Configuraciones vinculares

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FICHA -SEGUNDO AÑO CONFIGURACIONES VINCULARES BEATRIZ AOUINO Considerar el vínculo como una estructura compleja que incluye un sujeto y un objeto en una constante relación y procesos de comunicación y aprendizaje, nos lleva a plantearnos el tema de la configuración. ¿Cómo se configuran las estructuras vinculares? Cuando hablamos de sujeto, en nuestro marco conceptual, nos referimos a un sujeto social que ya desde su concepción, y mientras dura el lapso de la vida intrauterina, está inserto en una familia con una determinada red vincular, ese sujeto ya ocupa un lugar aunque todavía no haya nacido. A partir del nacimiento se inserta en esa red, en una diada con aquella persona que cumpla la función materna (protovínculo), todavía sin discriminación ni autonomía aunque ya comienza a incorporar modelos y modos relaciónales de ese grupo de origen. En la vida cotidiana va experimentando vínculos gratificantes tanto como frustrantes. Estas primeras experiencias constituyen la base sobre la cual estructurará sus vínculos a lo largo de su vida, siempre teniendo en cuenta que en la praxis habrá posibilidad de modificación. El mundo interno del sujeto, en grupo interno en términos de Pichón Riviere, se va constituyendo con las imago, es decir con el pasaje fantaseado del afuera hacia adentro. Todos los sujetos, objetos y relaciones de la realidad se internalizarán pero nunca en forma directa, las fantasías, tanto originarias como secundarias, operarán como “filtros” a través de los cuales se produce el pasaje en una continua relación dialéctica entre el mundo interno y el mundo externo. Diferenciando el mundo interno del externo el sujeto adquiere identidad y autonomía. Puede discriminarse y establecer vínculos. En el grupo de origen (familia) el sujeto adquiere la identidad que irá reinscribiendo, al igual que los vínculos en cada grupo al que pertenezca. En ese sentido pensamos al grupo como sostén, como soporte de la identidad individual y de la estructura vincular de cada sujeto. Asimismo el ingreso, la integración y la pertenencia a un grupo implica que el sujeto está desarrollando una praxis que produce permanentes procesos de desestructuración y reestructuración; en dichos procesos se abren las posibilidades de incorporar nuevos modelos y cambios en la red vincular tanto de la realidad como del mundo interno. René Kaés habla del nacimiento como la experiencia fundante del sujeto en tanto es el momento de pérdida de las envolturas y la homeostasis que tema en el útero materno. A partir de allí el infans (sujeto que no adquirió el lenguaje, el pensamiento simbólico) reencuentra la seguridad perdida en el vínculo con la madre; por lo

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FICHA -SEGUNDO AO CONFIGURACIONES VINCULARES BEATRIZ AOUINOConsiderar el vnculo como una estructura compleja que incluye un sujeto y un objeto en una constante relacin y procesos de comunicacin y aprendizaje, nos lleva a plantearnos el tema de la configuracin. Cmo se configuran las estructuras vinculares?Cuando hablamos de sujeto, en nuestro marco conceptual, nos referimos a un sujeto social que ya desde su concepcin, y mientras dura el lapso de la vida intrauterina, est inserto en una familia con una determinada red vincular, ese sujeto ya ocupa un lugar aunque todava no haya nacido. A partir del nacimiento se inserta en esa red, en una diada con aquella persona que cumpla la funcin materna (protovnculo), todava sin discriminacin ni autonoma aunque ya comienza a incorporar modelos y modos relacinales de ese grupo de origen. En la vida cotidiana va experimentando vnculos gratificantes tanto como frustrantes. Estas primeras experiencias constituyen la base sobre la cual estructurar sus vnculos a lo largo de su vida, siempre teniendo en cuenta que en la praxis habr posibilidad de modificacin.El mundo interno del sujeto, en grupo interno en trminos de Pichn Riviere, se va constituyendo con las imago, es decir con el pasaje fantaseado del afuera hacia adentro. Todos los sujetos, objetos y relaciones de la realidad se internalizarn pero nunca en forma directa, las fantasas, tanto originarias como secundarias, operarn como filtros a travs de los cuales se produce el pasaje en una continua relacin dialctica entre el mundo interno y el mundo externo. Diferenciando el mundo interno del externo el sujeto adquiere identidad y autonoma. Puede discriminarse y establecer vnculos.En el grupo de origen (familia) el sujeto adquiere la identidad que ir reinscribiendo, al igual que los vnculos en cada grupo al que pertenezca. En ese sentido pensamos al grupo como sostn, como soporte de la identidad individual y de la estructura vincular de cada sujeto. Asimismo el ingreso, la integracin y la pertenencia a un grupo implica que el sujeto est desarrollando una praxis que produce permanentes procesos de desestructuracin y reestructuracin; en dichos procesos se abren las posibilidades de incorporar nuevos modelos y cambios en la red vincular tanto de la realidad como del mundo interno.Ren Kas habla del nacimiento como la experiencia fundante del sujeto en tanto es el momento de prdida de las envolturas y la homeostasis que tema en el tero materno. A partir de all el infans (sujeto que no adquiri el lenguaje, el pensamiento simblico) reencuentra la seguridad perdida en el vnculo con la madre; por lo tanto ese vnculo internalizado cumple funciones de ligazn en el psiquismo.Kas y Pichn Riviere coinciden en que la existencia y la conceptualizacin de los grupos internos son condicin para organizar los vnculos en los grupos. El grupo permite proceso de reidentificacin y subjetivacin.Marcos Bemard dice que el grupo interno tiene una estructura triangular que da cuenta de la identidad personal de un sujeto. Por un lado el polo de sujeto deseante, por otro el polo del objeto deseado y entre ellos una distancia, la temeridad (funcin paterna en trminos del complejo de Edipo) Esa distancia entre uno y otro es lo que permite la

