Concepto 110 de 2013 ICBF Desistimiento Tácito y Filiación

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Derecho de familia

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CONCEPTO 110 DE 2013

(agosto 23)

<Fuente: Archivo interno entidad emisora>

INSTITUTO COLOMBIANO DE BIENESTAR FAMILIAR – ICBF

10400/

Bogotá, D. C.,

Doctora

XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX

Ciudad.

ASUNTO: Consulta sobre el desistimiento tácito en los procesos de filiación y el rol del Defensor de Familia en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes.

De manera atenta, en relación con el asunto de la referencia, en los términos previstos en los artículos 26 del Código Civil, 13 y ss. del Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, y 6o, numeral 4, del Decreto 987 de 2012, se responde la solicitud de concepto definitivo sobre el caso en cuestión, en los términos que siguen:

1. PROBLEMA JURIDICO

¿Es viable el desistimiento tácito en los procesos de investigación de paternidad cuando la demanda fue interpuesta por el Defensor de Familia?

¿Cuál es el rol del Defensor de Familia en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes?

2. ANALISIS DEL PROBLEMA JURÍDICO

Metodológicamente, estudiaremos 2.1 La filiación natural 2.2 El desistimiento tácito 2.3 la improcedencia del desistimiento tácito en los procesos de filiación natural promovidos a favor de los niños, niñas o adolescentes; 2.4 la Naturaleza y el funcionamiento del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes; 2.5 Las funciones de la Autoridad Administrativa en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes.

2.1 La Filiación Natural

De acuerdo a la Jurisprudencia Constitucional, la Filiación es "uno de los atributos de la personalidad jurídica, puesto que ella está indisolublemente ligada al estado civil de la

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persona, y que, en este sentido, las personas tienen dentro del derecho constitucional colombiano, un verdadero “derecho a reclamar su verdadera filiación”.[1]

En efecto, la filiación es la relación que existe entre padre o madre hijo o hija, proporcionando una identidad a toda persona, implicando derechos y obligaciones entre estos, por lo tanto es importante resaltar que las normas sobre filiación como todas las de carácter familiar son de orden público y por ende no pueden ser variadas por voluntad de las partes.

La Convención de los Derechos del Niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y acogida por Colombia mediante Ley 12 de 1991,[2] establece que todo niño, niña adquiere desde que nace el derecho a un nombre, a adquirir una nacionalidad y en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos. Es así que por este Tratado a todos los niños, niñas y adolescentes se les reconoce el derecho fundamental a esclarecer su verdadera filiación, derecho que es a su vez reconocido en el artículo 44 de la Constitución Política de Colombia.

Al respecto, la Corte Constitucional indicó que:

"...toda persona -y en especial el niño- tiene derecho no solamente a llevar los apellidos de sus padres sino a obtener certeza sobre su filiación, tanto paterna como materna, con el fin de redamar su condición de hijo y para que se cumplan, en beneficio suyo, las obligaciones de sus progenitores.

(...)

El derecho del menor a un nombre y al conocimiento de su filiación resulta fundamental no solamente por el ya aludido mandato constitucional sino por cuanto en ello está de por medio su dignidad humana, ya que supone la posibilidad de ser identificado y diferenciado respecto de los demás individuos y el ejercicio de otros derechos, como los relativos a su alimentación, crianza, educación y establecimiento."

La filiación guarda relación de conexidad con otros principios y derechos fundamentales como el reconocimiento de la dignidad humana o el libre desarrollo de la personalidad,[3] motivo por el cual, en caso de no lograrse un reconocimiento voluntario, las personas pueden hacer exigible su derecho ante las autoridades judiciales a través de los procesos que para tal efecto han sido diseñados, tales como la investigación de la paternidad o maternidad, y la impugnación de la paternidad o maternidad.

Respecto a la filiación extramatrimonial, es preciso indicar que es aquella filiación que no proviene de un matrimonio. Ahora bien, el legislador ha pretendido que este hijo extramatrimonial tenga los mismos derechos que los hijos legítimos y en búsqueda de tal propósito ha dotado a las personas de los instrumentos jurídicos para ejercer sus derechos, dentro de los cuales se encuentra el de determinar su verdadera filiación y obtenerla legalmente a través de la acción de reclamación para el reconocimiento del estado civil que no tiene, o el de la impugnación dirigida a destruir aquél estado que se posee

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aparentemente. Uno de esos instrumentos es la Ley 75 de 1.968, con las modificaciones introducidas por la Ley 721 de 2001 y la ley 1060 de 2006.

