Consideraciones por las que la filosofía no deberá someterse a ponderaciones científicas

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CONSIDERACIONES POR LAS QUE LA FILOSOFÍA NO DEBERÁ SOMETERSE A PONDERACIONES CIENTÍFICAS Observaciones a partir de “Crisis y reconstrucción de la filosofía” de Mario Bunge

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Un análisis básico sobre las diferencias entre filosofía y ciencia y las razones por la cuales estas nunca podrán ni deberán fusionarse.

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CONSIDERACIONESPOR LAS QUE LAFILOSOFÍA NODEBERÁ SOMETERSEA PONDERACIONESCIENTÍFICASObservaciones a partir de “Crisis y reconstrucción de lafilosofía” de Mario Bunge

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Autor: Juan Rubén Chenal Díaz

Curso: Metodología de la Investigación

Titular: José Luis Evangelista Ávila

Fecha: 10/05/2015

INTRODUCCIÓN

Uno de los grandes asuntos por resolver en la vida del hombre se enuncia a

modo de la siguiente pregunta: ¿dónde encontrar la verdad?; pero no cualquier verdad, sino

la verdad absoluta, si es que la hubiese, ya que por un lado, la verdad completa se obtiene en

partes; la ciencia provee cierto aspecto de la verdad, del universo material, la psicología

provee parte de la verdad también, la del hombre como ser en sí mismo; y por otro lado, la

verdad no es verdad como tal en tanto que esté incompleta, como el cuadrado al que le falte

un lado, jamás se podrá saber si es el cuadrado que buscamos para que encaje en cierta área

o en el peor de los casos, no sabremos si es un cuadrado; así, la filosofía ha venido jugando

un papel importantísimo en este aporte al descubrimiento de la verdad, de ella surgieron lo

que hoy conocemos como ciencias, las cuales en un principio se consideraban parte de la

filosofía, de echo el mismo término “filósofo”, a diferencia de hoy, designaba a aquel

personaje que se dedicaba al estudio de las distintas disciplinas que hoy, son disciplinas

independientes como las matemáticas, la física, la geometría, la astronomía, entre otras.

A partir de la independencia de las ciencias de “su madre” la filosofía, estas

han logrado un auge y logros que aportan un crecimiento a la humanidad casi incalculable, y

no por el hecho de que no haya forma de cuantificarlo sino por su aporte al enriquecimiento

cultural y a la satisfacción del intelecto humano. El auge ha sido tan grande que hay quienes

a estas alturas del partido atribuyen mejores cualidades a la ciencia que a otras formas de

conocimiento o peor aún, las desprecian, las sobajan, las discriminan o se han embarcado en

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un lucha acérrima en contra de lo que no parece proceder como lo hacen las ciencias, es decir,

bajo el rigor del método científico.

En nuestros días existe una corriente de pensamiento llamada “Cientificismo”,

esta corriente de pensamiento no acepta premisa alguna que no provenga del resultado de la

aplicación del método científico a cualquier forma de pensamiento, descartando así, y por

completo, las formas de conocimiento que provienen de la experiencia sensorial, que por lo

general es ese tipo de conocimientos con el que nos desenvolvemos en nuestra vida diaria,

una vida de sabores, gustos, arte, olores, colores, amistad, amor, y una larga lista de cosas

que escapan a las abstracciones del método científico y que, por mucho que se intente,

seguirán estando lejos de someterse a ponderaciones científicas.

La filosofía de ahora es una disciplina independiente de sus primeras hijas, las

ciencias naturales y de sus nietas, las ciencias humanas, por lo que ésta ahora se ha quedado

con el papel (en la opinión común de algunos) de “madre desactualizada”, esto, porque no

consideran importantes los logros y avances que ésta ha dejado como legado a la humanidad,

al grado de que ha habido ya algunos intentos por someter también a la filosofía al método

científico, a las consideraciones que de ella haga la ciencia, y otras cosas por el estilo, al

modo en que los malos hijos se rebelan contra sus padres.

Analizaremos en este modesto texto algunos de los contrastes que sobresalen

en contra de la postura cientificista; describiremos algunas de las críticas que el filósofo y

físico Mario Bunge hace respecto a la falta de eficacia de la filosofía, su rezago, su

ineficiencia para tratar los asuntos de la sociedad y los atoros que, en cuestiones

metodológicas, él encuentra; los analizaremos a la luz de un pensamiento filosófico muy

básico, pero no por ello desprovisto de razones sustanciales y quizá importantes o, en el mejor

de los casos, determinantes para que la filosofía y la ciencia sigan respetando la línea

limítrofe dentro de la cual opera cada una y que les hace diferenciarse una de la otra tan

claramente como para no seguir repitiendo peticiones de fusión que no serán factibles.

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1. LA CRÍTICA DE MARIO BUNGE HACIA LA FILOSOFÍA

Mario Bunge es un físico – matemático Argentino nacido en Septiembre de

1919, realizó sus estudios profesionales en estas ciencias en la universidad de la plata, sus

estudios formales en filosofía son nulos en el sentido de que no curso dicha formación, sin

embargo, su trabajo como “filósofo de la ciencia” ha sido reconocido meritoriamente por sus

aportes al campo, sus interesantes posturas y su alto nivel de riguroso contenido e

inclinaciones científicas, sus doctorados honoris causa, sus bastas publicaciones en revistas,

artículos, libros y hasta enciclopedias en la materia le confieren autoridad a pesar de su

formación autodidacta en filosofía.

Este autor en su libro llamado “Crisis y Reconstrucción de la Filosofía1”, en

su último capítulo con el mismo nombre, hace notar muy claramente su postura de que, la

filosofía actual, debe ser sometida a una serie de correcciones. Muy al estilo de todo un

riguroso y estricto científico, hace una balanza y pone en tela de juicio algunas de las

costumbres que, por tradición, pertenecen a la forma de proceder del método filosófico,

algunas de ellas sin dudarlo sobresalen como críticas interesantes y llenas de retos para el

filósofo actual, las cuales podemos tomar como verdaderos consejos para proceder mejor, sin

embargo, otras dejan ver claramente las posturas cientificistas de Mario Bunge2 que desean

desproveer a la filosofía de su derecho legítimo de ser independiente de las ciencias y pasar

a algo así como “la filosofía debe reverencia a la ciencia” (exagerando un poco).

Anteriormente ya ha habido otros intentos por hacer una reducción de la

totalidad de la verdad a la verdad parcial del mundo material, por ejemplo con Thomas

Hobbes en el siglo XVII, sin embargo y por algún motivo no ajeno a la filosofía, seguimos

aquí intentando dar una nueva perspectiva al respecto.

Pasaremos a la enumeración y análisis de aquellas críticas que Bunge hace a

nuestra filosofía.

