Concepto de Cartel o Cártel.
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Narcotráfico Por: Carlos Ariel Alegre
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Introducción.
¿Existieron o existen “carteles” de droga ilegal en Argentina? Parece atinado, en
principio, saber cual es el verdadero significado de “cartel” o, al menos tener una aproximación
más real sobre como surge y/o es empleada la expresión “cartel” relacionado con las drogas
ilegales.
Parece ser, que el surgimiento de la expresión “cartel” tendría una cuna y esa cuna se
ubicó tras su nacimiento cuyo padre seria la “economía” y el pensamiento económico. Podría
establecerse que éste, tuvo su partida nacimiento a partir del siglo XVI. En el devenir del
pensamiento económico, surge en su seno la expresión “cartel”. No es discutida la afirmación
que en economía se denomina cártel o cartel, como variante dentro de un monopolio, a un
acuerdo formal o informal entre empresas del mismo sector, cuyo fin es reducir o eliminar la
competencia en un determinado mercado. Los cárteles suelen estar encaminados a desarrollar
un control sobre la producción y la distribución de tal manera que mediante la colusión1 de las
empresas que lo componen forman una estructura de mercado monopolística obteniendo un
poder sobre el éste en el cual obtienen los mayores beneficios posibles, en perjuicio de los
consumidores por lo que las consecuencias para éstos son las mismas que con un monopolista.
La diferencia radica en que los beneficios totales (que los máximos posibles de conseguir en el
mercado) son repartidos entre los productores. Sus principales actividades se centran en fijar los
precios, limitar la oferta disponible, dividir el mercado y compartir los beneficios. En la actualidad,
el término se suele aplicar a los acuerdos que regulan la competencia en el comercio
internacional. Un ejemplo claro es la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP2.
Ahora, el termino “cartel” relacionado con las drogas ilegales, tiene un devenir y, un
devenir por medio de la comunicación o, por los medios masivos de la comunicación social,
cualquiera sea éste. Claro está que el término “cartel o cártel” es un terminó importado desde
la economía y es una construcción social de la realidad. En este sentido, Jean-François Boyer
en su libro “La guerra Perdida contra las Drogas”, expresa lo siguiente: “El mito del “cartel”.
Lo que las agencias antidrogas empiezan a llamar “cárteles” a principios de los años ochenta
nunca han sido organizaciones estructuradas verticalmente, como podrían serlo una empresa,
un partido o un ejercito. Y si con ello se entiende una alianza económica, política o delictiva
impuesta desde arriba a distintos grupos o empresas de parte de una directiva todopoderosa,
Medellín jamás ha sido un “cártel”. El “cartel” de Medellín nace como una constelación de
clanes familiares desperdigados: Pablo Escobar y sus primos, los hermanos Ochoa. (…) Durante
un periodo muy breve (de 1990 a 1992), Medellín merece el calificativo de “cartel”, porque está
dominada por la demencia asesina de Escobar. Pero esta deriva temporal de la organización no
debe hacer olvidar que, por naturaleza, el mundo de la droga repudia organizarse de manera
vertical. Lo que en los ochenta se llama “cartel” de Cali es una organización muy flexible, aún
1 Una colusión es un pacto que acuerdan dos personas u organizaciones con el fin de perjudicar a un
tercero. 2 Robert, Frank (1992). Microeconomía y Conducta. México D. F.: McGraw-Hill Interamericana, S. A. de
C. V. pp. 649. ISBN 84-7615-840-8.
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menos vertical, con más de clan que el “cartel” de Medellín. Los capos presentados a la opinión
pública por la DEA y la policía colombiana como jefes del “cártel” no son más que jefes de
clanes, a menudos especializados, que puntualmente organizan conjuntamente operaciones
más o menos importantes3.
La demanda.
“Recientemente un joven le pregunto a su padre, un famoso toxicólogo ingles:
“-Papá ¿Qué es una droga?
“-Una droga, hijo mio, es una sustancia que inyectada en un perro produce un trabajo de
investigación”.
