ajetreo, vivida con escaso aprecio por la quietud y la perfeccin del momento presente?

    Thoreau cantaba una cancin que era tan necesario escuchar entonces como ahora. Hasta hoy, l est sealando continuamente, para cualquiera que est dispuesto a escuchar, la po- funda importancia de la contemplacin y del no apego a ningn resultado que no sea la dicha pura de ser, todo mucho mejor que lo que habra sido cualquier trabajo manual. Este comentario recuerda al viejo maestro zen que dijo: Jo, jo, llevo cuarenta aos vendiendo agua junto al ro y mi trabajo no tiene mrito alguno en absoluto.

    Huele a paradoja. La nica manera de hacer algo de valor es que el esfuerzo salga del no hacer y de olvicjarr toda preocupacin acerca de si va a servir o no. De otro modo, pueden entrometerse el inters y la ambicin y deformar nuestra relacin con el trabajo, o el trabajo mismo, que de algn modo queda manchado, impuro y, en ultimo trmino, no completamente satisfactorio aunque sea bueno. Todos los cientficos conocen este estado mental y se guardan de l porque inhibe el proceso creativo y deforma nuestra capacidad para ver con claridad las conexiones.

    EL NO HACER EN ACCIN

    El no hacer puede surgir en la accin y en la quietud. La quietud interior del hacedor se funde con la actividad externa hasta tal punto que la accin se hace a s misma. Es actividad sin esfuerzo. Nada es forzado. No hay trabajo de la voluntad. No hay un yo, nosotros ni mo de mente estrecha que. exija un resultado, y, no obstante, nada queda sin hacer. El no hacer es la piedra angular de la maestra en cualquier

  • 44 Cmo asumir su propia identidad

    campo de actividad. He aqu una clsica declaracin de esto de la China del siglo m:

    El cocinero del prncipe Wen Hui est cortando en piezas un buey.Estira una mano, baja un hombro, afirma un pie, presiona con una rodilla, el buey se abre con un susurro, la brillante cuchilla murmura como una suave brisa.Ritmo! Exactitud!Como una danza sagrada, como El bosquecillo de moreras,como armonas antiqusimas!

    Excelente trabjo! exclam el prncipe> tu mtodo es intachable. Mtodo?pregunt el cocinero, dejando a un lado la cuchilla .Lo que sigo es el Tao,que trasciende todos los mtodos!

    Cuapdo comenc a cortar bueyes vea^ante m al buey entero, todo en una masa.Despus de tres aos, ya no vea esa masa, vea las diferencias.

    Pero ahora nada veo con los ojos.Todo mi ser aprehende.Mis sentidos estn ociosos. El espritu, libre para trabajar sin plan, sigue su propio instinto.Guiada por la va natural,por la abertura secreta, el espacio oculto,mi cuchilla encuentra su propio camino.No corto articulacin alguna, no rompo hueso alguno.

  • El surgir del momento presente 45

    Hay espacio entre las articulaciones; la hoja es delgada y afilada:Cuando esta fina hoja encuentra ese espacio,es todo lo que necesita!Pasa como una brisa!Por eso, hace diecinueve aos que tengo esta cuchilla, como recin afilada.

    Es cierto que a veces hay articulaciones duras. Las veo venir, me detengo, observo con atencin, me contengo, apenas muevo la hoja, y, paf!, la parte se desprende, cae como un terrn de tierra.

    Entonces quito la hoja,me quedo quieto, y me dejo invadirpor la alegra del trabajo.Limpio la hoja y la dejo a un lado.

    Eso es! dijo el prncipe Wen Hui> mi cocinero me ha enseado cmo debo vivir mi vida.

    C h u a n g T s

    HACER EL NO HACER

    No hacer no tiene nada que ver con ser indolente o pasivo; todo lo contrario. Se requiere gran valor y energa para cultivar el no hacer, tanto en la quietud como en la actividad. Tampoco es fcil concederse un tiempo especial para el no hacer y perseverar en l frente a todo lo que es necesario hacer en nuestra vida.

    Pero el no hacer no tiene por qu ser amenazador para las personas que piensan que siempre tienen cosas que hacer. Es

  • 46 Cmo asumir su propia identidad

    tas personas podran descubrir que hacen ms y mejor si practican el no hacer. No hacer significa dejar que las cosas sean, y permitirles que se desenvuelvan a su manera. Es posible que esto suponga un esfuerzo enorme, pero se tratar de un esfuerzo sin esfuerzo, gracioso, sabio; un hacer menos hacedor que se cultiva en toda una vida.

