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Conceptos y Concepciones de revolución: El caso de la revolución mexicana¿Deconstrucción de la revolución?Miguel Ángel Adame Cerón

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    28-11-2010 Conceptos y Concepciones de revolucin: El caso de la revolucin mexicanaDeconstruccin de la revolucin?Miguel ngel Adame CernRebelin

    A propsito de los festejos oficiales calderonistas del bicentenario y centenario, ha dichorecientemente con certeza Patricia Galeana que el pensamiento reaccionario y de derecha tieneaversiones a abordar las revoluciones1. Aadiramos nosotros a abordarlas con seriedad,rigurosidad, criticidad y radicalidad, pues s se las aborda pero con banalidad, superficialidad y conla intencin de torcerlas. Ejemplo de ello es que el trmino revolucin se utiliza ahora con frivolidady vulgaridad; casi a cualquier cambio ms o menos espectacular o impactante se le llamarevolucin. As ya no slo tenemos revoluciones nacionales (como la "ciudadana" del presidenteecuatoriano Rafael Correa) y cientfico-tecnolgicas (como la "microelectrnica"), sino que ahoraestn: la "revolucin musical", la "revolucin de la televisin", la "revolucin de la cuchara", la"revolucin naturalista", la "revolucin creativa", la "revolucin ciudadana", la revolucin"religiosa", la "revolucin digital", la "revolucin del Internet, la revolucin de los blogs", etctera.

    En efecto, esas "aversiones" de las que habla la historiadora Galeana han sido comunes dentro deesos grupos conservadores y reaccionarios desde que inici el ciclo de las revoluciones burguesaseuropeas en los siglos XVII y XVIII. Y recientemente, desde la contraofensiva neoliberal imperialistade 1980 a la fecha, se plante en la ideologa, el pensamiento y el imaginario posmoderno que elconcepto de revolucin y la revolucin misma haban fracasado/caducado como potencialidadesestructuralmente transformadoras de las realidades humanas. Que lo que sucedi fue que larevolucin se construy y funcion como "un mito de la modernidad", incluso ms: como "la madrede todos los mitos de la modernidad". Veamos, segn Patxi Lanceros la Revolucin (con Rmayscula) pari la Historia y con ello el Progreso, la Industria, el Desarrollo, y el Pueblo, la Naciny el Estado. Despus la Revolucin se apare con la Historia e hizo historia (con h minscula),incluso reinterpret "la prehistoria" hasta llevarla a la mayora de edad y con todo ello -dice- "elrelato se convirti en mito". Las revoluciones (francesas, inglesas, norteamericanas, rusas,mexicanas, chinas, espaolas, latinoamericanas, del 68, del tercer mundo, etc.) participaron de laRevolucin como el Dios, que es el que fue y el que ser. Y se pregunta: "Hay tiempo sinrevolucin, hay tiempo sin mito?". Para la concepcin posmoderna, minimalista y relativista de P.Lanceros, en suma la revolucin se mitific, y la creencia en ella (o sea la apuesta en ella, encualquier sentido que sea) es un acto de fe, como lo es el pensar que "la solucin es la Revolucin",pues para este autor hay que pensar y actuar en minscula, en masculino y femenino, en plural yen neutro; o sea, atomizados y neutralizados por el sistema y el status quo (Lanceros, 2003: 49-56).

    Desde este trabajo que presentamos para participar en la rememoracin de las gestas de1910-1920, hablar de los conceptos de revolucin no es un acto de fe religiosa ni tampoco un meropretexto de ociosidad o lucimiento acadmico; es en primer lugar un ejercicio reflexivo y crtico pordar cuenta de las visiones y posturas tericas, ideolgico-polticas y socioeconmicas que subyacena dichos conceptos, pues cada uno de ellos en mayor o menor medida no slo reflejan sinorepresentan perspectivas, expectativas e intereses de los autores individuales y colectivos que lospostulan y/o reivindican. En segundo lugar, es tambin una postura y una apuesta poltica yantropolgica por pensar radicalmente la revolucin desde el marxismo crtico. Recuerdo aqu querecientemente Luis Villoro dict dos conferencias en el Colegio Nacional que denomin "conceptosde la revolucin y la sociedad por venir", desgraciadamente no pude asistir a ellas y no me enterde sus planteos y contenidos, pero puedo deslindar que no le copi la idea, sino que hubocoincidencia en remarcar la importancia de considerar dichos conceptos como elementos claves,creo, para comprender, explicar, interpretar e incluso para practicar y desarrollar la revolucin, una

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  • renovada y nueva revolucin socialista.

    Primeros significados de revolucin

    Hablar de conceptos o de conceptualizar es adentrarse a escudriar los significados ms o menosprofundos que guardan los trminos o definiciones en torno a procesos, eventos o hechos de unarealidad natural, social o natural-social. En este caso el trmino revolucin, precisamente, viene dellatn revolutio, que tena el sentido original de "volver a girar o enrollar", se utilizaba en laantigedad este verbo para sealar movimiento circular. San Agustn lo utilizaba para expresar laidea de reencarnacin o la vuelta de los tiempos. Para Dante Alighieri era el movimiento de losastros con efectos en el mundo humano. Galileo crea que las revolutionem de la tierra eran lacausa de los accidentes y sucesos de la vida humana. As pues en estos sentidos se dejan verconcepciones astronmicas giratorias que no slo son repetitivas o cclicas sino que causanconmociones ya que influyen e incluso rebasan clculos y proyectos humanos. As, tambin esutilizado el trmino con connotacin fsico-poltica pues los astrlogos creen predecir, a travs delhorscopo, el destino de los gobernantes o de los acontecimientos polticos. Esta versin pasa a losprincipados italianos del siglo XIV dejando de lado el aspecto fsico, pues los trminos revoluzione y rivoltura hacen referencia a los acontecimientos turbulentos y al desorden en los asuntos polticos.En el siglo XVI, Nicols Coprnico recupera en su De revolutionibus orbium coelestium elmovimiento circular y perfecto, como una lnea de devolucin, de eterno retorno sometida a leydivina; y este sentido le va dar tambin posteriormente Johannes Kepler a su movimiento elpticocomo armona sideral. El sentido de revolucin como un acontecimiento poltico nico, con un granefecto de cambio en el gobierno se usa en Inglaterra en 1688-1689 en la llamada "revolucininglesa"; a partir de aquel momento: "toda transformacin poltica extraordinaria en un paseuropea fue calificada de revolucin" (Flores Cruz, 1989: 23). Para el ilustrado Juan JacoboRousseau, son revoluciones tanto las transformaciones producidas en el progreso de lascivilizaciones como, por otra, parte aquellos cambios que barren las fuerzas surgidas de lacivilizacin y eliminen las situaciones artificiales debilitadas por su contradiccin interna. Nicols deCondorcet -otro ilustrado- anunciaba (a partir del cuadro de revoluciones anteriores) en la segundamitad del siglo XVIII el advenimiento "una de las grandes revoluciones de la especie humana", lallam, la revolucin feliz que sera producida por el "estado de las luces" que se extendera y sehara completo, pero a condicin que se utilizaran todas las fuerzas revolucionarias y se estudiaranlos obstculos interferentes y los medios para superarlos y para favorecerla; plante, asimismo,tanto situaciones pacficas como violentas para realizarla, en este ltimo caso seal que deberarealizarse: "por medio de movimientos terribles y rpidos" (Palerm, 2005:44). A partir del conflictosocial y poltico conocido como la revolucin francesa de 1789-1799, que se caracteriza por laparticipacin decidida de nutridos contingentes sociales, el concepto de revolucin ya no esentendido como un acontecimiento exclusivo de la esfera poltica, ni como un proceso exmanentefatalista; si no como un acontecimiento que alcanza y le da contenido a la existencia humana, detal manera que ya no se puede entender la historia y la vida social como simple resultado deldestino sino como productos de la determinacin inmanente de la accin humana.