1 Editorial Gedisa S.A., primera edición 2002, Barcelona Esp.2 En adelante “Bunge”

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2. ANÁLISIS DE LAS CRÍTICAS

Las críticas de Bunge a la filosofía se dividen en dos especies; una, la de las

que considera “causas de la crisis”, y otra, la de las que considera “opciones o consejos” que

él da para el mejoramiento de la práctica filosófica. De entre todas ellas, hablaremos solo de

las que, a nuestro nivel interpretativo, dejan ver alguna insatisfacción, ya sea por el modo en

que son planteadas, ya sea por la confusión que se causan unas a otras o ya sea por posibles

descuidos en la estructura del argumento. Enumeradas, estas son: “Confusión entre filosofar

e historiar” (pp.278), “Auténtica/impostora” (pp. 284), “Crítica/dogmática”(pp. 285),

“Realista/fantasiosa”(pp. 287) y “Actual/anacrónica” (pp.288).

Cabe por último mencionar que, en ocasiones, no es que la crítica “x” toda

esté incongruente si no que, puede ser congruente hacia sí misma más no hacia el resto de

críticas.

De entre las demás críticas y sugerencias hay algunas que, por el carácter

básico de esta modesta obra, no trataremos, y otras sobre las que, antes de estar en contra,

estoy en total acuerdo, pues representan un buen punto de partida para reconocer posibles

yerros de la actividad del filósofo, más no en la filosofía, la filosofía no está errada, el filósofo

es quién comete errores, así como el hombre de ciencia.

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2.1.Sobre el estancamiento y el anacronismo de la filosofía

La filosofía se halla lejos de estar muerta pero, en mi opinión, está

estancada. De hecho casi nadie propone nuevas ideas filosóficas correctas

[…]. Ya están lejanos los días de las nuevas y excitantes grandes ideas

filosóficas que se propagaban hacia otras disciplinas o, incluso, hacia el

público. Hoy, casi todos los filósofos, se dedican a enseñar, analizar,

comentar, o adornar, las ideas de otros académicos. […]. Pero si el panorama

de la filosofía actual es efectivamente desolador, el filósofo auténtico intentará

mejorarlo en lugar de limitarse a lamentar la decadencia […]. Para cerciorarse

de que la filosofía está efectivamente en crisis, basta hacer un experimento

sencillo: compárese lo que se aprende leyendo la producción filosófica

reciente con lo que se aprende leyendo el mismo número de artículos

científicos recientes. Al cabo de una jornada de lectura dedicada a cada uno

de los campos, probablemente se habrá aprendido mucha ciencia nueva y casi

nada de nueva filosofía. Se verá que del taller filosófico no solo provienen

pocas ideas nuevas, sino que casi todas éstas son o bien falsas o carecen de

interés. Mario Bunge, “Crisis y Reconstrucción de la Filosofía” pp. 267 –

268.

Aquí comienzan nuestros problemas; a primera lectura, o en su defecto, a

lectura descuidada, nos parecerá que el experimento propuesto por Bunge suena razonable y,

bajo unos ejemplos anteriores de filosofía tediosa e inconclusa que da en su libro, echa en

cara el asunto de que la filosofía no está aportando ideas nuevas, y luego, el verdadero

filósofo, dice Bunge, “no se quedará a contemplar la decadencia, sino que actuará”; pero yo

digo: el verdadero filósofo primero indagará y cuestionará la realidad y factibilidad de dicho

“experimento”.

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En primer lugar el término “experimento” hace alusión a que el escritor está

basando sus determinaciones en concesiones y métodos científicos, a los cuales, primero

deberíamos investigar si la filosofía se somete o no y, como eso aún no se ha decidido sino

que, hasta después de desarrollado nuestro tema podremos tener una guía al respecto, nos

encontramos en una pequeña paradoja que representa nuestro primer problema, sin embargo

proseguiremos con las consideraciones y razonamientos en torno al “experimento” y después

de haber terminado nuestra disertación podremos añadir un punto o restar un punto al valor

del rigor de la propuesta de Bunge según la conclusión a la que hayamos llegado en cuanto

a la factibilidad de someter a la filosofía a modos científicos de proceder.

En segundo lugar, analicemos las implicaciones de este experimento

concediendo que se lleve a cabo:

Resulta, en base a la teoría del conocimiento filosófico, que la filosofía no se

ajusta al parámetro de “conocimientos aprendidos (o a aprender)” del que habla Bunge, el

saber de la filosofía es un saber distinto del de las ciencias, en ciencias puede decirse que el

conocimiento es acumulativo-comparativo o de forma “lineal” como lo describe tanto

Fernando Savater3 en su libro “Las preguntas de la vida”:

Un científico puede utilizar las soluciones halladas por científicos anteriores sin

necesidad de recorrer por sí mismo todos los razonamientos, cálculo y experimentos

que llevaron a descubrirlas; pero cuando alguien quiere filosofar no puede

contentarse con aceptar las respuestas de otros filósofos […] ninguna respuestas será

válida para él si no recorre por sí mismo el camino trazado por sus antecesores […]

el itinerario filosófico tiene que ser pensado individualmente […] (pp. 23)

3 En adelante “Savater”

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Como C. Ulises Moulines en “¿Es la filosofía una ciencia?”:

[…] la gente se siente inclinada a emitir el juicio lapidario: “¡En la filosofía no hay

progreso!”. Pero las apariencias engañan. Es evidente que a lo largo de la evolución

del pensamiento filosófico desde la época de los presocráticos ha habido grandes

progresos. Lo que ocurre es que esta evolución no toma la forma de un progreso

lineal-acumulativo, como supuestamente es el caso del progreso en las ciencias

naturales… [si existe] el supuesto de que el progreso sólo puede aparecer bajo una

forma lineal-acumulativa, representa simple y llanamente un prejuicio. La estructura

del progreso filosófico no tiene por qué tomar ni la forma del progreso tecnológico

ni la del científico. El progreso filosófico no es lineal […] (pp. 27).

En pocas palabras, el conocimiento filosófico, al no ser de la misma naturaleza

que el científico no debería compararse en un experimento tan simple y llano que no

considera las diferencias entre la naturaleza de los dos.

Por otro lado, y para terminar con este “experimento” diré que, es y será casi

imposible que se aprenda algo nuevo de la filosofía actual, siendo que la raíz de los asuntos

filosóficos son los problemas aporéticos que vienen persiguiéndonos desde la antigüedad, es

decir, no hay problemas filosóficos nuevos (en cierto sentido), las aporías filosóficas son las

mismas, las reglas del juego son las misas que las de antaño, y el juego ya está avanzado, por

lo tanto, el producto del pensamiento filosófico moderno no ha de ser transferible en un

“experimento” de lectura en el que por un lado se tiene a la ciencia que “informa” y por otro,

a la filosofía que “cuestiona” aun lo que se informa; en el mejor de los casos se debería

comparar el grado de aprendizajes adquiridos entre la ciencia moderna y la filosofía clásica,

por ejemplo los “Diálogos de Platón” y el resultado sería mucho muy diferente!, de lo

contrario se estará intentado poner al lector de filosofía moderna en un problema del tipo:

“descubra por si solo y sin preguntar, los movimientos exactos que van desde el inicio de la

partida de ajedrez que condujeron a que ésta tenga la forma que ve en el tablero a pesar de

que la partida esté muy avanzada”; y por si fuera poco, los ajedrecistas han sido dos expertos.