    La actividad sin esfuerzo ocurre en ocasiones en el baile y en los deportes, en los niveles ms elevados de rendimiento; cuando ocurre, sorprende, quita el aliento a todo el mundo. Pero tambin sucede en todos los dems mbitos de la actividad humana, desde la pintura a la reparacin de coches y la crianza de los hijos. Algunas veces se combinan los aos de prctica con la experiencia, lo que eleva a una nueva capacidad para permitir que la ejecucin se despliegue trascendiendo la tcnica, el esfuerzo, el pensamiento. La accin entonces se convierte en una pura expresin de arte, de ser, de dejar de lado todo hacer, una fusin de mente y cuerpo en movimiento.'Nos impresiona observar una ejecucin soberbia, sea atltica o artstica, porque eso nos permite participar en la magia de la verdadera maestra, nos eleva, aunque slo sea de una manera fugaz, y tal vez nos permite participar de la intencin que cada uno de nosotros, a nuestro modo, podra tocar esos momentos de gracia y armona en el vivir la vida.

    Influir en la calidad del da, sa es la ms suprema de las artes, dijo Thoreau. Hablando del arte de la danza, Martha Graham lo expres de esta manera: Lo nico que importa es este momento de movimiento. Hacer el momento vital y digno de vivirse. No lo dejes pasar inadvertido y sin usar.

    Ningn maestro de meditacin podra haber dicho algo ms cierto. Podemos hacernos aprendices de este trabajo, sabiendo muy bien que el no hacer es verdaderamente el trabajo de toda una vida; y conscientes siempre de que la modalidad de hacer es tan fuerte en nosotros que cultivar el no hacer requiere, aunque parezca irnico, considerable esfuerzo.

    La meditacin es sinnimo de la prctica del no hacer. No practicamos para perfeccionar las cosas ni para hacer las cosas a la perfeccin. Practicamos para captar y comprender (hacer real para nosotros) el hecho de que las cosas ya son

  • El surgir del momento presente 47

    perfectas, que son lo que son. Esto tiene todo que ver con captar el momento presente en su totalidad sin imponerle nada extra, percibiendo su pureza y la frescura de su capacidad para hacer surgir el momento siguiente. Entonces, sabiendo qu es qu, viendo con la mayor claridad posible, y conscientes de que no sabemos ms de lo que en realidad sabemos, actuamos, damos un paso, adoptamos una postura, nos arriesgamos. Algunas personas hablan de eso como de un flujo, un momento que fluye en el siguiente sin solucin de continuidad, sin esfuerzo, acunado en el lecho de la presencia mental.

    Sugerencias: Durante el da, vea si es capaz de detectar la perfeccin del momento presente, en todos los momentos, en los normales, en los intermedios, e incluso en los difciles. Trabaje por permitir que se desarrollen ms cosas en su vida sin forzarlas a que ocurran y sin rechazar aquellas que no responden a su idea de lo que debera suceder. Vea si logra notar los espacios a travs de los cuales podra entrar sin esfuerzo en el espritu del cocinero de Chuang Ts. Fjese cmo puede cambiar la calidad del resto de su da si es posible que se haga tiempo para estar en el da temprano, sin programa. Al afirmar primero lo que es ms importante en su propio ser, vea si no puede dar un salto consciente en todo el da y acabar siendo ms capaz de percibir, valorar y responder a la perfeccin de cada momento.

    PACIENCIA

    Ciertas actitudes o cualidades mentales apoyan la prctica de la meditacin y proporcionan una buena tierra en la cual florecern las semillas de la presencia mental. Al cultivar deliberadamente estas cualidades, en realidad cultivamos la tierra de nuestra mente y aseguramos que sta sea una fuente de claridad, compasin y accin correcta en nuestra vida.

    Estas cualidades interiores que apoyan la prctica de la meditacin no se imponen, decretan ni legislan. Slo se cultivan, y esto nicamente cuando se ha llegado al punto en

  • 48 Cmo asumir su propia identidad

    que la motivacin interiores lo bastante fuerte que deseamos dejar de contribuir al propio sufrimiento y confusin y tal vez al de los dems. Equivale a comportarse con tica, concepto gravemente difamado en muchos crculos.

    Por la radio he odo a alguien definir la tica como obediencia a lo que nadie puede obligarnos a cumplir. No est mal. Se hace por motivos interiores, no porque alguien nos lleva la cuenta ni porque nos castigaran si transgredisemos las leyes y nos cogiesen. Marchamos al ritmo de nuestro propio tambor. Prestamos atencin a una audicin interior, as como es un terreno interior el que preparamos para cultivar la presencia mental. Pero no es posible la armona sin comprometerse al comportamiento tico: la cerca que mantiene fuera las cabras que se comeran todos los brotes del jardn.

