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ECONOMÍA INDUSTRIAL N. o 341 • 2001 / V 85 Condicionantes de la innovación en las empresas andaluzas. Notas para la política tecnológica regional. Las elevadas cotas de autogobierno a que han llegado las comunida- des autónomas hacen posible el desarrollo de determinadas políti- cas económicas que, elaboradas desde y para las regiones españolas, complementan a las diseñadas para el Esta- do o a las proyectadas para el conjunto de la Unión Europea. El ámbito de la innova- ción y el desarrollo tecnológico constituye uno de los ejemplos más paradigmáticos. La política de innovación y desarrollo tec- nológico de las regiones dispone, siempre que cuente con los recursos necesarios y se realice de una forma meditada y sosega- da, de una gran capacidad para modificar una determinada trayectoria tecnológica. Efectivamente, por un lado, se ha puesto de relieve que la disponibilidad de recur- DANIEL CORONADO GUERRERO MANUEL ACOSTA SERÓ Universidad de Cádiz sos es una condición necesaria, pero no suficiente, para aumentar la capacidad in- novadora regional; en muchas de las re- giones europeas menos desarrolladas se produce una desalentadora incapacidad para absorber los recursos disponibles pa- ra el fomento de actividades de I+D (Lan- dabaso, 1997). Por otro lado, en la Unión Europea estamos asistiendo a una prolife- ración de sugerentes experiencias, en re- giones con diferentes niveles de desarro- llo, que ponen de relieve la importancia de factores cualitativos para el fomento de un aprendizaje colectivo que favorezca un clima adecuado para el incremento de ac- tividades innovadoras. Podemos constatar que, desde el punto de vista de la política tecnológica de dimensión regional, tanto la disponibilidad de recursos como la ca- pacidad de organización del sistema re- gional de innovación son dos caras de una misma moneda; ambos elementos son in- dispensables (1). Ahora bien, parece claro que aventurar propuestas correctoras de determinadas situaciones sería una osadía sin una previa identificación de los facto- res externos e internos que inciden en el proceso innovador, es decir, sin determi-

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Condicionantes de la innovación en lasempresas andaluzas.

Notas para la política tecnológica regional.

Las elevadas cotas de autogobierno a que han llegado las comunida-des autónomas hacen posible el desarrollo de determinadas políti-cas económicas que, elaboradas desde y para las regiones españolas,

complementan a las diseñadas para el Esta-do o a las proyectadas para el conjunto dela Unión Europea. El ámbito de la innova-ción y el desarrollo tecnológico constituyeuno de los ejemplos más paradigmáticos.La política de innovación y desarrollo tec-nológico de las regiones dispone, siempreque cuente con los recursos necesarios yse realice de una forma meditada y sosega-da, de una gran capacidad para modificaruna determinada trayectoria tecnológica.

Efectivamente, por un lado, se ha puestode relieve que la disponibilidad de recur-

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Universidad de Cádiz

sos es una condición necesaria, pero nosuficiente, para aumentar la capacidad in-novadora regional; en muchas de las re-giones europeas menos desarrolladas seproduce una desalentadora incapacidadpara absorber los recursos disponibles pa-ra el fomento de actividades de I+D (Lan-dabaso, 1997). Por otro lado, en la UniónEuropea estamos asistiendo a una prolife-ración de sugerentes experiencias, en re-giones con diferentes niveles de desarro-llo, que ponen de relieve la importanciade factores cualitativos para el fomento deun aprendizaje colectivo que favorezca un

clima adecuado para el incremento de ac-tividades innovadoras. Podemos constatarque, desde el punto de vista de la políticatecnológica de dimensión regional, tantola disponibilidad de recursos como la ca-pacidad de organización del sistema re-gional de innovación son dos caras de unamisma moneda; ambos elementos son in-dispensables (1). Ahora bien, parece claroque aventurar propuestas correctoras dedeterminadas situaciones sería una osadíasin una previa identificación de los facto-res externos e internos que inciden en elproceso innovador, es decir, sin determi-

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nar las circunstancias ambientales y lospatrones de innovación empresariales,sectoriales y espaciales.

El objetivo de este artículo es explorar unade esas parcelas. Trataremos de identificarlos factores limitativos externos o ambien-tales de la capacidad innovadora, regionalde Andalucía (2). Profundizaremos en laestructura del proceso innovador con elobjeto de aportar sugerencias concretas yelementos de juicio que permitan reflexio-nar, desde el gobierno regional, sobre po-sibles medidas correctoras de la actual si-tuación de la I+D en Andalucía.

El esquema de trabajo que seguimos partedel establecimiento de un marco teóricoque se sustenta en los principios evolucio-nistas de la innovación; a continuaciónpasamos a describir las singularidades de la innovación empresarial en Andalu-cía; seguidamente exponemos los condi-cionantes externos que, a nuestro juicio,conducen a esa situación. Por último, re-cogemos unas conclusiones sobre las ac-tuaciones que este análisis debería com-portar para el caso de Andalucía, quizásválidas para aquellas regiones de similarescaracterísticas socioeconómicas.

Condicionantes de lainnovación empresarialregional/localEl soporte teórico del análisis que sigue enlos próximos epígrafes se nutre de los fun-damentos de la innovación tecnológicadesarrollados desde una perspectiva evo-lucionista, junto con las distintas aporta-ciones de esta tendencia en el ámbito re-gional. La característica común de lasnuevas teorías de la innovación y del cam-bio técnico es la percepción de la innova-ción como un proceso complejo que en-vuelve elementos de incertidumbre y deacumulación (Dosi et al., 1988, p. 222). Es,esencialmente, un proceso de aprendizajeque genera un conocimiento acumulativoy en el que las instituciones desempeñanun papel esencial.

Estas ideas han dado paso en esta últimadécada a diversas ramificaciones con inte-racciones entre ellas, que se engloban en

los confines de las teorías evolucionistas(3). El punto de partida es la identificaciónde los principales elementos presentes enel proceso de innovación tecnológica. Ar-chibugil y Michie (1998) sintetizan los es-fuerzos de la teoría evolucionista por iden-tificar los aspectos clave del proceso deinnovación tecnológica (4):

Carácter apropiable. El enfoque evolucio-nista rechaza el supuesto neoclásico quepostula que la tecnología es un bien públi-co de libre disposición para todos losagentes económicos. Se argumenta que laproducción de un nuevo conocimientotiene una variedad de métodos econó-micos y legales de protección.

Diversidad. Se pueden distinguir distintostipos o modos de innovación: de produc-tos y de proceso, innovaciones incremen-tales y radicales, nuevas formas de organi-zación, etc.

Conocimiento codificable y tácito. Sólo unaparte del conocimiento se puede recogerpor medio de patentes, marcas, artículoscientíficos, etc. Otra parte, de tanta tras-cendencia como la anterior, únicamentepuede adquirirse tras un largo proceso deaprendizaje. En consecuencia, es posibledistinguir entre conocimiento codificabley conocimiento tácito (Lundvall y Borrás,1997, pp. 31 y ss.). De un lado, la codifi-cación del conocimiento implica que éstese puede transformar en información fácilde transmitir. De otro, el conocimiento tá-cito no puede ser objeto de una transmi-sión fácil, ya que no toma una forma explícita (la habilidad o formas de organi-zación empresarial, por ejemplo); no pue-de comprarse ni venderse y su transferen-cia está condicionada a un contextosocial.

Incertidumbre y carácter acumulativoson dos características fundamentales delproceso. La incertidumbre se refiere fun-damentalmente a la existencia de proble-mas tecno-económicos cuya solución esdesconocida y a la imposibilidad de pre-cisar las consecuencias de las acciones(Dosi, 1988, p. 222). La acumulación ha-ce alusión al hecho de que las innovacio-nes se definen a partir de las tecnologíasen uso y los cambios tecnológicos sonuna función de los niveles adquiridos enel pasado.

En resumen, hay una frase que se repitepor parte de los partidarios de la teoríaevolucionista y que ilustra bien este plan-teamiento de la innovación: «el conoci-miento es el más fundamental de los re-cursos y el aprendizaje el proceso mástrascendente» (Lundvall y Johnson, 1994).Estas ideas sugieren el reconocimientode paradigmas tecnológicos y el movi-miento a lo largo de trayectorias tecnoló-gicas, conceptos teóricos que han sidobien definidos en la literatura para darrespuesta a los problemas tecnológicos(Dosi, 1984; Dosi et al., 1988, y Freemany Pérez, 1988).

Desde un punto de vista empírico, se hanrealizado innumerables y valiosos esfuer-zos por identificar los elementos clave quesubyacen en este complejo proceso. Laidea de indagar los efectos del cambio téc-nico ha cedido paso a la necesidad de es-cudriñar la estructura interna de la innova-ción y sus múltiples interrelaciones. En esteproceso intervienen tanto factores externoso exógenos, relacionados con el medio enel que la empresa desarrolla su actividad,como internos, referidos a la estructura or-ganizativa de las empresas. Gran parte dela investigación empírica se ha centrado enestudiar los patrones de innovación me-diante taxonomías de empresas, funda-mentalmente con la consideración de fuen-tes externas de innovación (5). Más escasosson aquellos que han evaluado los efectosde la organización interna (6).

Es ésta una muy sintética revisión de losaspectos clave de la innovación desde unaperspectiva evolucionista. Pero, ¿qué tras-cendencia y elementos diferenciales tienela consideración de una dimensión regio-nal e incluso local? Varios autores afirmanque la economía basada en el conoci-miento, en la fuerza laboral y en la dispo-nibilidad de fuertes empresas es a menu-do más local o regional que nacional(Krugman, 1992, y Porter, 1990). Esta ar-gumentación genérica ha llevado a mu-chos economistas regionales y geógrafos atratar de hacer converger la teoría de la in-novación sin un contenido espacial espe-cífico con los estudios regionales. Hansurgido varias líneas, cuyos exponentesmás destacados son los autores aglutina-dos en torno al GREMI (7) (Aydalot y Kee-ble, 1988; Camgani, 1991; Maillat, 1991,1998, y Ratti et al., 1997), los analistas de

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los distritos industriales de alta tecnología(Markusen et al. 1986, y Saxenian, 1994) yla escuela californiana de geografía eco-nómica, liderada por Michael Storper(1997).