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2.1.1. Se aprende poco de leer la filosofía actual

Hace apenas algunos días leí la noticia de que la ciencia había ya echo la

síntesis de un elemento químico más, a saber, el llamado “Ununseptio”, elemento químico

“nuevo” de 117 como número atómico, uno de los más pesados de la tabla periódica hasta

ahora sabido, rápido circuló la noticia por las redes sociales y hasta bienvenidas le daban a

este nuevo integrante de la química y la física.

Quizá son de este tipo los hallazgos informativos sobre los que Bunge dice

que la filosofía no ha podido hacer méritos y aportes, y pues ¿qué diremos a eso?, diremos

como Savater dice (haciendo alusión al “Solo sé que no sé nada” de Sócrates) cuando habla

de que, en este mundo de grandes descubrimiento científicos y comodidades técnicas, la

gente se pregunta: y la filosofía ¿qué información o solución nos da? y la respuesta es:

¡ninguna!, y lo que pasa es que en realidad (continuando con el mismo argumento de Savater)

la filosofía no está para dar soluciones, (otros autores mencionan que la filosofía no intenta

dar respuestas, pero me gusta más la palabra soluciones ya que, si la filosofía no intenta

buscar respuestas, se le reduce a un trabajo solo de observación y cuestionamiento, sin

embrago los esfuerzos por filosofar son esfuerzos por observar críticamente, por cuestionar

los observado y por dar respuestas, reformulando la pregunta o contribuyendo cada vez a un

acercamiento a la verdad total de la que hablábamos en la introducción) ni información, en

resumidas cuentas la filosofía es una acto mediante el que, por la ejercitación de los sentidos

y de la experiencia, se busca la plenitud del ejercicio intelectual en beneficio, en primer lugar,

de quién la práctica y, en segundo lugar, de quienes rodean a quiénes la practican. Esas

soluciones, como ya se mencionó anteriormente, tienen un carácter de “verdad parcial”, pues

insistiendo, los problemas del pensamiento intelectual han sido desde antiguo los mismos.4

4 Véase “Las preguntas de la vida” Savater pp. 16 - 18

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Y es que en ciencias también podemos decir que no se aprende cosa alguna;

¿y qué clase de argumento es este?; pues uno del mismo tipo que el que usa Bunge para decir

que de la filosofía no se aprende, es decir, uno que no toma en cuenta la función real del

conocimiento filosófico en la vida del ser humano, la cual se ha aclarado ya en parte, ahora

digo que de la ciencia no se aprende nada porque, si sacamos el conocimiento científico del

contexto de su utilidad real, entonces podemos persuadir al lector de que de la ciencia

tampoco se aprende: de la ciencia no se aprende como se debe vivir, no se aprende como

tratar a los demás, no se aprende a tomar decisiones de vida o muerte en momentos en los

que no hay tiempo de experimentar, no se aprende a educar a los hijos, no se aprende a amar,

no se aprende a sentir, no se aprende a ser amigo, no se aprende allegar a Dios (en caso de

que hubiese)… en fin, doy ahora libertad para que cada uno agregue a la lista las cosas que

la ciencia no le pudo haber enseñado, y como para algunos, la vida es eso y no lo otro (el

conocimiento científico) entonces, para ellos (también usted y yo), eso significaría que de la

ciencia no se aprende absolutamente nada de la vida!

Y claro, aquí es donde esperamos la réplica de la ciencia, que muy

probablemente dirá que la psicología, la psiquiatría, la medicina, la neurología y otras

disciplinas del mismo tipo están trabajando para obtener soluciones al respecto, ok!, pero

mientras esto sucede, la filosofía ya entró (o debería entrar) en acción, y no quizá un sistema

filosófico robusto, sino la filosofía personal, la de cada individuo, la de la experiencia, la de

la cultura, la de la sociedad.

Y para completar la idea de Savater: vivimos en mundo en el que los grandes

avances tecnológicos y científicos como los alunizajes, la armas de exterminio masivo, la

conquista de otros planetas, la síntesis de elementos químicos más pesados que los que hay

en la naturaleza, los grandes edificios y ciudades, los teléfonos inteligentes, la robótica, la

mecánica cuántica y un largo etcétera, nada han logrado en la lucha contra el narcotráfico, la

corrupción, la pobreza, la desigualdad, los huérfanos abandonados, la senectud abandonada,

la trata de blancas, el maltrato de inmigrantes y otra larga lista también interminable (por lo

menos no pronto).

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Apenas ayer escuché en el noticiero sobre una mujer que abandonó a su hijo

recién nacido en un hotel de la ciudad, renunciando a su parentesco, renunciando a su

responsabilidad, renunciando al amor, y entonces me dije: ¡La ciencia no sirve para nada!, y

una nueva réplica de parte de la ciencia aparecerá, “ esos problemas no me competen” y,

dando una réplica como esa, me doy por bien servido, pues admitirá con ello que es necesario

educar filosóficamente, moralmente, socialmente, éticamente, espiritualmente,

sensiblemente, psicológicamente también; de hecho, en este sentido, creo que la psicología

puede ser uno de los pocos puentes entre ciencia y filosofía social o la filosofía de nivel

personal.

Como conclusión a este apartado no se tome la idea de que en realidad de la

ciencia no se aprende cosa alguna, pero también lo mismo de la filosofía. “Zapatero: a tus

zapatos”.

¿Cuál es […] el sentido de la ciencia como vocación, luego que todas esas

ilusiones: “camino hacia el verdadero ser”, “camino hacia el verdadero arte”,

“camino hacia la verdadera naturaleza”, “camino hacia el verdadero Dios” se

han hundido? La respuesta más sencilla la dio Tolstoi, con las palabras: “ella

no tiene sentido”, porque no da respuesta a la única pregunta que es importante

para nosotros, a saber: ¿qué debemos hacer, cómo debemos vivir? El Hecho

que ella no entregue esa respuesta es absolutamente indudable. (Max Weber,

Soziologie – Weltgeschichtliche Analisen – Politik. Pp. 322).

Este es el punto ciego de la ciencia, pero es natural que lo tenga, y sus logros

no van en función a él, asimismo pido, no se tome el punto ciego de la filosofía para dar una

sentencia negativa sobre su progreso y funcionalidad.

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2.1.2. Sobre comentar a otros filósofos

“…Hoy casi todos los filósofos se dedican a enseñar, analizar, comentar o

adornar las ideas de otros filósofos…” (Crisis y reconstrucción de la filosofía5 pp. 268)

¿Pero es que el trabajo filosófico no consiste precisamente en eso (no en su

totalidad pero si en buena medida), en comentar las ideas de otros, en enseñar las que de ellos

nos parezcan las mejores, en criticar las que no para no caer en absurdos, y en comentar para

enriquecer las ideas con el pensamiento propio? Algo me dice que esta crítica se ha pintado

con la misma brocha que las anteriores o quizá una más pequeña.