Esta respuesta es la mejor manera de ilustrar lo que significa en la actualidad la palabra
droga. Su presencia se hace sentir de una u otra forma, porque no hay duda de que es el
negocio-económico y político mas esplendido de los últimos años. Pero, precisamente por eso
tiene su cara oculta que la transforma en mito4
Para el lenguaje científico, representado por la Organización Mundial de la Salud, la
palabra droga significa “Toda sustancia que introducida en un organismo vivo puede modificar
una o mas funciones de este”. Es un concepto intencionalmente amplio, pues abarca no solo los
medicamentos destinados sobre todo al tratamiento de enfermos, sino también otras sustancias
activas desde el punto de vista farmacológico5. Definición que ha sido repetida en infinidad de
textos de especialistas de diversos países, sin mayores comentarios, a pesar de estar mal
definidas, ser imprecisa y excesivamente general.
Para el lenguaje cotidiano, se trata de “toda sustancia capaz de alterar las condiciones
psíquicas, y a veces físicas, del ser humano, de los que por lo tanto se puede esperar cualquier
cosa”.
Su gran popularidad ha logrado un exceso de información muchas veces distorsionadas,
que ha llevado a una lamentable confusión con sus respectivas consecuencias. Baste revisar la
proliferación de los últimos años de libros, artículos y entrevistas sobre la droga, lleno de
perjuicios morales, datos falsos y sensacionalistas, donde se mezcla la realidad con la fantasía
que solo ha contribuido a que la droga se asimile a la literatura fantástica, a que la droga se
asocie con lo desconocido y prohibido, y en particular con lo temido. Es decir, a la difusión y
concretización posterior del terror. Se convierte de esta manera en “la responsable” de todos lo
males que aquejan al mundo contemporáneo porque la palabra misma está funcionando como
3 “La Guerra Perdida contra las Drogas. Narcordependencia del mundo actual” Jean-François Boyer. Editorial
Grijalbo S.A. 2001. Pág. 30 y 31- 4 Cfr. En este sentido la interesante discusión sobre el poder del mito en ALBINI J. L. y BAYON B. L.
“Witches, Mafia, Mental IIness and Social Reality. A Study in the Power of Mythical Belief”, en International Journal of Criminology and Penology, 1978. 6. 5 J.F. Kramer y F.C. CAMERON, Manual sobre dependencia de la drogas, OMS, Ginebra, 1975. Pág. 13.
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estereotipo, mas que como concepto; como creencia, más que como descubrimiento científico
por excelencia!.
Se trata, pues, de una palabra sin definición, imprecisa y de una excesiva generalización
porque en su caracterización no se ha logrado diferenciar los hechos de las opiniones ni de los
sentimientos. Se crean discursos contradictorios que contribuyen a distorsionar y a ocultar la
realidad social de “la droga”, pero que se presentan como modelos explicativos universales.
¿Sera que “hay una necesidad de mantener el fenómeno en un estado de ignorancia
porque el discurso social necesita mantener en la sombra la realidad del fenómeno de la droga
para poder operar sobre él sin dificultades?, tal como plantea tan sugestivamente el psicoanalista
HUGO FREDA6. ¿O será la forma perfecta de inducir al consumo para que siga el gran
negocio?
(…) Lo importante, por lo tanto, no parece ser ni la sustancia ni su definición, y mucho
menos su capacidad o no de alterar de algún modo al ser humano, sino más bien el discurso que
se construye en torno a ella. De ahí que se hable de la droga, y no de las drogas.”
Lo transcripto, es una pequeña introducción a lo que considero debe ingresar en la
demanda, porque justamente la realidad se construye con discursos y en torno a esa
construcción se encuentra el ser humano mas afectado, por y para las drogas. Son los discursos
del poder, lo que quieren hacer ver, demostrar, que se ocupan de los seres humanos (la
demanda) y en sustancia, no lo hacen.
En es sentido, Rosa del Olmo expresa: “…Todo depende de quien hable. Para el medico
“el enfermo”, al que hay que someter a tratamiento para rehabilitarlo; el juez verá en él al
“perverso” que se debe castigar como escarmiento. Pero siempre será útil para la manifestación
del discurso que permita establecer la polaridad entre el bien y el mal- entre Abel y Caín- que el
sistema social necesita para crear consenso en torno a los valores y normas que le son
funcionales para su conservación (…).