2.2 El desistimiento tácito

El desistimiento tácito es una figura jurídica que permite la terminación anormal de un proceso judicial.

El artículo 317 de la Ley 1564 de 2012,[4] indica que para continuar con el trámite de la demanda, del llamamiento en garantía, de un incidente, o cualquiera otra actuación promovida a instancia de parte, surja inexorablemente el cumplimiento de una carga procesal o de un acto por parte de aquella, el Juez de conocimiento la requerirá para que lo cumpla dentro de los treinta (30) días siguientes, si vencido ese término no se ha atendido el requerimiento, quedará la demanda o solicitud sin efectos, trayendo como consecuencia la terminación del proceso o de la actuación correspondiente, por desistimiento, lo cual comporta, como sanción, en el evento que se decrete el desistimiento tácito por segunda vez, la extinción del derecho pretendido y, por ende, la imposibilidad de instaurarla nuevamente.

Respecto al desistimiento tácito en asuntos civiles y de familia, la Corte Constitucional ha dicho:

"...en relación con el desistimiento tácito, que actualmente opera en los procesos civil y de familia, ha sostenido que no es una figura novedosa en tanto ocupa el lugar que antes ocupó la perención como una forma anormal de terminación del proceso, imponible cuando se acredita la inactividad de la parte a cuyas instancias se promovió un trámite o el cual se paralizó por su causa. Adicionalmente, le ha atribuido los siguientes beneficios: (i) evita la paralización del aparato jurisdiccional en ciertos eventos; (ii) permite obtener la efectividad de los derechos de quienes actúen o participan en la administración de justicia, pues la efectividad de los derechos depende de la prontitud de los medios que sirven para materializarlos; y (lii) promueve la certeza jurídica de quienes actúan como partes en los procesos, en la medida en que busca que se administre pronta y cumplida justicia, y que las controversias no se prolonguen indefinidamente a lo largo del tiempo.

2.3 La Improcedencia del Desistimiento Tácito en los Proceso de Filiación Natural promovidos a favor de los niños, niñas o adolescentes

Las demandas que se interponen con el fin de establecer la verdadera filiación de un niño, niña o adolescente, entre ellas la de investigación de la paternidad, son acciones de naturaleza indivisible, indisponible e imprescriptible, por cuanto versan sobre el estado civil, pues se orientan a determinar la situación de una persona en la familia y la sociedad, tal como lo prevé el artículo 1o del Decreto 1260 de 1970.

Por lo anterior, resulta improcedente decretar el desistimiento tácito en éstas acciones, dadas las consecuencias que trae el artículo 317 del Código General del Proceso, que, en últimas, harían nugatorio el derecho de los niños, niñas o adolescentes de establecer en cualquier tiempo su verdadera paternidad o maternidad, sacrificándose de esa manera el

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derecho sustancial, que en esta materia goza de plena protección tanto en los Instrumentos internacionales como el la legislación nacional, en especial cuando se pretende determinar la verdadera filiación de los menores de edad, aún más cuando interviene el Defensor de Familia, quien tiene la obligación de garantizar los derechos fundamentales de los menores de edad, entre otros deberes que le impone la Ley[5] para evitar la dilación injustificada de un proceso donde son parte.

Igualmente, no puede perderse de vista lo reglado en el literal H del mencionado artículo que prevé: “El presenté artículo no se aplicará en contra de los incapaces, cuando carezcan de apoderado judicial”.