En todas estas tendencias se resalta la im-portancia del territorio en el proceso inno-vador. Un argumento común a estos plan-teamientos es que la distancia geográfica,la accesibilidad, las fuerzas de aglomera-ción y la presencia de externalidades pro-porcionan una influencia poderosa sobreel flujo de conocimiento, el aprendizaje yla innovación. Esta interacción se produceen la región como zona con característicassimilares; es en ella donde se generan lassinergias tecnológicas (Storper, 1997). Apartir de las anteriores líneas de investiga-ción se han desarrollado conceptos comoregión en aprendizaje, capacidad innova-dora regional, sistema regional de innova-ción, relaciones de dependencia no co-merciales, etc.

A partir del vasto cuerpo de literatura teóri-ca y empírica sobre innovación y cambiotécnico, y de sus ramificaciones evolucio-nistas en el ámbito regional, podemos iden-tificar los siguientes factores que actúancomo condicionantes externos de la capa-cidad de innovación tecnológica empresa-rial (8): condicionantes estructurales, con-dicionantes locacionales y condicionantespolíticos.

Condicionantes estructurales

Incluimos aquí tres elementos parcial-mente fijos —de modificación a largo pla-zo— que influyen en una determinadatrayectoria tecnológica regional: especia-lización sectorial, dimensión de los esta-blecimientos y capacitación de los recur-sos humanos.

Desde una perspectiva teórica, la literaturatradicional ha tratado de dar respuesta a larelación entre innovación, estructura delmercado y características industriales; seargumenta que el avance de las capacida-des innovadoras se debe, entre otras cosas,a las peculiaridades sectoriales. Las indus-trias de alta tecnología son inherentementemás innovadoras (Malecki, 1997, p. 23).Los estudios que más abundan sobre lasfuentes de variación interindustrial de la

actividad innovadora son la intensidad enla demanda, las oportunidades tecnológi-cas y las condiciones de apropiación (Co-hen y Levin, y 1989, y Patel y Pavitt, 1995).

Efectivamente, la situación de fuerte com-petencia en un mismo sector es ya de porsí un incentivo para el desarrollo de activi-dades innovadoras: las industrias de altatecnología son necesariamente más inno-vadoras (Malecki, 1997, p. 23). Pero, a lasindustrias más demandantes de tecnolo-gía, con productos expuestos a procesostecnológicos acelerados de cambio y ob-solescencia (Suárez Villa y Rama, 1996, ySuárez Villa y Walrod, 1997), hay que unirlos incentivos y expectativas de beneficiospotenciales que en estas actividades gene-ran las distintas formas de protección delas innovaciones (Wakelin, 1998). Por loque se refiere a los servicios, los ligados alos procesos innovadores son normalmen-te los que proporcionan al sistema «cono-cimiento tecnológico» (9).

La relación de la innovación con el tama-ño empresarial es una cuestión controver-tida. A desvelarla han dedicado los investi-gadores notables esfuerzos (10). La visiónshumpeteriana de la innovación —sobrela que se asienta gran parte de la literaturateórica— argumenta que las empresasgrandes son capaces de asumir, en condi-ciones más favorables, los recursos nece-sarios para hacer frente a la innovación y,a su vez, explotar mejor las oportunidades

de dicha innovación. Por el contrario, lasempresas grandes suelen tener unos es-quemas más burocráticos y rígidos para latoma de decisiones, lo que puede inducira que los cambios sean más difíciles y len-tos. La evidencia empírica no es conclu-yente, pero cuando el indicador utilizadocomo medida de la innovación es el es-fuerzo en I+D, las patentes o la presenciade departamentos de I+D, y el sector es defuerte competencia tecnológica, la balan-za se inclina hacia las empresas grandes.

Por último, la capacitación de los recursoshumanos puede ser considerada una con-dición necesaria o requisito previo para laintroducción de innovaciones (Tödling,1990, y Sternberg y Tamásy, 1999). Efecti-vamente, para disponer o establecer unproceso de conocimiento compartido yaprendizaje colectivo que favorezca la in-novación se apunta, desde la perspectivaevolucionista en su vertiente espacial, lanecesidad de contar —entre otros elemen-tos— con mano de obra cualificada y conexperiencia (Lindholm, 1999). La orienta-ción del sistema educativo o su falta de di-rectrices también son aspectos importan-tes del potencial innovador de una regióno nación (Sweeney, 1987, p. 131).

Condicionantes locacionales

Consideramos en este grupo aspectos in-tangibles relacionados con la localización,

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como la presencia de externalidades favo-recedoras de la innovación en aglomera-ciones urbanas. Los aspectos teóricos yprácticos en el ámbito regional relaciona-dos con la localización están sucintamentedetallados en la literatura norteamericana,que trata la interacción de empresas en dis-tritos tecnológicos (Markusen et al., 1986;Storper, 1997, y Saxenian, 1994) y en losplanteamientos de investigadores europeossobre el millieu innovador (Aydalot y Kee-ble, 1988; Camagni, 1991; Maillat, 1991,1998, y Ratti et al., 1997). Por tanto, latransferencia de conocimiento para expli-car la concentración geográfica de la acti-vidad económica es ya raramente discuti-da; tampoco se cuestiona la existencia deconocimiento tácito, opuesto a la informa-ción, que se transmite sólo por la cercanía.La información puede ser fácilmente codi-ficada y transmitida. Por el contrario, el co-nocimiento es vago, difícil de codificar ysólo transmisible por el contacto físico.

Sin embargo, mientras una literatura nue-va y abundante ha proliferado para identi-ficar la importancia del conocimiento táci-to y su transmisión en la determinación dela innovación en concentraciones geográ-ficas (11), hay poco consenso en cómo ypor qué ocurre (Audretsch, 1998).

Desde el Gremi, Maillat (1998) aporta unaconvincente explicación. Según este au-tor, en general, el desarrollo endógeno de-pende de tres nociones: proximidad entérminos geográficos, económicos y cultu-rales; variedad de actores y actividadesque pueden relacionase; y accesibilidad,como la habilidad de cambiar, transmitir,comunicar, entender y aprender. Estas ex-ternalidades tienden a desarrollarse prin-cipalmente en aglomeraciones urbanas.En consecuencia, parece claro que el sis-tema urbano desempeña un papel estelaren la capacidad regional para innovar, enla medida en que proporciona ciertas con-diciones necesarias (Know-how, informa-ción o interacción generados a partir de lapresencia de instituciones, infraestructuratecnológica, personal cualificado, etc.).Sin embargo, el entramado urbano de ca-da región es, además de cuantitativamentedistinto, cualitativamente diferente, segúnlos recursos que ofrece y las externalida-des que genera. Esta afirmación nos llevaa concluir que una débil estructura urbanacondicionará el proceso innovador.

Condicionantes políticos: la organización del sistemaregional de innovación

La estructura productiva, los recursos hu-manos, infraestructura, instituciones, etc.no son factores explicativos independien-tes, actúan en interacción unos con otros.Sin embargo, para que el intercambio deaprendizaje y conocimiento actúe con flui-dez hace falta capacidad y voluntad políti-ca para organizar el sistema de innova-ción. Este enfoque sistémico, impulsadodesde la instancia política, es al que nosvamos a referir en este tercer punto.

Sobre la base de la teoría evolucionista einstitucional —junto con las aportacionesen el ámbito territorial— se ha desarrolla-do desde el punto de vista organizativo elenfoque sistémico de la innovación, apli-cado a ámbitos nacionales (Freeman,1987; Lundvall, 1992; Nelson, 1993, y Fre-eman, 1995), y extendido a múltiples nive-les espaciales, incluido el regional (Gre-gersen y Johnson, 1997; Lundvall y Borras,1997; Edquist, 1997, y Cooke, 1998).

Los elementos de un sistema regional deinnovación son fundamentalmente (Jo-hannessen et al., 1997, y Tödling, 1997):primero, las redes de empresas, en las quese produce la interacción y se genera elflujo de información; segundo, las aso-ciaciones industriales y las institucionesque proporcionan servicios a las empre-sas, como los centros de innovación, par-ques científicos, centros de transferenciade tecnología, instituciones financieras,etc., y, tercero, las instituciones de investi-gación (universidades, laboratorios, etc.),que actúan como oferentes de conoci-miento a las empresas de la región.

Ahora bien, aun contando con todos estoselementos, el sistema de innovación sóloes efectivo si la oferta (parques científicos,instituciones de investigación, universida-des, centros de transferencia de tecnolo-gía, organizaciones de innovación y desa-rrollo tecnológico, etc.) está orientada alas demandas de las principales unidadesdel sistema productivo: las empresas(Tödling, 1997). Comprender y promocio-nar la innovación requiere penetrar en losentresijos tanto desde el lado de la ofertacomo del de la demanda (Storper, 1997, p.108).

Las recientes experiencias en regionesmuy diversas de la Unión Europea, y conamplias diferencias en niveles de desarro-llo (Morgan, 1997; Cooke et al., 1998;Huggins, 1996; Tödling y Sedlacek, 1997;Keeble et al., 1999, y Kaufmann y Tödling,2000) han puesto de relieve el trascenden-tal papel que desempeñan estos factoresexternos intangibles en el proceso de in-novación tecnológica de las empresas. Sinembargo, cada economía requiere un tipoespecífico de sistema de innovación paraestimular un comportamiento que seaconsistente con su actual realidad, espe-cialización y composición de output (Stor-per, 1997, p. 108). No se trata, por tanto,de imitar, sino de aprender de nuevas ex-periencias para evitar afrontar los proble-mas con improvisadas fórmulas de inspi-ración doméstica.

De esta breve descripción se desprendeque la carencia de una organización ade-cuada del sistema de innovación es tam-bién una severa restricción para el avancede estas actividades. En los siguientes epí-grafes, tras exponer un sintético diagnósti-co de la innovación tecnológica empresa-rial, desgranamos cada uno de estos trescondicionantes externos para el caso con-creto de Andalucía.

