Conceptos de valor, costos y tarifas€¦ · El siguiente material corresponde a la sección # 7...

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El siguiente material corresponde a la sección # 7 “Conceptos de valor, costos y tarifas” de la serie de materiales producidos por IMTA durante 2007 para el "FONDO PARA LA COMUNICACIÓN Y LA EDUCACIÓN AMBIENTAL, A.C." y su "Centro Virtual de Información del Agua" (Cevia). La intención de estos materiales es poner a disposición de los responsables de administrar sistemas de abastecimiento de agua potable, información básica para la gestión racional del servicio a los usuarios, satisfaciendo requisitos de cantidad, continuidad, calidad, confiabilidad y costo, dentro de un marco de desarrollo sustentable. Conceptos de valor, costos y tarifas Conceptos de valor, costos y tarifas Índice de contenido: 1.- Introducción . 2.- Algunas preguntas que generan polémica . 3.- Valores diferentes ante costos diferentes , para un mismo producto o servicio. 4.- Valoración y financiamiento del servicio para cumplir normas más estrictas. 5.- Caracteristicas de una valoración correcta y una tarifa apropiada . 6.- El papel de la tarifa . 7.- Competitividad y mejora institucional apoyada en buenas tarifas... 8.- Cuanto se cobra en algunos lugares (estadística internacional de tarifas). 9.- Autosuficiencia financiera y eficiencia tarifaria. . 10.- Principios para asignar precio a un producto o servicio . 11.- Valoración de productos o servicios escasos y conflictivos . 12.- La tarifa como transmisor de señales para administrar la demanda . 13.- El O.O. un monopolio por precepto, ventajas y riesgos . 14.- Justicia, legalidad y coerción para el pago. 15.- Costos, erogaciones y previsiones de deben incluirse al tarifar. 16.- Costos ocultos para el usuario y otras externalidades . 17.- Estructura tarifaria . 18.- Razones para revisar o mejorar la estructura tarifaria. 19.- Algunas reflexiones en torno a las estructuras tarifarias. 1.- Introducción. ¿Por que tasar (asignar un valor y tarifa) a los servicios urbanos de agua y saneamiento? ¿Por que la empresa operadora de servicios urbanos debe ser autosuficiente? ¿Por qué la estabilidad financiera del servicio público contribuye a la sustentabilidad (estabilidad por un plazo muy largo) de una región? ¿Se vende el agua, o se cobran los servicios de entrega, desagüe y tratamiento? ¿Hay métodos para fijar tarifas mejores que otros? ¿Por que los servicios de agua suelen ser tandeados (intermitentes, esporádicos, con presión muy baja) y no continuos las 24 horas y con presión apropiada? ¿Por qué no hay suficientes plantas de tratamiento de aguas residuales y la contaminación es creciente alrededor de las ciudades? ¿Por qué se están abatiendo los niveles de agua en los acuíferos de muchas ciudades Mexicanas? ¿Hay algún riesgo con que eso suceda? ¿Por qué no se impulsa más el reciclaje y reuso de aguas en las ciudades? ¿Ante todo lo anterior, cual es la función y responsabilidad del director de un organismo operador? Desde luego las respuestas a las preguntas anteriores tiene que ver con la necesidad de asignar valores correctos al agua y establecer mecanismos para que tales valores se transformen en Página 1 de 21

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El siguiente material corresponde a la sección # 7 “Conceptos de valor, costos y tarifas” de la serie de materiales producidos por IMTA durante 2007 para el "FONDO PARA LA COMUNICACIÓN Y LA EDUCACIÓN AMBIENTAL, A.C." y su "Centro Virtual de Información del Agua" (Cevia). La intención de estos materiales es poner a disposición de los responsables de administrar sistemas de abastecimiento de agua potable, información básica para la gestión racional del servicio a los usuarios, satisfaciendo requisitos de cantidad, continuidad, calidad, confiabilidad y costo, dentro de un marco de desarrollo sustentable.

Conceptos de valor, costos y tarifas Conceptos de valor, costos y tarifas Índice de contenido:

1.- Introducción. 2.- Algunas preguntas que generan polémica. 3.- Valores diferentes ante costos diferentes, para un mismo producto o servicio. 4.- Valoración y financiamiento del servicio para cumplir normas más estrictas. 5.- Caracteristicas de una valoración correcta y una tarifa apropiada. 6.- El papel de la tarifa. 7.- Competitividad y mejora institucional apoyada en buenas tarifas... 8.- Cuanto se cobra en algunos lugares (estadística internacional de tarifas). 9.- Autosuficiencia financiera y eficiencia tarifaria.. 10.- Principios para asignar precio a un producto o servicio. 11.- Valoración de productos o servicios escasos y conflictivos. 12.- La tarifa como transmisor de señales para administrar la demanda. 13.- El O.O. un monopolio por precepto, ventajas y riesgos. 14.- Justicia, legalidad y coerción para el pago. 15.- Costos, erogaciones y previsiones de deben incluirse al tarifar. 16.- Costos ocultos para el usuario y otras externalidades. 17.- Estructura tarifaria. 18.- Razones para revisar o mejorar la estructura tarifaria. 19.- Algunas reflexiones en torno a las estructuras tarifarias.

11..-- IInnttrroodduucccciióónn.

¿Por que tasar (asignar un valor y tarifa) a los servicios urbanos de agua y saneamiento? ¿Por que la empresa operadora de servicios urbanos debe ser autosuficiente? ¿Por qué la estabilidad financiera del servicio público contribuye a la sustentabilidad

(estabilidad por un plazo muy largo) de una región? ¿Se vende el agua, o se cobran los servicios de entrega, desagüe y tratamiento? ¿Hay métodos para fijar tarifas mejores que otros? ¿Por que los servicios de agua suelen ser tandeados (intermitentes, esporádicos, con presión muy baja)

y no continuos las 24 horas y con presión apropiada? ¿Por qué no hay suficientes plantas de tratamiento de aguas residuales y la contaminación

es creciente alrededor de las ciudades? ¿Por qué se están abatiendo los niveles de agua en los acuíferos de muchas ciudades

Mexicanas? ¿Hay algún riesgo con que eso suceda? ¿Por qué no se impulsa más el reciclaje y reuso de aguas en las ciudades? ¿Ante todo lo anterior, cual es la función y responsabilidad del director de un organismo

operador? Desde luego las respuestas a las preguntas anteriores tiene que ver con la necesidad de asignar valores correctos al agua y establecer mecanismos para que tales valores se transformen en

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contribuciones monearías por parte de los usuarios o contaminadores. Los comentarios que siguen en este apartado tratarán de responder a algunas de esas preguntas. Los servicios urbanos de agua necesitan dinero para operar, y hay miles de ciudades en el mundo que demuestran que todas, de una u otra manera funcionan (vía cobros directos, subsidios del gobierno, impuestos a las propiedades o a los ingresos, o mediante contribuciones voluntarias). Las tarifas y contribuciones equivalen a los ingresos o salarios para cualquier persona. Casi todas las personas subsisten, pues es muy raro que alguien se muera de hambre o sed. Sin embargo es muy distinto aquel que vive con muchas limitaciones y con la constante incertidumbre de ¿que sucederá o cómo se las arreglará mañana?, de aquel que vive desahogadamente o hasta con lujos. Así como sería mala señal que alguien viva de subempleos o limosnas, un servicio vital y esencial para miles de personas en una ciudad, no puede ir improvisando sus entradas. Las empresas de agua requieren ingresos estables y razonables, que garanticen su permanencia y mejora continua. En toda ciudad son indispensables los servicios de agua potable, alcantarillado y tratamiento de aguas negras. Esos servicios serán confiables y de calidad en la medida que existan finanzas sanas para solventar todos los gastos e inversiones necesarias. Toda ciudad asigna algún precio al conjunto de servicios de agua, y dispone de algún mecanismo de cobro a sus clientes, puesto que lograr ingresos monetarios es siempre útil y necesario. Sin embargo, entre las ciudades existe gran heterogeneidad tanto en los criterios para fijar los precios, como en las prácticas de cobranza empleadas; y ello a veces ocasiona escenarios de injusticias entre usuarios, o de ineficiencia y deterioro del servicio, o de lucros irrazonables del prestador del servicio. En muchas ciudades lo recaudado no alcanza ni para los gastos esenciales, y tienen que depender de subsidios externos (esporádicos, raquíticos, irregulares en monto, y obtenibles tras arduas negociaciones y no como rutinas preestablecidas), lo cual es contrario a una sana valoración del agua y a la estabilidad del servicio. Los organismos operadores de agua en México enfrentan muchos problemas y deberían hacer más eficientes sus procesos. Entre las limitantes destacan: fugas en la red de distribución, baja recaudación, administración ineficiente, escasez de agua, baja cobertura en agua, en alcantarillado y en tratamiento de efluentes; falta de planeación, deficiente mantenimiento preventivo, redes e instalaciones antiguas y deterioradas, etc. Todo esto se ve reflejado en un servicio deficiente y pocas alternativas para mejorarlo; es decir, están inmersas en un “círculo vicioso de mal servicio”, en el cual la ciudadanía –aparentemente- no quiere pagar más por los servicios de agua y alcantarillado debido al pésimo servicio y mala calidad del agua; y donde el O.O. está imposibilitado para mejorar debido a la falta de ingresos. El país se encuentra en una situación de urgencia, donde los acuíferos se sobreexplotan, las aguas superficiales reciben descargas de aguas residuales domésticas e industriales sin tratamiento y la mancha urbana crece hacia zonas que deberían conservarse por su importancia ecológica. Mientras tanto, la conciencia de las personas acerca de la conservación de recursos no ha progresado significativamente a pesar de los programas de cultura del agua y educación ambiental. Cabe entonces preguntarnos ¿Qué estamos haciendo mal? ¿Dónde se puede romper el ciclo que hemos creado? ¿Cuál es mi función como empleado o funcionario de un organismo operador?