existencia de los vnculos; en esa distancia opern las fantasas tanto originarias (seduccin, castracin y escena primaria) como las secundarias, ms evolucionadas, originadas en ensueos diurnos e incorporadas al inconsciente. Ambas forman el ncleo aglutinado, un resto de indiscriminacin que permanece en el sujeto a lo largo de la vida y que se desplegar en cada situacin en la que se establezcan nuevos vnculos que seguirn siendo el soporte, es depositario natural de ese aspecto de la identidad (retrotrayendo al sujeto al modelo vincular de origen)Lo dicho anteriormente nos recuerda las matrices de aprendizaje, inconscientes, configuradas en los primeros aos de la vida, y esa tendencia del sujeto a repetir los modelos internalizados que aparecen como conductas espontneas y las formas vinculares iniciales que confirman su identidad. Esta tendencia a la repeticin tiene que ver con la seguridad de lo conocido aunque no siempre sea bueno o sano y muchas veces lleve al sujeto a la estereotipia.En las nuevas experiencias vinculares, el sujeto puede tener vivencias del grupo como soporte de vnculos normales, maduros y operativos, puede ubicarse en el extremo de quedar adherido al grupo tomado como soporte, y se dara identidad por pertenencia o bien, ubicado en el otro extremo podra desplegar actitudes de hiperdiscriminacin que supone aislamiento. En la segunda y la tercera opcin subyace un gran temor al sufrimiento y al abandono que se relaciona con las primeras experiencias y las imago que de ellas se internalizaron. Recordemos que un individuo puede registrar vivencia de abandono por situaciones que en la realidad no lo han sido, las fantasas operan como lentillas que producen cierta distorsin en el pasaje del afuera al adentro.

Pongamos como ejemplo lo que puede suceder en un grupo operativo. En las distintas fases por las que transcurre la historia grupal pueden observarse momentos de hiperdiscriminacin (yo no soy vos) -primera fase- en los que se desarrollan monlogos paralelos, cada discurso comienza donde termina el otro pero no como respuesta al anterior; los integrantes parecieran temer perderse en el grupo, cada uno intenta marcar claramente su propio lmite, interaccionan pero no pueden vincularse, hay demasiada distancia entre uno y otro. Otra instancia es la fase de fusin (yo soy vos), es un momento en el que se desdibujan los lmites de los individuos y se escuchan frases como: el grupo dice, el grupo siente, etc... como si el grupo fuese una entidad homognea y no un espacio donde se articulan lo vertical y lo horizontal. Tampoco en esa situacin puede configurarse una red vincular, no hay distancia entre los integrantes. Ambas situaciones responden a un alto monto de ansiedad y ya sea por pegoteo o por excesiva distancia se hace imposible configurar la red vincular.En la medida que pensemos a los grupos como estructuras en movimiento, tambin en movimiento estar la estructura vincular que se establece en ese espacio, y para hacer un abordaje ms amplio de ellas debemos incluir en el anlisis distintas variables que intervienen en su configuracin: Por una lado las matrices o modelos vinculares primarios (la mochila) que lleva cada integrante, en segundo lugar cmo impacta sobre los grupos la tensin Individuo-sociedad que vara segn la poca y el sector sociocultural, el sector del mundo al que los individuos pertenecen y en tercer lugar bs rasgos de la cultura de la poca, en este caso el neoindividualismo postmodemo. Recordemos que somos sujetos histricos, hombres-en-situacin que estamos inmersos en una cultura, que tenemos