Diagnóstico de la innovación tecnológicaempresarial en Andalucía

Establecer un diagnóstico sobre la I+D pa-ra ámbitos regionales, por somero quesea, puede convertirse en una tarea des-moralizadora: las limitaciones estadísticassobre las actividades innovadoras de lasempresas son muy serias, pero el proble-ma es común a la mayoría de las comuni-dades autónomas (CC.AA.). Los recursosque se destinan a la promoción de la inno-vación y el desarrollo tecnológico de lasempresas se recogen en las estadísticas so-bre actividades de investigación científicay desarrollo tecnológico que publicaanualmente el INE desde 1987 y en las es-tadísticas sobre innovación de las empre-sas (tres hasta ahora: 1994, 1996 y 1998).Sin embargo, para las CC.AA. se echa enfalta el detalle sectorial que se presentapara el conjunto del Estado (12).

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Expuestas estas limitaciones, podemosconstatar que los últimos datos disponi-bles sobre actividades de investigación ydesarrollo tecnológico han puesto de re-lieve que el esfuerzo total en I+D de An-dalucía fue en 1997 el 0,64% del VAB, va-lor inferior a la media española (0,86%) yconsiderablemente más bajo que los valo-res medios de la Unión Europea (1,91%).

Aun así, la evolución del esfuerzo tecnoló-gico global ha sido muy positiva en los últi-mos años; se ha duplicado en tan sólo unadécada y nos ha propulsado a posicionesmás favorables en la jerarquía española deCC.AA. La participación en el gasto nacionalha pasado del 7,4% a representar el 9,8%.Otros indicadores de recursos y resultadosconducen a conclusiones similares.

Hay que precisar, sin embargo, que laevolución positiva de la actividad generalde I+D está sustentada, sobre todo, en elesfuerzo público, constatándose la debili-dad de la actividad tecnológica empresa-rial, que ha perdido peso relativo en elacervo tecnológico de la región. Diversosestudios corroboran esta afirmación y pre-cisan algunas de sus causas (Galán, Casi-

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Recursos financierosGastos de I+D de las empresas (millones de ptas.) 5.885 9.296 11.101 11.365 15.289 15.653% crecimiento real de los gastos I+D empresas (1987-97) 100 140 145 135 160 159% gastos de I+D de las empresas/ Total gastos I+D 35,91 34,99 31,12 21,75 26,66 23,77% gastos I+D empresas/ Total I+D empresas de España 4,64 4,86 4,14 4,27 5,37 4,77% gastos I+D empresas /VAB industrial 0,69 0,92 0,97 0,96 1,09 1,02

Recursos humanosN.o personas I+D en empresas 960 1.339 1.390 1.410 1.651 1.507% personal I+D en empresas/ Total personal I+D 28,47 28,32 24,27 19,84 18,27 15,43% personal I+D empr./ Total personal I+D empr. España 4,71 5,18 4,77 5,07 5,99 5,02N.o personas I+D empresas por mil activos 0,42 0,56 0,56 0,55 0,62 0,55 N.o investigadores en empresas 179,1 392,0 487,3 447,9 537,1 442,9% investigadores en empresas/ Total invest. 11,06 13,65 12,68 10,39 9,15 6,62% investigadores empr./ Total invest. empr. de España 2,62 4,17 4,19 3,98 4,97 3,69N.o Investigadores en empresas por mil activos 0,08 0,16 0,19 0,17 0,20 0,16

ResultadosN.o patentes registradas por empresas 10 16 8 17 29 8% pat. registradas por empresas/Total pat. registradas 12,82 19,28 14,55 18,89 31,18 10,39% patentes empr. Andalucía/ Total pat. empr. España 1,80 2,19 1,16 2,94 5,04 1,67N.o patentes/billón VAB industrial (ptas. ctes.) 12,16 18,02 8,63 19,09 29,99 7,77

CUADRO 1EVOLUCIÓN DE LOS PRINCIPALES INDICADORES DE I+D DE LAS EMPRESAS EN ANDALUCÍA

Indicadores 1987 1989 1991 1993 1995 1997

FUENTE: INE, Oficina de Patentes y Marcas, y elaboración propia.

Recursos financierosGastos de I+D de las empresas (millones de ptas.) 15.653 92.113 113.061 46.475 327.922% crecimiento real de los gatos I+D empresas (1987-97) 159 177 218 179 154% gastos de I+D de las empresas/ Total gastos I+D 23,77 63,07 52,23 78,16 48,80% gastos I+D empresas/ Total I+D empresas de España 4,77 28,09 34,48 14,17 100% gastos I+D empresas /VAB industrial 1,02 2,07 5,48 2,72 1,83

Recursos humanosN.o personas I+D en empresas 1.507 9.179 9.335 4.222 30.023% personal I+D en empresas/ Total personal I+D 15,43 51,65 36,00 68,18 34,45% personal I+D empr./ Total pers. I+D empr. España 5,02 30,57 31,09 14,06 100N.o personas I+D empresas por mil activos 0,55 3,35 4,14 4,70 1,80N.o investigadores en empresas 442,9 3.170 4.624 1.860 12.009% investigadores en empresas/ Total invest. 6,62 33,21 29,8 53,35 22,29% investigadores empr./ Total invest. empr. de España 3,69 26,40 38,51 15,49 100N.o investigadores en empresas por mil activos 0,16 1,16 2,05 2,07 0,72

ResultadosN.o patentes registradas por empresas 8 166 141 45 479% Pat. registradas por empresas/Total pat. registradas 10,39 58,66 43,93 44,55 41,26% patentes empr./ Total pat. empr. España 1,67 34,66 29,44 9,39 100,00N.o Patentes/billón VAB industrial 7,77 54,72 104,12 38,86 40,16

CUADRO 2COMPARACIÓN REGIONAL DE LOS INDICADORES DE I+D DE LAS EMPRESAS (1997)

Indicadores Andalucía Cataluña Madrid País Vasco España

FUENTE: INE, Oficina de Patentes y Marcas, y elaboración propia.

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llas y Moreno, 1992; Acosta y Coronado,1992b; Martín y Palma, 1993; Jordá, 1994;Ferraro y Salgueiro, 1996; Pomares, 1998,y Coronado y Acosta, 1999a).

Con el objeto de presentar los rasgos pecu-liares de la I+D en el ámbito empresarial,hemos tratado de soslayar algunas de lasrestricciones de información utilizandofuentes estadísticas adicionales a las pro-porcionadas por el INE. En efecto, buenoscomplementos del primer tipo de estadísti-cas son la base de datos del Centro para elDesarrollo Tecnológico Industrial (CDTI),sobre empresas innovadoras, y la explota-ción de la base de datos CIBEPAT de la Ofi-cina Española de Patentes y Marcas(OEPM), que proporciona una informaciónsuficientemente detallada para disponer deuna visión completa de la generación detecnología (patentable, en este último ca-so). Con todas estas fuentes se han elabora-do unos indicadores que reflejan la evolu-ción y rasgos diferenciales de las empresasandaluzas con respecto a las de otras regio-nes españolas (cuadros 1 y 2). A partir deellos puede observarse que (13):

La estructura de la I+D de Andalucía estádesequilibrada en favor del gasto público.La Universidad acapara más de la mitad delos recursos totales, con un incrementomuy sustancial en la última década (másde un 400% en términos reales). Esta evo-lución espectacular del gasto público noha mantenido un paralelismo con el gastoprivado. La I+D empresarial en Andalucíatiene una reducida dimensión en el con-junto de gastos (23,77% del total para1997), sobre todo si tenemos en cuentaque la media española (48,8%) se puedeconsiderar baja con respecto a los valoresmedios de la Unión Europea (63%).

La contribución de Andalucía al VAB in-dustrial de España es del 8,6%, mientrasque su aportación a las actividades empre-sariales de I+D es tan sólo del 4,77% (da-tos de 1997, pero que no sufren alteracio-nes sustanciales en la última década). Elesfuerzo tecnológico empresarial (gastosen I+D de las empresas como porcentajedel VABcf industrial) resume esta debili-dad: un 1,02%, frente a una media españo-la del 1,83%; cifra muy alejada de las quemuestran otras regiones de mayor dina-mismo industrial como Madrid (5,48%) oel País Vasco (2,72%).

Los indicadores de recursos humanosconducen a conclusiones similares a lasanteriores. El valor medio para Andalucíade personas en equivalencia a dedicaciónplena en actividades de I+D ponderadaspor el número de activos es de sólo 0,55,cifra muy alejada de la media española(1,8 personas EDP por mil activos) y deotras CC.AA., como Madrid (4,14), PaísVasco (4,70) o Cataluña (3,35). De igualmodo, el número de investigadores en lasempresas industriales andaluzas permiteapreciar las enormes carencias de nuestracomunidad.

Por el lado de los resultados, si asumimosque las patentes —con sus ventajas e in-convenientes— pueden ser utilizadas co-mo indicador de output tecnológico delsector empresarial (Acosta y Coronado,1992a), podemos comprobar que se pro-duce un reflejo de lo que ocurre por el la-do de los recursos. Si atendemos al indi-cador «porcentaje de patentes registradaspor empresas sobre el total de patentesregistradas», éste era sólo del 10% (frenteal 41% de media española), lo que evi-dencia, primero, una escasa propensión apatentar por parte de la empresa andalu-za (cuyas causas analizaremos en poste-riores apartados) y, segundo, que el es-fuerzo en I+D que se realiza en las

universidades tiene su reflejo en la pro-porción relativa de patentes que se obtie-nen en ellas.

La distribución de gastos en I+D entremicroempresas (menos de veinte emple-ados), y empresas de más de veinte em-pleados es del 21% y el 79%, respectiva-mente. Éste es un rasgo peculiar que nosdiferencia no sólo de las regiones tecno-lógicamente más avanzadas, sino de lapropia media española (10% y 90%, res-pectivamente). Obsérvese que, ademásde esta distribución sesgada en favor delas microempresas —consecuencia de lacarencia relativa de empresas innovado-ras de más de veinte empleados—, losgastos de unas y otras son menores a losvalores medios del conjunto de España;inferiores para las microempresas y muyinferiores para las empresas de más deveinte empleados.