    Emmanuel Kant y G. H W. Hegel extrajeron conceptos de los procesos revolucionarios, el primerouna Idea de la Historia y el segundo una Historia de la Idea, ambos se refirieron al acontecimientorevolucionario con una misma palabra: entusiasmo. A mitad del siglo XIX, los evolucionistasculturales y etnolgicos hicieron nfasis en los procesos evolutivos progresivos, que en susdinmicas generales iban de lo simple a lo complejo, del salvajismo a la civilizacin, con tendenciaspredominantes acumulativas, graduales y unilineales; sin embargo tambin hubo entre ellos-principalmente Lewis Morgan y en cierta medida Edward Tylor- propuestas por reconocer ritmos,

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  • proporciones, rupturas y tendencias histricas diversas dentro de su concepcin unificadora de lahistoria. Concretamente Morgan reconoci el papel decisivo de las transformaciones tecnolgicas(que l llam "descubrimientos e invenciones") para los procesos de transicin de un estadioevolutivo a otro. Marx y Engels, por su parte, recuperaron el concepto de revolucin de losIlustrados, de la revolucin francesa, de la dialctica de Hegel y de los socialistas y los economistaspolticos europeos, pero conectaron dicho concepto con los de evolucin social y el de desarrollo.

    (Para ellos revolucin implicaba no un cambio cclico, y no slo un acontecimiento crucial de la vidapoltica humana o una transformacin decisiva en los procesos de desarrollo; sino un metabolismodialctico de fuerzas y relaciones materiales, sociales e ideolgicas (objetivas y subjetivas) quetrastoca y reorganiza el contenido y la forma, as como el devenir sociocultural total de lassociedades).

    Tres concepciones generales de la revolucin social y poltica

    Desarrollar brevemente 3 concepciones de la Revolucin en general y de la revolucin social ypoltica en general.

    1.- La concepcin general de los funcionalistas y los estructural-funcionalistas. Plantean stos larevolucin y en general el momento revolucionario como una disfuncin, una anomala, undesorden y/o una anoma2 en el sistema, ste es concebido esencialmente como en un estado enconstante o tendiente al equilibrio y/o a la estabilidad. Ha sido ya clsica su analoga con lafisiologa corporal cuando se seala, por parte de algunos funcionalistas, que la revolucin es un"trastorno" que se enmarca en una crisis; o sea, es un tipo de patologa. Citemos al respecto aBrinton Crane (1988) que la ve como una enfermedad agresiva que no necesariamente renueva.Primero aparecen las seales prodrmicas que indican que se acerca la enfermedad: "Luego llegaun momento en que se presentan todos los sntomas, y en que podemos decir que la fiebre de larevolucin ha empezado. Esta no sigue un curso regular, sino lleno de avances y retrocesos, hastallegar a la crisis, frecuentemente acompaada de delirio y el auge de los ms violentosrevolucionarios, el reino del terror. Tras la crisis viene un periodo de convalecencia, generalmente,sealado por una o dos recadas. Finalmente la fiebre pasa; y el enfermo vuelve a estar sano,quizs fortalecido en algunos aspectos por la experiencia, inmunizado al menos por cierto tiempocontra un ataque similar, pero no ciertamente convertido en un hombre totalmente nuevo" (p. 22).Esta idea funcionalista de la recuperacin despus del trastorno crtico, se explor en la siglo XXpor parte de la escuela antropolgica estructural-funcionalista (principalmente la corriente de MaxGluckman) que reconoci y estudio el conflicto como parte de la dinmica procesual social,especficamente el conflicto poltico, all las transformaciones revolucionarias se ven comoenfrentamientos del poder dominante con otros poderes, donde al final se recupera, se recomponeo reestructura e incluso se fortalece el poder dominante.

    2.- La concepcin general de los neoevolucionistas. Esta corriente antropolgica de mitad de sigloXX, llev a cabo rectificaciones y suplencias a las simplificaciones y deficiencias del evolucionismosociocultural decimonnico. Los neoevolucionistas amplificaron y complejizaron su conceptoevolucionista de cambios sistemticos que siguen un cierto orden y un criterio general: el desarrolloo progreso. Sealando que no todos estos cambios se ajustan estrictamente a este patrn, aunque

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  • finalmente todos son evolutivos. Incorporaron y reconocieron procesos mltiples y multilineales,con aspectos diversos de adaptacin y adaptabilidad a los medios ambientes ecolgicos ysocioculturales, pusieron el acento en la variabilidad o en la combinacin de factores (la tecnologa,la energa, la mentalidad, las relaciones sociales, etc.) que conformaban "los motores del cambio".Pero lo importante aqu es que conceptualizaron otros procesos como son la involucin o retroceso,el estancamiento y la revolucin como modalidades diversas de evolucin; por ejemplo ElmanService (1973) define revolucin como un cambio radical, relativamente brusco de los rasgoscaractersticos de un sistema, significa, tambin para l, cierto tipo de lucha contra algo o contraalguien; pues "todo cambio cultural bsico tiene que reaccionar contra alguna forma ya existenteadaptada hasta cierto punto a una estructura interna, y, externamente, a la naturaleza y a otrassociedades, a esta reaccin la calificamos de revolucionaria cuando se distingue por unadesorganizacin visible". Aunque las revoluciones son muy poco frecuentes -dice Service- tambinparticipan de las exigencias derivadas de una adaptacin y finalmente del cambio progresivo (pp.16-17). As un autor considerado neoevolucionista, V. Gordon Childe, introdujo las categoras derevoluciones tcnico-tecnolgicas en la historia antigua de la humanidad, caso de las sucesionesinterrelacionadas de inventos, crecimientos y desarrollos socioeconmicos y culturales que lbautiz como "revolucin neoltica" y "revolucin urbana", como procesos claves del progresocivilizatorio3. En sntesis, para el neoevolucionismo la revolucin es una modalidad sui generis decambio que no desentona con la "evolucin del total".

    3.- La concepcin general de los marxistas. Para Marx y Engels la revolucin es un procesodialctico donde se ponen en profunda tensin (contradictoria y ms o menos violenta) las fuerzasy las relaciones sociales objetivas y subjetivas y donde se llevan a cabo transformaciones yreorganizaciones del contenido y la forma econmico-social de las sociedades, as como de suestructura-funcin y su desarrollo histrico. Ello lleva a concebir que la revolucin y en plural lasrevoluciones trastocan en mayor o menor medida los diversos aspectos de la formacin social(economa, poltica, Estado, cultura e instituciones), igualmente aparece en su concepcin laimportancia histrico-concreta de los contextos, las circunstancias, los acontecimientos, lasacciones, las clases, los grupos, las memorias, las experiencias, los actores y los protagonistas, ascomo el peso de la historia profunda. Vale la pena recuperar ahora, por un lado, las referencias deMarx en el "Prefacio a la contribucin a la crtica de la economa poltica" (1859), donde manifiestalo que significa la apertura de un periodo o poca histrica de revolucin social: consiste en elchoque y conflicto fundamental que se da dentro de las formaciones sociales en la dimensineconmica o de la vida material-social entre las relaciones sociales de produccin y las fuerzasproductivas, pero que abarca y se interrelaciona con las otras dos dimensiones: la jurdica poltica yla que corresponde a las formas espirituales y de conciencia social, y donde los hombres inmersos yparticipantes de esas contradicciones -dice Marx- toman conciencia de ellas y luchan porresolverlas, empero el grado de maduracin de esas condiciones contradictoriasmateriales-existenciales (donde, en lo general, las relaciones sociales traban el desarrollo de lasfuerzas productivas) condiciona los objetivos revolucionarios humanos que se pueden alcanzar. Porotro lado, en la Ideologa Alemana (1845), Marx y Engels, hablan de la revolucin comunista, dondea diferencia de otras revoluciones poltico-sociales, no se trata nicamente de "redistribuir" laactividad estatal y la actividad de la clase dominante, sino de eliminar todas las formas dedominacin de clase, as como las divisiones del trabajo correspondiente a ellas. Se trata -dicen- deuna transformacin masiva de los hombres, de un movimiento prctico, es decir de una revolucinprctica, de que la clase que derroca a la dominante barra los escombros de la vieja sociedad y seacapaz de fundir la sociedad sobre nuevas bases, pero para realizar esta revolucin -enfatizan Marxy Engels- se necesita la creacin en escala de masas de la conciencia comunista. Planteanexplcitamente (textualmente) que la revolucin necesita un acto poltico de derrocar a la clase y/ogrupo dominante y su disolucin; as, exponen que toda revolucin es poltica y social. Sinembargo, siguiendo a Marx y Engels, la diferencia entre una revolucin poltico-social no comunistay una comunista es que sta es masiva, es total, es una destructora definitiva de lascontradicciones, trabas y choques entre los elementos de las base material (relaciones de

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  • produccin y fuerzas productivas) y barredora definitiva del dominio de clase y por tanto de lasclases y de las estructuras, relaciones y divisiones en las que se basan; y la vez es constructora denuevas bases y por tanto de nuevas relaciones y conciencias humanas (econmico-sociales,polticas y espirituales) y, por supuesto, nuevos seres humanos.