El trabajo de la filosofía se define, en parte, por el uso del método dialéctico,

el cual consiste en la interacción de tres elementos: una tesis (propuesta ideológica “x”), una

antítesis (una contradicción directa a la propuesta “y”) y una síntesis (el producto de la

fecundidad de las dos instancias anteriores, el extracto que resulta de equilibrar las dos

posturas y dirigirlas hacia adelante filtrando lo bueno de cada una de ellas, representado quizá

como “x – y = A; y – x = B; síntesis ≈ A + B + z), el pensamiento filosófico se ha caracterizado

por esta dinámica a lo largo de los siglos y el progreso que de la filosofía se pueda dar cuenta

proviene en mucha medida de esta dinámica, de su naturaleza, su naturaleza discursiva, su

naturaleza de ir en busca de la verdad, la cual, al considerar incompleta o desviada, no se

puede hacer una cosa distinta mas que iniciar un intercambio de ideas para completarla, es el

mismo método implicado en la filosofía clásica, en la moderna, en la propia, en la colectiva,

me es difícil entender si en realidad es esto lo que quiere Bunge calificar como inútil, pero

eso parece, el mismo Bunge provee 10 ejemplos de ideas filosóficas abrumantemente

frustrantes e inconclusas, entonces ¿no está haciendo análisis de las ideas de otros?, ¿no se

basa su tesis de ese capítulo en una crítica a la filosofía de otros?, por que claramente es un

amante de la filosofía, así que, como ya he dicho anteriormente, la filosofía como entidad no

es errónea sino que los filósofos equivocan en sus opiniones sobre ella, por lo tanto, al decir

5 En adelante “Crisis”

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Bunge “la filosofía está en crisis” en realidad querrá decir “estoy analizando y criticando las

ideas de los filósofos y las encuentro carentes”, que paradoja, pienso.

Luego:

“Auténtica/impostora: La filosofía auténtica aporta conocimiento nuevo así

sea modesto. Puede hacerlo de muchas maneras: replanteando problemas viejos de manera

más adecuada, señalando nuevos problemas filosóficos, inventando ideas, analizando

conceptos o teorías, exhibiendo conexiones antes ocultas, etcétera.” (“Crisis…” pp. 284)

Luego aquí no logro distinguir lo que Bunge llama “la filosofía auténtica”,

pues se supone que ha venido desarrollando un argumento que consiste en no considerar a la

mayoría de la producción filosófica de hasta hoy como auténtica, pero en este punto pareciera

que, según las consideraciones hechas hasta el momento en este documento, se está hablando

de la filosofía tal cual yo la conozco, tal cual ha sido siempre, es decir, la que “replantea

problemas viejos de manera más adecuada, inventa ideas y analiza conceptos y teorías

exhibiendo conexiones ocultas como las que aquí se intentan excavar sobre el mismo Bunge

o como las que Bunge descubrió en la filosofía de otros.

Se hace evidente la desgracia.

2.1.3. Sobre tratar ideas viejas o nuevas

“Critica/dogmática: Filosofar con originalidad no es repetir, sino

problematizar e intentar resolver problemas, nuevos o viejos, por cuenta

propia” (Mario Bunge “Crisis…” pág. 285).

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Nuevamente aquí veo una desconexión entre estas líneas y otras que parecen

decir lo contrario:

… la mayoría de las disertaciones doctorales de filosofía tratan de la opinión

de otros filósofos, en lugar de hacerlo de problemas filosóficos de interés

actual… los diccionarios filosóficos más difundidos … se parecen más a

cementerios que a talleres: incluyen biografías de filósofos olvidados largo

tiempo atrás, y discuten conceptos y teorías que resultan inútiles para abordar

problemas filosóficos planteados por el desarrollo actual de la matemática, la

ciencia, la tecnología o la sociedad en general. (Crisis pág. 278).

Tengo la impresión de que en realidad Bunge quiso decir algo muy sustancial

y provechoso, pero no lo puedo distinguir entra tantas reacciones en cadena de este tipo, es

como si, por un lado reconociera que la filosofía enmarca dentro de sus actividades legítimas

el tratar las aporías de antaño, pero a la vez, desear que eso no fuese así, o no en un porcentaje

alto, y desear que ésta se enfoque en problemas actuales más que a los de antaño, o a las dos

cosas al mismo tiempo, de cualquier manera, considero que pudo haberse plasmado más

claramente, de una forma menos contradictoria, incluso considero que estas últimas opciones

de interpretación del texto que acabo de dar son viables, pero ¿por qué no decirlo justamente

así?, ¿no vuelve, de este modo, las críticas hacia sí mismo?

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2.2.Sobre la construcción de problemas artificiales

Realista/artificial: Una filosofía realista es una filosofía que aborda

problemas “reales”, antes que problemas artificiales; que adopta el realismo

gnoseológico inherente a las ciencias fácticas y las tecnologías y que somete

sus tesis al “control de la realidad” (Mario Bunge “Crisis…” pág. 287)

… ¿Para que matar el tiempo ocupándose de unos pocos mini-problemas

artificiales cuando el conocimiento y la acción plantean tantos problemas

auténticos y urgentes? (Mario Bunge “Crisis…” pág. 280)

Estaba yo de viaje, viajaba en autobús, el verde me rodeaba haciéndome creer

que el cielo y él eran una sola cosa igualmente inalcanzable en esa mi estadía detrás de la

ventana, no me gusta el pasillo, junto a la ventana suceden ese tipo de cosas, y que bueno que

no me gusta, sucedió algo importante, vi un hermoso árbol, grande y fuerte como pocos, lo

vi, lo consideré el corto tiempo que la velocidad del autobús me permitió, en un instante me

di cuenta de que tenía yo dos percepciones de “árbol” en mi ser, la primera era una

abstracción, “árbol” era una palabra que resumía toda la información que aprendí en clase de

biología sobre la constitución orgánica de un tipo de ser del reino vegetal, es decir, me di

cuenta de que bajo esa consideración yo no podía decir qué cosa era “simplemente un árbol”

porqué inmediatamente me encontraba sumido en los conceptos de hojas, tallo, raíz, copa,

ramas, sabia, etc…, me enojé con esa concepción mía de árbol, ¡eso no es un árbol, eso no

es lo que veo, ¿acaso no se puede considerar un árbol como una sola cosa, cómo una sola

entidad de belleza natural por ejemplo; sí compuesta de otras, pero siguen siendo “árbol” al

final de cuentas?!, me di cuenta de que esta noción que me disgustó de árbol fue impuesta

por la ciencia, que consideraba a “árbol” como una abstracción de otros conceptos que

también son resultado de la abstracción de otros sobre otros, sobre otros, etc…, es decir, el

árbol conceptualmente es un ser vivo, pero no cualquier ser vivo, si no uno del reino vegetal,

cuyos elementos son los siguientes: raíz, tronco, ramificaciones del tronco, hojas, fruto,

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etc…, y a su vez, hay que definir cada uno de esos conceptos con otros más, y así

sucesivamente, ¡por favor!, eso no es el árbol que vi, yo solo vi una obra de arte de la

naturaleza a la que por la experiencia llamé “árbol” sin tener que pensar en todo el constructo

artificial que el pensamiento científico ha fabricado para poder pensar en un árbol, ese “árbol”

no lo pensé, ese “árbol” lo viví, lo sentí en mis ojos, en mis pupilas, en la niña de mis ojos, y

no me importa (momentáneamente) que concepto hay tampoco de cada una de estas partes

del cuerpo, solo quiero ver mi árbol de nuevo.

