COMUNICACIONES DEL SELF - Bibliopsi315... · a través del comienzo de la actividad musical. Este...

�

�

�� Material exclusivo de los Grupos de Estudio del Programa ADIM.

Traducción libre con fines didácticos. Prohibida su difusión y reproducción. Programa ADIM-Argentina: Av. Luis María Campos 8, piso 11”F”, Buenos Aires.

Telefax: 4771-0521 E-mail: [email protected] www.programaadim.com.ar�

�

�

COMUNICACIONES DEL SELF

EN MUSICOTERAPIA CREATIVA

CAROL M ROBBINS, M.S., CMT/RMT-BC CLIVE ROBBINS, D.M.M., CMT/RMT-BC

Profesores y Co-directores Clínica de Musicoterapia Nordoff-Robbins

Universidad de Nueva York Nueva York, Nueva York

Capítulo 4 del Libro “Case Studies in Music Therapy”. Editado por Kenneth Bruscia. Barcelona

Publishers. ¡996 Traducción: Lic. Carolina Taube. Corrección de Estilo: Lic. Diego Schapira Abstract: Este caso describe el abordaje de musicoterapia creativa con Lyndal, una niña australiana de 9 años, con discapacidades múltiples. A través del trabajo individual y grupal, con el fin de desarrollar su expresividad musical y las inter-respuestas, Lyndal fue capaz de encontrar y liberar al “niño música” dentro de ella. Son descriptos los efectos de esta liberación de potencial de varios aspectos del self.

��

��

�� !��

�

�




�

�

INTRODUCCIÓN

Al responder una pregunta, Uno comunica su propio self.

Este simple aforismo del pensamiento Sufi (Corbin, 1969) captura la

verdadera esencia de la musicoterapia creativa. Cada vez que el terapeuta crea una idea musical, u ofrece una frase musical, es una invitación para el niño a responder –una pregunta para que el niño responda; al repetir el motivo del niño, o extendiendo la frase del niño, o complementando el timbre del niño, o dirigiendo al niño hacia otro tempo o rango de dinámicas, el terapeuta está, en efecto, haciendo preguntas musicales; y el niño ---al responder espontáneamente a la música, al terapeuta y a la situación ---está continuamente comunicando su self, y el estado del self. Al hacer esto, el niño también comunica la individualidad de ese self ---la voluntad directiva interna, su capacidad de afirmarse o expresarse a sí mismo o comunicar sus potenciales en la medida en que se manifiestan, y sus devociones innatas. Entonces, en la respuesta del niño, vivenciamos junto con el self, el siendo-dentro-del-self. Y es en el siendo-dentro-del-self que se tiende el potencial para el desarrollo de la creatividad.

En musicoterapia creativa, el self del niño se desarrolla desde dentro ---

usando sus recursos internos---del cual el más importante es el “niño música”. El “niño música” es esa parte del self interior en cada niño “que responde a la experiencia musical, la encuentra significativa y comprometedora, recuerda música, y disfruta algunas formas de la experiencia musical” (Nordoff &Robbins, 1977, p.1) Esta musicalidad individualizada es innata en cada niño, pese a las discapacidades, y refleja una sensibilidad universal a la música y sus varios elementos. Para que el “niño música” funcione, el niño debe estar abierto a vivenciarse a sí mismo, a otros y al mundo que lo rodea; pues es a través de estas experiencias que las capacidades receptivas, cognitivas y expresivas se desarrollan. Así, es el “niño música” quien responde las preguntas hechas por la música, y al hacerlo comunica el self.

Cuando el niño es de alguna manera discapacitado, el niño música está

encapsulado dentro de lo que nosotros llamamos el “niño condición”. El niño condición da cuenta del niño como ha venido a ser, a través del número de años, con alguna forma de condición de discapacidad. La personalidad del niño se desarrolla en respuesta a la experiencia de vida que el o ella pueda asimilar. Frecuentemente este desarrollo es limitado, parcializado, deformado o incompleto---el potencial para el desarrollo del niño no ha sido liberado---un estado representado simbólicamente en la figura 1, por una forma impar, irregular.