    Pienso que la paciencia es una de esas actitudes ticas fundamentales. Si se cultiva la paciencia, es casi inevitable que se cultive la presencia mental,y la prctica de la meditacin ir enriquecindose y madurando poco a poco. Al fin y al cabo, si en realidad no se trata de llegar a ninguna otra parte en este momento, la paciencia cuidar de s misma. Es un recordatorio de que las cosas se desarrollan a su tiempo. No se puede meter prisa a las estaciones. Llega la primavera, la hierba crece sola. Por lo general, las prisas no sirven de nada y pueden crear mucho sufrimiento, a veces a nosotros, a veces a aquellos que nos rodean.

    La paciencia es una alternativa siempre presente para la agitacin e impaciencia endmicas de la mente. Rasque la superficie de la impaciencia y lo que encontrar debajo, de modo sutil o no tan sutil, ser rabia; esa fuerte energa de no desear que las cosas sean como son y de culpar de ello a alguien (con frecuencia a uno mismo) o a algo. Lo cual no significa que no haya que darse prisa cuando es necesario. Es posible incluso darse prisa con paciencia, de forma consciente, avanzando rpido porque eso es lo que se ha elegido.

    Desde el punto de vista de la paciencia, las cosas suceden porque otras cosas suceden. Nada est separado ni aislado. No hay causa primordial alguna que sea absoluta, final, responsable. Si alguien nos golpea con un palo, no nos enfadamos con el palo ni con el brazo que lo enarbola; nos enfadamos con la persona unida al brazo. Pero si miramos un

  • El surgir del momento presente 49

    poco ms profundo, no podremos encontrar una causa primordial satisfactoria ni dirigiremos el enfado ni siquiera contra la persona, que literalmente no sabe lo que hace y que, por lo tanto, est desquiciada en ese momento. Dnde colocar la culpa o el castigo? Es posible que nos enfadramos con los padres de esa persona, por los malos tratos que tal vez dieron a un nio indefenso. O tal vez con el mundo, por su falta de compasin. Pero qu es el mundo? No formamos parte de l? Acaso no tenemos tambin impulsos rabiosos y, bajo ciertas condiciones, nos vemos asaltados por impulsos violentos e incluso asesinos?

    El Dalai Lama no manifiesta rabia alguna contra los chinos, aun cuando durante aos la poltica del gobierno chino ha practicado el genocidio contra los tibetanos, cuIturicidio contra sus instituciones, creencias y todo lo que les es ms querido, y geocidio contra la tierra en que viven. Cuando el Dalai Lama gan el Premio Nobel de la Paz, un periodista le pregunt acerca de esa falta de ira. l contest: [Los chinos] nos han quitado todo; debera dejarlos que me quitaran tambin la mente?

    Esta actitud es en s misma una notable demostracin de paz; la paz interior de conocer lo que es ms fundamental, y la paz exterior de encarnar esa sabidura en el porte y los actos. La paz y esa disposicin a ser paciente frente a esos enormes sufrimientos y provocaciones, slo se pueden alcanzar mediante el cultivo de la compasin, una compasin que no se limita a los amigos, sino que tambin se siente por aquellos que, por ignorancia y por lo que suele considerarse maldad, pueden hacernos sufrir a nosotros y a aquellos que amamos.

    El grado de generosa compasin se basa en lo que los budistas denominan buena presencia mental y buen entendimiento. No ocurre as como as. Es necesario practicarla, cultivarla. No es que no surjan sentimientos de ira. Se trata de que la ira puede utilizarse, trabajarse, aprovecharse para que sus energas puedan nutrir la paciencia, la compasin, la armona y la sabidura, en nosotros mismos y quiz tambin en los dems.

    Al emprender la meditacin cultivamos la cualidad de la paciencia cada vez que nos detenemos, nos sentamos y tomamos conciencia del fluir de nuestra respiracin. Y esta in

  • 50 Cmo asumir su propia identidad

    vitacin que nos hacemos a ser ms receptivos, a estar ms en contacto, a mostrarnos ms pacientes con nuestros momentos, se extiende tambin, por supuesto, a otros momentos de nuestra vida. Sabemos que las cosas se desarrollan segn su propia naturaleza. Podemos acordarnos de permitir que nuestra vida se desarrolle de la misma manera. No necesitamos dejar que nuestro deseo de ciertos resultados domine la calidad del momento, ni siquiera cuando las cosas son dolo- rosas. Cuando tenemos que empujar, empujamos. Cuando tenemos que tirar, tiramos. Pero sabemos tambin cundo no empujar y cundo no tirar.

    Con todo esto intentamos equilibrar el momento presente, entendiendo que en la paciencia se encuentra la sabidura, sabiendo que lo que venga a continuacin estar determinado en gran medida por cmo somos ahora. Es til tener presente esto cuando nos impacientamos en nuestra prctica de la meditacin, o cuando nos sentimos frustrados, impacientes y enfadados en nuestra vida.

    Tienes la paciencia para esperar que el lodo se asiente y el agua se aclare?Eres capaz de permanecer inmutable hasta que la accin correcta surja sola ?