Vale considerar entonces que, si la filosofía debe dejar sus problemas

artificiales porque simplemente son ejercicios mentales sin fin, entonces podemos sugerirle

a la ciencia que encuentre un modo de simplificarnos el acceso al conocimiento del universo,

considérese la siguiente anécdota muy divulgada: Un periodista le preguntó a Einstein "¿Me

puede Ud. explicar la Ley de la Relatividad?" y Einstein le contestó: "¿Me puede Ud. explicar

cómo se fríe un huevo?". El Periodista lo miró extrañado y le contesta "Pues, sí, sí puedo", a

lo cual Einstein replicó: "Bueno, pues hágalo, pero imaginando que no sé lo que es un huevo,

ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego". Sea esta narración real o ficticia no le doy mención

por eso, ni por el peso que se le pueda atribuir a su mucha divulgación, sino porque deja ver

claramente como el sentido común acepta sin problemas que la ciencia es compleja, bastante

compleja y llena de conceptos, en ocasiones inaccesibles para gran parte de la sociedad,

ahora, se puede considerar decir: ¿es esto una defensa a los filósofos inventores de problemas

en otros mundos y fantasías metafísicas como a los que parece denunciar Bunge?, la respuesta

es: no, no pretendo justificarlos de este modo, de hecho estoy de acuerdo con que el filósofo

y su pensamiento sean más ajustados a las necesidades del mundo en el que vive y las

personas con las que convive, es más bien mi argumento en son de dejar en claro que, a estos

filósofos, no se les da mucha consideración en el mundo académico, sin embargo, a la ciencia

se le atribuyen las flores de los dioses siendo que ésta está igualmente lejana al acceso común,

y en ese afán de conocer la “verdad parcial” (por si fuera poco), se nos ha fabricado un mundo

de abstracciones científicas en el que muchos viven artificialmente, ese mundo no es el

mundo real, es más bien la descripción conceptual del mundo real; es algo así como la barrera

entre el hemisferio izquierdo (encargado de las funciones del pensamiento) y el derecho

(encargado de las funciones sensitivas), por lo tanto la ciencia no es tampoco el mundo real,

sino una construcción conceptual y artificial (muy artificial) de él.

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En palabras de Hugo Eduardo Herrera:

Quién conceptualiza, se desprende, de alguna manera, de la vivencia misma y

de su sentido originario, al conceptualizarla, se sale de ella, abandona el juego.

Quién se conceptualiza una situación en cierta medida la ha matado ya, pues

ha dejado de experimentar su vitalidad primordial para someterla a su mirada

indagatoria y su capacidad enunciativa… de todos modos en cuanto operan

mediante enunciados, las conceptualizaciones abren la posibilidad a un mayor

distanciamiento.6 (“Más allá del cientificismo”7 Pág. 60).

La ciencia solo considera los aspectos cuantificables, medibles y observables

del objeto, se podría decir que, por esta causa, la ciencia ha dejado de lado los aspectos de

sentido de la existencia de un objeto, esto, porque estas últimas cualidades se resisten al

cálculo, a la disposición fría que la ciencia procura realizar. Cfr. “Más allá…” pág. 65.

Por lo tanto, como ahora ya sabemos que un objeto no posee solo cualidades

observables, medibles y cuantificables, sino también las de sentido de existencia y las de

sentido subjetivo, entonces la ciencia en su afán de ser objetiva, ha fallado, pues nunca podrá

considerar al objeto en su totalidad.

Un mundo esencialmente mecanicista sería empero un mundo esencialmente

sin sentido!, supuesto que se estimase el valor de la música según lo que en

ella pueda ser contado, calculado, puesto en fórmulas, ¡cuán absurda sería esta

consideración “científica” de la música! ¿Qué habría sido de ella comprendido

entendido, conocido?, nada, precisamente nada de lo que en ella es

auténticamente música.8

6 Se ha sustituido el término “representación” originalmente empleado, por el de “conceptualización” pormotivos de la terminología usada en este documento, sin embargo el sentido es el mismo en muchos aspectos.Cfr. con “Más allá del cientificismo” Págs. 55 – 61.

7 En adelante: “Más allá…”

8 F. Nietzsche, Die froholiche Wiseenschaft 373, en Kritische Studienausgabe, vol. 3 pp. 626.

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Chenal Díaz 17

2.3.De acuerdo en…

A pesar de todo lo anterior creo que Bunge hace aportes más claros en otras

partes de su escrito que representan verdaderos retos a considerar por la comunidad de

filósofos, por ejemplo, me parece totalmente razonable la señalización que hace en la página

283 de “Crisis…” cuando, al exponer su crítica número 10 “Torre de marfil” dice que la

mayoría de los filósofos actuales, escriben solo para colegas suyos, leen solo a otros filósofos

y no les interesa lo que se discute en otras disciplinas y por lo tanto su trabajo no es

trascendente, me gusta la claridad con que expone esa crítica, el término “la mayoría” dice

que no todos, y los términos “leen solo a”, “escriben solo para”, denotan claramente a qué

tipo de filósofos va dirigida la crítica, además, se previene al estudiante para evitar caer en

esa triste (en cuando a aislada de la sociedad) manera de hacer filosofía.

Estoy a favor de solicitar una mayor claridad del lenguaje filosófico para evitar

la confusión y la oscuridad de acuerdo a la página 287 causa número 3, muy relacionada con

el punto 4 de la página 284; y con la exigencia por una filosofía más útil para la sociedad

expresada en la página 289. Hay necesidad de crecer en estos puntos y hacer caso a estas

observaciones, creo vale la pena y poco tienen que ver estos últimos con la naturaleza del

conocimiento filosófico y una confrontación con el cientificismo. No todo es confusión.

Invito a considerar su puesta en marcha.

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Chenal Díaz 18

3. CONSIDERACIONES POR LAS QUE SE HACE DIFICIL CEDER A CAMBIARLA METODOLOGÍA FILOSÓFICA COMO BUNGE LO SOLICITA

No solo podemos hacer consideraciones y análisis sobre éste tema en torno a

un solo escrito, en este caso “Crisis…”, existen otros argumentos a favor de las

consideraciones por las que la filosofía no deberá someterse a ponderaciones científicas,

estos argumentos son individuales entre sí en el sentido de que no provienen de un mismo

material escrito o similar, evidentemente mantienen la relación de girar en torno al mismo

tema y por lo tanto son coexistentes.