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En las décadas recientes ha habido importantes avances en coberturas y potabilidad del agua en muchas ciudades de México, sin embargo se ven opacados por la falta de saneamiento. Aún en los casos donde se ha logrado construir plantas de tratamiento, en su gran mayoría éstas se encuentran fuera de servicio u operan deficientemente por falta de mantenimiento o incluso de fondos para pagar los salarios o la energía eléctrica para operarlos. Cualquier persona pudiera proponer una tarifa para el agua, pero no cualquiera lo haría bien, con fundamentos financieros, y con visión ambiental y de equidad a los clientes. Por tanto convienen métodos estandarizados, bien revisados y amplios en visión, alcance en tiempo y en criterios involucrados. El agua por si misma tiene poco valor, sin embargo adquiere su valor respecto del uso que se le de. Así un simple vaso de agua puede ser lo más valioso del mundo para alguien con tres días de padecer sed, estando extraviado en el desierto. Mientras para alguien que debe regar un campo de maíz, donde el agua es muy abundante, difícilmente estará dispuesto a pagar algo por el agua. Una ventaja del agua es que no se destruye (no se consume realmente), aunque sí se contamina. Usualmente se puede aprovechar en la parte baja de una cuenca la misma agua que ya fue utilizada por otros antes en la parte alta. Si el agua estuviese muy contaminada, siempre habrá alguna posibilidad tecnológica para tratar (purificar) o para reutilizar el agua, lo cual mitigaría grandemente los conflictos y la escasez. Sin embargo, lamentablemente, la tecnología es costosa y depende de otros recursos (como los energéticos) para operar, y la mayoría del mundo es pobre, e igualmente hay escasez aguda de esos otros recursos complementarios. 22..-- AAllgguunnaass pprreegguunnttaass qquuee ggeenneerraann ppoolléémmiiccaa. La función principal y más delicada de un administrador es asignar valores a los problemas, a los activos a su disposición y a los productos o servicios que produce. Partiendo de esta idea, es importante que el directivo de un O.O. medite y analice las posibles respuestas a las siguientes interrogantes o afirmaciones. Se sugiere hacer el ejercicio de acomodar las frases según su criterio, como: “totalmente de acuerdo”, hasta “me opongo rotundamente”. La opinión y posición personal de un directivo tiene relevancia e influencia en varios asuntos, sin embargo también debe entenderse y recordarse que existen usos y costumbres en una ciudad, que existen legislaciones ya establecidas, que hay necesidades crecientes y problemáticas que se agudizan, especialmente cuando se han desatendido por mucho tiempo. Además, las soluciones en muchos casos tienen que ser diferentes a las ya intentadas y que no han dado buenos resultados, y que tampoco se debe actuar sin considerar a la ciudadanía ni a otras instituciones existentes.

a) Las tarifas deben ser iguales en todas las ciudades del país (¿Por que sí, o porque no?). b) Se debe dar agua gratuita a las clases pobres. c) Se debe subsidiar el agua de las clases populares con lo que se les cobre a los industriales. d) El agua debe cobrarse según el valor agregado o uso que se haga de él (por ejemplo a una

fábrica de autos se le cobrará más cara que a una cervecería. O más a una perfumería que a una embotelladora de agua. O más a un rico con tres coches que a un chofer que maneja un colectivo).

e) ¿En agua es un derecho humano? o ¿El agua es un bien económico?

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f) Los subsidios son una forma de ineficiencia (es decir la no recuperación total de costos es una

ineficiencia). g) Subir las tarifas puede promover la justicia y la equidad social. h) Racionar el agua es bueno, para que alcance para todos. i) Las industrias o comercios que hacen poco uso consuntivo del agua (pocas o nulas descargas de

contaminantes), ameritan tarifas más bajas que los usuarios domésticos (ejemplos: termoeléctricas, procesos de enfriamiento, aire acondicionado, embotellado de agua o de refrescos, campos de golf, riego de jardines, uso ornamental, protección contra incendios, etc.).

j) No hay que subir las tarifas, pues muchos pobres ya no pueden pagar más por el agua. k) La gente se opone (no tiene voluntad) para pagar más por el agua. e) Es “anticonstitucional” cortar el servicio de agua a quien no paga. f) Las escuelas y edificios públicos deben tener servicio gratuito de agua (aunque generen

derroche). g) La cultura del agua y la educación debe enfocarse hacia la niñez, donde hay mas

esperanzas de que sí hagan algo y ellos eduquen a sus padres (no conviene cobrarles a los adultos ni educarlos, pues no entienden).

h) Se debe cobrar el abatimiento de los acuíferos a quien lo ocasiona (cobrar el daño y riesgo para otras regiones y para generaciones futuras, y no solamente el costo de extracción).

i) Se debe dar apoyo y subsidios en sitios donde el abastecimiento se está encareciendo. j) Se deben cobrar multas a las ciudades que no tienen plantas de tratamiento. k) Se deben dar apoyos financieros y subsidios a las ciudades que no tienen plantas de

tratamiento. m) Se debe dar preferencia a los proyectos de abastecimiento con mejor tasa de retorno

(relación beneficio/costo). Es decir donde hay mayor “voluntad de pago” por parte de los usuarios. (entonces sería: desarrollar preferentemente las ciudades del norte del país).

n) Se deben dar apoyo prioritario a las ciudades donde los servicios de agua resultan más caros y difíciles

o) La participaron del sector privado en los servicios de agua es buena (o es mala). p) La participación privada (privatización) es la manea más viable de resolver los problemas

que viven los servicios de agua nacionales. Llevaría mucho tiempo y extensión en este documento argumentar y explicar posibles respuestas, apropiadas y razonadas, para cada afirmación o interrogante. No se hará mas que lo que pueda leerse en las secciones subsecuentes, pero baste decir que las ciudades son sistemas complejos, y muchas veces las soluciones intuitivas o tradicionales suelen llevar a los peores resultados∇, así que no debe ser sorprendente que muchas de las respuestas clásicas a esos interrogantes someterse a un enérgico cambio de paradigmas y de esquema mental para el directivo. Deberá esforzarse en pensar más en la sustentabilidad, en la calidad del servicio, y no en periodos cortos de su administración (desafortunadamente trianual es demasiado corto para una sana gestión y planeación).