�

�




�

�

Figura 1. El niño condición

El niño condición

El niño condición es obviamente un self, el self que el niño ha sido capaz

de desarrollar, o el estado actual del self del niño. Entonces, encontramos que en musicoterapia podemos alcanzar lo inherente, la musicalidad innata, que es tan fundamental para la naturaleza humana. Nosotros comenzamos a alcanzar al niño música.

Figura 2.

El niño música

Niño condición

En primer lugar, el terapeuta se da cuenta del crecimiento interior de la conciencia. Perceptiblemente, si todo sigue bien en las primeras sesiones, la personalidad del niño desarrolla un nuevo núcleo de individualidad que está formado en (o por) la experiencia musical, a través de la comunicación musical, a través del comienzo de la actividad musical. Este núcleo musical-personal luego es nutrido, alentado, desafiado, sostenido, respondido por el terapeuta, y comienza a llevar la individualidad más allá de los límites previos de sus funciones, más allá de la barrera del comportamiento del niño condición.

�

�




�

�

Figura 3.

El Viejo Self y el Nuevo Self

�� Niño condición

En la creciente inter-actividad e inter-relación niño-terapeuta, la

personalidad se expande, un “nuevo self” se crea, y el antiguo niño condición se convierte en el “viejo self”. (Ver Figura 3 para la representación simbólica). Si un terapeuta se encuentra trabajando con un niño profundamente neurótico, emocionalmente perturbado, o lo que podría llamarse excesivamente emocional, encontrarán que el viejo self permanece, hasta algún punto. La terapia puede descansar sobre el resolver los conflictos entre el viejo y el nuevo self. El niño aún será un self-defensivo—un viejo modo de conducta—hasta que crece esa necesidad y los viejos modos de vida, las reaccciones y los hábitos u otros comportamientos limitantes son reemplazados por nuevas percepciones, un nuevo sentido de self, una nueva confianza en el vivir.

MÉTODO

Quisiéramos ilustrar este proceso con extractos de un proceso de musicoterapia creativa con Lyndal, una niña australiana. Trabajamos con Lyndal durante un período de 4 años y medio, en sesiones individuales y grupales. Las sesiones individuales se centraron en la improvisación interactiva, y las sesiones grupales involucraron a Lyndal en un drama musical.

La musicoterapia creativa involucra dos terapeutas trabajando en

equipo, uno en el piano, y el otro directamente con el niño o grupo. En el trabajo individual, la improvisación musical es el medio predominante de

�

�




�

�

interacción con el niño---es la manera en que se establece el contacto con el “niño música”:

…el terapeuta encontrará que la esencia de la música como

terapia recae en su creación improvisacional de música como un lenguaje de comunicación entre él y el niño individual. Las “palabras” de este lenguaje, son los componentes de la música a su disposición, su contenido expresivo es llevado a través del uso de los mismos. En la situación clínica se vuelve el centro de la respuesta musical en sí misma, la música que sus dedos dibujan del instrumento surgen de sus impresiones sobre el niño: expresión facial, mirada, postura, comportamiento, condición---todo expresa esa presencia que su música va a reflejar y saldrá a su encuentro. La flexibilidad de su manera de tocar busca la región de contacto para ese niño, creando la sustancia emocional del contacto y prepara el terreno musical para la inter-actividad/interacción. El timing de su interpretación---su tempo, sus ritmos y pausas--- atentamente acompaña, lidera y sigue la actividad del niño (Nordoff & Robbins, 1971, 143-144).

En el trabajo grupal, el medio predominante para acceder al “niño

música” es a través del aprendizaje, representando/ejecutando, y respondiendo a canciones especialmente compuestas, piezas musicales y dramas musicales, y al contenido evolutivo de tales composiciones.

INFORMACIÓN DE LOS ANTECEDENTES

Conocimos a Lyndal en septiembre de 1984; ella tenía entonces 9 años,

y recién se convertía en residente de “Warrah”, una escuela especial de Rudolf Steiner en Australia, en donde estábamos trabajando y viviendo. Ella tenía una lesión cerebral (¿PC?), ligeramente microcefálica, hipertónica, y con algunas inseguridades en su manera de andar. Ella tenía una debilidad mental moderada y era emocionalmente inestable. Su comportamiento era temeroso, estereotipado, y auto-agresivo posiblemente debido a la frustración y confusión.