Estos argumentos tienen la característica de inclinarse por resaltar la

importancia de la filosofía por sobre la ciencia, dejando en claro que no se menosprecia el

conocimiento científico, al contrario, a nivel personal se le rinde el debido respeto en el

ámbito del conocimiento en el que es útil, pero tampoco podemos dejar de hacer notar sus

carencias, sus conflictos y los perjuicios que a la sociedad ha causado el avance de la ciencia

y la tecnología. De forma rápida diré que, cuando el cientificismo desea una filosofía

dependiente de la ciencia en su totalidad, es similar a limitar la libertad de pensamiento,

libertad de pensamiento que fue madre de las ciencias. La filosofía es la disciplina del

pensamiento, de la libertad del pensamiento; por otro lado diré también que la ciencia crea

prejuicios intelectuales en la gente que solo quiere ejercer el pensamiento científico,

hablaremos de eso, consideraremos un poco, tan solo un poco, el mundo que le ciencia nos

regaló, un mundo muy cómodo y en ocasiones dañino, en lo psicológico, en lo social, en la

educación, en lo espiritual, en lo natural, en lo sensible, y sobre esto construiremos una visión

de dos mundos posibles, uno en donde la ciencia para nada ha sido desarrollada más que a

nivel de lo necesario para vivir, o quizá nada, pero donde los individuos tienen una filosofía

de vida muy madura y muy elevada en tanto que les permite vivir sana y satisfactoriamente

en lo social, en lo personal, en lo pedagógico, en lo espiritual, en otras palabras un mundo

con un estilo de vida exitoso en cuanto filosófico; y por otro lado imaginaremos un mundo

en donde la ciencia y la tecnología se han desarrollado a niveles prodigiosos, a tal grado de

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Chenal Díaz 19

abolir la enfermedad, el envejecimiento, el dolor físico, la contaminación, la comunicación

y el transporte son una maravilla, pero la filosofía no existe, y por lo tanto la calidad y calidez

de ser humano se ha perdido, tomaremos la decisión imaginaria sobre en cuál de los dos

mundos nos gustaría vivir con todo y sus implicaciones…

No se tome nada de lo aquí expuesto como un ataque a la ciencia, no es el

objetivo, no debe ser así, de facto el verdadero científico sabrá reconocer que la ciencia no

es el todo del hombre así como el verdadero filósofo sabrá reconocer la importancia,

relevancia y utilidad de la ciencia, lo siguiente será más bien un intento por volver a colocar

la balanza entre filosofía y ciencia en equilibrio.

No tiene por qué haber oposición irreductible, ni mucho menos mutuo

menosprecio, entre filosofía y ciencia, tal como creen los malos científicos y

los malos filósofos. De lo único que podemos estar ciertos es que jamás ni la

ciencia ni la filosofía carecerán de preguntas a las que intentar9 responder.

Savater, “Las preguntas de la vida” pp. 23

3.1.Menos libertad de pensamiento

No es un prejuicio oficialmente difundido pero, he observado que algunas

personas relacionan mucho la noción de “libre pensamiento” con la noción de “pensamiento

científico”, y si bien quizá tampoco se relacione específicamente con “pensamiento

filosófico” propiamente dicho, si se relaciona con “nociones filosóficas”, desde mi punto de

vista:

Sostengo que, desde la postura que la corriente del librepensamiento toma en

su surgimiento a finales del siglo XIX, es decir, una postura más bien reaccionaria en contra

de la iglesia, la marginación del sexo femenino y filosofías políticas perjudiciales para la

salud social, entre otras cosas, se deja ver claramente que la noción de “libre pensamiento”

9 En el original sin cursivas en el vocablo “intentar”.

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Chenal Díaz 20

tiene tintes más bien filosóficos que científicos, si bien su patrocinadora fue la divulgación

del conocimiento científico y su progreso, al fin y al cabo en la práctica termina siendo una

corriente de tintes filosóficos, o sea: no todo libre pensador es un científico, si bien todo libre

pensador es amante de la ciencia en cierto o mucho grado, no quiere eso decir que todo libre

pensador debe de hacer ciencia en su laboratorio o que deba ser un físico prominente, pero sí

que todo libre pensador tiene la consigna de usar su intelecto de manera independiente a toda

noción prejuiciosa de este, y en realidad eso es lo que designa el vocablo “librepensamiento”,

o sea, un pensamiento del tipo, filosófico, del tipo “libre de prejuicios”, del tipo “el que

proviene de mí mismo”, una buena comparación del entrenamiento filosófico es el

librepensamiento, y también de hecho el libre pensamiento, ya como corriente, funcionó para

fomentar los actos independientes de filosofía en la sociedad en ámbitos políticos, religiosos,

sociales, de salud, etc…, este mismo fenómeno, (el del pensamiento libre) fue el que, en los

inicios de la filosofía, dio origen a ésta con el desprendimiento de la explicación mítica y

divina de la naturaleza y sus fenómenos, también es el que, en el renacimiento y otras épocas,

dio origen e impulso a las ciencias. Cabe entonces reflexionar: ¿el librepensamiento es un

producto de las ciencias o las ciencias son un producto del librepensamiento (prescindiendo

de su acepción como corriente por causas que veremos en lo siguiente)?

Ahora, si el lector es honesto, se dará cuenta de que, más bien la respuesta

positiva debe ser otorgada a la primer sección de la pregunta ya que, evidentemente, las

ciencias y la filosofía son un producto del librepensamiento desde la antigüedad, sin embargo,

parece que se dice actualmente que las ciencias son las causa del librepensamiento, lo cual

implica supeditar la noción de “libre” y de “pensamiento” a los confines estrictamente

científicos, lo cual es claramente un prejuicio, un perjuicio y un encarcelamiento ya que,

siendo así, todo libre pensador deberá serlo en función a lo que diga la ciencia, lo cual

implicaría que entonces no se es un “libre pensador”, en el sentido amplio del término, pues

se estará dando la exclusiva a la noción científica dejando de lado otras nociones de

pensamiento y, si el vocablo “libre” ahora significa “exclusivo de”, entonces los

librepensadores que miran a la ciencia como púnica fuente del saber van por buen camino e

indicaría que nos perdimos de algo en la historia del vocablo “libre”!

