Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

19

Transcript of Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

Page 1: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

1

Page 2: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

2

Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-roso y eterno. A los padres que me diste. A todo al que aún sin alas le ordenaste traer-me hasta aquí.

Page 3: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

4 5

Dame, oh tiempo, la cabeza que perdiste y te daré el cuerpo que buscas.

Adonis

—Tu tema es el tiempo.

¿Qué? Hubiese preferido un tono confiado y profético como el del oráculo de esa pe-lícula de ciencia ficción, pero su sentencia antipática e imponente (mézclense ambos adjetivos en partes iguales) fue como agua para mi efervescente tendencia a contradecir, algo de lo que no me enorgullezco, pero, debo decirlo ahora, ésta es la bitácora que re-gistra mi viaje y no tratará de nadie más que de mí, de quien quiero creer que soy, de las cosas , ideas y personas que por su relación con el proyecto artístico al que se refiere un gran porcentaje de este texto, resultan imprescindibles dentro del mismo. Y esto es, re-cordar el día en que una profesora al ver mis dibujos me impuso un interés que desarro-llé a regañadientes, pero que es ahora una necesidad que no deja de supurar. Hoy quiero referirme al motor de mi producción como una herida, la más placentera de todas.

Desde ese día, adquirí “Conciencia temporal” así como se gana un poder azarosamente en cualquier serie japonesa, yo concibo y pienso el tiempo de una forma diferente des-de ese momento, sin importar cuántas veces me haya sentado antes a pensar sobre la muerte, mi percepción de la duración o cualquiera de esas reflexiones de hálito filosófi-co respecto a “la brevedad del ser” que generalmente tiene un ser humano en cualquier momento de la vida. ¿Y qué hice con eso? Pensar hasta llegar a la migraña, como con cualquier trabajo que realicé con amor para mi entrañable carrera. Acto seguido: ver la idea con claridad, respirar de nuevo como cuando uno se libera de un corsé (Faja adel-gazante para estos tiempos) y comenzar a trabajar.

Así, para el primer semestre del 2009, tomé el aspecto cíclico del tiempo en los seres vivos donde más rápido se cumple éste: vegetales, plantas y frutas, existirán otros claro, pero para mí, estos organismos se convirtieron en un medidor natural de la colegial

Page 4: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

6 7

norma vital: nace, crece, se reproduce y muere, y me acabo de percatar de que la parte donde hay que reproducirse necesita de un pronombre reflexivo para ser nombrada, hay cosas que no suceden individualmente, nada que contradiga la muerte, y mis “organis-mos seleccionados” la honraban cada segundo de su vida. El dibujo, como lo pro-fetizó mi pro-fesora fue mi mapa en ese primer periplo por asir el tiempo, junto a José Anto-nio Suarez, quien, con su obra enmarcada por la palabra disciplina se convirtió en mi Virgilio (Ver Anexo A).

—¿Dice que este fue su primer encuentro cercano con la con-ciencia temporal?—Sí señor, el más importante pero no el único.—Clasifiquémoslo como del cuarto tipo.—La clasificación es irrelevante en mi caso, Señor.—Como este diálogo, Señorita.

Después de eso perdí el miedo y como en esas relaciones donde el que sufre más es tam-bién el que más busca al que se deja querer, yo quise conocer el tiempo por medio del arte, realizando trabajos que exploraran sus tantas facetas.

Cabina Chat, por ejemplo, un proyecto grupal donde nos centramos en la percepción de duración del tiempo en internet, para eso creamos un chat con usuarios ficticios, cada uno con su respectivo video pregrabado que se activaba cuando “la víctima” escogía chatear con alguno de estos sujetos, pasando a visualizar el referido video que tenía la particularidad de quedarse cargando o “trabarse”, lo que producía desesperación au-mentada, como la que sentimos la mayoría de veces que utilizamos internet porque no le hemos perdonado el que no trabaje a la velocidad de nuestra mente (Ver Anexo A).

Recuerdo otro trabajo: 1 minuto, para el cual hice tarjetas con el nombre del proyecto y mi celular, éstas eran repartidas azarosamente, así, el que me llamaba tenía un minuto para decir lo que diría en el último minuto de su vida; en la mayoría de casos, la sorpresa ante la petición hacía que se desperdiciaran unos 40 segundos en muletillas y querellas respecto a la situación, pero en las excepciones encontré respuestas satisfactorias. Lo que quería explorar era el valor monetario y “sentimental” que tiene un minuto para una sociedad donde éstos son vendidos por unidad y al por mayor en las calles, sin compromisos (Ver Anexo A).

