Compilación De Aniversario "El Credo"

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Con motivo del primer aniversario de "El Credo" se lanza esta compilación de todos los capítulos escritos hasta la fecha.

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El CredoEl Libro Rojo

Alain Artola Yllescas

Todos pueden cambiar su destino… Pero solo unos pocos tienen la fuerza para hacerlo

Inicio una nueva aventura con esta historia. Aunque con el tiempo un poco corto por los deberes diarios (Escuela, trabajo, familia, amigos) dedico este pequeño espacio de mi tiempo libre para hacer una de las tantas cosas que me llenan de felicidad. Y lo más importante de este proyecto, es que lo estoy realizando con ustedes, mis lectores, que son el principal motor para que esta historia viva. A diferencia de mi primera novela “Primera Gloria” esta historia la quiero compartir con todos ustedes desde el principio. Nunca he planeado vivir de mis historias y mucho menos convertirme en un gran escritor, no quiero revolucionar nada ni hacer algo nuevo. Solo quiero compartir esta pasión con todo aquel que quiera.

PrologoDesde los antiguos tiempos de la magia y la hechizaría, existieron diversos grupos que se reunían para practicar rituales secretos para obtener un beneficio para su gente. Estas agrupaciones eran llamadas de diferentes formas. Tribus, hordas, clanes, familias, sectas y credos. Ellos, hasta nuestros días siguen vivos, solo que ahora viven en las sombras, moviendo los hilos que rigen al mundo. Algunos miembros destacaban del resto por sus habilidades en las tres grandes áreas. Fuerza, habilidad y magia. Pero algunos no son capaz de controlar tanto poder y deben ser erradicados pare evitar un conflicto a gran escala. Pero existe otro gran peligro… aquellos que son capaces de controlar absolutamente todo su poder y todo su potencial, estas personas ven más allá de los que su respectiva organización les indica. Erick Carvahall es uno de ellos. Expulsado de su credo por ser considerado un peligro inminente a toda la humanidad, busca la manera de deshacer la red de corrupción que se ha formado en todas las organizaciones. Y no descansara hasta lograrlo… aunque sea de manera clandestina.

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Un día normal

La alarma no dejaba de sonar, su molesto sonido retumbaba en mis oídos como si fuera un martillo contra concreto sólido. Abrí lentamente los ojos, la luz que se colaba por mi ventana me cegó por un momento. De un golpe apagué la alarma y comenzó mi día. Al igual que todos, me levanté con la mayor pereza posible, entré al baño y tomé una ducha. El agua caliente… bueno, agua hirviendo, siempre me ha relajado mucho, mi celular suena en mi habitación pero no planeo contestarlo, absolutamente nada ni nadie puede interrumpirme. Después de 15 minutos… ok, después de 30 minutos bajo el agua Salí, me coloqué una toalla y fui a mi vestidor y tomé lo primero que encontré. Nunca me importó mi forma de vestir, digo, al final de cuentas es un pedazo de tela que la sociedad me obliga a usar para no “faltar a la moral” mientras estoy en público. Mi celular volvió a sonar, era Omar, un compañero de la universidad obsesionado con obtener el mejor promedio de la clase… y desafortunadamente, soy su compañero de equipo.

- ¿Qué quieres?- ¡Erik! ¿Dónde carajo estas?- Estoy a cinco minutos, no tardo en llegar.- ¿Olvidaste qué día es? Hoy es tu examen final de literatura, si no llegas a tiempo

vas a reprobar, y como soy parte de tu equipo, si tu repruebas ¡YO TAMBIÉN!- Lo sé, no te preocupes.- ¿Cómo demonios no quieres que me preocupe? En lo que va del semestre solo has

llegado una vez a tiempo, y eso fue porque yo te llevé a rastras.- Si quieres que llegue a tiempo, tengo que colgar en este momento.- ¡NO PUEDE SER, AÚN ESTÁS EN TU CASA, VERDAD!

Colgué y me apresuré a tomar las llaves de mi auto, el trabajo final y unas cuantas notas para el examen, aunque para muchos podría parecer un acordeón, no lo era, solo era mi guía de estudio… que sacaría durante el examen. Nunca fui un estudiante muy brillante, y

no era algo que realmente me importara. Nunca comprendí el sentido de aprender un montón de cosas inútiles que en tu vida vas a utilizar, ni tampoco la obsesión de mis compañeros por obtener buenas calificaciones… era solo un número en un papel. Y en muchas ocasiones me pregunté si tenía caso el terminar una carrera universitaria. Y casi inmediatamente recordaba que si no estudiaba, mis padres dejarían de mandarme un apoyo económico y tendría que trabajar… prefiero ir a dormir a las clases que trabajar.

En camino a la universidad trataba de recordar las clases de literatura. Pero era demasiado; periodos, autores, obras, influencias, estilos… ¡para qué diablos necesito saber eso! No creo que sabiendo que el poeta Lope de Vega pertenece al periodo barroco de la literatura europea me dé un mejor trabajo o una mejor oportunidad de vida.

Cuando llegué al salón de clases el profesor me sentó justo frente a él y en ningún momento me quitó la mirada de encima… creo que sospechaba que yo hacía trampa en sus exámenes. Dos horas pasaron como si hubieran sido cinco. Todos salieron con dolor de cabeza, demasiado estrés y preocupación. Por mi lado, fui a la cafetería, pedí un café y un cigarro, me senté en una de las mesas vacías y suspiré tranquilo.

- No puedo creer que estés tan tranquilo, ¿Acaso estaba fácil el examen?

Me preguntó Cristian, un compañero de clase… y también mi único amigo, o por lo menos la única persona que me soporta.

- No, fue uno de los exámenes más difíciles que he visto en mi vida.- Entonces ¿cómo puedes estar así de relajado?- Te contaré un pequeño secreto. La razón por la que estoy así, es simplemente,

porque me importa un carajo la materia.

Cristian se rio y no dijo nada más. Era agradable estar con él, nunca me hostigó con preguntas incómodas o tontas, solo se reía y trataba de entenderme. Era entretenido escuchar sus teorías sobre por qué me comportaba como lo hacía, sobre mi pasado y cosas por el estilo y aunque la mayoría del tiempo siempre se encontraba en un error, él era quien mejor me conocía en el mundo.

El profesor se aproximó como un ninja detrás de mí, y con su gruesa y lenta voz me dijo.

- ¿Quieres saber el resultado de tu prueba?- Realmente… no.- Obtuviste un solo reactivo.- … ¿Eso es bueno?- Un reactivo de 60, tú dime si eso es bueno.- Al parecer no es bueno. Qué se le puede hacer, nos vemos en el curso de verano.- Para nada, no pienso pasar otras vacaciones contigo, mi único alumno reprobado.

Te voy a dar una oportunidad, realmente no te la mereces, pero si así me libro de ti en las vacaciones, te la concederé.

- ¿De cuánto dinero estamos hablando?

- Para tu desgracia, no es una solución tan fácil. Tienes que entregarme un trabajo, pero también sé que si te pido algún escrito, lo copiarás de internet y si te pido una presentación, maqueta o cualquier otro trabajo sé que conseguirás a alguien dispuesto a hacerlo a cambio de un bien económico.

- Al parecer me conoce muy bien profesor.- Y por esa misma razón te voy a pedir algo muy sencillo: donde sé que no podrás

hacer trampa. Solo debes leer un libro.- Me parece bien, por favor mándeme el link del audio libro para no leerlo.- Tú decides, lees un libro, el que tú quieras, me haces un resumen de manera oral y

te salvas del curso de verano.

El profesor me dio una palmada en la espalda y se retiró. Cristian clavó su mirada en mí y dijo:

- ¿No lo vas a leer verdad?- Ni aunque me pagaran por ello.

Cristian soltó un suspiro, bajó la mirada a su celular y sin dejarlo de ver me dice:

- Sabes… si haces ese trabajo podrás estar en tu casa dormido todo el día sin la necesidad de levantarte.

- … ¿Qué me estas queriendo decir?- Quiero decir, que por leer un libro, no me levantaría temprano todos los días para

tomar una clase aburrida. En lugar de eso estaría jugando videojuegos, durmiendo, comiendo o haciendo lo que yo quiera.

- … de acuerdo, me convenciste.- ¿Tienes una idea de qué libro leer?- Ni siquiera tengo idea de dónde puedo encontrar un libro.- ¿Quieres que te acompañe a la biblioteca?- ¿Qué es eso?- Un lugar donde puedes pedir prestado un libro.- ¿Existe un lugar así?… yo ni enterado.

Cristian soltó otra de sus risas, guardó su teléfono y me tomó del brazo, arrastrándome por todo el campus hasta llegar a la biblioteca. Un edificio alto con puertas de cristal, al entrar vi en el centro muchas mesas pequeñas con su propia lámpara, y en las paredes había estantes de suelo a techo repletos de libros. El celular de Cristian sonó en ese momento y tuvo que salir del lugar, dejándome la firme instrucción de que tomara un libro y no me dejaría salir hasta que eligiera uno. Caminé por toda la biblioteca, cada libro se parecía al otro. No había nada que llamará mi atención… absolutamente nada. Poesía, drama, ciencia ficción, aventura, novela, cuento, nada de nada. Durante 20 minutos estuve deambulando, estaba a punto de darme por vencido y salir por la ventana para evitar a Cristian. El silencio del lugar me volvía loco, solo ruido de páginas, bostezos y una persona tosiendo al final del cuarto.

Pero algo cambio eso, era como una melodía, pero no se podía escuchar. No tengo palabras para describirlo, comencé a caminar y esa muda melodía se hacía más y más fuerte, mi corazón se aceleró y repentinamente no podía escuchar nada, absolutamente nada y me detuve de un golpe, miré a la estantería. Extendí la mano a un libro de lomo rojo.

No tenía caratula, ni título, ni autor. Su cubierta era totalmente roja. Y por una extraña razón, fue ese el libro que saqué de la biblioteca.

- Disculpa, solo los estudiantes pueden sacar libros de la biblioteca. – Me dijo el encargado.

- … yo estudio en esta universidad.- ¿De verdad? Nunca te había visto, muéstrame tu identificación.

Le mostré mi credencial, y sin decirme nada me dio un pequeño papel. Salí de la biblioteca y Cristian ya no se encontraba. Guarde el libro en mi mochila y me fui mí casa. En el camino tenía la radio a todo volumen, cantaba a todo pulmón… desafinadamente y destrozando la canción, pero me divertía hacerlo, y nuevamente me invadió esa sensación, esa melodía estaba otra vez, subí el volumen aún más, pero igualmente la escuchaba. Y de un momento a otro desapareció. No le di más importancia, al llegar, arrojé mi mochila al sofá, me quité la camisa y el pantalón, me dejé caer sobre la cama y cerré los ojos hasta quedarme completamente dormido.

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Fuerza bruta

Me despertó mi celular y casi instintivamente contesté:

- ¿Quién habla?- Soy Cristian, Omar te está buscando en toda la universidad. ¿En dónde estás?- En mi casa.- ¿No se suponía que después del examen debías entregar el trabajo final de

literatura?- El profesor dijo que se debía entregar el trabajo, jamás mencionó que yo debía estar

presente. Eso me recuerda, ¿Puedes entregar mi trabajo?- No creas que voy a ir por tu trabajo.- La parte interesante es que no tienes que hacerlo. Mi trabajo está en tu mochila en

este momento.- ¿Pero… cómo…?- Mientras me arrastrabas por toda la universidad coloqué mi trabajo en tu mochila.- Ya veo… A Omar no le va a gustar.- Bueno, igualmente mi trabajo no es bueno, le pedí a un estudiante de comunicación

que lo redactará.- … ¿Alguna vez te tomas algo enserio?- Eso puede caer en lo subjetivo… yo considero que me tomo las cosas muy enserio.- Esa no es la opinión de tus profesores.- Eso es lo que menos me importa. Entonces ¿podrías entregar mi trabajo?- Lo entregaré con una condición, debes leer por lo menos las primeras páginas de lo

que hallas sacado de la biblioteca.- ¿Ahora quién te crees? ¿mis padres?- No, solo la persona que tiene tus consolas de videojuegos y computadora.- ¿Pero… cómo…?- Mientras te encontrabas en la biblioteca.- Ya veo… ¿quién te está obligando?- ¿Eso importa?- Realmente no, pero puedes quitarme la curiosidad.- Si lees por lo menos 50 páginas te contaré.- ¿Y si no lo hago?- Tú puedes deducir lo que puede pasar.

En ese instante Cristian colgó el teléfono. Aun me encontraba adormilado y me tomó varios minutos entender lo que pasaba. ¡CRISTIAN ROBÓ MIS CONSOLAS! Seguramente el

profesor lo amenazó de alguna manera para que me obligue a leer el libro. Aunque debo admitir que fue astuto por parte de Cristian, no creí que tendría el valor para hacer algo así.

Son solo 50 páginas, no creo que me tomé mucho tiempo. Busque el libro en mi mochila y me senté al borde de la cama. Me parecía extraño que no tuviera título, ni nada. Cuando lo sostuve en mis manos, aquella melodía apareció, resonando en todo mi cuerpo, mi mano acarició el borde del libro y trate de abrirlo… ¡no se abre!

Busqué por todos lados, tratando de ver si existía algún seguro, un botón, un listón o algo que mantuviera el libro cerrado. Pero no había nada. Intenté nuevamente pero era inútil. No entendía lo que pasaba. Tomé el libro con las dos manos y usé toda mi fuerza para abrirlo, pero el único resultado fue un terrible dolor en la punta de los dedos.

Dejé el libro a un lado, pero apareció la melodía, ahora con mayor fuerza, como si de tambores de guerra se tratara. Clavé mi mirada en el libro durante varios minutos. Mi corazón se aceleró, comencé a sudar, mi boca se secó. Algo muy dentro de mí no me dejaba pensar en otra cosa que no fuera abrir ese libro. Salté de la cama con, lo que en ese momento pensé, que sería una buena idea. Tomé una cubeta grande de pintura, una tabla de madera de dos metros de largo por 30 centímetros de ancho y unas viejas y pesadas bocinas.

Coloqué el libro en el suelo, sobre él las bocinas y me asegure que el libro no se moviera. A un metro de ahí puse la cubeta, sobre de ella la tabla, asegurándome que el borde estuviera justo debajo de la cubierta del libro, sin tocar las hojas. Si recordaba algo de mis clases de física, en teoría, si salto en el otro extremo de la tabla, podré generar más fuerza, y de esta manera, abriría el libro. Me sentía confiado con mi solución improvisada. Subí a una silla y me perfile a saltar en la tabla.

¿Qué podría salir mal? Mi mente no generó ningún escenario donde algo pudiera salir mal. Inhale profundamente y salté. Todo pasó como en cámara lenta, sentí en mis pies la tabla de madera, vi como su otro extremo golpeó con fuerza la caratula del libro, las bocinas mantuvieron en libro en su lugar, la cubeta realizó su trabajo y funcionó como punto de apoyo. Durante unos cuantos milisegundos todo parecía ir como lo planeé.

Después todo fue de mal en peor. La tabla se separó del libro, trazando un curso directo… a mi cara. El golpe fue de tal fuerza que me derribó. Mi nariz comenzó a sangrar, toda la habitación daba vueltas y no sentía nada más que un agudo dolor.

Admito que hasta para mí, eso fue realmente estúpido… ¿Yo diciendo que acabo de hacer algo estúpido? Me mantuve en el suelo hasta que el dolor disminuyó. Normalmente habría dejado el libro cerrado, pero no fue así, tomé una acción impulsiva por abrirlo. La melodía volvió a sonar. Logré colocarme en pie, camine muy lentamente hasta el libro que se encontraba en el suelo. Lo tomé con cuidado y sin darme cuenta, una gota de sangre cayó sobre la caratula. Esta se mantuvo en el centro por unos segundos y poco a poco fue absorbida por el propio libro.

Miré extrañado el suceso mientras que la melodía se hacía más intensa. Algo pasaba, una extraña tinta negra parecía brotar de donde cayó la sangre. Inició con un solo punto negro que se esparcía por toda la caratula. Poco a poco fue tomando forma hasta crear la figura de un lobo aullando.

Me encontraba congelado, por un lado me encontraba aterrado, digo, no es normal que una gota de sangre se convierta en la portada de un libro. Pero por el otro lado me encontraba fascinado. Me hipnotizó el extraño evento. Lentamente me senté al borde de la cama y con delicadeza trate de abrir el libro…aún no se abría, pero algo cambio, cuando trataba de levantar la tapa, aparecía una mancha difusa sobre el lobo. Apliqué un poco más de fuerza, la mancha comenzaba a tomar forma, pero aun no era legible. Por una última vez, use todas mis fuerzas. La mancha negra se convirtió en un texto fácil de leer… “El credo”

Cuando lo pronuncié en voz alta el libro se abrió de par en par, haciendo que mis manos soltarán el libro y este cayera al suelo. La figura del lobo parecía que me mirará fijamente, como esperando a que lo levantará.

Quede congelado. ¿Realmente estaba ocurriendo esto? O simplemente estoy soñando. De inmediato el dolor de mi nariz regresó. Claramente que no se trataba de un sueño, bueno, el dolor se siente muy real. Levanté el libro y admire la portada una vez más. Aunque la imagen fuera un poco simple, transmitía algo… parecía… estar vivo. Abrí el libro sin ningún problema y avancé a la primera página. Leí el título… “Orígenes”

Mi celular sonó. Me tomo desprevenido y cerré rápidamente el libro. Conteste con una voz muy cortante y agitada:

- Más te vale que sea importante, estoy un poco ocupado…- ¡NO ME IMPORTA LO QUE ESTES HACIENDO!- Hola Omar, mucho tiempo sin hablar contigo.- Nada de hola Omar, vas a traer tu trasero a la universidad y entregarás en persona tu

parte del trabajo final.- ¿Por qué tanta violencia? Cristian tiene mi trabajo, entonces…- ¡ME IMPORTA UN CARAJO! Debemos estar los dos para obtener una

calificación, créeme que si no apareces en diez minutos, voy a ir por ti y te traeré a rastras… ¡OTRA VEZ!

Colgué el teléfono. Me parecía muy entretenido sacar de sus casillas a Omar. Segundos después el celular volvió a sonar, pero transferí la llamada al buzón. Quizás suene extraño, pero podría jurar que escuché a Omar maldecir desde la universidad.

Mi mirada volvió al libro. Me recosté en la cama, lo abrí y comencé a leer.

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Orígenes

El libro parecía hablarme, no despegue la mirada por más de cuatro horas. Devoré página por página… letra por letra. La melodía me acompañaba y marcaba el ritmo de la lectura. Al parecer, mucho antes de la aparición de los griegos, existió un hombre solitario, expulsado de su tribu por no ser apto para la cacería. Mientras vagaba en el bosque en búsqueda de alimento, encontró un lobo gris con la pata rota. El hombre tomó su arco y flecha y apuntó a la indefensa criatura, pero al ver la mirada de dolor y agonía de la bestia, no pudo lanzar la flecha, en su lugar, se aproximó y curó sus heridas. El lobo nunca le quitó la mirada de encima y siempre mostró los colmillos mientras el hombre lo sanaba. Durante 48 días con sus noches, el hombre se mantuvo a su lado, sin comer nada y solo bebiendo las pocas gotas de agua que podía recolectar del rocío de las hojas. Cuando el animal se recuperó de sus heridas, se acercó al hombre y le mordió el antebrazo derecho. El hombre grito de dolor y vio como la bestia se escondía en el bosque. La sangre brotaba de la herida y dijo en voz alta: “Entiendo que desconfíes de mí. Mi gente, mi pueblo le ha dado muerte a los tuyos, y nunca podré reparar ese daño, pero… podré morir en paz sabiendo que por lo menos, he sanado una parte del sufrimiento que ellos te han causado” el hombre cayó al suelo por el dolor y se recostó a la sombra de un viejo sauce llorón. Las lágrimas comenzaron a brotar y a caer lentamente a las raíces del árbol. Poco tiempo después, el lobo regresó, se aproximó con la cabeza baja y la cola entre las patas, el hombre dijo: “Si quieres tomar venganza por todos tus compañeros caídos… adelante, si eso aminora tu dolor, tomaré la responsabilidad de todos mis hermanos. ¡Anda y muerde mi cuello! Una suave brisa acariciaba las hojas de los árboles, seguido de un silencio tan profundo que se podía apreciar el latir de ambos corazones. El lobo se aproximó al hombre, tomo un momento y aulló. Absolutamente todo el bosque se congeló. El hombre quedo paralizado por lo que acababa de presenciar, sintió algo extraño en su antebrazo y bajó la mirada… su herida sanaba justo frente a sus ojos.

- No voy a despojarte de tu vida.

La voz emano de su cabeza, clavo su mirada en el lobo. Este hizo una reverencia y la misma voz apareció.

- Durante mucho tiempo hemos estado buscando a alguien como tú.

El hombre pensó que se estaba volviendo loco.

- No te estás volviendo loco.- ¿Puede escuchar lo que pienso?- Así es. En el momento en que decidiste abandonar tu naturaleza humana al dejarme

vivir y curar mis heridas, abriste un canal por donde me puedo comunicar contigo.

Hasta ahora, eres el único humano que lo logra hacer… y por esa misma razón voy a encomendarte una enorme responsabilidad.

- ¿Por qué a mí? No creo ser el indicado para la tarea que dices.- Lo eres… Preferiste arriesgar tu propia vida por salvar otra. Tu corazón es puro y de

buenas intenciones.- ¿Cómo puedes saberlo?- Me lo acabas de demostrar. Es por eso que tú cuidarás el poder que le pertenece a

los humanos por derecho.

El lobo colocó su hocico en el pecho del hombre y lo mordió justo en donde se encuentra el corazón. El grito de dolor era desgarrador.

- En tu sangre se encuentra la clave de un porvenir maravilloso. Tu tarea es transmitir tus conocimientos a otros humanos. Y a los que sean merecedores, les entregarás parte de tu poder… ten mucho cuidado… Gelmir Mithrandír.

El hombre no pudo responder nada por el agonizante dolor. Vio como la magnífica bestia se alejaba, dejándolo solo en el bosque. Su mirada se nubló hasta caer inconsciente.

La noche abrazó al bosque, mientras que el hombre recuperaba poco a poco el conocimiento. Noto que la mordida del pecho sanó, dejándole una cicatriz en forma del lobo aullando. Movió su brazo derecho y el agua del río se levantó por los aires. Movió su brazo izquierdo y una gran roca se partió por la mitad. Cada musculo que movía hacia reaccionar su entorno.

- ¿Qué haces?- ¡Cristian carajo, te he dicho que nunca aparezcas así!

No lo podía creer, en ningún momento escuché cuando Cristian toco la puerta, ni cuando entro, ni sus pasos hasta que llegó a mi cuarto.

- Omar te está buscando, se encuentra realmente molesto.

Me había olvidado completamente de Omar… aunque no pretendía aparecer de todos modos. Al mirar la hora en mi celular noté que ya había pasado la hora de entrega… además noté las 35 llamadas perdidas de mi queridísimo compañero de clase.

- ¿Puedo hacerte una pregunta?- Sabes que puedes hacerla, el que responda ya es otro tema.- ¿Por qué tienes la nariz rota?

¿Mi nariz? Me había olvidado por completo del dolor. Efectivamente la tenía rota y con un poco de sangre coagulada alrededor. Curiosamente yo no le di mayor importancia. Pero al parecer a Cristian le intrigó mucho. Miro por la habitación y se sorprendió al ver la tabla y la cubeta de pintura.

- ¿No se supone qué te habías desecho de esto?

- No he tenido tiempo para deshacerme de todo el material.- ¿Aun planeas terminar el pórtico que tú y tu padre comenzaron?- No, solo que no he tenido tiempo.

Cristian camino por todo el cuarto, mirando detenidamente cada detalle. Analizando todo y creando teorías sobre mí.

- Sabes, eres de las personas con más tiempo libre que conozco y aun así no has tirado todo esto. Creo, que muy en el fondo, aun tienes la esperanza de que tu padre te ayude a terminar el pórtico.

- Te equivocas… como siempre.- Si estuviera equivocado, te puedo asegurar que todo esto no estaría en tu casa. No te

has deshecho de esto porque significa algo para ti. Aun buscas la reconciliación con tu familia.

- Tengo una explicación más sencilla… No he tenido tiempo.- Y ahí vas otra vez a poner barreras y a negarlo todo.- Y tú ya empezaste a sermonearme.- No te sermoneo.- ¡Ah no!- ¡No!- Entonces ¿qué haces?- … Solo trato de ayudar a un amigo.- Y lo haces… por medio de sermones. Sabes algo, deberías convertirte en pastor, te

aseguro que abarrotaras las iglesias con un montón de borregos que estarían felices de escuchar tus sermones.

- Creo que he hablado de más.- No, para nada genio sabelotodo. Ilumíname con tu sabiduría.- Mejor dime si ya comenzaste a leer el libro.- ¿Quién te obliga a que me obligues a leer el libro?- Eso no es relevante.- Para mí lo es.- Pero para mí no. Así que si quieres tus consolas de vuelta, será mejor que me digas

que libro elegiste.

Sabía que Cristian no me daría ninguna respuesta que yo quería en el momento. Pero con tal de que dejara de preguntar sobre la tabla y el bote de pintura, tome el libro y se lo arrojé. Abrió el libro sin ninguna dificultad, lo hojeo de par en par y lo cerró de un golpe. Me lo lanzó de vuelta y me dijo:

- Muy gracioso, lo que tomaste es un libro en blanco. No creo que eso cuente como una lectura. Será mejor que elijas otro libro… un verdadero libro. Y de paso, o habla con tu padre para solucionar sus problemas o deshazte de todas estas cosas. No puedes vivir en un punto medio.

Cristian me miró a los ojos y se fue con paso un poco apresurado… ¿Un libro en blanco? Estoy consciente que él está un poco ciego, pero, no tanto como para no ver las palabras en las páginas. Tomé el libro y efectivamente… el libro se encontraba en blanco. La caratula había desaparecido. Me congelé… respire profundamente y dije: “El credo” poco a poco las letras emanaban de las hojas.

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El camino del sabio

El hombre no entendía lo que pasaba, todos sus sentidos se agudizaron. Su oído podía percibir la suave melodía del viento que atravesaba las hojas de los árboles, podía ver a un águila que volaba en lo alto de la montaña, sentía el suave palpitar de la tierra que tocaba con sus manos, su nariz identifico el inconfundible olor de las flores silvestres de las vastas llanuras y en su boca bailaba el sabor del agua fresca del río que se encontraba a unos kilómetros de ahí.

Se levantó lentamente y buscó al lobo gris por todos lados… pero nada, parecía que hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

- ¿El poder que le pertenece a los humanos por derecho?

Se preguntó sin encontrar respuesta. Camino y camino durante días. Ya no sentía hambre ni sed, no necesitaba dormir y en ocasiones… no era capaz de sentir su propio cuerpo.

Tras varias semanas de deambular sin un rumbo fijo, se encontró con una gran cascada, su gran estruendo lo arropó en una gran paz interna. Tomó asiento en una roca a unos cuantos metros de la cascada, justo debajo de un gran árbol. Cerró los ojos, despejó su mente y se preguntó… ¿Qué es lo que debo hacer?

- Debes entender y dominar el poder que se te ha dado.

Una gota de sudor recorrió su frente, se angustió por un momento, respiró lentamente y se concentró nuevamente:

- ¿Quién eres?- Mi nombre no es importante en este momento Gelmir Mithrandír- ¿Por qué me llamas así?- Ese es tu verdadero nombre.- Te equivocas, mi nombre es Kenneth.- Ese nombre te lo otorgaron tus compañeros humanos sin las bases correctas.- ¿Bases correctas?- Así es. El ser humano es la única especie que se ha separado de su raíz, dejando

atrás sus verdaderos conocimientos y sus habilidades natas. Nombrando a su mero gusto a sus herederos, corrompiendo el camino al cual estaban destinados.

- ¿Cómo es que nos separamos de nuestra raíz?- La respuesta la obtendrás a su debido tiempo. En este momento debes aprender a

dominar el poder humano.- ¿Por qué?- Muchas razas tienen la esperanza de traer el balance correcto al mundo.

- ¿Te refieres a los lobos?- No solo ellos… existen muchas otras razas que no conoces, pero que han coexistido

con los humanos desde siempre.- ¿Cómo esperan que yo logre controlar este poder?- Lo harás… de eso no hay duda. Esta sellado en tu sangre. Busca dentro de ti, las

respuestas están en tu mente, en tu carne, en tu alma, cuando aprendas a buscar las respuestas estas aparecerán ante tus ojos.

Por más que intentó comunicarse, Gelmir no pudo contactar con esa voz. Abrió lentamente los ojos y observo detenidamente la cascada. Veía cada detalle, cada gota que caía en el río, cada onda y cada sutil movimiento del agua. Quedó totalmente hipnotizado, su mente quedó en blanco. Y por instinto dijo “Diu” el agua se quedó estática, apenas moviéndose al ritmo de la respiración de Gelmir. Movió su brazo derecho y la cascada seguía el mismo movimiento. Dejó caer su brazo y el agua siguió con su habitual camino.

¿Es posible? ¿Acabo de manipular el agua del río? Su mente perdió toda la paz cuando un gran dolor le atravesó el pecho como si de una lanza se tratará. La agonía se extendió hasta su brazo derecho. Durante varias horas tuvo que soportar el punzante dolor hasta que este se desvaneció paulatinamente.

¿Qué fue lo que pasó? Tratando de encontrar una respuesta, su mente le mostró una imagen de su infancia. Una pequeña tienda hecha de pieles de animales, en su interior se guardaba todos los pergaminos de su pueblo. Historias, leyendas, epopeyas y conocimientos de su pueblo. Cuando era pequeño, él estudió unos cuantos pergaminos, pero jamás les tomó la importancia debida.

Si quiero encontrar respuestas, necesito leer esos pergaminos. Gelmir se levantó y camino a su antiguo hogar…

Las siguientes páginas del libro se encontraban en blanco. Como si el libro estuviera incompleto… bueno, realmente no sé porque me sorprende. Estoy leyendo un libro cuyas palabras aparecen y desaparecen cuando digo “el credo” y al parecer, solo yo puedo leerlo. Aunque lo que más me preocupó en ese momento… es que no me preocupaba absolutamente nada. En ocasiones me impresionaba lo que pasaba pero el sentimiento desaparecía rápidamente… como si esto fuera lo más normal para mí.

Dije varias veces en voz alta “el credo” pero no aparecían más palabras. Lancé el libro a la cama y fui a la cocina para comer algo. Nunca fui un gran cocinero, pero me acostumbré a la comida congelada. Era práctica, rápida y el sabor era soportable. Mientras el horno de microondas calentaba un par de costillas, me senté en la mesa de la cocina.

¿Es posible que un libro pueda ocultar su propio contenido? Sé que es posible para algún dispositivo como un teléfono celular o algo así. Los puedes programar con una contraseña por medio de voz para que nadie pueda acceder a tus datos, pero no creo que un simple libro pueda hacer eso. Además la historia en si es bastante extraña, parece que habla de un ser mágico y todo poderoso, pero si el libro es real, debe ser el documento más antiguo de

la humanidad. Pero es imposible, tendría que ser más antiguo que la escritura misma y yo tengo un ejemplar que también está traducido a mi idioma. Debe existir algún registro de esto. Aunque lo más seguro es que se trate de una novela de ciencia ficción… no encuentro otra explicación.