Nos encontramos entonces, por lo que serefiere al tamaño, ante varias peculiarida-des: por un lado, una carencia de empre-sas innovadoras de más de veinte emplea-dos y unos gastos inferiores a la mediapara aquellas que realizan actividades deI+D; por otro, unas microempresas concaracterísticas similares en el gasto a lamedia española.

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Andalucía 13,04 18,81 7,99 60,16 100 10,89 14,49 8,67 65,96 100 España 6,50 27,81 6,67 59,02 100 4,98 22,13 7,66 65,23 100 Andalucía/ 25,05 8,44 14,96 12,73 12,48 28,50 8,54 14,76 13,19 13,05 España

CUADRO 3DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DEL VAB

1985 1998

Agri. Indus. Cons. Serv. Total Agri. Indus. Cons. Serv. TotalPesc. Pesc.

FUENTE: FUNCAS.

Andalucía 22,06 16,06 8,69 53,19 100 14,19 12,06 10,16 63,59 100España 16,62 24,90 7,95 50,54 100 8,34 19,59 9,16 62,91 100Andalucía/ 18,77 9,12 15,46 14,88 14,14 25,28 9,15 16,48 15,02 14,86España

CUADRO 4DISTRIBUCIÓN SECTORIAL DEL EMPLEO

1985 1998

Agri. Indus. Cons. Serv. Total Agri. Indus. Cons. Serv. TotalPesc. Pesc.

FUENTE: FUNCAS.

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En cuanto a las características de las em-presas innovadoras que acceden a fuentespúblicas para la financiación de la tecno-logía, si separamos las ayudas de la comu-nidad autónoma de las procedentes delCDTI, nos encontramos que, para 1998, sehan aprobado 79 expedientes que corres-ponden a 64 empresas subvencionadas osubsidiadas con cargo al programa Inno-vación y desarrollo tecnológico (IFA). Lamedia de trabajadores que ha accedido aestas ayudas es de 72 (tamaño grande sitenemos en cuenta la estructura relativade las empresas andaluzas). Por sectores,los más beneficiados son los industriales(Químico, Maquinaria y Otro material detransporte, por este orden), aunque tam-bién podemos encontrar algunas activida-des del sector servicios (I+D e informá-tica).

Por lo que respecta a los préstamos delCDTI, el tamaño medio corresponde a 156trabajadores y los sectores más activos sonlos de Alimentación, bebidas y tabaco, In-dustria electrónica y el Químico. Tambiénlas actividades terciarias de informáticapresentan cierto dinamismo a la hora deacceder a estas ayudas (14).

Condicionantes estructurales: especialización, dimensión y capacitación

La función de innovación está fundamen-talmente ligada a los procesos industrialesy a los servicios que proporcionan conoci-mientos tecnológicos. Como veremos acontinuación, el peso de determinadas ac-tividades económicas en Andalucía estálejos de mostrar una estructura que favo-rezca la innovación. Como puede apre-ciarse en el cuadro 3, la participación deactividades agrícolas en Andalucía consti-tuye el 10,89% del VAB, valor que duplicala media nacional; aunque ha decrecidoconsiderablemente en las dos últimas dé-cadas, esta disminución ha sido inferior ala del conjunto de España. Algo similarocurre con el empleo agrícola, que llega aun 14,19% del total regional, valores va-rios puntos por encima a la media na-cional (cuadro 4) (15).

En el ámbito industrial, la participación deeste sector en la estructura económica deAndalucía es del 14,49%, casi ocho puntosmenos a la media española. De igual for-ma, podemos constatar que, aun con elpotencial demográfico y extensión de An-dalucía (18,2% de la población española y17,3% de la superficie), su contribución alconjunto del Estado en actividades indus-triales es sólo del 8,5%. Por lo que se refie-re a la desagregación de actividades den-tro del sector industrial, se ha podidoconfirmar la especialización de la indus-tria andaluza en actividades de bajo conte-nido tecnológico como alimentación, be-bidas y tabaco, con una modificaciónapenas apreciable en las dos últimas déca-das (Casillas y Galán, 1999).

De nuestro propio análisis, realizado a par-tir de la Encuesta industrial de empresasandaluzas (Instituto Andaluz de Estadísti-ca), se desprende que los sectores de altatecnología en 1998 representaban para An-dalucía el 3,22% del número de ocupados yun 2,95% en cifra de negocios, valores am-bos muy por debajo de la media nacional(4,61% y 6,5%, respectivamente). De lasdistintas actividades de tecnología intensi-va, sólo Construcción aeronáutica y espa-cial tiene cierta relevancia en Andalucía.Los datos del Directorio Central de Empre-sas (DIRCE), publicados por el Instituto Na-cional de Estadística, clasificados en secto-res de alta tecnología siguiendo la divisiónpropuesta por la OCDE (1997) y Haukunes(1999), corroboran estos resultados.

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244 Fabricación de productos farmacéuticos 22 473 4,65300 Fabricación de máquinas de oficina y equipos 131 820 15,98

informáticos321 Fabricación de componentes electrónicos 37 688 5,38322 Fabricación de transmisores de radiodifusión 20 283 7,07

y televisión y de aparatos de radiotelefonía323 Fabricación de aparatos de recepción, grabación 11 196 5,61

y reproducción de sonido e imagen353 Construcción aeronáutica y espacial 13 87 14,94

A. Total sectores industriales 234 2.547 9,19

Sectores de servicios721 Consulta de equipo informático 18 250 7,20722 Consulta de aplicaciones informáticas y suministro 372 5.788 6,43

de programas informáticos723 Proceso de datos 156 1.506 10,36724 Actividades relacionadas con bases de datos 9 178 5,06725 Mantenimiento y reparación de máquinas 644 4.526 14,23

de oficina, contabilidad y equipo informático726 Otras actividades relacionadas con la informática 23 614 3,75731 Investigación y desarrollo sobre ciencias naturales 274 2.371 11,56

y técnicas732 Investigación y desarrollo sobre ciencias sociales 1.177 9.925 11,86

y humanidades742 Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería 10.620 73.558 14,44743 Ensayos y análisis técnicos 522 4.794 10,89

Total sectores de servicios 13.815 103.510 13,35Total empresas en actividades de tecnología intensiva 14.049 106.057 13,25

CUADRO 5EMPRESAS EN SECTORES DE TECNOLOGÍA INTENSIVA. 1999 (*)

CNAE Sectores industriales Número %Andalucia España And./Esp.

(*) La clasificación sectorial de tecnología intensiva en industria está tomada de OCDE (1997), y en servi-cios, de Hauknes (1999).

FUENTES: IEA, INE y elaboración propia.

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Estos datos nos permiten evaluar la ca-pacidad del entramado empresarial an-daluz en los sectores de industria y ser-vicios intensivos en tecnología. De estascifras se desprende, a falta de la desa-gregación por tamaños que realizamosen el siguiente apartado, la debilidad delpotencial de este tipo de empresas in-dustriales frente a la media nacional(cuadro 5).

En cuanto al sector servicios, es bien cono-cido que su peso en la economía andaluzaes superior al que tienen otras regiones(16); sin embargo, el reparto intersectorialno es homogéneo. La desagregación de es-te tipo de actividades muestra una abun-dancia de empresas en aquellos serviciosfinales relacionados con el comercio y lahostelería, siendo los servicios productivosa empresas los que salen perjudicados de

la comparación; en este caso aparecensiempre porcentajes sectoriales inferiores ala media nacional.

Como era de esperar, el análisis de lossectores de servicios intensivos en tecno-logía sitúa a Andalucía en una posicióninferior a la de España (cuadro 5). Única-mente en el sector de Mantenimiento yreparación de maquinaria de oficina y

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Sectores de servicios

244 Fabricación de productos 77,27 18,18 4,55 0,00 100,00 45,24 23,47 17,55 13,74 100,00farmacéuticos

300 Fabricación de máquinas de oficina 97,71 1,53 0,76 0,00 100,00 93,66 4,76 0,85 0,73 100,00y equipos informáticos

321 Fabricación de componentes 75,68 8,11 10,81 5,41 100,00 75,44 17,73 4,94 1,89 100,00electrónicos

322 Fabricación de transmisores de 70,00 25,00 0,00 5,00 100,00 69,26 18,37 8,13 4,24 100,00radiodifusión y televisión y de aparatos de radiotelefonía

323 Fabricación de aparatos de recepción, 100,00 0,00 0,00 0,00 100,00 68,37 20,92 7,65 3,06 100,00grabación y reproducción de sonido e imagen

353 Construcción aeronáutica y espacial 46,15 15,38 38,46 0,00 100,00 64,37 16,09 13,79 5,75 100,00

Total sectores industriales 87,18 6,84 4,70 1,28 100,00 74,09 14,88 6,83 4,20 100,00

Sectores de servicios

721 Consulta de equipo informático 83,33 16,67 0,00 0,00 100,00 84,40 14,00 1,60 0,00 100,00722 Consulta de aplicaciones informáticas 93,01 4,84 1,88 0,27 100,00 89,98 6,86 2,33 0,83 100,00

y suministro de programas informáticos

723 Proceso de datos 91,03 5,77 3,21 0,00 100,00 91,37 6,11 2,19 0,33 100,00724 Actividades relacionadas con bases 77,78 22,22 0,00 0,00 100,00 77,53 19,10 2,81 0,56 100,00

de datos725 Mantenimiento y reparación de 97,05 2,95 0,00 0,00 100,00 96,77 2,87 0,29 0,07 100,00

máquinas de oficina, contabilidad y equipo informático

726 Otras actividades relacionadas con 91,30 8,70 0,00 0,00 100,00 85,99 11,73 1,79 0,49 100,00la informática

731 Investigación y desarrollo sobre 96,35 3,65 0,00 0,00 100,00 94,18 4,18 1,39 0,25 100,00ciencias naturales y técnicas

732 Investigación y desarrollo sobre 99,92 0,08 0,00 0,00 100,00 99,87 0,13 0,00 0,00 100,00ciencias sociales y humanidades

742 Servicios técnicos de arquitectura 99,07 0,87 0,07 0,00 100,00 98,69 1,10 0,16 0,05 100,00e ingeniería

CUADRO 6EMPRESAS EN SECTORES DE TECNOLOGÍA INTENSIVA (*).