    Pasando a la cuestin del manejo y del uso de aspectos transformadores en las dimensionessociales y polticas, cabra sealar que hay varios trminos y categoras que los investigadores delas disciplinas histricas y sociales manejan como similares, anlogos y/o sinnimos de revolucinde contenido social. No voy aqu a discutirlos y diferenciarlos, pues hay distinciones que cadapostura y/o autor enfatizan segn su posicionamiento terico, poltico o metodolgico, los mencionoslo para dar cuenta de su variada existencia lxica y para sealar que el concepto derevolucin, en relacin a estas otras categoras o conceptos aparece generalmente como unproceso o una serie de acontecimientos histricos ms radical, profundo y prolongado que, incluso,abarca a estos otros tipos de sucesos ms o menos irruptivos y/o violentos. Es decir, a losamotinamientos, las revueltas, las sublevaciones, los levantamientos, las irrupciones, lasinsurrecciones y las rebeliones.

    Interpretaciones: Debate explicativo e interpretativo de la Revolucin mexicana

    La llamada revolucin mexicana ha sido tan nombrada, discutida, adjetivada y usada a porlaberintos de todo tipo: "La revolucin mexicana ha sido sobre todo manera de instrumento que sele ha calificado, debido a ello, como fetiche y como Frankenstein trado y llevado un poderosoinstrumento ideolgico de dominacin, un fetiche aglutinador de significados y adaptacionesretricas, un fantasma continuamente catalogado y continuamente inexacto, que genera su propiaconfusin y su inagotable hermenutica...[ese] Frankeinstein [ha sido] trado y llevado a todas lastribunas, manoseado en cien interpretaciones y gabinetes y ejercido con todos sus ropajes como ellaberinto jurdico, institucional y acadmico de la historia contempornea de Mxico" (AguilarCamn, 1980:11 y 12). Pero por qu ha sido, es y seguir siendo objeto e instrumento de usos,manipulaciones, interpretaciones y significados? Porque no se trata -a pesar de sus fracasos-, comoha dicho socarronamente Eduardo del Ro (Rius), de una "revolucioncita" o, como dijo Octavio Paz,slo de una "fiesta de las balas a la mexicana". Se trata, ms bien, tomando primeramente enconsideracin la guerra civil armada, de una guerra campesina prolongada (Armando Bartra dixit)de casi 10 aos, y ms an de una revolucin popular, de un proceso revolucionario econmica,social y polticamente crucial, seero y cuantitativa y cualitativamente nodal en la historiamexicana, latinoamericana y mundial de los ltimos 100 aos. Que ha tenido, tiene y tendrrepercusiones, efectos y consecuencias que procesualmente han cambiado las estructuras y lasrelaciones socioeconmicas, polticas e ideolgico-culturales de nuestro pas: en la formacin social,en la produccin, en el Estado, en el bloque hegemnico, en la correlacin de fuerzas y clases, enlos regmenes de gobierno, en los sistemas polticos, en las estrategias y tcticas polticas, en lasinstituciones, en el imaginario, en la conciencia y las experiencias de las clases, facciones y grupos.Pero tambin -y eso hay que recalcarlo- en la luchas populares recientes, presentes y por venir: nose puede ignorar la importancia de estudiar, analizar, debatir, explicar e interpretar lo mejor y loms certeramente posible la revolucin mexicana (que ha sido llamada metafricamente "nuestramadre"), sobre todo el periodo armado de guerra civil de 1910-1920, para cualquier proyectorevolucionario reciente, presente y futuro. Pero particularmente -como lo dice Adolfo Gilly- para elproyecto revolucionario socialista presente y futuro en nuestro pas (y en nuestra Amrica). En esesentido sus adjetivaciones, caracterizaciones y consecuencias inmediatas y mediatas conforman loselementos resultantes de esos ejercicios que entre ms crticos y propositivos ms enriquecedoressern. A continuacin revisaremos y discutiremos a vuelo de pjaro concepciones de la revolucin

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  • mexicana de algunos autores representativos de las principales posturas que hay en torno aldebate de sus nodales significados y resultados. A partir de ellas formularemos nuestra perspectivay nuestras conclusiones.

    Para el historiador Enrique Semo, la revolucin mexicana forma parte, por un lado, de la secuenciahistrica de las revoluciones nacionales (de independencia y de reforma) y, por otro, se encuentradespus del ciclo internacional de revoluciones burguesas ("cuyo objetivo era el desarrollo delcapitalismo y el impulso de la burguesa como clase") y en el mismo momento en que una serie deotras revoluciones (rusa, turca, china), sin adquirir un carcter socialista, exhiben la presencia delas fuerzas del socialismo. En suma, la revolucin mexicana es parte de un ciclo de revolucionesburguesas, que comienza en 1810, y que termina en 1940 cuando la burguesa mexicana pierdetoda capacidad de plantear y resolver los problemas del desarrollo del capitalismo por el caminorevolucionario; y se convierte en reaccionaria (pp. 138,139 y 147). Para Semo la revolucinmexicana es un proceso de lucha de clases (donde existen contradicciones entre fuerzasproductivas y relaciones de produccin y entre el desarrollo nacional y la dependencia), en el cualgrupos con intereses antagnicos a veces se enfrentan y a veces se unen, primero contra losrepresentantes del orden pasado, y despus de liquidados stos por la determinacin del grado deprofundidad de la revolucin. Reconoce Semo que hay sectores que van ms all del desarrollo delcapitalismo (como los encabezados por los Flores Magn y por Zapata); sin embargo, la revolucinmexicana se queda en una revolucin burguesa o democrtico burguesa. Revolucin que en sulucha armada fue -incluso- intervenida por los norteamericanos que proporcionaron armas, dinero ybastimentos a los ejrcitos campesinos. Tambin seala que la revolucin mexicana fue motor delcapitalismo en Amrica Latina principalmente en las dcadas del veinte y del treinta del siglo XX.Respecto al grupo que triunf y subi al poder plantea que fue un sector de la burguesa agrariaincapaz de concebir el desarrollo industrial del pas como una unidad y una totalidad, y ademsdependiente a tal grado del imperialismo que, a pesar de los desplantes nacionalistas, la burguesamexicana no adopt en ningn momento un modelo de desarrollo autnticamente independiente.Finalmente para Enrique Semo, la comprensin y el esclarecimiento de la revolucin mexicana sonmuy importantes para no caer en mistificaciones que usan a su favor sectores de la burguesa y delEstado mexicanos y, sobre todo, para el desarrollo de una conciencia proletaria en Mxico. Por ello,l la deslinda de todo carcter socialista o pro-socialista; es decir de toda versin de revolucininterrumpida nacionalista, antimperialista y que acentuando los aspectos radicales que encerrpuede transformarse en una revolucin socialista. Para l la revolucin socialista nace totalmenteseparada de las revoluciones nacionales y antifeudales que las preceden tanto por su cronologacomo por su esencia.