Mi comida ya estaba lista. Comí tranquilamente sin pensar más en el asunto. Cuando termine note que se acercaba el atardecer. Tome mi cámara y salí de mi casa. El caminar y tomar fotografías es mi gran pasión… aunque nadie sabe que lo hago… y tampoco nadie ha visto mi trabajo. No lo hago para compartirlo con el mundo, lo hago para mí. No me consideró un gran fotógrafo, pero disfruto de todo el proceso. La cacería de una escena, la velocidad para tomar la fotografía correctamente y el proceso de revelado en el laboratorio.

Camine al parque que se encuentra cerca de mi casa y camine por unas tres horas y solo tome tres fotografías. Contento con mi trabajo, regresé a mi casa, dejé la cámara en mi escritorio y me recosté en la cama. Quería revelar esas fotos, pero ya era tarde y debía dormir. Tome una ducha, cene un plato de cereal con leche y me fui directo a la cama. El libro se encajó en mi espalda y al tomarlo note que la portada cambió. Los ojos del lobo se encontraban cerrados… como… si estuviera durmiendo.

¿Pero qué…? En este momento no tengo ánimos para pensar en el asunto. Dejé el libro en mi buro y apague la luz. Comencé a dormitar, mis ojos se cerraban y cuando casi caí completamente dormido. Aquella melodía emano del libro, paralizando mi cuerpo.

- Debes entender lo que está pasando.

Esa voz nunca la había escuchado. Era dura, fría y muy profunda, traté de gritar pero mi cuerpo no respondía. Mi ojos se mantenían cerrados y me quede dormido… pero no fue por voluntad propia… parecía que alguien me obligó a dormir. Justo antes de que todos mis sentidos se desconectaran, sentí una mano sobre mi hombro.

- ¡QUÉ DIABLOS ESTA PASANDO!

5

Búsqueda

Obscuridad, fría y eterna obscuridad. No era capaz de ver mis manos… ni tampoco de sentir mi cuerpo, pero mi mente se encontraba en ese lugar, pero… ¿En dónde me encontraba? Una densa y fantasmal neblina brotaba de todos y de ningún lado. Una silueta se dibujaba a lo lejos.

- Debes entender lo que está pasando.- ¿QUIÉN ERES?- Tú tienes una responsabilidad con la humanidad, pero antes debes prepararte. No

puedes huir de lo que eres, nosotros podemos ayudarte a entender… lo que eres.

Traté de gritarle, pero no era capaz de emitir un solo sonido, el cansancio se apoderaba de mí mientras que la silueta se acercaba a mí, dando pasos sin tocar ningún tipo de suelo. ¿Dónde me encontraba?, ¿Quién era él?, ¿Qué quiere de mí? Observe por unos segundos esa silueta, era totalmente negra, excepto por sus ojos, tenían un resplandor de color gris. Extendió su mano para tocarme y un fuerte aullido sonó.

Desperté de golpe en mi cama, el sudor recorría mi frente y respiraba agitadamente, me encontraba cansado, como si hubiera hecho mucha actividad física, la garganta la tenía seca y mis labios estaban partidos. Al mirar al buro vi que el lobo del libro parecía estar… enojado. Miré la hora en mi celular, eran las tres de la mañana. Creo que no podré conciliar el sueño, y quien podría hacerlo, después de tener un sueño tan vivido, pero a la vez tan irreal. Debía mantener mi mente ocupada para no pensar en el tema.

Tomé mi cámara y fui al sótano de la casa, ahí tenía un pequeño cuarto obscuro para revelar mis fotografías. No contaba con mucho equipo, pero si con el material suficiente. No dejaba que nadie entrara para que todas las cosas se encontraran en su lugar siempre. Las bandejas de los químicos se encontraban en una larga mesa al fondo del sótano, de izquierda a derecha se encontraba el revelador, el baño de paro, el fijador y una bandeja más grande que las demás con agua. A la derecha de esa mesa había un lavabo donde tiraba los químicos que había utilizado. Debajo del lavabo había una trampa de luz para revelar los rollos y detrás de mí había un archivero que utilizaba para guardar el papel fotográfico. Nunca trabajé con la luz de seguridad, siempre lo hacía todo en completa obscuridad. Conocía ese cuarto obscuro como la palma de mi mano, y no necesitaba de mis ojos para saber dónde se encontraban las cosas.

Cuando apague la luz, el recuerdo del sueño llegó a mí. Respire profundamente, camine hasta la mesa de trabajo, tome la trampa de luz, saqué el rollo de la cámara y procedí a revelar las fotografías que había tomado. El proceso me tomo unos 30 minutos para tener los negativos, después de otros 30 minutos, había terminado de revelar las tres fotografías

que había tomado en el parque. Las colgué en una pequeña cuerda cerca del archivero y las dejé secar.

Salí del cuarto sin ver como habían quedado las fotografías. Lo que me gustaba era el proceso de revelado, requería de toda mi concentración para poder hacerlo, el resultado… no era muy importante para mí.

Regresé a mi cuarto para recostarme un momento. Mire el libro, lo tome con delicadeza, el lobo de la portada aun parecía estar enojado y no planeaba hacerlo enojar más… ¡cómo diablos un libro se va a poder enojar! Me comencé a preguntar si de verdad me estaba creyendo los cuentos que leí, no puedo tomármelos en serio, es solo una historia. Pero algo me decía “que tal si no es solo una leyenda” pero no puede ser verdad, es demasiado fantástica e irreal.

Dejé el libro en la cama y camine a la sala, encendí la televisión y tomé el control de mi consola de videojuegos, me senté en el sofá… ¡Maldito Cristian! Había olvidado que él robó mis consolas para que leyera ese tonto libro. Pero ya no tiene más palabras… ¡Y NI SIQUIERA ÉL PUDO LEERLO! Creo que si quiero mis videojuegos de regreso tengo que ir por otro libro a la biblioteca. Resignado arrojé el control a un lado mío y aquella melodía comenzó a sonar. Sabía que venía del libro, traté de ignorarlo pero la melodía se hacía más y más fuerte.

De un salto, fui hasta mi cuarto, tomé el libro y dije “el credo”, el libro se abrió y para mí sorpresa ya era legible el texto faltante. Honestamente ya me estaba acostumbrando a este tipo de eventos y comencé a tomarlos como la cosa más normal del mundo. Me senté en la cama recargando mi espalda contra la pared, la lectura me absorbió por completo, cada palabra cobraba vida en mi cabeza.

Gelmir Mithrandír se encontraba camino a su viejo hogar, pensando sobre la gran responsabilidad que han puesto en sus hombros, aunque no lograba entender la importancia del evento, tenía un gran sentido de obligación por hacer lo que aquel lobo le encomendó. Entender y dominar el poder de los hombres, sus conocimientos y transmitirlos a los que considerara merecedor.

Al llegar al pueblo, esperó hasta el anochecer, entró a una vieja tienda y robo todos los pergaminos que contenía. Absolutamente nadie notó su presencia. Se refugió en una red de túneles subterráneos que se encontraban a varios kilómetros del pueblo. Con la ayuda de una antorcha comenzó a leer todos los pergaminos. Durante 48 días con sus noches, estudió y memorizó cada palabra de cada pergamino, con cada lectura él entendía con mayor exactitud su papel en esta vida y también el horrible final que se aproxima, por un momento se sintió incompetente, ya que él no sería la persona que evitaría el trágico final, él solo es quien debe transmitir el mensaje y las enseñanzas necesarias, para que en un futuro, la humanidad esté preparada para enfrentar el inevitable destino.

“Yo solo soy el conducto de la última esperanza de todas las especies, Estará en manos de otros hacer de esa esperanza… una realidad”

Gelmir escribió eso en uno de los muros. Caminó por toda la compleja red de túneles, dejando símbolos y nombres escondidos por todos lados hasta que encontró la salida. Movió uno de sus brazos y bloqueo la salida con un gran árbol que creció en ese momento.

- Si quiero aprender a controlar mis poderes, debo encontrar a los maestros adecuados.

Gelmir caminó hasta perderse en el bosque.

- ¡AUCH!

Grité de dolor. El libro se cerró de golpe atrapando uno de mis dedos. Si de por si la nariz aún me duele por tratar de abrirlo, ahora esté maldito libro ataca mis dedos. Cuando miré la portada note que el lobo cerró los ojos lentamente. Creo que quieres dormir un rato… ¿estoy hablando con un libro? Miré por la ventana y los primeros rayos del sol se asomaban en el horizonte. Admiré la hermosa vista, las pocas nubes tomaron un color marrón y los tonos rojizos del cielo eran hipnóticos… ¡MIERDA, LA UNIVERSIDAD!

Salté de la cama y fui directo a la ducha, traté de bañarme lo más rápido que pude… después de 30 minutos salí, me vestí, tomé mi mochila y las llaves del auto. Tomé unas donas de la cocina y las comía mientras buscaba mi billetera. Cuando por fin la encontré en mi habitación salí corriendo.

- Nos vemos libro.

… ¿Me acabo de despedir del libro? ¡AH! No importa, si no llego a la universidad en cinco minutos el profesor de literatura me va a matar… ¿Y desde cuando me importa? Me detuve por un momento y un recuerdo me golpeo tan fuerte que fácilmente pudo haberme tirado. Si tengo una falta más, repruebo la materia directamente. Mi cuerpo tomo unos segundos para reaccionar, y como si de un corredor olímpico se tratará, llegue a mi auto, lancé mi mochila al asiento trasero y encendí el motor. Los pilotos de fórmula uno eran lentos en comparación de cómo conduje hasta la universidad. Corrí hasta mí salón de clases, que casualmente se encontraba en el cuarto piso. Corrí por el pasillo y doble a la izquierda, vi la puerta del salón aún abierta, di mi último esfuerzo y aceleré lo más que pude.

Pero cuando me encontraba a tres metros de la puerta, el profesor cerró la puerta justo frente a mí. Ya no contaba con la posibilidad de detenerme, y mi mente se burló de mí de la manera más absurda que se le pudo ocurrir.

Recordé la primera ley de Newton; Todo cuerpo persevera su estado de reposo o movimiento uniforme y rectilíneo a no ser que sea obligado a cambiar su estado por fuerzas impresas sobre él. En otras palabras: yo soy el cuerpo en movimiento y la fuerza que me obliga a detenerme… adivinaron. ¡LA MALDITA PUERTA!

El golpe fue tan fuerte que se pudo escuchar en todo el edificio, la puerta parecía que iba a ceder por la gran fuerza, pero se mantuvo firme y me arrojo al suelo. Si no era suficiente el dolor de mi nariz y de mi dedo, ahora lidio con un dolor en mi hombro derecho. Y para

colocar la cereza a mi desgracia, mi cuerpo recordó otra cosa. La tercera ley de Newton: Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria. En ese momento no sabía si maldecir a Newton por sus estúpidas leyes, a mi mente por hacerme esa broma de mal gusto, o a mí por aprenderme todo ese artículo de Wikipedia.

6

Mensajes

El profesor abre la puerta muy extrañado, al verme tirado en el suelo me dice:

- Esas no son formas de tocar la puerta.- Créame que no era mi intención.- Llega tarde… como siempre.- Realmente solo llegue tres segundos tarde.

Revisó la hora en su viejo reloj de bolsillo y después de una mirada de gran molestia, me hace un gesto para poder entrar al salón de clases. Con una fuerza sobrehumana (o por lo menos para mí) logré levantarme de suelo para poder ocupar mi lugar. El tiempo transcurrió muy lentamente, la voz del profesor se volvió poco a poco en un ruido de fondo. Clavé la mirada en la ventana y trazaba figuras con las nubes que con su paso tan tranquilo me dan la oportunidad de meditar un poco.

¿Qué es realmente ese libro?, ¿Debía contárselo a alguien?, ¿Por qué me estoy creyendo lo que dicen esas páginas? Suelo tomar cosas que parecen fantásticas con mi cámara, pero todo tiene una explicación, puedo hacer que un objeto parezca más grande jugando con el ángulo, pero eso es un mero efecto visual. Pero todo esto es diferente, estamos hablando de acontecimientos que no puedo comprobar, y aun así, los estoy tomando como si fuera una realidad indiscutible.

Decidí seguir con esto y no contárselo a nadie, puede ser que al final se trate de una fantasía… ¿Y si no lo es? La curiosidad me mata y debo seguir hasta el final.

El profesor nos encarga escribir un pequeño ensayo durante la clase, busque papel y pluma en mi mochila. Al abrir mi cuaderno en una hoja en blanco, un texto comenzó a aparecer. “Debemos encontrarnos para hablar” me paralicé por un momento, di la vuelta a la hoja y quise comenzar con el trabajo del profesor, pero otro texto apareció “No puedes seguir ignorando lo que eres” con un poco de incredulidad escribí en el papel “¿De qué tenemos que hablar?” momentos después obtuve mi respuesta, “Tenemos que hablar de tu formación” No entendía cómo era posible que un pedazo de papel pudiera responderme, pero yo quería obtener respuestas.

- ¿Formación?- Así es, es necesario prepararte en todas las disciplinas.- Me lo dice como si no tuviera alguna opción.- No la tienes, es tu destino, al igual que los demás.- ¿Quiénes son los otros?- Personas como tú, con un talento único.- No creo tener un talento único.

- Lo tienes, y lo has estado usando sin darte cuenta.- Soy solo un estudiante universitario, nada sobresaliente.- Quizás en tu vida humana, pero tú tienes un rol en otro ámbito, uno que supera al

mundo humano.- ¿Estoy hablando con un alíen?- No, tu concepto de humano es errado, pero no te preocupes, nosotros podemos

mostrarte la verdad. Al terminar tu clase ve a la cafetería, ahí notaras a alguien extraño, ve con él.

- ¿Cómo estás tan seguro que voy a hacerte caso?- Lo harás… está en tu naturaleza.

No me atreví a escribir más. Parece que me conocen más de lo que imagino. ¿Un don… yo? Realmente no lo creo, pero si es así y ellos o él puede decirme de que se trata sería algo interesante. Mi mente al escuchar la palabra don, se imagina poderes mágicos fuera de lo humanamente posible como en las películas, aunque lo más seguro es que sea algo aburrido y para mí bastante simple… no pierdo nada con intentarlo.

La hora de la clase terminó y todos entregaron su trabajo… bueno, casi todos.

- Señor Erik, me permite un momento por favor.

El profesor con su voz lenta y bastante irritante para mis oídos me detiene justamente cuando cruzaba la puerta. Con un caminado más que forzado me aproxime a su escritorio.

- Veo que no entrego el trabajo de esta clase.- Veo que es una persona muy observadora profesor.- Es mi trabajo, y lo hago con gusto, aunque con alumnos como tú es difícil.- Véalo de esta manera, hago de su trabajo algo interesante.- Lo que no logro entender es su comportamiento, es un alumno flojo al que no le

importa nada, pero que ha logrado de alguna manera llegar hasta la universidad. Siempre se encuentra al filo de ser expulsado por sus bajas calificaciones, pero siempre encuentra la manera de salvarse por un pelo.

- Creo que algunas personas nacen con un poco de suerte.- No creo que ese sea su caso. A última hora siempre encuentra una solución

bastante… original para cumplir con los requerimientos mínimos.- Al parecer necesito trabajar bajo presión.- Sería una respuesta válida si es que entregará los trabajos cual se los pidieron. Pero

de alguna forma encuentra un vacío legal o una salida diferente a la que le plantearon. Eso me causa mucha curiosidad… ¿Sabe lo que eso significa?

- Que… tiene mucho tiempo libre.- No, el trabajo que le he pedido, sé que va a encontrar una forma de librarse de

entregarlo, pero a la vez, no voy a poder mandarlo a curso de verano. Tengo una enorme curiosidad por saber cómo lo va a hacer. Para mí eso es inteligencia.

- Supongo que debo dar gracias por el alago.- Tómelo como guste. Es una persona muy inteligente pero se niega a vivir bajo las

reglas del sistema, como su profesor apoyo ese pensamiento… solo le advierto que tenga cuidado, no siempre va a contar con una vía de escape.

El profesor se dio la vuelta a la ventana y se quedó completamente callado. Sus palabras me confundieron por un momento, di media vuelta y salí del salón. No entendía sus palabras, después de cinco semestres es la primera vez que me hablaba de esa manera. Su comentario parecía una especie de despedida. Como si supiera algo que yo ignoro… las cosas se están tornando un tanto extrañas. Aunque… por una vez en mi vida, las cosas no son aburridas.

Llegué a la cafetería, pedí un café y me senté en una mesa vacía. Poco tiempo después Cristian se sentó a mi lado y como siempre clavó su mirada en mí.

- ¿Por qué siempre soy objeto de tu admiración?- No eres objeto de admiración, solo eres un ser curioso.- ¿No es lo mismo?- No, para mí es curioso es una larva creando su pupa.- ¿Me acabas de comparar con un gusano que se cubre de su propia baba?- … Sí.- Muchas gracias Cristian, aunque debo decepcionarte ya que no voy a construir mi

papú.- Pupa- Lo que sea.

Cristian soltó una pequeña carcajada y fue por un café. Miré por toda la cafetería en busca de algo inusual. Pero solo veía estudiantes de diseño gráfico con grandes ojeras, arquitectos trabajando con sus maquetas, comunicólogos leyendo… nada fuera de lo normal. Aunque algo atrajo mi atención. Un hombre sentado en una mesa completamente solo, no tenía libros o cuadernos cerca de él. Su mirada se encontraba fija en el horizonte, como si esperará que algo pasara.

No tenía nada que perder, tomé mi café y me senté con él. No dijo una sola palabra, permanecí ahí durante unos minutos. El olor de mi café llenaba el ambiente. Quería decir algo, pero no sabía qué. Cuando la siguiente hora de clases comenzó, la cafetería se vació.

- ¿Quieres saber la verdad?

Me quede en silencio por un momento. El ambiente cambió, era pesado y todo se tornó en un tono muy serio. Como si algo importante fuera a pasar, aclaré mi garganta.

- ¿A qué pregunta?

7

Revelaciones

El hombre no quito la mirada al horizonte, parecía que no quería verme al rostro. El ambiente se tornó tan denso que podría cortarse con un cuchillo. Él tomó mi café y bebió un sorbo. Después de eso, comenzó con su relato.

Alguna vez te preguntaste quienes son los que realmente dominan al mundo, si tu primera respuesta es los gobernantes o el pueblo mismo… debo decirte que te encuentras en un gran error. Existen organizaciones que operan bajo las sombras que son quienes tienen el control de todos los gobiernos. Grupos tan antiguos como el mismo hombre, algunos buscan el dominio de las tierras, otros quieren tener el control social de la población, unos más buscan el equilibrio del poder para mantener una paz en el mundo. Nuestra organización es una de ellas, tratamos de mantener un estado balanceado de poder y ayudamos a los dormidos a despertar.

¿Los dormidos? Traté de gesticular mi pregunta, pero él continuó con su historia, sin darme la oportunidad de interrumpirlo.

Si todos los humanos fueran conscientes de su poder y de su potencial, tendrían una visión más amplia del panorama actual, y con ello, podrían tomar las mejores decisiones para su vida, teniendo como consecuencia un bien colectivo. Muchas personas tienen ese conocimiento y lo reservan para ellos. Siempre es mejor mantener al pueblo ignorante para poder ejercer control sobre ellos. Organizaciones como la familia, el clan y la horda son quienes planean suprimir el despertar del hombre para adueñarse del poder el mayor tiempo posible. Nuestro objetivo es entrenar y despertar al mayor número de personas. Es por eso que estoy aquí, es por eso que tu estas aquí. Puedo prometerte que dominaras tu talento en muy poco tiempo y tendrás los ojos abiertos para los futuros acontecimientos. Piénsalo… estaremos en contacto.

El hombre le dio un último sorbo a mi café y se retiró apresuradamente. Su caminado era misterioso y parecía que nadie notaba su presencia. Su pequeño relato me dejo pensativo. Tenía una vaga idea de organizaciones que controlan al mundo, como Google o Apple. Si era cierto lo que me contó, sería bueno conocer mi talento… aunque es una historia realmente difícil de creer. ¿A qué se refería con los dormidos? Y me es difícil creer en personas buenas muy buenas, ellos deben sacar algún provecho a lo que hacen… si es que realmente lo hacen. Su pensamiento se basa en una utopía donde todos los hombres tienen una capacidad de pensamiento superior. Muchos han hablado de esa posibilidad y se ha tratado de implementar, pero siempre ha fracasado. Si se trata de un grupo radical revolucionario no quiero involucrarme. Muchas son las preguntas en mi cabeza, pero algo dentro de mí me decía que debía saber más del asunto.

Como una estatua, me quede en la cafetería sin ningún pensamiento en concreto, mi mente vago por todos lados y el tiempo transcurría. Decidí irme de la universidad. Al llegar a mi hogar corrí a tomar el libro. El lobo de la portada ya tenía los ojos abiertos y se abrió sin ninguna dificultad.

Al parecer si necesitaba dormir un poco. Pero cuando traté de iniciar mi lectura, me di cuenta que todo se encontraba escrito en una lengua que desconocía. Retrocedí a las primeras páginas, pero estas se encontraban igual. Cerré el libro un poco frustrado. Mi celular había recibido un mensaje de un número que no tenía registrado.

“Si quieres iniciar con tu entrenamiento, podemos vernos en este momento”

¿Entrenamiento? Si apenas estoy procesando que todo lo que ha estado pasando es real, o por lo menos quiero creer que es real. Antes de contestar el mensaje, algo me impulso a tomar el libro entre mis manos, con gran duda e incredulidad respondí el mensaje.

“Estoy listo”

Pasaron unos segundos cuando recibí una respuesta.

“Entonces empecemos”

Me confundió el mensaje… ¿Ya vamos a empezar? La pantalla de mi celular comenzó a brillar más de lo normal, cubriéndome totalmente con su resplandor. Una sensación extraña recorrió mi cuerpo, como si este se dividiera en pequeñas partes. No era capaz de moverme o de emitir algún sonido. De un momento a otro me encontraba… en algún lugar, mi mente era consiente pero perdí la sensación de todo mi cuerpo, parecía que viajaba a una gran velocidad hacia alguna parte. En un abrir y cerrar de ojos me encontré en una habitación blanca, sentado en una pequeño sofá del mismo color. Note que mi mente ya se encontraba ahí, pero no mi cuerpo, este llego poco a poco, en pequeños fragmentos apenas visibles para el ojo humano… ¡POR QUÉ MI CUERPO SE ESTA ESAMBLANDO FRENTE A MÍ! Cuando terminó el proceso, mi mente fue directamente a mi cuerpo, retomando la sensación de él. Aunque no fue la experiencia más agradable. Mi estómago se encontraba revuelto, mi cabeza me dolía, la luz lastimaba mis ojos, no tenía fuerza en los brazos o piernas y eventualmente vomite por todo el piso. El cansancio impidió levantarme del piso, y me arrepentí de responder ese mensaje. Segundos después comencé a analizar las cosas… ¿Cómo carajo llegué aquí? La idea de tele-transportarme llegó a mi mente, seguido de miles de pensamientos que refutaban esa idea. Posiblemente esté alucinando… pero, yo no consumo drogas… ¿Estoy dormido? Pero el vómito y el malestar son tan reales.

- Veo que tu estomago no es tan fuerte como pensé.

Esa voz la reconocía, era la misma voz de aquella noche. Con gran esfuerzo gire la cabeza para ver quién me hablaba. Se trataba de un hombre con un traje muy elegante, pantalón y saco negro como la noche, una camisa de rojo escarlata, corbata negra con un nudo un poco extraño, zapatos perfectamente brillantes, por debajo de la camisa se notaba que portaba un collar, un reloj dorado en su muñeca derecha y una cadena en la muñeca izquierda. Su

rostro mostraba cierta fascinación al verme en el suelo, sus ojos, a pesar de los lentes que portaba, irradiaban algo que no logro explicar.

- ¿En dónde estoy?- Te encuentras en el cuartel general, también el lugar donde vas a iniciar con tu

entrenamiento.- ¿Quién eres?- Me han llamado de muchas formas, pero puedes dirigirte a mí con el nombre de

Huor.- ¿Qué hago aquí?- Además de manchar mí suelo con tu desayuno, estas aquí porque tienes curiosidad

de saber la verdad. Apresúrate, no tenemos mucho tiempo.

Cómo quiere que me apresure si apenas y puedo mover mi cuerpo. Lo miré, pensando que estaba bromeando.

- Veo que no tienes un gran sentido del humor. Déjame buscar un poco de ayuda.

Chasqueo los dedos y una mujer de ropas blancas entró en la habitación, se acuclillo a un lado mío y colocó sus manos sobre mi espalda. Una cálida corriente fluía desde sus manos a mi espalda, aliviando mis malestares poco a poco, momentos después la mujer se retiró. Me levante lentamente, aun un poco mareado.

- ¿Acaso ella…?- Te alivio, si, es su especialidad.- ¿Me estás diciendo que con solo colocar sus manos, es capaz de aliviar el dolor?- … Sí.- Ok, no soy un experto en el tema, pero ¿no tiene nada que ver con magia o sí?- Magia, manejo de energía, habilidad, efecto placebo, llámalo como quieras.

Esto debe ser un sueño, no tiene lógica ni sentido.

- Créeme que no es un sueño.- … Ahora me vas a decir que puedes leer la mente.- No, es lo que todos piensan al llegar aquí.- ¿No soy el único?- No te consideres tan especial, esta organización ha trabajado desde hace mucho

tiempo.- ¿De cuánto tiempo estamos hablando?- Unos cuantos milenios.- Y puedo saber… en donde estoy.- Como ya te lo dije, en el cuartel general.- El cuartel general… ¿De qué?- Del credo obviamente.

8

Descubrimiento

Acaso acababa de mencionar al credo. ¿Tiene algo que ver con el libro rojo? Intente preguntarlo, pero el mareo aún me aturdía. Huor se comenzó a impacientar. Cuando logré dar unos cuantos pasos, me pidió que lo acompañara. Al salir de la habitación blanca, me encontré dentro de un enorme edificio de paredes de cristal y muy bien iluminado, nosotros nos encontrábamos en el segundo piso. Se encontraban diversas habitaciones, dejando un espacio en el centro de la edificación que se levantaba por varios pisos. El pasillo era amplio y con un barandal de metal. Huor comenzó a hablarme mientras caminábamos.

- Supongo que en este momento debes tener muchas preguntas. No te preocupes, se revelarán a su tiempo. Este va a ser el lugar donde vas a entrenar en las tres disciplinas básicas; fuerza, agilidad y magia. Lo harás con la tutela de grandes maestros en sus respectivas áreas. Pero antes de todo eso, debemos saber cuál es tu don nato y su respectiva clasificación, de esa manera podremos crear un programa para resaltar todo tu potencial. También es necesario que tengas conocimientos de nuestra lengua original. Permanecerás aquí el tiempo que sea necesario y será durante tu tiempo libre… que en tu caso es mucho. No puedes descuidar tu vida humana, tienes que asistir a la universidad y convivir con tus amigos y familiares, no podemos levantar ninguna sospecha de que te encuentras aquí. Por el momento y hasta que se te indique lo contrario, tienes prohibido usar tus habilidades fuera del credo y por último se te asignará una habitación privada donde puedes descansar entre tus entrenamientos… ¿Alguna pregunta?

¡Una pregunta! Tengo un mar de cuestionamientos. Pero él hablaba como si ya supiera que voy a aceptar todos sus términos y condiciones.

- ¿Clasificación de habilidades?- No te preocupes por eso en este momento, lo aprenderás en el entrenamiento.

Huor me llevo a un elevador que tomamos y subimos al último piso. Un incómodo silenció llegó a nosotros. Traté de preguntarle algo pero él inmediatamente me interrumpió.

- Sé que vas a aceptar todo lo que te proponemos porque la curiosidad te está matando. Además, la idea de vivir en un mundo que cuenta con cosas que creías meras fantasías, es algo que te intriga mucho. Quieres salir de la monotonía de tu vida y descubrir quién eres en verdad.

- Insisto… ¿está leyendo mi mente?- No, soy muy bueno leyendo a las personas, su lenguaje corporal y la simbología es

una de mis fascinaciones. Es algo que puedes aprender si es que tú lo quieres.

Llegamos al último piso, Huor comenzó a caminar, yo me detuve en la orilla del pasillo, asomándome por encima del barandal.

- No te recomiendo que hagas eso.

En el instante una enorme llamarada casi me quema todo el rostro, sino fuera por su advertencia tendría serias quemaduras.

- ¡Qué demonios fue eso!- Seguramente los que pueden controlar el fuego están practicando, o es la hora del

almuerzo para los dragones.

¿Manipular el fuego?, ¿dragones?, no puede estar hablando enserio. Temerosamente me asome una vez más y mi sorpresa fue inmensa al ver a dos dragones recostados devorando un gran trozo de carne, se encontraban tres pisos más abajo que nosotros, su gran tamaño intimidaría a cualquiera. Uno de ellos dirigió su mirada hacia mí, y sin pensarlo otra vez, lanzo otra llamarada en mi contra. De un salto lo pude evitar. Se escuchó una carcajada de Huor.

- Te dije que no era buena idea. Vamos, no tenemos tiempo que perder.

Asombrado por los dragones, di una mirada a mí alrededor y quede totalmente fascinado. Todas las habitaciones eran de cristal y se podía mirar en su interior, había muchas personas entrenando sus habilidades. Algunos controlaban el agua, otros podían transformarse y adoptar diversas formas, otros lanzaban esferas luminosas. Era como si juntaras todas las películas de fantasía y ciencia ficción y las pusieras en un solo lugar. Camine rápido para alcanzar a Huor y le pregunté:

- ¿Todo esto es real?- Crees que gastaríamos tanto dinero en montar un espectáculo solo para ti.

Sus palabras me hicieron pensar. Tiene razón, no es posible que todo esto exista solo por mí, pero aún me cuesta trabajo creer que es verdad. Aunque a este punto del partido, creo que es lo que menos importa.

Llegamos a una puerta al final del pasillo, me invitó a entrar y me encontraba en una oficina sumamente prepotente. Color café por todos lados, pinturas y libreros con acabados muy peculiares, un enorme escritorio con una gran silla digna de un presidente… obviamente nos encontrábamos en la oficina privada de Huor. Me pidió que ocupara un asiento y el tomo su lugar.

- En unos momentos más se nos unirá una compañera para saber cuál es tu habilidad nata.

- ¿Existe otro tipo de habilidad?- Claro, pueden ser habilidades natas, por herencia sanguínea, por transmisión,

habilidades adquiridas o aprendidas. Es muy similar que con el conocimiento, en algunas ocasiones decimos que cierta persona tiene una facilidad muy grande por

las matemáticas, por tomar un ejemplo. Eso lo podemos considerar una habilidad nata. Pero si toda su familia siempre ha sido buena en las matemáticas, podemos asumir que es una habilidad de herencia sanguínea. Si esta persona decide aprender por su cuenta y es capaz de dominarlas, se clasifica como una habilidad adquirida o aprendida.

- Entonces es posible tener más de una sola habilidad.- Si, y eso es lo más común. A menos que tengas algún tipo de impedimento.- ¿Qué clase de impedimentos?- Puede que tengas una habilidad que hace que seas incapaz de aprender otra de una

familia contraría. Regresando al ejemplo de las matemáticas. Es muy complicado que un matemático comprenda al mismo nivel una ciencia contraria, como lo puede ser la sociología. Ya que sus bases y principios son diferentes, por un lado tienes la exactitud y la comprobación por el método científico, y por el otro lado tienes teorías y especulaciones, hipótesis y es casi imposible comprobar con la misma exactitud algún fenómeno.