    La o -Ts , Tao-te Ching

    Existo como soy, y eso basta, si nadie ms en el mundo lo sabe, estoy satisfecho, y si todos y cada uno lo saben, estoy satisfecho.

    Un mundo est consciente, y con mucho el mayor para m, y se soy yo, y ya sea que tenga lo mo hoy o dentro de diez mil o diez millones de aos, puedo cogerlo alegremente ahora o, con igual alegra, puedo esperar.

    W alt W h it m a n , Leaves of Grass

  • El surgir del momento presente 51

    Sugerencias: Trate de observar la impaciencia y la rabia cuando surjan. Vea si le es posible adoptar un punto de vista diferente, uno que vea cmo las cosas se desarrollan a su tiempo. Esto es particularmente til cuando se siente urgido y atascado o impedido en algo que desea o necesita hacer. Por difcil que pueda parecerle, intente no empujar la corriente del ro en ese momento y en su lugar escuche con atencin. Qu le dice? Qu le dice que haga? Si no le dice nada, limtese a respirar, deje que las cosas sean como son, entre en la paciencia, contine escuchando. Si el ro le dice algo, entonces, hgalo, pero hgalo con conciencia atenta. Despus, una pausa, espere pacientemente, y escuche de nuevo.

    Mientras atiende al suave fluir de su respiracin durante los ratos de prctica de meditacin formal, advierta el ocasional tirn de su mente que quiere ocuparse con otra cosa, que desea llenar su tiempo o cambiar lo que est sucediendo. En lugar de perderse en esos momentos, trate de seguir sentado, paciente, con la respiracin y una alerta conciencia de lo que se est desarrollando a cada momento, permitindole que lo haga a voluntad, sin imponerle nada. Slo observar, slo respirar, encarnando la quietud, convirtindose en paciencia.

    DEJAR MARCHAR

    La expresin dejar marchar tiene que estar muy a la cabeza en la competicin por ser el clich del siglo en la Nueva Era. Se usa en exceso, se abusa de ella a diario. Sin embargo, es una maniobra interior tan potente que se merece una mirada, sea o no sea clich. Hay algo de vital importancia que aprender de la prctica de dejar marchar.

    Dejar marchar significa exactamente eso. Es una invitacin a dejar de aferrarse a cualquier cosa, ya se trate de una idea, un objeto, un acontecimiento, un determinado momento, una opinin o un deseo. Es una decisin consciente de liberarse con total aceptacin en la corriente de los momentos presentes a medida que se desarrollan. Dejar marchar significa dejar de coaccionar, de resistirse o de luchar a cambio de algo

  • 52 Cmo asumir su propia identidad

    ms poderoso y completo que surge de permitir que las cosas sean como son, sin quedar atrapados en la atraccin o el rechazo que nos producen, en la pegajosidad intrnseca del deseo, gusto o disgusto. Es similar a abrir la mano para soltar algo que se tena cogido.

    Pero no es slo la pegajosidad de nuestros deseos respecto a los acontecimientos externos lo que nos atrapa. No es slo un aferramos con las manos. Tambin lo hacemos con la mente. Nos cogemos, nos atascamos, aferrndonos, muchas veces con desesperacin, a criterios estrechos, a esperanzas y deseos egostas. En realidad, dejar marchar se refiere a la eleccin de convertirnos en transparentes a la fuerte atraccin de nuestros gustos y disgustos y de la ignorancia que nos hace aferramos a ellos. Para ser transparentes es preciso que permitamos que nuestros temores e inseguridades se agoten en el campo de la plena conciencia.

    Dejar marchar es posible nicamente si podemos llevar conciencia y aceptacin a la bsica realidad de lo atascados que podemos estar, si nos permitimos reconocer las lentes que deslizamos de modo tan inconsciente entre observador y observado, lentes que entonces filtran y colorean, tuercen y dan forma a lo que vemos. En esos momentos pegajosos podemos abrirnos, sobre todo si somos capaces de captarlos en conciencia y reconocer cuando quedamos atrapados, ya sea en la persecucin y el aferramiento o en la condenacin y el rechazo, en la bsqueda de nuestras ganancias.

    La quietud, la intuicin y la sabidura surgen slo cuando nos es posible asentarnos en nuestro ser completo en este momento, sin tener que buscar ni aferrar ni rechazar nada. sta es una proposicin que se puede poner a prueba. Trate de hacerlo slo por diversin. Compruebe usted mismo si dejar marchar cuando una parte de usted quiere aferrarse no le proporciona una satisfaccin ms profunda que aferrarse.