    Para Arnaldo Crdova la irrupcin de las masas trabajadoras en la poltica nacional a travs de larevolucin de 1910-1917, trajo aparejada la ms completa destruccin del antiguo Estadooligrquico y de su sistema econmico, provocando con ello la mayor conmocin socialexperimentada por Amrica Latina desde las guerras de Independencia. Sin embargo las masastrabajadoras (preponderantemente rurales) mexicanas con su insurgencia determinaron ladestruccin del antiguo rgimen, pero carecieron siempre de los elementos materiales yespirituales para decidir el rumbo que Mxico habra de seguir en el futuro. De esta manera, lo msnotable de la revolucin mexicana fue que los grupos de clase media o de la pequea burguesa,que se oponan a la dictadura lograron asimilar en sus programas polticos y en su ideologa lasreivindicaciones de los campesinos y, al mismo tiempo, ponerse a la cabeza del propio movimientocampesino, sea para destruir el aparato poltico porfirista, sea para desbaratar toda oposicinradical proveniente del movimiento campesino mismo. Por lo tanto, para Crdova, la revolucinmexicana fue una revolucin burguesa dirigida poltica y militarmente por elementos de lossectores medios de la sociedad a la que estos sectores, dieron, adems, su personal poltico, suideologa, y su programa burgus para la clase burguesa global, y no para ste o aquel sector o

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  • fraccin de la clase (pp. 70 y 84). Construyeron el Estado y proporcionaron la lnea poltica demasas, que le dar a la burguesa su unidad de clase y su dominio de toda la sociedad. Con ello seconstruy para buena parte del siglo XX el reformismo social, como verdadero programa poltico,pero las reformas sociales fueron apareciendo al calor de la lucha armada y de la lucha poltica enel curso de la revolucin, como reivindicaciones que se integraron. El reformismo cubri varioscampos pero -segn Crdova- se pueden resumir en 5 campos: 1) Transformacin de las relacionesde propiedad, ponindolas, por un lado, bajo el control absoluto del Estado y llevando a cabo, porotro lado, una redistribucin de la riqueza, principalmente de la tierra. 2) Reivindicacin para elEstado de la propiedad originaria del subsuelo y, en general, de los recursos naturales. 3) Laorganizacin de un sistema jurdico-poltico de conciliacin entre las distintas clases sociales bajo ladireccin del Estado. 4) La elevacin a la categora de garantas constitucionales de los derechos detrabajadores. 5) La organizacin de un Estado de gobierno fuerte con poderes extraordinariospermanentes. No obstante estos campos componentes del reformismo social que se instalaroncomo aspectos fundantes del programa del nuevo Estado de la revolucin mexicana, ArnaldoCrdova remarca que, por un lado, la propiedad de la clase terrateniente se recompuso en manosde los antiguos latifundistas, de los generales y de los polticos revolucionarios (incluso en 1930 el83.4% de la tierra laborable estaba en poder de los terratenientes) y, por otro, la antigua clasepropietaria de la tierra pudo sobrevivir, bien a travs de las divisiones simuladas de las viejaspropiedades, bien obteniendo las facilidades necesarias para reinvertir sus riquezas en otrosrenglones de la economa, como, por ejemplo, los bancos. En suma, para Arnaldo Crdova larevolucin mexicana es una revolucin burguesa que adopt (un tanto cuanto manipuladoramente)desde el Estado una poltica populista de masas y con reformismo social.

    Para los idelogos del PRI, especialmente para Cipriano Flores Cruz, que asume una posturaoficialista e institucional de la revolucin mexicana, la revolucin mexicana es un proceso constantede desarrollo que adopt dos momentos o fases, una fase armada y social y otra institucionalizada,pues toda revolucin tendr que institucionalizarse en un gobierno sujeto a leyes que la propiarevolucin produzca, adems deber asumir un carcter permanente desde el poder hasta alcanzartodos sus propsitos De aqu que las revoluciones sociales necesiten para consolidarse deinstituciones y medios para su defensa, tales como el ejrcito revolucionario, el pueblo armado o elpartido poltico mayoritario. En la etapa de construccin y de realizacin de su proyecto, es endonde mayor peligro existe de desviarse o estancarse tanto por presiones externas como porgrupos contrarrevolucionarios. Estos son clases y/o grupos desplazados que tratarn de influir paradesviar el proyecto revolucionario en el marco de las condiciones polticas y econmicas que lapropia revolucin permita. La contrarrevolucin que tambin es conocida como "la reaccin", no esuna revolucin en contrario sino un movimiento que pretende detener y desviar los proyectossurgidos de la revolucin. Las formas en que estos grupos o clases intervienen para alcanzar susfines, pueden ser a travs del levantamiento armado o por medio de un movimiento pacfico. En laetapa armada -segn este prista-, debido a la correlacin de fuerzas y a la lucha de clases slo sepudo plantear y alcanzar que la clase dirigente revolucionaria consolidara una Nacin y un Estadonacional fuertes y que esa clase fuera independiente de la clase econmicamente dominante.Desde el Estado se construy un rgimen poltico popular y revolucionario con ideologanacionalista revolucionaria y de liberalismo social. Para Cipriano Flores la Revolucin Mexicana (conmaysculas) realiz grandes cambios en las relaciones de clase, modificando radicalmente la vidasocial y cultural del pas, en lo que corresponde a sus reas bsicas como son la familia, la religiny la educacin. De igual manera efectu cambios en la estructura y en el funcionamiento delEstado, fundamentalmente en los procesos polticos y administrativos, estas transformaciones nofueron simples subproductos de los cambios del orden social, sino entraaron cambios profundosen el mbito socioeconmico. Por ende, la Revolucin cambio la estructura de clase y la del Estado,adems de su funcin, y sustituy a los protagonistas polticos del antiguo rgimen por otros msvinculados a los intereses del pueblo mexicano. En suma, para Flores se trat de una revolucinnacionalista institucionalizada que permanentemente (por lo menos hasta 1987) y desde el poderdel Estado-gobierno-partido trat de resolver y cumplir el proyecto nacional y

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  • democrtico-constitucional. Pero no tiene contenido de ninguna clase sino que representa a lanacin, y vela para que ninguna de las clases pueda oprimir a las dems (sic!, p. 118).