- Pero muchos son capaces de dominar ambas áreas.- Es cierto, pero si lo notas bien, no lo logran hacer al mismo nivel, siempre van a

tener una tendencia por dominar alguna de las dos. Claro que si hablamos de otro tipo de habilidades las cosas pueden cambiar, pero el concepto básico es el mismo.

- Es como el círculo cromático RGB.- … ¿Disculpa?- Si, como en fotografía, si se utiliza un filtro de color verde, por ejemplo, magnifica

esos colores, pero hace más opacos los colores contrarios, que en este caso serían violeta y naranja.

- Tu analogía es correcta. Veo que te gusta mucho la fotografía.- Lo hago como pasatiempo.

En ese momento, alguien llamó a la puerta. Huor le pidió que pasara. Al voltear me quedé con la boca abierta. Se trataba de una mujer de no más de veinte años, vestida muy elegantemente, saco y falda negra, camisa blanca con una corbata negra, el cabello lacio y suelto, unos ojos color avellana. Cuando traté de bajar la mirada a sus piernas, ella ya se encontraba a mi lado y tomó asiento. Extendió su mano y se presentó conmigo:

- Lúthien, mucho gusto en conocerte.- … Erik.

Huor movió la cabeza y abandonó la habitación. Su mirada se volvió muy terina en cuanto entro Lúthien. El ambiente cambió drásticamente, ya no se sentía esa tensión, ahora todo era calmo y bastante agradable.

- Bien, ahora vamos a saber cuál es tu habilidad nata, y también investigaré si tienes alguna otra habilidad.

No pude decir una sola palabra, esa mujer logró intimidarme bastante y no podía hacer otra cosa que mirarla directamente a los ojos… esos ojos… era algo hipnótico.

9

Habilidades

Lúthien movió su silla para estar frente a mí. Por alguna extraña razón me encontraba nervioso, quería decir algo, pero las palabras no lograban salir. Traía un portafolio que colocó en la pequeña mesa que se encontraba a su lado, lo abrió y lo dejó así. Si mirada regresó a mí, dejándome completamente paralizado. Me sonrió… su sonrisa era tan tierna y dulce, sus ojos irradiaban una gran calma y tranquilidad, su cabello se veía tan suave.

- ¿Quieres que comencemos?- … Sí.

Giró la cabeza suavemente mientras cerraba sus ojos. Nunca había conocido a una mujer que emanara tanta ternura. Realmente me ponía nervioso. Cuando volvió a abrir sus ojos, me miró directamente y se quedó totalmente quieta. Me sentí como si estuviera bajo una lupa… pero me agradaba que fuera ella quien me examinará.

- Por lo que veo, tienes habilidades de tipo sanguíneo. Empecemos con esas habilidades.

Tomó un objeto del portafolio y lo sujetó en su mano izquierda. No logré ver de qué se trataba. Me pidió que le diera mi mano, con un poco de vergüenza, extiendo mi mano sudorosa. Al tocar su piel, una cálida sensación me abrazó, jamás había sentido algo así, su piel era tan suave y su toque tan delicado.

Ella cerró los ojos. Sentí como si algo entrará por mi mano, atravesando mi brazo hasta mi pecho, luego por mi cuello hasta llegar a mis ojos.

- Tienes una habilidad muy curiosa que radica en tus ojos. Aunque creí que era de tipo sanguíneo, es un don de tipo nato. Solo usted posee esta habilidad en su familia y lo ha tenido desde que nació, aunque no lo ha explotado al cien por ciento, pero sabe cómo utilizarlo. Quizás nunca se ha dado cuenta de ello, pero con algo de entrenamiento verá de lo que es capaz.

¿Una habilidad en mis ojos? No recuerdo que sea capaz de ver cosas que los demás no pueden… bueno, no es que alguna vez pudiera ver con los ojos de alguien más. Puede ser que lo que para mí es normal, para el resto no lo es. Lúthien soltó mi mano y sacó una pequeña libreta donde comenzó a anotar algo. Momentos después regresó el objeto de su mano al portafolio y tomó otro.

- Mientras viajaba a tus ojos, noté que tienes otras habilidades. Voy a ver de qué se trata. ¿Está bien?

- … Sí.

Me sonrió políticamente y volvió a tomar mi mano. Esa sensación volvió a mí. Pero ahora se detuvo en mi pecho, justamente en mi corazón. Lúthien tardó cinco minutos antes de retirar su mano y volver a escribir en su libreta.

- Al parecer encontré algo más. Solo tomara otro momento, prometo no tardar.

Su voz era tan suave y melodiosa. Ella lograba hacerme sentir en un lugar en el que nunca he estado. Existía tanta paz y tranquilidad. Ella fácilmente podría hacerme lo que quisiera y yo aceptaría sin pensarlo. Tomó otro objeto del portafolio y repitió el proceso. Ahora lo que recorría mi cuerpo se sentía un poco agresivo, como si ella inyectará algo dentro de mí. Por unos momentos un leve dolor me invadía. Ella muy amablemente solo decía “lo siento, prometo que no tardaré” Pasaron unos minutos cuando ella por fin termino, hizo sus últimas anotaciones y guardó todo en su portafolio.

- Listo, eso es todo por mi parte.- Gracias.- No me tienes que dar las gracias, es parte de lo que hago aquí.

En ese momento Huor entró a la habitación y miro directamente a Lúthien. Con unas señas un poco extrañas con las manos se comunicaron… creo que era urgente el mensaje y no querían que yo lo entendiera. Huor le dio una seña a Lúthien para que nos dejara solos. Sin decir una palabra se retiró rápidamente cerrando la puerta antes de salir.

El ambiente cambió drásticamente, haciéndome recordar en donde estoy. Me di cuenta que no se trataba de un juego, esto es cosa sería, con cierta irreverencia pregunté:

- ¿Por qué hacen esto?- ¿A qué te refieres?- A esto, para que entrenan a personas que tienen habilidades, ¿qué ganan con ello?- Nosotros buscamos que las personas tengan la posibilidad de conocer su máximo

potencial.- Suena como una acción demasiado noble, y ¿ustedes que ganan?- Nosotros… ganamos un futuro mejor.- … Que quiere decir.- Acabas de llegar al credo, con el tiempo entenderás nuestro propósito. Pero en

resumen, estamos sembrando las semillas de un mejor final.- ¿Final? Está hablando del apocalipsis.- No seamos tan fatalistas, otras personas se encargarán en instruirte en ese ámbito.

Por ahora, debes regresar a tu hogar. Si no me equivoco, mañana debes asistir a clases y debes descansar un poco.

- Pero…- Tus dudas se aclararán poco a poco, no seas impaciente Erik. Puedes retirarte.

Huor clavo su mirada en unos papeles que se encontraban en su mesa. Me levante y salí de la habitación con muchas preguntas en la cabeza… aunque la más importante en ese

momento era el cómo regresaría a mi casa. Espero que no sea de la misma manera en que llegué. No soportaría otro viaje como esos.

Lúthien Me esperaba fuera de la oficina de Huor. Amablemente me pidió que la acompañara. Camine justo detrás de ella… debo admitir que me sentía muy atraído por ella, pero quisiera conocerla más. Me intrigaba quien era, cuál era su habilidad. Aunque una mujer tan bella como ella debe tener una pareja.

Entramos a un cuarto donde se encontraba un hombre con anteojos frente a una computadora. Lúthien dijo:

- Hola, tenemos que regresarlo a su hogar, su estómago aun no es lo suficientemente fuerte para usar otro método, sé que estas ocupado, pero son ordenes de Huor.

El hombre no levanto la mirada y no dijo una sola palabra. Solo señaló un símbolo que se encontraba en el suelo. Lúthien me indicó que me parará sobre la marca del suelo. El hombre se levantó y golpeó el suelo con la palma de su mano. En un abrir y cerrar de ojos me encontraba en el sofá de mi casa. Afortunadamente ningún malestar me invadió, solo quede un poco aturdido por todo lo ocurrido. ¿Todo lo que pasó fue real?... creo que ya no estoy en la disposición de pensar así, ya no le veo el caso dudar.

Quiero saber más sobre el credo, sobre mis habilidades, sobre lo que puede ocurrir en el futuro… quiero saber más sobre Lúthien. La idea de tener que ir a la universidad me frustraba un poco, no quería regresar a la monotonía de mi vida. Por una ocasión pasan cosas interesantes y nuevas. Aunque creo que no debo ser impaciente… cosa que me resultara casi imposible. Deseaba respuestas y las quería en el momento.

Miré a mi derecha y se encontraba el libro rojo, la portaba parecía mirarme fijamente. Abrí el libro justo donde me había quedado y el texto por fin era legible.

- Eres un libro bastante temperamental. Primero no quieres abrirte, luego tus páginas se vuelven blancas, después tratas de aplastar uno de mis dedos y por si fuera poco, te da por escribir tus palabras en otro idioma. Casi podría decir que te has convertido en mi esposa.

Al parecer el libro… si es muy temperamental, de un momento a otro su peso cambio, volviéndose algo imposible de sujetar con las manos. Cayó al suelo y no fui capaz de levantarlo. Esa melodía volvió a sonar en mi cabeza y no pude evitarlo, me tiré al suelo a leer. Aunque la posición fuera incomoda, no me importó mucho. Lo que leí me dio unas cuantas respuestas y planto un millón de preguntas más.

10

Memorias de un alumno

Gelmir Mithrandír caminó por el busque, no por días, meses o años. Fueron décadas en búsqueda de un maestro adecuado. El problema nunca fue la distancia… sino el tiempo. Gracias a los pergaminos de su antiguo hogar fue capaz de dominar algunas prácticas, una de ellas era la premonición. Conocía a las personas que podrían ayudarlo, pero no Vivian en el mismo tiempo que él. Cuando llegó el momento de conocer a su primer maestro, se encontraba en el monte Parnaso.

Tomó un momento para admirar el bosque de olivos que se extendía hasta el horizonte. La paz que emanaba ese lugar era seductora. Gelmir sintió la presencia de alguien, se trataba de un hombre de avanzada edad cuyo paso era lento y un poco torpe, el hombre se dirigía a la cima del monte. Guardando un poco de distancia, lo comenzó a seguir durante su caminata. Al finalizar el viaje, ambos tomaron un gran suspiro, como si celebraran su ascenso. El viento cantaba su suave melodía, recorriendo el cabello de ambos hombres, como si nunca hubieran notado su presencia.

Gelmir intento decir algo, pero fue rápidamente interrumpido por el hombre. Levantó su mano mostrando su palma desnuda, su mirada mostraba que esperaba algo. Gelmir imito el gesto, pero como consecuencia un árbol nació justo detrás de él. Una sonrisa se dibujó en el hombre y dijo:

- Mi nombre es Amrod Tulcakelumë, Me gustaría decir que te he estado esperando desde hace mucho tiempo, pero la realidad es que tú eres quien me ha estado esperando… Es un honor por fin conocerte Gelmir.

- ¿Cómo sabes quién soy?- Se mucho de ti, y aunque sabias que debías conocerme, no tienes una idea de quién

soy. Espero poder darte todas las respuestas que buscas.- ¿Quién eres?- Una fusión de todo y de nada, una mera ilusión y un hecho irrefutable.

Después de todos los textos que ha leído, ha hecho de Gelmir un poco arrogante, pero al escuchar esas palabras, se dio cuenta que su ignorancia era basta. A pesar de todas las habilidades que ha adquirido.

- Tienes muchas preguntas, y el tiempo es algo que nunca vamos a recuperar.

Con un gran titubeo Gelmir repitió su pregunta. “¿Quién eres?”

- Las cosas no funcionan así. Mi labor no es darte las respuestas como tú las esperas, solo puedo darte las preguntas necesarias para que tu encuentres tus propias conclusiones. No puedo interferir en tu formación.

- ¿Cuál es mi destino?- Ningún hombre es capaz de responder a esa pregunta, incluso tú, quien tiene el

poder de crear y destruir. Si continuas con preguntas de esa naturaleza, podemos dar por perdida toda esperanza.

Sus palabras fueron como dagas directamente al pecho de Gelmir. Los pergaminos y los años de caminata le han creado varias incógnitas. Pero lo que más se ha creado en su mente es una necesidad de crear. Es necesario un lugar en donde pueda transmitir sus conocimientos.

- ¿Cómo puedo encontrar a personas adecuadas para transmitir lo que he aprendido?- Por fin estas entendiendo. Lo más importante es no pensar en una sola época. Como

te has dado cuenta, tú me esperaste durante muchos años. Tus discípulos pueden estar separados por eones, pero eso no debe de ser un problema para ti.

- ¿Cómo puedo atraer a estas personas a lo largo del tiempo?- Es simple, crea un lugar, una ideología, un factor en común que perduré por

milenios.- ¿Tú eres uno de mis discípulos?- No, como te había dicho, soy algo efímero y permanente. Al parecer tú no logras

entender por este medio, así que voy a hacer a lo que siempre estuve destinado a hacer.

Amrod cerró los ojos y lentamente su cuerpo se convirtió en polvo, entrando en el cuerpo de Gelmir. El hecho hirió su cuerpo gravemente, haciéndolo caer por el dolor. Absolutamente cada musculo de su ser se contraía, sus huesos parecían romperse uno a uno, la cabeza podría fácilmente matarlo por la presión. Pero no fue así.

Gelmir entró en un trance muy profundo. Sus ojos se tornaron de un color violeta, en sus brazos aparecieron diversas runas, su espalda se volvió depositario de un gran secreto. Al levantarse dijo a los cuatro vientos.

- He sido soberbio y estúpido, mi tarea no es entender el por qué, mi deber es encontrar el cómo. Entiendo que mis acciones tendrán un gran peso en el futuro. Por ahora sé lo que tengo que hacer y depositaré mi confianza en las futuras generaciones.

Una ráfaga de viento firmó su promesa a la humanidad. Con la ayuda de sus ojos, caminó por el monte Parnaso. En donde dejó nueve nombres ocultos en el suelo; Siracusa, Cinérea, Cnido, Sifnos, Sición, Tebas, Corinto, Etruscos, Atenas. Sobre cada nombre colocó una semilla, que crecía lentamente, ocultando el nombre de la vista de todos.

Esta acción lo había agotado levemente, pero aún no había terminado. Tomó cuatro pequeñas rocas sobre sus manos, en estas se labró las palabras; jónico, dórico, eólico y arcado. Gelmir lanzó las piedras al viento, que viajaron hasta perderse de vista.

Su cuerpo ya se encontraba cansado y aun adolorido, su boca se encontraba seca. Caminó hasta encontrar un lugar adecuado. Con el golpe de su palpa sobre el suelo hizo surgir una gran fuente, de donde bebió y sació su sed. Con cada gota que bebía, una duda en su cabeza se resolvía.

- Este es mi primer regalo para la humanidad. Espero que algún día sea utilizado por un discípulo digno, uno que entienda que es imposible saberlo todo. Ese será el primer conocimiento que dejaré… nadie puede saberlo todo.

Una sensación de paz invadió a Gelmir. Sus ojos volvieron a su color castaño. Suspiró aliviado. Sintiéndose motivado e iluminado, Gelmir abandono el monte y con una pequeña carcajada se despide diciendo: “Milagro… curiosa palabra”

El celular comenzó a sonar… ¿por qué siempre tiene que sonar cuando va a iniciar la mejor parte? Me levanté del suelo y atendí.

- Cristian, no creo que sea el mejor momento.- Nunca es el mejor momento para ti.- ¿Qué quieres?- Me ha intrigado el hecho de que aún tengo tus consolas de videojuegos y tu

computadora. ¿Ya leíste el libro?- Estoy haciendo justamente eso.- … ¿a las siete de la mañana?

¡Son las siete de la mañana! No puede ser, no sentí el tiempo. Y tengo que ir a la universidad… bueno, realmente no tengo que ir, mi primera clase es filosofía y no tengo que ver a mi queridísimo profesor de literatura.

- Tienes razón, es tarde, será mejor que duerma un poco.- No, Erik, no era lo que quería decir…

Colgué y apagué el celular. Miré por la ventana y efectivamente, el sol ya asomaba sus cálidos rayos. Un fuerte sonido me alertó, fue el libro que decidió cerrarse. El lobo tenía los ojos cerrados, y no planeaba resultar herido otra vez por él. Lo levante con mucho cuidado y lo dejé en el buró a lado de mi cama.

No tenía sueño, así que me recosté en la cama y me quede pensando en Gelmir. ¿Qué pasó con el otro hombre?, ¿qué significan esas palabras que dejó en el suelo y en las rocas?, ¿qué tengo que ver yo en todo esto?... ¿cuándo regresaré al credo?

11

Identidades

La noche pasó como un suspiro. Mi mente vagaba sin algún pensamiento en específico. El cansancio nunca llegó a mí y admiré el amanecer por mi ventana. Mi cuerpo se sentía relajado, tranquilo. Mi nariz y hombro ya no dolían. Mi apetito disminuyo mucho desde que entré al credo… quizás la experiencia de ver mi desayuno fuera de mi hacia que la idea de comer fuera un poco repugnante.

El estar en mi casa generó en mí una extraña sensación… tendré que vivir dos vidas; la aburrida y monótona vida de estudiante y la intrigante y emocionante vida en el credo. La idea de no poder compartir lo que he visto en estos días es un poco frustrante, quiero decir, tengo conocimiento de que los dragones existen y uno de ellos casi me quema la cabeza. Pero si se lo cuento a los demás, solo me tomaran como un loco más con sus cuentos fantásticos… ¿abre perdido la razón? O ¿es que la humanidad no está preparada para conocer la verdad?

Quiero hablar con Huor sobre muchas cosas y espero que me pueda dar respuestas. Aunque ahora debería concentrarme en mi vida como estudiante… o mejor no. Las cosas saldrán naturalmente sin que yo haga algún esfuerzo.

La hora para ir a la universidad se aproximaba, fui a tomar una ducha y desayunar algo. Con gran calma y tranquilidad realice mi rutina de todas las mañanas y conduje hasta mi escuela.

Me senté en la cafetería para esperar mi primera clase, a los pocos minutos Cristian hace su aparición.

- Es extraño verte a esta hora en la universidad.- ¿Tú crees?- Si, aunque es aún más extraño que no mencionaras a tu computadora o tus consolas

de videojuegos.- He estado ocupado.- Esa es una gran mentira viniendo de ti.- Por una ocasión podríamos tener una conversación normal, una en la que no incluya

tus locas teorías y tu obsesión por saber lo que hago y lo que pienso.- Veo que alguien se levantó con el pie izquierdo esta mañana.

No me encontraba con el humor para seguirle el juego a Cristian. Al final de cuentas es el único que se ha preocupado por mí, no entiendo el motivo, pero lo hace. Lo ignore, pero el insistía en hablar.

- Y déjame recordarte que tu plazo para leer un libro se agota y tu posibilidad por salvarte del curso de verano va disminuyendo poco a poco. Además tus proyectos

finales de las otras materias también se aproximan y como sabes, Omar es tu compañero en varios de esos proyectos, debes hablar con él para saber cómo se van a distribuir el trabajo…

- ¡Puedes callarte por un momento!- Creo que he hablado de más.- Ese es siempre tu problema, solo hablas y hablas. Eres como una maldita

recordadora, créeme que estoy consciente de todo lo que tengo que hacer, no tengo ocho años, pero insistes en tratarme como si los tuviera. Hablas como si me conocieras a la perfección, pero sabes algo, no es así, solo te he permitido que conozcas una parte de mí y con eso has hecho conjeturas erróneas de mi persona.

- Ahí vas de nuevo, a cubrirte y esconderte de…- ¡DE QUE! De mis problemas, de la sociedad, cómo puedes decir eso de mí, acaso

no lo haces tú también.- Pero no estamos hablando de mí…- Ese es el problema, nunca hablamos de ti, siempre es de mí, de mis problemas, de

mis fallos, de mi irresponsabilidad, de mis defectos, dime, alguna vez has hablado de mis virtudes, de mis logros. O es que solamente soy una persona dañada a la que altruistamente tratas de ayudar. Sabes algo, jamás he pedido tu ayuda, pero aquí estas prácticamente obligándome a que me comporte o actúe como tú crees que es conveniente.

- Yo… solo he tratado…- Pues deja de tratar, si realmente me conocieras.- ¿Cómo esperas que te conozca si tú no me lo permites?- Y nunca pensaste que si no te permito conocerme es por una razón.

Cristian no pudo decir nada más. Se levantó y fue a su clase… genial, acabo de ahuyentar a la única persona que me soporta. Siempre he hecho lo mismo, familia, amigos pareja, a todos los alejo de mí. Siempre que alguien pone algo de interés en mi persona, me siento… acorralado y eso no me gusta. Además, con la situación actual es mejor que Cristian no esté cerca de mí… o por lo menos eso quiero creer.

Mi día en la universidad pasó como un hecho insignificante. Asignaturas a las cuales no les encontré ningún sentido, profesores con gran egolatrismo y sentido vago de responsabilidad. Compañeros de clase con una infundada creencia en el sistema educativo y otros cuantos obsesionados por un reconocimiento escrito en un papel. Ignorante de lo que existe ahí afuera. No conseguirás trabajo por tener un título universitario, no encontraras a tu pareja ideal por tus conocimientos, ni tu relación familiar mejorara si eres el mejor de la clase.

Si por lo menos nos enseñaran a ser curiosos, aventureros, críticos, analíticos. Eso sí podría ayudarnos en nuestra vida diaria. Y no convertirnos en unas enciclopedias humanas. Pero si me atreviera a decir mi opinión, sería tachado por anarquista y alejado de la sociedad… mejor vivir como un fantasma, invisible para todos y evitar cualquier conflicto. Aunque

debo admitir que es bastante deprimente… no el hecho que los demás no piensen como lo hago, lo triste es saber, que nadie se esfuerza por pensar, por crear su propia ideología.

Es más fácil vivir tras una máscara que nos da nuestro sistema. Yo también vivo detrás de una máscara, pero al menos yo fui quien decidió que máscara usar.

Al final de la jornada universitaria me fui a mi casa a descansar… para ser honestos, quería evitar a Omar. Sabía que me estaba buscando para hablar de los trabajos finales.

El libro sobre mi buro ya se encontraba con los ojos abiertos, me dispuse a leer un momento, pero mi celular me interrumpió. Un mensaje de texto:

“Necesitas regresar al credo, empaca un poco de ropa y prepárate”

Una combinación de emoción e intriga me invadió. Acate las órdenes con cierto gusto y mi humor cambio completamente, una sonrisa llegó a mi rostro y una gran energía entró a mi cuerpo. Minutos después recibí un segundo mensaje:

“Colócate sobre el símbolo junto a tu sofá”

¿Símbolo? Sin darme cuenta, una marca apareció en el suelo, justamente donde me encontraba cuando me llevaron al credo por primera vez. Me paré sobre él y cerré los ojos. En cuanto los abrí ya me encontraba en la misma habitación blanca. Huor se encontraba ahí esperándome.

- Me alegra que respondieras nuestro llamado con esa rapidez. Por las próximas semanas el credo será tu hogar, te asignaré tu cuarto y te daré tu horario de entrenamiento.

- Espere, no se supone que debo mantener mi vida universitaria. ¿Cómo esperan que lo haga si debo permanecer unas semanas aquí?

- Por eso no te preocupes, la zona cuenta con un conjuro de tiempo.- ¿Conjuro de tiempo?- Bueno, pronto entenderás lo que es un conjuro, pero en resumen, el tiempo

transcurre de manera diferente aquí. Lo que para ti es un día, para el resto es una hora. Dándote la oportunidad de entrenar sin descuidar la fachada que debes mantener.

- Entiendo.- Además, como eres el miembro más reciente, debemos seguir algunos protocolos y

darte una identidad. La selección de tu nombre la haremos en un par de horas, pero primero quiero mostrarte tu cuarto.

- ¿Nombre? Pero yo ya tengo uno.- Todos lo tenemos, pero ¿realmente crees que mis padres registrarían a su hijo bajo

el nombre de Huor?- Entonces, ¿Huor es un pseudónimo?- No exactamente… pronto entenderás la importancia de tu verdadero nombre.

¿Verdadero nombre? Acaso es algo similar como con Gelmir y Kenneth.

12

Mi nombre es Galdor

Huor me pidió que lo acompañara, en esta ocasión permaneció callado mientras caminábamos. Intenté entablar una conversación con él, pero el escenario me absorbió y preferí admirar todo lo que se encontraba a mí alrededor.

A mi lado derecho, tres mujeres lograron levantar una columna de agua de unos dos metros de altura, después cada una le dio una forma diferente, justo antes de congelarlo. Una de ellas había creado una serpiente marina, otra había moldeado un delfín y la última logró crear un cisne en pleno vuelo con un increíble detalle. No creo que un escultor sea capaz de imitar una obra de igual calidad… y mucho menos en el mismo tiempo.

De mi lado derecho había un hombre sentado en posición de loto, con los ojos cerrados, delante de él había un pesado tronco de un árbol. Poco a poco este comenzó a ganar altura. Supongo que la telequinesis es su habilidad. Otros cuantos se encontraban practicando artes marciales con una agilidad que es obviamente sobrehumana.

Tomamos el elevador y solo subimos un piso. En la primera puerta del lado derecho Huor hizo una parada.

- Esta es tu habitación, me encantaría quedarme contigo a conversar un poco, pero tengo asuntos de los cuales ocuparme. Enviare a un miembro para que te de la información que necesites, y si tienes alguna pregunta puedes hacérsela saber. El día de hoy no tienes ningún entrenamiento programado, así que podrás recorrer el credo, la persona que esté contigo te acompañara y te ayudara en todo lo que sea posible. Por el momento me retiro, espero que tengas un buen día.

Huor me entregó una llave y se alejó con un paso muy apresurado. Entré a conocer mi habitación… no era un palacio, pero contaba con todo lo necesario. Una cama individual, un escritorio bastante grande con una silla de madera, una lámpara de lectura, abundantes plumas, lápices y cuadernos en blanco, un armario, un sofá para tres personas y una mesa para café. No es tan diferente a mi casa, solo que aquí todo es mucho más pequeño. Quizás lo único que extrañaré será mi cuarto obscuro de fotografía. Pero tengo la leve sospecha de que estaré ocupado en otras actividades igual de entretenidas.

Lancé mi mochila a la cama y acomode mi ropa en el armario. Instantes después alguien llamó a la puerta. Indique que pasará mientras terminaba de desempacar.

- Hola Erik, hace tiempo que no te veía.

Esa voz… esa voz tan suave, dulce y melodiosa capaz de crear una atmosfera tan agradable solo le puede pertenecer a una persona.

- Hola Lúthien. Pero si fue solo un día que no nos vemos.

- Olvidaba que tú regresaste al mundo humano, para mi pasó casi un mes desde la última vez que te vi.

- ¿Es debido al conjuro de tiempo?- Así es. ¿Ya te han contado del conjuro?- Huor lo menciono fugazmente.- Bueno, no te preocupes, pronto entenderás lo que es y cómo funciona. Me enviaron

para darte todo lo necesario, tus horarios, normas y esas cosas. También voy a entregarte tu identidad y te acompañare por el día de hoy.

La idea de poder pasar un día entero a lado de Lúthien marcó en mi rostro una pequeña sonrisa que no pude disimular por más que lo intentaba. Sabía que ella lo había notado, pero no reacciono de ninguna manera, solo movía ligeramente la cabeza y me mostraba esa cara llena de alegría que podría derretir cualquier corazón.

- Gracias Lúthien, Huor también me comentó que si tenía alguna pregunta tú podrías aclarármela.

- Si, ¿tienes alguna pregunta en este momento?- En realidad tengo miles de preguntas.- Eso es normal. Pero no te precipites, las respuestas llegarán a su tiempo.- Lo sé, me lo han dicho desde que he llegado aquí.- La paciencia es una virtud.- Puede que tengas razón, pero me puedes responder algo.- Claro.- ¿Por qué es necesario que me den un nuevo nombre?- Mira, es muy simple en realidad, es una forma de mantener nuestra vida normal y la

vida del credo separado. Además los nombres se dan en la lengua original, es una de las bases del credo y una tradición que se ha hecho desde su fundación.

- ¿Idioma original?- Si, ¿alguna vez escuchaste la historia de la torre de babel?- Conozco los puntos básicos.- Alguna vez te preguntaste ¿qué idioma se hablaba antes de que dios decidiera crear

los demás dialectos?- Realmente nunca me lo he preguntado.- Entonces ahí tienes tu respuesta.

Baje la mirada un momento para analizar su respuesta. Tiene algo de lógica, aunque la torre de babel es un mito, honestamente ya dudo de todos mis conocimientos. Lúthien tomó asiento en el sofá y me pidió que me siente junto a ella. Su presencia realmente me ponía nervioso, pero no era una sensación desagradable. Su elegante vestimenta junto a su hermosa voz eran la combinación perfecta.

- Antes de poder darte tu nueva identidad, debo sellarte.- ¿Sellarme?

- Es un protocolo de seguridad que tenemos en el credo. No te asustes, no es algo muy complejo. Lo único que hago es dejarte una pequeña marca en tu cuerpo, este va a actuar como un filtro que evitará que reveles cualquier información que pueda afectar directa o indirectamente a nuestra organización.

- ¿Es posible hacer eso?- Si es posible, lo verás más a fondo con alguno de tus mentores. Velo como una

clave de seguridad, si alguien trata de acceder a la información que tienes, este sello evitará que eso pasé.

- Es razonable que hagan esto, las grandes empresas hacen firmar a los nuevos empleados un contrato de confidencialidad.

- Si quieres verlo de ese lado… es algo muy parecido.

Lúthien soltó una sonrisa hacia mí. Era imposible decirle que no cuando hacía eso. Aunque igualmente pensé en la situación. Igualmente no planeaba decir algo sobre esto… aunque el hecho de que deba llevar esa marca en mi cuerpo es un poco preocupante. Con un poco de miedo acepte el sello.

- Muy bien Erik, necesito que te pongas de pie y te quites la camisa.

¡Que me ponga de pie y haga qué! Si ella supiera lo que provoca en mí estando en su presencia, no puedo imaginar lo que puede pasar si me encuentro semidesnudo frente a ella. Aunque supongo que lo hace de manera profesional. Acate su instrucción y me pidió que le mostrara la espalda. Segundos después sentí su mano sobre mi hombro derecho. Su mano… ese toque tan suave y seguro, trazó lentamente un camino de mi hombro al centro de mi espalda. La sensación me lleno de gran gozo, lo suave de su piel hacía que me estremeciera por completo. Murmuró algo y un leve calor atravesó mi cuerpo.

- Listo, puedes ver tu marca en el espejo que tienes en el armario.

Camine y efectivamente, en el interior de una de las puertas había un espejo de medio cuerpo. Contorsionando un poco mi cuello logre ver un extraño símbolo que apenas se notaba. Parecía que fui a la playa y justamente esa parte de mí no recibió los rayos del sol.

- Ya que el sello está colocado, ya puedo informarte que tu nombre es Galdor Ciryatan.