(…) Son varios los discursos construidos en torno a la droga que han permitido a su vez
la creación del estereotipo la mejor expresión del control social informal-, tan necesarios para
legitimar el control social formal, cuya máxima expresión en el caso de las drogas es la
normativa jurídica. El penalista Español Carlos González Zorrilla, nos habla de tres tipos: el
medico, el cultural y el moral. Estereotipos que sirven como factor de cohesión, de consenso en
torno a la figura de Abel y contra Caín.”
La ciencia medica, en un mundo globalizado continúa siendo utilizada como herramienta
de poder al servicio de esas estructuras formales e informales, obviamente con poder
económico, lo cual es evidente que no se han ocupado del ser humano (demanda) o,
quizás…han hecho o están haciendo lo que el poder les permite.
6 HUGO FREDA, “Seminario para una Clínica de Drogadictos”, Ateneo de Caracas, 12-16 de junio de
1986.
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La oferta.
La oferta es tan o mas compleja que la demanda. En realidad, con racionalidad, si
pensamos que la humanidad no se ha podido ocupar y no se ocupa de los seres humanos (la
demanda) y, si los estados-nación, organizaciones internacionales etc. tuvieran real interés de
mermar los graves perjuicios que tiene y ocasiona la demanda, iría primero por la oferta. El
lógico sentido común indica que, si existe demanda es porque hay oferta, lo primero es anterior
a lo segundo, sino existe o controla lo primero, lo segundo no existe o los efectos serian
menores.
En este sentido, solo una mirada permite apreciar…quizás el gran problema mundial, las
drogas y el narcotráfico. “(..) Unos novatos de la DEA (Drug Enforcenment Administration)7 ya
habían entrado en clima. Con sonrisa de entendidos, asistieron a la entrevista con el jefe de
Operaciones y Laboratorio: esperaban directivas especiales, la revelación de algunos de los
muchos secretos sobre traficantes que se guardan en los bancos de datos de la agencia. Y tal
vez, las conexiones de los propios Estados Unidos: en el Congreso, la CIA, hasta en la Casa
Blanca. (…)”
“Yo les voy a explicar cómo se soluciona este problema del narcotráfico en pocos
minutos”, arranco el jefe Baxter. Un murmullo recorrió el grupo de futuros agentes. Era la
revelación. “Liberamos la droga y toda esta payasada se acaba: el gramo de cocaína a 70
centavos de dólar con receta y ventas en las farmacias y nos volvemos a casa”, remató Baxter,
riendo por dentro ante la sorpresa de los novatos.
No son los únicos sorprendidos. ¿Solución tan simple para una actividad que mueve
500.000 millones de dólares al año en todo el mundo, tiene un mercado consumidor de 40
millones de personas –entre cinco y diez millones sólo en Estados Unidos- y una capacidad
instalada para abastecer del doble de esa cifra?
¿Qué mueva entonces a Estados Unidos –hasta ahora el mayor mercado en el mundo,
pero remplazado progresivamente por Europa y Japón – a gastar miles de millones de dólares
en la represión a las bandas de narcotraficantes desarrolladas al amparo de esta “Ley Seca” de
fines de siglo”?
Es que este no es solo un negocio de drogas y dólares, sino también – en Colombia,
Estados Unidos o Argentina- de política y del narcotráfico mismo. El narcotraficante, como toda
actividad económica a gran escala, y mucho más por su carácter ilegal, precisa de la cobertura
del poder institucional, al que corrompe, infiltra o combate. Los criminales se ven obligados a
participar en política y cierta política se torna criminal.”8
El narcotráfico se sirve de la política y la política se sirve del narcotráfico. El derecho
penal es poder, es la parte del control social más visible, más tangible. Ese control social es
7 http://www.justice.gov/dea/index.shtml
8 COCAÍNA DÓLARES Y POLÍTICA. El narcotráfico en Argentina. Ediciones Letra Buena S.A. Gabrile
Pasquini, Eduardo de Miguel.
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dirigido por la política. Ahora, un estado da una respuesta al narcotráfico con la herramienta de
represión más visible, que es el poder punitivo. Sí, quien o quienes se encuentren en la sima del
poder no quiere usar su herramienta punitiva no lo hace, claro esta, de igual modo si quieren
dejar pasar, lo hacen.
Carlos Ariel Alegre DNI 24.860.219