    Por su parte Carlos Aguirre Rojas (2009), dice plantear una "contrahistoria" de la revolucinmexicana vista como radical de las clases subalternas. Desde la larga duracin histrica concibe larevolucin de 1910-1917 o 1910-1920 como el punto mximo o fase crtica de un procesoeconmico, social y poltico que va desde 1880 hasta 1940 aproximadamente. Igualmente concibeel siglo veinte no cronolgico como "corto" teniendo su inicio en 1910 y culminando en 1994. Paraentender las caractersticas sociales y econmicas de los grupos que participaron en el periodocrtico se remite a reutilizar la divisin de 3 macroregiones o pequeos pases geohistricos ycivilizatorios que tienen sus propios perfiles: 1) El Mxico indgena del sur (zona falta decomunicaciones, menos poblada y con ms tradiciones histricas), 2) el Mxico mestizo, granerodel pas y espacio donde se encuentra la capital de pas, del centro (zona de ms alto desarrolloeconmico, poltico, social y cultural) y 3) el Mxico criollo con la cultura del ranchero libre del norte(zona primordialmente minera y ganadera). Esta triple dinmica regional explica el contenido, lasposibilidades y las limitaciones del desarrollo incubado bajo el rgimen porfirista, as como la inicialformacin de un mercado interno nacional para el capital industrial y para el mercado mundialcapitalista. En 1910 exista un capitalismo predominantemente agrario en slo ciertas regiones delpas con aspectos de subsuncin formal y slo un incipiente y dbil capitalismo industrial. ParaAguirre Rojas la Revolucin cre las condiciones favorables para el establecimiento de una unidadfuerte del mercado interno con la triple formacin de los submercados de mercancas, de dinero yde fuerza de trabajo para el capital industrial mexicano. Con ello, asimismo la Revolucin cre,precisamente, las condiciones para el verdadero desarrollo amplio y general del capital industrial y,por esta va, del propio modo de produccin capitalista clsico y maduro (p. 73). En lainterpretacin de Aguirre, los 3 Mxicos van a tener diferentes pesos especficos y protagonismos atravs de las clases, facciones y grupos que intervienen en la fase crtica. El resultado centralfundamental de este movimiento es un "desplazamiento de la hegemona global en torno a laconduccin del proyecto global de la nacin mexicana", desde los grupos del Mxico del centrohacia los grupos del Mxico del norte (especficamente el llamado grupo "Sonora"). Lo que vaimplicar el cambio de una fraccin de la clase dominante mucho ms conservadora y vinculada a lavieja propiedad terrateniente, por otra fraccin de los sectores sociales hegemnicos mucho msmoderna y conectada con las ms nuevas relaciones capitalistas. Junto a este desplazamiento, sevan a provocar cambios importantes en lo econmico, en lo social, en lo poltico y en lo cultural, ala vez que la aceleracin de ciertas tendencias ya presentes en nuestro pas desde el periodomismo del Porfiriato. Ello quiere decir que las clases subalternas fueron derrotadas dentro de larevolucin mexicana, aunque reconoce que alcanzaron en un determinado momento (noviembre ydiciembre de 1914) del periodo crtico un "punto excepcionalmente alto de su rebelin y de suprotagonismo dentro del proceso general de transformacin de la segunda dcada del siglo XXcronolgico", all se decidi toda la suerte y el destino de esa revolucin mexicana; con la derrota yel repliegue de los grupos campesinos, se cancela su va radical y se instaura una revolucintruncada, de compromiso, ms bien mutilada, parcial, llena de matices y desigual (muy lejana de larevolucin rusa de 1917 e incluso de la francesa de 1789). Desde entonces las lites polticasnuevas y tambin las viejas, se disputan desde arriba el naciente poder del Estado, el grupo Sonorarecentrar durante varias dcadas el proyecto nacional global en torno de esas zonas del norte ydel noroeste del pas. Posteriormente se crea un rgimen de Partido nico que duraraproximadamente 40 aos (1929-1968) como rgimen vigente. Carlos Aguirre finalmente sealaque gracias a la accin radical monumental de las masas campesinas y urbanas se han logradoconquistas/avances en los planos econmicos, sociales y culturales, como los siguientes: a) se logrerradicar casi por completo las formas ms arcaicas de la explotacin econmica; b) las destruccintotal del viejo Estado y la del distanciamiento radical del poder de la vieja clase poltica porfirista; c)se quiebra de una manera total la hegemona de la cultura aristocrtica y de elite con lo que seabri un vasto espacio para el protagonismo de la cultura popular; y para desarrollar nuevoshorizontes intelectuales en el mbito de la laicidad; y d) otros cambios civilizatorios a nivel

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  • demogrfico, familiar, de los hbitos, de las situaciones urbanas y comunicativas, etctera.

    Por su parte el historiador del Colegio de Mxico, Javier Garciadiego (2008), aunque no hace unadefinicin clara del carcter de clase de la Revolucin Mexicana, s seala con claridad el Estadoposrevolucionario naci en 1920, al frente del cual asumi el poder "una clase media", distintatanto del grupo carrancista como de grupos del antiguo rgimen, concretamente fue un grupopoltico-militar hbil y flexible, nucleado alrededor de lvaro Obregn (que hizo su experiencia dealianzas polticas y compromisos sociales desde la lucha antihuertista); entre otros personajesestaban los lderes sonorenses: Salvador Alvarado, Plutarco Elas Calles, Manuel Diguez y Adolfode la Huerta. El poder de estas nuevas clases medias, parta de su alianza con los sectorespopulares del pas y con los grupos fundamentales en el proceso revolucionario. Dichos sectorespopulares ya no reclamaron la hegemona nacional, pero a cambio de su apoyo y subordinacin,obtuvieron concesiones sociales y polticas apreciables. Sin embargo, Garciadiego, aclara que dichoEstado no fue radical, pues as como tuvo un primer pacto con los sectores popularesrevolucionarios, tambin tuvo otro pacto con los sectores contrarrevolucionarios, tanto los alzadoscomo los no alzados (sectores ex-porfiristas), todos ellos representantes de las diversas elitesregionales (y nacionales). El nuevo Estado -segn Garciadiego- no result democrtico sinoautoritario (aunque reconoce que a mitad de los treinta, el gobierno tuvo que "ampliar susconcesiones a los grupos populares", llegando as "a su lmite" el modelo de Estadoposrevolucionario), pero perfil una clara identidad nacionalista, y tuvo una legitimacin yestabilidad hasta cuando el desmantelamiento de las estructuras corporativas "acab con el controlpoltico que se tena sobre las masas" (pp. LXXXIX- XCI)4. Esta caracterizacin del Estadoposrevolucionario de Javier Garciadiego, es resultado de un seguimiento analtico y descriptivo detodas las condiciones, las fases y las facciones del proceso revolucionario mexicano, que esconcebido sintticamente como una larga guerra civil entre grupos, facciones, clases, sectores,regiones, zonas, etc., que dur diez aos y donde participaron diversas dinmicas, alianzas,guerras, guerrillas, rebeliones, revueltas, gobiernos, intervenciones, crisis, devastaciones, etctera.Las fases que menciona dentro del proceso son: la lucha de los precursores, lucha maderistaantirreleccionista y alzados anti-porfiristas, Madero y la presidencia, Huerta en el poder, luchaconstitucionalista, constitucionalismo versus convencionismos y virtudes y lmites del carrancismo.

    Por su parte el historiador y antroplogo nacido en Viena, Friedrich Katz, la revolucin mexicana fueun gran movimiento popular muy fuerte donde participaron decenas de millares de personasarmadas y hubo movimientos en prcticamente todos los estados. Como resultado de ella hubocambios sociales profundos: se elimin o se debilit decisivamente a la vieja clase terrateniente,hubo reparto de la tierra, vino la no reeleccin. Hubo -segn l- pocas de democracia y de falta dedemocracia. Para Katz durante los aos veinte y treinta los grupos populares (agraristas ysindicales) jugaron un papel importante, tuvieron que ser incorporados al poder y se les hicieronenormes concesiones, y durante el gobierno de Lzaro Crdenas (que fue democrtico) hubo unaalianza genuina entre sindicatos, organizaciones campesinas y el gobierno. Katz evala quedespus de 1940, la democracia se fue debilitando ms y ms, los gobiernos abandonaron yamuchos de los aspectos y muchas de las demandas de la revolucin, hasta 1968 la democracia fuems y ms perseguida. F. Katz ve (como Coso Villegas) una tendencia a que gran parte de larevolucin muri "oficialmente" en la actuacin de muchos gobiernos post-cardenistas, aunque enla poltica externa se mantuvo un grado muy grande de independencia. Sin embargo, para Katz enla mentalidad popular la Revolucin nunca muri, incluso la idea, la tradicin, de la Revolucinsigue vigente, tiene legitimidad cuando los movimientos e infinidad de organizaciones actuales sedicen herederos de Villa, de Zapata o de otros revolucionarios. As la revolucin no fracas a pesarde la existencia de una desigualdad social tremenda porque la tradicin revolucionaria s tuvo (y stiene) en la historia del pas una influencia decisiva.