  • El surgir del momento presente 53

    NO JUZGAR

    No lleva mucho tiempo de meditacin descubrir que una parte de nuestra mente nunca deja de evaluar nuestras experiencias, comparndolas con otras experiencias o midindolas segn las expectativas y criterios que nos creamos, muchas veces por miedo. Entre los miedos estn: valgo muy poco, va a ocurrir algo malo, esto bueno no durar mucho, me van a hacer sufrir, las cosas no me van a salir como quiero, ay, si supiera algo, soy el nico que nada sabe. Tendemos a ver las cosas a travs de gafas coloreadas, a travs de las lentes de si algo es bueno o malo para m, o de si es conforme o no con mis creencias o ideologa. Si es bueno, me gusta. Si es malo, no me gusta. Si no es ni bueno ni malo, no tengo sentimiento alguno al respecto, ni positivo ni negativo, y hasta es posible que ni lo vea.

    Cuando estamos en quietud, la mente que juzga puede aparecer como una sirena de niebla. No me gusta el dolor de mi rodilla. Esto es aburrido. Me agrada esta sensacin de quietud. Ayer tuve una buena meditacin, pero hoy me est resultando mal. Esto no me funciona. No sirvo para esto. No sirvo, punto. Este tipo de pensamientos domina la mente y pesa. Es como llevar una maleta llena de piedras sobre la cabeza. Es agradable quitrsela de encima. Imagnese cmo ser suspender todo juicio y dejar que cada momento sea como es, sin que intentemos calificarlo de bueno ni de malo. Sera una verdadera quietud, una verdadera liberacin.

    La meditacin significa cultivar una actitud no crtica hacia lo que surja en la mente, sea lo que sea. Sin esa actitud no practicamos la meditacin. Eso no quiere decir que no aparecern juicios. Por supuesto que lo harn, porque est en la naturaleza misma de la mente comparar, juzgar y evaluar. Cuando esto ocurre, no intentamos detenerlo ni ignorarlo, as como no tratamos de detener ningn otro pensamiento que surja en la mente.

    El sistema que adoptamos en la meditacin es sencillamente ser testigos de lo que surja en la mente o en el cuerpo, y reconocerlo sin condenarlo ni buscarlo, sabiendo que nuestros juicios son pensamientos inevitables y necesariamente

  • 54 Cmo asumir su propia identidad

    limitadores acerca de la experiencia. Lo que nos interesa en la meditacin es el contacto directo con la propia experiencia, ya sea de una inspiracin, una espiracin, una sensacin, un sentimiento, un sonido, un impulso, un pensamiento, una percepcin o un juicio. Y estamos alertas a la posibilidad de quedar atrapados en juzgar el juicio, o en ponerle la etiqueta de buenos a algunos juicios y de malos a otros.

    Si bien nuestro pensamiento colorea todas nuestras experiencias, con frecuencia nuestros pensamientos tienden a ser menos que exactos. Por lo general son slo opiniones particulares desinformadas, reacciones y prejuicios basados en conocimientos limitados e influidos sobre todo por nuestro condicionamiento del pasado. De todas maneras, cuando no se lo reconoce ni nombra como tal, nuestro pensamiento puede impedir que veamos con claridad en el momento presente. Quedamos atrapados en pensar que sabemos lo que vemos y sentimos, as como en proyectar nuestros juicios sobre todo lo que vemos desviado un pelo. El solo hecho de conocer este hbito y de observarlo cuando ocurre nos puede conducir a una mayor receptividad y aceptacin sin crticas.

    Lgicamente, una orientacin no crtica no significa que uno deje de saber actuar o comportarse en sociedad, ni que cualquier cosa que una persona haga est bien. Simplemente significa que podemos actuar con mucha mayor claridad en nuestra propia vida, y ser ms equilibrados, ms eficaces y ms ticos en nuestras actividades si sabemos que estamos inmersos en una corriente de gustos y disgustos inconscientes que nos ocultan el mundo y la pureza bsica de nuestro ser. Gusto y disgusto son maneras saneadas de significar ansia y aversin, o avidez y odio. Cuando a esos estados mentales los llamamos avidez y odio o ansia y aversin, eso nos detiene un momento y nos recuerda que estas fuerzas estn realmente trabajando hasta cierto punto en nuestras mentes todo el tiempo. No es exageracin decir que tienen una toxicidad crnica, similar a un virus, que nos impide ver las cosas como son en realidad y activar nuestro verdadero potencial.

  • El surgir del momento presente 55

    CONFIANZA

    La confianza es un sentimiento de seguridad o conviccin de que las cosas se van a desarrollar dentro de un marco formal que encarna el orden y la integridad. Es posible que no siempre comprendamos lo que nos sucede, a nosotros o a otras personas, o lo que ocurre en determinada situacin; pero si confiamos en nosotros mismos, o en otros, o ponemos nuestra confianza en un proceso o un ideal, podemos descubrir los poderosos elementos estabilizadores (seguridad, equilibrio y apertura) que hay en esa confianza. Si no estn basados en la ingenuidad, esos elementos, en cierto modo, nos guan y protegen de dao o autodestruccin.