Respecto a la terminación de procesos de investigación de paternidad, el Tribunal Superior de Bogotá – Sala de Familia,[6] ha dicho que:

“DESISTIMIENTO TÁCITO. NO TIENE APLICACIÓN EN ACCIONES QUE VERSEN SOBRE EL ESTADO CIVIL DADO EL CARÁCTER DE IRRENUNCIABLE, MÁXIME CUANDO EL ACTOR DADA SU CALIDAD DE MENOR DE EDAD ES SUJETO DE ESPECIAL PROTECCIÓN POR PARTE DEL ESTADO. “La ley en una inversión de valores injustificada parece haber consagrado el derecho de los padres a no reconocer a sus hijos, de este modo invierte en contra de los niños lo que para todo ciudadano es la presunción de buena fe (artículo 83 de la C.P.); y le impone al hijo menor de edad la obligación de demostrar al adulto mediante una carga procesal bastante onerosa por cierto, que es su padre. Si a esto, ya de por sí discriminatorio y contrario a la dignidad de las personas, pues ningún derecho podrá reclamarse mientras no desvirtúe “el derecho” del padre, se suma el que se niegue a partir del decreto de desistimiento tácito, cualquier posibilidad de demandar su estado civil, cuando sus representantes legales, por las razones que fueran, no pueden o no quieren agilizar el proceso, en última instancia se termina por negar la existencia de esos derechos, consagrados como prevalentes en el artículo 44 de la Constitución Nacional.

Ante la perspectiva de negación a derechos de los niños, será necesario recordar los compromisos del Estado colombiano ante la comunidad internacional en normas vinculantes como la Convención de los Derechos del Niño, promulgada entre otras razones previo reconocimiento “de que en todos los países del mundo hay niños que viven en condiciones excepcionalmente difíciles y que esos niños necesitan especial consideración”, niños a quienes deberá reconocerse sin discriminación alguna los derechos consagrados en la Convención, entre ellos el previsto en el artículo 7o según el cual, “el niño será inscrito desde su nacimiento y tendrá derecho desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y en la medida de lo posible, a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos”.

Sumemos a lo anterior el derecho del niño al reconocimiento de su personalidad jurídica, el derecho a la dignidad e igualdad, a no ser discriminado, derechos todos fundamentales incorporados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, Artículos 1o, 2o, y 6o, en la Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, sin duda alguna a los niños les asiste un derecho indiscutido a recibir protección amplia y trato especial cuando reclaman ante la justicia sus derechos.

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Ya en el orden interno, el punto de partida es el artículo 44 constitucional que otorga a los derechos de los niños el carácter de fundamentales por definición, en desarrollo del cual el artículo 25 del Código de infancia y Adolescencia les reconoce el derecho "a tener una identidad y a conservar los elementos que la constituyen como el nombre, la nacionalidad y filiación conformes a la ley”.

A estos compromisos solemnes y consagración de derechos de los niños, niñas y adolescentes, incumben obligaciones específicas del Estado, en cabeza de todos y cada uno de sus agentes, bajo responsabilidad inexcusable (artículo 11 del C.I.A.), entre otros, los deberes de "asegurar la protección efectiva y restablecimiento de los derechos que han sido vulnerados”. Art. 41 - 4): “Resolver con carácter prevalente los recursos, peticiones o acciones judiciales que presenten" (Art- 41 -7 idem): “Garantizar la inscripción y el trámite del registro de nacimiento mediante un procedimiento eficaz y gratuito”.

Al aplicar objetivamente el artículo 1o de la ley 1194 de 2008, para decretar el desistimiento tácito en el proceso de investigación de paternidad adelantado en defensa de los derechos de la niña N. CH., aún en el evento de considerar que el proceso pudiera iniciarse en más de dos oportunidades por el carácter imprescriptible del derecho a definir su filiación y con ella su estado civil, se hace cuando menos más gravosa la situación procesal de la niña, por oposición a principios como los de su interés superior y el principio pro infancia, instrumentos jurídicos de interpretación que orientan una solución más cercana al reconocimiento y protección de los derechos sustanciales, fundamentales y prevalentes del niño, que no a su obstrucción o desamparo”.

2.4 Naturaleza y funcionamiento del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes

Con la expedición del Código de la infancia y la Adolescencia,[7] se creó el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA), el cual se define como el conjunto, de principios, normas, procedimientos, autoridades judiciales especializadas y entes administrativos que rigen o intervienen en la investigación y juzgamiento de delitos cometidos por personas que tengan entre catorce (14) y dieciocho (18) años al momento de cometer el hecho punible, cuya finalidad es establecer medidas de carácter pedagógico, privilegiando el interés superior del niño, niña o adolescente y garantizando la justicia restaurativa, la verdad y la reparación del daño.

El Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes -SRPA-, contempla dos procesos paralelos y complementarios, un proceso judicial y uno de restablecimiento de derechos, que implican un sistema complejo, integrado por Instituciones de orden Nacional y Territorial, bajo el principio de corresponsabilidad entre la Familia, la Sociedad y el Estado.

La finalidad del SRPA, es la Justicia Restaurativa, su interés no es el castigo, sus medidas tienen un carácter pedagógico, específico y diferenciado respecto del sistema de adultos conforme a la protección integral del niño, niña o adolescente.

El SRPA observa si adolescente como un sujeto de derechos; por tanto, señala la responsabilidad por su conducta punible en el marco de la justicia restaurativa. Desde un enfoque de corresponsabilidad entre el Estado, la Sociedad y la Familia para la protección

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integral de los derechos del adolescente, el Sistema entiende el proceso judicial como un proceso en el que se construye un sujeto de derechos, no en el que castiga a un delincuente.

Entre las Entidades que se unen para prestar una atención integral a los adolescentes en conflicto con la Ley tenemos entre otras las Defensorías de Familia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y las Comisarias de Familia o los Inspectores de Policía, quienes toman las medidas para la verificación de la garantía de derechos y las  medidas para su restablecimiento.[8]

2.5 Funciones de la Autoridad Administrativa en el Sistema de Responsabilidad para Adolescentes -SRPA-

Según el artículo 146 del Código de la Infancia y la Adolescencia el Defensor de Familia, tiene el deber legal de acompañar al adolescente en todas las actuaciones del proceso y en las etapas de indagación, investigación y juicio, con el fin de verificar la garantía de sus derechos, apareciendo como un interviniente más dentro del Sistema de Responsabilidad Penal para adolescentes, cumpliendo con roles específicos y simultáneamente accionando el marco de la prevención, protección, garantía y restablecimiento de derechos de los mismos, restaurando su dignidad e integridad como sujetos y su capacidad para hacer un ejercicio efectivo de los derechos que le han sido vulnerados.

La función del Defensor de Familia va mucho más allá de asistir y acompañar al adolescente en el proceso penal, ya que incluso en los casos en que este sea encontrado responsable penalmente, le asiste la obligación al Defensor de Familia de velar por la materialización de los derechos del adolescente en la ejecución de la sanción y que se hagan efectivos y se apliquen sus derechos según lo contemplado en el artículo 180 del Código de la Infancia y la Adolescencia.

Es de suma importancia resaltar que la intervención y participación del Defensor de Familia dentro del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes debe ser esencialmente activa; teniendo en cuenta que debe velar por el cumplimiento de las normas de rango constitucional y supraconstitucional y la prevalencia de los principios rectores que inspiran el Código de la Infancia y la Adolescencia.

Las funciones del Defensor de Familia, relacionadas con la representación judicial en su jurisdicción donde se debatan derechos de los niños, las niñas y los adolescentes, tienen un fundamento de rango constitucional, conforme a lo dispuesto en los artículos 5, 42 y 44, al amparar y proteger la familia como institución básica de la sociedad y proteger los derechos fundamentales de los niños.

Ahora bien el artículo 154 de la Ley 1098 de 2006 establece que durante toda la actuación procesal y aún antes de la imputación el adolescente deberá tener un apoderado que adelante su defensa técnica.

Al respecto, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia,[9] dijo que el Defensor de Familia sólo puede representar al menor de edad víctima de un delito cuando sus padres o familiares se encuentren ausentes.

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En efecto, concluyó la Corte que:

... "respecto del rol de defensor de familia en las actuaciones penales, éste se encuentra claramente regalado en la Ley 1098 de 2006, en cuyo artículo 81 numeral 12 establece que una de las funciones del defensor de familia es la de representar a los niños, las niñas o los adolescentes en las actuaciones judiciales o administrativas cuando carezcan de representante o este se halle ausente o incapacitado o sea el agente de la amenaza o vulneración de derechos. Este mismo estatuto, al referirse a en forma específicas al procedimiento que debe adelantarse cuando los niños, las niñas o los adolescentes son víctimas de delitos, en su artículo 193 numeral 2o, prevé que la autoridad judicial tendrá que informar de inmediato a la defensoría de familia a fin de que se tomen las medidas de verificación de la garantía de derechos y restablecimiento pertinentes en los casos en que el menor carezca definitiva o temporalmente de padres, representante legal o éstos sean vinculados como autores o partícipes del delito.