referentes externos que operan en la estructuracin interna. Por ejemplo, la estructuracin de la red vincular de un grupo en los aos 70, antes del perodo de represin, era muy diferente a una red vincular en la misma dcada pero posterior al ao 76. El contexto socio-poltico produjo modificaciones profundas en los modelos y en las formas vinculares.En la actualidad, la globalizacin, ese concepto fetiche que se mete en nuestra vida cotidiana y la transforma, aunque no podamos definirlo con claridad, produjo procesos de individualismo y aislamiento que se despliegan cuando se configura la red vincular en un espacio grupal. Por eso podemos hablar hoy de una contradiccin que no siempre se resuelve en una sntesis dialctica. Por un lado pensamos con Kas que el sujeto acude al vnculo en busca de la completud perdida con el nacimiento, de ah la necesidad y el deseo de agruparse, la alternativa de quedar afuera de esa estructura conlleva sentimientos de prdida de identidad; pero por otro este individualismo actual en el que el otro pareciera dejar de ser modelo, de ser significativo y se convirtiera en un competidor enemigo del que hay que huir.Con respecto a este tema vincular es interesante el planteo de Marc Auge cuando define lugares y no lugares. Por un momento dejamos de lado la acepcin de lugar fsico y nos referiremos al lugar como un espacio legitimado por un universo simblico, un espacio antropolgico y existencial que fija puntos de referencia, que permite la reidentificacin y una identidad relacional e histrica. En un lugar el sujeto desarrolla pertenencia, se vincula con otros y con el medio y en esa vinculacin se reinscriben la identidad y los vnculos originales. All, la palabra, el acto de locucin, el interaccionismo simblico permiten que se cree lo social-orgnico, se modela la sociedad, se transforma la realidad histrica, las instituciones.Como contrapartida, el postmodernismo (podemos tambin usar los trminos globalizacin, capitalismo tardo) tiene una propuesta (ms bien una exigencia) cultural de sujeto en trnsito, con esto quiero decir un movimiento vertiginoso y permanente por no lugares, en un presente continuo que no permite ni anclajes histricos ni identificatorios, en los que no hay parmetros fijos, conocidos que sirvan como referentes y dentro de los cuales el sujeto pueda producir desde un lugar de protagonismo. La cultura postmoderna est llena de no lugares (autopistas, supermercados, aeropuertos, terminales de transportes, cajeros automticos, contestadores automticos, etc.) por los cuales transitamos y all la identidad se declara, se acredita, se muestra en una tarjeta pero no se reinscribe.Volver a encontrar una red vincular que sostenga, en a cual el otro sea significativo y en la cual puedan desarrollarse los procesos de comunicacin y aprendizaje que permiten la produccin de la subjetividad-con-otros.Cuando los individuos se acercan, interaccionan, se vinculan, forman sociedad, construyen el ser histrico-social, disponen de los lugares, es decir, significan, resignifican a partir de las nuevas experiencias en las que comparten cdigos y son protagonistas. En cambio los no lugares slo tienen que ver con individuos aislados que van sumando experiencias nuevas de soledad.Por eso, volver al lugar es el recurso de los que permanentemente transitan los no lugares.Lo explicado anteriormente podemos trasladarlo al mbito comunitario, especficamente en nuestra actualidad nacional.

La cultura en la que estamos inmersos fue llevndonos paulatinamente a un mayor aislamiento provocado por el trnsito permanente por los no lugares y aumentado por la situacin de inseguridad social, laboral, econmica que da cuenta del grado de vulnerabilidad. La precariedad de las redes de insercin fue quebrando los distintos niveles de afiliacin y pertenencia. Es evidente el estado general de fragilidad de esas redes. Tal vez resulte obvio decir que estamos en crisis. Sin embargo tomar conciencia y reflexionar sobre esta crisis nos permite hacer una crtica y observar los cambios que se estn produciendo en la realidad social y por lo tanto en la produccin de subjetividad de un nuevo sujeto social, por lo menos potenciahnente.Frente a la situacin descripta anteriormente vemos que se estn construyendo nuevos lugares en los que los sujetos intentan un proceso de reafiliacin. Lugares que se convierten en una resistencia al sistema, en una multiplicidad mediante relaciones de solidaridad y ayuda que descartan la vieja figura del paternalismo tradicional en la sociedad argentina y que por otra parte surgen como espacios reparatorios de las redes quebradas. El nuevo sujeto social va siendo mientras restaura los vnculos, ya no le alcanza la similitud y el aislamiento mientras las cosas suceden impuestas por otros sino que est dando cuenta de su necesidad de protagonismo. En la medida que logre romper ese ostracismo (que aunque interno, no deja de ser exilio) en el que fue sumergido y en la medida en que el otro vuelva a ser otro significativo, lograr nuevas prcticas de insercin construyendo y construyndose, configurando nuevas redes vinculares en la realidad (mundo externo) que reestructurarn a su vez su mundo interno en un permanente juego dialctico.Agosto, 2002