Y como estos he realizado otros trabajos atravesados por el tiempo, no más importan-tes que los que ya he nombrado, pero están dentro del grupo de mis primeras citas a solas con él. El, que me había esperado desde antes de nacer y yo que estaba buscando enamorarme mortalmente, así comencé a conocerlo y escudriñarlo, y acepto que ese acercamiento ha sido en su mayoría una experiencia de reflexión muy personal, porque sé que como yo muchos lo han enfrentado, amado y estudiado, y vale decir que ese “mu-chos” no suena tan abrumador como lo siento.

Page 5: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

8 9

Un día, decidida a acercarme a los amantes de mi tiempo fui recibida por varios estantes dedicados sólo a él, una cantidad obscena de odas en forma de libros que me disminu-yeron inmediatamente, y yo sabía (temía) que ellos podían amplificar o contaminar mi concepto del tiempo, virgen de investigaciones, encuestas o llamadas a un amigo.

Y me quedé con los amantes que me presentaste tan disimuladamente, no llegaron por casualidad, estoy segura, me los pusiste ahí porque sabías que los iba a necesitar para cuando me enamorara de ti, Tiempo, porque tú querías que yo te conociera en facetas diferentes a mi experiencia contigo y me buscaste a quienes mejor podían referirte. Tú, que no conoces los celos porque sabes que te pertenezco, sabes que al final tú decidirás cuándo llevarme.

Muéstrame Señor un camino iluminado y llano, Trae ante mis ojos la historia que haz engranado para mí,

Preséntame ante quienes vivieron para conocerme aunque hayan muerto

Y llévame de tu Santa mano, que tu luz apartará de mi camino la oscuridad.

Hace unos meses en la biblioteca miré distraída el stand de arte, y, debo aceptar que atraída únicamente por su tamaño y color, saqué el libro que me presentó a On Kawara. Era grande y la lista de artistas que contenía también, lo ojeé y llegué a una doble página con fotografías de fechas pintadas sobre rectángulos negros, pensé inmediatamente en la muerte y leí. On Kawuara se ganó mi lectura, admiración y un amor casi teologal en un solo día. De nuevo, un reloj detuvo el canto gregoriano que sonaba en mi cabeza a manera de soundtrack mientras traducía y tocaba las páginas dedicadas a él.

Y volví a mi realidad académica, pero eso no detuvo mi elucubración, las palabras To-day series se convirtieron en jaculatoria, título de la obra que desde los años sesenta este artista realiza y seguirá realizando diariamente hasta el día de su muerte (Ver Anexo B). On Kawara pinta en un rectángulo de medidas siempre iguales la fecha en color blanco, utilizando generalmente como fuente Helvetica, pintura que guardará en un contenedor en madera empapelado con documentos que corroboren su fecha de elaboración; la parte que más me gusta: las normas autoimpuestas, como escribir la fecha en la lengua del país donde se encuentre con sus respectivas normas gramaticales, realizar más de una pintura al día siempre y cuando sea terminada antes de las 12:00am o de lo contra-rio será destruida o consignar en un libro la muestra del color utilizado para cada fecha a manera de registro, entre otras.

Ese proceder sistemático y disciplinado que da cuenta de sus preocupaciones místicas y trascendentales, el hablar desde su experiencia con esa misantropía que ignora a vo-luntad la percepción del tiempo en la sociedad, utilizar el lenguaje como materia prima y el hacer del tiempo la sustancia que le da unidad a toda su obra lo hacen acreedor del título a Referente principal de mi proyecto de grado; por su vida, obra y tratamiento del tiempo, muchas gracias.

Page 6: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

10 11

Paso a recordar lo difícil que fue entender su obra ilustrada en mi cabeza por una balan-za dónde las preguntas elevaban las respuestas y en la búsqueda del equilibrio conocí el texto que a manera de FAQ’s se convirtió en mi On Kawara para dummies y de paso en otro referente.

En El mito de Sísifo de Albert Camus no sólo encontré un retrato de On Kawara (y esto incluye su vida y obra sin necesidad de nombrarlo nunca) hallé también el sustento de mis preocupaciones y la forma en la que sentía que debía solucionarlas, el texto de Ca-mus fue la señalización hacia las Verdes praderas de las que habla el Salmo 123. Su libro, en el cual su visión del arte se ve justificada a través del absurdo, solidificó la base que desde hacía un tiempo estaba esperando por un coagulante, ese fluido que se nutría de mis inquietudes frente al tiempo encontró su panacea.

—Le repito que me siento mejor.—Creo que no saldrá de cui-dados intensivos por el mo-mento.—Es cuestión de Tiempo Doc-tor.—Yo sólo hago mi trabajo Se-ñorita.

Yo estaba sentada en el borde de la avioneta, desde abajo yo misma con angustia de madre y sentido de supervivencia vigilaba mis movimientos, casi no podíamos vernos pero el espacio que nos dividía era eso, un vacío listo para ser llenado. Cada anécdota contada hasta este momento se unió a la fuerza que me empujo a caer. Ambas tuvimos tiempo de fabricar un trampolín que amortiguara la caída. Ambas nos quedamos rebo-tando incesantemente en el elástico del tiempo, maquinando un plan que detuviera los saltos, pero nunca pasó.