- ¿Y cómo es que decidiste mi nombre?- Yo no lo decidí… tu siempre te has llamado así, solo que no lo sabías.- ¿Cómo sabes que ese es mi nombre?- Cuando se coloca el sello tu energía natural suele reaccionar de una manera muy

primitiva. Y así es muy fácil leer tu nombre.- ¿Quieres decir que puedes ver la energía?- No, no soy capaz de verla, pero sí de sentirla… Ya puedes ponerte la camisa.

Sus últimas palabras pusieron mi rostro rojo. Me sentí muy apenado y apresurado me coloque la camisa. Ella simplemente reprimió una carcajada.

13

Vecinos peculiares

Traté de tomar un momento para calmarme y hacer que lo rojo de mis rostro desapareciera. Comencé a caminar por la habitación hasta que tomé asiento en la silla de madera, a unos cuantos metros de Lúthien. Una parte de mí pensó que de esa manera podría tranquilizarme, pero otra parte me gritaba que estuviera cerca de ella.

- Te dejaré en la mesa las normas de conducta dentro del credo. Son básicamente las mismas que cualquier otro lugar, solo te recomiendo que leas la sección de habilidades, si lo haces no creo que tengas ningún problema, También tu horario de entrenamiento.

Empecé a sentirme menos nervioso, y pude dirigirle la palabra.

- ¿Podrías darme un resumen de las reglas sobre las habilidades?- Claro, en si tienes prohibido usar tus habilidades fuera de las áreas de

entrenamiento, o usarlas en contra de algún miembro. También está prohibido hacerlo en el mundo humano, a menos que una situación extrema lo requiera.

- ¿De qué situaciones extremas estamos hablando?- De algo que ponga en peligro tu vida o la integridad del credo.

Ahí fue donde me di cuenta. No se trata de un juego, no es simplemente el conocer mis habilidades y conocer un mundo diferente al humano. Quizás pueda correr riesgos reales.

- No tienes de que preocuparte Galdor, la situación actual es de gran paz. No creo que pases por una situación peligrosa.

- ¿Tú puedes leer mi mente?- El poder sentir la energía de los demás me da una idea de lo que están pensando.- Ya veo.- ¿Quieres dar una vuelta por el cuartel?

No suena como una mala idea. Lúthien Me acompaño a la puerta y mientras caminábamos ella me mostraba y explicaba todo sobre el lugar.

- Sé que las habitaciones no son las más cómodas, pero creo que encontraras lo necesario para descansar un momento. Toda esta área es la unidad habitacional. La mayoría de los miembros descansan aquí, salvo casos especiales. En la planta baja se encuentra la recepción, no hay nada interesante ahí, así que nos saltaremos esa parte del recorrido.

Del lado contrario del elevador se encontraba un pequeño y largo pasillo, al final había otro gran espacio, como si otro edificio se conectará al primero.

- Este es el sector de servicios. En la planta baja encontraras la biblioteca, en el primer piso se encuentran los centros de cómputo y el área de avances tecnológicos ¿te interesaría conocerlos?

- Realmente no soy un gran fanático de las computadoras ni de los libros.- Es un poco triste saber eso. Yo soy una gran fanática de los libros.

Creo que no acabo de darle una buena impresión a Lúthien. Ella es una mujer que gusta de la lectura y yo… apenas y puedo leer unas cuantas páginas de uno.

- Acompáñame, tengo el presentimiento que el área de avances tecnológicos te puede parecer interesante.

Un poco incrédulo la acompañe a un segundo elevador. En el momento en que las puertas se abrieron mi boca quedó totalmente abierta. En los extremos había muchos escritorios y mesas de trabajo, pero eso no fue lo que me sorprendió, fue el traje robótico que se encontraba en el centro. Como un niño pequeño en juguetería, corrí para verlo más de cerca. El diseño era asombroso y hasta cierto punto… muy interesante. Parecía que encajaba perfectamente en el cuerpo de un humano promedio, pero su presencia imponía y denotaba muchísimo poder.

- Nuestro departamento de armamento ha estado trabajando es esto desde hace unos cuantos meses. La idea es cuadriplicar las habilidades del portador, sean las que sean. Ya he tenido la oportunidad de probarlo y es muy efectivo. Pude notar la presencia de una pequeña mariposa que se encontraba a unos 45 kilómetros.

Nunca había escuchado de algo similar. Pero el hecho de lo que puede hacer no me impresionaba, era la estructura en sí. Es como un exoesqueleto humano, no parecía pesado pero a la vez se veía muy resistente a los golpes.

- ¿De verdad no quieres conocer la biblioteca?

No respondí nada, el asombro llenó mi cuerpo y no era capaz de gesticular una sola palabra.

- Al parecer no, sigamos con nuestro recorrido, ya tendrás tiempo para estar aquí.

Lúthien comenzó a caminar y lentamente la alcancé. Tomamos el elevador y regresamos al segundo piso.

- Este piso está asignado para el área de investigación. Pero creo que también lo pasaremos de largo.

El lugar se encontraba repleto de escritorios y gente totalmente entregada a sus trabajos. La mayoría escribiendo en cuadernos, otros cuantos en pequeños círculos de debate y unos últimos frente a su pizarra. Las puertas del elevador se cerraron y nos llevó al siguiente piso.

- Esté lugar quizás te interese. Este es el arsenal, aquí se guardan todas las armas del credo. Si tienes las aptitudes necesarias, puede que pases mucho tiempo aquí. Pero necesitamos un permiso especial para entrar, lamento no poder mostrártelo a fondo.

El elevador nos llevó a nuestra última parada.

- Y en este piso vas a pasar mucho tiempo. Aquí es la cafetería, creo que está de más explicar lo que aquí se hace.

El lugar era muy espacioso, una gran cocina se encontraba al final de la habitación, pero esta llenaba el lugar con un delicioso aroma que no pude identificar. Diversos platillos se cocinaban a la vez pero era provocativa la fusión de todos los olores. Las mesas eran redondas con bancos a su alrededor. Unos cuantos miembros del credo se encontraban comiendo, riendo y sociabilizando. Se parecía mucho a la cafetería de mi universidad… solo que en esta si me apetecía comer.

- Los pisos superiores son restringidos. No te pierdes de gran cosa, ahí se encuentra el departamento de logística, las oficinas de los mentores y cosas por el estilo.

- … Es un lugar bastante acogedor.- Me alegra escuchar que te sientas cómodo. Vamos, regresemos a tu habitación.

Seguí a Lúthien durante todo el camino. Mis ojos no pudieron despegarse de ella. Su caminar era muy seductor y su cabello se movía conforme ella lo hacía. Debo admitir que esa mujer me atraía mucho.

Cuando llegamos a mi cuarto, ella tomo asiento en la silla de madera. Yo me senté al borde de la cama.

- ¿Tienes alguna pregunta?- Me gustaría saber un poco más sobre los miembros del credo.- ¿Qué quieres saber de ellos?- En general ¿cómo son?, ¿cómo llegaron al credo?- Bueno, todos son invitados al credo como ha pasado contigo y en general todos son

muy amables. El carácter de todos es muy diferente y no podría darte una respuesta. Huor es quien sabe más de eso.

Claro, a Huor le gusta mucho eso de leer a las personas. Espero poder hablar con él pronto.

- ¿Tienes alguna otra pregunta?- No, por el momento no.- Entonces te dejaré solo, si quieres puedes recorrer el credo a tu gusto, solo evita los

lugares restringidos o aquellos en los que necesitas algún permiso. Lo sabrás por los colores que hay en las puertas. Verde es de libre acceso, amarillo es necesario un permiso y rojo es restringido.

- Gracias por la información.

- Me da gusto verte Galdor. Y espero que tus vecinos no sean una molestia para ti.- ¿Por qué serían una molestia?- Asómate por la ventana.

Me aproxime a la pequeña ventana a un lado de mi cama.

- ¡No puede ser!

Curiosamente mi habitación se encontraba justo a un lado de una madriguera de dragones. Y aquel dragón que intentó chamuscarme me identifico y no dudo en lanzar otra bola gigante de fuego… No sé cómo sobreviviré con estos vecinos.

14

Combate

Salté a la cama para evitar la bola de fuego. Lúthien solo lanzó una gran carcajada. Creo que la idea de que posiblemente sea asesinado por un dragón le parece muy divertida. Cuando trate de dirigirle la palabra, ella ya había abandonado la habitación. Me senté al borde de la cama y noté que el ambiente había cambiado. El lugar se hizo aún más pequeño y vacío. Creo que Lúthien era quien llenaba ese lugar. ¿Acaso me estoy enamorando? Nunca he tenido una relación estable en mi vida, no he conocido a una mujer que logré hacerme sentir amado. Todas se sentían atraídas a mí por ser tan misterioso, creo que solo generaba curiosidad… aunque no dudo que con Lúthien sea la misma historia… aunque si la hago enfadar no sé de lo que es capaz de hacerme, y no quiero pensar en eso.

Me di cuenta que permanecer en ese cuarto solo generará en mi muchas preguntas que no lograré responder. Así que salí a caminar un poco. Recordando lo que me había dicho Lúthien, busque puertas con una marca verde para poder entrar. No demoré mucho en encontrar algo interesante, parecía ser un entrenamiento, entré a la habitación y sin hacer ruido me pare en una esquina. El instructor tenía un voz muy dura y fuerte, su musculatura no era exagerada pero si muy bien formada. Los cuatro estudiantes prestaban mucha atención a sus palabras. Al parecer trataba de explicar la evolución de un combate… o por lo menos fue lo que entendí. Al ver a ese hombre ahí me recordó mucho a mis aburridas clases en la universidad, espero que aquí no sea igual.

Después de la explicación los alumnos se colocaron en parejas. Dos de ellos se ubicaron a un lado mío, los otros dos tomaron el centro de la habitación. Después de la indicación ambos comenzaron a pelear. No era algo realmente llamativo, ese tipo de enfrentamientos los puedes encontrar en cualquier lugar. Pasados unos minutos el instructor da la indicación de pasar al siguiente nivel… ¿siguiente nivel?

El combate se tornó más emocionante, las habilidades de ambos cambiaron radicalmente, lucían como luchadores profesionales de artes marciales mixtas. Ninguno de los dos parecía tener una ventaja sobre el otro, su fuerza, velocidad, precisión y técnica eran impresionantes. El instructor dio la señal para avanzar al siguiente nivel. Si ya era un escenario impresionante, no puedo creer que pueda escalar a algo más.

Me quede con la boca abierta al verlos luchar, movimientos así solo los había visto en las películas, pero ahí son falsas, ensayadas, coreografiadas. Pero aquí eran reales, los saltos, patadas y golpes los ejecutaban a la perfección. Varios movimientos no logré apreciarlos por la velocidad del combate. Y por una última vez el instructor da la indicación de avanzar al siguiente nivel. ¡Pueden hacer aún más!

En el acto, uno de los contrincantes saltó sobre el otro, tomándolo de los hombros y elevando sus piernas al techo. Por instante se mantuvo ahí, dejo caer su cuerpo y lanzó a su

rival al otro lado de la habitación. Él, en reflejo, extendió sus piernas y aterrizo en la pared, amortiguando el impacto y a su vez, utilizándolo para impulsarse. Con gran fuerza por parte de sus piernas se lanzó a su oponente, logró abrazarlo por la cintura, derribándolo e inmovilizando sus piernas. El impacto contra el suelo fue brutal. El instructor detuvo la pelea y felicitó a sus estudiantes.

¡¿Cómo es eso humanamente posible?! Aunque ya tengo la noción de la existencia de la magia, aun no logro entender por completo su gran potencial. Aunque las palabras del instructor me dejaron más sorprendido. “Esos son los primeros niveles de combate, con entrenamiento y dedicación lograran llegar a los niveles más altos”

¡Son solo los primeros niveles! No lo puedo creer. Mi mente no pudo generar la imagen de quienes dominan a la perfección esas habilidades. Después un sentimiento de angustia invadió mi cuerpo. Nunca he sido una persona violenta, siempre me he librado de mis problemas con el uso del sarcasmo… y no creo que el sarcasmo sea un rival para esos golpes. Si esto es parte de mi entrenamiento mi expectativa de vida se acaba de reducir considerablemente.

El profesor notó mi presencia y se aproximó a mí.

- ¿Nuevo en el credo?- …Sí.- ¿Qué te pareció el combate?- Fue algo que nunca creí que fuera humanamente posible.- Pues no lo es. Estos estudiantes tienen habilidades afines al combate cuerpo a

cuerpo. Es por eso que pueden hacer cosas como las que acabas de presenciar.- ¿De qué habilidades estamos hablando?- Uno de ellos es capaz de soportar el dolor, no importa que tan intenso sea, sus

ejercicios de calentamiento son tan intensos que fácilmente harían que una persona no se pudiera mover. Su contrincante tiene la habilidad de ralentizar el tiempo, es como si viera todo en cámara lenta, le da la ventaja porque con ese tiempo extra puede ejecutar movimientos complicados con mayor precisión, además de una evasión superior a la del promedio.

- ¿Gracias a eso es que pueden luchar como lo hacen?- Si, aunque solo estás viendo a estudiantes de nivel básico.- ¡Nivel básico!- Si, aun les falta mucho por aprender. Por cierto ¿cuál es tu habilidad?- Aun no lo sé.- Es tu primer día. Bueno déjame ser el primero en darte la bienvenida, mi nombre es

Elrohir. ¿Quieres intentar tu suerte en un combate?

Sus simples palabras ya generaron un golpe en mi interior bastante doloroso. ¡Cómo espera que sobreviva a un combate a ese nivel!

- No, gracias.

- Vamos no seas tímido. Puede que te conviertas en un excelente luchador.

Elrohir me empujó lentamente al centro de la habitación, se colocó en posición de combate. El sudor recorría mi frente y los nervios tomaron el control de todo mi cuerpo.

- No voy a lastimarte, lo prometo. Solo me defenderé.

Aunque eso me alivió un poco, no era capaz de dar un paso, mis piernas temblaban. Esperaba con toda mi alma que el dicho de la curiosidad mato al gato no se haga presente aquí.

- Vamos, no tengo todo el día.

Trague un poco de saliva, y me dispuse a atacar. Torpemente corrí hasta el instructor lanzando un golpe directo a su cara, él simplemente se agacho, colocando su hombro en mi abdomen, y al levantarse me lanzó por el aire, dejándome caer directamente al suelo. Había perdido el aire de mis pulmones, mi espalda gritaba de dolor, la habitación comenzó a dar de vueltas y no era capaz de levantarme. Creo que prefiero luchar contra libros que contra personas.

Elrohir se acuclilló a mi lado.

- Veo que el combate no es una de tus habilidades.- … Usted cree.- Pero al menos aprendimos algo el día de hoy.- ¿Qué la gravedad duele y mucho?- Aparte de eso, aprendiste que eres capaz de intentar nuevas cosas.

No sabía se considerar sus palabras como un elogio… o como un insulto a mis nulas habilidades en la pelea.

- En cuanto te recuperes, te puedes retirar.

Mi mente tenía una necesidad enorme por golpearlo… afortunadamente lo reconsideró. Poco a poco me levanté del suelo y me senté en una esquina. Observé el combate de los otros estudiantes. Era sorprendente verlos en acción. Una pequeña envidia nació en mí, quisiera poder hacer eso… aunque no creo tener las aptitudes para lograrlo… ni el cuerpo… ni la resistencia al dolor… espero que si tengo una habilidad no incluya un acto de violencia física.

15

Compañeros

Cuando terminó el entrenamiento, uno de los estudiantes se aproximó a mí.

- ¿Quieres ir a comer algo a la cafetería?- No tengo mucho apetito.- No seas tímido, después de tu combate con Elrohir te caerá bien.- No considero que eso haya sido un combate.- Y créeme que te trató con delicadeza, vamos a la cafetería, yo invito.

No perdía nada con ir, acepte su amable oferta y con un paso un poco lento por el dolor de mi espalda llegamos a la cafetería y tomamos una mesa.

- Entonces eres nuevo en el credo.- Así es.- Los primeros días siempre son los más difíciles, no conoces a nadie y saber que

todo esto existe es un poco imponente.- No es tan difícil.- Qué bueno que lo veas así. Entonces cuando inicie tu entrenamiento no va a ser una

tortura.- ¿Es muy exigente el entrenamiento?- Comúnmente lo es, pero todo depende de tu habilidad. Por ejemplo, en mi caso si es

muy rudo para muchos.- Sino mal recuerdo, tu eres incapaz de sentir dolor.- Exacto, es por eso que pueden exigirme más que a los demás, también me da una

ventaja en combate cuerpo a cuerpo.- Tengo una pequeña pregunta, si no puedes sentir dolor ¿Cómo sabes que tienes

alguna herida de gravedad?- Ese es mi problema, no lo sé. En una ocasión me rompí la tibia y el peroné en tres

partes y me di cuenta dos días después ya que mi pierna se partió a la mitad por completo.

- No puedo creerlo.- Ni nadie de mi familia o amigos… creo que es por eso que decidí unirme, ellos me

entienden y me ayudan a entender mejor mi cuerpo para cuidarlo y evitar accidentes como ese. Por cierto ¿por qué decidiste entrar?

- Realmente no lo sé, tengo mucha curiosidad por saber de mi habilidad.

Traté de hablar sobre el libro rojo que había encontrado, pero mi lengua no reaccionaba. Lo pensé por un momento y creo que es mejor mantener eso en secreto lo más posible, o por lo menos hasta que alguien me mencione algo sobre el libro.

- Es comprensible, comúnmente los que tienen habilidades no físicas están aquí por esa razón. Es más difícil saber de tu poder cuando no tienes un contraste con los demás.

- Puede que tengas razón.- Donde están mis modales, mi nombre es Finrod Tîwele.- Erik, mucho gusto.- No, lo que quiero saber es tu nombre, el que te ha dado el credo.- … Galdor Ciryatan.- ¿Aún no sabes cuál es tu habilidad?- No, apenas llegue hace unas horas.- Bueno, hoy en la noche lo sabrás, el proceso para saber tu poder es un poco cansado

y prefieren hacerlo antes de dormir para que puedas conocer el credo.- Al parecer tienen muy bien organizado todo.- Teniendo en cuenta que el credo opera desde hace muchos años, creo que han

aprendido a tener todo bajo control.

Una organización con tal experiencia y poder… me es difícil creer que se han podido mantener en secreto durante tanto tiempo. Y aun no sé nada de su forma de operar, ni de sus métodos para cumplir su objetivo… aunque solo me lo han mencionado muy vagamente. Creo que es mejor que empiece a investigar sobre el tema… aunque pienso que es mejor esperar a que me digan cuál es mi habilidad.

Finrod fue a la cocina para ordenar su comida, me dejó solo en la mesa con mis pensamientos. Por fin tenía un momento para reflexionar un momento… ¿por qué estoy haciendo esto? No creo que sea solamente mi curiosidad, existe algo más pero no logro saber lo que es, con cada cosa que descubro de esta vida, me doy cuenta que puedo correr un riesgo real, además desconozco mucha información que puede ser de importancia, pero aun así… aquí estoy, sentando con una gran sensación de emoción. Algo raro me está pasando.

Por un extraño motivo a mi cabeza llegaron recuerdos sobre mi familia, mis pocos amigos, de mi vida… de cómo siempre me he quejado sobre lo aburrido que es vivir, siempre criticando a los demás, nunca tomando la iniciativa para hacer algo nuevo, ¿por qué lo estoy haciendo ahora?

Mi charla conmigo mismo fue interrumpida por tres personas que tomaron asiento en la mesa. Finrod tomó asiento y me presento con lo demás.

- Galdor, ellos son Fëanáro Elanessë, Merenwen Tinúviel y Nindë Lossëhelin.

Todos ellos comenzaron a hablar, charlar y reír, yo solo me dispuse a escuchar. La cercanía que tenían era algo único, como si fueran hermanos o incluso algo más íntimo. Fëanáro era alto, de cabello lacio un poco largo, con facciones muy afiladas, delgado pero que demostraba una gran fuerza física, su vestimenta constaba de una armadura muy ligera y una especia de arnés de seguridad a la altura de su pecho. Merenwen era una chica que no

sabía dejar de hablar, su risa podía escucharse en toda la cafetería… sino es que en todo el credo. Su cabello largo y ondulado cubría uno de sus ojos pero nunca su sonrisa. Nindë por lo contrario, tenía el cabello corto, sus ojos portaban unas enormes ojeras, como si nunca hubiera dormido en su vida, los dedos de sus manos eran largos y muy estilizados, parecían las manos de una pianista, siempre se tomaba su tiempo antes de responder, elegía cuidadosamente sus palabras. Noté que Finrod era el chico positivo del grupo, siempre con un gran ánimo y energía, aunque no con una gran capacidad intelectual, siempre pedía una explicación sobre cualquier tema de conocimiento general.

De momento la atención se centró en mí. Las preguntas eran las estándar; mi nombre, edad, profesión… esas molestas preguntas que no tienen relevancia pero al parecer es un protocola social que se debe acatar. Fëanáro me miró detenidamente:

- ¿No te había visto antes?- Realmente no lo creo.- ¡Si claro! Tú eres quien mi dragón trató de chamuscar.

Así que él es el dueño de mi más posible causa de muerte.

- No te lo tomes como algo personal, los dragones son un poco temperamentales, debió ver en tu algo que le molestó.

- Pero si nunca he convivido con él.- Ellos tienen la capacidad de saber las habilidades de un humano, quizás tú puedas

hacer algo que a él le moleste.

Genial, ahora voy a ser odiado por todos los dragones que habitan en el credo. Como si no tuviera ya suficientes problemas. El ritual de la comida se tornó como cualquier otro, hablando de temas triviales y sin importancia. Cada uno se despidió de mí haciéndome saber que quieren verme de nuevo. El último en irse fue Finrod.

- No seas tan callado, todos aquí tenemos algo en común. Y si necesitas algo, cualquier cosa, sabes que siempre puedes contar conmigo Galdor.

Aun no me acostumbro a que me llamen por ese nombre. Pareciera que le hablan a otra persona, que mi pasado no es importante, que puedo ser una nueva persona, crear mi propia historia. No lo sé, iniciar desde cero suena como una tarea agotadora… pero puede valer la pena intentarlo.

Sin darme cuenta la luna iluminaba los pasillos del credo, el ambiente era muy tranquilo y la vista era única. Las paredes de cristal reflejaban los pocos rayos de la luna, alumbrando cada rincón su tenue resplandor. El lugar parecía ser frio, pero era solo una ilusión, una brisa muy cálida atravesaba desde la cafetería hasta la planta baja, acobijando a todos para que ocupen sus habitaciones. Acepté la sublime propuesta. Al llegar a mi cuarto, Lúthien se encontraba sentada en el borde de la cama… Mi mente generó un escenario bastante peculiar… escenario que no pienso compartir con nadie.

16

Te veo

- Hola Galdor, noté que comenzaste a hacer amigos.

Mi mente se mantenía ocupada pensando en Lúthien, aunque no exactamente en lo que me había dicho, veía como movía su boca, como sus labios se tocaban entre ellos, como sus manos reposaban delicadamente sobre sus rodillas, un mechón de su cabello le cubría parte del rostro, con su mano gentilmente lo colocó detrás de su oído…quedé totalmente fascinado con la vista… y con mis pensamientos.

- ¿Te encuentras bien?

Aun no logré reaccionar. Quería sentir su cabello, su cuello, su piel, que su voz me abrazará y recorrer todo su…

- ¡GALDOR!- Si- ¿De verdad te encuentras bien?- Sí, sí, estoy bien.- De acuerdo, ven aquí, siéntate a mi lado, tenemos que hacer una última cosa el día

de hoy.

Honestamente después de mi pequeño combate con Elrohir, la idea de estar cerca al final del día suena como un excelente remedio. Caminé lentamente y tomé lugar a su lado. Noté que detrás de ella había un portafolio, el mismo que portaba cuando llegué aquí.

- Ya tengo el análisis de las habilidades que tienes, pero descubrí que por alguna razón las tiene bloqueadas, o por lo menos en parte.

- ¿Qué quieres decir con bloqueadas?- No estoy muy segura, pero en algún punto de tu vida alguien puso un sello en ti,

algo muy similar a lo que yo he hecho, pero esto es para que no puedas usar tus habilidades por completo.

- ¿Existe alguna manera para remediarlo?- Sí, es por eso que estoy aquí, el proceso de es muy complicado pero si puede ser

muy cansado para ti.

No dije una palabra, su voz me hipnotizaba, solo asentí con la cabeza. Me contesto con esa linda sonrisa. Abrió el portafolio y pude ver su contenido; un montón de collares, piedras, gemas y otros objetos pequeños que no pude identificar. Tomó una pequeña roca de color rojizo y la puso en su mano.

- ¿Qué vas a hacer con eso?

- No te preocupes Galdor. No planeo hacerte daño, pero necesito de esto para liberarte de tu sello.

Abrió su mano frente a mí y la pequeña roca comenzó a brillar con una energía única, es como si estuviera viva.

- ¿Cómo es que…?- Es mi habilidad, puedo manipular la energía, en este portafolio cargo mis

herramientas de trabajo.- ¿Usas estos objetos para manipular la energía?- No exactamente, los uso para concentrarme en un tipo de energía en específico, o

para realizar una acción en concreto. A estos objetos se les conocen como Daimus, se tratan de pequeños amuletos que poseen parte de mi energía e interactúan con su entorno de diferente manera dependiendo del material del que estén hechos. Por ejemplo, lo que tengo en mi mano es un trozo de granate, y me ayuda mucho a manipular cantidades mínimas de energía con una gran precisión.

Cerro suavemente su puño, envolviendo la pequeña piedra, pero su resplandor se colaba entre sus dedos. Me puse un poco nervioso. Lúthien me pidió que cerrara los ojos, obedecí y puso su mano en mi pecho. En un principio solo sentí su cálida mano sobre mí, pero poco después la sensación cambio, era como si una pequeña Lúthien caminará dentro de mi ser, buscando algo, inspeccionando toda mi alma. Un par de minutos pasaron hasta que un leve golpe me hizo abrir los ojos.

- Listo, he retirado el sello, puedo decirte exactamente cuál es tu habilidad, pero quiero ver si tú mismo lo puedes descubrir.

No fue difícil descubrirlo por mi cuenta, al abrir los ojos nada sería normal otra vez, era impresionante, único e imposible. Me tomó otro par de minutos el poder procesar lo que estaba pasando. Mire mis manos y las examiné cuidadosamente, después regresé la mirada a Lúthien. No podía creerlo, podía verla… verla de verdad.

Si para mí fue difícil de entender, es aún más difícil de explicar. Ya no podía ver al mundo como cualquier otro, existían muchos elementos nuevos, de las personas emanaba una especie de humo de cierto color, con una forma determinada e incluso una textura, de los objetos inanimados era capaz de ver hasta sus partes más diminutas sin necesidad de aproximarme a ellos, en el aire logré ver rastros de otras personas… como si dejarán una forma en los lugares en donde estuvieron, puedo decir hace cuanto fue, quien era y hacia donde se dirigía.

El humo de Lúthien era de un color rosado, muy cercano al rojo, de un brillo muy tenue pero claramente visible con una textura muy suave, casi como terciopelo. Su movimiento era muy armónico y constante, aunque lo único que no entendí fue una presencia amarilla que parecía que la abrazara todo el tiempo.

- Entonces, Galdor ¿Cuál es tu habilidad?

- … Puedo ver lo que otras personas no pueden.- Puedes ver la energía natural de todo lo que te rodea. Cuentas con otras habilidades

más, pero esas las descubrirás con el paso del tiempo.

Me encontraba maravillado por esto, nunca me imaginé que sería posible algo así. Pero el gozo se transformó rápidamente. El cansancio se apoderó de mi cuerpo casi dejándome inconsciente. Estuve a punto de caer al suelo, pero Lúthien me abrazo para evitarlo, puso su mano en mi pecho una vez más y sentí un pequeño golpe. Cerré y abrí los ojos… ya no podía ver, no me encontraba ciego pero… las energías ya no las podía percibir.

- Tranquilo Galdor, no le exijas mucho a tu cuerpo, aun no estás acostumbrado.- Creo que ya lo noté.

Lúthien Retiró su mano y me abrazo muy suavemente, una mano me tomó por el abdomen y la otra por la cabeza, haciéndome que me acercará a ella, lo hacía con mucha delicadeza, deje caer lentamente mi cuerpo hasta que me recosté en sus piernas. Los ojos me dolían y el cuerpo apenas me respondía.

- Cierra los ojos Galdor, necesitas descansar un poco.

No objeté, dejé que su hermosa voz me cubriera. No entendía lo que me decía, pero con ese tono tan dulce de decir las cosas, el significado es lo menos importante. Puso dos de sus dedos en mi frente y comenzó a moverlos de manera circular, muy suavemente. El movimiento me relajaba y me estaba quedando dormido poco a poco. Entre abrí los ojos por un momento y ahí estaba. Mirándome dulcemente… cuidándome.

Siempre con esa pequeña sonrisa que podría alegarle el día a cualquiera, no sé qué tiene esta mujer, pero me gusta estar con ella.

- Cierra los ojos.

Sucumbí a su enorme hechizo. Cerré mis ojos una vez más, y en ese momento caí en un sueño realmente profundo. En él, solo podía ver a Lúthien, tan hermosa como siempre, a mi lado, abrazándome, acariciándome, susurrándome al oído. Sentía su piel tan suave, su cabello con ese aroma casi seductor. Pero lo que yo quería saber era el sabor… el sabor de sus labios.

Quería aproximarme a ella, atraparla entre mis brazos, que nuestros corazones se sincronicen y que el único idioma que hablemos, sea el de un beso. Realmente quería probar el sabor de aquella dulce y tierna voz.

Perdido en mi sueño, la noche siguió su curso. Ojala esa noche durara para siempre, ya que la mañana siguiente… fue un verdadero tormento.

17

Entrenamiento

Mi cuerpo descansaba con la bella imagen de Lúthien, pero pronto fui interrumpido por un fuerte golpe en la puerta, mis ojos se abrieron y mis pupilas se trataban de adaptar a la luz. Aun me encontraba agotado por lo sucedido ayer. Miré alrededor, pero no había nadie. Creo que Lúthien se fue justamente cuando me quedé dormido. La persona al otro lado de la puerta seguía necio e insistente, pero planeaba ignorarlo por unos momentos más… que gran error.

Momentos después alguien derribó mi puerta.

- ¡Es hora de tu entrenamiento y no planeo tolerar a holgazanes!

Su voz me taladraba la cabeza, con un aire de gran prepotencia y arrogancia gesticulaba cada una de sus palabras. Por el rabillo del ojo logré verlo. De baja estatura, cabello corto, una cicatriz en el rosto, su atuendo era el de un militar, adornado con muchas medallas en su pecho y siempre con una postura recta e inamovible. Cubrí mi cabeza con las sabanas con la firme intención de no prestarle atención.

- ¡No tengo tiempo como para perderlo contigo!

Una extraña sensación llegó a mí, no sobre mi cuerpo… parecía que había montado una alfombra voladora. Cuando miré para ver qué era lo que sucedía, me quedé asombrado. Mi colchón había levantado vuelo y seguía a esta persona. Intenté bajarme del improvisado transporte, pero este se ondulaba de tal forma que siempre perdía el equilibrio, haciendo imposible un posible escape.

Fue así que me llevo por todo el credo hasta llegar a una habitación ubicada del otro lado del pasillo en el mismo piso. El colchón me lanzó al suelo al haber llegado a mi destino, asegurándose que fuera mi rostro el que impactará en el suelo. En el lugar se encontraban otros cuantos estudiantes, Merenwen y Nindë se encontraban ahí.