Ella reaccionaba adversamente a sonidos fuertes o inesperados:

ladridos de perros, sirenas, bocina de autos, portazos, y así. Incluso a normales niveles de audición de la televisión o la radio provocaba gritos y berrinches y una reacción de auto-agresión en la que ella golpeaba repetidamente su frente contra la pared u otro objeto firme. Debajo de sus golpes, frecuentemente había una gran contusión.

�

�




�

�

Ella era una niña muy querida, pero la vida en casa para sus padres y sus dos hermanos era restringida y muda. Tenía poco lenguaje y podía hacer comprender sus deseos; frecuentemente repetía frases continua e inapropiadamente, aparentemente con el deseo de realizar una conversación.

Lyndal asistió a una escuela estatal por algunos años e hizo algunos

progresos, a pesar de mantenerse al margen de muchas actividades escolares por su temor, su auto-protección, y comportamiento impredecible.

PROCESO DE TRATAMIENTO ¡No toques el piano!

Lyndal comenzó sesiones semanales de musicoterapia, poco tiempo después de haber sido admitida en “Warrah”. Rápidamente, sus respuestas revelaron una dicotomía, una fractura. Siempre venía entusiasmada a la sala de música, poseía una sensibilidad inherente a la música considerable, y la disfrutaba inmensamente. Le gustaba cantar---preferentemente algo que ella podía imitar---y tenía un buen sentido de altura. También era sensible a los patrones rítmicos y a los ritmos melódicos. Pero al golpear el tambor en improvisaciones con piano o improvisaciones vocales, mostraba una inestabilidad que estaba asociada a una falta incapacitante de auto-control y confianza. En el tambor, ella era vulnerable a la estimulación musical y a la excitación de su propia actividad física---y su tempo/golpe siempre tendía a quebrarse en el desorden. Había evidencia que vivía en ella un impulso a batir libremente y vívido, pero sus reacciones sugerían que tenía miedo del poder de su propia energía impulsiva, y la estaba reprimiendo. Cada vez que su música (golpe de tambor) estaba al borde de convertirse en algo demasiado vigoroso, ella aclamaría: “¡No toques el piano!” o interpondría “¡Nos vemos luego!”, esta era su forma de escapar de la situación. También desarrolló una verdadera ansiedad sobre un timbal de 16 pulgadas, y tenía que quedar fuera de la vista, detrás del piano.

Gradualmente en estas sesiones, sus respuestas fueron tomando cierta estabilidad y era notable que---dentro de los límites que ella determinaba---estuviera comenzando a depositar su confianza en nosotros y en sí misma, activo en música. Lyndal toma un rol