∇ Los sistemas complejos son contra-intuitivos. Ver más explicaciones en: Forrester “Counterintuitive behavior of

social systems”, http://web.mit.edu/sdg/www/D-4468-2.Counterintuitive.pdf

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33..-- VVaalloorreess ddiiffeerreenntteess aannttee ccoossttooss ddiiffeerreenntteess,, ppaarraa uunn mmiissmmoo pprroodduuccttoo oo sseerrvviicciioo. Un principio de justicia es que un producto o un servicio se pague al precio correcto para compensar los costos de producirlo, aun cuando aparentemente ese mismo producto o servicio es similar a otro que quizá costó menos producir. Por ejemplo el agua aparentemente es siempre la misma, y tiene las mismas caracteristicas fisicas, H2O (la molécula de agua consta de dos átomos de hidrogeno por cada uno de oxígeno), sin embargo no es lo mismo al agua puesta en el primer piso de un domicilio que esa misma agua puesta en un penthouse del piso # 150 de un rascacielos. Normalmente la persona que eligió habitar en ese piso tan elevado debería pagar el costo del bombeo extra y de la infraestructura para subirla tan alto. No sería sano que todos los habitantes de la región paguen igual que el extravagante del penthouse. Algo similar ocurre con lo que se pagaría en una ciudad con abundancia de agua y facilidad para suministrarla, respecto de otra donde hay que extraer el agua desde mantos muy profundos del subsuelo a altos costos y con gravosas conducciones. Hay productos o servicios con nombres confusos respecto al grado de contenido o esfuerzo para producirlo. Por ejemplo el “café” puede tener precios extremadamente diferentes. Según se considere si se adquiere a pie de un arbusto de cafetal, del que uno mismo tiene que cortarlo y transportarlo, o si ya se adquiere empaquetado en un supermercado, o si incluso se adquiere servido en una elegante tasa en un restaurante de moda. Algo similar es para ocurre con el nombre “agua”, que puede tomarse directamente de la lluvia, del río, del pozo, del una toma domiciliaria, pro que puede o no incluir servicios extras como presión, atención al cliente, drenaje, tratamiento de aguas residuales. Esta concepción es importante da hacerla ver a la ciudadanía para que comprenda que el agua que recibe lleva inmersos multitud de costos y servicios, por los cuales es justo que pague. El agua quizá la da la naturaleza gratis en forma de lluvia, pero no la almacena, ni la conduce, ni la eleva, ni la recoge y depura en un corto espacio y en corto tiempo como son las necesidades de la vida urbana actual. Por tanto el servicio de agua debe ser integral y debe pagarse integralmente. Es decir, incluyendo: extracción, conducción, distribución, entrega, recogida en el alcantarillado, transportada hasta una planta tratadora y retornada con seguridad a la naturaleza, e incluso considerando servicios como reuso del agua en la ciudad, servicios de drenaje pluvial, y protección a la infraestructura verde (bosques, acuíferos). Otro ejemplo de nombre ambiguo es “plata”. Es muy diferente el precio del mineral estando en la mina sin excavar, donde de quizá 5 toneladas de roca cortada solo se escoge 1 tonelada para fundirse, y de ésta tal vez logren producirse adornos, vajillas o instrumentos de plata que en conjunto pesan mucho menos. Este mismo ejemplo se aprovecha mas adelante, en la sección 10 de esta guía para explicar como asignar precio a los productos cuando hay mermas (ineficiencias fisicas) considerables. 44..-- VVaalloorraacciióónn yy ffiinnaanncciiaammiieennttoo ddeell sseerrvviicciioo ppaarraa ccuummpplliirr nnoorrmmaass mmááss eessttrriiccttaass. Un tema algo escabroso, pero que si se medita bien no tiene porque serlo, es el de ¿quien paga o como se paga la infraestructura o los servicios que aun no están en vigor?.

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Por ejemplo si se necesita una planta de tratamiento de aguas residuales, para cumplir nuevas normas oficiales y resolver problemas de contaminación que la misma comunidad está causando y se está causando a si misma (mayor incidencia de enfermedades, encarecimiento para poder alejarse y disfrutar un día de campo sin malos olores, etc.); lo razonable es que la misma ciudadanía que hace las descargas sin tratar, forme un fondo para resolver ese problema lo antes posible. Es el papel del directivo del O.O. crear la conciencia necesaria, impulsar esa obligación e ir consolidando los fondos requeridos. El ir pagando la obra anticipadamente, formando un fondo de inversión, puede verse análogo a los impuestos que de cualquier manera tiene que pagar la ciudadanía para curar a quienes se enferman por la contaminación, y para financiar la construcción de la planta cuando se inicie. Otra manera de verlo es como adquirir un seguro de vida o de daños contra incendio, donde no se “disfruta” el dinero sino hasta que sucede el siniestro, pero mientras que eso ocurre, hay que estarlo pagando continuamente. Otra analogía es la de que algunos prefieren ahorrar poco a poco, y juntar todo el capital necesario antes de disfrutar unas vacaciones. Así pueden viajar a plenitud, sabiendo que no deberán nada luego de ese descanso. Pero igual hay quienes prefieren viajar a crédito y pagar después (si es que hay quien les de el crédito, pero suele salir mas caro el financiamiento que la primer opción). Ambas opciones son validadas. El problema, y lo abusivo y anti-ético, sería disfrutar ahora –contaminar ahora- y pasar la deuda a otros que no tienen nada que ver (normalmente a otras regiones o alas generaciones futuras). 55..-- CCaarraacctteerriissttiiccaass ddee uunnaa vvaalloorraacciióónn ccoorrrreeccttaa yy uunnaa ttaarriiffaa aapprrooppiiaaddaa. Establecer tarifas apropiadas es una responsabilidad fundamental de la empresa de aguas. Para ello deben adoptarse premisas claras y relativamente incuestionables, o que al menos puedan decidirse en alguna junta formal entre los representantes de la ciudadanía y establecerse posteriormente como políticas institucionales e incluso como leyes municipales o estatales. Algunos principios generales para orientar el establecimiento de obligaciones y tarifas son: “Quien usa debe pagar” y “quien contamina también paga”. Se deben cobrar los costos del abastecimiento, del alcantarillado y del tratamiento de efluentes. Los fondos a recaudar deben estar programados y justificados, además de ser congruentes con las metas y planes de mejora en las eficiencias. De preferencia no se deberán cargar las ineficiencias administrativas al usuario⇔, ni tampoco se debe tolerar usuarios que evadan la obligación de pagar y de cuidar ese valioso recurso, o que lo contaminen más de lo tolerable.

⇔ En realidad sí hay que cargar las ineficiencias al usuario (ver guía # 8 sobre ética del agua), pues de otra forma nunca se saldría

del “ciclo del mal servicio”. Sin embargo esto debe ser algo razonado y bien planeado, con compromisos y metas estrictas y formales de mejoras en eficiencia física, comercial, y de otros tipos; basadas en monitoreo frecuente con indicadores de gestión y técnicas de comparación competitiva (benchmarking). De preferencia bajo la vigilancia de un “ente regulador” imparcial y autónomo.

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Una tarifa será útil en la medida que contribuya cumplir con los objetivos generales de la empresa. La tarifa debe:

a) recuperar todos los costos actuales y crear fondos para financiar nuevos programas. b) canalizar el comportamiento de las demandas hacia niveles compatibles con el recurso natural y

con la capacidad económica de los ciudadanos. c) incentivar la eficiencia y competitividad de la empresa prestadora del servicio. d) ser justa y legal.

66..-- EEll ppaappeell ddee llaa ttaarriiffaa. Las tarifas de servicios hídricos urbanos sirven, entre otras cosas para:

- Uso, asignación y preservación eficiente de recursos e instalaciones existentes, y previsión de las adiciones y mejoras necesarias en el futuro.

- Generar ingresos apropiados para garantizar la buena operación y calidad del servicio. - Dar trato justo e imparcial (no-discriminatorio) a los usuarios. - Limitar o controlar la demanda (administrar la demanda para que nunca sobrepase el recurso hídrico

disponible).

Algunas características o recomendaciones que debe cumplir un sistema de tarifas son: 1.- Que cubra todos los costos. 2.- Que no sea discriminatorio. 3.- Que envíe señales claras al consumidor. 4.- Que sea integral con un sistema de recaudación eficiente. 5.- Con subsidios explícitos y enfocados exclusivamente hacia los muy pobres. 6.- Esté sustentado en información confiable sobre patrones de consumo.

La mejora tarifaria sería un intento por romper el “clásico” ciclo del mal servicio, común en muchos organismos operadores de países latinoamericanos. La finalidad de establecer un mejor sistema de tarifas podría ser:

a) Motivar mayor eficiencia y competitividad en la empresa de aguas, y justicia para los usuarios directos e indirectos de los servicios de agua.

b) Tener recursos económicos suficientes y procedimientos recaudatorios que atiendan normatividad (institucional, ambiental, etc.) vigente y venidera.

c) Lograr: justicia, equidad, administración de demanda, etc. (la guía # 8,”ética del agua”, habla de la misión y prioridades para la empresa de aguas).

d) Promover menores consumos y prácticas ahorradoras entre los clientes (o la inversa, mayor consumo, en caso de requerir pagar inversiones ya efectuadas, o que no haya limitantes en disponibilidad y calidad del agua).

e) Resistir presiones de globalización (corporaciones, bancos) y de privatización, promoviendo y defendiendo la calidad del servicio, finanzas sanas y bienestar local (favorecer ganancias para la comunidad local, no para trasnacionales).