No puedo decir que yo y todos mis yo reposemos en las Verdes praderas tras haber encontrado el centro de mi afección al tiempo, y agradezco al cielo que así sea, aunque permanezca en la entrada a éstas el resto de mi vida, la problematización ha caído mesu-radamente en mi vida como azúcar dietética: sin hacerme daño, endulzando placentera y artificialmente cada día. “Artificialmente” ¿duele? No, ya acepté que la materia que conforma mi ser no nació de mí sin influencia alguna, ha sido inducida, inyectada e impuesta según el tiempo-espacio que me contiene.

Espero que nada de esto entre en la categoría de quejas y reclamos. Por el contrario, trato de explicar la importancia que tiene el problema del tiempo en mi trabajo desde hace un par de años, quiero mostrar que una vez más esas preocupaciones son el origen de todo arte.

Sólo tengo una queja, las palabras atraídas hacia el polo de lo negativo como: problema, preocupación o inquietud, son algunas de las que conforman la lista que trata de nom-brar eso que mueve a la creación. Hago este reclamo al lenguaje porque debo aclarar desde ahora que mi relación con el tiempo, aunque inducida en un principio, es la felici-dad para mi yo artista y todos los otros yo condenados a compartir substratos.

Page 7: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

12 13

¿Y si todo esto no es un problema para mí, qué es lo que celebro?

El tiempo como plataforma hacia la muerte, como rampa que subo o bajo sin esfuerzo desde que nací, su relación con la condición finita de todas las cosas, de mi vida.

“Sin una limitación de nuestro tiempo de vida, nuestros actos cotidianos no tendrían esa unicidad, esa urgencia febril, esa calidad permanente de elección y esa fundamental dignidad. Nuestra propia finitud es una ‘oportunidad única’ que nos es ofrecida por la vida, o, si se prefiere, por la muerte” (Ziegler, 1976, p. 307).

He ahí el aspecto que me enamoró del tiempo, descubrir que condiciona todos los actos de la vida humana desde el momento en que de una u otra forma, en la infancia hemos conocido el poder de la muerte y entendemos que no somos eternos. Y para que esas ideas enterraran sus raíces hasta el centro del alma me bastó con leer de la mano de tantos poetas cómo muero con cada segundo de vida; la literatura y luego el arte me mostraron que me acerco al final de esa rampa a encontrarme contigo: Muerte.

No me atrevo a nombrarte con el cariño que lo hace Fernando Vallejo, pero ¿quién más que él me dio la razón en no tenerte miedo, en reflexionarte y tenerte muy presente por medio del lenguaje sin construirte altares? Desde Los días azules, primer libro que leí de Vallejo, saboreé ese tono tan confiado con el que habla de la vida, de la muerte en rea-lidad, como si la viera desde afuera, no sé si es su edad o la cantidad de veces que la ha saludado, tantas como para hacer una libreta llena con un lista de dichos encuentros; no importa qué es lo que hace para mí la escritura de Vallejo tan valientemente resignada, sé que ese misterio luminoso persigue el engranaje de mi máquina y su obra es una pre-gunta sin respuesta que me motiva a cavar más hacia el centro del problema temporal.

Yo como todos, y esta sí es una verdad milenaria, me dirijo hacia la muerte que es el único destino común, voy en una fila donde puedo ver como en una panorámica a los que tratan de devolverse, a los que quieren avanzar más rápido, a los que burlan la segu-ridad, a quienes esperan para encontrarse con quienes ya cruzaron y cuántas más posi-ciones podría enumerar, pero expongo la mía: Yo adquirí hace un tiempo “conciencia temporal”, esto no hace que me sienta en un lugar privilegiado de la fila, pero sí con la obligación de dar a conocer mi posición frente a la muerte por medio del don que Dios me ha dado: ser artífice de su creación.

Escúchame Padre si te pido que ates mi lenguaQue ninguna de mis palabras se burlen de la humildad,

Antes bien, hermánalas con la prudenciaY dilúyelas en tu sangre antes de hacerlas vibrar.

¿Y antes de obtener la tan nombrada conciencia? Me aferraba a pensamientos que hon-raran la vida, me detuve en la muerte tan poco tiempo que mis conclusiones reposaban en las respuestas que datan en lo más profundo de mi memoria, en todo caso ése es el regalo que me ha dado mi religión y mi fe: respuestas, tranquilidad garantizada y por escrito con memos dominicales.