- Buenos días a todos, el motivo de mi tardanza es que su nuevo compañero tuvo el honor de ser escoltado por mí. Esperemos que sea la primera y última vez que suceda un evento de esta naturaleza.

Solté un par de maldiciones entre dientes. Me recordaba un poco a mi profesor de literatura, solo que aquí la corta estatura del soldadito no me impresionaba para nada, hasta me dio la impresión de poder vencerlo en un combato cuerpo a cuerpo.

- Siguiendo con el protocolo habitual, debo presentarme. Mi nombre es Lólindir Elensar, Seré quien guie su entrenamiento en la manipulación y uso de la energía en general. Ustedes están aquí por su ineptitud para el combate físico.

No podía creer que una persona tan pequeña, pudiera causar tanto desagrado y repulsión en tan poco tiempo. Con alguien como él, creo que empiezo a extrañar a Omar.

- Pero, si se muestran como reclutas dedicados, puede que logren dominar mejor sus habilidades y así salvar la vida de alguien más. Ese es mi único objetivo. No seré blando con absolutamente nadie, y no me interesa en que ramal van a terminar.

¿Ramal? ¿De qué está hablando?

- Debido a que el grupo acaba de aumentar en su población, le he pedido a un miembro de alto rango que nos asista en esta clase… para evitar que alguno de ustedes mate a un compañero o se maten ustedes mismos.

¿Puedo morir en este entrenamiento? ¿De qué se trata? Si él dijo que solo es el manejo de la energía. No le encuentro un motivo por el cual podamos matar a alguien, y mucho menos infligirnos daño propio. Una leve angustia me invadió, haciendo que toda mi atención estuviera en él. Pero esta fácilmente se esfumo al ver a quien nos ayudaría durante el entrenamiento. Era Lúthien, quien entró con su característico caminar hasta ponerse a un lado de Lólindir.

Creo que había encontrado un motivo para que este entrenamiento sea más ameno. Lólindir Nos ordenó que tomáramos asiento individualmente en el suelo, a cada uno se le entregó un pequeño cojín. Una vez acomodados, se nos indicó que cerráramos los ojos y nos relajáramos… ¡Es en serio! Una miniatura de persona con el ego súper elevado me va a dar una clase me relajación y meditación, esto debe ser una broma, pero preferí seguirle el juego un rato más.

Entre abrí un ojo para ver a Lúthien, ella caminaba entre nosotros y colocaba su mano derecha en la espalda de algunos, siempre con una sonrisa en el rostro y ese caminar tan suave…

Sentí una presencia bastante incómoda. Y supuse que me había metido en un pequeño problema, abrí lentamente los ojos, solo para encontrar el rostro de Lólindir a unos cuentos centímetros de mí con una cara de pocos amigos. Por unos segundos nadie dijo nada.

- ¿Crees que se trata de un juego?- Dependiendo de su definición de juego.- ¡No estoy dispuesto a soportar a un irreverente sin disciplina!- Si no quieres, no tienes que hacerlo.- ¡Te acabas de ganar el premio mayor, hoy entrenaras conmigo personalmente!

Con movimientos muy bruscos pero a la vez exageradamente preciosos, tomó asiento frente a mí.

- Muéstrame que es lo que puedes hacer.

Su voz me retaba, pero no entendía que es lo que esperaba que hiciera. Me quede quieto por un momento, seguido de un fuerte grito:

- ¡Acaso no eres capaz de hacer algo!- No entiendo que es lo que quieres que haga.- ¡LO QUE SEA!

Si lo único que pide es lo que sea, se lo daré. Cerré los ojos intentando el poder ver como en la noche anterior… pero no pasaba absolutamente nada, su mirada no dejaba de hostigarme, vigilando cada movimiento de mí ser. Pasados unos minutos volvió a gritarme.

- ¡Estoy esperando!- Yo puedo ver de una manera diferente.- ¡Pues demuéstralo!

Una gran frustración se acumuló en mí ser, sabía que podía hacerlo, pero no tenía ni la menor idea de cómo hacerlo. Tensé mi cuerpo, apreté mis ojos, me concentré, respiré profundamente, pero nada detonaba mi habilidad.

- ¡Es por eso que estas aquí, para aprender a activar tu habilidad en el momento oportuno! Pero si sigues con esa actitud tan nefasta, no serás capaz de controlar absolutamente nada.

- Pues que espera que haga, la única instrucción que me ha dado es que me siente y me relaje.

- Una simple instrucción que no has podido acatar ¿y quieres que te dé más instrucciones?

Al parecer, dialogar con él es algo imposible, no tengo otro remedio que hacerle caso. Volví a cerrar mis ojos y lentamente dejé que mi cuerpo se relajará, musculo por musculo, con el tiempo, todos mis pensamientos se vaciaron uno a uno. Cuando por fin sentí que mis ojos ya no eran como antes, me emocioné, podría callarle la boca al soldadito de plomo… pero las cosas resultaron un poco diferentes. Un calor que podría derretir el mismo metal trazó un camino desde mi pecho hasta mis ojos, haciendo que mi cuerpo se debilitará rápidamente, me quedé totalmente ciego por un instante y deje salir un agudo grito de dolor. Lólindir me golpeo en el estómago, haciéndome caer inconsciente al suelo. En mis últimos momentos de lucidez escuché que Lúthien trato de acercarse a mí para ayudarme, pero fue detenida por Lólindir. Al parecer él solo me miraba en mi agonía y no planeaba hacer nada. Mis piernas no respondían, mi cabeza estallaba del dolor y sentí una lágrima que recorrió mi mejilla hasta caer al suelo. Inmediatamente mi corazón se aceleró, y una gran punzada en el estómago fue mi último sentir para después, dejar caer mi cuerpo en contra del suelo y perder toda percepción del mundo que me rodea.

18

Esfuerzo

Cada parte de mi cuerpo gritaba de dolor, era incapaz de pensar o de entender lo que me rodeaba. Podría jurar que me desmayé por varios días, pero una melodiosa voz me informó lo contrario.

- Levántate y vuelve a intentarlo.

Maldito Lólindir, si él estuviera en mi lugar entendería que no es tan fácil levantarse después de caer inconsciente… ¿Por qué me golpeó?

- Escuchen todos, éste fue un claro ejemplo de lo que pasa si no controlan el flujo de su energía, si la dejan salir de un solo golpe y no tienen la resistencia adecuada, su cuerpo colapsará dejándolos totalmente vulnerables al ataque enemigo. Afortunadamente Lúthien y yo tenemos la capacidad de bloquear la emanación de su energía, así podemos evitar que se hagan daño. Lo más importante de todo es el control, el equilibrio perfecto entre la resistencia de su cuerpo y la energía que manejan.

Mientras me reincorporaba, todos los estudiantes me miraron; unos cuantos con burla, otros con gran terror y unos más analizaron mi error para no cometerlo. Al parecer será más difícil de lo que creí controlar mi poder. Una vez sentado y listo para intentarlo una vez más, Lólindir tomó lugar frente a mí y me pidió que lo intentara nuevamente.

Su mirada inexpresiva junto con el ambiente de tensión en ese momento me hizo sentir un poco temeroso, no quería pasar otra experiencia igual de dolorosa, aunque él estuviera para evitar que me hiciera un mayor daño, no quita el hecho de la agonía que podría experimentar.

Lentamente cerré los ojos y me concentré, cuando sentí ese calor dentro de mí no dejé que se propagará por todo mi cuerpo, como un minero, tomé una pequeña parte, y la movía lentamente con mi mente hasta llegar a mis ojos. Una vez ahí, busqué un lugar en donde me sintiera cómodo para depositar esa energía. Abrí muy lentamente los ojos, evitando que mis pupilas reaccionaran muy rápido. Miré primero al suelo y poco a poco levanté la mirada hasta poder ver a Lólindir.

Una cortina de humo verde lo rodeaba, pero parecía no moverse, como si el humo estuviera congelado, su textura era lisa y sin ninguna imperfección. Al parecer esto que puedo ver tiene que ver con la personalidad de la persona… o por lo menos eso era lo que deducía.

Era complicado mantenerme en ese estado, constantemente debía estar al tanto de todas mis emociones, si alguna de ellas llegará a dominar mi cuerpo, era obvio que podría colapsar.

- ¿Qué es lo que ves?

Me preguntó Lólindir con su voz tan autoritaria y dura. No me apresure en contestar, deje que las palabras salieran por su cuenta.

- Una masa de humo que lo envuelve.- Muy bien. Regresa a tu estado normal, el entrenamiento para ti ha terminado.

Quise obedecer esa orden, pero quería ver a Lúthien. Giré la cabeza pero no contaba con la presencia de los demás estudiantes. Una cantidad enorme de colores, formas y texturas invadieron mis ojos, haciéndole sentir un puñado de dagas que atravesaban mi cabeza. Por un segundo perdí el control antes de regresar a mi estado natural.

- Sigues sin acatar órdenes, eso podría matarte un día.

Me cubrí los ojos mientras que mi diminuto profesor se retiraba con otro estudiante. Cualquier rastro de luz me incomodaba, me sentía fatigado y un poco molesto. Era claro que ya entendía el cómo activar mis ojos, pero algo debo estar haciendo mal para no hacerlo mejor. Me frustraba la idea de que nunca me digan nada, si ellos son nuestros profesores, su deber es suministrar información. Pero sólo nos cuidan como niños pequeños mientras experimentamos cosas nuevas.

Uno a uno los estudiantes abandonaban la habitación conforme se les indicaba. No me molesté en conocer sus nombres ni nada. Era ya difícil ser parte del credo, la idea de socializar no era de mi agrado, cada quien tiene sus propios problemas y con esto, seguramente existen personas con el ego súper elevado que intentarán ayudarte en todo. Pero lo único que hacen es empeorar las cosas, los consejos que puede dar uno son totalmente personales y basados en experiencias propias, aunque la situación sea similar, la persona no lo es, cada quien es único e irrepetible.

Sin darme cuenta, me quedé solo en ese cuarto, mis pensamientos eran capaces de llenar la habitación. Y fue así hasta que llegó Finrod.

- ¡Galdor! Ya terminó el entrenamiento ¿quieres ir a comer algo?- No tengo mucho apetito que digamos.- Vamos, no seas así, no existe nada mejor que una sopa caliente para recobrar la

energía.

Creo que no aceptará un no por respuesta. Me tambaleo para ponerme en pie y muy por detrás seguí a Finrod hasta la cafetería, tomando la misma mesa que en la otra ocasión.

- ¿Qué tal te fue en el entrenamiento?- Pudo irme peor.- ¿En serio? Muchos dicen que el manejo de la energía es la disciplina más compleja

de todas, e incluso la más peligrosa.- A mí me aterra más la idea de pelear cuerpo a cuerpo.- Eso es muy fácil. Golpeas y no dejas que te golpeen. No tiene gran ciencia.- Visto de esa manera, puede que tengas razón.

- Yo no tengo ninguna afinidad con nada relacionado con la energía, y no digo que me gustaría tenerla, pero es mucho más vistosa que simplemente no sentir nada de dolor.

- ¿A qué te refieres?- Me refiero a que parece que no estás disfrutando de esto. Que incluso es una

pesadilla para ti.- No creo que puedas comprender lo doloroso que es.- Tienes razón, no lo puedo comprender, lo que si comprendo es que si algo te gusta,

te apasiona o por lo menos, te da curiosidad, haces lo que sea para seguir ahí. Y aquí estas tú, quejándote de todo en lugar de disfrutar de cada momento.

- Créeme que lo disfrutaría si no fuera que un enano con complejo de napoleón fuera a quien le estoy encomendando mi vida.

- ¿A qué te refieres? Lólindir es de las personas más talentosas en el credo, sólo es superado por unos cuantos de alta elite… como Huor por ejemplo.

- Pero la idea de soportar su carácter no me agrada en lo absoluto, es prepotente, mandón, autoritario.

- Entonces sólo te estás quejando por su forma de ser… déjame preguntarte algo, ¿crees que tú tienes un carácter insoportable?

- Seguramente sí, para muchas personas, pero eso nunca me ha importado.- Entonces, si nunca te ha importado que tú seas insoportable para los demás, a mi

parecer, no tienes motivo para quejarte del carácter de quienes te rodean.- … Explícate.- Es simple, todos los que están cerca de ti, tienen que soportar tu manera de ser,

incluso tus amigos lo hacen y aun así están a tu lado. Y tú no eres capaz de tolerar a los demás por su forma de ser, desde mi punto de vista es un poco contradictorio.

Finrod siguió hablando, repitiendo la misma idea una y otra vez. Al parecer las habilidades verbales no son lo suyo. Pero tiene algo de razón… Cristian me ha soportado siempre mi manera de ser tan seca y repulsiva sin decir una sola queja… y yo solo pasé un par de horas con el soldadito de plomo y ya le tengo un sentimiento de desprecio… ¿Cuántas personas realmente me desprecian por mi forma de ser? Seguramente el número es muy elevado… pero así es mi forma de ser, y no pienso cambiar solo por ellos… ¡Pero qué estoy pensando! Nunca he tenido la intención de cambiar mi forma de ser y ahora llega este sentimiento de culpa, estar en el credo me está cambiando y eso no me gusta, pero por más que odie estos cambios… quiero saber de lo que podría ser capaz de hacer y no pienso renunciar en este momento.

Pero necesito respuestas, supongo que el único que me las puede dar es Huor. Aunque en ese momento me sentía realmente agotado. Me despedí de Finrod y me fui a mi habitación donde fui recibido con una enorme llamarada proveniente de mi ventana.

- También es un gusto saludarte… estúpido dragón.

Me tumbé en la cama para descansar un poco… ¿Es necesario que cambie mi forma de ser?

19

El crudo presente

A la mañana siguiente curiosamente me desperté antes que el soldadito enano tocará la puerta. Me preparé y Salí a la misma habitación de ayer. Para mi sorpresa había una nota. “Hoy el entrenamiento queda suspendido, suertudos todos ustedes, pero mañana tendremos que recuperar el tiempo. - Lólindir Elensar”

Un evento demasiado oportuno para mí, sin perder el tiempo fui a la oficina de Huor. No creo que tenga alguna excusa para no darme respuestas. Fui recibido inmediatamente, esa oficina tan pretenciosa con su escritorio y sillas dignas de un dirigente siempre hacen que me sienta un poco… pequeño.

- Galdor, me han dicho que me buscabas.- Es cierto.- Dime, en que puedo ayudarte.- Tengo un par de preguntas.- Si me es posible, las responderé, por favor, toma asiento.

Accedí a su propuesta y ocupé una silla justo delante de él. Tomé un momento para formular mis preguntas y comencé.

- ¿Por qué existe el credo?- Interesante… existe porque es necesario.- No quiero respuestas tan vagas, sea más específico por favor.- Lo verás a su tiempo, también tenemos una biblioteca donde puedes obtener esa

información.- Quiero que me lo diga usted, con sus propias palabras.

Huor se sorprendió por mi actitud y reprimió una pequeña carcajada.

- El credo es una parte fundamental en el equilibrio general de la tierra. Si no fuera por nosotros, otras personas podrían aprovechar su gran poder para hacer lo que les plazca.

- ¿De quienes estamos hablando?- … de otras organizaciones, son muy parecidas al credo, ellos entrenan y reclutan a

personas con habilidades especiales.- ¿Qué nos hace diferente de las otras organizaciones?- En el caso del clan, ellos buscan el control de sus antiguas tierras para sus propios

propósitos, no solo por el control, esas tierras tienen algo que ellos quieren que podría ser muy peligroso para el resto del mundo. Una historia similar sucede con la familia, la horda, la secta y el gremio. Cada uno de ellos buscan algo para ser

superiores a los demás… nosotros solo buscamos el equilibrio. No queremos poder, ni tierras ni nada, pero no vamos a permitir que el mundo caiga en un estado de guerra.

No podía creerlo, estamos hablando de cosas realmente serias, organizaciones que buscan el control total y nosotros somos su único obstáculo.

- ¿Cómo es que todas estas organizaciones se mantienen en secreto?- En cierta forma, no lo hacen. En el mundo humano ellos tienen el control del

gobierno, la prensa, la económica entre otras cosas, se hacen llamar por el nombre de empresas multinacionales para pasar desapercibidos. Aquellos no que no tienen habilidades se creen cualquier cosa que les digan. Es mejor que sea así, si tuvieran una idea de la guerra que se vive en este momento.

- ¡Un momento!... ¿guerra?- Desde la creación de todas las organizaciones hemos permanecido en guerra por las

ideologías que nos diferencian. El credo es la más antigua de todas, por eso también somos los más cercanos a las enseñanzas del gran maestro.

- ¿Quién es el gran maestro?- Realmente no quiero darte una clase de historia… ¿Tienes alguna otra pregunta?- Si… ¿Por qué estoy en el credo y no en otra organización?- Simplemente fuimos los primeros en encontrarte.- ¿Qué tan grave es la guerra?- No es necesario que lo sepas.- ¡Claro que sí, si voy a formar parte de esto debo saberlo!

Huor volteó muy lentamente y clavó su mirada en mí. Me encontraba alterado, cada musculo estaba tenso, mi mirada era retadora y una gota de sudor recorrió mi frente. Huor miró a la ventana y sin mirarme me dice con un tono casi susurrante.

- Últimamente las cosas no están muy bien, el credo está perdiendo fuerza y existen rumores de una nueva organización. Es por eso que es tan importante que entrenes con todas tus fuerzas. Cada miembro del credo lo debe hacer si queremos frenar estas amenazas.

- Entiendo, pero no estoy de acuerdo con su método de entrenamiento.- ¿Tienes alguna manera mejor?- Si nos dan toda la información necesaria para entender nuestros poderes, sería un

gran avance.- También lo he pensado, solo existe un problema.- ¿Cuál es?- No existe una habilidad igual a otra, todas son únicas y se manejan de diferente

manera en cada caso, si por ejemplo, yo te colocará un entrenamiento en base a mis habilidades, lo más seguro es que te sean inútiles. Lo único que podemos darte son las bases generales y que tú mismo entiendas tu poder.

- ¿No existen poderes iguales? Entonces por qué estoy en el manejo de energía.- Si lo notaste, no te dicen nada de teoría, solo te vigilan para que no te mates. Lo

difícil de todo esto es que para algunos un objeto puede tener un nombre, una forma o un significado, pero para otro es algo totalmente diferente. Entiendo que tú ves cortinas de humo sobre las personas. Lo que puede significar eso, es un misterio que solo tú puedes resolver. Puedes apoyarte en otras personas que puedan hacer algo similar, pero no será lo mismo. Sé que es un poco confuso, pero con el tiempo comprenderás.

Ahora entiendo, tenemos que ser autodidactas con nuestros poderes. Es por eso que solo nos pueden cuidar mientras descubrimos nuestro potencial, y en algunos casos podemos compartir conocimientos, solo para nutrir nuestro propio saber… suena como mucho trabajo.

- ¿Tienes alguna otra inquietud?- Además del hecho de que estoy en la mitad de una guerra. Tengo mil preguntas

más.- Pero no puedo responderte todas, si aún tienes curiosidad, te recomiendo la

biblioteca, ahí puedes encontrar varias respuestas.

Intente hablarle del libro rojo, pero nuevamente mi lengua no podía moverse.

- ¿Querías decir algo?- No, nada… gracias Huor.- Entonces puedes retirarte.

Caminé a la salida pero me detuve en la puerta, miré a Huor y le pregunté “¿cuál es tu habilidad?” El simplemente rio y se sumergió en sus asuntos. Volví a mi cuarto y como siempre fui recibido por mi tan agradable vecino. Realmente ese dragón no me soporta.

Pero ese era el menor de mis preocupaciones. Estamos en guerra, y no solo puede afectar a los que tienen habilidades, tal vez incluso a los que no las tienen. La idea de que grandes corporaciones sean una fachada para ocultar sus verdaderas intenciones no era tan descabellada, siempre he escuchado teorías de conspiración de ese tipo, pero nunca a esta escala.

¿Qué es lo que puedo hacer yo para ayudar? Si no entreno como es debido nunca lo sabré. Necesitaba relajarme, me desvestí y caminé para tomar un baño, me detuve frente al espejo y miré el sello que me había puesto Lúthien. Esto puede impedir una posible traición por parte de miembros internos, pero a la vez es un lazo de compromiso con nuestra causa… mantener el equilibrio. Pero si lo que dijo Huor era cierto, no estamos en las mejores condiciones para eso.

Mi mente necesitaba descansar, así que me dispuse a disfrutar del agua caliente en mi cuerpo durante un largo rato. Con cada gota que me tocaba, una duda nueva surgía, y con

cada una que no, era una respuesta que no entendía. Mi momento de meditación fue interrumpido por el escenario más escalofriante que pude imaginar.

20

Curiosidad

Una extraña sensación llegó a la parte posterior de mi cuello, como si alguien me observará. Giré lentamente a la ventana que había en el baño, y ahí se encontraba Merenwen, con su mirada fija en mí. A pesar de que notó que la había visto, ella seguía ahí, contemplándome. Fueron unos segundos de total silencio, hasta que ella con su enérgica voz me dice:

- Hola Galdor.

No entendía absolutamente nada… ¡de verdad ella estaba ahí! Cuando por fin procesé la escena, intenté cubrirme con la cortina.

- ¡¿Qué estás haciendo?!- Sólo paseaba por aquí, y creí que encontraría algo interesante en esta ventana. Y

créeme que no me equivoque.- ¡No puedes estar husmeando así!... espera, esa ventana da a la madriguera de los

dragones, cómo es que…- El hecho de que los dragones no te quieran no significa que quieran chamuscar a

todo el mundo. Por cierto, te ves muy bien así.- ¡Puedes irte!- Y perderme de este espectáculo, para nada. Prefiero quedarme aquí y verte en tu

traje de Adán.

Pero si será fastidiosa, cómo es que puede quedarse así, mirándome mientras me ducho, y peor aún, ¡Cómo osa el interrumpir mi baño!

- Si quieres, puedo tallarte la espalda.- De verdad, no, sólo quiero poder disfrutar de mi privacidad sin que alguien me esté

espiando tan descaradamente.- Pero le quitas la diversión a todo, permíteme, déjame entrar.

¿Qué? Entrar, ¡NO! Sin perder el tiempo, Merenwen atraviesa el muro que nos separa… ¿Puede atravesar paredes? Un tema realmente fascinante si no fuera por el hecho de que estoy completamente desnudo.

- Listo, así es mucho más cómodo el conversar.- Habla por ti, tú no estás desnudo enfrente de otra persona que apenas conoces.- Ah, sí de igualdad se trata, eso se puede solucionar muy fácilmente.

Merenwen comenzó a desnudarse enfrente de mí. Una parte gritaba por que se detuviera, pero por otro lado, jamás había conocido a una mujer así. Su cabello largo y ondulado

siempre cubriendo uno de sus ojos se movía conforme se quitaba la ropa. Inició con la pequeña falta que portaba, dejándola caer el piso, nunca quitó su mirada de mí. Me encontraba nervioso y ella parecía disfrutarlo. Muy lentamente desabrocho cada botón de su camisa, dejando expuesto su sostén, giró y dejo caer la prenda. Pude ver el mismo sello que yo tenía en la espalda. Desabrochó el sostén dejándolo a un lado, en seguida se agacho para quitarse la ropa interior. Una vez desnuda, volteó a mí con los brazos extendidos, como si quisiera que la observe. No tenía palabras para ese momento, y admito que mi mirada la recorrió desde el cabello hasta la punta de los pies.

- Ahora que los dos estamos desnudos, creo que ya no debes sentirte incómodo.

¡Cómo espera que no me sienta incómodo! Ahora estoy peor. Pero no era capaz de decir algo. No es que sintiera pudor por el tema, he tenido una o dos aventuras en mi pasado, pero ninguna como ésta. Ella daba pequeños saltos mientras se aproximaba a mí, sus senos bailaban al mismo ritmo que ella y sus piernas marcaban perfectamente sus zancadas hasta estar bajo el agua caliente.

- ¿No crees que el agua está muy caliente?

Mi lengua trataba de gesticular algún sonido, pero me era imposible, no entendía por qué hacía eso. Y lo que más me aterraba era que no conocía su habilidad, sabía que era una sacerdotisa, pero desconocía el daño que podría hacerme… si es que planeaba hacerme daño.

- No te pongas nervioso, sólo somos dos personas que están conversando… bueno, en si soy yo la que conversa, tú sólo estás ahí todo nervioso y sin decir nada. Y como tú exigías igualdad de condiciones, no me parece justo que te cubras con la cortina.

De un solo movimiento me arrebató la cortina, dejándome totalmente desnudo y expuesto frente a ella.

- Ves, no es tan difícil. Por cierto, tienes un lindo cuerpo.- ¿Qué… qué… qué es lo que quieres?- Ya te lo dije, sólo quiero conversar un poco, hoy no tuve entrenamiento y estoy muy

aburrida y con mucha energía que gastar. Y pensé que podría usar esa energía en ti.

¡¿Qué es lo que me está proponiendo, está loca?!

- No es nada de eso, tranquilo.- ¿Acaso puedes leer mi mente?- Algo por el estilo, digamos que puedo sentir las emociones de los demás como si de

una golosina se tratara.- Interesante.- ¡Verdad que sí!- Lo que más me intriga es ¡Por qué estas desnuda en mi baño!- ¿Acaso te molesta?

La verdad es que no me molestaba, pero no era normal. Las personas usan ropa por protocolo social, el tema de la desnudes es algo muy personal y que ella lo haga tan abiertamente me confundía mucho. Aunque para que mentir, la vista era muy agradable. Su piel parecía ser tan suave, y el agua caliente recorriendo su cuerpo… perfecto para una fotografía, lástima que no tengo mi cámara a la mano.

- ¿Qué es lo que estás pensando?- No… nada.- Sé que te encuentras emocionado, pero no por las razones obvias. Desde que te vi

me has intrigado mucho. ¿Me dejas conocerte mejor?- ¿Por qué quieres conocerme?- Ya te lo dije, eres diferente a los demás, todos son muy aburridos y en el momento

en que me ven desnuda sólo quieren hacerme cosas. En cambio tú, te encuentras como un gatito asustado.

- ¡No estoy asustado!- En ese ámbito no puedes mentirme. Además que no me has quitado la mirada.

Creo que se ha dado cuenta. Intente mirar al suelo, pero sus piernas se interponían.

- No me molesta que me mires, yo te he dado permiso para que lo hagas. Sólo tranquilízate… ¿o es qué no confías en mí?

- No es eso… es que.

Fui interrumpido por el escenario menos probable del mundo. Ella me beso en los labios, acercó su cuerpo al mío, su abundante busto se oprimía en mi pecho, una de sus piernas me rodeó. Me paralicé por un momento, pero el sabor de sus labios era embriagante. Cerré los ojos y me dejé llevar por el momento. La abracé por la cintura y su busto era lo único que nos separaba. Sus manos traviesas recorrieron mi cuello, mis hombros, mis brazos y realizaron un viaje hasta mi espalda, donde ella se aferró.

Un par cuantos minutos pasaron sin darme cuenta, cuando el beso finalizó, ella se apartó de mí, y dijo:

Ahora que te conozco mejor, eres aún más intrigante. Espero poder verte pronto, con o sin ropa me es indiferente.

Con un chasquido de sus dedos, su ropa volvió a estar sobre ella, y desapareció por el mismo muro por donde entró. Dejándome totalmente anonadado… ¿qué fue lo que pasó? Si ya era difícil cuidarme de un dragón que quiere matarme, ahora tengo a una loca que disfruta de verme desnudo. Aunque en sí, no es una queja, fue bastante placentero para mi cuerpo, pero excesivamente confuso para mi mente.

Extrañamente, sentí el agua un poco fría… no sé si era por el tiempo que ya había estado ahí… o porque mi cuerpo alcanzó altas temperaturas.

21

Pensamientos

Aun no lograba procesar lo ocurrido. Digo, no es normal que una mujer aparezca, se desnude y desaparezca. Creo que ese hecho opacó el hecho que ella puede atravesar paredes y sentir las emociones de quienes le rodean. Creo que debo cuidarme de esa mujer.

Cerré la llave del agua y me preparé para dormir un poco. Ya en la cama, como era costumbre, mi mente no me dejaba conciliar el sueño. ¿Qué tan grave será la guerra? ¿No estaré sobre exagerando las cosas? Si se trata de una disputa que tiene milenios de antigüedad puede ser que en un futuro próximo no sucedan grandes cambios. El ser humano está programado para eso, para pelear siempre, ya sea por tierras, poder, alimentos, pero siempre existe algo que detona las batallas. Quizás no podamos evitarlo, es parte de nosotros. Siempre cuidamos lo que es nuestro y dañamos a otros para obtener algo… incluso yo. Defiendo mi espacio personal y mí pasado… nunca me ha gustado que la gente sepa de mí, es algo personal, son mis problemas y creo que nadie debe cargar con los problemas de otros, uno ya tiene suficiente con los propios.

Además el ayudar a alguien más me parece algo inútil, nunca conocemos toda la historia ni las experiencias de la otra persona. Podemos dar un consejo ciego con la esperanza de ayudarlo, pero el otro lado siempre lo ignorará. No por mal agradecido, simplemente que el consejo se volverá en palabras de aliento. Un acto quizás benéfico para la otra persona, pero uno nunca sabe si es lo que realmente necesita.

Tampoco estoy poniendo en tela de juicio la necesidad del hombre por tener amistades o a alguien a tu lado... solo que el protocolo me parece que tiene fallas. Aunque puede ser que yo no entienda por completo ese concepto... o que nunca he tenido a un amigo de verdad.

Los rugidos de los dragones eran el coro que escuchaba, con cada exhalación la temperatura de mi cuarto aumentaba, sumado a eso, el vapor proveniente de mi baño comenzaron a crear un ambiente muy parecido a un sauna. Me despoje de casi toda mi ropa, unas gotas de sudor recorrieron mi espalda hasta llegar al sello que me dejó Lúthien, acariciándolo suavemente, haciéndome reflexionar.

Si no busqué amistades en mi aburrida vida... ¿Por qué me interesa conocer a todos los que viven aquí? ¿Qué pueden tener ellos que los demás no? La respuesta me golpeo como un cubo gigante de hielo, obviamente, todos tienen habilidades, son diferentes, han sido marginados de alguna manera... son como yo.

Me siento cómodo junto a ellos, aunque trato de no demostrarlo... ¿Por qué?

La pregunta retumbaba en mi cabeza con tanta fuerza que tomo vida propia, salió de mi mente y se apoderó de la habitación, explorando cada rincón de él, desesperado por encontrar una explicación, buscando debajo de la cama, en el armario, en el baño, en la

ventana... pero no existe nada. La respuesta no se encuentra fuera, sino, dentro de mí... ¿Por qué no busco las respuestas dentro de mí?

Siempre trato de encontrar una explicación ambiental, situacional, contextual o alguna otra que no tenga que ver directamente conmigo... ¿evado mi realidad? Quizás, bajo mi cuartada de ver al mundo con mis propios ojos... pero si mis ojos son diferentes, puedo ver cosas que el resto no puede. Aunque eso no es excusa para no entender el mundo cotidiano... no todo es extraordinario.

Al aire, tan pesado de inquietudes y dudas me asfixiaba, necesitaba salir y aclarar mi mente... o como siempre, tengo que huir del lugar para encontrar una razón "lógica".