77..-- CCoommppeettiittiivviiddaadd yy mmeejjoorraa iinnssttiittuucciioonnaall aappooyyaaddaa eenn bbuueennaass ttaarriiffaass. El término “buenas tarifas” no debe entenderse como tarifas elevadas, lo cual desde el punto de vista de la empresa de aguas y su personal podría ser atractivo para tener ingresos y salarios cuantiosos. Pero para el usuario común seguramente una “buena tarifa” sería la más baja factible,

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incluso gratuita si fuese posible. Sería totalmente injusto que el O.O. gozara de una tarifa elevada si su eficiencia de cobranza es muy mala, pues estaría cobrándole demasiado a los ciudadanos cumplidos, mientras que a los tramposos o rezagados no los molesta. Lo correcto es que una “buena tarifa” obligue a la empresa esforzarse en economizar costos y ser eficiente, y a la vez lo recaudado le alcance para cubrir todos los costos operativos y financieros que requiera bajo un estricto plan de desarrollo. Algunas instituciones o personas piensan que la única manera de romper esa inmadurez institucional, discontinuidad de planes, falta de visión empresarial, es concesionando al sector privado (“privatizando”) los servicios de agua y alcantarillado. Pueden estar en lo cierto (pero hay algunos casos que demuestra lo contrario), pero lo que hay que recordar es que para hacer atractivo el negocio al sector privado lo primero que es indispensable es autorizar tarifas adecuadas, que le garanticen recuperar sus inversiones y tener un buen margen de utilidades. Entonces, sea que se privatice o concesione el servicio, o se deje como de manejo público, hay que reajustar las tarifas como tarea indispensable y prioritaria. Y si ello se hace bien, posiblemente se rompa con varias de las deficiencias actuales de insolvencia que se le critica al sector público. Es decir, si se le dan reglas de operación parecidas y márgenes, posiblemente haya incentivos para operar bien aunque sea público. Es justo que, independientemente que la operación sea gubernamental o privada, existan márgenes de holgura para la operación y exigencias de calidad, análogas a cualquier modalidad de gestión, que motiven la mejora. Como primeros pasos están, lograr tener:

a) entes de vigilancia, profesionales e imparciales; b) rigurosos y apropiados parámetros y normas de desempeño y calidad empresarial; y c) un apropiado nivel tarifario.

Entonces la regulación, los índices de gestión y metas, y una razonable propuesta tarifaria son esenciales. Una de las funciones del “ente regulador” (ver guía # 8,”ética del agua”) será vigilar el apropiado uso del dinero recaudado. 88..-- CCuuaannttoo ssee ccoobbrraa eenn aallgguunnooss lluuggaarreess (estadística internacional de tarifas). Casi todos los operadores de agua en las ciudades en el mundo cobran tarifas para recuperar parte de sus costos. Según estimaciones del Banco Mundial la tarifa promedio integral del agua en Estados Unidos (USA) es 0.53 dólares por el metro cúbico. En países desarrollados la tarifa media es 1.04 usd, mientras que en los países más pobres en vías de desarrollo es solamente 0.11 usd. Las tarifas más bajas de países en vías de desarrollo se encuentran en el sur de Asia (promedio 0.09 usd / m3), mientras que las más altas están en América latina (promedio 0.41 usd / m3). Pocas empresas de agua recuperan todos sus costos. Según el mismo estudio del Banco Mundial solamente 30% de todas empresas analizadas, y solamente el 50% de aquellas en países desarrollados, generan suficientes ingresos para cubrir la operación, el mantenimiento y costos de capital parciales (más información en: http://en.wikipedia.org/wiki/Water_supply#Tariffs). El siguiente cuadro (ref.:http://siteresources.worldbank.org/INTWSS/Resources/Chapter2.pdf ) resulta interesante:

PPrreecciioo ddeell aagguuaa ((DDóóllaarreess UUSS //mm33)) PPaaíísseess eenn DDeessaarrrroolllloo ** PPaaíísseess IInndduussttrriiaalliizzaaddooss

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< US$ 0.20 /m3 Tarifa iinnssuuffiicciieennttee para cubrir los costos básicos de operación y mantenimiento (OyM).

Tarifa iinnssuuffiicciieennttee para cubrir costos básicos de OyM.

US$ 0.20–0.40 /m3 Tarifa suficiente para cubrir los costos básicos de operación y mantenimiento (OyM).

Tarifa iinnssuuffiicciieennttee para cubrir costos básicos de OyM.

US$ 0.40–1.00 /m3 Tarifa suficiente para cubrir los costos de OyM y varias necesidades de inversión.

Tarifa suficiente para cubrir costos de OyM.

> US$ 1.00 /m3 Tarifa suficiente para OyM, y varias necesidades de inversión ante problemas de escasez en el abasto.

Tarifa suficiente para cubrir todos los costos de un sistema de agua y saneamiento moderno en una ciudad con habitantes de altos ingresos (salarios).

Fuente: GWI 2004 (Global Water Intelligence). ** OJO: recordar que en normalmente en México el abasto a las ciudades es de aguas subterráneas, y que el territorio en general es árido,

con fuerte escasez y competencia por el agua. Por tanto los rangos de tarifas para nuestro caso deben ser más altas que las del cuadro, si no, no se puede alcanzar la “suficiencia”. Es decir, corresponden los del último renglón de la tabla tan solo para OyM y algunas inversiones.

99..-- AAuuttoossuuffiicciieenncciiaa ffiinnaanncciieerraa yy eeffiicciieenncciiaa ttaarriiffaarriiaa Algunos reglamentos de ciudades, al igual que diversos manuales y recomendaciones institucionales, establecen como meta que los servicios de abastecimiento y saneamiento sean financieramente sanos, entendiéndose por ello que las tarifas deberán ser suficientes para cubrir todos los costos derivados de: {la operación, el mantenimiento y la administración de los servicios, la rehabilitación y el mejoramiento de la infraestructura existente, la amortización de las inversiones realizadas, los gastos financieros de los pasivos y las inversiones necesarias para la expansión de la infraestructura}. Para ser autosuficiente la empresa de aguas debe poder cubrir todos los conceptos antes mencionados, sin necesidad de recurrir a subsidios federales, estatales o de otra índole. Desafortunadamente, la mayoría de los organismos mexicanos están muy lejos de lograrlo, tal como se ilustra en la gráfica adjunta (notar -según una muestra hecha en 2004 para algunos operadores de México- que solamente el 4% de los organismos operadores consideran costos de expansión en sus tarifas, y que solamente el 38% de las empresas les alcanzaba para cubrir costos de operación, pero de estos a varios no les alcanzaba para los gastos de mantenimiento).

Un concepto importante, que no suele mencionarse mucho en la literatura, es el de “eficiencia tarifaria”, el cual quedó definido en la guía # 6 “control de pérdidas”. ηt = Eficiencia tarifaria = ingresos con tarifa aprobada / ingresos necesarios

En los “ingresos necesarios”, en esa fórmula, habría que haber sumado todos los necesarios para operación, mantenimiento, pagos de derechos de extracción a Conagua, financiamiento de plantas de tratamiento, pagos a operadores o concesionarios, liquidaciones a los trabajadores, rehabilitación de las redes y equipos, ampliaciones, pagos de intereses, pagos de impuestos, etc. Además, los “ingresos con la tarifa aprobada” deben corresponder a ingresos realistas, no a los teóricos ideales. Es decir, hay que descontar las ineficiencias comerciales. Desde luego es discutible “que tan autosuficiente” debe entenderse la “autosuficiencia”. En muchos países, aun en los muy desarrollados, las obras de ampliación normalmente las absorbe y

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financia el estado. En México hay diversos programas de gobierno (municipal, estatal o federal, y mediante impuestos que ha cobrado) que apoyan tales obras; pero regularmente se pide al O.O. que aporte al menos un porcentaje de esas obras. Lo que es innegable es que la autosuficiencia debería cubrir todos los costos operativos, los de mantenimiento y los de rehabilitación, reemplazo y mejora a las instalaciones. 1100..-- PPrriinncciippiiooss ppaarraa aassiiggnnaarr pprreecciioo aa uunn pprroodduuccttoo oo sseerrvviicciioo. El agua se demanda en las ciudades no tanto como un producto sino como un servicio. Tal servicio es de uso continuo, esencial para la vida, muy demandado para múltiples fines y, en general, es muy abundante. Sin embargo su alta demanda y los fuertes volúmenes que cada quien usa y además su característica de uso temporal o momentáneo, donde a los pocos segundos o minutos de usada se le desecha ya contaminada, genera situaciones de conflicto. Por tanto su administración implica acciones y cuidados relativamente complejos y ocultos ante la vista del ciudadano común, por ello asignarle un precio correcto no es algo tan sencillo. Sin embargo esa complejidad tampoco es enemiga de partir de principios lógicos y comunes, que prácticamente cualquier comerciante conoce y aplica cotidianamente. Veamos este ejemplo hipotético: Un cultivador de guayabas a pequeña escala (solo posee un árbol) desea sacar al mercado a vender su producción. Logra cortar del árbol 20 kg de guayabas. Luego las mete en una caja, pero en el proceso separa y elimina aquellas que están apachurradas, magulladas o picadas por pájaros, y por tanto solo llega a juntar 15 kg en buenas condiciones. Luego tiene que tomar un camión o taxi para ir al mercado y ofrecerlas, paga el permiso del puesto y comienza a venderlas. Algunos las prueban, otros le toma algunas diciendo que “les fíe” y luego le pagan (o sea nunca), algún travieso le roba otras, a él mismo le da hambre y come unas cuantas, otras pocas se van poniendo negras y no son buenas para vender. Finalmente alguien se interesa y le quiere comprar los 10 kilos que le quedan en buen estado, y pregunta: ¿A como las guayabas?