Page 8: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

14 15

No me quejo, mi “conciencia temporal” no ha discutido con mis creencias religiosas y esto es porque el tratar de entender mi atracción por el tiempo ha implicado contem-plar varios puntos de vista, simpatizar con unos y rechazar otros. Aquellos con los que me casé son con los que pretendo dialogar en las siguientes páginas, porque me dieron respuestas, confirmaron mis sospechas y le dieron cuerpo a lo que yo pensaba sin poder nombrar.

El primero en la lista será Shree Rajneesh, conocido como Osho. Bueno Catalina, ¿qué pasó con eso de escrutar el tiempo desde tú posición en el globo, la única que tú conoces y entiendes porque no has vivido otra realidad que la occidental?

Verás, a él lo encontré al igual que a mis referentes: por casualidad, en el estante-oda a la muerte de la biblioteca bajo el título Muerte la mayor ficción lo vi y volvieron los cantos gregorianos. Una vez abierto el libro me encontré con el nombre del autor: –Hindú. Pensé; y la pregunta a la que estoy respondiendo se me formuló inmediatamente como aviso a un error de programación. Pero ya había dado muchas oportunidades antes, sin importar el tono o la posición del autor lo escuchaba varias páginas, a veces capítulos hasta rendirme por imposibilidad de conciliación, pero la introducción me bastó para saber que era la respuesta a muchas de mis preguntas.

Ahora pienso que también podría titularse “Ser occidental y vivir sin miedo a morir” Esto es porque desde las primeras líneas, el autor se preocupa por la ansiedad colectiva que padecemos en este lado del mundo, explicando certeramente con cada afirmación el origen de nuestro temor a la muerte, temor que es mundial, arquetípico, natural, no solo del hombre sino de cualquier ser vivo, pero ¿qué es lo que distancia el pensamiento escatológico de oriente y occidente? La religión.

“La religión solo tiene alguna validez gracias a la muerte. Si no hubiera muerte a nadie le importaría la religión. No es la vida la que te inspire ser religioso; no, es la muerte. La muerte te hace buscar algo que viva a pesar de la muerte” (Rajneesh, 1989, p. 30).

Con esta afirmación até a un mismo lazo todas las religiones sin importar su espa-cio-tiempo, comprendí su origen, lo saboreé y me centré en la mía, específicamente en la idea escatológica del cristianismo y su repercusión en occidente, a ella le atribuyo ese miedo infundado del que habla Osho, esto sin dejar de amarla por todo lo bueno que me ha dado hasta ahora.

Nuestro temor a la muerte, mi temor, ilustrado inicialmente en la Biblia y más tarde en casi cualquier forma del arte, vive hasta hoy combinado con intereses capitalistas a las que les funciona bastante bien tatuar las pupilas del pueblo con frases motivacionales como “Alcanza tus metas” o “Conquista los retos” inmersos azarosamente en la publici-dad de un cereal o en la de un par de tenis. Eso es amedrantamiento y yo sigo padecien-do el temor consumista que desde niña me ha mostrado que la vida es muy corta para comprar, consumir y gastar.

La verdad la vida es muy corta para todo, aunque esto suene ridículo dicho a mis 22 años.

Con ese libro encontré casi que a manera de un instructivo los remedios para aliviar ese temor, miedo resultante de esos dos pilares que nombré: Un infierno que me espera si me sobrepaso en lujuria, versus los medios de comunicación que sólo me incitan al sexo, ésa, por nombrar sólo una de las tantas contradicciones entre esos dos mundos, padre y madre de la aversión a la muerte.

Page 9: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

16 17

Osho habla del equilibrio para dejar claro que no se debe concebir la muerte como né-mesis de la vida, se trata de un ciclo que envuelve todo. Y entendí que el problema se centra en el constante oscilar de la mente entre el pasado y el futuro: los recuerdos y lo que quiero tener, sin detenerse en el instante. Y es el presente que no deja de morir, lo que permite disfrutar la vida sin importar el día y la hora de su fin.

Entonces es necesario transformar cada momento en eternidad, liberar el miedo a vivir en el presente y aceptar que es precisamente la vida con su condición efímera mi alegría, el impulso matutino de no entregarme al sueño para iniciar otro día lleno de acciones que me hagan merecedora, en la noche, de unas horas de sueño. Muchas gracias Osho.

De esa eternidad, encapsulada en el arte, habla Camus, el arte es la libertad y el goce pues es una suerte de rebeldía en contra del destino ineludible. Nos inmortalizamos en la creación y toda ella termina siempre en el mismo punto: el hombre, su instante y la historia que éste encarna.

Lo que queda es un destino cuya única salida es fatal. Al margen de esta única fatalidad de la muerte, todo, alegría o felicidad, es libertad. Resta un mundo cuyo único dueño es el hombre. Lo que lo ataba era la ilusión de otro mundo. La suerte de su pensamiento ya no es renunciar a sí, sino reanudarse en imágenes. Se re-presenta en mitos, sin duda, pero en mitos sin otra profundidad que la del dolor humano, y como éste inagotable. No ya la fábula divina que divierte y ciega, sino el rostro, el gesto y el drama terrenales en los que se resumen una difícil sabiduría y una pasión sin mañana. (Camus, 1953, p. 56).