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  • Manuel Aguilar Mora, al igual que Semo, tambin seala el contexto histrico-internacional,ubicando a la revolucin mexicana en el trnsito del fin del ciclo de revolucionesdemocrtico-burguesas y el inicio de revoluciones proletarias. Se plantea hacer un anlisis marxistadual, o sea objetivo y subjetivo, socioeconmico y poltico. A nivel de la situacin econmica,destaca el papel dependiente respecto del capital occidental de la formacin social porfiriana queera preindustrial y productora de materias primas (mineras, henequeneras, azucareras, cafetaleras,tabacaleras, etc.) en una especie de gigantesca plantacin que eran los campos de las tresregiones del pas, a tal nivel que la expansin del latifundio lleg a un punto crtico. A saber: 1) elsur, con creciente inversin extranjera, su aislamiento geogrfico y su falta de industriaspropiciaron el aumento del peonaje por endeudamiento (acasillado); 2) el norte, tambin coninversin extranjera pero la proximidad con Estados Unidos y la creciente demanda de brazos enlas minas y en la industria debilitaron el peonaje y en algunos lugares despareci; 3) el centro, contendencias contradictorias, experiment la expansin de las haciendas a expensas de lascomunidades, hubo expulsin masiva de indios de sus tierras pero no hubo salida industrial delempleo de la fuerza de trabajo; igualmente las haciendas del centro abastecan el mercado internode vveres pero estos hacendados quedaban marginados de las grandes ganancias del sectoragroexportador tanto del sur como del norte. Destaca tambin la crisis econmica del sistemacapitalista mundial de 1907-1908 que afect la economa mexicana e increment el desempleo;tambin seala que el precio de los cereales aument debido a la escasez, lo que propici ladecadencia de todo el sistema hacendario, asimismo entr en crisis el modelo capitalista impuestopor el mercado mundial y el imperialismo: la masa campesina y semiproletaria reaccion a ladefensiva y produjo la revolucin social, incrustndose en la fisura que produjo el sector liberalburgus maderista en el bloque hegemnico y en el aparato dirigente del rgimen autocrtico deDaz. As, en la lucha de clases de 1910-1917 el ejrcito del gobierno y el ncleo hegemnicoporfirista qued batido en toda la lnea. Por tanto, la dinmica de la revolucin es una espectacularlucha de clases, es la voluntad consciente, la accin transformadora que subjetivamente puso enmarcha la "locomotora de la historia". Para Aguilar Mora el carcter permanente de la revolucinmexicana fue dado por el desbordamiento poltico de las masas semiproletarizadas delcampesinado que impactaron en la mayor parte del pas y que emprendieron la resolucin de lastareas democrtico-burguesas en una forma plebeya, dado el hecho de que la burguesa estabasimplemente en contra de resolver tales tareas. Se inici un proceso continuo o de trascrecimientode la revolucin burguesa apuntando hacia la revolucin proletaria, sin embargo, en un pasatrasado y semicolonial, con un proletariado industrial insuficientemente preparado para unir alcampesinado y tomar el poder, no poda concluirse la revolucin democrtica que quedincompleta; no obstante el proceso de la revolucin mexicana no fue detenido ni derrotado en laforma en que lo han sido otras revoluciones, pues logro conquistas sustanciales que cambiaron elpanorama de la formacin social mexicana. El trabajo revolucionario del campesinado esaprovechado a nivel poltico por la capa de origen pequeoburgus alrededor de lvaro Obregnque encontr eco en todos los sectores de la poblacin e incluso logr acuerdos con elimperialismo. De esta forma para Manuel Aguilar Mora, existi una dialctica de la derrota-victoriaparcial del campesinado que encierra todos los enigmas posteriores de la revolucin y su principalconsecuencia: el nuevo "Estado revolucionario"; ms concretamente del rgimen que instaur elgrupo sonorense, de neto carcter bonapartista ante la ausencia de alternativas democrticoburguesas y socialistas y ante el impasse de las dos clases que la encarnan. El rgimenbonapartista representaba un rgimen de transicin, en el cual las fuerzas fundamentales seconfrontaban ms o menos equilibradamente y cuya duracin dependa de esta situacin; elbonapartismo mexicano resalta por la larga duracin de su experiencia y por su estabilidad, estosrasgos le vienen de la fuente revolucionaria que lo explican, justifican y originan. Las nuevas gestasrevolucionarias en Mxico completarn las obras de las masas semiproletarizadas y campesinas dela revolucin mexicana; no solo aplastar al Estado capitalista, sino levantar sobre sus ruinas elestado obrero mexicano, con una vocacin internacionalista que lo vincule a la lucha por laFederacin Socialista Latinoamericana.

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  • Para Adolfo Gilly el rasgo ltimo, esencial y definitorio de la revolucin mexicana es "la irrupcinviolenta de las masas en el gobierno de sus propios destinos". Ella aparece ante todo y sobre todo,como una violentsima irrupcin de las masas de Mxico, fuera de la estructura de la dominacinestatal y contra ella, que altera, trastorna y transforma de abajo a arriba todas las relacionessociales del pas durante diez aos de intensa actividad revolucionaria. Y esa actividad tiene unmotor central: una gigantesca guerra campesina por la tierra, que llevada por su propia dinmicapone en cuestin el poder y la estructura del Estado, controlado hasta entonces por un bloque depoder en el cual la hegemona indiscutible la detentaban los terratenientes. Igualmente en esairrupcin e intensa actividad revolucionaria se precipitan y convergen las regiones del norte, centroy sur, los acontecimientos histricos nacionales desde 1810, en suma la formacin y la sntesis dela nacin y de esta forma el pueblo mexicano se rehzo a s mismo en la revolucin. Los aspectoscontextuales y econmicos de la era del capitalismo imperialista y monopolista tambin sonimportantes para este autor; considera las revoluciones a nivel internacional de principios de cicloas como la crisis de 1907. El desarrollo el capitalismo en Mxico durante el porfirismo combin dosprocesos de acumulacin: la originaria y la ampliada y ello se manifest en actividadesexplotadoras y opresoras de compaas deslindadoras, de haciendas, de industrias, del ejrcitofederal, de funcionarios, de caciques, polticos, intelectuales, sacerdotes, etc. Los campesinos ytrabajadores sufrieron estos procesos y actividades como peones, como trabajadores asalariados,como campesinos comunitarios despojados, bajo expoliaciones y coerciones tpicamentecapitalistas combinadas con otras precapitalistas o semicapitalistas. Para Adolfo Gilly la clave detoda revolucin es que las masas decidan por s mismas, que tengan una organizacinindependiente a travs de la cual puedan expresar las conclusiones de su pensamiento colectivo yejercer su autonoma; el proletariado prcticamente estuvo ausente en su participacin y en suorganizacin independiente, pero los pueblos campesinos tuvieron, en el sur, al zapatismo como suinstrumento poltico, militar, intelectual y de experiencia organizativa colectiva de autogobierno einclusive anticapitalista. Ello se concret en lo que l bautiz como la "Comuna de Morelos" y lo quellama la "doble revolucin", es decir la revolucin en la revolucin: "la va por la cual las masaspersisten en afirmar sus decisiones ms all de sus inevitables mediaciones de las direcciones, elcamino de su autonoma y su autogobierno organizado". Gilly plantea que existen generalmentedos propsitos encontrados en los movimientos revolucionarios; por un lado, los de las corrientesconciliadoras y reformistas que buscan cambios de grupos en el poder y ajustes polticos desdearriba y, por otro, los de las fuerzas revolucionarias que buscan que las masas, el pueblo en armasejerza el poder y lleve a cabo democrticamente las transformaciones sociales. As, por el lado delas primeras, la revolucin se present como una lucha entre bsicamente dos fracciones de laburguesa, en la cual el sector que intenta apoderarse del control del Estado, acude a lamovilizacin de las masas en su apoyo; por el lado de las segundas, por la dinmica interior delmovimiento de masas, particularmente en su fraccin ms radical, la revolucin superaba losmarcos burgueses y adquira un sentido potencial y empricamente anticapitalista. La revolucinburguesa es la que da en definitiva su forma y su programa al triunfo del movimientorevolucionario, pero se desarrolla combinada por la revolucin de los campesinos. A falta dedireccin obrera -dice Gilly- este contenido anticapitalista y, podemos decir, pro-socialista no podadesarrollarse ni manifestarse en toda su plenitud, pero qued presente en la conciencia y en laexperiencia histrica de las masas. Esa dinmica qued interrumpida, dejando en las masas unsentimiento de revolucin inconclusa, la dinmica ya no continu, pero tampoco fue aplastada,vencida y dispersada; el rgimen que se instaur finalmente no fue de dominacin directa y sinmediaciones de la burguesa como lo quisieron Madero y Carranza, sino fue bonapartista. Unanueva fraccin de las clases poseedoras asciende al poder apoyndose en los mtodosrevolucionarios de las masas y organiza el Estado conforme a sus intereses y teniendo en cuentasobre todo las nuevas relaciones entre las clases. Por ltimo para Adolfo Gilly la idea de lainterrupcin de la revolucin tiene que ver con la respuesta que se de al problema de saber si unabismo o una ruptura completa e histrica separa a la futura revolucin socialista de la experienciay las conquistas de la revolucin mexicana; o si lo que sta ha dejado en la conciencia organizativay en la experiencia histrica de las masas mexicanas puede integrarse y trascrecer en loscontenidos anticapitalistas de la revolucin socialista. sta supone una ruptura con la ideologa dela burguesa en el poder de una simple continuidad de una supuesta revolucin victoriosa, pero