DISTRIBUCIÓN PORCENTUAL ANDALUCÍA-ESPAÑA. 1999

Andalucía España

CNAE(n.o de empleados) Total (n.o de empleados) Total

0 a 9 10 a 49 50 a 200 o 0 a 9 10 a 49 50 a 200 o199 más 199 más

(*) La clasificación sectorial de tecnología intensiva en industria está tomada de OCDE (1997), y en servicios, de Hauknes (1999).

FUENTE: IEA, INE y elaboración propia.

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en el de Servicios de arquitectura e inge-niería se observa cierto dinamismo. Enresumen, si el entramado empresarial an-daluz es ya de por sí escaso en el conjun-to nacional, su distribución sectorial reve-la importantes carencias. La proporciónde empresas andaluzas sobre el total es-pañol es menor en aquellos sectores in-tensivos en tecnología.

Dimensión de los establecimientos

Si comparamos la estructura empresarial denuestra región con la media nacional, seobserva un protagonismo excesivo de lasmicroempresas de 0 a 9 trabajadores (véan-se las tres últimas filas del cuadro 6). La pro-porción de empresas de 50 a 199 emplea-dos es un 30% inferior en nuestra región,siempre con respecto a la media española;si atendemos a las de 200 o más trabajado-res, esta cifra se eleva al 50% (0,08% en An-dalucía, frente a un 0,15% en España).

En los sectores intensivos en tecnología, lasdiferencias se agravan; en casi la totalidadde sectores, la proporción de empresas enlos tramos altos de tamaño es siempre infe-rior para Andalucía. La única excepcióndigna de mención la constituye el sector deConstrucción aeronáutica y espacial.

Por lo que se refiere a la participación deempresas en tecnología intensiva en elconjunto nacional (cuadro 7), en Andalucíase encuentran el 10,62% de las empresas de50 a 199 empleados, pero sólo el 6,14% delos sectores intensivos en tecnología delmismo tamaño. En el tramo de 200 o mástrabajadores las diferencias se acentúan(7,82% y 2,2%, respectivamente).

Formación y capacitación de los recursos humanos

La población ocupada, atendiendo a losestudios terminados (cuadro 8), demues-tra, de nuevo, las carencias estructuralesde Andalucía. Los porcentajes de técnicos

y universitarios ocupados son inferiores alos nacionales, mientras que la proporciónes superior en Andalucía para aquellaspersonas sin estudios técnicos o superio-res. Esta peculiaridad se mantiene tanto siatendemos a la población activa como sinos centramos en las altas de demanda oinscripciones como demandantes en lasoficinas del INEM.

Si la situación del mercado laboral mues-tra una carencia estructural de técnicos yuniversitarios en Andalucía, las nuevas in-corporaciones de mano de obra, aunquecada vez más especializada, no tienen unperfil dirigido a actividades de I+D. Unagran parte de los alumnos que terminaronsus estudios en 1997 lo hicieron, sobre to-do, en carreras relacionadas con CienciasSociales y Jurídicas; el porcentaje de estosalumnos es superior a la media española(cuadro 8). En carreras típicamente técni-cas (Ciencias experimentales y titulacio-nes técnicas) Andalucía tiene un impor-tante déficit con respecto al conjunto

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244 Fabricación de productos farmacéuticos 7,94 3,60 1,20 0,00300 Fabricación de máquinas de oficina y equipos informáticos 16,67 5,13 14,29 0,00321 Fabricación de componentes electrónicos 5,39 2,46 11,76 15,38322 Fabricación de transmisores de radiodifusión y televisión y de aparatos 7,14 9,62 0,00 8,33

de radiotelefonía323 Fabricación de aparatos de recepción, grabación y reproducción 8,21 0,00 0,00 0,00

de sonido e imagen353 Construcción aeronáutica y espacial 10,71 14,29 41,67 0,00

Total sectores industriales 10,81 4,22 6,32 2,80

Sectores de servicios

721 Consulta de equipo informático 7,11 8,57 0,00 ..722 Consulta de aplicaciones informáticas y suministro de programas informáticos 6,64 4,53 5,19 2,08723 Proceso de datos 10,32 9,78 15,15 0,00724 Actividades relacionadas con bases de datos 5,07 5,88 0,00 0,00725 Mantenimiento y reparación de máquinas de oficina, contabilidad 14,27 14,62 0,00 0,00

y equipo informático726 Otras actividades relacionadas con la informática 3,98 2,78 0,00 0,00731 Investigación y desarrollo sobre ciencias naturales y técnicas 11,82 10,10 0,00 0,00732 Investigación y desarrollo sobre ciencias sociales y humanidades 11,86 7,69 .. ..742 Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería 14,49 11,33 5,98 0,00743 Ensayos y análisis técnicos 10,71 14,08 11,11 5,26

Total sectores de servicios 13,45 9,96 6,06 1,67Total empresas en actividades de tecnología intensiva 13,41 9,03 6,14 2,20Total empresas en todos los sectores 14,42 12,09 10,62 7,83

CUADRO 7EMPRESAS EN SECTORES DE TECNOLOGÍA INTENSIVA (*).

(%) PARTICIPACIÓN EN EL TOTAL NACIONAL. 1999

CNAE Sectores industriales Tamaños empresariales (n.o de empleados)

0 a 9 10 a 49 50 a 199 200 o más

(*) La clasificación sectorial de tecnología intensiva en industria está tomada de OCDE (1997), y en servicios, de Hauknes (1999).

FUENTES: IEA, INE y elaboración propia.

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nacional. El porcentaje es únicamente fa-vorable a nuestra región en las titulacionesrelacionadas con Ciencias de la Salud.

Condicionantes locacionalesEntre aquellos factores sobre los que escomplicado incidir, y con los que hay quecontar a la hora de definir cualquier políti-ca regional de I+D, se encuentra la ten-dencia natural de las empresas innovado-ras a situarse allí donde se puede accederfácilmente a determinados recursos propi-cios para su actividad. El entorno más ade-cuado para la localización de estas empre-sas es aquel en el que se produce unmayor flujo de conocimientos y aprendi-zaje; por lo general, las grandes ciudades,con una gran variedad de recursos, em-presas y mano de obra.

Para contrastar si en Andalucía disponemosde ciudades que reúnan estas caracterís-ticas vamos a utilizar una pequeña bateríade indicadores que permitirá sintetizar ladimensión y desarrollo de cada zona: el «ni-vel económico», definido por la renta fami-liar disponible per cápita; la «cuota de mer-cado», que es la capacidad de consumo decada municipio; el «índice industrial», quemuestra la importancia de la industria encada municipio; y el «índice de actividadeconómica», que permite tener una idea delnivel de actividad de cada ciudad.

En el cuadro 9 se muestran estos indicado-res para las grandes ciudades españolas ypara las capitales de provincia andaluzasen 1998. Los datos originales se han relati-vizado por la población de cada urbe conel fin de salvar las diferencias de dimen-sión. Todos ellos hacen referencia a los res-pectivos términos municipales, por lo quela verdadera dimensión puede estar infra-valorada si el área metropolitana de esaciudad incluye diversos municipios; porello, y a efectos de comparación, se adjuntatambién la población de cada término.

De este cuadro se desprende, no sólo unaimportante diferencia en el nivel económi-co entre las capitales andaluzas y las cua-tro grandes ciudades españolas, sino índi-ces y cuotas casi siempre inferiores.

Estas cifras bastan para revelar la ausenciarelativa de recursos y capacidades denuestras ciudades; no obstante, en el mis-mo cuadro se proporciona una medida delos resultados del proceso innovador (pa-tentes concedidas a empresas durante elperíodo 1986-1999); con ello pretendemosindagar si existe una correspondencia en-tre esa ausencia de recursos, ya constata-da, y los outputs propios de las activida-des de I+D. Como puede apreciarse, losdatos muestran una mayor proporción depatentes allí donde existe una mayorabundancia de recursos. Barcelona, Ma-drid, Bilbao y Valencia, por este orden, tie-nen cifras muy superiores a las de las capi-tales andaluzas.

Condicionantes políticos:la organización i+d en AndalucíaLa pregunta clave es: ¿Se puede hablar enAndalucía de la existencia de un sistemaregional de innovación o de un potencial

de aprendizaje colectivo, en el sentidodescrito en el epígrafe teórico? En variostrabajos se ha constatado la dificultad conque hasta ahora se ha desarrollado la polí-tica científica y tecnológica de la Junta deAndalucía y, sobre todo, los problemaspara articular un sistema ciencia-tecnolo-gía-empresa que sea efectivo (Martín yPalma, 1993, y Ferraro y Salgueiro, 1996).Para los próximos años, algunos de loselementos recogidos en el III Plan Anda-luz de Investigación (PAI) (17) desvelancuáles serán las directrices que marcaránla organización del sistema.

No tratamos aquí de realizar un análisisprofundo del planteamiento contenido enel III PAI, ni siquiera remitir un juicio devalor sobre la adecuación de la planifica-ción de la I+D en Andalucía. Nuestra in-tención es sólo plantear y sistematizar unaserie de cuestiones, desde el punto de vis-ta del sistema productivo, que entende-mos condicionan el proceso innovador, ya las que trataremos de responder hacien-do uso de las experiencias de nuestro en-torno en regiones que han aumentado sucapacidad innovadora regional a través

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Población activa según estudios terminadosTécnico profesional 12,55 14,09Universitaria y otros 14,17 16,73Resto 73,28 69,18Total 100 100

Población ocupada según estudios terminados

Técnico profesional 12,44 13,80Universitaria y otros 16,31 17,50Resto 71,25 68,70Total 100 100

Demandas de empleo según nivel de estudios

Título de grado medio 3,29 4,10Título superior 2,44 4,18Otros 94,27 91,72Total 100 100

Alumnos que han terminado sus estudios

CC. Experimentales 5,01 6,16Técnicas 12,66 15,99CC. Sociales y Jurídicas 60,81 57,37Humanidades 8,23 9,29Ciencias de la Salud 13,28 11,19Total 100 100

CUADRO 8RECURSOS HUMANOS EN ANDALUCÍA (*)

Andalucía (%) España (%)

(*) Los indicadores corresponden a los últimos datos disponibles (1997, 1998 y 1999).