    Es importante que cultivemos la actitud de confianza en la prctica de la presencia mental, porque si no confiamos en nuestra capacidad de observacin, de estar abiertos y atentos, de reflexionar sobre la experiencia, de crecer y aprender de la observacin y atencin, de conocer algo a fondo, resultar muy difcil que perseveremos en el cultivo de estas capacidades, y entonces stas se marchitarn o quedarn latentes.

    Parte de la prctica de la presencia mental es cultivar un corazn confiado. Comencemos por mirar en profundidad aquello de nosotros mismos en que podemos confiar. Si no sabemos de inmediato qu es, tal vez necesitemos mirar un poco ms profundo, estar algo ms de tiempo con nosotros mismos en quietud y simplemente siendo. Si durante un buen espacio de tiempo no sabemos lo que hacemos y no nos gusta la manera como resultan las cosas en nuestra vida, tal vez sea hora de que prestemos ms atencin, de que estemos ms en contacto, y observemos las elecciones que hacemos y sus consecuencias a lo largo del camino.

    Quiz podramos probar a confiar en el momento presente, aceptando lo que sea que sintamos o pensemos o veamos en este momento porque eso es lo que est presente ahora. Si podemos estar aqu y entrar en la textura completa del ahora, tal vez descubramos que este mismo momento es digno

  • 56 Cmo asumir su propia identidad

    de nuestra confianza. Con estos experimentos, realizados una y otra vez, puede llegar una nueva percepcin de que en algn lugar profundo de nuestro interior reside un ncleo muy sano y digno de confianza, y que nuestras intuiciones, en cuanto ecos profundos de la realidad del momento presente, son dignas de confianza.

    S fuerte pues y entra en tu cuerpo;en l tienes un lugar firme para apoyar los pies.Piensa en ello detenidamente!No te vayas a otro lugar!Kabir dice esto: arroja todos los pensamientos de cosas imaginarias, y mantnte firme en lo que t eres.

    Kabir

    GENEROSIDAD

    La generosidad es otra cualidad que, como la paciencia, el dejar marchar, el no juzgar y la confianza, proporciona cimientos slidos para la presencia mental. Pruebe a aprovechar el cultivo de la generosidad a modo de vehculo para la observacin y exploracin de s mismo, a la vez que a modo de ejercitacin en dar. Un buen lugar para comenzar es usted mismo. Vea si es capaz de hacerse regalos que sean verdaderas bendiciones, tales como aceptarse a s mismo, o un rato al da sin ningn objetivo. Ejerctese en sentirse lo suficiente merecedor como para aceptar estos regalos sin obligaciones, en limitarse a recibir de s mismo y del universo.

    Vea si puede estar en contacto con un ncleo o centro de su interior, cuya riqueza es incalculable. Permita que ese centro comience a irradiar su energa hacia el exterior, que irradie por todo su cuerpo y ms all. Experimente con dar esta energa, primero poco a poco, dirigindola hacia usted mismo y hacia los dems sin pensar en ganancias ni en recibir nada a

  • El surgir del momento presente 57

    cambio. D ms de lo que cree que es capaz de dar, confiando en que es ms rico de lo que usted piensa. Celebre esa riqueza. D como si tuviese una riqueza inagotable. A esto se le llama dar como un rey.

    No me refiero slo a dinero o posesiones materiales, aunque es maravilloso ser generoso con ellos y compartir la abundancia material. En realidad le sugiero que practique el compartir la plenitud de su ser: entusiasmo, vitalidad, espritu, confianza, apertura, receptividad, su mejor yo y, por encima de todo, su presencia. Comprtala consigo mismo, con su familia, con el mundo.

    Sugerencias: Trate de advertir la resistencia al impulso de dar, las preocupaciones por el futuro, la sensacin de que tal vez est dando demasiado, o el pensamiento de que no ser valorado lo suficiente, o que va a quedar agotado por el esfuerzo, o que no va a conseguir nada a cambio, o que no tiene lo suficiente. Considere la posibilidad de que ninguna de estas cosas se acercan a la realidad, sino que son simples formas de inercia, de constriccin y de autoproteccin temerosa. Tales pensamientos y sentimientos son las speras aristas del automimo, que se rozan contra el mundo y suelen causarnos, a nosotros y a los dems, dolor y un sentimiento de dis- tanciamiento, aislamiento y empequeecimiento. El acto de dar sirve para limar las asperezas de estas aristas y contribuye a hacernos ms conscientes de nuestra riqueza interior. Al practicar la presencia mental de la generosidad, al dar y observar sus efectos en nosotros mismos y en los dems, nos transformamos, nos purificamos y descubrimos versiones ampliadas de nosotros mismos.