�

�




�

�

Luego de cuatro sesiones, temporalmente suspendimos su terapia individual, pues se requirió un cambio en el cronograma debido a la necesidad de ensayos para una puesta teatral de la escuela. Comenzamos a trabajar con 35 niños en la escuela en “El Acto de Navidad de los Niños” (Nordoff & Robbins, 1970). La niña que debía interpretar a María se enfermó, y le pedimos a Lyndal que tomara el papel. Cuando sus padres se enteraron, fueron pesimistas: “Esperamos que Lyndal no arruine su acto”, esa era su preocupación. Les aseguré que este acto era para los niños, y que si fuera necesario que Clive estuviera al lado de Lyndal a lo largo de toda la obra, no habría ningún problema, todo estaría bien. En los ensayos, inicialmente estaba dispersa y nerviosa; se comportaba bien, pero parecía no entender de qué se trataba todo esto. Cuando el Ángel trajo a María el muñeco bebé que representaba al Niño Jesús, Lyndal lo tomaba sin cuidado, con una falta total de sentimiento, a veces, sosteniéndolo cabeza abajo. El punto de transición se dio en un ensayo cuando, mientras el Ángel se acercaba a Lyndal, sentada en el establo, para presentar al bebé, Clive estiró sus manos hacia arriba y le dijo: “Lyndal, extiende tus brazos al Cielo, de donde viene”. El drama del momento la atrapó, y lo imitó---inmediatamente atenta a los gestos---tomó el bebé con mucha atención, y lo sostuvo como si estuviera sosteniendo un niño. Practicamos esto varias veces. Más tarde en el día mientras Clive caminaba, su camino y el de Lyndal se encontraron, y ella caminó hacia él levantando sus brazos en el mismo gesto receptivo, sonriendo con placer y satisfacción. Luego de esto, se volvió seria sobre el acto y pareciera sentir su rol en el mismo. El acto fue interpretado frente a un público que aplaudió con entusiasmo. Lyndal interpretó su papel con seguridad, se unió al coro en las partes con canto, y se sentó prestando atención y en silencio mientras otros niños actuaban. Mientras el acto llegaba a su final, hay un discurso-rítmico en coro que va construyendo hacia un clímax en las palabras: “¡Salve el Rey! ¡Bendito es Él! ¡Alegría! ¡Alegría! ¡Alegría!” Estas palabras son sostenidas por fuertes acordes en el piano, y mientras todos rompen en el coro final de “Campanas de Navidad”, los timbales de mano entran con choques repetidos, dramáticos. No nos percatamos en ese momento la impresión que la experiencia pudiera haber tenido sobre Lyndal; el clima de este final Haendeliano era uno de celebración: las campanas eran repartidas, y más y más niños las hacían sonar para construir el crescendo---durante toda esta música fuerte y vigorosa, los timbales de mano y los grandes timbales en el escenario se sumaron al júbilo. Campanas y timbales terminaron con un trémolo fortíssimo sostenido. Lyndal no mostró molestia alguna en relación al alto nivel en la dinámica de la música alcanzada.

�

�




�

�

Los padres de Lyndal estaban realmente felices con los logros de su hija. Recibimos una postal de Navidad de ellos, con un simple mensaje: “Gracias por tener fe en Lyndal”. ¿Voy a poder tocar el timbal? Tempranamente en el nuevo año, y antes del comienzo de clases y de retomar sus sesiones individuales, cada vez que nos encontrábamos con ella, nos preguntaba: “¿Voy a poder tocar el timbal hoy?” Si le preguntábamos en respuesta: “Bueno, ¿vas a hacerlo?”, ella respondería suavemente pero con firmeza, y tal vez con cierta melancolía: “No”. Era obvio que el timbal la atraía, y hasta cierto punto la obsesionaba: el haber tenido la libertad de dejar ir y golpear enérgicamente con fuerza para producir un choque glorioso, lleno de armónicos y brillo, hubiera sido muy importante para esta niña constreñida/encerrada. El logro de esta libertad se convirtió en uno de los objetivos en nuestro trabajo con ella. Lyndal retomó su terapia individual, y tuvo una sesión semanal, que duraba un promedio de 15-20 minutos. Su quinta sesión comienza de una forma que tipifica su respuesta en este momento: entra corriendo con un vivo deseo, canta su canción de bienvenida alegremente, pierde el control en el momento en que comienza a tocar el tambor, y luego, mientras el terapeuta acompaña su desorden, exclama: “¡Alto!”, y se vuelve muy ansiosa. En esta sesión y en la siguiente, Clive y yo sacamos nuestra atención directamente de ella; y comenzamos a trabajar para comprometer su estructura de percepción en la música para estabilizar su actividad, desarrollar sus habilidades vocales y rítmicas, y construir su confianza. Concurrentemente, lentamente la guiamos hacia el área del tocar más libremente, en donde ella se desorganiza; queremos explorar su habilidad para adquirir el control sobre sus reacciones---y al mismo tiempo, trabajamos para familiarizarla con estas energía emocional y física que emerge en sí misma, con la esperanza de que logre disfrutarla al usarla para expresar su self. Intuitivamente, nosotros percibimos que en esta región más profunda, eruptiva, de reacción y desorden yace el origen del comportamiento auto-agresivo de Lyndal, y que podría ser terapéutico comprometer esta energía a través de la improvisación y traerlo hacia la expresión musical. La ambivalencia de Lyndal continúa, está tanto atraída como desconfiada o temerosa del trabajo instrumental. Cuidadosamente, es conducida hacia la utilización de un timbal muy pequeño (menos de 6 pulgadas de diámetro) montado sobre el soporte del mismo. La relación de confianza comienza a desarrollarse a medida que ella pide actividades y se encuentra