Si el mercader de guayabas gastó 80 pesos en todo el proceso (alquiler de escalera, caja, taxi, puesto, báscula, etc.), ¿cual sería un precio razonable para vender las guayabas?. Como comerciante prudente sabe que si divide $ 80 entre los 20 kg originales estaría en serios problemas financieros. Lo mismo si lo divide entre los 15 kg que metió en la caja. El precio, para no perder seria considerar solamente los 10 kg que venderá, por tanto el precio mínimo sería $ 8 /kg. Así que deberá pedir algo mayor a eso si quiere alguna ganancia por su esfuerzo.

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La moraleja de este cuento es que es indispensable descontar las ineficiencias fisicas (de 20 quedaron 15) y las comerciales (de 15 quedaron 10) para establecer un precio de venta mínimo. Es decir, se divide la suma de “todos los costos de producción” entre el “volumen vendible neto”.

Precio Unitario “Mínimo” ♣ = Suma de costos / producción vendible neta Otro ejemplo similar pondría desarrollarse para la extracción de mineral de un yacimiento de plata, donde las mermas entre la roca con plata en la montaña y digamos un artefacto manufacturado con plata, y puesto a la venta, son inmensas. Si se calcula el precio unitario del kilo de plata ya como artefacto, como la división del total de costos de producción (suma de todas las erogaciones durante los procesos implicados) entre el peso neto de la plata en el artefacto, aun estaría incompleto. Hay que considerar y agregar los derechos de explotación o utilidades del concesionario de la mina, depreciación de la maquinaria de extracción, y muchas otras cosas adicionales en la suma de “costos” (que no son costos propiamente, sino cargos fijos, derechos, etc.). 1111..-- VVaalloorraacciióónn ddee pprroodduuccttooss oo sseerrvviicciiooss eessccaassooss yy ccoonnfflliiccttiivvooss. El mismo ejemplo de la mina de plata sirve para ilustrar una situación delicada. La plata es un “bien no-renovable”, al menos porque lo que se extrae de la mina no vuelve a nacer o salir ahí. Desde luego la plata no se destruye y sigue existiendo, pero estará en otros sitios muy distintos en forma de aretes, collares, etc., seguramente en el extranjero. Entonces, para los mineros que tienen su fuente de trabajo en la montaña, el producto es no-renovable y si la mina ya está agotándose (le quedan, digamos, 30 o 40 años de vida), en el precio deberían incluir un seguro de desempleo y un fondo para financiar algún otro negocio. En caso de que negligentemente si hubiera olvidado cargar el “seguro” y el “fondo para financiar” durante mucho tiempo y de pronto, cuando realmente solo quedan 2 o 3 años de vida a la mina, se quiere cargar al precio todo lo no colectado antes, evidentemente el costo sería excesivo y nadie compararía la plata, así que de cualquier manera los trabajadores se quedarían desempleados, pero ahora sin ningún dinero en el bolsillo. Muchos acuíferos subterráneos tardaron milenios en formarse y sin embargo en pocos años de explotación para abastecer ciudades en varias regiones de México, sus niveles freáticos se han abatido notoriamente. La figura adjunta ilustra el caso del acuífero de la ciudad de Querétaro. Por tanto el agua en los acuíferos subterráneos, aquellos con recarga inferior a lo que se les extrae, que son muchos en el país, deben valorarse como un “bien no-renovable” (el agua retorna al ciclo hidrológico en algún lugar distante, pero ya no estará en el acuífero). ♣ Precio Unitario “Mínimo” que habría que cobrar como promedio combinado a todos los usuarios. No confundir con “precio

mas bajo en una estructura tarifaria”, con cierta política de discriminación y de subsidios cruzados. Es decir, el promedio pesado de todos los precios unitarios en una estructura tarifaria, no debe por ningún motivo ser inferior a este PU “mínimo”.

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El pago de servicios ambientales, de impuestos verdes, la remediación de daños y contaminación, el financiamiento para investigación e innovación tecnológica, el impulso al reuso de agua, e incluso el cambio climático mundial, son temas que deberían tener influencia al diseñar tarifas de servicios urbanos. Existe abundante literatura sobre estos temas, que todo director de O.O. debería leer con detalle. Aquí simplemente se enfatizar que son conceptos importantes que deberían estar implícitos en una tarifa correcta. Para dejar un último sabor de boca sobre estos asuntos, se recurrirá a dos distintas preguntas hipotéticas, aprovechando el ejemplo del “árbol de guayabas” visto antes. A la derecha de cada pregunta, en un recuadro, se proponen una combinación de acciones razonables para atenuarlas, las cuales definitivamente tienen que ver con aumentos en los precios. Esos aumentos más que para generar ingresos y enriquecerse, deben entenderse como estrategias para enviar señales claras a los consumidores, y como mecanismos para controlar la demanda. Es decir, serían una especie de advertencia a los compradores. Una es el caso de valoración cuando se necesitan inversiones cuantiosas para renovar infraestructura deteriorada u obsoleta. La otra es para valorar productos y servicios muy demandados y escasos o en peligro de agotamiento (recursos no renovables).

¿¿SSii mmii áárrbbooll eessttáá eennvveejjeecciieennddoo yy ttiieennddee aa pprroodduucciirr mmeennooss

ccaaddaa vveezz...... qquuee hhaaggoo??

--- invertir en sembrar árboles jóvenes e irlos cuidando mucho (subo el precio para tener fondos). --- avisar a los clientes que la producción va a la baja y tomen sus previsiones, para la reducción temporal de producción (si los árboles tardarán mucho en crecer, o si no junto los fondos suficientes, yo ir buscando otro negocio...).

¿¿ SSii mmiiss gguuaayyaabbaass ssoonn ttaann ÚÚNNIICCAASS ......

ddeelliicciioossaass,, eessppeecciiaalleess,, ccuurraattiivvaass,, mmáággiiccaass,, ......

qquuee mmuucchhooss llaass ddeesseeaann ccoommpprraarr,, ppeerroo nnoo

aallccaannzzaann ppaarraa ttooddooss ¿¿ccóómmoo eevviittoo ccoonnfflliiccttooss??

--- subir el precio bastante para evitar pleitos o colas de espera inútiles. Así solo unos pocos, los que de verdad demuestren su voluntad con dinero, las tendrán. ... mis ganancias extras las dono a un centro de investigación contra cáncer o sida, un centro de educación o de desarrollo tecnológico, o fondo para reubicación de habitantes, etc. ℜ

1122..-- LLaa ttaarriiffaa ccoommoo ttrraannssmmiissoorr ddee sseeññaalleess ppaarraa aaddmmiinniissttrraarr llaa ddeemmaannddaa. “La mayoría de las personas entienden mejor por el bolsillo que mediante grandes explicaciones intelectuales”. La tarifa, y desde luego la cobranza efectiva y los cortes del servicio cuando alguien no paga, son efectivos instrumentos de comunicación. Una función del precio (tarifa) es enviar señales (avisos,

ℜ La existencia de un “regulador económico” es fundamental pare estos casos. Ver comentarios en guía 1 “marco legal” y en

guía 8 “ética del agua”.