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  • tambin supone una ruptura con la ideologa de que simplemente las masas fueron derrotadas;significa, ms bien, una nueva revolucin, pero sus premisas se nutren de las tradiciones de masasde la anterior. Es a ese nivel donde se establece la continuidad mientras a nivel programtico seopera la ruptura. Sin esta comprensin -nos dice Gilly- de los dos niveles, que corresponde a lacombinacin de la revolucin mexicana no se puede comprender la combinacin en movimiento deruptura y continuidad, que es la esencia de todo trascrecimiento de la conciencia de masas desdeun nivel programtico a otro superior, en este caso, desde el nivel nacionalista y revolucionario alnivel socialista. All reside -concluye el maestro Gilly- la cuestin central de toda revolucin:organizar la conciencia y, en consecuencia, la actividad de las masas. Pero esto no es posible si seignoran sus experiencias pasadas o se miden errneamente sus conclusiones. Por eso laimportancia de un juicio preciso sobre la revolucin mexicana para cualquier proyectorevolucionario socialista presente y futuro.

    Conclusiones sobre revolucin mexicana y revolucin total o comunista.

    El concepto de revolucin como revolucin total es al que desde las ideologas burguesas de lostiempos recientes se le ha atacado ferozmente de dos maneras o mediante dos vas principales; laprimera y ms brutal declarando la revolucin como muerta, como mero dogma, fe o mito; lasegunda manteniendo conceptos amortiguados y pacificados de revolucin, banalizando yatomizando el concepto y la vigencia de la revolucin total. Sin embargo, la revolucin hoy slopuede ser concebida y realizada dialcticamente como una transformacin o metamorfosiscompleta, totalizante, sin reductivismos. Segn Martn Santos (1977), la revolucin en generaldesde Marx no es un destino externo del hombre, sino la plasmacin de su ser, el inevitable modode actuar del hombre cuando permanece radicalmente fiel a s mismo, es la esencia delmovimiento histrico, es la realizacin de las posibilidades racionales de una poca, es la creacinde una nueva razn. La revolucin en un plano ms concreto es la condicin permanente de lalucha de clases, as como sta es la condicin permanente de la revolucin; la permanencia de larevolucin esta siempre abrazada a la historia concreta, la revolucin concreta se constituye demuchos momentos y pasos, es un universo complejo de metamorfosis, fuerzas y escenarios, peroslo se puede entender cabalmente como una totalidad en curso, como un todo dialctico quedeviene en su historicidad concreta, en su movimiento real de continuidades y rupturas, perodonde la ruptura constituye la revolucin. Para Marx (y Engels) existe la revolucin final, la novedadradical, la nueva situacin total, la verdadera revolucin total, o sea la revolucin comunista; esdesde esta perspectiva que analizan, se comprometen y tambin conciben las comprensiones,explicaciones, interpretaciones y participaciones, de y en las revoluciones y de y en la revolucincomunista misma. Y creo, en efecto, que es slo desde esa perspectiva que se puede tener unposicionamiento profundamente crtico, dialctico y completo, pero al mismo tiempo abierto de lasrevoluciones de esta poca, del presente y del futuro.

    La revolucin mexicana, vista como revolucin nacional ha sido un proceso irrepetible, peropartcipe de las revoluciones del siglo XX y por tanto inserta en esta historia internacional delcapitalismo. Sus fuerzas, sus relaciones, sus modos, sus factores econmicos, geoestratgicos,sociales y poltico-ideolgicos la influyeron y la moldearon. Obviamente se desarroll en el seno dela formacin econmico-social mexicana que tiene races profundas y que durante el siglo XIX yms especficamente durante el Porfiriato (1876-1910) acumul contradicciones y conflictos que losautores revisados han explicado: la pinza de las formas de acumulacin del capitalismoimperialista, su ubicacin en el mercado mundial y en la divisin internacional del trabajo, comoeconoma agroexportadora e importadora de bienes manufacturados e industriales, su carcteratrasado, dependiente, su endeudamiento, la disparidad econmico-sociocultural de las tres

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  • macrorregiones, la explotacin y opresin de las masas campesinas, asalariadas ysemiproletarias-semiesclavas, la crisis mundial, las contradicciones interburguesas por laparticipacin de las ganancias y por el control del poder del Estado, en fin, las fisuras y coyunturasque se abrieron ante el desgaste del rgimen porfirista hegemonizado por la clase terrateniente yotros sectores privilegiados. La ya mencionada irrupcin de las masas campesinas, populares y detrabajadores en la escena nacional e inter-macrorregional le dio su carcter revolucionario yexplosivo, pues, efectivamente, se expres de manera violenta y armada de 1910 a 1920 como unasrdida lucha de clases, desigual y combinada pero con improntas indelebles. Fue -como ha dichoArmando Bartra (1980:91)- un proceso social complejo, prolongado y mltiplemente contradictorio,que tena como sujeto a clases y sectores de clase, que pudo haber tomado diferentes cursos y quecontena diferentes posibilidades5. En efecto, no hubo fatalidades, el curso revolucionario fue uncomplejo dialctico que tuvo sus tendencias, sus fuerzas, sus facciones, sus ejrcitos, sus alianzas,sus lderes y representantes y sus resultados polticos-militares parciales pero ntimamenteconcatenados o recursivos. Fue una composicin de varias revueltas, alzamientos y rebeliones (ytambin de reacciones y resistencias) y, como se ha sealado, una combinacin de revoluciones(en cursos dialcticos abiertos), Tuvo tambin sus triunfos-derrotas parciales para las masascampesinas y tuvo sus resultados y consecuencias econmicas, polticas, sociales, polticas yculturales a corto y mediano plazo. Fue una revolucin burguesa pero con permanenciarevolucionaria campesina, popular e incluso proletaria, dicha permanencia no fue homognea, tuvosus altos y bajos, sus estancamientos y sus aceleramientos, tambin sus mordazas y susdesviaciones; pero esa permanencia no le vino desde arriba, sino desde abajo. Fue una revolucininterrumpida, inconclusa, y ayuna de una verdadera alianza revolucionaria obrero-campesina que,en efecto, qued pendiente y que se ha impedido a toda costa desde arriba, ha quedado, pues,hasta ahora aplazada en vistas de la revolucin socialista. Dichos resultados y consecuencias sepueden palpar en la formacin del renovado Estado burgus, en la promulgacin de una nuevaConstitucin poltica, en la construccin de un nuevo rgimen poltico bonapartista (1920-1982) yen la continuidad de gobiernos presidencialistas. Pero tambin estn las conquistas, los avances yprogresos que ya algunos autores han resaltado. La permanencia de la revolucin y su carcternacionalista revolucionario no le vienen del grupo, capa y sector que se constituy como herederoinstitucionalizado de la revolucin, pues ste gobern autoritariamente y gestion y control elpoder para recomponer el dominio burgus y favorecer su crecimiento nacional al tiempo que sesometa a los dictados y necesidades de los capitalistas hegemnicos mundiales, su reformismosocial, su poltica de masas tuvieron en ltimo trmino esa direccin y finalidad. La revolucinmexicana traicionada, desviada y mutilada desde el rgimen bonapartista autoritario y desptico yde partido hegemnico de Estado, la politiquizaron, la discursivizaron, la ideologizaron y laembalsamaron con sus ritos, sus ceremonias, sus arengas y discursos oficiales, pero tambin consus corrupciones y sus "charrismos". Finalmente con los gobiernos neoliberales pristas y ahorapanistas, reaccionarios y de derecha, las conquistas y avances de la revolucin se han ido al carajo,ha sido, indudablemente, un movimiento estatal, de sistema poltico y de gobierno contrarrevolucionario.