    Es posible alegar que no se tiene suficiente energa o entusiasmo para dar algo, que ya uno est abrumado o empobrecido. O tal vez pensamos que no hacemos otra cosa que dar, dar y dar, y que eso los dems no lo aprecian, no lo valoran o ni siquiera lo ven, o que eso uno lo utiliza para ocultarse del dolor y el temor, como forma de conseguir caer bien o que los dems dependan de uno. Estos comportamientos y relaciones difciles exigen un escrutinio atento y detenido. El dar inconsciente nunca es sano ni generoso. Tiene gran impor

  • 58 Cmo asumir su propia identidad

    tancia que comprendamos los motivos para dar, y saber cundo algunas formas de dar no son una muestra de generosidad sin ms bien de temor y falta de confianza.

    En el cultivo consciente de la generosidad no es necesario darlo todo, y ni siquiera algo. Por encima de todo, la generosidad es un dar interior, una actitud, una disposicin a compartir el propio ser con el mundo. Es muy importante que respetemos y confiemos en los propios instintos, pero, al mismo tiempo, debemos caminar por el borde y correr algunos riesgos, como parte del experimento. Tal vez sea necesario dar menos, o confiar en la intuicin sobre la explotacin o los motivos o impulsos insanos. Quiz sea necesario dar, pero de diferente manera o a diferentes personas. Tal vez, sobre todo, sea necesario darse a uno mismo primero, durante un tiempo. Despus se intentara dar a otras personas un poquitn ms de lo que se cree que se puede dar, advirtiendo y dejando marchar conscientemente cualquier idea de obtener algo a cambio.

    Tome la iniciativa para dar. No espere a que alguien le pida. Observe lo que ocurre, sobre todo a usted. Es posible que descubra que adquiere una mayor claridad acerca de s mismo, y de sus relaciones, al mismo tiempo que consigue ms energa, nunca menos. Quiz descubra que, en lugar de agotarse usted o sus recursos, lo repone todo. Tal es el poder de la presencia mental, de la generosidad desinteresada. En el fondo no existe dador, ni don ni receptor, slo hay el universo que se reacomoda.

    HAY QUE SER LO BASTANTE FUERTE PARA SER DBIL

    Si usted es muy hbil y tiene fuerza de voluntad, tal vez d la impresin de persona invulnerable a los sentimientos de incapacidad, inseguridad o dolor. Esto puede dejarlo muy solo y, en ltimo trmino, ser causa de gran sufrimiento para usted y otras personas. Los dems se sentirn muy felices de aceptar esa impresin y de confabularse en propagarla, proyectando sobre usted una personalidad de roca que no se permite tener verdaderos sentimientos. Es muy fcil desconectarse de los verdaderos sentimientos tras ese embriagador

  • El surgir del momento presente 59

    escudo de imagen y aura. Ese aislamiento les ocurre a muchos padres de la familia nuclear y a las personas que desempean puestos de poder en todas partes.

    Creer que uno se fortalece mediante la prctica de la meditacin puede crearnos un dilema similar. Es posible que uno comience a creerse y a representar el papel del medi- tador correcto y supremamente invulnerable, el que tiene todo controlado y es lo bastante sabio para enfrentarlo todo sin quedar cogido en reacciones emotivas; y mientras tanto tal vez detiene con eficacia el propio desarrollo sin siquiera darse cuenta. Todos tenemos vida emocional. Nos amurallamos para protegernos de ella a nuestro propio riesgo.

    As pues, cuando note que comienza a crearse una imagen de invulnerabilidad, de fuerza, de conocimiento especial, o de sabidura basada en sus experiencias meditativas, pensando tal vez que est llegando a algn lugar con su prctica, y que comienza a hablar mucho sobre la meditacin, de un modo autopromocionante e hinchado, sera una buena dea que llevara la presencia mental a esa actitud y le preguntara si est huyendo de su vulnerabilidad o tal vez de alguna afliccin o cualquier tipo de miedo. Si en verdad es fuerte, no hay necesidad de repetirlo tanto, ni a usted mismo ni a los dems. Es mejor que adopte otro sistema y dirija la atencin a donde ms teme mirar. Esto se puede hacer permitindose sentir e incluso llorar, no necesitar tener opiniones acerca de todo, no dar la sensacin de ser invencible o insensible a los dems, sino estar en contacto con los sentimientos y abierto a ellos. Lo que parece debilidad es justamente donde est la fuerza. Y lo que parece fuerza suele ser debilidad, un intento de encubrir el temor; es una representacin o una fachada, por muy convincente que pueda parecer a los dems, e incluso a uno mismo.