�

�




�

�

segura en los momentos alternativos en que nosotros la guiamos hacia áreas de experiencia más amplias. Ella está siempre dispuesta a mostrar aquello que ella sabe que puede hacer---y al mismo tiempo nos hace saber directamente cuándo ha sido suficiente de una actividad desafiante para ella. Gradualmente, un repertorio de música compartida se va construyendo y conexiones progresivas se van estableciendo, por ejemplo, la frase que ella originalmente utilizó como una manera de protegerse a sí misma: “Nos vemos luego”, se transforma en una canción con ritmo de tango, mucho más disfrutada:

Extracto musical 1

Al grabar el ritmo melódico a esta canción en el tambor, Lyndal espontáneamente utiliza el timbal pequeño para marcar las frases. Esto resulta en una cálida aprobación nuestra y un regocijo de Lyndal de auto-felicitaciones.

Como contraste en el timbre instrumental, Lyndal toca campanas resonadoras y es sensible a la sutileza y a la cualidad lírica tonal de la música que se hace con ellas: “¿Puedes cantarle al sol?” (Nordoff & Robbins, 1962).

�

�




�

�

Es claro que en la música su vida emocional está siendo alcanzada y comprometida con una inmediatez que no es posible en otras áreas de experiencia. Su poder de concentración también está siendo ejercitada por los objetivos claramente estructurados de nuestro trabajo.

A medida que las sesiones proceden, su esfera total de experiencia se

amplía y profundiza de manera estable, su atención a las estructuras rítmicas empieza a ser más precisas, y mejora su habilidad para mantener la atención en el trabajo.

En la octava sesión un timbal de tamaño mediano reemplaza al

pequeño, y a través de una silenciosa improvisación, ella es acompañada para tocarla. Luego, ella se muestra intrigada por el modo frigio y es capaz de sostener un corto, pero estable, crescendo en un timpani (instrumento de percusión, de gran tamaño, con una altura determinada). Cuando ella necesita hacerse a un lado de una actividad tan desafiante, lo hace diestramente: usando un engañoso tono de voz ella aparta a los terapeutas a una alternativa menos amenazante: “¡Ahora! Carol, Clive, ¿podemos tocar las campanas resonadoras?”---mostrando una forma más saludable y alcanzada de auto-protección.

A pesar de que la ambivalencia ensombrecía sus logros y cada paso

hacia delante generalmente se acompañaba de una nerviosa inseguridad, su progreso continuaba. Su confianza aumentaba constantemente, y esto se debía fundamentalmente al enriquecimiento que su musicalidad estaba absorbiendo de las sesiones. Su musicalidad innata era una parte tan importante de su personalidad que se encontraba en la raíz del desarrollo de su personalidad.

Para la décima sesión, Lyndal está sonriente y confiada al tocar el timbal

mediano. Lo toca con cuidado, pero de manera relajada. Ella está respondiendo con confianza, mientras la alentamos a cantar libremente mientras toca música dramática.

En la decimoquinta sesión, queda claro que mucho más está por venir,

por la forma de libertad y afirmación. El trabajo en esta sesión a veces suena como un niño haciendo mucho ruido, pero es Lyndal---una niña de nueve años que siempre se sintió temerosa, se cerraba en sí misma, siempre suprimida y siempre encerrada, excepto cuando chocaba su cabeza contra la pared en total temor y frustración--- ahora liberando esta energía abiertamente a través de su goce por la música. ¡Cuán comunicativo y expresivo del self! En esta sesión, Lyndal toca para una música enérgica, seria, durante un rango de tempo. Mientras toca, levanta su voz, y sostiene altos tonos. Luego, para música en español, ella usa un timbal con la misma fuerza con la que está cantando. A

�

�




�

�

pesar de tocar fuerte, modera el poder del timbal al usarlo más bien despacio, como al tocarlo en el primer tiempo del compás. En ningún momento de la sesión se retira de la intensa co-actividad.