Camus vio encarnada la rebeldía en Sísifo, protagonista del mito en el cual este anti héroe siendo Rey ofendió a los dioses básicamente por su rebeldía y se vio condenado al castigo que consistía en subir por una colina una piedra, para que al llegar ésta rodara cuesta abajo y Sísifo tuviese que repetir esta operación eternamente, los dioses “habían pensado con algún fundamento que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza.” (Camus, 1953, p. 57). Y en medio de ésta historia estamos nosotros, to-dos los hombres, condenados a la repetición y a la muerte.

El mito de Sísifo es para mí el ejemplo que consuma los postulados de Camus sobre su visión del arte como “creación sin mañana” y cómo ésta una vez enmarcada dentro del absurdo diluye el miedo a perder la esperanza saboreando el tiempo y la muerte. Lo anterior lo vi claramente expuesto en la última frase de este texto: “El esfuerzo mismo para llegar a las cimas basta para llenar un corazón de hombre. Hay que imaginarse a Sísifo dichoso.” (Camus, 1953, p. 59). El mito de Sísifo es una ilustración más de la vida, a manera de resumen muestra como avanzamos en la rampa hacia la muerte escalando cimas, conquistándolas y volviendo a empezar para darle sentido a ese caminar que sabemos que tiene un fin cuya fecha es un misterio impulsador.

De manera que cada conquista, cada panorámica que se nos muestra en la cima es des-truida y renovada su vez por la conciencia de muerte. El arte burla esa condena de des-trucción al garantizar eternidad, en mi caso, el de On Kawara y muchos otros artistas, la repetición se empareja con el absurdo sólo para evidenciar y acentuar aún más ésa condición de la vida.

Así es como Camus da un giro a esas verdades aplastantes, dispone el asunto de la muer-te y la repetición a nuestro favor, en primer lugar porque “las verdades aplastantes pere-

Page 10: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

18 19

cen al ser reconocidas” (Camus, 1953, p. 58). y en este orden de ideas cualquier respues-ta por negativa que sea alivia la zozobra de vivir de porque sis.

Comparto con Camus muchas ideas, pero con la lectura de algunas de sus obras y en especial del libro ya mencionado, la palabra absurdo adquirió un nuevo significado para mí y paradójicamente llenó de sentido lo que en algún momento de drama me pareció irreconciliable al encadenar el tiempo, la muerte y la práctica artística.

La creación es la más eficaz de todas las escuelas de la paciencia y la lucidez. Es también el testimonio trastornador de la única dignidad del hombre: la rebelión tenaz contra su condición, la perseverancia en un esfuerzo considerado estéril. Exige un esfuerzo cotidiano, el dominio de sí mismo, la apreciación exacta de los límites verdaderos, la mesura y la fuerza. Constituye una ascesis, todo esto ‘para nada’, para repetir y patalear. (Camus, 1953, p. 55 ).

¿No es esta una introducción precisa a la obra de On Kawara? Esta afirmación es el con-tenedor de muchas más obras de arte, de cualquier arte que se produzca bajo la ascesis de la que habla Camus, pero que yo veo tan clara en obras como Today series ó One mi-llion years de On Kawara, quién en cada una de ellas enfrentó la condición absurda de la vida y la contempló desde su percepción del tiempo en relación con la muerte, desnu-dándola, exponiendo lo que a ella más que a nadie le pertenece: su servidor, el tiempo. Así, con él y en él se cumplen las escrituras “El hombre absurdo, cuando contempla su tormento, hace callar a todos los ídolos.” (Camus, 1953, p. 59).

Esa disciplina, la marca personal de su trabajo, es la reverencia a las palabras de Camus, siguió el instructivo que llevaría sus obras al estatus del absurdo, al más grande de todos:

reducir nuestra vida ante la muerte; y para más sumisión se auto condenó a la repetición en un acto de rebeldía lleno de belleza, concepto y sencillez pero que por esas mismas características no permite el dialogo con un sentir colectivo, todo lo contrario, está so-metida a la experiencia individual, ineludiblemente.

Pero el concepto de la obra de On Kawara no estaría completamente expuesto hablando de los rasgos “intangibles” de la misma, los aspectos formales, como en toda obra de arte cierran el círculo que sostiene una idea. Respecto a éstos me detendré en dos de ellos que influyen en mi proyecto; el primero se hace evidente al recorrer sus obras, pues hace posible identificar cuán grande es la diferencia en cuanto al tratamiento plástico que se le da al mismo problema, el temporal y me interesa precisamente la pluralidad que éste permite, ya que no solo en On Kawara, sino a través de la historia del arte pue-do ver ésta “bondad” del Tiempo, beneficio del cual pienso apropiarme para explorarlo exhaustivamente.