FUENTES: INE, INEM, MEC.

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de un aprendizaje colectivo (18). Lascuestiones son las siguientes:

✓ ¿Están presentes en Andalucía los ele-mentos y la organización que existen enlos sistemas regionales de innovación denuestro entorno?

✓ ¿Es el modelo de planificación el másadecuado para potenciar la innovación yel desarrollo tecnológico de las empresas?

✓ ¿Están definidos y orientados los objeti-vos estratégicos y los instrumentos en elámbito de la tecnología hacia las caracte-rísticas del sistema productivo andaluz?

✓ ¿Están los mecanismos de evaluaciónprevistos para determinar la efectividadde las propuestas en el ámbito producti-vo?

Los elementos del sistema

En el III PAI se señala que el sistema públi-co de I+D andaluz es la mayor fuente deconocimiento. Está formado por los Orga-nismos Públicos de Investigación (OPIs),que engloban a las universidades, a loscentros del Consejo Superior de Investiga-ciones Científicas y a varias instalaciones

dependientes de la Administración del Es-tado, junto con otras internacionales.

Frente al entramado de instituciones pú-blicas de I+D, la iniciativa privada disponede muy pocos departamentos de I+D. Latransferencia de tecnología entre sectorpúblico y privado se desarrolla fundamen-talmente a través de las Oficinas de Trans-ferencias de Resultados de la Investiga-ción (OTRIs) y se complementa con laactividad desarrollada por el Centro deEnlace del Sur de Europa (CESEAND), cu-yo objetivo es contribuir a la consolida-ción del sistema Ciencia-Tecnología-In-dustria en Andalucía y a su integración enla red europea para la difusión y el cono-cimiento tecnológico.

El CESEAND cuenta con el Instituto Anda-luz de Tecnología (IAT), como unidad degestión técnica, y dos centros territorialesubicados en Málaga y Sevilla (Centros Eu-ropeos de Empresas e Innovación); am-bos coordinan los puntos de enlaces situa-dos en las OTRIs de las universidadesandaluzas, Confederación de Empresariosde Andalucía (CEA) y el Centro Superiorde Investigaciones Científicas (CSIC). Sonactividades de tipo organizativo para lapromoción de acuerdos de transferenciade tecnología, asesoramiento y asistencia

técnica para presentación de proyectoscomunitarios, etc.

Asimismo, el Instituto de Fomento de Anda-lucía (IFA) colabora intensamente en estasactividades (ahora a través del Programa deInnovación y Desarrollo) gestionando lapresentación de proyectos para el accesode las empresas a ayudas financieras y co-ordinando el CESEAND. Se trata, en definiti-va, de una estructura compleja, y —comose señala en el propio III PAI— dispone dedos elementos clave: los centros públicosde investigación y las empresas; los prime-ros actúan como oferentes de tecnología ylas segundas, como demandantes.

Si comparamos esta descripción con la ex-periencia europea, sobre todo en las re-giones menos desarrolladas, se puedeconstatar que existe también cierta dificul-tad para que el sector productivo —sobretodo las pequeñas empresas— entre encontacto con la oferta que genera el sectorpúblico. Ahora bien, se ha confirmadoque la mejor forma de favorecer el apren-dizaje colectivo para la innovación es através de los contactos empresa-empresa,y no tanto empresa-centro público.

Para hacer operativa esta forma de proce-der, en otras regiones se ha facilitado, en

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Almería 170.503 4 410 151 335 17 2,4 0,89 1,96 0,10

Cádiz 145.595 3 317 153 259 3 2,18 1,05 1,78 0,02

Córdoba 306.248 4 716 511 674 8 2,34 1,67 2,2 0,03

Granada 245.640 4 613 230 590 12 2,5 0,94 2,4 0,05

Huelva 140.675 3 328 301 338 1 2,33 2,14 2,4 0,01

Jaén 104.776 4 261 170 273 2 2,49 1,62 2,61 0,02

Málaga 549.135 3 1.213 752 1.205 16 2,21 1,37 2,19 0,03

Sevilla 697.487 4 1.625 997 1.755 27 2,33 1,43 2,52 0,04

Valencia 746.683 6 1.940 949 2.394 95 2,6 1,27 3,21 0,13

Bilbao 358.875 7 894 1.303 1.623 64 2,49 3,63 4,52 0,18

Barcelona 1.508.805 7 4.240 4.077 6.287 1.312 2,81 2,7 4,17 0,87

Madrid 2.866.850 7 7.490 4.792 10.606 1.275 2,61 1,67 3,7 0,44

CUADRO 9INDICADORES LOCALES DE ACTIVIDAD ECONÓMICA. 1998.

Valores absolutos Valores por 1000 habitantes

Población Nivel eco. Cuota de Índice Índice de N.o de Cuota de Índice Índice de Patentesmercado industrial act. eca. pat. (*) mercado industrial act. eca.

(*) N.o de patentes en 1987-1999.

FUENTES: Caixa, OEPM y elaboración propia.

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primer lugar, la definición y formación declusters o agrupaciones de empresas (enla mayoría de los casos han surgido de for-ma natural) y, con posterioridad, la conso-lidación de redes sectoriales o centros re-gionales de innovación como medio deintegrar el sistema de conocimiento. Enconsecuencia, el sistema regional de inno-vación actúa de forma integral entre tresprincipales activos clave: empresas, cen-tros públicos y redes.

El modelo de planificación

Sobre el diseño de la planificación se im-pone una reflexión en dos aspectos funda-mentales: el tipo de planificación y el lide-razgo. La estructura organizativa del III PAIviene fijada por decreto y está formada porvarias instituciones en las que están repre-sentadas las entidades públicas y privadasrelacionadas directa o indirectamente conla actividad científica y tecnológica (19). Setrata, por tanto, de una planificación tipotop-down, cuyas directrices generales sonfijadas por la Administración.

En cuanto al liderazgo, es la Comisión In-terdepartamental de Ciencia y Tecnologíael órgano de planificación, coordinación yseguimiento del Plan. Está presidida por elconsejero de Educación y Ciencia y formaparte de ella un representante de cada unade las consejerías. Es, por tanto, la Conse-jería de Educación y Ciencia la que liderala planificación científica y tecnológica.La estructura organizativa de la planifica-ción en los sistemas regionales de inno-vación europeos es sustancialmente dife-rente de la de nuestra región. La forma-ción del sistema se construye sobre la ba-se de una reflexión colectiva paradeterminar las fórmulas de actuación re-queridas en cada región. Esto se traduceen una elaboración de los planes —en lamayoría de los casos— de una forma par-ticipativa a través de una estrategia tipobottom-up. Éste es un proceso indudable-mente más largo, que requiere la partici-pación y organización de un amplio nú-mero de agentes involucrados en elproceso de innovación, además de ungrupo técnico que facilite información re-levante a los anteriores. La constitución degrupos de trabajo (administración, ofertatecnológica, demanda, grupo de análisistécnico, etc.) que conduzca a un diagnós-

tico preciso de la capacidad tecnológica ya una propuesta de iniciativas estratégicasno es una tarea fácil, pero quizá se estámostrando más efectiva en el ámbito de lainnovación que la planificación tipo top-down emanada de la Administración.

Desde el punto de vista del sistema pro-ductivo se requiere una organización delas empresas en torno a agrupaciones que,una vez que disponen de información su-ministrada por un equipo técnico y de supropio conocimiento, elaboran de formaparticipativa sus propios planes sectoria-les, demandas que luego son trasladadasal plan regional.

Por otra parte, en cuanto al liderazgo, tam-bién podemos encontrar una diferenciasustancial con respecto a otras experien-cias de la Unión Europea, donde en elproceso de planificación y gestión de lainnovación tecnológica las agencias dedesarrollo regionales —tipo IFA— desem-peñan un papel estelar tan trascendentecomo pueda ser el de la Universidad. Enotros casos (País Vasco) el liderazgo de laplanificación de la ciencia y tecnología escompartido por los Departamentos deEducación e Industria.

Objetivos, instrumentos y programas

Los objetivos generales del III PAI son elfomento y la coordinación de la investiga-ción científica y el desarrollo tecnológico,así como la articulación de los entornoscientífico-técnico y productivo en la co-munidad autónoma de Andalucía. Asimis-mo, se definen cuatro objetivos específi-cos, tres de los cuales están vinculadosfundamentalmente al ámbito científico-universitario y uno al entorno productivo:aumento de la colaboración entre los cen-tros públicos de investigación y las em-presas.

Para conseguir estos objetivos se estable-cen tres tipos de programas: programasgenerales de investigación científica y de-sarrollo tecnológico, que establecen las lí-neas de investigación prioritarias o de in-terés estratégico para el desarrolloeconómico, social y cultural de Andalucía,así como los mecanismos de difusión; pro-gramas sectoriales, que son elaborados y

gestionados por las distintas consejerías; yprogramas horizontales para la formaciónde personal investigador, movilidad, infra-estructura y otras acciones de políticacientífica. Programas e instrumentos seentrelazan, por tanto, en la estructura delIII PAI.

Desde el punto de vista del sistema pro-ductivo son especialmente transcendentesdos aspectos: primero, la relación entre lasáreas científico-técnicas prioritarias delPlan y la estructura y potencial del sistemaproductivo; segundo, las acciones encami-nadas al estímulo y transferencia de tecno-logía.

En relación con el primer punto, la impor-tancia que se le otorga a diferentes áreas,como agroalimentación, ciencias de la vi-da, recursos naturales y medio ambiente,etc., evidencias que hay una correcta ade-cuación con el peso que ejerce el sectorprimario en la estructura económica anda-luza y con la parcela que ocupan ciertossectores tradicionales en el conjunto de laestructura industrial.