Extracto musical 2

Libre al fin

Tuvimos visitas que observaron la décimo-sexta sesión, y Lyndal parece haber decidido desde el primer momento, y tal vez porque ellos estaban allí, que este era el día para soltarse verdaderamente. La sesión rápidamente creció a un nivel de intensidad y de descarga de energía dramática, que sorprendió a las visitas. Les tomó por sorpresa totalmente y se sentaron en una inmovilidad absoluta. Más tarde, admitieron que en realidad tuvieron miedo por el poder de la música, el canto alborotado de Lyndal y el uso del tambor y el timbal---tanto es así que fallaron en ver su rayo embelesado de alegría mientras alcanzaba la catarsis que estaba buscando. El extracto siguiente muestra la música fortísima, vigorosa, impuesta por la llamada del enérgico toque de Lyndal. Yo intento cantar de una manera que proyecta mi energía completamente en la sala. Lyndal canta libremente mientras es guiada por los ritmos penetrantes y disonantes del piano. A 160 beats por minuto difícilmente logra controlar sus golpes. Nuestro hacer-música juntos tiene una intensidad que linda con lo maníaco, y aún tiene propósito y direccionalidad. Cuando yo canto frases cortas y dramáticas, Lyndal comienza a usar el timbal---primero para puntuarlas, luego para acentuarlas.

Extracto musical 3

�

�




�

�

Mientras la improvisación crece para alcanzar su climax, el toque del timbal de Lyndal se vuelve continuo. Sostiene un crescendo durante un minuto, gran parte del tiempo golpeando tan fuerte y rápido como le sea posible. Su tempo alcanza los 260 beats por minuto. La sala suena con choques de timbal, armónicos, piano y voces.

¡Quién no hubiera amado hacer eso, ser tan libre, tan alborotado, tan

poco convencional, tan ilimitado por las normas de comportamiento! Y sumen a esto la dinámica de la experiencia, ¡lo que debe significar para Lyndal! Por supuesto, nuestras visitas estaban en estado de shock; no tenían manera de saber lo que estaba ocurriendo. No sabían nada acerca de Lyndal, o de dónde venía, y esta era diferente a cualquier experiencia que hubieran tenido. ¿Dónde hubieran escuchado música como esta, salvo en una película muy dramática o de acción, o posiblemente en una ópera?

Mientras la vívida improvisación se acerca a su final, Lyndal exclama:

“¡Ahora canten!” Ella se sienta a mi lado en el piano, y se une cantando frases alternadamente. La guío hacia un mundo de música en un contraste total al ritmo precedente en percusión: la improvisación es en un moderadamente lento ¾ y la experiencia es lírica y pensativa; melodía y armonía predominan.

�

�




�

�

Extracto musical 4

Lyndal está absolutamente atenta, canta frases melódicas

adecuadamente mientras responde a sus ritmos con sus manos en un tambor. Ella anticipa las repeticiones de estructuras rítmicas y sensiblemente sigue un retardando y diminuendo. Luego pide un instrumento de viento (reed horn) y sopla patrones rítmicos alternadamente conmigo. La sesión concluye con

�

�




�

�

Lyndal cantando su canción de despedida libremente, y diciendo adiós a las visitas aturdidas y perplejas.

Luego de esta sesión, los padres de Lyndal anuncian que hubo un efecto

inmediato en su tolerancia a los niveles de sonido de la “familia”; ya no se ponía mal por los ruidos fuertes o inesperados---todos los sonidos en la casa podían alcanzar niveles normales. Reportes de la escuela y de los residentes en “Warrah” también señalaron que los golpes de cabeza contra la pared estaba disminuyendo y que la contusión en su frente estaba sanando.