El segundo aspecto lo veo en que hay una constante en el resultado plástico de la obra de On Kawara y es la utilización del lenguaje como herramienta para moldear el tiempo. Éste es el lugar en el que encuentro más afinidad a su obra porque siento que es precisa-mente en el lenguaje y la palabra donde puedo encontrar la materialización de un con-cepto tan amplio, complejo y misterioso como es el tiempo, no porque deseche las tan-tas posibilidades formales que pueden representarlo, por el contrario, siento que pueden complementar y nutrirse de la que es para mí la técnica/materia prima: el lenguaje.

El misterio que encarnan tiempo y lenguaje para el hombre tiene para mí una relación estrecha en la medida en que ambos comparten un carácter inasible que ha dirigido la mirada de tantas ciencias hacia ellos. Experimentarlos y manipularlos implica un acto

Page 11: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

20 21

de fe, pues como muchos de los enigmas de la humanidad, no sabemos exactamente su origen ni su fin y es por esto que encuentro tan lógico utilizar el uno para sumergirse en el otro.

Encapsular el tiempo en la palabra fue una necesidad primaria del lenguaje y la única unidad gramatical que nos proporciona este matrimonio es el verbo. En el Diccionario de verbos se explica la relación que me atañe cuando habla del concepto “verbo” en sus primeras páginas:

El vocablo verbo procede del latín verbum, que significa “palabra”. El con-cepto de verbo se identifica con el de logos, voz griega que designa ‘palabra, concepto, idea, significación, lenguaje, discurso, pensamiento, razón, jui-cio, propósito, fundamento’. Todos estos contenidos han sido desentraña-dos y explicados dentro de las distintas concepciones filosóficas estableci-das por los pensadores, desde los presocráticos hasta los actuales.

En sentido teológico, logos o verbo es “palabra de Dios”, metáfora que ex-presa la eficacia inmediata de la voluntad divina. Además, es “sabiduría” y, como “pertenencia esencial con Dios”, es “Dios mismo” y tiene anteriori-dad esencial a toda creación.

Como categoría gramatical, el verbo desempeña una función sobresaliente, al lado de las otras que integran el lenguaje. La morfosintaxis establece opo-sición entre elementos verbales y no verbales: considera que el verbo expresa procesos e implica la noción del tiempo, frente al sustantivo –elemento no verbal por excelencia–, que indica seres y no supone temporalidad.

[…]Con los verbos se indica existencia (Hay errores). Estado (Estoy con-tento), acción (Supera los obstáculos), sentimiento (Odio a los farsantes), actitud (Se disgustó), hechos psíquicos (Piensa en el presente e imagina el porvenir). Situaciones (La irresponsabilidad causa molestias) y otras mani-festaciones de la realidad dinámica en que se desenvuelve el sujeto. (Basul-ta, 1991, p. 19).

Trata además, una preocupación que espero haber esbozado hasta ahora: Mi religión. Y sería pretencioso ocultar un aspecto de mi vida que definitivamente ha estado presente a lo largo de mi carrera, que ha motivado este proyecto y es mi punto de partida cuando pretendo explicar mi afecto hacia el lenguaje sobre otras formas de expresión, esto es porque estoy segura de que es la fe lo que articula elementos que para muchos se ubican en estantes diferentes, pero para mí, palabra, verbo y Dios son otra trinidad.

Mi fe me ha hecho sentir que le debo algo, es el cobro incisivo de una co-respondencia, la Carta a los artistas del Beato Juan Pablo II alivió esa desazón:

El Artista divino, con admirable condescendencia, transmite al artista humano un destello de su sabiduría transcendente, llevándolo a compartir su poder crea-dor […] Por esto el artista, cuanto más consciente es de su «don», tanto más se siente movido a mirar hacia sí mismo y hacia toda la creación con ojos capaces de contemplar y de agradecer, elevando a Dios su himno de alabanza. Sólo así puede comprenderse a fondo a sí mismo, su propia vocación y misión. (http://www.vatican.va)

Page 12: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

22 23

Agradecer, es el verbo que motiva mi obra y en especial este proyecto, por eso mi exalta-ción a la acción: a estar viva. “Sólo la pereza es duradera, el acto es instantáneo. ¿Cómo no decir entonces que, recíprocamente, lo instantáneo es acto? Tómese una idea pobre, estréchesela en un instante e iluminará el espíritu. En cambio, el reposo del ser es ya la nada.” (Bachelard, 1986, p. 20). Esta afirmación sólo pude hacerla mía habiendo com-prendido la importancia del presente en el “recetario” de Osho del que hablé anterior-mente y significó además otra pista para entender Today series.