De hecho casi cualquier definición de “librepensamiento” dice que es el que

tiene como principal característica el divorcio de análisis parciales de los hechos y comienzan

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a enumerar formas de pensamiento que consideran que están llenas de prejuicios como la

religión, las instituciones, las tradiciones, las tendencias políticas, activistas y, algunos,

quieren dar a entender que hasta algunas formas de filosofía (y posiblemente tengan razón),

pero el punto primordial que rescato es que ¡nunca dicen que también de la ciencia!. Como

ya hemos indagado en apartados anteriores, la ciencia provee análisis parciales de las cosas

dado que solo estudia lo que es medible, cuantificable, observable y predecible de ellas, pero

como las cosas no solo poseen esas cualidades si no las de sentido, las subjetivas y las de

existencia y coexistencia con “lo demás”, decimos entonces que la ciencia también, es

parcial, abonando con ello a la búsqueda de la verdad total de la que hablábamos en un inicio,

entonces, ¿por qué no mencionar también a la ciencia como un disciplina que hace análisis

parciales, en la definición de “librepensamiento”?, creo que esto nos lleva a la siguiente

consideración por la que la filosofía no deberá someterse a ponderaciones científicas…

3.2.Tenemos la Verdad

… un teórico importante de nuestro siglo, Karl R. Popper, ha insistido en que

no existe ningún criterio para establecer que se ha alcanzado la verdad, sin dejar al tiempo de

conservar para la epistemología un criterio último y definitivo de verdad […]. Lo único que

está a nuestro alcance en la mayoría de los casos, según Popper, es descubrir los sucesivos

errores que existen de nuestros planteamientos y purgarnos de ellos. De este modo, la tarea

de la razón resultaría ser más bien negativa (señalar múltiples equivocaciones e

inconsistencias en nuestro saber) que afirmativa (establecer la autoridad definitiva de la que

procede toda verdad). Savater “Las preguntas dela vida” pp. 61

Mi concepto de verdad implica o designa a aquello que es irrefutable,

incuestionable por su evidencia y por la necesidad de que así sea pues no existirá otra opción

explicativa satisfactoria más que “lo que es verdad”, y quiero pensar que esa misma noción

o expectativa de la verdad tenemos todos, por ejemplo; en la religión se considera que la

verdad proviene de la Divinidad porque el carácter omnisciente de ella suprime lo

cuestionable, o en otras palabras, el Dios que todo lo sabe tiene las respuestas correctas para

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Chenal Díaz 22

todas las preguntas posibles, indudablemente, pues esa es una característica de la noción de

“Dios”; dejando de lado el ejemplo, diremos entonces que, si la ciencia pretende tener la

verdad, la información que la ciencia nos proporcione debe ser entonces infalible,

incuestionable, irrefutable, satisfactoria de una vez por todas, pues el carácter de “verdad”

exige eso.

¿Tiene esas características el conocimiento científico?, diremos seguramente

que no, ¿las razones?, una de ellas ya quedó asentada, pues la ciencia no es objetiva en el

sentido amplio de la palabra y a la vez si en el exclusivo, otro motivo es que la ciencia está

sujeta a la razón, sinrazón, experiencia, inexperiencia, prejuicios, motivaciones e

inclinaciones (entre otras cosas), de quién la profesa y por todas esos problemas existe el

término “progreso de las ciencias” en lugar del de “infalibilidad de las ciencias”, ¿qué

diremos ahora?, ¿han progresado las ciencias o no?, necio es decir que no, pero el sentido de

“progreso”, en este caso, no convive con el de infalibilidad.

En todo caso (el mejor), el científico honesto deberá admitir que la ciencia es

falible, comprobable, refutable (en momentos y en ocasiones), ya que, no admitirlo, sería

contradictorio con la praxis experimental de la ciencia, o a modo de pregunta: ¿para qué

experimentar si la verdad del objeto o del fenómeno ya no es cuestionable dado un primer

resultado de un primer experimento?, creo que una postura cientificista es entonces irracional

dado que la racionalidad “explora la posibilidad” y no “posee la infalibilidad”.

El buen lector llegará a la conclusión de que tanto la ciencia como la filosofía

aportan verdades parciales a la totalidad de la verdad y que lo hacen progresivamente.

¿La ciencia es irracional entonces?, no!, solo hay científicos irracionales, lo

que pasa es que la racionalidad si puede convivir con la irracionalidad dividiéndose el tiempo

y los momentos en que han de habitar en el intelecto, o sea, como dijo mi profesor de filosofía

en la preparatoria: “¡el hombre es el único ser que es racional e irracional al mismo tiempo!.”

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3.3.El mundo que la ciencia nos regaló

La naturaleza nos regaló la vida, la vida nos regaló la evolución racional, la

razón nos regaló la filosofía, la filosofía nos regaló la ciencia, la ciencia nos regaló la

tecnología y la tecnología nos quitó la naturaleza. Quizá sea porque la tecnología y la ciencia

no tienen una filosofía enfocada en el ser humano sino en el mero progreso de sí mismas, a

esto, en mi mundo, se le llama egoísmo, esto en el mundo de la ciencia y la tecnología

entonces parece no existir, o existir y ser ignorado, los grandes rascacielos, la comunicación

satelital, la modificación y degradación del medio, la contaminación, la producción de armas

de exterminio masivo, los medios de comunicación avanzados como las supercomputadoras,

los teléfonos inteligentes que enajenan la conciencia social de los seres inteligentes, la

familiar, la educacional y otras, etc… dan cuenta de ello, ciertamente el mundo es más rápido,

más cómodo, más eficiente, pero el hombre está más fatigado, más enajenado, más estresado,

más manipulado, más …. menos hombre.

Diría yo que el mundo que la ciencia nos regaló es un mundo en el mundo,

pero son dos mundos que se repelen, he visto como la naturaleza siempre se abre camino en

medio de construcciones que en su tiempo fueron fenomenales pero que ahora están en

ruinas, la naturaleza no deja de querer recuperar su espacio, el pasto invade poco a poco el

concreto que un día parecía invencible, lo roedores que comienzan a ocupar los espacios y

los insectos y las plantas que comienzan a superar a la tecnología sin supervisión nos

devuelven la naturaleza, ella también lucha, ella también siente la invasión, ella sí tiene

filosofía, quizá ella es sofía, quizá intenta darnos el mensaje de que la tecnología y la ciencia

están urgidas de filosofía, ya que, en el mundo en el que vivimos la ciencia y la tecnología

son algo útil, muy útil, pero esa utilidad no está teniendo sentido del tacto con el que utilizar.

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3.4.La ciencia ¿la estrella más deslumbrante?

“…la ciencia se nos aparece como la más deslumbrante y asombrosa de las

estrellas de la cultura cuando la consideramos como un bien en sí mismo…” (Bunge, La

Ciencia, Su método y su filosofía pp. 1).

Al ser humano le interesa la idea de alcanzar la felicidad; precisamente hoy

estuve conversando con una persona, era una plática común y corriente, la primer plática, esa

donde conoces y te conocen dejando una primera impresión, llegamos al punto en que le

pregunte a la persona: - ¿cuál es tu meta u objetivo en la vida?. Normalmente esperaba yo un

respuesta en la que me comentara que deseaba estudiar una “x” carrera, tener hijos, una pareja

de “x” características, una propiedad con “x” características y/o un empleo con otras tantas,

en el mundo en el que la ciencia nos regaló, estas respuestas son las esperadas, la respuesta

fue diferente, contestó: – “Quiero ser feliz”, es mi meta en la vida. Sorprendido yo, comencé

a reflexionar en que el ser humano siempre desea la felicidad, en casi todos los casos de ser

humano, sin embargo, no conciben esto como una meta a conseguir o como un objetivo de

vida, (claramente hay excepciones), lo anterior puesto que el hombre moderno se empeña,

indiscutiblemente, por su posicionamiento en la sociedad, pues suele pensar consiente o

inconscientemente que esto la llevará a la felicidad.