Con respecto al segundo punto, en elámbito del III PAI están previstas variasacciones orientadas, fundamentalmente,a la conexión universidad-empresa, quese materializan en varias medidas en elmarco de los programas generales y sec-toriales (proyectos concertados de investi-gación, proyectos de I+D) y de los progra-mas horizontales (acciones de fomento detransferencia de tecnología: encuentrostemáticos universidad-empresa, forma-ción para la transferencia de tecnología ydifusión de la investigación; acciones deintercambio de personal investigador ytécnico y acciones para fomentar la crea-ción de empresas con contenido tecnoló-gico avanzado). Como instrumento espe-cífico también se prevé la creación delconsorcio «Centro de enlace para la trans-ferencia de tecnología en Andalucía», conel objeto de impulsar la transferencia detecnología y crear una cultura de innova-ción entre las Pymes.

La experiencia europea en cuanto a objeti-vos, instrumentos y programas difiere, de-pendiendo de la etapa del proceso de de-sarrollo en el que se sitúa una determinadaregión. En general, se evidencia que nohay una obsesión real por conectar el ám-

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bito de la investigación básica que se desa-rrolla en la universidad con el sistema pro-ductivo; es común reconocer la transcen-dencia de las áreas incluidas en el ámbitode la investigación básica como instrumen-to para desarrollar el ámbito científico,aunque su relación con el sistema produc-tivo es un objetivo a largo plazo. Por elcontrario, las áreas enmarcadas en los pro-gramas tecnológicos suelen ser el resulta-do de un riguroso proceso determinadopor la identificación de las demandas em-presariales.

Por lo que respecta a la transferencia detecnología, ya hemos señalado que la ten-dencia va en la línea de facilitar los contac-tos empresa-empresa, sobre todo en el ca-so de las pequeñas empresas, que suelenquedar al margen de las interrelaciones en-tre centros públicos-empresa o universi-dad-empresa. A nuestro juicio, este es unpunto crucial para que el flujo de informa-ción entre empresas e instituciones sea efi-caz. Difícilmente las microempresas de sec-tores tradicionales, grandes protagonistasdel sector productivo andaluz, van a ser de-mandantes de servicios de cualquiera delas instituciones de interfaz señaladas.

Por ello, además de tratar de facilitar loscontactos entre las propias empresas, unaalternativa factible es la formación de es-tructuras de interfaz, con un diseño espe-cífico en su estructura y funcionamiento,dirigidas a esta parcela del sector produc-tivo. La experiencia norteamericana ha de-mostrado que estas instituciones ejercenun importante papel en el fomento de lainnovación en sectores tradicionales (Sán-chez, 1999).

Evaluación

La evaluación del proceso puede pareceruna cuestión baladí comparada con las an-teriores. No es así. La evaluación de las po-líticas es una preocupación creciente depolíticos y también cada vez más de la so-ciedad. La necesidad de conocer la efica-cia de las medidas tiene una doble finali-dad: primero, nos permite saber que losrecursos públicos se están aplicando co-rrectamente al logro de unos fines especí-ficos; segundo, nos facilita una informa-ción precisa para la mejora de losinstrumentos y acciones programáticas.

Los indicadores previstos en el III PAI si-guen una línea tradicional basada en elmanual de Frascati. Se contemplan unosindicadores de entrada (gastos en I+D,personal investigador, etc.) y de salida(publicaciones, patentes, etc.), que secomplementarán con datos sobre balan-za de pagos tecnológica, productos dealta tecnología y datos de estadísticas deinnovación; estos indicadores son cuan-titativos, objetivos y fáciles de interpre-tar, pero no están exentos de limitacio-nes. Los recursos —gastos en I+D,personal, etc.— son sólo el reflejo de losinputs, no proporcionan información so-bre el producto que se obtiene a partirde ellos.

Por otra parte, la medida habitual de los resultados empresariales son las pa-tentes, tampoco exentas de debilidades.No todas las patentes se transforman eninnovaciones, se presentan diferentespropensiones a pantentar entre empresas,sectores, etc. y, fundamentalmente, no fa-cilitan ningún indicio sobre el proceso detransferencia de tecnología. Por ello, laevaluación completa de los sistemas re-gionales de innovación debe recoger,además de los anteriores, otros indicado-res de tipo cualitativo y cuantitativo pormedio de variables proxy que atiendan aaspectos tan relevantes como la informa-ción o el aprendizaje que se genera en elsistema (Werner y Souder, 1997, y Autio,1998).

ConclusionesLa estructura de gastos de I+D en Andalu-cía presenta un fuerte sesgo a favor de losrecursos públicos, que han experimenta-do un incremento espectacular en estosúltimos años. El aumento del esfuerzo pú-blico no ha venido acompañado de unarespuesta similar en el sector privado: eldiagnóstico de las actividades de I+D enAndalucía, desde la perspectiva del sectorempresarial, refleja un panorama gris. Lasempresas que innovan son escasas en An-dalucía y, las que lo hacen, muestranunos gastos inferiores a los valores me-dios del conjunto de España. Los princi-pales indicadores globales ponen de re-lieve que la actividad innovadora de lasempresas se ha mantenido —en términosrelativos— prácticamente constante en laúltima década.

La aportación de Andalucía al conjunto deactividades empresariales de I+D es prác-ticamente la mitad de la que corresponde-ría en relación con su contribución en tér-minos de valor añadido industrial. Losrecursos humanos en actividades de I+Dde las empresas también presentan un dé-ficit importante: las personas en equiva-lencia a dedicación plena en I+D son unatercera parte de la media española. Por ellado de los resultados, los datos muestranuna muy escasa propensión a patentar dela empresa andaluza.

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Ante esta situación cabe preguntarse porlas causas de estas deficiencias de la I+Dque muestra el sector privado, con el obje-to de proponer, o al menos sugerir, posi-bles líneas de actuación para corregir sutrayectoria tecnológica. En este trabajo he-mos establecido, utilizando como troquelteórico los planteamientos evolucionistasy sus ramificaciones en el ámbito territo-rial, un marco de trabajo sustentado entres grandes condicionantes externos de lainnovación, cuyo análisis específico parael caso concreto de Andalucía conduce alos resultados que resumimos a continua-ción.

El análisis de actividades económicas, ta-maños empresariales y recursos humanosrevela la presencia de unos condicionan-tes estructurales poco propicios para la in-novación y el desarrollo tecnológico. Laestructura de actividades económicas deAndalucía está apoyada en sectores tradi-cionales; el peso del sector agrícola es to-davía muy elevado en relación con otrasregiones, a lo que se une una concentra-ción de actividades industriales en ramastradicionales de bajo contenido tecnológi-co. Se añade a lo anterior un protagonis-mo excesivo de los pequeños estableci-mientos (en todos los sectores), conmenores oportunidades de acceso a la in-novación que las empresas medianas ograndes. Especialmente preocupante es laescasez de empresas de alta tecnología,que además muestran una reducida di-mensión en relación con la media na-cional.

En general, Andalucía muestra una estruc-tura sectorial en la que los servicios noproductivos tienen un peso muy impor-tante y en la que los sectores tanto indus-trial como de servicios de alta tecnologíano tienen una dimensión que permitapensar en una cierta especialización oventaja competitiva. Por otro lado, la for-mación y capacitación de los recursos hu-manos, como requisito previo para la inno-vación, evidencian un importante déficit detécnicos y universitarios.

El sistema urbano, en el que se fragua lamayor parte de la producción y genera-ción de innovaciones, presenta unos indi-cadores que reflejan un ambiente poco fa-vorecedor para que se produzca un flujode conocimiento y aprendizaje que impul-

se el desarrollo de las actividades innova-doras.

El modelo de planificación de Andalucíaes tipo top-down, está fuertemente sus-tentado en el impulso a la innovación porel lado de la oferta (Universidad, sobre to-do) y liderado fundamentalmente por laConsejería de Educación. Ésta es una dife-rencia fundamental con otros modelos deplanificación en regiones europeas concaracterísticas similares a las de Andalu-cía, donde el sistema de planificación esmucho más participativo y las agenciasregionales de desarrollo desempeñan unpapel muy activo en el proceso planifica-dor.

Andalucía posee muchos elementos paraconstruir un sistema regional de innova-ción, en sentido estricto, que favorezca elaprendizaje colectivo: universidades, cen-tros de transferencia de tecnología, orga-nizaciones de innovación y desarrollo tec-nológico y, aunque no muy abundantes,también empresas. La estructura de laoferta tecnológica presenta unos mecanis-mos adecuados para su coordinación conparte del sector privado; sin embargo, ennuestra opinión, una de las principales ba-rreras que obstaculiza la conexión oferta-demanda es la propia desorientación debuena parte de la demanda potencial,aquélla formada por las microempresaspredominantes en los sectores producti-vos tradicionales.

A partir de esta síntesis cabe preguntarsepor el tipo de actuación política que re-conduzca la trayectoria tecnológica haciauna dirección más favorable. Lo primeroque habría que resaltar es que Andalucíapresenta unas características estructuralesmuy peculiares, por lo que, aparte de lasmedidas específicas encaminadas al fo-mento de la innovación, hay que incidiren actuaciones globales a largo plazo quereequilibren la posición social y económi-ca de Andalucía con el resto de España. Laformación y capacitación de los recursoshumanos es un claro ejemplo en el que seevidencian algunos desequilibrios entrelos recursos disponibles y la realidad denuestro sistema productivo.

Más específicamente, el análisis realizadohasta ahora inclina nuestra atención hacialos siguientes puntos en los que existe

cierto margen de actuación en política re-gional; son sólo líneas de reflexión surgi-das del análisis realizado en este trabajo,pero materializables en actuaciones con-cretas con el objeto de facilitar el aumentode la capacidad de innovación y desarro-llo tecnológico:

Facilitar la formación de clusters sectorialesde empresas cuando éstos no surgen deforma natural es una iniciativa que se ha re-velado válida para construir y potenciar lademanda empresarial de tecnología. Se hademostrado que el aprendizaje empresa-empresa es más eficaz que el de empresa-centro público para potenciar la entrada enel sistema de las pequeñas entidades.

Implantar instituciones de interfaz activasdirigidas a las peculiaridades del sistemaproductivo. Es muy difícil que funcione demanera operativa una relación directa en-tre las empresas de los sectores tradiciona-les y las instituciones de investigación, ymás aún que éstas sean proclives a la de-manda de ayudas (Sánchez, 1999).