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comunicación) a los usuarios sobre el valor, costo, demanda (escasez, competencia entre compradores, tendencias), disponibilidad, stock y costo del artículo o servicio en cuestión. El mayor mérito y virtud de una estructura tarifaria en bloques crecientes, donde el precio unitario se encarece a medida que se usa más agua, es poder enviar señales más claras respecto del costo marginal del agua, y motivar actitudes de ahorro entre los consumidores. O sea que es una herramienta sumamente valiosa de administración de la demanda. Claro, ello solo funciona cuando la medición de consumos (micromedidores instalados en los domicilios) es frecuente y efectiva y las tarifas son significativas para desalentar cualquier actitud de derroche y mal uso del agua. Así como en el mercado tradicional los productores buscan aumentar sus ventas al anunciarse o promover ofertas; en los servicios públicos de agua, alcantarillado y saneamiento, normalmente se busca lo opuesto: reducir las demandas ante los altos crecimientos demográficos y la insuficiencia de fuentes de agua y fondos monetarios. Podría afirmarse que se busca vender lo menos posible. Una demanda baja tiene enormes ventajas, como son: menos afectación a la cuenca, y a las fuentes de abastecimiento y a la naturaleza, menos necesidad de infraestructura e inversiones, menos costos de operación, menor consumo de energéticos no-renovables (combustibles fósiles en plantas termoeléctricas), menos cambio climático, menos obras de drenaje o de tratamiento, y menos contaminación o riesgos. La administración de la demanda, a veces llamada “uso eficiente del agua”, puede emplear diversas técnicas para lograr que el agua disponible alcance para todos, entre las que están: el reciclaje y reuso de agua, la captación de agua de lluvias, los sanitario sin agua, la detección y control de fugas, la educación (cultura del agua), la mejor calidad de materiales de redes y dispositivos domésticos, la micromedición y las tarifas. Estas dos últimas estrategias, conjuntamente, son de las más efectivas para “administra la demanda”. Las tarifas, por su efecto en la “elasticidad de la demanda”, buscan motivar a que el usuario promedio tienda a usar menos agua (a fin de disminuir la contaminación y preservar los recursos naturales para generaciones futuras). El impacto de las acciones de gestión y control de la demanda puede ser gradual o repentino. También puede ser de efecto temporal (e.g. en una época de sequía severa), o permanente, o tener alguna tendencia o riesgo a decaer. El decaimiento podría deberse a causas normales (pérdida de motivación o impacto en la sociedad), a insuficiente presupuesto, o a inconstancia en los programas institucionales (frecuentes cambios de directivos en el organismo operador). 1133..-- EEll OO..OO.. uunn mmoonnooppoolliioo ppoorr pprreecceeppttoo,, vveennttaajjaass yy rriieessggooss. La mayoría de las ciudades del planeta tienen un monopolio natural para sus servicios agua. Es decir, solamente hay una agencia (empresa, organismo, institución, o cualquier nombre que quiera dársele) que oficialmente se encarga del servicio de abastecimiento y alcantarillado, y con ella todos los usuarios deben contratar. No hay nada de objetable en eso; al contrario, es deseable por varias razones. Sin embargo, al ser un monopolio carente de libre competencia no operan los equilibrios clásicos del mercado de oferta y demanda para fijar los precios, de suerte que hay que establecer

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las tarifas de manera algo artificial, buscando que sean justas y eficientes. En ese proceso resulta indispensable la intervención del gobierno o de alguna institución reguladora profesional e imparcial, que represente los intereses de largo plazo de la comunidad. En México la constitución política, en su artículo 115, promueve la idea de que el municipio es el responsable de brindar los servicios de abastecimiento de agua, alcantarillado y tratamiento de efluentes a su comunidad. Por tanto pude decirse que el monopolio “natural” se refuerza por un precepto de ley. Sin embargo ello conlleva algunos peligros y riesgos dignos de considerar y de prevenir mediante algunas acciones. El principal de esos riesgos es la tarifa para los usuarios. Tratándose de un monopolio comercial con fines de lucro, o una concesión del servicio público a un privado, el riesgo es que el prestador fije sus tarifas muy altas de manera unilateral y autoritaria, para maximizar sus ganancias. Puede también ocultar o maquillar información estratégica o recurrir a sobornos y corrupción para que el gobierno o el concesionario le apruebe mayores tarifas de las éticamente sanas. En el caso de un servicio público monopolizado el riesgo usual es el inverso: suelen establecerse tarifas demasiado bajas e insuficientes, que dan mensajes equivocados a la población. Suele hacerse eso porque los funcionarios están solo temporalmente en el cargo (estancia máxima 3 años, asociada al “ideal de no-reelección” del presidente municipal), y para bajo la máscara de “buenas intenciones” (populismo, demagogia y paternalismo) meramente solapan la apatía, negligencia, desinterés por un servicio sustentable, e intereses personales (autopromoción) del director de agua, de funcionarios del cabildo municipal, o del congreso estatal que aprueban o mantienen tarifas muy bajas. No debe idealizarse el beneficio para el estrato de viviendas pobres, cobrándoles cuotas muy bajas o incluso nulas, ya que ese tipo de subsidios normalmente resultan perversos, inútiles e insuficientes. Los más pobres y desprotegidos suelen ser los que pagan el agua más cara al no tenerla y tener que comprar pipas, agua embotellada y enfrentar más enfermedades. El ciclo vicioso del mal servicio, no solo continúa indefinidamente, sino que va agravándose. También se plantea e intenta cobrar demasiado a los industriales y clases ricas, como medida para lograr ingresos muy altos y tener fondos para subsidiar a las clases populares, sin embargo la justicia y la ética dictaminarían otra cosa, pretendiendo vender un producto a un precio mucho mayor al que realmente posee. Además de que comparativamente suele haber muy pocos ricos e industrias, y estos pueden optar por salirse del mercado del “monopolio” (desalinizadoras propias, pozos propios, tomas clandestinas, sobornos, etc.). Desde luego son malos los dos casos explicados. La tarifa no debe ser ni artificialmente baja (populismo) ni artificialmente alta (lucro comercial). La tarifa debe ser la que tenga que ser – alta, mediana o cara- para que alcance a cubrir los costos operativos y necesidades financieras. Debe ser equilibrada, razonable, justa, correcta, previsora e informativa. 1144..-- JJuussttiicciiaa,, lleeggaalliiddaadd yy ccooeerrcciióónn ppaarraa eell ppaaggoo. Por perfectamente que estén valorados los servicios de agua, alcantarillado y tratamiento, y por bueno que sea el sistema de tarifas; cuando el cliente no paga, o paga cuando puede, cuando quiere, o lo que quiere, o se roba el servicio mediante descargas o tomas clandestinas; simplemente no sirven de nada los sofisticados cálculos tarifarios.

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Otro enfoque de justicia, o mas bien de injusticia, que a la inversa causa el O.O. a los clientes es cuando la empresa no cumple su mandato de dar un servicio confiable, continuo, con presión satisfactoria y calidad potable. Ello obliga a los clientes a caer en deseconomías de escala al tener resolver individualmente las deficiencias mediante, cisternas, tinacos, bombas. Algo más sobre esto se comenta en el apartado 16 de esta guía, y algo se hablará en la guía 8 sobre ética del agua. La “justicia” es un tema complejo y relativo. Lo que para algunos resulta totalmente justo, para otros sería insoportablemente injusto. A veces la justicia se basa en principios de “usos y costumbres” sociales; sin embargo ese estilo puede ser perjudicial y debe cambiarse radicalmente cuando la dinámica poblacional está haciendo estragos al equilibrio ambiental y al mismo bienestar social, como sucede en la actualidad. Un principio de justicia y racionalidad aceptado en el sector hídrico es que “las tarifas difieren si los costos difieren”. Ello explica por que cada ciudad tiene su propia tarifa, e incluso justifica que haya distintos precios dentro de una misma ciudad, cuando los costos varían según la zona de servicio (altura de bombeo, distancia, etc.), con el tipo de usuario servido, o incluso con la temporada del año (estiaje o lluvias) u hora del día (horas pico o de bajo consumo). Cuando las diferenciaciones no tienen un razonamiento y justificación física y se manejan discrecional o arbitrariamente, son más bien prácticas discriminatorias (algunas bien intencionadas, como cobrar más a los ricos para compensar a los pobres). En otros casos, aun cuando efectivamente hay diferencias reales, se prefiere no hacer tantos distingos para no complicar demasiado las cosas y lograr mayor justicia. Es decir, no valen la pena distinciones que únicamente llevarían a complicar y encarecer la administración, e incluso pueden revertirse en perjuicio de las clases proletarias; por lo que es preferible optar por precios estándar que compensen las pequeñas diferencias que pudieran existir. Por tanto el decir si es “justo” que los pobres tengan derecho humano al agua gratis, o que los ricos también gocen e ese derecho, no se abordará aquí. Ello solamente se intentará tocar en la guía # 8 sobre “ética del agua”. Aquí es preferible respaldar la discusión en lo que es “legal”, es decir aquello formalmente constituido y respaldado en leyes, decretos y reglamentos (aunque muchos no son perfectos y hasta llegan a tener contradicciones entre si). El asunto de los derechos al cobro, a establecer tarifas y al corte, suspensión o restricción del servicio cuando un usuario incumple en su pago, queda respaldado en reglamentos y leyes estatales y municipales, y en última instancia, pero la mas directa y efectiva, en un contrato de prestación de servicios que deben firmar el O.O. y el usuario que solicita y contrata ese servicio. Si no hubiese mecanismos de coerción la voluntariedad de pago simplemente se tornaría en una costumbre irregular y esporádica y efectuada por muy pocos, que acarrearía incertidumbre y caos en el servicio, y desde luego insuficiencia financiera e insustentabilidad. El tema de “discriminación entre usuarios” al cobrar a unos más que a otros por el mismo servicio, y que rige el diseño de una estructura de tarifas, es definitivamente un tema de justicia y de ética. Su discusión se dejará para la guía # 8 “ética del agua”.