Era absolutamente necesario generar esta dramática intensidad en el

hacer musical para habilitar a Lyndal a abrirse camino a su descubrimiento. Si uno considerara todos los grandes dramas, ya sea en el teatro o en la ópera, están esencialmente interesados en el disturbio emocional y en el conflicto y el dolor que esto conlleva---y tal vez la lucha hacia su resolución. Entonces puede ser que en musicoterapia con niños emocionalmente perturbados---ellos también pueden estar en una situación muy dramática y haciendo lo que para ellos son enormes pasos. ¡Tales sucesos no son pequeños eventos! Y es maravilloso que el poder de la música pueda soportar tales desarrollos---nutre el crecimiento interior de estos niños. Segunda etapa Luego de un período de transición, en el cual Lyndal consolidó sus nuevos logros y confianza en sí misma, entramos en lo que en efecto es la “segunda etapa” de musicoterapia con ella. En este momento, ella canta y usa una gran variedad de tambores, el trabajo con el timbal incluye ahora los dos timbales grandes en uso en el grupo de trabajo regular.

En la trigésima (30) sesión, el deseo de Lyndal por tocar el timbal grande libremente es bien ilustrado cuando ella levanta los dos mazos sobre su cabeza a tiempo para la última nota de la frase melódica---aparentemente, para golpear con mucha fuerza. Sin embargo, ella lleva sus brazos hacia abajo lentamente con mucha precaución, hace contacto con el timbal suavemente y deja los mazos encima, para calmar el sonido.

A pesar de su cautela, su uso de los instrumentos se desarrolla

constantemente: su rango de tempo se está ampliando, su control está mejorando y sus movimientos son más grandes y suaves. Ha adquirido cierto equilibrio y se está volviendo notablemente más llena de gracia. Clive y yo trabajamos directamente para una mayor libertad física---pues para Lyndal, la libertad física promueve la libertad emocional. Hay un notable clima de confianza sobre ella que sostiene un nivel positivo de relación de trabajo con

�

�




�

�

nosotros. Participa de buena voluntad en la música y canciones desarrolladas para ampliar su círculo de experiencia.

Durante estas sesiones, Clive comienza a levantar alto ambos timbales,

con el fin de extender sus movimientos para alcanzar el golpe. Su técnica para tocar el timbal, en el cual la baqueta golpea y suaviza simultáneamente al instrumento, es desafiado por Clive juguetonamente quitando el timbal mientras ella lo golpea, dejando de esta manera su tono sonando libremente. Ella ve el humor en aquello que él está haciendo y lo acompaña. Los impulsos por tocar el timbal grande con firmeza, se van descubriendo progresivamente.

En su sesión número 40, sentada a mi lado en el piano, Lyndal participa

en una exploración libre vocal creativamente, que la lleva hasta el G (sol) sobre el pentagrama. Mientras ella canta frecuentemente toca el piano en libertad, con un estilo musical apropiado. Ella está relajada, sonriente, segura, y obviamente disfrutando la competencia vocal que está descubriendo y la unión que comparte al cantar con nosotros.

En estas últimas semanas de nuestro trabajo con ella, utiliza el timbal

hábilmente, con determinación, sin ningún tipo de duda. Exitosamente domina una sección desafiante en el metalofón en el “Shaker Waltz” (waltz sacudido) (Pinson, 1988), y trabaja duro para cantar “El rezo de los pequeños patos” (Nordoff, 1983), el cual luego presenta como un solo frente a toda la escuela---un nuevo e importante logro para ella.

DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN

El desarrollo general de Lyndal mostró una acabada maduración: ella se ha vuelto una adolescente segura de sí misma, podía sostener conversaciones, podía funcionar mejor en su casa y se volvió líder de su clase en la escuela. Ella liberó y se dio cuenta de gran parte de su potencial. Nos percatamos de esto en nuestra visita a Australia en 1990, cuando nos pidieron hacer un video con ella. Luego de no verla por catorce meses, nos encontramos en nuestra sesión de caldeamiento con que toda su música seguía viva en ella. Mientras la filmaban al día siguiente, en una demostración de 25 minutos de duración, ¡estaba radiante! ¡Fue tan movilizante! Es una joven tan dueña de sí misma ahora, y saluda a la gente con confianza y seguridad. Verdaderamente la vimos cambiar en su personalidad, en su self, en el self que presenta a otras personas, el self con el que convive. Hoy en día, puede verbalizar sus intereses y sus frustraciones, y su comportamiento auto-agresivo ha desaparecido completamente.