Participación del sector privado en la pro-gramación a través, si no de la planifica-ción de la I+D en su conjunto, sí al menosen la creación de programas o actuacionesconsensuadas y participativas tipo bottom-up que otorguen un mayor protagonismoal sector productivo.

Liderazgo compartido por parte de losresponsables políticos de educación e in-dustria para favorecer desde la Adminis-tración una ponderación equilibrada en-tre sector productivo y universidad, deun lado, y una coordinación más adecua-da entre oferta y demanda tecnológica,de otro.

Parece necesario, por último, establecerunos instrumentos adecuados de evalua-ción, lo que requiere, además de indica-dores cuantitativos de inputs y outputs, laconsideración de factores cualitativos quevaloren la eficacia del sistema. La mejorade las estadísticas de I+D para nuestra re-gión facilitaría enormemente esta tarea; nose trata de realizar estudios aislados, sinode incorporar datos de I+D al sistema esta-dístico de Andalucía. El conocimiento delos recursos de I+D es ya una cuestión in-soslayable a la que los gobiernos regiona-les han de dar respuesta.

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Finalmente, reiteramos que la dificultadpara coordinar el sistema ciencia-tecnolo-gía-sector productivo y el debate sobre si elimpulso debe venir a través de la poten-ciación del sistema científico o del produc-tivo es común a otras regiones europeas ycontinúa abierto. No hay fórmulas definiti-vas; los resultados dependen del estado dedesarrollo y peculiaridades de cada región.En Andalucía se ha optado por el impulsode la oferta, aunque de la experiencia sedesprende que este modelo que potenciala investigación científica parece más pro-pio de regiones desarrolladas, mientrasque en las de menor potencial de desarro-llo hay que estimular el lado de la deman-da. En cualquier caso, es necesario seguirprofundizando con nuevos estudios en elconocimiento de los recursos tecnológicos,en los mecanismos de interacción entre lasdiferentes instituciones (universidad-indus-tria y gobierno) y en los condicionantesempresariales internos de la innovación notratados en este artículo (20).

Notas

(1) Además de los aspectos institucionales y fi-nancieros habría que incluir un elemento adi-cional de especial relevancia: los incentivospara la protección de los resultados derivadosde la innovación (Metcalfe, 1995). Sin embar-go, parece obvio que este tercer ingrediente escompetencia más propia de un ámbito na-cional o supranacional que de uno regional.(2) No distinguiremos en este trabajo entre loscondicionantes de la difusión o transferencia ylos de generación de innovaciones tecnológi-cas. Los estímulos o limitaciones para una uotra forma de adopción de tecnología a menu-do se solapan (Davelaar, 1991, p. 36).(3) Dentro de este grupo se pueden incluir al-gunas tendencias cuyas diferencias son sólo dematices; por ejemplo, la teoría evolucionistapropiamente dicha (Nelson y Winter, 1982, yAndersen, 1994), la institucional (Archibugil yMichie, 1998), la economía del conocimiento yel aprendizaje (Lundvall y Johnson, 1994) y laeconomía de la innovación (Freeman, 1982).La bibliografía en este campo ha sido y estásiendo tan prolífica que exponerla de formaexhaustiva sobrepasaría las pretensiones de es-tas notas. Para una síntesis reciente véanse, porejemplo, los trabajos de Lundvall y Borras(1997) o Molero (1994), en castellano.(4) La mayoría de autores convienen en desta-car la obra de Dosi et al. (1988) como punto departida de estas ideas. Las aportaciones de Fre-

eman (1990, 1994) también son sólidas contri-buciones a la definición de estas caracterís-ticas. Lundvall y Borrás (1997) resumen las im-plicaciones de la economía en aprendizajesobre la política de innovación tecnológica.(5) Los trabajos que incorporan una perspecti-va evolucionista para determinar los patronesde innovación son más bien escasos; véanse,por ejemplo, las investigaciones de Molero yBuesa (1996) y Fonfría (1999), además de la re-visión que incluye este último trabajo.(6) En una de las líneas de investigación más re-cientes en el ámbito de la dirección estratégicase está generando una prolífica literatura empíri-ca que confirma la trascendencia de las caracte-rísticas de organización interna de las empresascomo determinantes de la innovación: en Roth-well (1986), Bughin y Jacques (1994) y Meeus yOerlemans (2000), entre otros, se constata quelos aspectos organizativos influyen en el éxitode las actividades innovadoras. En Galende ySuárez (1999) se trata también la importancia defactores internos. En este último trabajo, con laslimitaciones que conlleva la estimación de unmodelo logit con una muestra reducida, se con-trasta para España la relevancia del papel quedesempeñan los factores intangibles para queuna empresa lleve a cabo actividades de I+D.(7) Groupement de Recherche Européen surles Milieux Innovateurs.(8) Esta clasificación parte de un planteamien-to evolucionista, que reconoce tres nocionescentrales: entorno, fuentes de variedad y meca-nismos de transmisión (Nooteboom, 1999). Loscondicionantes seleccionados son, con un so-porte territorial, intencionadamente asimiladosa estos conceptos. Por otra parte, se podría se-ñalar otro condicionante fundamental: recur-

sos financieros; sin embargo, en las regionesmenos desarrolladas —incluida Andalucía—no es ésta una restricción. Se da la paradoja deque estas regiones son incapaces de absorberlos recursos disponibles (Landabaso, 1997).(9) Lakshmanan (1991) propone una clasifica-ción de los servicios en cuatro categorías, aten-diendo a su potencial tecnológico. Véase tam-bién el trabajo de Hauknes (1999) para laOCDE.(10) En Baldwin y Scortt (1987) y Cohen yKlepper (1996), entre otros, se recogen revisio-nes de trabajos que relacionan la innovación yel tamaño empresarial. Para el caso español,véanse las reflexiones de Barceló, Solé y Valls(1992) sobre la capacidad innovadora de laspequeñas empresas. Además, en los análisis deBusom (1993), Labeaga y Martínez-Ros (1994),Gumbau (1994, 1997), Fernández et al. (1995),Molero y Buesa (1996), Fonfría (1999) y Coro-nado y Acosta (1999b) se incluye el tamaño co-mo factor explicativo de estas actividades.(11) Véanse, por ejemplo, los siguientes análi-sis empíricos que han puesto de relieve la im-portancia de la localización: Davelaar, (1991,pp. 245 y ss.); Bania et al., (1992); Kleinknechtand Poot, (1992); Fischer et al., (1994), y Sim-mie, (1998). En España se le ha prestado pocaatención al papel que desempeña la localiza-ción en el proceso de innovación, que, en lamayoría de las ocasiones, ha sido simplementesuprimida del análisis empírico; algunas ex-cepciones son los trabajos de Suárez-Villa y Ra-ma (1996) y Coronado y Acosta (1999b).(12) Algunas regiones, como el País Vasco,han tratado de paliar estas deficiencias de in-formación con la elaboración de estadísticaspropias, lo cual es, sin duda, una loable alter-

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nativa. Contar con un instrumental estadísticosimilar para Andalucía es ya una necesidad im-periosa.(13) Una descripción amplia con datos recien-tes de la evolución de las actividades de I+D enAndalucía puede encontrarse en Coronado yAcosta (1999a).(14) Los datos del CDTI corresponden a lasempresas andaluzas que en 1997 mantenían al-gún tipo de relación con esta entidad.(15) Con el objeto de presentar los datos másrecientes se han utilizado las estimaciones rea-lizadas por la FIES. Los datos del INE presentanligeras diferencias. Para un análisis detalladode la evolución de la estructura productiva enAndalucía atendiendo a esta última fuente (pe-ríodo 1980-1995), véase Torres y Villalba(1999).(16) Véase González y Camacho (1999) paraun análisis detallado del sector Servicios en An-dalucía.(17) El documento manejado corresponde alIII PAI (http://www.cec.junta-andalucia.es/dgui/pai_iii/pai-IIICG.pdf). Aquí, junto con al-gunas notas contenidas en el Programa Indus-trial para Andalucía, figuran las líneas estratégi-cas básicas de la innovación y el desarrollotecnológico previstas para Andalucía en lospróximos años, en consonancia con los princi-pios generales incluidos en los documentos deplanificación de ámbitos espaciales superiores:el IV Plan Nacional de Investigación Científica,Desarrollo e Innovación Tecnológica (2000-2003) y el V Programa Marco de I+D (1998-2002) de la Unión Europea.(18) Véanse, además del proyecto TSER de laUnión Europea, los trabajos de Morgan, (1997);Tödling, (1998); Huggins, (1996); Tödling ySedlacek, (1997); Kleeble et al., (1999) y Cookeet al. (1998), entre otros. En Andalucía ya se re-alizó un intento para aplicar principios simila-res a los contenidos en estas experiencias a laplanificación de la I+D con el RITTS 037 (Re-gional Innovation and Technology Transfer In-fraestruture and Systems), cuyo proyecto fueelaborado durante los años 1995 y 1996. Sinembargo, no se llegó a poner en marcha.(19) Véanse las páginas 3 y 4 del III PAI.(20) En el momento de revisar este trabajopara su publicación, se está discutiendo parasu aprobación un Proyecto de «Plan Directorde Innovación y Desarrollo Tecnológico paraAndalucía (PLADIT 2001-2003)». La puesta enmarcha de este Plan supondría un liderazgobicefálico en las actuaciones de investigacióny desarrollo tecnológico (la Consejería deEducación seguirá siendo responsable de lapolítica científica, y a la Consejería de Empleoy Desarrollo Tecnológico le corresponderá lacoordinación de las actuaciones en materia deinnovación). Este proyecto incorpora muchaspropuestas que en varios Sistemas regionalesde innovavción europeos vienen funcionana-do de manera muy eficaz. A nuestro juicio, su

entrada en vigor puede ir amortiguando a me-dio plazo muchos de los condicionantes ex-ternos recogidos en el texto. Por otra parte,las deficiencias estadísticas a las que se alu-den en el texto están siendo solventadas enparte con la explotación regional, por el Insti-tuto de Estadística de Andalucía, de las En-cuestas de Innovación de las Empresas elabo-radas por el INE.

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