    Sugerencias: Trate de reconocer las maneras que tiene de hacer frente a los obstculos con rigor. Pruebe a mostrarse suave cuando se sienta impulsado a ser duro; generoso cuando el impulso sea negarse, abierto cuando el impulso sea cerrarse a nivel emocional. Si siente afliccin o tristeza, intente dejar ese sentimiento. Permtase sentir lo que sea que sienta.

  • 60 Cmo asumir su propia identidad

    Fjese en las etiquetas que pone a cosas como llorar o sentirse vulnerable. Deje marchar las etiquetas. Limtese a sentir lo que siente, mientras a la vez cultiva la conciencia del momento, remontando las olas de lo que es alto y bajo, bueno y malo, dbil y fuerte, hasta que vea que todas esas etiquetas son inadecuadas para describir su experiencia. Sea con la experiencia misma. Confe en su fuerza ms profunda de todas: estar presente, estar despierto.

    SIMPLICIDAD VOLUNTARIA

    Con frecuencia surge en m el impulso de meter otro de esto u otro de aquello en este momento. Slo esa llamada por telfono, slo detenerme aqu cuando voy hacia all. Aunque eso est en la direccin contraria.

    He aprendido a identificar este impulso y a desconfiar de l. Trabajo muchsimo en decirle que no. Este impulso me hara tomar el desayuno con la mirada clavada en la caja de los cereales, leyendo por centsima vez los contenidos dietticos de los componentes, o la sorprendente oferta gratis de la casa fabricante. A este impulso no le importa lo que yo coma, mientras coma. El peridico es an ms atractivo, o un catlogo, o lo que sea que haya por all. Recoge basura para llenar el tiempo, conspira con mi mente para mantenerme inconsciente, adormecido, hasta cierto punto, en una niebla de aturdimiento, el tiempo suficiente para llenar o sobrellenar mi vientre mientras en realidad me pierdo el desayuno. Eso me deja inasequible para los dems, hace que me pierda el juego de la luz sobre la mesa, los aromas de la habitacin, las energas del momento, incluidas las discusiones y peleas, cuando nos juntamos antes de seguir nuestros rumbos distintos durante el da.

    Me agrada practicar la simplicidad voluntaria para contrarrestar esos impulsos y asegurar que el alimento llega hasta un plano profundo. Esto supone hacer intencionadamente

  • El surgir del momento presente 61

    una sola cosa por vez y procurar estar yo all. Muchas ocasiones se presentan solas: dar un paseo, por ejemplo, o jugar unos momentos con el perro, momentos en los cuales realmente estoy con el perro. Simplicidad voluntaria significa ir a menos lugares en un da, no a ms, ver menos para poder ver ms, hacer menos para poder hacer ms, adquirir menos para poder tener ms. Todo va ligado. No es una verdadera opcin para m (padre de hijos pequeos, mantenedor de la familia, marido, hijo mayor de mis padres, persona a la que importa muchsimo su trabajo) irme a una u otra Walden Pond a sentarme bajo un rbol durante unos cuantos aos y escuchar crecer la hierba y ver el cambio de las estaciones, por mucho que el impulso me incite a veces. Pero dentro del caos organizado y complejo de la vida familiar y laboral, con todas sus exigencias y responsabilidades, frustraciones y regalos sin par, hay infinitas oportunidades para elegir la simplicidad de muchas maneras humildes.

    Desacelerarlo todo es una gran parte de esta simplicidad. Ordenarle a mi mente y cuerpo que contine hablando con mi hija en lugar de ir a contestar el telfono, no reaccionar ante los impulsos interiores de telefonear a alguien que necesita que lo llamen. Inmediatamente en ese momento, elegir no adquirir cosas nuevas por impulso, e incluso no contestar de manera automtica a la tentadora invitacin de revistas, televisin y pelculas al primer tono de marcar, son todas maneras de simplificar un poco la vida. Tal vez el simple hecho de sentarme por la noche y no hacer nada, o leer un libro, o salir a dar un paseo solo, con uno de mis hijos o con mi mujer, reordenar la pila de lea o mirar la luna, o sentir el aire en mi rostro bajo los rboles, o irme a dormir temprano.

    Practico el decir no para mantener sencilla mi vida, y encuentro que nunca lo hago lo suficiente. Es de por s una disciplina ardua, y que bien vale la pena el esfuerzo. Sin embargo, resulta tambin engaosa. Hay necesidades y oportunidades a las que es necesario responder. Un compromiso con la simplicidad en medio del mundo es un acto de delicado equilibrio: siempre est necesitado de escrutinio, de ms indagacin y de atencin. Pero creo que la idea de la simplicidad voluntaria me mantiene consciente de lo que es impor

  • Cmo asumir su propia identidad

    tante, de una ecologa de mente, cuerpo y mundo en la cual todo esta interrelacionado y en que cada eleccin tiene cons e c u e n c ia s de largo al