Y como ya lo dije, todo esto fue derramado en el saco del absurdo cuando lo miré desde el hecho más seguro de la vida que es la muerte.

Una vez contempladas todas las ideas que fundamentan mis afirmaciones frente al pro-blema del tiempo y escogido el verbo como la base para la materialización del concepto que he venido buscando, traté fuertemente de mantenerme en ese círculo de elementos que he nombrado hasta ahora para darle una forma tangible a mis ideas. Y como lo mencioné antes, sentí en el verbo esa maleabilidad que me permitiría mezclarlo con las tantas posibilidades de capturar el tiempo en el arte.

Comencé por explorar el verbo en sus características gramaticales, el modo, los tiempos y su relación con las demás partes de la oración. Pero en el pretérito perfecto simple encontré lo que necesitaba, porque éste “[…] indica acción acabada, desligada de toda relación con el momento en que se habla.” (Basulta, 1991, p. 30) Éste es el tiempo ver-bal que invoca la muerte; al comprenderlo comencé a buscarlo en periódicos, libros y conversaciones.

Pero sabía que debía seguir subiendo escalones, sólo encontré lo que buscaba en este tiempo verbal revisando nuevamente mis referentes. Encontré una característica co-mún en varios de ellos: realizan sus obras en primera persona, sea artista plástico o literato, el hecho de que sirvieran su intimidad tan provocativamente hacia el público hambriento me parece admirable, digno de imitar.

Entonces encontré las palabras que le hacían falta a mi materia prima para que fuera moldeada: Pretérito perfecto simple en primera persona ¿Acaso iba a hablar de la per-cepción temporal en una colectividad? No. Una vez más la subjetividad del tiempo en relación con la muerte me abrazó a la misantropía de obras como las de On Kawara y Fernando Vallejo.

Así, de anotar despreocupadamente algunas de mis acciones al final del día pase a re-cordar con más exactitud cada una de ellas, hasta que su peso me pidió un lugar dónde organizarlas llevándome a la idea del diario, el objeto que respondía a mi búsqueda por la cristalización de un presente que se destruye segundo a segundo convirtiendo todo en pasado, en pretéritos.

Paralelamente a esta exploración no me olvidaba de todas las obras de arte que estu-dié por su tratamiento del tiempo; los números de Roman Opalkala, las instalaciones de Nam June Paik, los videos de Bill Viola, los dibujos de José Antonio Suárez, entre muchos otros, me pedían exprimir más el verbo y no limitarlo a la escritura, al fin y al cabo él mismo es la acción y la vida, de manera que me propuse un imposible donde pretendía por medio de varias técnicas capturar el tiempo en sus unidades de medida: segundos, minutos, horas, días, semanas, meses y años. Paradójicamente para ese qui-jotesco propósito sólo necesito de tiempo en cantidades inmensurables.

Page 13: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

24 25

Retomando el carácter cíclico del tiempo que en alguna ocasión ya había tratado, me decidí por dos acciones que pienso reflejan ese carácter y me permiten obtener un re-sultado “cerrado”. Estoy hablando de las dos partes que conforman la obra física de mi proyecto, esto es:

La primera, doce diarios, cada uno es un libro independiente que contiene el registro escrito de las acciones realizadas diariamente durante un mes, comenzando desde el primero de Enero del 2012. Cada verbo escrito en pretérito perfecto simple en primera persona, sin adjetivos, sujetos ni ningún otro condimento gramatical, es el verbo crudo que cuenta detalladamente mi vida y al mismo tiempo, el lenguaje, se encarga de pro-tegerla; mis acciones se han convertido en palabras de complicidad mediante estos dia-rios, nadie sabrá si me convencí de algo o si logré convencer a alguien. Esa subjetivación de mi misma además de atarme más emocionalmente a éste proyecto me ha llevado a interesarme más por el misterio del lenguaje, sus posibilidades significativas cuando se hermana con la obra plástica, cuando es tomado como praxis.

Por otro lado, el formal, el diario me permite incluir varias de las unidades de tiempo que me propuse en un principio: días, semanas, meses y finalmente un año, quedarán registrados por medio de esta forma de escritura del yo, donde el objeto-diario lo he diseñado y tratado de manera que proteja el contenido, con esto quiero decir que no es el objeto libro lo que pretendo que tome protagonismo en la obra, por el contrario, la sobriedad de los mismos invitan a centrar la atención en su contenido que son mis pa-labras escritas a mano, lo que trae como consecuencia errores en la escritura, variacio-nes en el gesto y cambios inesperados en la tinta del esfero; estas situaciones las valoro como algo inherente a esa escritura análoga que habla mucho más de mi que una lista de verbos hecha a computador, divergente por excelencia de la noción natural de tiempo.