Salí de mi habitación y me recargue sobre el barandal del pasillo. La barra de metal me recibió con su frio abrazo, las luces se encontraban muy tenues, todo parecía ser tan cálido y acogedor, incluso los gruñidos de los dragones no eran molestos, al contrario, encajaban a la perfección en la composición de la escena, tan serena, tan tranquila, tan liberadora, tan... ¡esperen un minuto!... ¡QUÉ CARAJO ESTABA PENSANDO!

Nunca me había preocupado por tener o no amigos, si los tengo bien, sino también, jamás me había puesto a pensar sobre el asunto, y mucho menos con un sentimiento de culpa tan grande. Algo está pasando... no es normal, en verdad, el sello que me puso Lúthien tiene algo que ver.

Miré sobre el marco de mi puerta... y algo que no había visto en un principio. Un símbolo de color azul, un circulo que guardaba tres caracteres que no logré reconocer... Si fuera cualquier otra situación lo habría ignorado por completo, pero las cosas son muy diferentes aquí.

Eso debe tener algún significado, pero no creo que pueda despertar a alguien para que me explique... La biblioteca.

Regresé a mi habitación para ponerme una camisa. Cuando me miré al espejo un sentimiento de melancolía me invadió, obligue a mi cuerpo a salir de la habitación, dejando al sentimiento atrás. No cabe duda, existe algo raro en mi cuarto y necesito saber que es y necesito saberlo ahora.

Tomé el elevador y bajé al nivel de la gran biblioteca, para mi suerte siempre se encuentra abierta, totalmente decidido fui a una mesa, prendí una de las pequeñas lámparas y me pare frente a uno de los estantes... ¿y ahora?

No sabía en dónde buscar ni como buscar. Era tal la cantidad de libros que necesitaría una vida entera para conocer solo los títulos de todos los ejemplares de ahí. Sabía que buscaba un símbolo en específico, pero había tantos libros sobre el tema; "Semiología estructuralista en los simbolismos de la antigua escuela", "Semiología básica", "El arte manual del simbolismo" demasiados títulos... no sé por dónde comenzar.

- ¿Buscas algo en especial?

Di un gran salto, una persona de edad avanzada, encorvada y con enormes gafas se encontraba detrás mío. Jamás escuché sus pasos ni nada, era como un ente casi espectral.

- Veo que te interesa saber sobre la simbología. ¿Algún título que te interese?

Tartamudeando conteste:

- Quiero saber sobre un símbolo en específico.- Ya veo, creo que puedes tener suerte con este libro.

Extendió su mano y un libro salto hasta él, abriéndose en una página que contenía una imagen exacta del símbolo sobre mi puerta.

- Espero que esto sea de ayuda.

Tomé el libro y me encontraba totalmente impresionado... supongo que tiene que ver con su habilidad, bajé la mirada por un segundo y al levantar mi cabeza, el hombre ya no se encontraba... ya no me sorprendía, era de esperar que algo así pasara. Fui corriendo a mi mesa y comencé a leer.

Al parecer los símbolos o "Sellos" es una forma para mantener un cumulo de energía de manera eterna y constante, que, dependiendo del propósito y el método pueden tener un efecto condicional o constante, ya sea sobre un individuo, un objeto o un área determinada. Los sellos se pueden clasificar por su naturaleza que son; Efectos de alteración, efectos de prohibición, efectos de bloqueo o efectos de transformación. Cada uno de ellos se maneja y efectúa de manera diferente aunque el principio es el mismo, crear una figura que contenga un significado específico, como si fueran instrucciones, luego se deposita una cantidad de energía que el usuario pierde y no puede recuperar, aunque el ejecutor puede obtener más energía de otros medios, no podrá recuperar la energía usada para la creación del sello. Este puede ser anulado solo por un sello cuya cantidad de energía sea mayor y que su propósito puede generar un conflicto con el primer sello.

Mi curiosidad aumentaba conforme leía más sobre el tema, no pude despegar los ojos, creí que solamente podía hacer eso con el libro rojo. Las horas pasaron poco a poco, las páginas me invitaban a no dejarlas y todo lo que aprendía abría mis ojos a otro mundo.

La soledad de la biblioteca desapareció, como si cada uno de los textos me brindara su compañía... creo que me empiezan a gustar las bibliotecas.

22

Intento

No quité los ojos de ese libro, era muy extraño, decía tanto y no me daba una sola respuesta, plantaba en mí, grandes dudas pero me marcaba un camino para encontrar la respuesta, era frustrante y a la vez fascinante. Me encontraba en un modo de transe que nada ni nadie podría interrumpirme... o por lo menos eso pensé hasta que los primeros rayos del sol comenzaron a asomarse por las pequeñas ventanas, iluminando muy suavemente toda la biblioteca... ¡MIERDA MI ENTRENAMIENTO!

Cerré el libro de un golpe y este saltó de la mesa y se colocó en su logar en la repisa. Miré asombrado por el hecho y salí corriendo al elevador, segundo piso. Pude ver en la puerta a Lólindir con un reloj de bolsillo en su mano. Atravesé la puerta y me dice:

- Un minuto más y tendría que ir a buscarte.

Sin prestarle mucha atención tomé mi lugar en la habitación y traté de calmar mi respiración. El soldadito de plomo cerró la puerta y se dirigió a la clase.

- Como saben, hemos perdido un día de entrenamiento, entonces espero avances significativos de todos ustedes. Podrán terminar con su entrenamiento aquellos que logren mostrarme que pueden entrenar por su cuenta.

Siempre me pareció curiosa su forma de hablar, una fusión entre dar órdenes y sugerencias. Con todo lo que había leído me sentí mucho más cómodo con el manejo de la energía. Cerré los ojos, puse mi mente en blanco y abrí bruscamente mis ojos. Sentía como un flujo constante caminaba desde mi pecho hasta mis ojos, no era tan complicado, aunque sí muy cansado. Lólindir se acercó a mí y me miro con gran atención. Después de 30 minutos me pidió que desactivará mi habilidad, acaté la orden.

- Es realmente sorprendente tu progreso. Me duele admitirlo pero si así lo deseas puedes retirarte en este momento... Por cierto, informaré a Huor de ti, quizás cambie tu horario de entrenamiento.

Me levanté lentamente y le agradecí. Mi cabeza daba vueltas y la luz me lastimaba la vista. Creo que lo mejor era descansar... Pero el sello de mi cuarto no me lo va a permitir. ¿Qué puedo hacer?

Decidí ir a la cafetería para comer algo. Al llegar, esta se encontraba vacía, era de esperar, todos se encontraban entrenando. Aunque la idea de estar solo me parecía bastante placentera. Conforme comía mis alimentos, el cansancio y la fatiga desaparecían. Al parecer puedo recobrar mi energía perdida comiendo... creo que leí algo de eso en el libro. Quería regresar a la biblioteca para saber un poco más al respecto... Es ahí cuando me di cuenta. El credo realmente me está cambiando, pero creo que era de esperar, estoy aprendiendo muchas cosas nuevas que no se pueden tomar a la ligera, cada vez olvido más mi mundo como estudiante universitario, me gustaría llamar madurar pero no creo que se

trate de eso. Solo tengo una visión diferente del mundo, al final de cuentas esa es mi habilidad, el poder ver lo que otros no pueden... aunque me gustaría entender lo que veo.

- Galdor, cuando tengas tiempo libre ve a mi oficina.

Giré para saber quién me hablaba, pero no se encontraba nadie, la voz parecía provenir de mi cabeza... solo podía ser Huor, es el único que tiene ese tono de voz... y la poca educación como para entrar en mi cabeza sin permiso.

Fui a su oficina y me pidió que tomará asiento frente a él.

- Me alegra que vinieras lo antes posible Galdor. Tengo un par de cosas que quiero proponerte.

- Te escucho Huor, aunque yo tengo un par de preguntas para ti.- Siempre tan lleno de preguntas, dime, ¿qué es lo que quieres saber?- ¿Por qué mi habitación tiene un sello en el marco de mi puerta?- Es una forma de entrenamiento, si lo quieres ver así. Creo que ya sabes cuál es la

función del sello.- Tengo una vaga idea, pero quiero saber exactamente de qué se trata.- Puedes obtener esa información en la biblioteca. Además, si te comento el propósito

principal del sello, perdería la diversión.

¿Diversión? ¿Acaso a Huor le gusta hacer bromas de mal gusto?

- Sé que se trata de un sello de efecto continuo y se activa cuando alguien entra en su campo de efecto, he notado que modifica mi forma de pensar y me hace sentirme muy melancólico... no me gusta.

- Si no te gusta, entonces has algo al respecto.- Es por eso que te pido que retires ese sello.- No.- ¡No! ¿Por qué no?- Si quieres quitar ese sello debes hacerlo por tus propios medios.- Pero yo no soy capaz de hacerlo- ¿Estás seguro?

... La verdad no estoy seguro si puedo o no hacerlo, tengo una idea muy vaga de cómo hacerlo. Pero mi habilidad es ver... no manipular o crear sellos.

- Según el reporte que me entregó Lúthien veo que puedes hacerlo. Además, Lólindir me informó sobre tu enorme avance junto con una petición de que tu entrenamiento sea modificado.

- ¿Lólindir dijo qué?- Lo que escuchaste, él es uno de los mejores maestros del credo y confío ciegamente

en su juicio. Así que modificaré tu entrenamiento a una forma más... libre por así decirlo.

- ¿A qué te refieres?- Para tu fortuna, ya no tendrás un horario fijo y gozarás de algunos privilegios, uno

de ellos es que podrás usar tus habilidades en todo el credo, sin importar que estés en una habitación especial de entrenamiento o no. Entonces si quieres tratar de eliminar el sello, eres libre de hacerlo. También de hacer tus prácticas de la forma que más te plazca e incluso si quieres entrenar con tus compañeros puedes hacerlo.

- De verdad no entiendo, ¿por qué de un momento a otro me dan tanta libertad?- Como te dije antes, no buscamos que tu formación sea por nuestra parte, debes ser

autodidacta y nos demostraste que puedes serlo y no queremos interferir con eso. Obviamente también debe existir una regulación, periódicamente se te pedirá que demuestres los avances que tienes en tu entrenamiento.

- Entiendo...- También es una muestra de nuestra confianza.- ... Gracias... supongo.- Supones bien. Eso es lo que debía informarte, puedes retirarte a menos que tengas

alguna otra pregunta.- Solo una más ¿Quién es el ejecutar del sello de mi habitación?- Podría decírtelo, pero créeme, va a ser más divertido si lo descubres por tu cuenta.

Puedes retirarte.

Huor clavó su mirada en un par de hojas sobre su escritorio y me ignoró por completo. Creo que es su forma de decir que no piensa responder más preguntas por el momento. Salí de su oficina y caminé hasta mi habitación.

Mire fijamente aquel sello, los caracteres no los lograba entender por completo, por el color podía deducir que su base era de elemento agua, y que no genera su efecto si no estoy dentro del cuarto.

¿Qué es lo peor que puede pasar? Coloqué mi mano sobre mi cabeza con los dedos extendidos, cubriendo todo el sello desde mi punto de vista. Cerré los ojos y los volví a abrir, un humo de color rosa lo cubría, era un humo muy ligero y casi transparente, parecía ser más ligero que el mismo viento y con cada respiración que daba este se movía bruscamente. Creo que no tiene mucha energía guardada en el sello. Respiré profundo y acumule energía en mi mano, noté que mi mano comenzó a emanar un humo plateado, un poco más denso que el humo del sello, este parecía ser también más pesado y no presentaba movimiento con mi respiración. Supongo que esa energía es suficiente. Me concentré y lancé la energía fuera de mi cuerpo.

23

Ensayo y error

Vi como ambos espectros de humo chocaron, el manto gris cubrió al rosa, debilitándolo y haciéndolo desaparecer poco a poco. Por un momento creí que había roto el sello... no podía estar más equivocado. En un instante el manto rosa tomó mucha más fuerza, disolviendo mi energía en el aire y lanzándome por encima del barandal del pasillo, haciéndome caer en el peor lugar posible... la madriguera de los dragones. Cerré los ojos y apagué mi habilidad.

Me encontraba rodeado por cuatro dragones, cada uno de ellos más intimidante que el anterior. Me petrifiqué, esperando el momento en que alguno lanzará una bola de fuego. Fueron los segundos más angustiantes de mi vida, me puse de pie muy lentamente, tratando de no hacer movimientos bruscos y de buscar una forma de salir. Una gota de sudor cayó al suelo, haciendo que los cuatro dragones me gruñeran... mierda.

Corrí a refugiarme detrás de una roca, apenas evitando las llamaradas infernales de las cuatro bestias.

- Veo que quieres saber más sobre los dragones, aunque no te recomiendo que lo hagas de esa forma.

Fëanáro estaba montado en un quinto dragón de escamas azules, garras gruesas y afiladas, sus alas extendidas y una expresión de querer arrancarme la cabeza.

- Créeme que nunca había planeado entrar a este lugar.

El jinete soltó una fuerte carcajada y miró a los cuatro dragones que seguían lanzando sus llamaradas.

- Si te quedas ahí, la roca se derretirá y ya no tendrás escapatoria.- Si tienes un mejor plan estoy totalmente dispuesto a escucharlo.- Podría sacarte de la madriguera... pero me quitarías lo que parecer ser mi única

diversión del día.

Si será idiota, el ver a uno de sus compañeros morir le parece divertido. Creo que nunca podré pedirle ayuda a ese domador de bestias. Volví a activar mis ojos, con la esperanza de encontrar alguna escapatoria.

Un enorme espectro de colores entraron por mis ojos de un solo golpe. Pero no veía solo cortinas de humo, aparecieron otras... texturas si de alguna forma se puede llamar, colores líquidos, colores solidos formas específicas, era imposible interpretar tanta información y mucho menos con mi poco conocimiento sobre el tema.

Pero algo llamó mi atención, una línea delgada de color amarillo, casi parecía una ruta de escape. No dude más y la seguí, sin pensar ni razonar las posibles consecuencias.

Los dragones seguían intentado quemarme con su peculiar habilidad, pero mientras seguía ese rastro amarillo, no lograban alcanzarme. Lograba eludir todas las llamas, aunque la línea me indicaba que debía saltar sobre la cabeza de uno de los dragones. No poseía tiempo para dudar, me armé de valor y salte en la cabeza del dragón, este, en un intento por alcanzarme, salta bruscamente, arrogándome varios metros en el aire, dejándome caer a salvo sobre el pasillo del segundo piso.

- Realmente estoy impresionado, nunca había visto a un novato salir tan rápido.

Fëanáro lo decía con honestidad, no sentí sarcasmo en su voz y a su alrededor había un halo de luz blanca que me llenó de paz.

- No tengo ni la menor idea de cómo lo he hecho.- Sea como sea, debes aprender a hacerlo más a menudo, creo que eso te puede salvar

el pellejo.- Si no hubiera funcionado yo...- Yo te habría salvado. Nunca corriste un peligro real.- Pero tú dijiste que no me sacarías de la madriguera.- Cierto, pero nunca dije que no te protegería si las cosas salían mal.

Aun no me acostumbro a los protocolos del credo, existe un compañerismo muy fuerte, aunque un poco cruel y duro. Debemos ser capaces de cuidarnos por nuestra cuenta, pero... parece ser que siempre podemos contar con alguien.

- Aunque me gustaría saber en primer lugar ¿qué hacías con los dragones? Tú sabes muy bien que no les agradas.

- Créeme que no fue por elección propia. Traté de quitar un sello que tengo en mi habitación, pero fui lanzado por los aires.

Fëanáro miró al sello de la puerta y me dice:

- No es de extrañar, es un sello de Lúthien.- ¿Quieres decir que...?- Que a menos que seas un experto en sellos no podrás quitarlo. Ella tiene un hambre

voraz por los libros y le gusta hacer bien las cosas, casi podría asegurar que todos sus sellos son perfectos. Aunque si me lo preguntas, podría decir que ella hace conjuros y no sellos.

- ¿Existe una diferencia?- Abismal, pero no quiero aburrirte con teoría, además debes tener una idea, te vi que

pasaste toda la noche en la biblioteca. - Pero no encontré la respuesta que buscaba.- El conocimiento no funciona así.

- ¿A qué te refieres?- Cada persona es un mundo y se rige por sus propias normas, nosotros habitamos de

manera física un común denominador, a lo que llamamos realidad. Pero cuando atravesamos ese portal nos atenemos a las normas del mundo a donde entramos. Lúthien ha creado un mundo, y como son sus sellos son sus reglas.

- Quieres decir que es imposible romper sus sellos ya que son sus reglas.- No exactamente, todo debe tener una base. Pero las cosas específicas son únicas, y

solo conozco a una persona capaz de romper esos sellos.- ¿Quién es?- ... Huor.

Fëanáro saltó a la madriguera, donde fue bien recibido por todos los dragones. Noté que todos esos colores se unieron a él. Desactivé mi habilidad por el cansancio.

Con cada persona con la que hablo me dice una ideología única, diferente pero... todas pueden ser aplicadas, no son solo teóricas. Huor ya me lo había dicho, debo crear mi propio pensamiento. Fëanáro parece que ya tiene construida una... quiero hacer lo mismo pero aun ignoro muchas cosas.

Quería reunirme con Huor, quería platicar con Lúthien, conocer el pensar de Amrod, Elrohir, Finrod, Merenwen, Nindë... incluso de Lólindir. Puede ser que pueda aprender muchas cosas de ellos.

Fue ahí que entendí. El credo es una sede para compartir conocimiento, no entrenan personas para que sean máquinas de guerra, el equilibrio que ellos buscan es ese. No es una lucha de poder, es de tranquilidad y de control, es de madurez para la humanidad. ¿Las otras organizaciones pensarán igual?

No quería regresar a mi habitación, me encontraba cansado y con ese sello ahí, me pondré a pensar en cosas que en este momento no tienen sentido.

Caminé de nuevo a la biblioteca, tomé la misma mesa que la noche pasada y recorrí los estantes de libros, ya no buscando una respuesta... ahora solo quería saber. El extraño bibliotecario me abordó.

- ¿Ahora qué libro buscas?- Realmente... no lo sé.- Entonces será complicado recomendarte un libro.- Me gustaría saber más sobre los sellos, pero tengo otras dudas, quiero saber que son

los conjuros, y si es posible que un sello pueda cambiar su comportamiento de un momento para el otro.

En ese momento diez libros saltaron sobre mí.

- Ahí puedes encontrar lo que buscas.- ¿Pero en qué libro?

- En todos, si te diera la página especifica no te serviría de nada. Creo que te espera otro día de lectura.

Como era de esperar, el bibliotecario desapareció. Todos los libros tenían títulos interesantes. Borré de mi menta la idea de buscar una sola respuesta. Y mejor dejaré que las respuestas lleguen a mí.

24

Otro tipo de estudiante

Acomodé los diez libros en la mesa, y los abrí todos en sus primeras páginas. No sabía por dónde comenzar, pero algo me impulsaba a leer. Miré por todos lados para asegurarme si no se trataba de otro sello. Pero al parecer no es así. Leía un par de líneas de cada página durante unas cuantas horas.

Encontré información muy interesante, la más sobresaliente es respecto a los hechizos, los sellos y los conjuros.

Los hechizos son formas de modificación de la energía. Aunque existen muchas variantes el concepto clave es la forma de realizarlos. Estos necesitan de una cantidad determinada de energía por parte del ejecutor. Por ejemplo si el ejecutor quiere crear una bola de fuego, debe crear en su mente la idea de la bola de fuego, transportar la energía de ese pensamiento de manera segura a lugar de donde quiere lanzar el hechizo, comúnmente las palmas de la mano son la mejor opción. Una vez hecho esto, el hechizo se puede revertir, recuperando así la energía utilizada. Un punto interesante es el hecho que es más fácil recuperar la energía usada en hechizos que en sellos.

Un hechizo es también la forma más simple de habilidad, pero carece de la cualidad de permanencia, una vez lanzado el hechizo este tiene un tiempo de vida. Al llegar este tiempo, la energía puede regresar al ejecutor o a la misma naturaleza. Para un hechizo no es necesario ningún tipo de ritual, aunque existen variantes en donde se pueden utilizar catalizadores, o invocaciones verbales para ahorrar la energía utilizada.

Referente a las invocaciones verbales, puede ser en cualquier idioma, siempre y cuando el ejecutor no utilice esa palabra fuera del ámbito solicitado. Es por eso el recurrente uso de idiomas muertos. El más utilizado es el elfo, por su poca población de hablantes.

Los conjuros, por su parte, no necesitan de la energía del ejecutor. Estos obtienen su fuerza a partir de la energía que rodea al ejecutor. No existe desgaste por parte del ejecutor, pero si una enorme consecuencia en su alrededor ya que para realizar un conjuro es necesario una cantidad enorme de energía. Si el lugar no cuenta con la cantidad precisa de energía el ejecutor puede morir.

Los conjuros son de carácter eterno e imposibles de romper. No existe ningún registro de los conjuros que puedan ser ejecutados por los humanos ni sus limitaciones, que al parecer no poseen.

Cuanto más leída acerca de los conjuros nacía en mí un temor enorme. Su poder parecía ser ilimitado, pero las consecuencias son muy altas. No solo por la posible muerte de quien lo haga, el daño colateral siempre es muy alto, casi siempre termina con la muerte de todo lo que rodea a quien invoca el conjuro. Y no hablo de áreas pequeñas, uno de los conjuros

más simples puede necesitar más de 50 kilómetros de bosque verde para poder tomar la energía necesaria y ni siquiera otro conjuro puede anular al primero.

Ahora entiendo a Fëanáro cuando dijo que los sellos de Lúthien son más parecidos a conjuros que ha sellos. Puede que solo Huor los pueda romper... ¿cómo es que Huor los puede romper? Y ahora que lo pienso mejor, nunca he visto a Huor utilizar habilidades... además de entrometerse en mi mente para llamarme... ¿Será poderoso? Y Lúthien... ¿Qué tan fuerte es?

Si no me equivoco Merenwen es una sacerdotisa, puede tener más información al respecto... aunque desde nuestro último encuentro no creo que sea pertinente hablar con ella. Seguramente pediría estar en un lugar más privado para poder desnudarse... o desnudarme en su defecto.

El bibliotecario se aproximó a mí.

- Veo que no encuentras las respuestas que buscas. ¿Quieres que te recomiende otro libro?

- No es eso, las respuestas de cierta manera están aquí, pero no logro encontrar un uso práctico... no sé si me entiendas.

- Te entiendo perfectamente, a todos nos pasa. Si mi memoria no me falla, apenas vas unos días aquí en el credo.

- Si, llegué hace un par de días.- Y a pesar de tan poco tiempo, estas entendiendo todo a la perfección.- ¿Entendiendo? Pero si lo único que tengo son preguntas, no he encontrado

respuestas a nada, y cuando creo que ya tengo la solución, resulta que las cosas no suceden como se cuentan en estos documentos.

- Justamente a eso me refiero.- ... Oficialmente no entiendo nada.- Los libros, las historias, la información es solo el inicio de un viaje que cada uno va

a crear. Los ejemplos de estas páginas son o muy generales o muy específicos, ninguno de ellos los podrás usar en la realidad y la razón es muy simple... cada uno crea su propia realidad.

- ¿Entonces qué caso tiene estudiar todo esto?- Dímelo tú.

Quise contestar rápidamente, pero su mirada me indicaba que yo conocía la respuesta. Medite por un momento y contesté:

- Porque de esa manera podemos extender nuestra realidad a la realidad de los demás, y hacer más grande nuestro campo común, es decir... la realidad colectiva.

- Realmente eres sorprendente, no había conocido a alguien así desde que nuestro director tomó la dirección del credo.

Huor... cada palabra y pregunta me indica que él tiene las respuestas que busco. Y que tanto puedo creer de mi "rápido" avance... no creo que sea así, nunca he sido un estudiante ejemplar. Puedo decir que soy todo lo contrario.

Cerré todos los libros y estos regresaron a su respectivo lugar de un salto. Caminé con paso lento hasta mi habitación, el sello seguía ahí, como si me retará, como si quisiera que lo rompiera, como... si fuera una prueba.

Si un sello es creado por caracteres hechos por el ejecutor, donde deposita cierta cantidad de energía y la única forma de disolverlo es generando un conflicto con la función del mismo... necesito entender que quiere decir el sello. Aunque... no es necesario que lo destruya ni generar un conflicto. Si puedo crear un sello que su función sea crear un ambiente libre de habilidades y deposito más energía que el primer sello, creo que así podría anular el efecto.

En mi cabeza recorrí las páginas de los libros recién leídos y en ningunos de ellos marca la situación que he pensado. Y si el hombre de la biblioteca tiene razón, los libros solo sirven para extender nuestro entendimiento... extender nuestro entendimiento... y con ese entendimiento crear nuevas herramientas ¡nuevas formas de hacer las cosas!

¡CLARO! No se tienen que hacer las cosas como siempre se han hecho, podemos crear, esa es la verdadera habilidad de todos los humanos... Gelmir... el sabio del libro rojo, la habilidad nata de los humanos. Ahora tenía una enorme necesidad de leer el libro rojo, pero en este momento me era imposible, se encontraba en mi casa y no creo que me permitan salir ahora. Pero puedo poder a prueba mi teoría.

Regresé corriendo a la biblioteca y le pedí con voz apresurada al bibliotecario que me diera algún documento que contenga instrucciones para crear sellos. Me miró muy extrañado y un viejo pergamino voló a mí con mucha calma, casi con cansancio.

- Solo ten mucho cuidado, este pergamino es muy viejo y muy delicado.

Asentí con la cabeza y corrí a una de las mesas, tomé un papel en blanco y una pluma. Calmé mi respiración y abrí el pergamino con mucha delicadeza. Justo lo que necesitaba se encontraba ahí.

Dibujé un círculo, dentro de él, tres runas nórdicas que significan espacio, vacío, poder y por último, debajo del círculo una línea curva en dirección opuesta al símbolo superior. Satisfecho con mi trabajo, le pedí al pergamino que volviera a su lugar, este se enrolló y voló lentamente a su lugar en un estante con muchos otros documentos.

Tomé mi sello y salí corriendo de la biblioteca. Me planté frente a la puerta de mi habitación, puse el sello en el suelo y activé mi habilidad. Es hora de probar mi teoría.

25

Creo que me he equivocado

El humo que provenía del sello era del mismo color rosa... tan tranquilo y aparentemente indefenso. Con cautela lo observé, tratando de notar algo diferente, algo extraño... algo que no había notado antes... Bingo.

Existía una pequeña parte que no emanaba la misma cantidad de humo que el resto del sello, esa podría ser mi puerta de entrada. Coloqué mi mano sobre el sello que había dibujado en la biblioteca y al igual que mis ojos, construí un camino desde mi pecho, hasta mi mano y con mucho cuidado, llene los caracteres con mi energía, dibujando finamente las líneas ya trazadas. Sentía como la tinta de la pluma cambiaba su comportamiento, ya no era estática e inerte, cobraba vida poco a poco, moviéndose en un ciclo sin fin.

Decidí que era suficiente y corté el vínculo entre el papel y yo. Fue muy curioso observarlo todo, un trozo de papel y un poco de tinta distribuida de una forma específica... puede cobrar vida.

No estaba muy seguro sobre el siguiente paso... pero no me retiraría en este momento. Acomodé el papel sobre el sello, cubriéndolo completamente. Aguardé unos segundos... nada pasaba.

Sostuve un poco de energía en mi mano y toque el sello nuevamente... de ahí en adelante todo fue de mal en peor. Un hilo fino de color rosa me atravesó el pecho, como un finísimo y frio cuchillo, tomando de mí toda la energía posible. Mi cuerpo se estremecía, no de dolor, era una sensación nueva, completamente diferente. Me drenaba la vida lentamente, dando mayor fuerza a mi agresor.

Mi intento de sello se calcinó frente a mis ojos, abrí la boca intentando gritar pero no lograba gesticular ningún sonido. Sin más fuerzas mis ojos regresaron a su estado natural y un umbral negro se me presentaba, sabía que me desmayaría.

- Khaw.

Caí al suelo ya sin el yugo de mi tormento, la visión regresaba lentamente y poco a poco recobré todos mis sentidos.

- Se suponía que ese sello te ayudaría a saber más de ti. No que intentarás quitarlo.

Esa voz, con un tono de preocupación único, esas suaves manos, solo podía tratarse de una persona.

- Lúthien ¿qué haces aquí?

- En pocas palabras, evitando que te hagas daño. ¿En qué estabas pensando? Puede que tengas la habilidad de controlar y manipular la energía, pero eso no significa que hagas locuras.

- Pero... creí que...- ¡Galdor! Aun no dominas tus ojos y ya quieres hacer otras cosas, eres necio, terco y

muy imprudente. Afortunadamente me encontraba cerca. ¿Acaso no mides las consecuencias de tus actos?

- Ningún libro decía nada.- ¿Y por qué un libro no dice que si te disparas en la cabeza puedes morir significa

que vas a intentarlo?- No... pero.- Pero nada Galdor, ¿nunca te tomas las cosas enserio?

Esa pregunta hizo eco en mi cabeza. No es la primera persona que me dice eso... me tomo enserio las cosas, solo que no contaba con esto, no se suponía que esto pasaría. ¿Qué esperan que haga? Que me quede sin hacer nada por miedo a equivocarme, yo no quiero vivir así, ni aquí en el credo ni en la universidad ni en ningún lado.

- Lúthien, deja de sermonearlo. Lo llevaremos a otra habitación provisionalmente.- Huor ¿vas a permitir este comportamiento?- Debes darle crédito al chico, sin ningún tipo de instrucción ha creado un sello

bastante estable. Debo decir que su hubiera roto tu sello estaría más impresionado, pero supongo que no puedo pedir todo.

Huor se acuclilló junto a Lúthien, sus miradas eran tan diferentes. Ella se mostraba preocupada y con un ferviente deseo de sermonearme, en cambio Huor parecía fascinado e intrigado, contenía el mar de preguntas que tenía para mí.

- Galdor ¿Te encuentras bien?- Creo que usted puede decírmelo mejor que yo.- Si eres capaz de darme una respuesta así significa que estas bien. Vamos arriba,

acompáñame a mi oficina.- ¡Huor! Él se encuentra muy débil, debe descansar.- Y lo hará, te lo prometo, pero por lo mientras que camine a mi oficina.

A paso firme Huor se retiró. Lúthien puso su mano sobre mi pecho y noté inmediatamente que me transfería un poco de su energía. Su expresión era extraña, la molestia de su rostro no la podía ocultar, pero aun así, un aura de gran ternura y cariño la rodeaba. Me gustaría poder verla con mi habilidad, pero me era imposible activarla.

- Creo que con esto tienes suficiente por ahora, pero necesitas descansar. Vamos rápido con Huor, a él no le gusta esperar.

Me ayudó a ponerme en pie y caminó siempre a mi lado, cuidándome. No pude dirigirle la palabra, me sentía avergonzado. Al parecer acabo de hacer algo indebido... pero si ellos me orillaron a eso... o eso quería creer.

Lúthien entró primero y ocupo una de las dos sillas frente al gran escritorio. Tomé el lugar disponible. Huor miraba por la ventana y un denso silencio llenó la habitación. Un par de segundos pasaron hasta que Huor dijo:

- ... Quiero volverte un miembro activo.- ¡QUE! Huor estás loco, apenas ha llegado al credo y ya quieres ponerlo en

situaciones de riesgo. Mejor enciérralo en la madriguera de los dragones, así va a tener una muerte menos violenta que si deja estos muros.