    Se ha caracterizado al proceso de la revolucin mexicana desde el mediano plazo como uno que hatenido varias crisis y tambin, como los gatos, varias vidas e incluso varias muertes. Por ejemplo,varios idelogos como don Jess Silva Herzog y Daniel Coso Villegas, hablaron de crisis ms omenos profundas; Enrique Semo ha sealado que ha perdido por lo menos 3 vidas: como hechohistrico, como ideologa oficial y como proyecto para el futuro y que slo le queda una cuarta:como patrimonio popular de resistencia imaginaria y simblica. Lorenzo Meyer ha dicho que hahabido dos muertes: la primera a raz de las circunstancias creadas por la Segunda guerra mundialy materializada durante el gobierno de Miguel Alemn, y la segunda, la aparentemente definitiva,cuando se cancel la economa mixta como "tercera va" de raza autctona, esto es, cuandollegaron los neoliberales al poder en el gobierno de De la Madrid: la lite poltica mexicana dej depretender -dice Meyer- que sus acciones y objetivos seguan inspirados por ese formidable perodistante levantamiento masivo popular. Ahora el antroplogo Roger Bartra ha declarado -al ser

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  • galardonado en Los Pinos con uno de los premios del Instituto Nacional de Estudios Histricos de lasRevoluciones en Mxico- que lleg el momento de sepultar la Revolucin, decir adis alnacionalismo revolucionario y avanzar hacia una nueva poca que permita salir del atraso y elsubdesarrollo, ese enterramiento de la Revolucin ha dicho, es porque esa cultura nacionalrevolucionaria viene del rgimen autoritario (con los gobiernos pristas) que se desarroll despusde la revolucin y que necesitamos enterrar"6. Roger Bartra, pues, iguala y adhiere de maneratotalmente reductora, a la revolucin mexicana y el nacionalismo revolucionario con y al rgimenautoritario y a los gobiernos pristas. Y adems, al parecer, no critica, como debera tambin ser, alpanismo. Como vimos, para el recin finado Friedrich Katz (1927-2010), la revolucin mexicanapara la mentalidad popular nunca ha muerto, no ha muerto.

    El asunto crucial de si se puede rescatar algo vital y polticamente significativo del proceso y ladinmica da la revolucin mexicana que favorezca el desarrollo organizativo y a conciencia polticae ideolgica de las masas populares, obreras y proletarias, se ha tocado ya antes con la propuestade A. Gilly de la existencia de una continuidad de las tradiciones histricas de las masascampesinas y populares -especficamente de su conciencia histrica, de su experiencia organizativay de que la revolucin es violenta- tomadas como premisas para trascrecer la conciencianacionalista a la conciencia socialista; para L. Meyer los valores que alimentaron la revolucinmexicana, as como su ncleo utpico y moral son los que no han muerto del todo; es decircoincide con la tesis de la permanencia de una vida de la revolucin mexicana de Semo (que paraste sera una cuarta vida), slo que para ste estara especficamente en la dimensin simblica eimaginaria. Nosotros creemos que el movimiento revolucionario de 1910-1920 (e incluso elmovimiento y el auge de movilizaciones obreras, campesinas y populares de la dcada de los 30,de las cuales se encaram en el poder poltico bonapartista el populismo nacionalista de LzaroCrdenas; vase Adame, 2001) es en definitiva, un referente epocal e histrico multidimensionalporque ha tenido y tiene repercusiones no slo a nivel simblico, de la conciencia y la experienciaorganizativa, sino tambin a nivel de la utopa viva y el proyecto revolucionario que se est yagestando en las entraas de la formacin social mexicana actual, si se quiere se trata de una nuevavida en el ciclo de revoluciones permanentes, latentes y dialcticas de continuidad-discontinuidadde Mxico, Latinoamrica y todos los pases subdesarrollados. Empero si bien la revolucinmexicana se enmarca como antecedente, premisa y referente crucial de este ciclo de revolucionesy en ese sentido se trazan y se hermanan sus lneas de conexin y continuidad, la ola derevoluciones que vienen apuntan a reconfigurar el programa, la estrategia, las dimensiones y losradicales propsitos revolucionarios: hacia la revolucin final, la verdadera revolucin total, obramasivamente titnica de carcter nacional e internacional. Revolucin destructora definitiva de lascontradicciones, entre las relaciones de produccin y fuerzas productivas, entre el valor y el valorde uso, entre las clases sociales, entre lo individual y lo social, entre lo pblico y privado, entrehombre y mujer, entre sociedad y naturaleza; barredora definitiva de las explotaciones y lasopresiones ecolgicas y socioculturales; y la vez constructora de nuevas bases y por tanto denuevas relaciones, experiencias y conciencias humanas (econmico-sociales, polticas yespirituales) basadas en la asociacin comunitaria federada de mujeres y hombres libres y, en esesentido, nuevos seres humanos. De esta manera, se tendr que derrocar definitivamente el poderde toda clase dominante, y ello tendr que hacerse con mayor o menor violencia o, mejor, en lamedida de su masividad ser posible o tendr que ser pacfica y no desgarradora con los elementosesenciales de creaciones y creatividades humanizadoras. Sin embargo, se tendr que conquistar,tomar y controlar el poder poltico de los diferentes Estados nacionales, para conformar un poderproletario popular mundial, basado en las diferentes y enriquecedoras apropiaciones yautogestiones sociales y comunitarias enlazadas, comunicadas y coordinadas a travs de las redesreales y virtuales. Es decir como lo explica con certeza Slavoj Zizek, la ruptura revolucionaria noes una disyuntiva entre lo molecular-flexible y lo molar-rgido, entre la lgica dialctica de losgrupos y la lgica prctico inerte de la institucin, entre las diversidades multitudinarias y loestatal, entre lo micro-local y lo macro-global; en fin, entre lo pacfico y lo violento o entre elpasado-presente y el futuro utpico. S. Zizek7 seala que el acto poltico revolucionario crucial

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  • vinculado a la ruptura revolucionaria contiene el siguiente criterio: el de la utopa escenificadacomo prueba ontolgica inmediata de su viva verdad. A esa utopa aspiramos como clave inicial dela utopa revolucionaria realizada, abierta y permanentemente creadora; y por eso reflexionamos yluchamos desde la revolucin mexicana y la revolucin mundial.

    NOTAS

    1. "Fiesta efmera, el bicentenario de la Independencia: Galeana", La Jornada, 18 de septiembre de2010, p. 13.

    2. Siguiendo la versin de E. Durkheim, Anomia es la falta, la desviacin o la ruptura de normassociales.

    3. Vase por ejemplo: Los orgenes de la civilizacin, Fondo de Cultura Econmica, 3era edicin,Mxico, 1965.

    4. Para Garciadiego, la dinamizacin y la globalizacin de la economa, as como las revolucionestecnolgica e informtica, torrnaron intiles los grandes aparatos de control y coordinacin estatal.Y ello llev -segn su postura ideolgico-poltica- al "desarrollo de la iniciativa y las libertadesindividuales, de todo tipo de competencias y de la democracia" (sic!).

    5. Bartra anticipndose 30 aos a los festejos calderonistas seala que se le ha querido reducir(oficialmente) una especie de representacin teatral con sus actos y personajes, o de plano a unamelodrama o a una vulgar telenovela.

    6. Vase "Lleg el momento de sepultar la revolucin, afirma Roger Bartra", nota de ngeles CruzMartnez en La Jornada, 21 de noviembre de 2009, p. 6.

    7. Para la construccin de su concepcin revolucionaria Slavoj Zizek crtica al sado-masoquismo, aDeleuze, a Guattari, a Sartre, a Mearleau-Ponty, a Lenin; e implcitamente a todas las concepcionesunilaterales de las rupturas revolucionarias.

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