A su turno el artículo 193 ibíd, sobre las facultades del defensor de familia en los procesos penales, indica que éste podrá solicitar información sobre el desarrollo de la investigación, para efectos de tomar las medidas de verificación de la garantía de derechos y restablecimiento pertinentes.

Según las normas antes citadas, corresponde al defensor de familia ejercer la representación de los menores que han sido víctimas de conductas punibles dentro del trámite penal, sólo cuando esta tarea no puede ser asumida por los padres o familiares por encontrarse ausentes y que por lo mismo tampoco pueden designar un apoderado de víctimas. Es decir; interpreta la Corte que si dentro del proceso penal el menor es representado directamente por sus parientes o por el abogado que éstos hayan designado para el efecto, la actuación del defensor de familia como otro interviniente en la actuación, no puede admitirse, pues las cuestiones que corresponda debatir en el trámite penal a favor del menor víctima quedan en cabeza de los representantes del menor o de su apoderado,

Se entiende entonces que el roí del defensor de familia para estos específicos términos, esto es, la intervención en el proceso penal, es residual, de donde no pueden actuar simultáneamente los representantes del menor, llámense padres o familiares, o el apoderado de víctimas, con el defensor de familia, toda vez que sería admitir la actuación de dos intervinientes especiales con idéntica pretensión, con las mismas facultades que la Ley 906 de 2004 les otorga y ejerciendo el mismo rol que debe ser asumido por uno sólo de ellos, ya sea representantes legales directamente o a través de apoderado o por el defensor de familia, en orden a defender los derechos del menor víctima.

Así las cosas, el defensor de familia asumirá el papel de representante del menor en el proceso penal con todas las facultades que la Ley Procesal Penal otorga a las víctimas y su apoderado quienes reciben el calificativo de interviniente especial, a falta de parientes o de abogado de víctimas, rol que ejercerá con apego a los estrictos lineamientos que ha fijado la Corte Constitucional, concretamente la sentencia C 209 de 2007 y la línea jurisprudencial marcada por la Sala de Casación de la Corte Suprema de Justicia que se ha desarrollado respetando el anterior precedente de constitucionalidad. De lo contrario la actuación de la defensoría de familia con ocasión de los procesos penales que se adelanten cuando la

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víctima es un niño, niña o adolescente, se limitará a una mera labor de verificación y recaudo de información con el fin de estar atenta a desplegar cualquier medida de protección que como autoridad administrativa está en el deber de prestar a estos sujetos de especial protección.

3. CONCLUSIONES

Primero: La Filiación es "uno de los atributos de la personalidad jurídica”, reconocido como un derecho fundamental, de la cual se derivan derechos personales y patrimoniales, y obligaciones tanto para los padres como para los hijos.

Segundo: Es improcedente decretar el desistimiento tácito en las acciones que buscan la filiación de un niño, niña o adolescente, dadas las consecuencias que trae el artículo 317 del Código General del Proceso, por cuanto harían nugatorio el derecho de los menores de edad de establecer en cualquier tiempo su verdadera identidad biológica.

Tercero: En el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, el Defensor de Familia, tiene el deber legal de acompañar al adolescente en todas las actuaciones del proceso y en las etapas de indagación, investigación y juicio, con el fin de verificar la garantía de sus derechos; su papel dentro del SRPA es de interviniente, cumpliendo con roles específicos, entre ellos el de la prevención, protección, garantía y restablecimiento de derechos de los mismos.

Por último es preciso indicar que el presente concepto[10] no es de obligatorio cumplimiento o ejecución para particulares o agentes externos, de conformidad con lo establecido en el artículo 28 de la ley 1427 de 2011, Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo, No obstante lo anterior, tiene carácter vinculante para las dependencias internas del Instituto y terceros que colaboren en la prestación del servicio público o en el desarrollo de la función administrativa de competencia del ICBF, en virtud de la función asignada a la Oficina Asesora Jurídica de mantener la unidad doctrinaria e impartir las directrices jurídicas necesarias para el desarrollo de las fundones del Instituto, de conformidad con los numerales 8 y 15 del Decreto 987 de 2012.