- La decisión ya la he tomado, y así se hará. Aunque primero debe regresar a la universidad, ya casi se termina su fin de semana y no queremos levantar sospechas.

- No puedes estar hablando enserio, me opongo a tu propuesta, es solo un chico...- Un chico que ha logrado entender de manera sobresaliente nuestra ideología, un

chico que ha podido dominar una habilidad única y no registrada en un par de días, un chico que sin ninguna instrucción creó su primer sello que por sí sola es una disciplina de alto nivel y ahora me dices que quieres frenar su crecimiento haciéndolo seguir un modelo de entrenamiento que consideramos obsoleto.

- Jamás dije eso, pero no entiendo el riesgo innecesario, puede seguir aquí en el credo fortaleciendo sus habilidades, y cuando sea el momento...

- ¿Y cuándo será el momento? No contamos con mucho tiempo y lo sabes Lúthien, además nunca lo dejaría solo. Lo pienso encomendar a un grupo, con el liderazgo de Lólindir y con otros estudiantes sobresalientes.

- Estaba informada de la creación de ese equipo, pero ellos por lo menos han estado un año entero, él ni dos días reales.

- Para él pasaron casi dos semanas, tiempo suficiente.- No puedo hacerte cambiar de parecer verdad.- No.- De acuerdo.- Lúthien, antes de irte, por favor, necesito seis Daimus para cada miembro del

equipo. Ya conoces las especificaciones, aunque estoy seguro que Lólindir no lo querrá. Igualmente fabrícalo.

- Si Huor, los tendré listos lo antes posible.

Lúthien se retiró un poco frustrada. No entendía su discusión. Por un lado Lúthien parecía defenderme de algo y Huor quiere proponerme algo extremadamente peligroso. El sudor corría por mi frente, cada vez que ella dejaba esa oficina era como si me dejaran con un verdugo listo para cortarme la cabeza.

- Quiero hablar muy seriamente contigo, aunque ya conozco tu respuesta es mi deber informarte de la situación completa.

No pude decir nada, tragué saliva y dejé que Huor siguiera hablando.

26

Planes a futuro

- La situación actual es muy inestable, como creo que debes imaginarlo. Todas las organizaciones se están volviendo cada vez más violentes y estamos perdiendo miembros en combate. Quiero que te vuelvas miembro activo, es decir, saldrás de los muros del credo para cumplir las misiones que te encomendemos. Además de seguir tu entrenamiento que tú, sin darte cuanta, has creado para ti. Todo será dentro de una semana real. Toma tus últimos días aquí para descansar o para seguir entrenando, como lo consideres mejor.

¡QUÉ! Huor tiene la nata habilidad de soltar información de un solo golpe y confundir a cualquiera. Cada que cruzo palabras con él lo único que tengo son millares de preguntas que sé que no me responderá.

- Pero si acabo de llegar al credo.- Es cierto, eres un recién llegado, y eso no te impidió el aventurarte en la madriguera

de los dragones, aprender a activar tus ojos y dominar otra disciplina en menos de dos semanas. El hecho que seas nuevo no tiene nada que ver con tus aptitudes natas.

- Pero...- Los peros nunca te han detenido, ni aquí ni en tu vida normal, no empieces a usarlos

para excusar tu miedo.- No tengo miedo.- Entonces por qué dudas. Sabes que tienes capacidades y ahora tienes pruebas de

ello. Además te necesitamos.- ¿Cómo pueden necesitarme si apenas soy un novato?- Simplemente lo sé, dejémoslo así por ahora. Si no estás dispuesto a aceptar le diré a

Lúthien que te quite el sello de tu espalda y borre tus recuerdos. Así volverás a tu vida aburrida y sin sentido.

- ... Tú ya conoces mi respuesta, eso dijiste desde un principio. Y aunque odie admitirlo. Mi respuesta es sí, seré un miembro activo.

- Bien, usarás la habitación que se encuentra junto a la biblioteca, esa no tiene ningún sello. Haz lo que quieras, descansa, entrena, estudia. Puedes retirarte.

- Tengo unas preguntas.- El que las responda es otra situación, pero adelante, te escucho.- ¿Cuál es el verdadero motivo de la pelea entre las organizaciones?- Muy fácil, el poder, ya habíamos hablado de ello. Lo entenderás en el campo.

Todas mis preguntas son de una índole similar y él no me daría ninguna respuesta en ese momento. Me levanté y camine a la puerta.

- Aún tengo otra pregunta Huor.- Dime, ¿Cuál es?- ¿Quién eres tú?

Huor se dio la vuelta y miró la ventana. Me pareció que trataba con todas sus fuerzas de evitar una carcajada. "Espero que nunca lo sepas" fue su respuesta. Cerré la puerta y caminé a mi nueva habitación.

¿Cómo alguien como él puede ser el líder de una organización de tanta fuerza? Y aun así, no tengo duda de sus decisiones. Es extraño, de Lúthien conozco un poco de sus habilidades, pero de Huor... nunca lo he visto hacer algo. Y ahora que lo pienso, jamás lo he visto con mis nuevos ojos. La curiosidad me mataba y quería espiarlo un poco, pero el cansancio se apoderó de mi cuerpo.

Abrí la puerta y Lúthien se encontraba sentada al borde de la cama.

- Aceptaste verdad.- Sí.- ¿Por qué?- No puedo darte una respuesta cien por ciento acertada.- Entiendo que quieras saber cuál es tu potencial, pero no creo que estés consiente de

los riesgos.- Creo que después de intentar romper tu sello lo entendí.- Aun no te creo.- Sé que mi vida está en riesgo en todo momento.- ¡Entonces por qué lo haces! No tienes que hacerlo, puedes tomar otro camino.- He tomado mi elección.- Eres terco Galdor, eres un pequeñajo que no entiende nada.- ¡DEJA DE TRATARME COMO UN NIÑO!- ¡TE TRATO COMO UN NIÑO PORQUE ACTÚAS COMO TAL!- Pues no lo soy. Crees que soy imprudente, y quizás tengas razón, pero estoy

cansado de vivir bajo normas estrictas, que no pueda explorar el mundo a mi modo, siempre me han dicho como se deben hacer las cosas, de que están hechas y cómo actúan. Pero quien puede comprobarme que es así, que no están equivocados.

- Existe algo llamado experiencia.- Cosa que yo no tengo, y que al parecer no me dejar obtener.

Lúthien se quedó callada y bajo la mirada. Su rabia la contenía, sus brazos temblaban y conforme me acercaba, ella evitaba a toda costa mirarme. Cuando me senté a su lado me tranquilicé, respiré y dije:

- No tienes que preocuparte por mí. Si me equivoco, afrontaré las consecuencias de mis actos.

Su mano, llena de dolor, nunca de odio, pero si de un ferviente deseo de hacerme entender, golpeó mi cara, dejando marcada su mano en mi mejilla. Nunca lo vi venir. Mientras el dolor invadía mi rostro, la miré a los ojos. Ella tenía lágrimas que caían al suelo. Tan pesadas y a la vez, tan claras.

- Eres un idiota, no tienes ni la menor idea en donde te estas metiendo, y no digas que lo comprendes porque es mentira. Eres solo un niño miedoso que busca respuestas, este no es tu lugar. Puede que tengas un gran potencial, pero si eres imprudente no solo perderás tu vida, pondrás en riesgo otras vidas y eso no lo voy a permitir.

- Lúthien, yo...- ¡No tenías idea! Claro que no. Pero si tan seguro estas de tu elección adelante, solo

que no arrastres a otros al infierno. Si vas a morir, que seas solo tú.

Ella sale disparada de la habitación, azotando la puerta con toda su fuerza. Puede que haya dicho algo fuera de lugar... aunque no creo que fuera para tanto. No soy un niño como ella dice, no me conoce, ni mi pasado, ni nada. ¿Por qué me juzga tan rápido? No merezco este trato.

Pero por más que intentaba molestarme con ella, no lo conseguía, había algo que me hacía sentir culpable. Este sentimiento ya lo conocía, pero hace años que no lo experimentaba. No me gusta ver llorar a la gente, y menos a alguien de una presencia tan dulce y amable. ¿Debería disculparme? Pero como si no conozco mi error.

Muchas cosas que meditar, y poco tiempo para regresar a casa... bueno, al lugar donde vivo. Ya no sé si llamar casa al credo o al hogar que me dejo mi familia para estudiar la universidad.

Fui a tomar una ducha para poder despejar la mente. El agua caliente sobre mi cuerpo es, ahora, mi único refugio... a menos que Merenwen se le ocurra interrumpirme otra vez. Los minutos se convirtieron en horas, y no quería salir de ahí. Nadie me juzga, no lastimo a nadie, no tengo que tomar decisiones y no soy obligado por nadie. Estoy haciendo esto por mi propio deseo... así debería ser todo. Pero las soluciones simples nunca funcionan en el mundo real... Nunca es así de simple.

Una vez que se terminó el agua caliente, salí a vestirme, pero el espejo me invito a perderme en mis pensamientos. El sello de mi espalda... Lúthien... ¿Qué estoy haciendo de mí vida?

Hace un par de semanas era solo un estudiante bastante inepto, ahora me creo lo suficientemente maduro como para decidir el cómo vivir... o cómo morir. Puede que tenga algo de razón, soy apenas un niño jugando a ser adulto, aunque mi edad me dice lo contrario, el tiempo es el maestro más paciente de todos, te repetirá la misma lección hasta que la entiendas por completo, no importa que tengas diez, quince, o veinte años. No te mostrará el siguiente paso hasta dominar el primero.

27

Depresión

Tantas cosas que pensar y tan poco tiempo. No podía salir de mi habitación, no me apetecía hacer nada ni mucho menos hablar con alguien. Huor seguramente está ocupado y Lúthien no puede verme ni en pintura, Amrod, Finrod, Fëanáro, Merenwen, Nindë y Lólindir deben hacer algo importante... si te pones a comparar el escuchar los problemas de alguien más, cualquier cosa es más importante que eso.

Dos días pasaron lentamente donde solo pude estar recostado en mi cama, pensaba sin pensar, divagaba sobre cualquier tontería y cuando trataba de concentrarme en algo mi cabeza colocaba otro pensamiento inútil. No quería afrontar la situación en ese momento... y creo que ni en ningún otro. Si comenzaba a idear la forma de entender mi papel... ¿Papel? No puedo ser tan importante en eso ¿cuál es la línea que separada la humildad del ego? Debo tomar las cosas como me las dicen, o tratar de enfocarme en lo que realmente quiero.

Pero ahí se encuentra el problema, no sé qué deseo, por primera vez en mi vida me encuentro con algo que me llama la atención y quiero saber más sobre el tema, pero eso representa poner mi vida en riesgo, y si las palabras de Lúthien son acertadas, puedo colocar a otros en riesgo. Huor ha hablado de personas que están cayendo, existe una guerra. Si participo conozco los riesgos... y si decido no participar, renunciar, olvidarme del credo ¿las consecuencias serán las mismas?

Haga o no haga el tiempo sigue su curso y no puedo evitar que algo suceda. Por lo menos si hago algo, tengo la esperanza de tener algo en mi control, que pueda cambiar algo... aunque se trate de una mera ilusión.

Los constantes viajes de mi cama a la ducha consumían mi tiempo con la excusa de permanecer en un estado meditativo. ¿Procrastinando? Es lo más obvio, ya que la respuesta se la he dado a Huor. "Utiliza el tiempo como mejor te parezca" ¿se tratará de una prueba? Muy pronto regresaré al mundo real... o no sé cómo más llamarlo, podré olvidarme de esto por un tiempo... ¿debería olvidarme del tema mientras estoy fuera?

¡CARAJO! Solamente soy... soy... Erik... Galdor... mi propio nombre ya no me suena familiar, necesito saber lo que soy. Salí de la habitación por primera vez en dos días, incrédulamente miré la parte superior de mi puerta para asegurarme que no existiera otro sello. La respuesta fue más preocupante de lo que esperé. No había nada, este masoquismo mental es totalmente mío.

Podría ir a la biblioteca, entrenar un poco, pero... no encuentro el sentido. Si, para encontrarme más preparado y poder superar los problemas que tenga en camino. Huor no habló sobre lo que debo hacer y no tengo idea de cómo prepararme. ¿Debo aprender a pelear, a dominar mi habilidad, empaparme de conocimiento, intentar algo nuevo?

Será mejor primero saber a lo que me enfrento. O es la única respuesta que llegó a mi mente. Regresé lentamente a mi habitación y aquel acusador espejo no dejaba de seguirme, exigía que lo mirara, como si me hablara. En mis ojos existía algo nuevo y sabía perfectamente de lo que se trataba... si aprendo a usar correctamente mis ojos podré hacer algo, pero a su vez, ya no podré escapar de esta vida.

La normalidad no podrá regresar... aunque siempre hui de lo normal, ahora, que tengo la oportunidad de hacer algo distinto, me escondo y tiemblo como un niño asustado. Mi inseguridad la tengo a flor de piel y mis temores se apoderan de mí. La respuesta la tengo en la boca y aun así no puedo hacer algo al respecto, es un círculo vicioso.

Ya no puedo seguir con la mente con estos pensamientos que solo me están consumiendo lentamente, si ya he tomado una decisión afrontare todas las consecuencias. Aunque cada vez que pienso eso, llega a mí rostro el ardor de aquel golpe que Lúthien me propicio con lágrimas en los ojos. Tan llena de rabia, tristeza y dolor. Sin decirme lo que piensa ni de lo que siente ¿qué sabe ella que yo estoy desconociendo?

No es una buena idea que empiece a indagar en esos temas con ella, no solamente porque sería descortés, también tengo un poco de miedo por su reacción, y aún más desconociendo su habilidad... o habilidades.

Habilidades... habilidades, entiendo que es posible que una sola persona tenga más de una ¿Existirá algún límite para ello? ¡BASTA! Tengo demasiadas preguntas y carezco de la intención de responderlas. Tengo que parar esto, debo hacer algo, no puedo permanecer así, TENGO QUE HACER ALGO.

Grité en la habitación, levanté la mirada y cerré los ojos mientras lo hacía. DEBO HACER ALGO, NO PUEDO SEGUIR ASÍ. Continuaba gritando, mis brazos ardían, mis piernas punzaban y el rostro lo tensé, desde el estómago hasta el pecho un calor me recorría con mucha fuerza. Abrí los ojos de golpe y lentamente relaje todo mi cuerpo dejando caer mi rostro hasta mirar el suelo. Es tiempo de realmente hacer algo, esas palabras se escabulleron entre mis labios cual gotas de agua, cayendo al suelo e inundando toda la habitación. Temeroso, levanté la mirada al espejo, esperando su brutal crítica.

Quede totalmente boca abierto, caminé lentamente hasta estar a unos escasos centímetros del espejo. Reaccionaba lentamente, llevé mis dedos a mi cara, recorriendo las líneas que rodeaban mis ojos. Estos se volvieron... diferentes. Un color azul obscuro, muy cercano al negro emanaba de ellos. Las pupilas totalmente redondas y negras ocupaban un pequeño espacio, como si viera una luz muy intensa.

Que yo recuerde mis ojos son de color café, pero inmediatamente lo entendí, en mí reflejo noté algo que me rodeaba, se comportaba como humo pero no se dispersaba por toda la habitación, parecía emanar de mí, muy liviano y con un color plateado. Sabía que se trataba de mi energía o algo similar, había activado mi habilidad, pero jamás había creído que tendría transformaciones físicas al utilizarlo.

Quedé fascinado y algo dentro de mí me confirmó lo que debía hacer. No hago esto porque sea importante, soy un simple novato, no lo hago por tener una gran habilidad, apenas entiendo de qué se trata, no lo hago por Huor o Lúthien... lo hago... porque quiero saber quién soy. Un fuego dentro de mí se encendió. Si, puede ser peligroso y puede que me comporte como un niño, pero esta es mi elección. A mi mente regreso la imagen de Lúthien llorando, pero en esta ocasión, con mis ojos noté algo, su humo rosa era aún más liviano que antes y mucho más suave, sus palabras decían una cosa pero su energía mostraba otra, cuando me golpeó, su manto me cubrió el rostro, como si estuviera arrepentida y al salir de la habitación, un hilo sumamente delgado seguía a Lúthien y el otro extremo se encontraba... atado a mí. Puedo equivocarme, pero si cada persona tiene un color, densidad, textura y forma en el humo que emanan, pienso que se trata en parte de su personalidad, como con Lólindir y su firme, duro y frío humo verde, pero por otra parte, el humo parece tener comportamientos. Cuando intenté romper el sello de Lúthien comenzó como algo muy tenue y se volvió algo tan denso que fue capaz de lanzarme a la madriguera de los dragones, y ese hilo que vi, atado a mí... no entiendo lo que puede significar.

Después de pensar varios minutos, en cómo se comportaba ella y el humo, como la veía... ¿por qué no lo noté antes?

... ¡Esperen! No lo noté antes porque no tenía activada mi habilidad y no podía ver eso, pero ahora que mis ojos tomaron su color azul obscuro puedo verlo, bueno, no es verlo, solo estoy recordando lo que pasó, pero ahora... ¿puedo ver la energía de las personas con solo recordar un momento?

Esto es algo nuevo, creía que necesitaba ver a la persona en ese momento para ver eso. Sin perder un momento más, invadido por la curiosidad y porque posiblemente me de algunas respuestas, comencé a recordar las pláticas que tuve con Huor, pero no había nada, intenté con otras personas y el resultado fue el mismo, solo puedo ver el humo rosa de Lúthien.

Puede que se traté de mi habilidad... o puede ser que sea una habilidad de ella. Aunque el sentido de todo fue simple y liberador hasta cierto punto. Mi decisión no es errada ni correcta, solo es una decisión, una posibilidad. Aunque nunca me quitaré de la cabeza que puedo arrastrar a otras personas al infierno.

Si voy a caminar por aquí, más me vale hacerlo correctamente... la presión un muy grande, pero hasta que entienda que es a lo que me enfrento, lo único que puedo hacer es... hacer algo.

28

Regreso

Pasaron un par de días más y Huor me llamó a su oficina, ese pretencioso y extraño lugar. Entré con mis ojos normales, no pretendía armar algún tipo de disturbio con él. Fue muy cortante y directo al decirme que debía regresar, si permanecía más tiempo podría levantar sospechas. Acepté su orden y me retiré de sus aposentos. Nunca quita la mirada de esa ventana y rara vez me ha hablado de frente... como si ocultara algo.

Me dirigí hacia una habitación familiar pero que no le guardo ningún cariño.

- Debes irte, en un momento más estará listo el sello.

Me dijo un hombre sentado frente a una computadora. Por lo menos él es más amable que el anterior... me ha dirigido la palabra, supongo que algo es algo. Conozco el protocolo, me coloqué sobre el sello en el suelo mientras la otra persona puso sus manos en el suelo. Momentos antes de partir me dijo:

- Recuerda que no puedes usar tus habilidades ahí fuera.

Mi rostro no pudo ocultar la confusión del comentario, pero no pude preguntar nada más, al parpadear me encontraba en mi habitación, aquella que me dieron mis padres para poder estudiar la universidad. Caminé a la ventana junto a mi cama y miré por ella.

- Por lo menos aquí no tengo dragones molestos.

Examiné todo mi cuerpo por pura paranoia, el proceso de tele transportación en esta ocasión fue muy suave, no sentí nada, ni mareos o malestares. O se trataba de otra habilidad o de una mayor experiencia por el usuario que me trajo aquí. Tranquilo por ello, dejé mi mochila sobre la cama y me recosté en el sofá, miré el reloj... las 7:30 A.M. Giré la cabeza para ver el calendario y la fecha era... lunes.

Debería prepararme para ir a la universidad, la clase no tarda en iniciar. No me sentía agotado o cansado, solamente, no tenía ánimo de hacer nada. No pasaron ni 10 minutos y ya quería regresar al credo... el credo... ¡El libro rojo!

Salté del sofá y corrí a mi habitación, lancé almohadas y sábanas buscando el libro, afortunadamente lo encontré de inmediato. Puse mi mano en el pecho, cerré los ojos y respiré de alivio, la sensación de paz que cubría mi cuerpo fue rápidamente sustituido por un enorme dolor en el rostro, para ser específicos, en la nariz.

El golpe me derribó al piso, haciendo sangrar mi apenas recuperada nariz, entreabrí los ojos para poder ver al culpable de tal acto. No era de sorprender que el libro se posó al borde de la cama de manera vertical. El lobo en la caratula me miró con una combinación de enojo y alegría.

- Que linda forma de recibirme, también te extrañé ¿te parece que para regresarte el favor te lanzo a la chimenea encendida?

Me miró con aires de superioridad y se vuelve a lanzar a mí, en esta ocasión al estómago, sacándome el aire y dejándome aturdido por un par de segundos. Lo tomé y se abrió lentamente, las letras emanaron de él.

- Ahora resulta que quieres que te lea. Lo siento, debo irme en este momento, tengo que...

No pude decir nada más, el título que apareció fue demasiado extraño para ignorarlo. "El inicio" traté de figurar su significado sin leer la primera línea, pero me fue imposible. Cerré de golpe el libro y lo lancé a la cama.

- Necesito irme, prometo leerte más tarde.

El maldito y terco libro parece que solo entiende lo que quiere escuchar, al darme la vuelta para tomar una ducha, trazó una trayectoria directamente a mi nuca, asegurándose de golpearme con el borde duro de su lomo. Giré bruscamente y antes que pudiera volver a la cama lo atrapé en el aire.

- ¡No! Libro malo, no, en este momento no.

Mis brazos no pudieron contener la fuerza que emanaba de él, haciendo que el libro y mi rostro tuvieran repetidos encuentros, haciendo sangrar más y más mi nariz. Haciendo uso de todo mi peso logré detenerlo en contra del suelo, a pesar de su forcejeo y movimientos como si de un perro se tratara, me mantuvo ahí hasta que se calmara... un libro que necesita calmarse... y yo que creía que regresar sería bastante aburrido.

- Mira librito, estuve cuatro semanas con un par de dragones queriendo devorar mi cabeza, todo lo que tú hagas es un juego de niños en comparación.

Al decir esas palabras ya no mostraba más intención de moverse, quité lentamente mis manos y suavemente retiré mi peso, siempre atento de un posible ataque sorpresa. Miré al lobo con la cabeza abajo, giró lentamente a mí y parecía pedir disculpas. Algo me impulso a no enojarme con él, acaricié la portada y pude relajar todo mi cuerpo.

- No te preocupes, estoy bien, solo... con la nariz rota... otra vez.

Hablar con objetos inanimados ya no es tan extraño como lo fue en un principio. Después de lo vivido con Merenwen esto puede ser algo más... normal.

Me puse de pie y caminé al baño para tomar una ducha, dejé la puerta abierta y le conté al libro toda mi experiencia en el credo. Desde mi llegada, lo extraño que es Huor, la golpiza que me dieron en mi primer entrenamiento, el soldadito de plomo de Lólindir. No escuché ruido alguno y ni siquiera sabía si me escuchaba.

Continúe arreglándome para salir y no paraba de hablar.

- Y fue así que aprendí un poco sobre mis ojos y de lo que puedo hacer con ellos. Ah, por cierto, en el credo existe una chica muy linda, tiene un voz tan suave y es muy interesante, su nombre es Lúthien.

Idiota de mí por pensar que ya no recibiría más dolor por parte de ese maldito libro. El terminar de pronunciar la última letra no dudo en saltarme, golpearme en el estómago, la cara, la nariz, la nuca y cada lugar en donde pudo asestar un golpe.

No lo pude soportar más, corrí hasta la puerta de mi laboratorio de fotografía, abrí la puerta rápidamente, el libro me siguió como lo planeaba. Di un par de vueltas por las mesas en donde se encontraban los químicos y salí lo más pronto posible cerrando la puerta detrás de mí.

Me sentí victorioso en mi pelea, si el libro permanece ahí no podrá hacerme más daño... en teoría... escuché los golpes contra la puerta que me confirmaron la ubicación de ese lobo rojo. Caminé a la salida seguro y con satisfacción. Al tomar las llaves de mi auto un dolor bastante agudo invadió mi espalda, tirándome al suelo. Sorprendentemente... bueno, no tanto, era aquel rabioso de papel. Una vez en el suelo dio su último golpe contra mi rostro que me dejó inconsciente.

En mis últimos segundos de conciencia una voz entró en mi cabeza.

- No debes perder más tiempo, tienes que saberlo ahora.

Reconocía vagamente la voz... se parecía... a... Gelmir.

Recostado en el suelo, sin percepción de lo que pasaba a mí alrededor, el libro se tumbó frente a mí con sus páginas abiertas. El texto entero se reveló lentamente. "El inicio" la voz comenzó a hablarme en mi cabeza una vez más, como si me narrara el texto.

Yo no podía hacer más que escuchar atentamente lo que se me decía, sin preguntar ni cuestionar, sin hablar, sin moverme, sin poder hacer algo más.

Me tomó un día para extrañar mi casa cuando estaba en el credo, me tardé 15 minutos para querer estar de regreso en el credo y solo bastó un golpe certero para estar en ninguno de esos dos lugares.

29

El inicio

La penumbra total era el lugar donde me encontraba. Mi cuerpo no existía, solo mis pensamientos. Una voz comenzó a hablarme, intenté decir algo para obtener alguna explicación, pero ningún sonido emanaba de mí. Lentamente la oscuridad comenzó a tomar forma, haciéndome presenciar lo que parecían ser... recuerdos...

Lentamente fui transportado a un bosque de altos árboles cuyas copas cubrían casi en su totalidad el cielo. Sobre una roca de donde emergía un pequeño arroyo se encontraba Gelmir Mithrandír, su mirada se perdía en el flujo del agua, una atmosfera de tranquilidad lo rodeaba, algo había cambiado en él pero no logré saber qué era. De un momento a otro comenzó a hablar al vacío, como si una multitud estuviera frente a él, pero ni los ciervos ni lobos se encontraban cerca, me atrevo a decir que ni los insectos lograrían escuchar lo que decía.

- Pon mucha atención heredero de una gran responsabilidad.

¡¿QUÉ?! No se puede referir a mí.

- No temas, pero debes entender tu tarea.

¿Mí tarea? Ahora si no entiendo nada ¿En dónde estoy?

- Imagino que tienes muchas preguntas en este momento, lamento no poder responderlas ya que no puedo escuchar tus preguntas. Solo escúchame atentamente.

Como si realmente tuviera otra opción. Gelmir comenzó su relato, pero ya no parecía dirigirse a mí, solo hablaba y nunca levantó la mirada. Traté de activar mis ojos pero no me fue posible. Poco a poco deje de luchar y de entender lo que pasaba para prestar atención a sus palabras... nunca me sentí más interesado y la vez tan confundido. Sus palabras fueron:

No hay otra redención para la humanidad que el reconocimiento de su poder. Ustedes son las semillas de ese entendimiento, todo lo que piensan, todo lo que entiendan, eleva y expande el táranis en todas partes. Y cuando vives lo que han comprendido enteramente por el bien de su propia vida, permite que otros vean en ustedes un proceso de pensamiento más sublime, una comprensión mayor y una existencia con más sentido que la que ellos ven a su alrededor.

Cuanto más grande es tu deseo de amar lo que eres y vivir en control, el poder que rodea tu ser abre más y más tu cerebro. Entonces eres más que tu cuerpo, te conviertes en aquello que te mantiene vivo, cada uno de ustedes ha llegado en su aprendizaje del poder en la forma limitada de la materia, hasta donde su capacidad se lo ha permitido. A lo largo de tus muchas vidas sobre este plano han experimentado todos los elementos de este paraíso creado por tu propia y extraordinaria creatividad. A través de esa experiencia has aprendido

todo lo que hay por saber de los valores del pensamiento limitado del poder humano viviendo en la realidad, el rebaño de la conciencia colectiva.

Ya has aprendido lo que es el miedo, la inseguridad, la tristeza, la furia, la avaricia. Has aprendido todo sobre los celos, el odio y la guerra. Ya has aprendido acerca de la muerte. Ya has aprendido, en verdad sobre el alejamiento del táranis que te ha apoyado a lo largo de todas tus aventuras, para que ahora puedas experimentar el poder en su último nivel de su espectacular exhibición de creación. Para poder volver a un estado ilimitado, para experimentar la alegría y la libertad de ser, debes convertirte una vez más en aquello que te mantiene vivo.

Y la única manera de lograrlo ya que tu cuerpo no se encuentra preparado, es activar el séptimo sello, para que tu cerebro pueda recibir los pensamientos ilimitados que existen más allá de la conciencia colectiva. Así es como extiendes tu fuerza interior hasta el poder ilimitado, ese poder que te deja ser, te alimenta y forma parte de la totalidad del todo.

¿Entonces? Como consigues que este sello despierte las partes dormidas de ti a través de su flujo energía. Simplemente con el deseo. Es el deseo lo que permitirte que todo pensamiento se convierta en la realidad, el deseo de amar a cada momento todo aquello en lo que te has convertido, el deseo de ser quien controla todo lo que eres.

¿Por qué es importante amar la totalidad de todo lo que eres? Porque cuando lo haces inmediatamente trasciendes la conciencia colectiva y te elevas por encima de la aceptación, trasciendes el juicio, vas más allá de la ilusión del tiempo, entonces vives solo para tu realización, escuchas solamente a la voz interior, sigues solamente la senda de la alegría, y es en ese sendero donde yace el conocimiento de todo lo que es. Ahora tú me dices, eso es ser totalmente egoísta. Así es en verdad, pero ser egoísta es ser táranista. Cada momento que vives por el poder dentro de ti, cada ilusión que abrazas y dejas pasar, cada cosa que haces para encontrar tu alegría y tu luz, emana de desde tu ser hasta el flujo de energía para alimentar a la toda de la humanidad. Cuando vives íntegramente junto con tu poder que es la esencia de lo que eres, haces que una luz brille en medio de la obscuridad e iluminas todo lo que te rodea.

Entonces iluminas el camino de tus amados hermanos en su propio sendero de regreso al poder y ese es el único sendero que los llevará de vuelta hasta su ser completo e íntegro, cuando te amas a ti mismo lo suficientemente como para sentirte merecedor de recibir todo tu poder y deseas saber que eres uno con la energía de todo, entonces es cuando empieza a nacer esta maravillosa flor.

Así es como abres la capacidad de tu cerebro para recibir todos los valores de pensamiento de la mente a través de tu poder, queriendo saber, deseando sentir toda la emoción de ese conocimiento. ¿Cuál es la mejor forma de manifestar cualquier deseo? Dominando tu habilidad propia. El poder de tu ser, que es tu alma, rige tu cuerpo a través de su estructura emocional. El táranis recibe desde tu alma las órdenes de liberar el flujo de energía.

El poder de tus ser es la luz que abarca y rodea todo lo que eres y permite que todos los pensamientos entren en tu ser, el ser es el ego que está experimentando las realidades de la materia a través de la forma corporal, que es quien estimula el juicio y altera el ser o la pureza del pensamiento, de ahí el termino ego alterado, por eso, cuando usas tu habilidad propia, estas alineando la totalidad de lo que eres y eso te da la gran capacidad de manifestar y crear cualquier cosa que quieras. Cuando deseas recibir poder ilimitado, ese pensamiento de realización, que sientes dentro de tu alma, se manifiesta en tu cuerpo para activar el séptimo sello y este comienza a abrirse.