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1155..-- CCoossttooss,, eerrooggaacciioonneess yy pprreevviissiioonneess ddee ddeebbeenn iinncclluuiirrssee aall ttaarriiffaarr. Ya se ha insistido que una responsabilidad del O.O. es buscar la eficiencia, y eso implica la tarea de lograr economías razonables al contratar empleados, al asignarles tareas, al adquirir refacciones, al operar equipos de bombeo o plantas de tratamiento, al corregir fugas o desperfectos, al medir a los usuarios, al controlar y actualizar el padrón de ellos, etc. Desde luego cuando esas y muchas otras tareas se hacen con descuido, sin profesionalismo y sin planeación y supervisión, sus costos se elevan. Aquí se supondrá que esos costos están bien determinados, sin falsas economías (lo barato a la larga sale caro) y sin encarecimientos e ineficiencias indebidas. Al tarifar, o sea el ejercicio de calcular y diseñar una estructura de tarifas, para una localidad, debe partirse de una serie de datos indispensables que deben investigarse cuidadosamente o proponerse con valores correctos y razonables. Unos de los más importantes son los egresos que se esperan durante un periodo próximo futuro, para el cual la tarifa estaría en vigor. O sea, los conceptos de erogaciones deberán cubrirse con los montos recaudados por la venta de agua, recolección en el alcantarillado y el tratamiento de efluentes. Al igual que en el sencillo ejemplo visto para poner precio de las guayabas, pero considerando que la tarifa de agua debe publicarse con anticipación a su uso, es imprescindible saber o “predecir” de antemano todos los gastos y erogaciones en que se incurrirá, así como el total de clientes o volumen de agua que probablemente ocurrirán. También es fundamental habar llevado estadísticas de la eficiencia física y tarifaria y proponer metas y compromiso para mejorarlos razonablemente, en el periodo en que regirá la próxima tarifa. Si quiere fijarse un precio unitario uniforme por metro cúbico de agua abastecida (pero en el cual se cobra también alcantarillado y saneamiento) la fórmula sería:

Precio Unitario ($/m3) = Suma de costos y erogaciones previstas en el periodo . volumen de AGUA VENDIBLE neta en ese mismo periodo

Si se quisiera asignar una cuota fija, pareja a todos los contratos, que incluya agua, alcantarillado y tratamiento, la fórmula sería:

Precio Unitario ($/ toma-mes) = Suma de costos y erogaciones previstas en el año Total de conexiones registradas x 12 meses /año

Las necesidades monetarias del organismo operador, pueden deberse a varias razones, tanto por erogaciones directas que se necesitan hacer (como los pagos de salarios, energía, refacciones, etc.), así como otras mas indirectas o potenciales (como pagos de seguros, impuestos, derechos a la CNA, utilidades a inversionistas, intereses de deudas, fondos para ampliaciones y renovaciones, prevención contra emergencias, protección ambiental, etc.). La figura adjunta muestra un estilo de desglose y representación empleado por un organismo operador, donde pueden verse los porcentajes correspondientes a algunos erogaciones. Sin embargo para el calculo de la tarifa no únicamente hay que considera los costos y erogaciones actuales, sino que además de considerar las proyecciones a futuro (mayores si aumentan las personas en la ciudad), deben también incluirse varios otros conceptos y gastos que quizá no se suelen efectuar, sea por falta de recursos o porque simplemente no se les había previsto anteriormente.

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Tratándose de los costos y cargos que conviene incluir en la tarifa volumétrica, se deben considerar primordialmente los siguientes datos.

d.1- Costos de administración, operación y mantenimiento. d.2- Depreciación y renovación de equipos e infraestructura. d.3- Pago de deudas y/o utilidades de la empresa. d.4- Inversiones de corto plazo. d.5- Pagos de derechos a CNA. d.6- Prevención, amortiguamiento, compensación o remediación del deterioro ambiental. d.7- Sobre-costo de oportunidad (competencia entre usuarios por un bien escaso). d.8- Sobre-costo marginal a largo plazo.

Los conceptos anteriores podrán irse sumando (ver fórmulas de calculo tarifario anteriores) según el grado en que se desee que la tarifa resulte financieramente autosuficiente para el O.O., envíe señales a la ciudadanía, prevenga conflictos y administre la demanda. Sin embargo se recomienda que como mínimo se sumen siempre los conceptos del d.1 al d.5. 1166..-- CCoossttooss ooccuullttooss ppaarraa eell uussuuaarriioo yy oottrraass eexxtteerrnnaalliiddaaddeess. Cuando el O.O. no tiene suficiente capacidad de conducción en la infraestructura, o pretende controlar las fugas cerrando válvulas y dejando a partes de la ciudad sin agua, en lugar de desarrollar verdaderos programas de monitoreo y control de fugas y de presiones, obliga a las personas a construir cisternas, instalar tinacos, comprar bombas y a gastar innecesariamente en electricidad. Esos son costos ocultos que si se integraran en una tarifa, se podría garantizar mayor tranquilidad y economía a las personas. Desde luego estos cambios deben ser graduales y realizarse acompañados de muy buenos programas de comunicación e información a la ciudadanía. Las externalidades son aquellos aspectos que suelen no ser incluidos en los análisis económicos clásicos, o no ser considerados en los cálculos de una tarifa y en los planes de erogaciones de la empresa, pero que sin embargo son reales, y a final de cuentas alguien resulta pagándolos, aunque de una manera indirecta y frecuentemente no en dinero sino en molestias, salud o tiempo. Un servicio de abastecimiento de agua presenta tanto externalidades positivas como negativas, que pueden ser de tipo sociológico, comunitario, ambiental, de seguridad, o de otra índole. Su externalidad positiva más conocida es la de salud (prevención de epidemias), seguidas del confort y el apoyo a la productividad. Las externalidades negativas pueden ser los exagerados crecimientos urbanos, la contaminación regional y el abatimiento de acuíferos. Lo más grave de esto es que los efectos no se resienten en el mismo instante que se generan, ni los afectados son los que ocasionan los perjuicios. Normalmente se afectan a otras regiones o las consecuencias se agudizan años después. Algunas analogías de “externalidad”, particularizadas al servicio de agua y saneamiento, serían: dejar de dar mantenimiento a equipos de bombeo o no renovar tuberías y esperar a que fallen y causen emergencias; o forzar a usuarios a comprar agua embotellada de mejor calidad, instalar cisternas y bombas o filtros en sus casas, etc.

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Las tarifas de agua se deben ver como un mecanismo para promover el manejo sustentable e integral del recurso. Las tarifas deben reflejar al menos parte del valor ambiental del agua (como parte integral del ecosistema), para evitar o restaurar el deterioro del sistema ecológico de donde se extrae el agua o se descargan aguas residuales. Por lo tanto una tarifa adecuada debe poder internalizar las externalidades predominantes asociadas con el uso y manejo del recurso hídrico. Otra externalidad muy frecuente, es la perdida de conocimiento, la amnesia institucional, que suele padecer el O.O. cada que cambia directivos, por razones de elecciones e ingerencia "politiquera" del municipio que no deberían predominar, asimismo cuando se pierden planos y otra información valiosa, o cuando personal ya capacitado deja el empleo, y se contrata a personal improvisado. La oferta de salarios atractivos a los empleados, la exigencia de certificación, los programas de capacitación son esfuerzos para mejorar la calidad del servicio, y a la vez para revertir esas deseconomías y costos ocultos. Esos programas y mejoras igualmente deben considerase en el cálculos de erogaciones y en el diseño de la tarifa. 1177..-- EEssttrruuccttuurraa ttaarriiffaarriiaa. Hay dos maneras de entender la “estructura tarifaria”. Una es el conjunto de los múltiples tipos de cobros que hace el O.O. por diferentes conceptos, como son estudios de factibilidad, contrato, instalación de medidor, conexión domiciliaria, descarga sanitaria, multas, recargos, cambios de titular, el cobro periódico por servicios o derechos de conexión y descarga, etc. Otra manera es referirse a la forma gráfica que puede tener la tarifa según el tipo de usuarios, u otro estilo discriminatorio, para su pago periódico. Ambas formas son importantes, complementarias y necesarias, por lo que deben estudiarse y realizarse cuidadosamente. En este apartado únicamente se hablará de la forma de la tarifa para cobros periódicos (mensuales o bimestrales) que se hacen a cada usuario con contrato. Una tarifa correcta y completa será aquella que en si misma cubra todos los conceptos de erogaciones y responsabilidades de la empresa, tales como: abastecimiento de agua, alcantarillado, depuración de aguas residuales, desalojo de agua pluvial, protección ambiental, renovaciones de infraestructura, pagos de derechos, y cualquier otro que proceda. Además, la tarifa ideal debe garantizar: solidez financiera, estabilidad social, y sustentabilidad ambiental a largo plazo. Desde luego es imposible tener una tarifa permanente que cumpla tales requisitos, particularmente cuando las condiciones humanas evolucionan tanto, y los factores naturales pueden cambiar. Además, las tarifas deben transmitir señales y mensajes claros a los consumidores, al decirles que el agua es un recurso limitado, sujeto a las fuerzas de la competencia entre humanos, y que urge establecer un equilibrio razonable con los ecosistemas naturales. Como parte de las señales y como estrategias de administración de la demanda y a veces también como políticas para facilitar el pago a ciertos usuarios que tienen dificultades para cubrir su cuita es que se utilizan algunos estilos de estructuras tarifarias. El más usual en México es el de bloques crecientes (también llamado precios unitarios incrementales). Se acostumbra que los servicios de agua en una ciudad tengan precios unitarios distintos, dependiendo de algunas situaciones. La forma de la estructura tarifaria puede mostrarse como