�

�




�

�

A lo largo de todo el trabajo, ella vivió en un ambiente muy contenedor en “Warrah”. Este estudio sobre Lyndal, muestra muy bien el efecto de una terapia central, y focalizada, sostenida por varias terapias periféricas contribuyentes. Cualquier crecimiento que ocurría en la música sería tomado y desarrollado en el ambiente; y a su vez, la seguridad y el coraje que ganaba en el medio se jugarían en las sesiones de musicoterapia---un ciclo de eventos muy beneficioso. En conclusión, volvamos a ver este concepto de “niño música” que está presente, no sólo en Lyndal, pero en todos los niños. Si el “niño música” es capaz de cambiar la personalidad, y cambiarla constantemente---y de liberar potenciales evolutivos para brindar a la personalidad que se está desplegando tal sentido positivo de identidad--- ¿de dónde toma el poder o la energía para lograr esto, ser una fuerza auto-creadora dentro del self? En respuesta, re-introducimos un concepto que consideramos anteriormente, uno que completará este modelo de trabajo: “siendo dentro del self” (“being within the self”). Podríamos nombrar esto como el “siendo niño” (“being child”), y encontrar que está contenido dentro del “niño música”.

Figura 4. El “Siendo Niño” dentro del “Niño Música”

Mientras el niño se desarrolla, el “viejo self” desaparece o se disuelve, sus remanentes siendo transformados o absorbidos en el “nuevo self”. Este proceso se puede describir en términos de las cuatro mayores orientaciones psicológicas: comportamental, psicodinámica, humanística y transpersonal.

�

�




�

�

Frecuentemente, como se ha evidenciado en nuestro trabajo con las expresiones externas de Lyndal, estamos -hasta cierto punto- trabajando conductualmente---todos debemos, por cuestiones necesarias, trabajar con la conducta. Mientras uno trabaja para resolver, en niños en desarrollo, las tensiones que recaen entre el viejo self y el nuevo self, también se está trabajando psicodinámicamente, ya sea en un nivel práctico, en donde las mismas actividades musicales con los niños simbolizan sus necesidades internas o impulsos, o con clientes que pueden articular su vida interna verbalmente, de maneras más tradicionales. En el centro del diagrama, en la región del ser, la musicoterapia está directamente relacionada en la actualización del self---que es el corazón de la fuerza humanista en psicología. La actualización del self en este contexto también es transpersonal en cuanto nosotros estemos, a través de la musicoterapia creativa, llamando seres a la existencia que aún no han existido. Ha habido el potencial para, pero no ha sido actualizado anteriormente a la existencia.

Figura 5. Orientaciones del Self

Esto puede parece sobre-alcanzado, o presuntuoso, pero todos estamos trabajando con las vidas internas de los niños---y estamos trabajando para su futuro, para cada uno de los años de su vida por venir. Estamos trabajando para traer los cambios básicos, fundamentales en los seres humanos. Estamos trabajando en una profundidad considerable, mucho más profundo de lo que

�

�




�

�

entendemos. Este punto de vista es parte de la humildad que deberíamos tener al tomar esta forma de arte de música en la terapia---porque todo esto se encuentra en la música en sí misma: música que nos ha sido entregada en la totalidad de la evolución humana, a través de todo lo que los grandes compositores han evolucionado en sus exploraciones de forma, melodía, armonía, ritmo y expresión, a través de todo lo que vive en la música hemos heredado de todos los seres de la tierra.

Como musicoterapeutas tenemos esta maravillosa tarea, comprometiendo dos artes gloriosas: el arte de hacer evolucionar una personalidad humana hacia fuera de sí mismo, a través de otro arte que nos permite comunicarnos con todas las dinámicas que están ahí en potencia. Uno queda sin conceptos ni palabras eventualmente, al tratar de poner en palabras lo que la musicoterapia es.

COMUNICACIONES DEL SELF - Bibliopsi315... · a través del comienzo de la actividad musical. Este...

Documents

Transcript of COMUNICACIONES DEL SELF - Bibliopsi315... · a través del comienzo de la actividad musical. Este...