A medida que comienza a abrirse un flujo mayor de energía pasa a través de tu cuerpo, al hacerlo, despiertas a la mente latente, abre otra parte de ti para permitir que frecuencias mayores y más refinadas de poder sean experimentadas por todo tu cuerpo. Cuando llegan pensamientos de una frecuencia más alta, se reciben a través de la porción despierta del séptimo sello. Al hacerlo, tu cuerpo recibe frecuencias cada vez más altas, haciendo que tu cuerpo se hinche o te produzca dolor. Estas frecuencias se transforman en energía que fluyen a lo largo de tu cuerpo, permitiéndote realizar todo aquello que deseas a través de tu habilidad. Pero no puedes descuidar tu cascarón que te mantiene en este mundo material. El séptimo sello funciona conforme aumentes tu control sobre tu mente, tu habilidad y tu cuerpo, no podrá abrirse más si no te encuentras en equilibrio.

Las palabras de Gelmir se comenzaron a volver difusas, no comprendí nada más. Lentamente el lugar donde me encontraba desaparecía, la obscuridad me rodeaba y devoraba poco a poco. El temor se apoderó de mí, quería escapar de ahí antes que la perpetua sombra me devorara.

- ¡Erik!

Escuché una voz bastante familiar y una presión en el pecho.

- ¡Erik!

Esa voz... la conozco... no puedo equivocarme.

- ¡Erik, despierta de una vez!

Abrí los ojos de golpe, la luz me cegó, el dolor de mi nariz fue más intenso junto a mi golpeado estómago. Una sombra apareció frente a mí. Todo era demasiado claro, traté de hablar pero no encontraba algo que decir.

- ¡Erik!, ¿qué diablos te pasó?

Mi mente tomó lo pedazos de información que flotaban a mi alrededor para darme una vaga idea de lo que ocurría... ninguna conclusión elocuente llegó a mí.

- ¡Habla, di algo, lo que sea!- ... Yo.- ¡Si, dime!

- Yo... tengo hambre.

La luz ya no era molesta para mí y pude identificar esa sombra sobre mí.

- Enserio... debes estar bromeando... Te encuentro desmayado en la entrada de tu casa y lo primero que me dices es que tienes hambre.

No puedo culpar a Cristian, supongo que fue una escena bastante extraña... pero no pude pronunciar nada más. Lentamente me reintegré. Al sentarme un gran dolor de cabeza me invadió junto a los demás dolores provocados por el librito rojo.

- ¿Por lo menos me puedes responder si estás bien?- Sí, no te preocupes.

¡Qué está pasando! Yo no quise decir eso, las palabras que debían salir de mi boca eran "solo un extraño viaje con Gelmir". Pero no... Simplemente no... Un suave calor recorrió mi espalda... debe tratarse del sello de Lúthien.

30

¿Estoy en casa?

- Si eres capaz de decir una idiotez de ese tamaño no creo que te encuentres tan mal.

Cristian parecía regañarme por alguna extraña razón... al parecer ya olvidó que me encontró inconsciente en el suelo.

- Me duele la nariz, el estómago y la cabeza como no tienes una idea.- No quiero saber lo que estabas haciendo.- ¿Entonces qué haces aquí?- ¿Ya viste la hora que es?

Giré mi cabeza al reloj de pared... las 10:00 Am.

- Son las diez de la mañana, parece que me perdí de la primera clase, no es para tanto.- ¡Solo de la primera clase!

Cristian no suele hacer afirmaciones obvias... aunque al parecer siempre existe una primera vez.

- Si, solo la primera clase.- Te equivocas y por mucho.- Sé que no soy bueno en matemáticas, pero si recuerdo que la primera clase es de

7:30 a 9:30 y si son las diez de la mañana las cuentas parecen cuadrar.- ... ¿De verdad no tienes idea?

Su voz se volvió muy suave, realmente preocupado, sus ojos me examinaron de pies a cabeza.

- ¿De qué estás hablando?

Bajo la cabeza, intentando no darme la aterradora noticia, un pesado suspiro cayó al suelo haciéndome hacer una pregunta que me aterró desde lo profundo de mí ser.

- ¿Qué día es hoy?- ... jueves.

¡QUÉ! Permanecí inconsciente durante casi cuatro días. El relato del libro no duró tanto, al menos así lo sentí. Quería contárselo todo a Cristian, decirle lo del libro, sobre Gelmir y todo lo que sé del credo, pero el extraño calor de mi espalda regresó, identificaba perfectamente la forma, era el sello de "seguridad" que me colocó Lúthien. Frente a Cristian parecía que me había quedado sin palabras, pero en mi mente revolotearon muchas ideas, tanto que decir y no podía hacerlo.

- ¿te encuentras bien?

Cristian lo pronunció lentamente, pausado, realmente preocupado. Nunca lo había visto así. Debía crear una coartada y rápido, ese hombre no me dejaría en paz hasta darle una respuesta convincente.

- Si... es solo que.

Necesitaba más tiempo para pensar, pero los inquisidores ojos disfrazados de ternura de Cristian no me dejaban de observar.

- Erik, sabes que puedes decirme lo que sea.

¡Lo sé! La cuestión es que no puedo hacerlo.

- No quiero hablar en este momento.- Tú nunca quieres hablar... pero será mejor que descanses un poco.

¿Fue así de fácil? No más preguntas, ni discursos baratos ni nada. Cristian me ayudo a levantarme, me acompañó a mi habitación y se aseguró que estuviera recostado. Pasado unos minutos se retiró con el consejo de llamarlo si necesito algo. Es un acto muy noble por su parte... jamás he dejado que alguien me traté así, pero Cristian... es el único amigo que tengo, es de alguna manera, la razón por la que puedo llamar este lugar un hogar.

Me encontraba realmente cansado por todo lo sucedido, ni ganas de pensar tenía. Cerré los ojos y lentamente me quede dormido, solo esperando que nada interrumpiera mi sueño.

Las horas pasaron y un haz de luz me golpeó en la cara, desperté lentamente esperando sentir todo mi cuerpo adolorido. Pero nada... mi nariz se encontraba bien, mi estómago y cabeza no dolían. Como si hubiera dormido por semanas. Un poco asustado tomé mi celular para verificar la fecha... afortunadamente seguía siendo jueves por la tarde. Suspiré aliviado pero con mucha hambre.

El libro rojo reposaba en el escritorio frente a mi cama, me aproximé lentamente y no se encontraba ni el título ni el lobo en la portada. Abrí el libro diciendo "El credo" pero no nada sucedió, pasé por todas las páginas pero estas se encontraban en blanco. Extraño, pero no le di mayor importancia.

Caminé a la cocina y comí muy tranquilamente con mi soledad. De cierta manera extrañaba esto, sin tener que hablar con alguien, sin tener que aparentar nada, siendo solamente yo... aunque me encantaría tener la compañía de alguien con quien pudiera hablar sobre todo lo que ha pasado.

Aún faltaba para la noche cayera y me encontraba con algo de energía. Bajé a mi laboratorio fotográfico para pasar el tiempo. Había un par de fotografías que había dejado secar ya reveladas. Revisé si aún tenía carretes sin tratar pero ya no quedaba uno solo. Un poco aburrido comencé a limpiar toda la habitación, al terminar, tomé las fotografías para guardarlas en su respectivo álbum. Salí del laboratorio y la luz del corredor principal me

permitió apreciar un poco mi trabajo. Un columpio lleno de hojas secas fue mi foto favorita. No había nadie pero daba la impresión que se movía por su cuenta. El reloj marcó las once de la noche. Guardé las fotografías y me retiré a tomar una ducha. Un día bastante aburrido en comparación de otros, pero la tranquilidad fue bastante satisfactoria.

El agua caliente comenzó a tocar mi cuerpo, masajeando y limpiando todos los mínimos pensamientos que me rodeaban, disfruté esos minutos. Aunque... cierta nostalgia llegó a mí pasado un tiempo. No se traban de dudas o de confusiones, simplemente una persona llegó a mí.

Lúthien. Todavía me siento mal por lo que pasó. Nunca fue mi intención hacerla llorar. El sello de mi espalda, acariciado por el agua me traía sentimientos extraños, por un parte un gran cariño, por otro lado... quiero verla.

No sé si se traté de la mejor idea, pero es lo que quiero. Cerré las llaves, tomé una toalla para colocarla alrededor de mi cintura. Al salir del baño, miré por la ventana, la luna se encontraba llena, nunca había visto algo más hermoso... me recordaba... a ella.

Erik basta. Tú sabes que eso no puede pasar. Me lo decía para acostumbrarme a la idea, el final puede ser doloroso y es mejor evitar eso. Pero yo la quiero conocer mejor, existe algo en ella, en ese suave, delicado y ligero color rosado que porta su presencia, su voz, su mirada de curadora, sus suaves manos. Algo en ella me intriga, pero no es una curiosidad simplemente, es algo... algo que tiene nombre y me aterra decirlo.

Tomé mi ropa interior y fue lo único que use para volver a recostarme. No me encontraba realmente cansado mis parpados me pesaban. El cantar de los grillos, la suave y fresca brisa de la noche me arropó, la luz de la luna parecía acompañarme. Me encontraba en total paz.

No existían pensamientos que me perturbaran en ese momento, todo era tranquilidad, incluso la imagen de Lúthien en mi mente era bastante agradable. Quería permanecer así todo el tiempo, sin angustias, sin presiones.

Me quedé dormido muy lentamente sintiendo como cada musculo se relajó, mi respiración se volvió placida y lenta, mis ojos se cerraron muy suavemente, nunca me percaté cuando quede dormido completamente. Esa fue una de las noches más tranquilas de toda mi vida... aunque si les soy sincero, fue la última noche tranquila de mi vida.

31

Humanidad

El despertador, la luz pasando por mi ventana junto con la pereza habitual. Si, ya me encontraba de regreso, a la vida cotidiana. El camino a la universidad fue tranquilo y sin nada relevante más que mi total indiferencia frente a todas las cosas. Las clases igualmente aburridas, profesores tratando de motivarme, preguntando sobre mi ausencia toda la semana, las mismas personas, algunas nunca percataron mi inasistencia, otras pocas soltaron un comentario al aire y solo Cristian mostro un poco de interés. A decir verdad, mostraba más preocupación que cualquier otra cosa.

- ¿Cómo te encuentras Erik?- Mejor, gracias.

Sus palabras se volvieron un eco incomprensible, movía la boca y hacia ademanes con diferentes intenciones, pero nada... nada de importancia para mí. Si tan solo supiera lo que he vivido, lo que he aprendido, mis preocupaciones puede que de alguna manera u otra... a quien engaño, solo me tomaría como un loco más.

El descanso para comer llegó en la universidad, todos toman sus respectivos lugares en la cafetería. Desde la ventana de un salón vacío mi mirada se perdió en lo cotidiano de la situación. Pequeños grupos con aptitudes específicas formaban círculos, haciendo bastante evidente la división entre todos. Ya sea por su carrera, sus gustos, su estatus económico y por las actividades que realizan, todos ellos se encuentran pertenecientes a un grupo... a una organización.

Credos, familias, sectas, hordas, clanes y demás... conviven en el mundo humano. Pero ellos pelean, no tienen una guerra, no comparten un fin mutuo, pero aun así conviven entre ellos. ¿Por qué no pasa eso en el otro mundo? ¿Cuál es el verdadero motivo de la guerra?

En ese instante una mujer que carga su bandeja con comida se aproxima a un mesa, intercambia unas palabras con ellas y con la cara un poco triste se retira. Parece que pidió sentarse ahí para comer, pero fue rechazada por las demás... el asiento se encontraba vacío y nadie lo ocupó en lo largo del descanso. ¿Dónde nace ese acto de egoísmo? No le afectaba a nadie si ellos compartían ese lugar.

Un ejemplo minúsculo pero en esencia perfecto. Si escalamos la misma situación a miles o millones de personas, las consecuencias deben ser igual de grandes, solo por poseer algo e impedir que alguien más lo tenga es la razón de las diferencias entre las personas, tengan o no habilidades. Siempre ha sido el inicio de las guerras... que humanidad tan frágil.

- ¿No piensas pedir tu café de siempre?- No gracias Cristian, me encuentro bien.- Te estas comportando un poco extraño.

- ¿Y realmente eso te parece inusual? Creí que siempre actuaba de la misma manera.- Entonces déjame cambiar mi oración, te estas comportando como un universitario

normal.- Eso sí es algo preocupante, estoy dejando de ser yo mismo.- ¿A qué te refieres?

El mismo calor recorrió mi espalda marcando un patrón que ya me es muy familiar, impidiendo que pueda hablar. Solo solté un suspiro ahogado al suelo, un poco frustrado y con deseos de contarle todo a Cristian.

- A nada realmente.- Sabes que no suelo decir estas cosas pero...- Cristian, si lo sueles hacer y vas a empezar con tus cursilerías.- Solo quiero decirte que puedes contar conmigo en cualquier momento.

Cristian colocó su mano sobre mi hombro, mirándome con una gran sonrisa, sin sermones ni palabras de más. Caminó fuera del salón dejándome solo.

Si existe una razón por la cual pelear es por eso, pero personas que se preocupan por los demás, no para solucionar sus problemas, pero si para tener este sentimiento, esta sensación de no estar solo. Aunque estés dentro de un círculo rodeado de gente, la soledad puede invadir lo más profundo de tu alma devorándote lentamente.

Un tiempo lejos de todo esto me hace verlo de una manera diferente. Ellos se encuentran dormidos y nosotros, quienes hemos despertado... nosotros el credo debemos cuidar de ellos.

Un peso desapareció de mis hombros, Lúthien tenía razón, me comporté como un niño solo pensando en mí cuando toda acción que haga puede perjudicar a quienes me rodean, pero si hago las cosas por ellos, por algo más puede que no cometa ningún error.

Lentamente la cafetería quedó totalmente desierta, todos a sus clases, los círculos desaparecieron y se formaron otros. Así de mutable y variable es la sociedad. De verdad como quisiera poder ver esto con mis otros ojos. Pero no podría explicar al cambio de color en ellos, será mejor que permanezca así... por lo menos durante un tiempo.

Al regresar a casa, justo en la entrada, pilas de tablas, clavos y martillos que acumulaban polvo reposaban en la espera de un cambio. Se encontraban ahí desde que mi padre y yo peleamos. La idea era terminar de construir el pórtico de la casa que me habían regalado para estudiar la universidad. Pero nunca logramos terminar aquel proyecto, siempre se iniciaba alguna conversación que desarrollaba gritos, insultos y una que otra maldición.

Preferimos dejarlo así y que si yo lo quería que terminará aquello que empezamos. Por una mera diferencia generacional dejamos de hablarnos y ha sido tanta la separación que no podría asegurar si él está vivo o muerto. La escena me pareció muy triste, levanté la mirada y noté que aún me quedaban un par de horas de luz. Respiré profundo y comencé algo que creí nunca hacer.

Clavo a clavo y tabla a tabla construí aquello que deje olvidado. Realmente no faltaba mucho, mi padre y yo casi lo terminamos, solo restaban un par de detalles. Con cada golpe del martillo una parte dentro de mí se volvía más y más ligera. Al terminar, una lagrima recorrió mi mejilla, miré el resultado final y solo le faltaba un poco de pintura. Si no mal recuerdo aún me queda un poco dentro de la casa... sonreí y tomé todas las herramientas dejando completamente limpio el pórtico. La noche comenzó a extender su manto, los grillos cantaban y la suave brisa arrullaba todo el entorno. Aún tengo algo que hacer con alguien, solo que no es el momento todavía.

Tomé una ducha con mi habitual agua caliente con completa calma, el librito no ha hecho ni un solo ruido y no planeaba ir a ver lo que hacía.

- Prepara tus cosas, regresas al credo mañana temprano.

Esa voz en mi cabeza era inconfundible, ese tono autoritario, serio y con un toque de egolatrismo, solo se podía tratar de Huor. Sentí un poco de emoción, pero no disfrute realmente de mi estancia en el mundo humano... tengo que llamarlo de otra forma, siento que cada vez soy menos parte de ellos y no quiero que eso suceda. Tengo cosas que hacer como humano... de verdad, debo encontrar otro nombre para referirme a estos dos lugares.

Cerré las llaves y continué con mi rutina para dormir, sin antes preparar una pequeña maleta con algo de ropa y me aseguré que el libro se encontrará dentro.

- Espero que en esta ocasión puedas acompañarme.

Su portada roja no emano ni el título ni el lobo. Parecía estar dormido o algo similar... pero si por un momento se comportaba como un libro normal era algo bueno. Miré de reojo el calendario.

- Falta muy poco para presentar los proyectos finales... debo buscar la forma de librarme de mi profesor de literatura.

No pode reprimir una carcajada que llegó a mí. Fue como si un niño pequeño preparara su siguiente travesura. Esto me gusta, mi vida me gusta a pesar de siempre quejarme de ella. No es que el credo me mostrará que existen cosas peores, es solo que tengo una nueva visión de todo. Literalmente, puedo ver las cosas desde otra óptica.

32

Nuevo entrenamiento

La noche pasó como es de costumbre, la suave manta azul manchada por los millares de estrellas, el canto de los grillos arrullando a las desoladas almas aun despiertas que buscan algún tipo de consuelo para su sueño. El reloj toma posesión del tiempo que transcurre como un rio hacia el océano inmenso y eterno.

La mañana me recibe con los primeros rayos de luz sobre mi cara…

- Un momento… eso no es el sol.

Levanté mi cabeza sobre la cama para mirar por la ventana solamente para obtener una grata y realmente caluroso bienvenida.

- ¡MIERDA!

Una enorme bola de fuego trazó un camino directamente a mí recién consiente cabeza para chamuscarla. Cerré los ojos y al abrirlos había activado mi habilidad, como su pudiera detener el tiempo observé como la esfera calurosa se aproximaba a mí, pero una enorme calma invadió mi cuerpo, dejándome apreciar cada pequeño detalle. Las pequeñas llamas que emanaban de manera circular parecían combustionar frente a mí. Sin mayor esfuerzo me recosté en el suelo para evitar algún posible daño, al parpadear el tiempo recobró su curso habitual, haciendo que la llamarada pasará de largo por toda mi habitación.

- Veo que ya puedes activar tu habilidad a tu antojo, espero que no estuvieras entrenando en el mundo humano.

¿Cómo había llegado ahí? Se trataba de Huor, sentado al filo de la cama con la mirada baja y los brazos cruzados, inamovible y tranquilo como si nada hubiera pasado. Ni siquiera con mis ojos pude notar su presencia.

- Esperábamos tu regreso Galdor, muy pronto tendrás que cumplir algunas cosas para el credo, pero antes es necesario que la siguiente parte de tu entrenamiento inicie, por favor acompáñame.

- Si… hola… gracias por el despertador, tu sabes perfectamente que adoro ser vecino de un dragón que lo único que quiere es devorar mi cabeza.

Huor se puso en pie, caminando lentamente hacia la puerta sin dirigirme la mirada, parecía esperar alguna reacción mía, pero como si se tratará de un chiste que alguien no entendió, solo se limitó a hacerme una pequeña observación.

- Él no quiere devorar tu cabeza… solo te quiere en punto de carbón.

Ahora resulta que Huor se convirtió en comediante… ¿cómo diablos llegué al credo? Mi semblante cambió drásticamente, miré alrededor hasta encontrar un sello sobre las sabanas que conocía hace poco pero conocía su función.

- El hecho de poder activar tus ojos no significa que puedas sacar provecho de ellos. Vamos, no tenemos tiempo que perder.

Sus palabras siempre tienen el mismo efecto, una combinación de sentirme insultado y a la vez, saber que he cometido algún error. Sin perder la oportunidad observé a Huor mientras salía de la habitación, su energía era de un color amarillo casi dorado, de una textura suave y liviana realizando ondas como si olas de mar se trataran. Pero lo que más llamó mi atención fue un pequeño dije, no era físico, era de energía, formaba un símbolo que desconocía a la altura de su corazón con un toque rosa, era casi imposible de ver ya que su energía amarilla lo cubría muy bien.

Me integré lentamente, aun portaba mi pijama y me encontraba descalzo, a mi lado izquierdo la ventana que daba a la madriguera de los dragones… mi despertador favorito. Al parecer ellos pueden invocarme cuando quieran gracias al sello de mi espalda y algún tipo de vínculo entre el sello de la sabana que es exactamente igual al de la habitación que me transporta al mundo humano.

Abrí mi maleta para cambiarme de ropa y entre las cosas que no se encontraban era el libro rojo. No era la primera vez, cuando trato de hablar de él o de llevarlo a otro lugar que no sea mi hogar humano parece que deja de existir. Alguna explicación debe tener pero no es el momento para pensar en ello. Salí de la habitación y con paso acelerado me coloqué a lado de Huor mientras caminábamos hasta su oficina.

- ¿Aprendiste algo con esto?- Descubrí que pueden invocarme en el momento en que ustedes quieran, que no es

necesario usar mi energía para transportarme, también que los sellos puedes ser colocados en cualquier superficie y tienen la misma efectividad aunque supongo que algún cambio debe tener, además poco a poco estoy entendiendo de que se trata mi habilidad aunque no en su totalidad.

- Interesante, aprendiste muchas cosas de un evento tan pequeño, pero justamente la lección que planeaba impartirte fue justamente la que pasaste por alto.

- ¿A qué te refieres?- ¿Notaste cuando entré a tu habitación?

¿Huor entró? Pensé que él ya se encontraba ahí desde que llegue al credo.

- … No.- Si tus ojos te permiten ver más allá de lo normal, entonces como no notaste mi

presencia.- No lo sé.

- Eso es justamente lo que vamos a cambiar, entrenarás en diferentes disciplinas aunque no se encuentren relacionadas a ti.

- ¿Disculpa? No se supone que ya he pasado por eso.- Te equivocas. Al llegar al credo solo pasaste una sesión en varias áreas para saber la

naturaleza de tu habilidad, después solo fuiste supervisado para saber si eras capaz o no de controlar tu poder, para después buscaras una forma de entrenar tu habilidad por tu cuenta y así paulatinamente desarrollarla. Pero aún falta algo muy importante.

- ¡Quieres decir que si tienen una forma de entrenarme! Pero que decidiste esperar hasta que lo haga por mi cuenta, perfecto, hablando de ser rápidos y eficientes.

- No es eso, no seas tan precipitado, hasta este momento solo te hemos ayudado a controlar y entender tu habilidad, ahora falta buscarle una utilidad. No sirve de nada el conocimiento si no lo puedes usar de manera práctica. Hasta ahora han sido momentos esporádicos e intuitivos, lo cual no es algo malo pero se puede mejorar.

Creo que empiezo a entender a Huor, en efecto, solo he reaccionado como cuando caí en la madriguera, no pensé… solo actué.

- Es por eso que pasaras por otro entrenamiento, tal vez tus ojos no te den una ventaja en combate o tal vez sí, eso depende de cómo lo enfoques y como progreses con el control de tu habilidad. Si no te da alguna ventaja lo puedes usar para escapar o para evitar el conflicto o inclusive darle un fin sin iniciarlo.

El ejemplo del combate cuerpo a cuerpo me asustó un poco, pero tiene razón. Espero que solo lo usará como un ejemplo y nada más. Al terminar la conversación entramos en su petulante oficina en donde reposaban en el escritorio cinco objetos que a la lejanía no logré identificar pero cada uno de ellos emanaba energía propia, como si tuvieran vida.

- Galdor, desactiva tu habilidad, es de mala educación.

Había olvidado que el plateado de mis ojos me delataba. Cerré y abrí los ojos para regresar a la normalidad, Huor me pidió ocupar asiento frente a él, lo que me da la oportunidad de ver los cinco objetos. Un collar, un prendedor, una hebilla de cinturón, un arete, una gargantilla y un anillo.

- Esperaremos al resto, no deben tardar.

¿Al resto? A quien más podemos esperar, creí que solo me necesitaban a mí. Huor se posó frente a su ventana evitando mirarme, no porque lo intimidará, simplemente no era necesario, con su voz que lograba llenar aquella habitación pretenciosa y totalmente ornamentada. Mi mirada caía con todo su peso sobre los objetos sobre la mesa.

En ese momento la puerta se abre detrás de mí, Lúthien encabeza la caravana seguido por Finrod, Fëanáro, Merenwen, Nindë y el soldadito de plomo Lólindir… simplemente esto no puede ser bueno.

33

Daimus

- Me alegra que ya estén todos reunidos, Lólindir ya conoce el motivo de esta reunión pero el resto no, así que dejaré a Lúthien que les explique.

Huor no despegó la mirada de la ventana, pero jamás se siente un aire de superioridad o algo parecido… simplemente así es Huor. Lúthien camina hasta quedar detrás del escritorio, tomando asiento y mirando a todos los presentes a los ojos antes de comenzar a hablar.

- El motivo de tenerlos aquí el día de hoy es por dos razones en particular, en primer lugar les haré entrega de sus Daimus, estos los deben portar en todo momento dentro y fuera del credo, también con esto ganan el libre acceso a los sectores amarillos o aquellos que requieren un permiso especial. El lugar que más frecuentaran será el campo de entrenamiento uno y dos en donde continuaran con su entrenamiento de manera colectiva sin descuidar su entrenamiento individual.

Su voz era suave y tierna como siempre, pero con firmeza y seriedad. Sostuvo la mirada a cada uno mientras hablaba, incluso a mí, no parecía haber ningún cambio en su semblante, como si lo que hemos pasado jamás hubiera ocurrido.

- Como es costumbre, se asignará a alguien con experiencia y con un rango alto que funcionará como el líder del grupo. Lólindir ¿aceptas el cargo que se te es encomendado?

- Acepto.

Su voz firme y totalmente militarizada crea un ambiente con un poco de tensión. Lúthien toma el anillo frente a ella y se lo entrega en su mano abierta. Todos querían ver con mayor detalle ese anillo pero nadie lo hacía para no parecer unos niños inquietos. Era un poco extraño porque a pesar de tenerlo a mi lado y de poder ver todos los objetos sobre la mesa, no lograba identificar los detalles, si tenían algo grabado en ellos, su forma exacta o algo similar, solamente podía ver el objeto que era y nada más. Manchas con forma de algo era lo que nos entregaban.

- Finrod, por favor toma tu Daimus.

Lúthien le entrego la hebilla del cinturón y así fue con cada uno. Para Fëanáro el collar, Merenwen el arete, Nindë con la gargantilla.

- Galdor, te entrego tu Daimus.

Lúthien me entrega un prendedor y a pesar de tenerlo en mi mano y querer observarlo, solo era una mancha difusa, sin detalle ni contraste, solo estaba ahí.

- Por favor, todos colóquense sus respectivos Daimus para poder activarlos.

Todos acatan la petición un poco incrédulos excepto por Lólindir que parecía muy familiarizado con el proceso. Lúthien se pone en pie extendiendo su mano hacia todos nosotros y cerrando los ojos lentamente. No fue necesario usar mi ojos para ver como brotaba de sus dedos unos delgados hilos tan livianos como el aire mismo y de un rosa inconfundible. Cada dedo con cada hilo fue directamente a cada Daimus, dejando el anillo de Lólindir fuera de esto. Poco a poco los objetos tomaron forma, detalle, peso, presencia y color, los hilos que se conectaba a Lúthien cambiaron de color lentamente, el mío paso a ser plateado, el resto eran de tonos azulados, rojizos, cafés y violeta. Seguido a eso, Lúthien junta sus dedos para lanzar un sexto hilo de color amarillo bastante familiar que voló hasta el anillo de Lólindir y repitiendo el mismo protocolo, cambió de color hasta ser verde. Por último, Lúthien regresa su mano a su costado, rompiendo los hilos entre sus dedos y los Daimus, estos recogen lentamente el restante del hilo para crear otro puente con el anillo de Lólindir que absorbe una pequeña parte del hilo.

- Por mi parte sería todo, sus Daimus ya se encuentran activados y sincronizados. Con su permiso me retiro.

Lúthien parecía ansiosa de salir, como si algo la incomodará, además cierto cansancio se podía leer en su rostro.

- Espera Lúthien, aun no te retires por favor.

Huor voltea para dale la indicación a Lúthien. Ella, un poco frustrada, toma lugar detrás de todos nosotros, evitando a toda costa hacer contacto visual. Parece que la activación la ha dejado agotada… ¿Por qué Huor no la dejó irse a descansar?

- La segunda razón para convocarlos es para informar que ustedes seis trabajaran en equipo, la selección se ha hecho a partir de su manejo de sus habilidades y como se complementan con los demás. Como lo dijo Lúthien, Lólindir será su líder por el tiempo que ha estado en el credo y por demostrar ser alguien de confianza para nosotros, espero que se integren rápidamente ya que al final de esta semana saldrán de estas paredes para cumplir con una labor.

¡QUÉ! Ahora tendré al enanito a mi lado y no solo eso, ¡como mi superior! No tengo problema con los demás… aunque Merenwen me da un poco de miedo teniendo en cuenta nuestro último encuentro.

- Por ahora es todo, pueden retirarse si lo desean.

Huor giró sobre si para estar frente a su ventana mientras que todos salían lentamente de la habitación. Simplemente no podía moverme, había mucho que entender y aun no sabía si me darían respuestas, pero prefería intentarlo.

Al cerrarse la puerta intenté hablar, pero fui interrumpido por Huor.

- Tienes algunas preguntas, ¿no es así?- Si, ¿qué ha sido todo esto?- Una reunión para darles la información necesaria.- Obviamente…- Entonces para que preguntas.

En ocasiones Huor es capaz de sacarme de mis casillas y no poder decir nada… odio cuando tiene razón.

- ¿Qué son los Daimus?

Pregunté tratando de calmarme y no explotar por las aparentes provocaciones de Huor.

- Lúthien puede explicarte mejor.

Giré sobre mi silla para mirar directamente a Lúthien, pero ella no parecía feliz con la situación. Inhaló profundo y me dirigió la palabra.

- En términos simples, es una protección que tendrás para tus entrenamientos y cuando estés fuera del credo. Son creados a partir de tu propia energía y forjados con la esencia del credo mismo.

- ¿Una protección?, ¿de qué me protegerá?- Evitará que mueras… dentro de lo posible.

Sus palabras crearon un hielo irrompible sobre toda mi espalda.

- Los entrenamientos colectivos no solo tratan de integrarlos como equipo, también son más intensos y deben usar sus habilidades al máximo.

- Es decir… que si la habilidad de alguien es la lucha, debe luchar con todas sus fuerzas.

- En efecto, es por eso que portan los Daimus, si en dado caso te encuentres a punto de morir por alguien de tu propio equipo, este lanzará en sello que impedirá tu muerte.

Esto es algo que no esperaba, me imaginaba que el entrenamiento se volvería más fuerte conforme progresara… pero tener la posibilidad de morir dentro del credo no es algo que me agrade mucho. Y teniendo en cuanta mí nula capacidad de pelear y defenderme… creo que en este momento soy el miembro más débil de todos.

- ¿Por qué estoy dentro de este equipo?- Eso lo puedo responder yo.

Huor retiró la vista de la ventana y tomó asiento frente a su escritorio. Con la cabeza le indicó a Lúthien que podía retirarse, ella no esperó más y salió de la habitación. Al cerrarse la puerta el ambiente de tensión creció más al sentir la mirada de Huor sobre mí.