Cordialmente,

JORGE EDUARDO VALDERRAMA BELTRÁN

Jefe Oficina Asesora Jurídica

* * *

1. C-109/95

2. Convención internacional sobre los derechos del niño, “Por medio de la cual se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989”.

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3. En la Sentencia C-109 de 1995 la Corte señaló: “De un lado, estos derechos aparecen relacionados con la dignidad humana, es que principio fundamental del Estado Colombiano (…) de otro lado, la Constitución consagra el derecho al libre desarrollo de la personalidad (….). Ahora bien, un elemento esencial de todo ser humano para desarrollarse libremente como persona es la posibilidad de fijar autónomamente su identidad para poder relacionarse con los otros seres humanos.

Y más adelante concluyó: “Todo lo anterior muestra que la filiación legal como atributo de la personalidad, no puede ser un elemento puramente formal, sino que tiene que tener un sustento en la realidad fáctica de las relaciones humanas a fin de que se respete la igual dignidad de todos los seres humanos y su derecho a estructurar y desarrollar de manera autónoma su personalidad”.

4. Por el Cual se expide el Código General del Proceso

5. Artículos 81 y 92 de la Ley 1098 de 2003

6. Apelación Auto del 11/12/2009, proceso de investigación de Paternidad promovido por Defensor de Familia a favor de una niña: radicado 11001311001920080100201

7. Ley 1098 de 2006

8. Los Fiscales Delegados ante los Jueces Penales para adolescentes, quienes se ocupan de la dirección de las investigaciones; Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, quien efectúa dictámenes de edad y lesiones personales, así mismo, verifica que durante el proceso el adolescente no haya sido objeto de maltrato físico; los Jueces Penales para adolescentes, Promiscuos de familia y los municipales, quienes adelantan las actuaciones y funciones judiciales; las Salas Penales y de Familia de los Tribunales Judiciales de Distrito Judicial que integran la Sala de asuntos penales para adolescentes, ante quienes se surte la segunda instancia; la Corte Suprema de Justicia sala de Casación Penal, ante la cual se tramita el recurso extraordinario de casación y la acción de revisión; la Policía Judicial y el Cuerpo Técnico Especializado adscritos a la Fiscalía delegada ante los Jueces Penales para adolescentes y promiscuos de Familia; la Policía Nacional con su personal especializado; los Defensores Públicos de la Defensoría del Pueblo, quienes asumen la defensa de los niños, niñas y adolescentes cuando estos carecen de apoderado, y el Instituto  Colombiano de Bienestar Familiar, quien define los lineamientos técnicos para la ejecución de las medidas pedagógicas.

9. Sentencia 39564 del 17 de octubre de 2012, MP Fernando Alberto Castro Caballero

10. Como al realizar las referidas intervenciones la Administración debe aplicar el derecho, no siempre a través de funcionarios con conocimientos jurídicos o cuando la debida ejecución de la ley requiere precisiones de orden técnico, se hace necesario que aquella haga uso del poder de instrucción a través de las llamadas circulares del servicio o de conceptos u opiniones, y determine el modo o la forma como debe aplicarse la ley en los distintos niveles decisorios. Con ello se busca la unidad de la acción administrativa, la coordinación de las actividades que desarrollan los funcionarios pertenecientes a un

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conjunto administrativo, la uniformidad de las decisiones administrativas e igualmente, la unidad en el desarrollo de las políticas y directrices generales trazadas por los órganos superiores de la Administración, con lo cual se cumple el mandato del constituyente contenido en el art. 209 de la Constitución, en el sentido de que la función administrativa se desarrolla con fundamentos en los principios de igualdad, moralidad, eficacia, eficiencia e imparcialidad (….) cuando el concepto tiene un carácter autorregulador de la actividad administrativa y se impone su exigencia a terceros, bien puede considerarse como un acto decisorio de la Administración, con las consecuencias jurídicas que ello apareja. En la virtud, deja de ser un concepto y se convierte en un acto administrativo, de una naturaleza igual o similar a las llamadas circulares o instrucciones de servicio”. Corte Constitucional. Sentencia C-877 de 2000. M.P. Antonio Barrera Carbonell.