Propongo imaginar dos mundos posibles en donde encontrar la felicidad, en

este caso, imaginar no será sinónimo de jugar trucos irracionales producto de la fantasía ya

que, los dos mundos a imaginar son racionalmente posibles, incluso el planeta tierra los

experimenta en cierta medida, lo único que haremos será: para el primer mundo posible,

extendernos hacia el futuro basándonos en expectativas probables y realistas de la ciencia; y

para el segundo, a la inversa, uno en el que se prescinda de la ciencia, que no es difícil

concebir, pues en nuestro planeta hay comunidades, etnias o culturas que viven de esta forma

y su existencia es real.

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Transportémonos a ese mundo en donde la enfermedad ha sido abolida por la

ciencia, ésta ha resuelto satisfactoriamente el problema de la contaminación, los de la

economía, el del trabajo obrero de la clase baja e incluso el de la media con la incursión de

la tecnología robótica como medio para la mano de obra, el envejecimiento no existe, la

producción alimentaria está controlada y eficientada en un 100%, el trasporte es una

maravilla a nivel mundial pues comunica todos los puntos posibles con una eficiencia sin

mejoras, agreguemos tantos detalles de avance tecnológico y científico como apetezcamos.

Sin embargo es un mundo carente de filosofía social, económica, política, pedagógica,

filantrópica, moral, en fin, de toda filosofía posible nada se conoce o muy poco, este mundo

entonces a pesar de todas las comodidades y beneficios que la ciencia ha traído consigo, es

un mundo corrupto, inmoral, frío, insensible, calculador; pues a todos se les ha

predeterminado socialmente para concebir a la ciencia como única visión, objetivo y método;

inmaduro, engañador, con toques de tiranía, la pregunta del siglo sería: ¿es este mundo un

éxito?.

La otra opción posible: un mundo en el que no hay ciencia más que algunos

conocimientos acumulados por experiencia cultural no por ello erróneos, sobre la naturaleza

y sus propiedades, no hay tecnología por lo tanto, más que la necesaria para cazar, por

ejemplo, o solo la necesaria para realizar actividades de primera necesidad, sin embargo, es

un mundo rico en filosofía, rico en trato social, natural, espiritual, intelectual, educativo,

colectivo, etc… haciendo alusión a todo de lo que carecía nuestro mundo anterior, si hacemos

la pregunta misma: ¿es este mundo un éxito?, quizá para algunos pocos no lo sea tampoco,

es decir, no considero el primer mundo posible como un mundo exitoso, sin embargo, cabría

la posibilidad (muy grande para mi) de que de entre los dos mundo posibles el segundo sea

uno en el que hay un mayor acceso a la felicidad y a la realización del ser humano como tal.

Tal es la trama del filme “Avatar”, dirigido por James Cameron y

protagonizado por Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Stephen Lang y

Michelle Rodríguez, que trata sobre el desarrollo de una lucha entre el hombre del Planeta

Tierra, poseedor de tecnología de punta, y los habitantes del planeta Pandora, quienes viven

una relación profunda con su entorno natural y que ahora ven invadido por el humano deseoso

de expandir sus dominios, recomiendo ver o volver a ver este filme con la perspectiva con la

que aquí se habla.

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Me pegunto si en ese mundo super-desarrollado técnicamente verdaderamente

la riqueza será repartida una vez abolido el trabajo obrero, la enfermedad y el dolor físico.

Me pregunto si la ciencia es la estrella más deslumbrante de la cultura humana,

otros dicen que es la música…

¿Queréis guiar a un joven por el sendero correcto de la educación?, entonces

cuidaos de estropear su trato ingenuo y a la vez inmediato y personal con la

naturaleza: a él deben hablarle el bosque y la roca, la tormenta, los cuerpos,

las flores individuales, las mariposas, la pradera, las faldas de los cerros en su

propia lengua, en ellos debe reconocerse a sí mismo como en incontables

reproducciones y reflejos, en un abigarrado remolino de apariencias

cambiantes; así inconscientemente sentirá en el gran equilibrio de la

naturaleza y la unidad metafísica de todas las cosas y, a la vez se tranquilizará

a sí mismo en su eterna persistencia y necesidad.

F. Nietszche, Über die Zukunft unserer Bildungsanstalten, pp. 716.

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4. CONLUSIÓN

En dos partes es la conclusión.

La primera, en relación al caso del análisis de las críticas y sugerencias de

Mario Bunge en su “Crisis y Reconstrucción de la Filosofía” hacia la práctica del filósofo:

La crítica que parece provenir de un cientificismo exacto y puro no prospera,

pues deja ver las desconsideraciones y prejuicios que este hace hacia la forma específica de

conocimiento “filosofía”, pues en primera instancia lo considera un tipo de conocimiento

“igual” en naturaleza, en aplicación y en utilidad al científico, con las críticas que versan

sobre algunos aspectos de la metodología de la práctica filosófica nuestra línea de

pensamiento ha procedido de manera similar, es decir, la metodología filosófica y científica

no operan de igual manera y no vale tratarles de igual manera ni juzgarles de la misma manera

pues sus objetivos difieren en naturaleza. Pese a esto, existen en “Crisis…”, críticas que

representan una verdadera llamada de atención en la forma en que interactúa el mundo de la

filosofía con otros mundos, el social, el interdisciplinario y el de la comunicación del saber,

el filósofo queda comprometido a revisar estas críticas.

La segunda, un juicio y crítica al cientificismo, pues, en la búsqueda por la

verdad absoluta, el conocimiento científico no representa la única autoridad posible, el ser

humano difícilmente considerará la felicidad como un producto de la búsqueda del

conocimiento científico, un ser humano con cuerpo, mente y conciencia.

Debemos por lo tanto, luchar por dotar a la concepción científica y

tecnológica, de una filosofía, para así equilibrar nuestro mundo, y hacer uno en donde las

posibilidades de felicidad se multipliquen en sobremanera dando privilegio e impulso a la

ciencia de igual manera que a la filosofía, es decir, por una “Reconstrucción de la Forma de

Aplicar la Ciencia.”

Espero haber contribuido a una diferenciación, cuando menos básica, entre el

objetivo del pensamiento filosófico y el objetivo del pensamiento científico.

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Si bien destaca nuestra falibilidad, no se resigna al escepticismo, pues, al mismo tiempodestaca el hecho de que el conocimiento puede incrementarse y que la ciencia puede

progresar, justamente porque aprendemos de nuestros errores.

Karl R. Popper, Conjeturas Y Refutaciones pp. 13

El hombre puede conocer, por lo tanto, puede ser libre.

Karl R. Popper, Conjeturas Y Refutaciones pp. 26

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Chenal Díaz 29

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. Intuición y Razón. Editorial Sudamericana S.A. 1996, Buenos Aires, Arg.

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https://www.youtube.com/watch?v=17xjc1vqFKk

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