La segunda parte de la obra está compuesta por veinticuatro videos de una hora cada uno, completando así el tiempo equivalente a un día. Éstos han sido titulados al inicio con el verbo que resume lo que allí pasa, el cual aparece también en pretérito perfecto simple en primera persona. Cada video ha sido grabado en la hora que ocupa dentro de la secuencia, es decir, el video correspondiente a la hora que transcurre desde las 12:00am hasta la 1:00am fue grabado realmente en ese momento del día, esto porque dentro de cada video hay indicios, en algunas ocasiones más evidentes que en otras, de la hora en que fue realizado, sea por la acción que prima en el video o la luz con la que fue grabado; las conversaciones de quienes aparecemos en la grabación serían también un indicio de esta “regla” pero tomé la decisión de dejar los videos silentes, ya que en mi experiencia personal, el sonido puede distraer y porqué no, hacer más llevadero el paso del tiempo, en especial si se está esperando; de manera que el sonido desviaría esa sensación del paso del tiempo que quiero mostrar.

Al realizar estos videos me hice mucho más consiente del paso del tiempo medido, es decir, mi percepción del tiempo estaba determinada por un reloj, la duración de cada video me sometía a realizar una acción siendo completamente consiente de que la rea-lizaba mínimo durante una hora y esa conciencia se tornó siempre agobiante pero al mismo tiempo satisfactoria, esto lo sentí con cada vez que obtenía una hora de mi vida capturada en lenguaje binario, inmortalizada por uno de los tantos medios que permi-ten perpetuar el tiempo que se está desmoronando.

Con estas dos acciones aspiro a abarcar un poco de ese propósito inicial: un intento desesperado por asir el paso del tiempo en mi viaje hacia la muerte; el precio fue dejar de lado el tratamiento específico de algunas unidades de medida temporal, pero com-pletar los ciclos que atraviesan estas dos “cápsulas del tiempo” me han llevado a pensar

Page 14: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

26 27

en él de una forma más natural apartándolo por instantes del reloj y el calendario (Am-bos, antiguos regentes de mis acciones diarias) para sentirlo ahora más subjetivamente, es decir, percibir la duración lejos de cualquier forma de medida tangible del tiempo. Ahora estoy más inmersa en el instante, porque lo he eternizado a través este ejercicio; desautomatizar mi concepción cotidiana del tiempo me ha acercado a la muerte en una actitud de aceptación de la misma como complemento necesario de la vida.

Ahora sí te puedo hablar con cariño, a ti, Madrecita vestida de arenas que se derraman, como era en un principio, ahora, siempre y por los siglos de los siglos.

Nota:

Siento que esa her ida de la que hablé, aunque se ha l impiado se ha

vuelto también más insondable (ya casi me traspasa el alma). Yo y mi

otro yo seguimos rebotando en un trampol ín que a su vez cae por el

vació de una l laga que tras éste proceso se ha hecho más profunda;

sabemos que al f inal encontraremos el agua de la tranqui l idad, las

corr ientes que conducen a las verdes praderas a las que, por ahora,

no quiero l legar.

Page 15: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

28 29

Anexo A (Antecedentes)

Fotografías correspondientes a la obra Bloques de tiempo

Page 16: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

30 31

Proyecto 1 Minuto

Proyecto Cabina Chat

Page 17: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

32 33

Fotografía de la obra Today Series (Pintura y contenedor) del artista On Kawara, tomada de: http://schools.walkerart.org/swita/all2.html?ref=5:3:3

Page 18: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

Bibliografía

Bachelard, G. (1986). La intuición del instante. México: Fondo de cultura económica.

Basulta, H. (1991). Diccionario de verbos. México : Trillas.

Cadavid, J. (1999). Ultrantología. Medellín: Castor & Pólux Ediciones.

Rajneesh, B. (1989). Muerte la mayor ficción. Mayorca: Gulaab.

Ziegler, G. (1976). Los vivos y la muerte. México: Siglo Veintiuno

Camus. A. (1953). El mito de Sísifo. Madrid: Alianza Editorial. [En línea], disponible en http://www.colegiosanagustindeatacama.cl/csa/templates/akodarkgem/images/SitioCSA/Libros/Tercero%20Medio%20Filosof%EDa/Sisifo.pdf Recuperado: 14 de mayo de 2012.

Vaticano. (1999, Abril). Carta del Santo Padre Juan Pablo II a los artistas. [En línea], disponible en http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/letters/documents/hf_jp-ii_let_23041999_artists_sp.html Recuperado: 14 de mayo de 2012.

Medios electrónicos

Víctor Albarracín

Asesor

Page 19: Con Él y en Él, a ti Dios padre todo pode-

Eso que estás esperando día y noche, y nunca viene;eso que siempre te falta mientras vives es la muerte.

Augusto Ferrán