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una curva en un plano con eje horizontal que represente a los consumos mensuales de cada casa (m3/mes-cliente), y con eje vertical para los precios por unidad de agua ($/m3).

Si la tarifa fuera de “precio unitario constante”, o sea igual para todos, resultaría una línea horizontal. Si los precios bajan para quienes compran mucha cantidad (“al mayoreo”) se tendría una curva de “precios decrecientes”. Mientras que si el agua es más costosa para los grandes consumidores, es una estructura de “precios crecientes”. Para la mayoría de ciudades mexicanas, que enfrentan limitantes de agua, deficiencias en infraestructura y fuerte crecimiento demográfico, se recomienda la última opción. Se acostumbra tener estructuras en “bloques crecientes”, como una escalera, en lugar de una curva continua, lo que equivale a precios constantes mientras se permanezca dentro de cada rango de consumo.

1188..-- RRaazzoonneess ppaarraa rreevviissaarr oo mmeejjoorraarr llaa eessttrruuccttuurraa ttaarriiffaarriiaa. Para cada ciudad específica son inseparables el nivel tarifario (el monto que se logra o desea recaudar) y la estructura tarifaria; por ello es imposible hablar exclusivamente de “estructura tarifaria” (forma de la gráfica precio-unitario –vs.- rango de consumo por cliente). De esta suerte a veces para mejorar el primero conviene hacer cambios al segundo, o viceversa.

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Algunos posibles casos que hacen conveniente revisar o modificar una tarifa son:

a- Existe o se prevé a corto plazo un grado de recaudación insuficiente para las erogaciones de la empresa. b- Hay una aceptable recaudación ahora, pero quizá no suficiente para enfrentar gastos que se avecinan. c- Se requiere hacer inversiones fuertes (rehabilitaciones, ampliaciones, reparaciones, mejoras a edificios, o plantas de bombeo

o tratamiento) y ya no existen fuentes de subsidio gratuito. d- Se quiere mejorar la cobertura y la calidad del servicio (continuidad, presión, potabilidad, mayor tratamiento a aguas

negras), y por lo mismo los costos de operación y mantenimiento aumentarán. e- Hay nuevas normas de calidad o sanciones más estrictas por parte de entidades reguladoras y se requiere

atenderlas, lo que obliga a mayores erogaciones. f- Se han mejorado o se están mejorando las eficiencias internas del organismo operador (menos fugas, mayor

recaudación, reducción de personal, mejor tecnología, etc.) así que los gastos operativos han bajado, y por justicia corresponde reducir las tarifas.

g- Existen muchas quejas de algún sector o grupo de usuarios respecto a la forma o precios que se les cobran. h- Se quiere mejorar la equidad y justicia entre grupos de usuarios. i- Se ha intensificado la instalación de medidores y el servicio medido que antes era de cuota fija, por lo que

hay que reestructurar los sistemas de cobro. j- Cuando por inflación se hacían ajustes al nivel tarifario, simplemente aplicando algún factor de indexación

(e.g. según salario mínimo oficial en la zona, o según el INPC, índice nacional de precios al consumidor), pero realmente los cambios diferenciales entre costos de distintos conceptos hacen que la composición de gastos y reservas necesarias (salarios, energía eléctrica, refacciones, administración, depreciación, etc.) sea ahora muy diferente de antes.

k- Es necesario inducir mayores practicas de ahorro y reuso entre la población en general y enviarles señales claras sobre el verdadero costo y valor del agua (o sea hay que administrar la demanda, a través de las elasticidades al precio).

l- Es conveniente enviar y recibir señales hacia y de los usuarios, respecto de su voluntad de pago para afrontar una nueva obra muy costosa que pudiera requerirse de continuar aumentando la demanda (es decir enviar mensajes sobre el costo marginal de obras a largo plazo).

m- Desincentivar el empleo de agua limpia para usos no prioritarios, y alentar en ellos el uso de agua residual tratada.

n- Motivar el cambio hacia dispositivos ahorradores y tecnologías más apropiadas (mingitorios sin agua, baños secos, captación de agua de lluvia, reuso, etc.)

o- Proteger acuíferos y otras fuentes en situación de riesgo. p- Enfrentar situaciones de sequía de larga duración, o épocas del año en que la infraestructura y las fuentes de

abasto o capacidad de cuerpos receptores es insuficiente (tarifas de escasez, estacionales, o por horarios pico). q- Cuando se ha concluido de construir alguna gran obra de infraestructura (presa, planta desaladora, acueducto, ramal

primario, planta de tratamiento o red de reuso) que conviene amortizar y terminar de pagar mediante mayor cantidad de agua vendida. Cuando se trate de una ciudad sin crecimiento poblacional y en una zona sin riesgos de agotamiento o encarecimiento ambiental, es totalmente válido y deseable que la población goce y disfrute del agua en plenitud, mediante menores precios y ajustes a la estructura tarifaria (desde luego este caso se ve lejano en general para México, pero si se frenen los crecimientos demográficos, algún día, ello será posible).

1199..-- AAllgguunnaass rreefflleexxiioonneess eenn ttoorrnnoo aa llaass eessttrruuccttuurraass ttaarriiffaarriiaass. El panorama de circunstancias y razones antes expuestas permite hacer las siguientes reflexiones: - La estructura tarifaria no debe ser rígida ni permanente en el tiempo. Debe evolucionar

conforme se van logrando cosas o según se agraven circunstancias (sequías, abatimientos de acuíferos, contaminación).

- Las indexaciones y otros factores que se aplican para ajustar tarifas por efectos de inflación son maneras de mover la tarifa media (i.e. la recaudación total), sin modificar la estructura tarifaria. Son prácticas usuales, pero no necesariamente correctas.

- En teoría también es posible mover la estructura tarifaria sin modificar la tarifa media; es decir, sin que varíe la recaudación total. Claro que se requiere ser muy cuidadoso en ello y conocer perfectamente la composición de usuarios y sus rangos de consumo.

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- Lo más frecuente y necesario es mover tanto la tarifa media como la estructura tarifaria. El hacer tales modificaciones no garantiza el buen funcionamiento del organismo operador si no va acompañado de cumplir compromisos exigencias de pagos a los usuarios, en inversiones, en calidad del servicio, en mejoras a las eficiencias, etc. O sea que deben ser incentivos para obligar a cumplir todos los compromisos implícitos en los análisis tarifarios y en el plan hidráulico que debieron soportar tales ajustes.

- Una tarifa sana debe estar compuesta de dos partes: una cuota o renta base y un cargo volumétrico.

- Así como es incorrecto e injusto cobrar de más a los que sí pagan para compensar a los incumplidos y para soportar las ineficiencias del organismo operador; también es incorrecto evadir inversiones y acciones que pagarán después futuros habitantes u otras comunidades en las partes bajas de la cuenca, por la sobreexplotación y contaminación que actualmente se genera y no se busca corregir.

- Una buena estructura tarifaria, a largo plazo, es una tarifa uniforme (sin distinciones por rangos de consumo). Ello puede pensarse utópico, pero si se desarrolla la suficiente cultura ambiental, justicia social, y estabilidad demográfica, puede ser lo más correcto. Es decir, habría equilibrio (sustentabilidad) entre lo económico, lo social y lo ambiental.